silencio: auschwitz se está gestando

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PúBLICO LUNES, 19 DE JULIO DE 2010 36 Culturas El silencio de La tercera no- che de Walpurgis (Hiru), sin embargo, es otra cosa. No se trata de “esa estrategia re- tórica” que subraya Santa- na, utilizada otras veces co- mo “estrategia de expresión frente a lo que está ocurrien- do: por ejemplo, frente a la represión de una huelga, in- terrumpe la publicación de su revista”. Tampoco de su re- pentina muerte, aunque es verdad que había estado co- rrigiendo las galeradas de es- te libro (y las correcciones po- dían ocupar a Kraus durante meses y años), sobrevenida poco después de que lo atro- pellara una bicicleta en abril de 1936. No. Respecto a las circuns- tancias históricas, él mismo dedicó un número de su re- vista, en julio de 1934 y titu- lado ¿Por qué no se publica Die Fackel?, para explicarlo: “Es- tá el peligro de que por actos polémicos cuya utilidad no se podría demostrar se produje- ran sacrificios humanos por la mera sospecha de que es- tas personas sean partidarios del polemista”, se lee al prin- cipio de ese ejemplar, según traducción simultánea y te- lefónica de Adan Kovacsics, traductor de la versión para teatro de Los últimos días de la humanidad, que publicará también Hiru en otoño. Metáforas encarnadas La tercera noche de Walpurgis, sin embargo, incluye el silen- cio como argumento y no só- lo por motivos prácticos. Es, en parte, la impotencia de la sátira que sobreviene porque la realidad ya es una sátira, y sangrante, resume Aránte- gui. “El nazismo lo supera, de ahí que el libro sea algo abierto, porque sigue llegan- do material, cada vez más y cada vez peor”, añade Kovac- siscs. El hitlerismo fue antes que nada una forma de hablar: L a pregunta sobre si se podría seguir es- cribiendo después de Auschwitz no se había formulado todavía, porque Auschwitz, en 1933, no había tenido lugar. A Karl Kraus, sin embargo, ya le había invadido esa pregun- ta, porque pudo imaginárselo. La tercera noche de Walpurgis, quizá la más clarividente crí- tica del nazismo escrita antes de que se materializara el in- fierno que su fraseología in- formaba, fue su respuesta, pe- ro no la publicó. El lector en es- pañol dispone ahora de una reedición de este libro que des- de su primera frase –“No se me ocurre nada sobre Hitler”– es- tá arrancado al silencio. De Karl Kraus (1874), poe- ta, dramaturgo y periodista austriaco, tres veces candidato al Nobel, apenas había traduc- ciones disponibles en caste- llano. “Había una deuda pen- diente con Kraus, que es una figura muy relevante del siglo XX”, dice Sandra Santana, au- tora de una tesis doctoral so- bre su obra, y que da por resti- tuida parte de la deuda con es- ta reedición, junto con la tam- bién reciente de Escritos (una selección de artículos) y otras tres obras que se imprimirán en el próximo medio año. Kraus, fundador y director de Die Fackel, la revista de la que publicó 922 números en- tre 1899 y 1936, año en que murió (“demasiado pronto”, según Walter Benjamin), y que a partir de 1912 no tuvo otro redactor, ni corrector ni editor que él mismo, ya había optado por el silencio al comienzo de la Primera Guerra Mundial. A finales de 1914, lo rompió con un artículo, En esta gran época, escrito para anunciar cuán pe- queña, bajo las bombas, aca- baría siendo: “En esta época ruidosa que retiembla con la sinfonía estremecedora de ac- ciones que provocan noticias y noticias que disculpan accio- nes, en una época así no espe- ren de mí una sola palabra pro- pia. Ninguna salvo ésta, justa- mente la que protege aún al si- lencio de ser malentendido”. “Su revista fue la única que siguió publicando cartas de los soldados y artículos muy críticos con la guerra. Es ver- dad que pudo hacerlo gracias a su independencia económi- ca y a sus amistades en la pri- mera plana política, adminis- trativa y militar”, explica Jo- sé Luis Arántegui, traductor y compilador de Escritos (Visor). Acantilado publicará a princi- pios de 2011 una selección de mil páginas de Die Fackel, ade- más de un ensayo de Santana sobre su autor. BRAULIO GARCÍA JAÉN MADRID Reportaje Karl Kraus en 1917. SILENCIO: AUSCHWITZ SE ESTÁ GESTANDO ‘La tercera noche de Walpurgis’, escrita en 1933, alertaba contra el exterminio que Hitler pondría en marcha Karl Kraus. El periodista austriaco dejó sin publicar su crónica del nazismo El noveno hijo de una familia judía adinerada, Karl Kraus nació en 1874 en lo que hoy es Jicin, República Checa, entonces la Bohemia austro- húngara. Antes de fundar su revista ‘Die Fackel’, abandonó los estudios de Derecho y el doctorado de Filosofía. ‘Satírico apocalíptico’, según definición de su biógrafo Edward Timms (Visor Libros), los testimonios que sobre él se han recogido hablan de un hombre encantador, afable en el trato, demoledor cuando de escribir se trató. La mujer de su vida, Sidonie Nadherny, siempre estuvo casado con otro. Él murió en 1936. Encantador y satírico del apocalipsis

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Un reportaje sobre Karl Kraus y su libro 'La tercera noche de Walpurgis'.

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Page 1: Silencio: Auschwitz se está gestando

Culturas Responsable de la sección: Peio H. Riaño p [email protected]

Público Lunes, 19 de juLio de 201036

www.Publico.es

CulturasEl silencio de La tercera no-

che de Walpurgis (Hiru), sin embargo, es otra cosa. No se trata de “esa estrategia re-tórica” que subraya Santa-na, utilizada otras veces co-mo “estrategia de expresión frente a lo que está ocurrien-do: por ejemplo, frente a la represión de una huelga, in-terrumpe la publicación de su revista”. Tampoco de su re-pentina muerte, aunque es verdad que había estado co-rrigiendo las galeradas de es-te libro (y las correcciones po-dían ocupar a Kraus durante meses y años), sobrevenida poco después de que lo atro-pellara una bicicleta en abril de 1936.

No. Respecto a las circuns-tancias históricas, él mismo dedicó un número de su re-vista, en julio de 1934 y titu-lado ¿Por qué no se publica Die Fackel?, para explicarlo: “Es-tá el peligro de que por actos polémicos cuya utilidad no se podría demostrar se produje-ran sacrificios humanos por la mera sospecha de que es-tas personas sean partidarios del polemista”, se lee al prin-cipio de ese ejemplar, según traducción simultánea y te-lefónica de Adan Kovacsics, traductor de la versión para teatro de Los últimos días de la humanidad, que publicará también Hiru en otoño.

Metáforas encarnadas

La tercera noche de Walpurgis, sin embargo, incluye el silen-cio como argumento y no só-lo por motivos prácticos. Es, en parte, la impotencia de la sátira que sobreviene porque la realidad ya es una sátira, y sangrante, resume Aránte-gui. “El nazismo lo supera, de ahí que el libro sea algo abierto, porque sigue llegan-do material, cada vez más y cada vez peor”, añade Kovac- siscs.

El hitlerismo fue antes que nada una forma de hablar:

La pregunta sobre si se podría seguir es-cribiendo después de Auschwitz no se había formulado

todavía, porque Auschwitz, en 1933, no había tenido lugar. A Karl Kraus, sin embargo, ya le había invadido esa pregun-ta, porque pudo imaginárselo. La tercera noche de Walpurgis, quizá la más clarividente crí-tica del nazismo escrita antes de que se materializara el in-fierno que su fraseología in-formaba, fue su respuesta, pe-ro no la publicó. El lector en es-pañol dispone ahora de una reedición de este libro que des-de su primera frase –“No se me ocurre nada sobre Hitler”– es-tá arrancado al silencio.

De Karl Kraus (1874), poe-ta, dramaturgo y periodista austriaco, tres veces candidato al Nobel, apenas había traduc-ciones disponibles en caste-llano. “Había una deuda pen-diente con Kraus, que es una figura muy relevante del siglo XX”, dice Sandra Santana, au-tora de una tesis doctoral so-bre su obra, y que da por resti-tuida parte de la deuda con es-ta reedición, junto con la tam-bién reciente de Escritos (una selección de artículos) y otras tres obras que se imprimirán en el próximo medio año.

Kraus, fundador y director de Die Fackel, la revista de la que publicó 922 números en-tre 1899 y 1936, año en que murió (“demasiado pronto”, según Walter Benjamin), y que a partir de 1912 no tuvo otro redactor, ni corrector ni editor que él mismo, ya había optado por el silencio al comienzo de la Primera Guerra Mundial. A finales de 1914, lo rompió con un artículo, En esta gran época, escrito para anunciar cuán pe-queña, bajo las bombas, aca-baría siendo: “En esta época ruidosa que retiembla con la sinfonía estremecedora de ac-ciones que provocan noticias y noticias que disculpan accio-nes, en una época así no espe-ren de mí una sola palabra pro-pia. Ninguna salvo ésta, justa-mente la que protege aún al si-lencio de ser malentendido”.

“Su revista fue la única que siguió publicando cartas de los soldados y artículos muy críticos con la guerra. Es ver-dad que pudo hacerlo gracias a su independencia económi-ca y a sus amistades en la pri-mera plana política, adminis-trativa y militar”, explica Jo-sé Luis Arántegui, traductor y compilador de Escritos (Visor). Acantilado publicará a princi-pios de 2011 una selección de mil páginas de Die Fackel, ade-más de un ensayo de Santana sobre su autor.

braulio garcía jaénmadrid

Reportaje

Karl Kraus en 1917.

Silencio: AuSchwitz Se eStá geStAndo ‘La tercera noche de Walpurgis’, escrita en 1933, alertaba contra el exterminio que Hitler pondría en marcha

Karl Kraus. El periodista austriaco dejó sin publicar su crónica del nazismo

el noveno hijo de una familia judía adinerada, Karl Kraus nació en 1874 en lo que hoy es Jicin, República checa, entonces la bohemia austro-húngara. Antes de fundar su revista ‘Die Fackel’, abandonó los estudios de Derecho y el doctorado de Filosofía. ‘satírico apocalíptico’, según definición de su biógrafo edward Timms (Visor libros), los testimonios que sobre él se han recogido hablan de un hombre encantador, afable en el trato, demoledor cuando de escribir se trató. la mujer de su vida, sidonie Nadherny, siempre estuvo casado con otro. Él murió en 1936.

encantador y satírico del apocalipsis

Page 2: Silencio: Auschwitz se está gestando

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CulturasPÚBLICOLUNES, 19 DE JULIO DE 2010 37

“Un discurso que materiali-za las metáforas”, según el mismo Arántegui escribe en su epílogo a Escritos. El regre-so a las esencias a través de una retórica incendiaria –in-tuyó Kraus– se iba a demos-trar metiendo fuego a Alema-nia y Europa hasta reducirlas a ceniza. “La versión de que ‘a ningún judío se le ha tocado un solo cabello’ ha podido ser mantenida porque está com-probado que es la única for-ma de tratarlos que no se ha puesto en práctica; mientras que a muchos se les ha corta-do todo el pelo al cero”, se lee en este libro escrito poco des-pués de la llegada de Hitler al poder, en 1933.

De su aparato propagan-dístico, ayudado involunta-riamente por todos los que repiten sus mensajes sin en-tender lo que implica re-petirlos, Kraus sabe (como Goebbels) que es así como el nazismo devora cualquier discurso que quisiera resis-tírsele. Frente, por ejemplo, a las detenciones preventivas por motivos políticos: “A esos insatisfechos les toca en suer-te la prisión preventiva, la desintegración de sus agru-paciones, e incluso la cons-tatación a través de la ofi ci-na Wolff de que dicha des-integración no tuvo lugar”. La agencia de noticias Wolff informaba puntual y efi caz-mente de las bondades del nazismo, según puede com-

probarse todavía consultando la hemeroteca, por ejemplo, de La Vanguardia .

No deben confundirse, sin embargo, las dudas de Kraus, con ninguna mistifi cación del exterminio de los judíos como si fuera algo inexpresable. Él mismo detestó esa mistifica-ción por adelantado. No hay que atribuir a la lengua la im-potencia e irresponsabilidad de los que la usan. Karl Kraus: “Si uno consigue ganarse a la lengua, ni siquiera un acon-tecimiento como el de Hitler podría usurparle el pensa-miento”.

“Antes que Hitler, cualquier cosa”, fue, según Arántegui, la razón por la que él, más o menos socialdemócrata, aca-bó apoyando al canciller so-cialcristiano Dollfuss, ante la incapacidad de los socialde-mócratas para comprender –aunque no le faltaban indi-cios entre sus militantes tortu-rados– lo que Hitler suponía. “Nada más fatídico que la ac-titud de un liderazgo que con un nuevo aliento avanza veloz hacia la ruina pero no logra re-cobrarlo para decir la verdad”, escribió Kraus, judío, sobre los que eran sus compañeros de viaje (al campo de concentra-ción, se entiende) sin saberlo. “Cuando su época alzó la ma-no contra sí misma, él era esa mano”, escribrió sobre él Ber-told Brecht.

Una cosa es el silencio y otra la fatalidad. El libro de Kraus reconforta al menos porque, mirando de frente al desastre, no le concede en ningún mo-mento el carácter de inevita-ble. ¿Cómo enfrentarse a él? Es a eso a lo que Kraus se nie-ga a responder, porque habría sido liberar de su responsabili-dad a cada uno de los lectores. “Sobre la responsabilidad per-sonal, no hay nada que decir”, repite Arántegui, su traductor. Karl Kraus perdió la voz tras ser atropellado por un ciclista. Murió el 12 de junio de 1936.D

WWW.PUBLICO.ES

Responsable de la edición: Peio H. Riaño p [email protected]

Ejemplar de ‘Die Fackel’

«No se me ocurre nada sobre Hitler», escribió Kraus al iniciar su alegato

B. Brecht: «Él era la mano que su época alzó contra sí misma»

Una «antorcha» para iluminar un imperio a oscuras

1 de Abril, 1899El primero de los 922 núme-ros de ‘Die Fackel’ apareció en Viena, capital del Imperio Austro-Húngaro, poco des-pués de que su fundador, Karl Kraus, rechazara encargarse de las páginas nobles del prestigioso diario ‘Neue Freie Presse’. Tenía 24 años. “Ojalá ilumine ‘La Antorcha’ una tierra en la que, a diferencia del imperio de Carlos V, nun-ca se alza el sol”, escribió. Acantilado editará una selec-ción de mil páginas traduci-das por Adan Kovacsics en febrero de 2011.

ACANTILADO EDITARÁ UNA SELECCIÓN DE MIL PÁGINAS DE LA REVISTA DE KRAUS

Escaparate y quirófanoLos apellidos más brillantes del primer tercio del S. XX europeo desfi laron por ella: Schöenberg, Wittgenestein, Brecht, Adorno o Freud. Y muchos enemigos también, atrapados al pie de la letra. “Llama a la palabra por su nombre, la arranca de forma destructiva de su contexto y, precisamente por eso, la devuelve a su origen”, escri-bió Walter Benjamin sobre su demoledora técnica para las citas. ‘Die Fackel’ está disponible on-line.

‘LA TERCERA NOCHE DE WALPURGIS’, HIRU, 2010.Escrito en 1933 frente al ascenso del nazismo, Kraus no lo publicó fi nalmente por miedo a las represalias que pudieran descargar contra conocidos y partidarios que el libro cita.

‘ESCRITOS’, VISOR, 2010. Una selección de artículos publicados por el autor en su revista ‘Die Fackel’, acompañada de un incisivo epílogo del traductor José Luis Arántegui.

‘PALABRAS EN VERSO’, PRETEXTOS, 2005.Kraus, poeta. Selección y traducción de Sandra Santana, autora de una tesis doctoral que publicará Acantilado en febrero de 2011.

‘DICHOS Y CONTRADICHOS’, MINÚSCULA, 2003.Kraus en comprimidos. Todo el ácido de su estilo, concentrado en aforismos, género que cultivó sobre todo a partir de 1905.

‘CONTRA LOS PERIODISTAS Y OTROS CONTRAS’, TAURUS, 1998.Reedición de la traducción de Jesús Aguirre, se trata también de textos aforísticos, aunque de variable extensión. Además de los periodistas del título, la guerra de los sexos, la moral, el derecho y la política, son objeto recurrente de sus refl exiones.

‘LOS ÚLTIMOS DÍAS DE LA HUMANIDAD’, TUSQUETS, 1991.Un “collage” documental y descomunal, construido con frases, titulares y personajes que Kraus fue encontrado por la calle, en los cafés y en los periódicos, durante la Primera Guerra Mundial. Un drama “irrepresentable”, por lo que preparó luego una versión para teatro, que publicará Hiru el próximo otoño. Ambas, traducidas por Adan Kovacsics.

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BIBLIOGRAFÍA

Karl Kraus en castellano

Paco Taibo II (izq) y Álvarez Areces, ayer, en Gijón. EFE

Los latinoamericanos suceden a LarssonLa corrupción y la crisis globalizan el género negro

Después de la marea nór-dica, llegada junto al fenóme-no Millenium de Stieg Larsson, es hora de enfocar la mirada hacia otros autores. La recien-te Semana Negra de Gijón ha demostrado que existe un gru-po importante de autores, en su mayoría españoles y lati-noamericanos, cuyas novelas retratan la decadencia de sus respectivos países. Además, son escritores que no están en-corsetados por el género. Co-mo en un buen guiso, mezclan el crimen con la política, ha-cen un retrato familiar e intro-ducen elementos de la cultu-ra pop.

Esta focalización hacia La-tinoamérica y España mues-tra la depuración de las na-cionalidades en este género. Ya no pertenece al ámbito an-glosajón y ni siquiera pueden apropiárselo ahora los escan-dinavos. Según el director de la Semana Negra, Paco Igna-cio Taibo II, la clave está en que este festival ha sido fagocita-do por andaluces y argentinos. “Me quedé bastante sorpren-dido, pero cuando me puse a

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PAULA CORROTOGIJÓN

contar a los escritores anda-luces invitados me salieron catorce”, afi rma. Entre ellos, el sevillano Juan Ramón Biedma (El humo en la bote-lla, Salto de página) y el cor-dobés Francisco José Jurado (Benegas, Almuzara).

Esta globalización del gé-nero y su paradójica concre-ción en países como Argen-tina, se basa en las actuales convulsiones que sufre el mundo. La crisis económica –algo de lo que saben bastan-te los argentinos tras el co-rralito– con las caídas de las bolsas, los recortes sociales, el colapso generalizado del sistema capitalista y el enfa-do ciudadano son un mate-rial de primera fi la para todo autor, aunque no sea un es-pecialista en novela negra. El colombiano Mario Mendoza, así lo ve: “En EEUU no hay dinero para los inmigrantes pero sí para pagar a la Gene-ral Motors. Esto está empe-zando a ocurrir en Europa. El mundo va a ser cada vez más negro y ahí está la novela ne-gra para contarlo”.

Novela de reportajes

Sin embargo, esto no signi-fi ca un triunfo del realismo. Es quizá el género que con mayor soltura denuncia a una sociedad y sus desigual-dades, pero como dice el es-critor argentino Raúl Arge-mí, ya no estamos hablando de realismo-socialista en el que los ladrones eran ladro-nes. Las novelas de Gabriela Cabezón, La Virgen Cabeza, con su delirio argumental y juegos del lenguaje, y la de Guillermo Orsi, Ciudad San-ta, con su tono paródico, son prueba de ello.

La consecuencia de este proceso en el que parece que la novela negra es capaz de asimilarlo todo es la progre-siva importancia que cobra la novela de reportajes. Ahí está el ejemplo de Sangre jo-ven, de Javier Sinay, uno de los triunfadores de la Sema-na Negra. Para Luisgé Mar-tín, autor de Las manos corta-das, “es un cóctel explosivo” al que se puede sumar “un subgénero como la novela de corrupción”. Y en este ca-so no hay que ir muy lejos. El caso Brugal o la trama Gür-tel podrían ser un buen argu-mento para una novela. Se cumpliría así la máxima de Carlos Salem: “En España ca-da vez hay más voces de no-vela negra porque el teledia-rio ya nos satura”.

La venta de libros durante la Semana Negra de Gijón, celebrada entre el 9 y el 18 de julio, se redujo en un 33% con respecto a 2009. Según señaló ayer el director del festival, Paco Ignacio Taibo II, entre vendidos y regalados por las 27 librerías se llegó a los 35.985 ejemplares. El año an-terior, llegaron a los 54.000. Aunque la crisis haya podido causar la caída de las ventas, la economía no ha hecho efecto en el número de visitantes al festival. Este año, 845.000 per-sonas han paseado a lo largo de diez días entre librerías y puestos de churros. También es la edición que más escrito-res ha congregado. Hasta 152 autores de 14 países partici-paron en las mesas redondas y presentaciones. “La cultura es el balón de oxígeno de la socie-dad”, dijo Taibo. Y, precisamen-te, por la crisis, “había que tirar la casa por la ventana y ha sido un rotundo éxito”, añadió.

La Semana Negra, “un éxito” a pesar de la crisis