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UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA Efecto de los shocks tecnológicos y de demanda sobre la productividad y el empleo en la economía española José Arturo Konopnicki Cava Tutor: Máximo Cosme Camacho Alonso Trabajo Fin de Grado en Economía Curso 2012-2013

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Page 1: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

UNIVERSIDAD DE MURCIA

FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

Efecto de los shocks tecnológicos y de demanda sobre la

productividad y el empleo en la economía española

José Arturo Konopnicki Cava

Tutor: Máximo Cosme Camacho Alonso

Trabajo Fin de Grado en

Economía

Curso 2012-2013

Page 2: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

2

Contenido

1. INTRODUCCIÓN ........................................................................................................ 3

2. MODELO ..................................................................................................................... 6

2.1 Metodología y caracterización de los modelos VAR ............................................. 6

2.2 Especificación y estimación del modelo ................................................................ 7

2.2.1 Determinación del número máximo de retardos (p) del modelo VAR............ 8

2.3 Chequeo del modelo ............................................................................................. 11

2.4 Causalidad de Granger ......................................................................................... 14

2.5 Especificación estructural ..................................................................................... 16

3. RESULTADOS EMPÍRICOS .................................................................................... 22

3.1 Funciones de Respuesta al Impulso ...................................................................... 22

3.2 Descomposición de la Varianza del Error de Predicción ..................................... 24

4. CONCLUSIONES ...................................................................................................... 24

5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ....................................................................... 26

6. SUMMARY ............................................................................................................... 28

7. TABLAS Y GRÁFICOS ............................................................................................ 34

Page 3: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

3

1. INTRODUCCIÓN

Como se muestra en el Gráfico 1, el Producto Interior Bruto (PIB) de la economía

española ha disminuido un 5,68% en el período 2008.1-2012.3. Los resultados son aún

peores para el empleo, que ha disminuido un 15,77% en el mismo período. La

preocupación por esta intensa y prolongada recesión está presente en todos los agentes

económicos y ha reavivado los debates acerca de cómo aumentar el PIB para iniciar la

senda del crecimiento y salir de esta crisis económica.

En este contexto, resulta muy útil distinguir entre las dos principales fuentes de

crecimiento económico, que son la productividad y la mano de obra. Esta desagregación

se puede deducir fácilmente. Si llamamos tH al nivel de empleo y tX al nivel de la

productividad del trabajo, que obedece al cociente tt HPIB , podemos ver que:

ttt HXPIB . (1.1)

En esta expresión, si tomamos logaritmos y aplicamos diferencias obtenemos la

siguiente igualdad:

ttt hxy , (1.2)

donde ty corresponde a la tasa de crecimiento del PIB, tx a la tasa de crecimiento de la

productividad y th a la tasa de crecimiento del empleo.

Actualmente, no existe consenso en cuanto a las principales causas de las

fluctuaciones del producto real. Según los modelos de Ciclos Económicos Reales

(CER), los ciclos son fundamentalmente el resultado de shocks tecnológicos mientras

que, desde el punto de vista de los nuevos modelos keynesianos, los shocks de demanda

son una causa importante en la generación de las fluctuaciones (Pérez-Vázquez, 2000).

En este trabajo vamos a estudiar el efecto que tienen las políticas de oferta o shocks

tecnológicos y las políticas de demanda o shocks de demanda sobre la productividad y

el empleo y, por tanto, su repercusión en el PIB español.

En un trabajo con enorme repercusión académica, Galí (1999) identifica los shocks

estructurales de productividad como shocks tecnológicos o de oferta (mejoras

Page 4: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

4

estructurales) porque son los únicos que pueden afectar al nivel de la productividad en

el largo plazo y los shocks estructurales de empleo como shocks de demanda. Con este

trabajo se pretende determinar cuál de estas dos fuentes de crecimiento es más

apropiada para reactivar el PIB de la economía española. En cualquier caso, si crecemos

vía productividad, deberíamos conocer si esto podría conducir a una situación

económica donde no se genere empleo. Por otro lado, si crecemos vía empleo,

deberíamos examinar si sería a costa de lastrar la productividad durante ciertos períodos

ya que esto podría generar problemas a la hora de financiar dicho empleo. Un análisis

interesante sobre la relación entre la productividad y el desempleo para Estados Unidos

y Alemania puede ser encontrado en Blanchard, Solow y Wilson (1995).

Para realizar este estudio empírico, en este trabajo propondremos un modelo

vectorial autorregresivo (VAR) para la productividad y el empleo, utilizando datos

trimestrales para el período 1983.1-2012.3 correspondiente al conjunto de la economía

española. La serie de referencia del empleo es la tasa de crecimiento de ocupados

equivalentes a tiempo completo, y la serie de referencia de la productividad se construye

a partir de la serie del empleo y la tasa de crecimiento del PIB atendiendo a la relación

(1.2). Ambas series son obtenidas a través de la base estadística del Instituto Nacional

de Estadística.

Los modelos VAR son métodos econométricos válidos para llevar a cabo análisis

empíricos y permiten separar los efectos de distintos shocks sobre las variables objeto

de estudio. Por tanto, consideramos que constituyen una herramienta adecuada para

identificar los distintos shocks y aislar sus efectos en nuestro análisis. Estos modelos

han gozado de una creciente popularidad entre los macroeconomistas y son utilizados

por multitud de servicios de estudio y bancos centrales para la realización de

predicciones macroeconómicas que sirvan de apoyo en la toma de decisiones futuras.

Canova (2006) muestra que los métodos VAR, cuando se usan adecuadamente, trazan la

verdadera dinámica de las variables endógenas en respuesta a shocks estructurales.

Para mantener la conexión entre la teoría económica subyacente y el VAR estimado

vamos a identificar y estimar los componentes de las variaciones de la productividad y

el empleo asociados con shocks tecnológicos y shocks no tecnológicos. El modelo VAR

estructural lo identificaremos basándonos en la propuesta de Galí (1999), mediante una

restricción de largo plazo por la cual sólo los shocks tecnológicos tienen efectos

Page 5: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

5

permanentes sobre el nivel de la productividad, es decir, en el largo plazo el nivel de la

productividad se ve afectado sólo por shocks tecnológicos. Entonces, y derivado de lo

anterior, los shocks de demanda sí que pueden afectar, junto con los shocks

tecnológicos, al nivel de empleo en el largo plazo, ya que no hay ninguna restricción en

este sentido.

La validez de esta restricción está apoyada bajo tres supuestos que están

desarrollados en Galí (1999). Primero, el producto se determina mediante una función

de producción agregada de grado 1 y estrictamente cóncava. Segundo, la relación

capital/trabajo sigue un proceso estacionario. Tercero, la mano de obra efectiva obedece

a una función de horas y esfuerzo homogénea de grado 1 donde el esfuerzo por hora

sigue un proceso estacionario. Tal restricción esta aceptada por una amplia gama de

modelos, entre los que se encuentran los modelos de Ciclos Económicos Reales (CER)

y los nuevos modelos Keynesianos. Esta restricción está basada en la que utilizaron en

su trabajo Blanchard y Quah (1989), para los que los shocks de demanda no tenían

efectos permanentes en el nivel del producto y a la que usaron Shapiro y Watson (1988),

para los que los shocks tecnológicos no tenían efectos permanentes sobre el nivel de las

horas trabajadas. Otros ejemplos de modelos VAR con restricciones de largo plazo los

podemos encontrar en Galí (2005), Francis y Ramey (2005) y Canova, López-Salido y

Michelacci (2010 y 2013).

Los principales resultados obtenidos son los siguientes. El empleo responde

negativamente y de forma persistente a un shock tecnológico, y positivamente y

también de forma persistente a un shock de demanda. En cambio, la productividad

responde positivamente y de forma permanente a un shock tecnológico, y positivamente

a un shock de demanda aunque su efecto se desvanece en el largo plazo porque así lo

hemos impuesto en la identificación de nuestro modelo. En cuanto al PIB, este responde

positivamente ante un shock de demanda y negativamente ante un shock tecnológico

debido a que la respuesta negativa del empleo a este tipo de shocks es mucho más

intensa que la respuesta positiva de la productividad. Las funciones de respuesta al

impulso estimadas para la economía española presentan muchas de las características

cualitativas detectadas por Galí (1999) para Estados Unidos y los países del G7 con

excepción de Japón.

Page 6: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

6

La estructura del trabajo será desarrollada de la siguiente manera. En la sección 2

caracterizaremos y propondremos el modelo VAR describiendo detalladamente la

metodología empírica (formulación, especificación, estimación e identificación). En la

sección 3 realizaremos el análisis empírico y presentaremos los resultados obtenidos.

Comentaremos las funciones de respuesta al impulso estimadas y la descomposición de

la varianza del error de predicción para observar la respuesta dinámica de la

productividad y el empleo ante shocks tecnológicos y shocks de demanda. Finalmente,

la sección 4 se dedicará a presentar las principales conclusiones y sugerencias o

proposiciones sobre futuras líneas de trabajo, autocrítica, etc.

2. MODELO

2.1 Metodología y caracterización de los modelos VAR

Los modelos VAR fueron originalmente propuestos por Sims (1980) como alternativa

metodológica a la modelización econométrica convencional1. Según este autor, los

modelos macroeconométricos tradicionales incorporaban restricciones de exclusión

poco realistas. Por el contrario, en los modelos VAR no se impone a priori ninguna

restricción sobre la forma estructural, por lo que no se cometen los potenciales errores

de especificación que dicha restricción pudiera causar al ejercicio empírico. Esta nueva

modelización permite especificar modelos que reflejen lo más fielmente posible las

regularidades empíricas e interacciones entre las variables objeto de análisis (Ballabriga,

1991).

Novales (2011) caracteriza los modelos VAR en forma reducida como un modelo de

ecuaciones simultáneas formado por un sistema de ecuaciones de forma reducida sin

restringir. Que sean de forma reducida indica que los valores contemporáneos de las

variables del modelo no aparecen como variables explicativas en las distintas

ecuaciones, lo que nos evita la complicada tarea de distinguir entre variables endógenas

y exógenas. El conjunto de variables explicativas de cada una de las ecuaciones está

constituido por un bloque de retardos de cada una de las variables del modelo.

La representación o forma estructural de un VAR de orden p (hasta p retardos) es la

siguiente:

1 Un análisis detallado sobre la metodología VAR puede ser encontrado en Lütkepohl (2006 y 2007)

Page 7: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

7

tptptt YAYAYA ...110 , )iid(0,~ t (2.1)

donde tY corresponde al vector de variables dependientes de dimensión ( )1N ,

piAi ,...,1,0, , se refiere a las matrices de coeficientes de los retardos de dimensión

),( NN y )'( ttE a la matriz de varianzas y covarianzas de las perturbaciones,

que son ruidos blancos de media nula.

A partir de la ecuación anterior y, con unas ligeras operaciones algebraicas,

obtenemos la forma reducida:

tptptt AYAAYAAAY 1

0

1

011

1

0

1

0

, (2.2)

tptptt UYCYCY ....11 , )iid(0,~ tU (2.3)

donde )'()'( 1

0

-1

0 AAUUE tt corresponde a la matriz de varianzas y covarianzas de

las perturbaciones en forma reducida y piCi ...,2,1, , a las matrices de coeficientes de

los retardos de dimensión )( NN .

La estimación de los parámetros de la forma reducida por MCO es consistente ya que

no hay ninguna variable con problemas de endogeneidad. Esto se debe a que cada

variable dependiente se regresa sobre los retardos de cada una de las variables del

sistema y estos retardos, que constituyen las variables explicativas, no se relacionan con

el valor contemporáneo de las perturbaciones 0)(),.../( 1 tpttt EYYE . Además, es

eficiente ya que todas las ecuaciones presentan las mismas variables explicativas, por lo

que no se gana en eficiencia utilizando MCG. Por tanto, la estimación del modelo por

MCO es consistente y eficiente.

2.2 Especificación y estimación del modelo

Los dos componentes en los que se desagrega el PIB son la productividad y el empleo

según la expresión (1.2). En consecuencia, como nuestras variables objeto de estudio

son la productividad y el empleo proponemos el siguiente modelo, que en tasas de

crecimiento, da lugar a:

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8

t

t

pt

pt

pp

pp

t

t

t

t

t

t

u

u

h

x

CC

CC

h

x

CC

CC

h

x

CC

CC

h

x

2

1

2221

1211

2

2

2

22

2

21

2

12

2

11

1

1

1

22

1

21

1

12

1

11

2

1

...1

.

(2.4)

La especificación (2.4) está basada en el supuesto de que las variables de

productividad y empleo, en sus tasas de crecimiento, son variables estacionarias. Para

validar este supuesto, la Tabla 1 presenta los resultados de los contrastes de Dickey-

Fuller aumentado (ADF)2. Debido a que estos contrastes son muy estándar y para no

extender mucho este análisis previo, podemos resumir los resultados de la tabla

diciendo que no se rechaza la hipótesis nula de existencia de raíz unitaria para las dos

series en logaritmos, pero que sus diferencias (multiplicadas por 100 para convertirlas

en tasas de crecimiento) son estacionarias. El p-valor de ambas variables es 0,00 menor

que el nivel de significatividad al 5%.

Para observar la dinámica de las series de productividad y empleo que usamos en el

análisis, el Gráfico 2 muestra la evolución de sus series en tasas de crecimiento. En el

gráfico observamos que ambas series no tienen mucha inercia puesto que ambas cortan

a su media en numerosas ocasiones. Presentan una media constante a lo largo del

tiempo y una varianza acotada.

2.2.1 Determinación del número máximo de retardos (p) del modelo VAR

En primer lugar, ajustamos el número máximo de retardos a la frecuencia de los datos,

que en nuestro caso son trimestrales. De esta manera, partimos de un número máximo

de 8 retardos ( 8max P ) para nuestro modelo. Buscando un modelo parsimonioso,

debemos incluir en cada ecuación el menor número de retardos que permita eliminar la

autocorrelación del término error y evitar correr el riesgo de perder grados de libertad y

tener que estimar un número muy grande de parámetros. Por otro lado, el número de

retardos tampoco puede ser muy corto porque puede no captar completamente la

dinámica del modelo que está siendo modelado. Los criterios que vamos a emplear para

optimizar el número de retardos son los contrastes secuenciales basados en el ratio de

verosimilitud (LR), criterios de selección bayesianos (AIC, BIC, HQ) y criterios

basados en la capacidad predictiva (FPE).

2 Véase Dickey y Fuller (1979 y 1981)

Page 9: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

9

Los contrastes secuenciales basados en el ratio de verosimilitud parten de un número

máximo de retardos (Pmax) y se van contrastando la validez de los mayores retardos de

forma secuencial hasta que nos quedamos con el último retardo significativo. En nuestro

caso, hemos decidido un Pmax de 8 retardos, por lo que nuestro contraste sería el

siguiente:

tttt UYCYCY 8811 .... , )iid(0,~ tU (2.5)

t

t

t

t

t

t

t

t

t

t

u

u

h

x

CC

CC

h

x

CC

CC

h

x

CC

CC

h

x

2

1

8

8

8

22

8

21

8

12

8

11

2

2

2

22

2

21

2

12

2

11

1

1

1

22

1

21

1

12

1

11

2

1

...

.

(2.6)

La hipótesis nula sería 0: 80 CH y la alternativa 0: 8 CHa .

El paso siguiente es estimar el modelo imponiendo H0 y tomamos el logaritmo de la

función de verosimilitud ( 0LnL ). A su vez, debemos estimar el modelo imponiendo Ha

y tomamos el logaritmo de la función de verosimilitud ( aLnL ). El estadístico del

contraste sería el siguiente:

2

k0-ka0

0

~)(2 H

a LnLLnL . (2.7)

Los grados de libertad de la 2 corresponden a la diferencia entre el número de

parámetros del modelo estimado bajo la hipótesis alternativa y los parámetros del

modelo estimado bajo la hipótesis nula, es decir, el número de restricciones en la

hipótesis nula. Si se 0RH aceptamos el hecho de que el número óptimo de retardos es 8,

mientras que si aceptamos la hipótesis nula, la matriz de coeficientes 8C no es

significativa y debería eliminarse ese retardo. Ahora, se repite el contraste pero para 7

retardos y así sucesivamente. De esta manera, se van contrastando la validez de los

retardos secuencialmente hasta encontrar una matriz de coeficientes significativa.

Sin embargo, este método genera algunos problemas. Si inicialmente elegimos un

maxP demasiado alto, podemos encontrar un p demasiado grande porque siempre existe

la posibilidad de cometer errores de tipo 1 ( 0RH cuando es verdadera). En cambio, si

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10

elegimos un maxP demasiado pequeño podemos no llegar al retardo óptimo porque el p

verdadero fuese mayor que el maxP elegido.

Para evitar errores a la hora de elegir los retardos, usaremos además criterios de

selección Bayesianos que consisten en la elección del número de retardos óptimo que

minimiza el valor de los criterios de información AIC, BIC y HQ. Estos métodos están

basados en la comparación de la matriz de varianzas y covarianzas del modelo para

diferentes retardos, penalizando los modelos que tienen más variables explicativas. Los

criterios son los siguientes:

22log)( PM

TpAIC p , (2.8)

2)log(log)( PM

TT

pHQ p , (2.9)

2))log(log(2log)( PM

TT

pBIC p , (2.10)

donde T corresponde al número de observaciones, p a la matriz de varianzas y

covarianzas del modelo estimado con un número p de retardos y M al número de

variables dependientes del modelo. El segundo término de cada uno de los criterios

corresponde a la penalización antes mencionada. Por último, resulta interesante destacar

algunas observaciones acerca de los tres criterios. Para un determinado p, los valores

del criterio BIC son mayores que los del criterio HQ y, a su vez, los valores de este

último criterio son mayores que los del criterio AIC )( AICHQBIC . AIC tiende a

sobreestimar p, y HQ y BIC son consistentes y funcionan mejor en muestras grandes,

siendo no tan claro en muestras pequeñas.

El último criterio que usaremos para optimizar el número de retardos está basado en

la capacidad predictiva (FPE). El orden del modelo autorregresivo será aquel que

minimiza el error cuadrático medio de la predicción con horizonte 1. Entonces, un

modelo óptimo es el que minimiza la siguiente ecuación:

M

p pMTpMT

pFPE

1

1)( . (2.11)

Page 11: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

11

Este criterio funciona peor que BIC y HQ en muestras grandes, mientras que para

muestras pequeñas no está claro cuál funciona mejor.

Atendiendo a la Tabla 2, observamos que no hay armonía entre los diferentes

criterios acerca de cuál es el número de retardos óptimo. Se aprecia claramente que no

hay una única solución en la elección del número de retardos óptimo. Los contrastes

basados en el ratio de verosimilitud (LR) y los criterios FPE y AIC señalan un p óptimo

de 4 retardos, mientras que los criterios BIC y HQ concluyen en que el número de

retardos óptimo es 1. Finalmente, y dada la concordancia de los tres primeros criterios

(LR, FPE y AIC), imponemos un número óptimo de retardos 4p para nuestro

modelo:

t

t

t

t

t

t

t

t

t

t

t

t

u

u

h

x

CC

CC

h

x

CC

CC

h

x

CC

CC

h

x

CC

CC

h

x

2

1

4

4

422

421

412

411

3

3

322

321

312

311

2

2

222

221

212

211

1

1

122

121

112

111

2

1

(2.12)

La estimación consistente del modelo mediante el estimador MCO es la siguiente:

4

4

3

3

2

2

1

1

082,0015,0

223,0240,0

212,0114,0

399,0330,0

449,0112,0

315,0122,0

756,0172,0

120,0126,0

017,0

344,0

t

t

t

t

t

t

t

t

t

t

h

x

h

x

h

x

h

x

h

x

(2.13)

2.3 Chequeo del modelo

Una vez que tenemos el modelo especificado y estimado, procedemos a chequear que

los ruidos sean blancos para aceptar finalmente el modelo. Los ruidos blancos son

procesos débilmente dependientes, es decir, se olvidan rápidamente de su pasado por lo

que se dice que son de memoria corta. Para ello vamos a emplear tres tipos de

contrastes: los contrastes basados en la autocorrelación, el contraste de Portmanteau y el

contraste de Breuch- Godfrey.

Las funciones de autocorrelación de los residuos muestran la relación que existe

entre los ruidos pasados y futuros de una ecuación, y la relación cruzada entre los ruidos

pasados y futuros de dos ecuaciones. Por lo tanto, los contrastes a llevar a cabo son los

siguientes:

Page 12: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

12

0)(:0 nitit uuEH Ausencia de autocorrelación.

0)(: nitita uuEH Hay autocorrelación,

siendo “n” el número de retardos y el estadístico necesario para el contraste

)ˆˆ( nitituucorr .

0)(:0 njtit uuEH Ausencia de autocorrelación.

0)(: njtita uuEH Hay autocorrelación,

siendo “n” el numero de retardos y el estadístico necesario para el contraste

)ˆˆ( njtituucorr .

El Gráfico 3 muestra las correlaciones muestrales entre los residuos de la ecuación de

la productividad, los residuos de la ecuación de empleo, y las correlaciones muestrales

entre los residuos de la ecuación de la productividad y los residuos de la ecuación de

empleo. El contraste se aplica hasta un retardo de 12 períodos debido a que nuestros

datos son trimestrales. En cada uno de los correlogramas, cada barra de color azul

representa un retardo, de manera que la primera barra mide )ˆˆ( xtxtuucorr , )ˆˆ( 1hthtuucorr

y )ˆˆ( 1htxtuucorr ; la segunda barra mide )ˆˆ( 2xtxtuucorr , )ˆˆ( 2hthtuucorr y )ˆˆ( 2htxtuucorr , y

así sucesivamente hasta 12 retardos.

A la vista de los correlogramas, apreciamos que no hay correlación intertemporal

entre los residuos de cada una de las ecuaciones, es decir, entre )ˆˆ( nxtxtuucorr y

)ˆˆ( nhthtuucorr , ni entre los residuos cruzados de las dos ecuaciones )ˆˆ( nhtxtuucorr . Esta

afirmación se fundamenta en el hecho de que todas las correlaciones caen dentro de las

bandas de confianza. Por tanto, y considerando las funciones de autocorrelación,

concluimos que los ruidos son blancos.

El contraste de Portmanteau estudia la correlacion de los residuos empleando un

vector de covarianzas intertemporales de los residuos )'( tUUEV tj , siendo “j” el

número de retardos, en lugar de las funciones de autocorrelación. El contraste sería el

siguiente:

Page 13: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

13

0.....: 210 nVVVH Ausencia de autocorrelación hasta el retardo “n”.

0: NoHHa Hay autocorrelación en alguno o todos los retardos hasta el

retardo “n”.

El estadístico del contraste sería el siguiente:

)( 11

0

1

jj

n

j

jn VVVVtrTQ , (2.14)

donde las covarianzas se deben estimar usando:

'

1

ˆˆ1ˆjt

T

jt

tj UUT

V

. (2.15)

El estadístico se distribuye como )(2

2 pnm . En la Tabla 3 presentamos los resultados del

contraste de Portmanteau. Si contrastamos con un nivel de significatividad del 5% (

05,0 ) aceptamos la hipótesis nula de que no hay correlación entre los residuos de

las observaciones ya que todos los p-valores son mayores que 0,05. Observamos que la

prueba no es válida para valores de “n” inferiores al orden del retardo del VAR ( 4p )

ya que, aunque hay estadísticos, no hay valor crítico con el cual compararlo porque no

existen distribuciones Chi-Cuadrado con 0 grados de libertad ó grados de libertad

negativos. Por tanto, y considerando el contraste de Portmanteau, concluimos que los

ruidos son blancos.

El tercer, y último contraste, es el contraste de Breuch-Godfrey. Siendo tU los

residuos de la estimación y la matriz de varianzas y covarianzas estimada de la

ecuación (2.13), se regresa el residuo sobre las variables retardadas del VAR y sobre los

residuos retardados hasta “n” períodos y se contrasta si estos residuos retardados son

significativos. De esta manera, montamos la siguiente regresión auxiliar:

tntntptptt UBUBYCYCU ˆ..ˆ...ˆ

1111 , (2.16)

donde corresponde a la matriz de varianzas y covarianzas estimada de los residuos

de la regresión auxiliar. Para evitar posibles problemas de endogeneidad, la regresión

auxiliar también incluye retardos de las variables dependientes.

Page 14: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

14

El contraste se puede plantear de la siguiente manera:

0...: 210 nBBBH Ausencia de autocorrelación.

0: NoHHa Hay autocorrelación.

El estadístico del contraste sería el siguiente:

22

H0

1 ~)ˆˆ( nMLM trMTQ . (2.17)

En la Tabla 4 se muestran los resultados del contraste de Breuch-Godfrey. Al 5 % de

significatividad ( 05,0 ) aceptamos la hipótesis nula de que no hay existencia de

autocorrelación de los residuos excepto para el retardo 1. Sin embargo, si tomamos un

nivel de significatividad del 1% ( 01,0 ) vemos que no hay problemas de

autocorrelación de los residuos para todos los retardos. Por tanto, y considerando el

contraste de Breuch-Godfrey, concluimos que los ruidos son blancos.

Finalmente, y a la vista de los resultados obtenidos en los diferentes contrastes, el

modelo se encuentra bien especificado y estimado con un número de retardos óptimo

igual a 4 y en el que los ruidos son blancos.

2.4 Causalidad de Granger

Como hemos comentado, la actividad económica medida a través del PIB se puede

descomponer en las dos fuentes que estamos analizando, la productividad y el empleo.

Podría ocurrir que si crecemos vía productividad no se generase empleo, mientras que si

crecemos vía empleo no se aumentase la productividad. Por eso, vamos a examinar si

creciendo vía productividad se generará empleo en el futuro ó, sí incrementando la

productividad se fomenta la creación de empleo en períodos sucesivos.

Para ello, vamos a ver, a través de la causalidad de Granger, si cada variable tiene

capacidad predictiva sobre la otra variable. Cuando descomponemos el comportamiento

de la productividad (empleo) utilizando su propio pasado y el pasado del empleo

(productividad), diremos que el empleo (productividad) no causa en el sentido de

Granger a la productividad (empleo) si los retardos de la primera no ayudan a predecir

la segunda, es decir, no añaden capacidad explicativa. En consecuencia, se contrasta la

Page 15: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

15

significatividad del bloque de retardos del empleo en la ecuación de la productividad y

viceversa.

Partiendo de la ecuación (2.13), los contrastes a llevar a cabo son los siguientes. Para

contrastar si el empleo es un buen predictor de la productividad, el contraste que

llevaremos a cabo es:

t

no

t xhH :0 th No causa en el sentido de Granger a tx .

tta xhH :: th Causa en el sentido de Granger a tx .

Una forma equivalente de poner el contraste es la siguiente:

0: 4

12

3

12

2

12

1

120 CCCCH

0: NoHHa

Para contrastar si la productividad es un buen predictor del empleo, el contraste queda

de la siguiente manera:

t

no

t hxH :0 tx No causa en el sentido de Granger a th .

tta hxH :: tx Causa en el sentido de Granger a th .

Una forma equivalente de poner el contraste es la siguiente:

0: 4

21

3

21

2

21

1

210 CCCCH

0: NoHHa

Entonces, estimamos el modelo imponiendo 0H y tomamos el logaritmo de la

función de verosimilitud ( 0LnL ), y estimamos el modelo imponiendo aH y tomamos el

logaritmo de la función de verosimilitud ( aLnL ). El estadístico del contraste estaría

representado por la expresión (2.7). Los grados de libertad de la 2 corresponden a la

diferencia entre el número de parámetros del modelo estimado bajo la hipótesis

alternativa y los parámetros del modelo estimado bajo la hipótesis nula, es decir, el

número de restricciones en la hipótesis nula.

La Tabla 5 nos muestra los resultados del contraste de la causalidad de Granger para

la productividad y el empleo. Según los resultados, rechazamos la hipótesis nula de que

Page 16: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

16

el empleo no causa en el sentido de Granger a la productividad debido a que el p-valor

es menor que el grado de significatividad ( 05,00003,0 ), por lo que el empleo es un

buen predictor de la productividad. Sin embargo, no podemos rechazar la hipótesis nula

de que la productividad no causa en el sentido de Granger al empleo debido a que el p-

valor es mayor que el grado de significatividad ( 05,03601,0 ) por lo que la

productividad no es un buen predictor del empleo.

2.5 Especificación estructural

En los apartados anteriores hemos especificado y estimado nuestro modelo. Sin

embargo, el resultado de este proceso es un modelo en forma reducida puramente

estadístico que carece de contenido económico. Como nuestro objetivo es analizar el

impacto dinámico de las perturbaciones aleatorias sobre las variables del sistema,

señalado por Ballabriga (1991) como una de las motivaciones fundamentales de los

usuarios de los modelos VAR, el modelo en forma reducida es un paso intermedio hacia

un modelo en forma estructural que tenga el contenido económico necesario para

cumplir dicho objetivo. Esta etapa de nuestro análisis conforma la etapa de

identificación del modelo.

Las herramientas más usuales para el análisis económico del problema formulado

son las Funciones de Respuesta al Impulso y la Descomposición de la Varianza del

Error de Predicción. Las funciones de respuesta al impulso miden la reacción o

respuesta de las variables del modelo a lo largo de un horizonte temporal “n” ante un

shock inesperado a través de uno de los ruidos estructurales, manteniéndose el resto de

ruidos estructurales constantes. La descomposición de la varianza del error de

predicción mide la proporción de la varianza del error de predicción que es explicada

por cada shock para distintos períodos, por lo que puede interpretarse como la

contribución de cada shock en la variabilidad o volatilidad de las distintas variables.

Por motivos puramente didácticos, vamos a suponer que el número de retardos es

uno. Para analizar los efectos de los shocks necesitamos una forma final (FF). Partiendo

de la ecuación en forma reducida (2.3) y empleando el operador de retardos obtenemos

la forma final del modelo:

Page 17: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

17

tt UYCLI )( , (2.18)

33221

1)(

ttttttt UUUUUCLIY , (2.19)

donde )...( CCCj j veces.

Sin embargo, aquí nos encontramos con el problema de la identificación en los

modelos VAR. En primer lugar, las matrices j no constituyen la función de respuesta

al impulso, ya que son las respuestas a shocks de la forma reducida y no a shocks

estructurales. Es decir, miden el impacto de tU sobre las variables del modelo y no el

impacto de t . Los shocks de la forma reducida carecen de interpretación económica.

En segundo lugar, como los ruidos están correlacionados contemporáneamente

( 012 ) no podemos aislar los efectos de un único shock por separado. En nuestro

caso, no podríamos ver como un shock en la productividad a través del ruido estructural

x afecta al empleo, manteniéndose constante h .

Ballabriga, Álvarez-González y Jareño-Morago (1998) exponen que un modelo VAR

se denomina estructural cuando la distinción estadística de sus ecuaciones se obtiene

mediante la imposición de un conjunto de restricciones (no necesariamente de

exclusión) que garantice la ortogonalidad de los componentes del término de error del

modelo, permitiendo a la vez su interpretabilidad como fuentes primitivas de

variabilidad económica. El requisito de ortogonalidad también explica el uso

equivalente que los términos “identificación del modelo” y “ortogonalización del

componente de error” reciben comúnmente en la literatura sobre los modelos VAR.

Para resolver el problema de la identificación, buscamos la relación existente entre

los shocks de la forma reducida y la forma estructural. Juntando la ecuación (2.2) y

(2.19) obtenemos la siguiente ecuación:

3

1

032

1

021

1

0

1

0

tttttt AAAAY , (2.20)

donde tt AU 10

. Si, además, llamamos 1

0

AR jj obtenemos la siguiente ecuación:

3322110 ttttt RRRRY (2.21)

Page 18: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

18

Ahora bien, para que jR constituya la auténtica función de respuesta al impulso, los

distintos shocks deben estar aislados. Para que los shocks representen fuentes aisladas

de variabilidad económica, la matriz de varianzas y covarianzas tiene que ser diagonal y

que podamos normalizar a la identidad sin pérdida de generalidad. En consecuencia,

impondremos que jiij 0 y Mii ,..,2,112 , por lo que la matriz de

varianzas y covarianzas de nuestro modelo con dos variables sería la siguiente:

I

10

01

2

221

12

2

1

. (2.22)

De esta manera, jR si constituye la función de respuesta al impulso. Sin embargo,

desconocemos el valor de la matriz 1

0

A , ya que son parámetros de la forma estructural,

por lo que no podemos identificar jR . Entonces, mi problema se tiene que enfocar ahora

en encontrar una matriz 1

0

A que me garantice tanto el cumplimiento de que las

perturbaciones estructurales sean ortogonales como la distinción estadística de las

ecuaciones del sistema, de manera que el modelo se encuentre correctamente

identificado.

A partir de la expresión (2.2), que relacionaba las perturbaciones de la forma

reducida con las correspondientes a la forma estructural, la compatibilidad entre las

matrices de varianzas y covarianzas de las perturbaciones en forma reducida y en

forma estructural y la matriz de efectos contemporáneos 1

0

A ( ya que 1

00

AR ) es la

siguiente:

')( 1

0

1

0

AA . (2.23)

Como hemos normalizado la matriz de varianzas y covarianzas de las perturbaciones en

forma estructural a la identidad I , podemos simplificar la expresión anterior:

')( 1

0

1

0

AA . (2.24)

Sin embargo, a partir de la estimación de la matriz de varianzas y covarianzas de las

perturbaciones en forma reducida , aún, no es posible encontrar los parámetros

estructurales de la matriz 1

0

A porque existen )1(2

1 MM incógnitas más que

Page 19: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

19

ecuaciones. En consecuencia, esto nos lleva a imponer restricciones adicionales.

Acudiendo a la teoría económica subyacente al modelo podemos emplear restricciones

de corto plazo o restricciones de largo plazo. Ballabriga, Álvarez-González y Jareño-

Morago (1998) realizan una breve descripción sobre las restricciones de corto y largo

plazo.

Las restricciones de corto plazo se imponen mediante la especificación de ceros en

determinadas posiciones de la matriz 1

0

A , justificados normalmente por retrasos en la

recepción de información por parte de determinados agentes económicos. Se denominan

de corto plazo puesto que suponen restringir únicamente el efecto contemporáneo de

determinadas perturbaciones. Las más conocidas son las restricciones de Cholesky,

propuestas por Sims (1980), que consisten en colocar ceros a todo lo que está por

encima de la diagonal principal de la matriz 1

0

A . En otras palabras, supone transformar

la matriz 1

0

A en una matriz triangular inferior que cumple ')( 1

0

1

0

AA , convirtiendo

al modelo en un modelo estructural recursivo. Esta descomposición de Cholesky asume

que la primera variable sólo se ve afectada contemporáneamente por sus propios shocks,

la segunda variable se ve afectada contemporáneamente por sus propios shocks y los

shocks de la primera ecuación y así sucesivamente. Por tanto, implica que las variables

ordenadas más arriba en el VAR no responden de impacto a shocks no esperados de las

variables más abajo. Sin embargo, tiene el inconveniente de que los resultados

obtenidos de los procesos de simulación (funciones de respuesta al impulso) no se

muestran invariables al orden de las variables, por lo que ordenaciones distintas nos

llevan a diferentes alternativas en la simulación. Como la teoría económica muchas

veces no aporta instrucciones o directrices claras acerca de cuál debería ser el orden

causal adecuado, Sims (1986) sugiere probar distintas ordenaciones entre las variables y

ver si los resultados son sensibles a la ordenación.

Para nuestro modelo de la productividad y el empleo, la razón económica de esta

restricción se encuentra en que un shock estructural de empleo, como puede ser la

creación de puestos de trabajo, no va a afectar contemporáneamente a la productividad.

Matricialmente, esto se expresa de la siguiente manera:

Page 20: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

20

,0

3

3

3

22

3

21

3

12

3

11

2

2

2

22

2

21

2

12

2

11

1

1

1

22

1

21

1

12

1

11

0

22

0

21

0

11

1

1

ht

xt

ht

xt

ht

xt

ht

xt

t

t

RR

RR

RR

RR

RR

RR

RR

R

h

x

(2.25)

donde

0

22

0

21

0

11

2221

111

00

00

RR

RAR

y la restricción de Cholesky 012

0

12 R

implica que los shocks estructurales de empleo ht no afectan a la productividad

contemporáneamente. Recordemos que las variables productividad y empleo se

encuentran en primeras diferencias.

Como crítica a este tipo de restricciones, las estructuras recursivas no son, por lo

general, muy adecuadas para trazar la realidad económica, debido a que, como muestran

Cooley y Leroy (1985), no incorporan las relaciones de carácter simultáneo que

normalmente la caracterizan. En nuestro caso, este tipo de restricciones puede llevar a

imponer dinámicas poco realistas y, como consecuencia, no conseguir aislar fuentes

creíblemente interpretables en términos económicos, un aspecto de gran relevancia del

proceso de identificación. Esto ha llevado a que los debates en torno a la identificación

de los modelos VAR se dirijan a romper la recursividad, considerando especificaciones

mucho más generales y dotadas de contenido económico que den lugar a modelos

estructurales más realistas (Ballabriga, Álvarez-González y Jareño-Morago, 1998).

Las restricciones de largo plazo suelen estar basadas en la teoría económica y

restringen el efecto de largo plazo de determinadas perturbaciones en determinadas

variables, dejando libre la dinámica a corto plazo. La aplicación de restricciones de

largo plazo requiere el uso de una representación estacionaria, de manera que los efectos

de largo plazo estén bien definidos; es decir, que no sean explosivos. Si las variables del

VAR son estacionarias, esto implica que 0R . Las restricciones se imponen sobre las

respuestas de largo plazo del nivel de las variables no estacionarias a los diferentes

shocks estructurales. Las respuestas en nivel de las variables a las perturbaciones se

obtienen acumulando las respuestas en diferencias. De esta manera, la respuesta de las

variables en nivel una vez transcurridos “j” períodos desde que se producen los shocks

estructurales es igual a la suma de las respuestas en diferencias hasta el período “j”:

Page 21: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

21

j

i

ij RR0

~, (2.26)

siendo jR~

la respuesta en nivel de las variables “j” períodos en adelante y iR la

respuesta en diferencias de las variables en el período i.

Es importante observar que el conjunto de restricciones de corto y largo plazo que

acabamos de describir conforma un marco para la identificación muy discreto desde el

punto de vista restrictivo. Cuando se utiliza la exclusión se hace sólo con los impactos

contemporáneos, sin excluir posibles efectos retardados, y cuando restringe los efectos

retardados lo hace de forma laxa, condicionando únicamente el efecto a largo plazo. En

definitiva, el marco de identificación VAR es respetuoso con el espíritu poco restrictivo

de la metodología.

Para nuestro propósito de analizar los efectos de los shocks tecnológicos y shocks de

demanda sobre la productividad y el empleo, vamos a imponer una restricción de largo

plazo para identificar nuestro modelo VAR, basándonos en Galí (1999). La restricción

se basa en el hecho de que sólo los shocks tecnológicos tienen efecto permanente sobre

el nivel de productividad, es decir, en el largo plazo el nivel de productividad se ve

afectado únicamente por shocks tecnológicos. Mientras que, los shocks de demanda sí

que pueden afectar, junto con los shocks tecnológicos, al nivel de empleo en el largo

plazo. Esta restricción implica que la respuesta a largo plazo en nivel de la

productividad ante shocks estructurales de empleo es 0:

2221

11

0

22

0

21

0

11

~~

0~0

~

RR

R

RR

R

R

i

i

i

i

i

i

, (2.27)

donde 0~

12

0

12

RRi

i.

Esta restricción permite a Galí (1999) identificar los shocks estructurales de

productividad como shocks tecnológicos, ya que son los únicos que tienen efecto a

largo plazo sobre el nivel de ambas variables, y los shocks estructurales de empleo,

como shocks de demanda ya que sólo tienen efecto sobre el nivel de largo plazo del

empleo. Por tanto, y a diferencia de la descomposición de Cholesky, estas restricciones

Page 22: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

22

permiten dar una interpretación mucho más intuitiva a los shocks de la forma estructural

y a las funciones de respuesta al impulso y a la descomposición de las varianza del error

de predicción.

Una vez identificado el modelo, continuamos con la segunda herramienta que nos

proporcionan los modelos VAR, la descomposición de la varianza del error de

predicción. Esta herramienta nos permite determinar, para cada horizonte de predicción,

el porcentaje o peso relativo de cada shock en la volatilidad de las variables del modelo.

Si llamamos n al error de predicción de horizonte “n”, la expresión para la varianza

del error de predicción es la siguiente:

'

11

'

11

'

00 ...)( nn

n RRRRRRV . (2.28)

Como I , las expresiones de la varianza del error de predicción para cada una de las

variables del modelo son las siguientes:

1

0

2

12

1

0

2

11)(n

j

jn

j

jn

x RRV , (2.29)

1

0

2

22

1

0

2

21)(n

j

jn

j

jn

h RRV , (2.30)

donde )( n

xV corresponde a la varianza del error de predicción de la productividad y

)( n

hV corresponde a la varianza del error de predicción del empleo. El primer sumando

de cada ecuación concierne al porcentaje de la varianza que es explicada por un shock

tecnológico y el segundo sumando al porcentaje de la varianza que es explicada por un

shock de demanda.

3. RESULTADOS EMPÍRICOS

3.1 Funciones de Respuesta al Impulso

En esta sección, presentamos los resultados obtenidos de las respuestas dinámicas de la

productividad, del empleo y del PIB frente a cada tipo de shock, empleando la

Page 23: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

23

restricción de largo plazo propuesta en la sección anterior3. Los Gráficos 4 y 5 muestran

las respuestas estimadas de la productividad y el empleo en nivel frente a un shock

tecnológico. En respuesta a este tipo de shock, la productividad experimenta un

aumento inmediato de un 0,31%, para luego estabilizarse en un nivel más alto, en torno

al 1,1%. Por el contrario, el empleo responde de forma negativa y persistente a un shock

tecnológico, experimentando un descenso inmediato de un -0,41%, para luego

estabilizarse en torno al -2,64%. Por tanto, shocks tecnológicos inesperados conducen a

más productividad a corto y a largo plazo, pero a un menor nivel de empleo tanto a

corto como a largo plazo.

Los Gráficos 6 y 7 muestran las respuestas estimadas de la productividad y el empleo

frente a un shock de demanda. Tal shock ha demostrado tener un efecto permanente y

positivo sobre la productividad y el empleo. La productividad experimenta un aumento

contemporáneo del 0,27% y el efecto se desvanece en el largo plazo debido a la

restricción adoptada para identificar el modelo ( 0~

12 R ). El empleo, a diferencia de lo

que ocurría con un shock tecnológico, responde contemporáneamente de forma positiva

a un shock de demanda, concretamente un 0,1%, estabilizándose en el largo plazo en

torno al 1%.

Por último, el Gráfico 8 muestra la respuesta estimada del PIB frente a shocks

tecnológicos y frente a shocks de demanda. El PIB experimenta una disminución

persistente frente a un shock tecnológico, ya que la respuesta negativa del empleo ante

un shock tecnológico es mucho más intensa que la respuesta positiva de la

productividad ante el mismo tipo de shock. De impacto, la respuesta negativa del PIB es

pequeña, pero va aumentando a medida que la brecha entre la respuesta positiva de la

productividad y la respuesta negativa del empleo se magnífica. La respuesta de impacto

del PIB a un shock tecnológico es del -0,10%, estabilizándose en el largo plazo en un

-1,5%. En cuanto a los shocks de demanda, la tónica es completamente distinta. El PIB

experimenta un aumento persistente en respuesta a un shock de demanda, consecuencia

de las respuestas favorables del empleo y la productividad frente a este tipo de shocks.

La respuesta de impacto es de un 0,36% (más intensa en valor absoluto que en el caso

de un shock tecnológico) estabilizándose en el largo plazo en torno a un 1%.

3 Se ha realizado el mismo estudio empírico aplicando una restricción de corto plazo (descomposición de

Cholesky) obteniendo resultados cualitativamente similares a los alcanzados mediante la restricción de

largo plazo.

Page 24: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

24

Las funciones de respuesta al impulso estimadas para la economía española

presentan muchas de las características cualitativas detectadas por Galí (1999) para

Estados Unidos y los países del G7 con excepción de Japón. En particular, las

estimaciones apuntan a una disminución persistente en el empleo después de un shock

tecnológico positivo, así como un aumento de la productividad que acompaña a una

expansión impulsada por un shock no tecnológico. De todos modos, hay diferencias

evidentes para cada caso.

3.2 Descomposición de la Varianza del Error de Predicción

Las Tablas 6 y 7 muestran los resultados de la descomposición de la varianza del error

de predicción para la productividad y el empleo respectivamente.

A tenor de los resultados, el movimiento o la volatilidad de la productividad esta

ligeramente más explicada por shocks tecnológicos que por shocks de demanda. De

impacto, la desviación típica del error de predicción de la productividad se debe en un

56,78% a shocks tecnológicos inesperados y en un 43,42% a shocks de demanda

inesperados. A medida que nos movemos por el horizonte temporal, la parte de la

desviación típica explicada por shocks tecnológicos inesperados va aumentando.

En cuanto al empleo, su volatilidad está explicada casi íntegramente por shocks

tecnológicos. De impacto, la desviación típica del error de predicción del empleo se

debe en un 95,12% a shocks tecnológicos inesperados y en un 4,88% a shocks de

demanda inesperados. A medida que nos movemos por el horizonte temporal, la parte

de la desviación típica explicada por un shock de demanda inesperado es ligeramente

mayor, aunque sigue siendo muy poco influyente.

4. CONCLUSIONES

En este trabajo hemos analizado los efectos de los shocks tecnológicos y de los shocks

de demanda sobre la productividad, el empleo y el PIB de la economía española. Para

ello hemos desarrollado un modelo VAR, identificado mediante una restricción de largo

plazo, para datos de la productividad y el empleo referentes a dicha economía.

Page 25: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

25

Los efectos mostrados por las funciones de respuesta al impulso indican que un

shock tecnológico conduce a una reducción del empleo y a un aumento de la

productividad, por lo que tiende a generar un movimiento conjunto negativo entre

ambas variables, y a una disminución permanente del PIB. Por otro lado, los shocks no

tecnológicos o de demanda han mostrado generar un movimiento conjunto positivo

entre el empleo y la productividad y, en consecuencia, un aumento permanente del PIB.

Como consecuencia fundamental del estudio empírico realizado en este trabajo,

podemos destacar que la actividad económica en España reacciona en mayor medida a

los impulsos de las políticas de demanda que a los shocks tecnológicos. Las

perturbaciones que no tienen efectos permanentes en la productividad (shocks de

demanda) son, por tanto, la fuente de crecimiento más apropiada para reactivar el PIB

de la economía española.

Las conclusiones obtenidas con este trabajo sugieren que se podrían abrir líneas de

investigación que ahonden en el análisis de las fuentes de crecimiento económico

español. Entre ellas, sugerimos que se podría descomponer el empleo en sus diferentes

ramas de actividad o incorporar variables adicionales que se consideren relevantes,

como es el caso del sector público. En cualquier caso, las dejaremos como líneas de

investigación futuras.

Page 26: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

26

5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Page 28: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

28

6. SUMMARY

The GDP of the Spanish economy has decreased a 5.68 percent in the period 2008:1-

2012:3. The results are even worse for employment, which has decreased a 15.77

percent in the same period. The concern for this intense and prolonged recession is

present in all economic agents’ minds and has revived the interest on how to increase

the GDP to begin the growth path and get Spain out from this economic crisis.

Currently, there is no consensus about the main sources of the real business cycles.

According to the Real Business Cycles models (RBC) theory, technology shocks are the

only source of fluctuations while, from the point of view of the new Keynesian models,

demand shocks are very important in the business cycles generation. In this context, it is

very useful to distinguish between the two main sources of growth, productivity and

employment. This paper is about the effects of technology shocks and non-technology

shocks (demand shocks) on productivity and employment and, therefore, in the Spanish

GDP.

In a huge repercussion academic work, Galí (1999) identified the structural shocks of

productivity as technology shocks, because they are the only ones that can lead to a

permanent effect on the level of productivity in the long run. In the same way, he

identified the structural shocks of employment as demand shocks. Using that

identification, in this paper we pretend to find out which of these sources of growth is

the most appropriate to reactivate the Spanish GDP. In any case, if the economy grows

via productivity we should know if this could lead to an economic situation where

employment is not increasing. On the other hand, if the economy grows via employment

we should examine if it would ballast productivity during certain periods due to the

problem of financing that employment. An interesting analysis about the relationship

between productivity and employment for the U.S. and German economies can be

found in Blanchard, Solow and Wilson (1995). Interestingly, their results are in line

with those presented in this research.

For this empirical study, in the present paper we propose a vector autoregressive

model (VAR) for productivity and employment using Spanish quarterly data covering

the period 1983:1-2012:3. The baseline series for employment is the growth rate of

employed full-time equivalent. The baseline series for productivity was constructed

Page 29: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

29

using the previous variable and the growth rate of the GDP. All series were drawn from

the National Institute of Statistics and used in growth rates to overcome unit root

problems.

VAR models in economics were made popular by Sims (1980) as methodological

alternative to conventional econometric modeling, that was mainly based either on

univariate time series models or on simultaneous equation models. According to Sims,

the univariate time series are difficult to reconcile with the more complex analysis of

economic reality. In addition, the traditional empirical macroeconometric models based

on simultaneous equation models included incredulous exclusion restrictions. By

contrast, VAR models do not required the assumption of any a priori restriction

imposed on the structural form. Therefore, these models avoid committing the potential

errors of specification that could damage the empirical analysis. This new modeling

allows specifying models that reflect as closely as possible the empirical regularities

and interactions among the variables under analysis (Ballabriga, 1991).

According to Canova (2006), these models are valid methods to conduct empirical

analysis and allow separating the effects of various shocks on the variables under study.

Therefore, we consider that VAR models are a suitable tool to identify different shocks

since these models can isolate their effects when developing the empirical analysis. The

VAR methodology has enjoyed a growing popularity among the macroeconomists and

is used by many research services and central banks to make macroeconomic

forecasting that support decision-making in the future. Canova (2006) shows that VAR

models, when they are used properly, trace out the true dynamics of the endogenous

variables in response to structural shocks. A more detailed analysis on VAR models can

be found in Lütkepohl (2006 and 2007).

In order to maintain the link between the underlying economic theory and the

estimated VAR, we attempt to identify and estimate the components of productivity and

employment variations associated with technology shocks on the one hand, and non-

technology shocks on the other. Following the analysis initiated by Galí (1999), we

identify our structural VAR model by using a long-run restriction. In particular, we

assume that only technology shocks may have a permanent effect on the level of

productivity. It means, in the long-run the level of productivity is only affected by

technology shocks. In spite of this comment, it is worth pointing out that such

Page 30: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

30

restriction allows both types of shocks to have permanent effects on the levels of

employment and output. Therefore, demand and technology shocks can affect the level

of employment in the long-run since there is no restriction in this sense.

As it happens in our empirical example, long-run restrictions are often based on

economic theory and restrict the long-run effect of certain disturbances in certain

variables, leaving short-run dynamics unrestricted. As Ballabriga, Álvarez-González

and Jareño-Morago (1991) pointed out, applying long-run restrictions require the use of

a representation stationary in order to get well-defined long-run effects. In this sense,

long-run restrictions give a very intuitive interpretation to structural shocks and the

impulse response functions and the forecasted error variance decomposition. The last

two constitute the basic tools of the economic analysis with VAR models.

The validity of the long-run restriction proposed above to identify the model is

supported by three assumptions developed in Galí (1999). First, output is determined

according to a homogeneous of degree one, strictly concave, aggregate production

function. Second, the capital-labor ratio (measured in efficiency units), ttt LZK ,

follows a stationary stochastic process. Third, effective labor input, tL , is a

homogeneous of degree one function of hours and effort where effort per hour, tt NU ,

follows a stationary stochastic process. The restriction is satisfied by a broad range of

models, including RBC models. In addition, that restriction has been used by multitude

of empirical studies. Without the intention of being exhaustive, among the most

prominent empirical studies, one significant example is Blanchard and Quah (1989),

who used a long-run restriction to enforce that demand shocks do not have a permanent

effect on the level of output. Another interesting example is found in Shapiro and

Watson (1988), who used a long-run restriction to enforce that technology shocks do

not have a permanent effect on the level of hours. Finally, the interested readers may

also find interesting empirical applications of VAR models with long-run restriction in

Galí (2005), Francis and Ramey (2005) and Canova, López-Salido and Michelacci

(2010 and 2013).

The most common tools for the economic analysis of the formulated problem with

VAR models are the Impulse Response Functions (IRF) and the Forecasted Error

Variance Decomposition (FEVD). The impulse response functions measure the reaction

Page 31: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

31

or response of model variables over a time horizon “n” to an unexpected shock in one of

the structural error, keeping the other structural errors constant. These tools are very

intuitive since they are usually presented as a plot of the reaction of an endogenous

variable that is due to a policy intervention, such as unexpected changes in interest rates,

monetary aggregates, inflation targets or public debts. The forecasted error variance

decomposition indicates the proportion that each shock contributes in determining the

forecasted error variance for different periods. This can be interpreted as an indication

of the magnitude of each shock in the variability or volatility of the variables. They are

typically used to disentangle which are the sources of variation of some key economic

aggregated and may help policy makers maximize the economic reactions of their

policy interventions.

According to the discussion on VAR models presented above, we think that they are

an appropriate framework to examine the main sources of the Spanish economic growth

and the consequences of changes in these sources. The main results obtained in this

work regarding the dynamic responses of productivity, output and employment to

technology shocks and demand shocks, using the long-run restriction, are in line with

those found by Galí (1999) for United States. Several results stand out:

First, unexpected technology shocks lead to more productivity in the short and long

run, but a lower employment in both the short and long run. In response to a technology

shock of size equal to one-standard deviation, productivity experiences an immediate

increase of about 0.31 percent, eventually stabilizing at a level somewhat higher, about

1.1 percent. By contrast, the impulse responses show a persistent decline of employment

to a technology shock. Employment experiences an immediate decrease of about -0.41

percent, stabilizing at a level about -2.64 percent.

Second, demand shocks are shown to have a persistent positive effect on productivity

and employment. Productivity experiences an immediate increase of about 0.27 percent,

but such effect vanishes over time due to the restriction adopted to identify our model.

Employment experiences an immediate increase of about 0.1 percent, stabilizing at a

level about 1%. This result for employment is contrary to that obtained with technology

shocks.

Page 32: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

32

Third, the negative effect shown by employment prevails over the positive effect

shown by productivity in response to a technology shock. Therefore, in response to a

technology shock, output experiences a persistent decline. On impact, the negative

response of Output is small, about -0.10 percent, but increasing as the gap between the

negative response of employment and the positive response of productivity is growing.

In the long-run, it stabilizes at level of about 1.5 percent.

Last but not least, output experiences a permanent increase in response to a demand

shock, consequence of the favorable responses of employment and productivity to that

shock. On impact, the positive response of Output is about 0.36 percent, stabilizing at a

level of about 1 percent.

It is worth pointing out that we repeated the same empirical study by using a short-

run restriction. Specifically, we used the Cholesky decomposition. Notably, the results

obtained with this short-run restriction were qualitative similar with the results obtained

with the long-run restriction. Unequivocally, this exercise served us to consider that our

results are robust.

The estimated impulse responses of employment and productivity to both types of

shocks show many of the qualitative features detected by Galí (1999) for the United

States and the G7 countries with the exception of Japan. In particular, the estimates

point to a persistent decline in employment following a technology shock, as well as an

increase in productivity accompanying an expansion driven by a non-technology shock.

Nevertheless, some differences are evident in a number of cases.

Related to the forecasted error variance decomposition, the main results to stand out

are as follows. Productivity movement or volatility is slightly more explained by

technology shocks than demand shocks. On impact, the standard deviation of the

productivity forecasted error is explained in a 56.78 percent by unexpected technology

shocks and in a 43.42 percent by unexpected demand shocks. As we move on the

horizon, the proportion of standard deviation explained by unexpected technology

shocks increases. Employment movement or volatility is basically explained by

technology shocks. On impact, the standard deviation of the employment forecasted

error is explained in a 95.12 percent by technology shocks and in a 4.88 percent by

demand shocks. As we move on the horizon, the proportion of standard deviation

Page 33: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

33

explained by unexpected demand shocks is slightly higher, although still very little

influence.

As a fundamental consequence of the work, in the present paper we can highlight

that the economic activity in Spain reacts more to the impulses of demand policies than

technology shocks. Shocks that do not have permanent effects on the level of

productivity, it means demand shocks, are the most appropriate source of growth to

reactivate the GDP of the Spanish economy.

To conclude, it could be useful to open lines of further research that drown in the

analysis of the sources of Spanish economic growth. Among them, we suggest it could

be interesting to decompose employment in their different branches of activity. In

addition, it could also help adding to the analysis some variables of interest such as, for

example, public sector expenditures, public debt and credit variables. Nevertheless, we

let these proposals as future research lines.

Page 34: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

34

7. TABLAS Y GRÁFICOS

Tablas

Tabla 1: Contrastes de Dickey-Fuller aumentado para analizar la estacionariedad de las variables xt y ht.

Análisis de estacionariedad. Datos trimestrales

Series o

variables

Estadístico

ADF

Prob Incluye

constante

Incluye

tendencia

Orden de

integración

tX -0,63809 0,9746 si si I(1)

tH -2,13545 0,5204 si si I(1)

tt xX -13,62326 0,000 si no I(0)

tt hH -15,23625 0,000 si no I(0)

Fuente: Elaboración propia mediante E-views, datos del INE.

Nota: Los resultados son estadísticamente significativos al 5 % ( .

Tabla 2: Número de retardos del modelo VAR

Retardos LogL LR FPE AIC BIC HQ

0 -170,3178 NA 0,076465 3,104826 3,153646 3,124631

1 -91,79807 152,7952 0,019968 1,762127 1,908588* 1,821542*

2 -88,62823 6,054096 0,020271 1,777085 2,021187 1,87611

3 -8504797 6,708967 0,02043 1,784648 2,126391 1,923283

4 -79,30915 10,54702* 0,019807* 1,753318* 2,192701 1,931563

5 -77,88016 2,574752 0,020758 1,799643 2,336667 2,017497

6 -77,15043 1,288524 0,022037 1,858566 2,493231 2,116031

7 -75,58355 2,710286 0,023052 1,902406 2,634712 2,199481

8 -73,03718 4,312769 0,0237 1,928598 2,758544 2,265283

Fuente: Elaboración propia mediante E-views, datos del INE.

Nota: Contrastes secuenciales del ratio de verosimilitud y los criterios FPE, AIC, BIC y HQ. El número

de retardos se muestra con un asterisco *.

Page 35: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

35

Tabla 3: Contraste de Portmanteau hasta un retardo de 12 períodos

Retardos Q-Stat Prob. Adj Q-Stat Prob. df

1 0,428197 NA* 0,431953 NA* NA*

2 1,041527 NA* 1,056138 NA* NA*

3 1,376499 NA* 1,400083 NA* NA*

4 3,351493 NA* 3,446248 NA* NA*

5 4,049837 0,3993 4,176335 0,3827 4

6 5,680376 0,683 5,896628 0,6588 8

7 10,23904 0,595 10,75077 0,5504 12

8 14,0169 0,5975 14,81108 0,5385 16

9 16,74132 0,6697 17,76682 0,6028 20

10 18,01344 0,8024 19,16009 0,7434 24

11 25,19025 0,6175 27,09599 0,513 28

12 29,70019 0,5834 32,13136 0,4602 32

Fuente: Elaboración propia mediante E-views, datos del INE.

Nota: El término "prob" hace referencia al p-valor. La expresión “df” son los grados de libertad.

Tabla 4: Contraste de Breuch-Godfrey hasta un retardo de 12 períodos

Retardos LM-Stat Prob

1 9,600471 0,0477

2 6,929025 0,1397

3 2,479061 0,6484

4 3,400391 0,4932

5 0,744711 0,9457

6 1,869309 0,7598

7 5,231804 0,2643

8 4,328605 0,3634

9 2,787459 0,594

10 1,375202 0,8485

11 8,057535 0,0895

12 4,604605 0,3303

Fuente: Elaboración propia mediante E-views, datos del INE.

Nota: El término "prob" hace referencia al p-valor.

Tabla 5: Contraste de la causalidad de Granger.

Causalidad de Granger

Series o variables

dependientes

Estadístico chi-sq Prob Numero de retardos df

tt xX 21,35605 0,0003 4 4

tt hH 4,354842 0,3601 4 4

Fuente: Elaboración propia mediante E-views, datos del INE.

Nota: El término "prob" hace referencia al p-valor. La expresión “df” son los grados de libertad.

Page 36: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

36

Tabla 6: Descomposición de la varianza del error de predicción de la productividad

Descomposición de la varianza de la productividad

Período Desviación típica Shock tecnológico Shock de demanda

1 0,40576 56,57567 43,42433

2 0,41565 58,32035 41,67965

3 0,44247 60,50799 39,49201

4 0,45073 60,33742 39,66258

5 0,46363 59,52397 40,47603

6 0,47247 59,49029 40,50971

7 0,47627 60,12984 39,87016

8 0,48279 60,12090 39,87910

9 0,48614 60,45010 39,54990

10 0,48800 60,74316 39,25684

11 0,48986 60,83270 39,16730

12 0,49069 60,94561 39,05439

13 0,49115 61,01477 38,98523

14 0,49153 61,03629 38,96371

15 0,49169 61,05907 38,94093

16 0,49178 61,07146 38,92854

Fuente: Elaboración propia mediante E-views, datos del INE.

Tabla 7: Descomposición de la varianza del error de predicción del empleo.

Descomposición de la varianza del Empleo

Período Desviación típica shock tecnológico shock de demanda

1 0,418824 95,12446 4,875542

2 0,504548 91,36245 8,637547

3 0,623509 87,52073 12,47927

4 0,692529 87,12616 12,87384

5 0,749325 86,31194 13,68806

6 0,789243 86,02437 13,97563

7 0,814749 86,16330 13,83670

8 0,832470 86,16613 13,83387

9 0,843486 86,22272 13,77728

10 0,850099 86,29307 13,70693

11 0,854234 86,31418 13,68582

12 0,856617 86,33599 13,66401

13 0,857979 86,35146 13,64854

14 0,858786 86,35626 13,64374

15 0,859230 86,36094 13,63906

16 0,859478 86,36367 13,63633

Fuente: Elaboración propia mediante E-views, datos del INE.

Page 37: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

37

Gráficos

Gráfico 1: Evolución del PIB y el empleo en España para el período 2008.1-2012.3.

Fuente: Elaboración propia, datos del INE.

Nota: Datos en índices base 100 2008 para el empleo y el PIB en España correspondiente al período

2008.1-2012.3.

Gráfico 2: Evolución de la tasa de crecimiento de la productividad y del empleo (1983.1-2012.3)

Fuente: Elaboración propia mediante E-views, datos del INE.

80 84 88 92 96

100 104

PIB Empleo

-3

-2

-1

0

1

2

84 86 88 90 92 94 96 98 00 02 04 06 08 10 12

PRODUCTIVIDAD EMPLEO

Page 38: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

38

Gráfico 3: Correlograma de los residuos

Fuente: Elaboración propia mediante E-views, datos del INE.

Nota: Correlacion muestral entre el residuo en “t” y el residuo en “t-j” de cada una de las ecuaciones, y la

correlacion muestral entre el residido en “t” de una ecuación y el residuo en “t-j” de la otra ecuación.

Gráfico 4: Respuesta de la productividad en nivel ante un shock tecnológico.

Fuente: Elaboración propia mediante E-views, datos del INE.

Nota: Se muestra la respuesta de las variables en nivel. La restricción de identificación es de largo plazo,

siguiendo a Galí (1999)

-.3

-.2

-.1

.0

.1

.2

.3

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

Cor(PRODUCTIVIDAD,PRODUCTIVIDAD(-i))

-.3

-.2

-.1

.0

.1

.2

.3

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

Cor(PRODUCTIVIDAD,EMPLEO(-i))

-.3

-.2

-.1

.0

.1

.2

.3

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

Cor(EMPLEO,PRODUCTIVIDAD(-i))

-.3

-.2

-.1

.0

.1

.2

.3

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

Cor(EMPLEO,EMPLEO(-i))

0,0

0,2

0,4

0,6

0,8

1,0

1,2

1 3 5 7 9 11 13 15 17 19

Respuesta de la productividad ante un shock tecnológico

Page 39: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

39

Gráfico 5: Respuesta del empleo en nivel ante un shock tecnológico.

Fuente: Elaboración propia mediante E-views, datos del INE.

Nota: Ver nota del Gráfico 4.

Gráfico 6: Respuesta de la productividad en nivel ante un shock de demanda.

Fuente: Elaboración propia mediante E-views, datos del INE.

Nota: Ver nota del Gráfico 4.

-3

-2

-1

0

1

2

1 3 5 7 9 11 13 15 17 19

Respuesta del empleo ante un shock tecnológico

0,0

0,2

0,4

0,6

0,8

1,0

1,2

1 3 5 7 9 11 13 15 17 19

Respuesta de la productividad ante un shock de demanda

Page 40: UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE ECONOMÍA Y EMPRESA

40

Gráfico 7: Respuesta del empleo en nivel ante un shock de demanda.

Fuente: Elaboración propia mediante E-views, datos del INE.

Nota: Ver nota del Gráfico 4.

Gráfico 8: Respuesta del PIB en nivel ante shocks tecnológicos y shocks de demanda.

Fuente: Elaboración propia mediante E-views, datos del INE.

Nota: Ver nota del Gráfico 5.

0,0

0,5

1,0

1,5

2,0

1 3 5 7 9 11 13 15 17 19

Respuesta del empleo ante un shock de demanda

-2,00

-1,50

-1,00

-0,50

0,00

0,50

1,00

1,50

1 3 5 7 9 11 13 15 17 19

Respuesta del PIB ante shocks tecnológicos

Respuesta del PIB ante shocks de demanda