Transmitir el Evangelio sin desfallecer ante los obtaculos que se nos puedan presentar

Original en audio: 4 min. 13 seg.

En nuestra lectura casi continua de los Evangelios sinópticos, es decir, la lectura que se va haciendo pasaje por pasaje en los días de entre semana, en esa lectura ya llegamos al capítulo número dieciséis de San Lucas. Hay un orden en ese camino que recorremos: se empieza por Marcos, luego va Mateo, y ya estamos en el capítulo número dieciséis de Lucas, es decir, se va anunciando el final del Año Litúrgico.

Pues bien, en este capítulo aparece un texto extraño, parece que Jesús está alabando a un hombre perverso, se trata de un administrador infiel, un hombre que ha abusado de la confianza de su amo, para desgracia suya, sus fechorías han salido a la luz y se ve que se va a quedar sin trabajo.

Entonces se le ocurre una estrategia: empieza a falsificar unos recibos para favorecer a los clientes de su amo, de modo que, después de que lo despidan, pueda encontrarse con algún empleo en alguna parte. Y Jesús dice que nos debemos dar cuenta cómo "los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz" San Lucas 16,8. Ahí está el centro del mensaje de Cristo.

En ningún momento Cristo dice que ese hombre, con ese tipo de trampas, sea un buen administrador o que esté bien hecho lo que él hizo. Jesús nunca dice eso, la palabra que utiliza es "astucia": "Son más astutos los hijos de las tinieblas" San Lucas 16,8.

Bueno, ¿y en qué consiste la astucia? Es uno de los modos de la inteligencia práctica. Llamamos astuta a aquella persona que en circunstancias difíciles, o con escasez de recursos, o con muy poco tiempo disponible, logra vencer esos obstáculos y salirse con la suya. Es un tipo de inteligencia, pero una inteligencia que es puesta a prueba en medio del conflicto, en medio de la escasez, en medio de los obstáculos.

Y parece que Cristo quiere que nosotros nos demos cuenta que así es como se difunde el Evangelio, es decir, en medio de dificultades y muchas veces con escasez de recursos. Pero lo importante es que nosotros no nos desanimemos, no nos amilanemos simplemente porque hay escasez de recursos, o porque hay poco tiempo, o porque hay mucha oposición.

Así como un ladrón no se desanima viendo que la casa parece bien protegida, sino que sigue buscando con perseverancia en dónde está el punto flaco; así como este administrador de la parábola de hoy, después de pensar y pensar encuentra un cierto camino para salirse con la suya, así debemos ser nosotros con el Evangelio: nada de desanimarse, nada de decir: "¡Ay, con tanto pecado que hay, con tanta maldad que hay, con tantas cosas que están sucediendo!"

No, lo nuestro es mirar, mirar con esa atención, con esa especie de cabeza fría que tiene el que va a asaltar una fortaleza, debemos buscar por dónde, por dónde, por dónde se puede

llevar el Evangelio. Y a través de ese camino, a través de esa grieta, dejar escurrir el mensaje bendito, esa luz indeficiente que Cristo ha traído a la tierra.

Así nos quiere Cristo para que seamos verdadero evangelizadores.

Categoría: Lucas 016 008