UNSAIN AZPIROZ, José María: “En torno al patrimonio marítimo vasco. Introducción”, Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco, 6, Untzi Museoa-Museo Naval, Donostia-San Sebastián, 2009, pp. 11-13.

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En torno al patrimonio marítimo vasco. Introducción

José María Unsain Azpiroz Codirector del Untzi Museoa-Museo Naval

“Los recursos culturales tangibles o intangibles conforman la memo-ria colectiva de los pueblos, sirven de inspiración y aportan significa-do al presente y son capitales para la construcción del futuro. Es,pues, partiendo de ese bagaje, que da carácter y personalidad a lopueblos, junto con sus valores y aspiraciones, como deben plantear-se el progreso económico y los procesos de desarrollo”1.

Secularmente caracterizado y caricaturizado como comunidad amante de sus costumbres y tradiciones,el País Vasco ha mostrado escaso interés por la conservación de los bienes culturales vinculados al mar.Julio Caro Baroja, profundo conocedor de la importancia de la dimensión marítima en el conjunto de lahistoria y la cultura vascas, puso de relieve la paradoja en estos términos: “Extraño tradicionalismo elnuestro: siempre verbal, conceptual. Nunca expresado en amor material, físico, al pasado”2.

Esta melancólica reflexión, que Caro Baroja extiende al conjunto del patrimonio material maríti-mo, es una realidad histórica difícilmente cuestionable aunque haya algunos datos que nos llevan apensar que ese desapego o desinterés por los elementos materiales que daban fe de la intensa y ricarelación de los vascos con el mar pudo haber fluctuado en el transcurso del tiempo o que al menosexistieron excepciones a la regla. Sabemos, por el relato que dejó en 1812 Medard de Bonnart, capi-tán de la gendarmería napoleónica, que en uno de los salones principales de la Casa Consistorial deSan Sebastián podía verse, junto a cuadros de temas “muy curiosos”, una diversidad de “objetos delos salvajes del Labrador, como telas, ropas, macanas, arcos, flechas y aljabas”3. Lamentablementeesta colección de objetos, que probablemente evocaba la época dorada de las pesquerías trasatlán-ticas, no sobrevivió al saqueo y destrucción de la ciudad en 1813, a manos de las tropas anglo-por-tuguesas.

Como muestras inusuales de aprecio por la memoria histórica cabe considerar también algunosvaliosos bienes muebles e inmuebles pertenecientes a familias de fuerte raigambre marinera comolos Oquendo, Gaztañeta o Churruca que han llegado a nuestros días.

En el siglo XIX se manifiesta desde la administración estatal, provincial y local un particular empe-ño por la divulgación de las gestas de los marinos vascos que destacaron en la historia naval españo-la, pero ese fervor épico sólo dejaría huella conmemorativa en libros y monumentos.

Ya en la primera mitad del siglo XX se abren en el País Vasco una serie de museos de tipo históri-co y etnográfico en los que se presta atención a las actividades humanas vinculadas al mar. Estosmuseos hicieron acopio de materiales, en su mayor parte relacionados con el mundo pesquero. Cabeadvertir, sin embargo que, salvo excepciones, el trabajo de recopilación de estos centros no se plan-teó como un trabajo sistemático de recopilación de elementos de interés de patrimonial –valioso ensí mismo desde una perspectiva científica y testimonial– sino que éste quedaba interrumpido una vezmontadas las salas de exposición permanente dedicadas al tema.

Bien es cierto que el concepto de patrimonio marítimo es de acuñación e implantación reciente.Se desarrolla en los años 70-80 en Estados Unidos, Canadá y diversos países del norte de Europa aso-ciado al amplio movimiento cultural dirigido a la revalorización y uso deportivo o recreativo de lasembarcaciones tradicionales. Este movimiento se deja notar en el País Vasco francés de la mano deItsas Begia, asociación de Ciboure que en 1985 construye la réplica de un batel tradicional. En Gipuz-koa y Bizkaia el concepto de patrimonio marítimo no aflora hasta los años 90. Muy probablemente

1. Texto sin firma en VV.AA.: Patrimonio natural, cultural y paisajístico. Claves para la sostenibilidad territorial, Observatorio de la Sostenibi-lidad en España, Madrid, 2009, p. 28.

2. CARO BAROJA, Julio: Prólogo a CHAPA OZAMIZ, Alfonso: Primer catálogo del modelismo naval en Vizcaya, La Gran Enciclopedia Vasca,Bilbao, 1974.

3. BERRUEZO, José: Viajeros románticos en San Sebastián, San Sebastián, 1951, p. 28.

José María Unsain Azpiroz

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la primera mención al mismo en un texto impreso por estos lares es la que figura en el Dossier sobreel proceso de creación del Museo Naval, editado en 1991. En él se apuntaba una definición de patri-monio marítimo que integraba bienes materiales e inmateriales haciendo constar que el objetivobásico de dicho centro era contribuir a “la salvaguarda, investigación y difusión del patrimonio marí-timo del País”4.

Desde su apertura el Museo Naval de Donostia trata de llevar a cabo un trabajo continuado deconservación e investigación del patrimonio marítimo vasco. En el campo del patrimonio marítimoflotante se pone en marcha en 1991 un plan de recogida de embarcaciones con el propósito de con-tar con una muestra representativa de las embarcaciones de trabajo y ocio del litoral vasco. El Museoha extendido su trabajo de recuperación patrimonial sobre una amplia gama de áreas de la culturamarítima, pero es obligado señalar que dicha labor se ha visto muy condicionada por las limitacionesde los recursos económicos empleados y las dificultades de localización de espacios de almacena-miento adecuados.

En sintonía con lo ocurrido en otras zonas del Cantábrico y del conjunto de España la sensibiliza-ción hacia el patrimonio marítimo se ve incrementada en el País Vasco en la última década del pasa-do siglo para cuajar, ya en los comienzos de la nueva centuria, en iniciativas públicas y privadas quedan origen a nuevos museos y centros de patrimonio, destacando particularmente el Museo Maríti-mo Ría de Bilbao.

En relación a los equipamientos museísticos, pese al avance mencionado, puede afirmarse que ladotación actual sigue siendo insuficiente. No existe todavía en el País Vasco un museo que dé cuen-ta satisfactoria de su historia y cultura marítimas. Es de esperar –desiderátum ilusorio tal vez– que elproyecto de Museo Marítimo Vasco a instalar en Pasaia comience a cobrar cuerpo en un tiemporazonable5.

Pero más allá de estas consideraciones, hay que señalar que es mucho todavía lo que queda porhacer en el País Vasco en relación a los bienes culturales del mundo marítimo. La tarea pendientesólo podrá llevarse a cabo desde la coordinación de los distintos museos, asociaciones, agentes yentidades diversas, directa o indirectamente relacionados con la historia y la cultura marítimas.

En el terreno de la conservación y recuperación del patrimonio marítimo se echa en falta uninventario elaborado con rigor metodológico, contando con la colaboración de equipos pluridiscipli-nares (historiadores, arqueólogos, etnólogos, geógrafos…). Los inventarios son, al fin y al cabo, elinstrumento necesario que permite racionalizar la acción de conservación e investigación, estable-ciendo una escala de prioridades y posibilitando la intervención protectora de las distintas adminis-traciones públicas.

Como trabajo de recuperación concreto, a acometer con urgencia, hay que destacar el relativo ala recopilación de materiales etnográficos del ámbito pesquero. Las colecciones conservadas en estecampo –incluyendo las del Untzi Museoa– muestran lagunas e insuficiencias que es preciso subsanar.Cada día que pasa resulta más difícil localizar materiales (artes de pesca, objetos y útiles diversos) quetengan cierta antigüedad e interés antropológico.

La recogida de testimonios que posibiliten un mejor conocimiento del patrimonio inmaterial ointangible es igualmente trabajo a efectuar con premura. Hasta el presente los trabajos realizados endicho campo se han centrado en el mundo pesquero, pero resulta obvia la necesidad de aperturahacia otros ámbitos como la marina mercante o la construcción naval, apenas explorados y registra-dos, pese a su importancia histórica.

Desde la superación de la tradicional dicotomía entre patrimonio cultural y natural surge recien-temente el concepto de patrimonio paisajístico que alude al medio natural modelado por la inter-vención humana. Se delimita así otra esfera patrimonial necesitada de acciones apremiantes.

Proyectos abusivos de desarrollo urbano o industrial, carentes de la mínima consideración históri-ca y patrimonial, han destruido o degradado muchos de los paisajes que daban carácter e identidad

4. ROMANO AGUIRRE, Socorro: “El Museo Naval, un punto de partida”, en VV.AA.: Dossier sobre el proceso de creación del Museo Naval,San Sebastián, 1991, p. 6.

5. Por encargo de la Diputación Gipuzkoa los gestores del Untzi Museoa-Museo Naval de Donostia presentaron en 2006 una propuesta oanteproyecto para la creación del Museo Marítimo Vasco a instalar en Pasaia, partiendo básicamente de los materiales recuperados por el cen-tro de San Sebastián desde sus inicios.

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a los pueblos y enclaves del litoral vasco. Valiosos elementos configuradores de dicho paisaje (playasy humedales, edificaciones populares y palaciegas, instalaciones industriales y portuarias, etc.) hanquedado irreversiblemente desfigurados o han desaparecido para siempre. Blandiendo una ideaequivocada del progreso se destruyen o devalúan los recursos patrimoniales que dan personalidad yatractivo al entorno con la consiguiente pérdida de potencial turístico y calidad de vida para los habi-tantes del lugar. Tratar de poner coto a esta incesante actividad devastadora sobre el paisaje litoralexige un plan de investigación específica y un trabajo de divulgación y sensibilización social e institu-cional que derive en medidas efectivas de protección.

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El patrimonio marítimo es el tema central del presente número de Itsas Memoria. Revista de Estu-dios Marítimos del País Vasco. Se incluyen en el mismo algunas colaboraciones de carácter teóricoaunque en su mayor parte se trata de estudios parciales que abordan aspectos concretos del patri-monio material e inmaterial en una amplia diversidad temática referida a la construcción naval, eltransporte marítimo, la pesca, la industria conservera, la actividad portuaria, la navegación, la defen-sa costera, el patrimonio cultural subacuático, la arquitectura balnearia, etc.

Se incluyen también en este volumen algunas colaboraciones relacionadas con el patrimonio flu-vial ya que no puede ignorarse la estrecha relación existente entre el ámbito marítimo y el fluvial, tan-to por la interrelación y continuidad de los ecosistemas, como por lo que afecta a actividades deter-minadas como el transporte y el almacenamiento de mercancías. Entre los textos aquí reunidostampoco faltan –por las razones arriba apuntadas–, varias colaboraciones que tienen como objeto deestudio y reflexión el paisaje marítimo.

En suma, podemos decir que el objetivo de este número de Itsas Memoria es dar un paso adelan-te en la identificación, investigación y difusión de los bienes materiales, inmateriales y paisajísticosrelacionados con las actividades marítimas y el imaginario con ellas asociado, que, en conjunto, cons-tituyen el patrimonio marítimo cultural. En el fondo de este proyecto late el convencimiento –com-partido a buen seguro por la mayoría de los expertos que generosamente colaboran en ella– de queel conocimiento es el paso previo y necesario para amar y conservar el patrimonio.