sistema vespa, santa fe de bogotá, d.c. - bvsde ... · sistema vespa, santa fe de bogotá, d.c....

263
Sistema Vespa, Santa Fe de Bogotá, D.C. Consumo de sustancias psicoactivas en estudiantes de carreras técnicas y tecnológicas de Santa Fe De Bogotá, 1997 Autores: Julio César Velásquez Orlando Scoppetta

Upload: doduong

Post on 17-Feb-2019

220 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Sistema Vespa, Santa Fe de Bogotá, D.C.

Consumo de sustancias

psicoactivas

en estudiantes de carreras técnicas y tecnológicas

de Santa Fe De Bogotá, 1997

Autores: Julio César Velásquez

Orlando Scoppetta

2

Secretaría Distrital de Salud de

Santa Fe de Bogotá, D.C.

Dirección de Salud Pública

Área de Vigilancia en Salud Pública

Marzo de 1998

Índice

Índice i

Lista de Gráficosvii

Lista de Cuadros viii

Introducción 1

Propósito 4

Objetivos 5

General 5

Específicos 5

Marco teórico 6

Consumo de alcohol 13

Consumo de cigarrillo 30

Consumo de marihuana 40

Consumo de inhalables 48

Consumo de cocaína y bazuco 52

Consumo de tranquilizantes menores (sedantes, ansiolíticos e

hipnóticos). 69

ii

Consumo de anfetaminas y drogas similares 78

Consumo de alucinógenos 83

Consumo de opioides 88

Materiales y Métodos 95

Tipo de estudio 95

Universo y muestra 95

Instrumentos 96

Procedimiento de aplicación97

Control de errores 98

Análisis de la información 99

Resultados103

Descripción de la muestra 103

Prevalencias de consumo 110

Consumo de alcohol 110

Cigarrillo 127

Drogas ilícitas 130

Marihuana 131

iii

Inhalables 132

Cocaína 133

Bazuco

Tranquilizantes menores (pastillas para dormir y para calmar los

nervios) 136

Anfetaminas y drogas similares (pastillas para quitar el sueño)138

Heroína 139

Éxtasis 140

Percepción del consumo de sustancias 142

Discusión 147

Consumo global de drogas ilícitas. 147

Bebidas alcohólicas 148

Cigarrillo 158

Marihuana 163

Inhalables 168

Cocaína 171

Bazuco

iv

Tranquilizantes menores ( pastillas para dormir y para calmar los

nervios) 180

Anfetaminas ( pastillas para quitar el sueño). 185

Alucinógenos ( consumo de metilenodioximetanfetamina-MDMA- o

"éxtasis" 190

Heroína 193

Conclusiones y Recomendaciones 197

Conclusiones 197

Drogas ilícitas 197

Alcohol 198

Cigarrillo 202

Marihuana 204

Cocaína 205

Bazuco 206

Tranquilizantes menores ( pastillas para dormir y para calmar los

nervios) 208

Anfetaminas ( pastillas para quitar el sueño). 210

v

Alucinógenos ( consumo de metilenodioximetanfetamina-MDMA- o

“éxtasis”). 211

Heroína 213

Recomendaciones 213

Referencias bibliográficas 218

ANEXO 1 221

ANEXO 2 227

Objetivo 229

Población objetivo 229

Marco de muestreo 229

Construcción231

Revisión 232

Completamiento 232

Para efectos del presente estudio se excluye 233

Diseño de la muestra 233

Tipo de muestra 233

El tamaño de la muestra 234

vi

Diseño muestral 235

Muestreo de conglomerados 235

Muestreo multietápico 236

Errores de muestreo 240

Errores estimados 242

Diseño operativo245

Referencias bibliográficas 248

Lista de gráficos

Gráfico 1. Distribución por semestre 104

Gráfico 2. Distribución por sexo de la muestra 105

Gráfico 3. Satisfacción con diferentes aspectos de la carrera 107

Gráfico 4. Percepción de redes de apoyo local 109

Gráfico 5. Puntaje Cage según frecuencia de consumo de alcohol

116

Gráfico 6. Puntaje según cifras del Cage 117

Gráfico 7. Puntaje Cage 119

Gráfico 8. Consumo de alcohol y sustancias ilícitas por semestre.

124

Gráfico 9. Índice Cage de alcoholismo 125

Gráfico 10. Índice Cage de alcoholismo por género 126

Gráfico 11. Índices Cage por grupos de edad 126

Gráfico 12. Prevalencias de consumo de algunas sustancias

142

Lista de cuadros

Cuadro 1. Distribución por jornada 103

Cuadro 2. Distribución por semestre 103

Cuadro 3. Distribución por sexo de la muestra 105

Cuadro 4. Distribución por grupos de edad 105

Cuadro 5. Distribución según situación académico-laboral 106

Cuadro 6. Distribución según el estado de salud percibido en el mes

anterior 107

Cuadro 7. Distribución según apoyo recibido de los compañeros

108

Cuadro 8. Distribución según apoyo recibido de los profesores.

108

Cuadro 9. Distribución según apoyo recibido de la familia. 108

Cuadro 10. Distribución de interacción con la familia. 110

Cuadro 11. Distribución según facilidad de expresar sentimientos

en la familia. 110

Cuadro 12. Indicadores de consumo de sustancias psicoactivas,

estudiantes de carreras técnicas y tecnológicas de Santa Fe de

Bogotá, 1997 111

ix

Cuadro 13. Tiempo de consumo de alcohol 114

Cuadro 14. Tiempo de consumo de alcohol hasta emborracharse

115

Cuadro 15. Consumo de alcohol en situaciones peligrosas

116

Cuadro 16. Principal tipo de problema por el consumo de alcohol

117

Cuadro 17. Accidentes de tránsito como conductor o peatón bajo

el efecto de drogas 119

Cuadro 18. Conflictos con familiares y/o amigos bajo el efecto de

alcohol u otras drogas 119

Cuadro 19. Consumo hasta embriaguez y percepción del estado

de salud en el último mes 120

Cuadro 20. Chi-cuadrado para asociación entre consumo hasta

la embriaguez y percepción del estado de salud en el último mes

120

Cuadro 21. Acompañamiento de relaciones sexuales con alcohol

121

Cuadro 22. Global consumo alcohol en la vida y global ilícitas en

la vida 122

x

Cuadro 23. Consumo hasta embriaguez y global de consumo de

drogas ilícitas en la vida 122

Cuadro 24. Consumo hasta embriaguez según sexo 123

Cuadro 25. Consumo global de alcohol en la vida según sexo

123

Cuadro 26 Consumo hasta embriaguez y global de consumo de

drogas ilícitas en la vida 124

Cuadro 27. Factores de riesgo para consumo de alcohol 127

Cuadro 28 Distribución de prevalencias de consumo de tabaco

127

Cuadro 29. Distribución de consumo de tabaco según sexo

128

Cuadro 30. Cantidad de cigarrillos fumados por día 129

Cuadro 31. Consumo de cigarrillo como factor de riesgo para

consumo de otras sustancias 129

Cuadro 32. Factores de riesgo para el consumo de cigarrillo

130

Cuadro 33. Factores de riesgo para el consumo de drogas ilícitas

131

xi

Cuadro 34. Prevalencias de consumo de marihuana según sexo

131

Cuadro 35. Factores de riesgo para el consumo de marihuana

132

Cuadro 36. Consumo de inhalables según sexo 133

Cuadro 37. Factores de riesgo para el consumo de inhalantes

133

Cuadro 38. Prevalencias de consumo de cocaína según sexo

134

Cuadro 39. Factores de riesgo para el consumo de cocaína

134

Cuadro 40. Prevalencias de consumo de bazuco según sexo

135

Cuadro 41. Factores de riesgo para el consumo de bazuco

136

Cuadro 42. Pastillas para calmar los nervios según sexo 136

Cuadro 43. Pastillas para dormir según sexo 136

Cuadro 44. Factores de riesgo para el consumo de pastillas para

dormir 137

xii

Cuadro 45. Factores de riesgo para el consumo de pastillas para

calmar los nervios 137

Cuadro 46. Anfetaminas y drogas similares según sexo 138

Cuadro 47. Factores de riesgo para el consumo de anfetaminas

(pastillas para quitar el sueño) 139

Cuadro 48. Prevalencias de consumo de heroína según sexo

139

Cuadro 49. Factores de riesgo para el consumo de heroína

140

Cuadro 50. Consumo de éxtasis según sexo 141

Cuadro 51. Factores de riesgo para el consumo de éxtasis

141

Cuadro 52. Percepción de la gravedad del problema de consumo

de drogas ilegales en su centro educativo 142

Cuadro 53. Percepción de la gravedad del problema de consumo

de alcohol en su centro educativo 143

Cuadro 54. Razones por las cuales los estudiantes no han

consumido alcohol u otras drogas 144

Cuadro 55. Razones por las cuales los estudiantes consumen o

han consumido alcohol u otras drogas 144

xiii

Cuadro 56. Razones por las cuales los estudiantes continúan

consumiendo alcohol u otras drogas 145

Cuadro 57. Tipo de institución donde buscarían ayuda 146

Presentación

El consumo de psicoactivos constituye un problema social muy

discutido y documentado, que según los últimos estudios nacionales

disponibles se ha incrementado, en especial en población joven; entre

los grupos de mayor interés se encuentran los estudiantes de

educación superior.

Este libro presenta una investigación que aporta a las autoridades del

distrito capital información para conocer la magnitud y severidad del

problema, las sustancias de mayor consumo y algunos factores

asociados con éste entre los jóvenes que asisten a instituciones de

educación superior clasificadas como institutos técnicos y

tecnológicos por el Icfes.

Introducción

Entre los grupos poblacionales de mayor interés se encuentran los

estudiantes de educación superior. Los datos presentados más

adelante muestran porqué este estudio se dirigió hacia estudiantes de

entidades que incluyen programas técnicos y tecnológicos. Estos

datos conducen a considerar esta población como especialmente en

riesgo.

La presente investigación aportará a las autoridades de salud del

Distrito Capital información para conocer la magnitud y la severidad

del problema, las sustancias de mayor consumo y algunos factores de

2

riesgo entre los jóvenes que asisten a instituciones de educación

superior clasificadas como institutos técnicos o tecnológicos según el

Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior -

Icfes-. La razón para escoger esta población entre los universitarios

de Santa Fe de Bogotá es que en el presente año se realizó por parte

de la Asociación Colombiana de Investigaciones Médicas -Acoim- un

estudio de consumo de psicoactivos en universidades con carreras

profesionales cuyos resultados están en proceso; además, en el país

no existe información sobre el consumo de drogas en esta población.

El consumo de psicoactivos constituye un grave problema de salud

pública en la población en general y entre los adolescentes y adultos

jóvenes, en particular.

En el análisis de datos representativos nacionales de 1990 a 1992,

en Estados Unidos de Norteamérica, se encontró una mayor

probabilidad de uso de drogas durante la adolescencia y una

asociación positiva entre nivel educativo y uso de drogas a lo largo de

la vida (Warner, Kessler, Hughes, Anthony y Nelson, 1995).

En Santa Fe de Bogotá, el Segundo estudio epidemiológico sobre el

consumo de sustancias psicoactivas, 1992, encontró que las

sustancias ilegales más consumidas “alguna vez en la vida” por la

población entre 12 y 45 años, son la marihuana y la cocaína. Este

estudio también reveló que 3,2% de la población entre doce y

diecisiete años consumió alguna vez marihuana y 1,8% cocaína. En

3

el grupo de dieciocho a veinticuatro años, 7,2% consumió alguna vez

marihuana, 2,6% cocaína y bazuco 1,8%. Para el caso del consumo

de alcohol, se estableció que las personas que han consumido alcohol

alguna vez en la vida son predominantemente de sexo masculino,

entre dieciocho y veinticuatro años (80,2%).

El estudio mencionado en Santa Fe de Bogotá dio información acerca

de un mayor consumo entre hombres, los cuales inician a menor edad

esta práctica. El inicio de consumo de SPA se observó así: para

alcohol el promedio de edad fue de dieciséis años; para el tabaco fue

de diecisiete; marihuana dieciocho años; bazuco veintiuno; cocaína

veintidós; anfetaminas dieciocho; morfina diecisiete; inhalables doce

años y hongos dieciocho.

En relación con el alcohol, la Encuesta de conocimientos, actitudes y

prácticas del Seguro Social,1994, mostró una mediana de inicio de

trece años y para el tabaco de quince años. Lo cual indica un inicio de

consumo más prematuro que el estudio anterior.

Por otra parte, los inhalables son muy populares entre la población de

bajos ingresos, entre ellos los niños y adolescentes, debido a su bajo

costo, ausencia de sanciones legales y por la rápida aparición de sus

efectos. La proporción de personas con edad entre doce y diecisiete

años que ha consumido inhalables en el último año, es 6,6 veces la de

las personas entre 45 y 60 años (Rodríguez, 1994).

4

El consumo de sustancias psicoactivas entre adolescentes y adultos

jóvenes se relaciona con otros fenómenos sociales como el

pandillismo. Entre pandilleros de Ciudad Bolívar en Santa Fe de

Bogotá se ha establecido que, en promedio, cada uno gasta $3.000

diarios en psicoactivos (Bernal y Cortázar, 1995).

En la década de 1990 el problema de las drogas se analiza de manera

integral, considerando sus distintas manifestaciones: producción,

consumo y tráfico, y sus dimensiones jurídicas, médicas, económicas,

políticas y educativas.

Para el estudio del problema de las drogas es necesario tener en

cuenta factores de riesgo relacionados con la estructura familiar, la

organización social, el sistema educativo y la historia individual. Al

considerar estos factores se debe tener presente que el problema de

las drogas es universal, enmarcado dentro de aspectos históricos,

sociales, culturales, geográficos, políticos, educativos y económicos.

Por lo tanto, es un problema complejo que demanda intervenciones

globales e integradas para reducirlo.

Propósito

Continuar el diagnóstico sobre el consumo de sustancias psicoactivas

en Santa Fe de Bogotá, con el fin de aportar información oportuna y

confiable que permita la formulación de políticas, la evaluación de los

programas de prevención y la toma de decisiones sobre este campo.

5

Objetivos

General

Conocer la frecuencia del consumo de bebidas alcohólicas y de

drogas ilícitas y el comportamiento de los patrones de consumo en la

población estudiada, con el fin de aportar información que permita

evaluar y formular políticas y estrategias y reorientar los programas de

salud en este campo.

Específicos

Evaluar tendencias y cambios en los patrones de consumo de

sustancias psicoactivas, comparando los hallazgos con otros estudios

similares realizados en Colombia y en Santa Fe de Bogotá.

Calcular la frecuencia de algunos factores psicosociales relacionados

con el consumo de sustancias en la población estudiada.

Marco teórico

El consumo de psicoactivos puede verse desde muchas ópticas,

algunas contradictorias, otras complementarias. Una de las tantas

posibilidades en el discurso se orienta hacia la idea de que basta la

presencia de una droga y de un sujeto para que se desencadene la

adicción; por lo tanto, la sustancia y el consumidor representan un

peligro para el orden social. La sustancia por ser el veneno; el

individuo porque después de ser prevenido por todos los medios, de

víctima potencial se transforma en sospechoso portador del mal.

Por otra parte, la sustancia psicoactiva ha representado el estandarte

de grupos contradictores del sistema -como los hippies- o la liga

atávica a raíces indígenas que se prefiere cambiar por un presente de

progreso dudoso, donde otra religión, un conocimiento científico

predominante, otra estética y, en fin, otro “saber sobre el mundo”

dictan el deber ser.

Afortunadamente, hoy se sabe que para explicar el fenómeno de la

adicción es necesario poner en escena la sustancia, el individuo y un

contexto. Sólo 12% de los combatientes estadounidenses en Vietnam

que desarrollaron patrones adictivos a la heroína en ese país,

mantenía la adicción tres años después de regresar a Estados Unidos

de Norteamérica (Rosenzweig y Leiman, 1995). Este caso demuestra

que para explicar el abuso y la adicción a sustancias psicoactivas es

necesario estudiar los tres elementos mencionados.

7

No obstante, libres del prejuicio ingenuo contra la sustancia, no es

posible desconocer que el encuentro entre ésta y los hombres del

mundo moderno frecuentemente conduce al desastre. El daño a la

salud y el fracaso social relacionado con el consumo no pueden

ignorarse argumentando desde una posición pseudocrítica.

Aunque la droga ha sido parte de la cultura de grupos de protesta o

bandera de autodenominados nacionalistas, ninguna de estas

opciones ideológicas puede negar que el consumo de drogas en el

mundo contemporáneo, sujeta a maquinarias comerciales

internacionales, constituye un problema social muy grave dentro de

nuestro contexto cultural, desprovisto de marcos que le den al

consumo un lugar dentro de tradiciones y significantes míticos.

No se puede pretender igualar el consumo del indígena, para quien la

sustancia psicoactiva “representa” en un marco cultural coherente

desde su cosmogonía hasta su cosmología, con el consumo de un

adolescente producto del occidente contemporáneo, cuyo contexto no

le provée de los recursos culturales adecuados para su desarrollo

integral.

Independientemente de la forma como se entienda el consumo de

sustancias psicoactivas, con sus antecedentes e implicaciones de

carácter cultural y en especial político y económico que tocan con las

estructuras internacionales de finanzas y poder, el uso de sustancias

es un problema que atañe al sector salud, porque el consumo de

8

psicoactivos afecta la salud del consumidor, le predispone para ser

víctima o agente de violencia y accidentes y, en general, tiene efectos

sobre las diferentes estructuras sociales y la calidad de vida de las

comunidades.

A continuación se presenta el panorama de los efectos sobre la salud

producidos eventualmente por el consumo de sustancias psicoactivas,

acompañado por estadísticas que ilustran sobre el alcance de su

consumo.

En la clínica, los trastornos por uso de sustancias se pueden dividir en

dos amplias categorías: trastornos por uso de sustancias -

dependencia y abuso de sustancias- y trastornos inducidos por

sustancias -tales como intoxicación, síndrome de abstinencia,

trastornos psicóticos o trastornos del afecto inducidos por sustancias-

(Jaffe, 1995).

La dependencia a sustancias consiste en un patrón inapropiado de

uso de una sustancia que produce una importante limitación o

malestar en la vida del individuo y está caracterizada por la presencia

de al menos tres de los siguientes criterios durante un mismo período

de doce meses (American Psychiatric Association, 1994):

- Tolerancia: es la necesidad de aumentar las cantidades de una

sustancia para lograr el efecto deseado o la disminución del efecto al

consumir la misma dosis.

9

- Síndrome de abstinencia: es el desarrollo de un conjunto de signos y

síntomas debidos a la disminución o supresión de una sustancia que

se ha usado bastante y por tiempo prolongado.

- La sustancia es usada en mayor cantidad o por períodos más

prolongados de lo que un individuo pensó que la iba a usar.

- Existe un deseo persistente o hace esfuerzos sin éxito por reducir o

controlar el uso de la sustancia.

- El individuo utiliza grandes cantidades de tiempo en función del

consumo de la sustancia, ya sea en conseguirla, estar consumiendo o

recuperándose de los efectos.

- Se deja de participar o se reducen las actividades sociales,

ocupacionales o recreativas debido al consumo de droga.

- La sustancia se continúa utilizando aunque se sufra de un problema

físico o psicológico asociado al consumo de la sustancia.

Según la cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los

trastornos mentales (DSM-IV), las sustancias que producen

dependencia son: alcohol, anfetaminas, marihuana, cocaína,

alucinógenos, inhalables, nicotina, opioides, fenciclidina y los sedantes

hipnóticos o ansiolíticos (American Psychiatric Association,1994;

Jaffe, 1995).

10

La epidemiología de los trastornos por uso de substancias ha sido

muy estudiada por su alta prevalencia y los altos costos que produce

al individuo y a la sociedad. Por ejemplo, el aumento en el consumo

de cocaína en los años ochenta le dio características epidémicas a

este trastorno (Jaffe, 1995). En Estados Unidos se estableció el

proyecto “Monitoreando el futuro”, que es un estudio continuo de

estilos de vida y valores en jóvenes y recibe información de todo el

país, dirigido por la Universidad de Michigan a través del Instituto

para la investigación social, con el apoyo del Instituto nacional para el

abuso de drogas. Este proyecto ha sido la plataforma para un estudio

anual desde 1975 llamado el High School Senior Survey, en el cual,

desde 1991, se incluyó una muestra representativa de estudiantes de

octavo y décimo grado (National Institute on Drug Abuse, Monitoring

the Future Study, 1996). Las cifras de prevalencia de vida, en el último

año y en el último mes por tipo de droga que se describen en dicho

estudio, se presentan como anexos.

El comienzo de los trastornos por uso de substancias ocurre

generalmente en adultos jóvenes y es más frecuente en hombres. Se

han descrito algunos factores predisponentes como el trastorno de

personalidad antisocial, trastornos de conducta infantil, ser tímido y

agresivo, y vivir en un ambiente donde las drogas están disponibles.

La prevalencia en la vida de dependencia al alcohol es 13,5% y de

dependencia a otras substancias 6,1% (Warner et al.,1995; Day,1995;

Anthony et Helzer,1995; Regier et al.,1990).

11

En Colombia en el Estudio nacional sobre consumo de sustancias

psicoactivas de 1996, realizado por Rodríguez y cols., se encontró

una prevalencia de “consumo alguna vez en la vida de drogas ilícitas”

en población general de 6,5%, en población universitaria en general

de 11,1% y en población general de Santa Fe de Bogotá de 8,9%. La

mayoría de consumidores correspondió al grupo de 18 a 44 años y el

consumo fue aproximadamente cuatro veces mayor en hombres que

en mujeres. Las proporciones de consumo global se incrementaron en

la medida que avanzó el nivel de instrucción. Según región geográfica

se encontró que Antioquia fue la región de mayor consumo con 12,3%

de prevalencia de vida; los niveles de mayor consumo también se

registraron en zonas de mayor grado de urbanización. La prevalencia

de consumo durante el último año, de al menos una de estas

sustancias, fue de 1,6% en población general, de 2,2% en población

universitaria y de 2,1% en población general de Santa Fe de Bogotá.

El grupo etáreo con la mayor prevalencia de consumo durante el

último año fue el de 18 a 24 años, con 2,8%. Según género, la razón

hombre/mujer para los consumidores en el último año fue de 4:1

(2,6% vs. 0,6%). En cuanto al riesgo de iniciar el consumo en el

último año, la mayoría fueron hombres, con edades entre los doce y

diecisiete años, estudiantes de secundaria y residentes en zonas de

alta densidad poblacional (Rodríguez,1996).

En el Segundo estudio epidemiológico de consumo de sustancias

psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, solicitado

12

por la Unidad Coordinadora de Prevención Integral de la Alcaldía

Mayor de la ciudad, se indagó por la percepción social del consumo

de sustancias psicoactivas, y específicamente, por las razones por las

cuales se creía que las personas consumían estas sustancias. Se

encontró que el consumo se debía a “problemas familiares” en un

54,8%, para “escapar de la realidad” en 33,0%; por “problemas

afectivos” en 27,9%; por “seguir la corriente a la gente que consume”

en 20,8%, y por “no tener más que hacer” en 11,4%. Las razones por

las cuales se creía entre los encuestados de este estudio que la gente

no consumía sustancias psicoactivas fueron, en su orden: por “ser

dañinas para la salud física y mental” (70,6%), “miedo a los efectos

que pueden producir” (23,7%), “porque conllevan a problemas

familiares” (20,5%), “porque va contra la moral” (17,9%) y “porque

causan dependencia” (15.8%). (Unidad Coordinadora de Prevención

Integral. Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá, 1995).

En cuanto a la relación entre violencia y consumo de drogas ilícitas,

en un informe de 1996 el Instituto Nacional de Medicina Legal y

Ciencias Forenses -INML y CF- reportó que de las necropsias por

homicidio provenientes de Santa Fe de Bogotá (3.227), se realizó

análisis de estupefacientes entre 61% y 67% de los casos, siendo

20% positivo para cocaína, 10% para marihuana y 0,3% para

opiáceos (Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses,

1996).

13

A continuación se presentará el panorama de consumo de las

diferentes sustancias incluidas en el presente estudio.

Consumo de alcohol

Haciendo un recuento histórico, en Caná y Palestina, se encuentran

textos de 1.400 años a.C. con alusiones a banquetes con abundante

vino y se conocían deidades adoradas como dioses del consumo de

bebidas embriagantes. En Roma, se celebraban anualmente dos

grandes fiestas la Bacanalia, dedicada al dios del vino, Dionisio, y la

segunda a Saturno, dios de la agricultura (Rosenstingl, 1974;

Acevedo, 1989), en las cuales el consumo de alcohol, ligado a la

tradición mitológica alrededor de estas deidades, preparaba los

ánimos para la festividad y era parte integral de ésta.

En América, desde la época precolombina, se consumían bebidas

embriagantes obtenidas por medio de la fermentación -especialmente

la chicha-, que era acompañante obligatoria de todas las

celebraciones, incluyendo el ritual mortuorio. Aun hoy, se conservan

esos rituales ligados al consumo de bebidas alcohólicas pero se ha

cambiado el tipo de bebida (Sayres, Bejarano,1950; Mariátegui, 1985).

El conocimiento de los daños a la salud provocados por el consumo

de alcohol también es antiguo. Desde Hipócrates (460 a.C.) se habló

de la locura alcohólica y Asclepiades comentó la asociación entre

cirrosis hepática y el abuso en el consumo de vino (Rosenstingl,

1974).

14

En el territorio colombiano, la guerra contra el consumo de alcohol

tuvo su escenario en la larga cadena de acciones contra la chicha.

Los problemas que trajo el consumo de chicha llevaron a que en 1658

el doctor Dionisio Pérez Manrique, presidente de lo que es hoy

Colombia, dictara varios actos de gobierno, entre los cuales estuvo la

prohibición del consumo de chicha (Mejía, 1980).

En 1820, Bolívar dictó un decreto prohibiendo “para siempre la chicha

en Sogamoso” (Roselli, 1968). En 1898, los doctores Liborio Zerda y

Josué Gómez, organizaron campañas contra el consumo de chicha.

En 1912, el general Rafael Uribe Uribe, presentó al Senado un

proyecto sobre la reglamentación de bebidas alcohólicas. Por la

misma época, el término alcoholismo fue empleado por primera vez

por Magnum Huss, médico sueco en 1849 (Bejarano, 1950). En 1943,

Jellinek caracterizó nosológicamente el alcoholismo, y la Organización

Mundial de la Salud define el término como “incapacidad de

abstenerse”.

En 1915, el doctor Luis López de Mesa, publicó el libro El problema

del alcoholismo y su posible solución y en un congreso médico

reunido en Medellín se presentaron ponencias sobre el consumo de

alcohol y la criminalidad (Roselli,1968). En 1948, el doctor Jorge

Bejarano, prohibió la fabricación de chicha por medio de la aprobación

de la ley 34 de 1948.

15

Pero fue sólo en 1955 cuando se realizó en Bogotá, el primer

congreso nacional, sobre alcoholismo en el cual se trató una serie de

temas sobre aspectos epidemiológicos, sociales, biológicos y legales.

En 1967, durante el Séptimo Congreso nacional de psiquiatría, se

presentó un trabajo titulado “Bases para el estudio del alcoholismo en

Colombia”, en el que se planteaba la necesidad de iniciar estudios

epidemiológicos en el país, para conocer la realidad del problema. A

su vez, en Medellín se llevó a cabo el “Primer estudio poblacional

sobre consumo de sustancias psicoactivas” y se incluyó el consumo

de bebidas alcohólicas en 1984 (Velásquez et al., 1985). Durante

1987 y 1988, un equipo interinstitucional realizó los estudios de

validación de una serie de instrumentos para la utilización como

pruebas diagnósticas de alcoholismo. Uno de ellos fue el Cage, el cual

se seleccionó como prueba tamiz para incluirlo en el Primer estudio

nacional sobre alcoholismo y consumo de sustancias psicoactivas

.Colombia 1987 (Torres de Galvis et Murrelle,1988).

A partir de la segunda década de los ochenta se ha realizado en el

país una serie de estudios, con criterios diagnósticos comparables,

que ha servido para evaluar el impacto del problema en los campos de

la salud física y mental y su asociación con indicadores de violencia y

accidentes.

Varios autores estadounidenses coinciden en que un claro

conocimiento sobre la prevalencia y naturaleza del alcoholismo es

16

difícil, ya que con frecuencia se encuentran discrepancias entre los

clínicos y los investigadores para distinguir entre los diferentes

patrones de consumo de alcohol y la definición misma de alcoholismo.

Para algunos, los patrones están clasificados como consumo excesivo

de alcohol; consumo de alcohol; consumo de alcohol con

consecuencias o problemas para la salud o consecuencias sociales y

dependencia al alcohol caracterizada por la incapacidad para controlar

el consumo de bebidas alcohólicas y el desarrollo de tolerancia física

o dependencia (Polich y Kaelber, 1985). Cuando se aplican

definiciones sobre el alcoholismo solo a partir de la cantidad de

bebidas alcohólicas consumidas, los investigadores serios coinciden

en que la respuesta es muy poco precisa a pesar de la honestidad de

la persona que informa (Barnhouse, 1988).

Entre los instrumentos validados en el país en los estudios realizados

desde 1987, se ha hecho uso prioritario del Cage. Teniendo en cuenta

lo anterior se decidió utilizar el Cage en el presente estudio, con el fin

de poder comparar tendencias respecto a otras investigaciones

nacionales; además, se consideró que el instrumento está diseñado

para investigaciones de carácter poblacional.

El instrumento Cage consta de cuatro preguntas:

¿Ha sentido alguna vez la necesidad de disminuir la cantidad de

alcohol que toma?

¿Se ha sentido molesto porque le critican su manera de beber?

17

¿Se ha sentido alguna vez mal o culpable por su manera de beber?

¿Ha tomado alguna vez un trago a primera hora de la mañana, para

quitar los nervios o para quitar el “guayabo”?

Para el estudio presente se tendrán en cuenta puntos de corte de

acuerdo con la validación realizada en la ciudad de Medellín: ninguna

pregunta o una sola positiva se considera como “normal”, dos

positivas como “alto riesgo de alcoholismo”; y tres o cuatro

“alcoholismo”.

Actualmente se acepta que los trastornos por uso de sustancias,

incluyendo el alcoholismo, se caracterizan por un patrón inadecuado

de consumo de sustancias psicoactivas que se puede manifestar

como abuso o dependencia (DSM-IV).

El alcoholismo es una enfermedad crónica que se acompaña de

signos y síntomas clínicos de toxicidad en los tejidos, los peligros de

dependencia física, el riesgo de síndrome de abstinencia y el daño

que ocasiona a la vida psicosocial del individuo. La dependencia del

alcohol se caracteriza por el desarrollo de conductas maladaptativas

asociadas al uso prolongado de grandes cantidades de alcohol. Las

complicaciones médicas más frecuentes de la dependencia al alcohol

son la cirrosis hepática, la neuropatía periférica, el daño cerebral y la

cardiomiopatía. También se observa con frecuencia gastritis y

pancreatitis. Entre las complicaciones más temidas están aquellas de

tipo neuropsicológico. Además, el alcoholismo puede enmascarar o

18

exacerbar múltiples trastornos médicos y psicológicos (Kaplan y

Sadock, 1995).

Hay una amplia evidencia sobre la asociación del alcoholismo con

violencia -homicidios, accidentes y suicidios-, enfermedades

orgánicas como cirrosis hepática y pancreatitis, problemas laborales y

pérdida de productividad por ausentismo, accidentes de trabajo,

incapacidades, años de vida perdidos, aumento en la demanda de

atención médica y otros efectos negativos sobre el individuo, el núcleo

familiar y la sociedad (Kaplan y Sadock, 1995).

El síndrome de abstinencia asociado a alcoholismo incluye temblor,

debilidad, sudación, hiperreflexia osteotendinosa, trastornos

gastrointestinales e intenso dolor de cabeza. La forma más severa de

este síndrome es el delírium trémens que comienza como un ataque

de ansiedad seguido de confusión, falta de sueño, sudación,

taquicardia, fiebre, alucinaciones vívidas de todo tipo, desorientación y

si progresa, puede llevar a profunda depresión (Kaplan y Sadock,

1995).

Por otra parte, el consumo de grandes cantidades de alcohol puede

llevar a una alucinosis alcohólica, que consiste en alucinaciones

generalmente de tipo persecutorio, acusatorias y de amenaza que

hacen que el paciente esté aterrorizado. A largo plazo, el consumo de

alcohol puede conducir al síndrome de Korsakoff, que consiste en un

daño irreversible de la memoria reciente.

19

Las causas del alcoholismo aún no están suficientemente

establecidas y tienen que ver con factores sociales, culturales,

psicológicos y biológicos. Por ejemplo, se han determinado algunos

factores de riesgo psicosociales relacionados con la aparición de

alcoholismo tales como el aislamiento, la timidez, la depresión,

impulsividad, conductas autodestructivas y hostiles, inmadurez sexual

y la presencia de una personalidad de tipo dependiente (Kaplan y

Sadock, 1995).

En el caso de Colombia, el consumo de bebidas alcohólicas tiene una

gran aceptación cultural en todos los estratos sociales, siendo

considerada como una de las sustancias legales con mayor

permisividad social. Sin embargo, por la rápida aparición de consumo

problemático de esta sustancia, por el incremento del riesgo de

accidentes y violencia, por disminución en el rendimiento escolar y

laboral ligada a ella, y por su comportamiento como puerta de entrada

al consumo de drogas más fuertes, en los últimos años se ha

considerado que su vigilancia epidemiológica es importante (Torres,

1993; Primer estudio nacional de salud mental y consumo de

sustancias psicoactivas, 1993).

Se estima que aproximadamente 90% de la población consume

bebidas alcohólicas. En Colombia los estudios realizados sobre

prevalencia de consumo, registran 84% (Torres et Murrelle, 1987). En

el Primer estudio nacional de salud mental y consumo de sustancias

psicoactivas, (Torres , Posada, 1993) se encontró una edad promedio

20

para el inicio del consumo de bebidas alcohólicas de catorce años,

con una desviación estándar de 4,6 años; en el mismo estudio, 88,8%

de los hombres y 75,1% de las mujeres informaron consumo hasta la

embriaguez. Además, en el estudio citado se encontró una fuerte

asociación entre consumo problemático, accidentes de tránsito,

indicadores de violencia y consumo de otras sustancias psicoactivas,

como cocaína, bazuco y marihuana. En un estudio sobre consumo de

sustancias psicoactivas en estudiantes de grados diez y once de la

población de Marinilla, Antioquia, se encontró que 61,7% de los

encuestados aceptó haber ingerido alcohol en algún momento de su

vida, siendo la sustancia más utilizada por los estudiantes durante el

último año; 6% de los encuestados se consideró ex consumidor de

alcohol, por no haberlo ingerido en el último año. El promedio de edad

para el inicio del consumo de ésta sustancia legal se situó entre los 14

y 15 años de edad (Arango, 1996).

En el estudio Epidemiological Catchment Area –Eca- en Estados

Unidos, se encontró que la prevalencia en la vida de dependencia al

alcohol fue de 13,8% y en el último año 6,3%. El trastorno fue más

frecuente en hombres (23,8%) que en mujeres (4,6%). También se ha

observado una relación inversa entre alcoholismo y nivel de educación

y pocas personas que sufren esta enfermedad (9%) tienen matrimonio

estable (Kessler et al., 1994; Warner et al., 1995; Day, 1995; Schuckit,

1995; Ross, Glaser, et Germanson, 1988; Regier et al., 1990;

Kozlowski et al., 1993; Dougherty, 1991; Helzer et Pryzbeck, 1988).

21

En el Estudio nacional de salud mental y consumo de sustancias

psicoactivas, realizado en 1993, se encontró que para nuestro país la

edad de inicio promedio del consumo de alcohol fue de 15,6 años, con

una desviación estándar de 4,6; 44,1% del total inicia el consumo de

bebidas alcohólicas de quince o menos años. La diferencia para esta

variable según sexo -inicio más temprano en hombres- fue

estadísticamente significativa, con una p< 0.001. Además, 81,8% de la

población estudiada manifestó haber consumido alcohol hasta la

embriaguez; con un 88,8% de los hombres y 75,1% de las mujeres.

Por cada mujer, más de tres hombres consumieron bebidas

alcohólicas hasta la embriaguez antes de los dieciséis años. El

hallazgo anterior puede explicarse por una cultura en la cual el

consumo de alcohol por el hombre es aceptado socialmente, mientras

que en la mujer existe una menor permisividad social y familiar que se

comporta como un factor de protección.

En la aplicación del Cage realizada por el Estudio nacional de salud

mental y consumo de sustancias psicoactivas en 1993 se encontró

que 16,7% de la población estudiada presentaba problemas

relacionados con alto riesgo de alcoholismo o alcoholismo, siendo

mayor la proporción correspondiente al sexo masculino. Más de uno

de cada cuatro hombres se encontró con problemas por el consumo

de bebidas alcohólicas, convirtiéndose esto en un grave problema de

salud pública nacional. La correlación entre pertenecer al sexo

masculino y padecer alcoholismo está sustentada por la consistencia

22

de hallazgos encontrados en Colombia y en Medellín; así como por la

consistencia externa con muchos estudios realizados en

Latinoamérica. En el mismo estudio nacional no se encontraron

diferencias estadísticamente significativas entre clases sociales.

En el Estudio nacional sobre consumo de sustancias psicoactivas, de

1996 realizado por Rodríguez y cols., se encontró una prevalencia de

consumo de bebidas con contenido de alcohol en población general

colombiana de 61,6%, en población universitaria en general de 76,2%

y en población general de Santa Fe de Bogotá de 65,6%. La

prevalencia de consumo durante el último mes, que se considera

como una buena medida del consumo actual, fue de 35,5% en

población general colombiana, de 48% en población universitaria en

general y de 41,6% en población general de Santa Fe de Bogotá. Los

niveles de consumo más altos en el último mes se encontraron en

hombres, personas entre los dieciocho y 44 años, trabajadores y con

nivel educativo universitario. Se informó además, que el consumo

según niveles de urbanización, tenía un comportamiento en “U”, es

decir, alto en los niveles más bajos y en los niveles más altos,

situación contraria al consumo de sustancias ilegales, que muestra un

problema concentrado en las grandes urbes (Rodríguez, 1996).

En este mismo estudio, se encontró que la incidencia anual (casos

nuevos) fue de 4,8% y se caracterizó por estar entre los doce y

diecisiete años, con una incidencia en hombres significativamente

mayor que en mujeres y con una mayor frecuencia de consumidores

23

nuevos con ocupación de estudiantes. La edad promedio de inicio de

consumo de bebidas alcohólicas fue de 15,9 años, siendo ligeramente

superior en hombres que en mujeres. Las razones principales para el

consumo de bebidas alcohólicas fueron las celebraciones familiares

(37%), la presión de los amigos (26,3%) y la dependencia, necesidad

u otros (23,4%). El consumo se hizo principalmente en compañía de

amigos (55,35%), de familiares (23,8%) y de compañeros de trabajo

(7,9%), y los sitios donde se consumió con más frecuencia fue en las

tiendas, en la propia casa, en recepciones y en casa de los amigos.

Las personas que no habían consumido bebidas alcohólicas en el

último mes, manifestaron no hacerlo principalmente por ser malo para

la salud (13,3%), porque “sólo bebió por probar” (11,9%) y porque “no

le gustó” (10,8%). Las razones principales para nunca haber

consumido bebidas alcohólicas fueron porque “no le gustaba” (30,5%),

por la salud (26,1%), por temor a volverse bebedor ( 10%) y por su

religión (9,2%). (Rodríguez, 1996).

En el estudio de Rodríguez, también se encontró que en la población

colombiana, de doce a sesenta años, el 9,3% está en riesgo de

alcoholismo y el 6.5% es alcohólica. Este problema se reportó cuatro

veces mayor en hombres que en mujeres y se presenta con mayor

frecuencia en el grupo de 25 a 44 años, en los trabajadores y en la

región oriental y la ciudad de Bogotá. Al cruzar el nivel de alcoholismo,

medido con el índice Cage, con los problemas presentados con el

consumo de alcohol, se pudo observar en forma consistente que los

24

problemas en el trabajo, los estudios, de pareja, en la familia, de

salud, legales, económicos y de tránsito se presentaban con mayor

frecuencia cuando se era alcohólico (Rodríguez, 1996).

En el Segundo estudio nacional de salud mental y consumo de

sustancias psicoactivas realizado por Torres de Galvis y cols., se

encontró que en la población general de Santa Fe de Bogotá, 13%

tenía alto riesgo de alcoholismo y 13% era alcohólica según el Cage.

Así mismo, la edad promedio de inicio del consumo de alcohol fue de

14,24 años, con una mediana de quince años y una moda de quince

años (Torres de Galvis, 1997).

En el Segundo estudio epidemiológico de consumo de sustancias

psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, solicitado

por la Unidad Coordinadora de Prevención Integral de la Alcaldía

Mayor de la ciudad, se encontró que la sustancia psicoactiva -legales

e ilegales- de mayor consumo fue el alcohol, con una prevalencia de

vida en población general de 75,63%, la edad de mayor consumo fue

de dieciocho a veinticuatro años. La prevalencia de consumo del

último año fue de 66,66%, con un incremento del consumo a medida

que se asciende de estrato socioeconómico. La edad de inicio de

consumo de alcohol fue entre los doce y diecisiete años, 54,8% de los

hombres lo consumieron por primera vez antes de cumplir los quince

años, mientras que 40,8% de las mujeres lo hicieron antes de los

quince años. En cuanto a la cantidad y frecuencia de consumo de

alcohol, se observaron diferencias en el género, los hombres lo hacían

25

en mayor cantidad y frecuencia que las mujeres. En referencia a la

percepción de la gravedad del problema del consumo de alcohol,

38,7% de los hombres y 47,2% de las mujeres, lo calificaron como

grave (Unidad Coordinadora de Prevención Integral. Alcaldía Mayor de

Santa Fe de Bogotá, 1995).

En cuanto a los sitios donde la gente consideraba que se consumía

alcohol, 58,2% mencionó los bares, griles y discotecas, 17% las

fiestas, reuniones y paseos, 6,9% la calle o parque y 5,3% el colegio,

la escuela y la universidad. En cuanto a la percepción de la compañía

con la cual se consume alcohol, se encontró en la población general

que 71,2% lo hacía en compañía de amigos o amigas, 14,9% de

compañeros de trabajo, 4,8% del cónyuge, compañero marital o novio

y 4,0% de compañeros de estudio. Al aumentar la edad se tendió a

considerar menos a los compañeros de estudio (5,2% entre doce y

diecisiete años y 3,0% para 35 a 45 años). Al hacerse en este mismo

estudio la comparación con el realizado en 1988 en población general

de Santa Fe de Bogotá, se encontró que el consumo de alcohol

alguna vez en la vida había disminuido en 3,0% (78% vs. 75,6%) y el

consumo en el último año en 2,6% (68,4% vs 66,6%). La edad

promedio de inicio del consumo de alcohol se mantuvo durante el

período (16,2 años). (Unidad Coordinadora de Prevención Integral.

Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá, 1995).

Con referencia a la relación entre violencia y alcoholismo, en un

estudio de violencia juvenil (Torres y Velásquez, 1989), se encontró

26

que en 47% de los casos de jóvenes entre dieciséis y veinticuatro

años sindicados de homicidio, éstos informaron haber cometido el

acto violento bajo los efectos del alcohol u otras drogas.

El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses -INML y

CF- en un informe de 1996, reportó que de las necropsias por

homicidio provenientes de Santa Fe de Bogotá (3.227), se realizó la

prueba de alcoholemia a 92% de los casos, en 58% la víctima había

ingerido licor (presentaba alcoholemia de 15 a 49 mg/ml en 15%, de

50 a 149 mg/ml en 18% y era igual o superior a 150 mg/ml en el 25%);

33% de homicidios con arma de fuego, 49% de otros homicidios, 35%

de suicidas y 10% de víctimas de muerte accidental estaban en

estado de embriaguez (nivel de alcoholemia mayor a 50 mg/100 ml).

Es importante resaltar en este mismo informe que los fines de semana

concentraron 45% de los casos y de 2.728 eventos en los cuales se

registró la hora de la lesión, 75% ocurrió en el horario nocturno (18:00-

06:00 horas). Además, en 66% de los casos, la lesión se produjo en la

vía pública, 6% en un establecimiento público con venta de licor, 6%

en un vehículo, 6% en la residencia, 4,5% en el sitio de trabajo, 3% en

baldío y 8% en otros sitios. 93% de las víctimas de homicidio común

eran hombres y 7% mujeres, 93% de los hombres tenía entre quince y

49 años y el 80% de las mujeres tenía entre quince y 44 años. Con

respecto a las muertes por accidente de tránsito durante 1996, el

INML y CF, realizó 1.299 necropsias, de las cuales el 83% (1.073)

correspondía a personas lesionadas y muertas en Santa Fe de

27

Bogotá, de estas se hizo alcoholemia a 75% y se encontró que había

ingerido licor 51% (14% presentó alcoholemia entre 15 y 49 mg/ml,

11% entre 50 y 149 mg/ml y 26% era igual o superior a 150 mg/ml) y

que 27% de las víctimas estaba en estado de embriaguez. 57% de las

lesiones fatales ocurrió en horario nocturno. En los fines de semana

se concentró 42% de los casos (Instituto Nacional de Medicina Legal y

Ciencias Forenses, 1996).

En el estudio sobre consumo de alcohol y lesiones en la temporada de

diciembre de 1996 y 1997, realizado en la ciudad de Santa Fe de

Bogotá, se encontró que hubo una disminución significativa de los

accidentes de tránsito en la capital con relación al período anterior

(23% menos), probablemente debido a la restricción de la venta y

consumo de alcohol durante las festividades navideñas, lograda a

través de la aplicación de una política trazada por las autoridades

civiles de la ciudad (Scoppetta, 1997).

Igualmente, en el informe de la OPS en 1984, se presentaron

estimaciones según las cuales entre 25 y 60% de los accidentes de

tránsito en América latina son causados por conductores

embriagados. El Estudio nacional de salud mental y consumo de

sustancias psicoactivas (Torres de Galvis et al., 1993), encontró que

en el comportamiento de los accidentes de tránsito bajo los efectos de

las bebidas alcohólicas, ya sea como conductor o como peatón, se

presentó una clara asociación con el sexo masculino, con una

frecuencia de 5.9%, comparada con la encontrada en el sexo

28

femenino de 1.5%; una razón de disparidad de 4.8% y límites de

confianza de 95% (2.9 < RD < 8.6). Igualmente, a mayor puntaje del

Cage, aumenta la frecuencia de este tipo de accidentes; 3.5% en las

personas evaluadas como normales, 24% en las de alto riesgo de

alcoholismo y 28.8% en las alcohólicas; el chi cuadrado de tendencia

presentó un valor de p < 0.001.

En el Segundo estudio nacional de salud mental y consumo de

sustancias psicoactivas, 6,3% de la población general de Santa Fe de

Bogotá, D.C., manifestó haber sufrido por lo menos un accidente de

tránsito bajo los efectos del alcohol. Igualmente, la frecuencia de otros

accidentes bajo efectos del alcohol fue de 9,1% y la frecuencia de

incidentes violentos bajo efectos del alcohol fue de 5% (Torres de

Galvis y cols., 1997).

El Instituto Mexicano de Psiquiatría en 1979, reporta que la tercera

parte de las víctimas de suicidio mostraron alcoholemias positivas.

En el primer análisis de los datos del sistema de vigilancia

epidemiológica sobre consumo de sustancias psicoactivas en

Medellín, se encontró una proporción alta de alcoholemias positivas

en los pacientes atendidos en los Servicios de Urgencias y en las

necropsias de personas que murieron por accidentes de tránsito u

homicidios (Torres de Galvis, 1993). Otros estudios más recientes,

como por ejemplo, el realizado en Antioquia en el año 1995,

analizando las características de los accidentes de tránsito

29

presentados en todo el Departamento durante los años 1982 a 1995

muestran que en 7.3% de los casos los accidentes se debieron a

presencia de un conductor en estado de embriaguez aparente; el

estudio realizado en los Servicios de Urgencias de los Hospitales

General y San Vicente de Paul ,de Medellín, sobre uso de sustancias

psicoactivas mostró que 40% de los pacientes atendidos en 1992 por

accidentes de tránsito tenía alcoholemias positivas y 66.3% refirió

haber consumido alcohol; igualmente según el Instituto de Medicina

Legal de Medellín, en 1992 la mayor frecuencia de alcoholemias

positivas se encontró en las personas cuya muerte se debió a

accidentes de tránsito (60% de los casos) (Sierra et al., 1995).

En un estudio realizado en Puerto Rico (Kaye, 1974), al cruzar la

variable “haber sido herido o herir a otro bajo los efectos del alcohol”

con los resultados del Cage, se encontró una fuerte asociación

medida a través del chi cuadrado de tendencia, con un valor de p <

0.0001, y una razón de disparidad con tendencia positiva, que muestra

incremento dosis-respuesta a medida que pasa de normal a

alcohólico. Incluso en el grupo con diagnóstico de normalidad para

alcoholismo, se encontró 2.5% de personas que informó “haber sido

heridas o herir a otro bajo el efecto del alcohol”.

Con relación a la comorbilidad de depresión y consumo de alcohol, en

el Estudio nacional de salud mental y consumo de sustancias

psicoactivas, de 1993, se comprobó la coexistencia del problema de

alcoholismo con depresión clínica: entre las personas que fueron

30

clasificadas como deprimidos, el 4,7% tenían alto riesgo de

alcoholismo y el 6,4% eran alcohólicos (Torres de Galvis et al., 1993).

Otros efectos asociados de manera estadísticamente significativa al

alcoholismo en el Estudio nacional de salud mental y sustancias

psicoactivas (Torres de Galvis, 1993) fueron:

Sentirse solo o aislado, 48.2% de los alcohólicos ( p<0.0002).

Menor rendimiento en el trabajo o estudio, 38 % de los alcohólicos.

Dificultad para enfrentarse a los problemas, 40.3% de las personas

con alcoholismo (p<0.001).

Sentimientos de sospecha y desconfianza de todos, 44.6% de los

alcohólicos.

Necesidad de consulta médica urgente y alcoholismo, se asociaron de

manera estadísticamente significativa, con una p < 0.01.

Consumo de cigarrillo

La nicotina en cigarrillos, cigarros y tabaco puede producir

dependencia. Su uso generalmente comienza en la juventud y las

consecuencias son ampliamente conocidas. El hábito de fumar es

causa principal de enfermedades prevenibles, incapacidad y muerte

prematura. Alrededor de 80% de las personas que fuman manifiestan

deseo por dejar de hacerlo, cada año 35% tratan de dejarlo y menos

31

de 5% lo logran. Actualmente, el uso de tabaco está descendiendo en

la mayoría de los países (Kaplan y Sadock, 1995).

El tabaco se ha consumido desde tiempos muy antiguos. Las más

remotas referencias sobre su consumo datan del 600 a.C.,

posteriormente en la época del descubrimiento de América, Cristóbal

Colón registró en su diario de viajes el momento de su introducción en

Europa. Desde entonces no existe una sola cultura en que se haya

iniciado su consumo que haya podido erradicarlo (Kaplan y Sadock,

1995).

Se ha descrito que en el humo del cigarrillo se pueden identificar más

de 4.000 sustancias, algunas de ellas son farmacológicamente

activas, citotóxicas, mutagénicas o carcinogénicas. El cigarrillo ha sido

asociado a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares,

arteriosclerosis, hipertensión arterial, enfermedad cerebro vascular,

cáncer, bronquitis crónica y enfisema (Kaplan y Sadock, 1995).

En el caso de Colombia, el cigarrillo se relaciona etiológicamente con

muchos de los problemas de salud más frecuentes -infarto de

miocardio, cáncer de diferentes localizaciones, enfermedad pulmonar,

bajo peso al nacer, entre otros-, y éstos podrían disminuirse con la

reducción del consumo en la población.

Se ha observado que los fumadores tienden a beber más alcohol, café

y té que los no fumadores; de otra parte, presentan comorbilidad con

uso de sustancias ilícitas con mayor frecuencia que los no fumadores.

32

Además, presentan un exceso en la mortalidad que estaá

directamente relacionada con el número de años fumando, número de

cigarrillos al día y la profundidad de la inhalación del humo. Es de

anotar que los inhaladores pasivos -quienes inhalan el humo de otros

fumadores- están sometidos a grandes concentraciones de la mayoría

de las sustancias contenidas en el humo del cigarrillo. Este hecho

puede aumentar el riesgo de cáncer de pulmón y enfermedades

respiratorias en quienes inhalan el humo de otros fumadores (Kaplan y

Sadock, 1995).

En cuanto a la comorbilidad del uso de tabaco con la dependencia a

otras drogas, se ha encontrado que el tabaquismo usualmente

precede al consumo de marihuana y al uso de otras sustancias

ilegales en la adolescencia. Al comparar a los adolescentes entre 12 y

17 años que habitualmente usan cigarrillos, con jóvenes de la misma

edad que no fuman, los primeros tienen dos veces más posibilidades

de usar alcohol, nueve veces más posibilidades de usar píldoras

ilegales como estimulantes y tranquilizantes; diez veces más riesgo de

usar marihuana y 14 veces más de utilizar cocaína, heroína o

alucinógenos. Por lo anterior, fumar cigarrillo es un predictor del uso

de otras drogas entre los adolescentes, por lo cual el tabaquismo

debe ser una prioridad importante en la prevención del uso de drogas

(DuPont).

Los cuadros clínicos relacionados con la nicotina solamente fueron

clasificados como trastornos por sustancias en los últimos años. Este

33

cambio fue propiciado por la aparición en 1988 del Surgeon General´s

Report on the Health Consequences of Smoking: Nicotine Addiction,

documento que recogió los hallazgos de más de 2.500 publicaciones

científicas sobre el tema, concluyendo inequívocamente que el

cigarrillo y otras formas de tabaco eran adictivas, que la nicotina era la

responsable de ésta adicción y que los procesos farmacológicos y

conductuales que determinan la adicción al tabaco eran similares a los

encontrados para otras sustancias como la heroína y la cocaína

(Kaplan y Sadock, 1995).

En la actualidad se acepta la existencia de tres trastornos

relacionados con la nicotina (DSM-IV):

Dependencia a la nicotina.

Abstinencia de nicotina.

Trastorno no especificado relacionado con nicotina.

El diagnóstico de dependencia a la nicotina requiere la presencia

durante al menos tres meses en el mismo año de: tolerancia,

abstinencia, deseo persistente de fumar, gasto considerable de tiempo

buscando o empleando nicotina, importante alteración de las

actividades cotidianas por el uso del tabaco y consumo continuo de

nicotina a pesar de conocer el riesgo que esto implica para la salud

(Kaplan y Sadock, 1995).

34

Para diagnosticar un cuadro de abstinencia de nicotina se debe

encontrar la presencia de una serie de signos característicos de

malestar -afecto disfórico o deprimido, insomnio, irritabilidad o enojo,

ansiedad, dificultades en la concentración, cansancio, disminución de

la frecuencia cardiaca, aumento del apetito o ganancia de peso- que

se inician dentro de las primeras veinticuatro horas después de cesar

abruptamente un consumo de nicotina que se había mantenido por

algunas semanas, y causan un malestar significativo (Kaplan y

Sadock, 1995).

Como trastorno no especificado relacionado con nicotina se clasifican

todas aquellas alteraciones producidas por la suspensión abrupta del

consumo de nicotina que no pueden ser clasificadas en los apartados

anteriores. Se incluye aquí la intoxicación por nicotina, el abuso de

nicotina y los trastornos ansiosos y del estado de ánimo inducidos por

nicotina (Kaplan y Sadock, 1995).

En los Estados Unidos, aproximadamente 55% de la población ha

fumado alguna vez en la vida; 30% de la población fuma

específicamente cigarrillos. La prevalencia en la vida de la

dependencia a la nicotina es de 20% y el cigarrillo se ha asociado con

la muerte prematura de 350.000 personas cada año (Kozlowski et al.,

1993; Kaplan y Sadock, 1995; American Psychiatric Association,

1994).

35

En el estudio The National Comorbidity Survey, llevado a cabo por el

Public Health Service de EE.UU. en 1992 y 1993 sobre una población

de 24.000 adultos, se encontró que aproximadamente 26.5% de la

población de dieciocho años o más eran fumadores habituales,

definidos como aquellos que habían fumado al menos cien cigarrillos

durante su vida, inclusive si el consumo se había llevado a cabo en el

transcurso de unos pocos días, definición diferente de la empleada en

otros estudios similares del Public Health Service, en donde se

consideran fumadores habituales a todos aquellos que han consumido

cigarrillo de alguna manera en el mes anterior. En éste último estudio,

la prevalencia establecida fue de 28.1% para adultos, en el año 1992.

El estimado para 1993 fue de 25.8% (Public Health Service EE.UU.

The National Comorbidity Survey, 1994).

En los informes del programa “Monitoreando el futuro” en estudiantes

de High School de Estados Unidos, se observa que igual que en

Colombia, el cigarrillo es la segunda sustancia de mayor consumo

y que en el período 1975-1985 la prevalencia de vida reportada fue en

promedio de 72.3%, así mismo la prevalencia anual entre estudiantes

de tiempo completo en 1994 fue de 37.6%, mientras que en

estudiantes de tiempo parcial fue de 47.1% (National Institute on Drug

Abuse. Monitoring the Future Study, 1996; National Survey Results on

Drug Abuse from the Monitoring the Future Study, 1994).

En un estudio realizado en personal militar en el año 1992 , por el

Research Triangle Institute y el Departamento de Defensa de EE.UU.,

36

se encontró que sobre 25.000 encuestados pertenecientes a las

fuerzas armadas de ese país, los porcentajes de consumo de cigarrillo

y de alcohol con patrón de “bebedor pesado”, eran mayores que en la

población civil (Worldwide Survey of Substance Abuse and Health

Behaviors Among Military Personell, Research Triangle Instituye,

1992).

Las campañas de prevención del consumo de nicotina han dado

resultados favorables, reflejados por ejemplo en la disminución

notable en la prevalencia de fumadores encontrada en EE.UU. al

comparar la prevalencia de consumo en adultos entre 1964 y 1980

(44% vs. 27% respectivamente). Por el momento existen más

hombres que mujeres fumadoras, pero esto tiende a invertirse a

medida que pasa el tiempo. Por ejemplo, encuestas recientes

realizadas en Estados Unidos muestran que 20% de los adolescentes

mujeres fuman, contrastando con tan sólo 15% de adolescentes

hombres fumadores (Kaplan y Sadock, 1995).

En Colombia, el estudio sobre consumo realizado en 1987 (Torres y

Murrelle) mostró una prevalencia global para el consumo actual de

29,7%, tendiendo en los años siguientes a la disminución

especialmente en los jóvenes. En el estudio sobre consumo de

sustancias psicoactivas y factores asociados en 21.790 estudiantes de

educación básica secundaria y media, se encontró 11% de

prevalencia de consumo (Torres, Maya y Murrelle, 1987).

37

En el Estudio nacional sobre consumo de sustancias psicoactivas de

1996 la prevalencia de vida reportada en población general

colombiana fue de 18,5%, en población universitaria Colombiana de

23% y en población general de Santa Fe de Bogotá de 21,6%. La

prevalencia en el último año para población general colombiana fue de

21,4%, para población universitaria colombiana de 27,7% y para

población general de Santa Fe de Bogotá de 23,9%. La prevalencia en

el último mes para población general colombiana fue de 18,5%. En

general, el consumo entre hombres en el último año y mes fue

aproximadamente dos veces mayor que el de las mujeres (prevalencia

en el último año de 29% y 14.2% respectivamente). La prevalencia en

el último año aumentó con la edad en forma consistente, para el grupo

de doce a diecisiete años se estimó una prevalencia anual de 6,8% y

en el grupo de veinticinco a 44 años, que aportó el mayor número de

consumidores actuales, la prevalencia anual fue de 24.7%. Se

encontró además, que el consumo es elevado en niveles bajos y

altos de instrucción, que es mayor a medida que aumenta el nivel de

urbanización, siendo las Regiones de Antioquia y Bogotá las que

presentan las mayores prevalencias del último año y del último mes.

Los consumidores nuevos, representan el 1.4% de la población

colombiana y en su mayoría son menores de 17 años. Para este

indicador, la diferencia de género fue de 1.7:1 a diferencia de la razón

hombre/mujer de la prevalencia de vida(2:1), lo cual hizo pensar que

el consumo de cigarrillo por las mujeres tiende a equiparase con el

tiempo al consumo de los hombres (Rodríguez, 1996).

38

Para la distribución de consumidores de cigarrillo en el último año, la

prevalencia mayor se presentó en el grupo de 25 a 44 años, la

mayoría trabajadores y residentes en Bogotá, Antioquia y Valle. El

40.2% de los consumidores fuman de 1 a 5 cigarrillos diarios, mientras

que un porcentaje similar se consideró como “fumadores fuertes”, es

decir, de media cajetilla o más cada día. El 68.3% manifestó que la

razón más frecuente para fumar era la dependencia a la nicotina, y el

sitio de consumo más frecuente fue la casa, con el 40.9%, seguido

del sitio de trabajo con el 28.6%. El 55.6% de los fumadores actuales

tenía la intensión de dejar de fumar. Los que dejaron de fumar,

fumaron solo “por probar” en el 46.2% , seguido de la consideración

de que “es perjudicial para la salud”, con el 18%. El 59.2% de los

exconsumidores tenían un patrón de consumo de 1 a 5 cigarrillos/día.

Las razones más importantes que adujeron las personas que nunca

fumaron fueron “ porque no les gustaba” en el 33.4% o por “cuidar de

su salud” con el 27.6% (Rodríguez, 1996).

En el Segundo Estudio Epidemiológico de Consumo de Sustancias

Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, se

encontró que la segunda sustancia Psicoactiva (entre legales e

ilegales) de mayor consumo fue el tabaco/cigarrillo, con una

prevalencia de vida en población general de 44.2%. Los hombres

iniciaron su consumo antes de los 15 años. En las mujeres, se

observó que el inicio fue entre los 16 y 20 años. De acuerdo con la

edad actual en el momento del estudio, se encontró que las personas

39

entre los 12 y 17 años tuvieron su primer consumo de tabaco antes de

cumplir los 15 años en un 67.2%. Las personas entre 18 y 24 años

inició el consumo entre los 16 y 20 años en un 54.3%. El estrato

socioeconómico influyó en el primer consumo, observándose que el

54.9% de las personas del estrato alto iniciaron el consumo antes de

los 15 años, mientras que las de los estratos medio y bajo, lo iniciaron

entre los 16 y 20 años en un 55.3% y 50.2% respectivamente. La

prevalencia de consumo del último año fue de 32.5% con un

predominio del género masculino. Al hacerse en este mismo estudio

la comparación con el realizado en 1988 en población general de

Santa Fe de Bogotá, se encontró que el consumo de tabaco alguna

vez en la vida había disminuido en un 7.1% ( 47.7% vs. 44.3%) y el

consumo en el último año en un 9.4% ( 36.0% vs 32.6%). La edad

promedio de inicio del consumo de tabaco disminuyó durante el

período ( 17.3% vs. 16.8%). En cuanto a la percepción social sobre el

peligro para la salud del consumo de tabaco, se observó una

disminución tanto en consumidores ( 11.8% vs. 8.1%) como en no

consumidores (15.7% vs. 11.4%) (Unidad Coordinadora de Prevención

Integral- Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

En el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de

Sustancias Psicoactivas , se encontró en población general de Santa

Fe de Bogotá que el 44.6% consumió tabaco alguna vez en la vida. El

26% “fuma actualmente”. El 8.2% “fumó durante el último año, pero

actualmente no fuma” y el 10.5% “no fuma hace más de un año”. El

40

19% reportó haber fumado cigarrillos diariamente durante un mes. El

75% fumó entre 1 y 8 cigarrillos al día. La mediana y la moda fue de 5

cigarrillos al día. El 15% de los consumidores de tabaco reportó

problemas de salud tales como tos, problemas del corazón, de la

presión arterial o de los pulmones. El 36.4% reportó continuar con el

consumo de tabaco aun sabiendo que le causaba problemas de salud.

El 42.1% de los fumadores informó necesitar usar tabaco o tener

dependencia del mismo (Torres de Galvis, 1997).

En un estudio de Consumo de Sustancias Psicoactivas realizado

entre estudiantes de grados 10 y 11 del municipio de Marinilla -

Antioquia- se encontró que 21.5% de los encuestados fumaba,

independientemente de la cantidad de cigarrillos. El índice de

Abstención registrado fue muy bajo respecto a los resultados de otros

estudios (12.7%) y el de exconsumo fue el mayor respecto a las otras

sustancias analizadas (8.9%) (Arango, 1996).

Consumo de Marihuana

La marihuana es una planta aromática anual que se conoce desde

hace más de 5000 años en Asia y China. Su nombre científico es

Cannabis sativa. Las sustancias bioactivas extraídas de esta plantas

se conocen genéricamente como Cannabinoides (Kapplan y Sadock,

1995).

La Marihuana fue introducida a Europa Occidental con fines

“recreativos” en el siglo XIX, cuando los soldados de Napoleón

41

regresaron de sus campañas en Egipto; posteriormente se fue

expandiendo su uso por el mundo, ingresando en Estados Unidos de

América alrededor de 1920. En 1937 se tomaron medidas oficiales

para prohibir su uso en ese país, controlando su comercialización y

uso público. Hasta los años 60 la marihuana fue utilizada solamente

por grupos minoritarios, pero con el advenimiento de los movimientos

juveniles de ésa década, su uso se difundió a través de todos los

grupos sociales, simbolizando la protesta. Su pico de aceptación y uso

ocurrió en 1978, a partir de entonces su uso ha ido disminuyendo

progresivamente a través de los años en grupos de población general

(Kapplan y Sadock, 1995).

La concentración y contenido de Tetrahidrocannabinol en las

diferentes partes de la planta o entre diferentes plantas varía

notablemente. La mayor cantidad de especies de marihuana utilizadas

con fines ilícitos tienen contenidos de tetrahidrocannabinol que varían

entre 1 y 5 %. Los efectos conseguidos con ella dependen de la dosis

consumida, frecuencia y ruta de administración. La manera más

común de consumir marihuana es en cigarrillos armados con picadura

de la planta, aunque en los últimos años han aparecido

presentaciones líquidas de la sustancia (Kapplan y Sadock, 1995).

En el momento, la Marihuana es la sustancia ilícita de mayor uso en

todo el mundo. Para 1992 entre estudiantes de secundaria de Estados

Unidos, existía un porcentaje de uso diario del 1.9% y de uso en el

último mes de 11.9%. La proporción de prevalencia a lo largo de la

42

vida fue 42.2% en éste grupo poblacional. En muestras de población

general se ha encontrado que un 33.2% de las personas ha utilizado

marihuana alguna vez en la vida; 9.5% la ha utilizado en el último año

y 4.8% en el último mes. El grupo de los adultos de 26 a 34 años es el

más dado a haber utilizado marihuana alguna vez en la vida, pero

aquellos situados entre los 18 y 25 años son quienes la han utilizado

con mayor frecuencia en el último mes y el último año. La proporción

de uso de marihuana en hombres durante el último mes es dos veces

mayor que la encontrada para mujeres. Las personas residentes en

áreas metropolitanas, independientemente del tamaño de la

población, tienen mayor riesgo de usarla que aquellos residentes en

zonas rurales (Kapplan y Sadock, 1995).

En los informes del programa “Monitoreando el futuro” en estudiantes

de High School de Estados Unidos, se observa que la marihuana en el

período 1975-1996 tuvo una prevalencia de vida promedio de 49.2 %,

así mismo la prevalencia de vida entre estudiantes de duodécimo

grado en el período 1991-1996 fue de 38.2 %. La prevalencia anual en

duodécimo grado en el período 1991-1996 fue de 28.8 % y la del

ultimo mes fue de 17.2 %. La prevalencia anual entre estudiantes de

tiempo completo fue de 29.3% en 1994 (National Institute on Drug

Abuse Monitoring the Future Study,1996; National Survey Results on

Drug Abuse from the Monitoring the Future Study, 1994).

En el Segundo Estudio Epidemiológico de Consumo de Sustancias

Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, se

43

encontró que la sustancia Psicoactiva ilegal de mayor consumo fue la

marihuana, con una prevalencia de vida en población general de

6.53%, con una razón hombre/mujer de 3:1 ( 10.1% vs. 3.2), con el

mayor porcentaje de consumo en la vida en el grupo de 25 a 34 años

(8.0%). La prevalencia de consumo del último año fue de 1.97% con

predominio del género masculino (razón hombre/mujer de 3.5:1). La

edad del primer consumo tanto para hombres como para mujeres, se

ubicó entre los 16 y 20 años, con un 61.5% para los hombres y un

63.4% para las mujeres. Se insinuó una tendencia que indicó que a

medida que aumentaba el estrato social, la edad del primer uso de la

marihuana se retardaba. Los hombres tendieron a consumir más a

menudo que las mujeres y los estratos bajo y alto reportaron el

consumo a diario más frecuente. De acuerdo a la edad actual, las

personas de 25 a 34 años y 35 a 45 años, consumieron marihuana a

diario en un 20.0% y 33.3% respectivamente (Unidad Coordinadora de

Prevención Integral- Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995) .

Siguiendo con el mismo estudio del párrafo anterior, se encontró que

con relación a la percepción social sobre el nivel de gravedad del

consumo de marihuana, el sexo y el estrato influyeron en la

percepción: aunque en los tres estratos el consumo de marihuana fue

percibido como muy grave, el estrato bajo lo resaltó más, con el

81.4%. Con respecto al género, las mujeres subrayaron más esta

condición con un 82.7%, a diferencia de los hombres quienes lo

mencionaron en un 72.5%. La percepción del nivel de peligrosidad

44

para la salud por el consumo de marihuana se ubicó en el 19.2%. En

el caso de esta sustancia, la gente creía que se consumía en la calle

en el 49.1%, en los bares en el 12.7% y en centros educativos en el

12.0%, a medida que el estrato aumentaba, disminuía la

consideración de la calle como sitio de consumo y se incrementaba la

creencia de que eran las fiestas. Con respecto a la opinión sobre las

personas con las que se creía se consumía marihuana, la tendencia

fue considerar los amigos como principales compañías y se

incrementaba con la edad ( 60.4% para 12 a 17 años y 69.9% para 35

a 45 años). Al comparar los años 1988 y 1992, se observó un leve

aumento en las prevalencias de vida y del último año, pasando de

5.6% a 6.5% en la primera y 1.8% a 2.0% en la segunda. La edad de

inicio del consumo se mantuvo igual con 17.6 años en 1988 y 17.5

años en 1992. La percepción social sobre el peligro para la salud del

consumo de la sustancia en población consumidora varío de 22.7% en

1988 a 18.0% en 1992 y en población no consumidora pasó de 28.2%

en 1988 a 23.3% en 1992 (Unidad Coordinadora de Prevención

Integral- Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

En el Estudio Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas de

1996, la marihuana fue la sustancia ilegal de mayor consumo. El 5.4%

de la población colombiana la consumió al menos una vez en la vida,

siendo mayor el consumo entre los hombres. En población

universitaria colombiana la prevalencia de vida fue de 9.7% y en

población general de Santa Fe de Bogotá fue de 6.7%. Las

45

prevalencias mostraron que la razón hombre/mujer para el consumo

de ésta sustancia fue de aproximadamente 3:1. La prevalencia de vida

observada por grupos de edad mostró que el grupo de 25 a 44 años

presentó la estimación más alta. Igualmente, las personas que

estuvieron buscando trabajo, las residentes en la región de Antioquia y

en grandes ciudades, tuvieron las prevalencias de consumo más altas.

La prevalencia en el último año reportada para población general

colombiana fue de 1.1%, para población universitaria colombiana de

1.3 % y para población general de Santa Fe de Bogotá fue de 1.6%.

En éste tipo de prevalencia se observó un predominio marcado en

hombres, siendo mayor en el grupo de 18 a 24 años (Rodríguez,

1996).

Los “consumidores nuevos”, se caracterizaron por ser jóvenes de 12 a

17 años, la mayoría hombres, estudiantes de secundaria y residentes

en zonas de alta densidad poblacional. El inicio del consumo de

marihuana se presentó en promedio a los 17.7 años. Se inició porque

lo “invitaron” en un 61.6%, generalmente los amigos en un 74%. La

razón más frecuente que llevó al consumo fue la presión de los

amigos y fue en compañía de ellos que más se fumó. Los sitios más

frecuentes de consumo fueron parques y sitios recreativos. La razón

más importante para nunca haber consumido marihuana fue la salud

en un 28% de los casos, mientras que la menos importante fue la

desaprobación social con el 1.9%. Los principales problemas por

46

haber consumido alguna vez marihuana fueron los de tipo familiar,

seguidos por problemas de salud (Rodríguez, 1996).

En el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de

Sustancias Psicoactivas , se encontró en población general de Santa

Fe de Bogotá que el 8.6% consumió marihuana alguna vez en la vida.

El 5.7% la consumió durante el año anterior. El 4.3% reportó haberla

consumido durante el último mes (Torres de Galvis, 1997).

En el Estudio sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas realizado en

estudiantes de grados 10 y 11 en Marinilla -Antioquia-, se encontró

que la proporción de prevalencia de su uso en la vida fue de 4.1%. La

prevalencia de consumo en la última semana fue de 2%, siendo mayor

en estudiantes de sexo masculino. El 90 % de los encuestados no

había utilizado ésta sustancia (Arango, 1996).

Los trastornos relacionados con uso de Marihuana según la

clasificación de la Asociación Psiquiátrica Americana son los

siguientes (DSM-IV):

Dependencia al Cannabis.

Abuso de Cannabis.

Intoxicación por Cannabis.

Delirium debido a Intoxicación por Cannabis.

Trastorno Psicótico Inducido por Cannabis.

47

Trastorno de Ansiedad Inducido por Cannabis.

Trastorno relacionado con Uso de Cannabis no especificado.

Para diagnosticar Intoxicación por Cannabis se requiere que exista un

uso reciente de Cannabis, después del cual se inicie un patrón de

conducta maladaptativa o cambios psicológicos, acompañados por

dos o más de los siguientes signos: inyección conjuntival, aumento del

apetito, boca seca, taquicardia (Kapplan y Sadock1995).

El diagnóstico de Delirium por Intoxicación por Cannabis requiere que

además de los criterios para una intoxicación, se presenten marcados

cambios cognoscitivos que satisfacen los criterios generales para un

delirium, tales como: alteraciones en la memoria, desorientación,

trastornos del lenguaje y alteraciones en la sensopercepción (Kapplan

y Sadock, 1995).

El Trastorno Psicótico Inducido por Cannabis requiere el desarrollo de

síntomas psicóticos tales como ideas delirantes o alucinaciones como

consecuencia directa del uso de la sustancia. En el caso del Trastorno

por ansiedad se espera que la marihuana genere éstos síntomas en

quien la consume (Kapplan y Sadock, 1995).

La dependencia al Cannabis se diagnostica cuando se llenan los

criterios genéricos para dependencia a sustancia ilícitas, a saber:

aparición de tolerancia, abstinencia, empleo de grandes cantidades de

tiempo en usar o conseguir la sustancia, esfuerzos para controlar o

48

dejar su uso, importante deterioro en el funcionamiento global del

individuo derivado del uso de la sustancia y consumo continuo a pesar

de saber que se corre un riesgo para la salud.

Consumo de Inhalables

El uso “recreativo” de la inhalación de gases no fue inusual en el

siglo XIX. La inhalación de vapores de hidrocarburos (tolueno, n-

hexano, metilbutilcetona, tricloroetileno, tricloroetano, diclorometano,

gasolina y butano) apareció en 1950. En 1960 se publicaron largas

series al respecto, y desde entonces se han realizado muchos

estudios sobre el tema (Kapplan y Sadock, 1995).

La inhalación de vapores en la actualidad se realiza utilizando 4 clases

de sustancias comerciales (Kapplan y Sadock, 1995):

Solventes para gomas y adhesivos.

Propelentes para aerosoles de pintura, lacas y cremas de afeitar.

Thinner (por ejemplo, del utilizado en pintura o en fluidos para la

corrección de errores tipográficos).

Aceites y combustibles.

El uso de inhalables causa pocas complicaciones que ameriten

manejo por servicios de urgencias; sin embargo hasta un 1% de todas

las muertes relacionadas con consumo de sustancias psicoactivas

registradas durante 1990 en los Hospitales Federales de los Estados

49

Unidos fueron debidas a consumo de inhalables. Los que usaban

inhalables por primera vez tuvieron más riesgo de morir que los

usuarios habituales (Kapplan y Sadock, 1995).

En la Encuesta Nacional de Hogares realizada en 1991 en los

Estados Unidos, se encontró que hasta un 5.6% de todos los

norteamericanos encuestados había utilizado inhalables alguna vez en

su vida. 12% de ellos eran hombres con en edades entre los 18 y los

34 años. 0.6% habían empleado la sustancia durante el mes anterior a

la entrevista (Kapplan y Sadock, 1995).

En los informes del programa “Monitoreando el futuro” en estudiantes

de High School de Estados Unidos, se observó que los inhalables en

el período 1976-1996 tuvieron una prevalencia de vida promedio de

15%, así mismo la prevalencia de vida entre estudiantes de

duodécimo grado en el período 1991-1996 fue de 17.2%. La

prevalencia anual en duodécimo grado en el período 1991-1996 fue

de 7.2% y la del ultimo mes fue de 2.6%. La prevalencia anual entre

estudiantes de tiempo completo fue de 3.0% en 1994 (National

Institute on Drug Abuse Monitoring the Future Study,1996; National

Survey Results on Drug Abuse from the Monitoring the Future Study,

1994).

La experimentación con inhalables es relativamente amplia, pero

existen pocos usuarios frecuentes y pocas consultas por su causa a

los servicios de urgencias, por lo cual se piensa que la mayoría de los

50

usuarios prueban la droga unas pocas veces y paran su uso sin

mayores complicaciones. Los problemas por dependencia de

inhalables suelen ser más frecuentes entre grupos minoritarios que

tienen características de ghetto (Kapplan y Sadock, 1995).

En el Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias

Psicoactivas realizado en Colombia durante 1993, se encontró que el

intervalo superior, con 95% de confianza, solo llegó al 1 por mil en la

población general; el sexo masculino presentó mayores frecuencias,

con 1.7 por 1000. La proporción de prevalencia de vida llega a 2.2 por

mil, siendo para los hombres del 4 por mil. Por estrato social, el

consumo de inhalables presentó sus mayores frecuencias para el

estrato bajo-bajo (Torres de Galvis, 1993).

En el Segundo Estudio Epidemiológico de Consumo de Sustancias

Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá en 1992, se

encontró que la prevalencia de vida en población general de consumo

de inhalables fue de 0.4%, con una razón hombre/mujer de 8:1 (0.8

% vs. 0.1%), con el mayor porcentaje de consumo en la vida en los

grupos de 12 a 17 años y de 25 a 34 años años (0.6%). La

prevalencia de consumo del último año fue de 0.06% con la totalidad

de consumidores del género masculino. Al comparar los años 1988 y

1992, se observó un descenso en las prevalencias de vida y del último

año, pasando de 0.8% a 0.4% en la primera y de 0.2% a 0.1% en la

segunda. La edad de inicio del consumo disminuyó un poco con 12.8

51

años en 1988 y 11.9 años en 1992 (Unidad Coordinadora de

Prevención Integral- Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

En el estudio nacional sobre consumo de sustancias psicoactivas de

1996, se incluyó para el análisis el consumo accidental de éstas

sustancias y no se tuvo en cuenta a los niños de la calle. La

prevalencia de vida reportada en población general colombiana fue de

7.6%, en población universitaria colombiana fue de 5.6% y en

población general de Santa Fe de Bogotá fue de 3.6%. La prevalencia

en el último año para población general colombiana fue de 6.7%, para

población universitaria colombiana fue de 4.6% y para población

general de Santa Fe de Bogotá fue de 2.4%. El consumo de éstas

sustancias fue superior en hombres y especialmente en trabajadores

de 25 a 44 años (Rodríguez, 1996).

En el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de

Sustancias Psicoactivas, se encontró en población general de Santa

Fe de Bogotá que el 0.7% consumió inhanables alguna vez en la vida

( Torres de Galvis, 1997).

En un Estudio sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas realizado

en la población de Marinilla (Antioquia) con estudiantes de los grados

10 y 11, se encontró una prevalencia de vida de 3%, similar a la

reportada por otros estudios en escolares del mismo Departamento.

El porcentaje de encuestados que informó que nunca había

consumido la sustancia en este trabajo fue del 93.6% (Arango, 1996).

52

Los trastornos psiquiátricos que pueden producirse por el consumo de

inhalables son los siguientes (DSM-IV):

Dependencia de inhalables.

Abuso de inhalables.

Intoxicación por inhalables.

Delirium por intoxicación por inhalables.

Demencia persistente inducida por inhalables.

Trastorno psicótico inducido por inhalables, con delirios.

Trastorno psicótico inducido por inhalables, con alucinaciones.

Trastorno del afecto inducido por inhalables.

Trastorno de ansiedad inducido por inhalables.

Trastorno inducido por inhalables no especificado.

Consumo de Cocaína y bazuco

La cocaína purificada empezó a estar disponible a partir de 1884. A

pesar de que los primeros reportes sobre uso indebido de la sustancia

empezaron a aparecer alrededor de 1880, su uso continuó

estimulándose, haciendo parte fundamental de múltiples

medicamentos de uso libre; inclusive a principios del siglo 20 se

incluyó como ingrediente activo de una bebida gaseosa: la Coca-Cola.

53

Hasta la década del 70 el consumo de cocaína permaneció restringido

a grupos minoritarios de la población, pero en ésta década su

consumo adquirió mayor popularidad y se difundió notablemente. En

la actualidad, la cocaína se consigue con relativa facilidad y su precio

ha disminuido con respecto al que tenía en los años 70, facilitándose

aún más su consumo (Kapplan y Sadock, 1995).

Los usuarios de cocaína suelen tener con mayor frecuencia otros

trastornos psiquiátricos en comparación con la población general,

además induce con frecuencia complicaciones médicas, por las cuales

los estados relacionados con uso de cocaína se han hecho uno de los

motivos de consulta más frecuentes relacionados con sustancias

psicoactivas en los servicios de urgencias de los Estados Unidos

(Kapplan y Sadock, 1995).

Los cuadros clínicos causados por consumo de cocaína son (DSM-

IV):

Dependencia a la Cocaína.

Abuso de Cocaína.

Intoxicación por Cocaína.

Abstinencia de Cocaína.

Delirium por Intoxicación con Cocaína.

Trastorno Psicótico con Alucinaciones Inducido por Cocaína.

54

Trastorno Psicótico con Delirios Inducido por Cocaína.

Trastorno del Afecto Inducido por Cocaína.

Trastorno de Ansiedad Inducido por Cocaína.

Disfunción Sexual Inducida por Cocaína.

Trastorno del Sueño Inducido por Cocaína.

Trastorno relacionado con Cocaína no especificado.

Los diagnósticos de abuso y dependencia de cocaína siguen los

mismos criterios genéricos para éstos trastornos aplicables a

cualquier sustancia.

La abstinencia a la cocaína debe diagnosticarse cuando ante la

disminución o suspensión abrupta en el consumo prolongado y

pesado de cocaína hay aparición de afecto disfórico y dos o más de

los siguientes cambios fisiológicos: fatiga, pesadillas vívidas, insomnio

o hipersomnio, aumento del apetito, retardo o agitación psicomotora.

Todos éstos síntomas deben causar marcado malestar o deterioro en

el funcionamiento global del individuo, y no son debidos a una causa

diferente a la ausencia de consumo de cocaína.

Del mismo modo, para los restantes trastornos que se mencionan, la

característica clínica fundamental es la aparición de los síntomas

descritos (por ejemplo, psicosis, alteración del afecto o del sueño,

etc.) como consecuencia directa del consumo de cocaína.

55

El uso de cocaína ha fluctuado dramáticamente en las últimas dos

décadas en todo el mundo. A continuación pueden observarse

algunos indicadores relacionados con el uso de Cocaína obtenidos a

través de diferentes sistemas de recolección de información en los

Estados Unidos.

En la Encuesta Anual para Estudiantes de Secundaria (High School

Senior Survey) se reflejan los cambios en los autorreportes de uso de

cocaína en ésta población a lo largo del tiempo. Todos los

indicadores de uso (prevalencia en la vida, en el último año, en el

último mes) han disminuido notablemente entre 1985 y 1992,

alcanzando niveles tan o más bajos que los observados cuando se

realizó la primera encuesta en 1975 (Kapplan y Sadock, B., 1995). En

el período 1975-1996 la prevalencia de vida promedio reportada fue

de 11.7%, así mismo la prevalencia de vida entre estudiantes de

duodecimo grado en el período 1991-1996 fue de 6.5%. La

prevalencia anual en duodecimo grado en el período 1991-1996 fue

de 3.7% y la del ultimo mes fue de 1.5%. La prevalencia anual entre

estudiantes de tiempo completo fue de 2.0% en 1994 ( National

Institute on Drug Abuse Monitoring the Future Study,1996; National

Survey Results on Drug Abuse from the Monitoring the Future Study,

1994).

La Encuesta Nacional de Hogares sobre Consumo de Drogas

Psicoactivas (National Household Survey on Drug Abuse) mostró una

notable disminución en el uso casual de Cocaína entre 1985 y

56

1992,manteniendose sin mayores cambios en 1993. Los indicadores

correspondientes a usuarios habituales de la sustancia no mostraron

diferencias significativas entre esos años (Kapplan y Sadock, 1995).

La encuesta de comunidad Epidemiologic Catchmen Area Study

encontró que los porcentajes de prevalencia para abuso y

dependencia de cocaína eran demasiado bajas para ser medidas y

que la prevalencia en la vida era del 0.2% (Kapplan y Sadock, 1995).

El primer estudio de prevalencia sobre uso de cocaína realizado por el

Ministerio de Salud en 1972, mostró que la cocaína no era una de las

sustancias más utilizadas. En el estudio nacional de 1987, ya aparece

el consumo de bazuco (6 por 1000) y de cocaína (3 por 1000) (Pulido

Barrera, 1996 Revista Nacional del Fondo de Estupefacientes).

En el primer estudio realizado en Santa Fe de Bogotá en 1988, el

porcentaje de personas que habían consumido por lo menos una vez

en el último año, era 0.9% para bazuco y 1.4% para cocaína. En el

segundo estudio (1992), el consumo para las dos sustancias presenta

un leve descenso: para bazuco 0.8% y para cocaína 1.1% (Pulido

Barrera, 1996).

El Ministerio de Educación Nacional publicó un estudio en 1992,

realizado con estudiantes de básica secundaria, en el cual el

porcentaje de jóvenes consumidores en el último año fue de 0.8%

para bazuco y 1.5% para cocaína. La Fundación Santa Fe y la

Escuela Colombiana de Medicina encontraron en su estudio (1992) un

57

1.5% tanto para cocaína como para bazuco en el mismo indicador

(consumo en el último año) (Pulido Barrera, 1996).

En el Segundo Estudio Epidemiológico de Consumo de Sustancias

Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992 (Unidad

Coordinadora de Prevención Integral -Alcaldía Mayor de Santa Fe de

Bogota, 1995), se encontró que la prevalencia de vida en población

general fue de 2.85%, con una razón hombre/mujer de 3.8 (4.6 % vs.

1.2%), con el mayor porcentaje de consumo en la vida en el grupo de

25 a 34 años (3.8%). La prevalencia de consumo anual fue de 1.08%

con predominio del género masculino (razón hombre/mujer de 6:1 ).

La edad promedio del primer consumo fue de 21.5 años y el rango de

edad en el que se presentó el mayor porcentaje fue el de 16 a 20

años (53.7%). La edad de inicio estuvo influida por el género, los

hombres tendieron a iniciar más tempranamente que las mujeres, el

10.9% de los hombres consumieron cocaína antes de los 15 años. De

igual manera para el estrato socioeconómico, puede decirse que entre

más bajo fue, más temprano se presentó el consumo. Las mujeres

tiendieron a consumir en mayores dosis que los hombres,

específicamente en el consumo entre “1 y 2 gramos”: 18.9% para los

hombres y 27.3% para las mujeres.

En el mismo estudio del párrafo anterior, se observó que según “edad

actual”, las personas de 12 a 17 años tendieron a consumir cocaína

en mayor cantidad, observándose un 50% para la categoría de

consumo “entre uno y dos gramos”, entre los 25 y 34 años estuvieron

58

las personas que tendencia a consumir las menores cantidades ( 75%

correspondiente a menos de 0.5 grs). Los consumidores de grandes

cantidades fueron las personas pertenecientes a la clase alta con un

36.8%, la clase media fue la menos consumidora con un 71.0% en el

consumo de menos de 0.5 grs. La clase baja se ubicó en una

posición intermedia con un 33.4%. Al considerar la frecuencia del

consumo, se pudo apreciar que la tendencia para cada rango de edad

fue diferente. Las personas de 12 a 17 años reportaron hacerlo “de

vez en cuando”( 66.7%) , mientras que las personas de 18 a 24 años

reportaron hacerlo de vez en cuando en un 33.3%. En cuanto a la

frecuencia de consumo según género, las mujeres parecieron tener

patrónes de consumo más intensos que los hombres al encontrarse

que el 26.6% de las mujeres consumían “a diario” mientras que el

7.5% de los hombres lo hacen con esa misma frecuencia. En cuanto a

la percepción social sobre el nivel de gravedad del consumo de

cocaína, se observó que el sexo y el estrato influyeron en la

percepción: Con el incremento del nivel socioeconómico, tendió a

disminuir la percepción de gravedad del consumo de cocaína. El nivel

bajo lo percibió como muy grave, en un 89.6%, mientras que el alto en

un 81.6%. Para el género, se puede decir que las mujeres hicieron un

poco más de énfasis en la gravedad que los hombres. La percepción

del nivel de peligrosidad para la salud por el consumo de cocaína se

ubicó en el 44.2% y fue la segunda sustancia calificada como más

peligrosa en esta área. Las opiniones señalaron como los tres

principales sitios de consumo de cocaína, la calle (36.7%), los bares

59

(13.8%) y las fiestas (Unidad Coordinadora de Prevención Integral -

Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá, 1995).

El estrato socioeconómico influyó en la opinión sobre los sitios de

consumo, con el aumento de estrato se tendió a considerar tanto a las

fiestas y bares como a otros lugares específicos de consumo,

mientras que al ir descendiendo de estrato, la opinión sobre la calle

como lugar de consumo se fue incrementando. Con respecto a la

opinión sobre las personas con las cuales se podría consumir

cocaína, la compañía que se percibió con los más altos porcentajes

para esta sustancia fue la de los amigos( 61.2%), seguida de “estar

solo” con el 12.3% y de los compañeros de estudio con el 6.9%. Al

comparar los años 1988 y 1992, se observó un leve aumento en la

prevalencia de vida, pasando de 2.4% a 2.9% y un leve descenso en

la prevalencia anual pasando de 1.4% a 1.1%. La edad de inicio del

consumo aumentó, 19.3 años en 1988 y 21.5 años en 1992. La

percepción social sobre el peligro para la salud del consumo de la

sustancia en población consumidora varío de 52.4% en 1988 a 45.4%

en 1992 y en población no consumidora pasó de 45.1% en 1988 a

39.7% en 1992 (Unidad Coordinadora de Prevención Integral- Alcaldía

Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

En el Estudio Nacional de Salud mental y Consumo de Sustancias

Psicoactivas, realizado en Colombia durante 1993, se separó el

análisis de los indicadores de bazuco y cocaína, pues tienen

comportamientos muy diferentes.

60

La cocaína tuvo una prevalencia en el último año de 2.8 por 1000 en

forma global para la población estudiada en todo el país, con un

intervalo superior a 3.5 por 1000. La razón hombre/mujer fue de 10.6

(Torres de Galvis , 1993).

La prevalencia de vida muestra un consumo total de cocaína, para el

sexo masculino, de 15.4 por 1000, con un límite superior de casi 18

por 1000. Sin ser totalmente comparables los dos estudios nacionales

se observó una disminución de los indicadores entre 1987 y 1993

(Torres de Galvis, 1993).

Según la edad en el estrato de 12 a 15 años no se encontró consumo,

y el grupo de más alto riesgo es el de 16 a 19 años, seguido del de 20

a 24 años (esto fue similar al estudio de 1987) (Torres de Galvis,

1993).

La edad de inicio del consumo se da entre los 11 y los 15 años en el

15.2% de los consumidores; de los 16 a 18 años inician el consumo el

30.4% y entre los 19 y 25 años un 45.6% (Torres de Galvis, 1993).

Al calcular las prevalencias relativas para los factores de riesgo

estudiados, en el análisis bivariado se encontró una fuerte asociación

entre el consumo de cocaína y desconocer los efectos nocivos para la

salud, con el resultado de 55; la presencia de amigo consumidor con

27; y tener un hermano o familiar consumidor con 6.5. Para todas

estas relaciones se presentó una asociación estadísticamente

significativa, con un valor de p < 0.0001 (Torres de Galvis, 1993).

61

Por estrato social, la frecuencias más altas para la prevalencia anual

se encontraron en el estrato medio-alto, seguido del alto (Torres de

Galvis , 1993).

Con relación al lugar de residencia, se presenta diferencia entre los

indicadores de consumo, según el sitio de residencia sea urbano o

rural, con una mayor proporción de prevalencia de consumo para

todos los períodos a nivel urbano. En el caso de la prevalencia para el

último año, por cada consumidor en el área rural se hallaron 3 en el

área urbana (Torres de Galvis, 1993).

El 66% de los consumidores en éste estudio informaron sobre su

deseo de dejar el consumo y ninguno reportó haber estado bajo

tratamiento para dejar de consumirla (Torres de Galvis, 1993).

En el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de

Sustancias Psicoactivas, se encontró en población general de Santa

Fe de Bogotá que el 2.1% consumió cocaína alguna vez en la vida. El

0.7% la consumió durante el año anterior (Torres de Galvis, 1997).

En el estudio nacional sobre consumo de sustancias psicoactivas de

1996, la prevalencia de vida para consumo de cocaína en población

general colombiana fue de 1.6%, en población universitaria

colombiana fue de 3.9%, y en población general de Santa Fe de

Bogotá fue de 2.3%. La razón hombre/mujer para la prevalencia de

vida en población general colombiana fue de 5 : 1. Se observó que por

grupos de edad la mayor prevalencia de vida se presentó en el de 25

62

a 44 años, con el 2.5% y la menor en el de 12 a 17 años con el 0.5%.

El consumo de cocaína se encontró asociado al nivel educativo. La

prevalencia de vida aumentó a medida que se incrementó el nivel de

instrucción de los encuestados. El consumo además fue mayor en

grandes centros urbanos. La edad promedio de inicio fue de 21.9

años. El 54.6% de las personas que consumió cocaína manifestó que

su inicio lo hizo a partir de una invitación generalmente de amigos. La

razón más frecuente para consumir cocaína fue la presión de los

amigos y se hizo en compañía de ellos, generalmente en la propia

casa, en bares o discotecas. El 69.7% de los que han consumido

cocaína manifestó que nunca a consumido ésta sustancia estando

solos. El 72.4% de las personas que estaban consumiendo cocaína,

manifestó la intención de abandonar el consumo. De las personas que

dejaron de consumir, las razones más importantes fueron: “produce

adicción” (26%) y “ no les gustó” o “solo inhalaron por probar” (31%).

El principal motivo para nunca consumir fue la salud, seguida por el

temor a los efectos que produce. Los principales problemas que les

trajo el consumo de cocaína fueron los de tipo familiar, de salud y

económicos (Rodríguez, 1996).

En un Estudio sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas realizado

en la población de Marinilla (Antioquia) con estudiantes de los grados

10 y 11, se encontró que la prevalencia para ésta sustancia a lo largo

de la vida fue de 1.7%, pero solamente el 1.4% afirmó haberla

63

consumido durante la última semana. El 95% de los escolares refirió

no haber consumido jamás ésta sustancia (Arango,1996).

El consumo de cocaína se ha relacionado con violencia, en un estudio

realizado por el Instituto de medicina legal y Ciencias forenses, en el

cual se analizó información de 3506 necropsias de las cuales el 96%

se produjeron en Santa Fe de Bogotá, se hizo análisis de

estupefacientes al 61% de los casos y se encontró que el 20% fue

positivo para cocaína. Igualmente, de 1299 necropsias por accidentes

de transito, de las cuales el 83% correspondía a personas lesionadas

y muertas en Santa Fe de Bogotá, se hizo en el 62% de los casos

análisis de estupefacientes y el 4% era positivo para cocaína (Instituto

Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 1996).

En cuanto al bazuco, la Encuesta Anual para Estudiantes de

Secundaria (High School Senior Survey) refleja los cambios en los

autorreportes de uso de otras formas de cocaína en ésta población a

lo largo del tiempo. Todos los indicadores de uso (prevalencia en la

vida, en el último año, en el último mes) han disminuido entre 1987 y

1996, alcanzando niveles más bajos que los observados en el primer

año del período analizado. En el período 1987-1996 la prevalencia de

vida promedio reportada fue de 7.76% (National Institute on Drug

Abuse Monitoring the Future Study,1996).

Esta forma de consumo de cocaína aparece en nuestro país con

indicadores de consumo mayores que la misma cocaína. Durante el

64

año previo a la aplicación de la encuesta del estudio nacional de 1993,

cerca de 4 de cada 1000 personas consumieron bazuco, con un límite

superior que puedo llegar a 4.4. Por sexo, fue mayor el consumo en el

sexo masculino: por cada mujer consumidora se encontraron 8

hombres. Según edad, la mayor prevalencia de consumo de bazuco

se encontró entre los 25 y 29 años, en el grupo de 12 a 15 años no se

encontró consumo. La edad de inicio se dio entre los 11 y los 15 años,

con el 16.7%; de los 16 a los 18 años el 33.4% ; y entre los 19 y 25

años el 33.4% (Torres de Galvis, 1993).

La prevalencia relativa de los factores de riesgo estudiados, en el

análisis bivariado, mostró una fuerte asociación entre el consumo de

bazuco y desconocer los efectos nocivos para la salud, con un

resultado de 32; la presencia de amigo consumidor, con 16 y tener un

hermano o familiar consumidor con 8.0. Para todas éstas relaciones,

se presentó asociación estadísticamente significativa con un valor de

p<0.0001 (Torres de Galvis, 1993).

Por estrato social, la frecuencias más altas para la prevalencia anual

se encontraron en el estrato bajo, seguido del medio-alto y del alto.

Con relación al lugar de residencia se presenta una mayor proporción

de prevalencia de consumo para todos los períodos a nivel urbano. En

el caso de la prevalencia para el último año, por cada consumidor en

el área rural se encontraron 4 en el área urbana Un 75% de los

consumidores informan sobre su deseo de dejar el consumo, mientras

65

que el 25% informó haber estado bajo tratamiento para dejar de

consumirla (Torres de Galvis, 1993).

En el Segundo Estudio Epidemiológico de Consumo de Sustancias

Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, se

encontró que la prevalencia de vida de consumo de bazuco en

población general fue de 1.97%, con una razón hombre/mujer de 5:1

(3.3% vs. 0.7%), con el mayor porcentaje de consumo en la vida en el

grupo de 25 a 34 años seguido del grupo de 18 a 24 años (3.0% y

1.8% respectivamente). La prevalencia de consumo anual fue de

0.81% con predominio del género masculino ( razón hombre/mujer de

3:1). La edad de inicio estuvo influida por el género, los hombres

tendieron a iniciar más tempranamente que las mujeres, el 10.0% de

los hombres consumieron bazuco antes de los 15 años, mientras que

ninguna mujer lo hizo a esa edad. Entre los 16 y 20 años los hombres

iniciaron en un 57.9% mientras que las mujeres lo hicieron en un

47.4%. Con respecto al estrato, se observó que en el alto, el consumo

se inició entre 21 y 25 años con un 41%; para los estratos medio y

bajo se inició entre los 16 y 20 años con 49.9% respectivamente

(Unidad Coordinadora de Prevención Integral, Alcaldía Mayor de

Santa Fe de Bogotá, 1995).

El primer consumo de bazuco para las personas de los diferentes

rangos de edad se ubicó preferencialmente entre los 16 y 20 años. En

cuanto a la cantidad de consumo de bazuco, los porcentajes más

altos se presentaron en el rango de 1 a 5 cigarrillos(65.2% en

66

hombres y 59.3% en mujeres) . En el rango de 12 a 17 años el 100%

de las personas consumieron entre 1 y 5 cigarrillos; en el de 18 a 24

años, el 80% y en el de 35 a 45 años el 100% consumió de 1 a 15

cigarrillos. Por estrato socioeconómico, el 100% del alto consumió

entre 1 y 5 cigarrillos, el 55.45% del medio y el 62.2% del bajo. Al

considerar la frecuencia del consumo, se pudo apreciar que la

tendencia para cada rango de edad fue diferente. Las personas de 12

a 17 años reportaron hacerlo “dos veces por semana” en el 33.3%,

mientras que las personas de 25 a 34 años reportaron hacerlo dos

veces al año en un 40.0% y los de 35 a 45 años una vez a la semana

en un 33.3%. En cuanto a la frecuencia de consumo según género, la

frecuencia más alta para los hombres es de una vez al mes (26.1%) y

para las mujeres el consumo esporádico fue de 70.3%. Según el

estrato socioeconómico, el bajo consumió preferencialmente cada 15

días (24%), el medio lo hacía de manera esporádica (49.6%) y el alto

cada 6 meses en un 36.8%. En cuanto a la percepción social sobre el

nivel de gravedad del consumo de bazuco, con respecto al género, la

percepción no difirió de manera significativa, pero sí con respecto al

estrato, encontrándose una tendencia a que se le atribuya menos

gravedad al consumo de bazuco al ir aumentando el estrato. El estrato

bajo percibió gravedad en el 91.8% en tanto que el alto en el 84.0%

(Unidad Coordinadora de Prevención Integral, Alcaldía Mayor de

Santa Fe de Bogotá, 1995).

67

La percepción del nivel de peligrosidad para la salud por el consumo

de bazuco fue la que resultó más alta de todas las drogas ilícitas con

el 51.9%. En cuanto a los sitios de consumo, las opiniones señalaron

como los tres principales, la calle con el 54.0%, los bares con el

10.3% y los centros educativos con el 7.1%. El estrato

socioeconómico influyó en la opinión sobre los sitios de consumo, con

el aumento de estrato la calle como sitio de consumo tendió a

disminuir. Con respecto a la opinión sobre las personas con las cuales

se podría consumir bazuco, la compañía que se percibió con los más

altos porcentajes para esta sustancia fue la de los amigos (60.9%),

seguida de “estar solo” con el 11.9% y de los compañeros de estudio y

desconocidos con el 7.1%. Al comparar los años 1988 y 1992, se

observó que la prevalencia de vida se mantuvo prácticamente igual,

2.3% y 2.0% respectivamente. Igual sucedió con la prevalencia anual

pasando de 0.9% a 0.8%. La edad de inicio del consumo aumentó,

de 18.8 años en 1988 y 21.1 años en 1992. La percepción social

sobre el peligro para la salud del consumo de la sustancia en

población consumidora varío de 69.2% en 1988 a 54.1% en 1992 y en

población no consumidora pasó de 57.1% en 1988 a 43.8% en 1992 (

Unidad Coordinadora de Prevención Integral- Alcaldía Mayor de Santa

Fe de Bogotá-, 1995).

En el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de

Sustancias Psicoactivas, se encontró en población general de Santa

68

Fe de Bogotá que el 2.9% consumió bazuco alguna vez en la vida. El

0.7% la consumió durante el año anterior (Torres de Galvis, 1997).

En el Estudio Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas de

1996, se encontró que el consumo de bazuco alguna vez en la vida en

población general colombiana fue de 1.5%, en población universitaria

colombiana fue de 2.6% y en población general de Santa Fe de

Bogotá fue de 1.8%. En la distribución según género, predomina el

consumo en el sexo masculino (2.5% vs. 0.6%). La prevalencia de

vida por grupo de edad mostró que la categoría de mayor consumo

fue la de 25 a 44 años. La prevalencia fue más alta en personas

desempleadas, en grandes urbes y en los departamentos de

Antioquia, Valle y la ciudad de Bogotá. La edad promedio de inicio fue

de 18.2 años. El 58.2% inició el consumo por invitación, generalmente

de los amigos, y la razón más frecuente que los indujo al consumo fue

“ que le gusta o está enviciado” (40.2%) , seguido de la “presión de los

amigos” (34%). El consumo se hizo la mayoría de las veces en zonas

recreativas o parques. El 32.2% de los consumidores manifestó la

intención, para el momento del estudio, de abandonar el consumo.

Los que lograron hacerlo, mencionaron que lo hicieron por problemas

de salud. La proporción de los que consumieron “ solo por probar” fue

más baja que la reportada por todas las otras sustancias (8.6%). Los

que nunca consumieron la sustancia, manifestaron como razón

principal “la salud” con el 28.4%, seguida de que “no le gustaba” con

el 22.1%.En cuanto a los problemas que trajo el consumo de bazuco

69

entre los usuarios de esta sustancia, se reportaron los de tipo

económico con el 53.3%, los de tipo laboral con el 48.3% y los

familiares con el 39.2%. Se encontró también que el bazuco fue la

sustancia entre todas las ilegales que produjo la mayor proporción de

problemas entre los consumidores (Rodríguez, 1996).

En un Estudio sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas realizado

en la población de Marinilla (Antioquia) con estudiantes de los grados

10 y 11, se encontró que la prevalencia para el consumo de bazuco a

lo largo de la vida fue de 0.2% y solamente el 0.1% afirmó haberla

consumido durante el último año. El bazuco registró el índice de

abstención más elevado entre las sustancias investigadas

(Arango,1996).

Consumo de Tranquilizantes Menores (Sedantes, Ansiolíticos e

Hipnóticos).

El término Tranquilizantes Menores se ha acuñado para denominar a

todas aquellas sustancias con potencial de producir sedación,

ansiolisis e inducción del sueño. Se prescriben habitualmente para

controlar la ansiedad y regularizar el sueño, siendo las

benzodiacepinas las más empleadas del grupo. La seguridad de las

benzodiacepinas en la situación de sobredosis es una ventaja

importante de la benzodiacepina sobre otros sedantes/hipnóticos

clásicos (Galanter, Kleber. 1997)

70

La mayoría de los individuos que no están ansiosos no consideran

que los efectos de las benzodiacepinas sean reforzadores o

agradables, por lo que no se utilizan habitualmente como sustancias

recreativas. Los estudios indican que los individuos que abusan de los

sedantes e hipnóticos prefieren el pentobarbital al diacepam, incluso

en dosis altas (Griffiths y cols., 1980).

Los Trastornos psiquiátricos que se producen por consumo de

benzodiacepinas y sedantes - hipnóticos (Trastornos relacionados con

ansiolíticos) (DSM-IV) son:

Dependencia a sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.

Abuso de sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.

Intoxicación por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.

Sindrome de abstinencia por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.

Trastorno Psicótico inducido por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos,

con alucinaciones o delirios.

Delirium por intoxicación o abstinencia con sedantes, hipnóticos o

ansiolíticos.

Demencia Persistente Inducida por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.

Trastorno del Estado de ánimo inducido por sedantes, hipnóticos o

ansiolíticos.

71

Trastorno de Ansiedad inducido por sedantes, hipnóticos o

ansiolíticos.

Disfunción Sexual Inducida por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.

Trastorno del Sueño Inducido por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.

Otros Trastornos no Especificados relacionados con sedantes,

hipnóticos o ansiolíticos.

Los pacientes que se hacen físicamente dependientes de las

benzodiacepinas se clasifican por lo general en uno de los tres grupos

siguientes (Galanter, Kleber. 1997):

Individuos que abusan de sustancias compradas en la calle, los cuales

se autoadministran benziodiacepinas.

Individuos alcohólicos e individuos que abusan de sustancias de

prescripción, a quienes se han prescrito médicamente

benzodiacepinas para el tratamiento de la ansiedad crónica o el

insomnio.

Pacientes con depresión o trastorno de angustia a quienes se han

prescrito dosis altas de benzodiacepinas durante largos períodos de

tiempo.

Los individuos que abusan de sustancias compradas en la calle

pueden tomar benzodiacepinas para aliviar los efectos adversos de la

cocaína o la metanfetamina, para automedicarse la abstinencia de

72

heroína o alcohol, para intensificar los efectos de la metadona, o para

intoxicarse cuando no se dispone de otras sustancias. En pocos

casos, las benzodiacepinas son la sustancia de elección (Galanter,

Kleber. 1997).

Aunque el consumo de benzodiacepinas no se puede calificar como

“abuso” según criterios del DSM-IV, la mayoría de las personas

denominan abuso al consumo de benzodiacepinas que hacen los

individuos que usan la sustancia comprada en la calle, ya que la

autoadministración de benzodiacepinas entra dentro del contexto del

tratamiento médico y forma parte de un patrón de abuso de varias

sustancias. Además, las benzodiacepinas suelen comprarse con

prescripciones robadas o falsificadas (Galanter, Kleber,1997).

Los individuos alcohólicos o que abusan de sustancias prescritas para

el tratamiento de la ansiedad crónica o el insomnio son los principales

candidatos que presentarán dependencia de benzodiacepinas. Los

efectos subjetivos de las benzodiacepinas pueden ser diferentes para

ellos. Un estudio sobre alprazolam en varones alcohólicos y no

alcohólicos comprobó que ésta droga producía efectos positivos sobre

el estado de ánimo en los varones alcohólicos que no tenían lugar en

los varones no alcohólicos (Galanter, Kleber, 1997).

Otros tranquilizantes menores que son utilizados indebidamente son

los sedantes/hipnóticos de acción corta, como el secobarbital o el

pentobarbital. Los individuos adictos a éstas sustancias generalmente

73

las toman solas por vía oral e inyectable. La intoxicación con

sedantes-hipnóticos es cualitativamente similar a la intoxicación por

alcohol. El efecto deseado de la intoxicación es un estado de

desinhibición, en el cual se eleva el estado de ánimo, se reduce la

autocrítica, la ansiedad, la culpa y se aumenta la energía y la

autoconfianza. Durante la intoxicación el estado de ánimo suele ser

lábil. Los consumidores también pueden estar irritables, ansiosos y

agitados (Galanter, Kleber, 1997).

Varios estudios han determinado la extensión del uso de las

benzodiacepinas como droga ilícita y como prescripción médica. La

salida de ésta droga de las farmacias proporciona una medida del uso

de benzodiacepinas. Entre 1980 y 1983 la venta de benzodiacepinas

de las farmacias de Estados Unidos disminuyó de 17.5 a 15.8 D.D.D.

por mil personas / día (dosis promedio de mantenimiento prescrita con

más frecuencia por cada 1000 personas); para 1985 se elevó hasta

17.1 DDD por mil personas día. En ese país, la distribución por

frecuencia de los distintos tipos de benzodiacepinas vendidas durante

1989 fue el siguiente: alprazolam con el 33%, seguido del diacepam

(25%) y el Loracepam (19%) (Kaplan y Sadock. 1995).

En un estudio realizado en hogares de los Estados Unidos por el

National Institute on Drug Abuse informó que el uso no médico de

tranquilizantes fue del 1.5% en el grupo de 12 a 17 años; 2.4% en el

grupo de 18 a 25 años y 1.3% en personas de 26 o más años. Este

mismo estudio mostró que el consumo de tranquilizantes por

74

prescripción médica disminuyó del 10.9% al 8.3% entre 1970 y 1990.

El uso de hipnóticos declinó de 3.5% a 2.6% durante éste mismo

período (Kaplan y Sadock. 1995).

En 1990 se encontró que más de la mitad de los pacientes

encuestados en los Estados Unidos habían tomado tranquilizantes por

un mes o menos, y un 25% los habían tomado por un año o más. 70%

de los usuarios de hipnóticos los tomaron por un mes o menos y 14%

por un año o más. Un estudio prospectivo encontró que los pacientes

son más dados a usar por más largo tiempo los antidepresivos que

las benzodiacepinas, sugiriendo que el uso por lago tiempo de un

medicamento no debe emplearse aisladamente como medida de

abuso (Kaplan y Sadock. 1995).

El estudio denominado National Household Survey, realizado en los

estados Unidos en 1990, indicó que los pacientes psiquiátricos tienen

una alta taza demostrada de prescripción de benzodiacepinas, pero

bajo abuso. En un estudio de 2719 pacientes ambulatorios, 9 de 178

pacientes que venían recibiendo benzodiacepinas fueron

diagnosticados con abuso o dependencia según los criterios del DSM-

III-R. Estudios en pacientes psiquiátricos hospitalizados sugieren que

el porcentaje de abuso o dependencia de benzodiacepinas entre los

pacientes hospitalizados es del 0.4% a 13% (Kaplan y Sadock. 1995).

Un estudio de la Universidad de Munich en 1990, encontró que el

6.7% de 9.408 pacientes hospitalizados en Alemania, tenían un

75

diagnóstico de abuso o dependencia de benzodiacepinas, y

aproximadamente el 50% tenía a las benzodiacepinas como única

droga de abuso o dependencia. La droga más empleada por ese

grupo poblacional fue el loracepam, y la menos empleada el

oxacepam (Kaplan y Sadock. 1995).

Hay evidencia de que los individuos que usan benzodiacepinas

también abusan de otras drogas. Las benzodiacepinas son las drogas

secundarias de abuso más frecuentes en pacientes con trastornos por

alcohol y opioides.

Un estudio sobre abuso de drogas en centros de tratamiento en

Estados Unidos de 1979 a 1981 encontró que el 22.6% de los

pacientes uso tranquilizantes menores una vez a la semana o más. En

un estudio de abusadores de opio en Sheffield, Inglaterra, el 90%

reportó uso de benzodiacepinas una vez al dia o más. Su uso

comenzó con la prescripción en una tercera parte de los casos

(Kaplan y Sadock. 1995).

Según lo informado por la Encuesta Anual para Estudiantes de

Secundaria (High School Senior Survey). En el período 1975-1996 la

prevalencia de vida promedio para el consumo de tranquilizantes fue

de 11.5%. La prevalencia anual entre estudiantes de tiempo completo

fue de 1.8% en 1994 (National Survey Results on Drug Abuse from the

Monitoring the Future Study, 1994).

76

En nuestro país, según el Primer Estudio Nacional de Salud Mental y

Consumo de Sustancias Psicoactivas, se encontró que para el sexo

masculino la prevalencia de uso de benzodiacepinas con prescripción

médica fue igual a la de uso ilegal (Torres de Galvis, 1993) .

En el estudio realizado en 1987, se encontró una prevalencia global

de consumo del 6%; 4.6% para el sexo masculino y 7.4% para el

femenino. Llamó la atención que los tranquilizantes menores fueron la

única sustancia con indicadores de prevalencia mayores para el sexo

femenino (Torres de G; Murelle, 1987).

En el Segundo Estudio Epidemiológico de Consumo de Sustancias

Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, se

encontró que la prevalencia de vida en población general para el

consumo de pastillas para los nervios fue de 6.2%, con una razón

hombre/mujer de 1:1 (6.0% vs. 6.4%), con el mayor porcentaje de

consumo en la vida en el grupo de 35 a 45 años (7.6%). La

prevalencia de consumo anual fue de 2.10% con una razón

hombre/mujer de 0.8:1 ( 2.7% vs. 3.4%). En cuanto a la edad de inicio

del consumo de pastillas para calmar los nervios, las tendencias

indican que las personas más jóvenes inician a edad más temprana

comparativamente con las personas de edades mayores. Se

encuentra que el 63.2% de las personas entre los 12 y 17 años

iniciaron antes de cumplir 15 años, en tanto que la edad del primer

consumo para las personas entre 35 y 45 años fue en un 37.1% antes

de los 30 años. El estrato socioeconómico y el género no mostraron

77

influencia sobre la edad del primer consumo. Sin embargo, el 34.6%

de los hombres y el 29.9% de las mujeres iniciaron el consumo entre

los 16 y 20 años ( Unidad Coordinadora de Prevención Integral-

Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

En el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de

Sustancias Psicoactivas , se encontró en población general de Santa

Fe de Bogotá que el 7.8% consumió tranquilizantes alguna vez en la

vida ( Torres de Galvis, 1997).

En el estudio Nacional sobre consumo de sustancias Psicoactivas de

1996 realizado por Rodríguez y cols., se midió el consumo de

tranquilizantes, sedantes y estimulantes, con o sin formulación

médica. Se estima que la prevalencia de vida para el consumo de

“pastillas”( tranquilizantes, sedantes y anfetaminas) en población

general colombiana fue de 1.4%, en población universitaria

colombiana fue de 2.8% y en población general de Santa Fe de

Bogotá fue de 1.6%. la prevalencia anual fue de 0.7% para población

general colombiana, de 0.8% para población universitaria colombiana

y 0.9% para población general de Santa Fe de Bogotá. El con sumo

de pastillas fue superior en mujeres que en hombres, siendo éste un

poco más de 2 veces. La población de mayor consumo fue la de 45 a

60 años, cuya actividad principal fueron los oficios domésticos y

residía principalmente en centros urbanos superiores a los 100.000

habitantes. Para los tres tipos de medicamentos en que se determinó

la prevalencia, predominó en el último año, el consumo de

78

tranquilizantes(0.4%), seguido del consumo de sedantes con el 0.3% y

el de estimulantes con el 0.1% (Rodríguez, 1996).

En el estudio realizado en población de estudiantes universitarios de

la ciudad de Medellín, se encontró una prevalencia de vida de 8.6%, y

una prevalencia anual de 5.4% (Torres de Galvis,1995). En

estudiantes de los grados 10 y 11 de la población de Marinilla

(Antioquia) , se encontró que el 1.9% de los encuestados reportó

haberlos consumido en algún momento de su vida (Arango, 1996).

Consumo de Anfetaminas y Drogas Similares

Las anfetaminas estuvieron disponibles para el uso clínico en los años

30, y a finales de la década ya se empezaban a reportar casos de

dependencia. Los primeros casos de psicosis anfetamínica se

informaron en 1938. Hasta mediados de los años 60, cuando su uso

se disparó de manera alarmante en los Estados Unidos,

permanecieron como drogas de venta libre. Como consecuencia de

esto la FDA restringió su venta y consumo, convirtiéndolas en drogas

controladas. Sin embargo, las anfetaminas permanecieron

disponibles hasta 1971 en forma de inhaladores nasales

(Kaplan,Sadock. 1995).

En la década de los 80 se vivió en Estados Unidos un nuevo pico,

relacionado con la aparición de la Metanfetamina cristalina (ice); en la

década de los 90 el uso indebido de anfetaminas y sustancias afines

queda opacado por el de cocaína (Kaplan,Sadock. 1995).

79

Sin embargo, las encuestas realizadas en ese país entre estudiantes

de secundaria muestran como el consumo de anfetaminas y

sustancias afines tiende a ser más alto que el de la cocaína y el crack,

con una tendencia a la disminución entre 1971 y 1993. Por ejemplo,

en 1982 el porcentaje de uso en la vida fue del 28% , y el de uso en

los últimos 30 días, del 11%, mientras que en 1992 se encontró una

prevalencia de uso a lo largo de la vida del 14%, y en el último mes de

2.3. La Encuesta Nacional sobre Abuso de Drogas, realizada en

Estados Unidos en 1991, no encontró diferencias estadísticamente

significativas en las prevalencias mencionadas entre 1991 y 1993

(Kaplan,Sadock. 1995).

Dos estudios poblacionales recientes : el estudio epidemiológico ECA

(Epidemiologic Catchment Area) y el NCS (National Comorbidity

Survey) llevados a cabo en Estados Unidos desde la década de los

80 usando los criterios diagnósticos del DSM- III y DSM- III-R

respectivamente, ofrecen estimativos de las prevalencias de abuso y

dependencia establecidas mediante criterios estandarizados

(Kaplan,Sadock. 1995).

En el estudio ECA, las prevalencias de abuso o dependencia de

anfetaminas en el último mes, en los últimos 6 meses y a lo largo de la

vida fueron respectivamente: 0.1%, 0.2% y 1.7% (Kaplan,Sadock.

1995).

80

Según lo informado por la Encuesta Anual para Estudiantes de

Secundaria (High School Senior Survey) en el período 1975-1996 la

prevalencia de vida promedio de consumo de estimulantes fue de

21.6%, además se observó durante el período una tendencia

descendente en este indicador, con estabilización en los últimos 4

años cuyo promedio fue de 15.3%. La prevalencia de vida promedio

para estudiantes de duodécimo grado durante el período 1991-1996

fue de 15.1%, la prevalencia anual promedio fue de 8.6% y la

prevalencia durante el último mes fue de 3.6%. La prevalencia anual

entre estudiantes de tiempo completo en 1994 fue de 4.2% (National

Institute on Drug Abuse Monitoring the Future Study,1996;National

Survey Results on Drug Abuse from the Monitoring the Future Study,

1994).

En el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de sustancias

psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, se encontró

que la prevalencia de vida en población general para el consumo de

anfetaminas fue de 1.22%, con una razón hombre/mujer de 1.4:1

(1.4% vs. 1.0%), con el mayor porcentaje de consumo en la vida en el

grupo de 35 a 45 años (1.6%). La prevalencia de consumo anual fue

de 0.40% con una razón hombre/mujer de 2.7:1 ( 0.8% vs. 0.3%), con

el mayor porcentaje de consumo anual en el grupo de 18 a 24

años(0.8%). En cuanto a la edad de inicio del consumo de

anfetaminas, de acuerdo al género, el consumo se inició entre los 16 y

20 años en el 74% de los hombres y en el 48.1% de las mujeres.

81

Según el estrato socioeconómico, en el estrato bajo el 66.3% inició

entre los 16 y 20 años, mientras que el 68.9% del estrato medio inició

en esta edad, la clase alta inició antes de los 15 años en un 51.9%.

Teniendo en cuenta todos los rangos de edad, la tendencia fue a que

el primer consumo se inició preferencialmente entre los 16 y 20 años.

Al hacer la comparación entre los años 88 y 92, se encontró que la

prevalencia de vida pasó de 1.6% a 1.2% respectivamente; la

prevalencia en el último año pasó de 0.9% a 0.4% respectivamente y

el promedio de edad de inicio del consumo pasó de 23.4 años a 17.9

años ( Unidad Coordinadora de Prevención Integral- Alcaldía Mayor de

Santa Fe de Bogotá-, 1995).

En el estudio Nacional sobre consumo de sustancias Psicoactivas de

1996 realizado por Rodríguez y cols., se estimó que la prevalencia de

vida para el consumo de estimulantes en población general

colombiana fue de 0.2%, en población universitaria colombiana fue de

0.9% y en población general de Santa Fe de Bogotá fue de 0.6%. La

prevalencia anual fue de 0.1% para población general colombiana, de

0.5% para población universitaria colombiana y 0.4% para población

general de Santa Fe de Bogotá (Rodríguez, 1996).

En el segundo estudio de Salud Mental y Consumo de sustancias

Psicoactivas publicado en 1997, se encontró en población general de

Santa Fe de Bogotá que el 1.4% consumió estimulantes alguna vez

en la vida (Torres de Galvis, 1997).

82

En el Primer Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de

Sustancias psicoactivas realizado en Colombia durante 1993 (Torres

de Galvis y cols. 1993), se encontró que la población general presenta

una prevalencia anual de 2.5 por mil, siendo para el sexo masculino

de 6.1 por 1000, y para el femenino de 0.2 por mil. Según edad, la

mayor prevalencia anual fue informada en el rango de edad de 16 a 19

años y entre los 39 y 49 años. La prevalencia de vida informó una

prevalencia global de 7.1 por 1000, con un límite superior de 8.2 por

mil; para el sexo masculino este límite llega a 11.2 por mil. El 75% de

los consumidores manifiestan el deseo de dejar de consumir las

sustancias, y ninguno ha estado bajo tratamiento.

Entre estudiantes de grados 10 y 11 de la población de Marinilla

(Antioquia), encuestados en 1996, se encontró que tenían una

prevalencia a lo largo de la vida para el consumo de estas sustancias

del 1%; con una prevalencia anual de 0.6%: y un índice de abstención

del 99.8% (Arango y cols. 1996).

Los Trastornos Psiquiátricos relacionados con el consumo de

anfetaminas y sustancias afines son (DSM-IV) :

Dependencia a las anfetaminas.

Abuso de anfetaminas.

Intoxicación por Anfetaminas.

Síndrome de Abstinencia por Anfetaminas.

83

Delirium por Intoxicación por anfetaminas.

Trastorno psicótico inducido por anfetaminas, con alucinaciones o

delirios.

Trastorno del estado de ánimo inducido por Anfetaminas.

Trastorno de ansiedad inducido por anfetaminas.

Disfunción sexual inducida por anfetaminas.

Trastorno del sueño inducido por anfetaminas.

Trastorno no especificado relacionados con las anfetaminas.

Consumo de Alucinógenos

Los alucinógenos que pueden ser objeto de abuso son: el alucinógeno

ergótico dietilamida del ácido lisérgico (LSD), que es el prototipo de

éstas sustancias; otros alcaloides del indol, como la psilocibina

(“Hongos Mágicos”) y la dimetiltriptamina (DMT) y las

fenilalquilaminas como la mescalina, la dimetoximetilanfetamina (DOM

o “STO”), la metilenodioxianfetamina (MDA) y la

metilenodioximetanfetamina (MDMA, “éxtasis” o “X”). Las sustancias

afines, marihuana y fenilciclidina (PCP), se incluyeron en otras

categorías (Galanter, Kleber. 1997).

Estos alucinógenos, denominados psicomiméticos o psicodélicos

(“expansores mentales”) forman un grupo de sustancias que provocan

trastornos del pensamiento, el estado de ánimo y la percepción.

84

Dependiendo de la dosis, las expectativas ( la situación) y el ambiente

(contexto), también pueden inducir euforia y un estado similar a una

experiencia “trascendental” (Galanter, Kleber. 1997).

El término “alucinógenos” significa productor de alucinaciones. Son

muchas las sustancias que provocan alucinaciones auditivas y/o

visuales. Estas alucinaciones pueden presentarse como parte de un

delirium, acompañadas por alteraciones del juicio, la orientación, el

intelecto, la memoria y la emoción. Este delirium también puede ser el

resultado de la supresión de la sustancia. Sin embargo, cuando se

hace referencia al abuso de sustancias, el término alucinógenos

generalmente se refiere a un grupo de componentes que alteran la

conciencia sin delirium, sedación, estimulación excesiva o alteraciones

del intelecto o la memoria. La calificación “alucinógeno” es imprecisa,

ya que las alucinaciones inducidas por alucinógenos son poco

frecuentes. Son más corrientes los fenómenos ilusorios, por lo cual

también han recibido el nombre de sustancias ilusiogénicas. Quienes

utilizan los términos psicodélicos o expansores de la mente para los

alucinógenos (un término acuñado en 1957 por Osmond), han sido

acusados de “favorecer el consumo de la sustancia”. El término

“psicomimético”, significa productor de psicosis (Galanter, Kleber.

1997).

El peyote, que contiene mescalina, es el único alucinógeno que puede

consumirse legalmente en Estados Unidos e incluso se ha inducido su

consumo. Durante muchos años, los indígenas de Estados Unidos,

85

Canadá y México lo han consumido como droga ceremonial (Galanter,

Kleber. 1997).

En los últimos años se han producido cambios interesantes en el

consumo de los alucinógenos. Estas sustancias, que en un principio

se consumían para “aumentar la autoconciencia” han dejado de ser

las sustancias ilegales más utilizadas. En la actualidad las principales

drogas ilegales utilizadas son aquellas que elevan “el estado de ánimo

y aumentan el rendimiento”, como la cocaína. El único grupo de

alucinógenos cuyo consumo ha ido en aumento en los últimos años es

el de los alucinógenos estimulantes, como la MDMA y sustancias

similares, que son conocidas como “drogas de diseño” (Galanter,

Kleber. 1997).

El consumo de LSD se inició a principios de los años 60. La

prevalencia anual de consumo de alucinógenos descendió durante los

años 80. Los estudiantes universitarios mostraban una tasa de

prevalencia anual de consumo de LSD que descendía a un ritmo

constante del 6% en 1980 al 3.4% en 1989. La disponibilidad estimada

de LSD también disminuyó a un ritmo constante de 1975 a 1989. Sin

embargo, parece que a principios de los 90 se reanudó el consumo de

LSD. En la ciudad de Washington D.C. la Board of the Drug

Enforcement Administration confiscó 14 dosis de LSD en 1990, y 5600

en 1991. Las encuestas anuales de los institutos de enseñanza

superior hallaron que en 1990 y 1991, por primera vez desde 1976,

había más estudiantes que hubiesen consumido LSD que estudiantes

86

que hubiesen consumido cocaína en los últimos 12 meses (Galanter,

Kleber. 1997).

Los consumidores de LSD en raras ocasiones lo consumen más de

una vez a la semana, debido a la rapidez con que se produce

tolerancia. No se ha descrito síndrome de abstinencia después del

consumo repetido de alucinógenos (Galanter, Kleber. 1997).

El éxtasis se empezó a producir hace 83 años en Europa y se

popularizó en la década de os 60. Sin embargo, en Colombia no

existen estudios que informen sobre su prevalencia a nivel nacional. El

único estudio que reporta cifras concretas sobre ésta sustancia en

nuestro país es el realizado en Santa Fe de Bogotá durante 1997 por

la Unidad Coordinadora de Prevención Integral del Distrito (UCPI), en

el cual se encuestaron 200 estudiantes de 4 universidades d la capital,

encontrándose que un 10 % del total de encuestados respondió que

había consumido éxtasis y un 16% quería consumirlo. Se encontró

además que quienes más consumen éxtasis entre los universitarios

encestados fueron los jóvenes de clase socioeconómica alta con los

niveles de escolaridad más elevados, usualmente entre 18 y 25 años.

Aunque el éxtasis no produce dependencia física, si se han originado

casos de muerte por intoxicación con ésta sustancia (Unidad

Coordinadora de Prevención Integral del Distrito, 1997; Pérez Gómez,

1996).

87

Según lo informado por la Encuesta Anual para Estudiantes de

Secundaria (High School Senior Survey) en el período 1975-1996 la

prevalencia de vida promedio de consumo de alucinógenos fue de

11.9%, además se observó durante el período una tendencia

levemente descendente en este indicador. La prevalencia de vida

promedio para estudiantes de duodécimo grado durante el período

1991-1996 fue de 11.3%, la prevalencia anual promedio fue de 7.7% y

la prevalencia durante el último mes fue de 3.0%. La prevalencia anual

de consumo de éxtasis entre estudiantes de tiempo completo en 1994

fue de 0.5% y la prevalencia durante el último mes fue de 0.2%

(National Institute on Drug Abuse Monitoring the Future

Study,1996;National Survey Results on Drug Abuse from the

Monitoring the Future Study, 1994).

En el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de sustancias

psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, se encontró

que la prevalencia de vida en población general para el consumo de

alucinógenos (Hongos/LSD) fue de 1.00%, con una razón

hombre/mujer de 5.6:1 (1.7% vs. 0.3%), con el mayor porcentaje de

consumo en la vida en el grupo de 25 a 34 años (1.4%). La

prevalencia de consumo anual fue de 0.20% con un consumo en el

último año exclusivo del género masculino ( 0.6% vs. 0.0%), con el

mayor porcentaje de consumo anual en los grupos de 12 a 17 años y

de 18 a 24 años(0.4% en cada grupo). Al hacer la comparación entre

los años 88 y 92, se encontró que la prevalencia de vida para

88

alucinógenos ( hongos) se mantuvo en un 1.0% para ambos años; la

prevalencia en el último año pasó de 0.1% a 0.2% respectivamente y

el promedio de edad de inicio del consumo pasó de 15.8 años a 17.6

años (Unidad Coordinadora de Prevención Integral- Alcaldía Mayor de

Santa Fe de Bogotá-, 1995).

Los Trastornos relacionados con el consumo de alucinógenos, según

la Asociación Psiquiátrica Americana son (DSM-IV):

Dependencia a alucinógenos.

Abuso de alucinógenos.

Intoxicación por alucinógenos.

Trastorno persistente de la percepción por alucinógenos (flashbacks).

Delirium por intoxicación con alucinógenos.

Trastorno psicótico inducido por alucinógenos, con predominio de

alucinaciones o delirios.

Trastorno del estado de ánimo inducido por alucinógenos.

Trastorno de ansiedad inducido por alucinógenos.

Otros trastornos no especificados relacionados con alucinógenos.

Consumo de Opioides

89

Los opioides se han usado desde hace por lo menos 3500 años, casi

siempre como opio puro o en soluciones alcohólicas de opio. La

morfina fue el primer derivado opioide aislado en 1806 y la codeína

en 1832. A partir de entonces ambas drogas reemplazaron la

utilización del opio crudo, aunque el uso no médico del opio (como por

ejemplo, el opio utilizado recreativamente para fumar) persistió en

algunas partes del mundo. El primer derivado semisintético

(diacetilmorfina o heroína) fue introducido en la medicina en 1898. Los

primeros opioides sintético puros, la meperidona (demerol) y la

metadona (dolofine) fueron introducidos en la práctica médica en 1940

(Kaplan, Sadock. 1995).

La dependencia a opioides, o al menos el síndrome de abstinencia a

opioides, fue reconocido por primera vez en 1700. Aunque la

dependencia a opioides fue común durante el siglo 18, solamente

hasta finales de siglo se le percibió como un problema médico

importante. En 1914 se reglamentó el uso del opio y sus derivados en

los Estados Unidos. En 1930 se crearon dos hospitales federales con

el propósito de proporcionar tratamiento hospitalario a un gran número

de adictos que permanecían en las cárceles . Los estudios de

seguimiento con éstos pacientes mostraron altas tasas de recaída,

independientemente de la duración del tratamiento residencial

proporcionado (Kaplan, Sadock. 1995).

Aun cuando se aumentaron progresivamente las penas y

prohibiciones por uso, porte y venta de opioides, su uso persistió e

90

incluso aumentó, especialmente después de la segunda guerra

mundial. En la década de los 60 muchos propusieron remedicalizar la

distribución de heroína para tratar de disminuir el crimen asociado a

su distribución ilícita. Como consecuencia del pico de adicción a la

heroína que se presentó en Estados Unidos en relación con la guerra

de Vietnam, se expandió y aceleró el desarrollo de nuevas propuestas

terapéuticas para los adictos, manteniéndose ésta actitud hasta

nuestros días (Kaplan, Sadock. 1995).

El uso de opioides se ha mantenido sin mayores fluctuaciones en los

Estados Unidos durante las últimas dos décadas. En la encuesta

anual a estudiantes de secundaria “monitoreando el futuro” se ha

encontrado que la prevalencia en el último mes es menor del 1%, en

contraste con otras drogas como marihuana y cocaína. El pico de

prevalencia de uso a lo largo de la vida para la heroína se presentó en

ésta población durante el año 1975, con un 2.8%. Para 1991 éste

mismo indicador había bajado hasta 0.9%. En cuanto a la prevalencia

de uso de otros opioides a lo largo de la vida, bajó desde un pico de

10.3% en 1977 hasta un 6.6% en 1991. Para población general

entrevistada en la National Household Survey on Drug Abuse durante

1993, se encontró que el uso de heroína durante el último año estaba

entre el 0.2 y 0.3% para personas con 12 años o más; el uso en el

último mes estuvo por debajo del 0.1% (Kaplan, Sadock. 1995).

Dos encuestas poblacionales han utilizado criterios diagnósticos de la

Asociación Psiquiátrica Americana para medir abuso y dependencia a

91

opioides: El estudio epidemiológico del área de Catchment (ECA),

realizado en 1980 que utilizó los criterios de la tercera edición del

DSM(DSM-III) y el estudio nacional de comorbilidad (NCS), realizado

en el período de 1990 a 1992 que usó los criterios del DSM-III-R. El

NCS encontró que la prevalencia a lo largo de la vida de uso de

heroína fue de 1.5%, pero la prevalencia en el grupo de 35 a 44 años

fue de 2.7%, lo cual refleja el pico de la epidemia de uso de heroína

entre los adolescentes y adultos jóvenes al final de los años 60 y

principios de los 70. La dependencia a la heroína a lo largo de la vida

en este estudio fue de 0.4%, pero el 0.8% se presentó en el grupo de

35 a 44 años. Estos hallazgos indican que cerca del 32% de quienes

usaron heroína durante el pico epidémico tuvieron dependencia a lo

largo de sus vidas (Kaplan, Sadock. 1995).

Con relación al uso a lo largo de la vida de analgésicos opioides (otras

drogas diferentes a la heroína) en el NCS se encontró el 9.7% con la

más alta prevalencia en el grupo de 15 a 34 años, sugiriendo un

patrón diferente al de la heroína. Unicamente el 7.5% de quienes

recibieron en un contexto medico analgésicos opioides desarrollaron

dependencia de acuerdo a los criterios del DSM-III-R. Obviamente en

este estudio la prevalencia de uso en los últimos 6 meses y en el

último año fue mucho más baja. Desde 1994 se ha registrado una

tendencia al incremento en el uso de la heroína, con consecuencias

adversas como el aumento de las consultas en los servicios de

urgencias por sobredosis (Kaplan, Sadock. 1995).

92

Según lo informado por la Encuesta Anual para Estudiantes de

Secundaria (High School Senior Survey) en el período 1975-1996 la

prevalencia de vida promedio de consumo de heroína fue de 1.3%. La

prevalencia de vida promedio para estudiantes de duodécimo grado

durante el período 1991-1996 fue de 1.3%, la prevalencia anual

promedio fue de 0.7% y la prevalencia durante el último mes fue de

0.3%. La prevalencia anual entre estudiantes de tiempo completo en

1994 fue de 0.1% (National Institute on Drug Abuse Monitoring the

Future Study,1996;National Survey Results on Drug Abuse from the

Monitoring the Future Study, 1994).

En el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de sustancias

psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, se encontró

que la prevalencia de vida en población general para el consumo de

heroína/morfina fue de 0.2%, con la totalidad de consumidores en el

género masculino (0.4% vs. 0.0%). La prevalencia de consumo anual

fue de 0.06%, con la totalidad de consumidores en el género

masculino (0.2% vs. 0.0%), sin predominio de ningún grupo de edad.

En cuanto a la edad de inicio del consumo de heroína/morfina fue de

17.3 años. Al hacer la comparación entre los años 88 y 92, se

encontró que la prevalencia de vida para ambos años fue de 0.2%; la

prevalencia anual para ambos años fue de 0.1% y el promedio de

edad de inicio del consumo pasó de 14.4 años a 17.3 años

respectivamente (Unidad Coordinadora de Prevención Integral-

Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

93

En el estudio Nacional sobre consumo de sustancias Psicoactivas de

1996 realizado por Rodríguez y cols., se estimó que la prevalencia de

consumo en la vida de heroína, fue muy baja. En total se estima que

12566 personas han consumido heroína alguna vez en la vida. Para la

morfina se estima que 54739 personas han consumido morfina alguna

vez en la vida con o sin indicación médica (Rodríguez, 1996).

En el segundo estudio de Salud Mental y Consumo de sustancias

Psicoactivas publicado en 1997, se encontró en población general de

Santa Fe de Bogotá que el 0.7% consumió heroína alguna vez en la

vida (Torres de Galvis, 1997).

En Colombia, en el estudio Nacional de Salud Mental y consumo de

sustancias Psicoactivas de 1993, se encontró una prevalencia anual

de 6 por 10.000 personas y en este indicador, los usuarios

pertenecían en su totalidad al sexo masculino. La prevalencia a lo

largo de la vida fue de 0.5 por 1000 y en este indicador, el 80% de los

casos fueron hombres entre los 16 y 19 años. La totalidad de los

usuarios procedían del área urbana (Torres de Galvis y cols. 1993).

En general la heroína en Colombia sigue siendo muy costosa y los

usuarios son relativamente poco numerosos, la mayoría prefiere

fumarla( lo cual les ahorra riesgos relacionados con sobredosis,

infección por HIV) (Pérez Gómez, A,1996; en Revista de la Dirección

Nacional de Estupefacientes).

94

Los Trastornos relacionados con el consumo de opioides, según la

Asociación Psiquiátrica Americana son (DSM-IV):

Dependencia a opioides.

abuso de opioides.

Intoxicación por opioides.

Síndrome de abstinencia por opioides.

Delirium debido a intoxicación por opioides.

transtorno psicótico inducido por opioides con alucinaciones o delirios.

Trastorno del estado de animo inducido por opioides.

Disfunción sexual inducida por opioides.

Trastornos del sueño inducidos por opioides.

Trastornos no especificados relacionados con opioides.

Materiales y Métodos

Tipo de estudio

Se realizó un estudio observacional descriptivo transversal en

estudiantes de instituciones de educación superior clasificadas como

institutos técnicos o tecnológicos en 1997.

Universo y muestra

El universo estuvo constituido por la población estudiantil de los

institutos técnicos o tecnológicos ubicados en la ciudad de Santa Fe

de Bogotá, los cuales sumaron de acuerdo a los listados del Instituto

Colombiano para el Fomento de la Educación superior-ICFES- 43,

para un total de aproximadamente 30000 estudiantes. En el marco de

muestreo se excluyó a los institutos o centros universitarios que

ofrecían carreras profesionales, programas de educación a distancia e

institutos técnicos pertenecientes a las fuerzas militares.

El tipo de muestra fue probabilística, debido a que cada estudiante de

las instituciones mencionadas tiene la probabilidad de ser

seleccionado en la muestra, dicha probabilidad conocida y mayor de

cero. Este tipo de muestra permite calcular el margen de error o

aproximación con el cual los resultados muestrales estiman los

verdaderos valores del universo investigado.

Se aplicó un muestreo probabilistico de conglomerados en tres

etapas: primera etapa, selección de establecimientos educativos;

96

segunda etapa, de selección de carreras o programas; tercera etapa,

de selección de segmentos (cursos).

Para determinar el tamaño de muestra se utilizaron las formulas del

muestreo para proporciones, aumentado en un 10% previendo efecto

de diseño y no respuesta. Se utilizó como prevalencia del fenómeno a

estudiar, Consumo de sustancias ilegales en población entre 12 y 45

años-, la generada por el segundo estudio epidemiológico sobre el

consumo de sustancias psicoactivas para Santa Fe de Bogotá en

1992, de 3.2%. El tamaño de muestra con un error de 0.2% y un nivel

de confianza del 95% se estimó en 3000 encuestas de las cuales se

aplicaron 2572 (ver Anexo 2)

Instrumentos

La información fue recolectada a través de una encuesta

autodiligenciada, la cual se aplicó previa información a los estudiantes

acerca del anonimato y la confidencialidad de los datos, utilizando

como instrumento la encuesta para estudiantes de último año de

enseñanza media vocacional del sistema de vigilancia epidemiológica

sobre el uso indebido de sustancias psicoactivas probada desde 1992,

con la inclusión de nuevas variables como los criterios del DSM-IV

para diagnóstico de dependencia o abuso de alcohol.

Este instrumento se considera como uno de los componentes más

importantes del Sistema de Vigilancia Epidemiológica sobre el uso

97

indebido de sustancias psicoactivas VESPA, por tener como objeto

uno de los grupos de mayor riesgo para el consumo.

Se realizó una prueba piloto en 30 estudiantes de tecnologías, a pesar

de que el instrumento está validado en diferentes regiones y en

distintos grupos de edad debido a que se modificó la forma de

algunas preguntas y se incluyeron variables sobre la dependencia y el

abuso de alcohol. Con esta prueba se hicieron las modificaciones del

caso a las preguntas que lo requirieron y se determinó el tiempo

promedio de aplicación de 20 minutos.

También se utilizaron planillas para el registro y control del operativo

de campo. Se incluyeron códigos para la adecuada recolección de

información pertinente para el cálculo de coeficientes de variación

(institución educativa, carrera y curso).

Procedimiento de aplicación

Antes de aplicar el instrumento se impartieron instrucciones generales

para su correcto diligenciamiento. El estudiante se autoaplicó y

respondió en forma anónima el formulario 1 modificado del VESPA

(Sistema de Vigilancia Epidemiológica sobre el Consumo de

sustancias psicoactivas), que es utilizado para encuestar estudiantes

de último año de enseñanza media y vocacional. La disminución del

sesgo de información y el asegurar el secreto de la misma por

consideraciones éticas se logró con el autodiligenciamiento del

cuestionario.

98

La recolección de la información se hizo durante los meses de octubre

y noviembre de 1997 y estuvo a cargo de un grupo de encuestadores

con amplia experiencia en la aplicación de este tipo de cuestionario,

conformado principalmente por graduados o estudiantes avanzados

de las áreas de psicología y trabajo social.

Además del grupo de encuestadores se contó con un equipo de

supervisores, con un esquema 4 :1 (un supervisor por cada 4

encuestadores). A su vez los supervisores reportaban el avance de la

encuesta a un coordinador de trabajo de campo.

Se contó con la colaboración de los rectores y docentes de las

universidades y se pudo efectuar el estudio en todos los

establecimientos elegidos en la muestra excepto en dos, debido a que

en su calendario académico tenían un período de descanso de dos

semanas previo al inicio de exámenes finales, lo cual imposibilitaba a

los encuestadores cumplir con su cronograma y fueron reemplazadas

por otras dos instituciones de características similares y con el mismo

número de alumnos, escogidas por el muestrista, asegurando no

sesgar la muestra calculada inicialmente.

Control de errores

Con el fin de controlar posibles errores e inconsistencias al aplicar las

encuestas, antes de procesar los datos se hizo una revisión manual

de las mismas.

99

Análisis de la información

Se utilizaron como medidas de frecuencia, las proporciones de

prevalencia del último año, del último mes y de la última semana.

Se analizó además el índice de exconsumo (exconsumidor es la

persona que consumió la sustancia, pero que hace un año o más que

no lo hace) y el de abstención ( personas que nunca han consumido

la sustancia estudiada).

Los factores de riesgo se analizaron mediante la razón de disparidad,

a la cual se le calculo los limites de confianza.

Se estudiaron sustancias de uso legal como las bebidas alcohólicas,

el cigarrillo y los tranquilizantes menores y sustancias de uso ilegal

como la marihuana, cocaína, bazuco, anfetaminas e inhalables.

Se analizaron los patrónes de consumo para cada sustancia con las

diferentes variables y se exploraron algunas asociaciones con los

factores de riesgo estudiados.

Las variables estudiadas fueron de persona (edad, sexo, semestre,

jornada), patrón de consumo (tipo de droga, frecuencia de consumo),

factores relacionados con el consumo (familiares o amigos

consumidores, apoyo familiar o social, grado de aceptación del

ambiente académico), criterios clínicos de dependencia o abuso al

alcohol, percepción del problema de drogas en la institución donde

estudia el encuestado, motivo para iniciar el consumo de droga,

100

motivo para dejar de consumir, motivo para continuar usándolas y

consecuencias del consumo de drogas.

Los principales indicadores calculados en el estudio son :

1. Caracterización de los consumidores de SPA :

Distribución proporcional de las variables demográficos: edad, sexo y

estado civil.

2. Diagnóstico y monitoreo de los patrónes de consumo de sustancias

:

Morbilidad proporcional según sustancia: utilizando la clasificación que

permite el análisis de tendencias y la comparación con otros países.

Evaluación del policonsumo: Se evalúa para combinaciones

específicas o para la proporción de consumidores de una sustancia,

dos sustancias y tres o más sustancias.

Análisis de tendencias: se hace a medida que se lleva a cabo la

recolección de información que permita la aplicación de series

cronológicas.

Evaluación de las proporciones de prevalencia de consumo: estos

indicadores se calculan para el total de la población estudiada y para

cada uno de los sexos y sustancias

Proporción de prevalencia de vida (lápsica)

101

� 1000 x estudiadapoblación Total

oresExconsumid + esconsumidor de Total 1

Proporción de prevalencia de consumo durante el último año

� 1000x estudidadpoblacion Total

año ultimo el durante esconsumidor de Total 2

Proporción de prevalencia de consumo durante el último mes

� x1000estudiadapoblacion Total

mes último el durante esconsumidor de Total

Proporción de prevalencia de consumo durante la última semana

1000x estudiadapoblacion Total

semana ultima la durante esconsumidor de Total

Indicador de exconsumo

� 1000x estudiadaPoblacion

oresexconsumid de Total 3

Proporción de estudiantes que han probado una sustancia

1000x estudadapoblacion Total

consumido haberlaresponden que personas de Total

1 El total de consumidores se calcula sumando consumidores de la última semana, consumidores del últimomes y consumidores del último año 2 El total de consumidores durante el último mes se calcula sumandoconsumidores de la última semana yconsumidores del último mes

102

Proporción de amigos y familiares consumidores

Se calcula para el alcohol o cigarrillo y para marihuana o cocaína o

bazuco (según los cuatro últimos ítems del instrumento).

100x sencuestado Total

menteafirmativaresponden que personas Total

3 Exconsumidor es la persona que usó la sustancia estudiada, pero que hace un año o más no la consume

Resultados

Descripción de la muestra

La muestra estuvo constituida por 2572 estudiantes de centros

educativos de carácter técnico y tecnológico.

Los individuos que conformaron la muestra fueron extraídos de 48

programas diferentes ; el 32,8% (n=843) cursaba en jornada diurna, el

67,1 (n=1725) en la nocturna y el 0,2% (n=4) en jornada mixta (Ver

Cuadro 1).

Cuadro 1. Distribución por Jornada

Jornadas Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

Diurna 843 32.8% 32.8% 32.8%

Nocturna 1,725 67.1% 67.1% 99.8%

M ixta 4 0.2% 0.2% 100.0%

Total 2,572 100.0%

El 94.2% (2358/2503) cursaba el sexto semestre o semestres

anteriores. El 75% de los estudiantes de la muestra estuvo por debajo

del semestre cinco. El semestre que más se repitió fue el primero con

un 29.8% (n=747).

En el Cuadro 2 y la Gráfico 1 se observa la distribución según

semestre. Cuando el programa académico estaba compuesto por

trimestres, estos se convirtieron a semestres.

Cuadro 2. Distribución por Semestre

104

Semestre Frecuencia Porcentaje Porcentaje VálidoPorcentaje

Acumulado

1 747 29.0% 29.8% 29.8%

2 481 18.7% 19.2% 49.1%

3 335 13.0% 13.4% 62.4%

4 329 12.8% 13.1% 75.6%

5 347 13.5% 13.9% 89.5%

6 119 4.6% 4.8% 94.2%

7 129 5.0% 5.2% 99.4%

8 2 0.1% 0.1% 99.4%

9 14 0.5% 0.6% 100.0%

Sin dato 69 2.7%

Total 2,572 100.0%

747

481

335 329347

119 129

2 14

69

0

100

200

300

400

500

600

700

800

1 2 3 4 5 6 7 8 9 Sin dato

Semestre

Fre

cu

en

cia

Gráfico 1. Distribución por Semestre

De 2572 estudiantes encuestados, el 47.9% (1218/2543) fueron

mujeres y el 52.1% (n=1325) hombres, con edad promedio de 23 años

(L. Min.: 16 años, L. Max.: 50 años), una mediana de 22 años y una

moda de 20 años (Ver Cuadros 3 y 4 ; Gráfico 2).

105

Cuadro 3. Distribución por Sexo de la muestra

Sexo Frecuencia Porcentaje Porcentaje VálidoPorcentaje

Acumulado

M asculino 1,325 51.5% 52.1% 52.1%

Femenino 1,218 47.4% 47.9% 100.0%

Sin dato 29 1.1%

Total 2,572 100.0%

Masculino52%

Femenino47%

Sin dato1%

Gráfico 2. Distribución por Sexo de la muestra

Cuadro 4. Distribución por Grupos de Edad

Grupos Frecuencia Porcentaje Porcentaje VálidoPorcentaje

Acumulado

16 a 19 años 444 17.3% 17.8% 17.8%

20 a 24 años 1,254 48.8% 50.2% 68.0%

25 a 29 años 562 21.9% 22.5% 90.5%

30 a 37 años 210 8.2% 8.4% 98.9%

38 a 50 años 27 1.0% 1.1% 100.0%

Sin dato 75 2.9%

Total 2,572 100%

106

En cuanto a su situación académico - laboral 73,6% (n=1820/2474)

reportó dedicación compartida al estudio y al trabajo. El 55,9%

(n=1384) dijo dedicar la mayor parte del tiempo al trabajo. Solamente

el 26,4% (n=654) dijo dedicarse únicamente al estudio (Cuadro 5).

Cuadro 5. Distribución segun situación Académico-Laboral

Grupos Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

Solo estudia 654 25.4% 26.4% 26.4%

La mayor parte del tiempo estudia 436 17.0% 17.6% 44.1%

La mayor parte del tiempo trabaja 1,384 53.8% 55.9% 100.0%

Sin dato 98 3.8%

Total 2,572 100%

Con relación a las variables que medían satisfacción con diferentes

aspectos del contexto académico, se observó que la mayoría expresa

satisfacción frecuente ante las actividades extracurriculares (46,4% ;

n=1167/2516). En cuanto al currículo de la carrera, el mayor

porcentaje de los encuestados reporta satisfacción “algunas veces”

con el currículo de la carrera (38,9% ; n=996/2561). Con relación al

currículo de la carrera, el mayor porcentaje de los encuestados reporta

satisfacción “algunas veces” con el currículo de la carrera (38,9% ;

n=996/2561).

En la Gráfico 3 se observa la distribución porcentual de satisfacción

en los diferentes ítemes mencionados. Los mayores porcentajes de

satisfacción se dieron en relación con las actividades extracurriculares

y el ambiente físico.

107

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

Extracurriculares

Curriculo

Expectativas

Calidad

Académica

Profesores

Ambiente

General

Ambiente

Académico

Ambiente Físico

Sistema

Evaluación

Porcen

N unca Algunas veces Frecuentemente Siempre

Gráfico 3. Satisfacción con diferentes aspectos de la carrera

En cuanto a la percepción de salud (Cuadro 6) en el último mes el

76,1% consideró su salud buena o excelente (n=1892).

Cuadro 6. Distribución según el estado de salud percibido en el mes

anterior

Grupos Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

Excelente 588 22.9% 23.6% 23.6%

Buena 1,304 50.7% 52.4% 76.1%

Regular 559 21.7% 22.5% 98.6%

M ala 36 1.4% 1.4% 100.0%

Sin dato 85 3.3%

Total 2,572 100%

108

La exploración de las redes a de apoyo social se hizo con la pregunta

“a nivel general en su vida califique la frecuencia conque usted recibe

apoyo de su familia, de sus compañeros y de sus profesores”. Se

encontró un alto porcentaje de encuestados que reciben apoyo

frecuentemente o siempre de su familia (n= 2117;82,7%). En lo

tocante al apoyo recibido de compañeros y docentes, el 52,4% y el

53,7% respectivamente, respondió no recibir apoyo o recibirlo algunas

veces (Cuadros 7, 8 y 9).

Cuadro 7. Distribución según apoyo recibido de los compañeros

Grupos Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

Nunca 108 4.2% 4.2% 4.2%

Algunas veces 1,236 48.1% 48.2% 52.4%

Frecuente 915 35.6% 35.7% 88.1%

Siempre 304 11.8% 11.9% 100.0%

Sin dato 9 0.3%

Total 2,572 100%

Cuadro 8. Distribución según apoyo recibido de los profesores.

Grupos Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

Nunca 260 10.1% 10.2% 10.2%

Algunas veces 1,205 46.9% 47.1% 57.3%

Frecuente 804 31.3% 31.4% 88.7%

Siempre 288 11.2% 11.3% 100.0%

Sin dato 15 0.6%

Total 2,572 100%

Cuadro 9. Distribución según apoyo recibido de la familia.

109

Grupos Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

Nunca 79 3.1% 3.1% 3.1%

Algunas veces 365 14.2% 14.3% 17.3%

Frecuente 502 19.5% 19.6% 36.9%

Siempre 1,615 62.8% 63.1% 100.0%

Sin dato 11 0.4%

Total 2,572 100%

0%

20%

40%

60%

80%

100%

Compañeros Profesores Familia

Nunca Algunas veces Frecuente Siempre

Gráfico 4. percepción de Redes de Apoyo Local

La interacción o comunicación entre los miembros de la familia se

indagó a través de las siguientes preguntas : “¿Qué tan importante es

para usted compartir con sus padres o familiares ?” y “¿En su familiar

puede usted expresar sus sentimientos ?” Como puede observarse en

los Cuadros 10 y 11, del total de encuestados, el 74,3% (n=1904)

consideró muy importante compartir con su familia y el 43,5%

110

(n=1114), dijo expresar sus sentimientos siempre que quiere en su

familia.

Cuadro 10. Distribución de iteracción con la familia.

Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

M uy Importante 1,904 74.0% 74.3% 74.3%

Importante 531 20.6% 20.7% 95.0%

Poco importante 112 4.4% 4.4% 99.4%

Nada importante 15 0.6% 0.6% 100.0%

Perdidos 10 0.4%

Total 2,572 100%

Cuadro 11. Distribución según facilidad de expresar sentimientos en la

familia.

Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

Siempre que quiere 1,114 43.3% 43.5% 43.5%

La mayoria de las veces 773 30.1% 30.2% 73.8%

Algunas veces 589 22.9% 23.0% 96.8%

Nunca 82 3.2% 3.2% 100.0%

Perdidos 14 0.5%

Total 2,572 100%

Prevalencias de consumo

Consumo de alcohol

El alcohol presentó la proporción de prevalencia de consumo alguna

vez en la vida más alta: el 90.5% de los encuestados aceptó haber

111

ingerido alcohol sin llegar a la embriaguez en algún momento de su

vida, siendo la sustancia más utilizada por los estudiantes durante el

último año con un 81.4%. El 9.2% (221/2413) de los encuestados se

consideró exconsumidor de bebidas alcohólicas, sin llegar a la

embriaguez; y el 23.5%( 547/2329) exconsumidor de bebidas

alcohólicas hasta la embriaguez.

El índice de abstención al alcohol fue del 21.1% entre los

encuestados (Cuadro 12).

Cuadro 12. Indicadores de consumo de sustancias psicoactivas,

estudiantes de carreras técnicas y tecnológicas de Santa Fe de

Bogotá, 1997

SUSTANCIA

PREVALEN

CIA DE

VIDA %

PREVALEN

CIA ANUAL

%

PREVALEN

CIA EN EL

ÚLTIMO

MES %

PREVALEN

CIA EN LA

ÚLTIMA

SEMANA%

ÍNDICE DE

ABSTENCI

ÓN

%

Bebidas

alcohólicas sin

emborracharse

90.5

(2184/2413)

81.4

(1963/2413)

66.7

(1610/2413)

42.4

(1024/2413)

7.3

(175/2413)

Bebidas

alcohólicas

hasta

emborracharse

55.7

(1298/2329)

32.2

(751/2329)

18.7

(436/2329)

7.1

(165/2329)

35.6

(828/2329)

112

SUSTANCIA

PREVALEN

CIA DE

VIDA %

PREVALEN

CIA ANUAL

%

PREVALEN

CIA EN EL

ÚLTIMO

MES %

PREVALEN

CIA EN LA

ÚLTIMA

SEMANA%

ÍNDICE DE

ABSTENCI

ÓN

%

Marihuana 5.6

(131/2326)

2.7

(62/2326)

1.5

(34/2326)

0.9

(22/2326)

85.5

(1989/2326)

Bazuco 1.3

(30/2308)

0.4

(9/2308)

0.2

(5/2308)

0.1

(3/2308)

96.4

(2225/2308)

Cocaína 3.3

(77/2316)

1.3

(30/2316)

0.8

(19/2316)

0.4

(10/2316)

93.9

(2174/2316)

Heroína 0.5

(11/2305)

0.2

(4/2305)

0.1

(3/2305)

0.1

(2/2305)

99.0

(2283/230

5)

Boxer/Gasoli

na

0.8

(19/2306)

0.4

(9/2306)

0.3

(7/2306)

0.2

(4/2306)

98.6

(2273/230

6)

113

SUSTANCIA

PREVALEN

CIA DE

VIDA %

PREVALEN

CIA ANUAL

%

PREVALEN

CIA EN EL

ÚLTIMO

MES %

PREVALEN

CIA EN LA

ÚLTIMA

SEMANA%

ÍNDICE DE

ABSTENCI

ÓN

%

Pastillas

para quitar

el sueño

1.9

(45/2308)

1.3

(29/2308)

0.5

(12/2308)

0.2

(4/2308)

96.8

(2233/230

8)

Pastillas

para calmar

los nervios

4.6

(106/2309

)

2.4

(56/2309)

1.1

(26/2309)

0.4

(10/2309)

92.4

(2134/230

9)

Pastillas

para dormir

3.2

(75/2308)

1.6

(37/2308)

0.7

(17/2308)

0.3

(7/2308)

94.5

(2182/230

8)

Éxtasis 1.5

(33/2273)

0.9

(20/2273)

0.5

(12/2273)

0.4

(10/2273)

97.8

(2223/227

3)

114

SUSTANCIA

PREVALEN

CIA DE

VIDA %

PREVALEN

CIA ANUAL

%

PREVALEN

CIA EN EL

ÚLTIMO

MES %

PREVALEN

CIA EN LA

ÚLTIMA

SEMANA%

ÍNDICE DE

ABSTENCI

ÓN

%

De consumo

de alcohol

91.4

(2220/242

9)

82.8

(1999/241

3)

69.1

(1656/239

5)

45.8

(1081/236

0)

7.0

(171/2449

)

De consumo

de drogas

Ilícitas*

8.8

(202/2283

)

4.9

(112/2275

)

2.8

(64/2271)

79.8

(1863/233

5)

En cuanto al tiempo de consumo de bebidas alcohólicas sin

emborracharse, llama la atención que el 24% de los encuestados lleva

más de 5 años consumiendo alcohol, a pesar de tratarse de una

población joven (Cuadro 13).

Cuadro 13. Tiempo de consumo de alcohol

* Incluye: Marihuana, Bazuco, cocaína, heroína, Boxer/gasolina, pastillas para quitar el sueño, éxtasis.

115

Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

Hasta 8 días 127 4.9% 9.7% 9.7%

Hasta un mes 92 3.6% 7.0% 16.7%

Hasta un año 224 8.7% 17.0% 33.7%

Hasta 5 años 555 21.6% 42.2% 76.0%

M ás de 5 años 316 12.3% 24.0% 100.0%

Perdidos 1,258 48.9%

Total 2,572 100%

El 14,2% (n=101), afirma llevar más de 5 años consumiendo bebidas

alcohólicas hasta emborracharse (Cuadro 14).

Cuadro 14. Tiempo de consumo de alcohol hasta emborracharse

Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

Hasta 8 días 127 4.9% 17.9% 17.9%

Hasta un mes 40 1.6% 5.6% 23.5%

Hasta un año 211 8.2% 29.7% 53.2%

Hasta 5 años 232 9.0% 32.6% 85.8%

M ás de 5 años 101 3.9% 14.2% 100.0%

Perdidos 1,861 72.4%

Total 2,572 100%

El 27,8% de los encuestados consumidores de alcohol han utilizado la

sustancia en situaciones potencialmente peligrosas (manejar vehículo

o en el trabajo). Se observa también que la frecuencia de consumo de

alcohol en situaciones potencialmente peligrosas incrementa a medida

que aumenta el puntaje del CAGE (Cuadro 15 y Gráfico 5).

116

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

0 1 2 3 4

Puntaje CAGE

NO

SI

Gráfico 5. Puntaje CAGE según frecuencia de consumo de alcohol

Cuadro 15. Consumo de alcohol en situaciones peligrosas

Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

Si 581 22.6% 27.8% 27.8%

No 1,512 58.8% 72.2% 100.0%

Perdidos 479 18.6%

Total 2,572 100%

El 14,3% relató como principal problema debido al consumo de

alcohol los de tipo familiar (Cuadro 16). Al relacionar el puntaje del

CAGE con la frecuencia relativa de las dos variables descritas

anteriormente, se encontró que la presencia de problemas de

diferente tipo incrementó a medida que aumentaba el puntaje del

CAGE (Gráfico 6).

117

0%

20%

40%

60%

80%

100%

0 1 2 3 4

Otros

Físicos

Legales

Familiares

Interpersonales

Sexuales

Académicos

Laborales

Psicológicos

Ninguno

Gráfico 6. Puntaje según CAGE

Cuadro 16. Principal tipo de problema por el consumo de alcohol

118

Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

Ningún problema 951 42.8% 56.3% 56.3%

Psicológicos 108 4.9% 6.4% 62.7%

Laborales 25 1.1% 1.5% 64.1%

Académicos 20 0.9% 1.2% 65.3%

Sexuales 15 0.7% 0.9% 66.2%

Intrapersonales 114 5.1% 6.7% 73.0%

Familiares 242 10.9% 14.3% 87.3%

Legales 13 0.6% 0.8% 88.0%

Físicos 123 5.5% 7.3% 95.3%

O tros 79 3.6% 4.7% 100.0%

Perdidos 530 23.9%

Total 2,220 100%

El 7,3% (n=178) de los encuestados manifestó haber tenido

accidentes de transito como conductores o peatones bajo los efectos

del alcohol y/o otras drogas (Cuadro 17). El riesgo de accidente se

incrementa en forma de dosis respuesta al incrementar el puntaje del

CAGE -p= 0,000- (Gráfico 7).

119

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

0 1 2 3 4

Puntaje CAGE

NO

SI

Gráfico 7. Puntaje CAGE

Cuadro 17. Accidentes de tránsito como conductor o peatón bajo el

efecto de drogas

Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

Si 178 6.9% 7.3% 7.3%

No 2,259 87.8% 92.7% 100.0%

Perdidos 135 5.2%

Total 2,572 100%

El 17,8% (n=431) dijo haber tenido conflictos con familiares y/o

amigos estando bajo el efecto del alcohol y/o drogas (Cuadro 18).

Cuadro 18. Conflictos con familiares y/o amigos bajo el efecto de

alcohol u otras drogas

120

Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

Si 431 16.8% 17.8% 17.8%

No 1,986 77.2% 82.2% 100.0%

Perdidos 155 6.0%

Total 2,572 100%

Al comparar la frecuencia de presentación de una salud mala o regular

en el último mes entre los consumidores de alcohol hasta la

embriaguez y los que no tienen este patrón de consumo, se encontró

una asociación estadísticamente significativa (p= 0,021) (Cuadros 19 y

20).

Cuadro 19. Consumo hasta embriaguez y percepción del estado de

salud en el último mes

ConsumoM ala

Salud

Buena

SaludTotal Porcentaje

No 261 737 998 44.3%

Si 276 980 1,256 55.7%

Total 537 1,717 2,254 100.0%

Cuadro 20. Chi-cuadrado para asociación entre consumo hasta la

embriaguez y percepción del estado de salud en el último mes

121

Value dfAsymp. Sig.

(2-sided)

Exact Sig.

(2-sided)

Exact Sig.

(1-sided)

Pearson Chi-square 5.348 (b) 1 0.021

Continuity Correction (a) 5.121 1 0.024

Likelhood ratio 5.329 1 0.021

Fisher's Exact Test 0.022 0.012

linear-by-linear Association 5.346 1 0.021

N of valid Cases 2254

(a) Computed only for 2x2 table(b) 0 cells (.0% ) have expected count less than 5. The minimum expected countis 237.77

El 1,1% de los encuestados manifestó que siempre acompaña sus

experiencias sexuales del consumo de alcohol y el 3,6% dijo hacerlo

con frecuencia. Esta práctica de riesgo es asumida “a veces” por el

35,9% de los encuestados. Es decir que el 40,7% tiene o ha tenido

relaciones sexuales bajo efectos del alcohol (Cuadro 21).

Cuadro 21. Acompañamiento de relaciones sexuales con alcohol

Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

No ha tenido 256 10.0% 10.7% 10.7%

Siempre 27 1.0% 1.1% 11.8%

Frecuentemente 87 3.4% 3.6% 15.4%

A veces 860 33.4% 35.9% 51.4%

Nunca 1,165 45.3% 48.6% 100.0%

Perdidos 177 6.9%

Total 2,572 100%

Se encontró, al relacionar el consumo de alcohol con el consumo de

otras sustancias psicoactivas que el 9,6% de los que han consumido

alcohol, también consumían otros psicoactivos en comparación con

los no consumidores de alcohol, entre los cuales el 1,4% consumían

122

otros psicoactivos (Cuadro 22). Los estadísticos aplicados a la Tabla

arrojaron una asociación positiva al 0,00 (valor de p).

Cuadro 22. Global consumo alcohol en la vida y global ilícitas en la

vida

No % Si %

Si 204 98.6% 3 1.4% 207 9.1%

No 1,868 90.4% 198 9.6% 2,066 90.9%

Total 2,072 91.2% 201 8.8% 2,273 100.0%

Global ilícitas vidaGlobal consumo

Alcohol vidaTotal %

Al comparar la prevalencia de consumo de drogas ilícitas entre

personas que consumen alcohol hasta la embriaguez con los

consumidores de alcohol con otros patrónes de consumo (Cuadro 23),

se encuentra que esta prevalencia es aproximadamente 3,5 veces

mayor (12,7% vs. 3,4%), siendo esta diferencia estadísticamente

significativa (p menor de 0,05).

Cuadro 23. Consumo hasta embriaguez y global de consumo de

drogas ilícitas en la vida

No % Si %

No 971 96.6% 34 3.4% 1,005 44.6%

Si 1,091 87.3% 158 12.7% 1,249 55.4%

Total 2,062 91.5% 192 8.5% 2,254 100.0%

Global ilícitas vidaGlobal consumo

hasta embriaguezTotal %

123

Se observa que el consumo de alcohol hasta la embriaguez es

proporcionalmente mayor en el sexo masculino, siendo la relación

aproximadamente de 2 :1.

Cuadro 24. Consumo hasta embriaguez según sexo

No % Si %

M asculino 336 27.9% 869 72.1% 1,205 52.3%

Femenino 680 61.9% 419 38.1% 1,099 47.7%

Total 1,016 44.1% 1,288 55.9% 2,304 100.0%

Consumo hasta EmbriaguezSexo Total %

En cuanto al consumo global de alcohol (que incluye consumo hasta

emborracharse o sin emborracharse), se observa una diferencia

significativa entre los porcentajes de consumo entre hombres y

mujeres (p menor de 0,05), pero la razón es de 1,2.

Cuadro 25. Consumo global de alcohol en la vida según sexo

No % Si %

M asculino 66 5.2% 1,197 94.8% 1,263 52.6%

Femenino 135 11.9% 1,003 88.1% 1,138 47.4%

Total 201 8.4% 2,200 91.6% 2,401 100.0%

Consumo alcohol en la vidaSexo Total %

Al relacionar el consumo de alcohol sin emborracharse y hasta la

embriaguez y el consumo de drogas ilícitas con los semestre cursados

(Gráfico 8; Cuadro 26), se encontró asociación estadísticamente

significativa entre el aumento del consumo de alcohol hasta la

124

embriaguez y el incremento del consumo de drogas ilícitas a medida

que trascurren los semestres (p menor a 0,05).

0

20

40

60

80

100

120

1 2 3 4 5 6 7 8 9

Semestres

Porcen

Alcohol

Embriaguez

Ilícitas

Gráfico 8. Consumo de alcohol y sustancias ilícitas por semestre.

Cuadro 26 Consuno hasta embriaguez y global de consumo de

drogas ilicitas en la vida

No % Si %

No 971 96.6% 34 3.4% 1,005 44.6%

Si 1,091 87.3% 158 12.7% 1,249 55.4%

Total 2,062 91.5% 192 8.5% 2,254 100.0%

Consumo hasta embriguezSexo Total %

125

En cuanto al índice CAGE de alcoholismo, se encontró que el

porcentaje de encuestados clasificados como de alto riesgo de

alcoholismo y como alcohólicos fue de 12% para cada una de las dos

categorias. Además, por género, el tener alto riesgo para alcoholismo

o ser alcohólico tuvo una razon hombre-mujer de 1. Finalmente, al

comparar el índice CAGE para esta dos categorias por grupos de

edad, se observa que graficamente hay una distribucion en “ U” ,

siendo mayor el porcentaje de alcohólicos en los grupos de edad

intermedios ( 20 a 24 años, 25 a 29 años y 30 a 37 años) y el de alto

riesgo para alcoholismo en los grupos extremos de la distribucion, es

decir de 16 a 19 años y de 38 a 50 años (Gráficos 9 y 10).

No alcohólico76%

Alcohólico12%

Alto riesgo12%

Gráfico 9. Indice CAGE de Alcoholismo

126

0%

20%

40%

60%

80%

100%

M asculino Femenino

Género

Porcen

Alto riesgo Alcohólico

Gráfico 10. Indice CAGE de alcoholismo por Género

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

16 a 19 20 a 24 25 a 29 30 a 37 38 a 50

Grupos de edad

Porcent

Alto riesgo Alcohólico

Gráfico 11. Indices CAGE por grupos de edad

127

En cuanto a la exploracion de factores asociados con el consumo de

alcohol, resultaron estadisticamente significativos los que se observan

en el Cuadro 27.

Cuadro 27. Factores de riesgo para consumo de alcohol

Factores de Riesgo n % P P

(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.

El mejor amigo consume alcohol o fuma 1159 54.08 0.00 0.00 3.31 2.4 4.6

El mejor amigo consume sustancias ilicitas 133 6.21 0.03 0.03 2.6 1.1 6.4

sexo M asculino 1197 54.41 0.00 0.00 2.44 1.8 3.3

Un hermano o familiar cercano consumealcohol o fuma

1146 52.67 0.00 0.00 1.94 1.4 2.6

Consumo de marhiuana 130 6.18 0.00 0.00 1.11 1.1 1.1

EstadisticosR.D.

Cigarrillo

En el estudio se detectó que el 28,6% (n=722/2527) de los

encuestados fuma actualmente y que el 51% (n=1290) ha fumado

alguna vez en la vida (Cuadro 28). El índice de abstención fue del

49% y el índice de exconsumo del 13,1% (n=332).

Cuadro 28 Distribucion de prevalencias de consumo de tabaco

128

Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

Nunca Fumó 1,237 48.1% 49.0% 49.0%

Haceunaño o masno fuma

332 12.9% 13.1% 62.1%

Hace menosde unaño no fuma

236 9.2% 9.3% 71.4%

Actualmente fuma 722 28.1% 28.6% 100.0%

Total 2,567 98.3% 100.0%

Perdidos 45 1.7%

Total 45 1.7%

Total 2,572 100%

El 39,7% (n=284/716) de las mujeres fuma actualmente y el 60,3%

de los hombres lo hace. Esta diferencia es significativa con una razón

hombre: mujer de 1,5 (Cuadro 29).

Cuadro 29. Distribucion de consumo de tabaco según sexo

M asculino Femenino

Nunca 525 697 1,222

% 40.4% 58.1% 78.8%

Hace un año o mas 209 119 328

% 16.1% 9.9% 21.2%

Hace menos de un año 133 100 233

% 10.2% 8.3% 18.6%

Actualmente no fuma 432 284 716

% 33.3% 23.7% 56.9%

Total 1,299 1,200 1,550

% 83.8% 77.4% 100.0%

Consumo de tabaco TotalSexo

129

En cuanto a la cantidad de cigarrillos fumados por día, el 7,9%

(53/675) de los fumadores consume más de 10 cigarrillos diarios

(Cuadro 30).

Cuadro 30. Cantidad de cigarrillos fumados por dia

Valor Frecuencia PorcentajePorcentaje

Válido

Porcentaje

Acumulado

de 1 a 5 508 19.8% 75.3% 75.3%

de 6 a 10 114 4.4% 16.8% 92.1%

de 11 a 20 43 1.7% 6.4% 98.5%

M as de 20 10 0.4% 1.5% 100.0%

Total 675 26.2% 100.0%

Perdidos 1,897 73.8%

Total 2,572 100%

En cuanto a la relación entre el consumo de cigarrillo y el consumo de

otras sustancias psicoactivas, resultó estadísticamente lo que aparece

en el Cuadro 31.

Cuadro 31. Consumo de cigarrillo como factor de riesgo para consumo

de otras sustancias

130

P P(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.

Cocaína 70 94,59 0,00 0,00 17,33 6,30 47,62

M arihuana 120 93,02 0,00 0,00 13,62 6,88 26,95

Basuco 26 92,86 0,00 0,00 12,46 2,95 52,61

Alcohol 1206 55,09 0,00 0,00 4,91 3,45 6,98

Pastillas para dormir 55 75,34 0,00 0,00 2,96 1,73 5,07

Pastillas para quitar el sueño 32 72,73 0,00 0,01 2,55 1,30 4,97

Pastillas para calmar nervios 66 62,86 0,01 0,02 1,63 1,09 2,44

Éxtasis 22 70,97 0,02 0,03 1,32 1,06 5,07

Factores de RiesgoEstadisticos

R.D.n %

En cuanto a factores asociados con el consumo de cigarrillo,

resultaron estadísticamente significativos los que aparecen en el

Cuadro 32.

Cuadro 32. Factores de riesgo paar el consumo de cigarrillo

P P(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.

El mejor amigo consume sustancias ilícitas 104 8.37 0 0 3.01 2.04 4.54

El mejor amigo consume alcohol o fuma 780 62.65 0 0 2.71 2.3 3.19

Un hermano o familiar cercano consume sustancias ilícitas

100 7.93 0.03 0.03 1.43 1.04 4.97

Un hermano o familiar cercano consume alcohol o fuma

677 53.65 0 0 1.27 1.09 1.49

Un hermano consume pastillas para calmar los nervios y/o quitar el sueño

39 3.11 0.03 0.03 0.63 0.41 0.95

EstadisticosR.D.

Factores de Riesgon %

Drogas ilícitas

131

El consumo global de drogas ilícitas registró una proporción de

prevalencia de vida de 8,8% (202/2283); el 4,9% (n=112), las utilizó en

el último año; el 2,8% (n=64)en el último mes.

En cuanto a factores asociados con el consumo, resultaron

estadísticamente significativos los del Cuadro 33.

Cuadro 33. Factores de riesgo para el consumo de drogas ilicitas

P P(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.

El mejor amigo consume sustancias ilícitas 51 26.42 0 0 8.48 5.75 12.52

Consumir alcohol 198 98.51 0 0 7.28 2.28 22.75

Consumir cigarrillo 170 85.85 0 0 6.47 4.3 9.74

Un hermano o familiar cercano consumesustancias ilícitas

38 19.39 0 0 3.95 2.64 5.89

El mejor amigo consume alcohol o fuma 139 72.4 0 0 2.69 1.94 3.74

sexo masculino 142 71.71 0 0 2.49 1.81 3.43

Un hermano o familiar cercano consumealcohol o fuma

120 60.91 0.01 0 1.54 1.14 2.01

Factores de RiesgoEstadisticos

R.D.n %

Marihuana

La marihuana registró una proporción de prevalencia de vida de 5.6%

(131/2326); el 2.7%(n=62) la ha utilizado en el último año; el 1.5%

(n=34) en el último mes y 0.9%(n=22) en la última semana. La

proporción de uso de marihuana en hombres durante el último mes es

2,8 veces mayor que la encontrada en mujeres. De cada 100

encuestados 77 nunca han utilizado esta sustancia (Cuadro 34).

Cuadro 34. Prevalencias de consumo de marihuana segun sexo

132

M asculino Femenino

Semana pasada 18 4 22

% 1.5% 0.4% 1.0%

Ultimo M es 7 5 12

% 0.6% 0.5% 0.5%

Últimos 12 meses 21 7 28

% 1.8% 0.6% 2.4%

Hace un año o más no usa 53 15 68

% 5.6% 1.5% 7.0%

Solo una vez 144 59 203

% 15.1% 5.8% 20.9%

Nunca la uso 954 1012 1966

% 79.7% 91.8% 171.5%

Total 1,197 1,102 2,299

% 52.1% 47.9% 100.0%

Consumo TotalSexo

En cuanto a factores asociados con el consumo de marihuana,

resultaron estadísticamente significativos los del Cuadro 35.

Cuadro 35 Factores de riesgo para el consumo de Marihuana

Factores de Riesgon % P P

(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.

El mejor amigo consume sustancias ilícitas 42 33.33 0 0 11.19 7.3 17.1Un hermano o familiarcercano consume sustanciasilícitas 29 22.83 0 0 4.59 2.9 7.21

El mejor amigo consume alcohol o fuma 94 74.6 0 0 2.94 2 4.42

Estadisticos

R.D.

Inhalables

En cuanto al consumo de inhalables, a pesar de que su consumo es

más frecuente en los niños de la calle, la población encuestada

133

reportó una prevalencia de vida del 0.8% ( 19/2306), de estos el

66,7% eran hombres (Cuadros 12 y 36).

Cuadro 36. Consumo de inhalables según sexo

Ultimo

día

Ultima

semana

Ultimo

mes

Ultimo

año

M ás de

un añoNunca Total

Hombre 2 2 2 6 7 1165 1184

% 16.9% 16.9% 16.9% 50.7% 59.1% 98.4% 100%

M ujer 2 1 3 7 1084 1097

% 18.2% 9.1% 27.3% 63.8% 98.8% 100%

Total 4 3 2 9 14 2249 2281

% 17.5% 13.2% 8.8% 39.5% 61.4% 98.6% 100%

En cuanto a factores asociados con el consumo de inhalables,

resultaron estadísticamente significativos los del cuadro 37.

Cuadro 37. Factores de riesgo para el consumo de inhalantes

Factores de Riesgon % P P

(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.

El mejor amigo consume sustancias ilícitas 4 22.22 0.02 0 4.77 1.6 17.7Un hermano o familiarcercano consume sustanciasilícitas 4 26.67 0.04 0.01 3.71 1.2 11.3

El mejor amigo consume alcohol o fuma 13 72.22 0.09 0.07 2.49 0.9 7.01

Estadisticos

R.D.

Cocaína

Como se observa en el Cuadro 38, la cocaína tuvo una prevalencia en

el último año de 1,3% (n=30/2316). La prevalencia de vida alcanzó el

134

3,3% (n=77), siendo mayor para el sexo masculino con el 74,7%

(n=56/75).

Cuadro 38. Prevalencias de consumo de cocaina segun sexo

M asculino Femenino

Semana pasada 9 1 10

% 0.8% 0.1% 0.4%

Ultimo M es 6 3 9

% 0.5% 0.3% 0.4%

Últimos 12 meses 6 5 11

% 0.5% 0.5% 0.5%

Hace un año o más no usa 35 10 45

% 2.9% 0.9% 2.0%

Solo una vez 51 13 64

% 4.3% 1.2% 2.8%

Nunca la uso 1085 1067 2152

% 91.0% 97.1% 93.9%

Total 1,192 1,099 2,291

% 52.0% 48.0% 100.0%

Consumo TotalSexo

En cuanto a factores asociados con el consumo de cocaína,

resultaron estadísticamente significativos los del Cuadro 39.

Cuadro 39. Factores de riesgo para el consumo de cocaina

135

Factores de Riesgon % P P

(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.

El mejor amigo consume sustancias ilícitas 19 27.14 0.00 0 6.91 4 12.1Un hermano o familiarcercano consume sustanciasilícitas 14 19.18 0.00 0 3.82 1.9 6.28

El mejor amigo consume alcohol o fuma 49 71.01 0.01 0 2.38 1.4 4.03

Estadisticos

R.D.

Bazuco

Durante el año previo a la aplicación de la encuesta, el 0,4%

(n=9/2308) consumió bazuco (Cuadro 40).

Cuadro 40. Prevalencia de consumo de bazuco segun sexo

M asculino Femenino

Semana pasada 2 1 3

% 0.2% 0.1% 0.1%

Ultimo M es 2 2

% 0.2% 0.0% 0.1%

Últimos 12 meses 3 1 4

% 0.3% 0.1% 0.2%

Hace un año o más no usa 18 2 20

% 1.5% 0.2% 0.9%

Solo una vez 38 15 53

% 3.2% 1.4% 2.3%

Nunca la uso 1123 1078 2201

% 94.7% 98.3% 96.4%

Total 1,186 1,097 2,283

% 51.9% 48.1% 100.0%

Consumo TotalSexo

En cuanto a factores asociados con el consumo de bazuco,

resultaron estadísticamente significativos los siguientes (Cuadro 41):

136

Cuadro 41. Factores de riesgo para el consumo de bazuco

Factores de Riesgon % P P

(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.

El mejor amigo consume sustancias ilícitas 10 38.46 0.000 0 10.88 4.8 24.5Un hermano o familiarcercano consume sustanciasilícitas 3 10.71 0.02 0 5.8 1.7 19.9

El mejor amigo consume alcohol o fuma 6 22.22 0.01 0 4.02 1.6 10.1

Estadisticos

R.D.

Tranquilizantes menores (pastillas para dormir y para calmar los

nervios)

El 4,6% (n=106/2309) reportó haber utilizado en algún momento de su

vida pastillas para calmar los nervios y el 3,2% (75/2308), manifestó

haber utilizado pastillas para dormir. Llamó la atención que el grupo de

sustancias cuya presentación es en pastillas tienen indicadores de

prevalencia mayores para el sexo femenino (Cuadros 42 y 43).

Cuadro 42. Pastillas para calmar los nervios según sexo

Ultimo

día

Ultima

semana

Ultimo

mes

Ultimo

año

M ás de

un añoNunca Total

Hombre 6 6 11 16 26 1121 1186

% 0.5% 0.5% 0.9% 1.3% 2.2% 94.5% 100.0%

M ujer 4 9 19 33 42 991 1098

% 0.4% 0.8% 1.7% 3.0% 3.8% 90.3% 100.0%

Total 10 15 30 49 68 2112 2284

% 0.4% 0.7% 1.3% 2.1% 3.0% 92.5% 100.0%

Cuadro 43. Pastillas para dormir según sexo

137

Ultimo

día

Ultima

semana

Ultimo

mes

Ultimo

año

M ás de

un añoNunca Total

Hombre 1 3 11 18 26 1127 1186

% 0.1% 0.3% 0.9% 1.5% 2.2% 95.0% 100.0%

M ujer 6 7 9 20 23 1032 1097

% 0.5% 0.6% 0.8% 1.8% 2.1% 94.1% 100.0%

Total 7 10 20 38 49 2159 2283

% 0.3% 0.4% 0.9% 1.7% 2.1% 94.6% 100.0%

En cuanto a factores asociados con el consumo de pastillas para

dormir y para calmar los nervios, resultaron estadísticamente

significativos los del Cuadro 45 :

Cuadro 44. Factores de riesgo para el consumo de pastillas para

dormir

Factores de Riesgo n % P P(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.

Elmejoramigo consume pastillas para calmarlosnervio y/o quitar el sueño 8 10.81 0.000 0 6.47 2.9 14.4

Un hermano o familiarcercano consume pastillaspara calmar los nervios y/o quitar el sueño 9 12.5 0.00 0 3.84 1.8 8

El mejor amigo consume sustancias ilícitas 10 13.7 0.01 0 2.72 1.4 5.44

EstadisticosR.D.

Cuadro 45. Factores de riesgo para el consumo de pastillas para

calmar los nervios

138

Factores de Riesgo n % P P(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.

Elmejoramigo consume pastillas para calmarlosnervio y/o quitar el sueño 11 10.89 0.00 0 6.97 3.4 14.1

Un hermano o familiarcercano consume pastillaspara calmar los nervios y/o quitar el sueño 12 12.24 0 0 3.85 2 7.36

El mejor amigo consume sustancias ilícitas 13 13.13 0.01 0 2.63 1.4 4.86

Un hermano o familiarcercano consume alcoholofuma 66 64.08 0.01 0.01 1.75 1.2 2.64

EstadisticosR.D.

Anfetaminas y drogas similares (pastillas para quitar el sueño)

En cuanto al consumo de anfetaminas y drogas similares se encontró

una prevalencia anual de 1,3% (n=29/2308), del cual el 48% son

hombres (n=13/27). La prevalencia de vida fue de 1,9% y el índice de

abstención de 96,8% (Cuadro 46).

Cuadro 46. Anfetaminas y drogas similares según sexo

Ultimo

día

Ultima

semana

Ultimo

mes

Ultimo

año

M ás de

un añoNunca Total

Hombre 1 4 8 9 16 1147 1185

% 0.1% 0.3% 0.7% 0.8% 1.4% 96.8% 100.0%

M ujer 3 3 8 7 14 1063 1098

% 0.3% 0.3% 0.7% 0.6% 1.3% 96.8% 100.0%

Total 4 7 16 16 30 2210 2283

% 0.2% 0.3% 0.7% 0.7% 1.3% 96.8% 100.0%

En cuanto a factores asociados con el consumo de pastillas para

quitar el sueño, resultaron estadísticamente significativos los del

Cuadro 47:

139

Cuadro 47. Factores de riesgo para el consumo de anfetaminas

(Pastillas para quitar el sueño)

Factores de Riesgo n % P P(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.

Elmejoramigo consume pastillaspara calmarlosnervio y/o quitar el sueño 9 20.45 0.000 0 14.28 6.43 31.7

El mejor amigo consume sustancias ilícitas 9 20.93 0.00 0 4.57 2.14 9.75

Un hermano o familiarcercano consume pastillaspara calmar los nervios y/o quitar el sueño 6 13.33 0.01 0 4.08 1.68 9.91

Un hermano o familiarcercano consume sustanciasilícitas 7 15.56 0.03 0.02 2.59 1.34 5.90

El mejor amigo consume alcohol o fuma 30 71.43 0.01 0 2.41 1.23 4.73

EstadisticosR.D.

Heroína

Con respecto a la heroína, se encontró una prevalencia anual de 0.2%

( n=4/2305) y en este indicador los usuarios pertenecian en su mayor

parte al sexo masculino (Cuadro 49). La prevalencia a lo largo de la

vida fue de 0.5% (n=11).

Cuadro 48. Prevalencias de consumo de Heroina segun sexo

140

M asculino Femenino

Semana pasada 1 1 2

% 0.1% 0.1% 0.1%

Ultimo M es 1 1

% 0.1% 0.0% 0.0%

Últimos 12 meses 1 1

% 0.1% 0.0% 0.0%

Hace un año o más no usa 6 1 7

% 0.5% 0.1% 0.3%

Solo una vez 7 4 11

% 0.6% 0.4% 0.5%

Nunca la uso 1168 1090 2258

% 98.6% 99.5% 99.0%

Total 1,184 1,096 2,280

% 51.9% 48.1% 100.0%

Consumo TotalSexo

En cuanto a factores asociados con el consumo de Heroína,

resultaron estadísticamente significativos los del Cuadro 49.

Cuadro 49. Factores de riesgo para el consumo de Heroina

Factores de Riesgon % P P

(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.

El mejor amigo consume sustancias ilícitas 5 50 0 0 17.07 4.88 59.73

Unhermanoofamiliarcercanoconsumesustanciasilícitas 3 27.27 0.030 0.01 5.20 1.37 19.80

Estadisticos

R.D.

Éxtasis

En cuanto al consumo de éxtasis, se encontró una prevalencia en el

último año de 0,9% (20/2273). La prevalencia de vida fue del 1,5%,

141

siendo mayor para el sexo masculino. El 97,8% de los estudiantes

relató no haberlo consumido nunca.

Cuadro 50. Consumo de éxtasis según sexo

Ultimo

día

Ultima

semana

Ultimo

mes

Ultimo

año

M ás de

un añoNunca Total

Hombre 1 4 8 9 16 1147 1185

% 0.1% 0.3% 0.7% 0.8% 1.4% 96.8% 100.0%

M ujer 3 3 8 7 14 1063 1098

% 0.3% 0.3% 0.7% 0.6% 1.3% 96.8% 100.0%

Total 4 7 16 16 30 2210 2283

% 0.2% 0.3% 0.7% 0.7% 1.3% 96.8% 100.0%

En cuanto a factores asociados con el consumo de éxtasis, resultaron

estadísticamente significativos los del Cuadro 51

Cuadro 51. Factores de riesgo para el consumo de Extasis

Factores de Riesgon % P P

(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.

El mejor amigo consume sustancias ilícitas 11 34.38 0 0 9.2 4.3 19.5

Un hermano o familiarcercano consume pastillaspara calmar los nervios y/o quitar el sueño 6 18.18 0.000 0 6 2.4 14.9

Elmejoramigo consume pastillaspara calmarlosnervios y/o quitar el sueño 3 9.09 0.03 0.01 4.86 1.43 16.4

Un hermano o familiar cercano consume sustancias ilíc 6 18.75 0.02 0.01 3.24 1.31 7.99

Estadisticos

R.D.

Al comparar los diferentes indicadores de prevalencia (última semana,

último mes, último año y durante la vida), de las sustancias

142

estudiadas, puede apreciarse que el éxtasis ocupa el segundo lugar

en el “consumo reciente” del último mes (Gráfico 12).

0

20

40

60

80

100

120

VIDAANUAL ÚLTIM O M ES ÚLTIM A SEM ANA

Alcohol

Éxtasis

M arihuana

Cocaína

Anfetaminas

Basuco

Tranquilizantes

Gráfico 12. Prevalencias de consumo de algunas sustancias

Percepción del consumo de sustancias

En cuanto al nivel de gravedad del consumo de drogas ilícitas en la

institución educativa, llama la atención que casi el 50% de los

encuestados considera que no existen problemas de consumo en su

centro educativo (Cuadro 52).

Cuadro 52. Percepción del problema de la gravedad del problema de

consumo de drogas ilegales en su centro educativo

143

Frecuencia PorcentajePorcentaje Válido

Porcentaje Acumulado

M uy grave 208 8.09% 8.4% 8.4%

Grave 217 8.44% 8.8% 17.2%

Poco grave 825 32.08% 33.4% 50.6%

No existe 1220 47.43% 49.4% 100.0%

Total 2470 96.03% 100.0%

Perdidos 102 3.97%

Total 2572 100.00%

En cuanto a la percepción de la gravedad del consumo de alcohol en

la institución, llma la atención que el 78,7% de los encuestados

respondió que el problema era poco grave o no existía (Cuadro 53).

Cuadro 53. Percepción del problema de la gravedad del problema de

consumo de alcohol en su centro educativo

Frecuencia PorcentajePorcentaje Válido

Porcentaje Acumulado

M uy grave 210 8.16% 8.2% 8.2%

Grave 591 22.98% 23.1% 31.3%

Poco grave 1392 54.12% 54.4% 85.6%

No existe 368 14.31% 14.4% 100.0%

Total 2561 99.57% 100.0%

Perdidos 11 0.43%

Total 2572 100.00%

En lo que corresponde a los motivos principales que adujeron los

estudiantes para no haber consumido bebidas alcohólicas u otras

144

drogas, el 48% respondió no haber sentido la necesidad de consumir

y el 37,89%, dijo conocer los daños que produce (Cuadro 54).

Cuadro 54. Razones por las cuales los estudiantes no han consumido

alcohol u otras drogas

Frecuencia PorcentajePorcentaje Válido

Porcentaje Acumulado

Por salud 54 2.10% 4.6% 4.6%

Evitar problemas familiares 9 0.35% 0.8% 5.3%

No ha sentido necesidad 580 22.55% 48.9% 54.3%

Conoce daños que produce 449 17.46% 37.9% 92.2%

O tros 93 3.62% 7.8% 100.0%

Perdidos 1387 53.93%

Total 2572 100.00%

Los motivos principales que informaron los estudiantes para haber

consumido o estar consumiendo bebidas alcohólicas u otras drogas

tienen que ver con la posibilidad de relacionarse mejor (25,2%), y

experimentar las sensaciones que producen las sustancias (Cuadro

55).

Cuadro 55. Razones por las cuales los estudiantes consumen o han

consumido alcohol u otras drogas

145

Frecuencia PorcentajePorcentaje Válido

Porcentaje Acumulado

Relacionarse mejor 362 14.07% 25.2% 25.2%

Ser más productivo 6 0.23% 0.4% 25.6%

Sentir las sensaciones que da 308 11.98% 21.4% 47.0%

Escapar de la realidad 53 2.06% 3.7% 50.7%

Problemas familiares 21 0.82% 1.5% 52.2%

Problemas afectivos 63 2.45% 4.4% 56.5%

Enfrentar la soledad 46 1.79% 3.2% 59.7%

No ha podido dejarlas 14 0.54% 1.0% 60.7%

Ser aceptado por el grupo 93 3.62% 6.5% 67.2%

O tros 472 18.35% 32.8% 100.0%

Perdidos 1134 44.09%

Total 2572 100.00%

Con relación a las razones por las cuales los estudiantes continúan

consumiendo bebidas alcohólicas u otras sustancias, se confirman los

porcentajes de la variable anterior (Cuadro 56).

Cuadro 56. Razones por las cuales los estudiantes continúan

consumiendo alcohol u otras drogas

146

Frecuencia PorcentajePorcentaje Válido

Porcentaje Acumulado

Relacionarse mejor 307 11.94% 29.2% 29.2%

Ser más productivo 4 0.16% 0.4% 29.6%

Sentir las sensaciones que da 92 3.58% 8.7% 38.3%

Escapar de la realidad 42 1.63% 4.0% 42.3%

Problemas familiares 17 0.66% 1.6% 43.9%

Problemas afectivos 37 1.44% 3.5% 47.4%

Enfrentar la soledad 43 1.67% 4.1% 51.5%

No ha podido dejarlas 44 1.71% 4.2% 55.7%

Ser aceptado por el grupo 58 2.26% 5.5% 61.2%

O tros 408 15.86% 38.8% 100.0%

Perdidos 1520 59.10%

Total 2572 100.00%

A la pregunta sobre el tipo de institución que consultarían si sintieran

dificultades por el consumo de alcohol y otras drogas, el 35,1%

respondió que asistiría a entidades privadas. Resulta llamativo que el

18,7% reportó que no asistiría a ninguna entidad (Cuadro 57) y la baja

credibilidad en las entidades públicas (8,3%).

Cuadro 57. Tipo de institución donde buscarían ayuda

Frecuencia PorcentajePorcentaje Válido

Porcentaje Acumulado

Servicio de atención universitaria 252 9.80% 12.7% 12.7%

Institución privada 696 27.06% 35.1% 47.8%

Institución pública 164 6.38% 8.3% 56.0%

Institución religiosa 251 9.76% 12.6% 68.7%

Ninguna institución 371 14.42% 18.7% 87.4%

No conoce instituciones de ayuda 251 9.76% 12.6% 100.0%

Perdidos 587 22.82%

Total 2572 100.00%

147

Discusión

Antes de desarrollar la discusión, es importante hacer varias

aclaraciones: La primera es que las estimaciones que se obtienen

con la muestra, siempre tendrán una variabilidad dada por el

muestreo, y las diferencias que se encuentran se deben en parte a

dicha variabilidad. La forma de medir dicha variabilidad es con el error

de muestreo, indispensable de calcular y analizar siempre que se

tome una muestra probabilística.

La segunda, es que a pesar del control realizado en todas las etapas

del estudio, éste presenta las limitaciones propias de toda encuesta

sobre este tema: el hecho de interrogar sobre el consumo de

sustancias, supone una subestimación del mismo.

La tercera, es que en le momento no se tienen otros estudios en

poblaciones similares de Santa Fe de Bogotá que permitan hacer un

analisis de la tendencia de los eventos estudiados, sin embargo, se

compararon los resultados del estudio con los hallazgos de otras

investigaciones realizadas en población general o en poblaciones

similares tales como los estudiantes de ensenanza secundaria o los

universitarios en general.

Teniendo en cuenta lo anterior, se discutirán los hallazgos más

importantes.

Consumo global de drogas ilícitas.

148

El consumo global de drogas ilícitas, definido como haber consumido

o estar consumiendo una o más sustancias psicoactivas ilegales es

importante porque permite dimensionar el problema en forma general.

El consumo de drogas ilícitas alguna vez en la vida en la población de

estudio fue similar al reportado por Rodríguez y cols. en 1996 en

población general colombiana y en población general de Santa Fe de

Bogotá ( 8.8% vs. 6.5% en población general colombiana y 8.9% en

población general de Bogotá) , y fue un poco menor que el informado

para población universitaria en el país (11.1%) (Rodríguez y

cols.,1996).

El consumo en el último año, de al menos una de estas sustancias,

fue 2 a 3 veces mayor en la población estudiada que en lo reportado

por Rodríguez y cols. para población general colombiana , de Santa

Fe de Bogotá y población universitaria del país en 1996 (4.9% vs.

1.6%., 2.1% y 2.2% respectivamente), lo cual esta acorde con lo

descrito en la literatura sobre, que la probabilidad de uso de drogas es

mayor cuando el nivel educativo se incrementa, sin embargo, es de

resaltar que entre los encuestados fue superior la prevalencia en el

último año que en estudiantes universitarios en general y esto puede

indicar que la población de estudio tiene un patrón en el cual el

consumo “actual” de sustancias ilegales es mayor ( Rodríguez y

cols.,1996; Kapplan y Sadock, 1995).

Bebidas alcohólicas

149

El consumo de bebidas alcohólicas presento los índices de

prevalencia mas altos de todas las sustancias estudiadas. La

prevalencia de vida fue 1.5 veces mayor que la encontrada en un

estudio de consumo de sustancias psicoactivas en estudiantes de 10 y

11 grado en el municipio de Marinilla-Antioquia- (Arango,1997) ; 1.1

veces mayor que la encontrada en poblacion general en Colombia en

1987 (Torres Et Murelle, 1987); y 1.2 veces mayor que la reportada

en población general de santa fe de Bogotá por la Unidad

Coordinadora de Prevención Integral de la Alcaldía Mayor en un

estudio de 1992 (91.4% vs. 75.6%) (Unidad Coordinadora de

Prevención Integral- Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

Al comparar la prevalencia de vida entre los encuestados con los

informes del programa “Monitoreando el futuro” en estudiantes de

High School de Estados Unidos, se observa que igual que en

Colombia, el alcohol es también la sustancia de mayor consumo y

que en el período 1975-1985 la prevalencia de vida reportada fue en

promedio de 92.4%, lo cual es muy similar a la encontrada en la

población de estudio (National Institute on Drug Abuse. Monitoring the

Future Study,1996).

El consumo en el ultimo año (82.8%) fue en el presente estudio 1.5

veces mayor que en el estudio citado de estudiantes de secundaria;

1.2 veces mayor que la reportada por la Unidad Coordinadora de

Prevención Integral de la Alcaldia Mayor de santa Fe de Bogotá en

1992 en población general ( 66.6%) y semejante al reportado por

150

Rodríguez y cols., en 1996 en estudiantes universitarios del país

(Rodríguez, 1996).

Al comparar la prevalencia en el último año en la población estudiada

con los informes del programa “Monitoreando el futuro” en estudiantes

de los grados octavo, decimo y duodécimo de High School de

Estados Unidos durante el período 1991-1996, se observa que la

prevalencia reportada fue 1.1 veces mayor que la prevalencia

promedio informada para el grado doce (National Institute on Drug

Abuse. Monitoring the Future Study,1996).

La prevalencia en el ultimo mes ( que se considera como el consumo

actual), tambien fue 1.5 veces mayor que la informada en

universitarios del pais por el estudio de Rodríguez y cols.; 1.7 veces

mayor que la reportada para poblacion general de Santa Fe de

Bogotá en el mismo estudio; 1.3 veces mayor que la prevalencia

promedio informada por el programa “Monitoreando el futuro” en

estudiantes de duodécimo grado de High School de Estados Unidos

durante el período 1991-1996 (69.1 vs. 54.1) ( Rodríguez y cols.,

1996; National Institute on Drug Abuse. Monitoring the Future

Study,1996).

El hecho de que las prevalencias descritas de consumo de bebidas

alcohólicas sea mayores en la poblacion de estudio con respecto a la

poblacion general de otras investigaciones, es consistente con lo

reportado en la literatura, en la cual se menciona que el consumo de

151

alcohol se incrementa con el nivel educativo.Sin embargo, llama la

atencion que en este subgrupo de poblacion (estudiantes de carreras

tecnicas y tecnologicas) los indicadores de prevalencia de consumo

son mayores que los calculados por los estudios realizados en

población universitaria en general y en población de Santa Fe de

Bogota, lo cual podría deberse a factores que determinan un patrón

de consumo diferente en este grupo de estudio (como por ejemplo, el

estrato socioeconomico) o a que el tiempo de duracion de la carrera

( en promedio 3 años, en contraposicion de las carreras profesionales

que duran en promedio 5 años) influye en la magnitud de los

indicadores calculados.

Al igual que lo encontrado en otros estudios, el consumo fue mayor en

hombres que en mujeres en todos los tipos de prevalencia calculados

(Arango,1997 ; Rodríguez, 1996 ; Torres, Galvis, 1993; Unidad

Coordinadora de prevención integral- Alcaldía Mayor de Santa Fe de

Bogotá-, 1995).

En el caso de la prevalencia de vida de consumo de bebidas

alcohólicas hasta la embriaguez entre los encuestados, esta fue

menor que la reportada en población general Colombiana en

1993(Torres, Galvis, 1993), este hallazgo también es consistente con

la literatura, en la cual se menciona que la prevalencia de “tomadores

pesados” es inversamente proporcional al grado de escolaridad

alcanzado( Warner, et al., 1995). Por otra parte, la razon hombre-

mujer en la prevalencia de vida de consumo de alcohol hasta la

152

embriaguez, en el presente estudio fue mayor que la encontrada en

poblacion general de 1993( 2:1 vs. 1:1), lo cual, podría explicarse por

la persistencia en la población encuestada de una cultura en la cual el

consumo de alcohol por el hombre es aceptado socialmente y todavia

mas cuando se trata de bebedores pesados, a diferencia de la mujer

con la cual existe menos permisividad social y familiar que se

comporta como un factor de proteccion ( Torres, Galvis, 1993).

Llama tambien la atencion que al relacionar el patrón de consumo

hasta la embriaguez con el numero de semestres cursados, se

presenta una tendencia al aumento que es estadisticamente

significativa y que padria explicarse tambien por el fenomeno de

permisibidad social.

El porcentaje importante de encuestados que llevan mas de cinco

años consumiendo bebidas alcohólicas sin emborracharse (24%) e

ingiriendo alcohol hasta la embriaguez (14.2%) ( a pesar de tratarse

de una poblacion en la cual predominan los adolescentes y los adultos

jovenes con un promedio de edad de 23 años y una moda de 20

años), podría estar relacionado con la edad de inicio del consumo, que

aunque no fue determinada en este estudio, se sabe por otros

trabajos similares, que se ubica entre los 12 y 17 años, con una mayor

incidencia en hombres y en estudiantes (Rodríguez, 1996; Unidad

Coordinadora de prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de

Bogotá-, 1995).

153

El índice de abstencion ( nunca haber usado la sustancia) en la

poblacion encuestada, fue mucho menor que en el estudio realizado

recientemente en estudiantes secundaria de 10 y 11 grado ( 7.3% vs.

25.5%), lo cual podria explicarse porque el inicio del consumo de

bebidas alcohólicas coincide por lo general con los ultimos años de

secundaria, de tal forma que cuando se ingresa a la universidad ya un

porcentaje importante de estudiantes vienen consumiendola

(Arango,1997; Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia

Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

El hallazgo de que el 27.8% de los encuestados consumidores de

alcohol, utilice esta sustancia en situaciones potencialmente

peligrosas ( conducir vehiculo o en el trabajo), al igual que el hecho de

que este porcentaje aumente al incrementarse el puntaje del CAGE,

es consistente con los hallazgos de otros estudios en los cuales se

investigó la asociacion entre el consumo de bebidas alcohólicas,

violencia y accidentes. Igual sucede con la afirmacion de que el 7.3%

de los encuestados ha tenido accidentes de transito como

conductores o peatones bajo los efectos del alcohol y/o otras drogas y

con el incremento observado en forma de dosis-respuesta de estos

eventos al aumentar el puntaje del CAGE ( Rodríguez, 1996 ; Torres,

Galvis, 1993 ; scoppetta, O., 1997 ; Sierra, 1995 ; Torres y Velasquez,

1989 ; Kaye, 1974; Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias

Forenses, 1996; Torres de galvis, 1997).

154

Se encontró tambien asociacion estadisticamente significativa entre el

consumo de alcohol y problemas de tipo familiar, interpersonal, legal,

fisico, sexual, academico, laboral, psicologico y otros. Siendo los

principales los de tipo familiar. Tambien se encontró un aumento en

forma de dosis-respuesta en el porcentaje de personas con estos

problemas y el aumento del puntaje del CAGE. Todo lo anterior es

consistente con los hallazgos de otros estudios realizados en el país (

Rodríguez, 1996 ; Torres de Galvis, 1993; Torres de galvis, 1997 ).

El uso de alcohol en situaciones potencialmente riesgosas se refleja

tambien en el hecho de que el 40.7% de los encuestados ha tenido o

tiene relaciones sexuales bajo efectos del alcohol, lo cual es

preocupante por el riesgo de adquirir enfermedades de transmision

sexual ya que bajo el efecto de sustancias psicoactivas se descuidan

las medidas de proteccion.

La relacion entre el consumo de bebidas alcohólicas y el consumo de

drogas ilícitas entre los encuestados observada por una mayor

prevalencia de consumo de estas ultimas entre los consumidores de

alcohol, al igual que un patrón mucho mayor de consumo de drogas

ilícitas entre los consumidores “pesados de alcohol”( beber hasta

emborracharse), es consistente con lo encontrado en otros estudios

(Warner, 1995; National Institute on Drug Abuse. Monitoring the Future

Study,1996; Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia

Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

155

En cuanto al índice CAGE, para las categorias de “alcohólico” y alto

riesgo de alcoholismo, se encontro un procentaje similar entre los

encuestados en la categoria de “alto riesgo de alcoholismo” al

informado en el estudio de Rodríguez y cols. de 1996(para poblacion

general de santa Fe de Bogota se calculo un 11.9% y para poblacion

universitaria del pais un 12.4%) y al del estudio Nacional de Torres

de Galvis ( 13% en población general de Santa Fe de Bogotá)

(Rodríguez, 1996; Torres de Galvis, 1997). Este porcentaje fue mayor

que el encontrado en el estudio Nacional sobre salud mental y

consumo de sustancias Psicoactivas de 1993, en el cual, el CAGE

para la categoría de alto riesgo de alcoholismo en poblacion general

fue de 9.6%( Torres de Galvis, 1993 ). Los datos anteriores hacen

pensar en un incremento en el número de personas clasificadas como

de alto riesgo de alcoholismo según el CAGE en población general.

El porcentaje de alcohólicos según el Cage para la poblacion de

estudio( 12%) fue mayor que el encontrado en el estudio de Rodríguez

y cols. y en el Estudio Nacional sobre salud Mental y consumo de

sustancias psicoactivas de 1993 : 7.2% en poblacion universitaria del

pais y 7.3% en la poblacion de Santa Fe de Bogota ; y 7.1% en

poblacion general respectivamente. Sin embargo, fue similar al

encontrado por Torres de Galvis en 1996, en población general de

Santa Fe de Bogotá (13%) (Rodríguez, 1996 ; Torres de Galvis, 1993;

Torres de Galvis, 1997 ). Los datos anteriores hacen pensar en un

156

incremento en el número de personas clasificadas como alcohólicas

según el CAGE en población general.

En cuanto al numero de encuestados clasificados en alto riesgo de

alcoholismo y alcoholismo, según género se encontro una razon

hombre-mujer de 3 a 1 , lo cual es consistente con los diferentes

estudios que muestran una mayor prevalencia de alcoholismo en

hombres, sin embargo, a diferencia de lo encontrado en el reciente

estudio de Rodríguez y cols. , la razon es mas estrecha( la razon en

el estudio Rodríguez fue de 4 a 1 para poblacion general ), lo cual

indica que en la poblacion de estudio, las mujeres estan acercandose

al patrón de consumo de los hombres y esto es consistente tambien

con los hallazgos de otros estudios en los cuales se observa un

tendencia a que la razon por género se estreche (Rodríguez, 1996 ;

Torres de Galvis, 1993 ). Esta explicacion sobre el patrón de

consumo en hombres y mujeres se refuerza al observar el porcentaje

de alcohólicos encontrado entre los encuestados de ambos grupos el

cual es exactamente igual.

Al comparar el índice CAGE para alto riesgo de alcoholismo y

alcoholismo según grupos de edad se encontró que el alcoholismo es

mayor en los grupos de edad definidos como “ intermedios” en el

estudio ( de 20 a 37 años), lo cual es consistente con el estudio de

Rodríguez y cols. de 1996, en el cual, el problema se presento con

mayor intensidad en el grupo de edad de 25 a 44 años en la poblacion

Colombiana (Rodríguez, 1996 ).

157

En cuanto a la exploracion de factores asociados con el consumo de

alcohol, al comparar los resultados con los hallazgos en estudiantes

de 10 y 11 grado de secundaria en 1996 en Marinilla( Antioquia), se

encuentró que el resultado es similar para los factores siguientes : el

mejor amigo consume alcohol o fuma, el mejor amigo consume

sustancias ilícitas, un hermano o familiar cercano consume alcohol o

fuma, el pertenecer al género masculino y el consumir marihuana. No

resultaron asociados factores que tenian que ver con las redes de

apoyo social como el apoyo recibido de la familia, profesores y

compañeros, ni los relacionados con la interaccion o comunicación

con los miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar

emociones en la familia , ni tampoco con el grado de satisfaccion con

las actividades academicas y extracurriculares relacionadas con el

centro de estudios al cual pertenecian. Esta diferencia entre los dos

estudios puede deberse al tipo de poblacion encuestada, ya que los

estudiantes de 10 y 11 grado estan en una etapa del ciclo vital, en la

cual los factores de redes de apoyo social, de comunicación y

expresividad emocional son mas importantes ( Arango, 1997 ). Este

comportamiento de los factores asociados al consumo de alcohol,

tambien es consistente con lo informado por la Unidad Coordinadora

de Prevención Integral de la Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá

en población general en 1992 , que reportó en cuanto a la

percepción de la compañia con la cual se consume alcohol, que el

71.2% lo hacía con amigos o amigas, el 14.9% con compañeros de

trabajo, el 4.8% con el conyuge, compañero marital o novio y el 4.0%

158

con compañeros de estudio y que al incrementarse la edad se tedía a

considerar menos a los compañeros de estudio como importantes

para consumir alcohol ( 5.2% para 12 a 17 años y 3.0% para 35 a 45

años) (Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia Mayor de

Santa Fe de Bogotá-, 1995).

Cigarrillo

La prevalencia de vida del consumo de cigarrillo fue del 51%, lo cual

es similar a lo reportado en Estados Unidos en población general (

55%) y menor que el promedio reportado por el programa

“Monitoreando el futuro” en estudiantes de High School de Estados

Unidos en el cual, para el período 1975-1985 la prevalencia promedio

de vida fue de 72.3% ( Kozlowski,1993; Kaplan y Sadock, 1995;

American Psychiatric association, 1994; National Institute on Drug

Abuse Monitoring the Future Study,1996 ). Sin embargo, fue

aproximadamente 1.15 veces mayor que lo reportado para población

general en el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de

sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá en 1992 (

44.2%) y en el segundo estudio Nacional de Salud Mental y Consumo

de sustancias Psicoactivas ( 44.6%) y similar a lo informado por el

primer estudio epidemiologico de consumo de sustancias psicoactivos

de Santa Fe de Bogotá en 1988 (47.7%). Tambien fue 2 veces mayor

que lo informado por el estudio de Rodríguez y cols. en 1996, en el

cual se encontró una prevalencia de vida de 23.0% en población

universitaria Colombiana y 21.6% en población general de Santa Fe

159

de Bogotá y lo reportado en un estudio realizado en 1996 en

estudiantes de 10 y 11 grado de enseñanza secundaria de Marinilla-

Antioquia-, en el cual la prevalencia de vida fue de 21.5%. Con este

último estudio, tambien se presentaron diferencias notorias en el

índice de abstención, el cual fue 3.8 veces mayor en la población de

estudio ( 49% vs. 12.7%) (Torres de Galvis, 1997; Unidad

Coordinadora de prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de

Bogotá-, 1995; Rodríguez, 1996 ).

Comparando el porcentaje de encuestados que fuma actualmente (

prevalencias de último año y último mes) con lo reportado por otros

estudios en universitarios y en población general de Santa Fe de

Bogotá, se encontraron cifras similares ( 28.6% de consumo actual de

cigarrillo en la población de estudio vs 27.7% de prevalencia en el

último año en población universitaria de Santa Fe de Bogotá y 26% de

fumadores actuales en población general de Santa Fe de Bogotá) (

Rodríguez,1996; Torres de Galvis, 1997). Sin embargo, al hacer la

comparación con la prevalencia en el último año reportada para

población general en el primero y Segundo Estudios epidemiológicos

de consumo de sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de

Bogotá en 1988 y 1992 el porcentaje de fumadores actuales fue

menor( 28.6% vs. 36.0% y 32.5% respectivamente), igual sucede al

comparar esta cifra con la prevalencia anual entre estudiantes de

colegio de tiempo completo en Estados Unidos durante 1994(37.6%) .

Mientras que fue 2.27 veces mayor que la prevalencia anual

160

reportada en estudiantes de secundaria de 10 y 11 grado de Marinilla-

Antioquia-(12.6%) (Unidad Coordinadora de prevención integral-

Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995; Arango, 1996; National

Survey Results on Drug abuse from the Monitoring the Future

Study,1994).

El índice de exconsumo en la población de estudio fue similar al

reportado en población general de Santa Fe de Bogotá por el

Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias

Psicoactivas ( 10.5%) y fue mayor que el encontrado en estudiantes

de enseñanza secundaria de Marinilla-Antioquia- ( 13.1% vs. 9.0%)

(Arango, 1996; Torres de Galvis, 1997).

Los resultados descritos en la prevalencia de vida y en el consumo

actual de cigarrillo, podrían explicarse por la forma como se hizo la

pregunta sobre el consumo de esta sustancia en la población

estudiada, en la cual se especificaron las siguientes respuestas:

“Nunca ha fumado”; “Hace 1 año o más que no fuma”; “Hace menos

de 1 año que no fuma”; y “actualmente fuma”. Estas respuestas no

permitieron calcular especificamente la prevalencia en la última

semana, en el último mes y en el último año. Sin embargo, los tres

tipos de prevalencia quedaron incluidos en la respuesta “actualmente

fuma” y esto pudo haber distorcionado el calculo de la prevalencia de

vida ( consumo en la última semana + consumo en el último mes +

consumo en el último año + Hace 1 año o más que no fuma).

161

Otra posible explicación para los resulatdos descritos es que en la

población de estudio se presenta un patrón diferente de consumo de

cigarrillo, en el cual por lo menos el 50% de los estudiantes ya ha

iniciado el consumo antes de ingresar a la universidad en una etapa

tan temprana como la pubertad-adolescencia, con un porcentaje

mayor de abandono durante la carrera que el encontrado en otros

estudios ( esto explicaría el índice de exconsumo reportado), hasta

alcanzar cifras de “consumo actual” similares a lo informado en los

estudios enunciados. Además, el alto índice de abstención ( casi del

50%) podría deberse al impacto de las campañas de prevención del

consumo de cigarrillo, no solo en Colombia sino en otros países del

mundo ( Kaplan y Sadock, 1995; Torres, Maya y Murelle, 1987).

En cuanto al consumo actual de cigarrillo en la población de estudio

según género, fue 1.4 veces mayor en hombres que en mujeres , lo

cual es consistente con el estudio de Rodríguez de 1996 , cuya razón

hombre/mujer en población general colombiana fue de 2:1.El resultado

tambien esta acorde con lo informado por otras investigaciones como

el primero y Segundo Estudios epidemiológicos de consumo de

sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1988 y

1992, y el segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de

sustancias Psicoactivas , en los cuales se reportó un mayor consumo

entre los hombres ( Unidad Coordinadora de prevención integral-

Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995; Rodríguez, 1996 ;

Torres de Galvis, 1997). Sin embargo, la razon hombre/mujer descrita

162

fue diferente a la reportada en población adolescente de Estados

Unidos que muestra una razon hombre/mujer de 1:1.3 ( Kaplan y

Sadock, 1995).Es de anotar que en la población de encuestada la

razon de consumo actual de cigarrillo segun género, es menor que la

informada por otros estudios nacionales, lo cual muestra que las

mujeres tienden a tener un patrón de uso de cigarrillo similar al de

los hombres en dicha población.

En cuanto a la cantidad de cigarrillos fumados por día, el 24.8% de los

encuestados señaló un consumo mayor de 5 al día, lo cual fue similar

a lo reportado en población general de Santa Fe de Bogotá por el

Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias

Psicoactivas( el 75% fumó entre 1 y 8 cigarrillos al día y la mediana y

la moda fue de 5 cigarrillos/día) y fue diferente a lo informado en

población general colombiana por el estudio de Rodríguez y cols. en

1996, en el cual este porcentaje fue de 39.5% ( Rodríguez, 1996;

Torres de Galvis, 1997). Lo anterior indica que a pesar de que la

población estudiada tiene una prevalencia de vida de consumo de

cigarrillo relativamente alta, la cantidad de cigarrillos consumidos por

día es baja y esto podría estar influenciado por las campañas de

prevención del consumo de tabaco.

Al comparar el consumo de cigarrillo entre los encuestados, con el de

otras sustancias Psicoactivas, se encontró asociación

estadisticamente significativa con todas las sustancias estudiadas

escepto con la Heroína y los inhalables, lo cual es consistente con lo

163

informado por otros estudios y refuerza la afirmación de que el

consumo de cigarrillo usualmente precede al de marihuana y al de

otras sustancias psicoactivas en la adolescencia ( Kaplan y sadock,

1995; Dupont, R.L., 1995 ).

En cuanto a la exploracion de factores asociados con el consumo de

cigarrillo, al comparar los resultados con los informados en

estudiantes de 10 y 11 grado de secundaria en 1996 en Marinilla(

Antioquia), se encuentró que fueron similares. No resultaron

asociados factores que tenían que ver con las redes de apoyo social

como el apoyo recibido de la familia, profesores y compañeros, ni los

relacionados con la interaccion o comunicación con los miembros de

la familia, ni con la facilidad de expresar emociones en la familia , ni

con el grado de satisfaccion con las actividades academicas y

extracurriculares relacionadas con el centro de estudios al cual

pertenecian. Esta diferencia entre los dos estudios podría deberse al

tipo de poblacion encuestada, ya que los estudiantes de 10 y 11 grado

estan en una etapa del ciclo vital, en la cual los factores de redes de

apoyo social, de comunicación y expresividad emocional son mas

importantes ( Arango, 1997 ).

Marihuana

Como era de esperarse, el consumo de marihuana sigue siendo el de

mayor aporte al consumo de sustancias psicoactivas ilegales. El

consumo alguna vez en la vida en la población encuestada ( 5.6%) ,

164

fue similar al encontrado en población general de Colombia por

Rodríguez y cols. en 1996 y menor que el reportado por este mismo

estudio para la población general de Bogotá y para la población

universitaria colombiana ( 6.7% 9.7% respectivamente). Al hacer la

comparación con el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de

sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992,

se encontró que la prevalencia de vida en población general de este

estudio fue 1.16 veces mayor (6.5% vs. 5.6%) y con el Segundo

Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias

Psicoactivas , se encontró que en población general de Santa Fe de

Bogotá fue 1.5 veces mayor (8.6% vs. 5.6%).Así mismo, la

prevalencia de vida en la población de estudio fue mayor que la

encontrada por Torres de Galvis y cols., en población general, en el

estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de sustancias

Psicoactivas de 1993 ( 3.3%), al igual que la reportada en el estudio

de Arango y cols., en estudiantes de los grados 10 y 11 de

secundaria (4.1%) ( Rodríguez , 1996; Torres de galvis, 1993;

Arango,1996; Torres de Galvis, 1997;Unidad Coordinadora de

prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

Al comparar la prevalencia de vida entre los encuestados con los

reportes del programa “Monitoreando el futuro” en estudiantes de High

School de Estados Unidos, se observa que la marihuana en el período

1975-1996 tuvo una prevalencia de vida promedio 8.8 veces mayor

que en la población de estudio (49.2% vs. 5.6%) , así mismo la

165

prevalencia de vida entre estudiantes de duodécimo grado en el

período 1991-1996 fue 6.8 veces mayor (38.2% vs. 5.6%). ( National

Institute on Drug Abuse Monitoring the Future Study,1996).

Al comparar el consumo según género, se encontró en la población

estudiada que para todos los tipos de prevalencia fue mayor en

hombres que en mujeres, por ejemplo, la prevalencia de vida y la

prevalencia en el último año tuvieron una razon hombre/ mujer de 3:1,

lo cual es consistente con los hallazgos de otros estudios, como el de

Rodríguez en 1996, cuya razon tambien fue de 3:1 en población

general y como el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de

sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992,

cuya razon hombre/mujer fue de 3:1 para la prevalencia de vida y de

3.5:1 para el consumo durante el últio año en población general (

Rodríguez, 1996; Arango, 1996; Torres de Galvis, 1993; Kapplan y

Sadock, 1995; Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia

Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

Es de resaltar que al comparar la prevalencia de vida de la población

estudiada según género, con lo encontrado en poblacón general

Colombiana en el Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de

Sustancias Psicoactivas de 1993, la razon hombre/mujer fue mayor en

este último ( 5:1 vs. 3:1), lo mismo acontece al comparar este estudio

con el de Rodríguez y cols. de 1996 ( 5:1 vs. 3:1), lo cual puede

indicar un incremento en el consumo de marihuana en las mujeres

166

a nivel de población general y de población universitaria ( Torres de

galvis, 1993; Rodríguez , 1996).

En cuanto a la prevalencia de consumo en el último año, los calculos

en la población encuestada son similares a los de otros estudios como

el de Rodríguez y cols. de 1996 ( 1.2% vs. 1.35% en población

universitaria en general y 1.6% en población general de Santa Fe de

Bogotá) y el de Torres de Galvis de 1993 ( 1.2% vs. 1.1% en

población general colombiana). Sin embargo, fue 1.6 veces menor que

lo reportado para población general por el Segundo Estudio

epidemiológico de consumo de sustancias psicoactivas de la ciudad

de Santa Fe de Bogotá de 1992 (1.97% vs. 1.2) y 4.75 veces menor

que lo informado para población general de Bogotá por el Segundo

Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias

Psicoactivas ( 5.7% vs. 1.2%) (Unidad Coordinadora de prevención

integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995; Torres de

Galvis,1997).

Al comparar la prevalencia en el último año en la población estudiada

con la prevalencia anual promedio reportada por el programa

“Monitoreando el futuro” en estudiantes de duodécimo grado de

Estados Unidos durante el período 1991-1996, se observa que esta es

24 veces mayor ( 1.2% vs. 28.8%), al igual que la prevalencia anual

entre estudiantes de tiempo completo durante 1994 que fue 24.4

veces mayor ( 29.3% vs. 1.2%) ( National Institute on Drug Abuse

167

Monitoring the Future Study,1996; National Survey Results on Drug

Abuse from the Monitoring the Future Study, 1994).

Las cifras descritas para prevalencia de vida y del ultimo año (

consumidores actuales) en la población de estudio podrían indicar que

la cantidad de “consumidores actuales” de marihuana ha permanecido

estable o tiende a disminuir y que la prevalencia de vida registró un

aumento según lo descrito en estudios previos, posiblemente por el

incremento en el número de usuarios que la consumieron por corto

tiempo. Esta explicación se refuerza por el hecho de que la edad de

inicio del consumo de esta sustancia ha permanecido relativamente

estable desde 1992 en población general colombiana y de Santa Fe

de Bogotá ( Rodríguez , 1996; Torres de galvis , 1993; Unidad

Coordinadora de prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de

Bogotá-, 1995).

En cuanto a factores asociados con el consumo de marihuana, No

fueron significativos los factores que tenían que ver con las redes de

apoyo social como el apoyo recibido de la familia, profesores y

compañeros, ni los relacionados con la interaccion o comunicación

con los miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar

emociones en la familia , ni con el grado de satisfaccion con las

actividades academicas y extracurriculares relacionadas con el centro

de estudios al cual pertenecían, esto concuerda con lo informado en

un estudio realizado en población general de Santa Fe de Bogotá en

1992, en el cual se consultó sobre las personas con las que se creía

168

se consumía marihuana y la tendencia fue considerar los amigos

como principales compañias y esta opinion se incrementó con la edad

( 60.4% para el grupo de 12 a 17 años y 69.9% para el grupo de 35 a

45 años) ( Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia

Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

Inhalables

Al analizar los resultados del consumo de inhalables, es importante

resaltar que no se incluyó el consumo accidental ( por ejemplo,

cuando una persona inhala solventes sin intención mientras se

encuentra pintando) . La prevalencia de vida de la población

encuestada fue similar a la encontrada por Rodríguez y cols. en 1996

en población general de Bogotá ( 0.6%) y en población universitaria

colombiana ( 0.9%), aunque en este estudio se incluyó el consumo

accidental de estas sustancias. Igualmente fue similar a lo reportado

por el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de

Sustancias Psicoactivas , para población general de Santa Fe de

Bogotá ( 0.7%). Sin embargo, al comparar la prevalencia de vida de la

población estudiada con la reportada en población general por el

Segundo Estudio epidemiológico de consumo de sustancias

psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá en 1992, fue 2 veces

mayor ( 0.8% vs 0.4%). Finalmente al comparar la prevalencia de vida

con el estudio de Arango y cols. en estudiantes de 10 y 11 grado de

secundaria, esta fue 3.75 veces menor ( 0.8% vs. 3.0%). El

comportamiento de la prevalencia de vida en la población de estudio

169

podría explicarse por el hecho de que el consumo de estas sustancias

es mayor en niños y adolescentes jovenes y en poblaciones

especiales como los habitantes de la calle, además, por la información

descrita, es posible que el consumo de estas sustancias haya

aumentado levemente en población general de Santa Fe de Bogotá de

1992 a 1997 ( Rodríguez,1996; Arango,1996; Torres de Galvis,1993;

Torres de Galvis, 1997;Unidad Coordinadora de prevención integral-

Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

Al comparar con estudios realizados en población general de Estados

Unidos en 1991, la prevalencia de vida en la población estudiada fue 7

veces menor ( 0.8% vs. 5.6%) ( Kapplan y Sadock, 1995). Igual

sucede al comparar la prevalencia de vida entre los encuestados con

los informes del programa “Monitoreando el futuro” en estudiantes de

High School de Estados Unidos durante el período 1976-1996, en el

cual la prevalencia de vida promedio fue de 15%, así mismo fue 21.5

veces menor que la prevalencia de vida entre estudiantes de

duodécimo grado de Estados Unidos en el período 1991-1996(17.2%)

(National Institute on Drug Abuse Monitoring the Future Study,1996;

National Survey Results on Drug Abuse from the Monitoring the Future

Study, 1994).

La prevalencia en el último año en la población estudiada fue mayor

que la encontrada en población general colombiana en el Estudio

Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias Psicoactivas de

1993 ( 0.5% vs. 0.285) y que la reportada para población general de

170

Santa Fe de Bogotá por Segundo Estudio epidemiológico de consumo

de sustancias psicoactivas de 1992 ( 0.06%). Fue menor que la

prevalencia encontrada por un estudio publicado en 1992, realizado

en estudiantes de básica secundaria por el Ministerio de educación

Nacional, en el cual se reportó el 1.5% ( Pulido Barrera, 1996) y que

la encontrada en el estudio de Arango y cols de 1996 en estudiantes

de secundaria de los grados 10 y 11 ( 1.6%) ( Arango,1996;Torres de

Galvis,1993;Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia

Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

Al comparar la prevalencia anual de consumo de inhalables en la

población estudiada con lo reportado por el programa “Monitoreando

el futuro” en estudiantes de duodécimo grado de High School de

Estados Unidos durante el período 1991-1996, se encuentra que fue

14.4 veces menor (7.2% vs. 0.5%).Igualmente fue 6 veces menor que

la reportada entre estudiantes de tiempo completo en 1994( 3.0% vs.

0.5%) ( National Institute on Drug Abuse Monitoring the Future

Study,1996; National Survey Results on Drug Abuse from the

Monitoring the Future Study, 1994).

El comporatamiento de la prevalencia anual en la población estudiada

podría explicarse por un posible pico de consumo (por tiempo corto)

en adolescentes escolarizados de los últimos años de secundaria.

Con respecto a las diferencias de género, la razon hombre/mujer en la

prevalencia de vida de la población de estudio fue de 2:1 ( 1.0% vs.

171

0.5%). Esta razon fue menor que la reportada para población general

de Santa Fe de Bogotá por el Segundo Estudio epidemiológico de

consumo de sustancias psicoactivas de 1992 ( 8:1). Lo cual indica

que entre los encuestados, el consumo en mujeres es mayor (Unidad

Coordinadora de prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de

Bogotá-, 1995).

En cuanto a factores asociados con el consumo de inhanables, No

fueron significativos los factores que tenían que ver con las redes de

apoyo social como el apoyo recibido de la familia, profesores y

compañeros, ni los relacionados con la interaccion o comunicación

con los miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar

emociones en la familia , ni con el grado de satisfaccion con las

actividades academicas y extracurriculares relacionadas con el centro

de estudios al cual pertenecían, esto concuerda con lo informado para

otros psicoactivos y por otros estudios ( Arango, 1996; Torres de

Galvis,1993).

Cocaína

La prevalencia de vida de consumo de cocaína en la población

estudiada ( 3.3%) fue similar a la encontrada en población general de

Santa Fe de Bogotá y en población universitaria del país por

Rodríguez y cols. en 1996 ( 2.3% y 3.9% respectivamente).

Igualmente, fue similar a la reportada por el Segundo Estudio

epidemiológico de consumo de sustancias psicoactivas de la ciudad

172

de Santa Fe de Bogotá en 1992 (2.85%). Sin embargo, fue 1.9 veces

mayor que la reportada por el estudio de Arango y cols. en estudiantes

de secundaria de los grados 10 y 11 (3.3% vs. 1.7%); 1.57 veces

mayor que la informada para población general de Santa Fe de

Bogotá por el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo

de Sustancias Psicoactivas ( 3.3% vs. 2.1%) y fue 4.1 veces mayor

que la informada en población general por el estudio Nacional de

Consumo de sustancia Psicoactivas realizado en 1993 ( 0.8%) (

Rodríguez, 1996; Unidad Coordinadora de prevención integral-

Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995;Torres de Galvis,1993;

Torres de galvis, 1997; Arango, 1996).

Al comparar la prevalencia de vida de la población estudiada con la

prevalencia de vida promedio reportada para el período 1975 - 1996

por la Encuesta Anual para Estudiantes de Secundaria (High School

Senior Survey) del programa “Monitoreando el futuro” de Estados

Unidos, se observa que es 3.5 veces menor ( 3.3% vs. 11.7%). Así

mismo, al compararla con la prevalencia de vida promedio en el

período 1991-1996 entre estudiantes de duodécimo grado fue 1.96

veces menor( 3.3% vs 6.5%) ( National Institute on Drug Abuse

Monitoring the Future Study,1996; National Survey Results on Drug

Abuse from the Monitoring the Future Study, 1994).

El comportamiento de la prevalencia de vida de consumo de cocaína

en la población de estudio podría explicarse por una tendencia

ascendente en el consumo de esta sustancia en población general

173

que se refleja en las cifras de los estudios descritos para Colombia,

además la cifra calculada para este tipo de población ( universitaria)

es consistente con lo reportado en la literatura sobre que el consumo

esta influido positivamente por el grado de instrucción ( Rodríguez,

1996; Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia Mayor de

Santa Fe de Bogotá-, 1995;Kaplan y Sadock, 1995).

En cuanto a la prevalencia de vida según género, se encontró en la

población de estudio una razon hombre/mujer de 2.6:1, que es menor

a la encontrada por Rodríguez y cols. en 1996 en población general

colombiana (5:1) ; que la reportada por el Segundo Estudio

epidemiológico de consumo de sustancias psicoactivas de la ciudad

de Santa Fe de Bogotá en 1992 en población general (3.8:1) (4.6 %

vs. 1.2%) y que la informada por el Estudio Nacional de Salud Mental

y Consumo de sustancias Psicoactivas de 1993 en población general (

12.8:1). Esto indica que en la población encuestada las mujeres

consumen con mayor frecuencia esta sustancia que en la población

general y que se ha ido estrechando la Razon hombre/mujer con

relación al consumo de la cocaína por lo menos desde 1992, según lo

muestran los estudios descritos ( Rodríguez, 1996; Unidad

Coordinadora de prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de

Bogotá-, 1995;Torres de Galvis,1993).

La prevalencia de consumo anual en la población de estudio fue 1.2

veces mayor que lo informado en población general de Santa Fe de

Bogotá por el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de

174

sustancias psicoactivas de 1992 (1.3% vs. 1.08%) y 1.85 veces

mayor que lo reportado en población general de Santa Fe de Bogotá

por el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de

Sustancias Psicoactivas ( 1.3% vs. 0.7%) (Unidad Coordinadora de

prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-,

1995;Torres de Galvis,1997).

Al comparar la prevalencia anual de la población de estudio con lo

informado por el programa “Monitoreando el futuro” en estudiantes de

duodécimo grado de High School de Estados Unidos durante el

período 1991-1996, se econtró que esta fue 2.8 veces menor ( 3.7%

vs. 1.3%), al igual que fue 1.5 veces menor que la prevalencia en el

último año en estudiantes de tiempo completo de 1994. ( National

Institute on Drug Abuse Monitoring the Future Study,1996; National

Survey Results on Drug Abuse from the Monitoring the Future Study,

1994).

El comportamiento de la prevalencia anual en la población estudiada

refuerza lo mencionado átras sobre el comportamiento de la

prevalencia de vida, que refleja una tendencia ascendente en el

consumo de esta sustancia en población general y un mayor numero

de consumidores a medida que aumenta el nivel educativo (

Rodríguez, 1996; Unidad Coordinadora de prevención integral-

Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995;Kaplan y Sadock, 1995).

175

En cuanto a factores asociados con el consumo de cocaína, No

fueron significativos los factores que tenían que ver con las redes de

apoyo social como el apoyo recibido de la familia, profesores y

compañeros, ni los relacionados con la interaccion o comunicación

con los miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar

emociones en la familia , ni con el grado de satisfaccion con las

actividades academicas y extracurriculares relacionadas con el centro

de estudios al cual pertenecían, esto concuerda con lo informado en

un estudio realizado en población general de Santa Fe de Bogotá en

1992, en el cual se consultó sobre las personas con las que se creía

se consumía cocaína y la compañia que se percibió con los más altos

porcentajes para el consumo de esta sustancia fue la de los amigos(

61.2%), seguida de “estar solo”con el 12.3% y de los compañeros de

estudio con el 6.9% ( Unidad Coordinadora de prevención integral-

Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

Bazuco

El consumo de bazuco alguna vez en la vida muestra un porcentaje

2.5 veces menor que el de la cocaína ( 1.3% vs. 3.3%) en la población

estudiada. Tambien son menores los pocentajes de consumo en el

ultimo año, en el último mes y en la última semana.

La prevalencia de vida de consumo de bazuco en la población

estudiada ( 1.3%) fue semejante a la encontrada en población general

de Santa Fe de Bogotá y en población general colombiana por

176

Rodríguez y cols. en 1996 ( 1.8% y 1.5% respectivamente). Sin

embargo, fue 1.5 veces menor que la reportada para población

general por el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de

sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá en 1992

(1.97%) ; 2 veces menor que lo informado para población universitaria

colombiana por el estudio de Rodríguez de 1996( 1.3% vs. 2.6%) y 2.2

veces menor que lo reportado para población general de Santa Fe de

Bogotá por el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo

de Sustancias Psicoactivas ( 1.3% vs. 2.9%). Fue 6.5 veces mayor

que la reportada por el estudio de Arango y cols. en estudiantes de

secundaria de los grados 10 y 11 (1.3% vs. 0.2%) y fue 1.1 veces

mayor que la informada en población general por el estudio Nacional

de Consumo de sustancia Psicoactivas realizado en 1993 ( 1.15%) (

Rodríguez, 1996; Unidad Coordinadora de prevención integral-

Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995;Torres de Galvis,1993;

Torres de galvis, 1997; Arango, 1996).

Al comparar la prevalencia de vida de la población estudiada con la

prevalencia de vida promedio reportada del consumo de otras formas

de cocaína para el período 1987 - 1996 por la Encuesta Anual para

Estudiantes de Secundaria (High School Senior Survey) del programa

“Monitoreando el futuro” de Estados Unidos, se observa que es 5.96

veces menor ( 1.3% vs. 7.76%) ( National Institute on Drug Abuse

Monitoring the Future Study,1996).

177

El comportamiento de la prevalencia de vida de consumo de bazuco

en la población de estudio podría explicarse sí tenemos en cuenta el

Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias

Psicoactivas de 1993 ( Torres de Galvis y cols., 1993), en el cual esta

forma de consumo de cocaína aparecía con indicadores de

prevalencia mayores que los de la cocaína y se observa el

comportamiento de estos indicadores en los estudios más recientes(

de 1996 y en la presente investigación), se concluye que el consumo

de bazuco tiende a disminuir o por lo menos a permanecer estable en

población general.

El hecho de que en el estudio realizado en estudiantes de secundaria

de Marinilla-Antioquia- la prevalencia de vida de consumo de bazuco

haya sido mucho menor que la encontrada en la población estudiada,

puede deberse a que el municipio de Marinilla esta en un rango de

entre 2500 y 100000 habitantes, lo cual puede hacer que el consumo

de esta sustancia sea menor ya que se ha observado en el país que

su consumo se incrementa en las grandes urbes. Otra posible

explicación es que la edad de incio del consumo de la sustancia sea

mayor que el promedio de edad de los estudiantes de secundaria que

fueron encuestados en Marinilla: El promedio de edad de la población

estudiada en Marinilla fue de 16 años, el de la población estudiada de

la presente investigación fue de 23 años y la edad promedio de inicio

del consumo según el estudio de Rodríguez y cols en 1996, fue de

18.2 años para la población Colombiana y en el Segundo Estudio

178

epidemiológico de consumo de sustancias psicoactivas de la ciudad

de Santa Fe de Bogotá de 1992 el primer consumo de bazuco para

las personas de los diferentes rangos de edad se ubicó

preferencialmente entre los 16 y 20 años ( Rodríguez ,1996;

Arango,1996; Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia

Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

En cuanto al consumo de bazuco según género, se encuentró que

este es más comun en los hombres y que la razon hombre/mujer fue

de 6 a 1 ( 1.09% vs. 0.17%), lo cual esta acorde con otros estudios

que han determinado el consumo de esta sustancia según género.

Además, la razon hombre/mujer encontrada se asemeja a la reportada

por los estudios descritos: En el de Rodríguez y cols. de 1996, la

prevalencia de vida segun género fue de 4 a 1 en población general;

en el de Torres de Galvis de 1993 fue de 8 a 1 en población general y

en el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de sustancias

psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, se encontró

que la prevalencia de vida de consumo de bazuco en población

general tuvo una razon hombre/mujer de 5:1 ( 3.3% vs. 0.7%) (

Rodríguez ,1996; Torres de Galvis , 1993; Unidad Coordinadora de

prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

La prevalencia de consumo anual en la población de estudio fue 2

veces menor que lo informado en población general de Santa Fe de

Bogotá por el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de

sustancias psicoactivas de 1992 (0.4% vs. 0.81%) y 1.75 veces

179

menor que lo reportado en población general de Santa Fe de Bogotá

por el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de

Sustancias Psicoactivas ( 0.4% vs. 0.7%) y 4 veces mayor que lo

reportado por el estudio sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas

realizado en la población de Marinilla (Antioquia) en estudiantes de los

grados 10 y 11( 0.4% vs. 0.1%) (Unidad Coordinadora de prevención

integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995;Torres de

Galvis,1997).

El comportamiento de la prevalencia anual en la población estudiada

refuerza lo mencionado átras sobre el comportamiento de la

prevalencia de vida, que refleja una tendencia a permanecer estable o

al descenso en el consumo de esta sustancia en población general (

Rodríguez, 1996; Unidad Coordinadora de prevención integral-

Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995;Kaplan y Sadock, 1995).

En cuanto a factores asociados con el consumo de bazuco, No fueron

significativos los factores que tenían que ver con las redes de apoyo

social como el apoyo recibido de la familia, profesores y compañeros,

ni los relacionados con la interaccion o comunicación con los

miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar emociones en la

familia , ni con el grado de satisfaccion con las actividades

academicas y extracurriculares relacionadas con el centro de estudios

al cual pertenecían, esto concuerda con lo informado en el estudio

Nacional de Salud Mental y Consumo de sustancias psicoactivas de

1993 en el cual, la prevalencia relativa de los factores de riesgo

180

estudiados, en el análisis bivariado, mostró una fuerte asociación

entre el consumo de bazuco y desconocer los efectos nocivos para la

salud; la presencia de amigo consumidor y tener un hermano o

familiar consumidor; y con lo informado en población general de Santa

Fe de Bogotá por el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de

sustancias psicoactivas de 1992 con respecto a la opinion sobre las

personas con las cuales se podría consumir bazuco, la compañia que

se percibió con los más altos porcentajes para esta sustancia fue la de

los amigos( 60.9%), seguida de “estar solo”con el 11.9% y de los

compañeros de estudio y desconocidos con el 7.1%. (Torres de

Galvis, 1993; Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia

Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

Tranquilizantes menores ( pastillas para dormir y para calmar los

nervios)

El termino tranquilizantes menores se utiliza para denominar a todas

aquellas sustancias con potencial de producir sedación, ansiolisis e

inducción del sueño. Se prescriben habitualmente para controlar la

ansiedad y regular el sueño, siendo las benzodiacepinas las más

empleadas del grupo.

En el presente estudio se determinó el consumo de estas sustancias

tanto por prescripción médica como por uso no medico. La prevalencia

de vida de consumo de pastillas para dormir fue 4 veces mayor que la

reportada por Rodríguez y cols., en 1996 para “tranquilizantes” en

181

población general colombiana y en población general de Santa Fe de

Bogotá ( 3.2% vs. 0.8% en población general colombiana y 0.7% en

población general de Santa Fe de Bogotá) y fue 2 veces mayor que la

reportada en este mismo estudio para “tranquilizantes” en población

universitaria colombiana ( 3.2% vs. 1.4%) ( Rodríguez ,1996). Lo

mismo sucedió al comparar este indicador con el encontrado en el

estudio de Arango y cols. en población de 10 y 11 grado de

secundaria en el municipio de Marinilla-Antioquia-, siendo 1.7 veces

mayor ( 3.2% vs. 1.9%) ( Arango,1996). Sin embargo, fue 2.4 veces

menor que lo informado para tranquilizantes en población general de

Santa Fe de Bogotá por el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental

y Consumo de Sustancias Psicoactivas, ( 3.2% vs. 7.8%) ( Torres de

Galvis, 1997).

En cuanto a las pastillas para calmar los nervios, la prevalencia de

vida fue entre 9 y 11 veces mayor que la reportada por Rodríguez y

cols., en 1996 para sedantes en población general colombiana y en

población general de Santa Fe de Bogotá ( 4.6% vs. 0.5% en

población general colombiana y 0.4% en población general de Santa

Fe de Bogotá); fue 4 veces mayor que la reportada en este mismo

estudio para población universitaria colombiana ( 4.6% vs. 1.1%) (

Rodríguez,1996). Sin embargo, fue 2 veces menor que la prevalencia

de tranquilizantes menores reportada por un estudio realizado en

población universitaria de la ciudad de Medellín publicado en 1995 (

4.6% vs. 8.6%) y 1.3 veces menor que lo reportado por el Segundo

182

Estudio epidemiológico de consumo de sustancias psicoactivas de la

ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992 ( 4.6% vs. 6.2%) ( Torres de

Galvis, 1995; Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia

Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

Al comparar las prevalencias de vida del consumo de pastillas para

calmar los nervios y pastillas para dormir con lo reportado en el

período 1975-1996 para la prevalencia de vida promedio de consumo

de tranquilizantes por la Encuesta Anual para Estudiantes de

Secundaria (High School Senior Survey), se encuentró que en los

estudiantes de High School Senior fue 2.5 veces mayor con respecto

a pastillas para calmar los nervios(11.5% vs. 4.6%) y 3.6 veces mayor

para pastillas para dormir ( 11.5% vs. 3.2%) (National Survey Results

on Drug Abuse from the Monitoring the Future Study, 1994).

En cuanto a la prevalencia de consumo en el último año de pastillas

para dormir, esta fue mayor en 4 veces a la reportada para

tranquilizantes menores por Rodríguez y cols en 1996 para población

general colombiana , población general de Santa Fe de Bogotá y

población universitaria del país ( 1.6% vs. 0.4% , 0.5% y 0.4%

respectivamente), pero fue similar a la prevalencia en el último año de

consumo de tranquilizantes menores encontrada por Arango y cols. en

estudiantes de 10 y 11 grado de secundaria de Marinilla-Antioquia- en

1996 (1.6% vs. 1.2%) ( Rodríguez, 1996; Arango,1996). Lo mismo

sucede con la prevalencia del último año de pastillas para calmar los

nervios que en la población estudiada fue 8 a 24 veces mayor que la

183

reportada para sedantes en población general colombiana, población

general de Santa Fe de Bogotá y población universitaria del país(

2.4% vs. 0.3%, 0.1% y 0.1% respectivamente) por Rodríguez y cols,

en 1996 y 1.14 veces mayor que la informada en población general

de Santa Fe de Bogotá por el Segundo Estudio epidemiológico de

consumo de sustancias psicoactivas de 1992( 2.4% vs. 2.1)

(Rodríguez, 1996; Unidad Coordinadora de prevención integral-

Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

Al comparar las prevalencias anuales del consumo de pastillas para

calmar los nervios y pastillas para dormir con lo reportado en el

período 1975-1996 para la prevalencia anual promedio de consumo de

tranquilizantes por la Encuesta Anual para Estudiantes de Secundaria

(High School Senior Survey), se encuentró que en los estudiantes de

High School Senior fue 1.12 veces mayor con respecto a pastillas

para dormir (1.8% vs. 1.6%) y 1.3 veces menor co respecto a pastillas

para calmar los nervios ( 1.8% vs. 2.4%) (National Survey Results on

Drug Abuse from the Monitoring the Future Study, 1994).

La descripción del comportamiento de las prevalencias de pastillas

para dormir y pastillas para calmar los nervios, indica que el consumo

de tranquilizantes menores tiende al aumento al comparar las

prevalencias en población general de los estudios reportados en el

período 1992-1997, además, se observa que la magnitud de los

indicadores calculados es mayor en población universitaria que en

población general y dentro de la población universitaria parece ser

184

mayor en los estudiantes encuestados de carreras tecnicas y

tecnológicas. Es de anotar además que en el caso de la población

estudiada, el consumo parece menor que en poblaciones similares

de otras regiones del país. Lo cual esta acorde con lo reportado por

diferentes estudios en los cuales se menciona que los tranquilizantes

menores y especificamente las benzodiacepinas son la droga

secundaria de abuso más frecuente en personas con trastornos de

abuso o dependencia al alcohol o a sustancias ilegales, es así como

en el estudio de Rodríguez y cols. de 1996, la mayor prevalencia de

vida de consumo de sustancias ilegales en población general en todo

el país fue la del departamento de Antioquia ( 12.3% vs. promedio

nacional de 6.5%) al igual que la prevalencia de consumo durante la

vida de tranquilizantes menores ( 1.3% vs. promedio nacional de

0.8%) ( Rodríguez , 1996; Kapplan y Sadock, 1995).

En cuanto a las diferencias según género el consumo de

tranquilizantes menores es mayor en mujeres en todos los tipos de

prevalencias calculadas, lo cual esta acorde con lo reportado en la

literatura: La prevalencia de vida de consumo de pastillas para dormir

en la población estudiada tuvo una relación hombre/mujer de 0.8 a 1 (

1.4% vs. 1.8%) y de pastillas para calmar los nervios de 0.6 a 1 (

1.6% vs. 2.8%), esto comparado con el estudio de Rodríguez y cols.

de 1996, en el cual la razon hombre/mujer de la prevalencia de vida

de consumo de pastillas en población general colombiana ( que incluía

tranquilizantes menores y anfetaminas) fue de 1 a 2 ; con el estudio

185

de Torres de Galvis y cols., en 1987 en el cual la razon en población

general colombiana fue de 0.6 a 1 ( 4.6% vs. 7.4%) y con el Segundo

Estudio epidemiológico de consumo de sustancias psicoactivas de

Santa Fe de Bogotá en 1992, cuya razon hombre/mujer en población

general de la prevalencia de vida fue de 0.9 : 1 ( 6.0% vs 6.4%) y de la

prevalencia anual de 0.8:1(2.7% vs 3.4%) (Unidad Coordinadora de

prevención- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995;Rodríguez,

1996; Torres de galvis, 1987; Kapplan y Sadock, 1995).

En cuanto a factores asociados con el consumo de tranquilizantes

menores, No fueron significativos los factores que tenían que ver con

las redes de apoyo social como el apoyo recibido de la familia,

profesores y compañeros, ni los relacionados con la interaccion o

comunicación con los miembros de la familia, ni con la facilidad de

expresar emociones en la familia , ni con el grado de satisfaccion con

las actividades academicas y extracurriculares relacionadas con el

centro de estudios al cual pertenecían, esto concuerda con lo

informado por otros estudios en el consumo de sustancias ilícitas o

licitas pero sin prescribción médica ( Unidad Coordinadora de

prevención- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995; Torres de

galvis, 1993; Kapplan y Sadock, 1995).

Anfetaminas ( pastillas para quitar el sueño).

Estos estimulantes son utilizadas por ciertos grupos de población, en

algunos casos como depresores del apetito( de mayor uso en

186

mujeres) y en otros para aumentar el rendimiento muscular en los

deportistas o para evitar el sueño en estudiantes y conductores de

vehiculo automotor.

La prevalencia de vida encontrada en la población de estudio fue

aproximadamente entre 2 y 9 veces mayor que la reportada por

Rodríguez y cols. en 1996 para el consumo de estimulantes en

población general de Colombia, en población general de Santa Fe de

Bogotá y en población universitaria de colombia ( 1.9% vs. 0.2%, 0.6%

y 0.9% respectivamente) ; que la reportada por Arango y cols. en 1996

para el consumo de anfetaminas en estudiantes de 10 y 11 grado de

enseñanza secundaria de Marinilla-Antioquia- ( 1.9% vs. 1.0%) y que

la informada por el Segundo Estudio Epidemiologico de Consumo de

sustancias Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá en 1992

para el consumo de anfetaminas en población general ( 1.9% vs.

1.2%). Fue mayor tambien 1.3 veces a la reportada para estimulantes

en población general de Santa Fe de Bogotá por el segundo estudio

de Salud Mental y Consumo de sustancias Psicoactivas publicado en

1997 ( 1.9% vs 1.4%). Pero fue similar a la encontrada en un estudio

realizado en Estados Unidos ( Epidemiologic Catchment Area), en el

cual se determinó la prevalencia de vida de abuso o dependencia de

anfetaminas en población general (1.7%). Sin embargo, fue 11.3

veces menor que el promedio informado por la Encuesta Anual para

Estudiantes de Secundaria (High School Senior Survey) en el período

1975-1996 para estimulantes ( 1.9% vs. 21.6%) y 7.9 veces menor

187

que el promedio para estudiantes de duodécimo grado durante el

período 1991-1996 ( 1.9% vs. 15.1%).(Rodríguez, 1996;

Arango,1996;Kapplan y Sadock, 1995; Unidad Coordinadora de

prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995;

National Institute on Drug Abuse Monitoring the Future

Study,1996;National Survey Results on Drug Abuse from the

Monitoring the Future Study, 1994;Torres de Galvis, 1997).

En cuanto a las diferencias de género, la razon hombre/mujer en la

población de estudio para las prevalencias de vida, de consumo en el

último año y de consumo en el último mes fue de 1:1. Esto es similar a

lo informado por el Segundo Estudio Epidemiologico de Consumo de

sustancias Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá en 1992

para el consumo de anfetaminas alguna vez en la vida en población

general cuya razon hombre/mujer fue de 1.4:1 (1.4% vs. 1.0%), pero

diferente a lo reportado en este mismo estudio para la prevalencia

anual, cuya razón hombre/mujer fue de 2.7:1 ( 0.8% vs. 0.3%) y que

lo informado en el Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de

Sustancias Psicoactivas de 1993 para la prevalencia anual en

población general, cuya razon hombre/mujer fue de 23 :1 ( 0.61% vs.

0.026%). (Torres de Galvis, 1993; Unidad Coordinadora de prevención

integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995 ).

La prevalencia en el último año en la población de estudio fue entre 2

y 13 veces mayor que la reportada por Rodríguez y cols. para el

consumo de estimulantes en 1996 en población general colombiana,

188

en población general de Santa Fe de Bogotá y en población

universitaria del país ( 1.3% vs. 0.1%, 0.4% y 0.5% respectivamente) ;

que la reportada en población general para el consumo de

anfetaminas por el Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de

Sustancias Psicoactivas de 1993 ( 1.3% vs. 0.25%); que la informada

por el Segundo Estudio Epidemiologico de Consumo de sustancias

Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá en 1992 ( 1.3% vs.

0.4%) y que la informada por Arango y cols. para el consumo de

anfetaminas en estudiantes de 10 y 11 grado de secundaria en

Marinilla-Antioquia- ( 1.3% vs 0.6%). Sin embargo, fue 6.6 veces

menor que el promedio informado para estimulantes por la Encuesta

Anual para Estudiantes de Secundaria (High School Senior Survey) en

el período 1991-1996 en estudiantes de duodécimo grado ( 1.3% vs.

8.6%) y 3.2 veces menor que lo reportado entre estudiantes de tiempo

completo en 1994 ( 1.3% vs. 4.2%).(Rodríguez, 1996;

Arango,1996;Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia

Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995; National Institute on Drug Abuse

Monitoring the Future Study,1996;National Survey Results on Drug

Abuse from the Monitoring the Future Study, 1994;Torres de Galvis,

1997).

El comportamiento descrito de la prevalencia de vida y de la

prevalencia anual en la población de estudio hace pensar que el

consumo de Anfetaminas es mayor en población universitaria que en

población general y que dentro de la población universitaria se

189

presentan diferencias entre estudiantes de carreras tecnicas y

tecnologicas y estudiantes universitarios de carreras profesionales,

siendo mayor el consumo en las primeras. El hecho de que el

consumo sea mayor en estudiantes que en población general es

consistente con lo descrito en la literatura. (Kapplan y Sadock, 1995).

Se observa además, por la descripción de los indicadores de

prevalencia de años anteriores que la tendencia en el consumo de

anfetaminas tiende a aumentar en población general y que el patrón

de consumo en mujeres ( el cual era mucho menor) tiende a

asimilarse al de los hombres y especificamente en el caso de la

población de estudio, el patrón de consumo para ambos géneros fue

practicamente igual.

Es posible que el comportamiento en el consumo de anfetaminas en

los últimos años este influido por la mayor disponibilidad de este tipo

de drogas ( han aparecido nuevos medicamentos estimulantes con

compuestos de tipo anfetaminico en el mercado) y por la reducción en

los costos de adquisición de las mismas.

En cuanto a factores asociados con el consumo de anfetaminas, No

fueron significativos los factores que tenían que ver con las redes de

apoyo social como el apoyo recibido de la familia, profesores y

compañeros, ni los relacionados con la interaccion o comunicación

con los miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar

emociones en la familia , ni con el grado de satisfaccion con las

190

actividades academicas y extracurriculares relacionadas con el centro

de estudios al cual pertenecían, esto concuerda con lo informado por

otros estudios en el consumo de sustancias ilícitas o licitas sin

prescribción médica.( Unidad Coordinadora de prevención- Alcaldia

Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995; Torres de galvis, 1993; Kapplan

y Sadock, 1995).

Alucinogenos ( consumo de metilenodioximetanfetamina-mdma- o

“extasis”).

En Colombia se comenzó a utilizar esta droga hace apenas unos 5

años, por lo cual existen pocos estudios sobre su consumo en el país.

Pero, existen reportes sobre el consumo de alucinogenos en general (

hongos/LSD) como por ejemplo, en el Segundo Estudio epidemilógico

de consumo de sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de

Bogotá de 1992, que reportó una prevalencia de vida en población

general de 1.0%, que es similar a la encontrada para extasis en la

pobación de estudio ( 1.5%). Sin embargo, esta cifra fue menor que la

encontrada en un reporte casual de la Unidad Coordinadora de

Prevención Integral del Distrito, en el cual de un total de 200

estudiantes encuestados de 4 universidades de Bogotá, el 10%

respondió haber consumido extasis y un 16% quería consumirlo.

(Unidad Coordinadora de prevención- Alcaldia Mayor de Santa Fe de

Bogotá-, 1995;Unidad Coordinadora de Prevención Integral del

Distrito, 1997; Perez Gomez,1996).

191

Al comparar la prevalencia de vida para consumo de extasis, con la

prevalencia de vida promedio para alucinogenos informada por la

Encuesta Anual para Estudiantes de Secundaria (High School Senior

Survey) en el período 1975-1996, se encontró que fue 7.9 veces

menor ( 1.5% vs. 11.9%), al igual que con la prevalencia de vida

promedio para estudiantes de duodécimo grado durante el período

1991-1996, con la cual fue 7.5 veces menor (1.5% vs. 11.3%).

(National Institute on Drug Abuse Monitoring the Future

Study,1996;National Survey Results on Drug Abuse from the

Monitoring the Future Study, 1994).

En cuanto a las diferencias de género, la razon hombre/mujer en la

población de estudio para las prevalencias de vida, de consumo en el

último año y de consumo en el último mes fue de aproximadamente 2

a 1, a diferencia de lo reportado por el Segundo Estudio epidemilógico

de consumo de sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de

Bogotá de 1992, cuya razón hombre/mujer en la prevalencia de vida

para consumo de alucinogenos fue de 5.6:1 (1.7% vs. 0.3%) y en la

prevalencia anual el consumo fue exclusivo para los hombres ( 0.6%

vs. 0.0%).( Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia

Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).

En cuanto a la prevalencia de consumo de extasis en el último año en

la población de estudio, esta fue 4.5 veces mayor que lo informado

para alucinogenos en el Segundo Estudio epidemilógico de consumo

de sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de

192

1992 ( 0.9 vs. 0.2) y 1.8 veces mayor que lo reportado para consumo

de extasis en estudiantes de tiempo completo, por la Encuesta Anual

para Estudiantes de Secundaria de Estados Unidos (High School

Senior Survey) en 1994 ( 0.9% vs. 0.5%).( Unidad Coordinadora de

prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995;

National Institute on Drug Abuse Monitoring the Future

Study,1996;National Survey Results on Drug Abuse from the

Monitoring the Future Study, 1994).

El comportamiento descrito de la prevalencia de vida y de la

prevalencia anual en la población de estudio hace pensar que el

consumo de extasis ha alcanzado proporciones importantes a pesar

de ser una sustancia de reciente introducción en el mercado de las

drogas ilícitas debido a que los indices calculados tienden a ser

similares a los de los alucinogenos en general, lo cual implica que esta

ocurriendo un desplazamiento de otro tipo de alucinogenos como los

hongos y el LSD en la competencia por el mercado. Esta afirmación

se refuerza al comparar las curvas de tiempo de uso de alcohol,

cocaína,heroina, bazuco, anfetaminas , tranquilizantes menores y

extasis en las cuales, puede apreciarse que la mayor cantidad de

usuarios ha iniciado el consumo de esta sustancia en forma más

reciente (en el último mes) que el de las otras drogas ilícitas

constituyendose en la “droga moda” actualmente. Es de anotar

además, que las diferencias de género encontradas en la población de

estudio no son tan marcadas como las reportadas por otras

193

investigaciones sobre alucinogenos en el país, lo cual muestra que el

patrón de consumo tiende a ser similar para hombres y mujeres en

esta población. Todo lo anterior hace que se requieran más estudios

para observar los patrónes de consumo de esta sustancia en

diferentes poblaciones incluyendo estudiantes de secundaria y de

universidad.

En cuanto a factores asociados con el consumo de anfetaminas, No

fueron significativos los factores que tenían que ver con las redes de

apoyo social como el apoyo recibido de la familia, profesores y

compañeros, ni los relacionados con la interaccion o comunicación

con los miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar

emociones en la familia , ni con el grado de satisfaccion con las

actividades academicas y extracurriculares relacionadas con el centro

de estudios al cual pertenecían, esto concuerda con lo informado por

otros estudios en el consumo de sustancias ilícitas o licitas sin

prescribción médica.( Unidad Coordinadora de prevención- Alcaldia

Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995; Torres de galvis, 1993; Kapplan

y Sadock, 1995).

Heroína

La prevalencia de vida de consumo de heroína en la población

estudiada fue 10 veces mayor que la reportada por el Estudio

Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias Psicoactivas de

1993 en población general colombiana ( 0.5% vs. 0.05) ;2.5 veces

194

mayor que la informada para heroína/morfina en población general por

el Segundo Estudio epidemilógico de consumo de sustancias

psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992 (0.5% vs.

0.2%) y similar a lo informado para población general de Santa Fe de

Bogotá por el Segundo Estudio de Salud Mental y Consumo de

sustancias Psicoactivas publicado en 1997 ( 0.7%). Sin embargo, fue

2.6 veces menor que el valor promedio reportado por la Encuesta

Anual para Estudiantes de Secundaria de Estados Unidos (High

School Senior Survey) en el período 1975-1996 (1.3% vs. 0.5%) y que

el promedio informado en estudiantes de duodécimo grado durante el

período 1991-1996 ( 1.3% vs. 0.5%). (Torres de Galvis,1993; Torres

de Galvis, 1997; National Institute on Drug Abuse Monitoring the

Future Study,1996;National Survey Results on Drug Abuse from the

Monitoring the Future Study, 1994).

La prevalencia en el último año entre los encuestados fue 3 veces

mayor que la informada en el estudio Nacional de 1993 para población

general ( 0.2% vs. 0.06), con la diferencia que en 1993 la totalidad de

consumidores de heroína eran hombres, mientras que en la población

de estudio la razón hombre/mujer fue de 2 a 1 ( 0.1% vs. 0.04%),

tambien fue 3.3 veces mayor que lo reportado para población general

por el Segundo Estudio epidemilógico de consumo de sustancias

psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992 ( 0.2% vs.

0.06%) y en el cual la totalidad de consumidores fueron del género

masculino (0.2% vs. 0.0%) y fue 2 veces mayor que lo informado por

195

la Encuesta Anual para Estudiantes de Secundaria de Estados Unidos

(High School Senior Survey) entre estudiantes de tiempo completo en

1994 ( 0.2% vs. 0.1%). Fue similar a la reportada en la población

general mayor de 12 años de Estados Unidos en 1993, en un estudio

realizado por la National Household Survey on Drug Abuse que

informó el 0.2% y el 0.1% para la prevalencia anual y del último mes

respectivamente. Sin embargo, fue 3.5 veces menor ( 0.2% vs. 0.7%)

que lo reportado por la Encuesta Anual para Estudiantes de

Secundaria de Estados Unidos (High School Senior Survey) en

estudiantes de duodécimo grado durante el período 1991-1996.(

Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa

Fe de Bogotá-, 1995;National Institute on Drug Abuse Monitoring the

Future Study,1996;National Survey Results on Drug Abuse from the

Monitoring the Future Study, 1994).

El comportamiento descrito de la prevalencia de vida y de la

prevalencia anual en la población de estudio hace pensar que el

consumo de heroína tiende ha aproximarse al patrón encontrado en

Estados Unidos en poblaciones similares y que el consumo se ha

incrementado en la población general colombiana. En cuanto a las

diferencias de género en el consumo de esta droga en la población

encuestada llama la atención que las mujeres empiezan a tener un

patrón de consumo que desafortunadamente tiende a semejarse al de

los hombres y no es actualmente una droga de uso casi exclusivo en

hombres como aparecía en estudios previos realizados en el país.

196

Una posible explicación a este comportamiento es que la

disponibilidad de esta droga en el mercado de sustancias ilícitas sea

mayor y su costo sea un poco más bajo que el de hace algunos años,

aunque comparada con las demás drogas ilícitas su precio todavia es

alto.

En cuanto a factores asociados con el consumo de heroína, fueron

significativos los factores que tenían que ver con el consumo de

drogas ilícitas en amigos o en familiares, lo cual concuerda con lo

informado por otros estudios en el consumo de sustancias ilícitas.(

Unidad Coordinadora de prevención- Alcaldia Mayor de Santa Fe de

Bogotá-, 1995; Torres de galvis, 1993; Kapplan y Sadock, 1995).

Conclusiones y Recomendaciones

Conclusiones:

1. Drogas ilícitas:

El comportamiento descrito de la prevalencia de vida y de la

prevalencia anual de drogas ilícitas en la población de estudio hace

pensar que el consumo de sustancias ilegales tiene tendencia a

aumentar por lo menos desde 1992-1993 en la población general y

que los mayores indices encontrados entre los estudiantes de

carreras tecnicas y tecnologicas se corresponden con lo descrito en la

literatura sobre indices de consumo mayor en población universitaria.

En cuanto a factores asociados con el consumo de drogas ilícitas,

resultaron estadisticamente significativos los relacionados con el

consumo de cigarrillo y alcohol por parte del encuestado y con el

consumo de alcohol u otras drogas por parte de amigos o familiares,

lo cual podría explicarse porque la mayoría de estudiantes

universitarios estan en una etapa del ciclo vital en la cual ya no juegan

un papel preponderante la red de apoyo familiar o la interacción con

miembros de la familia, sino más bien la interacción con los amigos y

compañeros de estudio.

Al igual que en otros estudios, se concluye que el consumo de

cigarrillo, alcohol o ambos puede ser la puerta de entrada para el

consumo de drogas ilícitas.

198

2. Alcohol:

El consumo de alcohol entre los estudiantes de carreras tecnicas y

tecnologicas fue mayor que el reportado en población general por

otros estudios, lo cual es consistente con lo informado en la literatura

sobre el incremento del consumo de alcohol con el nivel educativo.

Los indicadores de prevalencia de consumo en estudiantes de

carreras tecnicas y tecnologícas fueron mayores que los calculados

por estudios realizados en población universitaria en general, lo cual

podría deberse a factores que determinan un patrón de consumo

diferente en este subgrupo de estudio (como por ejemplo, el estrato

socioeconomico) o a que el tiempo de duracion de la carrera ( en

promedio 3 años, en contraposicion de las carreras profesionales que

duran en promedio 5 años) influyó en la magnitud de los indicadores

calculados.

El consumo de alcohol fue mayor en hombres que en mujeres en

todos los tipos de prevalencia calculados y esto fue consistente con lo

descrito en la literatura.

La prevalencia de vida de consumo de bebidas alcoholicas hasta la

embriaguez entre los estudiantes de carreras tecnicas y tecnologícas

fue menor que la reportada en poblacion general Colombiana en 1993

y en 1996, y este hallazgo fue consistente con la literatura, en la cual

se menciona que la prevalencia de “tomadores pesados” es

inversamente proporcional al grado de escolaridad alcanzado.

199

La razon hombre-mujer en la prevalencia de vida de consumo de

alcohol hasta la embriaguez, entre los estudiantes encuestados fue

mayor que la encontrada en poblacion general por otros estudios( 2:1

vs. 1:1), lo cual, podría explicarse por la persistencia de una cultura

en la cual el consumo de alcohol por el hombre es aceptado

socialmente y todavia mas cuando se trata de bebedores pesados, a

diferencia de la mujer con la cual existe menos permisividad social y

familiar y esto se comporta como un factor de proteccion.

Se presentó tendencia al aumento estadisticamente significativa al

relacionar el patrón de consumo hasta la embriaguez con el numero

de semestres cursados, que padria explicarse por el fenomeno de

permisibidad social descrito antes.

Se encontró un porcentaje importante de estudiantes de carreras

tecnicas y tecnológicas que llevaban mas de cinco años consumiendo

bebidas alcoholicas sin emborracharse (24%) e ingiriendo alcohol

hasta la embriaguez (14.2%) a pesar de tratarse de una poblacion en

la cual predominan los adolescentes y los adultos jovenes con un

promedio de edad de 23 años y una moda de 20 años. Esto podría

estar relacionado con la edad de inicio del consumo, que aunque no

fue determinada en este estudio, se sabe por otros trabajos similares,

que se ubica entre los 12 y 17 años, con una mayor incidencia en

hombres y en estudiantes.

200

El indice de abstencion ( nunca haber usado la sustancia) en los

estudiantes de carreras tecnicas y tecnologícas fue alto comparado

con lo reportado por otros estudios, lo cual podria explicarse en parte

por el impacto de las campañas preventivas sobre el consumo de

bebidas alcoholicas en la Capital.

Igual que en otros estudios se detectó la asociacion entre el consumo

de bebidas alcoholicas, violencia y accidentes: El 27.8% de los

encuestados consumidores de alcohol, utiliza esta sustancia en

situaciones potencialmente peligrosas ( conducir vehiculo o en el

trabajo) y este porcentaje aumenta al incrementarse el puntaje del

CAGE. El 7.3% de los encuestados ha tenido accidentes de transito

como conductores o peatones bajo los efectos del alcohol y/o otras

drogas y este porcentaje se incrementa en forma de dosis-respuesta

al aumentar el puntaje del CAGE. El uso de alcohol en situaciones

potencialmente riesgosas se refleja tambien en el hecho de que el

40.7% de los encuestados ha tenido o tiene relaciones sexuales bajo

efectos del alcohol, lo cual es preocupante por el riesgo de adquirir

enfermedades de transmision sexual ya que bajo el efecto de

sustancias psicoactivas generalmente se descuidan las medidas de

proteccion.

Consistente con otros estudios, se presentó asociacion

estadisticamente significativa entre el consumo de alcohol y

problemas de tipo familiar, interpersonal, legal, fisico, sexual,

academico, laboral, psicologico y otros. Siendo el principal problema

201

reportado, los de tipo familiar. Con aumento en forma de dosis-

respuesta en el porcentaje de personas con dichos problemas y el

aumento del puntaje del CAGE.

Igual que en otros estudios se observa una relacion entre el consumo

de bebidas alcoholicas y el consumo de drogas ilícitas entre los

estudiantes de carreras tecnicas y tecnológicas: se presenta una

mayor prevalencia de consumo de sustancias ilícitas entre los

consumidores de alcohol y un patrón mucho mayor de consumo de

estas drogas entre los consumidores “pesados de alcohol”.

El porcentaje de personas que puntuó en el CAGE como de alto

riesgo de alcoholismo o alcoholismo es similar a lo informado por

estudios realizados en Santa Fe de Bogotá en 1996 en población

general. Sin embargo, al comparar cifras de 1993 con lo reportado por

las investigaciones de 1996 para población general se sugiere que

se ha incrementado el número de personas que llenan criterios según

el CAGE para alto riesgo de alcoholismo o alcoholismo en población

general.

En la poblacion de estudio, las mujeres tienden a tener un patrón de

consumo de bibidas alcoholicas similar al de los hombres que se

refleja en el acortamiento de la razon hombre/mujer y en el porcentaje

de alcoholicos entre los encuestados de ambos grupos, el cual es

exactamente igual.

202

El alto riesgo de alcoholismo y alcoholismo según el CAGE en los

diferentes grupos de edad es mayor en los grupos definidos como “

intermedios” en el estudio ( de 20 a 37 años), lo cual es consistente

con lo informado por otras investigaciones en Colombia.

Los factores asociados con el consumo de alcohol resultaron ser

similares a lo reportado por estudios realizados en poblaciones

semejantes :

* “El mejor amigo consume alcohol o fuma”.

* “El mejor amigo consume sustancias ilícitas”.

* “Un hermano o familiar cercano consume alcohol o fuma”.

* El pertenecer al género masculino

* El consumir marihuana.

3. Cigarrillo:

La prevalencia de vida y el indice de consumo actual de cigarrillo,

fueron similares a los reportados por otros estudios en poblacion

general y en estudiantes desde 1992, lo cual podría indicar que el

consumo de esta sustancia ha permanecido estable o tiende a

disminuir. Otra posible explicacion es que el calculo de los

indicadores no haya resultado preciso por la forma como se hizo la

pregunta en el instrumento sobre el consumo de esta sustancia,

debido a que las respuestas no permitieron calcular especificamente

203

la prevalencia en la última semana, en el último mes y en el último año

sino que quedaron incluidas en la respuesta “actualmente fuma” y se

pudo distorcionar el calculo de la prevalencia de vida ( consumo en la

última semana + consumo en el último mes + consumo en el último

año + Hace 1 año o más que no fuma). Por otra parte es posible que

entre los estudiantes de carreras tecnicas y tecnologicas, a diferencia

de otras poblaciones, exista un patrón de consumo diferente en el

cual por lo menos el 50% de ellos, ya ha iniciado el consumo antes de

ingresar a la universidad en una etapa tan temprana como la

pubertad-adolescencia, un porcentaje importante abandona el

cigarrillo durante la carrera (esto explicaria el alto porcentaje de

exconsumo encontrado comparado con otros estudios), hasta

alcanzar cifras de “consumo actual” similares a lo informado por

diferentes estudios desde 1992.

Existe un alto indice de abstención ( casi del 50%) que podría deberse

al impacto producido por las campañas de prevención del consumo de

cigarrillo.

El consumo según género es mayor en hombres que en mujeres, lo

cual esta acorde con lo reportado por otros estudios nacionales, sin

embargo, la razon hombre/mujer de consumo actual es menor que la

informada por los otros estudios, lo cual indica que las mujeres de la

poblacion encuestada tienden a tener un patrón de consumo de

cigarrillo similar al de los hombres.

204

Se encontró asociación estadisticamente significativa entre el

consumo de cigarrillo y el consumo de otras sustancias escepto con

la Heroína y los inhalables, lo cual es consistente con lo reportado por

otros estudios y refuerza la afirmación de que el consumo de cigarrillo

usualmente precede al de marihuana y al de otras sustancias

psicoactivas en la adolescencia.

Los factores asociados con el consumo de alcohol resultaron ser

similares a lo reportado por estudios realizados en poblaciones

semejantes :

“El mejor amigo consume sustancias ilícitas”.

El mejor amigo consume alcohol o fuma.

Un hermano o familiar cercano consume sustancias ilícitas.

Un heramano o familiar cercano consume alcohol o fuma.

Un heramano o familiar cercano consume pastillas para calmar los

nervios y/o quitar el sueño.

4. Marihuana:

El consumo de marihuana fue el de mayor aporte al consumo de

sustancias psicoactivas ilegales en la poblacion de estudio.

Según las cifras descritas de prevalencia de vida y del ultimo año (

consumidores actuales) en la población de estudio, se concluiria que

la cantidad de “consumidores actuales” de marihuana ha permanecido

205

estable o tiende a disminuir y que la prevalencia de vida registró un

aumento al compararse con estudios previos, posiblemente por el

incremento en el número de usuarios que la consumieron por corto

tiempo. Esta explicación se refuerza por el hecho de que la edad de

inicio del consumo de esta sustancia ha permanecido relativamente

estable desde 1992 en población general colombiana y de Santa Fe

de Bogotá.

Se encontró en la población estudiada que para todos los tipos de

prevalencia el consumo fue mayor en hombres que en mujeres, lo

cual esta acorde con lo reportado por otras investigaciones, sin

embargo, se observo una disminucion en la razon hombre/mujer entre

los estudiantes encuestados comparado con otros estudios, lo cual

indicaria que el patrón de consumo en las mujeres tiende a asimilarse

al de los hombres.

En cuanto a factores asociados con el consumo de marihuana,

resultaron ser similares a lo reportado por estudios realizados en

poblaciones semejantes :

“El mejor amigo consume sustancias ilícitas”.

Un hermano o familiar cercano consume sustancias ilícitas.

El mejor amigo consume alcohol o fuma.

5. Cocaína :

206

La prevalencia de vida de consumo de cocaína en la población de

estudio es mayor que lo reportado para poblacion general por otras

investigaciones, lo cual es consistente con la literatura, sobre que el

consumo de esta sustancia esta influido positivamente por el grado de

instrucción.

Aunque no fue el objetivo de este estudio, al comparar las cifras de

prevalencia de vida y prevalencia anual en poblacion general

colombiana y de Santa Fe de Bogota en estudios realizados desde

1992, se observa una tendencia ascendente en estos indicadores.

En la población encuestada las mujeres consumen esta sustancia en

mayor numero que en la población general, lo cual se refleja en una

razon hombre/mujer menor que la informada por otros estudios.

En cuanto a factores asociados con el consumo de cocaína, No fueron

significativos los factores que tenían que ver con las redes de apoyo

social como el apoyo recibido de la familia, profesores y compañeros,

ni los relacionados con la interaccion o comunicación con los

miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar emociones en la

familia , ni con el grado de satisfaccion con las actividades

academicas y extracurriculares relacionadas con el centro de estudios

al cual pertenecían, esto concuerda con lo informado para poblacion

general de Santa Fe de Bogota en un estudio de 1992.

6. Bazuco :

207

El consumo de bazuco alguna vez en la vida muestra un porcentaje

2.5 veces menor que el de la cocaína ( 1.3% vs. 3.3%) en la población

estudiada. Tambien son menores los pocentajes de consumo en el

ultimo año, en el último mes y en la última semana.

La prevalencia de vida de consumo de bazuco en la población de

estudio fue semejante al reportado por otros estudios recientes (1996

y 1997) en poblacion general y universitaria de Santa Fe de Bogota,

Sin embargo, fue menor que lo informado por estudios de 1992 y 1993

en poblacion general colombiana. Igual acontece al comparar

estudios de 1992-1993 con los de 1996-1997 en poblacion general, lo

cual puede indicar que el consumo de bazuco en dicha poblacion

tiende a permanecer estable o a disminuir. Esto tambien se refuerza

con la observacion de que la prevalencia anual tiende a disminuir al

compararse los diferentes estudios desde 1992.

La prevalencia de vida de consumo de bazuco en la poblacion de

estudio fue mayor que la reportada por un estudio en estudiantes de

secundaria de una ciudad pequeña del departamento de Antioquia, lo

cual refleja en parte la influencia de la urbanizacion en el consumo, ya

que en Colombia se ha observado que este aumenta a medida que

se incrementa la densidad poblacional y la urbanizacion.

El consumo de bazuco fue mayor en hombres que en mujeres, lo cual

esta acorde con otros estudios que han determinado el consumo de

208

esta sustancia según género, pero a diferencia de otras sustancias, la

razon hombre/mujer tiende a mantenerse.

En cuanto a factores asociados con el consumo de bazuco, No fueron

significativos los factores que tenían que ver con las redes de apoyo

social como el apoyo recibido de la familia, profesores y compañeros,

ni los relacionados con la interaccion o comunicación con los

miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar emociones en la

familia , ni con el grado de satisfaccion con las actividades

academicas y extracurriculares relacionadas con el centro de estudios

al cual pertenecían, esto concuerda con lo informado en el estudio

Nacional de Salud Mental y Consumo de sustancias psicoactivas de

1993 en el cual, la prevalencia relativa de los factores de riesgo

estudiados, en el análisis bivariado, mostró una fuerte asociación

entre el consumo de bazuco y desconocer los efectos nocivos para la

salud; la presencia de amigo consumidor y tener un hermano o

familiar consumidor; y con lo informado en población general de Santa

Fe de Bogotá por el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de

sustancias psicoactivas de 1992.

7. Tranquilizantes Menores ( Pastillas Para Dormir Y Para Calmar Los

Nervios)

Las prevalencias de vida y anuales de pastillas para dormir y pastillas

para calmar los nervios calculadas en la poblacion de estudio, indican

un posible incremento en el consumo tranquilizantes menores

209

teniendo en cuenta las prevalencias en población general reportadas

por los estudios del período 1992-1997. Además, se observa que la

magnitud de los indicadores calculados en los estudiantes de carreras

tecnicas y tecnologicas es mayor que en población universitaria en

general.

El consumo de tranquilizantes menores en los estudiantes de

carreras tecnicas y tecnologicas es menor que el informado en

poblaciones similares de otras regiones del pais (por ejemplo,

Antioquia). Lo cual esta acorde con lo reportado por diferentes

estudios en los cuales se menciona que los tranquilizantes menores y

especificamente las benzodiacepinas son la droga secundaria de

abuso más frecuente en personas con trastornos de abuso o

dependencia al alcohol o a sustancias ilegales. Antioquia registra en

diferentes estudios el consumo mayor de sustancias ilegales en

Colombia.

El consumo de tranquilizantes menores en la poblacion de estudio es

mayor en mujeres en todos los tipos de prevalencia calculadas, lo cual

esta acorde con lo reportado en otros estudios.

En cuanto a factores asociados con el consumo de tranquilizantes

menores, resultaron ser similares a lo reportado por estudios

realizados en poblaciones semejantes :

El mejor amigo consume pastillas para calmar los nervios y/o quitar el

sueño.

210

Un hermano consume pastillas para calmar los nervios y/o quitar el

sueño.

El mejor amigo consume sustancias ilícitas.

Un hermano o familiar cercano consume alcohol o fuma.

8. Anfetaminas ( Pastillas Para Quitar El Sueño).

El consumo de Anfetaminas medido a traves de las prevalencias de

vida y del ultimo año, fue mayor en la población de estudio que en la

poblacion general y en la poblacion universitaria, de acuerdo a lo

reportado por otros estudios en Colombia. Sin embargo, este hallazgo

es consistente con lo informado en la literatura sobre el uso de estas

sustancias ya que es más comun en ciertos grupos de población,

entre ellos el de estudiantes.

La razon hombre/mujer en la población de estudio para las

prevalencias de vida, de consumo en el último año y de consumo en el

último mes fue de 1:1. Lo cual es muy bajo comparado con otros

reportes en los que dicha razon es varias veces mayor. Esto indica

que, una vez mas las mujeres tienden a adquirir un patrón de uso de

estas sustancias similar al de los hombres.

Es de anotar que las anfetaminas fueron la segunda sustancia de

mayor consumo reciente en el ultimo año en la poblacion de estudio,

lo cual indica que estan ganando terreno en el mercado de drogas

ilícitas actualmente, por lo menos en este tipo de poblacion.

211

En cuanto a factores asociados con el consumo de anfetaminas,

resultaron ser similares a lo reportado por estudios realizados en

poblaciones semejantes :

El mejor amigo consume pastillas para calmar los nervios y/o quitar el

sueño.

Un hermano consume pastillas para calmar los nervios y/o quitar el

sueño.

El mejor amigo consume sustancias ilícitas.

Un hermano o familiar cercano consume sustancias ilícitas.

El mejor amigo consume alcohol o fuma.

9. Alucinogenos ( Consumo De Metilenodioximetanfetamina-Mdma- O

“Extasis”).

El comportamiento descrito de la prevalencia de vida y de la

prevalencia anual en la población de estudio hace pensar que el

consumo de extasis ha alcanzado proporciones importantes a pesar

de ser una sustancia de reciente introducción en el mercado de las

drogas ilícitas debido a que los indices calculados tienden a ser

similares a los de los alucinogenos en general, lo cual implica que esta

ocurriendo un desplazamiento de otro tipo de alucinogenos como los

hongos y el LSD en la competencia por el mercado. Esta afirmación

se refuerza al comparar las curvas de tiempo de uso de alcohol,

212

cocaína,heroina, bazuco, anfetaminas , tranquilizantes menores y

extasis en las cuales, puede apreciarse que la mayor cantidad de

usuarios ha iniciado el consumo de esta sustancia en forma más

reciente (en el último mes) que el de las otras drogas ilícitas

constituyendose en la “droga moda” actualmente.

Es de anotar además, que las diferencias de género encontradas en

la población de estudio no son tan marcadas como las reportadas por

otras investigaciones sobre alucinogenos en el país, lo cual muestra

que el patrón de consumo tiende a ser similar para hombres y mujeres

en esta población.

Se requieran más estudios para observar los patrónes de consumo de

esta sustancia en diferentes poblaciones incluyendo estudiantes de

secundaria y de universidad.

En cuanto a factores asociados con el consumo de extasis, resultaron

ser similares a lo reportado por estudios realizados en poblaciones

semejantes para otras sustancias ilegales :

“El mejor amigo consume sustancias ilícitas”.

Un hermano consume pastillas para calmar los nervios y/o quitar el

sueño.

El mejor amigo consume pastillas para calmar los nervios y/o quitar el

sueño.

213

Un hermano o familiar cercano consume sustancias ilícitas.

10. Heroína

El comportamiento descrito de la prevalencia de vida y de la

prevalencia anual en la población de estudio hace pensar que el

consumo de heroína tiende ha aproximarse al patrón encontrado en

Estados Unidos en poblaciones similares y que el consumo se ha

incrementado en la población general colombiana.

En cuanto a las diferencias de género en el consumo de esta droga

en la población encuestada llama la atención que las mujeres

empiezan a tener un patrón de consumo que desafortunadamente

tiende a semejarse al de los hombres y no es actualmente una droga

de uso casi exclusivo en hombres como aparecía en estudios previos

realizados en el país. Una posible explicación a este comportamiento

es que la disponibilidad de la droga en el mercado de sustancias

ilícitas sea mayor y su costo sea un poco más bajo que el de hace

algunos años, aunque comparada con las demás drogas ilícitas su

precio todavia es alto.

En cuanto a factores asociados con el consumo de heroína, fueron

significativos los factores que tenían que ver con el consumo de

drogas ilícitas en amigos o en familiares, lo cual concuerda con lo

informado por otros estudios en el consumo de sustancias ilícitas.

Recomendaciones

214

A pesar de que se ha trabajado desde hace varios años en la

prevención del consumo de sustancias psicoactivas, la revisión parece

indicar que este consumo está aumentando, por lo que se hace

necesario incrementar la cantidad de programas y mejorar su calidad.

Se hace necesario que las universidades cuenten con adecuados

programas de orientación y consejería ya que por lo menos un 13%

consultaría este servicio si percibiera problemas con el consumo de

alcohol y otras drogas. Al interior de estas entidades deberían

desarrollarse además, programas de prevención del consumo de

sustancias psicoactivas y otros factores que desmejoren la calidad de

vida de los estudiantes. En estos programas debe tenerse en cuenta

que el riesgo tiende a igualarse para hombres y para mujeres. El

programa debería iniciarse cuando los estudiantes ingresan a la

entidad educativa y reforzarse a lo largo de las carreras, dado que se

observó que el consumo de sustancias como el alcohol aumenta a

medida que transcurren los semestres académicos.

En los proyectos de prevención debe tenerse en cuenta que los

motivos más frecuentemente aducidos para consumir alcohol u otras

drogas, son “relacionarse mejor y “sentir las sensaciones que da” y

para no consumirlas “no sentir la necesidad” y “conocer los daños que

produce”.

Las cifras de consumo actual de heroína (prevalencia en el último

año), son preocupantes en la población estudiada, ya que tienden a

215

semejarse a cifras registradas para estudiantes de tiempo completo de

High School en Estados Unidos en 1994 y son mucho mayores a lo

registrado en estudios nacionales de 1993. Las consecuencias del

consumo de esta sustancia son graves por el costo del tratamiento de

la dependencia que produce, por el deterioro del consumidor y su

asociación con enfermedades como el VIH-SIDA y diferentes tipos de

hepatitis. Debe prestarse especial atención al consumo de esta

sustancia y preparar las condiciones de atención especializada que el

manejo de esta sustancia implica.

El consumo de éxtasis tiene un comportamiento que hace pensar que

se trata de la droga de moda en el momento. Este consumo tiene

varios peligros relacionados: por una parte, el alto costo de esta

sustancia favorece que en el mercado se vendan otros psicoactivos

como si fueran éxtasis a precios menores. Estas otras sustancias

entre las que se cuenta el PCP, tienen efectos sobre el

comportamiento bastante diferentes del MDMA y pueden tener

consecuencias graves como intoxicación aguda con riesgo para la

vida del consumidor. Se hace necesario observar el crecimiento del

consumo de esta sustancia estrechamente ya que se prevee su

crecimiento hasta tanto se estabilice por condiciones del mercado.

Los indicadores de consumo de alcohol son tan altos que incluso

superan a los reportes de Estados Unidos y hacen cuestionar las

campañas de “no consumo” que se han llevado a cabo, por lo cual se

recomienda realizar proyectos de prevención enfocados en el

216

consumo responsable: evitar hacerlo en situaciones peligrosas, evitar

el consumo hasta la embriaguez, preparar al individuo para que tome

la decisión por sí mismo, vender comportamientos y actitudes que

compitan con los efectos del consumo de alcohol sobre las

habilidades sociales, la capacidad de interacción y otros.

Por la asociación entre el consumo de alcohol y otras drogas con

accidentes de tránsito, actos violentos y situaciones peligrosas, deben

continuar las medidas que restrinjan la accesibilidad de la sustancia a

la población en general y especialmente a la población joven y el

control del comportamiento ciudadano que implica riesgo de

accidentes o actos violentos.

Debido a que una de las razones más frecuentemente presentadas

para iniciar a continuar el consumo es “sentir las sensaciones que da”,

podrían ofrecerse alternativas para emular tales sensaciones de

bienestar sin necesidad de consumir tales sustancias. La preparación

de bebidas que imiten el sabor de los licores sin que contengan

alcohol podría ser una opción.

La prestación de servicios de atención de casos relacionados con el

consumo de sustancias debe involucrar estamentos privados e incluso

a las mismas entidades educativas. Así mismo, se hace necesario

mejorar las condiciones de atención de la red pública. Esto debe ir de

la mano con información sobre las entidades que prestan atención

para estos casos ya que el 31,3% de los encuestados respondió que

217

ante problemas relacionados con el consumo no asistiría a ninguna

institución o no conoce donde le pueden ayudar.

Por el alto porcentaje de estudiantes (entre el 60%y el 70%) que

consideraron que el consumo de alcohol u otras drogas es poco grave

o no existe en su institución, lo cual es contrario a lo que muestran los

indicadores, se recomienda que los programas incluyan

sensibilización frente al problema dirigida a esta población.

A pesar de las limitaciones de las encuestas sobre consumo de

sustancias psicoactivas en población general y en poblaciones

particulares como los estudiantes de secundaria y universidad, se

constituyen en un elemento fundamental para vigilar las tendencias

del fenómeno. Se hace necesario realizar estudios que profundicen en

factores de riesgo y de protección con miras a prevenir este problema

en el individuo y la comunidad.

Para superar las limitaciones de estudios como el que aquí termina, se

recomienda complementarlos con otras técnicas de investigación y

análisis, que incluyan poblaciones como habitantes de la calle que no

son tenidos en cuenta en los estudios de prevalencia clásicos.

218

Referencias

American Psychiatric Association, (1994). Diagnostic and Statistical

Manual of Mental Disorders - 4th Edition ( DSM-IV). Washington, D.C.:

American Psychiatric Association.

Anthony,J.C., y Helzer, J.E. (1995). Epidemiology of Drug

Dependence. In M.T. Tsuang, M. Tohen Et G. Zahner(Eds.). Textbook

in Psychiatric Epidemiology (p.p. 361-405). New York: John Wiley Et

Sons.

Day, N.L. (1995) Epidemiology of Alcohol Use, Abuse, and

Dependence. In M.T. Tsuang, M. Tohen Et G. Zahner (Eds.). Textbook

in Psychiatric Epidemiology (pp.345-359). New York: John Wiley Et

Sons.

Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (1995).

Comportamiento de las Lesiones por Causa Externa Evaluados por la

Regional Bogotá en 1995. Santa Fe de Bogotá.

Jaffe, J.H. (1995) Substance-Related Disorders: Introduction and

Overview. En H.I. Kaplan Et B.J. Sadock (Eds.). Comprehensive

Textbook of Psychiatry (pp. 755-774). Baltimore: Williams Et Wilkins.

Regier, D.A., Farmer, M.E., Rae, D.S., Locke, B.Z., Keith, S.J., Judd,

L.L., Et Goodwin, F.K. (1990). Comorbidity of mental disorders with

alcohol and other drug abuse. JAMA, 264, 2511-2518.

219

Rodríguez, E. (1994) El consumo de sustancias inhalables en

Colombia. En Memorias de Problemática de Inhalables. Ministerio de

Salud. Santa Fe de Bogotá. Agosto 29-31, 1994.

Rosenzweig, M., Leiman, A., (1995) Psicología fisiológica. México.

McGraw Hill.

Seguro Social (1994). Encuesta de conocimientos, actitudes y

prácticas. Tomo VI. Santa Fe de Bogotá D.C.

Secretaría Distrital de Salud (1995). Perfil Epidemiológico 1994. Santa

Fe de Bogotá, 1995.

Secretaría Distrital de Salud (1996). Infome de casos de lesiones por

causa externa, fatales y no fatales. División de Epidemiología. Santa

Fe de Bogotá.

Torres de Galvis, Y. (1993) Resultados sistema de vigilancia

epidemiológica sobre uso indebido de sustancias psicoactivas

“VESPA”. Medellín.

Uribe, C., (1995). Alcohol y Trauma. Estudio realizado por la Unidad

de Toxicología de la Secretaría Distrital de Salud de Santa Fe de

Bogotá D.C. y Hospital de Kennedy.

Warner, L.A., Kessler, R.C., Hughes, M., Anthony, J.C., Et Nelson,

C.B. (1995). Prevalence and correlates of drug use and dependence in

220

the United States: Results from the National Comorbidity Survey.

Archives of General Psychiatry, 52,219-229.

ANEXO 1

Tendencia de la prevalencia de vida ( en %) para High School Seniors,

por tipo de droga. Estados Unidos. 1975-1996.

Tipo de droga 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985

Alguna droga ilícita 55.2 58.3 61.6 64.1 65.1 65.4 65.6 64.4 62.9 61.6 60.6

M arihuana/Hachis 47.3 52.8 56.4 59.2 60.4 60.3 59.5 58.7 57.0 54.9 54.2

Inhalables N.A. 10.3 11.1 12.0 12.7 11.9 12.3 12.8 13.6 14.4 15.4

Inhalables ajustados N.A. N.A. N.A. N.A. 18.2 17.3 17.2 17.7 18.2 18.0 18.1

Amil y butil nitritos N.A. N.A. N.A. N.A. 11.1 11.1 10.1 9.8 8.4 8.1 7.9

Alucinogenos 16.3 15.1 13.9 14.3 14.1 13.3 13.3 12.5 11.9 10.7 10.3

Alucinogenos ajustados N.A. N.A. N.A. N.A. 17.7 15.6 15.3 14.3 13.6 12.3 12.1

LSD 11.3 11.0 9.8 9.7 9.5 9.3 9.8 9.6 8.9 8.0 7.5

PCP N.A. N.A. N.A. N.A. 12.8 9.6 7.8 6.0 5.6 5.0 4.9

Cocaína 9.0 9.7 10.8 12.9 15.4 15.7 16.5 16.0 16.2 16.1 17.3

Crack N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A.

O tras formas de cocaína N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A.

Heroína 2.2 1.8 1.8 1.6 1.1 1.1 1.1 1.2 1.2 1.3 1.2

O tros opiaceos * 9.0 9.6 10.3 9.9 10.1 9.8 10.1 9.6 9.4 9.7 10.2

Estimulantes 22.3 22.6 23.0 22.9 24.2 26.4 32.2 27.9 26.9 26.9 26.2

Cristal de M etanfetamina N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A.

Sedantes * 18.2 17.7 17.4 16.0 14.6 14.9 16.0 15.2 14.4 13.3 11.8

Barbituricos * 16.9 16.2 15.6 13.7 11.8 11.0 11.3 10.3 9.9 9.9 9.2

M etacuolona * 8.1 7.8 8.5 7.9 8.3 9.5 10.6 10.7 10.1 8.3 6.7

Tranquilizantes * 17.0 16.8 18.0 17.0 16.3 15.2 14.7 14.0 13.3 12.4 11.9

Alcohol 90.4 91.9 92.5 93.1 93.0 93.2 92.6 92.8 92.6 92.6 92.2

Cigarrillos 73.6 75.4 75.7 75.3 74.0 71.0 71.0 70.1 70.6 69.7 68.8

Fuente: National Institute on Drug Abuse, monitoring the future study,

1996.

222

Tipo de droga 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996

Alguna droga ilícita 57.6 56.6 53.9 50.9 47.9 44.1 40.7 42.9 45.6 48.4 50.8

M arihuana/Hachis 50.9 50.2 47.2 43.7 40.7 36.7 32.6 35.3 38.2 41.7 44.9

Inhalables 15.9 17.0 16.7 17.6 18.0 17.6 16.6 17.4 17.7 17.4 16.6

Inhalables ajustados 20.1 18.6 17.5 18.6 18.5 18.0 17.0 17.7 18.3 17.8 N.A.

Amil y butil nitritos 8.6 4.7 3.2 3.3 2.1 1.6 1.5 1.4 1.7 1.5 1.8

Alucinogenos 9.7 10.3 8.9 9.4 9.4 9.6 9.2 10.9 11.4 12.7 14.0

Alucinogenos ajustados 11.9 10.6 9.2 9.9 9.7 10.0 9.4 11.3 11.7 13.1 N.A.

LSD 7.2 8.4 7.7 8.3 8.7 8.8 8.6 10.3 10.5 11.7 12.6

PCP 4.8 3.0 2.9 3.9 2.8 2.9 2.4 2.9 2.8 2.7 4.0

Cocaína 16.9 15.2 12.1 10.3 9.4 7.8 6.1 6.1 5.9 6.0 7.1

Crack N.A. 5.4 4.8 4.7 3.5 3.1 2.6 2.6 3.0 3.0 3.3

O tras formas de cocaína N.A. 14.0 12.1 8.5 8.6 7.0 5.3 5.4 5.2 5.1 6.4

Heroína 1.1 1.2 1.1 1.3 1.3 0.9 1.2 1.1 1.2 1.6 1.8

O tros opiaceos * 9.0 9.2 8.6 8.3 8.3 6.6 6.1 6.4 6.6 7.2 8.2

Estimulantes 23.4 21.6 19.8 19.1 17.5 15.4 13.9 15.1 15.7 15.3 15.3

Cristal de M etanfetamina N.A. N.A. N.A. N.A. 2.7 3.4 2.9 3.1 3.4 3.9 4.4

Sedantes * 10.4 8.7 7.8 7.4 7.5 6.7 6.1 6.4 7.3 7.6 N.A.

Barbituricos * 8.4 7.4 6.7 6.5 6.8 6.2 5.5 6.3 7.0 7.4 7.6

M etacuolona * 5.2 4.0 3.3 2.7 2.3 1.3 1.6 0.8 1.4 1.2 2.0

Tranquilizantes * 10.9 10.9 9.4 7.6 7.2 7.2 6.0 6.4 6.6 7.1 7.2

Alcohol

Cigarrillos

Notas:

Los “inhalables ajustados”, se ajustaron por el sobrereporte de amil y

butil nitritos.

Los “Alucinogenos ajustados”, se ajustaron por sobrregistro de PCP.

El grupo de estimulantes , se refiere exclusivamente al uso de estas

sustancias no prescritas por medicos.

223

El cuestionario fue cambiado en 1993, para el consumo de alcohol.

N.A.: No hay datos.

* Unicamente se incluyen los no usados bajo prescripción médica.

224

Tendencia de la prevalencia de vida ( en %) por tipo de droga, para los

grados ocho, diez y doce. Estados Unidos. 1991-1996

Tipo de droga Grado 1991 1992 1993 1994 1995 1996 Tipo de droga Grado 1991 1992 1993 1994 1995 1996

Alguna droga 8.0 18.7 20.6 22.5 25.7 28.5 31.2 Cocaína 8.0 2.3 2.9 2.9 3.6 4.2 4.5

ilícita 10.0 30.6 29.8 32.8 37.4 40.9 45.4 10.0 4.1 3.3 3.6 4.3 5.0 6.5

12.0 44.1 40.7 42.9 45.6 48.4 50.8 12 7.8 6.1 6.1 5.9 6 7.1

Alguna droga Ilícita 8.0 28.5 29.6 32.3 35.1 38.1 39.4 Crack 8 1.3 1.6 1.7 2.4 2.7 2.9

Incluido 10.0 36.1 36.2 38.7 42.7 45.9 49.8 10 1.7 1.5 1.8 2.1 2.8 3.3

Inhalables 12.0 47.6 44.4 46.6 49.1 51.5 53.5 12 3.1 2.6 2.6 3 3 3.3

M arihuana/ 8.0 10.2 11.2 12.6 16.7 19.9 23.1 Heroína 8 1.2 1.4 1.4 2 2.3 2.4

Hachis 10.0 23.4 21.4 24.4 30.4 34.1 39.8 10 1.2 1.2 1.3 1.5 1.7 2.1

12.0 36.7 32.6 35.3 38.2 41.7 44.9 12 0.9 1.2 1.1 1.2 1.6 1.8

Inhalables 8.0 17.6 17.4 19.4 19.9 21.6 21.2 Estimulantes 8 10.5 10.8 11.8 12.3 13.1 13.5

10.0 15.7 16.6 17.5 18.0 19.0 19.3 10 13.2 13.1 14.9 15.1 17.4 17.7

12.0 17.6 16.6 17.4 17.7 17.4 16.6 12 15.4 13.9 15.1 15.7 15.3 15.3

Alucinogenos 8.0 3.2 3.8 3.9 4.3 5.2 5.9

10.0 6.1 6.4 6.8 8.1 9.3 10.5

12.0 9.6 9.2 10.9 11.4 12.7 14.0

Fuente: National Survey results on Drug Abuse from the Monitoring the

Future Study.

225

Tendencia de la prevalencia de consumo durante el último año ( en %),

por tipo de droga, para los grados ocho,diez y doce. Estados Unidos.

1991-1996

Tipo de droga Grado 1991 1992 1993 1994 1995 1996 Tipo de droga Grado 1991 1992 1993 1994 1995 1996

Alguna droga 8.0 11.3 12.9 15.1 18.5 21.4 23.6 Cocaína 8 1.1 1.5 1.7 2.1 2.6 3.0

ilícita 10.0 21.4 20.4 24.7 30.0 33.3 37.5 10 2.2 1.9 2.1 2.8 3.5 4.2

12.0 29.4 27.1 31.0 35.8 39.0 40.2 12 3.5 3.1 3.3 3.6 4 4.9

Alguna droga Ilícita 8.0 16.7 18.2 21.1 24.2 27.1 28.7 Crack 8 0.7 0.9 1 1.3 1.6 1.8

Incluido 10.0 23.9 23.5 27.4 32.5 35.6 39.6 10 0.9 0.9 1.1 1.4 1.8 2.1

Inhalables 12.0 31.2 28.8 32.5 37.6 40.2 41.9 12 1.5 1.5 1.5 1.9 2.1 2.1

M arihuana/ 8.0 6.2 7.2 9.2 13.0 15.8 18.3 Heroína 8 0.7 0.7 0.7 1.2 1.4 1.6

Hachis 10.0 16.5 15.2 19.2 25.2 28.7 33.6 10 0.5 0.6 0.7 0.9 1.1 1.2

12.0 23.9 21.9 26.0 30.7 34.7 35.8 12 0.4 0.6 0.5 0.6 1.1 1.2

Inhalables 8.0 9.0 9.5 11.0 11.7 12.8 12.2 Estimulantes 8 6.2 6.5 7.2 7.9 8.7 9.1

10.0 7.1 7.5 8.4 9.1 9.6 9.5 10 8.2 8.2 9.6 10.2 11.9 12.4

12.0 6.6 6.2 7.0 7.7 8.0 7.6 12 8.2 7.1 8.4 9.4 9.3 9.5

Alucinogenos 8.0 1.9 2.5 2.6 2.7 3.6 4.1 Algún uso de 8 54 53.7 51.6 46.8 45.3 46.5

10.0 4.0 4.3 4.7 5.8 7.2 7.8 Alcohol 10 72.3 70.2 69.3 63.9 63.5 65.0

12.0 5.8 5.9 7.4 7.6 9.3 10.1 12 77.7 76.8 76 73 73.7 72.5

Fuente: National Survey results on Drug Abuse from the Monitoring the

Future Study.

226

Tendencia de la prevalencia de consumo durante el último mes ( en %),

por tipo de droga, para los grados ocho,diez y doce.Estados Unidos.

1991-1996

Tipo de droga Grado 1991 1992 1993 1994 1995 1996 Tipo de droga Grado 1991 1992 1993 1994 1995 1996

Alguna droga 8.0 5.7 6.8 8.4 10.9 12.4 14.6 Cocaína 8 0.5 0.7 0.7 1 1.2 1.3

ilícita 10.0 11.6 11.0 14.0 18.5 20.2 23.2 10 0.7 0.7 0.9 1.2 1.7 1.7

12.0 16.4 14.4 18.3 21.9 23.8 24.6 12 1.4 1.3 1.3 1.5 1.8 2.0

Alguna droga Ilícita 8.0 8.8 10.0 12.0 14.3 16.1 17.5 Crack 8 0.3 0.5 0.4 0.7 0.7 0.8

Incluido 10.0 13.1 12.6 15.5 20.0 21.6 24.5 10 0.3 0.4 0.5 0.6 0.9 0.8

Inhalables 12.0 17.8 15.6 19.3 23.0 24.8 25.5 12 0.7 0.6 0.7 0.8 1 1.0

M arihuana/ 8.0 3.2 3.7 5.1 7.8 9.1 11.3 Heroína 8 0.3 0.4 0.4 0.6 0.6 0.7

Hachis 10.0 8.7 8.1 10.9 15.8 17.2 20.4 10 0.2 0.2 0.3 0.4 0.6 0.5

12.0 13.8 11.9 15.5 19.0 21.2 21.9 12 0.2 0.3 0.2 0.3 0.6 0.5

Inhalables 8.0 4.4 4.7 5.4 5.6 6.1 5.8 Estimulantes 8 2.6 3.3 3.6 3.6 4.2 4.6

10.0 2.7 2.7 3.3 3.6 3.5 3.3 10 3.3 3.6 4.3 4.5 5.3 5.5

12.0 2.4 2.3 2.5 2.7 3.2 2.5 12 3.2 2.8 3.7 4 4 4.1

Alucinogenos 8.0 0.8 1.1 1.2 1.3 1.7 1.9 Algún uso de 8 25.1 26.1 26.2 25.5 24.6 26.2

10.0 1.6 1.8 1.9 2.4 3.3 2.8 Alcohol 10 42.8 39.9 41.5 39.2 38.8 40.4

12.0 2.2 2.1 2.7 3.1 4.4 3.5 12 54 51.3 51 50.1 51.3 50.8

Fuente: National Survey results on Drug Abuse from the Monitoring the

Future Study.

227

Anexo 2

DISEÑO MUESTRAL

ESTUDIO CONSUMO DE PSICOACTIVOS EN CARRERAS

TÉCNICAS Y TECNOLÓGICAS EN SANTA FE DE BOGOTÁ

Carlos Lanziano Molano

Estadístico

228

Santa Fe de Bogotá, Octubre 1997

229

Consumo de psicoactivos en población estudiantil de carreras técnicas

o tecnológicas en Santa Fe de Bogotá

1. Objetivo

Conocer la situación del consumo actual de psicoactivos en los

institutos técnicos y tecnológicos de Santa Fé de Bogotá y establecer

la presencia de algunos factores que se consideran de riesgo para el

inicio y continuación de consumo.

2. Población Objetivo

Población estudiantil, que se conforma por aproximadamente 30.000

estudiantes de 43 institutos técnicos o tecnológicos, ubicados en la

ciudad de Santa Fe de Bogotá, discriminados por jornadas y carreras

o programas ofrecidos.

3. Marco de Muestreo

230

2o. Periodo Corrección

TO TAL M ARCO 30,617 29,724

1 2725 PO LITECNICO GRANCO LO M BIANO 208 187

2 3712 FUNDAC.CENTRO INV.DO C.CO NS.ADM TIVA. 5,259 5,259

3 3713 FUND.ESCUELA.SUP.PRO FESIO NAL-INPAHU- 3,414 3,414

4 3825 CO RP.DE EDUCACIO N SUPERIO R -UNITEC- 2,561 2,305

5 2728 FUND.UNIVERSITARIA DEL AREA ANDINA 363 363

6 3719 FUNDACIO N UNIO N LATINA -UNILATINA- 2,065 1,859

7 3105 SERV.NAL.DE APRENDIZAJE-SENA-BO GO TA 1,523 1,523

8 3717 TECNO LO GICO -INESPRO 1,453 1,453

9 3830 CO RP.UNIVERSAL DE INVESTIG.Y TECNO LO 1,344 1,344

10 4803 CO RPO RAC. PO LITECNICO CO LO M BO ANDINO 1,066 1,066

11 2824 CO RP.UNIVERSITARIA DE CO LO M BIA IDEAS 397 357

12 3827 PO LITECNICO SANTAFE DE BO GO TA 789 789

13 4108 INSTITUTO TECNICO CENTRAL 755 755

14 3826 CO RP.INTERNAL.EL DESARRO LLO EDUCATIV 704 634

M atriculadosO rden Código Institución

231

2o. Periodo Corrección

15 4835 CO RP.EDUCAT.TALLER 5 CENTRO DISE¥O 728 728

16 4813 CO RP.UNIFICADA NAL.EDUCACIO N SUPERIO 683 615

17 3808 CO RPO RACIO N TECNO LO GICA DE BO GO TA 672 672

18 4821 ESCUELA CO LO M B.CARRERAS INDUSTRIALES 613 613

19 4714 FUNDACIO N INTERAM ERICANA TECNICA-FIT 577 577

20 3819 CO RP.TECNO LO G.INDUSTRIAL CO LO M BIANA 517 517

21 3702 FUND.TECNO LO GICA AUTO NO M A DE BO GO TA 486 486

22 4705 FUND.CENTRO EDUC.SUP.,INVEST. Y PRO F 468 421

23 3829 CO RPO RACIO N JHO N F.KENNEDY 447 402

24 4704 FUND.EDUC.SUPERIO R REAL DE CO LO M BIA 409 409

25 4721 FUNDACIO N INST.SUP.CARRERAS TECNICAS 369 332

26 3823 CO RPO RACIO N TECNO LO GICA DENTAL 322 290

27 4702 FUND.DE EDUCACIO N SUPERIO R SAN JO SE 308 308

28 3714 FUND.TECNO L.DE CARRERAS PARAM EDICAS 305 275

29 4822 CO RPO RACIO N ESCUELA DE ARTES Y LETRA 284 284

30 4719 INSTI.DEL DISE¤O Y LA EXPRESIO N CO LM 258 258

31 4810 CO RP.DE EDUCACIO N NACIO NAL DE ADM O N. 64 64

32 4806 CO RP.CENTRO ESTUDIO S ARTIST.TECNICO S 199 179

33 3824 CO RP.INSTITUTO TECNO LO GICO SEGURIDAD 186 186

34 4710 ESCUELA ARTE Y DISE¥O DE ARQ .E INGE. 162 162

35 4711 FUND.ESCUELA SUP.DE FO RM A.TECNICA 141 141

36 4823 CO RP.ESCUELA DISE¥O S DE INDUSTRIALES 107 107

37 4805 CO RPO RACIO N TECNICA DE CO LO M BIA 103 93

38 4812 CO RP.CENTRO NTRA.SE¥O RA LAS M ERCEDES 91 82

39 3101 INST.TECNO L.DE ELECTRO NICA Y CO M UNIC 88 88

40 4708 FUND.ESCUELA CO LO M .HO TELERIA TURISM O 77 77

41 4726 FUND.DESARRO LLO .CCIO .EXT.EST.ADM TIVO 33 33

42 3822 CO RP.INST.CO LO M BO ALEM AN FO RM .TECNO L 14 14

43 4832 INST.SUPERIO R EDUCACIO N SO CIAL-ISES- 5 5

O rden Código InstituciónM atriculados

Construcción

El marco de muestreo es de lista, inicialmente se construyó con la

base de datos de registros administrativos con que cuenta el Instituto

Colombiano para el Fomento de la Educación Superior – ICFES, para

232

1996 que contiene todas las instituciones de educación superior para

todo el país.

Fue depurado para la ciudad de Santa Fe de Bogotá, dejando los

institutos que ofrecieran carreras técnicas o tecnológicas, es decir se

excluyeron institutos o centros universitarios que ofrecen carreras

profesionales; bajo el supuesto de que fueron estudiadas en el estudio

Consumo de psicoactivos en población de universitarios en Santa Fe

de Bogotá, realizado recientemente.

Revisión

Con el fin de validar el marco se confrontó con el directorio telefónico

de páginas amarillas de 1997 y con la Guía del Estudiante, de Legis.

En razón a que no se encontraron diferencias mayores a 2

establecimientos educativos, se consideró que el marco generado por

el ICFES, contaba con las características técnicas necesarias para ser

utilizado en el estudio, debido especialmente a que cuenta con

variables de tamaño como son : número de estudiantes matriculados

para cada semestre, número de graduados, entre otras.

Completamiento

Finalmente quedó conformado por el listado de 43 Instituciones que

desarrollan carreras técnicas o tecnológicas exclusivamente, en la

ciudad de Santa Fe de Bogotá, para las jornadas presenciales y que

233

rindieron información al ICFES sobre los alumnos matriculados en el

segundo semestre del año 1996.

Para las 14 instituciones seleccionadas, se actualizó y completo el

marco de muestreo mediante una planilla diseñada para tomar datos

actualizados sobre número de alumnos matriculados en el segundo

semestre de 1997 por programa, el número promedio de alumnos por

grupo o curso y la dirección en la cual funciona el programa. Para ello

se contrato una persona, se utilizó una carta de presentación y un

formato diseñado previamente para ser aplicado por el portador de la

carta con el fin de que el completamiento del marco, preferiblemente

fuera inmediata. Esta experiencia resultó muy positiva, no presentó

dificultad para colaborar en la respuesta. Con esta labor se adelantó

un primer acercamiento a la fuente, pues se les informaba acerca del

objetivo de completamiento del marco y el de la investigación.

Para efectos del presente estudio se excluye

Programas de educación a distancia

Institutos técnicos pertenecientes a las fuerzas militares

4. DISEÑO DE LA MUESTRA

Tipo de muestra

Probabilística de elementos, debido a que cada estudiante de las

instituciones mencionadas tiene probabilidad de ser seleccionado en

234

la muestra, dicha probabilidad conocida y mayor que cero (0). Este

tipo de muestra permite calcular el margen de error o aproximación

(error estandar o error de muestreo) con el cual los resultados

muestrales estiman los verdaderos valores del universo investigado,

para el caso, la población estudiantil de 43 institutos técnicos o

tecnológicos, ubicados en la ciudad de Santa Fe de Bogotá, con

aproximadamente 30.000 estudiantes.

El tamaño de la muestra

En razón a que se desea estimar la proporción o porcentaje de la

población estudiantes que consume psicoactivos, para determinar el

tamaño de muestra se utilizaron las formulas del muestreo para

proporciones, aumentada en un 10% previendo efecto de diseño y no

respuesta.

La variable utilizada para calcular el tamaño de muestra : Consumo de

sustancias ilegales por la población entre 12 y 45 años , generada por

el Segundo Estudio Epidemiológico sobre el consumo de sustancias

psicoactivas para Santa Fe de Bogotá – 1992; cuyos resultados fueron

entonces un consumo de 3,2% .

El tamaño de muestra con un error de 0.2 y un nivel de confianza del

95% se estimó en 3000 encuestas.

De esta forma:

235

nt PQ d

N

t PQ

d

=+ −

2 2

2

211

1( )

Donde ,

n : tamano de muestra

t^2 : es el nivel de confianza , para el caso es del 96%

d^2 : es el grado de precisión deseado , error relativo 0,02

P : se estima con otros estudios, es el porcentaje de la

población que presenta la característica de estudio – p : 0.032

Q : 1-P

Para fines prácticos, se sustituye una estimación anticipada p de P ; y

se tiene :

nt pq

d

pq

Vo = =2

2

n = n0 / 1 + (n0 /N)

Donde V es la varianza deseada de la proporción de la muestra.

Ver Técnicas de Muestreo – William Cochran. página 108

5. Diseño Muestral

Muestreo de conglomerados

236

Para los casos en que el muestreo directo de elementos es imposible

o impracticable se puede utilizar el diseño por conglomerados. Hay

dos razones principales para la aplicación del muestreo por

conglomerados; en primer lugar, no se tiene una lista confiable de los

elementos de la población; y segundo, por razones prácticas de tipo

operativo los costos de levantamiento son prohibitivos y se

incrementa la necesidad de intensificar la labor de control de calidad.

Es decir, cuando la selección individual de elementos parezca

demasiado costosa o poco práctica, se facilitan las tareas de la

encuesta si se seleccionan conglomerados, o sea muestra de

unidades que contengan varios elementos, por ejemplo empleados de

una empresa por grupos de trabajo, hogares por manzana, o como en

este caso estudiantes por curso.

El muestreo de conglomerados se define mediante el siguiente

mecanismo:

Una muestra probabilística s de conglomerados es extraida del

conjunto U de acuerdo a un diseño. El tamaño de la muestra s que

expresa la cantidad de conglomerados extraídos de la muestra se

denotará diferente si es tamaño fijo, a si es tamaño variable.

Para este estudio los conglomerados son los institutos tecnicos o

tecnológicos, funcionando actualmente y que ofrecen programas en la

ciudad de Santa Fe de Bogotá.

Muestreo multietápico

237

Se llama muestreo en r-etapas al proceso jerarquico que realiza r

veces los siguientes dos pasos

Determinación del marco de unidades del r-ésimo orden al interior de

las unidades de orden r-1 seleccionadas en el paso anterior.

Aplicación de un diseño probabilístico y selección de nr unidades de r-

ésimo orden

El proceso se inicia con la elaboración de marco de las unidades de

muestreo de primer orden, denominadas Unidades Primarias de

Muestreo – UPM; se procede a la aplicación del diseño y se

seleccionan las n1 de las N1 UPM del marco.

Para cada UPM seleccionada se sigue el procedimiento: en cada UPM

se contruye el marco de las Unidades Secundarias de Muestreo –

USM, es decir se consigue la ubicación e identificación, se aplica el

diseño determinado y se seleccionan Unidades Secundarias de

Muestreo – USM .

Dentro de cada unidad de segundo orden, se procede en forma similar

a construir el marco y aplicar un diseño de selección.

Unidad de muestreo : grupo dentro de algún programa

Unidad de observación : el estudiante

El diseño propuesto para esta investigación es:

Muestreo probabilístico de conglomerados en tres etapas

238

UPM : Primera etapa selección de establecimientos educativos

USM : Segunda etapa de selección carreras o programas

UTM : Tercera etapa de selección grupos

Probabilidades de selección en cada etapa

Fracción total de muestreo : 0.10

Primera Etapa : 14/43 aproximadamente 1 de cada 3

Segunda Etapa : selección con probabilidad proporcional al número de

estudiantes matriculados en el segundo período de 1996

Tercera Etapa : aplicación a todos los alumnos encontrados en el

grupo al momento de la encuesta.

Mecanismo de Selección

Primera Etapa :

Selección aleatoria de la tercera parte de las instituciones (14)

utilizando el método de Fan-Muller, cuyo algoritmo es:

Paso 1.1 Realice e1 uniforme (0,1)

Paso 1.2. Decida si e1 < n/N entonces el primer elemento pertenece

a la muestra

Paso 1.3. Calcule n2 igual a 1 si el primer elemento fue

seleccionado, cero si no.

239

Paso 1.4. Determine C2 igual a (n- n2)/(N-1)

Paso 2.1. Realice e2 uniforme (0,1)

Paso 2.2. Decida si e2 < C2 entonces el elemento 2 pertenece a la

muestra

Paso 2.3. Calcule n3 igual a la cantidad de seleccionados en los dos

ensayos anteriores

Paso 2.4. Determine C3 igual a (n- n3)/(N-2)

Paso k.1. Realice ek uniforme (0,1)

Paso k.2. Decida si ek < Ck entonces el elemento k pertenece a la

muestra

Paso k.3. Calcule nk+1 igual a la cantidad de seleccionados en los k

ensayos anteriores

Paso k.4. Determine Ck+1 igual a (n- nk)/(N-k+1)

Se detiene cuando nk = n

Segunda Etapa :

Diseño con reemplazamiento y probabilidad de selección proporcional

al tamaño – diseño PPT. Se seleccionan programas dentro de cada

instituto técnico o tecnológico.

240

Se cuenta con información de una característica x para todos los

elementos del universo; bajo el supuesto de que la medida x esta

altamente correlacionada con la caracteristica en estudio y . Con esta

información se cosntruyen probabilidades proporcionales al tamaño de

x haciendo pk = xk / suma xj para todos los elementos k = 1,2,...,N.

Para un valor n establecido de antemano, denominado tamaño de

muestra, se seleccionan uno a uno los elementos en forma tal que en

cada ocasión todos ellos tienen probabilidad de selección igual a pk .

De esta manera el elemento puede aparecer más de una vez en la

muestra. La selección se hace mediante el método acumulativo total.

Tercera Etapa:

El coordinador debe hacer un recuento de los grupos en cada

programa, numerarlos y ayudado con la tabla de números adjunta

seleccionar los grupos a encuestar. En el caso de que el número no

corresponda, continuar con el siguiente posible.

En el grupo seleccionado se hace censo de estudiantes en el grupo

seleccionado

6. Errores de Muestreo

Para el cálculos de los errores de muestreo y coeficientes de variación

se utilizó la formula para conglomerados desiguales ( KISH , Muestreo

de Encuestas Capitulo 6 : “Conglomerados desiguales“) en razón a

241

las diferencias presentadas en los tamaños de los conglomerados,

utilizando para ello estimadores de razón.

La precisión se puede medir a través del coeficiente de variación

(C.V.), el cual es calculado de la siguiente forma :

1.- Calculo de la varianza de cada una de las variables planteadas :

[ ]Y)2Cov(X,Var(X)rVar(Y)X

1Var(r) 2

2−+=

donde :

a1,2,..,

X

Y

X

Yr

a

1

a

1 ===

=

=

α

α

a : Total de segmentos o conglomerados en la muestra

XXXX : Suma de los valores observados en la muestra para la

variable Y en el α -ésimo conglomerado

XXXX : Suma de los valores observados en la muestra para la

variable X en el α ésimo conglomerado.

Y : Suma total de los valores observados en la muestra para la

variable Y.

X : Suma total de los valores observados para la variable X, en la

muestra

242

Para efectos de cálculo, la fórmula se puede abreviar como sigue :

2222

)(yZdonde ,Z1a

a

X

1Var(r) ααα rx−=

+=

2.- Cálculo del error estándar ( estimador del error de muestreo ) :

E S r Var r. .( ) ( )====

3.- El coeficiente de variación : XXXX

y da el valor del error estándar expresado en términos de porcentaje

respecto a la razón.

Errores estimados

PREVALENCIA DE VIDA

VariableError de

M uestreo

Coeficiente de

Variación (% )Efecto de diseño

Bebidas alcoholicas sin emborracharse 0.0072 0.78 1.20

Bebidas alcoholicas hasta emborracharse 0.0153 2.72 1.54

M arihuana 0.0071 12.41 1.55

Basuco 0.0026 18.72 1.10

Cocaina 0.0049 14.17 1.35

Heroina 0.0014 29.71 1.03

Boxer/Gasolina 0.0019 21.86 1.00

Pastillas para quitar el sueño 0.0029 14.47 1.03

Pastillas para calmar los nervios 0.0048 10.16 1.13

Pastillas para dormir 0.0029 9.38 0.90

Extasis 0.0029 19.88 1.20

ULTIMO AÑO

243

VariableError de

M uestreo

Coeficiente de

Variación (% )

Bebidas alcoholicas sin emborracharse 0.0096 1.18

Bebidas alcoholicas hasta emborracharse 0.012 3.74

M arihuana 0.0056 21.30

Basuco 0.0013 33.09

Cocaina 0.0025 19.13

Heroina 0.0008 45.94

Boxer/Gasolina 0.0012 29.99

Pastillas para quitar el sueño 0.0021 16.73

Pastillas para calmar los nervios 0.003 12.70

Pastillas para dormir 0.0026 16.04

Extasis 0.0017 19.53

ULTIMO MES

VariableError de

M uestreo

Coeficiente de

Variación (% )

Bebidas alcoholicas sin emborracharse 0.0096 1.66

Bebidas alcoholicas hasta emborracharse 0.012 5.74

M arihuana 0.0056 24.91

Basuco 0.0013 40.94

Cocaina 0.0025 21.46

Heroina 0.0008 53.65

Boxer/Gasolina 0.0012 33.92

Pastillas para quitar el sueño 0.0021 27.48

Pastillas para calmar los nervios 0.003 18.00

Pastillas para dormir 0.0026 24.77

Extasis 0.0017 24.91

ULTIMA SEMANA

244

VariableError de

M uestreo

Coeficiente de

Variación (% )

Bebidas alcoholicas sin emborracharse 0.012 2.95

Bebidas alcoholicas hasta emborracharse 0.006 8.95

M arihuana 0.002 25.61

Basuco 0.001 53.65

Cocaina 0.001 28.28

Heroina 0.001 65.78

Boxer/Gasolina 0.001 45.03

Pastillas para quitar el sueño 0.001 45.79

Pastillas para calmar los nervios 0.001 28.51

Pastillas para dormir 0.001 39.97

Extasis 0.001 27.77

EXCONSUMIDORES

VariableError de

M uestreo

Coeficiente de

Variación (% )

Bebidas alcoholicas sin emborracharse 0.0028 12.72

Bebidas alcoholicas hasta emborracharse 0.0065 7.44

M arihuana 0.0064 7.16

Basuco 0.0032 13.73

Cocaina 0.0035 12.28

Heroina 0.0014 31.50

Boxer/Gasolina 0.0015 25.32

Pastillas para quitar el sueño 0.0023 17.22

Pastillas para calmar los nervios 0.0032 10.86

Pastillas para dormir 0.0028 12.63

Extasis 0.0023 30.59

QUE LA HAN PROBADO

245

VariableError de

M uestreo

Coeficiente de

Variación (% )

Bebidas alcoholicas sin emborracharse 0.0058 0.63

Bebidas alcoholicas hasta emborracharse 0.0136 2.11

M arihuana 0.0104 7.13

Basuco 0.0045 12.35

Cocaina 0.0062 9.84

Heroina 0.0022 23.62

Boxer/Gasolina 0.0024 16.46

Pastillas para quitar el sueño 0.0034 10.58

Pastillas para calmar los nervios 0.006 7.83

Pastillas para dormir 0.0041 7.50

Extasis 0.0039 17.71

7. Diseño operativo

El diseño operativo es uno de los aspectos más importantes, sino el

más, debido a que la medición de errores y el control de la calidad en

esta etapa se hace complicado por su misma naturaleza. Por ello es

necesario realizar con alto grado de responsabilidad cada uno de los

pasos a seguir.

Preparación de una comunicación a los rectores de los institutos

seleccionados informándoles que las instituciones por ellos dirigidas,

fueron seleccionadas en la muestra para obtener su colaboración;

preferiblemente indicándole quién o quienes se encargaran de aplicar

el cuestionario y en lo posible las horas y las fechas en las cuales se

realizará dicho operativo.

246

Debe existir una coordinación operativa que se encargue de realizar y

concretar todas las citas necesarias para garantizar el éxito en el

trabajo de recolección, del acercamiento a la fuentes de información,

concertación de horarios para aplicación del formulario, llevar el

control de diligenciamiento del formulario .

De los institutos seleccionados en la primera etapa y las carreras

seleccionadas en la segunda, elegir al azar un grupo y aplicarle la

encuesta a todos los presentes.

Diligenciar el formato para control de cobertura, este es muy

importantes, debido a que con la información concentrada allí, los

formularios aplicados y la información previa se calcularan los

factores de expansión y se realizaran las estimaciones y se elaborarán

los intervalos de confianza.

Los pasos seguidos para la correcta utilización de la muestra en el

operativo de campo fueron :

Hacer contacto con el Director del establecimiento educativo, el

coordinador le presentará el estudio y solicitará su colaboración.

Conseguir la información sobre número de cursos, número de

alumnos por curso, horarios y ubicación.

Preparar la lista y enumerarla consecutivamente

Seleccionar un número entre 1 y 10

247

Ubicar en la tabla de números aleatorios adjunta, los dos últimos

dígitos de la columna correspondiente al número seleccionado

Iniciar de arriba hacia abajo ubicando los números de los cursos

correspondientes

Si los números generados por dicha columna no son suficientes,

continuar con la columna siguiente; si se trata de la última, seguir con

la primera

A los cursos seleccionados se les aplica la encuesta

248

Bibliografía

Registro de institutos de educación superior : fuente de información

ICFES

Técnicas de Muestreo – William Cochran

La estructura de la encuestas por muestreo – Des Raj

Muestreo de encuestas – Leslie Kish

Proyecto ecuesta de cobertura y muestra maestra de población –

DANE

Model assisted Survey Sampling – Sandal, Swensson y Wretman