un taxi para teresa
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De cómo unas llaves olvidadas abrieron la puerta del futuro.TRANSCRIPT
¨UN TAXI PARA TERESA¨
RELATO ESCRITO POR LOS ESTUDIANTES DE TERCER AÑO DE ESPAÑOL
DE LA VOLKSUNIVERSITEIT DE AMERSFOORT, HOLANDA:
Inge BOS
Nita BOS
Laila CHOMRIKH
Ria ENGELEN
Anita STAM
Arend van BUUREN
Andre VOORVELD
Liesbeth VREDELING
Rob VREDELING
Coordinado por Antonio OLIVERA
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Teresa era la directora del departamento de Ventas de la empresa Botellas y Envases S.A.
y trabajaba en una oficina moderna dirigiendo a un equipo de 15 personas. Teresa era una
mujer joven, morena, dinámica, emprendedora y perfeccionista. Vivía sola en un
apartamento del centro de Madrid y tenía mucho trabajo, por lo tanto normalmente salía
tarde de su oficina. En verano prefería ir a pie hasta su casa, ya que la temperatura es
habitualmente agradable, pero en invierno tomaba un taxi, puesto que Madrid es una ciudad muy fría en
esa estación.
La víspera de Nochebuena había nevado bastante y Teresa telefoneó a un taxi
desde su despacho, se puso la chaqueta, se arregló el pelo y salió deprisa escaleras
abajo hasta la puerta de la recepción, donde le esperaba el taxista. Subió al taxi y
después indicó al taxista la dirección de su casa. Sin embargo, a mitad del trayecto
empezó a buscar las llaves de su casa en el bolso, pero no las encontró. Recordó
que con la prisa había dejado las llaves de casa en la mesa de la oficina. Así que
pidió al taxista volver a la oficina para recoger las llaves de casa. El taxista giró en una rotonda y volvió a
conducir hasta la empresa Botellas y Envases, S.A. para que Teresa pudiera recuperar las llaves de casa.
Teresa pidió el taxista esperar y entró en la oficina. En su despacho empezó a buscar
sus llaves de casa. En su memoria Teresa recordó que las puso sobre la mesa, pero las
llaves no estaban por allí. Teresa buscó en todo su despacho, sin embargo no encontró
sus llaves. “¡Qué pena! Quizás el limpiador ha encontrado mis llaves y las ha puesto en
un lugar más seguro”. Teresa empezó a buscar al limpiador, pero la oficina estaba
desierta. Como era la víspera de Nochebuena, todos los empleados se fueron a casa temprano, el limpiador
también.
Teresa se sintió un poco triste: ella no había hecho las compras de Navidad. Ella
intentaría comer una cena rápida de microondas en su casa y después acostarse con un
libro de trabajo, ¡pero ahora ella no podía entrar su casa! Sus vecinos tenían unas
llaves de reserva, pero ellos se fueron de vacaciones ayer. “¡Qué lástima!”, dijo Teresa
cuando salió de la oficina. El taxista todavía esperaba a ella. El vio que Teresa estaba
triste y le preguntó: “¿Qué ha pasado, señorita?”. Teresa subió al taxi y contó su
histiora. El taxista le dijo: “Es la víspera de Nochebuena, nadie tiene que pasarla solo y comer solo. ¿Por qué
no te vas conmigo y cenamos juntos esta noche?”
2
Teresa pensó: “¿Qué hago? “. El taxista era un hombre atractivo, moreno y delgado
y no fumaba, pero ella no conocía al taxista. Quizás era un criminal, sobre taxistas
no sabía nada. Por el contrario, no podía ir a su casa y tenía ganas de comer. No
podía telefonear a una amiga para cenar juntas esta noche. Sus amigas María y Julia
no estaban en Madrid la Nochebuena, estaban con sus familias. ¿Por qué no superaba su miedo? ¿Cuál era
la problema? Vivía sola en Madrid, era una mujer independiente y el taxista propuso solamente cenar
juntos. “No es peligroso“, pensó Teresa. Conocía un restaurante pequeño y tranquilo al lado de su casa. Dijo
al taxista: “Voy a cenar contigo esta noche. Conozcio un restaurante. Te digo la ruta“. El taxista repondió:
“Me encantaría cenar esta noche contigo, pero te invito yo. Conozco un restaurante muy bueno. Está en el
lugar donde vivo, a diez kilómetros fuera de Madrid“.
“Hmmm”, murmuró Teresa. “No puedo ir a mi casa. No quiero
estar sola la víspera de Nochebuena y tengo un hambre enorme”.
El taxista rió: “Así que, ¿está de acuerdo?”. Teresa: “Acepto su
invitación, señor..?”. “Soy Diego”. “Encantada, Diego, me llamo
Teresa. ¿Puedo ver su permiso de conducir?”. Diego miró a Teresa
sorprendido. “Uh, sí, por supuesto. Él dejó ver su permiso a Teresa.
Teresa tomó su teléfono móvil y tecleó un número. “Hola María.
Soy Teresa. Voy cenar esta noche con un desconocido, una historia larga… Si no te llamo a las once de la
noche, llama a la policía y reporta que estoy secuestrada por Diego Garcia, taxista en Madrid.. ¿De acuerdo?
Gracias, María. Envía saludos a Julia. ¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!”.
Teresa puso su teléfono móvil en su bolso y miró a Diego con ojos estrechos. Después sonrió y dijo:
“¿Vamos?”. Diego rió fuerte: “Nunca he experimentado algo así. Me gusta su energía. ¿No tiene también
una pistola eléctrica en su bolso de marca?”. Teresa rió. Se sintió algo más tranquila: “ ¿Quién sabe…?”.
Diego abrió la puerta del taxi para Teresa. Después subió al taxi. Teresa preguntó Diego: ”¿No tiene una
familia que le espera para celebrar Nochebuena?”.
“Tengo familia, sí, sí”, respondió. ”Sin embargo, es una historia larga. Te la diré cuando estamos cenando”.
Teresa estaba satisfecha con su respueta.
Las estrellas brillaban en el cielo negro. Las casas de la ciudad estaban iluminadas, pero las calles desiertas.
Todo el mundo estaba en su destino para celebrar la Nochebuena.
Diego acompañó a Teresa hasta el restaurante ¨Casa Lucio¨ y ella se sonrojó. Este edificio era viejo y antiguo
y era típico madrileño.
3
Un hombre, llevando traje de fiesta madrileño, les abrió la puerta con gesto
grandioso. Mientras Diego se reía con ganas junto a Teresa. Ella se sonrojó.
Teresa pensó:” ¿Qué me pasa a mí? Se recuperó rápidamente. Los dos
entraron.
Al fondo del restaurante una mesa estaba reservada para ellos. ¿Quién la
había reservado? La mesa estaba decorada muy bien, con muchas flores.
“¿Qué quieres beber, Teresa?” Diego preguntó con voz suave, tocando ligaremente su mano un momentito
y dijo: “Me alegro mucho de cenar juntos, Teresa”.
“Uh, quiero vino tinto”, dijo rápidamente.
En este momento la música del flamenco resonó. Cantaores, maestros de la
guitarra y bailarinas entraron en la sala.
Con gran sorpresa de la pareja nueva, el grupo fue en dirección a su mesa,
cantando y bailando! ¿Qué pasaba? Teresa y Diego les veían y escuchaban
con mucha atención y se miraban.
!El dueño del restaurante se les acercó! En su mano tenía una botella de
champán y una cinta sobre la que estaba escrito el numéro 50.000! Teresa y su amigo nuevo se miraban
muy, muy sorprendidos.
Esta víspera de Nochebuena era totalmente diferente a la que ellos esperaban.
¿Qué les pasaba? El restaurante estaba abierto desde hacía dos años y Teresa oyó
que Diego era el visitante número 50.000. El dueño, un hombre grande y simpático,
se presentó: “Buenas noches, queridos clientes. Soy Eduardo, el jefe de este
restaurante. Es una noche muy especial, porque sois el número 50.000 que habéis visitado mi restaurante.
¡Cuánto me alegro! Por lo tanto les quería ofrecer un viaje fantástico: un fin de semana a Venecia. Venecia
es una villa fantástica para una pareja de enamorados. Una limusina os llevará al aeropuerto. Recibireis una
habitación maravillosa y muy romántica en el centro de la villa, una cena romántica y una gira íntima en una
barca. ¡Felicitaciones!”. Teresa era muy tímida. ¿Cómo iba a pasar un fin de semana en Venecia con un
hombre que conocía sólo unas horas?. ¿Qué tenía que hacer? Y además, ¿como tenía que explicar a sus
padres y sus amigas?
Pero mientras bebía vino tinto, consideró que ahora quería disfrutar sin preocupaciones y sin preguntas.
4
Diego se mostró a sí mismo como un verdadero señor y Teresa disfrutó de
cena y champán. No tenía preocupación por nada.
Mientras comían habló con Diego y decidieron ir a Venecia en la primavera
durante un fin de semana.
Pero todavía no había solucionado por qué ella había perdido sus llaves y
aunque Diego ofreció su sala de repuesto para pasar la noche, Teresa reservó
una habitación en un hotel. Ahora estaba contenta el fin de semana.
Después de comer, agradecieron al propietario del restaurante la sorpresa y Diego llevó a Teresa a un
hermoso hotel.
Bebieron algo en el bar, hablando de diferencias de sus vidas y aprendieron a conocerse y apreciarse mejor.
Mientras la nieve caía fuera, se despidieron con un beso apasionado y hablaron de hacer planes al siguiente
día para el fin de semana.
Al día siguiente Diego se encontró con Teresa en su hotel a las diez de la mañana.
Teresa estaba muy contenta con Diego. Mantuvo su promesa y a la hora convenida. ¡No
es siempre el uso en España!
Para sorpresa de Diego, el dueño estaba de acuerdo con un día de asueto, lo que era
muy especial en el día de la Navidad, un día con muchos clientes.
Después de su desayuno con chocolate caliente y churros en el café enfrente del hotel,
decidieron ir a una montaña cerca de Madrid para dar un paseo en la nieve.
Durante este paseo se contaron más detalles de sus vidas y de sus familias. Diego contó sobre la empresa de
frutas frescas de él y su esposa en Andalucía. Después de su muerte inesperada hacía unos años, decidió
dejar su empresa y empezar a una vida nueva. No tuvieron hijos. Un amigo de uno de sus tíos tenía una
empresa de taxis en Madrid y este amigo le dio el empleo de taxista. ¡Buena suerte! Y vivir en Madrid le
gustaba mucho.
Teresa contó más sobre su familia y su vida en Valencia. Un día decidió ir a la universidad en Madrid.
Después de su estudio decidió quedarse allí por razón de un empleo interesante en la empresa Botellas y
Envases y de amigos como María y Julia. Sin darse cuenta, Teresa dijo: ‘Las dos tienen planes de boda.’ ‘¿Y
por tu parte?’, Diego quería saber. Teresa se puso un poco triste y dijo: ‘Estoy demasiado ocupada con mi
trabajo’.
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¨Teresa, ¿qué tienes, por qué dices estas palabras ahora?¨ -se preguntó a sí misma. ¿Qué pasaba con ella?
¿Quizás su encuentro con Diego no fue por casualidad?
Algunos pensamientos variados se arremolinaban en su cabeza. Si esta réunion no fue casualidad, ¿quién
había arreglado ésta entonces? Y, teniendo todo en cuenta, ¿cómo era posible que en Casa Lucio una mesa
para dos estaba reservada a nombre de Diego Garcia? Lo extraño fue que el nombre Diego Garcia había
sonado al principio familiar en sus oidos, como si ya había conocido previamente a este hombre…
¡Espere! ¿No había contado sonriendo una vez a sus amigas de ese taxista guapo y moreno que había
conducido a ella desde la empresa a su casa cuando llovía torrencialmente? ¿Y que con su objetivo zoom
había fotografiado su letrero sobre el tablero de mandos? María estaba decidida a tener esta fotografía, y
Teresa había enviado ésta a su amiga por WhatsApp con una copia a Julia, así se acordó ahora.
De repente fue la guarida de los lotófagos: María había hablado a menudo del restaurante hermoso que
tenían su tio Lucio y tia Juanita, a las afueras de Madrid. Además, el padre de Julia, no era... tenía… ¡Sí,
verdad! ¡El padre de Julia tenía una empresa de taxis!
Teresa no podía decidir si tenía que reir o llorar. Toda esta réunion con Diego Garcia se había puesto en
marcha como un plan detallado de sus amigas María y Julia. Claro: ellas habían asegurado que una persona
había quitado las llaves. Por supuesto ellas habían arreglado con el padre de Julia mandar especialmente a
este taxista si una tal "Teresa Navajas" pedía un taxi. Claro: ellas habían reservado una mesa para dos en
Casa Lucio a nombre de Diego Garcia, completa con flores, grupo de flamenco y músicos.
¿Y el mismo Diego, entonces? Tenía que haber sido informado del plan. Por último, él mismo había
rechazado la primera proposición de Teresa y había propuesto otro restaurante, pero… Tuvieron una noche
agradable. Diego se había comportado como un señor. ¡Y en este momento andaban del brazo en la nieve
como si se conocieran ya durante años!
Teresa inhaló el frío del invierno, enderezó sus hombros, sonrió a Diego y metió la mano en su propio
bolsillo. ¿Qué era eso? Perpleja, cerró los dedos alrededor del llavero que, sin duda, se encontraba ya desde
ayer por la tarde.
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Epílogo:
Los estudiantes de tercer año de español de la universidad Popular han
realizado mucho trabajo para reconstruir la historia de cómo una gerente y
un conductor de un taxi inician una relación.
De septiembre a enero los estudiantes trabajaron en esta reconstrucción.
Cada vez un estudiante toma la iniciativa para completar la historia. Con ello
han utilizado todo lo que han aprendido antes.
Un esfuerzo parecido tiene que ser recompensado. Como idea creativa los
estudiantes han planeado junto con su profesor Antonio un fin de semana en
Salamanca en abril. De esta manera pueden practicar en la vida cotidiana de
una ciudad grande lo que han aprendido.
Junto al gusto que pueden experimentar, se les ofrece también la posibilidad de comenzar un libro nuevo:
aquél de la visita a Salamanca. Así ven cómo la idea de escribir un libro puede ofrecer nuevas ideas e
inspiración.
Con este epílogo este libro llega hasta el fin. Esperamos que hayan gozado y que pueda ser una fuente de
inspiración en el camino de conocer y dominar el español cada vez más.
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