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Industrialización por sustitución de importacionesTRANSCRIPT
POLÍ TÍCA DE ÍNDUSTRÍALÍZACÍO N POR SUSTÍTUCÍO N DE
ÍMPORTACÍONES
Martín Valverde, Manuel
Martínez Sánchez, Javier
Pereyra, Romina Daniela
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Contenido
1. CONTEXTO HISTÓRICO .................................................................................................... 2
2. LA TEORÍA CENTRO PERIFERIA ..................................................................................... 6
2.1. La CEPAL y el debate sobre el intercambio desigual .................................................... 9
2.2. Industrialización por sustitución de importaciones ...................................................... 13
3. POLÍTICA DE INDUSTRIAIZACIÓN POR SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES EN
ARGENTINA .............................................................................................................................. 15
3.1. Antecedentes ................................................................................................................ 15
3.2. Crisis de 1929 ............................................................................................................... 16
3.3. La finalización de la política ISI (1953-1976) ............................................................. 20
3.4. La participación del Estado en la finalización de la política ISI .................................. 21
4. POLÍTICA DE INDUSTRIALIZACIÓN POR SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES
EN BRASIL ................................................................................................................................. 22
4.1. Comienzo del gran proceso de industrialización .......................................................... 23
4.2. Industrialización durante la Segunda Guerra Mundial ................................................. 24
4.3. El milagro brasileño (1967-73) .................................................................................... 28
4.4. La crisis de 1973 .......................................................................................................... 29
5. INDUSTRIALIZACIÓN POR SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES EN MÉXICO ... 29
5.1. Introducción y resumen. ............................................................................................... 29
5.2. Industrialización y sustitución de importaciones. Contexto general ............................ 31
5.3. Análisis empírico de la sustitución de importaciones .................................................. 32
5.4. Fase inicial (1940-1956) ............................................................................................... 33
5.5. Segunda fase (1957-1970) ............................................................................................ 34
5.6. Tercera fase (1971-1976) ............................................................................................. 35
5.7. Consideraciones teóricas sobre el debilitamiento de la sustitución de importaciones . 36
6. CONCLUSIONES ............................................................................................................... 39
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1. CONTEXTO HISTÓRICO
En la etapa que va desde principios del siglo XX hasta 1929 podemos contemplar el
derrumbe definitivo del crecimiento económico de Latinoamérica impulsado por las
exportaciones que había comenzado en 1870. Los países de América Latina como
productores y exportadores de productos primarios se vieron afectados por el cambio de la
estructura de comercio y de la inversión a nivel mundial, debido a la crisis europea
posbélica y financiera. Sufrieron el debilitamiento y el comportamiento irregular de los
mercados de productos básicos entre 1918 y 1929. Desde los primeros años del siglo XX el
sector manufacturero experimentó cierto nivel de crecimiento y se orientó a satisfacer la
demanda interna, especialmente en países como Argentina, Brasil, Chile y México. Por lo
tanto durante las primeras décadas, en varios países latinoamericanos el crecimiento
basado en las exportaciones era compatible con el crecimiento de las manufacturas
orientadas al mercado interno.
Antes del acontecimiento de la Primera Guerra Mundial, el viejo orden económico se
caracterizaba por la existencia de un comercio internacional relativamente libre. Así lo
marcaba el dominio británico manteniendo este sistema para la defensa de sus intereses.
Solo existían aranceles entre las partes interesadas. El patrón oro se había aceptado entre
los principales países industriales y servía de mecanismo de ajuste en la balanza de pagos.
El equilibrio interno se consideraba menos importante que el externo. Los países
latinoamericanos seguían este esquema, basaron su crecimiento en la exportación de bienes
primarios, la recepción de capital y la migración internacional.
La Primera Guerra Mundial rompió cierta libertad de comercio, provocó la quiebra del
patrón oro y el movimiento de capitales. Los países beligerantes suspendieron la
convertibilidad de la moneda y cancelaron nuevas emisiones de dinero. Esta situación
provocó una crisis financiera interna en los países latinoamericanos, dado que dependían
del mercado europeo. El cambio más significativo después de la guerra tuvo lugar en las
inversiones: se produjo el cese de las inversiones extranjeras procedentes de la vieja
Europa. Esta situación permitió a Estados Unidos aumentar su inversión directa en
América Latina, particularmente en materia primas estratégicas (los minerales, el petróleo).
En general Estados Unidos se convirtió en el principal inversor y socio comercial de
América Latina. Después de la guerra los bancos norteamericanos comenzaron a invertir
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en filiales extranjeras y se comenzó a establecer sucursales en América Latina. Con el
aumento de las inversiones se incrementó el comercio con Estados Unidos.
La guerra afectó al transporte marítimo y provocó la desorganización del mercado de
bienes. La ausencia de crédito comercial paralizó la oferta, hizo descender la demanda y
provocó un descenso relevante en los precios. La demanda de productos importados
disminuyó, cayendo las importaciones de forma extrema en América Latina. Esto trajo
consigo un descenso de los ingresos fiscales procedentes de los aranceles, y generó una
gran inestabilidad política en algunos países.
Es por ello que las principales naciones industriales se adaptaron al entorno internacional y
siguieron políticas encaminadas hacia una economía de guerra. La demanda de materias
primas estratégicas se multiplicó durante este periodo de guerra, lo que llevó a que sus
precios se dispararan y algunos países latinoamericanos se vieron muy beneficiados por
este cambio de tendencia. México con el petróleo, Perú con el cobre, Bolivia con el estaño
y Chile con los nitratos, alcanzaron una subida espectacular en las relaciones de
intercambio. Los países que exportaban materias primas no estratégicas no se vieron
favorecidos por esta situación, pues sufrieron el obstáculo de la elevación de los precios y
las dificultades del transporte, sin embargo, no se perdieron los mercados tradicionales.
Países como Argentina y Uruguay mantuvieron sus relaciones comerciales con Gran
Bretaña. Tras la guerra, la mayoría de países latinoamericanos, a pesar de su neutralidad,
tuvieron grandes dificultades para establecer relaciones comerciales con Alemania, puesto
que Gran Bretaña y Estados Unidos señalaron las empresas que comerciaban con el país
germano para cortar la red de aprovisionamiento. El gran beneficiario de esta disputa fue
Estados Unidos, ejemplo de ello es la apertura del Canal de Panamá que facilitó más la
sustitución de los mercados europeos por los norteamericanos. El lento crecimiento
económico de la economía británica en 1920 causó serios problemas a las naciones
latinoamericanas, muy dependientes de su comercio. Entre 1913 y 1929 las importaciones
estadounidenses de América Latina se elevaron en un 110% mientras que las británicas
apenas un 45%. Estos datos muestran que América Latina experimenta un cambio
sustancial.
En el umbral de depresión de 1929, las economías latinoamericanas continuaban asentadas
en un modelo de desarrollo que las hacia vulnerables a las variaciones de los mercados
mundiales de bienes primarios.
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Con la depresión de 1929 los precios de las materias primas de exportación cayeron de
forma dramática. Situación similar ocurrió con las importaciones, aunque el nivel de los
precios no disminuyó tan rápidamente. El descenso del volumen de exportación y de los
precios de los productos exportados trajo consigo una situación bastante desastrosa para las
economías latinoamericanas. Sin embargo existieron algunas excepciones, como
Venezuela, que estuvo protegida por el petróleo, y Honduras, que resistió por las
compañías bananeras. En otros países las consecuencias fueron muy duras, por los efectos
que tuvo sobre los productores mineros en México, las industrias de alimentos en
Argentina y sobre los productos tropicales en la zona central. Solo algunos pocos países
resistieron a la crisis y consiguieron paliar sus efectos. Venezuela lo consiguió
beneficiándose de la producción de petróleo con los costes unitarios más bajo de todo el
continente. Perú, con exportaciones dominadas por compañías extranjeras consiguió
también mitigar los duros ajustes. Y la República Dominicana, dependiente de la
exportación azucarera, se aprovechó de no haber firmado los restrictivos convenios
azucareros posteriores a 1929. Los gobiernos tuvieron que tomar medidas para estabilizar
la situación y afrontar el impacto de la depresión. Por un lado, tomaron medidas
encaminadas a resistir el descenso de los flujos de capital y la disminución de los ingresos
de la exportación y por otro lado para soportar el descenso de los ingresos fiscales que trajo
consigo un importante déficit presupuestario que no se pudo financiar con recursos del
exterior. La mayoría de países adoptaron un sistema de control de cambios y aumentaron
los aranceles sobre las importaciones agrícolas e industriales.
La recuperación comenzó en la mayoría del continente para 1931-1932. Esta fue impulsada
por la sustitución de importaciones tanto agrícolas como industriales, como por una
recuperación de las exportaciones. Además se respondió en contra de la política económica
que inicialmente había agravado la crisis en los países industrializados. Se aplicaron
políticas monetarias y fiscales flexibles, se incrementó la inversión en obras públicas
financiadas con déficit presupuestales y se pudo aumentar la demanda doméstica. Sin
embargo, las autoridades siguieron confiando en el sector exportador como motor del
crecimiento durante los años 30, trataron de recuperar o crear nuevos mercados de
exportación.
El comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1939 trajo consigo serios problemas para
las repúblicas latinoamericanas, tanto de carácter político como económico. Las fuentes de
suministros, los mercados de exportación, los servicios de transporte y recursos financieros
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sufrieron importantes retrocesos. En 1940 América Latina perdió mercado europeo, sobre
todo el alemán, que suponía el 30% de las exportaciones y era uno de los proveedores
principales de las importaciones latinoamericanas. Las exportaciones británicas a América
Latina decayeron por la guerra, lo que elevó los precios y los aranceles de los productos.
La acumulación de excedentes de exportación comenzó a ser un serio problema, los
precios de los productos descendieron rápidamente. Los países afectados fueron los que
estaban más vinculados con Europa que con Estados Unidos.
Para el proceso de transición económica en América Latina, la Segunda Guerra Mundial
tuvo efectos negativos para el modelo basado en la exportación. También puso de
manifiesto por un lado, la debilidad de Latinoamérica para las importaciones y los
transportes y por otro lado, cómo los conflictos mundiales afectaban y generaban una gran
inestabilidad en los mercados de productos primarios.
La Segunda Guerra Mundial trajo un aumento de la intervención estatal. Además, por
razones de carácter estratégico aumentó la cooperación interamericana mediante los
acuerdos de cuotas para los productos latinoamericanos en el mercado estadounidense.
Tras la guerra, la industria se consolidó en los países más grandes, los esfuerzos para
promover el desarrollo de la región se orientaron hacia la transformación de la estructura
de la producción y a reducir la dependencia externa. Más que como consecuencia de una
política deliberada de protección a la industria, se debió a que las industrias locales se
beneficiaron por la caída de las importaciones de manufacturas como resultado del
conflicto bélico, el crecimiento del comercio de bienes manufacturados entre los países
latinoamericanos, el establecimiento de nuevas empresas por parte de refugiados europeos,
y el crecimiento de la industria productora de bienes intermedios y de capital en los países
más industrializados. Las políticas estatales que consolidaron el desarrollo hacia adentro y
el control de las importaciones mediante la industrialización por sustitución de
importaciones, después de la Segunda Guerra Mundial respondieron a varias razones. En
primer lugar, respondieron a sentimientos nacionalistas de no tener que depender de los
vaivenes económicos y políticos del mundo desarrollado; segundo, un gran pesimismo en
cuanto a las perspectivas de mantener los mercados de exportación y tercero, la escasez de
divisas que se hizo notoria desde 1947.
La industrialización por sustitución de importaciones más que una estrategia consciente
dirigida a la industrialización y al manejo macroeconómico de la demanda, se entendió que
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este proceso era resultado de la utilización de la capacidad manufacturera instalada cuando
las importaciones competitivas disminuyeron y de la lucha de los gobiernos por mantener
el gasto cuando caía la recaudación tributaria originada en el comercio.
2. LA TEORÍA CENTRO PERIFERIA
El ciclo ha sido una de las formas mediante la cual el sistema capitalista ha crecido, siendo
el incremento de la productividad uno de los factores causantes del mismo. Por ende, los
beneficios del progreso técnico han de contemplarse desde el prisma de los ciclos
comerciales, y cómo los mismos se desarrollan en los centros y las periferias.
En las economías centrales, el ciclo en sí siempre está derivando en cantidades disimiles de
oferta y demanda de productos terminados. Primeramente, cuando nos hallamos ante una
fase ascendente del ciclo, la demanda se superpone a la oferta; aconteciendo la situación
inversa cuando nos hallamos antes una fase cíclica descendente.
Claramente, en las fases alcistas, a pesar del aumento de la productividad, los precios se
incrementan, al mismo tiempo que lo hacen los beneficios empresariales. Partiendo de una
situación en la que tiene lugar una mejora de la productividad, podemos afirmar que ésta
ocasionará una mejora instantánea de los suelos y los salarios. Sin embargo, los precios de
los productos terminados se elevan con frecuencia más que los sueldos y los salarios
deviniendo en un incremento del beneficio empresarial.
Por el contra, en fases depresivas de los ciclos, los beneficios empresariales decaen, al
igual que los precios. En cambio, los salarios nominales, sufren una caída amortiguada del
incremento que experimentaron en la fase alcista del ciclo.
A pesar de lo expuesto anteriormente, aún no se ha conseguido desentrañar por qué motivo
los beneficios del progreso técnico generado por las economías centro no trascienden a las
economías de periferia, y además, las primeras son capaces de captar parte de los
beneficios de las segundas. Para conseguir asimilar esto, es imperioso recurrir a cómo los
ciclos afectan a los bienes industriales y a las materias primas y alimentos.
En cuanto a las manufacturas, en la fase ascendente del ciclo, la demanda es superior a la
oferta, siguiendo un aumento de los precios, de los beneficios y de los salarios. Con el paso
del tiempo, el proceso de ajuste propio de esta situación, provocará que la oferte acabe
superando a la demanda, dando lugar al descenso cíclico. Como consecuencia de esta
nueva tónica, aumentarán la existencias de manufacturas; es importante recordar que la
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oferta es superior a la demanda; por lo que los productores de productos finales
disminuirán la demanda a sus proveedores inmediatos, y estos, a su vez, a los suyos,
llegando al final de esta cadena, que son los proveedores de materias primas.
En las diversas etapas de las fase cíclica descendente, se encuentra una reducción de los
precios, el empleo, y de los beneficios empresariales. Si se consiguiera, a través de esta
bajada de precios alcanzar el nivel inicial de los mismos, los países de la periferia
conseguirían beneficiarse también dele progreso técnico. No obstante, en los países de
centro, se encuentran rigideces a la hora de ajustar los precios. Por un lado, se hallan los
sindicatos de trabajadores, los cuales cuidan por el mantenimiento de los salarios de la
clase trabajadora. Por su parte, los empresarios, al mismo tiempo, se resigna aminorar su
beneficio empresarial. Ambas posiciones devienen en que lo precios no bajan hasta el nivel
que se considera oportuno para poder alcanzar el equilibrio entre oferta y demanda. Es por
eso que se siguen almacenado existencias, y por consiguiente, minorando la cantidad
producida, y por ende, la demanda de productos primarios. Será finalmente, en los precios
de los productos primarios donde encontremos la bajada, la cual se habrá desplazado desde
los centros económicos, a causa de la rigideces en el mercado laboral, a las economías
periféricas. Una relación directa entre las rigideces y la caída de los precios de los
productos primarios es observada empíricamente.
No obstante, en las economías de la periferia, el menor grado de organización sindical,
deviene en dos hechos flagrantes. Primeramente, ante fases alcistas en los ciclos, los
sueldos y los salarios no experimentan una subida comparable a aquellos en los países de
centro. Asimismo, en periodos de caída, los mismos no ven amortiguado su desplome.
Igualmente, los empresarios de la periferia, no pueden actuar análogamente a como lo
hacen sus homólogos en los centros. Se produce pues un hecho llamativo, ya que en fases
descendentes, es probable que los salarios y los beneficios empresariales sean más bajos en
la periferia que en el centro, mientras que el desempleo será más elevado en aquella que en
este. En cambio, si los salarios y las utilidades empresariales, mostrarán una resistencia
mayor a la caída, esto se traduciría en un aumento de la presión ejercida desde los centros a
la periferia, en el sentido de que se reduciría la demanda de productos primarios hasta el
punto de reducir los ingresos por salarios y beneficios vía reducción de compras. Ya en la
Gran Crisis de los años treinta del siglo XX, se padeció esta presión desde el centro a la
periferia. Tanto fue así, que los países periféricos se vieron obligados a devaluar su
moneda en aras de intentar salvar las exportaciones.
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Para poder desentrañar por qué las economías de centro se hallan en poder de mantener
todos los beneficios del progreso técnico y además de arrebatar parte del mismo a las
economías periféricas, es pertinente traer a colación los dos sistemas de formación de
precios. Como señaló Kalecki, las variaciones de los precios pueden agruparse en dos
conjuntos: aquellas que provienen del ajuste entre oferta y demanda, y las que son
resultado de los costes (incluyendo costes laborales, de insumos y beneficio empresarial).
Con normalidad, los precios de los productos terminados, está definido por los costes,
mientras que las materias primas y los alimentos, se encuentran concretados por la
demanda (Kalecki 1971). Con una aplicación de la teoría centro periferia, se podría
declarar que los precios de los productos de la periferia están definidos mediante la
demanda, mientras que los del centro se encuentran determinados por los costes (mano de
obra e input) y el beneficio empresarial bruto, que equivale a un porcentaje sobre los
costes.
Para una empresa determinada, podríamos encontrar lo siguiente:
Donde pj, es el precio de una empresa “j” perteneciente a la industria “i”, uj son los costes
básicos unitarios de la empresa, mj y nj son coeficientes positivos específicos de la
empresa “j” y pi es el precio medio ponderado de tolas las empresas de la industria “i”. Por
consiguiente, el precio medio ponderado por la producción de las ecuaciones de cada
empresa de la industria “i” sería:
λi es el recargo de precio medio de la industria, es decir, si hacemos una simplificación
basada en que el nivel efectivo de gastos generales no influye directamente en la
determinación del precio, ya que los gastos generales permanecen constantes aunque la
producción varíe, se podría equiparar este recargo a los costes con el margen de beneficio
empresarial (λi=ri). Asimismo, siguiendo en el análisis de Mainwaring, si los costes básicos
unitarios de la industria “i” se plantean como
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donde pp es el precio los inputs, api los coeficientes de los inputs variables, aoi la mano de
obra unitaria y w el salario monetario de los trabajadores, considerados todos
homogéneamente; por consiguiente, el margen de beneficio de una industria situada en el
centro se puede expresar como
2.1.La CEPAL y el debate sobre el intercambio desigual
Para Prebisch, la relación real de intercambio era un factor determinante en la colocación
de América Latina en el tablero mundial del comercio. La misma había delimitaban el
desarrollo económico de esta área si primaba el sector de exportación de productos
primarios y alimentación frente a cualquier otro.
Es considerada, esta hipótesis de Prebisch, una de las más controvertidas. En la misma,
Prebisch declaraba que los términos reales de intercambio entre productos primarios y
materias primas por un lado, y productos industrializados por otro, iban en detrimento de
los primeros a lo largo de todo el siglo XX. De esta manera, siendo las exportaciones de
materias primas y alimentos la especialidad de los países de América Latina, la tendencia
al deterioro de los precios de los mismos devenía en una situación perjudicial para las
economías latinoamericanas.
Que los términos reales de intercambio disminuyan con respecto a las economías
periféricas, significa que si se mantienen constantes los volúmenes de exportación, con el
paso del tiempo, estas economías podrían importar cada vez menos productos
industrializados.
A estas conclusiones llegaron al mismo tiempo Prebisch y Hans Singer, por lo que entre
los economistas esta hipótesis es conocida como la hipótesis Prebisch-Singer.
Esta hipótesis se apoya directamente en la experiencia. Como se puede comprobar en el
gráfico 1, desde la finalización de la II Guerra Mundial, pero esencialmente a partir de la
dedicad de los 30, los precios reales de los productos primarios se vieron envueltos en una
constante caída.
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Por consiguiente, como se puede apreciar en el gráfico 2, a pesar del crecimiento de las
exportaciones tras la caída de los años 30, la capacidad importadora de los países de la
periferia prosiguió su senda de caída como consecuencia del deterioro de los términos de
intercambio.
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Las tendencias observadas en ambos gráficos fueron interpretadas por Prebisch a través del
prisma de varios razonamientos teóricos. Primeramente, se centra en cómo los ingresos se
reparten a lo largo del planeta y cómo los beneficios de progreso técnico afectan a los
países con distintas estructuras. Así pues, están las economías de centro, cuyas estructuras
son homogéneas y cuentan con una productividad superior a la periferia; donde los
trabajadores, empresarios y Estado, tienen en su poder la capacidad de hacerse con una
gran proporción del valor agregado producido.
Los asalariados particularmente, a través de las fuerzas sindicales y del Estado de
bienestar, consiguen captar buena parte del producto. Por contra, los países que ocupan los
lugares periféricos, se identifican por contar con unas estructuras productivas realmente
desiguales, con algunos sectores altamente productivos, pero que albergaban a una escasa
proporción de mano de obra; y un sector bastante amplio, caracterizado por su baja
productividad. Concretamente, en estos países periféricos, el Estado y la fuerza trabajadora
se caracterizaban por su exigua organización y, asimismo, el crecimiento demográfico
potente, devenía en una tendencia a unos salarios en términos relativo altamente bajos. Por
consiguiente, los precios de los productos primarios de la periferia y de los productos
industriales de centro, se constituyen basándose en una desigual situación salarial.
Sin embargo, la teoría clásica del comercio internacional, respaldada por la mayoría de los
economistas a lo largo del siglo XIX, concluía ante esta situación, que los precios de los
productos industriales de las economías centrales tenderían a la baja a consecuencia de un
aumento de la productividad. La tendencia que la teoría predecía, en la práctica no era
notoria, como consecuencia de lo expuesto anteriormente. Por consiguiente, las sociedades
cuentan con diferente capacidad para acaparar los beneficios del progreso técnico, lo cual
recae más tarde en las estructuras de precios.
Para añadir a las características estructurales de las economías de periferia y centro, están
las características de los productos que se tratan en la relación de intercambio. Los bienes
primarios, presentan una elasticidad-renta baja, es decir, que la cantidad demandada de lo
mismo aumenta de una manera menos que proporcional que la renta. Como conclusión,
aun aumentando la renta de los países de centro, la cantidad demandada de productos a los
países periféricos, no aumentaría considerablemente. Por consiguiente, los países en
desarrollo se ven abocados a competir en precios entre ellos, entrando en una espiral
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decreciente. Esta competencia con precios a la baja se logra a través del aumento de la
productividad en el sector exportador, y la caída de los salarios de los trabajadores.
También se sumaba, a al argumento de la elasticidad- renta, el hecho de que el progreso
técnico había posibilitado la sustitución de bienes naturales por otros sintéticos, y por
consiguiente, afectando al nivel de exportación de la economías periféricas
Pasemos a analizar las gráficas 1 y 2. El volumen de las exportaciones en Latinoamérica
entre el año 1932 y 1944 de situó en torno al 91% del nivel que se observaba en 1929,
pero, si deparamos en la capacidad de importación para ese mismo periodo, contemplamos
como se sitúa a un 67% de lo que en 1929 se podía observas. Tras estos periodos, se hallan
momentos difíciles: En 1932, el poder de compra del las exportaciones era de tan solo el
60% del novel alcanzado antes de la crisis de los treinta.
Por consiguiente, observando los gráficos anteriores, queda de manifiesto que la caída de
la capacidad de compra de las exportaciones se vio deteriorada por la desfavorable tasa real
de intercambio. Entre los años 1929 y 1944 el descenso de los términos de intercambio fue
muy acusado.
Aunque este análisis de la economía internacional de los países periféricos arroja
resultados aclaradores, hasta qué punto los resultados del mismo pueden considerarse una
tendencia definitiva similar a una ley general, que esta patente desde el surgimiento de la
economía capitalista internacional hasta el día de hoy. Un arduo y complejo debate se ha
levantado en torno a la tendencia de las tasas reales de intercambio.
Prebisch, tras el análisis minucioso de las tendencias observadas, puso en entredicho el
sistema de especialización productiva de las economías periféricas. Mientras que los países
de centro canalizaban sus recursos al desarrollo de un proceso industrializador cargado de
avances tecnológico, los países periférico se centran en seguir apostando por una estructura
productiva basa en la extracción y en los recursos naturales, la cual sin más remedio les
conduciría al continuo deterioro de los precios y por consiguiente, de sus poder en el
mercado internacional. Prebisch aprovechó esta predicción para declarar que los cambios
hacia el crecimiento no se desarrollarían de manera espontánea, sino que sería precio una
fuerte participación del Estado, para animar una industrialización que permitiese a las
economías periféricas tomar un papel relevante en el mercado internacional.
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2.2.Industrialización por sustitución de importaciones
Situándonos en el contexto citado anteriormente y con el propósito de que los países
latinoamericanos alcanzasen un alto grado de desarrollo nace la CEPAL.
El mencionado organismo creía imprescindible la implantación de un sistema basado en la
creación de un fuerte sector industrial, que les permita sustituir la importación de productos
por la producción interior de los mismos. Considerando que la ausencia de industria
provoca un exceso de mano de obra en el resto de sectores presionando el nivel salarial a la
baja, suponiendo un lastre para el desarrollo. Con la producción de los bienes
manufacturados en el interior se evitaría el desequilibrio en el intercambio que estaban
sufriendo con los países desarrollados.
En primer lugar, debemos de tener en cuenta que el proceso industrializador no fue
aplicado de manera homogénea en todos los países, habiendo también diferencias en los
resultados.
El proceso de industrialización sustitutiva de importaciones es evolutivo en el que se
observan varias fases.
El proceso comienza por la sustitución de aquellos sectores menos complejos de sustituir y
que suele coincidir con bienes de consumo no duraderos, a la misma vez que se continúan
exportando bienes primarios e importando bienes de capital e intermedios para la
instalación de la industria productora de bienes de consumo duraderos.
En la segunda etapa, se exportan bienes de consumo y se incorpora a la producción interna
bienes de capital e intermedios, ya que estos presentan una demanda derivada menor y por
lo tanto, las importaciones necesarias para su normal funcionamiento son menores que en
el caso de los productos de consumo final. Realizándose la mayoría de las importaciones
en el momento de construcción de los centros productivos, pero suponiendo una ventaja
respecto a los bienes de consumo final una vez que están en funcionamiento.
El inconveniente que presenta la producción intermedia y de bienes de capital es que el
periodo de tiempo que transcurre entre el inicio de la inversión y su puesta en
funcionamiento es demasiado extenso, provocando situaciones de importaciones excesivas.
Las dificultades que habían provocado la baja industrialización latinoamericana, según
Prebish, podían ser resueltos mediante la intervención gubernamental dando el apoyo a los
productores y tomando las medidas necesarias para fomentar el crecimiento industrial.
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Para conseguirlo el Estado debería de proteger el mercado nacional utilizando los
diferentes elementos a su alcance, adecuándose a las necesidades de las diferentes etapas
creando los organismos crediticios para facilitar la instalación privada, así como dotar al
sector de las infraestructuras necesarias.
Actuaciones básicas del Estado:
Protección del mercado nacional mediante la aplicación de aranceles y normativas
restrictivas a las importaciones.
Control del tipo de cambio.
Participación activa en la producción planificando la sustitución, adoptando
medidas fiscales que promuevan la instalación industrial, creando las condiciones
para que el sector privado obtenga crédito y realizando inversiones públicas
cuando se requiera.
Cuando se inició el proceso ISI surgieron dos problemas: inflación y déficit en las balanzas
de pagos y comercial. El desequilibrio se producía como consecuencia de que los bienes
exportados eran principalmente primarios, mientras que para llevar a cabo el proceso
industrializador se requerían importar bienes intermedios y de capital. El desequilibrio
sucedía por el menor valor añadido de los primarios, así como por la baja Elasticidad-
Precio de los mismos, que provocaba que cuando los precios descendían el valor de las
exportaciones descendían drásticamente.
Para paliar el prolongado desequilibrio exterior, el Estado realizaba devaluaciones de
moneda provocando el encarecimiento de los bienes importados para la instalación
industrial, ocasionando situaciones de aumento de precios con crecimiento económico
bajo.
Según algunos autores los principales fallos de la industrialización por sustitución de
importaciones en Latinoamérica son:
La industria de bienes de consumo, que fue la primera en sustituir, no se enfocó hacia el
mercado exterior. Este hecho provocó que las exportaciones continuaran siendo bienes
primarios acentuando el problema de la relación de intercambio ante la necesidad de
importar bienes intermedios y de capital.
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La baja productividad del sector agrícola debido a la faltas de reformas e inversión en el
mismo, hizo que los precios de los alimentos subieran por la creciente demanda urbana
dando lugar a una elevada inflación.
3. POLÍTICA DE INDUSTRIAIZACIÓN POR SUSTITUCIÓN DE
IMPORTACIONES EN ARGENTINA
3.1.Antecedentes
En la segunda mitad del siglo XIX se inicia una nueva etapa del desarrollo económico de
Argentina. Su economía está orientada hacia el modelo agroexportador, debido a su clara
ventaja en comparación con otras naciones: miles y miles de kilómetros cuadrados de tierra
naturalmente fértil.
Hacia 1880 Argentina se incorporó definitivamente al mercado mundial, según el esquema
de división internacional del trabajo vigente, basado en los principios del librecambio.
Entre 1880 y la Primera Guerra Mundial, Argentina se moderniza, embarcándose en el
progreso, desarrollando una economía agro-exportadora en un contexto de integración de
los mercados y de rápido crecimiento de la producción. Se introduce en el mercado
mundial exitosamente, exportando bienes agropecuarios e importando bienes
manufacturados, en la medida en que crece su comercio exterior. El crecimiento
económico, los vínculos estrechos con Inglaterra y Europa y la estabilidad política fueron
factores que hicieron posible creer que Argentina estaba destinada a constituir un país de
relevancia en el orden internacional.
A finales del siglo XIX el Estado actuó para facilitar la inserción de Argentina en la
economía mundial y adaptarse a un papel y una función que le cuadraba perfectamente,
esto es, asociarse estrechamente con Gran Bretaña y en menor medida con otras potencias
europeas. Argentina se convirtió, en pocos años, en uno de los productores mundiales de
alimentos y materias primas agropecuarias. El mercado británico fue el principal
destinatario de las exportaciones de cereales y carnes. A su vez, Argentina se constituyó en
uno de los principales mercados para las exportaciones de las manufacturas británicas y en
receptor de inversiones de ese origen.
En resumen, el proyecto económico dominante hasta 1930 estaba sustentado claramente
en la alianza del sector agropecuario local con Inglaterra, a la que se sumaban las
importaciones de ese origen.
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La crisis internacional que inicia la década de 1930 transformó profundamente el
comportamiento del orden internacional. El derrumbe del sistema multilateral de comercio
y pagos fue acompañado por una fuerte contracción del intercambio mundial y por una
generalización de prácticas proteccionistas en Inglaterra y otras economías industriales.
Esto modificó radicalmente la inserción de la economía Argentina en el orden mundial.
Desde el fin de la Primera Guerra Mundial la economía argentina era demasiado grande
para movilizarse únicamente a partir de las exportaciones de los productos primarios de la
región pampeana. El incremento significativo de la población hacia 1930 y los niveles de
ingreso alcanzados determinaron una dimensión económica excesiva para la capacidad de
liderazgo de la actividad primaria. El mercado interno había alcanzado un volumen
apreciable y constituía una fuente potencial de crecimiento, en gran parte desaprovechada
hasta ese momento.
3.2.Crisis de 1929
La crisis tiene su origen en la caída de la bolsa de valores de Nueva York en octubre de
1929. Luego se traslada a la economía de todo el mundo, se cierra el comercio mundial. Al
no existir apenas compradores, se produce la caída de los precios de las materias primas.
La economía Argentina era entonces totalmente dependiente del comercio internacional, su
mayor fuente de riqueza era la exportación de productos agropecuarios. Con la llegada de
la crisis Argentina exporta mucho menos y a un precio menor, por lo que la entrada de
divisas en el país disminuye significativamente, dejando un saldo negativo en la balanza
comercial. Por este motivo, se hace imposible sostener el ritmo de las importaciones, que
caen un 30% en la década de 1930.
Desde 1930 terratenientes e invernaderos presionaron para que Argentina firmara con Gran
Bretaña un acuerdo para asegurar la cuota de exportación de carnes. Finalmente en 1933,
Julio A Roca, vicepresidente de la Nación, junto con Runciman (ministro británico)
firmaron un acuerdo que fue conocido con ese nombre. Las clausulas más importantes del
acuerdo comercial fueron:
Argentina va a seguir conservando una proporción bastante grande del mercado
británico para sus exportaciones, a cambio de permitir importaciones británicas más
o menos por el mismo valor.
17
El 85% de las exportaciones debía hacerse a través de frigoríficos extranjeros y el
15% restante seria exportado por empresas argentinas, pero siempre colocado en el
mercado mediante buques ingleses.
Argentina se comprometía a mantener libres de impuestos el carbón y otros
productos de origen británico y a no reducir las tarifas de los ferrocarriles
Británicos.
Como hemos mencionado antes, la expansión de la economía argentina durante el período
agroexportador de 1880 a 1930 resultó espectacular. En aquellos años la población
argentina se quintuplicó y el producto interior bruto se multiplicó por diez. Ese crecimiento
era impulsado por las exportaciones agrarias, cuya renta, es decir, la remuneración que se
recibe en el proceso económico correspondiente al uso de la tierra como factor productivo,
aumentó notablemente. La región pampeana atrajo e incorporó a millones de inmigrantes y
se ubicó entre las regiones más ricas del mundo.
La crisis de 1930 impactó fuertemente sobre el sólido mercado agroexportador. La
importante reducción en la compra de productos agropecuarios, junto a la fuerte caída de
los precios internacionales, hizo que nuestro país comenzara a producir bienes industriales,
que hasta ese momento se importaban. Este modelo conocido como la ISI
(Industrialización por Sustitución de Importaciones), se extendió desde 1930 hasta 1976.
Los grandes propietarios de tierras, ante la caída de las exportaciones agrícolas, orientaron
sus inversiones hacia la industria local.
El período inicial de la ISI se extendió por más de una década e hizo que la producción
industrial superara a la producción agropecuaria, lo que generó grandes
transformaciones territoriales, económicas y sociales.
18
Durante la industrialización por sustitución de importaciones se busca aumentar
las exportaciones y reducir al mínimo posible las importaciones con el fin de incrementar
la riqueza nacional. Las decisiones económicas se basaban en tres pilares fundamentales:
generar una política industrial activa que subsidie y dirija la producción de sustitutos, crear
barreras al comercio externo por medio de altos aranceles, y promover una política
monetaria que mantenga el valor de la moneda elevado.
Debido a la gran escasez de divisas que había para pagar la deuda pública e importar los
bienes de primera necesidad, era necesario administrar muy estrictamente las divisas
disponibles e impedir la especulación. Por lo que para tener un mayor control de la política
monetaria y cambiaria, en 1935 se crea el Banco Central, cuyo primer gerente general fue
Raúl Prebisch. A esto se suma una política fiscal que incluye nuevos impuestos para
compensar los que tradicionalmente se cobraban a las importaciones.
La expansión y el desarrollo industrial apoyado en la sustitución de importaciones, con
inversiones de capital público y privado, produjo el rápido crecimiento de la renta
industrial, es decir, del ingreso que obtienen los industriales por el capital fijo invertido.
Durante este periodo en muchos países del mundo se implantaron las teorías keynesianas,
surgidas como respuesta a la gran depresión de los años 30, que proponía una política en la
que el gobierno interviene en la economía en momentos de recesión, aumentando el gasto
público y estimulando la demanda, aunque ello implique un aumento del déficit fiscal.
Argentina no fue la excepción en la aplicación de esta teoría, el Estado se consolidó como
19
el gran regulador de la economía. Impulsó la actividad industrial y fomentó el crecimiento
de la red infraestructura vial y férrea.
Otro ejemplo de estas medidas son las juntas reguladoras de granos, de carne, de algodón,
de yerba mate, creadas entre 1932 y 1934 por el gobierno de Agustín Pedro Justo. Las
juntas tenían facultades para fijar precios, controlaban la elaboración y comercialización de
cada una de esas áreas. De esta manera el Estado controlaba y promovía distintos sectores
de la producción.
Argentina en ningún momento deja a un lado la agricultura y consigue en cierta medida
establecer una relación con la industria, a través de la mecanización agrícola, al ser ramas
interdependientes en la misma economía.
Durante la crisis mundial, las importaciones decaen en gran volumen. Pero tan pronto
como mejoran los precios agrícolas, durante la recuperación posterior, se reanuda las
importaciones de maquinaria, con la esperanza de que se volvería nuevamente a los
tiempos de prosperidad que precedieron a la crisis. En el periodo 1935-39, las
importaciones de maquinarias agrícolas llegaron a constituir el 7,7 % del total de las de
bienes de capital, constituyendo en los años veinte apenas el 6,1%. Este hecho nos
demuestra que aun después de condiciones tan adversas como las de los años treinta, la
agricultura argentina estaba dispuesta a continuar activamente su proceso de mecanización.
En 1940 Federico Pinedo, tras haber sido designado Ministro de Hacienda del presidente
Ramón Castillo, propuso un plan de reactivación económica, como salida a las dificultades
que generaba la guerra mundial a la economía local. El plan tenía un triple objetivo: por un
lado, insistir en la compra de cosechas por parte del Estado para sostener el precio de las
mismas, en segundo lugar estimular la construcción pública y privada por su efecto
multiplicador sobre otras muchas actividades de la economía y por último, incentivar la
producción industrial, la idea fundamental era activar la demanda interna y sostener una
política de sustitución de importaciones.
Durante el marco de la Segunda Guerra Mundial, Argentina abandonaba ciertos
desencuentros políticos, fraudes y sucesivos gobiernos conservadores que habían
aumentado la tensión social interna. En 1943, un grupo de militares a cargo de los
generales Pedro Ramírez y Edelmiro Farrell, por medio de un golpe de Estado, asumieron
el gobierno. Estos dieron impulso a las industrias de base como el acero, el petróleo y el
carbón que buscaron reducir la dependencia del exterior.
20
Las ideas nacionalistas estaban en auge en esos años, y una de las figuras más
representativas de este pensamiento era la del general Juan Domingo Perón, quien
consolidó en su primera y segunda presidencia, un modelo industrial que marcó las
primeras grandes desigualdades socio-territoriales.
La constitución de un Estado cada vez más benefactor hizo que las economías del interior
dependieran en mayor medida de la región pampeana.
El modelo de producción agroexportador no cesó. Buenos Aires y sus alrededores
continuaron concentrando la mano de obra que demandaban las industrias ya instaladas en
ese período anterior. El Estado administraba la renta agropecuaria y la reinvertía en
préstamos industriales y en planes sociales que garantizaron la vivienda, la salud y la
educación, la creación de hospitales y escuelas. En esta etapa comenzaron a destacarse
industrias más complejas, como la industria militar o la siderúrgica. Así, en 1941, se crea
la Dirección General de Fabricaciones Militares y se construye la planta siderúrgica de
Altos Hornos Zapla en Jujuy. Aun así, la mayor parte de las industrias en el país eran de
capitales extranjeros.
En la etapa de consolidación de la política ISI se amplía la experiencia de la primera etapa
(sobre la base de la producción de bienes para sustituir las importaciones), para dar paso
a nuevos bienes: los bienes intermedios (metalurgia, siderurgia, química), los bienes de
capital (vehículos, maquinarias) y los bienes de consumo durable (artefactos eléctricos).
3.3.La finalización de la política ISI (1953-1976)
Al igual que en las etapas anteriores, en este período de industrialización, diversos factores
internos y externos delinearon las desigualdades socio-territoriales propias del modelo. La vida
política del país se caracterizó por la alternancia entre gobiernos civiles y militares, que
adoptaron medidas económicas no siempre exitosas para el afianzamiento del modelo
industrial.
En la década de 1950, el Estado facilitó la llegada de empresas extranjeras, que paulatinamente
fueron generando una dependencia científico-tecnológica importante ya que, por sus
características técnicas y su tamaño, el sistema industrial del país dependía de sus decisiones.
En lo energético, se firmaron contratos con empresas petroleras norteamericanas con el
propósito de lograr el autoabastecimiento de hidrocarburos (petróleo, fundamentalmente,
motor central del proceso industrial).
21
En 1958, el Congreso sancionó la Ley de Inversión Extranjera Directa (IED), que establecía
que los capitales extranjeros gozarían de los mismos derechos que los capitales nacionales,
con la particularidad de que las ganancias obtenidas por ellos se podían trasladar a sus
países de origen. El destino de estas inversiones estuvo orientado a los sectores mineros,
petroquímicos, metalúrgicos, electrónicos y automotrices. El Estado garantizaba a los capitales
extranjeros toda la infraestructura necesaria para su instalación, otorgaba préstamos y los
eximía del pago de impuestos. Este esquema generó una nueva forma de dependencia
económica, ya que las políticas tomadas en cada gestión de gobierno fueron aumentando
considerablemente la deuda pública.
Durante el gobierno peronista (1946-1955) el Estado tendrá una fuerte intervención en lo
económico y en lo social. En lo económico, comenzó con políticas de nacionalización de
empresas, también compró los ferrocarriles, las empresas de transporte, de electricidad y de
agua corriente. Pero sin duda una de las medidas clave fue la creación del Instituto
Argentino para la promoción del intercambio, el IAPI en 1946. Esta institución tiene el
derecho exclusivo de manejar casi la totalidad de las exportaciones e importaciones del
país, controla y monopoliza el comercio exterior, realiza toda la compra de las cosechas
y producción ganadera y las coloca en el mercado internacional, luego transfiere parte de
los pagos recibidos a la industria a través de las importaciones de insumos y equipos
Además fue el período de creación de industrias mixtas (de capitales nacionales y
extranjeros), como Sociedad Mixta Siderurgia Argentina (SOMISA) y la química Atanor.
3.4.La participación del Estado en la finalización de la política ISI
Hasta mediados de la década de 1950, el Estado fue aumentando su participación en la
política económica y se hizo cargo de numerosas actividades mineras e industriales,
especialmente en el campo de la producción de acero (SOMISA) y derivados del
petróleo, como el caso de YPF y del carbón (YCF). También comenzó a actuar como
acreedor prestador de algunos servicios (transporte, energía, telecomunicaciones),
desplazando al capital extranjero, preferentemente inglés, mediante una fuerte política
de nacionalizaciones.
En la década de 1960, el proceso de industrialización se profundizó con una nueva
oleada de ingresos de capital extranjero, esta vez de origen norteamericano, que se orientó
hacia el sector de productos de consumo durables y bienes intermedios.
22
Las empresas que se instalaron en esta época eran multinacionales y trabajaban con
tecnología de avanzada, lo que contribuyó a la disminución de la demanda de obreros
industriales. Estas empresas enviaban al exterior gran parte de los beneficios obtenidos
sin realizar nuevas inversiones en el país. La dependencia con el exterior no sólo tenía
lugar en la actividad productiva, sino también en el sistema bancario, la tecnología y la
comercialización.
El Estado realizó inversiones en infraestructura (acceso al agua, energía, vías de
comunicación) para favorecer la instalación de industrias y servicios en los alrededores
de las zonas urbanas y, en algunos casos, en sitios no industrializados ni suficientemente
poblados. Desde el punto de vista territorial, se reforzaron las desigualdades entre la región
pampeana y el resto del país, ya existentes desde el modelo agroexportador debido al
proceso de concentración industrial pampeano. Lo que no se consigue es sostener a
largo plazo el modelo de industrialización siendo su principal fuente de inversión los
rendimientos de las actividades agrarias, puesto que se hace cada vez más complicado
exportar el volumen y a los precios adecuados los productos agropecuarios que
garantizan el funcionamiento de la industrialización del país.
4. POLÍTICA DE INDUSTRIALIZACIÓN POR SUSTITUCIÓN DE
IMPORTACIONES EN BRASIL
Sobre el origen de la industrialización en Brasil, existen varias teorías, aunque la conocida
como “teoría de los shocks adversos” es la que mayor respaldo ha obtenido a lo largo de
los años. Los defensores de la misma defienden que la industrialización brasileña fue
provocada por el descenso de las exportaciones debido a la contracción de la demanda
internacional de bienes primarios como el caucho, café, algodón, entre otros. El valor de
dichas exportaciones también descendió debido al descenso de precios que las mismas
experimentaron mientras que el volumen exportado permaneció constante.
La disminución de los ingresos por exportaciones, unido a la disminución de la relación
real de intercambio hizo que la capacidad de importación se redujese drásticamente,
motivando la industrialización sustitutiva de las compras al exterior.
23
4.1.Comienzo del gran proceso de industrialización
La depresión de los años posteriores a 1929, supuso un punto de partida para la situación
económica de Brasil. La mala situación económica que estaban sufriendo los países
centrales se tradujo en una caída del precio del café muy acusada, y debido a que es un
producto con una elasticidad-precio baja el incremento de la cantidad exportada fue muy
limitada, a lo que también contribuyó el aumento del proteccionismo en los países ricos.
La consecuencia directa fue una caída del valor de las exportaciones de un 20%. La
mencionada caída junto con el aumento en el precio de las importaciones en un 25%
supuso para la relación de intercambio un intenso descenso.
Como consecuencia de ello la balanza de pagos era muy deficitaria conduciendo a la
eliminación de la convertibilidad, devaluación de la moneda, incremento de las trabas a la
importación, especialmente mediante aranceles que se aplicaban a los diferentes bienes
importados sin tener en cuenta el tipo de bien. A esto se sumó el apoyo financiero al sector
industrial para promover el auge de varios sectores.
La concurrencia de los hechos anteriormente mencionados desencadenó una demanda
nacional de bienes manufacturados, que no podían ser importados. Dando lugar a un
crecimiento de la industria nacional para que produjera tales bienes, el aumento fue del
60% durante la década de los treinta que a su vez produjo una diversificación industrial.
En la década que nos ocupa se produjeron cambios en la dirección del Estado, teniendo
como denominador común el apoyo a la industrialización. A continuación se muestra una
tabla, que pone de manifiesto el cambio experimentado en la estructura de la producción
industrial desde el año 1919 al 1939.
Distribución valor añadido industrial
Tipo de Bien 1919 1939
Bienes no duraderos de consumo 80,2% 69,7%
Bienes duraderos de consumo 1,8% 2,5%
Bienes Intermedios 16,5% 22,9%
Bienes de capital 1,5% 4,9%
Total 100% 100%
24
Fuente: Instituto Brasileiro de Geografía y Estadística.1
4.2.Industrialización durante la Segunda Guerra Mundial
Tras el comienzo de la segunda guerra mundial, las exportaciones brasileñas
experimentaron un aumento debido al aumento de las exportaciones de materias primas,
especialmente de los países ricos pero también de las manufacturas y al incremento de la
demanda por parte de países vecinos ante el descenso de la oferta por parte de los países
que se los venían proporcionaban.
Los países participantes en la contienda dejaron de proporcionar productos, por lo que
estos debían ser producidos en el interior del país fomentando de esta forma la sustitución
de importaciones, aunque también provocó un efecto negativo sobre la industrialización ya
que la falta de abastecimiento de combustible, maquinaria y equipos de transporte, suponía
un freno a la misma. No obstante, el sector industrial creció a un ritmo del 5% durante la
contienda.
El aumento de las exportaciones junto con el descenso de las importaciones, por la falta de
abastecimiento por parte de los países desarrollados se tradujo en una balanza de pagos
muy positiva, que unido a una política monetaria expansiva provocó que se disparase la
inflación.
El Estado realizó su mayor aportación mediante el apoyo crediticio y la creación de una
industria siderurgia integrada, que debido a la gran inversión que requería recibió
préstamos por parte de Estados Unidos por un valor que rondaba los 40 millones de
dólares.
Tras la segunda guerra mundial, los medios de producción estaban obsoletos por lo que se
inició una renovación que, unido con un tipo de cambio beneficioso a la importación y un
incremento del valor de las exportaciones, provocó un intenso aumento de las
importaciones conduciendo a una ralentización en el proceso de industrialización por
sustitución de importaciones.
Ante los hechos acaecidos en 1947 la balanza de pagos era muy deficitaria. Para darle la
vuelta a la situación se establecieron controles sobre los tipos de cambio y se aplicó la “ley
1 BUSTELO, P, La Industrialización en América Latina y Asia Oriental, Ed. Complutense.
25
de similares” que consistía en restringir las importaciones de productos no esenciales y
beneficiar la de los bienes intermedios y de capital. Con la aplicación del mencionado
sistema se conseguía una gran protección al sector industrial interno, ya que con la
restricción a los productos no imprescindibles se reservaba el mercado nacional, a la vez
que apoyaba la compra de inputs. En este contexto se produjo el nacimiento de fábricas
productoras de bienes de consumo duraderos, tanto de capital nacional como extranjero,
causando una reducción en las importaciones de los productos de consumo duraderos así
como del acero, ya que la industria siderúrgica puesta en marcha años antes comenzó a dar
sus frutos.
Cuando en 1950 comenzó la guerra de Corea el precio del café experimentó un fuerte
aumento, y por lo tanto su valor de exportación, aunque no fue suficiente para contrarrestar
las importaciones derivadas de la ISI inicial.
Tras finalizar la guerra de Corea, el precio del café se desplomó con la correspondiente
pérdida de poder de importación, mientras que las importaciones derivadas del proceso de
industrialización seguían siendo muy elevadas. Esto provocó un aumento progresivo del
déficit en la balanza de pagos. El problema se intentó solucionar mediante la puesta en
funcionamiento de la segunda etapa de la industrialización por sustitución de
importaciones, es decir, producir en el interior del país bienes intermedios y de capital que
se estaban importando así como, manteniendo la producción nacional de productos de
consumo duraderos.
La instalación de las industrias de productos intermedios y de capital requerían enormes
inversiones que ni el sector privado y público nacionales no eran capaces de financiar por
lo que se consiguió mediante capital extranjero.
Para conseguir los objetivos se llevaron a cabo varias medidas: un tipo de cambio
beneficioso a la importación de materias primas, bienes de capital e intermedios, pero que
perjudicasen los productos que la industria nacional producía. También se llevaron a cabo
una seria de medidas para favorecer la llegada de capitales extranjeros.
A mediados de los cincuenta se crearon varias instituciones que otorgasen crédito a la
industria, para facilitar su crecimiento y la remodelación de sus instalaciones.
Las medidas anteriormente expuestas tuvo como consecuencia un crecimiento de la
producción industrial bastante notoria, y que se tradujo en una reducción de las
26
importaciones de manufacturas que en 1949 ascendían al 15,5% de las importaciones
totales mientras que en el año 1961 eran del 9.6%. La proporción de los diferentes bienes
importados también se modificó, disminuyendo los de consumo y capital y aumentando los
intermedios y materias primas.
Durante el periodo que va de 1949 a 1963, el proceso de industrialización por sustitución
de importaciones está caracterizado por:
Un gran aumento de la producción de productos de consumo duraderos, por un
descenso de los no duraderos y por un leve incremento de los bienes intermedios.
Esta característica está explicada por la demanda nacional, las medidas llevadas a
cabo en tema de importaciones y por las diferencia de rendimientos para los
capitales extranjeros según el sector.
La otra característica del proceso durante este periodo es el elevado coste relativo
del factor trabajo. Motivado en gran parte por el alto precio de los alimentos en las
zonas urbanas, debido a que ante la necesidad de exportar para tener mayor
capacidad importadora se fomentaban los cultivos destinados a la exportación.
Como consecuencia de ello y a que la productividad agrícola permanecía
constante, los alimentos en las zonas industriales alcanzaban precios elevados,
haciendo presión sobre el nivel de salarios. Hay que añadir que la industria estaba
instalada de manera muy desigual, situándose cercana a las zonas urbanas y siendo
inexistente en las zonas rurales, circunstancia que también presionaba los salarios.
Se utilizaron procesos productivos intensivos en capital dando lugar a una creación de
empleo muy baja. Muestra de ello es que en 1950 la industria suponía el 24% del PIB y el
13% del empleo, mientras que en 1965, la industria suponía un 33% del PIB y el 17% del
empleo total.
Como consecuencia de ello el mercado nacional creció a un ritmo muy bajo, debido al bajo
porcentaje de población asalariada en la industria y a que los salarios reales prácticamente
no subieron por la alta inflación. Otro efecto es el progresivo déficit en la balanza de
pagos, ya que la industria creada era mayoritariamente productora de bienes de consumo y
era muy intensa en capital, provocando que las importaciones de bienes de capital e
intermedios fuese muy alta y produciéndose una efectiva sustitución de las importaciones
tan solo en los bienes de consumo duraderos.
27
Por lo que respecta a las exportaciones, señalar que crecieron a una tasa muy inferior a la
producción, ello se debió a que las medidas llevadas a cabo para favorecer la
industrialización por sustitución de importaciones ejercía un efecto adverso sobre las
mismas a nivel general y teniendo en cuenta la excepción del café.
Entre las medidas que perjudicaban a las exportaciones destacan:
Los tipos cambiarios estaban orientados a disminuir el valor de las importaciones,
manteniendo una moneda muy fuerte.
Elevada protección de los bienes de consumo, por lo que era más atractivo para la
industria producir para el mercado nacional que para exportar.
Restricciones de tipo legal a diferentes bienes para asegurar el suministro interno,
(el café estaba exento).
Además de las anteriores dificultades, se añadieron otras: las industrias de manufacturas no
eran competitivas en el mercado internacional, las empresas de capital extranjero no
querían competir en los mercados internacionales con empresas pertenecientes al mismo
grupo empresarial y la importación de alimentos se incrementó, debido al fomento del
cultivo del café.
A comienzos de la década de 1960, el modelo de industrialización por sustitución de
importaciones comenzó a sufrir una crisis, llamada “la madurez precoz de las industrias
sustitutivas”, que se reflejaba en crecimiento industrial negativo, el progresivo aumento de
la inflación y mayor desequilibrio de pagos.
En 1964 se produjo un cambio radical motivado por el golpe militar en todos los aspectos,
poniéndose en funcionamiento un mecanismo de ajuste ortodoxo, que se basaba en
“políticas fiscales y monetarias restrictivas, contención de los salarios, devaluación de la
moneda y liberalización de la entrada de capital extranjero”.
Las medidas de ajuste provocaron la disminución el déficit, descenso en el incremento de
la oferta monetaria y por consiguiente, la disminución de la inflación. El salario descendió
tanto en términos reales y manteniéndose en términos nominales, que dio lugar a la pérdida
de muchos de los derechos sociales.
Por lo que respecta a la moneda, se devaluó en un 78% en los años 1964-65 y se incentivó
la entrada de inversiones foráneas.
28
También se aplicaron medidas de heterodoxia para disminuir los efectos de las políticas
contractivas. Se llevó a cabo un aumento de la inversión pública, supervisión de precios
tanto directa sobre productos básicos como indirecta mediante medidas -sobre las
empresas. El inicio de la liberalización de las importaciones se dio en 1967.
4.3.El milagro brasileño (1967-73)
Tras el periodo anterior se inicia un nuevo periodo que llegaría hasta 1973, en el que
aprovechando la buena situación económica internacional, la ampliación de productos
exportados y la financiación extranjera, se experimentó un crecimiento del PIB superior al
9% y del sector industrial del 11%, en el que la inflación estaba controlada, dando a lugar a
un incremento de las exportaciones y un superávit en la balanza de pagos.
Desde 1967 y el cambio de gobierno, las políticas expansivas volvieron, las exportaciones
se triplicaron en el periodo 1967-73, los salarios en términos reales cayeron, la
productividad se incrementó, se estableció un sistema de devaluación gradual de la moneda
para incentivar las exportaciones y la captación de capital foráneo.
Algunos autores señalan que el mayor incentivo de las exportaciones proviene desde el
lado fiscal, otros indican que se debió a que la diferencia entre la capacidad productora y el
mercado interior era tal que la exportación era la única salida al producto sobrante.
No obstante, pese a las medidas tomadas las exportaciones seguían teniendo problemas. El
crecimiento económico provocó el aumento de la compra de bienes de equipo debido a la
alta Elasticidad-Renta de las importaciones. Por consiguiente eliminó el superávit
comercial, teniendo que financiar tales compras mediante deuda externa y dando vía libre a
las inversiones directas extranjeras.
La deuda exterior se multiplicó por nueve entre 1967-75. En torno al 30% de la producción
industrial correspondía a empresas foráneas.
En este periodo comenzó una la tercera etapa de la industrialización por sustitución de
importaciones, en la que concurre la segunda etapa y la “industrialización orientada a la
exportación de bienes consumo”.
Durante este periodo se aumentaron las diferencias de renta, pero sobre todo se produjo un
intenso incremento de la deuda externa y una adquisición de gran parte de la industria
nacional por parte de capitales extranjeros.
29
4.4.La crisis de 1973
En 1973, las exportaciones sufrieron una ralentización en su crecimiento, debido en gran
parte al aumento del precio del petróleo y a la crisis internacional.
En el periodo 1973-74, la inflación se disparó con crecimientos superiores al 20%,
provocando la subida de salarios, con lo cual se dieron medidas de ajuste, a pesar de que
las compras exteriores aumentaron considerablemente. Desde 1974 se aplicaron medidas
expansivas, aunque en 1977 volvieron las restrictivas, por lo que se convirtió en un periodo
en el que no hubo una política clara.
Para intentar corregir el desajuste en la balanza comercial, se elevaron los aranceles y
llevaron a cabo otras medidas para aumentar el proteccionismo. El Estado apostó por la
industria de bienes intermedios y de capital, realizando grandes inversiones. Sin embargo,
limitó la industria de aquellos bienes de consumo que tenían una demanda derivada de
importaciones muy alta. Como consecuencia de ello, se impulsó la segunda etapa de
industrialización por sustitución de importaciones. Muestra de ello es el cambio sufrido en
la composición de la inversión industrial, así como el coeficiente de importaciones que se
redujo a la mitad en el periodo 1974-79.
En el periodo 1973-78, el crecimiento económico de Brasil fue del 6,5% anual, siendo
superior al resto de países de su zona.
5. INDUSTRIALIZACIÓN POR SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES EN
MÉXICO
5.1.Introducción y resumen.
La política de industrialización por sustitución de importaciones fue implantada en el país
de México a mitad de la década de 1940. Sus principales fines eran:
Continuar con el desarrollo industrial acontecido a lo largo de la II Guerra Mundial.
Disminuir la propensión media a importar.
Acabar con la situación de inferioridad frente a las economías de centro que la
exportación de productos primarios había originado. (Teoría Prebisch-Singer).
Los límites del crecimiento económico estaban estrechamente relacionados con el
desarrollo de Norteamérica y sus fluctuaciones cíclicas. Las repercusiones que a simple
vista se es capaz de percibir, están relacionadas con la Gran Depresión de los años treinta,
30
el desarrollo de la II Guerra Mundial, el rehundimiento de los años de postguerra y la
entrecomillada calma de los años sesenta.
Se distingue tres etapas en la política ISI implantada en México:
1) La que abarca desde 1940 hasta 1956. Crecimiento con inflación.
2) La que abarca desde 1957 hasta1970. Crecimiento y estabilidad
3) La que abarca desde 1971 hasta 1976. Crecimiento tímido con inflación.
A través del análisis de la política ISI en México a lo largo de los años, se entrevé como, a
pesar del notable empujón que experimentó la industria, no se consiguió en el largo plazo
reducir la propensión media a importar, siendo paradójicamente el efecto contrario el
obtenido. Consecuentemente, la política de industrialización por sustitución de
importaciones en México, no alcanzó a minimizar la fuerte dependencia que existía con
respecto al sector exterior, aunque sí que consiguió variar el carácter de la misma.
La política ISI vino de la mano de un nuevo paradigma en la estructura del comercio
internacional. Las manufacturas tomaron la senda del ascenso, adquiriendo un papel
notorio en el panorama internacional. Por el contrario, los productos de la agricultura, al
igual que los minerales, vieron disminuido su peso. Si en las importaciones nos fijamos,
los bienes de capital incrementaron rápidamente su presencia, mientras que la de los bienes
de consumo se fue reduciendo paulatinamente. Esta variación en los componentes del
comercio internacional, fue producto de los patrones de demanda nacional y extranjera, la
política ISI y la influencia de la economía de América del Norte.
Se tiene constancia de que uno de los resultados más trascendentes de la expansión del
comercio internacional en la etapa que abarca desde 1971 hasta 1976, fue el aumento de la
propensión media a importar y, por consiguiente, el incremento de la necesidad de fuentes
extranjeras para el abastecimiento de bienes de capital. Asimismo, en el ámbito de las
manufacturas, las exportaciones han crecido con mayor celeridad que la producción,
deviniendo en que la propensión a exportar se ha visto incrementada. Todo ello es
sinónimo de que la economía mexicana vivió una apertura al exterior en esos últimos años.
En el caso de México, la política que se ha estado persiguiendo desde principio de los años
cincuenta, ha tenido como objetivo único apoyar la industrialización a raíz de un aumento
de la demanda interna. A pesar de esta intención, se deja entrever que esta política no tuvo
éxito al orientar la demanda interna hacia la industria nacional, ni en minorar cómo la
31
demanda del exterior puede influenciar las exportaciones mexicanas, y por ende, el
crecimiento.
5.2.Industrialización y sustitución de importaciones. Contexto general
En el cuadro 1 aparecen las variables que definen la macroeconomía mexicana desde 1940
hasta 1976. Como se puede observar, las diferencias en las cantidades hacen deducir que
los cambios en la política económica tuvieron efecto sobre la economía. A simple vista se
puede comprobar como la política de sustitución de importaciones afectó a las tasas de
crecimiento de las importaciones, del PIB y de la producción industrial. Inmersos en la fase
uno, la tasa de crecimiento de las importaciones supero a la tasa de crecimiento del
producto interior bruto. En el desarrollo de la segunda fase, la sustitución de las
importaciones se desarrolló conforme la teoría predecía, desviándose la demanda de
importaciones hacia la producción industrial de la nación. Se aumentó la renta de manera
notable por encima de las importaciones, lo que podría parecer que la política se estaba
implantando con éxito. Sin embargo, será en la tercera etapa, la que abarca desde 1971 a
1976, donde el crecimiento de las importaciones en bienes de capital superó de manera
categórica al crecimiento del PIB y de la producción industrial.
Corrientes exteriores, económicas y de otra naturaleza, han ocupado un papel crucial en los
resultados de la industrialización Mexicana. Durante la primera etapa, la Segunda Guerra
32
Mundial, estimuló las importaciones y ayudó a que se produjese una industrialización
profunda, pero por otra parte, desemboco en una fuente de inestabilidad, ya que derivó en
una subida de precios del comercio exterior y movimientos de capitales a corto plazo.
En la etapa segunda, las influencias del exterior sirvieron como estabilizador, tanto en el
ámbito de precios del comercio exterior como en el de los flujos de capital extranjero. Este
hecho dio la posibilidad de un crecimiento dinámico de las exportaciones de México y
financió el déficit de cuenta corriente, no siendo necesario devaluar el tipo de cambio. La
expansión que vivió la producción agrícola y el desarrollo de la sustitución de las
importaciones fueron contribuyentes de estos resultados.
En el curso de la tercera fase, las influencias provenientes del exterior se tradujeron en
negativas. Estas fueron: la recesión en la que se vio envuelta los Estados Unidos junto con
la inflación e inestabilidad monetaria a nivel mundial. A todo esto se añadió las presiones
económicas en el interior, como por ejemplo la desaceleración en el aumento del producto
agrícola y el freno del desarrollo de la inversión privada. A pesar de que los flujos de
capital del exterior iban en aumento, en 1976 se produjo una crisis de balanza de pagos.
5.3.Análisis empírico de la sustitución de importaciones
En la primera etapa, la política ISI se orientó a los bienes de consumo. En la fase que
abarca los años que van desde 1957 a 1970, la sustitución afectó a los bienes intermedios,
donde se consiguió un avance sobresaliente, y a algunos bienes de capital. En la última
fase se promovió intensamente la sustitución de bienes de capital. No obstante, no hay
pruebas del progreso durante esta fase.
Para poder estudiar cómo cambió el proceso de sustitución de importaciones, es necesario
definir el coeficiente ki como la proporción que ocupan las importaciones en el valor
agregado por sector en las manufacturas. Mediante el uso de los datos de importaciones
por clase de bienes y por el valor agregado por industria, la antes nombrada proporción se
vería expresada como sigue:
Donde Mi son las importaciones de un bien i, a precios constantes, y Gi es el valor
agregado por la industria loca i. Si ki muestra la proporción de importaciones del año
33
inicial y ki’ la del año final, el progreso en la sustitución de importaciones durante
cualquier fase quedaría denotado por
Mostrando el resultado en tanto por cierto, nos encontramos con
5.4.Fase inicial (1940-1956)
Si aplicamos la fórmula anterior en la fase uno, como resultado obtenemos el cuadro 2. Se
puede comprobar como notablemente se consiguió intercambiar la importación de los
bienes de consumo por producción propia. El valor agregado de las industria intermedias y
del capital se desarrolló considerablemente en tanto por ciento, lo que deriva en un índice
de sustitución por importaciones muy elevado ( . La causa de este hecho son las bajas
cifras de partida en el valor agregado de las industrias. Asimismo, al analizar los resultados
se debe de considerar que los bienes de consumo representan casi el 70% del valor añadido
de las manufacturas. A medida en que en dichas industrias se fue produciendo una
sustitución de las importaciones, se observó un progreso efectivo en todo el proceso,
aunque en los índices de los productos intermedios y de capital estén en negativo. Esto
refleja un incremento importante de las importaciones para este tipo de bienes.
34
5.5.Segunda fase (1957-1970)
La sustitución de importaciones fue un éxito en esta fase, debido a que se dejaron de
importar aquellos productos donde la demanda interna se desarrolló con mayor celeridad.
El aumento de empresas estatales como las de electricidad, petroquímica, petróleo,
transportes, etc, supuso un respaldo importante en el proceso. En el cuadro número 3 se
exponen los resultados para la medición de estos hechos.
35
Observamos como la sustitución fue de signo positivo en las tres categorías existentes:
Bienes intermedios, de capital y de consumo. En las industrias convencionales como las de
alimentos, calzado, corcho, madera, pieles, el progreso se hizo notar en menor medida que
en la primera fase, hecho lógico debido a que las importaciones en el año que se toma
como base, 1957, fueron sustancialmente reducidas en proporción al valor agregado.
No obstante, los avances más notables se encuentran en las industrias de capital y de bienes
intermedios. La industria del papel, la de productos químicos y metales, que en la etapa
anterior no habían contemplado un aumento significativo de su producción, al contrario
que lo hizo su demanda, en este momento sí que experimenta una sustitución de las
importaciones positiva. En la industria de bienes de capital, concretamente la de
maquinaria, se sucedió el mismo progreso, lo cual es aún más significativo, ya que si
tenemos en cuenta que en el año 1970, las importaciones de bienes de capital
representaban el 60% de las importaciones. Por el contrario, es que a pesar de que el valor
agregado en las industrias de capital crecía de manera paulatina, por encima del
crecimiento de las importaciones de los bienes procedentes de esta industria, estas seguían
teniendo un peso considerable en las compras al exterior. A finales de la segunda etapa, las
importaciones en su total comenzaron a acelerarse. Por este motivo, se hizo patente que la
política de sustitución de importaciones presentaba deficiencias. En 1970, las industrias
que estaban orientadas a la fabricación de bienes de capital no eran capaces de sustituir las
importaciones de equipos ferrocarriles, locomotoras, hornos industriales, maquinaria textil,
maquinaria agrícola, teléfonos, etc.
5.6.Tercera fase (1971-1976)
En el transcurso de la tercera fase, que ocupa los años que van desde 1971 a 1976, el
crecimiento que vino experimentando la producción industrial comenzó a desacelerar. En
cuanto a la tasa global de crecimiento del sector industrial, se manutuvo gracias a las
empresas estatales como la de electricidad. Las manufacturas sufrieron asimismo una
disminución alarmante. Si centramos nuestra atención a los bienes intermedios y de capital,
constatamos que los mismos siguen mostrando tasas de crecimiento superiores a las de la
industria, pero con una minoración con respecto a los años sesenta.
La tendencia de las importaciones de alimentos elaborados, es fruto de la escasez de la
oferta agrícola. En el campo de los metales básicos, las importaciones aumentaron como
36
consecuencia de un desplome de la industria del acero mexicano. Estos dos
comportamientos son los que logran explicar las cifras negativas del cuadro 4.
Acerca del aumento de las compras en el exterior de maquinaria, podemos decir que se
trataba de una tendencia observada a lo largo de los años, no era como en los casos
anteriores, cuyo origen era coyuntural.
5.7.Consideraciones teóricas sobre el debilitamiento de la sustitución de
importaciones
Los datos comentados anteriormente y expuestos en las tablas nos indican cómo México
alcanzó un estado de agotamiento en cuanto a lo que la política ISI se refiere.
A continuación, se procederá a contemplar cuáles son las explicaciones para este hecho en
la economía mexicana.
1. Fallos en las política ISI e influencias externas
En el primer punto se incluyen aquellas explicaciones que culpan como causantes del fallo
de las políticas de industrialización, a causas generales, generadas dentro del propio
modelo o provenientes del exterior. Se habla de una abundancia de capitalización en el
sector industrial, incapacidad para ocupar a la mano de obra disponible, una exacerbada
ramificación en el sector de las manufacturas, concentración del ingreso, salida de
capitales, etc. Muchos autores opinan que la política en sí fue la causa de su posterior
caída. No obstante, también se atribuyen factores externos al fracaso de la industrialización
37
por sustitución, como pueden ser: las crisis económicas internacionales, las políticas que
aplicaban los países industrializados hacia aquellos que se hallaban en el proceso de
industrialización y las presiones inflacionistas que afectaron a los países de América del
Sur.
2. La demanda de importaciones de bienes de capital y los límites del proceso de
sustitución de importaciones
El segundo argumento que intenta arrojar luz sobre por qué la política de industrialización
por sustitución de importaciones no tuvo éxito, es aquel que contempla la demanda de
importaciones de bienes de capital, la cual continuó creciendo acompañando al proceso
industrializador. También, existían complicaciones para sustituir esas importaciones,
debido al tamaño del mercado. Se consideraba que el mercado nacional no alcanzaba la
amplitud adecuada, por lo que se abogaba para intentar solventar este defecto, por la
creación de un Mercado Común Latinoamericano y por el incremento de la demanda de
este tipo de bienes por parte del Estado.
3. Resistencia a los procesos avanzados de sustitución, política económica y medio
ambiente económico.
Será Albert Hirschman quien negará que el desgaste de la política de industrialización por
sustitución de importaciones se deba a su propia naturaleza. En cambio, culpa de este
hecho a factores económicos, tecnológicos y políticos. Hirschman considera que la
producción interna de bienes intermedios y bienes de consumo no alienta a otros sectores
más desarrollados, que son los que al fin y al cabo, han de retroalimentar el proceso.
4. Industrialización anti-exportadora
Otros autores insisten en que el proteccionismo que iba de la mano de la industrialización,
ha devenido en un sistema de tipos de cambio múltiple, como resultado de las distintas
tarifas. Por consiguiente, la moneda se ha visto sobrevaluada, frenando las exportaciones,
la especialización, además de generar capacidades ociosas de la industria y molestar en el
camino de la sustitución de importaciones. Este grupo de expertos apunta a que si anima la
exportación de manufacturas a través de unos tipos de cambio adaptables o a través de
devaluación, se conseguirá reducir el desequilibrio en la cuenta corriente y se mantendrá el
proceso de industrialización.
5. La hipótesis de la variedad
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Algunas de las proposiciones de la hipótesis de la variedad serán analizadas en los
siguientes párrafos, con el fin de poder aplicarlas al caso de México. La hipótesis fue
ideada por T.S. Barker. El objetivo de dichas hipótesis es explicar cómo afecta el
crecimiento económico a los flujos de comercio exterior. Se basa en un modelo de
demanda de un consumidor, pero no por este hecho queda limitada al comercio
internacional de bienes de consumo, ya que es totalmente aplicable al de bienes de capital.
Esta hipótesis tiene como premisa que los diferentes bienes tiene una cantidad de
características diferentes, las cuales se relacionan directamente con el deseo del
comprador, el cual tiene una renta y un presupuesto dados. Por consiguiente, el aumento de
la renta per cápita tiene como consecuencia un incremento del deseo de la demanda por
esas cualidades que los bienes poseen. Además, conforme la renta per cápita aumenta, la
diferenciación en la demanda se acentúa. A pesar de lo que pueda parecer, los bienes de
capital también pueden presentar diferenciación, basándose esta en razones tecnológicas y
de mercadotecnia.
Que la renta per cápita experimente un incremento, supondrá que también las
importaciones se vean aumentadas, debido a que en el mercado internacional suele haber
mayor variedad de productos donde elegir. Si estudiamos el caso concreto de México, esta
afirmación se confirma, ya que las importaciones de bienes intermedios y de capital se han
incrementado mucho más rápido que la renta per cápita, aun considerando que se estaba
aplicando una política de sustitución de importaciones y que existía una industria nacional
que proporcionaba este tipo de bienes. En la fase tercera, se puede comprobar como las
importaciones de bienes de capital aumentaron a una tasa media anual del 11,2% y la de
bienes intermedias al 13,5%. Por otro lado, el ingreso per cápita tan solo aumento 1,8%.
Esto se encuentra argumentado en dos pilares. Primeramente, al crecer la renta per cápita y
con ella la diferenciación de la demanda, provocando que una gran variedad de industrias
manufacturitas surgiese, acarreando ello, un aumento de las importaciones de las
importaciones de bienes de equipo y bienes intermedios. Por otro lado, aunque se pretendía
ofertar al mercado nacional una variedad amplia, las economías de escala por las que rigen
las industrias manufactureras, pusieron límite a esta diversificación, debiéndose importar el
resto.
En relación con esto último, se haya el pensamiento de que el sector industrial mexicano se
encontraba tremendamente diversificado, como respuesta a la demanda de un sector de la
población que contaba con una renta elevada. Al satisfacer la industria la demanda de este
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estrato de la población, se producía una deformación de la política de industrialización por
sustitución de importaciones. Por consiguiente, en contra de lo que se postuló, un avance el
proceso de sustitución de productos importados por productos nacionales, no cesaría la
demanda de variedad de las clases altas, por lo que la propensión media a importar no se
vería disminuida considerablemente.
Asimismo, hay que considerar que un incremento de la renta per cápita, aumentará las
apetencias de variedad de los consumidores, tendiendo por tanto, el precio promedio de los
bienes adquiridos en cualquier mercado, a incrementarse.
Por otro lado, se puede comprobar como un aumento de la renta per cápita desencadena
una crecida en el nivel de importaciones por encima del de la producción interna. La
experiencia que en México se vivió es que en los años setenta la propensión marginal a
importar se elevó, aunque al mismo tiene se fabricaban bienes de capital en el propio país.
Aunque la política para la industrialización por sustitución de importaciones perseguía en
último término reducir la propensión media y marginal a importar, se demuestra, por los
datos recogidos en la década de los años setenta, que no se consiguió lograr el objetivo
final del proyecto.
6. CONCLUSIONES
En cuanto a la teoría de la tasa real de intercambio, postulada por Raúl Prebisch y Hans
Singer, a grandes rasgos, podemos confirmar que describe la realidad de las economías
latinoamericanas. No obstante, sería necesario matizar sus postulados con el fin de
adaptarla a la verdadera situación en la que se hallaban y se hallan las economías
periféricas.
En primer lugar, es necesario aclarar que, a pesar de que la tendencia a lo largo del siglo
XX es a que los términos de intercambio vayan en descenso, también se observan ciertos
periodos donde los mismo se han visto envueltos en una subida. Por otra parte, es
conveniente matizar que no existe un solo tipo de bien primario, si no que este aglomerado
se desmiembra, y cada uno de los subgrupos tiene un comportamiento específico.
Asimismo, en la actualidad, no está muy claro que el debate sobre los términos de
intercambio entre materias primas y productos industrializados siga vigente, ya que sería
necesario precisar, si para América del Sur, las materias primas y los alimentos siguen
siendo la base de su economía exportadora. Hoy en día, el esquema en el que los países de
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la periferia recibían bienes industrializados de los países de centro y exportaban bienes
primarios, debe de ser visto de manera más compleja, ya que el auge del comercio
intraindustrial y el de la deslocalización industrial, ha modificado el mapa del comercio
internacional. Por último, gracias al estudio minucioso de tres países, sería necesario
concretar que los países de América Latina no se comportan de la misma manera. Cada
uno de ellos se caracteriza por un tamaño, riqueza, estructura productiva, dotación de
factores; entre otros, por lo que los efectos y las causas de la implantación de la política de
industrialización por sustitución de importaciones, son muy diversos.
De igual forma, tras analizar la política ISI en general y en los principales países
latinoamericanos en particular, hemos llegado a la conclusión de que todo el proceso
estaba condicionado por los bienes primarios. Dicha dependencia era debido a la
incapacidad exportadora del sector manufacturero instalado en los inicios del proceso, por
lo que los bienes que principalmente se exportaban, continuaban siendo primarios.
Por consiguiente, los problemas derivados de este hecho eran varios. Uno de ellos era el
bajo valor añadido de estos bienes, que hacía que ante la necesidad de importar bienes con
un valor añadido mucho mayor la relación de intercambio se fuese deteriorando. Otro de
los problemas sucedía cuando los precios internacionales del bien primario predominante
bajaban, y ante la baja Elasticidad-Precio de los mismos, hacia que la cantidad exportada
de los mismos sufrieran pequeños incrementos, provocando un descenso del valor total de
las exportaciones. Esto daba lugar a situaciones de desequilibrio, poniendo en peligro la
continuidad del proceso industrial ante la necesidad del mismo de continuar importando
bienes de capital e intermedios.
Otra causa que originaba la estructura de las exportaciones en América Latina, es que los
países al depender de los bienes primarios exportados, dedicaban todos los esfuerzos del
sector agrícola en fomentar los mismos, produciendo cierta escasez de los alimentos
destinados al consumo interno, que junto con el aumento de la demanda en las zonas
urbanas experimentaban alzas en los precios y que en última instancia se traducía en una
alta inflación.
Por lo tanto, la clave para que las políticas hubiesen alcanzado un gran éxito, está en que la
industria de productos de consumo final, que fue la que inicialmente se sustituyó por
producción interna, hubiera conseguido exportar un alto porcentaje del output. Esto
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hubiera evitado que la capacidad exportadora del país dependiera de los bienes primarios y
sus negativas consecuencias.
Por consiguiente, como sumario, podemos concluir que las medidas proteccionistas, no son
suficiente estímulo para desarrollar un sector industrial en un determinado país que carece
de las ventajas comparativas para la consolidación de dicho sector. Por lo tanto, cuotas a la
importación o aranceles sobre productos industriales, no hará de un sector industrial
ineficiente uno eficiente. Por otro lado, resulta inviable pensar que una industria podría
desarrollarse hasta su máximo punto de productividad cuando tan solo atendía la demanda
interna. Hasta en el caso de los países en desarrollo de mayor tamaño, el objetivo de crear
economías de escala no encontraba su concreción si tan solo se focalizaban en el mercado
interior. A todo esto hay que añadir que, estadísticamente, aquellos países en desarrollo
que siguieron una senda de crecimiento a través del libre comercio, obtuvieron mejores
resultados que aquellos que apostaron por la política ISI. Por este motivo, al igual que
numerosos economistas como Paul Krugman, y ciertos organismos internacionales como el
Banco Mundial, declaramos que las medidas tomadas por los países latinoamericanos a
partir del primer cuarto del siglo XX, a pesar de perseguir objetivos loables, no hicieron
más que entorpecer el camino al crecimiento y al desarrollo de estas naciones.
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BIBLIOGRAFÍA
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