van steenbergen -filosofia y cristianismo

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Historia de la Filosofía

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  • FILOSOFA Y CRISTIANISMO

    FERNAND VAN STEENBERGHEN(t)*

    En el transcurso de los ltimos aos, he tenido ocaslOn de dialogar con mi colega de la Universidad de Murcia, el Profesor Jess Garca L-pez, sobre el tema de la filosofa cristiana. El Prof. Garca Lpez ha recor-dado los actos sucesivos de esta discusin en un artculo de la nueva publi-cacin peridica Scripta Fulgentina l. Su exposicin es, en conjunto, muy exacta: el autor mantiene su postura, que era la del P. S. M. Ramrez: cier-tas filosofas, influenciadas por el cristianismo, merecen ser llamadas filoso-fas cristianas, no esencialmente, sino de una manera indirecta y accidental.

    Me parece vano continuar con ese dilogo. Es mejor dejar a los lecto-res la labor de valorar los argumentos propuestos, por una parte y por otra, en favor de las tesis defendidas. Pero se deduce de esta controversia que quiz algunos lectores cultivados de lengua espaola ignoren la postura exacta de la Escuela de Lovaina en el debate sobre la filosofa cristiana, y sobre todo los motivos por los que pensamos que hay que condenar y ex-cluir la frmula filosofa cristiana. Para solventar esa eventual laguna, qui-siera presentar aqu una breve exposicin de esta postura y de las razones que la justifican.

    Los orgenes del debate

    La controversia sobre la filosofa cristiana comenz en 1928 con unas conferencias del historiador racionalista Emile Brhier, pronunciadas en la U niversidad de Bruselas, con el ttulo Existetil une philosophie chrtienne?

    * Publicamos esta nota que nos remiti el Prof. Fernand Van Steenberghen po-cas semanas antes de su fallecimiento.

    1. J. GARCA LPEZ, Dilogo con Van Steenberghen a propsito de la Filosofa Cristiana, en Scripta Fulgentina, 1 (1991-1992), pp. 69-94.

    SCRIPTA THEOLOGICA 25 (1993/3) 1087-1092 1087

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    (Existe una filosofa cristiana?). El texto de esas conferencias fue publicado en 1931 en la Revue de mtaphysique et de morale (pp. 133-162). Brhier afirmaba que el mensaje del cristianismo no es doctrinal sino moral; el cris-tianismo, por tanto, no ha aportado nada a la filosofa; en ningn perodo de la historia se encuentran filosofas que merezcan ser llamadas cristianas.

    La reaccin unnime de los pensadores cristianos, filsofos y telo-gos, fue la de rebatir las tesis de Brhier. Para ellos, el mensaje del evange-lio comporta evidentemente importantes doctrinas: la existencia de un Dios personal y nico, que se puede conocer a partir de las criaturas, la creacin libre del universo, la providencia, la espiritualidad e inmortalidad del alma humana, la libertad y responsabilidad del hombre ante Dios, la remuneracin del bien o del mal en la vida futura ms all de la muerte. Por otra parte estas doctrinas, casi totalmente ausentes en las filosofas pa-ganas anteriores al cristianismo, se encuentran en las filosofas elaboradas en la Edad Media por los pensadores cristianos, prueba indudable de la in-fluencia enriquecedora del cristianismo sobre esas filosofas. Es lo que Gil-son puso de manifiesto de manera excelente en L 'Esprit de la philosophie mdivale (1932) .

    En cuanto a la respuesta que se debe dar a la pregunta propuesta por Brhier (Existe-til une philosophie chrtienne?), la Escuela de Lovaina se se-para justamente en este punto de Gilson, Maritain y sus numerosos disc-pulos, que han defendido la existencia de filosofas especficamente cris-tianas.

    Filosofa en sentido amplio y en sentido estricto

    En primer lugar, nos parece de importancia capital distinguir entre la filosofa en sentido amplio y la filosofa en sentido estricto.

    Est claro que el trmino filosofa se emplea a menudo en un sentido amplio, para designar cualquier concepcin del universo, lo que los alema-nes llaman Weltanschauung: as, se habla de la filosofa de Dante, de la filo-sofa bant o de la filosofa del fascismo. En este sentido se puede tambin hablar de la filosofa del Nuevo Testamento. Cuando S. Agustn opona nos-tra christiana philosophia a la philosophia gentium, designaba con nostra phi-losophia la visin cristiana del mundo, es decir, el saber cristiano integral, que es teologa ampliamente considerada pues es un saber dominado por la Revelacin. Y cuando Gilson descubra, en los escritos teolgicos de S. Buenaventura, una filosofa cristocntrica y franciscana, se refera evidente-mente a una filosofa en sentido amplio, una sntesis teolgica. Cuando se

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    habla de filosofa en sentido amplio, la frmula filosofa cristiana es perfec-tamente defendible, pues existen evidentemente visiones cristianas del uni-verso, sntesis cristianas del saber.

    Pero a partir de Aristteles, aparece la filosofa en sentido estricto, sa-ber de nivel cientfico, es decir, metdico, reflexivo y crtico; un saber que se ensea en las escuelas, ms tarde en las universidades, al mismo nivel que las ciencias particulares: gramtica, aritmtica, geometra, astronoma, etc. Entendida as, la filosofa toma cuerpo en los grandes sistemas de la antigedad: aristotelismo, estoicismo, epicuresmo, neoplatonismo, etc. En el mundo cristiano, la filosofa en sentido estricto se empieza a organizar a partir del siglo XIII; se ensea en las facultades de artes y se distingue perfectamente de la teologa: los grandes telogos, Buenaventura, Alberto el Grande, Toms de Aquino, la reconocen y la definen muy claramente como un saber racional. Para San Buenaventura, por ejemplo, sciencia phi-losophica nihil aliud est quam veritatis ut scrutabilis notitia certa, mientras que la teologa es veritatis ut credibilis notitia pia 2 La filosofa medieval en sentido estricto ha producido una literatura filosfica considerable 3

    Una filosofa en sentido estricto no puede ser cristiana

    En segundo lugar, pensamos que la filosofa en sentido estricto no puede ser nunca calificada de cristiana, porque la influencia del cristianis-mo no puede intervenir jams como tal en la elaboracin de la filosofa, que debe construrse exclusivamente sobre la base de la experiencia con la ayuda de mtodos racionales. La influencia de las doctrinas cristianas acta sobre la persona del filsofo cristiano: l es quien se beneficia de las luces de la revelacin, sta le ofrece conocimientos nuevos, ms o menos miste-riosos, que estimulan su reflexin, le sugieren problemas nuevos, le ponen en guardia contra graves errores; esta nueva visin le pone en las mejores condiciones psicolgicas para hacer buena filosofa; pero su filosofa no se-r nunca cristiana ni respeta los mtodos esenciales de la filosofa 4.

    As han visto las cosas los grandes pensadores de la Edad Media. Nin-guno de ellos lo ha subrayado en sus primeras publicaciones sobre la Edad

    2. S. BONAVENTURA, Collationes de donis Spiritus Sancti, IV, 5; Opera, t. V, p. 474.

    3. Cf. F. Van STEENBERGHEN, Histoire de la philosophie. Priode chrtienne, 2" edicin (1973), pp. 169-170.

    4. Cf. F. Van STEENBERGHEN, tudes philosophiques, 3" edicin (1991), pp. 38-42.

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    Media. He aqu lo que escriba en aquella poca: El entero campo de la filosofa depende exclusivamente de la razn 5. No nos parece honesta-mente posible considerar la filosofa de Santo Toms mas que como la so-lucin puramente racional de un problema nicamente filosfico 6.

    Nosotros rechazamos, como se ve, que una filosofa en sentido estric-to sea calificada de cristiana porque la naturaleza de esta filosofa excluye esta calificacin. Aadamos que es posible, legtimo y deseable que los pen-sadores cristianos se esfuercen en elaborar filosofas autnticas 7.

    A esta razn fundamental de evitar la frmula filosfica cristiana se aade otra, a la que concedemos una importancia capital: la filosofa es un dominio del saber en el que es posible una colaboracin intelectual entre ere yentes y no creyentes. Esta colaboracin es evidentemente un bien: preserva al creyente del aislamiento intelectual y abre a los no creyentes una va que puede conducirles al conocimiento de Dios y al cristianismo 8. Aqu es donde se advierten las consecuencias desastrosas de las ideas de Gilson y de su escuela: vuelven a dar una apariencia de verdad a los prejuicios que, durante siglos, han condenado al olvido la filosofa de la Edad Media. Desde el Renacimiento hasta finales del siglo XIX los historiadores racio-nalistas slo vean en la Escolstica un sincretismo filosfico-religioso, sin valor para la filosofa autntica y, por consiguiente, practicaban el famoso Sprung ber das Mittelalter: tanto en las historias de la filosofa como en la enseanza, se pasaba directamente de Plotino a Descartes, pues entre estos dos filsofos no haba ocurrido nada interesante en el mbito de la filosofa. En sus primeros escritos sobre la Edad Media, Gilson contribuy muy eficazmente a destruir estos prejuicios y a revalorizar las grandes filo-sofas de la Edad Media. Pero este resultado qued comprometido por sus opiniones posteriores sobre las filosofas esencialmente cristianas elabora-das por los telogos de la Edad Media. Consecuencia fatal: los historiado-res independientes volvieron a su antigua tesis: las filosofas de la Edad Me-dia no son mas que sincretismos filosfico-religiosos sin valor propiamente filosfico.

    Ha sido publicada recientemente en Pars, una Historia de la Filosofa en ocho volmenes bajo la direccin de F. Chatelet. El tomo 11 (1972) est dedicado a la filosofa medieval, pero la Edad Media cristiana est tratada en 48 pginas, de las que 21 estn reservadas a Guillermo de Ockam, Bue-

    5. ~. GILSON, La philosophie au moyen age (1922), p. 174. 6. E. GILSON, Le thomisme, }" dition (1927), p. 9. 7. F. Van STEENBERGHEN, Etudes philosophiques, pp. 55-56. 8. Ibidem, p. 19.

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    naventura se despacha en 28 lneas, Alberto El Grande en 13 lneas y Duns Scoto en 32 lneas! Estos hechos son increbles despus de un siglo de tra-bajos y de publicaciones sobre la filosofa de la Edad Media. Pero es la consecuencia lgica de las tesis defendidas por Gilson y sus discpulos. Se llega as a una constatacin entristecedora: el gran historiador que tanto ha-ba contribuido a revalorizar la filosofa medieval ha conseguido despertar la condena que haba recado sobre esta filosofa durante mucho tiempo.

    Tesis complementarias

    Estas son, en lo esencial, las posturas defendidas por la Escuela de Lovaina. Es una herencia del eminente fundador de esta Escuela, el gran Cardenal Mercier 9 Sera demasiado extenso desarrollar aqu las tesis com-plementarias que estas posturas llevan consigo. Para quienes quisieran estu-diar estos problemas, estas son las referencias indispensables.:

    1) La influencia del cristianismo ha sido a menudo favorable para el desarrollo de la filosofa, pero otras veces ha sido desfavorable lO.

    2) La contribucin del cristianismo en la elaboracin de una filoso-fa no se puede discernir de una manera precisa 11.

    3) La teologa no genera filosofa 12. 4) La organizacin del saber en una sociedad cristiana debe tener en

    cuenta las ciencias positivas, la filosofa y la teologa 13.

    Conclusiones

    De la exposicin que acabamos de hacer se desprenden dos conclu-sIOnes.

    a) Hay que rechazar la frmula filosofa cristiana en primer lugar por respeto a la verdad. Verdad histrica: la Edad Media ha producido ver-daderas filosofas, que son puramente racionales y no son por tanto espec-ficamente cristianas. Verdad terica: el filsofo cristiano tiene el derecho y el deber de elaborar una autntica filosofa, que ser tambin una ciencia auxiliar indispensable de la teologa.

    9. Ibidem, pp. 48-54. 10. Ibidem, pp. 27-34. 11. Ibidem, pp. 42-47. 12. Ibidem, pp. 48-54. 13. Ibidem, pp. 54-58.

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    b) Es preciso rechazar tambin dicha frmula para facilitar el dilo-go con los no creyentes. No se debe encerrarse a los cristianos en un ghet-to intelectual sosteniendo que estn condenados a pensar de manera distin-ta a los dems, incluso cuando hacen filosofa 14

    Fernand Van Steenberghen (t) Profesor emrito

    Universidad Catlica de Lovaina LOVAINA

    14. He estudiado por primera vez las relaciones entre cristianismo y filosofa en los dos primereos capitulos de mi Introduction a l'tude de la philosophie mdivale (Philosophes mdivaux, XVIII), Louvain, 1974, pp. 35-113. El capitulo TI ha sido reelaborado y completado en mis tudes philosophique, Longueuil (Quebec, Cana-da), 1985, Chapitre L Philosophie et christianisme, en la 3" edicin, Paris, 1991 , pp. 11-59.

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