southeast regional office for hispanic inistry … que es la misericordia.pdf · acertada síntesis...

6
1 SOUTHEAST REGIONAL OFFICE FOR HISPANIC MINISTRY THE SOUTHEAST PASTORAL INSTITUTE 7700 SW 56TH STREET MIAMI, FLORIDA 33155 TEMA 2. ¿QUÉ ES LA MISERICORDIA? I. PRESENTACIÓN Si prestamos atención a la realidad de nuestro mundo (amenazado por la violencia, por las luchas, por las guerras, por los conflictos, con dificultad para encontrar una paz duradera, un mundo que es aparentemente incapaz de reconciliar a la personas entre sí) la misericordia pareciera ser una quimera, un deseo irrealizable, una ilusión propia de los ingenuos. Sin embargo, desde la perspectiva de la fe, la misericordia es el camino de salvación para todos. Los conflictos se agravan cuando la justicia particular quiere imponerse sobre la justicia particular de otro. La misericordia, en cambio, posibilita superar la barrera irreconciliable de lo que “debe ser” y tiende el puente para encontrarse en lo que realmente es. En otras palabras, así como Dios no nos salva con lo que debemos ser, sino con lo que somos, así mismo, las personas sólo puede avanzar en la superación de sus conflictos en la medida en la que reconocen sus diferencias sin esperar que venga alguien de fuera a hacer justicia, muchas veces entendida como venganza, y ceden en función de un bien superior al propio interés. Esto sólo es posible siendo misericordiosos y compasivos los unos con los otros. La misericordia no es pues, una acción piadosa, reservada a la devoción de algunos creyentes, sino una norma de vida para quienes, creyentes o no, deseen vivir la fraternidad. La justicia siempre nos dará razones válidas para no perdonar, para no reconciliarnos, para no dar segundas oportunidades, para no aceptar al pecador, para excluir, para marginar. La misericordia, en cambio, nos abre las puertas a una vida plena, según el querer de Dios que es Padre rico en misericordia, lento a la cólera, rico en piedad y leal. En este segundo tema que presentamos, nos proponemos responder a la pregunta fundamental ¿qué es la misericordia? CONTENIDO: 1. Vocablos y conceptos. 2. La justicia como misericordia 3. Justificados por la misericordia EL AÑO DE LA MISERICORDIA ORACIÓN El Señor deshace los planes de las naciones, frustra los proyectos de los pueblos; pero el plan del Señor subsiste por siempre, los proyectos de su corazón, de edad en edad. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad. El Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres; desde su morada observa a todos los habitantes de la tierra: él modeló cada corazón, y comprende todas sus acciones. No vence el rey por su gran ejército, no escapa el soldado por su mucha fuerza, nada valen sus caballos para la victoria, ni por su gran ejército se salva. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo; con él se alegra nuestro corazón, en su santo nombre confiamos. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. Tomado del Salmo 32.

Upload: vudien

Post on 04-Nov-2018

215 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

1

SOUTHEAST REGIONAL OFFICE FOR HISPANIC MINISTRY

THE SOUTHEAST PASTORAL INSTITUTE 7700 SW 56TH STREET MIAMI, FLORIDA 33155

TEMA 2. ¿QUÉ ES LA MISERICORDIA?

I. PRESENTACIÓN

Si prestamos atención a la realidad de nuestro mundo (amenazado por la violencia, por las luchas, por las guerras, por los conflictos, con dificultad para encontrar una paz duradera, un mundo que es aparentemente incapaz de reconciliar a la personas entre sí) la misericordia pareciera ser una quimera, un deseo irrealizable, una ilusión propia de los ingenuos. Sin embargo, desde la perspectiva de la fe, la misericordia es el camino de salvación para todos.

Los conflictos se agravan cuando la justicia particular quiere imponerse sobre la justicia particular de otro. La misericordia, en cambio, posibilita superar la barrera irreconciliable de lo que “debe ser” y tiende el puente para encontrarse en lo que realmente es. En otras palabras, así como Dios no nos salva con lo que debemos ser, sino con lo que somos, así mismo, las personas sólo puede avanzar en la superación de sus conflictos en la medida en la que reconocen sus diferencias sin esperar que venga alguien de fuera a hacer justicia, muchas veces entendida como venganza, y ceden en función de un bien superior al propio interés. Esto sólo es posible siendo misericordiosos y compasivos los unos con los otros.

La misericordia no es pues, una acción piadosa, reservada a la devoción de algunos creyentes, sino una norma de vida para quienes, creyentes o no, deseen vivir la fraternidad. La justicia siempre nos dará razones válidas para no perdonar, para no reconciliarnos, para no dar segundas oportunidades, para no aceptar al pecador, para excluir, para marginar. La misericordia, en cambio, nos abre las puertas a una vida plena, según el querer de Dios que es Padre rico en misericordia, lento a la cólera, rico en piedad y leal.

En este segundo tema que presentamos, nos proponemos responder a la pregunta fundamental ¿qué es la misericordia?

CONTENIDO:

1. Vocablos y conceptos. 2. La justicia como misericordia

3. Justificados por la misericordia

EL AÑO DE LA MISERICORDIA

ORACIÓN

El Señor deshace los planes de las naciones,

frustra los proyectos de los pueblos; pero el plan del Señor subsiste por siempre, los proyectos de su corazón, de edad en edad.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad. El Señor mira desde el cielo,

se fija en todos los hombres; desde su morada observa a todos los habitantes de la tierra:

él modeló cada corazón, y comprende todas sus acciones. No vence el rey por su gran ejército,

no escapa el soldado por su mucha fuerza, nada valen sus caballos para la victoria, ni por su gran ejército se salva.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte

y reanimarlos en tiempo de hambre. Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo;

con él se alegra nuestro corazón, en su santo nombre confiamos.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

Tomado del Salmo 32.

2

II. ¿QUÉ NOS DICEN LOS SIGUIENTES TEXTOS?

PARA COMPARTIR:

1. ¿Sobre qué hablan estos relatos? 2. a) ¿Crees que Dios hubiera tenido compasión de Sodoma y

Gomorra si Abrahm le hubiera pedido a Dios encontrar menos de diez justos? b) ¿Dónde pondrías el

énfasis del relato, en la ira o en la misericordia de Dios? c) ¿Por qué? 3. Según el apóstol Santiago,

¿basta con creer en Dios para salvarse? En qué debe mostrarse la fe de los creyentes? 4. Según lo

leido, ¿te animas a dar una definición de “misericordia” con tus propias palabras?

3

III. PROFUNDIZAMOS

1. VOCABULARIOS Y CONCEPTOS

Influenciados por el latín de la Iglesia1, en nuestro lenguaje común entendemos por “misericordia”, la disposición a compadecerse de las necesidades del otro; más que un sentimiento, es la práctica o la actitud de piedad y compasión orientada hacia la ayuda y el perdón. La misericordia está relacionada a la absolución de culpas sin que esta dependa de los méritos del beneficiario. La misericordia no debe confundirse con lástima, pues esta última es un sentimiento temporal que no requiere de un acto de bondad para con el necesitado, cosa que sí es propia en la misericordia.

En la Biblia, el término se utiliza para

traducir varios vocablos de origen griego y hebreo, de modo que esta identificación de misericordia con piedad o compasión, aunque valedera, es insuficiente para entender el sentido pleno de su significado en las Sagradas Escrituras. Las traducciones de las palabras hebreas y griegas oscilan de la misericordia al amor, pasando por la ternura, la piedad, la conmiseración, la compasión, la clemencia, la bondad y hasta la gracia que, sin embargo, tiene una acepción más vasta. A pesar de esta variedad, no es imposible circunscribir el concepto bíblico de la misericordia2. 1.1 EN EL TEXTO HEBREO.

Hay dos vocablos3 en el texto hebreo que nos hablan de misericordia, que son rehamîm y hesed.

1 Existe una doble posibilidad para la primera parte del

término: puede venir del verbo ‘misereor’ (apiadarse) o del adjetivo ‘miser-a-um’ (desgraciado). De hecho la definición del DRAE los junta al definir la misericordia como: “Virtud que inclina el ánimo (cor) a compadecerse (misereor) de los sufrimientos y miserias (miser) ajenos”.. 2 Cf. LEÓN DUFOUR, Xavier, “Vocabulario de Teología Bíblica”

Herder, Barcelona 1982. Pág 542. 3 Hay también tres verbos que se usan juntamente con

rehamfm que son “hanan”, mostrar gracia o ser clemente (Éx 33,19; Is 27,11; 30,18; Sal 102,18); “hamal”, compadecer o sentir compasión y por tanto perdonar (al enemigo) (Jer 13,14; 21,7); y “hus”, conmoverse o sentir piedad o lástima (Is 13,18)

• Rehamîm, se refiere literalmente a las “víceras” en singular, a ”entraña”, pero metafóricamente se refiere a un sentimiento íntimo, profundo y amoroso que liga a dos personas por lazos de sangre o de afecto, como la relación entre padres e hijos (Sal 103,13; Jer 31,20) o entre hermanos (Gén 43,30). Rehamîm se refiere a UN AFECTO ESPONTÁNEO, instintivo, “entrañable” o a un rechazo “visceral”, pues parte de lo más profundo de la persona. Según los semitas, este sentimiento tiene su asiento en el seno materno. Expresa el apego instintivo de un ser a otro, la condescendencia, el amor, el cariño, la simpatía y la benignidad, pero también expresa la misericordia y la compasión. Rehamîm es el cariño o la ternura que inmediatamente se traduce en actos de compasión con ocasión de una situación trágica (Sal 106,45), o en perdón de las ofensas (Dan 9,9).4

• Hesed, se distingue

de rehamîm en que no es un sentimiento espontáneo, sino el resultado de una DELIBERACIÓN

CONSCIENTE o la consecuencia de una relación de derechos y deberes (que generalmente se da de un superior para con un inferior). Dicho de otro modo, expresa el cumplimiento de la benevolencia dentro de un marco jurídico o legal. Se puede traducir como “bondad”, pero se manifiesta en forma de piedad, compasión o perdón, pero teniendo como fundamento la fidelidad a una relación entre dos personas o a un compromiso inherente a su condición o que ha sido asumido libremente. Con esto, la misericordia recibe una base más sólida: no es ya sólo una respuesta espontánea o cambiante que responde a un instinto de bondad, o que puede equivocarse acerca del objeto de su afecto, sino una bondad consciente, voluntaria; es incluso respuesta a un deber interior, a la fidelidad con uno mismo.

4 Cf. A. SISTI en

http://www.mercaba.org/DicTB/M/misericordia.htm

4

1.2. EN EL TEXTO GRIEGO.

Hay tres términos en los textos griegos que nos hablan de misericordia: éleos, oiktirmós y splánjna.

• Éleos (ἔλεος) es el término griego utilizado con mayor frecuencia en los dos Testamentos. Comúnmente traduce el vocablo hesed, pero a diferencia del hebreo, éleos no se sitúa en el ámbito jurídico, sino en el psicológico, pues expresa una profunda conmoción anímica que se traduce en gestos de piedad y de compasión, de bondad y de misericordia. En la práctica desemboca muchas veces en “elemósyna”, término derivado directamente de éleos que significa “limosna” o beneficencia para con los pobres y los necesitados, tantas veces recomendada en la Biblia (Tob 4,7.16; Si 29,8; Mt 6,2-4; Lc 11,41; 12,33; He 3,2-3.10; 9,36; 10,2.4.31; 24,17).

• Oiktirmós (οἰκτιρμός), aunque con uso muy

reducido subraya el aspecto exterior del sentimiento de compasión, en cuanto que se traduce en “conmiseración” y “condolencia”, y luego en “piedad” y “misericordia”.

• Splánjna (σπλάχνα), con uso menos frecuente

aún, equivale a rehamim ("entrañas"), aun cuando sólo en una ocasión traduce este vocablo (Prov 12,10). Hoy asociamos mejor los sentimientos más profundos casi exclusivamente al corazón, pero según los antiguos, los sentimientos brotaban de las vísceras superiores, como el corazón, el hígado o los pulmones. En estos órganos se suponía que residían los sentimientos y las emociones 5.

Hay que tener en cuenta toda esta riqueza y

variedad de vocabulario si se quiere obtener una acertada síntesis del concepto de misericordia en la Biblia.

5 Cf. BARCLAY, William. “Comentario al Nuevo Testamento”

Volumen 9, Corintios. Editorial CLIE, Barcelona, 1997, Pág 262.

2. LA JUSTICIA COMO MISERICORDIA

En términos modernos, el término “justicia”

evoca en primer lugar un orden jurídico, es decir, se refiere a los derechos y deberes que se desprenden respecto a la observancia o desobediencia de una ley. En el orden moral se puede decir que “justicia” es dar a cada uno lo que le corresponde sin que haya luego uniformidad de criterio a la hora de juzgar lo que corresponde a cada quien, en eso radica la función de los jueces, en interpretar las leyes y administrar “justicia”. Pero en el lenguaje bíblico, el término “justicia” está íntimamente ligado al de “misericordia”.

En el Antiguo Testamento, la Ley exige integridad a los jueces y reyes en el ejercicio de sus funciones (Dt, 1,16; 16,18.20; Lev 19,15.36; Dt 25,1) pero en tiempo de los profetas se denuncia la injusticia de los jueces y reyes y la opresión de los pobres, dándole a la justicia una connotación religiosa, pues lo que antes era mera violación de las costumbres de la nación se convierte en ultraje a la santidad de Dios. Según esto, el inocente no es tanto quien cumple una ley, sino el pobre y el oprimido (Am 2,6; 51,1 ; Is 5,23; 29,21). Los profetas mandan a practicar el derecho y la justicia (Os 10,12; Jer 22,3s) y, conscientes de la fragilidad de la justicia humana, aguardan la llegada del Mesías. La justicia es entendida como sinónimo de misericordia: “el que persiga la justicia y la misericordia hallará la vida, la justicia y la gloria” (Prov 21,21) y es en sí la recompensa y bendición de Dios que regir las relaciones entre las personas (Job 8,3; 35,8; Ecl 5,7). En este contexto, a la justicia no se le identifica con la prosperidad por el cumplimiento de la Ley. Se haba de practicar la justicia al socorrer al desvalido, al ofrecer misericordia o al dar limosna a quien la necesita (Job 8,3; Ecl 5,7; Sab 1, 1.15). La justicia entendida como misericordia es la sabiduría puesta en práctica (Sab 8,7). En definitiva, para el Antiguo Testamento, el justo no persona neutral o ambivalente, sino el que “hace justicia”, es la persona buena y caritativa que practica la misericordia con el necesitado (Tob 7,6: 9,6: 14,9).

El Nuevo Testamento, por su parte, nos presenta a Jesús exhortando a practicar la piedad y denunciando la falsa justicia de los fariseos quienes observaban hipócritamente unas prácticas religiosas basadas en normas inventadas por hombres (Mt 23).

PARA COMPARTIR:

1. ¿Qué es misericordia?

2. ¿Qué vocablos hebreos se usan para

expresar “misericordia” y en qué se

distinguen?

3. ¿Cuáles son los términos griegos que se

refieren a la misericordia?

4. ¿Cuáles son los tipos de jubileos y en qué

5

La verdadera justicia se expresa en (Mt 5, 17-48; 6,1-18). En continuidad con la tradición del Antiguo Testamento, la justicia cristiana no es sólo una observancia, sino también una recompensa: la justicia viene a ser un fruto (Flp 1,11; Heb 12,11; Sant 3,18), una corona (2Tim 4,8) y el fundamento de la vida eterna (2Pe 3,13).

3. JUSTIFICADOS POR LA MISERICORDIA

3.1. La misericordia como don recibido

Todos somos pecadores necesitados de misericordia. El pecado nos deshumaniza y rompe el proyecto del Reino de Dios y necesitamos de su misericordia para reconciliarnos, pues, no está en nosotros la capacidad de superar el pecado sin su gracia. No obstante, hay quienes creen que la misericordia pueden conseguirla por el cumplimiento de la Ley, es decir, que son “justificados” por el cumplimiento de la Ley (Prov 11,4ss; Gn 18,17; Ez 3,16-21). Identificar la justicia con la observancia de la Ley es el principio mismo del legalismo que está presente en los relatos de Antiguo Testamento anteriores al exilio. En ese contexto se identifica la prosperidad con una “conducta” agradable (con el cumplimiento a la Ley) a los ojos de Dios de quien se espera una recompensa “merecida”. (Gen 15,6; Dt 24,13; Prov 21,21).

Si fijamos nuestra atención en uno de los textos más antiguos del Nuevo Testamento, encontramos a San Pablo diciendo a la comunidad de cristianos en Roma que somos justificados por la fe (Rom 3,21-31). Tal expresión se contrapone a la presunción de los judíos que creían que podían ser justificados ante Dios por el cumplimiento de las obras de la Ley, pero: “¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley” (Rom 3, 27-28). Pablo explicará claramente en los capítulos siguientes de su carta que la justificación (entendida como

salvación) es pura gracia y don del Dios de la misericordia, pues: “no depende del querer ni del esfuerzo del hombre, sino de quien Dios tiene misericordia”(Rom 9,16). Pero, esa gracia de Dios gratuita, no es “barata”6. Nos dice el apóstol San Pablo que es necesaria una auténtica conversión de corazón al proclamar a Jesús como Señor (Rom 10,1-21) en contraposición a los que creen ser salvados sólo por glorificar a Dios con los labios: “este pueblo se me acerca con la boca y me glorifica con los labios, mientras su corazón está lejos de mí, y su culto a mí es precepto humano y rutina” (Is 29,13).

La salvación se inicia en el corazón de las personas cuando aceptan a Jesús como Señor, esto es; aceptar la misericordia de Dios en la vida propia y no por solo cumplir las normas externas de la religión, pues “nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre “(Mc 7, 1.23) La fe en Jesucristo no nos salva por proclamarla con un corazón soberbio, en el que no cabe la misericordia: “No todo el que me diga Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos” (Mt 7, 21-23).

Pablo nos explica cómo mientras los judíos acaban por no acoger la misericordia al creerse merecedores de la salvación por el cumplimiento de la Ley, los paganos, aquellos a quienes Dios no había prometido nada según la tradición judía, son atraídos y salvados por el Dios de la misericordia, pues: «Dios incluyó a todos los hombres en la desobediencia para usar con todos misericordia» (Rom 11,32). Sólo cuando el hombre adquiere conciencia de ser pecador, entonces se le revela con mayor o menor claridad el rostro de la misericordia infinita de Dios: “El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; solo golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador. El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no” (Lc 18,9-14). Es por tanto una gracia reconocerse pecador, necesitado de perdón. No hay mayor don para un creyente que saberse pecador perdonado por la infinita misericordia de Dios. Así lo expresa el salmista: “Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia” (Sal 107,1).

6 “La gracia barata es la predicación del perdón sin requerir

arrepentimiento, el bautismo sin la disciplina de la iglesia, la Comunión sin la confesión, la absolución sin la confesión personal. La gracia barata es la gracia sin discipulado, la gracia sin la cruz, la gracia sin Jesucristo, vivo y encarnado” (BONHOEFFER, Dietrich , “El Costo del Discipulado” Editorial Doulos, 2012 pág.16)

PARA COMPARTIR:

1. ¿Qué es “justicia”?

2. ¿Cómo se relacionan los términos

“justicia” y “misericordia” en la Biblia?

3. Según el Antiguo Testamento ¿qué hace a

un persona justa?

4. Lee Mt 5,17-48; 6,1-18 y comenta en qué

consisite la verdadera justicia

6

3.2. La misericordia como don entregado

Se acepta la misericordia cuando obra misericordiosamente: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.” (Mt 25,35-40). “Hablen y pórtense como quienes han de ser juzgados por la ley que nos da libertad, porque habrá un juicio sin misericordia para el que actúe sin misericordia. ¡La misericordia triunfa en el juicio!” (Sant 2,12-18). Pues, "Si alguno tiene bienes de este mundo, ve a su hermano en la necesidad y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede estar en él el amor de Dios?" (1Jn 3,17)

La perfección que Jesús exige a sus discípulos (Mt 5,48) consiste en ser misericordiosos “como vuestro Padre es misericordioso” (Lc 6,36). "Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mt 5,7). Nadie puede entrar al Reino de Dios si no practica la misericordia (Mt 5,7) y si no es compasivo con el que le ha ofendido (Mt 18, 23-35). Jesús afirma decididamente la primacía del amor y del perdón sobre todas las ofrendas y sacrificios prescritos por la ley remitiendo al profeta Oseas: "Misericordia quiero y no sacrificios" (Mt 9,13; 12,17). Mientras que la ausencia de misericordia entre los paganos desencadena la ira divina (Rom 1,31), el cristiano debe amar y «simpatizar» (Flp 2,1), tener una auténtica compasión en el corazón (Ef 4,32; IPe 3,8); no puede «cerrar sus entrañas» ante un hermano que se halla en la necesidad: “el amor de Dios no mora sino en los que practican la misericordia” (Jn 3,17).

Si queremos ser perdonados como el rey de la parábola del siervo despiadado, también nosotros tenemos que ser generosos y compasivos (Mt 18,32-33), así lo enseña Jesús en el Padre Nuestro: "Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden" (Mt 6,12.1415).

PARÁBOLA DEL TREN DE LA VIDA Un tren avanza, espléndido y veloz, hacia su

destino. Corta los campos como una flecha. Penetra las montañas. Traspasa los ríos. Cruza las ciudades, se desliza como una serpiente mecánica, sin obstáculos. Su forma, su color, su velocidad: todo a la perfección.

Dentro del convoy tiene lugar el desarrollo de un drama: el drama de la humanidad. Gente de toda raza. Gente que conversa y gente que calla. Gente que trabaja y gente que dormita. Gente que Contempla el paisaje. Gente que negocia, preocupada. Gente que nace y gente que muere. Gente que ama y gente que odia secretamente. Gente que hasta discute la dirección del tren: ¡el convoy tomó una dirección equivocada! Gente que cree haberse confundido de tren. Gente que protesta. Incluso, contra el tren mismo: "¡No debiera haberse construido ningún tren, puesto que...!" Gente que proyecta trenes más rápidos. Gente que acepta el tren agradecida, disfrutando y celebrando sus ventajas. Gente que no se hace problema: sabe que llegará con seguridad a su destino. ¿Por qué preocuparse?

Gente que corre nerviosa, hacia los vagones de cabeza: ¡quisiera llegar más aprisa! Gente contradictoria, que va en dirección opuesta a la del convoy, caminando absurdamente hacia el vagón de cola: ¡quisiera huir del tren!

Y el tren sigue corriendo, impasible, hacia su prefijado destino. Transporta pacientemente a todos, sin distinguir entre el amargado y el comprometido. Ni deja tampoco de transportar gentilmente a sus contradictores. A nadie se niega. Y a todos ofrece la oportunidad de realizar un viaje espléndido y feliz, así como la garantía de llegar a la ciudad del sol y del descanso.

El viaje es gratis para todos. Nadie puede salir ni evadirse. Se vive dentro del tren. Y ahí es donde se ejercita la libertad: se puede ir hacia adelante o hacia atrás: cabe modificar los vagones o dejarlos intactos: se puede disfrutar del paisaje o aburrirse con los vecinos: es posible aceptar gustosamente el tren o rechazarlo con acritud. Mas no por eso deja el convoy de correr hacia su infatigable destino ni de cargar cortés y gentilmente con todos.

1. Comparte las cosas que te han resultado novedosas o las

preguntas que puedan haber surgido en torno a la lectura 2.¿A qué

se asemeja el Tren de la Vida? 3. ¿En qué se parece el tren de la

parábola a la misericordia? 4. Establece comparaciones entre el

tren de la vida y la misericordia.. 5.Enumera una lista de cinco

acciones o gestos de misercordia que quisieras proponerte realizar

y luego haz otra con cinco personas con las que consideres que

debas practicar la misericordia.

PARA COMPARTIR:

1. En el Antiguo Testamento ¿con qué se

identifica la propseridad y por qué?

2. ¿Qué significa que somos justificados por

la fe según San Pablo?

3. ¿En qué consiste la perfección que Jesús

exige a sus discípulos?

4. ¿Quiénes y cómo obtienen la misericordia

según el N.T.?