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Capítulo 8

El Sistema de Generación y Transferencia de Tecnología Agraria (SGTTA)

Ing. Agr. Pedro de Hegedüs

Ing. Agr. #orberto Rodríguez

Este capitulo presenta una visión sistémica de la Generación y Transferencia de Tecnología (SGTTA). En el mismo se postula que, a pesar de que en teoría constituye un sistema, los actores en la realidad no interactúan entre sí coordinando actividades en busca de alcanzar objetivos comunes. Algunas informaciones que se brindan abonan esta impresión. No obstante, es una aspiración de los autores apostar a un funcionamiento sinérgico de los principales actores a los efectos de que el Sistema planteado tenga competitividad, es decir capacidad para generar y difundir las innovaciones que se generen en el sistema por parte de sus actores para ser utilizadas. Así, dos aspectos conforman la innovación: la creación y la aplicación. Debe existir un balance: alcanzar demasiado uno de ellos y demasiado poco del otro afecta la capacidad competitiva del sistema. Y es la interacción de todos los actores la que condiciona y brinda el entorno necesario para que se desarrolle la innovación.

1. Análisis de cobertura.

Un primer análisis acerca de la situación del Sistema de Generación y Transferencia de Tecnología Agraria (SGTTA) en Uruguay es de tipo cuantitativo. El cuadro 1 nos da información relativa al número de predios que recibieron asistencia técnica para los tres últimos censos. La asistencia técnica puede ser pública o privada (institucional y profesionales independientes).

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Cuadro 1: Cobertura de predios que reciben asistencia técnica ___--_ 1980 1990 2000 Total de predios 68.362 54.816 57.131 No. de predios 13.424 19.003 16.105 que recibieron asistencia En % sobre el total 19,6 34,7 28,2 de predios - oficial 7,2 4,1 - privada 12,4 30,6 Total de superficie 16.024.656 15.803.763 16.419.683 explotada (há) Superficie que recibió 7.447.894 10.753.257 10.096.134 asistencia técnica En % sobre el total de 46,5 68 61,5 superficie explotada - oficial 10,9 8,1 - privada 35,6 59,9 Superficie promedio que: - no recibe asistencia 155,7 172,4 - recibe asistencia 554,8 565,9 - recibe asistencia oficial 354,4 569,6 - recibe asistencia privada 671,2 565,4 Fuente: Elaborado en base a información de los Censos Generales Agropecuarios. Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, Uruguay. El aumento de la superficie explotada en el último Censo se explica por la metodología con la cual se recabó la información. La información que no aparece en el cuadro no está disponible.

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Es importante destacar, antes de comentar el cuadro, que la variable "recibe asistencia técnica" adquiere una respuesta positiva tanto si el productor la obtiene en forma ocasional como permanente. La pregunta que el Censo formula es si el productor ha recibido por lo menos la visita de un técnico en el año anterior. Por la forma en que se procesa esta variable se entiende conveniente relativizar la información que surge, en especial de que hay aumento en la cobertura de predios asistidos, ya que este aumento no significa una asistencia integral y sistemática del predio1. Una lectura del cuadro 1 permite señalar lo siguiente:

• la asistencia técnica privada es más importante que la pública, • la asistencia técnica pública está descendiendo, • los predios no asistidos tienen una menor superficie promedio que los asistidos.

Se observa un cambio en el tamaño promedio de los predios asistidos por técnicos del sector público: los mismos tenían una menor superficie que los privados para el censo de 1980. En 1990 esta diferencia tiende a desaparecer. Esto indicaría que los servicios públicos también comienzan a orientarse en forma selectiva con respecto a su público hacia predios de mayor superficie. Es probable que esta tendencia se mantenga. La información censal (no contenida en el cuadro 1) permite además señalar que a medida que los predios tienden a ser de menor tamaño los productores tienen una menor instrucción y afiliación a cooperativas agrarias. El cuadro 2 discrimina la asistencia recibida por tamaño y tipo de asistencia para el censo de 1990 (no esta disponible para el ultimo censo). Cuadro No. 2: No. de explotaciones por tipo de asistencia técnica según tamaño de la explotación para 1990 en porcentaje. Estrato Público Privado Profesional Total Independiente 1 - 49 2,2 10,0 8,3 20.5 50 - 499 5,0 17,4 18,9 41,3 500 - 2.499 8,3 19,5 35,7 63, 5 2.500 y más 9,8 24,6 55,5 89,9 Fuente: Censo General Agropecuario 1990, Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, Uruguay.

1. Una estimación reciente de la cobertura de los servicios institucionales (ej.: proyectos especiales del

MGAP, SUL) la ubica entre el 10 y 15% de la población objetivo (Trigo, 2000, p. 25). Es necesario manifestar que para el ultimo Censo (año 2000) realizado por el MGAP se ha mejorado la metodología con la cual se recaba la información de cobertura, por lo que la información es más confiable que en censos anteriores.

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Un análisis del cuadro 2 permite complementar la información y señalar que a medida que aumenta el tamaño de la explotación mejora la cobertura de los servicios institucionales y las modalidades de asesoramiento técnico. La cobertura institucional refleja la oferta de servicios existentes, en donde el Estado aparece con una presencia cada vez más debilitada. La acción de los profesionales independientes (ejercicio liberal de la profesión) según el cuadro es de gran magnitud. La misma refleja la demanda existente ya que su accionar esta dirigido a productores que pueden pagar por el asesoramiento, generalmente de tipo técnico-productivo-comercial. Resulta lógico que a medida que aumenta el tamaño aumenta la importancia de esta modalidad. De nuevo, es probable que esta situación se mantenga en la actualidad o incluso se manifieste en forma más agresiva. De los dos cuadros destacamos como aspectos trascendentales:

• la asistencia técnica privada está aumentando (destacándose el papel que juegan los profesionales independientes bajo la modalidad de asesoramiento técnico);

• existe un sector de pequeños productores que tradicionalmente recibía asistencia técnica

pública y que estaría quedando marginado de la misma; para ellos se desarrollan en principio desde la década del 90 una serie de proyectos especiales en la órbita del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) (PRONAPPA, PRONADEGA, etc.).

2. Descripción de la Institucionalidad del Sistema de Generación y Transferencia de

Tecnología Agraria

El Sistema de Generación y Transferencia de Tecnología Agraria (SGTTA) en Uruguay está compuesto por dos componentes esenciales: el de generación y el de transferencia. Existe evidencia acumulada de que el subsistema de transferencia en Uruguay no funciona en forma eficiente (Díaz Rossello, 1986; Morelli, 1988; Olveyra, 1995; Rucks, 1995; Vassallo, 1995; Torres, 1997; Trigo, 2000; Vassallo, 2001). Entre los factores que se señalan como críticos aparecen mencionados la falta de coordinación entre los técnicos e instituciones, la falta de capacitación de los agentes involucrados, la falta de políticas claras, y la falta de recursos. La Generación

El subsistema de Generación esta integrado por organismos públicos y privados, aunque la importancia mayor es la del sector público. Se distinguen a su interior: a) El sector público (aunque no necesariamente estatal), integrado por:

i) Universidad de la República: Facultades del Área Agraria (Agronomía y Veterinaria) y de Ciencias. ii) Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) iii) Otros organismos públicos (Secretariado Uruguayo de la Lana-SUL, Laboratorio Tecnológico del Uruguay, Instituto Rubino)

b) El sector privado

i) Empresas agroindustriales con investigación propia (Forestales, Citrícolas, Malterías, etc.)

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ii) Empresas de agroquímicos iii) Empresas agroexportadoras

La tendencia es a integrar cada vez más la investigación con las necesidades del sector productivo (investigación orientada por la demanda). Al respecto INIA ha generado dos herramientas: el Consejo Asesor Regional (CAR) y los Grupos de Trabajo (GT). Se definen estas herramientas como “grupos de usuarios y/o beneficiarios; es decir, productores, representantes de instituciones, técnicos y personas de reconocida trayectoria productiva, que colaboran en la identificación y priorización de problemas tecnológicos, proyectos de investigación y actividades de transferencia de tecnología y difusión” (Restaino, 2005, p. 35). Según Restaino, una evaluación recientemente realizada señala que los CARs y GTs tienen una adecuada representatividad de los principales actores del sector agropecuario, pero que se necesita mejorar su funcionamiento ya que “hay como principales barreras aspectos operativos (frecuencia de reuniones, agendas extensas, objetivos de reuniones poco conocidos, etc) y de comunicación entre la Institución (INIA) y los delegados participantes” (Restaino, 2005, p. 36). Estos problemas de comunicación son reales. El diálogo entre investigadores, técnicos extensionistas y productores no es fácil. Son racionalidades diferentes y no es fácil captar las demandas a partir de estos encuentros.

Un caso interesante es el de las Mesas de Trigo, de Cebada y de Oleaginosas. Las mismas abarcan a las organizaciones de investigación (INIA, UDELAR, LATU), las industrias, gremiales, el MGAP, la Cámara de Semillas, y las organizaciones de productores, entre otras. Han surgido en la década del 90 y representan un ámbito de discusión de la competitividad de la cadena en cuestión y de los principales problemas tecnológicos de los cultivos, con el fin de aumentar su productividad y su calidad industrial. Las empresas financian parcial o totalmente las investigaciones que se consideren prioritarias. Hay que tener presente que la investigación y difusión desde la esfera privada está volcada a lo que constituyen tecnologías de insumos y no de procesos. Estas últimas son crecientemente de responsabilidad del sector público. La Transferencia y Extensión

El subsistema de Transferencia presenta en la actualidad a su interior graves problemas de "des-institucionalización" (Trigo, 2000). Esta des-institucionalización ha implicado en lo que hace a la esfera pública: (i) la desaparición de dependencias que estaban en la orbita del Ministerio (ej. Dirección de Promoción y Desarrollo Local), (ii) la privatización de servicios de extensión (Plan Agropecuario) con problemas de financiamiento que cuestionan su subsistencia y (iii) la creciente utilización por parte del Ministerio de Unidades Ejecutoras que implementan proyectos especiales con objetivos de desarrollo, que tienen un horizonte temporal definido, y que reciben financiamiento externo (con interrogantes en cuanto a su sustentabilidad). Esta situación conduce según señala Trigo (2000, p. 20) a que el Estado haya "ido perdiendo presencia en lo que hace a su capacidad efectiva de impulsar y ejecutar una política de transferencia de tecnología para el sector". Según el autor, "el Estado tiene un papel permanente en la generación y transferencia de tecnología agropecuaria, el que resulta, en parte, de las propias características de la tecnología agropecuaria, y también por las de los distintos tipos de productores y las restricciones que éstos enfrentan para poder organizar, por sí mismos, las actividades de generación y transferencia de tecnología" (p. 29).

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La esfera privada del subsistema de transferencia también presenta el mismo proceso de "des-institucionalización" (Trigo, 2000). Por ejemplo, el sistema cooperativo agrario, que en la década del ochenta presentaba una fuerte presencia de departamentos de asistencia técnica y extensión, que explicaron en gran parte el desarrollo cooperativo alcanzado en el país, tiene en la actualidad una presencia reducida y con mecanismos de tercerización (a los efectos de transformar los costos fijos, que inciden siempre, en costos variables, que inciden cuando son usados). Las agroindustrias están más preocupadas por el acceso a los mercados y la diferenciación de productos, que por el abastecimiento de materia prima hacia las plantas procesadoras. En consecuencia el rol de sus técnicos ha cambiado, preocupándose más por el cumplimiento de los términos del contrato entre productor y planta procesadora que por la asistencia técnica a nivel de establecimiento, la que pasa a ser responsabilidad del productor (Trigo, 2000). Complementariamente, si bien las organizaciones gremiales de productores están representadas en la dirección (Juntas Directivas y Consejos Asesores) de organismos de Extensión y de Transferencia privados (Instituto Plan Agropecuario-IPA; Secretariado Uruguayo de la Lana; etc.) existen problemas en esas organizaciones ya que "... no cuentan con mecanismos apropiados para identificar claramente las necesidades de sus asociados en materia tecnológica, de manera que sus representantes puedan trasmitir adecuadamente a las Instituciones” cuáles son las necesidades a los efectos de que se planifiquen las actividades correspondientes (Trigo, 2000, p. 23). Existe una percepción general de que los delegados que acceden a los puestos de dirección en función de las gremiales, desarrollan en la mayoría de los casos lógicas de funcionamiento particulares que se alejan de las necesidades de los representados, especialmente los de menores ingresos. De otra manera sería difícil de explicar la dificultad por coordinar acciones entre instituciones que son dirigidas por los mismos actores. La fragilidad que presenta el subsistema de transferencia de tecnología en Uruguay es importante, porque además de estar muy debilitado, no existe coordinación entre las instituciones remanentes o entre los proyectos especiales de la órbita del Ministerio. Creemos que esta situación es de tal magnitud que condiciona el funcionamiento y los logros del SGTTA en su conjunto. La impresión es que si se compara este sistema con la realidad de otros países de América Latina, Uruguay queda ubicado en una posición rezagada. Hay una opinión generalizada de que la presencia estatal en la última década no ha existido en lo que hace a políticas de transferencia de tecnología y extensión2.

2. El Ing. Agr. G. Arroyo, del MGAP, planteaba en una entrevista la necesidad que el MGAP reasumiera una

política en relación con la transferencia de tecnología, ya que dicha secretaría "se había retirado sin pedir nada a cambio" en la definición de los lineamientos que hacen a la Extensión (Diario El País, 29 de Octubre d de 1999, p. 8).

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Esta fragilidad no excluye situaciones de acceso a fuentes diversas de asesoramiento tecnológico que generaron productores, áreas o rubros con mayor dinamismo tecnológico. En esos casos el “sistema de innovación y cambio técnico ha sido muy eficiente en la mejora de la eficiencia de los procesos productivos” (Morales y Majó, 2005, p. 5). Por eso se entiende que el sub-sistema de Extensión Rural (entendido como instrumento del desarrollo rural) está dando pocos resultados. En lo que hace a transferencia de tecnología (Extensión Agraria) el juicio se relativiza. La mejora en los rendimientos promedio de los principales cultivos, el porcentaje de mejoramientos de pasturas y la edad de faena de los animales son algunos parámetros productivos que indican que existe un dinamismo tecnológico en el sector (Gómez y Albicette, 1999). La duda que plantean es “si la velocidad en la toma de decisiones y la dinámica de disposición al cambio están siendo suficientes para acompasarse al mundo vertiginoso y competitivo” (p. 17). Coincidentemente, Paolino (2003) señala que en el periodo 1983 a 1998 el sector agropecuario creció a una tasa promedio anual de 2,8%, en tanto la economía lo hizo a una tasa del 3,1%. No hubo estancamiento, y se incorporó tecnología que explica el aumento de la productividad. Parte del dinamismo tecnológico señalado se debe a: (i) señales del mercado (trazabilidad, calidad) que dan más sentido a la adopción de tecnología para aumentar la producción, y (ii) cambios en el perfil de los productores, como ser los “nuevos ganaderos” (profesionales de la ciudad, profesionales del agro, inversores extranjeros) que se incorporan a la producción con un enfoque más productivo, y no dependen sólo de de la ganadería como fuente de ingresos. Se han estructurado entonces sistemas de transferencia de tecnología eficientes y con un fuerte rol de las organizaciones de productores (el caso de los Grupos Lecheros – Conaprole; la Siembra Directa – AUSID, el sistema del arroz con la ACA, los Grupos CREA, etc.). Los intentos de vincular al componente de generación con el de transferencia, un aspecto clave para generar sinergias, han fracasado. Un intento ocurrió a comienzos de la década del sesenta, cuando el Centro de Investigaciones Alberto Boerger (CIAAB) incorporó en su accionar al Centro Nacional de Extensión. Este Centro, a pesar de haber desarrollado una interesante labor en el litoral, tuvo una actividad de corta duración y fue finalmente clausurado en el año 1967 A partir de 1985, con el advenimiento de la democracia, se produce otro intento relevante de vincular ambos componentes. Se replantea la discusión y se visualizaba un arreglo organizacional que incluía ambos componentes: investigación y transferencia. Lamentablemente, en el transcurrir del proceso el país consideró oportuno solucionar los problemas de la investigación, olvidando al otro componente. El antiguo CIAAB pasa en octubre de 1989 a ser persona jurídica de derecho público no estatal, gracias a la Ley 16.065, con el nombre de Instituto Nacional de Investigación Agraria (INIA). De esta forma podemos decir que al presente el SGTTA presenta una fuerte asimetría en favor de la investigación.

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Los escasos ejemplos en el país en donde existe una clara interacción entre los diferentes actores vinculados al sector, a través de dispositivos y arreglos formalmente establecidos3, muestran la importancia que tiene el trabajo coordinado para alcanzar un funcionamiento sinérgico. En este sentido corresponde mencionar a la Unidad Experimental y Demostrativa de Young (UEDY); un convenio entre la Sociedad Rural de Río Negro y el INIA que ya tiene tres décadas de relacionamiento. En torno a la UEDY se ha formado la Comisión de Apoyo, integrada por un conjunto importante de Organizaciones e Instituciones de la zona, ya sean gremiales, dependencias del Estado, organismos de investigación o de extensión, la Facultad de Agronomía, Cooperativas, etc. Este arreglo organizativo facilita la comunicación, el diálogo, la planificación y la participación (Gómez y Albicette, 1999). Como señala Paolino (2000), resulta "cada vez más importante el trabajo en redes tecnológicas, con participación de múltiples instituciones y múltiples disciplinas". De esta forma se aprovecha la retroalimentación y las externalidades que se generan. Evaluaciones efectuadas han arrojado resultados positivos en cuanto al accionar de la UEDY4, según la percepción de técnicos y productores. Tampoco al interior del subsistema de transferencia existen mecanismos de coordinación sistemáticamente diseñados5. En lo que hace al sector estatal, se ha mencionado la creación en la década pasada de Unidades Ejecutoras de proyectos especiales. Si bien se han hecho esfuerzos de coordinación, en líneas generales funcionan sin una perspectiva de trabajo en conjunto. Un buen ejemplo al respecto en la actualidad es el Proyecto Uruguay Rural que administra fondos provenientes del FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola). En la actualidad se ha impulsado otro proyecto especial: el Proyecto de Desarrollo Ganadero, el cual procura mejorar la gestión productiva de los criadores, la articulación de la cadena, y el desarrollo de mercados y productos. También se encuentra el Proyecto Producción Responsable (PPR). El mismo tiene como objetivo promover la adopción de sistemas de manejo sostenibles desde el punto de vista social, económico y ambiental.

3. Se recalca la formalidad de los enlaces desarrollados, ya que la modalidad de vinculación informal en base

a amistades no es sustentable. La literatura sobre enfoque sistémico en Extensión avala este punto (al respecto se puede realizar una búsqueda en internet de los términos "agricultural knowledge and information systems").

4. Ver Evaluación de Impacto de un proyecto de difusión y transferencia tecnológica. Ings. Agrs. M.M.Albicette, R. Brasesco y P. de Hegedüs,Young, agosto de 1999, 83 pag.

5. Todos los autores mencionados en la pag. 4 coinciden, directa o indirectamente en este punto: Díaz Rossello, 1986; Morelli, 1988; Vassallo, 1995; Olveyra, 1995; Rucks, 1995; Torres, 1997; Trigo, 2000.

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La estrategia de crear Unidades Ejecutoras de Proyectos Especiales a término procura sustituir la "burocracia" y lentitud existentes, por mecanismos más ágiles. Esta estrategia tiene como ventajas las siguientes: (i) rapidez operativa para implementar actividades; y (ii) mejor precisión de la población objetivo, lo que facilita la planificación, el seguimiento y la evaluación. Los inconvenientes que se generan son: (i) debilitamiento de las dependencias existentes ya sea porque se capta a los mejores técnicos o porque se superponen cometidos creando confusión en el personal, y (ii) escasa sustentabilidad de la estrategia. Este aspecto es importante porque luego de terminado el proyecto desaparece la Unidad y la experiencia capitalizada se pierde. Por otra parte puede ocurrir que frente a cambios en la política agropecuaria (ej., por rotación de Ministros), las Unidades pierdan eventualmente apoyo político y quedan debilitadas. La evidencia no es concluyente en cuanto a que es mejor, si trabajar con Unidades o con las Dependencias ya existentes (Hudson, 1993). Una nueva etapa se abrió a partir de marzo del 2005 con posibilidades ciertas en el país para desarrollar un mejor funcionamiento del SGTTA en dos aspectos: (i) por un lado hacer realidad una mejor integración entre INIA y las Facultades del Área Agraria, y (ii) por otro lado fortalecer ese subsistema de extensión, compuesto por “las instituciones, organizaciones y técnicos que se encuentran realizando tareas de transferencia de tecnología, asistencia técnica o extensión” (Albicette et al., 2003, p. 11), para que pueda articular con el de investigación. Si queremos un “Sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación” o un “sistema de ID e innovación agropecuaria” al servicio de un Uruguay productivo estas dos cuestiones deben resolverse. La acción del INIA en la difusión de tecnología no sustituye la falta de esfuerzos sistemáticos orientados a su transferencia y adopción por parte del productor, y menos en lo que sería un trabajo de más aliento con una visión de desarrollo rural. Incluso para la tarea de difusión señalan acertadamente los técnicos especialistas de INIA que “...teniendo presente que existen otros agentes que brindan información tecnológica al medio, en el desarrollo de una nueva estrategia de difusión, se hace necesario reactivar los esfuerzos para alcanzar una efectiva y real coordinación entre las Instituciones de manera de unificar criterios y fortalecer acciones, evitando duplicaciones innecesarias” (Albicette et al., 2003, p. 9). De nuevo para lograr esto se necesita introducir los cambios señalados previamente. Más que nunca el MGAP debe ocupar un espacio en estos temas para lo cual tiene herramientas actuales para hacerlo. Los artículos 32 y 33 de la Ley que creó el INIA (16.065) establecen un Consejo Coordinador de Tecnología Agropecuaria con cometidos importantes para coordinar esfuerzos de generación y de transferencia de tecnología en el país. La composición del Consejo es de 5 integrantes: (i) el MGAP que lo presidirá, (ii) el MEC, (iii) los decanos de las Facultades de Agronomía y Veterinaria, y (iv) un representante de la Agrupación Universitaria. El MGAP debería disponer de los medios humanos y materiales para la instalación y funcionamiento de este Consejo.

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El componente privado del subsistema de transferencia de tecnología, que presenta en esencia la misma situación de descoordinación que afecta al componente público, está formado históricamente por la acción de las cooperativas y de los grupos de productores. Estas modalidades tuvieron un fuerte impulso a partir de la década del setenta, pero presentan en la actualidad problemas. El cooperativismo enfrenta una situación de crisis replanteándose su nuevo rol de cara a los procesos de integración y apertura de la economía. Los ajustes presupuestales afectaron a las áreas de asistencia técnica. El ejemplo más ilustrativo fue el de Conaprole, que desmanteló su Departamento de Extensión Agronómica y Veterinaria. El número de Grupos CREA, que aparecieron en el país en la década del sesenta, muestra una tendencia a la baja, habiendo en la actualidad un 40 % menos de grupos CREA afiliados a la Federación Uruguaya de Grupos Crea (Trigo, 2000). Tradicionalmente el número de Grupos CREA oscilaba en torno a 60. La más reciente investigación en relación al tema de grupos en el medio rural de Uruguay, si bien admite el impacto de la metodología en los aspectos productivos y afectivos, plantea que no existen mecanismos adecuados en las instituciones para estimular en forma sistemática la creación de nuevos grupos (Herrera, Aguiar y Vassallo, 1996). A continuación trataremos estos dos puntos (los impactos, y los mecanismos sistemáticos de formación de grupos). En lo que hace al tema de los impactos de la metodología grupal de trabajo el siguiente cuadro muestra los resultados de la citada investigación. Cuadro 3 : Efectos del trabajo grupal en los productores

1. Compartir los problemas con otros 2. Disponer de más información técnica para el manejo del predio 3. Mejorar la calidad de la toma de decisiones 4. Aprender a trabajar en grupo 5. Crear vínculos entre familias y hacer nuevos amigos 6. Disponer de mayor información comercial y de mercado 7. Estimular la realización de mejoras en el establecimiento 8. Entender mejor la problemática del sector 9. Mejorar como empresarios 10. Aumentar la producción 11. Madurar como persona 12. Mejorar la calidad de la producción 13. Tener un día de esparcimiento fuera del predio 14. Disminuir los costos 15. Mejorar el nivel de vida 16. Diferenciarse del resto de los productores

Fuente: Herrera Mac Lean, Aguiar, Vassallo, 1996.

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Los efectos están ordenados según el orden de importancia percibida por los productores. El desarrollo de los aspectos sociales, si bien puede no constituir el objetivo central, adquiere relevancia a medida que el grupo avanza. La interacción que se da entre las personas crea amistades, sentimientos, experiencias profundas de convivencia, que el técnico debe promover. Es esta área socio-emocional la que le da al grupo su particularidad específica, que la diferencia de los demás, y la que permite generar un sentido de pertenencia que es clave para la sustentabilidad del grupo. Al inicio de un grupo, la preocupación por la tarea es primordial, al punto que es el objetivo por el cual se agrupan. Son las necesidades sentidas por los productores (ej., maquinaria en común) las que los unen. Pero si éstas se satisfacen, y el grupo no ha desarrollado el área socio-emocional, corre peligro de desaparición. Según el cuadro 3, lo que los productores valoran del asesoramiento técnico brindado, se relaciona con dos aspectos: (i) dar información técnica, comercial y de mercado y (ii) dar elementos metodológicos que ayuden a la discusión de los problemas entre todos los que integran el grupo. El otro aspecto importante que la citada investigación menciona es el de los mecanismos de formación de grupos. Un factor de máxima importancia para el funcionamiento de los grupos es un adecuado proceso previo de formación de los mismos. Grupos que nacen mal formados, tienden a desaparecer o funcionar débilmente. Los grupos que funcionan bien son los que se forman con: (i) un fuerte protagonismo de los productores; (ii) afinidad social y productiva entre los miembros; (iii) fuertes vínculos previos; (iv) pertenencia común a una zona; y (v) actitud favorable de participación (Cittadini et al., 1996). En particular se destaca el siguiente aspecto: ¿de quién es el protagonismo en la formación del grupo? Normalmente ocurre que los Proyectos que se ejecutan desde la órbita estatal promueven la formación de grupos mediante un subsidio al costo de los técnicos asesores. Esto lleva a que los técnicos en busca de alternativas laborales promuevan la formación rápida de grupos sin los procesos de maduración necesarios. Son grupos formados sin criterios racionales y que terminan desapareciendo conforme se acaban los subsidios. Sería importante que en los mecanismos de formación participaran los propios productores y que las Instituciones o los Proyectos desarrollen esta tarea previa de organización de los grupos. De esta forma se facilitaría además la instauración de un Sistema de Seguimiento y Evaluación (SSE) del trabajo de los técnicos asesores, al contar con mayor información relacionada con la situación inicial. El uso de SSEs no es una práctica común en Uruguay, constituyéndose en una grave carencia metodológica. Una reciente evaluación de impacto del Instituto Plan Agropecuario (IPA) muestra que según los usuarios del IPA (productores, técnicos, trabajadores) los aspectos que estos demandan entre otros son precisamente los de mayor apoyo del IPA para la formación de grupos, y mayor coordinación con técnicos privados y otras Organizaciones (las organizaciones que se mencionan como importantes para que el IPA desarrolle vínculos son: INIA, Área Agraria de la Universidad de la República, MGAP, FUCREA, SUL, y Organizaciones Locales (de Hegedüs et al., 2000).

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Como señala acertadamente Trigo (2000), el descenso marcado anteriormente en el número de Grupos CREA, conjuntamente con las dificultades que existen cuando los grupos de productores formados deben hacerse cargo de los costos de los profesionales, hacen dudar de la capacidad que existe en el sector privado para financiar las actividades de transferencia/ extensión. El rol del Estado en nuestros países en lo que hace al mantenimiento de una institucionalidad relacionada con la transferencia de tecnología aparece como un elemento insoslayable a la hora de proyectar escenarios futuros. Así como en la Investigación existe un compromiso de financiamiento público como contraparte del aporte privado (el INIA se financia con un aporte privado, que es un porcentaje del Impuesto de enajenación de bienes agropecuarios, más un monto similar al anterior que aporta el Estado) en la Transferencia de Tecnología deberían incorporarse mecanismos similares, a los efectos de no depender de las asignaciones que se hacen anualmente en el presupuesto nacional (Trigo, 2000). Esta situación afecta directamente al Instituto Plan Agropecuario generando incertidumbres que dificultan su accionar. Por otra parte, es necesario desarrollar con mayor precisión las áreas de trabajo que corresponden a los organismos que reciben financiamiento del Estado, a los efectos de que realicen aquellas actividades que por su naturaleza no sean del interés de las organizaciones privadas (ej.: capacitación de trabajadores rurales, temática ambiental, etc). En este sentido existe una tensión entre gestión privada y financiamiento público que debe resolverse, a los efectos de favorecer una mayor coordinación entre los actores del SGTTA. Una de las acciones que el Estado debiera implementar en apoyo al SGTTA es la de facilitar el acceso de los diferentes actores (productores, técnicos asesores) a la información. Paolino (2000, p. 24) señala que el Estado tiene un rol importante a desempeñar a los efectos de que no exista asimetría en la información. Se define asimetría si ".. alguien (dispone) de mayor información que otra persona acerca de un asunto". La consultoría realizada para el MGAP por el Ing. Agr. C. Torres en 1997 sugiere en este sentido lo siguiente: • Potenciar los mecanismos de comunicación e información, incluyendo a la informática. • Mejorar el acceso a la información vía bibliotecas especializadas. • Promover el uso de la informática para el acceso rápido a la información, instalando el

equipamiento adecuado y en red en las diferentes entidades de investigación y transferencia y en las organizaciones de productores en el ámbito nacional y local, brindando además la capacitación necesaria para el acceso a dicha información y la interpretación de la misma (Torres, 1997).

El Área Agraria (Facultades de Agronomía y Veterinaria) y el Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio (SCEAM ), ambos de la Universidad de la República (UDELAR), constituyen actores que deberían jugar un rol importante en el sistema, en un esquema de funcionamiento diferente al actual. No solamente porque pueden aportar al trabajo, sino porque también el vacío institucional existente es tan significativo, que la presencia de nuevos actores generará sin duda sinergias que son indispensables para seguir funcionado.

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Desde 1996 la Estación Experimental de la Facultad de Agronomía localizada en el Departamento de Paysandú implementa un Programa Integral de Extensión Universitaria orientado a la producción familiar (Figari, Rossi, y Nougué, 2002). Es una experiencia valiosa, que ha mantenido continuidad en el país bajo diferentes arreglos organizativos. Esta podría aportar mucho en cuanto a metodologías y modalidades de trabajo con un sector de la población rural que deberá tener un espacio mayor de atención en un SGTTA diferente al actual. También existen sistematizaciones efectuadas en la Facultad de Veterinaria de gran interés por sus aportes, en lo que respecta a su trabajo con colonias del Instituto Nacional de Colonización. 3. Aspectos metodológicos

Una investigación realizada por el Centro Latinoamericano de Economía Humana (Vassallo y Methol, 1989) con una muestra representativa de técnicos, caracteriza la forma en que se desarrollaba el trabajo de extensión, y que creemos no ha perdido su vigencia en la actualidad:

• escasa capacitación de los técnicos de extensión en la formación específica de divulgación, difusión, planificación, evaluación, comunicación, pedagogía, etc6;

• bajos niveles de retribución que obligan al pluriempleo del técnico extensionista;

• metodología de asesoramiento individual (gran dispersión del tiempo de duración de la

visita); aunque la metodología grupal fue valorada como la que debería usarse;

• amplio uso de predios demostrativos para apoyar la labor de extensión;

• clara superposición de esfuerzos (varios técnicos asistiendo al mismo productor) sin estrategias de complementación o coordinación entre instituciones;

• los productores más asistidos son lo que tienen mayor nivel de instrucción, variable que

se relaciona con la capacidad económica. Podemos comparar estos datos con la situación actual. La reciente evaluación de impacto del IPA citada anteriormente (de Hegedüs et al., 2000), si bien es aplicable a un sector dedicado en principio a la ganadería, permite igualmente realizar comparaciones. Un 80% de los técnicos declaraba que ejercia su labor de extensionista bajo la modalidad de asesoramiento individual, un 2 % grupal, un 14 % ambos y el 4% restante no contesta. Existe gran variedad de respuestas en cuanto al número de productores asesorados y el tiempo dedicado para la modalidad individual. En general los técnicos asesoran entre 2 y 10 productores por mes. El tiempo dedicado a la visita al establecimiento varía entre media jornada y una jornada semanal. El asesoramiento grupal insume aproximadamente 4 -5 jornadas al mes (incluyendo dos jornadas de preparación).

6. Al respecto señala C. Paolino que la "formación de nuestros investigadores, tecnólogos y profesores está

muy anclada en los perfiles tradicionales, en el impulso que tuvo A. Latina en la década del sesenta, de convertir al aparato público de investigación adaptativa y transferencia de tecnología en una gran convertidor científico-técnico de tecnología propia de la revolución verde que venía de los países desarrollados" (fuente: Revista El País Agropecuario-Diario El País - Seragro, julio 2000).

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Los datos obtenidos, comparados con la investigación realizada en la década del ochenta, muestran resultados similares: (i) la mayoría de los técnicos utilizan metodologías individuales, y (ii) existe gran dispersión de respuestas en cuanto al tiempo dedicado a la visita, dentro de las cuales es posible señalar una tendencia a que el tiempo varíe inversamente con la cantidad de visitas. Al momento actual podemos ubicar a los predios demostrativos y los grupos como las herramientas metodológicas más empleadas por los servicios institucionales. De los grupos hemos hablado en el punto anterior. En lo que respecta a los predios demostrativos es sabido que los mismos adecuadamente implementados se constituyen en una referencia importante del extensionista para desarrollar su trabajo. Una evaluación del impacto que tiene esta metodología indica su efectividad (Albicette y de Hegedüs, 1996). Sin embargo hay que advertir que los predios deben ser bien seleccionados y monitoreados; si el productor percibe que no son representativos de su situación no sirven. También es importante señalar que no alcanza con que el productor concurra al predio y vea una innovación para que la adopte. La acción del técnico que trabaja junto al productor a partir de su ida al predio demostrativo es clave. Él suministro de información no significa la adopción del conocimiento. Lo que es aún más importante, dado el desconcierto que reina en los servicios de extensión, existe el riesgo de utilizar predios demostrativos a los efectos de justificar la labor del técnico extensionista y del servicio. El predio demostrativo se tiene que insertar en una estrategia de trabajo coherente y planificada. Además se observa un cambio en los roles tradicionales de los investigadores y extensionistas: ni los investigadores son ya 100% investigadores, ni los extensionistas son 100% extensionistas. Hoy los investigadores hablan en su discurso de "difusión" y los extensionistas de "validación". Esto es bueno, ya que la función tradicional del extensionista de ser el "puente" que conecta diferentes realidades generó un distanciamiento muy marcado entre investigadores y extensionistas, quedando relegado el extensionista a un status inferior. El riego es que si el extensionista se corre para el lado de la investigación adaptativa y el investigador se preocupa por difundir, todos se encuentran con matices en el mismo escenario, pero, ¿ quién se ocupa del productor? Todavía existe campo para mejorar en lo que hace a la metodología de Extensión. El vertiginoso avance de los cambios que se procesan en nuestras sociedades ha puesto a disposición de la Extensión nuevas tecnologías que abren grandes posibilidades. Dentro de las nuevas tecnologías se destaca Internet, como una de las herramientas más poderosas por sus aplicaciones en el campo de la Extensión.

La evaluación de impacto del IPA indicaba que aproximadamente la mitad de los productores y la mayoría de los técnicos utilizaban internet y tenían acceso al correo electrónico (de Hegedüs et al., 2000). Estos datos muestran las posibilidades que existen en Uruguay para aprovechar las ventajes que Internet y las redes telemáticas (telecomunicaciones más informática) pueden ofrecer7.

7. De cada 100 establecimientos en Uruguay 52 tienen servicio telefónico, uno de los indices más altos de

América Latina. Gracias al celular y a la telefonía rural (Ruralcel de Antel) la cobertura telefónica abarca todo el país. Es necesario mejorar la conexión a Internet vía Ruralcel, ya que resulta en muchos casos lenta. (fuente: Revista El País Agropecuario-Diario El País - Seragro, julio 2000).

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En cuanto a las nuevas áreas temáticas se observa un creciente interés por todo lo relacionado con la gestión de empresa, es decir por el instrumental de registros físicos y económicos para la toma de decisiones por parte del productor. Tanto técnicos como productores reclaman apoyo en estos temas (de Hegedüs, et al., 2000). Debido a que la mayor productividad genera muchas veces un incremento en los gastos, los ajustes de las empresas para mantener la competitividad vienen por el lado de la eficiencia económica a través de una toma de decisiones basada en los registros. También en este caso los técnicos extensionistas tendrán que dominar esta tecnología de gestión, para no quedar afuera del camino. Por último, es necesario mencionar la temática del desarrollo sustentable. Como dice Trigo (2000) existe el riego de que la orientación actual del SGTTA a trabajar según la demanda deje afuera de consideración a la temática ambiental. La misma no representa una necesidad sentida por los productores, y además los beneficios que se derivan tienen un alcance social. De nuevo hay aquí un campo de acción para la esfera estatal del SGTTA . En relación con lo anterior, el desafío del desarrollo sustentable constituye una línea de acción para el componente de Transferencia / Extensión, de difícil interés para el sector privado. Lo que ocurre actualmente en el Estado de Río Grande do Sul (Brasil), a través de la acción de EMATER (Empresa Asistencia Técnica y Extensión Rural) constituye una referencia importante para el Uruguay. La estrategia de trabajo que ha definido la EMATER / RS se basa en tres grandes pilares: (i) la agricultura familiar, (ii) la agroecología y (iii) el uso de métodos educativos y participativos (Caporal y Costabeber, 2000). La sistematización de esta experiencia para su difusión internacional es una tarea de urgente necesidad. 4. Conclusiones

i. La debilidad que muestra el subsistema de Extensión, sobre todo entendido desde una concepción amplia, es significativa y condiciona la obtención de resultados, si es que queremos que el SGTTA se oriente en una perspectiva de desarrollo y no de modernización excluyente y concentradora. Constituye una asignatura pendiente para nuestra sociedad completar el trabajo comenzado en la segunda mitad de la década del ochenta, cuando se procesaron los cambios para modernizar a la Investigación, pero se dejó abandonada a la Extensión. Lo anterior no excluye situaciones de dinamismo tecnológico en donde se han estructurado sistemas de transferencia de tecnología adaptados a la realidad y con un fuerte rol de las organizaciones de productores (el caso de los Grupos Lecheros – Conaprole; la Siembra Directa – AUSID, el sistema del arroz con la ACA, los grupos CREA, etc). Se necesita incorporar en el subsistema a los proyectos, enfoques, marcos teóricos que se trabajan desde la UDELAR, en particular el Área Agraria. El SCEAM debiera tener también un rol a desempeñar. ii. El rol del Estado en nuestros países en lo que hace al mantenimiento de una institucionalidad relacionada con la Extensión aparece como un elemento insoslayable a la hora de proyectar escenarios futuros. Se necesita reconstruir un espacio de institucionalidad que no implique crear grandes estructuras burocráticas. El MGAP constituye un actor legitimado capaz de construir los acuerdos y las redes necesarias para orientar la direccionalidad de los procesos de desarrollo.

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