trabajo umberto eco (marcelo vega r.)

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Hipocodificación y re-construcción textual en Adso de Melk, narrador de El Nombre de la Rosa (Marcelo Vega Reyes. Magister en Comunicación Universidad Austral de Chile. Doctorando en Ciencias Humanas Mención Discurso y Cultura, Universidad Austral de Chile) En la teoría semiótica de Eco, el código constituye un elemento esencial para la producción de función semiótica. El Tratado de Semiótica General (1995), plantea que la teoría de los códigos explica que poseemos reglas de competencia que permiten “formar e interpretar mensajes y textos, y conferirles ambigüedad o eliminarla” (204). El código es, entonces, una especie de caja de herramientas, las cuales permiten asociar expresiones con contenidos. Explica el autor que, en un proceso triádico como es la semiosis, hay un elemento A que puede representar a un elemento B y la correlación entre ambos ocurre a través del elemento C, que es la interpretación realizada a partir de un código, que dispone cómo y cuándo asociar los elementos A y B para producir función semiótica. En la interpretación de un texto, los elementos que se deben asociar son múltiples, pues un texto es un entrelazado de mensajes que corresponden a diferentes sistemas semióticos y, por lo tanto, la asociación entre estos elementos representa mayor complejidad. No obstante, los códigos prevén dichas asociaciones, extendiendo sus regulaciones a los elementos que se sitúan en distintos sistemas semióticos. Por ejemplo, un mensaje verbal siembre

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Hipocodificacin y re-construccin textual en Adso de Melk, narrador de El Nombre de la Rosa

(Marcelo Vega Reyes. Magister en Comunicacin Universidad Austral de Chile. Doctorando en Ciencias Humanas Mencin Discurso y Cultura, Universidad Austral de Chile)

En la teora semitica de Eco, el cdigo constituye un elemento esencial para la produccin de funcin semitica. El Tratado de Semitica General (1995), plantea que la teora de los cdigos explica que poseemos reglas de competencia que permiten formar e interpretar mensajes y textos, y conferirles ambigedad o eliminarla (204). El cdigo es, entonces, una especie de caja de herramientas, las cuales permiten asociar expresiones con contenidos. Explica el autor que, en un proceso tridico como es la semiosis, hay un elemento A que puede representar a un elemento B y la correlacin entre ambos ocurre a travs del elemento C, que es la interpretacin realizada a partir de un cdigo, que dispone cmo y cundo asociar los elementos A y B para producir funcin semitica. En la interpretacin de un texto, los elementos que se deben asociar son mltiples, pues un texto es un entrelazado de mensajes que corresponden a diferentes sistemas semiticos y, por lo tanto, la asociacin entre estos elementos representa mayor complejidad. No obstante, los cdigos prevn dichas asociaciones, extendiendo sus regulaciones a los elementos que se sitan en distintos sistemas semiticos. Por ejemplo, un mensaje verbal siembre va acompaado por mensajes paralingsticos, cinsicos, proxmicos, que transmiten el mismo contenido y, por lo tanto, es posible asociarlos con ese contenido. En otras ocasiones, los textos implican la correlacin de diferentes contenidos con una misma expresin.Un cdigo puede, por lo tanto, coordinar una diversidad de cdigos y subcdigos que regulan correlaciones en diferentes sistemas semiticos. Adems, puede incorporar a su regulacin los contextos en los cuales se presentan los textos. Eco (1992) afirma que un buen sistema de signos tambin debe contemplar selecciones contextuales y plantea la siguiente frmula para explicar estas regulaciones: la expresin x est en lugar de un contenido que en el contexto 1 ser y, y en el contexto 2 ser k. (247). En definitiva, el cdigo permite reducir la ambigedad de los textos al momento de su interpretacin, pues propone las reglas para seguir tal o cual camino interpretativo, incorporando incluso los contextos en los cuales se presentan dichos textos. Sin embargo, pese a todas sus capacidades, el cdigo no es capaz de prever todos los contextos posibles ni orientar todas las interpretaciones posibles, pues cada intrprete podra tener una interpretacin diferente. Tampoco el intrprete puede acumular en su conocimiento los millones de posibilidades de interpretacin. Por lo tanto, son muchas las ocasiones en que las especies de llaves que transportamos en aquella caja de herramientas que podra ser el cdigo, no nos sirven para otorgar sentido a los textos a los cuales nos enfrentamos. Pese a ello, generalmente, estamos dispuestos a interpretar y nos esforzamos por llenar los textos de significados. Buscamos en experiencias anteriores, tratamos de armar el puzzle a partir de piezas sueltas hasta dotar los textos de sentido. Somos capaces de interpretar desde fuera de los cdigos. Frente a circunstancias no previstas por el cdigo, frente a textos y contextos complejos, el intrprete se ve obligado a reconocer que gran parte del mensaje no se refiere a cdigos preexistentes y que, an as, hay que interpretarlo (1995:204). Eco postula que esta interpretacin se realiza de una manera extra-cdigo, para lo cual el intrprete recurre a la formulacin de hiptesis acerca de posibles correlaciones, a partir de su conocimiento del mundo, de reglas generales o particulares conocidas con anterioridad o de situaciones de contexto y circunstancia que rodean el texto. El autor plantea que estas hiptesis o inferencias son semejantes al concepto de abduccin propuesto por Peirce y que implica entender la interpretacin no como una mera descodificacin. Explica que la abduccin es un tipo de inferencia a partir de una regla y de un resultado conocidos. Se diferencia, as, de la deduccin, donde existe una regla de la que, dado un caso, se infiere un resultado; y de la induccin, en la cual, dado un caso y un resultado, de ellos se infiere la regla. Segn el autor, en la abduccin se infiere a partir de elementos presentes en el texto, que en ocasiones no son parte del sistema semitico. Se inventa o supone reglas semiticas. Eco define la abduccin como un procedimiento tpico mediante el cual, en la semiosis, somos capaces de tomar decisiones difciles cuando se estn siguiendo instrucciones ambiguas (1992:249). En las abducciones, las hiptesis que nos generamos se sustentan en conocimientos anteriores y en elementos de contexto. Generalmente, estas hiptesis se aproximan al trmino medio, es decir, a soluciones poco complejas, ms bien cercanas al sentido comn. Eco propone cuatro tipos de abduccin: hipercodificacin, hipocodificacin, abduccin creativa y meta abduccin. Por hipercodificacin, entiende que la regla para la interpretacin se da de manera automtica o semiautomtica. Esto es porque hay una ley anterior, ya conocida, que se ajusta ad hoc al contexto de la interpretacin. Plantea, en este sentido, que la interpretacin mediante cdigos ya presupone una hipercodificacin, en el sentido de someter a prueba reglas ya conocidas en los contextos donde se presentan los textos. Por lo tanto, en la hipercodificacin, a partir de una regla general, ya conocida, se propone una regla adicional para una complicacin muy particular de la regla general (1995:210). Si nos enfrentamos a un funcionario de la polica uniformada y no sabemos si se trata de un oficial o de un suboficial, podemos recurrir a una regla general que establece que la presencia de estrellas en sus galones identifica a los oficiales. Si vemos, por ejemplo, tres estrellas en sus galones, aplicamos la regla general e interpretamos que se trata de un oficial. En la hipocodificacin, no cabe la aplicacin de la regla general. En este caso, seleccionamos la regla de entre una serie de reglas puestas a nuestra disposicin por el conocimiento corriente del mundo, lo que Eco llama nuestra enciclopedia semitica. En la hipocodificacin, inferimos a partir de un pool de reglas, que pueden ser equiprobables, cul de ellas puede ser la correcta. La seleccin que hacemos de la regla considera los contextos y nuestro conocimiento previo. Dado que la regla se selecciona como la ms plausible entre muchas, pero no es seguro que sea o no la correcta, la explicacin slo se toma en consideracin en espera de sucesivas verificaciones (1992:249). En el caso del funcionario de la polica uniformada al que nos enfrentamos, por hipercodificacin ya definimos que se trata de un oficial, a partir de una regla general (los funcionarios de la polica uniformada que presentan una o ms estrellas en sus galones, son oficiales). Para interpretar cul es su grado, si no lo sabemos., apelamos al conocimiento semitico del mundo. Por ejemplo, los grados de oficiales en la polica uniformada que conozco son, desde la jerarqua inferior a la superior, subteniente, teniente, capitn, mayor, coronel, general. Propongo una regla a partir de lo anteriormente establecido: lo ms probable es que una estrella representa el grado de oficial inferior, por lo tanto, las tres estrellas son dos grados ms arriba. Lo ms probable es que este oficial sea un capitn. Mi hiptesis es que estoy al frente de un capitn. Cmo pongo a prueba esta hiptesis. Puedo decirle al oficial: buenos das capitn y esperar a que l asienta o me corrija, para comprobar la validez de mi hiptesis en la interpretacin. En la abduccin creativa, la regla no se obtiene ni a partir de la aplicacin de una regla general ya conocida ni a partir de la eleccin de reglas ms particulares. Se inventa una regla para correlacionar dos elementos. Debido a que la regla es completamente inventada, siempre es necesario realizar una meta abduccin establecer su correspondencia con el mundo de las experiencias. Por ejemplo, en el caso del funcionario de la polica uniformada, una abduccin creativa sera postular que estoy frente a una extraterrestre que intenta hacerme creer que es parte de la polica uniformada. No aplico, en este caso, una regla general a un caso particular (la presencia de estrellas para inferir que estoy frente a un oficial); ni aplico una de las varias reglas que establecen correspondencia entre el nmero de estrellas y el grado del oficial. Lo que hago, es inventar una regla de correlacin: la presencia de la estrella implica que este funcionario no es humano, es extraterrestre y es un impostor. La meta abduccin es el cuarto tipo de abduccin descrita por Eco y consiste en la decisin acerca de si el universo delineado por nuestras abducciones de primer nivel es el mismo que el universo de nuestra experiencia (1992:264). Se trata de establecer las correspondencias de nuestras abducciones con el mundo real o con el mundo posible. En el caso de las hipercodificaciones y las hipocodificaciones, la meta abduccin no es indispensable, pues las leyes o reglas utilizadas ya tienen validez en el mundo real. En mi ejemplo, la correlacin entre la presencia de una o ms estrellas en el uniforme de un funcionario policial, implica el rango de oficial en el mundo real, y la correspondencia entre la presencia de determinado nmero de estrellas y un grado especfico en la escala jerrquica de la polica uniformada tambin est validada. Sin embargo, la hiptesis acerca de que el funcionario es un impostor extraterrestre porque en su uniforme tiene slo una estrella no est validada y, por lo tanto, se requiere establecer su correlacin con un mundo posible a travs de la meta abduccin. En un guin de una pelcula sobre extraterrestres que se hacen pasar por policas uniformados, esa abduccin encuentra su validez. Lo mismo ocurrira en una historia fantstica que invento para entretener a mis hijos. En ninguno de estos casos, nos referimos a verdades, simplemente a interpretaciones textuales. Pues, yo puedo estar frente a un delincuente humano que ha suplantado a un polica usando su uniforme con una estrella, para hacerse pasar por oficial policial. Para establecer que estoy frente a una farsa, es probable que debe interpretar otros aspectos, como el modo de hablar, su lenguaje no verbal, proxmico, entre otros. Segn Eco, la meta abduccin tambin ocurre en la investigacin cientfica, cuando se plantea un nuevo paradigma, pues no hay cmo validar las abducciones creativas en el paradigma vigente, sino que debe inventarse un nuevo paradigma para su validacin. De la misma manera, el detective o el fiscal que propone hiptesis para explicar un crimen est permanentemente creando la historia en la cual esas hiptesis son vlidas. Para la interpretacin de los textos literarios, la meta abduccin ocurre en relacin con el mundo posible creado por el autor. Eco ejemplifica con las abducciones de Sherlok Holmes, las cuales siempre son vlidas en el mundo creado por Conan Doyle. Lo mismo podramos decir de las abducciones de Guillermo de Baskerville, en El Nombre de la Rosa, las cuales se validan en el mundo posible creado por Eco. As puede entenderse la capacidad abductiva de Guillermo en el episodio inicial de la novela, cuando da a conocer al cillerero de la abada que sabe que estn buscando al caballo perdido y les indica donde ste habra ido. Todas las hiptesis de Guillermo se validan en el mundo posible de la novela creado por Eco. En la novela hay un caballo perdido y unos hombres que lo buscan; asumimos que se llama Brunello porque los hombres entienden la pregunta acerca de qu animal buscan ni tampoco retrucan el nombre, mientras que su hermosura viene a ser una hiptesis creativa que se valida en el contexto de la novela.

ADSO DE MELK Y LA HIPOCODIFICACIN

Un aspecto relevante de la interpretacin extracodificada y que es de particular inters para el anlisis que a continuacin realizar, es la reconstruccin de una secuencia textual a partir de fragmentos de textos. Se trata de una forma de abduccin hipocodificada, que permite otorgar sentido a partes que se presentan inconexas. Reconocer una serie como secuencia textual significa encontrar un topic textual que establezca una relacin coherente entre datos textuales diferentes y an inconexos (1993:271). En ocasiones, esta re-construccin es ms bien una construccin, pues constituye una interpretacin propia de los textos.En El Nombre de la Rosa (2009), la utilizacin de esta estrategia de interpretacin se puede apreciar en Adso de Melk, el narrador-personaje de la novela. Cuando los hechos que narra ocurren, Adso es un novicio adolescente que carece del conocimiento de los cdigos que le permitan comprender de manera inmediata su entorno. Se enfrenta a textos y a situaciones del mundo que otros conocen detalladamente, mientras que a l le parecen extraas y desprovistas de significados. En las Apostillas a El Nombre de la Rosa (2000), Eco explica que construy el personaje de Adso de Melk como un hombre inocente, que transmite lo que ve sin comprenderlo en su profundidad: Adso fue muy importante para m. Desde el comienzo quise contar toda la historia (con sus misterios, sus hechos polticos y teolgicos, sus ambigedades) con la voz de alguien que pasa a travs de los acontecimientos, los registra todos con la fidelidad fotogrfica de un adolescente, pero no los entiende (ni los entender plenamente cuando viejo, hasta el punto de que acaba optando por una fuga hacia la nada divina, que no era la que su maestro le haba enseado.) Que se entienda todo a travs de las palabras de alguien que no entiende. (15). Construido como tal, en el prlogo del manuscrito a travs del cual narra la historia de El Nombre de la Rosa, Adso se define a s mismo como una especie de transmisor de datos para que sea el lector quien interprete en un segundo nivel: me dispongo a dejar constancia sobre este pergamino de los hechos asombrosos y terribles que me fue dado presenciar en mi juventud, repitiendo verbatim cuandto vi y o, y sin aventurar interpretacin alguna, para dejar, en cierto modo, a las que vengan despus (si es que antes no llega el Anticristo) signos de signos, sobre los que pueda ejercerse la plegaria del desciframiento (17). Adso escribe su manuscrito ya anciano, muy cerca de la muerte, y narra los hechos sucedidos cuando aquel adolescente incapaz de comprender a cabalidad lo que suceda su alrededor. Sin embargo, durante varios pasajes de la novela, deja de ser aquel simple descriptor de sucesos, como se presenta en el prlogo. Hay momentos en los cuales Adso da cuenta de procesos de intepretacin a partir de textos fragmentados, que constituyen un buen ejemplo de hipocodificacin como reconstruccin de una secuencia textual en torno de un tpico comn. As se puede apreciar en el prlogo de la novela, cuando Adso narra acerca de cmo fue conjeturando el propsito de la misin en la que acompaaba a su maestro Guillermo a aquella abada del norte italiano. Lo hace a partir de trozos de informacin, de contextos, de situaciones. Dice que Guillermo nunca le habl de ello, pero l se hizo una idea. Infiri a partir de hechos y, probablemente, a partir de reglas ya conocidas en el marco de su conocimiento general del mundo

A lo largo de todo el viaje, nada supe de la misin que le haban encomendado; al menos, Guillermo no me habl de ella. Fueron ms bien ciertos retazos de las conversaciones que mantuvo con los abades de los monasterios en que nos bamos deteniendo, los que me permitieron conjeturar la ndole de la tarea. Sin embargo, como dir ms adelante, slo comprend de qu se trataba exactamente cuando llegamos a la meta de nuestro viaje (2009:20). Adso establece un tpico -de qu trata la misin en que vamos con Guillermo- a partir del cual genera hiptesis, conjeturas, a partir de propia enciclopedia semitica, de los trozos de conversaciones entre Guillermo y otros abades que logr escuchar, de situaciones vividas en el transcurso del viaje. Slo al llegar a la meta, esas hiptesis se prueban o se desechan. Adso confiesa no haber hablado directamente del tema con Guillermo, sin embargo, el motivo de su viaje se le presentaba como un texto frente al cual no contaba con los cdigos a la mano para lograr interpretarlo de inmediato. En otro pasaje, en relacin con la lengua hablada por el extrao monje Salvatore, Adso narra cmo logr comprender en qu consista: estableci una hiptesis que, si bien no ha probado, el lector podra comprobarla de acuerdo con el mundo posible creado por Eco. Adso conjetura a partir de otros elementos de contexto: la historia de vida de Salvatore, que pas por diversos sitios, donde deban hablarse diferentes leguas y, por lo tanto, al conocer diferentes lenguas, pero no adoptar ninguna, usa trozos de diversas lenguas para expresarse:

En el curso de mi narracin tendr que referirme, y mucho, a esta criatura y transcribir sus palabras. Confieso la gran dificultad que encuentro para hacerlo, porque ni puedo explicar ahora ni fui capaz de comprender entonces el tipo de lengua que utilizaba. No era latn, lengua que empleaban para comunicarse los hombres cultos de la abada, pero tampoco era la lengua vulgar de aquellas tierras, ni ninguna otra que jams escucharan mis odoscuando ms tarde me enter de su azarosa vida y de los diferentes sitios en que haba vivido, sin echar races en ninguno, comprend que Salvatore hablaba todas las lenguas y ninguna. O sea, haba inventado su propia lengua utilizando jirones de las lenguas con las que haba estado en contacto (2009:52).

Si bien no logr nunca comprender a Salvatore, s logr hacerse una idea acerca del origen y la estructura de esa lengua, a partir del relato del monje acerca de su vida en muchos lugares, en los cuales estuvo, pero no ech races. Ese relato llev a Adso a encontrar una explicacin al enigma, el cual no haba logrado resolver a partir de su propio conocimiento de diversas lenguas.En otro pasaje, al contextualizar el encuentro entre Ubertino de Casale y su maestro, Guillermo de Baskerville, Adso construye una interpretacin acerca de la situacin poltica y religiosa de Italia en el tiempo de ocurrencia de los hechos narrados y lo hace a partir de vivencias personales, sus conversaciones con Guillermo y otras conversaciones que ha odo. Es decir, de textos fragmentados, logra construir un nuevo texto en torno de un tpico: situacin poltica y religiosa de Italia a comienzos del siglo XVI.

Pero quizs el lector pueda apreciar mejor la importancia de aquel encuentro si intento recapitular lo que haba sucedido en esos aos, basndome en los recuerdos de mi breve estancia en Italia central, en lo que haba comentado entonces ocasionalmente mi maestro y en lo que escuch decir durante las muchas conversaciones que mantuvo con los abades y monjes a lo largo de nuestro viaje (p.54-55).

Adso duda de sus capacidades interpretativas de la situacin italiana, pues en su enciclopedia semitica estaba la advertencia de sus maestros del monasterio de Melk, en Alemania, acerca de que era parte de una cultura que no dispona de los cdigos necesarios para interpretar esa realidad.

Mis maestros de Melk me haban dicho a menudo que es muy difcil para un nrdico comprender con claridad los acontecimientos religiosos y polticos de Italia (2009:54-55).

Sin embargo, es la bsqueda de trozos de textos que le permitan construir una interpretacin acerca de Fray Dulcino donde se aprecia de mejor manera el esfuerzo interpretativo que, prcticamente a ciegas, realiza Adso de Melk. El nombre de aqul personaje llama la atencin a Adso porque para nadie que lo escuche pasa indiferente. No vuelvas a pronunciar el nombre de esa vbora! (2009:69) le escucha gritar a Ubertino de Casale cuando Guillermo lo pronuncia en el primer encuentro que sostienen en la abada; Preferira no hablar nunca de l (2009:123) le responde Guillermo cuando le insina el nombre en el marco de un sermn sobre la penitencia; Salvatore se desfigura cuando Adso le consulta si en sus viajes encontr alguna vez a Fray Dulcino. Hasta aquel momento, me haba mirado con simpata y confianza, casi dira que con amistad. En cambio, la mirada que entonces me dirigi fue casi de odio(2009:196). La bsqueda de datos que le permitan construir su propia interpretacin acerca del personaje de Fray Dulcino, un nombre que se repite a su alrededor, que algunos evitan y frente al cual otros se sonrojan, es algo que obsesiona a Adso de Melk. No tiene acceso a los cdigos que le permitan interpretar, pero se las arregla para obtener acceso a fragmentos de textos que le posibiliten otorgar sentido a ese nombre.

Mi curiosidad era cada vez mayor. El encuentro con Ubertino, los rumores sobre el pasado de Salvatore y del cillerero, las alusiones cada vez ms frecuentes a los fraticelli y a los franciscanos herticos, la reticencia del maestro a hablarme de fray Dulcino... En mi mente empezaban a ordenarse una serie de imgenes. Por ejemplo, mientras viajbamos habamos encontrado al menos en dos ocasiones una procesin de flagelantes Y entonces se producan grandes actos de penitencia. Los ladrones devolvan lo robado, y otros confesaban sus crmenes... Pero Guillermo los haba mirado con frialdad y me haba dicho que aquella no era verdadera penitencia (2009:126).

Su maestro Guillermo le entrega otra pista para la construccin de su interpretacin, durante una conversacin sobre la hereja:

Los apstoles de fray Dulcino predicaban la destruccin fsica de los clrigos y seores, y cometieron muchos actos de violencia (2009:203)

Son imgenes, conversaciones y omisiones que requieren de un orden, para lo cual Adso recurre a Ubertino de Casale:

A aquellas alturas yo me mora de curiosidad. Quin era ese fraile que infunda terror a cualquiera que oyese su nombre? Decid que deba apagar lo antes posible mi sed de saber. Una idea atraves mi mente. Ubertino! Era l quien haba pronunciado ese nombre la primera noche que lo encontramos. Conoca todas las vicisitudes, claras y oscuras, de los frailes, de los fraticelli y de otra gentuza que pululaba por entonces. Dnde poda encontrarlo a aquella hora? Sin duda, en la iglesia, sumergido en sus oraciones. Y hacia all, puesto que gozaba de un momento de libertad, dirig mis pasos. (2009:196).

Tras escuchar el relato de Ubertino, Adso de Melk busca nuevos trozos de textos, en otras fuentes, que le otorguen ms herramientas para su interpretacin sobre el personaje de Fray Dulcino. Concurre hasta el scriptorium y se encuentra, casualmente, con un libro abierto que trata sobre el personaje (en el mundo posible creado por Eco, esta casualidad permite a Adso contar de manera inesperada con otra fuente textual para su interpretacin): Creo que era una noche marcada por la fatalidad, porque, mientras curioseaba entre las mesas, vi que en una haba abierto un manuscrito que algn monje estaba copiando en aquellos das. El ttulo atrajo en seguida mi atencin: Historia fratris Dulcini Heresiarche. Creo que era la mesa de Pietro da Sant Albano, quien segn haba odo decir estaba escribiendo una monumental historia de la hereja (desde luego, el proyecto qued interrumpido a raz de los sucesos de la abada... pero no anticipemos los acontecimientos). No era raro, pues, que estuviese all aquel texto, y tambin haba otros sobre temas parecidos, sobre los patarinos y los flagelantes. Sin embargo, su presencia me pareci un signo sobrenatural, no s si celeste o diablico(2009:233)

Adso encuentra en el texto datos nuevos, no contemplados por Ubertino en su relato. Es un nuevo retazo de texto que se suma a su interpretacin acerca de Fray Dulcino:

pero tambin me enter de cosas que Ubertino no me haba contado, y a travs de alguien que evidentemente haba sido testigo de los hechos, y cuya imaginacin an segua impresionada por los mismos. (2009:233).

La construccin del tpico textual sobre Fray Dulcino que desarrolla Adso de Melk es un proceso inconcluso a lo largo de la novela. Adso contina encontrando nuevos datos, nuevos aportes, nuevos recuerdos, nuevas preguntas.

Cerr el manuscrito con manos temblorosas. Como me haban dicho, Dulcino era culpable de muchos crmenes, pero haba muerto horrendamente en la hoguera. Y una vez all su comportamiento... haba sido firme como el de los mrtires, o perverso como el de los condenados? (2009:234)

El proceso de bsqueda y descubrimiento de fragmentos que le permitan a Adso de Melk llenar de significado la expresin Fray Dulcino es un buen ejemplo de interpretacin extra-cdigo. El texto se re-construye a partir de pedazos, a partir de recuerdos, visiones y sueos, a partir de las emociones que expresan quienes escuchan el nombre del personaje. Es aquel proceso difcil y sinuoso, lleno de obstculos, que el mismo Adso de Melk describe en el prlogo de la novela:

Pero videmus nunc per speculum et in aenigmate y la verdad, antes de manifestarse a cara descubierta, se muestra en fragmentos (ay, cun ilegibles!), mezclada con el error de este mundo, de modo que debemos deletrear sus fieles signculos incluso all donde nos parecen oscuros y casi forjados por una voluntad totalmente orientada hacia el mal (2009:17)

COMENTARIOS FINALES

La interpretacin extra cdigo propuesta por Eco en su teora semitica fortalece el rol del sujeto como parte fundamental de la semiosis. La bsqueda de nuevas correlaciones, la resolucin de las dificultades, la exploracin de soluciones posibles, la construccin de sentido a partir de retazos y piezas provenientes de diversos sistemas semiticos, son procesos de la vida cotidiana. En El Nombre de la Rosa, Adso de Melk es un buen ejemplo del uso de la abduccin hipocodificada como estrategia para la interpretacin de textos frente a los cuales no se cuenta con cdigos ni con reglas anteriores, a diferencia de su maestro Guillermo de Baskerville, quien cuenta con una densa enciclopedia semitica y amplio conocimiento de reglas generales en mltiples mbitos (religiosos, polticos, cientficos, literarios, etc.).

BIBLIOGRAFA

Eco, U. (1992) Los lmites de la interpretacin Barcelona: Ed. Lumen (1995) Tratado de semitica general Barcelona: Ed. Lumen (1995) Interpretacin y sobreinterpretacin Gran Bretaa: Cambridge University Press (2000) Apostillas a El nombre de la rosa Barcelona: Ed. Lumen (2009) El nombre de la rosa Buenos Aires, Ed. Debolsillo.