unidad didactica: “la gesta de aparicio saravia”€¦ · unidad didactica: “la gesta de...
TRANSCRIPT
MATERIA: Historia Universal Nacional y Contemporánea
UNIDAD DIDACTICA: “La Gesta de Aparicio Saravia”
I- Introducción:
a) Importancia del tema
b) Enfoque del tema y Metodología de trabajo
II- Desarrollo:
1- Evolución del Uruguay desde los años 60 del siglo XIX hasta fines del siglo
2- Perfil biográfico de Aparicio Saravia
3- Las campañas militares de 1896, 1897 y 1904.
a) Organización, táctica y armamentos fuerzas enfrentadas
b) Principales acciones militares
c) Pactos de paz y desarmes
III- Conclusiones
Conclusiones y significación histórica.
1
EVOLUCION DEL URUGUAY DESDE LOS AÑOS 60 DEL SIGLO XIX HASTA FINES DEL SIGLO
El Estado Oriental del Uruguay en el siglo XIX tuvo que evolucionar
constreñido por la constitución de 1830 ya que no fue posible sustituirla. La
permanencia de ese marco jurídico no era acompañada sin embargo de la
estabilidad política ni económica que pudieron querer garantizar los constituyentes
primero y luego de la Guerra Grande los doctores de la fusión o los caudillos
dispuestos a aceptar pactos.
La llegada de Flores al poder con el apoyo de los gobiernos de Argentina y de
Brasil y la intervención de las fuerzas brasileñas, inauguró una época de duros
compromisos en lo internacional y de irregularidades muy provocativas en lo interno.
Destacamos que un decreto restableció la vigencia de los tratados de 1851 firmados
en representación del gobierno de la Defensa con el imperio de Brasil y se otorgaron
privilegios a la importación de artículos para consumo de soldados brasileños a
través de la exoneración de impuestos. Se sumaron además los préstamos que en
gran medida estaban destinados a gastos militares.
Entre las acciones ilegales aparece la enajenación de tierras públicas en
beneficio de particulares, y los fraudes electorales como en ocasión de la elección de
juez en 1867 que denunciara José Pedro Varela.
A estas prácticas y otras que enriquecían a especuladores y garantizaban los
cargos a titulares sostenidos por los caudillos locales, se sumó el odio desatado por
los asesinatos de Flores y de Berro en febrero de 1868. Hubo blancos perseguidos,
algunos fueron apresados y cientos fueron fusilados bajo el gobierno interino de
Pedro Varela. Los hechos llegaron a motivar la protesta de alguien como Gregorio
Suárez, que se alistaba como General golpista en las filas coloradas y que disputaba
el poder ejecutivo con Lorenzo Batlle en esos días.
Este último que sería el nuevo presidente no provocaría menos a los que sólo
habían guardado la divisa blanca. Siguió existiendo el fraude electoral, los abusos de
poder y el exclusivismo colorado fundado por el propio presidente con la frase:
“gobernaré con mi partido y para mi partido”.
El país vivió días de perturbación política algo insólita al producirse sucesivas
revoluciones de caudillos colorados que se alternaron en el enfrentamiento y la
defensa del poder local y central; citamos al pintoresco caudillo de Soriano Máximo
Pérez y a Francisco Caraballo.
2
La paz se veía cada vez más amenazada en ese ambiente político siempre
enrarecido y a su vez era cada vez más imprescindible mantenerla porque el país se
modernizaba a buen ritmo. La ubicación estratégica en la entrada y salida de la
cuenca del Plata determinó que el comercio de tránsito enriqueciera a muchos
durante la guerra del Paraguay.
De los puertos sobre el Río Uruguay el elegido por inversionistas ingleses
sería el de la Villa Independencia luego Fray Bentos. En Inglaterra se probaron las
carnes rioplatenses y la gran necesidad de ese producto que resultó bien calificado,
alentó la instalación en el establecimiento de Hughes del saladero llamado ahora
Leibig, en honor del alemán inventor del procedimiento para procesar y envasar la
carne.
La compañía poseía además de la planta de Soriano, numerosas estancias
en Paraguay, Argentina y en nuestro país.
La otra gran inversión que comenzaría a vertebrar la conexión entre el medio
rural y la ciudad puerto de Montevideo sería el ferrocarril.
A la primera etapa como empresa uruguaya le sucedió pronto la inversión de
los ingleses; ellos mantuvieron la explotación exclusiva durante varias décadas.
En esta etapa de cambio de los años 60 en la que estamos ubicados, surgió el
telégrafo con hilos conectados hacia fuera y dentro del país; fue de gran
trascendencia en lo económico y un nuevo instrumento de poder. Al igual que el
ferrocarril motivó el temor y el rechazo en muchos habitantes de la campaña.
Llegaban en esa época inmigrantes al Uruguay de procedencias y culturas
cada vez más variadas, incluyendo sus religiones; con diverso poder económico
pero mucha capacidad de trabajo y de resistencia a las adversidades. Son vascos,
ingleses, italianos. Entre ellos destacamos a los piamonteses, suizos y luego turcos,
de los que muchos son en realidad sirios o libaneses. Todos ellos irán conformando
el nuevo mapa de distribución de cabañas, tambos, granjas y viñedos, enlazados por
los vendedores ambulantes.
Todos necesitaban caminos, puentes, créditos y seguridad.
La dependencia de las importaciones era grande ya que se disfrutaba cada
vez más de artículos de lujo para la vestimenta, el alhajamiento de las casas, las
diversiones y medios de transporte familiares.
También había trabajadores asalariados y la modernización como en el resto
del mundo hizo surgir la problemática obrera. Se organizaron entonces los primeros
sindicatos.
El Uruguay de fines de los años 60 recibía inversionistas y como en los
3
demás países de América Latina crecía también la dependencia.
El cuero seguía siendo la principal materia prima por la que venían los
europeos y el tasajo el producto semi-industrial que mantenía demando aunque
variable, en los países con mano de obra esclava, como Brasil y Cuba.
Había en Montevideo tranvías tirados por caballos y se empezaba a brindar
agua corriente y gas; se abrían hoteles cada vez más amplios y lujosos y esto se
repetía en las capitales de los departamentos del interior; surgían mansiones
confortables en zonas como el Prado, Villa Colón y Carrasco.
Había una euforia mercantil y edilicia que era acompañada por la apertura
creciente de los bancos con permiso de emisión de billetes.
La especulación se generalizó y no se respetó el límite de emisión que ya
superaba ampliamente el encaje metálico.
Se fue anunciando en el ambiente financiero una crisis que se trató de alejar
con los sucesivos decretos de inconversión; en ese proceso se desató la lucha entre
los prestamistas especuladores que favoreció el curso forzoso. Y los productores del
agro, que junto a los comerciantes intermediarios de Inglaterra, impulsaban el
manejo de la moneda fuerte de oro.
La presidencia de Lorenzo Batlle tuvo que afrontar el estallido de la grave
crisis financiera en el 68. Al difícil panorama interno, se suman varias medidas
proteccionistas de países compradores como Estados Unidos y Brasil, que
coincidían a su vez con crisis como la de Londres o la de Cuba en la primera etapa
de la guerra de la independencia.
La quiebra en cadena de bancos en nuestro país tuvo su protagonista más
resonante en el Barón de Mauá; era quien había llegado más lejos en las
inversiones agropecuarias, en las de servicios como el gas y el telégrafo y en
volumen de emisión de papel moneda sin respaldo.
El gobierno de divisa que había justificado sin tapujos el presidente, al tiempo
que favorecía los abusos de poder en todo el territorio nacional, se mostraba
también ahora incapaz de salvar al país de una bancarrota generalizada. Eran
suficientes razones para provocar una reacción de caudillos blancos.
El jefe de la revolución preparada una vez más en las Provincias Argentinas,
será Timoteo Aparicio y junto a él también lucharán colorados impulsores de la
fusión que habían apoyado a Berro. El más destacado será el anciano Anacleto
Medina. Este dijo: ” me siento rejuvenecido al pensar que la Providencia ha querido
conservarme la vida para que pueda cooperar a una obra santa de unión de los
orientales”.
4
Esa unión circunstancial de hombres blancos y colorados defendía en su
proclama la tolerancia, la consideración y el respeto por todos; además agregaba la
soberanía y la independencia a través de una política nacional.
Había habido soldados extranjeros apoyando al gobierno que les pidió ayuda
en medio de la crisis financiera.
Entre marzo de 1870 y abril de 1872 el país se vio agitado por la llamada
“Revolución de las Lanzas”.
Las fuerzas revolucionarias estaban dirigidas como dijimos por Timoteo
Aparicio, caudillo oriundo de Canelones, afincado entonces en campos de Florida
actual; un hombre rudo con rasgos de pardo y alto de estatura, que sólo esgrimía la
lanza y con ella sobrevivió a la contienda.
Sus jefes de división también pelearon con facón, boleadoras y látigo. Eran
muy pocas las armas de fuego como pistolas o fusiles; eso refleja entre otras cosas
el escaso apoyo de los pobladores más pudientes.
El presidente Lorenzo Batlle era en cambio un hombre formado en famosas
escuelas militares en España y en Francia; su ejército, el del gobierno, contaba con
armas como las carabinas “Remington” y las primeras ametralladoras.
Se sucedieron sangrientos combates en los departamentos del sur del Río
Negro; en una acción temeraria los revolucionarios tomaron el cerro de Montevideo,
que luego recuperó el gobierno para ir batiendo a los revolucionarios mientras se
retiraban al litoral del país. El símbolo por excelencia de la época que ya debía
quedar atrás, era el mencionado general Anacleto Medina y murió en Manantiales
con más de 89 años, en julio de 1871. Allí recibió varios lanzazos. El año anterior
ese que fue soldado de Artigas y Rivera, había recibido dos balazos en el combate
del Sauce.
Aparicio Saravia se hizo lancero en esa revolución cuando se iba de
Montevideo escapado del colegio en que estaba pupilo.
El caudillo argentino apodado “lanza seca” lo admitió entre sus hombres y así
pudo desahogar su odio a los “salvajes” como decían y sentir el orgullo de ser un
soldado de Timoteo Aparicio, hacia quien profesaba entonces una inmensa
admiración. Se lució en la lucha y se fue a sus pagos como el “cabo viejo” en plena
adolescencia.
La Revolución de las Lanzas terminó con el triunfo de las fuerzas gubernistas
sin que se pudiera desarticular totalmente la resistencia a dejar las armas.
En medio de la fuerte presión de los estancieros nucleados en la recién
fundada Asociación Rural y con la mediación Argentina, se llegó a la Paz de Abril de
5
1872.
El acuerdo se basó en la aceptación de entregar las armas por parte de los
revolucionarios que tomaban el camino del pronunciamiento en elecciones; no
serían juzgados ni podían ser perseguidos por su participación en la revolución y a
su vez recibirían un dinero que el gobierno depositaría en un Banco para gastos de
pacificación.
El logro de los revolucionarios fue el compromiso oficial de garantizar la
libertad electoral con Jefes Políticos aceptados por los dos partidos y así se lograron
cuatro administraciones departamentales: la de Cerro Largo, Florida, San José y
Canelones.
Se vivía una etapa de nuestra historia que Pivel Devoto en su libro “Historia
de los Partidos Políticos” caracteriza como “excitante en el ambiente político”. Señala
la particular “intensidad en la prensa” y las “explosiones de ideas y programas
partidistas que dieron la tónica del breve período del “Principismo””.
El espectro de opciones tenía como nuevo al sector del club “Radical” que
consideraba “necesario formar agrupaciones políticas desligadas de los bandos
tradicionales”, lo que importaba para ellos eran las ideas y los principios que
profesaban. Su actitud era conciliadora. Esta aversión a los “cintillos” que tanto se
habían combatido por las armas no era nueva en el país; ahora en medio de la
modernización que analizamos antes, tenía tazones aún más poderosas para crecer
y para imponerse. Tenían que pugnar con desventaja en lo electoral con los bandos
enfrentados dentro de los partidos tradicionales.
Un exponente brillante va a ser José Pedro Varela y el órgano de prensa
utilizando el periódico “La Paz”.
En el Partido Blanco o Partido Nacional, como ya se le empieza a llamar en
esa época, la posición principista estaba representada por Agustín de Vedia, el gran
periodista de “La Democracia” que había ejercido esa profesión siguiendo las
marchas de la revolución de Timoteo Aparicio.
Fue el autor del Programa del “Club Nacional” aprobado el 7 de julio de 1872.
Era sin duda una prolija lista de reclamos que contemplaba el respeto de los
derechos civiles, la necesaria reorganización administrativa y judicial y el impulso
estatal imprescindible al desarrollo de la educación y la formación de técnicos que
acompañaran al desarrollo económico.
Quienes se conservaban en la línea tradicional, mantenían la consigna de
Oribe: “orden, autoridad y nacionalismo”, como lo señala Pivel en la obra antes
citada.
6
Entre los colorados existía por un lado el sector tradicionalista del “Club
Colorado”, que tenía a Francisco Bauzá como máximo exponente con el órgano de
prensa “Los Debates”. Eran predominantemente católicos y antiracionalistas;
seguían la prédica de Monseñor Jacinto Vera.
Su actitud aparentemente conciliadora no prosperó y fue muy fuerte la
condena permanente del sector que integraba el “Club Libertad”, donde descollaban
José Pedro Ramírez y José Cándido Bustamante. Estos tenían el periódico “El Siglo”
como instrumento para sus famosos editoriales hasta noviembre de 1872 en que se
distanciaron con otros principistas opuestos a los “personalistas”.
Nos parece importante destacar que el brillante novelista y periodista Eduardo
Acevedo Díaz dirigió en esa época un periódico llamado “La República” y dirigió a la
vez el club “Juventud”. Este hombre que tanto influyó en los avatares políticos del
duelo entre blancos y colorados, que fue combatiente blanco y luego votante de
Batlle y Ordoñez, actuaba en la década del 70 con el lema: “La realidad gobernada
por la realidad”.
Se advierte cierto pragmatismo en sus planteamientos, condensados en un
artículo que enviara a “El Siglo” y que llamó: “Parásitos y Progresistas”.
Buscaba ver con objetividad lo justo del pasado en los dos bandos, el de
Rivera y el de Oribe.
En esa época de la que nos estamos ocupando en estos párrafos, se advierte
una preocupación, por incorporar a la opinión de los pobladores del interior, como lo
señala Pivel (ob. Cit.). Surgieron así filiales en distintas ciudades capitales y también
en otras como Santa Lucía y San Carlos.
El progreso cultural y material, una mejor organización municipal y una
reforma constitucional que incorporara la coparticipación, eran reclamos que
compartían la mayoría de los sectores de opinión.
Algunos impulsaban reformas discretas y los más opuestos al orden
establecido, pugnaban por cambios más profundos.
Un sector se atenía a los mecanismos previstos en el texto de 1830 para
elaborar una nueva constitución; otros proponían que la ciudadanía votara una
Convención.
En ese ambiente político de brillantes parlamentarios, el presidente Ellauri,
electo en marzo del 73, con escaso apoyo aún dentro de su partido colorado,
buscaba una salida a la grave crisis financiera que afectaba al país, sin encontrarla.
La falta de respaldo y las críticas lo llevaron a renunciar en dos oportunidades
sin éxito. La segunda vez, se encontró con el ejército formado en la Plaza
7
Constitución y a sus jefes que le solicitaban el retiro de la renuncia.
La política de libre cambio, el curso forzoso del papel moneda sin respaldo, en
un país que todavía sentía los efectos de una sequía, llevó a comerciantes,
banqueros y a estancieros, todos dependientes de Inglaterra, a exigir medidas que
brindaran seguridad en todos los aspectos, y para eso, había que quitar el poder a
los jóvenes liberales, principistas, que no afrontaban la realidad del país.
Se incluía también el sacar a un presidente que no sabía qué hacer y no
demostraba garra para el cargo en un momento tan conflictivo.
Los “candomberos” con Gregorio Suárez a la cabeza abrieron fuego a mansalva el
10 de enero del 75, en la segunda fecha de elección del Alcalde Ordinario de
Montevideo, para evitar el triunfo de los principistas.
Todo estaba dado para que nuevamente el Coronel Lorenzo Latorre
apareciera, esta vez para exigir la renuncia de Ellauri.
Nos encontramos al caudillo Timoteo Aparicio, que hacía tan pocos años
había comandado a los blancos, ofreciéndole ahora apoyo al presidente
constitucional, que no lo aceptó y buscó en cambio el asilo político del consulado
brasileño.
El nuevo gobierno reconoció el reparto de las jefaturas de la Paz de Abril.
Un civil, colorado “candombero” Pedro Varela afrontaría los embates de muy
variados opositores y desconformes y hasta marzo de 1876 en que Latorre tome el
poder.
Se desarrolla entre ese año y 1890 el período conocido como el del
Militarismo en nuestro país.
En el mismo se saneó la moneda, se recobró la confianza de los
inversionistas extranjeros, se “limpió” a la campaña de malhechores, y por medio de
la suspensión del ejercicio de los derechos cívicos se terminó con la oposición entre
caudillos y doctores.
La etapa de mayor y más violento desconocimiento de esos derechos de la
ciudadanía, correspondió al gobierno de Máximo Santos; el hombre que se puso al
frente de su partido, el único admitido y que además ostentó el grado de Capitán
General en exclusividad en nuestra historia.
Cabe en este punto hacer notar que los blancos y en particular los Saravia,
afrontaron grandes dificultades bajo este gobierno que abarcó desde 1882 hasta
1886 con breve y simulada interrupción bajo el gobierno del doctor Francisco Vidal.
Retrocedemos algo en el tiempo para decir que en la Revolución de 1875, el
llamado “Año Terrible”, se alistaron primero Gumersindo y Antonio Floricio (Chiquito)
8
Saravia y luego participó también el Alférez Aparicio. En los comienzos este
hermano menor dudó entre acompañar al coronel Angel Muniz y pelear junto con
colorados, o seguir fiel a su anterior caudillo Timoteo Aparicio que llamaba a no
tomar las armas contra el gobierno.
Su hermano Gumersindo le había dicho: “La libertad personal está
amenazada y las garantías constitucionales son desconocidas y por eso debemos
salir a la lucha”.
Una actitud muy decidida y valiente de la madre de los Saravia, que impidió
que una partida del gobierno se llevara los caballos de su estancia, ayudó a Aparicio
a elegir el bando y a tomar de nuevo la lanza. Esa tacuara que le entregara en el 70
“Lanza Seca” y que perderá en la lucha, lo cual le aumentará el dolor en la derrota
de una revolución que duró nueve meses.
La revolución del Quebracho en marzo de 1886, (volvemos al gobierno de
Santos) otra vez verá movilizarse a los hermanos Saravia desde sus tierras del Este
de nuestro país. El mayor Gumersindo, volvió de su “exilio” forzado en Santa Victoria
do Palmar.
Eran parte de pintorescas milicias gauchas, armadas con lanzas de tacuaras
con tijeras, facones y muy pocas armas de fuego. No llegaron a utilizarlas porque el
fracaso de la revolución se concretó en tres días con el triunfo del gobierno cuyo
ejército comandaba el General Máximo Tajes.
Se anunciaba sin embargo la aversión que después del atentado contra
Santos, logrará el acuerdo de la Conciliación a fines de ese año 86 y la posterior
renuncia del presidente.
Avanzaba la década del 80 y en nuestro país la modernización se había
acelerado notablemente.
Los medios de transporte, tranvías y ferrocarril acortaban distancias en la
capital y con el interior; el telégrafo ayudaba a comunicar con las jefaturas en
particular, desde el gobierno de Latorre. Surgieron códigos para regular las
relaciones y los procedimientos en lo rural, civil, penal y en el ámbito militar en 1884.
Se impulsaba la enseñanza en los niveles primario y terciario y en la época de
Santos se creó la Academia General para la formación técnico-profesional de los
efectivos militares.
Se completaba la modernización en lo que se refiere al ejército nacional con
el fusil Remington, usado en exclusividad desde el gobierno del Coronel Latorre.
Era un Uruguay no sólo agro-exportador, sino con industrias que ocupaban
mano de obra de inmigrantes que van a trasladar sus reclamos de mejoras laborales
9
a nuestra realidad socioeconómica y política.
Habíamos entrado en la era de la electricidad cuando se produjo la transición
entre el Militarismo y el Civilismo bajo la presidencia de Tajes que asumió para
sustituir a Santos.
Será en esa época de los 90 que se produzcan los sucesos políticos que
darán lugar a la recorrida en armas de Aparicio Saravia en el 96 y luego con Diego
Lamas a la revolución de 1897.
No bastaba la libertad de prensa para mantener la armonía cívica y por tanto la paz
duradera; había que lograr la real libertad de votar sin la presión de la influencia
directriz de la colectividad, que ordenaba hacer ganar a los candidatos del gobierno
a cualquier precio.
No lo entendió así el presidente Julio Herrera y Obes y tampoco su sucesor Juan
Idiarte Borda, los blancos reclamaron su derecho a existir en la contienda electoral y
en una real coparticipación.
10
PERFIL BIOGRÁFICO DE APARICIO SARAVIA
Estudiamos a un protagonista de nuestra historia que se definía a sí mismo
como un “vecino alzado”, que ha sido caracterizado como un “caudillo pampa” y al
que todos podemos reconocer como un “general lancero”.
Damos fundamento al estudio de su gesta a partir de su personalidad con las
expresiones vertidas por el escritor montevideano, colorado, que en funciones de
periodista lo siguió y estudio en la guerra y en la paz: José Virginio Díaz.1
Dijo lo siguiente: “ Saravia fue la expresión de una fuerza, representó un
momento de la conciencia nacional y significa un valor digno de seria consideración”.
En la misma obra refiriéndose a la persona que mereció de el tan prolongada
observación, dice el autor citado ”Saravia ofrecía detalles que lo apartaban del
común de los hombres. Constituía un tipo, un conjunto, que llamaba seriamente la
atención”.
Vayamos a sus orígenes.
Nació en el hogar castellanizado a medias de una pareja de jóvenes
riograndenses, el 16 de agosto de 1856. Era el cuarto hijo de Don Francisco Saravia,
apodado Don Chico y de Doña Pulpicia Da Rosa.
Seguía a Gumersindo, Basilicio, y a Antonio Floricio (Chiquito).
A él lo siguieron luego en la larga lista, cinco varones y cuatro mujeres.
En Río Grande había terminado hacía poco la revolución “Farroupilha” cuando Don
Chico, siendo muy joven entró al país en 1849 y aquí había terminado recién la
Guerra Grande cuando volvió con su compañera, una adolescente de 17 años, que
como él era de complexión pequeña, pero de gran fortaleza tanto física como de
carácter, como para trabajar mucho, procrear y educar hijos y defender si era
necesario los bienes adquiridos; lo hizo, escopeta en mano para no dejar que los
gubernistas se llevaran los caballos durante la revolución Tricolor del 75.
En la primera parte de nuestro trabajo aludimos a ese gesto como decisivo
para Aparicio que fue a plegarse a las fuerzas del general Angel Muniz.
La escuela de vida de Don Chico castellanizado como Saravia se basaba en
la máxima “la vida se gana como una dura batalla”. El se la había ganado no se
sabe bien cómo en el Brasil: luego trató de sobrevivir jugando a las cartas en
compañía de su amigo Lino Peña hasta que logró ganar dinero como para comprar
su primer campo. Eran muy hábiles y hacían caer a ricos y pobres en sus partidas,
11 1 J. V. Díaz: “Historia de Saravia”
sin perdonar a ningún deudor. De esa actividad y algún trabajo zafral pasó a tropero
y criador de ganado.
En su casa que era posta de diligencias se cobraba por el derecho al relevo
de caballos. Estaba en las inmediaciones de Pablo Paez en las puntas del Sauce de
Cerro Largo.
En medio de mucha actividad que abarcaba todos los trabajos rurales típicos,
hacía fortuna como para comprar mas estancias en otros departamentos.
Se utilizaban cercos de piedra, y la vida era muy austera.
En esa familia Saravia que creció en hijos hasta 1877, se practicaba la
disciplina más férrea y también el adiestramiento en todas las tareas y habilidades
del hombre de campo. Los juegos de los muchos varones incluían el aprender a
fabricar y lanzar boleadoras y a tirar el lazo con acierto seguro.
Sin embargo en medio de la rudeza Don Chico consideraba también
importante que los hijos se instruyeran y para eso se los mandó a la escuela rural
primero y luego los dos mayores vinieron a Montevideo; más tarde también se
enviará a Aparicio.
Los padres veían en él las condiciones para hacer estudios en la capital y así llegó al
colegio de Montero Vidarreta donde trató de adaptarse a ser pupilo y estudiar sin
poder lograrlo. Una noche se escapó y comenzó el temerario regreso a sus pagos.
En su caminar hacia el norte encontró a un mayoral de diligencia al que
conocía como uno de los dos colorados que cambiaban caballos en su casa paterna,
pero no logro que le prestara un caballo para llegar a la estancia. No lo olvidó.
En el año 96 el general Saravia le quitó al mismo Ramón Nievas todos sus
caballos.
En ese derrotero el adolescente de trece años, se encontró con el famoso jefe
argentino Juan Saa, llamado “Lanza Seca” y fue incorporado al batallón que
comandaba.
Aparicio recibió un caballo y una lanza. Hizo tareas de chiquilín como el hacer
fuego “aún con leña verde para matear y churrasquear”1; luego cuando vino el
combate fue un hombre más, como para que el comandante de los blancos le dijera
a modo de gran espaldarazo:
¡”No aflojaste gurí!
Tu brazo no flaqueó en la lucha.
Te has comportado como un cabo, como un cabo con experiencia”
12 1 W. Reyes Abadie :” Crónicas de Aparicio Saravia”
En el mismo libro se destaca lo comentado por los primeros compañeros
montoneros de Aparicio:
“Es un adolescente que ya tiene el conocimiento del gaucho” “ y eso es lo que
le agrada a esa indiada de Lanza Seca.” “Que sea así paisano, respetuoso y serio,
sin propasarse ni dárselas de entendido en todo”.
Cuándo se separa de esa partida guerrillera a la vista de su casa, recibe el
saludo “hasta más ver, ¡cabo viejo!.
Así será llamado por mucho tiempo entre los suyos que lo vieron llegar
montado y con el premio de un apero completo y le oyeron contar muchas veces sus
experiencias de dos intensos meses. Luego de una severa amonestación paterna se
reintegró a las tareas del campo.
Importa destacar como indeleble en la personalidad de Aparicio, la marca de
la educación recibida, junto a la vida en contacto con la naturaleza y el desempeño
de tareas muy exigentes en fuerza, en destreza y en aguante de largas jornadas ya
sea en los rodeos o en marchas vadeando corrientes crecidas y durmiendo a cielo
abierto.
De esa educación el valor que ponemos en primer lugar es la honradez interpretada
más que nada por la fidelidad a la palabra dada.
De ello dio muchas pruebas.
De la pedagogía paterna recibió una lección que luego practicó en una
oportunidad con dos de sus hijos. Se supo que Don Chico aplicó a dos de sus
hermanos que estaban trenzados en una pelea, tantos latigazos como años de edad
tenían. Uno recibió quince y el otro catorce.
El formó una familia de seis varones con Cándida Díaz Suárez, una sobrina
del general Gregorio (Goyo) Suárez. Era hija de un estanciero de la zona de
Tarariras.
Aparicio usó de su gracia y osadía para convencer a su novia de enfrentar la
oposición de sus padres. Lo rechazaban por sus picardías, por su fama de bailarín;
sabían que había protagonizado algún encontronazo con un matón, facón en mano,
y también que se enamoraba y conquistaba amores fácilmente. A esto se le
agregaba su inclinación a participar en luchas armadas.
Aparicio planeó lo que fue un audaz escape de su novia, en una noche de
1878. La llevó a la casa de sus padres, la ubicó en una habitación y al día siguiente
hizo traer al juez para concretar el matrimonio. La pareja va a vivir y trabajar en “El
Cordobés”, una de las estancias paterna que le tocaron a Aparicio en el reparto
13
hecho a la muerte de su madre en 1880. La otra que no habitó estaba en
Tacuarembó sobre el límite con Rivera en la zona de la Coronilla.
Entre 1879 y 1888 nacieron sus hijos, Aparicio, Nepomuceno, Exaltación,
Ramón, Villanueva y Mauro.
En “El Cordobés” se trabajó con muy buenos resultados acrecentando al
patrimonio inicial y forjando a los varones con las lecciones paternas, algunas muy
severas como vimos.
Se vivía todavía sin modernizar el establecimiento, se comía sin variaciones ni
refinamientos, se enseñaban a los hijos las artesanías en cuero útiles para los
trabajos de campo y solo se ostentaba el lujo en los aperos y en el buen vestir.
Aparicio inculcaba como fundamentales el honor, ese respeto a la palabra
dada que destacamos, el amor a la Patria y al Partido Nacional.
En 1893 respondió junto a su hermano Gumersindo y a otros orientales al
llamado de los riograndenses “federalistas” que enfrentaban al partido “republicano”.
Aparicio dejó una madrugada a su familia y fue a pelear una guerra que no
era del todo ajena a los Saravia. Hubo reunión familiar con Don Chico para decidir
quien acompañaba a Gumersindo, afincado en Brasil desde 1883 y comprometido
políticamente con los federales.
Fue esa campaña para alguien con clara vocación de luchador, un
permanente aprendizaje guerrero; un templar el ánimo en encuentros y represalias
muy sangrientas; también pudo probarse el valor ante el dolor causado por una bala
en Passo Fundo, en junio de 1894. Era entonces ya un coronel que comandaba una
división de 700 hombres y estaba ubicado en el centro de la línea.
Enfrentó con su carga de caballería a “lanza seca” a los “bahianos” que
mantenían filas como se les ordenaba. Salió herido, sufriendo, sobre el lomo de su
caballo, al tranco.
Fue famoso el arrojo de Aparicio en ese combate, la fuerza de su brazo para
usar la lanza y a su vez su tranquilidad de ánimo.
Dos meses después, Aparicio con su exceso de entusiasmo y temeridad invitó
a una “carguita” a su hermano Gumersindo que fue solo con un latiguito en una
carga a galope tendido, de la que volvieron airosos pero con el precio de una bala
perdida que hirió de muerte al mayor de los Saravia. Era el 10 de agosto de 1894.
Aparicio en medio del dolor por la pérdida de su hermano, maestro y amigo
admirado, se comportó como un jefe experimentado; dio órdenes, libró otro combate
y protegió la retirada del ejército que entró a territorio de Misiones batiéndose contra
fuerzas superiores que los perseguían.
14
Hubo que enfrentar indios hostiles y un hambre que les hizo comer hasta
caballos flacos.
En 1895, Aparicio es jefe de 2.500 hombres, combate de nuevo en territorio
brasileño en duras campañas y obtiene buenos resultados.
El destino de la revolución cambia con el combate en que cae el jefe
Saldanha Da Gama en el mes de junio.
En agosto se firmó el armisticio que otros como Aparicio no tuvieron más
alternativa que acatar y fueron desarmados en los meses siguientes.
Entró a nuestro país con el luto que llevó siempre y seguido de hombres
amigos, la mayoría debieron fraccionarse en grupos de 6 hombres.
Hace notar J.V. Díaz en obra citada que “regresaba flaco, triste y pensativo”.
Venía con el grado de “general” que le fue dado a la muerte del general
Gumersindo Saravia, por el consejero Gaspar Oliveira Martins ratificando una
resolución del Consejo de Guerra de los coroneles jefes de división, con mando de
fuerza armada.
La fama adquirida a lo largo del año 95 hizo correr el rumor de que invadiría
nuestro territorio con sus soldados. Entró la entrevista que le hizo Parodi,
corresponsal del diario “La Razón” que lo entrevistó cerca de Fraile Muerto, en su
camino hacia El Cordobés. Se da en ese documento la siguiente descripción: “Es
Aparicio de regular estatura, más bien bajo que alto, está bastante quemado del sol,
tiene una barba fina que le cubre toda la cara, sin ninguna cana; cuenta 40 años de
edad poco más o menos, y a primera vista parece comunicativo”.
Del contenido de la entrevista destacamos su negativa a buscar en
Montevideo el reconocimiento del Comité Revolucionario riograndense con el que
no reconoce relación, ni tampoco de sus correligionarios políticos. Dice Saravia: “No
soy amigo del bombo”.
Destaca que lo que hizo en Brasil no fue más que honrar a su finado hermano.
Las vocación de caudillo de Aparicio fue aflorando aguijoneada por la
“influencia directriz” de la “colectividad” que dirigía el Presidente Julio Herrera y
Obes. Se había vuelto al civilismo pero no se dejaba votar libremente a los
ciudadanos. Aparicio dijo: “No tiene visión democrática”. El directorio Blanco
combatía el exclusivismo, también Batlle escribía discrepando en “El Día” y dirigía ya
a los colorados opositores que se definían como “independientes”. Ellos
denunciaban también lo que consideraban un mal gobierno.
Mientras Aparicio Saravia analizaba las posibilidades de que los paisanos lo
siguieran. Entendía que “un caudillo es un cuarteador, para cuando un pueblo está
15
empantanado”.
Había estado tres años en la guerra de los federalistas brasileños y al volver
al Uruguay había otro presidente pero la actitud del gobierno era la misma y los
problemas también.
Los blancos de la campaña necesitaban un caudillo y Aparicio “les vino llenar
ese vacío”, como señala J.V.Díaz en la obra citada.
Tenía la edad, el conocimiento del medio, la audacia, la fortuna, el valor y el
gran prestigio como para conducir un movimiento armado. Se logró que la
admiración hacia si persona se extendiera desde el norte y el este al resto del
territorio nacional.
La reacción del gobierno de Idiarte Borda a las noticias preparativos bélicos
detrás de los cuales estaban Aparicio y su hermano Antonio Floricio (Chiquito)
Saravia, fue la “leva” de reclutas, de los cuales muchos permanecían en servicio y
otros quedaban a la espera de segunda orden. Esto se lo hace saber Doroteo
Navarrete, presidente de la “Comisión Departamental del Partido Nacional”, al
directorio que por telegrama le había pedido informe.
Al conocer Aparicio el telegrama del directorio había dicho: “Parece que las
autoridades se han destapado los oídos”.
La respuesta oficial del directorio va a ser dada en una declaración que no
cabe analizar acá, pero que diremos que denota el rechazo total a los preparativos
para la lucha armada; la consideran fruto de una “conducta aventurada o temeraria”.
Se habla de continuar la propaganda altiva contra la “ilegalidad” y de
“proseguir acumulando con éxito cuando las circunstancias los exijan, las
emergencias”...
Agregaron luego una circular dirigida a la Comisión departamental de Cerro Largo,
donde se condena “todo movimiento anárquico” y se dice a las comisiones
departamentales que traten de desautorizarlo dando rápida difusión de lo recibido
entre los correligionarios.
El directorio decía que se invocaba indebidamente la representación del
Partido Nacional y por eso la condena a lo que era inminente.
Aparicio y Chiquito tenían todos los preparativos hechos y al conocer el texto
de la condena, después de un silencio necesario para reubicar pensamientos y
sentimientos, exclamó el segundo: ¡ son unos bandidos! Y el primero solamente
respondió: “¡déjelos! La lección los va a alcanzar también. Cuanto más solos nos
dejen, más nos van a deber...”
Aparicio era hombre de acción y no de discursos por eso la arenga del 25 de
16
noviembre del 96 salió de un hombre con dotes de orador que lo acompañaba. El
sugirió que bastaría con que se diera un “viva a la Patria” un viva al Partido Nacional
y un “viva a la Revolución”. “porque lo demás no interesa”.
Sin embargo son dos documentos muy ricos tanto la proclama del 96 como la
del 97 por el análisis de las causas de la revolución. El planteo en lo esencial lo
vamos a encontrar con términos similares en las cartas de Aparicio a su hermano
mayor el jefe colorado Basilicio que analizaremos como un apéndice a este trabajo.
A las acciones fracasadas del 96 siguió la revolución del 97 que después del
asesinato del Presidente termino con el logro de una mayor coparticipación y una
reforma electoral.
Después del Pacto de la Cruz comenzó un período de gran apogeo de
Aparicio Saravia J.V.Díaz a quien hemos recurrido en varios párrafos anteriores, lo
llama del “Cesarismo Saravista”.
Nos interesa destacar que en esos años en que recibe tantas visitas de
emisarios del gobierno nacional presidido por Cuestas, y de personas relevantes de
distintos departamentos, se moderniza el general criollo y la estancia de El Cordobés
cambia de aspecto.
El periodista nombrado que tanto lo visitó da cuenta del cambio con estas
palabras: “el páramo de tierra adentro que se ofrecía al viajante como un cuerpo de
guardia de una región remota amenazada por la barbarie, se había convertido en
establecimiento agropecuario confortable”.
Ahora habían en él reproductores Holandeses, Hereford y Durham.
Se cultivaban cereales, legumbres y forrajes. Se habían plantado frutales, se
hicieron gallineros y un lago artificial.
En las paredes blancas de la casa se pintaron franjas celestes y los animales
domésticos o de corral eran todos blancos.
El hecho de que en 1903 y en particular en 1904, lo veamos de nuevo
comandado fuerzas que vuelven a perjudicar a la producción moderna y cara de los
hacendados, empresarios no lo hace ajeno a ese alto precio de la lucha armada.
Es el mismo que ofreció los títulos de sus propiedades junto con las de sus
hermanos Chiquito y Mauro en el 97 al Directorio blanco y que seguía anteponiendo
a sus intereses personales y familiares el bienestar general, con libertad.
Seguía pensando: “prefiero dejar a mis hijos pobres pero con patria y no ricos,
pero sin ella”.
17
Si tomamos la clasificación de Reyes Abadie 1Aparicio ya corresponde
evidentemente a lo que el autor llama caudillo del tipo de la organización
republicana.
Se ubica este tercer período entre 1868 y 1904. Vemos que no bastaba para
muchos orientales el tener organización institucional, sino que había que sanearla
para hacer efectiva la igualdad de todos los ciudadanos a gozar de los derechos
civiles y cívicos.
Saravia reclamaba “honradez arriba y el regocijo abajo” y como no confiaba
en los gobernantes decidió reiteradamente que no había que esperar más.
Díaz señala su “línea sistemática de conducta”, “su obstinación”.
Las circunstancias lo hicieron un estratega y planificaba las tácticas a emplear
a pesar de que “no había cultivado ningún estudio ni aún los tratados mas
elementales de la estrategia”.
Era para el periodista Díaz “un hombre digno de consideración, un caso raro.
“Saravia, dice, ató el presente con el pasado durante los siete años de su
preponderancia suprema”.
A su vez nos da otro rasgo de su personalidad al decir que “rara vez hablo de
las guerras en que había tomado participación culminante”.
Trazaremos a continuación algunos otros rasgos de la persona que era
Aparicio Saravia.
Siempre fue alegre, conversador, espontáneo; era su risa muy sonora y
explosiva. Su mirar era suave, tranquilo.
Le gustaba cantar e improvisaba acompañándose de alguna guitarra.
Era refinado para vestirse aún en el campo, donde se levantaba al amanecer
vestido como hombre de ciudad, con pantalón ajustado, camisa y corbata.
Encargaba a Montevideo ropa y perfumes importados. Calzaba botas “granaderas” o
zapatos de charol.
Conversaba con las visitas mientras se paseaba con las manos tomadas
detrás, lo que denotaba su inquietud.
Se daba la mejor vida posible sin descuidar el trabajo o la admiración de sus
bienes ni a sus hijos. Curaba a familiares y vecinos con agua fría y con pócimas de
hierbas.
Tomaba mucho mate, no acostumbraba a beber alcohol ni fumaba. Jugaba a
las cartas, al solo y al truco, dormía largas siestas; le dedicaba mucho tiempo a la
conversación siempre muy animada con las visitas que no le faltaban, como
18 1 W. Reyes Abadie: “ Aparicio Saravia y el proceso político social del Uruguay”
tampoco “los compadres por sus numerosos ahijados. Digamos a propósito que se
ha dicho que no era religioso porque no aludía nunca a Dios ni a Santos en su
hablar, ni participaba más que cuando se veía exigido por razones sociales, en actos
religiosos como los bautismos.
Siempre lo rodearon admiradores y gustaba de disfrutar con conquistas
femeninas.
Al pasar los años entre el 97 y 1904, aumentó mucho de peso y se hizo más
“pueblero” al radicarse con su familia en Melo en julio de 1898.
Ocupaba una casa modesta, con buena ubicación sobre una esquina
ochavada.
Una novedad de esta etapa de su vida, la constituyen los libros que se podían
ver sobre su escritorio, como los “Comentarios” de las campañas de Julio Cesar o
sobre las guerras napoleónicas y otros sobre batallas modernas donde se recogían
opiniones de militares alemanes.
En la ciudad de Melo donde hacía poca sociabilidad fuera de su casa hablaba
mucho por teléfono con rapidez y sentido meditado de lo que trasmitía, como lo
señaló el periodista del “El Diario” de Buenos Aires que lo entrevistó.
En esos años anteriores a 1904 se lo oyó decir: “Hay que proteger a la gente
del campo...hay que arreglar muchos caminitos y fundar más escuelas”. 1
Por lo mismo se negó a contribuir para la campaña de la compra de dos
cruceros para el estado. Dijo Aparicio: “Porque entiendo que en el país lo que hacen
falta son escuelas y caminos”. En la respuesta que escribió se manifestó en contra
de los privilegios de la “oligarquía predominante a favor de la “extinción absoluta de
la deuda Nacional, la fundación de colonias agrícolas que combatiría de un modo
eficaz la vagancia y fomentaría la riqueza y la prosperidad nacionales””.
Nos resta destacar como características de ese criollo tan especial el que
estaba muy bien dotado de rapidez mental, de intuición, de capacidad de pasar sin
comer y casi sin dormir apoyado por su gran fuerza, fervor y arrojo.
Era temerario hasta la imprudencia que lo acercó a la muerte en setiembre de
1904.
Rara vez perdía la calma y sí mostraba sus emociones, sus dolores profundos
como cuando perdió a Gumersindo en Brasil y a Chiquito en Arbolito.
Después del combate de Paso del Parque del Daymán dejó caer lágrimas
mientras conversaba en el fogón de Carmelo Cabrera y comía después de muchas
horas de ayuno. Unos choclos asados era lo único que había para brindarle.
19 1 C. Enrique Mena Segarra: “Aparicio Saravia las últimas patriadas”
Era un hombre muy astuto y a modo de ejemplo sirve que entrara dos veces
desde la frontera brasileña en días consecutivos de marzo del 97, por puntos
diferentes, haciendo creer que se trataba de dos columnas de revolucionarios.
También lo de mover en idas y vueltas a los caballos detrás de una loma con ramas
atadas que levantaban continua polvareda o el levantar campamento en la noche
dejando fogones encendidos. Ese era el caudillo pícaro que contrarrestaba con
argucias, rapidez y continuas marchas la falta de armas y municiones.
Como animador era muy eficaz entre otras cosas, porque ocupaba cualquier
puesto en la lucha y afrontaba todos los trabajos más penosos en el caminar.
Se lo vio en Brasil y luego en nuestro territorio estar hundido hasta la cintura
en el barro para ayudar a sacar una carreta empantanada o conducirla en un paso
difícil; a veces no esperaba y cortaba él mismo un alambrado.
También animaban sus carcajadas en plena batalla ante los yerros del
enemigo.
Los actos humanitarios abundan en los relatos de los testigos de las
campañas. Se destaca el trato con los prisioneros; el dejar ir a algunos desilusionó al
menor de sus hermanos, Timoteo, que resolvió dejar la lucha.
El gesto de esperar a que en otros fogones se entregaran al sueño para reunir
tizones para el suyo, el mostrar su sufrimiento por no tener tabaco para quien lo
necesitaran durante las guardias nocturnas muestran su sensibilidad.
Terminamos este perfil de un hombre importante en la consolidación de
nuestra organización republicano-democrática, diciendo con J.V.Díaz que también
su ceño prominente surcado por líneas verticales y su firma serena pero rubricada
como por el trazo de una espada muestran la personalidad de Aparicio Saravia.
LAS CAMPAÑAS MILITARES DE 1896, 1897 Y 1904
20
A) ORGANIZACION, TÁCTICA Y ARMAMENTOS DE LAS FUERZAS ENFRENTADAS EN LAS CAMPAÑAS MILITARES DEL 1896-97 Y 1904 EJERCITO GUBERNAMENTAL
La organización del Ejército y Flotilla gubernamental era bastante compleja
durante los movimientos Armados del 96 al 1904 de Aparicio Saravia.
Principales órganos constitutivos:
- Ministerio de Guerra y Marina por el cual el Presidente de la República ejercía al
mando supremo del ejército y la flotilla de guerra.
- Estado Mayor General era un órgano de mando creado por decreto del
29/12/1890,en que la Inspección General de Armas tomaba la denominación de
Estado Mayor General. El Jefe del Estado Mayor, ejercía el Comando del Ejército,
siendo el segundo del Gobierno en el mando de las Armas. Sus funciones aparte de
la dirección del Ejército en campaña; tenía todas las relacionadas con la
Administración del ejercicio del Mando. Pues el Estado Mayor General estaba
dividido por secciones en:
Detalle; Estadística y Archivo.
1ª sección (Artillería y Parque nacional)
2ª sección (infantería y Marina)
3ª sección (caballería y Academia Militar)
4ª sección (Revista de Comisario)
5ª sección (Entradas y Salidas)
Sección de Escalafón Militar y de Servicio Médico Militar
Desde 1894 el cargo de J.E.M.G. era desempeñado por el General de
Brigada Manuel Benavente.
A su vez a partir de 1896 se crearon dos Comandancias Generales de
Fronteras.
La 1ª sección, las fronteras al norte de Río Negro y la 2ª sección comprendía
la parte Sur, " con excepción del Departamento de Cerro Largo" el cuál quedaba a
21
cargo del Gral. de Brigada Justino Muníz
Cada Comandante de Frontera tenía a sus inmediatas órdenes a las fuerzas
existentes en los departamentos comprendidos en su sección, quedando este a su
vez a las órdenes inmediatas del Ministerio de Guerra.
La Academia General Militar, fundada en 1885, tenía a su cargo la formación
militar de los futuros oficiales del ejército.
Tribunales militares donde se ejercía la justicia militar desde 1892; dividida en
Supremo Tribunal Militar, Tribunal de Apelaciones, Consejo de Guerra, Fiscalía
Militar y Juzgado Militar de Instrucción.
Escolta de Gobierno, era una Unidad que daba Servicio y protección al Presidente
de la República desde 1891.
Fortaleza "General Artigas" cumplía el rol de presidio militar y polvorín.
Parque Nacional en el Arsenal de Guerra, hoy Servicio de Material y Armamento.
Unidades de Ejército permanente o de línea.
Infantería: Compuesta por 4 Batallones de 400 plazas cada uno desde 1892.
Caballería Ligera o de línea estaba formada por 4 Regimientos con alrededor de 300
plazas cada uno.
Artillería compuesta por 3 Unidades:
a) Regimiento de Artillería ligera a 3 escuadrones formando 3 Baterías de cañones
Krupp de Campaña y Montaña.
b) Batallón de Artillería de Plaza a 4 Compañías formando 4 Baterías de cañones
Canet.
c) Plantel de Artillería de Campaña a dos Baterías de cañones Bange Piffard.
MARINA DE GUERRA
La Comandancia de Marina y Capitanía General de Puerto, era el organismo
encargado de la administración del puerto y las capitanías del resto de la República.
Pero el Comando de la flotilla de guerra, lo ejercía la Comandancia de la Escuadrilla
Nacional, cargo creado en 1894, dependiente directamente del Ministro de Guerra y
Marina. La flotilla contaba con 3 cañoneras de similares características (Suárez,
Rivera y Artigas) y algunos pequeños vapores arrendados. Las Divisiones
Departamentales, génesis de los ejércitos de campaña.
Los jefes Políticos y Comandantes Militares de los departamentos de la
campaña en su mayoría de divisa colorada fueron los encargados de movilizar las
22
fuerzas de la Guardia Nacional de Caballería y Batallones y Compañías Urbanas
formando Divisiones que no respondían a ningún aspecto orgánico, salvo su mismo
origen departamental. En ocasiones eran acompañadas por Unidades de Caballería
e Infantería de Línea las cuales con mejor armamento y un mayor entrenamiento y
experiencia militar, le daban mayor solidez a estas primitivas grandes unidades
militares. Estas divisiones formaron el embrión de los futuros ejércitos gubernistas.
La influencia que ejercieron en la formación de las Brigada, se ve claramente
reflejada en la organización definitiva de los ejércitos del Sur y del Norte, donde
éstas se forman respetando el origen departamental de las unidades.
CODIGOS Y REGLAMENTOS TÁCTICOS EN SERVICIO
El código Militar vigente era el aprobado en 1884, laborioso trabajo que
actualizó notablemente la legislación militar de la época y eliminó las viejas
ordenanzas españolas de Carlos III en uso hasta entonces dotando al ejército y
Marina Uruguayos de una legislación militar genuinamente nacional y adaptada a las
peculiaridades de nuestro país. Asimismo durante el gobierno de Julio Herrera y
Obes, dieron a luz una serie de publicaciones de carácter militar que tendieron a
modernizar y ampliar la base de conocimiento de la milicia uruguaya. Podemos
mencionar los volúmenes sobre "Elementos de táctica y estrategia para el Ejército
de la República" publicados en 1890 y el reglamento para el Estado Mayor General
publicado en 1891.
Al adquirirse el armamento sistema Mauser en 1896 se adoptó el Reglamento
táctico de Infantería para Ejército de la R.O.U., obra basada básicamente en el
reglamento español que recogía las tácticas vigentes en la época y que modificó
notablemente la ejecución de maniobras de esa Arma, quedando eliminadas las
viejas tácticas en uso de los Grales. Palleja, Díaz y el Cnel. Español Perea. Anexo
Nº 1 (org. Bn.I y tabla de Togues).
La Caballería se regía por el reglamento español, publicado por el Depósito
de guerra en Madrid en 1887 adoptado al haberse suprimido por el Código Militar en
1884, la antigua subdivisión del Escuadrón en compañías, quedando suprimidas de
esta manera, las tácticas argentinas de 1834 y la del Gral. Andrés Gómez de 1864.
Anexo Nº 2 (org. Reg. C y A).
En cuanto a la Artillería, el nuevo material francés Bange y Canet trajo como
consecuencia nuevos textos de enseñanza, y el cambio complejo de táctica,
23
quedando en desuso las argentinas de Viejo Bueno de 1880 y Mitre de 1844 así
como también el Reglamento Español para el ejercicio y maniobras de la Caballería
de 1887, las cuales fueron sustituidas por el Reglamento de maniobras atalajadas de
1895 aprobadas por el gobierno francés y el Reglamento para la Instrucción táctica
de las tropas de artillería españoles de 1888.
El Batallón de Artillería utilizaba asimismo, la táctica vigente de Infantería.
Para la marina de guerra, existían un gran número de excelentes y laboriosos
reglamentos casi todos de factura nacional, obra de marino uruguayo Jorge Bayley
entre los que podemos mencionar al Código General de señales para la Marina de
Guerra y Dependencias marítimas de la República de 1887 y el Reglamento de los
deberes generales y atribuciones de los jefes y oficiales de la Armada de 1894.
Las columnas de Marcha de los ejércitos gubernamentales de realizaba en tres
columnas denominadas de izquierda, centro y derecha, realizándose servicios de
vanguardia, retaguardia y flanqueadores por División o Brigada. Cerraban las
columnas, el convoy y las caballadas. Marchando en única columna para las
entradas a las poblaciones y/o campos sembrados.
Las grandes Unidades de Maniobra denominadas ejércitos en el bando
gubernamental de organizaron recién a mediados de 1897, dotados de un Estado
Mayor, parque, organización en Brigadas, etc., aunque es notable la disparidad de
criterios para la formación de las Brigadas con cuerpo de Infantería y Caballería
apoyadas por escasa Artillería. La formación de los ejércitos gubernamentales tuvo
desde un principio un claro aspecto territorial obedeciendo a la existencia de dos
regiones con un peso histórico gravitante en nuestra historia militar: norte y sur del
Río Negro.
A fines de 1897 se unifico el mando de las Ejércitos de Campaña en la
persona del Ex Presidente de la República el Tte. Gral. Máximo Tajes.
La Escuela Militar, fundada en 1885, solo muy lentamente fue desplazando
con sus promociones a la vieja guardia de oficiales sin otra escuela que la práctica.
Ese proceso, por lógica, estaba más avanzado en 1904, por lo cuál el promedio de
la oficialidad demostró indudablemente un nivel profesional superior al de 1897. El
Arma científica por excelencia, la Artillería, había sido entonces de una ineficacia
visible: 191 cañonazos disparados por cinco piezas en Cerros Blancos sólo sirvieron
para matar un caballo.
Muy otra cosa va a ser siete años más tarde. Sin embargo los programas de
estadio padecían de teoricismo se aprendía más la alta estrategia que los detalles
ejecutivos y un observador se quejaba en 1903 de que muchos oficiales “no saben ni
24
ensillar, ignoran si va primero la carona o la jerga sobre el lomo del caballo”.
En cuanto a generales y coroneles eran todavía en la última guerra civil
empiristas de la lanza, el Mauser o el cañón excepto aquellos que por vocación
autodidacta habían adquirido un barniz de teoría. Sobrevivían algunos analfabetos o
casi como Melitón Muñoz, Justino Muniz o Feliciano Viera padre.
Respecto al personal subalterno la instrucción militar de los reclutas era rudimentaria
aunque también había progresado en 1904.
La organización se inspiraba en los modelos europeos y respondía al
esquema de la Brigada de Infantería compuesta de dos Regimientos, cada uno
dividido en dos batallones de cuatro compañías.
La división de caballería se integraba con dos o tres brigadas de dos
regimientos y cada una con cuatro escuadrones. Anexas a las grandes unidades de
Infantería y Caballería se encontraban las de Artillería. A esta base formal deben
agregarse “las divisiones departamentales” o sea las milicias coloradas dirigidas por
sus caudillos, que ostentaban grados del Ejército Regular. La carencia de un
Comando Supremo efectivo fue uno de los factores que en 1897 menoscabaron la
efectividad de la acción militar del gobierno, a pesar que al final del 97 se nombró al
Tte. Gral. Máximo Tajes. En 1904 esa función fue ejercida por el propio Presidente
Batlle.
EL EJERCITO NACIONAL EN 1903-1904
El efectivo estaba compuesto por:
La escolta de gobierno, con 50 lanceros al servicio del presidente de la
República, cuyas guardias y escoltas cubrían, haciendo además el servicio de
escolta en los días de recepciones oficiales. Usaban sable y carabinas.
Infantería: tenía 5 batallones de 400 plazas cada uno, (había un batallón más que en
el 97), de cuatro compañías con 100 plazas cada una, sumando en total 2.000
hombres, entre clases y soldados.
Caballería: 6 regimientos (dos más que en el 97) de 300 plazas cada uno, de tres
escuadrones, (a excepción del 3º, 4º y 5º; que tenían dos escuadrones) con las
plazas cada uno, total 1700 entre clases y soldados.
La Artillería de campaña la componía un regimiento de tres baterías de 6 piezas
cada una, total 300 plazas entre clases y soldados.
La Artillería de la Fortaleza de 60 plazas entre clases y soldados que prestaban
servicios entre dicha fortaleza destinada a presidio militar.
25
Guardia del Parque Nacional, una batería de 100 hombres.
En resumen el Ejército tenía hasta diciembre de 1903, 3900 hombres; siendo en
asentamiento de las unidades, el siguiente:
-Bn. 1º de cazadores, en Montevideo (Cuartel Agraciada y Rondeau).
-Bn. 2º de Cazadores en Montevideo (Cuartel Carmen y República)
-Bn. 3º de Cazadores en Montevideo (Cuartel Sarandí y J.L. Costas)
-Bn. 4º de Cazadores en Montevideo (Cuartel Colonia y Minas)
-Bn. 5º de Cazadores en Montevideo ( Cuartel Angel Flora Costa y Yatay)
-Reg. Artillería de Campaña en la Unión.
-Reg. 1 de Caballería en Florida
-Reg. 2 de Caballería en Durazno
-Reg. 3 de Caballería en Rocha
-Reg. 4 de Caballería en Mercedes (se trasladó a Tacuarembó)
-Reg. 5 de Caballería en Tacuarembó
-Reg. 6 de Caballería en Lazcano
Guardia del Parque Nacional, alojada en Av. 18 de Julio y Berro
Guardia de la Fortaleza “General Artigas” alojada en la misma, en el Cerro.
Además en las capitales de los departamentos del interior, existían compañías
urbanas de 100 hombres, con el único fin de cubrir las guardias custodias de
cárceles, las que dependían directamente de los Jefes de Policía, consideradas
como fuerzas policiales, armadas con fusil Remington 7mm y espada bayoneta,
rigiéndose por las instrucciones de las tropas de infantería, y comandadas por
oficiales del ejército
Estas compañías estaban equiparadas a las tropas de línea según resolución del
Ministerio del Interior de junio 16 de 1898.
En los primeros días de Enero de 1904 fue convocada la Guardia Nacional Móvil y al
efecto en todo el país se formaron cuerpos de infantería, que quedaron de
guarnición en las localidades y de caballería compuesta de varios escuadrones con
elementos de sus respectivos departamentos, éstos inmediatamente salieron en
operaciones en campaña. En Montevideo, el 4 de enero se formaron 9 unidades
policiales y 16 batallones de GG.NN. de 400 plazas cada uno; con una mínima
instrucción.
Los efectivos de las unidades de GG.NN. variaban según la importancia de la
población del departamento o región en donde se reclutaban, divididos por
escuadrones, cuyos efectivos también variaban según el prestigio de sus
comandantes.
26
Estos cuerpos, fueron armados a fusil Mauser Daudetean (calibre 6.5) Remington
(calibre 11mm) todos de un tiro.
Posteriormente estas unidades fueron distribuidas para formar la base de los
ejércitos al Norte y Sur del Río Negro.
El efectivo promedio que llegó a tener el ejército gubernista en 1904 entre Jefes
Oficiales y personal de Tropa fue de 25000 hombres.
ARMAMENTO EJERCITO GUBERNISTA (ver Anexo Nº 3 )
Infantería: Fusileros armados con fusil Mauser mod. 1895 de 5 tiros cal. 7mm con
bayoneta, ametralladoras Norderfelt de 11mm.
Artillería: Cañones Krupp de 78mm y cañones Krupp de Montaña de 75mm
Caballería: Escuadrones de jinetes armados c/carabina Mauser mod. Esp. Bras.
1895, sable empuñadura de bronce; lanza, algunos reg. tenian carabinas
Mauser Daudetau cal. 6.5mm y Remington de retrocarga 11mm.
También se utilizó material de Artillería Bange Piffard y Schneider Canet y en armas
cortas: revólveres franceses Level y de Estados Unidos Smith Wesson, 6
ametralladoras “Colt” cuyo manejo estaba a cargo de la guardia del parque.
Los avances tecnológicos principalmente en el transporte y las
comunicaciones son insertados en el Ejército, para sus comunicaciones y transporte
en los desplazamientos. Lo que son el telégrafo, el teléfono, el transporte fluvial y
ferroviario, nuevos elementos que comienzan a ser utilizados dentro de la Estrategia
militar por los dos Ejércitos enfrentados.
EJERCITO REVOLUCIONARIO
Organización sencilla y flexible.
Cada división congregada a los insurrectos de un departamento variable de
escuadrones de tiradores o de lanceros, dirigidos cada uno por un comandante.
Existían también compañías de tiradores, que formaban la infantería, aunque ésta,
desde luego, se movilizaba normalmente también a caballo. Si bien algunas
unidades se titularon batallones, regimientos y hasta brigadas, estas
27
denominaciones de fantasía no involucran formaciones distintas de las ya
expresadas.
La masa variable de voluntarios locales determinaba el volumen de la división.
En 1897 los aproximadamente 5000 efectivos se distribuyeron en diez divisiones:
1ª división: Al mando del Tte. Cnel. Manuel Rivas, tenía como 2do. Jefe al Cte.
Basilio Muñoz (h) y se formó con los escuadrones que se encontraron en el
combate de Arbolito.
2ª división: del Cnel José Nuñez formada inicialmente con Infantes exiliados en la
Argentina. El 17 de abril del 97 es disuelta por Nuñez. Creándose otra con
la misma numeración al mando del Cnel. Juan Fco. Mena. En la Batalla de
Cerros Blancos, Mena fue herido, abandonando entonces al Ejército
revolucionario en plena lucha, siendo de la mayoría de su división.
Reintegrándose nuevamente en agosto del 97.
3ª división: al mando del Cnel. Bernardo Berro, formada con voluntarios de treinta y
tres.
4ª división: al mando del Tte. Cnel. Juan J. Muñoz, distinguiéndose esta en la batalla
de Cerros Blancos.
5ª división o división Florida: era la más numerosa al mando del Cnel. Miguel
Aldama. 6ª división: Tuvo como primer jefe al minuano Celestino Corbo.
7ª división o la “poronguera” como se le conocía en el ejército revolucionario al
manso del Cnel. José F. González, veterano de las guerras civiles de 1863 y la
revolución tricolor de 1875.
8ª división: al mando del Cnel. Cicerón Marín con los voluntarios de San José.
9ª división: 1er. Jefe Cnel. Juan Días Olivera oriundo de Soriano, luego fue
comandada por el Cnel. Imaz.
10ª división o división Cerro Largo creada al incorporarse a la revolución el casi
octogenario Cnel. Fortunato Jara. Intervino en la Batalla de Cerros Blancos sonde
murió Jara lanza en mano por un tiro de Mauser. Sucediéndole en el mando el Cnel.
Francisco Saravia.
Todas las diez divisiones estaban al mando del Gral. En Jefe Aparicio Saravia
con su jefe de Estado Mayor Cnel. Diego Lamas hasta el 97, ya que en 1904 los
sería el Cnel. Gregorio Lamas. Escolta del Gral. Tte. Cnel. Abel Sierra, cuerpo
médico: Dr. Alfonso Lamas. A su vez estaban los escuadrones de Canelones al
mando del Cnel. Nicasio Trias.
28
2do. Escuadrón “19 de marzo” al mando del Tte. Cnel. Modesto Coito.
3er. Escuadrón de Paysandú a cargo del Cnel. Enrique Olivera .
4to. Escuadrón de Tacuarembó al mando del Tte. Cnel. Segundo Martínez.
5to. Escuadrón de Rocha al mando del Cnel. Enrique Yarza.
En 1904 llegaron a existir hasta 17 divisiones, con un total estimable en más
de 10000 hombres con la salvedad que después de una derrota, siempre había
gente que se desperdigaba y desertaba, dejando de pertenecer al ejército.
Pero también durante las marchas, se verificaban constantemente reingresos así
como incorporaciones nuevas .
El Cnel. Gregorio Lamas, Jefe de Estado Mayor en 1904, incrementó el
desarrollo de las reparticiones preexistentes, el Cuartel General y el Estado Mayor
General, que agregó a sus servicios el de instrucción militar, y creo otras nuevas: la
inspección de armas(el Inspector era el Gral. Gerónimo de Amilivia, vasco de 83
años, único que sirvió con ese grado a órdenes de Aparicio); el Parque, encargado
del depósito y reparación del armamento; la intendencia general, con los servicios de
Tesorería, Recaudación, Administración y Carneada.
La Remonta, para la obtención, doma y distribución de la caballada; en tanto
la Comandancia General de Fronteras, ya confiada en 1897 a Abelardo Márquez,
administraba las receptorías fronterizas en poder de los revolucionarios, cobrando
impuestos a las tropas de ganado, se ocupaba del paisaje de armas y municiones y
perseguía a los bandoleros. Cada repartición se identificaba con una bandera
especial, reproducido en los brazales de sus integrantes.
Las Compañías urbanas de los seis departamentos administrados por
nacionalistas según la paz de 1897, suministraron en 1904 cuadros de oficiales y
suboficiales mejor preparados que los de la anterior revolución; algunos habían
pasado una temporada en Buenos Aires para recibir entrenamiento de tiro y
convertirse a su regreso en instructores. La Disciplina, Instrucción, a las tropas
revolucionarias era fundamentalmente basada en Ordenes Generales emitidas por
los jefes de Estado Mayor del 97 Cnel. D. Lamas y en 1904 por el Cnel. Gregorio
Lamas, así como otras impartidas directamente por Aparicio. Pero, todo esto era
basado en que los jefes de Divisiones y Escuadrones hicieran cumplir las mismas en
tan heterogéneo grupo humano y donde eran voluntarios y no un Ejército regular. A
pesar de todo se intentó hacer cumplir las órdenes, con la creación de un servicio de
Policía y Seguridad (a cargo de una división por turno), para vigilar e imponer el
cumplimiento de las órdenes disciplinarias, con autoridad para arrestar, recibir
29
denuncias e investigar infracciones. La pena corriente consistía y es significativo, en
el servicio de infantería, más tarde división Nº 14. Las circunstancias impedían
graduar las penas entre los extremos de vigor y de benignidad: o muerte o servicio a
pie. El 18 de junio de 1904, se organizó La División de Lanceros, con lanceros de
otras divisiones y como jefe se designó a Manuel Rivas.
LAS COMUNICACIONES Y LA INFORMACION
El medio normal de comunicación entre las columnas revolucionarias lo era él
chasque a caballo; aunque también se llegó a utilizar el teléfono y el telégrafo en
clave y las palomas mensajeras.
ARMAMENTO DE LAS FUERZAS REVOLUCIONARIAS (ver Anexo Nº 4)
Existía de lo más variado, más aún si tenemos en cuenta el alto costo de las
armas de fuego, por prohibidas a los particulares. Las más comunes dentro de las
armas portátiles eran: El fusil Remington modelo americano 1871, cal. 11mm.
La carabina Remington modelo Argentina cal 44-40; el Winchester de palanca cal.
44-40, los fusiles y carabinas Maúser sacados al enemigo. Revólveres colt y Smith
Wesson cal 44, pistolas de 2 cañones (trabucos) de diversos calibres. Además de
lanzas hechas caseras con diferentes puntas, sables y espadas. Constituyendo la
mayoría de los hombres del ejército savarista armados con armas blancas, debido al
tipo de medios logísticos con que contaba dicho ejército.
Es de acotar que a partir del combate de Fray Marcos se contó con dos
cañones Canet y dos ametralladoras Colt 7mm, capturados al ejército colorado.
Para tener una idea más clara aún del armamento savarista, un herrero riverense
Lorenzo Justiniano Cabrera se enorgullecía de haber fabricado dos mil hojas de
palometas para el Gral; pero la realidad era otra, en una época que la potencia de
fuego ya decidía la suerte de las batallas.
También es de resaltar que el caballo, considerado hasta entonces un
elemento de guerra en nuestro país, constituyó una de las principales armas del
ejército saravista.
Otras de las tácticas y técnicas empleadas mucho más por las fuerzas
revolucionarias, que el pasaje de cursos de agua organizados y el uso y empleo de
explosivos para la destrucción de puerto y calzadas.
Para el pasaje de cursos de agua, los nacionalistas no solo utilizaron balsas,
30
sino que fueron los primeros en aplicar el Reglamento del Ejército Francés para la
construcción de puentes de circunstancias, dirigidos por el Agrimensor Carmelo
Cabrera.
Citaremos dos pasajes sobre el Río Negro por ser lo más significativos en
1904.
Abril de 1904 cruce y vadeo de 120mt. Sobre el Río Negro próximo a Carpintería,
obra de ingeniería criolla, realizada en seis días con materiales de ocasión, tablas,
barriles y cables de alambre retorcido, pero en base a lo prescrito en los manuales
militares en uso. Daba paso a 350 hombres por hora, con sus caballos de labrida.
Una vez cumplida la función se desarmó el puente.
Otro hecho, el pasaje del Río Negro en la picada de Osorio, a mediados del mes de
julio/904, aguas abajo del Paso de Mazangano. Siendo el ancho del río, oculto en
aquel lugar por 2500 mt. de monte espeso de cada lado, era de 225 mt.; la obra total
de este puente medía 305 mt., sostenida con cables de 27 alambres de acero
retorcidos y aguantada con la balsa traída de Mazangano, tendiéndose en la orilla
opuesta una calzada de troncos.
Pasando por allí el día 17 de julio de 1904 todo el ejército nacionalista,
desconsertandose a sus perseguidores entonces Galarza y Benavente.
REGLAMENTO DE INSIGNIAS DEL EJERCITO NACIONALISTA EN 1904 El Cnel. Gregorio Lamas jefe del Estado Mayor; con fecha 28 de marzo de 1904 en
su orden general Nº 7 art. 2º comunica a los jefes de División:
a) El cuartel general se distinguirá por una bandera nacional. Los ayudantes de esta
repartición usarán una banda de los mismos colores de la bandera.
b) El estado mayor se distinguirá por una bandera a doble franja blanca y azul, los
ayudantes del estado mayor usarán un brazal en el brazo izquierdo de los
mismos colores y formas de la bandera.
c) Las divisiones se distinguirán por una bandera azul con el número
correspondiente de color blanco en el centro.
d) El cuerpo médico se distinguirá por una bandera blanca con una cruz azul en el
centro, los miembros de este cuerpo usarán un brazal de los mismos colores y
forma de la bandera.
e) El parque se distinguirá por una bandera azul con una franja diagonal blanca. Los
ayudantes del parque usarán un brazal de los mismos colores y formas que la
bandera.
31
f) La intendencia del ejército, se distinguirá por una bandera verde, usando sus
ayudantes un brazal del mismo color.
g) El servicio de remonta se distinguirá por una bandera a doble franja verde y
amarilla, usando los ayudantes un brazal de los mismos colores y forma de la
bandera.
32
PRINCIPALES ACCIONES MILITARES
IV.- La Clarinada de 1896 (24.11.1896 - 08.12.1896) A- Antecedentes
B- Características del Movimiento
C- Enfrentamientos Armados
D- Conclusiones
V.- La Campaña Militar de 1897 A- Características Generales
B- Cronograma de Acontecimientos Militares de la Campaña
C- Combate de Tres Árboles (17 de marzo)
1. Situación General. 2. Situación Geográfica. 3. Organización de las Fuerzas. 4. El Combate. 5. Conclusiones.
D- Combate de Cerros Blancos (14 de mayo)
1. Situación General
2. Situación Geográfica
3. Organización de las Fuerzas
4. El Combate
5. Conclusiones
E- Toma de la Cañonera Artigas (15 de abril de 1897)
1. Situación General
2. El Comité Revolucionario (Buenos Aires 1897)
3. Plan de Abordaje
4. La Operación
5. Composición
6. Conclusiones
VI.- La Campaña Militar de 1904 (02 de marzo) A- Características Generales
B- Cronograma de Acontecimientos Militares de la Campaña
C- Combate del Paso del Parque
1. Situación General
2. Situación Geográfica 33
3. Organización de las Fuerzas
4. El Combate
5. Conclusiones
D- Combate de Masoller (01 de setiembre)
1. Situación General
2. Situación Geográfica
3. Organización de las Fuerzas
4. El Combate
5. Conclusiones
VII.- Estrategia y Táctica empleada en las campañas militares (1897 y 1904) A- Ejército Nacionalista
B- Ejército Gubernista
34
IV- LA CLARINADA DE 1896 (24/11/1896-08/12/1896) A- Antecedentes.
Los primeros movimientos de este alzamiento donde los nacionalistas se
levantan al frente de Aparicio y Chiquito Saravia, es una derrota desde el punto de
vista militar, no así desde el punto de vista político, ya que significó el principio de
las campañas militares que se llevarán a cabo a lo largo del año 1897.
Surge así en noviembre de 1896 algunos partidos en la estancia de Aparicio y
Chiquito Saravia, que a medida que pasan los días, más nacionalistas se van
reuniendo y desplazándose por todo el centro y este del territorio nacional. Este
movimiento que contaba entre 700 a 800 hombres, fue quizás un apresuramiento
por parte de Aparicio Saravia, ya que el Comité de Guerra que operaba en
Buenos Aires y el Directorio del Partido Nacional, desautorizó el movimiento de
1896.
Por su parte, el gobierno controló a la prensa, restándole importancia al
alzamiento. Idiarte Borda en su mensaje a la Asamblea General acerca de la
finalización del movimiento revolucionario, habló de la “Revolución de los Boinas
Blancas y las Alpargatas”.
B- Características del Movimiento.
Este alzamiento duró un total de 16 días.
Se limitó al área geográfica del centro y este del país, mucho menor que el
que se desarrollará en 1897.
Se destaca la reiteración de los enfrentamientos en los mismos accidentes
geográficos en ambos conflictos de 1897 (ejemplo el de Tarariras, punto
estratégico de pasaje y control de áreas para cualquier movimiento armado de la
época)
La principal característica fue la aplicación de uno de los principios de la
guerra: la sorpresa y la alta movilidad.
Esto permitió que el movimiento abarcase un espacio grande dentro del
territorio, debido a las características antedichas, puso en jaque en más de una
oportunidad a las Fuerzas del Gobierno.
35
La persecución, las marchas y contra marchas de las fuerzas del Gobierno
tuvieron como fin acabar rápidamente con el alzamiento, utilizando las fuerzas
acantonadas.
Los alzados tratan siempre de rehuir el combate, particularmente bajo
condiciones adversas.
Ver mapa del alzamiento. Pág. 5.
C- Enfrentamientos Armados.
1- Asalto a la Comisaría 9º de Pablo Paez.
Importancia. Cubría la vigilancia sobre Cañada Brava, Tarariras y Pablo Paez en
Cerro Largo.
Incendio de la casa y pulpería de José Zabala, en el camino hacia Melo. En
este episodio es herido uno de los hijos de Muniz, y el menor de ellos, de 16
años, murió en el incendio.
2- Toma de la Comisaría en Cerro Pereira 8va. Sección de Tacuarembó.
Importancia. Obtener armas y nuevas incorporaciones.
Luego de este hecho orienta sus pasos hacia la estancia de la Coronilla
(Rivera), donde lanza su famosa proclama. Aparicio Saravia se dirige a ese lugar
con la intención de inaugurar el Club Nacionalista (Vargas-Valdés) y poder
organizar una columna. Tuvo que reformular la estrategia por falta de los
principales capataces de la zona.
3- Sarandí del Yí, es tomada por los revolucionarios. Previamente cortan el
paso a una fuerza de 60 hombres del gobierno al mando del Capitán Lacuesta. En
el pueblo se habían hecho fuertes en la Estación de Policía donde tenían una muy
buena vista desde la azotea, 25 guardias civiles y 40 civiles colorados al mando
del 2do. Comisario y el Tte. Andrés Dubra (Reg.C.Nº 4), aparece en la Policía de
Durazno hasta 1898. Estos se rinden ante la intimación del Jefe Revolucionario.
Importancia. Armas capturadas: 25 carabinas Remington con 200 tiros, 8 sables y
16 caballos.
4- En forma sucesiva y hasta el 07 de diciembre se desarrollan en nuestra
campaña más o menos diferentes enfrentamientos siendo el último encuentro en
las proximidades de la guardia fronteriza de Peñarol (Rivera).
Después del 8 de diciembre, Aparicio Saravia y sus hombres cruzaron la frontera,
donde debieron entregar las armas.
D- Conclusiones
La Clarinada de 1896 había surgido como un movimiento mal
organizado por la falta de apoyo por parte del Comité de Guerra de Buenos Aires
y el directorio del Partido Nacional. Sin embargo había logrado mantener en jaque
36
a las fuerzas del gobierno que eran superiores en efectivos y armamento.
Se restableció la tranquilidad de la campaña, aunque ésta fue sacudida
nuevamente en 1897.
V- LA CAMPAÑA MILITAR DE 1897. El segundo levantamiento armado acaudillado por Aparicio Saravia,
tuvo una duración de siete meses, en que el ejército revolucionario realizó una
gran movilización de fuerzas.
A. Características Generales:
La principal característica de este período ha sido la improvisación en la
organización de las fuerzas en pugna, siendo incoherente la conducción de las
acciones militares.
El ejército gubernista contaba con un moderno material bélico. Se empleó el
teléfono y el moderno Mauser de repetición, se empleó el telégrafo, ametralladoras
y la. flotilla de guerra.
La movilización de las fuerzas del gobierno, llevó a la formación de varios
cuerpos de ejército, los cuales han operado aisladamente. Los diferentes encuentros
y combates estuvieron marcados en muchas ocasiones por ciertos anacronismos
que iban desde el uso de armas arrojadizas como las boleadoras y las lanzas; al
frontal ataque contra las fuerzas del gobierno, que utilizando los Mauser y formando
cuadros compactados eran blanco fácil de los Remington revolucionarios.
Al final de la campaña militar, el Teniente General Máximo Tajes, logró
unificar el mando de las fuerzas en campaña.
Al inicio de la campaña militar, el ejército revolucionario estuvo conformado
por tres columnas invasoras, las que debían reunirse en Paso de los Toros, para
luego iniciar las operaciones.
Desde un principio se tendió a la unidad de mando, siendo Aparicio Saravia el
Comandante en Jefe.
B. Cronograma de Acontecimientos Militares más importantes .1897
Marzo 1897 - Setiembre 1897.
5 de marzo- Desembarco de las Fuerzas revolucionarias en Puerto Sauce (Juan
Lacaze- Departamento de Colonia), luego de un tiroteo con las fuerzas navales
gubernistas.
16 de marzo- Combate del Paso del Quebracho. 37
17 de marzo- Batalla de Tres Árboles
19 de marzo- Combate de Arbolito (muere el Coronel Antonio Floricio Saravia
“Chiquito”)
22 de marzo- Combate de Cuchilla Negra (las fuerzas de Aparicio Saravia
cruzan la frontera a Brasil)
15 de abril- La toma de la Cañonera “Artigas”
14 de mayo- Batalla de Cerros Blancos.
11 de junio- Combate del Hervidero
21 de agosto- Combate de Tarariras (Depto. De Cerro Largo)
26 de agosto- Combate de Nico Pérez
11 de setiembre- Combate del Paso de los Paraguayos
C. Combate de Tres Arboles. (17 Marzo 1897)
1. Situación General.
El plan de campaña que realizó Diego Lamas, se basaba fundamentalmente en la
invasión simultánea por tres frentes:
• “La columna Sur”, desembarcaría en Puerto Sauce (Colonia), y se encontraría allí
con el resto de los revolucionarios de San José y Flores, éstos proveerían de
caballos para llegar al paso de Yapeyú del Río Negro.
• “ La columna del Uruguay”, debía invadir cerca de Paysandú.
• “ La columna Norte”, a cargo de Aparicio, entraría por Aceguá. El objetivo era
reunirse en Paso de los Toros, centro del país, para desde ahí propagar la
revolución.
El día de la invasión fue el 5 de marzo, fecha que coincide con el levantamiento
de Timoteo Aparicio, 27 años atrás.
La columna Sur, llega el 5 de marzo al Puerto Sauce, no así la Columna Uruguay,
que estaba integrada entre 500 y 600 hombres, esta última llega el 15 de marzo y
prácticamente con la mitad de los efectivos. Esta columna se vio rechazada por las
fuerzas del gobierno, por lo cual tuvo que buscar refugio en Brasil.
Es de destacar que en esta columna estaban Acevedo Díaz, y Carlos Roxlo, los
que luego se incorporan al Ejército.
El Coronel Lamas se desencuentra con el Jefe de la Columna Uruguay Coronel
Nuñez; que era la más fuerte en armamento. Al Puerto Sauce, llegan 22 hombres,
entre los desembarcados figuraban Duvimioso Terra y el joven Luis Alberto de
Herrera. Setecientos hombres aproximadamente entre Maragatos y Prorongueros,
los estaban esperando. Se dirigen al Norte y encuentran al Coronel Nuñez que había
38
desembarcado en Conchillas.
En busca de la Columna Uruguay, acampan la noche del 16 de marzo a orillas del
Arroyo Tres Arboles (Río Negro), junto a un paso. Al amanecer del 17 de marzo
escudados por la niebla densa, el ejército del General Villar se lanzó sobre las
fuerzas revolucionarias. El ejército esperaba una rápida victoria sin mayores
consecuencias. “...para correr a rebencazos a esos muchachos locos....”
2. Situación Geográfica.
El Arroyo Tres Arboles, es una corriente de agua regular, muy torrentosa en
invierno, pero entrecortada por algunas lagunas durante el verano. Su profundidad
varía de acuerdo a la estación. En el momento del combate la parte más honda era
de un metro a un metro y medio.
La dirección del curso va entre la Cuchilla de Navarro por el Oeste y la
Cuchilla de Haedo por el Este, cortándose en esta última altura. Las orillas y
márgenes están rodeadas por montes naturales tupidos y con una característica
particular: la orilla izquierda presenta mayor número de barrancas que en la margen
opuesta.
El paso era perfectamente vadeable a pie, pero a ambos lados de este
existían grandes lagunas, lo que hacía imposible atravesarlas para vadear el arroyo.
Hacia el Norte, existían otros lugares adecuados para la transposición, entre ellos la
Picada de Ramírez y el Paso de los Secos y en dirección al Sur y a 300 metros del
paso, había una isla que facilitaba el pasaje y que durante el combate fue utilizada
para pasar una compañía del Batallón Urbano de Artigas.
El terreno adyacente el Este del curso de agua es abrupto y pedregoso, con
cañadas y sangradores; siendo sus alturas mucho más elevadas que las del Oeste,
posibilitando se pueda ejercer un dominio de vista y fuerzas del Este a Oeste.
Sobre el campo ocupado por los revolucionarios, sobre el camino y en las
alturas inmediatas al paso, se encuentra la estancia de Federico Silva, brasileño de
origen y en cuyas construcciones se instaló el hospital de sangre de los
nacionalistas, además había un cerco de piedra, manga, que no fue utilizado por las
fuerzas.
En la margen Oeste del Arroyo Tres Arboles, ocupada por las fuerzas del
gobierno, existían a la derecha del paso y muy próximo a él unas extensiones de
tierra abandonadas, y a lo lejos la Pulpería de Piquete, por donde pasaron antes y
después del combate las fuerzas del General Villar.
3. Organización de las Fuerzas.
39
Esta batalla que se llevó a cabo el 17 de marzo, fue el primer encuentro de
importancia de esta guerra.
a- El Ejército Nacionalista. (Integrado por 1500 hombres)
-Las fuerzas desembarcadas en Puerto Sauce a cargo del Coronel Diego
Lamas.
-Las fuerzas sublevadas en San José y Trinidad.
-Las fuerzas entrenadas y con muy buen material bélico a cargo del Coronel
José Nuñez.
b- El Ejército Gubernista. (Integrado por 1300 hombres)
-Batallón 1º de Cazadores.
-Batallón 2º de Cazadores.
-Batallón Urbano de Artigas.
-Una reserva , La División Paysandú (Caballería).
4. El Combate:
Reunidas las columnas del Coronel Lamas y del Coronel Nuñez en Paso de
Navarro, se dirigen a Paso de los Toros en busca de Saravia. Frente a las fuerzas
nacionalistas, el 14 de marzo, el Reg.C.Nº2 al mando del Cnel. Galarza, realiza un
reconocimiento y se retira, ya que los revolucionarios estaban en mejores
condiciones al ocupar posiciones importantes del terreno.
El Gral. Villar decide destruir estas fuerzas antes que las columnas
mencionadas se reunieran con las fuerzas de Aparicio Saravia; por tal motivo la
Estación Algorta es el punto de reunión para el Batallón de Cazadores Nº1 y Artigas
de Guardias Nacionales. Luego se incorpora el Batallón Cazadores Nº2 y Guardias
Nacionales de Paysandú; dirigiéndose todos hacia el lugar donde se concentra el
enemigo, librándose el 17 de marzo en el Paso del Arroyo Tres Arboles un combate
en que las fuerzas del Gobierno son derrotadas.
El Gral. Villar envió una partida de reconocimiento a efectos de ubicar
exactamente las posiciones de los nacionalistas.
La partida retorna a las 0200 de la mañana del 17 de marzo, es decir horas
antes del inicio del combate.
Este reconocimiento pone al tanto acerca de:
Que los revolucionarios están acampados en el Paso Hondo del arroyo Tres
Arboles, donde de este lado existe una gran guardia; pero debido a que está
completamente dormida se ha podido reconocer el campamento de Lamas que está
del otro lado, ocupando los zanjones y sangradores.
Que a unas cuarenta cuadras, hacia el Norte, está el Paso Soca y más cerca
40
aún la Picada de Ramírez, aunque el arroyo para la infantería no sería obstáculo
por su escaso caudal.
El General Villar ante esta información, decide atacar cuanto antes. Se
destaca un reconocimiento, con la misión de adelantarse y comunicar cualquier
movimiento que pueda producirse entre los nacionalistas.
Cuando la columna del Ejército del Norte llega a la pulpería de Piquete, regresa el
reconocimiento y comunica al General Villar que no había ninguna novedad en el
campamento nacionalista.
Se ordena al Coronel Flores, marchar con el 2º Batallón de Infantería al Paso
para fijar al enemigo de frente , sin empeñarse.
Mientras el General Villar en el centro de las fuerzas, se dirigirá por el Paso de Soca
para atacar a los nacionalistas por la retaguardia, combinando esta acción con el 2º
Batallón de Infantería.
Esta decisión no fue bien vista por sus jefes, ya que las fuerzas del gobierno
estaban cansadas, y este desplazamiento exigía nuevos esfuerzos a las tropas. Se
propone entonces, atacar al enemigo de frente, ya que el arroyo es vadeable en casi
todo su curso.
Se dispone que el Batallón de Infantería Nº 2, se adelante y ataque en
dirección al Paso.
Que el Batallón de Cazadores Nº 1, ataque por la retaguardia del Batallón de
Infantería Nº2.
Que el Batallón de Milicias Urbano de Artigas se constituya en la reserva.
El Coronel Flores al mando del Batallón de Cazadores Nº2, cuando llegó a las
alturas del paso, dejó dos de sus compañías en reserva al mando de su 2do. Jefe:
Teniente Octavio Pérez.
Mientras el resto del Batallón y el Escuadrón de Milicias de Paysandú, siguió
en columna y a caballo hasta llegar a 20 metros del Paso. Allí es detenido por un
centinela de las fuerzas nacionalistas, que luego de identificarse como “Gente del
Gobierno”, se lanza una carga de fusilería que el Batallón “Emilio Raña”
(Nacionalista) tenía en el paso y que no era otra que la fuerzas vistas por el
reconocimiento llevado a cabo por el ejército gubernista.
En el campamento de los nacionalistas había tocado Diana , más temprano
que de costumbre. Serían las 0430 de la mañana casi en el momento de ensillar,
cuando se escucharon los disparos que provenían de la guardia que estaba
apostada en el paso. En ese momento, a las 0500 de la mañana una espesa niebla
cubrió el bajo.
41
La reserva del Batallón de Cazadores Nº 2 también recibió fuego, pese a que
no era dirigido contra esas dos compañías ya que la densa niebla, impedía la
visibilidad a la distancia en que se encontraban, igualmente tuvieron algunas bajas.
La reserva se integró con el resto del Batallón y con el Escuadrón de Milicias
de Paysandú, buscando abrigo en los zanjones y montes próximos al paso.
El Coronel Diego Lamas comprendió que el paso era el punto más importante,
entonces, envió una fuerza de 20 hombres para reforzar la defensa.
El Batallón de Cazadores Nº 1 se dirigía a ocupar la parte Norte del
dispositivo, es decir prolongaba el ala izquierda del Batallón de Infantería Nº 2 y
cuando llegó a la contra pendiente de las alturas que dominaban la cortadura del
arroyo, hecho pié a tierra formando en orden de combate con dos compañías en
primer orden y dos compañías en reserva.
Con esta formación llegó a la altura inmediata el Oeste del arroyo mientras el
Batallón de Infantería Nº 2 ya estaba empeñado en el Paso.
El Batallón de Infantería Nº 1 se colocó a la izquierda y comenzó a hacer
fuego hacia la dirección Norte del arroyo, ya que no se podía distinguir a las fuerzas
enemigas a causa de la espesa niebla.
Las dos compañías que integraban la reserva del Batallón de Infantería Nº 1,
recibieron orden de hacer fuego por encima de las guerrillas del primer escuadrón,
ya que el terreno era lo suficientemente apropiado, pero la niebla jugó un papel
fundamental para los nacionalistas, ya que muchos de los hombres heridos eran del
mismo Batallón.
El Batallón de Milicias “Urbano de Artigas” que de acuerdo a la decisión del
General Villar debía quedar como reserva del Ejército, recibió la orden de poner dos
compañías a la derecha del paso y dos compañías a la izquierda del Batallón de
Infantería Nº 1.
En menos de una hora el Ejército del Norte, quedó sin reservas de clase
alguna. Todo el Ejército, incluso el Comando se encontraba en la línea de fuego
dentro del monte o en las zanjas que bordeaban el arroyo.
El combate se extendió en una línea de tiradores cuando una parte de las
compañías 1 y 2 del Batallón Urbano de Artigas, logró pasar el arroyo, colocándose
en una zanja que sigue la dirección del mismo.
Algunas guerrillas nacionalistas fueron rechazadas, pero los escuadrones del
Comandante González son rechazados y obligados a pasar a la margen Oeste
nuevamente.
A las 0900 de la mañana el General Villar ve que todo su esfuerzo para
42
desalojar a los revolucionarios eran inútiles, ordena que se retiren para organizarse
al resguardo de la cuchilla. Esta orden no es transmitida o fue impartida en forma
inexacta. El enviado le transmitió al General Villar que las fuerzas gubernistas
estaban vadeando el Paso. El General Villar entonces decide apoyar el avance,
ordenándole al Cte. del Bn.I.Nº1, que prolongaba en ese momento el flanco Norte,
que pase el Arroyo con una compañía. El Cap. Montautti hace formar su compañía
en las zanjas próximas al curso de agua, y procede a forzar el pasaje a la otra
margen.
En estas circunstancias es herido el 2do. Jefe (Mayor Herrera) y muerto el
Cap. Montautti, no obstante ello se procede a retirarse hacia la altura de la margen
Oeste.
Mientras tanto en el Sur del paso, con dos compañías de las “Milicias del
Urbano de Artigas” se pretende apoyar las acciones del Bn.I.Nº2 para forzar el paso.
Se aprovecha la isla que hay a menos de 300 mts. del sur del paso, para
pasar, pero es rechazada esa fuerza y muerto el Mayor Herrero.
Siendo ya las diez de la mañana, el tiempo se había despejado totalmente. El
General Villar realiza una evaluación y decide retirarse a cubierto de una Compañía
al mando del Cap. Caballero del Bn.I.Nº1. Esta Compañía es la que debe enfrentar
el último ataque de los nacionalistas, llevado a cabo por el Bn.I.Nº3.”Cnel. Emilio
Raña”. Es así como este Batallón pasa al otro lado del Arroyo Tres Arboles. El Gral.
Villar se retira hacia el Paso Pancho sobre al Arroyo Rolón, hostigado a lo largo de 8
Km. por las fuerzas de Caballería de Díaz Olivera, Martirena y Gil. El día 18
continúan la retirada hacia el Arroyo Ñacurutú en las proximidades de la Estación
Algorta, y luego al campamento de Laureles en donde permanecerán hasta pocos
días antes del Combate de Cerro Blanco.
Los nacionalistas, a eso de las 17:00 horas, luego de ordenar las filas y cubrir
los claros, se dirigen hacia el Este.
El total de bajas del Ejército del Norte, entre muertos y heridos fue cerca de
400. El Bn.I.Nº2, que había ido al combate con 386 plazas, regresó apenas con 70
hombres.
Las bajas de los nacionalistas fue de 182, de los cuales 55 resultaron
muertos.
El día 21 entra el Ejército Nacionalista en Paso de los Toros, no encontrando
al Ejército de Saravia. Se continúa en dirección Este.
Aparicio Saravia al mando de la columna Norte penetra por el Cerro de
Carpintería, con un efectivo de 500 hombres aproximadamente, voluntarios,
43
armados de fusil y lanza.
Ver Plano del combate. Pag.14.
5. Conclusiones:
- Los nacionalistas han buscado inicialmente mantenerse en el centro del País, en
condiciones de tener abierto el camino con sus bases en Argentina y Brasil.
- La presencia del Río Negro con sus montes podía favorecerlos frente a una
eventualidad.
- Los nacionalistas al conocer toda la organización militar del país, se valían del
factor sorpresa.
- El Cnel. Diego Lamas, tenía un propósito: llegar a paso de los Toros, esa era su
misión. No obstante se empeña en Tres Arboles, lo que para él fue una operación
secundaria.
- El Gral. Villar expresó al Gobierno: “Pensaban sorprender pero fueron
sorprendidos”.1
- Es opinión admitida que en Tres Arboles los nacionalistas sorprendieron al
ejército gubernista. Lo cierto es que fueron los nacionalistas los sorprendidos,
debiéndose destacar en consecuencia la alta moral y la capacidad de reacción del
ejército nacionalista.
- Según expresa Don Miguel Cortinas: “ A las 3 y media a.m. del día 17 se tocó
diana y a las cuatro a ensillar y no se ordenó montar a caballo y seguir marcha
debido a una gran cerrazón”. “A las 5 y media de la mañana y estando
completamente tranquilos en nuestros fogones con los caballos de la rienda, se
sintieron unas tremendas descargas de fusilería que nos hacían los batallones 1º, y
2º de Cazadores, a 50, 60 y 70 mts. de distancia, donde se habían colocado sin ser
sentidos.”
- El General Villar cometió un error enorme, al atacar de frente, pretendiendo forzar
el Paso. La persecución no fue del todo beneficiosa ya que luego de 5 horas y media
de lucha, no habían quedado en condiciones de realizar una explotación eficaz.
- La posibilidad de encontrarse cercado por las fuerzas del gobierno el Cnel.
Lamas, en su itinerario hacia Paso de los Toros, cabía la posibilidad de ser atacado
por dos fuerzas.
- El decidió desligarse del enemigo más próximo, aceptando la lucha aunque fuera
desigual.
1 Biografía del Cnel. Manuel M. Rodríguez. Arturo Rodríguez. 1979. 44
- Los motivos que impulsaron a intentar aquella sorpresa sobre las fuerzas
nacionalistas sin esperar al resto de tropas de las que eran vanguardia, era
simplemente para obtener el triunfo.
- El uso del fusil Mauser por parte del ejército gubernamental, recientemente
adquirido, de repetición requería de un entrenamiento especial, como así de
limpieza diaria. El ajuste del alza preparado para hacer blanco a grandes distancias,
es la justificación que se da por la gran cantidad de caballos heridos y muertos.
D- Toma de la Cañonera Artigas (15 de abril de 1897)
1. Situación General.
El Uruguay, además de estar atentamente vigilado por tierra, disponía de
unidades navales, que complementaban el control que el Gobierno hacía sobre los
nacionalistas.
Entre las fuerzas navales estaba la Cañonera Artigas, que acompañada por
dos vapores menores artillados, cumplía el servicio de vigilancia. El lugar habitual
para fondear la Cañonera era el Puerto de Nueva Palmira. El trayecto que cumplía,
era hasta encontrarse con la Cañonera Gral. Flores que venía de Fray Bentos y
luego de intercambiarse novedades a la altura de Arenal Grande o Paso de
Márquez, volvían a sus fondeaderos.
2. El Comité Revolucionario (Bs.As. 1897)
Los nacionalistas tenían su comité organizado en la ciudad de Buenos
Aires. Este comité tenía por principal cometido el de proporcionar a las fuerzas
revolucionarias:
• abastecimientos militares,
• efectivos
Además coordinaba diferentes acciones militares e intervenía ante el
gobierno Argentino, sobre aquellos incidentes en que se veían involucrados los
nacionalistas.
Para los revolucionarios era imprescindible que la Cañonera dejara el paso
libre, a las tropas y al armamento revolucionario que cada día hacía más falta.
Se discutió el asunto y así surgieron diferentes ideas:
1º El abordaje.
2º Embestir la Cañonera con un barco fuerte, y echarla a pique.
45
Se pensó que de resultar la segunda opción, “...hasta podrían salvarse los
náufragos, reafirmando el alto ejemplo de humanidad”.1
Surge así el Sr. Cayetano Pino, lanchero español radicado en Montevideo,
dueño del remolcador “República”, de casco fuerte.
Se le solicita la posibilidad de apoya a la causa blanca, lo que aceptó de inmediato
ya que era un nacionalista decidido y deseaba apoyar la acción de echar a pique la
Cañonera.
Se recluta a unos diez marineros para llevar a cabo la acción dispuesta por
el Comité. No obstante ello, Cayetano Pino es detenido y la empresa queda
nuevamente a fojas cero.
Dos marineros que habían desertado de la Cañonera Artigas, Alberto
Suárez y Alberto Rodríguez, se presentaron al Comité de Guerra y manifestaron que
ellos podían tomar la Cañonera con el apoyo de 10 hombres armados y una
pequeña embarcación.
3. Plan de Abordaje
La hora más propicia para el abordaje era el medio día ya que la tripulación
bajaba a cubierta, quedando la guardia. En el centro de la nave se depositaban las
armas, en el armero.
Una embarcación pequeña sería la encargada de llevar a los
revolucionarios hasta la Cañonera Artigas.
El único cambio dispuesto fue en la cantidad de hombres que debían llevar,
en lugar de 10 serían 20.
4. La Operación
Salieron en dos grupos: 10 capitaneados por Suárez y Rodríguez, que
embarcaron en el “República Triunfante”, los otros diez salieron con Gotusso
(Presidente del Comité de Guerra en Buenos Aires), en ferrocarril hasta el Tigre,
donde un vapor pequeño iría al encuentro con los otros en la Boca Grande, un canal
del Paraná Guazú.
La embarcación fue transformada como nave leñadora. Ambas
embarcaciones remontan el Paraná Guazú hasta entrar en el Canal del Ceibo. Las
armas de los revolucionarios estaban en esta isla. El canal se comunica con el
Uruguay frente a Nueva Palmira.
El 14 de abril a las 12 horas del mediodía, debían intentar el asalto, por lo
que remontarían el Río Uruguay hasta Nueva Palmira. En caso de tomar la 1 El Abordaje de la Cañonera Artigas. César Pintos Diago. 1930.
46
Cañonera, debían regresar al Río Uruguay hasta llegar a la confluencia del Río
Gualeguaychú.
El ataque fue el día 15 y no el 14, ya que no había viento favorable.
Se distribuyen en cuatro grupos:
- Primer grupo se dirige a popa
- Segundo grupo a proa
- Tercer grupo hacia el centro (debían tomar las armas)
- Cuarto grupo, quedaba en el “República Triunfante”, cubren el asalto por el fuego.
Todos ocultos bajo un encerado, esperaban que el barco se acercase a la
Cañonera, sólo el práctico del barco permanecía en cubierta.
Un guardia de la Cañonera le avisó; “Eh patrón, que se me viene encima”.
Contestó: “No, la corriente me saca”.1
“El viento no me da ...ya voy a zafar.” 2
Al grito de “Bola” que era la señal de ataque, salen los grupos para tomar la
Cañonera. Sorpresa se llevaron cuando entre un barco y el otro, había un espacio
de 12 a 15 mts., no pudiendo abordar la Cañonera hasta que se acercó más, y por
un portalón de babor, comenzó el asalto .
Se dió la voz de alarma y comenzaron a hacer fuego desde la “República
Triunfante” y de la “Cañonera”. Las armas de los marineros no estaban donde se
había previsto, sino que habían bajado a cubierta con su armamento.
Alberto Suárez fue el primero que subió por el portalón y cuando dio los primeros
pasos cayó herido de muerte por un tiro en el corazón; a poca distancia de él
también cae Alberto Rodríguez.
El Tte. Gradín, también cayó muerto, al igual que el Capitán de la Cañonera Artigas,
Cte.Risso. El 2do. Cte. Ramón Tajes es reducido y finalmente se rinden.
Las naves Chapicuy y Vigilante, después de algunos tiroteos se retiraron.
Todo el armamento de la nave apresada es pasado al “República Triunfante”.
Sólo Suárez y Rodríguez sabían las órdenes de continuar al Norte por el Río
Uruguay hasta Gualeguaychú, los dos se llevaron el secreto a la tumba. La
“Cañonera” siguió al cheque ”República Triunfante” por el Paraná Guazú.
Los muertos fueron enterrados en la Isla de los Botijas.
47
1 El abordaje de la Cañonera Artigas. César Pintos Diago. 1930. 2 Armada Nacional. Estudio Histórico Biográfico. Tte/N (CIME) (R) Homero Martínez Montero.
Luego de la acción, la nave es detenida por las autoridades de Buenos Aires y sus
ocupantes apresados.
Posteriormente la Cañonera regresa a Montevideo y los nacionalistas que habían
abordado la Cañonera, quedan en libertad.
5. Composición:
a) “Cañonera Artigas”.
1. Efectivos: 40 marineros/tropa
10 marineros de máquina
4 Oficiales
2 Jefes
2. Armamento:
Artillado con: 2 cañones Krupp de 75
2 cañones Nordenfield de 75
2 ametralladoras
50 rifles Máuser
50 carabinas con 5000 tiros
4 carabinas Remington con 150 tiros
10 revólveres
10 sables
4 lanzas
b) Queche ”República Triunfante”
1. Efectivos:
20 revolucionarios
1 Capitán del queche (Práctico)
2 Capitanes o Ctes. Suárez y Rodríguez
2. Armamento:
10 revólveres
15 carabinas Remington
machetes
6. Conclusiones:
Fue significativo el triunfo de la obtención de esta cañonera, más allá de su nula
utilización en operaciones de apoyo a las fuerzas revolucionarias.
Esta Cañonera por el tiempo que estuvo detenida en Argentina hasta que
fue liberada y entregada al Gobierno, surtió un efecto sicológico negativo para las
Fuerzas Gubernistas.
Por un tiempo las fuerzas que habían tomado partido en la operación de
48
abordaje fueron objeto de mucha atención a favor por parte de las autoridades de la
República Argentina lo mismo que la opinión pública.
Los nacionalistas pudieron demostrar que cualquier actitud tomada por el
Gobierno frente a evitar el movimiento revolucionario en el Uruguay, iba a tener que
ser mucho más cautelosa y adoptar nuevas formas para evitar su propagación.
Durante un período parte del Río Uruguay quedó sin vigilancia por parte de
la marina.
La actitud de la marina de guerra frente a éste caso y a otros como el
desembarco del Cnel. Diego Lamas de hacer poner en fuga al adversario, fueron
actitudes cuestionadas por parte del Gobierno y que en más de una oportunidad,
provocó relevos y nuevas designaciones de Capitanear a otras naves.
E. Combate de Cerros Blancos. (14 de Mayo 1897)
1. Situación General.
En mayo de 1897 el gobierno dispone que las fuerzas del Estado preparen un
cerco a las fuerzas revolucionarias. Es así como al querer romper ese cerco tendido
por el gobierno, las fuerzas de Aparicio Saravia y del Coronel Diego Lamas, se
enfrentan a un ejército numeroso que está comandado por el General Villar. Este
último debía cubrir los pasos del Caraguatá y Yaguarón. Los Generales Vázquez y
Muniz debían a su vez cubrir por el sur todos los pasos del Río Negro, desde el de
Carpintería hasta el de las Piedras.
2. Situación Geográfica.
El Arroyo Cerros Blancos está ubicado en el Departamento de Rivera, es un
curso de agua pequeño, aunque en los períodos de fuertes lluvias su caudal
aumenta considerablemente. Esta Arroyo desemboca en el Arroyo Hospital y corre
de Este a Oeste.
La cuchilla del Ombú y la pequeña Cuchilla del Fuego dividen sus aguas de
las del Arroyo de los Molles, de poco caudal, que desagua en el Arroyo Hospital.
El Arroyo Cañas nace cerca de las puntas del Arroyo Cerros Blancos y entre
ambos se ubica un bañado de mil metros de extensión.
El camino que pasa por el paso Real del Arroyo Cerros Blancos se bifurca en
dos brazos: uno va por la Cuchilla del Hospital siguiendo sobre la Cuchilla del Ombú;
el segundo va al paso del Layado, sobre el Arroyo Hospital siguiendo la Cuchilla del
Fuego.
3. Organización de las Fuerzas.
49
Este combate fue el más importante por la cantidad de efectivos, se calcula
que en total participaron por las Fuerzas Nacionalistas 2500 efectivos; y por las
Fuerzas del Gobierno entre 5000 y 6000 hombres.
a- El Ejército Nacionalista. (Integrado entre 2100 y 2500 hombres)
Se organizaron en base a diez Brigadas.
Luis Alberto de Herrera en su obra “Por la Patria”, habla de Divisiones.
b- El Ejército Gubernista. (Integrado entre 5000 y 6000 hombres)
Constituido por una vanguardia a cargo del Coronel Escobar, conformada por
1500 hombres (dos batallones y una brigada de Caballería)
El grueso de las fuerzas se componía de seis brigadas. En su mayoría estaba
ntegrada por en Batallón de Infantería y un Regimiento de Caballería.
c- Dispositivo.
1- Fuerzas del Gobierno.
a- Fuerzas al mando del Coronel Escobar.
En primera línea los Batallones Urbanos de Rivera y Tacuarembó.
A retaguardia y por el extremo izquierdo del flanco, los Regimientos Nº 1 y Nº
2 de la División Rivera y los Regimientos Nº 1 y Nº 2 de la División Tacuarembó.
Entre los dos Batallones del 1er escalón una Compañía del Batallón Nº 1 de
Cazadores.
b- Fuerzas al mando del Jefe del Estado Mayor, Coronel Manuel Rodríguez.
En el primer escalón, el primer Escuadrón del Regimiento de Caballería
“General Garzón” y los Batallones Urbanos de Paysandú y Artigas.
A retaguardia los Regimientos Nº 1 y Nº 2 de la División Paysandú; el resto
del Regimiento “General Garzón” y una sección de dos piezas de Artillería.
Estas fuerzas ocupaban las alturas inmediatas al Este de las nacientes del
Arroyo de los Molles.
c- Fuerzas al mando del General Villar.
La reserva, la cual estaba constituida por: -el Batallón Nº 1 de Cazadores,
menos una compañía; -el Batallón Urbano de Río Negro; -el Regimiento Nº 2 de
Caballería de Río Negro y cuatro piezas de Artillería.
Estos efectivos estaban colocados a dos kilómetros a retaguardia del núcleo
del Coronel Rodríguez, y apoyando la derecha en las puntas del Arroyo las Cañas.
d- El Comandante Borges con el Regimiento 2do. De Caballería de Paysandú,
ocupó sobre el flanco derecho de la Sierra de los Moirones, sobre las
puntas y en la margen derecha del Arroyo Blanco.
“El dispositivo del Ejército Gubernista ocupaba un frente de aproximadamente diez
50
kilómetros entre los Arroyos las Cañas y Molles”. 1
Existen discrepancias en cuanto a la dimensión de los Batallones y Regimientos que
ocupaban el primer escalón, al igual que la reserva.
2- Fuerzas Nacionalistas.
El Ejército revolucionario en su marcha desde el Arroyo Caraguatá, estaba
precedido por una vanguardia de 400 efectivos.
El grueso del Ejército marchó en tres columnas con la caballada al costado.
Luego de pasar el Arroyo tomó el camino al Hospital, el General Villar hace
adelantar una patrulla sobre su flanco izquierdo para atraer hacia su dispositivo el
grueso de las fuerzas nacionalistas.
A la derecha, el Coronel Mena con la 2da División, a la izquierda tiradores
maragatos de la 8a. División, protegidos por la 7a División de Porongos.
Al centro, la 5a División, el resto de la 1a División y la 10a División.
A la izquierda la 3a División, la 6a y 4a División protegido por la 9na.
División.
4. El Combate.
A la hora 11.15 se inicia el combate. La línea de tiradores en primer
escalón se extiende a cinco kilómetros, lo que obligará luego de esta fusilería, a que
el General Villar recomponga la línea al centro y a su izquierda con otras fuerzas
disponibles.
La línea de los nacionalistas tiene ocho kilómetros y se sigue extendiendo,
amenazando el flanco derecho gubernista.
El combate más duro se desarrolla en el ala izquierda del ejército
gubernista y el derecho de los nacionalistas.
El ala derecha de los nacionalista empieza a debilitarse por lo cual el
Coronel Diego Lamas ordena al Coronel Jara que una de sus Divisiones apoye a
esta línea.
El Coronel Jara y su segundo jefe, caen en acción. El General Villar hace
avanzar la artillería, que consistía en una batería de dos piezas para apoyar su ala
izquierda. La 10a. División del Coronel Jara, se repliega y como consecuencia toda
el ala derecha revolucionaria.
A la hora 14.30 el frente se extendió a lo largo de doce kilómetros, aún la
reserva del General Villar no había entrado en acción.
1 Gral. Aparicio Saravia 1856-1904 (Comisión Honoraria pro Museo Histórico en “El Cordobés”) 1978 51
El centro de los nacionalistas amenaza ceder, el Coronel Lamas, que fue
herido en el omóplato, le dice al General Saravia que estaba en el ala derecha, que
se repliegue sobre la izquierda a fin de permitir que el centro a su vez se repliegue a
una altura próxima.
El General Villar hace entrar su reserva sobre el flanco derecho a efectos
de adelantarse al Coronel Jara con la 6a. Brigada, para proteger al Batallón Río
Negro y al Regimiento de Caballería Nº 2. La misión es atacar el flanco izquierdo de
los nacionalistas. Deben pasar los bañados situados entre las Cañas y las Puntas
del Arroyo Blanco. El Coronel Borges, que está sobre la Sierra de Moirones ,
coopera en este movimiento. El ala izquierda comienza a ceder y se repliega.
A las 17.30 el General Villar lanza la Caballería en persecución, lo que no puede ser
realizado en forma exacta por llegar la noche y por haberse desencadenado una
fuerte tormenta.
Ver plano del Combate. Pág. 24.
5. Conclusiones.
El General Villar, estaba correctamente informado del movimiento del
ejército nacionalista.
El mismo marcha con un dispositivo tal que le permite maniobrar
adecuadamente, ya que la vanguardia marcha cerca del grueso .(tres columnas), lo
que permite realizar un despliegue rápido frente a las fuerzas del gobierno.
El plan estratégico para encerrar a los nacionalistas se cumple y da sus
buenos resultados.
La única salida para el ejército es el Paso Real del Arroyo Blanco.
La posición adoptada por el general Villar en la Región del Cerro de los
Tres Ombúes es mucho más favorable, ya que le permite una mejor visión al frente y
a los flancos.
La Artillería, no fue empleada en masa con lo cual se podría haber obtenido
el máximo de su rendimiento, sino que se empleó en fracciones de 1 ó 2 piezas. El
único efecto producido a las fuerzas nacionalistas, es de índole psicológico, ya que
el efecto material fue casi nulo.
No se explota el éxito, porque la caballería comienza demasiado tarde la
persecución, y la noche con una fuerte lluvia impiden obtener el éxito deseado.
VI- LA CAMPAÑA MILITAR DE 1904.
52
- Los sucesos ocurridos en Rivera, provocaron que nuevamente se
combata en nuestra campaña.
A. Características Generales:
El presidente Batlle organiza los mandos Militares con gente de su propia
confianza, e instruyó a personal militar en el tiro con Máuser, preparó órdenes de
operaciones e hizo retirar las sucursales del Banco de la República en los
departamentos que los blancos tenían apoyo; con la finalidad de privar a los
nacionalistas de la posibilidad de contar con recursos financieros.
Se adquirió armas en Europa y Estados Unidos, habiéndose logrado en el
mes de julio la adquisición de 4.000 fusiles Rémington; en octubre se obtuvo un
cargamento de ametralladoras Colt. Todo este armamento estaba destinado a las
unidades destacadas en Tacuarembó, cuyos pasos hacia la localidad de Rivera
estaban vigilados por parte del gobierno desde mayo.
Con respecto al Partido Nacional, la compra de 3.000 fusiles y 1.000.000
de cartuchos en Buenos Aires había fracasado. Lo que llevó a las fuerzas
revolucionarias a obtener pertrechos de guerra tanto en Argentina como en Brasil en
forma irregular.
El plan de campaña previsto por Batlle era el siguiente:
- ocupar rápidamente Maldonado, Flores y Rivera para impedir que se convirtieran
en centro de reunión de las divisiones que provenían de los departamentos vecinos.
- aislar Cerro Largo y Treinta y Tres a efectos de recibir, llegado el momento, el
ataque convergente de las fuerzas del gobierno.
El gobierno disponía de la formación de dos ejércitos, uno en el Norte del
país y el otro al Sur, al mando del General Benavente y del General Muniz
respectivamente.
El ejército nacionalista estaba al mando de Aparicio Saravia y tenía como
centro de operaciones la ciudad de Melo.
El ejército del Sur, recibe la orden por parte del gobierno de dirigirse al
Norte a efectos de encerrar a los nacionalistas.
B. Cronograma de acontecimientos militares más importantes. 1904.
14 de enero: Combate de Mansavillagra
15 de enero: Combate de Illescas
30 y 31 de enero: Combate de Fray Marcos (toma de un cañón a las fuerzas del
gobierno)
02 de marzo: Combate del Paso del Parque
53
20 de mayo: Batalla de los Olimares
23 de junio: Batalla de Tupambaé
01 de setiembre: Combate de Masoller (es herido el Gral. Aparicio Saravia)
C. Combate del Paso del Parque.
1. Situación General
El día 1 de marzo el ejército revolucionario a las 06:00 de la mañana
levantó su campamento en el Uruguay Chico acampando luego de una marcha de
cuatro horas entre la cuchilla de San José y el Río Daymán (Paso del Parque).
La División 3a., 4ta. y 11a., se encontraban acampados sobre la costa sur
del Río Daymán. Estas divisiones el día 29 de febrero se dirigen al Paso Perico
Moreno.
La División 2 que actuaba de vanguardia del grueso, había vadeado el
Paso del Parque, y estaba sobre la margen Norte del Río Daymán, también
dirigiéndose al Paso Perico Moreno.
El parque constituído por 14 carretas, dos piezas de artillería y dos piezas
de ametralladoras, estaba ubicado a 7 kmts. del paso.
El grueso de las fuerzas revolucionarias estaba acampado entre el parque
y el Río Daymán. Las fuerzas más cercanas al parque eran: División 7ma. 300 mts.
al Norte
División 6ta. a la izquierda de la 7ma. División.
División 10ma., 5ta. y 8va. a la derecha.
El ejército del Sur que marchaba casi por el flanco izquierdo del
revolucionario, el 1º de marzo alcanzó al paso del Parque del Queguay Chico, con
su vanguardia.
El ejército del Norte, marcha al Suroeste del Ejército del Sur.
2. Situación Geográfica:
El lugar del combate comprende a las caídas Sur de la Cuchilla de San
José al Río Daymán, con suaves ondulaciones en su parte central, dominadas todas
por la cuchilla de San José.
El terreno próximo a la margen Sur del río, es cenagosa en épocas de
lluvia y de espeso monte alto.
La margen derecha o del Norte es más alta que la del Sur.
Próximo al Paso, a 1.500 mts. hacia el Suroeste existe una elevación,
encontrándose en la cima un corral de piedra.
La capacidad operativa del lugar del combate está dada más o menos por
54
un frente de 9 Kmts. y una profundidad de 12 Kmts., limitado al Este por el Arroyo
Pescadero y al Oeste por el Arroyo Sauce. El suelo es sumamente pedregoso , lo
que permite un rápido desplazamiento de los tiradores.
3. Organización de las Fuerzas.
a) El 1º de marzo.
La vanguardia de las fuerzas gubernistas que estaban situados en las cercanías
de Molles Chico, al mando del Coronel Pablo Galarza, acampó a 20 Kmts. al Sur del
Paso del Parque del Daymán, y a 5 kmts. de la retaguardia revolucionaria.
El Coronel Galarza dispuso que las fuerzas exploradoras continuaran hacia
adelante, realizando un reconocimiento. Cuando menos lo esperaban se topan con
un puesto avanzado de la retaguardia, produciéndose un tiroteo.
El Jefe de la retaguardia revolucionaria le comunicó a Saravia: “...el ejército con
cuya vanguardia se tiroteaba venía rodeando el Queguay Chico y ese ejército era el
de Muniz”. 1
Es de lamentar, que Aparicio Saravia no le dio la importancia debida a estos
partes que le enviaba su jefe de retaguardia.
Pensamos que él imaginaba que una fuerza menor, era la que realmente tenían
como vecino, y no las fuerzas del Gral. Muniz.
b) El 2 de marzo.
En la mañana , Aparicio Saravia se va a la estancia de Gutiérrez, en la
Cuchilla de San José donde les dio órdenes a las divisiones de permanecer
acampados en sus actuales ubicaciones, descansando.
En este lado del Río Daymán, habían 7 (siete) divisiones:
1ra. División ( Yarza)
5ta. División ( Aldama)
6ta. División (Fernández)
7ma. División (González)
8va. División ( Marín)
11ra. División (F.Saravia)
12da. División (Gutiérrez)
Las Divisiones:
9na.( Nepomuceno Saravia) en dirección a Paysandú
3ra. (Berro) y la 10ma. (F.Saravia) cerca del Paso Perico Moreno por el
Norte del Río Daymán.
1 Campaña Militar de 1904. Enrique Rodríguez Herrero. Mont. 1934. 55
4ta. (J.J. Muñoz) por el Sur del Río, a 5 kmts. del campamento general
2da. (D.Muñoz) se constituía como vanguardia del grueso, al Norte del Río
en dirección a Salto.
4. El Combate.
El Cnel. Galarza, que era en ese momento el jefe de la vanguardia de las
Fuerzas del Gobierno, se puso en marcha llevando a la División Soriano un poco
adelantada y en masa al 2do. de caballería con el 2do. de cazadores.
A las 0800 de la mañana, la vanguardia se topa con una avanzada
revolucionaria, lo que se transforma en el 1er. tiroteo de ese día y preámbulo del
combate:
La División 12da. a cargo de Cayetano Gutiérrez, Jefe de la retaguardia se
dispone a desplegar toda la División. Es así como enfrentan a las fuerzas
gubernantes que ya venían desplazadas en el terreno.
El primer choque se produce sobre la cuchilla de San José,
inmediatamente entraron todas las fuerzas legales en la línea de combate y las
fuerzas revolucionarias desplegaron todos los efectivos de la División Nº12 más la
entrada de la 1º División.
CROQUIS DEL COMBATE DEL PASO DEL PARQUE
Ante la superioridad de los fuegos legales, los revolucionarios comenzaron a
56
a retroceder, después de media hora de fuego. El resto de las Divisiones de Aparicio
Saravia al darse cuenta, proceden a prepararse rápidamente a efectos de salir a
proteger a las divisiones comprometidas.
Desde la estancia de Gutiérrez, el Gral. Saravia observa el combate que se
está desarrollando ...”dispuso reforzar a la División 12 (Gutiérrez) con los elementos
de la 1º.
(Yarza) que más tarde entraron a la derecha. Viendo Saravia que la línea
legal rápidamente iba avanzando, resolvió hacerles fuego con el único cañón útil que
tenía, mandó que fuera emplazado sobre la Cuchilla San José”. 1
Es de destacar que este emplazamiento dispuesto por Saravia no se pudo
llevar a cabo, porque las guerrillas de la División 1º que defendían, ya venían en un
repliegue.
Luego de una hora de lucha, concurren a la línea de fuego elementos de la
División 6ta. que ocupan el lado derecho, a su vez las fuerzas del gobierno
reforzaban con el 6to. De Caballería en la extrema derecha, la División Treinta y
Tres y la División Rocha a la izquierda del 2do. De cazadores, esta línea siguió el
avance ya iniciada la retirada revolucionaria.
El parque de las fuerzas revolucionarias es tomado por las fuerzas del
gobierno a una distancia aproximada de 8 kmts. del Paso del Parque.
La División Soriano del ejército gubernista estaba situada frente al cañón
que disponía Aparicio Saravia, fueron puestos en fuego por parte de las fuerzas de
la División, los artilleros abandonaron la pieza. Esta maniobra de la toma del cañón
fue dirigida por el Cnel. Gervasio Galarza. Inmediatamente de la toma del cañón fue
tomado el parque revolucionario situado en el mismo frente de la División Soriano, a
unos 800 mts. adelante.
Las fuerzas revolucionarias intentan por todos los medios defender el
parque, ya que estaba en serio peligro de ser tomado.
Una docena de carretas y carros, con algunos bueyes prendidos fueron
apresados, quedando a cargo y bajo custodia de un Escuadrón de la División
Soriano.
En este episodio de la toma del parque murieron cerca de 34
revolucionarios.
Toda la línea de las fuerzas del gobierno formaron prácticamente un gran
semicírculo, empujando en forma convergente al paso del Río, hacia donde los
57 1 Paso del Parque. Fernando Gutiérrez. Montevideo 1921
revolucionarios se dirigían en forma desordenada, pero el Río había que pasarlo, o
de lo contrario quedarían para siempre en la margen Sur.
A los efectos de apoyar las fuerzas que se desplazaban, entraron en
acción, apoyando la retirada de las demás tropas de las Divisiones Nº 3 y la 10ma.,
habiéndose colocado a la derecha de la línea. Estas dos divisiones estaban cerca
del paso Perico Moreno.
Se realizaron algunos disparos de artillería sobre un corral de piedra
situado cerca del paso, donde se protegieron parte de la División San José y
Batallón Libertad. Estas fuerzas desde esa posición protegieron y permitieron que el
resto de las fuerzas revolucionarias pasaran el Río.
El 6to. de Caballería de las fuerzas legales que está ubicado a la derecha
de la posición, se adelanta atacando y realizando una maniobra envolvente que
obliga a retirarse a las fuerzas parapetadas al Paso del Parque.
En un desorden total pasan los restos de las divisiones como así también
algunas carretas que habían logrado salvarse.
Las fuerzas del gobierno se concentran hacia el Paso, estrechando cada
vez más el semicírculo, compuesto principalmente por la caballería; la infantería
había quedado algo atrasada, ésta marchaba a pie.
Es en el mismo Paso donde el combate se hace más fuerte ya que luego
de pasar las columnas revolucionarias, parte tienden a proteger el Paso, hasta que
se enfrentan prácticamente en una lucha cuerpo a cuerpo, esto ocurre durante el
mediodía del 2 de marzo.
Las Divisiones Treinta y Tres, Rocha y Soriano conjuntamente con el 2º y el
6º de caballería son los que se lanzan a cruzar el Río.
Los tiradores revolucionarios, poco a poco can abandonando la posición,
refugiándose al Norte del Río Daymán.
Una vez retiradas las fuerzas revolucionarias, las fuerzas gubernantes
tomaron posición al Norte del Río, habiendo emplazado la artillería en la primera
línea de alturas, continuando en una persecución a las tropas revolucionarias por
parte de la División Soriano, a lo largo de 5 kmts.
El ejército revolucionario marcha hacia el Norte en forma desorganizada, el
que cubre la retaguardia es la División 2da.
El combate del Paso del Parque se dió por finalizado una vez que terminó
la persecución y el Ejército del Sur acampó en ambas márgenes del Río Daymán.
Ver plano del Combate. Página 32.
Efectivos: El ejército revolucionario contaba con 10.000 hombres.
58
Tomó parte en el combate las 10 Divisiones de 12.
Bajas: 164 muertos.
El ejército gubernista contaba con 7.000 efectivos.
La extrema Vanguardia: 2do. de Cazadores
2do. de Caballería
División Soriano.
La Vanguardia: 6to. de Caballería
División Florida, Treinta y Tres y
Rocha.
El grueso: 1ro. de Caballería
4to. de Cazadores
Secc. de Artillería
Bajas: 12 muertos, 88 heridos y 5 desaparecidos.
5. Conclusiones.
Como hemos visto el ejército revolucionario estaba informado sobre la
proximidad del Ejército del Sur, a pesar del encuentro del día 01 de marzo y
teniendo un obstáculo natural como el Río Daymán, Aparicio Saravia no dispuso
realizar ninguna exploración ni reconocimientos. Las fuerzas revolucionarias
permanecieron en su campamento con total tranquilidad hasta que el 2 de marzo a
las 0800 de la mañana fueron sorprendidos.
D. COMBATE DE MASOLLER. 01 de setiembre.
1. Situación general.
El Coronel Basilio Muñoz recibió la orden de avanzar para pasar primero
que el ejército gubernista por Masoller, en dirección a Rivera. Lo que se previó era
que las fuerzas del gobierno no tomaran los cerros de piedra que salen de Masoller
por la Cuchilla de Haedo, sin embargo ellos se apoderaron antes que los
nacionalistas.
59
La respuesta al no cumplir con el objetivo propuesto fue: “... nuestra
vanguardia no cumplió lo ordenado”.1
En la noche del 31 de agosto, el General Aparicio Saravia le manifestó a su
hijo Nepomuceno que no deseaba ir al combate, que sólo aspiraba llegar a Rivera
para realizar la paz que le habían ofrecido el 30 de agosto. “Las cosas están bien, se
nos ofrece partir la naranja al medio y deseo llegar a Rivera para concretar, con la
ventaja de que así estaremos sobre la frontera.” 2
Esta manifestación hecha por Saravia a sus Jefes tenía por finalidad poner
en conocimiento de lo acontecido y de preparar su plan de continuar el combate si
éste fallaba. La mejor oportunidad era estar cerca de la frontera con Brasil, de ahí el
apresuramiento de llegar cuanto antes a la frontera y llegado el caso cruzarla y
continuar por territorio brasilero hasta Rivera.
La vanguardia nacionalista no pudo cumplir con su objetivo de alcanzar lo
antes posible y antes que el ejército gubernista la Cuchilla de Haedo, a más tardar el
31 de agosto o en la mañana del 1º de setiembre. Lo que se buscaba también era
evitar el encuentro con el grueso de las fuerzas del gobierno. La vanguardia por
parte del gobierno estaba a cargo del Coronel Escobar.
Durante la noche del 31 al 01 de setiembre la vanguardia de Escobar,
formada por dos regimientos de línea y cuatro unidades de tropas de la Guardia
Nacional ocuparon bajo la noche todas las posiciones que debían haber tomado los
nacionalistas.
El General Aparicio Saravia, planteó a sus jefes la posibilidad de no
combatir, no obstante la mayoría de ellos no estaban de acuerdo, en cuanto a no
presentar combate y salir por el Brasil hasta llegar a Rivera como lo hemos
mencionado. Sus jefes apoyaron la idea de combatir, ya que estaban bien armados
y con mayor cantidad de municiones.
El ejército revolucionario recostado sobre la cuchilla de Belén, estaba
mirando al Sur y hacia el Este, debiendo combatir de frente a los cercos de piedra.
2. Situación geográfica.
El paraje conocido con el nombre de Masoller, es porque se encuentra a
poca distancia del Marco que separa Uruguay del Brasil, un comercio propiedad de
un catalán llamado Antonio Masoller.
El terreno está marcado por una serranía abrupta y accidentada, similar a
las serranías de Tacuarembó.
1 Memorias de Aparicio Saravia. Nepomuceno Saravia García. 1956 2 Memorias de Aparicio Saravia. Nepomuceno Saravia García. 1956 60
Los caminos son pedregosos y desprovistos de toda vegetación. Donde
queda mucho más evidente es en la línea fronteriza.
La serranía de Sepultura, se ramifica más allá del Arroyo La Invernada;
luego de la Cuchilla Negra, así se llega hasta Rivera, en una sucesión continua de
cuchillas pedregosas cortadas muy a menudo por barrancos.
Movilidad de ambos ejércitos: se ve dificultada la marcha por esta zona,
siendo la misma sumamente lenta, obligando en más de una circunstancia a dar
grandes rodeos.
3. Organización de las fuerzas.
a) Las fuerzas del gobierno.
Su dispositivo era casi un ángulo recto, dando la cara a Masoller, detrás del
cerco de piedra.
A partir del comercio de Masoller, el Regimiento de Caballería de línea Nº4 y el
3º; en el centro la División Tacuarembó y en el extremo izquierdo la División
Río Negro, 7º Brigada de Florida y 6º Movilizado de Tacuarembó.
La reserva, la 2a. Brigada de Tacuarembó.
Comando de las fuerzas: Cnel. Estanislao Mendoza
Cnel. Ruprecht
Cnel. Borda
Cnel. Andrada
Cnel. Enciso
Cnel. Artigas
El grueso al mando directo del Gral. Vázquez en línea paralela, en camino que
va desde el Paso Osorio a la Cuchilla de Haedo.
A la derecha de estas fuerzas, estaba la Brigada Nº9, 3º, la escolta del 1º de
Cazadores y el Batallón Nº6 de Cazadores en reserva.
Al centro el Regimiento de Caballería Nº5 y al frente del Cerro Cachorro la 4ta.
Brigada.
A la izquierda, formaban la Brigada Nº1, 5ta. y 6ta., un poco retirada y en
reserva la Brigada Nº10.
La Artillería se encontraba ubicada en una posición con buenas vistas al Norte
en el Cerro de los Cachorros con 2 piezas Cannet y 4 ametralladoras Colt en la
retaguardia inmediata y en reserva el Batallón Nº1 de Policía.
b) Las fuerzas nacionalistas:
En el flanco izquierdo las Divisiones Nº1, 2, 16, 17 y 9 respectivamente.
El grueso del ejército formado por las Divisiones 4, 15, 5, 14, 13, 3, 11, 7 y 10.
61
Reserva las divisiones 8, 6 y 12.
La artillería estaba compuesta por una pieza Cannet y 2 Krupp, y 2
ametralladoras Colt.
4. El Combate.
Luego de abrir fuego la artillería revolucionaria, alrededor de las tres de la
tarde, se inicia el ataque en dirección al Cerro de los Cachorros, hasta que son
prácticamente detenidos por un zanjón lleno de malezas y se ven obligados a echar
pie a tierra.
La División Nº13 ataca en dirección al Cerro Lunarejo, pretendiendo
flanquear las fuerzas legales por el ángulo que quedaba descubierto de su
dispositivo.
Sucede aquí lo mismo que el ataque al Cerro de los Cachorros, nuevamente
un zanjón detiene el ímpetu del ataque. Se recibe fuego en ambos flancos, la
División Nº13 se ve obligada a replegarse.
A las 17:00 horas, los nacionalistas pretenden desbordar la izquierda del
ejército gubernista, pero éstos refuerzan las posiciones con la Brigada Nº10 y el
Batallón Policial.
Todos vuelven a tomar las posiciones y en lo posible a reforzar con las
tropas que se encontraban en la inmediata retaguardia.
La suerte estaba en manos de las fuerzas revolucionarias, ya que éstas se
encontraban en mejores condiciones de apoyo logístico, en particular municiones y
pertrechos de guerra. La artillería había inutilizado la artillería de las fuerzas
gubernistas.
Por primera vez desde que se declaró nuevamente la guerra en 1904, que
los nacionalistas tenían mejor armamento y estaban lo suficientemente motivados
como para obtener un resonante triunfo. La munición de los colorados estaba
escaseando por lo que la persecución no fue realizada.
En el crepúsculo de la tarde de ese día, el General Aparicio Saravia es
herido, en ese momento era acompañado por su abanderado, su ayudante el
Comandante Vargas y Mauro Saravia.
Cerca de ellos se encontraba un humilde soldado de la 9na. División de
Nepomuceno Saravia, éste ha relatado para el recuerdo póstumo y a pedido de su
Jefe de la 9na. División el momento más importante que ocurrió luego de ser herido
el General Aparicio Saravia (ver Apéndice Nº1. Relato de Alejandro Arrillaga al final
de este Capítulo. Extraído del libro Memorias de Aparicio Saravia. Nepomuceno
Saravia García- 1956).
62
Es así como el ejército revolucionario se desmoralizó de lo acontecido, surge
así un caos imposible de controlar, ni por el Coronel Lamas, ni por Basilio Muñoz.
Poco a poco las fuerzas se van desmembrando, algunas partidas entran a Brasil,
otras se mueven por la Cuchilla Negra.
Así termina este combate que hubiese sido favorable a Saravia, a no ser por
esa bala perdida que lo hirió y con ello la Causa de los nacionalistas que luego de la
paz de Aceguá seguirá por otros caminos menos sangrientos.
Ver plano del Combate. Página 64.
5. Conclusiones.
El armamento y la munición con que cuentan las fuerzas nacionalistas son
superiores que las de sus enemigos.
Inicialmente habían formado un ejército que oscilaba los 12.000 hombres.
La ubicación en el campo de batalla quizás no era la más ventajosa, pero el
espíritu de combate, la moral de las tropas y la posible paz que se vislumbraba había
puesto en alto el espíritu combativo. Se sabe perfectamente que en cuanto a
pérdidas humanas o bajas ha sido superior que las ocurridas en la batalla de
Tupambaé.
El desastre ocurre con la baja del General Saravia que no puede estar al
frente de sus tropas, de ahí la desorganización del ejército y por consiguiente la
derrota que termina con la paz firmada en Lechiguana de Aceguá, firmada por el
Coronel Galarza y el Coronel Basilio Muñoz (hijo).
Muertos en total por parte de las fuerzas nacionalistas 170.
Muertos en total por parte de las fuerzas del gobierno un Jefe, 10 oficiales y 83
personal subalterno.
La negativa de los Jefes de continuar la pelea ante la desaparición física en
el campo de Batalla, motivó que el Coronel Lamas no pudiese imponer su autoridad,
creyendo conveniente entregar las armas al Brasil.
VII.- ESTRATEGIA Y TÁCTICA EMPLEADA EN LA CAMPAÑAS DE 1897 Y 1904.
Ejército Nacionalista.
La movilidad llevada a cabo por las fuerzas, fue quizás el elemento
estratégicamente más importante empleado, a efectos de aparecer en cualquier
punto del territorio nacional con una fuerza considerable poniendo en jaque a las
fuerzas del gobierno e incluso provocando la derrota en el campo de batalla.
63
- Poder estar cerca de las principales vías de comunicaciones con la República
Argentina y el Brasil para la obtención de los pertrechos de guerra.
- Se debe considerar que el ejército nacionalista marchó a la campaña sin
reglamento ni táctica que dieran una marcada formación para la instrucción y el
combate.
- La experiencia que se adquirió en las guerras anteriores en particular al Sur del
Brasil y de los combates en nuestro territorio como las acaecidas en la llamada
“Revolución de las lanzas”, fue en realidad la táctica de cada caudillo.
- El Gral. Diego Lamas en 1897, y el Gral. Gregorio Lamas en 1904; fueron los que
en alguna medida dieron forma y normas a las divisiones que debían ajustarse en el
combate.
- Cada división se divide en dos grupos de igual número de fuerzas.
- El 1er. grupo comprende la 1ra. y 2da. línea.
- El 2do. grupo comprende la 3ra. línea, llamada también de maniobra.
- La 1ra. línea cuando toma la formación de combate, se subdividía en tres
escalones: cadena; sostén y reserva, éstos ejecutan los ataques de frente.
- La 2da. Línea tiene por objeto: • asegurar los flancos de la 1ra. línea.
• reemplazar la 1ra. línea.
• apoyar a la 1ra. línea en las persecuciones.
- La 3ra. Línea tiene por objeto: • rechazar los ataques de flanco.
• tomar posiciones ofensivas.
• rechazar al enemigo.
- El número de las fuerzas que la componen es variable en función de la cantidad
de elementos que integran la división.
1ra. y 2da. línea: la mitad de la división.
3er. línea: la otra mitad
La 1ra. línea tiene el doble de las fuerzas que la 2da. línea.
− Ejemplo: Una división compuesta por 1.000 efectivos se distribuiría de la siguiente
manera:
− 1ra. y 2da. línea .........500 → 1ra. doble......333
→ 2da. ..............167
− 3ra. línea.....................500
64
Desde el momento que la artillería rompe el fuego, la 1ra. línea de la
división, toma la formación preparatoria de combate. (Columna por pelotón) (Ver
croquis de dispositivo).
La 1ra. línea formada por posiciones agrupadas con intervalos de
despliegue, se fracciona y echa pie a tierra.
La 2da. línea forma en columna de pelotón.
La 3ra. forma en línea de columnas.
En la ofensiva la cadena avanza fraccionándose cada vez más, a los 800
mts. queda formada una línea de tiradores y ahí llegan hasta 400 mts. de la posición
enemiga. El fuego se abre entre 700 y 800 mts.; sí el terreno es accidentado a los
400 mts. o aún menos.
El sostén se va aproximando a la cadena y entran todos en la línea de la
cadena a los 400 mts.
Las reservas se aproximan de forma que están a 200 mts. de la cadena. Es
así como cada 50 mts. marchan hacia el objetivo en saltos sucesivos.
A los 200 mts. se ejecutan los fuegos de precisión y a los 100 mts. se toca a
la carga y se da el asalto. Una vez logrado el objetivo se pasa a la persecución. En
caso de que estas fuerzas tengan que refugiarse, lo hacen a favor de la reserva o de
las tropas de la 2da. línea.
En la defensiva: la cadena se apoyará en obstáculos naturales, los sostenes
y las reservas se aproximan hasta fundirse en la cadena.
Límites del empleo de las fuerzas.
a. No se podía tirar a un hombre tendido a más de 200 mts.
b. Un hombre de pie o de rodilla en tierra a más de 300 mts.
c. El jinete aislado a más de 450 mts.
65
d. A una línea de tiradores separados unos de otros 5 mts. o más de 500 mts.
e. A una línea de tiradores separados uno de otro un metro o más de 800 mts.
f. A una compañía de frente a más de 1.000 mts.
g. A una columna por compañías, a una columna de artillería o caballería a más de
1.500 mts.
La cadena de tiradores debe de aumentar las distancias entre hombres a
medida que avanza el enemigo, al igual que las demás líneas. Todos deben de
aprovechar todos los accidentes del terreno, el apoyo logístico debería ser fluído de
atrás hacia adelante, en particular con los pertrechos de guerra.
En lo que respecta a los heridos y prisioneros para su retiro del frente, no
debían hacerlo las fuerzas que integran la cadena, estos deben ser llevados a
retaguardia por los soldados de la reserva.
Los Jefes y Oficiales debían de recorrer las líneas y fijarse la forma en que
apuntan los soldados, el uso del alza, y lo más importante, que no se malgaste la
munición.
El frente de una división de 1.000 hombres debía cubrir una distancia de
5.000 mts.
Ejército gubernista.
No existían en la época reglamentos que marcaran normas de doctrina
estratégica clara. Si existían en 1904 reglamentos tácticos para cada arma. El
reglamento de maniobra de Infantería era el correspondiente a 1898, de acuerdo a
este reglamento, el Batallón era la unidad táctica.
En formación normal de combate, se ponían dos compañías colocadas en
línea de avanzada. Cada una a su vez se desplazaba en tres líneas: guerrilla,
refuerzo y sostén. Las otras dos compañías formaban la reserva del batallón y
permanecían en orden cerrado a unos 150 mts. del sostén.
El batallón desplegado de 400 efectivos en orden de combate ocupaba un
frente de 240 mts. y una profundidad de 500 mts.
Las armas de infantería y caballería tenían sus respectivos reglamentos
tácticos que databan de 1898.
Se marchaba en forma constante durante el desarrollo de las dos campañas.
La instrucción recibida por las Guardias Nacionales no era lo suficientemente
buena, no tenían una preparación previa antes de las campañas.
La práctica de tiro fue escasa, casi nula, muchos de los efectivos entraban al
combate desconociendo el manejo de las armas y su empleo.
66
67
Apéndice Nº 1. Relato de Alejandro Arrillaga. Extraído del libro Memorias de Aparicio Saravia (Nepomuceno Saravia García)
...”El Comandante Nepomuceno le pidió al Mayor Errazquin que le enviara
cuatro hombres de confianza porque habían herido al General. Me acompañaron
Mario Dutra, Criseldo Viera y mi hermano Francisco Arrillaga. Cuando llegamos lo
habían bajado del caballo y estaba sentado en un cojinillo. Dos personas estaban
con él, no recuerdo quienes eran; en forma vaga me parece que una de ellas puede
haber sido Armando Apolo. Recuerdo que el Tostado estaba a la espalda del
General, dando frente a la línea de fuego con la paleta del lado de montar bañada en
sangre. Me bajé del caballo y me tendí detrás del General para servirle de apoyo
mientras su cálida sangre generosa caía lentamente sobre mí.
Casi enseguida se arrimó nuestro Jefe de División, el Coronel Nepomuceno,
y sin desmontar hizo esta pregunta: “¿Cómo se encuentra el General?”, y dando un
ejemplo de disciplina inigualable pronunció esta frase: “Compermiso, General, mi
división está peleando y tengo que retirarme”.- ¿Qué pasaría en ese momento en el
corazón de aquel hijo que idolatraba a su padre porque era tal y a la vez porque era
su General en quien todos veíamos la personificación de la Patria?- Se retiró y a
poco se hizo presente el Coronel Basilio Muñoz, que tampoco se bajó del caballo, ni
dijo nada. Estuvo un momento observando y se retiró.
Vino un médico que dijeron ser un Dr.Martinez. Estuvo observando la herida
y dijo que había que ir a traer unas inyecciones del Parque. En esos momentos llegó
el Coronel Lamas, Jefe del Estado Mayor General. Se bajó del caballo y se aproximó
al General y este le dijo: “Coronel, haga acampar las divisiones que han estado
peleando y las otras que ocupen posiciones y mañana a primera hora que rompan el
fuego”.
Ahora, como ninguno se movía para ir a buscar las inyecciones le pedí el
caballo a un compañero porque el mío no daba más, y salí en la dirección que el
Coronel Lamas me indicó encontraría el Parque. Cuando llegué hacía mucho rato
que había obscurecido y con lo que me dieron emprendí el viaje de retorno
guiándome por las estrellas. En los cercos de piedra había algunos fogones, a los
que con mucha precaución me fui acercando y según me dijeron era la división del
Coronel Aldama. Al preguntar por el lugar en que estaba el General, me dijeron que
lo llevaban en una camilla y me indicaron el rumbo y me dijeron “tenga mucho
cuidado porque el enemigo ha hecho varios movimientos al cerrar la noche”. Tomé el
68
rumbo y seguí. Al poco vi dos columnas que marchaban paralelas en un silencio
absoluto y sin que nadie fumase. Me fui acercando de flanco y conocí un caballito
tubiano de la División 9º. Entonces ya averigüé y me dijeron que al General lo
llevaban en la cabeza de la columna. Me corrí para adelante, entregué lo que me
habían dado y seguí a pie ayudando a llevar la camilla.
Cuando llegamos al Parque salía la luna y recuerdo que alguien dijo que eran las
doce de la noche.
Al consignar estos recuerdos por orden expresa del Jefe de nuestra División
Novena, Coronel Dn. Nepomuceno Saravia, han transcurrido cuarenta y nueve años
desde la tarde triste y fatal de Masoller. Recuerdos y emociones vividos en mis años
mozos, pero cuya llama he mantenido siempre en mi corazón.”...
69
PACTOS DE PAZ Y DESARMES Hemos reunido en un capítulo único todos los antecedentes, pactos de paz y
desarmes al igual que la conclusión de la luctuosa epopeya de 1904 en el entendido
de que todos tienen un fuerte hilo conductor que es la recia personalidad del caudillo
nacionalista.
Todas sus acciones revolucionarias se iniciaron apoyadas en valores tan
irrenunciables como diáfanos. Siempre estuvo dispuesto a la paz y a la conveniencia
dentro de un rígido marco dado por un cumplimiento irrenunciable de los acuerdos y
pactos. Tan activo era en la paz como en la guerra, a pesar de no haber tenido
oportunidad de ejercer cargos públicos o de gobierno, su temperamento montarás y
su claridad de pensamiento y acción los hicieron un punto de referencia política
obligada y un freno a las interpretaciones y acciones del partido opositor en el
gobierno.
La Chirinada como ya dijimos se produjo en el Centro y el Este del país entre
el 24/11/1896 y el 08/12/1896. Este fugaz levantamiento se diluyó sin tratados ni
conversaciones de paz, pero dejó la puerta abierta para el alzamiento de 1897 que,
como el segundo acto de una obra trágica, despierta el 2 de marzo y finaliza a fines
de setiembre de 1897.
En julio de ese año, luego de varios meses de combates y sangrías, el alto en
las hostilidades se hace necesario para recobrar aliento, pero por sobre todo para
buscar la paz. De esta manera la tregua iniciada el 16 de julio con una duración de
20 días significó un descanso para los combatientes (Anexo Nº 5). Las hostilidades
se reiniciaron el 21 de agosto con el combate de Tarariras.
No obstante, esos veinte días de paz fueron fecundos y fermentales, ya que la
paz definitiva era un clamor general y solamente la difícil personalidad del Presidente
don Juan Idiarte Borda y algunos integrantes de su gobierno interferían.
No obstante, el doctor Rodríguez Larreta presenta al Gral. Aparicio Saravia y
a su S.E.M. Cnel. Diego Lamas un documento con bases de paz (Anexo Nº 6), las
que fueron contestadas casi de inmediato con algunas modificaciones entre las que
se destacan: -la propuesta original propone tres nombres como probables
presidenciables para el 1º de marzo de 1889: Doctor don José Pedro Ramírez, don
Tomás Gomensoro y don Jacobo A. Varela. Los revolucionarios rechazan y
proponen al “ciudadano José Pedro Ramírez” (textual).
La propuesta original ofrece seis jefaturas políticas al partido revolucionario
siendo su designación materia de acuerdo confidencial anexo. Los revolucionarios
70
quieren ocho jefaturas políticas y son las siguientes: San José, Florida, Minas,
Flores, Rocha, Treinta y Tres, Cerro Largo y Artigas y la designación de los jefes
políticos será materia de acuerdo confidencial con la autoridad superior del partido.
Al no llegar a un acuerdo el doctor Rodríguez Larreta va a Bs. As. para dialogar con
el Comité revolucionario. Aunque se podía esperar muy poco del Gobierno dada su
hostilidad, el Comité revolucionario delegó a los doctores Juan Angel Golfarini y Juan
José de Herrera en su representación, los que el 3 de Agosto se entrevistaron con el
delegado del Presidente surgiendo posibilidades de arreglo. El doctor Herrera dejó
bien sentado que la paz se lograba si se basaba en concesiones mutuas, ya que la
revolución no estaba vencida ni se preveía su rendición. No obstante un cambio de
actitud del Presidente enfría las negociaciones que se venían llevando y el 5 de
agosto, el día en que termina el armisticio, los comisionados nacionalistas presentan
un memorándum al Ministro de Gobierno (Anexo Nº 7), en el cual quedan a las
órdenes para continuar las negociaciones. En anexo confidencial (Anexo Nº 7) se
presentan las exigencias de la paz que es casi idéntico al presentado por Saravia. El
doctor Berro llega a Montevideo el 13 de agosto y se contacta con miembros del
Poder Ejecutivo. Al chocar con la intransigencia de Idiarte Borda y sus seguidores y
dado el estrecho margen para negociar que tenía, va a reunirse con Saravia para
tratar de lograr alguna modificación en su posición. La reunión se desarrolla en el
arroyo Chebracho y regresa a Montevideo, pero la intransigencia del gobierno es tal
que declara rotas las negociaciones comunicándolo el 22 de agosto por escrito
(Anexo Nº 8). En este período tan fecundo en sucesos, el Comité revolucionario
cesa su actuación haciendo cuestión de humanidad el no continuar la lucha (Anexo
Nº 9).
No obstante, el 25 de agosto, el Pte. Idiarte Borda es asesinado por Avelino
Arredondo y asume como Presidente de la República, el Presidente del Senado don
Juan Lindolfo Cuestas. Hombre de 60 años, hemipléjico, actuaba en el gobierno
desde 1869. Comprendió que el sistema político había tenido una inflexión impuesta
por los acontecimientos y que el país no soportaba el permanente desasosiego del
estado de Guerra. Él, por la fuerza de los hechos, debía conducir el cambio. Sus
declaraciones conciliadoras con los revolucionarios provocaron el asombro general y
los colectivistas de Idiarte Borda fueron aislados. El 5 de setiembre una nueva
misión de Paz sale de Montevideo. La integraba el Dr. José Pedro Ramírez, que
contaba con el aval revolucionario, con Pedro Echegaray, amigo del Presidente y
conocido de Saravia, logrando la paz. Para una mejor ilustración, transcribimos un
artículo en el periódico “El Siglo” del 7 de noviembre de 1897 de la entrevista
71
Ramírez-Saravia.
“No fue tan fácil tarea la de llegar al ejército revolucionario. Se dirigieron a la
sierra de Minas, donde tenían noticias que se hallaba, pero al llegar se encontraron
con que el ejército había levantado campamento y seguía rumbo a Migues. El tuvo
que seguir las huellas del ejército que iba a marchas forzadas. Al fin, a las 9 de la
noche, se vio detenido el por una guardia revolucionaria, que lo hizo hacer alto.
En esas circunstancias llega hasta la guardia un jinete joven y bizarro que
desmonta y se adelanta, saludando al doctor Ramírez en esta forma:
- ¿Cómo está Doctor?
El Doctor Ramírez, sorprendido de ser saludado así por un desconocido, le replica:
- ¿Cómo, usted me conoce? ¿Usted, quién es?
- Yo soy Aparicio Saravia.
- Pues yo vengo en su busca y me alegro mucho de encontrarlo.
- Sabía que venía al ejército, y creyendo que vendría por Pando mandé a
Celestino Alonso con una división hacia ese lado, al fin de que lo escoltara.
Agradeció el Dr. Ramírez la galantería del Jefe revolucionario cuyo semblante y
figura representaba una edad menor que sus 41 años, e hizo luego la presentación
de sus acompañantes (...) El General Saravia acogió a todos con una amabilidad
fácil, y les invitó a entrar en el campamento, presidiéndolos.
Una vez en la carpa del General en Jefe y del Jefe del Estado Mayor, Coronel
Lamas, tuvo luego una conferencia de éstos a solas con el Dr. Ramírez, que duró un
par de horas. Esa noche el Dr. Ramírez y sus acompañantes fueron alojados en las
carpas de los Jefes Principales. Mr. Henderson durmió junto al Coronel Lamas.
En la madrugada se levantó el campamento, continuando la marcha. El Dr.
Ramírez siguió a caballo junto al General y al Coronel Lamas, continuando la
conferencia interrumpida para descansar. A las 9 de la mañana el grueso del ejército
hizo alto para carnear. Entonces el General hizo citar a todos los Jefes de División, y
tuvo lugar una asamblea a la que asistieron el Coronel Lamas y el Dr. Ramírez para
tratar de la misión que motivara la presencia de ese ciudadano en el ejército,
adoptándose en aquel acto la revolución de que es conocedor el Dr. Ramírez y que
desea conservar reservada”.
No cabe la menor duda que el deseo de paz se había aferrado en los
corazones pero por sobre todo se habían salvado los principios. El 10 de junio en la
picada del Paraguayo del Santa Lucía Chico, Saravia y el Coronel Lamas reunieron
a todos los Jefes de División para que el Dr. Ramírez expusiera y justificara la base
de la Paz la curiosidad provocada por los rumores hacia que aquellos que no tenían
72
tareas se acercaran al lugar de la Asamblea. Luego de la exposición del Dr. Ramírez
el Cnel. Gabriel Orgaz y Pampillón le pidió que se retiraran para así poder discutir las
propuestas pero llamaron acto seguido a los Sres. Artagaveytia y Heber Jackson
correligionarios políticos. El resto de la comitiva del doctor Ramírez y los servidores
Echegaray, Risso y Henderson, con el Doctor Alfredo Castellanos aguardaban
expectantes. La espera no fue grande, una media hora después el Coronel don
Celestino Alonso se levantaba gritando ¿viva la paz!. Espontáneamente el grito se
trasladó de garganta a garganta. El General lo comunicó al Dr. Ramírez que las
bases traídas por él estaban unánimemente aceptadas. La paz fue firmada el 18 de
setiembre de 1897 (Anexo Nº 10).
La demostración clara de que este levantamiento fue una cuestión de
principios se manifiesta claramente en las cláusulas de la paz, incluso en ellas no se
nombran departamentos a adjudicar y si se habla de garantías electorales y
ciudadanos que brinden a todos las más serias y eficaces garantías. La
materialización de este acuerdo se dejó en un acuerdo verbal por el cual se le
otorgaba al Partido Nacional la designación de los Jefes Políticos de los
Departamentos de Cerro Largo, Treinta y Tres, Rivera, Maldonado, Flores y San
José. Para el Partido Nacional era importantísimo este logro en virtud de que no
podía fiarse de las promesas de una nueva legalidad electoral, sin tener a su
alcance las garantías mínimas para hacerlas cumplir. Estas jefaturas políticas daban
una posición de fuerza desde las cuales el partido podía controlar el cumplimiento de
lo pactado como queda demostrado en la carta que se transcribe a continuación y
que enviara Aparicio Saravia a Héctor Bosch el 05/03/1900.
“Al firmarse el pacto de setiembre que puso a término a la Revolución de
1897, y estipular como una de las bases esenciales del tratado la entrega de seis
Jefaturas Políticas al Partido Nacional, éste no tuvo por objeto en esta cláusula si no
obtener una garantía que le asegurara la estricta observancia y ejecución de los
demás artículos del Pacto, principalmente de la que refiere al libre ejercicio práctico
de todos los derechos políticos de que deben gozar los ciudadanos de la República
(derecho de sufragio, etc.)”.
Queda claramente establecido entonces que el fin perseguido aún no estaba
consolidado. Esto ocurriría, según el historiador Mena Segarra, cuando fuera una
verdad el acceso igualitario a las urnas de todas las colectividades cívicas. Y cuando
el devenir de los acontecimientos hiciera normal la rotación de los partidos en el
gobierno. No obstante si apareciera el riesgo de que se torciera la voluntad popular
por el empleo de medios ilegítimos, esas facturas políticas permitirían al Partido
73
Nacional lanzarse nuevamente a la revolución. Esta asignación de las Jefaturas
Políticas no quiere decir que el país quedó dividido en dos zonas separadas y
autónomas, el Gobierno seguía ejerciendo sus funciones administrativas y de
control, pero el centralismo capitalino tenía un contrapeso manifiesto. Los demás
artículos son normales o de común empleo en estas situaciones entre Orientales.
Luego de las elecciones que ganó el Partido Colorado siendo Presidente de la
República don José Batlle y Ordoñez por 55 votos incluidos 8 nacionalistas
disidentes. El novel presidente no se sintió comprometido por el pacto de la Cruz de
1897, por lo cual el ejército nacionalista deponía las armas. La violación del pacto
del 18 de setiembre de 1897, pasó al General Saravia en la necesidad de responder
al gobierno y dispuso la movilización del ejército nacionalista.
El 22 de marzo en Nico Pérez se llega a un acuerdo a término, mientras
estuviera en la presidencia don Batlle, por el de las 6 Jefaturas políticas
nacionalistas, San José sería desempeñada por un ciudadano nacionalista que
militase o hubiese adherido al movimiento revolucionario de 1897 sin intervención
alguna de jerarquía partidaria. Entiéndase un integrante de la fracción disidente
(Anexo Nº 11).
Éste es el último acuerdo de paz en el que intervino el General Saravia. En
todos ellos y en su actuación general podemos apreciar con total claridad su
vocación hacia la paz y por si quedaran dudas hay que ver su actuación en 1904
cuando recién a último momento decide la insurrección, obligado por los
acontecimientos. Si bien comandó un ejército criollo, solamente su muerte pudo
vencer la fuerza de sus convicciones y el amor entrañable de sus soldados.
Su lucidez lo llevó a ser uno de los grandes impulsores de la democratización
de la República y como ya dijimos, la guerra fue su último recurso a la que fue por
cuestiones de principios.
Si bien Aparicio Saravia falleció el 10 de setiembre de 1904 no sería justo
omitir la Paz de Aceguá.
Ante tan luctuosa noticia se sucedieron varias situaciones, entre ellas la grave
decisión de quién debía comandar a las tropas nacionalistas. Mientras el comité
revolucionario quería seguir la lucha y designar como Jefe al Cnel. Gregorio Lamas,
los Jefes Revolucionarios, que no lo aceptaban, terminaron por aceptar el mando
Basilio Muñoz. No obstante ya era tarde, el fandaje que seguía ciegamente al
caudillo se fue dispersando. No le quedó otro camino a Muñoz, que el 24 de
setiembre de 1904, aceptar los términos que Batlle propusiera para la rendición.
Básicamente exigía una rendición completa de las tropas aliadas.
74
El 5 de octubre, el comité de Paz de la Cámara de Comercio abrió una puerta
al facilitar una solución honorable para que el Directorio de guerra salvara su
autoridad, por lo menos formalmente, al permitirle dar su asentimiento al convenio de
Paz. Las bases fueron comunicadas oficialmente a la Asamblea el 15 de octubre de
1904. En ellas básicamente se establecía:
1. Amnistía General.
2. Legalidad electoral dependiendo los acuerdos de las deliberaciones de las
Comisiones Directivas de los partidos.
3. Levantamiento de las interdicciones.
4. Acatamiento a la autoridad legal por las fuerzas levantadas de armas contra ella.
5. Entrega legal y efectiva por los insurrectos de todas sus armas y parques al
Señor Coronel Falarza.
6. Incorporación al ejército de los jefes y oficiales amnistiados.
7. Una comisión mixta nombrada de acuerdo por el gobierno y los insurrectos,
distribuirá la suma de cien mil pesos, entre los jefes, oficiales y soldados de las
fuerzas rebeldes.
8. El Gobierno incluirá entre los asuntos de las sesiones extraordinarias la reforma
de la Constitución, quedando el Poder Legislativo en completa libertad para
decretarla o no, ya sancionar en el primer caso, las reformas que juzgue
convenientes.
9. No serán perseguidos como autores de delitos comunes, las personas que han
cobrado impuestos por cuenta de la insurrección.
Es de destacar que en el mismo momento en que se votó la amnistía y el
levantamiento de las interdicciones, es decir la Paz, los Sdos revolucionarios que
entregaran sus armas al gobierno, recibirían una indemnización.
En el transcurso de estas páginas ya hemos hecho referencia a los motivos y
las consecuencias de estos levantamientos y estas pacificaciones. La literatura
del Partido de gobierno por supuesto relata y documenta los hechos en sí que
dieron lugar a estas convulsiones internas.
No obstante, mirando hacia atrás casi por 100 años podemos sacar algunas
conclusiones importantes de este fermental período y que medicarán el devenir
de los tiempos con el indeleble sello de la legalidad constitucional.
Como ejemplo podemos citar el asesinato del Presidente Borda, el cual fue
sustituido sin traumas saliendo fortalecido el sistema institucional.
La interpelación de la situación del Gral. Máximo Tajes que se abstuvo de
75
intervenir y entorpecer la paz. Si bien unos historiadores están a favor y otros en
contra de los sucesos en Rivera y que desembocaron en la revuelta de 1904 y
unos acusan a Batlle de hacer una interpretación caprichosa de los acuerdos
anteriores y manifiestan que el país no estaba dividido en dos zonas
antagónicas, otros manifiestan que así era y ambos presentan documentos y
justifican su postura. Justo es suponer entonces que si casi a 100 años de los
sucesos aún el calor partidario no permite hacer una apreciación razonable, es
de nobleza afirmar que el caudillo, el general, el líder, como se le quiera decir a
Aparicio Saravia se agigante en el devenir del tiempo y fue en 1904 tomó las
armas cuando ya la realidad no le daba otra opción. Hoy sus pagos de Cerro
Largo se ven estremecidos por las secuelas de aquellas rivalidades. Otro aspecto
que queda claro es que la intervención entre el continente y de nuestros vecinos
no fue significativa por lo tanto podemos decir que nuestra autonomía se
acentuó. Montevideo pasó a ser el centro de la vida económica, política, social
del país, afirmándose en su calidad de Capital centralista y centralizadora
tendencia que es muy difícil revertir. Para la vida cívica del País, la
representación proporcional y otro tipo de lucha, la electoral, sustituyó al
alzamiento.
El espíritu de divergencia y la capacidad de pacificación quedaron plasmados
en la realidad histórica. A partir de 1904 se comenzará a escribir una nueva
historia, cambió el régimen de explotación agropecuaria, etc.
76
ANEXO Nº 5
Armisticio de Aceguá. “Convenio de armisticio de Aceguá, quinta sección de Cerro Largo, 16 de julio
de 1897”.
Nosotros, Aparicio Saravia y Diego Lamas, Comandante en Jefe y Jefe del
Estado Mayor respectivamente del ejército revolucionario denominado Nacional, por
una parte, y por la otra Justino Muñiz, General de Brigada y Comandante Militar del
Departamento de Cerro Largo, autorizado en debido forma promediando la
intervención patriótica del Dr. Ameliano Rodríguez Larreta, hemos celebrado el
siguiente convenio de armisticio que al efecto autorizamos:
Cláusula primera: El plazo de la plena suspensión de armas es de 20 días,
feneciendo por consecuencia el día 5 de agosto próximo a las 12 del día.
Segunda: Tanto las fuerzas del gobierno como las revolucionarias en el país
permanecerán donde se encuentran, salvo la mudanza de los campos necesarios a
los pasajes y demás conveniencias de las tropas.
Tercera: El núcleo principal del Ejército revolucionario que se denomina
Nacional, se retirará 40 kilómetros en dirección al rumbo que trajo para ocupar su
campo actual donde se cumplirá este convenio.
Cuarta: Ambas partes se comprometen. La primera a impartir las órdenes
necesarias para dar estricto cumplimiento a lo acordado y la segunda a trasmitir al
superior gobierno este pacto de armisticio por la vía más breve a efecto de que
reciba su solemne sanción y cumplimiento.
Quinta: En fe de lo cual firmamos el presente excepto el General Muñiz que
por no saber lo verifica en su nombre el Capitán Cándido Viera, en tres ejemplares,
uno para cada contratante y el tercero para el doctor Rodríguez Larreta que también
suscribe el presente.
Aparicio Saravia, Diego Lamas. A ruego del General Justino Muñiz, Cándido Viera,
A. Rodríguez Larreta.
77
ANEXO Nº 6
Texto de las bases de paz presentadas por el doctor Rodríguez Larreta al Gral. Aparicio Saravia y al Cnel. Diego Lamas.
1. El ejército revolucionario renuncia a la lucha armada y acepta como base para la
pacificación del país, a los poderes actualmente constituidos.
2. El presidente de la República, haciendo uso de sus facultades constitucionales e
interesado como uno de sus más altos deberes, en la pacificación de aquella,
proveerá las jefaturas políticas de seis departamento con personal de
respetabilidad que militen en las filas del partido revolucionario, siendo la
designación de esas personas materia de acuerdo confidencial anexo.
3. El cuerpo legislativo, o una mayoría considerable de su seno, cooperando por su
parte al restablecimiento de la paz, contraerán el compromiso solemne de elegir
presidente de la República en la próxima elección presidencial de marzo de 1898,
a uno de estos tres ciudadanos: José Pedro Ramírez, don Tomás Gomensoro o
don Jacobo A. Varela.
4. El presidente de la República declara que, por el hecho de cesación de la lucha
armada, todos los orientales quedan en plenitud de sus derechos civiles y
políticos, cualquiera que hayan sido sus actos políticos y opiniones anteriores.
Como consecuencia de esta declaración se mandará sobreseer toda causa
política o militar procedente de la lucha actual, ordenándose que nadie pueda ser
procesado ni perseguido por actos u opiniones políticas anteriores al día de la
pacificación.
5. El presidente de la República declarará, como consecuencia de la cláusula
anterior, que quedan repuestos en sus antiguos grados todos los Jefes y
Oficiales que por cualquier causa o motivo político los hubiesen perdido, con
derecho a que se ordene la liquidación y el pago de sus haberes, contándoseles
el tiempo desde la fecha en que fueron dados de baja. Esta concesión se hará
extensiva a las viudas e hijos de los que hubiesen fallecido.
6. El gobierno acordará la suma de doscientos mil pesos que se llevará a cuenta de
gastos de pacificación, depositándoles en un banco de la Capital, donde estará a
la disposición de una comisión que designarán los Jefes de la Revolución.
7. El país confiará la solución de sus grandes problemas al Gobierno que se
constituya el 1º de marzo de 1898, esperando que se atenderá ante todo a la
78
reforma de la ley electoral en vigencia actualmente, a fin de que todos los
orientales, sin distinción de colores políticos, estén garantimos en el derecho del
sufragio, que es el derecho político primordial, y cuyo uso legítimo aseguraría
para siempre paz interior.
8. Las condiciones practicadas para llevar a cabo este acuerdo serán materia de
acuerdo adicional, que oportunamente se pactará.
79
ANEXO Nº 7
Memorándum del 5 de agosto de 1897 elevado por los Sres. Angel Golfarini y Juan José de Herrera.
“Montevideo, agosto 5 de 1897.
Señor Ministro. Nos es muy agradable poner en manos de V.E., para que se sirva
elevarlo a conocimiento de S.E. el señor presidente de la República, el adjunto
pliego que contiene en forma de memorando inicial las bases sobre que, en
concepto de los abajo firmados representantes del Comité Revolucionario, podría
descansar la pacificación de la República y el cese del estado anormal en que ella
se encuentra.
El cambio de ideas generales que nos ha sido dado tener con el presidente
sobre tan trascendental asunto, la franca y leal cordialidad que a ellos ha presidido y
la recíproca convicción manifiesta de que la paz es posible por medio de un acuerdo
fraternal entre las fuerzas políticas en armas, toda vez que a él presida un alto
espíritu de equidad y de justicia, son circunstancias que nos hacen esperar que para
unos y otros de los que de ello nos ocupamos no han de ser insuperables las
dificultades que pudieran estorbar la realización de los anhelos patrióticos que nos
inspiran, y en que nos acompaña la aspiración general.
Para facilitar, por nuestra parte la consecución del fin que nos proponemos,
debemos hacer saber a V.E., y por su intermedio al presidente de la República, que
en todo momento estaremos a sus ordenes, como cumple a nuestro deber”.
De V.E. muy
(Firmado): Juan Angel Golfarini
Juan José de Herrera
A.S.E. el señor Ministro de Gobierno, doctor don Miguel Herrera y Obes
Confidencial “El comité revolucionario y las fuerzas en armas que le
obedecen, nunca condenaron como conciliables con sus aspiraciones, soluciones de
paz que pusieran fin a la lucha cuando, en el concepto de que partieran esas
soluciones de una exacta apreciación de los motivos que constituyen la actual
política de la República, ellos tuvieran por objeto llenar las aspiraciones generales
del pueblo que, proscribiendo exclusivamente de partido y de bandería, desea, por
sobre todo objetivo menos importante, asentar de una vez los poderes públicos y
gobernantes sobre las bases institucionales del régimen democrático honrosamente
80
observados.
En ningún momento ha dejado de ser el de la solución por la paz el medio
preferido por la revolución en armas, tanto más cuanto que ésta ni debe ni quiere en
caso alguno que, por la permanencia de la lucha con todos los sacrificios y ruinas
inevitables en un estado prolongado de guerra, sufran hasta la extenuación los
grandes intereses sociales de la nación que guía siempre un espíritu conservador y
pacífico que no actuará si no como elemento moderador de la política militante pero
que debe ser siempre factor esencial para la prosperidad de la República y sus
destinos.
Ese elemento conservador ha formado entidad para hacer sentir tanto al
gobierno como ala revolución, la urgencia de llegar por ambos contendientes a una
solución pacífica que por su parte no desee desatender el comité Directivo de éste.
Como queda manifestado, esta aspiración popular es conciliable con la
primordial del Partido Nacional, y en ese sentido se pronunció el mismo ejército
revolucionario, como que él y el comité que representan los infrascritos no a otra
solución aspiran en lo general de sus anhelos, si no a aquella que en lo
gubernamental consiga que vuelva el país a su juicio constitucional, de tal manera
que, imperando las instituciones por sobre hombres y cosas, los gobernantes y los
gobernados a ella se sometan, sin que ni unos ni otros se vean en caso alguno
expuestos a limitaciones o defraudaciones en el ejercicio de sus derechos
respectivos.
A ese fin es indispensable fijar en la ley la libertad absoluta de sufragio,
modificando fundamentalmente el régimen vigente, para que así se proscriban las
candidaturas oficiales que vienen convirtiendo el poder público ejecutivo en poder
absorbente y único por el hecho de quitarle a las agrupaciones populares el derecho
a ser proporcionalmente representadas en la dirección de la cosa pública corrupte la
funesta del régimen democrático no sólo en el orden político sino económico
financiero que debe en toda buena administración equilibrar prudencialmente los
gastos de estos con las rentas públicas, estricta y honradamente conectadas, sin
que se traduzca nunca en extorsiones para las clases del trabajo y de la producción.
Por estas consideraciones generales que nada de exagerado encierran en
relación a los reclamos de la opinión pública conciliables con la estabilidad del poder
existente:
A. Es condición principal que representa la revolución para su desarme la que el
poder público contraiga el más solemne compromiso ante el país, de proceder
con urgencia en la forma que con los representantes de aquella se pactara, a la
81
confección meditada de una ley electoral que responda a los principios ante
consignados y a su fiel ejecución.
B. Se dictará también una ley que consagre de una manera bien garantizada el
registro cívico permanente institución cuyas ventajas sobre el registro accidental
están probadas por las prácticas de otras naciones.
C. Se introducirán en el Poder Judicial todas las reformas capaces de darle la mayor
respetabilidad y, para ello se procederá cuanto antes a la creación de la Alta
Corte de Justicia, componiéndose su personal de los jurisconsultos de más nota
que tenga el país, y cuidando de que, en la elección de éstos se vea
comprendida por igual la representación de los partidos populares. La
negociación que se abre por este memorando debe tomar las anotaciones que
anteceden como bases para toda inteligencia posible; y como para llevarla a la
práctica de buena fe se hace necesario entrar desde luego y en coparticipación
del manejo de la cosa pública, de manera que inspire confianza a la opinión, se
hace a la vez necesario que:
D. En lo que al Poder Ejecutivo se refiere, y en uso de Presidente de la República
de sus facultades constitucionales, sea modificado por este el personal de su
ministerio, formándolo con la participación de dos titulares del Partido Nacional
hoy en armas.
E. El Presidente de la República haciendo también libre uso de sus facultades
constitucionales, conferirá la administración de ocho departamentos, y por lo que
falte de su periodo de gobierno, a ciudadanos afiliados al antedicho partido,
debiendo esos departamentos ser los siguientes: San José, Flores, Minas,
Florida, Rocha, Treinta y Tres, Cerro Largo y Colonia.
F. El Presidente de la República declarará que, por el hecho de la cesación de la
lucha armada, todos los orientales quedan en la plenitud de sus derechos civiles
y políticos, cualesquiera que hayan sido los actos u opiniones anteriores, y como
consecuencia de esta declaración, se mandará resolver en toda causa política o
militar, ordenando que nadie pueda ser procesado ni perseguido por actos ni
opiniones anteriores al día de la pacificación, y devolviendo la libertad a todo
ciudadano que se encuentra en la actualidad al servicio militar.
G. El Presidente de la República declarará como consecuencia de la cláusula
anterior, que quedan repuestos en sus grados todos los Jefes y Oficiales afiliados
a la revolución que por cualquier causa o motivo político los hubiesen perdido y
cuyos Jefes y Oficiales tendrán derecho a que se ordene la liquidación del pago
de sus haberes contándose el tiempo desde la fecha en que hayan sido dados de
82
baja.
Esta concesión se hará extensiva a las viudas e hijos de los que hubieran
fallecido.
H. Bajo rubro de gastos de pacificación, se designará por el gobierno una suma no
menor de 200.000 pesos oro sellado, como destino a gastos de revolución y para
atender, dentro de dicha suma a las viudas y menores de los que en servicio de
la revolución han caído en la lucha, cuya suma será entregada al comité en cuya
representación firmamos el presente documento.
(Firmado): Juan Angel Golfarini - Juan José de Herrera
83
ANEXO Nº 8
Carta enviada por Carlos A. Berro al presidente don Juan Idiarte Borda.
Montevideo, agosto 22 de 1897.
Exmo: Señor Presidente de la República
Don Juan Idiarte Borda
Señor Presidente:
En conformidad a lo manifestado a V.E. en mi carta de fecha 7 del corriente,
me trasladé al ejército revolucionario para consultar con sus Jefes superiores la
contestación que en nombre de ellos debía dar a la proposición de avenimiento que
me fue hecha en la conferencia que tuve el honor de celebrar con V.E. el día 13, y
de regreso ya del viaje que acabo de realizar en compañía del doctor Aureliano
Rodríguez Larreta y don Luis Machado, infatigables mediadores en la tentativa de
pacificación de la república, me hallo ahora plenamente habilitado para dar aquella
contestación, que debió ser motivo de vacilaciones para mi ánimo, no sólo por las
graves responsabilidades que pudieran afectarme personalmente, sino también por
la magnitud de los intereses generales comprometidos en esta negociación.
Antes de formular esta respuesta deseo hacer en este documento, como lo
hice verbalmente en aquella conferencia, que las proposiciones hechas por V.E. a
los doctores Herrera y Golfarini, delegados del comité de Buenos Aires, no eran
conocidas en el ejército hasta el día 10, en que yo salí de él para trasladarme a
Montevideo, y como consecuencia de esto, la comisión que se me había confiado no
podía estar limitado a aceptar o rechazar esas proporciones, como V.E. lo había
supuesto erróneamente. Por el contrario, en vista de los telegramas de los doctores
don Juan José de Herrera y don Aureliano Rodríguez Larreta, se tenía en el ejército
la presunción de que las negociaciones de paz, encaminadas sobre las bases
indicadas en Aceguá, habían fracasado tan sólo a causa de resoluciones poco
acertadas del comité de Bs. As., y no por desinteligencias graves ocurridas entre el
gobierno y los doctores Herrera y Golfarini.
Probablemente no se había adoptado la resolución de enviar un comisionado
del ejército a la Capital, si se hubieran convenido los términos en que con carácter
de indeclinables se habría cerrado la negociación pendiente con aquellos señores
84
delegados del Comité de Buenos Aires.
V.E.: en la conferencia a que me he referido me manifestó que estos términos
de transacción eran, en efecto, inmodificables y que sobre ellos exigía una respuesta
inmediata y decisiva, no admitiendo que se reabriera la discusión, especialmente
respecto al ofrecimiento de proveer cuatro jefaturas políticas con ciudadanos
pertenecientes al Partido Nacional.
Los términos en que fue planteada por V.E. la negociación en aquella
conferencia no me permitieron manifestar cuáles eran las bases del arreglo que traía
el encargado de proponer al gobierno, y me colocaron en la violenta disyuntiva de
romper desde ya toda negociación, o de aplazar mi respuesta hasta que volviera a
consultar a los Jefes del Ejército revolucionario. Siguiendo las instalaciones de
distinguidos correligionarios y llevado de mi sincero anhelo por la pacificación de la
república, opté por esta última resolución, y puedo ahora hacer conocer a V.E. la
contestación antes prometida.
El General Saravia y los Jefes que lo acompañan, después de detenido
examen, consideran que no deben aceptar la proposición que me fue hecha por
V.E., y al rechazarla, como es su nombre la hago desde ya, confían en que no sólo
sus correligionarios, sino todos los hombres desapasionados que habitan en este
país, han de hacer justicia a los móviles y circunstancias que los obligan a adoptar
esa penosa resolución.
Como resulta de repetidas manifestaciones de los jefes y directores de la
revolución, el objeto principal de esta se había considerado obtenido si hubiera
podido asegurarse para el próximo período presidencial un gobierno que hubiera
respondido ampliamente a las grandes aspiraciones nacionales garantizando a
todos los ciudadanos una administración de moralidad, justicia y respeto a los
derechos políticos y muy singularmente al derecho de sufragio. Es obvio que ese fin
no podía refutarse alcanzado sin resolver desde ya la cuestión presidencial, y por
ello, para el ejército revolucionario, sin discrepancia alguna de opiniones sobre este
punto la base más importante para todo arreglo, la base fundamental para la
pacificación del país, era la designación a la presidencia de la república de un
ciudadano que por sus indiscutibles antecedentes fuera una garantía de buen
gobierno y de leal y duradera confraternidad entre los orientales.
Los Jefes del Ejército revolucionario entienden que en el terreno que ha sido
colocada esta negociación debe mantener las bases indicadas en Aceguá,
limitándose a eliminar la base primera relativa a la designación de candidatos a la
presidencia de la República, y reduciendo a siete el número de jefaturas que deben
85
ser confiadas a ciudadanos pertenecientes al Partido Nacional. Tengo aún recargo
expreso de declarar que esta misma condición podría ser modificada y reducido a
seis el número de jefaturas, si las ulterioridades de esta negociación permitieran a
los jefes revolucionarios abrigar la confianza de una solución más amigable y
satisfactoria.
Dejando así cumplida por el momento la honrosa comisión que me ha sido
confiada aprovecho la oportunidad para saludar a V.E. con mi consideración más
distinguida”.
Firmado Carlos A. Berro
86
ANEXO Nº 9
Documento por el cual cesa el comité Revolucionario.
“Este comité que inició la protesta armada en reivindicación de los derechos y
libertades del Partido Nacional, no ha sido opuesto a la paz, pero a una paz que
salvando los principios fundamentales que son su bandera y por los cuales llevó al
país a la lucha, fuera en todo tiempo una garantía de orden y de estabilidad para las
instituciones, de engrandecimiento y de bienestar para la República, como de
legítima satisfacción para los ideales de nuestra comunidad política.
No acepta pues, este centro, una paz que no mantenga bien alto los principios
y propósitos que deja expresados; mucho menos transacciones que no llegarían a
justificar siquiera el movimiento armado que ha conmovido y ensangrentado el suelo
de la patria; y en vista de los últimos sucesos producidos, que son del dominio
público, este comité ha resuelto cesar en su actuación política reservándome el
derecho de explicar oportunamente las causas que han dado mérito a ésta su última
resolución”.
Buenos Aires, 12 de agosto de 1897.
(Firmado): Juan Angel Golfarini - Duvimioso Terra - Carlos M. Morales
Santiago Botana - Escolástico Trías - Angel S. Moratorio - Ventura P. Gotusso -
Leandro Gómez.
87
ANEXO Nº 10
Acuerdo de Paz del 18 de setiembre de 1897.
“En Montevideo, a los dieciocho días de setiembre de mil ochocientos noventa y
siete, reunidos por una parte los señores ministro de Gobierno, de Hacienda, de
Guerra y Marina, de Fomento y de Relaciones Exteriores, don Eduardo Mac Eachen,
doctor don Juan Campisteguy, teniente general don Luis Eduardo Pérez, don Jacobo
A. Varela y doctor don Mariano Ferreira, respectivamente, y por otra los señores
comisionados de la revolución, doctores don Eustaquio Tomé, don Juan José de
Herrera, don Carlos A. Berro y don Aureliano Rodríguez Larreta, habiendo canjeado
sus respectivos poderes y discutido las condiciones de pacificación del país
propuestas por medio de la patriótica intervención del doctor don José Pedro
Ramírez y ciudadano don Pedro Echegaray, renunciando todos los ciudadanos a la
lucha armada para buscar el triunfo de las respectivas aspiraciones en el ejercicio
del sufragio especialmente garantido por la reforma de las leyes electorales y por el
espíritu de concordia cívica que, después de hacerse patente en los más difíciles
momentos de la presente guerra civil, tiene su genuina expresión en las diversas
condiciones de este pacto, han acordado lo siguiente:
Artículo 1º.- El Partido Nacional renuncia a la lucha armada y en
consecuencia el ejército revolucionario se pondrá a las órdenes del senado en
ejercicio del Poder ejecutivo de la república, quien dispondrá su licenciamiento y el
de las fuerzas levantadas por el gobierno para la guerra, tan pronto como tomen
posesión de sus respectivos cargos los nuevos jefes políticos que el Poder Ejecutivo
ha resuelto nombrar. El licenciamiento, previo desarme donde el Poder Ejecutivo
determine, se efectuará en los departamentos a que respectivamente pertenezcan
las fuerzas licenciadas.
2º.- El Poder Ejecutivo en su carácter de poder colegislador prestigiará y
sostendrá ante el cuerpo Legislativo la reforma electoral a cuya sanción se ha
comprometido ante el país la mayoría de los miembros de dicho poder, en el
manifiesto del 4 del pasado Agosto, siendo entendido que se incorporarán a la
legislación vigente las modificaciones ya aprobadas por el honorable Senado y los
proyectos presentados a la cámara de Diputados sobre representación de las
minorías por el sistema del voto incompleto en las elecciones de juntas electorales,
88
de juntas económico-administrativas y de representantes del pueblo. Esta cláusula,
por la garantía institucional de futuro que importa para el país, es la base
fundamental y esencial de esta negociación, y el Poder Ejecutivo contra el
compromiso de incluir esta reforma en las actuales sesiones extraordinarias y
gestionar su aprobación.
3º.- El Poder Ejecutivo en el libre uso de sus facultades constitucionales ¡,
declara que el nombramiento de jefes políticos procederá una vez aprobado este
pacto, recaerá en ciudadanos que por su significación y demás cualidades
personales ofrezcan a todos las más serias y eficaces garantías.
4º.- El Poder Ejecutivo declara que por el hecho de la cesación de la guerra
civil, todos los orientales quedan en la plenitud de sus derechos civiles y políticos
cualesquiera que hayan sido sus actos políticos y opiniones anteriores. Como
consecuencia de esta declaración se mandará sobrehacer en toda causa política o
militar procedente de la lucha actual, ordenándose que nadie pueda ser procesado
ni perseguido por actos u opiniones políticas anteriores al día de la pacificación.
5º.- Los jefes y oficiales de línea que por motivos políticos hayan sido dados
de baja, quedan repuestos de sus grados en virtud de este convenio, con opción a la
liquidación de sus haberes, contados desde el día en que fueron separados del
ejército, y esta concesión será extensiva a las viudas e hijos de los que hubiesen
fallecido.
6º.- El Gobierno acuerda la suma de doscientos mil pesos que se llevará a
cuenta de gastos de pacificación, depositándola en el Banco de la República en
donde estará a disposición de una comisión especial nombrada por los señores
Saravia y Lamas, Jefes de la revolución.
7º.- El presidente del Senado en ejercicio del Poder Ejecutivo, ratifica el
compromiso que espontáneamente ha contraído de adoptar además de las medidas
ordinarias, todas las otras que las circunstancias puedan reclamar para desempeñar
eficazmente el deber de garantía con perfecta igualdad a todos los orientales, sin
excepción alguna, en el libre ejercicio práctico de todos sus derechos políticos
firmando en los ejemplares uno para cada parte, en la fecha arriba expresada”.
Eduardo Mac Eachen, Juan Campisteguy, Luis E. Pérez, Jacobo A. Varela, Mariano
Ferreira, Eustaquio Tomé, Juan José de Herrera, Carlos A. Berro, A. Rodríguez
Larreta.
89
ANEXO Nº 11
Pacto de Nico Pérez del 26 de Marzo de 1903.
Bases para la Paz de 1903.
“Las bases convenidas para la pacificación del país son las siguientes:
1. Las Jefaturas Políticas de los Departamentos de Maldonado, Florida, Cerro
Largo, Treinta y Tres y Rivera serán provistas con ciudadanos afiliados al Partido
Nacional y de acuerdo con el Directorio de dicho Partido.
2. La Jefatura Política de San José será desempeñada también por un ciudadano
de filiación nacionalista que militase o hubiese adherido al movimiento
revolucionario de mil ochocientos noventa y siete, sin intervención del directorio
de dicho Partido.
3. Este acuerdo sólo tendrá valor y subsistencia durante el período presidencial del
actual Presidente de la República.
4. Desde el momento de quedar celebrado este Pacto de Pacificación, todos los
ciudadanos en armas quedan sometidos a los actuales poderes públicos de la
Nación, procediéndose al desarme por su Jefe ciudadano Aparicio Saravia,
deluciendo hacerse entrega de las armas pertenecientes a las Compañías
Urbanas y a las Policías de los Departamentos de San José, Maldonado, Flores,
Treinta y Tres, Cerro Largo y Rivera a las autoridades que el Sr. Presidente de la
República designe en cada uno de los Departamentos indicados.
5. Todos los ciudadanos que hayan tomado parte en el movimiento del 16 del
corriente quedan absolutamente amnistiados, cualquiera que fuese el puesto
político o militar que desempeñasen al iniciarse dicho movimiento, excepción
hecha de las responsabilidades procedentes de delitos comunes.
6. El cumplimiento de estas cláusulas que constituyen el Pacto de Pacificación,
queda librado a la lealtad del Exmo. Señor Presidente de la República, bastando
para constancia de su conformidad, que lo expuse verbalmente a los ciudadanos
que han intervenido en las negociaciones de paz Sres. Dr. José Pedro Ramírez y
Dr. Don Alfonso Lamas.
Montevideo, Marzo de 1903.
(Firmado) José P. Ramírez (Firmado) Alfonso Lamas
90
Es copia fiel del original que para entregar al Sr. General don Aparicio
Saravia, expedimos en Nico Pérez el día veintiséis de Marzo de mil novecientos tres.
Jacinto D. Durán Francisco H. López
Secretario Secretario
91
BIBLIOGRAFÍA
Ardao, Arturo Castro, Julio
1971 1875 - 1935 Sesenta años de revolución (Vida de Basilio Muñoz)
Montevideo Uruguay Cuadernos de Marcha
Boletines de la Biblióteca Artigas del Círculo MIlitar
Montevideo Uruguay
Castellanos Alfredo R.
1975 Historia de los partidos políticos del Uruguay tomo II
Montevideo Uruguay Bolsilibros Arca
Catalayud Bosch J.
Grandeza y Decadencia del partido nacional
Montevideo Uruguay
Comisión Honoraria pro Museo Histórico en “El Cordobés”
1978 General Aparicio Saravia 1856- 1904
Montevideo Uruguay Palacio Legislativo (División Reprografía)
De Viana Javier 1904 Con divisa Blanca Buenos Aires Argentina Di Candia C. Los años del odio Montevideo Uruguay Galain L., Ramón 1943 Al servicio del partido Montevideo Uruguay Claudio
García y Cía. Galain Ramón R. 1943 Al servicio del partido Montevideo Uruguay Claudio G. &
Cia. Galvez, Manuel 1957 Vida de Aparicio Saravia Buenos Aires Rep.
Argentina Tor.
Giménez Pastor La revolución de 1897 Montevideo Uruguay Gutierrez, Fernando
1921 Paso del Parque Montevideo Uruguay Barreiro y Ramos.
Herrera L., Alberto
1953 Por la Patria Montevideo Uruguay Barreiro y Ramos.
Madeiro López A. 1980 La revolución de 1897 Montevideo Uruguay Banda
Oriental Madeiro López A. La revolución de 1897 Montevideo Uruguay Martínez, Homero 1977 Armada Nacional. Estudio
Histórico - Biográfico Montevideo Uruguay Rosgal S.A.
Mena Segarra C., Enrique
1977 Aparicio Saravia. Los últimos patriados
Montevideo Uruguay Banda Oriental
92
Monegal J. Esquema de la Historia del partido nacional. Defensor de las Leyes
Montevideo Uruguay
Montes G., Eudaldo
1950 Estampas Heroicas Montevideo Uruguay Adroher
Pintos Diago, César
1930 El abordaje de la Cañonera “Artigas”
Montevideo Uruguay La Bolsa de los libros.
Pivel Devoto Juan E.
1942 Aparicio Saravia, el caudillo y su tiempo
Montevideo Uruguay Claudio G. & Cia.
Ponce Deleón Luis
1978 La Revolución del 97 Montevideo Uruguay Editorial Arca
Reyes Abadie W. 1963 Aparicio Saravia y el proceso
político social del Uruguay Montevideo Uruguay Barreiro y
Ramos Reyes Abadie W. Vázques Romero A.
Crónica General del Uruguay tomo 3 Nº 57 Oligarquía y Revolución
Montevideo Uruguay Banda Oriental
Rocha I., Ricardo 1978 Los Blancos Montevideo Uruguay CERNO Rodriguez H., Enrique
1934 Campaña Militar de 1904 Montevideo Uruguay (No dice)
Rodriguez, Arturo 1979 Biografía del Coronel Manuel
M. Rodríguez. Montevideo Uruguay IMCO.
Saravia G., Nepomuceno
1956 Memorias de Aparicio Saravia
Montevideo Uruguay Medina
93
CONCLUSIONES Conclusiones y significación histórica. Nuestra Patria se modernizaba, al ritmo de los avances tecnológicos del resto
del mundo a fines del Siglo XIX. Pero las libertades cívicas aún no estaban del todo
dadas en el Uruguay.
Aparicio Saravia y José Batlle y Ordoñez combatían el exclusivismo de “la
Influencia Directriz” , denunciando lo que consideraban un mal gobierno. Pero, eran
dos personalidades distintas: uno defendía la democracia con la lanza y el otro con
la pluma, uno era el hombre del campo y el otro de la ciudad; detrás de ellos estaba
el país partido al medio ... de ahí el enfrentamiento por un país unido con igualdad
de derechos para todos los orientales.
El transcurrir de la historia que nos separa cada vez más de la breve y
decisiva actuación de Aparicio Saravia y al brindar la perspectiva necesaria para
situarla y la severidad de juicio para conferirle su valor , ha elevado al último caudillo
criollo de la catergoría de héroe partidario a la de una de las figuras representativas
de la nacionalidad. Combatió luciendo una divisa tradicional, y no podía haberlo
hecho de otro modo sin condenarse al fracaso, como quedara demostrado en la
Tricolor y el Quebracho; pero por encima de ella entendió servir a su país.
Al lanzarse al combate por la libertad política y electoral, defendió con ella la
libertad a secas; al reivindicar los derechos de su partido, luchaba por derechos
iguales para todos sus conciudadanos.
En 1897 concluyó todo un período de nuestra evolución y todo un sistema
poítico , quedando allanados los caminos para el triunfo de la democracia, en que la
soberanía nacional podría expresarse a través de comicios libres.
En 1904 ante un incidente en el departamento de Rivera se rompe el Pacto
entre Saravia y Batlle ... otra vez revolución.
El 1º de setiembre en campos de Masoller cae herido el “Aguila Blanca” y se
inicia el camino a la inmortalidad del General Aparicio. Falleciendo el 10 de
setiembre de 1904 en la estancia de los Pereyra de Souza (Brasil). Pero su muerte,
en lugar de una derrota natural que se dice siempre cuando cae el General, fue en
realidad una victoria.
Hoy, la evocación de su figura transparente, de su guapeza sin límites, de su
desafío permanente a la muerte, constituye una página de la epopeya de nuestra
Patria. Con la que se cierra el ciclo de los enfrentamientos armados, recurso casi
inexcusable en la época que para la defensa de sus principios, las colectividades
94
políticas , fracasadas las tratativas de paz, recurrían con asiduidad gracias al valor
inconmensurable de aquellos orientales que las integraban. Después de Masoller
será el voto el instrumento ciudadano y las urnas el elemento para depositar en ellas
un papel con que lidiar otro tipo de batalla, en elecciones libres. Será la
reivindicación de los derechos defendidos por Aparicio Saravia y comenzará el
tiempo de la libertad política y electoral,
Esa fue la lucha de Aparicio y por ella cayó en Masoller, legando al futuro las
libertades públicas que habrían de ser consagradas definitivamente por la
Constitución de 1917, para bien de las siguientes generaciones que fueron
naciendo, criándose y desarrollándose en plena democracia.
Concluímos con una frase de la Leyenda Patria de Juan Zorrilla de San
Martín, que cobra una vez más hoy su vigencia ... “Pisas tumbas de héroes ay del
que las profane”.
95