A ñ o X L I I I . M a d r i d 3 0 de M a r z o de 1 9 1 1 . N ú m . 13.

ti riBidi ESPlIi R E V I S T A CIENTÍFICA Y P R O F E S I O N A L

CONSAGRADO Á LA DEFENSA DE LOS DERECHOS É I N T E R E S E S D E L A C L A S E F A R M A C É U T I C A E S P A Ñ O L A

D i r e c t o r : » . F r a n c i s c o M a r í n y S a n c h o .

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i£ vincias.

S E P U B L I C A TODOS L O S J U E V E S

MADRID, JUEVES 30 DE MARZO DE 1911

LOS PROBLEMS ANTIGUOS Y U FARMACIA MODERNA R e l a c i ó n entre e l m é d i c o y e l f a r m a c é u t i c o en l a E d a d M e d i a . — A d u l t e r a c i ó n de l a s d r o ­g a s en e l I m p e r i o R o m a n o , — E l fu turo c a m p o

de l f a r m a c é u t i c o . Por James J . Walsh, M. D., Ph. D., Li l t . D , deán y pro­

fesor de la Historia de la medicina y enfermedades ner­viosas de la Facultad de medicina de la Universidad de Fordham, Nueva York ( i ) . '*

E s costumbre suponer que los numerosos problemas que diariamente se presentan ante el farmacéutico, como asimismo las directas relaciones que dicho profesional tiene con el médico y el público, relativamente son nue­vas, pues con sinceridad creemos que j a m á s en la historia del mundo hubo necesidad de tener en existencias un número tan crecido de medicamentos preparados y listos para la venta. E l peligro de las sustituciones, las me­dicinas de patente, como asimismo los reme­dios secretos de diferentes clases y el temor á los envenenamientos se consideran como problemas de la actualidad, y sólo como con­secuencia de la supuesta moderna relación entre el médico y el farmacéut ico , considera­mos la necesidad de establecer leyes encami­nadas á reglamentar esta conex ión directa que existe entre ambas profesiones. E l esta-

(1) Revista americana de farmacia y medicina.

blecimiento de las farmacias en gran escala, como asimismo el de los grandes almacenes de quincalla y comestibles, llamados por muchos bazares, se suponen también como una nueva idea nacida de la evoluc ión expe­rimentada por las grandes capitales y el des­arrollo adquirido por las transacciones co­merciales. Sin embargo, confío poder demos­trar de un modo evidente, que ni uno solo de estos problemas puede considerarse como moderno, que muchos de ellos pertenecen á los tiempos más remotos y que no pocos figu­ran en la historia de la medicina presentados en la misma forma que en la actualidad los contemplamos.

iVo hay nada nuevo en la tierra.

Nos encontramos siempre dispuestos á creer que j a m á s ha existido una época en la que se recetaran, como en la presente, un número tan variado de medicamentos. L a idea resulta racional, pues es natural que se suponga que las drogas han ido a c u m u l á n d o ­se y que en la actualidad conservamos las antiguas y las modernas. L a idea tan decan­tada por aquel poeta que dijo que «siendo los herederos de todas las edades nos ha l lábamos á la cabeza de la civi l ización», nos ha pro­porcionado gran complacencia, con especia­lidad, durante los úl t imos a ñ o s , pero no debemos olvidar que en la vida moderna como

194 L A F A R M A C I A E S P A Ñ O L A

en la antigua, han existido siempre ciclos m á s ó menos interesantes en cuanto se re­fieren á los diferentes problemas de la vida, y que en medicina, particularmente, ha habi­do épocas en que se hicieron grandes descu­brimientos que estuvieron en voga durante mucho tiempo y que después pasaron al olvido.

Estos hechos se comprueban en el desen­volvimiento de otras muchas cosas a d e m á s de la medicina. Por ejemplo, existen suficientes datos y razones para creer que el Canal de Suez, es decir, ese brazo de agua que une el Mar Rojo con el Mediterráneo, estuvo abierto en otro tiempo, y que se dejó cegar por la a c u m u l a c i ó n de las arenas durante el primer período de la era cristiana. L a Amér ica , no creo que haya nadie que pueda asegurar que no había sido visitada por otros varios siglos antes de que Colón desembarcase por prime­ra vez en la is la de San Salvador; y hasta los mismos palacios de los Césares de Roma llegaron á perderse, pues permanecieron ocultos bajo las ruinas durante un período de tiempo tan largo, que casi llegaron á olvidar­se. Vemos, pues, que el detalle m á s sobresa­liente de la historia humana, es que el hombre inventa ó descubre cosas maravillosas, y después se olvida de ellas.

L a farmacopea puede decirse que es la pri­mera obra médica que poseemos para demos­trar el maravilloso desarrollo adquirido por la ciencia farmacéut ica; pues bien, existe asi­mismo el Papiro deEbers, precioso documento de la antigüedad y que fué escrito unos mil setecientos años antes de la venida de Jesu­cristo. Por dicho documento hemos llegado á saber que los egipcios empleaban hace cuatro ó cinco mil años m á s de setecientas drogas que suponían de gran utilidad; por lo menos conservaban un registro de ellas, y los médi ­cos se suponía que c o n o c í a n bien sus efectos. Por mi parte creo, que muchos de estos medi­camentos tendrían muy poco uso como ocurre con una gran parte de los que en la actualidad poseemos; sin embargo, parece natural supo­ner que en los establecimientos de farmacia de equella é p o c a se adquirir ían en todo mo­mento cualquiera de ios citados remedios. Verdaderamente causa asombro ver el desa­rrollo que adquirió en aquella antigua época el arte de recetar, y para comprenderlo basta estudiar la revis ión que el Dr. Carl von Kle in hizo del Papiro de Ebers hace unos cinco años y en la que se enumeran las diferentes clases

de drogas que emplean los egipcios hace p r ó ­ximamente dos mil a ñ o s .

E n dicho documento figuran casi todos los caprichosos y qui lométr icos nombres griegos con que hoy mismo se clasifican muchas sus­tancias y se mencionan también m á s de sete­cientos diferentes remedios que, procedentes del reino animal, vegetal ó mineral, actúan como estimulantes, sedativos, excitantes, de­presivos, narcót icos , h ipnót icos , ana lgés i cos , anodinos, ant i e spasmódicos , midriát icos , ex­pectorantes, tónicos , dentífricos, sialogogos, antisialogogos, refrigerantes, emét icos , antie­mét icos , carminativos, catárt icos , purgantes, astringentes, colagogos, ant ihe lmínt icos , re­constituyentes, hemát icos , alterantes, antipi­rét icos , ant i f logís t icos , ant iper iód icos , diu­rét icos , diluentes, d iaforét icos , sudoríf icos, antisudoríf lcos , emenagogos, ga lac tógenos , irritantes, hemostá t i cos , escarót icos , cáusti­cos, est ípticos, emolientes, demulcentes, an­t iz ímicos , desinfectantes, desodorantes, pa­rasiticidas, ant ídotos y antagonistas.

Los métodos que se empleaban para la ad­ministración de las drogas eran tan variados é interesantes como los medicamentos. Por ejemplo, las drogas se recetaban para uso interno en forma de decocciones, infusiones, inyecciones, pildoras, tabletas, pastillas, cáp­sulas, polvos, pociones é inhalaciones, y para uso externo se prescribían lociones, pomadas, ungüentos , sinapismos, etc. Los medicamen­tos se comían , bebían, masticaban ó se traga­ban, y debían tomarse á menudo ó en una sola vez; en cuanto á la hora de administrar las medicinas se seguía la misma costumbre que en la época presente, esto es, la mayor parte de los remedios se ordenaba á los enfermos que los tomasen por la m a ñ a n a , por la noche ó á la hora de acostarse; de igual modo exis­tían algunas fórmulas encaminadas á disimu­lar el gusto desagradable de algunos medica­mentos. Vemos, pues, por lo dicho, que nuestra práctica, en este ramo de la medicina, no es superior en nada á la que empleaban los egipcios.

De la misma manera que nos sorprende ver que esta fase de nuestra farmacia moderna fué también objeto de estudio en la ant igüe­dad, nos admiramos al saber que otros mu­chos problemas farmacéut icos no son tan modernos como suponemos, sino que só lo representan un ciclo de actividades, que se encuentra infinidad de veces y en diferentes é p o c a s en la historia de la medicina. Así, pues,

L A F A R M A C I A E S P A Ñ O L A 195

vemos que Friedlánder en el primer volumen de su obra titulada «La vida romana y cos­tumbres durante el principio del Imperio», describe con lujo en los detalles el estado ó condición en que se e n c o n t r á b a l a medicina en Roma en dicha época , las reclamaciones ó quejas que se formulaban, los esfuerzos l leva­dos á cabo por la profesión médica para evitar las sustituciones, el peligro á que se e x p o n í a n los que usaban medicinas de patente, la falta de habilidad ó censurable descuido en la pre­paración de las recetas y otros muchos riesgos que seguramente se han supuesto como ex­clusivos y propios de la época presente. Como podría suceder que muchos crean que lo ante­riormente expuesto es tá exagerado, á conti­nuación doy una copia literal de varios pá­rrafos que he tomado de la cé lebre obra de Friedlánder:

«En la antigüedad Jos comerciantes dedica­dos á la venta de cosmét i cos , drogas y espe­cias, vendían también medicinas, los perfu­mistas constituían uno de los gremios en Roma y había a d e m á s viajeros, buhoneros y contrabandistas. Plinio el Anciano, se quejó muchas veces de la existencia de semejantes establecimientos, pues los médicos con fre­cuencia adquirían las medicinas de estas tiendas en lugar de prepararlas por sí mismos como debían de hacerlo de conformidad con su profesión. Por lo general muy pocos cono­cían los ingredientes y cuando algún m é d i c o deseaba formular una receta, era engañado por el vendedor encargado de prepararla, razón por la que la mayor ía de los méd icos compraban los emplastos y los medicamentos listos y preparados para usarlos. Galeno se quejaba también con frecuencia del fraude cometido por aquellos «condenados comer­ciantes», como los llamaba, aún cuando al mismo tiempo reconoc ía que ellos á su vez eran inocentes v íc t imas de los herbolarios encargados de traer á la ciudad las savias, flores, frutasy hierbas que seempleaban. Pero la ingeniosa manera con que se imitaban estos productos daba por resultado que cayesen en el engaño hasta aquellos que pose ían extraor­dinaria experiencia. Galeno, que durante los primeros años de su juventud había sido dis­cípulo de un hombre que imitaba los bá lsa­mos, la tierra de Lemnos, el sulfato de zinc y otras varias drogas no comunes con admira­ble perfección y que obtenía p ingües ganan­cias con dichos productos, no quiso que se­mejantes métodos pasasen al dominio de

gentes poco escrupulosas, y por esto fundó sus mayores esperanzas en poder incitar la juventud, por medios de sus escritos, á que investigasen y descubriesen, por sí mismos, las propiedades curativas de las plantas. Todo el que comerciaba con las drogas y sus pre­paraciones, tenía que conocer las partes uti-l izablós de las plantas, animales, minerales y metales, como asimismo saber distinguir los productos verdaderos de los falsificados.

»Pero estos artículos, á pesar de su impor­tancia, con raras excepciones se adquirían leg í t imos , y de aquí que fuese preciso man­darlos traer directamente de las regiones donde se producían, empleando para ello una persona amiga, cuando era posible y pidién­doles en cantidades de cons iderac ión . Galeno efectuó varios viajes con este propósito, y consiguió recibir con regularidad todos los años varias remesas de los mencionados pro­ductos, los cuales llegaban á su poder parte por mediación de sus amigos, y otra parte que le enviaban directamente los gobernado­res de Siria, Palestina, Egipto, Capadocia, Ponto, Macedonia, Gaul, España y Mauritania. De la misma manera hizo un viaje á Lemnos en busca de tierra de aquella región, como asimismo á Chipre para obtener sus metales. E n esta isla, mediante su amistad con el pro­curador imperial de las minas de Soli, pudo adquirir cantidades suficientes para su prác­tica y distribución de sulfato de cobre ó vitrio­lo azul, vitriolo l íquido, cadmía , mineral sul ­furado y caparrosa blanca ó sulfato de zinc. Descubrió el litargirio entre Cyzicus y P é r g a -rao, y no pudo descubrir el río Gagates aun cuando viajó por todo la L i c i a . Procedente del Mar Muerto trajo asfalto y unas piedras negras porosas é inflamables y se trasladó á Palestina con él único propósito de obtener un bá l samo que se producía en unos dominios imperiales en Engaddi, Judea, y que solo se vendía por el fisco (el departamento del teso­ro imperial). A su regreso tuvo' la fortuna de encontrar una caravana de camellos que con­ducían aloes de la India y lycium de L ic ia , de esta últ ima sustancia pudo obtener una cantidad pura, pues la adulterada no se co­noc ía en aquella región. Había muchas dro­gas que se tenían que conservar en aceite, pero los comerciantes no sólo vendían el aceite puro, sino también una mezcla de grasa de cerdo y aceite c o m ú n , compos ic ión que aparentemente resultaba admisible. E n cuan­to á Galeno, adquiría el aceite de su padre, que

196 L A F A R M A C I A E S P A Ñ O L A

tenía grandes cantidades almacenadas, y como las renovaba constantemente, hubiera podido contar con un depósito inagotable aun cuando su vida hubiese sido la de un cente­nario.»

(Cont inuará . ) —: p a—i , -

CAJA DE SOCORRO DEL CUERPO DE FARMACÉUTICOS TITULARES CONVOCATORIA

E n virtud de lo acordado por el Consejo de inspecc ión en las sesiones celebradas en los días 27 de' Diciembre de 1910 y 24 de Febrero de 1911, y haciendo uso dicho Consejo de las atribuciones que le confiere el art. 3.° del re­glamento, en su párrafo 7.°, convoca á los individuos del mismo, á los del Consejo de administración y á los delegados provinciales que designen á este objeto las respectivas Juntas y los delegados de los distritos, á la Asamblea que habrá de reunirse en Madrid el día 7 de Abril próx imo , con objeto de tratar y resolver sobre los asuntos siguientes:

1. ° Modificación del párrafo 1.° de los es­tatutos que trata de los fines de la Caja , y del art. 17 del reglamento y concordantes, en el sentido de que las s eñoras viudas que renun­cien al socorro causado por el fallecimiento de sus esposos, pueden ser continuadoras de éstos en la Caja .

2. ° Modificación del párrafo 4.° del ar t ícu­lo 33 del reglamento, en el sentido de que los señores encargados del cobro en las provin­cias den por terminada la operac ión y de­vuelvan á la gerencia los documentos que en dicho párrafo se detallan, antes, precisamen­te, del día 1.° de Diciembre.

3. ° Aumento de la cantidad que por sub­venciones ingresa en el fondo de socorro, a l objeto de compensar la d isminución que vie­ne o b s e r v á n d o s e en otro ingreso corporativo.

Madrid, 5 de Marzo de 1911.—El Presidente, Joaquin R u i z Jiménez.—E\ secretario, Fidel Fernández.

D i s p o s i c i o n e s r e g l a m e n t a r i a s que deben t e n e r s e p r e s e n t e s .

Art. 52. Constituirán las a s a m b l e a s los individuos de los Consejos de inspecc ión y adminis trac ión y un delegado de cada pro­vincia designado por sus respectivas Juntas provinciales y delegados de partido en ses ión convocada al efecto, con la condic ión precisa de que sea socio de la Caja .

Estas asambleas serán presididas por la

Junta de gobierno y patronato del Cuerpo de titulares.

Art. 54. L a convocatoria de las asambleas se hará con treinta días , por lo menos, de ant ic ipac ión, y mediante una hoja que se re­mitirá á todos los socios, en la que se expre­sen con toda prec is ión cuantos asuntos hayan de tratarse, y que sirva, a d e m á s , para que aquél los hagan á sus delegados las observa­ciones que tengan por conveniente y que é s ­tos presentarán á la asamblea.

Art. 57. ... este reglamento podrá refor­marse siempre que lo pidan por escrito cien socios, lo proponga la gerencia ó el Consejo de inspecc ión y recaiga votación favorable á la reforma en asamblea convocada al efecto, siendo preciso, para la validez de los acuer­dos, que é s t o s sean tomados por las dos ter­ceras partes de los concurrentes, y que asis­tan á la misma la mitad, por lo menos, de los individuos que la constituyen.

A c u e r d o s a c l a r a t o r i o s tomados p o r e l Consejo en s e s i ó n c e l e b r a d a e l 2 4 de F e b r e r o .

1. ° E l Consejo de inspecc ión , teniendo en cuenta que el n ú m e r o de los que pertenecen á la Caja es en algunas provincias insignifi­cante y que esta circunstancia, así como la dificultad ó imposibilidad de sufragar los gas­tos de representac ión , harán sumamente di­fícil, en la mayoría de los casos, el nombra­miento de socios de l a s mismas que se presten á representarlas en la Asamblea, usando de las atribuciones que le confiere el art. 11 del Reglamento, autoriza á las Juntas provinciales y á los delegados de distrito para otorgar, en caso de necesidad, la representa­ción, dándoles las oportunas instrucciones, á socios de otras provincias.

2. ° Asimismo, en cons iderac ión á que la Asamblea se compone de los individuos de los Consejos de inspecc ión yadmin i s trac ión , m á s un delegado por cada provincia, y que pudiera darse el caso de que, asistiendo la mitad ó menos de los delegados provinciales, la ma­yoría estuviese formada por individuos de las entidades directivas d é l a inst i tución, circuns­tancia que n o p o d r í a m e n o s d e restar autoridad á los acuerdos, en su deseo de que éstos refle­jen siempre la opinión y voluntad de la mayo­ría de los socios, acuerda que cada individuo de los Consejos tengan un voto, y los delega­dos uno, si los socios que representan no pasan de cinco; dos, si pasan de este número y no exceden de diez, y así sucesivamente.

L A F A R M A C I A E S P A Ñ O L A 197

L i s t a de los soc ios de M a d r i d que pueden s e r de legados .

D. Francisco Marín y Sancho,—Silva, 49, » Andrés Garc i -NuñoGonzá lez .—Bravo Mu-

rillo, 159, » Sabino Plaza Herrero.—Embajadores, 31. » Manuel Fernández Prieto.—Fernando el

Santo, 5. » Pedro M, Gabriel Robert.—Caballero de

Gracia, 23. » Teodoro Torrecilla G a r a g a r z a . — B a r ­

quillo, 37. » Mauricio Torrecilla Marín.—Barqui l lo , 37, » Bernabé Esteban Z a z o . —Ventura R o ­

dríguez, 6. » Casimiro García Cenarro.—Abada, 4. » Ramón Sáiz de Carlos.—Serrano, 30. » Mariano Górriz de León, —Barquillo, 15,2,° » Alberto del Val l e .—Ramón de la Cruz, 51. » Eugenio Ruiz Ruiz.—Plaza de la Indepen­

dencia, 10, Farmac ia . » Emilio Alcobilla,—Caballero de Gracia , 10. » Manuel Llórente Navarro,—Toledo, 55. » Benito Cano.—Serrano, 30, Farmac ia . » Emilio Navarro López.—Mayor, 54, Far­

macia. » Luis Vi l legas .—Alcalá , 72. » Manuel Benedicto Zabalza. — San Ber ­

nardo, 41.

» Francisco Gayoso Fernández .—Arenal , 2,

SECCIÓN OFICIAL MINISTERIO D E L A GOBERNACIÓN

EXPO SI CI ÓN

Señor: Por real decreto de 29 de Octubre de 1899 fué creado el Instituto de sueroterapia, vacunación y bacteriología de Alfonso X I I I , constituyendo tal creación un manifiesto pro­greso realizado en beneficio de la higiene y salubridad pública.

E l tiempo transcurrido desde aquella fecha ha venido á demostrar la utilidad palmaria de esta institución, consagrada desde sus co­mienzos á la enseñanza práct ica de la técn ica bacteriológica, en sus relaciones con la epi­demiología; á la obtención de linfas, de sueros y de cultivos destinados á la profilaxis y al tratamiento curativo de las enfermedades in ­fecciosas; á l o s anál i s i s é investigaciones mi­crobianas, y de una manera especial al servi­cio de vacunac ión contra la viruela.

Cambiado su título por el de Instituto na­cional de higiene de Alfonso X I I I , que abarca

todos los asuntos de su competencia, ha ido ensanchando su esfera de acc ión , creando el servicio de vacunac ión antirrábica, el de aná ­lisis químico de todo género de productos y la e laboración en grande escala de sueros y vacunas preventivas contra epizootias mor­tíferas de los ganados, que han adquirido r á ­pidamente la confianza del público, produ­ciendo al Instituto gloria y provecho.

E l referido aumento de funciones impone, como lógica consecuencia, la ampl iac ión de los elementos de que el Instituto ha de dispo­ner, tanto en lo relativo al personal, como en lo que al material respecta, y que á la vez se garantice la estabilidad de los actuales pro­fesores, cuya aptitud científica es tá ya acre­ditada, y su posible y natural sust itución en lo porvenir por medio de concursos debidamente condicionados.

A estos fines, principalmente, responde el proyecto de decreto que el ministro que sus­cribe tiene el honor de someter á la aproba­ción de S, M.

Madrid, 24 de Enero de 1911.—Señor: A L . R, P, de V . M. , Demetrio Alonso Castrillo.

REAL DECRETO

De conformidad con mi Consejo de minis­tros, y á propuesta del de la Gobernac ión ,

Vengo en decretar lo siguiente: Artículo 1,° E l Instituto nacional de higiene

de Alfonso X I I I se consagrará , como hasta aquí viene hac iéndolo , á los trabajos relacio­nados con la higiene y beneficencia públ icas y de una manera especial:

a) A la vacunac ión contra la viruela. b) A las inoculaciones ant irrábicas . c) A la preparación y expend ic ión de v a ­

cunas, sueros y demás productos bacter io ló ­gicos, destinados al d iagnóst ico , profilaxis y tratamiento de las infecciones del hombre y de los animales.

d) A los anál is is bacter io lóg icos y quími­cos de bebidas, alimentos, medicamentos y productos morbosos que se le encomienden.

e) A la enseñanza práct ica de la bacterio­logía en sus relaciones con la higiene pública y la ep idemio log ía , .

/ ) A la custodia y reparación del material de desinfección del Parque sanitario civil , anejo al Instituto.

Art, 2,° L a s referidas funciones serán efec­tuadas gratuitamente cuando constituyan ser­vicio público, sean pedidas por el gobierno, el real Consejo de Sanidad, la real Academia

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de medicina y se hagan por conducto del mi­nistro de la Gobernación.

Los particulares podrán también utilizar dichos servicios, á condic ión de satisfacer su importe, con arreglo á tarifa aprobada por la superioridad.

Art. 3.° E l referido Instituto se dividirá en cuatro secciones:

Primera. De anál i s i s bac ter io lóg icosy quí­micos de aguas, alimentos, medicamentos, vacunas y productos morbosos.

Segunda. De sueroterapia y obtención de sueros terapéut icos y preventivos, elabora­ción de vacunas y toda clase de productos re­lacionados con el d iagnóst ico y tratamiento de las enfermedades infecciosas.

Tercera. De la v a c u n a c i ó n contra la v i ­ruela.

Cuarta. Del Parque sanitario y e n s e ñ a n z a de la des infecc ión .

L a secc ión primera comprenderá dos sub-secciones anejas: la subsecc ión de anál i s i s químicos y la subsecc ión de parasitología ani­mal. L a secc ión segunda abarcará otras dos subsecciones: la subsecc ión de las inoculacio­nes antirrábicas y la de veterinaria.

Art. 4.° E l referido Instituto dependerá ex­clusivamente del ministerio de la Goberna­ción á las inmediatas órdenes de los Inspec­tores generales de Sanidad interior y exterior quienes, siempre que lo estimaren convenien­te, inspeccionarán los servicios, e x a m i n a r á n las cuentas y propondrán á la reso luc ión del ministro de la Gobernación, y oída la Junta técnica del Instituto, las reformas y d e m á s medidas conducentes á la buena marcha ad­ministrativa del establecimiento.

Art. 5.° Para la distribución de los traba­jos, organización de los cursos de enseñanza , adminis trac ión de la cons ignac ión de mate­rial y demás ingresos, y cuanto concierne al gobierno interior del Instituto, habrá una Jun­ta técn ica compuesta del director, los jefes de secc ión y de subsecc ión , el secretario y el contador, estos dos úl t imos con voz, pero sin voto.

Art. 6.° Los ingresos del Instituto nacional de higiene serán de cuatro clases:

á) Lasconsignaciones oficiales de material que figuren en los presupuestos del Estado.

6) E l importe de la venta al público de pro­ductos y d e m á s servicios del Instituto.

c) L o recaudado por inscripciones de ma­trículas de e n s e ñ a n z a .

d) Por donativos y subvenciones.

Del total de lo ingresado por los conceptos 6 y c, el 50 por 100 se dest inará á remunerar, según acuerde la Junta técnica, el personal del Instituto; el 25 por 100 se apl icará á los gastos de material, y el resto, ó sea otro 25 por 100, ingresará en las arcas del Tesoro.

Un funcionario de Hacienda, designado por el respectivo ministerio, intervendrá los l i ­bros de caja y hará la recaudación mensual de la parte correspondiente al Erario público.

Art. 7.° E l personal técn ico actual del Ins­tituto no podrá ser separado de sus cargos, sino por causa justificada en el oportuno ex­pediente, oyéndose á los interesados y previa consulta del real Consejo de Sanidad.

E n lo sucesivo, el nuevo personal técnico del Instituto ingresará por concurso, que se efectuará de conformidad con los preceptos que acerca de este particular sean consigna­dos en el oportuno reglamento.

Art. 8.° E l ministro de la Gobernación re­dactará á la brevedad posible el nuevo regla­mento del Instituto nacional de higiene de Alfonso X I I I .

Art. 9.° Quedan derogadas por el presente real decreto todas las disposiciones anteriores referentes á dicho Instituto.

Dado en Palacio á veinticuatro de Enero de mil novecientos once.—Alfonso.—El ministro de la Gobérnación, Demetrio Alonso Castri-llo. [Gaceta del 25.)

SECCION CIENTIFICA M E s t e r i l i z a c i ó n de l íqu idos inyectables;

por L e s u r a . Recientemente me he ocupado de la esteri­

l ización de l íquidos inyectables (1), y en esta obra, que contiene extensa nota bibliográfica y bastantes investigaciones originales, me propuse reunir y resumir, para el práct ico , primeramente las teorías que son base de la esteri l ización, y después los métodos de este­ri l ización y su apl icación á la preparación de los l íquidos inyectables.

Los accidentes debidos á una esteri l ización imperfecta de las soluciones h ipodérmicas son relativamente raros, pero existen; y los tra­bajos de Hohl, Schimmelbusch y Ferrar i de­muestran sobradamente que no es posible fiarse de la naturaleza m á s ó menos bacterici­da de las sustancias en so luc ión .

(1) L a stérilisation des liquides injectables; Théu Doetorat Univ. (Pharm.) París, 1910. Trabajo hecho en el laboratorio del profesor Bourquelot.

L A F A R M A C I A E S P A Ñ O L A 199

E l farmacéutico no puede permanecer indi­ferente ante los progresos realizados en estos últ imos años en la práctica de la asepsia.

E n un párrafo de mi tesis digo lo siguiente: Hace algunos años , hubo varios casos de t é ­tanos, consecutivos á inyecciones de gelatina, y alarmada la Academia, nombró una comi­sión y se planteó la cuest ión de si se debía reglamentar la preparación de estas solucio­nes de la misma manera que la de los sueros terapéuticos y productos opoterápicos; es de­cir, si se debía retirar á los farmacéut icos la preparación de soluciones gelatinadas para confiarla ún icamente á los laboratorios ex­presamente autorizados.

E l solo hecho de que se haya puesto á dis­cus ión tal medida, demuestra el interés que tiene para el farmacéut ico la cuest ión de la esteri l ización absoluta.

E l éxi to de ciertas marcas de ampollas y de materiales de curación esterilizados, prueba también la importancia que da la clase m é d i ­ca á la esteri l ización rigorosa, pero un deber más elevado obliga aún al farmacéutico á no descuidar esta parte de su arte.

A mi juicio, se debe poner siempre á cu­bierto no y a sólo nuestra responsabilidad legal, sino también nuestra responsabilidad moral.

L a gente se inclina á hacer responsable al farmacéutico de un accidente ó de un fracaso terapéutico. Si , por ejemplo, consecutivamen­te á u n a inyecc ión practicada en malas condi­ciones ó de manera imperfectamente aséptica, se produjera un accidente de infección cual­quiera, es necesario que el farmacéutico pueda sostener, en conciencia y de buena fe, que no le alcanza responsabilidad alguna y que ha efectuado, por su parte, la esteri l ización por el mejor, m á s seguro y m á s rigoroso de los procedimientos.

E s esto últ imo lo que se trata de precisar bien; y, con este objeto, he indicado los dife­rentes medios actualmente conocidos para realizar la asepsia. He estudiado en detalle y comparativamente la acc ión de los antisépti­cos, del calor seco, del calor del b a ñ o de ma-ría, del vapor de agua á l a presión ordinaria y bajo presión, de la calefacción discontinua (tindalización) (1) y, por últ imo, de la filtración sobre bujías porosas.

(1) Para una tindalización á 54-58°, se necesitan ocho o diez calefacciones; á 60°, cinco ó seis; á 70-80°, tres solamente; á 90-100', tres calefacciones de treinta minu­tos bastan.

Entre dos métodos de ester i l ización, se debe siempre escoger, cuando ello sea posible, el que produzca la asepsia m á s rigorosa y m á s perfecta, y con más razón si el procedimiento que llena esas condiciones es el m á s rápido y el m á s práct ico.

E l más eficaz es el que consiste en utilizar el vapor de agua saturado y calentar en la autoclava bajo presión de 110 á 120° /

Sería tanto más útil, á mi juicio, hacer nuevamente la descr ipción comparada de los diversos métodos de esteri l ización cuanto que, en los úl t imos años , se han propuesto dos nue­vos procedimientos, principalmente para rea­lizar la asepsia del agua y de la leche. Estos dos procedimientos consisten en el empleo del ozono y de la luz ultra-violeta.

He observado en qué medida y en cuá les condiciones pueden utilizarse los rayos de la lámpara á vapor de mercurio en la esteriliza­c ión de l íquidos inyectables. L a mayor parte de mis conclusiones se han publicado, y por eso me l imitaré á algunas consideraciones de detalle complementarias.

P a r a que la esteri l ización sea posible, es preciso que los l íquidos sean permeables á los rayos. E n efecto, para que estos úl t imos ejerzan su acc ión sobre los g é r m e n e s hace falta que los medios sean penetrados, atrave­sados por los rayos, y que estos úl t imos no sean detenidos al pasar por las capas l íquidas superficiales. Si la esteri l ización de un agua diáfana puede hacerse con facilidad en unos segundos, en cambio la de los l íquidos fluo­rescentes, coloreados, opacos, de las prepa­raciones coloidales, etc., parece difícil de conseguir precisamente por la débil permea­bilidad de estos l íquidos.

Y a he dado cuenta de mis observaciones acerca de la permeabilidad de los diversos l íquidos inyectables con respecto á los rayos ultra-violetas.

Recordaré solamente que he valuado esta última de la manera siguiente: dos recipientes pequeños de la misma capacidad, constituidos por un anillo de vidrio pegado en una lámina de cuarzo, se disponen al lado uno de otro sobre una hoja de papel sensible al citrato de plata (mate). Se introduce agua destilada en uno de ellos y en el otro el líquido en ensayo, y se exponen á los rayos durante un tiempo determinado; el tinte que toma el papel sirve para la evaluac ión co lor imétr ica de la per­meabilidad.

Cuando el tinte obtenido pasados quince se-

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gundos, no es igual en ambos lados; si es, por ejemplo, más pronunciado en el recipiente del agua destilada que en el del l íquido en ensayo, se puede afirmar que los rayos foto-químicos emitidos por la lámpara de cuarzo atraviesan mucho mejor el agua destilada que el otro l íquido. Cubriendo con un cartón ne­gro el recipiente de agua destilada, y dejando actuar los rayos sobre el otro recipiente has­ta que el tinte del papel se vuelva compara­ble al que había tomado con el agua destilada en quince segundos, se obtiene una evalua­ción colorimétrica bastante precisa de la permeabilidad.

Si, por ejemplo, el tiempo necesario es de treinta segundos, se puede deducir que la permeabilidad es dos veces inferior á la del agua, ete.

Si el papel queda blanco, es decir, si no ha sido impresionado del todo ni en quince se­gundos ni aun en m á s tiempo, significa que el l íquido es impermeable y detiene completa­mente el paso de los rayos.

Cuando se trata de l íquidos poco permea­bles, se aumenta algo la acc ión fotoquímica ó la acc ión bactericida disminuyendo el es­pesor de la capa irradiada. Sin embargo, para asegurarse del efecto esterilizante de los rayos, es preferible servirse de l íquido que sea tan permeable como el agua pura.

En efecto, he podido realizar los siguientes ensayos de esteri l ización:

He sembrado en una so luc ión de aueubina á 1 por 100, que es tan permeable como el agua, colibaeiio; se consiguió la esteri l ización en treinta segundos; y, por el contrario, he­cha la misma experiencia con solución poco permeable á los rayos de genciopicrina á 1 por 100 la esteri l ización no fué completa aun pasada media hora.

Siendo el l iquidó permeable, le queda una segunda condic ión que llenar; es preciso que resista la acc ión descomponente de la luz ultra-violeta. E s t a , en efecto, sobre todo cuando es un poco prolongada, produce, como lo he comprobado, el desdoblamiento de ciertos g lucós idos , como la arbutina (1); la acidificación de algunos cuerpos grasos, como el aceite de oliva; la ox idac ión de alcaloides, como la morfina, eserina y apomorfina.

He experimentado la resistencia á la acc ión

(1) Para una irradiación muy prolongada la descom­posición de los glucósidos puede ser mucho más acentua­da y no limitarse á un sencillo desdoblamiento.

descomponente de la luz ultra-violeta en veinticinco l íquidos cuya permeabilidad se había evaluado previamente, y no he de repetir los resultados obtenidos ya publicados.

Si las soluciones llevan las dos condiciones esenciales que acabamos de enunciar: 1.° permeabilidad respecto de los rayos; 2.° re­sistencia á la acc ión descomponente de la luz química, es casi seguro que podrán ser asep-tizadas en las mismas condiciones que el agua destilada.

E n resumen; la ester i l ización por los rayos ultra-violetas tiene inconvenientes: no con­viene más que para las sustancias que reúnan las dos indicadas condiciones; no pueden efectuarse esterilizaciones de este género como no sea colocando los l íquidos en vasijas de amplia abertura, es decir, de tal manera que todas las partes del l íquido queden ex­puestas directamente á los rayos y sin que haya interposición del cristal, el cual, como es sabido, intercepta los rayos. Esto excluye, naturalmente, la posibilidad de esterilizar los l íquidos en los frascos ó ampollas destina­dos á contenerlos para el uso.

E l procedimiento de esteri l ización por la lámpara de vapor de mercurio ofrece, en cam­bio, algunas ventajas; es económico y muy rá­pido; no eleva sensiblemente la temperatura de los l íquidos, y puede aplicarse á sustancias dif íci lmente esterilizables por la autoclava: s u e r o s artificiales fosfatados, benzoato de mercurio, glicerofosfatos, por ejemplo.

Sin embargo, el mejor procedimiento es el recomendado, en trabajo célebre, por Cham-berland, del cual dijo Duclaux lo siguiente: «Se debe calentar los l íquidos á 115°, porque á esta temperatura es seguro que no queda ningún esporo viviente».

¿Constituye procedimiento siempre aplica­ble la esteril ización en autoclava?

Algunos autores han contestado negativa­mente: según ellos, los alcaloides, g lucós idos y gran número de sustancias qu ímicas se alterarían por el vapor sobrecalentado; y la temperatura de 100° ser ía un m á x i m u m del cual raramente se debería pasar. Asi , Tho-mann, en un artículo muy interesante y bien documentado, recomienda emplear, por regla general, el vapor fluente á la presión ordina­ria, de 90 á 100°, durante treinta minutos, para la mayor parte de las soluciones inyec­tables. Algunas farmacopeas condenan im­plícitamente el empleo de la autoclava ó a l menos evitan recomendar su uso.

L A F A R M A C I A E S P A Ñ O L A 201

He citado en mi trabajo la mayor parte de las sustancias empleadas en hipodermia (más de 300), y la conclus ión general que he dedu­cido del examen de todas ellas es la siguiente: la mayor parte de las veces no es el calor responsable de la al teración producida en el curso de las esterilizaciones en la autoclava; reacciones secundarias, debidas principal­mente al vidrio de los recipientes empleados, son generalmente las causas reales de estas alteraciones.

Esta parte de mi trabajo consta de dos ca ­pítulos principales. E n el primero he reunido las diferentes sustancias que soportan sin alteración apreciable la esteri l ización en la autoclava. Citaré estas sustancias, de que doy detalles en e l trabajo original: cloruros, bromuros, ioduros, sulfatas, nitratos y carbo-natos alcalinos (1), sales que en su mayor ía entran en la compos ic ión de las soluciones llamadas sueros artificiales; ciertas sales de mercurio (ioduro, cloruro, bromuro, cianuro), el eacodilato y el metilarsinato de sodio, las sales de quinina, cafe ína , fenol, nitrato de plata, gelatina y soluciones azucaradas (2).

{Se cont inuará. )

CRÓNICAS V o c a l n a t o de l Conse jo de S a n i d a d . — E n la

ses ión celebrada por el Congreso de los dipu­tados el martes 18 del corriente, nuestro com­pañero y amigo D. R a m ó n Saiz de Carlos dirigió al ministro de la Gobernación el si­guiente ruego:

E l Sr. Saiz de Carlos: He pedido la palabra para dirigir un ruego al señor ministro de la Gobernación. Existe en el ministerio de la Gobernación una prestigiosa institución que se titula real Consejo de Sanidad. Este Con­sejo está compuesto de vocales natos y de vocales nombrados por real decreto. Entre los primeros figuran, a d e m á s del decano de la Facultad de medicina, el decano de la F a ­cultad de farmacia, el director general de Agricultura, el de Aduanas y a lgún otro di­rector general. Hace algún tiempo, unos tres años , se creó una cátedra que se titula de

(1) E n los casos de los bicarbonatos alcalinos, se hace muy difícil la esterilización en caliente. Se podrá utilizar la filtración, ó de preferencia la tindalizáción á 60° en re­cipientes cerrados.

(2) L a solución de sacarosa, por ejemplo, es muy lige­ramente invertida en la autoclava; pero como se emplea á dosis masivas y á veces en inyecciones intravenosas, á la manera de los sueros clorurados, es preferible, á mi jui­cio, realizar una asepsia rigorosa con riesgo de provocar así una muy mínima alteración del azúcar.

microbiología y técnica bacter io lógica , que se estudia en el doctorado de las facultades de medicina y farmacia. Esta cátedra principió á explicarla un profesor interinamente, y hace algún tiempo se ha provisto por oposi­c ión , estando desempeñada en la actualidad por un profesor titular. E n el real Consejo de Sanidad, que tiene una importancia enorme por la clase de asuntos en que ha de ocuparse, no figura el catedrát ico de microbiología y técnica bacterio lógica , y habiendo de evacuar consultas de suma importancia, sobre todo en é p o c a s en que a m e n á z a l a invas ión de enfer­medades e p i d é m i c a s , creo que ser ía muy conveniente que dicho Centro contase con un catedrát ico que tiene por obl igación el ense­ñar á las clases médicas el examen precisa­mente de esos problemas, es decir, estudio de los problemas que se relacionan con las epi­démicas . Yo comprendo perfectamente que hasta ahora no se haya pensado en aumentar en uno el número de los vocales natos del real Consejo de Sanidad, y eso es lo que deseo del señor ministro de la Gobernación. No sé si la ley autoriza esto, pero yo creo que sí . Hay tres razones que inmediatamente com­prenderá el señor ministro de la Gobernac ión que aconsejan hacer este nombramiento: pri­mera, que hasta ahora no ha podido existir este vocal nato porque no ex i s t ía dicha cáte­dra; segunda, que esto, desde luego, no im­plica gasto alguno para el ministerio de la Gobernación, puesto que es un nombramiento gratuito; y tercera, que no pido que se haga el nombramiento de un individuo, sino que sea vocal nato, el que hoy, m a ñ a n a y siempre explique esta asignatura.

No tengo m á s que decir. E l señor ministro de la Gobernación (Alonso

Castrillo): Lo que S. S. solicita del ministerio de la Gobernación es la reforma del regla­mento por que se rige y gobierna el real Con­sejo de Sanidad.

Y a comprenderá S. S. que no es cosa de momento la reforma de ese reglamento y que para ello hay que oir al propio real Consejo de Sanidad.

Ahora yo no tengo aquí datos bastantes para contestar minuciosamente á S. S.; pero si mi memoria no me es infiel, esa necesidad que S. S. reclama y que yo reconozco, en el real Consejo de Sanidad está hoy perfecta­mente cubierta. Con decir á la Cámara que está encargado de esa secc ión , como presi­dente de ella, el Dr . Caja l , comprenderá el Congreso que está perfectamente servida di­cha secc ión de bacteriología . Hay a d e m á s en Madrid el Instituto de Alfonso XIII y al frente de esos estudios, á los que se invita á todos los médicos , especialmente los de partido con objeto de que tengan más conocimientos para el d iagnóst ico , y si desgraciadamente viniera el có lera pudieran diagnosticarlo en el acto, se halla también el Dr. Cajal .

De suerte que yo meditaré acerca de la pe­tición de S. S. y veré si se puede reformar el reglamento; si se puede hacer el nombra­miento que desea S. S., sin infringir el re­glamento, que fija los vocales natos y las

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especialidades á que han de dedicarse; y si se puede hacer esta reforma, se hará para servir á S , S . Pero conste de todas suertes que esta Secc ión de bacter io logía está perfectamente cubierta en el real Consejo de Sanidad.

E l Sr . Saiz de Garlos: Estoy conforme, y principio por dar las gracias m á s expresivas al señor ministro de la Gobernación por cuan­to se ha servido contestarme.

Desde luego, no dudo yo que en ese real Consejo de Sanidad hay personas competen­t ís imas en la especialidad; pero agrego una vez m á s que, si la ley lo permite, el nombra­miento de ese catedrático, que ha de ayudar á resolver esos problemas difici l ís imos, me pa­recerá muy oportuno.»

Instituto de material científ ico.—Por real decreto de 17 del corriente han sido nombra­dos vocales del Instituto especial de material científico de exper imentac ión , con destino á los laboratorios, gabinetes y talleres de los Centros oficiales de enseñanza dependientes del ministerio de Instrucción pública, don Santiago Ramón y Cajal , quien ejercerá las funciones de presidente del mismo; D. Ignacio Bol ívar y Urrutia, que será el vicepresidente; D. Amallo Gimeno y Cabañas , D. José Rodrí­guez Carracido, D. José Casares Gil , D. José Muñoz del Castillo, D Leonardo de Torres Quevedo, D. Juan R a m ó n Gómez y Pamo, don Federico Olóriz y Aguilera, D. Juan Flores Posada, D. José Gómez Ocaña, D. Eduardo Mier y Miura, D. Blas Lázaro é Ibiza, D. Blas Cabrera y Felipe y D. José Rodríguez Moure-lo, quien ejercerá las funciones de secretario del Instituto.

Honrosa d is t inc ión .—Ha sido nombrado miembro correspondiente extranjero de la Sociedad de Farmacia de París D. José Rodrí­guez Carracido. Entre las muchas distincio­nes de que ha sido objeto el ilustre decano de nuestra Facultad en la Universidad de Madrid, és ta , por su especial carácter , tiene suma importancia para laclase farmacéut ica espa­ñola .

Felicitamos cordial y sinceramente á nues­tro estimado amigo por tan merecido honor.

E x p o s i c i ó n universal de Dresde.—Han sido nombrados por real orden de 5 del corriente, comisario regio de España, en la Expos ic ión internacional de Dresde, el Excmo. Sr. Don Angel Pulido y Fernández , y delegado del gobierno en el mismo Certamen el Dr. D. Cé­sar Chicote y del Riego; ambos con la facultad de sustituirse mutuamente en sus respectivos cargos y de permanecer en Dresde en las dife­rentes etapas que sea necesario, los días que consideren precisos.

L a citada Expos ic ión se ce lebrará en los meses de Mayo á Octubre p r ó x i m o s .

Pas t i l las de Vins ter .—D. R a m ó n Sanz Mollá , presbítero, ha incoado pleito conten­cioso administrativo ante la Sala tercera del Tribunal Supremo, contra la real orden expe­dida por el ministerio de la Gobernación en 19 de Noviembre de 1910, sobre multa de 500 pesetas, impuesta por el gobernador civil , por expender pastillas Vinster sin reunir las con­diciones legales para ejercer la farmacia.

Conferencias interesantes.—El Dr. D. V i ­cente Llórente, director del Instituto micro-biológico de sueroterapia y ant irrábico, esta­blecido en Madrid, se ha ocupado en varias conferencias del tema important ís imo: «La rabia en el hombre y en los animales; su diagnóst ico , pronóst ico y tratamiento»; y esas conferencias, recogidas por el Dr. D. Jeróni­mo Megías , miembro del citado Instituto, se han publicando en folleto, del cual hemos re­cibido un ejemplar.

E l estudio del Dr. Llórente es realmente notable y abarca en términos sencillos y c la ­ros cuanto interesa conocer acerca de la rabia en lo que respecta al d iagnóst ico , pronóst ico y tratamiento. No es necesario consignar aquí la positiva importancia que tiene el hecho de haber consultado al Dr. Llórente 1.710 personas, estadíst ica que, según afirma, ninguna otra, nacional ni extranjera, supera. Interesa á todos, á los médicos especialmente, estudiar este trabajo en el que seguramente encontrarán materia sobrada para conocer bien esta terrible enfermedad.

—Hemos recibido también el folleto: «Dif­teria é intubación laríngea; importancia de la vía nasal para la a l imentación», comuni­cación al III Congreso español de oto-rino-laringología, por el Dr. D, Vicente Llórente, á quien muy de verdad agradecemos su aten­ción al enviarnos sus dos recientes publica­ciones citadas.

Inspector de servicios de Sanidad exte­rior.—Vacante la plaza de Inspector de servi­cios de Sanidad exterior, dotada con el haber anual de 6.000 pesetas, por habérse le conce­dido la excedencia á D. Rafael Blanchi y Re -che, que desempeñabad icho cargo;en'cumpli-miento á lo prevenido por el real decreto de 8 de Enero de 1910, la suosecretar ía del ministe­rio de la Gobernación convoca á concurso para la provisión del expresado cargo á los direc­tores médicos de las estaciones sanitarias de los puertos que disfrutan la categoría de jefes de negociado de primera y de segunda clase.

L a s solicitudes se admitirán dentro del pla­zo de quince días , á contar del 22 del co­rriente.

Homenaje a l profesor Jungfleisch.—Para celebrar el nombramiento de Jungfleisch en el Colegio de Francia , su ingreso en la A c a ­demia de ciencias y su promoc ión al grado de oficial de la Legión de honor, los cole­gas, amigos, d isc ípulos y admiradores del antiguo y sabio profesor de la Escuela de farmacia de Par í s , reuniéronse en el anfitea­tro de qu ímica para ofrecer al maestro una preciosa medalla que lleva su retrato ejecuta­do por el profesor Paul Richer, de la Acade­mia de Bellas artes.

E l presidente de la Academia de ciencias, Armando Gautier; el profesor de la Escuela de farmacia de París , Bouchardat; el a c a d é ­mico de medicina, Dr. Galippe, y los s eñores L é g e r y Brunei, pronunciaron elocuentes dis­cursos para encomiar la labor científica y docente del insigne maestro y para ofrecerle

i la medalla costeada por numerosos amigos, f c o m p a ñ e r o s y disc ípulos .

L A F A R M A C I A E S P A Ñ O L A 203

Jungfleisch hizo su aprendizaje en farmacia, primero en la oficina de Boutron Charlad, y después en la de E . Caventou. F u é disc ípulo distinguido de Marcelino Berthelot, erudito colaborador y digno sucesor suyo en la c á ­tedra.

Los miembros del Comité de suscr ic ión y los redactores del Journal de Pharmaeie et de Chimie obsequiaron con un banquete al pro­fesor Jungñeisch, digno remate de la fiesta comenzada con la entrega de la medalla.

C o m i s i ó n p e r m a n e n t e de l a F a r m a c o p e a f r a n c e s a . — L a Comisión permanente del Có-dex, nombrada por decreto de 14 de Abril de 1910, se reunió por primera vez el 2 del corriente Marzo, bajo la p r e s i d e n c i a de M. Bayet, director de enseñanza superior. A propuesta del presidente se acordó distribuir los trabajos entre seis subcomisiones, como se hizo para la Farmacopea de 1908.

Estas seis subcomisiones han quedado cons-• tituidas en la forma siguiente:

1. a Contencioso y medicina legal: Bayet, presidente; Landouzy, Crinen, Roux y Géné-rez, secretario.

2. a Materia médica: Guignard, presidente; Léger, Loiseau y Perrot, secretario.

3. a Medicamentos químicos: Marty, presi­dente; Jungñeisch, Gautier, Adam, Buchet, Vaudin y Moureau, secretario.

4. a Medicamentos ga l én i cos : Bourquelot, presidente; Mosny, Yvon, Michel y Grimbert, secretario.

5. a Sueros y productos fisiológicos: Landou­zy, presidente; Roux (Emilio), Bourquelot, Chassement é Yvon, secretario.

G.8 Medicamentos veterinarios: Adara, pre­sidente; Roux, (Emilio) é Yvon, secretario.

Génévez, jefe de enseñanza superior, ha sido designado para el cargo de secretario general.

Se ha acordado publicar á fin de este año , si es posible, el primer suplemento, que com­prenderá las erratas del Códex vigente y las modificaciones y adiciones urgentes.

T í t u l o e x t r a v i a d o , — L a subsecretar ía del ministerio de Instrucción pública anuncia que D. Ricardo Vergés y Bajo ha acudido á dicho Centro en solicitud de un duplicado del título de licenciado en farmacia, que se le exp id ió en 10 de Agosto de 1899, y se le ha extraviado.

Ins t i tu to m é d i c o - s o c i a l de C a t a l u ñ a . — L a Junta directiva de esta Corporación, ha que­dado constituida en la siguiente forma: Presi­dente: Dr. Queraltó .—Vicepresidentes: doctor Manuel Sala, de Villafranca; Dr. Diego Ruiz, ue Gerona; Dr. J . Llorens Fábrega , de Lérida; AJr. Viejobueno, de Tarragona —Secretario general: Dr. Fontbona.—Secretarios adjun­tos: Dr. Aguadé; D. S, Baví Bracons,—Teso­rero: Dr. Cortés Valls.—Contador: D. J . Más Alemany, veterinario.—Bibliotecario: Doctor ^ q u í n V i n t r ó . — V o c a l e s : Dr. M. Segalá E s -taieila; Dr. Ricardo Janssens; Dr, Luis Soler, ae l arragona; Dr. Briansó, de Reus; Dr. Agus­tín Escarrá, de Arbós; D, A. García Font, in­geniero; D. F . de P. Guardia Via l , arquitecto;

Ricardo de Rabassa, abogado, m é d i c o s y f a r m a c é u t i c o s . — A c a b a de pu­

blicarse por la casa editorial Bailly-Bailliere el trigésimo primero suplemento á la Oficina de farmacia según Doroault, redactado por los doctores D, Joaquín Olmedilla y Puig y don Joaquín Más y Guindal.

Este suplemento, siguiendo el plan iniciado por el ilustre sabio Dorvault, corresponde al año actual de su notable anuario farmacéut i ­c o - m é d i c o L a oficina de farmacia , que viene á aumentar y engrandecer los conocimientos necesarios al farmacéut ico , exponiendo cuan­to en el año último ha habido de interés .

E n sus diversas secciones estudia la parte legislativa y comenta con el interés que me­rece el ya célebre medicamento profiláctico y curativo que se conoce con la vulgarizada de­nominac ión de 606, tal como hoy se ha lanza­do al mundo científico.

E l recetario consta de unas doscientas fór­mulas, todas muy interesantes en la práct ica .

Por últ imo, se consignan las conclusiones aprobadas en el Congreso farmacéut ico inter­nacional celebrado en Bruselas en Setiembre de 1910.

Los señores Olmedilla y Más merecen plá­cemes por su notable labor.

Este Suplemento se vende en todas las libre­rías al precio de 6 pesetas en rústica y 7,50 encuadernado, aumentando en provincias 50 cént imos más para gastos de franqueo y en la casa editorial Bailly-Bailliere, plaza de Santa Ana, 10 Madrid.

T r e s a for i smos .—Del Dr. Letamendi: —Salvo muy rara e x c e p c i ó n , médico amigo

da mejor resultado que el amigo médico; no ciertamente porque aquél cobre y éste deje de cobrar, sino porque, respecto al primero, la amistad nació de la confianza médica , mien­tras que, respecto al segundo, difícil es que la confianza médica nazca de la sola amistad.

—Para encargar temporalmente tu cliente­la, elige, en igualdad de experiencia al co­lega más conocido, y en igualdad de conoci­miento, al m á s probo.

— L a terapéutica de los pobres vergonzan­tes, ó domiciliados, es muy difícil de l levar, puesto que la debes elegir buena y barata; problema que solo con los- a ñ o s acertarás á resolver.

C u r a o z e n a (fetidez aliento) especialista don Alfredo Gallego. Su tratamiento es el único que hace desaparecer por completo tan re­pugnante enfermedad, causa frecuente de di­vorcio. Patente, 198. Madrid, Paseo Recole­tos, 31

ANUNCIOS —REGENTE: Se necesita para la farmacia de

la Viuda de Pardo. Se gratificará con 75 pe­setas mensuales y asistencia completa. Dir i ­girse á Doña Tomasa Ruiz Ogarno, por Quintanilla de las Torres, Villanueva de [la Nía (Santander).

—FARMACÉUTICO: Aceptará regencia, puesto en a l m a c é n ó laboratorio farmacéut i co , ó para viajar casas comerciales de drogas. También tomaría en arriendo farmacia, des-

204 L A F A R M A C I A E S P A Ñ O L A

pués de conocida. Informará D. J . López y López, Santa María, 20, 2.0 Madrid. (1)

—PRACTICANTE JOVEN: En la farmacia del Dr. Santoyo, de Linares, provincia de Jaén, se necesita para segundo dependiente un jo­ven de pocas pretensiones, no menor de diez y seis a ñ o s , con alguna práctica y buenos in­formes. (P-)

—Se vende ó arrienda una moderna y bien surtida farmacia que produce 12.000 reales, siendo susceptible de aumento; se da baratí­sima por tener que ausentarse su dueño. I n ­formará en Mazateron el Sr . Profesor de Ve­terinaria (provincia de Soria). (1)

—Farmacia bien surtida de toda clase de medicamentos y espec í f i cos , con despacho formal y acreditado, se vende en Pamplona.

Informará D. Manuel Negrillos, subdele­gado, calle Mayor, Pamplona. (2)

—REGENTE: Se necesita para la farmacia de Hija de Orcoyen. Honorarios, setenta y cmco pesetas mensuales y asistencia. Dirigirse con informes á la misma, en Muez, Val le de Gue-salaz, Navarra . (1)

—PRACTICANTE DE FARMACIA: Mayor de 30 a ñ o s , con excelente práct ica y referencias, se necesita en la Farmacia Moderna, Lugo, San Marcos, 17, i n f o r m a r á n . (P)

—Se vende una farmacia en Albacete. Para informarse pueden dirigirse á D. Manuel G r i ­llan, calle de San A g u s t í n , 11, Albacete. (P)

—PRACTICANTE: Se necesita uno bien ente­rado en el despacho. Se le retribuirá con la asistencia y treinta pesetas mensuales. Dir i ­girse á D. Saturnino F . Pinedo, en Fuenmayor (Rioja). (1)

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ravillosos resultados que está produciendo, reanima la n u t r i c i ó n n e r v i o s a , com­bate la d e p r e s i ó n m e n t a l , producida muchas veces por excesivo t r a b a j o i n t e l e c ­t u a l , siendo de efectos seguros en la c u r a c i ó n de l a a n e m i a , d e b i l i d a d n e r v i o s a , e m p o b r e c i m i e n t o o r g á n i c o , convalecencia de e n f e r m e d a d e s g r a v e s , r a q u i t i s m o ,

^ 5 e s c r ó f u l a , f o s f a t u r i a , tonificando los c e n t r o s n e r v i o s o s y el c o r a z ó n , y constitu­í s yendo el m á s poderoso remedio c o n t r a í a n e u r a s t e n i a .

^ P ídase siempre E l i x i r M e d i n a de « D a m i a n a » c o m p u e s t o .

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R O I N A . — P o s e e reunidas las virtudes anti-catarrales de los b a l s á m i c o s m á s poderosos (benzoatos,einamatos, etc., separados directa­mente de los b á l s a m o s de To lú y Perú) , y las muy notables propiedades sedantes de la He­r o í n a . — E s un buen calmante de la tos, á la vez que eficaz remedio para curar afecciones ca­tarrales del aparato respiratorio, por cuyas cualidades proporciona t a m b i é n un va l ios í s i ­mo auxi l iar de losSanatorios para la curac ión de la tuberculosis.—Frasco, 3 pesetas.

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