un comienzo agitado cuerpo y sexo

8
I.- Un comienzo Agitado y VIII.- Cuerpos y Sexo. Todo comienza con una descripción de las condiciones en las que se encontraba una Alemania derrotada durante la primera guerra mundial. En este sentido se centra en la llegada del Ejército alemán y en el discurso de Friedrich Elbert, presidente del consejo de Representantes del pueblo quien, en su discurso “no podía censurar la guerra como un trágico despilfarro de vidas humanas u recursos materiales. Trataba de encontrarle un sentido.” (p.9), lo cual encarna en cierta medida el sentir Alemán en aquel contexto, un sentir que intentaba preparar a una población abatida por los estragos de la guerra y los antiguos régimen (Imperialista), a levantar una nueva Alemania. “Durante la Primera Guerra Mundial fueron llamados a las filas más de trece millones de hombres, el 19,7% de la población masculina de Alemania de 1914”, de los cuales solo 8 millones siguieron activos luego de firmar el armisticio.” (p10), a los cuales se les inculcaba que “Habia que defender la patria contra la barbarie rusa, que amenazaba con llevar el caos y la destrucción al suelo alemán, contra belgas y los franceses que habían hecho sus apaños para repartirse Alemania y las mujeres alemanas, contra los ingleses y los norteamericanos, que codiciaban la riqueza de la nación y temían la competencia económica que el país pudiera suponerles” (p10). Sin embargo no todos los alemanes se mostraron dispuestos a ir a la guerra, porque comprendían este escenario como una prueba definitiva de la falta de humanidad del capitalismo, voces que sin embargo quedaron acalladas por la voluntad del káiser Guillermo II. Las pérdidas de hombres fueron enormes, y los que lograron sobrevivir se vieron afectados tanto por secuelas físicas como psicológicas, ya que traumas como el autismo o la neurosis producto de la guerra fue una constante en los soldados. Estos traumas producto de los horrores de aquellos contextos no solo se evidenciaron en el ejército, sino que también en las mujeres que habían tenido que afrontar una realidad similar, producto de la escasez de alimentos que era una constante en la Alemania de la primera guerra. Además estas, debido a la total incorporación de

Upload: gerardohormazabalrobles

Post on 02-Feb-2016

215 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Lo encointré por ahi

TRANSCRIPT

Page 1: Un Comienzo Agitado Cuerpo y Sexo

I.- Un comienzo Agitado y VIII.- Cuerpos y Sexo.

Todo comienza con una descripción de las condiciones en las que se encontraba una Alemania derrotada durante la primera guerra mundial. En este sentido se centra en la llegada del Ejército alemán y en el discurso de Friedrich Elbert, presidente del consejo de Representantes del pueblo quien, en su discurso “no podía censurar la guerra como un trágico despilfarro de vidas humanas u recursos materiales. Trataba de encontrarle un sentido.” (p.9), lo cual encarna en cierta medida el sentir Alemán en aquel contexto, un sentir que intentaba preparar a una población abatida por los estragos de la guerra y los antiguos régimen (Imperialista), a levantar una nueva Alemania.

“Durante la Primera Guerra Mundial fueron llamados a las filas más de trece millones de hombres, el 19,7% de la población masculina de Alemania de 1914”, de los cuales solo 8 millones siguieron activos luego de firmar el armisticio.” (p10), a los cuales se les inculcaba que “Habia que defender la patria contra la barbarie rusa, que amenazaba con llevar el caos y la destrucción al suelo alemán, contra belgas y los franceses que habían hecho sus apaños para repartirse Alemania y las mujeres alemanas, contra los ingleses y los norteamericanos, que codiciaban la riqueza de la nación y temían la competencia económica que el país pudiera suponerles” (p10). Sin embargo no todos los alemanes se mostraron dispuestos a ir a la guerra, porque comprendían este escenario como una prueba definitiva de la falta de humanidad del capitalismo, voces que sin embargo quedaron acalladas por la voluntad del káiser Guillermo II.

Las pérdidas de hombres fueron enormes, y los que lograron sobrevivir se vieron afectados tanto por secuelas físicas como psicológicas, ya que traumas como el autismo o la neurosis producto de la guerra fue una constante en los soldados. Estos traumas producto de los horrores de aquellos contextos no solo se evidenciaron en el ejército, sino que también en las mujeres que habían tenido que afrontar una realidad similar, producto de la escasez de alimentos que era una constante en la Alemania de la primera guerra. Además estas, debido a la total incorporación de los hombres a la guerra, debieron entrar a trabajar en las fábricas de municiones, en pos de suministrar al ejército en guerra. Este “era un trabajo penoso, y se realizaba en condiciones deplorables” (p.12) Así también las mujeres mas adultas debían dedicar largas horas en buscar comida y algo para poder entrar en calor, ante lo cual producto de la escases, las mujeres fueron protagonizando protestas saqueando almacenes y mercados, ante lo cual la policía reaccionaba con sentimientos encontrado de exasperación, sorpresa y comprensión. Todos estos factores, sumado a las perdidas vividas de seres queridos, configuraba un duro escenario para las población femenina.

Este contexto forjo un sentimiento de liberación en la población, ya que “después de tantas vidas segadas a destiempo, o echadas a perder por culpa de las balas o el gas, arraigó el sentimiento profundo del carácter efímero de la existencia, un intenso deseo de aferrarse a la vida en todas sus manifestaciones”(p.13) En este sentido también para la mujer, el trabajo en la fábrica y la ciudad se configuro una liberación en torno a las antiguas tradiciones machistas y moralistas que las mantenían atadas, en un rol social considerado como secundario, ya que el conseguir su salario producto de su trabajo, aunque fuera poco, las hacía sentir emancipadas , lo cual no era bien visto

Page 2: Un Comienzo Agitado Cuerpo y Sexo

por las antiguas hegemonías (funcionarios políticos, policías, jefes e incluso padres y hermanos) quienes las intentaban apartar, no logrando mucho resultados, debido a que existía un déficit de mano de obra, ante lo cual para la economía la mujer se consideraba como un factor significativo para suplirla.

Así también, se echaron por bajo el tradicional respeto y sumisión ciega a la autoridad, porque al final eran ellos lo que provocaron tal despreciable conflicto, y que con anterioridad hicieron una serie de promesas en torno a la guerra que nunca se cumplieron, de hecho esta solo trajo miseria a la población, por lo cual gran parte de la población se fue en contra de los símbolos alemanes, la familia imperial y los oficiales del ejército.

El 21 de marzo de 1918, el ejército alemán inicio una gran ofensiva, la cual nunca pudo doblegar a las fuerzas aliadas, producto que no contaba con los medios militares y alimenticios adecuados, ya que estos solo contaban con material para mantener las posiciones alcanzadas. Tal situación desesperante hizo que las autoridades pasado un tiempo se vieran ante la necesidad de solicitar un Armisticio, en donde el gobierno Norteamericano cumpliría un rol fundamental (Entraron a la guerra en abril de 1917), ya que con las demás naciones la relaciones estaban muy ásperas, y por ende Norteamérica se constituía como la única salida negociable para una paz aceptable. Sin embargo “antes de sentarse a negociar en serio con Alemania, los norteamericanos reclamarían una muestra de voluntad de reforma política” (p15), por sus concepciones liberalistas.

Para esto se fue forjando un nuevo gobierno que intento mitigar los medios de censura Alemana, provocando el abandono de las cárceles de aquellos considerados agitadores contrarios a la guerra. En este sentido se hicieron diversos avances que mostraban que “Alemania, por fin, parecía decidida a adoptar un régimen de corte liberal, garante de las libertades políticas y del derecho de participación” (p.16), camino que sin embargo no estará al margen de problemáticas, sobre todo de revueltas populares.

En este sentido encontramos amotinamientos de los marineros, quienes exigían en primera medida mejoras en sus realidades militares, y que luego adoptaron matices políticos, como el fin de la guerra y la abdicación del káiser (29 de octubre de 1918, p.17). En este sentido, el accionar de los marineros, fueron instaurando una de las instituciones democráticas más sobresaliente de la revolución: el comité, el cual se configuro como símbolo de representación política de ciertos sectores desposeídos en tales contextos. En este sentido, los delegados se encargaban de negociar con las fuerzas del orden, y representaron una importante expresión democrática. El movimiento de los marineros, y sus consignas, provocaron un impacto en hombres y mujeres trabajadoras, quienes se sumaron con un llamado a huelga general.

Esta presión provocó cambios políticos en Alemania, al punto de que el 9 de noviembre de 1918, el príncipe Max puso la cancillería del Reich en manos de Friedrich Ebert (presidente del consejo de Representantes del pueblo), lo que fue un hito histórico pero no suficiente dentro del contexto que se vivía. Y es que Ebert intentó proclamar una Republica Alemana, cuando existía otro sector popular significativo que intentaba proclamar la Republica socialista, una visión mucho más radical

Page 3: Un Comienzo Agitado Cuerpo y Sexo

que no se compenetraba con la visión de cambio quizás más conservador de Ebert, donde este “incluso era partidario de la continuidad de la institución monárquica, aunque no en la persona del káiser Guillermo II” (P18), Pero producto de la misma presión social y norteamericana, la familia imperial debía desaparecer, por lo cual el 9 de noviembre el káiser abdica.

Así Ebert organiza un nuevo gobierno, en conjunto con el partido Socialdemócrata Independiente, dando rápidamente la guerra por concluida, sacando tropas de los demás países y negociando con Norteamérica, lo cual no iba en buen camino, ya que “no prometieron nada en cuanto a condiciones definitivas de paz, e incluso se negaron a presionar al Gobierno británico para que levantase el bloqueo del mar del norte” (p19), por lo cual se comprendía que había una movilización de los países aliados en contra de Alemania, y esto solo les quedaba aceptar sus determinaciones. Los militares no tardarían en afirmar que los traidores de la patria es decir los socialdemócratas, los judíos e incluso los católicos habían impedido la victoria alemana, quitándose toda culpa.

La sociedad Alemana pos guerra estaba hambrienta, destrozada y desalentada, y por si fuera poco en gran medida armada. La mujeres debieron afrontar en términos no muy cortes por parte de la autoridad que tenían que volver a ceder sus puestos a los hombres que regresaban de la guerra, ante lo cual algunas aceptaron de manera voluntaria, pero otras echaron de menos su salario e independencia obtenida anteriormente, Además, para los empresarios la mano de obra femenina les resultaba más barata por lo cual era conveniente contar con ellas, constituyéndose en otro obstáculo. Sin embargo, se impuso la política de exclusión hacia la mujer. Los soldados llegados de la guerra deambularon por las ciudades, con sus traumas sin poder rehacer con normalidad sus antiguas actividades, aunque si hubo un grupo que se pudo volcar hacia la política, en pos de la reivindicación de sus realidades. En este sentido las protestas se radicalizaron de forma violenta, llegando al punto de organizar agrupaciones paramilitares.

Asi también surgieron movimientos culturales artísticas, que exigían acabar con lo antiguo, y que con la revolución ampliaron sus manifestaciones. Por lo cual se puede apreciar, que se estructuro un escenario donde la sociedad exigía cambios radicales y concretos, en pos de algo nuevo, alejado de las tradiciones en las cuales antes se sustentaba la sociedad. “Asi fue la revolución: Trabajadores normales que se hacían oir y disponían de un foro donde expresar sus ideas, que trataban de buscar una salida a la complicada situación- guerra, hambre, duras condiciones laborales- que les había tocado vivir.” (p24) Para los liberales, la revolución era caos y desconcierto y no aseguraba un futuro esplendoroso. En definitiva, la jerarquía empresarial quedaría restablecida y el ejército mantendría a sus oficiales al mando, pero la revolución cultural dada en aquellos contextos, marcaria una posición psicológica de compromiso social a cualquier escala.

La Revolucion fue creativa pero también caótica. Ebert no creía en que los comités, por lo mismo consideraba que debía existir una organización minuciosa, con instituciones democráticas para que los trabajadores volvieran a sus trabajos. Creía en las urnas por sobre todo, y en la necesidad de una Constitución. Estos no podían gobernar solos, por lo cual debieron buscar apoyos tanto de capitalistas como de trabajadores. “Los capitalistas, por su parte, aceptaron el reconocimiento de

Page 4: Un Comienzo Agitado Cuerpo y Sexo

los sindicatos y la jornada laboral de ocho horas, a cambio, el gobierno se comprometió a respetar los derechos de la propiedad y el accionariado” (p.26)

Luego se reunieron en Berlín el congreso general de Comités obreros y soldados, donde se comenzaron a expresar las fragmentaciones en torno a los intereses de unos y otros , por ejemplo, donde unos veían necesidad de disputar salarios justos, otros expresaban que tales aspiraciones no se apegaban a la realidad económica Alemana. Así también unos creían que la era necesario convencer a las capas medias de las bondades del socialismo celebrando elecciones libres para una asamblea nacional, otros creían que la única forma de encarar el futuro era con un sistema político que se sustentara en los comités y que diera soluciones concretas. Los militares, situados desde una perspectiva derechista, radicalizaron su actuar, creando agrupaciones paramilitares que ejercieron represión a los comités de trabajadores. Bajo este contexto los alemanes fueron a las urnas durante el 19 de enero de 1919 para elegir la Asamblea Constituyente, instancia donde las mujeres pudieron acudir por primera vez, ganando los Socialdemócratas. Ebert, “En su discursos, Alemania jamás había tenido la culpa del inicio de las hostilidades. En lugar de ofrecer a la polbacion una expectativa más mesurada, prefirió bailarle el agua a la derecha, que insistía en cargar las tintas sobre la entente” (p29)

En Weimar se comenzó a trabajar en el borrador de una Constitución. Desde ahí que el gobierno pensara en el espíritu de Weimar como símbolo de la cultura alemana, clásica y humanista, fuese la base para forjar una república aceptada por todos los sectores. Sin embargo esta constitución no estaba conectada con la realidad social Alemana, la cual se caracterizaba por la fragmentación.

Finalmente, mientras las calles alemanas seguían atestadas de manifestantes y piquetes, los paramilitares campaban por sus respetos y los diputados alemanes esbozaban una Constitución, las grandes potencias se reunían en Paris para redactar los tratados que serían instrumento para garantizar la paz en el futuro. En estas reuniones preparatorias obviamente los alemanes no estuvieron presentes en las negociaciones, porque quienes determinaban los puntos eran los vencedores. Su tarea era de vital importancia, ya que este tratado significaba un cambio esencial para dejar atrás el antiguo orden establecido que había dado paso a una guerra. Los vencedores citaron a los alemanes a Versalles, donde estos pudieron apreciar el escaso valor de las promesas de Wilson.

El tratado fue avasallador para Alemania, ya que se les obligaba a asumir toda responsabilidad en cuanto al inicio de las hostilidades, lo cual era clave, en el sentido e que justificaba las determinaciones tomadas en su contra, como una serie de indemnizaciones a otras naciones, la entrega de territorio, o la imposibilidad de un posterior desarrollo militar. En este sentido “La reacción de los alemanes fue violenta. De forma temeraria, algunos miembros de la coalición gubernamental abogaron por el rechazo.(p.32) Sin embargo, si no se aceptaba podían quedar expuestos a una posible invasión de otras naciones que podría resultar devastadora. El 28 de junio de 1919, dos miembros del gobierno alemán socialdemócrata se suscribieron al tratado de paz.

Page 5: Un Comienzo Agitado Cuerpo y Sexo

A mediados del verano de aquel mismo año, Alemania contaba con un gobierno elegido democráticamente, una nueva consitucion y un tratado que ponía fin a la primera guerra mundial. Sin embargo los ánimos seguían inquietos. Los paramilitares derechistas alemanes, no solo reventaban las huelgas y las manifestaciones del país, sino que ampliaron su radio de acción a otros países de Europa oriental, plantando cara a los comunistas y lanzando ataque contra los judíos. La derecha alentaba una nueva forma de hacer política, que causaba furor en las nuevas generaciones, un forma que glorificaba la guerra de trincheras, el sentir de solidaridad que nace entre hombres que luchaban por causas comunes y un profundo odio y temor hacia las mujeres. Una derecha que que fue la causante de incubar una cultura de la violencia en la sociedad Alemana.

En relación al tratado de Versalles, estos nunca aceptaron su total responsabilidad en torno a la guerra, y encontraban al igual que los comunistas, que este era totalmente injusto, y que la paz impuesta por los vencedores era a costa del abuso en contra de los alemanes en pos de sacar sus propias ganancias.

La república de Weimar constantemente se vio asediada por sus adversarios, y nunca, ni el pueblo ni las instituciones la consideraron del todo legitima. No obstante, con todo esto y a consecuencias de la revolución generada entre 1918 y 1933, los alemanes experimentaron la situación política más democrática que habían conocido hasta entonces, y que no quede dudas, que la más liberal también.