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UN FRISO DÓRICO FUNERARIO DE EL GUIJO (ÉCIJA, SEVILLA) José Beltrán Fortes y Salvador Ordóñez Agulla Universidad de Sevilla Se presenta en este trabajo la publicación de un nuevo ejemplar de friso dó- rico localizado en la región de Écija, antigua Astigi, lo que supone el primer testi- monio de este tipo de composición en el ámbito de la Prouincia Ulterior Baetica. Se añaden algunas consideraciones acerca del yacimiento de proveniencia de la pieza y de su posible estatuto urbano. This paper publishes a new example of a Doric frieze found in the territory of Écija, Use ancient Astigi. This object re,presents the first evidence of this type of composition from the Prouincia 'Ulterior Baetica. Some considerations .about Use place of origin of the piece and lts ,possible urban status are also discussed. En el verano de 1986 D. Fernando Luna Riel, studiosus cultor rerum Astigitana- rum, puso en conocimiento de uno de nosotros y del Dr. Genaro Chic García la exis- tencia de una pieza escultórica procedente al parecer . de El Guijo, un yacimiento situado al sur del término municipal de Écija (Sevilla) (fig. 1), y que se conservaba en una colección particular de la cercana localidad de Cañada Rosal, a 12 km al NO de Écija. En este momento, tras casi diecisiete años de aquella primera toma de con- lacto, podemos presentar al mundo científico un estudio de este documento. Existen datos en el Museo Histórico Municipal de Écija l de que en la co- lección particular citada de Cañada Rosal se conserva como procedente de este ' Hemos de agradecer aquí a D. Antonio Fernández Ugalde, Director del Museo Histórico Municipal de Écija, la información que nos ha facilitado sobre esta pieza así como el permiso para la publicación de la fig. 3 de este trabajo. Nuestro agradecimiento se hace extensible igualmente a D. Fernando Luna Riel. 233 HABIS 35 (2004) 233-255

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  • UN FRISO DÓRICO FUNERARIO DE EL GUIJO(ÉCIJA, SEVILLA)

    José Beltrán Fortes y Salvador Ordóñez AgullaUniversidad de Sevilla

    Se presenta en este trabajo la publicación de un nuevo ejemplar de friso dó-rico localizado en la región de Écija, antigua Astigi, lo que supone el primer testi-monio de este tipo de composición en el ámbito de la Prouincia Ulterior Baetica.Se añaden algunas consideraciones acerca del yacimiento de proveniencia de lapieza y de su posible estatuto urbano.

    This paper publishes a new example of a Doric frieze found in the territoryof Écija, Use ancient Astigi. This object re,presents the first evidence of this typeof composition from the Prouincia 'Ulterior Baetica. Some considerations .aboutUse place of origin of the piece and lts ,possible urban status are also discussed.

    En el verano de 1986 D. Fernando Luna Riel, studiosus cultor rerum Astigitana-rum, puso en conocimiento de uno de nosotros y del Dr. Genaro Chic García la exis-tencia de una pieza escultórica procedente al parecer . de El Guijo, un yacimientosituado al sur del término municipal de Écija (Sevilla) (fig. 1), y que se conservabaen una colección particular de la cercana localidad de Cañada Rosal, a 12 km al NOde Écija. En este momento, tras casi diecisiete años de aquella primera toma de con-lacto, podemos presentar al mundo científico un estudio de este documento.

    Existen datos en el Museo Histórico Municipal de Écija l de que en la co-lección particular citada de Cañada Rosal se conserva como procedente de este

    ' Hemos de agradecer aquí a D. Antonio Fernández Ugalde, Director del Museo HistóricoMunicipal de Écija, la información que nos ha facilitado sobre esta pieza así como el permiso parala publicación de la fig. 3 de este trabajo. Nuestro agradecimiento se hace extensible igualmente aD. Fernando Luna Riel.

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    HABIS 35 (2004) 233-255

  • JOSÉ BELTRÁN FORTES Y SALVADOR ORDÓÑEZ AGULLA

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    FIG. 1. Localización del asentamiento de El Guijo y del lugar de provenienciade la pieza.

    mismo yacimiento un fragmento de cornisa (de 0,23 m de altura, 0,89 m de an-chura y 0,28 m de grosor), pero elaborada en mármol, por lo que no debió corres-ponder al edificio sepulcral al que remite el fragmento de relieve sepulcral. Porel contrario, actualmente en el cortijo de El Guijo se conserva un fragmento quesí corresponde efectivamente a un monumento funerario que pudo ser similar alque perteneció la pieza de estudio y que asimismo fue descubierto en el mismolugar, donde debe de situarse la necrópolis del asentamiento romano de El Guijo.En este caso se trata de un sillar paralelepípedo, de 0,30 m de altura, 0,80 m deanchura y 0,45 m de grosor (fig. 2), que fue elaborado en arenisca local y corres-ponde a la esquina del edificio sepulcral, reconociéndose la parte inferior de unapilastra de esquina: se representa una basa ática con dos toros y una pequeña es-cocia intermedia, sin zócalo, y sobre la que se sitúa un pronunciado careto que

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  • UN FRISO DÓRICO FUNERARIO DE EL GUIJO (ECHA, SEVILLA)

    FIG. 2.

    daría paso al fuste de la pilastra. Por sus características formales y, especialmente,la ausencia de zócalo para este tipo de basas, podemos datarla en la época deAugusto'. Como se ha dicho, este sillar formaría parte seguramente del cuerpoinferior de una construcción sepulcral en opus quadratum que dispone de unadecoración pseudoarquitectónica en las caras exteriores del monumento: la presen-cia de las pilastras bien se podría complementar con el elemento de friso dóricoque estudiaremos a continuación, con el que coincide además en el material em-pleado, la datación y el lugar de descubrimiento, pero lógicamente es un extremoque no podemos asegurar taxativamente dado que ambas piezas han sido descubier-tas de forma accidental y en momentos distintos'.

    El fragmento de friso dórico que aquí presentamos (fig. 3) mide, en la partemejor conservada, 0,45 m de altura y presenta un longitud de 0,90 m; dado quese encuentra empotrado actualmente no es posible medir el grosor de la pieza,aunque —según los datos existentes en el Museo Arqueológico Municipal de Lija-

    2 Según P. Oros, Aurea Templa. Recherches sur Curchitecture religieuse de Rome a l'époqued'Amaste (Roma 1976) 227 n. 266, en Roma ese tipo de basa sin zócalo es anterior afines del si-glo I a.C. Pum ejemplos hispanos, cf.. por ejemplo, A. Jiménez, "De Vitruvio a Vignola: autoridaddula tradición", Habis 6)1975) 253 ss.: X. Dupré i Raventós. L'are roma de Bera (Hispania Citerior)(Roma 1994) 222.

    Como se dirá más adelante, cabe la posibilidad de que El Guijo corresponda a un asenta-miento romano de tipo urbano o de tipo rural: en el segundo caso sería probable que ambas piezascorrespondieran al mismo monumento, pero no tanto en el primer caso, ya que la necrópolis tendríaun mayor número de mausoleos de similares características en los inicios del Imperio.

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    FIG. 3.

    sería aproximadamente de unos 0,20-0,30 m; presenta una fractura en el extremoinferior derecho, aunque se conserva el fragmento pegado. Si bien los planos la-terales y superior sí parecen corresponder a la superficie del bloque paralelepipé-dico original, quedan dudas sobre el plano inferior, ya que la fractura no es tanrecta. Además, no se aprecian restos de la taenia que cierra normalmente estosfrisos por la parte inferior, ni lógicamente de las guttae que se colocarían debajode los triglifos. Sin embargo, la medida de 0,45 m sería canónica (un pie y medioromanos) y si consideramos las dimensiones como originales del sillar correspon-dería, pues, a un bloque de un pie y medio de altura, por tres pies de anchura y,posiblemente, un pie de grosor. El bloque fue elaborado en calcarenita, de proceden-cia seguramente local, y sólo se ha decorado mediante relieves en el frente queha quedado en la cara visible. No sabemos si el relieve estaría estucado —y pin-tado— posteriormente, aunque es plausible; sólo en un ejemplar de Sagunto, queluego mencionaremos, se conservan restos del estuco.

    El relieve representa claramente un fragmento arquitectónico de friso dórico,mediante la alternancia de triglifos y metopas. Así, en el centro de la pieza sedispone la representación de un triglifo simple, con los tres glifos y dos canalesintermedios que ocupan toda la altura del triglifo, dentro del tipo 1.A de la cla-sificación establecida por J.-C. Joulia para los frisos dóricos de Narbona, dondepor otro lado es la variante más utilizada4. En el extremo derecho asimismo se

    ° 1.-C. Joulia. Les frises doriques de Norbonne (Bruxelles 1988) 17. fig. 2.

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    advierte el glifo izquierdo del triglifo correspondiente a ese lado. Entre los dostriglifos se ha dispuesto una metopa rectangular completa, que aparece ocupadapor la representación en relieve de la cabeza de un toro. El bóvido es representado—como es habitual en este tipo de frisos— de frente y con rasgos naturalísticos;cuernos y orejas se abren adecuándose al espacio disponible, mientras que en latestuz abombada se disponen los típicos mechones y en los ojos, bien delimita-dos y de forma almendrada, se marca la pupila y el iris, aunque éste de formatenue. Por el deterioro del relieve no se advierte si disponía de una banda o cintaen la zona de la testuz, como se documenta en muchas representaciones, en oca-siones cayendo los extremos a ambos lados de la cabeza.

    Por el contrario, en el lado izquierdo la longitud del bloque sólo permite eldesarrollo de media metopa, asimismo rectangular, que se decora con elementosde culto. Así, junto al triglifo se ha representado un lituus, bastón augural que seidentificada de forma clara con el extremo superior enrollado, y a su izquierdase reconoce más de la mitad de la representación de una vasija con un asa y piediferenciado, que, dado el carácter cultual de los otros elementos representados,creemos que debe de corresponder al jarro de un asa usado en el acto del sa-crificio, el urceus; aunque otros autores prefieren identificarlo como guttus ogutturnium5, formalmente las representaciones en relieve en los propios altaresromanos se asemejan más al urceus, por lo que podemos seguir usando ese tér-mino más tradiciona16. Podría ser previsible que asimismo se hubiera dispuestoal otro extremo de esta metopa la patera, ya que de forma habitual se representajunto al urceus, aunque es un extremo que lógicamente no puede afirmarse deforma indudable7.

    El interés de nuestra pieza es doble. Por un lado, documenta en esta zona delsur peninsular hispano la existencia de un monumento sepulcral de gran desarro-llo arquitectónico y en cuyo cuerpo inferior se dispondría el friso dórico; por otrolado, aumenta el número no muy abundante de testimonios hispanos de mausoleosdecorados con frisos dóricos y especialmente en los antiguos territorios béticos,ya que es éste por ahora el único ejemplar conocido que ha sido recuperado enla prouincia Baetica. En efecto, M. A. Gutiérrez Behemerid sistematizó en 1990la serie de frisos dóricos funerarios conocidos entonces en Hispania y sólo re-cogió diez ejemplares, que se distribuían de forma exclusiva en varios puntos delas actuales costas barcelonesa y levantina 8 . En concreto, seis bloques proceden

    5 Así lo indican, p.c., R. Schaeven, Rdmische Üpfergerate, ihre Verwendung im Kultus undin der Kunst (Berlin 1940) 15-23; y W. Hilgers, Lateinische Gefassnamen. Bezeichnungen, Funktionund Form rdmischer Gefasse nach antiken Schrifiquellen (Düsseldorf 1969) 58 s., 61 ss., y 83 ss.,para quienes el urceus o la lagoena serían jarros de uso exclusivamente doméstico.

    6 Cf. J. Beltrán Fortes, Las arae de la Baetica (Málaga 1988) 79 ss.7 Más adelante mencionaremos algunos ejemplos hispanorromanos donde aparecen juntos los

    tres elementos, si bien no en decoraciones de metopas de frisos sepulcrales.8 M. A. Gutiérrez Behemerid, "Frisos dóricos funerarios en la Península Ibérica: sistematización

    y cronología", BSAA 56 (1990) 205-213. J.-C. Joulia, op. cit. 220 s., sólo recoge cinco bloques ca-talanes, incluyendo uno de los baetulonenses, como matiza I. Rodá de Llanza, "La escultura del sur de

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  • JOSÉ BELTRÁN FORTES Y SALVADOR ORDÓÑEZ AGULLA

    de Barcino (Barcelona) y decoran cuatro de ellos las metopas también con ca-bezas de bóvidos (aunque en el más completo se dispone una roseta acantiformey otra "a girandola") (fig. 4), mientras que los otros dos disponen máscaras9.Otras dos piezas proceden de la cercana Baetulo (Badalona) y se decoran conuna cabeza de bóvido y una roseta —en un caso— y una roseta —en el otro—, aun-que los dos fragmentos corresponderían al mismo friso, colocado en el primercuerpo de un interesante edificio funerario de tipo turriforme, del que conocemosla inscripción sepulcral de ...Caecilius Anthi... y Propertia lucunda y que se re-mataba en el cuerpo superior por un templete tetrástilo y coronamiento piramidal,en el que se situarían esculturas de esfinges y estatuas funerarias, según la res-titución llevada a cabo por su editor J. Guitart, quien lo dató hacia el cambio deEraw. En la costa levantina destacan los tres fragmentos de friso dórico aparecidosen Saguntum (Sagunto), en cuyas metopas asimismo se intercalan cabezas de bó-vidos y rosetas sobre paterae y que debieron pertenecer a uno o varios monumentosfunerarios, datados por M. Almagro-Gorbea en época cesariana ll (fig. 5). Final-mente, añade M. A. Gutiérrez Behemerid un bloque procedente de La Alcudiade Elche (Alicante), que corresponde sólo a una metopa ocupada en el frente poruna patera lisa l2 ; sin embargo, dado que no se conserva ningún resto de los tri-glifos, también sería posible que no correspondiera a un friso dóricol3.

    Sobre este conjunto de piezas ya se pueden establecer algunas referenciasformales a propósito del ejemplar de Écija, condicionadas por el hecho de queéste no conserva la parte superior e inferior del friso. Así, frente a los ejemplaresde Barcino los otros triglifos de Baetulo y Saguntum sí corresponden a la varianteen la que los canales recorren toda la altura del triglifo (el ya citado tipo I A deJoulia), y, por el contrario, en todos los ejemplares tarraconenses —como ocurreen el nuestro— siempre es menor la anchura del triglifo con respecto a la de la

    la Narbonense y del norte de Hispania Citerior: paralelos y contactos", T. Nogales y P. León (coords.),Actas de la III Reunión de Escultura Romana en Hispania (Madrid 2000) 185, n. 63.

    9 M. A. Gutiérrez Behemerid, op. cit. 205 ss., n°' 1, 3-4 y 8 (dos fragmentos), láms. 1.1-2, 11.1y IV.1-2.

    1 ° J. Guitart Durán, Baetulo. Topografía arqueológica. Urbanismo e historia (Badalona 1975)159 ss.

    11 M. Almagro-Gorbea, "El monumento funerario romano con friso dórico de Sagunto", Sa-guntum 15 (1980) 127-135; asimismo, M. A. Gutiérrez Behemerid, op. cit. 207 s., n" 5 y 6 (dos frag-mentos), láms. 11.2-3 y Mi La primera pieza había sido dada a conocer por E. Albertini, Sculpturesantiques du conventus Tarraconensis (Barcelona 1911-1912) 348, y posteriormente lo analizó J. Puigi Cadafalch, L'arquitectura romana a Catalunya (Barcelona 1934) 358.

    12 M. A. Gutiérrez Behemerid, op. cit. 208, n° 7, lám. 111.2. J.-C. Joulia, op. cit. 140 ss., re-coge diversos ejemplos de frisos dóricos en los que aparece en una metopa sólo la patera ("phiale").

    13 Un bloque cuadrangular que formaría parte de un friso funerario y asimismo decorado ensu frente con una patera con umbo procede de la ciudad de Iliturgi (Mengíbar, Jaén), aunque no lohemos adscrito a un friso dórico, dada la variedad documentada en este lugar y el que no se con-serve ningún elemento de friso dórico sensu stricto; cf. L. Baena del Alcázar y J. Beltrán Fortes, Lasesculturas romanas de la provincia de Jaén, CSIR. España, 1, 2 (Murcia 2002) 128, n° 115, lám. 52,1. La había dado a conocer C. Weiss, "Die Steindenkmáler der Sammlung 'De La Chica' in Mengí-bar (Jaén) in Kontext der Sepulkralkunst des oberen Guadalquivirteils", MM 41 (2000) 297, n° 41,lám. 32d.

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    Ei0. 4.

    metopa. Otro aspecto que corroboran las piezas citadas es el hecho de que la ca-beza de bóvido —junto a las rosetas de diversas variantes— es el motivo decora-tivo más usual, siguiendo los esquemas itálicos y según se corrobora también enámbitos provinciales, tanto orientales como especialmente occidentales, entre losque sobresale Narbona'''. Sin embargo, la forma de las cabezas de bóvidos repre-sentados en los ejemplares tarraconenses citados difiere de la de nuestra pieza,sobre todo por el mayor grado de esquematismo que testimonian en general; sóloel ejemplar baetulonense se acercaría un poco más al grado de realismo de la re-presentación bética, con la que coincide además, por ejemplo, en la forma de dis-poner las orejas, aunque el estilo es diverso y es significativo del relieve catalánla horadación extrema de las pupilas y el recurso al contorno reexcavado l5 . Estascaracterísticas técnicas, que no están presentes en el ejemplar de El Guijo, sí lashemos documentado, por ejemplo, en el amplio conjunto de los relieves sepul-crales de las necrópolis urbanas del alto Guadalquivir, sobre todo el constante re-curso a la horadación extrema de las pupilas'".

    Más raros en el repertorio decorativo de los frisos dóricos son los otros ele-mentos representados en la segunda metopa, conservada parcialmente, el urceusy el lituus. Por un lado, es posible que la vasija representada en algunos de losfrisos dóricos citados por J.-C. Joulia, y que proceden casi en su totalidad delocalidades de la Península Itálica, corresponda al vaso sacrifica' (el urceus), perono parece lo habitual, ya que en general se identifican con otros tipos de vasijas

    Vid. especialmente 1.-C. loulia. op. cit. 137 ss. (para Narbona). además con un catálogo im-portante de paralelos (ibid. 2(7 ss.).

    Es un recurso bien documentado en los relieves funerarios catalanes de fines de época re-publicana y comienzos de época altoimperial, que los acerca a los relieves narbonenses, como indicaI. Rodá de Llanza, op. cit. esp. 176.

    Vid.. especialmente, J. Beltrán Fortes y L. Baena del Alcázar. Arquitectura funeraria romanade la colonia Salaria (Gbeda, Jaén). Ensayo de sistematización de los monumenta, funerarios al-toimperiales del alto Guadalquivir (Sevilla 1996); L. Baena del Alcázar y J. Beban Fortes, Iras es-culturas romanas de la provincia de Jaén... (cit.). Es más raro el contomo reescavado en los ejem-plares giennenses, aunque evidente en el caso de una de las piezas de Iliturgi (J. Beltrán Feries yL. Baena del Alcázar, op. cit. 179; L. Baena del Alcázar y J. Beltrán Feries, op. cit. 120 s., n" 99,lám. 54, 2).

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    JOSÉ BEUTRÁN FORTES Y SALVADOR ORDÓÑEZ AGULLA

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    FIG. 5.

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  • UN FRISO DÓRICO FUNERARIO DE EL GUIJO (ÉCIJA, SEVILLA)

    (ánfora, cantharus, skyphos, vaso con frutas, jarra de dos asas)' 7. Por otro lado,en los repertorios conocidos no se había documentado hasta ahora el lituus, quees atributo de los augures y, por tanto, poco apropiado para un contexto comoéste, siendo más propio de ambientes votivos 18 Quizás en esta ocasión podamosexplicar el hecho por dos justificaciones; o bien, podría pensarse que se relacionacon acontecimientos concretos de la vida del difunto para el que se hizo la tumba,ya que éste hubiera desarrollado ese sacerdocio, o bien, que se trata simplementede un elemento decorativo de significado genérico, que de forma poco apropiadafue representado junto al urceus y —quizás, como se apuntó más arriba— la patera.Es significativo en este sentido que los tres elementos (patera, urceus y lituus)aparecen decorando el cuerpo cilíndrico de un ara circular recuperada en el teatroromano de Malaca l9, o que asimismo juntos aparecen en el frente de una acerrarepresentada en una de las arae asimismo circulares del llamado "obelisco deSanta Eulalia" de Augusta Emerita, en esta ocasión junto al aspergillum 20. Sinembargo, en ambos casos se trata de altares votivos, por lo que quizás deberíadarse más valor a la primera de las hipótesis de interpretación. Al respecto deello conviene recordar la extrema escasez de testimonios epigráficos relativos aaugures que hay documentados en Hispania, sólo siete, circunstancia tanto másllamativa cuanto la legislación municipal (Lex Urs. 66-68, 91) consagra sus pri-vilegios, prestigio y competencias como sacerdocio oficial de las colonias en lainterpretación de los auspicia21 . De los dos testimonios con certidumbre asignablesa augures en la Bética, precisamente uno de ellos proviene de Écija, en la inscrip-ción recientemente descubierta en las inmediaciones del foro colonial y que men-ciona a L. Caninio Pomptino, augur y IIvir, que previamente había desempeñado

    17 J.-C. Joulia, op. cit. 155 (cuadro), que proceden de Tebas, Benevento, Casalvieri, Isemia,L'Aquila, Legnano, Monteleone, Osimo, Roma y Pula. Sí podría corresponder a la representacióndel urceus el jarro con un asa de algunos de los ejemplares de L'Aguda y de Pula (ibid., láms. 98 y110-111, respectivamente).

    18 Puede consultarse aún, H. Thédenat, s.u. "lituus", DA, III, 2, 1277 s.; más recientemente,A. V. Siebert, Instrumenta sacra. Untersuchungen zu rómischen Opfer-, Kult- und Priestergeriiten(Berlin-New York 1999) passim. El lituus, junto a capis, patera y urceus, aparece entre los símbolosdel augurado que figuran en una emisión monetal de semises y cuadrantes de Carthago Noua fechadaen 37-36 a.C., en la que aparece igualmente la leyenda augur, confirmando la vinculación de esosinstrumentos sacerdotales con la función del augurado que desempeñó L. Iunius; se trata de la únicaemisión provincial que recoge la representación de estos instrumentos. Cf. M. M. Llorens Forcada,La ciudad romana de Cartago Nova: las emisiones romanas (Murcia 1994) 34 ss., 50 ss.

    19 J. Beltrán Fortes, Las arae... (cit.) 139, n° 114. Sólo se conserva el cuerpo central, que úni-camente tiene esa decoración de los tres elementos cultuales; es de taller local, ya que se elaboró encaliza oolítica blanco-rojiza (el denominado "mármol rojizo" de la sierra de El Torcal de Antequera).

    29 Vid. J. L. de la Barrera Antón, "El llamado 'obelisco' de Santa Eulalia en Mérida y sus pie-zas romanas", T. Nogales (coord.), Actas de la I Reunión de Escultura Romana en Hispania (Madrid1993) 132, lám. 111.3.

    21 J. A. Delgado Delgado, Elites y organización de la religión en las provincias romanas dela Bética y las Mauritanias: sacerdotes y sacerdocios (Oxford 1998) 21-22. Cf. además p. 61 parala cuestión del desarrollo del título pontifex Aug. como pontifex Aug(usti), reconsiderando la lecturatradicional ponnfex y Aug(ur), aspecto contemplado también en J. A. Delgado Delgado, "Los auguresy el augurado en la Hispania romana", HA 24 (2000) 65-83.

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  • JOSÉ BELTRÁN FORTES Y SALVADOR ORDÓÑEZ AGULLA

    el cargo de centurión de la legio II Pansiana y praeposito de la III cohorte, y alque se puede considerar uno de los primeros colonos asentados en la deductio deAstigi22 . Y aunque no conviene sacar conclusiones apresuradas, resulta llamativoen cualquier caso la coincidencia en la documentación de un augur de los pri-meros momentos coloniales con la presencia de un testimonio iconográfico comoel del friso dórico donde se plasma el útil sacrificial de los augures, en el quequizá se recoja una velada referencia a la función del cliente que había solici-tado la ejecución de la obra23.

    Otro aspecto controvertido ha sido la interpretación funcional de las piezashispanas de friso dórico. Así, las procedentes de Barcelona en un primer momentofueron consideradas como frisos decorativos de un teatro, ayudado por el hechode que se representaban máscaras teatrales en algunas de ellas 24, y también lasde Sagunto se han adscrito a la decoración de un templo 25 . Es evidente que tam-bién el friso dórico aparece en contextos romanos no sepulcrales, como en mo-numentos votivos u honoríficos y, también, en la arquitectura de los teatros, siendouno de los ejemplos más destacados el del teatro de Arles, en los inicios del pe-ríodo augusteo. Sobre esa base fueron interpretados, pues, como frisos del teatrode Barcino los bloques barcelonenses, extremo que no se mantiene ya, sobre todo,tras el análisis de A. Bali1 26, que seguía el estudio básico de M. Torelli sobre el

    22 P. Sáez Fernández, S. Ordóñez Agulla, E. García Vargas y S. García-Dils de la Vega, "Cincoinscripciones romanas inéditas de Écija (Sevilla)", Habis 32 (2001) 344 SS.; cf. también en P. SáezFernández, S. Ordóñez Agulla, E. García Vargas y S. García-Dils de la Vega, "Cuatro inscripcionesromanas inéditas de Écija (Sevilla)", Astigi Vetus I (2001) 121-126. La otra inscripción mencionandoun augur es AE 1983, 520 = CILA 3, 342, de Italica, fechada en momentos posteriores a la conce-sión del estatuto colonial a esta ciudad y que por tanto documenta la vigencia de este sacerdocio enépoca imperial avanzada, dado que los otros cinco ejemplos conocidos corresponden a testimoniosde Carthago Nova, fechados todos ellos a fines del siglo I a.C. (A. Delgado Delgado, op. cit. 67-68).Otro augur más tenemos en la inscripción GIL II 128*, de Carmo, cuya autenticidad se ha reivindi-cado en diferentes ocasiones por G. Chic García y P. Sáez Fernández (cf. últimamente G. Chic García,"Religión, territorio y economía en la Carmo romana", Carmona romana [Carmona 20011 465 ss.;E Amores Carredano, M a C. Rodríguez-Bobada y P. Sáez Fernández, "La organización y explotacióndel territorio de Carmo", Carmona romana [Carmona 20011 416; contra, A. U. Stylow, "Una apro-ximación a la Carmo romana a través de su epigrafía. Nuevas aportaciones y revisión crítica", Carmoromana [Carmona 2001] 97-98).

    23 La controversia entre aquellos que sostienen que los relieves que decoran las metopas deestos frisos hacen referencia expresa a la vida del difunto y los que afirman que sólo son elementosde repertorio del taller de elaboración es recogida, ahora, en A. Simonelli, "Alcune osservazioni su-Warchitettura funeraria di Abellinum", D. Vaquerizo (ed.), Espacios y Usos Funerarios en el Occi-dente Romano (Córdoba 2002) vol. II, 39 n. 67.

    24 Cf., E. Albertini, op. et loc. cit.; J. Puig i Cadafalch, op. et loc. cit.; J. Ainaud y otros, Laciudad de Barcelona (Madrid 1947) 8-9, figs. 16-17.

    25 P. Beltrán Villagrasa, "Museo del Teatro Romano", MMAP 11-12 (1953) 122 ss.; M. Gil-Mascarell y C. Aranegui, "El poblamiento del Bajo Palancia en época ibérica", Saguntum 12 (1977) 216.

    26 A. Balil Illana, Esculturas Romanas de la Península Ibérica. II, Studia Archaeologica 54 (Va-lladolid 1979) (= BSAA 49, 1978) 10 ss., n° 23. Ya puesto en duda por M. Tarradell, Arte Romano enEspaña (Barcelona 1969) 76 s., figs. 61-62, como asimismo en la obra de J.-C. Joulia, op. cit. 220 s.Sin duda, como piezas sepulcrales —en la línea de Balil—, se recogen en los trabajos citados de M. A.Gutiérrez Behemerid (op. cit. 205 ss.) e I. Rodá de Llanza (op. cit. 178 s.), así como en el de J. San-martí, "Els edifics sepulcrals romans del paises Catalans, Aragó i Murcia", Fonaments 4 (1984) 116 s.

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  • UN FRISO DÓRICO FUNERARIO DE EL GUIJO (ÉCIJA, SEVILLA)

    desarrollo del friso dórico en la arquitectura funeraria de la Península Itálica27.También en el caso saguntino M. Almagro-Gorbea demostró la pertenencia delos bloques a monumentos sepulcrales28.

    Como estableciera el autor italiano, existen dos tipos básicos de monumentosfunerarios que presentan en Italia un friso dórico en el cuerpo inferior, diversospor el origen y forma arquitectónica: "...al primo gruppo vanno adscritti queisepolcri di limitate dimensioni, caratterizzati dal coronamento, al di sopra de-ll'epistilio, de una coppia di pulvini, mentre al secondo gruppo appartengono imonumento piú grande con sovrastrutture a naiskos coronate sovente da cuspidee con il dado di base non di rado scompartito da lesene corinzie..." 29. Otras im-portantes conclusiones puso de manifiesto M. Torelli en ese artículo; así, la dis-tribución específica en territorios de la Italia media, pero que no incluía el áreaetrusca y que se extendía por el contrario por algunas zonas meridionales y, sobretodo, del valle del Po, especialmente durante el siglo I a.C. (aunque la cronolo-gía va desde fines del s. III a.C. hasta inicios del s. II d.C.), que corresponde"...alle zone e agli ambienti ove si é avuta nel II sec. a.C. l'espansione della cul-tura ellenistica 'italica' ...[donde] la colonizzazione del sec. I a.C. é stato un fe-nómeno di ritorno, di italici che si sono sostituiti ad italici, ma che... nella se-conda parte del secolo in quelle zone si stabilizza un tipo di cultura sensibilmentearretrato rispetto ai livelli piú alti della capitale" 30 . En ese proceso perfectamenteanalizado por Torelli, los monumentos sepulcrales en los que se inserta el frisodórico (tanto en forma de altar como de varios pisos con edícula o naiskos) seconvierten en elementos de autorrepresentación de miembros o familias de la de-nominada "burguesía" tardorrepublicana3 ' de esas colonias y municipios itálicos,compuesta realmente tanto por grupos de la oligarquía política, donde los nuevoscolonos de las deductiones de ese siglo I a.C. tendrán una presencia fundamen-tal en cada caso, siendo en su mayor parte antiguos militares, cuanto por otrosmiembros destacados de la oligarquía mercantil, muchos de ellos libertos enri-quecidos que copan amplias parcelas del poder económico de aquellas ciudadesitálicas32. La vinculación a la colonización de base militar ha sido destacada pre-cisamente para explicar su extrema abundancia también en ciertas regiones, como

    22 M. Torelli, "Monumenti funerari romani con fregio dorico", Dialoghi di Archeologia II, 1(1968) 32-54. Ahora asimismo podemos consultar lo referido sobre el friso dórico en las obras desíntesis de H. von Hesberg, Riimische Grabbauten (Darmstadt 1992) 121 ss. y 171 ss. y P. Gros,L'architecture romaine. 2. Maisons, palais, villas et tombeaux (Paris 2001) 392 ss.

    20 M. Almagro-Gorbea, op. et loc. cit.29 M. Torelli, op. cit. 32 s. Los segundos son tradicionalmente incluidos en la bibliografía es-

    pañola sobre el tema dentro de la serie de monumentos turriformes. Cf. M. Corrales Aguilar, La ar-quitectura funeraria romana imperial. Los sepulcros turriformes en la prouincia Baetica (Tesis doc-toral inédita, Málaga 1991).

    39 M. Torelli, op. cit. 48. Se puede consultar además, p.c., A. Candelero, "II problema del freggiodorico nei monumento funerari d'Abruzzo", Papers in lberian Archaeology IV (Oxford 1985) 51-65.

    31 Sobre ello es clásico AA.VV., Les 'Bourgeoisies' municipales italiennes aux IP et I" siéclesay. J. C. Actes du Colloque International (Paris-Napoles 1983).

    32 M. Torelli, op. cit. 49.

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  • JOSÉ BELTRÁN FORTES Y SALVADOR ORDÓÑEZ AGULLA

    ocurre en el valle del Po en relación a la colonización militar del siglo I a.C. o,en un punto más concreto, en el caso de la colonia de Narbo mediante la deductiocesariana con veteranos de la legio X; en palabras de J.-C. Joulia se debería a"...le flux d'immigrés et notamment de vétérans, d'artisans et de commervants,qu'elle entraine avec elle. Mais ji n'est pas doutex que la réceptivité du milieucultuel a chi jouer un dile tout aussi important, puis que les colons de la premiérefondation de Narbonne en 118 a y. J.-C sont déjá originaires en majorité de l'Om-brie, du Picenum, du Latium et de la Campanie, c'est-á-dire d'halle centrale etun peu méridionale" 33 . También los veteranos de la deductio del 45 a.C. procedíanmayoritariamente de la Italia central, junto a otros de la Galia Cisalpina34.

    Asimismo en el caso de Barcino ha destacado I. Rodá la importancia de esecomponente colonial de base militar en el momento de su fundación hacia el 10 a.C.,algunos de cuyos miembros en época tardoaugustea o, quizás, julio-claudia inicialeligieron entre otros tipos de monumentos funerarios altares o edificios turrifor-mes decorados con el friso dórico, con un claro referente en la Narbonense, quelleva a esta autora a identificar que al menos uno de los frisos dóricos barceloneses(en concreto el más completo, n° inv. 19016 del Museo d'Arqueologia de Cata-lunya) debió ser elaborado por un taller itinerante de Narbo, por las similitudesformales y técnicas con piezas ejecutadas por entonces en esta colonia35.

    El panorama de los frisos dóricos hispanorromanos se ha enriquecido en estosúltimos años, tras el estado de la cuestión establecido por Gutiérrez Behemeriden 1990, con dos nuevos ejemplares —ambos en la Tarraconense—, que, por otrolado, no tienen una localización costera que documentaban todos los localizadoshasta ahora. En primer lugar, cabe destacar un interesante fragmento de friso pro-cedente de la cabecera del valle del Ebro, que había sido reutilizado en un con-texto de hábitat del siglo V d.C. en Varea (Logroño), por lo que es factible pen-sar que originalmente formó parte de un mausoleo con friso dórico de una de lasnecrópolis urbanas de Vareia, como identifica U. Espinosa36 (fig. 6). Nos encon-tramos con un bloque paralelepipédico, de 0,45 m de altura, 0,55 m de anchuray 0,28 m de grosor, con una muesca en el plano superior para encaje con el restode la construcción y decoración en uno de los frentes, que consiste en lo conser-vado en dos estrechos triglifos a ambos lados (en los que los canales no ocupantoda la altura del triglifo, sino que se cierran arriba, correspondiendo al tipo I.Bde Joulia) y una metopa central que se decora también con una cabeza de bóvido,colocada de frente. Aunque la superficie del relieve de la cabeza se encuentrabastante desgastada el resultado es naturalista en su conjunto y, como en el ejem-

    33 J.-C. Joulia, op. cit. 216.34 Cf. M. Gayraud, Narbonne antique des origines á la fin du 111' siécle (Paris 1981) 175 ss.

    y 416 ss.35 1. Rodá de Llanza, O. cit. 177.36 U. Espinosa, "Arquitectura funeraria de Vareia (Varea, Logroño): influencias mediterráneas",

    Complutum Extra 6 (= Homenaje al profesor Manuel Fernández-Miranda) (Madrid 1996) I,433-440.

    244

  • plano superior

    O 30 crn.

    UN FRISO DÓRICO FUNERARIO DE EL GUIJO (ÉCUA, SEVILLA)

    frente sección

    FIG. 6.

    piar de Écija, dispone las orejas muy abiertas, pero sin superponerse al relievede los triglifos, dada la mayor anchura de la metopa con respecto a éstos. Sueditor concluía que debió corresponder posiblemente a un monumento turriformeerigido en la primera mitad del siglo I d.C. y que vinculó también a la presen-cia militar, ya que en este enclave, aunque quizás nunca llegó a alcanzar el rangomunicipal, se asentó desde época de Augusto a la de Calígula o inicios de la deClaudio una uexillatio de la legio TV Macedonica".

    En segundo lugar, debemos referimos a otro bloque que formó parte de unfriso dórico y que procede de la ciudad de Castulo ("Cazlona", Linares, Jaén):corresponde a un bloque de esquina, elaborado en arenisca local, de 0,44 m dealtura, 0,65 m de anchura (en la parte mayor) y 0,33 m de grosor m (fig. 7). Enel frente de mayores dimensiones se dispone —de derecha a izquierda— media me-topa, parcialmente fracturada, que se decoraba con un motivo circular que podríaidentificarse con un escudo circular o, dada la mayor abundancia del tema, unapatera, si bien lo conservado no permite decantarse en uno u otro sentido deforma definitiva, ya que ambos elementos aparecen como elementos decorativosen metopas de frisos dóricos. A continuación se dispone un triglifio con los dos

    " Ibid. 436 s. En general, U. Espinosa. Vareia, enclave romano en el valle del Ebro (Logroño/990).

    o 1• Beltrán Fortes y L. Baena del Alcázar, op. cit. 73 s., fig. 28; L. Baena del Alcázar y.1. Beltrán Forte, op. cit. 109, n" 79, lám. 39, 1-2. Anteriormente había sido considerado corno unfriso perteneciente al teatro romano de Casado, según 1. M. Blázquez, R. Contreras y J. J. Urruela.Castulo IV (Madrid 1984) 283, n" 7, lárn. 25. I.

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  • JOSÉ BELTRÁN FORTES Y SALVADOR ORDÓÑEZ AGULLA

    FIG. 7.

    canales que no ocupan toda la altura del motivo, sino que están delimitados (tipoI.B de Joulia), como en el ejemplar antes citado de Varea. A pesar de la roturadel bloque en el extremo inferior derecho se reconoce una de las guttae colocadaspor debajo del triglifo, aunque. dada la estrechez de este motivo, se ha colocadorealmente por debajo del espacio de la metopa. Esta segunda metopa, que se con-serva completa, aparece ocupada por una roseta vegetal de doce elementos (perosuperponiéndose seis de los pétalos a los otros seis) y un gran botón centrar.Finalmente la esquina aparece ocupada por medio triglifo, cuya otra mitad sedesarrolla en la otra cara del bloque, conformando la esquina. En la metopa dela cara lateral, aunque no se representa totalmente, se dispone una roseta vegetalde doce elementos y botón central similar a la ya descrita. Queda indicar, por úl-timo, que por debajo de la taenia que corresponde al triglifo de la esquina y partede ambas metopas que lo flanquean existe un resalte en la piedra que muy posi-blemente deba corresponder a la parte alta de un capitel, que se dispondría en esaesquina, completando la decoración pseudoarquitectónica.

    Como se dijo, es significativo que en el amplio conjunto de materiales ar-queológicos pertenecientes a edificaciones funerarias de fines del siglo I a.C.-si-

    Este esquema no encuentra paralelo exacto en el amplio repertorio de rosetas vegetales do-cumentado en Narbona (.1-C. Joulia, op. cit. 31 SS.).

    246

  • UN FRISO DÓRICO FUNERARIO DE EL GUIJO (ÉCUA, SEVILLA)

    glo I d.C., recuperadas en necrópolis de ciudades de esa zona del alto Guadalqui-vir de la actual provincia de Jaén, como la propia Castulo, o Iliturgi (Mengíbar),Salaria (Úbeda), Vrgauo (Arjona), Tucci (Martos), Tugia (Toya), etc., sea éste elúnico fragmento conocido de friso dórico. Por el contrario, son muy abundantesotros tipos de frisos en los que el triglifo ha sido sustituido por otros elementosque cumplen su función, repitiéndose de forma alterna con metopas decoradas;así ocurre, sobre todo, con los motivos de la esvástica simple y de la roseta, quesustituyen al triglifo y que se asocian especialmente a metopas decoradas conmáscaras, lo que testimonia un repertorio formal y temático diverso al de los mo-numentos de friso dórico40. Sólo en una ocasión, en un bloque asimismo proce-dente de Castulo, la metopa es ocupada por una cabeza de bóvido, que en estecaso se flanqueaba por el motivo de esvástica simple 4 ' (fig. 8); la cabeza de bó-vido se ha representado bastante realísticamente, con horadaciones en las pupilasy fosas nasales, mientras que las orejas se colocan por encima de los listeles ver-ticales que la separan de las esvásticas.

    Los dos ejemplares de Vareia y Castulo, junto a la pieza que damos a co-nocer ahora, amplían así el ámbito territorial hispano donde se testimonia la pre-sencia de monumentos sepulcrales decorados con frisos dóricos. Es significativala escasa documentación de estos elementos de friso dórico si los superponemosa los mapas de dispersión de los dos tipos de monumenta a los que se asociabaen la Península Itálica, los monumentos en forma de altar con pulvinos y los mo-numentos turriformes (generalmente abiertos, es decir, coronados en el segundocuerpo con naiskos u otras soluciones arquitectónicas para la exposición de lasestatuas funerarias)42 . Es evidente que el friso dórico de Baetulo correspondió a

    4° Vid. J. Beltrán Fortes y L. Baena del Alcázar, op. cit. 67 ss.; L. Baena del Alcázar y J. Bel-irán Fortes, op. cit. 57 SS. Cf., además, J. Beltrán Fortes, "La arquitectura funeraria en la Hispaniameridional durante los siglos II a.C.-I d.C.", D. Vaquerizo Gil (ed.), Espacios y usos funerarios enel Occidente Romano (Córdoba 2002) I, 233-258. Por otro lado, los motivos de máscaras teatralesno tienen por qué apuntar a que los frisos decoraron edificios teatrales, sino que estaban perfecta-mente integrados dentro del repertorio sepulcral, como bien analiza para Hispania P. Rodríguez Oliva,"El símbolo de Melpómene. Teatro y muerte en la España romana", Estudios dedicados a AlbertoBalil. In memoriam (Málaga 1994) 49-82.

    4 1 J. Beltrán Fortes y L. Baena del Alcázar, op. cit. 82 s., fig. 35; L. Baena del Alcázar y J.Beltrán Fortes, op. cit. 104 s., n° 65, lám. 33, 2. Sin embargo, esta pieza también ha sido conside-rada como perteneciente al teatro castuloneilse, ya que habría sido recuperado en un sector intramuros,cercano a ese edificio, según J. M. Blázquez, R. Contreras y J. J. Urruela, op. cit. 284, n° 16; sinembargo, no debe olvidarse que la pieza presenta huellas de reutilización (ya que le ha sido recortadotodo el plano superior), lo que podría justificar esa localización extraña a su función original.

    42 Para los primeros remitimos a J. Beltrán Fortes, "Monumenta sepulcrales en forma de altarcon pulvinos de los territorios hispanorromanos: revisión de materiales y estado de la cuestión", enprensa (con bibliografía anterior); para los segundos, M. Corrales Aguilar, op. cit. passini; M. L. Can-cela Ramírez de Arellano, Construcciones funerarias romanas en Hispania: tipología (Tesis doctoralinédita, Zaragoza 1991); ídem, "Elementos decorativos de la arquitectura funeraria", T. Nogales (coord.),Actas de la ¡Reunión sobre Escultura Romana en Hispania (Madrid 1993) 239-262; Ídem, "Aspectosmonumentales del mundo funerario hispano", D. Vaquerizo Gil (ed.), Espacios y usos funerarios en elOccidente Romano (Córdoba 2002)1, 163-180. Cf., además, la espléndida síntesis de H. von Hesberg,"Rennische Grabbauten in den hispanischen Provinzen", Hispania Antigua. Denkmtiler der Riimerzeit

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  • JOSÉ BELTRÁN FORTES Y SALVADOR ORDÓÑEZ AGULLA

    FIG. 8.

    un monumento turriforme, ya que la excavación proporcionó elementos suficien-tes para poder establecerlo así, pero en los otros ejemplos es más difícil indicaruna hipótesis, dado el desconocimiento del contexto arqueológico. En el caso delos frisos dóricos de Barcelona se ha esgrimido la hipótesis de que hubieran for-mado parte de monumentos en forma de altar coronado con pulvinos 43 , en concretolos denominados por A. Balil como plutei exentos". Por otro lado, el análisis deJoulia de los frisos dóricos de Narbona evidenció que la altura de los fragmentososcilaba entre 0,125 m y 0,43 m, y se concluyó que los de mayores dimensionescorresponderían seguramente a edificios turriformes más que a altares 45 . Tambiénen el caso hispano se ha pensado que las piezas de Saguntum, Vareia y Castulo—e, incluso, las ya citadas de Barcino— tendrían esa colocación en un edificio tu-rriforme, aunque el desarrollo concreto ya sea imposible de definir46.

    (Mamo am Rhein 1993) 159-181. Algunas notas les hemos dedicado asimismo en J. Beltrán Portes,"Monumenti funerari". J. Arce, S. Ensoli y E. La Bocea (eds.). Hispania Romana. Da torro di con-quista a provincia dellimpem (Milano 1997) 119-125 (= trad. española. Zaragoza 1998).

    A. Balil Illana. Esculturas Romanas de la Península Ibérica. VII y VIII. Studia Archaeolo-gira 76 (Valladolid 1988) 31, indicaba en concreto a propósito de los pulvinos decorados con la ca-beza de Medusa en su frente que "...se les considera asociados con los 'monumentos de friso dórico'.Sin embargo, no existe correspondencia entre los hallazgos, en número, de gorgoneia y frisos dóri-cos. Quizás estos últimos estuvieran asociados sólo al tipo con plutei exentos, decorados tambiéncon gorgonas". Esa hipótesis la desarrolla ahora I. Rodá de Llanca. op. cit. 178.

    Vid. A. Balil Illana. "Los gorgoneia de Barcino-. Paremia I, I (1979) 63-70. Además, J.Beltrán Fortes, "Monumenta sepulcrales en forma de altar con pulvinos..." (cit.); ídem, "Mausoleosromanos en formado altar del sur de la Península Ibérica", AEspA 63 (1990) 183-226.

    as 1.-C. Joulia, op. cit. 186-188. A similar conclusión había llegado M. Torelli, op. cit. 33 ss.O Remitimos a /a bibliografía ya indicada para cada caso. Para la hipótesis de considerar los

    frisos dóricos barceloneses como pertenecientes a edificios turriforrnes y no a altares, vid. M. A. Gu-tiérrez Behemerid, op. cit. 212 s., ya que superaban los 0,40 m de altura.

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  • UN FRISO DÓRICO FUNERARIO DE EL GUIJO (ÉCIJA, SEVILLA)

    Es por ello difícil establecer cuál fue el desarrollo arquitectónico del edificiosepulcral al que perteneció el fragmento de friso dórico del yacimiento de El Guijo,aunque las dimensiones de la pieza (de 0,45 m de altura) avalarían su colocaciónasimismo en un edificio turriforme más que en un altar. Tampoco nos queda clarala cuestión de la cronología de la pieza, aunque los paralelos hispanorromanosapunta a un período entre la segunda mitad del siglo I a.C. y los primeros mo-mentos de la dinastía julio-claudia. Así, M. Almagro-Gorbea dató en época ce-sariana el monumento de Saguntum, J. Guitart el de Baetulo hacia el cambio deEra, M. A. Gutiérrez Behemerid incluyó el conjunto de materiales estudiado porella a finales de época augustea, aunque I. Rodá considera que asimismo podríansituarse los materiales de Barcino también en una fecha temprano julio-claudia,al igual que nosotros hemos indicado para el fragmento de Castulo, y, finalmente,U. Espinosa dató la pieza de Varea durante la primera mitad del siglo I d.C., alconsiderar que sería de fecha posterior a los ejemplares barceloneses, de los quederivaría".

    Queda por tratar un último aspecto, el de la zona de proveniencia de la pieza.Según se ha indicado anteriormente, parece que ésta fue hallada en algún lugarimpreciso de las inmediaciones del Cerro del Guijo. En torno a este punto, donde sehaya situado un vértice geodésico, los trabajos efectuados en el marco de la CartaArqueológica Municipal de Écija", así como en los de la Revisión del Inventariode Yacimientos Arqueológicos de su término", han determinado la existencia devarios asentamientos, de los cuales el de mayor relevancia arqueológica es el deno-minado El Guijo. El resto, o bien son excesivamente pequeños, como ocurre conRabita o El Monte 15°, que a juzgar por la escasa entidad de los restos, su datacióno la dificultad de determinación de su filiación podrían tratarse de dependenciasdirectamente vinculadas con el centro mayor, El Guijo, o bien están ya a una ciertadistancia como para ser considerados aquí, como es el caso del asentamiento de-nominado Ruiz Sánchez, también a orillas de la laguna y a unos 1.300 m al norte,y que presenta además una cronología de época romana bastante avanzada51.

    47 M. Almagro-Gorbea, op. et loc. cit.; J. Guitart, op. et loc. cit.; M. A. Gutiérrez Behemerid,op. cit. 213; I. Rodá de Llanza, op. cit. 179; L. Baena del Alcázar y J. Beltrán Fortes, op. cit. 109;U. Espinosa, op. cit. 436.

    48 P. Sáez Fernández, S. Ordóñez Apuna, E. García Vargas y S. García-Dils de la Vega, CartaArqueológica del Término Municipal de Ecija. I. El núcleo urbano. II El territorio, en prensa.

    49 A cargo de E. L. Domínguez Berenjena y L. Cervera Pozo, a quienes desde aquí agrade-cemos el permiso para la consulta de este documento inédito (Mayo de 2003).

    89 Rabita: descubierto en prospección durante 1995, de él únicamente se han documentado al-gunos mampuestos y restos de tapial, quizá correspondientes a una alquería islámica (P. Sáez Fernández,S. Ordóñez Agulla, E. García Vargas y S. García-Dils de la Vega, Carta..., n° 383; E. L. DomínguezBerenjeno y L. Cervera Pozo, Revisión... n°410391202); El Monte I: por sus materiales se ha consi-derado como una granja romana (P. Sáez Fernández, S. Ordóñez Agulla, E. García Vargas y S. García-Dils de la Vega, Carta... n° 94).

    I P. Sáez Fernández, S. Ordóñez Agulla, E. García Vargas y S. García-Dils de la Vega, Carta...n° 124: Habitado desde época calcolítica, en época romana se ha documentado a partir del siglo IIId.C. A juzgar por los restos pudiera tratarse, con reservas, de una aglomeración rural que dispuso de

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  • JOSÉ BELTRÁN FORTES Y SALVADOR ORDÓÑEZ AGULLA

    En lo que se refiere propiamente a El Guijo, se trata éste de un asentamientode relevancia en el conjunto arqueológico de la parte sur del territorio astigitano52,donde se asienta un notable conjunto de yacimientos. El Cerro del Guijo está si-tuado a 15 km de Écija sobre una mesa o eminencia de 221 m de altura que seextiende en dirección NE-SO, dominando sobre unos 70 m el territorio circundante.El lugar se ubica en las inmediaciones del trazado de la Cañada de Don Francisco,un antiquísimo cordel que circunvala gran parte del término municipal astigitanoy que en época bajomedieval recibía el nombre de cañada de Tejadilla, y a 1,5 kmde la Laguna de Ruiz Sánchez, un espacio actualmente desecado pero que hasta1968, ario en que se procedió a su drenaje en aplicación de los criterios desarro-llistas que consideraban estos espacios como improductivos e insalubres, constituyóuno de los puntos fundamentales del extenso complejo endorreico de lagunas sa-linas de La Lantejuela. Éste complejo de humedales se extiende entre Écija, Osunay Marchena, incluyendo ocho lagunas principales y un gran número de bodoneso lagunas de inundación temporal; entre las primeras están la Laguna de la Balles-tera, la Laguna Verde de la Sal, la Laguna de Calderón Grande y Chica, Lagunade las Turquillas, Consuegra, Ojuelos y del Gobierno. Ninguna de ellas alcanzólas dimensiones de la Laguna de Ruiz Sánchez, a cuyos pies se sitúa el asenta-miento de El Guijo, que debió estar en la antigüedad absolutamente condicionadopor su ubicación a sus orillas, a tenor del importante papel que este tipo de pai-sajes —usualmente considerados "marginales"— jugaba en el desarrollo económicoy como fuente de recursos de las poblaciones ubicadas a sus orillas 53. Se tratade un imponente espacio que ocupaba cerca de 360 hectáreas y cuyo nombre en-contramos ya reflejado en el texto del Repartimiento del alfoz astigitano en 1263;actualmente está en estudio su recuperación por el Ayuntamiento de Écija comoespacio natural protegido, cuyo primer paso ha sido la reciente autorización —enmayo de 2003— por el Ministerio de Medio Ambiente de la suscripción de unproyecto de convenio entre la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y elAyuntamiento de Écija para este fin54.

    continuidad en época islámica, convirtiéndose en una de las aldeas mencionadas en el Repartimientode Écija. Como uicus es considerado en la Revisión antes citada.

    32 La información más reciente sobre este yacimiento se encuentra recopilada en P. Sáez Fer-nández, S. Ordóñez Agulla, E, García Vargas y S. García-Dils de la Vega, Carta..., n° 66 de la basede datos que incluye esta publicación, derivada de los trabajos que desarrolla el proyecto AstiGIS enla zona; sobre éste, P. Sáez Fernández, S. Ordóñez Agulla, E, García Vargas y S. García-Dils de laVega, "Aplicaciones de los S.I.G. al territorio y casco urbano de Écija (Sevilla) (Proyecto AstiGIS)",Sistemas de Informamo Arqueológica. SIG's aplicados á Arqueología da Península Ibérica (Porto2000) 15-31.

    33 Cf. una visión ponderada sobre la valoración de este tipo de paisajes en la antigüedad enG. Traina, Paludi e bonifiche del mondo romano (Roma 1988).

    34 Sobre la dimensión ecológica de la Laguna y su valor como biotopo, cf. J. Salcedo, "Apro-ximación a la avifauna de las lagunas de La Lantejuela y su entorno", y J. Salcedo, "Censo invernalde aves acuáticas de las lagunas de La Lantejuela, Sevilla, Enero 2000", Boletín n° 4, PLEGADISGrupo Local SEO Sevilla, pp. 4-9 y 14-21, ambos en http://www.webaplaza.com/seosevilla/Boletin4.pdf. Cf. también A. Fajardo y M. Mazuelos, "Oportunidades de restauración en humedales endo-rreicos en Andalucía: El complejo palustre de La Lantejuela (Sevilla)", en C. Montes, G. Oliver,

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  • UN FRISO DÓRICO FUNERARIO DE EL GUIJO (ÉCIJA, SEVILLA)

    El asentamiento ha conseguido mantenerse al margen de las roturaciones pro-fundas que tanto y tan gravemente han afectado a los vecinos en las últimas dé-cadas, por lo que parece conservar intactas muchas de sus estructuras y ha pro-porcionado a lo largo del tiempo unos materiales que permiten establecer sudecurso cronológico entre el mundo calcolftico y la etapa islámica, momento enque aún el asentamiento debía de tener aún algún tipo de ocupación a juzgar porla presencia de ejemplares de monedas islámicas".

    Como se ha dicho, las más antiguas evidencias de su poblamiento corres-ponden a fragmentos de cerámica a mano de color gris oscuro y cocción irregu-lar así como silos, puntas de flecha y cuchillos de bronce, noticias éstas últimasque, a pesar de su indeterminación por tratarse de fuentes orales, abren la posi-bilidad de retrotraer el inicio del hábitat a época calcolftica 56 . Las prospeccionessuperficiales que se efectuaron hasta 1990 permitieron afirmar la ausencia de res-tos atribuibles al Bronce Final y orientalizante, mientras que por el contrario lacerámica turdetana era abundante, con cuencos, vasos y platos de cerámica ibéricacon decoración monocroma, siendo de resaltar el material numismático documen-tado, que incluye ejemplos de emisiones cartaginesas, gaditanas y ampuritanas,a lo que se añaden las fíbulas prerromanas. No obstante quizá las estructuras másrelevantes localizadas en este asentamiento corresponden al recinto de planta rec-tangular (dimensiones: 16 x 14,75 m) compuesto de bloques de caliza ciclópeos,que fue considerado como un recinto fortificado ibérico 57 , propio de la culturaturdetana, lo que dio pie a que se haya ubicado en este lugar una de las turresHannibalis mencionadas por Plinio (2.181, 25.169) 58 . Sin embargo en opinión deLópez Palomo59 la prospección superficial sólo ofrece materiales romanos y al-gún ejemplar a mano considerado dudoso, por lo que se ha de considerar muydiscutible su atribución tipológica y cultural, lo que no obsta para que en otraspartes de su documentado trabajo se mencionen afloramientos de estructuras ibé-ricas en el "recinto" de El Guijo, cuya extensión sin embargo es imposible dedefinir ni siquiera de forma aproximativa60.

    E Molina y J. Cobos (eds.), Bases ecológicas para la restauración de humedales en la Cuenca Me-diterránea (Sevilla 1995) 191-197.

    55 V. Durán Recio y A. Padilla Monge, Evolución del poblamiento antiguo en el término mu-nicipal de Écija (Écija 1990) 93.

    56 V. Durán Recio y A. Padilla Monge, op. cit. 35 n° 64.57 J. Hernández Díaz, A. Sancho Corbacho y E Collantes de Terán, Catálogo Arqueológico y

    Artístico de la Provincia de Sevilla (Sevilla 1955) III, 60.58 R. Corzo Sánchez, "La segunda guerra púnica en la Bética", Habis 6 (1975) 215, n. 4. Sobre

    la extrema complejidad del fenómeno de las turres del área andaluza, cf. J. R. Carrillo Díaz-Pinés,"Turres Baeticae: una reflexión arqueológica", AAC 10 (1998) 33-86.

    L. A. López Palomo, El poblamiento protohistórico en el valle medio del Genil (Écija 1999)190, 414.

    60 L. A. López Palomo, op. cit. 420, 424. A pesar de la falta de documentación expresa LópezPalomo ha incluido El Guijo, aunque con dudas, entre los asentamientos con una fase adscribible alBronce Final, concretamente en lo que considera su fase II (mediados del siglo VIII a mediados delVII a.C.), señalando su posible dependencia, como el Mocho, del cercano poblado del Cerro de lasInfantas, dependencia que se daría también en época ibérica (L. A. López Palomo, op. cit. 227 y 229,

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    La prospección más reciente del asentamiento, realizada en el marco de laCarta Arqueológica Municipal de Écija, ha puesto de relieve la presencia de ce-rámica romana dispersa por todo el cerro, en tomo a las estructuras anteriormentecitadas, y ha permitido revelar la existencia de tres recintos a distintos niveles,correspondiendo el superior al denominado en los anteriores estudios "de los mu-ros ciclópeos", en ángulo recto, al S.E. del vértice geodésico. Una segunda ali-neación de bloques mejor trabajados se sitúa en paralelo rodeando la primera; enla cara occidental del cerro mirando a la laguna quedan colgados en el talud va-ria hiladas más de piedras menores, detectándose también en toda la superficieotros bloques así como abundantes tégulas y muros de viviendas (fig. 9).

    Parece por tanto que es en época romana cuando el yacimiento conoce sumomento histórico mejor documentado, donde a lo ya señalado se puede añadirla existencia de un aljibe romano tallado en la roca y recubierto de signinum conunas dimensiones de 2 x 4 m y un posible castellum aquae de 28,80 m de longi-tud que incluye 4 pequeños compartimentos en su parte sur; estas estructuras hi-dráulicas fueron en su día localizadas en las prospecciones de Collantes de Terán61,y si bien se ha considerado en alguna publicación que habían desaparecido, aúnse conservan en relativo buen estado. Entre los materiales muebles se ha detectadoun abanico de cerámicas romanas a partir de las campanienses, TSG, TSH y TSC,junto a los tipos comunes, materiales suntuarios y objetos de uso común (ponde-rales, asas de sítulas, fíbulas, agujas, botones), y monedas, tanto ejemplares de cecahispana como emisiones republicanas e imperiales, sin que se puedan afinar másestos datos. Especialmente relevante en lo que concierne al posible papel jugadopor este asentamiento en el conflicto final entre las tropas cesarianas y pompe-yanas en el inmediato Campus Mundensis es la abundancia, aquí como en losyacimientos cercanos, de material bélico, del que se han localizado puñales, pun-tas de flecha y al menos dos pila. Una inscripción funeraria se añade al conjuntode hallazgos provenientes de este asentamiento62.

    La cuestión fundamental que ahora corresponde abordar es el estatuto queeste asentamiento pudo haber tenido en el momento en que se construyó en susinmediaciones el monumento funerario en el que el friso dórico se encontrabainserto, en torno a inicios del siglo I d.C. Los trabajos realizados en el marco dela Carta Arqueológica Municipal de Écija, con los datos disponibles a partir delas prospecciones superficiales, han determinado que el asentamiento de El Guijo,en época romana, se trataba de una uilla o mejor de una aglomeración rural, conmateriales documentados con una trayectoria que abarca de forma ininterrumpidadesde época republicana hasta el siglo V d.C. La falta de una excavación en el

    415, 533). El recinto de El Guijo no se contempla en el elenco de P. Moret, Les fortifications ibériques.De la fin de l'áge du Bronze á la conquéte romaine (Madrid 1996).

    61 J. Hernández Díaz, A. Sancho Corbacho y F. Collantes de Terán, op. cit. 87; son los datosrecogidos también en J.-G. Gorges, Les villas hispano-romaines: inventaire et problématique archéo-logiques (Paris 1979) 375.

    62 CIL 112/5, 1161.

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    FIG. 9.

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    lugar impide determinar la posibilidad, que quisiéramos avanzar como hipótesisde trabajo a la luz de la presencia del friso que estudiamos y de sus paralelosanteriormente colacionados, de que el asentamiento tuviera realmente una entidadurbana, algo que a la vista de lo que de un tiempo a esta parte se está poniendode relieve en zonas del mismo término astigitano o inmediatamente vecinas encuanto a la intensidad del poblamiento no parece ser una conclusión descabe-llada. Algunos de ellos ven confirmado este carácter gracias a la epigrafía, comoes el caso de los municipios flavios de Los Cosmes 63 , La Isla del Castillo" y elCerro de la Atalaya del Cortijo del Nuño65 , mientras que en otros como Saetillas66,Camorras°, Alhonoz68 o el Cerro de la Cabeza (Osuna)69, es la propia entidad ymagnitud de sus restos arqueológicos y la importancia de sus materiales lo quelos hace ser valorados como asentamientos urbanos.

    Con todo, la reconsideración del asentamiento del Guijo como un núcleo ur-bano en este contexto ya se había avanzado desde otras instancias, siempre sobrela base de su extensión y la calidad de los materiales de superficie. Así el asen-tamiento es considerado como de entidad urbana en época romana por S. J. Keay70,en el escalón inferior de su tipología, entre los asentamientos de 0,5-20 ha, com-

    63 A. Caballos, "Un nuevo municipio flavio en el conventus Astigitanus", Chiron 23 (1993)157-169; ídem, "Testimonios recientes con referencia a municipios", Teoría y práctica del ordena-miento municipal en Hispania (Vitoria 1996) 181-184. Se trata del asentamiento de la ciudad de Ca-rruca de donde procede un fragmento de ley municipal de época flavia (CIL 112/5, 1145). Cf. CIL112/5, p. 334.

    64 Asiento posible del municipio de Segovia. Cf. M. Ponsich, Implantation rurale antique surle Bas-Guadalquivir (Madrid 1991) 67-72; cf. CIL 112/5, p. 367 y CIL 112/5, 1292.

    65 Sobre el hallazgo aquí de un fragmento de ley municipal flavia, cf. A. U. Stylow, "Entreedictum y lex. A propósito de una nueva ley municipal flavia del término de Écija", Ciudades pri-vilegiadas en el Occidente Romano (Sevilla 1999) 229-237 (= CIL 112/5, 1120). También conocidocomo Cerro de las Infantas o Cerro de las Balas. Cf. CIL 11215, p. 326.

    66 Sobre la ubicación en este lugar de Segida Augurina, A. U. Stylow, "Epigrafía romanay paleocristiana de Palma del Río. Córdoba", Ariadna 5 (1988) 136-138 y 150, y CIL 112/5, p. 368.

    67 Donde se viene postulando la ubicación de la esquiva Munda destruida en los aconteci-mientos del 45 a.C. Sobre este asentamiento, F. Didierjean, "Enceintes urbaines antiques dans la pro-vince de Seville", A. Bazzana y A. Humbert (eds.), Prospections aériennes. Les paysages et leurhistoire (Paris 1983) 75-79; V. Durán Recio y M. Ferreiro López, "Acerca del lugar donde se dio labatalla de Munda", Habis 15 (1984) 229-236; M. Ferreiro, "Munda y el Campus Mundensis", Home-naje al Profesor Antonio Blanco Freijeiro (Madrid 1989) 187-196; CIL 112/5, p. 326; J. M. VargasJiménez y A. Romo Salas, "Yacimientos arqueológicos de Osuna (Sevilla). Actualización y diagnosis",AAA'98.11I, 1054-1055 n° 43 y 64; J. M. Vargas Jiménez y A. Romo Salas, "El territorio de Osunaen la Antigüedad", E Chaves Tristán (ed.), Urso a la búsqueda de su pasado (Osuna 2002) 171-173,180, que han reconocido la doble entidad de Consuegra (núcleo urbano) / Cerro de la Camorra (ne-crópolis).

    68 Su estatuto municipal de época flavia ha sido propuesto por V. Durán Recio y A. PadillaMonge, op. cit. 77 n° 39. Sobre la entidad arqueológica en época romana de este emplazamiento,L. A. López Palomo, op. cit. passim.

    69 J. A. Pérez, M. Vargas, A. Romo y F. Sierra, "Asentamientos iberoturdetanos en el extremosuroriental de la campiña sevillana (comarca de Osuna)", Estudios sobre Urso Colonia Julia Genetiva(Sevilla 1989) 188-191; CIL 11215, p. 331; J. M. Vargas Jiménez y A. Romo Salas, "Yacimientos ar-queológicos...", 1052 n° 9, 10 y 133.

    S. J. Keay, "Celti: una historia arqueológica", S. Keay, J. Creighton y J. Remesal, Celti (Pe-ñaflor). La arqueología de una Ciudad Hispanorromana en la Baetica. Prospecciones y excavaciones

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  • UN FRISO DÓRICO FUNERARIO DE EL GUIJO (ÉCIJA, SEVILLA)

    parable así en dimensiones a otros del entorno de Écija como Alhonoz, la Isladel Castillo o Saetillas; igualmente como núcleo urbano parece contemplarse elasentamiento de El Guijo en la planimetría de la hoja J-30 de la Tabula ImperiiRomaním . En esta línea nos parece que la aparición del friso dórico puede constituiruna aportación más al planteamiento del problema del estatuto urbano de esteemplazamiento. Como ha quedado de manifiesto líneas arriba estos monumentosse encuentran siempre vinculados con asentamientos urbanos, lo que constituiríaen este sentido un argumento más en pro de la reconsideración estatutaria de ElGuijo, que en todo caso debe esperar a una confirmación epigráfica o a una eva-luación más ajustada de su potencial arqueológico mediante excavación.

    No quisiéramos terminar sin hacer una observación añadida. Partiendo de laidea de un carácter no urbano del asentamiento de El Guijo, y considerando quepara las fechas en que nos movemos éste fuese una aglomeración rural (uicus) oincluso una simple uilla, cabría también la posibilidad de que la tumba de la queformaba parte el friso perteneciese a uno de los colonos asentados en la deduc-tio de Astigi. A través de los textos de los agrimensores sabemos que en AugustaEmerita, una ciudad que tantas semejanzas muestra con la colonia astigitana, lainmensidad de su territorio impulsó a Augusto a establecer a los colonos prime-ramente en los extremos de su territorium, a modo de defensas de los límites,quedando espacio para una segunda e incluso una tercera asignación 72 . Si consi-deramos en nuestro caso que los límites del término municipal actual de Écija seencuentran a unos escasos 2 km del Cerro del Guijo, y que dichos límites cons-tituyen la demarcación divisoria entre Écija y Osuna desde época islámica al me-nos como queda expresado en el Repartimiento de 1263 73 , podríamos estar enpresencia de uno de esos individuos que, como en el caso emeritense, quedaríanasentados en los extremos de las tierras coloniales, actuando en sus predios amodo de termini frente a un mundo mayoritariamente indígena que debió contem-plar con cautela la imposición de una colonia y sus nuevas formas organizativassobre unas tierras que hasta el momento habían sido propias y sobre las que seplantean una estructuración territorial y la imposición de un patrón ideológico yconceptual radicalmente diferentes a los imperantes hasta el momento.

    1987-1992 (Sevilla 2001) 239, fig. 10.1; S. Keay y D. Wheatley, "Fortificaciones en el Bajo Gua-dalquivir a finales de la Edad del Hierro y comienzos de la época romana", Fortificaciones en el en-torno del Bajo Guadalquivir (Sevilla 2002) 95 y 104, fig. 3.

    71 En el texto, sin embargo, se duda entre un poblado o ...una villa con numerosas estanciasanejas (TIR, J-30 [Madrid 2000] 186 su. Guijo). Se coincide aquí con la valoración de este yacimientoexpuesta por V. Durán y A. Padilla, con la duda entre su catalogación como núcleo urbano o uilla.

    72 Agenn Urb. T 44.5-15 = L 83.26 = C 41.30:... propter magnitudinem enim agrorum ue-teranos circa extremum fere finem uelut terminos disposuit, paucissimos circa coloniam el circaflumen Anam. Cf. las referencias al respecto colacionadas en último lugar por B. Campbell, The wri-tings of the Roman land Surveyors. Introduction, text, translation and commentwy (London 2000)40-41, 349.

    73 M. J. Sanz Fuentes, "Repartimiento de Écija. Estudio y edición", HID 3 (1976) 533 ss.

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