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TÍTULO DE LA COMUNICACIÓN:
Los cambios en las cubiertas del suelo y los efectos sobre los incendios forestales en las comarcas de montaña de Cataluña durante el periodo 1993-2008. AUTOR 1: Anna Badia Perpinyà Email: [email protected]
AUTOR 2: Albert Pèlachs Mañosa Email: [email protected]
AUTOR 3: Ana Vera Martín Email: [email protected]
AUTOR 4: Joan Manuel Soriano López Email: [email protected]
DEPARTAMENTO: Geografía
UNIVERSIDAD: Universitat Autònoma de Barcelona
ÁREA TEMÁTICA:
5. Energía, sostenibilidad, recursos naturales y medio ambiente
RESUMEN: (máximo 300 palabras)
El contexto general que inspira esta investigación es el proyecto internacional Land-Use
and Land-Cover Change (LULCC) y el debate generado sobre los efectos que tienen los
cambios en las cubiertas del suelo en la estructura del territorio. En las zonas de
montaña del Nordeste peninsular, se observa un proceso generalizado de polarización
territorial basado, por un lado, en cambios drásticos en los usos y las cubiertas del suelo.
Un proceso generalmente asociado al incremento de la intensidad de los usos turísticos
en relación a las zonas naturales de interés (naturbanización).Y, por otro lado, en la
llamada transición forestal (TF), un proceso de forestación consecuencia del abandono
de los usos agrarios tradicionales. Ambos procesos están causando un aumento de la
vulnerabilidad frente a los incendios forestales. El estudio se plantea en las
denominadas comarcas de montaña de Cataluña (Llei 2/1983) durante el periodo 1993-
2008. El objetivo de esta investigación es analizar los incendios forestales y ver si existe
alguna relación con los cambios ocurridos en las cubiertas del suelo. Para lograr este
objetivo se parte de la fecha y la localización de todos los incendios forestales de
Cataluña desde 1995 hasta 2008 y los mapas de cubiertas de los años 1993 y 2005-07.
La metodología seguida se basa en la cuantificación de los cambios en las cubiertas y en
el análisis estadístico de incendios utilizando la prueba del χ2 (ji cuadrado). Los
resultados obtenidos permiten afirmar que la dinámica del riesgo en estas zonas de
montaña se incrementa durante los meses de invierno, a diferencia del resto del
territorio catalán, que lo hace durante los meses de verano. A partir de este resultado se
discute sobre el riesgo de incendio en las zonas de montaña y se hacen valoraciones a
partir de la dinámica forestal, el tipo de combustibilidad y la gestión de la alta montaña
con una fuerte base cultural.
PALABRAS CLAVE: Cambios en los usos y cubiertas del suelo, transición forestal, vulnerabilidad, incendio
forestal, Pirineo catalán.
1. Introducción
Tradicionalmente las zonas de montaña en la cuenca mediterránea en general y en
Cataluña en particular no han tenido como prioridad la lucha contra los incendios
forestales. Al contrario, desde el Neolítico los incendios han sido una de las
herramientas de gestión del territorio y, si bien es cierto que estos han causado algunas
perturbaciones devastadoras, el fuego ha sido y es un elemento regulador del bosque en
el mundo rural, usado muy a menudo para la creación y recuperación de zonas agrícolas
(campos de cultivo y pastos) (Bal et al., 2011; Cunill et al., 2012; IFFN, 2009). No
obstante, en la actualidad el fuego se percibe como un grave riesgo de nuestros tiempos.
¿Qué ha cambiado?
Uno de los impactos más importantes que apunta el Land-Use and Land-Cover Change
(LULCC) es la conversión de suelo productivo a no productivo, comportando un
crecimiento de la masa forestal en zonas tradicionalmente ocupadas por campos de
cultivo, pastos o bosque poco denso. Si aumentamos la biomasa estamos favoreciendo
el riesgo de un gran incendio. Si abandonamos el territorio se pierde valor cultural en la
gestión y el medio se percibe de forma distinta.
Además, a esto hay que añadir un proceso que se ha dado en las zonas de montaña de
alto valor natural y con recursos naturales favorables a las prácticas turísticas: el
incremento de la presión humana. Un proceso descrito como naturbanización (Prados,
2005). Si aumentamos la presión humana en el entorno natural se favorece más el riesgo
de incendio. Si atraemos población turística que pasa por el medio natural sin
interactuar con él también influimos en la percepción del medio natural.
Los incendios forestales que tuvieron lugar en marzo de 2012 en algunas de las
comarcas de montaña (Alta Ribagorça, Pallars Sobirà y Alt Urgell), ejemplifican
algunos de los rasgos que se han evidenciado a lo largo de esta investigación. Son
incendios que tuvieron lugar en altitudes medias, orientados al Sudsudeste o Sudeste,
pendientes no superiores a los 40º y se inician en zonas básicamente de matorral. Son
incendios que en algunos casos pusieron en peligro núcleos urbanos que se vieron
obligados a su evacuación o confinamiento (caso de Peramea, Pallars Sobirà- La
Vanguardia, 8/3/2012). Un hecho hasta ahora poco habitual en el Pirineo lo que parece
indicar que la vulnerabilidad de los núcleos de población va en aumento.
Hasta ahora, las zonas de montaña han sido áreas con una función social y ecológica
muy importante. Sin embargo, está funcionalidad podría revertir porque se muestran
especialmente vulnerables al cambio global (Schröter et al., 2005). En este sentido, el
abandono de la agricultura y la ganadería supone una colonización de especies más
inflamables y una homogeneización del paisaje. La substitución de un sistema por otro
ha cambiado la función socio-económica del territorio y consecuentemente los usos del
suelo y la dinámica de la vegetación natural y del paisaje (Lasanta et al., 2005).
Por lo tanto, en la mayoría de las zonas de montaña del norte y noreste peninsular la
pérdida de rentabilidad económica de las actividades agrícolas y ganaderas, ha supuesto
el abandono de la mayoría de actividades relacionadas con la explotación forestal, lo
que ha significado una drástica reducción del uso de los combustibles procedentes del
bosque y un gran cambio en las cubiertas (Lasanta et al. 2005; Lasanta et al. 2006).
Alrededor de estas zonas cada vez más abandonadas se han concentrado algunos
complejos turísticos puntuales relacionados con el esquí y con otras actividades de ocio.
El estudio de los cambios de los usos y de las cubiertas del suelo se convierte en un
componente fundamental en el análisis del cambio ambiental global y la sostenibilidad,
y entender la dinámica entre usos y cubiertas no se puede hacer sin tener en cuenta que
existe una combinación de factores sociales y ambientales (Turner et al., 2007).
El objetivo principal de este artículo es contextualizar los cambios ocurridos en las
cubiertas del suelo pirenaico entre 1993 y 2005-07 y caracterizar los incendios
forestales ocurridos en las comarcas de montaña entre los años 1995 y 2008. Para ello
se plantea una hipótesis de investigación basada en el hecho que los incendios están
influenciados por distintos factores físicos como las diferencias en la altitud, la
orientación, la pendiente, el tipo de cubierta y la estacionalidad. A partir de este
diagnóstico se pretende aportar elementos para la discusión sobre el riesgo de incendio
forestal de las zonas de montaña y al tiempo enriquecer las propuestas para la mejora de
la gestión y de la ordenación del territorio.
2. Marco conceptual y teórico
Para entender la vulnerabilidad de las comarcas de montaña frente a los incendios
forestales es imprescindible referirse al valor del paisaje, a los cambios en los usos y las
cubiertas del suelo a través del concepto de “Transición Forestal”.
El paisaje resulta de las necesidades económicas y sociales de una sociedad particular
en un momento dado y es la historia la que se ha encargado de reproducir no sólo los
cambios graduales en el paisaje, sino las transformaciones causadas por las
perturbaciones naturales y las acciones humanas (Antrop, 2006). El paisaje es una
interacción continua y dinámica entre los procesos naturales y la actividad de las
personas y es la profunda reorganización del territorio para adaptarse a los cambios en
las necesidades de la sociedad, lo que conlleva transformaciones rápidas de nuestro
entorno. Cuando observamos el Pirineo, al igual que cualquier otro espacio, vemos el
reflejo de la población que lo habita a través del tiempo.
Para centrar el contexto actual en el que se sitúan los cambios en el paisaje que se han
dado a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y valorar el avance en la sensibilidad
territorial hacia un desarrollo sostenible del territorio, hay que considerar dos grandes
proyectos: el Convenio Europeo del Paisaje (CEP) y el proyecto internacional Land
Cover-Land Use Change (LCLUC), integrado actualmente en el Global Land Project
(GLP):
a) El CEP, aprobado en Florencia el año 2000 y que entró en vigor el 1 de marzo de
2004, promueve la protección, gestión y ordenación de los paisajes europeos. Define el
concepto de paisaje como la "parte del territorio tal como la percibe la población, el
carácter de la que resulta de la acción de los factores naturales y/o humanos y de las
relaciones que se establecen entre ellos" y en referencia a la protección del paisaje
incluye "las acciones de conservación y de mantenimiento de los rasgos significativos o
característicos de un paisaje, justificadas por el valor patrimonial que se deriva de la
configuración natural del lugar y/o de la intervención" (Council of Europe, The
European Landscape Convention), por lo que hay un interés en la protección del paisaje
a través del desarrollo local, regional e internacional, y a través de las regulaciones y
estrategias con el fin de preservar la calidad del paisaje en Europa. En relación a este
interés en la preservación de los valores del paisaje, los cambios en los usos y las
cubiertas del suelo se convierten en uno de los principales focos de atención: toda
gestión y planificación que pretenda evitar o solucionar impactos en el medio ambiente,
requiere un análisis de la evolución de los usos y las cubiertas del suelo y los cambios
en la estructura del paisaje.
b) El proyecto internacional Land-Use and Land-Cover Change (LULCC) inició un
interesante debate sobre los cambios de usos y cubiertas del suelo a partir del cambio
global, refiriéndose a aquellas modificaciones humanas que se desarrollan sobre la
superficie de la tierra. El proyecto LULCC se inició en el año 1994 dentro del programa
internacional geosfera-biosfera (International Geosphere-Biosphere Program, IGBP)
para responder a la pregunta, de cómo las fuerzas biofísicas y humanas afectan a los
usos del suelo y, por tanto, a las cubiertas y cuáles son los impactos sociales de estos
cambios. En 2005, los científicos implicados en el proyecto LULCC incorporaron su
conocimiento al proyecto vigente Global Land Project (GLP).
Los cambios en el paisaje empiezan a ser drásticos y muchos de sus valores se están
perdiendo irreversiblemente, se crean nuevos paisajes (Antrop, 2004). En este contexto
es obligado hacer referencia a lo que se ha llamado la "transición forestal" (TF),
concepto propuesto por Mather en 1990 (Rudel et al., 2005; Rudel et al., 2010; Lambin
y Meyfroidt, 2010). Este concepto resulta muy útil para explicar las relaciones históricas
entre el bosque y la sociedad, ya que explica el paso de la deforestación a la
reforestación. Transición porque se partía de un período muy largo de deforestación a
causa de la expansión de la agricultura, llegando a un punto de inflexión cuando, a partir
de la segunda mitad del siglo XX, se inicia la forestación. Para Mather, la urbanización
y la industrialización inducen primero a una reducción prolongada de la extensión de los
bosques y luego a una reforestación parcial. Apuntan dos formas de transición: la
primera, el "camino del desarrollo económico", cuando la agricultura y la ganadería
disminuyen y se va abandonando la tierra porque los trabajos no vinculados a este
sector se pagan mejor, convirtiéndose las zonas agrícolas en cultivos y pastos
abandonados y finalmente en terrenos forestales. La segunda, la pérdida de bosques
durante la expansión agrícola, la cual supuso la aplicación de políticas compensatorias,
ya que la escasez de bosques comportó la importación de madera a un precio muy alto,
lo que motivó que se dieran subvenciones para la replantación de árboles, motivo por el
cual los propietarios sustituyeron los campos de cereal de nuevo por bosques (Rudel et
al., 2005; Rudel et al., 2010).
La TF de Mather puede servir perfectamente para explicar los cambios en los usos y
cubiertas del suelo en el Pirineo. Es en el contexto de esta transición donde se sitúa la
problemática de los incendios forestales, al explicar el paso de un uso agrícola a una
cubierta arbustiva y de ésta a bosque, a causa del abandono de la actividad dada la baja
rentabilidad económica.
3. Área de estudio
La investigación se ha realizado en las comarcas de montaña catalanas definidas por la
Llei 2/1983 d’Alta Muntanya: l'Alt Urgell, la Cerdanya, el Pallars Jussà, el Pallars
Sobirà, el Ripollès, la Vall d'Aran, el Berguedà, el Solsonès i la Garrotxa (Figura 1).
Aunque hay diferencias significativas entre ellas, tanto física como
socioeconómicamente, en este trabajo se ha optado por considerar estrictamente las
comarcas que integran dicha ley. Se trata de un área de aproximadamente 9.000 km2, el
30% de la superficie total de Cataluña, con una altitud que abarca prácticamente todo el
rango posible (aproximadamente entre los 100 y los 3.000 metros). Las cubiertas
predominantes son los pinares, con aproximadamente el 25% de la superficie (Pinus
sylvestris, Pinus nigra y Pinus uncinata), matorral, con el 15%, prados y herbazales de
alta montaña, con un 9%, robledos (Quercus) con más del 8% y encinares (Quercus
ilex), con el 6% (según Mapa de Cubiertas del Suelo de Cataluña).
Figura 1. Área de estudio.
Fuente: Elaboración propia.
Las comarcas de montaña de los Pirineos forman parte en general del dominio climático
mediterráneo (lo que se traduce en un déficit hídrico en la estación estival), pero
modificado por la altitud y el relieve, además de encontrarse dentro de una franja de
transición climática hacia poniente, con características oceánicas. La compleja orografía
de este sector determina que las temperaturas medias anuales oscilen entre los 4º en alta
montaña y los 12º en los valles y zonas de menor altitud y la precipitación entre los más
de 1.000 mm de las cumbres más atlánticas y los alrededores de 600 mm de los fondos
de valle de influencia mediterránea (Ninyerola et al., 2000).La riqueza natural de las
comarcas de montaña ha motivado un interés proteccionista por parte de la
administración, no en vano el 17 % de este territorio está bajo alguna figura de
protección (Parque Nacional, Parques Naturales, Espacios de Protección Prioritaria, red
Natura 2000, etc.)
4. Materiales y métodos
Método
La metodología utilizada en este proyecto se fundamenta en el uso de los Sistemas de
Información Geográfica (SIG) y el análisis estadístico mediante la prueba de chi
cuadrado. Consta de tres fases: (1) captura de datos, (2) análisis espacial para
interrelacionar las distintas bases cartográficas y (3) cálculo de χ2 (ji cuadrado).
Los Sistemas de Información Geográfica (SIG) han sido la herramienta fundamental en
las dos primeras fases de la investigación: captura y homogeneización de las bases
cartográficas, y combinación analítica de capas, base sobre la que se ha calculado el χ2.
El software utilizado ha sido MiraMon 7 y ArcGis 10. El análisis de los cambios en las
cubiertas ha sido el primer paso para hacernos una idea de la dinámica del territorio y
como esta podía afectar a la distribución espacial de los incendios. En el análisis de los
cambios en los usos y cubiertas del suelo del Pirineo, se ha utilizado los mapas de los
años 1993 y 2005-07. Siguiendo el documento del CREAF (2010) se han
homogeneizado las dos bases tanto en su resolución (1993 resolución original de 2,5 m
y 2005-07 resolución original de 0,5 m) como en el número de categorías a partir de
una reclasificación de las dos leyendas, con el fin de hacerlas comparables, obteniendo
dos mapas con diez categorías cada uno (Bosque denso, Bosque claro, Matorral, Prados
y herbazales, Zonas quemadas, Cultivos, Zonas denudadas, Aguas, Zonas urbanizadas,
Vías comunicación). En una segunda fase del análisis se ha reclasificado el mapa fruto
de la combinación analítica de capas en cuatro categorías para una mejor interpretación..
A partir del MDT de Catalunya con una resolución de 20 metros se ha extraído el mapa
de insolaciones y de pendientes con el programa de SIG MiraMon.
El hecho de disponer de las coordenadas de los incendios ha permitido caracterizar estos
incendios en relación a las características del territorio a partir de repetidas
combinaciones analíticas de capas.
La distribución de frecuencias observadas de incendios y de las frecuencias esperadas
ha hecho posible el cálculo del χ2 que ha relacionado las distintas variables con el
porcentaje de incendios. El test de χ2 ha servido para comparar una muestra categórica
de frecuencias observadas con una muestra predeterminada, es decir, las frecuencias
esperadas (Ebdon, 1982). Las cinco variables de análisis (altitud, orientación, pendiente,
cubiertas del suelo y estacionalidad) se han analizado de forma independiente
comparando para cada variable la distribución de frecuencias observadas con la
distribución de frecuencias esperadas. Para el cálculo, las variables continuas, altitud y
pendiente,1 se han reclasificado estableciendo un máximo de cuatro categorías; las
variables orientación tiene ocho categorías,2 las cubiertas del suelo3 y la estacionalidad
cuatro.4 Los valores esperados se calculan en función del porcentaje de la superficie del
territorio que queda en cada intervalo establecido por la distribución de frecuencias
observadas, y se calcula la proporción correspondiente de incendios en función de la
distribución de los observados en cada intervalo. El resultado de χ2 de cada variable se
ha comparado con un valor crítico calculado a partir de los grados de libertad (número
de casos) de cada variable y un nivel de significación constante (0,01). La validación de
la hipótesis de investigación se ha llevado a cabo cuando el valor de χ2 es superior al
valor crítico. En caso contrario se ha rechazado la hipótesis de investigación.
Bases de datos.
- Puntos de ignición. Las bases cartográficas de los incendios provienen de la
Generalidad de Catalunya, que dispone de una extensa base de datos en cuanto a
incendios forestales. Desde el año 1968 se recoge información general de los incendios,
y desde el año 1987 se recogen las coordenadas de los puntos de ignición, pero no es
hasta el año 1995 que se hace una recogida sistemática y homogénea de todos los
incendios ocurridos en territorio catalán. Es por ello, que el análisis de los incendios en
el Pirineo Catalán abarcará el período 1995-2008. Asociado a cada incendio hay
1Los intervalos de altitud y pendiente se han calculado siguiendo el método de Natural Breaks, calculado automáticamente desde ArcMap donde se identifican los intervalos entre cada una de las clases utilizando la fórmula Jenk’s Optimization, la cual minimiza la suma de la varianza entre cada una de las clases. De esta forma las clases para la altitud son: 140–656 m, 657–1045 m, 1046–1592 m, 1593–2684 m. Para la pendiente: inferior a 19,86º, 19,86–39,13º, 39,13–62.72º, superior a 62,72º. 2Categorías de orientación: Llano, N, NE, E, SE, S, SW, W, NW. 3Categorías de cubiertas: Bosque denso, Matorral/bosque claro, Cultivos y Pastos. 4Categorías de estacionalidad: primavera, verano, otoño e invierno.
información de gran interés como el día del incendio, la comarca donde tuvo lugar, la
superficie quemada5 (diferenciado según si se ha quemado arbolado, no arbolado,
pastos, forestal, no forestal), etc. que permite caracterizar mejor los incendios de manera
que es posible saber la estacionalidad, si hay comarcas más afectadas que otras, tipo de
hectáreas quemadas, etc.
- Mapa de Cubiertas del Suelo de Catalunya (MCSC) necesario para el análisis de los
cambios, el cual se ha extraído del servidor de mapas del CREAF.6 El MCSC ráster7
presenta tres ediciones que, aparte de tener diferente fecha en su imagen base (1ª
edición, 1993; 2ª edición, 2000-2002; 3ª edición, 2005-2007), presentan diferencias en
las características de la imagen base: píxel de 2.5 m para la 1ª edición, y píxel de 0.5 m
para las dos posteriores. Hay que añadir que la leyenda de cada edición también es
diferente, siendo de más detalle y con nuevas categorías en las ediciones posteriores.
Sin embargo, en la confección del Mapa de cubiertas, siempre se ha procurado mantener
la comparabilidad entre ediciones (CREAF, 2010).
- Modelo Digital del Terreno (MDT) de con una resolución de 20 metros, disponible en
la página web de la Generalitat de Catalunya a partir del cual se han calculado los
derivados (orientación y pendiente) y así se han tipificado los incendios según la altitud,
la pendiente y la orientación donde tuvieron lugar.
5. Análisis descriptivo de los incendios en las comarcas de montaña
En Cataluña hubo más de 16.000 incendios durante el periodo 1986-2009, con una
superficie total quemada de aproximadamente 240.000 ha (Plana, 2011). Plana (2011)
establece distintas unidades forestales de entre las cuales cabe destacar la de los
Pirineos. Precisamente esta unidad es la que sufre un menor impacto tanto de incendios
como de superficie quemada en comparación al total de Cataluña, con 1.200 incendios,
el 7,5% de Catalunya y 8.000 ha quemadas, es decir el 3,33% del total para este
periodo. Aunque la delimitación de Plana no coincide con las comarcas de montaña
definidas por la ley y que son objeto de nuestro estudio, esta delimitación resulta útil
como indicador; y, efectivamente, los números muestran un bajo impacto de los
incendios en las comarcas pirenaicas respeto a otras comarcas catalanas. Sin embargo,
5La superficie del incendio hace referencia a la asociada al punto de ignición, por lo tanto, en algunos casos, la superficie podría comprender parte de otras comarcas. La dificultad para discriminar esta información ha provocado que todos los datos presentados en esta comunicación, así como todas las variables analizadas, se refieran a la comarca donde se ha producido del punto de ignición. . 6Centre de Recerca i Aplicacions Forestals (CREAF), http://www.creaf.uab.es/mcsc/ [13-9-2012]. 7Las tres ediciones disponibles del MCSC las podemos descargar en formato ráster y vectorial.
los cambios en los usos y cubiertas del suelo en el Pirineo revelan una tendencia clara
hacia la continuidad de las masas forestales debido al abandono de las actividades
tradicionales. En la figura 2, que muestra la distribución espacial de los incendios en las
comarcas de montaña, se observa cómo la ocurrencia de los incendios no es
menospreciable y se reparte por todo el territorio. Se evidencia una concentración de
incendios pequeños alrededor de la red viaria principal, e incendios de mayor dimensión
en la comarca de la Val d’Aran, en el extremo Nordoccidental. En el apartado siguiente
analizaremos las condiciones en que se dan estos incendios.
Figura 2. Distribución espacial de los incendios 1995-2008.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la Generalitat de Catalunya.
En las figuras 3 y 4 podemos ver la distribución de los incendios en Cataluña en general
y en el Pirineo en particular, en hectáreas quemadas y número de incendios distribuidos
según la estacionalidad:
1) En primer lugar, se observa una tendencia diferenciada entre las hectáreas y los
incendios de Cataluña y las comarcas de montaña. En Cataluña el mayor número de
hectáreas quemadas se dan durante el verano (78% de un total de 87.000 ha quemadas),
mientras que en las comarcas de montaña, la mayor superficie quemada se da durante
los meses de invierno (el 77% de un total de más de 6.000 ha).
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6. Resultados y discusión
Los cambios en las cubiertas del suelo en las comarcas de montaña
Para llegar a entender los cambios en los usos y en las cubiertas del suelo en el Pirineo
catalán y explicar cuáles son los factores que hacen que el territorio sea más vulnerable,
es importante empezar por el análisis de estos cambios. A partir de los dos mapas de
cubiertas homogeneizados se ha cuantificado la superficie de cada tipo de cubierta y por
cada uno de los años (Tabla 1).
Tabla 1. Cuantificación de los usos del suelo del año1993 y 2005-07
Descripción 1993 2005-07 Diferencia
(ha) Diferencia
(%) ha % ha %
Bosque denso 483.521,8 50,1 485.730,5 50,3 2.208,7 0,2
Bosque claro 9.903,7 1,0 44.981,8 4,7 35.078,1 3,7
Matorral (3) 154.762,6 16,0 149.080,5 15,5 -5.682,1 ‐0,5
Prados y herbazales 112.257,7 11,6 125.879,2 13,0 13.621,5 1,4
Zonas quemadas 5,4 0,0 67,7 0,0 62,3 0
Cultivos 132.711,2 13,8 84.480,6 8,8 -48.230,6 ‐5
Zonas denudadas 59.842 6,2 57.738,2 6,0 -2.103,8 ‐0,2
Aguas 4.440,9 0,5 5.469,9 0,6 1.029,0 0,1
Urbano 4.613,4 0,5 9.084,1 0,9 4.470,7 0,4
Red viaria 3.183 0,3 2.700,2 0,3 -482,8 0 Fuente: Elaboración propia Las cifras de la tabla 1 no muestran unos cambios muy significativos durante estos 15
años evaluados, pero sí permiten evidenciar una cierta tendencia. Se trata de una zona
donde predominan los bosques densos, y como se puede comprobar los cambios más
significativos se dan en los zonas de bosque claro, con un incremento de 35.000 ha, y en
el cultivo, que ha perdido poco más de 48.000 ha. Estos son los cambios clásicos en el
contexto de abandono del territorio en Cataluña y la Europa Mediterránea en general.
Utilizando el SIG MiraMon, se ha combinado analíticamente el mapa de cubiertas del
suelo del año 1993 con el del año 2005-07 de esta manera es posible analizar en qué
dirección han ido estos cambios y la localización exacta en donde se han producido
(Tabla 2).
Las columnas de la Tabla 2 corresponden a las cubiertas del año 1993, mientras que las
filas corresponden al año 2005-07. Los datos muestran que durante estos 15 años ha
habido un retroceso de las actividades relacionadas con la agricultura y el pastoreo,
retroceso común a otras zonas y que supone una evidencia de la transición forestal. El
tipo de cubierta relacionada con las actividades agrícolas y ganaderas retrocede en
beneficio del bosque. Por este motivo, hay un 20,3% de cultivos que pasan a prados y
herbazales, al tiempo que los prados y herbazales se convierten en matorral y zonas
denudadas, pero también hay un 23,5% de matorral que pasa a bosque denso y el
bosque claro tiene una clara tendencia hacia el bosque denso (49%). Se evidencia pues
en el Pirineo el inicio de esta transición forestal que se ha introducido en apartados
anteriores, pero este retroceso ha sido más tardío que en otros lugares de Catalunya
(Badia et al., 2011). Actualmente se ve un proceso de transición, dándose una sucesión
de tipos de cubierta: de agrícola y ganadero a matorral para convertirse en bosque claro
y finalmente, el último estrato de la reforestación, bosque denso. Aunque la cubierta
urbanizada en el Pirineo es minoritaria (no llega al 1% en ninguno de los dos años) es
necesario prestar atención a la incidencia que puede tener en estos cambios, basta
fijarnos en el 2,6% de cultivos del año 1993 que pasan a urbano en el año 2005-07.
Tabla 2. Cambios en los usos y cubiertas del suelo en los Pirineos 1993 (columnas) y
2005 (filas) (%).
Fuente: Elaboración propia
Cambios en las cubiertas del suelo y la incidencia en los incendios forestales
Las transformaciones socioeconómicas de las zonas de montaña han favorecido los
cambios en las cubiertas analizados en el apartado anterior. El abandono de las
actividades agrícolas y ganaderas ha comportado una reforestación del territorio y una
rápida pérdida del conocimiento cultural alcanzado durante siglos sobre la gestión del
territorio (Poyatos et al., 2003). El uso controlado del fuego constituye una medida
eficaz contra los incendios y que puede emplearse tanto en una fase preventiva como en
el ámbito de la extinción. En la primera, como exponente de las funciones de
prevención activa de incendios de vegetación, el uso controlado del fuego tiene como
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efecto, entre otros, reducir el combustible vegetal en terrenos forestales permitiendo, al
mismo tiempo, condicionar el comportamiento de un eventual incendio forestal de tal
manera que se mantenga dentro de la capacidad de extinción de los servicios de
prevención y extinción de incendios (Decret312/2006) La normativa actual limita y en
algunos casos prohíbe el uso del fuego con esta finalidad, lo que contribuye a la
acumulación del combustible y a su continuidad espacial, y hace que en caso de
incendio éstos sean más extensos e intensos.
La densificación del bosque y el incremento de la biomasa pueden provocar que los
incendios más recientes quemen una mayor superficie, tal y como ha ocurrido a lo largo
de los últimos milenios (Bal et al., 2011). A juzgar por los datos obtenidos, parece que
por el tipo de combustible los incendios en bosques densos son más fáciles de controlar
que aquellos que queman matorral, pero una vez han prendido son mucho más
peligrosos. La superposición de cada uno de los incendios con diferentes variables
territoriales permite obtener una tabla donde es posible ver para cada incendio el cambio
de cubierta (1993-2005) donde ha tenido lugar, la altitud, la orientación y la pendiente.
A partir del análisis se pueden apreciar las siguientes características:
1) Más del 50% del Pirineo catalán es bosque el año 2005-07, y ya lo era el año 1993. 2)
El 60% de los incendios tuvieron lugar en bosques densos, en pendientes inferiores a
40º y en una orientación predominantemente Sur.
Para explicar mejor cómo se distribuyen los incendios en el Pirineo, se han agrupado
diferentes categorías de las cubiertas del suelo con la finalidad de analizar el
comportamiento de los incendios según si han tenido lugar en cubiertas más densas o
más esclarecidas. Así pues, a partir del mapa de la combinación analítica de las
cubiertas del año 1993 y las cubiertas del año 2005-07, se ha generado las siguientes
categorías: bosque denso, matorrales/bosque claro, cultivos y pastos. En la figura 7 se
puede observar como el mayor número de incendios se localizan en zonas de bosque
denso aunque los iniciados en zonas de matorral y bosque claro son los que queman una
mayor superficie. En un tercer escalón se encuentran las quemas en zonas de pastos y a
un nivel muy inferior las zonas de cultivos.
En las zonas de montaña pirenaicas la vulnerabilidad se asocia claramente a un tipo de
combustible menos denso que en las zonas cercanas a las grandes aglomeraciones
metropolitanas, donde las casas se sitúan en medio de bosques densos (Badia et al.,
2011).
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cambio en las zonas con altitudes inferiores, de 140 m a 656 m y de 657 m 1.045 m se
esperarían menos incendios por la proporción de superficie, pero contrariamente hay
más. El valor de χ2 de la pendientes de 83,50; hay diferencias entre las frecuencias
observadas y las frecuencias esperadas aunque las diferencias entre intervalos no son tan
acusadas como en otras variables; por intervalos se observa un mayor número de
incendios entre 0º y 20º. En el caso de las cubiertas, con un χ2 de 585,4 se esperarían
más incendios en la categoría de bosque denso teniendo en cuenta la cantidad de
superficie correspondiente a esta categoría. El matorral, en cambio, tiene más incendios
de los que cabría esperar. El valor de χ2 de la orientación, de 1.084,12, hace aceptar
nuevamente la hipótesis de investigación; se esperarían menos incendios en
orientaciones Oeste, Noroeste de los que se observan en realidad y menos incendios en
orientación Este. Por último, la distribución de los incendios a lo largo del año no es
homogénea sino que varía según la estacionalidad, así lo indica el valor de χ2 de 109,4;
la estación con más incendios es invierno, seguida a muy poca distancia por del verano.
Se puede afirmar pues que los incendios en las comarcas de montaña durante el periodo
de estudio tienen lugar en altitudes inferiores a 1.500 m en una pendiente inferior a 40º,
en bosque denso, aunque más del 50% de la superficie del territorio estudiado pertenece
a esta categoría, y matorral (donde hay más incendios de los esperados) y en
orientaciones de Este, Sur, Sureste y Suroeste.
Conclusiones
En los Pirineos los cambios en las cubiertas y los usos del suelo demuestran una
tendencia clara hacia un paisaje más homogéneo (bosque denso), generando nuevos
conflictos como lo demuestran los 1.159 incendios y las 6.328,90 hectáreas quemadas
durante el periodo investigado de 15 años.
Desde un punto de vista metodológico, el estudio evidencia que faltarían varios años de
datos para poder ajustar resultados, pero a pesar de todo, se aprecian las consecuencias
que la transición forestal puede tener sobre los incendios.
Los datos demuestran que en las comarcas de montaña de Cataluña:
a) Se está dando una transición forestal que tiende hacia un tipo de cubierta de bosque
denso. Se trata de un proceso muy lento porque la mayor parte de los incendios y la
mayoría de hectáreas quemadas se dan en matorral y bosque claro, con lo que se retrasa
la transición a bosque denso.
b) El número de incendios de invierno es ligeramente superior al de verano.
c) En invierno se queman cinco veces más de hectáreas que en verano.
d) La consolidación del bosque denso disminuye la vulnerabilidad de estas áreas frente
al fuego.
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