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Evacuación y Traslado Carlos Martínez López
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UNIDAD 13. INMOVILIZACIÓN DEL PACIENTE VERTEBROMEDULAR
1. Introducción
Los traumatismos en la columna vertebral junto a las posibles lesiones medulares
derivadas de ellos, adquiere una importancia mayor a nivel social por la discapacidad
que pueden provocar, generando una lesión en el paciente invalidante.
La etiología de la lesión medular es dependiente de las zonas geográficas en las que se
produce el traumatismo. En los países occidentales la causa principal de lesionado
medular son los accidentes de tráfico (76%) seguido de los accidentes deportivos
(17%), el resto de ellos corresponden accidentes laborales, agresiones, etc.
Actualmente en España se han reducido la mortalidad de los pacientes que presentan
traumatismo vertebral esto puede ser producido por los siguientes factores:
Profesionalización y mayor calidad en la asistencia dada por los profesionales
sanitarios en el lugar del incidente, garantizando una correcta inmovilización
desde el contacto con el paciente.
Tratamiento precoz continuado en Las instituciones sanitarias mejorando el
diagnóstico gracias a las técnicas de imagen para el diagnóstico Rx y TAC.
Mejora en el tratamiento intensivo de los signos y síntomas provocados por el
traumatismo vertebral.
Prevención sobre todo enfocada al causante de las principales lesiones
vertebrales aplicadas por la dirección General de tráfico logrando como
objetivo evitar mayor número de accidentes.
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Cabe destacar que los pacientes que presentan lesiones traumáticas en la columna
vertebral suelen llevar asociados traumatismo cráneo cefálico, traumas torácicos y
traumatismos ortopédicos, quedando en ocasiones el trauma vertebral en un segundo
plano. Para evitar este fenómeno debemos realizar evaluaciones secundarias
metódicas y con rigor.
En este campo, la función del técnico en emergencias sanitarias adquiere una
relevancia mayor, pues es el personal que mejor destreza presenta para poder llevar a
cabo estas movilizaciones en inmovilizaciones sin riesgo de causar un agravamiento de
la lesión o de producir una nueva.
Debemos tener muy en cuenta la activación de unidades de soporte vital avanzado un
par aquellas circunstancias en las cuales nuestra víctima presente un cuadro clínico
compatible con una lesión vertebral. Hasta la llegada de esta unidad avanzada,
debemos tratar de estabilizar hemodinámicamente al paciente tratando de mantener
sus constantes vitales en valores aceptables así como su oxigenación sanguínea.
Una vez esté presente en la unidad de soporte vital avanzado o nos encontremos
como único recurso y determinemos realizar el traslado pues el paciente presenta una
relativa estabilidad, debemos aplicar maniobras orientadas a:
Alineación de la columna vertebral: Para ello emplearemos las técnicas de
tracción axial adaptadas a la posición en la que se encuentre nuestro paciente.
Inmovilización de la columna: Principalmente emplearemos técnicas de
estabilización cervical y de inmovilización de la columna tratando de de colocar
sobre el paciente el chaleco espinal de Kendrick, el collarín cervical, y el
inmovilizador lateral de cabeza.
Recogida y traslado de la víctima: Para ello emplearemos las técnicas de
levantamiento y de lateralización además de poder utilizar la camilla de
cuchara.
2. Consecuencias de las lesiones medulares
Resulta frecuente en el paciente que sufre un traumatismo vertebral encontrar a su
vez una lesión que comprometa a la médula espinal. Este acontecimiento produce
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directamente que el paciente presente una gravedad mayor y requiera ser asistido por
una unidad de Soporte Vital Avanzado.
Cuando la lesión medular se produce de manera completa, la víctima pierde por
completo las funciones sensitivas y motoras por debajo del nivel de la lesión, en caso
de producirse lesiones parciales sobre la médula, el paciente mantendrá alguna de las
funciones y otra las perderá.
Resulta fundamental en este campo realizar una evaluación profunda de la dimensión
disabilities en la evaluación inicial, observando la sintomatología propia de la función
neurológica. Es frecuente encontrar en estos pacientes una pérdida de sensibilidad,
movilidad o en los peores casos ambas dos.
Cuanto más cercana es la lesión al Cráneo, mayor será la pérdida funcional que
presente nuestra víctima, pudiendo afectar a zonas vitales y producir fallecimiento por
parada cardiorrespiratoria.
Cuando la lesión afecta a las cervicales, se produce pérdida de la función en brazos y
piernas (tetraplejia). Si la lesión se produce por encima de la cervical cuatro, la víctima
además presentará una pérdida de la función diafragmática, Al ser este músculo el
responsable en un 60% de la ventilación, es muy probable que este tipo de pacientes
requieran un aislamiento definitivo de la vía aérea y un apago aporte de ventilación
mecánica.
Si la lesión afecta a la altura de las vértebras torácicas, tendrá como resultado una
paraplejia con afectación de los miembros inferiores y dependiendo de si esta también
afecta a la musculatura abdominal o torácica, es muy probable que el paciente
requiera su vez aislamiento de vía aérea y ventilación mecánica.
En aquellos pacientes cuya afectación medular es a la altura de las vértebras lumbares,
se producirán paraplejias totales o parciales con afectación a las funciones vesicales e
intestinales.
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3. Shock medular
El shock medular se caracteriza por una hipoperfusión grave de los tejidos ocasionado
por una alteración en la médula espinal como consecuencia normalmente de un
traumatismo.
Podemos encontrar a su vez pacientes que presentan shock medular secundario a
infecciones o a determinados tumores.
El principal problema del traumatismo vertebromedular es la parálisis que provoca,
debemos intentar en la medida de lo posible evitar la rectificación cervical
manteniendo en todo momento la lordosis de esta zona.
La cabeza es la parte clave que va a guiar la inmovilización y movilización del paciente
con alteración medular, el objetivo será tratar de mantener el neuroeje del paciente
completamente alineado.
La lesión medular se clasifica de la siguiente manera:
Lesión medular primaria: Es la provocada por una sección completa de la
médula.
Lesión medular secundaria: En este caso la lesión puede sobrevenir por una
compresión de la médula, una invasión del canal medular por aristas o
partículas externas o aquella producida por una isquemia.
Partimos del principio de que a pesar de que la médula no esté afectada inicialmente,
es posible que nuestro paciente presente una columna inestable. Esta situación puede
llegar a producir que durante una mala movilización la médula se ve afectada y por
consiguiente aparezca la lesión medular.
Los causantes principales de la lesión medular son los movimientos de compresión,
flexión, rotación, lateralización, inclinación lateral y por último separación (habitual en
él ahorcado).
En caso de que encontremos un paciente que haya sufrido un fuerte traumatismo en
columna y por consiguiente presente una contusión medular se deben esperar 24
horas en observación hasta confirmar si hay o no lesión.
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4. Normas básicas del manejo de pacientes con lesiones medulares
Con el fin de evitar el agravamiento de una lesión medular o que le provoquemos al
paciente la lesión, partiremos del siguiente principio "En caso de duda si hay o no
lesión de columna, actuaremos como si la hubiera".
Las normas básicas de movilización/manejo del paciente con sospecha de lesión
medular serán las siguientes:
Realizar siempre las inmovilizaciones necesarias antes de iniciar cualquier
traslado ya que el desplazamiento en una unidad terrestre puede producir un
aumento de dolor incluso un agravamiento de la lesión.
Mantener la alineación de la columna vertebral durante cualquier movilización,
para ello debemos mantener alineado el eje que forman la cabeza el cuello y el
tronco (neuroeje).
Para poder llevar a cabo las técnicas con rigor los participantes deben estar
perfectamente entrenados y coordinados. En este punto se valora
positivamente que los sanitarios que vayan a realizar la movilización hayan
trabajado previamente juntos en circunstancias similares.
Generalmente se realizarán las movilizaciones entre tres y cuatro personas y
será necesario que se domine la técnica puesto que si no, la alineación cervical
será inviable y la técnica no estará correctamente realizada.
Normalmente se ubicará en la cabeza del paciente el profesional sanitario más
experimentado para poder gestionar y coordinar correctamente al resto de
sanitarios.
5. Alineación de la columna
5.1 El volteo de la víctima
En ocasiones y debido a la alta cinética producida por el accidente, nos encontramos a
pacientes en posiciones extrañas, no resultando infrecuente encontrar al paciente en
decúbito prono.
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Como ya conocemos, la evaluación inicial del paciente traumático se debe realizar en
decúbito supino, posición que nos va a permitir valorar y permeabilizar la vía si así se
requiere.
Para colocar a nuestro paciente de manera anti traumática en decúbito supino,
necesitaremos realizar una técnica de volteo lateral. Para ello es necesaria la presencia
como mínimo de dos sanitarios siendo más que recomendable que se realice entre
tres personas.
La técnica de volteo que se va a emplear quedará condicionada a la posición en la que
se encuentra el paciente, siendo determinantes la orientación de su cabeza y si este
presenta alguna lesión que imposibilite lateralizarle hacía alguno de los lados.
En condiciones normales, el volteo lateral del paciente se realizará de la siguiente
manera:
En primer lugar se debe determinar el movimiento que va realizar la cabeza del
paciente.
El sanitario más experimentado se colocará próximo a la cabeza y ubicará su
mano derecha sobre la mejilla derecha del paciente y su mano izquierda sobre
la mejilla izquierda, cabe destacar que en pacientes que hay que lateralizar
hacia el lado hacia el que están mirando es necesario colocar inicialmente las
manos cruzadas.
El resto de sanitarios se colocarán en el lado del paciente hacia el que se va a
voltear ubicando sus manos en hombros, cadera y piernas.
En un movimiento coordinado a la de tres, se realizarán dos movimientos:
o En el primero de ellos se procederá a colocar al paciente apoyado sobre
el hombro y el hemisferio del cuerpo sobre el que se va a voltear, en
este momento el sanitario que se encuentra en la cabeza del paciente
deberá realizar una alineación del eje cervical si éste no existía
previamente.
o A la de tres se realizará un segundo movimiento en el que se depositará
al paciente ya en decúbito supino sobre el suelo, acto seguido se
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procederá a la colocación del collarín cervical para realizar una correcta
inmovilización.
5.2 Colocación de la cabeza en posición neutra (tracción axial)
Esta técnica tiene como objetivo realizar una correcta alineación del cuello de la
víctima para disminuir el riesgo de lesión medular por compresión.
Debemos emplearla cuando se sospecha de una lesión vertebral o medular en un
paciente sentado o tumbado boca arriba, al igual que ocurre con el volteo lateral, el
procedimiento quedará condicionado a la posición en la que se encuentre nuestra
víctima existiendo dos posibilidades:
Paciente tumbado: Colocaremos los dedos pulgares de ambas manos sobre
ambos arcos mandibulares, el resto de los dedos se colocarán en la parte
occipital.
El sanitario estará agachado tratando de mantener su visión a la altura de la
cabeza del paciente, de esta manera la alineación cervical será todavía más
precisa. Realizada la ubicación de nuestras manos se procederá a mantener una
atracción ligera sobre el eje imaginario de la cabeza y la columna.
Paciente sentado: Es frecuente encontrarlo en accidentes de tráfico o cuando a
nuestra víctima le han sentado y tras hablar con los testigos hemos constatado
que ha existido un traumatismo sugestivo de lesión vertebral.
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Ubicaremos los dedos de las manos salvo los pulgares sobre la cara del
paciente buscando en todo momento prominencias óseas, los pulgares
ubicarán en las apófisis mastoides.
Realizaremos una atracción sobre el eje imaginario de la cabeza y la columna
alineando correctamente el neuroeje de la víctima.
5.3 Estabilización cervical manual
La cabeza del paciente se encuentra en posición neutra cuando su mirada es
perpendicular a la columna, es entonces cuando consideraremos que el paciente
presenta un neuroeje completamente alineado.
Existe la posibilidad de conseguir mantener la estabilización cervical desde el lateral de
la víctima para ellos sujetaremos la zona occipital con una de las manos y con la otra
fijaremos el mentón.
5.4 Retirada del casco
La presencia de casco dificulta en gran medida la intervención sanitaria con la víctima:
No podemos valorar el cráneo ni la cara.
No existe acceso para aislamiento de la vía aérea.
No podemos aplicar oxigenoterapia.
No podemos colocar el collarín cervical.
El cuello será completamente vulnerable.
La postura del paciente con el casco favorece la hiperflexión, aumentando el
riesgo de lesión cervical.
Existe riesgo de broncoaspiración por vómito.
Impide la colocación de determinados dispositivos de inmovilización.
Supone una barrera de comunicación con el paciente.
En ocasiones, puede aumentar los niveles de incomodidad del paciente
aumentando la ansiedad y el estrés.
La técnica de retirada del casco se realiza de la siguiente manera:
Inicialmente la inmovilización y tracción manual que llevaremos a cabo con el
paciente con casco se realizará ubicando nuestras manos sobre la base del
casco.
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Colocaremos al paciente en decúbito supino realizando en todo momento las
técnicas correspondientes con una adecuada alineación del neuroeje.
Una vez nuestro paciente se encuentre ubicado en posición decúbito supino,
uno de los sanitarios se ubicará en la cabeza del paciente sujetando con fuerza
la base del casco.
El sanitario que queda libre se encargará de levantar la visera del casco así
como quitar el broche del barbuquejo aprovechando para evaluar el estado de
la vía aérea del paciente.
En este momento se realizará la tracción cervical desde el lateral de la víctima
por parte del sanitario que ha retirado el barbuquejo y abierto la visera del
casco. Para realizar dicha tracción se colocará una mano en la zona occipital del
y la otra mano se encargará de controlar la zona del mentón. Conviene colocar
el antebrazo de la mano que sujeta el occipital apoyado contra el suelo para
ganar algo más de estabilidad.
El sanitario que está a la cabeza del paciente comenzará a realizar una
extracción lenta del casco lo más paralelo al suelo y realizando los movimientos
de zigzag necesarios para sobrepasar la nariz y la barbilla. Durante este proceso
será necesario que este sanitario este observando a través de la visera del
casco.
Una vez se ha retirado el casco el sanitario que se encontraba a la cabeza del
paciente realizará una atracción axial para paciente en decúbito supino.
El sanitario que se encontraba realizando la tracción desde el lateral, procederá
a la colocación del collarín cervical.
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6. Inmovilización de la columna
Como ya hemos estudiado anteriormente el paciente que sufre una lesión vertebral o
medular presenta el riesgo de agravar dicha lesión si las movilizaciones que se le
practicar no se realizan correctamente.
Previamente a iniciar cualquier movilización del paciente, se debe proceder a realizar
una correcta inmovilización de las estructuras que aparentemente pudieran estar
lesionadas. A través de la inmovilización de la columna cervical logramos que el cuello
no se mueva, evitando de esta manera que se produzca lesiones o que se agraven
aquellas que ya se encuentran latentes.
Como norma general emplearemos la inmovilización cervical en las víctimas
politraumatizadas, en pacientes inconscientes con traumas graves y cuando nuestra
víctima presente un traumatismo craneoencefálico con sospecha de Afectación
cervical.
6.1 Collarín cervical
Son dispositivos de inmovilización de la región cervical que garantizan la anulación
prácticamente de un 80% de los movimientos posibles que puede realizar el cuello de
la víctima. De esta manera logramos que tanto las movilizaciones como el trayecto en
la ambulancia sean seguros.
El collarín cervical se coloca de la siguiente manera:
El paciente estará colocado en posición decúbito supino, de no ser así se realizarán las
movilizaciones pertinentes hasta lograr esta posición. Solamente recurriremos a
colocar el collarín cervical en una posición distinta si nuestro paciente no tolera el
decúbito supino y existe una imposibilidad de colocarle en dicha posición. En tal caso
adaptaremos la colocación del collarín a la postura en la que se encuentre.
Con el paciente ya en decúbito supino necesitaremos la presencia de dos sanitarios
para la colocación de este dispositivo.
El primero de los sanitarios realizará una atracción axial adaptada a la
colocación en la que se presente nuestra víctima.
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El sanitario que queda libre realizará la medición correspondiente al tipo de
collarín que se va a emplear.
Mientras el primer sanitario continúa manteniendo la atracción axial el
segundo de los sanitarios coloca el collarín y lo ajusta adecuadamente al cuello.
Realizaremos las correspondientes comprobaciones que se resumen en
observar que nuestro paciente pueda tragar adecuadamente, le permita la
apertura de la boca y no dificulte la respiración en ningún caso.
Aunque el collarín cervical esté colocado, uno de los sanitarios continuará
manteniendo la alineación manual del neuroeje hasta que se haya colocado el
inmovilizador lateral de cabeza.
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6.2 Los inmovilizadores laterales
Comúnmente denominado la dama de Elche, son dispositivos de control cervical que
se emplean para complementar la inmovilización realizada con el collarín.
Están compuestos por tres partes fundamentalmente:
Soporte con anclajes para el tablero espinal/camilla de cuchara.
Orejuelas con orificio para observar los oídos del paciente y que éste pueda
escuchar.
Cinchas de fijación para frente y mentón.
Los inmovilizadores laterales de cabeza se pueden emplear indiferentemente en
tablero espinal y camilla de cuchara, la única diferencia existente será la colocación de
las orejuelas que deben quedar bien ajustadas a la cabeza del paciente.
Este dispositivo está indicado para todos aquellos pacientes que deben de ser
movilizados en camilla cuchara o tablero espinal y son susceptibles de presentar una
lesión en la columna vertebral.
La colocación de la dama de Elche se realiza de La siguiente manera:
Ubicaremos la base del inmovilizador bien anclado y sujeto al tablero espinal o
a la camilla de cuchara.
Realizaremos la correspondiente movilización del paciente colocando la cabeza
de este en la parte central de la base del inmovilizador. En todo momento se
debe mantener la inmovilización manual del cuello y el collarín ya debería estar
puesto.
Mientras que uno de los sanitarios sigue manteniendo el control manual de la
cabeza, el sanitario restante colocará una de las orejuelas en primer lugar y la
otra de las orejuelas en segundo lugar permitiendo durante este proceso que el
sanitario que está en cabeza pueda ir liberando poco a poco sus manos del
control cervical.
El sanitario que se encuentran cabeza realizará ahora el control manual
directamente desde las orejuelas del inmovilizador mientras el sanitario que
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queda libre irá realizando las pertinentes fijaciones con las cinchas de la frente
y del mentón.
Finalizada la colocación y fijación del inmovilizador, se podrá proceder a iniciar
El desplazamiento del paciente sobre el dispositivo deseado.
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7. Técnicas de recogida y traslado
Estas técnicas corresponden a las maniobras de Puente holandés tradicional, puente
holandés mejorado y recogida de paciente con camilla cuchara.