[email protected] para aquellos padres que afrontarán su primera navidad sin la...
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Para aquellos padres que afrontarán su primera navidad
sin la presencia física de sus hijos...La calle tiene un clima
distinto, la gente se atarea
preparando las celebraciones.
Papá Noel está plantado en las vidrieras, cerca de
un árbol navideño, al lado de un turrón, junto a
un rollo de papel para envolver regalos
y a tarjetas que auguranfelicidad a sus destinatarios.
Se escucha un villancico,la vida continúa...
¿Qué sucede? ¿Ignoran nuestro
dolor? ¿No saben que este
año nosotros no
tenemos nada, nada que celebrar?
No te enojes, no te sientas impotente, no te montes en tu bronca;
simplemente ellos tienen la fortuna de no conocer la dolorosa experiencia que nosotros
compartimos.
Respetan nuestra pena, pero ya la tienen olvidada o quizá no saben a ciencia cierta qué
hacer para ayudarnos.
El camino del duelo está
poblado de primeras veces,
y en vísperas de estas fechas
navideñas debes tomar
una difícil decisión: Cómo y con quién
pasarlo. Tal vez tu
impulso inicial sea aislarte,
meterte en un pozo, buscar pastillas que
te permitan dormir las fiestas
y despertar en enero.
Eso (y la experiencia de los que tienen duelos
más lejanos lo pueden
corroborar), no le ha servido a
nadie.
Debes afrontar y tratar de superar tu dolor solitario. Si no lo haces, no
podrás dejar atrás esta primera vez, y el almanaque, implacable, en doce
meses volverá a plantearte esta difícil pregunta.
No postergues, alguna vez deberás dejar el pozo y salir de él, no te dejes
manejar por tu ansiedad, ese sentimiento que nos invade en
las vísperas de los acontecimientos difíciles
llenándonos de expectativas catastróficas:
Sólo los que habéis vivido esto, comprendéis de lo que estoy
hablando.
Hace casi cuatro años, cuando tal vez vosotros preparabais con alegría la fiesta, yo afrontaba mi primer fin de año sin mi hijo. Estaba en un pozo similar al tuyo, o en el
mismo pozo. Me hubiera gustado tanto recibir una carta
de apoyo, de compañía; me hubiera ayudado a no
sentir esa soledad de mi dolor. Por eso quiero
escribirte. Tal vez el año próximo, cuando saliendo de tu protagonismo aflore tu necesidad de
dar, te surja el impulso de escribir una carta similar para nuevos compañeros
que lamentablemente conoceremos, compañeros
que hoy estarán quizá preparando alegremente sus
fiestas.
Otra vez me dolerá tu ausencia. Otra vez extrañaré tu abrazo…
…tu compañía, tu mirada dulce y tu risa franca.
Y otra vez es nochebuena. Nos une la dolorosa complicidad y también una firme
intención: Ponernos de pié de nuevo, elevarnos sobre el
sufrimiento de haber tenido que enterrar tantos sueños y proyectos
albergados en los cuerpos aún tiernos de nuestros hijos.
Muchos pensarán que, aunque hayan pasado varios años que extraño lo mismo,
el dolor se ha ido mitigado, y quizá ahora me quede sólo un vago y
cariñoso recuerdo. ¡Podrán pensar así los muchos que tienen
la dicha de no haber perdido tanto! Pero no aquellos padres a los que convoca
el mismo dolor. Estoy seguro de ello.
Llevamos desde aquel día una segunda piel,
hecha de tristezas y de nostalgias, que nos acompañará mientras vivamos.
Por eso me duele y me seguirá doliendo tu ausencia,
no importa cuánto haya trascurrido.
Sabré disimularlo. Con el tiempo he aprendido también a usar
esa otra piel. La piel del disimulo. Para no apenar a la
gente. Quizá los más perspicaces puedan leer el
dolor en mis ojos. Pero la mayoría no se dará cuenta, ya no lo
recuerdan.
Esa noche, en lo profundo de mi alma…
quizá me ría, quizá llore, quizá las dos cosas.
Lo haré en silencio, sin que nadie se de cuenta
y al amanecer cuando todos descansen
de la fiesta y el alboroto...
...te acercaré una flor!Será la excusa para estar un rato
a solas contigo. Como estábamos antes, como
estaremos siempre... Ese es el rato para el “nosotros”
que a nadie le incumbe y que tanto necesito.
Ya lo ves, la vida continúa
y en este tiempo circular,
los ciclos se repiten... Ya comienza la fiesta, la ajena algarabía...
Alzo mi copa, te miro a los ojos,
brindo contigoy en el silencio del
corazón...
Autor: Juan Carlos Bianchi - "El proceso del Duelo"
El grupo “Renacer” fue fundado por el matrimonio Berti
el 5 de diciembre de 1988. A la fecha hay grupos en casi toda Argentina,
Uruguay, Paraguay, Chile, Panamá, Méjico y España. Los grupos están constituidos por padres
que han perdido sus hijos o todo aquél que sufre la
pérdida de un ser querido.
http://www.grupos-renacer.com/index.htm