unidad 6 - sb7f0e83116ffd5ca.jimcontent.com · en principio, todos los países europeos (con la...
TRANSCRIPT
1
UNIDAD 6
LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y LA ERA
DEL IMPERIALISMO
Entre 1870 y 1914 transcurre un largo período de paz y de estabilidad política entre
las principales potencias europeas. La democracia progresa lentamente en unas
sociedades que cada vez han de tener más en cuenta el protagonismo de los
trabajadores y las reivindicaciones ciudadanas. Nuevas formas de industrialización
se difunden por los países más desarrollados y aparecen nuevas potencias industriales,
como Estados Unidos, Alemania o Japón.
En esta etapa, la economía crece, adquiere una dimensión internacional y se hace más
competitiva. El capitalismo se transforma y amplía su esfera de actuación a zonas del
planeta cada vez más remotas. Los cambios son de tal envergadura, que muchos
historiadores consideran que se está produciendo una segunda revolución industrial.
Las principales potencias industriales dominan el sistema capitalista mundial y
extienden su control colonial e imperialista sobre todas las regiones de la Tierra.
1. La segunda revolución industrial y el gran capitalismo
Las bases del crecimiento económico e industrial se vieron profundamente
transformadas durante la Gran Depresión. La competencia entre empresas y entre
países industriales se incrementó, y fue el incentivo de importantes innovaciones
tecnológicas y cambios en la organización del trabajo industrial.
La Gran Depresión de 1873-1896 condujo a un proceso de concentración industrial y
financiera que pretendía eliminar la competencia y crear monopolios de un mercado
determinado o el control de la mayor parte de él, hecho que terminaría traspasando las
fronteras nacionales. Surgieron asociaciones de empresas en las que se tomaban
acuerdos sobre producción, precios y reparto del mercado internacional.
1.2. La difusión de la industrialización y las nuevas formas
del capitalismo
Los cárteles y los truts son las principales formas de asociación de capitales y empresas.
Los cárteles son acuerdos entre empresas que fabrican el mismo producto con el
fin de fijar precios o salarios y eliminar o reducir la competencia. Los truts se
forman a partir de la fusión de empresas dedicadas a una misma actividad (fusión
horizontal) o a las distintas fases de un mismo proceso productivo (fusión vertical).
Estas gigantescas concentraciones empresariales se desarrollan especialmente en
Estados Unidos y en Alemania. Cuando el estadounidense Rockefeller fundó la
Standard Oil Company, en 1870, comenzó refinando el 4 % del petróleo de su país; diez
años después, controlaba el 90 % de la producción y de las exportaciones del sector
petrolífero. El grupo alemán AEG se repartía el mercado mundial de productos
eléctricos con la General Electric estadounidense. La Banca P.J. Morgan
2
representaba la mayor concentración de capital financiero en Estados Unidos, al igual
que el suizo Ritz controlaba numerosas empresas hoteleras en Europa y en
Norteamérica. La industria del automóvil se concentró con gran rapidez, y las grandes
empresas pioneras han llegado hasta hoy: Renault, Citroën, Benz, Ford, etc.
El proteccionismo es un nacionalismo económico que defiende los productos del país
frente a la competencia de los del extranjero. Este proteccionismo consistía en elevar los
aranceles aduaneros, es decir, imponer una tasa que debían pagar los productos
importados. La competencia entre las distintas economías nacionales y la rivalidad entre
las grandes potencias llevó a que los gobiernos defendiesen la producción y las
industrias nacionales, y a que la mayor parte de ellos tomara medidas fuertemente
proteccionistas.
En principio, todos los países europeos (con la excepción de Gran Bretaña) aumentaron
las tasas que se aplicaban a los productos agrarios, ya que, si se permitía su entrada con
precios más bajos, se provocaba la ruina del sector agrario. Pronto se fueron ampliando
las barreras proteccionistas a los sectores industriales: textil, metalúrgico, minero, etc.
Alemania, Francia, Italia, España y Rusia aplicaron esta política.
Las innovaciones tecnológicas y los cambios en la organización del trabajo fueron
los síntomas más visibles de las transformaciones económicas que iniciaron la llamada
segunda revolución industrial. El empleo de nuevos materiales y de nuevas fuentes de
energía transformó radicalmente la industria. Las viejas tecnologías del vapor y del
hierro fueron sustituidas por los nuevos procedimientos de fabricación del acero y por
la utilización de la energía eléctrica y del petróleo.
Se puede considerar a la segunda revolución industrial como la “era del acero”, porque
una de las innovaciones más importantes fue la producción de acero a bajo coste.
Gracias a la utilización de los procedimientos Bessemer y Martin-Siemens, la
producción de acero en Gran Bretaña, Francia, Alemania y Bélgica pasó de 400 000
toneladas en 1870 a 32 millones de toneladas en 1913; los progresos en Estados Unidos
fueron todavía más rápidos.
La calidad del acero, que sustituyó al hierro, permitía innumerables aplicaciones. Su
amplia difusión, así como la de los metales no ferrosos (níquel y aluminio) a partir de
1880, hizo que la antigua estructura de la industria pesada quedara obsoleta. La
demanda militar orientó gran parte del sector hacia la fabricación de nuevas armas
(fusiles, pistolas) o a las gigantescas piezas de acero para la flota y para la artillería.
La industria mecánica se disparó cuando la población civil accedió al mercado. El
desarrollo de la máquina de coser, la máquina de escribir, la bicicleta y el automóvil
tuvieron en sus comienzos un consumo minoritario, pero estaban destinados a un
consumo masivo, para lo cual tuvieron que reducir su precio hasta un nivel asequible.
Fue el popular y barato modelo “T” de Ford (1907) el que revolucionó la industria del
automóvil, y no el minoritario y caro Rolls-Royce. En 1914, dos millones de
automóviles circulaban por el mundo, la mitad de ellos en Estados Unidos.
La generalización de cada uno de los nuevos inventos que caracterizan a la segunda
revolución industrial y su repercusión en otros procesos de fabricación transformaron el
marco económico. Dos ejemplos de nuevos productos que alcanzaron un consumo
3
masivo fueron la aspirina (1889) y la aspiradora (1908). La venta a plazos apareció en
estos años para hacer posible que sectores de escasos recursos pudieran comprar
productos de alto precio.
La energía eléctrica transformó las formas de trabajar y la vida cotidiana de buena
parte de la humanidad. En 1878, Edison fabricó las primeras bombillas con un filamento
de carbono. Dos años más antes, Graham Bell conseguía transmitir a distancia la voz
humana mediante el teléfono. En la primera década del siglo XX, se transmitió el
primer mensaje hablado por radio. El petróleo, refinado en forma de gasolina, era el
combustible necesario para los nuevos motores de explosión que utilizaban los
revolucionarios medios de transporte: automóviles, buques de acero y aeroplanos. La
extracción de petróleo en Estados Unidos pasó de dos millones de barriles en 1865 a
265 millones en 1914.
La industria química creció de forma tan fulgurante como sus innumerables
aplicaciones: abonos para la agricultura, nuevos componentes para la fabricación de
papel, medicamentos, materiales plásticos, explosivos, etc.
La producción masiva de artículos hizo necesaria una mayor concentración del trabajo
en grandes centros fabriles. La nueva organización del trabajo adjudicaba a los
trabajadores una tarea fija y repetitiva en alguna fase de la cadena productiva.
F.W. Taylor (1856-1915) fue quien introdujo la racionalización y la “gestión
científica” del trabajo, es decir, la separación de las funciones de planificación y
dirección de las de ejecución. Este nuevo sistema de trabajo, conocido como
taylorismo, fue contemporáneo de la segunda revolución industrial, impulsada por el
capitalismo.
1.3. La crisis de 1873
Los ritmos de la economía capitalista
La mundialización de la economía fue un proceso que se intensificó de modo
extraordinario desde finales del siglo XIX y que ha continuado ininterrumpidamente
hasta la actualidad. El desarrollo industrial y capitalista impulsó una interrelación de
la economía mundial cada vez más estrecha. La producción de las grandes industrias
llegaba a todo el mundo, apoyada por la revolución de los transportes.
Esta nueva forma del sistema capitalista se caracterizaba por estar sometida a unos
ritmos cíclicos, en los que se alternaban períodos de expansión del crecimiento y de
la producción con etapas de depresión y crisis. Estos fenómenos eran inherentes al
nuevo sistema económico desde sus inicios, pero su magnitud y sus consecuencias se
fueron ampliando a medida que la economía mundial iba estando más interrelacionada.
Las crisis económicas en las sociedades preindustriales eran crisis de escasez: las
malas cosechas reducían la cantidad de productos agrarios en el mercado y,
consecuentemente, se producía una subida de precios. Las crisis del nuevo sistema
capitalista eran, por el contrario, crisis de superproducción industrial. El problema
era siempre el mismo: las empresas producían por encima de las posibilidades de
consumo; y, al existir en el mercado más mercancías de las que la demanda era capaz
de consumir, bajaban los precios, descendían los beneficios y aumentaba el paro
4
entre los trabajadores. Las crisis de este nuevo capitalismo se producían
aproximadamente cada diez años.
La primera gran depresión del capitalismo: 1873-1896
En 1873 se produjo una gran crisis económica; al principio se pensó que sería de poca
duración y similar a las ya conocidas. Pero esta nueva recesión inauguró un largo
período que los contemporáneos denominaron, por primera vez, Gran Depresión.
La agricultura fue la primera víctima de la crisis, precisamente porque la producción
agraria se estaba incrementando de forma notable. Millones de emigrantes
europeos se habían dirigido a territorios de ultramar (Estados Unidos, Australia,
Argentina, etc.) en los que el acceso a la propiedad de la tierra era más fácil. Las
favorables condiciones naturales de estos nuevos países y la aplicación del vapor al
transporte interoceánico fueron las causas de que los mercados europeos se vieran
inundados de productos agrarios que eran producidos con costes menores y
vendidos a precios más bajos. Las consecuencias para los agricultores fueron
dramáticas.
El sector industrial y financiero siguió la misma pauta que el sector agrario durante
dos largas décadas. En 1873 el crash de la Bolsa de Viena fue seguido de quiebras
bancarias en los grandes países industriales: Alemania, Estados Unidos, Gran Bretaña
y Francia. Y, como consecuencia, en todos estos países se produjo un aumento del paro
y un descenso de los salarios.
El resultado de esta larga crisis de la economía mundial fue el descenso de los precios:
el 32 % en Gran Bretaña, el 40 % en Alemania, el 43 % en Francia y el 45 % en Estado
Unidos. La magnitud del paro obrero que acompañó a la Gran Depresión, y que en
Gran Bretaña llegó a alcanzar un 10 % era un hecho desconocido hasta entonces. Las
consecuencias de estas crisis repercutieron también en las estructuras sociales y
políticas de todos los países. Se intensificó la competencia entre empresas para
reducir los costes de producción. También aumentó la rivalidad entre las
principales potencias para controlar los recursos económicos y los mercados del
mundo extraeuropeo. La mayor parte de los países industriales pusieron en práctica una
política económica proteccionista.
2. La expansión de Europa: colonialismo e imperialismo
El imperialismo, utilizado como sinónimo de colonialismo, fue el proceso mediante el
cual las potencias occidentales sometieron, administraron y explotaron
sistemáticamente extensas zonas de Asia y África desde finales del siglo XIX hasta el
comienzo de la primera guerra mundial.
2.1. Los modelos coloniales y su administración
La presencia de los europeos en los territorios colonizados supuso el control político,
social y cultural, y el sometimiento de los pueblos colonizados a los intereses
económicos de las metrópolis. La explotación es la primera preocupación de los
colonizadores. Se produce siempre una asimilación aduanera, los productos ente la
5
colonia y la metrópoli circulan libres de aranceles mientras tarifas proteccionistas
mantienen alejados productos de otras naciones. Pero el “pacto colonial” no es una
relación entre iguales en un ámbito de preferencias mutuas, la colonia se encuentra en
una situación de inferioridad, de proveedora de materias primas -minerales,
productos de plantación: caucho, algodón, café- y compradora de los productos
industriales de la metrópoli; no se le permite industrializarse y se ve obligada a
comprar transformados los mismos productos que ella ha vendido a bajo precio en
bruto, por ejemplo la India vende algodón a Inglaterra y compra tejidos de algodón
ingleses.
La administración local de los territorios coloniales comenzó siendo realizada por las
compañías privilegiadas de comercio, que recibieron amplios poderes. Sin embargo,
pronto el Estado asumió estas funciones.
Hubo sistemas de control colonial muy variados. Los más frecuentes fueron las
colonias, los dominios, los protectorados y las concesiones.
• Las colonias en sentido estricto eran aquellos territorios en los que la población
indígena estaba totalmente sometida a la potencia colonial, que implantó un
gobierno y una administración totalmente europeos. El poder de la metrópoli se
ejercía por medio de un gobernador. Este sistema predominó en África y en
parte de Asia. Además podemos distinguir dos modelos de colonias: las de
explotación y las de poblamiento. Las colonias de explotación, con población
mayoritariamente indígena, surtían de materias primas y mercados a la
metrópoli. Colonias de poblamiento son las que reciben gran cantidad de
europeos (absorben el excedente demográfico de la metrópoli) que se
establecen en estos nuevos territorios, de temperatura favorable y población
indígena escasa.
• Los dominios eran específicos del Imperio británico. Se trataba de colonias de
poblamiento a las que se les aplicó un sistema de autogobierno. Los poderes
del gobernador estuvieron limitados por un gobierno designado por una
asamblea elegida por los colonos. Gozaron de completa autonomía en la
política interna, pero la política exterior se decidía en la metrópoli. Fue el
caso de Canadá, Nueva Zelanda, Australia y la Unión Sudafricana.
• Los protectorados eran territorios coloniales donde ya existía un Estado
soberano con su propia estructura política y cultural. La potencia colonial
respetaba, teóricamente, el gobierno y la administración indígena, pero
ejercía el control militar, la dirección de la política exterior y la explotación
económica.
• Un sistema de control colonial menos visible fueron las concesiones. Un Estado
cedía temporalmente territorios a una potencia colonial en función de
intereses comerciales. El caso más destacado fue China, que cedió algunos
puertos a las potencias coloniales.
2.2. Factores del imperialismo colonial
6
El imperialismo fue un fenómeno complejo en el que influyeron factores económicos,
políticos e ideológicos y en el que tuvieron gran influencia motivaciones científicas,
religiosas y las rivalidades nacionalistas de los países europeos.
Factores económicos
Hasta la década de 1870, la expansión territorial de los países europeos fue reducida: El
auge del librecambio permitió que las potencias vendieran su producción industrial en
otros países.
Pero a raíz de la depresión comercial de 1873 se acentuó el nacionalismo económico y
la mayoría de los grandes países industrializados adoptaron políticas proteccionistas.
Este giro proteccionista del último tercio del siglo coincidió con la aparición de nuevas
potencias económicas (Estados Unidos, Alemania, Japón) lo que aumentó la
competencia. Por lo tanto, era necesario encontrar nuevos mercados.
En esencia, los móviles económicos del imperialismo fueron: la búsqueda de nuevos
mercados para dar salida a los excedentes de la producción industrial; la inversión
de capitales en las colonias a un interés más elevado que en la metrópoli; y el
abastecimiento de materias primas más baratas o que escaseaban en Europa
Factores políticos
Si bien las necesidades económicas de Europa occidental, y en menor medida de
Estados Unidos y Japón, están en la base de la expansión imperialista, no explican por sí
solas este fenómeno, puesto que no siempre las colonias resultaban rentables para las
metrópolis. Factores de orden político y estratégico o militar actuaron en muchas de
las acciones de la expansión colonial de las últimas décadas del siglo XIX.
Los gobiernos de las grandes potencias coloniales mostraron un interés permanente por
el control y el dominio de las rutas cuya importancia era esencial tanto desde el punto
de vista comercial como militar, como los canales de Suez (1869) y de Panamá (1914).
Las preocupaciones estratégicas determinan las líneas marítimas del imperio inglés y
están siempre presentes en el reparto de África. El proyecto británico de unir el norte
con el sur del continente africano por medio de un ferrocarril que atravesase los
territorios ingleses, y unir las ciudades de El Cairo y El Cabo, chocaba con los intereses
de Francia, que aspiraba a comunicar sus dominios del oeste con los territorios del
este, de Senegal a Yibuti (imperios coloniales continuos).
A las razones estratégicas se añade el deseo de prestigio o de poder, o simplemente la
conveniencia de evitar el fortalecimiento de países rivales. El imperialismo ofreció
prestigio, tanto de cara a la población interior como de cara al mundo
internacional. Francia, gracias a la expansión colonial, pudo olvidar su humillante
derrota ante Prusia; Gran Bretaña demostró con su imperio el peso económico e
industrial que tenía; Holanda y Bélgica necesitaban del comercio exterior, dado su
reducido territorio; Alemania no podía quedar al margen del movimiento colonial; Italia
intentaba recuperar el esplendor del imperio romano; para España la derrota del 98
señaló el inicio de una mayor preocupación por África.
7
Los gobiernos encuentran también en la expansión colonial una válvula de escape a los
problemas internos y una forma de desviar la atención de la opinión pública de los
asuntos conflictivos (deseo de paz social).
Factores ideológicos
Junto a las causas económicas y políticas, los factores ideológicos jugaron también un
papel esencial en la expansión colonial. Con el auge del nacionalismo se expandió una
mística imperialista, mezcla de exaltación de los valores que representa cada nación,
de voluntad de poder y de sueños de grandeza. Para ello las potencias apelaron a la
historia. Italia reanimó el recuerdo de la grandeza de la Roma antigua; Reino Unido
ensalzó la misión civilizadora británica; y Francia se erigió en la portadora al resto del
mundo del los grandes principios revolucionarios.
A este patriotismo exaltado y cargado de sentimientos nacionalistas, a menudo
agresivos, se añadieron unas connotaciones racistas. En toda Europa proliferaron
postulados racistas que afirmaban la superioridad de la raza blanca y su misión
civilizadora, frente a las “razas inferiores” de los países colonizados. Era una ideología
derivada de la aceptación del darwinismo social. Políticos, escritores, filósofos y
“científicos” defendieron esta idea e influyeron en amplias capas de la población.
Factor demográfico
Además de esta base ideológica, era necesario un excedente de población para realizar
la expansión colonial. La revolución demográfica había multiplicado enormemente la
población europea; la fuerza laboral excedente debió buscar trabajo fuera de sus
respectivos países: buena parte de ella se encaminó hacia las colonias y actuó, por tanto,
como agente colonial en los nuevos dominios.
Razones religiosas
El imperialismo también se justificó a través de la necesidad de llevar el cristianismo
a pueblos que mantenían prácticas religiosas ancestrales.
Las misiones católicas y protestantes protagonizaron una intensa labor
evangelizadora y humanitaria (por ejemplo, promovieron el rechazo de la
esclavitud). Pero también fueron un medio de legitimación de la expansión
imperialista y de imposición de la cultura occidental en los países colonizados por
los europeos. A partir de 1880-1890 la expansión colonial y la acción misionera
aparecen estrechamente ligadas.
Motivaciones científicas
También se consideró que el avance de la ciencia exigía la exploración de todas las
regiones de la Tierra. Los viajes de exploración y el descubrimiento de zonas
inexploradas del interior de África mediante el reconocimiento de sus grandes ríos
como vía de penetración prepararon el camino para la colonización.
Las Sociedades Geográficas, que con frecuencia apoyaron estas expediciones, fueron
uno de los focos de propaganda colonial. A través de sus informes y revistas
8
familiarizaron a la opinión pública con los asuntos coloniales. Por su parte, la
asociaciones coloniales a las que pertenecían políticos, hombres de negocios,
intelectuales y escritores también se esforzaron por difundir entre la opinión pública la
ideología colonial.
A ello se unió la popularidad de la literatura de viajes, como las obras de Rudyard
Kipling, entre otros, que también difundieron esta ideología.
Factores técnicos
La expansión colonial se apoyó también en los grandes medios tecnológicos de la
época, que permitieron trasladar rápidamente grandes cantidades de población
(vapores) y de mercancías (ferrocarril), y que aseguraron una superioridad militar
(cañoneras, armas de fuego) en las conquistas.
.
2.3. El reparto del mundo
El reparto de África
La expansión imperialista comenzó en África. Hasta 1870 la presencia europea en
África se limitaba a una serie de factorías costeras o pequeños enclaves coloniales en
las zonas próximas al mar. Pero en el último tercio del siglo se produjo una total
ocupación del territorio. Esta rápida ocupación produjo frecuentes enfrentamientos
entre los países colonizadores.
Francia y el Reino Unido iniciaron el proceso colonizador en África. En el África
mediterránea, Francia inició en 1830 la ocupación de Argelia y en 1848 la proclamó
oficialmente “territorio francés”. Sin embargo, la instauración de la colonia francesa no
concluyó hasta 1870. En 1881 los franceses establecieron un protectorado sobre
Túnez.
En Egipto entraron en colisión los intereses franceses e ingleses por el dominio de la
ruta del Canal de Suez (inaugurado en 1869). Reino Unido estaba interesado en el
control de Egipto para asegurar su ruta hacia la India. En 1882, a raíz del estallido de
una rebelión nacionalista, se produjo la ocupación militar británica de Egipto, que, de
hecho, fue convertido en un protectorado inglés.
Misioneros, exploradores y aventureros abrieron el resto de África a Europa. Durante
la segunda mitad del siglo XIX se registró un gran número de viajes de exploración y
de descubrimiento a través de los grandes ríos. Destacaron las exploraciones de David
Livingstone, que remontó el río Zambeze y llegó a las cataratas del lago Victoria; de
Henry Stanley, que descubrió las fuentes del río Congo y se puso al servicio del rey
Leopoldo II de Bélgica; y de Savorgnan de Brazza, al servicio de Francia, que
exploró la margen derecha del río Congo.
Las rivalidades entre Francia y Bélgica por el Congo y el creciente interés de los
comerciantes alemanes por el África central, impulsaron al canciller alemán
Bismarck a celebrar una Conferencia Internacional en Berlín entre 1884 y 1885. En
ella se adoptaron una serie de acuerdos que debían regir la ocupación del territorio
africano:
9
• La libertad de comercio y navegación por los ríos Níger y Congo.
• La prohibición de la esclavitud.
• El reconocimiento del “Estado Libre del Congo” como una colonia a título
personal del rey de Bélgica, Leopoldo II.
• El principio de la ocupación efectiva, es decir, era necesario ocupar de verdad
un territorio para considerarlo como propio. Este principio aceleró el “reparto
de África”, pues las potencias se lanzaron a conquistar aquellas tierras que aún
no pertenecían a ningún otro país.
A finales del siglo XIX nuevas potencias se incorporaron al reparto de África. Las
más importantes fueron Italia y Alemania. Italia se apoderó de Somalia y Eritrea,
pero fracasó en su intento de conquista el reino de Abisinia (Etiopía), al sufrir la
derrota de su ejército colonial en Adua (1896). Alemania fue la última en participar en
la carrera colonial. A partir de 1884 estableció colonias en el África Oriental
(Tanganika), en Togo y Camerún, en la costa occidental, y el área desértica del
sudoeste de África, la que luego se llamó África Suroccidental Alemana.
Pero ni la Conferencia de Berlín ni otros acuerdos internacionales posteriores evitaron
los conflictos. Uno de ellos derivó del intento de formar imperios continuos. El Reino
Unido pretendía formar un imperio africano que uniese el norte con el sur del
continente, enlazado con una línea de ferrocarril desde el Cairo a El Cabo. Este proyecto
entró en colisión con el propósito francés de crear un eje colonial de oeste a este, desde
la costa del Sahara y Guinea al mar Rojo. Esta situación dio lugar a un grave incidente
al encontrarse los ejércitos de ambas potencias en la localidad sudanesa de Fachoda
(1898). El conflicto finalmente se resolvió por la vía diplomática.
En el África austral, se enfrentaron los tradicionales intereses de los portugueses,
establecidos desde el siglo XVI en Angola y Mozambique, de los colonos holandeses
y alemanes (bóers o afrikáners) asentados en la región de El Cabo desde el siglo XVII,
y, por último, de Reino Unido, que ocupó El Cabo en 1806. A estas rivalidades y
tensiones se sumó, desde 1884, la presencia de Alemania en el África del Sudoeste.
Las tensiones entre los ingleses y los colonos holandeses se agravaron desde el
descubrimiento de yacimientos mineros de oro y diamantes en las repúblicas bóers
independientes de Sudáfrica, Orange y Transvaal. El conflicto desembocó en la llamada
guerra anglo-bóer de 1899-1902. Como consecuencia de la derrota de los bóers, las
repúblicas de Transvaal y Orange fueron anexionadas por Reino Unido. No obstante, se
les otorgó una cierta autonomía dentro de la colonia británica de la Unión
Sudafricana, que desde 1901 pasó a ser un dominio.
A principios del siglo XX resurgieron los enfrentamientos imperialistas en el norte
de África. Su escenario fue Marruecos. La cuestión marroquí, es decir, la pretensión
francesa de establecer un protectorado sobre el reino de Marruecos y la oposición
alemana al mismo, fue un foco de tensiones constantes entre ambas potencias, hasta el
punto de constituir una de las causas de la Primera Guerra Mundial.
La expansión imperialista en Asia
La expansión imperialista del último tercio del siglo XIX se completó con la acción
colonial europea en el continente asiático.
10
La expansión del imperio ruso en Asia fue ante todo política. Rusia había ocupado
Asia Septentrional en el siglo XVII y se dirigió a mediados del siglo XIX hacia las
fértiles tierras del Turquestán. A partir de 1880-1890, con la construcción del
ferrocarril Transiberiano hasta Vladivostok y del ramal transmanchuriano, la
presencia rusa se extendió hacia Manchuria.
Los avances rusos en el Turquestán profundizaron la hostilidad con Reino Unido.
Ambos países mantenían disputas sobre Persia y las tierras fronterizas de la India
(Afganistán, Tibet). Por otro lado, la penetración rusa en Manchuria originó el
choque con Japón, que desembocó en la guerra ruso-japonesa de 1904-1905, en la
que Rusia fue derrotada.
La India constituyó el objeto preferente del colonialismo británico en Asia. Desde el
siglo XVIII la Compañía Británica de las Indias Orientales fue ocupando gran parte
del territorio, con el apoyo del gobierno británico. Para ello disponía de un ejército de
soldados indios encuadrados en el ejército británico, los cipayos. Pero en 1857-1858,
los cipayos, ante el desprecio de los oficiales británicos por sus creencias religiosas, se
sublevaron. La revuelta obligó al gobierno británico a reorganizar la administración
colonial. La Compañía fue suprimida y la India pasó a depender directamente de la
corona y gobernada a través de un virrey.
El recelo británico ante la expansión colonial francesa en Indochina impulsó la
ocupación de Birmania, convertida en protectorado desde 1886, y de los sultanatos
del centro y sur de Malasia entre 1870 y 1885.
Reino Unido también había establecido desde hacía tiempo colonias de poblamiento
en Oceanía (Australia y Nueva Zelanda), que se constituyeron en dominios en 1901 y
1907, respectivamente.
La conquista francesa en Indochina se inició en 1858-1860 con la ocupación del
delta del Mekong y la firma de un tratado con el rey de Annam, que cedió a Francia
las tres provincias orientales de Cochinchina. Francia deseaba controlar el delta del
Mekong y del Sông Koi o río Rojo para hallar una vía de penetración en el mercado
chino. En 1887 se constituyó la Unión General de Indochina (formada por Annam,
Tonkín, Cochinchina y Camboya), a la que, en 1893, se incorporó Laos.
En 1893 se acordó la neutralidad de Siam (actual Tailandia) como Estado
independiente, aunque con algunos recortes sobre su soberanía.
Por último, Países Bajos afirmó desde 1892 su administración sobre las Indias
Holandesas (actual Indonesia y parte occidental de Nueva Guinea), y Alemania se
anexionó Nueva Guinea oriental y las islas Marshall, Salomón, Carolinas y
Marianas.
China fue el gran objetivo comercial de las potencias europeas y Estados Unidos,
primero, y de Japón, después. La rivalidad entre las potencias era tan grande, que
China pudo conservar su independencia al menos en teoría.
11
La prohibición del gobierno chino a la entrada del opio indio que se intercambiaba
por el té y la seda originó las llamadas “guerras del opio” (1839-1842 y 1856-1858).
Tras estas guerras Reino Unido y Francia obligaron a los chinos a negociar una serie
de tratados, cuyos resultados más importantes fueron dos:
• China cedió Hong Kong a Reino Unido (por 150 años).
• Se otorgaban ciertos derechos a los comerciantes extranjeros a los que
permitían establecer colonias propias en una serie de ciudades, y controlar las
aduanas. Entre estas ciudades estaban Shangai y Cantón.
China se convirtió así en un mercado abierto para los productos europeos, lo que
causó la ruina de los comerciantes autóctonos. Esta penetración a la fuerza de las
potencias occidentales alteró el orden social y político del imperio y motivó el estallido
de varias insurrecciones populares.
Pero fue la década de 1880 la que marcó el comienzo del reparto del territorio chino
en cinco zonas de influencia. El punto de partida fueron las derrotas ante Francia
(1884-1885) y Japón (1894-1895), tras las cuales los emperadores cedieron el control a
británicos, franceses, alemanes, estadounidenses y japoneses de una serie de
puertos y áreas de influencia para la explotación de ciertos recursos (minas y
ferrocarriles).
Ante la pasividad con la que China se doblegó a las exigencias extranjeras, surgieron
movimientos ultranacionalistas radicales, como la revuelta de los bóxers, en 1900-
1901. Su derrota afianzó el sistema de concesiones, pero también reforzó a los
sectores conservadores de la corte.
La situación siguió siendo inestable, y en 1911 una revolución desembocó en la
proclamación de la república, que puso fin a la dinastía manchú. Pero la república
tampoco trajo la estabilidad política deseada por las potencias beneficiarias del
sistema de concesiones.
2.4. Consecuencias del imperialismo
La colonización provocó necesariamente cambios profundos en la economía, en la
cultura y los modos de vida de los pueblos indígenas.
Los europeos practicaron lo que se ha denominado la “economía de pillaje”, es decir, el
objetivo esencial era explotar al menor coste posible unos inmensos territorios que
tenían abundantes recursos naturales.
Los colonos europeos se apropiaron de las tierras, desplazando por la fuerza a los
indígenas a las zonas áridas. Así, en Argelia, tras la revuelta de 1871, cerca de 500.000
hectáreas de tierras fueron confiscadas y distribuidas entre los colonos. En otros casos
se encerró a los indígenas en reservas, como sucedió en África del Sur, o se les
masacró sistemáticamente, como en Nueva Zelanda o en Australia.
Las grandes compañías recibieron de sus metrópolis la concesión gratuita para
explotar las tierras por el sistema de plantaciones dedicadas al monocultivo (caucho,
12
café, té, tabaco, cacao). Obligaron a los indígenas al trabajo forzoso e incluso les
infringieron malos tratos, lo que, en ocasiones, produjo drásticas reducciones de
población, como en el Congo belga.
Esta explotación, el trabajo forzoso y la ruina de las actividades artesanales de las
poblaciones indígenas por la competencia industrial europea, aumentó la miseria de la
mayoría de la población sometida a la colonización.
La explotación de los recursos (materias primas, minerales), el control de los mercados
coloniales para los productos industriales y las preocupaciones estratégicas impulsaron
a las metrópolis a equipar a las colonias con ferrocarriles, carreteras, puertos y cables
telegráficos. Pero se trazaban según los intereses de la metrópoli, por ejemplo
uniendo los puertos con las minas o las plantaciones, mientras que el resto del
territorio quedaba incomunicado.
Generalmente, las metrópolis europeas impusieron sus monedas, sus sistemas de
impuestos y elevaron las tarifas aduaneras sobre las mercancías para limitar los gastos
de ocupación y de la administración de los territorios coloniales.
Desde el punto de vista demográfico, la introducción de la medicina europea (higiene,
vacunas, hospitales) permitió reducir la mortalidad, mientras la natalidad tendió a
mantenerse elevada. El crecimiento de la población y el rápido proceso de
urbanización, producto no de la industrialización, sino de la miseria rural, provocó el
hambre crónica e incrementó las tensiones sociales.
Las estructuras sociales fueron alteradas por la creación de fronteras artificiales,
que nada tenían que ver con la configuración preexistente y que supusieron la unión o
división forzada de grupos tribales y étnicos diferentes. Ello provocó innumerables
conflictos políticos, sociales y étnicos, que persisten hoy día.
La acción imperialista impactó profundamente en las mentalidades de las comunidades
más primitivas de carácter tribal. Las misiones y la extensión de la enseñanza
impusieron la preeminencia de la lengua metropolitana y amenazaban la cultura
autóctona, tratando de atenuar la conciencia de identidad. Ello dio lugar al fenómeno
de la aculturación.
En el seno de la administración colonial se forjó una élite indígena, en la que se
difundieron ideas liberales o socialistas que generaron un creciente nacionalismo que
aspiraba a la independencia.
3. Las grandes potencias europeas
3.1. La Inglaterra victoriana
El largo reinado de Victoria I (1838-1901) supuso para el Reino Unido una época de
progreso material, de estabilidad política y de expansión ultramarina que se mantuvo
hasta la primera guerra mundial.
13
La prosperidad material constituyó la base económica de la Inglaterra victoriana. La
producción de manufacturas en el Reino Unido aumentó vertiginosamente. La
implantación del librecambismo a partir de los años sesenta reforzó su papel como
primera potencia económica hasta el cambio de siglo. Poseía la red ferroviaria más
densa del mundo y su Marina mercante era la más poderosa.
Sobre esta base de bienestar se desarrolló un modelo de liberalismo pacífico y
ordenado, regulado por un Parlamento elegido por sufragio restringido y con una
monarquía constitucional. La práctica de este sistema provocó la alternancia de
partidos y la aplicación de unas reformas que trataron de resolver, sin violencia, los
grandes problemas del país. El Reino Unido fue el ejemplo más claro de Estado
liberal y el modelo para muchos revolucionarios del mundo.
El Partido Conservador -tory- y el Liberal -whig- se turnaron en el poder a intervalos
regulares. La alternancia sólo se rompió por la aparición en 1906 del Partido
Laborista, partido obrero que pronto comenzó su ascenso electoral.
Durante sus gobiernos, los liberales introdujeron la instrucción pública costeada por el
Estado y el voto secreto, legalizaron formalmente las uniones de trabajadores y
permitieron la graduación en Oxford y Cambridge a miembros de confesiones distintas
de la Iglesia anglicana. Los conservadores tomaron la iniciativa de ampliar la
legislación social y promulgaron las leyes sobre el trabajo en minas y fábricas.
La reforma electoral era una demanda social ya que los diputados resultaban
escasamente representativos y las circunscripciones electorales se mantenían sin tener
en cuenta la nueva distribución de la población. La Ley de Reforma Electoral de 1832
equilibró el número de votantes por diputados y amplió la base electoral. La segunda
Ley de Reforma Electoral de 1867 concedió el derecho a voto a la pequeña burguesía y
a los obreros especializados, y en 1884 se extendió a los propietarios de viviendas
rurales. A finales de siglo podían votar las tres cuartas partes de los varones adultos del
Reino Unido, pero aún quedaban excluidas las mujeres, los trabajadores agrícolas, los
hombres sin emancipar y el servicio doméstico.
Irlanda, invadida por los ingleses en el siglo XVII, fue privada de su autonomía e
incorporada como un nuevo reino a Gran Bretaña, que pasó a denominarse Reino Unido
de Gran Bretaña e Irlanda, en 1801. Los irlandeses recibieron a cambio el derecho de
enviar diputados al Parlamento de Londres. Pero sus motivos de descontento eran
numerosos: los campesinos irlandeses estaban desprotegidos frente a los grandes
propietarios ingleses y se veían obligados a pagar diezmos a la Iglesia anglicana, a pesar
de ser mayoritariamente católicos.
La gravísima crisis agraria de 1847 provocó la muerte por hambre de miles de
irlandeses y la emigración masiva a Estados Unidos. Ante esta situación, añadieron a
sus demandas tradicionales la petición de un estatuto de autonomía -Home Rule- y de
un Parlamento propio. La actitud de los sucesivos gobiernos británicos osciló desde la
resistencia a cualquier acuerdo hasta los intentos de solución pactada. En 1914, se
concedió a Irlanda un estatuto de autonomía, excepto los condados del Norte, el
Ulster, habitados en su mayor parte por colonos ingleses. La llegada de la primera
guerra mundial impidió la aplicación de la autonomía y el problema irlandés quedó
pendiente.
14
La política exterior de la Inglaterra victoriana buscó el mantenimiento de la
supremacía en el mar, fundamental para su expansión comercial. El primer ministro,
el conservador Disraeli, optó decididamente por la expansión colonial. En cambio, la
intervención del Reino Unido en los asuntos del continente fue escasa y condujo a un
“espléndido aislacionismo” que le mantuvo al margen de las alianzas hasta
principios del siglo XX.
3.2. La Alemania de Bismarck
En 1871 se creó el II Reich (Segundo Imperio) alemán. Dos hechos fundamentales
favorecieron su creación: el primero la unificación de Alemania en torno a Prusia, y
el segundo la victoria de Prusia sobre Francia en la batalla de Sedán en 1870. Estos
acontecimientos llevaron a la proclamación de Guillermo I como emperador alemán
(káiser) en Versalles en 1871. La fundación del II Reich supuso la aparición de una
gran potencia, que vino a cambiar el equilibrio de poderes en Europa.
La unión aduanera de 1834 y el desarrollo industrial y ferroviario anterior a 1870
contribuyeron a la unificación política alemana y fueron las bases de la potencia
económica del país. La economía experimentó un gran crecimiento en las industrias
textil y siderúrgica, la minería y los transportes, todo ello ayudado por la anexión de
Alsacia y Lorena, y el proceso de concentración financiera y empresarial. Como
resultado, Alemania se convirtió en la mayor potencia industrial de Europa a fines
del siglo XIX.
El sistema política alemán concedía amplios poderes al emperador. El panorama de
los partidos alemanes se basaba en cuatro grandes grupos:
• Los liberales, que se dividían entre nacionales e izquierdistas.
• Los conservadores tenían gran peso entre la burocracia prusiana y
extendieron el modelo prusiano al resto de Alemania.
• Los socialdemócratas (SPD) nacieron en 1875 y aumentaron su fuerza
política hasta llegar al 30 % del electorado en 1912. Su ideología era marxista,
aunque convivían diversas corrientes, muchas veces enfrentadas.
• El Zentrum era un partido católico de centro, partidario de la Gran Alemania
y defensor de la Iglesia. Llegó a tener el 25 % de los votos.
Otto von Bismarck fue canciller del Reich desde 1871 hasta su dimisión en 1890. El
eje de su política interior y exterior era dar seguridad al imperio, y se plasmó en la
estrategia preventiva contra las posibles disidencias en el interior en el interior de
Alemania y, en el plano exterior, contra la revancha de Francia, humillada tras la derrota
de 1871.
La primera batalla interna que tuvo que acometer fue la que le enfrentó a la Iglesia
católica en la llamada Kulturkampf (“lucha por la cultura”), pues Bismarck veía con
recelo una unión de los católicos de toda Europa contra Alemania. La Kulturkampf
era una política parecida a la aplicada por Francia, con la implantación de la separación
Iglesia-Estado, la enseñanza pública y el control estatal sobre el clero. Pero entre
15
1878 y 1879 Bismarck fue abandonando esta política y acercándose al centro católico, y
en 1887 se abolieron las leyes anticlericales.
Otro punto de acción lo ejerció contra los socialdemócratas, a quienes consideraba el
germen de la revolución. A pesar de su odio a los socialistas, el canciller aprobó las
leyes sociales sobre el seguro de enfermedad, vejez y accidentes laborales que fueron
pioneras /1883-1889).
En la década de 1880, Bismarck tuvo dificultades al no apoyar la política colonial, que
defendían comerciantes y banqueros muy influyentes. En 1888 murió el káiser
Guillermo I. El nuevo emperador, Guillermo II, no sintonizó con el canciller. Diferían
respecto de la política social, la postura con respecto a los socialdemócratas y la política
exterior. Por todo esto, Bismarck presentó su dimisión en marzo de 1890.
Con la marcha de Bismarck, la política alemana sufrió cambios notables. En política
exterior Guillermo II mostraba gran interés por la expansión imperialista, el
desarrollo de la marina y el ejército. En política interior, el objetivo del emperador
era asumir más poder a costa del canciller.
Los sucesores de Bismarck apenas mejoraron la legislación social, pero convirtieron la
política naval y armamentística en eje de su acción de gobierno. Von Bülow, canciller
desde 1900, alentó aún más esta línea y surgieron numerosas organizaciones en apoyo
de esta política expansionista. El belicismo alemán despertó el recelo de los demás
países europeos, especialmente de su tradicional enemiga, Francia, y del Reino Unido,
que temían que el expansionismo alemán pudiera perjudicar a sus respectivos imperios
coloniales.
3.3. Francia en la III República
La Tercera República nació en medio de la confusión y se desarrolló entre escándalos
y controversias; pero consiguió convertirse en el régimen político más largo de la
Francia contemporánea ya que se mantuvo hasta la segunda guerra mundial.
Los prusianos invadieron Francia, al mismo tiempo que en París estallaba la Comuna.
El gobierno provisional de Thiers, que había sustituido a Napoleón III, huyó a
Versalles, desde allí, el general Mac Mahón llevó a cabo la ocupación de la capital
ayudado por el ejército prusiano en una singular alianza contra los peligros de la
revolución obrera y la Comuna.
La situación provisional se prolongó hasta que en 1873 la Cámara Constituyente
convocada al efecto proclamó formalmente la Tercera República. Su trayectoria
política fue muy inestable, pese a la aparente solidez de sus instituciones: bajo un
presidente constitucional, el poder ejecutivo recaía en un gobierno presidido por el
primer ministro y el legislativo en una Asamblea Nacional Bicameral, con diputados
elegidos por sufragio universal masculino y senadores por sufragio indirecto.
La relación con la Iglesia constituyó uno de los asuntos más polémicos. Las leyes
secularizadoras de 1880 y 1884, que reducían la actividad de las órdenes religiosas
establecían la enseñanza primaria laica y gratuita y permitían el matrimonio civil y el
16
divorcio, continuaron entre 1902 y 1905 con medidas como la supresión de órdenes
religiosas, conventos o colegios y culminaron con la separación entre Iglesia y Estado.
La trayectoria de la República se vio ensombrecida por grandes escándalos. El del
Canal de Panamá fue uno de los más notables: cuando se suspendió su construcción en
1881 por la quiebra de la sociedad creada para ello, quedaron al descubierto los
sobornos pagados a diputados para que votasen créditos favorables en el Parlamento.
El “asunto Dreyfus” surgió cuando el capitán Alfred Dreyfus fue acusado de espionaje
a favor de Alemania en 1894. Un consejo de guerra le condenó y deportó a la isla del
Diablo, en la Guayana francesa. Intelectuales y políticos promovieron una fuerte
campaña a favor de la inocencia de Dreyfus. Demostrada ésta y comprobada la falsedad
de las pruebas condenatorias preparadas por algunos militares -cuando ya se había
descubierto al verdadero culpable- para salvaguardar el honor y la confianza en el
ejército, en 1889 Dreyfus fue absuelto y rehabilitado. El asunto Dreyfus dividió a
Francia y propició la llegada al poder de una izquierda más radicalizada.
La Tercera República vivió con la amenaza de la guerra contra Alemania. La
humillante derrota de Sedán ante Prusia y la pérdida de Alsacia y Lorena llevó a
muchos franceses a desear el desquite. El boulangerismo, corriente fuertemente
nacionalista encabezada por el general Georges Boulanger, puso a Francia al borde de la
guerra. Derrotado en las elecciones, Boulanger se exilió y el movimiento se deshizo. A
partir de 1912 el nacionalismo antigermano se extendió y el gobierno se unió al deseo
de revancha que suponía “estar preparados para la guerra”. En 1914 se constituyó la
“Unión Sagrada” de todos los partidos contra Alemania. La guerra estaba a punto de
iniciarse.
3.4. El Imperio Austro-húngaro
El Imperio austrohúngaro reunía los territorios que agruparon desde el siglo XVI la
dinastía de los Habsburgo, los archiduques austríacos y los emperadores del Sacro
Imperio. El rasgo fundamental de este inmenso imperio era su enorme diversidad
étnica, cultural y religiosa, que lo hizo inviable a largo plazo. Movimientos
independentistas y nacionalismos fueron una amenaza constante para su
supervivencia.
El imperio tenía dos grandes centros: Austria, de cultura alemana, y Hungría, de
cultura magiar. En la primera mitad del siglo XIX, los emperadores intentaron liderar la
unificación de todos los pueblos de lengua alemana en una “Gran Alemania”. De esta
forma, del Congreso de Viena de 1815 había surgido una Confederación Germánica,
formada por 39 Estados y dirigida por Austria. Pero la derrota ante Prusia en 1866
terminó con el proyecto austríaco.
El imperio estuvo gobernado por Francisco José I (1848-1916). En la primera parte de
su largo reinado trató de aplicar una política de centralismo y absolutismo germánico.
Esto originó un enfrentamiento entre austríacos y húngaros, que amenazaba con
provocar la división del imperio. Por ello se acordó un compromiso (1867) que dividió
el imperio en dos reinos: Austria y Hungría.
17
En Austria predominaba la población alemana. Pero en su interior existían pueblos no
alemanes a los que se intentó “germanizar” como los checos de Bohemia, los polacos
y rutenos de Galitzia o los serbios, croatas, eslovenos e italianos de Dalmacia.
Hungría abarcaba, además del territorio húngaro, Eslovenia, Croacia y Transilvania,
sometidos a la soberanía húngara desde 1867. La población mayoritaria era la magiar
(54 %), seguida de rumanos (16 %) y eslovacos (10,7 %). El Estado húngaro impuso la
“magiarización” en sus territorios a través de la enseñanza y los actos públicos.
La llamada desde entonces “monarquía dual” compartía la figura del emperador y los
ministerios de guerra, relaciones exteriores y finanzas. Pero Austria y Hungría tenían
leyes, gobierno y Parlamento propios.
La firma de este compromiso solventó el problema húngaro, pero no el de las restantes
nacionalidades. Las demandas de polacos o checos fueron acalladas, mientras Bosnia
fue anexionada en 1908. Los problemas fueron constantes con los nacionalismos
croata, esloveno, dálmata o serbio. La falta de soluciones a problemas tan complejos y
las ansias expansionistas de Austria-Hungría sobre los Balcanes a costa de los
territorios del debilitado Imperio turco, fueron motivo de la inestabilidad de la zona y
origen de la llamada “cuestión de oriente” o balcánica.
Desde la década final del siglo XIX, el Imperio austrohúngaro aparecía como un
Estado sin futuro, debido al personalismo del emperador, el imposible equilibrio
entre magiares y germanos y la incapacidad para evolucionar a un sistema de
gobierno democrático.
3.5. El Imperio Ruso
A principios del siglo XIX el Imperio Ruso abarcaba una enorme extensión territorial,
que iba desde la Rusia europea hasta los confines asiáticos del Pacífico. A pesar de su
potencia militar, Rusia era un país atrasado que no iniciará su modernización hasta la
abolición de la servidumbre en 1861. Hasta entonces más de la mitad de los
campesinos eran siervos. Ante el aumento del descontento, el zar Alejandro I (1855-
1881) emprendió algunas reformas sociales, entre las que se incluye esta última.
La abolición de la servidumbre no llegó a solucionar el problema campesino, pero
supone el cambio de tendencia hacia un mayor progreso industrial, favorecido por el
Estado, las inversiones extranjeras y la creación de un gran mercado nacional. La
sociedad se mantuvo muy jerarquizada y con un gran predominio rural (es notoria
la debilidad de la burguesía) hasta el estallido de la revolución de 1917. A pesar de su
enorme extensión territorial, el Imperio Ruso era un gigante con pies de barro, a fines
del siglo XIX.
4. Otras potencias mundiales
4.1. El Imperio Japonés
El imperio japonés, conocido como el imperio del Sol Naciente, seguía estructurado a
principios del siglo XIX como una monarquía feudal, con un emperador -mikado-
18
convertido en figura simbólica y aislado en su palacio de Kyoto. El poder efectivo era
ejercido por el mayordomo imperial -shogun- que era desempeñado por miembros de la
familia Tokugawa desde el siglo XVII, tras someter a los daimios, vasallos propietarios
de extensas tierras, y a los samuráis o señores de la guerra. Los Tokugawa impusieron
una dictadura y el aislamiento del país. En 1858, forzados por la presión extranjera,
se vieron obligados a aceptar un tratado por el que algunos puertos japoneses se
abrieron al comercio exterior.
En 1868 dos familias rivales de los Tokugawa ocuparon el poder y restablecieron la
autoridad imperial. El joven emperador Mutshu Hito (1867-1912) trasladó la corte a
Tokio y emprendió una serie de reformas, conocidas como la revolución Meiji. Éste
inició el acercamiento a los modelos occidentales: igualdad ante la ley, Constitución
de 1889 y fin de la servidumbre. De forma paralela se produjo un espectacular
desarrollo económico, sobre todo industrial, que unido al fuerte crecimiento
demográfico obligó al imperio japonés a una política expansionista para obtener
materias primas, mercados y espacios en los que ubicar los excedentes de población.
La pujanza del nuevo país pasó inadvertida en Europa, hasta que la guerra ruso-
japonesa de 1904 demostró, como ocurriera años antes entre Estados Unidos y España
la fortaleza de una nueva potencia y la decadencia de las viejas naciones europeas.
4.2. El nacimiento de una gran potencia: Estados Unidos
La nueva nación norteamericana inició una expansión territorial que en menos de un
siglo le llevó desde las costas atlánticas hasta el Pacífico. Los hechos fundamentales del
siglo XIX norteamericano fueron:
• La masiva llegada de inmigrantes procedentes en su mayoría de Europa, que
veían en el Nuevo Mundo posibilidades de mejorar sus condiciones de vida en
todos los órdenes. El período más intenso de la inmigración fue a partir de 1840
y permitió multiplicar la población en pocos años. Los 4 millones de
habitantes de 1790 se convirtieron en 17 millones en 1840, 32 millones en 1860
y 76 millones en 1900.
• El vertiginoso desarrollo económico, posibilitado por los enormes recursos
naturales de la nación y el espíritu emprendedor de sus habitantes. La
industria se localizó en el noreste, la agricultura de plantaciones den el sur y la
ganadería y agricultura extensiva en el medio oeste.
• La consolidación del sistema democrático establecido desde la primera y única
Constitución que fue adaptándose progresivamente. En 1830 se impuso el
sufragio universal masculino.
El intento secesionista del sur fue el principal problema de los Estados Unidos. La
abolición de la esclavitud en 1860 por el presidente Abraham Lincoln provocó un
movimiento de protesta en los Estados del sur para los que era fundamental la mano de
obra esclava en las plantaciones. Los sudistas se constituyeron en los Estados
Confederados de América y declararon su independencia. Lincoln no la aceptó y la
guerra fue inevitable.
19
La guerra de sucesión tuvo lugar entre 1861 y 1865 y concluyó con el triunfo de los
partidarios de la Unión -yanquis-. La esclavitud quedó definitivamente abolida,
aunque las secuelas del conflicto se prolongaron durante muchos años y la definitiva
igualdad de derechos civiles sólo se alcanzó un siglo después.
A finales del siglo XIX, Estados Unidos era ya una gran potencia aunque el hecho
pasara desapercibido en Europa. La guerra contra España de 1898 puso al
descubierto su auténtico potencial, si bien hasta la primera guerra mundial se
mantuvieron al margen de la política internacional europea.
Actividades
I. Trabajo con documentos. El Standard Oil Trust
En agosto de 1859, Edwin Drake descubrió “oro negro” cerca de Titusville, en el estado estadounidense
de Pensilvania. Unos años más tarde, John D. Rockefeller compró una pequeña refinería en Cleveland,
Ohio, y en 1870 fundó la Standard Oil Company. Era el comienzo de la “fiebre del petróleo” y el inicio
de una de las grandes fortunas del planeta. El crecimiento de la compañía de Rockefeller fue tan rápido,
que, en 1882, dominaba prácticamente el 90 % del negocio de los oleoductos en su país. Fusionó cuarenta
empresas, todas ellas dependientes de la Standard Oil Company, y fundó el Standard Oil Trust. Se trataba
de una estratagema legal para evitar las leyes antimonopolísticas de Estados Unidos y de un instrumento
para seguir dominando el sector. Comenzó un proceso de compra agresiva de refinerías y de otros
negocios relacionados con el petróleo. Para ello practicó estratagemas, como bajar los precios para hundir a otras empresas, espiar a sus competidores para robarles clientes y sobornar a quienes, en nombre de
otras entidades, como bancos o gobiernos, tenían que tomar decisiones que favorecieran a los intereses
del trust.
Junto a estas prácticas, la Standard empleó técnicas financieras nuevas en aquella época, como la
utilización masiva de créditos bancarios. La compra de tantas empresas requería cantidades de dinero que
no tenía la compañía; para poder efectuarla, recurrió al préstamo de los bancos. Otro factor que propició
el crecimiento de la Estándar fue la contratación de los mejores profesionales del sector petrolero, muchos
provenientes de empresas rivales. Por último, otra de las claves del éxito fue la integración vertical de la
producción: la Standard compró pozos, refinerías, oleoductos y redes de distribución en Estados Unidos y
en muchos otros países. Su crecimiento fue imparable, y sólo en la década de 1910 tuvo algunos
problemas por la ley antitrust, llamada Ley Sherman, que obligó a dividir el “monstruo” empresarial en
varias empresas. Pese a todo, en 1920, la Standard Oil de Nueva Jersey, una de las hijas del disuelto trust,
era la empresa petrolera más grande del mundo.
• Busca información y explica el proceso de concentración industrial y financiera de la Standard
Oil Company.
II. Trabajo con documentos. La organización científica del trabajo según Taylor
“El autor afirma, sin temor a que le desmientan, que esta holgazanería constituye el más agudo de los
males que afectan a los obreros de Inglaterra y de América.”
El mismo Taylor explicaba las etapas para poner en funcionamiento su nueva organización científica del
trabajo:
“1) Hallar de diez a quince obreros (si es posible en distintas empresas y de distintas regiones) que sean
particularmente hábiles en el trabajo a realizar.
2) Definir la serie exacta de movimientos elementales que cada uno de estos obreros lleva a cabo para
ejecutar el trabajo analizado, así como los útiles y materiales que emplean.
3) Determinar con un cronómetro el tiempo necesario para realizar cada uno de estos movimientos
elementales y elegir el modo más simple de ejecución.
4) Eliminar todos los movimientos mal concebidos, los lentos y los inútiles.
5) Tras haber suprimido así todos los movimientos inútiles, reunir en una secuencia los movimientos más
rápidos y los que mejor permiten emplear materiales y útiles.”
F.W. Taylor: Principles of Scientific Management (1911)
20
“Hoy, todas nuestras operaciones se inspiran en estos dos principios: ningún hombre debe tener que hacer
más de una cosa; siempre que sea posible, ningún hombre debe tener que pararse (...). El resultado neto de
la aplicación de estos principios es reducir en el obrero la necesidad de pensar y reducir sus movimientos
al mínimo (...). El hombre no debe tener un segundo menos de lo que necesita, ni un segundo más (...). El
hombre que coloca una pieza no la fija: la pieza no puede estar completamente fijada hasta que no
intervengan más obreros. El hombre que coloca un perno no coloca la tuerca. El hombre que coloca la
tuerca no la atornilla”.
H. Ford, Mi vida y mi obra, 1925.
• Define qué es el taylorismo y explica las ventajas que supone para la producción. Busca también
información sobre Henry Ford.
III. Justificaciones del imperialismo
“(…) asistí a una reunión de parados (…). No se oía más que un grito: ’pan, pan’. (…) me sentí todavía
más convencido de la importancia del imperialismo (…). Para salvar a los cuarenta millones de habitantes
del Reino Unido de una mortífera guerra civil, nosotros, los colonizadores, debemos conquistar nuevas
tierras para instalar en ellas el excedente de nuestra población y encontrar nuevas salidas a los productos
de nuestras fábricas”.
Sir Cecil Rhodes, 1898
• Averigua quién fue Cecil Rhodes. ¿Cuáles son, según él, las razones que justifican el
imperialismo?
“La política colonial se impone en primer lugar en las naciones que deben recurrir a la emigración, ya por
ser pobre su población, ya por ser excesiva. Pero también se impone en las que tienen o bien
superabundancia de capitales o bien excedente de productos (…).
Desde este punto de vista, lo repito, la fundación de una colonia es la creación de un mercado (…). En el
tiempo en que estamos y con la crisis que pasan todas las industrias europeas, la fundación de una colonia
es la creación de una salida (…).
Hay un segundo punto que debo igualmente abordar (…): es el lado humanitario y civilizador de la
cuestión (…). Es preciso decir abiertamente que, en efecto, las razas superiores tienen un derecho con
respecto a las razas inferiores porque existe un deber para con ellas. Las razas superiores tienen el deber
de civilizar a las razas inferiores (…). [Alboroto en varios bancos de la extrema izquierda.]
Sr. Maigne: ¿Se atreve usted a decir eso en el país donde se han proclamado los derechos del hombre?
Sr. Guilloutet: Es la justificación de la esclavitud y de la trata de negros.
Jules Ferry: Si el honorable Sr. Maigne tiene razón, si la Declaración de los Derechos del Hombre ha sido
escrita para los negros de África ecuatorial, entonces, ¿con qué derecho van ustedesa imponerles los intercambios, el tráfico? Ellos no los han llamado (…).
Las razas superiores tienen el deber de civilizar a las razas inferiores. ¿Y existe alguien que pueda negar
que hay más orden material y moral (…) en el África del Norte desde que Francia ha hecho su
conquista?”
Discurso de Jules Ferry ante la Cámara de los Diputados, París, 1882
• ¿Con qué argumentos defiende el autor la política colonial?
• Analiza críticamente la frase “Las razas superiores tienen un derecho respecto a las inferiores”.
• Valora críticamente las interpelaciones a Jules Ferry.
“Podemos dividir las naciones del mundo, grosso modo, en vivas y moribundas. Por un lado, tenemos
grandes países cuyo enorme poder aumenta de año en año, aumentando de riqueza, aumentando su poder,
aumentando la perfección de su organización (…).
Junto a estas espléndidas organizaciones, cuya fuerza nada parece capaz de disminuir, existe un número
de comunidades que sólo puedo describir como moribundas (…).
Década tras década, cada vez son más débiles, más pobres, y poseen menos hombres destacados o
instituciones en que poder confiar (…) y ante los ojos de la parte del mundo informada, muestran, en
diverso grado, un panorama terrible, un panorama que, desafortunadamente, el incremento de nuestros
21
medios de información y comunicación describen con los más oscuros tintes ante la vista de todas las
naciones, apelando tanto a sus sentimientos como a sus intereses, pidiendo que les ofrezcan un remedio
(…).
Por una u otra razón, por necesidades políticas o bajo presiones filantrópicas, las naciones vivas se irán
apropiando gradualmente de los territorios de las moribundas y surgirán rápidamente las semillas y las
causas de conflicto entre naciones civilizadas (...).
Naturalmente, no debemos suponer que a una sola de las naciones vivas se le permita tener el beneficioso
monopolio de curar o desmenuzar a esos desafortunados pacientes [risas]”.
Discurso pronunciado el 4 de mayo de 1898 por lord Salisbury, en el Albert Hall. The Times, 5 de
mayo de 1898.
• Señala las ideas principales del texto.
• ¿A quién crees que se refiere el autor cuando califica a las naciones de vivas y moribundas?
• ¿Qué consecuencias se derivan de esta forma de pensar?
“¡Razas superiores! ¡Razas inferiores! Es fácil decirlo. Por mi parte, yo me aparto de tal opinión,
especialmente después de haber visto a sabios alemanes demostrar científicamente que la francesa es una
raza inferior a la alemana. No, no existe el derecho de las llamadas naciones superiores sobre las llamadas
naciones inferiores (…).
La conquista que preconiza Ud. [Jules Ferry] es la fuerza que da la civilización científica sobre las
civilizaciones primitivas para apoderarse del hombre, torturarlo y exprimirle la fuerza que tiene en
beneficio de un pretendido civilizador”.
George Clemenceau, Discurso ante la Cámara de Diputados, julio de 1885
• ¿Cuál es la postura del autor del discurso frente a la idea de la “superioridad de la raza europea”
y su misión “civilizadora” en la que se justificó el derecho de unos países a someter a otros
pueblos?
“Cada mejora de los medios de producción, cada concentración de la propiedad (…) parece reforzar la
tendencia a la expansión imperialista. En la medida en que una nación tras otra entra en la era de las
maquinarias y adoptan métodos industriales más avanzados, es más difícil para sus empresarios,
comerciantes y financieros colocar sus reservas económicas (…).
Este estado de la cuestión en la economía es la raíz del imperialismo (…). El imperialismo es el esfuerzo
de los grandes dueños de la industria para facilitar el desagüe de su excedente de riquezas, buscando
vender o colocar en el extranjero las mercancías o los capitales que el mercado interior no puede absorber
(…)”.
Hobson, J.A. “El imperialismo: un estudio”. 1902
• ¿Qué relación establece el autor entre la economía y el imperialismo?
• Explica el sentido de la frase “El imperialismo es el esfuerzo de las grandes industrias para
facilitar el desagüe de su excedente de riquezas”.
“La colonización es la fuerza expansiva de un pueblo, es su potencia de reproducción, es su dilatación y
su multiplicación a través del espacio, es la sumisión del universo o de una gran parte de él, a su lengua, a
sus costumbres, a sus ideas y a sus leyes. Un pueblo que coloniza es un pueblo que pone los cimientos de
su grandeza y de su supremacía futura (…).
He aquí el enunciado de una verdad indiscutible: el pueblo que coloniza más es el primer pueblo, y si no
lo es hoy, lo será mañana”.
Leroy-Beaulieu, P. “De la colonización en los tiempos modernos”, 1874
• Resume el contenido del texto y valora críticamente la frase “El pueblo que coloniza más es el
primer pueblo”.
22
IV. Trabajo con documentos. El protectorado sobre Túnez
“Mantendremos en Túnez esta situación de protectorado, de potencia protectora porque tiene grandes
ventajas. Nos evitará instalar en ese pañis una administración francesa, es decir, imponer al erario francés
unos gastos considerables; nos permitirá supervisar y gobernar, sin asumir la responsabilidad de todos los
detalles de la administración, de todos los pequeños fallos, de todos los pequeños roces que pueden surgir
del contacto de dos civilizaciones diferentes. Es, a nuestros ojos, una situación adecuada, útil, que salvaguarda la dignidad del vencido, cuestión nada indiferente en un país musulmán, cuestión que tiene
una gran importancia en tierra árabe. Salvaguardar la dignidad del vencido es afianzar la seguridad de la
posesión”.
Jules Ferry, Discurso ante la Cámara de Diputados, 1884
• ¿Por qué consideraba J. Ferry que el protectorado francés sobre Túnez tenía más ventajas que
una colonia?
V. Trabajo con documentos. La Conferencia de Berlín
“S.M. el Emperador de Alemania, Rey de Prusia; S.M. el Emperador de Austria, Rey de Hungría; S.M. el Rey de los Belgas; S.M: el Rey de Dinamarca; S.M: el Rey de España; el Presidente de los Estados
Unidos de América; el Presidente de la República Francesa; S.M. la Reina del Reino Unido de la Gran
Bretaña e Irlanda, Emperatriz de las Indias; S.M. el Rey de Italia; S.M. el Rey de los Países Bajos; S.M:
el Rey de Portugal; S.M. el Emperador de todas las Rusias; S.M. el Rey de Suecia y de Noruega; S.M. el
Emperador de los Otomanos:
Deseando establecer en un espíritu de entendimiento mutuo las condiciones más favorables al desarrollo
del comercio y de la civilización en determinadas regiones de África y asegurar a todos los pueblos las
ventajas de la libre navegación por los dos principales ríos africanos que desembocan en el océano
Atlántico (…) han discutido y adoptado sucesivamente:
Art. 1. Todas las naciones gozarán de una completa libertad de comercio en la cuenca del Congo, sus
desembocaduras y países circunvecinos. En la zona marítima que se extiende sobre el océano Atlántico
hasta el océano Índico (…).
Art. 9. Todas las potencias que ejercen derechos de soberanía en los territorios que forman la cuenca del
Congo declaran que aquellos territorios no podrán servir de mercado ni de vía de tránsito para la trata de
esclavos de cualquier raza que sean (…).
Art. 34. Toda potencia que tome posesión de un territorio situado en la costa del continente atlántico
acompañará al Acta una notificación dirigida a las restantes potencias firmantes con objeto de hacer valer
sus reclamaciones, si hubiera lugar a ellas”.
Acta General, 26 de febrero de 1885
• ¿Qué disposiciones se toman sobre la cuenca del Congo?
• Comenta el artículo 34 y deduce por qué se toman estas medidas.
VI. Trabajo con mapas. El reparto colonial
• Identifica cada uno de los territorios señalados en el mapa con el nombre del país colonizador
que corresponda.
• ¿Qué estados europeos tienen más colonias?
• Completa la leyenda con los nombres de los países colonizadores.
23
VII. Trabajo con documentos. Consecuencias de la colonización
“Ante todo, es necesario definir el concepto de ‘colonialismo’ como proceso de ocupación de un país por
extranjeros, los cuales están decididos a hacer de él su propio país, o bien mantener su dominación
indefinidamente (…).
En cualquier época, la colonización ha comportado efectos muy negativos. Basta con analizar la historia
de África (…). Hasta mediados del siglo XX, árabes y europeos organizaron el comercio humano llamado
‘trata de negros’. Unos veinte millones de negros fueron deportados a las tierras americanas (…). Se
calcula que ese genocidio provocó cien millones de muertos. Yo creo que fueron doscientos millones. Se
trata del genocidio más brutal de la historia. El mal causado en África negra es el más terrible que jamás
se haya causado a una etnia.
Y, sin embargo, insisto en que la colonización ha aportado algo positivo (…). Nos ha aportado aspectos
culturales que, a pesar de ser extranjeros, cabe considerar como fecundos”.
Declaraciones de Léopold Sédar Senghor, primer presidente de Senegal
• Analiza las consecuencias de la colonización, desde el punto de vista del autor.
• Busca información y elabora un eje cronológico con las fechas clave del proceso colonizador
europeo.
VIII. Trabajo con mapas. La colonización en el sudeste asiático
• Elabora el mapa colonial del sudeste asiático en 1914 a partir de estos datos. Posesiones
europeas en el sureste de Asia: a) Francia: Unión Indochina; b) Reino Unido: Estados Federados
de Malasia, Saramau, Birmania, India, Ceilán, sureste de Nueva Guinea; c) Países Bajos:
Sumatra, sur de Borneo, Java, islas Célebes, oeste de Nueva Guinea, Timor; d) Estados Unidos:
Filipinas; e) Alemania: archipiélago Bismarck, noroeste de Nueva Guinea.
• Elabora una leyenda a partir de los datos.
• Escribe el nombre de los países colonizados sobre un mapa mudo de Asia y coloréalos según la
leyenda.
24
IX. Trabajo con imágenes. Recepción a los embajadores siameses del emperador
Napoleón III en el palacio de Fontainebleau, obra de Jean-Léon Gérôme,
1864 (Óleo sobre lienzo,128 x 260 cm. Museo Nacional del palacio de
Fontainebleau). Observa el cuadro e investiga los siguientes aspectos en
libros y en internet
• ¿Qué hecho histórico representa el cuadro?
• Busca información sobre el mismo.
• ¿Por qué es una obra academicista?
• Realiza una pequeña biografía del autor.
• Describe la imagen. Resalta algún detalle que te llame la atención.
• Intenta reconocer los personajes históricos que aparecen.
• Valora la obra desde el punto de vista artístico y como documento histórico.
25
X. Trabajo con documentos. El comercio del opio
“Por todas partes el comercio se resiente, no se cobran rentas, porque la moneda [de plata] está cara y la
moneda de cobre depreciada. Esta carestía de plata se produce porque sale del país en masa, drenada por
el comercio del opio. Este comercio lo hacen los ingleses. Este pueblo, no teniendo de qué vivir en su
tierra, procura esclavizar a los otros países, de los cuales primero procura debilitar a los habitantes [por el
uso del opio] (…) Ahora ha legado a China el consumo que hará secar nuestros huesos, que roerá nuestro corazón, arruinará a nuestras familias y nuestras personas. Desde que el imperio existe, nunca corrió un
peligro tan grande. Es peor que un peligro universal, que una invasión de animales feroces. Pido que el
contrabando de opio se inscriba en el Código entre los crímenes castigados con la pena de muerte”.
Memorial dirigido al emperador de China, 1838
“Las riquezas de China son empleadas en beneficio de los bárbaros ¿Con qué derecho utilizan la droga
venenosa para perjudicar al pueblo chino? Incluso si los bárbaros no desearan expresamente
perjudicarnos, en su extremo afán de ganancias no se preocupan por el daño que causan al prójimo. Nos
preguntamos: ¿dónde está vuestra conciencia? Tengo entendido que en vuestro país está muy
estrictamente prohibido el uso del opio; ello se debe a que comprendéis el daño que causa. Si no permitís
que el opio cause males en vuestro propio país, ¡menos aún debéis exportarlo en detrimento de otros
países, en detrimento de China! Entre todos los productos que China exporta al extranjero, no existe uno
solo que no sea beneficioso para la gente. (…) Nuestra Corte Celeste permite la exportación ilimitada de
té, de seda y de otras mercancías y permite el envío a todas partes de estos productos sin la menor
restricción (…)
Pero existe una categoría de extranjeros malhechores que fabrican opio y lo traen a nuestro país para
venderlo, incitando a los necios a destruirse a sí mismos, simplemente con el fin de sacar provecho.
Anteriormente, el número de fumadores de opio era reducido; pero ahora el vicio se ha extendido por
todas partes y el veneno va penetrando cada vez más profundamente (...) Por este motivo, hemos
decidido castigar con penas muy severas a los mercaderes y a los fumadores de opio, con el fin de poner
término definitivamente a la propagación de este vicio. Parece ser que esta mercancía envenenada es
fabricada por algunas personas diabólicas en lugares sometidos a vuestra ley (...) He oído decir que en
vuestro país está prohibido fumar opio. Ello significa que no ignoráis hasta qué punto resulta nocivo. Pero
en lugar de prohibir el consumo del opio, valdría más que prohibieseis su venta o, mejor aún, su
producción (…)
Todo opio que se descubre en China se echa en aceite hirviendo y se destruye. En lo sucesivo, todo barco
extranjero que llegue con opio a bordo será incendiado (...) Entonces, no solo no obtendréis ningún
beneficio de nosotros, sino que os arruinaréis en el negocio. (...) No digáis luego que no se os avisó a
tiempo.”
Carta del emperador Lin Ze-xu. Carta a la reina Victoria durante la guerra del opio, 1839
• ¿Quiénes realizaban este comercio del opio en China?
• ¿Qué tipo de consecuencias de ese comercio resalta el autor del memorial?
• ¿Qué se pedía al gobierno chino? ¿Y qué se pedía en el segundo texto a la reina Victoria?
XI. Trabajo con documentos. Segregación racial en Sudáfrica
“Los obreros blancos, fuesen cuales fuesen sus orígenes -británico o afrikáner- y sus afiliaciones políticas
[…] compartían el mismo temor por la competencia potencial que representaban los trabajadores negros.
Por ello, se adhirieron a los principios del color bar (barrera de color) y del job reservations (sistema de
“empleos reservados” a los trabajadores blancos) […] Fue entre el final de la guerra de los boers (1899-
1902) […] y la victoria electoral de los nacionalistas en 1948, cuando se establecieron los fundamentos
jurídicos y prácticos del apartheid. […] Muy importante también la Native Land Act [Ley de Tierras
Nativas] (1913), que consagró y agravó las expropiaciones de tierras de las que los africanos habían sido
víctimas al crear “reservas indígenas” -limitadas al 7,5 % del territorio (para el 78 % de la población),
mientras que las zonas “blancas” cubrían el 92,5 %.
[…] en 1923 se les asignó zonas donde habitar, las township, apartadas de los barrios europeos”.
Marc Ferro (dir.), El libro negro del colonialismo, 2005
26
• ¿En qué consistió el apartheid?
XII. Trabajo con documentos. La política exterior de Bismarck.
“Si hay en este clima de tensión política un estado capaz de trabajar por el mantenimiento de la paz, es
Alemania. Una Alemania que no tiene interés en las cuestiones que agitan a las restantes potencias, que
ha visto oportuno, desde la constitución del Imperio, o atacar a ninguno de sus vecinos, a menos que se le
obligue (…).
Desde el acuerdo de Francfort, nuestro primer deseo fue mantener la paz tan larga como fuera posible y
aprovecharla para consolidar el imperio alemán. No era una empresa fácil. Alcanzamos un completo
entendimiento con Austria.
La amistad con Rusia no ha sufrido ningún contratiempo durante los tiempos de guerra y hoy no puede
ser puesta en duda. No tememos ningún ataque ni política hostil por parte de Rusia (…).
Entre nosotros y Francia la paz es difícil porque subsiste entre los dos países un largo litigio histórico por
el problema de las fronteras (…).
Discurso de Bismarck ante el Parlamento alemán el 11 de enero de 1887
• Bismarck afirma que Alemania es el único estado capaz de asegurar el mantenimiento de la paz
en Europa. ¿Por qué?
• Enumera los principales rasgos de la política exterior bismarckiana.
XIII. Trabajo con documentos. El caso “Dreyfus”
“Acuso al general Mercier de haberse hecho cómplice, aunque sólo sea por falta de entereza, de una de
las mayores iniquidades del siglo.
Acuso al general Billot de haber tenido entre sus manos las pruebas irrefutables de la inocencia de
Dreyfus y de haberlas camuflado, de haberse hecho culpable de ese crimen de lesa humanidad y de lesa
justicia, con una propósito político y para no comprometer al Estado Mayor.
Acuso al generald e Boisdeffre ya al general Gonse de haberse hecho cómplices del mismo crimen, uno
de ellos sin duda por pasión clerical, el otro quizá por esa conciencia de casta que hace que de las oficinas
de la guerra el arca santa inatacable.
Acuso al general de Pellieux y al comandante Ravary de haber realizado una investigación alevosa, con
ello quiero decir una investigación de una parcialidad monstruosa, de la que poseemos gracias al informe
del segundo un monumento imperecedero de ingenua audacia.
Acuso a los tres expertos en escritura, los señores Belhomme, Varinard y Couard, de haber proporcionado
informes falsos y fraudulentos, a menos que un examen médico los considere enfermos de la vista y del
juicio.
Acuso a las oficinas de guerra de haber mantenido en la prensa, en particular en L´Ëclair y en L´Écho de
París, una campaña abominable, para desorientar a la opinión y encubrir su falta (…)
Al elevar esta acusación, no ignoro que desafío los artículos 30 y 31 de la ley de prensa que castigan los
delitos de difamación y voluntariamente me expongo a ello (…). Sólo tengo un deseo, el de la verdad en nombre de la humanidad, que ha sufrido tanto y que tiene derecho a la felicidad. Mi protesta inflamada no
es más que el grito de mi alma. Que se atrevan, pues, a llevarme a los tribunales y que la investigación se
haga a la luz del día. Espero”.
Fragmento del artículo “Yo acuso”, de Émile Zola
• ¿En qué consistió el caso Dreyfus? ¿En qué contexto surgió?
XIV. Trabajo con documentos. La abolición de la servidumbre en Rusia
“Considero que la liberación de los siervos que ha sido sometida a la consideración del Consejo de Estado
es una cuestión vital para Rusia, de la que dependerá el desarrollo de su fuerza y de su potencia en el
futuro. Estoy seguro de que todos ustedes, señores, están tan convencidos como yo mismo de los
27
beneficios y de la necesidad de esta medida. Estoy convencido, además, de que esta materia no puede
posponerse, por lo que propongo que el Consejo de Estado la lleve a término dentro de la primera mitad
del mes de febrero, para que pueda anunciarse antes de que empiece el trabajo en el campo…
Hace ya cuatro años que se ha venido aplazando y ello ha provocado miedos por parte de los propietarios
y anticipaciones indebidas por parte de los campesinos. Cualquier nueva dilación podría resultar
desastrosa para el Estado. Por mi parte, no puedo disimular la agradable sorpresa que me ha producido (y
estoy seguro que también se la ha producido a Ustedes) el ver el buen sentido y la calma de que nuestro
buen pueblo ha hecho gala en todo este asunto. Aunque las aprensiones de la nobleza son, hasta cierto
punto, explicables, puesto que resultan implicados los intereses materiales de cada uno de ellos, sin
embargo no olvido ni olvidaré nunca que la iniciativa de este proyecto ha partido de la misma nobleza y
me siento feliz de poder testimoniarlo así ante la posteridad… Espero, señores, que al estudiar los
proyectos presentados al Consejo de Estado puedan comprobar que se ha hecho todo lo posible para
asegurar la protección de los intereses de la nobleza; pero si, aun así, creyeran Ustedes necesario corregir
o añadir algo al trabajo realizado, sepan Ustedes que estoy dispuesto a escuchar sus observaciones; lo
único que les pido es que no olviden que la base de todo nuestro trabajo es la mejora de las condiciones
de vida de los campesinos y una mejora que no se quede en palabras o sobre el papel, sino que sea un
hecho operativo…
Mi padre tenía la menta continuamente ocupada por el pensamiento de liberar a los siervos. En total
simpatía con este pensamiento, ya en 1856, antes de mi coronación, cuando en Moscú llamé la atención
de los dirigentes de la nobleza de la provincia de Moscú sobre la necesidad de ocuparse ellos mismos de
mejorar la vida de los siervos, añadiendo que la servidumbre no podría continuar indefinidamente y que,
por lo tanto, era mejor que la transformación se produjese desde arriba que desde abajo…”
Discurso del zar Alejandro ante el Consejo de Estado /28 de enero de 1861)
• En este discurso del zar, unos días anterior al decreto emancipador, se pueden conocer algunos
componentes de esta medida: su larga elaboración, la fecha de partida de 1856, la conveniencia
de contar con el apoyo de los nobles, entre otros motivos, como el de mejorar la suerte de los
campesinos. Subraya las expresiones más claras y comenta las coordenadas del problema en la
óptica del zar.
XV. Trabajo con documentos. Sobre el imperialismo de USA / Cláusulas de
construcción del Canal de Panamá
“Los Estados Unidos no buscan anexiones territoriales, aunque el resultado final pueda ser equivalente.
La originalidad del imperialismo americano consiste precisamente en sustituir los procedimientos de
conquista por una forma de actuación más sutil: la diplomacia del dólar. Los Estados Unidos tratan de
establecer, en los pequeños Estados americanos, su influencia financiera. El tesoro o la banca conceden
préstamos a los gobiernos de dichos Estados para ayudarlas a organizar una administración, a restablecer
una moneda estable o a realizar obras públicas que sean de utilidad para la vida económica. Los
capitalistas hacen inversiones en los negocios privados. En estas repúblicas donde los disturbios internos
son casi constantes, el pago de los intereses de la deuda pública y la seguridad de las inversiones no
tardan mucho en verse comprometidas. Entonces el gobierno de Washington interviene para proteger los
intereses de los prestamistas.
Pero no se detiene ahí. Aprovecha estos disturbios para intervenir en la política interior de las repúblicas,
bien sea a través de la concesión o la negativa de créditos, bien por la presión diplomática, o incluso por
las armas. Cuando uno de esos gobiernos se ve amenazado por una insurrección, los Estados Unidos
pueden conseguir fácilmente que fracase o sea un éxito el motín, pues para detener la rebelión, no tienen
más que advertir a los cabecillas de que en caso de que lleguen al poder, no podrán contar con la
concesión de créditos. De hecho, si los Estados Unidos están satisfechos del gobierno en vigor, lo
protegen; si ese gobierno no es dócil, lo abandonan a su suerte.”
Pierre Renouvin. La crisis europea y la Primera Guerra Mundial (1904-1918).
“Es falso decir que los EE.UU. sienten una necesidad de tierras o alimentan proyectos con respecto a las
otras naciones del hemisferio occidental, que no aspiran a su prosperidad.
28
Nuestros intereses son en realidad parecidos a los de nuestros vecinos meridionales. Estos pueblos tienen
importantes riquezas naturales y si en el interior de sus fronteras la justicia ya la ley reinan, la prosperidad
no dejará de manifestarse. En tanto que se someten así a las leyes básicas de toda sociedad civilizada,
pueden estar seguros de que les trataremos con una simpatía cordial y afectuosa. No intervendremos en
sus asuntos más que como último recurso y solamente si se hace evidente (…) su incapacidad o su mala
voluntad.
Afirmando la doctrina Monroe, tomando las medidas que hemos adoptado en lo que concierne a Cuba,
Venezuela y Panamá y esforzándonos por limitar la guerra en Extremo Oriente y asegurar la puerta
abierta en China, hemos actuado en interés nuestro y en interés de la Humanidad entera. Sin embargo, hay
casos en donde aunque nuestros intereses no estén directamente en juego, nuestra simpatía está vivamente
conmovida. Pero en los casos extremos, nuestra actuación puede estar justificada y ser necesaria. La
forma que debe revestir la acción depende de las circunstancias, es decir, de la gravedad de la ofensa y de
nuestro poder para hacerla reparar. Los casos en los que podíamos intervenir por las condiciones
intolerables en Cuba, son necesariamente poco numerosos.”
Mensaje anual del presidente T. Roosevelt, 6 de diciembre de 1904
"Art. 1: Los Estados Unidos garantizarán y mantendrán la independencia de la república de Panamá.
Art. 2: La república de Panamá concede a los Estados Unidos a perpetuidad el uso, la ocupación y el
control de una zona de tierra y su prolongación en el mar para la construcción, mantenimiento,
explotación, saneamiento y protección de dicho canal; esta zona de 10 millas se extiende sobre cinco a
cada orilla...
Art. 7: La república de Panamá concede a los Estados Unidos el derecho y el poder de mantener el orden
público en las ciudades de Panamá y Colón y los territorios y puertos adyacentes en el caso de que la
república de Panamá no sea capaz, a juicio de los Estados Unidos, de mantenerlo."
Chaulanges, Manry y Seve. Textes historiques, 1871-1914.
• ¿Cuáles son los rasgos distintivos del imperialismo de Estados Unidos? Averigua en qué
consistió la doctrina Monroe.
XVI. Trabajo con documentos. La modernización del Japón: El Meiji- texto leído
por el emperador el 6 de abril de 1868
1. Que todas las medidas sean adoptadas en debates públicos, instaurando una amplia asamblea.
2. Que humildes y poderosos, movidos por un mismo impulso, participen activamente en el gobierno.
3. Importa que funcionarios y militares, reunidos, e incluso el pueblo, realicen (todos) sus voluntades y
alcancen su pleno florecimiento.
4. Que las malas costumbres tradicionales sean abolidas y que nos basemos en los justos principios
universales.
Que la obra imperial sea elevada grandemente, recurriendo a los conocimientos del mundo entero.
En el momento de realizar un cambio aún desconocido en nuestro país, nosotros, primeros entre todos,
prestamos juramento ante los dioses del universo: abrimos el camino a la salvaguarda de todo el pueblo,
al decidir firmemente estos principios nacionales. Que todo el mundo una las fuerzas, basándose en estas
mismas intenciones.
AKAMATSU: Meiji, 1868. Pág. 223
• Busca información sobre la revolución Meijí e identifica las reformas que aparecen en este
documento. ¿A qué se debió el éxito de la revolución Meijí?