tubo de hert

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HOSPITAL UNIVERSITARIO JAPONÉS UNIVERSIDAD UCEBOL DEPARTAMENTO: Cirugía INTERNA: MANEJO DEL TUBO DE KEHR EN DRENAJE BILIAR

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Page 1: Tubo de Hert

HOSPITAL UNIVERSITARIO

JAPONÉS

UNIVERSIDAD UCEBOL

DEPARTAMENTO: Cirugía

INTERNA:

CÓDIGO:

Santa Cruz de la Sierra, Bolivia

Año 2013

MANEJO DEL TUBO DE KEHR EN DRENAJE BILIAR

Page 2: Tubo de Hert

RESUMEN

El tubo en "T" de Kehr es un instrumento que se viene utilizando desde hace

más de un siglo como drenaje biliar después de la cirugía sobre la vía biliar

principal. Muchos cirujanos lo consideran una herramienta imprescindible

después de hacer una coledocotomía supraduodenal, aunque otros asocian su

uso con un alto índice de complicaciones.

El objetivo del presente estudio de revisión consiste en estudiar las distintas

complicaciones asociadas a la utilización del tubo en "T", así como las causas a

las que se atribuyen, su manejo, planteando las soluciones alternativas que

publican los diversos autores que han trabajado sobre el tema.

El artículo comienza con una introducción histórica de la utilización del tubo en

"T"; a continuación se exponen las diversas complicaciones relacionadas con su

utilización. Posteriormente se explican las causas que encuentran los diversos

autores de estas complicaciones, y por último las alternativas que muchos

autores plantean a la utilización sistemática del tubo en "T".

Palabras clave: Tubo de Kehr. Cirugía biliar. Complicaciones, Manejo

Page 3: Tubo de Hert

INDICE DE CONTENIDO

I. INTRODUCCIÓN.........................................................................................................1

II. EL PROBLEMA...........................................................................................................3

III. OBJETIVOS................................................................................................................4

3.1 Objetivo General...................................................................................................4

3.2 Objetivos Específicos...........................................................................................4

IV. JUSTIFICACIÓN........................................................................................................5

V. MARCO TEÓRICO.....................................................................................................6

5.1 Concepto................................................................................................................6

5.2 Complicaciones relacionadas con el tubo en "T" de Kehr.............................6

5.3 Factores con los que se relacionan las complicaciones y soluciones alternativas.................................................................................................................10

5.4 Características del tubo en "T".........................................................................12

5.5 Manejo del tubo en ''T''......................................................................................13

5.6 Alternativas al tubo en "T" de Kehr..................................................................17

VI. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES.....................................................22

5.1 Conclusiones.......................................................................................................22

5.2 Recomendaciones..............................................................................................23

VII. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS....................................................................24

ANEXOS.........................................................................................................................25

Page 4: Tubo de Hert

I. INTRODUCCIÓN

El drenaje con un tubo en "T" ha sido el método estándar para el tratamiento

después de una coledocotomía supraduodenal (Ver imagen 1,2), desde hace más

de un siglo. Es un instrumento útil en la cirugía biliar por cuanto proporciona

seguridad en el cierre de la coledocotomía, previene las estenosis postoperatorias

de la vía biliar y además se ha utilizado como tratamiento de la coledocolitiasis

residual y la papilitis postoperatoria. La mayoría de cirujanos que operan la vía

biliar por laparoscopia lo siguen utilizando.

No obstante, su uso también ha sido objeto de numerosas publicaciones que lo

han relacionado con diversas complicaciones. Algunas series muy amplias

relacionan directamente su utilización con ciertas complicaciones en un porcentaje

que oscila en torno al 2,2%. Otros autores como Lygidakis encuentran

complicaciones relacionadas con el tubo en "T" con una frecuencia que supera el

7% de los casos y plantean una utilización selectiva del drenaje en "T".

El primitivo hepaticus drainage de Kehr consistió en introducir por la

coledocotomía un tubo de goma dirigido hacia el conducto hepático, haciéndolo

penetrar 4 o 5 cm y fijándolo con un punto de sutura que atravesaba el colédoco y

cerraba completamente el orificio coledocal alrededor del tubo. Colocaba a

continuación un taponamiento subhepático con cuatro grandes compresas de

gasa, que exteriorizaba parcialmente por la herida operatoria junto con el tubo de

drenaje. El taponamiento tenía una doble finalidad: proteger la cavidad peritoneal

de la contaminación por la bilis y mantener ampliamente abierta la herida

operatoria para que a las dos semanas postoperatorias, cuando se retiraban las

compresas de taponamiento y el tubo del colédoco, poder explorar la vía principal

y extraer los posibles cálculos residuales. Después de esta limpieza, la bilis seguía

manando por la herida durante cierto tiempo, hasta que la herida coledocal

primero y después la abdominal cicatrizaban por segunda intención. Con la

operación de Kehr se consiguió una mayor seguridad operatoria que con las

primeras coledocotomías seguidas de colodocorrafia.

1

Page 5: Tubo de Hert

Quenu, en 1897, propuso también el drenaje externo sistemático del colédoco

(coledocostomía), aun cuando la sutura fuera posible, para permitir eliminar los

cálculos residuales, desinfectar las vías biliares y desintoxicar rápidamente al

paciente. En 1903 presentó 10 casos personales seguidos de curación.

Sin embargo, el drenaje total del hepático de Kehr o el tubo para drenaje de la

coledocostomía de Quenu y, sobre todo, el amplio taponamiento presentaban

inconvenientes muy serios, que Kehr  trató de subsanar. Sustituyó la sonda que

introducía en el hepático por un tubo en forma de "T" colocado de manera que el

extremo superior de la rama corta de la "T" penetraba en el hepático y el inferior

en el colédoco. De este modo, la bilis circulaba libremente y pasaba al intestino en

su mayor parte, mientras una cierta cantidad drenaba al exterior por la rama larga

del tubo. El drenaje externo de la vía biliar principal constituyó un considerable

progreso en cirugía biliar, y el tubo de Kehr se empleó, y sigue utilizándose,

profusamente con el doble fin de evitar el coleperitoneo postoperatorio y las

estenosis postoperatorias del colédoco.

Hoy día, para cerrar una coledocotomía supraduodenal, la práctica estándar es

usar un tubo en "T" que facilite la salida de bilis al exterior si se produce un edema

de la papila después de la exploración de la vía biliar. Si no se favorece este

drenaje biliar, se puede desencadenar un aumento de presión en el árbol biliar,

con la consecuente fuga biliar, y peritonitis.

Otra importante razón para el uso del tubo en "T" es la detección y subsecuente

tratamiento de la litiasis residual en la vía biliar. En el caso de que haya quedado

algún cálculo residual, el tubo en "T" puede ser usado como sistema de lavado,

instilando sustancias disolventes, y utilizándose con posterioridad para las

técnicas radiológicas a través del trayecto creado por el tubo.

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Page 6: Tubo de Hert

II. EL PROBLEMA

A menudo se puede observar que una de las consecuencias en las intervenciones

quirúrgicas de tipo hepàticas es la acumulación de la bilis por parte del paciente,

esta acumulación de bilis puede traer consigo consecuencias severas y por ello es

muy importante y necesario la extracción, esto se logra mediante instrumentos de

drenaje como por ejemplo la sonda o tubo de Kehr.

La falta de información acerca de este sistema de drenaje biliar ha ocasionado en

el personal de Salud Pública errores en su colocación post operatorio,

ocasionando un mal drenaje y prevaleciendo la bilis acumulada.

3

Page 7: Tubo de Hert

III. OBJETIVOS

3.1 Objetivo General

Desarrollar una guía informativa a través de una recopilación bibliográfica

conformada por opiniones y consejos de profesionales en Salud, acerca del

manejo del tubo o sonda de KEHR para drenaje biliar, para que de esta manera se

pueda informar, educar y complementar los saberes del personal de Salud local

como para todas las personas interesadas en el asunto.

3.2 Objetivos Específicos

Conocer el recorrido del tubo de Kehr a lo largo de la historia médica.

Dar a conocer las complicaciones asociadas al Tubo de Kehr.

Mencionar las características principales del Tubo o sonda de Kehr.

Conocer el manejo adecuado del Tubo de Kehr en drenajes biliares.

4

Page 8: Tubo de Hert

IV. JUSTIFICACIÓN

La sonda o Tubo de Kehr ayuda a disminuir el riesgo de filtración después de una

exploración de vía biliar por coledocotomía (controvertido), posibilidad de litiasis

rsidual (0.5 – 5%), Disminuir el riesgo de estenosis de la vía biliar > al realizar

coledocorrafia primaria y permite realizar colangiografía postoperatoria.

Conocer el manejo adecuado del drenaje biliar con el instrumento de la sonda o

Tubo de Kehr es muy importante para que así la colocación del tubo sea precisa

dando tranquilidad y bien estar al paciente sometido generalmente a una

intervención quirúrgica de tipo hepática.

Se busca tener información acerca del sistema de drenaje sonda o tubo de Kehr

para enriquecer los estudios actuales de nuestro personal de Salud quienes

siempre tienen que estar actualizados en asuntos médicos de importancia.

5

Page 9: Tubo de Hert

V. MARCO TEÓRICO

5.1 Concepto

Tubo de goma blando en forma de T insertado en el colédoco para el drenado de

la bilis.(Ver imagen 3).

Es un tubo de goma blando en forma de T de diferentes calibres, Se utiliza en

cirugía de vía biliar. Se saca por una contrabertura y se sujeta a la piel con un

punto de seda. Se conecta a un frasco estéril, cerrado, donde se recoge el líquido

drenado. Anotar cada día la cantidad y características del líquido aspirado.(1)

La retirada del tubo de Kehr suele hacerse a los 10 días de la intervención

después de asegurarse mediante colangiografías que el colédoco funciona

perfectamente. Para retirar se quita el punto y se tracciona de forma suave y

continua. Al extraerlo quedo una fístula (Sale un poco de bilis, bilorragia 24-48

horas) que cierra espontáneamente.(Ver imagen 4).

5.2 Complicaciones relacionadas con el tubo en "T" de Kehr

Puede presentarse una gran variedad de cuadros clínicos relacionados con la

utilización del tubo de Kehr. Algunos de ellos son poco habituales, como infección

de la herida quirúrgica, pancreatitis postoperatoria, tromboembolismo o

perforación duodenal provocada por el tubo en "T"; otros son más frecuentes,

como la bacteriemia o la peritonitis biliar, que analizaremos con más detalle.

La mayoría de complicaciones se relacionan con el momento de la extracción y

casi todas ellas suponen la fuga de alguna cantidad de bilis. Domellof demuestra

una fuga biliar en 25 de 51 pacientes mediante la inyección de un contraste

radioopaco durante la retirada del tubo en "T". En 11 pacientes, este derrame se

limitó a las proximidades del trayecto del tubo, pero en 8 casos se observó un

derrame intraabdominal. Sin embargo, ninguno de estos pacientes requirió

laparotomía.

Hay numerosas publicaciones que comunican un escape biliar tras la retirada del

tubo en "T" del colédoco después de cirugía sobre la vía biliar. Se estima que la

6

Page 10: Tubo de Hert

incidencia de fuga biliar con repercusión clínica después de quitar el tubo en "T"

oscila entre el 0,84 y el 4%.

Esta cifra aumenta considerablemente en los pacientes con trasplante hepático,

donde la incidencia oscila entre 4 y 20% debido a la formación de un escaso

trayecto fistuloso en estos pacientes que reciben tratamiento con

inmunosupresores25-28. Otros factores, que comentaremos más adelante, también

se han relacionado con esta complicación.(2)

Las complicaciones relacionadas con el tubo en "T" más habituales son:

1. Fístula biliar externa. Es la salida de una cantidad significativa de bilis a través

de un drenaje externo que no cesa espontáneamente. Se entiende por una fístula

significativa aquella que drena más de 100 ml al día durante un período de 2

semanas y que no tiene tendencia al cierre espontáneo. La fístula biliar externa

persistente se presenta cuando la vía biliar no se vacía correctamente.

2. Biloma. Es una colección de bilis habitualmente cercana a la zona de la fuga

biliar. Aunque suele estar delimitada por una seudocápsula, la colección puede

crecer hasta alcanzar un considerable tamaño. Gould y Patel fueron los primeros

en usar el término biloma para describir una colección observada por ecografía en

un paciente que sufrió un traumatismo hepático. En la ecografía se aprecia como

una colección líquida anecoica con márgenes bien delimitados y que

frecuentemente está loculada. Varios autores publican casos relacionados con la

extracción del tubo en "T". Con respecto al tratamiento, Gillat y Jacobs presentan

4 casos de biloma tratados de forma conservadora con drenaje radiológico en un

estudio prospectivo de 39 tubos en "T".

3. Ascitis biliar. Es la acumulación de bilis con exudado peritoneal reactivo. Es el

resultado de un lento y persistente derrame biliar que no queda confinado a un

sitio concreto. La ascitis biliar es mucho menos frecuente que el biloma y ha sido

descrita desde hace años por varios autores. Si el escape de bilis es significativo,

7

Page 11: Tubo de Hert

se presentan dolor abdominal, fiebre, náuseas, vómitos e ictericia. La ascitis biliar

tiene una mortalidad en torno al 8%.

4. La bacteriemia asociada con el drenaje biliar en "T" está bien documentada.

Gillat aporta una incidencia del 18% en un estudio prospectivo con 39 tubos en

"T". Otros autores obtienen cifras algo menores. El traumatismo que supone la

retirada del tubo en "T" sobre el colédoco puede estar implicado en el desarrollo

de la bacteriemia. También se ha sugerido que el aumento en la presión del árbol

biliar durante la colangiografía en una vía biliar con gérmenes puede permitir a

éstos entrar en el torrente sanguíneo a través de los sinusoides hepáticos. La

bacteriemia relacionada con el tubo en "T" habitualmente se asocia a la presencia

de bilis infectada en el momento de la exploración.

Ligidakis  compara la incidencia de bacteriemia postoperatoria en pacientes con

litiasis biliar después de una coledocotomía con cierre primario o sobre tubo en "T"

en 117 pacientes, y encuentra una incidencia más baja de bacteriemia en los

casos con cierre primario. También se ha estudiado la incidencia de bacteriemia

en pacientes con trasplante hepático con cierre primario y con tubo en "T",

encontrando que la incidencia de bacteriemia es significativamente inferior en los

pacientes con cierre primario.

Sheen-Chen, en un estudio prospectivo en el que compara dos series de

pacientes con cierre primario o con tubo en "T", no encuentra diferencias

significativas en cuanto a la incidencia de bacteriemia.

5. Peritonitis biliar. Es el resultado de la irritación de origen químico inducida por

la fuga de una gran cantidad de bilis en la cavidad peritoneal o de una bilis

claramente contaminada. La peritonitis biliar es la complicación más grave que se

presenta relacionada con el tubo en "T". Es letal si se deja evolucionar sin

tratamiento, se trata tarde o indebidamente, e incluso a veces con una terapéutica

óptima.

8

Page 12: Tubo de Hert

Respecto al diagnóstico, sabemos que ante la sospecha de peritonitis biliar tras la

extracción del tubo en "T", la radiología convencional apenas aporta información, y

el estudio ecográfico y la TAC sólo pueden definir la presencia de colecciones

líquidas en la cavidad peritoneal, pero no la existencia de una fuga biliar. La

presencia de una acumulación de marcador radiactivo detectado por escintigrafía

con 99mTc-HIDA en el espacio subhepático determina el diagnóstico de certeza.

Por ello, y por ser una exploración poco invasiva, algunos autores la consideran de

elección ante pacientes que presenten persistencia de dolor abdominal tras la

retirada del tubo en "T", con el objeto de descartar peritonitis biliares por fístula

coledociana.

En cuanto al tratamiento de la peritonitis biliar, clásicamente ha sido quirúrgico,

realizándose laparotomía, lavado de la cavidad con abundante suero fisiológico y

drenaje en el hipocondrio derecho. Este tratamiento ha sido utilizado por la

mayoría de autores con buenos resultados. También ha sido descrito el lavado y el

drenaje mediante laparoscopia para tratar la peritonitis biliar49 tras extracción del

tubo en "T".

La reinserción del tubo en "T" en una intervención de urgencia es un tratamiento

alternativo que ha dado resultados satisfactorios, aunque puede ser técnicamente

dificultosa debido a las fuertes adherencias formadas.

También se puede realizar, si se observa una fuga biliar persistente y las

condiciones del campo lo permiten, una coledocorrafia primaria con drenaje

ambiental en la cavidad abdominal.

El tratamiento con drenaje percutáneo puede ser otro de los métodos a utilizar en

estos pacientes, como alternativa a la intervención quirúrgica y se han publicado

en casos de peritonitis localizadas con buenos resultados.

En caso de peritonitis localizadas, Horgan ha tratado a 4 pacientes de forma

conservadora con sueroterapia y antibióticos, aunque un paciente de la serie sufrió

9

Page 13: Tubo de Hert

septicemia, por lo que no parece la forma de tratamiento más aconsejable, ni

siquiera en el caso de una peritonitis localizada.(3)

5.3 Factores con los que se relacionan las complicaciones y soluciones

alternativas

a) Material

La composición del material de los tubos en "T" provoca una reacción inflamatoria

variable alrededor del tubo, dependiendo del tipo de material utilizado en su

fabricación.

El tubo de drenaje en "T" de Kehr ofrece dos partes distintas: la destinada a ser

incluida en la vía biliar principal (rama corta vertical) y la que ha de permanecer en

la cavidad peritoneal (entre la vía biliar principal y la pared abdominal: rama

horizontal larga). La composición de los tubos debe cumplir los requisitos de ser

inerte en la rama vertical intracoledociana para evitar la formación de coágulos o

precipitados y provocar grados de reacción inflamatoria mayores en la rama

horizontal para favorecer un mejor y más rápido desarrollo del trayecto fistuloso

externo y evitar así las fugas intraperitoneales tras su retirada.(4).

Winstone, en 1965, describió 4 casos de peritonitis biliar que relacionó con unos

tubos de un material nuevo, el cloruro de polivinilo (PVC). Parece ser que los

tubos de PVC producían menor reacción en la vía biliar, lo que parecía en principio

útil en los casos en los que era necesario el tubo por un largo tiempo. Winstone

creyó que esta menor reacción inflamatoria tenía un inconveniente: que no se

formaría o se retardaría el trayecto fistuloso en la cavidad peritoneal, principal

mecanismo que evita la peritonitis biliar. Por tanto, dejó de usar los tubos

sintéticos, excepto en los casos en los que el tubo hubiera de permanecer en la

vía biliar durante un largo período de tiempo. Otros autores han publicado los

mismos problemas con los tubos de PVC.

10

Page 14: Tubo de Hert

La consecuente introducción de tubos en "T" manufacturados con una base de

látex resolvió este problema y, así, este material sigue siendo el más

habitualmente utilizado en la actualidad.

Para conocer las características ideales de los tubos en "T" dependiendo del

tiempo de permanencia esperado en la vía biliar se realizaron diversos estudios

experimentales, de los que destacamos el llevado a cabo por Apalakis. Este autor

realizó una comparación de las propiedades de los tubos en "T" de látex, silicona,

caucho y PVC como drenaje de la vía biliar en perros. Los tubos de PVC causaron

la menor reacción, tanto en el conducto biliar como en la cavidad peritoneal. Sin

embargo, la falta de formación de tracto fibroso alrededor de ellos, ya que es un

material inerte, y el rápido desarrollo de rigidez, hacen de estos tubos un material

impropio para el uso en cirugía biliar. Los tubos de caucho fueron los más

irritantes, mientras que los tubos del silicona, a pesar de sus buenas propiedades

físicas, producían una reacción peritoneal muy lenta, lo que sugiere que no

deberían utilizarse como drenaje biliar durante un corto período de tiempo. Los

tubos de látex son los de elección para períodos de hasta 3 meses, mientras que

los de silicona deben usarse cuando es necesario mantener el tubo durante un

largo tiempo. Los tubos de caucho pueden ser la alternativa para cortos períodos a

los tubos de látex.(Ver imagen 5).

La mayoría de los tubos utilizados desde la publicación de Winstone fueron de

caucho o una combinación de látex-caucho, y la incidencia de fugas biliares ha

sido desde entonces muy baja2. No obstante, numerosos autores han publicado

casos de peritonitis biliar o fugas biliares sintomáticas con la utilización de estos

materiales.(5)

Se han empleado otros materiales para la fabricación de los tubos en "T", como la

silicona. Orr aporta 3 casos de fuga biliar, dos de los cuales precisaron

intervención quirúrgica, y los atribuye al cambio de los tubos de caucho por los de

silicona, ya que éstos son menos reactivos y no favorecen la formación de un

trayecto hasta la piel, como hacían los de caucho o látex. Como solución no

11

Page 15: Tubo de Hert

propone cambiar el material del tubo, sino prolongar el tiempo que mantiene el

tubo en la vía biliar, y ahora no lo retira antes del día 14.

Teóricamente, el drenaje biliar externo ideal con un tubo en "T" debería estar

formado por látex siliconado en su porción vertical que no irrita el colédoco, es

flexible y evita coágulos y precipitados en su interior, y un material como el látex

no tratado o protegido por una vaina de caucho o revestimiento de catgut en su

rama horizontal, precisando modificar el tiempo de permanencia de los mismos en

razón del material de su composición.

5.4 Características del tubo en "T"

Considerando la peritonitis biliar como la complicación más grave relacionada con

el tubo en "T", los cirujanos han focalizado su atención en la reacción tisular

provocada por los diferentes materiales de los que está hecho el tubo en "T". Se

ha sostenido durante décadas que la reacción inflamatoria peritoneal es necesaria

para la formación de un trayecto fistuloso que una la vía biliar a la piel para

prevenir el escape de bilis a la cavidad peritoneal. Esta hipótesis ha sido utilizada

para explicar un número de peritonitis biliares consecutivas a la introducción de un

material nuevo, el PVC.(6).

Sin embargo, las peritonitis biliares continúan ocurriendo después de la extracción

del tubo en "T" de látex, caucho o silicona, lo que sugiere que otros factores

también desempeñan un papel en la etiología de esta complicación. Aunque esta

complicación tenga probablemente un origen multifactorial, algunos autores

consideran que en el momento de la extracción, un excesivo esfuerzo para retirar

el tubo puede provocar una disrupción de la sutura sobre la vía biliar que

condicione la fuga de bilis. Así, Crnojevic realizó un diseño experimental midiendo

la fuerza necesaria para extraer el tubo en "T" variando la forma y el diámetro del

tubo en "T".

Con respecto al diámetro de los tubos en "T", comparó la fuerza necesaria para

extraer distintos calibres que varían entre 12 o 20 F. Encontró una reducción

12

Page 16: Tubo de Hert

significativa de la fuerza necesaria cuando se disminuye el calibre de 18 a 16 F y

de 16 a 14 F, por lo que parece recomendable utilizar 14 F siempre que sea

posible para disminuir las posibilidades de fuga biliar.

Domellof et al creyeron que, al retirar el tubo en "T", el grosor de ambas ramas

verticales, al salir del colédoco, podría provocar la apertura de éste y la fuga biliar.

Por ello sugirieron modificaciones en la forma del tubo. Rosenberg58 propone

cortar la mitad de la circunferencia de la rama vertical del tubo de Kehr para no

traumatizar el colédoco al retirar el tubo.

En el estudio experimental de Crnojevic, se compara la fuerza necesaria para

extraer un tubo en "T" dependiendo de la forma de la rama vertical del mismo. Así,

estudia la forma virgin (sin modificaciones), slit (con un corte

longitudinal), guttered (se corta la mitad de la circunferencia en toda la longitud de

la rama vertical) y sculpted (además de cortar la hemicircunferencia, se corta una

esquina en la parte central de la rama vertical). Concluye que con cada

modificación descrita se va disminuyendo la fuerza de tracción necesaria, y el

diseño sculpted es el más idóneo, pues la fuerza necesaria para su extracción es

significativamente menor que con los otros diseños.(7).

Otros autores no conceden importancia al diseño del tubo en "T" y sugieren que

esta complicación se produce igualmente con el diseño sculpted, aunque la

mayoría de cirujanos utilizan esta forma al considerar que disminuye las

probabilidades de fuga biliar tras la extracción del tubo en "T".(Ver imagen 6,7,8)

5.5 Manejo del tubo en ''T''

Procedimiento

1. Seleccionar el calibre de sonda T que proporcione el mayor flujo biliar si requerir

de introducción forzada.

2. Cortar cada rama coledociana de la sonda T a una longitud de 2.5m e

introducirlas.

13

Page 17: Tubo de Hert

3. Cerrar el colédoco con puntos de seda 000-0000, separados por una distancia

de 2 o 3 mm. 

4. Inyectar 20 ml de suero fisiológico a través de la sonda para descartar fugas

entre los puntos del cierre del colédoco. en caso de fugas colocar puntos

adicionales.

5. Exteriorizar la sonda por el contraabertura

6. Fijar la sonda a la piel mediante punto de seda 00 y ligaduras sobre la sonda.

Cierre Primario de Coledocotomía

No debe hacerse cierre primario de coledocotomía sin antes haber comprobado la

ausencia de:

a) Litiasis de la vía biliar intra y extra hepática que puedan haber pasado

inadvertidas durante la exploración operatoria

b) Sepsis biliar, en cualquier grado, que pueda evolucionar a colangitis grave

c) Parásitos

El cierre primario puede efectuarse en los siguientes casos:

- Coledocotomía injustificada por falsas positivas de litiasis en la colangiografía.

- Colédoco no dilatado, sin bilis de estasis ni datos clínicos o de exploración que

sugieran obstrucción biliar. En este caso, es recomendable un control

colangiográfico adicional a través de la línea de sutura, para confirmar la ausencia

de patología en la vía biliar.

- esfinterectomía.

Los primeros días tras la colocación del tubo en ''T'', la bilis debe salir libremente a

la bolsa colectora para permitir que el espasmo o el edema del esfínter vaya

14

Page 18: Tubo de Hert

disminuyendo sin poner a prueba la sutura de la coledocotomía. Hay varias

estrategias para conseguir que la bilis vaya fluyendo hacia el duodeno, y el débito

hacia la bolsa colectora sea menor cada día. Algunos cirujanos suben la bolsa

colectora de bilis progresivamente de altura hasta que ésta queda por encima del

nivel del duodeno. Otros van clampando el tubo después de las comidas sobre el

quinto día postoperatorio durante una hora y van incrementando diariamente el

tiempo que permanece cerrado el tubo hasta que alrededor del noveno día el tubo

está permanentemente clampado. La colangiografía trans-Kehr se hace sobre el

décimo día postoperatorio; si es normal, el tubo se extrae. La mayoría de autores

coinciden en no retirar el tubo en "T" antes de los 7 o 10 días.

La duración óptima del drenaje en "T" después de una coledocotomía no se sabe

a ciencia cierta. Cada autor tiene su opinión según su experiencia, pero no se han

realizado estudios comparativos válidos y suficientes para conocer el momento

idóneo para su extracción. Únicamente Norrby hace un estudio comparativo sobre

la duración óptima del tubo en "T" dentro de la vía biliar en 62 pacientes a los que

se retiró el tubo al cuarto o al séptimo días. No encontró diferencias significativas

en cuanto a las complicaciones observadas en ambos grupos. No obstante, como

ya hemos comentado, la mayoría de cirujanos prefieren esperar al menos 10 días

antes de retirar el tubo en "T".

Algunos autores65 han publicado casos de peritonitis biliar después de retirar el

tubo en "T" al segundo día postoperatorio. Farquharson  recomienda no retirar el

tubo antes de que pasen al menos 7 o 10 días. Neoptolemos  recomienda que el

tubo esté por lo menos 10 días antes de retirarlo. Rosenberg  publicó 2 casos de

peritonitis biliar tras la retirada del tubo en "T" al quinto y decimotercero día

postoperatorio y a partir de estos 2 casos la extracción la realizó a partir del

decimocuarto día postoperatorio.

Hay otros autores que creen que el tiempo de permanencia del tubo tiene relación

con el tipo de material utilizado y, así, proponen que si el tubo es de un material

que provoca menos reacción peritoneal hay que prolongar el tiempo que el tubo

15

Page 19: Tubo de Hert

permanece en la vía biliar hasta por lo menos el día 14 postoperatorio y si el

material es del tipo del caucho lo retiran al duodécimo día postoperatorio.

Richelme recomienda adecuar el tiempo de permanencia del tubo en "T" con la

afección que se esté tratando, siendo menor en el caso de patología biliar

benigna.

En resumen, no existen normas fijas en cuanto a la retirada del tubo en T, pues

cada cirujano actúa según su experiencia y no sobre la base de estudios serios en

los que se contemplen los distintos factores que influyen, como el material

empleado, la enfermedad de base, las circunstancias acompañantes, etc.

Factores predisponentes. Utilización de corticoides y trasplante ortotópico de

hígado.

La utilización de corticoides ha sido también implicada, ya que pueden reducir la

reacción inflamatoria alrededor del tubo en T, lo que se pone de manifiesto en los

pacientes con trasplante ortotópico de hígado (TOH) que están sometidos a

tratamiento inmunosupresor. Esto coincide con un incremento de la frecuencia de

peritonitis biliar en estos pacientes.

Así, actualmente muchos grupos dedicados al trasplante hepático han

abandonado la utilización sistemática del tubo en "T" en la anastomosis colédoco-

coledociana al comprobar una disminución en las complicaciones postoperatorias,

como bacteriemia o fuga biliar, tras la extracción del tubo en "T"68,69.. No obstante,

otros estudios prospectivos y aleatorizados comparativos no encuentran

diferencias significativas en cuanto al uso del tubo en "T" o el cierre primario. Así,

debido al mayor riesgo de estenosis en la anastomosis biliar no se ha abandonado

de forma generalizada la utilización del tubo en "T" en dichas anastomosis.

Se han implicado otros factores, aparte de los corticoides, en la aparición de

complicaciones relacionadas con el tubo en "T", como inmunosupresión,

enfermedad sistémica, pacientes oncológicos o la utilización de radioterapia.(8)

16

Page 20: Tubo de Hert

5.6 Alternativas al tubo en "T" de Kehr

Como alternativas más importantes al drenaje en "T" para la cirugía biliar se

incluyen la papilotomía o esfinteroplastia, la coledocoduodenostomía y el cierre

primario de la coledocotomía.

a) Papilotomía o esfinteroplastia

La exploración transduodenal con papilotomía o esfinteroplastia evita la necesidad

de la coledocotomía supraduodenal, pero tiene sin embargo una alta morbilidad, y

mortalidad especialmente debida a la pancreatitis postoperatoria. Está indicada

sobre todo en los casos de estenosis del esfínter de Oddi que se acompañan de

cálculos recidivantes.

Aunque hay autores que recomiendan el uso sistemático de la esfinterotomía

endoscópica en todos los pacientes con cálculos en la vía biliar para evitar las

tasas de morbimortalidad en cirugía de la vía biliar, no podemos olvidar que esta

técnica endoscópica tampoco está exenta de riesgos y presenta una mortalidad

asociada también a la pancreatitis aguda fundamentalmente, que oscila entre el 1

y el 3%. Hacen falta más estudios prospectivos que nos indiquen cuál es el mejor

algoritmo terapéutico para estos enfermos, pues los trabajos publicados hasta el

momento no obtienen resultados concluyentes75. Actualmente, categorías muy

concretas de pacientes pueden beneficiarse del tratamiento previo con

esfinterotomía endoscópica, como aquellos afectados de pancreatitis aguda

severa o una colangitis aguda.(9).

b) Coledocoduodenostomía

Es una técnica útil para pacientes con cálculos múltiples o recurrentes, pero sólo

debería ser utilizada cuando el colédoco está dilatado.

Sasse, en 1913, propuso sustituir el tubo de Kehr por el drenaje interno

permanente de las vías biliares mediante anastomosis del orificio de la

coledocotomía, efectuado para la extracción de los cálculos, con la primera

17

Page 21: Tubo de Hert

porción del duodeno. El objetivo de la operación de Sasse es doble: evitar, por una

parte, los inconvenientes del drenaje externo por tubo en "T" y, por otra, establecer

una comunicación permanente entre la vía biliar principal y el duodeno que evite la

colostasis.

Hoy día las indicaciones principales de la coledocoduodenostomía en la

enfermedad benigna de la vía biliar son la gran dilatación de la vía biliar principal y

la colangitis aguda concomitante con la coledocolitiasis, ya que el drenaje es

inmediato, efectivo y permanente. Algunos autores utilizan actualmente esta

técnica, aunque realizada por laparoscopia.

c) Coledocorrafia primaria

Una de las cosas fascinantes de la cirugía es que procedimientos comunes que se

llevan realizando desde hace muchos años todavía generan controversia. Uno de

ellos es la utilización rutinaria del tubo en "T" para el drenaje de la vía biliar.

La primera coledocotomía con extracción de cálculos realizada de forma

satisfactoria fue realizada por Courvoisier en 1890, y los detalles técnicos de la

operación fueron de gran interés para el desarrollo de la cirugía biliar. Las

primeras extracciones de cálculos del colédoco eran seguidas por la sutura

primaria del conducto, pero la mortalidad postoperatoria era muy elevada. Pronto

se observó que las coledocotomías seguidas de la sutura del colédoco

provocaban a menudo peritonitis a causa de la dehiscencia de la coledocorrafia y

contaminación del peritoneo por bilis séptica, mientras los operados a quienes por

dificultades técnicas no se efectuaba la sutura, dejando un drenaje al exterior

(coledocostomía), presentaban una evolución más favorable.

En 1885, Kehr realizó, en un paciente afectado de colecistitis y colangitis aguda, el

drenaje del hepático después de la colecistectomía y el resultado fue tan favorable

que en adelante aplicó este drenaje a la coledocotomía. Más adelante sustituyó

el hepaticus drainage por el tubo en "T", el cual fue universalmente aceptado,

abandonándose el empleo de la coledocorrafia.

18

Page 22: Tubo de Hert

Sin embargo, algunos cirujanos, como Halsted y Finney, reaccionaron contra el

empleo habitual del drenaje externo, que consideraban peligroso a causa de la

pérdida de bilis, de las dificultades que algunas veces se presentaban para extraer

el tubo en "T" y de las fístulas biliares que a menudo se establecían

secundariamente. En 1919, Walzel y Bakes abogaron de nuevo a favor de la

coledocorrafia, condicionándola a una escrupulosa limpieza de la vía principal y a

una dilatación instrumental de la papila para tener la seguridad del drenaje biliar al

duodeno.

A pesar de intentos aislados como los citados, la inmensa mayoría de los cirujanos

siguieron rechazando la sutura primitiva del colédoco por considerarla insegura y

peligrosa.

Ya en nuestra época, Pi-Figueras  la ha realizado en una serie de 600 colelitiasis

en 15 casos que corresponden al 14,7% de los de coledocolitiasis. En efecto, la

mayoría de casos de esta serie corresponden a pacientes a quienes se efectuó

una esfinterectomía del Oddi con exploración minuciosa del colédoco terminal, los

cuales ofrecen seguridad del drenaje biliar al duodeno sin obstáculo alguno,

orgánico ni funcional.

Otros cirujanos21 sugieren la coledocorrafia primaria sin tubo en "T" para prevenir

la peritonitis biliar, aunque reconocen que esta técnica está gravada con una

mayor incidencia de estenosis de la vía biliar, por lo que no la aconsejan como

práctica habitual.

En cambio otros autores consideran que, a pesar de la combinación de una

colangiografía con coledocoscopia, no es posible garantizar completamente que

todos los cálculos han sido eliminados, por lo que recomiendan la utilización

sistemática del tubo en "T" después de una coledocotomía.

Placer85 afirma que la incidencia de coledocolitiasis residual oscila entre el 0,5 y el

5%. Por tanto, en más del 95% de los casos el tubo de Kehr es innecesario.

Según este autor, hoy día, y debido al uso rutinario de la papilotomía endoscópica

19

Page 23: Tubo de Hert

y los drenajes nasobiliares, es posible practicar con seguridad el cierre primario de

la vía biliar.

Como vemos, actualmente hay tres actitudes con respecto a la utilización del tubo

en "T". La mayoría de cirujanos sigue utilizando de manera sistemática el tubo en

"T" cuando realiza una coledocotomía para extracción de litiasis de la vía biliar.

Otro grupo de cirujanos lo utilizan de forma selectiva cuando no se pueda

asegurar que la vía biliar está libre de cálculos o que el vaciamiento de bilis a

duodeno es correcto. Y, por último, hay cirujanos que no utilizan nunca el drenaje

en "T" para la vía biliar porque lo consideran innecesario y fuente de

complicaciones.

Llegados a este punto, varios autores han realizado estudios en los que se

compara la utilización del tubo en "T" con el cierre primario. De éstos destacamos

los siguientes:

Sheen-Chen realiza un estudio comparativo no prospectivo ni aleatorizado en 30

pacientes con coledocolitiasis a los que les practica alternativamente cierre

primario o cierre sobre tubo en "T", y no encuentra diferencias significativas en

cuanto a complicaciones postoperatorias, bacteriemia postoperatoria, pérdida de

sangre o estancia postoperatoria. Sólo hay una disminución significativa del

tiempo operatorio en los pacientes con cierre primario. Concluye que el cierre

primario es una alternativa, pero sólo en casos seleccionados.

Williams llevó a cabo un estudio prospectivo comparando cierre primario frente a

cierre sobre tubo en "T" de una coledocorrafia por patología biliar en 37 pacientes

con cierre primario y 26 sobre tubo en "T". No hubo diferencias significativas en la

duración de la operación, incidencia de infección de herida ni otras complicaciones

quirúrgicas en los dos grupos. La estancia postoperatoria fue menor en el grupo

del cierre primario. Ningún paciente presentó ictericia o pancreatitis y no

necesitaron otra intervención sobre la vía biliar.

20

Page 24: Tubo de Hert

Payne realizó otro estudio prospectivo comparando el cierre primario con el cierre

sobre un tubo en "T", y concluyó que es una opción válida que disminuye el

período de estancia hospitalaria. No obstante, encontró que en el grupo de cierre

sobre tubo en "T" hay una incidencia de litiasis residual del 7,5% y en el grupo de

cierre primario un paciente presentó ictericia postoperatoria. Este estudio pone de

manifiesto que el cierre primario puede acortar la estancia hospitalaria, pero sólo

puede aconsejarse su uso si el cirujano está absolutamente seguro de que la vía

biliar está expedita y no como norma general de utilización.(10).

21

Page 25: Tubo de Hert

VI. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

5.1 Conclusiones

Toda vía biliar abierta mediante cirugía deberá drenarse mediante un tubo de Kehr

o por viatranscística con catéter de polivinilo.

El tubo de Kehr se lo emplea generalmente para:,

1) Drenaje de seguridad en las coledocotomías. 

2) Para tratar una colangitis. 

3) Antes se usaba para calibrar una anastomosis.

En el postoperatorio, el Kehr se deja drenar por gravedad; a partir del quinto día se

comienza a pinzar durante 2 h dos veces al día. Entre el quinto y el séptimo días

se realizará una colangiografía de control a través del tubo de Kehr para descartar

la presencia de fístulas o litiasis residual, y si ésta es normal, el tubo se retirará a

partir del séptimo día.

Un mal manejo de la sonda o tubo de Kehr puede ocasionar generalmente al

retirar la sonda:

- Desbalance hidroelectrolítico y ácido base.

- Fistula biliar externa: Dreana mas de 200 ml de un periodo de 2 semanadas

post operatorio.

- Bilioma: Colección de bilis con pseudocápsula generalmente

perianastomosis.

- Bacteremia: 2º trauma sobre e colédoco al retirarla

- Peritonitis biliar. La más grave. Tratamiento quirúrgico

-

5.2 Recomendaciones

22

Page 26: Tubo de Hert

Drena tan solo el conducto biliar y no el duodeno, habiendo papila indemne.

Pérdida de bilis al exterior (x= 900 ml diarios), potasio, electrolitos, bases.

(paciente adinámico) Desciende el nivel de colesterina (2 g x día).

Debe ser de un calibre que ingrese sin comprimir la pared y pueda desplazarse de

un lado a otro. El colédoco se abre longitudinalmente entre dos puntos

atraumáticos de suspensión (coledocotomía), en unos 10 mm, permitiendo

inicialmente la exploración instrumental,v erificación de anatomía y permeabilidad

ascendente y descendente, extracción de cálculos, etc. Se corta para su

introducción las ramas de la T (tubo de goma) y mediante una pinza se hace

ingresar el extremo inferior y luego el superior, verificando su movilidad, que no

estéacodado, ajuste al calibre deseado y que no haya ingresado al cístico. Se

sutura la brecha del colédoco con material atraumático poliglicólico 4-5/0 a

puntos separados para su fijación y la rama larga se saca a través de la pared

abdominal mediante contraabertura, dandole suficiente "vuelo" para que, en caso

de distensión no se extruya espontáneamente.

El material del tubo es látex azufrado, lo que favorece la formación del canal de

salida. No se fabrican de poliester, pues no estimulan la granulación peritubo por

ser inertes. En condiciones de cirugía convencional, bastan 10 días para que se

constituya en su alrededor un tejido fistuloso desmoplástico no epitelizado. En ese

momento se efectúa un colangiografía transKehr de comprobación del estado

del arbol biliar, si hay buen pasaje al duodeno y ausencia de litiasis residual.

Como se comprenderá si no existe hiperpresión residual se puede extraer. No

obstante es recomendable pinzarlo progresivamente en los momentos post

prandiales para que la bilis fluya al tubo digestivo y ayude a la digestión.

Si no hay dolor, elevación de la bilirrubinemia o fiebre, se retira. La fístula cierra

sola en 48 horas.

23

Page 27: Tubo de Hert

VII. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

(1) Thornton JF. Observations on additional cases illustrating hepatic surgery.

Lancet 1891; 1: 763-764.

(2) Girard RM, Legros G. Stones in the common bile duct-surgical approaches.

En: Blumgart LH, editor. Surgery of the liver and biliary tract. Edimburgo:

Churchill Livingstone, 1988; 577-586.

(3) Glenn F. The physiological basis for surgical treatment of non-

malignantdisease of the biliary tract. Surg Clin North Am 1958; 38: 471-485.

(4) Cheung MT. Postoperative choledochoscopic removal of intrahepatic stones

via a "T" tube tract. Br J Surg 1997; 84: 1224-1228.

(5) Keighley MR.B, Burdon DW, Baddeley RM. Complications of supraduodenal

choledochotomy: comparison of three methods of management. Br J Surg

1976; 63: 754-758.

(6) Kehr H. Die chirurgische behandlung des akuten und chronischen

choledocu verschlusses durch stein und tumor. Munch Med Wchn, 1903;

50: 932

(7) Cirugía de las Vías Biliares, Jean Francois Gigot, Elsevier España, 2007

(8) Manzanilla Sevilla, Manuel A.”Atlas de técnicas quirúrgicas”, ,México:

Trillas, 2000. Vol.1

(9) http://www.elergonomista.com/enfermeria/drena.htm

(10) http://www.medicosecuador.com/librosecng/articuloss/5/manejo_lapa

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ANEXOS

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Imagen 2: Coledocotomía clásicaImagen 1: Coledocotomía horizontal y vertical

Imagen 3: Sonda de Kehr

Page 29: Tubo de Hert

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Imagen 4: Tubo de Kehr en paciente

Imagen 5: Tubo T de Kehr

Page 30: Tubo de Hert

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Imagen 6: Instalación de la sonda de Kehr

Imagen 7: puntos en la piel para la sostencción de la sonda de Kehr

Imagen 8: Sonda de Kehr instalada