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Visiones de la realidad educativa Jaime Navarro Saras Coordinador Gobierno de Jalisco Secretaría de Educación Coordinación de Formación y Actualización Docente Centro de Investigaciones Pedagógicas y Sociales

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Visiones de la realidad educativa

Jaime Navarro Saras Coordinador

Gobierno de JaliscoSecretaría de Educación

Coordinación de Formación y Actualización DocenteCentro de Investigaciones Pedagógicas y Sociales

Visiones de la realidad educativa

Primera edición 2018

D. R. © Centro de Investigaciones Pedagógicas y Sociales (CIPS),Calle Miguel de Cervantes núm. 286, Colonia Lafayette, Guadalajara, Jalisco, México, C.P. 44150. Tels. 3336303281 y 85Correo-e: [email protected]

ISBN 978-607-95397-6-4

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Sumario

Presentación ......................................................................................... 7

La representación de problemas y la enseñanza de las matemáticas en sexto grado de educación primariaMa. Teresa Miramontes Hernández.................................................... 11

¿Qué tipo de aprendizaje subyace al uso de la tecnología informática?, ¿debemos propiciarlo?, ¿cómo?, ¿para qué? Conformación de representaciones, realidad, escuela y tecnologíaFrancisco Javier Berumen Berumen .................................................. 47

La pregunta en la construcción social del conocimiento matemáticoFabiola Navarro Rayas ..................................................................... 101

Evaluación de la competencia lingüística en alumnos de preescolar en condiciones de institucionalizaciónMayela Eugenia Villalpando AguilarVerónica Araceli Delgadillo Mejía ..................................................... 117

De la Calle a las Aulas: El reto Educativo de los Nuevos Alfabetismos DigitalesVerónica Pérez-Serrano Flores ......................................................... 153

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La reestructuración curricular. Una experiencia de renovación pedagógicaSusana Luna Sierra .......................................................................... 183

El seguimiento de egresados desde la opinión de los directivos y docentes de una institución de educación superiorRosalinda Arredondo Maciel ............................................................ 199

Pandillas Juveniles y Vida EscolarHilda Aurora Mariscal UribeMarco Antonio Mendoza CortezConsuelo Plascencia Vázquez ......................................................... 225

El Consejo Técnico Escolar en Educación Secundaria, ¿una oportunidad para el trabajo colegiado?César Cisneros Contreras ................................................................ 237

Modelos de formación docente desde la prensa escrita. Propuestas editoriales de la página educativa de El Occidental 1992-2012.Jaime Navarro Saras ........................................................................ 249

Autores ............................................................................................. 255

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PreSentación

La lectura puntual de esta obra ha sido para mí una experiencia sumamente grata, no sólo por el gozo que supone para un(a) formador(a) encontrar la presencia de compañeros y exalum-nos como autores de alguno de los trabajos que ésta contiene

sino también por la posibilidad de descubrir el valor de las aportacio-nes de otros académicos de quienes no había tenido oportunidad de leer sus escritos. Disfruté al darme cuenta, a medida que avanzaba en la lectura, de que un denominador común en los trabajos que integran el libro, es el de la calidad académica con que éstos fueron elabora-dos, además de la relevancia, actualidad y originalidad de la temática abordada por cada uno de ellos.

Los tres primeros trabajos, cuyos autores son Ma. Teresa Mi-ramontes Hernández, Francisco Javier Berumen Berumen y Fabiola Navarro Rayas, respectivamente, fueron construidos en torno a pre-guntas fundamentales sobre lo que ocurre en los sujetos –niños, ado-lescentes o jóvenes– cuando han de enfrentarse a la solución de di-versos tipos de problemas, ya sea que se trate de resolver problemas matemáticos con apoyo en diversas representaciones mentales, de alcanzar el reto de diseñar un sistema informático, o de construir co-nocimiento matemático con apoyo en preguntas planteadas por otros o por sí mismos. Cada uno de estos trabajos, y los tres en su conjunto, acercan al lector al descubrimiento de la naturaleza de los procesos mentales que se generan cuando se viven retos como los antes men-cionados y apuntan a la identificación de estrategias educativas con

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posibilidad de contribuir a desarrollar algunas habilidades necesarias para la solución de problemas.

Los dos siguientes trabajos se acercan al área de lenguaje y la co-municación; el primero por medio de la experiencia de diseñar y poner en práctica una forma de evaluar la competencia lingüística en alum-nos de preescolar en condiciones de institucionalización, con todo lo que este reto supone, pero el que sus autoras Mayela Eugenia Villal-pando Aguilar y Verónica Araceli Delgadillo Mejía pudieron alcanzar exitosamente; y el segundo, en el que Verónica Pérez-Serrano Flores sustenta y propone que, para alcanzar los objetivos de la alfabetiza-ción digital, demanda por demás importante en los tiempos actuales, habrá que utilizar una vía en la que se aproveche el escenario informal (de la calle), para construir un nuevo escenario formal de aprendizaje dentro de las aulas.

Más adelante, los trabajos de Susana Luna Sierra y de Rosalin-da Arredondo Maciel, abordan aspectos de especial relevancia para el Centro de Investigaciones Pedagógicas y Sociales en que ambas laboran. El primero presenta un cuidadoso análisis de la experiencia que supuso, para un grupo de académicos de la propia institución, fundamentar y llevar a cabo una reestructuración curricular del progra-ma de Maestría en Investigación Educativa que en ésta se ofrece. El segundo da cuenta de la opinión de directivos y docentes en torno a la necesidad de realizar seguimiento de egresados del programa mencio-nado, así como de su percepción de los obstáculos que han impedido llevarlo a cabo de manera óptima, todo ello con la finalidad de llegar a establecer un sistema de seguimiento de egresados que aporte ele-mentos sobre la pertinencia del programa y oriente, en su caso, futuras reestructuraciones del mismo.

A continuación aparecen dos trabajos ubicados en situaciones que se viven en escuelas secundarias públicas de Jalisco: el de Hilda Aurora Mariscal Uribe, Marco Antonio Mendoza Cortez y Consuelo Plascen-cia Vázquez, quienes se acercaron a alumnos de secundaria que son miembros de pandillas que operan en la colonia donde está ubicada la institución educativa a la que asisten, para pedirles que describieran algunas de sus actividades y de sus relaciones dentro y fuera de la

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escuela, lo que permitió a los investigadores esbozar dos realidades paralelas en las que dichos estudiantes se encuentran inmersos. Por otra parte, el trabajo de César Cisneros Contreras que analiza la forma y la problemática en la que operan los Consejos Técnicos Escolares de las escuelas secundarias, en el que el autor hace señalamientos sobre condiciones y situaciones que no han permitido que los CTE tengan el impacto esperado y propone algunas investigaciones que podrían ser punto de partida para incrementar la efectividad de sus acciones.

Finalmente, el trabajo de Jaime Navarro Saras analiza modelos de formación docente desde la prensa escrita, tomando como base los artículos publicados en la página educativa del diario El Occidental en el periodo 1992-2012. Después de avanzar en el análisis de los pri-meros cinco años, el autor afirma, entre otras consideraciones, que la política pública en materia educativa sigue la dinámica de los medios y va adaptando el discurso conforme la crítica se torna menos generosa.

Confío en que este brevísimo recorrido por los trabajos que inte-gran el contenido de la obra que ahora se presenta, motive a una lectura cuidadosa de la misma y abra un panorama de las múltiples temáticas educativas relevantes que es posible abordar con apoyo en la investi-gación educativa. Felicito al CIPS por la generación de una obra digna de ser leída, a cada uno de sus autores y a todos los que se beneficia-rán con su lectura y análisis, sean o no, profesionales de la educación.

María Guadalupe Moreno BayardoOtoño de 2018

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La rePreSentación de ProbLemaS y La enSeñanza de LaS matemáticaS en Sexto

grado de educación Primaria

Ma. Teresa Miramontes Hernández

La capacidad de soslayar una dificultad, de seguir un camino indirecto cuando el directo no aparece, es lo que coloca

al animal inteligente sobre el torpe, lo que coloca al hombre por encima de los animales más inteligentes, y a los hombres de talento por

encima de sus compañeros, los otros hombres.

George Pólya

La educación no es sólo la transmisión de conocimientos de una generación a otra, sino también implica el desarrollo de habi-lidades y capacidades que cada niño ya trae consigo. Es un proceso de construcción personal y social de acuerdo con unos

patrones referenciales socioculturales, trata de desarrollar la vida del hombre y de introducirle en el mundo social y cultural. Dicho de otro modo, la educación es también una experiencia social en la que el sujeto va conociéndose, enriqueciendo sus relaciones con los otros y adquiriendo las bases de los conocimientos teóricos y prácticos. Es pues, en primera instancia una intervención directa o encubierta de un sujeto sobre otro a través de la interacción.

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La educación es un proceso que:

a) Requiere de un objetivo, de un propósito que oriente su desa-rrollo y sus acciones.b) Es gradual, permite desde cada nivel alcanzado aspirar a los siguientes.c) Es integral, ya que vincula a la persona como unidad y no como partes desarticuladas del individuo.d) Es activo del sujeto que se educa, puesto que se construye por su actividad. El educador promueve y orienta.

La educación básica es la que proporciona al educando el con-tenido mínimo fundamental de conocimientos, valores, actitudes y de saber hacer, necesarios para su propia autorrealización y para su inte-gración a la sociedad a la que pertenece.

La educación básica debe ser el motor que impulse y despier-te el deseo de seguir aprendiendo. Así lo expresa Jacques Delors (1996) en su libro: la educación encierra un tesoro, ésta representa para el ser humano a lo largo de la vida una construcción continua de sus conocimientos y aptitudes y de su facultad de juicio y ac-ción. Debe permitirle tomar conciencia de sí mismo y su entorno y desempeñar su función social en el mundo del trabajo y en la vida pública.

A través del tiempo, las reformas a los Planes y Programas ponen especial énfasis al desarrollo de competencias para la vida: la comuni-cación efectiva y el pensamiento matemático, entre otras.

Se espera que al final como resultado del proceso de formación a lo largo de la Educación Básica, el alumno mostrará los siguientes rasgos.

Argumenta y razona al analizar situaciones, identifica problemas, formula preguntas, emite juicios, propone soluciones, aplica es-trategias y toma decisiones. Valora los razonamientos y la eviden-cia proporcionados por otros y puede modificar, en consecuen-cia, los propios puntos de vista (SEP, 2011, p. 39).

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La realidad escolar muestra que la mayoría de los sujetos no son capaces de poner en práctica sus conocimientos matemáticos en el ámbito escolar ni fuera de él, por lo que cabe preguntarse ¿por qué los niños no pueden resolver los problemas que se les plantean en la escuela aunque conozcan los mecanismos para resolverlos, mientras que las personas que nunca fueron a la escuela —que no saben leer ni escribir y que no conocen los números—, han desarrollado una ca-pacidad sorprendente para solucionar problemas relacionados con su vida diaria?

No es frecuente estudiar las maneras en que una reforma se im-plementa en las escuelas, es más común evaluar los conocimientos que los alumnos han adquirido a través de exámenes escritos. Con la fi-nalidad de conocer las maneras que tomó la reforma a las matemáticas, cuyo objetivo principal era que los alumnos aprendieran mediante la re-solución de problemas, un grupo de investigadores realizaron observa-ciones y entrevistas a alumnos y maestros de segundo, cuarto y sexto grado de educación primaria de un estado del centro de la República.

El estudio tuvo lugar en el séptimo año de instrumentación de la reforma (durante el año 2000), etapa en la cual se consideró ―al menos teóricamente― que los niños ya habían recorrido la primaria con este enfoque de resolución de problemas.

La investigación titulada la reforma realizada, la resolución de problemas como vía del aprendizaje en nuestras escuelas realizada por Alicia Ávila, Luis Manuel Aguayo, Daniel Eudave, José Luis Estrada, Asunción Hermosillo, Jesús Mendoza, María Elena Saucedo y Edgar Becerra, da a conocer las opiniones de los maestros en cuanto a la aceptación de la propuesta de trabajo, el impacto que ésta ha tenido en las escuelas, el uso del libro de texto, cómo se trabaja la resolución de problemas y si se logran aprendizajes significativos, además de co-nocer la visión que los alumnos tienen de esta disciplina.

La investigación se llevó a cabo en 18 escuelas urbanas y rurales, en donde realizaron el análisis de 70 registros de observación que co-rresponden a más de 100 horas de clase, entrevistas a 16 profesores y 58 niños de las escuelas visitadas además de la aplicación de exáme-nes a los más de 500 niños de los grupos participantes.

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Con relación a los maestros de sexto grado que son el centro de atención del presente trabajo de investigación afirman que:

1. Existe aceptación del enfoque, aunque se condiciona su efica-cia, sólo en un caso se rechazó decididamente.2. Parece haberse constituido otro tipo de profesor: el docen-te-guía, con su contraparte el alumno reflexivo, quien expresa sus puntos de vista y busca soluciones con la orientación del profesor.3. Otros profesores parecen haber construido representacio-nes, amalgamando elementos de las nuevas y viejas formas de enseñar, se promueve la actividad, participación y expresión del alumno, pero se complementa con el deseo de que acepte orientaciones.4. En este grado los profesores parecen haber recuperado mayor número de elementos del enfoque para pensar sus prácticas; sin embargo sus reinterpretaciones tomaron vertientes diferentes y hoy en su hacer, las categorías y las nociones que los guían son múltiples y heterogéneas.

No obstante tal diversidad, una intención parece unificar el pen-samiento de casi todos ellos: no deben darse las fórmulas ni los pro-cedimientos sino que, los niños han de aprender a resolver problemas, porque tal es la manera de ofrecer “unas matemáticas para la vida”.

Estos resultados dan evidencias de que las representaciones de los profesores sobre las matemáticas, su aprendizaje y su enseñanza han cambiado, o al menos tiene la intención de que cambien, pero en el fondo siguen prevaleciendo prácticas anteriores.

Es importante averiguar qué ocurre en la interacción maestro alumno dentro del aula, qué tipos de representaciones construyen y qué diferencias existen entre dichas representaciones. Observando la participación de los niños, sus acciones, sus argumentaciones y anali-zando las transcripciones de las interacciones es posible darse cuen-ta de sus construcciones, tal como lo afirma Fleisher “un examen del diálogo nos permitiría ver los temas que se están elaborando a partir

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de los comentarios y al mismo tiempo podríamos observar los objetos que se están construyendo” (1990, p. 130).

A partir de lo anterior se ha llegado a plantear la pregunta que orienta el presente estudio ¿cómo construyen la representación de un problema matemático los niños de sexto grado de educación primaria?

Conceptos básicos y perspectiva teórica

Para precisar el objeto de estudio es importante señalar el papel que juega la representación en la solución de problemas matemáticos, cuá-les elementos la conforman, y cómo ha sido estudiada por diferentes autores. Esto permitirá conformar un marco de referencia desde donde se pueda interpretar lo que ocurre en el aula de 6° grado de educación primaria de las escuelas elegidas como muestra.

Dependiendo de la dificultad de los problemas, de los propósitos y de la habilidad para utilizar los códigos de representación y para abs-traer las relaciones pertinentes a la solución buscada, se eligen dife-rentes formatos para representar la información que van obteniendo de las diferentes etapas de los procesos de solución de problemas. Algu-nas veces se utilizan gráficos, otros símbolos abstractos o expresiones concretas. También se usan redes, diagramas, descripciones verbales y otras muchas formas de representar el conocimiento.

Aparentemente el pensamiento selecciona sus lenguajes de una amplia variedad de recursos posibles y parece que pensar inteligente-mente consiste, en optar en cada momento y para cada estructura de información, por un modo adecuado de representar lo que se sabe. La representación apropiada de los problemas constituye un paso decisi-vo para su solución.

Al pensar en los problemas, éstos deben ser primero representa-dos de algún modo en la mente del sujeto. Al respecto Fleisher (1990) señala que la creación de una representación es considerada como un proceso constructivo. Las representaciones de los maestros y de los alumnos presentan elementos comunes —los cuales permiten la comunicación—, y elementos diferentes —gracias a los cuales se po-sibilita el aprendizaje—. Esta condición comúnmente llamada intersub-

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jetividad se percibe de una manera continua, ya que la mayor o menor presencia de estos elementos comunes o dispares permite distinguir diferentes niveles.

Podríamos decir que el niño establece contactos con el medio en diferentes momentos, a medida que éstos se van ampliando se pro-duce una profundización, tanto en el conocimiento del medio como del propio organismo, en un proceso complementario, de esta manera el sujeto construye sus estructuras intelectuales cada vez más ricas y poderosas y al mismo tiempo una imagen más real del mundo.

Existe una similitud entre el proceso antes mencionado y los ni-veles de representación planteados por (Riviëre Gómez, 1986) ya que cuando al alumno se le plantea un problema, éste lleva a cabo una re-presentación del mismo. Dicha representación va modificándose desde una más inicial hasta una más abstracta, dependiendo de las carac-terísticas del problema planteado y de la comprensión que de él va teniendo el alumno. Esto puede esquematizarse de la siguiente manera:

El modelo de niveles de re-presentación aporta elementos importantes para el presente tra-bajo ya que al tener como obje-tivo el conocer cómo el alumno construye la representación de un problema, se parte del supuesto de que al intentar dar solución elabora distintas representacio-nes de las partes o del todo, que conforman el problema.

El significante y el signifi-cado son elementos esenciales de la representación, su clasifi-

cación depende del tipo de relación que se establece entre ellos, así, podemos citar tres tipos de significantes:

a. Índices o señales cuando el significante y el significado no es-tán diferenciados, por ejemplo el humo es una señal de fuego.

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b. Símbolos cuando el significante se diferencia del significado pero guarda una conexión con él, por ejemplo un palo puede re-presentar un caballo.c. Signos cuando son significados totalmente diferenciados de sus significados, un ejemplo serían las palabras del lenguaje o los signos matemáticos. Los signos para ser medios de comunica-ción deben ser colectivos, si no fuera así, no serían comprensi-bles debido a su carácter arbitrario.

En el desarrollo de los individuos el juego ocupa un lugar prepon-derante y los niños dedican una gran parte del tiempo a esta actividad. Los tipos principales de juego son: el juego de ejercicio, el juego sim-bólico y el juego de reglas.

Otra forma de representar la constituyen las imágenes mentales que son difíciles de conocer debido a su carácter interno, se puede ac-ceder a ellas por procedimientos indirectos como puede ser el dibujo.

Las imágenes las podemos clasificar de acuerdo con el órgano sensorial con que se relacionan: visuales, auditivas, táctiles, etcétera. Por su estructura se pueden distinguir entre las imágenes de movi-mientos y de transformaciones. A su vez pueden dividirse en de repro-ducción o de anticipación.

El lenguaje es una forma más de representación. Se desarrolla a partir del pensamiento y en general a partir de toda la actividad del or-ganismo. Es un elemento importante porque a través de él se obtienen evidencias de las representaciones que el sujeto tiene de los objetos.

La enseñanza mediante la resolución de problemas se basa en la idea de que al ingresar a la escuela los niños han adquirido cono-cimientos en el entorno familiar y social que les permiten resolver di-versos tipos de problemas. Al intentar resolver las situaciones que el maestro les plantea, los niños utilizan los procedimientos adquiridos de manera informal, éstos junto con los conocimientos previos les permi-ten construir nuevos conocimientos.

En este enfoque la interacción tiene un lugar preponderante en la adquisición de conocimientos ya que la confrontación de diversos puntos de vista (maestro y compañeros) puede ayudar al alumno a darse cuenta

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de que existen mejores formas para solucionar un problema. Al argumen-tar y explicar los procedimientos utilizados se puede convencer a sí mismo y a los demás de su validez, sin esperar que alguien apruebe sus acciones.

Es importante conocer las formas de representación que elaboran los alumnos porque de ellas depende la respuesta que den a los proble-mas planteados, así algunos autores como Teresina y David Carraher y Schliemann (1995) y Scribner (1984) señalan que las personas utilizan estrategias de solución diferentes a las planteadas en la escuela.

Las representaciones mentales son diferentes unas de otras y en cada niño. No pueden ser observadas directamente, sólo a través de las acciones que realiza el sujeto podemos tener evidencias de ellas.

La representación enactiva se entiende como las acciones que se realizan en el momento de la entrevista con el apoyo de material concreto, esto se observó sólo en algunos casos, no se consideró per-tinente facilitarle material al alumno porque de acuerdo con Piaget el niño de sexto grado (de los 11 a los 14 años) se encuentra en la transi-ción hacia el periodo de las operaciones formales, es decir ya posee un pensamiento abstracto que le permite realizar acciones sin necesidad de la utilización de material tangible, o sea concreto.

Representación simbólica. Cuando alguna estrategia se ha ubi-cado como representación simbólica se está refiriendo a un tipo de expresión escrita, es decir a un símbolo convencional o no (algoritmo, operación, cálculo, número o señal).

Representación icónica. Lo icónico alude al dibujo es decir, a las expresiones a través de gráficos, líneas o figuras.

Un objeto determinado se representa de formas específicas, como son imágenes, conceptos, signos o símbolos que se relacionan de algu-na manera. Las representaciones permiten describir la realidad, los ele-mentos que la conforman y las relaciones que se establecen entre ellas.

Explicar qué es la representación y cuáles son sus características no es tarea fácil, esto ha sido el principal problema desde los inicios de la ciencia cognitiva, la cual surgió como respuesta a la necesidad de crear una teoría de la representación mental.

Durante las últimas décadas la ciencia cognitiva ha logrado des-pertar el interés de investigadores de diferentes disciplinas, sus trabajos

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han aportado elementos para comprender el fenómeno del conocimien-to. Dicha ciencia tiene importantes implicaciones en la educación al des-cribir los procesos a través de los cuales el sujeto conoce. Así Westbury y Wilensky (s.f.) señalan que... “comprender el conocimiento implica, ne-cesariamente, comprender los procesos de aprendizaje a través de los cuales éste se construye. Es por ello que la ciencia cognitiva contempo-ránea presenta interesantes aportes a los procesos educativos”.

Existen diversos debates acerca de la naturaleza representacio-nal de la mente humana, los cuales han sido objeto de conocimiento de la psicología, éstos aluden a la forma o al contenido; a la situación o al contexto; a cómo se organizan; cómo se usan para categorizar al mundo y actuar sobre él; cómo se dan; respecto de lo que demandan y cómo se construyen. Al respecto Berumen (2004) en su tesis para obtener el grado de doctor, hace una descripción detallada de cada uno de estos debates, así menciona que existen:

1.- Representaciones proposicionales o en imágenes.Según esta posición, las imágenes podrían usarse como una for-ma de representar una relación espacial entre objetos, pero alma-cenándose en la memoria a largo plazo no una imagen, sino una descripción proposicional de los objetos y sus relaciones.

Los defensores de la imagen se apoyaron en datos expe-rimentales para mostrar cómo el uso de imágenes mejoraba el rendimiento en tareas de memoria y aprendizaje, pero también de razonamiento y resolución de problemas. Los datos de estas investigaciones permitieron sostener una fuerte polémica entre defensores de una y otra posición.

Sin embargo, no fue posible decidir empíricamente las di-ferencias entre ambos sistemas de representación, porque cada uno de ellos se acompañaba de una serie de sucesos complemen-tarios que permitían predecir un universo empírico prácticamente idéntico en ambos sistemas.2.- Representaciones semánticas o episódicas.De acuerdo con la representación semántica, se asumía que la me-moria consistía en una red de unidades de información (nodos) co-

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nectados entre sí, mediante ciertos enlaces o relaciones factuales y jerárquicas (eslabones) que generaban un conocimiento propo-sicional. De esta forma la memoria constituía una especie de dic-cionario o gran biblioteca, organizada según criterios semánticos, cuyas unidades de información eran reglas, conceptos o propie-dades de carácter abstracto, precisas y explícitamente definidas.

Pozo (2001) refiere algunos estudios acerca de la memoria episódica que muestran cómo se reconstruyen los recuerdos (o al menos se rellenan los huecos que hay en ellos), mediante in-ferencias, conocimientos categoriales y semánticos, rasgos todos ellos supuestamente característicos de la memoria semántica. La relación entre memoria semántica y episódica, adquiere sentido si se asume que se trata de dos tipos de representación dentro de un sistema general de memoria, de dos formas diferentes de construir o recuperar representaciones, por lo que entre ellas habría una co-nexión necesaria y no sólo una relación casual y anecdótica.3.- Representaciones declarativas o procedimentalesEn los primeros modelos de memoria semántica, las represen-taciones servían para describir estados probables del mundo y tenían una función únicamente declarativa.

Los defensores de estas representaciones se enfrentaron al problema del conocimiento en procesos automáticos, para lo que establecían que se requiere metaconocimiento (conciencia de sus acciones) para afrontar tareas de memoria, aprendizaje, recuerdo y comprensión de textos, solución de problemas, o en general en el conocimiento experto en numerosos dominios.4.- Representaciones en esquemas o modelos mentalesLos esquemas, al presentarse como paquetes integrados de in-formación, se mostraron muy rígidos e inflexibles para atender las demandas contextuales de los escenarios a los que se aplicaban. Eran muy eficaces para reconocer situaciones programadas, pero tenían más dificultades de las previstas para hacer los cambios que se introducían en esas situaciones.

La alternativa representacional a esta rigidez e inflexibilidad de los esquemas fueron los modelos mentales, éstos, a diferen-

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cia de los esquemas, se construyen “ad hoc”, en respuesta a las demandas situacionales de un contexto concreto. Así, mientras los esquemas se activan desde la memoria a largo plazo, los mo-delos mentales son situacionales, se construyen aquí y ahora, en la memoria de trabajo.5.- Representaciones simbólicas o distribuidasCon excepción de las representaciones basadas en modelos mentales, el resto de las propuestas se limita a mostrar que hay ámbitos del conocimiento humano (imágenes, episodios o inclu-so acciones) que no quedan bien cubiertos por el modelo clási-co de procesamiento de información, sin embargo, hasta el mo-mento no han llegado a poner en duda la arquitectura cognitiva asumida por este modelo, no ofrecen ninguna alternativa teórica al mismo, ya que se sitúan en el mismo nivel de análisis repre-sentacional.

Una alternativa propuesta para entender la mente y la me-moria humana ha sido la de las representaciones o procesamien-to distribuido en paralelo, que asume que el procesamiento de información tiene lugar por medio de la interacción de un gran nú-mero de elementos de procesamiento simple, llamadas unidades, cada una de las cuales envía señales excitatorias e inhibitorias a otras unidades. Este modelo parece adecuado para el análisis de los procesos automáticos o no conscientes, pero se duda que pueda reducir a pautas de activación de unidades neuronales los procesos conscientes o explícitos. Desde el conexionismo (re-presentación distribuida) se reconoce que todavía no han logrado esa reducción, ya que se trata de un problema de articulación.6.- Representaciones explícitas o implícitasEl estudio de la memoria explícita recurre a tareas directas, la me-moria implícita se estudia mediante tareas indirectas, comproban-do cómo interfieren las representaciones previas en la recupera-ción de nueva información sin que el sujeto sea consciente de ello.

De acuerdo con Anderson, los procesos explícitos “son aquellos de los que se puede informar y procesos implícitos aquellos de los que no se puede informar” (1996, p. 123).

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7.- Representaciones individuales o culturales.La puesta en boga de la psicología vygotskiana ha llevado a al-gunos autores a considerar las representaciones mentales como un nivel insuficiente para el estudio de la mente humana, ya que ésta tendría lugar siempre en contextos sociales, en los que el recuerdo o el conocimiento se producen y se activan con una mediación cultural, de tal modo que no serían nunca, o sólo, re-presentaciones mentales individuales sino, ante todo, represen-taciones colectivas.

Mientras los modelos conexionistas consideran que las re-presentaciones simbólicas son demasiado amplias y por tanto reducen la unidad de análisis, distribuyendo esas representacio-nes entre distintas unidades neuronales, el enfoque sociocultural cree por el contrario que las representaciones simbólicas no pueden producirse en la mente individual, que en realidad el sig-nificado de esas representaciones está socialmente distribuido y que, por lo tanto, es necesario ampliar la unidad de análisis que sería la acción mediada por instrumentos culturales.8.- El modelo de niveles de representación.Este modelo parte del supuesto de que los sujetos cuentan con diferentes alternativas representacionales, que emplean inteligen-temente para resolver problemas, asignando niveles diferentes de representación en función de la estructura de éstos y las variables contextuales.

Cuando razonamos lo que hacemos es analizar los proble-mas en estratos sucesivos o niveles de representación y sólo tendemos a recurrir a las representaciones más profundas cuan-do las más superficiales fracasan en la solución buscada. En ocasiones, es posible dar una respuesta correcta a los problemas planteados sin llegar a comprenderlos completamente, en otras es preciso analizarlos profundamente para poder solucionarlos.

El modelo de niveles de representación aporta elementos importantes para el presente trabajo ya que al tener como ob-jetivo el conocer cómo el alumno construye la representación de un problema, se parte del supuesto de que al intentar dar

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solución elabora distintas representaciones de las partes que conforman el problema.

Dichas representaciones ofrecen diferentes niveles que van desde lo más sencillo hasta elaboraciones más complicadas, o sea, con diferentes niveles de abstracción, dependiendo de las características del problema planteado.

Ya conformada la representación además de ser un instru-mento para filtrar y dar significado a los hechos, también es un sistema que los categoriza y permite emitir juicios, además de que dirige la acción (Ávila, 2000).

Otro elemento que también estará presente es la interacción con el maestro, ya que cuando el niño pone a prueba sus representaciones y las confronta con los otros, éstas van modificándose hasta lograr la solución.

En la solución de problemas un elemento principal (o al menos en la presente investigación) es la representación, considerando que el alumno al ver el problema e intentar resolverlo primero lo imagina, o sea, hace una representación de él, posteriormente esta representación va modificándose e incorporando elementos a partir de la interacción con otros; al poner en común sus acercamientos a la solución reestructura éstos y posiblemente encuentra la estrategia más efectiva y económica.

Un elemento importante a considerar en el proceso de resolución de problemas es la representación. Ésta consiste en la transforma-ción de la información presentada a una forma más fácil de almacenar en el sistema de la memoria, e incluye la identificación de las metas y los datos. “La representación también ha sido denominada espacio del problema para referirse a las representaciones mentales de los indivi-duos acerca de su estructura y de los hechos, conceptos y relaciones del mismo” (Poggioli, 1999).

La solución de problemas requiere que el alumno se represente la situación a resolver, en un primer momento hace una representación inicial la cual está perneada por los conocimientos antecedentes que el alumno ya trae, es decir por la información que ya posee y que está almacenada en su memoria.

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Posteriormente esa representación va cambiando, en parte por la interacción que tiene con otros sujetos como son sus compañeros y el maestro y en parte por los acercamientos que tiene con los datos mismos del problema.

El proceso de investigación de las representaciones

El objeto del presente trabajo es el de describir las distintas represen-taciones que tienen los alumnos al resolver un problema aritmético o geométrico, éstas no son observables directamente sino a través de las expresiones y acciones que realizan.

De acuerdo con diversos autores la representación juega un pa-pel preponderante en la solución de problemas pero ¿qué sucede en la mente del estudiante para representarse dicho problema?, ¿qué estra-tegias utiliza el alumno para representar y comprender un problema?, ¿qué pasa cuando el maestro al plantear un problema tiene una repre-sentación distinta a la del alumno?

En este texto se analizan dos casos de niños de sexto grado de educación primaria, Érika y Daniel. Estos estudiantes son parte de una muestra que se obtuvo para el proyecto de tesis.

Estos estudiantes de sexto grado provienen de escuelas diferen-tes de la zona metropolitana de Guadalajara. Se observaron varias se-siones de la clase de matemáticas para contextualizar la dinámica del trabajo, posteriormente ya de manera individual, resolvieron problemas pidiéndoles que verbalizarán lo que pensaban y las razones por las cuales realizaban determinada acción.

En la investigación se trabajó con 6 alumnos en 7 sesiones in-dividuales con cada estudiante, en cada ocasión se les pidió que re-solvieran un problema matemático con diferente nivel de complejidad. También se realizó un interrogatorio clínico con el propósito de obtener evidencias de las representaciones que realizaba el niño para resolver los problemas planteados.

Por otra parte, se tuvo especial interés en observar tanto el contex-to escolar en donde se desenvuelven los alumnos que serían sujetos de la investigación, como algunos elementos de la comunidad donde viven.

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La escuela núm. 1. Esta escuela funciona en el turno vespertino, está ubicada en la calle de Mariano Bárcenas, ésta al igual que algunas otras que se encuentran ubicadas en el centro de la ciudad de Guada-lajara tiene poco alumnado, debido a que la mayoría de las construc-ciones están dedicadas a negocios, y existen pocas casas, además de que ha disminuido el número de hijos de cada familia. La maestra es egresada de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal de Jalisco (ByCENJ) con estudios de maestría en educación. Es primera vez que atiende al grupo de 6° grado porque anteriormente trabajaba con 2° y 3er grados, tiene 20 años de servicio.

La escuela presenta una problemática muy especial porque la mayo-ría de la población escolar viene desde una colonia llamada Las Liebres, ubicada cerca del aeropuerto por la carretera a Chapala. Diario llegan dos camiones con niños para los diferentes grados. Cada niño paga $12.00 por día por el transporte de ida y regreso, los alumnos mencionan que por su casa no hay escuelas y las que existen se inundan en tiempo de lluvias.

El edificio que ocupa la escuela está conformado por varias aulas en un sólo módulo construido por CAPECE, existen otras ubicadas en espa-cios acondicionados y que únicamente son utilizadas por el turno matutino.

El personal que labora en la escuela es el siguiente: un direc-tor, seis maestros, que atienden los grados de 1° a 6°, una maestra de educación física, una de actividades artísticas (dibujo) y una de labores.

El grupo de 6° grado está conformado por 38 niños de los cuales 23 vienen de Las Liebres, así es que si el camión se demora o no llega, retrasa el trabajo del grupo.

Al entrevistar a la maestra refiere que los alumnos presentan di-versos problemas, situaciones familiares difíciles como son: algunos niños no tienen papá o tienen padrastro, están mal alimentados, faltan constantemente, no hay apoyo en las tareas, frecuentemente no traen los materiales de trabajo (lápiz, borrador, sacapuntas, tijeras o colores) y muchas veces los problemas que tienen entre vecinos los traen a la escuela, lo que dificulta el trabajo en el aula.

En la primera observación realizada al grupo la maestra refirió que en esa ocasión preparó una clase con resolución de problemas por-

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que el director le mencionó que eso era lo que se esperaba observar, pero que no siempre se puede trabajar así debido a que el nivel de los alumnos es muy bajo y no pueden resolverlos.

La clase observada consistió en realizar los planteamientos pro-puestos en las páginas 166 y 167 del libro del alumno de matemáticas, la temática era obtener el tanto por ciento, posteriormente en la entrevis-ta realizada a una niña ella refirió que ya habían trabajado con ese tema.

Durante la clase la maestra preguntaba y los alumnos respondían a la vez que contestaban el libro, enseguida solicitó los libros para calificarlos algunos niños borraban y corregían contrastando los resul-tados con uno previamente revisado.

En otra observación el trabajo fue en equipos, la maestra fue integrán-dolos, quedando conformados por 2 niños y 2 niñas, un niño estaba inconfor-me porque le tocó con 3 niñas, el último equipo estaba formado por 5 niñas.

La maestra lee el libro y da indicaciones para resolver el ejercicio, los niños platican, algunos lo resuelven solos, otros les dicen a sus compañeros cuáles operaciones deben realizar, algunos niños utilizan calculadora para obtener los resultados.

Después de cierto tiempo la maestra lee el problema y los cuestio-namientos, los niños contestan en coro, no atienden a las indicaciones, entonces ella decide quién debe contestar. Cuando la respuesta no es correcta se regresa a leer nuevamente la pregunta y explica paso a paso, los niños van completando los planteamientos.

Las clases de matemáticas están programadas para los días lu-nes, martes y viernes. La organización del grupo y dinámica de trabajo varía de acuerdo a la dificultad que presenta el contenido matemático, así, en algunas ocasiones se trabaja en equipo, otras en binas, otras de manera individual y en otras los niños van resolviendo los ejercicios a la par con la maestra o con el niño que pasa al frente.

Cuando la maestra pregunta, todos los niños contestan en coro, enseguida levanta la voz y menciona el nombre del niño o niña que debe dar la respuesta, los demás se callan por un momento, cuando la maestra vuelve a preguntar nuevamente contestan en coro y así sucesivamente.

La escuela núm. 2. Esta escuela funciona en el turno matutino, está ubicada en Hacienda Ciénega de Mata en la Colonia Tetlán. Cuen-

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ta con 18 maestros que atienden a los 18 grupos, tres de cada grado, una directora, un auxiliar técnico, un responsable de la biblioteca, un maestro de educación física y una maestra de labores. El grupo obser-vado es el de 6° “C” que en total tiene 35 alumnos. En la escuela se observa un ambiente agradable, limpio, de trabajo y disciplina.

La maestra es egresada de la ByCENJ con estudios de licenciatu-ra en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), actualmente acaba de realizar trámites para estudiar la licenciatura en derecho, tiene 22 años de servicio.

La dinámica dentro del aula es de trabajo constante, la maestra elabora y hace uso de material de apoyo para facilitar el aprendizaje de los alumnos, algunas veces de manera individual y otras en colabora-ción con los otros dos maestros de sexto grado.

La organización del trabajo dentro del grupo es variada, algunas veces de manera individual, otras en equipo y otras en interacción con la maestra. Ella opina que los problemas planteados en el libro de texto no los pueden realizar los alumnos solos, que necesitan ayuda, razón por la cual las actividades se llevan a cabo dentro del aula.

La maestra, durante las clases observadas, utilizó material que colocaba en el pizarrón sostenido por imanes. Cuando el trabajo es por equipos, primero da las instrucciones, enseguida les otor-ga tiempo suficiente para que realicen el ejercicio, constantemente pasa por los espacios que quedan entre las filas y revisa el trabajo de cada niño, si observa que hay dificultades, les explica, posterior-mente pregunta o pasa al pizarrón a diferentes niños para que den las respuestas correctas, los demás revisan sus libros y corrigen en caso de error, si el niño al cual le pregunta no da la respuesta co-rrecta, busca a otro niño para que corrija y explique, sólo en caso necesario interviene ella.

Cuando el conocimiento es nuevo para el alumno la maestra ex-plica y cuestiona a los niños, cuando es repaso les pide a varios niños que pasen al pizarrón a realizar diversos ejercicios, siempre cuestio-nando para que argumenten sus respuestas, si algún niño se equivoca, pasa a otro para que dé la respuesta correcta, enseguida realizan ejer-cicios en su cuaderno o en el libro.

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Por último, les pide que coloquen sus cuadernos o libros en el escritorio para firmarlos y en algunas ocasiones entrega una hoja con ejercicios para ser resueltos en su casa.

En otras ocasiones elaboran figuras (o las recortan del libro) para compararlas, o intercambiarlas con sus compañeros y explicar los ele-mentos que conforman la fórmula para obtener el área.

Al platicar con la maestra y preguntarle de dónde tomó los ejer-cicios, mencionó que los maestros de los tres grupos de 6° grado se reúnen para revisar y seleccionar las fichas de los materiales de apoyo entregados por la SEP (fichero para 6° grado) las amplían y reproducen para trabajar con los alumnos.

También señala que el trabajo con este grupo ha sido difícil por-que carecían de algunos conocimientos que son antecedentes para el 6° grado, sobre todo en matemáticas. El trabajo con ellos ha implica-do una búsqueda constante de nuevas estrategias para facilitarles el aprendizaje y hacerlos entrar en el ritmo de trabajo que ella quería.

Durante las sesiones de trabajo con los niños se ha comprobado que la representación de un problema no es fácil de evidenciar, constantemen-te hay que preguntar qué piensan, o por qué realizan determinada acción.

El primer paso para resolver un problema es comprenderlo y un síntoma importante para la comprensión eficaz es la capacidad para representar de maneras diferentes un problema o contenido.

En un principio esperaba que la representación siempre tuviera elementos icónicos a través de dibujos pero en la realidad no siempre es así, en algunas ocasiones sólo utilizan representaciones simbólicas. Éstas presentan diferentes niveles y dan evidencia del pensamiento abstracto al utilizar eficientemente los algoritmos convencionales, tam-bién logran dar evidencias a través de un rodeo utilizando estrategias por ensayo y error.

El caso de Érika

Las diferentes formas de representar el problema varían de acuerdo a las características de éstos, aunque de entrada en todos los casos Érika menciona que se resuelven a través de un algoritmo (represen-

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tación simbólica), posteriormente se da cuenta de que así no es posi-ble obtener el resultado y busca otra manera de representación, utiliza como último recurso el dibujo (representación icónica) y esto le permite corregir o encauzar sus acciones.

De los siete problemas propuestos a Érika, en dos casos logra dar respuesta a las preguntas planteadas, en otros dos lo logra parcial-mente y en otros tres no encuentra la respuesta a pesar de los tanteos y acercamientos que realiza.

• Así, cuando los problemas se refieren a fracciones tiene dificultades para representarlas en los objetos, y sólo lo logra a través de tan-teos y reflexiones propiciados por los cuestionamientos del interro-gatorio o conducido por el entrevistador, como por ejemplo en el siguiente problema: Mario compró una botella que contiene 5½ litros de rompope, desea llenar botellas de ¾ de litro para regalar a sus 7 hermanos.

La niña tiene dificultades para representar ¾ en una botella, hay mo-mentos en que no recuerda si ½ es mayor o menor que ¾, y aunque al inicio menciona que va a dividir cuatro entre tres, posteriormente acude a la re-presentación icónica al dibujar las botellas, combinada con la simbólica al indicar los tres cuartos en cada una de ellas y obtener el resultado final. Tam-bién propone que el problema se puede resolver con divisio-nes pero menciona que es más fácil con dibujos porque “me confundo más así y se me hace más fácil así… porque aquí ya veo las botellas, las que dice aquí y en las divisiones no”.

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• Otro problema en el que logra encontrar la respuesta y que el dibujo (representación icónica) le ayuda a reorientar sus estrategias es el siguiente: Pedro compró un terreno de 10 metros de frente por 8 metros de lado y quiere clavar un poste cada 6 metros, si tiene.

Como primera acción pro-pone multiplicar 8 x 10 “para sa-ber todo lo de alrededor” poste-riormente se da cuenta de que el resultado que obtuvo no es el perímetro y corrige, así, distingue entre perímetro y área mencionan-do que: “lo de adentro es el área y lo de afuera es el perímetro”.

Utiliza la intuición al reali-zar varios algoritmos (represen-tación simbólica) para encontrar el número de postes que faltan,

corrige y cambia de operación cuando el resultado no le parece congruente, posteriormente, después de realizar varias lecturas del problema encuentra el resultado señalando “ah... ya le enten-dí, es que no le había entendido, maestra” y reconociendo que es necesario comprender el problema para poder resolverlo.

La comprensión del problema es un elemento importante para que el alumno pueda resolverlo, la representación gráfica y el interrogatorio le permiten comprender el problema y cambiar de estrategia.

De los dos casos en que logra dar respuesta sólo a una par-te del problema son:

• En uno se le pide que intente formar figuras rectangulares con 24 cuadrados de 1 cm2 de área (utilizándolos todos), registre qué área y qué perímetro tiene cada rectángulo que formó y que ex-prese cómo se relacionan el perímetro y el área mientras va cam-biando la forma del rectángulo.

La niña deduce que al utilizar 24 cuadritos de un centímetro el área de las figuras dibujadas (representación icónica) corres-

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ponde a 24, sin embargo para encontrar el perímetro multiplica 24 por 4 (repre-sentación simbólica) inde-pendientemente del núme-ro de cuadritos de cada lado, así el área y perímetro de las dos primeras figuras es igual. En la tercera figu-ra no considera la consigna de “figuras rectangulares” y realiza una figura irregular, la cual no puede comparar con las otras dos para dar respuesta a la tercera pre-gunta, además cuenta 28 lados los cuales multiplica por 24 obteniendo un perí-metro de 672.

En este problema se tienen evidencias para afirmar que aún cuando se acude al dibujo (representación icónica) la niña no lo-gra encontrar la relación entre el área y el perímetro de algunas figuras.

• El otro problema se refiere a la venta de trenes eléctricos de la juguetería el “unicornio”, la cual vendió 2500 trenes el año pa-sado; el 65% eran del fabricante “A” y el 35% restante del fa-bricante B.

75 trenes eléctricos del fabricante A y 55 del fabricante B fueron devueltos por defectos de fabricación. Los dueños de “El unicornio” tienen que decidir a qué fabricante comprar este año los trenes eléctricos para disminuir las reclamaciones de sus clientes.

Este problema implica una doble dificultad, por un lado es necesario sacar el porcentaje de trenes eléctricos para conocer cuántos se han vendido y por el otro, hay que obtener el tanto por ciento a partir del número de trenes devueltos, para poder tener

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elementos de decisión. Érika realiza las operacio-nes (representación sim-bólica) adecuadas para obtener el número de trenes vendidos, no así la segunda parte del pro-blema (el porcentaje de cada uno) la cual ni si-quiera considera, lo úni-co que realiza es la suma de los trenes devueltos por cada fabricante.

Una estrategia im-portante que considera Érika es el comprobar (representación simbóli-ca) las operaciones para estar segura de los re-sultados.

La niña menciona que ya había resuelto un

problema así, sin embargo, sólo logró dar respuesta a algunas de las preguntas planteadas.

De los tres casos en los cuales no logra dar respuesta a los cuestionamientos planteados son:

• En el año 2000 un poblado de Zacatecas tiene 5712 habitantes. De-bido a la falta de fuentes de trabajo, los jóvenes han tenido que emigrar a otras ciudades, razón por la cual la población ha dismi-nuido en 1500 personas en cuatro años.

Como primera acción la niña propone realizar una multipli-cación (representación simbólica), conforme avanza el cuestio-namiento y se le pide que lea nuevamente la pregunta modifica su estrategia y realiza una resta (representación simbólica) argu-mentando “le quitas 1500 porque fueron los que emigraron ¿no?”

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quizás la palabra emigraron le da idea de que se fueron y por eso hay que quitar, sin embargo, para encontrar el resultado es necesario realizar una suma.

Hay que agregar además que resul-ta significativo que cuando Érika realiza una resta siempre las comprueba “aquí ya sumo esto, esto, 1500 más lo que me salió de resultado, si me sale lo de arriba es porque está bien, si no me sale es porque está malo”.

En otro caso no logra la representación de la fracción y reali-za una suma de fracciones (representación simbólica) como para demostrar que si posee el conocimiento, tal es el caso del si-guiente problema:

• A Luis le dejaron de tarea hacer una bandera, para ello usó un cuarto de un pliego de cartoncillo. La tercera parte de ese cuarto, la pintó de rojo, la otra tercera parte de blanco y la última tercera parte de verde.

En este caso Érika menciona varias veces que no entiende el problema, conforme avanza el interrogatorio del investigador, vuel-ve a leer el problema hasta comprenderlo. Al parecer tiene dificultades cuando el problema se refiere a frac-ciones, no encuentra cómo representarlas y la manera que le resulta más efectiva es trasladarlas a su expe-riencia así menciona “bue-no la mitad de un kilo es medio y la mitad de medio es un cuarto”.

Menciona que para partirlos del mismo tamaño necesita dividir y es cuando

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realiza la primera división (representación simbólica) pero no logra dar uso y significado a ese resultado; a pesar de los intentos que realiza al utilizar una hoja y doblarla (representación enactiva) y rea-lizar dos divisiones (representación simbólica) no logra dar respues-ta a las interrogantes planteadas, así como última estrategia realiza una suma de fracciones, argumentando que no se le olvidan “por-que lo hemos estado repasando con la maestra”.

• El último problema al cual no logra dar respuesta dice: el fin de se-mana Pedro y María visitaron una granja donde crían gallinas y cerdos. Pedro contó un total de 19 cabezas, mientras que María dijo que había 60 patas. De acuerdo con la información anterior.

La primera acción que realiza Érika es sumar 19+60 (repre-sentación simbólica) conforme avanza el interrogatorio del inves-tigador se da cuenta de que son cabezas y patas y vuelve a leer el problema así menciona “no se pueden sumar porque… son cabezas y patas, por eso no… no puedo sumar”.

Hace intentos por encontrar una respuesta realizando diver-sas operaciones (representación simbólica) por ensayo y error, a lo cual explica: ”estoy ensayan-do cómo puedo resolver el pro-blema y estoy leyendo más a ver si así lo entiendo, entre más lo leo más lo entiendo”.

Comprueba un resultado multiplicando 60x19 y posterior-mente 19x60 a lo cual argumen-ta: “yo pensé que estaba mal porque estaban mal acomoda-dos, pero ya ví que sale lo mis-mo”.

Posteriormente acude a la representación icónica dibu-jando primero un cerdo y una

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gallina, como no logra obtener el resultado, continúa dibujando figuras hasta tener 10 que representan 5 animales de cada uno.

El paso de la representación icónica (dibujos e imágenes) a la representación simbólica (algoritmos convencionales) le impli-ca una serie de acciones basadas en tanteos y aproximaciones que no siempre son efectivos, así inicia dibujando un elemento, al no obtener la respuesta y confundirse, dibuja otros más y en-cuentra una respuesta aproximada haciendo uso de algoritmos y argumentando que su respuesta es la correcta.

La acción central en el proceso seguido por Érika para en-contrar la solución o dar respuesta a los problemas planteados es la lectura, el leer constituye una acción repetida, algunas veces para comprender el problema, algunas otras para tener presentes las preguntas y poder dar respuesta a ellas.

Al pedirle que enuncie el problema, después de leerlo, su explicación verbal –en la mayoría de los casos–, está basada en el texto, sólo en algunos momentos se desliga de él y es capaz de explicarlo y establecer una relación con su experiencia; es en esos momentos cuando puede decirse que hay indicio de una representación.

Al intentar representar los elementos del problema la niña acude a la evocación, la cual le permite recordar conocimientos antecedentes y utilizarlos para encontrar la respuesta a los pro-blemas planteados, por lo tanto en este caso la evocación parece ser la primera etapa de la representación.

Inmediatamente después de leer el problema su primera ac-ción (representación enactiva) para resolverlo es mencionar un al-goritmo, aunque no esté segura de cuál o cuáles y esto se eviden-cia a través de todo el proceso de solución, ya que constantemente los realiza y corrige, utilizando la estrategia por ensayo y error.

El hacer varias lecturas del problema y expresar en algunas ocasiones que no comprende, da evidencias de que no existe una comprensión global del problema, es decir hay una comprensión parcial, por lo tanto, la representación que se forma también es parcializada; ésta a su vez, no le permite elaborar una estrategia

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de planeación para resolver el problema, sólo alude o menciona uno o varios algoritmos como hipótesis.

Dichas hipótesis son apoyadas al ejecutar los algoritmos, posteriormente los rechaza o acepta de acuerdo a la pertinencia del resultado –ella tiene posibilidades de detectar incongruencias por los conocimientos antecedentes que posee–, cuando así su-cede, vuelve a leer y replantea su estrategia.

Al momento de una nueva lectura detecta elementos y relacio-nes que anteriormente no había percibido y propone o realiza dife-rentes acciones, como pueden ser: confirmación o comprobación del algoritmo ya propuesto, un nuevo algoritmo (representación simbó-lica o algorítmica), un dibujo o una imagen (representación icónica).

Con mucha frecuencia utiliza la estrategia de dar respuestas en forma de pregunta como buscando señales de aprobación y así cerciorarse de que va caminando hacia el resultado correcto.

Durante el proceso de solución de los problemas planteados a Érika, ella refiere que el conocimiento que va adquiriendo se le olvida y sólo recuerda lo último que va aprendiendo, sin embargo durante las entrevistas da evidencias de conocimiento construi-do, aunque le es más fácil representar los que se relacionan con su vida cotidiana, o sea los que le son significativos.

El caso de Daniel

Daniel logra resolver correctamente todos los problemas planteados. Utiliza una gran variedad de estrategias, desde la representación icó-nica (dibujos) hasta la representación simbólica (algoritmos, operacio-nes) en sus diferentes niveles.

De los siete problemas planteados, en tres utiliza operaciones es-critas convencionales. Cuando éstas son de varias cifras no recuerda el procedimiento (así lo menciona) y recurre a estrategias propias que le permiten encontrar el resultado, como por ejemplo:

•Cuando se trata de analizar el porcentaje de trenes eléctricos vendi-dos y devueltos de dos fabricantes para decidir a cuál comprar.

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En este caso va obteniendo el porcentaje de trenes vendidos por cantidades que le son conocidas (representación simbólica) el 50%, la mitad (25%) y así sucesivamente hasta encontrar el 1%, a partir de ahí realiza sumas, multiplicaciones, restas y divisiones (represen-tación simbólica) para dar respuesta a las preguntas planteadas.

Para resolver los algoritmos (representación simbólica) Daniel recurre a procedimientos que no son comunes, pero que a él le per-miten encontrar o acercarse a la respuesta, así realiza: una multipli-cación de lado y escribe los tres productos parciales para después sumarlos; pone el multiplicador en la parte de arriba; y obtiene el por-centaje por agrupación 375 (125+125+125)… 250 (125+125) (propie-dad distributiva) rea-lizando además dos operaciones para comprobar que el re-sultado esté correc-to 375+250= 625… y 625÷5= 125.

Cuando rea-liza la división (re-presentación sim-bólica) entre una cifra sigue el proce-dimiento conven-cional pero cuando es entre dos cifras multiplica o suma ( representac ión simbólica) el divisor para saber cuántas veces cabe en el dividendo, utiliza el resultado de la suma y escribe el sobrante.

• Otro problema es cuando necesita obtener el número de animales (cerdos y gallinas) que hay en una granja que Pedro y María visita-ron, teniendo como dato el conteo de 19 cabezas y 60 patas que cada uno realizó respectivamente.

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En este problema es poca la intervención del investigador ya que el alumno se encuentra concentrado realizando cálculos (representación simbólica) para acercarse al resultado, inicia sus tanteos y acercamientos pero sin considerar que en total deben ser 19 cabezas, esto se observa cunado dice: “son nueve… nueve cabezas de los puercos y 12 de… los pollos… ¿está bien o mal?”.

En un determinado momento se detiene a reflexionar sobre la relación entre el número de patas y de cabezas de cada animal señalando: “ah! Pero son más cabezas ¿no?... eh… no, entonces...” Continúa ha-ciendo cálculos “aquí ya faltan menos… aquí le faltaría…” rea-liza una suma (representación simbólica) pero se equivoca en el resultado “aquí son 16 patas de los pollos y aquí 42, si se suman serían 60 ¿no?” revisa y corrige “fueron 11 cabezas de los… de los puercos y… y ocho de los pollos y patas 44 y 16 de los…” hasta que en-cuentra el resultado.• En el problema que se le so-licita que encuentre el número de habitantes que había en un

poblado de Zacatecas, ya que debido a la falta de trabajo los jóve-nes emigraron a otras ciudades, disminuyendo la población en 1500 personas en cuatro años. Si en el año 2000 había 5712 habitantes.

De inicio el alumno tiene dificultades para anticipar una es-trategia porque no establece la relación entre el número de habi-tantes y los años, así pregunta “los cuatro años serían para ade-lante o para atrás”.

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A partir de tener la representación mental del año más reciente (2004) −aunque no aparece en el texto del pro-blema− y establecer la relación con el número de habitantes el niño logra ubi-car las siguientes fechas (representación simbólica) así señala: “estos son del 2000 y estos del 2004… y ahora para atrás voy a… y… y pasaron los años… y se iba yen-do la gente cuando antes estaba más ¿edá? había más habi-tantes…” cabe aclarar que estos cálculos no aparecen escritos porque los realiza mentalmente.

El alumno realiza una suma (representación simbólica) después de ubicar las fechas en el tiempo y es cuando encuentra el resultado final.

En cuatro casos no utiliza operaciones escritas, (representa-ción simbólica) esto no significa que no las realice, sino que las hace mentalmente o recurre a estrategias de representación y conteo, así por ejemplo:

• Para representar figuras con un área de 24 cuadritos las dibuja (representa-ción icónica) y repasa las tablas de multiplicar para saber cómo distribuir los centímetros cuadrados de mane-ra que en total sean 24 (representa-ción simbólica), además obtiene el área y perímetro de las figuras para explicar la relación que hay entre ellos.

Después de leer el problema in-tenta dibujar las figuras, desecha la primera porque le parece que no le van a ajustar los cuadritos, así continúa dibujando otras figuras, (representa-ción icónica) para no pasarse las va dibujando por tiras.

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Cuenta los cuadritos y obtiene el área de las figuras y seña-la que son centímetros cuadrados, (representación simbólica) al obtener el perímetro de las figuras duda si son cuadrados o no.

Al dibujar las siguientes figuras va multiplicando de uno en uno para “ver si sale”.

• Para sacar el total de postes que son necesarios para cercar y alum-brar un terreno rectangular que mide 10 metros de frente por 8 metros de lado y desea colocar un poste de luz cada 6 metros, si tiene.

Inicia multiplicando 10 x 80 y señala que son 80 me-tros cuadrados, se imagina el terreno y realiza las operaciones mentalmente (representación simbólica), cuando se le pide

que dibuje la figura (representación icó-nica) en el papel (porque lo hace en el aire) y marca los postes cada seis me-tros encuentra que le faltan 2 postes, a la pregunta de ¿cuánto espacio ocupan todos los postes? responde que 80, en-tonces explica que sumando los lados (representación simbólica) obtuvo el re-sultado y corrige que son 36.

Para dar respuesta a los dos problemas que plantean fracciones:• De inicio menciona que se le dificultan las fracciones, cuando se le pide que re-suelva un problema en donde a un niño

llamado Luis le dejan de tarea hacer una bandera, en un cuarto de cartoncillo, dice además que la tercera parte de ese cuarto, la pintó de rojo, la otra tercera parte de blanco y la última tercera parte de verde.

Daniel inicia leyendo el problema y señala: “se va a dividir el cartoncillo entres y… y si es un cuarto son… se suman los estos ¿verdad?... un cuarto y un cuarto es un medio… y… un tercio y un tercio son… ¡no me acuerdo de tercios!”. Lee nuevamente el problema y propone dividir 14 entre 3 como primera estrate-

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gia (representación simbólica) argumen-tando que “esto es un cuarto y el uno lo puse aquí y el cuatro acá… porque baje el uno pa’bajo”. Pero no utiliza el resultado.

Posteriormente divide una hoja (re-presentación icónica) primero en cuartos y después cada cuarto en tercios, cuenta las divisiones de la hoja y obtiene la fracción que representa cada color de la bandera.

• En el otro problema se le plantea la necesidad que tiene Mario de repartir 5½ litros de rompope en botellas de tres cuartos, por-que quiere dar una botella a cada uno de sus 7 hermanos, las preguntas son las siguientes.

Daniel inicia leyendo varias veces el problema, enseguida hace cálculos y menciona: “entre dos botellas de tres cuartos de litro son… uno y medio… uno y medio… y sobra un cuarto…” va escribiendo y numerando del uno al tres cada cuarto que confor-ma un litro; divide con una línea cada cuatro cuartos que corres-ponden a un litro (representación simbólica) para no confundirse y señala que: “es una botella y va un hermano” de esta manera al final cuenta los litros y puede dar respuesta a las preguntas planteadas.

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De esta manera logra obtener el resultado sin utilizar algoritmos convencionales.

Cuando los problemas plantean el uso y manejo con fracciones el alumno tiene dificultades porque falta con frecuencia (así lo menciona) y esto se percibe cuando tiene necesidad de sumar ¼ + ¼ y logra hacer-lo (representación simbóli-ca) pero tiene dificultades cuando las cantidades son ― + ― aún así logra encontrar los resultados por cálculos y tanteos aproximados (qui-zás porque hace falta más

trabajo con representación de fracciones).En general el alumno plasma pocos algoritmos en las hojas,

sólo en los dos casos anteriores utiliza varias operaciones (repre-sentación simbólica) quizás porque al no encontrar rápidamente la respuesta lo hace a través de tanteos y acercamientos.

En la mayoría de los casos es poca la intervención del in-vestigador ya que el alumno está concentrado en sus reflexiones y representaciones mentales y no escucha el interrogatorio, sin embargo, cuando logra atraer su atención lo va cuestionando so-bre sus acciones y esto le permite orientar, reflexionar y corregir su trabajo, aunque él dice “me está dando la respuesta”.

En casi todas las sesiones de entrevista (momento en el cual resolvía los problemas) Daniel expresaba que estaba cansado o distraído y que faltaba con frecuencia a la escuela que por eso se le dificultaban especialmente las fracciones, sin embargo a pesar de eso logra resolver correctamente todos los problemas.

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¿Qué tiPo de aPrendizaje Subyace aL uSo de La tecnoLogía informática?, ¿debemoS

ProPiciarLo?, ¿cómo?, ¿Para Qué? conformación de rePreSentacioneS,

reaLidad, eScueLa y tecnoLogía

Francisco Javier Berumen Berumen

Una de las principales críticas que ha recibido la escuela es que mientras la sociedad evoluciona rápidamente en algunos aspectos, la institución escolar mantiene sus viejas prácticas, que parecen estar al margen de todo desarrollo externo. Esto

es lo que ha ocurrido en cuanto a la incorporación de la tecnología; mientras que los alumnos acceden a un tipo de información más di-námica y atractiva a través de la televisión, la computadora e internet, en la mayoría de las escuelas se continúa enseñando de la misma ma-nera, con los recursos didácticos típicos: libro de texto, gis y pizarrón.

En los diversos ámbitos (local, regional, nacional o internacional) en que se desempeñan los sujetos que se encuentran sometidos a procesos formales de formación se les está demandando una serie de conocimientos, habilidades, actitudes y valores que se supone les permitirán enfrentar de mejor manera su realidad. La escuela consti-tuye el espacio en el que se formalizan las demandas anteriores y en consecuencia ésta tiene la necesidad de prepararse para afrontar las diversas demandas que la sociedad incorpora. Una de las más recien-tes tiene que ver con que los estudiantes sean capaces de incorporar

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los diferentes avances tecnológicos a su quehacer, o mejor dicho, que hagan mejor sus quehaceres utilizando para ello la tecnología.

Con el uso de la informática, en algunas áreas ya es posible ob-servar la forma como se van reemplazando tareas que se llevan a cabo de forma rutinaria, donde es escasa la necesidad de actividad intelec-tual. Esto implica que muchas fuentes de trabajo puedan desaparecer en virtud del bajo nivel de preparación que demandan, pero al mismo tiempo surgen otras, donde se hacen necesarios otros tipos de cono-cimientos. Día a día se hace patente el arribo de la tecnología, con el uso de teléfonos celulares, tabletas y computadoras en prácticamen-te todos los ámbitos de desempeño, es casi innegable que quién no posee un dominio, aunque sea elemental de estos medios, enfrentará serias dificultades para adaptarse a mercados laborales cada vez más exigentes del uso de la tecnología.

La escuela ha tratado de abatir esta problemática precisamente con el aprovechamiento de las potencialidades que brindan la infor-mática y la computadora, incorporando estas tecnologías al contexto educativo como una opción viable para el tratamiento y/o la presenta-ción de contenidos programáticos escolares, como un auxiliar didác-tico, con la finalidad de promover o mejorar habilidades cognitivas o como una herramienta de trabajo. Lograrlo constituye sin duda un gran reto, pues implica modificar de alguna manera la forma en que se ve e interpreta la realidad.

Los alumnos, los docentes y las instituciones quizá tengan como uno de sus mayores retos el de ser capaces de conocer, usar y adaptar las posibilidades que brinda la informática, a través de la computadora como herramienta educativa. Los docentes deben estar preparados para promover conocimientos que permitan a los alumnos enfrentar nuevos retos y usar las herramientas tecnológicas para innovar; en los alumnos, se requiere capacidad para usar estrategias de aprendizaje que les permitan adaptarse a las nuevas circunstancias que plantea el acelerado desarrollo tecnológico.

No se debe perder de vista que lo relevante no son las herra-mientas tecnológicas, sino cómo éstas son usadas, por lo que es muy importante que quienes están involucrados de una u otra ma-

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nera en el proceso de enseñanza-aprendizaje sean capaces de fo-mentar y desarrollar habilidades cognitivas o de pensamiento que permitan adaptarse a las circunstancias cambiantes del desarrollo tecnológico que se vive.

Lo anterior hace necesario adoptar una postura respecto del uso de la tecnología informática; así, México ha definido cada vez más una política nacional acerca del papel potencializador que tendrán estas nuevas tecnologías en el desarrollo educativo. Por ejemplo, el Progra-ma Sectorial de Educación 2013-2018 establece que:

Una educación de calidad mejorará la capacidad de la población para comunicarse, trabajar en grupos, resolver problemas, usar efectivamente las tecnologías de la información, así como para una mejor comprensión del entorno en el que vivimos y la innovación. Tal y como lo señala el PND, el enfoque consistirá en promover políticas que acerquen lo que se enseña en las escuelas y las ha-bilidades que el mundo de hoy demanda desarrollar para una sana convivencia y el aprendizaje a lo largo de la vida (SEP, 2013, p. 24).

Sin embargo, la utilización de la tecnología informática en los pro-cesos de enseñanza-aprendizaje no sólo significa saber operar una computadora, sino que supone otras actividades como incorporar ta-reas que impliquen un pensamiento creativo —sensibilizarse ante los problemas, identificar dificultades, buscar soluciones, formular y com-probar hipótesis—, usarla como un medio a través del cual se enseñe a los alumnos a aprender a aprender y a pensar. Se trata de dejar atrás la reproducción de prácticas de enseñanza-aprendizaje centradas en la apropiación de los contenidos y de transformarlas e innovarlas a partir del desarrollo de habilidades de pensamiento que permitan la transferencia de los conocimientos mediante la resolución de proble-mas reales utilizando esta tecnología.

Como lo establece el Programa Sectorial de Educación 2013-2018:

Ofrecer una educación moderna y de calidad a los niñas, niños y jóvenes de hoy implica facilitarles el acceso a las herramientas

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que proveen las nuevas tecnologías de la información y las tele-comunicaciones y fomentarles el desarrollo de destrezas y habi-lidades cognitivas asociadas a la ciencia, la tecnología e innova-ción, vinculándolas con el sector productivo (SEP, 2013, p. 67).

Para lograrlo es necesario familiarizarse con estas tecnologías, pero sobre todo plantearse preguntas acerca de lo que subyace a la realización de tareas complejas, no muy estudiadas, no muy conoci-das, como las que se realizan en instituciones educativas donde se hace uso de la computadora; hacerlo implica saber que su manejo no se reduce a utilizar el hardware, sino que involucra el uso y la creación de software, incluidas las tareas de programación con las cuales los alumnos tengan la posibilidad de resolver problemas.

Esta es una de las áreas más fascinantes, ya que los jóvenes es-tudiantes necesitan utilizar todo su ingenio, creatividad o inventiva para desarrollar aplicaciones que faciliten la solución de diferentes proble-mas que enfrentan al resolver sus tareas. Para ello, en un acercamiento a lo que realizan los sujetos, se advierte que necesitan ser capaces de: a) analizar una situación, b) diagramar el proceso, c) diseñar el sistema, d) programar y e) evaluar, cuando desarrollan un sistema informático a partir de los requerimientos de información del profesor, la institución, la empresa, ellos mismos u otros, donde se van a desempeñar.

La nueva tarea de diseñar un sistema informático para resolver problemas que representan un reto tanto para aprender como para en-señar supone aprendizajes complejos que involucran muchas cosas y que los profesores deben promover; un reto que sólo se puede enfrentar en la medida en que se conozca cómo es la dinámica cognitiva –formas de pensamiento a través de las cuales el sujeto logra resolver un pro-blema– que se pone en juego al realizar dicha tarea, por lo que se hace necesario generar conocimiento para saber en qué consiste el proceso cognitivo que hace a un sujeto capaz de diseñar un sistema informático.

A partir de las reflexiones anteriores, surge la pregunta ¿qué po-sibilita a los sujetos el desarrollo de un software? El interés prelimi-nar era relacionarlo con sus posibilidades de pensamiento formal que de acuerdo con Piaget, son característica de la edad de los jóvenes

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de bachillerato; sin embargo, en un primer acercamiento, al observar cómo creaban los sistemas con base en los datos y/o la información que se les proporcionaba, el interés se encaminó a dar cuenta de las formas como algunos alumnos lograban diseñar sistemas informáti-cos, mientras que otros sólo eran capaces de realizar en forma me-cánica lo que se les solicitaba en sus tareas educativas en materia de computación, es decir, la pregunta se orientó a qué demanda de ellos, en términos de conocimiento y representación la resolución de un pro-blema a través del diseño de un sistema informático y, cuando consi-guen realizar dicha tarea, qué condiciones son necesarias para que la representación se transforme en conocimiento.

Lograr el diseño de un sistema informático es un objetivo que deben alcanzar las carreras que tienen que ver con la computación, la informática o la programación; a través de esta tarea, el sujeto ad-quiere un aprendizaje significativo no sólo de lo que es y para lo que sirve la computadora, también constituye un medio a través del cual puede enfrentar una tarea que, concebida como la resolución de un problema, posibilita el desarrollo de habilidades cognitivas, ya que ello implica que los alumnos pongan en práctica lo que saben acerca de este quehacer y lo que pueden hacer, pero ante todo les demanda que sepan decidir no sólo las cuestiones que involucran dichos co-nocimientos, sino además las relacionadas con el entorno para el que se busca ofrecer una solución; de esta manera, el sujeto necesita po-seer el conocimiento de uno o varios lenguajes de programación, pero también enfrentarse a una situación novedosa y ser capaz de planear y poner en práctica estrategias que lo lleven a generar una respuesta satisfactoria a la situación problemática, los caminos que pueden con-ducirlo a esta respuesta son múltiples y dependen de varios factores; los conocimientos acerca de la tarea y del entorno resultan sin duda primordiales, pero también lo es el hecho de que a partir de ellos de alguna manera se conforman las representaciones que se hace de la realidad el sujeto, lo que, de acuerdo con los teóricos, conforma los modelos a través de los que conoce.

En resumen, al diseñar un sistema informático, la principal ventaja del sujeto no consiste en conocer las sentencias a través de las cuales

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logra programar, estriba en el hecho de que a través de esta tarea se propicia una serie de habilidades como: plantearse una situación en términos de afrontar un reto, la búsqueda de información, la organiza-ción de la solución estableciendo una secuencia lógica y, sobre todo enfrentar la toma de decisiones a lo largo del proceso a fin de plasmar las necesidades del usuario y del entorno en una respuesta.

Por todo lo antes expuesto, resulta apremiante investigar qué co-nocimientos y habilidades se propician en los alumnos con la incorpo-ración de la informática y las computadoras en el aula. Para tal efecto, a continuación se planteará el trabajo de diseñar un sistema informáti-co como un tipo especial de resolución de problemas relacionado con habilidades cognitivas y diferentes conocimientos de los que el sujeto debe echar mano al enfrentarla, enseguida, dado que se pretendió dar cuenta de lo que conoce, hace y decide el sujeto mientras diseña un sistema informático, se argumenta la elección de la lógica de investiga-ción, con base en el supuesto de que el sujeto es capaz de dar cuenta de sus procesos mentales si los adquirió de manera intencional y cons-ciente, se describe el método utilizado y cómo se complementó con otras técnicas, como pensar en voz alta y la observación, se detalla además quiénes son los sujetos entrevistados, las relaciones básicas que se pretendía evidenciar con la guía elaborada y cómo ésta fue adaptada a las circunstancias y los sujetos; se incluyen después las categorías de análisis que se construyeron en cada caso y las acciones que involucran, así como una reseña del proceso seguido a partir de ellas, se ofrece además un análisis del desarrollo del diseño del siste-ma visto desde el referente teórico.

Cada uno de los sujetos que participaron en el estudio tiene su manera muy particular de resolver el problema que le significó diseñar un sistema informático para una biblioteca básica. Para finalizar se dis-cuten los resultados tomando en cuenta esta especificidad y conside-rando que entre todos conforman un conjunto de elementos que ayuda a construir la respuesta a la interrogante de qué se necesita para en-frentar dicha tarea. A partir de estos elementos se enuncia una serie de proposiciones que sirven como colofón de este estudio y se concluye dando respuesta en forma sintetizada a las preguntas de investigación.

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Marco teórico conceptual

Diseñar un sistema informático es una tarea compleja. Booch, citando a Brook, sugiere que “la complejidad del software es una propiedad esencial, no accidental” (1998, p. 77). Este autor dice que dicha com-plejidad se deriva de varios elementos, entre los que destaca el domi-nio del problema. Esto tiene que ver con que a menudo los problemas que se intenta resolver con el sistema tienen elementos de complejidad ineludible, en los que se encuentra una gran cantidad de requisitos que compiten entre sí, que quizá se contradicen. Esta complejidad surge habitualmente de la falta de acoplamiento entre los usuarios de un sis-tema y quien lo diseña, los usuarios suelen encontrar grandes dificulta-des para expresar con precisión sus necesidades de manera que quien programa pueda comprenderlas.

En casos extremos el usuario sólo tiene una idea vaga de lo que desea que haga el sistema, eso es una realidad no achacable a los usuarios ni a los programadores, sino al hecho de que ninguno suele conocer suficientemente el campo del otro. Uno y otro tienen pers-pectivas diferentes sobre la naturaleza del problema y hacen distintas suposiciones sobre la naturaleza de la solución. Usualmente a medida que se avanza en el diseño del sistema el usuario articula mejor sus necesidades reales; al mismo tiempo, este proceso ayuda al progra-mador a comprender el dominio del problema, capacitándolo para dar una mejor respuesta a lo que se desea del sistema.

Para diseñar un sistema informático, el sujeto necesita saber qué es, para qué sirve, cómo se realiza, en qué situaciones se aplica, en-tre otras cosas; después tiene que saber lo que hay que hacer en el aula, es decir, qué actividad se debe realizar, qué preguntas necesita contestar o qué problema ha de resolver, según el maestro, el libro o cualquier otra instancia se lo requieran en una situación determinada.

De acuerdo con De Giusti, et al. (1998) la programación es un caso de resolución de problemas que requiere que el usuario alcance alguna forma de representación mental del mismo, convertirlo en un mode-lo computable, analizar alternativas de solución y decidir la secuencia más eficaz para cumplir una función específica del programa.

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Tradicionalmente la enseñanza se ha basado en la transmisión de contenidos. Frente a esta concepción se ha incorporado el enfoque de enseñar a los alumnos a través de la resolución de problemas, ya sea abordando a ésta como contenido educativo o como una pers-pectiva o un modo de concebir las actividades escolares.

Se reconoce que una de las formas en que se puede lograr que el sujeto aprenda a aprender es a través de la resolución de problemas, de hecho, en los planes y programas de la Secretaría de Educación Pública se reconoce desde hace tiempo la necesidad de que los alum-nos adquieran destrezas y estrategias para la solución de problemas (Programa Nacional de Educación 2001-2006).

El supuesto que subyace a este enfoque de resolución de pro-blemas es que el planteamiento de estas situaciones a los alumnos demandará de ellos una actitud activa y un esfuerzo por buscar sus propias respuestas y su propio conocimiento; además, supone fomen-tar en los alumnos conocimientos relacionados con el saber hacer y la capacidad de transferir el conocimiento que se posee en situaciones novedosas, es decir, enseñar a los sujetos a resolver problemas supo-ne proporcionarles la capacidad de aprender a aprender, en el sentido de acostumbrarlos a encontrar respuestas a los problemas por sí mis-mos en lugar de esperar una respuesta del docente o de otros.

Definir qué es un problema es algo que parece no tener una úni-ca respuesta, ya que lo que para una persona constituye un problema puede no serlo para otros; así, utilizar la computadora con más o menos destreza puede ser un problema para algunas personas, pero no para quienes diseñan sistemas informáticos. Pérez y Pozo (1998) señalan que el término problema puede hacer referencia a situaciones diversas, dependiendo de las características de las personas, de sus expecta-tivas y del contexto; para Newell y Simon (1972) un problema es una situación en la que el sujeto desea hacer algo, pero desconoce cómo, mientras que para Chi y Glaser (1983) se trata de una situación en la que el individuo utiliza una estrategia particular para alcanzar una meta.

Lester (1983) puntualiza que un problema es una situación que un sujeto o un grupo quiere o necesita solucionar y para lo cual no dispone de un procedimiento rápido y directo que le lleve a la solución; ante esto,

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un ejercicio sería aquella situación en la que disponemos y utilizamos me-canismos que nos lleven a una solución inmediata. Por lo tanto, lo que para una persona constituye un problema puede no serlo para otra, en la medida en que se posean los mecanismos para resolverla sin invertir grandes cantidades de recursos cognitivos y reducirla a un mero ejercicio.

La resolución de problemas y la realización de ejercicios debe quedar bien definida para el alumno y el docente, ya que demandan la activación de diferentes tipos de conocimiento no sólo de distintos procedimientos, sino también de diferentes actitudes, motivaciones y conceptos; como lo señalan Pérez y Pozo (1998, p. 19), en la medida en que las situaciones son más abiertas o nuevas, “la solución de pro-blemas supone para el alumno una demanda cognitiva y motivacional mayor que la ejecución de ejercicios”.

Sin embargo, la solución de problemas no sólo tiene que ver con procedimientos y actitudes, sino que es necesario conocer hechos y conceptos con los que el sujeto en un momento dado puede dar signi-ficado a los datos que le propone el problema y que le ayudan a com-prenderlo, ya que en ocasiones los alumnos no realizan las activida-des adecuadas no porque no sean capaces, sino porque no entienden el significado de la tarea (Pozo, 1998); no se trata de una deficiencia en el saber hacer, es una deficiencia conceptual que les impide concebir la tarea como un problema que resolver. Como afirma Pérez, cuando no se comprende la tarea.

los problemas se convierten en pseudoproblemas, en meros ejercicios consistentes en la aplicación de rutinas sobreaprendi-das y automatizadas sin que el alumno sepa discernir el asunto de lo que está haciendo, y por consiguiente, sin que pueda tras-ladarlo o generalizarlo de modo autónomo a situaciones nuevas, sean cotidianas o escolares (1998, p. 16).

El desarrollo de las habilidades cognitivas necesarias para la re-solución de problemas, como observar, comparar, ordenar, clasificar, representar, retener, recuperar, interpretar, inferir, evaluar y transferir, deberían ser propiciadas por las estrategias utilizadas por los docen-

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tes, ya que el desarrollo de ellas permitirá que el alumno transfiera su conocimiento a situaciones inéditas; sin embargo, existen elementos para afirmar que los docentes no propician en todos los casos el de-sarrollo de habilidades que permitan al alumno utilizar el conocimiento que ya posee.

Para Poggioli (1999) la habilidad de resolver problemas es un proceso en el que se involucran actividades mentales y conductuales, pero también implica factores de naturaleza cognoscitiva, afectiva y motivacional.

Varios investigadores han estudiado la habilidad de resolver pro-blemas y señalan que se trata de un proceso que se compone de varias etapas. Hayes (1981) y André (1986) dicen que dichas etapas sirven para enfatizar el pensamiento consciente para aproximarse analítica-mente a la solución del problema. Otros autores han estudiado el co-nocimiento que sirve para la resolución de problemas y mostrado que existe relación entre la eficiencia en ésta y el conocimiento específico de un área determinada. Perner (1994) señala que los tipos de conoci-miento necesarios para resolver problemas incluyen el declarativo, el procedimental y el estratégico.

Chi y Glaser (1983) apuntan que los conocimientos que poseen los sujetos expertos en la solución de problemas tienen que ver con “esque-mas de problemas” y están ampliamente relacionados con un tipo de problema en particular, son:

1. Conocimiento declarativo. Es el referido a principios, fórmulas y conceptos.2. Conocimiento procedimental. Trata acerca de las acciones ne-cesarias para resolver un problema en particular.3. Conocimiento estratégico. El cual permite al individuo decidir las etapas o fases para lograr una solución.

Por su parte, Mayer (1992) y Sternberg (1987) agregan a los ante-riores los conocimientos lingüístico, semántico y esquemático.

Gagné (1991) describe la existencia de dos clases de conocimiento, el declarativo y el procedimental; Anderson (1996) los identifica también y los denomina información verbal y habilidades intelectuales, respectivamente.

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Hay dos tipos de conocimientos en la memoria de los sujetos que han sido considerados necesarios para la resolución de un problema. Uno es el conocimiento con significado (Ausubel et al., 1983) o propo-sicional (Greeno, 1974), que está formado por conceptos provenientes de la experiencia pasada, y el otro es el conocimiento mecánico (Au-subel et al., 1983) o algoritmia (Greeno, 1974), constituido por fórmulas mecánicas o reglas para operar sobre conceptos.

Domínguez (1998), Gagné (1991) y Monereo (1998) coinciden en señalar que los conocimientos generalmente no se utilizan en forma separada en la actuación del alumno, sino que confluyen en una mis-ma acción y son determinados por las decisiones que tome el sujeto, se apoyan y se complementan unos en otros.

Muchas veces el tipo de conocimiento que se solicita a los alum-nos que diseñan sistemas informáticos se relaciona con los compo-nentes del saber práctico, con el conjunto de acciones que deben saber hacer para resolver una determinada tarea. Sin embargo, para que posean un conocimiento efectivo deben no sólo saber lo que hay que hacer para aprender, sino saber cómo hacerlo y controlarlo mientras lo hacen.

Lo anterior implica que el alumno adquiera: a) el conocimiento conceptual o declarativo sobre qué es lo que hay que hacer, para qué hay que hacerlo, qué pasos hay que realizar para ponerlos en práctica, entre otros; b) el conocimiento procedimental, que conllevará poner en práctica el conocimiento declarativo descrito antes (saber hacerlo), y c) el conocimiento propiamente estratégico o condicional, que indica en qué situaciones es adecuado emplear cada procedimiento, de qué forma debe utilizarse, y nos da una idea de los beneficios de dicha uti-lización (controlarlo mientras se hace).

El conocimiento de los individuos se relaciona con sus recursos para aprender y la compatibilidad entre las demandas de la situación de aprendizaje y esos recursos. Es decir, conocer cuánto se sabe de un tópico en particular, qué información se tiene, cuál no se tiene y se debe localizar, cuáles estrategias se van a utilizar y qué tipo de de-manda tiene la situación de aprendizaje para abordar la tarea ya que, dependiendo de ésta, las demandas variarán.

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La interacción entre los tipos de conocimiento

El conocimiento declarativo y el procedimental interactúan durante el aprendizaje y la ejecución de una tarea. La naturaleza exacta de esta interacción no se conoce bien, pero, en algunas tareas el conocimien-to declarativo puede proporcionar los datos necesarios para ejecutar un procedimiento; es decir, el conocimiento puede estar almacenado como declarativo; así, éste interactúa con los procedimientos que se utilizan en la resolución de problemas cotidianos, pues proporciona la información necesaria para aplicar estos procedimientos y duran-te la resolución creativa de problemas brinda nuevas ideas sobre dónde se puede aplicar un procedimiento conocido. Una vez que el alumno determina que la tarea o actividad ha sido lograda, hace su aparición el conocimiento condicional; surge como una etapa de valo-ración, en la que analiza su actuar intentando identificar la pertinencia de las decisiones que tomó.

Para Gagné (1991) los conocimientos procedimental y declarativo interactúan no sólo durante el aprendizaje, sino también durante la ac-ción del sujeto; de esta manera, algunas veces los estudiantes apren-den nuevos procedimientos, pero los representan en forma declarativa, representación que actúa como un sustituto del objeto. Para Campos y Gaspar, ésta,

en cuanto entidad simbólica, es un conjunto concatenado de sig-nificados acerca de un objeto, sea éste material o ideacional. Un objeto determinado se representa en formas específicas, como son imágenes, aproximaciones conceptuales, símbolos y signos que se concatenan de alguna forma (1999, p. 30).

Esta representación declarativa puede utilizarse para indicar los pasos de un procedimiento hasta que éste se hace automático.

Esto es lo que sucede, por ejemplo, cuando se aprende un len-guaje de programación; al principio la persona habla constantemente consigo misma, lo cual indica que para guiar el procedimiento se está utilizando una representación declarativa. Para Anderson (2001) es mu-

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cho el tiempo que lleva desempeñarse con destreza en una habilidad; la naturaleza de ésta puede cambiar radicalmente hasta llegar a auto-matizarse, por lo que su desempeño ya no requiere tanta participación cognitiva, sino que se enfoca en sus aspectos más problemáticos. Más tarde se adquiere mayor rapidez de programación, porque ya no se ne-cesita la representación declarativa y la representación procedimental opera automáticamente.

En el aprendizaje de un nuevo lenguaje de programación se pue-de percibir que el conocimiento declarativo facilita la adquisición de un nuevo conocimiento procedimental; sin embargo, también se da el caso contrario: donde el conocimiento procedimental facilita la adquisición del conocimiento declarativo, por ejemplo, cuando algunas personas desarrollan procedimientos para aprender conocimiento declarativo; ambos tipos de conocimiento dan soporte al estratégico o condicio-nal, que permite que los sujetos sean capaces de aplicar lo que co-nocen y saben hacer en situaciones novedosas o en la resolución de problemas.

De esta forma, los conocimientos declarativo, procedimental y condicional interactúan de distintas maneras, tanto en el aprendizaje como en la acción del sujeto. El conocimiento procedimental parece ser especialmente importante para el funcionamiento eficaz en situa-ciones familiares; mientras que el conocimiento declarativo parece ser-lo para darse cuenta de qué procedimientos se deben utilizar en situa-ciones nuevas (Gagné, 1991), el conocimiento condicional posibilita el establecimiento de relaciones en situaciones de aprendizaje concretas con determinadas formas de actuación mental.

Distinguir entre el conocimiento declarativo y el procedimental, para Gagné (1991), desde el punto de vista educativo, parece ser bas-tante útil, porque al descubrir que las condiciones necesarias para aprender el conocimiento declarativo y el procedimental son diferen-tes, un profesor capaz de descubrir que un problema de aprendizaje se debe en gran medida a un déficit en una de estas dos formas de conocimiento es más probable que ayude al estudiante a resolver el problema que si no sabe de qué tipo de conocimiento se trata. Para Monereo cuando el sujeto logra conocimiento condicional es capaz de

60 Visiones de la realidad educativa

realizar de manera consciente las operaciones y decisiones mentales que toma cuando aprende un contenido o resuelve una tarea, es decir, le permitirá analizar y supervisar conscientemente sus actividades de aprendizaje, le ayudará a aprender a aprender (1998).

En lo antes expuesto se ha incorporado al conocimiento el elemen-to de la representación, no se debe asumir con ligereza que representa-ción y conocimiento son sinónimos. Muchas veces se observa una clara indiferencia respecto a la necesidad de diferenciar entre representación y conocimiento, es más, en muchas ocasiones se usa el concepto de información como sinónimo de conocimiento, pues se le trata como si tuviera un significado factual.

Para Pozo (2001) no toda la información completa el tránsito cog-nitivo hasta el conocimiento, para él no puede haber conocimiento sin representación ni información, asegura que tampoco hay representa-ción sin información, pero sí puede haber información sin representa-ción –por ejemplo, la que se encuentra en las moléculas de ADN– y representación sin conocimiento –por ejemplo, en los juegos de com-putadora como el ajedrez–.

También establece diferencias entre información, representación y conocimiento. Señala que cuando se intercambia información uno de los componentes del sistema cognitivo transforma parte de la energía recibida en información, luego ésta se almacena en algún sistema de memoria en forma de representación, constituyéndose en ocasiones en conocimiento antecedente, lo que permitirá en el futuro anticipar acciones a partir de esa información o de ese conocimiento. Agrega que “en una interacción informativa una parte del mundo utiliza la in-formación para elaborar representaciones de la otra parte del mundo, lo que le permite predecirlo y controlarlo” (Pozo, 2001, p. 28).

Poggioli señala que aun cuando el conocimiento logre ser alma-cenado en la memoria, no implica necesariamente que vaya a estar dis-ponible en el momento de resolver un problema; para ella un elemento importante cuando se trata de resolver un problema tiene que ver con la representación, la cual consiste en “la transformación de la información presentada a una forma más fácil de almacenar en el sistema de la me-moria, e incluye la identificación de las metas y los datos” (1999, p. 47).

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Para esta autora, a la representación también se le puede llamar espacio del problema, y se refiere a que los sujetos generan represen-taciones mentales acerca como es la estructura, los hechos, concep-tos y relaciones del problema al que se enfrentan.

Gagné (1991) considera que el conocimiento se puede abordar como la representación que se hacen los seres humanos de la realidad; de esta manera, para que un alumno aprenda debe poder representar la información. Así, el conocimiento deberá estar integrado en algún tipo de mecanismo, estructura de datos o representación.

Según Kintsch y Greeno (1984) una estrategia adecuada para re-solver un problema es traducir cada parte de éste en una representa-ción mental interna y después organizar otra que resulte coherente con la situación del problema. De ahí que se considera que dependiendo de lo adecuado de la representación mental que utiliza, ésta puede fa-cilitar o inhibir la solución del problema. En términos de Gagné y Glaser (1987) la calidad de la representación es mediadora entre el conoci-miento base y el proceso de resolución de un problema.

Por lo anterior, es claro que si se habla de conocimiento también debe hablarse de la representación a partir de la cual se presume que cuando los sujetos diseñan sistemas informáticos serían capaces de utilizar la información dada, referenciada por el conocimiento antece-dente, para generar una representación de su quehacer y decidir si serán capaces de lograrlo.

La representación de la información

Definir qué es una representación mental ha sido considerado por va-rios autores el problema principal desde los inicios de la ciencia cogni-tiva, ya que ésta surgió sobre todo como respuesta a la necesidad de una teoría de la representación mental (Campos y Gaspar, 1999). Hasta el momento no existe alguna definición universalmente aceptada, y no parece que probable que surja, porque la representación mental es un asunto que no se puede definir como algo único, sino que más bien se utiliza dicho término de forma genérica pues se refiere a muchos tipos diferentes de almacenamiento de información accesible; aunque se

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genera en la memoria, no es lo mismo ella. Las diversas formas de re-presentación revisten diferencias y restricciones en cuanto a los obje-tos que reconocen y cómo los reconocen. Para Campos y Gaspar “las representaciones nos permiten pensar y hablar de la realidad y actuar en ella: decir qué es la realidad, qué objetos o entidades le pertenecen y cómo nos relacionamos con ellos” (1999, p. 30).

Partiendo de que se dan diferentes significados de lo que es la representación, es necesario resaltar que el hecho de no distinguirlos ha causado mucha confusión en trabajos recientes de psicología evolu-tiva. Para Perner (1994) la noción de representación debería referir ele-mentos tan diferentes como imágenes externas, modelos, enunciados y estados mentales, esto es debido a que, aunque adquieran capacidad representacional y se usen para referirse a cosas muy distintas, com-parten un rasgo esencial; esto es no son objetos en sí mismos, porque en esa capacidad representacional, rememoran siempre otra cosa.

Lo expresado coincide con lo dicho por Piaget, quien, de acuerdo con esta idea, la representación constituye “la capacidad de evocar por medio de un signo o una imagen simbólica el objeto ausente o la acción aún no realizada” (1976, p. 173).

Goodman, referido por Perner, señala “la necesidad de distinguir entre representar y representar como, ya que las representaciones no representan tan sólo algo (contenido), sino que representan algo como” (1994, p. 33). Establece lo anterior para distinguir entre referencia y sentido en concordancia con lo que se describe, es decir, para hablar de la relación causal existente entre el mundo representado y el medio de representación o representacional.

De esta manera, la representación implicaría no sólo la codifica-ción de la información en un sistema de memoria, sino sobre todo el uso funcional de la codificación así generada como sustituto del suce-so representado.

El acto de pensar requiere del uso de la información representada en la memoria, para lo cual es necesario que no sólo se active la re-presentación, sino reconocerla como tal y no como un hecho presente, esto implica “tomar conciencia del tiempo en la memoria [...] y repre-sentar el tiempo a través de ella” (Pozo, 2001, p. 33).

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El problema de explicar cómo las representaciones, los recuer-dos y los conocimientos ofrecen determinada imagen del mundo ha intentado resolverlo la psicología cognitiva desde diversos ángulos. A lo largo de la historia de la psicología, las nociones de representación se han construido sobre diversos debates acerca de la naturaleza re-presentacional de la mente humana, ya en cuanto a la forma o el con-tenido; en cuanto a cómo se organizan; respecto de cómo se usan para categorizar al mundo y actuar sobre él; en cuanto a la situación o el contexto; a cómo se dan; respecto de lo que demandan y cómo se construyen. La serie de debates anteriores ayuda a entender la natura-leza representacional de la mente humana, qué tipo de representacio-nes contiene, además de cómo han variado las posiciones en defensa de un sistema cognitivo.

Un análisis de la forma en que se han estudiado las represen-taciones constituye una de las mejores formas de entender en qué consisten, cómo se organizan o qué contienen. De hecho, el concepto de representación mental está menos unificado en la psicología cogni-tiva de lo que se podría pensar, dado que generalmente se asocia con algún sistema de memoria, hay autores que han llegado a identificar más de treinta acepciones diferentes del término. Esta abundancia de definiciones sería positiva si todas las distinciones fueran claras y se relacionaran unas con otras, pero en realidad diferentes personas em-plean los mismos términos con distinto sentido y términos diferentes con el mismo sentido.

Algunas consideraciones acerca de los debates sobre la represen-tación

En esta investigación se parte del supuesto de que cuando se piensa en un problema el sujeto no se sirve siempre de las mismas representa-ciones. Dependiendo de la dificultad de los problemas, los propósitos de inferencia y la propia habilidad para emplear inteligentemente los códigos de representación y para abstraer las relaciones pertinentes a la solución que se busca, se eligen distintos formatos para represen-tar la información que se va obteniendo en las diferentes etapas de

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los procesos de solución de problemas. A veces se emplean gráficos o palabras, en otras ocasiones se utilizan símbolos abstractos y ex-presiones concretas. Se manipulan recursos analógicos y estructuras analíticas. Se usan redes, diagramas, listas de rasgos, descripciones verbales, matrices y otras muchas formas de representar el conoci-miento en medios externos.

Por todo ello, en esta investigación se coincide con lo manifes-tado por Rivière, para quien “la experiencia intuitiva de las represen-taciones no se corresponde con la de una realidad plana y uniforme, sino con la evidencia de que podemos proyectar la información en di-mensiones y formatos diferentes y pluriformes” (1986, p. 273). Apa-rentemente el pensamiento selecciona sus expresiones de una amplia variedad de lenguajes posibles y se está de acuerdo con la idea de que pensar inteligentemente consiste fundamentalmente en elegir, en cada momento y para cada estructura de información, un modo adecuado de representar lo que se sabe.

El modelo de niveles de representación

El acuerdo anterior se sustenta en el modelo de niveles de representa-ción, el cual parte del supuesto de que los sujetos cuentan con diferen-tes alternativas representacionales que emplean inteligentemente para resolver problemas, asignando niveles diferentes de representación en función de la estructura de éstos y las variables contextuales.

El proceso de razonamiento de acuerdo con este modelo se con-cibe a partir de la construcción y comprobación continua cada vez de mejores representaciones, integradoras y no cercanas a los estímulos informativos. Es decir, cuando se razona lo que se hace es analizar los problemas en estratos sucesivos o niveles de representación y sólo se tiende a recurrir a las representaciones más profundas cuando las más superficiales fracasan en la solución buscada. Como dice Hunt (1978), la selección de representaciones adecuadas constituye el mecanis-mo más importante del pensamiento inteligente. Y la adecuación, a su vez, se define como un compromiso entre los requisitos de economía cognitiva, que llevan a asignar representaciones lo más superficiales

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y rápidas posible a la estructura de los problemas, y la exigencia de abstracción suficiente de las propiedades y relaciones sobre las que se realizan las funciones de razonamiento. En ocasiones es posible dar una respuesta correcta a los problemas planteados sin llegar a comprenderlos por completo, en otras es preciso analizarlos profunda-mente para poder solucionarlos. Por otra parte, la profundidad de las representaciones no se define en este modelo por el formato en que se expresan (imágenes o proposiciones), ni por el hecho de que sean accesibles a la evidencia fenoménica o estructuras ajenas al funciona-miento de la conciencia subjetiva, sino por el grado en que aíslan de otros contenidos y conocimientos los significados pertinentes para la inferencia que se busca.

El modelo de los niveles de representación esgrime como uno de sus supuestos principales que el sistema cognitivo humano genera represen-taciones paralelas, con distintos niveles de profundidad, en determinadas etapas de los procesos de solución de problemas. Al realizar inferencias es importante la comparación entre estas representaciones paralelas.

De acuerdo con Rivière (1986, p. 277),

en los términos del modelo de los niveles de representación, el razonamiento puede conceptualizarse como un proceso que consiste en la formulación y comprobación (no necesariamente consciente) de hipótesis generadas por los diferentes estratos de profundidad que van tomando las representaciones.

Es decir, se consideraría que en la medida en que fallan las prime-ras hipótesis planteadas (superficiales) para solucionar un problema, resulta necesario establecer representaciones más profundas.

Por ejemplo, acerca de la representación en imágenes, desde la perspectiva del modelo de los niveles de representación, éstas son desigualmente útiles, dependiendo de los problemas; se sostiene que el empleo de imágenes no es igualmente funcional en la resolución de todos los problemas, sino que la utilidad cognitiva de las imágenes aumenta cuando es mayor el número de transformaciones que los su-jetos tienen que realizar a la información presentada al inicio.

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En definitiva, según los supuestos de la teoría propuesta por el modelo de niveles, los sujetos no emplean imágenes para resolver todos los problemas, ni tienen por qué hacerlo, pues las imágenes son formas funcionales de la memoria operativa cuya construcción exige un nivel profundo de procesamiento y abstracción no siempre necesario para realizar la inferencia transitiva. Y el modelo de los niveles de representación predice –al menos en el estudio del razo-namiento sobre silogismos lineales– que los sujetos sólo recurrirán a las representaciones más profundas cuando fracasan las hipótesis generadas por la proyección de las premisas en representaciones más superficiales.

Una forma útil de entender el modelo de los niveles de re-presentación es en términos de niveles de abstracción. La di-mensión de profundidad de representación puede identificarse, por lo menos parcialmente, con la profundidad de abstracción. Desde este punto de vista, el modelo ayuda a entender lo que su-cede cuando los sujetos resuelven problemas mientras diseñan sistemas informáticos, ya que una de las acciones o estrategias recurrentes es la abstracción a la que acuden para dar cuenta de las tareas.

La representación en el diseño del sistema informático tiene que ver con abstraer diversas situaciones que enfrenta el sujeto, pero ade-más con traducir la problemática a elementos conocidos, aislar éstos mentalmente y conformar relaciones entre ellos. La información que se proporciona inicialmente se representa en forma superficial, y se profundiza a través de acciones como la entrevista con el usuario y el análisis de requerimientos, entre otras. Esto puede observarse gráfica-mente en la figura 1.

De acuerdo con lo presentado en esta sección, se puede afirmar que existen elementos para establecer que, efectivamente, la informa-ción se diferencia de la representación y del conocimiento, pues para que exista conocimiento es necesario no sólo que se dé la representa-ción de la información, sino tener una actitud propositiva respecto de la representación lograda.

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Figura 1. Acciones que tienen que ver con la profundidad de la repre-sentación al diseñar un sistema informático (elaboración propia).

La representación implicaría no sólo la codificación de la informa-ción en un sistema de memoria, sino sobre todo el uso funcional de la codificación así generada, como un sustituto del suceso representado. El conocimiento implicaría la adopción de una actitud reflexiva y pro-positiva frente a una representación, es decir, establecer una relación cognitiva, predicar una acción mental con respecto a esa representa-ción. De esta manera, se hablaría de que un sujeto ha logrado conocer cuando puede acceder de modo consciente o explícito a una represen-tación, con lo que el conocimiento incluiría tanto lo que sabe y lo que hace, y sobre todo lo que transforma en su quehacer.

Para efectos de esta investigación se entenderá que se habrá lo-grado el conocimiento cuando el sujeto muestre una actitud reflexiva y propositiva en el uso de los procedimientos que se emplean para realizar una determinada tarea, la cual se manifiesta en la utilización consciente de estrategias para resolver una problemática determinada en el diseño de sistemas informáticos y la aplicación de ellas en situa-ciones nuevas. Se asume, además, que la información efectivamente se diferencia de la representación y del conocimiento; la información se da cuando el alumno recibe la indicación o los datos del maestro, de la

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institución, del usuario o de otros; en la representación se trata del uso de la información pero adoptando una actitud cognoscente, lo cual su-pone que logra sustituir la información con algo que la represente, y el conocimiento se manifestará en el uso estratégico de la representación lograda, entendido como el empleo pertinente de la información repre-sentada en el contexto de lo que ha sido y es trabajado por el sujeto.

Las controversias acerca de si la representación se da a través de imágenes o de proposiciones, de si son semánticas o episódicas, declarativas o procedimentales, por medio de esquemas o modelos mentales, consideran algunos autores que han concluido; sin embar-go, para los propósitos de este trabajo se retomaron algunos de sus elementos que contribuyeron a clarificar la postura teórica asumida; de esta manera, respecto del primer debate, no hay duda de que los sujetos utilizan tanto imágenes como proposiciones para representar su quehacer, y se considera un hecho probado que existe una rela-ción necesaria entre las representaciones semánticas y las episódicas, pero se manifiesta acuerdo con los modelos mentales como formas de representación que los sujetos construyen en demanda del contexto y de tareas específicas, con la salvedad de que se advierte que una omisión importante en éstos es no considerar el metaconocimiento y la reflexión en su conformación, se cree que los sujetos elaboran los mo-delos a partir de éstos y no únicamente se encuentran compuestos por sus declaraciones o producciones. De igual manera, al hablar de si las representaciones ocurren en un nivel simbólico o si lo hacen en forma distribuida, se asume que en realidad ocurren de forma complementa-ria debido a que se hace necesario dar cuenta no sólo de los procesos automáticos de los sujetos, sino también de aquellos de los que son conscientes –que son los ámbitos de su respectivo dominio–. Ahora bien, respecto de si las representaciones son explícitas o implícitas, se admite que aun cuando los individuos no sean capaces de informar so-bre aquello que esté influyendo en su actuar, no significa que no tengan una representación, por lo que se cree que ésta es fragmentaria si úni-camente se consideran los procesos explícitos, pero no los implícitos. Finalmente, y aunque no constituye el foco de atención de este trabajo, al hablar de cuál es el origen de las representaciones, se coincide con

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el hecho importante de que efectivamente el conocimiento se produce como una mediación cultural y no ocurre, o al menos no únicamente o no siempre, en forma individual, considerando de acuerdo con Salo-mon (1993) que no todas las cogniciones están siempre distribuidas y que una teoría que intente dar cuenta de los desarrollos y cambios que se producen a lo largo del tiempo no puede prescindir de la referencia a las representaciones mentales de los individuos; éstas interactúan con las distribuidas, incidiendo unas en otras y desarrollándose unas a partir de las otras.

El diseño de sistemas informáticos requiere que se utilicen distin-tas representaciones; cada una de éstas tiene sus propias virtudes y deficiencias, ninguna parece la más adecuada para todas las situacio-nes en que el alumno puede aprender.

A manera de hipótesis provisional, se afirma que en el desarro-llo de un sistema informático se encuentran involucrados diferentes tipos de conocimiento de los que el sujeto necesita echar mano para resolver una situación problemática; pero la sola presencia de éstos no es suficiente, es necesario además recurrir a la represen-tación de las tareas que implica diseñar un sistema informático y, desde luego, acceder a la información necesaria como punto de partida en cada caso.

El análisis de las diferentes controversias o de los distintos deba-tes en torno a la representación mental ha permitido conocer algunos de los temas principales de los que se han ocupado en los últimos años los psicólogos cognitivos. Ese recorrido ha posibilitado enriquecer por supuesto, la postura teórica que al respecto se sostiene, pero su cono-cimiento también ha hecho surgir ciertas hipótesis respecto de lo que sucede cuando los sujetos diseñan sistemas informáticos, de manera que los debates acerca de la representación permiten suponer, que en realidad la representación no se da en un solo sentido o en una sola for-ma, sino que los sujetos no tienen una manera única de representarse mentalmente la información que les es proporcionada con la finalidad de que resuelvan el problema que significa diseñar un sistema, dispo-nen de diversas formas de representación, muy posiblemente recurran a todas las reseñadas y a otras más. Realizar un análisis detallado de la

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forma como representan todo su quehacer llevaría años de trabajo en ese sentido, ya que se trata de una tarea extremadamente compleja a la que hasta la fecha los psicólogos cognitivos siguen aportando. Este trabajo no se propone lograr este propósito pues, como lo reconocen los psicólogos, algunas investigaciones en esta área han acabado por constituir micromundos experimentales que son objeto de controver-sias y las más de las veces sólo pueden comprender quienes partici-pan en ellas.

Aunque resulta interesante conocer la forma en que se almacena la información a través del medio, también lo es saber que represen-tación y conocimiento son dos entes distintos, que no es posible de-cir que aun cuando la información se representa en algún sistema de memoria, esto equivale a asumir que el sujeto conoce. Se afirma que el conocimiento tiene que ver no sólo con representar algo, sino con la posibilidad de hacer algo con dicha representación, con transformar o intervenir la realidad a través de la representación lograda.

La lógica, el método y las técnicas

En esta investigación se pretendió dar cuenta de la representación y el conocimiento que subyacen al problema de diseñar un sistema infor-mático. Tal objeto de estudio tiene sobre todo características de proce-sos internos que las personas difícilmente dejan ver; no se trató perci-bir un dato, sino un proceso, es decir, la actividad mental que realizan los estudiantes. Al respecto es necesario tener en cuenta que existen autores (Delval, 2001; Moreno et al., 1998) que coinciden en la nece-sidad de utilizar medios indirectos –como el lenguaje o la conducta externa– para dar cuenta de cualquier actividad cognitiva puesto que no puede observarse directamente; se manifiestan también en acuerdo respecto de, que ni la palabra ni la conducta son vehículos neutros por medio de los que surgen los procesos mentales en la forma en que se producen realmente. Por otra parte, existen autores que han descrito como hay quienes niegan la existencia de una conexión entre lo que se dice o muestra sobre lo que se está pensando y lo que en realidad su-cede en el inconsciente (Rivière, 1986). Sin menospreciar esa postura

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incrédula, las investigaciones sobre la posibilidad de que el sujeto sea consciente de sus procesos comunicativos y pueda mejorarlos han proliferado durante los últimos años (Monereo, 1998).

Existen tres posturas respecto a si es posible acceder a los pro-cesos que se llevan a cabo para aprender un concepto o resolver un problema: están aquellos que defienden la absoluta inaccesibilidad a los procesos internos, como contraparte están quienes aceptan la in-trospección como un camino inmediato y directo para arribar a todos los procesos mentales, y finalmente –situados en un término medio– hay quienes, como Monereo (1998), defienden la viabilidad del acceso consciente pero establecen una condición: que el proceso sobre el que se trata de dar cuenta se haya obtenido, en su momento, de manera consciente e intencional.

Por otra parte, respecto a si es fiable lo que se expresa o infie-re cuando se analizan procesos cognitivos, se indica la necesidad de mantenerse alerta cuando un sujeto explica el proceso mental que ha seguido en la resolución de un problema, ya que pueden darse cir-cunstancias que encubran esa explicación; por ejemplo, cuando se racionaliza el discurso y se añade información complementaria para cubrir lagunas y carencias, de manera que lo explicado resulte más co-herente (Moreno et al., 1998); o cuando se ofrece la explicación aten-diendo más a lo que el sujeto cree que quien lo escucha espera oír u observar que a lo que en realidad ha pensado.

Considerando que los sujetos son capaces de dar cuenta de sus procesos mentales, la posibilidad de acercarse tiene que ser a través de la interacción con el sujeto, de estar con el estudiante en el momen-to en que realiza alguna de las actividades del diseño de un sistema informático y de estarle cuestionando el porqué de sus acciones. Por tales razones se ha considerado necesario desarrollar la investigación desde una lógica cualitativa, utilizando el método clínico, como el más pertinente para dar cuenta de este proceso. Este método –desarrolla-do por Piaget– permitirá superar la observación pura y aprovechar las principales ventajas de la experimentación –modificar algunas condi-ciones para comprobar lo que sucede, manipular alguna variable y ge-nerar hipótesis–; a partir de la presentación de problemas, se pueden

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adecuar las expresiones y las circunstancias mismas a las respuestas, las actitudes y el léxico de los estudiantes, ya que, como lo establece Vinh Bang (1966, p. 40), este método:

siempre consiste en conversar libremente con el sujeto, en lugar de limitarse a preguntas fijas estandarizadas, y conserva, pues, todas las ventajas de una charla adaptada a cada niño y destina-da a permitirle a éste el máximo posible de toma de conciencia y de formulación de sus propias actitudes mentales.

De acuerdo con Delval (2001) el método clínico es una manera para indagar cómo piensan, perciben, actúan y sienten los sujetos; trata de descubrir aquello que no resulta evidente en lo que los indi-viduos hacen o dicen, es decir, lo que está detrás de lo que deja ver su conducta, ya sea con acciones o palabras. Muchas veces el mé-todo clínico consiste en conversaciones con el sujeto; sin embargo, y de acuerdo con este autor, su esencia no está en la conversación, sino en la actividad del experimentador y el tipo de interacción con el sujeto.

La intervención frecuente del experimentador ante la acción del sujeto y en respuesta a lo que va explicando de la misma, es lo que lo diferencia de otros métodos. Es de esta manera que el experimentador interactúa y analiza individualmente a un sujeto. Lo coloca frente a una situación problemática que tiene que resolver o explicar para observar sus acciones. Mientras se da la actividad del sujeto (que puede consis-tir en simples acciones, en palabras o en una combinación de ambas), trata de analizar lo que está sucediendo y descubrir su significado. Interviene en la acción conforme ésta se va dando con el propósito de aclarar el sentido de lo que está haciendo.

Eso demanda que frecuentemente se preocupe por conocer cuál es el significado de la conducta del sujeto y qué relación tiene con sus capacidades mentales. Como ello con frecuencia no queda claro, el experimentador intenta intervenir la acción tratado descubrir su sen-tido. Dicha intervención tendrá que ser considerablemente flexible y sensible al quehacer del sujeto. Durante la interacción el experimen-

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tador intenta clarificar el sentido del quehacer del sujeto, para ello se plantea hipótesis acerca de su significado, luego las trata de compro-bar por medio de su intervención.

El tipo de situación en que se utilizó el método clínico en esta investigación fue la explicación de una tarea. Para tal efecto se le pre-guntó al sujeto sobre las transformaciones que se produjeron en la información que le fue proporcionada para que diseñara un sistema informático. Las acciones que realizó y sus explicaciones acerca de éstas fueron informando de las ideas del investigado. La conversación con éste sirvió para plantearle situaciones que tenía que declarar o resolver, para darle o pedirle explicaciones que ayudaran a interpretar el sentido de lo que hizo, aclarar el significado de sus tareas y la aso-ciación de éstas con lo que estaba pensando.

En el método clínico predomina un análisis cualitativo de las con-ductas, lo cual posibilitó la búsqueda de hipótesis globales que permi-tieran explorar el conocimiento de los sujetos. Para tal efecto se utilizó como técnica preponderante la entrevista o interrogatorio clínico, lo que permitió sondear a los estudiantes y observar las cualidades que caracterizan el todo y las partes de su acción; así, se propició que ellos observaran, tocaran, intentaran, dibujaran, teclearan, entre otras mu-chas acciones, cuando diseñaron el sistema informático.

El uso del método clínico se propuso partiendo del supuesto de que los sujetos tienen una estructura de pensamiento coherente y for-man representaciones de su entorno que ponen de manifiesto durante la resolución de la tarea o actividad.

Dado que se trató de estudiar a sujetos epistémicos, es decir, jóvenes que construyen conocimiento, el interés no se centró en el individuo, sino en las características generales del modo como explicó o resolvió un problema. Se trató de descubrir la manera de resolver los problemas que emplean los sujetos y, partiendo de ese supuesto, el interés se centró en la forma en que los individuos con unas deter-minadas características llegaron a resolverlos, es decir, en egresados de carreras relacionadas con la computación, la informática y la pro-gramación, entre otras, que diseñan sistemas informáticos. En ningún momento se pretende generalizar lo encontrado a todos los sujetos

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que diseñan sistemas, pero es posible que algunas características de los involucrados en el estudio se encuentren presentes en otros, lo que será motivo de futuras investigaciones.

Se intentó esclarecer las formas de pensamiento típicas del suje-to que no eran explícitas, pero estuvieron guiando toda su acción y se revelaron cada vez que tenía que resolver una situación problemática. En esta tarea:

el investigador tiene que abandonar su forma de pensar para tra-tar de introducirse en la forma de pensar del sujeto, por lo que no se puede dar a los términos que éste utiliza el mismo sentido que tienen para él, sino que se tiene que intentar esclarecer cuál es el sentido de esos términos dentro de la propia estructura mental del sujeto” (Delval, 2001, p. 73).

De esta manera, se trató de encontrar la coherencia en las accio-nes y explicaciones que los sujetos dieron.

En este método hay que estar haciendo hipótesis continuamente para tratar de distinguir lo interesante de lo superfluo. Como dice Pia-get, “la esencia del método clínico consiste, por el contrario, en discer-nir el buen grano de la cizaña y en situar cada respuesta en su contexto mental” (1981, p. 271).

Como se trató de una investigación en la que se pretendió explo-rar un campo nuevo o relativamente nuevo, que no ha sido estudiado de la manera en que aquí se hizo, necesariamente las hipótesis y los objetivos durante el interrogatorio se fueron reestructurando a partir de las acciones y explicaciones del sujeto.

El procedimiento

La entrevista se realizó fuera del aula y frente a una computadora. La recogida de datos se hizo por medio de grabaciones en audio, video y digitales de cada sesión de trabajo, así como un registro de observa-ción. Para tal efecto se diseñó una situación problemática en la que al sujeto se le planteó una tarea que tenía que realizar, mediada por las

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preguntas que le fueron planteadas, y que consistió en proporcionarle información para que diseñara un sistema informático. Las grabacio-nes en audio y video registraron las interacciones de los sujetos con la computadora, con otros materiales y con el entrevistador. Las gra-baciones digitales se hicieron por medio de una cámara digital con la finalidad de examinar las acciones que realizó el sujeto en la computa-dora a través del teclado y el mouse.

El problema por resolver era diseñar un sistema informático que sirviera para organizar una biblioteca básica. Dicho sistema debería con-tener por lo menos los siguientes campos: autor, título, artículo, editorial, fecha, lugar, precio, páginas, resumen y estado. Algunas de las relacio-nes básicas que se buscó que se evidenciaran en el sistema eran:

1. Que fuese capaz de almacenar cuando menos diez mil regis-tros.2. Que los campos almacenaran solamente el tipo de datos para el que fueron planeados, que los de autor, título, artículo, edito-rial y lugar almacenaran datos de tipo texto, en el de fecha se guardara el día, mes y año, el de páginas fuese de tipo numérico discreto, el de precio de tipo numérico continuo, el resumen de tipo memo y en el de estado se debería crear una colección de valores.3. Que se generaran consultas, por ejemplo, sobre los libros en mal estado y los prestados, entre otras.4. Que tuviera una interfaz donde se consideraran características que fueran de fácil acceso para el usuario.5. Que fuese posible instalarlo en diferentes computadoras.6. Que fuese funcional.

El diseño de las preguntas

Se elaboró un guión de entrevista con preguntas básicas referidas a aspectos fundamentales de la investigación, las cuales fueron plan-teadas a todos los sujetos con la finalidad de que se pudieran compa-rar sus respuestas. Se aplicaron tanto las preguntas básicas como las

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complementarias hechas en función de las respuestas de los sujetos. Lo primero que se hizo fue situar al sujeto en el ámbito de los proble-mas de los que se quería que diera cuenta.

De acuerdo con Leal (1998) estudiar los errores en el habla desde niños hasta adultos constituye un caudal interesante para la compren-sión de los significados y de la representación, para ella los errores y las autocorrecciones constituyen índices externos de una construcción del significado y del funcionamiento de la representación. Así, cuando el sujeto explicó la forma como resolvió los errores que se le presen-taban en la resolución de la tarea dio idea de los procesos mentales por los que pasaba su pensamiento. Por ello el análisis de los errores se consideró como relevante en este estudio, ya que aportó bastantes elementos que permitieron explorar las representaciones de los sujetos.

Sujetos

Son egresados de la Licenciatura en Ingeniería en Cibernética y Sis-temas Computacionales de la Universidad La Salle Guadalajara, insti-tución privada que imparte educación en los niveles de preparatoria, licenciatura y posgrado. Fueron seleccionados tres sujetos con base en el conocimiento de su desempeño para tener la seguridad de que ya dominaran el diseño de sistemas informáticos.

Análisis de la información

Se realizó un análisis para dar cuenta del conocimiento que demanda de los sujetos la tarea de diseñar sistemas informáticos, comparando sus acciones con lo que dice que hizo, además se analizó el protocolo para conocer cuáles eran las representaciones que subyacen a sus acciones y a lo que expresaban.

De acuerdo con Bruer (1995) en la resolución de problemas con mucha frecuencia nos decimos a nosotros mismos qué hay que hacer a medida que avanzamos, nos indicamos en silencio el camino que lleva a la solución. El análisis del protocolo explota la característica de “hablarse uno mismo”, con la finalidad de recoger información deta-

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llada y momento a momento sobre los procesos cognitivos del sujeto; el investigador le indica que piense en “voz alta” mientras resuelve un problema, lo instruye para que diga todas y cada una de las cosas que piensa mientras realiza una tarea, luego transcribe lo dicho y analiza el protocolo verbal resultante.

El análisis del protocolo es un método fundamental en la inves-tigación cognitiva. Schoenfeld (1985) admite que invertir horas en el análisis de la forma como un sujeto resuelve un problema puede pa-recer extraño para alguien que lo observe desde fuera de la disciplina. Sin embargo, la revisión meticulosa de cada detalle es la que propor-ciona a la investigación cognitiva su fuerza única para entender el fun-cionamiento de la mente.

Análisis de los casos

Se realizó una entrevista de tipo clínico, complementada con la técnica de “pensar en voz alta” a lo largo del proceso de diseño de un sistema informático que sirviera para almacenar datos de una biblioteca perso-nal, donde importaba que el sujeto utilizara los datos más comúnmente usados al crear una ficha bibliográfica, como autor, título, artículo, resu-men, fecha y editorial, más algunos otros que se incorporaron con la fi-nalidad de que el sujeto discriminara el tipo de información que se debe utilizar en el diseño del sistema, los datos fueron: número de páginas, costo del libro y clasificación; además se solicitó que el sistema tuviera la posibilidad de agregar libros, eliminarlos, modificarlos o guardarlos y que fuese capaz de emitir en la pantalla o en la impresora un reporte de los libros, catalogados por autor o por título, se indicó al sujeto que tenía la libertad de agregar otros que considerara convenientes.

No se establecieron restricciones en cuanto a lo que podía o no emplear para crear el sistema, se le dejó que eligiera libremente las herramientas para tal fin; sin embargo, se le cuestionó acerca de sus decisiones al utilizarlas.

Una vez finalizada la entrevista, se procedió a la transcripción de lo dicho, que constituyó una tarea ardua pero enriquecedora, ya que posibilitó irse formando una primera impresión acerca de lo que se

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indagaba. Las notas realizadas a lo largo de la transcripción constitu-yeron una valiosa ayuda posterior.

Se realizaron tres análisis de la transcripción de la entrevista. En el primero de ellos se construyó un cuadro de análisis conformado por cua-tro columnas: contexto, evento, tipo de conocimiento o representación, y señales. En ellas se buscó evidencia de elementos referidos a la inves-tigación –los principales aludían al conocimiento y la representación–, en qué momento del proceso se presentaban, cuáles eran las señales que indicaban su presencia y el evento que permitía darse cuenta del suceso.

El examen anterior permitió contextualizar lo que el sujeto ex-presaba y hacía a lo largo del proceso de diseño y descubrir en qué momento mostraba evidencia de la presencia y/o uso de las variables involucradas en el estudio; sin embargo, hacía patente otra serie de hechos que era necesario contemplar en el marco de su proceso.

Con la finalidad de entender las acciones a partir de su planifica-ción o ejecución, se hizo necesario indagar acerca de la estructura del proceso, por lo que se llevó a cabo un segundo análisis con el fin de ubicar las actividades según su evolución en el desempeño de la tarea.

Aunque el esquema construido inicialmente mostró una idea com-pletamente lineal del proceso seguido por el sujeto en la solución del pro-blema, resultó de gran valía porque posibilitó el descubrimiento, en las diferentes etapas, de acciones recurrentes con características similares.

Lo anterior hizo factible el tercer análisis, en el que se buscó agru-par las acciones en torno a sus elementos comunes con la finalidad de construir una serie de categorías que ayudaran a condensar y com-prender la información extraída de los datos, y a la vez permitieran trabajar con menos conceptos que posibilitaran una explicación acer-ca de lo que le demanda a un sujeto, en términos de conocimiento y representación, diseñar un sistema informático.

Resultados

Comparar lo que demanda de diferentes sujetos el diseño de un sis-tema informático permite encontrar múltiples diferencias y similitudes. Aunque sea reducido el número de personas que participan en la in-

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vestigación, el ejercicio es rico, pues cada uno tiene su especificidad y entre todos conforman una complementariedad. En esta investigación se trabajó con sujetos que estudiaron juntos la preparatoria y la licen-ciatura, no obstante lo cual cada uno tiene una manera muy particular de entender, analizar y enfrentar el problema que supone realizar la ta-rea compleja de diseñar un sistema informático.

El propósito fundamental en esta investigación es descubrir qué demanda, en términos de conocimiento y representación, de ciertos indi-viduos con una preparación especial el diseño de un sistema informático con un propósito específico. Para dar respuesta a esta pregunta hay que reflexionar sobre algunas cuestiones al analizar su proceso. ¿Qué es lo importante para ellos al diseñar un sistema?, ¿en qué tareas enfocan su atención?, ¿cuáles son las dificultades que enfrentan?, ¿existen rasgos comunes en su quehacer?, ¿evidencian el desarrollo de estrategias que les permiten enfrentar con éxito la tarea?

Aunque los sujetos encaran el problema prácticamente con las mismas categorías de acciones, éstas no se muestran idénticas, sino que son encauzadas de diferente manera de acuerdo con las circuns-tancias y el enfoque de cada uno al diseñar un sistema.

Los tres parten de la necesidad de disponer de más información que la que se proporciona para que inicien el sistema, todos ponen el énfasis en conocer más acerca de la situación en la que se utilizará la respuesta informática, los tres consideran necesario hacer un análi-sis de requerimientos previos; si bien éste no se estableció como una categoría de acciones, constituye un requisito sin el cual no se podría desarrollar el sistema, los sujetos lo realizan por diversas vías: la en-trevista con el usuario, el examen de manuales de procedimientos, la revisión de guías, la observación del medio y el estudio del sistema anterior –si existe–, entre otros.

Enfrentar esta primera actividad tiene casi las mismas intenciones para los tres sujetos: adquirir un conocimiento más profundo de la situa-ción para la que se ofrecerá la solución, decidir cuáles serán las posibi-lidades reales del sistema y representarse de mejor manera las tareas necesarias para lograrlo. Sin embargo, existen matices en la actividad misma; por ejemplo, para el sujeto A lo importante es que al realizarla

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puede descubrir la forma en que se encuentra organizada la situación, con lo cual conoce el modo en que funcionan las cosas, si es capaz de entender esto le será más fácil representarse una vía de solución; al sujeto B dicha tarea le permite traducir la situación problemática a variables que puede manejar en el sistema, descubrir sus elementos y las relaciones que subyacen a ellas, a medida que realiza esta tarea va organizando su pensamiento en torno a la respuesta. De acuerdo con Maclure y Davies (2000) se realiza este tipo de acciones con la finalidad de comprender me-jor e identificar las características esenciales de lo que se tiene que hacer. Realizar la misma actividad le permite al sujeto C adquirir el concepto de lo que se desea que haga como programador y conocer mejor los gustos y las habilidades de quien operará el sistema, cuestión que considera prioritaria, ya que para él lo importante es que el usuario se sienta cómodo con lo que trabaja, pues considera que, de lo contrario, aunque el sistema esté muy bien hecho, no servirá y será rechazado por quien lo use.

El análisis de requerimientos es el punto a partir del cual los sujetos comienzan a representarse la complejidad de su quehacer e inician la transformación de la situación real a una forma que ellos puedan transfe-rir a un sistema informático, como lo expresa el sujeto C, esto se puede asociar a que están acostumbrados a pensar en términos de una serie de pasos con la finalidad de lograr algo, por lo que necesitan construir-los luego de conocer con más profundidad las situaciones. Identificar la forma como se encuentran organizadas las cosas les permite, entonces traducir dicho orden a su propio quehacer y ser capaces de convertirlo en una respuesta con elementos informáticos gracias al lenguaje de pro-gramación, en el que además deberán prestar atención a las preferencias y satisfacer las necesidades de quien usará el sistema.

Puesto que la respuesta no es única ni está terminada, es ne-cesario confrontarla con las necesidades del entorno y del usuario. Para tal efecto, a partir del análisis de requerimientos, quien programa realiza una propuesta a la que generalmente ha probado con todas las variantes que podría enfrentar, pruebas exhaustivas que tienen la fina-lidad de entregar un producto libre de errores, complementadas con las que hace el usuario con datos ficticios y, finalmente, con la puesta a prueba en el entorno mismo de trabajo.

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Una vez lograda esta comprensión, para dar cuenta del sistema, los tres sujetos recurren a una serie de etapas mediante las cuales se retroalimentan y reafirman su quehacer, lo que les permite avanzar con seguridad. Algunas de éstas forman un ciclo de categorías de accio-nes; por ejemplo, la que con mayor frecuencia se utiliza está confor-mada por la abstracción de algo, su creación y ejecución y finalmente tiene que verificarlo.

Durante la abstracción los sujetos analizan el problema o parte de él y destacan la información que es relevante para ellos, aíslan de ella los elementos que lo conforman, mismos que son instrumentados y ejecutados durante el desarrollo del sistema, y posteriormente son verificados con criterios específicos o generales, como la utilización de datos pertinentes o reduciendo la solución a resultados conocidos. Este ciclo se observa en los sujetos cuando realizan las tareas que implican el desarrollo del sistema con las mismas intenciones: asegu-rarse de que lo hecho funciona como se espera, detectar errores y co-rregirlos, tomar decisiones con base en los resultados, cerciorarse de que existen todos los elementos que componen la aplicación y advertir necesidades del sistema y del usuario, entre otras.

En el ciclo anterior confluyen muchas de las acciones que reali-zan los sujetos; por ejemplo, al abstraer elementos que conformarán el sistema e instrumentarlos, necesitan estrategias que les posibiliten la identificación de los mismos. Es entonces que los sujetos B y C expresan la necesidad de nombrar a cada una de las cosas que van haciendo; para ambos es necesario hacerlo adecuadamente, es decir, utilizando calificativos que describan la acción o función de que se trate, mientras que para el sujeto A lo importante es utilizar nombres mnemotécnicos suficientemente significativos para identificar a un ob-jeto entre varios similares.

Aunque los tres expresan la necesidad de nombrar, el sujeto B es el más explícito al respecto; pareciera hacer un uso más comple-to de esta estrategia porque para él se necesita nombrar los objetos, las pantallas, las secciones e incluso las leyendas de advertencia al usuario; sin embargo, el sujeto C es el único que refiere que utiliza esta estrategia con la finalidad de redactar ayuda para el usuario, pero no la

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utiliza para denominar secciones del código de la aplicación quizá por la premura con que realizó el sistema. En todo caso, los motivos de los sujetos para nombrar lo que van logrando son intenciones semejantes: identificar y diferenciar elementos, percatarse de la función de los ob-jetos, evocar el empleo de las pantallas, encontrar rápidamente sec-ciones de código, conocer el lugar donde se almacena cada archivo del sistema, entre otras. Esta cuestión ha sido llamada conocimiento contextualizado por autores cómo Maclure y Davies (2000), y cogni-ción ubicada por Brown, Collins y Duguid (1988).

Relacionar es otra categoría en la que coinciden; sin embargo, fue el sujeto B quien mostró aspectos complementarios del uso que le die-ron los otros. Para él, es fundamental establecer relaciones porque des-de que analiza los requerimientos va construyendo una asociación entre las variables que conformarán su respuesta, y fue el único que las usó en el manejador de las bases de datos. De hecho, vincular los elementos del sistema es el punto de referencia en la mayor parte de sus tareas; acudía constantemente a revisarlas, modificarlas y complementarlas, y en función de ellas avanzaba en la conformación de la respuesta. El su-jeto A enfatizó que usa esta categoría en la ubicación de campos iden-tificadores en las tablas y bases de datos con el fin de relacionarlas y utilizarlas en las pantallas y los reportes del sistema. En el sujeto C se evidenció fuertemente su uso en el establecimiento de asociaciones en-tre códigos, pantallas y bases de datos, de esta manera concibió rela-ciones para la búsqueda de una información concreta –por autor, título o año– para eliminar registros y generar reportes, entre otros.

Coinciden los sujetos en relacionar con la finalidad de: asociar datos con campos, tablas y bases de datos; ligar acciones entre obje-tos; enlazar pantallas con reportes y vincular acciones entre botones por medio de código, entre otros.

Coordinar los diversos elementos, en la práctica, requiere poner en práctica una estrategia que permita economizar o automatizar algunas partes de la labor de los sujetos, lo cual es una categoría presente en su quehacer y se refiere al ahorro de esfuerzo físico y mental cuando realizan algunas actividades. Se evidencian en su uso distintos matices; por ejemplo, con la finalidad de ya no pensar cómo hacer una tarea –o

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parte de ella–, se auxilian de otras aplicaciones en las que saben que ésta existe. Los sujetos A y B, para tal fin, buscan emplear principal-mente procedimientos hechos por ellos en otros sistemas, lo que limita su capacidad para leer e interpretar, mientras que el sujeto C acudió a fuentes propias y de otros; de hecho durante las entrevistas usó un CD-ROM con aplicaciones entre las cuales buscó rutinas específicas que apoyaran su tarea, lo que le permitió realizarla con mayor rapidez.

Automatizar a partir de tareas rutinarias de manera más rápida usando métodos abreviados de teclado, crear varios elementos par-tiendo de un objeto modelo, generar o copiar el código para una sec-ción del sistema y adaptarlo a otras, utilizar macros para llevar a cabo algunas actividades, son características típicas del trabajo de los tres sujetos. Diversos autores (Chi, Glaser y Farr, 1988; Ericsson y Smith, 1991; Pozo, 1989) han señalado la importancia de poseer destrezas automatizadas con la finalidad de liberar recursos cognitivos al realizar determinadas tareas.

La acción de economizar tuvo mayor énfasis en el trabajo de los sujetos A y B, quienes en todo momento buscaron desarrollar una apli-cación que no implicara demasiados esfuerzos físicos. Para el sujeto C esto no fue importante porque consideró la existencia de medios con los cuales distribuir aplicaciones grandes o pesadas, pero si lo fue el hecho de tratar de ofrecer una respuesta económica totalmente apegada a las necesidades del usuario, sin exceso de recursos, con sólo los necesarios para las actividades que éste iba a realizar, cuestión por la cual para él se torna tan importante adquirir el concepto de lo que desea el usuario.

Durante el desarrollo se presentan errores, y los sujetos coinci-dían en la forma de solucionarlos. Los tres les dan primero respuestas sencillas y dejan para el final las complejas; consideran varias alterna-tivas posibles, las evalúan y escogen la que tiene mayores probabili-dades de éxito. Todos necesitan acudir a diversas fuentes en busca de ayuda y lo hacen prácticamente en el mismo orden, a menos que conozcan con exactitud qué les va a resolver determinado problema; buscan ayuda en el mismo lenguaje de programación; en fuentes como apuntes, libros, notas de cursos, con amigos que se dedican a la mis-ma actividad, pero sobre todo en internet. Los tres señalan que el lugar

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más apropiado para encontrar respuestas a problemas difíciles, extra-ños o con los que se topan por primera vez son los foros de internet, en los que no sólo se intercambian formas de solucionar los errores, sino además aplicaciones en las que se han utilizado y modos de progra-mar más eficientemente. Los sujetos B y C refieren acudir a ellos con la finalidad de conocer la lógica empleada y utilizarla para resolver erro-res en el sistema que trabajan, cuestión que ha sido señalada como fa-vorecida frecuentemente en sujetos que se dedican a la programación, y a la que Papert (1987) denomina “detección de errores”.

Para lo anterior los sujetos deben poseer un conocimiento acerca de lo que es diseñar un sistema informático, el cual evidencian con el uso del lenguaje técnico para referirse a lo que van logrando durante la entrevista, saben qué compone física o lógicamente un equipo de cómputo, y qué es mejor o peor en determinada circunstancia, entien-den los diferentes sistemas operativos, dominan lenguajes de progra-mación y los programas –como los manejadores de bases de datos, procesadores de texto, hojas de cálculo y reporteadores, entre otros–; generan, revisan, seleccionan e instrumentan soluciones, comprenden las tareas; saben qué hacer primero, qué después, qué se puede y lo que es imprescindible. En todo ello coinciden los tres sujetos en la in-teriorización de conceptos que subyacen a su actividad.

Estos conceptos son un antecedente importante porque favorecen otras categorías. Por ejemplo en el sujeto B se evidencia una categoría denominada traducir, que tiene la finalidad de ayudarle a enfrentarse al análisis de requerimientos del entorno y del usuario. A partir de sus conceptos acerca de la actividad informática distingue elementos que conformarán el sistema, los abstrae y traduce a variables que luego re-laciona entre sí; esto es el producto más importante de dicha categoría y es altamente significativa para el sujeto B porque es lo que después lo mueve en torno a lo que logró construir, es decir, centra su atención en traducir la situación a variables y en la posibilidad de relacionarlas. Algo similar ocurre con el sujeto C, para quien la necesidad de familiarizarse con el entorno le da resultados semejantes; sin embargo, para éste lo verdaderamente importante no es construir relaciones entre variables, sino adquirir el “gran” concepto de lo que se desea y que le proporcio-

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na el usuario y el entorno, si logra esto, la construcción de la respuesta girará en torno a lo alcanzado en esta acción. Siguiendo a Mayer (1992), la concepción del pensamiento en la teoría del significado implica des-cubrir de qué forma el problema actual se relaciona con los conceptos y las ideas que ya existen en la memoria de quien debe resolverlo, es decir, cuáles son las relaciones externas entre elementos y esquemas lógicos, por lo que es necesario asimilar el problema a la experiencia propia del que piensa y traducirlo a términos familiares.

Para el sujeto C lo que se haga debe tener un sentido práctico, útil y debe ser fácil de operar, con la finalidad de que el usuario no se confunda en su empleo; en esta cuestión coincide con el sujeto A, para quien ade-más un sistema debe contener elementos que se podrían utilizar. Es decir, proyecta su respuesta a más largo plazo, por lo que debe prever las nece-sidades actuales y futuras; a diferencia del sujeto C, para quien se deben solucionar sólo las necesidades inmediatas sin carencias de ningún tipo.

Generar una respuesta organizada y estructurada en las relacio-nes de todo lo que lo conforma es una de las cuestiones más importan-tes que señala el sujeto B para lograr la tarea. Desde que empieza se puede observar la forma en que al enfrentar la situación problemática, a través del análisis de requerimientos, tiene que traducirla a elementos más significativos para su labor como datos, campos y variables, entre otros. Esto le genera la necesidad de abstraer la forma como se com-portarán en el sistema, establecer lo que harán, cuál será su función en la aplicación, lo que lo lleva a relacionar de diversas maneras dichos elementos: cómo actuará uno en función de los otros, cuál dependerá de cuál, en qué orden aparecerán. Es posible darse cuenta de la vincu-lación entre estas categorías porque una lleva a la necesidad de la otra. Así, traducir la situación a elementos informáticos implica abstraer acti-vidades entre ellos y relacionar los comunes. Este es un ciclo en el que, luego que se traduce la situación, se abstraen y relacionan actividades de los diversos elementos que intervienen en el sistema.

El sujeto B traduce la situación problemática a elementos que puede utilizar con base en sus conceptualizaciones. Su conocimiento acerca de lo que compone un sistema y la posibilidad de transferirlo en experien-cias reales se encuentran íntimamente ligados; así, un acervo rico permite

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utilizar más elementos provenientes de la información que se obtiene en el análisis de requerimientos. Esta base de conocimientos hace posibles abstracciones más profundas (Rivière, 1986), con las que el sujeto B pue-de aislar mejor mentalmente las cualidades de la tarea y resolverlas parte por parte, gracias a estrategias como relacionar y nombrar cada elemento del sistema para crear una estructura ordenada de su trabajo.

La actividad mental de los sujetos se basa en su experiencia en el con-texto donde se utilizará su trabajo y en lo que conocen de su especialidad; estos dos tipos de saberes que poseen son complementarios: conforme se enriquece uno, se enriquece el otro; al acrecentarse lo que se conoce al enfrentar la situación, se incorporan nuevos conocimientos, se incremen-tan las ideas relativas al problema y mejoran las estrategias con las que lo enfrentan. En ello no sólo se involucra la reproducción mecánica de defini-ciones, sino la comprensión y aplicación correcta de conceptos; influyen las destrezas adquiridas que posibilitan el uso eficiente de las estrategias en ac-tividades más relevantes; conforme se desarrolla su trabajo, éste demanda la capacidad de tomar decisiones sobre las mejores opciones para construir el sistema, necesita una construcción personal, única para la situación, en la que se manifiestan y enriquecen los conocimientos anteriores.

Evidentemente para diseñar un sistema informático se necesitan di-versas acciones en las que se encuentran contenidos, representaciones y conocimientos de los sujetos; ninguna está aislada de las demás, son un complemento; su manifestación depende también de la historia personal y de la creatividad de quien emprende esta tarea, que la hace un proceso especial, único e irrepetible, pues aunque el sujeto enfrentara la tarea en dos ocasiones, lo más probable es que cada vez le daría una respues-ta diferente. Su destreza le permite lograr avances rápidos, que expresa como conocimiento que le posibilita relacionar elementos o le ayuda para no tener que pensar en lo que ya hizo, lo que le permite tomar decisiones relacionadas con el sistema que son indispensables para que los sujetos puedan emprender la compleja labor de diseñar un sistema informático.

Para comprender un problema complejo como diseñar un sis-tema, los sujetos tienen que traducir la información que lo compone a términos informáticos que sea posible manejar en un lenguaje de programación; no es suficiente comprender las expresiones por medio

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de las cuales se expresa su planteamiento, es preciso que asimilen dicho problema al conocimiento que tienen en la memoria, es decir, se necesita relacionar el problema actual con los conceptos e ideas que poseen. Esta relación permite transformar la información inicial en otra que pueden utilizar. Siguiendo a Mayer (1992), podríamos decir que esta comprensión exige conocimientos: a) lingüísticos que hagan referencia al lenguaje en que está dado el problema, lo que permite comprender sus expresiones verbales o escritas; b) semánticos que permitan hacer una interpretación del contexto en el que se inscriben los hechos y darles sentido, y c) esquemáticos que informen acerca del tipo de problema que se está resolviendo, lo que permitiría clasificarlo, decidir qué datos son útiles y cuáles no, así como para determinar las acciones que deben ponerse en marcha.

Por otra parte, la tarea demanda de los sujetos saber hacer, co-nocimientos de tipo práctico o técnico, o sea habilidades, estrategias y técnicas de trabajo, procedimientos, que al subrayar el aspecto prác-tico del conocimiento tienen una dimensión más funcional y proble-matizadora. Algunas veces se componen de actividades más o menos mecánicas con la finalidad de que los sujetos cuenten con el saber y la experiencia práctica necesarios para solucionar o, cuando menos, afrontar adecuadamente situaciones y cuestiones problemáticas ca-racterísticas de su área de conocimientos.

Evidentemente la solución de este tipo de problemas demanda que los conocimientos técnicos se complementen con un conocimien-to estratégico que permita utilizar lo que se conoce de modo crítico en un contexto heterogéneo, que admite diversas soluciones a lo que se conoce como un problema.

Los conocimientos se encuentran estrechamente relacionados entre sí, se apoyan y se complementan unos a otros pues, como lo afirman Pozo et al. (1998, p. 77), “el conocimiento siempre funciona mediante estructuras o esquemas cognitivos que ponen en estrecha interrelación los distintos tipos de contenidos (datos, conceptos, des-trezas, valores, etcétera)”.

Aunque las entrevistas se realizaron sobre una misma base, la respuesta que dieron al problema que significó construir una aplicación

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para almacenar los libros de una biblioteca personal es exclusiva de cada sujeto; cada una de ellas aporta la riqueza de sus experiencias y los significados que le dan no sólo los individuos que programan, sino todo aquello en lo que se encuentra inmersa la actividad misma; la inminente incorporación de la tecnología informática en prácticamente todos los ámbitos del quehacer humano provee formas típicas de ver y practicar este quehacer, en los sujetos existe gran influencia de lo que aparece como novedad con una vertiginosa rapidez, demanda de ellos modificar lo que piensan y les exige estar al día en los avances en esta actividad, en la que lo que es novedoso hoy se vuelve obsoleto en menos de un año; sin embargo, les proporciona también una forma de aprender a aprender, lo que al final de cuentas es una de las metas más ambiciosas de todo sistema educativo.

En resumidas cuentas, se puede advertir que cada uno esta-blece la prioridad de su quehacer enfocando sus esfuerzos en las tareas que consideran prioritarias y les permitirán construir una res-puesta a la situación; sus experiencias profesionales los conducen a una manera única de analizar, comprender, reflexionar y abordar la tarea compleja que es el diseño de un sistema informático. Cons-truir una respuesta a este tipo de problemas implica para los sujetos múltiples dificultades; en principio deben enfrentar una tarea para la que necesitan conocer no sólo acerca de su especialidad, sino ade-más del contexto específico en que se utilizará la aplicación; encarar el análisis de requerimientos les reclama un dominio técnico de los códigos informativos, desde los relacionados con la expresión oral o escrita de las demandas del sistema (elaboración de esquemas o dia-gramas, lectura de manuales y elaboración de reportes, entre otros) hasta aquellos relacionados con aspectos específicos que se van a emplear en el sistema: tablas, gráficas informativas, fórmulas mate-máticas, etcétera.

El conocimiento de los sujetos acerca de los usuarios para los que trabajan es otra de las cuestiones que incluye su quehacer. Tienen que averiguar no sólo acerca de la actividad de éstos, sino qué les gusta, cuáles son sus limitaciones, sus habilidades, pero sobre todo sus necesidades, para tomarlas en cuenta al diseñar un sistema con

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enfoque amigable, con una interfaz intuitiva; quien programa enfrenta estas tareas cotidianamente con pocas comodidades o elementos, lo que contrasta con lo que necesita hacer para quien usará el sistema.

Otra dificultad que enfrentan los sujetos se debe al vertiginoso de-sarrollo del software y el hardware, pues deben responder a la necesi-dad de mantenerse constantemente actualizados. Si aparece un nuevo sistema operativo, deben conocerlo de inmediato, ponerlo a prueba, hacer con él lo que han hecho con otros; de igual forma, un lenguaje nuevo o actualizado de programación los enfrenta a la necesidad de ponerse al tanto de sus novedades, limitaciones y fallas. Lo mismo sucede respecto del hardware, ya que generalmente son considerados expertos en todo lo relacionado con computadoras, deben poseer el conocimiento necesario para el mantenimiento preventivo y correctivo de equipo de cómputo, de implementación de redes y navegación en internet, entre otras muchas habilidades.

De acuerdo con lo observado, pareciera que los sujetos que re-suelven problemas complejos, como diseñar sistemas informáticos, recurren a etapas que tienen que ver con:

1. Adquirir e interpretar la información.2. Comprender la información y representarla.3. Transformar la representación.4. Organizar y ejecutar la solución.5. Examinar la solución.

Esto no quiere decir que la solución de problemas de este tipo implica necesariamente las cinco etapas, ni que la aplicación de éstas deben seguir necesariamente la misma secuencia ya que en muchos casos las fases que lo conforman pueden estar interconectadas de ma-nera compleja y existe una continua reformulación de cada una de ellas.

Se trata solamente de una secuencia lógica, de un recurso que se utiliza con la finalidad de que sea útil para comprender mejor las destrezas que utilizan los sujetos capaces de resolver problemas de diseño de sistemas informáticos y que puede aportar criterios para or-ganizar y secuenciar más adecuadamente las demandas de esta tarea.

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Cuando se adquiere e interpreta la información se incorpora cono-cimiento nuevo al ya existente empleando todos los procedimientos re-lacionados con la búsqueda, recogida y selección de información nece-saria para definir y plantear el problema, para resolverlo posteriormente (observación, memorización); además se recurre al empleo de recursos destinados a la revisión de información relevante: documentos, fuentes orales y visuales, entre otros.

Para comprender la información y representarla el sujeto tiene que traducirla a formas con las que esté familiarizado y con las que pueda asociar la nueva información recibida. La finalidad de esta fase es acti-var conocimientos previos para la solución del problema, con los que se puede trasladar la información a formas diferentes y aislar mentalmente su contenido en una representación por medio de palabras o imágenes.

La transformación de la representación suele realizarse a través de inferencias con el fin de generar nuevos conocimientos, es producto del análisis y la comparación de los casos que ha resuelto el sujeto y del establecimiento de relaciones con el caso actual; otras veces es resultado del análisis de las repercusiones que tienen determinadas prácticas y actividades en el desarrollo de la tarea.

En la estrategia de organizar y ejecutar la solución el sujeto da cuenta de los procedimientos más útiles para resolver el problema, implica la ejecución del plan de solución abstraído, y la transforma-ción del problema por medio de reglas conocidas, abarca desde la búsqueda por ensayo y error –raramente utilizada– hasta estrategias mucho más sofisticadas, como dividir el problema en subproblemas, establecer submetas, utilizar aplicaciones análogas e ir de lo conocido a lo desconocido, entre otras.

El proceso de diseño del sistema termina cuando se logra la meta trazada y se examina su solución. Esta fase tendría dos objetivos: que el programador evalúe si ha logrado o no resolver el problema y si debe, por lo tanto, revisar su proceso, además de que permite verificar los posibles errores que se pueden presentar con datos reales o al utilizarla el usuario.

En la tabla 1 aparece un resumen de las estrategias a través de las cuales los sujetos resuelven el problema, las categorías y acciones implicadas y las tareas o los apoyos a los que recurren.

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Tabla 1. Estrategias, categorías y acciones principales para resolver un problema en el diseño del sistema informático.

Independientemente de que poseen estrategias diferentes para enfrentar esta tarea, los sujetos generan una estructura de lo que cons-tituirá su labor con base en las representaciones que construyen a partir de las instrucciones de lo que será la tarea, lo cual coincide con lo se-ñalado por Simon (1978), para quien al resolver un problema lo que de-bería hacerse es buscar la representación más eficaz para solucionarlo.

Se considera que la programación es el prototipo de muchas ta-reas exigentes en lo intelectual, puesto que reclama creatividad, pla-

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nificación, descomposición de problemas, generación y examen de hipótesis, prestar atención a los detalles, etcétera. No sorprende que se haya conjeturado que la programación podría ser un medio eficaz para la adquisición de habilidades del pensamiento generalmente úti-les (Nickerson, Perkins, Smith, 1994).

Finalmente, se puede establecer que el uso de la computadora en estas actividades de programación de aplicaciones es una buena forma de estimular prácticas de simulación de la realidad; en ellas el conocimiento que se involucra es paralelo al de tipo declarativo, pro-cedimental y estratégico, vinculado a un contexto específico. En ello coincide Caillot (2000), quien afirma que éstas pueden ser una ayu-da muy importante en las actividades intelectuales prácticas y para el aprendizaje en dominios complejos; sin embargo, para que esto ocu-rra, las actividades ofrecidas a los estudiantes deben ser de buena calidad y apropiadas a los objetivos de la educación.

Conclusiones

El diseño de sistemas informáticos constituye una actividad en la que se vuelve realidad una de las principales aspiraciones de toda teoría del aprendizaje: la posibilidad de transferir o generalizar el conocimien-to logrado a un contexto o dominio nuevo. Ocasionalmente resulta de menor dificultad que un sujeto aprenda a aplicar un concepto o procedimiento de resolución en un contexto específico. En aprender a utilizarlo de forma más o menos autónoma y transferirlo a la solución de un nuevo problema estriba la verdadera dificultad. Transferir el co-nocimiento de un área a otra, de tema a otro y de una unidad didáctica a otra, parece una dificultad ampliamente aceptado, pero dicha difi-cultad se potencia cuando se trata de hacerlo con un conocimiento o una habilidad que se adquirió en el aula y se trata de llevar a un ámbito cotidiano o informal. Generalmente se acepta que el contexto escolar suele ser diferente –casi opuesto– en muchos aspectos a la realidad en la que luego se pretende que el sujeto recupere lo aprendido; en esta actividad, en el diseño de sistemas informáticos, los sujetos afrontan las tareas escolares como verdaderos problemas, enfrentan contextos

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específicos de aplicación de su quehacer en los que se hace necesario que lo aprendido inicialmente se constituya en fuente de respuesta a problemas específicos.

A diferencia de otros ámbitos, lo que aprenden en la escuela los sujetos que programan los capacita para resolver problemas; al tener que realizar esta tarea necesitan discernir de qué se trata el problema, desarrollar una probable respuesta y decidir cuándo han llegado a la meta. Aunque se esté resolviendo un problema ajeno, éste se convierte en propio, lo que en otras áreas pasa por una lenta evolución. Asumir la responsabilidad y tomar decisiones sobre su propio aprendizaje y transferirlo a una situación real es un proceso que culmina con la ge-neración de soluciones prácticas a problemas reales.

Finalmente, a partir del análisis de los resultados es posible afir-mar que, por el carácter de este trabajo, el diseño de un sistema in-formático plantea diversas tareas que el sujeto afronta y de las que aprende en un contexto realista y bien motivado.

El sujeto que diseña sistemas informáticos necesariamente tie-ne que traducir la situación problemática, abstraer, conceptualizar y relacionar los elementos que la conforman, crear, nombrar, ejecutar y verificar lo necesario, para llevarlo a la práctica a través de la automa-tización y la economía en su quehacer, con lo que solucionan errores para que el sistema se comporte como espera que lo haga.

Cuando enfrentan el análisis de los requerimientos del sistema no todos lo sujetos, ante una misma situación, consideran significati-vos los mismos datos, de ahí que las interpretaciones de una misma información difieran según sea quien la reciba; tampoco le atribuyen el mismo significado a los mismos datos, sino que éste puede variar en diferentes sujetos o incluso en momentos distintos.

Diseñar un sistema informático demanda de los sujetos prác-ticamente las mismas categorías de acciones enunciadas anterior-mente, pero éstas son encauzadas de acuerdo con las circunstan-cias y al enfoque personal que cada uno da a la tarea. Aunque no necesariamente muestran evidencias de que recurren a todas las categorías de acciones, éstas están presentes en mayor o menor medida en el quehacer del sujeto. Finalmente, cada uno le da más

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prioridad a unas que otras en función de lo que considera más im-portante para realizar su tarea.

Existen ciclos de categorías de acciones a través de las cuales los sujetos dan cuenta del sistema: analizar los requerimientos, abs-traerlos y relacionarlos constituye uno mediante el cual se dimensiona el problema; crear algo, ejecutarlo y luego verificarlo es otro ciclo con el que se avanza en la puesta en práctica del sistema; verificar el fun-cionamiento y solucionar errores permite la evaluación del sistema con miras a modificarlo o mejorarlo.

Abstraer es una categoría central de acciones alrededor de la cual los sujetos desarrollan la mayoría de las actividades del sistema.

A partir de la simple información de lo que constituye el problema, el sujeto no es capaz de construir una respuesta adecuada; es necesa-rio indagar más, y a medida que esto sucede se representan mejor las tareas imprescindibles para llevarla a cabo.

El diseño de un sistema informático se realiza luego de represen-tarse las necesidades ajenas, por lo que es necesario ubicarse en el contexto y el lugar de quien lo usará.

Realizar un análisis de requerimientos previos es una actividad esencial a partir de la cual los sujetos se representan las posibilidades reales de llevar a cabo su quehacer.

En contra de las posiciones que confrontan diversos tipos de re-presentación como alternativas, se asume en este trabajo que incluso para un mismo objeto el sujeto puede disponer de representaciones de diferente naturaleza, con funciones cognitivas distintas.

Cuando los sujetos reciben la información, ésta se representa de acuerdo con la estructura misma de la situación; a partir de ello, su función consiste en hacer explícitos los objetos, las propiedades y las relaciones, lo que los pone a su disposición para hacer inferencias y tomar decisiones en una situación determinada.

Al enfrentar la tarea, los sujetos traducen cada parte del problema a una representación superficial, la cual se transforma en una repre-sentación profunda a medida que se tiene mayor información. No exis-te una representación terminada, ésta se transforma constantemente conforme se avanza en el proceso.

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Las representaciones logradas se redefinen al ponerse en relación con otras que poseen los sujetos, adquiriendo un nuevo sentido, de manera que pueden generalizarse o transferirse a nuevas situaciones.

La representación implica abstraer, hacer presente en la imagina-ción, figurarse o aislar mentalmente la información acerca de la reali-dad; una vez lograda, se relaciona con otras representaciones que ya se tienen; si se consigue ponerla en práctica, se transforma en conoci-miento. La acción de conocer tiene que ver con la de transferir lo que se sabe a una situación novedosa, con poner en práctica en la situa-ción real lo representado al enfrentar la situación problemática.

La representación mental sintetiza los datos abstraídos a partir de la información, las características de los objetos con sus correspon-dientes significados e implicaciones.

Los sujetos que enfrentan el problema de diseñar un sistema in-formático no sólo tienen que conocer en qué consiste su tarea, sino además cómo realizarla y transferirla a situaciones novedosas, además les demanda un conocimiento del entorno en el que se efectuará su quehacer.

Llevar a cabo esta labor demanda poseer diferentes tipos de cono-cimiento: saber decir, saber hacer y saber decidir. Éstos no se encuen-tran aislados, se relacionan unos con otros y se constituyen en la base de los otros; así, en la medida en que se enriquece uno, lo hacen los demás.

La tarea de diseñar sistemas no es una práctica solitaria o aislada del sujeto, es necesario acudir a otros proyectos en la búsqueda de otras formas de realizarla y de entender la lógica de programación.

Los sujetos logran representar la información y transformarla en conocimiento gracias a que poseen toda una red de significados acer-ca de lo que conforma su quehacer. Esto los lleva a enfrentar la situa-ción problemática a partir de la información que existe en el contexto, para lo cual deben ser capaces de ir más allá de representarse las cir-cunstancias en términos diferentes a la información, de convertirla en algo diferente, con sentido para ellos y para otros; así al final el sujeto no sólo transforma con su quehacer una situación, sino que se trans-forma a sí mismo, ya que genera un conocimiento diferente de él frente a la situación.

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La explicitación que los sujetos realizan de sus acciones los lleva del contenido al significado de la información, el cual generalmente no se da en términos de todo o nada, sino en forma gradual o niveles de comprensión; de esta manera, también sus representaciones ad-quieren más significado a medida que progresan o profundizan en esa conciencia que toman de su tarea.

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La Pregunta en La conStrucción SociaL deL conocimiento matemático

Fabiola Navarro Rayas

El ingreso de los adolescentes al nivel medio básico y seguida-mente al medio superior de educación, marca una etapa dis-tintiva en sus vidas de estudiantes. Las expectativas, las exi-gencias, las normas, los contenidos, los métodos, la forma de

relacionarse y por tanto su discurso, son diferentes en esta etapa de su vida académica. Algunos chicos y chicas se quejan de la escuela, unos sólo al principio, otros lo hacen por sistema o por moda, pero lo cierto es que la mayoría de los adolescentes, si tienen opción, prefieren asistir a ella en lugar de quedarse en casa o de salir a trabajar. Muchos tal vez con mayor o menor grado de conciencia, más temprano o más tarde, quieren realmente aprender; pero sin duda, lo que más disfruta la mayo-ría es asistir a la escuela para socializar.

Los adolescentes se plantean seriamente cumplir con esa etapa de estudios y con lo que sus padres y la sociedad han establecido como prioridad para ellos porque quieren pasar a lo que sigue, -cualquiera que sea su siguiente meta- y si en el camino aprenden, pues qué mejor, porque aunque el aprendizaje no siempre es su motor principal, saben que es el paso necesario hacia el futuro y por tanto, se ven en la necesi-dad de desarrollar estrategias que se los facilite, o bien, que al menos les permitan completar las evidencias solicitadas para acreditar. En este proceso de incorporación al nivel medio de educación, se hacen más conscientes de las demandas particulares de cada asignatura y

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de cada maestro y maestra, además simultáneamente se preocupan por cubrir las exigencias que les impone el grupo para ser aceptados.

El docente por su parte se propone reiteradamente ofrecer a los alumnos algún elemento que funcione como incentivo para provocar el deseo de ser un mejor hombre o una mejor mujer, de crecer, de ser por lo pronto mejor estudiante -especialmente en su asignatura-. Incentivos que puedan trascender su mundo inmediato, relacionarse con expectativas de éxito, con pensamientos positivos, con actitudes efectivas, con reflexiones producidas por la incertidumbre o por cues-tionamientos. Además estudia, se evalúa, participa en academias, re-flexiona, planifica, prepara sus clases lo mejor posible y también en algún momento se hace más consciente de sus desafíos, llega a tocar sus límites, busca la manera de optimizar sus estrategias tanto para mantenerse vigente, como para estimular a sus alumnos, en el más amplio sentido de la palabra, estimularlos en sus procesos cognitivos, en los sociales1 y en todos aquellos que coincidan con esa porción de la vida académica en la que él o ella participan.

Las acciones de las interacciones

El espacio donde coinciden las expectativas y las acciones relacionadas con la mayoría de los desafíos tanto del docente como de las y los alum-nos de secundaria y de bachillerato es el espacio escolar. En él, priva resueltamente un ambiente de comunicación porque es un entorno de enseñanza y de aprendizaje tanto formal como informal. Este último, se construye en situaciones donde los mismos alumnos son los que llevan el control, -en los tiempos de receso, cambios de clase, entradas o salidas, trayectos internos o externos, convivencias deportivas o sociales, tiem-pos furtivamente tomados durante las clases que no tienen que ver con lo planeado por el docente– es como si formaran sus propias y autónomas comunidades de aprendizaje donde a través de una selección libre y na-tural de sus pares, interactuaran con ellos disfrutando el momento, com-partiendo intereses y así en el camino, van aprendiendo (Álvarez, 2012).

El aprendizaje formal, por su parte, lleva un proceso distinto, es totalmente intencionado y se desarrolla a través de un ejercicio de

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enseñanza bien planificado donde el docente diseña estrategias que promueven la participación de los alumnos tanto de forma individual como en equipo, para aspirar a lo que en términos de Cazden (1991) se conoce como el discurso interindividual por medio del diálogo y de la interacción. Ambos facilitarán a los alumnos llegar al discurso intrain-dividual de manera que con éste se modifiquen los procesos mentales no sólo de los alumnos, sino inclusive de los docentes y ambos, den evidencia de aprendizaje, otorgando una resignificación a lo que viven y les rodea a partir de lo que van aprendiendo.

Los procesos mentales no tienen una activación inmediata, ni mucho menos garantizada en nadie. La atención, la percepción, la comprensión, la memoria, el razonamiento, la imaginación, el lenguaje, los antecedentes de cada estudiante e inclusive de cada docente son algunas de las variables que pueden alterar estos procesos mentales en tanto dependen de la capacidad de desarrollo lograda en los dife-rentes sujetos. Además, es bien sabido que no todo lo que se expresa, especialmente dentro del discurso de las aulas, les resulta relevante a los participantes o les es fácil de relacionar con sus intereses o con las actividades que realizan dentro de su contexto.

El discurso que se lleva a cabo en las aulas pertenece al aspecto interactivo de la sociolingüística, que se encarga de estudiar el uso del lenguaje en la sociedad y cómo el verdadero significado de las pala-bras se obtiene a partir de reglas de uso o de comunicación. Éstas se forjan en un contexto social determinado.

Por ejemplo, en una de las unidades de análisis del discurso que es la pregunta, se advierte cómo ésta puede poseer muchas respuestas potenciales y para acertar con la “correcta” se requiere, además de conocimiento, un trabajo interpretativo contextualizado, es decir, ubicar el lugar, el tiempo, las circunstancias, el sujeto que hace la pregunta y entonces desde los antecedentes personales y con la contextualización previa, responder. Es decir, si se preguntara ¿qué es una raíz cuadrada? podría dar lugar a diferentes respuestas dependiendo de la posibilidad de que contestaran un niño o niña pequeños o bien un alumno o alumna de educación media o media superior. Es fácil suponer las imágenes que a un niño pequeño le

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podría evocar el término. O bien, si el adolescente no ha tenido una experiencia positiva al acercarse a ese contenido aritmético puede uno imaginarse lo que a él le pueda sugerir y en ambos casos qué tipos de respuestas generarán.

Entonces, ¿cómo se forjan tales reglas de uso o de comunicación dentro del aula?, ¿varían de una asignatura a otra?, ¿influyen para que los alumnos puedan otorgar significado a lo que allí se discute?, ¿qué tanto puede el docente aportar al trabajo de interpretación contextua-lizada del alumno en situación de aprendizaje?

Al inicio de los años ochenta, Guy Brousseau, precursor del cam-po de la didáctica de las matemáticas, manifestó interés por cono-cer las condiciones de producción del conocimiento matemático en situación escolar, en concreto en lo que llamó una situación didáctica, concebida por él como un conjunto de relaciones que se establecen entre el alumno, el docente y el medio, para lograr que los alumnos se apropien de un saber (citado en Ávila, 2006).

Según Brousseau, (ibídem) una situación didáctica debe conte-ner al menos una situación-problema y un contrato didáctico. La pri-mera corresponde a una tarea precisa que requiere una respuesta del alumno o de la alumna; el segundo, está ligado con la intención de la enseñanza en una situación específica y hace referencia al conjunto de comportamientos de cada uno de los actores -el maestro y el alumno-, pero en función de las expectativas que uno tiene del otro, con lo que se establece implícitamente lo que cada quien tiene responsabilidad de hacer. De manera que, como consecuencia de ese contrato didác-tico, con frecuencia se encuentran casos en que el alumno o la alumna ajustan su comportamiento o sus intervenciones a lo que interpretan como expectativas del o la docente y viceversa.

Si dichas expectativas no coinciden entre los sujetos, suele decir-se que no se logró “conectar” con la persona, es decir, comunicarse; así, muchos de los problemas de comprensión en el aula, tanto en el aspecto social como cognitivo, son en realidad problemas ocasionados por las propias interpretaciones, pues difícilmente se accede a una si-tuación didáctica desprovisto de ciertas expectativas interpretativas y estructurales entre los participantes.

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Por ejemplo, durante la adolescencia, el sujeto adquiere la capa-cidad de poner en entredicho la realidad y elabora todo tipo de cues-tionamientos sobre aspectos sociales, físicos y emocionales. Llega a disfrutar la actividad intelectual que le proporciona poner en duda y debatir sobre diferentes temas. Esta característica del adolescente puede llegar a convertirse en un serio problema si el o la docente no comprende lo que está pasando y lo interpreta como una manifesta-ción de rebeldía, una actitud de confrontación dirigida hacia su perso-na. Por el contrario, si los docentes tienen presentes las necesidades y posibilidades de sus alumnos y las ordenan, las conducen o las ca-pitalizan en función de las intenciones didácticas, el planteamiento de las situaciones-problema que propongan a los alumnos, favorecerá las condiciones para que el conocimiento se construya en ellos.

Dice Gadamer, que “la interpretación es una relación entre pensar y hablar y es un círculo cerrado en la dialéctica de pregunta y respuesta” (en Mardones, 1996, p. 185). La forma más usual para tratar de compren-der lo que el otro entiende es a través de la pregunta. La formulación de preguntas, según Mosher y Hornsby (1980), responde a una necesidad de búsqueda de información y el éxito de esta búsqueda depende de al menos dos aspectos importantes: uno, el tipo de preguntas que se plantean y otro, la manera en que se integran las respuestas recibidas.

Ambas tienen que ver con la forma en que se organizan los conocimientos y los pensamientos, de manera que se ven influidas por el nivel de desarrollo en que se encuentra cada individuo, lo que significa que ni el planteamiento de las preguntas, ni la asimi-lación o integración de las respuestas, serán iguales en un niño, en un adolescente o en un adulto, ya que cada nueva forma de organi-zación y representación cognitiva lograda, deberá reflejarse tanto en las preguntas que se elaboren, como en la manera en que utilizan las respuestas; así, el desarrollo cognitivo se refleja en la búsqueda de información y en las estrategias que se utilizan para ello, por tanto incluso si las preguntas del alumno o alumna están mal planteadas o si las respuestas ofrecidas por éstos fueran incorrectas, aun así, brindan pistas al docente de lo que ocurre en el procesamiento de la nueva información.

106 Visiones de la realidad educativa

El proceso que se manifiesta tan simple en la cotidianidad in-volucra un ejercicio interno complejo porque al elaborar la pregunta, se comprometen los pensamientos del locutor al mismo tiempo que se estimula al interlocutor a seguir pensando y hablando, lo que po-tencialmente compromete también sus pensamientos. Por eso, apren-der a hacer preguntas, es tan importante como saber responderlas. Así pues, ciertas preguntas del docente pueden ofrecer indicios al es-tudiante acerca de cómo ir integrando una información nueva con la ya conocida, sugerirle la forma de organizarla, o bien, crear con ellas oportunidades para que los estudiantes obtengan retroalimentación y favorecer así la construcción del conocimiento y su recuperación.

Sin embargo, Brousseau (2007) advierte en ello el riesgo de que el mismo docente, con afán de apoyar las intenciones didácticas, provoque con sus intervenciones efectos que sólo simulen el apren-dizaje. Por eso, se dio a la tarea de caracterizar diferentes reacciones que advirtió en los alumnos respecto a relaciones de éstos con las situaciones didácticas y que desencadenaban efectos de simulación de aprendizaje entre los que se encuentran el efecto Jourdain, que alude a una sobrevaloración intelectual que hacen los docentes acer-ca de las acciones de los alumnos y las alumnas, esto es, advierten conocimiento, en prácticas a veces fortuitas basadas en causas aje-nas al conocimiento; otro es el desplazamiento metacognitivo, donde el medio (los recursos, las explicaciones) toman el lugar del objeto de estudio, el docente se esfuerza de tal manera en los recursos, que terminan siendo un distractor del conocimiento tanto para él como para los alumnos, práctica muy favorecida en esta asignatura, pues frecuentemente se encuentran propuestas en documentos, en po-nencias o charlas para hacer más “fáciles y divertidas” las matemáti-cas y donde el resultado termina siendo, precisamente un desplaza-miento metacognitivo.

Pero sin duda, el efecto con mayor protagonismo en esta ocasión es el denominado efecto Topaze, en el que el docente, elaborando una serie de preguntas, induce de tal manera la respuesta correcta, que sería imposible que el alumno no diera con ella; le simplifica a tal grado la tarea, que el nivel de reflexión del alumno, queda casi diluido en el

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ejercicio. El docente pierde el foco de la intención didáctica, pondera las respuestas por sobre el aprendizaje efectivo.

Ante esta posibilidad, se presume que sería factible disminuir el efecto Topaze si el docente llegara a considerar tan valiosas las res-puestas correctas del alumno como las erróneas. Tal ejercicio implica aceptar el error2 como algo natural al proceso de aprendizaje3 y utili-zarlo como una estrategia y como un medio de información para el do-cente y para los alumnos. Lo importante no será el error per se, detrás de él, latente, se encuentra la información verdaderamente relevante.

Al alumno le convendrá primero reconocer que un error le advier-te la necesidad de obtener información complementaria sobre el tema en cuestión, -sin que esto le genere culpa o ansiedad- y posteriormen-te buscar los medios para conseguirla. Uno de los medios más senci-llos para obtener dicha información sin duda, es la pregunta porque le permite trabajar dentro de la misma dinámica de interacción con sus compañeros y maestro, luego, una vez salvado el error, integrar la nue-va información.

La toma de conciencia de los errores favorecerá su proceso me-tacognitivo, su capacidad de reflexión y según Eduard de Bono ( citado en De la Torre, 1993), también la creatividad, pues el alumno tiene que explorar formas distintas de encarar la información. La actuación del docente en este ejercicio es esencial, pues ha de animar a los alumnos para que se familiaricen con esta práctica y favorecerla con una actitud abierta, cercana y en ningún momento sancionadora.

El docente por su cuenta requerirá un ejercicio de reflexión y aná-lisis, que en el mejor de los casos tendría que hacerse habitual, para determinar la naturaleza del error, facilitar su diagnóstico y proceder en el tratamiento diferenciada y oportunamente. De la Torre (1993) lo propone a través de tres fases: detección, identificación y rectificación. La primera implicaría no sólo advertir en dónde está el error, sino tam-bién decidir cómo comunicarlo. Esto es, no necesariamente hemos de decretar el error -y tampoco es tarea exclusiva del docente-, se puede hacer caer en cuenta al alumno a través de cuestionamientos inten-cionados para tal fin. Frecuentemente el tratamiento de los errores por parte de los docentes se queda en esta etapa.

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Para la fase de identificación, el mismo autor contribuye con una clasificación general acerca de los más comunes errores en matemáti-cas:1) inadecuada percepción de lo que se pide en la tarea; 2) error de planteamiento; 3) error de concepto, especialmente en cuestiones teó-ricas; 4) error de secuenciación en los pasos y 5) error operativo o de cálculo. Esta u otra clasificación, aunada a la experiencia del docente, a su dominio de la materia y de los procesos cognitivos que implica y a la dinámica que se genere entre todo el grupo, serán de gran ayuda para guiar a los alumnos a la tercera fase que es la rectificación de los errores y lo que es más importante, su eliminación a partir de la toma de conciencia de estos y de los cambios que puedan verificarse en la estructura de sus conocimientos.

Las modificaciones provocadas en la estructura cognitiva por la eliminación de errores no tendrían que ser exclusivas de los alumnos que manifiesten error, pues cuando el docente logra involucrar al grupo en la corrección de los ejercicios de unos cuantos alumnos, todos par-ticipan de estas modificaciones en mayor o menor grado. Lo ideal sería que los alumnos y las alumnas se habituaran a cuestionar sus respues-tas o resultados como producto de un ejercicio que les exigiera forzar su pensamiento para plantear situaciones hipotéticas, asociar hechos, o proponer soluciones alternativas de manera que aprendieran a acce-der al conocimiento a través de aproximaciones adaptativas, esto es, a través de aciertos y errores.

La pregunta en acción

Es comprensible que no todas las preguntas que se elaboran en la in-teracción discursiva de un salón de clase son aptas para favorecer la construcción de conocimiento. Cada pregunta cumple una función de-terminada y es conveniente que así suceda, dado que el potencial ge-neral de la pregunta es muy alto. Esto se puede constatar sucintamente a través de las múltiples clasificaciones que, en atención a determina-das características de las preguntas, han realizado diversos autores.

Por ejemplo, cuando la pregunta tiene la intención de ayudar a integrar información nueva, es necesario activar desde la memoria

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operativa4 una huella de memoria, es decir, fragmentos de información relacionada que se conoce, pero que fue integrada en un momento no próximo en el tiempo y por tanto se encuentra en la memoria a largo plazo (Ardila & Rosselli, citado en Matute, 2012).

Según Ardila & Rosselli (Ibídem) la evocación de información, que es la última etapa del proceso de la memoria, puede ser controlada o desencadenada por el individuo cuando existe alguna motivación o un estímulo del medio ambiente para recuperar la información almacena-da. Este estímulo puede ser una pregunta que genere la activación de lo que Gagné (1991) denomina la gran red de proposiciones interrela-cionadas que constituyen el campo de conocimiento del sujeto.

Según Squire & Knowlton (1995) y Tulving (1995) (ambos en Ma-tute, 2012), existe un tipo de memoria llamada declarativa que puede almacenar información semántica y que está relacionada con aprendi-zajes que se adquieren conscientemente. La lengua en general, es decir, tanto la gramática, como la semántica, es procesada “por sistemas neu-ronales diferentes localizados en todo el cerebro” (OCDE, 2003, p. 72). Por lo tanto, cuando se inserta una pregunta, ya sea producida interna-mente por el sujeto o que provenga de una fuente externa, como sucede con frecuencia en un ambiente áulico, los conceptos contenidos en las preguntas, que son información semántica (expresiones verbales), acti-varán la parte de la red proposicional a la que pertenecen, irradiándola hacia proposiciones relacionadas hasta que se encuentre la respuesta a la pregunta. Entonces se examinará la proposición activada para ver si contesta a la pregunta. Si es así, será traducida al habla y se externará. En caso contrario, la búsqueda continuará con la propagación hasta que se activen otras proposiciones que constituyan respuestas posibles. La mayoría de estos pasos suceden inconscientemente (Gagné, 1991).

Como es un hecho que nadie posee todas las respuestas por más que hurgue en su interior, existe la posibilidad de que el sujeto constru-ya una respuesta relativamente aceptable o no, usando los procesos lógicos sobre las proposiciones que están activadas. Tales procesos estarán en relación directa con el desarrollo del sujeto.

Ahora bien, ¿de qué depende que un alumno o alumna integre con mayor o menor facilidad información nueva a su campo de co-

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nocimiento, por ejemplo, acerca de un contenido matemático? De-pende sin duda de muchos aspectos, pero uno de los más determi-nantes es la organización del conocimiento durante el aprendizaje, ya que contribuye a crear relaciones entre los conceptos y además proporciona claves efectivas para la posterior recuperación de dicho conocimiento.

Sin embargo, algunas lesiones cerebrales, aún las de menor im-portancia, pueden generar desorganización en las redes de proposi-ciones que constituyen el campo de conocimiento del sujeto y causarle dificultades para acceder al aprendizaje de las matemáticas. Por ejem-plo, las redes que están asociadas a la capacidad espacial de la can-tidad, cuando están desorganizadas provocan un trastorno conocido como discalculia o incapacidad para calcular (OCDE, 2003). Sucede también con frecuencia que los alumnos no logran relacionar una infor-mación nueva con una ya existente del mismo tipo y la guardan en un lugar equivocado, lo que provoca que las redes se desorganicen y que además les sea difícil volver a acceder a esa información porque no se incorporó a la red correcta.

Otra dificultad se presenta cuando hay una disociación entre las representaciones simbólicas algebraicas y la expresión verbal y más aún cuando las tienen que alinear con relaciones espaciales como en el caso del estudio de la Geometría Analítica, ya que las habilidades que se requieren para su aprendizaje se encuentran localizadas en distintas áreas del cerebro y según la neuropsicología, existen evi-dencias de que si una de esas áreas no está bien organizada, puede disminuir su capacidad para integrar información nueva. Sin embar-go, es importante reconocer que no todas las dificultades para apren-der matemáticas tienen un origen neuropsicológico, existen muchas razones y en no pocos casos están relacionadas con carencias aca-démicas que los alumnos han ido acumulando a lo largo de su tra-yectoria estudiantil y que al llegar a la secundaria o a la preparatoria se hacen más patentes.

Perret Clermont (en Castorina et al., 1996) asegura que ciertas interacciones sociales actúan como inductoras de nuevas organi-zaciones cognitivas en el sujeto, lo que significa que aunque es un

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hecho que cada vez que el alumno inicia un nuevo aprendizaje, lo hace a partir de los conceptos y representaciones que ha construido a lo largo de sus experiencias previas de aprendizaje integradas en su red de proposiciones, es factible que el docente a través del di-seño de preguntas utilizadas como estrategia de interacción dentro del aula, puedan favorecer la organización cognitiva del alumno y condicionar el nuevo aprendizaje, ya que según la misma autora, “la coordinación de las acciones entre individuos, precede a la coordi-nación cognitiva individual” (Perret-Clarmont, citado en Castorina et al., 1996, p. 88).

Como la organización del conocimiento es invisible para el do-cente, ésta se tiene que inferir a través de las asociaciones efectuadas por los alumnos y las alumnas, o por los agrupamientos de etiquetas conceptuales que hacen. Para ello se puede auxiliar del diseño de una serie de preguntas que integren la intención del docente, encaminada a orientar la construcción del conocimiento y que se definan progre-sivamente según la manera en que reaccione y en que responda el alumno o la alumna, explorando hasta la profundidad necesaria para provocar la reflexión que favorezca el conflicto cognitivo5 y otorgando una dirección determinada por el momento didáctico en la que se plan-teen (Navarro, 2002).

De esta manera, el docente podrá darse cuenta de si existe al-gún concepto erróneo en formación, si el conocimiento ha sido asimi-lado en forma superficial, si hace falta reforzar alguna habilidad previa a otro proceso, si hay algún elemento familiar con el que se pueda ligar el aprendizaje nuevo, etcétera. Y entonces la decisión de qué hay que enseñar o qué hay que facilitar, se podrá tomar en función de lo encontrado.

Ya que el conocimiento en sus diferentes sistemas de representa-ción es resultado del desarrollo del sujeto, es posible advertir, según el tipo de preguntas que se elaboran, cómo va ocurriendo el dominio pro-gresivo en cada representación6 del conocimiento. Por ejemplo, a los niños y a las niñas pequeñas se les facilita contestar o elaborar pregun-tas relacionadas con rasgos perceptibles propios de los objetos, pre-guntas sobre color, tamaño, forma, qué es, dónde está. Su esquema

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de preguntas es más bien asociativo. El uso de las imágenes mentales durante la decodificación de la información nueva parece ayudarle a recordar esta información (representación icónica).

Los niños mayores tienen preferencia por las preguntas relaciona-das con atributos funcionales. Cuando realizan alguna tarea, suelen ha-blar consigo mismos guiando el procedimiento que están utilizando. Sus preguntas van en la línea de los condicionamientos: ¿qué pasa si...?, ¿qué pasa cuando...?, ¿qué se necesita para que...?, ¿cómo se hace?, (repre-sentación enactiva). Esto les ayuda a elaborar patrones de acción que les son más fáciles de recordar porque les permiten operar la información.

En la última etapa, que se inicia con la adolescencia, el mejor recurso que se tiene para la búsqueda de información es el lenguaje, a través de él se concreta sucesivamente la posibilidad de encontrar una respuesta satisfactoria. Su código lingüístico cada vez es más completo y por tanto tiene mayor acceso al conocimiento por este medio.

Las preguntas pueden llegar a ser sobre sucesos tan abstractos o tan concretos como se requiera, debido a que el pensamiento del adolescente paulatinamente va adquiriendo la capacidad de pensar posibilidades, es decir, pensar ideas independientemente de que sean posibles o no. Su interacción social es más productiva, ya que son más capaces de expresar argumentos y defender puntos de vista has-ta llegar a acuerdos, favoreciendo con ello el conflicto sociocognitivo. Logran establecer conexiones entre alternativas; desarrollar hipótesis y verificarlas; hacer predicciones; planificar siguiendo una secuencia de pasos e inclusive pensar sobre el pensamiento, lo cual implica ca-pacidad de introspección y de reflexión. Piaget define esta fase de desarrollo cognitivo como la capacidad de realizar operaciones sobre las operaciones (Kimmel y Weiner, 1998).

A cada etapa de desarrollo corresponde una forma de organiza-ción mental, es decir, una estructura intelectual que influye en las posibi-lidades de razonamiento y aprendizaje a través de la experiencia. Pero, además, la socialización verbal que se promueve a través de las pregun-tas contribuye a favorecer el respeto a la opinión ajena, el aprecio a los esquemas de participación y turno en un grupo, al dominio progresivo

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del lenguaje propio de la materia y a valorar y defender o modificar sus propios puntos de vista (Navarro, 2002).

Este es el camino que se recorre para la búsqueda de información a través de la pregunta, reconocida como elemento relevante del len-guaje, como estrategia de comunicación, como medio de control, pero sobre todo como estímulo generador de una dinámica interactiva que incrementa no sólo el conocimiento de los individuos participantes, sino que además conlleva el compromiso con el aprendizaje comparti-do, con el saber común.

La habilidad para que el docente elabore oportuna y acertada-mente las preguntas más productivas en cada situación, ha de desa-rrollarse por la combinación de varios factores: el conocimiento del grupo, el dominio del contenido y el momento didáctico de la clase. Las preguntas apropiadas en el momento justo, pueden ser la mejor estrategia de aprendizaje.

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Visiones de la realidad educativa 115

Notas

1 Sin que ello signifique que los procesos biológicos y psicológicos los considere menos relevantes, especialmente hablando de adolescen-tes, simplemente que en ellos la mayoría de los docentes tienen menos oportunidad de intervenir en forma directa.2 De la Torre, S. (1993) define el error como un desajuste entre lo espe-rado y lo obtenido, como fallo de un proceso.3 Al hablar del proceso de aprendizaje, se hace referencia al proceso enseñanza-aprendizaje, de manera que se reconoce la labor del que enseña, la del que aprende y la interrelación de ambos.4 La memoria operativa o de trabajo nos permite almacenar, manipular y transformar la información; es de corto plazo, por lo que sus conte-nidos se renuevan constantemente. Una buena estrategia para optimi-zarla es almacenar de la manera más eficaz, organizada y económica posible dichos contenidos5 Según Piaget, aparece cuando existe un desequilibrio producido en-tre los esquemas de asimilación del sujeto y lo que observa en el medio físico o por contradicciones internas entre los diferentes esquemas del sujeto. Cuando éstas son generadas por tratar de conciliar las opinio-nes propias con las ajenas, también se le denomina conflicto socio-cognitivo.6 El conocimiento tiene diferentes formas de representarse: puede ha-cerse por las acciones que requiere para realizar un suceso (como ob-jeto de conocimiento) (enactiva), mediante una imagen (icónica) o a través de signos lingüísticos o bien con otro tipo de signos (simbólica).

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evaLuación de La comPetencia LingüíStica con aLumnoS de PreeScoLar en condicioneS

de inStitucionaLización

Mayela Eugenia Villalpando AguilarVerónica Araceli Delgadillo Mejía

El presente estudio surgió con la intención de promover la lectura de cuentos infantiles como parte de las actividades informales previas a la enseñanza formal de la lectura; por tanto, se conci-be la lectura como un valor cultural inserto en las prácticas so-

ciales individuales o colectivas y la promoción de la lectura se entiende como una serie de actividades orientadas a suscitar actos de lectura.

Es preciso aclarar que se decidió abordar el fomento hacia la lec-tura en los dos sentidos que define Pellicer (s/f); el primero, al que denomina promoción de la lectura, que se centra en los textos que se leen, ponderando la selección de los mismos, mientras que el se-gundo, promoción a la lectura, está centrado en el lector, es decir, en el sujeto que lee, principal destinatario de las acciones de desarrollo (Pellicer, s/f p. 86).

A pesar de que la mayoría de los proyectos de promoción de la lectura se llevan a cabo alrededor de la escuela y las bibliotecas públi-cas, también es cierto que el hogar es un espacio relevante para iniciar a los niños en las prácticas de lectura. En este caso, se trata de meno-res que se caracterizan por vivir en condiciones de institucionalización, los niños y niñas albergados en el Hogar Cabañas, una institución de asistencia social en Guadalajara, Jalisco.

118 Visiones de la realidad educativa

El programa de promoción a la lectura inició en el ciclo escolar 2012-2013, actividad que dio origen al proyecto de investigación or-ganizado en dos fases, la primera con el objetivo de evaluar la com-petencia lingüística de los estudiantes de segundo y tercer grado de preescolar en el área de narrativa inventada; la segunda, aporta dos instrumentos de evaluación para dicha área de competencia, uno para facilitar la valoración de actividades en contexto, conforme al enfo-que evaluativo del proyecto Spectrum y el segundo congruente con el enfoque por competencias del programa oficial con la intención de ponerlo al alcance de las educadoras.

La evaluación del área de narrativa inventada de la competencia lingüística por medio de la observación de las educadoras y la aplica-ción de las actividades en contexto por parte de las investigadoras, facilitó la descripción de dos perfiles de desempeño. Se identificó que para el grupo de niños y niñas con perfil bajo la manipulación de ob-jetos concretos –como es el caso de la maqueta y de los personajes–, facilita la invención de relatos donde se manifiestan y desarrollan sus habilidades lingüísticas. Entre los rasgos que caracterizan sus relatos se destaca su dificultad para construir una narración con coherencia temática.

Para el grupo de niños y niñas con perfil alto la actividad de narrar a partir del empleo de cuentos ilustrados resultó una estrategia ade-cuada para valorar sus destrezas lingüísticas y funciones primordiales del lenguaje. Sus creaciones se distinguen por tener coherencia temá-tica con descripción de los personajes y del lugar donde se desarrolla la narración.

Finalmente, los instrumentos diseñados tienen un formato accesi-ble para los docentes del nivel preescolar y facilitan la identificación de las habilidades destacadas de cada estudiante, así como sus dificulta-des, lo que permite enfocar la intervención docente a “tender puentes” entre ambos extremos del desempeño. Partir de las áreas de compe-tencia destacada de los alumnos para apoyar las menos desarrolladas favorece un sano crecimiento emocional que resulta fundamental en la edad temprana, especialmente en niños que se encuentran en condi-ciones de institucionalización.

Visiones de la realidad educativa 119

Contexto del estudio

El Hogar Cabañas es una institución que tiene su origen en la “Casa de la Misericordia”, fundada por Don Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo en 1796, cuya sede estuvo en el edificio conocido como Hos-picio Cabañas desde 1810 hasta 1980, año en el cual las niñas y los ni-ños albergados se trasladaron al inmueble actual en Av. Mariano Otero 2145, Residencial Victoria de la ciudad de Guadalajara, Jalisco.

En el Hogar Cabañas se atienden alrededor de 450 niños desde recién nacidos hasta cumplir los 18 años; la mayoría de ellos se en-cuentra en ese lugar debido a una situación familiar desfavorable, por haber sido objeto de maltrato físico, psicológico, abuso sexual, prosti-tución o violencia. Sólo un 10% de la población infantil albergada sufre de orfandad o pobreza extrema. Mientras se resuelve su situación le-gal, se les ofrece un lugar para vivir, alimentación y cuidados; además, reciben una educación y formación ya que en el Hogar Cabañas que se compone de una sección de educación inicial, un jardín de niños y una escuela primaria, además se ofrecen clases complementarias como talleres artísticos, música, deportes, computación, y otros.

Las niñas al terminar la educación primaria pueden cursar estu-dios medios técnicos o superiores; por su parte, los niños al cumplir los 12 años están en la institución de asistencia pública exclusiva para varones hasta los 18 años de edad.

Situación problemática

En el Hogar Cabañas habitan menores que han estado desde peque-ños bajo la tutela legal de la institución y otros niños y niñas que tienen oportunidad de convivir de manera frecuente con algunos miembros de su familia; sin embargo, las condiciones para el aprendizaje escolar son desfavorables. Los niños y niñas provienen en su mayoría de familias de nivel socioeconómico y cultural bajos; las interacciones de los adultos con los niños son reducidas y estereotipadas, y el nivel educativo de la mayor parte de las cuidadoras que los atienden cotidianamente es de educación básica.

120 Visiones de la realidad educativa

La institucionalización es una medida de protección que separa al niño de sus progenitores, de tal manera que permanecer en su hogar no constituya un riesgo para su integridad física y emocional (Fernán-dez-Daza y Fernández-Parra, 2013). Este término ha sido relacionado con diversas alternativas de actuación en materia de protección social infantil, que recibe otras denominaciones como, cuidado institucional, hogares de protección y cuidado residencial (Muñoz, Gómez y Santa-maría, 2008). Los menores institucionalizados constituyen una conse-cuencia de la pobreza, marginación, destrucción de los lazos familia-res, la orfandad o el abandono.

Ante esta situación de vulnerabilidad, el Estado, a través de las instituciones de asistencia social, asume la función de salvaguardar la seguridad y el cuidado de la salud de los infantes.

Diversas investigaciones realizadas con población infantil en con-diciones de institucionalización, evidencian que la calidad de la aten-ción hacia los menores no siempre está garantizada debido a que, por lo general, la(o)s cuidadora(e)s, atienden entre 10 y 12 niños o niñas, lo que dificulta una interacción individualizada, y esto redunda en pro-blemas de comportamiento, altos niveles de estrés, retraso en el de-sarrollo físico y socioemocional, incluso, un deterioro cognitivo de alto riesgo (Smyke, et al., 2007; Gómez, Muñoz y Santelices, 2008).

Asimismo, los menores en condiciones de cuidado institucional, presentan una pobre adquisición del lenguaje oral y progresan con len-titud en el acceso a la enseñanza formal de la lengua escrita como re-sultado de la falta de oportunidades en su entorno cotidiano y no como una manifestación de falta de capacidad cognitiva (Villalón, López, Sil-va y Lobos, 2006).

En el contexto cotidiano del Hogar Cabañas son escasas las oportunidades de los niños para interactuar de manera libre con libros y otros textos impresos, para observar los mensajes escritos que apa-recen en la pantalla del televisor o en los espectaculares de la vía pú-blica, por lo cual su acercamiento a las prácticas sociales del lenguaje es limitado.

Existen investigaciones que han señalado la importancia de las in-teracciones sociales en los procesos cognitivos de aprendizaje y en los

Visiones de la realidad educativa 121

procesos de alfabetización inicial de niños en diferentes contextos cultu-rales, como es el caso de la llevada a cabo en Colombia, (Flórez-Romero, Restrepo y Schwanenflugel, 2009). En ella se definen las prácticas uni-versales de lectura de alta calidad, entre las que se encuentran la lectura de cuentos, el ambiente cercano al menor en la utilización de textos im-presos, el compromiso familiar alrededor de las prácticas de lectura y el conocimiento ortográfico.

Asimismo, el enfoque sociocultural sustenta que las interaccio-nes lectoras con las personas del entorno del niño resultan clave en cualquiera de las didácticas del proceso lector en la calidad e interés del menor por aprender a leer, por lo que propone la mediación como estrategia principal en el desarrollo de las habilidades lectoras, como son la intervención de la familia, el docente y la comunidad.

En una investigación realizada en Jalisco (Villalpando, Briceño, León y Elizarrarás, 2012) se concluye que los estudiantes que viven en comu-nidades rurales reconocen que aprendieron a leer entre los 7 y 10 años de edad lo cual muestra un rezago con respecto a los adolescentes que habitan en localidades urbanas debido a que el ambiente alfabetizador que rodea a los estudiantes que asisten a las telesecundarias y escuelas comunitarias (CONAFE) es más pobre, tanto en el entorno familiar como en la exposición a los diversos medios de comunicación. Los adolescen-tes de clases más desfavorecidas, porque sus padres no cuentan con la educación básica completa o por las condiciones de pobreza en las que viven, dependen esencialmente de las oportunidades que pueda darles la escuela. La predisposición a la lectura depende en gran medida del en-torno cultural que se vive en la familia, en la comunidad escolar y social.

En este sentido, las instituciones de carácter público, o bien, las de asistencia social, tienen la obligación de promover el mejoramiento de las condiciones sociales y culturales de los niños en tanto estos dependen de los adultos para poder ejercer sus derechos. La Conven-ción sobre los Derechos del Niño ratificada por México en 1990, reco-noce que toda persona menor de 18 años tiene derecho a una infancia y adolescencia en la que pueda aprender, jugar, gozar de buena salud y desarrollarse, y se reconoce que esta etapa de la vida es crucial para la formación de las capacidades del ser humano. En particular se se-

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ñala el derecho del menor a recibir información e ideas de todo tipo, ya sea de manera oral, por escrito o impresa, o por cualquier otro medio (UNICEF, 2013, p. 9).

Por ello, la presencia de los libros en las instituciones de asisten-cia social y en la escuela, brindan la oportunidad de entrar en contacto con el mundo de las letras, permitiendo que los libros no sólo se vincu-len con la actividad escolar sino que proporcionen placer y aprendizaje.

De esta manera se propicia la lectura dialógica que engloba el pro-ceso cognitivo de la alfabetización dentro de un proceso más amplio de socialización en la lectura y creación de sentido acerca de la cultura escrita con las personas adultas del entorno. Desde esta perspectiva dialógica, los niños interaccionan con la lectura fuera del contexto es-colar además de favorecer el que algunos miembros de la comunidad participen en diversas actividades centradas en el proceso lector (Soler, citado en Jiménez y O’Shanahan, 2008).

La lectura dialógica se propicia también mediante la lectura inte-ractiva de cuentos, que de acuerdo con Santamaría (2001) es la “co-municación directa entre el narrador y la audiencia en la cual se inser-tan preguntas, inferencias y comentarios espontáneos(…)” del adulto y los niños (p. 29).

Por su parte, en el Programa de Estudios (SEP, 2011) se afirma que los pequeños al incorporarse al Jardín de Niños llegan con conocimientos previos sobre la función y uso de la cultura escrita como resultado de las experiencias que viven en su contexto familiar y social, además se sos-tiene que: “Aunque en los procesos de adquisición del lenguaje existen pautas generales, hay variaciones individuales relacionadas con ritmos de-sarrollo y también, de manera muy importante, con los patrones culturales de comportamiento y formas de relación que caracterizan a cada familia” (SEP, 2011, p. 42).

Mejorar el nivel de desempeño en las competencias lectoras en la población mexicana permitirá también, alcanzar los estándares in-ternacionales establecidos por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) que es una preocupación de la política educativa en nuestro país en todos los niveles de gobierno. Con la intención de hacer una contribución en este sentido la Secretaría de

Visiones de la realidad educativa 123

Educación Jalisco ha distribuido en las instituciones de educación bá-sica del estado la antología “Cuéntame: lecturas para todos los días” (Hinojosa, 2009), cuyo propósito es involucrar a los padres de familia y docentes en el fomento del hábito de la lectura en los pequeños que cursan el tercer grado de preescolar y primero de primaria. Los dos to-mos de la antología se acompañan de una guía para los docentes con sugerencias didácticas para orientar el trabajo en torno al contenido de los géneros literarios que la componen.

Con la intención de promover la lectura, al inicio del ciclo escolar 2012- 2013 se tuvo el primer acercamiento con la directora del Hogar Cabañas, la directora del Jardín de Niños –ubicado en las instalaciones de la institución y que atiende exclusivamente a los niños albergados en ella–, así como con las preceptoras, con cada una de forma separada, para presentarles el proyecto dirigido a los niños de edad preescolar, mediante la utilización de la antología antes mencionada de la cual la institución contaba con 200 ejemplares.

Se decidió involucrar a las preceptoras pues son las personas en-cargadas directamente del cuidado de los niños que ahí residen, convi-ven con ellos las 24 horas del día participando en las actividades coti-dianas que se llevan a cabo en su interior. Por tanto, se considera que son las personas idóneas para asumir la tarea de la lectura de cuentos infantiles, que en otros casos, desempeñan los padres de familia.

En el mes de octubre del mismo año, las investigadoras explicaron a las preceptoras la dinámica de trabajo para el programa de promoción a la lectura, se les solicitó que lectura de cuentos a los niños fuera la última actividad del día, antes de dormir, tres veces por semana. Este mismo cuento sería retomado por la educadora al día siguiente. Se con-sideró conveniente no incluir en el programa de lectura a los niños de los dos grupos de primero de preescolar, quienes por razón de su edad se ubican en el edificio de Maternal.

Se revisaron los dos tomos de la antología “Cuéntame”, se se-leccionaron del primero las lecturas de más fácil comprensión para los meses de octubre a diciembre del 2012 en colaboración con las educadoras; posteriormente se programaron las lecturas del segundo tomo para los meses de enero a abril de 2013.

124 Visiones de la realidad educativa

Asimismo, con el fin de evidenciar las condiciones de acceso a la lectura en la institución, se constató la cantidad de libros, materiales impresos y otros bienes culturales a disposición de los niños y niñas albergados; en total se contaba con los 200 ejemplares de la antolo-gía “Cuéntame”; y en cada Departamento había entre 20 y 30 cuentos ilustrados, ejemplares para colorear y una televisión en el área común de cada edificio, utilizada para ver caricaturas, películas y series, exclu-sivamente.

Con respecto a las nueve preceptoras encargadas del cuidado de los menores que asisten al preescolar, se les aplicó un cuestionario para indagar acerca de su perfil, nivel de escolaridad y gusto por la lectura, así como las necesidades percibidas al realizar la lectura de cuentos a los niños y niñas antes de irse a dormir. Las respuestas recabadas per-miten afirmar que el rango de antigüedad en el puesto de preceptoras es de los 5 a los 12 años, su edad en promedio es de 28 años, solteras (sólo una es casada), su grado escolar es de secundaria (sólo una con preparatoria), en cinco casos, el nivel de redacción y gusto por la lectu-ra es bajo, en dos de ellas es regular. La edad de los niños y niñas que atienden está entre los 4 y los 7 años.

Planteamiento del problema

Surgió entonces la primera versión del proyecto de investigación: la promoción de la lectura con la participación de las preceptoras y las educadoras en las prácticas de lectura de cuentos a los menores al-bergados en el Hogar Cabañas con la intención de dar seguimiento por parte de las investigadoras a los requerimientos y las posibilidades de mejora en las actitudes hacia la lectura de cuentos infantiles.

Se llevaron a cabo tres sesiones de seguimiento con las precep-toras, en las cuales se retroalimentaron las formas y condiciones para la lectura con los menores. En la segunda reunión de seguimiento co-mentaron que inicialmente los menores no ponían atención al leerles los cuentos, pero unas semanas de lectura sistemática cada tercer día, lograron que, en particular las niñas, pidieran que les leyera más, “están contando los días que les toca cuento”, o bien, “algunas prefieren libro

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que juguete en sus ratos libres”. También mencionaron que sentían un mayor acercamiento con las niñas en el momento de la lectura en un espacio de silencio y tranquilidad; aunque en el caso de los niños, algunas veces se mostraban inquietos, peleaban y no prestaban aten-ción. Por su parte, ellas percibían que con la práctica habían mejorado su lectura en voz alta y se despertó su interés por leer.

Con respecto a la participación de las educadoras, se llevaron a cabo cuatro registros de observación de la lectura interactiva de cuen-tos en el aula, con cada una de las educadoras participantes y acorde con la programación mensual de lecturas. En estas sesiones, se evi-denciaron distintos estilos docentes por la manera de interactuar con los alumnos y las actividades y materiales utilizados en la recuperación de la lectura, como son: la retroalimentación con preguntas acerca de los personajes del cuento, dibujos y figuras de plastilina elaboradas por los niños de algunos personajes, así como el uso de títeres para escenificar el cuento con la participación de los alumnos como los per-sonajes centrales.

Al mismo tiempo que se llevaba a cabo este seguimiento, el plan-teamiento del problema de investigación se fue enfocando en las capa-cidades del niño relacionadas con la lectura como fruto de la revisión bibliográfica. El interés se centró en el proyecto Spectrum, al conside-rarlo un trabajo innovador como propuesta curricular para la escuela infantil y por la forma de evaluación sugerida.

Este proyecto, inició en los años ochenta en Estados Unidos, con base en el trabajo teórico de David Feldman y de Howard Gardner, ambos investigadores de la inteligencia humana, que junto con un grupo de inves-tigación respaldado por el Harvard University’s Project Zero y de la Tufts University, lanzó el proyecto Spectrum, con el interés de descubrir en qué momento comenzaba la posibilidad de detectar las capacidades intelec-tuales más destacadas de los niños pequeños que asisten a la escuela.

La teoría de las inteligencias múltiples de Gardner (citado en Gardner, Feldman y Krechevsky, 2000), propone que los individuos po-seen, al menos, siete inteligencias independientes, cada una con su propio sistema simbólico y métodos de resolución de problemas. Por su parte, la teoría del Desarrollo no universal de Feldman (citado en

126 Visiones de la realidad educativa

Gardner et al., 2000), se opone a la idea de que el desarrollo intelectual sea inevitable y universal, sino que depende del origen y la experiencia individuales, aunadas a las condiciones ambientales favorables.

Una de las características del proyecto Spectrum es que aporta un nuevo medio para evaluar las capacidades cognitivas durante la educación infantil a través del diseño de centros de aprendizaje para descubrir y apoyar las áreas de interés de los niños, así como, la po-sibilidad de utilizar métodos alternativos para evaluar las capacidades incluso de los niños de cuatro años de edad, estableciendo relaciones entre la escuela y ciertos recursos de la comunidad.

El Proyecto Spectrum trabaja ocho dominios del saber: lengua-je, matemáticas, movimiento, música, ciencias naturales, mecánica y construcción, comprensión social y artes visuales. Estos ocho domi-nios conjuntan las siete inteligencias de Gardner y los dominios evolu-tivos de Feldman conformados a un formato adecuado para los niños pequeños (Gardner et al., 2000).

Para esta investigación se decidió concentrarse, en el dominio que refiere al lenguaje por su relación directa con el proceso de lectu-ra y en particular en dos categorías de las destrezas lingüísticas y las funciones primordiales del lenguaje del área de competencia narrativa inventada (Gardner et al., 2000) en la implementación del programa de lectura.

De esta manera el proyecto se complementó y se formalizó la pri-mera fase en que se articulan los dos ejes fundamentales en torno a la investigación que son, por una parte, la implementación de actividades de lenguaje en el contexto de la lectura de cuentos infantiles y, por la otra, las actividades de evaluación diagnóstica –del Proyecto Spectrum– con el propósito de evidenciar los perfiles de la competencia lingüística de los alumnos de nivel preescolar.

Para abordar la primera fase del estudio, la pregunta de inves-tigación planteada es: ¿Cómo son los perfiles de la competencia lin-güística en los alumnos de preescolar en el contexto de la lectura de cuentos infantiles y en condiciones de institucionalización?

El diseño de la investigación en esta fase es evaluativo, cuyos objetivos son:

Visiones de la realidad educativa 127

1.- Diagnosticar el área de competencia lingüística narrativa in-ventada de los alumnos de preescolar en el contexto de la lectura de cuentos infantiles y en condiciones de institucionalización.2.- Llevar a cabo las actividades en el campo del lenguaje y co-municación para evaluar la competencia lingüística en el área de la competencia de narrativa inventada en dos categorías: funcio-nes primordiales del lenguaje y destrezas lingüísticas.3.- Elaborar los perfiles del área de competencia lingüística narra-tiva inventada en los niños y niñas participantes.

Con base en los resultados obtenidos, en la segunda fase del es-tudio, se propone la cuestión ¿Cómo evaluar el área de competencia lin-güística narrativa inventada en alumnos de preescolar en el contexto de la lectura de cuentos infantiles y en condiciones de institucionalización?

El objetivo de esta segunda fase es elaborar un instrumento de registro y valoración unificada de la competencia lingüística en el área de competencia de narrativa inventada y otro específico para el uso pedagógico de las educadoras del Preescolar del Hogar Cabañas.

Fundamento teórico

Los fundamentos de la presente investigación se centran en la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner y la teoría del Desarrollo no universal de la inteligencia de Feldman, desde el enfoque cognitivo evolutivo de la inteligencia y con una perspectiva cultural para su eva-luación en contextos específicos.

La teoría cognitiva evolutiva

Este enfoque teórico surge con los trabajos de Jean Piaget, quien con-sideraba la inteligencia como un proceso de construcción de conjuntos de estructuras cognitivas cada vez más complejas y potentes. Esta con-cepción resulta contraria a la teoría psicométrica que postula la inteligen-cia como un rasgo innato, general y relativamente inmutable que puede cuantificarse a partir de la detección de diferencias individuales.

128 Visiones de la realidad educativa

Piaget postuló los principios que rigen el desarrollo mental de todos los seres humanos y consideraba la inteligencia como una pro-piedad universal que se desarrolla en una serie de etapas cualitati-vamente diferentes a través de las cuales progresan todos los niños: sensorio-motriz, pre-operacional, de operaciones concretas y de ope-raciones formales.

Posteriormente, el psicólogo Jerome Bruner destacó la importan-cia de la cultura para reforzar las capacidades naturales del niño, influi-do por Vygotski, demostró que las herramientas, artefactos y sistemas simbólicos permiten la ampliación de las capacidades individuales.

Tanto Feldman como Gardner se plantearon las cuestiones que Piaget no consideró en sus trabajos, como son los mecanismos que favorecen el cambio evolutivo, las razones de la diversidad entre los individuos y las formas en que la educación puede influir en el desa-rrollo, entre otras. Se puede afirmar, que el cambio y la transformación constituyen el núcleo de los teóricos evolutivos de la inteligencia, y los esfuerzos del sujeto para conseguir estos cambios constituyen el cen-tro de la teoría evolutiva cognitiva.

Teoría del Desarrollo no universal

Esta teoría formulada por Feldman retoma el concepto “universal” de Piaget, mediante el cual describe “una sucesión inevitable de cambios que atravesarán todos los individuos, de toda procedencia y en todas las situaciones normales”. Por el contrario, la concepción “no univer-sal” afirma que hay muchos “dominios” de actividad que no son comu-nes a todos los individuos y grupos. Esto significa que las actividades derivadas de esos dominios son evolutivas, por tanto, es necesario alcanzar cierto nivel de pensamiento abstracto para realizarlas, pero se consideran no-universales ya que no todos pueden (o quieren) alcan-zar un cierto grado de competencia en ellas.

La teoría del Desarrollo no universal sostiene que la mayor par-te del tiempo las personas se dedican a adquirir conocimientos y destrezas relativos a dominios no universales. Los dominios repre-sentan logros evolutivos (ver Figura 1) que van desde los universa-

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les, a los pan-culturales, como el lenguaje; los culturales, como la lectura, la escritura; los disciplinarios, relativos a oficios o profesio-nes; los idiosincrásicos, que representan especialidades y requieren una formación adicional extensa, y los únicos, que trascienden los límites vigentes de un dominio.

La teoría no universal contribuyó a establecer un marco de refe-rencia para determinar las tareas intelectuales que evaluaría el Proyec-to Spectrum. Se incluyeron los siete dominios en las evaluaciones, los cuales se incluyeron por su importancia cultural (occidental) y porque representan una serie de inteligencias tal como se expresan en los ni-ños pequeños.

No sólo se pretendía que Spectrum descubriera áreas de capa-cidad destacada de los niños, sino también proporcionar una base de información sobre el modo de reforzar el cambio positivo; sin embargo, todavía quedan cuestiones por resolver, por ejemplo, cómo distinguir la proporción de cambio que ha de producirse para que se considere un cambio evolutivo y no una modificación de la capacidad de carácter más local y superficial.

Teoría de las inteligencias múltiples

Esta teoría de Howard Gardner pretende ampliar el ámbito del funcio-namiento mental que se denomina inteligencia al entenderla en función de diversas clases de conocimiento en el medio ambiente social y cul-tural. Aunque la inteligencia es un potencial biopsicológico caracteriza-do genética y cognitivamente, la cultura determina la naturaleza y los niveles de la misma, de tal suerte, que lo que se juzga y atribuye como inteligente está en función de las demandas del medio social y cultural en el que viven las personas.

130 Visiones de la realidad educativa

La inteligencia es “el conjunto de habilidades, talentos o capacida-des para procesar la información que se puede activar en un marco cul-tural concreto para resolver problemas o crear productos con valor para una cultura” (Gardner et al., 2000, p. 30).

Según esta teoría, todos los individuos poseen, al menos, y en distintos grados, siete áreas de intelecto (ver Fig. 2), que funcionan de manera relativamente independiente: las capacidades verbales y lógi-co-matemáticas; las aptitudes musicales, espaciales y cinestésicas; las capacidades intrapersonales e interpersonales relacionadas con la com-prensión de uno mismo y de los demás. La octava inteligencia, la más reciente, es la del naturalista, caracterizada por la fascinación ante el mundo natural.

Figura 2. Conceptos claves de la inteligencia lingüística acorde a la Teoría de las IM. Fuente: creación propia.

Visiones de la realidad educativa 131

Para poder considerarla como una inteligencia, cada capacidad tuvo que cumplir razonablemente bien una serie de criterios, además de contar con una operación o conjunto de operaciones fundamen-tales definidas, así como la posibilidad de codificarse en un sistema simbólico.

La teoría de las IM de Gardner junto con la teoría del Desa-rrollo no universal de Feldman, proporcionaron el fundamento a las áreas en las que el proyecto Spectrum se propuso evaluar en las ca-pacidades destacadas de los niños (y, en menor medida, áreas de-primidas), de manera que puedan entenderlas los padres, los maes-tros y los propios niños y actuar sobre ellas (Gardner et al., 2000).

La intención de esas evaluaciones consiste en ayudar a los edu-cadores a conocer mejor a sus alumnos, reconociendo la gran diver-sidad de capacidades presentes en los más pequeños, y en rediseñar los programas de enseñanza. La participación de los menores en di-versos dominios es descrita a través del perfil de cada niño, facilitando las situaciones educativas que se basen en sus puntos fuertes, fomen-ten su autoestima y amplíen su experiencia vital.

Método

La presente investigación tiene un método evaluativo, caracterizado por estar orientado a la toma de decisiones y ser parte de la investi-gación aplicada, la cual proporciona información acerca de una inter-vención o cambio específico en situaciones prácticas. La investigación evaluativa tiene como objetivo principal decidir sobre el valor de un programa, actividad o producto y sobre las acciones que deben tomar-se para mejorar su eficiencia, eficacia o pertinencia.

El marco de referencia es el modelo y experiencia de evaluación del proyecto Spectrum, en el cual se han identificado un conjunto de criterios y estrategias para la aplicación de instrumentos de registro y formulación de juicios de valor respecto a los dominios o áreas de competencia.

El fundamento de este modelo de evaluación es la perspectiva pluralista que considera los entornos naturales como relevantes para

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el individuo porque en ellos los comportamientos adquieren su mayor significado. Las situaciones de evaluación no son pruebas estandari-zadas sino la resolución de actividades problemáticas cotidianas en las cuales el individuo está implicado, por lo cual, el uso de la eva-luación es en beneficio del individuo y como ayuda para él. La unidad de análisis es la relación entre personas en una situación determinada junto con los procesos internos que conlleva la actividad, así como los códigos de representación propios de la acción (Gardner et al., 2000).

El enfoque de evaluación de Spectrum se basa en cuatro aspec-tos: 1) Inmersión de las evaluaciones en actividades consideradas va-liosas por la cultura local; 2) Se difumina la línea que separa el currículo de la evaluación; 3) Considera los “estilos de trabajo” que describen la relación del alumno con los materiales y área de contenidos en di-versos dominios; 4) Utiliza medidas adecuadas a cada inteligencia o dominio (Gardner et al., 2008, p. 15).

La investigación se organizó en dos fases para la evaluación de la competencia lingüística: a) mediante un programa de promoción de la lectura con una etapa diagnóstica; y b) el diseño de instrumentos de evaluación que a su vez se dividió en dos etapas, un instrumento unifi-cado y un instrumento para las educadoras.

La elaboración de los perfiles

Los perfiles se basan en la información que se recaba de manera infor-mal, con la participación de las educadoras y formal con la intervención de las investigadoras. Para la primera fase, las educadoras identifican por medio de la observación en la jornada diaria, los Estilos de trabajo (Valero, 2007) que describen la manera en que los niños interaccionan con los materiales disponibles en un área de trabajo, valorando el pro-ceso y no el resultado de ésta.

Asimismo, se evalúa el interés de acuerdo con la frecuencia con la que el niño elige una tarea de aprendizaje y con el tiempo que per-manece trabajando en ella.

La competencia se evalúa en relación con las capacidades clave, determinando el nivel de competencia en un dominio concreto. Esta

Visiones de la realidad educativa 133

forma de evaluación permite identificar las capacidades destacadas de cada alumno y sus intereses particulares; también se señalan las dificultades a las que se enfrentan en las actividades cuando éstas son relevantes.

La evaluación formal aplicada por las investigadoras, consiste en la aplicación de la actividad en contexto del proyecto Spectrum para la competencia lingüística denominada Tablero de contar historias y la narración con cuentos ilustrados propuesta por González (2004).

Dominio del Lenguaje

En el dominio del lenguaje para educación preescolar del proyecto Spectrum, como parte de las actividades introductorias a la lectura y escritura, se ubican tres áreas de competencia: 1. las narraciones inventadas y relatos de historias; 2. el lenguaje descriptivo mediante in-formación precisa y, 3. el uso poético del lenguaje o juego de la palabra (Gardner et al., 2008, p. 203) (ver Fig. 2).

En la presente investigación, por estar más relacionada con las actividades de lectura interactiva de cuentos infantiles, se ha enfocado en el área de competencia de narrativa inventada y relato de historias, cuyas capacidades clave, de acuerdo con el modelo Spectrum, son las siguientes: a) utiliza la imaginación y es original en sus relatos; b) disfruta escuchando o leyendo historias; c) muestra interés y habili-dad para diseñar y desarrollar argumentos, elaborar y motivar a los personajes, describir los ambientes, escenarios o estados de ánimo, utilizar los diálogos, y, d) revela su capacidad de interpretación o aire dramático, con un estilo característico, expresividad y la capacidad de interpretar diversos papeles (Gardner et al., 2000, p. 178).

En el enfoque de Spectrum, las características del lenguaje de los niños se analizan a través del discurso, con medidas específicas como, la riqueza del vocabulario y la diversidad de estructuras de frases, asi-mismo, con medidas más generales, como la estructura narrativa y la coherencia temática.

El interés de la evaluación se centra en el discurso y no en los componentes aislados, como la gramática o el vocabulario, pues a tra-

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vés de la narración de un cuento se usan las herramientas lingüísticas con un propósito comunicativo.

Actividades de evaluación del lenguaje

La actividad central es la del Tablero de contar historias, elabo-rada para permitir al niño que tiene la capacidad narrativa de fic-ción, crear relatos sobre la marcha y utilizar el lenguaje sugestivo de los formatos típicos de la narración de cuentos. Está diseñada con el fin de proporcionar un marco de referencia concreto, en el que los niños puedan crear cuentos mediante la utilización de materiales y figuras.

En este contexto, un cuento es un relato breve de hechos imaginarios con un desarrollo argumental sencillo cuya finalidad puede ser recreativa y que estimula la imaginación y curiosidad del niño.

Los materiales para la evaluación son: un tablero elaborado con un panel rectangular de 50 por 70 centímetros de madera lige-ra. El paisaje consiste en una cueva y un arco hechos de material endurecido, cuyo tamaño admite que algunas figuras quepan en su interior. Las figuras incluyen: un rey y una reina, un príncipe y una princesa, tres caballos, tres dinosaurios, un niño y una niña, un elefante, una jirafa y tres árboles.

El procedimiento se lleva a cabo individualmente; a cada niño o niña se le pide que se siente delante del tablero y se le presenta la acti-vidad de la siguiente manera: “esta es una maqueta con la que puedes contar tu propia historia utilizando todas las figuras o seleccionando algunas que prefieras, para que cuentes la historia con los personajes; me vas contando el cuento y yo voy tomando nota”. Se toman notas y se usa la grabadora para registrar la narración.

El sistema de puntuación para esta actividad se basa en las transcripciones escritas de los relatos de los niños, siguiendo los criterios e instrucciones propuestas para la evaluación en el pro-yecto Spectrum (Gardner et al., 2008). Se empleó para el registro la adaptación al instrumento elaborada por Valero (2007).

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La segunda actividad es un relato oral a partir de un cuento ilus-trado, tomando en consideración que los menores no saben leer, de acuerdo con el diseño propuesto por González (2004). Al seleccionar los cuentos1 se consideró que no fueran clásicos, ni comerciales y que las imágenes reflejaran la historia.

Esta actividad se efectúa de manera individual; se le presentan al menor las alternativas de cuentos infantiles para que seleccione uno. La instrucción es que vaya contando una historia conforme a lo que imagina que sucede a partir de las ilustraciones del cuento. También se utiliza la grabadora para registrar la narración.

El sistema de valoración de las narraciones transcritas se basa en la escala propuesta por Matute, Leal y Zarabozo (2000) que compren-de un rango de cinco niveles de desempeño.

Resultados de la primera fase

En este apartado se presentan los resultados del seguimiento y eva-luación de las actividades llevadas a cabo durante el ciclo escolar 2012-2013 con el propósito de elaborar los Perfiles del área de com-petencia lingüística narrativa inventada de los alumnos de preescolar albergados en una institución pública de asistencia social.

Como ya se mencionó previamente, se evaluó la competencia lin-güística en el contexto de un programa de lectura de cuentos con apo-yo en la antología “Cuéntame”. La lectura sistemática de cuentos a los niños se efectuó cada tercer día, por parte de las preceptoras, antes de dormir. Al día siguiente, las educadoras retomaban la misma lectura programada, en el salón de clases con actividades de recuperación.

Durante el mes de febrero de 2013 se le pidió a las educadoras de los grupos de segundo y tercer grados, que completaran el formato de los “Estilos de trabajo”. Se valoraron un total de 54 alumnos, 20 de los dos grupos de 2° grado y 34 alumnos de los dos grupos de 3° grado.

Con base en los resultados se seleccionaron 21 casos, los 11 casos de valoración baja y los 10 de valoración alta con relación a la media del grupo, en un rango de 4.4 a 6.10 años de edad. Se progra-maron diversas actividades de trabajo individual con los niños por par-

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te de las investigadoras, entre ellas la aplicación del Tablero de con-ta historias (Spectrum) y la narración de cuento ilustrado (González, 2004) cuyos resultados se pueden observar de acuerdo con la lista de los alumnos participantes agrupados por grado escolar (ver tabla 1).Descripción del Perfil Bajo

En esta categoría se ubicaron los alumnos que obtuvieron una valora-ción baja con respecto a su grupo, con base en el listado de los Estilos de Trabajo aplicado por parte de la educadora. Son 12 alumnos que en su mayoría obtienen una puntuación menor o igual a 10 puntos en la primera actividad narrativa del Tablero de contar historias. Sólo se pre-sentan tres casos en los que la valoración elaborada por la docente fue

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alta pero el desempeño inicial obtiene un puntaje menor a 10. Esta pun-tuación que corresponde a los ocho rasgos o habilidades de la com-petencia lingüística se considera baja respecto a la mínima puntuación posible de 8 y la máxima de 24.

La categoría de Perfil Bajo, lo que refleja es que estos niños y niñas no tuvieron la capacidad de poner en palabras una historia sino que describen fragmentos de acciones conforme mueven de un sitio a otro las figuras en el tablero. Algunos van contando las acciones solamente a través de las preguntas de las investigadoras. En la mayor parte de los 12 casos, se des-criben las manipulaciones de las figuras, con escasa coherencia temática, los rasgos de los personajes son débiles o inexistentes y los vínculos de estos con sus acciones varían o desaparecen a lo largo de su narración.

En lo que respecta a la segunda actividad, narración a partir de un cuento ilustrado, los niños y niñas ubicados en el Perfil Bajo obtienen en su mayoría un grado o nivel 2, de acuerdo con un rango de cinco niveles de desempeño (Matute, Leal y Zarabozo, 2000), lo cual signi-fica que no logran elaborar un cuento sino que construyen oraciones aisladas que describen las imágenes. Sólo uno de los alumnos logra el nivel 3, que representa la elaboración de oraciones con una secuencia temática. En su mayoría, la longitud del relato es corta, por el número de oraciones que incluye, se encuentra en un rango de 5 a 10.

Los rasgos descritos para ambas actividades, son comunes en el Perfil Bajo, independientemente del género, la edad (rango de 4.4 a 6.10 años) o el grado escolar en el que se ubican los niños y niñas evaluados (5 de segundo y 6 de tercer grado).

Descripción del Perfil Alto

Con respecto a los niños y niñas que obtuvieron una valoración alta en los Estilos de trabajo según reportó la educadora correspondiente, en la primera actividad con el Tablero de contar historias, la mayoría ob-tuvo un puntaje inicial, igual o mayor a 15 puntos (de un máximo de 24 puntos). Los alumnos que lograron el mayor resultado fueron capaces de crear personajes, describir lugares y acciones en conjunto con una línea argumental; utilizan los marcadores temporales y los diálogos. En

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la mayoría existe la denominación de las situaciones y categorización de los objetos que se manipulan. En algunos casos, se presenta la interacción con las investigadoras y se combinan los temas de la vida real con personajes de la fantasía.

En cuanto a la actividad de narrar con base en un cuento ilustra-do, los menores ubicados en la categoría de Perfil Alto presentan dos niveles (Matute, Leal y Zarabozo, 2000); en el nivel 3 que corresponde a una serie de oraciones con secuencia temática, se ubican cinco relatos; mientras que en el nivel 5, son historias con un argumento aunque no sean sintácticamente correctas, se encuentran cuatro casos. Asimismo, se presenta el uso de recursos literarios “Había una vez” y “colorín co-lorado este cuento se ha acabado”, respecto a la longitud del cuento, la mayoría están en un rango de 10 a 20 oraciones. Sólo en dos casos la extensión es de alrededor de 60 oraciones.

Los rasgos descritos para ambas actividades, son comunes en el Perfil Alto, independientemente de la edad (un rango de 4.9 a 6.4 años) o el grado escolar en el que se ubican los casos evaluados.

Al comparar los puntajes obtenidos en ambos perfiles (ver tabla 2), se observa que en la actividad de elaborar un relato con base en un cuento ilustrado, el Perfil Bajo se encuentra en el nivel 2, equivalente al logro de una serie de oraciones aisladas sin mantener una secuencia temática, mientras que el Perfil Alto se ubica entre los niveles 3 y 5 lo cual significa una narración mediante oraciones con secuencia temáti-ca, aunque no sean sintácticamente correctas.

En la actividad del tablero, los menores con Perfil Bajo lograron obtener un puntaje en el rango de 8 a 13 puntos, denotando un relato centrado en el movimiento de los objetos y las acciones de los perso-najes sin lograr una sucesión causal de las mismas en un argumento o una secuencia de lugar y tiempo con coherencia temática. En cambio, el Perfil Alto se encuentra en un rango de 10 a 22 puntos, lo cual impli-ca en la mayoría de los casos (exceptuando los puntajes más bajos de 10 a 13), un relato con estructura narrativa, basándose en personajes, lugares y objetos que mantienen una relación causal y se identifica un argumento que se sostiene más o menos a lo largo de la narración y que organiza las oraciones con una secuencia temática.

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En la segunda medición que se realizó durante los meses de julio y agosto de 2013, de los 12 niños y niñas que se ubicaron en la catego-ría de Perfil Bajo, se evaluaron 10 casos (dos ya no participaron porque abandonaron la institución), quienes en su gran mayoría mantuvieron el mismo nivel 2 del relato con base en un cuento ilustrado. En relación con la actividad del Tablero de contar historias, se mantuvieron los puntajes con ligeras variaciones, excepto en dos alumnos que mues-tran un incremento significativo (ver tabla 2).

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Asimismo, en tres casos de excepción (marcados con asterisco en tabla 1), quienes obtuvieron una valoración alta por parte de la edu-cadora pero un bajo desempeño inicial (puntaje menor a 13), mostraron un incremento notable en la segunda medición, (16, 17 y 23 puntos, respectivamente) lo cual muestra que la primera evaluación, no logró reflejar su nivel de competencia, en el que pudo haber influido la falta de confianza con los investigadores.

De igual manera se distingue un alumno valorado por la docente como Perfil Bajo que obtuvo una puntuación cercana al Perfil Alto de 13 puntos en el Tablero de contar historias en la primera aplicación y 19 en la segunda.

Se hace mención de uno de los grupos de tercer grado, al que pertenecen los dos alumnos que incrementaron 5 y 2 puntos respecti-vamente de la primera a la segunda evaluación, por considerar que el apoyo de la educadora a cargo del grupo resultó un factor clave por los rasgos de creatividad y gusto por la escenificación de la lectura de los cuentos en grupo. Es posible que la calidad de la intervención docente favoreciera el resultado diferenciado en estos alumnos, con respecto a quienes pertenecen a los otros grupos.

Con respecto a los nueve casos ubicados en la categoría de Perfil Alto, se evaluaron seis (tres alumnos ya no participaron), los cuales ob-tuvieron puntajes con variaciones, en su mayoría con incrementos, tanto en la evaluación de la actividad del Tablero de contar historias, como en los niveles registrados de 3 a 5 en la narración de un cuento ilustrado.

De nueva cuenta, aparecen tres casos con incremento de 1, 2 y 7 puntos respectivamente en el mencionado grupo de tercer grado lo cual evidencia que la lectura interactiva de cuentos llevada a cabo por la educadora aseguró el avance en el caso de los alumnos con Perfil Alto y Bajo.

Una vez concluida esta fase de la investigación se consideró nece-sario ajustar los instrumentos de evaluación a fin de unificar las escalas de valoración, pues la evaluación del Tablero de contar historias contenía especificaciones que facilitan la valoración de los rasgos de la narrativa inventada, mientras que el formato para la narración a través cuentos ilus-trados describía aspectos generales de las habilidades.

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Resultados Segunda Fase

Durante el ciclo escolar 2013-2014 se llevó a cabo la segunda fase de la investigación, con el propósito de mejorar la medición de la com-petencia lingüística en el área de competencia de narrativa inventada, a través de un instrumento de registro y evaluación unificado para los dos esquemas narrativos propuestos.

Para iniciar el diagnóstico, en el mes de septiembre se le pidió a las educadoras de los cuatro grupos, dos de segundo y dos de tercer grado, que completaran el formato de los “Estilos de trabajo”.

Con base en esta puntuación obtenida para un total de 72 alum-nos, se identificaron a los niños y niñas con valoración baja y alta con respecto a la media de su grupo, que sumó la cantidad de 23 niños y niñas. Con ellos se trabajó de Octubre a Diciembre de 2013, con 12 alumnos ubicados en la categoría de Perfil Bajo, siete de segundo gra-do y cinco de tercer grado; y 11 alumnos ubicados en la categoría de Perfil Alto, cuatro de segundo y siete de tercer grado, para dar un total de 23 alumnos, con un rango de entre 4.2 y 6.2 años de edad (Ver tabla 3). Sin embargo, no se completaron las actividades de los dos esque-mas de trabajo con todos los seleccionados en el diagnóstico inicial porque algunos menores abandonaron la institución.

Descripción del Perfil Bajo

Los once alumnos que obtienen una valoración baja en las actividades de lenguaje, en su mayoría obtienen una puntuación menor o igual a 10 puntos en la actividad de narración con base en un cuento ilustrado. Asimismo, se presentan tres casos en los que la valoración elaborada por la docente fue baja sin embargo en el desempeño en el tablero de contar historias alcanzan un puntaje mayor a 13 (ver tabla 3).

Esta puntuación lo que refleja es que, en su mayor parte, estos niños y niñas no tuvieron la capacidad de poner en palabras una histo-ria sino que describen fragmentos de acciones conforme observan las imágenes. Algunos van contando las acciones solamente a través de las preguntas de las investigadoras.

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En estos casos, los niños elaboran un relato con poca coherencia temática, los rasgos de los personajes son débiles o inexistentes y los vínculos de éstos con sus acciones varían o desaparecen a lo largo de su narración. Estos rasgos son comunes, independientemente de la edad o el grado en el que se ubican los menores.

En cambio, en la actividad con el Tablero de contar historias, siete de estos once alumnos lograron un puntaje mayor en cada uno de los elementos que integran la competencia narrativa, presentando un ran-go de 9 a 17 puntos. Esta puntuación refleja un nivel intermedio en la estructura narrativa, en la coherencia temática y en el nivel de vocabu-lario, lo cual significa que mencionan relaciones entre los personajes, desarrollan partes de la historia durante algunas oraciones consecuti-vas y utilizan un vocabulario más descriptivo, específico y expresivo.

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No obstante que el Tablero está propuesto para elaborar un relato de fantasía, la mayoría de los niños convierten a las figuras en persona-jes y situaciones de la vida cotidiana, en el contexto familiar o al interior de la institución que los alberga. Este esquema narrativo de cotidianei-dad también se presenta en la gran mayoría de los relatos elaborados en la actividad del cuento ilustrado en los que prevalecen las historias con el elefante y demás animales de la selva, la niña, el niño y la mamá como personajes centrales.

El avance en el nivel de desempeño puede ser el reflejo de la par-ticipación de algunos de los niños de este grupo en estas actividades desde el ciclo escolar previo.

Perfil Alto

En la actividad del Tablero de contar historias, la mayoría obtuvo un puntaje igual o mayor a 14 puntos (de un total máximo de 24 puntos). Los alumnos que lograron el mejor resultado fueron capaces de crear personajes, describir lugares y acciones en conjunto con una línea ar-gumental, utilizan los marcadores temporales y los diálogos entre los personajes, que algunas veces son de fantasía mezclados con vida cotidiana. En la mayoría de los casos existe la denominación de las situaciones y categorización de los objetos que se manipulan.

En la narración de un cuento ilustrado, los menores con Perfil Alto presentan diversos puntajes en un rango que va de 10 a 21 puntos, con los siguientes elementos: uso de indicadores temporales, oracio-nes simples y proposicionales, utilización del diálogo y la voz narrativa. Se enlazan relatos paralelos con un lenguaje descriptivo que incluye ex-presión de sentimientos. Se presenta la interacción con las investigado-ras. Uso de recursos literarios “Había una vez” y “colorín colorado este cuento se ha acabado…” La extensión de las narraciones está alrede-dor de 20 oraciones aunque hay casos que superan las 50 oraciones.

Estos rasgos son comunes en el Perfil Alto, independientemente del género, la edad o el grado escolar en el que se ubican los alumnos evalua-dos. En la Tabla 4 se presentan los resultados grupales en un análisis compa-rativo entre perfiles de los alumnos de segundo y tercer grados de preescolar.

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En la Tabla 4 se observa que en el caso de los alumnos con Perfil Bajo, seis de nueve casos, obtienen mejor puntaje al contar una historia con la mediación concreta de un tablero y figuras que se pueden mani-pular y responden a la necesidad del juego. En cambio, para los alum-nos de Perfil Alto, en seis de diez casos, resulta favorable narrar a partir de un cuento ilustrado en cuyo desempeño obtienen un puntaje mayor.

Estos resultados dan evidencia de que la mediación con materia-les concretos para evaluar el área de competencia narrativa inventada es favorable con los alumnos caracterizados por un Perfil Bajo y que es posible la configuración de un esquema narrativo de vida cotidiana aunque el material es propicio al relato de fantasía.

Por otra parte, en el análisis detallado por cada uno de los indica-dores que se incluyeron en el instrumento de evaluación (ver tabla 5), se presentan los siguientes resultados:

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Perfil Bajo

En la actividad de narrar mediante un cuento ilustrado, el elemento con menor puntaje es el Uso de indicadores temporales, ya que todos los casos están en el nivel uno, lo cual implica que: “Para denotar el curso de su historia, el niño solo utiliza conectivos sencillos y secuenciales”. Con respecto a la Expresividad, también prevalece el nivel uno: “La historia es monótona y no utiliza voces diferentes para indicar los per-sonajes, ni efectos sonoros. No subraya ningún aspecto del relato”.

La Coherencia temática se mantiene en nivel uno: “No quedan claras las transiciones de un pensamiento al siguiente (se distrae), la línea argumental se interrumpe y no se reanuda”.

En la actividad del Tablero de contar historias (Ver tabla 6), todos los elementos de la competencia narrativa logran mayores puntuacio-nes comparadas con las obtenidas al narrar un cuento ilustrado. Sin embargo, se mantiene el puntaje más bajo en el Uso de indicadores temporales, ya que prevalece el nivel uno.

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La Coherencia temática logra el nivel dos: “La línea argumental es débil y sólo se mantiene durante algunas oraciones consecutivas. Desarrolla partes de la historia”. Asimismo, la Expresividad se ubica entre el nivel 1 y el 2: Utiliza efectos de sonido, onomatopeyas, voces de personajes, énfasis y cantos.

Respecto a las Funciones primordiales del lenguaje, se identifica con menor puntaje el elemento de la investigación o indagación con respecto a los elementos en el Tablero, que presentan los niños y niñas con Perfil Bajo.

Perfil Alto

Al narrar mediante un cuento ilustrado (Ver tabla 7), se logran mayores puntuaciones en los elementos de la competencia de narrativa inventa-da, comparadas con las obtenidas en la actividad del Tablero de contar historias. El elemento con menor puntaje es el de Expresividad, con prevalencia del nivel uno.

Los puntajes correspondientes a las Funciones primordiales del lenguaje aparecen distribuidos de manera uniforme entre los alumnos que tienen un perfil alto en su desempeño (Ver tabla 8).

El Uso de indicadores temporales aparece como el más bajo de los elementos del área de competencia narrativa inventada, rasgo que coincide en los resultados de ambos perfiles, lo cual da eviden-cia de la dificultad en los alumnos para ubicar el relato en un tiempo

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determinado.Finalmente, uno de los objetivos del estudio fue elaborar un

instrumento de registro y evaluación de la competencia lingüística en alumnos de preescolar. Se diseñó con base en la propuesta del Proyecto Spectrum, la adecuación elaborada por Valero (2007) y se enriqueció con el análisis de la correspondencia de cada aspecto de la competencia lingüística con el campo formativo de Lenguaje y comunicación del programa de estudios (SEP, 2011), respecto a los aprendizajes esperados y los estándares curriculares para educación preescolar.

Conclusiones

La presente investigación inició con un propósito de promoción de la lectura de cuentos infantiles con los niños y niñas albergados en una

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institución pública de asistencia social ubicada en la Zona Metropoli-tana de Guadalajara. El logro de dicho propósito generó un contexto de lectura interactiva de cuentos en el cual se planteó como objeti-vo de investigación la evaluación de la competencia lingüística de los alumnos de preescolar de la citada institución. En la primera fase del estudio, se logró dar respuesta a la pregunta planteada, al presentar los perfiles de la competencia lingüística en el área de competencia de narrativa inventada, de los alumnos de segundo y tercer grado de pre-escolar en el ciclo escolar 2012-2013. Asimismo, en la segunda fase, se describen dichos perfiles con base en un instrumento unificado y se cumple el objetivo de elaborar un instrumento de registro y evaluación de la competencia lingüística para el uso de las educadoras del nivel de educación preescolar.

Los resultados encontrados muestran evidencias de que el instru-mento propuesto en el modelo Spectrum, modificado por Valero (2007) y rediseñado por las investigadoras con base en el modelo curricular vigente (SEP, 2011), permite su aplicación para la elaboración de perfi-les individuales del área de competencia lingüística narrativa inventada en alumnos de educación preescolar.

Asimismo, en la segunda fase del estudio, la aplicación del instrumento unificado permitió un análisis comparativo de los re-sultados y las características de los perfiles. Habría que señalar, el aumento en los puntajes registrados con este instrumento debido, en parte, a la precisión lograda en la definición de indicadores y, también por la experiencia acumulada de las investigadoras en su aplicación.

A través de la valoración de actividades en contexto, se concluye que el Tablero de contar historias favorece la competencia lingüística en el área de narrativa inventada, en los alumnos caracterizados con Perfil Bajo, pues su diseño proporciona un marco de referencia con-creto, en el que los niños y niñas pueden crear cuentos mediante la utilización de materiales y accesorios para la manipulación física de las figuras durante dicha actividad.

En cambio, para los menores con Perfil Alto, resultó favorable la actividad de narrar mediante un cuento ilustrado, al disponer de ma-

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yores recursos y destrezas lingüísticas para estructurar un relato con argumento a partir de las imágenes proporcionadas y las relaciones que establecen entre los personajes del cuento.

Desde la perspectiva del modelo evaluativo de Spectrum, la va-loración de los comportamientos en la resolución de situaciones pro-blemáticas en contextos cotidianos permiten el uso de la evaluación en beneficio del alumno y como ayuda para encontrar significado a la actividad propuesta logrando la implicación en la misma, sobre todo en el caso de los menores que se encuentran en condiciones de insti-tucionalización.

Las actividades y materiales que combinan situaciones de apren-dizaje y evaluación pueden convertirse en herramientas a utilizar por parte de las educadoras de acuerdo a las necesidades de los alumnos.

En el ámbito de la enseñanza escolarizada se destaca la necesi-dad de contar con técnicas de evaluación mediante actividades que favorezcan la diferenciación individual al considerar las características particulares de los alumnos y no sólo mediante actividades dirigidas al grupo. En este sentido, resulta indispensable proporcionar oportunida-des diversificadas para los menores con bajo desempeño lingüístico, de manera que puedan interactuar con materiales concretos en una estructura favorable a la creatividad e imaginación para fortalecer las destrezas lingüísticas en la narración de un cuento.

Entre los hallazgos de la investigación se encuentran los indicios derivados de las observaciones registradas durante la lectura interacti-va de cuentos de las cuatro educadoras en el salón de clases, los cua-les permiten afirmar que el estilo docente, entendido como el lenguaje verbal y no verbal utilizado al leer el cuento, los materiales utilizados en la actividad grupal, la interacción comunicativa generada con los alumnos y los resultados obtenidos durante la sesión de lectura, ofre-ce oportunidades diferenciadas a los menores, y en uno de los casos, es evidente que fue posible avanzar a otros niveles de desempeño, no por edad ni por grado, sino por el apoyo intenonado y la calidad de la intervención docente.

En ese sentido, se apoya la afirmación de la teoría del Desarrollo no universal de Feldman (citado en Gardner et al., 2000), respecto a

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que el desarrollo intelectual depende de la experiencia individual y de las condiciones favorables del contexto.

En la interpretación de los resultados también se destaca que uno de los mecanismos utilizados para facilitar el desempeño lector es la realización de inferencias para establecer una secuencia o su-cesión de acontecimientos en un relato o narración. Esta capacidad cognitiva podría estar asociada con los diferentes puntajes logrados por los alumnos de acuerdo con el Perfil Bajo o Alto en las actividades de lenguaje, por lo que constituye una veta de indagación para con-tinuar con la discusión de los resultados encontrados en el presente estudio.

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Nota

1 Los cuentos elegidos fueron: Un día con Élmer y Los amigos de Élmer de David Mckee (2011), El lápiz de Paula Bossio (2011) y La brujita ata-rantada de Eva Furnari (1994) cada uno de 12 páginas, con imágenes a color y dos de ellos con texto, con un personaje principal y varios secundarios.

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de La caLLe a LaS auLaS: eL reto educativo de LoS nuevoS aLfabetiSmoS digitaLeS1

Verónica Pérez-Serrano Flores

Este trabajo es una propuesta de integración de las tecnologías a las aulas que sigue una lógica peculiar: integrar los conocimien-tos, prácticas, y modos de ser y hacer que los jóvenes tienen al ejercer el alfabetismo digital “de la calle”, es decir, aquel que no

es legitimizado por la institución escolar. La peculariedad consiste en que sigue una lógica inversa de la perspectiva tradicional de la educa-ción, donde es la institución educativa el único escenario formal y legíti-mo para enseñar. La apuesta de este trabajo es que es posible integrar las tecnologías a la educación formal si ante todo, consideramos las prácticas de alfabetismo informales de los jóvenes, quienes ahora, gra-cias a su inmersión tecnológica, pueden llevar a las aulas su aprendizaje de la calle. El trabajo inicia con el reconocimiento de las propuestas que se están haciendo alrededor de la integración de la tecnología a la es-cuela considerando posteriormente, una caracterización de las genera-ciones de nativos digitales para pasar a hacer un recuento de lo que és-tos hacen en las llamadas prácticas de alfabetismo digital, las cuales se explican y conceptualizan con base teórica de las nuevas estudios sobre la alfabetización. Posteriormente se describen los tres tipos de prácticas de alfabetización digital más comunes y lo que hemos de aprender ellas: sus lógicas de actuación digital, que son finalmente las que se propone sean la base para integrar de una manera más eficiente las tecnologías a las aulas. Finalmente se esbozan algunas propuestas más concretas de integración tecnológica y se concluye con lo que ésta, en los términos

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de llevarla desde la lógica de la calle a las aulas, implica para la episte-mología y formas de entender y llevar a cabo el acto educativo formal.

El estudio de la integración de las tecnologías a las aulas ha es-tado en auge. Según la base de datos SCOPUS en el año 2015 se han publicado 6,613 documentos que abordan diferentes temáticas: desde creencias y percepciones en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), diferencias en el uso de las tecnologías mediá-ticas, adopción de los medios digitales, hasta el rol de las tecnologías en el aprendizaje, entre otros. El país que más artículos ha publicado es Estados Unidos de América. En este mismo año en México se han publicado solo dos artículos en el 2015 y uno en el 2016. Son artículos que se refieren a los cambios en la política Universitaria en América Latina, un capítulo del libro sobre la integración de las tecnologías en maestros rurales y un artículo sobre políticas de inclusión de las TIC en México. Así, al parecer, el tema en nuestro país está iniciando a ser estudiado en medios de circulación reconocidos internacionalmente en los últimos años, a pesar de que la inmersión tecnológica de los alumnos en todo el país –no obstante la gran brecha digital existente en México en acceso y uso– es patente y observable en sus nuevos estilos y formas de aprender y utilizar las tecnologías. Es por ello que este escrito constituye una propuesta para integrar las TIC en la edu-cación formal.

Sobre el uso de las tecnologías por los alumnos de hoy, dentro y fuera de las aulas, existe toda una retórica acerca de los nuevos alumnos “digitales”. En ella se encuentran posiciones que van muy de la mano con posiciones esencialistas que ven a la infancia como po-seedora de un innnato alfabetismo mediático (Buckingham, 2002, pág. 54), que incluso, se reduce a la frase popular “los niños de hoy traen el chip integrado”.

Buckingham (2002) analiza diferentes posiciones sobre la rela-ción de las nuevas generaciones con las tecnologías. Como la moneda tiene dos caras, unas posiciones son francamente positivas e indican que las TIC brindan oportunidades para la creatividad, la colectividad y la realización personal, que potencian y liberan a los niños, que las computadoras son algo bueno, a diferencia de otros medios como la

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televisión, que en su surgimiento y auge destruyeron a la infancia. Por otro lado, la perspectiva negativa ataca a los medios por ser los cul-pables de destruir la oralidad y formentar la violencia. Ya Neil Postman (1993) en su libro “Technopoly: the surrender of culture of technology” (Tecnópolis: la rendición ante la cultura de la tecnología), había adver-tido que la tecnología conduciría a la deshumanización, a una desapa-rición de la cultura y de la comunicación natural. En otras palabras, las computadoras “destruyen la racionalidad, la moralidad y la coherencia social” (Postman, citado en Buckingham, 2002, p. 55).

Lo cierto es que ambas posiciones, unas totalmente entusiastas y otras francamente pesimistas, caen en algún punto del determinismo tecnológico, que es la tesis sociológica que asienta que la tecnología es la causa de cambios en sociedad y la cultura, por lo tanto los cam-bios en la tecnología dicta los cambios en la sociedad. Básicamente el determinismo es la idea de que “la innovación tecnológica es la causa básica de los cambios en la sociedad y que los seres humanos no te-nemos otra opción que sentarnos y ver el despliegue de este proceso ineluctable” (Winner, 1986, pp. 9-10) dicho en otras palabras, la acep-tación implícita de que los medios digitales, particularmente Internet, están ocasionando cambios tanto en las instituciones sociales, la es-cuela, y en los jóvenes que asisten a ella.

En resumidas cuentas, la retórica de las nuevas generaciones tie-ne los siguientes puntos concordantes (Buckingham, 2002):

1) Abrazan el determinismo tecnológico en diferentes grados.2) Son optimistas en cuestión de la influencia de la tecnología en la infancia y en la juventud.3) Los niños son agentes activos en su relación con los medios.4) Existe una visión esencialista de la infancia.5) Las generaciones electrónicas tienen atributos psicológicos que les permiten tratar con los medios.

¿Pero en qué posición nos deja la retórica de las nuevas gene-raciones a la escuela y a los maestros? La respuesta primera es que la integración de las tecnologías a las aulas es inevitable, ineludible y

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necesaria, ya que no se trata solo de implementar políticas educativas de equipamiento tecnológico de las aulas, sino que los alumnos, pa-recen ya estar equipados con nuevas formas de actuación y prácticas sociales que es posible agrupar bajo la denominación de prácticas de alfabetismo digital.

El título, de la Calle a la Aulas: El reto Educativo de los Nuevos Alfabetismos Digitales, lleva implícita la idea de tomar las prácticas de alfabetización digital informal que los jóvenes tienen fuera “en la calle” y tratar de integrarlas a las aulas.

La intención de describir el alfabetismo digital de la “calle”, parte de dos ideas principales. La primera, tiene que ver con la tendencia que ha seguido la integración de las computadoras a las aulas; esta integración en su mayoría ha sido instrumental ya que los usos de las computadoras impuestos y proyectados por la misma institución esco-lar, no han logrado impactar los modelos pedagógicos y organizativos que han llevado a que la escuela actual no obtenga los resultados es-perados ni cumpla con las ambiciones sociales puestas sobre ella, aun cuando las computadoras y otras tecnologías mediáticas “actuales” estén ya presentes en las aulas. En contraposición, las computadoras a través de las prácticas de alfabetismo digital informales, están inte-grándose en las formas de actuar de los jóvenes, lo que está produ-ciendo nuevas maneras de aprendizaje que im-pactan necesariamente a la escuela. Por lo tanto, cobra más sentido cambiar la lógica y llevar las prácticas de la calle a las aulas, en otras palabras, aprehender las experiencias de los jóvenes con los medios digitales para potenciar aprendizajes (Pérez-Serrano, 2014).

La segunda se relaciona con que el alfabetismo digital, como aprendizaje informal, tiene características distintivas (Scribner y Cole, citado en Bransford, et al., 2006), que llevan a aprender sin libros, sin maestros y fuera de las aulas. Una de estas características es que el aprendizaje informal está orientado personalmente por los intereses, gustos e identidad del joven, por lo tanto las actuaciones que se rea-lizan se basan en expectativas individuales y no estandarizadas como lo busca la escuela; de igual forma, el aprendizaje informal ocurre en un contexto sensorial rico que provee modelos que pueden ser obser-

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vados e imitados, a diferencia del aprendizaje escolarizado que utiliza solo un canal o medio dominante para intentar transmitir la enseñanza, por lo general el lenguaje escrito u oral. Y finalmente, el aprendizaje informal ocurre por la fusión del dominio emocional y cognitivo, lo que hace que los jóvenes estén comprometidos con las tareas que realizan a través de las computadoras (Pérez-Serrano, 2014).

En este punto será necesario hablar del escenario de la alfabeti-zación formal e informal. Básicamente con el apelativo de informal nos referimos a todas aquellas prácticas de alfabetización no legitimizadas por la institución escolar. Por otro lado, la alfabetización tradicional es-colarizada, ha sido muy problematizada por la teoría crítica que voltea la mirada hacia una alfabetización que sirva como un andamio en la cons-trucción social del conocimiento. Desde estas posturas críticas, es posi-ble afirmar que la escuela sienta las bases mínimas para la alfabetización funcional o lo que Barbero, (1997) llama primera alfabetización, mientras que la segunda alfabetización, es decir los usos críticos y sociales de la alfabetización, no se están logrando construir desde el actual modelo escolar, sin embargo, los jóvenes a través de su interacción sostenida con los medios están logrando esta segunda alfabetización, ahora digital.

En cuanto a la educación formal, el modelo actual escolar, se ca-racteriza por la estandarización de currículos, por la persecución del orden, por tener una comunicación de una sola vía que conlleva la verticalidad de las relaciones maestro-alumno, por la cultura del libro como único pensamiento válido y crítico. Sin embargo, lo que nos en-señan las prácticas de alfabetización de los jóvenes, es esencialmente el revés de todas estas características, por lo que puede tener lógica, aprender de estas prácticas para lograr sintonizarnos con ellas y lograr participar de manera más eficiente en la formación de los jóvenes.

Alfabetización y prácticas de alfabetismo digital

Tanto las acciones tangibles –operar una computadora– como las in-tangibles comunicarse a través de ella, son posibles gracias a las re-presentaciones del lenguaje, que en los medios digitales se combinan diferentes modos semióticos: la escritura alfabética, imágenes fijas y

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en movimiento, sonidos, es decir los medios digitales combinan dife-rentes sistemas de representación que es multimodal.

La lectura de los modos de representación se hace posible gra-cias a la codificación-decodificación del lenguaje, la cual se lleva a cabo a través del aprendizaje de la alfabetización. El alfabetismo digital es el término que utilizamos para distinguir los usos, prácticas, propó-sitos y actividades que los jóvenes desempeñan cuando interactúan con una computadora. El agrupamiento de estas actividades y usos resultante en el nombre alfabetismo digital, conlleva implícito el en-tendimiento de que, al igual que la escritura, los medios digitales son una tecnología de creación de sentido, de ahí que el uso social de los medios –alfabetismo– se asocie con el aprendizaje de la codificación y decodificación de la lectura y la escritura, es decir, con el aprendizaje de la alfabetización.

En el panorama comunicativo actual, el significado de la palabra alfabetización se ha extendido y actualmente se utiliza para:

• nombrar los recursos de representación: lenguaje, escritura, imá-genes, gestos;• nombrar el uso de estos recursos en la producción de mensajes: alfabetización computacional, alfabetización mediática, alfabeti-zación tecnológica;• y nombrar cómo los recursos son utilizados como medios para diseminar un mensaje, por ejemplo, publicaciones en Internet. Así las tecnologías de información y comunicación ponen juntos los recursos de representación y su potencial con los recursos de pro-ducción y los recursos de diseminación y es esta fusión lo que ha llevado a la extensión del término alfabetización, ya que el uso de una computadora tiene aspectos de los tres (Kress, 2007, p. 23).

Por ello es que se utiliza el término alfabetización y prácticas de alfabetismo digital; el primer término, alfabetización, para referirnos al proceso de aprendizaje tradicional y escolarizado que lleva a una persona a desarrollar la capacidad de decodificar y codificar textos. Mientras que el segundo, alfabetismo, se usa para señalar que se en-

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tiende que la alfabetización, desde una nueva perspectiva de estudio (nuevos estudios de alfabetismo), no es solo una acción y aprendizaje de traducción de textos sino una práctica social. De igual forma, el sufijo gramatical –ismo–, que acompaña a la palabra alfabeto, sugiere tanto una cualidad o condición, “ser alfabetizado”, como una práctica o actitud (RAE, 2010).

Así las prácticas de alfabetismo digital son una manera de nom-brar y entender lo que los jóvenes realizan cuando están detrás de una pantalla de computadora y detrás de un artefacto móvil.

Las alfabetizaciones digitales como prácticas sociales se expli-can con las siguientes preposiciones:

• Primera: que las prácticas de alfabetización son parte integral de un conjunto amplio de fines sociales y prácticas culturales, por ello no es posible hablar de una sola alfabetización, sino de alfa-betizaciones en plural. De allí que existan alfabetizaciones infor-macionales, computacionales, mediáticas, etcétera, y todas ellas se agrupan bajo el apelativo de alfabetización digital, que ya la digitalización hoy en día es parte fundante del funcionamiento de cualquier tecnología mediática.• Segunda: que las prácticas de alfabetización cambian y las nuevas prácticas son frecuentemente adquiridas a través de un proceso de aprendizaje informal. Esto es más patente ahora con el desarrollo tecnológico que ha pasado solo en unos años a per-mitir el uso móvil de cualquier dispositivo, lo que hace que las prácticas de alfabetización digital sean básicamente ubicuas y necesarias para participar de la cultura actual.• Tercera: que la alfabetización como un conjunto de prácticas sociales pueden ser inferidas de los eventos que son mediados por los textos escritos o multimodales. Por ello cobra sentido en-tender los eventos de las prácticas de alfabetización informal de los jóvenes y tratar de integrarlas en la educación formal.

Tomando en consideración este marco para entender la alfabeti-zación digital, se llevó a cabo una investigación con jóvenes para co-

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nocer los eventos en los que opera la alfabetización digital informal, de los cuales se encontraron tres principales prácticas que son, primera, establecer comunicación, segunda, gestionar información, y tercera, video-jugar (Pérez-Serrano, 2014).

Los tres tipos de prácticas de alfabetismo digital

El fin principal de las prácticas de alfabetismo digital (PAD) de los jó-venes es la comunicación con sus pares por medio del sistema de mensajería instantáneo (MI) y por medio de los sitios de redes sociales (SRS) principalmente Facebook. A este tipo de comunicación se llama comunicación mediada por computadora.

La comunicación mediada por computadora (CMC) refiere a la práctica de utilizar computadoras en red y texto alfabético para trans-mitir mensajes entre personas o grupos de sujetos a través del espacio y el tiempo. Es un sistema de par-a-par que permite la comunicación entre computadoras y, por lo tanto, posibilita intercambios privados, sincrónicos y diádicos (Jacobs, 2008).

La comunicación mediatizada, especialmente la (MI), se consi-dera ontológicamente un nuevo alfabetismo por ser parte del espectro de prácticas en las que están enganchados los jóvenes (Lanshear & Knobel, 2006) ya que la alfabetización, desde la perspectiva teórica de este trabajo, implica las formas en cómo se utilizan los textos para propósitos culturales dentro de actividades culturalmente significativas (Gee, 2000).

Sobre la comunicación, los jóvenes declaran que las prácticas de alfabetismo digital se convierten principalmente en el medio por el cual se comunican y mantienen su red social. Asimismo las prácticas inclu-yen el manejo de información que tamiza todas las actividades reali-zadas por medio de la computadora, tales como visitar páginas web e intercambiar información. Las prácticas son un medio que les procura diversión, de aquí que la vivencia recreativa y lúdica acompaña la ma-yoría de las acciones que los jóvenes realizan a través del medio digital.

Quizá la práctica del alfabetismo digital sea mejor reconocida cuando se trata de gestionar información. La acepción de la palabra

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gestión se refiere a los modos o formas en que la información que se encuentra en formatos digitales, es recuperada, buscada, manipula-da y transformada. Es necesario reconocer que las PAD referidas a la gestión de información, no constituyen en sí mismas prácticas que se enfrentan con el conocimiento o que apuntan necesariamente hacia su construcción; en las prácticas que refieren jóvenes la información es precisamente fragmentada, por ejemplo, cuando navegan por una página de su interés, la información es transitoria y puede encontrarse o fluir en diferentes espacios a través de diversas páginas web. Por ello es que se plantea que en las PAD observadas, se recupera o trans-forma información más no necesariamente conocimiento2, aunque en algunas ocasiones es posible acceder a este último vía electrónica.

La última PAD que practican los jóvenes es el video jugar. El fenó-meno de los videojuegos ha sido estudiado desde dos perspectivas: como artefactos y como prácticas sociales (Squire, 2008). El estudio de los videojuegos como artefactos se enfoca principalmente en los componentes que interactúan en ellos, como su estructura narrativa, los géneros o el manejo del espacio y del tiempo; por otro lado, la pers-pectiva de los videojuegos como prácticas sociales considera las for-mas sociales y procesos que estos implican, tales como el aprendizaje, las comunidades de juegos y formas de participación y, por supuesto, las prácticas de alfabetismo digital con las que se relacionan.

Como prácticas sociales, los videojuegos organizan de nuevas maneras el lenguaje, el alfabetismo y el aprendizaje (Gee, 2009). “Cuan-do las personas aprenden a jugar un videojuego, están aprendiendo una nueva forma de alfabetismo” (Gee, 2007, p. 19), en primer término, porque los videojuegos implican alfabetismos múltiples, ya que están conformados por formas multimodales que pueden ser leídas de dife-rentes formas y que involucran no solo la lectura y escritura como forma de decodificación, sino la actuación: hacer cosas, pensar acerca de ellas, valorarlas e interactuar con personas. Por ello, las múltiples for-mas de alfabetismo están asociadas con diferentes tipos de prácticas sociales, entre estas las de videojuegos.

Las prácticas sociales a su vez están incluidas en dominios se-mióticos3 donde las representaciones o formas multimodales son

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utilizadas. Una característica de los dominios semióticos es que son usualmente compartidos por un grupo de personas y adquie-ren signi-ficado dependiendo de la situación en la que son ejercidos (Gee, 2007). Los videojuegos como prácticas sociales se relacionan además con el aprendizaje de nuevos dominios semióticos porque implican tres co-sas: primero, aprender a experimentar, ver, sentir y operar en el mundo de nuevas formas; segundo, porque los videojuegos requieren cierta afiliación con las personas que comparten dicho dominio y, tercero, porque a través del aprendizaje de tales dominios se adquieren re-cursos que preparan al sujeto para el aprendizaje futuro y para la re-solución de problemas dentro de determinado dominio y en dominios relacionados (ídem).

La práctica de alfabetismo digital de videojuego es realizada en menor medida en comparación con la de comunicación o gestión de información; no obstante, el videojuego por su propia naturaleza mul-timodal y ergódica requiere el aprendizaje de diferentes habilidades de alfabetismo y, a la vez, promueve distintos tipos de aprendizaje, entre otros, la obtención de recursos para resolver problemas, formas y ac-titudes útiles para el aprendizaje futuro.

Lo que hay que aprender de las prácticas de alfabetismo digital: las lógicas de actuación digital

A través de las PAD de los jóvenes de comunicación, gestión de infor-mación y videojuegos, se puede observar que ciertamente hay nuevas maneras de hacer las cosas que responden a una lógica diferente de actuación.

Las nuevas formas de actuar, producto de la interacción de los jóvenes con los medios digitales, van más allá de utilizar simplemen-te una computadora, ya que reflejan cambios en las formas de so-cialización, participación, de lectura, de actuación de la identidad, de consumo y de aprendizaje, por lo cual se asiente que las tecnologías de co-municación tienen un poder transformador en los jóvenes que impacta necesariamente las instituciones sociales en las que ellos se desenvuelven, principalmente la escuela.

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El impacto en la escuela no significa que el “poder transformador” de los medios cambie por sí solo y positivamente a la escuela, más bien, implica que los alumnos que hoy asisten a las aulas aprenden, se motivan y hacen las cosas de manera diferente, y quizá radicalmente diferente, a las maneras en que la escuela organiza el aprendizaje (Pé-rez-Serrano, 2014).

Ya, a manera de profecía desde los años sesenta Marshall McLu-han hablaba de como el uso de una tecnología afecta la organización, tanto de los sentidos como de la estructura cultural al tiempo en que su-girió que cada medio requiere su propio estilo de conducta (Meyrowitz, 1996). Es posible que esto es lo que está sucediendo con la aparición de nuevas formas de actuación que se pueden observar en los jóve-nes. Así, si algo es posible aprender de las prácticas de alfabetismo digital es precisamente la forma en la que éstas son realizadas a lo que le nombro lógicas de actuación digital; la lógica tiene una acepción de pensamiento, de principios relacionados con el razonamiento y con los procedimientos de decisión4.

Cuando una tecnología se convierte en común, así como lo es para los jóvenes el Internet, esta se convierte en parte natural y no se piensa en ella como tecnológica (Lankshear, Snyder, & Green, 2000). Asimismo, los medios digitales son vistos como parte de la vida co-tidiana y las formas de participar que permite la tecnología digital se convierten en maneras de pensar, razonar y decidir, es decir, en una lógica de actuación cotidiana.

Las lógicas de actuación digital identificadas son:

1) Participar e interactuar: Para empezar a conceptualizar la lógica de participación-interacción, es necesario explicitar qué se está enten-diendo por participación. Si nos abocamos a la definición de participa-ción, se encuentra que el vocablo significa tomar parte en algo, recibir parte de algo y compartir opiniones e ideas (RAE, 2010). Por lo que probablemente no se puede hablar de participación sin hacer referen-cia a que lógicamente participamos de algo y con alguien a través de las interacciones. Siguiendo esta definición, la participación es parte de nuestro comportamiento diario en los diferentes espacios sociales.

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Entonces, ¿cuál es la diferencia con la participación digital a la que se hace referencia? A continuación, presentamos una tabla que explica la diferencia entre la participación digital y la participación natural-social.

Tabla 1. Diferencias entre la participación digital y la participación so-cial-natural.

Entonces podemos decir que la participación digital es intencio-nada, controlada y deseada, porque tiene un alto valor, la recompensa es inmediata y es totalmente recreativa y lúdica. Lo cual no sucede necesariamente con la participación e interacción “diseñada” en los ambientes escolares, que sería la participación natural-social.

La consecuencia de la lógica de participación, es la creación de un sentido de comunidad y colaboración: de hacer “cosas” natural-mente en interacción con otros, de estar interconectados; sentido que permea la actuación social y los procesos cognitivos como el aprendi-zaje, ya que actualmente no se aprende de una persona (del maestro), se aprende de y con los otros que están en red, así como de las crea-ciones mediáticas de muchos (información) y no solo de unos cuantos.

2) Nuevas formas de usar, consumir y producir: La emergencia de las tecnologías participativas, que permiten el acceso a la información y el intercambio de conocimiento, están impactando no solo el ciberespa-cio sino también las prácticas sociales en este caso, la forma en cómo se consumen y se producen contenidos mediáticos (Bruns, 2006).

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Tradicionalmente el consumidor es aquel que utiliza un bien social (Me-rriam Webster´s Collegiate Dictionary), y si nos referimos a los medios, el consumidor es aquel que utiliza un producto mediático. En una definición que explica un poco el tipo de consumo actual, García Canclini, (2007) ca-racteriza al consumidor actual cada vez más como una “víctima” que utiliza bienes y servicios condicionados siempre por monopolios económicos, los cuales obligan a consumir algunos productos, en cierta forma, porque su oferta es cada día más limitada. No obstante, una condición para el consumo es la utilización (manipulada o no), en este caso, de mensajes mediáticos.

Por otro lado, la producción tradicionalmente se asocia a la ela-boración o creación; desde una perspectiva funcional la producción es un proceso donde se añade valor a las cosas.

Diferentes perspectivas teóricas han abordado la relación/diferen-cia entre productores y consumidores. Desde la teoría social, Giddens (2006, p. 280) argumenta que cuando se habla de un objeto cultural5, como los medios de comunicación electrónica, hay un distanciamiento entre el productor y el consumidor, distanciamiento que se explica por las formas de interpretación no presenciales que suceden a diferencia de la interpretación en una conversación (presencial).

Sin embargo, a partir de un modelo de producción-consumo in-dustrial, Alvin Toffler (1970) acuñó el término prosumer (productor-con-sumidor) para augurar en el futuro la emergencia de un nuevo tipo de consumidor, más informado, que demandaría productos más indivi-dualizados y hechos a la medida, con lo cual el modelo industrial de producción tendería a cambiar de ser masivo a uno que satisfaciera las demandas de los consumidores (Bruns, 2006), reconvirtiendo así el sentido de lo que significa ser consumidor o productor a una especie híbrida de ambos (de allí el término prosumer).

No obstante, ambas perspectivas que oponen o recrean en un continuo lo que implica la producción o el consumo están cambiando en la era de las tecnologías participativas-sociales actuales. Al respec-to, Bruns argumenta cuatro razones:

1. El acceso a las fuentes de información toma forma en un mo-delo donde la información se “jala” en vez de ser “empujada”

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como se hacía en las transmisiones tradicionales de los medios masivos de comunicación. Esto implica que la relación entre pro-ductores y consumidores ya no es organizada en una forma de retroalimentación asimétrica. Anteriormente la información era distribuida por medio de canales dominantes de algunos produc-tores por lo que la retroalimentación era escasa, mientras que ahora la información se regresa a los productores a través de los medios de comunicación que están accesibles a los consumido-res.2. El acceso a las formas de producir y distribuir información es muy amplio en vez de estar limitado a un número pequeño de operadores, lo cual significa que los consumidores pueden ahora convertirse en activos productores y distribuidores de informa-ción.3. La misma tecnología que hace posible la comunicación de mu-chos a muchos, y la distribución del contenido, también permite la organización par a par que resulta en la participación del sujeto en comunidades que comparten proyectos: esto significa que los usuarios ahora pueden comunicarse y engancharse directamente con otros en una forma global, traspasando la forma tradicional de producir y distribuir información.4. En su forma digital el contenido (sea una representación de la información, conocimiento o trabajo creativo) puede ser com-partido fácilmente y puede ser modificado, extendido y recom-binado, esto significa que el término “consumir” en su sentido convencional ya no es aplicable porque la información digital ya no se consume en cuanto es producida (2008, pp. 13-14).

Se considera que esta forma de consumir y producir (produsaje) se convierte también en una lógica de actuación digital ya que es la manera en como los jóvenes logran participar a través del medio digital con su pares y grupos de afinidad.

Al igual que en la lógica de participación-interacción, la de consu-mo-producción opera con el intercambio y transformación de diferen-tes modos semióticos (textuales y multimodales). Por medio del pro-

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dusaje de contenidos los jóvenes participan en la práctica de la lectura de mensajes textuales y multimodales a través de los cuales se llevan a cabo las PAD.

Es la lógica de consumo-producción la que posibilita que los jóve-nes estén leyendo y escribiendo en una forma donde los textos –men-sajes/contenido de la red– realmente dan sentido a sus prácticas y por lo tanto a su vida; de ahí que encontramos que utilizan las tecnologías digitales como parte de sus actividades sociales cotidianas. También esta lógica puede encontrarse detrás de las afirmaciones que asegu-ran que los jóvenes actualmente están leyendo y escribiendo más que nunca (Hoechsmann, & Low, 2008).

Se cree entonces que se está leyendo y escribiendo porque la posibili-dad de producir y utilizar activamente los textos permite a los jóvenes parti-cipar de la-su cultura actual.

Quizá esta sea una consecuencia muy favorable para la escuela; el produsaje de contenidos mediáticos podría utilizarse para desarrollar el proceso de alfabetización: “los medios contemporáneos [y su pro-ducción-consumo] son en sí mismos pedagógicos; ellos contribuyen a la construcción del conocimiento y del sujeto cognoscente” (Sholle & Denski, 1993, p. 309) sin embargo, el punto de debate es si la lectura de contenidos es meramente funcional y si puede dar el salto a ser crítica.

Se reconoce que a través de la lógica de consumo-producción que subyace a las PAD hay más lectura y escritura, pero no necesa-riamente una lectoescritura que permita entender la ideología e intere-ses que están detrás de los textos/mensajes y formas mul-timodales utilizadas activamente. Por ello es que la actuación educativa debería apuntar no solo a que los jóvenes entiendan el significado de los tex-tos-producciones mediáticas, sino el contexto (relaciones, ideología, política) en los que tales son producidos (Pérez-Serrano, 2014).

Finalmente, la lógica del nuevo aprendizaje. Diferentes autores han venido discutiendo cómo los recursos que se encuentran en línea y las diferentes formas de la cultura popular convergen en Internet de una manera en que permiten y sostienen modos de aprendizaje que son muy diferentes a la perspectiva de aprendizaje de la escolarización convencional (Lankshear, 2010).

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Entre estos autores, Brown y Adler argumentan que el mayor im-pacto de Internet es su capacidad para soportar y extender un apren-dizaje diferente, el aprendizaje social, el cual definen como: “El enten-dimiento de que el contenido es socialmente construido a través de conversaciones acerca de él y a través de interacciones con otros que giran alrededor de problemas o acciones” (2008, p. 18).

Desde esta perspectiva el foco está no tanto en qué se aprende sino en cómo se está aprendiendo; hay un cambio de perspectiva: del aprendizaje del contenido de una materia a las actividades de apren-dizaje y a las interacciones alrededor de las cuales el contenido está situado (ídem).

En otras perspectivas del aprendizaje social, se habla del apren-dizaje que es posible lograr a través de la participación en espacios de afinidad donde se genera conocimiento de todo tipo intensivo (o conocimiento especializado), individual (el que cada uno posee), distri-buido (al que se accede a través del conocimiento que otras personas poseen y es subido para su distribución a la red, por ejemplo a través de enlaces) y tácito (el que se construye en la práctica) (Gee, 2004).

De igual forma, se habla de las culturas participativas donde hay nuevas posibilidades para el aprendizaje par a par, la diversificación cultural y el desarrollo de habilidades; incluso se afirma que “el acceso a la cultura de participación funciona como una nueva forma de currí-culum oculto” (Jenkins, 2009, pág. xxi).

Un punto convergente en la discusión sobre las nuevas formas de aprender es que las comunidades son las precursoras de un nuevo tipo de aprendizaje, el aprendizaje 2.0; su nombre se asocia a las he-rramientas de la Web 2.0 que proveen una infraestructura de informa-ción que enfatiza la participación, ya sea creando o realizando remix de todo tipo de formas mediáticas (Brown y Adler, 2008).

Este tipo de aprendizaje se centra en la forma en cómo los es-tudiantes toman los contenidos, en vez de que estos les sean dados a través de la instrucción escolarizada tradicional; por ello, la lógica del aprendizaje 2.0 se relaciona estrechamente tanto con la lógica de consumo-producción, donde como se mencionó más arriba, la infor-mación se “jala” en vez de ser “empujada” (Bruns, 2008, p. 13) como

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con la lógica de participación que implica una nueva disposición re-lacionada con la ejecución de actividades (comunicación, recreación, información) de manera participativa, es decir, con los otros. De allí que el aprendizaje 2.0 es cooperativo.

Además del aprendizaje cooperativo, la lógica de aprendizaje 2.0 se acompaña de un aprendizaje que se realiza “haciendo”, lo cual se conoce como hands on learning, que por cuestiones de traducción llamamos aprendizaje manipulativo. Este tipo de aprendizaje viene de la tradición del aprendizaje activo, una vez propuesto por John Dewey.

La lógica del aprendizaje 2.0 manipulativo, sugiere que los jóve-nes han aprendido a realizar diferentes prácticas a través de la mani-pulación, lo que implica no solo la misma operación del medio digital, a la cual se refieren vívidamente como aprender “picándole” (al teclado y con el mouse), sino también el pensamiento de que a través de la manipulación activa –de aprender haciendo–, son capaces de realizar cualquier actividad y, por lo tanto, resolver problemas cotidianos como comunicarse, gestionar información y recrearse a través del videojuego o del consumo-producción de formas mediáticas.

Finalmente, en la lógica de aprendizaje 2.0 hay un compromiso que refiere a la disposición y a la voluntad de los jóvenes de invertir y poner esfuerzo en el aprendizaje. El compromiso para aprender hace que los procesos cognitivos participen en la ejecución de tareas, y cuando esto se logra, “los sujetos emplean las estrategias cogniti-vas, metacognitivas y volitivas que llevan al aprendizaje” (Fredericks, Blumenfeld y Paris, citado en Blumenfeld, Kempler & Krajcik, 2006, p. 475).

La motivación y el compromiso cognitivo están relacionados con cuatro condiciones (Blumenfeld, Kempler y Krajcik, 2006):

1) Con la atribución de un valor; el valor que se le puede atribuir a una tarea puede ser intrínseco e instrumental. Es intrínseco cuan-do es influenciado por el interés en un tema y por la experiencia placentera cuando se ejecuta la tarea, e instrumental cuando se tiene la percepción de que las tareas están relacionadas con la vida cotidiana.

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2) Con el sentimiento de ser competente en la ejecución de la tarea independientemente del resultado que se obtenga, lo cual lleva a invertir mayor esfuerzo y persistencia en el aprendizaje.3) Con la relación o sentimiento de pertenencia a una comunidad, lo cual se logra a través de la interacción y la participación.4) Con la percepción del grado de autonomía que se tiene al rea-lizar una tarea; básicamente se refiere a la percepción o sentido de agencia que ocurre cuando se tiene la oportunidad de escoger y jugar un rol significativo en la dirección de la propia actividad.

Al describir lo anterior es notorio que estas condiciones son las que han llevado a los jóvenes a su alfabetización digital y a su conse-cuente ejecución a través de prácticas sociales. Así lo que se rescata de esta lógica de aprendizaje 2.0 son tanto las formas en cómo los estudiantes piensan que se debe aprender como las formas a través de las cuales deciden aprender.

De la calle a las aulas: invertir la lógica –de abajo hacia arriba y de afuera hacia adentro–

A lo largo de este trabajo se ha anunciado la intención de proponer cómo las prácticas de alfabetismo digital que se dan fuera de la escuela, en la calle, pueden ser integradas en las aulas escolares. En el núcleo de esta intención, se encuentra la creencia de que las PAD de los jóvenes se conforman intrínsecamente de características, procesos y valores que son útiles y necesarios para el proceso de escolarización.

Así, en las PAD de los jóvenes se identifican por lo menos cuatro cuestiones deseables para la escuela: 1) el aprendizaje satisfactorio; 2) el auto aprendizaje por medio de la manipulación y experimentación (hands on learning) que puede desarrollar co-nocimiento generativo, esto es, aprendizaje que puede utilizarse para resolver nuevos proble-mas (Resnick & Klopfer, 2001); 3) el aprendizaje como proceso mediado por el uso de herramientas culturales y por la participación con los otros en comunidades de práctica y 4) el aspecto emocional-motivacional que es necesario para aprender.

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Para que estas nuevas capacidades permitidas por el uso de los medios digitales tengan lugar en la escuela se necesita reconceptua-lizar el trabajo que sucede dentro de las aulas; es necesario propiciar que los estudiantes lleven a cabo la mayor parte del trabajo en vez de los maestros. Por ejemplo, permitir la realización de tareas significa-tivas o buscar la resolución de problemas reales que beneficien a la comunidad con la ayuda de los medios digitales y donde el papel del maestro sea asumir un rol de soporte y de guía que ayude a los estu-diantes a encontrar tales problemas (Collins & Halverson, 2009).

Por otro lado, las tensiones en cuanto a la integración de las tec-nologías a la escuela se derivan de dos objetivos diferentes tanto de la escolarización como de la tecnología, los cuales Collins y Halverson re-sumen acertadamente: “la escuela fomenta el aprendizaje por-si-acaso, mientras que la tecnología fomenta el aprendizaje justo-a-tiempo” (íbid, p. 48). Por ello es que se entiende que hay francos desordenamientos entre la escuela y lo comunicativo: lingüísticos (hegemonía de lo escrito sobre la imagen), institucionales (pérdida de la centralización del cono-cimiento para educar) y de tiempos y escenarios (lugares y horas para aprender) (Orozco, 2004).

Integrar las tecnologías en este escenario no es imposible si la lógica cambia; la apuesta es actuar de afuera (de las PAD informales de los jóvenes) hacia adentro (hacia la educación formal) y de abajo (de lo que saben los estudiantes) hacia arriba (hacia lo que pueden aportar a la escuela y lo que la escuela les debe aportar). El reto por supuesto, sigue siendo cómo seguir esta lógica “inductiva” de apro-vechar el escenario informal para construir un nuevo escenario formal de aprendizaje dentro de las aulas, y no empeñarse en seguir la lógica “deductiva”, esto es, la escuela y los docentes tienen el conocimiento y el saber formal que debe ser aprendido para finalmente transmitir la cultura. Parece que todavía no entendemos que la cultura no es una creación estática, sino ahora más que nunca, una objetivación de la vida cotidiana, donde las tecnologías sus y usuarios a través de sus PAD, como hemos visto, tienen un papel esencial.

Lo que se propone para invertir para pasar de la calle a las aulas es integrar, ante todo, las lógicas de actuación: organizar la enseñanza

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para dar cabida a las PAD y a sus respectivas lógicas de participación, consumo y aprendizaje. Para lo cual es necesario seguir algunos prin-cipios de aprendizaje:

1. La adopción de la perspectiva situada del conocimiento: la perspectiva situada del conocimiento (situativity) significa que el conocimiento no se considera meramente una estructura mental estática en los sujetos, sino que el conocimiento es visto como un proceso que involucra a la persona, a las herramientas, a otras personas que rodean al estudiante y a las actividades en las cua-les el conocimiento es aplicado (Sawyer, 2006).2. El uso de las lógicas de actuación como estructuras de apren-dizaje: la ciencia cognitiva ha demostrado que la adquisición ru-tinaria de esquemas, guiones, y procedi-mientos son estructuras necesarias para lograr aprendizajes (Brandsford et al., 2006); se considera que las lógicas de actuación digital conforman esque-mas y procedimientos de acción que pueden intencionarse, des-de la organización de la enseñanza, para la construcción de co-nocimientos, por ejemplo utilizar las lógicas de participación para discutir un contenido o el aprendizaje manipulativo como medio para la resolución de una tarea.3. Utilizar los recursos de los jóvenes: la descripción de las PAD “de la calle” trata de enfatizar el tipo de aprendizaje informal que tiene lugar cuando estas suceden. Con informal se hace referen-cia a que las prácticas se han desarrollado, más que fuera del espacio físico de las aulas, fuera de las prácticas didácticas e instruccionales que caracterizan el proceso de escolarización; no obstante, el aprendizaje informal también deriva en conocimientos que los jóvenes traen a las aulas. Desde la perspectiva construc-tivista se argumenta que el aprendizaje siempre tiene lugar con base en conocimiento existente (Sawyer, 2006); por ello es que un principio de aprendizaje detrás de las acciones de integración de las PAD es utilizar los conocimientos previos de los jóvenes aprendidos informalmente, especialmente los conocimientos per-formativos de las prácticas de alfabetismo digital que permiten la

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realización de actividades como el produsaje de información, la participación con otros y el aprendizaje manipulativo.4. El trabajo con el contenido: cuando se trata de discutir los efectos de cualquier medio, se hace alusión sobre la importan-cia de los contenidos que circulan por él. McLuhan, en su libro Comprender los medios de comunicación: las extensiones del ser humano, apostó que, a largo plazo, el contenido de un medio importaría menos que el medio en sí mismo a la hora de influir en nuestros actos y pensamientos, ya que aseguró, hace más de cuatro décadas, que “los efectos de la tecnología no ocurren a nivel de las opiniones o los conceptos, más bien alteran los patrones de percepción continuamente y sin oponer resistencia” (McLuhan, 1994, p. 18) lo cual parece indicar que lo que importa son los usos de los medios y no precisamente los contenidos que nos ofrecen. Si bien hemos defendido que lo que nos enseñan las PAD son sus lógicas de actuación, creemos que cuando se trata de educar con los medios el contenido se iguala en importancia a las formas de utilizar los medios (Pérez-Serrano, 2014).

Los principios de aprendizaje presentados no son novedosos en sí mismos, sin embargo se intenta que su aplicación sea funcional e inten-cionada a la hora de construir o discurrir formas para integrar las PAD.

A continuación, se presentan algunas acciones genéricas para integrar las PAD a las aulas:

• Propiciar el funcionamiento de la herramienta digital: Las tec-nologías digitales son artefactos culturales que funcionan como herramientas; en la perspectiva sociocultural el uso de estas he-rramientas implicaría una transformación que modifica nuestro entorno y nuestra disposición interna. Por ello es que “las tecno-logías se entienden como vehículos del pensamiento… [y] ten-drían la posibilidad de potenciar la apropiación del conocimiento” (Lion, 2006, p. 86).• Proponer actividades donde se integren los conocimientos que conforman las PAD. Algunos educadores más ortodoxos estarían

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a favor de que antes que integrar el conocimiento informal de los jóvenes se debería reforzar los conocimientos formales básicos. En cuanto a las PAD se identifica que están conformadas por di-ferentes tipos de conocimientos que tienen que ver con hechos y con la ejecución o performance de actividades. El conocimiento fáctico se refiere a hechos, nombres y conceptos incluidos en el currículo escolar, por ejemplo, los conocimientos que los jóvenes recuperan cuando buscan información para una tarea; mientras que los conocimientos performativos son los que permiten la rea-lización de actividades, como el participar en una red social como Facebook, o lograr hacer un proceso de metacognición. No es necesario polarizar los enfoques sino cambiar la lógica y permitir la entrada a los conocimientos informales de los jóvenes, final-mente éstos están siendo construidos colectivamente y circulan y duplican cada pocas horas, y este es el tipo de conocimientos que consumen y producen los jóvenes, es inútil que la escuela esté ajena a este hecho.• Integrar en el diseño de tareas las experiencias de aprendizaje de las prácticas de alfabetismo digital. Es común pensar que el simple hecho de hacer utilizar a los alumnos los medios digitales es valioso en sí mismo (para aumentar la motivación de los es-tudiantes, desarrollar competencias del siglo XXI, o incluso para mostrar que las prácticas docentes se están actualizando), aun cuando la tecnología no esté realmente ayudando al aprendizaje que se obtiene del uso de cualquier medio digital, es provoca-do intrínsecamente por su diseño; por ejemplo, cada interface que utilizan los jóvenes en sus PAD les imponen retos que, para ser resueltos, requieren un aprendizaje. Gee menciona que entre los aprendizajes que potencian los medios digitales se cuentan el aprendizaje de:

1. El dominio semiótico, el cual se refiere a la necesidad de apren-der las relaciones entre múltiples sistemas de signos (imágenes, palabras, acciones).2. Las múltiples rutas o formas de operar el medio digital.

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3. El contexto de uso (significados situados) de las palabras, ac-ciones, objetos, artefactos, etcétera (2007, pp. 221-223).

Así, el aprendizaje está implícitamente requerido por el diseño de la aplicación, por lo que se identifica que el punto clave que provoca el aprendizaje no está en el mero uso del medio digital en sí, sino en su di-seño que impone ciertas formas de uso. El pensamiento inmediato que surge en esta cuestión es si se tendrían que diseñar tareas escolares tan complejas en ergodicidad o riqueza gráfica y multimodal, como los videojuegos o cualquier otra aplicación digital que utilicen los jóvenes para poder potenciar el aprendizaje. La respuesta es que obviamente con los recursos y organización actual de la escuela esto no es posi-ble. Ya en el apartado anterior se vio la importancia de la construcción de actividades cambiando el foco de la actuación educativa de la en-señanza del contenido curricular, por parte del maestro, a la recons-trucción de la actividad, por parte de los jóvenes, por lo que la acción educativa tendrá que enfocarse más en el diseño de las tareas que en su instrucción.

Las lógicas de actuación digital conllevan diferentes experiencias que pueden ser importantes para diseñar las tareas. Estas son:

1) Las acciones realizadas a través de las PAD tienen consecuen-cias en lo real: cuando los jóvenes están actuando mediante la lógica de participación, logran pasar a la participación social; por ejemplo, cuando utilizan una tecnología social como SRS mantie-nen y expanden sus relaciones sociales. De igual forma al utilizar de forma activa los contenidos que recuperan en la red (produsa-je), comparten sus puntos de vista pasando necesariamente a la actuación.2) Los jóvenes tienen poder absoluto sobre sus prácticas: al estar enganchados en las PAD los jóvenes tienen un control total sobre lo que hacen con relación a cuándo, con quién y para qué partici-pan y comparten sus producciones mediáticas; en el aprendizaje 2.0 también obtienen control al aprender manipulando y al tener autonomía sobre lo que deciden aprender.

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3) Las PAD se conforman de aprendizajes transferibles: cuando se ejerce el aprendizaje 2.0 los jóvenes pueden transferir la expe-riencia de resolver una tarea, manipulando (hands-on), a otra. El consumo-producción se convierte en una lógica que se transfiere para realizar la mayor parte de las actividades que es posible rea-lizar a través del medio digital.

• Impulsar la creación de formas mediáticas multimodales a tra-vés de las tareas escolares. El panorama comunicativo actual ha empezado a desalojar el lenguaje escrito de la centralidad que había tenido en los sistemas de comunicación social. Por ello es que otra acción para integrar las PAD consiste, en un primer mo-mento, en impulsar la presentación de tareas escolares en dife-rentes modos6. El impulso que se busca es en dos sentidos: el primero, se refiere a la apertura de la escuela para aceptar que los modos visuales y multimodales pueden constituirse en sistemas de comunicación educativa válidos ya que la promoción de un solo modo, no es del todo compatible con las actividades desa-rrolladas a través de las lógicas de actuación digital que están totalmente mediadas por eventos de alfabetismo multimodales; en un segundo sentido, el impulso que se busca tiene que ver, además de la aceptación de la presentación de tareas a través de los diferentes modos que dominan la comunicación actual, con la promoción de la creación de formas multimodales, que es el resultado final que se persigue.

Conclusiones

El reconocimiento de las lógicas de actuación digital que subyacen a las prácticas de al-fabetismo digital y de las acciones que inten-tan integrarlas al aprendizaje demanda para la escuela una nueva perspectiva de la educación; si bien las acciones de integración se basan en teorías de aprendizaje que han estado conviviendo con el discurso educativo, su concreción en actividades de enseñanza dentro del aula implican nuevas formas de actuación y pensamien-

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to tanto para la escuela como para los principales agentes de esta: los maestros.

A lo largo de este trabajo se han tratado de hacer implícitos los cambios en la estructura del aprendizaje, en la cognición de los alumnos y en las formas en como los jóvenes aprenden en ambientes informales a través de sus PAD, lo cual se contrapone con las formas tradicionales de aprendizaje que son comunes en las instituciones educativas: aprendizaje pasivo, guiado por exposiciones, jerárquico y unidireccional (del maestro al alumno). Así, se trata de promover el cambio en la enseñanza porque “las instituciones educativas no están tomando suficiente ventaja de los modos de aprendizaje digital y participativo que están al alcance de los estudiantes actualmente” (Davison & Goldberg, 2010, p. 49) Se considera que esta es la razón auténtica para integrar las PAD informales a las aulas. Los cambios requieren, entonces, un nuevo paradigma de enseñanza basado en el re-ajuste y reposicionamiento de las formas tradicionales de orga-nización con las cuales la escuela venía funcionando; reposiciona-miento que trastoca las relaciones de poder, las fuentes del saber, la identidad y tarea del docente y, por supuesto, los modelos pedagó-gicos de enseñanza.

No se puede esperar que los cambios y reposicionamientos de la educación y de sus agentes, principalmente los maestros, se lleven a cabo en la escuela a corto plazo. Son cambios que implican una re-conceptualización de fondo tanto de las formas de enseñar como de la forma en que se construye el conocimiento, por ello se afirma que la integración de las PAD en la escuela y, más allá de la sintonía de lo educativo con lo comunicativo, requieren una nueva epistemología de enseñanza.

Esta nueva epistemología solo puede ser construida a través de la deconstrucción de las estructuras actuales, políticas, organizativas y de formación docente, que sostienen a la escuela actual y que no solo se resuelven con las reformas curriculares en turno, sino que requie-ren un verdadero ejercicio de pensar la función de la escuela y de los maestros en el panorama comunicativo-tecnológico actual (Pérez-Se-rrano, 2014).

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Notas

1 Trabajo presentado en la Cátedra UNESCO, UNITWIN-UNAOC de Al-fabetización Mediática Informacional y Diálogo Intercultural con sede en la Cd. de Guadalajara en el Centro Universitario de Ciencias Socia-les y Humanidades de la Universidad de Guadalajara el Viernes 15 de Julio del 2016. Trabajo elaborado con base en el resumen del libro “De la Calle a las Aulas: el reto educativo de los nuevos alfabetismos digi-tales” de (Pérez-Serrano Flores, 2014).2 Existe una diferencia entre información y conocimiento, los cuales se distinguen en tres aspectos esenciales: 1) multiplicidad: la información se compone de piezas, es fragmentada y particular, mientras que el conocimiento es estructurado, coherente y universal; 2) temporalidad:

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la información es transitoria e incluso efímera. El conocimiento es per-manente y perdura a través del tiempo y 3) lo espacial: la información fluye a través de espacios, mientras que el conocimiento se encuentra localizado. Resumiendo, la información es un proceso mientras que el conocimiento es un estado (Sholle, What is information?, s.f.).3 Domino semiótico se refiere a: “Cualquier conjunto de prácticas que involucra una o más moda-lidades (p.e. texto oral, escrito, símbolos, sonidos, artefactos, gráficas” (Gee, 2007, p. 19).4 Se entiende el vocablo lógica como: acepción etimológica: “―――――― que en griego significa también pensamiento” (Abbaggano, 1999, p. 751).5 Se entiende por objeto cultural a los artefactos que trascienden los contextos presenciales y que conforman formas de significación am-pliadas, por ejemplo, los textos y los medios de comunicación electró-nica. Los contextos se conforman de las situaciones de la acción a las que los agentes acuden para orientar lo que hacen (Giddens, 2006).6 Se hace referencia al modo semiótico como el nombre cultural y so-cialmente de moda que se le da a una fuente de representación y co-municación (Kress, 2007).

Visiones de la realidad educativa 183

La reeStructuración curricuLar. una exPeriencia de renovación Pedagógica

Susana Luna Sierra

Se afirma constantemente que la educación está en crisis en tanto que se busca la idoneidad, es decir; se pretende propi-ciar que el ser humano desarrolle la capacidad para accionar de manera adecuada en un contexto determinado. Esta crisis

en el ámbito educativo, debe ser el detonante para la movilidad de re-novación pedagógica, para buscar cambios cualitativos, para impulsar a los docentes a realizar acciones que lo lleven a restaurar, cambiar o a modernizar su ejercicio profesional cuando ha quedado obsoleto.

Precisamente esta idea de renovación pedagógica generó y orientó las decisiones de un equipo de académicos del Centro de Investigacio-nes Pedagógicas y Sociales (CIPS), interesados por la mejora continua del servicio educativo, de manera específica, la reestructuración del Pro-grama de Maestría en Investigación Educativa (PMIE).

¿A qué necesidades sociales debe responder un programa de pos-grado? ¿Cuáles son las corrientes pedagógicas imperantes que sirven de fundamento para mejorar la calidad del servicio educativo en el posgrado? ¿Cuál es la finalidad educativa que subyace? ¿Qué tipo de relación esta-blecen profesor y alumnos? ¿Qué tipo de persona se pretende formar?

En el presente documento se expone tanto, la ruta trazada y se-guida por los diseñadores para la reestructuración curricular, como los principios teóricos que fundamentan el programa de la maestría.

La reestructuración del PMIE del CIPS, fue realizada desde el marco del concepto de diseño curricular; entendido como una herramienta orien-

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tadora para construir, actualizar o modificar el currículo. En este sentido, los componentes modificados del PMIE son: el plan de estudios, la malla curricular, los programas de cada unidad de aprendizaje. La fundamenta-ción teórica y conceptual fue fortalecida. Los demás elementos curricula-res (diagnóstico de necesidades sociales, justificación, objetivo general del programa, sistema de evaluación del currículo) habían sido actualizados recientemente, sin embargo, fueron tomados en cuenta para cuidar la co-herencia de la propuesta curricular; la armonía interna del PMIE y así evitar inconsistencias, cumpliendo con una da las características del currículm: la coherencia (Casanova, 2009, p. 41). Todo esto en el contexto de las deman-das políticas y sociales que justifican la oferta académica del PMIE.

Coincidimos con Frida Díaz Barriga (2013), al considerar que el diseño curricular se refiere a la estructuración y organización –por fases– de los elementos que integran el currículo, lo concebimos como un pro-ceso complejo, dinámico, continuo, participativo y técnico, en el que de manera intrínseca está presente la evaluación. La reestructuración del PMIE, fue desarrollada con el enfoque de diseño curricular por compe-tencias, desde una visión holística, esto es, basada en una concepción de integración total y global, dinámica, o sea orientada por decisiones argumentadas, fundamentadas y con base en estrategias metodológi-cas planeadas por los participantes. Asumimos que tomar decisiones con base en supuestos y creencias individuales, por autorizados que éstos fueran, serían consecuencia de la falta de visión, de la carencia de objetivos definidos y de la ausencia de métodos. Además, el diseño curricular como proceso sistemático para la estructuración de un plan curricular debe estar orientado por criterios y lineamientos argumen-tados para minimizar la toma de decisiones con criterios azarosos, ar-bitrarios, intuitivos o poco fundamentados (Díaz-Barriga, 2013, p. 111).

Con base en estas ideas, la reestructuración se realizó de manera in-tensiva por etapas y participativa, las modificaciones hechas al programa por mínimas que hayan sido, fueron validadas por todos los docentes que han implementado o implementan el PMIE.

En el siguiente esquema, se muestra la ruta de trabajo para la reestruc-turación. Se pretende representar un proceso continuo del trabajo sin perder de vista el sentido integral de las modificaciones.

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Ruta de trabajo para la reestructuración curricular

La etapa I de análisis documental, consistió en la lectura crítica de textos que orientaron el diseño de la estrategia de trabajo. Los documentos que nos permitieron conocer las prescripciones nor-mativas y los principios teóricos de cada uno de los componentes que integran una propuesta curricular de posgrado fueron los si-guientes:

- “Instructivo Técnico 2014. Para trámites relacionados con Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios para impatir Educación Superior” emitido por SEP/DGESPE 2014.- Recomendaciones e instrucciones enviadas por la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Edu-cación (DGESPE) al PMIE actualizado en 2015.

186 Visiones de la realidad educativa

- Analizamos bibliografía relacionada con “Metodología de Dise-ño Curricular”, con el propósito de identificar elementos teóricos y metodológicos para tomar decisiones argumentadas para la reestructuración del PMIE. Esta tarea fue permanente, pues en cada etapa del proceso de reestructuración se requirió de toma de decisiones fundamentadas, además la bibliografía fue selec-cionada con base en el diseño curricular por competencias y con una perspectiva epistemológica del pensamiento complejo.- El “Programa de Maestría en Investigación Educativa”; actualiza-do en marzo de 2015; documento base para ser reestructurado.

En la etapa II descripción de lineamientos, se discutieron y de-finieron los criterios que orientaron la toma de decisiones para la or-ganización y estructuración de la propuesta curricular. En sesiones de diálogos académicos fueron determinados los siguientes lineamientos:

a) Diseño curricular flexible. Este criterio se refiere a que el currí-culo debe ser fácil cambiar o reorganizar itinerarios de formación en función de los intereses y áreas de talento de los estudiantes, considerando contextos interno y externo. La flexibilidad puede abordarse con las siguientes acciones mínimas:

- Brindar proyectos formativos electivos según intereses y ta-lentos. Cada estudiante define su proyecto de investigación con base en su propia práctica profesional y en su formación inicial.- Además, los docentes diseñan las unidades de aprendizaje con-siderando como horas independientes, la asistencia de los estu-diantes a congresos, encuentros, talleres, que correspondan a los propósitos de la asignatura, Tobón (2014).b) Enfoque epistemológico: sistémico-complejo. Desde esta pers-pectiva, el diseño curricular consiste en construir de forma parti-cipativa y con liderazgo el currículum como un proyecto formativo que busca formar seres humanos integrales… lo cual debe refle-jarse en las competencias necesarias para la realización personal, el afianzamiento del tejido social y el desempeño profesional.

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c) Investigación educativa. El PMIE está orientado específicamen-te a formar para la investigación educativa, como una actividad generadora de conocimiento especializado y profesional acerca del hecho educativo (Latapí, citado en www.redalyc.org/pdf).d) Principio de transversalidad. De acuerdo con Perrenoud (2000), este criterio de refiere a entrelazar los conocimiento que serán reconstruidos por los alumnos a través de la integración y articu-lación de los diversos saberes que posee. eje que permite interre-lacionar por un lado y romper por otro el currículum estancado, partiendo para ello del trabajo en valores y actitudes establecer interacciones que favorezcan las gestiones de proyectos, cruces interdisciplinarios o actividades de integración. En el PMIE, la transversalidad se advierte de manera más clara a través del “eje Integrador”; unidades de aprendizaje de primero a quinto semes-tres. Atraviesa horizontal y verticalmente todo el plan de estudios, pues teje todos los espacios curriculares de la malla curricular, tanto por líneas de formación como por la temporalidad en que se desarrolla el programa; por semestres. Aquí se promueve el de-sarrollo del trabajo de investigación realizado por los estudiantes.e) Modalidad educativa mixta. Se refiere a la flexibilidad para cur-sar unidades de aprendizaje del plan de estudios de manera pre-sencial (horas bajo conducción de docente dentro de la institu-ción) y no presencial (horas de estudio independiente).

- La determinación de los aspectos curriculares a reestructurar, etapa III fueron: el plan de estudios, la malla curricular y los pro-gramas de estudio de cada unidad de aprendizaje, porque como se mencionó antes, los otros elementos del PMIE habían sido ac-tualizados recientemente y sólo se analizaron para cuidar la cohe-rencia interna del currículo.- Durante la etapa IV reestructuración del plan de estudios fue ne-cesario plantear una estrategia metodológica, tomando como re-ferencia la línea de formación investigativa; eje integrador del plan de estudios a reestructurar del propio PMIE, el perfil de egreso y las líneas de investigación de la institución.

188 Visiones de la realidad educativa

- El diseño de la malla curricular, etapa V, representa las unidades de aprendizaje, considerando las líneas de formación: instrumen-tal, teórica y metodológica sobre la base: línea investigativa (eje in-tegrador), así como la temporalidad definida por cinco semestres.- La validación, etapa VI para aprobar las modificaciones integra-das por el equipo coordinador de la reestructuración curricular, fue a través de la retroalimentación recibida por los académicos del CIPS en sesiones plenarias, así como en reuniones académi-cas por líneas de formación.- El diseño de los programas de estudio de las unidades de apren-dizaje, etapa VII, se realizó por los docentes e investigadores vi-gilando la relación entre las líneas de investigación del CIPS y las líneas de formación del PMIE y en formato diseñado a partir, tanto de las indicaciones establecidas en el Acuerdo 279 (documento emitido por la Secretaría de Educación Pública donde se estable-cen los trámites procedimientos relacionados con el registro de validez oficial de estudios del tipo superior), como las considera-ciones del enfoque curricular por competencias.- Finalmente, etapa VIII la integración de la propuesta curricular reestructurada para la revisión de estilo y redacción del docu-mento, se hace con base en los lineamientos explicitados en el texto: “Procedimiento para la Autorización Federal de Programas de Posgrado para la Profesionalización y Superación Docente” emitido por Secretaría de Educación Pública a través de la Di-rección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (SEP/DGESPE).

Respecto a la fundamentación del PMIE se atendieron los prin-cipios de diseño curricular por competencias, el objetivo formativo y modelo educativo de la institución CIPS. Se explicita el enfoque epis-temológico, el ámbito científico de las ciencias de la educación que explican la orientación del modelo educativo (por competencias) y las teorías del aprendizaje que sustentan el modelo pedagógico. Además, incorporamos un aspecto primordial para el diseño de los programas de estudio de las unidades de aprendizaje: la Metodología de la en-

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señanza; el Aprendizaje Basado en Problemas (ABP) y el Método de Proyectos (MP).

Con la siguiente figura ilustramos los componentes que integran el Modelo Educativo del CIPS, que fundamentan el PMIE.

Figura: Modelo educativo del cips diseñado por los académicos.

190 Visiones de la realidad educativa

Según la visión educativa de Louis Not citado por Zubiría, (2007), a lo largo de la historia de la educación los enfoques pedagógicos se agrupan en dos clases: heteroestructurantes y autoestructuran-tes; el primero privilegia una educación centrada en el docente, él es quien dicta, informa, toma las decisiones; favorece el aprendizaje de información a través del trabajo rutinario y memorístico. Ofrece al estudiante un conocimiento ya construido. Por su parte, el alumno debe aprender a base de la copia y la repetición. Desde la perspec-tiva autoestructurante se concibe la educación como un proceso de construcción de conocimientos desde el interior del alumno: es este sentido, es paidocentrista, el docente sólo es guía o facilitador del aprendizaje. Ambos enfoques, el primero considerado como educa-ción tradicionalista y el segundo conocido como escuela activa, pola-rizan la finalidad de la educación y la forma de relación entre profesor y alumno, aunque la segunda representa avance en la formación hu-mana de los sujetos.

Sin embargo, en 2007, Julián de Zubiría encuentra a través del modelo pedagógico de Merani: “Hacia una pedagogía dialogante”, una posible respuesta al cuestionarse si es viable encontrar una síntesis dialéctica entre los enfoques: heteroestructurante y autoestructurante. El modelo dialogante interestructurante; asumido por el equipo de aca-démicos responsables de la reestructuración curricular del PMIE, cen-tra la finalidad de la educación en el desarrollo integral de las personas; atendiendo las dimensiones: cognitiva, socioafectiva y práxica. Reco-nocidas hoy como tres tipos de competencias. Se reconoce el papel activo del estudiante pero también el rol esencial de los mediadores; es decir es una síntesis dialéctica entre el conocimiento construido fuera de la escuela y reconstruido entre el estudiante y los docentes a través del diálogo. Durante el proceso enseñanza–aprendizaje están presentes diversidad de estrategias que favorecen el aprendizaje de conocimientos construidos culturalmente a través de la reflexión y del diálogo.

El enfoque epistemológico del modelo: Sistémico complejo im-plica la disciplina para observar la totalidad del sistema, constituye un marco para observar las interrelaciones, sensibilidad para ver las

Visiones de la realidad educativa 191

interconexiones sutiles de los sistemas, permite ver las estructuras que subyacen a situaciones complejas. El mundo material está organiza-do sistémicamente, lo que determina la necesidad del surgimiento y consolidación del pensamiento sistémico. La visión dialéctica, permite comprender cualquier objeto como una totalidad dialéctica desde una posición integradora y sistematizadora.

La dimensión filosófica que subyace al presente modelo, es hu-manista de desarrollo integral, algunos de sus principios son:

- Una educación que tenga como finalidad el desarrollo integral de la persona. Destacando su autonomía; con capacidad para to-mar decisiones o realizar acciones por sus propios medios, pero considerando las capacidades de las personas con quienes con-vive. es decir, lograr a su identificación como parte de un grupo, cultura, tradición o nación, donde se establecen reglas que con-dicionan su interacción.- Un proceso educativo en el que tanto el estudiante tenga un rol activo, como la orientación, guía y seguimiento del profesor.- Contenidos científicos y globales que conduzcan a la instrucción y a la formación en competencias: conocimientos, capacidades y actitudes para competir con eficiencia y dignidad y poder actuar consciente y críticamente (práxica) en la toma de decisiones en el tejido social.- Una educación dirigida a la unidad de lo afectivo, lo cognitivo, las habilidades en la que la formación de valores, sentimientos y modos de comportamientos reflejen el carácter humanista.- Una educación vista como proceso social, lo que significa que el individuo sea producto y creador de la cultura social y encuen-tre las vías para la satisfacción de sus necesidades.- Una educación que prepare a la persona para la vida, en un proceso de integración de lo personal y lo social, de construc-ción de su proyecto de vida profesional en el marco del proyec-to social.- El modelo de desarrollo Integral, se caracteriza por un clima hu-manista, democrático.

192 Visiones de la realidad educativa

El enfoque sistémico complejo le da primacía a la formación de personas integrales con compromiso ético, profesionales idóneos y emprendedores que busquen su autorrealización, que aporten al tejido social, es decir; a su identificación como parte de un grupo, cultura, tradición o nación, donde se establecen reglas que condicionan su interacción.

Bajo esta perspectiva, en el CIPS, mediante el programa de Maestría en Investigación Educativa se da primacía a la formación de investi-gadores educativos profesionales, personas-integrales, reflexivos con compromiso ético, profesionales idóneos y emprendedores que bus-quen la autorrealización, que aporten al tejido social.

En ideas de Donald Schön, la práctica profesional reflexiva permi-te al docente (investigadores en formación), la construcción de cono-cimientos a través de la solución de problemas que se encuentran en la práctica; esto conlleva la construcción de un tipo de conocimiento desde las acciones para tomar decisiones mediante la utilización de estrategias y metodologías para innovar; es decir, a su identificación como parte de un grupo, cultura, tradición o nación, donde se estable-cen reglas que condicionan su interacción.

En este sentido, los fines que orientan las actividades del CIPS están expresados tanto en el Acuerdo Administrativo de creación como en el ideario (cita), donde se explicitan los principios que dan identidad a la vida institucional, expresados en términos de valores, misión y visión.

• Misión: “Formar investigadores a través de programas académi-cos de especialización, maestría y doctorado y producir conoci-miento en los ámbitos educativo y social”.• Valores: “Responsabilidad, compromiso, honestidad, tolerancia, constancia, laboriosidad”.• Visión. “Centro de investigación y posgrado consolidado y re-conocido por la formación de investigadores y la producción de conocimientos en los ámbitos educativo y social que realiza su personal académico y sus egresados, mismos que contribuyen a orientar la toma de decisiones de profesores, académicos, direc-tivos y autoridades de la Secretaría de Educación Jalisco”.

Visiones de la realidad educativa 193

Las ciencias de la educación que aportaron teoría para explicar el proceso de formación de investigadores por competencias a través del PMIE son: la sociología y la psicología. La primera como discipli-na científica permite entender a la educación en su dimensión social; explica la influencia del entorno social en los procesos educativos y orienta la toma de decisiones para la práctica pedagógica. En este sentido, la fundamentación de la propuesta curricular está centrada en las aportaciones de Sergio Tobón quien desde el enfoque sistémi-co complejo propone un modelo de diseño curricular por competen-cias. En el documento base, se presenta dicho modelo, el concepto de competencias y sus implicaciones en la formación de investigadores en el CIPS.

Por su parte la psicología como disciplina encargada de es-tudiar y explicar los procesos psicológicos y los comportamientos humanos en situación de aprendizaje, fundamenta el PMIE desde las perspectivas teóricas: cognitivo conductual y sociocultural. Am-bas perspectivas orientan la conceptualización de las competencias que desarrolla Laura Frade (2009), quien al igual que Sergio Tobón expone desde una visión sistémica–compleja que en el diseño por competencias, la meta fundamental es construir soluciones que se reflejen frente a las demandas del contexto.

El estudiante debe saber la competencia que está desarrollando, identificar el conflicto cognitivo que debe resolver, elaborar un plan de trabajo que lo lleve a solucionarlo y diseñar el producto que entregará como evidencia de su desempeño.

Las funciones ejecutivas son habilidades de pensamiento que explican el desempeño. Son el proceso subyacente a la conducta, es decir; están detrás de éste. El enfoque curricular por competencias está basado en que éstas se desarrollen para responder efectiva y co-herentemente a las demandas del entorno. En este orden de ideas, para Frade las competencias son capacidades adaptativas, cognitivas y conductuales que responden a demandas del contexto sociocultural.

Enseguida se presentan de manera esquemática los aspectos del aprendizaje según concepto de Laura Frade Rubio, complementado con el concepto de competencia de Sergio Tobón.

194 Visiones de la realidad educativa

Con el propósito de avanzar del nivel teórico–conceptual hacia los descriptores del concepto de las competencias, se muestra enseguida una síntesis esquemática que contiene los elementos curriculares que orientan el diseño de la metodología de la enseñanza y la elaboración de los programas de estudio de las unidades de aprendizaje (Frade, 2015).

La propuesta metodológica de Escribano (2008) acerca del aprendizaje basado (ABP) en problemas, constituye el punto de partida para promover el aprendizaje integrado, junto con el mé-todo de proyectos (MP) (Díaz Barriga, 2006). Tanto el ABP como el MP constituyen estrategias pedagógicas para favorecer el de-sarrollo de competencias investigativas, explicadas en el siguiente apartado:

• Se aprende “de” y “con los demás”.• Se caracteriza por la organización del proceso (aprendizaje) en pequeños grupos.• Es fundamental el aspecto interactivo.• Representa: motivación, habilidades de comunicación en am-bientes cooperativos.

1. Presentación del problema2. Aclaración de terminología3. Identificación de factores4. Generación de hipótesis5. Identificación de lagunas de conocimiento6. Facilitación del acceso a la información necesaria7. Resolución del problema

• Los materiales didácticos son de gran utilidad (libros) organi-zados por unidades didácticas, bloques o módulos. Cada blo-que incluye el problema a resolver. Deben incluir pautas para la organización del trabajo: instrucciones, horarios, condiciones de presentación de los trabajos, recursos para el aprendizaje, activi-dades complementarias

Visiones de la realidad educativa 195

Con base en la experiencia, como punto de partida para la en-señanza, puede plantearse que un “currículo experiencial destaca las experiencias de los alumnos en torno a actividades propositi-vas que por lo común adoptan la forma de proyectos, (éstos) sirven como elementos organizadores del currículo y la enseñanza” (Díaz Barriga, 2006, p. 5).

En este sentido, desde una perspectiva constructiva y socio-cultural, la visión acerca del rol que desempeña el alumno en su aprendizaje, es particular. Así, “se asume que (éste) se acerca al co-nocimiento como aprendiz activo y participativo, constructor de signi-ficados y generador de sentido sobre lo que aprende (y con la) media-ción de otros y (orientado) hacia metas definidas” (Rogoff, citado en Díaz Barriga, 2006, p. 14).

La adopción del enfoque sociocultural conduce a una evidente ruptura con la enseñanza tradicional, de profesores que transmiten y de alumnos que reciben información. Desde esta idea, no es posible “considerar el conocimiento al margen del contexto y de las interac-ciones en que se construye. La construcción del significado es un pro-ceso de negociación social entre los participantes de una actividad”, afirma Díaz Barriga (2006, pp. 17-18).

De vuelta al aprendizaje experiencial, Díaz Barriga cita a McKea-chie (2006, p. 27) quien engloba en este rubro “aquellas experiencias relevantes de aprendizaje directo en escenarios reales(…) que permiten al alumno enfrentarse a fenómenos de la vida real; aplicar y transferir significativamente el conocimiento, desarrollar habilidades y construir un sentido de competencia profesional”. De tal forma, la perspectivas situada y las experiencial toman en la estrategia llamada Método de proyectos, entre otras.

Kilpatrick consideraba que un proyecto (como acto propositivo) entusiasma e involucra a la persona y que por medio de éste “es po-sible articular una enseñanza acorde a las leyes del aprendizaje, las cualidades éticas de la conducta, las actitudes individuales del alumno y la situación social en que vive” (Díaz Barriga, 2006, p. 34).

Perrenoud (citado en Díaz Barriga, p. 2006) señala que los objeti-vos de la estrategia del proyecto son:

196 Visiones de la realidad educativa

• Lograr la movilización de saberes y procedimientos.• Dejar ver prácticas sociales que incrementen el sentido de los saberes escolares• Descubrir nuevos saberes.• Identificar obstáculos que se superen con nuevos aprendizajes.• Provocar nuevos aprendizajes.• Autoevaluar logros y carencias .• Desarrollar la cooperación y la inteligencia colectiva.• Estimular la autoconfianza del alumno.• Desarrollar la autonomía y la toma de decisiones.• Formar para la concepción y conducción de proyectos.

En síntesis, la reestructuración del PMIE fue desarrollada de ma-nera participativa, dinámica, orientada por el diseño de una metodolo-gía desde una perspectiva holística.

El modelo educativo del CIPS, donde se implementa el PMIE tie-ne las siguientes características:

• Fundamento filosófico. Humanista.• Diseño curricular por competencias.• Ámbito científico: Sociología y Psicología.• Modelo pedagógico: Interestructurante (De desarrollo integral). Enfoque epistemológico: Sistémico–complejo. Teorías del aprendi-zaje: Cognitivo–conductual y sociocultural. Metodología de la ense-ñanza: Aprendizaje basado en problemas y método de proyectos.

La reestructuración curricular del PMIE para los académicos del CIPS fue una encrucijada donde se compartieron experiencias, postu-ras teóricas, esfuerzos, pero sobre todo el compromiso por la renova-ción pedagógica en la institución.

Referencias

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Visiones de la realidad educativa 197

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Díaz Barriga, F. (2006). Enseñanza Situada. Vínculo entre la escuela y la vida. México: McGraw Hill.

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Escribano, A. y Del Valle, A. (2008). El Aprendizaje Basado en Proble-mas: Una propuesta metodológica en Educación Superior. Ma-drid: Narcea.

Frade, L. (2009). Desarrollo de competencias en educación: desde pre-escolar hasta bachillerato. México: Inteligencia Educativa.

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DIALOGANTE.pdf

Visiones de la realidad educativa 199

eL Seguimiento de egreSadoS deSde La oPinión de LoS directivoS y docenteS de una

inStitución de educación SuPerior

Rosalinda Arredondo Maciel

Pese a que los estudios de egresados se han convertido ya en una obligación indispensable para toda institución que cuida la calidad de los programas que oferta, realizarlos y llegar a sistematizarlos no es tarea fácil porque entran en juego mu-

chos factores que al conjugarse dan origen a una serie de situaciones, requerimientos y dificultades, que no siempre resulta fácil solventar y resolver. En el caso concreto de la institución que nos ocupa, aun cuando hay un cierto reconocimiento de la necesidad e importancia de llevar a cabo el estudio de seguimiento de egresados, no ha sido posible realizarlo de manera formal por múltiples razones entre las que destacan las siguientes:

• En el organigrama institucional el seguimiento de egresados se tiene incluido como un proyecto institucional, pero no se le otorga el nivel de programa permanente.• Los intentos más cercanos a lo que sería un estudio de egresados que se han realizado, se reducen a la actualización de la “última” base de datos con la que se cuenta o la que se puede recuperar gracias a la aportación de quien fue responsable de elaborarla.• Aun cuando cada base de datos que ha sido creada incluye datos diferentes, en general se puede afirmar que éstos se reducen a da-

200 Visiones de la realidad educativa

tos generales que no proporcionan información adicional respecto al desempeño laboral, la trayectoria profesional o el grado de satis-facción del egresado con el programa de posgrado cursado.• No se tiene una idea precisa de los requerimientos humanos, materiales, tecnológicos y financieros mínimos para operar con eficiencia un primer estudio de seguimiento de egresados que a la postre se convierta en un sistema.• Pese a que en el discurso se reconoce y hasta llega a enfati-zarse la importancia del seguimiento de egresados, llevarlo a la práctica no es algo prioritario y se va postergando para “tiempos mejores”.

El problema es que existen, al interior de esta institución de edu-cación superior, desde el punto de vista de sus directivos y docentes, obstáculos que dificultan la sistematización del seguimiento de sus egresados. De ahí la necesidad e importancia de detectar estos obstá-culos y así obtener información que permita mejorar la calidad de los programas de posgrado que oferta.

Términos clave: Obstáculos a superar, sistematización, segui-miento de egresados, sistema de seguimiento

Los obstáculos a superar son todos aquellos problemas relacionados con recursos humanos, materiales, financieros o con situaciones or-ganizacionales, ideológicas, procesuales u operativas que impiden o dificultan llevar a cabo el seguimiento de egresados. Sólo si éstos son allanados puede llegarse a la sistematización, entendida como la ma-nera de organizar en forma permanente, continua y ordenada el proce-so de obtención de información de la repercusión que el programa de posgrado cursado tenga en el plano personal, profesional y laboral de los egresados. El seguimiento de egresados es, pues, el acercamiento físico o a través de los medios electrónicos y las redes sociales que se hace periódicamente con los egresados a fin de entrevistarlos y así obtener información acerca de su trayectoria y desempeño laboral ad-judicable al programa de posgrado cursado en la institución. Cuando

Visiones de la realidad educativa 201

este acercamiento se realiza formal y habitualmente se constituye en un sistema de seguimiento pues la serie de actividades que se imple-mentan y ejecutan emanan de un programa fundamentado y estructu-rado en exclusiva para llevar acabo el seguimiento de los egresados de una institución de educación superior.

Preguntas de investigación

El problema ya mencionado condujo a plantearse las siguientes in-terrogantes: ¿cuáles obstáculos que dificultan la sistematización del seguimiento de egresados de una institución de educación superior hay que superar, desde el punto de vista de los docentes, para que sea posible diseñar una propuesta de sistema de seguimiento viable?, ¿qué tipos de obstáculos advierten los directivos y docentes de la ins-titución?, ¿cuáles de los obstáculos que advierten pueden ser supe-rados y cómo?, ¿cuáles de los obstáculos que advierten no pueden ser superados y por qué?, ¿cuáles son las condiciones y los insumos mínimos necesarios para iniciar la sistematización del seguimiento de egresados en la institución?

Objetivo de la investigación

Especificar los obstáculos que dificultan la sistematización del segui-miento de egresados, desde el punto de vista de los directivos y do-centes de una institución de educación superior, con base en lo cual sea posible diseñar una propuesta de sistema de seguimiento viable que permita superarlos.

Justificación

Esta investigación surge de la necesidad de dar respuesta al requeri-miento de las autoridades educativas respecto a que las instituciones dependientes de la Secretaría de Educación Jalisco que ofertan progra-mas de posgrado, deben participar en un proceso de autoevaluación con la intención de que ser acreditados por los Comités Interinstitucio-

202 Visiones de la realidad educativa

nales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES). El segui-miento de egresados es uno de los indicadores a evaluar en dichas instituciones y en el caso específico de la que nos ocupa, no cuenta aún con un programa que lo haga de manera formal y continua, si-tuación que plantea la urgencia, en primer lugar de detectar y espe-cificar los obstáculos institucionales que han dificultado hasta ahora conocer la realidad de los egresados, su situación laboral, trayectoria, desempeño y percepción sobre la trascendencia de haber cursado el programa de posgrado correspondiente; y, en segundo, diseñar un sistema de seguimiento que permita obtener información a fin de to-mar decisiones, fundamentadas en datos reales, con miras a mejorar la calidad del programa ofertado.

Detectar y especificar dichos obstáculos desde la voz y experien-cia de los directivos fue importante porque son ellos quienes tienen la responsabilidad de cuidar que las condiciones institucionales y peda-gógicas estén dadas y sean óptimas; mientras que los docentes, por su parte, al tener el encargo de ser los facilitadores de las experiencias de enseñanza-aprendizaje que hacen posible el logro del perfil de egreso, son los agentes más autorizados para señalar, desde su punto de vista, lo que a su juicio pueden considerarse obstáculos que han dificultado la sistematización del seguimiento de egresados. Los resultados de esta investigación proporcionaron información que repercutió también en di-versos aspectos respecto a la institución y a los alumnos, tales como eliminar o al menos minimizar los obstáculos detectados, hacer ajustes al perfil de ingreso y egreso de los estudiantes, revisar la pertinencia de las unidades de aprendizaje que integran el plan de estudios y con base en ello hacer adecuaciones al mismo, reforzar los procesos de aprendizaje y formación que siguen los alumnos, mejorar los procesos de enseñanza de los docentes, así como adecuar los contenidos de los programas de estudio a las necesidades reales y actuales de la sociedad.

De manera simultánea fue preciso desarrollar un modelo que, ba-sado en el “Esquema Básico” que la Asociación Nacional de Universi-dades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) estableció para el nivel de licenciatura, fuera adaptable a las características y condi-ciones del posgrado en general y de manera específica a la institución

Visiones de la realidad educativa 203

a la que se refiere esta investigación dado que lo que se pretendía no sólo era hacer el seguimiento de sus egresados sino determinar las condiciones humanas, materiales y financieras necesarias para siste-matizarlo. El modelo sirvió de guía para establecer e instrumentar las etapas pertinentes para llevarlo a cabo así como los mecanismos de autocontrol aplicables a lo largo de todo el proceso.

Viabilidad de la investigación

Se consideró que, además de necesario e importante, el presente es-tudio era viable dado que se contó con el recurso humano necesario para realizarlo y éste, a su vez, aportó los recursos materiales y finan-cieros esenciales. La institución por su parte contribuyó con equipo de cómputo, servicios (fotocopiado) y otros apoyos no materiales como son el acceso al lugar o contexto institucional, aplicación de encuestas y entrevistas al personal directivo y docente, y la consulta de bases de datos realizadas con anterioridad.

Evaluación de las deficiencias en el conocimiento del problema

Dada la abundancia y rigor metodológico con el que se efectúan ac-tualmente los estudios de seguimiento de egresados, resulta un tanto ambicioso pretender que la realización de esta investigación abona a disminuir las insuficiencias en el conocimiento que se tiene hoy en día sobre el seguimiento de egresados; sin embargo, poco de lo que se sabe describe o explica con exactitud lo que sucede al interior de las instituciones al abrir una oficina o poner en marcha un programa con ese fin. De ahí la importancia de realizarlo y ampliar la información que tienen los interesados (directivos, académicos y docentes) no solo acerca de dónde están y qué hacen los egresados, sino también de los obstáculos institucionales que dificultan y entorpecen dicho seguimiento.

Se sabe con suficiencia y fundamentos sólidos el qué, para qué, por qué, cómo, cuándo, quiénes, con qué se han hecho y se hace el seguimiento de egresados a nivel local, regional, nacional e interna-cional y, aunque esa información suministra un horizonte muy exacto

204 Visiones de la realidad educativa

y amplio de lo que ha venido sucediendo en este ámbito, al interior de las instituciones, se requiere tener información precisa de las condicio-nes que resultan necesarias e indispensables para dar seguimiento a sus propios egresados.

Hacer o dejar de hacer algo tiene, indudablemente, consecuencias. En este caso concreto, puntualizar lo que se considera indispensable para llegar a sistematizar el seguimiento de los egresados permitió contar con información precisa y vigente que pudo ser utilizada para atender a los requerimientos de las autoridades respecto a la evaluación institu-cional; retroalimentar a los profesores sobre la eficacia de su práctica docente; adecuar, actualizar e incluso reestructurar el currículo; verifi-car si el programa respondía a las necesidades sociales para las que fue creado y el grado de satisfacción que logra en los propios egresa-dos y en sus empleadores. Postergar este proceso impide automática-mente todo lo anteriormente mencionado.

El presente escrito da cuenta sólo de lo que se refiere a los resul-tados obtenidos en las entrevistas realizadas para conocer la opinión de directivos y docentes acerca de la necesidad del seguimiento de egresados y no de toda la investigación realizada por lo que las con-clusiones son parciales y aluden a este asunto específico.

Fundamentos teóricos

Pese al asombroso y vertiginoso avance de la ciencia en todos los ór-denes que conlleva al descubrimiento y/o construcción de nuevos co-nocimientos que describen, explican y predicen fenómenos naturales y sociales de cualquier campo del saber humano, no ha sido posible encontrar un conjunto de conocimientos especializados y sometidos al rigor científico, que puedan considerarse una teoría propia de los estu-dios de egresados o algo similar. Sin embargo, al analizar este tipo de estudios, sí es posible identificar algunas teorías que, de manera recu-rrente, han sido utilizadas para fundamentar e interpretar los hallazgos y descubrimientos que se reportan en tales trabajos.

Cuando se habla de seguimiento de egresados entran en juego tres elementos que resultan indispensables porque la interacción e inter-

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dependencia que se da entre ellos es indisoluble. Estos elementos son: el estado quien, a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP), establece las políticas públicas y la normatividad de las que emana y a las que debe ajustarse dicho seguimiento; la institución que oferta pro-gramas de posgrado y los egresados de posgrado.

Siguiendo esta lógica, se abordan algunos apoyos teóricos que ayudan a comprender el por qué y el para qué de las políticas que dicta el estado relacionadas con el seguimiento de egresados; el por qué y el para qué la institución necesita realizarlo, así como el por qué y el para qué dar seguimiento a los egresados.

Políticas públicas y el seguimiento de egresados

Thomas Dye (1981): dice que: “…Política Pública es todo aquello que el gobierno decida hacer o no hacer...” , en este sentido, es convenien-te revisar lo que el gobierno actual, tiene contemplado hacer respecto al posgrado.

El Plan Nacional de Desarrollo (PND) dice que: “…un México con Educación de Calidad propone implementar políticas de Estado que garanticen el derecho a la educación de calidad para todos, fortalezcan la articulación entre niveles educativos y los vinculen con el quehacer científico, el desarrollo tecnológico y el sector productivo, con el fin de generar un capital humano de calidad que detone la innovación nacio-nal (PND, 2012, p. 59)”.

206 Visiones de la realidad educativa

El tercer apartado de dicho plan se denomina “México con Edu-cación de Calidad” y consta de un:

1. Diagnóstico: porque es indispensable aprovechar nuestra capaci-dad intelectual.2. Plan de acción: porque se debe articular la educación, la cien-cia y el desarrollo tecnológico para lograr una sociedad más justa y próspera.

Tanto en el diagnóstico como en el plan de acción se alude a dos aspectos que tienen relación directa con el seguimiento de egresados: 1. Si se considera indispensable aprovechar la capacidad intelectual, conocer con precisión el impacto que ha tenido a nivel personal y labo-ral la formación recibida, de alguna manera da cuenta de dicho aprove-chamiento. 2. Formar investigadores, que es la misión de la institución de la que se ocupa el presente estudio, favorece la articulación entre la educación, la ciencia y el desarrollo tecnológico.

El objetivo 3.5 Hacer del desarrollo científico, tecnológico y la in-novación pilares para el progreso económico y social sostenible, pro-pone implementar una política de Estado que, con el concurso de to-dos los actores, fortalezca el conocimiento científico y tecnológico a fin de transitar hacia la sociedad del conocimiento y señala como urgente aprovechar más el conocimiento científico y tecnológico para atender demandas y necesidades sociales, detonar mayores niveles de inno-vación e incrementar la productividad de las empresas (Primer Informe de Gobierno 2012-2013, p. 355).

La estrategia 3.5.1 Contribuir a que la inversión nacional en inves-tigación científica y desarrollo tecnológico crezca anualmente y alcance un nivel de 1% del PIB, establece que es preciso hacer del conocimiento un activo que sea palanca para lograr el progreso individual y colectivo, que permita conducir al país hacia una nueva etapa de desarrollo sus-tentada en una economía y en una sociedad más incluyente. Para ello es necesaria una mayor inversión en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI). La meta es incrementar la inversión pública en ciencia y tecnología y que el gasto en investigación científica y desarrollo experimental alcance el

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1% del PIB en el año 2018. Esto permitirá generar las condiciones ne-cesarias para que México se consolide como una potencia emergente en los próximos años. (Primer informe de Gobierno 2012-2013, p. 355).

La estrategia 3.5.2 Contribuir a la formación y fortalecimiento del capital humano de alto nivel, señala que la actual administración promueve la formación de capital humano de alto nivel, así como su articulación y vinculación con el quehacer científico, el desarrollo tec-nológico y el sector productivo, con el fin de que los conocimientos, habilidades y creatividad de este capital humano detonen la innova-ción nacional. Por ello, es de vital importancia sostener y ampliar las oportunidades de los mexicanos para realizar estudios de posgrado (Primer Informe de Gobierno 2012-2013, p. 357).

Por su parte, la estrategia 3.5.3 Impulsar el desarrollo de las voca-ciones y capacidades científicas, tecnológicas y de innovación locales, para fortalecer el desarrollo regional sustentable e incluyente, afirma que la actual administración impulsa en las diferentes regiones el desa-rrollo de la infraestructura en ciencia, tecnología e innovación, a efecto de lograr un desarrollo armónico del país. Para cumplir este cometido las acciones de gobierno pondrán especial énfasis en los desequili-brios económicos regionales y locales persistentes y se aprovecharán sus capacidades y vocaciones científicas, tecnológicas y de innova-ción que permitan su plena integración al conjunto nacional (Primer Informe de Gobierno 2012-2013, p. 360)

La estrategia 3.5.4 Contribuir a la transferencia y aprovechamien-to del conocimiento, vinculando a las instituciones de educación su-perior y los centros de investigación con los sectores público, social y privado, declara que la vinculación entre los diferentes actores que in-tegran el sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación permite aprovechar la transferencia del conocimiento generado en cada uno de sus ámbitos para fortalecer la competitividad de los sectores público, social y privado (Primer Informe de Gobierno 2012-2013, p. 362).

Por último, en la estrategia 3.5.5 Contribuir al fortalecimiento de la infraestructura científica y tecnológica del país, el Ejecutivo Federal promueve políticas para incrementar la competitividad de las empre-sas mediante la adopción de procesos de innovación. Para ello, las

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acciones buscan fortalecer la infraestructura científica y tecnológica del país a fin de lograr una mayor inversión en ciencia y tecnología que alimente el desarrollo del capital humano nacional, así como la capacidad del país para generar productos y servicios con un alto valor agregado (Primer Informe de Gobierno 2012-2013, p. 365).

Si se considera que es el posgrado, a través de la formación de sus alumnos, la principal fuente de capital humano especializado que produce conocimiento científico y tecnológico con el cual es posible llegar a la innovación, tanto el objetivo como las estrategias contenidas en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 y comentadas en el Pri-mer Informe de Gobierno tienen una estrecha relación con el por qué y el para qué del seguimiento de egresados desde la visión del estado, dado que la información que proporcionan estos últimos, se constituye en un importante referente para medir o constatar el nivel de logro y la pertinencia de las políticas públicas implementadas lo cual responde a la pregunta ¿por qué?, y esto mismo, aunado a la información obtenida de otras fuentes, permiten hacerles ajustes e incluso reorientarlas; lo anterior contesta a la pregunta ¿para qué?

La institución y los estudios de egresados

Giovanna Valenti con un equipo de colaboradores hace, en el 2003, un diagnóstico sobre el estado –por aquel entonces actual– de los estudios de egresados y en él recomienda considerar tres dimensiones que permi-ten sistematizarlos: la institucional, la organizacional y la metodológica.

Respecto a la dimensión institucional afirma que se debe iden-tificar en qué medida se preocupa por la elaboración de los estudios de sus egresados así como la sistematización de la información que éstos producen lo cual requiere verificar si se cuenta con una oficina dedicada a la realización de estudios de egresados y en caso afirmati-vo, cuántas personas laboran en la misma, así como describir en qué condiciones funciona esa oficina en cuanto espacio específico, equipo de cómputo y programas estadísticos, entre otras cosas.

En la dimensión organizacional se alude a las diferentes maneras en que las áreas dedicadas a egresados están integradas a la institución

Visiones de la realidad educativa 209

lo cual requiere saber cómo es el funcionamiento de la oficina de egre-sados, el lugar que ocupa en el organigrama, la coordinación de esta oficina con las autoridades de la institución, el vínculo institucional de la oficina y los responsables de los estudios de egresados con grupos aca-démicos, con especialistas y con los coordinadores de los programas docentes. También señala que es importante especificar la información que se obtiene y el uso que se hace de los resultados de los estudios de egresados para apoyar la revisión de los planes y programas de estudio.

Por último, en la dimensión metodológica se ocupa de los instru-mentos que emplea la institución para obtener información sobre sus egresados, así como de las características de la muestra, el alcance del estudio y el grado de aplicabilidad que se hace del “Esquema básico” de la ANUIES, por lo que es preciso conocer si la institución cuenta con un directorio de egresados, si se tienen mecanismos para actualizar y sis-tematizar el directorio; las características del cuestionario que se aplica; el alcance de los estudios que realizan, en términos de generaciones y programas ofertados y finalmente, el grado en que se aplica el esquema metodológico básico de la ANUIES.

Condiciones institucionales

Es preciso, cuando se pretende iniciar por primera vez un seguimiento de egresados, conocer las condiciones institucionales a fin de tener una idea clara de lo que se tiene y lo que hace falta para llevar a buen fin lo propuesto. Hacer un minucioso inventario de los recursos con los que se cuenta y aquéllos que haría falta conseguir, mismos que, des-de el marco de la planeación estratégica, pueden considerarse como fortalezas y debilidades, así como de las oportunidades y amenazas externas que pueden interferir en la realización del estudio, permite percatarse anticipadamente de todo lo que habrá de requerirse.

Metodología

Con esta idea, se considera pertinente hacer un sondeo entre los acadé-micos que desempeñan funciones directivas, de coordinación o docencia

210 Visiones de la realidad educativa

dentro de la institución con el propósito de conocer su opinión o punto de vista respecto a algunos tópicos muy concretos relacionados con el estudio de egresados. Se solicita a la directora de la institución, a la ex directora que dirigió la institución por más de ocho años y que sigue laborando en la mis-ma, a los subdirectores académico y de investigación, a los coordinadores académico, de docencia y del programa de maestría, a una maestra respon-sable de atender a los alumnos en su proceso de titulación, al maestro que tuvo a su cargo el proyecto de seguimiento de egresados y a un maestro responsable de conducir el Eje Integrador (espacio curricular en el que se integran los conocimientos, habilidades y valores adquiridos en las otras unidades de aprendizaje cursadas en el semestre con los que se va desa-rrollando el proyecto de investigación) en una de las últimas generaciones que han cursado la maestría, hicieran el favor de conceder una entrevista de sondeo con base en un guión diseñado especialmente para ello cuyo propósito ya se mencionó al inicio del párrafo.

Resultados

De las diez personas a quienes se les hizo la solicitud-invitación, la directo-ra de la institución, la coordinadora de la maestría y el maestro responsable del eje integrador reúsaron ser entrevistados aduciendo falta de tiempo; los siete académicos restantes accedieron con agrado y buena disposi-ción, concedieron la entrevista y se obtuvieron los siguientes resultados.

Visiones de la realidad educativa 211

En la primera pregunta se les inquiere acerca de si consideran necesario o importante hacer un seguimiento de egresados de la insti-tución y de ser afirmativa la respuesta explicar por qué.

El 14% lo considera importante, el 29% lo califican no sólo como necesario sino de fundamental y el 57% consideran que es ambas cosas: necesario e importante.

Respecto a por qué lo consideran así, sus respuestas giraron en tor-no a cuatro rubros o categorías: institución, egresados, plan de estudios (currículo) y campo laboral.

Institución

Los egresados son el producto institucional y se debe valorar lo que se está tratando de lograr con ellos, saber para qué formamos, si les fue útil o no dicha formación y cuál es el aprecio institucional y social de lo que aquí se hace.

Egresados

El seguimiento permite ver qué es lo que pasa con la gente que sale de aquí, qué es lo que están haciendo y qué podrían aportar al propio centro, ayudar y hasta participar en las investigaciones conformando un equipo más fuerte.

Plan de estudios (currículo)

El aprecio institucional es uno de los aspectos que se toman en cuenta para considerar los programas de calidad tanto a nivel nacional como internacional; tener evidencia de cuántos de los que se formaron para la investigación hacen investigación es un indicador de la pertinencia del plan de estudios.

Campo laboral

Identificar dónde están ubicados permite ver si esa formación impactó en la movilidad o en la diversificación profesional.

212 Visiones de la realidad educativa

En la siguiente pregunta se les pide que digan, desde su punto de vista, si sería de utilidad realizar un seguimiento de egresados y por qué.

El 100% considera que sí es de utilidad porque suministra valiosa información en relación con:

La institución

Al retroalimentar el servicio que se está ofreciendo es posible hacer las adecuaciones apropiadas para los contextos sociales y económicos en los que está inmersa la institución y recoger la visión de los sujetos para que la institución crea los programas educativos que oferta. Es importante considerar que mientras no se tenga la visión de los egre-sados y sus empleadores podemos imaginar que estamos haciendo lo mejor sin que esto necesariamente sea así, por lo que es necesario debatir y precisar si se están formando investigadores o docentes para la investigación, porque son funciones diferentes. Si se determina que se forman docentes para la investigación, entonces utilizar las herra-mientas de la investigación como docentes; eso no se ha trabajado en el programa y a la mejor esa es una línea donde los egresados trabajan.

El seguimiento de egresados comprende al menos tres elemen-tos: uno, el trayecto formativo; otro, la habilitación propia del progra-ma y otro más las sugerencias que hacen los egresados para estar innovando los programas. Al hacerlo se conocería desde la visión de quienes están fuera, qué sentido tendría estar, de tiempo en tiempo, realizando esto para tratar de dar una mejor respuesta a las necesida-des educativas y sociales que pueden estar presentándose.

Los egresados

Tener la opinión de los egresados nos va a enriquecer y a dar la pers-pectiva en el momento en el que se incorporan a un contexto espe-cífico de trabajo para valorar qué tanto les aportamos o no, cuántos realmente trabajan como investigadores y cuántos no, en dónde se ubican, cómo usan la investigación quienes siguen siendo docentes en

Visiones de la realidad educativa 213

educación básica, media y superior, ver cómo se están desempeñan-do en un área de trabajo y si el programa les ha ofrecido herramientas para desempeñarse eficientemente. También es de utilidad conocer si los egresados que no siguen investigando ven la tesis como algo que le sirvió para seguir completando el programa y un requisito para obte-ner el grado nada más.

La evaluación

Proveería de insumos para las tareas de actualización y reestructura-ción del mismo programa, ver cómo estamos impactando pues ese sería el sentido de la oficina de egresados o del estudio acerca de los egresados.

A quienes contestaron afirmativamente la pregunta anterior se les pide ahora precisar para qué serviría la información que se obtuviera de los egresados.

Consideran que a la institución le sirve para profundizar el cono-cimiento sobre sí misma y sus egresados ya que quienes van a seguir siendo docentes verán el programa como una herramienta para eva-luar, mejorar e innovar su práctica y tener entonces más repercusión en la misma dado que la investigación da frutos a mediano plazo, que se vea una mejora de la calidad o en la función de los docentes.

Sirve también para retroalimentar el trabajo de los académicos y cubrir un espacio que está descuidado desde hace tiempo y que ya se ha intentado atender pero sin contar con la infraestructura y los recursos para darle un seguimiento real. Se requiere tener información reciente para tomarla en cuenta a la hora que nos preguntamos cómo estamos funcionando y cómo podríamos mejorar. Una sugerencia con-siderarse es que los egresados se contrataran en la propia institución porque ya tienen una formación y una visión de lo que es ésta.

Respecto a los egresados puede servir para plantear hipótesis precisar por qué algunos no terminaron, otros terminaron el ciclo pero no se titularon y los que sí se titularon por qué lo hicieron; hacer el estu-dio por estrato hace posible identificar a aquellos que se dieron de baja, aquellos que son postulantes al grado y aquellos que ya obtuvieron el

214 Visiones de la realidad educativa

grado, para tener un mejor panorama también de los inconvenientes de cada uno de los tres estratos; conocer qué hacen los que se titula-ron; cuál es su desempeño profesional, sobre todo de los que ocupan puestos directivos o algún cargo en la Secretaría de Educación pues a través de ellos pueden establecerse vínculos que facilitarían abrir otras posibilidades y relaciones en el sentido que dena conocer el centro y lo que éste puede dar a las instituciones. Hay egresados que tienen muchas fortalezas y que podrían a su vez fortalecer al centro.

A la evaluación curricular le sirve para saber cómo se está impac-tando, hacer modificaciones y adecuar elprograma a las necesidades del campo laboral y de esta manera orientar la actualización curricular o bien precisar si la reestructuración es necesaria.

Se les preguntó también acerca de qué información de los egre-sados sería conveniente obtener; ellos contestaron:

Respecto al programa de la MIE

Qué les ha fortalecido de este programa y si la modalidad presencial es la que se ajusta mejor a ellos o sí se podría incursionar ya en una mezcla o híbrido de modalidad presencial con virtual.

Respecto a la institución

Qué aspectos es necesario atender para cumplir con expectativas y los estándares de calidad que ahora se están demandando a las IES; qué servicios requieren de la institución y si ésta está logrando alcan-zar su objetivo; una valoración no solo de la maestría sino de la misma institución; identificar cuáles fueron las dificultades que institucional-mente no se subsanaron o no se tomaron en cuenta y que desemboca-ron en que algunos de los alumnos se fueran antes de tiempo; precisar los mecanismos de retención y de atención para que logren mejor sus expectativas; qué factores jugaron para que quienes sí son egresados pero que no se han podido titular no cierren todavía el ciclo y ver cómo se puede rescatar a este grupo.

Visiones de la realidad educativa 215

Respecto a los propios egresados

Cuántos absorbe la propia Secretaría, la iniciativa pública o la privada; cuántos han incursionando realmente en el campo de la investigación conforme a la finalidad del propio programa; en dónde se ubican y qué trabajo están desempeñando actualmente y quienes no se dedican a la investigación por qué, razones no lo hacen; saber cómo vivieron la institución, cómo la evalúan así como sus programas, sus docentes, sus horarios, sus servicios y por qué no pudieron llegar al nivel de egre-sados aquellos que se quedaron en el otro extremo.

La pregunta esencial de la entrevista versó acerca de si prevén di-ficultades u obstáculos para realizar el estudio de egresados y en caso de que su respuesta fuera afirmativa, especificar cuáles.

El 14% no prevé algún tipo de obstáculo para realizar el estudio de egresados porque en la institución tienen listados de todas las genera-ciones; lo único que hace falta es buscar la facilidad de tiempo de los in-vestigadores o de tesistas que quieran incorporarse en este estudio para que puedan obtener el grado. Sin embargo el 86% de los entrevistados sí prevé algún tipo de obstáculo para realizarlo.

Entre quienes sí prevén dificultades u obstáculos señalan un si-número de ellos, los cuales por razones de sistematización fueron cla-sificados considerando el ámbito externo a la institución en donde se agruparon los que representan amenazas, mientras que, desde el ám-bito interno, se incluyeron los que constituyen debilidades en torno a la realización de estudios de egresados y que se originan en la propia institución o que se desprenden directamente de la naturaleza del pro-grama de maestría que se oferta (ver Figura núm. 2).

216 Visiones de la realidad educativa

Una vez realizado el análisis de las amenazas y debilidades se reagruparon en torno a cuatro categorías referidas a Secretaría de Edu-cación Pública (federal y estatal), la institución, el personal que labora en ella y los propios egresados. A continuación se mencionan aten-diendo a ésta segunda reagrupación.

Relativos a la Secretaría de Educación Pública

A nivel federal

La barrera no está únicamente focalizada en ese tipo de estudios, sino en el mismo nivel de posgrado. Se están poniendo escollos muy serios

Visiones de la realidad educativa 217

en el desarrollo de los programas de posgrado; éste no se ve contem-plado de manera explícita en la política educativa actual y entonces para qué sirve un estudio de egresados de un nivel que no está consi-derado en dicha política.

A nivel estatal

En la misma SEJ no hay condiciones para tener maestros-investiga-dores; la maestría que nos ocupa es un programa para formar do-centes-investigadores y en la SEJ no existe tal tipo de nombramien-to; al docente-investigador, al menos en Jalisco, le toca ser pionero y luchar porque las autoridades educativas estatales comprendan la necesidad e importancia de crear este nombramiento y lograr el reconocimiento de su función y propio mercado de trabajo, lo cual es un doble obstáculo porque no está reconocido oficialmente su quehacer profesional.

Relativos a la Institución

No todas las instituciones de educación superior pueden darse el lujo de tener un sistema de seguimiento actualizado porque no tie-nen personal dedicado exclusivamente a ello; la nula o escasa dis-posición de la institución a asignar personal para que administre y lo opere permanentemente porque no es algo que se realice una sola vez; no se alcanza a visualizar los beneficios que pudiera tener para la institución el realizar una investigación de sus egresados y al no entenderse las posibilidades que tendría ese estudio resulta no viable la creación de una oficina dedicada a esta tarea; es una cuestión más de falta de conocimiento acerca del provecho que podría reportarle a la misma; se invertiría cierto tiempo y mucho esfuerzo en ubicar a los egresados primero y luego ver si estarían dispuestos en participar en este tipo de seguimiento; la institución debiera tener el interés y la prioridad de darse el tiempo para lograr recabar información a través de una encuesta a profundidad porque hay cuestiones que no se han explorado.

218 Visiones de la realidad educativa

Relativos al personal

El principal obstáculo es que se tiene la idea de que no hay personal su-ficiente disponible y con capacidad técnica para integrar el equipo que pudiera encargarse de esto de manera más puntual; el personal asignado tendría que hacer una base de datos, mantenerla actualizada, entrevistas a profundidad, etcétera, además de muchas otras funciones.

Relativo a los propios egresados

La primera dificultad es localizar a los egresados pues muchos están completamente perdidos aunque siempre hay forma de rastrearlos, de buscarlos; después habría que mantener el contacto con ellos y la in-formación actualizada.

Los entrevistados sugieren que estos obstáculos se pueden superar des-de tres planos:

Desde el plano personal

Es complicado pues primero debe haber voluntad política e interés so-cial de quienes toman las decisiones tanto por la parte administrativa como la parte académica toda vez que el conocimiento de las necesi-dades y de las condiciones son elementos muy importantes para deci-dir a favor del seguimiento de egresados; si lo ven como un beneficio y una retroalimentación.

Visiones de la realidad educativa 219

Se requiere apertura y madurez profesional para recibir críticas y darse cuenta de qué aspectos no están respondiendo a las necesida-des actuales. Por otra parte es necesario que se amplié el concepto que se ha manejado de egresados refiriéndolo no sólo a quienes se titulan; también tienen información válida que por lo regular se pierde los que no fueron exitosos, que no terminaron y tuvieron que retirarse o que no se titularon; a ellos no se les toma en cuenta.

Desde el plano institucional

En la medida que se pueden ofrecer argumentos fundamentados acer-ca de los beneficios que se obtienen del seguimiento de egresados, en esa medida es posible acercarse a la posibilidad de superar los obstá-culos que se detectan.

Si requiere capacidad de autorreflexión acerca de lo que se está haciendo como grupo, es una forma de oxigenar las ideas de un cuer-po académico que no se puede quedar con la idea de que son los mejores y los únicos.

Es muy recomendable que haya también cabida para esa retro-alimentación desde fuera y de los más cercanos y objetivos que son quienes han egresado pues la información que proporcionan sirve para las mejoras institucionales y debiera servir también para las mejoras profesionales d ellos mismos.

El seguimiento puede hacerse como parte de la investigación institucional, ya sea a nivel de persona o de grupo investigador propio del centro; se tendría que buscar acuerdos para poder solventar ese punto que es importante. Resulta imprescindible asignar y capacitar personal que no desempeñe funciones muy complejas u absorben-tes, o que aún teniéndolas, se considere que pueden atender esta nueva tarea.

Desde el plano estratégico

Primero hay que precisar qué información se requiere y para qué di-señar, una encuesta tipo cuestionario para toda la población y ense-

220 Visiones de la realidad educativa

guida, por muestreo, tomando en cuenta los tres estratos (titulados, no titulados y los que no terminaron) ir, previo acuerdo, al lugar donde están los egresados y en el tiempo que dispongan para realizar una entrevista a profundidad. Se puede establecer contacto con ellos a través de los medios electrónicos, púbicando la invitación a que es-tablezcan contacto en la página WEB de la institución, propiciando su participación en algún tipo de actividades que permitan el segui-miento; algunos se han encontrado a través de Facebook, el correo electrónico, de algún evento, de otros egresados o de algún familiar como en cadena, contactándose unos a otros; esto puede ayudar a localizarlos. No es fácil pero sí es posible hacerlo. Se requiere estable-cer un cronograma muy claro que determine con precisión cuándo se estaría aplicando.

Los directivos y docentes demandan información para mejorar las funciones que desempeñan.

En relación con ellos mismos

Conocer qué, de lo que se trabajó en cuanto a planeación o estrategias didácticas y formas de evaluación en la conducción de las unidades de aprendizaje, consideran que favoreció su formación, pero también qué fue desfavorable. Los egresados tienen una visión global de cómo fue su proceso de formación durante la maestría y en la medida en que puedan dar pistas de qué les dejó cada uno de los docentes que los atendieron, quizá en esa medida también les sea posible atender esas observacio-nes, como expresiones que los alumnos dan acerca de qué es lo que les significó la docencia de cada uno.

Se debe buscar e identificar con precisión si el hecho de no tener una buena relación con el asesor ha impactado el que no se titulen. Les interesa conocer las experiencias que los egresados expresan fa-vorables o desfavorables respecto a la asesoría porque la mayoría de los docentes no han sido formados para asesorar sin embargo, se da por hecho que el que el investigador ya sabe asesorar y eso requiere de habilidades diferentes, ahí también se puede valorar el desempeño de los asesores.

Visiones de la realidad educativa 221

En relación con la institución

Obtener información que, además de valorar el programa, sirva para distintos propósitos, como ofrecerles otros programas, cursos, activi-dades, etc., y considerar la posibilidad de elevar el índice de titulación al conocer las razones o dificultades por las que no se titularon, si son personales o son por parte de la institución.

En relación con los propios egresados

Sondear sí pueden dedicarse o a la investigador, la actualización pro-pia de su temática de estudio, su actuación académica o la aspiración a puestos directivos y las condiciones de tiempo y de recursos eco-nómicos en que llegan los alumnos a estudiar porque un posgrado requiere de un tiempo para poderse acercar de manera responsable al estudio, para poder dialogar con los maestros, entre pares y demás; esas condiciones no se tienen actualmente. También se puede conocer, sin que esto se convierta en una evaluación de otro tipo, en el caso de los que no llegaron a terminar, que desertaron antes o que tienen pendiente el cierre final, cuál es su situación específica en el momento actual, qué posibilidades tienen de retomar el trabajo, cómo puede hacerse una ne-gociación o acuerdo entre la institución y los egresados con el ánimo de establecer un plan de trabajo tentativo que permita optimizar algunos esfuerzos y presenten su examen de grado. Se estima bueno conocer su desempeño, su proceso durante la maestría, sus experiencias en la institución o en el campo laboral, qué tanto la formación que recibieron les ha dado las herramientas necesarias para enfrentar cualquier traba-jo de investigación.

A la pregunta concreta de si creen que la institución está en con-diciones de hacer un seguimiento de egresados con todo lo que im-plica de recursos materiales, humanos, etcétera, para que se lleve a cabo, no como una tarea aislada o esporádica, sino de veras como una tarea sistemática y continua, todos contestaron que sí, aún cuando las condiciones actuales de la institución no son las más óptimas y la mayoría están seguros de ello dado que se tiene el recurso humano,

222 Visiones de la realidad educativa

así como las posibilidades para crear esta área u oficina, lo que es muy importante porque es una tarea que se tiene que asumir.

Conclusiones

El interés hacia el seguimiento de egresados no es generalizado entre los directivos y docentes de una institución.

Existen obstáculos externos (SEP y SEJ) ante los que no pueden hacer nada los directivos y docentes de una institución.

Los principales obstáculos que se detectan giran en torno a los insu-ficientes recursos, humanos, materiales y financieros con los que cuenta la institución; el no contar con una base de datos bien diseñada que permita localizar ágilmente a los egresados que se pueda mantener actualizada y la escasez de personal capacitado y experto para realizar esta tarea.

El seguimiento de egresados debe incluir no solo a quienes finali-zan exitosamente sus estudios y obtienen el grado académico corres-pondiente, sino también a aquellos que desertaron durante el proceso formativo y quienes lo concluyeron pero no lograron titularse. La infor-mación que propocionan es sumamente importante para la institución y su compromiso de mejora continua.

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Visiones de la realidad educativa 225

PandiLLaS juveniLeS y vida eScoLar

Hilda Aurora Mariscal UribeMarco Antonio Mendoza CortezConsuelo Plascencia Vázquez

En Jalisco, la presencia de pandillas detectadas por la Dirección de Seguridad Pública de los municipios de Guadalajara y Tla-quepaque, así como diversas dependencias y organismos de seguridad pública, ubican a la colonia El Sauz como una de las

diez zonas con mayor problemática en relación con actos delictivos.Estas instituciones dan cuenta estadísticamente del número y

tipo de pandillas, delitos cometidos e indicadores sobre las faltas lega-les y administrativas que se realizan a diario.

De entre los espacios que son afectados directa e indirectamen-te por esta problemática, y que requieren de mayor atención, están las instituciones educativas, las cuales reciben todo tipo de problemas sociales y son afectadas de múltiples formas. Las escuelas tratan de atender más los procesos pedagógicos, pero dejan de lado la vida cotidiana en la escuela y los hechos significativos en la interacción de los adolescentes, donde hay acciones que los agravían y los ponen en riesgo en sus relaciones entre iguales y personal educativo, con pro-blemáticas como la drogadicción, la agresión escolar, el tan conocido bullying, la discriminación, depresión adolescente, bulimia, etcétera.

Esta investigación busca, mediante una metodología cualitativa, conocer y dar a conocer principalmente, la voz de los alumnos ado-lescentes y personal de la secundaria, con respecto a la interacción e influencia que la pandilla juvenil ejerce en la vida escolar.

226 Visiones de la realidad educativa

Contexto social

La fuentes oficiales consultadas reportan que la colonia El Sauz se identifica como una zona de hacinamiento humano con más 50 mil ha-bitantes en multifamiliares del INFONAVIT, con población rotativa, lo que genera también la falta de sentido de pertenecía, detonación de conflictos familiares y vecinales, que repercute fuertemente en las con-ductas de los jóvenes y por ende, productoras otras problemáticas de índole sociales.

Autoridades educativas y de seguridad pública coinciden en afir-mar que estas manifestaciones de violencia, han sido y son de muy alto riesgo social, debido a que se incrementa la participan jóvenes que se involucran con la delincuencia organizada. Existe una interacción al interior de la escuela secundaria entre los alumnos que pertenecen a pandilla con quienes no lo son y se desconoce cómo es esta relación, cómo inicia y en qué situaciones desemboca. Existe poca información sobre la relación entre pandillas y los estudiantes.

La violencia generada por pandillas tales como asalto a transeún-tes, drogadicción, robo con violencia, uso de arma blanca, enfrenta-miento entre pandillas y asesinatos, algunos de ellos cometidos por adolescentes y hacia adolescentes.

Al realizar los acercamientos a las instituciones de Seguridad Pública se obtuvieron los datos de que se tiene identificadas 264 pandillas, 5 son las más peligrosas y una de ellas se encuentra en El Sauz. Abundan los puestos callejeros, automóviles abandonados, muros y cortinas de negocios pintarrajeados con grafiti. En las es-caleras de los edificios multifamiliares se acumula basura y muebles inservibles.

Existen diversos departamentos en venta o renta, cuyos morado-res se marcharon por los problemas de inseguridad. Los vecinos dicen que ésta es constante, por la presencia de las pandillas, la policía sólo atiende un bajo porcentaje de los reportes ciudadanos en esta zona.

Además de todo ello, durante años permaneció poco iluminada e intransitada hacia su costado norte debido a las obras de pavimenta-ción inconclusas, lo que incrementó los peligros del lugar.

Visiones de la realidad educativa 227

La escuela secundaria

Al entrar a los espacios escolares y conocer parte de sus significa-dos fue necesario establecer las preguntas más pertinentes para dirigir nuestras búsquedas, entre ellas:

¿Cómo se manifiestan las prácticas sociales de las pandillas ju-veniles, desde la voz los alumnos de una escuela secundaria en la Colonia El Sauz?¿Qué sucede con los estudiantes que pertenecen y no, a una pandilla al convivir dentro de escuela secundaria?

Por ello se concreta que la búsqueda debería de ser la de identi-ficar y describir las prácticas sociales de las pandillas juveniles que se presentan en alumnos de la escuela secundaria, desde la voz de los alumnos de secundaria.

Como equipo de investigación supusimos que la presencia de pandillas juveniles ejerce una acción directa en las prácticas sociales en los alumnos al interior de la escuela.

El estudio tomó en cuenta la distribución de su espacio es: un es-tacionamiento trasero, patio central (techado), área de juegos, jardine-ras, con cuatro edificios: dos para las aulas y laboratorios, uno para ofi-cinas y otro para la dirección, biblioteca, auditorio y aula de cómputo.

Se encontró que en la organización actual de la escuela se cuenta con un Director de reciente nombramiento y no existe por ahora la figu-ra del subdirector, por lo que la trabajadora social (apoyo fundamental en la relación y comunicación con la escuela), desempeña esa función, además de coordinadora académica, subdirección, integrante del ga-binete psicopedagógico.

De entre los instrumentos de apoyo disciplinares está un regla-mento escolar que contempla la normatividad al interior de la escuela, pero su utilidad es parcial y en ocasiones nula, ante una población de alumnos en turno vespertino de 457, divididos en 6 primeros, 4 se-gundos y 6 terceros atendidos por 35 docentes en total, algunos con estudios de licenciatura, maestría e incluso con doctorado.

228 Visiones de la realidad educativa

El personal de apoyo son 13, realizan funciones de secretarias, inten-dentes y encargado de laboratorio, servicios de asistencia educativa cuen-tan con un gabinete psicopedagógico para la atención de los alumnos.

Es importante destacar que en ocasiones han recibido apoyos externos de Programas dirigidos a la escuela: DARE, Nutrición, y Psi-cología.

La función educativa y socializadora de la institución escolar en el nivel básico, presenta paradojas pedagógicas. Se concentra más en cumplir y atender los contenidos en sus formas tradicionales, a pesar de las modificaciones de Reforma a la educación secundaria iniciada desde el 2006, postergando así la evolución natural de la sociedad y sus inherentes problemáticas. De acuerdo a Schmelkes:

“…estamos buscando como resultado de la educación básica que debe entenderse claramente como su capacidad de propor-cionar a los alumnos el dominio de los códigos culturales básicos, las capacidades para la participación democrática y ciudadana, el desarrollo de la capacidad para resolver problemas y seguir aprendiendo y el desarrollo de valores y actitudes” (Schmelkes, 1996, p. 13).

La relación entre la institución escolar y la comunidad que la ro-dea, pareciera ajena o indiferente, en ocasiones por el liderazgo de la institución o por la visión funcionalista y práctica de los docentes, o ambos; que evitan una interacción social de la función educativa con la sociedad. Continuando con una descripción de Schmelkes quien sustenta que:

La educación verdadera es la que ocurre al interior de cada salón de clases y en cada plantel educativo. Su calidad depende de la calidad de las relaciones que se establezcan entre las personas ahí laboran, con los alumnos y con la comunidad inmediata a la que sirven”… La educación solo podrá mejorarse, en forma real, en la medida en que se generen desde cada plantel educativo, de manera participada y compartida, las condiciones que ese plantel

Visiones de la realidad educativa 229

necesita para lograr resultados de calidad en la educación impar-tida a esos alumnos, en las condiciones específicas de la comu-nidad a la que presta sus servicios (Schmelkes, 1996, p. 14).

Una segunda afirmación la señala Sandoval quien refiere lo si-guiente;

“la definición formal de actividades, es el director el que concen-tra mucho de lo que tiene que ver con la organización escolar, lo que facilita que las prioridades y criterios sean preponderantes en cada escuela” (Sandoval, 2015, p. 238).

Esta disociación escuela alumnos se repite entre los adultos y los jóvenes, ya que pareciera realmente que los adolecentes viven com-pletamente en su mundo y los adultos en el suyo, siendo el adulto, por su naturaleza histórico-biológico-social, el directamente responsable de su mejor acontecer y desarrollo.

La escuela secundaria es sólo uno más de los espacios donde los adolescentes participan socialmente; en ella, los sujetos adoles-centes, pasan parte importante de su tiempo interrelacionándose con otros adolescentes, generando juntos parte de esas formas y prácti-cas socioculturales divergentes. Así pues, la escuela es un espacio donde las numerosas y diversas adolescencias se manifiestan tam-bién de múltiples formas (Funes, 2004), a la vez que es un espacio donde los sujetos se construyen y reconstruyen como jóvenes (Reyes Juárez, 2009, p. 32).

“Los adolescentes han sido destacados en el nivel discursivo como protagonistas de los procesos educativos desarrollados de manera cotidiana en las escuelas secundarias, aparecen como los destinatarios y principales interlocutores, pero, en la práctica en general los estudiantes se convierten en sujetos olvidados, su-bordinados y desconocidos, y la vida adolescente se excluye de prácticas educativas que en ellas se desarrollan (Dubet y Martuc-celli, en Reyes, 2009, p. 17).

230 Visiones de la realidad educativa

Metodología

La metodología utilizada fue cualitativa descriptiva, orientada al estudio de los significados de las acciones humanas y de la vida social. Sirvió para centrar la investigación en el descubrimiento de conocimiento y el tratamiento de los datos desde la interpretación cualitativa, buscando destacar las características o rasgos de la situación o fenómeno. La función principal es la capacidad para seleccionar las características fundamentales del objeto de estudio.

Se emplea la técnica de la observación que ayuda a focalizar dentro del fenómeno, sus características esenciales y el rescate de la voz del sujeto en sus espacios naturales.

Proceso de búsqueda de la información

En un primer momento se recolectó información de tres medios impre-sos locales que referencian las actividades de pandilla en El Sauz.

Notas del 2009 al 2012

Para un acercamiento a la problemática real se contactó con las Di-recciones de Seguridad Pública del Municipio de Guadalajara y del Estado de Jalisco, a través de las Direcciones de Prevención del Delito para obtener la información.

Los datos obtenidos llevaron a una organización y análisis de la información para posteriormente darles el tratamiento pertinente.

La sistematización e interpretación de los datos se realiza en base a la metodología cualitativa para la consecución de resultados.

Población y muestra

Se aplicaron 70 encuestas, cuyos resultados nos confirmaron la presencia de pandillas dentro de la escuela, esto se refuerza con respuestas de las mismas madres de familia (45), algunas de las cuales también contestaron una más breve con esa tenor en la etapa exploratoria de la investigación.

Visiones de la realidad educativa 231

Después se ubicaron a los alumnos que podrían ser participantes para la investigación, selección que se realizó en común acuerdo a la Coordinadora Académica, ya que se requería de permiso explícito de los padres de familia (formando consentimiento), para acercarnos a los adolescentes a realizar la investigación. Situaciones de ética profesio-nal que se cuidaron en todo momento.

Los alumnos en pandilla son 30 aproximadamente. De esta selec-ción se eligieron a los participantes para realizar las entrevistas semies-tructuradas.

La muestra son 9 alumnas y alumnos que pertenecen a pandillas un grupo representativo del tipo de sujetos “foco” del estudio.

Estos argumentos metodológicos se recuperan a partir de Yuni y Urbano (2003), quienes expresan que: Se eligen informantes clave que supuestamente conocen a fondo las características que se investiga. La selección de estos informantes tiende a elegir casos representati-vos de la diversidad intrínseca de la población (p. 21).

Sujetos y algunas características

Dentro de la escuela secundaria y en acuerdo con el departamento de trabajo social, se seleccionaron alumnas y alumnos de entre 13 y 15 años de edad para las entrevistas. De diferentes grupos y la mayoría de segundos grados. Una característica específica fue que tuvieran pertenecía a una pandilla. El que menos, tenía pocos meses y la que más, tres años.

Otro conjunto de población escolar considerado para la investi-gación fue el que se conformó con la participación de 5 elementos del personal de la institución escolar que tuvieran cercanía con los alum-nos sujetos del estudio.

Técnicas y espacios de recopilación de la información

La técnica de la observación se aplicó en diversos momentos dentro y fuera de la escuela secundaria, consistió en detectar en los sujetos foco de la investigación, su apariencia, sus formas de vestir, de hablar

232 Visiones de la realidad educativa

e interaccionar entre ellos mismos en diferentes momentos, como a la hora de entrada a clases y a la salida, en los interiores de la escuela, los baños, patios, área de juegos, canchas y cooperativa. Además de las cercanías de la escuela, en los asientos de las jardineras y andadores de la colonia. Todo esto se vio necesario ya que, como explica Rodrí-guez, G. (1982), “las técnicas de investigación de campo describen diversos instrumentos para la recolección de datos, sus características y diversas recomendaciones para su estructuración y aplicación”. Y los resultados complementaron y reforzaron las expresiones de los alum-nos entrevistados.

Entrevista

Se usó la entrevista ya que su aplicación permite al investigador ob-tener información de primera mano, lo cual requeríamos de los ado-lescentes para conocer más a profundidad su realidad de convivencia entre la escuela y su pandilla.

Primeros resultados

Entre los primeros resultados desde el discurso del adolescente de pandilla se diferencía mayor control o tranquilidad dentro de la escuela y mayores libertades y agresividad afuera.

A) En el contexto dentro de la Escuela dicen:1. Rechazo. 2. Se meten en problemas 3. Travesuras 4. Nos incul-pan por otros.

B) En el contexto fuera de la Escuela dicen:1. Peleas, 2. Relajo, 3. Apedrean, 4. En botellas se avientan agua (juego), 5. Juegan futbol, 6. Hay asaltos o robos, 7. Drogadicción, 8. Solo en una colonia cercana, no molestan, ni asaltan.

Encontramos que desde el discurso de los alumnos se iden-tifican contrastes en muchos aspectos con los resultados previos

Visiones de la realidad educativa 233

de las encuestas y algunas observaciones realisadas, ya que se de-tectan elementos de sana convivencia y hasta valores (consejo y apoyo), en su función de adolescente de pandilla y se sienten dentro de la escuela como “diferentes”, la expresión de seguridad e inse-guridad aparece en varias ocaciones (característica de pertencia a un grupo). y ellos mismos confirman características comunes de la pandilla.

A) Contexto dentro de la Escuela dicen:1. Respeto, 2. Protección, 3. Se aconsejan para ser mejores, 4. Los mayores te “ajeran”, 5. Violencia entre compañeros y dos maestros, 6. Se siente seguro dentro de la escuela, 7. Seguridad por la presencia del maestro.

B) Contexto fuera de la Escuela dicen:1. Seguros por los amigos y/o primos que pertenecen a pandi-lla, 2. Inseguros porque amenazan, “Ajeran” y hay guerras entre pandillas, 3. En las jardineras se juntan las pandillas, 4. Hay pan-dillas que pertenecen a otras colonias, 5. Aceptan integrantes mayores en la pandilla.

La idea que tenemos comúnmente en la sociedad a cerca de las instituciones educativas como la secundaria, de ser formadoras de individuos es parcialmente aceptable, tratándose de grupos sociales como los adolescentes en pandilla.

Ya que la perspectiva sólida y vertical que se tiene en los progra-mas educativos, no se abren ni flexibilizan sus procesos de orden y disciplina, a las características de estos jóvenes que conviven en pan-dilla y adquieren identidades distintas a las convencionales.

Por lo tanto, requerimos de explicaciones constantes y renova-das del cambio social y su gran diversidad, que es natural en todo conglomerado humano; por ello, al detectar estas realidades se en-contró respuesta también en otros estudios realizados también en la ZMG por el sociólogo experto en estudios de cambio social Dr. Roge-lio Marcial del COLJAL

234 Visiones de la realidad educativa

Comparación de resultados con las aportaciones del experto

La visión del experto es amplia, por lo cual, algunas de sus afirmacio-nes aplican en este caso de inmediato y otras se persiven poco o nada.

A) Contexto dentro de la Escuela:1. Las pandillas están empezando a entrar, 2. Al entrar, lo que hacen es meter los conflictos de la pandilla, 4. La pandilla pre-siona al alumno y lo hace que falte o se salga a escondidas. 5. Los alumnos más incomprendidos terminan por ser expulsados por no apegarse a las reglas de la institución. 6. Como institución formadora, estaría obligada a entender y apoyo más la problemá-tica.

B) Contexto fuera de la Escuela1. La pandilla contraria los espera a la salida, 2. El alumno recibe presión por la pandilla para que esté con ellos, 3. 4. Los alumnos expulsados son candidatos para el narcotráfico (y/o crimen orga-nizado), 5. Los procesos de violencia social y relaciones familia-res, razones que los motiva a unirse a pandillas, 6.

El alumno se integra a un grupo pandilleril porque algunas veces resulta más peligroso no pertenecer a ninguno.

Parte de los trabajos de investigación del experto ya han llegado a ser propuestas y las acciones de transformación social desde la rea-lidad conocida, por ello, algunas de sus expreciones son ya recomen-daciones puntuales para la acción y/o prevención.

Conclusiones

De acuerdo a la primera información encontrada en la etapa explora-toria, se verifica que realizan las acciones tradicionales de la pandilla, donde algunos miembros asaltan, roban, pelean, se drogan, amenazan; y en los resultados de las entrevistas paradójicamente se identificó que realizan acciones de: «protección, aconsejan, los integrantes se viven

Visiones de la realidad educativa 235

como parte de una familia, se apoyan, aspiran a terminar sus estudios, practican deportes, juegan, crean lazos de solidaridad, entre otras».

Existen el reglamento escolar acciones dirigidas a disciplinar los comportamientos de los estudiantes, entre ellos algunas reglas de conducta relacionadas a prácticas sociales asociadas con estilos pan-dilleriles por ejemplo: portar uniforme sin modificación, se encontraron alumnos y alumnas con vestimenta alterada, chamarras con bordados en chaquira y letreros.

Huellas del uso de piercing, leve decoloración en partes del ca-bello o tatuajes ocultos, son conocidas por el personal educativo de la escuela y entendidas como parte de la expresión de libertad y sentido de pertenencia de los adolescentes, aunque dentro de la institución mucho va oculto, disfrazado o simulado.

Se encontraron alumnos que pertenecen a las pandillas que ro-dean la escuela secundaria. Hay alumnos que se identifican con activi-dades y modos de vida de las pandillas.

Se encontró que el personal docente de la institución educativa, está enterada e identifica a los alumnos que pertenecen a pandilla.

La existencia de poco grafiti dentro de las instalaciones de la es-cuela, puede ser una expresión de tolerancia por parte de la institución. Aunque en el reglamento se señala, si emplean los alumnos lenguaje soez, indecente y vulgar, éste se da de manera natural cuando conviven abiertamente en sus espacios y disminuye o nulifica en el salón de clases.

Los alumnos pertenecientes a pandillas refieren no sentirse incó-modos o agredidos por otros compañeros o por la institución.

Un aspecto final sobre saliente fue la identificación de la pandilla híbrida, entendida como lo explica García Canclini (1997), “como un entrelazamiento de lo tradicional con lo moderno… esas clases de fi-sión multicultural se entremezclan y se potencian entre sí”.

A su vez, “se sintetizan en emancipación, expansión, renovación y democratización; desde autores como Habermas, Bourdeau y Bec-ker” (García Canclini, 1997); desde cuyos conceptos podríamos decir se identifican los procesos de cambio que viven los jóvenes en las so-ciedades actuales, siempre en cambio constantes. Los alumnos expre-san en su sentir un tipo de convivencia que rompe con los esquemas

236 Visiones de la realidad educativa

tradicionales y nos dan evidencia de la diversidad cultural que son, y no del encasillamiento en el que unilateralmente los queremos meter como sociedad.

Perspectiva para otros estudios

Programas sociales a largo plazo de manera preventiva y estructurada. Elaboración de políticas públicas con enfoque social, no focalizadas, sino amplias, con el fin de guiar todo un contexto cultural. Dialogar desde la Institución Escolar con los líderes de pandilla, de ser necesario.

Referencias bibliográficas

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García Canclini. N. (1997). Culturas híbridas y estrategias comunicacio-nales. Colima: Universidad de Colima.

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México: SEP.Weinstein, J. (1990). Jóvenes pobladores y el Estado. Santiago: CIDE.

Visiones de la realidad educativa 237

eL conSejo técnico eScoLar en educación Secundaria, ¿una oPortunidad Para

eL trabajo coLegiado?

César Cisneros Contreras

En el marco de la Reforma Educativa del presidente Enrique Peña Nieto, se emprendieron acciones cuyo propósito era atender y mejorar los resultados educativos en el país. Una de ellas fue la recuperación y el refuerzo del Consejo Técnico Escolar (CTE) a

partir del ciclo lectivo 2013-2014.Para ello, la Secretaría de Educación Pública (SEP) diseñó y distribuyó di-

versos materiales de apoyo destinados a los trabajadores de la educación con el propósito de orientar, precisar, clarificar y, en cierta medida, dirigir los tra-bajos que los colectivos docentes llevarían a cabo a partir de agosto de 2013.

Entre los primeros materiales de apoyo que se hicieron llegar a las escuelas de educación básica están: “Lineamientos para la organi-zación y el funcionamiento de los Consejos Técnicos Escolares” y “El Consejo Técnico Escolar: una ocasión para la mejora de la escuela y el desarrollo profesional docente”.

Durante este periodo escolar la SEP determinó que se atendieran tres ejes de acción a los cuales denominó Prioridades Nacionales, a sa-ber: cumplir con la normalidad mínima escolar, fortalecer los aprendiza-jes de los alumnos (especialmente en lectura, escritura y matemáticas) y abatir el rezago educativo y la deserción escolar.

A esta tríada de prioridades se le agregó una en el transcurso del mismo ciclo escolar: construir ambientes de convivencia sana, pacífica y

238 Visiones de la realidad educativa

armónica (libre de violencia). De esta manera, los ejes que han orientado los esfuerzos del CTE son estas cuatro prioridades nacionales, mismas que han quedado expresadas en la planificación global de las escuelas.

En esta línea, con el propósito de guiar a los colectivos docentes en los trabajos de la fase intensiva del CTE previo al inicio del ciclo escolar 2014-2015, la estructura educativa del nivel básico recibió otros dos materiales: “Orientaciones para establecer la Ruta de Mejora Escolar” y “La Ruta de Mejora Escolar, un sistema de gestión para nuestra escuela. Guía de trabajo”.

El primero de estos materiales de apoyo se presenta como:

…una herramienta para que el colectivo docente organice las ac-ciones que fortalezcan las capacidades de la escuela para mejorar los aprendizajes de los alumnos y el desarrollo profesional de los docentes en lo individual y como equipo de trabajo, además de establecer una visión compartida de lo que hace falta o conviene modificar en la escuela mediante la generación de compromisos y acciones concretas verificables” (Orientaciones para establecer la Ruta de Mejora Escolar, 2014, p. 7).

En el mismo texto, se afirma que la Ruta de Mejora Escolar (RME):

…es un planteamiento dinámico que hace patente la autonomía de gestión de las escuelas, es el sistema de gestión que permite a la es-cuela ordenar y sistematizar sus procesos de mejora. A medida que en la escuela y en cada grupo se ponen en marcha nuevas acciones o se presentan hechos o circunstancias imprevistas, es importante que el CTE revise la ruta para identificar y analizar la necesidad de replantear o reprogramar las tareas y compromisos, reduciendo al mínimo el resultado adverso de contingencias (Ídem).

Y se cierra este apartado precisando que:

El verdadero valor de la RME se consigue cuando se traduce en accio-nes concretas en los salones y en la escuela, cuando las cosas pasan,

Visiones de la realidad educativa 239

y no cuando se tiene un documento con el que los maestros no se identifican y sólo sirve como requisito para un expediente. Por tanto, [la RME] debe ser un sistema de gestión al que el CTE regresa conti-nuamente para que no pierda su función como apoyo en la organiza-ción, la dirección y el control de las acciones que el colectivo escolar ha decidido llevar a cabo en favor de su escuela (Ídem).

Por su parte, la reforma al Artículo 3° Constitucional integró el constructo de autonomía de gestión de las escuelas. A la letra se ex-presa en dicho artículo:

Fortalecer la autonomía de gestión de las escuelas con el objeti-vo de mejorar su infraestructura, comprar materiales educativos, resolver problemas de operación básicos y propiciar condiciones de participación para que alumnos, maestros y padres de familia, bajo el liderazgo del director, se involucren en la resolución de los retos que cada escuela enfrenta (Ibídem, 9).

En el mismo sentido, el Acuerdo 717 por el que se emiten los lineamientos para formular los Programas de Gestión Escolar se con-sidera que:

La autonomía de gestión escolar debe entenderse como la capa-cidad de la escuela de educación básica para tomar decisiones orientadas a mejorar la calidad del servicio educativo que ofrece. Esto es, que la escuela centra su actividad en el logro de aprendi-zajes de todos y cada uno de los estudiantes que atiende…

Que el desarrollo de la autonomía de gestión de las escuelas está orientado a mejorar la calidad y equidad de la enseñanza a través de un mayor compromiso de los profesores y de la comu-nidad educativa, por lo que debe evitar las situaciones que incre-menten las desigualdades y la exclusión;

Que las escuelas, para fortalecer su autonomía de gestión, requieren de la atención permanente de las autoridades educa-tivas locales y municipales; del liderazgo del director; del trabajo

240 Visiones de la realidad educativa

colegiado del colectivo docente; de la supervisión permanente de los procesos de enseñanza y de aprendizaje que se producen en las aulas; de la asesoría y apoyo para el desarrollo escolar y del involucramiento de los padres de familia y de la comunidad en general para que de manera colaborativa participen en la toma de decisiones y se corresponsabilicen de los logros educativos.

También se expuso que la escuela debía ser el corazón del sis-tema educativo, por ello requería que las prioridades se tradujeran en acciones que permitieran cumplirlas y hacerlas realidad, y entre ellas se encuentran: el diseño de un nuevo marco normativo de actuación de la supervisión escolar, la descarga administrativa en las escuelas y el fortalecimiento de los Consejos Técnicos Escolares, los cuales son un espacio para el análisis y la toma de decisiones sobre los diversos asuntos escolares, que propicien la transformación de las prácticas docentes para favorecer que todos nuestros niños y jóvenes que asis-ten a la escuela logren todos los aprendizajes esperados; así como el referente necesario para el desarrollo profesional de los maestros (El Consejo Técnico Escolar: una ocasión para la mejora de la escuela y el desarrollo profesional docente. Educación Básica, 2013, p. 5).

En este documento, se afirmó que el quehacer diario de los docen-tes, su experiencia en las aulas y en la comunidad escolar son procesos que requieren la interacción, el diálogo entre pares y el apego a las dis-posiciones aplicables.

Con esta visión, la SEP recupera y refuerza la figura del Consejo Técnico Escolar, pues es ahí donde se detectan los retos y se traza el camino rumbo a una mejora constante, en la que cada uno tiene un papel crucial. El CTE es el colegiado integrado por el director y la to-talidad del personal docente de cada escuela encargados de planear y ejecutar decisiones comunes dirigidas a que el centro escolar, de manera unificada, se enfoque a cumplir satisfactoriamente su misión.

El país requiere una nueva escuela mexicana, acorde con los pos-tulados de la Reforma Educativa que establece una organización es-colar que garantice al máximo el logro del aprendizaje de los alumnos, ésta implica asegurar la eficacia del servicio educativo que se presta

Visiones de la realidad educativa 241

en la escuela. Conlleva, además, asignar nuevos significados y funcio-nes a los actores encargados de asegurar la calidad educativa.

En las organizaciones modernas la mayoría de las personas tra-bajan en equipo; en la escuela actual, y más en educación secundaria, se requiere que los actores puedan coordinar sus esfuerzos para mejo-rar sus resultados. Pero, a fin de favorecer el trabajo en equipo es muy útil compartir el poder, propiciar la realimentación, la crítica franca, la comunicación eficiente y la organización adecuada.

En este marco, luego de dos ciclos escolares de que los CTE en el nivel de secundaria están en funcionamiento, de manera sucinta se pueden señalar los siguientes problemas:

1. Los materiales de apoyo distribuidos en la estructura educati-va y hechos llegar al seno de las escuelas para llevar a cabo las sesiones de CTE, más que ser considerados como orientación para los colectivos docentes y elementos que promueven la au-tonomía de gestión escolar, se han utilizado como tareas obliga-torias que deben realizarse para justificar las jornadas de trabajo “colegiado” y se han interpretado como contradicción que limita la toma de decisiones de manera libre y responsable al interior de las escuelas. Así, es frecuente escuchar el reclamo de directores y docentes en torno a lo siguiente:

En la fase intensiva se ha dispuesto que la semana de trabajo pre-via al primer día de clases del ciclo escolar sea aprovechada con actividades que facilitan la elaboración del diagnóstico, de manera que el colectivo docente determine las prioridades a atender, pero de acuerdo con las indicaciones ofrecidas en los documentos guía que, por cierto, contemplan el abordaje obligatorio de las cuatro prioridades nacionales.

En tanto, la situación que se vive durante las ocho sesiones ordinarias en el año escolar es muy similar. La SEP hace llegar guías para cada sesión en las cuales se determina lo que habrá de trabajarse. En no pocas ocasiones se han solicitado reportes a manera de textos descriptivos y explicativos, tablas y gráficas de

242 Visiones de la realidad educativa

diversas situaciones de la vida escolar, principalmente lo relacio-nado con las cuatro prioridades educativas nacionales, hasta hoy.

2. La educación secundaria se caracteriza, entre otras cosas, por contar con docentes con nombramientos atomizados de horas/semana/mes; esto ha propiciado:

Que existan docentes trabajando unas cuantas horas en una es-cuela, otras tantas en otra, y otras pocas en un tercer plantel; o incluso hasta en otro nivel educativo. ¿A cuál CTE deben asis-tir? Si asisten a más de una escuela para las jornadas del CTE, ¿qué tanta participación y compromiso pueden desarrollar con la planeación y los acuerdos tomados en cada una? ¿Cómo se enteran y cumplen con los compromisos establecidos por “otros” en sesiones donde no participaron por la causa que sea? ¿Cómo cumplir con los distintos planteles y/o niveles sin tener presiones o problemas en el que no asisten?

Que los llamados docentes “taxi” no cumplan a cabalidad con lo establecido en los lineamientos que regulan el CTE; en otros casos, que hagan acto de presencia en las escuelas donde tienen horario asignado en viernes para “cubrir” su tiempo de trabajo y luego se re-tiren; o, en el mejor de los casos, que participen durante buena parte de la sesión de CTE en una sola escuela, frecuentemente en la que tienen el nombramiento con mayor cantidad de horas/semana/mes.

Que los docentes se encuentren en una disyuntiva: o asisten a una escuela toda la jornada porque así se los exige la autoridad del plantel o el supervisor de zona escolar, o se atienen a las posi-bles consecuencias de no estar en las reuniones de CTE, mismas que van desde amenazas de no ser evaluados satisfactoriamente en este rubro para el examen de permanencia en el servicio, la falta con su respectivo descuento del día, hasta la amenaza de le-vantar acta de abandono de empleo. Estas circunstancias han ge-nerado tensión en los docentes y necesidad de negociar con sus autoridades inmediatas su participación intermitente para cumplir en todas las secundarias en que prestan sus servicios; o bien, so-

Visiones de la realidad educativa 243

licitar el permiso de ausentarse para colaborar en otra escuela y presentar una constancia de asistencia para justificar la ausencia.

3. Los procesos de reconocimiento, diagnóstico, priorización, planificación, ejecución, seguimiento, evaluación y reajuste a la planificación de la escuela, razón de ser del CTE, no se llevan a cabo como deberían por las razones expuestas arriba y, además, porque:

Idealmente, las sesiones deben ser coordinadas por el director quien, ejerciendo el liderazgo pedagógico en su escuela, orienta los procesos que el colectivo docente debe llevar a cabo durante las reuniones de CTE. Sin embargo, es muy común que el di-rectivo participe en la apertura de los trabajos, y que luego, un equipo designado por él, en no pocas escuelas el subdirector y/o el coordinador académico o un equipo de docentes, sea el que conduzca los esfuerzos del CTE. Además, este equipo comple-ta la comisión asignada coadyuvando o haciendo el reporte final que contiene los productos del CTE.

En cada sesión de CTE ya se cuenta con una guía de activi-dades a realizar y productos a elaborar que, teóricamente, debe-rían únicamente orientar los trabajos. Sin embargo, se toma al pie de la letra lo que en ellas se indica o sugiere y, de esta manera, se desvirtúa el sentido de estos materiales de apoyo y del mismo CTE; y entonces, lo que debería ser una sesión de diálogo crítico, propositivo y enriquecedor, se transforma en una junta estéril y sin sentido, en una jornada para llenar tablas, hacer gráficas y cumplir con productos que poco ayudan al desarrollo de la propia escuela. Esto ocurre porque desde la supervisión de zona escolar se solicitan reportes de los productos y la bitácora de la sesión, lo cual debe ser congruente con lo que se ofrece en la misma guía.

4. El trabajo colegiado se dificulta, interrumpe o, simplemente, no es posible dadas las condiciones arriba mencionadas y, también, debido a que:

244 Visiones de la realidad educativa

El trabajo entre profesores que atienden al mismo grupo no se ha podido armonizar; se carece de tiempo suficiente para realizar seriamente el análisis del estado que guardan los procesos de los alumnos, compartir experiencias exitosas, planear estrategias de intervención conjunta y hacer el seguimiento y evaluación de las acciones emprendidas. Conviene recordar que es una constante en educación secundaria el hecho de que no todos los docentes adscritos a un centro de trabajo toman parte de las reuniones de CTE puesto que, en términos optimistas, acuden a otra escuela para cumplir con esta obligación.

Los supervisores asisten poco a las escuelas y brindan poca asesoría, acompañamiento y orientación a los colectivos docentes; esta situación se agudiza en el turno vespertino, a cuyas sesiones de CTE les falta la presencia y el trabajo de esta figura central en el pro-ceso de mejora. Además, se complica el seguimiento de todas las escuelas de su zona porque los supervisores están constantemente recibiendo cursos y participando en actividades administrativas que los alejan, aunque no quieran, de las escuelas y sus problemas.

5. La contradicción entre los excelentes resultados en el indica-dor educativo de reprobación final a nivel estatal en secunda-rias, 17.12% correspondiente al ciclo escolar 2013-2014 contra 1.44% del periodo 2014-2015, y las condiciones descritas en los puntos anteriores, constituyen un foco de interés para generar investigación educativa al respecto, por ejemplo:

Hacen falta estudios que relacionen los indicadores educativos (reprobación, deserción…) con el trabajo del CTE. Podría deter-minarse el impacto positivo de esta estrategia de trabajo en el logro académico de los alumnos, entre otras opciones.

También se requieren estudios que den cuenta de experien-cias exitosas en el funcionamiento del CTE con miras a ofrecer pistas para mejorar a aquellos colectivos docentes que aún no encuentran cómo cumplir cabalmente con éste o que no le hallan el sentido a esta manera de trabajar en equipo.

Visiones de la realidad educativa 245

Propuestas

Fortalecer los procesos que involucra el trabajo del CTE en educación secundaria con miras a mejorar los resultados educativos y así cumplir con la misión de la escuela es una labor necesaria; para ello se propone:

Que los materiales de apoyo y las guías que se diseñen por la SEP y se distribuyan en las escuelas con el propósito de facilitar el trabajo del CTE expliciten estrategias que los colectivos do-centes puedan emplear al interior de los planteles para instaurar los procesos que este trabajo colegiado requiere a fin de ejercer efectivamente la autonomía de gestión escolar, y así enfocarse en las necesidades reales de cada comunidad educativa.

Que la SEP aproveche las condiciones actuales de jubilacio-nes, promociones, renuncias y evaluación de personal de secun-daria para ofertar el equivalente a medio tiempo o tiempo comple-to en horas/semana/mes a quienes cuentan con nombramientos atomizados en varias escuelas. Esto con la finalidad de integrar colegiados que puedan desarrollar mayor arraigo al estar adscritos a un centro escolar por turno y, entonces, tengan condiciones más favorables para participar en la toma de decisiones en favor de la mejora de la escuela.

En tanto se resuelve la situación de los maestros que osten-tan nombramientos en distintos planteles, que la SEP termine con la zozobra en que están estos profesores a través de la publica-ción de un decreto en el que indique criterios viables que deben considerarse para la asistencia del personal en esta condición a las sesiones de CTE.

Que se capacite a quienes ejercen funciones de liderazgo, en particular supervisores y directores, con el objetivo de propiciar en sus colectivos docentes un verdadero trabajo colegiado basado en el diálogo crítico y propositivo que genere una sinergia favorable para resolver los problemas de la propia escuela.

Que la SEP aproveche la coyuntura de la Reforma Educativa y los recién asignados nombramientos de supervisores en este

246 Visiones de la realidad educativa

nivel educativo para que se establezca en cada Supervisión de Zona Escolar una estrategia de acompañamiento, asesoría, se-guimiento y evaluación a las rutas de mejora diseñadas por los colectivos escolares con el propósito de asegurar que el trabajo se lleva a cabo de la manera más adecuada según las caracterís-ticas de cada escuela.

Que la SEP incentive la investigación educativa para cono-cer la realidad de la organización y funcionamiento del CTE, no únicamente en secundaria, sino en cada nivel en que se desa-rrolla éste. Para ello, existen instituciones de educación superior dependientes de la misma Secretaría que podrían colaborar con proyectos en este sentido; por mencionar algunos: el Centro de Investigaciones Pedagógicas y Sociales (CIPS) y el Instituto Su-perior de Investigación y Docencia para el Magisterio (ISIDM).

Conclusiones

En teoría, sí, el CTE en general es una oportunidad para el trabajo colegia-do; sin embargo, las condiciones de la realidad en que se desarrollan las sesiones mes con mes, no permiten que se concrete como debiera en las escuelas secundarias.

Los intentos que se han hecho por instituir esta estrategia de la-bor conjunta en cada plantel de educación básica y media superior, han limitado cuestiones fundamentales como la autonomía de gestión escolar y el trabajo colegiado entre docentes desde y para la escuela. Entonces, no ha sido posible que todos los docentes de manera cola-borativa participen en la toma de decisiones y se corresponsabilicen de los logros educativos.

No obstante, el CTE es una realidad que está en su tercer año de implementación. Por eso, bien valdría la pena, si es que verdade-ramente interesa su desarrollo a cabalidad para mejorar la calidad de la educación, que la administración educativa lleve a cabo los ajustes necesarios con el propósito de establecer mejores condiciones en las escuelas secundarias, a guisa de ejemplo: una reingeniería para dotar a los planteles de profesores con cargas horarias equivalentes a medio

Visiones de la realidad educativa 247

tiempo o tiempo completo en una escuela (por turno) y evitar la atomi-zación de cargas horarias.

Referencias

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Visiones de la realidad educativa 249

modeLoS de formación docente deSde La PrenSa eScrita. ProPueStaS editoriaLeS de La Página

educativa de eL occidentaL (1992-2012)Jaime Navarro Saras

Hoy en día la imagen y figura del magisterio vista desde los medios de comunicación, principalmente la televisión, pre-senta un deterioro ante la sociedad. Las notas que aparecen en dichos medios se enfocan a la parte negativa. El primer

referente lo conforman los informes nacionales e internacionales de las pruebas PISA y ENLACE, en un segundo frente la crítica se centra en la escuela pública y en el profesorado y una tercera instancia en la gestión de más de 20 años de Elba Esther Gordillo en el SNTE y su contraparte la CNTE como si fueran lo mismo y representaran la voz y las prácticas de las escuelas y los maestros mexicanos.

La Página Educativa de El Occidental surgió como un proyecto edi-torial que los directivos del periódico le proponen a la Secretaría de Edu-cación Jalisco quien lo toma y ese espacio se convirtió en la promoción de sus acciones y una extensión de la comunicación social, pero con el paso de las semanas las colaboraciones dejaron de llegar hasta que el entusiasmo se esfumó, finalmente y para que el periódico mantuviera la página éste abrió las puertas y se incorporaran docentes de educa-ción básica y superior independientes, estos docentes se fueron con-formando en un equipo cuyo propósito fundamental era analizar la vida cotidiana y las políticas públicas, además de proponer rutas de mejora.

250 Visiones de la realidad educativa

La propuesta editorial de las colaboraciones de El Occidental sigue la ruta que el Estado marca con las diferentes políticas educativas (desde el Programa para la Modernización Educativa a inicios de los noventa hasta la Alianza por la Calidad Educativa del SNTE avalada por el gobier-no de Calderón a mediados de la primera década de este milenio).

Se compilan los artículos editoriales de la página educativa de El Occidental para su revisión, categorización y análisis.

Justificación y uso de resultados

Una de las razones de esta investigación es que mucho proyectos ofi-ciales o independientes del tema educativo sólo se diseñan y desarro-llan, y pocos de éstos son sistematizados para dar cuenta de su valor o, que sirvan de referente para proyectos similares, este aspecto es el caso de la página educativa de El Occidental, en 20 años se publicaron más de 5 mil artículos con visiones de profesores que vivían el día a día en las aulas y los distintos espacios que la SEP facilita (cursos, congresos, reuniones, informes, etcétera). He ahí el valor y la importancia de rescatar, compilar y sistematizar esta experiencia y contrastarla con el programa de la Secretaría y el discurso educativo emanado por el Estado.

El estudio se enfoca principalmente en los artículos que tratan las temáticas de formación y actualización de docentes, estos artículos plan-tean enfoques con una visión crítica, analítica y sintética de la agenda edu-cativa de la SEP, la SEJ y otras instancias con ingerencia en el campo edu-cativo, de igual manera se revisan las propuestas de los artículistas sobre las decisiones, vacíos y complementos desde el punto de vista de quienes están frente a grupo y escriben para la página educativa de El Occidental.

Fundamentos teóricos

En 1998 la UPN Ajusco abre un campo de investigación coordinado por Gau-delupe Teresinha Bertussi Bachi cuyo propósito se centraba principalmente en compilar las notas periodísticas en materia educativa de la prensa escrita de la Ciudad de México, posteriormente se amplió a otras ciudades publi-cando anuarios año con año, desde 2000 hasta el más reciente de 2015.

Visiones de la realidad educativa 251

Este estudio es meramente descriptivo, que da cuenta de los periódicos seleccionados, el número de artículos y las temáticas que abordan, que es uno de los aspectos que aborda este trabajo.

Otro elemento significativo de análisis lo representa el tra-bajo de Yazmín Margarita Cuevas Cajiga y Silvia Gutiérrez Vidrio (2001), su trabajo se centra en las representaciones sociales a partir del tema de la calidad, la Reforma Educativa y el estudio de las universi-dades cuyas interpretaciones y reflexiones de ello se retoman en este estudio, lo cual es un referente de este trabajo en las imágenes que se contruyen de la actualización y formación de docentes.

Igualmente, centro el trabajo en el análisis del discurso en una secuen-cia propuesta por Thompson (2002) en el enfoque tripartito que pasa por analizar el texto, su construcción y la apropiación del mismo por el lector para terminar en una interpretación de carácter ideológico de los mensajes.

Metodología

El estudio es documental, con un enfoque de análisis de discurso tanto de los artículos editoriales como de los informes, programas y propuestas gubernamentales.

Una vez seleccionados los artículos se realiza un ejercicio para agruparlos, enlistarlos, caracterizarlos e interpretarlos, así como con-trastarlos con la política educativa y analizar el impacto de éstos en la toma de decisiones.

Para ello se utiliza el enfoque tripartito de Thompson (2002) cuya se-cuencia de Producción-Análisis-Interpretación (Figura1) esquema nos va lle-vando a una interpretación del texto acorde al propósito de la investigación.

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En este sentido, el trabajo sólo ha avanzado en la primera etapa, la recolección de los primeros cinco años y la selección por temática.

Se toman en cuenta las siete temáticas que establece el Comie y en este sentido se agrupan los textos por año en una matriz de doble entrada, iniciando con 1992. Se recuperan los materiales de la heme-roteca de las bibliotecas públicas de Guadalajara y de El Occidental.

Primeros resultados

Se complilaron los primeros 5 años, de 1992 a 1996 y el número de artículos y porcentajes se centran principalmente en las temáticas C) Políticas y ges-tión, D) prácticas educativas y E) procesos de formación, lo cual concuerda con los artículos que fueron publicados en este periodo (ver cuadro 1).

De 1992 a 1996 fueron los años que floreció El Programa de Mo-dernización Educativa, era una especie de borrón y cuenta nueva, cu-yas políticas educativas se centraban en la gestión de la educación, mejoramiento de las prácticas educativas e incidir con otra visión en la formación y actualización del magisterio, aspectos que se reflena en los artículos de la página educativa de El Occidental:

El proyecto de modernización del país que aspiro a encabezar mantiene principios y valores; asimismo, busca cambiar formas y métodos de hacer las cosas, toda vez que ello sea necesa-rio, para que se acreciente la unidad de la Nación y se eleve el bienestar de la mayoría (Carlos Salinas de Gortari, 1988, p. 49).

[...] mejoramiento en la preparación de los futuros docentes [...] con una más desarrollada cultura científica y general y con una aptitud para la práctica de la investigación y de la docencia y un amplio dominio de las técnicas didácticas y el conocimiento amplio de la psicología educativa (Salinas de Gortari, 1988, p. 14).

El principal interés del gobierno salinista estaba centrado en la formación y actualización de docentes a través de una política inten-cionada, aspecto que vuelve a aparecer en los datos del cuadro 1.

En esta etapa los resultados obtenidos arrojan lo siguiente:

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Finalmente, hasta este corte, la investigación denota que la política pública en materia educativa sigue la dinámica de los me-dios y va adaptando el discurso conforme la crítica se torna menos generosa, la página educativa de El Occidental da cuenta de este fenómeno.

En México, la forma de acceder a los puestos directivos de las escuelas, por lo regular no es por logros académicos o profesiona-les, sino comúnmente por logros políticos o de servilismo a grupos de poder. Es por eso que la capacidad de muchos de ellos no es su-ficiente para llevar adelante una escuela. Son grupos homogéneos en los salarios de acuerdo al nivel escolar en que estén (preesco-lar, primaria y secundaria, etcétera) y al sistema que se encuentren adscritos (estatal, federal o particular). (El Occidental, martes 22 de diciembre de 1992).

Conclusiones

En estos primeros resultados encuentro que los articulistas de la página educativa de El Occidental al ser trabajadores de la SEP están inmersos en la dinámica cotidiana, donde desarrolan una práctica basada en la política pública de la propia Secretaría, igualmente escuchan y reciben información sobre los asuntos que el Estado impone. Las temáticas de

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las producciones son similares con los intereses del Estado. En esos años de la Modernización Educativa todo se centró en la formación y actualización de docentes y poder dar cuenta de un discurso politico que generara condiciones favorables para imponer acuerdos y condi-ciones para el futuro, tal fue el caso del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y el Programa Nacional de Solidaridad.

La página educativa no se podría quedar al margen, independien-temente que las políticas internas del periódico (oficialistas de fondo y forma) mantenían una autonomía hacia la página educativa ya que los artículos de los colaboradores se publicaban tal como llegaban a la mesa de redacción, sin restricción alguna, quizá entonces porque así convenía; eran los tiempos de la apertura a la libre expresión.

Los resultados preliminares dan cuenta de un ejercicio que intenta dar cuenta de un discurso y una mirada crítica construida a partir de la visión de profesores en activo, igualmente esta recuperación recupera y sistematiza una parte de la historia de la educación desde Salinas hasta Calderón.

Referencias

Bertussi, G. T. (2000). Anuario educativo mexicano, Visión y perspecti-va. UPN. México.

Charaudeau, P. (2003). El discurso de la información. La construcción del espejo social. Barcelona: Gedisa.

Lozano, J., Peña-Marín, C. & Abril, G. (1989). Análisis del discurso. Ha-cia una semiótica de la interacción textual. Barcelona: Cátedra.

Periódico El Occidental. (1992). Página educativa. México: OEM.Salinas de Gortari, C. (1988). Discursos de campaña. Modernización con apego

a nuestros valores. Tomo IV, del 7 al 17 de enero de 1988. México: PRI.Thompson, J. B. (2002). Ideología y cultura moderna. México: Universi-

dad Autónoma Metropolitana.Vasilachis, I. (1997). Discurso político y prensa escrita. Barcelona: Gedisa.

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Autores

Rosalinda Arredondo MacielMaestra en Investigación Educativa por el Centro de Investigaciones Peda-gógicas y Sociales (CIPS). Docente de primaria, secundaria, Normal y pos-grado. Coordinadora de la Licenciatura en Pedagogía en la ENSNG y del Desarrollo Curricular y la evaluación del desempeño docente en la [email protected]

Francisco Javier Berumen BerumenDoctor en Educación por la Universidad La Salle de Guadalajara, profe-sor en educación media superior, licenciatura y posgrado. Profesor-in-vestigador y encargado de la dirección en CIPS. Su campo de estudio son los procesos de enseñanza y aprendizaje en contextos formales, no formales e informales, cognición y matemá[email protected]

César Cisneros ContrerasMaestro en Investigación Educativa por el CIPS. Profesor normalista, ha trabajado en primaria, secundaria, licenciatura y posgrado. Actualmente es Subdirector académico en la Escuela superior de Educación Física, docente investigador en el CIPS y coordinador del nivel superior de la Sección 47 del [email protected]

Verónica Araceli Delgadillo MejíaMaestra en Investigación Educativa por el CIPS. Investigadora en el Instituto Marista de Investigación y Desarrollo. Docente-investigadora y tutora de tesis en el [email protected]

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Susana Luna SierraMaestra en Investigación Educativa por el CIPS, estudios de doctora-do en Educación en Universidad La Salle. Fue directora del CIPS y ac-tualmente Docente-investigadora. Obtuvo premio como mejor maestra en Jalisco y mejor Investigación Educativa en 1993 y [email protected]

Hilda Aurora Mariscal UribeDoctora en Investigación Educativa Aplicada por el ISIDM (titulación en proceso). Administrativo, tutora y docente en el CIPS. Ha publicado dos libros, uno en coautoría y otro en colaboració[email protected]

Marco Antonio Mendoza CortezMaestro en Investigación Educativa y Egresado de la Especialidad en Metodologías Interpretativas de la Investigación Educativa por el CIPS. Profesor de educación básica y Docente-Investigador en el [email protected]

Ma. Teresa Miramontes HernándezDoctora en Educación por la Universidad La Salle. Trabajó como pro-fesora-investigadora del CIPS, actualmente [email protected]

Fabiola Navarro RayasMaestra en Educación por la Universidad La Salle. Docente-Investigado-ra en el CIPS. Líneas de investigación: Procesos de enseñanza y apren-dizaje y Procesos [email protected]

Jaime Navarro SarasProfesor en pedagogía. Ha sido docente en educación básica, Normal y posgrado. Actualmente es profesor-investigador del CIPS. Ha sido artículista, colaborador y editor de periódicos y revistas [email protected]

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Verónica Pérez-Serrano FloresDoctora en Educación por la Universidad de Guadalajara. Profesora-inves-tigadora en el Instituto Superior de Docencia para el Magisterio (ISIDM)[email protected]

Consuelo Plascencia VázquezMaestra en Terapia Gestalt en INTEGRO (Instituto de Terapia Gestalt Región Occidente). Docente-Investigador en el CIPS y Docente en la Facultad de Trabajo Social actualmente Jubilada de ambas institucio-nes. Dos libros publicados en coautorí[email protected]

Mayela Eugenia Villalpando AguilarDoctora en Educación por la Universidad La Salle. Subdirectora de Investigación y Coordinadora Académica de la Especialidad en Me-todología Interpretativa en la Investigación Educativa en el CIPS. Do-cente catedrática y directora de tesis de grado en diversos programas de posgrado en educación en la Entidad. Ha publicado más de 20 artículos académicos en revistas locales y nacionales. Sus líneas de investigación son los procesos socioculturales en la formación de su-jetos de la educación, en particular los adolescentes y los profesores en [email protected]

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