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Dedicatoria

A todos los indiferentes, fríos y agnósticos.A todos los que niegan hasta la realidad del buen Dios.

A los que creen que Él se ha olvidado de ellos

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y no los escucha.Que la lectura de este libro les ayude

a descubrir la belleza y dulzura de Diosy se enamoren de Él.

El autor

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LoINTRODUCCIÓN

que escribo en este libro, lo hago por una obligación para con Dios que meha amado desde la eternidad con un amor singular y personal, e inspirado

en la respuesta que dio el Señor Jesús a los mensajeros de Juan el Bautistacuando les mandó preguntarle si Él era el Mesías o había que esperar a otro.Inmediatamente empezó a hacer oír a los sordos, a dar vista a los ciegos, a hacerhablar a los mudos, a curar a los mancos, hacer caminar a los paralíticos. Ydespués agregó:

Ahora vayan y cuenten a Juanlo que han visto y oído: Mt 11,4.

También me animaba mucho a escribir el Señor Obispo Alfonso Uribe Jaramillo,obispo que fue de la Diócesis de Sonsón-Rionegro en Colombia y que de Diosgoce ahora. Lo mismo me ha animado mucho el Padre Diego Jaramillo directorde la obra del Minuto de Dios en Bogotá, Colombia y últimamente la familiaBazzolo de Argentina.Es un deseo de Dios que se cuenten con entusiasmo sus maravillas. Así leemosen los salmos:

Publiquen sus hazañas entre los pueblos:Sal 9,12.Cuántas maravillas has hecho, Señor.Yo quisiera contarlas, publicarlas,pero son innumerables”: Sal 40(39)

Santo Tomás de Aquino dice: “Atrévete a alabarlas, nunca lo harás bastanteporque Él es superior a toda alabanza”.

Cuenten a los pueblos su gloria,sus maravillas a todas las naciones: Sal 96(95),3.Proclamen sus hazañas entre los pueblos,alaben sus grandezas: Sal 105(104),1-2.Anuncien sus obras con gritos de alegría:Sal 107 (106),22.Los hombres y yo publicaremos tus grandezas,y narraremos tus grandes proezas:Sal 145(144) 6.Ellos anunciarán mi gloria a todas las naciones: Is 66,19.

También Isaías dice:Cuenten a los pueblos sus hazañas,proclamen que su nombre es excelso.

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Tañen para el Señor que hizo proezas;anúncienlas a toda la tierra;griten jubilosos, habitantes de Sión:¡Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel: Is 12,4-6.

Igualmente el libro de Tobías invita a manifestar las obras de Dios cuando dice:Bendigan a Dios y proclamenante todos los vivientes los bienesque les ha concedido para bendeciry cantar su nombre.Cuenten a todos los hombres las acciones de Dios, dignas de honra, y no seanremisos en confesarle. Es bueno publicar y proclamarlas obras gloriosas de Dios: Tb 12,6-7.

Me he decidido a escribir por que muchos acontecimientos aquí narrados tienenuna excelente enseñanza y mucho mensaje que pueden ser de gran bendición yfruto para quienes los lean, especialmente en la parte en donde escribo todo loque aprendí de mis queridos y santos papás.Espero que al escribir estas cosas, no se vea en mí más de lo que soy: un pobrepecador que necesito del amor misericordioso y perdonador del Buen Dios.Los acontecimientos que pueden aparecer como milagros o curaciones, yoprefiero llamarlas bendiciones del Buen Dios.Si son milagros, que lo diga la Santa Iglesia Católica. Si son curaciones, que lodigan los médicos, pero yo prefiero usar una palabra intermedia y equilibradacomo es la palabra “Bendiciones” porque todo es una bendición del Buen Dios.Este libro no es una autobiografía sino más bien relatos de cosas, o mejor, diríayo, de bendiciones que el Señor Jesús ha querido conceder durante mi vida a mío a otras personas. Naturalmente he de compartir sólo algunas de las másimportantes, porque al principio no las escribía y otras, se me han olvidado.También en mis otros libros hay muchos testimonios que no se encuentran aquípor estar ya escritos. Nueva York, 6 de agosto de 2011

Fiesta de la Transfiguración del Señory setenta y dos años de mi nacimiento.

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TI

MI FAMILIAuve la inmensa alegría de haber nacido de la unión de dos personas queyo llamaría “santos”. A través de todo lo que voy a escribir en este libro,se darán cuenta de por qué les doy este título.

Una vez visitando la basílica de Santa Teresita del Niño Jesús en Lisieux,Francia, me encontré en un jardín muy lindo lleno de rosas, ubicado detrás de laBasílica. En este jardín estaban las tumbas de los padres de la “Santita” y enmedio de las tumbas, una hermosa imagen de ella con las manos levantadas,dejando caer rosas sobre las tumbas de sus padres. En el pedestal de la imagenhay una placa que dice:

“Mis padres eran tan buenos que son más dignos del cielo que de la tierra”.

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Eduardo Betancourt y Carlota Vásquez,

padres del Padre Darío

Cuando leí estas palabras de la Teresita, me puse a llorar de alegría pensando

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que el Buen Dios me había concedido la misma gracia a mí.A mis padres nunca los vimos enojados o disgustados, o discutiendo por algo.Nunca vi ni siquiera la pelea más pequeña. Eran de naturaleza flemática,apacible, dulce y muy risueños los dos. Siempre la sonrisa a flor de labios. Sutema favorito era: “Dios”. Muchas veces hablando con mi hermano Hernán, losrecordamos como las personas más pacificas que hemos conocido. Tan buenos yamorosos que parecían más bien como un par de bobitos por su simplicidad.En mi hogar por las noches se perfumaba la casa con el rezo del Santo Rosario ylos domingos todos juntos asistíamos a la Santísima Eucaristía. Nos ponían losmejores vestidos porque íbamos a la casa del Señor.Cuando caminábamos hacia la iglesia, mi padre tomaba de la mano a mihermanita Luz Helena, la chiquita; mi hermano mayor como más grande caminabapor sí solo y a mí me encantaba coger la mano de mi madre; viendo esta escenayo decía:- Aquí va la familita.Y mi padre respondía:- Lo más importante es que estemos todos juntos en el cielo.Estas eran siempre sus respuestas, sus pensamientos: la honestidad, la justicia,Dios.Desde muy niño yo pensaba:- ¿Quién de nosotros cinco será el primero que se irá con el Señor? Pobrecito al que le

toque de último cerrar la puerta del hogar que el buen Dios ha concedido formar a misqueridos padres.

Mi hogar era un nido de amor. Quizá por esta razón me ha golpeado tanto lamuerte de mi hermano Hernán. Me quedé de último. Me ha tocado cerrar lapuerta.A. MI PADRE: EDUARDO

BETANCOURT BETANCOURTNació en el hogar formado por Segismundo Betancourt Jiménez y MercedesBetancourt Garcés, en el corregimiento de San Antonio de Prado, municipio deMedellín (Colombia). Era un hombre de estatura mediana, muy blanco, de pelorubio ligeramente ondulado. Tenía unos hermosos ojos azules. De niño lollamaban “el Niño Jesús” y varias veces hizo este personaje en los pesebresvivientes de la parroquia,. Así lo contaba la abuelita.Mis abuelos paternos eran personas del campo, más o menos acomodados, yaque eran propietarios de unas tierras, todas sembradas de café, (el principalproducto de exportación de Colombia). De eso vivían. Habitaban en una

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hermosísima casa de campo llamada “Insula”, con corredores por todos loslados. Corrientes de agua fresca para la poceta de la ropa y de la cocina.Macetas de flores colgadas en los corredores con begonias, azaleas y geranios.a. Mi padre era un hombre inteligentísimoSabía de todo. De cualquier cosa que se le preguntaba, lo sabía y dabarespuestas exactas. Muy versado en química, matemáticas y conocimientos deingeniería.Durante la segunda guerra mundial, como no venía nada de Europa, inventó ungas para ponerle a las gaseosas y refrescos de la época, algo así como el gas quesale hoy día cuando se abre una botella de cualquier refresco. Él lo vendía porcantidades a muchas empresas entre ellas a las Droguerías Aliadas, y le contabaa los clientes que el producto lo importaba de Alemania por medio de contactosque tenía.Esto les parecía muy raro porque Alemania estaba en plena guerra. Asíconvencía a sus compradores que necesitaban urgentemente el producto. Un díase le ocurrió contar que el producto lo sacaba de la fruta de un árbol que enColombia se llama “Chumbimba”, que él lo hacía y que no venía de Alemania.Hasta ese día le duró el negocio. Nadie le volvió a comprar nada. ¡Pobre papá!En otra ocasión inventó una medicina para cerdos y animales con gusanos y todaclase de males en el estómago a la que le dio el nombre de “Cápsulas SalvaVidas”. Era un producto compuesto de Timol y Regaliz mezclado en diferentescantidades. Mi hermana Luz Helena le ayudaba mucho en este invento que ledaba muchos réditos, pero no pudo patentarlo y también se le acabó el negocio.Prefirió acabar con él antes que enseñar el secreto a un ingeniero químico.Por muchos años los ganaderos le seguían preguntando por el producto. Añosmás tarde, siendo yo ya sacerdote un señor me dijo:- ¡Qué papá tan inteligente tenía usted!- ¿De veras? Le respondí.- Sí, su papá inventó una máquina para hacer medias, o mejor para arreglar medias

dañadas. Compraba los desechos de otras fábricas, las arreglaba en el invento de sumáquina, las teñía y las vendía baratísimas. Los vendedores de mercancías de lospueblos venían a comprarle. Todo el mundo ganaba: su papá ganaba, los vendedoresganaban y los campesinos ganaban.

Entonces recordé que la fábrica se llamaba “Calcetería Moderna”.b. Mi padre era hombre de una gran pacienciaEra muy difícil verlo disgustado o enojado. Nunca perdía la paz ni en losmomentos más difíciles. Repetía constantemente:

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- Podía haber sido peor. Mis hijos no miren para arriba porque hace mucho daño. Mirenpara abajo.

c. Mi padre tenía una gran sabiduríaTodo nos lo enseñaba con dichos:- Bien vestido, bien recibido.- Bien presentado, bien aceptado.- Lo que quiera decir, dígalo siempre por escrito porque los papelitos hablan hasta

después de la muerte.Y tomando un pedacito de papel nos lo sacudía delante de la cara diciendo:- Qué cosa más rara. Una llamada telefónica es agradabilísima, pero una palabra, una

frase escrita en un pedazo de papel como que dice más. Puede ser porque las palabrasse van y lo escrito queda y se conserva.

- El peor papel es mejor que la mejor memoria.Y tenía razón. Cuántas veces lo que se escribe en un papel sucio, una servilletade papel, un recibo, puede servir más que una excelente memoria. Y añadía:- La memoria es la capacidad de olvidar.- Apague un foco y ahorre un poco.- Luz que no se apaga se paga.- Si quiere tener, tiene que deber.Haga cuentas, decía, y procuren comprar propiedades desde jóvenes, pero no lasvendan porque ese dinero se vuelve de bolsillo. Todo vuelve, todo retoña, menostierra. Las propiedades les dan la comida cuando estén ancianos y ya no puedantrabajar.- A las notarías se va a comprar y no a vender.- El que de este mundo quiera gozar, ver, oír y callar.- Saber tragar, saber disimular, saber fingir y aún hasta saber mentir es el arte de vivir.Creo que mi padre se refería sobre esto de saber mentir a lo que en teologíamoral se llama “Restricción Mental” que es la limitación de la mente en elhablar. Se cuenta de un monje al que le preguntó la policía si había visto pasar unladrón, y el monje, para no decir mentiras, metiéndose las manos por entre laslargas y grandes mangas de su hábito, respondió:- Por aquí no pasó.El monje, no dijo la verdad, pero tampoco dijo mentiras porque el ladrón nohabía pasado por las mangas de su hábito. Creo que a esto se refería mi padrecuando decía que hasta saber mentir es el arte de vivir.Qué verdades hay en estas frases tan sencillas y comunes. Sin ser un hambriento,siempre estaba atento a las cosas más sencillas de la vida de la familia.d. Mi padre era una persona muy reflexiva

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Decía mucho y lo repetía mil veces:- Mis hijos, en el mundo no hay personas inteligentes, ni brutas. En el mundo lo que

hay es atentos y desatentos. El atento como atiende, entiende y aprende, se vuelveinteligente. El desatento, como no atiende, no entiende, no aprende, se vuelve bruto.

Esto es una realidad. Puede ser que haya personas con un poco menos decapacidad que otras, pero si estas personas con mediana capacidad desarrollanla atención, mejoran muchísimo.Nos decía:- Miren a las personas. Hagan la cortesía de concentrarse en la persona que les habla.

Esto desarrolla la atención y la persona que les habla se sentirá muy bien.Esta enseñanza me ayudó mucho en mis estudios. Tomaba muchas notas para fijarla atención y evitar la distracción. Casi todo lo que salía de su boca eranenseñanzas. No recuerdo haberle oído cosas sin sentido, o conversacionesinútiles. Nunca una palabra vulgar o sucia o chistes deshonestos. Todo locontrario, tenía una conversación amena, agradable.Se podía pasar horas y horas contando cuentos e historias de su vida o hablandode Dios. Muy sonriente en la expresión. Ademanes muy finos y muy masculinos.Muy galante en el trato. Creo que si mi madre hubiera sido celosa se hubierandivorciado desde el principio de su vida matrimonial porque siempre encontrabaen las mujeres algo para admirarles, y nos decía:- Hagan sentir bien a las personas que se les acercan. Busquen algo que le ayude a la

persona a sanar los rechazos de otras personas y lugares. Todos tenemos, no algo sinomucho bueno. La mayoría de la gente, no ve lo mucho bueno que somos, sino lo pocomalo que tenemos.

Le gustaba mucho admirar a las personas. Nos contó que una vez había leído enun libro una frase que le había dejado muy impresionado:- El elogio que una persona se merece y usted no se lo da, es un bien ajeno que se

retiene, es un robo y por lo tanto, hay obligación de restituir.Recuerdo a alguien que el día del entierro me dijo:- Hemos perdido a la persona más amable y más galante que he conocido.e. Mi padre era un gran educadorSiempre nos corregía con gran delicadeza y afecto haciendo ver en dónde estabael error y la equivocación. Algunas veces utilizó castigos severos. No meacuerdo qué travesura hicimos mi hermano Hernán y yo cuando éramospequeños, lo cierto fue que por la noche al llegar del trabajo mi mamá le contólo que habíamos hecho y quitándose la correa de los pantalones nos dice:- A mí me duele más que a ustedes el castigo, pero si no lo hago nos vamos a ir al

infierno todos, al castigo eterno, y para que eso no suceda, ahí va: ta, ta, ta. ¡Ay, Dios

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mío!.La hebilla se quedó marcada en mis muslos por una semana. Ni decir lo de mihermano que era mayor que yo. Mi hermana Luz Helena, se moría de la risamirando la escena, como diciendo:- Muy bueno, se lo merecen.Cuando mi padre la vio que se estaba burlando le dice:- No se puede gozar del mal ajeno, eso es pecado.Y por ahí mismo: ta, ta, ta, la arregló a ella también. No recuerdo ningún otrocastigo, salvo el ponernos contra la pared por media hora sin mirar a ningunaparte.Pero los niños siempre encuentran alguna disculpa para evadir el castigo.Después de algunos minutos le decía:- Tengo que ir al baño para hacer pipí.- Vaya, no se demore y vuelva a terminar el castigo.Pero yo me demoraba y me quedaba en el baño. Mientras tanto a él se leolvidaba lo del castigo.f. Mi padre era un hombre generosísimoTodo lo regalaba. Una vez llegó a la casa en medias, sin zapatos y sin camisa,con la sola camiseta, y contando que se había encontrado una persona más pobreque él y que necesitaba presentarse un poco mejor para una entrevista de trabajo.Entonces se quitó los zapatos y la camisa.- No tenía ninguna otra cosa más para ayudarle.Repetía mucho:- Piense en el otro. Póngase en el pellejo del otro, en los zapatos del otro. No se puede

ayudar al prójimo sino se ha sufrido igual. Sólo con necesidades iguales a las de losdemás, se siente la compasión y se hace efectiva. De lo contrario es purocumplimiento. Entonces se realiza lo que la palabra quiere decir: cumpli = cumplo, ymiento = mentira. Cumplimiento quiere decir: cumplo, quedo bien contigo, pero almismo tiempo: miento, porque no siento nada por ti. Todo es apariencia, todo esmentira.

g. Mi padre era un hombre muy creyenteMuchas veces nos dijo:- Mis hijos, cuando deseen buscar novia o novio, búsquenlo en la iglesia. Allá, quizá, no

están las más guapas y bonitas, pero están las mejores, porque si esa persona practica,va a llevar a Dios al matrimonio y él es garantía de felicidad. Si el matrimonio esduro con Dios, cómo será sin Él.

El día en que murió su padre, después del entierro llegó a la casa y decía:- No sé cómo la gente puede vivir sin fe. Qué bueno es creer. Saber que nos volveremos

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a ver. Y agregaba:- Señor, no nos culpes si no creemos en Ti porque Tú eres increíble.¡Qué frase tan profunda! Después de escucharla, pienso en tanta gente que vivecomo si Dios no existiera. Creo que Dios no les culpa de este pecado porqueDios es increíble: Lo increíble de su misericordia, lo increíble de su amor, y loincreíble de su perdón. Esta idea de mi padre viene muy bien expresada en laCarta a los Romanos:

Por una persona verdaderamente buena,pueda ser que alguien este dispuesto a morir. Pero Dios nos da prueba de su amor,en que Cristo murió por nosotroscuando éramos todavía pecadores: Rom 5,7-8.

Un día, eran casi las diez de la noche y papá no llegaba a la casa. Mi madreestaba muy angustiada y me dijo:- M’ijito, vamos por el camino por donde él llega, a ver si lo encontramos.Por esas calles hay una iglesita y nos lo encontramos arrodillado delante de lapuerta. Estaba en profunda oración. Mi madre le dice:- Negrito, es tardísimo. ¿Qué haces aquí? Responde.- ¿Qué hora es? Estaba cayendo el sol cuando pasé por aquí y quise visitar al Santísimo

Sacramento.- Pero ya han pasado tres o cuatro horas desde que cayó el sol, dice mi madre.- ¿De veras? No me había dado cuenta.Mi padre estaba en profunda oración. Así era su fe. Casi diariamente iba a laiglesia, escuchaba la Eucaristía y recibía la Sagrada Comunión. (Cuando narre loque ocurrió el día de mi Ordenación Sacerdotal, se va a entender mejor elmotivo de la felicidad que sintió al verme sacerdote).Era gran devoto de la Virgen María. Le encantaba rezar el Santo Rosario. Nossentaba a toda la familia a rezarlo con devoción y con fe. Desde que selevantaba, rezaba en voz alta unas poesías compuestas por él mismo. Una latituló:Plegaria al Sagrado Corazón

Sagrado Corazón, en vos confío.Ayudadme a ser bueno.Vos todo lo podéis.No permitas que vaya yo al infierno.Sagrado Corazón, yo te lo pido.Con mi señora e hijos, Sagrado Corazón,yo os pido abrigo.Al cielo quiero ir con todos ellos;

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Sagrado Corazón, yo os lo suplico.Yo no os pido fortuna, sólo os pidoel pan de cada día;tranquilidad para mis hijos quiero,al amparo de tu augusta compañía.Que mis pasos transiten por la sendade hacer el bien y la honestidad,a los pobres, los huérfanos, las viudas;y terminar así en la eternidad.

h. Mi padre era profundamente previsorPudiera decir que salvó a mi madre de la muerte durante el parto de mi hermanaLuz Helena, la menor y la única mujer. Contaba él que después de haber nacidomi hermanita, se le presentó una terrible hemorragia a mi madre. El médico quela atendía en la casa era un doctor de apellido Vélez Gil (no recuerdo elnombre), entonces le dice:- Eduardo: estamos ante algo muy grave y no traje anticoagulantes. Mientras voy a

buscarlos puede ocurrir algo terrible.Mi padre previsor le responde:- No se preocupe doctor, que yo compré y tengo aquí los anticoagulantes.Así era mi querido papá, siempre oportuno.A mi hermano Hernán también lo salvó de la muerte, siempre con su sistema deser reflexivo. Cuando mi hermano era muy niño le dio gastroenteritis. Nada leservía. Ninguna medicina obraba. Entonces pensó:- La gastroenteritis es un rechazo del estómago a recibir alimentos. Por lo tanto, hay que

enseñarlo de nuevo.Hizo una mezcla de una cantidad de cosas que no recuerdo qué eran. (Algo comoproteínas, carbohidratos, legumbres etc. pero en líquido). Cada 10 minutos ledaba una cucharadita pequeña, y empezó a ver que el estómago toleraba lo querecibía. Así, poco a poco lo sacó de la gravedad hasta estar perfectamente bien.i. Mi padre fue un eterno enamorado

de mi madreLa trataba con la palabra cariñosa de: “Negrita”. Y todo lo que pedía locomenzaba con la frase de:-“Hazme el favor de... o, por favor...”.Esta manera de pedir las cosas es la que más me ha impactado en mi vida y tratosiempre de usarla. A veces la gente es tan dura y tan burda para pedir unservicio. Decía mucho:- Hasta a la persona más humilde hay que tratarla con educación y delicadeza. Muchos

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de ustedes los sacerdotes piden las cosas con tanta arrogancia que parecen quehubieran sacado un diploma en “Mala Educación”.

Nunca se quejaba de nada ni de nadie, ni siquiera del tiempo. Todo lo admirabay todo le gustaba. Hasta en las comidas se sentía feliz comiendo lo que su“Negrita” preparaba. Estuviera frío o caliente, estaba siempre bien. Nunca unapalabra de reclamo.Entre tantas cosas buenas de mi padre, tenía un gran defecto: De todo el mundose compadecía. De todas las personas sentía tristeza y a todos quería ayudar. Porlo tanto, todo el mundo le robaba. Sería imposible narrar todas las veces que lohicieron. Después de su muerte varias personas vinieron a pagarnos dinero queél les había prestado y ninguno de nosotros sabía nada. Tenía un corazón lleno decompasión.Se fue con el Señor el 30 de diciembre de 1968 a las 12:50 de la tarde. Víctimade un atraco que le hicieron por robarle. Tenía 65 años. Toda la mañana de esedía la pasé a su lado, como era su deseo desde que estaba de novio con mimadre, (más adelante contaré este detalle). Lo absolví varias veces, le di laBendición Papal, que tiene indulgencia plenaria, le puse la Unción de losEnfermos y le cerré los ojos.Durante el velorio varias veces le abrí los párpados para contemplar sushermosos ojos azules hasta que dejaron de ser brillantes y tomaron unaapariencia opaca entonces le dije:- Papacito, ya no te veré más aquí en la tierra, pero por la misericordia del buen Dios

nos encontraremos en el cielo y nos veremos de nuevo.Lo tapé. Fue la última vez que lo vi. Entretanto me vino una sensaciónextrañísima. Me dije:- Hasta hoy pude pronunciar la palabra: “papá”. De hoy en adelante esta palabra no la

podré pronunciar nunca más. Ha quedado sepultada con él.j. Carta de despedidaMi padre era una persona que vivía siempre pensando en Dios y muy respetuosode Él. Hablaba de la muerte con naturalidad y de algo como un encuentropersonal con el Dios de la misericordia. Tuvo la feliz idea de dejarnos una cartade despedida. Dice así:

Septiembre 3 de 1966Inolvidables y queridos hijos.Esta carta llega a sus manos en el momento culminante de sus vidas, cuando por unacircunstancia se encuentran lejos de nosotros sus padres para comenzar la segundaetapa de sus vidas, que se inicia a la edad de veinte años y termina a los cincuenta,según mi criterio.

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En este momento me parece que dialogarán sobre el futuro y quiero que de estaentrevista saquen conclusiones que les sirvan de derrotero definido de sus actos.Les escribo para decirles que el amor fraternal de ustedes sea imperecedero. Olvidandoen cualquier momento la más pequeña o grande diferencia que se les presentare, sinabrigar rencores y siempre ser los verdaderos hermanos cariñosos.Hijos amadísimos, como siempre les he enseñado, amen a Dios con todo su corazón ysobre todas las cosas. Guárdense de todo lo que desagrada al Señor. Si les concedeprosperidad, sean humildes y ayuden a los necesitados según sus medios. Asistan conalegría a la Misa en donde encontramos a Dios como lo hacíamos desde cuando eranniños. Honren a los sacerdotes y agradezcan a Dios el regalo de habernos permitidonacer y vivir en el seno de la Santa Iglesia Católica.Quiero en segundo lugar que mi vida les sirva de ejemplo para que nunca cometanmis errores y que mis defectos les sirvan de experiencia para que evitándolos busquenel camino del bien llevándolos a una perfección inigualable. Sean personas de fe. Nopermitan que se les acabe por desidia, pereza o negligencia. Sean bondadosos yamables con todos los que se les acerquen. Que nunca por ningún motivo ustedes seancausa de vergüenza o desilusión para nadie, al contrario de alegría, de felicidad y depaz.En tercer lugar, que la vida de ustedes sea ejemplar, sin hipocresías ni ostentaciones.Perdónenme si en algo o mucho no les he correspondido como debiera hacerlo unpadre ejemplar.Llegado al final de mi vida les doy toda la bendición que un padre puede dar y quesiempre los ha querido y amado.Y para terminar les digo, cambiando un poco, lo que le escribí a Hernán cuandonació: “Sed buenos hijos. Honrados. Caballeros. Católicos sin par. Amantes deltrabajo. Haciendo el bien por todos los senderos, y terminar así en la eternidad”.

Con todo amor de su padre,Eduardo.

k. Poesías de mi padre- A mi hermano Hernán en el día de su nacimiento

Sé buen hijito, honrado, Caballero, católico sin par, amante del trabajo.Muy aseado, haciendo el bien por todos los senderosy querendón del hogar.

- Declaración de Amor a mi MadreYo no te amaba entonces, amaba tu bellezacuando eras la graciosa doncella angelical

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de tersa faz risueña, de radiante miraday mimos en el habla y rítmico el andar.Después nos unió el cielo en lazo sagradotras una apasionada declaración de amory un hogar encendimos, y a su calor vinierona compartir la vida los hijos de esa unión.En afanosa brega luchamos día a día, y con presteza alegre cumpliendo tu deber, alentabas mi esfuerzo, prodigabas cariño, hasta que al fin llegamos, los dos, a la vejez.Entonces no te amaba, amaba tu bellezapero hoy cuando tus galas el tiempo marchitó, sí que puedo, orgulloso, cantar en tu alabanza,hoy sí puedo, esposa, decir que te amo yo.

- Honras FúnebresTú y yo en algún ignoto inevitable díaseremos revestidos de una gran dignidadcuando estemos inmóviles yacentes en un féretrodonde por fin durmamos el sueño de la paz.Con llama pensativa arderán cuatro ciriosque sobre el rostro pálido proyectarán su luz,mientras, gentes devotas recitarán oracionesy un Cristo amoratado penderá de la cruz.Al pasar el cortejo cabezas descubiertasse inclinarán rindiéndonos un tributo de honorcomo si fueran todos humildes servidoresy nadie se atreviera a levantar la voz.Abierta en camposanto esperará la fosadoblando las campanas nos dirán un adióshabrá, tal vez, ofrendas de flores y de llantoy en el reposo eterno quedaremos los dos.

- ViudezDe los dos habrá uno para quien llegue el díaen que no oiga del otro la cariñosa voz, y en mañanas y tardes y noches desoladasse dispondrá a la espera del que jamás volvió.De los dos habrá uno que frente a la existenciava a repasar recuerdos que le dejó el ayerde días venturosos que huyeron para siemprecomo en noches de invierno se añora el sol que fue.De los dos habrá uno que con llanto en los ojos

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va a releer las cartas que hubimos de cruzar,cartas de amor avaramente atesoradas,en las que compartimos la dicha de soñar.Y aquél que sobreviva sabrá cómo es de amargoevocar esa historia de amor que nos uniócuando el mundo era bello y alegre y luminoso;para el que quede solo, ten piedad Señor.

- DivagacionesSolo vine, me voy solosolo me muero, termino solode la cuna al sepulcro un paso sóloy al mirar el camino recorrido, veo a Dios sólo.¿Y en dónde están mis hijos y mi esposa?¡Oh, sí. Ya lo recuerdo:cada uno se fue por su camino soloa mi lado está mi dulce y fiel esposa sola.Darío, el sacerdote, está en la iglesia en el altar,con manos levantadas para alabary brazos extendidos para abrazar.Hernán, el marinero, en alta marbuscando en las estrellas, la luz de la Verdad.La niña, la chiquita, la Luz de mi vejezse fue buscando en el conventoal dulce Esposo dueño de la mies.Y todos en sus puestos:Darío en el altar,Hernán en medio mar,la niña en el orar,gritando en alta voz:Recíbelo en el senodel cielo que ha soñadoa donde iremos todospara gozar de Dios.

Lástima que muchas poesías nunca las escribió. Cuando yo estudiaba en Romahabía pensado decirle que las escribiera, pero entre tanto lo atracaron, ygolpearon en la cabeza y no pudo volver a hablar.B. MI MADRE: CARLOTA VÁSQUEZ MUÑOZNació en el hogar formado por Rudesindo Vásquez Porras y Rosario Muñoz

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Cano en la ciudad de Yarumal, departamento de Antioquia (Colombia). De miabuelo materno no sé mucho. No lo conocí porque murió en 1935 pero mi madrecontaba que era un hombre santo. Murió de cáncer. Al final de su vida, decía mimadre, que un día le fue a dar un alimento y le dijo:- Ahorita m’ijita, no me distraiga, arrodíllese porque en este momento el padre está

diciendo las palabras de la consagración de la Santa Misa.El abuelito estaba en profunda meditación viendo algo divino.Mi abuelita Rosario tuvo el privilegio de ser bautizada por el que hoy es elBeato Padre Marianito Eusse Hoyos cuando era Vicario cooperador de Yarumal.Cuando mi abuela Rosario se casó con mi abuelo Rudesindo, él tenía ya 40 añosde edad y era viudo de un primer matrimonio con dos hijos de 20 y 22 años cadauno. Mi abuelita tenía solamente 13 años de edad. Este matrimonio fue arregladopor su madre, (mi bisabuela Edelmira Cano). Contaba mi abuelita que lallevaron donde la modista para que le hiciera el vestido de boda, pero ella nosentía nada, ni se alegraba por nada. La gente la felicitaba y ella no sabía porquela felicitaban, ni de lo que estaba sucediendo. La mamá le había dicho:- Te vas a casar con un hombre muy bueno y muy santo y esta es una oportunidad

única en tu vida.Después que se casó descubrió que era todo un corrompido y un perverso contodo lo que le hacía. En su angustia y tristeza buscó la ayuda de un sacerdote, yéste le dijo:- M’ijita, usted es una mártir. Ofrezca a Dios su martirio y Él la ayudará.Con esto, la angustia le aumentó más, pues ella no podía entender cómo ofrecer aDios cosas tan horribles y tan feas y decía:- Este sacerdote es más corrompido que mi santo marido. Cómo puede estar de acuerdo

con estas cosas. ¡Pobre abuelita!¡Lo que era la inocencia e ingenuidad de mediados del siglo diecinueve! A estaabuelita la conocí muy bien. Pasaba el día entero rezando novenas y rosarios.Tenía la santa devoción de encender un cirio todos los viernes desde el mediodíahasta las tres de la tarde para acompañar la agonía del Señor y prepararnos a unabuena y santa muerte. Vivió con nosotros hasta su muerte, ocurrida el 3 de enerode 1969, a la edad de 88 años.Tres días después de la muerte de mi padre, mi madre, con santa resignacióndecía:- Qué cosa tan tremenda, perder el esposo y la madre en tres días, los dos amores más

grandes de una persona. Alabado sea Dios que permite estas penas.Mi madre tuvo la inmensa dicha de haber estudiado con la que hoy es la Beata

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Madre Laura Montoya. Contaba que sus pláticas y reflexiones eucarísticas hacíanestremecer y sentir el cielo. Mi madre toda la vida rezó las oraciones queaprendió de ella. Cuando visitaba el Santísimo Sacramento decía:- Póstrense todas las cosas delante de la presencia de Dios, soberanamente humillado en

la hostia.De niños nos llevaba al convento a visitar a su antigua maestra y ella gozabamucho con los hijos de sus discípulas. Yo recuerdo siendo muy niño sentadosobre sus piernas, y ella haciéndome la señal de la cruz. En una de las visitas medijo:- Dios quiere que los niños cuando sean grandes sean buenos, muy buenos como

ciudadanos o como sacerdotes.Mi madre se conoció con mi padre mientras trabajaba en un almacén llamado“Flores de Niza”. Mi padre contaba que la dulzura y la sonrisa de esa muchachalo trastornaban, pero lo que más le fascinaba de ella era su ferviente prácticareligiosa y se decía a sí mismo:- Esta muchacha no se sabe por dónde es más hermosa, si por dentro o por fuera. Esta

mujer es la que busco.Al fin tuvieron un noviazgo de seis meses. Se casaron el 26 de junio de 1937, enel Santuario de María Auxiliadora en la ciudad de Medellín. Les bendijo elmatrimonio un primo hermano de mi padre, el sacerdote Ernesto BetancourtBetancourt.Mi madre, al igual que mi abuela, pasaba el día rezando. Por la noche rezaba yrezaba. Se le veía musitando las oraciones con sus labios. Un día le dije:- Mamacita ¿qué rezas tanto?. Y me respondió:- Los cinco padrenuestros a San Francisco como terciaria que soy, las oraciones pidiendo

una buena muerte, al ángel de la guarda de cada uno de nosotros, el rosario a lasbenditas almas del purgatorio, a la preciosa sangre y a las cinco llagas.

No recuerdo qué más oraciones y a qué otros santos.Mi madre vivía el regalo de la fe que había recibido de sus santos padres.Cuando mis padres estaban todavía de novios, mi padre le traía a mi madre unoshilos para que bordara un mantel, y ella mientras conversaban lo iba bordando.Mis padres desde novios tenían la ilusión de tener un hijo sacerdote. Esto yonunca lo supe. Nunca me lo contaron. Vine a saberlo el mismo día de miordenación después de la ceremonia. (Este acontecimiento lo contaré despuéscon más detalles). La realidad era que mi padre le decía:- Negrita, borda un mantel bien hermoso para que algún día uno de nuestros hijos

celebre con él la Eucaristía.Esto ha sido una realidad. Después de tantos años, más de setenta, yo aún

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continúo celebrando la Santísima Eucaristía con ese mantel. Pasaron muchosaños, y un día el Señor Obispo Gabriel Díaz Cueto, obispo que fue de Azogues,Ecuador, me enseñó la poesía “El mantelito de mi madre”, escrita por elsacerdote jesuita Ángel Martínez, y esa poesía es exactamente la historia delmantel bordado por mi madre. Por esto la transcribo:

Madre, ese mantel que bordas,¿para qué mesa ha de ser?Muy chica ha de ser la mesasi es tan pequeño el mantel.Hijo, en el mantel tan pequeñotodo el Cielo ha de caber.Lino blanco, blanco lino, cuéntame tu historia, tú…Yo fui hierbecita verde, luego, florecilla azul,hoy, blanco lino en tus manosy mañana seré luz.Hoy, blanco lino en mis manosy mañana serás luz.¡Mantel de mesa de bodas,las de mi hijo y Jesús!¡Lino blanco, blanco lino,quisiera ser lo que tú.Así cantaba la madremientras bordaba el mantel.Con la canción distraída,la aguja, se le fue,va a bordar su rojo dedocon el lino del mantel.En su blancura, la sangrecomenzaba a florecer.Y así la madre decía,viendo la sangre correr:¡Ay, mi mantelito blanco,que con mis manos bordé.Si para mi hijo lo bordé,con sangre había de ser!Madre, ni extraño, ni sientover esas manchas en él,que otras, de sangre divina,sobre él han de caer;y así, tu sangre y la sangrede Dios juntas besaré.

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¡Ay, mi mantelito blanco!¡Ay, mi hijo que yo crié!Ya están los dos preparadostu corazón y el mantelsobre los dos, de mañana,el Señor se ha de poner.El hijo que todo lo oyele quisiera responder,mas, como está en el banquete,sólo puede hablar al Rey.Cuando se ha acabado todo,a ella se puede volver:Madre, por lo que me has dado,este don te quiero hacery le llevó aquel Pan Blanco,que floreció en su mantel.

(Ángel Martínez, S.J.)Mi madre, en su amor por la Eucaristía, pensando siempre en la posibilidad detener un hijo sacerdote, compró una hermosa tela para hacer su vestido de novia.Pero la realidad era otra, usar esa tela de su vestido para hacer el ornamento dela Ordenación Sacerdotal de un posible hijo sacerdote. Así ocurrió. Poco antesde ser yo ordenado, mi buena madre me dijo:- M’ijito, ¿sería posible utilizar mi vestido de novia para hacer la casulla de tu

ordenación sacerdotal?- Por supuesto mamá, le dije:Así que la tela del vestido de mi madre sirvió para hacer mis ornamentossacerdotales. Aún hoy día continúo utilizándolo para la celebración eucarística.Durante mi vida de seminarista nunca supe nada acerca de esto. Mis buenospadres no querían decirme nada para no obligarme a ser sacerdote. Para nocondicionarme. Respetaron mi libertad.Gozó mucho con mi sacerdocio. Varias veces durante la vida me pidió que laescuchara en confesión.El 23 de abril de 1975, mi madre estuvo tosiendo toda la noche. La llevé aldoctor y le ordenó radiografía del pulmón y el resultado fue cáncer. Muriósantamente confortada por los sacramentos de la Iglesia el domingo 27 de juliode 1975 a las cuatro de la tarde. Todos estuvimos junto a ella desde tempranashoras del día rezando y cantando.Hacia el final cantábamos:- Yo tengo un amigo que me ama.

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Y ella haciendo un esfuerzo por hablar dijo:- Me ama… me ama… Y se durmió en el Señor. Estas fueron sus últimas palabras.El día de su muerte sucedió algo un poco raro. Yo diría algo divino. A la una dela tarde se celebraba la Eucaristía en la Parroquia. Otro sacerdote me reemplazó.Yo estaba en el Hospital. Las personas que estaban en la iglesia, comenzaron aescuchar unos cantos e instrumentos musicales que salían de la casa cural, cercade la iglesia, algo así como coros de hombres y mujeres que se alternaban ytambién se mezclaban a veces con voces de niños, acompañados de flautas,violines, órgano, guitarras, arpas y tambores. Algo extraordinario y celestial.Las personas que estaban en la iglesia creían que estaban ensayando estos corosen la casa cural. Mientras esto ocurría, los que estaban en la casa cural oían lomismo, pero los coros e instrumentos musicales los oían salir de la iglesia. Alfin todos oyeron lo mismo, pero nadie supo dar explicación a este fenómeno.Todos decían que era algo que nunca habían oído antes. ¿Quiénes eran? ¿Losángeles?

El Padre Darío de seis meses

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II MANOS BENDITAS

A. MI NIÑEZNací el domingo 6 de agosto de 1939, a las siete de la mañana, en la ciudad deMedellín, Colombia. Asistió a mi madre en el parto el doctor Vélez Gil. Mispadres y mis abuelos como eran tan creyentes, y como en ese tiempo no habíamuchas exigencias para el bautismo, me llevaron el mismo día de mi nacimientoa la iglesia de la Veracruz en Medellín para ser bautizado. Ofició la ceremonia elPadre Eugenio Arias a quien conocí personalmente muchos años después.Agradezco a mi padres el regalo de haberme dado la Vida Divina tan prontonací, el haberme hecho hijo de Dios y de la Iglesia ese mismo día, seis horasdespués de mi nacimiento.Contaba mi madre que desde los primeros meses de vida di muestras deatracción por los objetos religiosos.Mi madre tenía una cadena de oro con un crucifijo que siempre llevaba en elcuello y yo le cogía la cruz y con la mano me la llevaba a la boca. Como megustaba tanto esa cruz, mi madre me compró una más grandecita de metal con unpedacito de madera en el centro. Ese crucifijo se convirtió en mi chupete. Con élme calmaba el llanto cuando lloraba de niño y era mi objeto ideal para dormirmecon él entre la boca.Lo curioso es que yo todavía tengo ese crucifijo, por cierto muy gastado. En eldía de la muerte de cada uno de mis padres, después de haberles dado la últimaabsolución, con este mismo crucifijo les di la bendición papal que tieneindulgencia plenaria para la hora de la muerte.B. ROBO DEL NIÑO JESÚSMis abuelos paternos vivían en una casa de campo muy hermosa y en la salaprincipal había un hermosísimo pesebre y un calvario antiguos con las imágenesde la Dolorosa, San Juan y María Magdalena. No sé de quién lo heredarían losabuelos, y yo pensaba:- Cuando se mueran los abuelos ¿A quién le irán a dejar este pesebre y este calvario?Entonces se lo pregunté al abuelo. Él, disgustado respondió:- Hijo, aún no me he muerto.Yo les tenía mucha gana, pero no decía nada. Un buen día me tentó el diablo y merobé la imagen del Niño Jesús y lo escondí en mi ropero entre mis medias y miropa interior de niño. Nadie supo nada.

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El hecho es que a esa imagencita la buscaron más que a niño rico secuestrado. Atodo el mundo le preguntaron, a todo el mundo investigaron. Por supuesto a mítambién, pero yo: “no tenía idea de nada, no sabía nada, no había visto nada”.Mientras tanto el Divino Niño dormía plácidamente entre mi ropa en el cajón demi ropero. Así pasaron los años hasta que cumplí los dieciocho, cuando despertéal Divino Infante que estaba en mi ropero, lo mostré y le dije a mi papá:- Se me apareció el Niño Jesús. Estaba en mi ropero.Mi papá muerto de la risa se dio cuenta de lo que había hecho. Para entonces losabuelos ya se habían muerto y ya no había quién reclamara ni a quién devolverlo.Hoy día todavía tengo en mi posesión esa imagen antigua del Niño Jesús. Esperoque el buen Dios me haya perdonado el pecado del secuestro que le hice portantos años.C. NOCHE DE NAVIDADCuando íbamos a la iglesia el domingo a la Misa dominical, mi padre tenía lacostumbre de ponerse entre mi hermano y yo y nos susurraba al oído palabraspara repetir.Siendo yo aún muy niño, un día de Navidad, en el momento de la consagración,mi padre se acercó y me dijo al oído:- Hijito, repite: “Señor mío y Dios mío”.Mirando a mi padre, le dije:- Papito, ¿quién es ese Señor?- El Niño Jesús, que nació anoche y al que le hemos estado cantando villancicos.Respondió mi padre.- ¿Y dónde está?- El sacerdote lo tiene entre las manos, allí en el altar.De pronto, dejando a un lado a mi padre, me acerqué hasta el altar buscando alNiño Jesús. Pero a pesar de mis buenos deseos, no pude verlo. Entonces volvíjunto a mis padres y les dije:- El Niño Jesús debe ser más travieso que yo, porque ya se escapó de las manos del

padre.Los niños creen todo lo que dicen los padres. Por esto deben responder siemprela verdad.D. PÉRDIDA Y HALLAZGO EN EL TEMPLOMi madre me había enseñado siempre que el Niño Jesús vivía en la iglesia en lacasita (sagrario) que estaba sobre el altar. En mi pensamiento de niño lepreguntaba a mi madre:- ¿Mami y cómo puede vivir en esa casita tan chiquita?

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Ella me respondía:- El es Dios y él cabe en todas partes. Se acomoda a los lugares.- ¿Y el Niño Jesús sale a comer?Dice mi madre:- No Él no come, porque es Dios.- ¿Él no come? Y cómo vive sin comer?- Yo no sé explicarte. El hecho es que Él no come.¡Pobre mamacita! Los aprietos en que ponen los niños a sus padres con laspreguntas. Aunque yo le creía, sin embargo pensaba que el Niño Jesús tendríaque salir a desayunar, almorzar y cenar. Yo tendría unos cuatro años y un buendía me fui para la iglesia con la esperanza de verlo salir a comer y por ahímismo conocerlo.No sé cuánto tiempo pasó y yo sentado en la primera banca de la iglesiaesperando que saliera, y el Niño Jesús nunca salió. Entonces yo ya cansado deesperar me quedé dormido. No sé qué horas serían pero me despertó el llanto ylas quejas de una mujer desde la parte de atrás de la iglesia, diciendo:- Señor, que aparezca el niño. No sabemos quién se lo robó, o qué sucedió. María

Santísima por tu angustia cuando se te perdió tu divino Niño, que aparezca elnuestro.

En ese momento reconocí la voz de mi pobre y angustiada mamá. Me puse de piey le grité parado en la banca:- Mami, aquitoy.Describir lo que le vi en su rostro es imposible. Se vino corriendo con losbrazos abiertos, lágrimas en los ojos, me abrazaba, y me comía a besos.- Hijito, ¿qué estás haciendo aquí?, por qué no me dijiste que te venías para la iglesia.

Estábamos como locos buscándote y he venido a rezar a Jesús para que teencontráramos.

- Mami, ¿No me decías que el Niño Jesús vivía en la casita chiquita (sagrario) que estásobre el altar? Me quedé dormido y no lo vi salir. Pero mañana volveré a ver si tengomejor suerte. Le respondí.

Los niños creen todo lo que les enseñan los padres.

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El Padre Darío de cinco años (izquierda) con sus hermanos

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El Padre Darío de quince años (derecha) con sus hermanos

Mis juguetes eran imágenes de santos. Mi santa madre me hizo unos ornamentospequeños para mi cuerpecito de niño parecidos a los que se usaban en la iglesia.Yo me los ponía y llamaba a todos para que escuchara la “Misa” que yo decía.En mi casa todos me acolitaban la idea. Lo más terrible de esta misa mía era lacomunión, pues yo hacía las hostias de papa y todos tenían que recibir esta santacomunión mía. ¡Pobres feligreses míos!Un día me di cuenta de que mis papacitos, con mucho disimulo, se sacaban elpedazo de papa de la boca. ¡Ay, Dios mío! !Se enfureció el padrecito niño Daríoy comenzó un sermón contra los sacrílegos feligreses que se sacaban de la bocaal Niño Jesús. El castigo del infierno era poco, aparte de los castigostemporales.Lo más terrible de todo el castigo en ese momento fue que tuvieron que metersede nuevo el pedazo de papa en la boca y tragárselo. ¡Pobres papacitos míos!,pero escuchaban con mucho amor mi “Misa de niño”.Pero no sólo era “padrecito” en la casa, también en público. Hacía procesionespor las calles de mi vecindario y mis amiguitos me ayudaban a cargar lasimagencitas. Yo iba vestido de sacerdote con los ornamentos hechos por mimadre. Delante de las imágenes, mis pequeños feligreses llevaban unos tarros delata con carbones encendidos para incensar a las sagradas imágenes.No hace mucho tiempo me encontré con una señora, ya abuela, (yo no lareconocí, ella sí, han pasado muchos años) ella resultó ser una de mis feligreses

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de niño.Me pidió que le bendijera una medalla y le dije:- Con gusto, pero ya no es de mentiritas, es de verdad, soy sacerdote.- Por supuesto que ahora sí te creo. Me respondió mi antigua feligrés de niño.E. MI PRIMERA COMUNIÓNRecibí por primera vez al Buen Jesús el 16 de junio de 1947, de manos deMonseñor Víctor Wiedemann (que después fue mi padrino en la ordenaciónsacerdotal) en la capilla de los Hermanas Salesianas de María Auxiliadora. Mepreparó, mientras frecuentaba el Kinder, la Hermana Praxedes Serna, quien meenseñó a leer y a escribir.Era un día hermosísimo. El cielo estaba azul como nunca. Sentía una sensaciónextraña. Todo era bello. Me parecía ver flores por todas partes y de mil colores.Mi buena madrecita me ayudaba a prepararme para recibir dignamente al buenJesús recitando al oído oraciones de amor y agradecimiento a Dios que yallegaba a mi corazón.El altar estaba arreglado con flores amarillas y blancas. Los cirios encendidosparecían gritar: “Fuego divino, luz de Dios, llena los corazones de estosniñitos”. En una perfecta línea nos pusieron a todos los niños, acompañados acada lado por los padres de cada uno.Recuerdo con mucho sentimiento a un compañerito que no tenía ni papá ni mamáporque habían muerto en un accidente.No se sabía quién lloraba más, si el niño o los abuelitos que lo acompañaban. Lomás emocionante fue cuando comenzamos a desfilar precedidos por unahermosísima imagen del Niño Jesús cargando una ovejita.El órgano empezó a sonar mientras los niños cantábamos:

Ya llegó la fechadulce y bendecida,ésta es la mañanabella de mi vida.Lleguemos al templodonde está mi Señor,que tierno y amantenos brinda su amor.Ángel de mi guarda,Ángel del consuelo,dile a Jesucristoque baje del cielo.Que el ansia de mi alma

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se digne calmar,que ya desfallecede tanto esperar.

Esta canción me estremece hasta lo más profundo del corazón cada vez que laescucho.Ese día me ocurrió algo muy raro: mi buena madrecita me había enseñado que lahostia era la carne del Niño Jesús, y como yo ya me había cortado un dedo ytenía la experiencia de conocer el sabor de la sangre, pero no de la carne,entonces pensaba que el sabor de la carne del Niño Jesús debía ser algo asícomo el sabor de un pedazo de carne frita o asada. El hecho es que cuandocomulgué no sentí ningún sabor a carne, pero empecé a sentir un saborcito asangre, algo así como cuando me había cortado el dedo. Esto lo sentí ese día,después nunca más. Esta experiencia pudo haber sido algo psicológico, pero estono importa. Lo que importa es que la experiencia nos acerque y nos enamore delSeñor Jesús.

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El Padre Darío el día de su Primera Comunión,

el 29 de junio de 1947

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F. MI ORDENACIÓN SACERDOTALToda la vida, desde que tuve uso de razón, siempre quise ser sacerdote. Era unaidea obsesiva compulsiva. Pienso que si no hubiera llegado al sacerdocio mehabría sentido la persona más fracasada y frustrada del mundo. Toda mi vida semovía alrededor de este ideal: ser sacerdote.Fui ordenado presbítero el domingo 6 de Septiembre de 1964 por elExcelentísimo Señor Gerardo Martínez Madrigal, obispo emérito de Garzón,Huila, en la Parroquia de los Doce Apóstoles de la ciudad de Medellín, para laArquidiócesis de la misma ciudad. Ese mismo día se ordenaba un grupo de 47diáconos, creo que es el grupo más grande en la historia de la Arquidiócesis.La ceremonia de mi ordenación fue muy corta, yo solo, debido a que estaba muyenfermo.Se me estaba pudriendo el riñón derecho y desde hacía dos meses estabaorinando sangre y pus. Tenía fiebre muy alta debido a la infección y me sentíamorir. Yo no dije nada a nadie. Le pedí al Arzobispo Tulio Botero Salazar queme ordenara a mí solo antes o después de mis compañeros. El arzobispo accediómuy amablemente, pero me dijo que consiguiera un obispo para que me ordenara.Después de la ordenación hablé de mi enfermedad. Comenzaron los tratamientosy el dos de noviembre de ese mismo año me operaron.G. UN HORMIGUEO Y UN CALORDurante la ceremonia de la imposición de manos, tuve una experiencia muyespecial y lo tomo como un regalo del buen Dios.Durante mis años de preparación al sacerdocio, la iglesia se estaba preparandopara celebrar el Concilio Vaticano Segundo. El papa Juan XXIII habíacompuesto una oración y ordenó que se hiciera todos los días pidiendo a Diospor el éxito del Concilio. La oración terminaba diciendo:- Señor, renueva tus maravillas en tu Iglesia como un nuevo Pentecostés. Y haz que la

Iglesia Santa, reunida junto a San Pedro, instaure el reino de Jesucristo. Un reinoeterno y universal, un reino de verdad y de vida, un reino de santidad y de gracia, elreino de la justicia del amor y la paz.

Con esta oración, yo pensaba:- ¿Qué puede ser este nuevo Pentecostés que el Papa pide?. ¿Será un viento recio?,

¿Llamas?, ¿Terremoto?, ¿Será algo sensible que se pueda ver?Yo reflexionaba y pensaba. Entonces me propuse prepararme para el día de miOrdenación Sacerdotal como el Papa pedía. Después de la oración le decía alSeñor:- Señor, yo quiero sentir tu venida sobre mí con algo extraordinario, como tú lo

dispongas, pero que yo te sienta.

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Yo me imaginaba que podría ser algo así como un fuego quemando las ventanas yel techo de la iglesia, pero sin quemarse realmente y sin causar miedo, sino másbien alegría.Así pasaron los cuatro años de teología. Desde 1961 hasta 1964.Llegó el día tan esperado de mi vida. Llegó la ceremonia de la Ordenación.Llegó el momento de la imposición de las manos y me dije:- Ahora Dios Espíritu Santo descenderá sobre mí y yo seré sacerdote.Me acerqué al obispo lleno de fe. Sentí sus manos sobre mi cabeza. Yo esperabaalgo... y nada sentí…. ¡¡¡Qué desilusión tan terrible!!! ¡Qué perdida de tiempo enpreparación! ¡Dios ya no se deja sentir como en otros tiempos! Bueno, qué se vaa hacer. Hago un acto de fe de que ya soy sacerdote.El obispo continuó la oración. En cierto momento, el maestro de ceremoniasdijo:- Ahora el Señor Obispo recita la fórmula del sacramento del Orden y Darío será

sacerdote para siempre.Entonces me acordé de que en este sacramento, la materia y la fórmula estánseparadas. En los otros sacramentos, materia y fórmula están juntas, pero en elsacramento del Orden no. Materia: imposición de las manos. Fórmula: la oracióna Dios para que haga sacerdote al elegido ahí presente. Entonces me dije:- Aún no soy sacerdote completo. Falta la fórmula.Me puse a escuchar con fe y devoción, haciendo intención de recibir el OrdenSagrado. Después de la cuarta o quinta palabra de esa oración, empecé a sentircomo un hormigueo, o como un montón de agujas que me chuzaban en la frentehacia el lado izquierdo.Después, esa sensación bajó al ojo y sentía que el párpado se abría y se cerraba.En este momento me di cuenta de que me estaba pasando algo raro, pero no meimaginaba que era algo de Dios. Después esa sensación se bajó a la mejilla y alpecho, al lado del corazón, que me batía fuertemente.En este instante, fui consciente de que era algo de Dios por la paz y alegría queme causaba, especialmente por el amor y agradecimiento a Jesús por elsacerdocio. Al mismo tiempo sentía como si me estuvieran soplando alrededorde todo mi cuerpo con un viento caliente pero de una manera muy agradable.Dentro de mí, empecé a dar gracias a Dios y a bendecirlo por la manera comohabía descendido sobre mí. No como yo esperaba e imaginaba, pero no teníaninguna duda que era Él. No hice ningún movimiento o gesto externo. Nadie sedio cuenta.Como mi ordenación fue filmada con los medios de la época, varias veces he

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tratado de observar esta parte para ver si hubo algo externo, pero no se puedeobservar nada. Sólo paz y tranquilidad. Signo de Dios.Después pregunté a mis compañeros si ellos habían experimentado algo, peroninguno me dijo nada. Solamente uno me relató que había sentido un poco dedeseo de llorar. Dios cumplió conmigo lo que le había pedido durante cuatroaños.Terminada la ceremonia de la ordenación y llegados a la casa, mis queridos ysantos papacitos llorando y abrazándome me contaron todo lo que narro acontinuación de lo que yo no tenía ni la más mínima idea.Dice mi padre:- Gracias hijito por haber dicho sí a Dios.Le respondí:- Me llamó desde la eternidad. Me gustó y le dije al Señor sí.- No hijito así no fue”.- ¿No?. Le contesté.- ¿Cómo fue?. Cuéntame.Aquí comienza la revelación más fantástica de mi vida. Creo que es el regalomás hermoso de Dios a través de mis queridos papacitos.- Tú sabes toda la vida cristiana que tu mamá y yo tratamos de vivir y el ejemplo que les

hemos dado en especial el amor por la Santísima Eucaristía.- La alegría de nuestro matrimonio era que Dios nos concediera un hijo sacerdote para

alimentarnos más fácil y más frecuentemente de la Eucaristía, pero sobre todo porquequeríamos estar seguros de tener a la hora de la muerte un sacerdote que nos ayudaraa ir al cielo. Como lo normal es que estén los hijos, entonces al tener un hijosacerdote, nos aseguramos de tener en ese momento a un sacerdote que nos absuelva,nos bendiga y nos abra el cielo y ese sacerdote es nuestro propio hijo, fruto de nuestroamor, y por esta intención orábamos siempre.

¡Qué estupenda noticia! En ese momento era yo quien lloraba junto con ellos, yentendí el motivo por el cual yo deseaba tan ardientemente ser sacerdote durantetoda mi vida. Sin darme cuenta yo era la respuesta de Dios a sus oraciones. Peromi padre continuó hablando:- Hijito, queremos que sepas que desde novios tu madre y yo ya orábamos por ti. Ya

casados durante nuestras relaciones matrimoniales orábamos para que Dios bendijeranuestra unión y la hiciera fecunda con un niño que en el futuro fuera sacerdote.

- Ah, papá, entonces yo fui fabricado para ser cura. Dije a mi padre.- Sí, m’ijito, así fue. Tu madre y yo era: rece que rece y dele que dele (Risas).El buen Dios les concedió esta alegría. Estuve al lado de cada uno de los doshasta que les cerré los ojos. Espero que el buen Dios me conceda la gracia de

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volverlos a encontrar para ser felices de nuevo y para siempre en el cielo.H. MI PRIMERA MISA Y MI PRIMER SERMÓNA las cuatro de la tarde, de ese mismo domingo celebré mi primera Misa en laIglesia de los Doce Apóstoles. Fue una Misa Semi-Pontifical la cual presidió elobispo ordenante. Yo mismo prediqué mi primera Misa. El sermón que dije fueel siguiente, aún lo conservo escrito:

“Hoy, el Espíritu Santo ha sellado mi alma con el sello indeleble del sacerdocio deJesús. Hoy comienza en mí el riesgo del sacerdocio. Más aún, el riesgo más grandepara una criatura humana, porque si el riesgo es una cuerda que se balancea sobre elabismo, el riesgo del sacerdocio oscila entre el cielo más alto y el infierno másprofundo; entre la felicidad más arrobadora y el tormento más desesperado.El sacerdocio es un juego mortal en el cual la apuesta es el todo por el todo. Unconocido enemigo de la Iglesia Católica escribió: “Los sacerdotes católicos se colocandeliberadamente, por su propia y libre elección, fuera de la condición natural de loshombres, y para ellos la aurora de su vocación es, al mismo tiempo, el atardecer de sudestino”. Y el mismo intrépido San Pablo se estremece ante la audacia del riesgocuando dice: “Si sólo para esta vida hemos puesto nuestra esperanza en Jesús,entonces somos los más miserables de todos los hombres (1 Cor 15,19).El sacerdote arriesga con Dios.Arriesga con Dios quien le exigirá mucho puesto que le ha dado todo. Lo juzgará másseveramente puesto que le ha dado mares de luz y diluvios de gracia.Lo escrutará detenidamente en sus virtudes, puesto que lo ha distinguido con suintimidad que exige su santificación. Le pedirá cuentas de la Sangre de Jesús y de lasalmas de sus hermanos, puesto que se los confió con ardiente confianza divina. AnteDios el dilema del sacerdote es éste:Su íntimo o su enemigo. Su ministro o su traidor. Su embajador o su falsario. Su apóstol o el apóstata:Miguel o Lucifer.El sacerdote arriesga con los hombres.La vida del sacerdote es un desafío temerario: A la carne con la pureza.Al dinero con la pobreza. A la fuerza con la debilidad.A la materia con el espíritu.El sacerdote debe probar a los hombres incrédulos, escépticos y escrutadores malignos,que es posible una vida de espíritu sin familia, sin seguridad, sin alabanza, sindinero, sin medios. El sacerdote ha de mostrar no sólo una vida, sino una felicidad yuna conquista.

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¡Ay del sacerdote si falla, si flaquea, si se cansa! Una risotada clamorosa, universal ysatisfecha, con una avalancha de vituperios lo arrollará para sepultarlo.Los hombres, consciente o inconscientemente, y quizás por un designio divino,olvidan que el sacerdote también es una persona frágil y débil.Le exigen todo y nada le conceden. Lo quieren todo y nada le perdonan. Debe hablar sin equivocarse. Juzgar sin debilidad. Guiar sin dudar. Obrar sin pecado. Conquistar sin violencia. Soportar sin rebelarse. Sufrir sin consuelo. Dar sin recibir. Morir sin quejarse.El sacerdote corre con los hombres el riesgo de una apuesta total:O colocarse en la cima de la humanidad con la aureola de un santo,O bajo los pies de todos con el estigma del perjurio,O conquistador irresistible con el encanto de la pureza,O proscrito de la vida con la reputación del ángel caído y de la elevación arruinada,O venerado en los altares y esculpido en las plazas, como astro o cieno.Porque el sacerdote ha prometido demasiado, ha pretendido mucho, ha arriesgadotodo, Dios y los hombres son severos con él.Dios y los hombres tienen razón. Todo riesgo está proporcionado al fin, y cuando elfin es la gloria inefable de un sacerdocio partícipe del sacerdocio de Jesús, el riesgo estotal y eterno. La nada no corre ningún riesgo, la piedra corre alguno, el viviente unpoco más, el hombre arriesga mucho, el cristiano muchísimo, el sacerdote todo.Hay una relación entre el ser y el riesgo: mientras más elevado es el ser, mayor riesgocorre. Vertiginoso y casi divino es el riesgo del sacerdote.En este mundo, la dignidad y la fragilidad están íntimamente unidas y las más altasrealidades vacilan al soplo de la bajeza. Por lo tanto, al ser la dignidad del sacerdote lamás elevada del mundo, así su riesgo es el mayor del mundo:Riesgo del tiempo y la eternidad.Riesgo del honor y la vida.Riesgo de la alegría y la angustia.Riesgo de la gloria y la ignominia.Riesgo de la soberbia y la elevación.Riesgo del cansancio y la responsabilidad.Riesgo de la carne y la castidad.Riesgo del corazón y la soledad.

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Riesgo del dinero y la pobreza.Riesgo del apego y el desinterés.Riesgo de la injusticia y la justicia.Riesgo de la razón y la fe.Riesgo del pensamiento y el misterio.Quien haya concebido el sacerdocio como el estado más plácido y cómodo, no haentendido nada del sacerdocio. Pero todos están de acuerdo y comprenden que es elestado de más riesgo. ¿Por qué a veces no hay muchas vocaciones? Quizás porque esun estado de alto riesgo y de heroísmo por la vida. Por lo tanto se requiere para elsacerdocio, ánimos generosos, pechos acostumbrados al riesgo, corazones que noteman al peligro, y vidas acostumbradas a la lucha.Así concibió Jesús el sacerdocio: como un alma ante el terrible dilema: “El que ame suvida la perderá, y el que la pierda por Mí, la salvará”. El buen pastor da la vida porsus ovejas. El mercenario deja que las maten. Así como es necesario que el grano detrigo caiga en la tierra y corra el riesgo de la muerte, así es necesario que el sacerdotelo ponga todo en peligro, si quiere ver la fecundidad milagrosa de su ministerio.Dios en sus misteriosos y sublimes designios, siempre ha tratado de que al sacerdociose le considere como una misión en donde se corre un gran riesgo. Todas las veces enlas que a través de la historia, Dios ha visto al sacerdote demasiado seguro ydemasiado sereno, ha permitido que sople el huracán impetuoso de la persecución paradespertar a los somnolientos.Ha querido que los sacerdotes, al perder el miedo de perderlo todo, se esfuercenapasionadamente por conquistarlo todo.En este Concilio Vaticano II que estamos celebrando, la Constitución Dogmáticallamada “Lumen Gentium”, número 21 dice: “El sacerdote es el hombre que hacepresente a Jesús”.Esto espero de ahora en adelante en mi nueva vida de sacerdote, y lo deseo y pido aDios, pero no solamente para mí, sino para todos los que estamos aquí. Que lohagamos presente por nuestra vida y seamos una alabanza de su gloria, mis padres,hermanos, parientes y conocidos. Amén”.

Con motivo de mi Ordenación Sacerdotal, mi padre me compuso la siguientepoesía:

Sacerdote de Dios, poder llamarte,fue excelso privilegio de tu viday para bendecir tener ungidasy para perdonar manos divinas.De goces ilusorios terrenalesapartaste los ojos, y en el cielofue a posarse la mira de tu anheloen busca de la dicha perdurable.Vida de sacrificio, vida amarga

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y en los hombros llevar pesada cargaeso eligió tu firme voluntad.Pero sabes que al fin de la jornadatu fatiga será recompensadareposando en feliz eternidad.

I. USTED TIENE LAS MANOS BENDITASPocos días después de mi ordenación sacerdotal, fui a un pueblecito llamado“Girardota” a visitar a un sacerdote amigo. Era el día sábado doce deseptiembre. En las horas de la mañana se presentó un campesino diciendo:- Se muere mi esposa. Se quiere confesar y pide un sacerdote.Había mucha gente en la parroquia para atender. Entonces mi amigo me dijo:- ¿Podrías ir a visitar este enfermo, llevarle la Sagrada Comunión, ponerle la Unción de

los Enfermos, escucharlo en Confesión y darle la bendición papal?- Por su puesto, con gusto”. Le respondí.Prepararon un caballo en el que me monté. Junto conmigo iban dos monaguillosque llevaban un farol encendido y una campanita que iban sonando anunciando elpaso del Santísimo Sacramento. Era conmovedor ver la fe de los campesinos deesa región. Al pasar por esos caminos casi intransitables, los campesinos sehacían la señal de la Cruz, cantaban y tiraban pétalos de flores. ¡Cómo megustaría volver a tener esa bellísima experiencia!Al fin llegamos después de casi dos horas de camino a caballo. Se me acercóuna viejecita y me dijo:- Padrecito, ¿podría hacer una oración por mi nietecito que desde hace muchos años está

muy enfermo? Hemos visitado muchos médicos y ninguno lo ha podido curar, ademáshemos gastado todo lo poco que teníamos.

- Sí, con mucho gusto voy a orar por él.Y me fui. La viejita me agarró por el brazo y dice:- Padrecito, rece ya porque después se le olvida.Le obedecí y recé un avemaría y parece que la recé rapidísimo porque alterminar me dice:- Padrecito, ¿qué rezó usted? Fue tan a la carrera que pienso que la Virgen no entendió

nada.Me dio muchísima vergüenza verme regañado por la viejecita. Entonces me dice:- Vuelva a rezar, pero despacio, con devoción y fe.Volví a rezar, pero esta vez ya le puse todo la devoción posible. Vuelve otra vezla viejecita y pregunta:- Padrecito, ¿y usted por qué no impuso las manos sobre el niño?- Porque no es necesario”, le dije.

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Vuelve la viejecita a intervenir diciendo:- ¿De manera, Padrecito, que usted no cree que tiene las manos benditas?Con esto me puse a pensar, mientras miraba mis manos y me decía a mí mismo:- Esta viejecita cree en mis manos, mucho más de lo que yo creo en mí mismo”.¡Qué fe! Y mientras así miraba y pensaba, la viejecita me cogió las manos, melas hizo poner sobre la cabeza del niño, ella impuso las de ella sobre las mías,las presionó y dice:- “Vuelva a rezar, con fe, devoción y tocando el niño”.Volví a rezar, pero esta vez traté de no dejar ver la risa que me daba la escena,que para mí hasta ese momento de mi vida, nunca había visto y mucho menos queyo hubiera estado involucrado. Al día siguiente, domingo se apareció la viejecitaa la casa en donde estaba, traía un gallo y un queso y dice:- Padre, aquí le traigo esto como regalo por la curación.- ¿Curación?, ¿cuál curación?Le dije, y responde:- La de ayer con el niño.- ¿Cómo?, ¿se sanó?- Por supuesto, usted tiene las manos benditas y eso que rezó sin devoción y sin fe.Dijo la viejecita y explicó:- Después de que usted se fue, el niño empezó a decir que sentía como si se hubiera

metido en un baño de agua fría. Pasó todo el día fresco, sereno, sin rascarse untremendo eccema que le tenía el cuerpo con llagas especialmente en las coyunturas ydebajo de los brazos. Esta mañana amaneció muy bien y las llagas casi secas. Por estole traigo este regalito.

Me quedé sorprendido y me decía:- Yo sí soy Santo, pero no tanto.Mi admiración fue mayor ese mismo día, pues hacia el medio día se apareció uncampesino y me pidió que le pusiera una vela a la imagen de San Antonio paraque no se llevaran a su hijo al ejército. Yo le dije:- Vaya usted mismo y póngale la vela a San Antonio.El campesino dice:- No padrecito, por favor hágalo usted que tiene las manos benditas.Me acordé lo de la viejecita, entonces fui con el campesino y le puse la vela aSan Antonio y le recé un padrenuestro”. Por la noche vino el hombre con suhijito a darme las gracias porque no se lo habían llevado al ejército, y me dice:- Si ve, padrecito, lo que es tener las manos benditas.Este era un pueblo en donde tenían una gran fe en el sacerdote. Ese día aprendí arezar por los enfermos y empezó mi ministerio en el que ahora estoy en tantos

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lugares. Era el sábado 12 de septiembre de 1964.Años más tarde en 1967, apareció la Renovación Carismática Católica y aprendímejor lo que es este don y a ponerlo en práctica.En enero de 1969 asistí a un retiro de sanación dirigido por el entonces PadreFrancis McNutt, y tuve la alegría de explicar lo que yo hacía sin saber de quécosa se trataba. Con esto el Padre McNutt explicaba y convencía cómo esteministerio siempre había existido en la Iglesia, pero por falta de conocimientohabía desaparecido en gran parte.

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En

III SACERDOTE DE CRISTO

A. CURACIÓN DE ANN GREER (BOO)diciembre 1967 sufrió un terrible accidente automovilístico una familiaamericana amiga mía de Amenia, Nueva York. El esposo protestante y la

esposa católica. El esposo, me dijo que rezara por su esposa delicada, pero másgrave aún la hijita mayor que se encontraba en coma, con traqueotomía y conpronósticos muy delicados. Yo me acordé lo de “las manos benditas” y me dije:- Voy a rezar, pero para asegurarme tener éxito me voy a llevar el Santísimo.Entonces saqué una hostia consagrada de la iglesia y además, el óleo santo parael sacramento de la Unción de los Enfermos.En el hospital le puse la sagrada Hostia a la niña en la cabeza en donde se habíagolpeado en el accidente. Después de la Santa unción y de rezar me fui. Erancomo las once de la mañana. En el momento nada sucedió. Por la noche mellamó el papá y me dice:- Padre, me informan del hospital que Boo ha recuperado algunos movimientos (la niña

estaba completamente rígida) una mejoría como del cuarenta por ciento. ¡Qué alegría!¡Alabado sea Dios!

Al día siguiente. La niña se había mejorado como en el ochenta por ciento y lequitaron la traqueotomía. Dos días más tarde, Boo salía del hospital totalmenterecuperada. Lo que hay que notar en este caso es que sólo fue después de laoración y la presencia del Señor Sacramentado cuando se empezaron a ver lossignos de la curación. Jesús en la Eucaristía sana.B. MI CONFESIÓN CON EL PADRE PÍOTuve el privilegio de confesarme con este santo sacerdote. Llamé por teléfono yme dieron la fecha y la hora. Viajé hasta San Giovanni Rotondo y la víspera, porla tardecita, fui a la iglesia a rezar. Allí estaba el Padre Pío dirigiendo el rezodel santo rosario. Cuando terminó, nos permitieron a los hombres verlo pasar decerca en la sacristía. Nos habían advertido no tocarlo porque se molestabamucho. Al llegar hacia el final de la sacristía una persona cerca de mi no seresistió y lo tocó por detrás. El Padre da media vuelta muy molesto y con voz deenojado dice:- ¿Quién me tocó?Silencio profundo. Nadie dijo nada. Y él mirando a una persona que estaba unpoco retirada de mí, le dice señalándola con el dedo:

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- Cuidado te vas a ir. Te espero mañana a las nueve de la mañana.Realmente esta persona tenía la cita para confesarse con el Padre al día siguientey en medio del llanto comentaba:- Yo tengo esa cita, pero tengo mucho miedo y quería irme. Ahora veo que es Dios el que

me llama. No me voy a ir. Me voy a quedar.Llegó el momento de mi confesión. Era todo amor y misericordia. Decía cosasmuy acertadas como lo que le dijo a Juan Pablo Segundo:- Veo una sotana blanca ensangrentada.A mí no me dijo nada especial pero me llamó mucho la atención que meaconsejara:- Hijo cuando prediques, recuerda que estás predicando a un Jesús: triste, caído,

amargado, lleno de desilusiones y que es un Jesús pecador.Cuando me dijo estas últimas palabras, yo hice un gesto como de admiración.Entonces me dice:- ¿Se le hace muy raro que le diga que estas predicando a un Jesús pecador?- Sí padre, nunca había oído esto- ¿Acaso los cristianos no somos unos pecadores? A este Jesús en este cristiano pecador

le estás hablando. Hazlo con amor y cariño porque Jesús nunca golpeó ni regañó aninguno de los que se le acercaron buscándolo.

Recordando este consejo, después de tantos años y ahora que mi propio obispome ha nombrado “Predicador Itinerante” veo que tal vez este consejo, en aquelmomento, hacía alusión, a una profecía de lo que ahora soy: predicar el amorperdonador y misericordioso del Buen Dios. Al final me regaló un rosario quetodavía conservo y me dijo:- Hijo, pide a Dios por mi conversión.Con esta frase me di cuenta del sentido y necesidad que hay de pedir a Dios poruna constante conversión como la que sienten los santos. Semejante persona tansanta, pidiendo oraciones a semejante pecador como soy yo. Así es la humildadde los santos.C. MI BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTOEs una de las realidades más hermosas de nuestra fe y de la cual la mayoría delas personas no saben nada. El Señor Jesús dijo a sus discípulos:

No se alejen de Jerusalén porquedentro de pocos días ustedes serán bautizadosen el Espíritu Santo: Hech 1,5.

Es una experiencia de Dios por el poder del Espíritu Santo. Hacia finales de1967 tuve el privilegio de asistir a un grupo de oración de la Renovación

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Carismática que hacían unas personas de Puerto Rico.Cantaban y tocaban las guitarras de una manera muy suave lo que me llamómucho la atención siendo personas del Caribe. Al final de la oración, el quedirigía el grupo, un llamado “hermano Cirilo”, me dijo:- ¿Quiere que le oremos para que reciba el Espíritu Santo?¡Qué tremenda ofensa me han hecho!. Le respondí profundamente enojado:- ¿Cómo se le ocurre a usted, decirle a un sacerdote que le va a hacer una oración para

que reciba el Espíritu Santo! Yo ya lo tengo desde el Bautismo, la Confirmación, laEucaristía, la Ordenación Sacerdotal y por los otros sacramentos que he recibido. Porlo tanto, ¿qué pretende ser usted? Usted es un simple campesino y no puede darnada. Con esas manos tan sucias, ¿cómo se atreve a querer imponerlas sobre la cabezade un sacerdote? ¡Conserve su puesto y no sea más de lo que es!

(No sé qué más palabras duras le dije, lo cierto es que estaba muy enojado). Salídel lugar furioso y con rumbo a mi casa. Iba manejando mi auto y por el caminome vino a la cabeza como una idea:- Qué orgullosos son ustedes mis sacerdotes. Estos pequeñitos míos sólo querían hacer

una oración por ti para que yo te bendijera. Y tú tan soberbio, tan rudo y tan incultoles respondiste con tanta soberbia. ¡Qué orgullosos son ustedes mis sacerdotes!

Inmediatamente me detuve y me puse a pensar:- ¿Será que Dios habla? ¿Me debo regresar a donde están estas personas reunidas?Y sin pensarlo más, regresé al lugar. Todavía estaban orando y alabando a Dios.Cuando me vieron me dijeron:- ¿Quiere que le recemos?- Bueno. Les respondí.Me hicieron sentar. Pusieron las manos sobre mí y comenzaron las alabanzas ypeticiones. ¡Cómo oraban de hermoso y de sencillo!. Los pequeñitos de Dios, lossencillos arrebatan el cielo. En cierto momento comenzaron a orar en lenguas ycomo no entendía nada me decía:- ¿Qué estará diciendo esta gente y en qué idioma? ¿Tal vez algún dialecto de ellos?.Lo cierto fue que empecé a molestarme y a pensar en que me quitaran las manosde encima. Entonces el tal hermano Cirilo me dice:- ¿Padre, siente alguna cosa?- Nada.Le respondí muy serio. Casi comienzo de nuevo a tratarlos mal, pero me acordé:- !Qué orgullosos son ustedes mis sacerdotes!Me controlé y me quedé callado. El paciente y buen hermano Cirilo me dijo:- Puede ser que dentro de unas cuarenta y ocho horas pueda experimentar algo.Esta profecía me causó más disgusto. No dije nada, pero pensé:

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- Esta gente son unos locos y se sienten súper iluminados. Son unos tontos.Salí y me fui a la casa. Exactamente, cuarenta y ocho horas después, estabaleyendo la revista “News Week”, y empecé a sentir como un calor, un ardor, undolor pero más bien como un fuego que quemaba y que al mismo tiempo sinquemar, me producía un tremendo gozo. Esta sensación me hizo poner de pie ycaminar. Mi madre se encontraba enferma en la cama. Y yo empecé a moverme alrededor de su cama mientras decía en voz alta:- ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios! ¡Alabado sea Dios! ¡Santificado sea su nombre!Mi madre empezó a sentirse muy incómoda con mi actitud y me decía:- ¿Hijito, qué le pasa?, ¿Por qué camina de un lado para otro? ¿Qué tiene?- Mamacita. No me distraiga. Solamente diga: ¡Aleluya!, ¡Gloria a Dios! Diga lo que

quiera y pueda, pero alabe a Dios.En esta situación de alabanza y gozo caminando de un lado para el otro, estuvedesde las once de la noche hasta las tres de la mañana. Yo estaban plenamenteconsciente. Me daba cuenta de lo que pasaba, pero como que no podía parar. Porunos momentos me sentaba, pero algo desde adentro me hacía poner de pies ycontinuar en alabanzas. En ese momento se cumplió la profecía del campesinohermano Cirilo.- Puede ser que dentro de cuarenta y ocho horas sienta algo.¡Qué experiencia tan hermosa! Un Pentecostés personal. Empecé a tener uncambio muy grande en mi vida en muchas áreas de mi ser y de mi espíritu. En esaocasión compuse el siguiente corito:

He nacido de nuevohe nacido de Dios;Jesús vida nueva,vida nueva me dio.Una nueva personaun nuevo sentir,un corazón nuevoJesús puso en mí.Su amor, su alegría,su Espíritu inundó.De vida y de paz Jesús me llenó.

D. EL DON DE LENGUASRecibí la Sagrada Orden del Subdiaconado el 30 de agosto de 1963 de manosdel Señor Arzobispo Tulio Botero Salazar en la capilla de Seminario Conciliarde Medellín. Esta orden ya no existe en la iglesia. Fue suprimida por el Papa

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Pablo Sexto. Cuando se recibía esta orden, se adquiría la obligación de recitar elOficio Divino, hoy día se acostumbra decir: “Liturgia de las Horas”.Por la tarde de ese mismo día, estaba rezando la oración de las vísperas yempecé a modular unos sonidos muy raros con la boca. Yo podía controlarlospero algo desde adentro como que no me dejaba o como que un deseo muy fuerteme impulsaba a continuar esos sonidos. Entonces me acordé que el profeta Isaíasdice:

Sí, con palabras extrañas y con lengua extranjera hablaré a este pueblo: Is 28,11.

Me preguntaba si me estaba dando los aires, las ínfulas de estar hablando enlenguas extrañas como los apóstoles. Trataba de volver a la oración de la liturgiay casi no podía. Resolví, no rezar más, y más bien confesarme al día siguiente.Como no sabía qué razón dar por la cual no había rezado, (pues no me hubieraentendido el confesor), le dije que me había dado pereza rezar. ¡Oh , Dios mío!El tremendo regaño que me dio. Me dijo:- Si desde ya está cometiendo estos pecados tan terribles y tan graves como es el de no

orar, imagínese los pecados que cometerá en el futuro por no orar. Piénselo bien y másbien váyase del seminario.

Durante los días siguientes, mientras rezaba, volvió el fenómeno, pero cada vezlo controlaba con más facilidad. El 14 de marzo de 1964 recibí la SagradaOrden del Diaconado de manos de Monseñor Augusto Trujillo Arango, Obispode Jericó y ese mismo día volvió el fenómeno intensamente mientras rezaba y lopude controlar mejor. Rezaba un salmo y me ponía a decir esos sonidos; otrosalmo y de nuevo a los sonidos. Así que cumplí con mi obligación y dejé alEspíritu que orara en mí. Lo hice sin saber nada.El día de la Ordenación Sacerdotal, hacia la medía noche me puse a rezar. Aquíel fenómeno apareció pero cantando. Me salía una melodía como de saborbizantino oriental. Me sentía feliz cantando esa melodía.Después este fenómeno volvió muy pocas veces durante los años siguientes.Solamente en aniversarios especiales de mi vida, pero no se perdió del todo.Años más tarde, al conocer la Renovación Carismática me di cuenta de que elBuen Dios Espíritu Santo me había bendecido desde entonces con este don.La primera persona que oí con este don fue a mí mismo. Tal vez por este motivono fue muy difícil creer y aceptar la Renovación y todos sus dones puesto que yahabía experimentado algunos de ellos.E. VISITA A SAN JOSÉ MARÍA ESCRIVÁ

DE BALAGUER

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Mientras estudiaba en Roma Teología Moral en la Academia Alfonsina, tuve laoportunidad y el privilegio, que considero grandemente, de hablar con el Santofundador del Opus Dei, Monseñor José María Escrivá de Balaguer. Un hombremuy simpático y muy sonriente.No tengo mucho que escribir de este encuentro, pero recuerdo, que en broma ymuerto de la risa me dijo:- Eres un curita imperfecto.- ¿Por qué monseñor?, ¿Acaso puede conocer mis pecados? Le respondí.- No me refiero a eso, sino que me atrevo a aconsejarte lo del Señor Jesús al joven rico

cuando le dijo: ‘¿Quieres ser perfecto? Vende lo que tienes y dalo a los pobres’. Conesta respuesta y otras enseñanzas del evangelio no queda duda de que el Señor deseaque tengamos los consejos evangélicos bajo voto: pobreza, obediencia y castidad,naturalmente las almas consagradas.

Le respondí:- Monseñor, no me siento tener los consejos evangélicos con voto. Soy sacerdote

diocesano.- Precisamente por eso te dijo que eres un curita imperfecto (Risas). Es una simple

charla. No me tomes en serio. Me dijo.Con esta entrevista y sus comentarios he pensado y más de una vez, que el SantoMonseñor tendría razón.F. ACCIDENTE EN LA CIUDAD DE PANAMÁEl viernes 24 de septiembre de 1.976 hacia las cinco y media de la mañanatuvimos mi hermana Luz Elena, Blanca Ruiz y yo, un terrible accidenteautomovilístico en la República de Panamá. Iba a predicar a Santiago deVeraguas. Parece que la señora que manejaba se durmió. Nos estrellamos contraun puente, de la quebrada Lajas, en el lugar llamado Chame. Quedamos todosinconscientes.En cierto momento me desperté y vi que salía el sol. Estábamos tirados a laorilla de la carretera sobre unas piedras. Pensé que estaba soñando y traté devoltearme para el otro lado y sentí un tremendo dolor en la cintura. Se me habíafracturado la pelvis. Un golpe espantoso en la cabeza me destruyó la orejaderecha y tenía una herida en la frente.Había mucha gente hablando y comentaban que ya habían subido a una volquetalos heridos más graves primero. Inmediatamente miré alrededor tratando debuscar a mi hermana y a Blanca, pero sólo vi a Blanca; a mi hermana por ningunaparte.Pregunté por ella y me respondieron:- Como está tan grave ya la subimos a la volqueta, sigue usted.

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Miré a Blanca que estaba tirada sobre la carretera y le dije:- Blanca tuvimos un accidente.- Sí padre. Me respondió muy seria.- ¿Cómo se siente?- Muy bien. Gloria a Dios. Me respondió.Ella tenía un tremendo golpe en la frente. Parecía otra cabeza. También un golpeen la mano izquierda con daño en el dedo grande. Al principio parecía que leiban a tener que amputar el dedo.Nos dieron los primeros auxilios en el hospital de Chorrera, pero como mihermana estaba tan grave, y yo aunque no tan grave pero sí muy delicado,resolvieron llevarnos a la ciudad de Panamá. A Blanca la dejaron tirada en lacarretera pensando que estaba muerta.Entre el lugar del accidente y los primeros auxilios en una población de nombreChorrera nos pusieron en una volqueta en la parte de atrás. Estaba terriblementecaliente. Nos quemaba la espalda. Mi hermana quedó a mis pies. Movíaincoherentemente manos y pies. El pie derecho tenía una herida profunda en eltobillo, como si le hubieran dado un machetazo. Casi se le desprendía. Vomitabasangre abundantemente por la boca y la nariz.Mi hermana llevaba en la mano derecha el hermoso diamante de mi madre y en lamano izquierda un anillo de diamantes que ella había comprado. A este respectoquiero hacer un comentario. Nos estábamos muriendo. Estábamos graves. Se mevino, en esta situación, un pensamiento.- Ahora le van a robar a mi hermana sus joyas.Entonces como pude, y con dolores terribles, le jalé de la pierna y la acerquéhasta mí. Le quité los anillos y los metí en el bolsillo de mi pantalón y losagarraba fuerte sin soltarlos. Sobre esto es lo que quiero reflexionar: lo apegadoque somos los seres humanos a las cosas. Estando en peligro de muerte yo nopensaba en Dios sino en lo humano de las joyas para salvarlas. No en salvar mialma.Llegando a la ciudad de Panamá, mi hermana se agravó y vomitaba sangre porboca, nariz y oídos. El médico dijo al chofer:- Por favor, más rápido, que se muere la señorita.Por una feliz diosidencia, no coincidencia porque para los que creemos en Diosno hay coincidencias sino diosidencias, es decir, Dios que pone todo junto, ypara los que amamos a Dios todo contribuye para nuestro propio beneficio, yollevaba en ese viaje a Panamá el Santísimo Sacramento.Cuando volví de mi inconsciencia, estando tirado a un lado de la carretera, lo

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primero que hice fue buscar el relicario con el Señor. ¡Ahí estaba Jesúscuidándonos! Cuando oí que el médico decía:- Corra, corra.Exclamé en voz alta:- No hay prisa. El Señor está con nosotros y no va a pasar nada. Lázaro fue más de

malas porque Jesús no estaba y por eso murió, pero Jesús está aquí con nosotros y nosprotege.

Ante el estado de gravedad le dije al Señor:- Señor, aprovecha esta situación para que la salves y todo el mundo vea que eres un

Dios de amor y que estás vivo. Sánala y después de tres o cuatro meses, de otra cosaque no tenga nada que ver con este accidente, llévatela.

Así fue. A mi hermana Luz Helena la operaron dos veces, se infectó gravementey de todo la salvó el buen Dios. Vivió diez años más y después murió de otracosa que no tuvo que ver con el accidente.Llegados al hospital, nos dieron los primeros auxilios. A mi hermana la operaroninmediatamente. A mí que no tenía fracturas operables, me inmovilizaron y mepusieron pesas.Así estuve tres meses colgado de un trapecio. Se me hicieron unas llagasterribles en la espalda y en los glúteos y cada vez que cambiaban las sábanas seabrían las llagas. No hay palabras para contar y describir el dolor. Esto lo hacíandos veces al día. Un día le dije al Señor:- Esto es abuso de confianza porque a Ti te desvistieron dos veces abriéndose las llagas,

pero a mí me hacen lo mismo pero dos veces al día.Durante nuestro tiempo en el hospital, pasamos momentos muy duros y difíciles.Mi hermana quedó con un ojo destruido. El médico me había dicho que novolvería a ver por ese ojo.A mí me llevaban a visitarla a su habitación y para eso me empujaban recostadoen la cama por los corredores. Imagínense el cuadro: yo inmovilizado y colgadode un trapecio que tenía adherido a la cama, colgaban las pesas para corregir lafractura de la pelvis. Tenía en los huesos de las piernas unos clavos que pasabande lado a lado y de ahí colgaban unas pesas. Junto con un grupo de personasorábamos por la recuperación de mi hermana. Un día mientras rezábamos, ella sedespertó. Recobró el conocimiento y me preguntó:- ¿Dónde estamos? ¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué me tienen vendada la cabeza?Le respondí y conté lo del accidente. Dice ella:- Quítame estas vendas.En ese momento ella empezó a quitárselas con mucho desespero. Llamé a un

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médico y él mismo ayudó. ¡Qué sorpresa nos llevamos! Ella decía que veía porese ojo, pero veía con visión doble. Todos alabábamos a Dios, pero ella llorabaporque no sabía cuál de las dos visiones era la verdadera. Los médicossorprendidos porque veía y ella llorando porque veía con doble visión. Un pocomás calmado dije:- Dios no hace nada a medias. Si la salvó de la muerte, también ahora puede hacer que

vea bien.Empezamos a rezar imponiéndole las manos y cada cuanto le preguntaba cómoveía, y respondía:- Veo, pero dos objetos.Seguíamos rezando. Volvía a preguntarle:- ¿Cómo ves? Y decía:- La visión doble va desapareciendo.Seguíamos rezando y alabando. Volvía a preguntarle:- ¿Cómo ves? Y respondía:- Ahora ya mejor, casi juntos.Así estuvimos toda una tarde hasta que la visión doble desapareció y veíaperfectamente.G. MI HERMANA SE INFECTA GRAVEMENTEDurante el ya mencionado accidente automovilístico en Panamá, pasamos pormomentos terribles sin saber cuáles iban a ser las consecuencias finales.Un día el médico me dice:- Su hermana amaneció hoy con fiebre muy alta, parece que se ha complicado con una

infección en la herida de la parte derecha de la cabeza. Parece algo grave, unestafilococo dorado. La situación es muy grave por el peligro de convertirse enmeningitis con consecuencias muy delicadas para el resto de la vida, si se salva.

- Y ahora, ¿qué Señor? Ya no puedo orar más. Me siento desmayar y terminar mi vida.Ya llevábamos varias semanas muy delicados y siempre con la incertidumbre delfuturo. No nos quedaba más que el buen Dios y acudir a Él. Entonces se meocurrió abrir la Biblia y encontré el pasaje que dice:

Hermanos, queremos que sepan cuántasdificultades tuvimos en la provincia de Asia.Fue una prueba tan duraque ya no teníamos fuerzas para soportarla,y hasta habíamos perdido la esperanzade salir con vida. Nos sentíamoscomo los condenados a muerte.Pero esto fue para enseñarnos a confiar en Dios, que resucita a los muertos,y no en nosotros mismos.

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Dios nos libró y nos está librando,de ese tan grande peligro de muerte.En Él hemos puesto nuestra esperanza de que nos va a seguir librando, si ustedesnos ayudan orando por nosotros. Y si muchas personas oran por nosotros, muchosvan a dar gracias por las bendiciones que Dios nos da: 2Cor 1,8-11

Con la lectura de este pasaje bíblico, recobré fuerza y ánimo y me dije:- Darío, si Dios está con nosotros, nada, ni nadie puede estar contra nosotros.Recobré valor y llevado arrastrando mi cama, por los corredores del hospital,llegué hasta la habitación en donde estaba mi hermana, le enseñé el texto yacitado a lo que me respondió:- Alabado sea Dios que nos cuida con tanto amor. Esto quiere decir que volveremos a

nuestra casa perfectamente bien.La infección empezó a ceder.Estuvo muchos días en una situación muy grave, casi con septicemia generalizadaen todo el cuerpo con peligro de morir como envenenada de la infección. Dios semostró grande con ella porque de todo la sanó el Señor.H. ERNESTO GÓMEZ, UN BAJAIQuizá una de las bendiciones más grandes durante nuestro accidente de Panamáfue la curación y conversión de un muchacho de nombre Ernesto Gómez, ocurridael mismo día del accidente el 24 de septiembre de 1976. Estando todavía en lasala de urgencias ocurrió algo muy especial de lo cual yo no fui consiente nirecuerdo nada. Lo relato como me lo contó la persona favorecida semanasdespués.El señor Ernesto Gómez se encontraba hospitalizado desde hacía algún tiempodebido a unos tumores en la vejiga y en la columna, motivo por el cual no podíaorinar ni caminar bien.En cierto momento el Sr. Gómez se acercó hasta la camilla en donde yo meencontraba para saludarme, y le dije:- ¿Qué le pasa?- Me van a operar el próximo lunes porque tengo unos tumores.Me respondió. Parece que en ese mismo momento hice una oración por él, peroyo no recuerdo nada en absoluto.Semanas más tarde, Ernesto me contó algo un poco gracioso. Me decía quemientras le imponía las manos, yo hacía un sonido con mi boca, que le recordabaa la mamá que cuando era niño, para ayudarlo a orinar hacía el mismo sonido.Realmente, las mamás, a veces, dicen: “pis.., pis.., pis..”, y así ayudan a sus

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niños a orinar. Probablemente yo oraba en voz baja y hacía un sonido similar. Élse retiró y se fue a su habitación y llegando se dio cuenta de que caminabaderecho y sin dolor, y al mismo tiempo sintió deseos de orinar, lo que hizo en unacantidad de 400 ml. lo que era imposible para él.Después de algunos días de observación y exámenes por parte de los médicos, yno encontrando nada anormal, dejó el hospital. Dios lo había sanado.Una cosa hermosa en este caso de Ernesto es que él era un fervoroso seguidor dela religión Bajai, y al ver lo que Jesucristo había hecho por él, volvió a laReligión Católica de donde había salido muchos años antes cuando era joven. Enun canasto que había junto a mi cama, tiró un objeto que los del Bajai llaman“bogonzo” y que él usaba mucho en sus oraciones. Recibió un don de sabiduríatan grande que en un sólo día en que leyó los cuatro Evangelios, era capaz dehacer referencias a los pasajes que son afines y las diferencias entre los mismos.Este hombre que encontró y se enamoró de Jesucristo, se encuentra hoypredicando y evangelizando a sus hermanos con todo el corazón con toda el almay con todas sus fuerzas.Dios puede permitir el sufrimiento de unos por el bien espiritual y físico deotros. Ernesto Gómez conoció a Jesucristo debido a nuestro accidente.

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IV EN LO GRANDE

Y EN LO PEQUEÑOA. TRES DÍAS PERDIDO

EN EL DESIERTO DEL SINAÍEn el verano de 1977, durante una peregrinación a Tierra Santa, guiada por elPadre Salvador Carrillo, un grupo de 51 personas, 49 mexicanos y un chileno, elembajador de Chile en Washington, y yo colombiano, nos perdimos por unpequeño vallecito del Sinaí.El chofer, un árabe musulmán y el guía, Israel Bensal, un judío no muy creyente.Éstos, conversaban en voz baja entre ellos y hacían gestos de inseguridadvolteando a uno y otro lado, como diciendo:- No sabemos por dónde vamos.En cierto momento, el autobús no podía andar más. Comenzó a pegarse y ahundirse entre la arena. Algo así como si lo estuviera tragando una laguna en unpantano. Empezamos a orar y a gritar. Por las ventanillas fuimos saliendo. Losmás arriesgados primero y con la ropa y los sacos hicieron como una especie delazos y así agarrados de estos trapos salimos todos.En este momento comenzó el calvario. Eran como las doce del medio día. Apleno sol. Sin un árbol dónde protegernos del sol calcinante. Era pleno desierto.Arena, sol, soledad, sequedad, impotencia. Las mujeres lloraban, los hombresguardábamos silencio. En mi corazón guardaba la esperanza de salir de ahí convida porque estaba con nosotros el embajador de Chile en Washington y entoncesme decía:- A nosotros no nos buscan, pero a él sí.El guía nos dijo:- Denme lo que tengan de agua y me voy caminando a buscar salida y ayuda.Así fue. Lo encomendamos al buen Dios y salió. Hacia las nueve de la noche seapareció y nos dice:- Me estaba perdiendo y me quedé sin agua. Así que resolví regresar.Aquí se perdieron nuestras esperanzas de salir.El desierto es terrible. De día el sol y el calor son desesperantes. No hay nadade nada. No se encuentra nada. No se puede hacer nada. Con unos palitoshicimos unas pequeñas chozas para protegernos y descansar y con la ropahicimos el techo. Unos rezábamos, otros conversaban, otros callaban. Para la

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tarde del segundo día ya no teníamos ni agua ni comida.Comenzaba la desesperación especialmente con el llanto de algunas mujeres quelo hacían en alto.El desierto de noche es rarísimo: Los picos de las montañas se aprecianperfectamente bien. Es todo como en una penumbra. El cielo estrelladobellísimo. Estrellas brillantísimas y enormes, otras más pequeñas y apenas seven titilar. Al mismo tiempo salen los animales salvajes, escorpiones, arañas,especialmente las culebras que se ven saltando y metiéndose entre las piedras ylas rocas.Para protegernos encendimos unas hogueras que alimentábamos con leña deárboles secos del lugar, al mismo tiempo nos servían para calentarnos, pues eldesierto así como de día es caliente, de noche es muy frío. El viento es tan fríocomo si fuera invierno. Un fenómeno muy raro.Nos encontrábamos en esta situación de angustia, cuando hacia la media nocheempezamos a ver, en la lejanía, en la penumbra que algo se movía muylentamente. Al principio creíamos que era un enorme elefante. A medida que seacercaba nos llenamos de miedo y todos cogimos en la mano un palo paradefendernos pensando que era algo peligroso.Cuando ya estaba más cerca, vimos que era un camello y encima de él un hombrevestido de árabe con un niño pequeño que cargaba en sus brazos. A cada ladodel camello colgaban unas tinajas de barro muy grandes. Se bajó yprofundamente arrodillado empezó a alabar y adorar a Alá. No entendíamos loque decía. Sólo era claro la palabra Alá.El niño al unísono con su padre se levantaba, se arrodillaba, movía los brazos ylas manos como lo hacen los musulmanes al rezar. Empezaron a recoger leña ytres piedras. Encendieron fuego y pusieron encima como una sartén de barro.Todos estábamos admirados. No sabíamos lo que pasaba. El guía hablaba unpoco de árabe lo mismo una señora mexicana del grupo, hija de libaneses. Pormedio de ellos nos pudimos comunicar. El árabe del camello contó:- Esta noche, antes de dormir, mientras rezaba, se me apareció Alá, el Dios

misericordioso y me dijo: Toma tu camello en compañía de tu hijo, y cárgalo continajas de agua. Lleva harina para que hagas pan y té, y vete hacia el oriente deldesierto. Allá se encuentra un grupo de mis hijos muy amados que están perdidos yno tienen nada para beber y comer. Ve y ayúdalos.

No salíamos de la admiración y estupor al contarnos semejante historia ysemejante aparición de Alá-Dios al beduino. Es muy difícil dar algunaexplicación a este relato. No queda sino hacer un acto de fe en lo que dijo el

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beduino y dar gracias a Dios que de manera tan especial nos protegió.Tomamos agua hasta saciarnos y comimos el pan pita (pan árabe) y té hasta queno podíamos más. Sobró agua y pan en tanta cantidad que parecía lamultiplicación de los panes del evangelio.Este acontecimiento se parece a lo que Dios hizo con su pueblo en el desiertoque les dio pan y agua para que no murieran.Este pan nos sabía a gloria. En los hebreos el pan les sabía a lo que cada unoquería que le supiera, así a nosotros nos sabía a la comida más deliciosa delmundo.Mientras hacía el pan y preparaba el té, nos decía el beduino:- No se preocupen. Yo voy a decir al ejército de Israel en dónde se encuentran y verán

que mañana saldrán bien. Alá es grande, Alá es misericordioso. Repetía y repetíacada momento.

Al día siguiente, hacia las diez u once de la mañana aparecieron en el cielo azulde ese hermoso desierto, los helicópteros del ejército de Israel y poco a poconos fueron sacando a todos y nos llevaron a Eilat, ciudad al sur del país y aorillas del mar.Pero lo más hermoso de toda esta historia, es que en la noche de ese día que nosrescataron, celebramos la Eucaristía en acción de gracias y usamos en ella el panque había sobrado hecho por el árabe. Ese pan que el día anterior había calmadonuestra hambre y nos fortificó, ahora era el mismo Jesús que nos alimentaba ydaba fuerzas con su carne y su sangre.B. VIAJE CON LA MADRE TERESA DE CALCUTADurante uno de mis viajes, llegué al aeropuerto de Nueva York y me encontré conuna cantidad enorme de las hermanas misioneras de la Madre Teresa y pregunté:- ¿Quién hay aquí tan importante que hay tantas hermanitas de la Madre Teresa?- La Madre Teresa que ahora viaja a Cali, Colombia. Me respondieron.Yo también tomaba ese mismo vuelo.En ese momento apareció la Madre Teresa con qué delicadeza y con mil saludos.Me regaló una medallita que aún conservo. No la vi más. Pero al subirme alavión, me llevé la gran alegría y sorpresa de que mi asiento era el siguiente aella. Fueron cinco horas viajando junto a una santa.La Madre poco hablaba, siempre rezando pasando las cuentecitas del santorosario. Sólo me preguntó mi nombre, lugar de trabajo, etc., etc., y algunas pocascosas del ministerio sacerdotal. Lo mismo yo le pregunté un poco por sucongregación, número de religiosas en el mundo y países. Nada más.Lo que me admiró mucho fue la manera de expresarse sobre su congregación,

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pues no decía nada como de ella misma: mi congregación, mis casas, misreligiosas, sino: nuestra congregación, nuestras casas, los lugares a donde Diosnos ha enviado. Era una humildad extraordinaria.Varias veces durante el vuelo, me tomaba mi mano izquierda que le quedaba máscerca y me la besaba diciéndome:- Sacerdote de Jesús.Yo me sentía mal de que me besara la mano semejante santa y le decía:- Madre, mis manos están sucias y yo soy un pecador”, y ella respondía:- Sacerdote de Jesús. Sacerdote de Jesús.Y seguía besándome la mano izquierda. Tenía un gran amor y veneración por lossacerdotes. Hacia el final del viaje, me mira y me dice moviendo el dedo índicede su mano derecha:- Acuérdese que usted es sacerdote de Jesús para su propia gloria en el cielo o para su

propia desgracia en el infierno. Por consiguiente, compórtese a la altura de suvocación sacerdotal. Y se despidió.

Con esta frase quedé impactadísimo. Aún ahora, después de tantos años dedistancia, no termino de pensar y reflexionar en estas santas y sabias palabras.Sin duda ninguna que le fueron inspiradas por el Espíritu Santo para mí y hay unagran enseñanza para todos los sacerdotes del mundo.C. RESURRECCIÓN DE UNA NIÑA MUERTAHacia el año de 1975 me encontraba en un pueblecito de Honduras llamado“Intibucá”. La Esperanza. Era una zona toda indígena. El párroco era un ancianode 84 años y me contaba que siempre había sido muy feliz, pero que podía decirque había sido realmente feliz por los últimos cuatro años desde que conoció laRenovación Carismática y tuvo la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo.Este pueblo tenía cuarenta y ocho mil habitantes, de los cuales cuarenta y cincomil habían recibido el bautismo en el Espíritu Santo. Estos indígenas antes de laRenovación eran en su mayoría alcohólicos y había un muerto a la semana porlas peleas y los odios. Trabajaban el campo sembrando papa y eran muyabusados por los capitalistas de Tegucigalpa. Les compraban la papa por nada.Con la llegada de la Renovación comenzaron a sanarse y reunirse. Fundaron unacooperativa de ahorro. Compraron unos camiones y sacaban la papadirectamente hasta Tegucigalpa evitando los intermediarios que los explotaban.Construyeron un edificio enorme para recibir clases e instrucción de laRenovación. El anciano párroco era feliz viendo la transformación de su pueblo.Yo llegué un viernes por la tarde en una pequeña avioneta que aterrizó en lacarretera a la entrada del pueblecito, en un valle no muy grande. Los indígenas y

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el pueblo estaban de fiesta. Todos vestidos con sus trajes típicos de colores muyvistosos. Banderas por todas partes.Hacia las seis de la tarde, terminando la celebración Eucarística, se presentó unaindígena con el cadáver de su hijita de unos cuatro años y lo puso junto al altar.El pedido era que oráramos por ella para resucitarla. Por el momento me dieronganas de reír, pero al ver la insistencia de la madre empecé a molestarme. Yo ledecía al sacerdote que tradujera al lenguaje de los indígenas que la mamá debíaaceptar la voluntad del Señor y que sepultara a la niña. El párroco le hacía máscaso a la señora en su pedido que a mí y empezó a suplicarme que oráramos.Para entonces yo ya estaba muy disgustado con semejante espectáculo y conmucha rabia empecé a rezar.En la plaza había como cuarenta mil personas rezando. Los indígenas tienen lacualidad de que no se cansan de orar en voz alta. Una vez que comienzan hay quedecirles que paren porque por ellos mismos ni paran ni se cansan.Pasó media hora y no sucedía el milagro. Yo me sentía cada vez más enojado.Entonces le dije al párroco:- Mire padre: Esto yo no lo resisto. Así que me voy.El párroco me dice:- Padre Darío, hagamos lo que hizo el profeta Eliseo que resucitó a un niño soplando en

la boca.- Muy bien, le dije, puede soplar la niña. Me dice él:- Usted es el predicador.- Si, padre, pero fue usted el que tuvo esa maravillosa idea, no yo.Vuelve a decir:- Padre, yo la soplo en el Nombre del Padre, usted en Nombre del Hijo y yo de nuevo en

Nombre del Espíritu Santo. ¿Qué le parece?- Bueno, no está tan mal. De tres soplos me toca uno. Acepto.El anciano sacerdote se puso en oración y la sopló en el Nombre del Padre. Porsupuesto no sucedió nada. Yo la soplé en el Nombre del Hijo, con un poco defastidio y repugnancia. Tampoco sucedió nada. Volvió el turno al Padre ydespués de una hermosa invocación al Espíritu Santo la sopló en la boca.Pasaron algunos momentos, no sé decir si segundos o minutos pero miré alcadáver de la niña y vi que abría los párpados y los volvía a cerrar. Meestremecí pensando que soñaba. Me quedé mirando a la cara de la niña, y denuevo volvía a abrir y cerrar los ojos. Ahora sí estaba estremecido. Erarealidad.Lo curioso de este caso fue que poco a poco iba moviendo cada parte del cuerpo

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comenzando por los ojos, luego la nariz y los labios. Lentamente movió la nuca ytoda la cabeza. Seguía bajando la vida al pecho y se veía respirando profundo.Luego los hombros y los brazos, las manos y los dedos. En cierto momentolevantó los brazos y se sentó. Aquí fue la locura de todo el mundo comenzandopor mí mismo.La niña comenzó a llorar y a llamar a la mamá. Entre tanto los indígenas sesubieron al débil palco construido en el atrio al frente de la iglesia y con el pesode tanta gente se desplomó y todos nos fuimos al suelo. A mí se me vino encimael altar y con las piernas lo pude detener. Empecé a pedir ayuda:- Socorro, Socorro. Presten ayuda a los heridos. Saquen primero los que quedaron

atrapados por los palos.Por un momento pensé:- Señor, resucitaste una persona y cuántos quedarán muertos y graves con este

problema del escenario.Comenzaron las ayudas y la búsqueda de heridos. Reinaba la confusión y losgritos. Después de unos minutos todos preguntaban.- ¿Quién está herido?, ¿quién hay bajo los escombros?.Nadie. Ni una sola persona quedó herida. Ahora todo era risa y más alegría.Mientras esto ocurría a la niña resucitada la llevaban en hombros por todo elparque.Al día siguiente hablé con el médico del pueblo y le pregunté si realmente laniña estaría muerta, y me dijo:- Padre, esta niña la vi desde el principio de la semana y estaba muy mal. Ayer jueves

por la mañana murió y yo mismo la examiné y firmé el certificado de defunción.En este caso lo que es de admirar es la tremenda fe del anciano sacerdote y cómoa esa edad y en tan poco tiempo había logrado tanta conversión en su pueblo. Secumplió aquí la promesa del Señor Jesús en San Juan:

El que cree en mí,hará cosas más grandes todavía: Jn 14,12.

D. VISITA A LA HERMANA LUCÍA, VIDENTE DE FÁTIMA

En el año de 1989 cumplí cincuenta años de vida y veinticinco de la OrdenaciónSacerdotal, es decir, cumplí las Bodas de Plata sacerdotales. Mi devoción a laVirgen María ha sido siempre en la advocación de Nuestra Señora de Fátima.Consecuente y creyente con las apariciones de Fátima, pensé que una buenamanera de celebrar este acontecimiento de mi vida era viajar a Portugal y medirigí a Cova de Iría en Fátima.

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Celebré la Eucaristía en la capillita de las apariciones y visité los diferenteslugares relacionados con los pastorcitos y la Virgen, de manera especial el lugaren donde se apareció el ángel que traía una hostia y el cáliz y dejándolossuspendidos en el aire, y profundamente arrodillado, tocando la tierra con lafrente les enseñó la siguiente oración:

Dios mío, yo creo, yo adoro, yo espero, yo te amo. Te pido perdón, por los que nocreen, no adoran, no esperan, no te aman. Santísima Trinidad, Padre, Hijo y EspírituSanto.Te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma yDivinidad, de tu Hijo Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, enreparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los que él mismo es ofendido.Te pido por los méritos infinitos del Corazón Sacratísimo de Jesús y de los méritos delInmaculado Corazón de María la conversión de los pecadores.

Mientras el ángel recitaba esta oración, de la hostia salían gotas de sangre ycaían en el cáliz. Al terminar la oración, el ángel tomó la hostia y la partió. Ledio la mitad a Francisco y la otra mitad a Jacinta. Del cáliz a donde caían lasgotas de Sangre, le dio la comunión a Lucía. Y desapareció el ángel.Estando en Fátima, se me ocurrió pensar:“¿Por qué no voy a Coimbra al monasterio de las carmelitas y visito a la Hermana

Lucía?”Así fue. Me dirigí hacia allá con la idea de saludarla, pero me llevé la sorpresade que estaba prohibido por orden de la Congregación de la Doctrina de la Fe.La portera me dijo que el obispo podría conseguir el permiso, pero que era muydifícil. Encontré al obispo y me dijo:- ¿Qué motivos doy a la Congregación para pedir este permiso?- Diga que soy un sacerdote que estoy celebrando los veinticinco años de sacerdocio, los

cincuenta de edad y un gran devoto de la Virgen de Fátima.- No veo esto muy posible pero tratemos. Dice el Obispo.Me fui al hotel a esperar y al día siguiente llegó la respuesta.

“Esta Congregación autoriza al sacerdote Darío Betancourt para que pueda visitar ala Hermana Lucía del Corazón Inmaculado de María con motivo de sus Bodas dePlata Sacerdotales.”

Al día siguiente estaba en el monasterio. Cuando la vi me dio una emociónenorme y me puse a llorar. Ella me dice:- Padre, ¿por qué llora tanto?- Hermana, ¿cómo no llorar ante usted que ha visto la Virgen?- No se preocupe, usted también la va a ver, cálmese. Dígame, ¿en qué le puedo ayudar?- Hermana Lucía, yo solo quiero pedirle que recemos una decena del santo Rosario por

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todas las personas que se encomiendan a mis oraciones especialmente por las que meescuchan cuando predico y que me dé su bendición.

- Con mucho gusto, pero mejor recemos todo el Rosario completo. Una decena es muypoco. Después usted me da primero su bendición de sacerdote y después yo le doy lamía.

Así fue. Ella sacó su Rosario y yo el mío y comenzamos a rezar. Al final le di labendición y ella me dio la suya. Le dije:- ¿Hermana, le puedo hacer una pregunta?- ¿Qué quiere?- Cuando el ángel les trajo la Comunión, y la hostia sangraba, y las gotas caían en el

cáliz, ¿usted vio color de sangre, o color de vino?, ¿sabía a sangre o sabía a vino?Y me dice dulcemente:- ¿Alguna vez usted se ha cortado un dedo?- Sí. Le respondí.- ¿Y qué hace usted cuando se le corta un dedo?- Chuparme el dedo.- Muy bien. Luego usted tiene experiencia del sabor de la sangre. Así me supo a mí lo

que estaba dentro del cáliz: sabor a sangre, se veía sangre y estaba calientita.Nos dimos la mano y nos despedimos. Salí lleno de felicidad.Qué día tan gozoso me concedió el buen Dios en esa oportunidad.E. SUEÑO CON MI HERMANA LUZ ELENAUnos dos días después de la muerte de mi hermana Luz Elena, me sentía muytriste porque no me había despedido de ella. Su muerte fue repentina. Teníamuchos deseos de saber algo de ella. Una de esas noches le dije al Señor Jesús:- Yo sé que tú me amas mucho. Por ese amor que me tienes te pido un regalo: Déjame

saber en dónde está y cómo se encuentra mi hermana.Esa noche tuve un sueño. Y era que yo me había muerto y me había ido al cielo.De repente me vi caminando en medio de una gran explanada, con muchísimagente: hombres, mujeres, niños, ancianos. Todos felices cantando y gritandovivas a Cristo Rey, al Padre Eterno y al Espíritu Santo. Había algunos, que confuerza proclamaban las alabanzas a María, casi todos tenían vestidos blancos oalgo así como un color aperlado y dorado.Lo más llamativo era que todos tenían un rosario en la mano derecha, rosariosmuy variados: de madera, de rosas, de cristal de murano, de oro o de plata.Había algunos grupos que rezaban en voz alta. Era todo un jolgorio, unatremenda fiesta. Pero otra cosa muy curiosa era que todos tenían un papel en lamano izquierda, algo así como la boleta para entrar a una obra, a un teatro y esaboleta era de diferentes colores, marcados con letras y números. Recuerdo muy

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bien que la mía era de color amarillo, pero no recuerdo ni el número ni la letra.Al fondo de la explanada, se veía una grande muralla, era un muro altísimo ytenía una puerta muy grande de madre perla. De lejos se veía pasar la gente comohormiguitas. Después de mucho caminar, orar y cantar llegamos hasta el muro.Era bellísimo. Rodeaba toda la ciudad. Me dio la impresión de estar ante ladescripción que hace de ese muro el libro del Apocalipsis: muralla con piedrade jaspe y la ciudad de oro puro como vidrio transparente.Al fin pude entrar. Era una alegría de todos pasando por esa enorme puerta tanhermosa. Nos ayudábamos los unos a los otros a pasar. No obstante la multitud,nadie se empujaba, ni se enojaban, todo lo que se oía eran alabanzas, sonrisas ygritos de personas que decían:- Qué felicidad, qué alegría, qué gozo, llegamos... llegamos... Besos, abrazos, palmoteos,

estrechar las manos. Qué llegada tan gloriosa.Me encontré ante un teatro inmenso. Filas enormes. Al mirar hacia atrás, vi unacantidad de balcones llenos de gente, en medio de la felicidad más grande que sepuede imaginar.Los cantos y las alabanzas me hacían recordar lo que había leído en Apocalipsis:

Voces fuertes de mucha gente en el cielo,que decía: ¡Aleluya! La salvación, la gloriay el poder son de nuestro Dios. ¡Aleluya!Y se oyó una voz fuerte que decía desde el trono: Alaben a nuestro Dios, todosustedeslos que lo sirven y que tienen temor de él,chicos y grandes: Ap 19,1.5.

Me llamó mucho la atención que mientras más atrás estaban los balcones, másgente había. En cambio las filas de asientos más cerca del escenario, aunquetenían personas sentadas, sin embargo había muchos asientos vacíos.Este gran teatro era hermosísimo. Colgaban del techo unas grandísimas lámparasde cristal de roca y hacían destellar unas luces de diferentes colores como losdel arco iris. De las paredes que eran un muro de cristal transparente y medioazuloso, también salían rayos de luz. El techo era un artesonado de oro puro quebrillaba como el sol al medio día. Imposible describir la majestad y belleza deeste lugar.El escenario tenía unas cortinas de terciopelo rojo como el carmesí con apliquesde oro brillantísimo. Había en la mitad del escenario dos sillas hermosísimas ypreciosísimas de oro puro y debajo de cada una salía un fuego muy discreto conun olor a un perfume que no había sentido en mi vida.Una de las sillas era toda de oro, estaba forrada en terciopelo blanco y dorado.

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Parecía como una tela muy gruesa. La otra de oro también, estaba forrada enterciopelo rojo y dorado. Las sillas estaban asentadas en medio de unasimágenes de querubines hermosísimos de bronce, plata y oro.En este escenario también había una tercera silla, más pequeña y un poco másabajo de las otras dos. Estaba forrada en un terciopelo azul y dorado. Era deplata acabada de pulir y en medio de nubes.Estando en medio de tanta belleza, y viendo tanta hermosura, alcancé a ver quepor uno de esos pasillos se acercaba mi hermana Luz Elena. Venía feliz hacia mí,alzando los brazos y con su normal sonrisa en su rostro. Ya muy cerca de mí megritaba:- ¡Llegaste, llegaste, llegaste, qué alegría! Yo aquí no he hecho más que rezar por ti para

que algún día llegaras.Nos abrazamos, nos besamos, qué felicitad nos daba estar de nuevo juntos.Empecé a hacerle preguntas:- Nena: ¿y quiénes son esos viejitos sentados en la primera fila, como las personas más

importantes?- Ah, esos son los doce apóstoles, me respondió. Ellos tienen esos puestos porque son los

que más sufrieron y más evangelizaron cuando estaban en la tierra. Aquí ellos son laspersonas más importantes que hay.

- ¿Y por qué hay tantos puestos vacíos aquí adelante y tanta gente tan apretujada, alláatrás en esos balcones?

- Porque aquí cada uno está sentado en el puesto que compró con lo que hizo cuandoestaba allá en la tierra. El que mucho hizo por Jesús, mejor puesto tiene. Si hizomenos, tienen un puesto más atrás. Toda esa gente que se encuentra allá atrás…,atrás…, (me señalaba con el brazo) es gente que hizo lo suficiente por salvarse, perono mucho como para un buen puesto, aunque aquí todo es bueno, delicioso. Ellos sontodos felices, tienen mucho gozo, pero mientras más cerca del escenario, más felicidad.

- ¿Y yo dónde me voy a sentar? Le pregunté.- No te apures, tranquilo que ahorita, más tardecito vendrán los encargados y te

colocarán en el puesto que conseguiste con lo que hiciste cuando estabas allá en latierra.

Recuerdo que yo tenía un boleto de color amarillo. Estábamos en estaconversación, cuando anuncian por los parlantes:“Todos de pie, para recibir la llegada de su majestad el Padre Dios, creador del cielo y

tierra, de todo lo visible y lo invisible, a quien se rinde gloria, honra, honor, poder,riqueza, crédito, bendición, sabiduría y acción de gracias”.

En este momento comienzan a salir, por una puerta grande y hermosísima hechade madera de acacia muy perfumada, con su marco adornado de mármoles dediferentes colores y con diferentes diseños, que se encontraba al lado derecho

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del escenario, una cantidad de ángeles grandes vestidos con telas como de oro,con pelo largo ensortijado y algunos con pelo más corto. Todos miraban haciaatrás haciendo venias y reverencias. Unos tenían las manos cruzadas contra elpecho; otros juntas las palmas de las manos; otros con incensarios de oro dedonde salía un humo perfumadísimo, y salían y salían y se iban como volandopor el aire.Al fin salió un anciano encantador. Era una persona mayor, de cierta edad. Conuna cara muy sonriente, ojos azules, pelo medio ensortijado, blanco plateadomuy brillante y no muy largo. Tenía una hermosa barba canosa plateada. Llevabalas manos juntas con los dedos entrelazados, y caminaba lentamente consandalias de oro. Entre tanto la multitud del teatro y de esos enormes balcones legritaban y gritaban a todo pulmón:- Padre,... Padre,... Santo,... Santísimo,... Bendito,... Benditísimo.Entre tanto este anciano venerable miraba sonriendo a las multitudes. Movíasuavemente sus manos saludando. A donde le gritaban con más fuerza, miraba, sesonreía, se detenía y saludaba.Poco a poco subió a la silla de la derecha y se sentó. Mientras tanto lasmultitudes seguían enardecidas en medio de gritos de alabanza, himnos y acciónde gracias. Se volvió a escuchar la voz por los parlantes y anunció:- Ahora hace su entrada el Hijo del Padre Dios. El Príncipe del cielo y de la tierra. Por

el que fueron hechos todas las cosas y sin Él nada fue hecho. Todo fue creado por Él ypara Él y sin Él nada fue creado. Él es el Alfa y la Omega. El principio y fin. Jesús elHijo de la toda Santa, la Santísima Virgen María…”. Y anunciaban mil títulos más.

Ahora sí, fue el acabose y derrumbe de gritos y alabanzas con este anuncio. Porla misma puerta del lado derecho por donde hizo su entrada el Padre, ahora hacíasu entrada el Hijo y comenzaron también a salir ángeles, haciendo gestos deadoración.Casi todos con incensarios de oro incensando hacia atrás. Al fin sale un joven deunos treinta años de edad, con un vestido rojo dorado. Pelo rubio más bien corto,como hasta el cuello y algo ensortijado y yo diría que un poco despeinado. Yaunque era blanco tenía la cara bronceada, quemada por el sol. Los ojos eranverdes. Tenía una barba rubia pero más bien muy corta y sandalias de oro en suspies.Las multitudes, especialmente los de los balcones se caían de los gritos y de losaplausos:- Gracias,… Gracias,… Bendito,… Benditísimo,… Lindo,… Lindísimo,… Hermoso,…

Hermosísimo...

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Mientras tanto, Él mostraba el pecho abriendo un poco la túnica y alzaba lasmanos. Le pregunté a mi hermana:- ¿Nena, por qué alza tanto las manos y muestra tanto el pecho? Y me dijo:- ¿Pero no te das cuenta que está mostrando sus Santas Llagas de las manos y la del

costado? Está diciendo que estamos aquí porque Él ganó con su Pasión y sus Llagas ellugar de felicidad que tenemos ahora aquí.

Las multitudes lo seguían homenajeando y donde le gritaban con más fuerza, Élmiraba y mostraba sus llagas y su pecho. Siguió caminando muy esbeltamente ysubió al trono que estaba a la derecha del Padre y se sentó. Las multitudesseguían con los gritos y las alabanzas.Volvió la voz a anunciar:- Prepárense porque hace su entrada el Dios Amor, el que procede del Padre y del Hijo.

El que inspira. El que ilumina. El que santifica.Inmediatamente fue bajando una hermosísima paloma, del techo del escenario. Lapaloma era como de concha de nácar, madre perla y brillaba hermosísima,lanzando chispas de todos colores. De todo el cuerpo salían rayos de luz. Movíamuy lindo el piquito que era rojizo y los ojitos le brillaban hermosamente. Fuebajando despacio y se posó encima del Padre y del Hijo.Mientras tanto, las multitudes cantaban unos cantos que no entendía nada ypregunté:- ¿Qué son estos cantos tan hermosos de los que no entiendo nada? Me dijo:- Son el canto en lenguas que inspira el Espíritu Santo para alabarlo a Él.Eran unos coros bellísimos y cuando se terminaban los cantos en unos balcones,comenzaban a subir la voz en otros y así se formaban los diferentes coros ymelodías. !!Qué cosa tan espectacular!! Nadie dirigía, sin embargo el unísono yla armonía era como si alguien en el aire dirigiera esos coros.Por esos enormes parlantes, volvió la voz a anunciar:- Ahora hace su entrada la Reina de cielo y tierra, la gran Madre de Dios, María

Santísima. La purísima Inmaculada Concepción. La toda Santa.Por la puerta del lado derecho, por donde habían salido el Padre y el Hijo,empezaron s salir un montón de angelitos pequeños, vestidos de azul clarodorado pero eran cantidades y cantidades que volaban en el aire. El Padre y elHijo miraban atentos a la espera de la aparición de la Reina Madre. Seguíansaliendo ángeles ya más grandes vestidos de azul dorado.En ese momento apareció esta hermosísima mujer de estatura regular, vestida conuna tela aperlada dorada. Su vestido tenía una cola muy larga que para caminar,la alzaban una cantidad de angelitos que volaban en el aire. Caminaba

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lentamente. Tenía una cabellera ondulada que le caía hasta la mitad de la espalday una corona de diamantes preciosísima que brillaba mucho al moverse muydespacio. De la cabeza le caía un velo de tul muy largo, tan largo, como larga erala cola del vestido. Calzaba unos zapatos blancos con correítas llenas dediamantes.Cuando apareció esta bendita y santísima mujer, las multitudes la saludaban a losgritos diciendo:- Bendita… Benditísima... Gloriosa… Gloriosísima… Pura… Purísima… Reina y Señora

del universo. Purísima desde siempre, Amor del Padre y del Hijo. Esposa del DivinoEspíritu. Encanto de los ángeles. Dulzura de los mártires. Felicidad de los santos. Ymil alabanzas y elogios más.

En donde le gritaban más fuerte los miraba dulcemente, se sonreía y saludabamoviendo sus manos. Seguía caminando lentamente y cuando pasó delante de laSantísima Trinidad, hizo ademán de arrodillarse y con sus manos sostuvo lacorona para que no se le cayera e inclinó la cabeza. Subió y se sentó en la sillade plata forrada en azul que estaba un poquito más abajo de las otras dos sillas.Estábamos en esta conversación, cuando se oyó una voz sonora, angelical, através de los enormes parlantes que decía:- Ahora, todos a sus puestos que va comenzar el concierto en honor de la Augusta y

Santísima Trinidad.Entonces mi hermana me dice:- Me voy, porque donde me tocó se oye muy bien y soy feliz. Si me quedo aquí contigo,

somos felices, pero en donde me tocó se oyen unas notas y unos instrumentos que nose oyen desde aquí. Así que chao, hasta luego, nos vemos después.

Se fue y me quedé mirando hacía donde iba. Se metió en medio de una fila desillas, como la quince o la veinte antes del escenario. Recuerdo que las sillas acada lado de ella estaban vacías.Comenzó el anunciado concierto. Y comenzaron a salir y a subir, de abajo delescenario, los músicos que tocaban diferentes instrumentos musicales: un montónde ángeles vestidos de telas de oro, de plata, de nácar, rojizas, azulosas. Eranrubios con ojos claros, muy altos con caras rojizas.Los instrumentos brillaban. Había trompetas, címbalos, tambores, liras, flautas,violines, violonchelos, bajos, contrabajos, platillos, castañuelas, guitarras,acordeones, y toda clase de instrumentos de percusión. ¡Qué espectáculo másimpresionante! Me llamó la atención que no había nadie dirigiendo la orquesta.Sin embargo, todos sonaban al unísono.Todo así dispuesto, la voz por los parlantes anuncia el inicio del concierto enhonor de la augusta Trinidad. Todo el mundo en silencio y los ángeles que habían

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salido de debajo del escenario, comenzaron a tocar esos instrumentos musicalesy a cantar en coro unos cantos que aquí si valdría la pena decir con san Pablo:

Ni ojo vio, ni oído oyó, ni mente humana puede imaginarlo que Dios tiene preparadopara los que lo aman: 1Cor 2,9.

¡Qué espectáculo tan emocionante! En ese momento empecé a sentir un calor enla cara, en el rostro. Me froté los ojos y vi que me encontraba en mi casa, en mihabitación. Me estaba despertando del sueño. Me di cuenta de que todo eso quehabía visto no era más que un sueño, tal como se lo había pedido al Señor. Alacostarme se me había olvidado cerrar la ventana y el calor que sentía en la caraera el sol que se estaba entrando en mi cuarto.F. CURACIÓN DE UN NIÑO HIPERACTIVO

Y AUTISTAAl principio de los años setenta, no recuerdo el año exacto, vino a verme unaseñora católica de Bogotá, Colombia, la cual estaba casada con un musulmán deIrán. Tenían un problema gravísimo y delicadísimo con un hijo autista y tambiénhiperactivo. Uno de los casos más complicados que yo he visto en toda mi vida.La manera como se veía el niño era muy impresionante: tenía en las manos unosguantes de boxeo y sus manos estaban amarradas.En los pies tenía unas botas que iban hasta más arriba de las rodillas, tambiénamarradas. En la cabeza tenía puesto un casco como el que usan losmotociclistas. La razón por la que el niño tenía extra protección era porque él sehacía daño así mismo mordiéndose y lastimándose contra las paredes.Felizmente tenían permiso de la corte de menores para ponerle esasprotecciones.Hacía unas muecas y sonidos que parecía más bien un perro bravo que unapersona. La situación era que el jovencito se mordía las manos y brazos y searrancaba su propia piel. Lo mismo hacía con los pies golpeándose contra lasparedes. Ni hablar de la cabeza que él mismo golpeaba y hería. El jovencitotambién mordía, no sólo a sus padres sino a toda persona que llegaba a la casa.Por esta situación, los padres, no podían invitar a nadie, ni sacar el joven aninguna parte. Entonces se quedaron, sin parientes, sin amigos, absolutamentesolos. Se iban enloqueciendo.Un día vinieron a visitarme para pedir una bendición para su hijo. Describir loque vi, así a primera vista, es imposible. ¡Qué cuadro tan angustioso! ¡Pobres

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papás! Me contaron todo lo que habían sufrido con su hijo. No sabían ni cómoexplicarme sus dificultades para que yo orara por ellos.Entre todo lo que hablamos, recuerdo muy bien que el papá, musulmán, me dijo:- Si mi hijo se sana, yo me vuelvo cristiano en la iglesia católica.Yo le contesté:- Si su hijo se sana o no, esto no depende de mí sino de Dios, pero con mucho gusto oro

por todos ustedes.Les explique cómo orar todos los días un ratito a las Llagas y la Sangre de Jesús,Hijo de María. Hicimos la oración. Nos despedimos. No los volví a ver más.Pasaron muchos años, como quince o más. Un día viajaba en el tren de la ciudadde Nueva York y se acercó a saludarme una señora haciéndome la pregunta detodas partes:- ¿Se acuerda de mi? La miré y respondí:- Imposible. ¿Quién es usted?Le dije y ella me recordó todo lo que acabo de describir.- Desde hace mucho tiempo pensaba llamarlo para agradecerle la curación de mi hijo,

pero por una razón u otra, pasó el tiempo y no lo hice.- ¿Cómo? ¿Se curó su hijo? De esta clase de enfermedades, no he visto a nadie curado.

No niego que Dios lo puede hacer, pero hasta ahora no he visto el primero.- Hicimos todo lo que usted nos recomendó y empezamos a ver una mejoría enorme en

nuestro hijo cada vez más y más. No nos desanimamos, al contrario, cada díarezábamos más y con más fervor y veíamos cómo nuestro hijo se iba sanando. Paraque vea lo diferencia, mírelo (me señaló con la mano un joven sentado al frente denosotros y haciendo unos movimientos un poco raros).

Entonces le dije:- Su hijo no está sanado. Lo veo retrasado mental. Me dice:- ¿Usted no se acuerda que se mordía y mordía a la gente y no podíamos salir a ninguna

parte y nadie nos podía visitar? Pues vea ahora es otra persona. Se ha calmado.Podemos salir y llevarlo sin problemas. No se muerde más, ni se golpea. Es otrapersona totalmente diferente. Hemos recobrado la paz y las amistades. Somos felices.Nuestro hijo ha recibido una sanación. Negar esto sería una grande ofensa al buenDios.

Realmente, este joven recibió la curación que Dios quería para él. No le dio laque queríamos nosotros y sus padres. La madre tenía razón. Dios había sanado aljoven con la sanación que Él sabía necesitaba el joven.G. CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Y BAUTISMO DE UN JUDÍOHabía en Nueva York un matrimonio compuesto por un judío y una mujer católica

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de Colombia. No tenían hijos y eran los dos muy piadosos y creyentes, a talpunto que él había aprendido las oraciones que hacía su esposa católica y laacompañaba a rezar las oraciones junto con ella, como por ejemplo el SantoRosario a la Virgen María. Yo diría que era el judío más católico que habíaconocido. Hasta iba a la Misa del domingo y rezaba la coronilla de la DivinaMisericordia de las tres de la tarde.Un día le pregunté:- Luis, ¿no le molesta rezar las oraciones de la iglesia católica?- No, en absoluto. Me siento muy bien rezando lo de ustedes y yendo a la Misa. Me

gustan los cantos especialmente cuando son de la Renovación Carismática.Luis, era un hombre de una salud muy pobre y siempre vivía quejándose de todo.Varias veces fue internado en el hospital por problemas cardiacos.Se agravó de muerte y estuvo varios días en cuidados intensivos. Cuando nohabía esperanzas de nada, inconsciente en estado de coma, la esposa me llamó yme pidió visitar a su esposo Luis. Cuando llegué le dije a ella:- Acuérdese que el Señor Jesús le dijo a Santa Faustina que la coronilla de la Divina

Misericordia se rezara por los moribundos porque Él la tendría muy presente en esosmomentos.

Ella, muy confortada dijo.- Sí, sí, recemos.Rezamos toda la coronilla muy piadosa y sentidamente. Al terminar nos llevamosuna gran sorpresa: Luis el agonizante abrió los ojos…miró despacio a todos losque estábamos junto a él… y con voz muy quedita dice:- Soñé que me había muerto y me fui al cielo. Al llegar allá San Pedro me dijo que al

cielo no podían entrar sino los bautizados. Por lo tanto, yo no podía entrar, a menosque volviera a la tierra y hacerme bautizar.

Nos quedamos todos mudos oyendo lo que nos contaba. Yo no sabía ni quéresponder porque esto me parecía como los chistes que se hacen con San Pedro.El hecho fue que él mismo me dijo:- Padre Darío, ¿me puede bautizar?Por un instante no sabía qué responder y le dije:- Usted conoce mucho nuestra iglesia católica y sabe que para el bautismo nos pide hacer

una profesión de fe.Me respondió:- Yo creo en todo lo de la iglesia. Usted sabe muy bien que rezaba y asistía con mi esposa

a la Misa. Bautíceme.Le hice las preguntas de la profesión de fe a lo que contestó todo, claramente. Lederramé un poco de agua en la cabeza y respondió: “Amén”. Cerró los ojos. No

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habló más. Se fue quedando como dormido. Nosotros seguimos orando. Al ratitohizo un respiro profundo. Abrió los ojos grandemente y se fue con el Señor. Erancasi las tres de la tarde.H. LAS TRES DE LA TARDE,

LA HORA DE LA GRAN MISERICORDIAQuien lee el diario de Santa Faustina Kowalska, encuentra esta hermosa oración:“Falleciste Jesús, pero el manantial de la vida brotó para las almas y se abrió el océano

de la Misericordia para el mundo entero. Oh fuente de vida, insondable Misericordiade Dios, envuelve al mundo entero y viértete sobre nosotros” (11,59).

Inmediatamente, después de estas palabras, sin más explicación, Santa Faustinaescribió estas palabras del Señor:“A las tres de la tarde suplica mi Misericordia, especialmente por los que viven en

pecado; y aunque sea por un breve instante, sumérgete en mi Pasión, sobre todo en miabandono en el momento de mi agonía. Es la hora de la gran Misericordia para elmundo entero. En esta hora no negaré nada al alma que pida cualquier cosa por causade mi Pasión” (4, 59).

Después de casi cuatro meses, otra vez, sin introducción alguna, Santa Faustinaescribió las siguientes palabras del Señor:“Te recuerdo, hija mía, cada vez que oigas tocar las tres de la tarde, sumérgete entera en

mi Misericordia, adorándola y glorificándola. Suplica mi Omnipotencia para elmundo entero y especialmente para los pobres pecadores, porque en este momento fueabierta largamente a cada alma. En este momento se efectuó la Misericordia para elmundo entero. La Misericordia venció a la justicia. En esta hora puedes conseguirtodo para ti y para los otros. Procura en esta hora rezar el Vía-Crucis, si tusobligaciones no te lo impiden. Si no puedes, entra al menos por un instante en lacapilla, y adora, en el Santísimo Sacramento, mi Corazón lleno de Misericordia. Sitampoco puedes entrar en la capilla, absórbete en oración allí donde estés, aún por unmomento” (5.144-145).

También le dijo:“Yo prometo a la persona que venere esta imagen de la Misericordia, que no perecerá.Yo le prometo, ya, aquí en la tierra la victoria sobre sus enemigos, pero especialmenteal momento de la muerte. Yo, el Señor, la protegeré como a mi propia gloria. Estosrayos de mi corazón que significan sangre y agua, protegen a las almas de la ira de miPadre…Feliz el que viva bajo su sombra, pues la mano de la justicia de Dios, no lealcanzará. A las almas que propaguen mi Misericordia yo los protegeré durante todasu vida, como una madre protege a su niño, y en la hora de la muerte, no seré paraellos juez sino Redentor.Dí a la humanidad que sufre que se refugie en mi Misericordioso Corazón y yo lesdaré la paz. Yo preservaré las ciudades y las casas en donde se encuentre estaimagen”.

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I. LA MISERICORDIA DE DIOS ES COMO UN PERRO

En uno de mis viajes a la república de Bolivia, el sacerdote que me habíainvitado me dijo que fuéramos a mirar desde la parte más alta de la ciudad de ElAlto, para contemplar la majestuosidad del panorama que desde allá se tienehacia la ciudad de la Paz.Cuando llegamos había en ese lugar muchísima basura con ratas, moscas yanimales que caminaban por todas partes. Mientras contemplábamos lahermosura del panorama, se acercó una indígena vestida como lo usan laspersonas del lugar: vestidos de colores muy vivos, una falda muy amplia, con unsombrerito negro pequeñito en la cabeza. Llevaba un bebé atado a su espalda.Entonces me preguntó:- Padre Darío, ¿Cómo es el amor de Dios?- El amor de Dios es inmenso, grande, ancho, alto, profundo.Le respondí así, acordándome de una canción que así describe el amor de Dios.La indígena me respondió:- No. El amor de Dios se parece al amor de un perro.Y señalándome la basura, en donde se encontraba un perro que estaba buscandoalgo para comer entre la inmundicia y se veía el gusto con que el perro limpiabaun hueso que se había encontrado, me dijo:- Usted no se atreva ni acercarse a ese animal, mucho menos a quitarle el hueso porque

lo defendería como a su tesoro más valioso y más grande. Fíjese que ese perro estálimpiando el hueso lleno de mierda (palabras textuales de la indígena). Padre, así es elamor de Dios. A todos Dios nos ha sacado de un basurero, nos ha limpiado con laSangre de su Hijo Jesús de todos nuestros pecados, nos ha dado lleno de amor, laefusión del Espíritu Santo y nos ha sentado entre los príncipes de su pueblo .

Cuando la indígena me dijo esto, me acordé del salmo que dice:Él levanta del polvo al desvalido, del estiércol hace subir al pobre, para sentarlo conlos príncipes, con los príncipes de su pueblo: Sal 113(112),7-8.

Una idea semejante se encuentra en 1Sam 2,8.Me quedé sorprendido con la explicación tan sencilla que me dio esta mujeracerca de lo que ella experimentaba cómo podría ser el amor misericordioso deDios. Los pequeños de este mundo tienen una sabiduría y un sentimiento de Diosmás vivo y verdadero de lo que podrían explicar los sabios y los grandesteólogos de la Iglesia.J. VECINA QUE ME ODIABA

Y ME DENUNCIÓ A LA POLICÍAEnseguida de mi casa, en Nueva York, vivía una pareja de jóvenes esposos,

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ambos de Irlanda, por lo tanto católicos. Con ellos vivía la madre de la esposa,anciana muy amable y muy católica y sufría muchísimo por la manera como latrataban, especialmente por los argumentos verbales de su propia hija.Era una pareja, que más que pareja, yo llamaría dispareja. Ambos eranalcohólicos. Cuando peleaban, cosa que era casi diario, se insultaban conpalabras de grueso calibre. Todo el vecindario oía y se enteraba del problema deese día. Eran terriblemente racistas y con un odio espantoso a todos losinmigrantes, de manera especial a los hispanos procedentes de América Latina.Por lo tanto, me odiaban de muerte a mí mismo. Cuando pasaba por delante de lacasa, la esposa hacía parecer como si estuvieran saliendo para depositar labasura en la acera, pero en realidad lo que hacía era tirarme la basura por detrásal pasar por su casa. Era una situación desesperante todos los días. El esposo erapolicía.Un día tocaron la puerta y cuando salí, era la policía que me buscaba parallevarme preso a la corte criminal, acusado de asalto ¡Qué sorpresa! Mi veciname había denunciado porque yo había intentado tal cosa con ella. Como elesposo era policía sabía muy bien cómo denunciarme, y programó muy bien todo.Lo que a ellos se les olvidó fue lo de San Pablo a los romanos:

Si Dios está con nosotros,¿Quién puede estar contra nosotros?: Rom 8,31.

La policía me esposó las manos y me llevaron preso. Pueden imaginarse elespectáculo: yo vestido de sacerdote, con las manos esposadas como un criminaly ladrón. Al verme entrar la gente hizo un murmullo, como de admiración. Meimagino los comentarios…Poco después, el juez llamó el caso, y mencionó mi nombre y el de ella.Comenzó el juicio.- Señora NN. ¿De qué acusa usted al Reverendo?- A él concretamente no, más bien a su gente.- ¿Cómo? Responde admirado el juez.- Mucha gente busca a este hombre y me tocan la puerta creyendo que es su casa y esto

me molesta.- Entonces acuse a la gente que la molesta, no a él. Usted en la acusación dice algo

diferente, que él la asaltó.Responde la señora:- Cada vez que la gente viene a mi casa es como un asalto, no tengo tranquilidad. Esto

es desesperante, y él es el culpable.- Señora, las acusaciones se hacen a personas concretas y exactas. No a otras por

cercanas que estén. Usted ha causado al Reverendo una incomodidad y una injusticia.

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Por lo tanto, usted Reverendo puede acusarla a ella de falsedad, difamación ycalumnia y usted pasa de acusado a acusador.

- No, Señor Juez, yo no tengo nada contra ella. Yo soy cristiano y tengo que perdonar alos enemigos.

El juez, haciendo un gesto de sorprendido, dice:- Reverendo, tal vez para solucionar un poco el problema, le pediría que pusiera en su

casa un aviso para que lo identifiquen, ¿Tendría alguna dificultad en hacerlo.- No, Señor Juez, con mucho gusto lo haré.La señora salió por una puerta y yo por otra. Pero me comenzó en el corazón unodio terrible por ella pensando en la vergüenza que me hizo pasar. No dormíatratando de ver la manera de vengarme. A veces se me ocurría desinflar lasruedas de su automóvil, pero me daba miedo que me pudiera ver, ya que vivíajunto a su casa. Otras veces, pensaba en incendiarle la casa, pero sentía el mismomiedo de poder ser descubierto. En fin, luchaba por encontrar algo. Un día meacordé de los pasos para el perdón que dice Jesús en San Lucas:

Amen a sus enemigos,hagan bien a los que los odian,bendigan a los que los maldicen,oren por los que los insultan: Lc 6,27.

Entonces empecé a rezar por ella cada vez que me acordaba:- Señor, bendícela más que a mí.Al mismo tiempo tomé la decisión de bendecirla cada vez que entraba y salía demi casa. Empecé a sentirme mejor del odio y deseo de venganza. Así oré porcatorce años. Un día, tocaron la puerta. Abrí y me llevé la gran sorpresa. Era laseñora con una cara más bien sonriente y amable. En sus manos tenía un paquetearreglado a manera de regalo, con papel y cinta; muy linda la presentación.La señora me dice:- Padre Darío, vengo a pedirle perdón por lo que le hice. Desde entonces, he perdido la

paz y el remordimiento no me deja tranquila. ¿Me perdona?- No se preocupe, señora, que desde hace catorce años que la perdoné y oro por usted.- Me voy a vivir a California, y no me quería ir sin recibir su perdón y su bendición.

Aquí le traigo un regalito.Era un hermoso florero de cristal para mi casa. La bendije, le di la mano y se fuepara California. A mí se me desapareció el odio y recobré la paz.K. RELOJ Y BIBLIA PERDIDOS

Y TRAÍDOS POR EL ÁNGEL DE LA GUARDASe cuenta en la vida de Santa Gema Galgani que era muy devota de su ángel de laguarda y que Dios le había concedido gozar de su visión física y real, de tal

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modo que conversaba con su Ángel como dos amigos: cara a cara. Él le llevabalas cartas que Gema escribía a varias personas y en un momento aparecían en ellugar de destino.Un día Santa Gema se lamentaba con su Ángel de la Guarda de las dificultadesque tenía con el obispo de Luca, debido a que la trataba un poco mal y no lecreía sus experiencias con él. Creía que eran cosas de una persona que no seencontraba bien de sus facultades mentales.Dios puso a prueba las virtudes de Santa Gema por medio del Ángel de laGuarda y un día cuando se quejaba de los sufrimientos con su obispo y pastor, elángel le dijo:- Gema, no le hagas mucho caso y no le pongas atención a él porque ya está muy viejo y

muy chocho.Dice la historia, que Santa Gema, profundamente enojada, escupió tres veces enla cara a su ángel, el cual esquivó las escupidas que cayeron al piso, y en eselugar brotaron tres hermosos lirios.El ángel le dijo a Gema:- Gema, hoy Dios ha puesto a prueba tus virtudes especialmente la de la obediencia. Hoy

Dios está complacido contigo.Con este acontecimiento de Santa Gema, se puede ver claramente que la virtudque Dios, tal vez alaba más, es la obediencia; muy probablemente porque lasotras virtudes, pobreza y castidad, somos nosotros mismos quienes lascontrolamos si queremos, pero la obediencia nos la controla otra persona quequizá no nos gusta, no nos agrada y sin embargo por amor a Dios nos sometemos.Aquí es donde está la virtud.L. HISTORIA DEL RELOJHace muchos años, durante una Navidad, me encontraba en una calle muypopulosa de Nueva York, y estaba llamando por un teléfono público a misecretaria para decirle que dentro de una media hora pasaría a recogerla. Yollevaba un reloj heredado de mi padre que para mí tenía un gran valor afectivo,no material. El reloj en vez de tenerlo puesto en la muñeca del brazo, lo tenía enla mano jugando con él, mientras hablaba por teléfono.En cierto momento lo deposité en una pequeña mesita, debajo del teléfono.Mientras conversaba, me venía a la mente esta idea:- Recoge el reloj porque lo vas a dejar ahí y se te va a olvidar.Seguía hablando… y seguía la idea en la mente insistiendo:- Lo vas a olvidar… recógelo.Así pasó la conversación, colgué el teléfono y me olvidé de recoger el reloj.

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Cuando me di cuenta, estaba muy lejos y había pasado una media hora. Elteléfono estaba en un lugar público y la calle llena de gente haciendo compras.Era la época Navideña, 22 de diciembre. Resultaba inútil volver a buscarlo.Cuando llegué a la casa, muy triste, conté lo ocurrido. Un amigo mío de nombreTony, muy devoto del Ángel de la Guarda me dijo:- Ese reloj lo va a traer el Ángel de la Guarda.- Tony, Dios le bendiga su fe, pero el reloj no se encontrará.- Verá que lo traerá el Ángel de la Guarda.Me sonreí y no le puse atención a sus palabras. El reloj tenía un hermoso estuchecon la manilla que forma la mano y donde se pone cuando no se usa. Comoestaba seguro de que el reloj no se encontraría, saqué la manilla del estuche, latiré a la basura y le dije a Tony:- Este estuche puede servir para conservar cositas útiles y de valor.El estuche quedó totalmente vacío. Gracias a Dios que yo mismo hice esto detirar la manilla a la basura. Tony se puso a rezar para que apareciera el reloj.El día de Navidad, 25 de diciembre, fuimos invitados a cenar en la casa de unosamigos. Nos vestimos muy bien para ir a la invitación. Tony se puso cuanto teníade elegante. En cierto momento oigo un grito de Tony, desde su alcoba que decía:- El reloj… el reloj… el reloj… ¿No le dije que lo traería el ángel de la guarda?Efectivamente, el reloj estaba en el estuche puesto en la manilla como lo hacíade costumbre. Lo curioso fue que apareció hasta la manilla que yo mismo habíatirado a la basura el 22 de diciembre, cuando lo dejé olvidado en media calle.Realmente, no queda duda, el Ángel de la Guarda de Tony trajo el reloj.M. HISTORIA DE LA BIBLIAEl 25 de septiembre de 2011 tenía que predicar en Zaragoza, España, la PrimeraMisa de un gran amigo mío, el padre Eduardo Gómez. Me llevé la Biblia para lapredicación y la dejé olvidada en la sacristía de la Basílica de la Virgen delPilar, porque al fin ni prediqué y no la necesité. Después de buscarla por todaspartes sin éxito, comencé a dudar que tal vez no la habría llevado a España, loque era imposible por los detalles siguientes que valen la pena mencionar.Del lugar donde me alojé a la Basílica, le pedí a la señora que me hospedaba elfavor de llevarla en la mano. Después le pregunté si verdaderamente ella lahabía llevado a lo que me respondió que la había colocado en la mesa de lasacristía. Luego, la Biblia sí la llevé a España.Al Padre Eduardo le pregunté si él había visto mi Biblia y me respondió queestaba en la sacristía de la Basílica y que él la había colocado y empujado haciael extremo de la mesa. Este detalle es muy importante para reconfirmar que sí

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llevé la Biblia a España.Hice mil averiguaciones, preguntas, búsquedas, pero todo fue inútil paraencontrar la Biblia.Esta Biblia era muy importante para mí porque estaba muy subrayada, con notas,muy trabajada durante muchos años.Llegué a Nueva York el lunes 10 de octubre, triste pensando toda la falta que meiba a hacer esa Biblia para mi predicación y todo el trabajo que me esperabavolviendo a trabajar, subrayar, anotar, etc. Para usar una nueva en mispredicaciones. Tony me dijo:- Padre Darío, no se preocupe porque el Ángel de la Guarda se la va a traer. No le

respondí nada, acordándome del reloj.El martes 11 de octubre yo tenía que ir a predicar a una parroquia de mivecindario, y al empacar las cosas que teníamos que llevar, especialmente mislibros, Tony, el devoto del Ángel de la Guarda pegó un grito enorme:- ¡La Biblia, la Biblia!Realmente, la Biblia estaba entre mis libros. ¿Cómo pudo llegar desde España?¿Quién la trajo? ¿De qué manera llegó? No queda duda, el Ángel de la Guarda latrajo desde España. Casi no me atrevía a tocarla pensando quién la habríatocado. ¿Quién la pudo haber acomodado entre mis libros? Así responde Dios aldon de la fe.N. UNA NUBE TAPÓ EL SOL,

SE DETUVO LA LLUVIALos libros santos del Antiguo Testamento narran varias veces cómo Diosbendecía a su pueblo dándoles una nube de día para protegerlos del solcalcinante del desierto y de noche les enviaba una columna de fuego para que losiluminara.Este mismo fenómeno lo hemos visto ahora en nuestros días. Esto ha ocurridovarias veces, pero tal vez el fenómeno más hermoso fue ver cómo al sol locubría una nube en la ciudad de Formosa, Argentina, hacia el año de 1980.En esaregión el calor es tan terrible, que es imposible describirlo. Me habían dicho queel encuentro en el estadio debería comenzar a las 6 A.M. y terminar a las 9 A.M.Después, por la noche sería la otra parte debido a que el calor era irresistible.Que el estadio abriría las puertas a las 5 A.M. para entrar. Esto se me hacía muyraro.Entonces les dije;- A las cinco de la mañana no viene ni el mismo Espíritu Santo.Dijeron:

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- Verá cómo se va a llenar el estadio a esa hora.- Veremos.Realmente a esa hora las filas para entrar eran larguísimas.Todo comenzó como se había programado. Hacia las ocho y media ya el calorera terrible, insoportable. Me acordé de los israelitas; acerca de la nube y le dijea todo el estadio:- Pidamos al Buen Padre Dios que por su Hijo Jesús nos envíe una nube, como en la

antigüedad lo hizo con su pueblo.Todo el mundo aplaudió, en señal de asentimiento. Levantamos las manos haciael cielo:- Padre por las llagas y sangre de tu muy amado Hijo Jesús, envíanos una nube para

tapar el sol. Sólo queremos estar aquí para alabarte y bendecirte. Y si no lo haces,igualmente seguimos creyendo en Ti (Aplausos).

Después de un ratito, comenzamos a sentir un vientecito muy agradable y detrásdel vientecito, unas ligeras y pequeñas nubecitas traídas por el viento. Se fueronjuntando y casi sin darnos cuenta se formó una nube que cubrió todo el sol, deuna manera tan hermosa que era preciosísimo el espectáculo de ver lo rayos delsol que salían por los lados y por encima de la nube.A cada momento yo aprovechaba para evangelizar haciendo mirar a la nube ymostrando la delicadeza del Buen Dios que nos había escuchado. La multitudrespondía:- ¡Alabado, Alabado, Bendito, Bendito!Hubo varios momentos en que parecía moverse la nube y trataba de aparecer elcalcinante sol, entonces yo decía:- ¡Manos arriba, todos orando para que no se vaya la nube!Y la nube se detenía y tapaba el sol. Era algo de cielo en la tierra, ver a Diosrespondiendo a los ruegos del pueblo. Aún ahora, después de tantos años,recuerdan esa bendición.Otro acontecimiento, bellísimo, ha sido el de ver detenerse la lluvia. Esto es muyfrecuente, pero la bendición más hermosa de este fenómeno fue hace muchosaños en la ciudad de Quilmas, Argentina. El huracán de agua que se venía eraincreíble. Parecía que el viento traía la lluvia a la velocidad de la luz.En esa oportunidad, recordé la respuesta de Daniel al rey Nabucodonosor alnegarse a adorar la estatua de oro (Ver el relato completo en el libro del profetaDaniel 3,1-23):

Sabe, oh Rey, que nosotros no adoraremos la estatua de oro tuya, porque nuestro Dioses capaz de librarnos del horno encendido con que nos amenazas, y sabemos que lohará, y aunque no lo haga, nosotros seguiremos creyendo en nuestro Dios.

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Esta valentía de Daniel, me dio fuerza para decir al pueblo:- Manos al cielo a nuestro Buen Dios. Padre, por las Llagas y Sangre de tu Santo Hijo

Jesús retira el agua para que podamos estar tranquilos en este estadio hasta quetermine la Evangelización. Sabemos que tú lo puedes hacer, y aunque no lo hagasseguimos creyendo en ti.

¡Oh, Dios mío! Qué espectáculo tan increíble. El agua se detuvo alrededor detodo el estadio. Se veía cómo caían cataratas de agua a nuestro alrededor.Sentíamos hasta el vapor del agua, la humedad, pero a nosotros ni una gota deagua nos mojó. Aún más, en cierto momento, se abrió el cielo en toda la mitaddel estadio y apareció un rayo de luz del sol, iluminando a todos y resaltando laoscuridad de afuera por el agua.Esta gracia de detener el agua es bastante común. En la ciudad de Planeta Rica,Colombia ocurrió algo parecido. En la ciudad de Querétaro, México, veíamoshasta correr las nubes y con la presencia de un sol muy suave de invierno se nossecó lo poco que nos habíamos mojado cuando comenzó a llover. En Managua,Nicaragua, nos encontrábamos en la explanada al frente de la nueva catedral, enun día muy lluvioso. Yo dudé y pensé que era una tontería orar, pero lashermanitas de la Madre Teresa de Calcuta insistieron en que oráramos y ensegundos teníamos un hermoso día.O. ÉXITO POR DIEZMODios en muchas partes de su Palabra, la Biblia, habla de la ofrenda que debemosdarle de nuestro trabajo: el diez por ciento. De aquí la palabra diezmo, odiezmar.El texto más claro es el profeta Malaquías que dice:

¿Puede un hombre defraudar a Dios?¡Pues ustedes me han defraudado a mí!Y aún dicen: ¿En qué te hemos defraudado?En el diezmo y en la ofrenda.De maldición están malditos,porque me defraudan a mí ustedes,la nación entera.Lleven el diezmo íntegro al tesoro del templo, para que haya alimento en mi casa;y pónganme a prueba dice Yahvéa ver si no les abro las esclusas del cieloy no vacío sobre ustedes las bendicioneshasta que no quede nada en mis graneros: Ml 3,8-10.

De este texto, la pregunta que tenemos que hacernos es:- ¿Realmente, esta promesa que Dios nos hace, la cumple?

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Son muchas las personas que cuentan que han sido bendecidas por el Señor aldar el diezmo. Relatan cosas increíbles y hasta graciosas.En Argentina hay una persona que se había declarado cinco veces en bancarrotay estaba llena de deudas, y me oía hablar mucho del diezmo. Comenzó a darpoco a poco y cada vez más. No daba el diezmo completo, porque al no estaracostumbrado a hacerlo, le daba miedo que Dios no cumpliera lo prometido.Empezó a darse cuenta de que le iba siempre mejor en sus negocios. Entoncesdaba cada vez un poco más, hasta que lo dio todo completo. Pagó todas lasdeudas y siguieron creciendo los negocios. Antes no le alcanzaba para vivir consu trabajo. Ahora se daba cuenta de que le sobraba y aumentaba.Le empezó a llevar los diezmos al obispo del lugar y el mismo obispo fue elprimer sorprendido con los diezmos. Cuenta que Dios no sólo le devuelve contanta abundancia sino que el mismo Dios le inspira lo que debe comprar paravender. Es algo sorprendente.Ahora esta persona habla y recomienda dar el diezmo. En este momento tienevarios empleados en sus negocios. Entre ellos hay una pareja en la que el esposoes judío y la esposa es católica. Empezaron a dar el diezmo al oír todo lo quedecía el dueño del lugar y se dieron cuenta de que ellos estaban vendiendomucha mercancía y en muy poco tiempo. Esta pareja, va por los pueblos con unacamioneta llena de ropa.Los hijos de esta católica y de este judío, no son católicos, los criaron en lareligión judía y admirados con lo que sucedía a sus padres empezaron a hacer lomismo: a dar el diezmo. Son personas muy jóvenes, por lo tanto hablan y seexpresan con lenguaje de jóvenes y están compartiendo este tema del diezmo consus amigos de la misma edad, pero con palabras de ellos y al estilo de ellos:- ¡Boludo, esto funciona. Esto funciona, Boludo!De este testimonio se pueden sacar conclusiones y enseñanzas:• La ofrenda para el Señor no es lo que queramos. Es muy claro Dios: el diez

por ciento del trabajo.• Hay que dejar saber a los demás las bendiciones recibidas para que otros se

muevan a hacer lo mismo.• Con el diezmo se ayuda a otros hermanos necesitados.• El diezmo es para la iglesia de Dios. No es para el ministro.•

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V APRENDER

DE LAS CRIATURASA. PÉRDIDA Y ENCUENTRO DE LUCASYo soy un enamorado de las mascotas, pero en especial de los perros. Tengoconmigo un perrito de raza Jack Russell que cuando tenía seis meses se extravióde la casa. Eran las seis y media de la mañana. En esa oportunidad meencontraba predicando en Florencia, Italia,. El tema del retiro era el desapego yhabía contado que tenía un perrito y estaba muy apegado a él. Que me daría muyduro si moría o se perdía. Ese mismo día recibí la noticia:- Lucas se ha extraviado desde esta mañana.Una terrible sensación me inundó con una tremenda tristeza.En las meditaciones de la tarde, conté lo ocurrido y compartí lo que somos losseres humanos. Lloramos, nos afligimos por la pérdida de cosas, personas,animales, etc. pero si perdemos a Dios por el pecado, eso no nos aflige ni noshace llorar. Vivimos en estado de pecado durante años y esto no nos preocupa nilo más mínimo, sabiendo que un día nos vamos a morir y nos vamos a encontrarcon el Señor.En unas apariciones de Jesús a la Sierva de Dios, Sor Josefa Menéndez, selamentó diciéndole:- No es el pecado lo que más me ofende, sino el estado de pecado en que permanece la

humanidad, después de pecar, en vez de correr a refugiarse en mi misericordia (Unllamamiento al Amor. Agosto 23 de 1939).

Durante el día se pusieron volantes por el vecindario tratando de encontrar aLucas. Hacia el medio día una persona nos informó que otro volante anunciaba elhallazgo de un perro Jack Russell. De mi casa llamaron y efectivamente un jovenlo encontró tratando de pasar una calle con mucho tráfico en Nueva York. Dijoque lo tenía en la casa y que lo traería él mismo por la tarde.Ese día por la noche estaba celebrando la Eucaristía y como cosa rara le pedíaal Señor, no que apareciera Lucas, sino que la persona que lo tuviera, lo quisieray consintiera como yo. Que el animalito no sufriera. Estaba profundamentepenetrado en la oración, cuando de repente me vi en Nueva York, delante de micasa, afuera en la acera y vi a lo lejos que venía un muchacho y traía un perritoblanco, cogido de un cinturón.El joven vestía una camisa blanca y un pantalón beige. A medida que se

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acercaba, vi que el perrito era Lucas y vi cuando subió las escaleras de laentrada de mi casa. En ese momento volví en mí y oí los cantos de la comunión.Me iba a poner de pie y gritar:- ¡É apparso Luca! (Ha aparecido Lucas).Pero me controlé pensando que la gente diría que estaba loco por la tristeza.Eran las once y cincuenta de la noche en Italia. Me comenzó una ansiedad porterminar la Misa... Salí corriendo. Fui al hotel y llamé y la sorpresa fue:- ¡Apareció Lucas!. ¿Cómo?- Sí, lo trajo un joven que lo encontró.- ¿Cómo estaba vestido el muchacho?- Una camisa blanca y un pantalón beige.- ¿A qué horas sucedió la entrega de Lucas?- Un poco antes de las seis de la tarde.- No… No puede ser…Lo que estaba sucediendo en Nueva York a la misma hora, con todos los mismosdetalles lo estaba viendo yo desde Florencia, Italia.Con el pasar de los años, pienso yo, que lo ocurrido con la pérdida y hallazgo demi perrito Lucas, veo la delicadeza del Buen Dios al darme la alegría de ver suregreso a tantos miles de kilómetros de distancia. Así es el Buen Dios para quienno hay tiempo ni distancia.B. ORACIÓN DEL PERRO POR SU AMO

Padre Santo, Señor de la creación, haz que el hombre, mi amo, sea fiel a susobligaciones contigo, con el prójimo y consigo mismo, como yo, que soy fiel a miobligación de cuidarlo y protegerlo.Haz que sea afectuoso con su familia y con sus amigos, como yo, que no hago más quedarle amor y tranquilidad con mi vida.Haz que honestamente proteja los bienes que le has encomendado, como yo, quevalientemente defiendo sus cosas y su casa aún a costa de mi propia vida.Haz que comprenda que la amistad y los amigos son uno de los regalos más hermososque le has dado, como yo, que no tengo mejor amigo que él.Dale Señor una sonrisa amable y espontánea, como yo, que muevo mi colita lleno dealegría para saludarlo cuando llega.Te pido, Señor, que sea rápido en agradecer y perdonar, como yo, que le lamo sumano aún cuando me ha castigado.Te pido, Señor que le concedas una paciencia infinita ante las pruebas, como la mía,que espero su regreso horas y horas sin quejarme jamás.Dale, Señor, a mi amo una capacidad de servicio al prójimo, como yo, que estoydispuesto a sacrificarlo todo por él y por los otros, desde la comodidad hasta la

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muerte.Señor, dale una fe tan grande e inquebrantable en Ti, como yo, que no tengo la másmínima duda de que no me dejará ni abandonará jamás.Padre Santo concédele una obediencia a Ti y tus mandamientos, como yo, que conuna sola mirada entiendo lo que me ordena e inmediatamente le obedezco.Concédele, Señor, mi juventud de corazón y mi alegría de pensamiento.Padre Santo, que así como yo soy un verdadero perro siguiendo mi propia naturaleza,según tú me has creado, así mi amo, sea siempre una verdadera persona cristiana,justa y honesta hasta que llegue a Ti.

C. AUTOBIOGRAFÍA Y REFLEXIONES DE UN PERROSemana 1Hoy cumplí una semana de nacido, qué alegría haber llegado a este mundo.Mes 1Mi mamá me cuida muy bien. Es una mamá ejemplar.Mes 2Hoy me separaron de mi mamá. Ella estaba muy inquita. Con sus ojos me dijo adiós,esperando que mi nueva familia humana me cuidara tan bien como ella lo había hecho.Mes 4He crecido rápido. Todo me llama la atención. Hay varios niños en la casa que parami son como “hermanitos”.Somos muy inquietos, ellos me jalan la cola y yo les muerdo jugando.Mes 5Hoy me regañaron. Mi mamá se molestó porque me hice “pipí” adentro de la casa,pero nunca me habían dicho dónde debo hacerlo. Además, duermo en la alcoba y ya nome aguantaba más.Mes 6Soy un perro feliz. Tengo el calor de un hogar. Me siento tan seguro, tan protegido.Creo que mi familia humana me quiere y me consiente mucho. Cuando estáncomiendo me convidan. El patio es para mí solito y me doy vueltas escarbando comomis antepasados los lobos cuando esconden la comida.Mes 12Hoy cumplí un año. Soy un perro adulto. Mis amos dicen que crecí más de lo queellos pensaban. Qué orgullosos se deben sentir de mí.Mes 13Qué mal me sentí hoy. “Mi hermanito” me quitó la pelota. Yo nunca agarro susjuguetes. Así que se la quité. Pero mis mandíbulas se han hecho muy fuertes y lolastimé sin querer. Después del susto, me encadenaron casi sin poder moverme. Dicenque van a tenerme en observación y que soy un ingrato. No entiendo nada de lo quepasa.

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Mes 15Ya nada es igual….vivo en la azotea. Me siento muy sólo, mi familia ya no me quierecomo me quería al principio. A veces se les olvida que tengo hambre y sed. Cuandollueve no tengo techo que me cobije.Mes 16Hoy me bajaron de la azotea. De seguro mi familia me perdonó y me puse tancontento que daba saltos de gusto y mi colita se movía como una bandera. Encima deeso, me van a llevar con ellos de paseo. Nos enfilamos hacia la carretera y de repentese pararon. Abrieron la puerta y yo me bajé feliz creyendo que haríamos nuestro “díade campo”. No comprendo por qué cerraron la puerta y se fueron. “Oigan, esperen…Se están olvidando de mí”. Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas. Mi angustiacrecía al darme cuenta, que casi me desvanecía y ellos no se detenían: Me habíanolvidado.Mes 17He tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa. Me siento y estoy perdido.En mi sendero hay gente de buen corazón que me ve con tristeza y me da algo decomer. Yo les agradezco con mi mirada y desde el fondo de mi alma. Yo quisiera queme adoptaran y sería leal como ninguno. Pero sólo dicen: “pobre perrito”, se ha dehaber perdido.Mes 18El otro día pasé por una escuela y vi a muchos niños y jóvenes como mis“hermanitos”. Me acerqué y un grupo de ellos, riéndose me lanzó una lluvia depiedras - “A ver quien tenía mejor puntería”. Una de esas piedras me lastimó el ojo ydesde entonces no veo con él.Mes 19Parece mentira, cuando estaba más bonito se compadecían más de mi. Ya estoy muyflaco; mi aspecto ha cambiado.Perdí mi ojo y la gente más bien me saca a escobazos cuando pretendo echarme en unapequeña sombra.Mes 20Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar la calle por donde pasan losautomóviles, uno me arrolló. Según yo estaba en un lugar seguro llamado “cuneta”pero nunca olvidaré la mirada de satisfacción del conductor, que hasta se ladeó paraatropellarme. Ojalá me hubiera matado, pero sólo me dislocó la cadera. El dolor esterrible, mis patas traseras no me responden y con dificultades me arrastré hacia unpoco de hierba a la ladera del camino.Mes 21Tengo 10 días bajo el sol, la lluvia el frío, sin comer. Ya no me puedo mover. El dolores insoportable. Me siento muy mal, me quedé en un lugar húmedo y parece que hastami pelo se está cayendo. Algunas personas pasan y ni me ven; otras dicen: “No te

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acerques”. Ya casi estoy inconsciente; pero alguna fuerza extraña me hizo abrir losojos. La dulzura de su voz me hizo reaccionar: “Pobre perrito, mira como te handejado”, decía… junto a ella vi un señor de bata blanca, empezó a tocarme y dijo: “losiento señora, pero este perro ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir.” A lagentil dama se le salieron las lágrimas y asintió. Como pude, moví mi colita y la miréagradeciéndole me ayudara a descansar.Sólo sentí el chuzón de la inyección y me dormí para siempre pensando en por quétuve que nacer si nadie me quería.

D. MI REFLEXIÓN FINAL COMO PERROLa solución no es echar un perro a la calle sino educarlo.No convierta en problema una grata compañía como somos los perros.Ayude a tomar conciencia y aprenda a conocer lo que es la creación de losanimales.Que esta triste historia mía le ayude a vivir y a aceptar a todos sus parientescomo son, para que después de la muerte de ellos no le queden remordimientos.E. MUERTE DE MI PERRITO LUCASDesde hace un año empezó a deteriorarse su salud debido a la avanzada edad.Tenía artrosis y cojeaba al caminar. Últimamente los pulmones se le llenaron deagua y el corazón se le agrandó dos veces más de lo normal; tenía dificultad paraorinar porque la próstata se le había agrandado enormemente; y se le formó untumor en el intestino tan grande casi como una bola de beisbol. El miércoles 1 deagosto lo vi muy mal, ya no tenía la colita levantada, sino caída apretando surabito. El jueves 2 de agosto se hinchó y el veterinario dijo que comenzaba asufrir. Ese mismo día por la tarde murió.Escribirles lo que siento es muy difícil. No puedo negar que he llorado mucho.Nunca me imaginé que iba a sentir tanto su ausencia.Ahora viene la parte hermosa que quiero compartir con ustedes.¿Cuál es la enseñanza que me dejó mi querido perrito Lucas? ¿Qué puedeenseñar un pobre perrito, un animalito que no está dotado de un alma racionalcomo la nuestra con memoria, inteligencia y voluntad?Lo que aprendí de esta criaturita Luquitas fue a dar amor. No a amar, sino a pasarel amor. Es interesante aclarar que una cosa es amar y otra cosa es dar amor,pasar el amor. De una manera u otra todos amamos, pero no damos amor, no lespasamos el amor, no se lo expresamos a los que queremos. Luquitas desde elprincipio, me di cuenta, que me expresaba el amor, a su manera,cuando me movíala colita al verme, me lamía la mano, me daba lo que yo llamaba besos. Cuandoregresaba de mis viajes de evangelización, brincaba, saltaba y corría y corría a

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mí alrededor expresando la alegría de verme. Yo me sentía muy bien con susexpresiones de afecto, aún más, me sentía feliz al ver que un animalito pudieradar tanto afecto y cariño.Empecé a hacerme esta reflexión: Si yo me siento tan feliz recibiendo tantocariño, recibiendo tanto amor, cuánta felicidad puede recibir una persona cuandoyo le doy una respuesta cariñosa, con palabras amables, o le doy una sonrisa, ole doy un afectuoso apretón de manos, o le hago una oración sentida y con fe. Yempecé a tratar de demostrar a las personas un poco más de aceptación, de amor,de comprensión, etc. a tratar de dar a los otros lo que había aprendido deLuquitas: a dar amor. Esta fue la enseñanza que me dejó una pequeña criaturairracional: DAR AMOR.Después empecé a reflexionar que tenía que dar, pasar mi pobre y pecador amoral buen Dios. Que Él sintiera mi afecto. Así fue, y ví que mis encuentros con Éleran diferentes, más hermosos, más vívidos y profundos.Pero como siempre, hay momentos que nuestra pobre humanidad no está paraencuentros muy efusivos, y un día me puse delante del Santísimo Sacramento y ledije:“Señor, hoy no tengo deseos de orar, de saludarte, de rezar la Liturgia de las Horas, de

adorarte, pero aquí estoy delante de ti, aburrido, frío, seco, desilusionado, con uncorazón de piedra, no te quiero alabar, ni bendecir, ni adorar, ni agradecer, pero aquíestoy”.

En ese momento apareció Luquitas a mi lado. Con la mano me hizo la señal deque lo subiera al sofá en donde me encontraba. Lo subí y él puso sus manitassobre mis muslos y luego recostó su cabeza. Yo me sentía encantado viendo a miperrito con esa confianza y paz descansar sobre mis piernas y empecé aacariciarlo.Entonces me vino como una idea, o un pensamiento, que era más como unaconversación con una persona que me decía:- ¿Estás muy contento viendo a Luquitas junto a ti y descansar en ti?- Sí, muy contento.- ¿Y sientes felicidad que él te busque?- Sí, mucha felicidad.- ¿Y él te habla?- No, no me habla.- Sin embargo ¿estás feliz con él?- Sí, muy feliz.- ¿Y él te mira como buscándote?- Sí, me mira mucho.

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- Darío, quiero que sepas que tú eres mi perrito, no me hables, no me digas nada, no meadores, no me alabes, pero yo soy feliz viéndote y sintiéndote junto a mí. Mi alegría esestar contigo. El sentirte que me buscas y que me quieres dar tu amor y tu cariño. Esosólo me basta. Tú eres mi perrito.

Con esta experiencia me acordé de lo que dice Enrique Vilar en su libro “Laoración de contemplación” que es un estado tranquilo a los pies del Señor. Es“ponerse en la presencia de Dios y sentir su cercanía”. Es como María, lahermana de Marta a los pies del Maestro: no habla, sólo mira y escucha (Cf. Mt10,39).

Vale la pena recordar lo que dice el obispo Balduino de Cantorbery: “Dios dice:Ponme como un sello sobre tu corazón”. Es como si dijera: “Ámame como yo te amo.Tenme en tu pensamiento, en tu recuerdo, en tu deseo, en tus suspiros, en tusgemidos y sollozos, acuérdate, hombre, qué tal te he hecho, cuán por encima te hepuesto de las demás criaturas, con qué dignidad te he ennoblecido, cómo te hecoronado de gloria y honor, cómo te he hecho un poco inferior a los ángeles, cómo hepuesto bajo tus pies todas las cosas. Acuérdate no sólo cuán grandes cosas he hechopor ti, sino también de cuán duras y humillantes cosas he sufrido por ti; y dime si noobras perversamente cuando dejas de amarme.¿Quién te ama como yo? ¿Quién te ha creado sino yo? ¿Quién te ha redimido sinoyo?

Liturgia de las Horas. Tomo 4 página 34.Comentario al escrito del P. Darío

sobre su perrito LucasAnálisis de los datos.Diagnóstico de Lucas:Edad (Lucas era bastante mayor)• Artrosis• Edema• Dilataciones Cardíacas (Corazón Grande)• Problemas de Próstata• Tumor Intestinal.• Actitud del animal• Cojera• Dificultad para orinar• Dificultad para respirar• Postura temerosa (expresa temor y sufrimiento físico)• Edema generalizado

F. DETALLES IMPORTANTES EN LA VIDA DE LUCASReconocimiento no sólo de su dueño (P. Darío) sino también de su amo (P.

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Darío). En Lucas se ve está identificación que no siempre se da en algunosanimales. En el caso concreto de Lucas se da esa identificación doble en lamisma persona. Algunos podemos comprar una mascota y eso nos convierte endueños de ella, pero es la mascota quien tiene la habilidad de elegir a su amo.No es algo que se presupone. Es algo real. Dueño y Amo pueden no ser elmismo.ComentarioSi deseamos utilizar una metáfora para simbolizar lo que es la inteligenciaemocional o la relación de ayuda podemos tomar muy bien el caso de Lucas.Darío nos dice que Lucas le enseñó a dar amor y nos refiere una serie decomportamientos (es interesante notar la constante referencia a la irracionalidadde Lucas) que le hicieron sentirse amado.Nos preguntamos ¿Por qué? ¿A qué nivel? ¿Cómo un perro (ser irracional) puedeenseñar a un ser humano (ser racional)? En Lucas encontramos una verdaderaaceptación incondicional. Quería a Darío porque era Darío, sin pre-conceptos,sin preocupaciones, sin prejuicios ni segundas intenciones. Lo quería por lo queera y punto. Nos preguntamos si ¿nosotros somos capaces de hacerlo de maneratan pura e incondicional? En ese sentido, muchas veces, los seres irracionales,“ilógicos” nos enseñan una nueva lógica y una nueva racionalidad, que es lalógica y la racionalidad del corazón, del afecto puro porque es incontaminado eincondicionado.En Lucas también podemos ver la verdadera escucha activa. Podemospreguntarnos, sin temor, ¿un perro puede entender lo que oye? ¿El ser humanopuede comprender todo lo que escucha? Lucas sabía escuchar y lo hacía como lohace un animal con todo su ser: oídos, olfato, mirada, brincando, moviendo sucolita ante la llegada de Darío.Otra enseñanza que nos deja Lucas, el animal nos enseña cómo deberíamosprestar atención a los demás.En Lucas encontramos la verdadera empatía. Sabía conectarse con lossentimientos de Darío y de dejarse tocar por ellos. No podemos dejar depreguntarnos ¿porqué algunos seres humanos tienen tanta dificultad para captar elmundo interior de su semejante?Al contrario de Lucas, muchas personas se revisten de una coraza que lascondiciona y hasta las condena a la soledad, al desencuentro, al desamor. Lucascuando está feliz se deja acariciar, cuando sufre se deja acariciar. Su paliativo esel amor de Darío.Una vez más el irracional nos enseña a estar abiertos al los otros, y sobre todo a

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la manera de amar de los otros. Lucas no condiciona a Darío a darle el amorcomo quiere él, sino como Darío sabe hacerlo. Lucas lo recibe... ¿Será por esoque casi todos los seres humanos queremos a los perros?Leyendo lo que Darío ha escrito sobre Lucas, se viene a la mente la figura de unniño a quien observábamos en un jardín.Ese niño nos enseñó tres cosas:• Que es posible demostrar, dar y recibir amor desinteresadamente porque lo

hacía con todos los que entramos en contacto con él.• Que es posible dedicar su atención exclusivamente a algo (juegos, flores,

animales, plantas, personas) son dejarse distraer por nada ni por nadie.• Que cuando uno se hace daño si está jugando, lo siente, llora y vuelve

nuevamente a jugar porque la actividad y la maravilla de la existenciahumana nos invitan a comenzar de nuevo no quedándonos en la caída sino enel levantarnos y continuar.

Lucas era un perro, criatura de Dios. Un niño es un ser humano, imagen ysemejanza de Dios. Ambos destilan, cada uno desde su condición existencial, esabondad y pureza que el Padre Dios infunde en la Creación.Quizá por eso Jesucristo nos dice que debemos ser como niños para alcanzar elReino de los Cielos porque la condición para entrar donde Él está es saberrecibir y dar Amor.Lucas fue un verdadero confrontador. Ayudó a Darío a darse cuenta de que algodebía cambiar en él mismo: su manera de darse. Su actitud, paciente ante elsufrimiento produce un feed-back práctico.Si miramos el Encuentro de Darío con el Señor se descubren muy bonitasactitudes en nuestro querido hermano.La primera la autenticidad: le dice claramente al Señor que no tiene ganas decasi nada, ni siquiera de orar... Tal vez no se ha dado cuenta de que por el hechode estar hablándole al Señor ya está orando. No obstante esa autenticidad le hacereconocer su realidad y decidir vivirla de esa manera. Muchas veces sufrimospor no aceptar nuestra realidad no nos referimos a lo que seamos sino a comonos comportamos. Darío nos muestra ¿Su tristeza? ¿Su cansancio? ¿Su dolor?A nuestro modo de ver es la realidad de alguien que está herido o quizáabatido... Hace un duelo: La pérdida de alguien a quien queremos (en este casoLucas) le hace sufrir y eso posibilita que Darío sienta la ausencia y al mismotiempo la exponga, desde el silencio, a su Amado Jesús. ¡Cuántas veces laverdadera y profunda oración no sale de nuestros labios sino de cada latido denuestro corazón!

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Junto a las palabras del Señor, viene el recuerdo de Lucas. Nos atrevemos adecir. Junto a Cristo viene Lucas brincando, moviendo la colita, siendo élmismo.Si nos prestamos atención en las actitudes del Señor descubriremos lo siguiente:• Jesús escucha a Darío y acepta las palabras de él. Le AMA.• El Señor hace una preciosa relación de ayuda: No sólo acepta las palabras

sino la situación, la realidad de Darío. Jesús sabe lo que es el sufrimiento porlas pérdidas que también Él ha sufrido en su vida terrena.

• El Señor cuando se dirige a Darío no lo hace con palabras duras. Su manerade hacer la confrontación es con Ternura. Una Ternura sin igual... unaTernura que parte del Verdadero Amor.

• Jesús sólo le pide: “Déjate Amar por Mí” y en esa expresión le está diciendo,déjate acariciar por Mí, déjame acariciarte, déjame aplacarte, déjameconsolarte, déjame serenarte, déjame jugar contigo. Déjame sanarte.Brinquemos juntos.

Estamos convencidos de que siempre estamos aprendiendo. No sólo de loslibros sino de la creación entera porque en ella está la huella del Sabio porexcelencia: Dios.

Padre Carlos Álvarez y Padre Luis Armando

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VI SANADOS

EN CUERPO Y ALMAA. LA HISTORIA DEL JOVEN MIGUELEl miércoles de ceniza del año 1986 me encontraba en Bogotá, Colombia,hablando sobre el tema del poder que tiene el sacramento del matrimonio paraorar por la curación de todos y cada uno de los miembros de la familia.Me estaba escuchando una señora que tenía un caso muy particular con un hijo denombre Miguel. Este joven había nacido con una condición de salud muy pobre.Siempre vivía enfermo. Los médicos no encontraban la causa de enfermedad,mucho menos su curación. La mamá había agotado todos los medios buscandosalud.Un día, desesperada oyó decir que había una persona que hacía curaciones.Había que llevar una rosa roja y otra blanca. Las sesiones de curación, serealizaban a media noche. El ritual consistía en hacer pasar el niño, elevándolosobre una especie de cama de velas encendidas y diciendo:- Babalú y Yemayá, te ofrezco mi hijo a tu gloria y alabanza.Esta ceremonia no era ni más ni menos que un rito de culto al Diablo. Losnombres mencionados son nombres que dan a Satanás en algunos lugares. Esaceremonia era una profanación al cuerpo del niño ya ofrecido a Dios por mediodel bautismo. No olvidemos que el Diablo es de naturaleza angélica porque élfue creado ángel y por desobediencia a Dios fue enviado al infierno. Pero siguecon su naturaleza angélica a la que Dios le dio el poder de hacer milagros ycuraciones. Por esto él engaña haciéndose pasar como alguien bueno.San Mateo dice:

Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, que harán grandes señales yprodigios,capaces de engañar, si fuera posible,a los mismos elegidos: Mt 24,24.

El libro del Apocalipsis dice:Realiza grandes señales, hasta hacer bajarante la gente fuego del cielo a la tierra:y seduce a los habitantes de la tierracon las señales que le ha sido concedido obrar:Ap 13,14.

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El efecto del ofrecimiento del niño al Diablo, fue su curación. No más problemasde enfermedades.El niño comenzó a crecer, pero al mismo tiempo mostraba un gran odio ydesprecio hacia su madre. Muchas veces le gritaba:- Te odio. Te detesto. No sé por qué, pero te odio.Pasó el tiempo. Cuando el joven Miguel cumplió dieciocho años, se fue para losEstados Unidos. Se terminaron las relaciones madre-hijo. Ella nunca volvió asaber nada de él.Ese miércoles de ceniza del 1986 la mamá me estaba escuchando. Yo explicabael poder que tienen los padres sobre los hijos cuando oran usando las “Llagas ySangre de Jesús hijo de María”.Hacia las diez de la noche de ese día, la mamá comenzó a orar pidiendo el poderde las Llagas y Sangre de Jesús sobre su hijo. No había terminado la oración,cuando sonó el teléfono. Era Miguel…- Mamá… Mamá… qué alegría oírte. No sé qué me está sucediendo en este momento,

pero siento algo muy raro en mi cuerpo, el alma, o no sé dónde, pero es algo que meimpulsa a decirte: Perdóname todo lo que te he hecho sufrir. Siento la necesidad dedecirte que te quiero y te amo y quisiera tenerte junto a mí para abrazarte yestrecharte entre mis brazos. Mamá, perdóname.

Tuve la inmensa alegría de conocer a este Miguel, de bendecirle su matrimonio ybautizarle sus hijos. Se terminaron los problemas familiares.En los esposos cristianos el don de la fe, unido al hecho de que entre laspersonas que están unidas por el vínculo de la sangre, se activan unas ondas queemanan de nuestro cuerpo y nuestra mente y son captadas por los seres queridosque están en la misma frecuencia.Para entender esto de las ondas, el mejor ejemplo es las ondas radiales: cuandose busca en el dial de un radio la frecuencia de una emisora, de inmediato seescucha lo que transmite ésta. Eso es lo que ocurre exactamente cuando seactivan las ondas familiares. Los que son de la misma sangre las perciben. Estofue, tal vez, lo que ocurrió en el caso de Miguel.B. DOS JÓVENES HOMOSEXUALESUna vez tocó a la puerta de mi casa un joven con una cara más bien triste. La vozera en tono bajo y expresándose en forma despectiva contra él mismo. Habíanacido en Nueva York, pero era de origen cubano, católico. Poco a poco meconfesó que era homosexual y que se sentía muy mal: despreciado por Dios y porla Iglesia; despreciado por la sociedad y por su familia; pero lo peor,despreciado por sí mismo porque no se aceptaba por ser homosexual.

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Lo escuché con mucha comprensión y misericordia, pero a todos los argumentosy sugerencias me daba una respuesta:- ¿Dónde está Dios que tanto le he pedido que me ayude y me cambie? Todas las

oraciones, psicólogos, consejerías profesionales, han sido inútiles. ¿Por qué tuve quenacer así?

Este joven me contó que había tratado de suicidarse dos veces ante ladesesperación por su condición homosexual. Estos casos son muy difíciles deaconsejar. Naturalmente le hablé de Dios y respondía:- Eso no sirve para nada, eso no funciona.Se me ocurrió decirle que yo tenía un amigo que podría ayudarlo porque habíaayudado a otros. Me dice:- ¿Quién es?- Venga y vea. Le dije. Lo llevé a mi pequeña capillita y le mostré el sagrario.- Este es mi amigo: Jesús. Le dije.- Ah, padre, muchas gracias, pero eso no sirve para nada. Estoy cansado de pedirle.Le contesté:- Tal vez, tú no estás orando debidamente.- ¿Cómo? ¿Qué es eso?- Invítalo a que entre en tu corazón. Hazle una invitación personal, viva, de ojos

abiertos y corazón palpitante.- Muy bien, ¿Qué tengo que hacer?- Repite conmigo: Jesús, perdona mis pecados. Entra en mi persona toda, desde la cabeza

hasta los pies. Llena mi alma, mi mente, mi corazón de tu presencia y lléname de tuEspíritu.

El joven lloraba y temblaba muchísimo. Nos despedimos y aparentemente se fuemuy confortado.No volví a saber nada de él. Pasaron varios años. Un día tocaron a la puerta demi casa. Abrí y era un joven americano de origen judío. Su aspecto era dealguien muy disgustado. Frunciendo su frente y con actitud de querer discutir.- A sus órdenes. Le dije.- ¿Es usted el Padre Darío?- Sí. ¿En qué le puedo servir?Aquí comienza un terrible sermón de cosas contra mí. Creo que si hubierapodido, me hubiera matado, o por lo menos, golpeado o algo parecido. Melevantaba la mano y me amenazaba. Entonces dijo:- Usted es el culpable de haberse dañado mi amistad con Jorge (nombre ficticio) porque

desde que estuvo aquí con usted, él es otra persona totalmente distinta. Se pasaleyendo la Biblia, rezando y hablando de ese Jesús de ustedes los cristianos. Nuestra

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vida es muy diferente a la felicidad en que vivíamos antes. Él ya no quiere nadaconmigo y nuestra vida sentimental y social se ha terminado. Dice que todo esto es elresultado de haberse encontrado con una amigo suyo que usted le presentó aquí en sucasa el día que vino a consultarlo.

- Bueno, le dije, yo no tengo la culpa. Sólo le mostré y le indiqué que mi amigo espoderoso para ayudar a los que se acercan a Él.

- Sí. Quiero saber qué le hicieron ustedes dos, par de mm… a mi amigo.(Estaba furibundo). Lo llevé a mi capillita y le mostré a Jesús, mi amigo. Sequedó petrificado. No modulaba palabra. Con su sola mirada me quería matar.Como no hablaba le dije:- Repita conmigo: Jesús, perdona mis pecados. Entra en mi corazón.Este joven no repitió nada. Guardó silencio. Recordemos que era judío. No medijo nada, ni se despidió siquiera. Salió corriendo y tiró la puerta con un fuertegolpe.Pasó el tiempo, no recuerdo cuánto. Un buen día, tocan a la puerta y al abrir meencuentro un par de jóvenes muy bien presentados; bien vestidos, bien peinados,con corbata fina y elegante al estilo italiano, muy bien afeitados y sobre todo conunas caras muy sonrientes.- Padre Darío, ¿se acuerda de nosotros?- Honestamente, no recuerdo en dónde los conocí, pero, ¿en qué les puedo servir? Les

dije.Me recordaron todo lo que acabo de describir y mucho más.El segundo joven, el judío, empezó a comprender mejor a su amigo Jorge y lepidió que le enseñara más sobre Jesús. Claramente se ve, que aunque no repitióla oración, igual el Señor entró discretamente en su vida.Cada uno, a su manera, empezó una vida nueva, Vivían juntos, pero no teníannecesidad de sexo. Pero sí, de conocer y amar más a Jesús. Su amistad se volvióun caminar juntos hacia Dios. Pero no solo ellos, sino que empezaron acompartir sus experiencias con sus amigos, parientes y conocidos. Hubo algunosque los siguieron, otros los abandonaron señalándolos de fanáticos. La realidadfue que como consecuencia de todo esto, decidieron abrir un grupo de “oracióncarismático gay”.- ¿Cómo? Les dije.- Explíqueme ¿Cómo es esta mezcla de cosas de Dios y cosas humanas?- Muy sencillo. Responden.- Hicimos más o menos el mismo método suyo: Hablamos de Jesús. Cuánto nos ama.

Que está enamorado de nosotros y nos espera como somos y estamos paratransformarnos en Él. Como antes gastábamos mucho dinero en cosas mundanas,

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vida social, amistades, viajes. etc. etc. entonces decidimos gastar ese dinero en Dios.Alquilamos el segundo piso de un edificio en una de las zonas más llenas de pecado ypornografía de Nueva York. Todos los viernes por la noche invitamos a lostranseúntes que frecuentan la zona a que entren y oren un ratito con nosotros. Leshablamos de Dios y oramos con ellos y por ellos”.

- ¿Sí? ¿de veras? y, ¿Qué frutos han visto?- Muy difícil responder y explicar. Es un grupo de personas que no son constantes. Hay

muchas personas nuevas cada viernes, pero dejamos al Buen Dios en sus corazones yÉl verá cuándo les hace vivir una vida nueva en Jesús. Nos contentamos con hablarde Dios y que nos escuchen. El resto es obra de Él. Venga, Padre, un viernes y nosvisita.

Hasta ahora no he tenido el valor de ir a visitarlos, se podría prestar a malosentendidos, pero confieso que no me faltan ganas de hacerlo.Es increíble cómo Dios se vale de cosas tan pequeñas como es una simpleoración para cambiar la vida de una persona y una oración hasta sin quereraceptarla.C. UNA PERSONA DESDE LA CÁRCEL

Mi muy querido Padre Darío:Mi nombre es Patricia. Estoy en una prisión de Estados Unidos, pagando unacondena de cinco años con 10 meses por vender cocaína. El motivo de mi carta esporque el Espíritu Santo me inspiró a escribirle y decirle que me gustó leer sus libros.Yo creo en que usted tiene el Espíritu Santo y veo que Jesús escuchó mi oración.La verdad tengo muchos testimonios que contar ahora al prójimo y más al pecador y alas otras religiones. Pero ya llegará la hora que yo lo haga. Sabrán por qué meconvertí cristiana y lo que Dios ha hecho por mí y por mi familia. Déjeme contarle unpoco de mí. Seré breve así más o menos me irá entendiendo porque si le cuento todonecesitaría una libreta entera.Yo tuve cinco maridos y con dos fui casada y con tres sólo vivimos unión libre. Con elúltimo marido todo terminó muy mal. Nos separamos por violencia doméstica pero yoya estaba en la cárcel y por estar embarazada, la policía le puso cargos. Él meamenazó que si lo condenaban, hablaría de mí, y eso me hizo callar. Por ese entoncestenía ya seis niñas y un varón que no eran de él. Corrí a mi cuarto, lloraba, pero nosabía qué hacer. Así que por primera vez le supliqué a mi Cristo que tenía en elrespaldo de mi cama, y le dije:- Si existes y eres Dios, ayúdame y quítame ese hombre de mi camino porque no

quiero andar más de fracaso en fracaso. Cambia mi vida.Yo crecí siendo católica. Mi mamá fue devota del Sagrado Corazón de Jesús, pero yome hice atea, no creía en nada ni en nadie, cuando empecé con mis parejas. Tuve quesacar de la cárcel a uno de mis ex-maridos, pues podía decir lo que yo hacía (vendercocaína). Mi madre me llamó desde México y me decía:

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- Paty, vuelve a la casa, acá nada te faltará. Discutimos el caso y al final acepté y ledije:

- Deme cuatro meses.Así quedamos. A los ocho meses di a luz y salí de la cárcel. Por entonces mi madrecayó en el hospital, se empeoró y fue necesario ir a México a operarla en el HospitalMilitar.Un día tuve un sueño: Mi madre me vino a levantar y me decía:- Hija, tienes que irte a México. Y yo le decía:- Si usted se muere yo nunca voy a ir. Y ella lloraba y me decía:- Tienes que ir. Yo me tengo que ir a descansar. Y empezó a llorar con gritos, pues me

veía muy testaruda y al último me dijo:- Ahora sí, ya me puedo ir a descansar y te daré la bendición. Me la dio y nos

abrazamos fuertemente.Desperté llena de lágrimas y sudor. Hablé con mi hermana y le dije:- ¿Cómo está mamá?- Todavía en coma y no hay nada aún.Le relaté mi sueño y ella en la tarde se lo contó a mi otra hermana que la cuidaba alláen el hospital. A las 7:00 P.M. me localizó y me dijo:- Cuéntame tu sueño.Se lo conté y después corrió gritando:- Mamá se nos va hoy pues tú eras su angustia.Casi dos horas después me llamaron para decirme que mi madre había fallecido. Lloréy me fui a casa de mi hermana. Por el camino quería gritar al cielo pero como mihermana estaba embarazada y nadie podía controlarla sino solamente yo, entonces meguardé mis lágrimas y me hice dura a la vez. Mi padre no decía nada, sólo agachado.A mi hermano lo tenían en Atlanta detenido, y a punto de ser deportado. Era algomuy duro para mí.En eso llegaron unas primas cristianas (protestantes) y me hablaron de Dios. Yo nosupe por qué y cómo pero me salió un coraje terrible y blasfemé en contra de Él yhasta contra el diablo. Mis primas estaban asustadas. Ellas no entendían por qué,pero yo le había dicho a mi madre que “sí”, que yo iba a dejar todo para ir a cuidar deella y Dios me la había quitado. Me llené de odio y empecé de nuevo a vender másdrogas pues ya nada me importaba. Cuatro meses más tarde ya estaba de nuevo en lacárcel. No escuché a mi madre. No pensé en mi familia, sólo en mi dolor.En la cárcel yo no quería ni leer la Biblia pues ahí es lo primero que uno recibe. Laagarré y la aventé en mi cama. Ahí pasó casi un mes a mi lado. Al fin la abrí variasveces y siempre me salía en San Juan cuatro. Yo no le ponía atención y la cerraba. Almes una mujer me dijo:- Paty vamos a la iglesia.Y yo le decía:- No, para qué. No vale la pena.

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El día llegó y fui cosa de milagro. Ahora sé que el Espíritu Santo me paró de esacama. Yo no estaba en la lista para ir a la iglesia y la mujer le dijo a la oficial que yoquería ir, y no era verdad, yo no quería ir. La oficial vino y me dijo:- García, párate, agarra la Biblia y vete.Me paré como un resorte. Agarré la Biblia y me fui con ellas. Llegamos a la capilla yvino un señor, se frotó sus manos, sopló, me puso sus manos en la cabeza y yo le dije:- ¿Y éste qué?El pastor dijo que abriéramos la Biblia en San Juan cuatro. Y cuando él dijo así, a míse me abrieron los oídos y los ojos y al terminar de leer los versos yo caí de rodillas ydije:- Oh, yo también tuve cinco maridos y el último no es mi esposo.Y oí una voz que me dijo:- Yo te amo y estoy contigo.En ese momento le pedí perdón a Dios por haber hablado tan mal de Él. Pasé al frentea aceptarlo y hacerle entrar en mi corazón. Sentía deseos de que ya se terminara elculto pues deseaba llegar a mi cuarto y estar a solas con Él. Al fin así fue.Llegué a mi cuarto y no hacía más que llorar y llorar y pedir perdón de rodillas. Ahíhice un pacto con Él. Le di mi vida a cambio de la de mi casa que son mis padres,hermanos(as), sobrinos. Que a ellos no les fuera a quitar la vida, en accidentes,enfermedad, etc. Le di mi mente y corazón cargados de maldades y dejé la mente enblanco como si fuera un disco nuevo para empezar con Él.Lo creía así y de ahí Él empezó a visitarme. Me reveló muchas cosas. Unas no laspuedo decir, son íntimas como las tiene usted padre Darío, algunas son para revelar yotras para nosotros.Fui sanada de diabetes tipo II. Él me sanó. Yo hice lo que la Voz me dijo que hiciera.En la noche en la que me tenían que chequear la sangre salió 110, y así salió por tresdías. Ellos me dijeron:- No entendemos pero ya no tienes azúcar.Me ponían insulina, y yo les decía:- Dios me sanó. Él ha hecho muchas sanaciones en mí y en mi familia porque me

ama”. Ellos se sonreían con cierto sarcasmo.Frecuenté otras religiones. Empecé con la Bautista. En la prisión iba a la que fuera,pues sólo quería oír de Jesús. Cuando llegué a la prisión en mi corazón no sentía nadasi no enojo, rabia con Jesús. A veces mi espíritu se asustaba y quería salir corriendo yla voz me decía:- No. Ve y siéntate.Y así lo hacía. Luego empezaba a ver una cantidad de cosas muy raras. Algunas delas mujeres presas empezaban a brincar y unas hasta se aventaban hacia atrás como siestuvieran con convulsiones. Y me decía la voz:- ¿Ves eso? Y yo le decía: sí. Y le pregunté:- ¿Y por qué siento tanto miedo? Me decía:

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- Porque ellos no me alaban a mí, sino al diablo, su espíritu es un demonio.- ¿Qué hacen cuando salen de aquí?- ¿Qué hacen? Yo no sé. Me dijo la voz:- Sólo lo vas a ver cuando te vayas.Así fue. Terminado el culto salimos y vi a las mujeres que decían que tenían elEspíritu prendiendo sus cigarros, abrazando a las novias (ojala fuera a los novios) yotras diciendo groserías, y risa y risa. Entonces me dije:- Oh sí, tiene razón la voz, pues si tuvieran al Espíritu Santo saldrían caminando con

gozo y con Él adentro.Padre Darío, la voz me enseñó muchas cosas. Pues yo no creía ni en pastores, ni enpredicadores, ni en los padres. Yo me refugié en Él, y le dije:- Tú eres mi pastor, mi maestro y nadie me enseñará sino tú, pues en las Sagradas

Escrituras dicen que el Espíritu Santo nos enseñará grandes cosas y no necesitamosque otros nos enseñen.

Llegó el día en que la voz me dijo:- Regresa a la Iglesia Católica. Ahí es donde debes estar.Yo no leía nada sobre la Iglesia Católica y menos rezar las oraciones que enseña, comoel Rosario. Pero obediente a la voz acepté ir y ahí mismo sentí una paz en mi corazóncomo si me dijera el Espíritu Santo:- Ésta es mi casa.De ahí en adelante empecé a llevar a las católicas (creyentes) pues no asistían a Misay yo las hacía ir. Hasta la fecha de hoy sigo en mi iglesia católica y no la dejaré jamás.Estoy feliz pero también triste porque mi hermano José no frecuenta la iglesia, peroestoy segura que regresará también.Él no quiere oír hablar de ustedes por las cosas que se hablan en las noticias. El era undevoto de Jesús y de la Virgen María. Yo creo que el Espíritu Santo lo traerá a laiglesia otra vez porque Él me inspira qué y cómo decirle las cosas. Yo sé que él va alos cultos pero no se cuál sea aún. Yo quisiera que él leyera sus libros que meayudaron tanto a mí. Mi hermano está en una prisión en Virginia. Su caso esFederal. Sale en marzo 2008.La voz que escucho me envió sus libros “Sanados por el Espíritu”, y “Me llamaránBienaventurada”.¿Sabe por qué?Porque yo estaba confundiéndome de nuevo y le pedí que me enviara a alguien enquien confiar para hablar de Él. El capellán católico que viene a esta prisión es muyfrío y más bien indiferente. Otras presas como yo, ya no quieren regresar. La verdades que el padre no nos motiva. El Espíritu Santo debe sentirse, oírse. Su Misa esrápida y el sermón no tiene nada de unción. La voz que oigo me dice que lossacerdotes deben hablar con poder, amor, autoridad, con fe y no por decir el rito y ya.Deben hablar con la verdad aunque no le guste al oyente. Debe decir lo que lleva a lavida mundana y deben decir que hemos “vuelto a nacer”.

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Las misas deben ser con frutos e inspirar a los fieles a que dejen salir al EspírituSanto y no lo contristemos y lo alejemos de nosotros. Esto quiere la voz y es por estoque yo le escribo. Tenía que obedecer. O ¡Ay de mí si no lo hago! La voz, así le llamoyo: “la voz”, dice que usted le ayude a hacer muchos reavivamientos católicos,sanando enfermos hasta levantando muertos. Quiere predicadores católicos llenos delEspíritu Santo, que vayan a las iglesias y hablen del poder del Espíritu Santo.Sólo Él puede ayudarnos a vivir felices, sanos y obedientes al Padre, pues Jesús lodijo:- Me voy pero vendrá sobre ustedes el Consolador.Y esto muchos no dejan que resalte en sus vidas. Él quiere que su iglesia sea activa yviva con el poder del Espíritu Santo. Quiere que se exija a los obispos que vayan ymotiven a todos los sacerdotes, les impongan las manos y sean llenados de Él. ElSeñor Jesús me ha dado sueños donde yo les impongo las manos a los sacerdotes en elnombre de Él, y le suplico al Padre que les dé el Espíritu Santo a ellos y he visto uncambio extraordinario. He visto cuatro padres en mis sueños y una monja y madre deun convento que necesita el Espíritu Santo pues en vez de acercar el prójimo lo alejacon su actitud.El Señor me ha hablado muchas veces. En el sueño oigo una voz que viene del cielo yme dice:- Yo te he sanado para que sanes y me des mucha gloria. Des mucha exaltación a la

santa Iglesia Católica, mi iglesia, la que Yo fundé y seas de mucho beneficio paralas almas.

Me he visto sanando enfermos y siempre les pregunto:- ¿Creen ustedes qué es Jesucristo el que los sana?Y luego les impongo las manos y oro en lenguas. Jamás antes había soñado esto. Mesueño en África y en otros países a donde voy evangelizando, hablando de Jesucristo yhaciendo sanaciones y milagros.Ahora otra cosa que he aprendido es qué cosa es el “purgatorio”. Él me lo enseñó. Yofui a ese lugar y vi algo maravilloso. Ví a mi sobrino Omar Navarrete que fallecióhace cinco años. Con lo que ví me quedé maravillada.Ahora suplico por toda alma sedienta de Él que está anclada allá, aunque sé que esalgo temporal. Me dio mucho gusto ver que mi sobrino se había ganado el cielo. Teníaa Jesús en su pecho como si le hubieran puesto un sello de Jesús al rojo vivo. Tambiéntenía a Jesús en toda su cara con las espinas. Era algo hermoso. Jesús lo dejó hablarconmigo y me reveló varias cosas de allá, y por qué las almas están allá por tantosaños, y siglos. Quieren el perdón de las personas a quienes les faltaron. Ahí estánhasta los protestantes.Vi muchos grupos de varios jóvenes. Y me dijo:- La Iglesia Católica debe ponerse activa y los padres deben hablar con poder porque de

lo contrario ellos darán cuentas muy estrictas y severas a Dios. Las almas tambiénestarán perdidas y angustiadas si nadie pide por ellas.

Me contó que en el Purgatorio todos ellos tienen sus sentidos y saben dónde están.

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Pensé que todas estas cosas del purgatorio eran cosas del maligno, peroinmediatamente me dije: “No puede ser porque está hablando de Jesús”, y ahí mismooí la voz que me dijo:- Incrédula.Le pedí perdón, y le dije:- Así me gusta que me corrijas.Por eso yo no dejaré mi Iglesia Católica y voy a hacer todo lo que esté en mi poderpara que todo el mundo la conozca y quiero que todos se salven del fuego eterno.Cuando leí su libro dije:- Oh Dios, este padre tiene tu Espíritu, pues dice todo lo que tú me has dicho. Gracias

Señor.Yo di gracias a Dios y a Él le pedí por usted.Ojalá escuche lo que le dice conmigo. Yo estoy dispuesta a dar testimonio y cuandosalga quiero ayudar en las iglesias. Quiero que Él se gloríe y en mí su nombre seaglorificado.Después de mi conversión he descubierto que la voz que escucho es Jesús que siempreha estado cerca de mí. Por los últimos meses me habla mucho por medio de sueños.Unos sueños hermosísimos, y ahora que estoy leyendo la Palabra de Dios heaprendido que Él habla en sueños a sus hijos pues Él nos ama a todos. Yo no sabíaque Él estaba tan cerca de mí.Mire padre Darío, le habló en sueños a San José diciéndole que no tuviera miedo, ytambién le habló en sueños a los reyes magos para que no volvieran donde el bandidode Herodes que quería matar al Niño, y también le habló en sueños a los Profetas enel Antiguo Testamento; así también me habló a mí.Me encontré en el libro de los Números donde dice que si hay un profeta entre supueblo, Él se revela al profeta en sueños y visiones. Lo mismo utilizó Dios a Danieldándole una visión de noche para interpretar el sueño de Nabucodonosor; así como aJoel y a Job para hablarles.Padre Darío, me atrevo a preguntarle:- ”¿No será que me está utilizando a mí, hablándome en sueños”?Es algo maravilloso la paz y la alegría que me dan estos sueños. Yo espero que eltiempo pase pronto y salir de la cárcel para convencer a todos y decirles que tienenque hablar con poder pero primero tienen que convertirse de sus pecados. Yo lo hagotodos los días.

Dios lo bendiga.En Cristo. Patricia García.

D. MILAGRO DE OSCAR CHINCHILLANota: Este testimonio es transcrito tal como lo ha redactado la personabendecida por el buen Jesús. La editorial lo ha respetado cabalmente en elcontenido y estilo. Sólo intervino en la ortografía y el uso de los signos de

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puntuación.Mi nombre es Oscar Chinchilla tengo 21 años y quiero compartir con ustedes lo queel Hombre más grande que ha existido, hizo en mi vida.Estoy iniciando el primer semestre 2008 en la universidad. Tengo buenas notas.Tengo bastantes amigos. Salimos los viernes de juerga. En mi casa no me hace faltanada.¿Qué puede estar mal si en todo me va bien y estoy disfrutando de la vida? Estoyjoven ¿no? Puedo hacer cualquier cosa porque soy libre y nadie me puede decir nada.Tengo que gozar la juventud y disfrutar de la vida. Solamente se vive una sola vez. Apartir del mes de febrero 2008 comencé a experimentar un sangrado cada vez que ibaal baño; al principio era mínimo y lo ignoré alrededor de un mes; luego comencé anotar que no paraba y por el contrario cada vez aumentaba, por lo que perdí lavergüenza y fui al doctor. Me dejaron un tratamiento para hemorroides, lo queparecía una respuesta lógica. Hice el tratamiento y de nada sirvió. Esto parecía seralgo más serio por lo que me ordenaron un examen llamado colonoscopía, en el queintroducen una cámara al organismo para detectar anormalidades.Me realizaron el examen y descubrieron que tenía 2 tumores de aproximadamente 10cm. Entonces me dijo el doctor: “Aquí la única solución es operar ya que no sabemossi son malignos y para eso voy a mandar estas muestras al laboratorio y regresasdentro de una semana para ver tus resultados.A la semana siguiente regresamos con mi papá, y el doctor dijo:- Los tumores son malignos, tienes cáncer, opérate de inmediato”.Comenzamos a buscar varios hospitales donde me pudieran operar, peroafortunadamente mi papá conoce a un doctor llamado Edras Mayén, que trabaja en elhospital San Juan de Dios. Fuimos a su casa le mostré mis exámenes y me dijo:- Yo te opero.En un dibujo me ilustró cómo era la operación. Me tenían que quitar la mitad delintestino grueso. Iba a quedar defecando por un agujero en mi panza. Todo esto si elcáncer aún no había llegado a otros órganos, y después de la operación, si aúnquedaba vivo, me tenía que realizar quimioterapias y radiaciones con muchafrecuencia. Me fui a internar el 28 de abril del 2008 el doctor me dijo: “Tienen queconseguir 12 donadores de sangre ya que la operación es grande”. Durante losprimeros días que pasé en el hospital yo decía:- No voy a pedirle ayuda a Dios. Yo saldré de todo esto.Pero llegó un momento en el que ya no podía más y le pedí perdón a Jesús, y cada díaque pasaba le daba gracias porque aún estaba vivo y comencé a valorar: Qué rico esque te acaricie el sol en tu cara. Sentir las gotas de lluvia, la libertad... Durante esteperíodo toda mi familia, amigos, conocidos y otras personas que ni siquiera conozcocomenzaron a unirse y a pedirle a Dios por mí.Me compraron una Biblia. Realmente al principio la leía porque no había más quehacer, pero una vez leyendo encontré el Salmo 91, palabras que me quebrantaron elcorazón.

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En resumen, Jesús me decía que me amaba, que estaba conmigo, que no me iba a dejardesamparado y aunque muchos a mi lado murieran a mí la muerte no me alcanzaría.Palabras que me tocaron aún más cuando vi a varios pacientes vecinos míos quemurieron a mi lado.Se acercaba el día de mi operación y ya habíamos conseguido 12 donadores y aúnhabía más personas que estaban dispuestas a darme su sangre, pero ninguna de ellastenía mi tipo y de nada servía porque en el banco de sangre del hospital tampoco lohabía ya que soy AB+, pero gracias a Dios un día antes de mi operación llegaron dospersonas que sí tenían mi tipo de sangre, entonces dijo el doctor que con esoalcanzaba.Era el 15 de mayo de 2008. El día siguiente me operarían. Le pedí a Dios que tuvieramisericordia de mí, y le dije que no importaba el resultado de la operación y que no leiba a reclamar la vida. Esa noche no dormí. Me veía muriéndome lentamentepudriéndome por dentro. Veía mi velorio, mi entierro. Estaba dispuesto a aceptar unamuerte muy dura y muy dolorosa. En otras palabras me abandoné a lo que Diosquisiera. Eran las 6:00 A.M. del día 16 de mayo de 2008. Una enfermera me dijo:- Bueno, desnúdese y súbase a la camilla que ahora va a sala.Me llevaron a la sala de operaciones, y después de esperar un rato me pasaron alquirófano. Me comenzaron a canalizar, a ponerme oxigeno, a medir mis signosvitales.Mientras tanto escuché que el banco de sangre había dicho que en caso de unaemergencia no había sangre para mí a excepción de las dos unidades que habíamosconseguido.Un momento antes de que me inyectaran la anestesia, le pedí perdón a Dios, y le dijeque a Él le entregaba mi cuerpo, alma y espíritu, que todo lo dejaba en sus manos. Alinstante me dormí. Después de 4:30 horas de operación y unas dos horas derecuperación desperté y empecé a dar gracias por estar vivo. Luego me revisé para verqué me habían hecho y vi que no me habían dejado el intestino afuera (pero era porquemi Dios ya había obrado en mí). Estaba más que feliz. Después, como a las 2:00 P.Mme llevaron a mi cama donde estaba mi papá esperándome. Entonces me dijo quehabía pasado algo, que había hablado con el doctor y que le dijo:- Abrimos y buscamos por todos lados los tumores y no encontramos nada allí.Dice mi papá:- El doctor no se explica lo que pasó. No entiende. Está totalmente desconcertado.

Simplemente no hay cáncer, no tienes nada.Entonces comprendí que Dios no hace nada a medias. Él todo lo hace perfecto y le dimil gracias y continúo agradeciéndolo por haber hecho ese milagro en mi vida.Hoy en día quiero entregarle mi vida a Dios porque comprendí que sin Él la vida notiene sentido.Dios hizo esto, no sólo porque muchas personas hayan orado, ni porque yo le hayapedido mucho, ni porque tuviera mucha fe.Él lo hizo para demostrar conmigo lo que ha hecho con muchas personas, su inmenso

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amor hacia nosotros, y quiere que nos demos cuenta de que Él es alguien real, que estávivo y, ante todo, que nos ama y quiere que lo dejemos entrar en el corazón.Pensémoslo: Jesús está vivo y viene pronto. No desperdiciemos la vida. Aprovechemoscada segundo que estemos en este mundo porque todo se acaba. Todo lo que vivimosactualmente tiene un significado. Permitamos a Dios entrar ahora en el corazón.Oscar Chinchilla

E. CURACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRALSeñor Padre ObispoAlejandro Antonio BuccolinniQuerido Padre Obispo:Me permito hacerle llegar la presente nota con la finalidad de poner en suconocimiento un hecho, el cual es imperioso testimoniarlo ante la autoridad religiosaque reconozco como mi Pastor.Los hechos en sí se relacionan con todo un proceso de larga data de una enfermedaden la columna vertebral y los hombros que se comienza a gestar desde muy corta edad,al sufrir una fuerte caída y golpear mi espalda contra un fierro. Posteriormente,practicando equitación, que es un deporte que practico con gran gusto de mi parte,sufrí algunas caídas, las que también incidieron en acrecentar paulatinamente misdolencias; aparte de ello tuve seis embarazos.En 1980, mientras conducía mi auto, fui víctima de un violento choque. Meembistieron desde atrás y mi espalda se golpeó violentamente contra el respaldo delauto. Todo esto hizo que paulatinamente mi organismo se fuese deteriorando hasta elextremo de que durante el año 1995 fuera paciente frecuente de médicos clínicos delhospital de esta ciudad capital, hasta que el año pasado, 1996, fui reiteradamenteatendida por el traumatólogo Dr. Tumino, quien junto con diagnosticarcorrectamente mi afección, fue terminante en explicar que se trataba de un síndromecervical vertiginoso agudo, sin retorno, que con la medicación de “stuggeron forte”,“dramamine” y “voltaren 75”, sólo sentiría alivio y se detendría el avance de laenfermedad que se conoce como “artrosis”.Padre Obispo: en el Seminario de Evangelización del Padre Lucas Casaert, el díasábado 1 de Febrero de 1997 sentí el descanso en el Espíritu Santo y notaba como siuna mano con sus dedos me separara las vértebras, con dolor pero con cierto regocijo.En los días posteriores sentía un enorme alivio.Días más tarde estuvo evangelizando el Padre Darío Betancourt, y durante esos dosdías no usé los medicamentos. Así los días posteriores, dándome cuenta de queademás de no sentir más dolores, podía girar mi cuello hacia los lados sin molestiaalguna, y dormir plácidamente sin ningún tipo de molestia. Fui prudente y esperé elregreso de mi médico Dr. Tumino a quien le relaté lo que acabo de expresarle a usted,Padre Obispo.El profesional médico, una vez que escuchó mi relato, me expresó que él no tenía dudade ninguna naturaleza de que lo sucedido en mi cuerpo era una sanación y que estaba

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dispuesto a testimoniarlo cuando se le solicitara.Pedí placas de radiografías y demostraron que realmente no existen aberturas en lasvértebras cervicales, lo que está debidamente acreditado en el certificado que de supuño y letra redactó el médico y que pongo a su disposición. Aún más, el médico enpresencia de la enfermera me dijo textualmente:- María Angélica, tú recibiste una orden del más allá y el resultado está a la vista.Este es mi testimonio que deseo presentar a usted como Pastor de la Diócesis para quesegún lo estime procedente, lo haga llegar a las instancias que considere oportunas.Demás está decirlo que siempre, antes y ahora, siempre mi adoración y alabanzadiaria hacia mi Dios fue una actitud de total entrega y desde ahora en adelante daréeste testimonio como signo del amor y del poder infinito de Dios.Reiterando mi adhesión y fidelidad a usted, como mi único pastor y guía, le saludacon su atención más distinguida.María Angélica López Alfero.

F. VEINTIOCHO AÑOS CON LLAGAS EN LA BOCAMuy querido Padre Darío Betancourt:Le escribo para enviarle una gran noticia. Es largo, pero es un testimonio de sanaciónde hace dos años que estuvo aquí y es una confirmación que no se dio en su momentoy todos nos quedamos esperándola. A Aquí está dicha confirmación.El día de ayer, fue el Encuentro de la Renovación aquí en Tijuana, y estuve presentecomo una persona más. A la salida del Encuentro, me topé con una mujer que habíaasistido al Congreso Eucarístico con usted en 2005. Emocionada la mujer me dice:- Hoy en la noche, cuando regrese a su casa, pregúntele a su papá sobre el testimonio

hermoso que le he compartido, es para que usted lo sepa y me haga favor decontárselo a quien su padre le dirá.

Al llegar por la noche a casa mi padre venía también del Encuentro y le pregunté cuálera la noticia que la hermana Rosita tenía para mí. La noticia es la siguiente, lecontaré en primera persona para no confundirle.Rosita dijo:- Hace dos años, cuando el Padre Darío estuvo aquí en el Congreso Eucarístico, su

hijo (o sea yo), me pidió que me reacomodara en otro lugar para la venta de unosartículos religiosos que yo llevaba, y cómo no habíamos avisado que iríamos avender, por cuestión de orden no podíamos estar en cierto lugar. Al momento decambiarnos la venta se terminó, es decir ya no vendimos más. Un poco triste ydecepcionada, a decir verdad, me fui a mi casa con cierto resentimiento.

Llegué y prendí el radio para escuchar radio María y cuál es mi sorpresa que el mismoevento en el que yo estaba vendiendo cosas lo estaban pasando en vivo en dichaestación de radio. Al poner la estación empiezo a escuchar que el P. Darío indica:- En este momento Dios está sanando una mujer, con un problema de llagas en su

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boca, tiene muchos años que no puede comer, que se ponga de pie.Nadie se ponía de pie. De nuevo, el Padre Darío repite lo mismo.- Dios está sanando en este momento a una mujer con un problema de muchos años

de llagas en su boca, y no puede comer bien.Vuelve el P. Darío a repetir:- Dios no miente. Que se ponga de pie.En ese momento empiezo a sentir la sanación y desde la recámara de mi casacomienzo a gritar:- ¡Soy yo, soy yo, soy yo!El P. Darío, vuelve a decir:- Que se ponga de pie la mujer porque Dios no se equivoca y esperaremos a que llegue

la confirmación de esta manifestación de amor.Por la noche, cuando llegó mi esposo, nos dimos un beso como nunca lo habíamoshecho, es decir, como se lo dan dos personas enamoradas, y por primera vez en la vidapude besarlo sin sentir ningún dolor ni molestia.Padre Darío, pues esta fue la gran confirmación y noticia. La hermana desde su casay escuchando el radio que estaba transmitiendo en vivo el evento, fue sanada por Diosde esas llagas que le estaban molestando su boca desde hacía veintiocho años y laenfermedad había ido aumentando y ya no podía comer con facilidad, y los doctores leindicaban que podría ser un cáncer.La hermana da testimonio de que desde ese momento y hasta el día de hoy, dos añosdespués de ocurrida la bendición, su boca está limpia y todas las llagas handesaparecido para mayor gloria de Dios.Padre, me pidió Rosita que le enviara esta confirmación, ya que efectivamente se pusode pie, pero a unos kilómetros del lugar, Dios le estaba sanando al escuchar la radioen la recámara de su casa.Le mando un fuerte abrazo.¡Dios nos bendice!Basilio Kubelis.

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VII LA INTERCESIÓN

A. CURACIÓN POR INTERCESIÓN DE SANTA GIANNA BERETTA MOLLA

1 de noviembre de 2009Estimado Padre Darío,Esperamos que se encuentre bien al momento de recibir esta carta.Le escribimos para compartir con usted algo muy especial que nos ha sucedido. Miesposa y yo nos casamos en enero del 2001. Yo tenía 27 años y mi esposa 29. A los 6meses de casados decidimos comenzar nuestra familia y luego de intentarlo por casiun año, no obtuvimos el embarazo.Al ver que no podíamos concebir naturalmente, decidimos consultar con un médico yes aquí donde comienza nuestra odisea. A los 25 años mi esposa fue diagnosticada conendometriosis. Para los doctores la única causa de nuestra infertilidad era laendometriosis porque todos los exámenes indicaban que los dos estábamosperfectamente bien en el aspecto físico.Nuestros deseos de ser padres nos llevaron a intentar múltiples tratamientos médicos.Entre ellos siete inseminaciones y tres tratamientos de fertilización “in‘vitro” (IVF).Estos tratamientos son muy costosos tanto financiera como emocionalmente.Visitamos tres doctores diferentes buscando distintas opiniones y después de intentarconcebir por ocho años, los médicos en USA nos informaron que la probabilidad deque mi esposa quedara embarazada de forma natural era de un 10%. Esto debido a lacondición médica de endometriosis de mi esposa y también debido a su edad: 38 años.Un alto porcentaje de pacientes con endometriosis son consideradas infértiles según lamedicina humana. También nos indicaron que debido a la edad de mi esposa, lacalidad de los óvulos actualmente es muy baja según las métricas utilizadas por losmédicos.La conclusión de ellos era que un embarazo con los óvulos de mi esposa no era viable.Los médicos nos ofrecieron la opción de buscar el embarazo utilizando donación deóvulos. Como era de esperarse, este tratamiento es muy caro y aunque llegamos aconsiderarlo, decidimos no hacerlo.En el verano de 2009, decidimos no intentar más con la medicina humana, pues eldesgaste emocional y económico es demasiado alto. Desde ese momento, dejamos todoen manos de Dios.

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Emily Gianna, nieta “postiza” del Padre Darío,

de 4 meses de edad, 30 de septiembre de 2010, Stanford, Carolina del Norte, USA

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El 12 de septiembre, día en que usted se presentó en Sanford, Carolina del Norte,para su Retiro de curación interior, tuvimos la dicha y el honor de recibir subendición utilizando la reliquia de Santa Gianna Beretta Molla.Ese día aprendimos cuáles son los cuatro elementos de una oración poderosa. Aunquesiempre hemos orado, desde ese día comenzamos a orar de una forma diferente segúnusted nos enseñó.Gracias por enseñarnos esos cuatro elementos que son: las Llagas de Jesús, la Sangrede Jesús, el nombre de Jesús, y el nombre de María. Aunque ya rezábamos el rosariotodos los días, desde ese día también incluimos los cuatro elementos de una oraciónpoderosa en nuestras oraciones, somos testigos de que el poder de esa oración esenorme.Es para nosotros de mucha alegría dejarle saber la gran noticia de que ya tenemos al“bambino” creciendo. En sólo dos semanas después de recibir su bendición con lareliquia de Santa Gianna, tuvimos una prueba de embarazo positiva. Las palabras nopodrían describir la alegría y el asombro que sentimos. Realmente esto es un milagro.Para Dios nada es imposible.Gracias a la misericordia de Jesús, a la intercesión de María Santísima y a laintercesión de Santa Gianna Beretta Molla, ya tenemos 9 semanas de embarazo.Con el favor de Dios, en junio de 2010, usted tendrá otro nieto o nieta más.Nosotros le estaremos eternamente agradecidos por la bendición que usted nos dio conla reliquia de Santa Gianna. Siéntase en la libertad de compartir el testimonio de estemilagro con otras personas. Estamos seguros de que este embarazo es un milagro deDios. Ahora somos grandes creyentes del poder sanador de la intercesión de SantaGianna Beretta Molla. Nos hemos dado a la tarea de dejarle saber a todos lo que nossucedió, pues este milagro no es exclusivo para nosotros. Esperamos que alescucharnos, otras personas aumenten su fe cada día más. Gracias por su laborsanadora en el mundo, por permitir que Dios se manifieste a través de usted, y por suamor tan grande hacia la Virgen María y hacia Santa Gianna Beretta Molla.Le pedimos a Jesús que lo bendiga por siempre.Le enviamos muchos abrazos,Yolanda y Héctor SantiagoPuertorriqueños localizados en Sanford,Carolina del Norte, USA.

B. FUIMOS BENDECIDOS POR INTERCESIÓN

DE SANTA GIANNANos conocimos el 17 de abril del 2004 durante unas competencias atléticas en las queJavy, como le llamamos a José, era uno de los participantes en el evento de Salto conPértiga. Poco tiempo después, comenzamos nuestro noviazgo el 17 de julio de 2004, elcual tuvo una duración de dos años.En agosto 19 de 2006, unimos nuestras vidas con la bendición de Dios y partimos

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para comenzar este nuevo capítulo en tierras lejanas.Nos establecimos en el estado de Virginia y poco a poco nos acoplamos a la vidamatrimonial y a estar lejos de nuestra isla y nuestras familias. Al pasar apenas ochomeses de casados, me percato de que no había tenido mi periodo en dos ciclosconsecutivos y después de varias pruebas de embarazo, negativas todas, decidí ir almédico. Luego de varios exámenes, la doctora me da un diagnóstico: Padezco delSíndrome de Ovarios Poliquísticos. Durante varios minutos me explicó lasimplicaciones que tenía el padecer esta condición, que no tiene cura y causainfertilidad. Esta noticia no es jamás lo que uno espera escuchar.A mis 22 años, la posibilidad de no tener hijos era algo totalmente sorprendentecuando se supone que estaba en mis años de mayor fertilidad. La doctora merecomienda intentar quedar embarazada un año más y luego discutiríamos quéopciones tendríamos.Pasó el año y nada, entonces nuevamente visité a mi doctora y ella le ordenó unosexámenes a Javy para ver cómo andaba. El resultado fue que la morfología de susespermatozoides era inadecuada para que pudieran fertilizar el óvulo. Es aquí donderealmente comenzó a ser probada nuestra fe.La doctora nos refirió a una clínica de fertilidad, para que discutiéramos lasalternativas que tendríamos, ya que según ella, era casi imposible que con nuestrocuadro clínico pudiésemos concebir un hijo sin ayuda.Pasaron varios meses y mantuvimos en secreto nuestro “problema”. Ese verano de2008 decidí buscar información sobre asistencia reproductiva por medio de laacupuntura. Comencé el tratamiento con sesiones semanales de agujas y unaspastillas naturales. Esto agravó mi situación y pasé cuatro ciclos sin ver mi periodo.Mi ansiedad aumentó y comencé a perder la fe.Es entonces cuando le cuento de mi situación a mi familia, y ellos me recomiendanrezarle a la Virgen de la Leche. Comencé a encomendarme a ella y aún así tenía misdudas. Sentía que Dios se había olvidado de nosotros. En mi trabajo veía cómo tantospadres eran tan negligentes con sus hijos y aún así habían recibido tan hermosabendición.Entonces en Noviembre de 2009 decidimos visitar la clínica de asistencia reproductivapara ver cuáles era nuestras alternativas. Nos sorprendimos con el costo de losprocedimientos y decidimos comenzar por el más económico ya que nuestro seguromédico no cubriría los gastos. Comencé una serie de medicamentos preparándomepara la inseminación artificial. Dos semanas después me llegó mi periodo indicandoque el procedimiento no había tenido éxito.Tanto Javy como yo estábamos devastados. Luego compartimos nuestras inquietudescon el hermano de Javy y su esposa. Nos llenaron de aliento ya que ellos habíanpasado por este proceso y sabían lo que era desear un hijo y no poder tenerlo. Ademásde darnos esperanza, también ofrecieron ayudarnos con los gastos del tratamiento máscostoso que existe, la fertilización in vitro. Ellos habían concebido a su primogénitapor medio de dicho tratamiento. Necesitábamos tiempo para pensarlo.

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En esas Navidades supimos de la gran noticia de Yoly y Jerry; por medio de laoración de intercesión del Padre Darío, con la bendición de la reliquia de SantaGianna, obtuvieron el milagro de la vida. Aún después de saber sobre este milagro, enmarzo 2010 decidimos comenzar el tratamiento de fertilización in vitro. Hubo muchascomplicaciones durante el tratamiento y finalmente en abril el resultado fue fallido.Durante esos meses rezamos el Santo Rosario con devoción, adicionalmenterecitábamos la oración de San Gerardo. Este fracaso realmente trastocó hasta lo másprofundo de nuestra alma y no teníamos consuelo.Como personas de fe, intentábamos entender que el tiempo de Dios es diferente altiempo de los hombres y que todo sucede por una razón. Fue entonces cuandoestábamos en el proceso de mudarnos de regreso a Puerto Rico. A principios de juniorecibimos un paquete en el correo de parte de Yolanda y Héctor. En él se encontrabanvarias estampas de Santa Gianna y su oración, además del libro con su historia. Enuna pequeña nota Yoly me escribe que ésta era la santa de su milagrito y querepartiera las estampitas a nuestra familia y les pidiera que rezaran la oración pornosotros.Obedientes, antes de partir repartimos la oración a nuestra familia en Virginia; ellosmejor que nadie conocían nuestro deseo de ser padres. En silencio todas las noches lepedía a Santa Gianna que me ayudara a comprender la voluntad de Dios.Al llegar a Puerto Rico estábamos extremadamente ocupados con la mudanza y lacasa. Yo alzaba cajas, subía escaleras, clavaba, aspiraba, hacía oficios pesados. Mi ciclono llegó en julio, pero como esto era común, no pensé nada.En agosto comencé a trabajar en una nueva escuela. Sentía muchos nervios yansiedad, por eso el dolor de estomago lo achacaba al comienzo de clases. El domingo8 de agosto, decidimos ir al hospital. Ahí me practicaron unos exámenes y cuando eldoctor me pregunta cuándo había sido la fecha de mi último periodo, le informé quehabía sido en junio, pero que yo siempre tenía ciclos irregulares. El doctor entoncesañade una prueba de embarazo a la lista de exámenes. Luego de una larga espera,llegaron los resultados y el doctor me informa que estaba embarazada.La emoción nos sobrecogió e irrumpimos en llanto y risas, ¿Cómo era posible? Eldoctor ordenó un monograma para verificar el tiempo de gestación de mi criatura. Alentrar en el cuarto de examen y comenzar el monograma, fuertemente escuchamos loslatidos del corazón de mi bebé, ¡Qué gran emoción, somos bendecidos! Tenía ya casi 8semanas de gestación y todo estaba perfecto. Nuestro milagro es real y latente.Gracias a la intercesión de Santa Gianna el 21 de marzo de 2011, esperamos conocer anuestro “milagrito”, a la cual llamaremos Mía Jimena.

José Javier Torres Alvaradoy Maricelis Pimental López

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Mía Jimena nieta “postiza” del Padre Darío de dos semana de nacida con sus padres

C. DIOS SIGUE BENDICIENDO POR SANTA GIANNAPadre Darío:Dios le bendiga grandemente, y lo guarde de todo mal.Le escribo para contarle la bendición que recibí de Dios durante una adoración. Yovenía de una escuela donde se nos estaba enseñando a orar con el Espíritu Santo, yme salió en el trabajo la palabra infertilidad. Lloré mucho pensando que se trataba deinfertilidad del alma. Cuando llegué a la parroquia el día de la adoración a JesúsSacramentado le dije:- Señor, aclárame por favor de qué estoy infértil.En ese momento el sacerdote dice:- Señor, te pido por aquellas mujeres infértiles.Sentí que era para mí. No se lo dije a nadie.Yo soy acólito de la parroquia y por esos días llegaba el Padre Iván Rodrigo Cardona.Yo debía ir al aeropuerto a recogerlo, pero no quería. Entonces mi esposo me dijo quefuéramos. Ya en el aeropuerto oí una voz que me dijo:- Ese es el padre.No le di importancia, pues pasé por un proceso difícil con un tormento de voces queduró cuatro años, pero el Señor maravillosamente conectó a mi esposo muy cerca delpadre y un día acolitando pidió por aquellas mujeres que querían ser madres y yo enel silencio decía: “yo siempre he deseado tener un niño, ya tengo una hija pero espero

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mi niño”. Un día en oración sentí que el Espíritu Santo me bendecía con otro hijo, ysanaba mi vientre.Después de algunos meses, en otra Eucaristía, oí una voz que me dijo:- Pide por tus ovarios.Entonces dije:- Señor, si esta voz es la tuya, la acojo.En una de las Eucaristías celebradas por el Padre Martín, cuando elevó la patena y elcáliz sentí un fuego que me quemaba la boca y vi un círculo negro rodeado de una luzblanca, pero sólo le dije al padre lo del fuego en la boca. Él me dijo que era sanación.El lunes siguiente el Padre Iván tenía una predicación en una comunidad y nos pidióque lo acompañáramos. Mi esposo no quería ir ni yo tampoco. Entonces me acordéque cuando uno no quiere ir, se pierde las más grandes bendiciones, así que fui.Después de la Eucaristía empezaron a orar. El padre Martín señaló hacia atrás y dijo:- Hoy el Señor ha sanado los ovarios de una mujer.Meses atrás mi ginecóloga me había dicho que tenía unos miomas.El Padre Iván nos invitó a una prédica suya y fui con mi esposo. Ahí descubrí que loque me dijo el predicador fue el día 28 de abril, fiesta de Santa Gianna. Además, usteddijo en esa prédica, que su mamá teniendo una edad mayor, lo tuvo a usted sincomplicaciones y que no era ningún “mongolito”. Yo siempre temí tener un niño así,inclusive temía hasta mirarlos. Comprendí que la edad no era un impedimento. Lepedí perdón al Señor y ahora estoy embarazada y espero el niño que tanto ansiaba.

Con mucho cariño, Inda de MendozaParroquia la Santa Cruz, San Pedro Sula, Honduras.

D. TESTIMONIO PARA LOS SACERDOTESMi nombre es Ana del Carmen Moreno Hernández, tengo 58 años de edad. Tuve lafortuna de nacer en un hogar donde mis padres me educaron muy bien en la fe.Todos los días, desde las cuatro de la mañana orábamos el Santo Rosario. Cantábamoshimnos y nos disponíamos luego a los quehaceres diarios. Nací en San Bernardo,Cundinamarca, vereda Laurel Alto, allí transcurrió mi infancia y luego viajé a Bogotápara estudiar y trabajar siendo una adolescente. A los dieciocho años me casé conRafael Salazar, con quien vivo actualmente y de nuestra unión tenemos tres hijos yseis nietos.En el año 2001 iniciamos nuestra preparación como misioneros en O.M.P. y luego,en 2002, continuamos con los padres Montfortianos hasta el año 2006 en queconcluimos el proceso. Pero desde el año 1999 hasta 2001 dirigí, junto con MarioRestrepo Franco, la casa de formación pastoral La Milagrosa, en Bogotá. Allí entre losdiferentes servicios que se prestaban yo atendía el de consejería.Un día lunes atendía a una joven que llegó con dificultades, me encontré con unproblema delicado que involucraba a un sacerdote. Entonces le pedí a esta joven quenos arrodilláramos ante el Santísimo y oráramos por el sacerdote que se estabaequivocado y necesitaba de nuestra ayuda. Le rogué que se comprometiera a seguir

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orando por él y ofreciendo sacrificios diarios por su conversión y santificación.Ese día lloré amargamente. Me levanté en la madrugada para orar y llorar por esesacerdote. Desde ese día hasta el viernes, todos los días llegaron personas, jóvenes,hombres y mujeres, de diferentes edades y todas con un común denominador, susdificultades tenían que ver con un sacerdote. Durante diez días me levanté a orar y allorar por esta necesidad, hasta que en el décimo día oí una voz que me dijo:- Ya no llores más. No te rasgues tanto las vestiduras. Rásgate más bien el corazón

por ellos.Yo pregunté:- ¿Qué puedo hacer Señor?Él me dijo:- Repara por ellos.A lo que yo contesté:- ¿Qué es reparar?Él me dijo:- Cuando alguien deja caer una vasija y la rompe, otro recoge los pedazos y la

restaura, pero la reparación sacerdotal no se hace con los dedos sino con la vida.Yo le contesté:- Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad, haz de mí lo que quieras pero salva a los

sacerdotes.Al terminar esta experiencia encontré paz, ya que por los acontecimientos anterioresyo había entrado en crisis, pero ahora ya sabía que con mi vida podía contribuir a laconversión y santificación de los sacerdotes.Pasaron muy pocos días cuando un sacerdote me llamó y me pidió que lo escuchara.Este fue el inicio de una nueva etapa en mi vida donde no pocos sacerdotes me hanvisitado y el Señor me ha permitido, con humildad y sencillez, escucharlos y orar porellos.Más tarde me encontraba en la misma parroquia, a las 3:00 P.M, orando el Rosariode la Misericordia frente al Santísimo por ésta intención, cuando tuve una visión. Viuna boca en el piso, que se fue ensanchando y creciendo también hacia lo alto, de lacual salía un humo amarillento de un olor horrible y brotaba hacia fuera una lavanegra. Yo quedé como pegada al piso. Luego vi que caía en este hueco horrible unanube de sacerdotes revestidos con casulla y estola. Entonces grité fuertemente.El párroco de la Iglesia, pocos minutos después, expuso el Santísimo y oramos todosel Santo Rosario. Yo le dije al Señor resueltamente:- Si es necesario te doy mi vida como tú quieras, pero por favor ten misericordia de

tus sacerdotes y sálvalos Señor.A los pocos días un sacerdote me pidió que le hiciera un retiro personal. Yo nuncahabía hecho esto pero le consulté a mi párroco y me animó y me ofreció un Viacrucispor los Sacerdotes, lo que me ayudó a planear el retiro en oración.El Viacrucis por la Santificación de los Sacerdotes ha sido desde entonces un aporte

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valioso en nuestro Apostolado. Es el material que difundimos junto con la oración dela Madre Dolorosa, porque nuestro compromiso en la Reparación Sacerdotal estambién la de orar por las vocaciones sacerdotales y religiosas.Posteriormente, el padre Luis Fernando Parra, celebró el 3 de Mayo del 2003 unaEucaristía en la Iglesia Divino Niño Jesús de Praga, para hacer oficial este Apostoladode la Reparación Sacerdotal.Siempre creí que este llamado yo lo cumpliría en silencio, sin hablar mucho con nadie,pero no fue así. Los sacerdotes, religiosos y religiosas, y seminaristas de diferentescomunidades que me llamaban o venían a mi casa, le decían a otros. Yo tenía pocotiempo por estar estudiando, entonces sólo ofrecía mi vida diariamente.En el año 2006, después de tres días de oración con un sacerdote, empezamos a oraren nuestro hogar por los sacerdotes todos los miércoles de tres a cinco de la tarde.Ahora ya tenemos en diferentes partes de Colombia, en Perú, Chile y Panamá,sacerdotes y laicos que nos apoyan orando por ésta necesidad.Recientemente me ha llegado un material del Vaticano donde se habla de laReparación Sacerdotal y la Maternidad Espiritual, y como algo muy especial, me dicuenta de que Su Santidad Juan Pablo II inició este apostolado el 13 de Mayo de1994, con un grupo de religiosas contemplativas orando por el pontificado de suSantidad y las necesidades de la Iglesia.Mi alegría y felicidad es servirle a Dios y propagar este urgente apostolado en todo elmundo.He tenido muchos sufrimientos desde entonces, pero bendigo a Dios aún entrelágrimas por haberme confiado esta gracia que definitivamente no merezco y que sólome ha sido confiada por su amor y misericordia.Ayúdeme usted, querido sacerdote a difundir este llamado apremiante del Señor porusted mismo, por su sacerdocio y por la conversión y santificación de todos lossacerdotes del mundo y, desde luego, en acción de gracias por todos los sacerdotesbuenos y santos que, en el mundo entero, entregan día a día sus vidas en fidelidad yamor a Dios, por la construcción de su Reino en la Iglesia de Cristo que peregrina enla tierra hacia la casa del Padre.Tenga la certeza de que el tiempo que usted invierta en oración, sacrificios y encelebraciones eucarísticas por esta intención, Jesucristo, el Sumo y Eterno Sacerdotese lo pagará con creces.Que la Inmaculada Virgen María, Madre Eucarística y Virgen Sacerdotal, alcance desu Divino Hijo para usted la fecundidad espiritual de su sacerdocio y la oportunidadde seguir reproduciendo a Jesucristo con su vida.Tu Cruz, querido sacerdote, ya no la llevas solo, a tu lado Cristo va contigo, ahora Éles tu ‘CIRENEO’ y aunque tú no veas su rostro, ni sus lágrimas, su llanto brota desus ojos en silencio por la Cruz que llevas, por el peso de la Cruz que ahora Élcomparte contigo a través de mí, humilde e indigna sierva.

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Aquí estoy feliz de abrazar con el más grande amor, no tu Cruz, sino la nuestra.En Cristo y María.

Ana del Carmen Moreno HernándezE. TESTIMONIO DE RÍO GALLEGOS,

ARGENTINACuando el Padre Darío Betancourt vino a Río Gallegos, no me acuerdo cuando fue,pero dos días antes de que llegara el Padre fui al hospital porque no podía caminar yaque me dolía mucho la cadera. El médico me hizo sacar una radiografía y se encontróque mi pierna rozaba la cadera, por eso no podía caminar. Además, desde hacediecisiete años tenía unas llagas varicosas dolorosísimas en la pierna izquierda, tangrandes que la cubrían más de la mitad.Yo asistí al colegio salesiano en donde se tenía un encuentro con este sacerdote. Allíescuchamos Misa, rezamos, alabamos a Dios y cantamos. Era el sábado 28 de octubredel 2005.El domingo, al final de la Eucaristía, dijo:- Algunos se han sanado ya, y otros se irán sanando poco a poco durante los días que

vienen, porque todos hemos sido inyectados con el amor sanador del buen Dios.Como había mucha gente en esa reunión, no me pude encontrar con mi hijo y comopude llegué a mi casa ese domingo. Me acosté, y cuando me levanté a la mañanasiguiente noté que la pierna no me dolía nada. Llamé a mi hijo y le dije:- La pierna no me duele absolutamente nada.Él no me creyó. Entonces para convencerse, me hizo subir cinco veces la escalera demi casa que va hacia el techo. Después me llevó hasta la entrada del automóvil, quedesde el portón de mi casa hasta la esquina hay veinticinco metros, y me los hizocorrer. Ahí se convenció de que la pierna no me dolía.Las llagas en mi pierna izquierda las mantenía siempre vendadas. Mi hijo se llevótremenda sorpresa cuando las tocaba y las apretaba fuerte, y me decía:- Papá, ¿cómo es posible todo esto si antes no podíamos casi ni cambiarte las vendas

por el dolor? Realmente hoy creo que Dios existe.Cuando fui al médico le dije:- Doctor, me sané.Él comenzó a hacerme mil preguntas y exámenes, todo eso que hacen ellos cuando unova a pedirles un servicio para la salud.El médico no podía creerlo. Lo que más le sorprendió fue ver la radiografía en dondeno se encontraba nada de lo que había visto tres días antes.Y más asombroso aún fue ver la pierna totalmente sanada de las llagas después dediecisiete años y en donde sólo se veía unas manchas.Gracias Padre, Dios lo bendiga por toda la sanación que nos trae cuando viene avisitarnos como lo hizo hoy. Estoy muy agradecido con usted. Pero permítame serlesincero y espero que no se moleste, pero más agradecido estoy con Dios quien hizotoda esta maravilla en mi cuerpo.

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Río Gallegos, Santa Cruz, Octubre 30 de 2005F. CURACIÓN Y ALARGAMIENTO

DE UNA PIERNAHacia finales de la década de los 70’s, nos encontrábamos en un pueblecito deColombia llamado “La Ceja”, en la residencia del obispo Alfonso UribeJaramillo, en un retiro para sacerdotes. Entre los presentes, aparte del obispo,estaba el muy conocido y famoso Padre Francis McNutt, el primer sacerdote dela Iglesia Católica que se involucró a trabajar y ejercer el carisma de lacuración.Durante uno de los descansos, trajeron una joven de unos veinte años que durantela niñez, caminando descalza en uno de los pantanos de su vecindario, se habíacortado con una lata un poco más abajo de la rodilla derecha. Se infectó y secomplicó a tal punto que le dio osteomielitis.El aspecto era muy desagradable y hasta mal oliente. Tenía muchos pedazos de lapiel necrosados. La pierna no se le desarrolló como la otra y permaneciópequeña como de una persona de cuatro años, además, era torcida hacia adentroen forma cóncava.La tenía fría probablemente por falta de buena y normal circulación.Comenzamos a orar y al momento vimos que la pierna se iba calentando, lo quees un buen síntoma de sanación. Poco más adelante notamos que la pierna comoque se iba creciendo y enderezando. Esto nos dio mucho ánimo y entusiasmo yseguimos orando con más amor y fe. Ese día rezamos como seis horas. Comentarlo que sentimos por lo que habíamos experimentado, es poco, no hay palabras.Al día siguiente los comentarios, la alegría, la curiosidad es imposibledescribirlo. Todos querían ver, estar presentes. Continuamos con la oración ymientas más orábamos, más veíamos cómo Dios bendecía la pierna alargándosey enderezándose.Así pasaron los primeros días, pero en cierto momento no volvimos a ver nadade curación. Para entonces la niña comenzó a llorar abundantemente. Uno de lospresentes con el don de discernimiento, le preguntó:- ¿Por qué lloras tanto? Respondió:- Porque yo le había hecho un voto a Dios de quedarme coja y sufriendo para obtener de

Dios la conversión de mi papá que nos ha hecho sufrir mucho con borracheras, juegos,mujeres, mal trato y mi mamá llora mucho. Ahora viendo que me estoy sanando meda remordimiento porque estoy quebrantando el voto que le hice a Dios.

El obispo de la diócesis le dijo a la joven:- Yo, como pastor le levanto el voto y se lo cambio por tres avemarías. Porque Dios

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curándola va a convertir más fácil y más pronto a su papá.Costó mucha dificultad que ella entendiera la hermosura de lo que Dios estabahaciendo en su persona. Tuvimos que cambiar el método de la oración y dejamoslas oraciones de sanación física y seguimos haciendo oraciones de sanacióninterior por la joven pues ella estaba bloqueando su curación por falta desanación interior.Después de que ella aceptó que no estaba quebrantando el voto, entoncesvolvimos a hacer oraciones de curación física y vimos que la pierna comenzabade nuevo a crecer y enderezarse.Así pasaron como unos ocho o diez días en los cuales orábamos unas ocho o diezhoras cada día, hasta que la pierna se alargó quedando igual a la piernaizquierda. La llaga se sanó completamente y quedó solamente una cicatriz comode una herida que hubiera tenido muchos años antes.G. CURACIÓN DE ALEJANDRA

Querido padre Darío:Espero que estas líneas lo alegren tanto como a mí.Soy enfermera y mi casa queda bastante lejos del hospital donde trabajo y soy madrede cuatro hijos. Mi esposo trabaja siempre más que yo. Todos los días voy al hospitalmuy ansiosa porque dejo a mi nena sola a cargo de mis otros hijos mayores; además,no sé las contrariedades que voy a encontrar en la guardia donde trabajo; entonces mepongo a rezar en el bus y se me ha hecho costumbre pedirle a mi Señor:- Jesús que yo sea tu instrumento para que tú llegues a toda la gente enferma que va a

la guardia.En un turno llegó a la consulta una pareja. La chica venía muy mal, totalmentepelada y doblada de dolor. La atendimos, e inmediatamente se le administró suero ymedicación para calmar el dolor. Un poco después fui a preguntarle si estaba mejor.Ella no podía hablar y el esposo me contó:- Mi esposa tiene cáncer de útero y le están haciendo tratamiento de quimioterapia y

cobalto para prepararla para una operación. Le dije al esposo:- Hagamos una cadena de oración y usted y yo oremos ya mismo.Así empezó una cadena de oración donde involucramos a mucha gente: católica,evangelista, las chicas marianas de nuestra capilla del Carmen y muchas otraspersonas que yo no conozco. Yo venía casi a diario a visitarla y a orar con ella, hastaque llegó el tiempo de la operación que se le realizaría en Mendoza (se le sacaría elútero, ovarios, parte de intestino, parte de la vejiga y no sé cuantas cosas más).Las oraciones no paraban. Alejandra es una persona todavía muy joven en estemomento. Pasaron varios meses y no la volví a ver porque se fueron a Mendoza. Perono pasó ni un día en que no le pidiera a Dios por ella.Transcurrió el tiempo, y cuando volvió de nuevo a la consulta me asombré de verlatan bien. Seguía con la quimioterapia. Me contó que llevó todos los estudios a

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Mendoza, y el día que estaba reservado para la operación, el cirujano le dijo:- Cuando te despiertes te vas a encontrar en una sala de terapia intensiva. La cirugía

va a ser muy larga y no garantizo nada.El día de la operación, entré a las ocho de la mañana y ellos pensaban que despertaríade la anestesia en la tarde. Cuando se me pasó el efecto de la anestesia me desperté enmi propia habitación y con la mirada le pregunté a mi esposo:- ¿Qué pasó? No sé. Me respondió mi esposo.- ¿Qué hora es?- Son las once de la mañana.Al rato llegó el médico muy enojado diciendo:- Los médicos de San Juan son todos unos informales, ineptos e irresponsables.Decía esto porque cuando realizó la operación no encontró nada de lo que decían losestudios que le habían llevado. La masa grande que veía en el abdomen, solamente selocalizaba en el útero, así que lo extrajo y se acabó la cirugía.¡Qué milagro! Esto no se creería a no ser por la fe en Dios. Gracias a Jesús mil veces.Cuando volvió a la provincia continuó con quimioterapia y completó todo eltratamiento y le quedaron unas secuelas por el cobalto. Los médicos ya le dieron elalta.Por una bendita coincidencia, o mejor por una diosidencia, vivimos medianamentecerca y nuestros hijos concurren a la misma escuela y nos vemos todos los días.Jesús me muestra frecuentemente ver sus maravillas, siendo yo una simple enfermeracon veinte años de servicio. Ahora me alegro de haber visto la curación milagrosa deAlejandra. Esta paciente que no tenía esperanzas de vivir, hoy es feliz con su esposo ehijitos.Espero que este relato sirva para dar entusiasmo a todos los agentes de salud y queoren por sus pacientes.

¡Gracias, Jesús!Que yo siempre siga siendo tu instrumento.

Graciela González.

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VIII EL MEJOR CIRUJANO

A. EL MILAGRO DE UN SEXTO HIJOArgentina 30 de octubre de 2005Querido padre Darío,Cuando usted vino a nuestra ciudad en octubre de 2005 oró y pidió por las parejasque no podían tener hijos, lo cual no era nuestro caso ya que teníamos cinco, y porrazones de salud no podíamos tener más. Según mi doctor otro hijo me llevaría a lamuerte, por placentas previas, hipotiroidismo y aumento de frecuencias cardíacas.Tuve un fórceps en mi primer parto y siguieron cuatro cesáreas.Cuando usted oraba, sentía mucha tristeza en mi corazón por no haber podido tenermás hijos.Esta misma idea y sensación la ha compartido también siempre mi querido esposo. Anuestro lado había una pareja que lloraba mucho porque no podían tener hijos.Entonces hice una oración a Dios para que le concediera la gracia y la felicidad de serpapás.Casi tres meses después, una noche no podía dormir y me puse a orar en silencio. Enmedio de la oscuridad vi cuando una puerta de luz se abría al lado de mi cama. Porella entraba María. Con amor pronunció mi nombre y me dijo:- No temas. El Padre está contigo, debes confiar en Él sin dudar. Espera tu sí. Te ha

bendecido. El Señor te ama”.En ese momento tocó mi vientre. Sentí una felicidad infinita difícil de escribir conpalabras. Después de esto vi que por la misma puerta de luz entraba Jesús y me dice:- Mi Padre te ama más de lo que te puedes imaginar. Cuando ores, pide por los

injustos. Por los que no lo conocen y necesitan de mi Padre. Él te concederá vercuál es su voluntad para su gloria. Sí, Él tiene otra intención diferente para lo quetú oras, no te preocupes, Él sabe cuándo es el tiempo para concedértela. Hay cosasque son sólo la voluntad de mi Padre. Que sean así. Te repito, confía en Él. Teama. Cumple su voluntad y no temas. Ofrécele todo lo que no comprendas y Él teescuchará. Está contigo.

En ese momento tocó mi frente. Mientras salía por el portal de luz sonriendo, Maríame volvió a decir:- No temas. Confía y entenderás.Sonrió y entró en el portal de luz. Estuve toda la noche con los ojos abiertos hasta quefue de día.Una semana después estaba yo muy enferma. La taquicardia no me dejaba respirar. Elazúcar bajaba y subía (diabetes) y los dolores abdominales eran intensos y no podíasaber si eran del estómago, intestino, ovario o qué. Fueron días de ir muchas veces al

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médico. Al fin me internaron en el hospital para hacerme toda clase de análisis yestudios, pero todo terminó sin resultado.Después de tres meses pensé que tal vez tendría cáncer y comencé a visitar aloncólogo. Fue allí en donde comencé a asociar la visión con lo que me estaba pasandoentonces empecé a orar y a decirle al Señor que tanto me amaba:- ¿Por qué estoy así? ¿Es una prueba de fe?Comencé a sentir miedo y oraba al Señor para expulsar ese sentimiento de micorazón. Fueron días difíciles. Todo estudio era inútil. No resultaba nada. Me puse allorar desconsoladamente sin parar. El cardiólogo me internó nuevamente y todovolvió a comenzar. No caminaba. No comía sola. Necesitaba ayuda en el baño. Todoera horrible. Espantoso. Un día me desmayé. Me hicieron análisis, ecografías,electrocardiogramas, y mil exámenes más. Así pasaron cinco meses. Un día unmédico me dijo:- Estás embarazada.Le mostré mi carpeta repleta de estudios. Él insistió y me llevó al ecógrafo.Realmente, tenía cinco meses y medio de embarazo y no se había dejado ver sino hastaese momento. El doctor me dijo que todavía se podía y se debía interrumpir elembarazo por causa de mi salud y de los riesgos de perder mi vida. Oré y recordé lapromesa de Dios y seguí adelante.En el octavo mes tuvieron que hacerme la cesárea porque tenía la placenta putrefactay gigante y el bebé se podía morir. El doctor dijo que si tenía que elegir entre la mamáo el niño, elegía la mamá, ya que eso no era discutible. Porque había cinco para criar yno seis para ser huérfanos.Ya en el quirófano dudaban para cortar porque tenía cuatro operaciones anteriores.Entonces yo dije:- Doctor, sus manos no le pertenecen. Hoy es Dios quien opera. No usted. Usted es

su instrumento.Me miró y dice:- Si crees en Dios, reza, pero en silencio porque no tienes que hablar.Fue una intervención quirúrgica muy larga porque también quería saber cómo seengendró. Y encontró haber sido engendrado en una fisura del tejido cauterizado porla extracción de las trompas de Falopio cinco años antes. Mi médico me dijo:- Esto es realmente un milagro.Yo lo sabía. Estoy convencida de que cuando Dios quiere, todo se realiza. Mi hijo esde un corazón amoroso, más de lo normal de mis otros hijos. Inteligente y juguetóncomo cualquier niño, pero su corazón es especial. No tiene mala conducta nunca. Sóloama y se enternece por lo malo del mundo. Oramos juntos y pedimos a Dios que nosescuche y bendiga. A veces se ha enfermado de cosas normales que le han dado fiebres.Entonces me busca y me dice:- Mami, oremos a Jesús y a María para que me sanen.Lo hacemos y se van las fiebres. Después agradecemos a Dios.

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Yo tengo la vida de una mamá normal, no soy especial. Enfrento los mismosproblemas de otros padres de familia. Tengo un esposo que cree en Dios, pero no creeen mis experiencias. Aún así lo amo y él me ama. Soy feliz.

Padre Darío Dios lo bendiga.Con afecto. B.R.

B. EXTRAORDINARIO Y ASOMBROSO CASODE ALFREDO QUIROGAMe llamo Alfredo Quiroga, pero me dicen por sobrenombre “Guri”. He sufrido variosinfartos. El primero de ellos el 11 de mayo de 1995. Comencé padeciendo náuseas yfuertes dolores en el pecho y sentí un fuerte golpe, como si algo hubiera chocadocontra mi corazón, además de un fuerte calor como fuego que me quemaba, y se mefue hinchando el brazo izquierdo.En la clínica yo veía como una gran piedra negra y plana por debajo que me aplastabahasta morir. De ahí no supe nada más hasta que volví en mí a la mitad del siguientedía. Trascurrido el tiempo, mi estado mejoraba. Me contaron lo que había pasado, queme había salvado de milagro y que el infarto había afectado el 95% del ventrículoizquierdo de mi corazón, el que bombea la sangre a los pulmones para su oxigenación,y que me encontraba en un estado muy delicado.El día 17 de junio de 1995 me dio otro infarto y me prohibieron hacer tarea alguna.Durante algún tiempo hice caso, pero como necesitaba dinero para vivir, volví atrabajar en unas máquinas expendedoras de bebidas calientes que tenía. A principiosdel siguiente año 1996 tuve otro infarto que me afectó el ventrículo derecho. Con estenuevo infarto tuve que parar definitivamente.Un día me visitó el médico cirujano y me dijo que teníamos que comenzarinmediatamente los estudios para efectuarme, a la mayor brevedad, unos bypass, yaque era la única posibilidad de sobrevivir. Me realizaron cinco bypass aortocoronarios.Salí muy bien de la intervención, pero me dijeron que cuando pudiera caminar lohiciera, y me excedí en el ejercicio. La primera vez que salí caminé treinta cuadrascuando lo máximo eran diez.Volví a atender las máquinas expendedoras porque había que vivir de algo. Para queno trabajara tanto, mi esposa y mis hijos pusieron un Café Pub y como veía que estascosas no avanzaban y había gastos pero no ingresos, me dediqué a trabajar decarpintero, electricista y demás. Al cabo de unos días sentí de nuevo unadescompostura. Los médicos me dijeron que mi estado no daba para más y me teníanque someter a un trasplante de corazón. Desde ese momento entraba en emergencia detrasplante.Cada día que pasaba me sentía peor. Todos los médicos me recomendaban que mefuera a vivir a una ciudad más a nivel del mar, a General Alvear, para tener unacalidad de vida mejor. Muy enojado les respondí que no iría. Ese fin de semana veníael Padre Darío Betancourt a celebrar una Misa por los enfermos. El viernes me sentíamuy mal. El sábado solo me levanté y me senté en un sillón.

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Mi esposa me insistía que fuéramos a la Misa, pero yo no me sentía ni para moverme.El domingo me levanté me senté en el sillón. Me sentía de muerte. Mi esposa meinsistía que fuéramos a la Misa. Al fin, de muy mala gana, como pude me aseé, meafeité y partimos en el auto.Cuando llegamos al estadio, unos camilleros voluntarios me llevaron en camilla hastael campo de juego y me instalaron en una silla en el lugar de los enfermos. A losminutos de estar allí, me puse de pie y comencé a llorar fuertemente más y másdesgarrándome las entrañas y sin poder parar. Mi esposa me decía que me callara queme iba hacer mal, pero no podía parar. No sé cuánto tiempo estuve llorando, pero parécuando sentí un gran alivio en mi corazón.De tanto llorar me tuve que poner un medicamento debajo de la lengua porque micorazón palpitaba fuertemente y me sentía muy mal. Le pedí a mi esposa que mepusiera algo en el césped para acostarme. Pusieron mantas, camperas, chaquetas yhasta hicieron una almohada.Llegó el Padre Darío y otros sacerdotes y comenzó la Misa por los enfermos. Dijo quepasaría con el Santísimo para que tuviéramos la oportunidad de tocarlo como hace dosmil años tocaban a Jesús los enfermos. Cuando pasó junto a mí, con dificultad mearrodillé, el padre me lo acercó y lo besé. En ese momento empecé a sentir dentro demi corazón como si se movieran burbujas de gas de bebidas gaseosas. Luego sentíacomo si lombrices o gusanos anduvieran dentro, y de vez en cuando sentía comopataditas de bebé en la panza de la madre. No le dije nada a mi señora y pensaba queya todo terminaría para mí y me moriría. Había unas dieciséis mil personas en elestadio.Cuando el Padre Darío terminó la Misa comenzó a decir que tal persona se habíasanado de tal cosa.Que otra de otra cosa. Que otra de tal enfermedad. Y así siguió hasta que comenzó adecir:- Aquí hay una persona que está muy grave y va a una operación muy delicada del

corazón. Tiene uno de esos medicamentos que son unos parches que les ponen a losenfermos para que por la piel pase al torrente sanguíneo, expandir las venas y lasarterias y así oxigenar mejor. En el nombre de Jesús, levántese y venga hasta elaltar porque usted se siente mejor.

Esto lo repetía y lo repetía hasta que una abuela salió y comenzó a caminar. En mediodel campo, el Padre la detuvo y le dijo:- Aunque usted está enferma y pronto la operaran, usted no es la persona de la que

habla el Señor. Por favor vuelva a su lugar .Siguió llamando a la persona que tenía puesto el parche. Yo seguía acostado ymirando para todos lados porque pensaba que no era yo, sino alguna otra persona enel estadio. Ya era como la quinta o sexta vez que llamaba el Padre Darío. Mi esposame preguntó:- ¿Tienes puesto el parche?

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- Por supuesto, tú sabes que sin este parche no puedo vivir ni caminar.Cuando el Padre volvió a hacer este llamado, sentí como si un resorte me empujara alevantarme y a pararme. Me puse de pie y comencé a caminar lentamente hacia elaltar. Mi esposa me tomó por los hombros para que no me cayera. Le dije que mesoltara, que lo podía hacer solo. Así llegué hasta el altar, unos cincuenta metros. Yadelante del Padre me preguntó:- ¿Tienes puesto el parche?- Sí. Se lo mostré pegado en el brazo izquierdo.En ese momento el Padre Darío me gritó con fuerza:- Estás sano. El buen Jesús te ha sanado. Corre, corre. Al estadio se viene a correr.Le respondí:- ¿Cómo quieres que corra si apenas puedo caminar?Me volvió a gritar:- ¡Cree que el Señor te ha sanado!Lo volví a mirar y como a la tercera vez que me gritó salí caminando despacito, dandounos pasos vacilantes. Luego un trotecito, y al darme cuenta de esto, comencé a corrercon todas las fuerzas de mis piernas, cada vez más rápido. Llegué a un arco o porteríay cuando volvía por medio del campo de juego, me saqué la remera y la enarbolaba yrevoleaba y hacía eses para que nunca se terminara esa carrera. Llegué hasta el otroarco. Seguía corriendo a toda velocidad. Al pasar por el altar, me hizo parar y llamó aun médico que estuviera presente y si era cardiólogo mejor para que me revisara. Elmédico se acercó y me dice:- ¿Quieres agua? - “No”- ¿Te duele el pecho? - “No”.- ¿Estas agitado? - “No”.- Entonces siéntate para controlarte.Me revisó las pulsaciones, la tensión. Me auscultó y no había signos de alteraciónalguna. Le comunica al padre que todo estaba normal. En ese momento el estadio casise venía abajo.La gente rugía alabando, glorificando, dando gracias a Dios Padre, a Jesucristo, alEspíritu Santo. Fue algo asombroso.Cuando terminé de dar mi testimonio en el altar, el Padre Darío me dijo:- No deje de ir a los médicos ni deje las medicinas porque los médicos y las medicinas

Dios las utiliza para sanarnos. Vaya al hospital y cuente lo que le ha ocurrido.Volví a mi lugar entre los enfermos. Pasé el resto del día con ellos caminando de unlugar a otro. Regresamos a casa muy felices, conduciendo yo el coche. Yo no sabía loque había ocurrido, estaba como en una nube.El lunes fui al hospital y me encontré con el médico que me había mandado a vivir aGeneral Alvear por ser una ciudad más a nivel del mar y me preguntó:- ¿Cómo está?

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- Muy bien y sano.- Me alegra por usted. Y de verdad que se debe sentir muy bien, pues veo un gran

cambio hoy comparado como lo vi jueves.Pasé a la enfermería y me encontré con la doctora que también me había mandado avivir a General Alvear y me dice:- ¿Qué te pasó, por qué estás tan cambiado?- Fui a la Misa del Padre Darío Betancourt.Se quedó perpleja y asombrada. Mientras todos en la enfermería alababan a Dios ydaban gracias. Se formó tremendo tumulto y alboroto que tuvo que aplacar. Me llevóa su consultorio y me preguntó cómo había ocurrido todo, y le dije:- Antes de contarle, respóndame a esta pregunta: ¿Qué ocurriría si yo corro diez

metros?- Te mueres porque tu corazón no resiste.- Pues sepa que corrí todo el campo del estadio mundialista a todo lo que daban mis

piernas.- Eso es imposible, a menos que sea un milagro en lo que yo creo como católica

practicante que soy, pero como científica tengo que suministrarle las medicinas yseguir con los controles.

- Sí, Doctora, eso justamente es lo que el padre me aconsejó, no dejar ni lasmedicinas, ni el tratamiento ni los médicos.

Ella llamó al médico clínico cardiólogo y le contó todo lo ocurrido. Él le dijo:- Por favor que suba a mi despacho.Yo subí los tres pisos del hospital corriendo y cuando me vio no salía del asombro. Lerelaté con detalle todo lo ocurrido desde el jueves anterior hasta ese momento de estardelante de él. Me escuchó muy atentamente y me dijo:- Estas cosas son auto sugestión que pueden durar una hora, una semana y hasta

varios años. Lo único que nos queda es seguir con lo que hemos hecho hasta ahora yesperar un trasplante.

- Muy bien doctor, como usted ordene. Esto mismo me dijo el Padre Darío.Me ordenó hacer un ecocardiograma. Mi esposa y yo esperábamos encontrar uncorazón completamente rosado, sano y no con partes negras, necrosadas, quemadas.Qué desilusión tan enorme nos llevamos cuando encontramos en los resultados lo desiempre: un corazón negro quemado con bajísima función de ejecución. Aunque esteresultado nos trastocó un poco, sin embargo seguimos creyendo que había sido unasanación. Cada vez me sentía mejor, recuperando mis fuerzas físicas y manejando mimotocicleta por todas partes. Los médicos me dijeron que había que continuar con lode siempre y visitando el hospital asiduamente porque seguía en el programa detrasplante.Un día llegó al hospital el médico supervisor del Organismo Nacional Coordinador deTrasplantes. El cirujano nos iba presentando uno por uno. Cuando llegó a mí le dice:- Este es el paciente del que le hablé, el del milagro por las oraciones del Padre Darío

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Betancourt.El supervisor contestó con una suficiencia y una arrogancia:- Los que hacemos los milagros somos nosotros los médicos que los operamos.Ante tanta arrogancia los invité a correr conmigo cien metros para que constatara miestado. Entonces me responde:- ¿Para qué? ¿Para que te vea morir delante de mí?Pasaban los días, los meses, un año, dos años. Yo seguía sintiéndome cada vez mejor,lleno de vitalidad. Casi me había olvidado de que era un enfermo cardíaco. Pero seguíaen lista de trasplante y con mi corazón destrozado, negro y quemado.Mi esposa me invitaba a la Misa, especialmente los domingos. La mayoría de las vecesle respondía que no. Ella sufría por dentro al ver mi ceguera espiritual ante la grandeobra y gracia del Señor, pero era porque yo no estaba en los caminos de Dios. Era uncatólico frío tirando más bien a congelado. Un católico por tradición familiar nadamás. Creía en Dios, pero un Dios lejano, inalcanzable y sin embargo siempre le pedíaque me hiciera llegar al trasplante en buenas condiciones de salud.Yo seguía haciendo mis caminatas diarias. Al principio dos kilómetros, despuéscuatro, seis hasta llegar a ocho. Un día invité a mi esposa a que me acompañara yaceptó. Escogí la ruta de cuatro kilómetros, y a duras penas, padeciendo más quedisfrutando, los completó.Un día, ella viendo mi estado tan estupendo, fue a ver al médico para pedirle que medejara ir a España en donde teníamos dos hijos, pero la respuesta fue un rotundo:“No. Imposible”.Mientras tanto empezó a despertarse en nosotros un deseo de conocer la RenovaciónCarismática Católica, pero nadie nos daba información. Nadie sabía nada. Hasta queun día supimos de una Misa de la Renovación en una Parroquia cercana. Fuimos ynos hicieron un recibimiento increíble, mucho más sabiendo que yo era la personasanada por el Señor en la Misa del Padre Darío.Desde entonces todo fue ir a Misas de enfermos. A grupos de oración y en un retirode sanación interior en donde Dios me tenía otra sorpresa: la sanación de un malrecuerdo de niñez. Tuve un descanso en el Espíritu y supe que Dios es un Dios Padrede amor. Que Jesucristo es un Dios de amor y que el Espíritu Santo no es un espíritumalo como yo pensaba.Que Dios es todo compasión y misericordia. Conocí lo que es tener una madre, que notenía ni física ni espiritualmente, y poder decir nuevamente: Mamá. Sí, MamáMaría, gracias por darnos un Hijo tan bello, gracias mamá.Mi esposa insistía en llevarme a España a donde nuestros hijos y había preparadotodo para el viaje. Le insistió al médico jefe de los cirujanos para conseguir el permisoy éste al ver que mi situación no empeoraba sino que mejoraba, accedió a dar elpermiso y me dice:- Mira gordo, te voy a sacar del programa de trasplante y vete a España que si es de

morirte, te vas a morir tanto aquí como allá. Eso sí, busca un médico y contrólate.

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Preparamos el viaje. Juntamos todo lo que pudimos de libros, cassettes con prédicas,música, direcciones y teléfonos de hermanos. Todo un arsenal. Nos instalamos en laciudad de Denia, Alicante en donde vivían dos de nuestros hijos. Nos buscamos uncardiólogo y le llevamos todos los estudios de Argentina. Los miró y dice:- Muy bien, traigan al paciente.Se llevó tremenda sorpresa cuando le respondí:- El paciente soy yo.Lleno de admiración y sorprendido dice:- Quiero estar seguro con estudios hechos aquí en España. Hay que hacer análisis,

ecocardiogramas, ecodopler color, arteriograma etc., etc., cuando tengan todo estovuelvan a verme.

Ya con todos los resultados regresamos y nos dice:- Bueno, se confirma todo lo de Argentina, pero yo no lo voy a poner en plan de

trasplante de corazón porque no creo en los trasplantes.A todos los pacientes que se lo he mandado hacer, se han muerto. Usted siga con elplan de vida de allá y sobretodo caminando mucho sobre la arena que le hará muchobien. Vuelvan dentro de tres meses”.Después de estos meses volvimos y exclama:- ¡Qué maravilla! ¡Increíble! ¡Estupendo! ¡Qué bien está! Siga con el mismo ritmo de

vida, medicinas, etc., y dentro de otros tres meses nos volvemos a ver.Mientras tanto, mi esposa encontró trabajo haciendo limpieza en casas. Yo laacompañaba y ayudaba. Como veía algunos daños en las viviendas, compré undestornillador-atornillador, unas pinzas y un alicate y arreglaba todo lo queencontraba mal: enchufes, interruptor de luz, grifos, canillas, sanitarios.Todo lo podía hacer sin problema. Cuando se enteraban de que yo lo hacía, empezaronpedirme más cosas y cada vez más pesadas y más grandes. Y yo continuaba con lanueva vida que me había dado Dios estupendamente bien.Comencé hacer reformas de apartamentos. A levantar muros de bloques de hormigón,baldes o calderetas con material para pegar bloques, subir escaleras, trabajar sobreandamios, romper rocas con una maza de quince kilos, trabajar con calor y humedadsofocantes que no se podía ni respirar, ni tocar la piel porque dolía de lo quemada, conlluvia, mojado y con frío y aún hoy lo sigo haciendo.En agosto de 2002, me quebré el tobillo izquierdo, los dos maléolos, los huesecitosredondos interno y externo y la tibia en forma de triángulo. Pasé ocho meses entreescayola-yeso y recuperación, con dolores fortísimos y muy mala circulación.En el año 2005, estando en una adoración delante el Santísimo Sacramento en laparroquia de San Miguel en Denia, me atacaron fuertes dolores en las venas de mipierna izquierda, la fracturada, eran como clavos, chinchetas, tuercas y tornillos quebajaban por las venas produciéndome intensos dolores que no me dejaban disfrutar dela adoración. Entonces le dije al Señor:

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- “Si tú quieres que esté aquí adorándote, sáname de este dolor”. ¿Qué ocurrió? Eldolor se desapareció hasta el día de hoy.

Otra consecuencia de esa fractura fue que, el pie izquierdo sólo me quedó conmovimiento para arriba y para abajo, sin movimientos laterales. Estando en unaEucaristía oficiada por el Padre Darío el veinticuatro de septiembre de 2006, cuandooró por los enfermos, un cosquilleo se apoderó de mi talón y mi tobillo. Por la noche,cuando me fui a acostar, me acordé de ese cosquilleo y vi que había recobrado elmovimiento lateral del pie.¡Qué grande es el Señor! Cuando Él arregla o sana algo, lo hace muy, pero muy bieny vaya si doy fe de ello!!Cómo no amar a Dios, Padre Celestial, a su Hijo Jesucristo, Señor mío y Dios mío!¡Al Santo Espíritu del Padre y del Hijo!!Cómo no entregarles mi vida, mi alma, mi corazón y todo mi ser para que hagan demí lo que quieran, cuando quieran, donde quieran y me tengan por su servidor y nose haga mi voluntad sino la de ellos!!Bendita Renovación Carismática Católica que por tu medio encontré al Señor y Élme mostró el camino a recorrer para conocerle más y más! ¡Él está siempre presenteen mí con un detalle, con un signo de su misericordia, con algo sorprendente!Han pasado muchos años desde la primera intervención de Dios en mi vida y yocontinúo con mi corazón necrosado, destrozado, con baja fracción de eyección. Esto escomo si fuera un milagro permanente del Señor en mí, pues no hay explicación decómo me puedo sentir tan bien y normal con un corazón en ese estado. Es como si unojo sin nervio óptico viera, o un oído sin huesos escuchara.Si alguna persona llegara a dudar de mi testimonio, pongo a su disposición mihistorial clínico porque con las cosas de Dios no se juega. Nadie se burla de Dios.

Alfredo Aldo Quirogaemail: [email protected]

C. CURACIÓN DE UN TUMOR A DISTANCIAEn una reunión para médicos y agentes de salud que se realizó en la casa delDoctor Alberto Acámpora en la ciudad de Buenos Aires, fue invitada mi mamá,Sylvia Pérez Moreno y contó a los que estaban ahí reunidos:- Mi hija Gabriela, estudiante de abogacía, le han detectado, a través de una tomografía,

un tumor en la cara y la operación es inminente, hoy es viernes y la operan el lunes.La situación es muy grave. Es un tumor muy agresivo y de enormes proporciones.

El Padre Darío, que estaba presente, hizo una oración a las Llagas y a la Sangrede Jesús, imponiendo las manos sobre la cabeza de la madre de Gabriela, lomismo hicieron todos los presentes. Al llegar a la casa Gabriela estaba muyangustiada pues el médico le había dicho:- Gabriela, no podemos esperar ni un día, su situación es muy grave.Ella dice:

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- Doctor, si no presento los exámenes la semana entrante pierdo el cuatrimestre deestudios de abogacía.

- Gabriela, su vida está en peligro, hay que operar.Una cosa muy curiosa en este caso es que mientras se rezaba sobre Sylvia,Gabriela la hija, en ese momento estando en su casa empezó a sentir como uncosquilleo calientito en la cara y en la nariz en la parte donde se encontraba eltumor.A partir de ese momento el Señor comenzó a actuar, pues el anestesista no seencontraba en la ciudad. Por esta razón el médico cirujano le dijo:- Gabriela, el anestesista de mi confianza esta fuera del país y voy a posponer la

operación y así tendrás tiempo de presentar tus exámenes.Dos semanas más tarde, ella volvió donde el doctor y éste se admiró al ver queno se le notaba el tumor que algo se le veía. Ella le dijo:- Doctor, ¿por qué no me hace otro examen? yo creo que algo me ha pasado. Entonces

el doctor le ordenó, una radiografía, ni siquiera tomografía.Días más tarde Gabriela llevó la radiografía y el resultado al médico y él le dijomuy asombrado:- Gabriela, ¿acaso tú recuerdas si yo te di algún medicamento?- No doctor, usted no me dio nada.La hizo ir al consultorio, sin comentarle nada, y le dijo:- ¡Ha ocurrido algo asombroso! esta radiografía muestra que el tumor se ha reducido a la

mitad, es algo que no me ha pasado nunca. Esto me alivia, pues quiere decir que laoperación va a ser mucho más simple.

Semanas más tarde Gabriela se graduó y cuando volvió al médico la examinó yno salía de su asombro y exclamó:- No encuentro palabras, no hay rastros del tumor.Mi hija se animó y le preguntó:- Doctor ¿es usted creyente? Él contestó:- Bueno, en realidad por tradición, pero muy practicante no soy.- Doctor le voy a contar lo que ocurrió.Aquí Gabriela le contó todo lo ocurrido desde que su mamá pidió oraciones porella. Al terminar de hablar el médico le dijo:- Yo creo en la ciencia, pero me tengo que rendir ante la evidencia de que aquí hay algo

que yo no manejo. Te voy a mandar al doctor que te hizo la biopsia.Cuando llegué donde este doctor me dijo:- ¡Qué bien te encuentro! te felicito, ya pasó todo.Le respondí:- No doctor, no me operaron.

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Le mostré la última radiografía y el resultado Entonces me pidió que me dejaraanestesiar para revisarme con toda clase de aparatos, pues no lo podía creer.Cuando todo terminó, me dice:- ¿Sabes cómo estás? Como si el cirujano más eminente te hubiera hecho una obra

maestra de cirugía, pues no quedaron huellas ni cicatrices de la operación.Obvio, no hubo operación. Dios hizo todo.

El la foto se observa perfectamente bien

el tumor en la fosa nasal izquierda

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Reporte médico antes de la oraciónFundación Dr. Antonio Di RienzoBuenos Aires, 14 de marzo de 1990Se efectuaron cortes axiales de exo y endo cráneo antes y después de la administraciónde la sustancia de contraste por vía intravenosa.Se comprueba la presencia de una masa con densidad de partes blandas que ocupa latotalidad del seno maxilar y se introduce en la fosa nasal izquierda como se demuestraen corte 7. La lesión tiene efecto de masa sobre el piso de órbita sin comprometer alseptum medio nasal. Se hicieron dos diagnósticos presuntivos y se confirmaron conanatomía patológica

Dr. Antonio Di Rienzo. Radiólogo.Reporte médico después de la oración

Fundación Dr. Antonio Di RienzoBuenos Aires, 21 de agosto de 1990Se efectuaron cortes axiales y coronales, de la región cráneo facial, con intervalos dediez minutos.Se comprueba la completa resección de la masa endo-maxilar y endo-nasal izquierdaobservada en el examen del 14 de marzo de 1990.La estructura del seno maxilar izquierdo, está conservada. No apreciándosedeformaciones provocadas por la cirugía. Lo mismo puede afirmarse de la fosa nasalizquierda, que está libre. El vómer es de configuración normal.En los cortes coronales, se puede observar, la resección del cornete superior izquierdo,estando respetado el inferior, sin secuelas quirúrgicas, sin signos de recidiva local.Conclusión: Tomografía computada de macizo cráneo facial dentro de los límitesnormales.

Dr. Antonio Di Rienzo. Radiólogo.

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En la foto se observa perfectamente bien la desaparición

del tumor de la fosa nasal izquierda

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IX UN MILAGRO PATENTE

A. HERMOSA BENDICIÓN DE CRISTIAN LÓPEZChristian nació con una malformación congénita, la médula al descubierto,denominada mielomelingocele (mielo grado dos). Es trasladado de urgencia alhospital de niños, lo operan a las dieciocho horas de vida, haciéndole un injertomedular. A los cinco días, le informan a su papá que además tenía hidrocefalia(la cabeza llena de líquido, que la hace crecer) y que había que colocarle unaválvula, cosa que se hace cuando cumple los dos meses y medio.De las primeras enfermedades deriva una malformación renal, tiene problemasde vejiga y en todas las vías urinarias.Desde que nació Christian es incontinente. Al poco tiempo se detectan problemasmotrices por lo que los médicos le dicen a sus padres que no podrá caminar.Ya a los seis meses visita al primer traumatólogo, iniciando un tratamiento derehabilitación. Los tratamientos de kinesiología, pedagogía, psicología; urologíay neurología han sido permanentes, no se dejaron en ningún momento.Pese a todo y tener torpeza en sus manos Christian logra terminar su séptimogrado, escribiendo y leyendo perfectamente bien. A los quince años se complicamucho la parte renal, se le reimplanta el uréter y su vejiga que no era correcta esreemplazada por un trozo de su propio intestino. La primera válvula le duradieciséis años y deja de funcionar. De allí, se le cambia una válvula por año y aveces dos. Las intervenciones quirúrgicas son veinticuatro y prácticamente noqueda parte de su cuerpo sin que haya sido operado desde el fémur y las rodillashasta la cabeza. Varias veces los médicos lo desahuciaron.En la situación en que se encuentra Christian, para la ciencia, no sólo no puedecaminar sino que tampoco puede vivir. Hace casi dos años que no caminaba naday en septiembre último fue intervenido quirúrgicamente y su estado llegó a serdesesperante. A los veinte días concurría al Encuentro Nacional de servidoresjóvenes en Córdoba. El jueves 17 de noviembre, Christian volvía a caminar.Un día, hace más de diez años, un hermano de la comunidad vino a casa adecirnos que ofrecía una Misa por Christian con motivo de que íbamos a Mar delPlata a operarlo de las piernas.Fuimos a esa Misa y yo como desafiando al Señor, le dije:- Me dijeron que tú lo vas a sanar.Después hicimos un seminario de vida pero el Señor tenía otra cosa preparada,

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no la sanación física de Christian, porque en estos últimos años ha tenido laspeores operaciones. Primero, Él nos sanó a nosotros dos como pareja, comomatrimonio. Nuestra unión estaba por disolverse por los problemas que había.Nos enseñó a valorar la vida de Denisa, que ahora tiene once años. Y nos hizosaber que teníamos un Cristo vivo en casa, que no necesitábamos ir a la cruz demadera a tocarlo, sino que al extender nuestra mano podíamos tocarlo, enChristian. Nosotros hace unos años que hemos aprendido a aceptar la voluntadde Dios, viviendo un día a la vez. Christian siempre nos dice:- Mamá, papá, ayer ya pasó. Vivamos hoy, porque mañana no sé si vendrá.Este es un poco el lema de nuestra vida. Que Christian esté vivo es una gracia deDios, es un regalo de Él. Es como que no esperamos más cosas de Dios porqueel tenerlo vivo, que para la ciencia es imposible, es suficiente. Christian es unchico feliz, alegre y nunca bajó la guardia ante nada. Le agradecemos a Diostener lo que tenemos, estar los cuatro juntos que somos uno solo y poder alabar ybendecir al Señor.Nos invitaron a ir al estadio Vélez Sarsfield en donde iba a estar el Padre Daríopara orar por los enfermos.Estábamos sentaditos en el estadio, y orábamos por los dolores en la espalda deCristian que tiene además cuatro hernias de disco originadas por el líquido.No pedíamos que caminara. Cuando el Padre Darío comenzó a orar por losenfermos, muchos empezaron a andar. Denise la hermanita de Cristian estabamuy contenta viendo a otros chicos caminando en el estadio. Entonces, nos vino abuscar para que viéramos esas maravillas. Christian quedó más atrás solo.Cuando me doy cuenta, vuelvo y le digo:- ¿Por qué no te levantas? Él me contesta:- No, mamá, no puedo.Se me ocurre decirle:- Pero, a lo mejor Dios quiere.- Tengo miedo mamá. Me responde.Yo le digo:- Apóyate en el brazo de mamá y ves.Cuenta que en ese momento, él siente, primero como que me quiere dar el gusto,pero después como un impulso irrefrenable que lo levanta de la silla. Se agarrade mi brazo y me lleva a caminar. Cuando voy avanzando junto a él, siento que elpeso de su cuerpo era cada vez menor. Ahí me doy cuenta que caminaba solo. Sinpensarlo, le grito a mi esposo. Cuando José se da vuelta, Cristian se suelta de míy va en busca de su papá.

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Después de hacer un pequeño descanso en su silla, continúa su caminar hasta elaltar.A nivel de la ciencia era imposible que esto sucediera. Christian no tieneprácticamente médula. Esto para mí es como una sacudida del Señor porque aldía siguiente, descansada y en oración. Él me decía:- Viste Stella que yo no te dejo las obras inconclusas.Al día siguiente, un montón de gente nos llamó resaltando la función del PadreDarío. Nosotros estamos convencidos de que el Señor usó al Padre Darío y usóun lugar determinado para que Christian volviera a caminar. A la gente quellamaba, les decíamos que se alegren ellos, porque realmente es la oración detoda una comunidad, que ora día a día e incluso de distintas comunidades, quetambién oran por nosotros.Christian nos enseñó a vivir pegados al Señor. Él tiene una gran confianza en lossacramentos y, a raíz de eso, tenemos cada vez más afirmada en nosotros laconfianza. Cada vez que se siente mal, para nosotros es buena señal, porquerealmente sabemos que está mal, que hay peligro, que hay que operarlo, y loprimero que pide es un cura:- Me tengo que confesar porque no sé qué va a pasar y tengo que estar en gracia de

Dios. Si el Señor me llama en este momento tengo que estar preparado.Lo primero que hace al llegar al hospital es buscar al capellán o a las monjitaspara que le lleven la comunión. Tiene una gran confianza en Dios y en lossacramentos. Él nos enseñó a confiarle todo a Dios. Cuando va a los seminarios,él dice:- Yo no soy quien vive, es Cristo que vive en mí.El dolor de él lo vivimos, pero tenemos puesta la confianza en Dios y hemosaprendido en este último tiempo, cuando él estuvo tan mal, a desprendernos. Adarle gracias a Dios por los años que nos lo ha prestado y a ofrecérselo. Sé queel Señor quería darnos la gracia de que lo tuviéramos, y ahora nos lo hadevuelto.Lo del jueves es la culminación de un tiempo fuerte de oración de toda unacomunidad. Christian podía haberse parado y haber dejado la silla en cualquierotra Misa, en casa mismo. Seguramente fue para que lo viera toda esa gente queestaba allí y, llegando a los que no estaban, por los medios de comunicación.Algo para resaltar: momentos antes, el Padre Darío decía que había queperdonar. Nosotros, en lugar de hacer nuestra oración para que Christiancaminara, orábamos por la gente que nos dejó en la miseria total, los que noshabían dañado. Orábamos y realmente sentíamos que los amábamos a quienes

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nos habían dejado casi sin comer.Esa es la gracia de Dios, que nos ha dado un corazón para perdonar, para amar yorar por los demás. En definitiva, la confianza en Dios y la oración de toda unacomunidad son los que han hecho caminar a Christian después de 24 operacionescon sólo 20 años de vida”.El médico de Cristian, Dr. Jorge Horacio Pineda escribió la siguientedeclaración el 29 de diciembre de 1994:

“Soy el médico de Cristian Ariel López desde que nació. Padece un miolomeningocelecomplicado con Síndrome de Arnold Chari, con ciringocuvelia. Por su patología debase, últimamente agravada, desde hace 18 meses no podía caminar. Necesitaba ayudapara pasar trabajosamente de la cama a la silla de ruedas. Ahora camina sin ayuda”.

Firmado.Dr. Jorge Horacio Pineda.

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Cristian caminando en la cancha de Vélez

B. HISTORIA Y CURACIÓN DEL OBISPO VÍCTOR MASALLES

Durante una de mis visitas a Santo Domingo, República Dominicana, en ladécada de los años 80, el Señor Jesús, con palabra de conocimiento dijo:-“Hacia el lado derecho del altar y cerca de la columna se encuentra un jovenque siente deseos de ser sacerdote y al mismo tiempo quisiera formar un hogar.No se preocupe. Sígame que yo lo haré digno de mi sacerdocio”.Resultó ser el joven Víctor Masalles que era en ese tiempo gerente de “Colgate-Palmolive”. Al mismo tiempo campeón nacional de natación. Este jovenconsiguió como director espiritual al padre Emiliano Tardif. Víctor confió en elSeñor. Se fue al seminario y fue ordenado sacerdote el 7 de julio de 1991.

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Víctor Masalles sufría de la enfermedad que se llama hemofilia. La hemofilia A,es la deficiencia congénita de la actividad del factor VIII.Se transmite como un rasgo recesivo ligado al cromosoma femenino X. Secaracteriza por una deficiencia de la actividad coagulante del Factor VIII(VIII:C) en el plasma, presentándose el Factor Willebrand normal.El síntoma crucial en la hemofilia son las hemorragias (principalmente lashemartrosis), todas las demás características del enfermo son su consecuencia.Los síntomas generales de fiebre y anemia, frecuentes en el paciente hemofílicoson secundarias a las hemorragias. La fiebre se debe al síndrome tóxico queorigina la resorción de la sangre extravasada y la anemia es consecuencia de lapérdida de sangre, pues pueden producirse hematomas que contengan un litro desangre o más.Estos dos síntomas junto con el dolor debido a la compresión de los hematomasy hemartrosis constituyen el estado de inquietud y angustia, típica del enfermohemofílico.El trastorno psíquico es frecuente en el hemofílico, aunque indirectamentetambién es consecuencia de los accidentes hemorrágicos.El Señor Jesús al llamar al joven Víctor Masalles al sacerdocio lo sanó tambiénde esta enfermedad. Esto se puede ver muy bien en el documento dado por eldoctor Eric C.Y. Lian que dice:

“A quien le puede interesar:El padre Masalles tiene frecuentes episodios de hemorragia UGI que requierenmuchas transfusiones desde 1981. En septiembre de 1984 él notó púrpura en susbrazos y en cuerpo. Exámenes de sangre hechos en la República Dominicanamostraron que podría tener VWD en 1984. Él vino a verme en diciembre de 1984.Estudios de coagulación mostraron el factor VIII 28%, VWF:Ag 105%, con untiempo de hemorragia de seis minutos. Sin embargo los estudios posteriores en 1986,1989, 1990 mostraron que la actividad del Factor VIII era normal. Por consiguientela deficiencia de su Factor VIII fue temporal. No hay historia de hemorragia en lafamilia.En los años pasados él tuvo repetidos episodios de hemorragia UGI los cualescorresponden a un régimen anti-ulceroso. Desde entonces él ha estado perfectamentebien.Atentamente

Eric Lian, M.D. Profesor de MedicinaDivisión de Hematología y Oncología”.

El Padre Víctor Masalles ha ejercido su ministerio sacerdotal en laArquidiócesis de Santo Domingo. En Mayo de 1910, el Santo Padre Benedicto

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XVI nombró al Padre Masalles obispo auxiliar de Santo Domingo. Recibió laOrdenación Episcopal el 29 de mayo de 2010.En la historia de la vida de Monseñor Víctor Masalles se ve de una manera muyhermosa la presencia amorosa de Dios desde llamarlo hasta hacerlo su obispo ypastor.C. LOS ESPOSOS Y MÉDICOS CHAÍN

Somos médicos los dos, de aquí, de Colombia. Después de seis años de noviazgo, noscasamos y programamos que en la luna de miel quedaría embarazada, lo que noocurrió.Luego de nueve meses de matrimonio, quedé esperando un bebé, que perdí a los tresmeses y medio. Desde entonces estuvimos buscando un embarazo que no llegaba.Nunca planificamos nada ni con nada. Después de tres años de matrimonio,decidimos iniciar estudios por infertilidad. En Medellín acudimos donde el Dr. Jubiz,ginecobstetra, quien inició nuestra investigación.A mi esposo le realizaron dos espermogramas, que salieron absolutamente normales.A mí me realizaron muchas ecografías. Pruebas hormonales como determinación dediecisiete setos de orina de veinticuatro horas, determinación del extra dial,progesterona y tres biopsias del endometrio.Los dos primeros salieron en disfase, lo cual confirmó un diagnóstico de cuerpo lúteoinsuficiente. Además me practicaron una laparoscopia en donde el azul de metileno nopasó por mis trompas de Falopio, diagnosticándose una obstrucción bilateral detrompas.Todo lo anterior fue corroborado con una primera histerosalpingografía que merealizaron juntamente el Dr. Alfonso Jubiz y la Dra. Cecilia Navarro. Tampoco seobservó permeabilidad de las trompas, había obstrucción de ellas.Al momento de conocer los resultados, nuestra desesperación fue absoluta. Sabíamosque la posibilidad de un embarazo se hacía cada vez más remota. La única posibilidad,era con una microcirugía. Nuestro médico se asesoró con otros colegas y cuandoestaban estudiando la clase de cirugía que me iban a practicar, decidieron hacermeotra histerosalpingografía.En este período de tiempo tuvimos el privilegio de conocer al Padre Darío Betancourten el consultorio de la Dra. Cecilia Navarro. En una oportunidad le pidió el favor deorar por nosotros, lo que hizo ahí mismo. De pronto sentimos algo que nuncahabíamos experimentado. Nosotros somos católicos. Hemos sido muy creyentes, conuna fe muy grande en Dios. No estábamos muy cercanos a la iglesia, pero ese día, enun consultorio, no precisamente en un templo, sentimos tan cercana la presencia deDios que para nosotros fue supremamente grande. En ese mismo mes se me practicóuna segunda histerosalpingografía. Y, ¡oh, sorpresa!, en esta oportunidad mistrompas estaban totalmente permeables. La emoción fue grande. Nuestra fe creció.Pasó sin contratiempo el medio de contraste. ¡Había ocurrido un milagro!En un período no mayor de un mes, se hizo la tercera biopsia de endometrio. Las

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anteriores habían salido con desajustes hormonales, ésta salió fácil, estaba todonormal. Al mes siguiente quedé embarazada. No lo podíamos creer. Era imposible.Había ocurrido el milagro que tanto habíamos deseado. Si era niña, la llamaríamosMaría por la Virgen. Si era niño no teníamos nombre.La familia de mi esposo es árabe, entonces buscamos un nombre que no fuera muyextraño para que le quedara bien al apellido. Nos decidimos por Samuel. Una amigamuy cristiana nos dijo:- Va a ser un niño y se llamará Samuel. Miren la Biblia y sabrán por qué”.Leímos la historia de Samuel en la Biblia y nos quedamos asombrados, pues Samuelsignifica el deseado, el pedido a Dios. La historia de la madre de Samuel era similar ala nuestra. Ella era estéril y después de mucho rezar, Dios le concedió un hijo, el cualse dedicó posteriormente a propagar la fe.Nuestro hijo sabemos que es un milagro de Dios por medio del Padre DaríoBetancourt. No sabes qué hubiera sido de nuestra vida sin nuestros hijos. Esto noshizo sentir más cercanos, más maduros y nuestra relación como pareja se consolidómás.Nació Samuel bellísimo, sano y llenó nuestras vidas de alegría.Después de él tampoco evitamos un embarazo, pero durante cuatro años no llegaba elsegundo bebé. Estuvimos en agosto o septiembre de 1994 en una reunión nuevamenteen la casa de la Dra. Cecilia Navarro y allí estaba el Padre Darío quien nuevamenteoró por nosotros.¡Oh sorpresa!, en enero de 1995 volví a quedar embarazada. Ya tenemos dos niños,Samuel y Alejandro, la luz de nuestros días y que definitivamente son un milagro.Repito por intercesión del Padre Darío Betancourt. Son un don y una bendición deDios.Sabemos que Dios nos ama de tal forma, que nos ha brindado lo más grande y lo quenos ha llenado como personas y nos hace ser cada día mejores.Queremos que este testimonio ayude a crecer la fe de muchas personas, que quizápiensan que Dios está ahí pero no muy cercano.

Alabado sea Dios y bendito el Padre Darío. D. ALGO PARECIDO EN CALIFORNIADesde el día martes anterior a un congreso en Pomona, California, a una señorale comenzó una terrible hemorragia. El día miércoles fue a visitar el médico y lehizo una ecografía que mostró que tenía un embarazo ectópico (fuera del útero)lo que es muy grave.El médico le sugirió que se fuera a la casa y guardara cama hasta el viernessiguiente en que debía volver a verla. El viernes le dijo:- Hay que practicarle una cirugía. Regrese el lunes.Ella llena de fe llegó al congreso el día sábado. La hemorragia era terrible,

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sentía como si fuera un río de sangre que salía de su cuerpo. Los dolores eraninsoportables.Permaneció en oración y en espera de la celebración de la Misa por losenfermos. Le pedía al Señor que salvara su embarazo, ya que era la tercera vezque le ocurría. Las veces anteriores había perdido los bebés en el tercer mes.Cuando llegó la oración al final de la Eucaristía, sintió como si una corrienteeléctrica la estuviera tocando, lo que la hacía moverse fuertemente. En esemomento se paró la hemorragia y se sintió como envuelta en el amor de Dios.Regresó al congreso el domingo perfectamente bien, acompañada de su esposo ycontando lo sucedido el día anterior.El lunes se presentó donde el médico que lo encontró ya listo para practicarle lacirugía. Ella le contó todo lo ocurrido y él le dijo:- Yo no creo en más Dios que la medicina que es la que hace milagros.Ella le suplicó que le hiciera una nueva ecografía ya que se sentía muy bien.El médico le dijo:- Bueno, voy a buscar mejor en qué parte de los tubos está el feto y hacer una mejor

cirugía.El mismo médico se llevó una gran sorpresa, pues encontró que el feto que habíavisto en los tubos, la semana anterior, ahora se encontraba en el útero y le dijo:- ¡Señora, esto es grandioso! porque donde se formó el feto no se podía mover. Su

embarazo estaba en los tubos y ahí tenía que estar. No entiendo cómo se pasó de lostubos al útero.

Meses más tarde me envió una carta donde contaba que había nacido un niñoperfectamente sano. La carta terminaba diciendo:- Alabado sea Dios que está vivo y hace maravillas hoy día en los que lo buscamos con

fe.E. CURACIÓN DE UN SENO

El Maiten -Chubut- Argentina 3 de enero de 2006Estimado Padre Darío Betancourt:Tuvimos la oportunidad de conocerlo durante su visita a la ciudad de Sarmiento en laprovincia del Chubut, Republica Argentina. En esa oportunidad recorrimos 700 Kmspara poder asistir a dicho encuentro. Realmente fue grandioso compartir esas horascon nuestro Señor, ud. y el resto de las personas que asistieron. El caso quepretendemos contarle es el siguiente:Mi esposa quien se llama Alejandra Perla Taux, durante el mes de Julio del año 2005comenzó a sentir un dolor casi en forma permanente en el pecho izquierdo. Despuésde algunos días y al ver que el dolor no cesaba, decidió consultar a su médicoginecólogo. Después de realizar una serie de estudios, el ginecólogo ordena un estudio

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denominado mamografía, en el cual se detecta un fibroadenoma de 15mm por 10mm.Consecuentemente el ginecólogo indica un tratamiento de vitaminas y analgésicospara contrarrestar los dolores que sufría Alejandra Perla. Asimismo decide pedir unaecografía para el mes de octubre (le dieron turno para el día 29 de octubre), a losefectos de poder evaluar el crecimiento del fibroadenoma detectado con la mamografía.Mientras tanto Perla estaba muy preocupada porque muchos familiares directos deella, habían padecido cáncer y con resultados lamentables.En el mes de agosto o septiembre nos enteramos de casualidad (hoy decimos pordiosidencia que durante los días 25 y 26 de octubre usted, estaría realizando unencuentro espiritual, en la ciudad de Sarmiento. En el mismo momento que nosenterábamos de dicha noticia, Alejandra Perla decide ir a Sarmiento, sin reparar enlas posibilidades reales de poder viajar.Nosotros residimos en un pueblo de 3500 habitantes denominado El Maiten (Chubut)que dista 700 Kms de Sarmiento. Obviamente llegó el día y sin mayorespreocupaciones nos dispusimos a viajar a dicho encuentro. Nuestra familia estáintegrada por nuestros tres hijos: Macarena Sol, Nazarena Luz (gemelas) y JeremíasPaz, además de Alejandra Perla Taux (esposa) y Juan Carlos Jaramillo (esposo).Llegamos a Sarmiento y tuvimos la gran dicha de compartir durante el martes 25 ymiércoles 26 junto a muchas otras personas, las enseñanzas que usted impartió.Fueron unas vivencias enriquecedoras y de mucha enseñanza.El miércoles, ultimo día del encuentro, serian las 6 p.m. cuando usted, comunica que:- Entre las mujeres presentes hay una hermanita que ha venido de muy lejos, porque

tiene un tumor en uno de sus pechos.Mientras decía esto aclaraba que padecía de fuertes dolores, a la vez que señalaba consu mano el sector donde estaba esta hermanita. En ese momento se vivía un clima deprofunda oración, y de muchos sentimientos encontrados.Simultáneamente aclaraba que en ese preciso instante el Señor decidía curardefinitivamente dicho tumor...y luego continuaría diciendo:- Tóquese hermanita, tóquese sin miedo... sin vergüenza, y quien sea y descubra que

no tiene más ese tumor que tanto la preocupaba, por favor levante la mano para quetodos podamos verla y agradecerle a Jesús.

Yo miro a mi esposa que estaba a un costado porque usted señaló hacia dondeestábamos nosotros, y observo que estaba muy colorada, muy conmovida y después detocarse el pecho izquierdo, con los ojos llenos de lágrimas me hace un gesto comodiciendo: “soy yo la elegida”, inmediatamente me acerco con mis hijos y nos perdimosen un abrazo y en llanto de alegría... Muchos hermanos se acercaron y vivenciaronnuestra experiencia. Obviamente Perla levantó la mano para que todos vieran que sehabía realizado lo anunciado por el Padre Darío. Escribo y me emociono como aquellatarde... ¡Qué lindo día y qué regalo de Dios!Después continuó la jornada hasta que termino el encuentro, mientras éramos

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testigos del poder divino de Nuestro Señor Jesucristo.A manera de despedida, usted se ubicó al final del salón, donde fue bendiciendo a cadahermano al momento de retirarse del lugar.Era tal el deseo de recibir la bendición por parte del Padre Darío que por momentospensábamos que nunca llegaríamos a donde estaba usted.Pero sucedió que estábamos frente al padre y no sólo recibíamos dicha bendición sinoque podía contarle que yo era el esposo de la señora del tumor en el pecho, a lo queusted me respondió con su riquísima sonrisa y me sugirió que agradezca a Dios y quele rece mucho a Gianna Beretta Molla. ¡Qué momento!… ¡fue grandioso!Eran las 10 p.m. cuando llegamos al hotel y continuábamos emocionados ymaravillados con lo que acabábamos de vivir. Perla seguía como aturdida pero feliz.Al otro día nos dispusimos a regresar a nuestro hogar, era jueves 27 de octubre.Durante el viaje, siete horas en auto, no hicimos otra cosa que hablar de lo bien quenos sentíamos y de lo mucho que habíamos aprendido, de la necesidad decomprometernos en la tarea de anunciar la presencia de Jesús y pregonar la obra deÉl.El viernes 28 debíamos dirigirnos a la ciudad de Esquel, a una distancia de 150 km,para realizar la ecografía solicitada oportunamente por el médico ginecólogo.Alejandra Perla tenía turno a las 5 p.m., así que se presentó a la hora indicada y conla ansiedad de poder decirle al especialista que no iba a encontrar absolutamente nada.Después de ser sometida a la rutina técnica, y al no observar absolutamente nada enninguno de los dos pechos, el médico especialista, decide convocar al médico que habíarealizado la mamografía durante el mes de julio (tres meses atrás). Cuando sepresenta el médico que había realizado la mamografía y que había descrito lascaracterísticas del fibroadenoma, se le informa de lo que estaba sucediendo: que no sepodía observar dicho tumor en las imágenes que registraba el ecógrafo. Ante laincertidumbre de los médicos, y la gran diferencia que se observaba entre lamamografía (con un tumor) y la nueva ecografía (sin tumor), mi esposa decidecomunicarle que no van a encontrar absolutamente nada porque la acababa de sanarJesús durante la tarde del miércoles anterior; aclarándoles que aunque se rían, laverdad es que Jesús la sanó.Uno de los doctores se sonrió y después de decir que en su momento estaba ramificadoel tumor, decidió retirarse con un asombro que le costaba ocultarlo. El otro que tratóinfructuosamente de corroborar lo que se veía en la mamografía, solamente expresóque:- A esta altura, creo cualquier cosa.Inmediatamente se decidió a realizar el informe médico que debía adjuntar a lasimágenes recién tomadas. Obviamente en el informe dice que no existe ningúnfibroadenoma. Adjuntamos documentación médica.Hoy seguimos contando el hecho como si hubiese sucedido ayer. Perla ha tomadocompromisos con la iglesia y estamos muy abocados a cuidar de nuestras hijas

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gemelas Macarena Sol y Nazarena Luz (de 13 años de edad); dado que padecen deuna escoliosis importante y próximamente serán sometidas a una intervenci6nquirúrgica en la ciudad de Buenos Aires, Gracias a Dios estamos muy tranquilos yconfiados que Él y su santa Madre están y seguirán estando con nosotros. Por ellaspedimos a ti, Padre Darío, para que puedas mencionarlas en tus oraciones.Nuestras vidas han recibido tantas bendiciones que sentimos un gozo permanente, apesar de nuestras preocupaciones.Que Dios lo bendiga y ojalá podamos compartir en algún futuro otro rico momentocomo el vivido en Sarmiento.Gracias por ayudarnos a redescubrir a Nuestro Señor Jesucristo.

Un abrazo y que Dios lo bendiga.Alejandra Perla Taux.

Radioscopía - Radiología - Tomografía computada -

Ecografía - Densitometría osea - MamografíaEsquel, 13 de Julio, 2005

Paciente: Taux AlejandraEdad: 35 añosDr/a: OrlandoMamográfico bilateral con proyecciones axilaresMamas con equilibrio graso-fibroglandular del estroma.Imagen pseudonodular, de límites netos y contornos irregulares en área central de laMB.La formación mide 15 x 10 mm, y seria a complementar su evaluación con ecografíamamaria (¿lipoma?, ¿glándula?, ¿fibroadenoma?).Ausencia de micro-calcificaciones agrupadas del tejido mamario, Ganglio de bajadensidad en axila izquierda,Categorizacion Bi-Rads: 0

Dr. Gabriel ChortDiagnóstico por imágenes

M.P. 1787

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X MIS POESÍAS

Ven Espíritu SantoVen, al cansado, descansarven, la debilidad, vigorizar;ven, a brotar una canciónven, al débil y pobre corazón.Ven, Espíritu Santo.Ven fuego, a calentar lo helado,ven, consolador anhelado,ven, al mundo iluminar,ven, con tu amor a enamorar.Ven, Espíritu Santo.Ven, con tu divina dulzura,ven, a endulzar la amargura,ven, a sanar el rencor,ven, a revivir seres sin amor.

Creíste en míCreíste en mí,te fiaste de mí,tocaste mi ser.Hoy quiero volver,estaba dormido,el hoy era ido,viniste dormido,llamaste a mi oído.Estaba en pecado,muy alejado,llegaste calmado,desperté emocionado.Ignoraba quién eras,desconocía las maneras,de tu amor generoso,de tu perdón poderoso.

Historia de amorUn día Diosdecidió crear,un ser igual

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a su majestad.En el Edénpuso este ser,para ser él,el solo rey.Él le pidiósólo obedecer,y así podera Él tener.Gozo ideal fue aquel lugar,de todo mallo quiso librar.El ser pecó,Dios lo castigó,lo obligó a trabajar.El tierno Diosle prometió,un Redentor,reconciliador.El mismo Diosvino hasta nos,se hizo nos,nosotros Dios.Nos enseñóAmar y perdonar,también orary alabar.Hoy otro edénprepara el gran Serpara aquélque sea fiel.Historia de amores la de Dioses para tiy para mí.

JesucristoJesucristo Santo ,

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a ti yo te canto,yo te adoroPalabra de Dios,hecho amorpor nuestra salud.Yo te honro.¡Oh!, Hijo de Dioshecho panpor la humanidad,yo te bendigo.¡Oh!, Verbo de Diospropiciación,perdón y salvación.Yo te exalto,¡Oh!, amor de Dioshecho carne,para nuestra alimentación.

MásSeñor, todavía no he bajadoa la sima que urge llegar,más dolor, más angustia y oprobioignominia, tormento, penar.Hiende, taja, golpea, atenaza.aniquila, atomiza este ser,que no quede una huella ni un hálitode este humo, esta paja que fue.Abrevar hasta el fondo las heces,en mil trizas el alma rasgar,y que todo sean mieles jocundasy el martirio inclemente, solaz.Que la cruz que horripila y espantame sea apenas un juego de amor;que en sus nudos, su peso, sus grietas,beba a sorbos tus fuegos, Señor.Dame amar con locura las penas,dame estar remachado al dolor,dame infiernos y mares horrendos,pero en llamas ardiendo de amor.

PasiónSeñor Jesús, aún no he sentido

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tus desprecios, escupas, palmadas,tus burlas, azotes y heridas.Por ti: mi persona acabar, destruir, demoler, agotar,esta humanidad vaciar.y este cuerpo en pedazos terminar.Tus dolores, que a mi espíritu asustan,en gozo del alma se tornen.tus afrentas, que rechaza mi mente,sean motivo de grande deleite.Mi vida, en horrores sumergir,mi ser, en tristezas existir,mi alma, en terrores vivir,y sea, apenas todo, inicio del sufrir.Concédeme: tu humillación aceptar,tu aflicción ansiar,tu vejación desear,pero siempre tu salvación gozar.Dame: tu dolor abrazar,tu incomprensión gustar,en abyección estar,pero siempre tu compasión mostrar.Regálame: la crueldad anhelar,la soledad experimentar, en adversidad andar, pero siempre sólo a ti amar.

Jesús y yoDelante de Ti, Jesús querido,permanezca yo así prendido;que la osadía de mi pedidomueva tu corazón, enternecido.Mis manos llenas de pecado,mi corazón harto mancillado;siguen al tierno Dios amado,que no lleva cuenta de delitos ni pecado.Y en abrazo y beso tan unidoy en espíritu y alma tan metido,que sea imposible detectar lo reunido,por el misterio de tu amor ilimitado.Y los dos, así llorando,y los dos, así mirando;esperando el amor del otro,

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ya no se sabe quién es uno y quién el otro.Palabra divina

¡Oh Jesús!, tus hermosas enseñanzascon ejemplos, palabras y homilías;al pueblo entusiasmado, conmovía,bendiciendo voluntades y esperanzas. Gozosos entonaron alabanzas,salidas del corazón con alegría;al oír tu voz, llena de sabiduría,que cura ansiedades y añoranzas.Judíos y gentiles te escucharonabsortos en tu prédica sagrada,que al rico y al mendigo estremecieron.Sintiéndose hermanos, lloraron todosvenciendo la distancia rechazada,porque en Jesús, Dios es de todos.

Yo sé, SeñorYo sé, Señor,que en la inmensidad de tu corazónhay grande ansiedadde recibirme con infinito amor.Yo sé, Señor,que en las locuras de tu amorno haces distinción y me recibes sin rencor.Yo sé, Señor,que has tenido una ilusiónhacer de mi cuerpo una oblacióny de mi espíritu una canción.Yo sé, Señor,Que tu deseo es morarPara en mi cuerpo reinarY desde mi nada alabar.Yo sé, Señor,que tu plan es mi divinización,mi transformación y conversiónmi deificación y salvación.Yo sé, Señor,que mis gracias nada son,pero te encanta esta elocución

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salida de mi corazón.Yo sé, Señor,que la alabanza al Padre Creador,es la loa al Hijo Redentory la gloria al Espíritu Santificador.

AtráemeBesen mis labiostus llagas puras,y sana los desvíosde mi boca impura.Atrae a mis ojostus grandes heridas, y lloren copiosossus muchos pecados.Mete mis manosen tu corazón, llagado,y sientan la ternurade tu costado.Recuerda a mi mentetus muchos amores,y borra al instantesus grandes errores.Paraliza mis piespara no dejarte,pero mueve mis piernaspara ir a buscarte.Mi corazón no permanezcaante ti indiferente,tu amor lo engrandezcade virtudes abundante.Grite mi bocaque eres Señor,que eres el dueñode mi corazón.Mi fe inquebrantableen tu palabra inerrable,y mi confianza indudableen tu Iglesia intachable.Gritarte: ¡Amor mío!con mi letra y pluma,es un atrevimiento mío

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con mi vida impura.Perdona, Jesús amado,la palabra exageradade mi corazón enamorado,fruto de mi pobre nada.Perdona, Corazón Divino,mis humanos desvaríos,que son nacidos de mis desvíos.Lave mis pecadostu sangre redentora,y bajo tu cruz arrodillado,espero tu perdón, ahora.

¿Qué buscas?Estaba oculto, por mi maldadtemeroso, escondido, horrorizado;por la magnitud de mi pecado,ante la grandeza de tu majestad.¿Dónde estás? ¿Qué has hecho?¿Por qué mi corazón heriste?con indiferencia hundisteel cuchillo con lo que me hiciste.¡Oh!, ¿Qué tengo? ¿Qué en mí buscas?con hechos, testimonios y personas,veo lo que en mí buscas.Tu deseo, tu amor, tu hermosura,se siente, se percibe, con locura,con generosidad y con ternura.

He nacido de nuevoHe nacido de nuevohe nacido de Dios,Jesús vida nuevavida nueva me dio.Gracias, Señor,tu Espíritu Santomi vida cambió.Una nueva personaun nuevo sentir,un corazón nuevo,Jesús puso en mí.

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Su amor, su alegría,su Espíritu inundó,de vida y de paz,Jesús puso en mí.

CantemosPrepárense los cristianosque viene la luz de día,y con los santos del cieloy con la Virgen María.Cantemos, cantemos,cantemos con emoción,cantemos, cantemosJesús es la salvación.Levántense los cristianosque vamos a celebrar,la Sangre del Nazarenoel que nos viene a salvar.Alístense los cristianosque vamos a contemplar,la gloria del Rey de Reyesel que nos viene a salvar.Vístanse los cristianoscon armas de protección,la espada de la Palabra,la fe y la oración.Despiértense los cristianosque llega el amanecer,si tú no crees en Cristote va a llevar Lucifer.Ármense los cristianosreprendan a Satanás,y con la Sangre de Cristoseguro que vencerás.

Mi JesúsCuántas veces, Señor,yo pequé.Yo te pido mil vecesperdón.Me arrepiento, Señor,con dolor.Yo te pido mil veces

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perdón.Te he clavado, Señor,en la cruz.Yo te pido mil vecesPerdón.Te he ofendido, Señor,sin temor.Yo te pido mil veces perdón.Mi pecado, Señor,te golpeó.Yo te pido mil vecesperdón.Te he herido, Señor,con horror.Yo te pido mil vecesperdón.

AmistadDecir en letra, lo que sientoen mi alma y en mi cuerpo,es empobrecer mi sentimiento,ante tu inexplicable encantamiento.Entonces yo no te conocíay al verte se estremeció mi ser,cuando llegaste en aquel día,me fascinó tu gran saber.Inteligente decían que lo eras,pero al ver las grandezas de tus obras,

me sorprendí al ver que, de veras,lo que decían, no eran ni las sombras.Tu grande espíritu cristianoha hecho de ti, un vivir,que mezclado con tu espíritu de servir,hace que el otro se sienta ciudadano.Amar a Dios como a tu dueño,parece el lema de tu vida,y por Él perder la vida,no te asusta, ni te quita el sueño.

Te amo

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Te amotú has llenado mi vida de amor,te amo y algún día, tu rostro veré.Te adoroeres tú mi razón de vivir,te adoro y algún día, tu rostro veré.Te quieroy mi vida es ya para ti,te quiero y algún día, contigo estaré.Divino,tú llenaste mi alma de paz,divino y algún día, contigo estaré.Precioso,tú mi mente llenaste de luz,precioso y algún día, de ti gozaré.Hermoso,en tu cruz tú me das la salud,hermoso y algún día, de ti gozaré.

Por eso yo te buscoJesús, tú eres mi Diosla luz de mi existir,la fuente, el manantial,que siempre adoraré.Por eso yo te busco,por eso yo te canto,por eso yo te alabo.Jesús, tú eres mi Dios,en ti me apoyaré,por tu inmensa bondad,siempre te exaltaré.Jesús, tú eres mi Dios,mi fuerza y mi valor,en tu infinito amor,yo siempre confiaré.Jesús, tú eres mi Dios,tu gloria y tu poder,con gozo contaré,siempre te bendeciré.Jesús, tú eres mi Dios,

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mi Rey, mi Majestad,a ti te ensalzaré,a ti me postraré.Jesús, tú eres mi Dios,mi roca y salvación,a ti me acogeré,a ti me entregaré.

Jesús, mi DiosLléname de ti ¡Oh, Señor, mi Dios!lléname con tu dulce amor,¡Oh, Jesús, mi Dios!Seréname Jesús ¡Oh, Señor, mi Dios!seréname con toda tu paz,¡Oh, Jesús, mi Dios!Ilumíname, ¡Oh, Señor, mi Dios!ilumíname con tu luz,¡Oh, Jesús, mi Dios!Protégeme Jesús, ¡Oh, Señor, mi Dios!protégeme con tu santa cruz,¡Oh, Jesús, mi Dios!Mírame Jesús, ¡Oh, Señor, mi Dios!mírame con tu compasión,¡Oh, Jesús, mi Dios!

Quiero alabarteQuiero alabarte y bendecirte,glorificarte con mi canción;quiero loarte quiero cantartey agradecerte tu bendición.Tú eres mi cielo y mi consuelo,el dulce anhelo de mi vivir;tú eres la roca que me protege,tú eres el eje de mi existir.Tú eres la fuente que dulcementevuelve al torrente y lo purifica,yo soy basura, tú la hermosura,que todo cura y santifica. Tú eres mi amigo que vas conmigo,y yo te sigo con todo ardor;

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te doy mi vida que sin medida,estaba herida por tu dolor.Por tu paciencia y tu clemencia,en tu presencia pido perdón;yo me arrepiento yo lo lamento,y hoy te ofrezco mi contrición.

Abre tus puertasAbre tus puertas al Redentor,al Salvador,ábrele tu corazón,te dará su amor.Es la luz de un nuevo día,a la muerte venció;y que brille en nosotrossu luz y su verdad.Es la roca que nos salva,Cristo es nuestro Dios;alabemos y enzalcemosa Jesús, el Señor.Hoy la tierra y los cielos,cantan al Señor;Él ha hecho maravillas,inmenso es su amor.Él desea en nosotrossu Reino tener,y que un día le gocemosen su eterno edén.

EntregaMi cuerpo, vida y alma,mis lágrimas, mi duelo;son del autor del cielo,del mar y de la luz.Son suyos mis cuidados,y son en cambio mías,las dulces alegrías,de mi Señor, Jesús.En los amantes brazosdel Dios que me perdona,mi alma se abandona,con esperanza y fe.

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Son suyos mis cuidadosy son en cambio mías,las dulces alegríasde mi Señor, Jesús.

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TCONCLUSIÓN

odos los testimonios anteriores, muestran que el Buen Dios está vivo ycontinúa bendiciendo a sus hijos con signos, maravillas y milagros.Muchas personas se desaniman al no ver la respuesta inmediata, pero

Dios como buen padre tampoco concede a sus hijos todo lo que le piden como lohacen los padres humanos. Dios sabe cuándo debe conceder lo que se le pide.No nos desanimemos, el mismo Jesús nos enseñó a orar sin cansarnos y pusocomo ejemplo el amigo que insiste pidiendo una ayuda, sin cansarse hastaconseguir lo que necesita (Cf. Lc 11,5-13). También puso como ejemplo la viudaque le pedía justicia al juez, e insistió tanto que al fin el juez le hizo justicia (Cf.Lc 18,1-8).Pidamos sin cansarnos y con fe, acompañados de María, Madre de Dios y madrenuestra. Recordemos las palabras de la misma Virgen María a San Juan Dieguitoen México:- ¿Qué te preocupa, acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?Alabado sea Jesucristo. Si Ud. ha recibido una bendición de Dios, tiene obligación de compartirla paragloria de “Él”.

Enviar por escrito a:Padre Darío Betancourt86-29 55th Ave.Elmhurst, NY 11373USA

Y si es posible con fotos y documentos médicos.

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