tabaco mariposa, de elena anníbali _ el lince miope

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28/11/13 Tabaco mariposa, de Elena Anníbali | El lince miope ellincemiope.com/2011/04/26/tabaco-mariposa-de-elena-annibali/ 1/6 Tabaco mariposa, de Elena Anníbali Publicado en 26/04/2011 de Colaboradores invitados Colaboración de Adriana Canseco | Elena Anníbali: tabaco mariposa. Caballo Negro Editora, 2009. Poesía. | La pasión según Elena Un libro. Veintidós poemas. Caballos, perros. Algún animal salvaje también. Los vivos y los muertos. El campo. El cielo. El aire. La luz. Quizás resulta innecesario recordar el vano gesto de comentar un libro de poesía. Ante esta imposibilidad, lo que alcanza a decirse pareciera agotarse en el recuento que parafrasea el menudeo del detalle pero que nunca alcanzará la belleza que comenta. El poema siempre es otra cosa hacia la que vamos. El libro de Elena Anníbali, tabaco mariposa (cuarto título de la Colección poesía de Caballo negro Editora) merece a pesar de lo fatalmente inútil de la empresa, una lectura atenta, un saboreo detenido. Y en el tránsito de ese “hacia” sin clausura, elegimos leerlo en las coordenadas de lo apasionado y lo pasivo: dos movimientos que se implican y que se desmienten borrándose, sobreescribiéndose. La idea de “pasión”, en ese doble movimiento semántico, guarda la virtud caleidoscópica que parecen tener los poemas de tabaco mariposa: es la acción de padecer y es lo contrario de la acción; implica tanto la latencia de lo pasivo como el arrebato, la acción sublimada de la violencia intrínseca del amor. Tabaco mariposa puede leerse en tan opuestas direcciones tal vez porque la crudeza de su realidad humana nos estremece con el hallazgo de una belleza atroz: la dentellada imprevista de la muerte, la distancia infinita de todo, la soledad irremediable. Y es allí donde puede uno perderse engañado (subyugado) por esa superficie ruda escrita con singular delicadeza. Las texturas se superponen: la desposesión, la miseria, el olvido, la muerte y una lengua aterciopelada que labra el detalle, que conmueve lo real. Pero los poemas de tabaco mariposa no apelan a la piedad ni a la compasión seducida por la tragedia de un destino sino que dirigen una mirada imparcial y profundamente atenta a los difíciles entresijos de la existencia, abriendo ante nuestros ojos el horizonte limpio de un paisaje sin maquillajes retóricos. ¿Puede todo el peso humano de una vida anclada al corazón amargo del paisaje levantar el fino velo del lenguaje, desmaterializarse en la sinfonía sutil de los claroscuros de la lengua? Los que se mueren saludan con el brazo en alto desdibujándose en lo azul del horizonte (“Lalo, el uno”): y se dejó ir hacia la muerte sin ruido bajo el maíz y el maíz El lince miope La mirada injusta ____________________________ Seguir Follow “El lince miope” Recibe cada nueva publicación en tu buzón de correo electrónico. Únete a otros 52 seguidores Introduce tu dirección de corre Sign me up Ofrecido por WordPress.com

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Lectura cítrica de libro de roesía

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28/11/13 Tabaco mariposa, de Elena Annbali |El lince miopeellincemiope.com/2011/04/26/tabaco-mariposa-de-elena-annibali/ 1/6Tabaco mariposa, de Elena AnnbaliPublicado en 26/04/2011 de Colaboradores invitadosColaboracin de Adriana Canseco |Elena Annbali: tabaco mariposa.Caballo Negro Editora, 2009. Poesa.|La pasin segn ElenaUn libro. Veintids poemas. Caballos, perros. Algn animal salvaje tambin. Losvivos y los muertos. El campo. El cielo. El aire. La luz. Quizs resulta innecesariorecordar el vano gesto de comentar un libro de poesa. Ante esta imposibilidad, loque alcanza a decirse pareciera agotarse en el recuento que parafrasea el menudeodel detalle pero que nunca alcanzar la belleza que comenta. El poema siempre esotra cosa hacia la que vamos. El libro de Elena Annbali, tabaco mariposa (cuarto ttulo de la Coleccin poesade Caballo negro Editora) merece a pesar de lo fatalmente intil de la empresa, una lectura atenta, un saboreodetenido. Y en el trnsito de ese hacia sin clausura, elegimos leerlo en las coordenadas de lo apasionado y lopasivo: dos movimientos que se implican y que se desmienten borrndose, sobreescribindose. La idea depasin, en ese doble movimiento semntico, guarda la virtud caleidoscpica que parecen tener los poemas detabaco mariposa: es la accin de padecer y es lo contrario de la accin; implica tanto la latencia de lo pasivocomo el arrebato, la accin sublimada de la violencia intrnseca del amor.Tabaco mariposa puede leerse en tan opuestas direcciones tal vez porque la crudeza de su realidad humananos estremece con el hallazgo de una belleza atroz: la dentellada imprevista de la muerte, la distancia infinitade todo, la soledad irremediable. Y es all donde puede uno perderse engaado (subyugado) por esa superficieruda escrita con singular delicadeza. Las texturas se superponen: la desposesin, la miseria, el olvido, lamuerte y una lengua aterciopelada que labra el detalle, que conmueve lo real. Pero los poemas de tabacomariposa no apelan a la piedad ni a la compasin seducida por la tragedia de un destino sino que dirigen unamirada imparcial y profundamente atenta a los difciles entresijos de la existencia, abriendo ante nuestros ojosel horizonte limpio de un paisaje sin maquillajes retricos.Puede todo el peso humano de una vida anclada al corazn amargo del paisaje levantar el fino velo dellenguaje, desmaterializarse en la sinfona sutil de los claroscuros de la lengua? Los que se mueren saludan conel brazo en alto desdibujndose en lo azul del horizonte (Lalo, el uno):y se dej ir hacia la muertesin ruidobajo el maz y el mazEl lince miopeLa mirada injusta____________________________SeguirFollow El lince miopeRecibe cada nuevapublicacin en tu buzn decorreo electrnico.nete a otros 52 seguidoresIntroduce tu direccin de correo electrnicoSign me upOf recido por WordPress.com28/11/13 Tabaco mariposa, de Elena Annbali |El lince miopeellincemiope.com/2011/04/26/tabaco-mariposa-de-elena-annibali/ 2/6de los silosuna nochesu fantasma nos hizouna sea lenta y delicadacomo deben ser las que uno haceen los sueosSolo eso; lo dems aguarda tambin bajo la misma intemperie para ser devuelto al polvo como todo lo quepermanece, a su pesar, sosteniendo los turbios fragmentos de la vida. El aire cargado de polvo o de perfumesno son metforas las que teje; esa materialidad ligera es acaso el ltimo velo de lo real, el lmite de lo posible ensu fugitiva materialidad:ste esel cielo, dijoun camino turbio en el que andamosperdidos sin finunossolitosEn los poemas, el abanico del tiempo y de la ausencia despliega la larga sombra de la muerte: la de los cuerposque puede arrastrar la creciente o la breve despedida del solitario en la luz crepuscular. Ese horizonte se abre alo inabarcable de un cielo que no espera sino como el espejo luctuoso de lo ilimitado del lmite, de lainfranqueable finitud.Naturalezas humanas y animales se confunden unidas al destino comn del estremecimiento glorioso delcuerpo, al oscuro llamamiento de la muerte y al de esa corriente nica de la vida que se deja existir sinpretensiones. En tabaco mariposa lo que vive (y lo que se vive) se deja vivir con la resignacin de esperaraquello que inevitablemente conmueve la vida, con la certeza lgubre de que finalmente la bomba caer yanular los nacimientos (en Hiroshima), todo ese terco renuevo que se niega a desaparecer.Pero la escena elemental de tabaco mariposano est centrada en la pasin del cuerpo en su trnsito vital,sino ms precisamente gira en torno a la experiencia. Son los fragmentos dispersos de ese aprendizajepretrito los que se reconstruyen en el presente de la enunciacin. Esos fragmentos del pasado giran en torno ala tensin entre saber y no saber cuya temporalidad atraviesa la infancia y se proyecta en la voz potica quevalora esa distancia. Cada escena que vuelve del pasado forma parte de un largo aprendizaje que incluye elmiedo, la sensualidad, el deseo, la decepcin y la muerte.La experiencia siempre conflictiva del amor, est presente en el recuerdo lbil del hombre cuya ausencia no esms que un inasible perfume que se pierde en la memoria. El amor, o ms bien ese salto angustiado al propioabismo del cuerpo, se esboza en versos que recuerdan la sensibilidad fina y precisade un haiku crepuscular:una cosa fragantey sutilcomo los eucaliptuscuando los moja la niebla.28/11/13 Tabaco mariposa, de Elena Annbali |El lince miopeellincemiope.com/2011/04/26/tabaco-mariposa-de-elena-annibali/ 3/6La delicadeza casi oriental de los poemas de tabaco mariposa est hecha de movimientos sutiles, de rbricasetreas que se dan a leer. En ese espesor ligero de mundo, los das de la infancia y la adolescencia, las imgenesintactas del pasado o los vagos recuerdos del amor se escriben en un gesto, en el resplandor inasible de unaausencia:aprend a fumar con rubnenrollando tabaco mariposa en papelde seda ()a veces todo era oscuridad, salvosu carailuminada brevemente por el fuegocomo un animalpor los relmpagosLa luz que rodea los cuerpos se funde en la indiferenciada claridad de la distancia. El horizonte de ese paisajeexiguo circunscribe todo lo que hay en el mundo, y en l, la breve fulguracin de cada existencia individual. Noqueda sino la belleza de la voz potica que habita ese universo all donde solo asoman las limitaciones de loposible. El poema escribe su doble pasin desde lo que permanece inmvil, adormecido por el zumbidocotidiano hasta aquello que de pronto enajena la sordidez de la vida para convertirla en el canto hiertico deese destino:el jugo caa, dulce y fresco,sobre las rodillas de vosde my nos reamos al abrirnoslas blusasy mostrarle los pechos nacientesal soltodo era una horadonde la muerte comenzabaa besarnos los ojosLas imgenes que evocan la adolescencia marcan ese apasionado contrapunto entre el deseo y la muerte, entreel cuerpo y el abismo. En el pasado est la dulce fruta que seduce, la libertad salvaje de los potros, lospredadores y las presas, la pltora y la rapia, la alegra indmita del cuerpo, el exagerado ademn con que lavida se abre paso, la insistencia ferozcon que la existencia, por breve o terrible que sea, ocupa su lugar en elmundo.Desde all, desde el umbral de la experiencia, se despliega la fuerza renovadora de una mirada que cuestiona loreal.Todo vuelve intacto en los ojos de la nia del pasado; todo es vuelto a nombrar por primera vez. En esegesto ansioso del cuerpo infantil toda experiencia es temblor, aprendizaje apasionado: de la luz, del agua, de latierra, de dios:a la vuelta me daba28/11/13 Tabaco mariposa, de Elena Annbali |El lince miopeellincemiope.com/2011/04/26/tabaco-mariposa-de-elena-annibali/ 4/6el pan de la tarde, cantandolos salmos preferidosy una tristeza hermosa me cerraba la gargantao quiz el polvo del caminoo dios, que entonces eraun potro negroque despertaba el miedoEn esa urdimbre del recuerdo, la madre y la hija; la hija y la madre, son el delicado centro de ese universo quese sostiene por virtud de un saber que se abre a lo desconocido, a todo lo que se renueva en la mirada infantil.As, el universo entero cabe en un paseo, en una tarde de rezos, en los corrales, en el horizonte inabarcable. Ypor esa sed de infinito (ese saber que no se colma, esa experiencia imposible) la misma nia que juega a lamuerte puede ver nuevamente el lmite, la delgada lnea que separa la materia de su fantasma, el filo en el quese escribe el poema:de niosen su agua verdeen su colchn de insectos y nervadurasbamos a vernos los rostrossi lanzbamos una piedrael crculo se abrahacia un tiempo atroz donde no ramosms que el fragmentoms que la uva desprendida del tallola forma corrompida del racimoEntre la infancia-adolescencia y la adultez, entre el pasado y el presente, el poema ejerce su soberana absoluta.Aquel entorno en el que solo parece transcurrir la calmada paz de los das iguales irrumpe la furiosa libertadde abrir los ojos, de aferrar la vida. Los perros, que pueden conjugar en su ser la sumisin y la fiereza, exhibenla carnadura real de los poemas con esa insistencia obstinada de lo que no se deja sofocar sin resistencia:pero yo mord la manoy ahora tengo esta libertadgrandeen que me asfixioEl cambio de paisaje marcado por el paso del tiempo (antes los caballos; ahora el frufr de la soja en Lasospecha) esboza una domesticacin violenta de esa tierra de caballos sueltos. Lo que se ha sometido es elvigor sexual del paisaje (extensin indmita del cuerpo) que sostena en sus briosos encelos el costado jubilosode la vida. All los caballos, el cuerpo al sol, los secretos inconfesables, los encuentros furtivos, la fruta delverano; aqu la soja, la fumigacin, el amigo de la infancia que ha hecho hijos y dinero con los aos, la ceguera,la sed.En este saqueo vital, se insina cierta criminalidad del presente que sofoca su pasado salvaje. Esemundo de ahora revela una tristeza de ojos vendados que la voz potica solo puede habitar desde laincomodidad, desde la irremediable melancola.28/11/13 Tabaco mariposa, de Elena Annbali |El lince miopeellincemiope.com/2011/04/26/tabaco-mariposa-de-elena-annibali/ 5/6Me gusta:Finalmente, no quisiramos dejar de aludir al hermoso poema Hiroshima, que pareciera ser el resumen detodas las muertes, de todas las vidas desgarradas. Quizs este poema, caprichosa columna vertebral de laexasperacin del abismo en tabaco mariposa, congregue, en el motivo extemporneo (y por ello mismoparadigmtico) de la cada de la bomba en la ciudad japonesa, la fatalidad, ese fantasma de la extincindefinitiva que angustia la existencia. Todo puede ser arrasado de un momento a otro (aqu o all, antes odespus) por la fulgurante onda expansiva de un ntimo Hiroshima que se desintegra ante nuestros ojos comolas alitas abiertas de una mariposa calcinada. Cargando...Esta entrada fue publicada en Elena Annbali, Poesa, Tabaco mariposa. Guarda el enlace permanente.3 respuestas a Tabaco mariposa, de Elena AnnbaliAbout these adsFacebook 41 Twitter 2 Tumblr Pinterest GoogleMe gusta

RelatedTabaco, de Eugenia Cabral Postales, de Frank Bez Poesa completa, de Natsuki Miyoshi [Cuqui]In "Eugenia Cabral" In "Frank Bez" In "Cuqui"Maria del C Ramallo dijo:27/04/2011 en 1:15MI comentario es un gracias grandote a A Canseco por interpretar a Tabaco mariposa, de una manera semejante a lo queme sucedi cuando lo le.Durante largo tiempo, lo tuve en mi mesa de luz, para releerlo uno y otra vez. Gracias a Elena por publicar y darnos de esamanera el placer de leerla.La conoc en la F del Libro en Ro Cuarto y desde esa poca esta imcorporada en mi afecto. Es una de las mejores poeta deCrdoba.AdriC dijo:27/04/2011 en 16:22Mara, gracias por tu comentario! celebro de esa empata con tu lectura!28/11/13 Tabaco mariposa, de Elena Annbali |El lince miopeellincemiope.com/2011/04/26/tabaco-mariposa-de-elena-annibali/ 6/6El lince miopeErnesto Mchler dijo:05/06/2011 en 16:28Estoy de acuerdo con la seora Mara del C Ramallo, en especial porque no he ledo el libro Tabaco mariposa Sin emabrgo,lo importante es que el comentario de Adriana es tan generoso y preciso, que uno quiere estar en Argentina para poder salir ala primera librera y conseguir el libro para proseguir la lectura. Los fragmentos seleccionados prometen infinutamente!Gracias a Adriana y a su sensibilidad pdica para acercarnos a esta poeta. Felicitaciones a Elena Annbali.El tema Twenty Ten.Blog de WordPress.com.