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Un Futuro de Esperanzas
¿Escribir una historia de vida? , si toda la vida es una historia, desde nuestro nacimiento
hasta que dejamos este mundo. Tal vez la mía comience con mis ancestros; mis abuelos
italianos y franceses, que en su juventud dejaron su solar natal con la ilusión de
conseguir la felicidad y tranquilidad en estas lejanas tierras, tierras de promisión, pero
también de sacrificios, amarguras, nostalgias, y por que no, de derramar lagrimas de
añoranzas por lo que atrás dejaron: la familia, el hogar, los amigos, todo lo vivido hasta
entonces.
Un par de ellos, mis abuelos paternos, integraron ese continente de ilusiones; él,
Sebastián Fraire, de 28 años, ya conocedor de estas tierras y su joven esposa de 18
años, Lucia Moresco, cruzaron esos mares apiñados en barcos de inmigrantes, con
escasos recursos, llegaron a estas playas; aquí, las empresas colonizadoras los llevaron
a sus colonias, parte en tren y otras en carros, así su primer destino fue la de Morteros, al
noroeste de Córdoba, en 1896, donde mi abuela, tal vez por las penurias y sacrificios,
pierde, al nacer, a su primer hijo. Luego tuvo a mi padre en 1897; al año siguiente los
trasladaron en carros al sur de Trenque Lauquen, “Colonia La Elvira”, con un hijo recién
nacido y otro en vientre. Al momento de dar a luz era llevada a Trenque Lauquen sentada
sobre un cuero y a la cincha de un caballo que conducía mi abuelo, otro medio de
traslado no tenían. Quiero completar esta narración con lo que me contó mi abuela:
En el camino a Trenque Lauquen los alcanzó un matrimonio italiano, conocido de la
colonia y le dijo a mi abuela “Lucia vení, que nosotros te llevamos”, ella se sentó en ese
sulky, creía estar en el paraíso, nunca había subido a uno, eso fue en 1899.
transcurrieron unos pocos años y sus ansias y visión de progreso los hicieron comprar
una trilladora y motor en 1905. cuatro años mas tarde, ante la propaganda colonizadora,
vinieron con todo el equipo, a poblar estas tierras de la colonia Mirasol, en 1909.
De allí se inicio toda una gesta de trabajo y nacimiento de hijos, trece en total, sin mas
maestro que la madre para enseñarles a leer y escribir hasta que en 1919 puso una
escuela privada en su casa para todos los hijos de las colonias vecinas. Aquí se afincó mi
padre, Tomas, primer hijo vivo. En 1925 se casó con la que fue mi madre, Victorina
Roulier. En 1926 nació mi hermano Tomas, en 1927 yo, Miguel, y en 1935, Gladis, mi
hermana.
Cursé la escuela primaria (la del campo había cerrado) en General Pico, donde fueron a
vivir mis abuelos. En 1940 terminé esa etapa y tuve el orgullo y satisfacción (ego) que el
Rotary Club me otorgara el premio al mejor alumno de la escuela 57. por falta de colegio
secundario en Pico, regresé al campo con mis padres, aprendí a trabajar en la herrería,
ayudando en el fuelle a picar rejas, reparar maquinarias, manejar un camioncito Ford T y
una chatita Ford A, y todo lo concerniente al campo.
Ante la nutrida población rural hicimos un club para divertirnos: jugar al fútbol, bochas,
naipes, cenas, bailes que amenizaban músicos locales aficionados; que no cobraban,
basta beber y comer. Lo llamamos “Club Los Once”. En 1945 nos llevaron a jugar al
fútbol a Colonia San José; lo hicimos con el nombre de “Los Once Unidos de San José”,
duró un año y se cerró.
En Villa Mirasol, con un grupo de amigos, reorganizamos el “Club Independiente”, para
hacer sociales: bailes con orquestas de Buenos Aires, bailables los domingos a la tarde,
carreras de bicicletas con los mejores pedalistas de la Pampa y realizamos la primera
carrera de Ford T Stándar que se corrió en esta provincia con miles de asistentes y veinte
catangas, en total hicimos cuatro carreras.
Quiero, en esta narración, hacer el paréntesis recordatorio para todos los que dimos
nacimiento a las tres instituciones mencionadas, porque, a mi pesar debo aclarar que soy
el único sobreviviente, todos los demás ya me abandonaron yéndose a la eternidad.
Con el transcurrir de los años, en 1970, al haber en Mirasol tres instituciones para hacer
fiestas, “Sociedad Española de S.M.”, “Club Social y Deportivo Mirasol” y “Club Social y
Deportivo Independiente”, y poca población, se hacia difícil integrar las comisiones
directivas, por lo tanto decidimos, de común acuerdo, fusionar las tres y dar nacimiento a
una nueva, que denominamos “Club Social y Deportivo Belgrano”, de esa primera
comisión directiva sobrevivimos tres miembros.
Las actividades son varias: fútbol, con cancha iluminada y con riego, bochas (dos
canchas), voley, básquet, cesto, pileta de natación, sociales, etc. En el ego de cada uno
siempre te produce satisfacción poder decir que en los 70 últimos bailes de fin de año (31
de Diciembre) nunca falté, por lo que he recibido una distinción de la actual comisión
directiva.
Toda mi vida esta jalonada de hechos de variada consistencia; 40 años anduve en
tractor, bolsero, alambrador, resero, etc., todo lo que en el campo poder hacer, siempre
matizado con la bohemia sana, de enfrentar la vida con optimismo, disfrutando de ella,
hasta en los menores detalles.
Como en la vida de toda persona existe la parte afectiva, sentimental, familiar, todo lo que
te forma como ser humano. La mía esta nutrida de satisfacciones: he tenido padres
ejemplares, que no necesitaban reprocharte algo para inculcarte lo correcto, lo honesto y
los buenos sentimientos. En la juventud me enamoré de la chica para mi ideal, llevamos
60 años de casados. Tenemos tres hijos, de los que estamos orgullosos, nueve nietos y
un bisnieto, ¿a que mas se puede aspirar? Si el éxito en la vida no es lo material
acumulado sino la parte familiar, los amigos que te saludan con afecto, todo aquello que
te rodea y te hace feliz. Por eso emulando a Violeta Parra debo cantar sus versos:
“gracias a la vida que me ha dado tanto”.
Todo lo que he narrado es una “historia de vida”, y toda mi vida es esta historia.
MigueI Fraire