tercer día en el nombre del padre, del hijo y del espíritu ... · (¡reina del cielo, alégrate!...

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Queridas familias: La Virgen Peregrina está en nuestra casa para acercarnos la Buena Nueva: ¡Cris- to ha resucitado! A lo largo de estos tres días María nos mostrará que Jesús está vivo, que camina con nosotros y cómo, en este Año Santo de la Misericordia, quiere hacerse presente en nuestra vida, también en nuestras obras de miseri- cordia. “Este Año Santo lleva consigo la riqueza de la misión de Jesús que resuena en las palabras del Profeta: llevar una palabra y un gesto de consolación a los pobres, anunciar la liberación a cuantos están prisioneros de las nuevas esclavitudes de la sociedad moderna, restituir la vista a quien no puede ver más porque se ha replegado sobre sí mismo, y volver a dar dignidad a cuantos han sido privados de ella. La predicación de Jesús se hace de nuevo visible en las respuestas de fe que el testimonio de los cristianos está llamado a ofrecer. Nos acompa- ñen las palabras del Apóstol: «El que practica misericordia, que lo haga con alegría» (Rm 12,8)”. (Papa Fran- cisco, Bula de convocatoria) “El Señor es, en lo más profundo, el Cristo resucitado y gloricado. Él lo es y lo sigue siendo. De ello se sigue la siguiente consecuencia: el acorde fundamental de nuestra vida debe ser la alegría”. (P. José Kentenich, “El hom- bre heroico”) ¡De la mano de María queremos dar este testimonio de Cristo resucitado con nuestra alegría y con nuestras obras de misericordia! SECRETARÍA DE LA VIRGEN PEREGRINA SANTUARIO DE SCHOENSTATT Camino de Alcorcón, 17 - 28223 POZUELO DE ALARCÓN (MADRID) • 91 709 00 15 • [email protected] Donativo ¡Atención! Cambio de Cuenta: LA CAIXA IBAN ES66 2100 9505 3122 0024 6883 “Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gen- tes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con voso- tros todos los días hasta el n del mundo».” (Mt. 28, 18- 20) Con estas palabras previas a su Ascensión al Cielo, Jesús nos deja también hoy a nosotros una misión: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes”. Y nos hace una promesa: “Yo estoy con vosotros todos los días”. Ante la urgencia de llevar el mensaje de Jesús a muchas personas y ante nues- tra propia limitación, María nos tiende su mano, con su visita nos ha mostrado cómo ha estado presente la misericordia de Dios en nuestra vida, cómo pode- mos ser también nosotros misericordiosos con los demás y nos recuerda que, por la Alianza de Amor, Ella se ocupa de que nuestra acción sea fecunda para el Reino de Dios. ¡Ella es el a su parte, nosotros queremos serlo también a la nuestra entregándole muchos regalos de amor! ¡Nada sin Ti, nada sin nosotros! Oración: Querida Madre y Reina: tu visita en tu Santuario Peregrino, lugar de misericordia, nos hace presente la promesa de Jesús “Yo estoy con vosotros todos los días” de donde nace nuestra fuerza y nuestra alegría. Acoge, Madre, nuestras ofrendas, nuestros regalos de amor para que tú despiertes en nuestros corazones y en muchos más el fuego del amor misionero y así la Buena Nueva del Evangelio llegue a todos. Amén. Virgen Peregrina de Schoenstatt triduo abril 2O16 triduo abril 2O16 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Tercer día

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Page 1: Tercer día En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu ... · (¡Reina del cielo, alégrate! ¡Aleluya!). ¡Si pudiésemos alegrarnos de corazón con ambos!”. (P. José Kentenich,

Queridas familias:

La Virgen Peregrina está en nuestra casa para acercarnos la Buena Nueva: ¡Cris-to ha resucitado! A lo largo de estos tres días María nos mostrará que Jesús está vivo, que camina con nosotros y cómo, en este Año Santo de la Misericordia, quiere hacerse presente en nuestra vida, también en nuestras obras de miseri-cordia.

“Este Año Santo lleva consigo la riqueza de la misión de Jesús que resuena en las palabras del Profeta: llevar una palabra y un gesto de consolación a los pobres, anunciar la liberación a cuantos están prisioneros de las nuevas esclavitudes de la sociedad moderna, restituir la vista a quien no puede ver más porque se ha replegado sobre sí mismo, y volver a dar dignidad a cuantos han sido privados de ella. La predicación de Jesús se hace de nuevo visible en las respuestas de

fe que el testimonio de los cristianos está llamado a ofrecer. Nos acompa-ñen las palabras del Apóstol: «El que practica misericordia, que lo haga con alegría» (Rm 12,8)”. (Papa Fran-cisco, Bula de convocatoria)

“El Señor es, en lo más profundo, el Cristo resucitado y glorifi cado. Él lo es y lo sigue siendo. De ello se sigue la siguiente consecuencia: el acorde fundamental de nuestra vida debe ser la alegría”. (P. José Kentenich, “El hom-bre heroico”)

¡De la mano de María queremos dar este testimonio de Cristo resucitado con nuestra alegría y con nuestras obras de misericordia!SECRETARÍA DE LA VIRGEN PEREGRINA SANTUARIO DE SCHOENSTATT

Camino de Alcorcón, 17 - 28223 POZUELO DE ALARCÓN (MADRID) • 91 709 00 15 • [email protected]

Donativo ¡Atención! Cambio de Cuenta: LA CAIXA IBAN ES66 2100 9505 3122 0024 6883

“Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gen-tes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con voso-tros todos los días hasta el fi n del mundo».” (Mt. 28, 18- 20)

Con estas palabras previas a su Ascensión al Cielo, Jesús nos deja también hoy a nosotros una misión: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes”. Y nos hace una promesa: “Yo estoy con vosotros todos los días”.

Ante la urgencia de llevar el mensaje de Jesús a muchas personas y ante nues-tra propia limitación, María nos tiende su mano, con su visita nos ha mostrado cómo ha estado presente la misericordia de Dios en nuestra vida, cómo pode-mos ser también nosotros misericordiosos con los demás y nos recuerda que, por la Alianza de Amor, Ella se ocupa de que nuestra acción sea fecunda para el Reino de Dios. ¡Ella es fi el a su parte, nosotros queremos serlo también a la nuestra entregándole muchos regalos de amor! ¡Nada sin Ti, nada sin nosotros!

Oración: Querida Madre y Reina: tu visita en tu Santuario Peregrino, lugar de misericordia, nos hace presente la promesa de Jesús “Yo estoy con vosotros todos los días” de donde nace nuestra fuerza y nuestra alegría. Acoge, Madre, nuestras ofrendas, nuestros regalos de amor para que tú despiertes en nuestros corazones y en muchos más el fuego del amor misionero y así la Buena Nueva del Evangelio llegue a todos. Amén.

Virgen Peregrina de Schoenstatt

triduo abril 2O16triduo abril 2O16

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.Tercer día

Page 2: Tercer día En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu ... · (¡Reina del cielo, alégrate! ¡Aleluya!). ¡Si pudiésemos alegrarnos de corazón con ambos!”. (P. José Kentenich,

“Es evidente que Él se aparece primero a Ella y transforma todo su dolor en alegría. Regina coeli laetare! Alleluia! (¡Reina del cielo, alégrate! ¡Aleluya!). ¡Si pudiésemos alegrarnos de corazón con ambos!”. (P. José Kentenich, “El hombre heroico”)

La tradición de la Iglesia nos dice que Jesús se apareció primero a su Madre. ¡Qué alegría tan grande debió experimentar María al poder abrazar de nuevo a su Hijo, verle con sus ojos, poder palpar la victoria de Dios sobre el pecado y la muerte!

También nosotros podemos, en cierta medida, abrazar a Jesús, verle con los ojos de la fe, pensemos en nuestra propia vida, en cómo Dios nos ha regalado expe-riencias de resurrección. ¿En qué parte de mi historia personal puedo percibir la misericordia de Dios?, ¿En qué acontecimientos?, ¿con qué regalos? Tal vez en su momento no he sido consciente de ello, pero ahora, al ver en perspectiva mi vida, puedo darme cuenta de la presencia de Cristo resucitado.

Oración: Querida Madre y Rei-na: cuando llegas en tu Santuario peregrino irradias el amor miseri-cordioso de Dios. Ayúdame, en tu presencia, a descubrir en mi his-toria personal aquellos momentos en que Dios Vivo me ha regalado su amor misericordioso y haz que me alegre profundamente por ello. ¡Que mi alegría sea mi alabanza a Jesús resucitado y la respuesta al amor misericordioso de Dios en mi vida! Amén.

“Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron”. (Lc 24, 30-31)

Jesús resucitado sale de nuevo a nuestro encuentro, como lo hizo con sus discípulos en Emaús, y en la Eucaristía nos espera para abrir nuestros ojos, para transfor-mar nuestra vida. “Quien celebra la Eucaristía no lo hace porque sea mejor que los demás, sino porque se reconoce necesitado de la misericordia de Dios”. (Papa Francisco, febrero 2014)

Jesús caminó al lado de los dos discípulos que estaban desilusio-nados, que habían perdido sus ideales y su fe, y anduvo con ellos, escuchó sus dudas, sus quejas y les habló del Evangelio, les explicó su propia vida, su experiencia del Padre y les convocó a la comunión con Él en la Eucaristía. ¡En ese momento, ellos comprendieron, se alegraron, se transformaron y regresaron a Jerusalén!

¿Qué es para mí la Eucaristía? ¿Cómo la vivo yo? ¿Dejo que Jesús camine a mi lado? ¿He “regresado” a la Iglesia?

Oración: Querida Madre y Reina: enséñame a caminar al lado de los que Dios me ha confi ado, como lo hace Jesús, como tú lo haces, siendo capaz de dialogar con ellos, de saber escuchar sus preocupaciones, sus dudas, sus espe-ranzas, para poder transmitirles la experiencia del amor misericordioso de Dios en mi propia vida. Que ésta sea nuestra obra de misericordia: desde la cercanía y la comprensión, enseñar, mostrar el camino al que no lo conoce, cómo ir al encuentro del amor misericordioso de Dios, al encuentro del Dios Vivo y pre-sente en la Eucaristía. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.Primer día En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Segundo día

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