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    Economía social de mercado en Chile:

    ¿Mito o realidad?

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    Economía social

    de mercado en Chile:

    ¿Mito o realidad?

    Eugenio Yáñez

    Hanns

    SeidelStiftung

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    Este libro ha sido publicado gracias al

    apoyo de laFundación Hanns Seidel

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    A Macarena,a quien le debo bastante más que esta dedicatoria.

    Sin ella estas páginas no habrían sido posibles.

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    Economía Social de Mercado en Chile

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    ¿Mito o realidad?

    Agradecimientos

    Deseo agradecer en primer lugar, y muy especialmente, a la FundaciónHanns Seidel, en las personas de Hans Peter Niedemeyer, Michael Czepalla,Hartwig Meyer-Norbisrath y Jorge Sandrock por todo el apoyo brindadopara hacer posible la publicación de este libro, primero como becario de laFundación en Alemania entre los años 1990 y 1995 y, segundo, por la ayudaeconómica, tanto para traducir del alemán la versión original, como parapublicar este ejemplar.

    Agradezco también a mi «Doktorvater», Manfred Spieker, quien paciente

    y diligentemente guió la investigación que sirvió de base para este libro.Quiero también expresar mis agradecimientos a Catalina Salza, María

    Paz González y Felipe Sahd, quienes colaboraron desinteresadamente en al-gunas de las correcciones de este libro. Por último, agradezco a Alfonso Ma-llo, quien tuvo el agobiante trabajo de lidiar con las correcciones de prueba.

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    Economía Social de Mercado en Chile

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    ¿Mito o realidad?

    1 El libro que presentamos es una versión actualizada, aumentada y corregida de

    nuestro trabajo de doctorado publicado como libro en Alemania: Die SozialeMarktwirtschaft als Option für die Armen in Chile (La economía social de merca-do como opción por los pobres en Chile), bajo el auspicio de la Fundación HannsSeidel.

    2 La expresión ‘economía social de mercado’ designa una experiencia y/o modeloeconómico concreto, a saber, el desarrollado en Alemania, tras la Segunda Guerra

    Prólogo

    En su homilía del Te Deum Ecuménico celebrado el 18 de septiembre de 2005,el Arzobispo de Santiago, Cardenal Francisco Javier Errázuriz, afirmó que«es escandalosa la mala distribución de los ingresos y, fruto de ello, tambiénde la riqueza en un país como el nuestro, que ha hecho grandes progresos ensalir del subdesarrollo».

    Es de suponer que estas lapidarias palabras no debieron caer muy bien enel gobierno y sus partidarios, pues desmitifican, en cierto sentido, esos airesde triunfalismo y autocomplacencia a los que nos estamos acostumbrandolos chilenos, gracias a los gobiernos de la Concertación, que vienen predican-do desde prácticamente 1990 que Chile ha crecido con equidad. Desde laperspectiva del Cardenal, y por ende, de la Iglesia católica, pareciera ser queno ha existido tal «crecimiento con equidad». Parafraseando a MonseñorErrázuriz, podríamos afirmar que en Chile tenemos una economía de merca-do, pero no una economía «social» de mercado.

    ¿Tiene razón el Cardenal en sus juicios, o estos son más bien producto deuna suerte de retórica eclesial, que no tiene sustento en la realidad? A juzgarpor las reacciones, que no se hicieron esperar, pareciera ser que el Arzobispode Santiago no se equivoca. Tanto Ricardo Lagos, como los cuatro candida-tos presidenciales (que representan todo el espectro político del país), coinci-dieron con este diagnóstico y valoraron el llamado del Cardenal Errázuriz aterminar con la pobreza y la desigualdad. Lo positivo de esta situación: elamplio reconocimiento de que en nuestro país todavía subsisten grandes pro-blemas sociales y económicos. Lo negativo: que todavía nos queda un largo ysinuoso camino por recorrer en la superación de las abismantes desigualda-des, la erradicación de la pobreza y en alcanzar el tan ansiado desarrollo.

    La presente obra1 indaga principalmente en qué medida existe en nuestropaís una economía social de mercado, de la cual se viene hablando indistinta-mente desde el año 1974. Con este fin, se analiza el grado de conocimientoque se tiene de ella y su recepción por parte de los diferentes actores políticos,sociales, económicos y eclesiales. Además, se demuestra que la economía so-cial de mercado2, tal y como fue concebida y puesta en marcha en Alemania

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    Economía Social de Mercado en Chile

    Mundial. En virtud de ello es que en diferentes idiomas se mantiene la mismaexpresión: social market economy, économie sociale de marché, economia socialedi mercato.

    tras la segunda Guerra Mundial, constituye no solo una herramienta eficazde progreso y crecimiento económico y social, sino principalmente una alter-nativa humana y/o digna para superar la pobreza y el subdesarrollo en nues-tro país.

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    ¿Mito o realidad?

    Intr oducción

    La opinión pública mundial se ha venido ocupando en las últimas décadas enforma creciente de los acontecimientos políticos, sociales y económicos enChile. En la actualidad, es considerado un país que ha logrado consolidar unsistema democrático y económico estable, mediante el cual las enormes difi-cultades con las que durante tanto tiempo ha luchado podrían ser superadas.Después de una larga fase de profundos conflictos políticos, económicos y

    sociales se han ido poniendo los fundamentos para la construcción de unasociedad desarrollada, con lo cual se podría ayudar a mejorar las condicionesde vida de los sectores más postergados de la población.

    Con el triunfo del demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva, en el año1964, comenzó para este país un profundo proceso de cambios políticos, so-ciales, económicos y estructurales. Sin embargo, los seis años de su «Revolu-ción en Libertad» no fueron suficientes para realizar todas las reformas quese había propuesto. En septiembre de 1970 fue elegido el socialista SalvadorAllende con solo el 36,6% de los votos como presidente del país. La tan

    proclamada «vía chilena hacia el socialismo» fracasó rotundamente y su go-bierno terminó abruptamente en septiembre de 1973 mediante un golpe mili-tar, que bajo la dirección del general Augusto Pinochet permaneció hasta1990, provocando también profundos cambios y conflictos en la sociedadchilena. El 14 de diciembre de 1998, fue elegido presidente a través de elec-ciones libres, el demócrata cristiano Patricio Aylwin. Con la toma de posesióndel cargo, en marzo de 1990, comenzó la llamada «Transición hacia la demo-cracia», que para algunos, después de quince años todavía no termina. Lesucedieron Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000) y Ricardo Lagos (2000-2006), ambos de la Concertación de Partidos por la Democracia.

    Existe consenso en señalar que el gobierno militar entregó el país en unasituación económica aceptable, la cual puede ser considerada como muy bue-na en comparación con la de 1973. Chile, en relación con otros países deLatinoamérica, presenta hoy una economía estable y pujante. Algunos exper-tos le han dado a la economía chilena el carácter de modelo para el resto delos países y no solo latinoamericanos. Sin embargo, todavía existe una seriede problemas y tensiones sociales. El crecimiento económico no ha llegado atodos los sectores y la extrema liberalización de la economía significó, en sumomento, pagar altos costos sociales. En el país viven todavía cerca de dos

    millones de pobres, equivalente a un 19,0% de la población. Se mantiene,además, la enorme brecha entre ricos y pobres, muestra palmaria de la falen-cia en la justicia social. Naturalmente que la conciencia social no puede estartranquila si todavía gran cantidad de chilenos vive en la pobreza, la indigen-cia o la marginalidad, por razones ajenas a su voluntad.

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    Economía Social de Mercado en Chile

    Cuando el Papa Juan Pablo II visitó Chile en el año 1987, puso el dedo enla llaga en su discurso en la CEPALC al afirmar que «los pobres no puedenesperar», pues aquellos que están detrás de las «impersonales estadísticas»sufren una indescriptible concreta pobreza y marginalidad». Con estas pala-

    bras, el Papa nos puso frente a una enorme tarea, pues los que nada poseenno pueden esperar que «como consecuencia de un bienestar general de lasociedad, también para ellos llegue un aligeramiento». El «drama de la extre-ma pobreza» o bien, respectivamente, el «desafío de la miseria»3, exige tantoal Estado como a los privados una opción preferencial por los pobres. JuanPablo II expresó claramente que este desafío debería traducirse en el ámbitoeconómico en la construcción de una «economía de la solidaridad»: «Quierosubrayar esta dimensión ética y personal de los agentes económicos. Mi lla-mado, pues, adquiere la forma de un imperativo moral: ¡sed solidarios porsobre todo!». Del mismo modo, llamó a los «constructores de la sociedad» a

    edificar una «economía de la solidaridad» para todo el continente4. Esto sig-nifica la construcción de una economía que no solo ponga el acento en lasfuerzas económicas, sino también en la igualdad de oportunidades para, así,moderar al mismo tiempo los efectos indeseados del mercado, a través de unaconsistente red social.

    En este contexto, se plantea entonces la pregunta de si una economía so-cial de mercado es un modelo solidario y adecuado para sacar a los pobres enChile de su precaria situación, o existen otros sistemas económicos que pue-dan realizar este proceso más rápido y mejor. Con otras palabras: ¿pueden los

    países en vías de desarrollo aprender de la experiencia que hizo Alemania conla economía social de mercado? Según Alfred Müller-Armack, creador deltérmino, no solo es posible sino una obligación traspasar esta experiencia alos países en vías de desarrollo: «Si nosotros practicamos en Europa con éxitola economía social de mercado, tenemos al mismo tiempo la responsabilidadsocial de traspasar también a los otros países las soluciones según criterioshumanos que hemos encontrado»5.

    Aunque ya han pasado más de treinta años de aplicación (matices más,matices menos) del mismo «modelo económico», aún se discute en qué medidaun sistema económico, que logre unir la eficacia con la justicia social, puedeayudar a erradicar la pobreza y, al mismo tiempo, garantizar un desarrolloeconómico sostenido. En el fondo permanece la pregunta, ¿en qué medida laeconomía social de mercado puede responder a las exigencias de solidaridadsin tener que sacrificar la eficacia económica?

    3  Juan Pablo II, «Discurso a la CEPALC», el 3 de abril de 1987.4 Ibid.5 Alfred Müller-Armack, «Die Soziale Marktwirtschaft nach einem Jahrzehnt ihrer

    Erprobung» (La economía social de mercado, después de una década puesta a

    prueba), en idem, Wirtschaftsordnung und Wirtschaftspolitik, Studien und Konzepte zur Sozialen Marktwirtschaft und zur europäischen Integration (Ordeneconómico y política económica), Serie: «Beiträge zur Wirtschaftspolitik», Tomo4, Bern/Stuttgart 1976, pág. 263. Véase también, L. Erhard y A. Müller-Armack,Soziale Marktwirtschaft, Manifest 72 (Economía social de mercado, Manifiesto72), Berlin, págs. 339 y ss. De aquí en adelante, las traducciones son nuestras.

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    ¿Mito o realidad?

    El gobierno militar afirmó que, desde la toma del poder, se trabajó enforma constante para la construcción de una economía social de mercado,cuyos pilares fueron la propiedad privada, la liberalización de los precios,salarios e impuestos. Por otra parte, cuando el presidente Aylwin visitó Ar-

    gentina en el año 1991, declaró en una conferencia de prensa que la políticaeconómica chilena puede ser calificada como «economía social de merca-do»6. Durante los gobiernos de Frei Ruiz-Tagle y Lagos también encontra-mos pronunciamientos en esta línea. Si estas declaraciones corresponden a larealidad es un tema que discutiremos más adelante.

    Desde un punto de vista ético-social, la reflexión académica sobre la eco-nomía social de mercado ha sido más bien escasa. Además, advertimos unconsiderable desconocimiento y confusión sobre ella.

    Este libro intenta, en alguna medida, llenar ese vacío y esclarecer su signi-ficado. Pretendemos investigar si en nuestro país podemos hablar realmente

    de la existencia de una economía social de mercado o solo estamos en presen-cia de una versión «maquillada» del neoliberalismo, donde el aspecto sociales introducido a modo de corrección posterior. Para este fin, analizamos enqué consiste la economía social de mercado, poniendo el acento en sus aspec-tos sociales. En el marco del mencionado objetivo principal son abordadasotras preguntas: ¿corresponde el modelo de economía social de mercado de-sarrollado en Alemania al ya mencionado objetivo? ¿Contiene la economíasocial de mercado los suficientes elementos como para combatir la pobrezaen forma exitosa? ¿Es el modelo más cercano a la ética cristiana y en armo-

    nía con una concepción humanista del hombre? Con este planteamiento noproponemos que Chile copie el «modelo alemán»7. Esto sería imposibleporque, como el mismo Müller-Armack señaló, la economía social de mer-cado «no es un sistema terminado, ni una receta que una vez dada puede seraplicada en todo lugar. Se trata de un orden dinámico, en el cual junto asólidos principios, que deben ser realizados en el marco de un orden libre, essiempre necesario poner nuevos acentos, según los desafíos en una épocacambiante»8.

    Esta obra ha sido dividida en tres partes. La primera se ocupa de la econo-mía social de mercado en la República Federal Alemana. Aquí se desarrolla,en un primer paso, el concepto de economía social de mercado, su origen y

    6 Ver La Nación, Buenos Aires Aires, 5 de agosto 1991, pág. 57 En relación con este tema, Chile tiene dos experiencias particularmente difíciles

    en el campo político y económico. Tanto el gobierno de Allende como el militarquisieron fundar una nueva sociedad. El gobierno marxista de la Unidad Popularintentó, bajo el lema «La vía chilena hacia el socialismo», repetir el modelo de laUnión Soviética. Por su parte el gobierno militar también elaboró su propio pro-yecto político, social y económico, mediante el cual intentó cambiar la mentali-

    dad de los chilenos.8 A. Müller-Armack, «Einleitung» (Introducción), en Genealogie der SozialenMarktwirtschaft, Frühschriften und weiterführende Konzepte, ausgewählte Werke(Genealogía de la Economía Social de Mercado), Editado por Ernst Dürr et al.,Serie «Beiträge zur Wirtschaftspolitik» (Aportes a la política económica), Tomo34, Segunda edición, Bern/Stuttgart, 1981, pág. 15.

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    Economía Social de Mercado en Chile

    sus premisas antropológicas y éticas. En un segundo paso, se estudia su desa-rrollo en el orden sociopolítico. En la segunda parte, nos preguntamos si laeconomía social de mercado es un sistema económico solidario o solo unavariante moderada del neoliberalismo. Para responder esta pregunta, se abor-

    da la relación entre la Doctrina Social de la Iglesia y la economía social demercado, cuestionándonos, al mismo tiempo, en qué medida existen afinida-des entre ambas. Esta segunda parte termina con un análisis de las posicionessobre la «opción preferencial por los pobres» en el Magisterio de la Iglesia, laTeología de la Liberación y el Episcopado chileno. En la tercera parte, presen-tamos los rasgos principales del desarrollo político, social y económico deChile entre los años 1964 y 2004. En un segundo momento, abordamos ¿quées la pobreza y cuántos pobres hay en Chile? Posteriormente, analizamos larecepción de la economía social de mercado en el país, en los ámbitos políti-cos, sociales y eclesiásticos. En el último y principal capítulo se analizará en

    qué medida este «modelo» ha encontrado acogida en los ámbitos jurídico,económico, político, social y eclesiástico.

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    ¿Mito o realidad?

    Primera parte

    La economía social de mercadoen la República Federal Alemana

    IEl concepto de economía social de mercado

    1. Origen de la economía social de mercado

    La economía social de mercado tiene su origen en un grupo de economistasque, ya en la década de los treinta, pensaron en diferentes alternativas para unnuevo sistema económico. Según Alexander Rüstow, sus fundamentos teóricosfueron dados por primera vez en 19329.

    Según Müller-Armack, esta «idea sociopolítica se originó inmediatamentedespués de la Segunda Guerra Mundial como una concepción proveniente deeconomistas del círculo neoliberal y llevada a cabo por políticos que estabanconvencidos de que la construcción de la economía solo sería posible a travésde la regeneración de la competencia, aplastada por una antigua economíadirigida»10. De esta afirmación se desprende que la economía social de merca-do describe una idea programática11. Fundamental para el desarrollo de Ale-mania en los últimos cincuenta años fue el convencimiento antes y durante laSegunda Guerra Mundial de que la edificación de un nuevo orden económicolibre, después de la bancarrota de una economía de guerra, debía ser llevadoa cabo también en el orden político.

    La amarga experiencia del nacionalsocialismo (1933-1945) fue ocasiónpara estos economistas, de reflexionar sobre las terribles consecuencias deuna economía dirigida. «Si tras años de una rígida economía dirigida, fueposible llevar a cabo la realización de la economía social de mercado, esto se

    9 Véase Alexander Rüstow, Rede und Antwort (Discurso y respuesta), Editado porWalter Hoch, Ludwigsburg, 1963, págs. 20 y ss.

    10 A. Müller-Armack, «Der Moralist und der Ökonom» (El moralista y el economis-ta), en Genealogie der Sozialen Marktwirtschaft , ref. dada, pág. 128.

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    Véase Christian Watrin, Soziale Marktwirtschaft, Was heißt das? (Economía so-cial de mercado, ¿qué significa esto), Dresdener Katedralvorträge, Cuaderno 3,Dresden/Köln 1990, pág. 7. Antes de 1933, Ludwig Erhard tomó contacto conRöpke y Rüstow. A. Müller-Armack, por su parte, conoció a L. Erhard durante laguerra, en el año 1940. Este último no puede ser catalogado como un «neoliberal»,aunque las publicaciones de estos economistas lo impresionaron bastante.

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    debe atribuir a las negativas experiencias de esta economía y el desorden eco-nómico, en una época en donde cada vez más se hacía patente su fracaso»12.

    Después de la capitulación del ejército Alemán (7 y 8 de mayo de 1945),Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia y la Unión Soviética tomaron el 5 de

    junio de 1945 el poder en Alemania (Declaración de Berlín). El país fue divi-dido en cuatro partes. Del mismo modo ocurrió con Berlín. El Decreto del laConferencia de Potsdam (17 de julio de 1945) confirmó al «Consejo de losAliados» como una especie de Gobierno. Sin embargo, desde el punto de vistaeconómico, Alemania debía ser considerada como una unidad. El protocolode Potsdam contenía en el ámbito económico una serie de limitaciones, pro-hibiciones y medidas de control13.

    1.1. Contexto histórico

    Según Gustav Stolper, Alemania después de la Segunda Guerra Mundialestaba destruida y nunca volvería a levantarse14. Nadie podría haberse imagi-nado que, después de una década, se hablara del «milagro alemán». Estosorprendió no solo a los «profetas», sino también a los economistas.

    El período de posguerra en Alemania puede ser descrito, en pocas pala-bras, de la siguiente manera: desolación, hambre, escombros, desesperación,resignación, miseria, desesperanza y caos. Algunas cifras corroboran lo afir-mado: entre el 20% y el 25% de las viviendas, el 40% de las instalaciones del

    transporte, y entre el 20% y 25% de la capacidad productiva fueron destrui-das. Aproximadamente el 60% de la población estaba subalimentada. Entrelos años 1945 y 1947, Alemania recibió una ola de diez millones de refugia-dos, que buscaban en la zona de ocupación occidental una nueva patria. Hubo,además, una pérdida de superficie del 25% en relación con 1937. Alrededorde 3,5 millones de personas, la mayoría hombres de entre 18 y 50, años mu-rieron a raíz de la guerra. A mediados de noviembre de 1945 se encontrabantodavía 1,7 millones de personas desaparecidas. Igual número estaba prisio-nero en cárceles de los aliados. «Estas cifras son expresión de millones y mi-llones de sufrimientos y empobrecimiento. Tras ellas yacían las angustias delos refugiados, la falta de vivienda, el hambre y la carencia espiritual»15.

    12 A. Müller-Armack, «Soziale Marktwirtschaf» (Economía social de mercado), enErwin Beckerath (Ed.), Handwörterbuch der Sozialwissenschaften, Tomo 9,Stuttgart/Göttingen, 1956, Columna 390.

    13 Véase Tratado de Potsdam, Aspectos económicos, Nº 11-14, citado en MichaelAntoni, Das Potsdamer Abkommen, Trauma oder Chance?, Geltung, Inhalt und staatsrechtliche Bedeutung für Deutschland   (El tratado de Potsdam, trauma uoportunidad), Berlin, 1985, págs. 340 y ss.

    14 Véase Gustav Stolper, Die Deutsche Wirklichkeit (La realidad alemana), Hamburg

    1969, pág. 39 y ss.15 Heinz Lampert, Die Wirtschafts-und Sozialordnung der BundesrepublikDeutschland  (El orden económico y social de la República Federal de Alemania),10º edición, München, 1990, pág. 74. Sobre la situación alemana después de laSegunda Guerra Mundial véase también A. Müller-Armack, Zur Diagnose unsererwirtschaftlichen Lage (Diagnóstico de nuestra situación económica), págs. 51-73,

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    ¿Mito o realidad?

    Fue evidente cómo la separación familiar, las enfermedades, la desnutri-ción y la inseguridad ante el futuro influyeron sobre la situación física y psí-quica de la población.

    Una de las respuestas a esta crítica situación fue justamente la economía

    social de mercado. Ella fue y es, junto con el plan Marshall, la reforma mone-taria y el Estado de Derecho, uno de los pilares del auge económico de laRepública Federal Alemana.

    1.2. El Plan Marshall

    Una de las condiciones que hizo posible un nuevo orden económico ysocial fue el cambio en la orientación política de los aliados, especialmente delos Estados Unidos. Su ministro del exterior, G. C. Marshall, señaló en un

    discurso el 5 de junio de 1947 en la Universidad de Harvard: «La verdad esque las necesidades europeas de alimentos y otros vitales productos, prove-nientes fundamentalmente de América, superarán en los próximos tres o cua-tro años la actual capacidad de pago de Europa. De tal modo que Europatendrá que recibir una esencial ayuda complementaria, o enfrentar un empo-brecimiento económico, social y político (...). Por ende, es lógico, que losEstados Unidos hagan todo lo posible por liderar una vuelta a relacioneseconómicas normales y sanas, sin las cuales no sería posible una estabilidadpolítica y una paz duradera»16.

    Este discurso es considerado el punto de partida del llamado Plan Mars-hall, aunque este no contenía aún un programa de reconstrucción para Euro-pa. Sin embargo, Marshall precisó el Plan de Ayuda y Recuperación Europea(«European Recovery Programm», ERP) anunciado en marzo/abril de 1947por el presidente Truman.

    Poco después del discurso de Marshall, se anunció un nuevo plan indus-trial para las zonas de ocupación británica y americana, lo que produjo unefecto psicológico muy positivo. Sin embargo, la primera ayuda llegó a la«Alemania Occidental» realmente recién a partir 1949. La economía socialde mercado no hubiera sido posible sin este plan, especialmente porque fue elempuje inicial para la reconstrucción de la economía. Sin esta ayuda, el «mi-lagro económico», por lo menos tendría que haber esperado largo tiempo.Para la conciencia colectiva, este fue, junto con la reforma monetaria, unpaso decisivo en la partida del gran resurgimiento económico. Esta nuevadirección abarcó no solo el regreso a la normalidad económica, si no quepermitió, además, una cierta autonomía en lo político, a través de la creacióndel «Consejo del Territorio Económico Unido», cuyo primer director fue Lud-wig Erhard. El plan Marshall tuvo en Alemania importantes repercusiones nosolo económicas sino también políticas. Las primeras se pueden resumir en

    tres puntos:

    en Genealogie der Sozialen Marktwirtschaft, ref. dada; Willy Kraus, SozialeMarktwirtschaft  (Economía social de mercado), Bonn, 1990, pág. 59 y ss.

    16 Citado en H. Lampert, op. cit., pág. 78.

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    Economía Social de Mercado en Chile

    a) Ayuda financiera a corto plazo para la creación y financiamiento deimportantes y necesarias importaciones.

    b) Financiamiento para programas de inversión a largo plazo, lo que ace-leró la reconstrucción económica.

    c) Operó como medio para una pronta reinserción de Alemania en el or-den económico mundial.Por su parte, el significado político se puede traducir en tres ámbitos:a) como un significativo estímulo para la construcción de la República

    Federal Alemana, como un estado occidental aparte;b) como un influyente instrumento de dirección en la realización de un

    orden económico y político estable,c) como un marco de referencia para una política exterior de occidente o

    bien respectivamente como precondición para una definitiva unión de la Re-pública Federal17.

    Hasta el año 1952 el plan Marshall había aportado a Europa 15.000 mi-llones de dólares, de los cuales 1.500 correspondieron a Alemania occidental.

    1.3. La reforma monetaria

    El primer paso concreto hacia una economía social de mercado fue lareforma monetaria, la cual fue dirigida bajo la exclusiva responsabilidad delos aliados en las tres zonas de ocupación occidental. «Su objetivo principal

    fue, en primer lugar, reordenar el desorganizado sistema monetario y, en se-gundo lugar, eliminar paso a paso la economía dirigida, odiada por el pueblo,herencia de la Guerra y del régimen nacionalsocialista»18.

    La estrategia económica de los aliados, es decir, una economía central-mente planificada, no pudo solucionar el caos económico y social. Las pres-cripciones sobre la producción, así como las medidas de racionalización fue-ron evitadas a toda costa. El mercado negro, el tráfico ilícito, el acaparamien-to y la corrupción fueron caracterizando cada vez más las relaciones econó-micas. Por ello, el intento por distribuir en forma centralmente planificadalos escasos productos y bienes de consumo fracasó19.

    La decisión a favor de la reforma monetaria, fomentada tanto por losaliados como por Alemania, se tomó a fines de septiembre de 1947. El 18 dejunio de 1948 los aliados comunicaron por radio que el 20 de junio se llevaría

    17 Véase Manfred Knapp, «Deutschland und der Marshallplan, Zum Verhältniszwischen politischer und ökonomischer Stabilisierung in der amerikanischenDeutschland Politik nach 1945» (Alemania y el Plan Marshall), en Claus Scharf yHans Jürgens Schröder (eds.), Politische und ökonomische Stabilisierung Westdeutschland 1945 - 1949, Wiesbaden, 1977, pág. 43.

    18 Fritz Fritz Ulrich Fack y Peter Hort, Soziale Marktwirtschaft, Stationen einerfreiheitlichen Ordnung (Economía social de mercado, estadios de un orden libre),Würzburg/Freiburg, 1985, pág. 47.

    19 H.J. Thieme, Soziale Marktwirtschaft, Ordnungskonzeption und wirtschaftlicheGestaltung  (Economía social de mercado, concepción y organización económi-ca), München, 1991, pág. 26.

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    ¿Mito o realidad?

    a cabo. Ese día fueron creadas las condiciones para una economía de merca-do. Esta reforma, diseñada por los aliados, produjo un profundo cambio nosolo en lo económico si no en toda la sociedad. «En la formación de losestados occidentales, es la reforma monetaria, en la conciencia del pueblo,

    más importante que la propia fundación del estado alemán»

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    .Dicha reforma fue el empuje inicial para la reconstrucción de la economíaalemana y un inigualable ejemplo de auge económico. La actividad económi-ca se vio rápidamente resucitada. En virtud de la «ley sobre el nuevo ordendel sistema monetario» (Gesetzes zur Neuordnung des deutschen Geldwesen)cada alemán recibió primeramente un aporte de 40 marcos y posteriormente20 marcos más. También para los empresarios se consideró una ayuda econó-mica. Por cada trabajador se le aportó 60 marcos. El nuevo curso monetariofue de 1 a 10, es decir, cada nuevo Marco Alemán (Deutsche Mark) equivalióa 10 antiguos Reichsmark. Este fue invalidado como medio de pago, el 21 de

    junio, entrando inmediatamente en vigencia el nuevo Marco Alemán. Se die-ron seis días de plazo para cambiar la antigua moneda. Los precios oficialesfueron transformados al nuevo Marco Alemán.

    El resultado de esta reforma fue sorprendente. Anterior a ella la vida dia-ria estaba caracterizada por la falta de bienes de consumo y la escasez dealimentos. Además, florecía el mercado negro y crecía el descontento. Erancomunes las manifestaciones y huelgas. Poco después de su realización, lastiendas exhibieron sus vitrinas llenas de productos y las fábricas aceleraron laproducción. «El nuevo marco alemán hizo milagros. Ella (la reforma) abrió

    las (cerradas) bodegas y llenó muchas estanterías. El nuevo marco, además,de un día para otro promovió el ‘crecimiento’. Las montañas de lechugas yrabanillos solo tenían que ser colocadas en el suelo. Ahora existen maletines(15 a 28,75 marcos), cepillos, botones, termos, cordones de zapato, perrospara la ropa, herramientas, resistentes lecheros, sartenes, cuchillos, agujas detodo tipo, bandas elásticas, guantes de cuero, corbatas. Todo esto libre y enconsiderables cantidades. Repentinamente, después de muchos años se puedeencontrar ropa de guagua, se ven vestidos de mujer, tela, ternos, camisas.Negocios especializados en artículos de oficina anuncian docenas de nuevosproductos»21.

    Este auge económico fue también producto del levantamiento y supresiónde una serie de prescripciones económicas. Con la aprobación de los aliados(occidentales) se promulgó el 24 de junio de 1948 la «Ley sobre directricespara la administración y política de precios después de la reforma moneta-ria». Solamente a los productos más importantes se les fijó un precio máxi-mo, como por ejemplo, al acero, al carbón, materias primas y fertilizantes.

    20 Uwe Uffelman, Der Weg zur Bundesrepublik, wirtschaftliche, gesellschaftliche

    und staatliche Weichenstellungen 1945-1949 (El camino hacia la República Fede-ral de Alemania), Düsseldorf, 1988, pág. 25.21 Wolfgang Benz, «Wirtschaftspolitik zwischen Demontage und Währungsreform»

    (Política económica entre desmantelamiento y reforma monetaria), en Institut fürZeitgeschichte (ed.), Westdeutschlands Weg zur Bundesrepublik 1945-1949,München, 1976, pág. 82.

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    Del mismo modo, para los alimentos de primera necesidad y los arriendos sefijaron los precios. Las papas estuvieron racionadas hasta octubre de 1948 yel azúcar hasta abril de 1950. Las materias primas estuvieron controladashasta 1951 y el carbón hasta 1952.

    Erhard decretó, bajo su propia responsabilidad y con el espíritu de la porél pretendida «economía social de mercado», la supresión del sistema de bo-nos, para evitar el resurgimiento del mercado negro, el cual hasta ese momen-to, aunque absolutamente insuficiente para proveer a la población de bienes,aún se practicaba, y para refutar en la práctica a la economía centralmenteplanificada, a través de una cuantiosa oferta de bienes en beneficio de losconsumidores22.

    Para Erhard, la economía social de mercado debería desencadenar un pro-ceso, en el cual al final un nuevo orden económico permanecería y, de estaforma, una economía centralmente planificada sería superada. Desde el co-

    mienzo Erhard propició y presionó para que la reforma monetaria fuera acom-pañada de un nuevo orden económico, es decir, la economía social de merca-do. «La reforma monetaria no solo influenció decididamente el curso de laeconomía, sino también el sistema económico de Alemania Occidental. Elladejó el camino despejado para la creación de nuevas condiciones que dierannacimiento a una economía de mercado, a saber: la eliminación de una eco-nomía planificada»23.

    1.4. Ludwig Erhard, el «padre» del milagro económico

    La persona de Ludwig Erhard (1897-1977) es, en primer lugar como mi-nistro de economía (1949-1963) y después como canciller (1966-1969), degran significado para el desarrollo de la economía social de mercado24. A él lecabe sin duda el mayor mérito en su realización, pues tuvo que proyectarla yconcretarla también en la esfera política. Su realización le debe mucho a latenacidad y al valor de Erhard, dado que la atmósfera sociopolítica despuésde la guerra no era propicia para dar este trascendental paso. Los defensoresde la economía social de mercado, en un comienzo, fueron una posición mi-noritaria, y tuvieron que luchar contra la corriente dominante en su tiempo.Dado que la escasez y la destrucción estaban a la orden del día en Alemania,muchos políticos y economistas creían que debía seguirse con una economíacentralmente planificada. En un principio, tanto el Partido Socialdemócrata

    22 Véase Andreas Hillgruber Deutsche Geschichte 1945-1986 (Historia de Alema-nia 1945-1986), 6º edición, Stuttgart 1987, pág. 39.

    23

    Lampert, op. cit., Pág 82.24 Sobre la persona de L. Erhard y su aporte a la implementación de la economíasocial de mercado véase, entre otros: Christoph Heusgen: Ludwig Erhards Lehrevon der Sozialen Marktwirtschaft , Ursprünge, Kerngehalt, Wandlungen, Bern/ Stuttgart 1981. Vésae también Ludwig-Erhard-Stiftung (Editor), Ludwig Erhard und seine Politik, New York/Stuttgart 1985.

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    Alemán como los sindicatos rechazaron su aplicación y consiguientemente lapolítica económica de Erhard25.

    La mayoría de los economistas opinaba que la única manera de salir de lacrisis en que se encontraban era a través de la aplicación de una economía

    centralmente planificada, de corte socialista. Esta opinión coincidía con granparte de la opinión pública nacional. A modo de ejemplo, se puede citar elprograma político del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), que rechazabaexpresamente una economía de mercado y promovía una economía centrali-zada y control estatal. A mayor abundancia, la Democracia Cristiana Alema-na (CDU) –el partido de Erhard–, en su programa de «Ahlen» adhirió a unaeconomía planificada. El partido veía en este orden económico, bajo las cir-cunstancias en que se encontraba el país, la única posibilidad de satisfacer lasnecesidades básicas de la población. «También en los partidos de la Unión,que bajo Konrad Adenauer y Ludwig Erhard fundaron la economía social de

    mercado, crecían las dudas»26.Poco tiempo después, lentamente comenzaron a cambiar estas opiniones.

    La desconfianza hacia una economía de mercado comenzó a desaparecer amedida que la economía planificada mostraba su incapacidad para superarlos problemas.

    Bajo Konrad Adenauer, la CDU aprovechó la oportunidad, pese a ciertasdudas en sus propias filas y en especial contra la oposición del SPD, de llevar acabo la economía social de mercado. La CDU, recién en su congreso de Düs-seldorf, realizado el 15 de julio de 1949, adoptó oficialmente a la economía

    social de mercado como su modelo económico. En dicho programa se lee:«La economía social de mercado es la estructura social de una economíaindustrial, en la que el rendimiento de hombres libres e inteligentes está orde-nado de tal manera, que proporciona la más alta medida de rendimientoeconómico y justicia para todos»27. La CDU y la Unión Social Cristiana (CSU),dirigieron la campaña de 1949 bajo el lema: «La economía social de mercadode Erhard contra la economía planificada socialista». Cuarenta y cinco añosdespués, en su programa político de 1994, la CDU adopta un nuevo lema, asaber: «Economía ecológica y social de mercado»28, y en su programa degobierno del mismo año, expresa su deseo de asegurar el auge y crecimientoeconómico sobre la base de la economía social de mercado, dándole a la

    25 Véase Dieter Grosser, «Die Wirklichkeit der Wirtschaftsordnung» (La realidaddel orden económico), en idem (ed.), Soziale Marktwirtschaft, Geschichte, Konzept,Leistung , Stuttgart, 1988, págs. 36 y ss.

    26 Anton Rauscher, «Gibt es eine Zukunft für die Soziale Marktwirtschaft?» (¿Exis-te un futuro para la economía social de mercado?), en idem, Die Kirche und dieWelt (La Iglesia y el mundo), Tomo II, Würzburg, 1988, pág. 362.

    27 Citado en O. Schlecht, «Die Genesis des Konzepts der Sozialen Marktwirtschaft»

    (El origen del concepto, economía social de mercado), en Karl Hohmann et al.(eds.), Grundtexte zur Sozialen Marktwirtschaft, Das soziale in der SozialenMarktwirtschaft  (Textos básicos sobre economía social de mercado. Lo social enla economía social de mercado), Tomo II, Stuttgart/New York, 1988, pág. 142.

    28 Programa Político de la Unión Demócrata Cristiana Alemana, Publicado en el 5ºcongreso partidario, Hamburg, 20-23. Februar, 1994, III, 1.

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    dimensión ecológica un mayor peso, para conservar la creación para las ge-neraciones venideras29.

    El SPD, en el cual, a raíz de su larga tradición estatista, primó en un primermomento un rechazo a este tipo de economía, se vio obligado, en el curso del

    tiempo, a acortar paulatinamente su distancia con este modelo económico.En el año 1959 se advierte el primer cambio. En su «Congreso de Godesberg»se afirma, según la expresión de Karl Schiller: «Competencia en la medida delo posible, planificación en la medida de lo necesario». Más adelante, el do-cumento agrega: «El libre consumo, la libre elección del lugar de trabajo sonfundamentos decisivos de una política económica socialdemócrata, así comola competencia y la libre iniciativa empresarial, importantes aspectos de ella30.Sin embargo, el SPD evita utilizar el concepto «economía social de mercado»y privilegia expresiones como: «economía hipotecada socialmente» (Sozial-verpflichtete Marktwirtschaft ). En su programa político de 1989 utiliza la

    siguiente expresión: «Un actuar económico responsable, social y ecológico»(ökologisch und sozial verantwortliches Wirtschaftens)31, y en el programade gobierno de 1994, expresa su intención de avanzar de una «economíasocial de mercado» a una «economía social y ecológica de mercado» (Nº 2).

    La realización de la economía social de mercado fue, entonces, el intentode una minoría que, contra la corriente de la época, se atrevió a llevar en elámbito político su convicciones.

    Cuando Ludwig Erhard fue elegido en Frankfurt, el 2 de marzo de 1948,como Director de la Administración Económica, adhirió, en contra de la opi-

    nión mayoritaria, a una economía de mercado y rechazó una economía esta-tista, pues él estaba profundamente convencido de la eficiencia de este tipo deeconomía. Sin embargo, no solo apostó al mercado, por eso designó su mode-lo económico como «social» de mercado.

    El éxito de la reforma monetaria dio la razón a Erhard. Pocos años des-pués se habló del «milagro económico alemán». Este se explica, según Er-hard, de la siguiente manera: «Se habla hoy en día en el mundo sobre elmilagro económico, un concepto al cual yo no le doy validez, pues lo que hasucedido en Alemania en los últimos seis años, es muy diferente de un mila-gro. Fueron las consecuencias del esfuerzo honesto de todo un pueblo, quebasado en principios libertarios, ha conquistado la posibilidad de volver aaplicar nuevamente sus iniciativas, energías y libertad humanas»32.

    29 Véase Programa de gobierno 1994 de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y laUnión Social Cristiana (CSU), Wir sichern Deutschlands Zukunft  (Nosotros ase-guramos el futuro de Alemania), Capítulo II.

    30 D. Grosser, op. cit., págs. 36-37.31 Programa político del Partido Social Demócrata Alemán (SPD), publicado el 20 de

    diciembre de 1989, en Berlin, IV, Nº 4.32

    L. Erhard, Europäische Einigung durch funktionale Integration (Unión europeamediante una integración funcional), Rede vor dem Club ‘Les Echos’ el 7.12.1954en Paris, en idem, Deutsche Wirtschaftspolitik, Der Weg der SozialenMarktwirtschaft , Frankfurt/Main, 1962, pág. 255; idem, «Unternehmer, Staat undWirtschaft», Rede bei der 5º Ordentlichen Mitgliederversammlung desBundesverbandes der Deutschen Industrie am 17. Mai in Essen, en idem, Deutsche

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    Del mismo modo, se pronunció A. Müller-Armack: «La economía socialde mercado, ante todo en el extranjero denominada como milagro, es total-mente diferente de la magia. Ella es un alto sistema racional, que desde unprincipio se atrevió a pronosticar que podría ser posible, sobre la base de un

    orden libre, llenar todas las necesidades, que una moderna sociedad se haimpuesto como tarea»33. El denominado «milagro económico» no fue en rea-lidad un milagro, sino la consecuente aplicación de ciertos principios en for-ma racional y realista. Como resultado de esta combinación se alcanzó unalto crecimiento económico, una rápida eliminación de la cesantía, una esta-bilidad monetaria y un incremento de los ingresos para todos los estratos dela población. Se tiene que considerar, sin embargo, que Alemania después dela guerra era un país pobre, pero no subdesarrollado. Conviene tener presen-te este aspecto si se quiere comparar con la situación chilena. Chile no es, porel contrario, un país industrial. Su escaso potencial en esa área constituye un

    considerable obstáculo para un crecimiento económico sostenido o bien, res-pectivamente, para un rápido crecimiento. La capacidad de producción in-dustrial de Alemania después de la guerra era mayor que al comienzo. Estaera, en 1948, superior al nivel de 1936. El potencial industrial de 1945, por suparte, correspondía aproximadamente al de 1939. El desmontaje de las insta-laciones industriales, que después de la guerra produjo un sentimiento dedesesperanza en el pueblo alemán, solo se llevó a cabo en la zona occidentalentre un 5 a 8%. No hay que olvidar, tampoco, que los bombardeos aliadosno destruyeron en primera instancia las instalaciones industriales. Al finali-

    zar la guerra, solo entre el 10 y el 20% de las industrias estaban inutilizadas.El «milagro alemán» mostró entre otras cosas lo siguiente: «La poblaciónde la República Federal alemana se elevó 11,5 millones más antes de la gue-rra, en el mismo territorio. El número de mano de obra subió considerable-mente, dado que entre 1950 a 1958 fueron creados anualmente medio millónde puestos de trabajo. Al mismo tiempo, se duplicó la riqueza. Desde 1951 setuvo un balance positivo. A fines de 1958 los activos extranjeros del BancoCentral ascendían a DM 27 mil millones. Las exportaciones del país signifi-caron en 1958 un 9,2% del total mundial»34.

    Las cifras exitosas se han mantenido en el tiempo, lo que no implica des-conocer algunos problemas económicos y sociales. Incluso en el gobierno deGerhard Schröder, el tema de la pobreza ha ocupado la agenda gubernamen-tal. Según el «2º Armuts- und Reichtumsbericht der Bundesregierung» (Se-gundo Informe sobre la Pobreza y la Riqueza en Alemania), presentado por elMinisterio de Asuntos Sociales (cuya ministra es Ulla Schmidt) y que incluye

    Wirtschaftspolitik, Der Weg der Sozialen Marktwirtschaft , op. cit., págs. 237-244.

    33 A. Müller-Armack, «Der humane Gehalt der Sozialen Marktwirtschaft» (El con-

    tenido humano de la economía social de mercado), en idem, Genealogie der SozialenMarktwirtschaft , ref. dada, págs. 173-174. Véase también D. Grosser, «Erfolgeund Mißerfolge» (Éxitos y fracasos), en idem (ed.), Soziale Marktwirtschaft,Geschichte, Konzept , Leistung, op. cit., págs. 80-89.

    34 Rolf Steiger y Rolf Steiniger, Deutsche Geschichte 1945-1961 (Historia de Ale-mania 1945 -1961), Tomo II, Frankfurt, 1986, pág. 976.

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    cifras hasta el 2003, hay en Alemania más de 11 millones de pobres. No soloeso, además, durante la actual coalición socialdemócrata-verde, las diferen-cias entre ricos y pobres incluso han aumentado. Entre 1998 y 2003, la tasade pobreza aumentó de 12,1% al 13,5% de las personas que viven en el país.

    Más de once millones de habitantes están considerados pobres, de una pobla-ción total de unos 82 millones. El mencionado informe acusa a la desocupa-ción como la causa principal de la pobreza. El gobierno, por su parte, sedefiende diciendo que los efectos de las reformas, como las del mercado labo-ral y la seguridad social, aún no se ven reflejados en esas cifras.

     Hay que analizar si la actual pobreza que experimenta Alemania es unfenómeno marginal y/o coyuntural, o estructural. A juzgar por las explicacio-nes del mismo gobierno, este fenómeno se ubica más bien en la primera direc-ción. Esto explica además que Alemania, junto con Dinamarca y Suecia, seade los países de la Unión Europea con el menor riesgo de pobreza. En la UE es

    considerado pobre quien tiene ingresos inferiores al 50% de los ingresos delhogar promedio.

    Como explicaremos más adelante, la pobreza no es un concepto absolu-to, sino relativo, por ello conviene precisar qué se entiende por pobre enAlemania o cuál es el criterio con el cual es medida. Esta no se mide por unmonto determinado de ingresos, sino por una relación, a saber: el porcen-taje de ciudadanos con ingresos menores al 60% de los ingresos promediode un hogar. Este umbral es de 938 euros, unos 1230 dólares. Las personasque tienen ingresos menores a ese monto son consideradas pobres. Si apli-

    cáramos este criterio a Chile, la cantidad de pobres sería prácticamente eldoble.Por otra parte, se podría plantear que el problema es estructural, en la

    medida en que una de las causas de la pobreza es la crisis demográfica yfamiliar. Para mantener el actual sistema, tendría que haber por lo menoscuatro personas trabajando por cada tres jubilados. En cambio, según lospronósticos demográficos del gobierno alemán, en el 2035 cada trabajadormantendrá a un jubilado y en el 2050 más de la mitad de la población alema-na será mayor de 65 años. Estas cifras hacen insostenible la mantención delsistema actual y, por ello, el gobierno decidió por primera vez en su largahistoria congelar las pensiones y sugerir que el sector privado empiece a car-gar con el peso del envejecimiento. Aunque la tasa demográfica es similar a ladel resto de Europa, sus pensiones son muy altas: un pensionista alemán reci-be el doble de dinero de las arcas públicas que uno británico.

    Como se puede apreciar, esto no es un problema del «modelo». Difícil-mente los padres de la economía social de mercado podrían haber imaginadoesta crisis demográfica y/o familiar.

    Si bien es cierto que esta situación es preocupante, la red social se encargade minimizar el riesgo de caer en la pobreza. Prestaciones sociales, tales como

    las pensiones, los subsidios familiares, las becas para estudiantes y la asisten-cia social hicieron disminuir en 2003 este riesgo en dos tercios. Quienes tie-nen un trabajo estable, los profesionales independientes, los jubilados y lasfamilias con no más de dos hijos tienen muy poco riesgo de caer bajo la líneade pobreza. Entre la población mayor de 65, la pobreza incluso disminuyó enel período señalado de 13,3% al 11,4%. Por el contrario, la madre (de las

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    madres solteras, una de cada cuatro depende de la asistencia social) o el padreque educa solo a sus hijos corren este peligro.

    Otro aspecto inquietante es la desigual distribución de la riqueza o patri-monio. Mientras que el 50% de los hogares detentan juntos menos del 4%

    del patrimonio, el 10% más rico dispone de casi el 47%, lo que supone unaumento del 2% en los últimos cinco años. Estas cifras son un duro revéspara el gobierno de Schröder, a las que se agregan a otras muy preocupantes:el FMI bajó las expectativas de crecimiento económico en Alemania de 1,8%a 0,8% para 2005 y el número de desocupados ha alcanzado la cifra récordde 5,2 millones. Según la ministra Ulla Schmidt (Ministerio de Asuntos Socia-les), entre el segundo informe sobre la pobreza en Alemania y el primero,elaborado en 1998, cuando la coalición socialdemócrata-verde asumía el go-bierno, el poder adquisitivo de la clase media alemana se ha debilitado sensi-blemente, lo que ha aumentado la brecha entre ricos y pobres.

    2. ¿Qué es la economía social de mercado?

    2.1. La idea de un nuevo orden económico en el pensamiento del  ordoliberalismo y neoliberalismo

    La idea de crear un nuevo orden económico fue desarrollada por un grupo de

    economistas que, en primer lugar, lo visualizaron como una alternativa a la polí-tica de una economía dirigida del nacionalsocialismo y, después, como alternati-va a una economía centralmente planificada de los países del oeste europeo.

    En una época en que los derechos fundamentales en Alemania estabanfuertemente restringidos, este grupo de economistas desarrolló una serie deideas acerca de cómo debería estar organizada una sociedad democrática y,en especial, cómo se debería organizar en el ámbito económico.

    Los fundamentos teóricos de una economía social de mercado recibieron undecidido impulso por parte de la reflexión crítica y el análisis de este grupo deeconomistas alemanes. Por un lado, provienen del llamado «ordoliberalismo».Esta designación se refiere principalmente a la «Escuela de Friburgo», cuyosmás altos exponentes, los economistas Walter Eucken y Leonard Miksch, comotambién los juristas Franz Böhm y Hans Grössmann-Döhrt, se encontraron afines de la década del veinte y comienzos de la del treinta en la universidad deFriburgo. Estos intelectuales se dedicaron fundamentalmente al problema decómo estructurar una economía libre y humana. El otro grupo provino de losllamados «neoliberales»35, cuyos más prominentes representantes fueron Alexan-der Rüstow y Wilhelm Röpke. Ya durante el nacionalsocialismo iniciaron Röpkey Böhm una serie de publicaciones, cuyo título fue «Orden de la Economía

    35 Según Philipp Herder-Dorneich el concepto «neoliberalismo» apareció por pri-mera vez en 1938, en París, en un encuentro de grupos liberales, que tenían dife-rentes posturas. Véase: idem, El mercado y sus alternativas en una sociedad libre,Freiburg, 1968, pág. 123.

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    (wirtschaftsordnung )». Röpke, con ocasión de una conferencia en el «Círculopara la política social», en el año 1932, sentó las bases del neoliberalismo.

    Según Schlecht hubo en Alemania, entre los años 1933 y 1945, una «eco-nomía subterránea» y una «economía en el exilio» (los «freiburger» y los

    «turcos»). La idea principal de estas dos corrientes consistió en crear un siste-ma económico que, sobre la base de la libertad pero dentro de las fronteras dela responsabilidad social, funcionara. El Ordo y Neoliberalismo fueron ideasque, ante todo, designaron una economía libre pero al mismo tiempo social.Los miembros de ambas corrientes representaron algunas posturas diferentesen forma individual, pero en lo referente al orden económico tenían una ideacomún. «Cuando se habla de las sutiles diferencias en las concepciones de losmás importantes representantes de la economía social de mercado, no se de-ben olvidar, sin embargo, las grandes coincidencias, en las cuestiones esencia-les. La rehabilitación de una economía de mercado, con algunas modificacio-

    nes, fue una de las más, sino la más significativa de las opciones en pro de unorden social, en la historia de Alemania. Esta fue sin duda alguna una opciónexplícita, que fue precedida por un extenso debate sobre las ventajas y des-ventajas de los diferentes sistemas»36. Por orden económico entiende WalterEucken la «totalidad de las formas realizadas, en las cuales, en concreto, sedesarrolla diariamente el proceso económico»37.

    2.1.1. Crítica al laissez-faire  liberal

    Aunque el ideario de la economía social de mercado hunde sus raíces enlos grandes surcos de las corrientes liberales, en ningún caso se lo puede iden-tificar con la economía liberal del siglo XIX. Los padres de la economía socialde mercado coinciden con el antiguo liberalismo en la valoración positiva dela economía de mercado como la estructura del proceso económico. Peroellos se diferencian fundamentalmente de este liberalismo en que la economíade mercado representa solo un medio, y no hacen de ella un ídolo o unaconcepción del mundo como el liberalismo clásico. «Si nosotros en Alema-nia» –dice Erhard– «hablamos de economía social de mercado, no pensamosen la economía liberal según las creencias de los ingleses manchesterianos(...). No, la economía social de mercado, y con esto no pretendo patentar esteconcepto, pretende algo diferente y más. Ciertamente, ella quiere encontrar através de la competencia la que no se puede separar de un exitoso y libresistema económico, una síntesis entre libertad personal y seguridad social»38.

    36 O. Schlecht, Grundlagen und Perspektiven der Sozialen Marktwirtschaft  (Funda-mentos y perspectivas de la economía social de mercado), Tübingen 1990, pág.15. Sobre las diferencias véase: D. Grosser, Soziale Marktwirtschaft zwischen Ideal und Realität  (Economía social de mercado entre ideal y realidad), en Gerd Langguth(ed.), Macht bedeutet Verantwortung, Adenauers Weichenstellungen für die heutige

    Politik, Köln, 1994, págs. 51 y ss.37 Walter Eucken, Grundlagen der Nationalökonomie (Fundamentos de la Econo-

    mía Nacional), Berlin, 1950, pág. 72.38 L. Erhard, «Europäische Bilanz. Rede vor der Gesellschaft für auswärtige Politik

    und der Österreichischen Industriellen-Vereinigung am 8. Februar 1961 in Wien»,en idem, Deutsche Wirtschaftspolitik, ref. dada, pág. 543.

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    Otra diferencia con el liberalismo radica en el rol económico del Estado.Los fundadores de la economía social de mercado estaban impregnados de unprofundo escepticismo frente al libre juego de las fuerzas del mercado. Ellosrechazaron la idea de una regulación automática del mercado, en virtud del

    afán de lucro y de la búsqueda de los propios intereses del individuo.Ellos, alcontrario, partieron de la base de que una economía libre no está por si solaen situación de satisfacer las exigencias sociales y económicas en forma ópti-ma y se plegaron, consecuentemente, por la intervención del Estado en elámbito económico. El mercado necesita de la función reguladora y contralo-ra del Estado, el cual debe poner los marcos de acción para la economía.Según Röpke, para los liberales la economía de mercado es una «planta sil-vestre» (Naturgewächs) y para los «neoliberales» una «planta cultivada» querequiere de permanente cuidado39.

    Otra diferencia estriba en el claro acento de los objetivos sociales. Los

    «neoliberales», al contrario de los antiguos liberales, exigen un estado fuerte,al cual asignan una función ordenadora. Le asignan además una función cen-tral, como portador de la política económica y social. Él debe colocar losparámetros de referencia que organicen el proceso económico. Müller-Ar-mack aspiraba a una economía «socialmente conducida», que evitara las fa-llas del antiguo liberalismo.

    Otra marcada diferencia consiste en que el «neoliberalismo», al contrariodel paleoliberalismo, no absolutizó la economía. Rüstow sostenía: «Nosotrossomos mucho más de la opinión de que las cosas económicas tienen que estar

    subordinadas a puntos de vista supraeconómicos40

    . En este sentido, formulóMüller-Armack que la idea de una economía social de mercado procede de laeconomía neoliberal clásica. «Pero esta, cuyo pilar es la competencia, no co-rresponde integralmente a lo que es la economía social de mercado. Mientrasque la teoría neoliberal se apoya esencialmente en el rol de la competencia, laeconomía social de mercado desborda el ámbito meramente económico, abor-dando todo el espectro de la sociedad»41.

    2.1.2. Critica a la economía centralmente planificada

    Los recientemente nombrados economistas criticaron no solo el liberalis-mo laissez-faire, si no también la economía centralmente planificada del co-lectivismo, pues según su opinión, el hombre en este sistema dependía total-mente del Estado. La única alternativa frente al socialismo marxista era laeconomía social de mercado. Esta se diferencia claramente de una economíacentralmente planificada al optar por un sistema económico descentralizado,así como por el derecho a la propiedad privada de los medios de producción.

    39 Véase W. Röpke, Die Gesellschaftskrise der Gegenwart  (La crisis social del pre-sente), 6º edición, Stuttgart, 1979, pág. 87

    40 A. Rüstow, Rede und Antwort, ref.dada, pág. 73. Véase también L. Erhard,Wohlstand für alle (Bienestar para todos), Düsseldorf, 1957, pág. 9.

    41 A. Müller-Armack, Die Soziale Marktwirtschaft nach einem Jahrzehnt ihrerErprobung , ref. dada, pág. 252.

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    La concentración del poder político y económico en manos del Estado con-tradice claramente las metas de la economía social de mercado. El «neolibe-ralismo» va en la dirección contraria, es decir, el poder no se concentra enmanos del Estado, sino que existe descentralización de las decisiones y al

    mismo tiempo formación de una competencia económica eficiente.

    2.1.3. La «tercera vía»

    Los mencionados economistas promovieron una nueva forma económicay política. Esta vía fue pensada como una concepción de la sociedad quesirviera como modelo para la reconstrucción de Alemania, basada en unaexistencia humana más digna.

    A nivel económico, esta tercera vía aspiraba, no a reconstituir una econo-

    mía laissez-faire, o una economía centralmente planificada, sino a una nuevasíntesis, en que el Estado tendría una labor de complementación y, al mismotiempo, la libertad económica de los miembros de la sociedad a través delderecho a la propiedad privada, quedaría garantizada.

    Müller-Armack tenía la convicción de que las alternativas de la época, asaber, una economía liberal o centralmente planificada, estaban interiormenteagotadas. Para él, su modelo no es una vaga mezcla ni un compromiso partida-rio sino que, dentro de las posibilidades de su tiempo, representa una «nuevalograda síntesis»42.

    Para Röpke, quien hizo un decisivo aporte a la concepción de la terceravía, esta consiste en lo siguiente: «La nueva orientación de la política econó-mica –en una dirección que por sus representantes es designada como ‘terceravía’– consiste precisamente en esto, en que la vía socialista es reconocidacomo intransitable, sin que esto signifique que nosotros regresemos al viejo ytransitado camino del ‘capitalismo’»43. La economía social de mercado repre-senta para sus fundadores una alternativa política y económica entre capita-lismo y colectivismo.

    2.2. La economía social de mercado como un modelo de ordenamiento político

    Desde 1948, la política económica alemana ha sido conducida bajo elsigno de la economía social de mercado. Desde esa época ella sirve para de-signar el sistema económico. Fue Müller-Armack el que, como estrecho cola-borador de Erhard, no solo acuñó el término «economía social de mercado»,sino también con Eucken, Röpke, Rüstow, Böhm y Erhard desarrolló siste-máticamente este concepto. Este utilizó por primera vez este término en suartículo «Orden económico y economía de mercado», que fue publicado a

    42 A. Müller-Armack, «Die Notwendigkeit einer neuen politischen Form» (La nece-sidad de un nuevo ordenamiento político), en Wirtschaftsordnung und Wirtschaftspolitik, ref. dada, pág. 109.

    43 Wilhelm Röpke, Die Lehre von der Wirtschaft  (La doctrina económica), 6º edi-ción, Erlenbach-Zürich, 1951, pág. 297.

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    fines de 1946 y en donde la definía como una «idea de ordenamiento político,cuya meta es combinar, sobre la base de una economía competitiva, la libreiniciativa con el progreso social, garantizado a su vez por la eficiencia de laeconomía de mercado»44. Dicho con otras palabras, «ella representa el inten-

    to de una nueva síntesis entre diferentes aspectos del proceso económico y elesfuerzo por unir los progresos del ámbito social y económico con los progre-sos de la sociedad»45.

    A raíz de fuertes críticas provenientes principalmente del SPD, Müller-Ar-mack formuló en el año 1972 claramente lo que ella es –en seis puntos– en suartículo «La economía social de mercado y sus contradictores»:

    «1. La economía social de mercado se basa en la función de un mer-cado flexible y dinámico.

    2. La economía social de mercado aspira no solo de producir bienes y

    servicios a través del proceso económico, ampliando las posibilidadesde un libre desarrollo personal, sino también brindar progreso social.

    3. La economía social de mercado no propone un Estado débil, sinoque ve en un estado fuerte y democrático las condiciones para el funcio-namiento de este orden. El Estado no solo debe servir para garantizar elderecho a la propiedad privada, sino que precisamente a través de teo-rías económicas debe ser reforzada la esencial tarea de preocuparse porla mantención de una competencia económica real, como una funciónpolítica (en el sentido de Eucken, Franz Böhm y Miksch). La garantía

    estatal de la competencia rechaza al mismo tiempo las poderosas in-fluencias en el mercado4. El mercado, cuyo rendimiento económico a menudo significa pro-

    greso social, no puede ser el único garante de las demandas sociales. ElEstado tiene la indiscutible labor de distribuir los ingresos, a través desu presupuesto y de garantías públicas, que resultan del proceso econó-mico, y hacer posibles las prestaciones sociales como el subsidio paralos hijos, subsidio para los arriendos, las jubilaciones, las pensiones,subvenciones sociales, etc.

    5. Aparte de las estrictas labores de asegurar la competencia econó-

    mica y las demás labores de protección social, el Estado, como nuncaantes, está más consciente de su responsabilidad en la política social,para mejorar la muy citada ‘calidad’ de vida, es decir, el nivel de vidapara todos.

    6. El orden de la economía social de mercado incorpora todos losobjetivos que se deben considerar a futuro. Ella permanece, en estesentido, como una economía de mercado, la cual a través de la libreacción de todos los grupos de la sociedad, la propiedad privada, unorden jurídico garantizado y un permanente crecimiento económico

    tanto en el presente como en el futuro, ofrecen el mejor fundamento

    44 A. Müller-Armack, «Soziale Marktwirtschaft», en Erwin Beckerat (ed.),Handwörterbuch der Sozialwissenschaften, ref. dada, pág. 390.

    45 A. Müller-Armack, Der Moralist und der Ökonom, ref. dada, pág. 126.

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    para completar las tareas que nos hemos propuesto promover en elámbito privado y estatal (...). Todos los órdenes en el futuro, que lospaíses libres del mundo desean practicar tendrán que seguir de algunamanera la idea de una economía social de mercado»46.

    2.3. Economía social de mercado y democracia

    El sistema económico de un país está siempre en estrecho contacto con susistema político. La economía social de mercado funciona, en cierto sentido,según el principio de que cada poder regula y controla a los otros. En efecto,se podría decir que ella representa una organización democrática de la econo-mía, pues intenta controlar el poder económico y limitar sus abusos.

    Los dos pilares esenciales de Alemania (al menos a partir de 1948) son,

    por un lado, la democracia, y por otro, la economía social de mercado. Am-bos se apoyan y fortalecen mutuamente. El éxito económico de los años cin-cuenta –no solo pero también atribuible a la economía social de mercado–fue una condición esencial para la rápida aceptación, por parte de la pobla-ción, de la democracia.

    Los fundadores de la economía social de mercado pusieron gran énfasis enel tema economía y democracia, la cual constituía un principio rector funda-mental. Ante la pregunta por la relación entre economía y democracia, Mü-ller-Armack contesta que esta última exige un modelo económico, en el cual

    los conflictos, en la medida de lo posible se distiendan.El quiebre de los estados socialistas de Europa del Este ha dejado clara-mente establecida esta relación. La afirmación de que una democracia sin unmínimo fundamento económico de mercado en ninguna parte puede durar hasido tenido en cuenta por los países de Europa del Este, quienes han acompa-ñado su proceso de democratización, al mismo tiempo, con la liberalizaciónde la economía. Una condición fundamental para la construcción de una eco-nomía social de mercado es la existencia de un orden democrático, pues estaexige de la democracia no solo garantizar los derechos fundamentales y laslibertades políticas, sino también el garantizar los derechos económicos. Asíse intentan frenar o limitar las consecuencias del abuso de poder.

    La economía social de mercado y la democracia se complementan y nece-sitan mutuamente. En este sentido, afirma Alexander Rüstow: «Si nosotrosqueremos mantener el argumento de que la libertad económica es un funda-mento inalienable de la democracia, del mismo modo, tenemos que limitar-nos a la economía social de mercado y no deberíamos aplicarlo a cualquierotra forma de economía de mercado»47.

    Dado que la economía social de mercado no fue concebida como un orden

    46 Alfred Müller-Armack, «La economía social de mercado y sus contradictores»,en Genealogía de la economía social de mercado, ref. dada, págs. 150-151.

    47 A. Rüstow, «Wir fördern die Fundierung der Demokratie durch dieWirtschaftsordnung» (Promovemos la unión de la democracia a través del ordeneconómico), en W. Hoch (ed.), Rede und Antwort (Discurso y respuesta), ref.dada, pág. 222.

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    valórico neutral, necesita en primera instancia de un orden político y jurídico,que garantice en el ámbito sociopolítico los derechos fundamentales del hom-bre. La libertad política promueve la creatividad, la cual es una esfera funda-mental para una actividad económica exitosa. Para el desarrollo personal

    del hombre se precisa al mismo tiempo de un mínimo estándar de vida,como también de la justicia social y la seguridad social. Una política socialno puede, en este sentido, ser solo una corrección a posteriori de los efectosindeseados del mercado. Para que la economía social de mercado puedafuncionar correctamente, exige tanto en la política como en la política eco-nómica el respeto de los principios democráticos esenciales; de este modo,ella representará la mejor alternativa económica para desarrollar los talen-tos y las capacidades humanas. Por ello fue definida por sus fundadorescomo un estilo, como una forma de vida. Necesita de hombres activos, quie-nes con creatividad, iniciativa, motivación y responsabilidad busquen en

    forma permanente las mejores soluciones para la sociedad. «La economíasocial de mercado depende de la democracia, pues la libertad humana esindivisible, y el ciudadano políticamente maduro no estará bajo la perma-nente tutela de un Estado centralmente planificado, y porque las virtudesciudadanas, necesarias en una sociedad libre, también son irrenunciablespara un sistema económico»48.

    2.4. El mercado en la economía social de mercado

    El mercado es esencialmente un instrumento de organización, el cual ar-moniza las capacidades humanas unas con otras. Él es considerado como elmedio más eficaz de colocación de los recursos y para la distribución de bie-nes y servicios. En este sentido, no es un puro mecanismo, si no más bien unainstitución social para la regulación del intercambio de bienes entre las perso-nas

    El concepto «economía de mercado» supone la eficiencia económica y laproductividad, para garantizar de este modo el crecimiento de bienes y servi-cios así como el incremento de los ingresos. Este concepto conduce ademáshacia un proceso de descentralización, en el cual la oferta y la demanda son elresultado de numerosas decisiones individuales de los sujetos económicos (co-merciantes, empresarios, productores, consumidores).

    La economía social de mercado funciona bajo la condición del mercado,en el cual la competencia y la propiedad privada constituyen partes funda-mentales. La esencia del mercado estriba no solo en su capacidad de garanti-zar un óptimo suministro de bienes y servicios, sino sobre todo en la armoni-zación de la libertad, la justicia social, la igualdad social y la eficiencia delmercado. Por ello, Alfred Müller-Armack afirma que el valor moral de la

    libertad personal y de la seguridad social no debería admitir duda alguna, seacual fuere el punto de vista desde la cual se la considere. Con el mercado

    48 O. Schlecht, «Signatur der Zeit» (Signos de los tiempos), en Handelsblatt , 26 deoctubre de 1991, Frankfurt, pág. 1.

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    sucede algo diferente. «Para que funcione completamente, requiere la liber-tad del individuo para actuar de acuerdo con sus intereses y su juicio a fin deofrecer por intermedio de la totalidad de las prestaciones, la posibilidad deigualdad social y beneficios sociales»49.

    El mercado cumple una función social, pero en forma insuficiente, dadoque él solamente en forma indirecta favorece al consumidor al posibilitar laproducción de bienes y servicios. La economía social de mercado no descono-ce la importancia del mercado, intentando utilizar las fuerzas dispersas deeste al mismo tiempo para la seguridad social y el mejoramiento de las condi-ciones del medio ambiente50.

    Los padres de la economía social de mercado estaban muy conscientes dela tensión entre ética y mercado. A juicio de ellos, su modelo contiene sufi-cientes elementos para superar esta tensión. El mercado no es una meta en sí,sino un medio, que de suyo no es ni moral ni inmoral. «Si yo antiguamente

    dije –menciona Röpke– que una ‘economía de mercado no es suficiente’, pusecon esto de relieve dos frentes. Esto es, que la economía de mercado es unanecesaria pero no suficiente condición para un orden económico digno, pro-ductivo, lucrativo y libre. Según y como pongamos el acento, aparece otroaspecto. Nosotros podemos decir: la economía de mercado es una condiciónnecesaria, entonces ponemos el acento en este aspecto. Nosotros podemosdecir: la economía de mercado no es una condición suficiente, entonces pone-mos el acento más en el otro aspecto. Esto significa, por una parte, que noso-tros nos dirigimos contra los ultra moralistas, los románticos puros, que no se

    toman el tiempo para pensar sobre la esencia de la economía de mercado y,por otro lado, nos dirigimos contra aquellos economistas utilitaristas y so-cialracionalistas»51.

    2.4.1. La competencia

    La competencia pertenece a los principios fundamentales de la economíasocial de mercado. Sus fundadores persiguieron la creación o bien, respecti-vamente, el mantenimiento de un orden competitivo, que sirviera tanto alcrecimiento económico como al progreso social, de tal modo que sus frutossean traspasados a los consumidores. En atención a esto es que la competen-cia es considerada como uno de los primeros principios de coordinación deeste sistema económico, correspondiéndole dos tareas esenciales: impedir losmonopolios o bien, respectivamente, distribuir el poder económico y asegu-rar la eficiencia del mercado. Esto implica que este último no debe permane-cer ni bajo el control del Estado ni bajo el control de los monopolios.

    49 A. Müller-Armack y L. Erhard, «Soziale Marktwirtschaft», Manifest 72 (Mani-fiesto 72), ref. dada, pág. 55.

    50 Véase A. Müller-Armack, Der humane Gehalt der Sozialen Marktwirtschaft , ref.dada, pág. 170.

    51 Wilhelm Röpke, «Wirtschaft und Moral» (Economía y Moral), en Was ist wichtigerals Wirtschaft? (¿Qué es más importante que la economía?), Tagungsprotokoll,Nº 15, Ludwigsburg, 1960, pág. 18. Véase también: L. Erhard, DeutscheWirtschaftspolitik, Der Weg der Sozialen Marktwirtschaft , ref. dada, pág. 184.

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    En este contexto, la competencia no es, sin embargo, «una lucha descar-nada de todos contra todos, sino un incentivo para la eficiencia y una compa-ración para el rendimiento. Por lo tanto, la conformación de una economíacompetitiva debe ser exigible a todos los participantes en el mercado, siendo

    decisiva para el interés económico global»

    52

    . La competencia requiere de unaregulación estatal, es decir, al Estado le corresponde la tarea de crear las con-diciones necesarias para su correcto funcionamiento, pues como la experien-cia lo ha demostrado, elkla no puede realizar por sí sola la labor de armonizarel actuar económico de los individuos con el interés general.

    No es sorpresa que algunos empresarios intenten evadir la competencia oeliminarla, para alcanzar el monopolio económico. Sobre esta base, los pa-dres de la economía social de mercado coincidieron en que los derechos rela-cionados con las libertades económicas solo pueden ser garantizados en ellargo plazo, si se aplican las medidas adecuadas contra las diferentes formas

    de limitación de la competencia.Tampoco puede ser olvidado que existen bienes de uso público, como por

    ejemplo, aire (puro), sol, agua (pura) que no son transables en el mercado.Los así llamados «bienes libres» deben estar la servicio de todos.

    Es claro, entonces, que una economía social de mercado no puede funcio-nar sin la competencia. Se deben dejar libres las fuerzas naturales del merca-do, pero al mismo tiempo de debe establecer el marco regulatorio, para lo-grar que el progreso económico sea también «social». La competencia es,entre otras cosas, considerada como un instrumento para la promoción de la

    justicia social. Ella promueve la justicia social a través de un sistema econó-mico descentralizado y competitivo, el cual ofrece tanto o más bienestar eco-nómico que otros sistemas económicos. Por ello es que en una competenciade este tipo existe un gran producto social a disposición. Por otra parte, losingresos en este tipo de ordenamiento económico corresponden a los factoresde producción y son repartidos en el producto social. Además, la competen-cia promueve la justicia social, en la medida en que ella obliga a los oferentesa través de un alto rendimiento, a ofrecer sus productos a los precios másbajos posibles. La competencia no es de suyo ni injusta ni asocial. En la medi-da en que ella obliga al mejoramiento de los productos, a la reducción decostos y precios, produciendo con ello el incremento del nivel de vida, actúa«socialmente» en forma indirecta. Esto significa que realiza también funcio-nes sociales. Ahora bien, para que ella pueda llevarlas a cabo con estas fun-ciones, se deben cumplir una serie de prerrequisitos: a) respeto a la propiedadprivada de los medios de producción, establecida constitucionalmente; b) sedebe garantizar una formación libre de precios en el mercado, como asimis-mo una estabilidad monetaria; c) acceso libre al trabajo; d) el capital y losbienes y servicios deben también ser reconocidos y garantizados53.

    52

    A. Müller- Armack y L. Erhard, «Soziale Marktwirtschaft», Manifest 72, ref.dada, pág. 56.53 Véase Manfred Spieker, «Katholische Soziallehre und Soziale Marktwirtschaft (Doc-

    trina social de la Iglesia y economía social de mercado)», en ORDO, Tomo 45 (1994),pág. 186. Véase también A. Müller-Armack, «Soziale Marktwirtschaft», en ErwinBeckerath (ed.), Handwörterbuch des Sozialwissenschaften, ref. dada, pág. 391.

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    Como hemos venido señalando, desde esta perspectiva no basta dejar lacompetencia librada a su propia dinámica. El Estado debe cumplir un rolactivo bajo el lema: «Mercado en la medida de lo posible, Estado en lamedida de lo necesario». De este modo, se puede evitar la tensión entre la

    competencia y el principio de solidaridad, y de igual manera, ser corregidoslos resultados no deseados del mercado. La expresión «corrección» no sig-nifica, empero, que el Estado social interviene solo posteriormente en elproceso económico, corrigiendo los resultados de la distribución económi-ca. Las intervenciones de carácter preventivo, la dirección global y la plani-ficación no están prohibidas ni por el principio del Estado social ni por losderechos fundamentales. Por el contrario, un Estado social debe garantizar,desde esta perspectiva, precisamente en virtud de su labor, la justicia so-cial54.

    Hay que mencionar también que la competencia posibilita la descentrali-

    zación de las decisiones económicas. Esto produce, por un lado, una graneficiencia económica y, por otra parte, coopera a través del mejoramiento delas condiciones de vida con la justicia e igualdad social. Por último, la compe-tencia es tanto una garantía para la función del mercado, como también paraun crecimiento económico sostenido. Ludwig Erhard afirma al respecto: «‘Bien-estar para todos’ y ‘bienestar a través de la competencia’ son postulados inse-parables. El primero indica la meta; el segundo, el camino que conduce a esameta (...). El medio más exitoso para lograr y garantizar la prosperidad eco-nómica es la competencia. Solo ella puede hacer que el progreso económico

    beneficie a todos los hombres, especialmente en su calidad de consumidores,y que se eliminen todas las ventajas que no resulten directamente de unaelevada productividad»55.

    2.4.2. La propiedad privada

    Entre la propiedad privada y el orden económico existe una estrecha rela-ción. La economía social de mercado presupone la existencia de la propiedadprivada para su funcionamiento. Pero esta última tiene, además, un gran sig-nificado para toda la sociedad, encontrando su legitimación en el hecho deque representa una ventaja no solo para los propietarios, sino también paratoda la sociedad. El derecho fundamental a la propiedad es un medio paragarantizar la libertad y el desarrollo personal del hombre. En virtud de esto,ella es conditio sine qua non para el buen funcionamiento de la economía. Eneste sentido, afirma Röpke: «Para que entendamos correctamente el signifi-cado de la propiedad en una sociedad libre, tenemos que comprender que ellatiene una doble función. Propiedad no significa solamente, como enseña elderecho privado, demarcar la esfera individual de las decisiones y responsabi-lidades frente a los otros individuos. La propiedad significa mucho más, ga-

    rantizar la protección de la esfera individual frente al poder político. Ella

    54 Véase M. Spieker, Legitimitätsprobleme des Sozialstaats (Problemas de legitima-ción del Estado Social), Bern/Stuttgart, 1986, pág. 241.

    55 Ludwig Erhard, Bienestar para todos, ref. dada, pág. 9.

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    traza no solo una frontera horizontal sino también vertical. Recién en estadoble función puede ser la propiedad entendida integralmente como una con-dición irreemplazable de la libertad»56.

    La propiedad privada tiene, entonces, la misión de limitar el poder del

    Estado, que lo monopoliza todo, y donde el ciudadano se encuentra absoluta-mente indefenso. En este sentido, se debe afirmar con toda claridad que losfrutos de una economía social de mercado no se percibirán sino se garantizala libre iniciativa y el derecho a la propiedad privada de los medios de pro-ducción.

    Tanto el orden económico como el jurídico deben garantizar una serie dederechos y libertades. A ellos pertenece naturalmente el derecho a la propie-dad privada, el cual está íntimamente ligado a la libertad por ser un medioinsustituible para garantizar el desarrollo personal. Así como la propiedadprivada es una condición para la competencia, así también es la competencia

    una condición para que la propiedad privada no conduzca a abusos económi-cos y sociales. «La propiedad privada de los medios de producción requieredel control a través de la competencia»57.

    Conscientes del peligro de absolutizarla, los fundadores de la economíasocial de mercado afirmaron claramente que esta, como derecho natural, nose opone al destino universal de los bienes. Para ellos siempre estuvo presentela pregunta: «¿cómo puede la propiedad privada convertirse en un instru-mento económico y social aprovechable para la construcción del orden so-cial?»58. Para alcanzar esta meta se requiere cumplir con una doble exigencia.

    Por un lado, se debe hacer posible el acceso y la adquisición de la propiedad atodos. Por otro lado, la propiedad debe estar regulada por su recto uso.Al Estado le corresponde la tarea de garantizar el derecho a usar de la

    propiedad. Pero este derecho no debe ser «sacralizado» ni absolutizado, sinoque se deben considerar sus aspectos y obligaciones sociales. Con otras pala-bras, el Estado es responsable de la existencia de un justo ordenamiento de lapropiedad. De este modo, esta debe estar subordinada al destino universal delos bienes. Solo así se constituirá realmente en un aporte al bien común. Lapropiedad privada es el mejor medio para una mejor administración, distri-bución y desarrollo de los bienes.

    2.5. Lo social en la economía social de mercado

    Los creadores de la economía social de mercado le dieron gran prioridad alos aspectos sociales de la economía, rechazando categóricamente las sospe-chas de que la expresión «social» no sería más que un encubrimiento propa-gandístico de las falencias del capitalismo, o simplemente «una palabra deco-

    56 W. Röpke, Jenseits von Angebot und Nachfrage (Más allá de la oferta y la deman-da), 5º edición, Stuttgart, 1979, pág. 150.

    57 W. Röpke, «Die Politik zur Herstellung der Wettbewerbsordnung», en Grundtextezur Sozialen Marktwirtschaft , Tomo I, ref. dada, pág. 153.

    58 W. Eucken, Wettbewerb, Monopol und Unternehmer, Bad Neuheim, 1953, pág. 19.

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    rativa». Para ellos lo «social», representaba mucho más que una etiqueta, erauna obligación moral. Estaban convencidos de que este nuevo ordenamientoeconómico constituía una «nueva síntesis» (Müller-Armack), pero ¿en quéconsistía esta nueva síntesis?

    Aunque dentro de sus representantes, el epíteto «social» es interpretadode diferentes maneras, existe una unidad esencial en su contenido59. SegúnAlexander Rüstow lo social implica «una oposición a otro tipo de economíaque lógicamente puede ser llamada ‘asocial’»60. Para Röpke, lo social marcala differentia specifica frente a otros sistemas económicos; por lo tanto, estapalabra debe ser «subrayada con un grueso rojo»61. En el mismo sentido sepronuncia Erhard, para quien el vocablo «social» debe ser escrito con mayús-cula62. Para este último, del aspecto social deriva una triple consecuencia paralos ciudadanos. En primer lugar, dado que la libertad económica esta regula-da, se coloca al ciudadano en la situación de hacer frente a los riesgos socia-

    les. En segundo lugar, se le garantiza, en virtud de la solidaridad de la socie-dad, un mínimo nivel de vida en casos de situaciones difíciles. Por último,bajo la garantía de la libertad se crean las condiciones para tender a nivelarlas sociedades. Al mismo tiempo, Erhard separa el concepto de economíasocial de mercado del de «Estado bienestar», el cual es designado tambiénpor él como «no social», pues «relaja las responsabilidades y deja que elrendimiento individual decrezca»63. La economía social, por el contrario, sebasa en una economía eficiente, donde la persona puede desarrollar sus pro-pias capacidades. Para Eucken, por su parte, lo «social» significa vivir en un

    mundo sin monopolios y con independencia. Él subrayó la idea de que unsistema económico debe ir más allá del punto de vista de la eficiencia delmercado. La política social debe ser integrada en la medida de lo posible en lapolítica económica. Es decir, todos los ciudadanos que no tienen acceso direc-to al mercado deben participar, a pesar de esto, de las ganancias económicas.Mientras más ciudadanos participan del proceso económico, mayor será lalimitación del poder económico y mejor se podrá combatir la formación demonopolios.

    Para Oswald von Nell-Breuning, la expresión «economía social de merca-do» no significa otra cosa que una economía, en oposición a una economíalibre, individualista y liberal, que se encuentra ligada a la sociedad. Agrega

    59 Véase Dietrich Schönwitz y Horst Friedrich Wünsche, «Was ist ‘sozial’ an derSozialen Marktwirtschaft?