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 36   julio-diciembre 1999 55-56 CIEN CIAS HUMBOLDT Y LA BOTÁNICA AMERICANA Graciela Zamudio y Armando Butanda

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Botánica

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    julio-diciembre 1999 55-56CIENCIAS

    HUMBOLDT Y LA BOTNICA

    AMERICANA

    G r a c i e l a Z a m u d i o y A r m a n d o B u t a n d a

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    Sin lugar a dudas, la obra cientficade Alejandro de Humboldt (1769-1859), ha sido un pilar fundamental enel conocimiento de las leyes que rigen eldevenir de la naturaleza. Determinantepara la construccin de sus teoras cien-tficas, fue su interaccin con la diversi-dad y la riqueza natural obtenida a lo lar-go de su viaje por tierras americanas.

    Su permanencia por cinco aos en elnuevo continente tuvo un impacto im-portante, no slo por sus aportaciones ala ciencia, sino tambin por los cuestio-namientos que hizo al rgimen colonial.

    Como prueba de lo ante-rior, sealamos el hecho deque a dos siglos de haber ini-ciado su viaje, su labor siguesiendo reconocida a travsde la traduccin y reedicinde sus obras y de numero-sos homenajes organizadospor sociedades cientficas,instituciones gubernamentales y educati-vas, en los pases americanos que reco-rri y donde es considerado como el se-gundo descubridor de Amrica.

    Sin embargo, las investigaciones quehan analizado el impacto de la obra deHumboldt en la ciencia, poco han desta-cado el papel que jugaron en el desarro-llo de sus teoras, tanto la diversidad decondiciones fsicas y biolgicas que en-frent, como el contacto que establecicon otros naturalistas, americanos o quese encontraban en Amrica, que ya ha-ban explorado y formado colecciones deespecmenes que representaban unamuestra de las diversidades biolgica ymineralgica tan desconocidas para l.

    Considerando que dentro de su am-plio programa de investigacin, fue elestudio de la distribucin geogrfica dela vegetacin el que en gran medida lepermiti hacer contribuciones originalesa la ciencia, presentamos a continuacinalgunos elementos que permiten desta-car la influencia que tuvo el contexto

    americano en el desarrollo de esta lneade investigacin.

    LA DISTRIBUCIN DE LA VEGETACIN

    Segn han sealado sus bigrafos, labotnica fue para Humboldt su primeramor entre las ciencias. La conoci en1788 a travs de Karl Ludwig Willde-now, quien seguramente comparti yposiblemente inspir en Humboldt lapasin por la geografa de las plantas.

    Ya en su primera publicacin cient-fica Florae fribergensis specimen

    (1793), Humboldt haba formulado supunto de vista sobre la geografa de lasplantas, al sealar que Las observacio-nes de partes individuales de los rboleso hierbas de ninguna manera puede con-siderarse geografa de las plantas; msbien, la geografa de las plantas indicalas conexiones y relaciones por mediode las cuales todas las plantas se rela-cionan entre s ...

    A diferencia de la mayora de los bo-tnicos de su poca, buscadores de es-pecies nuevas o dedicados a clasificar lasplantas a partir de su morfologa exter-na, Humboldt se interes por observarla distribucin y las asociaciones entrelas especies, que son los parmetros quedeciden el carcter propio de la vegeta-cin de un pas, y del paisaje en su con-junto. Sern stas las ideas cientficasque pondr en prctica durante su granviaje por Amrica.

    Un pasaporte con fecha 7 de mayode 1799 expedido en Aranjuez, autori-zaba a Humboldt a colectar libremente

    plantas, animales y minerales en Amri-ca, as como realizar las observaciones,el registro de datos y los experimentosque considerara oportunos. Ademsde lo anterior, este documento realobligaba a las autoridades correspon-dientes a brindar todo el auxilio y pro-teccin que necesitara su equipo ex-pedicionario.

    Como parte de los preparativos desu viaje a Amrica, Humboldt recopily revis una parte importante de lo quese haba escrito sobre el territorio ame-ricano que recorrera. Con respecto a la

    botnica, consider muy va-liosos los resultados obteni-dos por las expediciones bo-tnicas establecidas por lacorona espaola a tierrasamericanas a finales del si-glo XVIII, y que tuvieron en-tre sus objetivos llevar acabo el inventario de sus re-

    cursos vegetales, particularmente los deuso medicinal.

    De esta manera, conoci algunos as-pectos de la diversidad florstica delNuevo Mundo a travs de la revisin delos materiales enviados al Real JardnBotnico de Madrid y que le fueron pro-porcionados por Casimiro Gmez Orte-ga y Jos Antonio Cavanilles. Estos ma-teriales haban sido colectados por Ruizy Pavn en la Expedicin a Per y Chile(1777-1788); por Sess, Mocio y Cer-vantes en Nueva Espaa (1787-1803);Ne, Haenke y Pineda durante la Expe-dicin de Alejandro Malaspina (1789-1794), y en menor medida, contenaninformacin de los resultados de la ex-pedicin a Nueva Granada (1783-1816)ya que Mutis, su director, se rehus aenviar sus colecciones a Madrid prefi-riendo el intercambio con Carlos Linneoen Suecia.

    El avance logrado en el conocimien-to de la flora americana llev a Hum-boldt a afirmar Desde el reinado de

    La obra cientfica de Alejandrode Humboldt ha sido un pilar

    fundamental en el conocimiento de lasleyes que rigen el devenir

    de la naturaleza.

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    Carlos III y durante el de Carlos IV, elestudio de las ciencias naturales ha he-cho grandes progresos no slo en Mxi-co, sino tambin en todas las coloniasespaolas. Ningn gobierno europeo hasacrificado sumas ms considerables queel espaol, para fomentar el conocimien-to de los vegetales.

    Antes de partir hacia elnuevo mundo, conoci enPars al mdico y botni-co francs Aim Bon-pland, fiel compaero ensu aventura americana.

    Sabr Vd. que al irseuno y dejar las llaves seintercambian algunas pala-bras amables con la mujerdel portero. En esas cir-cunstancias me encontra-ba a menudo con un hom-bre joven que llevaba unacaja de herborizacin. EraBonpland; as nos conoci-mos.

    ESCENARIOS EXPLORADOS

    En julio de 1799, Humbol-dt y Bonpland desembar-caron en Cuman, tierravenezolana, en donde tu-vieron el primer contactocon la naturaleza america-na y cuyo impacto quedclaramente expresado enla carta que Humboldt es-cribi a su hermano Gui-llermo el 16 de julio de1799. Estamos aqu enel pas ms divino y msrico. Plantas maravillo-sas [...] !Y que rboles! Cocoteros de 50a 60 pies de alto [...] una masa de rbolescon hojas monstruosas y flores oloro-sas del tamao de una mano, de los quenada sabemos. Hasta este momento dis-currimos como enloquecidos: en los

    tres primeros das no hemos podido de-terminar nada, pues desechamos siem-pre un objeto para apoderarnos de otro.Bonpland asegura que perder la cabe-za si no cesan pronto las maravillas.

    En Venezuela, como en los dems si-tios que visitaron posteriormente, lo pri-

    mero que hicieron fue presentarse antelas autoridades virreinales e iniciar susrelaciones con las elites intelectuales lo-cales. Llevaron a cabo excursiones porlas montaas y ros, lo que les permitihacer observaciones sobre los fenme-

    nos astronmicos, geolgicos y climti-cos, entre otros, que tenan lugar por esosdas o en los previos a su llegada. Asi-mismo, iniciaron sus colecciones de his-toria natural y el contacto con los distin-tos grupos indgenas de Amrica.

    El resultado de esta etapa es su obraVoyage aux rgionsquinoxiales du Nou-veau Continent publica-da en Pars entre 1807 y1834, y que segn losestudiosos del tema de-bera llamarse Viaje aVenezuela, ya que delos 30 tomos que la for-man, 24 tratan sobre lanaturaleza venezolana.

    Continuando el viaje,se embarcaron para laHabana el 28 de julio de1800. Durante su estan-cia en la isla se relacio-naron con los miembrosde la expedicin cient-fica dirigida por el con-de de Mompox y Jaru-co. Tambin intercam-biaron experiencias conlos botnicos Estvez,Boldo, La Osa y Fran-cisco Ramrez, a quiendej una de sus colec-ciones con el encargo deremitirla a su hermanoGuillermo, y con lospintores Guio y Eche-verra.

    Durante su estanciaen la Habana, Humboldtregistr la informacinque despus constituira

    su obra Ensayo poltico sobre la isla deCuba (1826-1827).

    Al no poder realizar el viaje con la ex-pedicin del capitn Thomas Nicolas Bau-din que tena como objetivo reconocer lacosta de Amrica del Sur, Humboldt y Bon-

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    pland tomaron la decisin de continuar suexploracin por tierra y llegar a Santa Fede Bogot para reunirse con Jos Celesti-no Mutis, director de la Expedicin Bot-nica al Nuevo Reino de Granada.

    Desembarcaron en Cartagena de Indiasel 30 de marzo de 1801. En el trayectohacia Santa Fe, recorrieronla Cordillera Central de losAndes Colombianos. As,Humboldt observ la su-cesin de las comunidadesvegetales a travs de ungradiente altitudinal queiniciaba en las regiones declima tropical y concluaen las zonas nevadas.

    Por su parte, Mutis es-peraba el arribo de los na-turalistas utilizando susinfluencias con las auto-ridades locales para ofre-cerles las mejores condi-ciones para llevar a cabosus tareas. Por ejemplo,en Turbaco, Jos Ignaciode Pombo les brind sucasa de campo en mediode la exuberancia de laselva tropical. Ya en Eu-ropa, Humboldt recorda-ra la permanencia quehicimos en Turbaco, fuede las ms agradables yde las ms tiles paranuestras colecciones bo-tnicas.

    Mutis dio un gran re-cibimiento a los explora-dores, brindndoles alo-jamiento en una casa ve-cina a la suya. Humboldtlo describi como un eclesistico an-ciano, venerable, de casi setenta y dosaos, y tambin hombre rico. El Rey si-ta para la expedicin botnica aqu mis-mo 10 000 pesos por ao. Treinta pinto-res trabajan para Mutis desde hace quin-

    ce aos; l posee de 2 000 a 3 000 dibu-jos tamao in folio, que son verdaderasminiaturas. Despus de la de Banks enLondres, jams haba visto una biblio-teca botnica tan grande como la deMutis.

    En los das siguientes, Mutis les mos-

    tr sin ninguna reserva sus coleccionesbotnicas, formadas a lo largo de variasdcadas de exploracin y en donde esta-ba bien representada la riqueza florsti-ca de la regin, en gran medida desco-nocida para la ciencia europea. Adems,

    el sabio Mutis obsequi al barn ms deun centenar de lminas botnicas reali-zadas magistralmente por los pintoresneogranadinos. Es probable que Mutisbuscara, con tantas atenciones hacia losviajeros, el reconocimiento a su labor poruna autoridad cientfica proveniente de

    instituciones de reconocidoprestigio acadmico.

    Como resultado de losconstantes dilogos entreestos dos hombres de cien-cia, Humboldt escribi Mu-tis jams perda de vista losgrandes problemas de la f-sica del mundo. Haba reco-rrido las cordilleras con elbarmetro en la mano; habadeterminado la temperaturamedia de estas planicies queforman como islotes en me-dio del ocano areo; y ad-mirado del aspecto de la ve-getacin, que vara a propor-cin que se desciende a losvalles, o que se sube a lascimas heladas de los Andes,todas las cuestiones que seconexionan con la geografade las plantas le interesabanvivamente.

    Humboldt agradeci losbeneficios que obtuvo suempresa cientfica durantesu estancia en Santa Fe, alreconocer en Mutis al pa-triarca de los botnicos.

    En su viaje a Ecuador, aprincipios de 1802, conocie-ron en Ibarra a FranciscoJos de Caldas naturalista dePopayn, cuyos manuscritos

    cientficos Humboldt ya haba consulta-do y quedado gratamente sorprendidopor la precisin de las observaciones enellos registradas. En Quito fueron reci-bidos por el marqus de Selva Alegre,don Juan Po Montfar, y por su hijo Car-

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    los Montfar quien a partir de ese mo-mento se les uni en las exploracionespor el territorio americano.

    En el archivo de la Real Audiencia,Humboldt tuvo acceso a los documen-tos, sobre todo a mapas, del territorioamaznico elaborados por Maldonadoentre 1740 y 1750, y a los de Francisco

    Requena realizados entre 1783 y 1790.Esta informacin le permiti precisar suspropios registros. Acompaados l yBonpland por Caldas y Montfar, lle-varon a cabo ascensiones a los volcanesPichincha y Cotopaxi, entre otros.

    Los expedicionarios continuaron suviaje hacia el Per; siguieron el cami-

    no del inca a travs de los Andes con elobjetivo de registrar los factores quedeterminaban la distribucin de las es-pecies de quina, para lo cual contabancon la amplia informacin que Mutis leshaba proporcionado. Durante este tra-yecto Humboldt, Bonpland y Montfarllevaron a cabo la ascensin al Chim-

    borazo, a 5 878 metros de altura, lamxima registrada hasta ese momento.Este recorrido le permiti a Humboldtelaborar el gran perfil de los Andes, queutiliz como modelo para explicar la zo-nacin altitudinal de la vegetacin, conlos nombres cientficos de numerosasespecies tpicas de las distintas regio-

    nes climticas exploradas a lo largo desu viaje.

    En el diario de viaje de Humboldt portierras peruanas, se encuentran constan-tes registros de sus observaciones sobrela distribucin de las especies vegetales.Se plante preguntas como las siguien-tes: La chinchona tiene una distribu-

    cin continua en los Andes? Parece queno. Nosotros la conocemos de SantaMarta, Facativ, Villeta, Guaduas, Vegade Supa, Melgar, Ibagu, Quindo, Po-payn [...] hasta Alas, Cuenca, Loja,Huancabamba, San Felipe. Por qu nohay chinchona entre Pasto, la Villa deIbarra, Quito y Ambato donde hay nu-

    Volc

    anes

    de

    aire

    de T

    urb

    aco.

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    merosos lugares que tienen la altitud deLoja y su temperatura? Trazos muy al-tos, muy fros, interrumpen la quina ycomo la planta no se propaga fcilmen-te del grano, estas interrupciones pare-cen ser la causa de la falta de quina.

    Como parte de su metodologa deanlisis, Humboldt compara las obser-

    vaciones registradas a lo largo de susrecorridos, por ejemplo cuando dice:Qu diferente sta costa del Per sinverdor, sin rboles, sin lluvias desde Icaa Piura con la de los Yumbos, de la Es-meralda, de Guayaquil, donde la natu-raleza en un clima clido y hmedo haproducido un mundo de plantas, donde

    la vegetacin es la ms frondosa, ma-jestuosa como la de los ros al orientede los Andes!

    La flora peruana no dej de maravi-llarlo, por lo que su recuerdo lo llev aescribir en su obra publicada en 1808,Ansichten der Natur (Cuadros de la Na-turaleza), no bastara la vida de un pin-

    tor para reproducir, aun cindose a uncorto espacio de tierra, las magnficas or-qudeas que adornan los valles profun-dos de los Andes del Per.

    A lo largo de su diario por el Per,Humboldt no deja de sealar los peligros,las incomodidades y los riesgos que su-fran sus colecciones, manuscritos e ins-

    trumentos durante sus largos y acciden-tados trayectos.

    De vuelta a Ecuador, arribaron enenero de 1803 a Guayaquil en dondecompararon sus herbarios y realizaronherborizaciones con los botnicos espa-oles Juan Tafalla y Juan Agustn Man-zanilla, cuyos conocimientos sobre la

    flora local les fueron reconocidos en laspublicaciones humboldtianas. En Gua-yaquil, Humboldt escribi su obra Essaisur la Gographie des Plantes, publica-da en Pars en 1805.

    Humboldt y Bonpland finalizaron suviaje de exploracin de la flora ameri-cana recorriendo parte del territorio no-

    Ro

    de

    Gua

    yaqu

    il.

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    presenta establecimientos cien-tficos tan grandes y slidoscomo la capital de Mxico, re-firindose a la Escuela de Mi-nas, el Jardn Botnico y la Aca-demia de las Nobles Artes.

    El contacto de los expedicio-narios con Vicente Cervantes,catedrtico y director del RealJardn Botnico de la Ciudad deMxico, les permiti tener ac-ceso a los duplicados del her-bario, a los manuscritos y a laslminas producto de los traba-jos de la Real Expedicin Bo-tnica comandada por Martnde Sess, que haba dado porterminados sus trabajos de ex-ploracin y regresado a Espaaapenas unos das antes del arri-bo de Humboldt a la capital no-vohispana en marzo de 1803.

    El deslumbramiento queprovocan en Humboldt la di-versidad y la riqueza de la flo-ra mexicana, as como el gra-do de madurez que ya habanalcanzado sus postulados sobrela geografa botnica, son evi-dentes en la descripcin quehizo del declive oriental de lasmontaas entre Perote y elpuerto de Veracruz En ningu-na parte se deja ver mejor el ad-mirable orden con que las di-ferentes asociaciones de vege-tales van sucedindose, unasarriba de las otras, que cuandouno va subiendo desde Vera-cruz hacia la meseta de Perote[...] de manera que en este pas

    maravilloso, en el espacio de pocashoras, recorre el hombre de cienciatoda la escala de la vegetacin.

    Sus recorridos por tierras mexicanastambin le permitieron fijar los lmitesde la distribucin de algunas especies dezonas templadas. Al subir al Cofre de

    vohispano, en donde el desempeo desus actividades cont, como en ningnotro lugar de los antes visitados, con unnmero importante de colaboradorespertenecientes a la elite intelectual lo-cal. Lo anterior dio como resultado elestablecimiento de relaciones que per-

    mitieron el intercambio cientfico y quefueron muy bien aprovechadas por elviajero europeo. Su reconocimiento ala existencia de una comunidad cient-fica local, lo llev a aseverar que nin-guna ciudad del Nuevo Continente, sinexceptuar las de los Estados Unidos,

    San

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    .

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    Perote, averig que el lmite superiorde las encinas se hallaba a 3 155 metros,el del Pinus montezumae a 3 943, casi a650 sobre la cima del Etna.

    Como parte de los resultados botni-cos del viaje, podemos decir que a pesarde que una parte importante de las co-lecciones se perdi entre los naufragios,el ambiente y los ataques de insectos yhongos, la expedicin regres con seismil especmenes que fueron depositadosen herbarios de diferentes ciudades deEuropa. Esta coleccin inclua un im-portante nmero de gneros nuevos y,segn lo estimado por Willdenow, alre-dedor de 1 400 o 1 500 eran especiesnuevas para la ciencia.

    Adems de formar esta importante co-leccin de plantas equinocciales, Hum-boldt resume el cmulo de observacio-nes registradas durante su trabajo de cam-po y algunas de sus aportaciones a lageografa botnica: hacamos medicio-nes astronmicas, geodsicas y barom-tricas. Por los diarios de nuestra expedi-cin podemos indicar para casi todas lasplantas recogidas el grado de latitud, el

    La botnica fue para Humboldt su primer amorentre las ciencias. La conoci en 1788 a travsde Karl Ludwig Willdenow, quien seguramente

    comparti y posiblemente inspiren Humboldt la pasin

    por la geografa de las plantas.

    mximo y el mnimo de altitud sobre elnivel del mar, la temperatura del aire y lacomposicin del suelo y la naturaleza delas montaas de los alrededores. Con la

    brjula en la mano y los datos de nues-tros manuscritos, he registrado en el per-fil de Suramrica preferentemente aque-llas plantas a las que la naturaleza parecehaber asignado lmites altitudinales muydeterminados.

    Para concluir, slo sealar que el granimpacto cientfico que han tenido losresultados de su viaje por tierras ameri-canas se debe, por un lado, a la propiaformacin acadmica de Humboldt, lacual le permiti generar ideas originales

    para el estudio de la naturaleza. Por otrolado, tambin es importante destacar lainfluencia que tuvieron en estos resulta-dos los aportes de los conocedores de la

    flora local con los que mantuvo un in-tercambio, no slo de materiales biol-gicos, sino tambin de los conocimien-tos adquiridos a lo largo de su relacincon la naturaleza.

    Consciente de este importante apoyo,en su correspondencia con cientficoseuropeos y en sus publicaciones, Hum-boldt expresa, de manera reiterada, sugratitud hacia los sabios que tanto le ayu-daron a lo largo de su viaje por tierrasamericanas.

    Graciela Zamudio y Armando ButandaFacultad de Ciencias e Instituto de BiologaUniversidad Nacional Autnoma de Mxico.

    Ilustraciones del archivo de Alexander von Humboldt.

    Este texto ser publicado por el InstitutoPanamericano de Geografa e Historia.

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