trabajo precario y enfrentamiento
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La presente investigación aborda la relación entre precariedad laboral y el enfrentamiento de la incertidumbre y los cambios en el panorama del trabajo en Talcahuano, en el marco del escenario posterremoto y tsunami de febrero 2010.TRANSCRIPT
UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN Facultad de Ciencias Sociales Departamento de Psicología
INFORME DE INVESTIGACIÓN
SEMINARIO PARA OPTAR AL GRADO DE LICENCIADO EN PSICOLOGÍA
Trabajo Precario y Enfrentamiento de la Situación Laboral Posterremoto
desde la Perspectiva de Personas de Talcahuano
ESTUDIANTES: Karol Morales M.
Camila Pérez H.
Andrea Salgado P.
Cynthia Ulloa H.
Edison Valencia S.
DOCENTE GUÍA: Cecilia Avendaño B.
Ciudad Universitaria, Enero de 2011
AGRADECIMIENTOS
Pese a la inmanente intrusión del ordenamiento económico en los espacios
más íntimos de las personas, en sus relaciones sociales y en su constitución
como sujetos, las y los trabajadores aún no han perdido la capacidad inherente
al ser humano de sentir el dolor, aún cuando no entiendan sus causas ni sepan
cómo cambiarlo… Sentir aquel dolor propio de vivir en condiciones que
inhumanizan y violentan, aquel dolor que es el que finalmente las moviliza a
mejorar sus condiciones de vida, sin importar los esfuerzos que ello implique.
A esa condición y a esa búsqueda incesante de una vida digna es a la que han
de apuntar también todos los esfuerzos realizados, los desarrollos teóricos y los
prácticos, las discusiones y las lecturas, y eso es lo que intentamos plasmar en
esta investigación, si no, qué sentido habría de tener el desarrollo científico.
Por todo ello, este trabajo está dedicado a las personas que compartieron con
nosotras/os su experiencia de trabajar en condiciones que representan una
arremetida constante contra su bienestar y dignidad; vayan hacia ellas nuestros
agradecimientos y, especialmente, nuestra admiración, pues lejos de
encontrarles rendidos, les hallamos dando una lucha incansable por salir
adelante.
Agradecemos también a nuestra profesora guía Cecilia Avendaño Bravo,
quien con su vasto conocimiento sobre el mundo de trabajo y su compromiso
inagotable nos guió, alentó y acompañó sin descanso; a Fresia Hernández y
Sergio Ulloa, que nos acogieron en su hogar con toda generosidad a lo largo del
proceso de realización de esta investigación y nos reconfortaron cada vez que el
cansancio se hizo notar; y, finalmente, a nuestras familias, amigas/os, parejas y
compañeras/os, por su apoyo a lo largo de este intenso camino, su confianza en
nuestra capacidad de realizar un buen trabajo, y su disposición a colaborar en
todo lo que fuese necesario.
Considérense todos ellos y ellas coautores de esta investigación.
RESUMEN
El presente informe de investigación aborda la relación entre precariedad laboral y el
enfrentamiento de la incertidumbre y los cambios en el panorama del trabajo en
Talcahuano, en el marco del escenario posterremoto y tsunami de febrero pasado. Interesa
comprender la relación existente entre haber tenido trabajo precario previo al desastre y el
modo en que las personas hacen frente a su situación laboral actual. Para ello, se realizaron
entrevistas semi-estructuradas a 13 trabajadores y trabajadoras de Talcahuano, que estaban
bajo un régimen de trabajo precario inmediatamente antes del terremoto y tsunami. La
selección muestral siguió la lógica del muestreo teórico de la Grounded Theory y los datos
fueron analizados siguiendo el principio de comparación constante y mediante los
procedimientos de codificación abierta, axial y selectiva de este método.
Los resultados muestran que personas que tenían trabajo precario antes de la catástrofe
enfrentan su situación laboral posterremoto con un estilo transformador, adaptativo activo,
adaptativo pasivo o rumiante, que depende tanto de cómo significan su situación de
precariedad como de los recursos de enfrentamiento que poseen, y que dicho estilo de
enfrentamiento no cambia luego del desastre, sino que se mantiene.
Se discute la intrascendencia del terremoto y tsunami en el enfrentamiento de la
situación laboral, y las implicancias que ello tiene en la calidad de vida de las y los
trabajadores de Talcahuano, y se aborda la necesidad de continuar investigando las
consecuencias personales de las nuevas relaciones en el trabajo.
INDICE
Página
Introducción 1
Capítulo I. Aproximación a los desarrollos teóricos 4
1 Precariedad laboral 4
1.1 Precariedad laboral en Chile 6
1.2 Precariedad laboral como experiencia 11
2 Desastres y enfrentamiento 12
3 Supuestos teóricos 20
4 Objetivos 20
Capítulo II. Método 21
1 Participantes 21
2 Instrumentos 22
3 Procedimiento 22
Capítulo III. Resultados 24
1 Presentación de participantes 24
2 Definición de categorías 28
3 Modelo teórico emergente 36
4 Relaciones entre categorías 37
5 Descripción del modelo teórico 45
Capítulo IV. Discusión y conclusiones 47
Bibliografía 52
Anexos 56
1
INTRODUCCIÓN
Talcahuano es una comuna ubicada en la Región del Biobío1, y es considerada una zona
de gran importancia a nivel nacional. Por su ubicación privilegiada entre dos bahías, y con
aguas abrigadas y profundas, constituye un emplazamiento geográfico único en el Océano
Pacífico, especial para asentamientos militares y defensivos. Cuenta con terminales
portuarios de carácter comercial, industrial, pesquero industrial y artesanal, de defensa y
petrolero que prestan servicios a toda la zona centro sur de Chile. En esta comuna se
encuentra la principal Base Naval de Chile y el más importante Astillero y Maestranza
Naval del Pacífico Sur Occidental (ASMAR), junto con otras empresas de gravitación
nacional e internacional tales como la Refinería Petrox y el Puerto Comercial de San
Vicente. Además, en la ciudad se encuentra el único aeropuerto internacional de la Región
del Biobío, Carriel Sur (I. Municipalidad de Talcahuano, s.f.).
De acuerdo con la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional [CASEN] del
año 2009 (Ministerio de Planificación), la comuna cuenta con una población de 168.483
habitantes, de los cuales el 17,6% corresponde a población pobre, estando el 6.1% bajo la
línea de la indigencia y el 11,5% dentro de la pobreza no indigente. Según la misma
encuesta en la comuna hay 42.565 hogares (familias), 71,1% con jefatura de hogar de
masculina y 28,9% femenina, y un 15,5% de hogares pobres.
En cuanto al índice de desocupación, los datos correspondientes al trimestre Agosto-
Octubre 2010 (INE, 2010a) señalan que en Talcahuano asciende al 10.1%, ubicando a la
comuna -ya antes del terremoto- en el segundo lugar con más desocupación de la Región.
De este modo, la cesantía aparece como uno de los principales problemas psicosociales de
la comuna (I. Municipalidad de Talcahuano, s.f.). El alto índice de desempleo –que no ha
bajado de los dos dígitos desde el año 1999– estaría explicado por el hecho que si bien la
comuna tiene una gran actividad comercial, esta actividad está centrada principalmente en
la industria y la pesca, que son ramas que no están dentro de aquellas que a nivel nacional
vienen generando mayor cantidad de empleos en los últimos años (como son los servicios
1 En el año 2004 la comuna pierde jurisdicción sobre uno de sus territorios: Hualpén, cuando a éste se le otorga la condición de comuna independiente. No obstante, en el presente trabajo cuando se hable de Talcahuano se estará aludiendo a datos pertenecientes a la intercomuna Talcahuano-Hualpén dado que, pese a que este acontecimiento ocurrió hace varios años, gran parte de las estadísticas consideran datos pertenecientes a ambas comunas en forma conjunta pues fueron recogidos mientras aún estaban unidas.
2
financieros, comunales y personales, el comercio y la construcción) (Dresdner, 2005 y
2006).
A lo anterior se suma que después del terremoto, y de acuerdo con las últimas cifras
entregadas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2010)2, en la región hubo
una pérdida de 40.358 puestos de empleo producto de la catástrofe, lo que podría deberse a
que los problemas en conectividad e infraestructura impiden el pleno funcionamiento de
algunas empresas.
En general, en la Región del Biobío se observan despidos significativos vinculados
directamente al terremoto, siendo la zona del país más afectada en esta materia. En este
contexto, se señala que los daños a la Pesca Artesanal e Industrial afectan al Comercio,
Turismo y Servicios, y que las más afectadas son las empresas de menor tamaño. No
obstante, también se reconoce daño en las empresas medianas y grandes del parque
industrial. Además, es importante destacar que Talcahuano es una de las tres comunas en
donde se concentra el mayor número de empresas que considera que nunca podrá retomar
sus operaciones normales. En relación a ello, el día 28 de marzo, el periódico El Mercurio
(2010) informaba que a 35 días del terremoto/tsunami, Talcahuano concentraba el comercio
y servicios en su Plaza de Armas, situación que hasta el día de hoy se mantiene.
Así, al considerar que Talcahuano ha presentado un contexto laboral con características
de precariedad por más de una década, y que la teoría señala que de la precariedad laboral
emerge un sujeto que reacciona con perplejidad y desconcierto frente a un mundo que no le
ofrece condiciones mínimas de seguridad, es que se hace relevante conocer cómo las
personas de Talcahuano con experiencia de trabajo precario enfrentan su situación laboral
actual3. Esta búsqueda es relevante, pues persigue entender si efectivamente dichas
personas enfrentaron el desastre y sus consecuencias dominados por la incertidumbre y la
confusión y, en segundo lugar, porque si esto efectivamente ocurre, la Psicología puede
contribuir a la modificación de condiciones laborales que atrofian la capacidad de enfrentar
eficientemente las situaciones amenazantes. Si, por el contrario, encontramos que las
2 El Proyecto Impacto del Terremoto sobre el Empleo, realizado por la OIT basa sus datos en encuestas a empresas grandes, medianas, pequeñas, además de microempresas y empresas unipersonales, junto a entrevistas a informantes clave tales como alcaldes y alcaldesas, inspecciones de trabajo, y otros actores, realizadas durante los mese de abril y mayo de 2010. 3 El término situación laboral actual abarca el período transcurrido desde la catástrofe hasta la fecha.
3
personas con experiencia de trabajo en condiciones difíciles enfrentan en forma activa y
eficiente las muy adversas condiciones generadas por la catástrofe, la Psicología permite
valorar el costo psicológico de enfrentar activamente condiciones estresantes de manera
sostenida en el tiempo, junto con proponer intervenciones para reducirlo.
De esta manera, la presente investigación aporta información valiosa para quienes tienen
la responsabilidad de generar un escenario laboral que potencie el desarrollo humano,
particularmente en el nivel de políticas y normativas. Asimismo, apunta a que psicólogas y
psicólogos involucrados en esta área hagan uso de la información encontrada en su intento
de ser agentes de cambio y transformación social desde una perspectiva ecológica,
impulsando junto con actores de otras disciplinas la construcción de condiciones de vida y
trabajo propicias para la salud mental. Esto implica no sólo develar los fenómenos
individuales asociados al enfrentamiento y la precariedad laboral, sino adquirir un
compromiso ético y político con la modificación de condiciones desiguales que obligan a la
adaptación de los sujetos, so pena de altos costos para su bienestar.
Pregunta investigación
¿Cómo enfrentan su situación laboral posterremoto personas de Talcahuano que tenían
trabajo precario antes de la catástrofe?
4
CAPÍTULO I. APROXIMACIÓN A LOS DESARROLLOS TEÓRICOS
1. Precariedad laboral
Las formas de empleo contemporáneo dan cuenta de un mercado fuertemente dinámico
y segmentado, caracterizado por la relativa disminución de procesos colectivos de
regulación y el fuerte énfasis en la individualización de las trayectorias laborales (Soto,
Espinoza & Gómez, 2008).
Según Guerra (1995, citado en Agacino & Echeverría, 1995), en la modernización
productiva que se desarrolla en América Latina priman las nuevas formas de organización
del trabajo, caracterizada principalmente por la incorporación de la flexibilidad laboral.
Ésta se presenta como una estrategia para garantizar la eficiencia empresarial y su
capacidad de adaptación a los cambios en la vida económica, haciendo crecer así su
probabilidad de supervivencia. Igualmente, apela a la introducción de medidas orientadas a
promover una fuerza de trabajo adaptable y móvil, y se configura como un medio para
enfrentar la incertidumbre y responder a nuevas condiciones, desarrollando el aprendizaje
en la organización (Recio, 2007).
Sin embargo, como contraparte de este proceso descrito por Recio (2007), aparece la
precariedad laboral, constituyendo un foco de altos costos sociales generado por las
políticas de flexibilidad sobre una parte de la clase trabajadora. Las referencias a la
precariedad se focalizan sobre los resultados indeseables de muchas de estas propuestas,
señalando la necesidad de introducir una nueva regulación de las relaciones laborales con el
objetivo de evitar estos daños y restablecer una situación socialmente aceptable.
Recio (2007) plantea que el punto de arranque de estos cambios que se dan en el campo
laboral es, sin duda, la introducción de una serie de modificaciones en las políticas y las
prácticas sociales que alteró el marco de referencia del mundo del trabajo. El marco inicial
de referencia no era otro que el del pleno empleo garantizado como eje de la vida social y,
junto con ello, la introducción de un conjunto de redes públicas de protección orientadas a
cubrir las incidencias económicas y demográficas que impedían a la gente tener un empleo.
De esta manera, se pretendía garantizar una estabilidad vital aceptable basada en el empleo
asalariado y la cobertura de las contingencias sociales. Evidentemente, el modelo nunca fue
5
universal, y en todas partes persistieron segmentos de empleo en los que no estaba
garantizada ni la estabilidad laboral ni un salario suficiente.
Desde la perspectiva de Recio (2007), la década de los 80 sepultó el enfoque del pleno
empleo keynesiano, principalmente a partir de las oleadas de desempleo que se sucedieron
a partir de 1975, y de la recesión que afectó a la mayor parte de los países desarrollados a
principios de ésta. Es en este contexto de desempleo masivo e incertidumbre creciente –en
que los principales organismos económicos postulan un nuevo modelo laboral- en el cual la
flexibilidad se convierte en el núcleo central de las reformas. El pleno empleo deja de
constituir un objetivo central de la política económica en tanto se considera que las
estrategias para alcanzarlo provocaron un mal mayor: la inflación. Asimismo, la mayor
parte de los mecanismos de protección social, diseñados para proteger a las personas de los
embates del mercado, comienzan a entenderse como factores desincentivadores del empleo,
en la medida que hacen a las personas más exigentes al aceptar un nuevo puesto de trabajo,
les permiten subsistir sin trabajar y, en definitiva, afectan negativamente sus hábitos
laborales. Además, las medidas de protección del empleo (orientadas a evitar los abusos de
poder empresarial) son valoradas como graves trabas a la hora de impedir la adaptación de
las empresas a los cambios de la vida mercantil.
La política que se empieza a desarrollar a partir de este escenario se corresponde con
demandas empresariales orientadas a reorganizar el proceso productivo y las relaciones
laborales, cimentadas en cuatro elementos fundamentales: 1) replanteamiento de las
estructuras internas de las empresas con el fin de transformar las relaciones de poder que
estaban favoreciendo a los trabajadores, 2) cambio hacia un ambiente económico general
caracterizado por un estado de incertidumbre e inestabilidad, 3) salto importante hacia el
sector de los servicios, que trae aparejado problemas de gestión debido a la temporalidad de
las nuevas actividades económicas y la dificultad de mecanizarlas, e 4) introducción de las
tecnologías de la información que posibilitan nuevas modalidades de control de los
procesos productivos y facilitan el tipo de cambios organizativos que están en la base de
algunos procesos de precarización (Recio, 2007).
Todos estos cambios han convergido en una transformación de las estructuras
empresariales y en los sistemas de relaciones laborales. A partir de lo anterior, los modelos
organizativos han combinado en grados variables alguno de los siguientes elementos: 1)
6
formas de relación laboral con bajo compromiso de la parte empresarial, 2) externalización
de actividades hacia otras empresas, e 3) introducción de cambios en las formas internas de
organización, destinados a aumentar la individualización de la relación laboral.
Así, la estabilidad de las condiciones de trabajo no está garantizada hoy en día: la
inseguridad de los empleos y la variabilidad de las condiciones laborales son hoy
características que se repiten en las distintas áreas del mercado laboral (Henríquez &
Riquelme, 2006).
1.1 Precariedad laboral en Chile
En el caso de Chile, tanto el Plan Laboral elaborado en 1979 -que cumple con eliminar
las restricciones al despido y asegurar la adaptación de las empresas a las nuevas
condiciones de competitividad- como el acuerdo legislativo tomado durante el proceso de
reformas laborales, en que se introduce como causal de finiquito "razones de la empresa",
dejan un amplio campo de iniciativa a la parte empresarial para decidir el quantum del
factor trabajo (Espinoza, Riquelme, Rojas & Yanes, 1997).
De acuerdo con lo anterior, una de las condiciones respecto a la que los trabajadores han
ido perdiendo estabilidad progresivamente corresponde al tipo de contrato laboral que los
liga con el empleador. La clasificación de los contratos según su duración es hoy en día una
de las cuestiones cruciales ante las que se enfrenta todo ordenamiento laboral, pues se trata
de uno de los aspectos en donde convergen con más fuerza los intereses contrapuestos de
trabajadores y empresarios (Palomo, 2008).
El ordenamiento jurídico chileno contempla tres modalidades contractuales en cuanto a
las alternativas de contrato de trabajo, según su duración: el contrato de duración
indefinida, el contrato a plazo fijo y el contrato por obra o faena determinada. El contrato a
plazo fijo no se limita a determinados supuestos o circunstancias, por lo que su procedencia
es general, así como el contrato por obra o faena determinada, también de naturaleza
temporal, tampoco está afecto a limitaciones de duración máxima ni de renovación.
Henríquez y Uribe-Echeverría (2002) plantean que los contratos a plazo fijo aumentan la
posibilidad de estar excluido de la tutela laboral tradicional y, a la vez, favorecen la
expansión de nuevas y antiguas modalidades atípicas de empleo.
7
Existen además otras modalidades contractuales de prestación de personal que,
generalmente, no incluyen protección legal, como son el contrato a honorarios y el contrato
de trabajo a domicilio, que si bien no figuran dentro de los tipos de contrato estipulados en
el Código del Trabajo, se han transformado en una manera muy recurrente de establecer un
vínculo entre un empleado y un empleador (ENCLA, 2008).
Asimismo, entre estos nuevos vínculos laborales cobra gran relevancia la
intermediación, una estrategia empresarial para proveerse de trabajo que está muy
generalizada, y tanto la subcontratación como el trabajo suministrado y otras modalidades
semejantes son muy frecuentes. Estas expresiones jurídicas, si bien son antiguas, hoy no
tienen las limitaciones con que antes se garantizaba una mejor protección al trabajador
vinculado por estos formatos (Henríquez & Riquelme, 2006). De esta manera, tal como lo
plantea Echeverría (2010, citada en Henríquez & Riquelme, 2006), en la subcontratación, lo
que se obtiene siempre, es la transferencia de responsabilidades; una suerte de “tierra de
nadie” cubre sus formas más precarias, constituyéndose en una situación de equívocos,
órdenes confusas, y hasta contradictorias, lo cual acrecienta los riesgos laborales. El trabajo
en régimen de subcontratación adolece o bien tiene un déficit regulatorio e institucional, lo
cual en sí mismo deja la puerta abierta a la incertidumbre respecto de las responsabilidades
laborales. En este sentido, incluso tras la promulgación de la Ley de Subcontratación (con
fecha 15 de Enero del 2007) la situación de desprotección no se resuelve completamente,
ya que si bien consigna las responsabilidades de la empresa principal, como son la
responsabilidad solidaria y subsidiaria que protegen a los trabajadores cuando la empresa
contratista o subcontratista no cumpla este rol, deja espacios abiertos a que la empresa
principal, según sea el caso, quede exenta de estos compromisos legales.
En el caso de Talcahuano, el informe ENCLA 2008 señala que esta comuna está inserta
en un contexto regional donde un 37,2% de los trabajadores no posee contrato indefinido
sino a plazo fijo, obra o faena, honorarios y boletas y de otros tipos, estando un 15% de los
trabajadores en condición de subcontratados y un 6,2% como trabajadores transitorios, lo
cual configura un escenario regional con una importante presencia de condiciones de
precariedad laboral en relación con este factor.
En este contexto, cabe destacar que el debilitamiento de la regulación del trabajo y de
los derechos sociales posibilita que la informalidad del empleo deje de circunscribirse
8
solamente a la economía ilegal, pasando a ser parte también de la estructura de los
mercados formales gracias al proceso de flexibilización (De Almeida & Pedrosa, 2007). En
este sentido, si bien puede considerarse que la contratación temporal puede ser necesaria e
incluso razonable ante determinadas contingencias económicas, es cuestionable su
utilización injustificada o, derechamente abusiva, que genera inseguridades, descalificación
y pérdida de perspectiva en la carrera profesional (Palomo, 2008). Así, mientras los
trabajadores con contrato indefinido tienen cubierta todas las contingencias de la vida
laboral, para los trabajadores cuyo contrato es temporal, en el mejor de los casos, la
cobertura dura sólo mientras se encuentren trabajando (Espinoza et al., 1997).
Otra dificultad que se presenta en el escenario actual, y que está en estrecha relación con
el sistema de contratación, corresponde a las limitaciones a que se ven enfrentados los
trabajadores temporales para afiliarse a sindicatos, ya que en el contexto de las actuales
prácticas, esto implica demasiado riesgo para su empleabilidad. Por disposición legal,
tampoco tienen derecho a negociar colectivamente, es decir, no pueden contar con la tutela
que proporciona la acción organizada de los trabajadores, y su experiencia de trabajo suele
construirse al margen de esta importante forma de sociabilidad (Henríquez & Uribe-
Echeverría, 2002). Si bien la negociación colectiva es una importante herramienta a través
de la cual empleadores y trabajadores procuran equilibrar sus intereses, a menudo
contrapuestos, los datos proporcionados por la ENCLA (2008) revelan que los trabajadores
que tienen derecho a negociación colectiva constituyen una proporción sumamente baja: la
tasa de negociación colectiva del total de ocupados del sector privado ha sido en promedio
de sólo el 10,7% anual los últimos cinco años. En el mismo periodo, además, se habrían
suscrito acuerdos colectivos entre trabajadores y empleadores sólo en el 9,2% de las
empresas, lo que implica que los trabajadores de la inmensa mayoría de las empresas del
país no negocian colectivamente. Por otra parte, la inmensa mayoría de las empresas con
instrumentos colectivos vigentes son empresas en las que existe sindicato (83,5%), mientras
que la proporción de empresas sin sindicato que cuentan con instrumentos colectivos
vigentes es marginal o prácticamente inexistente (1,2%). Esto significa que allí donde no
existe sindicato, la posibilidad de negociar colectivamente es muy baja. Lo anterior se
relaciona con que se haya hecho frecuente la oferta de protecciones individualizadas, que
provienen no sólo del mercado, sino también de la autoridad política, lo que constituye un
9
sistema que sólo es capaz de lograr una cobertura parcial y desigual de protección social
(Henríquez & Riquelme, 2006). En relación con esto, la Nueva Encuesta Nacional de
Empleo, Agosto-Octubre 2010 (Instituto Nacional de Estadísticas), señala que el 15,3% de
los asalariados del país tiene un bajo grado de protección social, lo que significa que una
proporción importante de trabajadores no cuenta con contrato escrito (sólo acuerdo de
palabra), cotización previsional y de salud ni tampoco con seguro de desempleo.
Continuando con la revisión del estado de las condiciones laborales, otro aspecto en que
se refleja la precarización del empleo es la insuficiente protección de la higiene y seguridad
en el trabajo, pues si bien su aseguramiento constituye una de las obligaciones legales de
las empresas, aún en el 25,4% de ellas no se cumple con ningún instrumento de prevención
de riesgos, lo que es particularmente importante en una comuna como Talcahuano en que
predominan actividades comerciales que poseen un alto índice de accidentabilidad. Lo
anterior constituye una situación crítica, sobre todo considerando que en la dimensión
social de los accidentes de trabajo estos generan un daño al bienestar de los trabajadores
que, por extensión, impacta la calidad de vida de su grupo familiar (ENCLA, 2008).
Por otra parte, la jornada laboral es un terreno que tampoco ha quedado exento de los
embates de la flexibilización. La ENCLA (2008) señala:
“Todos los aspectos relacionados con la jornada laboral son materia sensible
para la administración del trabajo y, aún cuando tanto la duración de la jornada
así como la garantía de los descansos mínimos fueron objeto de una reforma
laboral en el país en el 2001, en el año 2008 del conjunto de sanciones
cursadas por la Dirección del Trabajo por infracciones a las disposiciones del
Código del Trabajo, 30% de ellas tenían que ver con distintas violaciones a la
jornada de trabajo” (p.110)
En esta materia, cabe destacar que desde fines del siglo pasado, Chile ha llevado la
delantera entre los países con jornadas laborales más extensas, distanciándose mucho de
naciones con las que se ha establecido acuerdos y se compite comercialmente (Echeverría y
Jeria, 2005). En el curso de los diez últimos años, la duración de la jornada ordinaria
semanal de trabajo en el país se ha reducido en cerca de tres horas, alcanzando en 2008 un
promedio de 44.8 horas de trabajo semanal (ENCLA, 2008). Sin embargo, esta reducción
de las horas de trabajo se ha dado de forma desigual entre los distintos grupos de
10
trabajadores, existiendo diferencias según la estructura ocupacional, los distintos sectores
de actividad y los niveles de ingresos de la población (Echeverría y Jeria, 2005).
La ENCLA 2008 muestra, además, que los trabajadores asalariados trabajan en
promedio 4,2 horas extras a la semana, extensión utilizada principalmente por las empresas
de mayor tamaño o en aquellas en que el sistema de remuneraciones involucra algún grado
de variabilidad. Asimismo, el 17,1% de las empresas hace uso del trabajo a tiempo parcial,
alternativa ofrecida y usada en mayor proporción por trabajadoras mujeres que por
hombres.
Respecto al trabajo a tiempo parcial, Díaz (2004) señala que éste ha evidenciado
numerosas desventajas: se asocia a perspectivas limitadas de carreras profesionales, menor
sindicalización de los trabajadores y, en consecuencia, mayor desprotección; también a
salarios más débiles y problemas de seguridad social, debido a menores tasas de cotización,
entre otros. Cabe también destacar que el trabajo parcial y con nuevas organizaciones de la
jornada laboral es contrario a la posibilidad de una mayor presencia de las mujeres en la
familia puesto que, como se evidencia en los datos presentados por la ENCLA, en gran
parte se realiza en “horas no sociales de trabajo” (Díaz, 2004, p.58).
En última instancia, en relación con la jornada laboral, y según lo expuesto en la
ENCLA 2008, es necesario indicar que el uso de esquemas flexibles tiende a superponerse.
Así, cuando se usa unos de ellos, tienden a utilizarse también los demás, lo cual es
significativo especialmente en las grandes empresas, de las cuales un 31% trabaja con
turnos, los días domingo y con horas extras. Respecto de los sectores de actividad, los
esquemas flexibles se utilizan con mayor intensidad en el comercio, los servicios sociales y
de salud, hoteles y restaurantes y en la minería.
Pasando a otra dimensión del empleo, el nivel de ingresos es uno de los aspectos más
álgidos dentro del contexto de la precariedad laboral (Agulló, 2001), razón por la que es
necesario conocer el panorama de las remuneraciones en el país. Según la ENCLA 20084,
en Chile el tramo de remuneraciones más numeroso es el que va entre 1 ($159.000) y 1,5
4 La ENCLA 2008 presenta datos basándose en el Ingreso Mínimo Mensual (IMM). A la fecha de publicación correspondía a $159.000, y referidos específicamente a trabajadores de empresas privadas con más de 5 trabajadores (que corresponde a la población considerada en la encuesta).
11
($238.500) IMM, al cual pertenece el 31,4% de los trabajadores. Además, la mayoría
(54,8%) no gana más de $318.000 mensuales, es decir, no más de 2 IMM.
Las diferencias en los ingresos está es más acentuada en las grandes empresas y en las
regiones más populosas del país, entre las que se encuentra la Región del Biobío, que
muestra un alto grado de desigualdad: 44,7% de sus trabajadores gana menos de 1,5 IMM,
mientras que sólo 2,4% de los trabajadores de la región gana $1.272.001 y más.
Por otra parte, se observa que la presencia de sindicatos incide sobre las remuneraciones,
tanto en la distribución, que es más homogénea en el caso de las empresas con sindicatos,
así como también en la entrega de bonos o incentivos, favoreciendo que estos sean grupales
más que individuales, tema relevante si se considera que en el 2008 el 45% de las empresas
utilizan algún sistema de bonos, incentivos o premios por producción o productividad,
principalmente las grandes empresas, las que también son las que pagan el componente
variable más considerable en las remuneraciones dentro del total de los salarios que
cancelan a sus trabajadores. De esta forma, es posible apreciar que la flexibilidad salarial no
es una aspiración para esas empresas; sino que una realidad.
1.2 Precariedad laboral como experiencia
Por otra parte, como plantea Lindón (2003), es relevante comprender que la precariedad
laboral suele ir acompañada de precariedad familiar, de vivienda y en el vínculo con el
territorio, aunque no siempre necesariamente se da esta conjunción. De esta manera, se
hace necesario entender la precariedad laboral como una experiencia que forma parte de la
vida cotidiana del sujeto, es decir, del conjunto de prácticas que desarrolla a diario y de los
esquemas de sentidos con que entiende ese mundo cotidiano. Así considerada, es posible
preguntarnos “cómo la vive la persona”, pudiendo haber distintas respuestas dependiendo
del conjunto de su vida y del mundo social en que está inserta.
De acuerdo con esta autora, algunas formas en que se vive la precariedad laboral son: 1)
la resistencia, que suele llevar al sujeto a intentar superar las condiciones adversas, 2) la
adaptación, que suele conducir al conformismo y pasividad, y 3) el sufrimiento, que
frecuentemente arrastra al sujeto a la degradación, el fracaso y la desvalorización de sí
mismo.
12
En su estudio, Blanch (2009) señala que el desarrollo del empleo temporal involuntario
en un tiempo incierto y en un espacio inseguro conlleva el enfrentamiento de la
impredecibilidad en el plano cognitivo y el de la incontrolabilidad en el emocional. Esta
situación ocupacional constituiría el caldo de cultivo de un personaje trabajador con perfil
posmoderno, esto es, de un sujeto débil (Vattimo,1986, citado en Blanch 2009), con
pensamiento debilitado por la incertidumbre de su destino laboral, dominado por la
perplejidad, el desconcierto y el vértigo ante el vacío de un mundo que no le ofrece unas
mínimas garantías de seguridad y, por todo ello, estresado, pesimista, insatisfecho,
descontento, infeliz, desmotivado y desimplicado con respecto a una organización sólo
comprometida con él durante la vigencia del contrato temporal.
2. Desastres y enfrentamiento
Desde la perspectiva de las ciencias sociales (Lavell, 1993), un desastre es un fenómeno
eminentemente social. Esto se refiere tanto a las condiciones necesarias para su concreción,
como a las características que lo definen. Un terremoto o un huracán, por ejemplo,
obviamente son condiciones necesarias para que exista, pero no son en sí un desastre.
Necesariamente, deben tener un impacto en un territorio caracterizado por una estructura
social vulnerable a sus efectos y donde la diferenciación interna de la sociedad influye en
forma importante en los daños sufridos y en los grupos sociales que se ven afectados en
mayor o menor grado. Esta vulnerabilidad comprende varios niveles o facetas, los cuales,
en su conjunto, definirán el grado de vulnerabilidad global de un segmento particular de la
sociedad (Wilches & Chaux 1988, citado en Lavell). En este sentido, considerando las
características de la población de Talcahuano, particularmente sus altos índices de pobreza,
desocupación y trabajo precario, es posible definirla como una población con un alto grado
de vulnerabilidad frente al desastre vivido el 27 de febrero y sus efectos.
De esta forma, un desastre es tanto producto como resultado de procesos sociales,
histórica y territorialmente circunscritos y conformados. Una consecuencia importante de
esta determinación es que un desastre no debería considerarse en sí como un fenómeno
“anormal” en lo que se refiere a su contenido o impacto, sino solamente en cuanto a la
irregularidad o espaciamiento temporal de su aparición en un territorio determinado. Más
bien, debe ser visto como la concreción de un particular estado de normalidad, como una
13
expresión de las condiciones normales y prevalecientes de una sociedad operando bajo
circunstancias extremas (Lavell, 1993).
Por otra parte, los desastres son patrones estresantes que afectan el equilibrio
biopsicosocial de los damnificados, en tanto ocasionan alteraciones en los distintos planos
que componen la personalidad del individuo y, por ende, regula su comportamiento a
seguir, puesto que son precisamente estos los procesos que permitirán el reajuste o no a las
nuevas condiciones post-eventuales (Batlle, Guasch & Vega, 2005).
Así definido, y considerando la visión de trauma de Hajer y Walsh (2005), un desastre
puede considerase un evento traumático, dado que puede potencialmente destruir los
supuestos fundamentales de las víctimas acerca de la seguridad del mundo y producir
sentimientos de profundo temor, horror y dolor. Esto implica que, en el caso de las personas
cuyo empleo es precario, el desastre viene a intensificar aún más el estado de incertidumbre
en que se encuentran a partir de sus inseguras condiciones laborales. A ello se suma que el
impacto de un desastre excede las posibilidades de una comunidad de lidiar con sus efectos
a través de recursos propios (Arcos, González, Huerta & Cueto, 1994, citados en Menna &
Ruschel, 2008).
La respuesta psicológica y la conducta de las personas ante un desastre son
condicionadas por un sistema de apoyo social (red de apoyo de la familia, amigos e
instituciones) y emocional (mecanismos psicofisiológicos y recursos internos del
individuo), que ayudan a resolver el estrés (Batlle et al., 2005).
“Estrés” o “estresor” se refiere a cualquier demanda, ambiental, social o interna, que
requiere que el individuo reajuste sus patrones habituales de conducta (Holmes & Rahe,
1967, citados en Thoits, 1995). La teoría generalmente sostiene que los estresores motivan
esfuerzos para enfrentar demandas conductuales y reacciones emocionales que son
usualmente evocadas por ellos (Lazarus & Folkman, 1984, citados en Thoits, 1995).
Cuando se acumulan los estresores, las habilidades del individuo para enfrentar o reajustar
pueden ser sobrepasadas, agotando sus recursos físicos y psicológicos, y aumentando la
probabilidad de que surjan enfermedades, daño, distrés o trastornos psicológicos (Brown &
Harris, 1978; Dohrenwend & Dohrenwend, 1874; Lazarus & Folkman, 1984; Pearlin, 1989,
citados en Thoits, 1995). En este escenario, el terremoto vivido por las personas de
Talcahuano correspondería a un estresor adicional, que viene a potenciar el estrés propio de
14
tener un empleo precario y de sus consecuencias, como son las condiciones de vida de los
individuos y grupos familiares que viven de este tipo de trabajo.
En relación con los desastres como eventos estresores, la literatura sugiere la existencia
de factores predictores que diferencian la angustia emocional y emergencia de problemas
de salud psicológica y física experimentada por las personas tras un desastre. En el modelo
multivariante del factor de riesgo de Freedy, Shaw, Jarrel y Masters (1992), los autores
sugieren tres variables importantes que influenciarán la salud mental de los sobrevivientes
en el post-desastre. Estos son los factores pre-desastre, que incluyen las variables
demográficas de los sobrevivientes (por ejemplo, edad, problemas de salud mental
anteriores, tipos de recursos psicosociales anteriores), los factores dentro del desastre que
incluyen el nivel de exposición y la sensación subjetiva del desastre y, finalmente los
factores post-desastre, que involucran la aparición de ansiedad secundaria, la pérdida de los
recursos, la ayuda social y las estrategias de enfrentamiento. Freedy et al. (1992) han
encontrado que el factor de post-desastre tiene la mayor influencia en la salud mental de los
sobrevivientes después del desastre.
León (2004) completa este modelo señalando que los factores predictores incluyen la
cantidad de devastación, pérdida o lesiones de la familia, parientes y compañeros de
trabajo, el impacto total en las actividades cotidianas de las personas y los rasgos
individuales de personalidad (resiliencia en el momento de estrés y destrezas de
enfrentamiento efectivas). La literatura sugiere también que las estrategias más utilizadas
son las que están enfocadas socialmente, y que éstas pueden variar de acuerdo con una serie
de factores contextuales tales como: el tipo de desastre, la magnitud de los daños y de las
muertes, los recursos disponibles y del ritmo de recuperación de la comunidad (Menna &
Ruschel, 2008).
Entre los factores predictores antes señalados, la investigación indica que el
enfrentamiento es un constructo de crucial importancia para analizar la respuesta dada ante
un desastre (Freedy et al., 1992; León. 2004). El modelo de enfrentamiento de Folkman y
Lazarus (1980, citados en Scomazzon, Dalbosco & Ruschel, 1998), destaca cuatro
conceptos principales:
a) el enfrentamiento es un proceso de interacción que se da entre el individuo y su
ambiente,
15
b) su función es la administración de una situación estresora, en vez del control o
dominio de la misma,
c) los procesos de enfrentamiento suponen la noción de evaluación, es decir, como el
individuo percibe, interpreta y representa cognitivamente el fenómeno,
d) el proceso de enfrentamiento consiste en una movilización de esfuerzos, a través del
cual los individuos emprenderán esfuerzos cognitivos y comportamentales para
administrar (reducir, minimizar o tolerar) las demandas internas o externas que
surgen de su interacción con el ambiente.
El enfrentamiento es definido como los constantes y cambiantes esfuerzos cognitivos y
comportamentales utilizados por los individuos para lidiar con las demandas internas y/o
externas específicas caracterizadas como estresoras, o sea, que sobrecargan o exceden los
recursos personales (Folkman, Lazarus, Gruen & DeLongis, 1986, citados en Menna &
Ruschel, 2008). Específicamente, el enfrentamiento es una transacción entre la amenaza, la
evaluación y la respuesta (Lazarus & Folkman, 1984, citados en Tamres, Janicki &
Helgeson, 2002). El objetivo del enfrentamiento se constituye en la manifestación de una
respuesta generalmente orientada a la reducción del estrés (Scomazzon et al., 1998).
Dentro del concepto de enfrentamiento, la literatura distingue entre recursos, estrategias
y estilos. Los recursos de enfrentamiento son características personales y sociales que los
individuos pueden utilizar cuando tratan con estresores (Pearlin & Schooler 1978, citados
en Thoits, 1995). "Los recursos (...) reflejan una dimensión latente del enfrentamiento,
porque definen el potencial para la acción, pero no la acción en sí misma" (Gore, 1985, p.
266, citado en Thoits). Las estrategias de enfrentamiento, por su parte, consisten en
intentos conductuales y/o cognitivos para manejar demandas situacionales específicas, que
son evaluadas como abrumadoras o que exceden las propias habilidades para adaptarse
(Lazarus & Folkman 1984, citados en Thoits, 1995) y que están fuertemente influenciadas
por la naturaleza del estresor (Tamres et al., 2002). En este sentido, la catástrofe del 27 de
febrero asociada con la precariedad laboral tendría una influencia particular sobre las
estrategias de enfrentamiento de los trabajadores de Talcahuano.
Finalmente, Thoits (1995) se refiere al concepto de estilos de enfrentamiento, definidos
como las preferencias habituales para aproximarse a los problemas, es decir, son conductas
de enfrentamiento más generales que el individuo emplea cuando encara estresores.
16
Considerados los tres elementos presentes en la teoría del enfrentamiento propuesta por
Lazarus y Folkman (1984, citados en Thoits, 1995), se distinguirían dos tipos de
evaluación. Por un lado, la evaluación primaria que es un proceso cognitivo a través del
cual los individuos chequean el riesgo involucrado en una situación de estrés determinada,
y la evaluación secundaria, en que las personas analizan cuáles son sus recursos
disponibles, prefiriendo determinadas opciones para lidiar con el problema (Tamres et al.,
2002).
En relación con los recursos de enfrentamiento, además del apoyo social, los dos
recursos personales más frecuentemente estudiados son el sentido de control sobre la vida
(por ejemplo, orientación interna o externa del locus de control) y, algo menos frecuente, la
autoestima (Pearlin & Schooler 1978, citados en Thoits, 1995). Se han reconocido,
también, recursos socio-ecológicos, los que pueden actuar como factores de riesgo,
resistencia o ajuste del individuo. En este sentido, siguiendo los postulados de Beresford
(1994, citado en Scomazzon et al., 1998), los recursos de enfrentamiento estarían
fuertemente vinculados con la noción de vulnerabilidad puesto que, para los efectos del
estrés, la vulnerabilidad está mediada por recursos de enfrentamiento. Dependiendo de la
calidad y disponibilidad de estos recursos, el sujeto se torna más vulnerable o más
resistente a los efectos adversos del estrés (Scomazzon et al., 1998). Se conjetura que los
recursos de enfrentamiento influyen en la elección y/o la eficacia de las estrategias que
utilizan las personas en respuesta a los estresores (Gore, 1985, p. 266, citado en Thoits).
En relación con las estrategias de enfrentamiento se ha encontrado que éstas pueden
estar dirigidas a las demandas en sí mismas (estrategias centradas en el problema) o a las
reacciones emocionales que a menudo acompañan esas demandas (estrategias centradas en
la emoción). Las estrategias centradas en el problema apuntan a modificar el estresor,
siendo más probablemente utilizadas cuando las demandas situacionales son evaluadas
como controlables, dando pie a acciones dirigidas por una fuente interna -reestructuración
cognitiva, cambio en expectativas, reducción de involucramiento del yo- o por una fuente
externa -negociación verbal para la resolución de un conflicto interpersonal, búsqueda de
recursos, solicitar ayuda de otras personas e incluso la agresividad- (Folkman, Lazarus,
Gruen & DeLongis, 1986, citados en Menna & Ruschel, 2008; Scomazzon et al., 1998;
Sattler et al., 2006).
17
Por otro lado, las conductas enfocadas en la emoción son aquellas que están dirigidas a
modificar la respuesta emocional al estresor y se activarían cuando las demandas parecen
incontrolables (Lazarus & Folkman 1984, citados en Thoits, 1995), entre ellas se
reconocen: distanciamiento, autocontrol, evitación, minimización, atención selectiva,
comparación positiva, atribución de valor positivo para eventos negativos (Lazarus &
Folkman, 1984, citados en Menna & Ruschel, 2008), expresión de emociones, rumiación y
anulación o aceptación del problema (Tamres et al., 2002).
Se ha comprobado que el género puede influir en la elección de las estrategias de
enfrentamiento, porque los hombres y mujeres son socializados de forma diferente. Las
mujeres pueden ser socializadas para el uso de estrategias prosociales, en tanto que los
hombres pueden ser socializados para ser independientes y utilizar estrategias competitivas
de enfrentamiento (Lopez & Little, 1996, citados en Scomazzon et al., 1998).
Es destacable que, si bien la mayoría de los modelos considera que el individuo está
inmerso en un contexto, en la literatura acerca del enfrentamiento predominan los
acercamientos individualistas, realizando una escueta revisión de los aspectos sociales; así,
elementos como el control personal, la agencia personal y la acción directa son centrales en
la mayoría de las teorías de enfrentamiento (Folkman & Moskowitz, 2004).
Dado lo anterior, es que las discusiones recientes sobre los aspectos sociales del
enfrentamiento versan sobre la influencia del enfrentamiento en las relaciones sociales, y
viceversa (ver por ejemplo, Berghuis & Stanton 2002; Coyne & Smith 1991; DeLongis &
O’Brien 1990; O’Brien & DeLongis 1997, citados en Folkman &Moskowitz, 2004), y en la
noción de enfrentamiento comunal prosocial (ver por ejemplo, Wells et al. 1997, citado en
Folkman & Moskowitz, 2004).
Siguiendo esta línea de investigación se ha desarrollado el concepto de enfrentamiento
colectivo, definido como estrategias sociales básicas para el trato con amenazas
ambientales (Benight, 2004). Lyons, Mickelson, Sullivan y Coyne (1998, citados en
Benight, 2004) conceptualizan el enfrentamiento comunal como un proceso cooperativo de
resolución de problemas.
En este contexto, múltiples investigaciones han reconocido la presencia de estrategias
colectivas tras la ocurrencia de desastres. Entre ellas, se encuentran por una parte, la
búsqueda de apoyo (Ibañez, Buck, Khatchikian & Norris, 2004, citados en Menna &
18
Ruschel, 2008), que involucra una búsqueda activa a través de la expresión de emociones y
de la entrega de apoyo instrumental, informacional y/o emocional por parte de otros
significativos (House & Khan 1985, citados en Thoits, 1995) y por otra, la búsqueda de
significado, la cual articula esfuerzos para dar sentido al evento a través de la espiritualidad
y de la tendencia de aprender con el trauma (Ibañez et al., 2004, citados en Menna &
Ruschel, 2008). Esto último, se vincula también con el reconocimiento por parte de la
población afectada de que en tiempos difíciles pueden tener vínculos interpersonales más
estrechos, creencias religiosas más sólidas, y que en general son más fuertes de lo que
pensaban (Sattler et al., 2006). Sumado a lo anterior, se encuentra el surgimiento de
sistemas de economía sustentable (Santos, et al., 2007) y creación de comités de crisis, cuya
función corresponde a hablar, decidir y actuar para y por la comunidad (Benight, 2004).
En la literatura actual vinculada con estrategias comunitarias para hacer frente a
situaciones de adversidad, se ha desarrollado también el concepto de eficacia colectiva
definida por Zaccaro, Blari, Peterson y Zazanis (1995, citado en Benight, 2004) como un
sentido de competencia colectiva compartido entre individuos que, ante demandas
situacionales específicas, asignan sus recursos coordinada e integradamente en una
respuesta común exitosa. Investigaciones específicas sobre eficacia colectiva han
demostrado que ésta influye en los objetivos del grupo, en la forma en que son manejados
los recursos, en el tipo de planes estratégicos asumidos, en la perseverancia del grupo
durante la adversidad, en la vulnerabilidad al desaliento, en la confianza en el grupo, en las
reacciones afectivas y en el compromiso con el objetivo (Benight, 2004).
Tras un desastre, los recursos, estrategias, y estilos de enfrentamiento individuales así
como el enfrentamiento y eficacia colectivos estarán cruzados tanto por la conservación
como por la pérdida de recursos que han afectado a las personas. En la teoría de la
conservación de recursos, Hobfoll y Jackson (1991) han propuesto que la promoción del
bienestar y la prevención de la enfermedad dependen de la disponibilidad y el manejo
exitoso de recursos. Cuando hay carencia, pérdida o inversión de recursos sin una
consecuente ganancia, las personas se vuelven vulnerables a trastornos físicos y
psicológicos y a la debilitación de su funcionamiento.
Hobfoll (1998, citado en Menna & Ruschel, 2008) señala la existencia de dos niveles de
valor de los recursos en la vida de las personas: uno instrumental y otro simbólico que
19
ayuda al individuo a definir su identidad. Desde este punto de vista, los recursos serán
aquellos que son valorados por una amplia clase de individuos y que son percibidos como
extremadamente importantes, tanto para las personas en general como para el sujeto en
particular (Hobfoll, 1998, p.54, citado en Menna & Ruschel, 2008).
Hobfoll y Jackson (1991), distinguen la existencia de cuatro tipos de recursos:
1. Recursos de objeto: valorados por su relación directa con la necesidad de
sobrevivencia o por su vinculación con el estatus y la autoestima.
2. Recursos de condiciones: propician el acceso a otros recursos, tienen valor por sí
mismos en la medida que son valorados y requeridos por el amplio papel que
juegan en la adquisición de recursos para la protección (por ejemplo, sentirse
saludable, estar empleado, estar casado).
3. Características personales: son recursos en la medida que ayudan a resistir el estrés,
tales como habilidades individuales (habilidades ocupacionales, desarrollo social y
liderazgo) y otros recursos personales (autoestima, optimismo, autoeficacia y
esperanza).
4. Recursos de energía: no poseen un valor intrínseco, sino que su valor deriva de su
capacidad de ser un medio de cambio para obtener recursos de los tipos incluidos
en las tres categorías anteriores. Estos son el dinero, el acceso a crédito, el tiempo
y el conocimiento, los que pueden ser invertidos o retenidos con el objetivo de
aumentar la adquisición de recursos y la protección contra la pérdida de recursos.
Desde nuestro punto de vista, la pérdida de recursos no sólo estaría asociada con los
desastres sino que también podría estar asociada con el trabajo precario que constituiría una
amenaza permanente preexistente. Las personas con trabajo precario tendrían un riesgo
constante de perder recursos tanto de condición (en lo que se refiere a la temporalidad del
contrato) como de energía (en lo que se refiere a las bajas remuneraciones y a la extensión
de la jornada laboral), debido a sus empleos inestables y a que no existe una relación
proporcional entre el tiempo invertido en el trabajo y los ingresos percibidos. Desde este
modo, ellas estarían expuestas a un doble riesgo: el de sus condiciones de trabajo y aquel
proveniente del desastre.
20
3. Supuestos teóricos
A partir de la revisión anterior surgen los siguientes supuestos para la presente
investigación:
El desastre acentúa los efectos negativos de la precariedad laboral sobre las personas.
La experiencia de precariedad laboral incide sobre el modo de enfrentamiento de la
situación laboral actual.
Las diferencias en la vivencia de precariedad laboral pre terremoto determinan distintos
modos de enfrentamiento de la situación laboral actual.
Los aprendizajes o cambios propios de la experiencia del trabajo precario son utilizados
en el enfrentamiento de la situación actual.
Las personas cuyo trabajo es precario emplean ante esta situación estrategias de
enfrentamiento centradas en la emoción, debido a la incontrolabilidad e incertidumbre
que caracterizan sus condiciones laborales.
4. Objetivos
Objetivo general
1. Comprender la relación existente entre haber tenido un trabajo precario previo al
terremoto-tsunami (febrero 27 de 2010) y el modo en que hombres y mujeres de
Talcahuano están enfrentando su situación laboral.
Objetivos específicos
1. Conocer las descripciones que realizan de su vivencia de trabajo precario antes del
terremoto.
2. Caracterizar el modo en que enfrentan su situación laboral actual.
3. Establecer la relación entre haber tenido un trabajo precario antes del terremoto y el
modo en que enfrentan su situación laboral actual.
21
CAPÍTULO II. MÉTODO
1. Participantes
La población en estudio corresponde a hombres y mujeres mayores de 23 años con
experiencia de trabajo precario previo al terremoto/tsunami de la intercomuna Talcahuano-
Hualpén. La selección muestral sigue la lógica del muestreo teórico de la Grounded Theory
(Strauss & Corbin, 1991), en la cual la decisión sobre la elección de los/as entrevistados/as
fue tomada en el proceso de recogida e interpretación de los datos, de acuerdo a la
relevancia que prometían para el avance de la investigación y al estado de la teoría en la
materia. Al momento de dar cierre a la investigación se tenía una muestra conformada por
13 participantes, cuyas características que determinaron su selección, se describen a
continuación (Cuadro 1).
Cuadro 1
Muestra y Criterios de Selección
N° Nombre de
fantasía Edad Género
Régimen de
Contrato Tipo de Contrato Actividad
I. Franco 24 Masculino Subcontratado A plazo fijo Auxiliar
II. Mario 44 Masculino Directo Por obra o faena Estibador
III. Marcela 45 Femenino Por cuenta propia Sin contrato Artesana
IV. Rosa 41 Femenino Directo Indefinido (informal) Empleada
doméstica
V. Laura 25 Femenino Subcontratada Por obra o faena Promotora
VI. Cristian 26 Masculino Subcontratado Indefinido Promotor
VII. Hermes 52 Masculino Directo Por obra o faena Estibador
VIII. Ismael 43 Masculino Directo Por obra o faena Estibador
IX. Inés 42 Femenino Directo Por obra o faena Estibadora
X. Juan 52 Masculino Por cuenta propia Sin contrato Suplementero
XI. Gloria 43 Femenino Subcontratada A plazo fijo Manipuladora
de alimentos
XII. Ruth 46 Femenino Por cuenta propia Sin contrato Comerciante
XIII. Adriana 23 Femenino Subcontratada Indefinido Promotora
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2. Instrumentos
Para recoger los datos se aplicaron entrevistas en profundidad semi-estructuradas. Las
entrevistas se realizaron a partir de un guión ad hoc basado en preguntas directrices, que
fueron formuladas tanto a partir de la literatura revisada como de la información recogida
en entrevistas realizadas a informantes clave de la comuna de Talcahuano (ver Anexo 1).
Las preguntas directrices son las siguientes:
Las personas entrevistadas,
― ¿Cómo caracterizan su trabajo previo al terremoto?, ¿incluyen elementos de lo que
formalmente se considera trabajo precario?, ¿varía según el sector productivo y el
tipo de actividad realizada?
― ¿Cómo se sentían con su trabajo (precario)?
― ¿Cómo enfrentaban su situación laboral?, ¿varía según el sector productivo y el tipo
de actividad realizada?
― ¿Cómo evalúan la experiencia de tener un trabajo precario antes del terremoto?,
¿varía según el sector productivo y el tipo de actividad realizada?
― ¿Perciben aprendizajes de su experiencia de trabajo precario?
― ¿Qué implicancias perciben que tiene el trabajo precario en otras dimensiones de su
vida?
― ¿Cuál es su situación laboral actual?
― Si actualmente tienen trabajo, ¿cómo enfrentan las dificultades de su trabajo actual?
― Si actualmente están sin trabajo, ¿cómo enfrentan la búsqueda de trabajo?
― ¿Cuáles aprendizajes del trabajo precario se manifiestan en el enfrentamiento de su
trabajo actual?, y ¿de qué manera se manifiestan?
― ¿Perciben relaciones entre la experiencia de trabajo precario previo al terremoto y el
enfrentamiento de su situación laboral actual?, ¿cuáles?
3. Procedimiento
La presente investigación se llevó a cabo a través de metodología cualitativa de
recolección y análisis de datos, específicamente, se siguió la propuesta de Rodríguez, Gil y
García (1999) sobre el proceso de investigación cualitativa. Este proceso consta de cuatro
fases o etapas: 1) fase preparatoria, que a su vez tiene dos subetapas (a) reflexiva y (b) de
23
diseño; 2) el trabajo de campo; 3) la fase analítica y 4) la fase informativa (de preparación
del informe de investigación). En esta propuesta se asume que, aunque las fases son
sucesivas, el proceso no sigue necesariamente una lógica lineal puesto que durante el
proceso de investigación las fases se superponen y retroalimentan mutuamente. En el caso
de esta investigación, seguir esta lógica implicó concretamente que durante la etapa
preparatoria se fueron realizando entrevistas a informantes clave en forma simultánea con
la revisión bibliográfica con el propósito de ir afinando la formulación del problema,
especialmente, para definir la pregunta investigable y realizar contactos previos que
facilitaron la etapa de trabajo de campo (recolección de información), y la elaboración de
las preguntas directrices. En el apartado Anexos se incluyen dos tablas que resumen las
principales características de los informantes clave (Anexo 1) y los contactos realizados con
agentes de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales (Anexo 2).
La recolección de datos y análisis estuvo guiada por el principio de comparación
constante de la Grounded Theory (Strauss & Corbin, 1991). Los datos recogidos mediante
la entrevista fueron grabados y transcritos íntegramente para su análisis (de acuerdo a pauta
basada en Wood & Kroger, 2000). En el análisis de los datos se trabajó con codificación
teórica, la que incluyó los procedimientos de codificación abierta, axial y selectiva. En la
codificación abierta se clasificaron las expresiones por unidades de significado,
asignándoles códigos, los que posteriormente fueron agrupados en categorías de acuerdo a
la relevancia para el problema de investigación. En la codificación axial se reconocieron las
categorías más significativas y se establecieron relaciones entre ellas y entre subcategorías.
Finalmente, en la etapa de codificación selectiva se elaboró una categoría central que dio
pie al modelo teórico propuesto en esta investigación.
Las personas entrevistadas fueron seleccionadas entre trabajadores y trabajadoras de
Talcahuano que aceptaron en forma voluntaria y consentida ser participantes de este estudio
(para ver carta de consentimiento informado, dirigirse a Anexo 3).
24
CAPÍTULO III. RESULTADOS
En este apartado se presentan los resultados y hallazgos de esta investigación, de modo
que se incorpora, en primer lugar, la presentación de los participantes para contar con una
reseña de los/as entrevistados/as que componen la muestra. Posteriormente, se definen las
categorías de análisis que dan lugar al modelo teórico emergente, graficando y explicando
las relaciones que se establecen entre ellas, para finalmente describir el modelo teórico en
general.
1. Presentación de Participantes
Franco
Auxiliar de servicios menores, de 24 años, padre soltero de un hijo (4 años) y estudiante
universitario. Inicia su trayectoria laboral a los 18 años al enterarse de su inminente
paternidad, transitando por variados empleos (bodeguero, instalador de computadores,
obrero de la construcción y junior) hasta llegar al actual en el complejo Deportivo “H”, en
el que se ha mantenido durante 3 años trabajando domingos y festivos, bajo régimen de
subcontratación a plazo fijo. Tras el terremoto conserva su fuente laboral. Él trabaja para
cubrir los gastos de su hijo y algunos gastos personales.
Mario
Estibador polifuncional de 44 años, separado de hecho con 2 hijos. Lleva 25 años en el
puerto “S.V” como trabajador eventual cuyo contrato es establecido directamente con
duración de un turno. Su condición de polifuncionalidad implica que puede desempeñar
cualquier tarea al interior del recinto portuario relacionada con carga, descarga y registro,
ya sea en tierra o sobre los buques. Luego del terremoto y tsunami mantiene su trabajo.
Mario participa como dirigente hace 10 años en el sindicato al que pertenece, ocupando
actualmente el cargo de tesorero. Él trabaja para subsistir y porque en este espacio
encuentra la oportunidad para luchar por sus ideales.
25
Marcela
Artesana de 44 años, separada con tres hijos. Actualmente vive con su nueva pareja, el
hijo de ambos (3 años) y un hijo de su primer matrimonio (12 años). Hace 4 años se
desempeña como trabajadora por cuenta propia, comercializando sus productos en un stand
ubicado en caleta Lenga, comuna de Hualpén. Su trabajo depende de la actividad turística y
comercial del lugar. Tras el terremoto conserva su fuente laboral. Ella trabaja para aportar
el ingreso principal del hogar, pues su pareja estudia y es el encargado del cuidado de su
hijo menor.
Rosa
Empleada doméstica de 41 años, casada con dos hijas (8 y 16 años). Su trayectoria
laboral se inicia a los 39 años, en reemplazo de su madre quien antes de fallecer realizaba
labores de aseo en casa particular. Es asalariada contratada directamente, con contrato
indefinido informal, siendo llamada a trabajar con frecuencia variable, dos a tres veces a la
semana o semana por medio, según necesidades de empleadora. Tras el terremoto, mantuvo
el trabajo, sin embargo, su marido quedó cesante. Actualmente se encuentran en una
deficitaria condición económica familiar, razón por la que trabaja aportando a los gastos
familiares y educacionales de hijas.
Laura
Promotora de 25 años, es soltera, sin hijos y actualmente vive con sus padres. Inicia su
vida laboral hace un año atrás, motivada por el deseo de aportar a paliar la crítica situación
económica familiar, por la falta de oportunidades en su campo de especialización
profesional (Técnico Veterinaria) y para cubrir gastos personales, razones que aún
prevalecen. Actualmente se encuentra bajo régimen de subcontratación a tiempo parcial en
el supermercado “L”, con contrato por obra o faena de duración relativa a la campaña que
promociona. Tras el terremoto, cambia su lugar de trabajo. Laura mantiene además una
actividad laboral secundaria no remunerada, en la cual realiza tareas logísticas para una
empresa familiar.
26
Cristian
Promotor de 26 años, soltero y sin hijos, actualmente vive con su madre, hermanos,
cuñada y sobrino. Inicia su vida laboral hace dos años para aportar a los gastos familiares y
retomar estudios de fotografía, los cuales debió suspender por falta de recursos económicos,
razones que aún mantiene. Cristian es subcontratado por la empresa “S” con contrato
indefinido y jornada completa para comercializar productos de una marca infantil en la
tienda “F” ubicada en el Mall “P.T.” Sus remuneraciones varían según el cumplimiento de
metas mensuales. Luego del terremoto, mantiene el trabajo, decidiendo él mismo la fecha
de su reincorporación.
Hermes
Estibador de 52 años, separado de hecho y con hijos. Actualmente vive con su nueva
pareja y parte de su familia extensa. Él es trabajador eventual cuyo contrato es establecido
directamente con duración de un turno5. Con una antigüedad de 25 años en el Puerto “T”,
realizaba diferentes faenas relacionadas con la carga y descarga de buques. Hermes pierde
su trabajo debido a daños totales producidos por el terremoto y tsunami en la infraestructura
del lugar, y en la actualidad se dedica a negociar colectivamente el término de su relación
laboral con su empleador, en tanto que realiza trabajos esporádicos fuera de su actividad
laboral. Es dirigente de su sindicato, ocupando el cargo de vicepresidente desde hace varios
años.
Ismael
Estibador de 43 años, casado con 2 hijos (13 y 23 años). Actualmente vive con su
familia nuclear. Con una antigüedad de 25 años en el puerto “S.V.”, realiza distintas faenas
relacionadas con carga y descarga de buques, a bordo de las naves o en tierra firme. Él es
trabajador eventual cuyo contrato es establecido directamente con duración de un turno.
Mantiene su trabajo luego del terremoto y tsunami. Ismael está sindicalizado, y participa
como socio activo del sindicato al que pertenece.
5 Correspondiente a una jornada laboral de 7,5 horas en la situación del trabajo portuario.
27
Inés
Estibadora de 42 años, es soltera y tiene una hija (21 años). Actualmente vive con su
pareja. Se desempeña como movilizadora en el Puerto “T” hace 3 años, teniendo como
principal función enganchar la carga. Su razón para trabajar es cubrir los gastos de estudios
de su hija. Ella es trabajadora eventual cuyo contrato es establecido directamente con
duración de un turno. Tras el terremoto perdió su fuente laboral por los daños estructurales
que afectaron al puerto, sin embargo, sigue en contacto con el Sindicato que administraba
sus turnos, por lo que recibió una capacitación con manutención con miras a una
reconversión laboral y actualmente está en espera de otros beneficios producto de las
negociaciones sindicales.
Juan
Suplementero de 52 años, es casado y tiene cuatro hijos. Actualmente vive con su
esposa y sus dos hijos menores (22 y 24 años), aportando el ingreso principal al hogar. Juan
es trabajador por cuenta propia desde hace 5 años, cuando decide arrendar un kiosco de
diarios en la comuna de Hualpén y desempeñarse como suplementero, tras ser despedido de
su trabajo anterior y haber tenido muchas dificultades para encontrar un nuevo empleo.
Tras el terremoto conservó su fuente laboral y se mantiene en su actividad, ya que ésta le
genera ganancias comparativamente mayores que otras posibles de obtener, permitiéndole
solventar la sobrevivencia familiar.
Gloria
Manipuladora de alimentos de 43 años, vive con su esposo, 3 hijas y un nieto. Ella está
bajo régimen de subcontratación por la empresa A., que presta servicios de alimentación, la
cual a su vez es contratada por JUNAEB, institución gubernamental. Cuenta con contrato a
plazo fijo por 4 años, el cual será renovado en uno más, por la nueva empresa contratada
para dicho servicio. Actualmente trabaja designada en la Escuela de Talcahuano desde hace
5 años, para aportar a la economía familiar. Sus condiciones laborales han permanecido
estables después de la catástrofe.
28
Ruth
Comerciante de 46 años y jefa de hogar. Vive con sus tres hijos y pareja en una aldea
levantada en Talcahuano tras el terremoto/tsunami. Trabajadora desde los doce años, Ruth
antes del terremoto atendía un almacén en su casa. Producto de la catástrofe pierde su casa
y lugar de trabajo, permaneciendo en un albergue hasta su traslado al campamento, en el
cual asumió rol dirigencial que aún conserva. Reinicia su actividad laboral en el albergue.
Al ser trabajadora por cuenta propia, recibe posteriormente aportes de una institución
gubernamental y apoyo económico de familiares para levantar nuevamente un almacén en
su casa.
Adriana
Promotora de 23 años, madre soltera de un niño de 4 años. Vive con sus padres, dos
hermanos, un sobrino y su hijo. Inicia su vida laboral a los 19 años, luego del nacimiento de
su hijo. Pese a poseer el título Técnico Profesional de Secretariado, nunca se ha
desempeñado en esa actividad. Previo al terremoto, atendió una mueblería por 2 años y, tras
éste, deja esa actividad para trabajar en una empresa subcontratista en la tienda “F.” del
Mall “P. T.”, promocionando productos de una marca infantil. Posee contrato indefinido y
sus remuneraciones varían según ventas realizadas. Su actual actividad le permite cubrir los
gastos de su hijo.
2. Definición de Categorías
Esta sección incluye los constructos teóricos que conforman la estructura del modelo
teórico que se propone, señalando el contenido de cada uno y, en algunos casos, los
motivos que sustentan su inclusión y composición.
2.1 Antecedentes Personales Relevantes
Da cuenta del nivel educacional de los entrevistados, de sus motivos para trabajar y de
creencias referidas a diversos ámbitos vitales, incluido el laboral. Estos aspectos
constituyen el marco de referencia mediante el cual el sujeto vivencia de forma particular
su situación de trabajo precario.
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Nivel educacional
Da cuenta de los niveles de escolaridad alcanzados por los entrevistados, los que van
desde enseñanza media incompleta hasta estudios superiores incompletos o en desarrollo.
Motivos para trabajar
Contiene los motivos del entrevistado para comenzar a trabajar, así como de las razones
que le llevaron a incorporarse a su actual actividad laboral y también a mantenerla,
vinculadas principalmente a cubrir distintos tipos de gastos y a la dificultad de hallar otro
trabajo.
Creencias
Incluye creencias vinculadas a la importancia de adaptarse a las condiciones difíciles y a
la valoración del esfuerzo como medio para acceder a beneficios y poder surgir. Además,
da cuenta de creencias referidas a la organización de los trabajadores para exigir mejores
condiciones laborales, a la participación sindical y también al papel que debería cumplir el
trabajo en la vida de las personas.
2.2 Situación de Trabajo Precario
Se refiere a la situación laboral en que estaban las personas tanto antes de la catástrofe
como después de ella, observándose que ésta se mantiene en la mayoría de los
entrevistados. Se señalan las características que dan lugar a formas de trabajo precario, con
independencia de si están consignadas como violaciones a la Ley Laboral chilena, pues se
considera que ésta no ordena el cumplimiento de obligaciones básicas del empleador e
incluso ampara acciones que van en contra del derecho de toda persona a tener un trabajo
decente según lo es definido por la OIT (2003).
Preterremoto
Incluye las situaciones laborales previas al terremoto, en que hay intermediación en el
contrato, trabajo con horizontes de corto plazo, bajo grado de control por parte del
trabajador sobre sus condiciones laborales, desprotección ante despidos improcedentes,
30
ausencia de cobertura social, condiciones de trabajo inadecuadas y bajos niveles de ingreso.
También señala si las personas establecen o no relaciones sociales con pares o
clientes/usuarios en su ambiente de trabajo.
Formas de contratación, empresa y puesto de trabajo
Principalmente referida a la relación contractual que se establece en la actividad laboral
y la descripción de la misma, incluye tanto el régimen de contratación como el tipo de
contrato, la descripción del puesto de trabajo con sus actividades y funciones, y la
presentación de la empresa en que éste se desarrolla.
Las formas de contratación varían entre asalariados subcontratados, contratados
directamente, y por cuenta propia, e incluye contratos de tipo indefinido, plazo fijo y por
obra o faena, establecido mediante documento escrito o acuerdo verbal.
Los puestos de trabajo varían entre estibadores (portuarios), promotores, pequeños
comerciantes independientes y empleados de servicios menores, todos relacionados
principalmente con tareas de nivel operativo. Asimismo, las empresas difieren en tamaño,
abarcando desde la gran a la microempresa.
Jornada de trabajo
Referida al tiempo destinado a la realización de la actividad laboral, abarca la
organización de la jornada según los días en que se trabaja, las horas diarias en el trabajo y
la realización de horas extras. La organización de la jornada se da fundamentalmente en
regímenes especiales, que incluye el trabajo en sistema de turnos, trabajo en fines de
semana y festivos, y también aquel que se realiza todos los días de la semana. No obstante,
se presenta también un caso con jornada ordinaria de trabajo, de lunes a viernes.
Las horas de trabajo diarias pueden ser constantes o variables, y van desde 3 a 14 horas
al día, dependiendo de factores como las necesidades del empleador o las estaciones del
año. Además, se incluyen las horas extras de trabajo, que se dan en situaciones
excepcionales y sólo en algunos de los entrevistados
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Carga de trabajo
Se refiere a la cantidad de trabajo mensual que se desarrolla en la actividad laboral, así
como a la intensidad del trabajo diario. Ambas pueden ser constantes o variables, y
dependen de factores como la demanda de trabajo del empleador y la actividad turística de
la zona.
Remuneraciones e ingresos
Referida a los ingresos percibidos por el desarrollo de la actividad laboral, describe su
composición según si es variable o fija, la forma de pago de los mismos y la evaluación que
los entrevistados hacen de ellos.
Las remuneraciones e ingresos fijos corresponden a sueldos base y tarifas por jornada,
mientras que los variables, a ingresos por ventas realizadas, cumplimiento de metas, bonos
y horas extra.
Respecto de la forma de pago o recibo de ingresos, estos varían entre inmediatos (es
decir, aquellos que son percibidos una vez realizado el trabajo), mensuales, y mixtos, (se
dan ambas situaciones de manera conjunta). Incluye la evaluación personal sobre las
remuneraciones e ingresos, realizada en términos positivos y negativos.
Protección social, higiene y seguridad y herramientas, instrumentos y equipos de trabajo
Indica que no todos los entrevistados cuentan con protección en salud ni previsión
social, así como tampoco con las condiciones de seguridad e higiene necesarias ni son
provistos de las herramientas e implementos requeridos para la actividad que realizan.
Relaciones sociales en el trabajo
Da cuenta tanto de los participantes cuyo trabajo les brinda la posibilidad de establecer
relaciones sociales con pares y clientes/usuarios así como de aquellos que no establecen
ninguno de esos dos tipos de relaciones en su trabajo, por cuanto la presencia o ausencia de
las mismas tiene influencia directa sobre otras categorías del modelo teórico que se
presenta.
32
Efectos físicos y psicológicos
Finalmente, respecto a las consecuencias de estas condiciones de trabajo, se aprecia que
en la mayoría de los casos existe algún grado de desgaste físico y psicológico a raíz de
ellos.
Situación Laboral Posterremoto
Describe la situación laboral de los entrevistados tras la catástrofe, distinguiendo los
casos en que hubo pérdida de la fuente laboral, aquellos en que se mantuvo el empleo y una
situación particular en la cual hubo cambio de éste.
En el caso de quienes la perdieron, da cuenta de cuáles fueron los efectos del terremoto y
tsunami en su lugar de trabajo y del tipo de asistencia que han recibido en su situación de
desempleados.
En tanto, en la situación de aquellos que la mantienen, señala el tiempo que transcurrió
hasta que se reincorporaron a su trabajo, además de describir los efectos del terremoto en su
lugar de trabajo y en sus condiciones laborales. También hace referencia al comportamiento
de los empleadores respecto al bienestar y seguridad de los trabajadores, así como la
respuesta psicológica de los entrevistados ante la inactividad laboral que tuvo lugar
inmediatamente después de la catástrofe y ante la reincorporación a su trabajo.
Efectos del terremoto/tsunami en el lugar de trabajo
Se refiere a los daños producidos en el lugar físico de trabajo a causa del terremoto,
tsunami y saqueos post catástrofe, desde los daños menores hasta la pérdida completa del
local. También señala las implicancias de estos daños en el desarrollo de las actividades
laborales de los entrevistados.
Asistencia gubernamental
Da cuenta de las medidas que ha generado el gobierno para proveer oportunidades de
empleo y capacitación a quienes perdieron su fuente laboral.
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Tiempo de reincorporación
Incluye el tiempo que transcurrió desde que sucedió la catástrofe hasta que los
entrevistados se reincorporaron a sus trabajos.
Efectos del terremoto en las condiciones de trabajo
Alude a los efectos de la catástrofe sobre la jornada laboral, carga de trabajo,
condiciones de higiene y seguridad y remuneraciones, así como a la evaluación que hacen
los propios entrevistados sobre dichos efectos.
Comportamiento del empleador
Señala comportamientos de los empleadores que dieron cuenta de su interés por conocer
el estado en que estaban los trabajadores tras la catástrofe. Incluye las percepciones de los
entrevistados sobre el grado de preocupación que manifestaron sus empleadores por las
condiciones laborales en que se reincorporaron al trabajo.
Respuesta psicológica
Hace referencia a los sentimientos y emociones de los entrevistados ante la inactividad
laboral que se produjo inmediatamente después de la catástrofe y ante la reincorporación a
sus actividades laborales.
2.3 Subjetividad del Trabajo
Da cuenta del modo en que la situación laboral es vivida por los entrevistados,
propiciando un grado de comprensión del fenómeno del trabajo precario que incluye el
punto de vista de los propios trabajadores.
De esta manera, indica cuál es el sentido que tiene el trabajo en la vida de los
entrevistados, así como si se identifican o no con la actividad que realizan, si están
satisfechos o no con su situación laboral y si tienen o no conciencia de que sus condiciones
de trabajo representan una vulneración del derecho a tener un trabajo decente.
Sentido del trabajo
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Señala aquellos casos en que el trabajo representa un medio para la subsistencia
familiar, realizar un aporte económico al hogar o lograr la independencia económica, y
también aquellos en que el trabajo representa un fin en sí mismo, al permitir la realización
personal de los entrevistados.
Identidad laboral
Contiene tanto entrevistados que se identifican con la actividad laboral en la que se
desempeñan, como aquellos que no se identifican con esta.
Satisfacción laboral
Da cuenta de los entrevistados que se encuentran satisfechos con su trabajo, así como de
los que se encuentran insatisfechos. Para cada caso incluye las razones que determinan
dicho estado. Entre las razones para estar satisfecho se encuentra el nivel de desempeño
alcanzado, el tipo de actividad laboral realizada, los beneficios a los que tiene acceso y las
relaciones sociales que puede establecer en su trabajo. Entre las segundas, se halla la
disconformidad con las condiciones laborales, la mala relación con el empleador y la
percepción de abusos ejercidos por parte de éste, así como el trato discriminatorio recibido
de parte de los usuarios.
Conciencia de la vulneración al derecho a un trabajo decente
Hace referencia tanto a los entrevistados que tienen conciencia de que sus condiciones
laborales constituyen una violación al derecho a tener un trabajo decente, como a los que no
la tienen. Incluye declaraciones que evidencian la presencia o ausencia de conciencia para
cada caso.
2.4 Recursos
Se refiere a los recursos con que cuentan los entrevistados para hacer frente a los
estresores que se presentan en distintas áreas de su vida. Por una parte, incluye
características personales, tales como un alto sentido de autoeficacia, el liderazgo y la
creatividad y, por otra, recursos que son provistos por familiares, amistades o instituciones
y que no son usados solamente para el enfrentamiento individual, sino también para el
35
enfrentamiento colectivo de estresores. Estos últimos reciben la denominación de recursos
colectivos.
2.5 Estilos de Enfrentamiento
Referida a los modos en que las personas enfrentan su Situación de Trabajo Precario y
su Situación Laboral Posterremoto. Estos se componen de conjuntos de estrategias de
enfrentamiento que priman en cada uno de ellos y que se diferencian según se dirijan a
modificar el problema o a realizar ajustes de aspectos personales para adecuarse a éste, y
dependiendo de si son ejecutadas para fines colectivos o individuales.
Dentro de los estilos de enfrentamiento se encuentran: el Transformador, caracterizado
principalmente por el uso de estrategias activas y colectivas enfocadas a mejorar sus
condiciones de trabajo; el Rumiante, con el mismo fin que el anterior, pero cuyas
estrategias son activas de bajo nivel (correspondientes a conductas verbales empleadas para
la consecución de un objetivo) e individuales; el Adaptativo Activo, centrado en la
utilización de estrategias activas e individuales para ajustarse de manera óptima a sus
condiciones; y el Adaptativo Pasivo conformado fundamentalmente por estrategias de
regulación emocional y acomodación que tienen como propósito ajustar sus características
personales al estresor, diferenciando entre los tipos individual y colectivo.
Además, se incluye una subcategoría que da cuenta de los casos en que se observó una
diferencia significativa entre las estrategias de enfrentamiento empleadas por las personas
en la situación de trabajo y las empleadas en otras áreas de su vida. Esta inclusión se realizó
debido a que dichos cambios van desde un estilo que es pasivo en la situación de trabajo a
uno que es activo fuera de ella, resultando relevante analizar cuál es la relación entre las
características de la situación de trabajo precario que influyen en que las personas que son
activas en otras áreas de su vida, no puedan serlo respecto a su situación laboral.
2.6 Compatibilidad con otras Áreas de la Vida
Señala el modo en que la situación de trabajo influye en la vida familiar de los
entrevistados y da cuenta de las actividades que realizan en los momentos en que no
trabajan.
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Vida familiar
Describe la influencia del trabajo en la calidad de las relaciones familiares, así como en
el tiempo disponible para el cuidado de los hijos y la planificación del presupuesto.
También señala los ajustes que deben hacer las personas para compatibilizar la vida
familiar y el trabajo.
Participación en sindicato
Da cuenta de cómo influye la participación sindical en la vida familiar de los
entrevistados.
Uso del tiempo libre
Enumera las distintas actividades que realizan los entrevistados en los momentos en que
no trabajan. Con frecuencia se encuentran actividades como estudiar, realizar labores
domésticas, recrearse y descansar. Además, existen casos en los cuales las personas no
cuentan con tiempo disponible para el descanso.
3. Modelo Teórico Emergente
A continuación se presenta el Modelo Teórico explicativo del fenómeno estudiado, que
emerge del análisis realizado de acuerdo al principio de comparación constante. Se incluye
un diagrama que grafica las relaciones existentes entre los distintos factores que lo
componen.
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4. Relaciones entre Categorías
En este apartado se entrega una descripción explicativa de las relaciones más
significativas establecidas entre los factores que componen el modelo teórico que da
respuesta a la pregunta de investigación.
Situación de Trabajo Precario y Subjetividad del Trabajo
Estas categorías se relacionan a nivel global en términos de que la Situación de Trabajo
Precario contiene las condiciones laborales a partir de las cuales las personas construyen
una cierta subjetividad.
De esta forma, en lo particular, la Situación de Trabajo Precario influye directamente en
la conciencia de la vulneración, en tanto hay condiciones que vulneran los derechos de
trabajadores de forma mucho más evidente, como en el caso de la seguridad en el sector
portuario donde constantemente se pone en riesgo la salud física de los trabajadores, y hay
un responsable fácilmente identificable en la figura del empleador.
Por el contrario, los trabajadores que no tienen conciencia de la vulneración de derechos
que implica su Situación de Trabajo Precario, tienen condiciones laborales que conllevan
una vulneración menos evidente, como el no contar con condiciones físicas adecuadas en el
lugar de trabajo o tener ingresos insuficientes, naturalización relacionada además, para el
caso de los trabajadores por cuenta propia, con la falta de un empleador a quien
responsabilizar.
Por otra parte, dentro de la subjetividad de las personas, las condiciones de trabajo
cobran relevancia como fuente de satisfacción e insatisfacción laboral, siendo el nivel de
ingresos, las condiciones de higiene y seguridad y las relaciones sociales en el trabajo las
principales en esta relación. No obstante, se aprecia que la satisfacción no está dada
solamente por las características objetivas de la situación laboral, sino también por otros
elementos relacionados con el sentido que tiene el trabajo para los participantes, tales como
el hecho de tener un buen desempeño en el puesto de trabajo, disfrutar de la actividad y que
esté constituyendo un medio para lograr la independencia económica.
En relación al sentido del trabajo, en el contexto de la subjetividad se señala si las
personas conciben su trabajo como un medio para alcanzar otros objetivos, o bien como un
fin en sí mismo. Dentro de los hallazgos significativos vinculados a esta área, se aprecia
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que en los casos en que el trabajo es un medio, los trabajadores no están identificados con
el puesto de trabajo en que se desempeñan, y que, en cambio, en los que el trabajo
representa un fin en sí mismo, las personas sí están identificadas con su puesto de trabajo y
están satisfechas con su situación laboral.
Recursos y Situación de Trabajo Precario
Los Recursos con que cuentan las personas están relacionados con la Situación de
Trabajo Precario en que se encuentran, ya que las condiciones de este trabajo facilitan o
dificultan el desarrollo de características personales y otros recursos, en tanto implican (o
no) establecer relaciones interpersonales frecuentes y estables, realizar trabajo que depende
de un equipo, desarrollar habilidades personales para competir con otros, etc.
En concreto, las relaciones sociales en el contexto laboral, que dependen de condiciones
de trabajo como la cantidad de pares; la naturaleza individual o colectiva de la actividad
que realizan; el tiempo que comparten con los pares, derivado tanto de la jornada laboral
como de la alta carga y el aislamiento que ello puede conllevar, dan lugar a la presencia o
ausencia de recursos colectivos de enfrentamiento como el apoyo social entre pares. De esta
manera, aquellas personas insertas en un trabajo que involucra realizar tareas en conjunto,
mutua dependencia en las funciones y contacto frecuente (tal como el caso de los
estibadores y la manipuladora de alimentos), poseen recursos de apoyo social entre pares,
mientras que aquellos cuya jornada es parcial y realizan labores de forma individual, tienen
menor contacto con sus compañeros y, por tanto, ven reducidas sus posibilidades de
desarrollar recursos de este tipo.
“…por lo menos gracias a dios mi compañera es parecida a mí, entonces no
no, no tenemos problemas en ese sentido que, tenemos problema, lo contamos
y , tratamos de solucionarlos y , con ella, porque siempre que uno trabaja con
una persona siempre trata de que entre las dos se AYUDEN, porque si no,
>imagínate<, yo ahora voy a <control> con mi hija, vengo en la mañana fui,
estuve toda la mañana con ecografía, entonces ella se quedó, después ella se
fue y me quedé yo, y así po, LA UNIÓN EN EL TRABAJO ES LO MEJOR”
(XI, 118)
39
Por otra parte, para el caso de los trabajadores por cuenta propia, son las mismas
características de su situación de trabajo las que dificultan la presencia de recursos de
apoyo social entre pares. Sin embargo, ellos cuentan con recursos de apoyo social familiar e
institucional, lo que es congruente con la naturaleza de su actividad, puesto que requieren
del apoyo de su núcleo más próximo para realizar su trabajo (necesitan que les acompañen
a comprar sus insumos, que les reemplacen en el puesto en distintas ocasiones en que ellos
no pueden, entre otras), y también de aportes económicos por parte de terceros,
principalmente instituciones, que otorguen créditos o subsidios para invertir en su negocio
ante cambios que deseen realizar o épocas de crisis económicas.
Asimismo, estos trabajadores poseen características personales como autoeficacia,
actitud emprendedora y visión de futuro, que son relevantes en la realización de una
actividad laboral comercial por cuenta propia, en tanto las condiciones de esa situación de
trabajo (tales como jornada, ingresos, condiciones físicas y ambientales del lugar) dependen
en gran medida de su acción individual, lo que promueve el desarrollo de este tipo de
recursos. A su vez, quienes se proyectan en esta actividad laboral son precisamente quienes
poseen esos recursos en alto grado.
“…y me instalé a vender ahí mismo en el albergue, puse una mesa y empecé
a vender cosas, entonces yo dije, de ahí en adelante tienen que venir cosas
buenas…” (XII, 16)
Siguiendo esta misma lógica, es posible observar diferencias en los recursos
características personales dependiendo de la actividad a la cual se dedican los
entrevistados. De esta manera, se encuentra que los promotores poseen recursos de
autoestima positiva y autoeficacia, lo cual es esperable dada la importancia de la imagen y
el logro de objetivos de venta que conlleva su actividad. La empleada doméstica por su
lado, posee cierto grado de control sobre su actividad, dado que su contrato es informal y
puede decidir, al menos en algún grado, el ritmo de su trabajo y los procedimientos que
utiliza.
Subjetividad del Trabajo, Recursos y Estilos de Enfrentamiento
En primer lugar, se aprecia que existe una relación de influencia directa entre
Subjetividad del Trabajo y Estilos de Enfrentamiento, la que se caracteriza por no ser
40
uniforme, sino mostrar una influencia diferenciada desde algunos aspectos de la
subjetividad que inciden en la utilización de un estilo u otro en el enfrentamiento del
contexto laboral. Esta relación aparece, además, moderada por los Recursos con que
cuentan las personas.
Así, es posible dar cuenta que la conciencia de la vulneración de derechos es uno de los
aspectos que aparece como más significativo en esta relación, al estar claramente
involucrado con tres de los cuatro estilos de enfrentamiento encontrados. Ésta, en
combinación con la presencia de una fuerte identidad con la actividad laboral, incide en que
se utilice un estilo Transformador en la situación de trabajo precario, relación que es
fortalecida por la posesión y uso de recursos colectivos tales como la capacidad de
organización y movilización, reflejados en la participación activa que estas personas tienen
en sus sindicatos. Sin embargo, cuando hay conciencia de la vulneración pero el sentido del
trabajo pasa a ser sólo un medio para la subsistencia, implicando la no posesión de
identidad laboral, el estilo de enfrentamiento es Rumiante, dirigido a modificar las
condiciones precarias de trabajo pero con estrategias activas de bajo nivel e individuales.
Por otra parte, en los casos en que la conciencia está marcada por la naturalización de la
vulneración de derechos y se presenta junto con satisfacción laboral, el estilo de
enfrentamiento empleado es el Adaptativo Activo, es decir, con estrategias activas y
destinado a manejar individualmente los distintos problemas que se dan en la situación de
trabajo precario para adaptarse de mejor manera a ella. En este caso, las personas no poseen
y/o desarrollan los recursos colectivos que les permitan transformar su situación laboral, de
manera que emplean los recursos características personales que poseen para adaptarse a las
condiciones laborales.
Finalmente, el estilo de enfrentamiento restante corresponde al Adaptativo Pasivo y
difiere de forma significativa de los tres anteriores, pues utiliza preferentemente estrategias
de autorregulación con la finalidad de adaptarse a las condiciones de trabajo, presentando, a
su vez, una variante interna referida a si es de naturaleza individual o colectiva. En este
estilo, los aspectos que cobran relevancia son la satisfacción y el vínculo entre sentido del
trabajo e identidad, dándose concretamente la conjunción entre insatisfacción, el sentido del
trabajo como un medio, y la ausencia de identificación con la actividad laboral. La
diferencia entre las variantes individual y colectiva aparece dada porque, para el segundo
41
caso, hay una fuente de satisfacción relevante que corresponde a las relaciones sociales en
el trabajo y que influye en que el estilo sea principalmente colectivo, mientras que en el
individual ello no está presente.
Estilos de Enfrentamiento y Situación de Trabajo Precario
Se observa que de los cuatro estilos de enfrentamiento derivados del análisis de las
estrategias utilizadas por los entrevistados en relación a su Situación de Trabajo Precario, es
decir, Transformador, Adaptativo-Activo, Adaptativo-Pasivo y Rumiante, sólo el estilo
transformador realiza modificaciones sobre sus condiciones de trabajo.
En este sentido, en el caso de los trabajadores portuarios, que precisamente utilizan
dicho estilo en su variante colectiva, han logrado tener un mayor grado de control sobre
algunas de las condiciones más significativas de su situación laboral, a través de la
organización y movilización con sus pares, tales como la delimitación clara de las
funciones que tienen que realizar según el puesto de trabajo en que se desempeñan, así
como también la estandarización de las tarifas en los distintos puertos en los que trabajan,
de modo que los trabajadores que cumplen las mismas funciones reciban iguales
remuneraciones, con independencia de la empresa a la que presten sus servicios.
“…para nosotros era conveniente que se ideara ºuna función, un destinoº, y se
logró po. Afortunadamente, si tú vas a un lugar hoy día no te pueden sacar de
ahí, si vas a realizar una función tampoco te pueden designar a otra función
durante el turno” (II, 56)
Por otra parte, el enfrentamiento transformador colectivo que se hace de estas
condiciones laborales efectivamente las modifica, mejorándolas, afectando directamente la
satisfacción en el trabajo, tanto por las mejoras objetivas en sus condiciones como por la
evaluación positiva de las estrategias de organización y movilización con pares utilizadas,
lo que refuerza la unión y el sentido de autoeficacia colectiva, que son parte de sus
principales recursos. De esta manera, el enfrentamiento transformador, influye
indirectamente sobre la identidad laboral al reforzar el sentido de colectividad de los
estibadores, y también sobre la conciencia de vulneración, ya que el que el empleador
mejore las condiciones del trabajo, es decir, que el enfrentamiento sea exitoso, implica la
42
confirmación de que las condiciones modificadas vulneraban los derechos de los
trabajadores.
En el caso de la trabajadora por cuenta propia, que también posee estilo transformador,
aunque individual, se aprecia que ha empleado estrategias que apuntan a la modificación de
sus condiciones de trabajo, principalmente dirigidas hacia la mejora del espacio físico en el
que desempeña sus actividades como a la sustentabilidad y rentabilidad de su negocio.
Estas modificaciones influyen a su vez sobre sus recursos, que corresponden
principalmente al sentido de autoeficacia, actitud emprendedora y al apoyo social familiar e
institucional, fortaleciéndoles, a la vez que reafirma su identidad como comerciante.
Asimismo, estas modificaciones sobre su situación de trabajo refuerzan la dimensión de la
subjetividad referida a conciencia de vulneración de derechos, tal como en el caso del
transformador colectivo, aunque para la trabajadora por cuenta propia esta influencia
implica que se fortalezca la naturalización de la vulneración de sus derechos en el contexto
laboral, al confirmarle que sus condiciones de trabajo dependen exclusivamente de ella.
Respecto al estilo Adaptativo, éste no implica una modificación de las condiciones
laborales, sino que consiste en realizar ajustes personales que persiguen la adaptación a
dichas condiciones, distinguiéndose los tipos Activo y Pasivo. En relación a quienes se
adaptan activa e individualmente, se aprecia que realizan ajustes de tipo comportamental
para adaptarse a sus condiciones laborales, tales como desarrollar habilidades para
desempeñar efectivamente sus actividades, realizar ajustes económicos para lograr la
satisfacción de sus necesidades básicas cuando los ingresos son insuficientes, y ejecutar
acciones de autocuidado para prevenir accidentes ante la deficiencia de las condiciones de
higiene y seguridad que se presentan en su trabajo.
“… hay que trabajar, como te digo, a la defensiva, cuidadosamente,
responsablemente y usar tus implementos de seguridad, de repente ºuno cae
en no cumplir la seguridadº, uno, como persona, >porque no me gusta el
caso<, ºporque no me gustan los zapatos de seguridadº, uno cae en eso,
porque tu entrando al puerto, tu sabes perfectamente que tú tienes que entrar
con tus implementos de seguridad…” (IX, 190)
En el caso de quienes se adaptan de un modo pasivo y también en forma individual, las
adecuaciones realizadas son de tipo cognitivo-emocional y apuntan a evitar el malestar
43
psicológico que derivan de las precarias condiciones en que trabajan. En este sentido,
algunas de las estrategias más utilizadas son la resignificación de los eventos, la atención
selectiva sobre los aspectos positivos de la situación y la expresión de emociones.
“…digamos igual estoy acostumbrao, yo ya llevo un año en la tienda entonces
igual me gusta, no, no sé, trato de hacer el trabajo, enfocarme en lo mío, igual
tengo otras cosas en mente, pero por ahora estoy en esto, sí…” (VI, 184)
Por otra parte, quienes se adaptan a su situación laboral de forma pasiva y colectiva,
utilizan los mismos ajustes de tipo cognitivo-emocional antes mencionadas, pero esta vez
para brindarse apoyo mutuo entre pares, principalmente mediante estrategias de expresión
emocional.
“…no, nosotros solamente lo hablamos entre nosotras con mi compañera, o
con las otras compañeras, pero °nada más°, no podemos e, decir más allá”
(XI, 216)
Finalmente, aparece el estilo Rumiante como un modo particular de enfrentamiento que
apunta a transformar las condiciones laborales, pero a través de estrategias activas de
marcado carácter cognitivo, orientadas a la visibilización de la precariedad del trabajo y a
desarrollar conciencia de esta situación entre sus pares, pero sin realizar comportamientos
concretos cuyo propósito sea transformar directamente la situación laboral. Es decir, a
través de este estilo, el entrevistado contribuye a que sus pares perciban que existe una
vulneración de derechos y sientan la necesidad de contrarrestarla, pero no se involucra
directamente en acciones transformadoras.
“… y les dije a los demás que se fueran, porque no era necesario que
cumplieran ese horario, y como que me miraban con cara de pe, pero eran
puras señoras, ºentonces me miraban con cara de no nos podemos irº”. (I,
129)
Situación de Trabajo Precario y Compatibilidad con otras Áreas de la Vida
Se observa que la Situación de Trabajo Precario influye en el grado en que los/as
trabajadores/as logran compatibilizar la realización de su actividad laboral con otros
ámbitos de la vida, tales como el familiar y uso del tiempo libre, ya que las condiciones de
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dicha situación limitan el tiempo disponible para dedicarle a estas áreas, apreciándose, así,
que el trabajo tiene el rol organizador de la vida que tradicionalmente se le ha asignado.
Cabe destacar, que un elemento significativo de esta relación es que, en el caso de las
mujeres con jornada especial, ésta interfiere negativamente en el cuidado de los hijos,
observándose que estas asignan mayor importancia que los hombres a la compatibilización
del trabajo con la vida familiar principalmente por este aspecto.
“… la gran parte yo pienso de Nahuel, porque cuando yo llego con el Nahuel
le doy besitos, le doy su leche y lo baño, y después se duerme, pero todo el día
está con el papá, si de hecho, llama más al papá, denante se pegó en la cabeza,
llamaba a su papá, me tomaba la mano a mí, pero llama al papá” (III, 8).
Estilos de Enfrentamiento y Compatibilidad con otras Áreas de la Vida
La relación que aparece como más significativa entre estas dos categorías muestra un
marcado vínculo entre enfrentar la situación de trabajo con un estilo transformador y la
dificultad para responder a las demandas provenientes de la vida familiar. A la comprensión
de esta relación contribuye considerar que el estilo transformador implica involucrarse
activamente en iniciativas que apuntan a mejorar la situación laboral, de manera que si las
solas condiciones laborales –en especial la jornada- ya restringen los espacios disponibles
para compartir con la familia, la participación en las iniciativas transformadoras viene a
restringirlos aún más.
Así, en el caso de los trabajadores portuarios, especialmente en los que ocupan cargos de
responsabilidad en sus sindicatos, esta dificultad está dada por la gran cantidad de tiempo
que requiere la doble actividad laboral-dirigencial, lo que los lleva a estar sumamente
ausentes como padres y parejas, situación que ha desembocado en la ruptura de su vida
matrimonial.
“el dirigente como que tiene dos trabajos: tiene que ganarse la vida en el
puerto, además, tiene que estar aquí en el sindicato y no queda tiempo pa nada
po, pa nada más po, si tu me hablai de la familia, nada más po.” (II, 128)
Por otra parte, esta relación se observa también en el caso de la trabajadora
independiente, pues su actividad como dirigente vecinal, que es la que le ha posibilitado
acceder a recursos para hacer transformaciones tanto en su comunidad como en su
45
situación laboral, ha significado tener poco tiempo para estar con sus hijos y responder a
sus necesidades, lo que es reconocido por ella como el mayor de los costos de su estilo de
enfrentamiento.
“En el sindicato pasaba lo mismo cuando estábamos en el albergue, se
sentaban afuera a limarse las uñas, a pintarse, a peinarse el pelo, y yo corría
pa un lao, corría pal otro ( ) un día las empecé a retar a toas, les dije “no se
han dao cuenta ustedes de que no tengo tiempo ni pa lavar la ropa, no se han
dao cuenta de que yo descuido a mi hija, está llena de piojos, llena de hongos
en el poto, y me andan pidiendo ustedes lima porque se les parten las manos,
que si tengo crema pa las manos” (XII, 327)
5. Descripción del Modelo Teórico
Desde una ubicación central en del modelo, la Situación de Trabajo Precario incide
directamente en la categoría de Antecedentes Personales Relevantes, ya que las
características de dicha situación tienen influencia sobre aspectos tales como las creencias
sobre el mundo laboral. A su vez, los Antecedentes Personales Relevantes influyen sobre la
Situación laboral, pues estos constituyen factores que determinan la incorporación, así
como también el hecho de que se mantengan en ella.
Por otro lado, la Situación de Trabajo Precario también influye sobre la Subjetividad del
Trabajo, ya que a partir de sus condiciones laborales las personas construyen aspectos como
su identidad y satisfacción laboral, un cierto nivel de conciencia de que el derecho a trabajo
decente les está siendo vulnerado, y le dan sentido al trabajo que realizan.
A su vez, esta subjetividad tiene una relación bidireccional con la categoría de Estilos de
Enfrentamiento, puesto que elementos como la conciencia de vulneración del derecho a un
trabajo decente y la identificación con el puesto de trabajo intervienen en el estilo de
enfrentamiento que la persona adopta y, por otra parte, el hecho de enfrentar la situación
laboral de determinada manera influye sobre las distintas dimensiones de la subjetividad de
su trabajo. Ahora bien, esta relación está mediada por los Recursos con que las personas
cuentan, pues aunque los aspectos de dicha subjetividad sean congruentes con un estilo
particular de enfrentamiento, el hecho de que éste efectivamente sea utilizado depende de si
se poseen o no los recursos necesarios para hacerlo. Respecto a los Recursos, estos pueden
46
ser propiciados por la situación laboral, como en el caso del apoyo mutuo o la capacidad de
movilización, que se vinculan con tener o no relación con pares en el puesto de trabajo. Así,
una vez que las personas utilizan una forma de enfrentamiento tienden a adaptarse a su
situación de trabajo o bien a modificarla directamente, lo que en el caso del estilo
transformador tiene una repercusión directa en el grado en que pueden participar de otros
ámbitos vitales como la familia, el descanso y la recreación.
De este modo, el examen de las relaciones existentes entre los distintos factores que
componen el modelo teórico emergente, permite señalar que las personas que tenían trabajo
precario antes de la catástrofe, enfrentan su situación laboral actual preferentemente con
fines de adaptarse a sus condiciones de trabajo, realizando importantes esfuerzos para
sobrellevar de manera efectiva las amenazas que éstas representan para su bienestar.
Finalmente, es posible apreciar que, a nivel general, el estilo empleado para enfrentar la
situación laboral posterior a la catástrofe no difiere significativamente del que empleaban
antes de que esta tuviera lugar, lo que se explica porque ya antes del terremoto/tsunami sus
condiciones de trabajo eran tan críticas que este evento no representó una gran
modificación en ellas y, por lo tanto, las estrategias habitualmente empleadas continuaron
siendo útiles para enfrentarlas.
47
CAPÍTULO IV. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Cautivadas por la tentadora idea de flexibilidad, del desarrollo de una carrera laboral y
las promesas de mejores condiciones, sumado a la necesidad de cubrir gastos básicos, la
discriminación etaria, la baja escolaridad, entre otros factores ya descritos que movilizan el
ingreso al trabajo en condiciones precarias, las personas se introducen en este mundo
siendo difícilmente capaces de imaginar los alcances que este paso puede tener en su
conformación de sujetos.
En este contexto, mediante la investigación realizada se da cuenta del enfrentamiento de
la situación de trabajo precario en un marco de flexibilidad laboral y desastre, apreciándose
que las personas enfrentan su situación de trabajo posterremoto con estilos diferentes que
apuntan directamente a transformarla, a aprovechar al máximo las oportunidades que les
ofrece sin modificarlas o a adaptarse para evitar el malestar derivado de la precariedad que
ella implica.
Así, si bien al iniciar la investigación se planteó como supuesto que el desastre acentúa
los efectos negativos de la precariedad laboral sobre los trabajadores, se encontró que, pese
a su magnitud, la catástrofe no genera cambios significativos en su subjetividad del trabajo,
lo cual puede estar relacionado con que en la mayoría de los casos sólo se producen
cambios temporales en las condiciones de éste, para volver prontamente a la “normalidad”
pre terremoto/tsunami.
Esto influye, por lo tanto, en la mantención de los estilos de enfrentamiento laboral pre y
post catástrofe que se evidencia, y que pone de relieve que la experiencia de precariedad
laboral incide sobre el modo de enfrentamiento de la situación de trabajo posterremoto,
implicando, a su vez, que las diferencias en la vivencia de la precariedad previa a la
catástrofe determinan distintos modos de enfrentamiento post desastre, y que los
aprendizajes o cambios propios de la experiencia del trabajo precario son utilizados en el
enfrentamiento de la situación actual, confirmando tres de los cinco supuestos teóricos de la
investigación.
No obstante lo anterior, se presenta una discordancia significativa entre el último de los
supuestos teóricos y los hallazgos empíricos, ya que éste plantea que las personas cuyo
trabajo es precario emplean ante dicha situación estrategias de enfrentamiento centradas en
48
la emoción, debido a la incontrolabilidad e incertidumbre que caracterizan sus condiciones
laborales. Muy por el contrario, la evidencia demuestra que gran parte de los entrevistados
se conducen con estilos de enfrentamiento activos, en los que priman las estrategias basadas
en la modificación de comportamientos dirigidas a transformar las condiciones de trabajo o
adaptarse favorablemente a ella.
Por otra parte, los hallazgos muestran que los estilos de enfrentamiento no son estáticos,
sino que pueden variar en función de la dimensión de la vida estudiada, dado que en el
desarrollo y utilización de un estilo determinado influye tanto la naturaleza del estresor
como la forma en que éste es significado. Otra evidencia de la cualidad de transmutar que
tienen los estilos de enfrentamiento, se encuentra en dos de los entrevistados en quienes se
obtuvo información suficiente para presumir que en otros escenarios de sus vidas se
desenvuelven con estilos distintos, llegando incluso a pasar de uno activo en el área
familiar a uno pasivo en el trabajo. Asimismo, esta plasticidad del enfrentamiento se
observa en un caso en que la entrevistada, antes del terremoto muestra un estilo de
enfrentamiento marcadamente adaptativo activo individual, y tras la catástrofe fue
perfilándose hacia un modo más transformador colectivo. Este cambio podría relacionarse
con la paulatina toma de conciencia sobre la vulneración de sus derechos laborales sumado
a que ella tiene identidad con su actividad laboral.
En la misma línea, aquellas personas que tienen conciencia de la vulneración de sus
derechos laborales, se sitúan en un escenario en que está presente la colectividad, la cual
actúa como una fuerza potenciadora de cambios en las condiciones de trabajo. Sin
embargo, aquellos que no toman conciencia tampoco suelen poseer dichos contextos, lo que
merma su capacidad de incidir en la transformación de sus condiciones.
Es aquí donde cobra relevancia la conceptualización de los derechos laborales, tal como
son entendidos por la OIT (2003) al introducir la noción de Trabajo Decente, que postula
como parte de los derechos de los trabajadores el acceso a:
a) Trabajo productivo
b) Con protección de derechos
c) Con ingresos adecuados
d) Con protección social, y
e) Con presencia del tripartismo y del diálogo social
49
En este sentido, la legislación vigente en Chile en materia laboral es exigua, en tanto no
protege estos derechos de las personas, e incluso ampara su vulneración al permitir el
desligamiento de las empresas empleadoras frente a sus responsabilidades en algunos casos
específicos, como en el régimen de subcontratación (Ministerio del Trabajo y Previsión
Social, 2010).
Esta situación también se refleja en el hecho de que la legislación no se refiere a las
condiciones laborales de los trabajadores por cuenta propia, dejándoles a la deriva y sin
protección alguna.
Dado lo anterior, el enfrentamiento que se hace de la situación de trabajo precario no
puede analizarse sin considerar las transformaciones del mundo del trabajo en las últimas
décadas y los impactos en la conformación de sujeto trabajador.
En este sentido, recogiendo los aportes de Agacino (1994), la nueva organización del
trabajo, con centralización horizontal del capital y fragmentación productiva
(subcontratación), la desintegración de las grandes empresas públicas y los nuevos
regímenes de trabajo con flexibilidad temporal del empleo, han obligado a los sujetos
colectivos a involucionar a simple categoría estadística sin significación social o política.
Por consiguiente, aún cuando los trabajadores posean importantes recursos,
especialmente del tipo características personales, si no cuentan con núcleos colectivos de
apoyo entre pares, conciencia de la vulneración de sus derechos laborales e identidad en el
trabajo, difícilmente realizarán acciones para cambiar su precaria situación laboral. De esta
manera, si sus estilos de enfrentamiento no metamorfosean hacia modos más
transformadores, esta situación habrá de continuar, ya que en mayor o menor medida los
trabajadores están atados a sus actividades productivas dada la urgencia de satisfacer sus
necesidades básicas tanto individuales como familiares, tornándose difícil que escapen del
mundo del trabajo precario (Lindón, 2003). Ahora bien, qué posibilidades tienen los
trabajadores y trabajadoras de mutar sus estilos de enfrentamiento sin un cambio en las
condiciones objetivas de la situación de trabajo que influyen en ellos, es una cuestión a
discutir.
A este respecto, la mantención post catástrofe del escenario de trabajo precario refleja
que dicha precariedad está asentada en el traslado de los riesgos a los trabajadores (Recio,
2007), puesto que la mejoría de la competitividad no se erige sobre verdaderos e integrales
50
procesos de modernización económica, sino en el desmejoramiento de las condiciones
laborales y la precariedad salarial (Lacabana, 1994). En este sentido, el terremoto/tsunami
no constituye un cambio significativo en estas condiciones, ya que no altera la forma en que
los riesgos y/o costos son desplazados a los trabajadores, lo que se evidencia en que quienes
perdieron su fuente laboral han debido asumir dicha pérdida de forma individual, sin que
emerjan responsables claros o figuras a quienes reclamar protección. De esta manera, se
recurre al Estado apelando a su rol subsidiario del trabajo, sin que ello implique el
reconocimiento de una responsabilidad establecida para con los trabajadores.
Prueba de ello, es que para una de las entrevistadas su situación laboral posterremoto es
incluso percibida como mejorada, ya que producto de las pérdidas materiales recibió apoyo
institucional como nunca antes, de manera que sólo ese fenómeno le permitió elevar sus
condiciones laborales y de vida en general.
De esta constatación se desprende la metáfora de que las personas con trabajo precario
han vivido constantemente en situación de catástrofe en su mundo laboral. Así, el trabajo
se convierte en un estresor crónico de alta intensidad, cuya influencia inevitablemente cala
profundo en las personas, de manera tan fuerte que aún cuando éstas desarrollan y utilizan
recursos significativos como la autoeficacia, la actitud emprendedora, la orientación al
futuro o el apoyo social, no consiguen trascender la condición de precariedad en que se
encuentran. Igualmente, sale a la luz que la promesa del éxito por el esfuerzo individual,
queda descartada como estrategia para alcanzar el bienestar social y condiciones de vida
dignas.
En consecuencia con los resultados de esta investigación, es necesario subrayar que un
camino para alterar las condiciones de precariedad es fortificar los espacios donde existe el
recurso de apoyo colectivo, sumando a esto la problematización de sus condiciones
laborales para que los trabajadores tomen conciencia de la precariedad.
Es necesario señalar que en algunos casos se alcanzó la saturación de datos, como en los
estilos transformador colectivo y adaptativo activo, sin embargo, otros arrojaron
información disonante, la cual no alcanzó a ser confirmada con una recogida de datos más
extensa. Tal es el caso del estilo de enfrentamiento transformador individual, adaptativo
pasivo y rumiante. En este sentido, sería interesante ahondar más en cómo se combinan la
51
situación de trabajo precario con la subjetividad en las personas que enfrentan con estos
últimos estilos.
Finalmente, en el presente trabajo se logaron definir estilos con que las personas hacen
frente a sus trabajos precarios, sin embargo, no alcanzó a ser tema de esta investigación el
conocer cómo se fortalecen aquellos aspectos que potencian las acciones realizadas por los
trabajadores y trabajadoras para modificar colectivamente su situación de precariedad
laboral. Es por lo anterior que se sugiere seguir investigando y trabajando este tema,
ahondando por un lado, en cómo potenciar las relaciones laborales y las redes sociales en
un sistema laboral que apunta cada vez más a la atomización y, por otro, facilitar la toma de
conciencia sobre la precariedad laboral en que se encuentran los trabajadores y
trabajadoras. Así, se propone que las líneas de investigación futura profundicen el estudio
del enfrentamiento colectivo y la efectividad en el uso de este tipo de estrategias dentro el
mundo laboral.
52
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56
ANEXOS
Tabla 1. Características de los informantes claves entrevistados en la etapa preparatoria del proyecto
Sexo Edad Actividad laboral
Lugar de trabajo
Domicilio Situación laboral antes del desastre
Observaciones
Mujer 45 Profesora de básica
Talcahuano Talcahuano Contrato plazo fijo
Jefa de la Unidad Técnico-Pedagógica del establecimiento en que trabaja, estando siempre contratada a plazo fijo
Hombre 46 Estibador de San Vicente Terminal Internacional
Talcahuano Talcahuano Trabajador eventual/Contrato por jornada
Pertenece a la directiva del Sindicato de Estibadores de San Vicente. Realiza otras actividades eventuales cuando no hay trabajo de estibador
Hombre 28 Mecánico de departamento Acería, compañía siderúrgica Huachipato
Talcahuano Talcahuano Contrato plazo indefinido
Soltero, sin hijos. La rama mecánica de Huachipato es una de las pocas que permanece activa luego del terremoto; su actividad consiste en la reparación de daños en maquinaria.
Mujer 24 Vendedora, puesto temporal de bazar en carpa comercial Plaza de Armas Talcahuano
Talcahuano Talcahuano Contrato plazo indefinido
Actualmente trabaja por cuenta propia. Previo al terremoto vendía boletos en la oficina ventas Tur Bus en Talcahuano. Despedida por disminución de demanda de la empresa posdesastre. Es secretaria contable, pero no ha ejercido como tal.
Mujer 32 Comerciante por cuenta propia en recarga de tintas para impresión. Puesto temporal en carpa de Plaza de Armas Talcahuano
Talcahuano Talcahuano Contrato plazo indefinido
Trabajaba como jefa de local en una empresa distribuidora de tintas de impresión que cerró después del terremoto. Recibió oferta de la empresa de reubicación en otra ciudad, que rechazó por ser madre soltera y depender de sus redes familiares para el cuidado de su hija. La empresa la ayuda a instalarse con su puesto de ventas.
Tabla 2. Informantes claves de organizaciones gubernamentales y no
gubernamentales
Nombre Cargo Organización Ciudad Giovanna Canto Presidenta Positivamente
Positivo Concepción
Teresa García Miembro Programa de Intervención Integral Especializada
PIE Ayén Talcahuano
Paulina Pesoa Psicóloga OPD Talcahuano
Juan Ramírez Trabajador Social, coordinador municipal
Campamento El Morro
Talcahuano
Julieta Sáez Trabajadora Social
PIB Talcahuano
Mauricio Fuentes
Encargado de comunicaciones
SENCE Concepción
Carlos Domínguez
Inspector comunal del trabajo
Municipalidad Talcahuano
Marta Barrientos
Directora OMIL Talcahuano
Luis Urrea Coordinación SIAC
INE Concepción
UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA Proyecto Trabajo precario y enfrentamiento de la situación laboral posterremoto desde la perspectiva de personas de Talcahuano
CONSENTIMIENTO INFORMADO Se me ha invitado a participar y colaborar en un estudio sobre la forma en que personas
de Talcahuano enfrentan su situación laboral después del terremoto/tsunami del 27 de febrero de 2010.
Entiendo que mi colaboración implica participar en una entrevista dónde se me preguntará sobre el tema anterior, que durará aproximadamente una hora y se realizará en un lugar que acordemos con la persona que me entrevistará.
Toda la información acerca de mi persona será confidencial, sólo conocida por el equipo de investigación.
Los datos que genere esta investigación serán analizados y publicados sin dar a conocer mi identidad.
Sé que puedo negarme a participar y retirarme en cualquier momento, sin expresión de causa.
La información que proporcione será usada únicamente con fines de investigación para lograr mayor conocimiento y aportar al diseño de políticas sociales que favorezcan a las mujeres jóvenes.
………………… …………………………………………… ………………………… Fecha Nombre Firma
_____________________________________________
Si deseo hacer alguna pregunta sobre esta investigación, puedo comunicarme cuando lo desee con Cecilia Avendaño Bravo, responsable del equipo de investigación.
Departamento de Psicología de la Universidad de Concepción. Fono 2203947 [email protected]