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TEMA 3: PLATÓN (327- 447 a. C.)
Imagen de Platón. Escuela de Atenas de Rafael.
1. CONTEXTO HISTÓRICO DE LA OBRA DE PLATÓN.
El verdadero nombre de Platón era Aristocles, aunque era conocido por el apodo de
Platón, haciendo referencia a sus anchas espaldas. Como descendiente de una familia
aristocrática, tuvo una educación esmerada en todos los ámbitos del conocimiento de aquel
momento histórico. Su educación filosófica estuvo durante cierto tiempo a cargo del
filósofo Crátilo, aunque su verdadero maestro fue Sócrates, al que conoce cuando tiene 20
años.
Tanto por su pertenencia a una familia muy relacionada con la política de Atenas, como
por vocación, Platón parecía estar destinado a dedicarse a la acción política. Dos de sus
parientes más próximos (Cármides y Critias) participaron activamente en la Dictadura de los Treinta Tiranos, que se impuso en Atenas después de la Guerra del Peloponeso; le
propusieron participar en ella, propuesta que rechaza debido a las injusticias que
cometieron. La posterior restauración de la democracia tampoco satisfizo a Platón, ya que
bajo ella, y mediante una acusación falsa, se ejecutó a Sócrates, el maestro y amigo de
Platón, al cual consideraba el hombre más justo de Atenas.
Por ello, viendo los nefastos resultados de una dirección política que llevaba a la sociedad a
la ruina moral y engendraba la injusticia (la dictadura injusta, en un caso, y la demagogia que
condujo a la muerte de Sócrates, en otro caso), Platón orientó su pensamiento en el
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sentido de encontrar un fundamento sólido para conseguir instaurar un orden justo.
Como su maestro Sócrates, consideraba que sólo el conocimiento de la justicia puede
hacernos más justos, y el fundamento de la justicia y la posibilidad de su
conocimiento deben encontrarse a partir de la filosofía. De todas maneras, aunque
Platón renunció a la política activa, no abandonó nunca el proyecto general de instaurar un
Estado ideal, tal como aparece diseñada en su obra República. Esta orientación, no
sólo está presente en todo su pensamiento, sino que le impulsó también a intentar, por tres
veces, llevar a la práctica su proyecto en Siracusa. En el fondo, detrás de todo ello latía un
problema: la crisis de la polis como forma de organización política y las distintas formas
políticas (democracia, tiranía, etc.)
Platón es el primer pensador de la Filosofía Griega, junto con Aristóteles, del que tenemos
un conocimiento bastante completo de su pensamiento, ya que se han conservado todas las
obras que escribió. Todas, excepto la Apología de Sócrates, en la que expone la defensa
que Sócrates hizo ante el tribunal que lo condenaría a muerte, están escritas en forma de
diálogo. Pensar es el diálogo del alma consigo misma. Este método de exposición, además
de su valor pedagógico, permitía a Platón seguir desarrollando el método socrático y, al
mismo tiempo, era una manera de enfrentar las tesis que quería sustentar con posibles
objeciones a ellas. Los diálogos de Platón presentan casi siempre una conversación entre
diversos personajes de su época y, en general, Sócrates es el interlocutor principal.
Atendiendo al orden en que fueron escritos, los diálogos platónicos se dividen en cuatro
períodos o etapas:
1. Etapa socrática o época de juventud (393 - 389 a.C.), en la que Platón reproduce las ideas de Sócrates. Los diálogos de este período son: Apología de Sócrates, Ion, Critón, Protágoras, Laques, Trasímaco, Lisis, Cármides y Eutifrón. Estas obras tratan temas socráticos y se centran en definiciones de conceptos como la piedad, la amistad, la virtud y si ésta puede o no enseñarse. En la Apología Platón defiende la figura de Sócrates. Todavía no aparece la teoría de las Ideas. 2.Etapa de transición (388-385). Los diálogos de este momento son: Gorgias, Menón, Eutidemo, Hipias Menor, Crátilo, Hipias Mayor y Menéxeno. Diálogos escritos después de su primer viaje a Sicilia (388-387) y la fundación de la Academia en el 387 tras su vuelta a Atenas. Aparecen, junto con temas todavía socráticos, temas propiamente platónicos. También aparecen temas órficos de influencia pitagórica: la inmortalidad del alma, primeras alusiones a las ideas y a la reminiscencia y estudios sobre el lenguaje. 3. Época de madurez (385-370). Las obras que representan a esta época son:
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Banquete, Fedón, República y Fedro. La teoría de las Ideas aparece plenamente desarrollada. Entre los temas tratados destacan: los argumentos de la inmortalidad del alma, la teoría de la reminiscencia, la dialéctica, el amor y la filosofía política. Entre los textos conocidos destacan: el mito de la caverna, el símil de la línea y el mito del carro alado. 4. Época de vejez (369-347). Consta de los siguientes diálogos: Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo, Critias, Leyes, Epínomis y Las Cartas (la Carta VII es considerada la más importante por su carácter autobiográfico en lo que respecta a su experiencia política). Época de sus otros dos viajes a Sicilia. Revisión de la teoría de las ideas, que pierde dimensión ontológica en favor de una interpretación lógica. Sócrates deja de ser el personaje principal. Desarrollo de la cosmología platónica: el demiurgo. Revisión de la teoría política que culmina en una postura más realista abandonando el proyecto de la República.
Sus obras además de estar escritas en esta forma dialogada, de gran belleza literaria,
contienen los llamados «mitos» platónicos. A través de estos «mitos» Platón expresa
algunas de sus ideas fundamentales. De entre ellos son especialmente importantes el «mito
del carro alado», que se halla en el Fedro, y que sirve a Platón para exponer su teoría sobre el
alma; el «mito de Eros» en el Banquete, en el que expone su teoría sobre el amor, y el
importante «mito de la caverna», que se encuentran en la obra principal de Platón: la
República.
Es importante destacar que estos «mitos» o «alegorías», deben ser siempre interpretados, y
su significado no debe nunca tomarse en sentido literal; en este sentido, Platón consideraba
que el mito es una especie de recurso didáctico cuyo fin es explicar sus ideas a través de un
relato simbólico.
2. PLATÓN Y SU CONTEXTO FILOSÓFICO
La filosofía de Platón se fundamenta en su Teoría de las Ideas. Ahora bien, para
comprender el significado de esta teoría es necesario conocer el contexto filosófico que
posibilita su formación. Para ello debemos tener en cuenta el planteamiento de los
siguientes filósofos: Sócrates y los Sofistas, Pitágoras, Heráclito y Parménides, y la
influencia y la crítica que realizó sobre los mismos
a) La motivación inicial de su filosofía fue fundamentalmente política y moral, motivación
que se vio reforzada por la influencia de su maestro Sócrates. La necesidad de pensar el
fundamento de la justicia y el orden social, condujo a Platón a considerar que éstos no
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pueden basarse en un mero relativismo, como decían los Sofistas. Sócrates había señalado
la necesidad de encontrar una definición o concepto universal de la justicia, de la bondad y
demás conceptos morales, ése era el objetivo de su método: encontrar definiciones
universales (conceptualismo) en el ámbito de la ética y la política.
Pero Platón conduce este planteamiento socrático hacia un idealismo absoluto, es decir, no
solo debe existir un fundamento de la justicia, debe existir la justicia misma para que
sean posibles las acciones justas, que son sólo presentaciones concretas y parciales de la
justicia. De la misma manera, más allá de los ejemplos concretos de cosas bellas o
relaciones amistosas, debe existir la belleza y la amistad que hacen posibles aquellas; más
allá de actos y relaciones justas debe existir la Idea de Justicia misma que las hace
posibles.
El estudio de este fundamento, generalizado desde la ética hasta toda la realidad, conducirá
a Platón a la formulación de la Teoría de las Ideas o de las Formas, que es el centro de
toda la filosofía platónica. Así, Platón va mucho más allá de su maestro Sócrates, y
considera la necesidad de afirmar la existencia de estas Ideas como medio para
comprender la totalidad de lo real, y no situarlas solamente en el ámbito de la ética.
b) Platón orienta su filosofía hacia la búsqueda de un fundamento del conocimiento
verdadero y no la mera opinión. Con ello, la oposición a los Sofistas es total: no acepta el
relativismo y escepticismo epistemológico de estos. Su error, según Platón, se debía a que
se situaban en el terreno de lo meramente sensible y en la opinión como tipo de
conocimiento verdadero.
Pero, de la misma manera que los actos (particulares y concretos) solamente los podemos
calificar de justos o injustos por referencia a la justicia (universal y abstracta), el
conocimiento del mundo físico (cambiante, temporal, efímero), solamente es posible por
referencia a otra realidad (inmutable, eterna, permanente). Así, a la inicial motivación
político-moral, se añade una motivación epistemológica que conducirá el
pensamiento de Platón hacia la formulación de la teoría de las ideas.
c) Bajo la influencia pitagórica, Platón, elabora su teoría antropológica, es decir, concibe
al hombre como una dualidad compuesta de alma y cuerpo (el cuerpo es la cárcel del
alma). Platón retoma esta teoría sobre el hombre y lo aplicará a su pensamiento y a su
Teoría de las Ideas: nos dirá que sólo el alma (su parte racional) puede alcanzar las Ideas.
Además, Platón resalta la importancia de las matemáticas, no solo por el lugar que ocupan
en el Mundo Inteligible, sino también porque el Mundo Sensible y el Cosmos en general, se
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hallan ordenados con arreglo a la idea de orden, armonía, simetría, proporción y
simplicidad.
d) Heráclito y Parménides son también filósofos importantes de cara al pensamiento de
Platón. Heráclito había destacado que la Physis está en continuo cambio: Todo fluye (a
quien Platón conocía bien, gracias a su maestro Crátilo), nada permanece, sino que todo
cuanto existe está sometido a un proceso ininterrumpido de alteración y, por tanto, nada
«es» propiamente. A esto lo denomina Platón, Mundo Sensible, realidad cambiante tal
como nos muestran los Sentidos.
Parménides, por el contrario, había destacado que lo que es, no puede dejar de ser, ya que
dejar de ser es convertirse en no-ser, lo que es imposible lógicamente. Parménides tiene
razón -piensa Platón- si en lugar de pensar en el mundo que captan nuestros sentidos,
pensamos en aquellas entidades que, como el ser no se alteran ni cambian. De la misma
manera debe entenderse lo real sensible: todo cuanto existe en el mundo físico es una
representación de otra realidad diferente, la del mundo de las Ideas que sólo podemos
captar por la razón: el Mundo Inteligible, que se identifica con el mundo del ser del que
nos hablaba Parménides.
2. LA TEORÍA DE LAS IDEAS: MUNDO INTELIGIBLE Y MUNDO SENSIBLE.
La Teoría de las Ideas constituye el núcleo desde el que se articula toda la filosofía
de Platón, es decir, es el fundamento de su ontología (concepción de la realidad o
del ser) de su epistemología (teoría del conocimiento), de su antropología
(concepción del hombre) y de su ética y política (proyecto político).
Esta teoría se desarrolla plenamente en los denominados diálogos de madurez que son
Banquete, Fedón, Fedro y la República. Parece ser que la primera vez que apareció el vocablo
“Idea” (Eidos) en su filosofía fue en el diálogo El Eutifrón ,y más tarde, también aparece
en el Menón , cuando Sócrates le dice a Menón que no es por las diversas virtudes por lo
que le pregunta, sino por la Forma (Idea-Eidos) de la virtud, de manera que todas los
diferentes tipos de virtudes participen de la virtud general.
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Ahora bien ¿qué entendemos por Idea en Platón? Por Idea no hay que entender las
representaciones subjetivas que nos hacemos de las cosas, sino que las Ideas son
“realidades objetivas” que se caracterizan por ser universales, inmutables, permanentes,
idénticas a sí mismas, absolutas, perfectas, eternas e independientes del mundo físico. Son
la esencia de las cosas
Esta serie de realidades objetivas se encuentran en el Mundo Inteligible al cual se accede
a través de la parte racional del alma, entendiendo a ésta como principio de conocimiento
racional. Por otro lado, frente al mundo inteligible se halla lo que Platón denomina el
Mundo Sensible, que es el mundo o la realidad que captamos a través de los sentidos,
que se caracteriza por ser material, finito, limitado, mudable, cambiante, relativo, individual,
etc.
Ahora bien ¿qué relación existe entre el mundo inteligible y el mundo sensible?
Para explicar tal relación Platón emplea dos conceptos: participación e imitación. Esto
quiere decir que algunas veces, Platón, nos dice que el mundo sensible existe porque
participa del mundo de las ideas y, en otras ocasiones se nos dice que el mundo sensible
imita al mundo inteligible.
En cualquier caso, el mundo sensible tiene realidad o existe dado que su causa es el
mundo inteligible. Por ejemplo, en la realidad que captamos mediante los sentidos
hallamos una diversidad múltiple de árboles, los cuales existen en la medida en que
participan o imitan de la Idea de Árbol, la cual pertenece al mundo inteligible; en el mundo
de las ideas, la Idea de árbol es la unidad que justifica la existencia de la pluralidad en el
mundo sensible.
Para Platón, la verdadera realidad no es el mundo sensible, es la apariencia que captan los
sentidos, el cual es una mera copia imperfecta del mundo inteligible o mundo de las ideas.
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Asimismo, es necesario señalar que el Mundo de las Ideas se halla jerarquizado,
constituye una especie de pirámide en cuya cúspide se encuentra la IDEA de BIEN,
concepto que se identifica con la idea de Verdad y Belleza. En su obra la República, libro
VII, en el célebre mito de la caverna, Platón utiliza la metáfora del sol para referirse a esta
Idea. En el siguiente nivel se encuentran las Ideas de los conceptos morales, por ejemplo, la
idea de Justicia. En el nivel inferior los entes matemáticos: la idea de número, de igualdad.
Y en el último nivel, las ideas del mundo sensible, la idea de árbol, etc. Se puede
representar de la siguiente manera la pirámide a la que nos referimos:
Por otro lado, debemos relacionar su teoría de las Ideas con su concepción del Cosmos; en
este sentido, Platón afirmaba que el orden no puede ser el resultado azaroso del desorden
tal como había planteado Demócrito con su teoría atomista. A su juicio, el orden sólo
puede provenir del orden, y para explicar esto Platón nos dirá que el orden que existe en la
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Naturaleza proviene de una INTELIGENCIAORDENADORA (DEMIURGO). Junto
a este principio Platón propone otros dos: la materia y las Ideas.
La explicación que nos ofrece del origen del cosmos es la siguiente: en un principio lo
único existente es la materia caótica, eterna, dotada de movimientos irregulares. Sobre esta
materia actuará el Demiurgo como inteligencia ordenadora, pero de acuerdo con un plan
dado que todo ser que fabrica o construye algo lo hace de acuerdo a un MODELO que
será el Mundo de las IDEAS. La función del Demiurgo es plasmar las esencias o Ideas en
la materia lo más perfectamente posible. Si el universo no es totalmente perfecto es porque
la materia siempre introduce un factor de desorden o indeterminación.
De esta manera, pues, las IDEAS van a ser los verdaderos principios ontológicos, es decir,
la verdadera realidad de las cosas. El mundo sensible sólo aparecerá como una mera copia
que es o existe en tanto que participa del mundo inteligible o de las ideas. En este sentido,
el concepto de PARTICIPACIÓN es un concepto ontológico que da realidad estructural
al mundo sensible que captamos por los sentidos, dotándole de cierta inteligibilidad, y
además nos hace recordar imperfectamente al mundo de las ideas. La realidad sensible es,
por todo esto que decimos, simple imitación de las Ideas.
Este origen del cosmos es narrado por Platón en el Timeo en forma de mito. El carácter
mítico de este relato hace difícil precisar el significado de muchos aspectos de la narración,
entre los cuales está el problema de la misma naturaleza del demiurgo; es difícil saber si se
trata de un dios o sólo es una forma mítica de expresar la acción de las ideas sobre la
materia, como elemento configurador que impone a ésta una estructura.
La concepción del Hombre en Platón sigue las huellas del planteamiento de Pitágoras, es
decir, retoma su postura dualista: el hombre se compone de dos elementos o partes,
cuerpo y alma. El cuerpo (soma) es esencialmente materia y como tal pertenece al mundo
sensible siendo, por tanto, mortal, finito y perecedero. En cambio, el alma (psiqué) es la
parte inmortal y más noble del hombre, que por su propia naturaleza pertenece al mundo
de las Ideas.
En el diálogo, Fedro, a través del Mito del carro alado nos narra de forma simbólica dos
aspectos esenciales de su doctrina del alma: su naturaleza tripartita y los estados por los que
pasa el alma. En dicho mito el alma pasa por tres estados:
4. LA TEORÍA ANTROPOLÓGICA
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1º) Es la etapa de la preexistencia del alma, es decir, cuando se encuentra en el mundo
de las Ideas. En este momento el alma es simbolizada como una especie de carro alado
compuesta por dos corceles y un auriga. Los dos caballos (uno blanco, bello y bueno y
otro negro, malo y feo) representan la parte irascible y concupiscible del alma, esto es,
la voluntad o valor y los apetitos o deseos respectivamente, mientras que el auriga,
montado en el carro que tiene las riendas del mismo se identifica con la razón o parte
racional del alma. Platón afirma que el auriga llega un momento en que no puede
controlar al carro debido a que el corcel negro con su fuerza lo arrastra y éste cae, lo que
da lugar al segundo estado, su unión con el cuerpo
2º. La existencia junto al cuerpo, es decir, el alma se introduce en un cuerpo dando lugar
al Hombre, que es la unión accidental, transitoria y antinatural de estos dos elementos. En
este momento, la función del alma, es decir, de su parte racional es controlar las
necesidades, deseos y apetitos que le impone el cuerpo, dado que este tipo de necesidades
alejan al alma de su verdadero objetivo, que es la contemplación de las Ideas, de las que
ya tenía conocimiento pero que olvida al introducirse en el cuerpo, y a las que accederá con
dificultad puesto que el conocimiento de lo inteligible, de las Ideas, se verá dificultado por
inevitable mediación de los sentidos.
3º. El tercer estado es denominado como Postexistencia del alma, esto es, cuando se
produce la muerte del cuerpo y el alma separa del mismo siendo su verdadero destino
volver al mundo de las Ideas, aunque Platón plantea otro posibilidad que es su
reencarnación en otro ser vivo lo cual supone una especie de condena para el alma, quizá
debido al haber sido dominada por la parte concupiscible que es controlada esencialmente
por el cuerpo.
En la siguiente imagen, se representan las tres partes del alma con sus respectivas virtudes (
la razón: sabiduría y prudencia; irascible: valor, fortaleza; concupiscible: templanza,
moderación). Además, se señala que la justicia supone que la razón gobierne o guie al
resto de las virtudes.
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En suma, Platón nos describe, en primer lugar, la triple naturaleza del alma: concupiscible
(deseo) irascible (la voluntad) y la razón (conocimiento) que será la base de su proyecto
político y de su concepción de la sociedad.
Además, sitúa en el cuerpo estas tres partes:
1. En el vientre, la parte concupiscible asociada a los deseos, las pasiones y la
sensualidad, siendo su objetivo someter el alma al bien del cuerpo.
2. La irascible en el pecho y el corazón: es la voluntad y el valor que quiere con
entusiasmo y generosidad y anhela aquello que es bueno y bello
3. La razón, alojada en la cabeza, parte divina del hombre, que puede mediante la
dialéctica alcanzar el conocimiento de lo inteligible y la contemplación de las ideas.
El mal no reside en ninguna de las partes sino en el desorden entre ellas, por lo que el
orden en el hombre individual tiene un único y mismo mensaje: en todo debe dominar la
racionalidad. Podemos comprobar que en la antropología platónica subyace una
concepción religiosa del alma afín a las doctrinas órfico-pitagóricas.
4. LA EPISTEMOLOGÍA O TEORÍA DEL CONOCIMIENTO
La postura de Platón acerca del conocimiento aparece por primera vez en el diálogo
Menón en el que afirma que el “El conocimiento es recuerdo o reminiscencia”:
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conocer es recordar. Esta tesis sólo es comprensible si tenemos en cuenta que, para
Platón, el alma es inmortal y además, tal como afirmó en el Mito del carro alado pasa por
tres estados siendo el segundo, esto es, su unión con el cuerpo lo que genera el olvido. De
ahí que el hombre deba aprender de nuevo el verdadero conocimiento que es alcanzar el
mundo de las Ideas mediante la razón. Asimismo, en dicho diálogo Platón establece por
primera vez una división del conocimiento en dos tipos, que nos recuerda la diferencia que
establecía Parménides entre la “vía de la opinión” y “la vía de la verdad”. Se trata de la
diferencia entre:
-Opinión (Doxa): es aquel tipo de conocimiento que procede del mundo sensible que
captamos por los sentidos, esto es, se trata de un conocimiento que no es permanente ni
universa.l puesto que está sometido al continuo cambio de la realidad sensible.
- Episteme: es aquel tipo de conocimiento que procede de la razón y que se caracteriza
por ser permanente y universal, cuyo objeto el mundo inteligible o las Ideas.
Más tarde, en el período de madurez, en el diálogo La República (Libro VI), Platón
establece a través del “símil de la línea”, su teoría del conocimiento de una forma más
elaborada:
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Las divisiones de la línea marcan los diferentes niveles de conocimiento
(epistemología) en relación con los niveles de realidad (ontología). Esto quiere
decir que a cada nivel de conocimiento le corresponde un nivel de realidad. La línea
representa, además, el tránsito del conocimiento más imperfecto o de menor valor, es decir,
desde las imágenes, objeto de la imaginación hasta las ideas en sí, objeto de la inteligencia.
De esta manera, el conocimiento procede de lo más ilusorio a lo más real, de lo más oscuro
a lo más luminoso: las Ideas. En el mito de la caverna, Platón, alude a este símil de forma
simbólica, tal como se muestra en el siguiente texto:
—Necesitaría efectivamente acostumbrarse, creo yo, para llegar a ver las cosas de arriba. Lo que
vería más fácilmente serían en primer lugar las sombras; después las imágenes de los hombres y de
los demás objetos reflejados en las aguas y, finalmente, los objetos mismos. Después de esto, podría
más fácilmente contemplar de noche los cuerpos celestes, el cielo mismo, fijando su mirada en la luz
de las estrellas y la luna, que de día el sol y su resplandor.
—¿Cómo no?
—Finalmente, creo, sería capaz de contemplar el sol, ya no sus imágenes reflejadas en las aguas o en algún otro medio ajeno a él, sino el propio sol en su misma región y tal cual es en sí mismo.
Ahora bien, el medio que nos permite pasar del conocimiento sensible al inteligible es la
Educación (Paideia) entendida como la formación del alma. Pero ¿Qué estudios son
necesarios para alcanzar el mundo inteligible? Platón menciona los tipos de estudios que
posibilitan el conocimiento de las Ideas. Entre éstos menciona: el cálculo, la aritmética, la
geometría, la astronomía, la música y la culminación de todos éstos, la dialéctica (arte del
diálogo), que utiliza los estudios mencionados para alcanzar la verdadera esencia
de lo real que son las Ideas y la suprema Idea: la Idea del Bien, que es la causa y la
razón de las cosas bellas, rectas y buenas.
Platón identifica la dialéctica como método de la filosofía misma, y la considera
constituida por dos movimientos lógicos inversos: el primero de ellos es
la composición o unificación, que consiste en captar la esencia inmutable (en Platón, idea)
de las cosas mediante una elevación progresiva desde los objetos de experiencia sensible
hasta los conceptos más generales; es decir, lo que comúnmente llamamos abstracción o
universalización a partir de lo particular. El segundo es la división (o particularización),
mediante el cual se llega a lo particular siguiendo las diferencias internas de los distintos
géneros; por ejemplo, de "animal" pasamos a "animal bípedo", y de aquí a "animal bípedo
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sin plumas", que constituye una posible definición de hombre y, por lo tanto, una
particularización de éste en el marco de "lo animal" en general.
5. EL PROYECTO ÉTICOPOLÍTICO: LA REPÚBLICA.
En la carta VII (de carácter autobiográfico) Platón nos narra la experiencia política que le
tocó vivir tras la Guerra del Peloponeso, en la que venció Esparta sobre Atenas. En
primer lugar, Esparta impuso la llamada Tiranía de los Treinta, es decir, treinta tiranos
subieron al poder y cometieron toda una serie de injusticias que Platón criticará. Más tarde,
se produce reinstauración de la democracia, que fue la que condenó a su maestro
Sócrates, que será criticada por Platón cuando nos dice “Cómo es posible que un sistema tan justo
como la democracia, condene a muerte a un hombre tan justo como Sócrates”.
Estos hechos determinaron el que Platón idease un nuevo sistema político que se
fundamentase en su teoría filosófica acerca del hombre y en su Teoría de las Ideas. Esto
supone que en el mundo inteligible se hallan el conjunto de ideales morales y políticos
(bondad en sí, la justicia en sí) a los que ha de acomodarse la conducta individual y
colectiva, para que se dé la convivencia social dentro de la polis, puesto que las distintas
formas de organización política (tiranía, democracia, etc. ) que se habían dado dentro de la
misma no habían conducido a crear una sociedad justa.
Platón llegará a decir que solo desde la Filosofía podemos llegar a obtener una visión
correcta acerca de lo qué es la Justicia. Aquí se encuentra la motivación política de su
pensamiento, la finalidad política de su filosofía.
De esta manera, el proyecto político que Platón establece se localiza en una obra que tiene
como título original Politeia cuyo subtítulo es Sobre la Justicia, y que se ha traducido
como La República. En esta obra plantea una forma de organización política basada en su
teoría sobre la naturaleza humana, es decir, el análisis tripartito que hace del alma es la
base de su concepción de la justicia y de la sociedad. Platón divide el alma en tres
partes (racional, irascible y concupiscible) de las que se deriva tres tipos de virtudes, las
cuales se correlacionan estructuralmente con las tres clases sociales que deben componer su
teoría de la sociedad. El esquema de esta concepción de la sociedad es la siguiente:
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La Justicia se hará efectiva cuando cada clase social, en correspondencia con la virtud que
domine en su alma, desempeñe la función que le corresponda para que así se dé la armonía
dentro de la polis. Ahora bien, su teoría política descansa sobre dos principios:
1. Principio de correlación estructural del alma y el Estado.
Este principio implica que el Estado como forma de organización política no es algo
exterior al individuo ni éste algo ajeno al Estado por más que sea un hombre individual. En
Platón existe una estrecha unión entre la Ética y la Política, el deber moral y el bien de los
ciudadanos no tienen un fin individualista y egoísta sino que su objetivo el bien de toda la
comunidad, que es la polis. De igual manera, la Política tiene como finalidad el bien de
todos los ciudadanos. El hombre sólo adquiere su condición como ser social dentro de la
polis que es donde satisface sus necesidades materiales y se desarrolla moral e
intelectualmente. El bien de la polis y del ciudadano es lo mismo, de ahí la correlación entre
partes del alma y de la sociedad o Estado. Por ello, de la misma manera que en el hombre
individual debe ser la razón la que gobierna a las otras partes, también en el Estado, en los
gobernantes, debe dominar la razón cuyas virtudes son la prudencia, la reflexión y la
sabiduría.
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2. Principio de especialización funcional.
Este principio sostiene que cada hombre y cada clase social han de desempeñar sólo una
función, aquella para la que estén naturalmente capacitados. Este principio viene
justificado porque la especialización y la división del trabajo aumentan la eficacia y el
rendimiento.
Además, la función que cada hombre debe desempeñar viene determinado por sus dotes
naturales que se manifiestan a través de la Educación (Paideia) o formación del alma,
que tiene como objetivo no la Igualdad social, sino determinar la facultades naturales que
prevalecen en cada hombre o mujer para asignarles una determinada clase social. Platón, al
final del libro VII de la República, afirma que las mujeres pueden llegar a gobernar si tienen
las virtudes necesarias para ello. Por ello, la Educación debe ser una tarea única y exclusiva
del Estado no de ningún ámbito privado, de ahí su crítica a los Sofistas.
Por otro lado, Platón establece dos condiciones esenciales para que se dé la Justicia:
1. Abolición de la propiedad. Esto no tiene como significado abolir la propiedad privada
en general sino sólo excluir de ella a dos clases sociales: los guerreros o guardianes y a los
gobernantes, manteniéndose como medio económico de la clase productora. La exclusión
de la propiedad de las clases que protegen al Estado y lo gobiernan tiene una razón de ser:
alejarlos de que en su alma domine la parte concupiscible y su único fin sea utilizar el poder
para enriquecerse y satisfacer a la misma. Sólo de esta manera, la unidad incorruptible del
alma supondrá la unidad incorruptible de la polis.
2. La abolición de la familia. Este tipo de abolición tiene un sentido restringido, esto es,
ni los guerreros ni los gobernantes tienen derecho a la familia porque ésta es, para Platón
una forma de propiedad que propicia las tendencias egoístas que tendrían como único fin el
enriquecimiento de la familia desde el poder, con lo cual se rompería la unidad del Estado.
Sólo la clase productora tiene derecho a la familia y a la propiedad aunque haciendo uso de
ésta de una forma moderada.
Platón intentó llevar a la práctica este sistema político en tres ocasiones, concretamente en
Siracusa (Sicilia), dado que conocía a los gobernantes de dicha ciudad. Pero, el resultado
fue un fracaso, puesto que los gobernantes no estaban dispuestos a realizar el esfuerzo del
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estudio y de llevar una vida moderada, tal como requiere su proyecto político, sino que
llevaban más bien una vida de excesos, que les alejaban de un vida virtuosa.
En definitiva, el proyecto ético-político de Platón acaba en una utopía, y en este sentido, se
la considera el primer proyecto político de carácter idealista.
6. LOS DIÁLOGOS DE VEJEZ: LA AUTOCRÍTICA.
En los denominados diálogos de vejez, Platón lleva a cabo una autocrítica de sus anteriores
planteamientos filosóficos, fundamentalmente sobre dos aspectos:
a) Sobre la teorías de las Ideas y la Idea de Bien. En el diálogo titulado Parménides, las
Ideas no son consideradas como una realidad independiente del mundo sino como
conceptos que crea el propio pensamiento para hacer comprensible la realidad.
Además, en el Filebo, la Idea de Bien no ocupa la cúspide del Mundo de las Ideas,
sino que alcanzar el Bien es lograr la forma de vida propia del hombre que busca la
justa proporción entre placer (sentidos) y la inteligencia (razón).
b) Con respecto al ámbito de la Política, Platón abandona el proyecto utópico de La
República y adopta una postura más realista que se refleja en diálogos como El Político y
Las Leyes, en los que se nos dice que las leyes constituyen el referente que debe ordenar a
gobernantes y ciudadanos, esto es, el principio de legalidad sustituye al saber propio de los
filósofos. Además, la sociedad no debe estructurarse sobre la existencia de tres clases
sociales con funciones limitadas, sino que todos los ciudadanos serán propietarios,
defensores de la ciudad y candidatos a desempeñar las distintas magistraturas y cargos
políticos.