C A M I N O A L

J U L I O BARR I EN TOS

“ P O R E N C I M A D E L I N C E S A N T E R U I D O D E L A A C T I V I D A D

H U M A N A , H E M O S O Í D O E L S O N I D O D E L A M A R C H A

Q U E N O S D I C E Q U E D I O S E S T Á E N C A M I N O ” .

Arthur Wallis

P O R

1

CAMINO

AL

Avivamiento

Colección de mensajes que

Serán compartidos por 3 ½ años,

Por un avivamiento.

Julio Barrientos

Ecuador

2

¡Volviendo a las raíces correctas!

PRIMER MENSAJE

Y sucederá en los últimos días, dice Dios,

que derramaré de mi Espíritu sobre toda carne. Hechos 2:7

“Por encima del incesante ruido de la actividad humana,

hemos oído el sonido de la marcha

que nos dice que Dios está en camino”. Arthur Wallis.

Oración:

“Señor, a nuestros ojos, nos hemos perdido.

Hemos olvidado las raíces correctas del cristianismo,

nos hemos separado del Espíritu Santo”. Julio Barrientos

3

En el año 732 A.C. los sirios conquistaron el reino del norte de Israel, que se había separado del reino del sur de Judea 200 años antes y deportaron a 9 de las tribus de Israel que allí vivían. Son lo que se conoce cómo “Las Tribus Perdidas de Israel”. La tribu de Manasés fue la más grande de estas llamadas “Tribus perdidas”. Sus miembros vagaron por Asia Central y el Lejano Oriente durante siglos hasta establecerse finalmente en las aldeas de Manipur y Mizoram a lo largo de las fronteras de Birmania (ahora Myanmar) y Bangladesh, al noroeste de la India.

Pasaron 2,700 años de ese exilio forzado lejos de Israel.

Pero entre los años 1970 y 1980, Israel empezó a recibir cartas que provenían de esos descendientes de la tribu de Manasés, que habían estado separados de su tierra por 27 siglos. Israel en ese tiempo tenía muchos problemas, cómo para prestar atención a esas cartas. Lo que cambió todo fue cuando un judío fue a la India, para conocerlos personalmente. Se reunió con ellos en el centro de una aldea, en un templo hecho de bambú, “a la hora de la oración de la tarde”. Ya habían intercambiado cartas y ya había comunicación entre ellos; ya se habían asegurado en Israel que en realidad fueran descendientes de la tribu de Manasés. Pero lo que más conmovió a la persona encargada de ser el intermediario entre esa tribu y el gobierno de Israel, fue cuando los escuchó orar:

“Si hubiese llegado allí con los ojos vendados,

era como si estuvieran orando en Jerusalén”- dijo él-

El testimonio de ellos, de los descendientes de Manases, después de 2,700 años, viviendo exiliados, sus antepasados siendo llevados de una nación a otra, absorbidos por otras culturas y olvidados sobre todo por Israel fue el siguiente:

“A nuestros ojos, nunca nos perdimos. Sabíamos quiénes éramos y siempre

quisimos volver a casa y reconectarnos con nuestras raíces”.

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No importó el exilio de 2,700 años, no importó la distancia de separación, no importó vivir en medio de una cultura pagana, ajena completamente a Dios, y tampoco importó que Israel se hubiese olvidado de ellos. En su corazón ellos seguían siendo Israelitas, ellos seguían adorando al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Recuerda, no importa cuán pequeño y débil eres, no importa cuán lejos y cuan abandonado te sientas. No importa si estás en una cárcel, no importa si vives en la China, en Miami o en alguna área marginal, no importa lo que otros digan de ti. Lo único que importa es lo que gime tu corazón… “Abba Padre”.

Nuestra historia cristiana se remonta a 2,000 años atrás, cuando el Cordero de Dios dio su vida en una cruz y en un momento dado de su ministerio en la tierra dijo:

También tengo otras ovejas que no son de este redil;

aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.

Juan 10:16

Nuestra historia se remonta al momento en que 120 personas en un aposento estaban reunidas cuando un viento recio y una lluvia de lo alto cayó sobre ellos y fueron todos bautizados con el Espíritu Santo y fuego. Pero a diferencia de esos Israelitas que pasaron 2,700 años en el exilio y olvidados por Israel, nosotros no podemos decir cómo ellos:

“A nuestros ojos, nunca nos perdimos. Sabíamos quiénes éramos y siempre

quisimos volver a casa y reconectarnos con nuestras raíces”.

Todo lo contrario:

“Nos hemos perdido, hemos sido absorbidos por la cultura de cada nación…

y de aquel derramamiento precioso del Espíritu Santo,

no quedan más que terrones endurecidos”.

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Necesitamos apartarnos de las raíces equivocadas. El evangelio no puede sobrevivir bajo la corriente del humanismo, materialismo, sectarismo y autoritarismo, dando más honra a las criaturas que a su Creador. Para volver a las raíces correctas, no se trata de hacerse un nombre, no se trata de hermosos templos, no se trata de aumentar la membrecía, no se trata de sanas doctrinas, ni se trata de ser buenos. ¡La única manera de volver a las raíces

correctas, se trata de una persona, de una vida, y es el Espíritu Santo! De la fiesta de la Pascua a la fiesta del Pentecostés, del momento en que Cristo fue crucificado y resucitó, al día en que se derramó el Espíritu Santo pasaron 50 días. El libro de Los Hechos nos dice que Cristo se apareció a sus discípulos por 40 días. Cristo ascendió al cielo en el día cuarenta y 10 días después el Espíritu Santo se derramó sobre ellos. Pero en realidad fueron 7 días, ya que el Señor Jesús resucitó al tercer día. Ciento veinte personas que estuvieron con Jesús sólo pudieron vivir 7 días separados de la raíz, del “Renuevo de Justicia” y luego fueron llenos del poder de lo alto, del Espíritu Santo. ¿Qué de nosotros que llevamos 2,000 años de separación? Las Escrituras nos dicen que Jesucristo apareció después de la resurrección a más de 500 personas; pero en el Aposento Alto sólo habían 120. ¿En dónde estaba el resto, 380 personas que vieron al Cristo resucitado? ¿Ocupados, distraídos, indiferentes, satisfechos, ignorantes, pelando quizás? En menos de 50 días, más de la mitad no estaba en el momento más glorioso para sus vidas y de toda la historia de la iglesia. ¿Cuántos en la iglesia hoy tienen un Aposento Alto en su vida? ¿El corazón de cuantos cristianos está siendo consumido por un clamor por una visitación del Espíritu Santo? La respuesta nos la da el profeta Isaías:

Si el SEÑOR de los ejércitos no nos hubiera dejado algunos sobrevivientes,

seríamos como Sodoma, y semejantes a Gomorra.

Isaías 1:9

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Por causa de esos “muy pocos sobrevivientes”, la iglesia cristiana existe. Por causa de esos “muy pocos sobrevivientes”, que están de rodillas intercediendo:

“Perdona, oh Dios, a tu pueblo”

Y “Manda fuego, Señor”

Las columnas de la iglesia y lo que sostiene al cristianismo, no son lo que vemos en los púlpitos sino esos “muy pocos sobrevivientes”, “intercesores de rodillas”, que son conocidos por el Espíritu Santo. Pretendemos vivir la vida cristiana confiados en asistir a cultos cada domingo, leyendo la Biblia todos los días, dando fielmente nuestros diezmos y buscando el consejo de nuestro pastor. ¿Esas son nuestras fortalezas? No son 7 días (la iglesia primitiva), sino años confiados en el brazo de la carne, en ritos religiosos, en un edificio o cultos tras cultos, mensajes tras mensajes (la iglesia actual). Si esos hombres y mujeres lo dejaron todo para seguir a Jesús (el apóstol Pedro le dice al Señor Jesús, ¿Qué recibiremos nosotros que lo hemos dejado todo?) ... ¡Hermanos! ¿Qué recibiremos nosotros, que seguimos aferrados a este mundo, a pecados ocultos, amigos, religión? ¿Qué recibiremos nosotros que preferimos honrar a hombres antes que al Creador? Si esos 120 que caminaron con Jesús, tocaron a Jesús, comieron con Jesús,

escucharon hablar al que hizo los cielos y la tierra y contemplaron al Cristo

resucitado… si después de esos 3 años y medio de avivamiento con su Creador, no

podían confiar en sus experiencias pasadas, sino que necesitaron ser cubiertos de

una nube de gloria llamado el Espíritu Santo… ¡Cuánto más nosotros que vivimos

de ritos, que si nos quitan el culto del domingo se nos acabó nuestra vida cristiana!

Que no tenemos la más mínima idea de lo que es comer del pan de Su presencia, sino

que estamos a gusto con mensajes de hombres que no han tenido una experiencia

viva con Jesús, y que cada vez estamos más sumergidos en el fango de este mundo.

Antes los predicadores le llamaban al televisor “el cajón del diablo”. Pero ahora el televisor es un lindo gatito, comparado a las redes sociales. Ya no se trata de

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Hollywood, sino de estar conectados a cualquier red social. Y no se trata de ver películas y música del mundo, ya que aun los adictos a las noticias están enfermos y engañados por Satanás. El misterio de iniquidad no solo es que lo malo es malo, sino que lo aparentemente bueno, también se ha corrompido. Un ejemplo de eso: En 1866 se crea un auto, que luego en 1926 se patenta y se crea la famosa marca, Mercedes Benz. Es una marca símbolo del modernismo, la libertad y el capitalismo. Pero en sus inicios los fundadores escribían artículos en el diario más famoso de los Nazis. Hitler viajaba regularmente en autos Mercedes Benz y no solo eso, era accionista de esa empresa.

La empresa de los fundadores de Mercedes Benz construyó no solo autos, sino también maquinaria de guerra para los Nazis. Utilizando cómo trabajadores a miles de prisioneros judíos en los campos de concentración. Años después le ofrecen trabajo en Argentina al genocida Adolf Eichmann. Testimonio personal. Pase 30 años escuchando de cosas que pasarían y cómo sucederían. Pero sobre todo pasé años creyendo que eso que escuchaba venía del corazón de Dios. Pero un día encuentro a un hombre en los Estados Unidos, que nada tiene que ver con el cristianismo, maestro y experto en teorías conspirativas, y me doy cuenta que todo lo que él decía que sucedería, yo lo había escuchado desde los pulpitos de la iglesia. ¡Que tristeza me dio cuando descubrí que la fuente de la que nos habíamos estado alimentando por años no era la inspiración Divina, no era la revelación del Espíritu Santo, sino hombres, redes sociales y mentiras! ¿Saben lo que me sorprendió del hombre que ha enseñado cosas que nunca han sucedido, fechas que nunca se han cumplido y que ha llenado los púlpitos por años de eventos, terrorismo y personajes apocalípticos? Lo que me sorprendió es que en una ocasión en que algo no se cumplió, en el lugar de pedir perdón, su respuesta fue: “Yo no soy el único responsable de lo que enseño, sino ustedes también son responsables de oír, creer y no buscar a Dios y preguntarle si lo que están recibiendo es verdad o no”.

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Él dijo: “En el juicio final, cada uno será responsable, no por lo que escuchó, sino por haber creído y no haber recibido el testimonio de Dios que lo que escuchaba era verdad. Cada uno será responsable por no haber recibido su propia revelación”. Una ovejita dijo, “si yo sigo a mis líderes, yo terminaré con Dios”. Mientras que su líder, por el otro lado, ya se lavó las manos como Pilato afirmando, “yo no tengo responsabilidad, ustedes son responsables por haber creído y aceptado lo que he enseñado”. Mt. 23:15 Dice un salmo: Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes, Y que

tomar mi pacto en tu boca? Sal. 50:16

Dios está hablándole al impío, a políticos, a perversos: “Cierra la boca, no hables

de mi reino y de mi pacto, que tú no tienes nada que ver”.

De igual forma al cristiano moderno también debemos decirle: ¿Qué tienes tu que

estar hablando y predicando sobre política, sobre teorías conspirativas, por qué

vives atemorizando a mis ovejas con eventos falsos apocalípticos? ¿Qué tienes que

estar hablando de lo que este mundo hace?

“Cierra la boca, no hables más de este mundo y de sus alianzas perversas, que tu

llamado nada tiene que ver con eso”.

“Tu misión es lo Eterno, tu misión es lo que no se ve pero que permanece para

siempre”. “Tu misión es un reino de justicia, paz y gozo, que nunca tendrá fin, no

poner tu esperanza en hombres, líderes o políticos”.

¡Hermano!

¿Cuándo cerrarás tus oídos y cuando dejarás de permitir que los hombres

enfermen tu corazón?

Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios.

Deja que los muertos, hablen y vivan de sus muertos

Y tú ven, sigue a Cristo, al Hijo del Dios Vivo.

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La única forma en que lleguemos a ser la voz que clama en el desierto, es que primero tenemos que ser siervos sordos, siervos ciegos y siervos mudos a lo que este mundo habla y por donde se mueve. Dejemos de ser arrastrados por sus miedos, por sus conspiraciones, por rumores y por política. Necesitamos volver a las raíces correctas; necesitamos, como la Samaritana, decirle al Señor: “Dame de esa agua”.

¡Danos lo único que cambiará nuestra pobreza y abrirá nuestras cárceles,

danos al Espíritu Santo y sin medida!

La mujer samaritana, pecadora, indigna, se conectó a las raíces correctas, y lo primero que sucede es que se olvidó de su cántaro. Ese recipiente que llenaba cada día para llevar agua para su casa. Sabremos el día en que Dios visite a su iglesia, cuando sus pastores olviden sus cántaros, sus mensajes de juicio, sus mensajes de entretención, sus mensajes buscando nuevos prosélitos a su pequeño reino, sus mensajes pidiendo dinero, honra, obediencia, sus mensajes de haz esto o deja de hacer aquello. Cuando esos cántaros y esas aguas sean abandonados y olvidados y dejen de prostituir y corromper los púlpitos, sabremos que el predicador está cubierto de una nube santa del poder del Espíritu Santo. “Por encima del incesante ruido de la actividad humana, hemos oído el sonido de

la marcha que nos dice que Dios está en camino”. Arthur Wallis.

El primer paso para el derramamiento del Espíritu Santo es volver a las raíces correctas: La humildad y el arrepentimiento. El primer paso es mirar al interior. Aquí dónde hay huesos secos, celos, amarguras, odios, desaliento, mentiras.

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Reconocer: “Señor, a nuestros ojos, nos hemos perdido.

Hemos olvidado las raíces correctas del cristianismo,

nos hemos separado del Espíritu Santo”.

EL CAMINO AL AVIVAMIENTO

Por 3 años y medio, una vez al mes, mientras tenga vida y Dios me dé la oportunidad de hacerlo, compartiré una serie de mensajes en la búsqueda de un avivamiento. (El sentido de colocar un tiempo, es para no ocupar mi tiempo en religión y en tratar de hacer que las personas sean buenas, sino en ser un Eliseo que no pierda su mirada del Espíritu Santo). No aseguro que venga el avivamiento, porque es Dios quién lo da. Pero si aseguro que, si escuchas o lees cada uno de estos mensajes, en tu corazón solo desearás una cosa, “buscar un avivamiento, vivir un avivamiento y vivir en avivamiento”. Hagámonos una pregunta: ¿Quién necesita urgentemente un avivamiento? ¿Quién está entre la vida y la muerte? ¿Quién está al borde del precipicio? ¿El mundo, los Estados Unidos, nuestras naciones, la iglesia, los perdidos, nuestro cónyuge, nuestros hijos, nuestros hermanos? No. Los primeros que necesitan un avivamiento somos tu y yo, nuestro corazón cansado y enfermo, es el que necesita hoy un despertar espiritual. No recibiremos un avivamiento por méritos, por espiritualidad, por ser los mejores, o cómo algunos se autoproclaman “porque somos el remanente de Dios”. Cuando llegan dos enfermos a un hospital, uno tiene una espina en un dedo de la mano y el otro tiene todos sus huesos rotos. No hay duda de quien recibirá primero la atención: el que está gimiendo de dolor y necesita urgentemente una intervención médica.

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Dios va a visitar donde hay corazones quebrantados, donde hay mucho llanto y desesperanza. Los sanos no tienen necesidad de médico.

Fui a ver un partido de futbol hace muchos años. Salí a comprar un refresco cuando apenas habían pasado 5 minutos y en ese momento anotaron un gol. El partido terminó 1 a 0 y todos estaban alegres, fue mi equipo el que ganó, yo estaba alegre. Pero en realidad me perdí el mejor momento de ese juego. Tu mundo exterior puede ser el más hermoso, tu reputación, tu economía. Puedes estar en la mejor iglesia de toda la historia, ser el más santo, pero eso es irrelevante. Lo único que importa es tu corazón y si en tu corazón estás viviendo la experiencia de andar con Cristo. Y de la misma manera, puedes estar postrado en una cama, puedes estar en la bancarrota de la vida, puedes ser pobre y olvidado por tus hermanos, eso es irrelevante para la eternidad. Pero si el viento recio del Pentecostés sopla en tu interior, serás la persona más dichosa sobre la faz de la tierra. Hay pastores que están aspirando el bolsillo de sus seguidores, tienen a jóvenes dando sus vidas sin tener ningún sueño más que servir en la iglesia. Parejas jóvenes que han puesto en el altar sus sueños de vivir una vida normal porque siempre tienen que estar metidos en actividades en la iglesia. Y todo esto porque es la voluntad de Dios, porque “¡Qué privilegio es edificar ese templo y esa casa para el “ungido”! Pero sus corazónes están marchitos, son como esa higuera a la cual Jesús se acercó para comer algo de su fruto, pero no tenía nada que darle a su amado Salvador, porque están agotados.

Han sustituido su pasión por Cristo por su devoción a hombres

Nunca olvidaré una iglesia en que el evento del año era el cumpleaños del pastor. Era el único día en que la iglesia despertaba para darle regalos, dinero y toda clase

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de adulación a su pastor. No importaba que pasaran años sin tener una Santa Cena y que nunca hicieran algo por evangelizar y vivir la vida de iglesia. La realidad triste es que esta historia se replica en muchos lugares y no tiene nada que ver la denominación, ni la doctrina, solo radica en una cosa: lo que hay en el corazón de su líder. El movimiento más puro que ha existido fue el de Cristo y sus discípulos, pero aun allí había un Judas. Erramos al juzgar a grupos y señalarlos de “la gran ramera”, porque ese concepto reposa principalmente en las ambiciones del corazón del líder; así predique de poder o de la cruz, su corazón al final es el que arrastrará a su rebaño a un despertar espiritual o a una devoción ciega de sus seguidores a su liderazgo.

Porque vosotros, siendo tan sabios, con gusto toleráis a los insensatos.

Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno se aprovecha de

vosotros, si alguno se exalta a sí mismo, si alguno os golpea en el rostro.

2 Corintios 11:19-20

“Volvamos a las raíces correctas”

• Al compartir estos mensajes, sabremos en nuestra vida y en la vida de la iglesia, porque no viene el avivamiento.

• Al escuchar o leer esta serie de mensajes, sabremos algo más importante, sabremos en dónde estamos en lo personal… camino al avivamiento o en medio de una gran apostasía.

• Pero lo más importante es que al escuchar estos mensajes, una sola cosa nos importe como cristianos y en la vida de la iglesia, que sea: “Señor, danos un avivamiento”.

Sin un avivamiento, los ajos y las cebollas que este mundo ofrece llenarán siempre nuestro corazón, nuestro tiempo y a nuestra familia. Cómo Saúl, llamado a ser rey… pero las asnas llenaban su corazón.

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Sin un avivamiento, habrá una Dalila sobre la cual siempre recostaremos nuestra cabeza, y sin darnos cuentas caminaremos cómo caminó Sansón, ciegos. Perdiendo nuestra visión de lo eterno y de algo más grande en Dios. Sin un avivamiento, ¿Qué es lo que está moviendo tu vida dentro y fuera de la iglesia? A la mayoría es una vida natural en la búsqueda lógica de un mejor bienestar. Dentro de la iglesia muchos no tienen la más mínima idea de lo que buscan y cuál es la meta; caminan sin visión y quizás nunca han tenido una experiencia con el Dios vivo. De nada sirve señalar desde los púlpitos el pecado y condenar al pecador, si no sabemos y no vivimos en pos de lo Eterno. Con justa razón que cualquier persona pensante no desea ser parte de nuestras iglesias, ya que, si se trata de entretener y buscar los anhelos del corazón, parece que el mundo ofrece más deleites que la religión. Solo el Cristo vivo y la vida del Espíritu Santo, causará que veamos a este mundo en su justa dimensión, pasajero, temporal y sin valor. Dios saciará los anhelos del corazón. Acomodarnos a la vida que llevamos sin el Espíritu Santo moviéndose en nosotros, hará que lleguemos al día en que llamaremos enemigo o estorbo cuando escuchemos una voz clamando en el desierto.

No ames el sueño, para que no te empobrezcas;

Abre tus ojos, y te saciarás de pan. Prov. 20:13

Esta serie de mensajes es para valientes, no para cobardes. Es para cristianos, pero cristianos pecadores, que saben que su vida es una vasija que se ha echado a perder, no en el mundo, sino en la casa de Dios. Esta serie de mensajes no es para la casa de Lot, no es para la casa de Caín, ni para la descendencia de Cam, que sólo busca hacerse un nombre en esta tierra. Es para aquellos que a sus ojos y en su corazón, morando en ese valle de huesos secos,

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buscan el poder de la resurrección; Es para aquellos que siguen buscando después de muchos inviernos, que un día el Espíritu Santo se mueva otra vez. No es para el sanedrín, no es para Caifás y Anás. No es para los que aman ser vistos por los hombres y que se autonombran “grandes e importantes”. Es para la viuda de Sarepta, para los que moran en el desierto, para ese Lázaro postrado, lleno de llagas, frente a la casa de los hombres ricos que en el nombre de Dios han acumulado riquezas mientras el pueblo muere de hambre, espiritual y físicamente. Estos mensajes son para aquellos que están ya casi muertos, despreciables, sin atractivo, cómo raíz de tierra seca; pero que en sus corazones hay un gemido por lo eterno, por el mover del Espíritu Santo en su generación. Siempre hay una chispa que enciendo el fuego, siempre hay una llave que abre el canal para que el agua corra. Para que haya un despertar espiritual, el primer acto no es la jactancia, no es la altivez y no es la presunción. Siempre el primer acto de un despertar espiritual es cuando se diga, “y nuevamente, de uno, y éste ya casi

muerto, brotó la vida que cubrió de gloria toda la tierra”. Hebreos 11:12

El avivamiento NUNCA ha venido en toda la historia por medio de saciados, súper santos, intocables e inalcanzables. Samuel era un siervo en la casa de Dios, no del linaje sacerdotal. David era un perseguido, morando en cuevas, no del linaje gobernante. Juan el Bautista caminó en el desierto, separado no sólo del mundo, sino del sistema religioso. El avivamiento NUNCA vendrá por medio de los reposados de Sión. De los que tienen un nombre y una reputación a los cuales acude el pueblo de Dios (lo dice el profeta Amós, no Julio Barrientos). Y no sólo dice que no vendrá el avivamiento por medio de ellos, sino que dice, “¡Ay de ellos!”; Porque ellos son la imagen perfecta de lo que no es Dios y la distorsión del camino hacia un avivamiento. Ellos son el ejemplo perfecto de las raíces equivocadas, no su mensaje, sino sus vidas y sus ambiciones. El avivamiento vendrá de un pueblo prisionero. Pero no prisionero del comunismo, sino prisioneros en las cárceles de Dios.

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Un pueblo que prefiere morir en esas cárceles divinas, de olvido, de quebrantamiento, de abandono, a vivir la libertad de la carne, de la aceptación y la amistad de los hombres. Que está allí con poco oxígeno, alimentándose a pan y agua. Rodeado de otros indeseables prisioneros tan amargados como él, tan frustrados, fracasados y golpeados cómo él. No en camas de marfil, sino en el lodo de la desesperación. Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra

y adoró. Job 1:20. Entonces Job se levantó y adoró, cuando lo había perdido todo.

¿Qué has perdido? ¿Qué te han arrebatado los hombres?

¿Estás en una cárcel de la cual no puedes salir?

¿Dios no ha escuchado tu clamor? ¿Dios no ha visto tus lágrimas?

¿Dios no ha venido a tus cárceles?

Los extranjeros y peregrinos, dice el escritor de Hebreos, murieron sin haber recibido lo prometido. Recuerda, lo que dice el escritor de Hebreos: Por lo cual

también de uno, y ese ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud

los descendientes, y como la arena innumerable que está a la orilla de la mar.

Hebreos 11:12

Ríndete hoy al Señor. Entrégale todas tus tristezas y no des lugar a la amargura. ¡Este es el tiempo de morir, pero también de levantarse y adorar a Dios! Amén.

“Acércate confiadamente al Espíritu Santo,

Hay un manantial que cualquiera que bebiere de él y se sumerja en él,

Nunca más será saciado y entretenido con el mundo y la religión”.

¡Amén!

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NOTA DEL AUTOR.

Amo al Cuerpo de Cristo. No creo en una denominación que condena a los que abandonan su redil, que menosprecia a otros por no hacer lo que ellos hacen y que enseñe que ellos son los “elegidos de su generación”. En el principio fueron pescadores, gente sin letra y ya lo dijo el apóstol Pablo:

Prestad atención a esto, hermanos, a vuestro llamamiento;

En el mover de Dios no ha habido

muchos sabios, ni muchos poderosos, ni muchos nobles;

siempre ha sido así y será así que Dios ha escogido lo necio del mundo;

y Dios ha escogido lo débil del mundo;

y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios;

lo que no es, la nada;

para que delante de su presencia no exista la arrogancia humana. Julio Barrientos. Ecuador 7jiaaa@gmail.com

Febrero 2021

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