síntesis de historia de la iglesia media

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SÍNTESIS DE HISTORIA DE LA IGLESIA EN LA EDAD MEDIA Antonio Diego Hernández Rodríguez 3º de Estudios Ecesiásticos El final de la Edad Antigua o Clásica, con la caída del Imperio Romano, va a suponer un nuevo modelo de comprender el mundo conocido por los occidentales. Si se  puede cifrar la caída del Imperio en un día y en una hora, no podemos hacer lo mismo con la repercusión ue esto tuvo, puesto ue no todos los pue!los fueron perdiendo su romani"ación en la misma medida ni en la misma proporción. #rataremos de desarrollar estos cam!ios dentro del enclave contemporáneo, así como el posterior desarrollo y consolidación de la $poca de la Cristiandad.  El Cristianismo y los pueblos bárbaros. %as &invasiones !ár!aras' constituyen un hecho de trascendental importancia  para la historia cristiana. Si la e(tensión del Evangelio se ha!ía li mitado a los pue!los de cultura mediterránea, desde entonces se aprovecharon estas grandes migraciones para  poner en contacto a los cristianos con un nuevo mundo $tnico y cultural) germanos y eslavos, magiares y escandinavos se a!rieron al cristianismo en el curso de los siglos siguientes. %as invasiones crearon oportunidades insospechadas de e(pansión cristiana. Sin em!argo, conviene tener presente ue estas conversiones al cristianismo no se dieron direct amen te desd e sus re li gi on es ancestrale s, si no u e pa saron po r un cristianismo arriano, ue se introdu*o en el pue!lo germánico a trav$s del visigodo. El Arrianismo se hi"o así la religión nacional, ue caería con los a+os o !ien por la desaparición de estos pue!los o por su segundo conversión al catolicismo. #am!i$n es importante se+alar la conversión de los francos dentro de este  proceso de e(pansión del Cristianismo. El hecho determinante fue, como en la mayoría de los pue!los ue posteriormente se fueron convirtiendo, el !auti"o del rey Clodoveo, ue a!ra"ó la fe cristiana católica en adelante, no sería el -nico rey cristiano el emperador de oriente, sino ue tam!i$n occidente tendría el suyo en el rey de los francos. El mundo mediterráneo sufrió en el siglo II otro impacto de signo religioso muy distinto) la invasión islámica. El Islamismo, fundado por /ahoma 012345678 se e(tendió con rapide" tras su muerte. %os musulmanes se apoderaron de !uena parte del 9riente Cristiano, dominaron el norte de :frica desde Sue" al Atlántico, y en el 2;; cru"aron el estrecho de <i!raltar y tras una fulgurante campa+a militar conuistaron la

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SNTESIS DE HISTORIA DE LA IGLESIA EN LA EDAD MEDIA

SNTESIS DE HISTORIA DE LA IGLESIA EN LA EDAD MEDIAAntonio Diego Hernndez Rodrguez

3 de Estudios EclesisticosEl final de la Edad Antigua o Clsica, con la cada del Imperio Romano, va a suponer un nuevo modelo de comprender el mundo conocido por los occidentales. Si se puede cifrar la cada del Imperio en un da y en una hora, no podemos hacer lo mismo con la repercusin que esto tuvo, puesto que no todos los pueblos fueron perdiendo su romanizacin en la misma medida ni en la misma proporcin. Trataremos de desarrollar estos cambios dentro del enclave contemporneo, as como el posterior desarrollo y consolidacin de la poca de la Cristiandad.El Cristianismo y los pueblos brbaros.Las invasiones brbaras constituyen un hecho de trascendental importancia para la historia cristiana. Si la extensin del Evangelio se haba limitado a los pueblos de cultura mediterrnea, desde entonces se aprovecharon estas grandes migraciones para poner en contacto a los cristianos con un nuevo mundo tnico y cultural: germanos y eslavos, magiares y escandinavos se abrieron al cristianismo en el curso de los siglos siguientes. Las invasiones crearon oportunidades insospechadas de expansin cristiana. Sin embargo, conviene tener presente que estas conversiones al cristianismo no se dieron directamente desde sus religiones ancestrales, sino que pasaron por un cristianismo arriano, que se introdujo en el pueblo germnico a travs del visigodo. El Arrianismo se hizo as la religin nacional, que caera con los aos o bien por la desaparicin de estos pueblos o por su segundo conversin al catolicismo.

Tambin es importante sealar la conversin de los francos dentro de este proceso de expansin del Cristianismo. El hecho determinante fue, como en la mayora de los pueblos que posteriormente se fueron convirtiendo, el bautizo del rey Clodoveo, que abraz la fe cristiana catlica; en adelante, no sera el nico rey cristiano el emperador de oriente, sino que tambin occidente tendra el suyo en el rey de los francos.El mundo mediterrneo sufri en el siglo VII otro impacto de signo religioso muy distinto: la invasin islmica. El Islamismo, fundado por Mahoma (570-632) se extendi con rapidez tras su muerte. Los musulmanes se apoderaron de buena parte del Oriente Cristiano, dominaron el norte de frica desde Suez al Atlntico, y en el 711 cruzaron el estrecho de Gibraltar y tras una fulgurante campaa militar conquistaron la Espaa Visigoda. Los musulmanes no obligaron a los cristianos a convertirse, por considerarlos, al igual que los judos, gentes del Libro, en referencia a la Biblia, pero la tolerancia que les otorgaba, a cambio de un tributo, era muy cautelosa.

La vida asctica y el monacato

La vida asctica cristiana es tan antigua como la misma Iglesia de Jesucristo. Desde los mismos orgenes hubo fieles que abrazaban una vida de plena imitacin del Maestro; permanecan vrgenes o guardaban continencia, practicaban la oracin y la mortificacin cristiana y se ejercitaban en las obras de misericordia. Esta tradicin asctica dio vida, desde principios del siglo IV a la institucin del monacato. Es indudable que Egipto tuvo un papel muy relevante en la configuracin del monacato universal, pero tambin otras zonas tuvieron su contribucin con esta institucin. El monacato occidental tuvo su desarrollo en dos modalidades: bien los cenobios, donde los monjes vivan aislados unos de otros, o bien ya en monasterios organizados, que en muchas ocasiones llegaron a formar autnticas poblaciones. Se situaban o en lugares desiertos o en los suburbios de las ciudades, e incluso algunos intramuros. El lugar de honor del monacato latino le corresponde a San Benito (480-547). l compuso la regla que lleva su nombre, donde conjug elementos tomados de los grandes legisladores orientales, experiencias personales y sobre todo un texto annimo que constituye la principal fuente del Cdigo benedictino. Este Cdigo alcanz con el tiempo un xito inmenso y se convirti en la regla tpica del monacato occidental. La tradicin benedictina acab por imponerse en la Cristiandad medieval, borrando la memoria de otras viejas tradiciones ascticas occidentales.El Cristianismo en la Europa feudal

El Cristianismo sufri la impronta feudal, en los tiempos oscuros de la gnesis de la Edad Media. Las iglesias y sus titulares se vieron implicados en la tupida red de relaciones vasalltico-beneficiales que articularon aquella sociedad. Las injerencias de los seores laicos en la vida eclesistica produjeron una penosa decadencia moral, que en Roma dio lugar al llamado Siglo de Hierro del Pontificado. La razn principal estuvo en las nuevas relaciones establecidas entra la Santa Sede y el reino de los francos, puesto que el llamado Patrimonio de San Pedro necesitaba un fuerte brazo secular que mantuviera la hegemona del Papado sobre todos estos territorios de Italia de la amenaza de los vecinos longobardos. As, el Papa, despus de nombrar emperador a Carlomagno, hijo de Pipino el Breve, daba comienzo a la poca de esplendor de la Cristiandad occidental del Medievo.En efecto, la propagacin de la fe y de la civilizacin cristiana, con vistas a la instauracin de la sociedad cristiana, fueron los principales objetivos del llamado imperio carolingio de Carlomagno. Sin embargo, a la muerte de este clebre emperador latino-germnico, comenz la decadencia del imperio occidental, con la reparticin de las tierras entre los sucesores de Carlomagno. Entonces, los pueblos buscaron proteccin de los magiares, normandos y sarracenos. Esta proteccin se la dio la nobleza militar, creando una red de relaciones de patrocinio y servicio, que ligaban al hombre con el hombre, articulando as la sociedad feudal.Tambin las estructuras eclesisticas sufrieron el impacto del feudalismo. Los seores pretendieron nombrar a los rectores y obtener el provecho econmico de sus iglesias erigidas por ellos en sus dominios para el servicio religioso de la poblacin campesina. Los quisieron disponer tambin de los patrimonios eclesisticos en pro de sus guerreros, o bien designar familiares como titulares de obispados y abadas, cargos estos apetecidos por la nobleza en razn de su poder social. Esto provoc una sensible secularizacin de la vida eclesistica y un empobrecimiento social de la sociedad. El impacto ms representativo por la crisis feudal en la Iglesia y en la sociedad cristiana fue el llamado Siglo de Hierro. El oscurecimiento de la autoridad imperial dej a la Sede Apostlica sin su proteccin, he hizo que viniera a caer en manos de los inmediatos poderes seoriales: las facciones feudales dominantes en Roma. Clanes nobiliarios emparentados entre s sometieron a una tirnica opresin la Sede papal, pretendiendo ejercer sobre ella semejantes a los que los seores feudales en sus iglesias propias. Sin embargo, a pesar de la decadencia por la que atraves el pontificado en este siglo X, los Papas que ocuparon la Ctedra de Pedro no se desviaron lo ms mnimo en la doctrina de la fe y la moral.La lenta gestacin del cisma de Oriente

La divisin del Imperio romano puso al descubierto el dualismo siempre latente entre Occidente y Oriente, entre el mundo latino y el griego, Roma y Constantinopla. Esta divisin se reflej tambin en el terreno religioso y eclesistico, donde las tensiones provocaron un creciente alejamiento y terminaron por provocar el enfrentamiento y el Cisma.

El imperio romano clsico haba logrado configurar un orbe unido, sobre las bases de las tierras y los pueblos del mundo mediterrneo. Pero por debajo de esa aparente unidad, estaban las profundas diferencias que componan los espacios culturales de la latinidad occidental y el helenismo. La divisin de Diocleciano para una mejor administracin del imperio, dio lugar, en la prctica a dos imperios cuyos destinos seran muy distintos en los siglos siguientes. Fruto de esta divisin, el Cristianismo tambin experiment su progresiva separacin en dos polos distintos; la diferencia de lengua, entre el griego y el latn, el pragmatismo latino y el espiritualismo oriental, las diferencias de rito no hicieron ms que contribuir a forjar lo que ms tarde cuajara en la completa separacin.

Sin embargo, lo que ms contribuy a esta separacin fue el encumbramiento del patriarcado de Constantinopla. El Concilio de Calcedonia le haba otorgado una potestad superior por ser, en palabras del canon 28, la Nueva Roma. De este modo, Constantinopla se convirti en el primer patriarcado del Oriente Cristiano, imitando a Roma, que cada vez ms se alejaba buscando la proteccin de los francos o los germanos. Huelga decir que el papa Len Magno rechaz de plano este canon 28 del Concilio de Calcedonia. En este proceso de creciente frialdad de las dos iglesias, fue cayendo la comunin eclesistica. Adems, le divisin entre iconolatras e iconoclastas dividi a la cristiandad bizantina.

El cisma lleg en los comienzos de la poca gregoriana. La antilatinidad del patriarca de Constantinopla Miguel Cerulario, y la incomprensin de la mentalidad bizantina por parte de los legados papales fueron los factores inmediatos de la ruptura. Las sendas bulas de excomunin pusieron de manifiesto una escisin, fruto ms de tensiones polticas que doctrinales (as se entiende que los futuros intentos de reconciliacin entre ambas iglesias no estuvieran impedidos por cuestiones doctrinales tan candentes como el filoque. Pontificado e Imperio en la Edad Media

Pontificado e Imperio fueron las dos columnas sobre las que se asent la Cristiandad Medieval. El papa representaba la potestad espiritual, y el emperador, el poder temporal. El ideal, pocas veces plenamente logrado, fue el entendimiento y la armnica colaboracin entre las dos potestades.

En la Europa medieval se entenda por Cristiandad el conjuntote pueblos unido por el vnculo de la fe, que formaban una amplia comunidad espiritual y cultural, por encima de las particularidades y divisiones en naciones y reinos. Un sentido profundo de unidad existi entre los pueblos integrantes de la Cristiandad hasta que lleg la Baja Edad Media, la poca de los estados y las soberanas nacionales. Sin embargo, la Cristiandad no lleg a constituir una verdadera institucin supranacional, y los reyes de Francia o Inglaterra nunca se consideraron subordinados al emperador. Las constantes tensiones entre el Imperio y el Papado, hicieron que se debilitara tanto uno como otro. En el plano terico, la relacin existente entre las dos supremas potestades de la Cristiandad resulta fcil de comprender: el rey alemn, designado por los prncipes electores, era coronado emperador por el papa; el emperador, a su vez, controlaba el buen orden de la eleccin pontificia. La discordia provino de que el poder espiritual y el temporal pretendieron para s la primaca sobre la Cristiandad. El Pontificado cay en un terrible declive (El Siglo de Hierro), del que fue sacado por el emperador Enrique III, y que prepar, adems, la reforma gregoriana. Los objetivos de esta reforma fueron principalmente tres: el nicolasmo- inobservancia de la ley del celibato-, la simona- compra y venta de ministerios espirituales-, y la investidura laica- provisin de los oficios eclesisticos por personajes laicos, propietarios o patronos de las iglesias. Los problemas de las investiduras duraron durante aos en la Cristiandad, y fue uno de los puntos principales de la lucha gregoriana, concluyendo con la vuelta a la Iglesia de stas.Pontificado e Imperio eran las dos instituciones supremas en el sistema poltico doctrinal de la Cristiandad. La buena armona entre ellas, imprescindibles para el cumplimiento de su misin comn, ya dijimos que pocas veces se consigui; ms frecuentes fueron las disputas motivadas por sus respectivas pretensiones de superioridad. En el siglo XII, las luchas entre el papa Alejandro III y el emperador Federico Barbarroja tuvieron un marcado signo de confrontacin talo-alemana. El resultado de estas disputas territoriales entre los papas y Federico II, que tuvo trgicas consecuencias para el Imperio, tambin las tuvo para el Pontificado. Este conflicto influy decisivamente en la ruina del sistema de la Cristiandad Medieval.

El apogeo de la Cristiandad

La reforma gregoriana prepar los tiempos de esplendor de la Cristiandad: los siglos XII y XIII, cuyo centro ocupa el pontificado de Inocencio III. La vitalidad de la Europa cristiana fue desbordante: se reunieron concilios ecumnicos, nacieron las universidades, se fundaron grandes rdenes religiosas y las Cruzadas fueron empresa comn de reyes y prncipes cristianos.

Los siglos XII y XIII constituyen la poca clsica de la Cristiandad medieval. Presidiendo el trnsito entre una y otra centuria, se alza la figura que mejor simboliza la hora de plenitud en aquel periodo histrico: Inocencio III. La supremaca de la potestad espiritual , preconizada por la doctrina gregoriana, se hizo realidad en tiempo de este pontfice, con el rendido asentimiento de reyes y pueblos. Inocencia III ejerci su autoridad con firmeza y no dud en recurrir, con xito, a las armas espirituales, cuando los prncipes se apartaban de la senda de la justicia: lanz el entredicho sobre Francia, para obligar al rey Felipe Augusto a ser fiel a su matrimonio; logr la sumisin de Juan Sin Tierra, de Inglaterra; y este reino, como Aragn o Portugal, se declararon vasallos de la Santa Sede; en Alemania, Inocencio fue rbitro de la contienda entre dos candidatos a la corona; en Npoles y Sicilia ejerci la tutela del futuro Federico II. La autoridad de Inocencia III se ejerca sobre toda la Cristiandad y obtena por doquier acatamiento y obediencia.

Pero adems, hay que destacar la increble vitalidad espiritual de este periodo, como si un viento del Espritu hubiera soplado ms fuerte que en otros perodos. Un signo de esta vitalidad fue el esplndido florecimiento alcanzado por la vida religiosa. Los monjes de Cluny haban sido un germen de renovacin eclesistica en el siglo X. En el siglo XI, San Bruno fund la Cartuja, concebida como una gran sntesis de la vida solitaria y cenobtica. Pero la gran creacin del siglo XII fue el Cister, nueva rama del tronco benedictino nacida como una aspiracin de retorno a la primitiva simplicidad. San Bernardo fue probablemente el personaje europeo ms importante del siglo XII, y ejerci una influencia inmensa en la vida de la Iglesia y de la Cristiandad. La Orden del Cister, que tena apenas una docena de abadas cuando Bernardo ingres, contaba a su muerte con 343 monasterios, y la comunidad del Claraval estaba formada por cerca de 700 monjes. Si los siglos XI y XII fueron tiempos monsticos, el XIII fue el de los frailes. Resulta curioso que justo cuando el Pontificado gozara de mayor prestigio y ms impulsara la nueva burguesa, surgieran hombres como Francisco de Ass y Domingo de Guzmn que reivindicaran la pobreza evanglica como papel fundamental para la vida religiosa. Las rdenes mendicantes, franciscanos y dominicos, no labraban ya la tierra como los cistercienses, sino que renunciaban a cualquier tipo de posesin de bienes y deseaban vivir de la caridad de los fieles.

Junto a esto, el siglo XIII tambin se caracteriz por el un siglo de importancia teolgica, con nombres como Santo Toms de Aquino, Pedro Lombardo, San Anselmo de Canterbury o Pedro Abelardo. Junto a la teologa Escolstica ciencia de la escuela-, el Derecho Cannico tambin fue tomando cuerpo, impulsado sobre todo por Graciano y por San Raimundo de Peafort.

Especial importancia tomaron las Cruzadas, la empresa ms caracterstica de la Cristiandad medieval. En principio no fueron iniciativa de uno u otro reino, sino tarea comn de toda la Cristiandad bajo la direccin del papa, que otorgaba gracias especiales a los combatientes. La imagen dantesca de los prncipes con sus huestes tomando el camino de Oriente para liberar el Santo Sepulcro, ms all de otras consideraciones, es una prueba de la seriedad que tuvo la religiosidad medieval. A pesar del fracaso que supusieron las Cruzadas, el hecho de que unas motivaciones en que prevaleca el ideal cristiano pudieran dar vida a un fenmeno de tal envergadura, es ya suficiente para justificarlas ante la historia.

La impregnacin cristiana lleg a penetrar todos los estratos de la sociedad medieval. El guerrero se transforma en caballero, y de caballeros estuvieron compuestas las rdenes militares. Los artesanos se agrupan en corporaciones de oficios y fraternidades, que despus llegaran a ser gremios. El pueblo cristiano levanta adems, por esta poca, catedrales e iglesias que se convierten en signo del esplendor de las ciudades, llegando a producirse autnticas rivalidades por ostentar el mejor templo. Adems, las peregrinaciones de los cristianos, movidos por las gracias espirituales que otorgaba la Santa Sede a quien se acercara a Roma, Jerusaln o Compostela, impuls la construccin de templos que fueron fiel espejo de este resplandor y apogeo del resurgimiento de la vida urbana frente a la rural.

La hereja medieval

En el corazn de la sociedad cristiana occidental no falt la presencia de la hereja. Movimientos y corrientes religiosas de lejana procedencia oriental prendieron en el medioda de Francia; la Inquisicin fue creada para combatirlas y defender la unidad de la fe. Otras doctrinas heterodoxas difundidas en la Baja Edad Media pueden considerarse como precursoras del Protestantismo.

La gran hereja medieval fue, sin duda, la de los ctaros o albigenses. El Catarismo era un rebrote tardo de una vieja corriente religiosa, mezcla de elementos gnsticos con otros dualistas, que en el oriente cristiano haban cristalizado en diversas sectas, como los paulicianos o los bogomilas balcnicos. El Catarismo se organiz a manera de iglesia, con un grupo escogido de perfectos o puros y una masa de simples adheridos. El papado trat de oponerse a esta hereja con misiones en que participaron Santo Domingo de Guzmn y otros. Sin embargo, su xito fue escaso.

Otra hereja de considerables proporciones fue la de los valdenses, impulsada por Pedro de Valdo. Estos llegaron a una ruptura total con la Iglesia y formaron una secta en el norte de Italia, que ms tarde habra de integrarse en el movimiento de la Reforma Protestante.

La importancia de este fenmeno hertico dio nacimiento, como ya hemos dicho anteriormente, a la Inquisicin, dedicada especficamente a la defensa de la fe y la lucha contra la hereja. Rivalizaron en este empeo la potestad eclesistica y civil. El emperador Federico II estableci la pena de muerte por el delito de hereja. Por su parte, Gregorio IX instituy la Inquisicin Pontificia, que cumpli una funcin de salvaguarda de la fe. En todo caso, el procedimiento inquisitorial tuvo graves defectos que hieren la sensibilidad del hombre de hoy; y lo mismo cabe decir de su sistema penal, con la muerte como sancin por el delito de hereja. La Inquisicin tuvo la desgracia de ser hija de su tiempo y de nacer en un momento de endurecimiento general de la vida jurdica, como fue el de la recepcin del Derecho Romano.

La crisis de la Cristiandad

Los duros enfrentamientos del siglo XIII entre papas y emperadores alemanes fueron factor principal de la quiebra del sistema de la Cristiandad. Un nuevo espritu laico y la tendencia al nacionalismo eclesistico anim a los gobernantes de las grandes monarquas occidentales. En el dorado destierro de Avin el Pontificado del siglo XIV vivi bajo la sombra de Francia. En Avin, el Pontificado se afrances y perdi universalidad. Los pontfices avionenses dejaron fama de buenos administradores y prosiguieron la obra de centralizacin del gobierno eclesistico empezada por la reforma gregoriana. Sin embargo, la vuelta del papa a Roma era el comn anhelo de los mejores espritus de la poca, desde Santa Catalina de Siena o Santa Brgida a Tetrarca. Por fin, Gregorio XI se resolvi a abandonar definitivamente Avin e hizo su entrada en Roma, entre el fervor popular, en enero de 1377. Pareca terminar una poca triste, que se haba prolongado durante tres cuartos de siglo. Pero el tiempo de prueba estaba lejos de haber concluido: catorce meses ms tarde mora Gregorio XI y su desaparicin abri un captulo nuevo en la larga crisis de la Iglesia: el Cisma de Occidente.

El Cisma de Occidente y el Conciliarismo

La Crisis de la Cristiandad desemboc en el Cisma de Occidente. Los reinos cristianos dividieron su obediencia entre dos y hasta tres papas, cada uno de los cuales pretenda ser legtima cabeza de la Iglesia. En este clima de confusin, las doctrinas conciliaristas trataron de alterar la propia estructura eclesistica, haciendo del concilio ecumnico una instancia suprema, por encima del papa.

Dos fueron los grandes protagonistas que jugaron un papel decisivo en los orgenes del Cisma occidental: el Colegio de Cardenales y el pueblo romano. Los cardenales, en su mayora franceses, quisieron elegir un papa galo, frente a la oposicin del pueblo romano. Merced a esta oposicin popular, se eligi papa al italiano Urbano VI; meses ms tarde, la mayora de los cardenales franceses estimaron que la eleccin era invlida, por encontrarse coaccionados por el pueblo. Este mismo grupo de cardenales elegira posteriormente a Clemente VII, que se instalara de nuevo en Avin. Los dos papas se excomulgaron recprocamente y el Cisma qued abierto. Esta escisin hizo que los reinos se decantaran por uno u otro monarca, ante la dificultad de comprobar la validez de uno u otro pontfice.

En el 1409, queriendo resolver este cisma, algunos cardenales avionenses y otros romanos, convocaron un concilio en Pisa, que design papa a Alejandro V. Esto no hizo sino escindir la Cristiandad no ya en dos sino en tres cabezas, ya que ninguno de los otros dos papas quisieron abdicar. Creci entonces la idea de que slo un concilio universal pondra fin al problema. As, se reuni en Constanza un concilio ecumnico. La votacin ya no sera por cabezas, sino por naciones francesa, inglesa, italiana, alemana y espaola- ms otro voto del Colegio de Cardenales. El concilio de arrog para s la suprema potestad sobre la Iglesia, por encima del papa, en lo tocante a la fe, el Cisma o la reforma de la Iglesia. As naci la doctrina conciliarista, que afirmaba la superioridad del concilio universal sobre el papa y alteraba en sus fundamentos la constitucin de la Iglesia. Adems, mediante el decreto Frequens, se estableci el concilio como institucin permanente de la Iglesia, sin necesidad de convocatoria. Solucionado este tema, el concilio eligi papa a Martn V, reconocido por toda la Cristiandad; el Cisma haba terminado, pero no las tensiones entre concilio y papado, puesto que Martn V se confirm los decretos conciliaristas de Constanza; tampoco lo hicieron sus sucesores, por lo que la crisis del conciliarismo termin, as, con una clara reafirmacin del Primado romano.

Luces y sombras, ilusiones y tragedias, esperanzas y fracasos; todo un cmulo de factores de signo contradictorio parecan confluir en el perodo del trnsito del Medievo a la Modernidad. Un signo de ambigedad dominaba la poca abriendo abriendo un gran interrogante acerca del destino y el sentido del tiempo nuevo que, segn todos los indicios, estaba a punto de comenzar. El siglo XV y los albores del XVI constituyen el prtico de la Edad Moderna, y en ellos se produjeron dos hechos de inmensa trascendencia que condicionaran desde entonces la historia futura: la invencin de la imprenta, vehculo incomparable para la transmisin de las ideas, y el descubrimiento de Amrica, que abri al Evangelio las puertas de un nuevo continente.