tesis doctoral cádiz durante el sexenio democrático el conflicto

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TESIS DOCTORAL. Cádiz durante el Sexenio Democrático. El conflicto Iglesia-Secularización. Antonio Orozco Guerrero. Licenciado en Geografía e Historia. Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Historia Contemporánea. Año 2013.

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  • TESIS DOCTORAL.

    Cdiz durante el Sexenio Democrtico.

    El conflicto Iglesia-Secularizacin.

    Antonio Orozco Guerrero. Licenciado en Geografa e Historia.

    Universidad Nacional de Educacin a Distancia (UNED).

    Facultad de Geografa e Historia.

    Departamento de Historia Contempornea.

    Ao 2013.

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    DEPARTAMENTO DE HISTORIA CONTEMPORNEA.

    FACULTAD DE GEOGRAFA E HISTORIA.

    Cdiz durante el Sexenio Democrtico.

    El conflicto Iglesia-Secularizacin.

    Autor: Antonio Orozco Guerrero, licenciado en Geografa e Historia.

    Director: Feliciano Montero Garca.

    Tutora: Mara ngeles Lario Gonzlez

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    AGRADECIMIENTOS.

    Esta tesis doctoral no habra sido posible sin la aportacin del profesor D. Feliciano

    Montero Garca, pues fue l quien al aceptar la direccin de la misma me sugiri que la

    orientase hacia el aspecto concreto de las relaciones Iglesia-Estado en el mbito local. Le

    debo mi mayor reconocimiento por su apoyo desinteresado, sus consejos y sus correcciones.

    Igualmente, quiero expresar mi agradecimiento a mi esposa Regli y mis dos hijas Irene

    y Sara, que me han dado tantas pruebas de paciencia y generosidad para permitirme culminar

    mis aspiraciones personales.

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    NDICE. PGINA INTRODUCCIN.......................................................................................................... 19

    PRIMERA PARTE:

    EL MARCO GENERAL.

    LOS AGENTES LOCALES DEL CONFLICTO.

    CAPTULO 1: LA CUESTIN RELIGIOSA DURANTE EL SEXENIO DEMOCRTICO. 1.1.- Antecedentes: El liberalismo y el conflicto Iglesia-Estado......................................... 35 1.2.- La poltica secularizadora del Sexenio Democrtico y la oposicin de la Iglesia...... 43

    1.2.1.- Las Juntas revolucionarias y el Gobierno provisional.......................................... 43 1.2.2.- Proyectos para cambiar las relaciones Iglesia-Estado.......................................... 52 1.2.3.- El debate constitucional sobre la libertad religiosa.............................................. 57 1.2.4.- Desarrollo legislativo de la Constitucin.

    La Regencia y el reinado de Amadeo I................................................................. 63 1.2.5.- Poltica laicista de la Primera Repblica.............................................................. 75 1.2.6.- La transicin hacia la Restauracin..................................................................... 81

    CAPTULO 2: LA IGLESIA Y LOS AGENTES CATLICOS CONSERVADORES DE CDIZ. 2.1.- La Iglesia de Cdiz...................................................................................................... 87

    2.1.1.- La catedral, las parroquias y las iglesias.............................................................. 87 2.1.2.- Estado de los conventos al estallar la revolucin de 1868................................... 92 2.1.3.- La propiedad de los conventos y sus templos...................................................... 100 2.1.4.- Situacin econmica de la Dicesis a comienzos del Sexenio Democrtico....... 104

    2.2.- Los agentes catlicos conservadores........................................................................... 110 2.2.1.- El obispo fray Flix Mara de Arriete y Llano...........................................................110 2.2.2.- El Cabildo Catedral.............................................................................................. 118 2.2.3.- El cannigo doctoral Fernando He y Gutirrez.................................................. 126 2.2.4.- Los beneficiados de la catedral y sus dificultades econmicas............................ 129 2.2.5.- El clero parroquial................................................................................................ 135 2.2.6.- Las asociaciones catlicas.................................................................................... 138 2.2.7.- La prensa conservadora........................................................................................ 148

    CAPTULO 3.- LOS AGENTES REVOLUCIONARIOS DE CDIZ. 3.1.- Los Ayuntamientos y su visin sobre las relaciones con la Iglesia.................................. 155

    3.1.1.-El Ayuntamiento provisional elegido por la Junta Local............................................155 3.1.2.- Los republicanos federales llegan al poder municipal...............................................160 3.1.3.- La coalicin de unionistas y progresistas dirigida por Juan Valverde.......................165 3.1.4.- La corporacin de mayora constitucional de Jos Mara del Toro...................... 169 3.1.5.- Los radicales de Bernardo Manuel de la Calle..........................................................173 3.1.6.- Los republicanos federales de Fermn Salvochea......................................................177 3.1.7.- El primer Ayuntamiento conservador de Vicente Cagigas................................... 179 3.1.8.- Breve retorno de los benvolos de Guilln al poder municipal.............................182 3.1.9.- Los Consistorios de 1874...........................................................................................184

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    PGINA 3.2.- Fermn Salvochea, protagonista de la poltica laicista republicana..................................189 3.3.- Crculos, casinos y clubes. Asociaciones obreras.............................................................192 3.4.- La prensa revolucionaria....................................................................................................202

    3.4.1.- Los peridicos republicanos................................................................................. 202 3.4.2.- La prensa liberal................................................................................................... 209

    3.5.- Los protestantes..................................................................................................................211 3.5.1.- Antecedentes...............................................................................................................211 3.5.2.- Influencia de la libertad de cultos en su implantacin...............................................217

    SEGUNDA PARTE:

    LA CONFRONTACIN POLTICO-RELIGIOSA

    EN CDIZ DURANTE EL SEXENIO DEMOCRTICO.

    CAPTULO 4.- UN MUNICIPIO REPUBLICANO DURANTE LA ETAPA DE DEFINICIN CONSTITUCIONAL. 4.1.- Los primeros momentos de la revolucin................................................................... 227 4.2.- La breve gestin del Ayuntamiento provisional elegido por la Junta Local................ 234 4.3.- El Ayuntamiento republicano de Guilln hasta la aprobacin de la Constitucin...... 242

    4.3.1.- Gestiones para obtener la propiedad de conventos e iglesias............................... 242 4.3.2.- Medidas contra capellanes relacionados con el Municipio.................................. 247 4.3.3.- Tentativa de desalojo del Seminario Conciliar.................................................... 249 4.3.4.- Cese en la participacin municipal en ceremonias y festividades religiosas....... 251

    4.4.- Divisin de los republicanos de Cdiz sobre la poltica de Guilln............................ 257 4.5.- La incautacin de archivos eclesisticos en Cdiz...................................................... 260 4.6.- Resistencia del Obispado al decreto de desamortizacin de obras pas...................... 265 CAPTULO 5.- LA IGLESIA GADITANA ANTE EL DESARROLLO CONSTITUCIONAL DE LA LIBERTAD RELIGIOSA DURANTE LA REGENCIA DE SERRANO. 5.1.- Primera respuesta del clero de Cdiz a la aprobacin de la Constitucin................... 271 5.2.- Respuesta del obispo a los decretos de Ruiz Zorrilla

    sobre el acatamiento del clero al orden constitucional................................................ 272 5.3.- El Ayuntamiento republicano tras la promulgacin de la Constitucin...................... 280

    5.3.1.- Reaccin inicial. Limitaciones a la aplicacin de la libertad de cultos................ 280 5.3.2.- Intento de apropiacin y derribo de iglesias y conventos.................................... 284

    5.4.- Cambio substancial en la poltica secularizadora municipal: El Ayuntamiento provisional de octubre de 1869........................................................ 290

    5.5.- Negativa de fray Flix a jurar la Constitucin............................................................ 297 5.6.- Reaccin del obispo ante la ley provisional de creacin del matrimonio civil........... 301 5.7.- Nuevos litigios sobre la desamortizacin de obras pas.............................................. 304 5.8.- La corporacin municipal de Juan Valverde tras las elecciones de enero de 1870.... 314

    5.8.1.- Bsqueda de un equilibrio: participacin en actos religiosos y restricciones en las ayudas econmicas al Obispado....................................... 314

    5.8.2.- Situacin de los patronatos municipales.............................................................. 319 5.8.3.- Resistencia municipal a la secularizacin de la enseanza.................................. 321

    5.9.- Situacin econmica del Obispado desde la aprobacin de la Constitucin.............. 323

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    PGINA CAPTULO 6.- LA HOSTILIDAD DEL OBISPO CONTRA AMADEO I Y SU INFLUENCIA EN LAS RELACIONES CON LA AUTORIDAD MUNICIPAL. 6.1.- La llegada al trono de Amadeo I. Efectos sobre el Obispado y el Consistorio........... 333 6.2.- Desavenencias municipales sobre el sostenimiento de ceremonias religiosas............ 336 6.3.- Conflicto municipal sobre el uso del cementerio por los protestantes........................ 341 6.4.- La intolerancia de fray Flix contra la circular de Sagasta sobre cementerios........... 350 6.5.- La celebracin del vigsimo quinto aniversario de Po IX en Cdiz,

    demostracin pblica del Movimiento Catlico.......................................................... 356 6.6.- Oposicin del Cabildo Catedral y el obispo a la desamortizacin de capellanas...... 361 6.7.- Reaccin del obispo contra la supresin de canonjas y provisin de deanatos.......... 366 6.8.- La legitimidad de los hijos de matrimonios catlicos ................................................ 370 6.9.- Discrepancias entre el obispo y el Cabildo Catedral

    sobre el decreto de instituciones particulares de beneficencia.................................... 371 6.10.- El Ayuntamiento de Jos Mara del Toro de febrero de 1872................................... 379 6.11.- El Consistorio radical de minora republicana de julio de 1872............................... 383

    6.11.1.- La cuestin del tedeum por el rey....................................................................... 385 6.11.2.- Enfriamiento de las relaciones entre el Municipio y el Obispado...................... 391

    6.12.- Las dotaciones presupuestarias para el culto y clero................................................ 394 CAPTULO 7.- LA TENTATIVA LAICISTA DE FERMN SALVOCHEA. 7.1.- La proclamacin de la repblica

    y la poltica secularizadora municipal hasta las elecciones de marzo......................... 401 7.2.- El Ayuntamiento republicano federal de marzo de 1873............................................. 403

    7.2.1.- Incautacin y derribo del convento de Nuestra Seora de la Candelaria............. 406 7.2.2.- Reforma de la beneficencia municipal.

    Las Juntas domiciliarias de beneficencia............................................................. 418 7.2.3.- Prohibicin de la enseanza de cualquier religin en las escuelas municipales.. 421 7.2.4.- Secularizacin del cementerio municipal............................................................. 428 7.2.5.- Restricciones al culto externo y retirada de smbolos

    religiosos de las calles y edificios pblicos......................................................... 434 7.2.6.- Apropiaciones de templos y de sus obras artsticas............................................. 443 7.2.7.- Venta de imgenes y objetos sagrados. La Custodia del Corpus.......................... 461

    7.3.- Apelacin del obispo al ministro de Gracia y Justicia, a las Cortes y al Municipio.. 472 7.4.- La poltica laicista del Cantn de Cdiz y el Ayuntamiento de julio de 1873............. 481

    7.4.1.- Proclamacin del Cantn...................................................................................... 481 7.4.2.- Breve culminacin de la poltica laicista municipal.

    El Ayuntamiento de Miguel Mendoza................................. 484 7.5.- Balance sobre la confrontacin poltico-religiosa en Cdiz

    durante el periodo de control de los republicanos intransigentes........................ 491 CAPTULO 8.- RESTITUCIONES A LA IGLESIA GADITANA. LA TRANSICIN HACIA LA RESTAURACIN. 8.1.- El primer Ayuntamiento de Vicente Cagigas............................................................... 497

    8.1.1.- Primeras medidas. Apertura inmediata de todos los templos............................... 497 8.1.2.- Devolucin de su residencia al capelln de San Agustn..................................... 501 8.1.3.- Retorno a los antiguos nombres de las calles....................................................... 503 8.1.4.- Vuelta a la enseanza municipal de la religin catlica....................................... 504

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    PGINA

    8.1.5.- Aplazamiento de la devolucin del patrimonio artstico del Obispado............... 506 8.2.- Agotamiento de la poltica laicista republicana entre octubre y diciembre de 1873... 516 8.3 - El golpe del general Pava y sus primeras consecuencias en Cdiz............................ 520 8.4.- El Ayuntamiento de Vicente Cagigas de enero de 1874.

    Hacia la normalizacin completa de relaciones con la Iglesia gaditana...................... 521 8.5.- Relaciones armnicas entre el Obispado y el Estado.

    El ejemplo de la reserva militar extraordinaria............................................................ 530 8.6.- Tentativa fallida del Cabildo Catedral de recuperar los haberes del clero gaditano... 533 8.7.- El ltimo Ayuntamiento del Sexenio Democrtico..................................................... 535

    CONCLUSIONES............................................................................................................... 549

    FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOGRAFA......................................................... 561

    APNDICE DOCUMENTAL............................................................................................. 577

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    NDICE DEL APNDICE DOCUMENTAL.

    Pgina 579: Documento 1.- Escrito del obispo de Cdiz al presidente del Gobierno provisional pidiendo clemencia para los sublevados republicanos en diciembre de 1868.

    Pgina 580: Documento 2.- Protesta del Cabildo Eclesistico de Cdiz al Gobierno en junio 1869 contra el intento de incautacin de los patronatos que administraba.

    Pgina 581: Documento 3.- Informe del obispo de Cdiz al Gobierno en cumplimiento del artculo segundo del decreto de 5 de agosto de 1869.

    Pgina 582: Documento 4.- Oficio del gobernador de la provincia de Cdiz, Gregorio Somoza, dirigido al obispo Flix Mara Arriete, pidindole informacin sobre la capilla de Nuestra Seora del Ppulo, fechado el 3 de Septiembre de 1869.

    Pgina 583: Documento 5.- Comunicacin del obispo de Cdiz al regente del Reino negndose a prestar juramento a la Constitucin por el clero.

    Pgina 585: Documento 6.- Exposicin del obispo de Cdiz al regente en agosto de 1870 reclamando el pago del culto y clero a la Dicesis de Cdiz.

    Pgina 587: Documento 7.- Instrucciones del obispo de Cdiz a los prrocos sobre la forma de proceder respecto al matrimonio civil fechadas el 3 de agosto de 1870.

    Pgina 589: Documento 8.- Carta del obispo de Cdiz al gobernador de la provincia contestando a las reiteradas preguntas que se le hacan sobre la existencia de un patronato, fechada el 30 de agosto de 1870.

    Pgina 590: Documento 9.- Queja del Ayuntamiento de Cdiz al ministro de Gracia y Justicia en marzo de 1871, por haber obligado el juez municipal del distrito de Santa Cruz a que se efectuara el entierro de un protestante en el cementerio catlico.

    Pgina 592: Documento 10.- Informe del Ayuntamiento de Cdiz al gobernador de la provincia, fechado en abril de 1871, sobre la orden de cierre del cementerio protestante de la ciudad, tras la protesta del Embajador britnico al ministro de Estado espaol

    Pgina 593: Documento 11.- Carta del Cabildo Catedral al gobernador eclesistico, firmada por el cannigo secretario sobre el posible cobro de atrasos de la dotacin del clero, fechada el 26 de abril de 1871.

    Pgina 595: Documento 12.- El obispo de Cdiz se dirige en junio de 1871 a sus diocesanos para agradecerles la asistencia y apoyo en los actos conmemorativos del vigsimo quinto aniversario del pontificado de Po IX en Cdiz.

    Pgina 596: Documento 13.- Exposicin el obispo de Cdiz al ministro de Gracia y Justicia, fechada el 18 de octubre de 1871, pidiendo la revocacin del real decreto de 12 de agosto de 1871, sobre desamortizacin de capellanas y protestando por el proyecto de disminucin de los presupuestos del clero para 1872.

    Pgina 599: Documento 14.- Oficio del Cabildo Catedral al Ayuntamiento de Cdiz, negndose a celebrar un tedeum de accin de gracias por haber salido el rey Amadeo ileso de un atentado el 18 de julio de 1872.

    Pgina 600: Documento 15.- Respuesta del alcalde de Cdiz al Cabildo Catedral quejndose de su negativa a celebrar el tedeum por Amadeo I en agosto de 1872.

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    Pgina 602: Documento 16.- Propuesta de reforma de la enseanza municipal hecha por el concejal Ramrez Brunet, de la Comisin de Instruccin Pblica del Ayuntamiento de Fermn Salvochea, en marzo de 1873.

    Pgina 603: Documento 17.- Reglamento de Beneficencia Municipal Domiciliaria de Cdiz, en sustitucin de las actividades de las Juntas Parroquiales de Beneficencia, fechado en abril de 1873.

    Pgina 607: Documento 18.- Carta del Cabildo Eclesistico al obispo, fechada el 28 de mayo de 1873, solicitando que la procesin del Corpus Christi se celebrase en el interior de la catedral.

    Pgina 608: Documento 19.- Oficio remitido por el Administrador de Hacienda de la Provincia de Cdiz al Ayuntamiento Republicano Federal, fechado en junio de 1873, ante la falta de colaboracin del ltimo en el derribo del convento de Nuestra Seora de la Candelaria.

    Pgina 609: Documento 20.- Informe presentado el 19 de junio de 1873 por la comisin municipal especial designada para tratar sobre la subasta de la Custodia del Corpus Christi, fechado en junio de 1873.

    Pgina 610: Documento 21.- Copia de la exposicin del obispo de Cdiz al ministro de Gracia y Justicia, redactada el 19 de junio de 1873, protestando contra la orden de permitir la tasacin de propiedades de la Iglesia en la Dicesis de Cdiz y contra las apropiaciones del Ayuntamiento republicano federal.

    Pgina 614: Documento 22.- Carta del Cabildo Catedral al prelado de Cdiz, fechada el 20 de junio de 1873, comunicando la decisin del Ayuntamiento de Cdiz de poner la custodia del Corpus en subasta pblica.

    Pgina 615: Documento 23.- Carta del alcalde en funciones, Calixto Garca, al gobernador eclesistico, Fernando He, comunicndole la incautacin de los objetos artsticos de la iglesia de San Francisco, fechada el 8 de julio de 1873.

    Pgina 616: Documento 24.- Respuesta del gobernador eclesistico, Fernando He, al alcalde en funciones, Calixto Garca, sobre la incautacin de objetos artsticos de la Iglesia de San Francisco, fechada el 8 de junio de 1873.

    Pgina 617: Documento 25.- Oficio del gobernador de la provincia de Cdiz al obispo, de fecha 30 de julio de 1873, trasladando la orden del Ministerio de la Gobernacin, por resolucin del de Gracia y Justicia, desautorizando las medidas tomadas por el Ayuntamiento con los conventos de la Merced y San Francisco.

    Pgina 618: Documento 26.- Peticin presentada en el Ayuntamiento de Cdiz el 5 de agosto de 1873, de que se procediera a la apertura de las iglesias cerradas por el Comit de Salud Pblica del Cantn de Cdiz y se devolvieran los objetos incautados pertenecientes a ellas.

    Pgina 619: Documento 27.- Informe presentado por el procurador sndico de lo contencioso al Ayuntamiento de Cdiz el 14 de agosto de 1873, sobre la peticin del gobernador eclesistico de devolucin de los cuadros, esculturas y otros objetos de arte incautados por el Ayuntamiento Republicano Federal.

    Pgina 620: Documento 28.- Informe presentado por el procurador sndico de lo contencioso del Ayuntamiento de Cdiz el 2 de septiembre de 1873, sobre la prohibicin del gobernador civil de devolver los objetos de arte incautados en las iglesias de Santa Catalina, la Merced y San Francisco.

    Pgina 622: Documento 29.- Carta del obispo de Cdiz, de fecha 21 noviembre de 1873, a los prrocos y arciprestes de la Dicesis recordndoles sus obligaciones.

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    Pgina 623: Documento 30.- Contestacin del administrador econmico de la provincia de Cdiz al Cabildo Municipal sobre el derribo de parte del convento de San Francisco y torre de su iglesia, fechada el 29 de marzo de 1874.

    Pgina 624: Documento 31.- Oficio de la seccin tercera del Ministerio de Gracia y Justicia al gobernador eclesistico de Cdiz, de fecha 13 de junio de 1874, reconociendo los derechos de Francia a la capilla de San Luis, en la iglesia de San Francisco.

    Pgina 625: Documento 32.- Carta del gobernador eclesistico al alcalde de Cdiz agradeciendo en julio de 1874 la devolucin de cuadros a sus templos.

    Pgina 626: Documento 33.- Sentencia del juez de primera instancia del distrito de San Antonio declarando ilegal en noviembre de 1874 la incautacin y posterior derribo de la capilla de la Orden Tercera de San Francisco de Cdiz.

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    LISTA DE ABREVIATURAS Y SIGLAS

    A.C. Actas Capitulares del Ayuntamiento de Cdiz.

    A.Cab. Actas del Cabildo Catedral de Cdiz.

    A.C.C. Archivo catedralicio de Cdiz.

    A.C.P.C. Actas de la Comisin Provincial de la Diputacin de Cdiz.

    A.D.C. Archivo Histrico Diocesano de Cdiz.

    A.D.P.C. Archivo de la Diputacin Provincial de Cdiz.

    A.M.C. Archivo Municipal de Cdiz.

    B.O.P.C Boletn Oficial de la Provincia de Cdiz.

    B.E.D.C Boletn Eclesistico de la Dicesis de Cdiz.

    C. Caja.

    Carp. Carpeta.

    Doc. Documento.

    Expte. Expediente.

    Leg. Legajo.

    Lib. Libro.

    Nm. Nmero.

    P. Pgina.

    Pto. Punto.

    Vto. Vuelto.

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    LISTA DE PLANOS Y TABLAS

    PGINA.

    PLANOS:

    1. Principales templos............................................................................................ 90

    2. Conventos de monjas abiertos y exconventos de religiosos.............................. 94

    3. Distritos electorales en 1869.............................................................................. 161

    4. Barrios ............................................................................................................... 161

    TABLAS:

    1. Estado de los bienes desamortizados conmutables por lminas de la deuda..... 107

    2. Miembros del Cabildo Catedral......................................................................... 120

    3. Corporaciones Municipales............................................................................... 156

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    INTRODUCCIN.

    El ttulo del presente trabajo de investigacin, El Sexenio Democrtico en Cdiz. El

    conflicto Iglesia-Secularizacin, indica la eleccin de un campo temporal, un espacio

    geogrfico y un tema. El periodo que abarca, los aos que transcurren entre 1868 y 1874,

    entre la cada de Isabel II y la restauracin de la monarqua en la persona de su hijo, son unos

    aos sugestivos por lo que significaron de ruptura con la etapa precedente y de bsqueda de

    nuevas frmulas polticas y, con ellas, de formas diferentes de entender las relaciones entre el

    Estado y la Iglesia catlica. Se trata de un periodo muy dinmico y heterogneo, pues en slo

    seis aos se sucedieron, tras el breve periodo inicial de dispersin del poder en Juntas Locales

    y Provinciales, un Gobierno provisional, una regencia, una monarqua democrtica y dos

    formas de repblica. El panorama lo completan dos Constituciones, aunque una se qued slo

    en proyecto, una guerra colonial, la de Cuba, y dos guerras civiles, la cantonal y la carlista.

    Respecto a la eleccin de Cdiz, hay que subrayar el papel fundamental que desempe

    esta ciudad en la gnesis y sostenimiento del liberalismo espaol desde sus inicios y tambin en

    el periodo concreto que estudia esta investigacin. Como es bien sabido, Cdiz fue protagonista

    de primer orden en la defensa contra el invasor francs, lo que trajo consigo la formacin de las

    primeras Cortes liberales en la cercana ciudad de San Fernando y la gestacin de la primera

    Constitucin espaola. El levantamiento militar de Riego de 1820 triunf en primer lugar en San

    Fernando y cay tres aos despus en Cdiz. Por fin, la misma revolucin de 1868 se inici en

    esta ciudad, donde confluyeron en septiembre muchas de las personalidades que iban a ser

    protagonistas del periodo que se iniciaba, lleno de iniciativas liberales y democrticas en busca

    de una sociedad menos supeditada a los designios de la Iglesia catlica y, por lo tanto, ms laica.

    La ciudad tena, pues, un bien ganado prestigio de revolucionaria y liberal. El factor geogrfico

    fue tambin importante a la hora de elegirla para iniciar el alzamiento, pues la cercana de

    Gibraltar facilitaba la huida en el caso de que este no triunfase. Si se admite la consideracin

    tradicional de la revolucin de 1868 como consecuencia de un movimiento democrtico y

    burgus1, en pocas partes se podra haber iniciado la revolucin con iguales garantas de xito,

    1 Ambas condiciones han sido revisadas por FUENTE MONGE, G. de la, en Los revolucionarios de 1868. Elites y poder en la Espaa liberal, Madrid, Marcial Pons, 2000, y en Actores de la Revolucin de 1868, en SERRANO GARCA, R. (dir.), Espaa 1868-1874. Nuevos enfoques sobre el Sexenio Democrtico, Junta de Castilla y Len, 2002. pp. 31-57. De la Fuente Monge sostiene que, si bien hubo una participacin popular en el

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    pues Cdiz contaba con una notable burguesa comercial a la que el deterioro econmico de la

    ciudad, lento pero inexorable desde la prdida del monopolio del comercio con Amrica, llev a

    un desarrollo ideolgico y poltico muy apreciable. Esta circunstancia dio lugar a la formacin de

    un grupo selecto de demcratas, que en su mayora pasaran a formar parte del Partido

    Republicano a partir del triunfo de la Gloriosa2.

    Una vez centrado el marco temporal y geogrfico, queda el ms importante: el temtico.

    Los conceptos secularizacin y laicismo pueden ser entendidos desde distintos planos o

    puntos de vista3. Pero teniendo en cuenta su significado historiogrfico, lo que se tratar de

    analizar en estas pginas es la actuacin activa desde los poderes pblicos para forzar la prdida

    de influencia de la Iglesia catlica en la sociedad. Esta poltica secularizadora, provoca unas

    reacciones, que a su vez pueden producir unas contrarreacciones que, como afirman Julio de la

    Cueva y Feliciano Montero, consisten en el esfuerzo consciente de unos actores que se enfrentan

    a las actividades contrasecularizadoras o reconfesionalizadoras de otros4. La secularizacin da

    lugar, pues, a un proceso conflictivo que enfrenta a los defensores de las formas tradicionales de

    la Iglesia catlica y a los autores de una poltica de imposicin de disposiciones legales

    destinadas a cambiar esas formas, pasando al terreno temporal cuestiones que han estado en

    manos de la Iglesia. La actualidad de la cuestin es indudable. Basta recordar las variadas

    disposiciones legales de carcter secularizador que provocan en nuestros das la oposicin radical

    de algunos miembros de la Iglesia catlica, para comprobar que el conflicto Iglesia-

    Secularizacin sigue vigente, si bien en trminos y cuestiones diferentes a los de entonces.

    El Sexenio Democrtico trajo consigo una larga serie de medidas gubernamentales

    encaminadas a cambiar las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Las distintas orientaciones

    alzamiento, dirigida por miembros del Partido Democrtico, esta no fue determinante y siempre estuvo supeditada al pronunciamiento militar. Por otra parte, ms que de una revolucin burguesa, se trat de la conjuncin de esfuerzos de unas elites, formadas principalmente por abogados, periodistas, comerciantes, militares y empleados pblicos cesantes. 2 Republicanos de primera fila nacidos en Cdiz o en su provincia fueron Fermn Salvochea, Eduardo Benot Rafael Guilln Martnez, Jos Pal y Angulo, Ramn de Cala y Pedro Moreno Rodrguez, sin olvidar que Emilio Castelar, aunque no de origen, era natural de Cdiz. Tambin eran gaditanos los demcratas Segismundo Moret y Jos Mara Bernger, as como el general Manuel Pava. Francisco Serrano y Manuel Malcampo eran de San Fernando. 3 Vid. CARMONA FERNNDEZ, F. J., Cristianismo, laicismo y laicidad., cap. XVII de Historia del Cristianismo, tomo IV, Mundo contemporneo, (editado por Francisco J. Carmona Fernndez), Trotta, 2010. DOBBELAERE, K., Secularizacin: un concepto multidimensional, Mjico, Universidad Iberoamericana, 1994. REVUELTA GONZLEZ, M., El proceso de secularizacin en Espaa y las reacciones eclesisticas, en AA. VV., Librepensamiento y secularizacin en la Europa Contempornea, Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, 1996. 4 Cfr. CUEVA MERINO, J. de la y MONTERO, F., La secularizacin conflictiva, epgrafe de Catolicismo y Laicismo en la Espaa del Siglo XX, Cap. 8 de Mundos de Ayer: Investigaciones histricas contemporneas del IX Congreso de la AHC, Universidad de Murcia, Servicio de Publicaciones, 2009.

  • 21

    polticas e ideolgicas de los partidos y dirigentes del periodo dieron lugar a una poltica

    eclesistica que en ningn caso se puede contemplar como lineal o nica. Se pas por una

    variada gama de posibilidades que, simplificando, se pueden resumir en dos: Una que se mova

    entre el deseo de atraerse a la Iglesia catlica como garante de la legitimidad del nuevo rgimen

    y el intento de despojarla de lo que se crea eran privilegios trasnochados y absolutamente

    incompatibles con los nuevos tiempos y, sobre todo, con las libertades del individuo; y otra que

    buscaba la separacin completa de la Iglesia y el Estado, con la secularizacin total de la

    sociedad civil. Ambas tendencias secularizadoras trataban de supeditar a la Iglesia catlica al

    poder poltico y de establecer, con mayor o menor nfasis, una separacin entre lo religioso y lo

    civil. Esto podra suponer que los revolucionarios crean que la sociedad estaba lo

    suficientemente alejada de la religiosidad tradicional como para desear los cambios o, ms bien,

    que era necesario forzar esos cambios para alejar a la Iglesia de espacios que no deba ocupar.

    Es bien sabido que la poltica secularizadora de los Gobiernos del Sexenio Democrtico

    trajo consigo la oposicin de la autoridad eclesistica, que contaba a su favor con buena parte de

    la misma sociedad que se trataba de secularizar desde el Estado. Mi primera presuncin al iniciar

    esta investigacin, sin la cual esta no tendra objeto, es que este conflicto general provocado por

    la poltica secularizadora, o laicista, del Sexenio Democrtico deba haber tenido repercusiones

    en el mbito local, provocando la reaccin de la autoridad eclesistica y afectando, en mayor o

    menor medida, las relaciones entre esta y las autoridades civiles locales. Aunque la confrontacin

    local debi producirse fundamentalmente entre las autoridades representantes de ambas

    potestades, civil y eclesistica, parto de la conviccin, que tendr que ser confirmada, de que

    hubo una participacin activa de otros agentes locales. Los partidos polticos, las asociaciones y

    la prensa de uno u otro signo debieron resultar de la mayor importancia, tal vez no tanto en las

    decisiones como en el apoyo a estas y en las presiones en uno u otro sentido.

    El Sexenio Democrtico conoci distintos periodos polticos, que conocieron distintas

    iniciativas del Estado en relacin con la Iglesia. Se hace necesario comprobar hasta qu punto el

    conflicto local fluctu al ritmo que lo haca la poltica religiosa general, de forma que un

    recrudecimiento o atemperacin en la confrontacin general llevase a semejantes alteraciones en

    el entorno local. Pero, aun dependiendo fundamentalmente de la legislacin eclesistica

    gubernamental, el conflicto local debi estar influido por las ideas y el carcter de las personas

    concretas con responsabilidades en uno u otro campo, fundamentalmente el obispo, los

    gobernadores eclesisticos, los miembros del clero secular, los alcaldes y los concejales, pero

    tambin los dirigentes de las asociaciones civiles y los periodistas, entre otros.

    Antes de seguir adelante en la explicacin del planteamiento metodolgico de la

  • 22

    investigacin parece oportuno recordar brevemente los distintos enfoques historiogrficos

    desde los que se ha estudiado y valorado el conflicto poltico-religioso durante la revolucin

    de 1868 y el Sexenio Democrtico. A grandes rasgos, se puede plantear inicialmente esta

    confrontacin como el choque de dos tendencias contrapuestas, una clerical, confesionalista y

    conservadora, y otra anticlerical, secularizadora (o laicista) y modernizante. La poltica

    anticlerical desarrollada desde los distintos Gobiernos del Sexenio ha sido explicada con

    frecuencia como resultado de actitudes anticatlicas, antirreligiosas o ateas5, olvidndose a

    veces de la lucha sincera de liberales y republicanos, desde convicciones catlicas, por

    modificar las estructuras anquilosadas de la Iglesia catlica y adaptarla a las nuevas realidades

    sociales, siguiendo en buena medida una trayectoria reformista que arranca en la poltica

    regalista ilustrada y se prolonga en el primer liberalismo6. Por otra parte, como Julio Caro

    Baroja ha mostrado, este anticlericalismo no se puede entender como una creacin del

    liberalismo o del republicanismo, pues las denuncias contra las conductas poco ejemplares de

    los ministros de la Iglesia son muy anteriores a la llegada del liberalismo7.

    La actitud de los revolucionarios durante el Sexenio Democrtico ha sido explicada

    con frecuencia como un ataque injustificado, absurdo e irracional contra la Iglesia catlica y

    sus representantes8. Empezando por las Juntas Revolucionarias, los puntos de vista ms

    crticos atribuyen a todas o a la mayor parte de ellas un radicalismo que se tradujo en una

    innecesaria persecucin religiosa, rivalizando las Juntas en decretos y desmanes

    anticlericales9. Se ha afirmado que la actuacin fantica, violenta e incontrolada desplegada

    por las Juntas fue la causa que decidi al Gobierno provisional su disolucin en octubre de

    186810. Esta visin inculpa a las Juntas de haber llegado ms all de las proclamas liberales o

    democrticas, aadiendo a estas unos contenidos anticlericales que heran los sentimientos de

    5 CUEVA MERINO, de la, en La cuestin clerical-anticlerical contempornea en la historiografa espaola, pp. 121-142 de RUEDA HERRANZ, G. (ed.), Doce estudios de historiografa contempornea, Santander, Universidad de Cantabria, 1991, niega que se puedan identificar ateismo o librepensamiento con anticlericalismo, pues todos ellos comparten la lucha por la laicidad, pero no necesariamente la mismas actitudes religiosas. 6 Vid. HERR, R., Espaa y la Revolucin del siglo XVIII, Madrid, Aguilar, 1979. 7 Cfr. CARO BAROJA, J., Las formas complejas de la vida religiosa (Siglos XVI y XVII), Madrid, Sarpe, 1985, especialmente el captulo VII, Las quiebras de la religiosidad. Anticlericalismo, pp. 189, 211. 8 La Parra y Surez Cortina han comentado la preocupacin frecuente de una historiografa ms preocupada por defender la hegemona de la Iglesia catlica que por comprender los fenmenos sociales por presentar una imagen del anticlericalismo espaol como simple manifestacin atvica e irracional de clerofobia. Cfr. LA PARRA LPEZ, E. y SUREZ CORTINA, M., El anticlericalismo espaol contemporneo, Madrid, Biblioteca Nueva, 1998, p. 13. 9 SANZ de DIEGO, R. M., Legislacin eclesistica del Sexenio Democrtico, en Religin y Sociedad en Espaa (Siglos XIX y XX), Madrid, Casa de Velzquez, 2002, pp. 201 y 202. 10 CRCEL ORT, V., Los obispos espaoles ante la Revolucin de 1868 y la Primera Repblica, en Hispania Sacra, 55/56, 28 (1975), p. 342.

  • 23

    la inmensa mayora de los catlicos y a menudo se oponan a los mismos principios liberales

    que declaraban11. Respecto a los posteriores Gobiernos de la coalicin monrquica, Hennesy

    define a Manuel Ruiz Zorrilla, uno de los principales autores de las medidas eclesisticas,

    como un furibundo anticlerical12. Crcel Ort culpa de un furibundo anticlericalismo a las

    Cortes Constituyentes de 1869 y aade que tras la aprobacin de la Constitucin dieron lugar

    a una nueva serie de medidas anticlericales. Al mismo tiempo, afirma que aunque el

    fenmeno anticlerical se haba manifestado de forma virulenta en los breves perodos

    anteriores de experiencias liberales, su mayor radicalizacin se produjo durante el Sexenio

    Democrtico, cuando la revolucin introdujo una serie de libertades y la Iglesia reaccion

    contra ellas. No obstante, reconoce que esta no solo defendi los valores espirituales sino

    tambin sus privilegios e intereses temporales13. Manuel Revuelta, recordando que el Sexenio

    Democrtico supuso la primera ocasin en que los ataques anticlericales se produjeron en

    Espaa dentro de la legalizacin de la libertad religiosa, aade que esta circunstancia, en vez

    de proporcionar serenidad en la resolucin de la cuestin, produjo el efecto contrario, pues la

    libertad religiosa, en su opinin, encon el anticlericalismo, fomentando una reaccin clerical

    no menos exasperada14.

    En una perspectiva diferente estn valoraciones historiogrficas como la de William

    James Callahan, para el cual, aunque la prensa confesionalista se explayaba durante el

    Sexenio Democrtico narrando supuestos sacrilegios y ataques a la Iglesia catlica, los

    incidentes que se produjeron no revelan violencias masivas contra el clero o contra los

    edificios religiosos. Desde el principio de la revolucin, salvo espordicos incidentes

    violentos, no se pas, a su juicio, de extravagantes manifestaciones de desafo destinadas a

    provocar la clera eclesistica. Las Juntas trataron de impedir cualquier atentado contra las

    personas, creando rpidamente milicias cuyo objetivo era evitar los abusos populares, de

    manera que, aunque las medidas de las Juntas eran anticlericales, el inicio de la revolucin no

    tuvo ese carcter. Respecto a la repblica, Callahan valora que su plan para acabar con la

    unin histrica de la Iglesia y el Estado no era el documento anticlerical que algunos crticos

    han querido ver15.

    11 REVUELTA GONZALEZ, M., El anticlericalismo espaol en el siglo XIX, en Religin y Sociedad en Espaa (Siglos XIX y XX), Casa de Velzquez, Madrid, 2002, p. 172. 12 HENNESY, C. A. M., La repblica federal en Espaa. Pi y Margall y el movimiento republicano federal, 1868-1874, Aguilar, Madrid, 1966, pp. 57-9. 13 CRCEL ORT, V., Iglesia y revolucin en Espaa (1868-1974), Universidad de Navarra (EUNSA), 1979, pp. 198 y 91. 14 REVUELTA GONZLEZ, M., El anticlericalismo espaol en el siglo XIX, op. cit., p. 171. 15 CALLAHAN, W. J., Iglesia, Poder y Sociedad en Espaa, 1750, 1874, Madrid, Nerea, 1984, p. 243.

  • 24

    Hay por ltimo matizaciones al anticlericalismo del Sexenio Democrtico, que parten

    de una distribucin geogrfica en la que se diferencia la periferia y las grandes ciudades del

    resto del pas16, o lo entienden, no como dirigido contra la fe o las creencias del pueblo, sino

    contra la estructura de la Iglesia y contra sus representantes, que haban apoyado el sistema

    poltico derribado17. Jos Manuel Cuenca Toribio atribuye al Sexenio Democrtico el punto

    de inflexin en la trayectoria del anticlericalismo, presenciando el periodo la maduracin del

    anticlericalismo popular. Pero, por otro lado, afirma que el periodo conoce el germen de un

    anticlericalismo intelectual, extendido por intelectuales y escritores sin compromisos

    polticos con una actitud a la vez crtica y regeneradora18. La intransigencia clerical del

    periodo previo a la revolucin tena que producir en los revolucionarios de 1868 una reaccin

    opuesta. Julio de la Cueva Merino relaciona directamente el anticlericalismo, como tambin el

    clericalismo, con el proceso secularizador de la sociedad19. Emilio La Parra y Manuel Surez

    Cortina afirman que las actitudes anticlericales no consisten solo en la crtica ante el excesivo

    poder del clero y el rechazo a su injerencia en las cuestiones temporales, sino que responden

    tambin a una nueva concepcin del papel del hombre y de la sociedad20.

    16 ANDRS-GALLEGO, J., en Revolucin y Restauracin (1868-1874), tomo XVI-2 de Historia de Espaa y Amrica, Madrid, Rialp, 1981, p. 13, distingue cmo las Juntas que adoptaron las medidas ms radicales las de Sevilla, Mlaga, Valencia, Reus, Tarragona, Barcelona y, en el interior, Madrid, Valladolid y Segovia. El mismo ANDRS-GALLEGO y PAZOS, A. M., en La Iglesia en la Espaa Contempornea./1. 1800-1936, Madrid, Encuentro, 1999, p. 290, trazan una divisin geogrfica de la actuacin anticlerical del ltimo tercio del siglo XIX y primeros lustros del XX, y en particular la de las Juntas revolucionarias de septiembre-octubre de 1868. Los ataques colectivos contra las cosas de la Iglesia se localizaron en la fachada mediterrnea, sobre todo Catalua y Valencia, en Andaluca y en los mayores ncleos urbanos. CRCEL ORT, V., acepta la disparidad del anticlericalismo de las Juntas revolucionarias. En Los obispos espaoles..., op. cit.., p. 343, a pesar de imputar a las Juntas un acusado radicalismo contra la Iglesia, reconoce que no puede hacerse un juicio global y que en algunas Dicesis no ocurrieron incidentes lamentables. Ms tarde, en Historia de la Iglesia en la Espaa Contempornea (Siglos XIX y XX), Palabra, Madrid 2002, p. 84, cie las disposiciones de carcter anticlerical de las Juntas a un territorio bastante definido: la costa mediterrnea, de Gerona a Valencia y de Almera a Jerez y, en el interior, algunos puntos del Valle del Ebro, as como la lnea Madrid-Segovia-Valladolid-Benavente-Oviedo. 17 MOLINER, PRADA, A., Algunos aspectos del anticlericalismo espaol. en la Revolucin de 1868, en Revista Investigaciones Histricas. poca Moderna y Contempornea, 14 (1994), pp. 141-7, y el mismo autor en Anticlericalismo y revolucin liberal, en LA PARRA LPEZ, E., y SUREZ CORTINA, M. (eds.), El anticlericalismo espaol contemporneo, op. cit. 1998, pp. 99-100. 17 MORO, J. M., La desamortizacin de Madoz, Historia 16, 84 (1983), pp. 58-64. 18 CUENCA TORIBIO, J. M., Catolicismo Contemporneo de Espaa y Europa, Encuentros y divergencias, Encuentro, Madrid, 1999, p. 101-2. Para Cuenca los primeros momentos de la revolucin de 1868, fueron, con la posible excepcin de la regencia de Espartero, los de ms virulento anticlericalismo del siglo XIX. 19 Cfr. CUEVA MERINO, J., de la, Clericalismo y anticlericalismo. dos reacciones al proceso de secularizacin en conflicto, captulo I de Clericales y anticlericales: el conflicto entre confesionalidad y secularizacin en Cantabria (1875-1923), Santander, Universidad de Cantabria, 1994. 20 LA PARRA LPEZ, E. y SUREZ CORTINA, M. (eds.), El anticlericalismo espaol contemporneo..., op. cit., p. 13. Sobre el recorrido del anticlericalismo liberal de la primera mitad del siglo XIX en relacin con el proceso de secularizacin, Cfr. LA PARRA LPEZ, E., Anticlericalismo y secularizacin en Espaa (1808-1850), en LISSORGUES, Y. y SOBEJANO, G., (coords.), Pensamiento y literatura en Espaa en el Siglo XIX, Toulouse, Presses Universitaires du Miraill, 1998, pp. 59-72.

  • 25

    Llegados a este punto, parece conveniente recordar que tanto las crticas contra el

    clero vertidas por los revolucionarios de 1868 como la legislacin eclesistica que

    desarrollaron fueron acompaadas generalmente por un sincero deseo de reformar a la Iglesia.

    El modelo liberal llevaba consigo una poltica secularizadora cuya culminacin total sera el

    objetivo de los republicanos. Este proceso se aceler a partir de la revolucin de 1868 y dio

    lugar a un conflicto entre la Iglesia y el Estado. Es indudable que se pueden establecer dos

    polos opuestos que, de alguna manera, explican el conflicto, llmense clericalismo-

    anticlericalismo, unidad catlica-libertad de cultos, confesionalismo-secularizacin o

    religiosidad-laicismo. Pero no parece aceptable considerar estas posturas enfrentadas solo

    como fruto del fanatismo, la irracionalidad o la irreligiosidad.

    La posicin desde la que se aborda esta investigacin no pretende tanto valorar las

    disposiciones eclesisticas de los Gobiernos revolucionarios como contrarias, en mayor o

    menor medida, al clero o a la Religin, como entender las razones por las que se produjeron y

    explicar por qu la Iglesia catlica reaccion en su contra. Descendiendo al mbito local en que

    se enmarca esta investigacin, su propsito es averiguar el alcance y las caractersticas del

    conflicto entre la Iglesia y las fuerzas secularizadoras de Cdiz durante el Sexenio Democrtico.

    La primera necesidad que surge es la de estudiar el marco general para poder compararlo con

    el local. Para ello hay que comprobar los antecedentes del conflicto y a continuacin estudiar

    la legislacin eclesistica del Sexenio Democrtico, diferenciando las etapas y objetivos de

    los distintos Gobiernos. Por otra parte, hay que conocer a los actores locales del conflicto,

    atribuyndoles la etiqueta inicial de confesionales y secularizadores, as como los

    elementos materiales que entraron en disputa y los apoyos de una u otra parte. Seran, por una

    parte, el obispo, Cabildo Catedral, clero menor, prensa conservadora catlica, asociaciones

    catlicas, iglesias, conventos, etc.; y por otra, los diferentes Consistorios, alcaldes, concejales,

    asociaciones y prensa revolucionaria, disidentes religiosos, etc. Una vez delimitadas las

    circunstancias generales y conocidos los agentes locales, se estar en condiciones de analizar

    las actuaciones municipales para comprobar cmo se desarroll el conflicto local. Pero,

    adems, es importante estudiar la reaccin directa del Obispado contra la legislacin

    eclesistica gubernamental, verificando hasta qu punto se produjo y hasta qu punto afect a

    las relaciones locales. En esto ltimo debi influir notablemente el grado en que la poltica

    nacional fue seguida por las autoridades civiles de Cdiz.

    Estos objetivos parciales indican claramente cmo se ha planteado la estructura formal

    del trabajo, as como el uso combinado de los estudios nacionales y locales existentes y de las

    fuentes primarias pertinentes. La primera necesidad que surgi al comenzar la investigacin

  • 26

    fue la de revisar detenidamente las disposiciones oficiales de carcter nacional origen del

    conflicto, contenidas en la Gaceta de Madrid, para comprobar los trminos exactos en que se

    expresaron las leyes y decretos correspondientes. El Diario de Sesiones de las Cortes

    Constituyentes ha servido a su vez para examinar las ideas y planteamientos sobre el

    problema religioso vertidos en las discusiones parlamentarias, que explican la materializacin

    de la Constitucin de 1869 as como la poltica secularizadora posterior. Adems de la

    bibliografa general sobre la Historia de la Iglesia a la que se ha hecho referencia en pginas

    anteriores, se han utilizado otras investigaciones relacionadas con aspectos que ayudan a

    entender las cuestiones planteadas y a cumplir los objetivos citados. Entre ellas se encuentran

    las que tratan sobre la influencia del krausismo en las ideas modernizantes y aperturistas de

    los revolucionarios, la formacin de las derechas y el neocatolicismo, as como su conducta

    en defensa de la Iglesia tradicional, el papel de la prensa, la cuestin del uso de los

    cementerios y las dificultades sufridas por los no creyentes, el debate parlamentario sobre la

    libertad religiosa, la lucha por la escuela, las dificultades de los protestantes o el movimiento

    catlico como forma de reaccin contra la secularizacin21.

    Como complemento a los estudios historiogrficos actuales, se ha acudido a una serie

    de libros, guas, opsculos y folletos de autores del siglo XIX que han servido para comprobar

    la visin que tenan algunas personalidades contemporneas a los acontecimientos sobre los

    factores del conflicto poltico religioso y sobre el modo como se desarrollaron los hechos.

    Igualmente, en relacin con el conflicto poltico-religioso local, estas aportaciones impresas

    contribuyen a conocer las ideas y actuaciones de algunos protagonistas y plantean

    interpretaciones de los hechos, desde puntos de vista ms o menos interesados pero

    reveladores del enfrentamiento y prximos en el tiempo, y desvelan la composicin y

    actividades de algunas asociaciones e instituciones.

    Volviendo a la historiografa actual, tambin se han tenido en cuenta buenos estudios

    21 CAPELLN de MIGUEL, G., La Espaa armnica: El proyecto del krausismo espaol para una sociedad en conflicto, Madrid, Biblioteca Nueva, 2006. GONZLEZ CUEVAS, P. C., Historia de las derechas espaolas. De la Ilustracin a nuestros das, Madrid, Biblioteca Nueva, 2000. URIGEN, B., Orgenes y evolucin de la derecha espaola: el neo-catolicismo, Madrid, CSIC, 1986. HIBBS-LISSORGES, S., Iglesia, prensa y sociedad en Espaa, (1868-1904), Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1995. JIMNEZ LOZANO, J., Los cementerios civiles y la heterodoxia espaola, Madrid, Taurus, 1978. (Hay otra edicin de Seix Barral, 2008. PERLADO, P. A., La libertad religiosa en las constituyentes del 69, Pamplona, Ediciones de la Universidad de Navarra, 1970. PETSCHEN, S., IglesiaEstado: un cambio poltico. Las constituyentes de 1869, Madrid, Taurus, 1975. PUELLES BENTEZ, M. de, Educacin e ideologa en la Espaa Contempornea, Madrid, Tecnos, 2010. VILAR, J. B., Intolerancia y libertad en la Espaa Contempornea. Los orgenes del protestantismo espaol actual, Madrid, Istmo, 1994. MONTERO GARCA, F., El movimiento catlico en Espaa, Madrid, Eudema 1993.

  • 27

    locales y diocesanos sobre el Sexenio Democrtico que muestran de alguna forma las causas

    y consecuencias del proceso secularizador en dicho periodo y se aproximan al objetivo de la

    presente investigacin. Citando algunas que han influido en la misma, Juan Bautista Vilar

    public en 1973 un breve trabajo sobre el obispo de Cartagena durante el Sexenio, que pas

    posteriormente a ser un captulo de otra ms completa sobre el Cantn Murciano22. En ella se

    relatan esquemticamente las directrices eclesisticas de los Gobiernos revolucionarios y la

    actitud del obispo de Cartagena, pero no se trata de una visin local de la confrontacin.

    Alicia Mira Abad, en su tesis doctoral, se ha centrado con gran amplitud y profundidad en el

    estudio de la secularizacin en Alicante durante el Sexenio Democrtico. Su investigacin

    refleja cmo algunos protagonistas de la poca buscaron una va de compromiso entre

    revolucin y religin. Pero el objetivo de Mira no es tanto valorar el alcance de la

    confrontacin entre Iglesia y Estado como captar la incidencia del proceso secularizador en

    las mentalidades. La misma autora ha usado la prensa alicantina del Sexenio para estudiar el

    proceso secularizador y la religiosidad popular durante esta etapa23. Carmen Ibez Isbert, ha

    estudiado tambin las relaciones Iglesia-Estado durante el Sexenio, en su caso ampliadas

    temporalmente al periodo 1862-1879 y extendidas geogrficamente a la Dicesis de Tortosa,

    por usar como hilo conductor el pontificado el obispo Benito Vilamitjana y Vila24.

    En cuanto a los estudios sobre Cdiz en el siglo XIX y en el Sexenio, se debe tener en

    cuenta la importante aportacin de Alberto Ramos Santana al conocimiento de la Historia

    local durante el siglo XIX, adems de sus estudios sobre el Carnaval, una fiesta laica tan poco

    favorecida por las autoridades ms conservadoras, como fomentada por las partidarias de

    alejar al pueblo de las posturas ms respetuosas y ortodoxas con la religin25. La Iglesia

    gaditana cuenta con varios estudios de importancia que se centran en el siglo XVIII. Arturo

    Morgado y Pablo Antn Sol han investigado varios aspectos generales y parciales. Hay

    tambin alguna investigacin reciente sobre las rdenes religiosas de Cdiz durante el mismo

    22 VILAR, J. B., El Obispado de Cartagena durante el Sexenio revolucionario (1868-1874), Universidad de Murcia, 1973; El Sexenio Democrtico y el Cantn Murciano (1868-1874), Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1983. 23 MIRA ABAD, A., Secularizacin y mentalidades: El Sexenio Democrtico en Alicante (1868-1875), Alicante, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2006. (Tesis doctoral del ao 2002); Actitudes religiosas y modernidad social. La prensa alicantina del Sexenio Democrtico (1868-1874), Alicante, Publicaciones de la Universidad de Alicante, 1999. 24 IBEZ ISBERT, C., Revolucin y restauracin catlica en la Dicesis de Tortosa (1862-1879), UNED Tortosa, 1995. 25 RAMOS SANTANA, A., Cdiz en el siglo XIX. De ciudad soberana a capital de provincia, en AAVV., Historia de Cdiz, Slex, Madrid, 2005. El Carnaval secuestrado o Historia del carnaval, Cdiz, Quorum Editores, 2002.

  • 28

    siglo26. No hay, sin embargo, estudios concretos referidos a la confrontacin de la Iglesia

    gaditana con el Estado o con las autoridades municipales, durante el Sexenio Democrtico. Se

    han publicado, eso s, numerosas investigaciones que dan cuenta, con mayor o menor

    extensin, pero no como objeto principal, de las acciones llevadas a cabo por las autoridades

    municipales en relacin con la Iglesia local. Gloria Espigado Tocino ha llevado a cabo una

    investigacin sobre la Primera Repblica en Cdiz que sirve para conocer la estructura social

    y el comportamiento poltico de los republicanos de la ciudad y resulta imprescindible en su

    ponderacin de la influencia de la religin en el debate entre los grupos enfrentados27. Ha

    publicado adems numerosas monografas y artculos, en los que se destaca el papel de las

    mujeres gaditanas en torno a la revolucin y la educacin en la ciudad28. Joaqun Herrn

    Prieto ha estudiado los primeros momentos de la revolucin de 1868, las Juntas gaditanas y la

    poltica municipal durante el Gobierno provisional. El Cantn de Cdiz ha sido objeto de

    investigacin por parte de Pedro Parrilla Ortiz. No faltan varias aportaciones bibliogrficas

    interesantes sobre la figura de Fermn Salvochea, el principal autor gaditano de la poltica

    laicista municipal, entre las que se pueden destacar las de Jacques Maurice, Grard Brey o

    Jean-Louis Guerea. Todas estas publicaciones incluyen valiosas aportaciones que ayudan a

    comprender el alcance del conflicto Iglesia-Secularizacin en Cdiz, pero, en general, se

    refieren mucho ms a las actuaciones secularizadoras que a las reacciones confesionales y se

    concentran fundamentalmente en los primeros momentos de la revolucin y en el periodo

    26 MORGADO GARCA, A.: El clero gaditano a fines del Antiguo Rgimen: Estudio de las rdenes sacerdotales, Cdiz, Fundacin Municipal de Cultura, 1989; Iglesia e Ilustracin, en el Cdiz del siglo XVIII: Cayetano Huarte (1741-1806), Universidad de Cdiz, 1991; Iglesia y Sociedad en el Cdiz del siglo XVIII, Servicio de publicaciones de la Universidad de Cdiz, 1989; La Dicesis de Cdiz de Trento a la desamortizacin, Cdiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cdiz, 2008. ANTN SOL, P., La Iglesia de Cdiz en el siglo XVIII, Cdiz, Universidad de Cdiz, 1994; La catedral de Cdiz. Estudio histrico y artstico de su arquitectura, Cdiz, Ctedra Municipal de Cultura Adolfo de Castro, 1975. MORAND, F., Testigos privilegiados en el mbito urbano: Las monjas del convento de Santa Mara en Cdiz o la creacin femenina en clausura como posible fuente histrica, Hispania, 224 (2006), pp. 1019-1044. 27 ESPIGADO TOCINO, G., La Primera Repblica en Cdiz. Estructura social y comportamiento poltico durante 1873, Sevilla y Jerez, Caja de San Fernando, 1993. 28 ESPIGADO TOCINO G., Aprender a leer y escribir en el Cdiz del Ochocientos, Cdiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cdiz, 1996; Experiencia e identidad de una internacionalista: trazos biogrficos de Guillermina Rojas Orgis, Arenal. Revista de historia de mujeres, 12 (2005), pp. 255-80; La accin poltica de las republicanas durante el Sexenio Democrtico; La historiografa del Cantonalismo. Pautas metodolgicas para un estudio comparado, en SERRANO GARCA, R. (dir.), Espaa, 1868-1974. Nuevos enfoques sobre el Sexenio Democrtico, Valladolid, Junta de Castilla y Len, 2002, pp. 111-137. La Junta de Damas de Cdiz. Entre la ruptura y la reproduccin social, en PASCUA SNCHEZ, M., y ESPIGADO TOCINO, G., (eds.), Frasquita Larrea y Ahern. Europeas y espaolas entre la Ilustracin y el Romanticismo, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cdiz y Ayuntamiento de El Puerto de Santa Mara, 2003, pp. 243-66. Mujeres radicales: utpicas, internacionalistas y republicanas en Espaa (1848-1874), en Ayer, 60 (2005). Mujeres y ciudadana. Del Antiguo Rgimen a la Revolucin Liberal, en Seminario Universidad Autnoma de Barcelona de 6 de junio de 2003 Mujeres y ciudadana en el primer liberalismo espaol.

  • 29

    republicano federal29.

    En lo que se refiere a aportaciones en revistas cientficas relacionadas con este trabajo

    de investigacin, Jos Chamizo de la Rubia ha publicado un artculo muy valioso para

    conocer la personalidad del prelado fray Flix Mara de Arriete y Llano, uno de los

    principales protagonistas gaditanos en la oposicin a los efectos de la revolucin de 1868

    sobre la Iglesia. Otros artculos de alcance local permiten un mayor conocimiento de algunas

    cuestiones examinadas en la presente investigacin, como las asociaciones locales, la

    disidencia protestante, el desarrollo del krausismo, o determinados aspectos de Fermn

    Salvochea30.

    Como se puede comprobar, no existe una investigacin concreta que aborde e

    interprete sistemticamente las reacciones de la autoridad eclesistica gaditana a las

    disposiciones nacionales o locales de carcter eclesistico. Aunque las segundas se han

    relatado en parte, no han sido estudiadas como rechazo a unos proyectos secularizadores o

    laicistas concretos31. Tampoco han sido investigadas suficientemente las disposiciones o

    actuaciones municipales gaditanas como integrantes de unos proyectos secularizadores

    concretos, ni hay hasta el momento un estudio sistemtico de las reacciones consiguientes de

    la prensa local. Por ltimo, los dos aos del reinado del reinado de don Amadeo y el ltimo

    ao de la repblica son casi desconocidos en lo que se refiere a Cdiz.

    29 HERRN PRIETO, J., La Gloriosa en Cdiz: de la Revolucin de 1868 a la Constitucin de 1869, Cdiz, Fundacin Municipal de Cultura, 1986. PARRILLA ORTIZ, P., El Cantonalismo Gaditano, Ediciones de la Caja de Ahorros de Cdiz, Cdiz, 1983. MAURICE, J., et. al., Fermn Salvochea: un anarquista entre la leyenda y la historia, Cdiz, Quorum Editores, 2009. MORENO APARICIO, I., Aproximacin histrica a Fermn Salvochea, Diputacin Provincial de Cdiz, 1982. PUELLES, F. de, Fermn Salvochea. Repblica y anarquismo, Sevilla, 1984. 30 CHAMIZO de la RUBIA, J., Fray Flix Mara de Arriete y Llano, 1864-1879 en Hispania Sacra, 1996, 48: 97 y 98 (1996), pp. 329-82 y 443-88. ALARCN GUERRERO, A., Sociabilidad decimonnica: El Casino Gaditano, en Cuadernos de Ilustracin y Romanticismo, 8 (2000). GIMNEZ, A., La escuela metodista de Cdiz, en Anales de la Universidad de Cdiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cdiz, 2 (1985). GMEZ FERNNDEZ, J., Disidencias y escuelas en la Baha de Cdiz (1835- 1936), El Puerto de Santa Mara, Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia, 2009. GONZLEZ-MENESES MENNDEZ, A., La Custodia de Cdiz y el ciudadano Gonzlez Meneses. 1873, en Boletn de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, vol. 5, nm. 5 (1977). LPEZ LVAREZ, J., El krausismo en Cdiz. (Notas a un discurso pronunciado en la Real Academia Gaditana de Ciencias y Letras), en Anales de la Universidad de Cdiz, 1 (1984), pp. 185-211. MARCHENA DOMNGUEZ, J., Aspectos literarios de Fermn Salvochea, en Cuadernos de Ilustracin y Romanticismo, Cdiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cdiz, nm. 10, 2002, pp. 69-75; Fermn Salvochea en vsperas de la Gloriosa. Aproximacin ideolgica, Trocadero. Revista de Historia Moderna y Contempornea, nm. 1, 1989, pp. 161-176. 31 MORENO APARICIO, I. en Aproximacin histrica a Fermn Salvochea, op. cit., ha insertado abundantes datos sobre las actuaciones municipales relativas a la Iglesia en 1873 y la correspondencia del gobernador eclesistico protestando por las mismas. Pero se trata de una publicacin divulgativa en la que no constan las fuentes utilizadas, ni se analizan las causas de la confrontacin.

  • 30

    Las aportaciones bibliogrficas empleadas en este trabajo, de las que se ha sealado

    arriba solo las ms destacables, han servido de base para conocer el marco general y seguir el

    hilo argumental del conflicto local. Pero el desarrollo de este y el conocimiento de los agentes

    locales que lo protagonizaron ha requerido el empleo de fuentes primarias que muestren y

    expliquen las decisiones de las autoridades municipales, civiles y eclesisticas. Se ha

    investigado, en primer lugar, la actividad oficial de la ciudad, expresada por medio de los

    libros de actas del Cabildo Municipal. El Archivo Histrico Municipal de Cdiz ha aportado,

    adems de las expresadas actas, documentos y expedientes sobre correspondencia de la

    Alcalda, conventos y rdenes religiosas, iglesias, catedral, obispo y asociaciones de la ciudad

    (conservadoras o revolucionarias). La oposicin de las autoridades eclesisticas de Cdiz a la

    normativa general y a las disposiciones municipales subsiguientes se puede seguir a travs de

    las fuentes documentales del Archivo Histrico Diocesano de Cdiz y del Archivo

    catedralicio de Cdiz. El primero aporta, entre otros documentos, la correspondencia del

    obispo y sus gobernadores eclesisticos con las autoridades nacionales, Alcalda y Cabildo

    Catedral, as como otros legajos relativos a aspectos econmicos del Obispado, patronatos

    eclesisticos, enseanza, protestantes y circulares diversas. El Archivo catedralicio, por medio

    de las actas del Cabildo Catedral y la correspondencia del mismo, muestra las actividades de

    los capitulares en relacin con determinados aspectos que afectaban especialmente al clero

    secular y las relaciones de los prebendados con el obispo y con las autoridades civiles. Otros

    documentos oficiales de mbito local o provincial, sobre todo el Boletn Eclesistico de la

    Dicesis de Cdiz y el Boletn Oficial de la Provincia de Cdiz, han servido para comprobar

    la transmisin de las disposiciones generales a las autoridades locales y las comunicaciones

    de la autoridad eclesistica gaditana a sus fieles.

    Las disposiciones municipales relativas a cuestiones eclesisticas, por una parte, y las

    respuestas del obispo, del gobernador eclesistico o del Cabildo Eclesistico, por otra, se han

    ido extrayendo de las fuentes consultadas y han sido puestas en relacin con las disposiciones

    legales del periodo, para comprobar de esta manera qu elementos del conflicto general se

    dieron en Cdiz y si se trat de una sola confrontacin o hubo varias diferentes. Igualmente,

    se puede averiguar si en algunos periodos el deterioro de relaciones locales fue inferior al que

    se pudiera esperar o si la ruptura lleg a ser en otros momentos superior a lo previsto en

    comparacin con la situacin general. Entre las disposiciones municipales que se han

    estudiado sistemticamente estn las que valoran el grado de asistencia o de apoyo econmico

    de los distintos Consistorios a ceremonias y festividades religiosas, su poltica en relacin con

    la propiedad de conventos e iglesias, derribos de los mismos, incautaciones de sus obras

  • 31

    artsticas, colaboracin o desencuentros con el Obispado, etc. Para comprobar la oposicin

    clerical, se han verificado las respuestas que dieron el prelado gaditano, sus gobernadores

    eclesisticos y el Cabildo Catedral a las iniciativas legales de las autoridades nacionales ante

    las que se sentan afectados y las respuestas a las disposiciones municipales que afectaban a la

    Iglesia gaditana.

    Pero si las resoluciones oficiales locales han sido fundamentales para conocer el

    impacto de la cuestin religiosa general en las autoridades locales, civiles o eclesisticas, las

    opiniones expresadas y las noticias publicadas al respecto en la prensa local han constituido

    un instrumento de gran inters, lejos de la frialdad del documento oficial, para conocer las

    percepciones y las posturas de los ciudadanos. La prensa local, representando a partidos

    polticos y tendencias ideolgicas diferentes, me ha ayudado a entender cmo se vieron desde

    Cdiz las resoluciones eclesisticas de los distintos Gobiernos. Sus opiniones reflejaban las de

    los redactores, segn las opciones polticas y religiosas que defendan tanto ellos como sus

    lectores, volcando opiniones difciles de encontrar en un acta o cualquier otro documento

    oficial. Pero, adems, la prensa acta como agente generador de opiniones o, si se quiere

    expresar de otra manera, como medio de propaganda para decantar las opiniones en beneficio

    de la propia ideologa e, incluso, para intentar forzar la actuacin de las autoridades en uno u

    otro sentido. En el terreno del eco local de las ideas y medidas legales que provocaron la

    confrontacin, las opiniones favorables o contrarias, las presiones en contra o las adhesiones,

    se cuenta con un extenso material periodstico32, que permite una visin bastante completa al

    respecto. Se ha puesto especial nfasis en el estudio de la posicin de los catlicos

    conservadores y su apoyo a la Iglesia gaditana en el conflicto. Adems, en ocasiones, la

    prensa ha servido para completar la visin sobre las relaciones entre las autoridades locales

    civiles y eclesisticas y el grado real de confrontacin que se dio entre ambas, al reproducir

    documentos oficiales, sobre todo de origen eclesistico, que no aparecen en los archivos

    correspondientes.

    La prensa local, revolucionaria o conservadora, ha dado en buena parte la medida del

    seguimiento de los ciudadanos a las decisiones y actuaciones de la autoridad municipal. Aun

    sabiendo que la ideologa de los autores de cada publicacin puede alterar su percepcin de la

    realidad, la prensa ha aportado datos que no pueden conocerse en los documentos oficiales.

    32 La prensa investigada ha sido la siguiente: Republicana: El Progreso Democrtico, La Soberana Nacional, La Repblica Federal, La Repblica Federal Universal, El Pacto Federal, La Federacin Andaluza y El Noticiero de Cdiz. Progresista y constitucional: La Libertad, La Legalidad; Moderada: El Comercio, La Palma; Carlista: La Monarqua Tradicional, El Correo Gaditano.

  • 32

    Las opiniones de los redactores sobre las actuaciones municipales o las medidas de carcter

    general, sus afecciones y desafecciones, presiones, etc., son testimonios que se han tenido en

    cuenta para completar la visin global sobre la magnitud de la confrontacin local.

    El estudio comienza con un captulo dedicado a los antecedentes y el marco general en

    el que se desarroll el conflicto Iglesia-Secularizacin en Espaa durante el Sexenio

    Democrtico, que sirve de punto de partida y marco contextual y comparado. Los dos

    captulos siguientes hacen una presentacin de los protagonistas y agentes principales del

    conflicto en el marco local. En primer lugar la Iglesia de Cdiz, tanto la autoridad eclesistica

    como los fieles opuestos a la ruptura revolucionaria y sus medios de expresin como los

    medios materiales objeto del conflicto; y a continuacin los agentes secularizadores o

    revolucionarios. El anlisis de este marco local, en el que se mezclan instituciones y personas

    concretas con ideas y caracteres diferentes, han servido para anunciar en cierta medida y

    entender sus actuaciones en las distintas coyunturas polticas del Sexenio.

    Una vez presentados el marco general y el local, que constituyen la primera parte de la

    exposicin, el resto, desde el captulo 4 hasta el final, forman una segunda parte, en la que se

    analiza el desarrollo diacrnico del conflicto poltico-religioso en la ciudad de Cdiz,

    conjugando la respuesta eclesial a los representantes polticos nacionales y el eco local de las

    resoluciones eclesisticas estatales. Se estudian en sucesivos captulos, las medidas

    municipales, en el marco de la poltica secularizadora del Estado, y las reacciones

    consiguientes de la iglesia gaditana ante ellas, en las distintas etapas polticas del Sexenio: el

    Periodo Constituyente, la Regencia de Serrano, la Monarqua de Amadeo, la Primera

    Republica en sus diversas fases, con especial atencin al periodo federal y cantonal, y la

    progresiva marcha hacia la Restauracin. En medio de esas sucesivas alternativas polticas

    quedar clara la principal divisoria que supone el tiempo breve pero intenso del cantn de

    Cdiz.

  • 33

    PRIMERA PARTE:

    EL MARCO GENERAL.

    LOS AGENTES LOCALES DEL CONFLICTO.

  • 34

  • 35

    CAPTULO 1.

    LA CUESTIN RELIGIOSA DURANTE EL SEXENIO DEMOCRTICO.

    1.1.- Antecedentes: El liberalismo y el conflicto Iglesia-Estado.

    La aparicin del liberalismo en Espaa dio lugar a una confrontacin entre los que

    pretendan que la Iglesia catlica deba adaptarse a las nuevas condiciones polticas y sociales

    y los que deseaban que se mantuviera en su forma tradicional. Segn la visin de los liberales,

    la Iglesia deba ejercer una funcin exclusivamente espiritual dentro de la sociedad. De ah su

    empeo en pasar al mbito secular aspectos que haban sido tradicionalmente privilegio de la

    Iglesia. Uno de los principales anhelos liberales fue el de acabar con la excesiva acumulacin

    de bienes en manos de la Iglesia, que perjudicaba el desarrollo econmico general33. Por

    ltimo, los liberales tendan, en defensa del derecho a la libertad individual, a reconocer el

    derecho de cada cual a practicar la religin que eligiera. Los periodos de imposicin liberal

    daban lugar a la oposicin clerical, pues se privaba de esferas de poder temporal, y a veces de

    parte de su magisterio espiritual, a una institucin como la Iglesia que haba mantenido hasta

    la llegada del liberalismo un derecho propio, una estructura independiente y un influjo

    omnipresente sobre la sociedad civil34.

    Las primeras dcadas del siglo XIX conocieron una lucha constante entre liberales y

    conservadores para imponer su visin sobre la Sociedad y la Iglesia. El proyecto liberal

    comenz a dar sus primeros frutos, muy limitados, con las Cortes Constituyentes de 1810. La

    reaccin ideolgica contraria a los avances contenidos en la Constitucin de 1812 se reforz

    con la restauracin de Fernando VII, que restableci las instituciones del Antiguo Rgimen.

    La actuacin de obispos y clrigos se dirigi a fortalecer la sacralizacin de la figura del rey y

    devolver a la Iglesia el monopolio ideolgico y su control sobre el pensamiento y las

    33 PETSCHEN, S., en Espaa y el Vaticano del Concordato de 1851 al de 1953, en AUBERT, P. y DESVOIS, J-M., religin y Sociedad en la Espaa Contempornea, Madrid y Burdeos, Casa de Velzquez, 1996, p. 21, cifra la riqueza agraria de la Iglesia a principios del XIX en ms de un cuarto del total de Espaa. 34 Cfr. LABOA, J. M., Iglesia y religin en las Constituciones espaolas, Madrid, Encuentro, 1981, p. 14.

  • 36

    costumbres35. En 1820 los liberales volvieron al poder y llevaron a cabo las primeras medidas

    que afectaban directamente a los bienes de la Iglesia36. Fernando VII desmont a partir de

    1823 la obra liberal del trienio precedente. Pero no restableci Inquisicin y esto llev a

    algunos miembros del clero a oponerse al rey. Los liberales ms moderados y los absolutistas

    ms flexibles fueron cobrando protagonismo poltico a expensas de los absolutistas ms

    intransigentes, que empezaron a ver en el hermano del rey, Carlos Mara Isidro, su lder

    natural. La ideologa del infante era fundamentalmente teocrtica, pues se centraba en la

    defensa de la gloria de Dios y el fomento de la religin catlica37. Cuando falleci Fernando

    VII y los liberales hicieron a Isabel su reina gran parte del clero espaol paso a apoyar al

    Carlismo38. El da 3 de octubre de 1833, pocos das despus de fallecer el rey, se produjo un

    levantamiento en Talavera de la Reina que dio inicio a la primera guerra carlista. El Carlismo,

    coherente con una visin de la religin propia del absolutismo, se constitua en un importante

    elemento de oposicin a las reformas de la Iglesia que pretendan los liberales. Los rganos de

    expresin del Carlismo durante la primera guerra carlista fueron a menudo dirigidos por

    eclesisticos39.

    El gaditano Mendizbal desarroll entre 1835 y 1837 una amplia poltica

    desamortizadora. El 11 de octubre de 1835 promulg su primer decreto de exclaustracin,

    ms extenso que los que se haban dictado anteriormente por el conde de Toreno y Martnez

    de la Rosa, aunque no general. Tras el decreto de exclaustracin general de 8 de marzo de

    1836, y como colofn de la obra desamortizadora de Mendizbal, el 29 de julio de 1837 se

    promulg la ley de supresin de rdenes religiosas, prcticamente general40. En 1841

    comenzaron las ventas de los bienes del clero secular, convertidos en nacionales en 1837.

    Tras la finalizacin de la primera guerra carlista en 1840, la proclamacin de la

    mayora de edad de Isabel II en 1843 pareca iniciar un periodo de paz poltico-religiosa. En

    torno al final de la guerra civil, aparecieron en Espaa, desde posiciones eminentemente

    conservadoras, algunas tentativas de cierta tolerancia hacia polticas mesuradamente liberales.

    35 Vid. MOLINER PRADA, A., El antiliberalismo eclesistico en la primera restauracin absolutista (1814-1820), en Hispania Nova, nm. 3, (2003), pp. 51-74. 36 En 1822 haban sido cerrados 810 conventos y seguan abiertos 860. CALLAHAN, W. J., op. cit., p. 123. 37 GONZLEZ CUEVAS, P. C., op. cit., pp. 83-4. 38 SUAREZ CORTINA, M., en La redencin del pueblo: La cultura progresista de la Espaa liberal, Universidad de Cantabria, Santander, 2002, p. 31, apunta que fueron los progresistas, al mostrarse poco respetuosos con la Iglesia, los que facilitaron el apoyo de los religiosos a la causa carlista. 39 GONZLEZ CUEVAS, P. C., op. cit., pp. 87-9. 40 Sobre los decretos de exclaustracin y ley de supresin de Mendizbal, vid. REVUELTA, M., La exclaustracin (1833-1840), Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1976, pp. 367-372, 386-95 y 439-471.

  • 37

    Estas tuvieron como precursor a Jaime Balmes41, que a pesar de criticar los males causados a

    la Iglesia catlica por la doctrina liberal, procuraba mantener una posicin de transaccin

    entre esta y el absolutismo42. Balmes fue el modelo seguido por algunos representantes de un

    catolicismo contemporizador, que mostraba ciertas simpatas hacia el Catolicismo Liberal,

    que en Francia y Blgica abogaba por el respeto a la libertad de cultos y la separacin de la

    Iglesia y el Estado. En esa lnea se inscriben, entre otros, Jos Mara Quadrado y Eduardo

    Mara Vilarrasa y Costa. Quadrado se mostraba a mediados del siglo XIX partidario de

    conjugar el catolicismo con la libertad43 y comparta en parte las ideas del catolicismo liberal

    europeo cuando defenda la independencia de la Iglesia respecto al Estado44. La evolucin del

    presbtero Vilarrasa hacia un catolicismo conciliador fue algo ms tarda que la de Quadrado.

    En 1858 criticaba el liberalismo y la democracia, manteniendo que la adopcin de la libertad

    de cultos poda dar lugar a un cisma45. Pero en 1865 mostr su acercamiento a posiciones ms

    abiertas al tratar sobre la encclica Quanta Cura y el Syllabus Errorum. Aun defendiendo que

    la libertad de cultos no poda ser elevada a principio doctrinal por ningn creyente, aceptaba

    ahora que, si bien no haba derecho a escoger el mal, esto no impeda la facultad individual de

    escoger entre el bien y el mal. En su opinin, no era conveniente interpretar la encclica papal

    como una seal de insurreccin general de los catlicos o como una convocatoria a una nueva

    cruzada en contra de todo aquello que era extrao a la Iglesia catlica46.

    Los ejemplos de Quadrado y Vilarrasa no fueron ms que casos aislados de intentos de

    conciliacin entre la defensa de la fe y la comprensin de las nuevas realidades sociales y

    culturales mediante la bsqueda de unas posiciones religiosas relativamente tolerantes con las

    doctrinas liberales. La inmensa mayora del clero y del catolicismo militante espaol se

    41 Balmes lleg a expresarse as respecto a la poltica liberal: Es preciso no precipitarse en condenar las formas representativas, porque no puede negarse que las absolutas tienen cierta rigidez, de que se resienten las ltimas ruedas del Gobierno. Cfr. BALMES, J., El Criterio , Barcelona, Imprenta de Antonio Brusi, 1845, pp. 209-10. 42 En su coleccin de Escritos polticos, Madrid, Imprenta de la Sociedad de Operarios del mismo Arte, 1847, p. 51, Balmes deca: Los dos principios, el del absolutismo y el de libertad, han librado ya batalla repetidas veces; pero estaba reservado a la poca que vamos atravesando el ver entre ellos un combate de nuevo gnero. No parece sino que se han dicho: No hagamos derramar sangre en los campos de batalla, transijamos por algn tiempo, en cuyo espacio podr resolverse la cuestin. 43 QUADRADO, J. M., se expresaba de esta manera en sus Ensayos religiosos, polticos y literarios. tomo I, Palma, Imprenta de Enrique Guasp y Barberi, 1853, p. 265: Cundo comprendern los catlicos espaoles que en nombre de la libertad pueden hacer grandes cosas y que este principio bien entendido est acaso destinado en este siglo a ser salvador de la religin?. 44 Creemos en el catolicismo y en el menor de sus dogmas, en la Iglesia y en la menor de sus leyes, si menor puede llamarse alguna. Creemos que esta debe hallarse en total independencia del Estado. Ibdem. p. 9. 45 VILARRASA y COSTA, E. M., Palabras de un creyente a los Gobiernos del pueblo o refutacin de los pensamientos y planes socialistas de la escuela de Lamennais, Barcelona, Imprenta de Jos Taul, 1858, p. 265. 46.. VILARRASA y COSTA, E. M., La encclica del da 8 de septiembre de 1864, Barcelona, Establecimiento Tipogrfico de Jaime Jeps, 1865, pp. 88-89 y 93.

  • 38

    mantuvo dentro de las posiciones ms inmovilistas. La mayora de edad de Isabel II llev a la

    bsqueda del reconocimiento de la Santa Sede y para ello era necesario renunciar a los

    avances liberales. El 27 de abril de 1845 se celebr un convenio entre Espaa y el Vaticano,

    que adelantaba el futuro Concordato. Su artculo primero estableca que la religin catlica

    sera exclusiva y perpetuamente la profesada en Espaa. A partir del Concordato de 1851, la

    obra liberal progresista qued paralizada. La Iglesia catlica logr que se detuviera el proceso

    desamortizador, recuperando los bienes an no vendidos, aunque con la condicin de que

    fueran las Dicesis la que lo hicieran a cambio de recibir ttulos de la deuda al tres por ciento.

    Respecto a los conventos, se acept la supresin de los de hombres, pero se regul y dio

    cobertura legal a los de monjas. Adems, la Iglesia recuper el control absoluto sobre la

    educacin en las universidades, colegios y escuelas pblicas o privadas, dndose todas las

    facilidades a los prelados para oponerse a la malignidad de los hombres que intenten

    pervertir los nimos de los fieles47.

    El Concordato de 1851, verdadera renuncia del Estado a la obra liberal de todo el

    siglo, no poda ser admitido por los progresistas. Cuando estos se levantaron en 1854, las

    Juntas Revolucionarias expulsaron a jesuitas, cerraron Seminarios conciliares y se

    pronunciaron a favor de la libertad de cultos48. La ley de desamortizacin de Madoz de mayo

    de 1855, ms conocida por sus efectos sobre posesiones no eclesisticas, reanud la

    desamortizacin de los bienes de regulares y comenz las ventas de los del clero secular.

    Respecto al total de la riqueza afectada por esta desamortizacin, aproximadamente un treinta

    por ciento proceda de la Iglesia49. Durante el Bienio Progresista, de 1854 a 1856, se inici la

    formacin del grupo denominado neocatlico desde la prensa contraria a los progresistas y

    partidaria de una poltica supeditada al catolicismo50. Los neos personificaban las posiciones

    ms conservadoras del Partido Moderado en defensa de la tradicin catlica y el poder

    47 DUFOUR, G., Las relaciones Iglesia-Estado del concordato de 1753 a la revolucin de 1868, en AUBERT, P. y DESVOIS, J-M., religin y Sociedad en la Espaa Contempornea, Madrid y Burdeos, Casa de Velzquez, 1996, pp. 17-8. Santiago Petschen ha destacado la habilidad de la diplomacia vaticana a la hora de redactar el Concordato: los artculos favorables a la Iglesia estn redactados con gran precisin, mientras los que se vea obligada a aceptar lo eran de forma ambigua. Cfr. PETSCHEN, S., Espaa y el Vaticano del Concordato de 1851 al de 1953, en Iglesia-Estado: un cambio..., op. cit., p. 24. Sobre el Concordato, una obra muy prxima en el tiempo, en la que se incluye la legislacin de desarrollo, as como comentarios y apndices, es FORT, C. R. El Concordato de 1851, comentado y seguido de un resumen de las disposiciones adoptadas por el Gobierno de S. M. sobre materias eclesisticas desde la celebracin de aquel convenio hasta enero de 1853, Imprenta y fundicin de D. Antonio Aguado, Madrid, 1853. 48 Posteriormente, el Gobierno expuls a los Jernimos de Madrid y cerr el colegio de los Jesuitas de Loyola. Vid. MOLINER PRADA, A., Anticlericalismo y revolucin liberal, op. cit., pp. 99-100. 49 MORO, J. M., La desamortizacin de Madoz, op. cit. 50 Vid. La formacin del grupo neocatlico durante la revolucin de 1854, en URIGEN, B., op. cit., pp. 105-125.

  • 39

    temporal de la Iglesia51. Aunque se nutran de la ideologa de Balmes, su sector ms

    reaccionario rompi con su tradicin conciliadora y pas a seguir los criterios de Donoso

    Corts, absolutamente contrarios a cualquier transaccin con los liberales52.

    Tras el Bienio Progresista, la Iglesia volvi a recuperar posiciones. Se detuvo de nuevo

    el proceso desamortizador y la ley de instruccin pblica de 1857, conocida como Ley

    Moyano, volvi a reconocer la importancia de la religin catlica en la educacin. El

    convenio firmado entre Po IX e Isabel II en agosto de 1859, dio vigencia perpetua al

    Concordato como ley de Estado. Era, adems, un acuerdo econmico que vena a resolver los

    problemas causados por la desamortizacin53. Durante la ltima dcada isabelina se produjo

    el acceso de un importante plantel de neos a los Gabinetes y a los escaos parlamentarios, de

    la mano de Cndido Nocedal. Como afirma Begoa Urigen, su notable influencia constituye

    una de las claves fundamentales para interpretar la revolucin de 186854. Los neocatlicos

    contribuyeron de forma determinante a la exclusin del poder de todos los que trataban de

    oponerse a su poltica de apoyo incondicional a la Iglesia y atacaron cualquier intento de

    imponer un modelo intelectual que se opusiera a las tesis catlicas tradicionales.

    Los catlicos conservadores se radicalizaron an ms a partir de la reaccin de la

    Iglesia ante el peligro que la formacin del reino de Italia supona para el mantenimiento de

    su poder temporal, dando inicio a la llamada cuestin romana. La posibilidad de que el

    Estado Vaticano perdiera su independencia tuvo relacin con la publicacin en diciembre de

    1864 de la encclica Quanta Cura y su anexo, el Syllabus Errorum, que condenaba

    terminantemente el racionalismo y el liberalismo. El Syllabus afianz la intolerancia de los

    neocatlicos y afect al catolicismo liberal en su desarrollo, pues puso a los catlicos ms

    aperturistas en la coyuntura de aceptar la incompatibilidad de liberalismo y catolicismo o

    provocar un cisma55.

    En Espaa, la creciente influencia poltica de los neos coincidi con la intelectual de

    los krausistas, que trataron de sustituir la religiosidad tradicional por una moral austera, el

    cultivo de la ciencia y una religin ms secularizada. Para los krausistas, el cristianismo era

    51 GONZLEZ CUEVAS, P. C., op. cit., pp. 95-6. 52 En la recopilacin de Gabino Tejado de las Obras de don Juan Donoso Cortes, tomo IV, Madrid, Imprenta de Tejado, 1854, p. 183, dice Donoso: Por lo que hace a la -ideologa- liberal su ignorancia es proverbial entre los doctos: en calidad de lega es esencialmente antiteolgica; y en calidad de antiteolgica, es impotente para dar impulso a una civilizacin, que es siempre el reflejo de una teologa. 53 Cfr. DUFOUR, G., op. cit.., p. 19. 54 Cfr. URIGEN, B., op. cit., p. 128. 55 Cfr. CEREZO GALN, P., Religin y laicismo en la Espaa Contempornea, en AUBERT, P. y DESVOIS, J-M. (eds.), Religin y Sociedad en Espaa (Siglos XIX y XX), Madrid, Casa de Velzquez, 1996, pp. 128-9.

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    beneficioso para la Humanidad, pero esta no haba sabido aprovechar lo mejor de l. La

    Iglesia era la manifestacin social de la religin interna del hombre. No era portadora de

    una verdad inalterable, sino una institucin susceptible de desarrollarse56. Los krausistas no

    estaban en contra de la religin. Algunos de ellos, como Fernando de Castro y Toms Tapia,

    eran eclesisticos. Pero su concepto de la moral pona a la religin como algo ntimo distinto

    de las prcticas obligadas ms por la costumbre que por la fe. Se mostraban partidarios de la

    secularizacin del Estado, que para ellos no consista en excluir a Dios de la sociedad sino al

    sacerdote de una esfera de accin que no era la suya propia. La mayor parte de los krausistas

    se adscribi al republicanismo, pues la monarqua espaola, con la colaboracin de los

    neocatlicos, no mostr ms que intolerancia hacia ellos. Adems, entendan que no era la

    institucin idnea para el desarrollo de sus ideas57. Los krausistas consideraban que la

    educacin del individuo era fundamental para conseguir un hombre ms libre y capaz de

    reformar la sociedad. L