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UNIVERSIDAD VERACRUZANA FACULTAD DE ESTADÍSTICA E INFORMÁTICA ESPECIALIZACIÓN EN MÉTODOS ESTADÍSTICO “FACTORES PSICOSOCIALES RELACIONADOS CON LA EDAD DE LA MENARCA.” TRABAJO RECEPCIONAL REPORTE DE APLICACIONES QUE COMO REQUISITO PARCIAL PARA OBTENER EL DIPLOMA DE ESTA ESPECIALIZACIÓN PRESENTA: Rosa Lilia Castillo López DIRIGE: Mtro. Jesús Hernández Suárez XALAPA, VER. AGOSTO DE 2013.

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UNIVERSIDAD VERACRUZANA

FACULTAD DE ESTADÍSTICA E INFORMÁTICA

ESPECIALIZACIÓN EN MÉTODOS ESTADÍSTICO

“FACTORES PSICOSOCIALES RELACIONADOS CON LA EDAD DE LA

MENARCA.”

TRABAJO RECEPCIONAL

REPORTE DE APLICACIONES

QUE COMO REQUISITO PARCIAL PARA OBTENER EL DIPLOMA DE ESTA

ESPECIALIZACIÓN

PRESENTA:

Rosa Lilia Castillo López

DIRIGE:

Mtro. Jesús Hernández Suárez

XALAPA, VER. AGOSTO DE 2013.

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Título

“FACTORES PSICOSOCIALES RELACIONADOS CON LA EDAD DE LA MENARCA.”

Xal1-12-1213 FEI_EME_374

4

DEDICATORIAS

A mis padres, Eloina López Palmero y Rey Castillo Hernández, por

haberme dado el regalo más importante de todos: la vida, así como todas las

atenciones que he recibido de ellos y que han desencadenado el deseo de

superarme personal y profesionalmente. Muy especialmente a mi mama por

confiar en mí y ser un ejemplo de valentía y fortaleza.

A mis hermanas, Lucia y Esme por ser mi motivación en cada uno de mis

proyectos.

A mi familia por creer en mí, llenar mi vida de momentos felices y alentarme

siempre a cumplir mis metas.

A la especialización en Métodos estadísticos, principalmente a la Dra. María

Luisa Hernández Maldonado, y al Mtro. Jesús Hernández Suárez, quienes con

todo el profesionalismo y la dedicación con las que se caracterizan, me apoyaron

en la realización de este proyecto.

A la Dra. María Luisa Marván por su paciencia, sus sabios consejos, su

apoyo en todos los aspectos, y sobre todo por ser mi ejemplo a seguir en el ámbito

profesional.

A todos los que han aportado algo positivo a mi vida, ¡¡Gracias!!

5

RESUMEN

El presente trabajo es la recopilación teórico-práctica expresado en forma de

reporte que se elaboró con la finalidad de analizar la relación entre algunos

factores psicosociales y la edad de la menarca en mujeres escolares del Distrito

Federal. Contiene una revisión clara sobre las diferentes investigaciones

realizadas para analizar la relación existente entre la edad de la menarca y la

relación que tiene ésta con distintos aspectos psicosociales que se desencadenan

en la pubertad. Propone un modelo de regresión probit mediante el cual se puede

calcular el promedio de edad y posteriormente se realizó un análisis multivariado.

Entre los resultados más importantes se destaca la disminución en la edad media

de aparición de la menarca, en comparación con otros estudios realizados en

México.

6

ÍNDICE

1. Introducción 7

1.1. Antecedentes 7

1.2. Planteamiento del problema 12

1.3. Justificación 13

1.4. Objetivos 14

1.4.1. General 14

1.4.2. Específicos 14

2. Marco Teórico 15

2.1. La maduración reproductiva y psicosocial 16

2.2. Los aspectos psicológicos de la menarca temprana 18

2.3 La menarca temprana en el mundo 21

3. Materiales y Métodos 23

3.1. Participantes 23

3.2. Instrumentos 24

3.3. Análisis de Datos 25

3.3.1. Edad media de la menarca: Modelo de Regresión Probit 25

3.3.2. Asociación de Variables: Análisis de Correspondencia 26

4. Resultados 28

4.1. Análisis descriptivo 28

4.2. Análisis de regresión probit 30

4.3. Prueba de Ji-cuadrado 31

4.4. Análisis de correspondencia 34

5. Conclusiones 35

6. Bibliografía 38

7

I. INTRODUCCIÓN

Para toda joven la menarca (primera menstruación) es un evento significativo en

su vida. La menarca, siendo un fenómeno inminentemente neurobiológico, se

convierte en uno psicobiológico en donde los factores físicos, psicológicos y

sociales se engarzan (Marván y Cortés, 2008). En el caso particular de las niñas

que presentan una menarca temprana (MT), tienen que afrontar situaciones que

no siempre son capaces de soportar, debido a que poseen escaso control sobre

su entorno. La situación tan inesperada no les permite prepararse para un nuevo

momento en su vida, y las coloca en un estado de indefensión, reaccionando de

forma no adaptativa ante condiciones estresantes. En el presente trabajo se

realizó un análisis de regresión probítica para conocer la edad media de la

menarca en una muestra de niñas mexicanas, y posteriormente se realizó un

análisis de correspondencia para conocer ciertas consecuencias psicológicas que

pudiera traer consigo la edad de la menarca

1.1 Antecedentes

Las transformaciones físicas que acompañan al desarrollo de la función sexual

inician aproximadamente dos años antes de aparezca la menarca, este período de

transición es conocido como pubertad. Es una etapa de crecimiento rápido,

representado por la aparición de los caracteres sexuales secundarios, da inicio

entre los 8 y 13 años de edad, el crecimiento mamario (telarquia), es uno de los

primeros cambios que se pueden palpar claramente, seguido por el crecimiento en

8

talla, que suele ocurrir entre los 9 y 11 años (Díaz de Blas, Galán y Kazlauskas,

2009); aproximadamente unos seis meses después aparece el vello púbico

(Guerrero y Gracia, 2010; Calzada et al., 2001; Alés et al., 2006). Karapanou y

Papadimitrou (2010) refieren que las niñas México-americanas presentan un

desarrollo intermedio entre las jóvenes negras y blancas, con una edad de

crecimiento mamario de 10.3 años, aparición del vello púbico a los 10.5 y con la

llegada de la menarca a los de 12.7 años de edad.

La presencia del primer sangrado revela que la joven es capaz de reproducirse,

pero esta situación no es estrictamente cierta, requiere de un tiempo para que su

cuerpo se adapte y sus ciclos sean completamente fértiles y regulares. De tal

forma que las menstruaciones irregulares pueden durar tan sólo tres meses,

aunque algunos endocrinólogos refieren un rango mayor de 12 a 18 meses

(Guerrero y Gracia, 2010; Kronenberg et al., 2009). Por tanto, es claro establecer

cuándo la niña es premenarca y cuando es posmenarca referida por la ausencia y

presencia del sangrado menstrual respectivamente, mientras que para la

menarquia en status quo se limitará hasta el tiempo en que la joven regularice sus

ciclos menstruales.

De los primeros reportes sobre la edad de aparición de la menarca, se encuentra

el de Dagmar y Sutherland (1949), los cuales refieren un rango de edad entre los 9

y 18 años, con un promedio de 13.4 en zonas urbanas y 13.09 años de edad en

regiones rurales. Los autores indican que la presencia de la primera menstruación

está en relación con factores nutricionales, hereditarios y medio ambientales,

aspectos que se ven reflejados en mayor peso y estatura. Varios estudios

9

demuestran que la edad de la menarca se ha reducido durante los últimos 100

años, entre ellos el de Dagmar y Sutherland (1949).

Karapanou y Papadimitrou (2010) en una reciente revisión muestran una lista de

20 países, los trabajos fueron realizados entre 1985 y el 2006, la mayoría de los

países son del primer mundo, el rango de edad de aparición de la menarca es de

12 a 13.5 años; el estudio referido sobre Francia es el más reciente, indica un

promedio de 12.6 años de edad. En Korea la reducción de edad de la menarca es

dos a tres meses por década, estableciéndose en 1952 a los 14.8, en 1979 a los

14.4, en 1986 a los 13.4 y en 1988 a los 12.5 años (Park et al.,1999). De igual

manera en otro estudio realizado Taiwán, compararon a tres generaciones de

mujeres, los resultados demostraron una disminución de la edad: 15.16 años,

14.50 y 13.00 entre abuelas, madres e hijas respectivamente (Shiow-Ru, y Kuan-

Ho, 2008).

En Latinoamérica se muestra la misma tendencia que en los estudios anteriores,

por ejemplo en Venezuela, en las zonas urbanas reducen significativamente la

edad de la menarca a 11.89 años y en zonas rurales de 12.34 años (Vera et al.,

2009; Wronka, y Pawlinska-Chmara, 2005).

En México, se observa la misma trayectoria del fenómeno, una disminución de la

edad de la menarca, la cual se relaciona con el nivel socioeconómico, la talla y la

nutrición, así como también se advierten diferencias entre las niñas de zonas

rurales y urbanas. En Guanajuato refieren una edad promedio de 12.8, mientras

que en la Ciudad de México es de 12.4 (García-Baltazar, 1993). Por su parte,

Aréchiga et al., (1999) indican un promedio de 12.64 en Iztapalapa y 12.39 en

10

Coyoacán. Calzada en el 2001, revela un media de 12.11, en la Ciudad de México.

Finalmente, en el noreste de México, Méndez et al., (2006), señalan una edad

promedio de 12.06 años, encontrando una relación estrecha entre la talla y el nivel

socioeconómico medio.

El rango de edad de aparición de la menarca temprana es entre los 8 y 11.6 años

de edad, como lo indican diversos estudios, si la menarca aparece antes de los 8

años se considera un desorden hormonal (Rah et al., , 2009; Chodick et al.,

2005; Joinson et al., 2011; Blumstein, 2006), los estudios previamente

presentados muestran un promedio mundial de 12.6 años con una desviación

estándar aproximada de un año como lo maneja Joinson et al. (2011) para sus

propios estudios.

Por otra parte, las investigaciones revelan que las jóvenes que presentan su

primer sangrado a partir de la edad promedio, parecen adaptarse rápidamente a

los cambios que enfrentan, mientras que las chicas con menarca temprana tienen

mayores dificultades.

Como se mencionó, la reducción en la edad promedio de la aparición de la

menarca es mayor en las zonas urbanas, es ahí donde se genera situaciones de

vida más estresantes, implican mayores esfuerzos para enfrentar situaciones

nuevas, de exigencia académica, familiar, económica y social. Además en ciertas

grupos sociales se ha extendido el periodo de la adolescencia, de tal manera que

las jóvenes no adquieren las responsabilidades de la vida adulta.

11

La madurez física y biológica adelantada procura mayores conductas de riesgo, lo

que exige una mayor madurez psicológica, como lo demuestran los siguientes

estudios. Gaudineau et al. (2010) explican que la menarca adelantada en

pequeñas menores de 11 años, se asocia con la presencia de dos ó más

episodios de consumo de alcohol, conducta sexual temprana y sobrepeso. En un

estudio retrospectivo realizado por Boden (2011) con adultas menarcas

tempranas, se observó una mayor frecuencia de embarazos adolescentes,

además de presentar conducta criminal y desordenes de ansiedad. Joinson et al.

(2011) estudiaron prospectivamente a niñas, encontrando niveles

significativamente elevados de síntomas depresivos a la edad de 13 años, en las

menarcas tempranas.

Por su parte, Stice et al. (2002) señalan que niñas con menarca anticipada,

muestran un elevado nivel de depresión, abuso de sustancias y desordenes

alimenticios. En niñas chinas, Deng et al. (2011) encontraron una relación

estrecha entre la menarca precoz y la presencia de psicopatologías como

síntomas suicidas, depresión, ansiedad y conductas de auto-castigo (arrancarse el

cabello y realizarse cortes en la piel).

Como puede observarse en las evidencias antes expuestas, el desarrollo sexual

atraviesa por muy diversas fases biológicas y sociales. La prontitud en el momento

del primer sangrado, parece colocar a las adolescentes en una situación

vulnerabilidad.

12

1.2 Planteamiento del problema

La pubertad constituye un periodo de la vida en donde la niña se encuentra en

proceso de desarrollo físico y psicológico. El momento de aparición de la

menarquia toma mayor significado debido a la necesidad de las pequeñas para

adaptarse a una nueva forma de vida. Su cuerpo no se encuentra en homeostasis,

sino por el contrario aparece un proceso conocido como reostasis, en donde debe

adaptarse a un nuevo trabajo fisiológico, produciendo transformaciones físicas y

conductuales, cambios que permanecerán para el resto de su vida. Sin embargo,

en la mayoría de los casos, toman de forma inesperada a las jóvenes. Por su

parte, los constructos sociales, la escuela y la familia, promueven diversos valores

y actitudes que no facilitan su adaptación a una condición biológica natural.

Por tal razón, la aparición temprana de la menarquia constituye un paso aún más

difícil, ya que las niñas no se encuentran suficientemente maduras cognitiva y

emocionalmente, para adaptarse y enfrentar tal situación. La importancia de

estudiar la edad de la menarca y las consecuencias psicológicas que esta conlleva

radica en proporcionar elementos para llevar a cabo acciones preventivas y

remediales para enfrentar el posible impacto negativo de la menarca precoz en los

ámbitos escolares, familiares y de salud.

13

1.3 Justificación

El estudio del desarrollo en la infancia, no es tarea fácil; existen suficientes

problemas metodológicos para resistirse a trabajar con dicha población. Sin

embargo, es un grupo vulnerable que requiere la atención de todos, ya que en

ellos se sustenta la sociedad. El descubrir las situaciones que se encuentran

involucradas al presentarse la menarquia temprana permite iniciar diversas formas

para prevenir los inconvenientes que deben afrontar las jóvenes. La depresión, las

adicciones, los trastornos alimenticios, la obesidad, son prioridad en la salud

pública. Dentro de la Salud Mental, el estudio de la depresión y los conflictos

psicosociales se ha llevado a cabo en adultos de forma exhaustiva, los métodos

de tratamiento han sido también ampliamente investigados, la realidad es que la

prevención se encuentra en el trabajo en la infancia. La cual ha sido descuidada,

por un lado por las dificultades en su abordaje, pero también por las dudas sobre

la existencia en la presencia de desequilibrios psicosociales y emocionales en los

niños.

Por otra parte, el costo de no realizar investigaciones y diagnósticos en nuestra

población será muy grave, ya que rehabilitar las psicopatologías como anorexia,

sobrepeso, trastornos de ansiedad, conducta adictiva y de auto-castigo, depresión,

embarazos tempranos, entre otras. Implican tratamientos prolongados, caros y

frecuentes recaídas, lo que impacta en las áreas laborales, sociales, familiares y

en muchos casos, puede llegar hasta la muerte.

14

1.4 Objetivos

1.4.1 Objetivo general

Analizar la relación entre algunos factores psicosociales y la edad de la

menarca en mujeres escolares del Distrito Federal, México.

1.4.1 Objetivos específicos

• Conocer la edad media de la menarca en la población estudiada.

• Analizar la relación entre el estatus de la menarca y el consumo de drogas

(alcohol y tabaco)

• Analizar la relación entre el estatus de la menarca y la vida en pareja

• Analizar la relación entre el estatus de la menarca y la estabilidad familiar

• Analizar la relación entre el estatus de la menarca y los conocimientos

previos acerca de la menstruación.

15

II. MARCO TEÓRICO

La menarca (Real Academia Española, 2011), es definida como el momento del

primer sangrado menstrual, en el cual se inicia la vida reproductiva, la madurez

sexual, el paso de la infancia a la vida adulta, sin embargo, para una mujer este

hecho tiene muchos más significados, desde el punto de vista cognitivo, social y

principalmente emocional.

La pubertad es la etapa del desarrollo comprendida entre la infancia y la

adolescencia, en la que se alcanza la madurez sexual. La menarca, que se refiere

al primer período menstrual, es el evento que marca la pubertad en las mujeres.

La edad de la menarca varía entre los 9 y 16 años. Aún cuando la primera

menstruación significa cierto grado de madurez en el desarrollo uterino, la

menarca no implica que ya exista una plena capacidad reproductiva. Los primeros

ciclos menstruales son irregulares, y suele haber un intervalo de esterilidad

puberal tras la primera menstruación.

Además de la menarca, en la pubertad ocurren otros cambios corporales

importantes, ya que existe un incremento en la secreción de determinadas

hormonas de la hipófisis, y por consiguiente de los ovarios, con un efecto

fisiológico general. La hormona del crecimiento produce una aceleración del

crecimiento que lleva al cuerpo a alcanzar casi su estatura máxima en un

promedio de dos años. Los otros cambios corporales son denominados caracteres

sexuales secundarios, que en el caso de la mujer se deben principalmente a la

producción de pequeñas cantidades de estrógenos. Los caracteres sexuales

16

secundarios femeninos más notables son: a) aparición de vello púbico y axilar, b)

desarrollo de los senos, c) deposición de grasa alrededor de las caderas y los

muslos, e) aumento de tamaño y actividad de las glándulas sebáceas de la piel, lo

que puede ocasionar la aparición de acné, d) desarrollo de una clase específica de

glándulas sudoríparas, lo que provoca un incremento de olor corporal, y e)

desarrollo de los órganos sexuales. A diferencia de estos cambios que aparecen

de manera gradual, la menarca ocurre súbitamente.

A pesar de que la menarca solo es uno de los múltiples eventos biológicos que

ocurren durante la pubertad, tiene un significado especial, y es considerada como

un punto de transición importante en la vida de las mujeres. La mayoría de las

mujeres adultas recuerdan su experiencia de la menarca, e incluso algunas son

capaces de dar descripciones detalladas, lo que significa que fue un evento muy

importante en su vida (Lee, 1996). La experiencia de la menarca depende de

varios factores, tales como la clase de preparación recibida, el conocimiento que

tiene sobre el tema, las expectativas que tiene, el apoyo recibido, la propia

personalidad, y la edad de la niña al momento de experimentarla.

2.1 La maduración reproductiva y psicosocial

Patton y Viner (2007) hacen notar que al mirar la evolución de la humanidad desde el

punto de vista ontogénico y filogénico, se acentúan las diferencias biológicas, psicológicas

y sociales. Hace aproximadamente 200 mil años aparecieron los homo sapiens sapiens.

En esos tiempos, la posibilidad de vivir más de 30 años era difícil, por lo que los hombres

y las mujeres tenían un desarrollo biológico temprano, y la menarca aparecía a una edad

17

promedio de 10 años, lo que permitía la rápida procreación. Las incipientes sociedades no

requerían una maduración psicosocial muy distante a la madurez biológica, ya que los

grupos de humanos eran pequeños y con pocas exigencias (Gluckman y Hanson, 2006;

Patton y Viner, 2007). Sin embargo, comenzaron los primeros asentamientos agrícolas y

posteriormente durante la revolución industrial, la madurez reproductiva fue poco a poco

atrasándose.

El siglo XX fue de dramáticos cambios en todos los sentidos. Por un lado, la mayoría de

los investigadores están de acuerdo en que hay un adelanto significativo en la aparición

de la menarca. Pero al mismo tiempo, las circunstancias sociales y laborales actuales

exigen que las jóvenes permanezcan más tiempo preparándose para la vida adulta, y

muchas jóvenes comienzan a postergar la maternidad. A pesar de que la madurez

biológica es temprana, la madurez psicosocial ocurre varios años después, observándose

un dramático desfase (Gluckman y Hanson, 2006; Patton y Viner, 2007; Walvoord, 2010).

Los factores psicológicos que se han reportado como causas del adelanto de la

menarca, están en relación con las situaciones de vida durante edades tempranas.

Las investigaciones apuntan a que los conflictos familiares, la ausencia y/o

rechazo de los padres, la infelicidad y carencia de amor en el hogar, el divorcio de

los padres, ser hija primogénita, la falta de afecto (Kenneth et al., 1997), la

violencia, la migración, el abuso sexual, el maltrato físico y emocional (Lien et al.,

2010), son situaciones con alto nivel de estrés para las niñas en desarrollo.

Asimismo, los estudios en neurobiología explican que las situaciones con alto nivel

de distrés elevan el cortisol, activando al eje HHA, que a su vez echa a andar al

eje HHG, originando el desarrollo de la madurez sexual (Kronenberg et al., 2009 y

Carranza, 2011).

18

En el siglo XXI, la menarca aparece entre los 9 y 14 años, mientras que la

madurez psicosocial ocurre entre los 15 y se extiende hasta los casi 30 años,

observando un desfase alarmante (Gluckman & Hanson, 2006b; Patton & Viner,

2007; Walvoord, 2010). Las jóvenes están biológicamente listas para la

procreación, pero aún no maduras psicológica y socialmente para la crianza, la

elección de pareja, la reproducción, la autonomía y el manejo de una vida adulta.

2.2 Los aspectos psicológicos de la menarca temprana

La postura evolucionista describe a la adolescencia como un proceso ontogénico.

Después de un desarrollo físico y psicosocial importante desde el nacimiento

hasta la pubertad, comienza a detenerse el crecimiento, para ahora, permitir que

el cerebro alcance la madurez. ¿Qué está ocurriendo en el cerebro de un

adolescente? Las investigaciones en neurobiología describen que, al llegar la

pubertad los circuitos neurales se hallan en gran actividad. Aquellas conexiones

que participan en el análisis de situaciones de riesgo, la toma de decisiones y la

planeación, la autorregulación de conductas, y el control de impulsos se

encuentran en plena construcción. Luego entonces, se requiere de la maduración

de los circuitos límbico-corticales (Vigil et al., 2011). Para lograr dicho control, se

necesitan experiencias de vida y un ambiente psicosocial estable. Por el contrario,

un ambiente estresante y hostil producirá deficiencias en la mielinización,

sinaptogéneis y neurogénesis, provocando disminución del volumen de diversas

áreas cerebrales como la corteza frontal, el cíngulo, el cerebelo y el hipocampo

entre otras, lo que tiene un impacto en el desarrollo y maduración de habilidades

19

para la vida, la toma de decisiones, la autorregulación y el control de impulsos

(Andersen y Teicher, 2004; Teicher , 2002; Teicher et al., 2003; Teicher et al.,

2006).

Las jóvenes que presentan su primer sangrado menstrual a la edad promedio de

su contexto, parecen adaptarse rápidamente a los cambios que enfrentan,

mientras que las chicas con menarca temprana (MT) tienen mayores dificultades.

Uno de los factores que comienzan a provocar problemas es el aspecto físico, ya

que se manifiestan los caracteres sexuales secundarios y el aumento de la

estatura, lo que da una apariencia de mayor edad. Además, las niñas MT

presentan mayor índice de masa corporal (IMC), y el cambio en la distribución de

la grasa es un factor relacionado con la insatisfacción y la angustia por su figura

(Karapanou y Papadimitriou, 2010; Lien et al., 2010; Wronka y Skachmara, 2005).

Per se los niños y adolescentes tienen dificultades para afrontar de forma

adecuada situaciones estresantes, debido al poco control de su entorno, es decir,

no pueden tomar decisiones y dependen de los adultos que les rodean (Trianes,

2002). Lazarus y Folkman (1986) postulan que cuando un acontecimiento ocurre

demasiado pronto, como es el caso de la MT, es posible que generen respuestas

no adaptativas, impidiendo que las jovencitas se preparen cognitivamente para un

nuevo papel en la vida. La niña siente que puede perder la aceptación o el apoyo

del grupo. Si las niñas y las jóvenes adolescentes no construyeron habilidades

para el manejo de ambientes que demandan un esfuerzo extra para darles

solución, entonces tendrán mayores dificultades para reaccionar, colocándolas en

un riesgo constante (Brooks-Gunn et al., 2001). Se ha relacionado con jóvenes

20

con MT la presencia sobrepeso, conducta sexual y episodios de embriaguez a

edades tempranas (Gaudineau et al., 2010). Asimismo, se ha demostrado que las

jóvenes con MT buscan más independencia de los padres, salen con jóvenes a

una edad anticipada, tienen más novios, inician conductas de coqueteo fácilmente,

comienzan su vida sexual anticipadamente, por tanto tienen embarazos en la

adolescencia, lo cual se asocia a inadecuados criterios para elegir pareja, se

vinculan a hombres inapropiados, su plan de vida con su pareja es a corto plazo y

su estilo de crianza es inadecuado (Hoier, 2003; Kaltiala-Heinoa et al., 2003; Kim,

1999).

Los conflictos constantes y severos entre los padres, la mala relación de la niña

con su madre, una madre fría y ausente, el rechazo del padre, desde la infancia

temprana hasta los 11 años, aparte de adelantar la menarca, también la coloca

en condiciones de riesgo permanente (Kim, 1999; Kim et al., 1997). Diversos

estudios han demostrado que en las niñas con MT aparecen niveles mayores de

síntomas suicidas, depresión y ansiedad, así como respuestas exageradas al

distrés; los desordenes alimenticios, el abuso de sustancias, las conductas de

auto-castigo (por ejemplo, arrancarse el cabello o realizarse cortes en la piel)

también son reportadas en dicha población (Deng et al., 2011; Joinson et al.,

2011; Kaltiala-Heinoa et al., 2003; Kim, 1999; Liena et al., 2006; Rierdan & Koff,

1991; Stice et al., 2001). Así mismo, se ha obseravado una mayor frecuencia de

embarazos adolescentes, conducta criminal y desordenes de ansiedad en jóvenes

MT (Boden et al., 2011).

21

2.3 La menarca temprana en el mundo

La Organización Mundial de la Salud indica que la adolescencia temprana se

ubica entre los 10 y los 14 años (Secretaria de Salubridad Asistencia, 2010), en el

periodo comprendido como pubertad. Pero cada mujer, muestran un desarrollo

propio, lo que provoca dificultades para identificar a una niña con una menarca

temprana (MT). Sin embargo, los siguientes elementos pueden servir como

criterios:

El primero es lograr diferenciar la MT del desarrollo puberal precoz. La pubertad

precoz se refiere a la aparición de los caracteres sexuales secundarios a una

edad inferior a ± 2.5 años de la media obtenida para una población determinada y

es considerada una condición patológica. En cambio, la MT es una condición de

temporalidad, no existe alteración clínicamente determinada (Guerrero & Gracia,

2010; Organización Panamericana de la Salud, 2000; Pérez & Prieto, 2006;

Rodríguez, 1997; Shiow-Ru & Kuang-Ho, 2008; Thomas et al., 2001).

El segundo criterio se basa en las investigaciones que estudian poblaciones con

MT, en donde refieren un rango que va de los 8 hasta los 12.76 años de edad

(Blumstein, 2006; Deng et al., 2011; Joinson et al., 2011). A pesar de ser un buen

criterio, dichas investigaciones son en diversos países, en donde el promedio de

la edad de la menarca regular es diferente. Por lo tanto, el tercer criterio está en

relación con la población estudiada, tomando en cuenta el promedio del país o de

localidad referida (urbana o rural). Por ejemplo, el promedio más reciente

encontrado en México se obtuvo en el noroeste del país y es de 12.06 ± 0.44

años. (Méndez et al., 2006) en contraste, en Nepal la edad promedio de la

22

menarca es de 16.2 años, mientras que para Grecia es de 12 años (Thomas et al.,

2001); ¿quién sería menarca temprana para cada país?, la respuesta hace

indispensable ajustar este criterio en cada localidad y época estudiada.

23

III. MATERIALES Y MÉTODOS

La información se obtuvo de un proyecto que se está elaborando en el Instituto de

Investigaciones Psicológicas de la Universidad Veracruzana. Dicho proyecto tiene

como objetivo analizar la ansiedad y depresión en niñas con menarca temprana.

En la presente investigación se recolectó la información utilizando dos métodos, el

primero es status quo, esto se refieren que los datos se recolectaron cerca del

momento en que se presentó la menarca y el segundo método es el retrospectivo,

el cual se refiere a que cuando se obtuvo la información ya había pasado mucho

tiempo (años) después de haberse presentado la menarca.

3.1 Participantes

Se trabajó con participantes que asistían a escuelas públicas de nivel primaria,

secundaria y preparatoria, de turnos matutinos y/o vespertinos de la Ciudad de

México. Se trabajó con una muestra no probabilística debido a que la selección de

las participantes se sujetó a las características de las variables que se

investigaron. Se obtuvieron las mediciones de niñas de entre los 10 y 16 años de

edad.

24

3.2 Instrumentos

Se elaboró un formato de datos generales e identificación, en donde si indicó la

edad actual, así como la ausencia o presencia de la menarca, lo cual permitió

establecer un estatus menarquico, dividiendo a las niñas y jóvenes en menarcas

tempranas, regulares y tardías.

Se elaboró un cuestionario para las estudiantes y en el que se incluyeron 4

aspectos:

La estabilidad en las relaciones familiares: Este aspecto se conforma por dos

preguntas, la primera hace referencia a la percepción que tienen las participantes

acerca de si sus padres se preocupan por su salud y bienestar; la segunda

pregunta se refiere a la tranquilidad y cariño que las participantes perciben en su

familia

El consumo de drogas: Este aspecto se conforma por dos preguntas, la primera

evalúa el uso de tabaco y la segunda evalúa el uso de alcohol

La actividad de vida en pareja: Este aspecto se conforma por dos preguntas, la

primera indaga en el número de novios que las participantes han tenido, y la

segunda pregunta pretende conocer si las participantes han tenido relaciones

sexuales.

Los conocimientos previos acerca de la menstruación: Este aspecto se conforma

por dos preguntas, busca conocer si las participantes sabían qué hacer cuando

experimentaron la menstruación por primera vez, y la segunda pregunta pretende

25

conocer si las participantes sabían que estaba pasando cuando experimentaron la

menstruación por primera vez.

Se emplearon también dos escalas, una de depresión y otra de ansiedad, las

cuales no se utilizaron en este estudio.

3.3 Análisis de Datos

3.3.1 Edad media de la menarca: Modelo de Regresión Probit

Para conocer la edad media de la menarca se realizó un modelo de regresión

probit, el cual ya ha sido utilizado en estudios anteriores con la finalidad de

obtener la edad promedio de la menarca (Méndez et al., 2006; Aréchiga et al.,

1999) Para obtener la edad promedio de la menarca se tomaron en cuenta todas

las participantes.

El procedimiento que se siguió se describe a continuación:

1) Se registró la edad actual de las participantes

2) Se preguntó si ya habían tenido su primera menstruación y se registro la

respuesta afirmativa o negativa

3) A las participantes que respondieron afirmativamente a la pregunta anterior se

les pregunto a qué edad habían experimentado su primera menstruación

Una vez obtenidos los datos anteriores, se procedió a realizar un análisis de

frecuencias, de tal modo que se crearan tres nuevas variables

26

a) Covariables: la edad actual de las niñas

b) Total observado: En dicha variable se registró el número total de niñas de cada

edad

c) Frecuencia de respuesta: En esta variable se registró el número de

participantes con menarquía por cada edad

Estas nuevas variables se ingresaron al software SPSS 20 para así obtener la

edad promedio.

Una vez obtenido el promedio de edad, se procedió a clasificar a las participantes

en tres grupos:

Menarca temprana: corresponde a las participantes que tuvieron su menarca entre

los 8 y los 10 años.

Menarca regular: corresponde a las participantes que tuvieron su menarca entre

los 11 y los 12 años.

Menarca tardía: corresponde a las participantes que tuvieron su menarca entre los

13 y los 16 años.

3.3.2 Asociación de Variables: Análisis de Correspondencia

Para realizar el análisis se incluyeron las participantes que ya habían tenido su

primera menstruación, y por restricciones de la institución que proporcionó la

matriz de datos no fue posible incluir a todas estas participantes.

27

Antes de realizar el análisis de correspondencia se realizaron tablas de

contingencia de dos vías utilizando como base el estadístico Ji cuadrado con la

finalidad ver si existe dependencia entre el estatus de la menarca con las

siguientes variables:

1) Consumo de tabaco.

2) Consumo de alcohol.

3) Relaciones de noviazgo que ha tenido.

4) Haber tenido relaciones sexuales.

5) Experimentar tranquilidad y cariño en su familia.

6) Sentir que sus padres de preocupan por su bienestar.

7) Sentirse prepara al experimentar su primera menstruación.

8) Tener conocimiento sobre lo que sucedía cuando experimentó su primera

menstruación.

9) Tener conocimiento sobre qué hacer cuando experimentó su primera

menstruación.

Posterior a dicho análisis se realizó un análisis de correspondencia múltiple para

estudiar las asociación entre la clasificación del estatus de la menarca con las

variables que resultaron significativas en la prueba anterior.

28

IV. RESULTADOS

Los participantes oscilaron en edades entre 8 y 16 años para el análisis de

regresión probit, y entre 10 y 16 y años de edad para el análisis de

correspondencia múltiple, teniendo como promedio de edad 13.30 con una

desviación estándar de 1.10.

4.1 Análisis descriptivo

En la Gráfica 1 se muestra que el 72.9% de las participantes pertenecían a una

familia de tipo nuclear, es decir, una familia conformada por padre, madre e hijo(s).

El 23.1% vivían solo con la madre, y 4.0% vivían solo con el padre.

Gráfica 1.Personas con las que vive

72.9

4.0

23.1 padre y madre

solo padre

solo madre

29

La Gráfica 2 muestra que el 31.70% de las participantes ocupaban el lugar de

hermano mayor en la familia, y el 68.30% ocupaban otro lugar.

Gráfica 2: lugar que ocupa entre los hermanos.

En la Gráfica 3 se observa que el 90.19% de las participantes han platicado con su

madre sobre la menstruación, el 2.20 % han platicado con un hermano, el 2.45%

han platicado con un amigo, y es importante resaltar que el 5.08% no ha platicado

con nadie sobre el tema de la menstruación.

31.7

68.3

la mayor

otro lugar

30

Gráfica 3: Personas con que platicó de la menstruación

4.2 Análisis de regresión probit.

En la Tabla 1 se muestra el total de las participantes por edad, así como el número

de participantes que ya han tenido su primera menstruación por cada uno de los

grupos de edad

Edad Total observado

por edad Frecuencia de

respuesta

8 25 0

9 70 0

10 92 12

11 93 33

12 155 112

13 215 200

14 261 253

15 108 106

16 106 106

Media de edad = 11.28 X2 = 8.22; gl= 6; p < 0.222

Tabla 1: Edad media de la menarquia.

90.2

5.1 2.1 2.5

mama nadie hermano (a) amigo

0.0

10.0

20.0

30.0

40.0

50.0

60.0

70.0

80.0

90.0

100.0

31

La edad de la menarquia para la población estudiada fue de 11.28, es

considerablemente más baja que en otros grupos de la cuidad México.

4.3 Prueba de Ji-cuadrado.

En la Tabla 2 se muestran las variables que se analizaron en las tablas de

contingencia, así como los resultados de la prueba Ji-cuadrado y su p-value

asociado.

Variable dependiente Variable independiente X2 (gl) p-value

Estatus de la menarca Ha consumido tabaco 1.00 (2) 0.606

Estatus de la menarca Ha consumido alcohol 4.22 (2) 0.114

Estatus de la menarca Ha tenido relaciones sexuales 0.277 (2) 0.871

Estatus de la menarca En su familia hay cariño y tranquilidad 3.99 (2) 0.136

Estatus de la menarca Siente que sus padres se preocupan por

su bienestar

2.72 (2) 0.255

Estatus de la menarca Cuando tuvo su primera menstruación se

sentía preparada

3.68 (2) 0.158

Tabla 2: Variables analizadas con la prueba Ji-cuadrado.

Debido a que el p-value asociado a las variables que se muestran en la tabla es

mayor a 0.05, se puede decir se no se rechaza H0, por lo tanto no existe relación

de dependencia entre las variables independientes y el estatus de la menarca

32

La tabla de contingencias en la que se incluyó la variable “estatus de la menarca”

con la variable “Ha tenido novio”, obtuvo una X2 (gl)= 10.22 (2) y un p-

value=0.006; por lo tanto se rechaza H0 y se puede decir que si existe

dependencia entre estas variables (ver Gráfica 4).

Grafica 4: Relación entre estatus de la menarca y tener novio

La tabla de contingencias en la que se incluyó la variable “estatus de la menarca”

con la variable “Cuando tuvo su menarca sabía que pasaba”, obtuvo una X2 (gl)=

33.12 (2) y un p-value<0.001; por lo tanto se rechaza H0 y se puede decir que si

existe dependencia entre estas variables (ver Gráfica 5).

0

50

100

150

200

250

300

350

M. temprana M. regular M. tardía

no

si

33

Gráfica 5: Relación entre estatus de la menarca y saber que pasaba

La tabla de contingencias en la que se incluyó la variable “estatus de la menarca”

con la variable “Cuando tuvo su menarca sabía qué hacer”, obtuvo una X2 (gl)=

21.71 (2) y un p-value<0.001; por lo tanto se rechaza H0 y se puede decir que si

existe dependencia entre estas variables (ver Gráfica 5).

Gráfica 6: Relación entre estatus de la menarca y saber que tenía que hacer

0

50

100

150

200

250

300

350

400

M. temprana M. regular M. tardía

si

no

0

50

100

150

200

250

300

350

M. temprana M. regular M. tardía

si

no

34

4.4 Análisis de correspondencia.

Para realizar el análisis de correspondencia múltiple se incluyeron las variables

“Estatus de la menarca”, “Ha tenido novio”, “Cuando tuvo su menarca sabía que

pasaba” y “Cuando tuvo su menarca sabía qué hacer”, pues fueron las que se

observó un patrón de dependencia. En el Gráafico número 6 se observa que se

forma un grupo en el cual se incluye la categoría de menarca temprana con las

categorías de no saber qué pasaba y no saber qué hacer al momento de tener su

primera menstruación, este grupo indica que existe una asociación entre dichas

categorías, las cuales explican el 55.65% de la varianza total (ver gráfica 6).

E.M.:regular

E.M.:temprana

E.M.:tardía

N:si

N:no

S.P.:si

S.P.:no

S.H.:si

S.H.:no

-1.0 -0.5 0.0 0.5 1.0 1.5 2.0

Dimensión 1; Eigenv alores: .41700 (33.36% de Inercia)

-2.5

-2.0

-1.5

-1.0

-0.5

0.0

0.5

1.0

1.5

2.0

2.5

Dim

ensió

n 2

: E

igenvalo

res:

.27867 (

22.2

9%

de I

nerc

ia)

Gráfica 7: Asociación entre estatus de la menarca distintas variables.

35

V. CONCLUSIONES

Una de las necesidades fundamentales de este estudio fue conocer la edad media

de la menarca, pues hay evidencias de que dicho dato ha presentado una notable

disminución en las últimas décadas. Hasta el año 2009 el promedio mundial de la

edad de la menarca era de 12.6 años, pero si analizamos este dato es

indispensable tomar en cuenta que para llegar a él fue necesario incluir tanto a

países desarrollados, como a países en desarrollo, por lo que pudiera haber un

sesgo en el resultado. Dentro del grupo de países en vías de desarrollo se

encuentra precisamente México, en donde ya se ha realizado varios estudios que

toman en cuenta la edad media de la menarca, entre los resultados encontrados

para la ciudad de México, resalta un decremento importante, pues en 1999 el

promedio fue de 12.64, en 2001 se obtuvo una media de 12.11, en 2006 se

encontró una edad promedio de 12.06 años, y en el estudio actual se obtuvo una

media 11.28. Por lo anterior es importante recalcar que cuando un acontecimiento

ocurre demasiado pronto, como es el caso de la menarca, puede generar

respuestas no adaptativas, la persona siente que puede perder la aceptación o el

apoyo del grupo en el cual de desarrolla, además, las situaciones adelantadas no

le permiten al individuo prepararse cognitivamente para un nuevo papel en su

vida.

El objetivo principal de esta investigación fue analizar la relación entre algunos

factores psicosociales y la edad de la menarca en mujeres escolares, como ya se

ha comentado, existen diversos estudios que explican que el adelanto de la

36

madurez reproductiva puede traer consigo mayores conductas de riesgo, por lo

tanto la presencia de la menarca a temprana edad se relaciona con diferentes

factores entre los que resalta el inicio de vida sexual a edades anticipadas, este

dato tiene relación con los resultados obtenidos en nuestro estudio, pues se

encontró que existe dependencia entre el estatus menarquico y el hecho de haber

tenido novio, de esto se desprende la idea de que para estas jóvenes pudo ser

más difícil la adaptación a los cambios de tipo sociales, entre los que se incluyen

las relaciones de pareja y el momento en el que estas deben iniciar, pero además,

por esta falta de criterio, es posible que su elección de pareja sea inadecuada, y

como consecuencia se presenten embarazos no deseados, abortos, corta vida de

pareja y/o estilos de crianza inadecuados.

La experiencia de la menarca depende de varios factores, tales como la clase de

preparación recibida, el conocimiento que se tiene sobre el tema, las expectativas

que se tienen, el apoyo recibido, la propia personalidad, y la edad de la niña al

momento de experimentarla. Otro aspecto analizado en este estudio fueron los

conocimientos acerca de la menarca, y resulta interesante que no se han

encontrado investigaciones en las cuales se haya tomado en cuenta este aspecto.

En el actual análisis se encontró que existe una relación de dependencia entre el

estatus de la menarca y el hecho de saber que pasaba y saber qué hacer en el

momento de su primera menstruación, y más aún, se encontró que estas variables

están asociadas con la aparición de la menarca en edad temprana. Este hecho

indica que la menarca en edades tempranas no le da a las niñas la oportunidad de

37

adquirir elementos para llevar a cabo acciones preventivas para enfrentar el

posible impacto negativo de la menarca precoz.

Pese a lo interesante que resultan ser los hallazgos mencionados, existen algunas

limitaciones que podrían afectar significativamente los resultados, por ejemplo que

la institución que proporcionó los datos no permitió utilizar la totalidad de ellos para

hacer el análisis de correspondencia; por otro lado, no se tomó en cuenta que la

población analizada perteneciera al mismo estrato socioeconómico. Por lo que es

necesario considerar un posible sesgo en los resultados.

Los alcances de esta investigación parecen prometedores. Sin embargo es

necesario continuar indagando sobre la temática, tomando en cuenta los

elementos metodológicos indispensables. De tal modo que la estadística juega un

papel de suma importancia para el investigador, auxiliándolo en la búsqueda de

resultados consistentes y objetivos. Para el caso de este trabajo se propone

indagar en las diferencias que pudieran existir en términos socioeconómicos y

sociodemográficos para las futuras investigaciones, con la finalidad de proveer

estrategias de apoyo para las nuevas generaciones.

38

VI. BIBLIOGRAFÍA

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