suertes de ofelia y de la hija del alcaide

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    Suertes de Ofelia

    y de la Hija del Alcaide

    Manuel Palazn Blasco

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    ISBN: 978 84 9981 751 4 Depsito Legal: M 22773 - 2011

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    paramimam, mi lectora muy favorable

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    I. Prlogo1

    1 Con una vanidosa advertencia: las traducciones del ingls son, todas, mas.

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    * Shakespeare bosqueja en otros lugares otras ofelias menos complicadas, muchachas averiadas por sus amigos falsos, fabulosas y no: En sus ricas tiendas de las afueras del Parque de Navarra hablaban, la princesa y sus damas de compaa, de Cupido, nio eternal de cinco mil aos de edad, carne de horca, travieso y triste (V, II, 11 12). Rosaline: Vos jams seris amiga suya, que mat a vuestra hermana. Katharine: La volvi melanclica, triste, y apesarada, Y, as, muri. De haber sido ligera, como vos, De haber tenido vuestro espritu, alegre, gil, vivo, Habra llegado a abuela antes de morir, Y tanto podris vos, pues vive mucho el corazn ligero. (Trabajos de amor perdidos, V, II, 13 18) Porcia, para seguir a su marido disimulada, har al hombre, representar la mscara del Capitano, que, con su brava daga (repite su polla), presume de las cuchilladas que ha dado. --Y contar curiosas mentiras, Diciendo cmo damas honradas buscaron mi amor y,

    Cuando yo se lo negu, enfermaron y murieron (El mercader de Venecia, III, IV, 69 71) * Puck, el duendecillo gamberro de El sueo de una Noche de San Juan, exprime el zumo de una flor mgica sobre los ojos de Lisandro, mientras duerme, para que, cuando los abra, vuelva a enamorarse de su seora de antes (III, II, 457). --Tendr a Juana Pascual, Nada ir mal:

    El hombre tendr de nuevo su yegua, y todo ir bien. (III, II, 461 463)

    --Jack shall have Jill, Nought shall go ill;

    The man shall have his mare again, and all shall be well. (III, II, 461 463)

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    Jack shall have Jill Es el final obligado de las comedias. Pero a Ofelia y a la Hija del Alcaide las abandonaron (las aborrecieron) sus pericos, y se perdieron.

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    II. Ofelias

    Ofelia es regin brumosa, indecisa. Muchos colonos han levantado graos en sus costas y han poblado sus adentros, desfigurando sus paisajes. Yo ser tu lengua y tu rumbeador en esto que quiere ser viaje de descubrimiento y romera. Cmo escribi Shakespeare a Ofelia? Cmo la han ledo otros? sta ser la novela de Ofelia, y la historia de algunas de las miradas que la tradujeron.

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    II. 1. Report me and my cause aright. * Palabras, palabras, palabras (II, II, 192). Hamlet las tiene (dice, dice) en poco. Sin embargo, tambin l pone cuidado, en sus ltimas, de que su historia se diga derechamente (aright2 [V, II, 344]), y elige, como evangelista, a su amigo Horacio, que l ya no puede (le falta el tiempo):

    --Y a vosotros, que empalidecis y temblis ante este accidente, Que miris este acto como cmicos mudos, o como espectadores, Si yo tuviera tiempo (pero este alguacil feln, la Muerte, Es estricto en su arresto) oh, podra contaros! Pero dejadlo estar. Horacio, yo estoy muerto,

    T vives. Informa sobre m, y mi causa, derechamente, A los insatisfechos. -- No lo creas. Yo tengo ms de antiguo romano que de dans, Y aqu queda an algo de licor. -- Como que eres hombre Dame la copa. Quita, por el Cielo, yo la apurar. Oh, Dios, Horacio, dejara detrs de m, Si no se supieran mis cosas, mi nombre herido. Si alguna vez me has guardado en tu corazn, Ausntate un tiempo de la felicidad Y en este mundo spero coge aliento con dolor Para contar mi historia.

    (V, II, 339 354) Report me and my cause aright (V, II, 344) Su historia (V, II,

    354), que quiere que cuente su amigo, sabe que es dudosa (fue lento, lento, con el Fantasma de su padre, y estrope a Ofelia): es causa (V, II, 344), pleito contestado, o proceso (Aut.). La informacin que pide el prncipe que haga de su persona y de su causa a su amigo es forense, en derecho. Es, tambin, cuento, historia (story).

    2 Usa el mismo adverbio (casi, casi) que York en La tercera parte de El Rey Enrique VI (I, IV, 160).

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    * Pero Ofelia. Pero Ofelia, rota, no pudo pedir que dijeran su historia derechamente. La contar yo, a Ofelia, mezclndola con otras que han contado otros. Shakespeare es el autor ms o menos seguro de las historias de sus personajes, pero de ningn modo es su dueo, ni su seor. Nosotros, representndolas, leyndolas, haciendo su traslacin, escribiendo en sus mrgenes, nos apropiamos de ellas, las alentamos, las animamos.

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    II. 2. Melancola del principito La Scena Secunda del primer Acto comienza con varios despachos del Rey. La cuestin (sta es, aqu, la cuestin) es: Ofelia sale? La direccin escnica, en Q1 (el mal cuarto, la edicin tramposa, robada torpemente), dice: Entran el Rey, la Reina, Hamlet, Laertes, Corambis [ser Polonio], y los dos Embajadores, con el Squito. Q2 (que copiaba los papeles sucios de Shakespeare) dice: Fanfarria. Entran Claudio, Rey de Dinamarca, Gertrudis, la Reina, Consejeros: como Polonio y su Hijo Laertes, Hamlet, Cum Alijs. Finalmente, la edicin pstuma, en Folio, que mimaron los compaeros de Shakespeare, dice: Entran Claudio, Rey de Dinamarca, Gertrudis, la Reina, Hamlet, Polonio, Laertes, y su Hermana Ofelia, Seores del Squito. Manda que salga Ofelia, titulada hermana de Laertes (entre los Dramatis Personae figura como hija de Polonio), F. En Q1 tenemos que adivinarla entre el Squito, en el tren que sigue a sus seores, y en Q2 entre aquellos Otros dichos en latn: en todo caso, en uno y otro cuarto su presencia no parece importar mucho, puesto que no merece ser nombrada. Ofelia, si est, lo oye y lo mira todo, y entiende lo que entiende, y ni hace ni dice. El Rey dice, primero, la muerte de su hermano, cuya memoria conserva verde (I, II, 1 - 2), y cmo, con la pena educada por la sabidura, pensando en l, pero acordndose de la felicidad que se debe a s mismo (II, I, 6 - 7), ha tomado por esposa a la viuda, su antigua hermana (I, II, 8), con una especie de gozo derrotado (I, II, 10). Trata a continuacin la rebelda de Fortinbras el Joven, el prncipe noruego, que ha hecho leva de gentuza contra Dinamarca, que seorea a su patria ltimamente (I, II, 17 41). Despus se ocupa de Laertes, que pide su venia y favor para regresar a Francia (I, II, 51), y una vez que confirma que el joven trae ganado el duro consentimiento (I, II, 60) de su padre, le otorga la una y el otro: Toma tu hora ms hermosa, Laertes, que sea tuyo el tiempo, / y con tus mejores gracias gstalo a tu voluntad (I, II, 62 63). Toca ahora lo de Hamlet, que va an nublado (I, II, 66). Lo rie primero mam, la Reina. Quiere que su buen Hamlet se quite sus colores nocturninos, que con los prpados cados no busque a su noble padre continuamente en el polvo, pues sabe que la muerte es comn (I, II, 66 72).

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    --S, seora, es comn. -- Si es as, Por qu parece tan particular contigo? --Parece, seora? No, lo es. (I, II, 74 76)

    Todas las formas, apariencias y maneras del dolor no lo denotan fielmente.

    --stas, es verdad, parecen, Pues son acciones que un hombre podra interpretar, Pero yo tengo algo dentro que sobrepasa el espectculo, stas no son sino los boatos y trajes de la pena.

    (I, II, 83 86) But I have that within which passes show (I, II, 85) Qu tendra, que lo sita ms all de la representacin? El Rey se muestra ms severo. Su duelo es obstinado, de una tozudez impa, mujeril, seala un corazn mal fortificado, una mente impaciente, / un juicio simple, poco enseado. Falta, con su luto cabezn, al cielo, a los muertos, a la naturaleza, a la razn, puesto que su tema ms comn / es la muerte del padre. Os lo rogamos, echad a tierra / esta pena inservible, y pensad en nosotros / como en un padre (I, II, 92 108) Rey: Y en cuanto a vuestra intencin De volver al colegio a Wittenberg, Va muy en contra de nuestros deseos, Y os pedimos que os doblis a ellos, permaneciendo Aqu, en la alegra y la holganza de nuestro cuidado, Y que seis nuestro principal cortesano, sobrino, y nuestro hijo. Reina: No dejes que se echen a perder las oraciones de tu madre, Hamlet. Te ruego que te quedes con nosotros, que no te vayas a Wittenberg. Hamlet: Os obedecer, seora, como mejor pueda.

    (I, II, 112 120) Enseguida se van todos, y Hamlet se queda murmurando su primer monlogo, Ay, si estas carnes, demasiado, demasiado slidas, pudieran derretirse, / deshacerse y disolverse en el roco (I, II, 129 130)

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    Ofelia fue (seguro, en F) testigo mudo, casi invisible, pero no

    indiferente, de estas cosas. Si no (si no form parte del Squito que menciona Q1, si no fue uno de los Otros de Q2), imagnala en la cocina, rondando la mesa mientras almuerzan su padre y su hermano, su camarera, recogiendo las migas de sus palabras, enterndose de las primeras manifestaciones de la melancola (sta verdadera) de su prncipe. Shakespeare call la querella (es que fue secreta) de Ofelia:

    Entonces Hamlet, college boy, estudiante capigorrn, quiere volver a la universidad, a los das de pupitres, libros, tunas y tabernas, dejar atrs todo esto, las mezquindades de la corte, la tirana de su oficio, la cama matrimonial que deshacen y marean su to y su madre, el panten familiar que su padre ha desocupado (esto no puede ser que lo diga, pues lo ignora ella como l). Pero aqu tambin estoy yo, no? En lsinor. lsinor no es Verona, no, ni alcanzo tanto yo como Julieta.

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    II. 3. Avisos II. 3. a. Fraternal (Laertes says bye, beware) * --Han embarcado mis provisiones. Adis. Y, hermana, ahora que los vientos me dan su beneficio Y he encontrado un medio de transporte, no os durmis, Y dejadme or noticias vuestras. -- Lo dudis?

    --Y en cuanto a Hamlet, y a su fullero favor, Tenedlo por moda, juguete de la sangre, Violeta moza, primeriza adelantada a su estacin, Descarada, no permanente, dulce, no duradera, El perfume y la diversin de un minuto, Nada ms. -- Nada ms que eso? -- No pensis que vale ms. Pues la naturaleza, al crecer, no aumenta slo Corporalmente, sino que, a medida que su templo se ampla, El servicio interior de la mente y del alma Crece con l. Tal vez os ame ahora, Y ahora ninguna mancha, ninguna cautela, ensuciarn La virtud de su voluntad; pero debis temer esto: Pesada su grandeza, su voluntad no le pertenece. Pues l, ms que ningn otro hombre, est sujeto a su nacimiento: l no puede, como hacen personas de menos valor, Trinchar la carne y servirse lo que le apetezca, ya que de su eleccin depende La sanidad y salud de todo este Estado; As, su eleccin debe verse circunscrita Por la voz y la opinin de ese cuerpo Del cual l es la cabeza. Por tanto, si dice que os ama, Toca a vuestra sensatez creerlo slo Cuando, desde lo que l representa, desde su lugar particular, Pueda poner por obra lo que dice; y eso no llega ms all De la voz principal de Dinamarca que lo acompaa. Sopesad, entonces, qu prdida sostendra vuestro honor Si, con odos demasiado crdulos, escuchis sus canciones, O perdis vuestro corazn, o abrs vuestro casto tesoro A su indomada importunidad.

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    Temed esto, Ofelia, temed esto, mi querida hermana, Y manteneos en la retaguardia de vuestro afecto, Fuera del alcance de los disparos y peligros del deseo. La doncella ms modesta se torna demasiado prdiga Si desenmascara su belleza a la luna. La virtud misma no escapa a los golpes de la calumnia. Demasiado a menudo daa el cancro a las infantas de la primavera antes de que se desabotonen, Y en el roco maanero y lquido de la juventud Los malos aires contagiosos son inminentes. Sed cuidadosa entonces: la mayor seguridad descansa en el miedo.

    La mocedad se rebela contra sus altas potencias, aunque nadie ms ande cerca. --Guardar el efecto de esta buena leccin Como centinela de mi corazn. Pero, mi buen hermano, No hagis como algunos groseros pastores, Mostrndome la cuesta empinada, espinosa del cielo, Mientras, como un hinchado e insensato libertino, Pisis el camino de rosas de los descuidados placeres Y no segus vuestro propio consejo. -- Ah, no temis por m. Me estoy entreteniendo demasiado. [Entra Polonio.] Pero aqu viene mi padre. Una bendicin doble ser una doble gracia: La ocasin sonre ante una segunda despedida. --Todava aqu, Laertes? Subid a la nave, subid a la nave, por favor. El viento se sienta en los hombros de vuestra vela Y os esperan. (I, III, 1 57) Ahora Polonio bendice a su hijo, y le recomienda virtudes. Antes de irse, Laertes insiste: --Adis, Ofelia, y recordad bien Lo que os he dicho. -- Lo tengo encerrado en mi memoria, Y vos mismo guardaris la llave. --Adis. (I, III, 83 86)

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    * Teta, ojo, y ojito, tete... Es celoso coqueteo de hermanos, amores que se tienen que quedar en palabras, de mrame y no me toques. Laertes no se fa del prncipe, Ofelia de ninguna francesita. Laertes hace tambin al aprensivo hermano mayor. La deshonra de Ofelia lo tocara, ensuciando la Casa, el nombre, el apellido que heredar.

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    II. 3. b. Polonio aconseja a Laertes, su hijo, y lo vigilar * Se va Laertes, y su padre lo bendice (I, III, 57) y le ruega que grabe en su memoria estos pocos preceptos (I, III, 58 59). Debe ser discreto en sus palabras y acciones, evitar la vulgaridad, guardar en su corazn a sus amigos probados, no meterse en peleas (pero, si entra en alguna, que sus contrarios tiemblen), or mucho, decir poco, vestir con elegancia, pero sin ostentacin, ni prestar dinero ni pedirlo prestado.

    --Y esto sobre todo: s fiel a ti mismo, Y de eso se seguir, como la noche al da, Que no podrs ser falso con ningn hombre. Adis, y que mi bendicin haga madurar dentro de ti todas estas cosas. (I, III, 59 81)

    Polonio, de todos modos, no se queda tranquilo, y encarga a Reynaldo, su criado, la inquisicin (II, I, 4) de su hijo en Francia. Dir, para ello, a sus compaeros daneses, para sondearlos (II, I, 43), que lo conoce en parte, pero no muy bien, que sabe que est muy mal domado, / que es adicto a esto y a aquello, y le atribuir, fabricndolos, algunos vicios, pero ninguno, por la virgen, tan repugnante / que pueda deshonrarlo, solamente aquellos deslices licenciosos, salvajes, y usuales / que son los compaeros notados y mejor conocidos / de la juventud y la libertad, y podr citar (hasta ah podis llegar), entre ellos, el juego, o la bebida, la esgrima, los juramentos, / las rias, el putero. Ahora bien, aade, hay otra specie de escndalo que debe evitar, y es decir que est abierto a la incontinencia (II, I, 17 35). Con todo eso, echado este cebo de falsedad, si su interlocutor lo muerde, coger la carpa de la verdad, y descubrir si Laertes es tahr, y navajero, y visita los burdeles (II, I, 55 61). * Polonio hace al Viejo, al Padre viudo. Tiene a su cargo (y le pesan) nene y nena. Autoriza (pero le ha costado [I, II, 60]) que su hijo se vaya a estudiar a Francia, y le da avisos prudentsimos, dirigindolo hacia la virtud. Es, con todo, mozo, y lo vigilar. Tolerar en l los resbalones corrientes del tuno, pero slo hasta ah, hasta ah. Su rigor contrasta con las epicreas recomendaciones del Rey Claudio. ste sabe que ser la hora ms hermosa de Laertes, y le aconseja que se aduee de su tiempo y lo gaste con sus mejores gracias, y como quiera (I, II, 62 63).

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    II. 3. c. Polonio mosqueado: pap, espantagustos (Dad says no, stop that, you silly little girl)

    --Qu es, Ofelia, eso que os deca vuestro hermano? --Padre, algo que toca a Lord Hamlet. --Por la Virgen, bien pensado. Tengo entendido que ltimamente, y muy a menudo, Os ha visto en privado, y que vos, por vuestra parte, Le habis dado audiencia con bastante libertad y largura. Si es as (que as me lo han contado, Para prevenirme) he de deciros Que no conocis bien vuestro sitio, Como hija ma que sois, ni lo que conviene a vuestra honra. Qu hay entre vosotros? Decidme la verdad. --l, mi seor, me viene dando muchas prendas De su cario. --Cario? Bah! Sois una chiquilla, hablan vuestros verdes aos, Poco probados en tan peligrosas circunstancias. Creis en sus prendas, como las llamis vos? --Yo no s, mi seor, qu pensar. --Santa Mara! Yo os ensear: parecis una nena recin nacida: Haberos dado por bien pagada

    Con prendas que son moneda falsa! Cuidad ms de vuestras prendas O, por mejor aprovechar la gracia de una pobre frase, Digo que perder yo tambin las prendas de mi fama. --Mi seor, l me ha importunado con su amor Con muy honestas maneras. --S, ya podis decirlo, maneras son, ya, ya. --Y, mi seor, ha puesto, como fianza de sus palabras, Las ms santas juras del cielo. --S, seuelos para pillar chochas. Yo s muy bien que, Cuando la sangre bulle, el alma presta, prdiga, Juras a la lengua: esas hogueras, hija, Dan ms luz que calor, y se extinguen pronto, Nada ms pronunciada la promesa: No las confundis con el fuego. Desde ahora Sed ms cicatera con vuestra presencia virginal, Que no le baste, para tratar con vos, Mandaros llamar. A Lord Hamlet, Os lo aseguro, siendo mozo, Le dan mucha cuerda, mientras que vos Debis ir cortita: en resumen, Ofelia,

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    No creis sus juramentos, que son alcahuetes, Y sus colores son tinturas, Abogados de pleitos indecentes, Suspiros de chulo disimulados en rezos de beato Por engaaros mejor. Con todo eso, Y hablando claro, no quiero que en adelante Desgraciis vuestros momentos de recreo Dndole conversacin a Lord Hamlet. Mirad que os lo mando yo. Y ahora marchaos. --Obedecer, mi seor.

    (I, III, 88 - 136) * Ofelia ya ha soportado las amonestaciones de su hermano. Laertes ha olido su celo, y sospecha la gana del prncipe, rpida y brevsima (la misma de todos los mozos), y remusgaba. Entra luego el Viejo, o Vejete, Polonio. Ser el centinela (pero ya haca su fatigosa imaginaria, sin sueo ni relevos) de la honra de su hija, que vale la suya, y que el seorito mancillara, y ordena que se aparte de aquel donjun. Ofelia no esconda a su hermano que el prncipe la cortejaba. Cuando Laertes juzga el favor de Hamlet fullero, moda, juguete de la sangre, una violeta fragilsima, nacida antes de su tiempo, el perfume y la diversin de un minuto, / nada ms, ella contesta: Nada ms que eso? (No more but so?) Lo dice miedosa, decepcionada, con indiferencia, sonrindose como quien sabe ms, y otras cosas? En ningn momento contradice los argumentos de su sermn, y se sujeta a l: Guardar el efecto de esta buena leccin / como centinela de mi corazn. Las advertencias de su hermano las tiene, le asegura, encerradas en su memoria, y le da a l la llave, para que la guarde. A su padre, en cambio, no lo ha enterado de su noviazgo, que es, en esto, clandestino. Pero algn deshollinador se ha chivado a Polonio, y Ofelia, descubierta, confiesa que Hamlet le ha dado muchas prendas / de su cario. Cuando su padre duda del amor del prncipe ella lo defiende algo: Mi seor, l me ha importunado con su amor / con muy honestas maneras. () Y, mi seor, ha puesto, como fianza de sus palabras, / las ms santas juras del cielo. Pero vacila: Yo no s, mi seor, qu pensar. Y har, mansa, lo que ha mandado su padre, encerrndose mejor: Obedecer, mi seor.

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    II. 3. d. Glosas *

    Esto vio Goethe3. El padre y el hermano miran con aprensin el amor de Ofelia, pues lo gasta espontneo, arrebatado, medio rendido. Es que el decoro, igual que el delgado crep de su camisa, no logra esconder las idas y venidas del pecho; al contrario: las realza, traicionndolas. Ella tiene la imaginacin ocupada, y su silenciosa modestia respira un deseo dulce. Ofelia est en sazn, llena de zumo, granada. Si pasara la diosa Oportunidad a su lado y sacudiera su talle, la fruta caera en seguida. * Han elogiado las lecciones de Laertes y Polonio: Segn Francis Gentleman4 el breve consejo de Laertes a Ofelia est preado de afecto y sensatez. Le parece una lstima que se omitan muy a menudo, en la representacin de la obra, las excelentes mximas que Polonio dirige a su hijo, pues aquel tesoro de instrucciones utilsimas no debera bajo ningn concepto perderse. Por su parte, las observaciones que Polonio hace a Ofelia son prudentes, y describen su cario paternal. En 1710 Charles Gildon5 juzga los consejos de Laertes y Polonio muy morales y justos, y llenos de prudente Precaucin, y afirma que si lo estudiasen las jvenes Damas luego Guardaran sus Virtudes y Honras mejor. Tambin el autor annimo de un panfleto6 de 1752 recomienda de corazn estos Preceptos justos, excelentes y morales

    a todas las jvenes Damas de Gran Bretaa, para su Estudio y Consideracin, que, si reflexionasen seriamente sobre el hecho de que cada Palabra o Accin suya no vigilada, por muy inocente que sea su Intencin, podra verse torcida por las Artes de maliciosos Infamadores, miraran con mayor Cuidado su Conducta y Comportamiento de lo que lo hacen hoy.

    3 Johann Wolfgang von Goethe, Wilhelm Meisters Apprenticeship, 1795. En Scott y Williamson (1987 1991: I, 91 ss.). 4 Francis Gentleman, The Dramatic Censor; or, Critical Companion, 2 vols., 1770. En Vickers (2000: V, 375). 5 Charles Gildon, Remarks on the Plays of Shakespeare, que prologan The Works of Mr. William Shakespeare. Volume the Seventh, 1710. En Vickers (1995: II , 257 258). 6 ANN., Miscellaneous Observations On the Tragedy of Hamlet, 1752. En Vickers (2000: III, 458).

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    George Stubbes7, reverendo, considera que no deberan torcer el Tenor de esta Escena, con las graves y excelentes Instrucciones que contiene, mezclndola con Bufonadas. Los consejos de Polonio a sus hijos y de Laertes a su hermana son acertadsimos, y las modestas Contestaciones de Ofelia, las pocas palabras que usa, y el virtuoso Aviso que da a su hermano poseen un encanto inimitable. * Es muy curiosa la opinin de Elizabeth Griffith8. Laertes, dice, da consejos excelentes a su hermana y la previene con matronil cautela [matronly caution]. La matronil o matronal cautela de Laertes lo coloca en el lugar de la madre perfecta que le falta a Ofelia. * Anna Jameson9, en cambio, se muestra crtica. Polonio hace la mscara del viejo cortesano. Es astuto, cnico, sutil, pomposo, grrulo, y mide con dos varas. A Laertes lo enva al extranjero, para que lo vea todo, y aprenda en l todo, lo bueno y lo malo, mientras que aparta a su hija en lo posible de ese mundo pringoso que conoce tan bien. *

    Y Grace Latham10 dictamina que a Ofelia la echa a perder la vigilancia de su padre, su gobierno seversimo. Saba que los varones que la guardaban no se fiaban de ella, y esto

    hizo que una criatura tmida y nerviosa, como Ofelia, se volviera reservada y buscara siempre la soledad, aunque aparentemente se mostrara obediente y sumisa, y procurase ocultar todas las esperanzas y temores, los pensamientos, los sentimientos, que forman su vida de muchacha.

    7 George Stubbes, Some Remarks on the Tragedy of Hamlet, 1736. En Vickers (2000: III, 50 51). 8 Elizabeth Griffith, The Morality of Shakespeares Drama Illustrated, Londres, Cadell, 1775. En Thompson y Roberts (1997: 33). 9 Anna Jameson, Shakspeares Heroines: Characteristics of Women, Moral, Poetical and Historical [1832], Londres, George Bell and Sons, 1891, p. 156. 10 Grace Latham, (Hamlet, Act IV, Scene II. Acting Edition), Transactions of the New Shakspere Society, Part II, 401 430 (leda en la Reunin 94 de la Sociedad, el viernes, 8 de febrero de 1884. En Thompson y Roberts (1997: 166 168).

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    II. 4. Cuestin de precedencia Hamlet: ...Qu querr decir esto,

    Que t, cuerpo muerto, armado de nuevo con todo tu acero, Visites as otra vez los reflejos de la luna, Volviendo espantosa la noche y haciendo que en nosotros, pobres juguetes de la naturaleza, Tiemble nuestra disposicin tan horrorosamente, Con pensamientos que traspasan los lmites del alma? (I, IV, 51 56)

    Entra (sale, asoma), el Fantasma de su padre, bajo una forma

    cuestionable, dudosa (pero te llamar Hamlet, / Rey, padre, monarca Dans) (I, IV, 43 45), con la historia de su final, exigiendo venganza (I, IV, 25), pero advirtindole, en una clusula adicional, que su acto no toque a su madre, que Dios, y su conciencia, la castigarn (I, IV, 86 88). Acurdate de m (I, V, 91).

    Hamlet: ...Acordarme de ti?

    S, s, pobre fantasma: mientras la memoria tenga asiento En este globo distrado. Acordarme de ti? S: de la tabla de mi memoria Borrar todos los recuerdos triviales, o tontos, Todo cuanto dicen los libros, todas las formas, todas las impresiones del pasado Que la juventud y la observacin copiaron en ella, Y tu mandamiento vivir solitario En el libro y volumen de mi cerebro, Sin mezclarse con materia ms baja. (I, V, 95 104) Y esto, un poco, es Ofelia desde ahora, uno de aquellos recuerdos

    triviales, o tontos (trivial, fond records), una de aquellas impresiones del pasado que Hamlet va a borrar de la tabla de su memoria.11 Dedicado ya, por entero, a la reparacin del espritu enfermo de su padre, el prncipe no dejar que lo distraigan boberas de quinceaeros enamoricados.

    11 Lo not Helena Faucit, Lady Martin, On Some of Shakespeares Female Characters: By One Who Has Personated Them, Edimburgo, Blackwood and Sons, 1885. En Thompson y Roberts (1997: 187).

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    II. 5. Sobre los orgenes y las naturalezas de la pasin de Hamlet

    *

    Hamlet, asombrado para siempre, llam al camerino a Horacio, su compaero de pupitre, y a Marcelo. Hay ms cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, / de las que suea vuestra filosofa (I, V, 174 175), dice vagamente, y anuncia luego que a partir de ese momento parecer raro, extrao, porque va a representar una mscara grotesca (an antic disposition) (I, V, 178 180) que solamente ellos conocern, y deben disimular. El prncipe arrumb a su chica en el saco de los que deban ignorar su actuacin, con todos los dems. Apartada del secreto, no sabiendo que era teatro, Ofelia se espant con la mudanza. Hamlet la desconoca, y ella ya no conoca al amigo. Polonio: ...Y ahora, Ofelia, qu pasa? Ofelia: Ay! Mi seor, mi seor, he pasado mucho miedo! Polonio: En nombre de Dios...con qu? Ofelia: Mi seor, estaba yo bordando en mi cuarto Cuando entra Lord Hamlet, el jubn desabrochado, Destocado, las ligas sueltas Y los calzones sucios, cados por los tobillos. Estaba tan plido como su camisa, le castaeteaban las rodillas, Traa una facha penosa, Como si lo hubiesen soltado del infierno Para divulgar sus horrores. Y as se presenta ante m. Polonio: Tu amor lo ha vuelto loco?12 Ofelia: Mi seor, no lo s.

    Aunque eso me temo, la verdad. Polonio: Dijo algo? Ofelia: Me cogi de la mueca, lastimndome,

    Luego alarga un brazo Y, llevndose la otra mano a la frente, Se pone a estudiar mi rostro Como si fuese a dibujarlo. As estuvo un buen rato: Entonces, despus de apretarme la mano Y menear la cabeza as, tres veces, Afloj un suspiro preado de pena, tan profundo

    12 Mad for thy love?(II, I, 85) En poqusimas ocasiones tutea Polonio a su hija.

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    Que pareci sacudirle todo el cuerpo Y terminar con su vida. Hecho esto me suelta Y, volviendo la cabeza, Encontr la salida a ciegas, Pues tuvo hasta el final los ojos puestos en m.

    Polonio: Andad, venid conmigo, ir a buscar al rey. Esto es el xtasis del amor (). ...Lo siento. Decidme, os habis mostrado spera con l ltimamente?

    Ofelia: No, mi buen seor, pero, como vos me mandasteis, Rechac sus cartas y le negu El acceso.

    Polonio: Eso lo habr trastornado. Lamento no haber juzgado mejor Sus intenciones: tem que fuera, para l, simple burla, Y que quisiera arruinarte. Mal hayan mis celos! Voto a Dios, es tan propio de nuestra edad Excedernos en nuestras opiniones Como es comn en la gente moza Carecer de discrecin. (II, I, 74 - 117)

    * Mad for thy love? My lord, I do not know, / but truly I do fear it (II, I, 85 86). This is the very ecstasy of love (II, I, 102) Tanto Polonio como Ofelia piensan que su amor, estorbado, ha provocado la fola del prncipe. *

    Rosencrantz y Guildenstern haban sondado ya la pasin (III, I, 164) de Hamlet. Se entenda encarcelado: Dinamarca es una prisin (II, II, 243). Mordido por sus sueos: Ay, Dios, podran encerrarme en una cscara de nuez y me contara rey de un espacio infinitosi no fuera porque tengo pesadillas [bad dreams] (II, II, 254 256). La vigilia no es ms blanda: ltimamente, pero el porqu no lo s, he perdido toda mi alegra, he abandonado toda costumbre de ejercicios (II, II, 295 297) La tierra le parece un promontorio estril (II, II, 299), el cielo una pestilente congregacin de vapores (II, II, 302 303). El hombre no me placey la mujer tampoco, aunque vuestra sonrisa parezca insinuarlo (II, II, 309 310).

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    Y les advierte: Pero mi to y padre, y mi ta y madre, se engaan. () Yo slo estoy loco cuando sopla el nornoroeste. Cuando el viento viene del sur, distingo un halcn de un serrucho (II, II, 372 375).

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    II. 6. Glosas sobre el amor de Ofelia, y sobre el amor de Hamlet

    *

    Grace Latham13 es abogada paradjica de Ofelia (de su defensa sale muy disminuida). Varios comentaristas opinaban que Ofelia le haba fallado aqu al amigo, pues, vindolo tan desmejorado, no haba sabido aliviarlo. No obstante, para Latham, esto no tiene ninguna lgica, de manera especial con una muchacha tan poco perspicaz. A Ofelia, en su crianza, le haban reprimido toda espontaneidad en sus palabras y en sus acciones, y por su naturaleza defectuosa no poda sino fracasar en una crisis semejante. Ofelia carece de la pasin que podra haberla elevado de momento por encima de sus temores; y percibimos que le falta en todas sus escenas; en toda la obra parece dulce, y bien educada, aunque algo fra. Aqu observamos que sus sentimientos hacia Hamlet eran tiernos, llenos de compasin, que

    tena hacia l un cario verdadero, pero no lo suficientemente profundo como para darle la capacidad del sacrificio, y sin la fuerza y el fuego de la pasin. As, creyendo a Hamlet fuera de juicio, el terror la deja muda, y huye corriendo. La culpa no es suya, sino de su carcter, de su educacin. Y es que en una mujer dbil, acobardada, tiene lugar una especie de parlisis del albedro, y sus actos no proceden de su voluntad, sino de la de aqullos de naturaleza ms fuerte, bajo cuyo dominio vive; cuando se retira un momento su influencia, ella no sabe qu hacer, y se queda sin recursos, el juguete de las circunstancias.

    *

    William Kenrick14 contradice a Samuel Johnson. Para el Doctor la locura de Hamlet era real, al menos en su esencia, y proceda de la inconstancia de Ofelia, as como de la derrota de su ambicin tras el segundo matrimonio de su madre con su to, y de lo abominable de esa unin. Pero Kenrick seala cmo el mismo Hamlet nos dice, despus de ver al Fantasma, que pretende asumir una locura fingida, y lo hace a sangre fra. A continuacin defiende a Ofelia: ella actu con reservas hacia Hamlet slo con vistas a satisfacer a su padre, Polonio, que deseaba que devolviera al prncipe todos sus regalos; sin embargo, cuando va a hacerlo, su manera, junto con las palabras que dice, muestran que la accin no se corresponde con sus sentimientos.

    13 Grace Latham, (Hamlet, Act IV, Scene II. Acting Edition), Transactions of the New Shakspere Society, Part II, 401 430 (leda en la Reunin 94 de la Sociedad, el viernes, 8 de febrero de 1884. En Thompson y Roberts (1997: 166 168). 14 William Kenrick, . En Monthly Miscellany, febrero abril 1774. En Vickers (2003: VI, 115 116).

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    Anna Jameson investig el amor de Ofelia, y el de Hamlet. Ofelia nunca dice su amor, no lo confiesa jams, ni una sola vez. Es como un secreto que le hemos robado15. Y nadie (dice, pero en esto se equivoca) duda de l. En cambio, s que es objeto de disputa el amor de Hamlet hacia Ofelia16. Ofelia es ms consciente de ser amada que de amar, y no obstante, ay!, ama, en las profundidades silenciosas de su corazn mozo, ms de lo que es amada.17

    15 Anna Jameson, Shakspeares Heroines: Characteristics of Women, Moral, Poetical and Historical [1832], Londres, George Bell and Sons, 1891, p. 155. 16 Anna Jameson, Shakspeares Heroines: Characteristics of Women, Moral, Poetical and Historical [1832], Londres, George Bell and Sons, 1891, p. 161. 17 Anna Jameson, Shakspeares Heroines: Characteristics of Women, Moral, Poetical and Historical [1832], Londres, George Bell and Sons, 1891, p. 158.

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    II. 7. El prncipe, engolondrinado? *

    Inquietaba al Rey la transformacin de Hamlet (II, II, 5), y entristeca a la Reina ver a su hijo tan cambiado (II, II, 36). Lleg en eso Polonio, padre de buenas nuevas (II, II, 42): Y me parece () / () / ...que he encontrado / la causa precisa de la luna de Hamlet (II, II, 46 49). Rey: Me dice, mi dulce reina, que ha dado

    Con el pozo de donde Hamlet saca sus auras. Reina: Dudo que sea otro que el principal:

    La muerte de su padre, y nuestra apresurada boda. Rey: Bien, cribaremos sus razones.

    (II, II, 54 58)

    Polonio fue, despus de ridculos rodeos, al grano: --Considerad:

    Yo tengo una hija (la tengo mientras sea ma) Que, porque me lo debe, y es obediente, Me ha dado esto: miradlo y entenderis. Les ley un billetito de torpes versos enamorados que el prncipe le haba escrito a Ofelia. Su hija, en obediencia, se lo ha rendido a l, y le ha detallado adems, dando la hora, la manera, y el lugar, todas las solicitaciones de su galn. Rey: Y cmo ha recibido ella

    Su amor? Polonio: Vos, qu pensis de m? Rey: Sois un hombre leal y honrado. Polonio: Eso pretendo. Mas qu ibais a pensar si,

    Cuando vi que alzaban el vuelo estos bochornosos amores, (Y yo los percib, debo deciros, Antes de que mi hija me lo contara todo), qu pensarais, digo, Vos, majestad, o vuestra reina, Si los hubiera apuntado en mi cuaderno, cerrndolo despus, O los hubiera contemplado perezosamente, Mudo e idiota, sin darles importancia? Qu hubierais pensado? No, yo obr enseguida, Y habl con mi nia as:

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    Lord Hamlet es prncipe, y cae lejos de tu estrella, Esto no puede ser. Luego le le algunos preceptos, Dicindole que se encerrase, apartndose de l, Que no admitiese terceros ni recibiese prendas. Eso hizo ella, siguiendo mi consejo, Y l, rechazado, (por acortar un cuento largo), Ha ido de la tristeza al ayuno, De ah al desvelo, y a la languidez, Y a la flojedad, y as ha ido declinando Hacia la locura que hoy lo tiene posedo, Y que todos lamentamos.

    Rey: Vos creis que ser eso? Reina: Bien puede ser: es muy posible.

    (II, II, 105 - 152)

    Se equivocaba, claro, el palomo, y daba su madre en el clavo de la transformacin de Hamlet. Glosas Ivn Turgenieff18 pone a dos locos a las lanzas, a Hamlet y a don Quijote. Pierde Hamlet. De verdad conoce Hamlet el amor? Cuando intenta formularlo le sale cnico, hueco, empalagoso. Ciertamente Hamlet es un tipo rijoso, dado en secreto a la lujuria (por eso se sonre Rosencrantz cuando le dice que se ha hartado de las mujeres). Pero su tema exclusivo es Hamlet, Hamlet, y delante de Ofelia se da cuenta de su hambruna enfermiza, de su flojera amorosa. John Upton19 cuenta a Hamlet entre los enamorados tramontanos, junto con el joven Percy y Enrique V. Fue indiscreta Ofelia (pero nia muy obediente) enseando los cursis versos que le escriba el amigo a su padre. Fue indiscreto Polonio, leyndoselos a los Reyes. Fue indiscreto Shakespeare, repitindolos. Segn George Stubbes20 la Carta de Hamlet a Ofelia, que lee Polonio, no es de las mejores Partes de esta Obra y le pareci demasiado Cmica para esta Pieza.

    18 Ivan Turgenieff, ha. 1860. En Scott y Williamson (1987 1991: I, 111 ss.) 19 John Upton, Critical Observations on Shakespeare, , 1748. En Vickers (2000: III, 297). 20 George Stubbes, Some Remarks on the Tragedy of Hamlet, 1736. En Vickers (2000: III, 56).

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    II. 8. Alcahuete de su hija Rey: Cmo podremos probarlo con mayor seguridad? Polonio: Sabis que a veces se pasa horas dando vueltas A este patio. Reina: S, as es. Polonio: Pues en una de sas le soltar a mi hija. Vos, seor, y yo, nos pondremos detrs de un tapiz Y acecharemos el encuentro. Si no la ama Y no es eso lo que le ha torcido la razn No toleris que sea an consejero de Estado, Me har campesino, o arriero. Rey: Lo ensayaremos. (II, II, 159 167) At such a time Ill loose my daughter to him. To loose es verbo alcahuete, de mamporreros. J. Dover Wilson hurga y da y vuelve a dar con l en la obra shakespeareana. En La Tempestad (II, I, 129 ss.) los malos han naufragado y Sebastin carga sobre las espaldas de su hermano Alonso, rey de Npoles, la alforja de sus calamidades. Has tenido en poco a los pretendientes europeos de tu hija, te ha parecido mejor soltrsela a un africano (loose her to an African). En Las Alegres Comadres de Windsor (II, I, 186 ss.) un gentilhombre menosprecia a Falstaff. Si l se empeara en emprender un viaje de esos con mi mujer, se la soltara (I would turn her loose on him), y todo lo que sacara de ella, fuera de malas palabras, pnmelo por cuernos. Y dale con el verbo dichoso, con el verbo de las dichas. El erudito escocs, guardin de la casa natal de Shakespeare y editor de sus teatros, lo ha odo tambin de labios de los ganaderos, que sueltan la hembra al semental ganoso. Frase que l enlaza a la bravuconada de Polonio (si falla esto me meto a vaquero) y pega con la aficin del Cisne del Avon por las metforas largas, que se le arrellanan en los pisos de toda una finca de versos. Polonio, con esto, chulea a su hija. Y ella se deja. Es natural, entonces (es su nica defensa posible), que Hamlet putee a Ofelia. Con este argumento quita J. Dover Wilson21 culpas al prncipe.

    21 J. Dover Wilson, 1935. En Scott y Williamson (1987 1991: I, 155 ss.).

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    II. 9. El abordaje

    Han puesto mote a la escena que sigue, la del abordaje. Sale Hamlet, leyendo: Reina: Pero mirad, ah viene el pobre desgraciado, leyendo tristemente. Polonio: Salid! Os lo ruego, fuera los dos.

    Voy a abordarlo. Dadme licencia.

    [ntranse el Rey y la Reina, con su squito.] Cmo anda mi buen seor Hamlet? Hamlet: Bien, gracias a Dios. Polonio: Mi seor, me conocis? Hamlet: Perfectamente. Sois pescadero. Polonio: Yo no, mi seor. Hamlet: Entonces quisiera que fuerais tan honrado como ellos. Polonio: Honrado, mi seor? Hamlet: S, seor, que personas honradas, tal como va el mundo, hay una entre mil. Polonio: Eso es muy cierto, mi seor. Hamlet: Pues si observamos que el sol cra gusanos en un perro muerto veremos que

    hay carnes que se dejan besar con gusto...Tenis vos una hija? Polonio: La tengo, mi seor. Hamlet: No permitis que le d el sol: concebir algo intelectualmente es una bendicin,

    pero si vuestra hija concibe, malo. Amigo, tened cuidado con eso. Polonio [aparte]: Qu me decs de esto? Y qu gaita con mi hija! Y, sin embargo, al

    principio no me conoci, dijo que venda pescado. Est ido, ido. Ciertamente yo tambin pas en mi juventud estos extremos por amor. Le hablar de nuevo. Qu leis, mi seor?

    Hamlet: Palabras, palabras, palabras. (II, II, 168 192)

    Hamlet mostr estupenda agudeza en sus contestaciones: Aunque esto sea locura, hay mtodo en ella (II, II, 205). Polonio: Adis, mi seor. [Vase.] Hamlet: Estos viejos ridculos y tediosos! (II, II, 218 219) Eso es Polonio: Vejete ridculo, de entrems, que cansa a Hamlet, hroe trgico.

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    II. 10. La hija de Jeft, juez de Israel *

    Se enrollaba Polonio y Hamlet le cort el hilo. --Ay, Jeft, juez de Israel, el tesoro que tenas! --Y qu tesoro tena, mi seor? --Ah,

    Una hija muy hermosa, y nada ms, Y la quera muchsimo.

    --(aparte) Todava con mi hija. --No tengo razn, viejo Jeft? --Si me llamis Jeft, mi seor, s, tengo una hija a la que quiero muchsimo. --No, as no sigue. --Qu sigue entonces, mi seor? --Qu?

    Le toc la china, y Dios lo supo. Y luego, acordaos, Pas lo que haba de pasar... La primera estrofa de la pa cancin os lo explicar mejor

    (II, II, 400 416) * Los ammonitas, que adoran a Otro, han ocupado Galaad, y en Misp, en la orilla frontera del barranco, levantan sus tiendas los de Israel. A Jeft, el hijo de puta, el hijo bastardo de Galaad, lo haban echado de casa su madrastra y sus hermanastros, y corra con sus bandoleros el pas de Tob. Ahora lo llamaron. A la sombra de los trapos que colgaban del terebinto sagrado Jeft fue elegido Juez de Israel, y luego luego baj sobre l el espritu de Yahvh. As iluminado, vot al Dios de Abraham. Socrreme y te llevas, al trueque, lo primero que salga de las puertas de mi casa cuando vuelva de la guerra campen. Gan menos que perdi, este Jeft, porque sali a recibirlo, la primera, su hija nica, virgencita, bailando y tocando la pandereta. Jeft se tiraba de las barbas: Ay, hija ma!, etctera. Ella, piadosa, pidi slo una gracia: que pudiese llorar dos meses, montesina, acompaada de otras doncellas, su soltera sin remedio. Se cumpli el plazo, y Jeft la ofreci en holocausto a su Seor. En el Levtico (I) est escrito (lo tom Moiss al pie de Su Letra) cmo ordena l que prepare el sacerdote a la vctima. Jeft leera perplejo en el manual. Su hija no era novillo, ni cordero ni cabra, ni trtola ni pichn, y menos un macho sin

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    defecto. Era una doncella entera, perfecta. Sin entrar a menudear: Jeft impuso su mano sobre la cabeza de su hija, la degoll, y la quem en una hoguera hasta que se hizo toda humo, humo que aspir, contento, con lagrimillas en los ojos, su Padre Celestial.

    Todos los aos las hijas de Israel cantan durante cuatro das la desgracia de la hija de Jeft el galaadita. (Jueces, X, 6 ss. y XI) * Shakespeare conocera el relato bblico, pero la historia de la hija de Jeft la haban subido a los teatros escolares, y serva de ejemplo en homilas. La balada que cita el Bardo era muy popular. sta dice cmo la nia pidi llorar su flor (que no podra perder ya nunca) un trimestre en el desierto, acompaada de otras doncellas plaideras, antes de que la degollase su padre, y todos los aos las vrgenes recuerdan la desgracia de la hija de Jeft con sus llantos tres veces, todava, todava, todava.22 * Hamlet tena el hocico fino, ola a la muerta. Si Polonio era Jeft Hamlet es Yahvh, que devorar a la doncella con su desapego.

    22 Jenkins (1982: 475 477).

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    II. 11. La celada II. 11. a. Prlogo Rosencrantz y Guildenstern no supieron explorar la luna turbulenta y peligrosa (III, I, 4) del prncipe. Quedaba calarla arrimndolo a Ofelia. Rey: Mi dulce Gertrudis, dejadnos vos tambin, Que hemos mandado llamar a Hamlet en privado, De manera que pueda aqu, como si fuera por accidente, Toparse con Ofelia. Su padre y yo, espas legtimos, Nos colocaremos de forma que, viendo sin ser vistos, Podamos juzgar francamente su encuentro Y deducir de su comportamiento Si es de amor o no la afliccin

    Que sufre. Reina: Os obedecer. Y por vuestra parte, Ofelia, ojal Haya sido vuestra hermosura la causa feliz De las maneras salvajes de Hamlet; y espero que vuestras virtudes Lo devuelvan a su acostumbrado ser, Para honra de ambos. Ofelia: Seora, ojal que as sea. (III, I, 28 42)

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    II. 11. b. Eva

    Pic la bicha a Eva y Eva mond la naranja con las uas, pellizc un gajo y se lo comi. Luego entr Adn en el huerto y su compaera de finca le dio a morder la fruta. Adn hinc los dientes y el zumo cido, dulce, le estall en la boca sacndole las lgrimas, fruncindole los labios. Ah empez el culebrn que dura hasta hoy.

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    II. 11. c. Lo de Enquidu En los cimientos del ziggurat primero de Babil, custodiada en arca de cobre, asegurada con pestillo de plata, viene la historia de Enquidu amoroso dibujada sobre tablilla de lapislzuli. O sea: La Virgen Mara hizo a Enquidu con barro, saliva, mucho silencio y un suspiro que se le escap. Enquidu, velloso y desgreado, retozaba con las gacelas, paca con ellas, se desayunaba amorrado a las tetas de las damas recin paridas, entre ronquidos de gusto. Enquidu, el doble rstico y brbaro de Gilgamesh, cegaba las fosas, desataba los lazos, descosa las redes de los tramperos. El guardabosques del coto privado del rey protest. Mientras el monstruo ande suelto no habr melenas de len, cuernos de cervicabra ni pieles de cebra para vestir a mi seor. Para domar a Enquidu mandaron a una prostituta consagrada (madre, prima hermana de los placeres) a la pampa. La bella esper en enaguas a la bestia en una esquina del abrevadero. Enquidu, encelado enseguida, no se solt de sus abrazos hasta el otro viernes. El sbado por la maana la ramera ense a Enquidu las lenguas del pas mientras le afeitaba, le cortaba el pelo y se lo tintaba de rojo, le daba aceites perfumados, le pona un traje, horneaba pan, malteaba la cerveza. Despus del almuerzo se lo llev a la ciudad de Uruk, la de las murallas y los mercados. Justo antes de llamar a la puerta le puso un cuchillo en la mano.

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    II. 11. d. La falta de Ofelia

    Cuando ms haba necesitado Hamlet a Ofelia, le fall. El amigo, en aquella otra escena, haba entrado en su cuarto mudo, dando lstima, y ella se qued mirndolo espantada, no supo darle alivio. Ah l termina con ella, y la Ofelia que se encuentra a la otra es una extraa. La recibe aburrido, educado, desde muy lejos. Bien, bien, bien, gracias. Pero la moza erre que erre, y su pequeo parlamento, terminado con un pareado sentencioso, tiene un aire aprendido. Ofelia, pobre, ha interpretado con torpe exageracin el texto que le han dictado el rey y su padre. Eso crey J. Dover Wilson.23

    G. Wilson Knight24 acus a Ofelia. En la paramera de la conciencia de Hamlet, en aquellos desiertos infinitos, sobreviva una flor, el amor que le tena a Ofelia. Ella, acatando las rdenes de su padre, rechaza sus cartas, y vuelca despiadadamente sus noes en la misma carretilla que ya soporta el peso terrible de lo revelado. No es chifladura de broma... Su palidez no es cosmtica... Detrs de las palabras sofocantes del fantasma ha llegado la insensata repulsin de Ofelia, y se le va su ltimo agarradero. A partir de ahora estar solo, encerrado en la celda de su mente estancada. Elizabeth Raikes25 observa cmo para todas las generaciones de muchachas que leyeron Hamlet en Cheltenham26, Ofelia fue la mujer que haba fallado a un hombre porque no se haba atrevido a ser verdadera con l. Jan Kott27 se compadece de la muchacha. Ofelia es una pieza de la gran partida que se est jugando. Espan sus conversaciones, la interrogan, leen sus cartas. Es verdad que ella misma las entrega. Forma parte del Mecanismo de aquella mquina que arman para vigilar al prncipe incierto, pero a la vez es su vctima. En cuanto a Hamlet, tiene asuntos ms importantes que atender: cada vez ama menos. Georg Brandes28, compatriota del personaje principal, public en Copenhague, en 1895-96, William Shakespeare: Un Estudio Crtico. Buscaba su alma, medio escondida (pero la revelaba), en el canon. Conden la nocin de un Shakespeare impersonal, y descubri al individuo, entero en sus escritos.

    23 J. Dover Wilson, 1935. En Scott y Williamson (1987 1991: I, 155 ss.). 24 G. Wilson Knight, 1930. En Scott y Williamson (1987 1991: I, 144). 25 Elizabeth Raikes, Dorothea Beale of Cheltenham, Londres, Archibald Constable and Co., 1908. Citada en Thompson y Roberts (1997: 138). 26 Dorothea Beale, feminista y sufragista, dirigi Cheltenham Ladies College entre 1858 y 1906. 27 Jan Kott, Hamlet of the Mid-Century, 1964. En Jump (1990: 199). 28 Georg Brandes, William Shakespeare: A Critical Study, trad. al ingls William Archer y Mary Morison, Londres, 1898, vol. ii, p. 27. En Schoenbaum (1993: 364).

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    Y pens que Shakespeare haba pasado por lo mismo que Hamlet, exactamente. Todo aquello que reverenciara le haba decepcionado. De pronto reconoca en la mujer que adoraba, contemplada hasta entonces como un ser de un raro orden, ms elevado, a la golfa descorazonada, a la traidora.

    Jessie Fremont ODonnell29 comienza su estudio sobre Ofelia excusndose. Su penosa tarea la lleva a decir las faltas de aquella criatura. Oh, lirio roto! Ser como aplastar una frgil flor. Pero debe ser justa.

    Los versos mgicos de Shakespeare y la ternura indulgente que siempre concedemos a los muertos iluminan a Ofelia. Pero en realidad es una muchacha simple, frvola, tan pura y delicada como un copo de nieve, pero completamente incapaz de emparejarse con el maravilloso intelecto de Hamlet, o de convertirse en reina. Sale poco, no dice mucho, y, no obstante, ocupa en la mente del lector un espacio bastante desproporcionado respecto a su presencia real en la obra.

    La imagina hurfana de madre, recin salida del convento, donde su padre la tena apartada del mundo, nueva en la Corte, deslumbrada por aquel prncipe que parece salido de uno de esos cuentos de hadas que ayer todava lea. Hamlet gan enseguida a aquella chica fcil, no demasiado lista, rpida en responder a las primeras palabras de amor que han susurrado en sus odos de doncella En esta temprana fase de su noviazgo, parece que nadie obstaculizaba su conversacin. Ofelia haba recibido regalos de Hamlet, haba odo sus tiernas juras, y sin duda haba respondido susurrando las suyas, y cuando llegaron las advertencias de Laertes y la prohibicin de Polonio, el dao ya estaba hecho. Pero Ofelia calla, y esto no nace de su exquisita discrecin ni de su delicadeza. De hecho, no slo oculta su parte en el juego de la seduccin, sino que relata con toda tranquilidad la pasin que l siente hacia ella y por un sentido exagerado de la obediencia filial lleva a Polonio la carta que Hamlet haba escrito en un momento desesperado, una carta que debera haber sido sagrada para todos los ojos salvo para los suyos, y a la que ella no haba querido contestar. Y luego permite que la utilicen de cebo para el pardal, a pesar de que sabe que estn rodeados de espas que lo oirn y contarn todo, que quizs se burlarn de l. Una mujer que amase a Hamlet no podra haberlo sometido al escarnio y a la indiferencia de extraos, ni siquiera para sondar su cordura. He ah esta otra cuestin: De verdad amaba Ofelia a Hamlet? Primero s, de modo superficial. Se dio a l, no porque no hubiera en el mundo otro hombre para ella, sino porque fue, seguramente, el primero que se cruz en su camino. Entonces la amonest su padre. Ofelia no haba aprendido a pensar por s misma; toda su vida, sin duda, haba visto en su padre a su gua y guardin; ignoraba tanto su verdadera condicin como la de Hamlet; lo amaba y reverenciaba y, acostumbrada a la obediencia implcita, se rindi dcilmente a sus mandamientos. De haber sido una mujer ms brava habra

    29 Jessie Fremont ODonnell, , The American Shakespeare Magazine, 3 (marzo de 1897), 70-6. En Thompson y Roberts (1997: 241 242).

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    hecho caso a su padre, s, pero asegurando al amigo que slo sus deberes filiales la obligaban a renunciar a l. Pero Ofelia era dbil y tmida, y no se atrevi a ser fiel a su propio ser [I, III, 78], y as sucedi que cuando Hamlet ms necesitaba un amigo, cuando ms la necesitaba a ella, ella le fall miserablemente.

    Grace Latham30 enumera las insuficiencias de Ofelia. Es cierto que posee

    esas virtudes pasivas, que son tan nobles, () y que forman una parte necesaria de todo carcter femenino hermoso. As, obedeca a la autoridad legtima, representada por su padre; era gentil, paciente, y pura () Tiene una gran fortaleza, pero ningn coraje; tiene control sobre s misma, pero ninguna presencia de nimo; es capaz de dar un cario tierno, duradero, pero no un gran amor, que confe en el otro plenamente; y, aunque muestra una obediencia filial perfecta, no sabe discernir dnde termina la obligacin que le debe a su padre, y dnde empieza la que debe a su amigo; y tenemos que pensar que el suyo es un carcter parcial, poco equilibrado. Aun no cometiendo ningn pecado deliberado, el dao que hace y que es la causa de todo procede de esa misma falta de equilibrio. Pero no la culpemos o, si lo hacemos, hagmoslo con gentileza; a Perdita, su crianza le haba enseado a defenderse sola, al menos hasta cierto punto; Miranda tena la fuerza para hacerlo por su naturaleza y por su educacin; Ofelia no tena ni una ni otra; su vida haba sido la de una esclava, y como tal posee sus virtudes y sus vicios.

    30 Grace Latham, (Hamlet, Act IV, Scene II. Acting Edition), Transactions of the New Shakspere Society, Part II, 401 430 (leda en la Reunin 94 de la Sociedad, el viernes, 8 de febrero de 1884. En Thompson y Roberts (1997: 167 - 168).

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    II. 12. Al convento! * Solt, pues, Polonio a su hija. El rey y l miraran, a ver. Polonio: Ofelia, entrad ah. () (...) Leed este libro, Que el ejercicio dar color A vuestra soledad. (III, I, 43 46) * Hamlet estaba con lo del ser o no ser cuando oy algo.

    --Calla ahora! La bella Ofelia! Ninfa, en tus oraciones Acurdate de todos mis pecados. -- Bueno, mi seor. Cmo os ha ido todos estos das? --Bien, bien, bien, os lo agradezco humildemente. --Mi seor, tengo recuerdos vuestros Que quera devolveros hace tiempo: Os lo ruego, tomadlos. -- No, no. Mos no son. Yo nada os he dado. --Mi seor, sabis muy bien que s, Y, con ellos, palabras de un aliento tan dulce Que enriquecan las cosas que me dabais. Ahora, como han perdido su perfume, Tenedlas de nuevo, que, para la mente noble, Los regalos ms ricos se empobrecen cuando quien los da se vuelve duro de corazn. Aqu estn, mi seor. --Vaya, vaya! Sois honrada? --Mi seor? --Sois hermosa? --Qu queris decir con eso? A eso le contest que honrada y hermosa a la vez no se puede ser, que

    la belleza planta en las esquinas a doa Virtudes, chulendola.

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    --Una vez os am. --Desde luego, mi seor, eso me hicisteis creer. --No deberais haberme credo. () No os amaba. --Entonces os burlabais de m. --Mtete en un convento. O acaso empezaras una raza de pecadores? () Corre, al convento. Dnde est vuestro padre? --En casa, mi seor. --Que lo encierren en ella y tiren la llave. As no har la parte ridcula, del bufn, fuera de ella. Adis. --Oh! Dulces cielos, dadle socorro! --Si te casas, te dar de dote esta plaga: aunque seas tan casta como el hielo, o tan pura como la nieve, no escapars a la calumnia. Mtete en un convento, anda, vete. O, si tienes que casarte, csate con algn bobo, que los sabios saben muy bien la especie de monstruos que hacis de ellos. Al convento, hala! Y deprisa! Adis. --Ay, que los poderes celestiales restauren sus sentidos! --Tambin he odo lo de vuestras pinturas. Dios os ha dado un rostro y vosotras os hacis otro. Bailis, os meneis, ponis vocecitas, apodis a las criaturas de Dios, y echis la culpa de vuestras desvergenzas a la ignorancia. Vete, yo no quiero tener nada ms que ver con todo eso, que eso es lo que me ha tarado. Y digo que no habr ms bodas. Todos cuantos estn ya casados (todos menos uno) vivirn; el resto que se quede como est. Al convento, hala! [Vase.]

    (III, I, 88 151)

    * Enquidu estorbaba la caza. Gilgamesh, el correcalles, el sabelotodo, le planta una esquinera, madre del gusto, en la orilla donde se abrevaba el brbaro de la estepa, para ver si se civiliza entre sus muslos, cogido a su culo. En ca Shakespeare el cuadro es casero. Ofelia, arrimada al torete por su padre, coquetea desmaadamente, que no sabe ni quiere, y en vez de montarla Hamlet cocea, escupe. Te quera. No te quera. A nunnery, en ingls, se utiliz tambin, con intencin jocosa, para designar el burdel. Tambin en castellano llamamos conventillo a la casa compuesta de varios aposentillos, en que se recogen y viven mujeres perdidas (Aut). Con aquel tozudo mandarla al convento Hamlet puteaba a Ofelia de todos modos. l era malo, le dice: si se ayuntaban, engendraran una estirpe desgraciada. Y las mujeres, y ms si eran hermosas, tiraban a deshonradas. Si ella quera conservar su virtud, habra de meterse monja, encerrarse en un convento. Si ella quera ejercer su oficio, ms le valdra hacerlo honestamente, cobrando alquiler, en un lupanar.

  • 57

    * Ofelia: Oh! Una mente tan noble, trastornada!

    La lengua, la espada, los ojos del cortesano, del soldado, del estudiante, La esperanza y la rosa de la patria, El espejo de la moda, el molde de la forma, Aqul a quien todos contemplaban con gusto, se ha ido abajo, abajo! Y yo, la ms desgraciada y triste de todas las mujeres, Que prob la miel de sus musicales promesas, Veo ahora slo el ruido desordenado y desafinado De su soberana y noble razn. La forma y la figura, sin parangn, de su esplndida juventud Destrozadas por el xtasis... Ay! La pena y yo somos la misma cosa, Haber visto lo que he visto, ver lo que veo!

    (III, I, 152 163) O woe is me / T have seen what I have seen, see what I see (III, I, 162 163). El suspiro de Ofelia da cifrada su nostalgia del prncipe perfecto, que la quiso rase una vez y ahora la apartaba con asco. * Polonio cree an que el origen y el comienzo de la pena de Hamlet arrancan de un amor desatendido (neglected) (III, I, 178 180). El Rey no: Rey: Amor? Su pasin no se inclina hacia ese lado, Y lo que ha dicho, aunque careca algo de forma, No se pareca a la locura. Hay algo en su alma Sobre lo cual se sienta su melancola, empollando, Y temo que lo que salga de ese huevo Sea algn peligro; y, para prevenir esto He tomado la rpida determinacin Siguiente: ir a toda prisa a Inglaterra A demandar el tributo que se nos debe.

    (III, I, 164 172)

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    Comentarios

    George Stubbes31 piensa el Comportamiento de Hamlet con Ofelia juicioso, pues serva para disimular sus propsitos, aunque le falta Dignidad. As entiende esta escena Aaron Hill32, el poeta, dramaturgo y ensayista ingls. Aaron Hill, amable y aburrido, y el borrico de la stira de Alexander Pope. Si Ofelia mira, Hamlet se pinta desubstanciado, trivial, lleno de viento, perdido. Ahora que ella no est mirando, mralo a l: compasivo, tierno, alicado. Vuelve a mirar la chica, y el chico se pone bruto, obsceno. Charles Lamb, de la generacin de los romnticos ingleses, pas su horror domstico: curaba de su hermana Mary, una loca de a ratos que en uno mat a su madre con un cuchillo. Cuando asomaban los sntomas, terribles, familiares, Charles y Mary se iban juntos del brazo, soltando lgrima, al asilo, con la camisa de fuerza en la maletita. Los dos hermanos escribieron juntos los Cuentos de Shakespeare, y desmenuzaron su obra. Lamb disculpa a Hamlet. Si est spero o descorts con Ofelia, no ser para ir endurecindole el corazn, para que la ruptura no se lo haga aicos? Que amar no cabe ya, lo ocupa la venganza. Disculpa el lenguaje del prncipe. El desquiciado puede ser grosero con la amada, su insania le gana indulgencias para el idioma. Disculpa al personaje, y no perdona a los actores que lo representan. Hamlet, seguro, no supo ponerse ceudo delante de Ofelia, el enamorado imitaba la inquina torpemente. En cambio sobre las tablas sus intrpretes hinchan el rigor y el asco, y ello divierte al pblico.33 William Hazlitt fue el mejor amigo de Charles Lamb, y lo fue de otros romnticos. Coleridge lo describe aqu: Lleva arrugado el entrecejo, va mirndose los zapatos, es muy raro. Es, creo yo, de naturaleza amable...pero tambin celoso, taciturno, soberbio. En 1817 public una coleccin de ensayos sobre los personajes de Shakespeare. ste es su Hamlet, excusado:

    Has sentido alguna vez que el juicio se te iba a pique, al abismo de tus entraas? Se te ha agarrado la tristeza a las telas del corazn, como un tumor...? Su conducta con Ofelia es bastante natural, dadas las circunstancias. Su severidad es postiza. Es el producto de la desilusin, de la amargura, de un sentimiento suspendido, pero no borrado, por las distracciones de la escena que lo rodea. En medio de todos los horrores

    31 George Stubbes, Some Remarks on the Tragedy of Hamlet, 1736. En Vickers (2000: III, 55 y 57). 32 Aaron Hill, 1735. En Scott y Williamson (1987 1991: I, 76). 33 Charles Lamb, 1811. En Scott y Williamson (1987 1991: I, 93 ss).

  • 59

    naturales y preternaturales de su situacin bien podemos dispensarle si corteja a Ofelia con poca delicadeza...34

    William Richardson35 es el aplogo de la rectitud moral de Hamlet delante de Ofelia. Su locura es disfraz, y si practica su artificio con Ofelia lo hace slo por engaar al Rey y a sus criaturas. Pese a ello, el cario que le tiene a Ofelia es permanente. Su fingida grosera y la aparente inconsistencia de su comportamiento no deberan atribuirlas a su inconstancia ni a una intencin de insultar. Obra as en oposicin directa a su anterior conducta y de manera inconsistente con los sentimientos y las pasiones genuinas de su alma. Puesto que su amor a Ofelia era apasionado y sincero, el asco e indiferencia que le muestra revelan, mejor que ninguna otra cosa, su aparente transformacin. Y cita, como demostracin de la sinceridad y el ardor de su consideracin hacia la muchacha, la rplica de Hamlet a Laertes, metidos ambos en su tumba: Cuarenta mil hermanos / no podran, juntando todas las cantidades de su amor, / igualar mi suma (V, I, 264 266). Francis Gentleman36 vio que, efectivamente, hay mtodo en la locura de Hamlet: su conversacin con Ofelia est imaginada con finura para confundir a los espas que observan sus palabras y acciones. William Richardson37 defiende tambin la sinceridad y el ardor del amor de Hamlet por Ofelia, y su trato. Han exagerado, dice, su ensaamiento con Ofelia. Nos recuerda que sta haba rechazado sus cartas, le haba negado su acceso y haba sido empleada como espa de su conducta.

    Con frecuencia comprenden mal, y de manera especial los actores, el espritu de esa notable escena, en particular cuando le dice, Al convento. Al menos a m no me parece que la intencin del Poeta fuera hacer que el aire y la manera de Hamlet en esta escena deban ser perfectamente graves y serios. Tampoco hay nada en el dilogo que justifique el tono trgico con el que a menudo se representa. Hamlet debe ser interpretado aqu displicente, ligero, despreocupado, poco considerado, y as desaparecera esa grosera de la que tanto se quejan.

    34 William Hazlitt, 1817. En Scott y Williamson (1987 1991: I, 96). 35 William Richardson, A Philosophical Analysis and Illustration of some of Shakespeares remarkable Characters, 1774. En Vickers (2003: VI, 121 123). 36 Francis Gentleman, The Dramatic Censor; or, Critical Companion, 2 vols., 1770. En Vickers (2000: V, 378). 37 Essays on Some of Shakespeares Dramatic Characters. To which is added, An Essay on the Faults of Shakespeare. The Fifth Edition, 1798. En Vickers (2003: VI, 628).

  • 60

    Maynard Mack subraya el hecho de que Hamlet encuentre a Ofelia arrodillada para sus oraciones: parece la imagen de la inocencia y la devocin. Sin embargo, sabe que Fragilidad es el nombre de la mujer, y adems percibe

    ya sea desde su locura, ya sea desde su perfecto juicio, el cebo de una trampa. El famoso grito Al convento muestra la angustia de su incerteza. Si Ofelia es lo que parece, este mundo sucio, de asesinatos, incesto, lujuria, adulterios, no es lugar para ella. Aunque ella fuera tan casta como el hielo, tan pura como la nieve, no podra escapar a la calumnia. Y si no es lo que parece, entonces el convento, en su otro sentido, de burdel, resulta apropiado para ella. En la escena que sigue l la trata, en efecto, como si trabajase en uno.38

    Harry Levin39 seala cmo Shakespeare, en Hamlet, mezcla la prosa, que, con sus funciones pedestres, es de forma inherente un lenguaje cmico, con el verso, que es el sonido tradicional de la tragedia. Ofelia, cuando verdaderamente est loca, si no repite fragmentos de canciones fnebres o rsticas coplas, utiliza una prosa rota, o acierta sus penas, y las de los dems, con flores. Hamlet, por su parte, usa el verso blanco hasta su encuentro con el fantasma. A partir de entonces parecer raro, extrao, porque va a representar una mscara grotesca (an antic disposition) (I, V, 178 180), y hablar en una especie de prosa grotesca particular suya, excepto en sus soliloquios y en sus conversaciones con Horacio y con la Reina. Efectivamente, de forma caracterstica vuelve al verso cuando los dems abandonan el escenario y se queda a solas con nosotros. Esto ocurre tambin en un punto crucial, en la Escena del Convento. All,

    como l estaba terminando un monlogo, y confa, casi, en Ofelia, prolonga su saludo en verso. El hecho de que cambie a la prosa con ese Vaya, vaya! Sois honrada? apoya el argumento de que acaba de sorprender a Polonio, oculto, espindolos. Como consecuencia, la desconfianza de Hamlet hacia Ofelia queda confirmada, y desde ahora se dirigir tambin a ella con sornas amargas, cnicas

    As, Hamlet se convierte en el maestro de la figura que los retricos

    definan bajo el encabezamiento de sarcasmus: el iocus cum amaritudine de Susenbrot, el insulto cido de Puttenham Y mira, la palabra sarcasmo viene, a travs del latn sarcasmus, del griego sarkazo, desollar: Hamlet desuella a Ofelia, pobre, con sus palabras y gestos.

    38 Maynard Mack, The World of Hamlet, 1952. En Jump (1990: 91 92). 39 Harry Levin, The Antic Disposition, 1959. En Jump (1990: 125 129).

  • 61

    Samuel Johnson contrasta la locura fingida de Hamlet, que provoca mucha risa, y la doliente distraccin de Ofelia, que llena el corazn de ternura. Advierte que el prncipe contrahace al loco sobre todo cuando trata a Ofelia con tanta grosera, una crueldad que parece intil, gratuita. Pero lo excusa: Hamlet es, en toda la obra, antes un instrumento que un agente.40

    40 Samuel Johnson, ed., The Plays of William Shakespeare, in Eight Volumes, with the Corrections and Illustrations of Various Commentators; To which are added Notes by Sam. Johnson, 1765. En Vickers (2000: V, 161).

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  • 63

    II. 13. Teatro dentro del teatro

    Hamlet y Ofelia coman palomitas a oscuras, en el palco real, en el teatro de lsinor. Los actores iban a representar, poco disimuladas adrede, las traiciones horribles del rey nuevo Claudio, que mat a su hermano y se cas con la viuda, su cuada. Hamlet: Estn los cmicos listos? Rosencrantz: S, mi seor; atienden ya a vuestra vuestra paciencia. Reina: Ven aqu, mi Hamlet, cario, sintate a mi lado. Hamlet: No, madre, aqu tengo un metal ms atractivo. [Se vuelve hacia Ofelia.] Polonio [aparte, al Rey]: Huy, huy! Habis odo eso? (III, II, 105 109) Ofelia es piedra imn, hierro magntico del deseo de Hamlet. Hamlet: Seora, me acuesto sobre vuestro regazo? [Se acuesta a los pies de Ofelia.] Ofelia: No, mi seor. Hamlet: Digo, si puedo apoyar la cabeza en vuestro regazo. Ofelia: Eso s, mi seor. Hamlet: Pensis que hablaba de asuntos mundanos? Ofelia: Yo no pienso nada, mi seor. Hamlet: Es hermoso pensarse as entre las piernas de una doncella. Ofelia: Pensarse cmo, mi seor? Hamlet: Dentro de vuestra nada. Ofelia: Estis contento, mi seor. Hamlet: Quin, yo? Ofelia: S, mi seor. Hamlet: Ay! No hay mayor bufn que Dios! Qu va a hacer un hombre, como no est

    contento? (III, II, 110 124)

    Propone el faldero galn recogerse en el regazo de la chica, cobijarse dentro de su tibio gremio. El regazo de ella o, si se mira bien, el todo por la parte, su deliciosa vaina. l quiere meter cabeza, que vale por glande, el cual, bien mirado, la parte por el todo, trae detrs de s el resto del miembro viril. La nada, o la letra O (la inicial de Ofelia) vale tambin por el sexo de la mujer.

  • 64

    Lewis Theobald repar algunas de las corrupciones epidmicas de la edicin de Alexander Pope de la obra de Shakespeare, y, al examinar Hamlet, dio con este fragmento, algo cortado. Theobald restaur el texto, siguiendo la segunda edicin en Folio, y aadi un comentario que manifiesta una de sus animadversiones hacia la tragedia:

    Pero verdaderamente, si el Poeta mereci alguna vez que lo Azotasen por bajas e indecentes Procacidades fue por este Pasaje, que llega, bajo cualquier Circunstancia, a deshora, y no se corresponde con la Dignidad de sus Personajes ni la de su Pblico.41

    Aqu Hamlet vuelve al tema del luto breve, ligersimo, de su madre: Hamlet: Porque, mirad qu alegre va mi madre, y mi padre no lleva muerto dos horas. Ofelia: No, no, ya son dos veces dos meses, mi seor. Hamlet: Tanto tiempo? Ah, entonces que el diablo vista de negro, que yo voy a aliviar mi

    luto.

    (III, II, 123 127) Adelantan la pieza con una pantomima. Y entra el Prlogo, a decirlo todo. Las ordinarieces siguen: Ofelia: Nos dir qu han representado estas partes mudas? Hamlet: S, y cualquier otra parte que le enseis. Enseadle las partes sin vergenza, que

    l no tendr vergenza en dibujroslas. Ofelia: Sois un gamberro, un gamberro. Mirar la obra. (III, II, 138 143) La parte del Prlogo es cortsima, dura tres versos. Hamlet aprovecha el pie para regresar a su misoginia nueva: Hamlet: Esto es un prlogo, o el grabado de una sortija? Ofelia: S que ha sido breve, mi seor. Hamlet: Como el amor de una mujer. (III, II, 147 149)

    41 Lewis Theobald, Shakespeare Restored: Or, a Specimen of the Many Errors, As well Committed, as Unamended, by Mr. Pope in His Late Edition of this Poet. Designed not only to correct the said Edition, but to restore the True Reading of Shakespeare in all the Editions ever yet publishd, 1726. En Vickers (1995: II, 430).

  • 65

    Comienza La Ratonera, y la Reina dice al Rey unos versos que seguramente son los que ha aadido Hamlet para representar su verdadera historia, para que sea espejo de la naturaleza (III, II, 22): --Pero la pena y yo somos la misma cosa: estis, ltimamente, tan enfermo, Tan lejos de la alegra y de vuestro estado anterior, Que no me fo de vos. (III, II, 158 160) Este woe is me de la Reina ya lo haba pronunciado Ofelia despus de que su chico quisiese, dale que dale, que se diera a un convento, o a un prostbulo:

    --... Ay! La pena y yo somos la misma cosa, Haber visto lo que he visto, ver lo que veo!

    (III, I, 162 163) As quedan igualadas la Reina Gertrudis y Ofelia (y, detrs de ellas, todas las mujeres). Hamlet sigui con sus garbanceras: Ofelia: Hacis bien de coro, mi seor. Hamlet: Podra hacer de intrprete entre tu amor y t, si pudiera ver a las marionetas

    retozando, amorosas. Ofelia: Muy agudo, mi seor, muy agudo. Hamlet: Rebajarme la punta te costara un quejido. Ofelia: An mejor, y peor. Hamlet: As burlis a vuestros maridos. (III, II, 240 - 246) Still better, and worse. Eso dicen todos los textos principales. Pero la edicin primera, en cuarto (Q1), copia as el ltimo verso: So you must take your husbands., mientras que F y Q2 dicen: So you mistake your husbands.

    Alexander Pope, en su edicin de Hamlet, traslad as los dos ltimos

    versos: --De peor en peor. --As debis tomar a vuestros maridos.

  • 66

    Lewis Theobald los comenta:

    Por cierto que sta es la Leccin ms incmoda que nadie ha predicado a las pobres Damas: y no puedo evitar desear, reparando tambin en nuestras suertes, que no sea verdad. Es una Mancha demasiado sucia en nuestras Reputaciones, que todo Marido que una Mujer tome deba ser peor que el anterior. El Poeta, estoy casi seguro, no quiso decir algo tan Escandaloso sobre su Sexo. El Sr. Pope es un precioso Cotejador de Copias! Todos los Cuartos y Folios antiguos dicen:

    Ofelia: An mejor, y peor. Hamlet: As burlis a vuestros maridos.

    Hamlet se dirige a Ofelia con unos dobles Sentidos tan groseros que

    ella se ve forzada a esquivarlos mediante Respuestas indirectas, y seala que aunque su Ingenio sea ms agudo su Significado tiene menos punta. ste es, creo, el sentido de ese An mejor, y peor. Esto recuerda a Hamlet las Palabras que el Sacerdote pronuncia durante la celebracin del Matrimonio, y responde as os equivocis con vuestros Maridos, o sea, As tomis a vuestros Maridos y hallis que os habis equivocado con ellos.42

    42 Lewis Theobald, The Works of Shakespeare, Collated with the Oldest Copies, and Corrected, with Notes, Explanatory and Critical, 7 volmenes, 1733. En Vickers (1995: II, 521 522).

  • 67

    II. 14. The closet scene *

    En el Libro III de las Historiae Danicae de Saxo Grammaticus un privado del rey Feng espiaba a Amleth en la habitacin de mam disimulado en un lecho de paja. El prncipe, fingindose imbcil, graje, y se puso a saltar sobre el stramentum, y, al descubrir el bulto, meti la espada, empalando al curioso. Lo sac luego de all, lo troce, coci en una olla los pedazos y los ech en la cloaca, para que se los comieran los cerdos.

    El Hamlet teatral suaviza algo el episodio. Es lo que llaman closet scene,

    la escena del cuarto (de la Reina). Polonio se ha escondido detrs de un tapiz. Hamlet saca un espejo, para que se mire en l su madre y encuentre su alma. La Reina se asusta: Qu vas a hacer? No me irs a matar! / Socorro, ay! Polonio, leal, chilla: Eh? Qu es eso? Socorro! Hamlet desenvaina su estoque y pincha: Ahora qu? Una rata! Muerta por un ochavo, muerta (III, IV, 20 23).

    --Ay de m! Qu has hecho? -- No, no lo s. Es el Rey?

    (III, IV, 25 26) No era el Rey, sino el padre de su novia. Bobo desgraciado, precipitado, entrometido, adis. / Te haba tomado por uno mejor (III, IV, 31 32). Dice, y luego se encoge de hombros y sigue con su predicacin, riendo a su madre. Ciento cuarenta y dos versos despus se acuerda del cadver. Se confiesa arrepentido, pero ha sido cosa que el cielo, dice, ha ordenado, con gusto, que se haga. l sabr responder por esa muerte. Esto empieza mal, y cosas peores vendrn detrs (III, IV, 174 181). Luego arrastra sus tripas hasta la habitacin de al lado (III, IV, 214). El Rey, enterado de la muerte accidental del consejero, ordena a Rosencrantz y Guildenstern que averigen qu ha hecho Hamlet con el cuerpo. No aclaran nada. El Rey interroga entonces a su sobrino. --Ahora, Hamlet, dnde est Polonio? --En la cena. --En la cena? Dnde?

    --No donde come l, sino donde se lo estn comiendo. Cierto congreso de gusanos muy polticos estn dando cuenta de l en este momento.

    ()

  • 68

    --Dnde est Polonio? --En el cielo. Enva a alguien a ver. Si vuestro mensajero no lo encuentra ah, buscadlo vos mismo, en persona, en el otro lugar. Pero, si ha pasado un mes y no lo habis hallado, lo oleris al subir la escalera que lleva al vestbulo.

    (IV, III, 16 20; 32 - 37) El Rey manda a Hamlet a Inglaterra, fingiendo que es por la seguridad del prncipe. *

    Fue sin querer. O no, o no. Al final todo se sabe en el harn, en las cocinas, entre el mujero. Ofelia

    (cuya demolicin ya ha comenzado Hamlet con su teatro ms o menos verdadero) ira oyendo versiones. Conocera el final grotesco de su padre.

    --Ay. Tocada. Y que a su prncipe lo embarcaban para Inglaterra, para disimular su

    crimen. --Huy, huy, huy. Hundida.

  • 69

    II. 14. a. Sobre Polonio

    Hamlet, y luego el Primer Cmico, recitaron la historia del asesinato de Pramo. A Polonio le pareca demasiado larga. Hamlet replic: Larga parecer tu barba al barbero. Os lo ruego, continuad. l gusta de gigas, o cuentos verdes, o se duerme (II, II, 494 496). Es, Polonio, barba de entrems. William Popple, dramaturgo y poeta menor, escribi en el peridico The Prompter43 una reivindicacin de Polonio. Mirando cmo lo representaban en los teatros, observ que era un Personaje falsificado. Los actores hacan a Polonio a lo ridculo, a un Viejo Bufn, un Bobo, un Idiota. Popple crey que esta falsa Edicin de Polonio era un Error Antiguo. La Recuperacin de su verdadero Carcter empieza reconociendo su doble Presentacin. Su Ridiculez no surge de una Imbecilidad radical en su Composicin, sino de su estilo afectado. Polonio es, segn Shakespeare, un Hombre de Entendimiento excelente y con un gran Conocimiento del Mundo. Cuando Polonio castiga a su hija, yerra el actor si mezcla, al interpretarlo, la Figura y la Manera de un Idiota y la Prudencia de un Padre, pues, si examinamos sus palabras, hallaremos antes el Peso y la Autoridad de un Padre que rie a su Hija inexperta, guindola, que ninguna Mamarrachada o Tontera. Elidoro44 firma un artculo favorable a Polonio. Polonio no es, como lo han pintado muchos hombres cultos, y lo representan todos los Cmicos, un viejo tonto engredo y pragmtico, mero engarzador de frases estpidas y tediosos consejos. No es idiota, ni bufn, ni mona, sino un Estadista capaz, un Cortesano gracioso y agudo, aunque algo grrulo. Cmo, si no, iba a ser la mano derecha del Rey, el sostn, la fuerza, el apoyo de su Trono? Polonio es la defensa, la guardia, la mano, la sangre de Dinamarca. Aconseja a Laertes como filsofo, y lo vigilar como quien conoce el mundo consumadamente. En cuanto a las palabras que dirige a su hija, son sabias, proceden de su observacin, y deberan estar grabadas en el corazn de toda doncella.

    43 William Popple, en The Prompter, N 57, mayo de 1735. En Vickers (2000: III, 22 28). 44 Un Elidoro firma , en la Westminster Magazine, vii (enero de 1779, pp. 17 18; febrero, pp. 76 78; marzo, pp. 123 125), y en Walkers Hibernian Magazine, febrero, marzo y mayo. En Vickers (2003: VI, 201 203).

  • 70

    George Steevens45 entiende Polonio a lo ridculo:

    Retrata perfectamente al viejo Cortesano, tropezando, colgado de los Talones de la Realeza Bufonesco, y con Experiencia del Mundo, habiendo obtenido con la madurez del Tiempo Sentimientos y unos Conocimientos superficiales, los mezcla ridculamente con su peculiar Forma de pensar, y Manera de actuar () En mi opinin Polonio debe desplegar un cierto aire de falsa Importancia, de ignorante Asombro, cuando Hamlet se burla de l, cosa que ningn actor ejecuta como a m me gustara. En resumen, es uno de esos Personajes confusos que presenta Cualidades casi contradictorias, pero todas naturales, y que slo puede escribir el Genio de Shakespeare y representar un gran ActorShakespeare ha pintado su ajetreada Curiosidad y su pronta Disposicin a ser empleado en el Oficio ms bajo, el del Espa de Corte, para que el Pblico no sienta demasiado su Muerte.

    45 George Steevens, Dramatic Strictures. En el peridico St. James Chronicle, N 1722: 3/5 marzo, 1722. En Vickers (2000: V, 454 455).

  • 71

    II. 14. b. Sobre la muerte de Polonio George Stubbes46 intenta justificar la muerte de Polonio, aunque le cuesta, y seala los errores de su autor:

    Hamlet mata a Polonio en Conformidad con el Plan sobre el cual Shakespeare haba construido su Obra; y el Prncipe se comporta en esa Ocasin como uno que parece tener sus Pensamientos puestos en Cosas de mayor Importancia. Yo deseara que el Poeta hubiera omitido la ltima Reflexin de Hamlet [donde dice: Este consejero / que fue en vida un bobo parlanchn, /aparece ahora perfectamente quieto, perfectamente secreto, perfectamente silencioso: III, IV, 215 217]. Posee demasiada Ligereza, y el hecho de que arrastre su cuerpo hasta otra habitacin no pega con la Gravedad del resto de la Escena () Debemos observar que Polonio est lejos de ser un Personaje bueno, y que su Muerte es absolutamente necesaria para el Denoement de la Pieza. Y nuestro Hroe no le habra dado Muerte de no haber pensado que detrs de la Cortina se esconda el Usurpador, de modo que examinado en su conjunto esto no mancha su Carcter. [A pesar de esto] el Comportamiento de Hamlet con el Rey, etc., a propsito del Cuerpo de Polonio, es demasiado alegre y trivial.

    James Harris47 opina que las MANERAS de Hamlet son culpables por su inconsistencia:

    Pero, si este mismo Hamlet mata accidentalmente a un Anciano inocente, un Anciano de quien no haba recibido ofensa alguna, y de cuya Hija estaba, de hecho, enamorado, qu podemos esperar entonces? No deberamos buscar en l Compasin y, aadira yo, Compuncin? No nos escandalizaremos si, por el contrario, se muestra bastante insensible o, lo que es todava peor, brutalmente jocoso?

    Francis Gentleman48 critica la composicin de la escena del cuarto de la Reina. En ella

    aparece un incidente que ensombrece de nuevo el carcter de nuestro hroe. Me refiero a la muerte de Polonio. Ocurre, evidentemente, por equivocacin, pues supone que era el Rey; no obstante, cuando descubre su error, Hamlet carece de la humanidad ms elemental, y no lamenta haberle quitado la vida a un anciano inocente e inofensivo que es, encima, el padre de una dama por la cual profesa algn cario; es ms, con las siguientes

    46 George Stubbes, Some Remarks on the Tragedy of Hamlet, 1736. En Vickers (2000: III, 60). 47 James Harris, Philological Inquiries in Three Parts, 1781. Publicado pstumamente aunque, segn la Monthly Review, impreso antes de su muerte, xvi, 1782, pp. 428 ss. El captulo 6 se llama

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    palabras parece tomar el asunto a la ligera: Bobo desgraciado, precipitado, entrometido, adis (III, IV, 31) En el discurso con que concluye el acto es cierto que parece sentirlo, pero, a nuestro entender, demasiado poco, y al proclamarse ministro vengador del cielo est declarando que no tiene culpa alguna, puesto que es cosa que ha ordenado la providencia. () Y es que las razones de la muerte de Polonio, en franca contradiccin con la justicia potica, son bastante misteriosas. Si est concebida para provocar el resentimiento de Laertes y la locura de Ofelia, debemos afirmar que el uno y la otra podran haber encontrado principios mejores

  • 73

    II. 15. Pobreta Ofelia II. 15. a. How now, Ophelia?49 * Y se tar Ofelia, no pudo ms. La Reina no quera hablar con ella. Daban lstima los ires y venires de sus humores Daban miedo. Ahora descocada y fresca, ahora inoportuna, ahora divertida

    --Habla mucho de su padre, ha odo, dice, Que el mundo est trucado, y entonces le entra una tosecilla, y se da golpes en el pecho. Se enfada por un qutame all estas pajas... Guia el ojo, menea la cabeza, gesticula. Cuando habla borda en el pao

    rado de su razn con el flojo hilo de sus palabras: zurces los descosidos y entras al trapo de su desdicha. Horacio sentenciaba:

    --Sera bueno que alguien hablase con ella, no vaya a sembrar

    Peligrosas conjeturas entre los malpensados. (IV, V, 1 15)

    * En este punto entra Ofelia distrada50, tocando un lad, en cabellos, cantando51. Y pregunta, lo primero, por el guapo de Dinamarca (IV, V, 21). Reina: Qu tienes ahora, Ofelia? Ofelia: [Canta.] Cmo distinguir tu amor, verdadero, de otro cualquiera?

    stas son sus seas: lleva sombrero con la vieira del peregrino,

    Se apoya en un bordn, calza sandalias. Reina: Ay, dulce seora, importar esta cancin?

    (IV, V, 22 27) S importaba. Ofelia pintaba a Hamlet, que en su fuga la haba abandonado, de romero.

    49 IV, V, 22. 50 Dice el Folio. 51 Dice la edicin robada (Q1).

  • 74

    * E inmediatamente se acuerda de su padre, cuyo cuerpo han dado a la

    tierra sin ninguna consideracin, a hurtadillas, clandestinamente. Ofelia: Decais algo? No, os lo ruego, odme: [Canta.] Se ha muerto y se ha ido, seora, Se ha muerto y se ha ido. La hierba de almohada Y a los pies una piedra. Ja, ja! Reina: No, pero Ofelia... Ofelia: Os lo ruego, odme: (canta) El sudario, blanco como la nieve serrana... Entra el rey. Reina: Ay! Mirad esto, mi seor. Ofelia: [Canta.] Cubierto de dulces flores Que no cayeron sobre la fosa regadas Con llanto sincero de amor. (IV, V, 28 40) * Rey: Cmo te va, maja? Ofelia: Bien, que Dios os lo pague...Dicen que la lechuza haba sido la hija

    del panadero. Seor! Sabemos lo que somos, pero no sabemos lo que podemos venir a ser. Que Dios se siente a vuestra mesa!

    Rey: Llora as a su padre.

    (IV, V, 41 45) En el cuento que recordaba Ofelia Jess pidi pan, y la hija del panadero slo le dio un mendrugo. La muchacha pag su tacaera: el Cristo la convirti en lechuza. La lechuza es pjaro fnebre, invernal, agorero. Al revs que el cuco, o el ruiseor, aves cachondas, primaverales, canta el final del amor. Publica, adems, la prdida de la virginidad. Tiene otro sentido aadido, que en aquel tiempo trataban de rameras a las hijas de panaderos.

  • 75

    *

    Y vuelve a su otro tema, tratndolo con demasiada frescura. Ofelia: Os lo ruego, sobre eso chitn, pero si os preguntan a qu viene, decid:

    [Canta.] Maana es el da de san Valentn Madrugar y me ir tempranito,

    Virgen an, a tu ventana, Para ser tu Valentina. Y luego l se levant, se puso la ropa, Abri la puerta y dej pasar a la doncella que, Cuando de all saliera, No lo sera ms. Rey: Ofelia, maja

    (IV, V, 45 56)

    * Rey: Ofelia, maja! Ofelia: Vale, no juris, enseguida termino.

    [Canta.] En el nombre de Jess y en el de la Virgen de la Caridad,

    Bah, y sin ninguna vergenza, Los mozos lo harn si les viene en gana:

    Que pague el pato doa Polla! Dijo la nia: Antes de toparme Prometiste que te casaras conmigo. Y as lo habra hecho, contest aqul, Lo juro por el sol que asoma, Si no te hubieses subido a mi cama.

    (IV, V, 56 66) *

    El rey se la miraba espantado, con escndalo. Y Ofelia, a vueltas con el mal acabar de su padre.

    Rey: Cunto tiempo lleva en este estado? Ofelia: Ojal salga todo bien. Hay que tener paciencia, pero no puedo dejar de llorar,

    cuando pienso que lo han metido debajo de la tierra, tan fra! Mi hermano se enterar. Os agradezco vuestros sanos consejos. Traedme el coche! Buenas noches, seoras. Buenas noches, dulces seoras, buenas noches, buenas noches.

    Dijo Ofelia, y sali.

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    Rey: Seguidla de cerca, vigiladla, os lo ruego. (IV, V, 67 74)

    El Rey acierta con algunas de las razones de la locura de Ofelia: --Esto lo trae la ponzoa de una pena muy honda: surge

    Todo de la muerte de su padre. () () Primero le matan al padre, Luego se va vuestro hijo, el autor violentsimo De su justo destierro () Y en cuanto al bueno de Polonio, lo enterramos con prisas Y vergenza, a escondidas. (IV, V, 75 84) Y despus resume la desgracia de la muchacha: -- Pobrecita Ofelia, Dividida de su alma y de su juicio Ya no es ms que una pintura, o un animal del campo.

    (IV, V, 84 86)

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    II. 15. b. How now, what noise is that?52 * Ha regresado Laertes, furioso. Oh, t, rey vil, / dame a mi padre (IV, V, 115 116). Dnde est mi padre? (IV, V, 128) Lo van enterando poco a poco. Cmo lleg su muerte? (IV, V, 130) Al revs que Hamlet, l se dedicar enseguida a vengarlo, y tratar con negligencia este mundo y el otro (IV, V, 133 136). Pero va a peor. Ahora qu? Qu es ese ruido?(IV, V, 153) Y ve a Ofelia, y nota en el acto su enajenacin.

    --Oh, rosa de mayo, Querida doncella, mi buena hermana, la dulce Ofelia!

    (IV, V, 157 158)

    Laertes intenta explicarla: --La naturaleza, enamorada, se vuelve finsima,

    Y enva una muestra preciosa de su fineza Al objeto de su amor. (IV, V, 161 163)

    Pero Ofelia la dice con ms tino y poesa:

    Ofelia: (canta): Se lo llevaron en andas, con el sudario quitado. Al nono, nono, nono, al nono! Y regaron la tumba con su llanto... A volar, palomo mo! ()

    Vosotros debis cantar Baja, baja, y vosotros Llamadlo, que baje. Ah, y qu bien le va el estribillo! El falso mayoral le ha robado la hija a su amo.

    (IV, V, 164 171)

    52 IV, V, 153.

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    II. 15. c. Flora *****

    Ofelia viene del prado con un capazo de flores que va triando y repartiendo.

    Ofelia: Traigo romero, para la memoria os lo ruego, amor, acordaos de m. Y traigo

    trinitarias, que valen pensamientos... Laertes: La locura documentada: encajan los pensamientos y la memoria. Ofelia: Hay hinojo para vos, y pajarillas. Para vos tengo ruda. Y, aqu, una poca

    para m. Los domingos podemos llamarla hierbagracia. Vos debis llevar vuestra ruda con una diferencia. Tomad, una maya. Os dara violetas, pero se marchitaron todas cuando mi padre muri. Dicen que tuvo un buen acabar. (IV, V, 173 183)

    A document in madness (IV, V, 176) Ofelia, desde la locura, presenta este herbolario desquiciado como documento (testimonio) d