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NUEVO MÉTODO REVELA TOXICIDAD DIFERENCIAL DE RANAS VENENOSAS SOBRE BIOMODELOS VERTEBRADOS E INVERTEBRADOS LAURA M. TABARES PIEDRAHITA DIRECTOR: ADOLFO AMÉZQUITA TORRES, PhD DEPARTAMENTO DE CIENCIAS BIOLÓGICAS FACULTAD DE CIENCIAS UNIVERSIDAD DE LOS ANDES OCTUBRE DE 2018

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NUEVO MÉTODO REVELA TOXICIDAD DIFERENCIAL DE RANAS VENENOSAS

SOBRE BIOMODELOS VERTEBRADOS E INVERTEBRADOS

LAURA M. TABARES PIEDRAHITA

DIRECTOR:

ADOLFO AMÉZQUITA TORRES, PhD

DEPARTAMENTO DE CIENCIAS BIOLÓGICAS

FACULTAD DE CIENCIAS

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

OCTUBRE DE 2018

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NUEVO MÉTODO REVELA TOXICIDAD DIFERENCIAL DE RANAS VENENOSAS SOBRE BIOMODELOS VERTEBRADOS E INVERTEBRADOS

Laura Tabares-P.1, Adolfo Amezquita Torres1

1Grupo de Ecofisiología, Comportamiento y Herpetología GECOH, Universidad de los Andes,

Bogotá D. C. - Colombia

La toxicidad es quizás una de las estrategias defensivas más extendidas en la naturaleza.

Los anuros son uno de los grupos de vertebrados en los que más se ha estudiado la

toxicidad. Estos estudios incluyen la descripción de los compuestos, su diversidad

estructural, su origen, su modo de acción, sus estructuras diana y los genes asociados a

la resistencia. Sin embargo, las pruebas de toxicidad consisten en métodos desarrollados

en los años sesenta y presentan dos limitaciones; por un lado las pruebas de toxicidad se

basan en maceraciones y extractos metabólicos que podrían extraer de manera

incompleta las toxinas de la piel. Por otro lado, en muchas de esas pruebas se mezclan

las pieles de muchos individuos, lo cual impide estimar la variación en toxicidad entre

ranas de las misma especie y localidad. Finalmente la totalidad de las pruebas consisten

en bioensayos hechos sobre ratones de laboratorio, lo cual genera controversia sobre la

interpretabilidad de los ensayos en términos de los depredadores naturales de las ranas.

Además de las implicaciones éticas asociadas al uso de ratones y ratas como especies

modelo para la realización de estas pruebas. Desarrollamos y estandarizamos una prueba

de toxicidad que resuelve varias de estas limitaciones descritas: Se extrajeron toxinas de

dos especies de anuros (Oophaga histrionica y Oophaga pumilio) utilizando un sonicador

para provocar lisis celular y liberación de toxinas y los bioensayos fueron realizados en dos

especies modelo filogenéticamente distantes (Daphnia magna y Danio rerio). Nuestros

resultados revelan toxicidad diferencial entre el modelo vertebrado e invertebrado y alta

variación intraespecífica en la toxicidad en O. pumilio. Consideramos que este protocolo

es un importante avance en el estudio de la toxicidad en la medida en que considera las

implicaciones éticas de las pruebas realizadas en animales y mejora la resolución del

análisis estadístico, lo que la hace una mejor aproximación.

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INTRODUCCIÓN

La toxicidad es quizás una de las estrategias defensivas más extendidas en la naturaleza,

pues le permite a los organismos reducir el riesgo de depredación y protegerse de los

patógenos (Berenbaum 1995, Dumbacher 1999, Breed & Moore 2011, Saporito et al.

2012). Las toxinas son principalmente compuestos secundarios que derivan de los

metabolitos que participan en los procesos fisiológicos primarios (Saporito et al. 2012);

estos pueden ser péptidos y alcaloides, entre otros. Estas sustancias pueden tener un

origen endógeno, es decir, que el mismo organismo es capaz de sintetizarlas (Termonia et

al. 2001), o exógeno, cuando los organismos secuestran los metabolitos secundarios de

su alimento (Saporito 2004, Saporito et al. 2012).

Las toxinas constituyen sustancias nocivas, olorosas o tóxicas que repelen, dañan,

distraen o impiden la detección por parte de los depredadores (Breed & Moore 2011). La

coevolución ha favorecido su diversificación molecular, promoviendo una fuerte actividad y

alta especificidad de sus sitios de acción, asociados a elementos claves para la actividad

fisiológica de los organismos diana (Brodie 2009, Zhang 2015). Un ejemplo son los

alcaloides producidos por las ranas venenosas, como la tetrodotoxina y batracotoxina,

que actúan sobre las membranas celulares afectando su excitabilidad. Tienen su sitio de

acción en los canales iónicos (canales de sodio, calcio, potasio, etc.) provocando su

apertura permanente o su bloqueo (Daly 1995). Otras toxinas pueden actuar sobre los

receptores de membrana bloqueando la respuesta del músculo esquelético a la

acetilcolina (Ballantine & Abbott 1957, Dumbacher 1999). Y otros alcaloides como la

pirrolizidina pueden tener efectos nocivos hepatotóxicos, mutagénicos y deletéreos a largo

plazo (Boppré 1990).

Los estudios de toxicidad incluyen la descripción de los compuestos (ej. Daly et al. 1987,

Daly 1998, Trigo 2000, Mithöfer & Boland 2012), su diversidad estructural, su origen, su

modo de acción, sus estructuras diana y los genes asociados a la resistencia. En este

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sentido, se ha tenido particular interés en aquellas toxinas animales que actúan sobre los

canales iónicos y receptores de membrana, y se ha encontrado que un mismo canal

puede ser blanco de toxinas estructuralmente distintas, que también difieren en sus

modos de acción. De igual forma, toxinas con estructuras similares pueden actuar sobre

varios tipos de canales iónicos (Mouhat et al. 2004). Sin embargo, las interpretaciones

sobre la función ecológica de las toxinas requieren invariablemente pruebas de toxicidad,

que estiman sus efectos sobre la la probabilidad de supervivencia, la reproducción y el

desarrollo de organismos modelo; en el primer caso se calculan valores de dosis letal

mínima (DL50) de distintos compuestos químicos, como venenos animales y fármacos (ej.

Kennedy et al. 1986, Mayer et al. 1994, Lilius et al. 1995, Pretti et al. 2009).

Los anuros son uno de los grupos de vertebrados en los que más se ha estudiado la

toxicidad. Muchos usan toxinas como mecanismo de defensa y poseen un color llamativo,

una combinación de características conocida como aposematismo (Cott 1940). Un

modelo clásico de estudio son las ranas en la familia Dendrobatidae (Summer & Clough

2001, Grant et al. 2006), o ranas venenosas, denominas así por su capacidad para

secuestrar alcaloides de la dieta y utilizarlos como defensa química (Saporito et al. 2012).

Este grupo posee gran diversidad de especies y variación ínter e intraespecifica en color,

toxicidad, y comportamiento (Daly et al. 1978, Daly et al. 1992, Daly 1998, Summer &

Clough 2001, Saporito et al. 2012). Se ha observado que en algunas especies hay

divergencia en color y comportamiento, acompañada por cambios en la toxicidad (Pröhl &

Willink, 2015). Precisamente el género Oopahaga es uno de los más conspicuos, con más

alta variación fenotípica y mejor estudiados (Grant et al. 2006).

Los dendrobátidos resultan entonces un modelo particularmente apropiado para estudiar

la toxicidad. En los estudios realizados entre los años 60 y 80, se utilizaba el extracto de

piel de hasta 3200 individuos de cada especie para aislar los alcaloides presentes en sus

pieles y estimar su toxicidad (DL50) en ratones (Daly & Myers 1967, (Daly et al. 1987, Daly

1995). En las siguientes décadas se han desarrollado otras aproximaciones estimando,

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por ejemplo el tiempo que los ratones tardan en volver a quedarse dormidos (Darst &

Cummings 2006, Darst et al. 2006 y Maan & Cumings 2012); también se han calculado y

usado hasta 56 variables comportamentales en ratones (Amézquita et al. 2017).  

Estas aproximaciones presentan problemas y limitaciones que han generado algunas

críticas (por ejemplo Weldon 2017) y que han llevado a buscar nuevas alternativas. Si bien

nuestro método no resuelve todas las limitaciones, consideramos que soluciona en gran

medida algunas de ellas: (1) la mezcla de pieles de varios individuos para obtener un solo

extracto no permite ver la variación en toxicidad que podría existir entre poblaciones e

individuos. Por el tamaño de los dos biomodelos que se proponen en este estudio, es

posible evaluar la toxicidad de un solo individuo sin necesidad de mezclar varias pieles.

Esto es fundamental porque tiene implicaciones sobre el tipo de preguntas que pueden

responderse con respecto a la variación intrapoblacional en la toxicidad. (2) La estimación

de la toxicidad individual de cada alcaloide obtenido en los extractos de piel, no

necesariamente representan la toxicidad del individuo completo en la naturaleza, pues las

pieles de estos organismos contienen un coctel de compuestos, alcaloides, péptidos u

otras sustancias, que también podrían ser nocivas o tóxicas, y actuar de manera sinérgica

(Speed et al. 2012).

(3) El uso de ratones como biomodelo de prueba ha sido criticado debido a que el ratón

podría no ser un representante adecuado de los depredadores de las ranas venenosas.

En este caso, los peces cebra tampoco son depredadores naturales de las ranas, sin

embargo, dado el mecanismo de acción de las toxinas de las ranas venenosas es posible

que en este sentido la especie utilizada como biomodelo no constituya una limitante, en

cuyo caso, D. rerio como biomodelo de estudio muestra algunas ventajas sobre el uso de

ratones. Segundo, los efectos causados por la inyección peritoneal podrían no ser

equivalentes a los efectos causados por la ingesta de la rana por parte de un depredador

en la naturaleza. Sobre esto, nuestro modelo pez sería más aproximado a la realidad,

dado que los peces son depredadores naturales de renacuajos, de varias especies de

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bufonidos (Smith, et al. 2008). Finalmente, proponemos el uso de pez cebra como una

alternativa al uso de ratones y ratas porque es una especie que cumple con los

requerimientos de las tres Rs. Reducción en el número de organismos utilizados (ranas),

para obtener datos suficientes para realizar la investigación y una reducción en la cantidad

de residuos contaminantes producidos durante la realización de las pruebas y el cultivo de

los organismos, lo que permite reducir el impacto ambiental de este tipo de estudios.

En este estudio nos interesa particularmente el efecto de la pertenencia filogenética del

biomodelo en el resultado de las pruebas de toxicidad. Dada la gran distancia filogenética

entre vertebrados e invertebrados, podríamos suponer que existen diferencias moleculares

asociadas, con consecuencias fisiológicas, que llevarían a que los biomodelos vertebrados

fueran más o menos sensibles a ciertas toxinas que los biomodelos invertebrados. Por

ejemplo, en vertebrados existen superfamilias de genes asociadas a los canales iónicos,

mientras que en invertebrados al parece se encuentran uno o pocos genes asociados lo

que Zakon 2012 podría sugerir la posibilidad de que se estuvieran produciendo diferentes

tasas de desarrollo de resistencia a toxinas.

Nuestro estudio pretendió entonces (1) desarrollar un nuevo protocolo para medir la

toxicidad en ranas venenosas, y (2) poner a prueba una hipótesis central: la toxicidad de

los extractos de piel de estas ranas, tiene efectos distintos sobre el riesgo de muerte para

cada tipo de biomodelo; vertebrado (Danio rerio) e invertebrado (Daphnia magna). Para

este propósito, (3) comparamos la toxicidad entre individuos, poblaciones y especies de

ranas del género Oophaga y (4) comparamos los resultados obtenidos en este estudio

con los de otros autores.

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MÉTODO

Sistema de Estudio

Las ranas venenosas son un grupo de anuros neotropicales pertenecientes a la familia

Dendrobatidae (Santos 2009). Esta familia esta compuesta por numerosas especies que

se distribuyen desde el norte de Nicaragua hasta el sur de Bolivia y Brasil. Son de hábitos

diurnos y muchas de estas especies poseen colores llamativos y toxicidad (Myers & Daly

1976, Daly et al. 1985, Pröhl & Willink 2015). Dentro de este grupo, estudiamos dos

especies del género Oophaga: O. pumilio que se distribuye desde Nicaragua hasta el

noroeste de Panamá (Daly & Myers 1967, Savage 2002) y O. histrionica que se distribuye

desde el norte del departamento del Chocó hasta Anchicayá en el departamento del Valle

del Cauca.

Oophaga pumilio y O. histrionica representan dos de los casos más extremos de

polimorfismo en ranas venenosas, donde la divergencia en color y comportamiento ha

sido acompañada por cambios en la toxicidad (Myers & Daly 1976, Daly et al. 1985,

Summers et al. 2003, Saporito et al. 2007, Amézquita et al. 2013). Esta divergencia ha

producido poblaciones con estrategias anti-depredadores a lo largo de todo el continuo

entre aposematismo y cripsis (Pröhl et al. 2015, Cummings & Crothers 2013), e incluso en

algunas de estas poblaciones, el rango de variación intrapoblacional en color y patrón

excede en gran medida el rango de divergencia interpoblacional (Amézquita et al. 2013).

Colecta

Se realizaron tres salidas de campo entre octubre y noviembre de 2017; dos salidas en

Colombia, donde se colectaron individuos de tres poblaciones de O. histrionica: cinco

individuos en el corregimiento de La Delfina (Dagua, Valle del Cauca), cinco individuos en

Bahía Solano (Chocó) y tres individuos en el corregimiento de La Victoria (Chocó). Y una

salida en Panamá en la provincia de Chiriquí, donde se colectaron individuos de cuatro

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localidades de O. pumilio: Miramar (5 individuos), Rambala (4 individuos), Michilá (5

individuos) y Almirante (5 individuos).

Como modelos de prueba se emplearon pulgas de agua (D. magna) y peces cebra (D.

rerio), en estadio larval (neonatos) de 24 h y 4 días respectivamente. El pez cebra (Danio

rerio, Cyprinidae), se ha utilizado como modelo para la investigación biológica desde la

década de 1930, tradicionalmente en estudios de biología del desarrollo y genética

molecular (Zhang et al. 2003). Es un organismo ampliamente estudiado en morfología,

bioquímica y fisiología en todas las etapas de su desarrollo y en ambos sexos, de modo

que en las últimas décadas se ha convertido en un modelo ideal para estudios

toxicológicos y en el descubrimiento de fármacos (ej. Zon & Peterson 2005, Parng et al.

2002), donde el objetivo es identificar efectos adversos de la exposición química (Zhang et

al. 2003, Hill et al. 2005).

El pez cebra es fácil de criar y económico de mantener (Laale 1977, Roex et al. 2001). Los

adultos crecen de 4 a 5 cm de largo y alcanzan la madurez sexual en 3 ó 4 meses. Cada

hembra puede poner de 200 a 300 huevos por semana y la embriogénesis se completa

cinco días después de la fecundación (Zhang et al. 2003, Barrio et al. 2015). Gracias a

que los embriones son trasparentes los efectos de la toxicidad en los órganos y en el

desarrollo en general pueden evaluarse visualmente o cuantificarse usando colorantes;

además, su permeabilidad facilita el desarrollo de las pruebas, pues es suficiente con

agregar la sustancia tóxica en el agua donde se encuentra el embrión (Zhang et al. 2003,

Belyaeva et al. 2008).

Otro grupo frecuentemente utilizado como organismos de prueba o de referencia en

pruebas de toxicidad son las especies del género Daphnia (orden Cladocera), también

conocidas como pulgas de agua. Su amplia distribución geográfica, su rol fundamental en

las comunidades de zooplanctón, su fácil cultivo en laboratorio y sus características

reproductivas: reproducción por partenogénesis (asegura uniformidad de respuesta en las

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pruebas), ciclo de vida corto y alto número de crías, han hecho de este grupo un ideal

para la evaluación de toxicidad, de carácter universal (Koivisto 1995, Díaz et al. 2004).

Dentro de este género, Daphnia magna es la especie “estándar” de las pruebas de

toxicidad en agua (ej. Lilius et al. 1995, Koivistio 1995, Silva et al. 2003) y se ha utilizado

en estudios de tolerancia o toxicidad durante más de un siglo (ej. ASTM 1987, OCDE

1992).

Para la realización de este estudio se estandarizó un protocolo para el mantenimiento de

un cultivo de D. magna a partir de un lote obtenido de un proveedor particular. Las

Daphnias fueron alimentadas con el alga Chlorella vulgaris obtenida de un cultivo

establecido previamente y fueron mantenidas en acuarios pequeños con agua

reconstituida, también conocida como agua dura. Para su preparación nos basamos en el

protocolo de ASTM (1980) con modificaciones. Una vez establecido el cultivo de Daphnias

separamos juveniles de adultos y descartamos las hembras de mas de cinco semanas.

Los principales parámetros que se tuvieron en cuenta para el cultivo fueron la temperatura

(18 - 22 ºC) y el fotoperíodo (Martínez-Jerónimo 2000, Castillo 2004). Por su parte, las

larvas de pez cebra corresponden a cepas silvestres, obtenidas de un cultivo

debidamente establecido en el Laboratorio de Biología del Desarrollo de la Universidad de

los Andes, dirigido por la profesora Zayra Garavito (PhD). Donde tienen un cultivo de

peces cebra debidamente establecido.

Extractos de piel de las ranas

Para obtener el extracto de piel de las ranas, aplicamos eutanasia a los individuos

utilizando bajas temperaturas, colocamos cada individuo en la nevera con un período de

enfriamiento, seguido por un período de congelación (Shine et al. 2015). Luego quitamos

la piel realizando una incisión en el abdomen de los individuos. Colocamos la piel en una

caja de Petri y la dejamos secar durante 1 hora. Para hacer más eficiente el secado y

evitar que se pierda parte de las toxinas, abrimos completamente la piel y dejamos el área

dorsal hacia arriba (es decir que no toque la caja de Petri). Una vez pasada la hora,

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pesamos la piel, luego cortamos un área aproximada de 1.5 cm2 y pesamos por separado

la porción y la piel restante. Posteriormente cortamos toda la piel en pedazos muy

pequeños y los mezclamos para tomar nuevamente una porción equivalente en peso al

área de piel de 1.5 cm2 pesada previamente. Almacenamos de manera separada la

porción y la piel restante en 2 mL de metanol dentro de viales de vidrio (si la piel no se va

a utilizar inmediatamente se almacena a una temperatura de -80 ºC). A partir de aquí el

proceso continuó solo para la porción de piel equivalente al área de 1.5 cm2.. Primero la

homogenizamos agregando nitrógeno líquido y macerando con un agitador de vidrio.

Luego la colocamos en un sonicador/baño ultrasónico (Bransonic, MOD 1800) por 20

minutos continuos, la filtramos, utilizando filtros de jeringa y la guardamos en un tubo

microcentrífuga de 2 mL. El filtrado obtenido fue secado en un concentrador (Thermo

Savant SpeedVac, LABCONCO) por un tiempo aproximado entre 4 y 7 horas. Finalmente

almacenamos el pellet a una temperatura de -80 ºC.

Prueba de Toxicidad

Se realizaron 16 pruebas de toxicidad. Para cada prueba se utilizó el extracto de piel de

dos individuos, uno de cada especie o de poblaciones diferentes. El pellet obtenido

durante la extracción fue re-suspendido en 2 mL agua reconstituida y se le aplicó vórtex; a

partir de esta solución se prepararon cuatro diluciones (0, 3, 13, 50 y 100 %), por

duplicado, para cada organismo modelo de prueba (D. magna y D. rerio). Las pruebas de

toxicidad fueron realizadas en microplacas de poliestireno transparente de 96 pozos

(Corning®). Una vez se colocaron las diluciones y el control (agua reconstiutida) en los

pozos, se inicio la prueba pasando los organismos modelo de prueba a la microplaca, un

individuo por dilución. El tiempo de revisión de cada individuo fue de 20 segundos cada

0.5 horas las primeras 3 horas y luego cada hora, hasta cumplir 7 horas. Finalmente se

realizó una última revisión a las 24 horas. En cada revisión se registró si los individuos

estaban vivos (0) o muertos (1). Para ello se les aplicó un estimulo mecánico para verificar

si aún había movimiento y en el caso de los peces también se observó el latido del

corazón.

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Análisis Estadístico

Para evaluar el efecto de la toxicidad de los extractos de piel de las ranas en la

supervivencia de los organismos modelo de prueba (pez cebra y pulga de agua) se aplicó

una análisis de regresión Cox. La Regresión de Cox constituye un modelo predictivo para

datos de tiempo hasta el evento, con datos censurados, es decir, aquellos que no

experimentan el evento de interés durante el tiempo de observación (Cox 1972). Es un

método para evaluar el efecto de las covariables sobre el momento en que un evento

específico ocurre. En el contexto de un resultado como la muerte, este se conoce como

regresión de Cox para el análisis de supervivencia (Harrell Jr. 2015).

Para establecer el efecto de las covariables sobre el riesgo de muerte de los organismos

modelo de prueba (pez cebra y pulga de agua), se aplicaron tres modelos estadísticos: un

modelo global y un modelo para cada especie de rana (O. pumilio y O. histrionica). En el

primer caso se evaluó el efecto de las variables: organismo modelo de prueba (pez cebra

y pulga de agua), organismos modelo de toxicidad (especies de ranas) y dosis. En los

otros dos modelos se evaluó ademas el efecto de la variable población.

RESULTADOS

Se realizaron 16 pruebas de toxicidad en las que se evaluaron los extractos de piel de 31

individuos de dos especies del género Oophaga. Trece individuos de O. histrionica, que

corresponden a tres poblaciones: La Delfina (5 individuos), Bahía Solano (5 individuos) y La

Victoria (3 individuos); y 18 individuos de O. pumilio, distribuidos en cuatro poblaciones:

Miramar (5 individuos), Rambala (4 individuos), Michilá (5 individuos) y Almirante (5

individuos). Los resultados obtenidos muestran, como se esperaba, que a medida que la

dosis del extracto de piel aumenta, el riesgo de muerte es mayor. Así mismo, se puede

observar que para todas las dosis (3, 13, 50 y 100 %) el riesgo de muerte aumentó

respecto al control (log-rank test < 0.0001, Figura 1). Respecto a las especies de

Oophaga se puede observar que O. histrionica es 1.4 veces más tóxica que O. pumilio

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(log-rank test ≤ 0.001, Figuras 1 y 2). Al comparar la magnitud del efecto de la variable

población, se observó que existe mayor variación en toxicidad entre las poblaciones de O.

pumilio que entre las poblaciones de O. histrionica (log-rank test ≤ 0.0001, Figura 3 y 4).

Esta diferencia está dada principalmente por la alta toxicidad de la población de Michilá

(log-rank test ≤ 0.001, Figura 3 y 4).

Por otro lado, al comparar los biomodelos se encontró que (Danio rerio) es 4.1 veces más

sensible que invertebrado (Daphnia magna) a los extractos de todas las ranas , (log-rank

test < 0.0001, N= 31, Figura 5 y 6). Resultados similares se obtuvieron al construir

modelos para cada especie: O. histrionica (regresión Cox R2= 0.342, p= 0, HR= 3.2, N=

13, Figura 3) y O. pumilio (R2= 0.358, p= 0, HR= 5.6, N= 13, Figura 5).

Page 13: Tesis Laura Tabares - Uniandes

Figura 1. Análisis de Regresión Cox para datos censurados de sobrevivencia. Se muestra la toxicidad de los extractos de piel de las especies de ranas Oophaga histrionica y Oophaga pumilio, en 5 dosis (0, 3.33, 13.3, 50 y 100 %), para dos biomodelos: Daphnia magna

(invertebrado) y Danio rerio (vertebrado). Magnitud del efecto para el Modelo global (dosis, biomodelos y especie). La línea punteada corresponde a la linea de referencia, que indicaría que no hay efecto sobre la variable y las cajas sobre esta línea son las categorías respecto a las que se

compara. Cada caja representa la proporción de riesgo (HR, por sus siglas en ingles), en este caso “riesgo de muerte”. Intervalo de confianza del 95%.

Page 14: Tesis Laura Tabares - Uniandes

Figura 2. Curva de supervivencia por especie de rana (Oophaga histrionica, Oophaga pumilio) sin

discriminar entre biomodelos. Se muestra la probabilidad de supervivencia de los biomodelos en el tiempo, para los extractos de piel de las especies de ranas O. histrionica, O. pumilio, en cinco dosis (0, 3.33, 13.3, 50 y 100 %). Los valores p corresponden a una prueba log-rank (prueba de

Mantel-Cox). Intervalo de confianza del 95%.

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Figura 3. Análisis de Regresión Cox para datos censurados de sobrevivencia. Se muestra la toxicidad de los extractos de piel de dos especies de ranas (Oophaga histrionica y Oophaga

pumilio) de 7 poblaciones. Compara la toxicidad entre poblaciones para cada especie de rana. Magnitud del efecto para dos modelos: O. histrionica y O. pumilio. La línea punteada corresponde a la linea de referencia, que indicaría que no hay efecto sobre la variable y las cajas sobre esta línea

son las categorías respecto a las que se compara. Cada caja representa la proporción de riesgo (HR, por sus siglas en ingles), en este caso “riesgo de muerte”. Intervalo de confianza del 95%.

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Figura 4. Curva de supervivencia por población para cada especie de rana (Oophaga histrionica, Oophaga pumilio) sin discriminar entre biomodelos. Se muestra la probabilidad de supervivencia de los biomodelos en el tiempo, para los extractos de piel de las especies de ranas O. histrionica,

O. pumilio, en cinco dosis (0, 3.33, 13.3, 50 y 100 %). Los valores p corresponden a una prueba log-rank (prueba de Mantel-Cox). Intervalo de confianza del 95%.

Población

Frog: O. histrionica

Frog: O. pum

ilio

Tiempo (Horas)

Prob

abilid

ad d

e So

brev

iven

cia

O. his DelfinaO. his Victoria

O. his BSolanoO. pum Miramar

O. his RambalaO. pum Michila

O. his Almirante

dosis: 0.0 % dosis: 3.0 % dosis: 13.0 % dosis: 50.0 % dosis: 100.0 %

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Figura 5. Análisis de Regresión Cox para datos censurados de sobrevivencia. Se muestra la toxicidad de los extractos de piel de las especies de ranas Oophaga histrionica y Oophaga pumilio para dos biomodelos Daphnia magna (invertebrado) y Danio rerio (vertebrado). Evalúa la

sensibilidad de los biomodelos a la toxicidad de los extractos de piel de las dos especies de ranas. Magnitud del efecto para tres modelos: A. Global, B. O. histrionica y C. O. pumilio. La línea punteada corresponde a la linea de referencia, que indicaría que no hay efecto sobre la variable y

las cajas sobre esta línea son las categorías respecto a las que se compara. Cada caja representa la proporción de riesgo (hazard ratio), en este caso “riesgo de muerte”. Intervalo de confianza del 95%.

Page 18: Tesis Laura Tabares - Uniandes

Figura 6. Curva de supervivencia por biomodelo (Daphnia magna, Danio rerio), sin discriminar

entre especies de ranas. Se muestra la probabilidad de supervivencia en el tiempo de dos biomodelos Daphnia magna (invertebrado) y Danio rerio (vertebrado) expuestos a extractos de piel de dos especies de ranas (O. histrionica y O. pumilio), en cinco dosis. Los valores p corresponden

a una prueba log-rank (prueba de Mantel-Cox). Intervalo de confianza del 95%.

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DISCUSIÓN

En la presente investigación se propone un nuevo protocolo para medir la toxicidad de los

extractos de piel de ranas venenosas, utilizando como biomodelos a D. rerio y a D.

magna. Mediante este nuevo protocolo se evidenció que la toxicidad de estos extractos

tiene un efecto diferencial en el riesgo de muerte de vertebrados e invertebrados. Esto se

puso a prueba para distintas poblaciones de dos especies de ranas (O. histrionica y O.

pumilio). El biomodelo vertebrado (D. rerio) fue más sensible que el invertebrado (D.

magna) a los extractos de piel de las ranas, en todas las pruebas realizadas. Por otro lado,

se observó que O. histrionica fue más tóxica que O. pumilio, mientras que esta última

presentó mayor variación entre poblaciones, donde Michilá fue la población más tóxica.

Finalmente, mediante la aplicación de este nuevo protocolo se pudo obtener una mayor

resolución, ya que fue posible evaluar diferencias entre poblaciones y entre individuos.

Un primer resultado obtenido dejó en evidencia el efecto tóxico de los extractos de piel de

las ranas venenosas sobre el biomodelo invertebrado D. magna, al provocar su mortalidad

en las dosis media y alta. Este resultado es consistente con los obtenidos por otros

estudios que muestran que ciertos alcaloides en ranas venenosas también podrían servir

como defensa química contra potenciales depredadores invertebrados (por ejemplo,

Brodie & Tumbarello 1978; Fritz et al. 1981, Szelistowski 1985, Caldwell & Carmozina

1998, Menin et al. 2005, Willink et al. 2014, Murray et al. 2016), microorganismos (Macfoy

et al. 2005), y posiblemente ectoparásitos (Weldon et al. 2006). Asimismo, existen

reportes de depredación de ranas por parte de arañas (Santos & Cannatella 2011),

hormigas (Fritz et al. 1981) y cangrejos (Rojas 2017).

Las toxinas de las ranas venenosas afectan los canales iónicos de los organismos. Por lo

tanto este primer resultado también podría explicarse con base en el origen y la evolución

de los canales iónicos voltaje dependientes (Hill 1989, Jan & Jan 1992, Hille 2001). Lo que

se sabe hasta ahora, es que estos canales tienen un origen común a partir de un canal

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con un solo domino, probablemente un canal de potasio ancestral del que luego se derivo

el canal de calcio y a continuación, de este derivo el canal de sodio (Hille 1987, 1988,

1989, Strong et al. 1993, Ranganathan 1994, Spafford et al., 1999, Plummer & Meisler

1999, Anderson & Greenberg 2001, Lopreato et al. 2001). En el caso de la

histrionicotoxina y las pumiliotoxinas, principales toxinas de O. histrionica y O. pumilio

respectivamente, tienen un mecanismo de acción similar. Interactúan con el complejo

formado por los canales iónicos en la placa motora y los receptores de acetilcolina,

bloqueando el paso de iones. Además afectan los canales de potasio y sodio (Myers &

1983, Vandendriessche et al. 2008). Entonces con base esto se podría pensar que los

sitios de acción de las toxinas de las ranas venenosas se encuentren en regiones de los

canales iónicos, que son muy conservadas o similares entre los dos grupos (vertebrados e

invertebrados).

Por otro lado, los resultados mostraron además un mayor efecto tóxico de los extractos

de piel de las ranas, sobre el biomodelo vertebrado (D. rerio) respecto al biomodelo

invertebrado (D. magna), en todas las pruebas realizadas. Esto podría deberse a que en

algunos invertebrados como por ejemplo, en artrópodos y moluscos, se ha reportado que

la acetilcolina no es el principal neurotransmisor en la comunicación neuro-motora (Kandel

et al. 1967, Wang-Bennett et al. 1988, Walker & Holden-Dye 1988). En cangrejos y

langostas (ver Patlak et al. 1979, Pamas et al. 1984, Franke et al. 1986) se ha demostrado

que los transmisores neuromusculares son glutamato y GABA (Cully et al. 1996 Dudel et

al. 2002, Titlow & Cooper 2018). Asimismo, el ion sodio, fundamental en la sinapsis

muscular de vertebrados, en estos organismos es desplazado por el ion calcio que parece

tener el papel protagónico (Hille 2001). Además de explicar las diferencias en la

sensibilidad entre el modelo vertebrado e invertebrado, las particularidades en los

mecanismos de comunicación celular podrían explicar porque no se observó parálisis en

el biomodelo invertebrado, encontraste, con el biomodelo vertebrado donde la parálisis

precedía la muerte en la mayoría de los casos, en las dosis altas. Otra posibilidad para

explicar las diferencias en la sensibilidad entre el modelo vertebrado e invertebrado esta

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dada por Zakon 2012, quien sugiere que los invertebrados podrían desarrollar resistencia

fácilmente a partir de una sola sustitución de aminoácidos; dado que poseen pocos genes

asociados a estos canales (Strong et al. 1993, Plummer & Meisler 2000, Littleton &

Ganetzky 2000, Goldin et al. 2000, Anderson & Greenberg 2001, Goldin 2002). Sin

embargo aun falta realizar más investigación sobre la diversidad genética de los canales

iónicos en este grupo.

Nuestra investigación evidenció una mayor toxicidad de los extractos de piel de O.

histrionica respecto a los de O. pumilio. Esto sería diferente a lo registrado por otros

autores (Summers & Clough 2001, Darst et. al. 2005, Daly et. al. 1999, Santos &

Cannatella 2011), sin embargo, este resultado posiblemente se deba a la gran variación en

toxicidad observada entre las poblaciones de O. pumilio (en comparación con las de O.

histrionica), siendo Michilá la población más tóxica y Rambalá la menos tóxica. Esto no es

de sorprender porque diversos estudios han mostrado la gran variación en toxicidad que

puede existir entre poblaciones de una misma especie (Myers et al. 1995, Darst et al.

2006, Maan & Cummings 2012, Stuckert et al. 2014) e incluso se han reportado

diferencias entre individuos (Myers et al. 1995, Stuckert et al. 2014), como se pudo

comprobar en este estudio donde también obtuvimos diferencias entre individuos de las

poblaciones… De este modo pudimos confirmar que nuestro método permite observar la

variación a los tres niveles: individuos, poblaciones y especies.

Nuestro método responde a la imperiosa necesidad, después de casi seis décadas, de

adaptar un nuevo método para estimar la toxicidad de anfibios. Proponemos utilizar los

biomodelos D. magna y D. rerio porque son dos especies que cumplen con los

requerimiento de las tres Rs (Augustine‐Rauch & Panzica‐Kelly 2010, Yunta 2012, Weldon

2017, Leist et al. 2014, Arenas et al. 2015) y poseen las siguientes ventajas: (1) menor

costo en producción y mantenimiento del cultivo, (2) ciclos de vida más cortos, (3)

posturas más numerosas, (4) menor impacto ambiental en términos de residuos tóxicos,

(5) Al igual que ratones y ratas es un modelo tradicionalmente utilizado en pruebas

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toxicológicas y estudios de biología del desarrollo por lo que existe mucha información

sobre su biología.

Un aspecto crítico para proponer un nuevo método fue el análisis estadístico, ya que este

suele ser limitado, debido al uso de ratones, e implica restricciones en el numero de

pruebas que se pueden realizar y en la resolución que proveen. Por un lado, la mortalidad

provocada por algunos extractos puede ser muy alta incluso en dosis pequeñas (Daly &

Myers 1967, Daly et al. 1978, Darst & Cummings 2006). En estos casos estudios como

Darst & Cummings 2006 y Darst et al. 2005 estimaron la toxicidad en términos del tiempo

que los ratones tardan en recuperarse (despertar) a partir de la aplicación de la inyección

subcutánea de los extractos de piel, sin embargo, esto no parece una aproximación

precisa de la toxicidad (Weldon 2017). El método propuesto permite estimar toxicidad en

términos del tiempo hasta la muerte con diferencias entre dosis.

Por otro lado, para la mayoría de las especies, los estudios requerían 300 individuos de

ranas o más (ver Daly & Myers 1967, Daly et al. 1978, Daly et al. 1999), debido a que su

toxicidad es tan baja que no tiene efectos visibles o fuertes sobre los ratones, por lo que

se debían mezclar varias pieles para obtener un solo extracto y poder aproximarse a los

efectos de la toxicidad de la especie. Sin embargo, esto no permite ver la variación en

toxicidad que podría existir entre poblaciones e individuos. Por el tamaño de los

biomodelos utilizados en este estudio (D. magna y D. rerio), es posible evaluar la toxicidad

de cada rana y estimar la variación intrapoblacional para cada especie. Esto es

fundamental en la compresión de la evolución de la toxicidad porque nos brinda

información sobre la capacidad de los individuos para obtener sus toxinas, presiones de

depredación y disponibilidad de presas, que esta relacionada a dinámicas climáticas y

heterogeneidad del hábitat. Nuestro método constituye una aproximación más precisa

porque permite realizar más pruebas con un menor numero de ranas y mayor numero de

biomodelos (D. magna y D. rerio).

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AGRADECIMIENTOS

Quisiera agradecer a la Universidad de los Andes por la financiación de mi maestría con la

asistencia graduada. A la Facultad de Ciencias por la financiación de parte de mi trabajo

de grado a través del proyecto semilla.

Gracias al profesor Adolfo Amézquita por sus enseñanzas, por la oportunidad que me dio

de ser parte de Laboratorio de Ecofisiología y Comportamiento en Herpetos de la

Universidad de los Andes, esto constituyó una gran contribución para mi desarrollo

profesional y personal.

Gracias a la profesora Zayra Garavito y los miembros de su grupo Laboratorio de Biología

del Desarrollo de la Universidad de los Andes por su ayuda y apoyo en el desarrollo de las

pruebas de toxicidad.

Gracias al investigador Abel Batista, PhD. de la universidad Autónoma de Chiriquí, David,

Chiriquí, Panamá por su apoyo y acompañamiento en el trabajo de campo.

Gracias a Pablo Palacios por su apoyo en campo, consejos y recomendaciones en el

desarrollo de mi trabajo de campo.

Gracias a mi familia y mis amigos por su apoyo incondicional en esta etapa de mi vida.

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ANEXOS

Comprobación de supuestos

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