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pdfcrowd.com open in browser PRO version Are you a developer? Try out the HTML to PDF API Adolfo Sánchez Vázquez Filosofía de las Ciencias Sociales y Humanas ENTREVISTA Teresa Rodríguez de Lecea | CSIC, Instituto de Filosofía, Madrid P.- Quisiera, por favor, que nos narrara cómo fue su experiencia de exiliado. Cuáles fueron las circunstancias de su llegada a México y cómo se desarrolló su vida en ese país, cuáles fueron los principales episodios que usted destaca en su evolución intelectual ala retornar a la normalidad. ASV.- Yo llegué a Veracruz el 13 de junio de 1939, en el Sinaia, con mi compañero Juan Rejano y el poeta Pedro Garfias. Llegamos al puerto de Veracruz y y allí tuvimos una acogida muy calurosa de los "jarochos". Había cosas sorprendentes, pancartas: "Salud a los españoles republicanos"; y también aquella otra que decía "El Sindicato de tortilleras os saluda". Nosotros no teníamos ni idea de lo que significaba eso en México; el significado que conocíamos era el de España. Estuvimos en el puerto de Veracruz unos días Rejano y yo, en el mismo hotel; era el mes de julio y hacía un calor insoportable, sobre todo insoportable para nosotros. Además era época de lluvias, con ese modo de llover en el trópico, para nosotros completamente insospechado. Pero en fin, veníamos cargados de ilusiones, de esperanzas. Todo nos parecía extraordinario: el ambiente de Veracruz, que es muy alegre, que es lo que más se parece a lo español, sobre todo a lo andaluz; los jugos de fruta, los bailes callejeros, en fin, la gente que nos saludaba muy afectuosamente en la calle, los intelectuales locales que se acercaban a nosotros. Recuerdo que vino a vernos un día un poeta veracruzano desconocido y nos quiso leer a Rejano y a mi su poema. Y claro, "Si, como no". Empieza a leer un poema que, más o menos, era toda la historia de la colonia, de la conquista y todo lo demás, en octavas reales. Y cuando había leído ya un buen número de octavas reales, le preguntamos: "Qué, ¿sigue todavía su inspiración dando fruto?". "Si, me quedan todavía unas trescientas octavas reales". Bueno pues pasamos el tiempo así, hasta que llegó a los pocos días la posibilidad de venir a Méjico capital. Vinimos en un tren de esos que aparecen en las películas de la época de la Revolución, con los soldados, la vigilancia en el tren y demás. Una vez en el Distrito Federal, establecimos contactos con los organismos de ayuda. Nos daban un pequeño subsidio, unos cincuenta pesos de la época, que eran mucho más que ahora, pero también muy poco. Era el último año

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Una entrevista a fondo con un filósofo imprescindible en la academia hispanomexicana.

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Adolfo Sánchez Vázquez Filosofía de las Ciencias Sociales y Humanas

ENTREVISTA

Teresa Rodríguez de Lecea | CSIC, Instituto de Filosofía, Madrid

P.- Quisiera, por favor, que nos narrara cómo fue su experiencia de exiliado. Cuáles fueron las circunstancias de sullegada a México y cómo se desarrolló su vida en ese país, cuáles fueron los principales episodios que usted destaca ensu evolución intelectual ala retornar a la normalidad.

ASV.- Yo llegué a Veracruz el 13 de junio de 1939, en el Sinaia, con mi compañero Juan Rejano y el poeta PedroGarfias. Llegamos al puerto de Veracruz y y allí tuvimos una acogida muy calurosa de los "jarochos". Había cosassorprendentes, pancartas: "Salud a los españoles republicanos"; y también aquella otra que decía "El Sindicato detortilleras os saluda". Nosotros no teníamos ni idea de lo que significaba eso en México; el significado que conocíamosera el de España.

Estuvimos en el puerto de Veracruz unos días Rejano y yo, en el mismo hotel; era el mes de julio y hacía un calorinsoportable, sobre todo insoportable para nosotros. Además era época de lluvias, con ese modo de llover en el trópico,para nosotros completamente insospechado. Pero en fin, veníamos cargados de ilusiones, de esperanzas. Todo nosparecía extraordinario: el ambiente de Veracruz, que es muy alegre, que es lo que más se parece a lo español, sobretodo a lo andaluz; los jugos de fruta, los bailes callejeros, en fin, la gente que nos saludaba muy afectuosamente en lacalle, los intelectuales locales que se acercaban a nosotros. Recuerdo que vino a vernos un día un poeta veracruzanodesconocido y nos quiso leer a Rejano y a mi su poema. Y claro, "Si, como no". Empieza a leer un poema que, más omenos, era toda la historia de la colonia, de la conquista y todo lo demás, en octavas reales. Y cuando había leído yaun buen número de octavas reales, le preguntamos: "Qué, ¿sigue todavía su inspiración dando fruto?". "Si, me quedantodavía unas trescientas octavas reales".

Bueno pues pasamos el tiempo así, hasta que llegó a los pocos días la posibilidad de venir a Méjico capital. Vinimos enun tren de esos que aparecen en las películas de la época de la Revolución, con los soldados, la vigilancia en el tren ydemás. Una vez en el Distrito Federal, establecimos contactos con los organismos de ayuda. Nos daban un pequeñosubsidio, unos cincuenta pesos de la época, que eran mucho más que ahora, pero también muy poco. Era el último año

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subsidio, unos cincuenta pesos de la época, que eran mucho más que ahora, pero también muy poco. Era el último añode gobierno del general Cárdenas, y había mucha inquietud, como pasa aquí siempre el último año del periodo sexenal.Sobre todo la derecha estaba furibunda contra Cárdenas.

P.- ¿Era motivo de conflicto el tema de los exiliados españoles?

ASV.- Ese era uno de los pretextos para atacar a Cárdenas. De manera que no todo era de rosas, no. En aquellaépoca, había intelectuales que atacaban abiertamente a los exiliados, a los refugiados. Aunque hay que decir que lamayoría de los intelectuales eran gente de izquierdas, como en general ha sido siempre la intelectualidad mejicanahasta hoy, y estos estaban muy solícitos con nosotros. En fin, cada quien empezó a buscar, empezó a abrirse caminocomo pudo, con las ayudas que pudo encontrar. Hay que tener en cuenta que si el Méjico de hoy tiene problemastodavía de limitaciones y carencias, que entonces era mucho mayor. El medio intelectual era muy limitado, en launiversidad no existían los profesores de carrera, los profesores de asignatura. Un hombre como Gaos, que ya venía conun nombre, con un prestigio, inmediatamente fue incorporado a la universidad, pero, desde el punto de vista de susposibilidades de subsistencia, cobraba las horas que daba de clase, con lo cual era imposible subsistir. Daba por aquellaépoca seis u ocho horas diarias de clase, como cualquiera: en la Preparatoria, en una universidad Femenina que habíaentonces, y donde podía. Si eso ocurría con Gaos, obviamente para la gente que estábamos en condiciones másdesventajosas, era mucho más duro. Por lo que a mi toca, peor todavía, porque yo en realidad no había terminado misestudios. Llegué a Méjico como estudiante, con lo cual, las posibilidades inmediatas de incorporarme a la enseñanza anivel universitario, eran muy difíciles. De todas maneras, nos fuimos abriendo camino.

Poco después de llegar tuvimos la oportunidad de fundar la revista Romance, que la fundó sobre todo Juan Rejano. Elconocía desde España al editor Rafael Jiménez Siles que había desempeñado un papel importante en aquella famosaEditorial Cénit de antes de la guerra. Este Siles contactó enseguida aquí con medios políticos influyentes y algunoeconómico; y traía ya en mente un proyecto, un plan editorial, que pudo poner en marcha.

En el comité de redacción original estábamos Antonio Sánchez Barbudo, el profesor que se fue hace mucho tiempo aEstados Unidos, estaba Herrera Petere, que ya murió, el poeta Lorenzo Varela, joven entonces, también Sorela. Eldiseño y la parte tipográfica corría a cargo de Miguel Prieto. La revista fue un hecho importante en la vida cultural deMéxico, porque no existía un semanario cultural de ese tipo. Fue importante sobre todo desde el punto de vista de lainnovación tipográfica, del diseño, y desde el primer momento la revista despertó un gran interés. Retrospectivamenteyo lo considero un error, pero la Redacción estaba constituida exclusivamente por nosotros, jóvenes intelectualesespañoles. Aunque existía un Consejo de Redacción muy amplio, donde estaban prácticamente todas las figuras másimportantes de la intelectualidad mexicana de entonces. La revista se hizo, y cuando habíamos publicado ya unos

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importantes de la intelectualidad mexicana de entonces. La revista se hizo, y cuando habíamos publicado ya unoscatorce o quince números, tuvimos un conflicto con Jiménez Siles, con el director, porque algunos de los que estabanen el Consejo de Administración, sobre todo el novelista autor de El águila y la serpiente, Martín Luis Guzmán, que eraun escritor muy brillante, pero como persona un tipo de cuidado, se las arregló para crear un conflicto que finalmentenos llevó a la ruptura, cuando se nos quiso imponer una serie de normas y comisiones para poder seguir llevandoadelante la revista. Bueno, esa fue nuestra experiencia en Romance. Previamente, había yo participado con unascolaboraciones en la revista España peregrina, publicada por una institución que se creó a poco de llegar nosotros, laJunta de Cultura Española, que presidía Bergamín, y a la que pertenecían todos los intelectuales más destacados.Estaba Xirau, estaba Imaz, estaba Larrea, Gaos estaba también. Yo participé en España peregrina, publiqué un poemaque había estado elaborando casi desde la llegada, y una serie de notas de libros, que están recogidas en la revista.

Esto era en el año 39 y el 40. Andaba yo viviendo como podía, haciendo algunas traducciones, alguna colaboración,hasta que me surgió una posibilidad, que se la debo a una crítica de arte y política muy conocida en los años de laRepública, Margarita Nelken. Ella me consiguió una plaza de profesor en la Escuela Normal de Morelia, comisionado por laSecretaría de Educación Pública. Y, aprovechando este nombramiento, también la Universidad Michoacana me ofreció laposibilidad de dar clases en el llamado Colegio de San Nicolás, que era entonces la Escuela Preparatoria de esaUniversidad. Tenía una tradición histórica, porque había sido Rector el Padre Hidalgo en la Independencia, y habíadesempeñado un papel importante en una época en las luchas de los liberales. Se caracterizaba además por tendenciasmuy izquierdistas. Bueno, pues yo llegué a la Universidad de Morelia, a la escuela Normal, para dar clases de Filosofía.Mi formación filosófica era muy incipiente. Hasta entonces yo casi estaba más inclinado por la Literatura que por laFilosofía. Pero claro, tomé aquello con seriedad y con responsabilidad, y pasaba horas y horas preparando la clase,leyendo y releyendo. Me acuerdo que a mi pobre esposa le explicaba mis clases. Y decía: "Si tú me entiendes a Kantpues seguro que lo entienden los alumnos también".

P.- ¿Ya se habían casado para entonces?

ASV.- Si. Nos casamos al poco de llegar a Morelia. Nos hicimos novios aquí, aunque nos conocíamos desde España.Tuve buena acogida en Morelia. Hacía varios años que no se daba clase de Filosofía en el Colegio de San Nicolás, porfalta de profesor. Eran clases multitudinarias, de cien a ciento veinte alumnos o cosa así. Yo no había dado clasejamás, y para mi era una experiencia terrible. Además el alumnado, por un lado tenía unas tendencias políticas muyactivas, muy izquierdistas, y por otro lado tenía fama de ser muy levantisco. Yo realmente lo pude sobrellevar, perohabía un profesor de Filosofía español que se llamaba Marcelino Méndez, luego le perdí la pista completamente, que eraun hombre preparado, mejor preparado que yo, porque ya había hecho la carrera de Filosofía en España, y sin embargono resistió a los alumnos. En cambio yo lo logré, a base de firmeza, y al mismo tiempo con flexibilidad. Era un alumnado

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no resistió a los alumnos. En cambio yo lo logré, a base de firmeza, y al mismo tiempo con flexibilidad. Era un alumnadodifícil. Recuerdo que a ellos les gustaba poner a los profesores en unas situaciones un poco difíciles. Una vez meencontré en el tablero de anuncios de la escuela un anónimo donde me atacaban bastante burdamente. Entonces yo,escribí al lado: "Al autor de este anónimo le espero mañana aquí, a las cinco en punto de la tarde, a ver si tiene el valorde decirme directamente lo que me está diciendo aquí". Yo fui, claro, pero él no se presentó. Pero corrió la noticia, yeso me dio prestigio y autoridad. Otro día los alumnos: "Profesor, estamos enamorados de su corbata, ¡qué corbatatiene usted! ¿Por qué no la rifa?". Bueno, pues a rifar la corbata entre los alumnos.

Morelia era una ciudad muy pequeña entonces. Tenía apenas sesenta mil habitantes. Era una ciudad donde launiversidad tenía fama de levantisca y de izquierdista, pero la ciudad era completamente mocha y reaccionaria. Y lasrelaciones entre la universidad y la ciudad eran siempre muy conflictivas. Por eso, nos fuimos a la calle. Recuerdo queen la Semana Santa los alumnos hicieron una contra-procesión, completamente blasfema; cosas de ese tipo, sobretodo contra la iglesia. Pero nosotros vivíamos a gusto. Aunque la ciudad era pequeña, había en la propia universidad ungrupo de estudiantes muy inquieto y un grupo de intelectuales, que hacían su revista, daban sus conferencias, susrecitales. Es decir tenía una buena relación con ellos allí. Publiqué mi libro de poesía con su ayuda, que lo promovieron,pusieron el dinero y demás. De manera que yo estaba bien, estaba contento. Hasta que estalló un conflicto que meobligó a tener que dejar Morelia.

Había salido ya Cárdenas y se había producido en México ese viraje a la derecha que representó Avila Camacho. Unpoco en contra de las tradiciones había sido nombrado un Rector, en cierto modo estimulado por el secretario deEducación, que era avilista. Y se planteó un conflicto entre el Rector y el Gobernador, que era cardenista. Y elgobernador no sabiendo cómo quitarse de en medio al Rector hizo una ley jurídicamente estúpida, que tenía carácterretroactivo, para sacarse de encima al Rector. En un conflicto así la Universidad se solidarizó con el Rector, yprácticamente, como el gobernador era cardenista, pues yo, en principio estuve con él.

Total. Estuve cerca de tres años en Morelia, pero me vine a la ciudad de México prácticamente sin nada. Empecé ahacer traducciones, a hacer lo que podía, incluso para sobrevivir. Incluso novelé guiones cinematográficos. Recuerdoque proyectaban la famosa película Gilda, de Rita Haywort. Me daban el guión en inglés, me proyectaban la películaantes y me daba dos meses de plazo para escribir la novela; era el plazo necesario para que la novela pudieraimprimirse y estar a tiempo para distribuirse cuando llegara la película. La cantidad de cosas que tuve que hacer,traducciones de diferente tipo, sobre todo de cosas literarias, o biográficas; entonces hice la traducción de "El retratode Dorian Grey", de Oscar Wilde, "La vida de Mahoma", de Washington Irving, el norteamericano. Tuve que defendermecomo pude. Y por entonces me surgió también la posibilidad de dirigir una casa, una especie de residencia o refugiopara los que se conocen como "los niños de Morelia", los niños aquellos que llegaron a México durante la guerra. Me

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para los que se conocen como "los niños de Morelia", los niños aquellos que llegaron a México durante la guerra. Medieron la dirección de una de las casas, en las que había veinte o treinta alumnos. Pero estos muchachos no conocían asus padres, habían salido con cuatro, seis u ocho años de sus casas, y por razones muy explicables eran terriblementerebeldes, terriblemente levantiscos. No había quien pudiera con ellos, y mi esposa y yo, que éramos muy jóvenesentonces, no teníamos experiencia y sufrimos horrores con aquello. Hasta que yo dije: "Ahí os quedais porque no hayquien os aguante". Yo había podido ya resolver, mas o menos mi problema económico. Un año más o menos estuve conellos.

Entonces la única posibilidad era sobrevivir de las traducciones, porque las clases eran muy limitadas. Durante el tiempoque estuve en esa residencia aproveché para regularizar mis estudios en la facultad de Filosofía y Letras. Pudereanudar la carrera simplemente porque conservaba el carnet de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid y unaconstancia de las materias en las que estaba matriculado. Con eso me hizo Gaos, que había sido el último Rector de laUniversidad de Madrid, un certificado diciendo que el hecho de poseer esto significaba, desde luego que tenía elbachillerato, porque por lo menos, había cursado estas materias que se cursan después de ese nivel. Y con eso mepermitieron ingresar, aunque, claro, no me podía graduar hasta que me llegara la documentación de España.

P.- ¿Nunca le llegó?

ASV.- Si. Cuando ya habían pasado ocho o nueve años, cuando ya iba a recibirme. Para el examen tuve que presentartodos esos documentos, y por fin me admitieron. Así hice mis estudios de Letras completos. Había algunos buenosprofesores en la carrera de Letras: había un profesor mejicano, don Julio Jiménez Rueda, profesor de Literatura. Yestaba también un profesor español, pero que no estaba como exiliado sino que había venido antes, huyendo de laguerra, discípulo de Menéndez Pidal, que se llamaba Amancio Bolaño Islas y daba Gramática Histórica y Fonología.Bueno, pues hice mis estudios completos, incluso comencé a preparar mi tesis sobre "El sentido del tiempo en la poesíade Antonio Machado", y llegué incluso a publicar un artículo que está recogido en mi Bibliografía, sobre "El sentido deltiempo en la poesía española". Pero no llegué a recibirme en aquellos años, pues la necesidad de subsistir eraapremiante. Yo ya había dejado la casa de estos niños de Morelia, tenía que traducir día y noche y las condiciones desupervivencia eran muy difíciles. Por otro lado, nosotros teníamos una actividad política muy intensa entonces. Yo eramiembro del Partido y, además, el responsable de los intelectuales, que era un núcleo importante; teníamos muchotrabajo en el seno de la emigración intelectual. Entre las exigencias de esta intensa actividad política y las tareas desubsistir, dejé los estudios de la Facultad. Esto debió ser los años 44 o 45, y no volví a la Facultad, ya para hacerestudios de Filosofía, hasta los años 48 o 49.

P.- ¿Qué fue lo que le decidió a ese cambio?

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ASV.- Hay una explicación de tipo intelectual o teórica, y otra pragmática. La intelectual o teórica es que yo estaba yamuy metido en la vida política, me consideraba marxista, y se me planteaba la necesidad de esclarecer en un planoteórico, la teoría del marxismo. Además, yo traía de mis años de Morelia, casi tres años en los que había sido profesorde Filosofía. Y claro, la experiencia docente me obligó a tomar en serio un trabajo de preparación, que permitió que yoacumulara un capital filosófico que no era despreciable. Esa necesidad, por un lado, de la práctica política que exigíauna serie de esclarecimientos de tipo teórico, que el marxismo de entonces era un marxismo estrecho, cerrado,dogmático y que realmente ofrecía muy poca perspectiva para un desarrollo práctico y personal. También eraimportante para mí lo que ya en cierto modo había acumulado: ya tenía una formación filosófica que no era despreciabley que había que aprovechar. Y por otro lado, aunque conservaba mi vocación literaria, y había escrito algo y me habíanpublicado unos sonetos en la revista de Octavio Paz en aquellos años. Pero desde un punto de vista práctico opragmático, para ser profesor de Literatura en México no había perspectiva porque cualquiera se consideraba conposibilidades de hablar de Literatura. En cambio en Filosofía, las posibilidades eran mayores, porque el campo era másrestringido por las exigencias mismas del saber filosófico en este terreno. Eso hizo en cierto modo que yo decidierainclinarme por la Filosofía, desde un punto de vista profesional. Además, cuando volví a la Facultad, me aceptaron comooptativas aprovechables una serie de materias que yo había cursado en Letras y, por tanto, descargaron misobligaciones.

Tuve como profesores allí a Xirau padre, con el que hice un curso de Filosofía Contemporánea. Recuerdo que uno de loscursos que dió fue sobre Heidegger, y ése fue uno de mis primeros contactos con ese autor; no el primero, que lo tuveen Morelia, donde hice amistad con García Bacca, que había sido invitado como profesor visitante y estuvo allí como unpar de meses. Aunque él estaba casado, había ido solo y estaba yo todo el día con él. Por la noche nos reuníamos,paseábamos, y recuerdo que él había hecho, para su propio consumo, una traducción de Ser y Tiempo que no se hapublicado. La que se publicó fue la de Gaos. Pues me reunía con él, leíamos, y comentábamos textos de Heidegger. Poreso fue que después tomé este curso con Xirau, y conservaba unas notas muy amplias que se las regalé a Xirau hijo.

Tuve también como profesor a Gaos, por supuesto. Estuve en su famoso seminario, que se ha vuelto casi mítico, sobrela Lógica de Hegel, que duró cuatro años. De ese seminario recuerdo a Fernando Salmerón y a Alejandro Rossi. Nosexaminamos con el estilo concienzudo de Gaos, página por página. Cada quien se encargaba de exponer una categoríade la Lógica de Hegel, y después se intercambiaba. Recuerdo que a mi me tocó la categoría de medida, de la Lógica.Gaos era un excelente profesor, con su estilo muy personal, muy sincero. Había veces que decía él: "Toda la noche heestado trabajando con esta categoría y casi no he entendido nada. A ver si entre todos logramos establecerla".Exageraba, claro. Descubrimos también un truco para leer la Lógica. Hegel, después de su exposición tan abstrusa,siempre termina con un apartado que llama "Observaciones". Todo lo denso, oscuro, terrible y pedregoso que es la

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siempre termina con un apartado que llama "Observaciones". Todo lo denso, oscuro, terrible y pedregoso que es laparte anterior del capítulo, se hace muy clara y accesible en las "Observaciones". Entonces descubrimos el truco yempezábamos primero por leer y discutir las "Observaciones".

Yo con Gaos tenía buena relación en lo personal. Ya le había conocido en España porque, como te conté, presidía esefamoso examen de ingreso, que era una masacre terrible. El era muy serio, muy responsable. Más tarde me quise recibircon una tesis de Estética, "Conciencia y realidad de la obra de arte", en la que examinaba las tesis fundamentales de laEstética desde el punto de vista marxista. Yo creía que era una cosa muy abierta y muy crítica del marxismo oficial enel campo de la Estética de entonces, y, claro, después he visto que no, pero intentaba ahí una cierta apertura en laque yo me movía todavía dentro del marco teórico general; esto era ya en el año 55 o cosa así. Me pareció entoncesque era obligado, aunque fuera un campo que obviamente él no había trabajado, pero me pareció que le interesaríaespecialmente a Gaos, y le pedí que formara parte del jurado. El se excusó; pero dijo que quería conocer la tesis eincluso me hizo una serie de observaciones muy meticulosas, como él hacía, por escrito, que en cierto modo yo toméen cuenta y discutí con él, pero fuera del examen.

En el jurado estaba Samuel Ramos, que era entonces la autoridad académica más alta en cuestiones de Estética.Estaban también Leopoldo Zea, Wenceslao Roces, Eli de Gortari y el profesor michoacano, Juan Hernández Luna. Porcierto, en el examen, el profesor Hernández Luna, bueb colega y amigo mío, me espetó: " Y usted ¿cómo se explica yse atreve a presentar una tesis marxista, en una universidad burguesa como es ésta?". Y le contesté:"Bueno, no setrata de algo exclusivo de esta universidad, y es que el marxismo tiene hoy una fuerza que la Academia no puedeignorar; pero no se trata de discutir mi atrevimiento; lo que hay que discutir es si la tesis es buena o mala".

Después del examen se me abrieron las puertas para entrar en la Facultad como profesor de asignatura, queeconómicamente no era nada, pero era importante para estar dentro de ella. Y como tenía que aceptar lo que meofrecieran, el primer curso que dí en la Facultad, fue sobre Filosofía de la Educación.

En verdad yo había entrado en el departamento de Filosofía, antes del examen de grado, en el año 52, como profesorayudante de la clase de Lógica de Elí de Gortari. Ese fue mi primer puesto docente en la UNAM. En la clase del doctorDe Gortari, tuve también mi primera experiencia docente en la Facultad, pues con motivo de un viaje suyo de dos o tresmeses por Europa, me encargué del curso. Como yo tenía ya cierto conocimiento del ruso, estaba al tanto de lo que seestaba publicando en la Unión Soviética; por la "Revista de Filosofía" pude seguir de cerca una gran discusión sobre larelación entre la Lógica formal y la Lógica Dialéctica. Con base en ella preparé un curso monográfico, dentro del cursode de Gortari, que duró unos tres meses, sobre las Relaciones entre Lógica formal y Lógica dialéctica. Esa fue miprimera experiencia docente. Casi simultáneamente a esto, di también y clases de Filosofía en el Colegio Israelita,

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primera experiencia docente. Casi simultáneamente a esto, di también y clases de Filosofía en el Colegio Israelita,gracias al generoso ofrecimiento de De Gortari; y también, un curso de Teoría del Conocimiento en la Escuela NormalSuperior.

Después de graduarme tuve oportunidad de entrar en la Facultad, como ya dije. Su Director era entonces el LicenciadoSalvador Azuela, y su Secretario, Hernández Luna, que me había hecho aquella inesperada pregunta en el examen degrado y con el que, como era michoacano, por mi estancia en Morelia, mantenía buena relación. Di mi primer cursosobre Filosofía de la Educación, que no era una materia que me interesara especialmente, aunque ya tenía formaciónpedagógica por haber cursado en España la carrera de Magisterio. Más tarde tuve posibilidad de dar otros cursos, entreellos uno monográfico, que a mi me interesó mucho, sobre las relaciones entre alma y cuerpo, de acuerdo con laterminología teilhardiana, entre psique y materia, desde Platón hasta nuestros días. Me sirvió de mucho porque al finaldel curso le dediqué una parte a una problemática que entonces era muy novedosa, y que yo creo que fuí el primero enabordarla en la universidad, por lo menos a nivel filosófico, que era la respuesta que daba la cibernética, la inteligenciaartificial. Leí entonces, en los años cincuenta, a Winner y al gran científico mejicano Rosenblueth, que había trabajadocon él. Duró casi dos meses, y causó cierta impresión en los medios de la Facultad por la novedad. Y después, didiferentes cursos. Durante los primeros años, los cursos fueron de Historia de la Filosofía Contemporánea, algo deMarxismo, pero no de Estética. Porque la cátedra de Estética estaba monopolizada por Samuel Ramos, y mientras élvivió no hubo manera de que se creara un grupo de Estética. Cuando él murió, al final de 59 o 60, me dieron a mí lacátedra de Estética.

P.- ¿Por qué no podía hacer otro grupo? ¿Era porque su concepto de la Estética era diferente del suyo?

ASV.- No. Porque no admitía que otro lo diera. En cuanto él murió, me dieron a mí la Cátedra y el Seminario de Estéticay desde entonces ocuparon mi actividad durante casi todo el tiempo. Pero además de los cursos de Estética y elseminario, daba siempre un curso de marxismo. Por entonces el marxismo, en la Facultad, prácticamente no existía.

P.- ¿No daba también marxismo Elí de Gortari?

ASV. .- Elí de Gortari tenía a su cargo la Lógica dialéctica con un enfoque más ortodoxo y cientifista que el que a míempezaba a interesarme. Me atraían más que sus planteamientos ontológicos las discusiones de lo que se ha llamadodespués el marxismo occidental, con el que entré en relación en cuanto pude. En la facultad yo dí esta serie dematerias durante todos los años cincuentas. Al mismo tiempo compartía la clases con una infinidad de trabajos parapoder subsistir. Eran, sobre todo, traducciones, traducciones y más traducciones. Yo traducía en función de lanecesidad, de manera que me encerraba y me pasaba horas y horas traduciendo.

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P.- ¿Tampoco se pagaba la colaboración en las revistas?

ASV.- Se pagaba muy poco, pero además publicar un ensayo exigía -y exige-un proceso de elaboración, de lectura,que no era fácil que se recompensara económicamente. Traducía, sobre todo, del ruso, que se pagaba un poco mejor,pues para las traducciones del francés y del inglés, sobraban los traductores -sobre todo los malos -y,claro, sepagaban mal. Traduje bastantes libros de ciencias sociales y filosofía - ortodoxos, por supuesto - del ruso, hasta quepude decir adiós al agotador trabajo de traducción, al ser nombrado profesor de carrera, de tiempo completo. Aunqueeso no representó para mí una mejoría económica notable, sí me liberó completamente del tiempo que yo dedicaba aotras actividades y me permitió concentrarme en la docencia y la investigación. No es casual que sea a partir deentonces cuando empiezo a publicar un libro tras otro. Hasta entonces había sido imposible hacerlo. Cuando volví a laFacultad,en 1950, ya andaba yo cerca de los cuarenta años y no había publicado nada. Mi primer libro es de 1965,cuando voy a cumplir cincuenta años y desde entonces mi obra ha sido muy fecunda (unos veinte libros). Hay dosrazones que explican esa fecundidad tardía. Por un lado, las condiciones materiales de mi existencia la hacían imposible.¿Cómo podía investigar y escribir un libro traduciendo seis horas diarias, complementadas con otras tantas de militanciapolítica, y de trabajos aquí y allá? Cada día traducía en la casa o daba clases fuera de ella hasta las siete o las ocho dela noche, y a esa hora me iba a una reunión política o al partido., y regresaba a mi domicilio a la una o las dos de lamadrugada. Prácticamente no había para mí ninguna posibilidad, no ya de investigar o publicar, ni siquiera para leer loque no fuera de urgencia inmediata. Esta es una de las dos razones para que no publicara.

Y la otra es una razón, en cierto modo digamos teórica, intelectual; o más bien, ideológica. Y esésta: durante los añoscincuentas, yo estaba bastante identificado con el marxismo dominante, sobre todo con su práctica política, sinatender a los errores, falsedades y deformaciones que yo haya considerado posteriormente. Lo fundamental para mí enese momento era la práctica política. Pero, por otro lado, el horizonte teórico ya empezaba a parecerme estrecho parapoderme desenvolver. Realmente no me estimulaba a una labor de investigación propia, que además no era posible. Esdecir, en aquella época, estoy hablando de los años 50, filosóficamente lo más que podía hacer un filósofo militante eratratar de aclarar, de explicar y de interpretar una cierta concepción filosófica que ya estaba establecida en losmanuales y en las obras canónicas del marxismo soviétivo. No había más campo que se pudiera cultivar propiamente.

Por eso, años después, al final de los 60, charlando con Garaudy, con quien coincidí aquí en una Mesa Redonda,hablando sobre su obra y la mía,le dije: "Usted tiene sobre mí una gran ventaja, pero al mismo tiempo una grandesventaja. La primera es que es usted un autor conocido, que ha publicado 15 o 20 libros traducidos a muchosidiomas, en tanto que yo, acabo de empezar. Yo no he publicado mas que dos o tres. Sin embargo, yo tengo una granventaja sobre usted o usted una gran desventaja con respecto a mí, y es que yo no publiqué ningún llibro en la época

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ventaja sobre usted o usted una gran desventaja con respecto a mí, y es que yo no publiqué ningún llibro en la épocaestalinista". Y es que Garaudy había publicado en esa época dos libros terriblemente dogmáticos. Uno que se llamaba laTeoría marxista del conocimiento, su tesis doctoral en París, y otro que es su tesis doctoral en Moscú, titulado LaLibertad, que era un canto al marxismo-leninismo-stalinismo desde el comienzo al fin.

Esas dos circunstancias explican el no haber publicado antes de los años sesenta. De lo cual me alegro, porque dehaber publicado algo tenía que estar obviamente en esa línea ideo lógica. En aquella época, a un militante del Partido, yhay que considerar que la militancia para mí era algo importantísimo, no solamente no se le permitía ningunadiscrepancia con respecto a la línea política establecida, sino tampoco en terrenos que no tenían nada o poco que ver,con esa línea política. No podía publicar libremente la poesía que hacía, porque una cierta poesía un tanto subjetiva ointimista, se consideraba como un abandono o un desprecio a lo que era vital o importante: la lucha políticaSi estoocurría con la poesía, ¿qué podía esperarse en el terreno filosófico con una interpretación de Marx que chocara con lalínea oficial del dia´mat soviético?

Entonces está claro que la militancia traía problemas a un intelectual, y más aún porque en esa época yo jugaba unpapel importante en la dirección del PCE aquí, en México. Yo formaba parte de la agrupación del PCE en México yademás era responsable del grupo de intelectuales. Fui también delegado al V Congreso del Partido que se celebróclandestinamente en 1954, cerca de Praga. Nuestra agrupación era importante, no solamente por el número, que en unmomento determinado era de cerca de 500 miembros, sino que además, cualitativamente, era gente que habían sidojefes militares en la guerra civil, que habían tenido puestos políticos representativos en municipios en la República, enfin, eran lo que llamábamos nosotros cuadros medios, con un cierto peso político y moral. Y llegó un momento en que laorganización de México se enfrentó abiertamente con la Dirección

política internacional, encabezada por Pasionaria y Carrillo. La causa de ello fue el autoritarismo de su representantedirecto,en México. Era una especie de "Stalinito" que, guardando las distancias, se repetía en cada organización.Entonces se produjo un conflicto agudo con este responsable que estaba nombrado directamente desde arriba. Laagrupación de aquí pidió su separación y fue separado provisionalmente, aunque en cierto modo la dirección seguíaapoyándolo. Total, para no entrar en detalles, se creó un conflicto abierto que duró bastante tiempo, hasta el punto deque el Buró Político nos mandó llamar a París, para discutir el asunto. Fuí yo nombrado para la discusión con el Bureaupolítico en pleno El brazo derecho de Santiago Carrillo era entonces Fernando Claudín, y él era el encargado deconvencernos. Pero no había manera de entrar en razón. Yo tenía una buena relación personal con Claudín desde que leconocí, antes de la guerra, y siempre lo había estimado mucho, intelectual y políticamente. Siempre me pareció unhombre muy lúcido, inteligente, muy formado y de talante cordial, aunque en apariencia frío. Luego en la guerra,también tuvimos contacto. Volviendo al conflicto con el Buró político, después de varias sesiones sin tener acuerdo,

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también tuvimos contacto. Volviendo al conflicto con el Buró político, después de varias sesiones sin tener acuerdo,nosotros no estamos dispuestos a ceder. Pero ante la amenaza no sólo de destituirnos como dirigentes, lo que secumplió al cordar que se eligiera otro comité; sino, sobre todo, ante la amenaza de disolver la agrupación del PCE enMéxico si se solidarizaba con nostros, tuvimos que llegar a una transacción. Tales eran los métodos entonces.

¿Cómo se podía estar entonces en el partido? El propio Claudín lo explicó más tarde en una intervención suya, conmotivo de un homenaje que me brindó la Universidad de Cádiz, titulada "La generación del marxismo-leninismo". Si unoestaba convencido de que la militancia era necesaria, que estaba luchando por una causa justa, para un militantecomunista lo más terrible que podía ocurrirle era la separación del Partido, y sobre todo la expulsión. Yo estuve en dosocasiones a punto de ser expulsado. Porque además, del Partido no se salía entonces como se ha salido después: conel nombre limpio. En aquella época, salir del parttido era salir en condiciones infamantes, pues no se admitía la renunciavoluntaria. Sóño se salía con los epítetos de traidor o desertor. Claro está que, ante eso, francamente, había quepennsarlo dos veces. Sin embargo, después de toda esta experiencia frustrante, de militancia muy activa, muy directa,incluso en puestos de dirección, pues yo me limité a ser militante de filas.

P.- Hubo unos acontecimientos dentro del Partido, antes de los años cincuenta, que habían tenido mucha repercusión.

ASV.- Hubo un acontecimiento internacional que fue el famoso XX Congreso del PCUS, en el año 56. Allí hubo una ciertaapertura, e influyó en todos los partidos. Eso desde el punto de vista internacional. Desde el punto de vista interno delPartido, en el año 52 hubo una carta de Dolores, la Pasionaria, que era la Secretaria General del Partido, donde hacíaun llamamiento a que hubiera una mayor democratización interna, que se eliminaran los métodos autoritarios de ordenoy mando, etc. Y fue justamente esa carta, que luego nadie cumplió, pero que nosotros aquí tomamos en serio, la quenos sirvió de base para nuestra actitud. Claro, aquí estábamos en condiciones legales; en España estaban en plenaclandestinidad y no había modo de que se reunieran las bases del Partido a discutir. Pero aquí si había esa posibilidad.Nos reuníamos, y discutíamos abierta y plenamente. La clandestinidad era otra cosa y en ella, los métodos centralistasy autoritarios se explican porque no podía haber una reunión ni siquiera de diez camaradas. Se reunían tres o cuatro yhabía uno que enlazaba con otros y así. En el 5? Regimiento no teníamos contacto con el interior, y estaba clara paranosotros esta mentalidad autoritaria. Por ejemplo, para el V Congreso del Partido ??ómo se nombraban los delegados?Nosotros aqui habíamos hecho una Asamblea, habíamos discutido los problemas que se iban a examinar en el Congreso,llevábamos resoluciones que eran fruto de discusión, y los delegados habían sido por votación directa. Yo fuí elegidopor votación.

Pero ?cómo se elegían los delegados a un congreso clandestino? Pues el comité central era quien los nombraba. ?Quecongreso podía ser ése? Un congreso así no podía ser en definitiva más que la expresión de la Dirección. Nosotros,

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congreso podía ser ése? Un congreso así no podía ser en definitiva más que la expresión de la Dirección. Nosotros,cuando llegamos, nos encontramos con la sorpresa de que íbamos con el mandato de la organización de México deplantear en el Congreso nuestro problema. Carrillo no nos permitió plantearlo, con el argumento de que el 80 % de losparticipantes al Congreso venían de la clandestinidad, del interior, y los problemas prioritarios para nosotros eran losproblemas del interior, y no los de la organización. En realidad, los únicos delegados que iban elegidosdemocráticamente éramos los de la emigración.

P.- ¿Cómo vió acontecimientos como el asesinato de Trotsky, o como la secesión de Tito?

ASV.- Eso fue mucho antes. Fue apenas llegados aquí. La versión nuestra, del Partido, era conforme a las líneamientosdominantes. Para nosotros Trotsky era un traidor, era un agente del enemigo, y aunque no teníamos nada que verporque nadie hablaba, ni sabía ni sospechaba que el asesino fuera un compatriota nuestro, el famoso Mercader,nosotros no hicimos declaraciones públicas, ni en un sentido ni en otro. Lo cierto es que nos pareció que bien muertoestaba.

P- También Siqueiros fue a asaltar la casa unos meses antes.

ASV.- Es que hubo dos atentados. Primero un intento, que fue el de Siqueiros, que fracasó, y luego el otro, organizadodirectamente desde Moscú, lo de Mercader. Todo eso ya se ha aclarado y se ha publicado mucho sobre ello.

P.- ¿Cómo lo veían desde aquí? ?A ustedes les impactaba?

ASV.- Nosotros, los comunistas de la época lo veíamos de acuerdo con lo que era Trotsky. Aceptábamos la versiónoficial, porque la primera versión fue que era el propio secretario de Trostky, que era trotskista, y que por problemasinternos decidió liquidarle. Aquello no aparecía como algo directamente manejada por Stalin. Y en cierto modo nosparecía satisfactorio que hubiera sido eliminado el enemigo número uno.

P.- Otro gran escándalo fue la escisión de Tito.

ASV.- Pues también la reacción fue la misma. Yo te estoy hablando de la reacción de entonces, no como yo lo veoahora. Pero a mi lo de Tito nunca me pareció tan claro, aunque no tuviese una posición definida en contra. Pero meparecía que los argumentos que se daban no eran convincentes, sobre todo tomando en cuenta el papel de Tito en elpasado. Pero, obviamente la reacción oficial fue la misma. Tito se convirtió en un enemigo del socialismo.

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P.- Usted habla de Gramsci como uno de sus maestros ?Cuándo conoció y leyó a Gramsci?

ASV.- Lo que pasó con Gramsci es un poco peculiar. En realidad mi conocimiento de Gramsci es un poco tardío. Aunquela obra de Gramsci se publicó en italiano despues de la II Guerra Mundial, yo entré en contacto con ella un poco tarde,hasta el punto de que en la primera versión de mi libro, Filosofía de la Praxis, que reelaboraba mi tesis doctoral, hay sóloleves referencia a Gramsci. Yo realmente no había entrado en relación con él. Gramsci aparece ahí en el libro.

De las corrientes de marxismo crítico, hay una que la podríamos llamar clásica, la de Gramsci. Hay otra que se llamaríahistórico- crítica, la de Lucaks, y esa sí que la manejo en el libro. Y la otra aportación que está completamente ausenteen la primera edición de mi libro, aunque en aquellos ya se daba, es la del grupo de la revista yugoslava "Praxis", con laque más tarde tuve mucha relación, ya después de haber publicado el libro. Fuí invitado a ir a Yugoslavia, a loscoloquios en Kórsula, y mantuve estrecha relación con sus principales representantes, Petrovich y Markovitch.

P.- ¿Y a Bloch tampoco le conoció?

ASV.- Bloch es un pensador que no trabajé yo especialmente. Cuando publiqué Filosofía de la Praxis, sólo conocía sulibro sobre Hegel y referencias indirectas sobre su obra posterior, pero no le había trabajado directamente.

P.- Entonces ¿usted se distancia de la direccción del Partido, a partir del 57?

ASV.- Aunque permanexco dentro del Partido. A partir de ese conflicto con sus dirigentes nacionales, dejé de tener unaparticipación activa y me reduje nada más a ser un militante de filas. Participaba en algunas tareas de tipo intelectual,pero ya sin tener la responsabilidad y la actividad de antes.

P.- ¿Y es entonces cuando desarrolla su vida profesional?

ASV.- Exactamente. Y también la intelectual, desde el punto de vista marxista, aunque chocando cada vez más con lastesis del marxismo oficial soviético. Mis primeros trabajos se mueven en el campo de la Estética, y en ellos crítico elrealismo socialista, que era la ideología estética oficial. En la primera mitad de la década de los años sesenta marco midistancia, con respecto a esta doctrina estética. Casi inmediatamente después empieza mi distanciamiento,propiamente filosófico, al enfrentarme al materialismo ontológico del al Dia-mat soviético. Luego, en un tercer periodoun poco posterior, en los años 60 y 70, ya en el terreno político directo, hago la crítica del socialismo real. Así pues, lostres planos en que me he ido enfrentando o tratando de dar un enfoque distinto al marxismo dominante, serán

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tres planos en que me he ido enfrentando o tratando de dar un enfoque distinto al marxismo dominante, seránsucesivamente: primero, en el terreno estético, después el terreno filosófico y por último, el terreno teórico y político.

P.- ¿Quiénes eran sus interlocutores válidos en ese terreno?

ASV.- En realidad, mis interlocutores, o los que me estimularon o sirvieron, eran en cierto modo los mismos que en laEuropa occidental, Lefebvre, Kozic y el propio Adam Schaff, que ya habían iniciado un proceso de reexamen y de críticadel marxismo soviético. Con ellos mantuve cierta relación a través de su obra. Procuré estar al tanto, sobre todo de loque aparecía en Francia, que era entonces el lugar más rico en este aspecto. Pero en México, en América Latina, laverdad es que entonces el marxismo que dominaba y que dominó, más tiempo que en Europa, hasta hace muy poco,era el marxismo ortodoxo soviético.

P.- ¿Qué relación tuvo con Sartre?

ASV.- Le seguí con mucho interés, sobre todo su "Crítica de la Razón Dialéctica". Aunque yo no compartía totalmenteesa versión suya, diríamos existencializada del marxismo, sin embargo sus críticas al materialismo, a su ontologismomaterialista, al subjetivismo, me parecían muy adecuadas.

P.- Con respecto a sus discípulos ?usted sentía que había una comunicación, que estaba formando escuela?

ASV.- Si, sentía esa comunicación desde que muy pronto empecé a dar unos cursos monográficos, que yo titulaba "Lafilosofía de Marx" y que cada año iba cambiando de temática. Empecé por los trabajos juveniles de Marx, su crítica dela Filosofía del Derecho de Hegel, los Manuscritos de Marx de 1844, las Tesis sobre Feuerbach, y fuí dando toda unaserie de cursos que me sirvieron para los libros que por entonces publiqué: Las ideas estéticas de Marx, La filosofía dela Praxis, La Filosofía y la Economía en el joven Marx, y otros. Mis cursos eran una especie de laboratorio, y en torno aellos fue conjuntandose un grupo de marxistas jóvenes que pasaron por mis clases. Aunque no quiere decir quesiguieran directamente mis enseñanzas y formaran una escuela. Entre mis discípulos estaban brillantes jóvenes comoCarlos Pereyra, Juan Garzón, Luis Salazar, Jaime Labastida, CesáreoMorales, Bolívar Echevarría, Graciela Hierro, JoséLuis Balcárcel, Mariflor aguilar, Gabriel Vargas, Griselda gutiérrez, Corina de Iturbe, y otros que no nombro para noalargar la lista.

P.- ¿Fue también su alumno el ahora famoso subcomandante Marcos?.

ASV.- Creo que si, si se trata de Rafael Guillén. Hay que recordar que el althusserismo había cobradó auge en América

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ASV.- Creo que si, si se trata de Rafael Guillén. Hay que recordar que el althusserismo había cobradó auge en AméricaLatina, y especialmente en México. Muchos de estos que he citado, el caso de Pereyra, Cesáreo Morales, Luis Salazar,Alberto Híjar, eran althusserianos. Dentro del marxismo de la Facultad se creó una división interna entre althusserianoscomo los que he citado y los que como Bolívar y Garzón, no lo eran. Rafael Guillén, el subcomandante Marcos, pasó porla Facultad en los años 77-80, y a juzgar por su tesis de licenciatura, era un althusseriano ortodoxo. Aunque con unhumor escaso entre los althusserianos. Debió pasar por mi clase, pues no había alumno en la Facultad que seconsiderara marxista y que no lo hiciera. Parece que cursó mis dos semestres de Filosofía de Marx.

P.- ¿Y cómo fue su relación con la gente del exilio de aquí de México, y luego, con la España del interior?

ASV.- Con el exilio tuve una relación muy estrecha, sobre todo en los años en que tenía una actividad política, en losaños cuarenta y cincuenta, en que yo como responsable del grupo intelectual del PCE, estaba obligado a trabajar ydiseñar la política de relación con todos ellos. Mi relación por tanto era más en el terreno político que en el propiamentefilosófico. A todos tuve que tratarlos. Los tenía que ver para buscar una firma, para invitarlos a una reunión: a Imaz, aGallegos Rocafull, a Xirau padre, a Gaos. Aunque Gaos era difícil en ese terreno. Para los actos concretos siempre senegaba porque de acuerdo con su interpretación moral, como estaba nacionalizado mexicano, el consideraba que nopodía participar prácticamente en actividades políticas.

Por otra parte los años que yo estuve en Morelia como profesor, invitamos prácticamente a todos los filósofos delexilio: a Gaos, a Xirau, a todos. Eso me dió ocasión de estar con ellos, de hablar y establecer una relación personal concasi todos los que eran profesores, que se prolongó luego en la capital mexicana.

P.- ¿Y con la España del interior?

ASV.- Con la España del interior, durante años hubo un distanciamiento total, un desconocimiento y una falta derelación que sólo se empezó a superar cuando comenzamos a publicar aquí en el Boletín de la Unión de IntelectualesEspañoles en México, los testimonios de los intelectuales que, desde el interior, como Gabriel Celaya, Blas de Otero,José Luis Aranguren y otros, ya empezaban a levantar su voz. Desde entonces hubo cierta relación con ellos,especialmente en los vinculados cladestinamente con el Partido.

P.- ¿Carrillo sirvió de enlace?

ASV.- Si, Carrillo servía de enlace. Sobre todo a través de Semprún, "Federico Sánchez", que era el responsableintelectual del Partido en Madrid durante muchos años, y al que yo conocí personalmente en el V Congreso del PCE.

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intelectual del Partido en Madrid durante muchos años, y al que yo conocí personalmente en el V Congreso del PCE.Pero mi primer contacto directo con filósofos españoles del interior fue con los que vinieron al Congreso Mundial deFilosofía, en el 63. Aunque en realidad, eran la "caverna", no en el sentido platónico, sino el político. El único potable,valga la expresión, era Carlos París. Porque Julián Marías vino, pero estaba completamente al margen.

P.- Estaría marginado de unos y de otros.

ASV.- De unos y de otros. Los otros, eran cavernarios: Todolí, Muñoz Alonso y todo ese grupo franquista. De maneraque lo que se dice contacto, por lo menos a título personal, no lo tuve hasta el año 72 en que fuí por primera vez aEspaña, y que fue cuando conocí, por mediación de Javier Pradera, al otro Javier, a mi admirado y desde entoncesquerido Muguerza.

P.- ¿Y con Sacristán?

ASV.- A Sacristán le conocí en un viaje posterior. Creo que fue el año 1977, que volví con mi mujer. Nos reunió enBarcelona el editor Juan Grijalbo, porque en aquella época había iniciado yo la colección Teoría y Praxis, y Sacristán,con Jacobo Muñoz, estaban por iniciar, una colección en cierto modo semejante, la de Teoría y Realidad. Con esemotivo tuvimos ocasión de estar juntos. En España creo que lo ví de nuevo en 1983, en la Complutense, con motivo delos actos del centenario de Marx, en que él participó él y participé yo también. Más tarde vino a México invitado alCongreso de Filosofía de Guanajuato. Y ya no tuve ocasión de volver a verle. En cierto modo nuestra interpretación delmarxismo discrepaba un poco en algunas cuestiones. Y no coincidíamos exactamente en nuestras predilecciones. Yoparticipé aqui en un homenaje, despues de su muerte. Lo que dije se publicó en la revista "Mientras tanto".Prácticamente yo no había colaborado en su revista hasta que él decidió publicar una entrevista que me hizo aquí elfilósofo yugoslavo V. Mikecin, y que había aparecido aquí también con el título "Cuestiones marxistas disputadas". Mealegró mucho que Sacristán la reprodujera en Mientras tanto. Esa fue más o menos mi relación con él.

P.- Otra revista que fue lugar de reunión, de opiniones políticas diversas fue "Cuadernos para el Diálogo". ¿Colaboró conella?

ASV.- Eso fue antes, en la década de los sesentas. No tuve yo relación con ellos. No tuve ninguna relación. Nosllegaban mal las revistas de España en aquellos años. Despues conocí a Jacobo Muñoz, antes de que se peleara conSacristán, y a Fernández Buey antes de que se peleara con Domenec. También conocí a algunos jóvenes, a JoséJiménez, que se consideraba marxista también, a Valeriano Bozal, a Ana Lucas, a Ludolfo Paramio, a Francisco martínez.

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P.- ¿Siguió manteniendo relación con Carlos París después de su estancia aquí?

ASV.- Si, porque me invitaron al Congreso sobre Técnica y Ciencia que se celebró en Madrid hace tres años, enhomenaje a él. Luego fue invitado a nuestra Facultad y dio un brillante curso en el que antícipaba temas de su último eim portante libro El animal cultural.

Por cierto que durante el Congreso citado, conocí a su compañera, Lidia Falcón. Y resultó que, en españa, antes de laguerra, yo había conocido a su padre, que era un peruano revolucionario y escritor muy conocido, César Falcón, íntimoamigo del famoso Mariátegui. Falcón estuvo en España en los años de la República y participaba directamene en la vidapolítica e incluso fue candidato comunista a diputado por Málaga. Yo, que por edad, no podía ni siquiera votar, meacuerdo, y se lo dije a ella, fuí orador en los mítines electorales en defensa de la candidatura de Falcón, y así se loconté a su hija.

P.- Y ahora ?cómo ve usted el porvenir del marxismo filosófico en la Facultad? No hablo del marxismo político.

ASV.- En el marxismo filosófico, como en todas partes, estamos en un momento de crisis. Hay una pérdida de influenciao de vigencia y esto también se refleja en la Facultad. El marxismo sigue presente en ella pero no con las pujanza quetuvo en otros tiempos auqnue en el terrebo práctivo político, sobre todo por el lado estudiantil, sigue siendo unaFacultad muy de izquierdas.

P.- ¿La considera una Facultad de agitadores?

ASV.- En modo alguno, pero sí muy radicalizada. En cuanto al marxismo, insisto en que no ha desaparecido en laFacultad. Hay todavía gente joven y valiosa, como Gabriel Vargas y Bolívar Echevarría, que acaban de publicar libros degran alientto filosófico y político.

P.- ¿Hay cátedras específicas o hay algún centro de estudios marxistas en México?

ASV.- Centros de estudios en la universidad, no. Cursos específicos, si, porque yo siempre he dado un cursomonográfico sobre marxismo, o un seminario. Y cuando no lo he dado yo, lo han dado otros. Siempre ha estadopresente el marxismo.

P.- ¿Sigue dando ahora ese curso?

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ASV.- Yo estoy en año sabático ahora. Y ultimamente sobre todo he dado seminarios de Estética, pero no de Estéticamarxista o supuestamente marxista. El último que di, el año pasado, era sobre "Modernidad, Vanguardia yPosmodernismo". También he dado muchos seminarios de Filosofía Política de Marx, y después de Marx, durante años.Los títulos están recogidos en mi Bibliografía.

P.- ¿Qué proyectos tiene ahora?

ASV.- Siempre hay tareas inmediatas. Ayer estuve en la presentación de un libro de Gabriel Vargas, Más allá delderrumbe. En la Facultad. En la Facultad siempre hay estos compromisos que no se pueden eludir: conferencias, mesasredondas, presentaciones de libros. Tengo un libro en proceso de publicación en Anthropos, en el que recogen todosmis ensayos de diferente tipo sobre la Filosofía, en dos volúmenes. Ahora lo que quiero es hacer un segundo volúmende "Problemas de Teoría del Arte", que sea una especie de continuación de lo que publiqué en el anterior, Invitación ala Estética. Eso es lo que quisiera hacer. Por eso pedí el sabático, aunque hasta ahora no he avanzado mucho. Pero eneso estoy.

P.- Se están realizando tesis doctorales sobre usted. ¿Qué opina de eso?

ASV.- Acaba de llegar la de Stephan Gandler, de la Universidad de Frankfurt, que hizo una tesis sobre mi. El otro día medejó una Bibliografía de mi obra, en la que hay datos que yo ni siquiera tenía recogidos. Estos alemanes son tremendos.Ha visto las Hemerotecas de Madrid, de Paris, de Berlín, de Londres, todo. Y ha registrado todo. Hizo su tesis sobre mien el año 88. Hay otra tesis sobre mi en alemán, que me crítica en nombre del marxismo ortodoxo. Una terceraclaramente antimarxista me crítica en cambio, sin distinguir lo que hay en mi de crítico del marxismo soviético, y encierto modo me identifica con él. Resulta bastante confusa. Finalmente, Oralia Jiménez aquí, en México, examina miBibliografía y describe toda mi obra publicada.

P.- Habría una última pregunta. ¿Cómo ve la posibilidad de recuperar la Filosofía del exilio para la tradición española, deEspaña? ?Cómo es posible el diálogo entre los dos lados del Atlántico?

ASV.- Creo que, si bien es cierto que la experiencia del exili se ha expresado poéticamente o en la novela, por ejemploel caso de Max Aub, no podemos decir que el exilio marque con un rasgo o un matiz propio a la Filosofía. Es decir, loque han hecho los filósofos del exilio, lo han hecho independientemente de las circunstancias peculiares o personalesque les permitieron desarrollarla aquí. Pero eso no quiere decir que la realidad la realidad del exilio no influya en sufilosofía. En algunos casos, esa filosofía no se podía haber hecho en Madrid o en otro sitio. En el caso de Gaos, muy

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filosofía. En algunos casos, esa filosofía no se podía haber hecho en Madrid o en otro sitio. En el caso de Gaos, muypeculiar, hay una clara presencia del exilio. Ciertamente, parte importante de su obra no la hubiera hecho sin el exilio.Me refiero a su contribución a la historia de las Ideas en América Latina, y a lo que él descubre en ella desde aquí. Esoclaro, hubiera sido imposible sin el exilio. Pero en otro terreno temático universal, no creo que pueda decirse que lafilosofía hecha aquí, tenga la marca del exilio.

P.- Mas bien la pregunta anterior va en la dirección de que de España salieron una serie de filósofos con una formaciónhecha allí, hablando en lengua española, que también es importante, y que pudieron desarrollar una trayectoriafilosófica que los que se quedaron dentro, por lo menos vieron muy limitada. ¿De qué manera se puede recuperar esemagisterio, ya que no pudo ser que estos profesores, que ustedes fueran los maaestros de los españoles actuales?

ASV.- Yo creo que lo primero que hay que hacer es abrir la posibilidad de conocer lo que se hizo aquí ya que hastahace poco era practicamente desconocida. La propia obra de Gaos, con ser la más importante, no es suficientementeconocida en España. García Bacca se conoce más por las publicaciones que ha hecho Anthropos de casi toda su obra.Pero en general es mucho lo que se desconoce. Por eso, facilitar ese conocimiento es una tarea necesaria. Muynecesaria, pues la obra de los exiliados, es parte de la cultura española; es una obra hecha por españoles aquí, eso nose puede ignorar. En la Historia de la Filosofia Española tiene que haber un capítulo de la Filosofía de los españoles quela hicieron en el exilio. Eso es obvio. Pero al mismo tiempo, y así lo consideran los mejxcanos, es un capítulo de laHIstoria de la Filosofía en México.

P .- Si, pero eso no es contradictorio. Eso no tiene por qué ser un obstáculo.

ASV.- No claro, pero la obra de los filósofos en el exilio, tiene ese doble significado.

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