yahya harum - antes de lamentarse

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ANTES DE LAMENTARSE Dijo (el profeta): ¡Señor! ¡Auxíliame, que me desmienten!”. Dijo (Dios): “Un poco más y se arrepentirán” (Corán, 23:39-40) HARUN YAHYA

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ANTES DE LAMENTARSE

ANTES DE LAMENTARSE

Dijo (el profeta): Seor! Auxliame, que me desmienten!.Dijo (Dios): Un poco ms y se arrepentirn(Corn, 23:39-40)

HARUN YAHYAPrimera edicin en turco: Julio de 1999.-

Primera edicin en ingls: Febrero de 2001.-

Segunda edicin en ingls: Noviembre de 2002.-

Traduccin del ingls al castellano: Abu Dharr Manzolillo Julio de 2003 Buenos Aires Argentina

INDICE

INTRODUCCION

EL REMORDIMIENTO QUE SIENTEN LOS SERES HUMANOS EN EL MUNDO

EL COMIENZO DEL LAMENTO DE LOS INCREDULOS: LA MUERTE

LA AFLICCION QUE SE SENTIRA EL DIA DEL JUICIO UNIVERSAL

LA AFLICCION QUE SE SENTIRA EN EL INFIERNO

PARA NO TENER QUE LAMENTARSE EN LA OTRA VIDA

APENDICE: EL COLAPSO DEL DARWINISMOAL LECTOR

El motivo por el cual se dedica un captulo especial al colapso de la teora de la evolucin es que sta constituye la base de todas las filosofas antiespirituales. Dado que el darwinismo rechaza el hecho de la creacin, y por lo tanto la existencia de Dios, ha provocado que durante los ltimos ciento cuarenta aos mucha gente abandone su fe o se vea invadida por la duda. Por lo tanto, se transforma en una obligacin importante relacionada muy estrechamente con el din (modo de vida islmico) mostrar que esta teora es un engao. Resulta imperativo que ese importante servicio sea puesto a disposicin de todos. Y como es posible que algunos de nuestros lectores puedan leer solamente uno de nuestros libros, pensamos apropiado dedicar un captulo al tema, aunque de manera resumida.

Otro punto que tiene que ser enfatizado se refiere al contenido del libro. Las cuestiones relacionadas con la fe se tratan, en todas las obras del autor, a la luz de los versculos cornicos, y se invita a la gente a aprender de ellos y vivirlos. Los temas referidos a las palabras de Dios se explican de una manera tal que no dejan ningn lugar a la duda o al cuestionamiento en el pensamiento del lector.

El estilo empleado, llano, abierto y fluido, asegura que todos, de cualquier edad o grupo social, puedan comprender los escritos de Harun Yahya fcilmente. Esta manera lcida y efectiva del relato lo hace de rpida lectura. Incluso algunos que rechazan la espiritualidad con rigor son influenciados por la veracidad de los hechos a los que se hace referencia en los libros de Harun Yahya, y no pueden refutar sus contenidos.

Este y los dems trabajos del autor pueden ser ledos por una persona sola o por grupos de estudio, para debatirlos. Esto ltimo ser ms beneficioso gracias al intercambio de reflexiones y experiencias.

Adems, ser un gran servicio al din contribuir a la presentacin y lectura de este libro, el cual est escrito solamente para el agrado de Dios. Todos los escritos de Harun Yahya son muy convincentes. Por esta razn, uno de los mtodos ms efectivos de comunicar el din a otras personas es impulsar a su lectura.

ACERCA DEL AUTOR

Bajo el seudnimo de HARUN YAHYA, el autor ha publicado muchos libros sobre cuestiones polticas y relacionadas con la fe. Una parte importante de su obra se ocupa de la visin materialista del mundo y su impacto en la historia y los acontecimientos polticos de todo el planeta. (El seudnimo est formado por los nombres "Harn" (Aarn) y "Yahya" (Juan), en memoria de ambos profetas, muy estimados por su lucha contra la infidelidad).

Sus obras incluyen: Judasmo y Masonera, Masonera Mundial, Terrorismo: El Ritual del Mal, Cbala y Masonera, El Nuevo Orden Masnico, Los Caballeros Templarios, El Islam Denuncia el Terrorismo, La 'Mano Secreta' en Bosnia, Los Kurdos la Carta Secreta de Israel, El Comunismo al Acecho, Fascismo: La Ideologa Sangrienta del Darwinismo, Los Desastres Que Produjo el Darwinismo a la Humanidad (disponible en castellano), Entre Bastidores del Terrorismo, Entre Bastidores del Holocausto, La Poltica Opresiva de China Comunista y la Situacin en Turkestn Oriental, Palestina: La Solucin, Las Normas Eticas del Corn, El Invierno del Islam y la Primavera Esperada, Declaracin de Fe (1, 2 y 3), Un Arma de Satans: el Romanticismo, La Luz del Corn Destruy el Satanismo, Los Ultimos Tiempos y Sus Signos en el Captulo del Corn La Vaca, Signos del Ultimo Da y la Bestia de la Tierra, Realidades (1 y 2), El Mundo Occidental se Vuelve Hacia Dios, El Engao del Evolucionismo (disponible en castellano), Respuestas Precisas a los Evolucionistas, Las Equivocaciones de los Evolucionistas, El Corn se Opone al Darwinismo, La Epoca de Oro, Pueblos Desaparecidos (disponible en castellano), El Arte del Color de Dios, La Verdad de la Vida en Este Mundo, Signos en los Cielos y en la Tierra Para las Personas de Entendimiento (disponible en castellano), El Profeta Moiss, El Profeta Yusuf, El Profeta Muhammad (BP), El Profeta Salomn, La Gloria Est por Todas Partes, La Importancia de las Evidencias de la Creacin, La Pesadilla del Incrdulo, Conocimiento de la Verdad, La Eternidad Ya Ha Comenzado, La Eternidad y la Realidad del Destino, Materia: Otro Nombre de la Ilusin, El Hombrecito en la Torre, El Islam y la Filosofa del Karma, La Magia Negra del Darwinsimo, La Religin del Darwinismo, El Colapso de la Teora de la Evolucin en 20 Preguntas, La Ingeniera de la Naturaleza, La Tecnologa Copia a la Naturaleza, El Atolladero del Evolucionismo I (Enciclopdico), El Atolladero del Evolucionismo II (Enciclopdico), Dios es Conocido a Travs de la Razn, El Corn Gua el Camino de la Ciencia, El Verdadero Origen de la Vida, Conciencia en la Clula, La Tecnologa Imita a la Naturaleza, Una Retahla de Milagros, La Creacin del Universo (disponible en castellano), Los Milagros en el Corn, El Designio de la Naturaleza, Autosacrificio y Modelos Inteligentes de Comportamiento entre los Animales, Chicos, Darwin Menta!, El Fin del Darwinismo, Nunca Defienda la Ignorancia, El Milagro Verde: La Fotosntesis, El Milagro del Atomo, El Milagro en la Clula, El Milagro del Sistema Inmune, El Milagro en el Ojo, El Milagro de la Creacin en los Vegetales, El Milagro en la Araa, El Milagro en el Mosquito, El Milagro en la Abeja, El Milagro en la Hormiga, El Milagro de la Semilla, El Milagro en la Termita, El Milagro de la Hormona, El Milagro del Cuerpo Humano, El Milagro de la Creacin del Ser Humano, El Milagro de la Protena, El Milagro del Olfato y del Gusto, El Milagro del Micromundo, Los Secretos del ADN.

Los libros para nios del autor son: Maravillas en la Creacin de Dios, El Mundo de los Animales, La Gloria en los Cielos, Criaturas Asombrosas, Aprendamos Nuestro Islam, Los Milagros en Nuestros Cuerpos, El Mundo de Nuestras Amiguitas: Las Hormigas, Los Panales Perfectos de las Abejas, Constructores Hbiles de Diques: Los Castores.

Otros trabajos del autor sobre temas cornicos incluyen: Nunca Pensaron Acerca de la Verdad?; Devotos de Dios; Abandono de la Sociedad de la Ignorancia; La Real Morada de los Creyentes, El Paraso; Valores Morales en el Corn; Conocimiento del Corn; Index del Corn; La Emigracin por la Causa de Dios; Referencia a los Hipcritas en el Corn; Los Secretos del Hipcrita; Los Nombres de Dios; La Comunicacin del Mensaje y la Discusin en el Corn; Conceptos Bsicos en el Corn; Respuestas Desde el Corn; Muerte, Resurreccin, Infierno; La Lucha de los Mensajeros; El Enemigo Jurado del Ser Humano: Satans; La Mayor Difamacin; La Teora de la Evolucin; Idolatra, la Religin del Ignorante; La Arrogancia de Satans; El Rezo en el Corn; La Importancia de la Consciencia en el Corn; El Da de la Resurreccin; No Olvidar Nunca; Desprecio de los Dictmenes Cornicos; Abandono de la Sociedad de la Ignorancia; La Importancia de la Paciencia en el Corn; Conocimiento General a Partir del Corn; Rpida Adhesin a la Fe (partes 1, 2 y 3); Razonamiento Imperfecto del Incrdulo; La Fe Perfeccionada; Lo Que Dicen Nuestros Mensajeros; La Compasin de los Creyentes; El Temor a Dios; La Pesadilla del Incrdulo; El Profeta 'Isa (Jesucristo) Vendr; Las Bellezas de la Vida Presentadas por el Corn; Un Conjunto de las Bellezas de Dios (partes 1, 2, 3 y 4), La Iniquidad Llamada "Burla"; El Secreto de la Prueba; La Verdadera Sabidura Segn el Corn; El Combate con la Religin de la Irreligin; La Escuela de Yusuf; La Alianza de Dios; La Difamacin Contra los Musulmanes A lo Largo de la Historia; La Importancia de Seguir la Buena Palabra; Por Qu Te Autoengaas?; El Islam: La Religin de la Tranquilidad; El Entusiasmo y el Vigor Segn el Corn; El Ver el Bien en Todo; Cmo Interpreta el Corn el Ignorante?; Algunos Secretos del Corn; El Valor de los Creyentes, Confiados en el Corn, La Justicia y la Tolerancia en el Corn, Pilares Fundamentales del Islam, Los Que Desatienden el Corn, El Corn Como Gua, Una Amenaza al Acecho: La Negligencia, La Sinceridad en el Corn, La Religin de las Personas Devotas, Los Procedimientos del Mentiroso Segn el Corn.

INTRODUCCION

Ocasionalmente el individuo enfrenta distintas desgracias y molestias entre las que se encuentran sensaciones que afligen tanto que no se pueden comparar con ningn otro dolor fsico. Ese sentimiento se llama remordimiento.

Pero hay dos formas de remordimiento totalmente distintas: una es la que siente el creyente y otra es la que experimenta el incrdulo. Entre ambas hay una gran diferencia. Los creyentes son quienes tienen una fe absoluta en que todo lo que sucede es porque Dios lo quiere as. Por lo tanto poseen el atributo de confiar de modo incontrovertible en Dios, tanto en momentos de bonanza como cuando hay problemas o comete errores. El Profeta Muhammad (PB)seal en una tradicin, mediante una comparacin, la ndole firme del creyente: El creyente es como un sembrado sacudido por un viento pero que vuelve a su posicin erguida original, firme sobre sus races (Muslim).

El creyente, al cometer un error, se arrepiente de inmediato y sinceramente, esperanzado en el perdn de Dios. En consecuencia, no se siente acongojado ni vive lamentndose. El remordimiento que siente el creyente lo impulsa a arrepentirse, purificarse y evitar repetir el error del caso. Es decir, le ayuda a rectificar los equvocos y a no hundirse en el pesimismo y la congoja. Adems, no le reduce el entusiasmo, devocin o celo religioso ni le arrastra a un remolino de depresin y recelo.

El remordimiento sentido por los incrdulos, por otra parte, es muy angustiante y duradero, puesto que no confan en Dios cuando se encuentran en dificultades o cometen alguna transgresin. A lo largo de sus vidas usan expresiones como estas: Nunca hubiese querido hacer esto, Nunca hubiese querido decir eso, etc.

Lo ms importante es que en la otra vida sufrirn un remordimiento mucho mayor. Quienes en esta vida transcurren sus das alejados de la religin (din), se lamentarn de ello. Porque en este mundo reciben la advertencia, se los invita al sendero recto y tienen tiempo suficiente para meditar y encauzarse en la va correcta. Pero no escuchan lo que se les dice y pasan por alto la existencia del Ms All como si nunca fueran a morir. Pero cuando partan de este mundo ya no tendrn ninguna posibilidad de retornar para corregir sus errores. Dios relata en el Corn esa situacin penosa:

Os hemos prevenido contra un castigo cercano, el Da que el hombre medite en sus obras pasadas y diga el infiel: Ojal fuera yo tierra! (Corn, 78:40).

Si pudieras ver cuando, puestos de pie ante el Fuego, digan: Ojal se nos devolviera (a la vida terrenal)! No desmentiramos los Signos de nuestro Seor, sino que seramos de los creyentes (Corn, 6:27).

Y dirn: Si hubiramos odo o comprendido, no habramos sido Compaeros del Fuego (Corn, 67:10).

El objetivo de este libro es advertir a la gente de ese momento, cuando al lamentarse dirn: Si hubisemos entendido..., Si no hubisemos rechazado los signos de nuestro Seor..., Si hubisemos seguido a los que trajeron el mensaje..., Si nos hubisemos comportado de tal y tal modo..., etc. Y en consecuencia, invitarlos a vivir para Dios cuando an tienen tiempo de corregir sus equivocaciones.

Hay que tener presente que el lamento de ese da no salvar a nadie de la clera de Dios. La nica manera de evitar caer en esa situacin es someterse a El mientras an hay tiempo y obrar de acuerdo con Sus rdenes.

Este libro es una invitacin al camino de Dios y un recordatorio de las penalidades inevitables en el otro mundo, donde no habr ninguna posibilidad de ocultarse o salvarse. Dios nos recuerda en el Corn:

Escuchad a vuestro Seor antes de que llegue un Da que Dios no evitar. Ese Da no encontraris refugio, ni podris negar (la culpa) (Corn, 42:47).

EL REMORDIMIENTO QUE SIENTEN LOS SERES HUMANOS EN EL MUNDO

Volveos a vuestro Seor arrepentidos. Someteos a El antes de que os alcance el castigo, porque luego no seris auxiliados. Seguid lo mejor que vuestro Seor os ha revelado (es decir, el Corn), antes de que os venga el castigo de repente, sin presentirlo (Corn, 39:54-55).

Cuando una persona est en peligro mortal, su conciencia recorre y justiprecia rpidamente todo lo vivido. Si no se ajust a lo que marca la religin de Dios (din) como pautas y criterios a desarrollar y no se ocup en realizar buenas acciones, se ver abrumada por la afliccin y la pena. Muchas cosas que descuid en el tiempo vivido se le presentarn con toda claridad ante sus ojos. Quizs sea la primera vez que se d cuenta de lo cerca que se encuentra la muerte. Seguramente reconocer que la forma en que vivi no le acredita para el Paraso. Toma conciencia de que no fue agradecida con Dios y percibe que eso tendr consecuencia. Se siente atrapada por un temor espantoso que nunca haba experimentado y comprende que slo Dios puede salvarla de la situacin en la que se halla. Entonces se compromete a ser agradecida y correcta con Dios y recordar siempre lo sucedido. Le implora con ardor que le salve y que le d la posibilidad de seguir viviendo...

De todos modos, hay personas que despus de sobrevivir a un peligro mortal no cumplen con lo prometido a Dios. Apenas se sienten a salvo, vuelven a su anterior estilo de vida. El sentimiento de remordimiento es reemplazado por la ingratitud. Olvidan lo que pensaban y perciban en el momento en que enfrentaban la desolacin. Confiadas en haber superado el peligro, se alejan de Dios como si antes no hubieran experimentado el pesar ni Le hubieran implorado con ahnco. Al sentirse a salvo se ligan a lo mundanal ms que antes, desconociendo la situacin vulnerable en la que se encontraban. En el Corn se describe el estado psicolgico de gente as.

El es Quien os hace viajar por tierra o por mar. Cuando, navegando con viento favorable, contentos con l, se levanta un viento tempestuoso, azotan la olas por todas partes y creen llegada la hora de la muerte, invocan a Dios rindindole culto sincero: Si nos salvas de sta, seremos, ciertamente, de los agradecidos. Y apenas les salva, ya en tierra, al punto se insolentan injustamente. Hombres. Vuestra rebelin se volver contra vosotros. Tendris breve disfrute de la vida de ac. Luego, volveris a Nosotros y ya os informaremos de lo que hacais (Corn, 10:22-23).

Si sufrs una desgracia en el mar, los (falsos dioses) que invocis se esfuman, El no. Pero, en cuanto os salva llevndoos a tierra firme, os apartis. El hombre es muy desagradecido... Estis, pues, a salvo de que Dios haga que la tierra os trague o de que enve contra vosotros una tempestad de arena? No podrais encontrar protector (Corn, 17:67-68).

Como se enfatiza en el versculo de arriba, quin que haya salido indemne de una situacin de riesgo puede estar seguro de que no enfrentar nuevamente un peligro igual u otro distinto? De la misma manera, quin puede estar seguro de que saldr indemne nuevamente? Est claro que nadie puede garantizar que no atravesar otros momentos de zozobra. Tambin hay que tener presente que zafar de un peligro no cambia en nada el destino final de la persona. En definitiva, morir exactamente cuando se le termine el perodo de vida que le corresponde. Si se lamenta entonces, ya no le servir de nada.

Dios explica el estado psicolgico de quienes viven alejados de la religin (din):

Cuando el hombre sufre una desgracia, Nos invoca, lo mismo si est echado que si est sentado o de pie. Pero, en cuanto le libramos de su desgracia, contina su camino como si no Nos hubiera invocado por la desgracia que sufra. As es como son engalanadas las obras de los inmoderados (Corn, 10:12).

Cuando los hombres sufren una desgracia, invocan a su Seor, volvindose a El arrepentidos. Luego, cuando les ha hecho gustar una misericordia venida de El, algunos de ellos asocian otros dioses a su Seor (Corn, 30:33).

La gente descrita en estos versculos se vuelven hacia Dios al enfrentar dificultades. Pero apenas las superan olvidan las promesas hechas a El y se muestran ingratas. Esta actitud explica que el remordimiento que sentan surga solamente de la impotencia que les invada al enfrentar la dificultad.

Sin embargo, el remordimiento del creyente es muy distinto puesto que produce el mayor beneficio. Una compuncin verdadera no se desconoce o descarta enseguida sino que impulsa a la persona a cambios fundamentales en su carcter. Quien se arrepiente sinceramente pasa el resto de la vida en consonancia con el beneplcito de Dios, en la esperanza de Su misericordia y perdn. Cuando las circunstancias cambian o se le concede una nueva posibilidad, nunca se atreve a volver a su forma de vida anterior porque es consciente que esa ingratitud ir en su desmedro.

Dios se refiere en el Corn al estado psicolgico de la gente que enfrenta la muerte a bordo de una nave, de modo que pueda servir de advertencia a la humanidad en su conjunto, puesto que esa disposicin est presente en el yo de todas las personas. Del ejemplo descrito en el versculo antes citado habra que extraer una leccin: es muy importante evitar ese aspecto negativo del alma y realizar un serio examen de conciencia. Luego habra que hacerse las siguientes preguntas:

1) Si hubiese estado en una situacin similar, cul hubiese sido mi estado psicolgico?

2) De qu me lamentara?

3) Qu cambios radicales me prometera a m mismo respecto de mi conducta, debido a que fui salvado del peligro?

4) A qu renunciara y qu decisiones pondra en prctica con sinceridad?

Para considerar esto y actuar en consecuencia no es necesario para nada correr un peligro fsico. Lo ms probable es que quien no considere de manera apropiada que le puede acontecer algo as, podra experimentarlo en cualquier momento. O puede que nunca. Sin embargo, en ambos casos hay algo que es cierto: cuando a una persona le llega la hora de partir de este mundo, encuentra a los ngeles de la muerte frente a ella de manera instantnea. Si llev una vida apartada de lo recomendado por Dios, en ese instante reconocer que hay cosas de las que lamentarse.

Lo nico que se debe hacer para evitar los pesares de este mundo y del otro, es volverse hacia Dios, ser cuidadoso de las obligaciones propias de los seres humanos frente a El y cumplir Sus rdenes comunicadas mediante el Corn. La muerte est demasiado cerca, por lo que el ser humano no debera demorarse en cumplir con sus responsabilidades. Debera volcarse a la accin con decisin, sinceridad, paciencia y determinacin. La sinceridad y cercana a Dios debera ser igual o superior a la que se siente en momentos de peligro e impotencia.

El hecho ms importante a recordar es el siguiente: el principal propsito de la existencia del ser humano en este mundo es servir a Dios y ser un siervo que anhela Su agrado. Excepto esto, todo lo dems, es decir, el xito personal, las posesiones mundanas, la familia, la profesin, etc., son solamente los medios por los cuales se puede lograr una mayor cercana a El. Quien se esfuerza por alcanzar solamente esos medios, olvidando o ignorando que son favores concedidos por Dios para que se pueda volver a El y agradecerle, descubrir que el empeo puesto no le redita nada bueno, que sus esfuerzos resultaron vanos, improductivos para el bienestar trascendente, a menos que el Todopoderoso desee otra cosa. Es decir, el beneficio temporario que se obtiene en este mundo puede no servir para nada en el otro mundo. Esto ltimo enfatiza Dios en un versculo y exhibe el agobio que producir la afliccin que se sentir entonces:

Di: Os dar a conocer quines son los que ms pierden por sus obras, aqullos cuyo celo se pierde en la vida de ac mientras creen obrar bien?. Son ellos los que no creen en los Signos de su Seor, ni en que Le encontrarn. Vanas habrn sido sus obras y el Da de la Resurreccin no les reconoceremos peso (Corn, 18:103-105).

Siempre que la persona obtiene la complacencia de Dios a travs de sus principios ticos y conducta, El la proteger tanto en este mundo como en el otro. Sin embargo, si pierde la oportunidad en esta vida, se arrepentir de ese error tan terrible en el momento en que se le presenten los ngeles de la muerte. Dicho error, difcil de ser igualado, provocar una pena eterna, a menos que Dios quiera otra cosa. El Todopoderoso describe en el Corn el pesar que gente as siente en Su presencia:

y dir: Ojal hubiera enviado por delante (buenas obras) para mi (otra) vida! (Corn, 89:24).

....y deca: Ojal no hubiera asociado nadie a mi Seor! (Corn, 18:42).

el da que el impo se muerda las manos (de pesar) diciendo: Ojal hubiera seguido un mismo camino que el Enviado! (Corn, 25:27).La persona a la que de ningn modo le gustara pronunciar esas palabras, debera someterse a nuestro Seor ahora mismo y vivir segn los principios establecidos por su Creador.

El Arrepentimiento Que Se Siente En Este Mundo Debera Servir De Advertencia

La vida en este mundo es una oportunidad importante concedida al ser humano para que pueda ganarse la vida perfecta y eterna en el otro mundo.

Quienes no aprovechan esta oportunidad y viven alejados de la religin de sumisin a Dios, lamentarn cada instante desperdiciado al ver los tormentos en el Ms All. Y esto ser as porque aqu se les informa y advierte varias veces de la existencia de las dos moradas: el Infierno y el Paraso. Tambin se les informa que su conducta en la Tierra determinar la morada que obtendrn, como lo dijo el Profeta (BP): El mundo es campo de cultivo del Ms All. (Es decir, lo que se siembra en este mundo se recoge en el otro) (Ihya al-ulum, iv, 14).

Dios misericordioso nos prepara para que podamos hacer la mejor eleccin en este mundo a travs de la enseanza obtenida del remordimiento que sentimos. De ese modo en el otro mundo evitaremos llegar a sentir lo mismo y caer en una situacin ominosa irreversible. Adems, Dios da a la gente cierta cantidad de tiempo para autopurificarse de sus errores y actitudes ultrajantes. A todo ser humano se le ofrece, mientras vive, la posibilidad de arrepentirse y transcurrir el resto de su existencia en el camino de Dios.

Visto desde este punto, el remordimiento es realmente una gran oportunidad que Dios concede al ser humano. Porque si despus se vuelve hacia Dios, El le concede la salvacin eterna en respuesta a su sinceridad. Por el contrario, si se ignoran esas oportunidades o advertencias, entonces el castigo ser la compuncin y afliccin, a menos que Dios desee otra cosa.

Dios da en el Corn varios ejemplos de personas que se lamentaron de sus errores. El remordimiento anim a un grupo de gente a volverse hacia Dios y se cuidaron de repetirlos por el resto de sus vidas. Pero otro grupo se olvid totalmente de las situaciones deplorables que atraves, por lo que adems de recaer en la ignorancia, volvi a su anterior rebelin:

Dios se ha vuelto al Profeta, a los emigrados y a los auxiliares, que le siguieron en una hora de apuro, luego de haberse casi desviado los corazones de algunos de ellos. Se ha vuelto, despus, a ellos. Dios es con ellos manso, misericordioso. Y (Dios se ha vuelto tambin) a los tres (auxiliares) que fueron dejados detrs hasta que la tierra, a pesar de su vastedad, les result angosta, y sus espritus se angustiaron tambin, y creyeron que no haba ms refugio contra Dios que El mismo. Luego, se volvi a ellos para que se arrepintieran. Dios es el Indulgente, el Misericordioso (Corn, 9:117-118).

Como aprendemos de los versculos mencionados, las tres personas que quedaron rezagadas sufrieron un gran remordimiento en sus corazones. En consecuencia, comprobaron que la nica manera de salvarse de ese pesar era arrepentirse y buscar refugio en Dios. Este es el remordimiento sincero que moviliza a la gente, la cambia y la impulsa a corregir sus errores. Gente as llevar una vida en consonancia con la aquiescencia de Dios, esperanzada en Su compasin y misericordia. El Corn nos informa que seguramente El aceptar el arrepentimiento de Sus siervos y les perdonar:

No as quien se arrepienta, crea y obre bien. A stos Dios les cambiar sus malas obras en buenas. Dios es indulgente, misericordioso. Quien se arrepienta y obre bien dar muestras de un arrepentimiento sincero (Corn, 25:70-71).

Con quienes, habiendo obrado mal, luego se arrepientan y crean, tu Seor ser, s, indulgente, misericordioso (Corn, 7:153).

Yo soy, ciertamente, indulgente con quien se arrepiente, cree, obra bien y, luego, se deja dirigir bien (Corn, 20:82).

En el Corn tambin se habla de esos pueblos a los que fueron enviados los profetas y que tuvieron que lamentarse de sus acciones incorrectas. Menciona al pueblo del profeta Moiss que no pudo esperar su regreso del Monte Sina con el mensaje de Dios, se olvid de El y recay en la idolatra. Dios describe el gran pesar de este pueblo por sus pecados de la siguiente manera:

Y el pueblo de Moiss, ido ste, hizo un ternero de sus aderezos, un cuerpo que muga. Es que no vieron que no hablaba ni les diriga? Lo tomaron (como dolo) y obraron impamente. Y, cuando se arrepintieron y vieron que se haban extraviado, dijeron: Si nuestro Seor no se apiada de nosotros y nos perdona, seremos, ciertamente, de los que pierden (Corn, 7:148-149).

Dios enfatiza otra vez en el Corn la compuncin en el relato de los propietarios de la huerta. Se la concedi como un favor. Pero se tornaron arrogantes, la poseyeron de modo egosta y se olvidaron de ser agradecidos con Dios. En consecuencia, el castigo que recibieron les caus un gran pesar y se volvieron hacia El:

Les hemos probado (a los infieles mecanos) como probamos a los dueos de la huerta. Cuando juraron que recogeran sus frutos por la maana, sin hacer salvedad (es decir, sin aadir, si Dios quiere). Mientras dorman, cay sobre ella (la huerta) un azote enviado por tu Seor y amaneci como si hubiera sido arrasada. Por la maana (cuando an no sospechaban nada), se llamaron unos a otros: Vamos temprano a nuestro campo, si queremos recoger los frutos!. Y se pusieron en camino, cuchicheando. Ciertamente, hoy no admitiremos a ningn pobre!. Marcharon, pues, temprano, convencidos de que seran capaces de llevar a cabo su propsito. Cuando la vieron dijeron: Seguro que nos hemos extraviado! No, se nos ha despojado!. El ms moderado de ellos dijo: No os lo haba dicho? Por qu no glorificis (a Dios)?. Dijeron: Gloria a nuestro Seor! Hemos obrado impamente!. Y pusironse a recriminarse. Dijeron: Ay de nosotros, que hemos sido rebeldes (a Dios)! Quiz nos d nuestro Seor, a cambio, algo mejor que esta (huerta). Deseamos ardientemente a nuestro Seor (Corn, 68:17-32).

En vez de arrepentirse, deplorar lo hecho y encaminarse con nimo renovado a obrar correctamente, la mayora de las personas olvidan las advertencias cuando las condiciones cambian o se les da una nueva posibilidad. Quienes ignoran las advertencias y vuelven a su forma de proceder anterior, seguramente recibirn el castigo apropiado --a menos que se arrepientan a tiempo-- como fue el caso con Tamud, el pueblo del profeta Salih. Ese pueblo rechaz estentreamente las advertencias del profeta Salih, a pesar de que saba que se arrepentira por la condena a la que estara destinado inevitablemente. Ciertamente, Dios nunca rompe Su promesa. De eso es de lo que nos informa en el Corn para que sirva de leccin a todos los seres humanos:

Dijo (Salih): He aqu una camella. Un da le tocar beber a ella y otro da a vosotros. No le hagis mal. Si no, os sorprender el castigo de un da terrible. Pero ellos la desjarretaron... y se arrepintieron. Y les sorprendi el Castigo. Ciertamente, hay en ello un Signo, pero la mayora no creen. En verdad, tu Seor es el Poderoso, el Misericordioso (Corn, 26:155-159).

Hay que recordar que Dios es justo. No deja sin atender ninguna falta. Pero es generoso y premia las buenas acciones que se hacen en Su nombre. De Su misericordia y el Paraso da buenas nuevas a quienes se vuelven hacia El con arrepentimiento sincero. En consideracin de lo dicho habra que preguntarse: si uno es consciente de las intensas tribulaciones que provoca una afliccin temporaria en este mundo, vale la pena arriesgarse a una congoja que puede ser eterna? No hay que olvidar que se trata de una pesadumbre sin fin en el Infierno despus de morir...

Por cierto, nadie debera exponerse a un dolor as en el Ms All. Est claro lo que se debera hacer: cada individuo que habita este mundo an dispone de su oportunidad. Quien es capaz de capitalizar ese favor de Dios, no slo se salvar del fuego sino que tambin obtendr las bendiciones de este mundo temporario y las del otro, que sern eternas.

En consecuencia, cada persona que se disponga a hacer el esfuerzo por obtenerlas y evitar as el lamento de los Compaeros del Fuego, debe dedicarse incondicionalmente a agradar a Dios para seguir el camino que lleva al ser humano de la oscuridad a la luz. Dios estableci ese camino en algunos versculos:

El es Quien, con Sus ngeles, os bendice para sacaros de las tinieblas a la luz. Es misericordioso con los creyentes. El da que Le encuentren, sern saludados con: Paz!. Les habr preparado una recompensa generosa (Corn, 33:43-44).

EL COMIENZO DEL LAMENTO DE LOS INCREDULOS: LA MUERTE

Cada uno gustar la muerte. Os probamos tentndoos con el mal y con el bien. Y a Nosotros seris devueltos (Corn, 21:35).Quienes no creen en la otra vida consideran que con la muerte termina todo, llega la destruccin definitiva. Sin embargo, los creyentes consideran equivocada la percepcin mencionada. Entienden que la muerte conlleva otra vida. Es decir, no se trata de un fin sin ms: los obedientes a Dios comenzarn una existencia perfecta y eterna en el Paraso, donde no hay nada malo ni defectuoso; los incrdulos sufrirn la condena del Infierno, donde se sufren grandes penalidades.Quienes comprenden esta realidad, en general transcurren sus ltimos das en el mundo de manera agradable hasta que la muerte los conduce al inicio de la existencia en el Ms All. Ambas cosas suceden simultneamente. Pero los incrdulos chocarn con el irreparable pesar de no haber tenido en cuenta dicha realidad, que siempre se les informa con antelacin. Sufrirn ese pesar en todo momento, en tanto Dios lo quiera, y nunca encontrarn tregua.

Aunque la mayora de la poblacin nunca piensa profunda y seriamente en la muerte, se trata de una posta inevitable. Dios la ha creado como la conclusin definida de esta vida. Hasta ahora no hubo ninguna excepcin. Por cierto, todos la encontrarn. Dios se refiere a esto en muchos versculos:

Dondequiera que os encontris, la muerte os alcanzar, aun si estis en torres elevadas... (Corn, 4:78).

Di: La muerte, de la que hus, os saldr al encuentro. Luego, se os devolver al Conocedor de lo oculto y de lo patente y ya os informar El de lo que hacais (Corn, 62:8).

Cuando le vence a uno su plazo, Dios no le concede prrroga. Dios est bien informado de lo que hacis (Corn, 63:11).

Pero si se elude meditar sobre la muerte y la vida despus de la muerte, no ser posible evitar esa realidad que se plantea? Por cierto que la respuesta a esta pregunta es No. Si el ser humano se desespera frente a la muerte, lo ms racional que puede hacer es meditar permanentemente sobre la misma y estar preparado para la otra vida, como lo dijo el Profeta Muhammad (BP): Examinen mucho el tema de la muerte. Dios abre el corazn de la persona que piensa mucho en la muerte y se la hace agradable (Narrado por Abu Huraira).

La muerte toma por sorpresa a quienes descuidan pensar en el Ms All, porque esta vida efmera les distrae. Los que dicen, Mientras seamos jvenes podremos hacer todo lo que queremos y recin en los ltimos aos de vida pensaremos en la muerte, saben que nunca tendrn esa oportunidad, es decir, se autoengaan. Y es as porque Dios determina el perodo de vida terrenal de cada uno de nosotros. Hay personas que mueren antes de llegar a ser ancianas. En ese caso, si se dedicaron a hacer planes para el futuro y pospusieron cumplir con lo que Dios ordena, se vern inmersas en un lamento espantoso.

Dicha situacin es la que atraviesan quienes pasan la vida alejados de Dios y solamente se arrepienten al darse cuenta de que estn por morirse. Pero el arrepentimiento que se presenta debido al temor que produce el acecho de la muerte, sin que haya una intensin sincera de corregirse y purificarse, no puede ser aceptado por Dios. Los que se aferran tanto a la existencia mundanal a pesar de que la muerte es una realidad, se esfuerzan con desesperacin por salvarse solamente cuando comprueban que la parca est muy cerca. Pero esa actitud ya no les redita ningn beneficio. Dios sabe que es una hipocresa puesto que El est ms cerca del ser humano que su propia vena yugular. Sabe todo lo que el ser humano encierra, incluso sus pensamientos ms ntimos y sus secretos mejor guardados. Dios nos informa en el Corn que no aceptar el arrepentimiento basado en el temor a la muerte a ltimo momento:

Que no espere perdn quien sigue obrando mal hasta que, en el artculo de la muerte, dice: Ahora me arrepiento. Ni tampoco quienes mueren siendo infieles. A stos les hemos preparado un castigo doloroso (Corn, 4:18).

En muchos versculos se dice que al concederse otra posibilidad de seguir con vida a la gente mentirosa, se exhiben enseguida desagradecidas:

Si pudieras ver cuando, puestos de pie ante el Fuego, digan: Ojal se nos devolviera (a la Tierra). No desmentiramos los Signos de nuestro Seor, sino que seramos de los creyentes. Pero no. Se les mostrar claramente lo que antes ocultaban. Si se les devolviera, volveran a lo que se les prohibi. Mienten, ciertamente (Corn, 6:27-28).

Por este motivo sera errneo considerar algo racional decir Me arrepentir en el momento apropiado. Esa forma de pensar no salvar a nadie de los tormentos del Infierno. En consecuencia, si no se quiere sufrir atroces penalidades eternas despus de la muerte, habra que vivir con un propsito, sabiendo que el encuentro con Dios es ineludible y que hay que rendir cuentas con El de todo lo hecho en el mundo.

El Pesar De Los Incrdulos En El Momento De La Muerte

A la gente se le recuerda muchas veces a lo largo de sus vidas la existencia del Jardn y del Infierno y que tienen que estar preparadas para la vida en el otro mundo. Pero los incrdulos son sordos a ese recordatorio o advertencia. En consecuencia, una de las cosas que ms les abate al enfrentar la muerte, es saber que la desolacin que tienen por delante la forjaron ellos mismos. Nadie los forz. Por propia voluntad eligieron ese fin horrendo. Y comienzan a sufrir la afliccin al momento de morir. El horroroso temor que se siente entonces, es la congoja inicial del tormento que les espera, el cual Dios ejemplifica en el Corn:

y se junte una pierna con otra (como preludio de la muerte), ese da la marcha ser hacia tu Seor. No crey, ni or, antes bien, desminti y se desvi. Luego se volvi a los suyos con andar altanero. Ay de ti! Ay! S! Ay de ti! Ay! (Corn, 75:29-35).

Hay que tener presente que slo los incrdulos sufren este temor. Los creyentes se pasan toda la vida trabajando para obtener el agrado y amor de Dios. Es por eso que siempre estn esperanzados en la salvacin. Los incrdulos, en cambio, experimentan un remordimiento tardo al percibir que tienen la muerte encima. Pero esa compuncin de ninguna manera los coloca a salvo del castigo porque ya es demasiado tarde. En el Corn se dice que en el momento de la muerte las almas de los incrdulos son tomadas en medio de un gran sufrimiento y obstculos:

...Si pudieras ver cuando estn los impos en su agona y los ngeles extiendan las manos: Entregad vuestras almas! Hoy se os va a retribuir con un castigo degradante, por haber dicho falsedades contra Dios y por haberos desviado altivamente de Sus signos... (Corn, 6:93).

Qu pasar cuando los ngeles les llamen, golpendoles en el rostro y en la espalda? (Corn, 47:27).

Sin duda, no es posible comprender totalmente lo que experimentan los incrdulos en el momento de la muerte. Pero Dios describe dicha situacin de modo que el ser humano pueda reflexionar y no terminar su vida en este mundo con esa perspectiva estremecedora. Los ngeles de la muerte, como indican los versculos, tomarn las almas de los incrdulos al mismo tiempo que les golpearn en el rostro y en la espalda. Entonces sufrirn dolores fsicos acompaados de una profunda afliccin, puesto que sabrn que no tienen ninguna oportunidad de retornar a la vida perdida.

En el trance de expirar, el ser humano es perfectamente consciente de lo que tiene por delante. Se trata del comienzo de su vida eterna, porque la muerte es solamente una fase de transicin. En realidad, es la separacin del alma del cuerpo fsico.

Los incrdulos al fallecer comprendern, en consonancia con el tormento que sufrirn, que sern sometidos a una gran penalidad eterna, a menos que Dios quiera otra cosa. Quienes vivieron alejados de la religin de Dios, empezarn a implorar ardientemente Su perdn y proteccin. Rogarn ser enviados a este mundo nuevamente para realizar buenas acciones y compensar lo que han dejado de hacer. Pero esos deseos no sern aceptados porque ya se les habr dicho, Es que no dimos una vida suficientemente larga como para que se dejara amonestar quien quisiera?... (Corn, 35:37). Se les haba dado buenas nuevas del Paraso y tambin se les haba advertido sobre el Fuego del Infierno, pero desconocieron esas verdades a conciencia. Dios nos dice en el Corn que esa gente tendera nuevamente a negarlas si se les da otra oportunidad:

Cuando, al fin, viene la muerte a uno de ellos, dice: Seor! Hazme volver (a la Tierra)! Quizs, as, pueda hacer el bien que dej de hacer. No! No son sino meras palabras... (Corn, 23:99-100).

Es de manera consciente que los incrdulos no se prosternan ante Dios, no cumplen Sus rdenes, no acatan su moralidad sublime. Dios dice en el Corn que cuando les llegue la muerte no sern capaces ni siquiera de prosternarse:

El Da que las cosas se pongan mal y sean invitados a prosternarse, no podrn. Abatida la mirada, cubiertos de humillacin, porque fueron invitados a prosternarse cuando an estaban en seguridad (y no lo hicieron)... (Corn, 68:42-43).

Hay otro punto que agregar al lamento de quienes en el momento de la muerte comprenden que todo lo prometido por Dios es cierto: el de no haber tenido confianza a los creyentes ni tomarlos en serio hasta el punto de rerseles en este mundo. Los que resultan del agrado de Dios no sufrirn ninguna de las aflicciones por las que pasarn los rebeldes a El. Los creyentes sern premiados eternamente con el mejor de los premios porque invirtieron toda su vida en obtener el consentimiento de Dios. Sus almas sern extradas suavemente, sin dolor, cosa que no sucede con las de los incrdulos (Corn, 79:2). Como describe Dios en el versculo, los ngeles saludan a los creyentes y les dan la buena nueva del Jardn:

a quienes, buenos, llaman los ngeles diciendo: Paz sobre vosotros! Entrad en el Jardn como premio a vuestras obras (Corn, 16:32).

Este ser otro tormento mental para los incrdulos, pues mientras estuvieron en el mundo se les ofrecieron las mismas oportunidades que tuvieron los creyentes. No obstante, canjean voluntariamente las bendiciones eternas del Jardn por los escasos beneficios de la vida mundanal. Aunque se les recuerda que el mundo es simplemente un lugar de prueba para el ser humano y que la morada verdadera est en el Ms All, pretenden ignorarlo. Por lo tanto no se ocupan en hacer buenas obras para alcanzar el Paraso. Pero el vivir por medio de las normas morales cornicas y ser un creyente sincero es posible para cualquiera que tenga una intencin comprometida. Los incrdulos vern incrementado su pesar cuando sopesen todo esto. Dice Dios en un versculo:

Quienes obran mal creen que les trataremos igual que a quienes creen y obran bien, como si fueran iguales en vida y luego de muertos? Qu mal juzgan! (Corn, 45:21).

En otras palabras, cada alma ser premiada apropiadamente: las buenas con magnficas novedades y la malas con un castigo colrico.

Adems, el pesar de los incrdulos aumentar al saber que les espera el Infierno. Hasta ese momento lo nico que habrn experimentado es el sufrimiento por la extirpacin de su almas. De cualquier modo ese sufrimiento les har tomar consciencia de la inminente perdicin o condena eterna.

Esa afliccin de los incrdulos comienza con la muerte y dura tanto como Dios quiere. En todo instante, a toda hora y todos los das, sufrirn penalidades de las que no se salvarn por ms que lo lamenten.

Sin embargo, est en manos del ser humano no sufrir esa situacin deplorable. No es necesario llegar al momento de fallecer para comprender la realidad de la muerte y el Ms All. Para los creyentes es suficiente la promesa e informacin de Dios. Por cierto, en la otra vida prevalece la justicia de El: los que Le rechazan son castigados con el fuego y los que Le veneran sinceramente premiados con los Jardines del Paraso.

En consecuencia, lo ms sabio, lo ms atinado, es buscar refugio en Dios y anhelar Su perdn antes de encontrarse con la muerte. Adems, hace falta estudiar con atencin el Corn --la nica gua que tiene la humanidad hacia el sendero recto-- y la tradicin del Profeta Muhammad (BP), para llegar a una comprensin acabada de todo lo que aqu tratamos y vivir segn sus rdenes. En vez de rehuir pensar en la muerte deberamos beneficiarnos por medio de sopesar apropiadamente su realidad, significado y cercana, para obrar en consecuencia.

Quien se vuelve hacia Dios y anhela Su beneplcito, tanto en este mundo como en el otro, entrar al Jardn complacido con su Seor y su Seor complacido con l. En el Corn se da la buena nueva de esto:

Alma sosegada! Vuelve a tu Seor, satisfecha, acepta! Y entra con Mis siervos, entra en Mi Jardn! (Corn, 89:27-30).

Para salvarse de la congoja eterna y ganarse la bienaventuranza eterna hay que reflexionar sobre la muerte y la otra vida y conducirnos segn nos lo determina Dios, el creador del ser humano y de todo.

LA AFLICCION QUE SE SENTIRA EL DIA DEL JUICIO UNIVERSAL

Se tocar la Trompeta y los que estn en los cielos y en la tierra caern fulminados, excepto los que Dios quiera. Se tocar la Trompeta otra vez y he aqu que se pondrn en pie, mirando. La tierra brillar con la luz de su Seor. Se sacar la Escritura. Se har venir a los profetas y a los testigos. Se decidir entre ellos segn justicia y no sern tratados injustamente. Cada uno recibir conforme a sus obras. El sabe bien lo que hacen (Corn, 39-68-70).Todos los que han vivido en la Tierra sern resucitados el Da del Juicio. Para los incrdulos resultar un instante intrincado. Dios nos informa en el Corn sobre la conversacin azorada entre ellos en el momento de la resurreccin:

Dirn: Ay de nosotros! Quin nos ha despertado de nuestro lecho (es decir, la tumba)? Esto es aquello con que el Compasivo nos haba amenazado. Los enviados decan verdad (Corn, 36:52).

Se acerca la amenaza verdadera. Los infieles, desorbitados los ojos (de terror): Ay de nosotros, que no slo nos traa esto sin cuidado, sino que obrbamos impamente! (Corn, 21:97).

La expresin Ay de nosotros! exhibe el gran pnico, temor y afliccin de los incrdulos, pues comprueban que lo advertido respecto a la otra vida era cierto y correcto. Muy a su pesar, les quedar en claro que las otras advertencias se concretarn una tras otra. Sin ninguna posibilidad de escapar, sern arrastrados a ese tormento que nunca consideraron real.

Despus de levantarse de la muerte sern puestos ante Dios. Se les pedir cuenta de lo que hicieron en el mundo y se los juzgar en consecuencia:

Da en que se tocar la Trompeta y acudiris en masa (Corn, 78:18).

El Da del Juicio Universal los incrdulos comprendern que ninguna otra accin es ms importante que ganarse el beneplcito de Dios y evitar Su clera. Esto se comunica tambin en una tradicin del Profeta (BP) en la que presenta como ejemplo lo que se le preguntar al no creyente el Da de la Resurreccin: Supn que tenas tanto oro como para cubrir la Tierra. Lo ofreceras como rescate?. Responder: Si. Entonces se le dir: Se te pidi algo ms fcil que eso pero te negaste (es decir, se le pidi que acepte el Islam y por lo tanto que no asocie nada ni nadie a Dios) (Bujari)

El no haber comprendido esto en la vida terrenal, donde los Signos de la potestad y existencia de Dios son obvios, intensificar su afliccin. Ese da vern con toda claridad que perdieron una gran oportunidad. El pesar que padecern ser manifiesto por la forma en que hablarn:

el da que el impo se muerda las manos (de pesar) diciendo: Ojal hubiera seguido un mismo camino que el Enviado! Ay de m! Ojal no hubiera tomado a fulano como amigo! Me he desviado de la Amonestacin, despus de haber venido a m. El Demonio siempre deja colgado al hombre (Corn, 25:27:29).

El Da del Juicio los incrdulos estarn tan ocupados con sus propias tribulaciones que no escucharn el llamado de sus hijos, esposas, madres y padres. En el Corn se describe as esa situacin:

Pero, cuando venga el Estruendo, el Da que el hombre huya de su hermano, de su madre y de su padre, de su compaera y de sus hijos varones, ese Da, cada cual tendr bastante consigo mismo (Corn, 80:33-37).

El concepto de linaje pierde categora. Desde entonces en adelante lo nico que interesa es salvarse del castigo de Dios. Y esto es tan importante, que con el objeto de poder lograrlo los incrdulos ofrecern en sacrificio sus propios hijos, esposas, hermanos, etc:

El Da que el cielo parezca metal fundido, y las montaas, copos de lana, y nadie pregunte por su amigo ferviente. (A los infieles) Les ser dado verles. El pecador querr librarse del castigo de ese Da ofreciendo como rescate a sus hijos varones, a su compaera, a su hermano, al clan que le cobij, a todos los de la tierra. Eso le salvara (Corn, 70:8-14).

Seguramente esos esfuerzos de los incrdulos no tendrn ningn resultado positivo, pues su principal objetivo en la vida mundanal es amasar fortunas, conseguir una graduacin acadmica o tener descendencia. Emplean toda la vida en eso o cosas parecidas. Pero el Da del Juicio entendern que esas aspiraciones, por s solas, no son de gran valor y querrn hacerse humo, desaparecer. Para los creyentes, en cambio, es el instante esperado con pasin y regocijo. Dios describe esa circunstancia:

Ese Da, unos rostros estarn radiantes, risueos, alegres, mientras que otros, ese Da, tendrn polvo encima, los cubrir una negrura: sos sern los infieles, los pecadores (Corn, 80:38-42).

El Da del Reconocimiento, los valores ms preciosos sern las acciones correctas hechas con el nico objetivo de obtener el agrado de Dios. Pero los no creyentes nunca se mostraron tenaces por alcanzar ese tesoro que permite la salvacin eterna. Ese da no tendrn ninguna bendicin o accin buena para presentar ante Dios. Y al no tener fe en El, los esfuerzos correctos que pudieron haber hecho habrn sido desperdiciados. Dios comunica esto:

Di: Os dar a conocer quines son los que ms pierden por sus obras, aqullos cuyo celo se pierde en la vida de ac mientras creen obrar bien?. Son ellos los que no creen en los Signos de su Seor, ni en que Le encontrarn. Vanas habrn sido sus obras y el Da de la Resurreccin no les reconoceremos peso (Corn, 18:103-105).

Quienes niegan la religin (din) y albergan dudas acerca de la existencia del Da del Juicio, no sentirn ninguna necesidad de estar preparados para esa ocasin cercana. Durante toda la vida en lo nico que se ocupan es en acumular riquezas y seguir sus deseos vanos. Pero a la hora de rendir cuentas harn frente a una afliccin de la que nunca se librarn. Dios lo comunica as en el Corn:

Dirn: Ay de nosotros! Este es el Da del Juicio!. (A los infieles se les dir:)Este es el Da del Fallo, que vosotros desmentais (Corn, 37:20-21).

Adems, ese Da los no creyentes vern que quedan expuestas ante Dios todas sus acciones inescrupulosas, desagradables y aciagas. Cada uno de ellos testimoniar los pecados cometidos. Dios describe esa situacin en el Corn:

y sean presentados en fila ante tu Seor. Vens a Nosotros como os creamos por vez primera. Y pretendais que no bamos a citaros?. Se expondr la Escritura y oirs decir a los pecadores, temiendo por su contenido: Ay de nosotros! Qu clase de Escritura es sta, que no deja de enumerar nada, ni grande ni pequeo?. All encontrarn ante ellos lo que han hecho. Y tu Seor no ser injusto con nadie (Corn, 18:48-49).

Ese Da los hombres surgirn (de las sepulturas) en grupos, para que se les muestren sus obras. Quien haya hecho el peso de un tomo de bien, lo ver. Y quien haya hecho el peso de un tomo de mal, lo ver (Corn, 99:6-8).

Como expresa Dios en el Corn, llegar el momento en que los incrdulos vern el registro de sus conductas.

Los creyentes recibirn el registro por el lado derecho, en tanto que los incrdulos por el lado izquierdo. Desde el instante en que los ngeles de la muerte tomen las almas de los incrdulos, quedarn sometidos a un sufrimiento sin fin. Padecern ms sufrimientos al recibir la anotacin de sus acciones. Evitarn leer los crmenes que cometieron contra Dios y desearn desaparecer. Dios caracteriza esa situacin:

Aqul que recibe su Escritura en la siniestra, dir: Ojal no se me hubiera entregado mi Escritura y no hubiera conocido el resultado de mi Reconocimiento! Ojal hubiera sido (mi muerte) definitiva! De nada me ha servido mi hacienda. Mi poder me ha abandonado (Corn, 69:25-29).

Os hemos prevenido contra un castigo cercano, el Da que el hombre medite en sus obras pasadas y diga el infiel: Ojal fuera yo tierra! (Corn, 78:40).

Pero aqul que reciba su Escritura detrs de la espalda invocar la destruccin (para que le libere del tormento), pero arder en el fuego de la Hoguera que Chamusca. Viva (en la Tierra) alegre con los suyos, creyendo que no iba a volver (a Dios) Claro que s! Su Seor le vea bien (Corn, 84:10-15).

Ese Da, unos rostros estarn radiantes, risueos, alegres, mientras que otros, ese Da, tendrn polvo encima, los cubrir una negrura: sos sern los infieles, los pecadores (Corn, 80:38-42).

Los incrdulos, al ser espectadores de esas escenas, comprendern la oportunidad que perdieron en el mundo, lo cual aumentar su angustia. Y adems observarn la vida dichosa de los creyentes en el Paraso. Si bien stos les haban invitado a la verdad, la rechazaron con arrogancia y se hicieron los sordos.

Pero habr llegado la hora de la balanza justiciera. La gente ser conducida al Paraso o al Infierno segn sus antecedentes. El Da del Juicio los incrdulos vern a donde se dirigirn. Entonces les invadir el temor:

Vers a los impos temer por lo que han merecido, que recaer en ellos, mientras que los que hayan credo y obrado bien estarn en los prados de los jardines y tendrn junto a su Seor lo que deseen. Ese es el gran favor (Corn, 42:22)

Prevalecer la justicia de Dios, lo que asegura el premio y el castigo ms perfecto:

Para el Da de la Resurreccin dispondremos balanzas que den el peso justo y nadie ser tratado injustamente en nada. Aunque se trate de algo del peso de un grano de mostaza, lo tendremos en cuenta. Bastamos Nosotros para ajustar cuentas (Corn, 21:47).

Los creyentes transcurrirn este proceso con tranquilidad. Sin embargo, para los incrdulos resultar difcil y penoso porque sern interrogados por cada una de las bendiciones que Dios les concedi en el mundo. Rendirn cuenta de cada instante de sus vidas: del rechazo a obrar segn las rdenes de Dios, de sus acciones desagradables, de su insubordinacin e insultos ocultos, de las advertencias que ignoraron. Por otra parte, ya no sern para nada aceptables las excusas hipcritas que usan en este mundo. Dios grafica la posicin en la que se encontrarn ese da:

Ese Da, ay de los desmentidores! Ese ser un Da en que (los rprobos) no tendrn qu decir ni se les permitir excusarse. Ese Da, ay de los desmentidores! Este es el Da del Fallo. Os hemos reunido, a vosotros y a los antiguos. Si disponis de alguna artimaa, empleadla contra M!. Ese da, ay de los desmentidores! (Corn, 77:34-40).

Cada incrdulo que no tenga ninguna accin buena para presentar ante Dios sabr lo que se ha preparado (Corn, 81:14), es decir, la morada en el Infierno. Dios describe en el Corn ese lugar de tormento como un abismo:

Entonces, el autor de obras de peso gozar de una vida agradable (en el Paraso), mientras que el autor de obras ligeras tendr un abismo por morada. Y cmo sabrs qu es (ese abismo)? Un fuego ardiente! (Corn, 101:6-11).

Es importante comprender la intensidad del dolor y angustia que experimentarn los incrdulos el Da del Juicio. Cuando ste llegue ya ser demasiado tarde para arrepentirse. Si se capta lo que decimos aqu y no se pierde ni un solo segundo en comprometerse a realizar buenas obras, se podr esperar que resulten en obras de peso para una vida agradable (en el Paraso). Unicamente ese esfuerzo puede salvar al ser humano del gran lamento en el Ms All.

LA AFLICCION QUE SE SENTIRA EN EL INFIERNO

Cuando alcancen a ver (el fuego del Infierno) desde un lugar lejano, oirn su furor y bramido (Corn, 25:12).

El Remordimiento Que Sentirn Los Incrdulos Al Ver El Infierno

El Da del Juicio, luego de que los no creyentes rindan cuentas, sern reunidos y conducidos al Infierno en grupos. Entre esa multitud estarn todos los que negaron la religin y la existencia de Dios a lo largo de la historia y quienes se desviaron con arrogancia de los signos de El. Tambin se encontrarn all los que gozaron de riqueza y fama. Para su desengao, se darn cuenta de que todas esas cosas a las que dieron importancia en la vida mundanal, no les salvarn del castigo eterno. Dios nos informa en el Corn que todos los incrdulos sern arrojados de manera denigrante al Infierno. Los guardianes les harn confesar sus crmenes por ltima vez frente a las puertas del Averno y luego les darn ingreso. A continuacin se cerrarn las puertas detrs de ellos por toda la eternidad. Dios refiere en el Corn la manera en que los impos son conducidos al Infierno:

Los infieles sern conducidos en grupo a la gehena. Hasta que, llegados a ella, se abrirn las puertas y sus guardianes les dirn: No vinieron a vosotros enviados, salidos de vosotros, para recitaros los Signos (versculos) de vuestro Seor y preveniros contra el encuentro de ste vuestro Da?. Dirn: Claro que s!. Pero se cumplir la sentencia del castigo contra los infieles. Se dir: Entrad por las puertas de la gehena, para estar en ella eternamente!. Qu mala es la morada de los soberbios! (Corn, 39:71-72).

Eso es por haberos regocijado en la tierra sin razn y por haberos conducido insolentemente. Entrad por las puertas de la gehena, para estar en ella eternamente! Qu mala es la morada de los soberbios! (Corn, 40:75-76).

Ninguna persona de esa multitud podr decir que no fue advertida de la llegada de ese da. Porque Dios, Quien es Justo, ha enviado mensajeros a todos los individuos para recordarles Su existencia, el Da del Juicio, el Paraso y el Infierno.

Es decir, quedar en claro que al advertrseles sobre lo que significaba el Da del Reconocimiento, se mostraron arrogantes y evitaron servir a Dios, el Uno Que los cre. El Corn nos informa que gente as ser humillada en el Infierno:

Vuestro Seor ha dicho: Invocadme y os escuchar. Los que, llevados de su altivez, no Me sirvan entrarn, humillados, en la gehena (Corn, 40:60).

El Mensajero de Dios (BP) subraya en una tradicin el mismo punto: ...Quieren que les informe acerca de la gente del Fuego? Incluye a todas las personas crueles, violentas, orgullosas y engredas (Bujari)

Algunos de esos individuos, al considerarse superhombres en el mundo, se revelan con insolencia en contra de su Seor. Suponen que el poder con que cuentan les proveer la salvacin. Cuando se les recuerda la existencia del Paraso, del Infierno y que Dios es al-Qahhar (El Que Somete), ofrecindoseles la gua a Su camino preferido, contestan:

...Cmo es que Dios no nos castiga por lo que decimos?. Les bastar con la gehena, en la que ardern. Qu mal fin...! (Corn, 58:8).

En respuesta a su rebelin sern llevados al Infierno, del que no se les permitir salir nunca, a menos que Dios desee otra cosa. Debido a sus extravos, al ver el Fuego sentirn una congoja insoportable. Dios revela que ese es el momento preciso en el que comprobarn que no hay ninguna manera de salir de all:

Los pecadores vern el Fuego y creern que se precipitan en l, sin encontrar modo de escapar (Corn, 18:53).

La comprensin ser muy aguda en el Infierno. Todo lo que los incrdulos fingen ignorar en el mundo, se les presentar muy claramente. Comprobarn que se pasaron la vida tras propsitos vanos e intrascendentes. En definitiva entendern que a cambio de beneficios pequeos y temporarios, logrados en unos pocos decenios transcurridos en el mundo sin pensar nunca en la otra vida, debern permanecer en el tormento eternamente. Descubrirn que prefirieron este mundo donde la insatisfaccin es permanente, antes que una vida dichosa donde no habr ningn tipo de achaques fsicos, como el hambre y la postracin. Apenas pasen las puertas del Averno advertirn que no hay forma de escapar. Como ltimo recurso, para evitar el tormento, buscarn la salvacin ofreciendo rescate: querrn entregar todo lo que poseen en este mundo. Pero ser un intento intil que se describe as:

...A los que no Le escuchen, aunque posean todo lo que hay en la tierra y otro tanto y lo ofrezcan como rescate, les ir mal al ajustar cuentas. Su morada ser la gehena. Qu mal lecho...! (Corn, 13:18).

Dios remarca que ese empeo no les sirve de nada:

Hoy no se aceptar ningn rescate por parte vuestra ni por parte de los que no creyeron. Vuestra morada ser el Fuego, que es vuestro lugar apropiado Qu mal fin...! (Corn, 57:15).

Existe una razn importante para que dicha pretensin sea rechazada: Dios les haba advertido del Infierno cuando an estaban en el mundo; les haba explicado con claridad absolutamente todo; les haba dicho que los condenados no podran ayudarse uno al otro y que de nada valdra el rescate ofrecido porque no sera aceptado:

Temed un Da en que nadie puede satisfacer nada por otro, ni se acepte la intercesin ajena, compensacin ni auxilio (Corn, 2:48).

Pero a pesar de todas esas advertencias insistirn en desmentir la realidad y se prepararn a conciencia para ese triste final. El da en que se los mande al Infierno reconocern algo importante: fueron sus propias acciones las que los condujeron all. A eso se debe que descubrirn algo significativo: si se hubiesen dedicado a ganarse el favor de Dios en vez de perseguir objetivos ftiles, no estaran a las puertas del Infierno sino en el Paraso. Debido al fracaso en obrar en consonancia con el sendero recto, sufrirn prdidas terribles.

Como comunica Dios en el versculo veinte del captulo noventa, Se cerrar un Fuego sobre ellos. Una vez que atraviesen las puertas del Infierno, stas se cerrarn a sus espaldas. Una vez all adentro, padecern los tormentos del fuego infernal permanentes, en tanto Dios quiera. No tendrn ninguna posibilidad de rehuir esa situacin. A ese fuego Dios lo denomina La Trituradora, como lo leemos en el captulo Humazah (El Difamador):

Y cmo sabrs que es la hutama (la trituradora)? Es el Fuego de Dios, encendido, que se eleva hasta los corazones. Se cerrar sobre ellos en extensas columnas (de llamas) (Corn, 104:5-9).

El Tormento Al Que Harn Frente Los Incrdulos

Previo a seguir hablando de la afliccin que enfrentarn los incrdulos en la otra vida, ser provechoso describir el tormento en el Infierno, porque si no se es consciente del mismo podra no llegar a comprenderse la dimensin de la congoja que se sufrir all.

Como dijimos antes, el pesar de los incrdulos comenzar en el mismo instante en que visualicen el Infierno y continuar luego eternamente. Sus moradores dialogarn as:

Quienes no hayan credo en su Seor tendrn el castigo de la gehena. Qu mal fin...! Cuando sean arrojados a ella, oirn su fragor, en plena ebullicin, a punto de estallar de furor. Siempre que se le arroje una oleada (de rprobos), sus guardianes les preguntarn: Es que no vino a vosotros un monitor?. Claro que s!, dirn. Vino a nosotros un monitor, pero desmentimos, y dijimos: Dios no ha revelado nada. No estis sino muy extraviados . Y dirn: Si hubiramos odo o comprendido, no moraramos ahora en el fuego de la gehena. Confesarn su pecado. Que Dios aleje (de Su misericordia) a los Compaeros del Fuego! (Corn, 67:6-11).

Dios nos cuenta en los versculos que al ser arrojados al Infierno oirn un ruido terrible, al que describe como fragor, en plena ebullicin. Ese sonido les producir una zozobra y temor espantosos. Dios tambin describe el fuego del Infierno como una combustin a punto de estallar de furor. Cuando los que niegan todo eso sean testigos de dichos sucesos, se vern invadidos por la desesperacin pues deducirn el castigo que afrontarn. Segn comunic nuestro Seor y vimos antes, hablarn acerca de la ansiedad y congoja que sienten debido a que no haban comprendido todo eso mientras estaban en el mundo.

Esa angustia es comprensible porque la penalidad que arrostrarn ser extremadamente horrible y dolorosa. En los versculos que siguen se comunica que el Infierno es el peor lugar en donde permanecer:

...Qu mal fin...! (Corn, 3:162).

...Mal fin...! (Corn, 4:115).

...Qu mala es la mansin de los impos! (Corn, 3:151).

...Qu mala morada...! (Corn, 14:29).

De modo similar se describe el Infierno en las tradiciones del Profeta (BP): De la gente del Infierno, algunas sern sumergidas en el fuego hasta los tobillos, algunas ms hasta las rodillas, otras hasta la cintura y otras ms hasta el cuello (Muslim).

A ese mal refugio sern arrojados montones de seres humanos. Dios dice en un versculo, Ellos y los descarriados sern precipitados en l. (en el fuego del infierno) (Corn, 26:94). De aqu se comprende que todos los incrdulos, incluidos los altaneros, ricos y de reputacin, sern arrojados al fuego como cosas inservibles. En respuesta a la arrogancia exhibida en este mundo, sern despreciados y humillados.

En el Infierno no merecern ninguna estima y nunca recibirn misericordia. Vivirn la pesadumbre y el dolor eternamente. Dios lo revela as:

Vosotros y lo que servs en lugar de servir a Dios, seris combustible para la gehena. Bajaris a ella (Corn, 21:98).

...Esos servirn de combustible para el Fuego (Corn, 3:10).

El Corn nos informa de varios tipos de castigo en el Infierno. La mayora de sus moradores estarn all, como lo dice el versculo, eternamente (Corn, 21:99). En otras palabras, el tormento ser permanente. Algunos de esos castigos se pueden describir como sigue:

a) Cuando, atados unos a otros, sean precipitados en un lugar estrecho de l (de se fuego)... (Corn, 25:13). Quienes son dejados en un espacio estrecho, aunque ms no sea unos pocos minutos, quedan tiesos. Incluso el slo pensar que se permanecer rodeado por paredes elevadas resulta algo insoportable. Sin embargo, el tormento del Infierno es incomparablemente peor que cualquier situacin sufrida y tortuosa en este mundo. Pero adems de estar confinados en un espacio estrecho, tambin estarn sometidos al fuego. Y no podrn moverse ni escapar por estar amarrados entre ellos con cadenas. Resulta inaguantable el slo pensar una escena as.

b) a la sombra de un humo negro, (Corn, 56:43). En general, la palabra sombra nos recuerda la frescura. Sin embargo, no es ese el caso en lo que respecta al Infierno, puesto que Dios nos informa que all la sombra no es refrescante ni tibia.

c) Otra forma de castigo en el Infierno es la inmortalidad. Despus de todo, el deceso es una forma de liberacin. Por eso es que Dios no permite que la gente del Averno fallezca: ...La muerte vendr a l por todas partes, sin que llegue a morir... (Corn, 14:17). Experimentarn todo tipo de ataques que, en condiciones terrenales, les ocasionara la muerte. Pero en la otra vida no perecern sino que continuarn sufriendo ms tormentos, tanto como Dios quiera.

El Profeta Muhammad (PB) tambin nos hizo saber que en el Ms All no habr otra muerte: Cuando en el Jardn moren sus habitantes y en el Fuego los suyos, se llamar a la muerte y se la colocar entre el Paraso y el Infierno. A continuacin se anunciar lo siguiente: Habitantes del Jardn! No hay ms muerte! Habitantes del Fuego! No hay ms muerte! Lo odo aumentar el deleite de los habitantes del Jardn y la angustia de los habitantes del Fuego (Muslim).

ch) En este mundo las quemaduras severas conducen en gran medida a la muerte en un tiempo breve. Es muy difcil resistir el fuego o calor muy intensos sin los medios necesarios. Y aunque alguien no se muera y slo quede herido, la recuperacin lleva un tiempo muy prolongado. Pero en el Infierno el tormento del fuego ser inconmensurablemente mayor a las peores quemaduras que podamos recibir en la Tierra. En el Averno la piel se ir renovando a medida que se quema, de modo que el condenado experimentar una zozobra sin fin (Corn, 4:56). En resumen, el dolor que se sufrir en el Infierno, causado por el fuego, no finalizar nunca, a menos que Dios desee otra cosa.

d) Otro tipo de tormento causado por la combustin se describe en el versculo 51:13, donde Dios dice que los Compaeros del Fuego sern torturados por ste. Es difcil comprender el dolor que causar esa situacin. Si tenemos en cuenta el padecimiento que en este mundo motiva una pequea quemadura, podramos llegar a discernir el grado de sufrimiento que provocar ese tormento en la otra vida.

En tanto sucede todo lo antedicho, all el ser humano conocer tambin lo siguiente:

e) Sujetadle, luego, a una cadena de setenta codos (Corn, 69:32).

Para los infieles hemos preparado cadenas, argollas y fuego de gehena (Corn, 76:4).

se emplearn en ellos focinos de hierro (Corn, 22:21).

...y sus frentes, costados y espaldas sean marcados con ellos (con el oro y la plata que atesoraron en la vida de este mundo) (Corn, 9:35).

f) ...A los infieles se les cortarn trajes de fuego y se les derramar en la cabeza agua muy caliente (Corn, 22:19).

sus indumentos hechos de alquitrn, cubiertos de fuego sus rostros (Corn, 14:50).

g) sin probar frescor ni bebida, fuera de agua muy caliente ... (Corn, 78:24-25).

h) ni ms alimento que de guisilin (sangre y pus) (Corn, 69:36).

i) Para alimentarse los habitantes del Averno dispondrn solamente de espinas amargas y del rbol de zaqqum. Dios nos informa que dicho rbol se convertir en un tormento para ellos:

El rbol de az-Zaqqum es el alimento del pecador. Es como metal fundido, hierve (es decir, sus frutos hierven) en las entraas como agua hirviente. Agarradle y llevadle en medio del fuego de la gehena. Castigadle, luego, derramando en su cabeza agua muy caliente. Gusta! T eres el poderoso, el generoso! Esto es aquello de que dudabais (Corn, 44:43-50).

A partir de las descripciones que da el Corn, sabemos que los alimentos en el Infierno tendrn un efecto sofocante. Los condenados intentarn sorber la bebida purulenta a tragos, pero no podrn. Nunca sern capaces de tragarla. El pus, que es una de las cosas ms repugnantes en este mundo debido a su apariencia, condicin y olor, tambin estar entre las cosas que comern la gente del Infierno. Esas cosas les infligir una gran afliccin. Pero fuera de padecer hambre no tendrn ninguna alternativa ms que comerlas. De todos modos, lo que coman no satisfar su hambre. Es decir, sufrirn el padecimiento del hambre eternamente:

No tendrn ms alimento que de dari (planta espinosa y amarga del desierto), que no engorda ni sacia (Corn, 88:6-7).

Dios brinda en el Corn otras descripciones sobre los tormentos en el Infierno:

j) Gemirn en l (en el Infierno), pero no podrn or en l (Corn, 21:100).

k) que permanecern all durante generaciones (Corn, 78:23).

l) Eternos en l (en el Infierno), no se les mitigar el castigo, ni les ser dado esperar (Corn, 3:88).

ll) Querrn salir del Fuego, pero no podrn... (Corn, 5:37).

Los tormentos mencionados infligirn a los incrdulos sufrimientos y congojas imposibles de imaginar. Rogarn por su salvacin muchas veces e incluso aceptarn que se les saquen sus almas. Dios relata en el Corn la conversacin de esas personas en el Averno:

Llamarn: Malik! Que tu Seor acabe con nosotros! El dir: Os quedaris ah!. Os trajimos la Verdad, pero la mayora sentisteis aversin a la Verdad (Corn, 43:77-78).

Apartarse de la religin (din) y no prestar atencin a las advertencias llevar a esa situacin, como lo comunica el Corn. A la vez, Dios no responder al llamado de esa gente, a la que mantendr en el tormento tanto como desee.

Los mencionados son slo algunos de los padecimientos que soportarn quienes negaron a Dios y la existencia del Ms All e ignoraron las advertencias acerca del Paraso y el Infierno. Adems, hay otro tormento que siempre afligir a los incrdulos. Se trata del sentimiento de arrepentimiento, del que no se podrn apartar en ningn momento. Incluso aumentar en intensidad debido a la afliccin que produce el ser enviado al Infierno, el lugar ms terrible que se podr llegar a ver. Como dijimos antes, mientras experimenten el sufrimiento recordarn que si hubiesen obrado de acuerdo con la orientacin correcta no les habra acontecido ninguna desgracia. Les ser imposible evitar esa compuncin y pesar.

La Congoja Que Sentirn Los Incrdulos En El Infierno

Despus de experimentar la severidad del castigo, los incrdulos se vern atrapados por la afliccin de no haber tenido fe en Dios mientras estaban en el mundo. Pero esa congoja no cambiar su situacin. Habrn sido muchas las oportunidades ofrecidas y rechazadas en esta vida, por uno u otro motivo. Al comprender lo que hicieron se lamentarn por cada una y todas las cosas que en este mundo les distrajeron de Dios y del Ms All y les llev a los caprichos o irracionalidad en los asuntos mundanales.

Dios nos explica en el Corn que el lamento de los incrdulos estar lleno de clera:

El Da que, en el Fuego, se desencajen sus rostros de dolor, dirn: Ojal hubiramos obedecido a Dios! Ojal hubiramos obedecido al Enviado!. Y dirn: Seor! Hemos obedecido a nuestros seores y a nuestros grandes y nos han extraviado del Camino! Dblales, Seor, el castigo y chales una gran maldicin! (Corn, 33:66-68).

Hasta que, al comparecer ante Nosotros, diga (el infiel al demonio): Ojal nos hubiera separado, a m y a ti, la misma distancia que separa al Oriente del Occidente!. Qu mal compaero...! Hoy no os aprovechar compartir el castigo por haber sido impos (Corn, 43:38-39).

Como sugieren los versculos, esperan salvarse de la situacin en que estn por medio de condenar a quienes les desviaron del sendero recto. Pero Dios concede conciencia a todos los seres humanos para que puedan ser guiados en la direccin adecuada. Tambin nos dot con voluntad para llevar a cabo las decisiones pertinentes. Es decir, al ser humano se lo capacita con ambas cualidades como as tambin con el conocimiento de lo justo y lo injusto. En consecuencia, depende de cada persona la decisin a tomar. Adems Dios sabe si en lo ms profundo del corazn la persona cree o no en El y su doctrina. Por lo tanto, quienes conducen al Infierno y quienes los siguen sern debidamente castigados. Ese da nadie ser responsable de los pecados de otros.

Mientras cierta gente se induce una a otra a cometer maldades, probablemente piensen muchas veces que tendrn que rendir cuentas en el Ms All. Pero as y todo consideran algo menor, insignificante, las perversidades que cometen. Animan a otros a rechazar a Dios diciendo, por ejemplo, Haz lo que te digo. Yo me hago cargo. Satans tambin hace promesas tentadoras con el objeto de llevar por el camino equivocado. Pero Dios, al decirnos, ...y vendr, solo, a Nosotros (Corn, 19:80), nos informa que esas promesas no servirn para nada.

Ese da los incrdulos vern con toda claridad que estn solos. Comprendern algo importante: fuera de Dios no tienen amigo ni protector. Sus amigos y mentores en este mundo, les dejarn solo en el Averno. Tambin Satans --a quien Dios abandon y los incrdulos toman como protector-- les ser desleal y les hablar as:

El Demonio dir cuando se decida la cosa (mediante el Juicio): Dios os hizo una promesa de verdad, pero yo os hice una que no he cumplido. No tena ms poder sobre vosotros que para llamaros y me escuchasteis. No me censuris, pues, a m, sino censuraros a vosotros mismos, Ni yo puedo socorreros, ni vosotros podis socorrerme. Niego que me hayis asociado antes a Dios. Los impos tendrn un castigo doloroso, (Corn, 14:22).

Otra fuente de pesar ser ver la deslealtad de los que consideraban sus amigos. Comprendern claramente que aparte de Dios no pueden protegerse en nadie ms. Sin embargo, el comprobar todo eso no servir de alivio a sus tribulaciones. Ese da reirn entre s, a la vez que confesarn sus pecados. Dios describe esa situacin:

Ya en l (en el Infierno), dirn mientras disputan: Por Dios, que estbamos, s, evidentemente extraviados cuando os equiparbamos al Seor del universo! Nadie sino los pecadores nos extraviaron y, ahora, no tenemos a nadie que interceda, a ningn amigo ferviente. Si pudiramos volver (a la Tierra) para ser creyentes... (Corn, 26:96-102).

Como se relata en los versculos anteriores, al estar los incrdulos inmersos en una congoja profunda, desearn retornar al mundo con el objeto de realizar buenas obras que les seran provechosas en el Ms All. Sin embargo, ser un deseo inaceptable. Comprobarn que todo lo que persiguieron con tanto afn en este mundo --riqueza, ttulos acadmicos, belleza, etc.--, no tiene ningn valor en la otra vida. Dios describe en el Corn algunas de sus expresiones de pesar:

Aqul que reciba su Escritura en la siniestra, dir: Ojal no se me hubiera entregado mi Escritura y no hubiera conocido el resultado de mi juicio! Ojal hubiera sido definitiva (mi muerte)! De nada me ha servido mi hacienda. Mi poder me ha abandonado. Agarradle y ponedle una argolla al cuello! Que arda, luego, en el fuego del Infierno! Sujetadle, luego, a una cadena de setenta codos!. No crea en Dios, el Grandioso, ni animaba a dar de comer al pobre. Hoy no tiene aqu amigo ferviente (Corn, 69:25-35).

Ese Da se traer el Infierno, ese Da el hombre se dejar amonestar --y de qu le servir entonces la amonestacin?-- y dir: Ojal hubiera enviado por delante (buenas obras) para mi (otra) vida! (Corn, 89:23-24).

Adems, el ser testigos del goce y felicidad de los Compaeros del Jardn profundizar su afliccin. Vern las notables diferencias entre la vida de los Compaeros del Jardn y la de ellos. Dios llama la atencin sobre esa disparidad y describe en el Corn el aspecto de los Compaeros de Fuego:

Abatida la mirada, cubiertos de humillacin, (Corn, 68:43).

mientras que otros, ese Da, estarn tristes, (Corn, 75:24).

Por otra parte, describe los rostros de los Compaeros del Jardn:

Ese Da, unos rostros estarn radiantes, risueos, alegres, (Corn, 80:38-39).

Los incrdulos, como dijimos, no encontrarn ningn otro alimento adems de agua hirviente, pus, espinas amargas y el rbol de zaqqum. Los creyentes, en cambio, sern premiados con ros de leche y miel, bebidas deliciosas servidas en copas, todo tipo de frutas y cualquier cosa que deseen. Dios describe el alimento de los Compaeros del Jardn:

Imagen del Jardn prometido a quienes temen a Dios: habr en l arroyos de agua incorruptible, arroyos de leche de gusto inalterable, arroyos de vino, delicia de los bebedores, arroyos de depurada miel. Tendrn en l toda clase de frutas y perdn de su Seor. Sern como quienes estn en el Fuego por toda la eternidad, a los que se dar de beber un agua muy caliente que les roer las entraas? (Corn, 47:15).

Por cierto, no hay ningn paralelo entre los favores que se les conceder a los creyentes y el alimento de los incrdulos, el cual de ninguna manera satisfar el hambre que sienten y se convertir en una fuente ms de suplicio permanente. Adems, sern expuestos al fuego durante siglos. La piel les crecer de nuevo luego de quemarse y ese proceso se repetir una y otra vez. Pedirn a gritos algn alivio y frescor. Anhelarn los favores concedidos a los Compaeros del Jardn, quienes reposan a la sombra, y los pedirn para ellos. Dios narra esta situacin en el Corn:

Los moradores del Fuego gritarn a los moradores del Jardn: Derramad sobre nosotros algo de agua o algo de lo que Dios os ha provedo!. Dirn: Dios ha prohibido ambas cosas a los infieles, (Corn, 7:50).

El pedido de los incrdulos nunca ser respondido. Dios afirma lo siguiente en un versculo:

...Hemos preparado para los impos un fuego cuyas llamas les cercarn. Si piden socorro, se les socorrer con un lquido como de metal fundido, que les abrasar el rostro. Mala bebida! Y mal lugar de descanso! (Corn, 18:29).

Adems, Dios regalar a los Compaeros del Jardn ropa verde, fina seda, rico brocado y brazaletes de plata y oro. Los Compaeros del Fuego, en cambio, tendrn vestimenta de alquitrn especialmente preparada. Los creyentes morarn en agradables habitaciones y camas elevadas, reclinados sobre exquisitos tapetes y sofs forrados con rico brocado. Los incrdulos, por el contrario, tendrn el Infierno por lecho y, por encima, cobertores... (Corn, 7:41).

Dios nos informa que los creyentes tendrn todo lo que deseen y sern honrados con una vida pacfica y placentera en el Jardn:

...y tendrn junto a su Seor lo que deseen... (Corn, 42:22).

Dios les preservar del mal de ese Da y les llenar de esplendor y alegra (Corn, 76:11).

Si los incrdulos asumieran en el mundo una actitud sincera, honesta y consciente, obrando segn las rdenes de Dios, no se veran sometidos a suplicios en el Infierno, donde la congoja se les multiplicar al pensar en la situacin favorable de los Compaeros del Jardn. Dios define la desgracia del Infierno y el pesar que sentirn como tribulacin, y dice que todos los intentos por escapar del mismo concluirn en otro castigo:

Siempre que, de atribulados, quieran salir de l (del Infierno), se les har volver: Gustad el castigo del Fuego! (Corn, 22:22).

Es decir, el Infierno es un lugar del que no se sale, en donde la pena o remordimiento no sirve para nada al ser humano, no tiene sentido. En el instante en que los incrdulos mueren, los ngeles les dirn que nunca experimentarn algo bueno, a menos que Dios desee otra cosa:

El Da que vean a los ngeles, no habr, ese Da, buenas nuevas para los pecadores. Dirn: Lmite infranqueable! Corn, 25:22).

Debido a todo eso los incrdulos descubrirn que la nica salida que les queda a esa situacin es la destruccin total. Rogarn por la misma pero no les valdr de nada. Ser as porque vivieron lo suficiente como para recibir la amonestacin pero prefirieron rechazarla a consciencia apartndose de la verdad. En respuesta a esa actitud Dios les dir:

No invoquis hoy una sola destruccin sino muchas destrucciones! (Corn, 25:14).

Arde en l (en el Fuego)! Debe daros lo mismo que lo aguantis o no. Slo se os retribuye por vuestras obras (Corn, 52:16).

En el versculo 7:40 Dios explica que es imposible que los incrdulos abandonen el Infierno y entren al Jardn al decir, ...ni entrarn en el Jardn hasta que entre un camello en el ojo de una aguja... Tambin nos informa que por ser negligentes y descuidados en el mundo, se apartaron del sendero recto y no dieron ninguna importancia al encuentro el Da del Juicio. No recibirn ninguna respuesta o ayuda de Dios:

Dir (Dios): Igual que t recibiste Nuestros Signos y los olvidaste, as hoy eres olvidado (Corn, 20:126).

Se dir: Hoy os olvidamos Nosotros, como vosotros olvidasteis que os llegara este da. Tendris el Fuego por morada y no encontraris quien os auxilie (Corn, 45:34).

que tomaron su religin a distraccin y juego, a quienes la vida de ac enga. Hoy les olvidaremos, como ellos olvidaron que les llegara este Da y negaron Nuestros Signos (Corn, 7:51).

Implorarn a Dios para salvarse del Fuego y El les responder:

Seor! Scanos de l (del Infierno)! Si reincidimos, seremos unos impos. Dir (Dios): Quedaos en l y no Me hablis! (Corn, 23:107-108).

Los incrdulos sobrellevarn un castigo terrible consistente en suplicios y en no recibir ningn tipo de ayuda en ningn momento. Dios no derramar Su misericordia sobre ellos, no les proteger, y no perdonar sus pecados y culpas. Si hubiesen buscado refugio en Dios cuando estaban en el mundo, habran descubierto que El es el Perdonador y el Misericordiossimo con los sinceros. No obstante, una vez que entren al Averno todo lo que piensen o razonen ya no les servir de nada.

Despus de todo lo dicho, habra que ponderar ciertos hechos: Dios es misericordioso y compasivsimo con Sus siervos y stos deberan tomar a El como nico amigo y protector. De no proceder as, arriesgan terminar en el Infierno. Y una vez que las puertas de ste se cierren ya no se abrirn y no tendrn posibilidades como las que tuvieron en este mundo, a menos que Dios desee otra cosa. Dios indica el camino de salvacin:

salvo si se arrepienten, se enmiendan, se aferran a Dios y rinden a Dios un culto sincero. Estos estarn en compaa de los creyentes y Dios dar a los creyentes una magnfica recompensa. Por qu va Dios a castigaros si sois agradecidos y creis? Dios es agradecido, omnisciente (Corn, 4:146-147).

PARA NO TENER QUE LAMENTARSEEN LA OTRA VIDA

Las personas son creadas con muchas debilidades e imperfecciones. A lo largo de nuestras vidas nos olvidamos de muchas cosas y cometemos errores incontables. Sin embargo, a travs del arrepentimiento que Dios nos concede como un gran favor, siempre es posible corregir nuestras equivocaciones en este mundo. En realidad, el propsito con el que fue creado el mundo es ese: se trata del lugar donde el ser humano se educa, purifica de sus errores y es puesto a prueba. Es probable que nos lamentemos profundamente de nuestros equvocos o del rumbo que le dimos a nuestras vidas. Pero siempre es posible compensar todos esos desaciertos. Despus de arrepentirnos sinceramente podemos buscar con mucha esperanza el perdn de Dios.

El Todopoderoso nos da en el Corn las buenas nuevas de que perdonar todo pecado a condicin de un arrepentimiento sincero. Adems, Dios sabe lo que pensamos aunque no lo manifestemos. Sabe si somos veraces o no con El. En el Corn menciona lo cerca que est de sus siervos:

Vuestro Seor conoce bien vuestros pensamientos. Si sois justos... El es indulgente con los que se arrepienten sinceramente (Corn, 17:25).

No obstante, aqu se presenta otro hecho importante. Despus de la muerte no es posible compensar los errores y pecados cometidos en este mundo, a menos que Dios desee otra cosa. Por lo tanto no tenemos ni un solo segundo para perder. Los minutos pasan en un abrir y cerrar de ojos y cada tic tac del reloj nos aproxima ms a la muerte. Por otra parte, nunca podemos pronosticar el momento en que falleceremos. El da, la hora, el minuto y segundo en que ocurrir, escapa totalmente a nuestro conocimiento. Pero lo cierto es que moriremos y que tendremos que rendir cuentas de nuestras acciones en presencia de Dios. En consecuencia, debemos tener presente que podemos expirar en cualquier momento, posiblemente bastante cercano. Si no queremos lamentarnos en la otra vida debemos reconocer aqu los errores en nuestras conductas.

Qu pasara si nos topamos ahora mismo con los ngeles de la muerte? Seramos capaces de rendir cuentas de todos los aos que vivimos en la Tierra?

Qu hemos hecho hasta ahora para ganarnos la aprobacin de Dios?

Hemos sido lo suficientemente meticulosos en el cumplimiento de las rdenes de Dios?

Habr personas que no podrn responder de manera positiva algunas de esas preguntas. Pero si se arrepienten sinceramente y se comprometen absolutamente a vivir como para ganarse el agrado de Dios, entonces pueden esperar Su perdn, algo que el Mensajero de Dios (PB) buscaba con frecuencia: Por Dios, busco el perdn de Dios y me vuelvo a El arrepentido todos los das ms de setenta veces (Bujari)

Debemos refugiarnos en Dios, Quien es al-Ghaffar (El Perdonador), al-Halim (El Indulgente, Clemente) y al-Tawwab (El Aceptador del Arrepentimiento). Dios premiar sin reservas a quienes perseveran y se vuelven a El de seguido, Quien ciertamente perdona a Sus siervos que Le dan testimonio de fidelidad y premia las buenas obras de la mejor manera. Dios comunica esta buena nueva:

Lo que vosotros tenis se agota. En cambio, lo que Dios tiene perdura. A los que tengan paciencia les retribuiremos, s, con arreglo a sus mejores obras. Al creyente, varn o hembra, que obre bien, le haremos, ciertamente, que viva una vida buena y le retribuiremos, s, con arreglo a sus mejores obras (Corn, 16:96-97).

El Mensajero de Dios (PB) tambin pidi a los creyentes que se mantengan firmes en su buen obrar y les dio la buena nueva de que seran premiados por Dios si proceden as. Dijo el Profeta (PB): Continen haciendo (buenas obras) porque lo hallarn fcil (les llevar a su lugar de destino). Luego recit: En cuanto a quien da en caridad y cumple con Dios y cree en el mejor premio de Dios (Este le compensar por lo que gasta en Su camino). De esta manera, le allanaremos el camino de tranquilidad. Pero el codicioso miserable.... para l el sendero del mal (Bujari)

Nunca olvidemos que en algn momento la muerte nos atrapar. Y aunque nuestro pesar sea muy grande ya no tendremos oportunidad de corregir los errores cometidos en la vida mundanal. Debido a ello deberamos, sin perder tiempo alguno, arrepentirnos ante Dios y vivir segn Sus rdenes y las tradiciones del Profeta (PB). Esa es la nica manera de ser un siervo sobre quien Dios derrama Su misericordia y amor. Repetimos, esta es la nica manera de alcanzar el Paraso, la morada eterna que Dios dispone para Sus creyentes sinceros.

APENDICE: EL COLAPSO DEL DARWINISMO

Cada detalle de este universo en el que vivimos nos indica que es el producto de una creacin superior, es decir, hecho por un Creador sin par. En oposicin al criterio mencionado e intentando negar la realidad de la creacin, tenemos al materialismo, falacia sin ningn respaldo cientfico.

Pero si el materialismo queda invalidado, todas las dems teoras que se basan en el mismo se convierten en infundadas.

La principal entre ellas es el darwinismo, es decir, la teora de la evolucin, la cual argumenta que la vida se origin a partir de la materia inanimada por medio de una serie de casualidades. Pero ha sufrido un golpe demoledor desde el momento que se reconoci que el universo fue creado por Dios. El astrofsico norteamericano Hugh Ross lo explica as:

El atesmo, el darwinismo y virtualmente todos los ismos que emanan de las filosofas de los siglos XVIII al XX, se construyen sobre el supuesto de que el universo es infinito. La singularidad nos ha puesto frente a frente con la causa --o causante-- ms all/detrs/primera del universo y todo lo que contiene, incluida la vida 1.

Es Dios Quien cre el universo y Quien lo estableci hasta en sus ms pequeos detalles. Por lo tanto es imposible que sea cierta la teora de la evolucin, la cual sostiene que los seres vivientes, entre otras cosas, no fueron creados por Dios sino que son producto de una combinacin de casualidades.

Al irse descubriendo que la delineacin de la vida es demasiado compleja y notable, se empez a rechazar y denunciar la teora de la evolucin. Por ejemplo, en el mundo inanimado podemos examinar cun sensibles son los equilibrios atmicos. Y en el mundo animado podemos observar la arquitectura intrincada que une a los tomos, as como los mecanismos y estructuras extraordinarios de las protenas, enzimas, clulas, etc.

Esa composicin espectacular que da lugar a la vida, invalid el darwinismo a principios del siglo XX.

Este tema lo hemos tratado en profundidad en otros de nuestros estudios, tarea en la que continuaremos. De todos modos, pensamos que debido a su importancia ser provechoso ocuparnos aqu de ello, aunque de manera resumida.

El Colapso Cientfico Del Darwinismo

Si bien se trata de una doctrina que se remonta a la Grecia Antigua, la teora de la evolucin fue expuesta ampliamente en el siglo XIX. El elemento ms importante que la convirti en un tpico sobresaliente en el mundo de la ciencia, fue el libro de Charles Darwin El Origen de las Especies, publicado en 1859. El autor niega all que las distintas especies del planeta hayan sido creadas una por una por Dios. Segn Darwin, todos los seres vivientes tuvieron un ancestro comn y se diversificaron con el paso del tiempo a travs de pequeos y numerosos cambios.

La teora darwinista no se basa en ningn descubrimiento cientfico. El propi