signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que...

26
Cuademos de ANTROPOLOGIA SOCIAL N9 7 PANORAMAS DE LA ANTROPOLOGIA POLITICA DEL CLIENTELISMO * AJCEI. LA7ZARI ** INTRODUCCION Nos proponemos aproximar algunos de los modelos interpretativas del clientelismo a diversos contextos signicantes. Partiremos de una indagación del contexto de descubrimiento de las teorías del clientelismo, que nos permita encuadrar los clivajes conceptuales que se venían sucediendo en el cuerpo canónico de la antropología social (principalmente británica) en los procesos socio-históricos globalmente reunidos bajo el impulso ideológico de la modemización de posguerra. A continuación, deseariamos llamar la atención hacia la problemática sustantiva de las teorías del clientelismo con el objetivo de apuntar correlaciones entre estrategias metodológicas y núcleos conceptuales recurrentes tales como Reciprocidad, Poder, Identidad y Jerarquía. En este contexto dedicaremos algunos párrafos a una de las cuestiones que más revelan la impaciencia prescriptiva de los teóricos del clientelismo, i.e. la de su funcionalidad y/o disfuncionalidad con respecto a las relaciones estatal- nacionales modemas. En tercer término, identicaremos qué formas de poner en juego el esquema estructura/acción han regulado mayormente las teorías sobre el clientelismo. Hacia el nal, y a modo de epílogo, alinearemos reexiones génericas acerca de la matriz lósofica que contribuye a objetivar el clientelismo como espacio de antropologización. La versión original de este trabajo fue escrita en mayo de 1991 y circuló como material bibliográco de la cátedra “Antropología sistemática l" (Neufeld). " lCA. Sección Antropología Social. FFyL. UBA.

Upload: others

Post on 11-Mar-2021

5 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

Cuademos de ANTROPOLOGIA SOCIAL N9 7

PANORAMAS DE LA

ANTROPOLOGIA POLITICA DEL CLIENTELISMO *

AJCEI. LA7ZARI **

INTRODUCCION

Nos proponemos aproximar algunos de los modelos interpretativas del

clientelismo a diversos contextos signicantes. Partiremos de una indagación del

contexto de descubrimiento de las teorías del clientelismo, que nos permita encuadrar

los clivajes conceptuales que se venían sucediendo en el cuerpo canónico de la

antropología social (principalmente británica) en los procesos socio-históricos

globalmente reunidos bajo el impulso ideológico de la modemización de posguerra. A

continuación, deseariamos llamar la atención hacia la problemática sustantiva de las

teorías del clientelismo con el objetivo de apuntar correlaciones entre estrategiasmetodológicas y núcleos conceptuales recurrentes tales como Reciprocidad, Poder,Identidad y Jerarquía. En este contexto dedicaremos algunos párrafos a una de las

cuestiones que más revelan la impaciencia prescriptiva de los teóricos del clientelismo,i.e. la de su funcionalidad y/o disfuncionalidad con respecto a las relaciones estatal-

nacionales modemas. En tercer término, identicaremos qué formas de poner en juegoel esquema estructura/acción han regulado mayormente las teorías sobre el clientelismo.

Hacia el nal, y a modo de epílogo, alinearemos reexiones génericas acerca de la

matriz lósofica que contribuye a objetivar el clientelismo como espacio de

antropologización.

‘ La versión original de este trabajo fue escrita en mayo de 1991 y circuló como material

bibliográco de la cátedra “Antropología sistemática l" (Neufeld).

" lCA. Sección Antropología Social. FFyL. UBA.

Page 2: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

MODERNIZACIÓN Y “TRIUNFO DEL'PROCESO'ANTE EL CADAVER

DEL 'EQUILIBRIO'": CONTEXTO DE DESCUBRIMIENTO DE LAS

TEORIAS SOBRE EL CLIENTELISMO

Los cincuenta, y con más fuerza los sesenta, son décadas de transformaciones

decisivas en el reordenamiento político planetario. La victoria de los aliados en la

Segunda Guerra Mundial, las nuevas hegemonías articuladas en Yalta, el

desmembramiento del Imperio Británico -ese gran campo experimental de la

antropología-, las guerras de liberación en las antiguas colonias, la independencia “notraumática” de muchas otras, condicionaron el sentido, no sólo de la historia políticamundial, sino también de la historia contemporánea del saber antropológico.

De esta manera, cuando el otrora anestesíado hogar de las colonias se vió

conmovido porlos movimientos de descolonización, gritos de resistencia, de restauración

y de revolución se amalgamaron en una masa “oscura y confusa” que no pudo eludir

ser pensada bajo la pregunta, ¿es éste el camino hacia la “modemización”? o, más

explícitamente, ¿son estos rústicos clamores de justicia, los que aseguran la expansiónde principios universalistas, igualitarios, impersonales, es decir de los valores co-

constitutivos del orden democrático?

Georges Balandier fue uno de los primeros en sondearcon este estilo interrogativoel nuevo lón que se insinuaba a la antropología. Saludaba la época como uno de

aquellos períodos de inexión en el que deslan ante los ojos, en abigarrado, misturado

e incómodo paso, los sentidos de lo nuevo y de lo antiguo. “La actual situación de las

sociedades políticas exóticas -afmnaba- incita a examinar, dentro de una perspectivadinámica, las relaciones entre las organizaciones políticas tradicionales y las

organizaciones políticas modemas, entre la tradición y el modemismo”. Se entusiasmaba

partícula miente ante la promesa de un“análisis actual y no retrospectivo de los procesos

que garantizan la transición del Gobiemo tribal y del Estado tradicional al Estado

modemo, del mito a la doctrina y a la ideología politicas” (1969212; énfasis mío).Balandier no fue el único en concurrir a esta cita que, para decirlo de una vez,

era la de una “nueva antropología" que imponía su presencia recalcitrante contra las

profecías apocalípticas de los oráculos disciplinarios; una “nueva antropología”sostenida académicamente en un recambio generacional apoyado por algunos “viejosmaestros", diversicada en campos especializados (como el de la antropología política)y extendida a nuevos dominios geopolíticos (surgimiento de las antropologías regionales).

Ya desde mediados de los años cuarenta Max Gluckman y Edmund Leach

veníanprea nuncia ndo torsiones teóricas y metodológicas en el campo de la antropologíasocial británica. Los investigadores del Rhodes- Livingstone Institute, con Gluckman

a la cabeza, fueron los primeros en repararen la contextuación colonial de sus trabajosen aldeas, y consecuentemente comenzaron a rclativizar las nociones heredadas de

comu nidad cerrada y homogénea. Gluckma n, en particular, estableció cierta heterodoxia

10

Page 3: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

Cuademos de ANTROPOLOGIA SOCIAL N9 7

con respecto a los rutinarios postulados de integración y de equilibrio nomrativo que

caracterizaban al estilo “africanista” de hacer antropología, cuando trabajó las

nociones de situación social y de conflicto en sus estudios de Zululand. Continuó

defendiendo, no obstante,‘ la pertinencia metodológica de estudiar sistemas sociales

como estados de equilibrio, pero con una importantísima cualicación: dicho equilibriosistemático parecía resultar ahora de un compromiso entre la realidad sociológica y su

analista (Kuper, 19731175-85).Edmund Leach tuvo que dar con su presencia en las montañas de Bimia nia pa ra

imprimir una dosis aún mayor de articialisrno a los esquemas “africanistas” con cl

tema del hombre manipulador. Sus estudios los cnczró pensando que las sociedad-cs

estaban en perpetuo movimiento, en relación a lo cual no admitía que la idea de

sistematicidad fuese otra cosa que una incorporación a posteriori de ese hombre también

manipulador que era el antropólogo creando un como si de estabilidad social. Los focos

de atención se inclinaban, entonces, a favordel análisis de la acción creativa individual,de la normatividad provisional y del “constante estado de ujo y cambio potencial de

las sociedades” (Kuper, op. cit.:187 y ss.).I..as divergencias teóricas y pragrnáticas entre Gluclcman y Leach se atenúan de

todos modos frente a lo que Kuper considera su legado común a la historia de la

disciplina; a saber, el énfasis en que “dinámica central de los sistemas sociales la

proporciona la actividad política, los hombres que compiten entre sí por engrandecersus medios y sus status dentro del marco creado por reglas frecuentemente conictivas

y ambiguas" (Kuper, op. cit.:175).A partir de este replantearniento de la conictividad política como marca

insoslayable de lo social, se comienzan a delinear metodologías altemativas al canon

estructural- funcionalista. Dado el privilegio a los “procesos” que “libraban" a los

individuos de la “estructura"

custodiada por la triada nor'rnatividad- homogeneidad-integración, el curso de estos estudios iba a conducir al análisis de redes, la teoría de

los juegos y otras formas de conceptualizar las estrategias de la vida cotidiana. (Kuper,op. cit.:185)

Ted Lewellen resumió así aquella fobia antiestructuralista. “La mayoría de las

críticas parecen hoy bastante evidentes: las sociedades no están en equilibrio, los

argumentos teleológicos no son cientícos, ninguna sociedad está aislada de su entomo

social, las sociedades no son homogéneas, el Africa colonial no es el mundo. [...] El

‘proceso’, efectivamente, triunfa sobre el cadáver del ‘equilibrio’” (1985:89).Procesualistas, interaccionistas simbólicos y transaccionalistas sistémicos son

los apelativos que se dieron los tres linajes principales fundados al pie del tronco comúndel estructural- funcionalismo. Su nacimiento vino legitimado en una rniríada de

conceptos teóricos que atacaban viejas asignaturas pendientes de esa tradición

antropológica; mejor dicho del inadecuado entrelazamiento de dicha tradición con la

"novedad” (el relativo éxito) de los procesos de descolonización.

11

Page 4: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

La prolíca imaginación teórica de entonces no estuvo globalmente orientada

por una única y monolítica interpretación de los acontecimientos que salpicaban la

transición de la pax británica a la pax americana y soviética. Profundas diferencias

teóricas, de método, y fundamentalmente políticas estaban implicadas entre pensar la

antropología desde y para la liberación (con los equívocos insalvables que este

llamamiento suscitaba) y pensarla desde y para la modernización. De la primera sólo

podemos decirque no se trata de la “nueva antropología”, de ésta -la seg'unda- podemostrazar las líneas de fuerza conceptuales que orientaron su desarrollo.

A riesgo de simplicar demasiado, la institucionalización de indicadores

temáticos como ciudad y campo, centro y periferia, sociedad nacional y comunidad

local, formalidad e informalidad, dependían de la asunción tácita de que se estaba ante

“procesos de modemización” y “de desarrollo" en “sociedades complejas”, es decir,frente a nuevas naciones-estado que, en su constitución, “encapsulaban” y/o“contactaban” una diversidad de sociedades y culturas locales y “parciales”. El estudio

de la “articulación” de grupos tribales o culturas insulares en países "independientes”con estructuras políticas formales (partidos, burocracias o corporaciones) comenzó a

imponerse como la orientación pragmática más relevante del momento. En cierto

modo, como explícitamente lo señaló Frankenberg, este giro comportaba una

revitalización antropológica de los viejos temas de la sociología clásica: el pasaje de

comunidad a sociedad, del status al contrato, de la solidaridad mecánica a la orgánica,el proceso de proletarización, los procesos de racionalización y burocratización, etc.

(1980:141-6)Hasta hoy se extiende este movimiento de antropologización que produce un

sistema de “necesidades” a cuya satisfacción responde la expansión institucional de la

antropologia en cuadros académicos, en agendas de políticas públicas, en estilos de

regionalización del territorio original de la antropología clásica, en la ampliación del

método con que los antropólogos viendo como se les hace experimentar a los “otros”

los valores de Occidente y, exponiéndose ellos mismos a dosis controladas de valores

exóticos, interpretan sus virtudes y méritos relativos.

La antropología política del clientelismo (o del patronazgo, según se enfatice

uno u otro término de la institución) viene a insertarse en la agenda académica dentro

de estos límites intelectuales demarcados por los “procesos de modemización en

sociedades complejas”, y se específica como área temática al construirse en tomo del

problema de la de “subculturas morales y políticas" incrustadas en el Estado. (1)En 1963, Eric Wolf colaboraba al simposio de la ASA sobre Nuevos Enfoques

en Antropología Social con su “Relaciones de parentesco, de amistad y de patronazgoen las sociedades complejas” (1980). Adhiriéndose al coro de los manifiestos por una

“nueva antropología", el autor abogaba por identicar y darcuenta de las “disonanciasculturales" de las sociedades complejas cartograando su “terra incógnita". En este

proyecto adquiría relevancia la selección de las cuestiones del parentesco, la amistad

12

Page 5: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

Cuadernos de ANTROPOLOGIA SOCIAL N9 7

y el patronazgo que se veían entoncesjusticadas en la problemática de la coexistencia

de instituciones fomiales e informales en sociedades industriales que el estructural-

funcionalismo había soslayado. Al considerarse las formas de nomiatividad no

solamente diversas, sino también conictivas, se concluía en su carácter provisional y

dinámico, sometidoa la situacionalidad contextual de las evaluaciones de los individuos.

Desde esa fecha (ytal vez desde 1954, si consideramos“The People ofthe Sierra"

dc Pitt-Rivers) la literatura especializada sobre clientelismo ha ido en aumento. En un

principio se lo creía una especie de ethos del mundo mediterráneo y de su sucedáneo

iberoamericano, pero poco a poco parece ser un fenómeno cuasi-universal que sc da a

conocer en China comunista, en la ex-Unión Soviética. er‘. lz; gcnrrjv inglesa del sigla:XVIII, en La Argentina actual... Esta proliferación del clientelismo no restilta

sorprendente. Como suele suceder en estos casos, la virtualidad analógica de los

primeros modelos ha sido superexplotada por la institución del relato monográco,dando por resultado un sostenido debate terminológico que ha llegado a poner en

duda hasta la legitimidad misma de la generalización.Seguidamente delinearemos una versión esquemática de los supuestos principales

de los núcleos temáticos de las teorías sobre el clientelismo. A la luz de este recorrido

intentaremos captar dos ejes fundamentales a partir de los cuales se ha puesto en

cuestión el clientelismo. Aquel centrado en el análisis de los modos en que las prácticasclientelísticas pueden conspirar contra una sociedad modema, sea privilegiandoidentidades jerárquicas, cooptando lealtades primordiales o cortando agrupamientosclasistas e interfiriendo, de este manera, en la forma de legitimación democrática. Y

éste otro que, simultánea y paradójicamente, se interesa en el clientelismo por el hecho

de que, al desencadenar los procesos antedichos, parece proporcionar un sistema

suplementa rio de control social que funciona propiciando relaciones de reconocimiento

auténticas, inmediatas, no anónimas en los intersticios y “vacíos” que dejan las

instituciones formales (Eisenstadt y Roniger, 1984: passim). Esta importante cuestión,que revela ria el compromiso de las teorías ante un enfoque modernizante, la encabezamos

como el problema de la funcionalidad y/o disfuncionalidad del clientelismo.

PROBLEMAS SUSTANTIV OS EN LAS TEORLAS SOBRE ELCLIENTELISMO

La pregunta por los aspectos sustantivos de la antropología política del

clientelismo suscita múltiples vías de discusión. Habiendo reexionado sobre la

imposibilidad de recorrer todos esos caminos, sobre el esfuerzo que demandaria dicha

tarea y el comparativamente pobre resultado práctico que obtendriamos (una especiede aburrido protocolo de interpretaciones muy interesantes), hemos decidido ilustrar

la región de las teorías sobre el clientelismo en un imaginario mapa limitado por los

conceptos de Reciprocidad, Poder, Identidad y Jerarquía.

Page 6: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

A n de hacer inteligible nuestra presentación paniremos de cuatro deniciones

estándar de] patronazgo. En tomo a los puntos jos provistos por este “consenso”

teórico plantearemos algunas discusiones.

Alan Zuckerrnan en su análisis de la política de clientelas en ltalia resume la

siguiente denición: “El clientelismo (al igual que los términos asociados ‘vínculos

patrón-cliente’, ‘patronazgo’, ‘alianzas diádicas’) se reere al agrupamiento social de

individuos marcadamente desiguales (llamados patrono y cliente) en ‘relaciones

recíprocas personalizadas’. El vínculo se basa enla lealtad personal, en la obligatoriedady en el intercambio de bienes y servicios desiguales (Lemarchand y Legg, 19722149;

Lande, 1973; Scott, 1969).” (1986193)En un típico ensayo sobre modernización política -esta vez en Malta-, Jeremy

Boissevain concibe al clientelismo “como una relación asimétrica, cuasi moral, entre

una persona (el patrono) que proporciona directamente ayuda yprotección (patronazgo),y/o que inuye sobre aquellos que pueden proporcionar tales servicios (intermediarios,brokers), a gentes (los clientes) que necesitan ese tipo de ayuda. Los clientes a su vez

corresponden con su lealtad y su apoyo cuando se les solicita.” (1986:115; énfasis del

autor).El antropólogo turco Sabri Sayari dene el patronazgo “como un mecanismo

que regula las relaciones sociales entre individuos y grupos con diferente acceso a los

recursos políticos y económicos. Más especícamente el patronazgo político se reerea una forma particular de intercambio recíproco por medio del cua] los patronesindividuales y/o partidos políticos tratan de movilizar el apoyo de sus partidarios a

cambio de ayudas y de diversos tipos de mediación. Aunque un cúmulo de factores,desde la debilidad de los lazos centro-periferia hasta la segmentación social, suelen

contribuir a la emergencia y al mantenimiento del patronazgo politico, su causa

principal es la desigualdad socioeconómica y política.” (1986:137)Finalmente Luis Roniger considera que “en tales modalidades (clientelísticas)

de relación, la desigualdad y la dependencia se construye en tomo al dominio

monopólico por parte de patrones ybrokers de posiciones claves que permiten el acceso

a los medios de producción, a los mercados principales y a los centros de poder. Por esta

razón, estas relaciones facilitan intercambios asimétricos entre patrones, brokers y

clientes, en los que el acceso de los clientes a los recursos esta mediado (mientras a otros

les es directamente denegado), pero en los cuales una reciprocidad y un crédito

interpersonal a largo plazo, conducen a amplias obligaciones por parte de los clientes

favorecidos. Los recursos incluidos en estos tratos clientelísticos globales van desde

tierra, recursos hídricos, oportunidades laborales, mano de obra y habilidades especiales,a favores y servicios en educación, salud pública, seguridad social, certicados

ociales, licencias, y prestamos. (1987:83; trad. mía)Avanzando en la interpretación de estas cuatro deniciones no denitivas,

notamos que lo que parece llamar más firmemente la atención de los investigadores es

14

Page 7: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

Cuademos de ANTROPOLOGIA SOCIAL N9 7

la presentación del clientelismo como una combinación de intercambios asimétricos y

de una moral de la reciprocidad.En cierto sentido, ambos aspectos derivan del particular modo de construir los

datos antropológicos: esto es, como infomtación que tiene en cuenta el desfasaje entre

“lo que se dice que se hace" (el punto de vista del actor) y “lo que se hace" (un puntode vista objetivo y ontnisciente, problemáticamente relacionado a la interpretación del

antropólogo). La moral de la justa reciprocidad que desencadena “sentimientos de

deuda”. “de. gratitud" y “de lealtad", y con ello apunta a asegurar la reproducción del

clientelismo como institución, vendría a funcionar como un aspecto étnico del dato.

Paralelamente, el des-cubrimiento de la asimetría, la desigualdad. la dependencia. en

n los aspectos objetivos (e incontrolados) de las relaciones sociales, conllcvarían la

intención de distanciarse del modelo normativo de los actores para contribuir, de este

modo, aun conocimiento objetivo del fenómeno.

Adespecho de este papel que vienea jugaren la construcción del objeto, la norma

moral reciprocitaria constituye un problema en si mismo. De acuerdo con Alvin

Gouldner, una suerte de noción folk de reciprocidad ha acompañado gran parte de las

teorías científicas de la sociedad y la cultura. Las ideas de reciprocidad, de efecto

recíproco, de don y contra-don (2) determinan, en gran medida, las imágenes de las

sociedades como estables, con continuidad en estructura y tiempo e idénticas a si

ntismas. A este respecto señala el autor que “aunque las relaciones de reciprocidadestabili-zan las pautas, no se sigue de ello que la falta de reciprocidad sea socialmente

imposible o invariablemente destructiva de las pautas involucradas” (1973:219). La

explotación plantea justamente el problema de una convergencia entre orden social ydécit de reciprocidad. Esta convergencia es abordada teóricamente mediante una

disyunción entre planos “materiales” y “simbólicos” de forma tal que para los

profundos procesos de fragmentación social se postula una correspondencia con ciertos

mecanismos cohesivos que trabajan para salvaguardar el dominio creando puentes de

reconocimiento entre los individuos y los grupos. En consecuencia, la moral de la

reciprocidad podría resignica rse como “pretensión normativa”, es decir, como intento

siempre problemático de codicación social, antes que como realidad actualizada.

A grandes rasgos la literatura antropológica del clientelismo oscila entre

presuponer que éste trae siempre-ya una legitimidad propia (basada en la ntoral de la

reciprocidad), con lo cual el análisis gira alrededor del cómo se asegura y concreta esa

legitimidad presupuesta; y por otra parte, la preocupación por ver en aquél un procesode legitimación; intentos y pretensiones de establecer un orden moral y legitimo cuyasolidez podría “disolverse en el aire”.

L.a diferenciación teórica entre legitimidad y legitimación plantea en ligranael dilema entre relativismo y critica. Una transacción clientelística, ¿tiene legitimidadpropia (relativa a las nomta morales contpartidas por aquellos que si ven “patrones y

clientes”)?, o, ¿sólo es un acontecimiento que “obnubi|a", mediante un proceso dc

13

Page 8: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

legitimación, la percepción de aspectos explotativos que deben ser critica dos? Se dene

aquí un dicil desafío para el antropólogo: ¿es posible des-cubrir las asimetrías y las

desigualdades que implica la explotación, puestos a contemplarel idioma que practicanquienes “aparentemente" creen en el patronazgo como moral reciprocitaria y justa?

James Scott (1986) y Michael Gilsenan (1986) sugieren en sus respectivosartículos, “¿Patronazgo o explotación?” y “Contra las relaciones patrón-cliente” una

aproximación a esta problemática.El propósito del ensayo de Scott es construir un modelo interpretativo de las

variaciones en la legitimidad del clientelismo. Arma que esta última se enraiza en la

percepción, porparte de los clientes, de una reciprocidad justa y equilibrada.Asimismo,cona en que siendo la explotaciónun fenómeno pasible de seranalizado objetivamente,pueda identicársela en aquellas situaciones en que los intercambios entre patrones yclientes amenazan las (culturalmente determinadas) necesidades mínimas de subsistencia

de estos últimos. Por lo tanto, el autor se inclina por un análisis empírico de la moral

de la reciprocidad en que ésta pueda ser contrastada con el ujo, la calidad y el monto

de los intercambios clientelísticos.I

No por ello Scott deja de resaltar cierta especicidad para “lo clientelístico”

preanunciada en la pregunta que titula el artículo -”¿Patronazgo o explotación?”- . La

estudiada elusión de la respuesta, o mejor dicho la innecesariedad de contestarla nos

revela, por parte del autor, el señalado conicto entre la crítica y el relativismo, entre

ver las relaciones patrón-cliente tensadas entre los extremos de una “ideologíarnixtificadora” y de una “cultura” que organiza el sentido común de los actores

implicados en su práctica.“Contra las relaciones patrón-cliente” expone un modelo más volcado a analizar

el clientelismo como ideología. Gilsenan critica drásticamente la noción de antropologíapolítica del patronazgo. Considera que haberinstituido unsubdominio temático en esos

ténninos conduce a abdicar a los sentidos ideológicos insertos en las relaciones de

dominación entre clases. De esta ma nera, hablar de “patrones” y “clientes" no haría más

que justificar una imagen de la sociedad como un ordenamiento vertical de personasaisladas. aglutinadas mediante vínculos de deferencia y lealtad. Por ello le resulta

imperativo desembarazarse del modelo legitimante de la moral de la justa reciprocidade ir más allá de las evidencias edicadas en el procesamiento simbólico del dominio.

Aquí se trae a colación el concepto de clase social en tanto operador teórico-

metodológico para desentrañar clivajes sociales allí donde “naturalmente” parecen no

existir. Y es desde esta heurística, argumenta Gilsenan, que sería posible notar que los

vínculos patrón-cliente son importantes no porque organizan redes verticales sino

justamente porque “cortan" objetivamente los alineamientos horizontales. Sus

investigaciones en el Líbano le sugieren la hipótesis que el así llamado patronazgopropiciaría estratégicamente alianzas horizontales al interior de la clase de los

patrones; “hay un reforzamiento, más que un corte, de la dimensión horizontal. El cone

16

Page 9: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

Cuademos de ANTROPOLOGIA SOClAL N9 7

se produce en el ámbito del modelo y de la ideología locales, que efectivamente hablan

de relaciones individuales, cara a cara, y que resultan signicativas para la conciencia

de clase y de status de los dominadores como de los dominados. Se produce tambiénen el modelo consensual [el de la articulación social por redes] de los sociólogos, para

el que la noción del cemento del patronazgo es fundamental”. A] proceder de esta

manera “se imposibilita el estudio objetivo de su propia ideología y de la ideología de

los demás y el estudio de las estructuras de dominación que generan estas ideologías”(Gilsenan, op.cit.:175;).

En resumen, los modelos teóricos del clientelismo al estilo de Scott tienden a

concebirla reciprocidad moral comoalgo que viene dado (no obstante sus “va riacíones" .

que es inherente a dicha institución, y que siempre-ya la legitima. Esta selección teórica

puede llegar a exagerar el hecho de que en todo tiempo y lugar existe un piso de

conformidad y acepta ción con respecto a las relaciones patrón- cliente como recíprocasy justas. Tal comprensión del patronazgo que rescata sus visos de legitimidad estáanclada en la relevancia ya mencionada que se le da a “lo que piensa la gente”. En la

misma dirección J. Romero-Maura considera que en la relaciones entre “caciques” y

seguidores en la política española de n de siglo, “solía haber gratitud y respeto, sin que

implicaran porparte del cliente ningún sentimiento de subordinación: eran sentimientos

genuinos que resultaban de los favores graciosamente otorgados por el cacique, y este

llamaba públicamente “amigo" a su cliente, aún cuando "este le llamara “jefe", una

palabra que en español se usa frecuentemente sin la menor connotación de subordina ción”

(1986:86). Asimismo, Delfendhal apunta situaciones etnográficas en las que la

afectividad social del que recibe se expresa como sentimiento de justicia natural, antes

que como humillación. Aún más, recomienda que la generosidad y la gratuidad del don

(la inversión de la explotación) sean abordados con mente abierta para encontrar en

ellos algo más que engaño social (1985:658-9).A] desarrollarun enfoque clasista del clientelismo, Gilsenan marca la necesidad

de pensarlo como proceso de legitimación, o sea, como institución que se reproduce en

base a determinados intereses que controlan más fuertemente su dirección y sentido.

La fortaleza de este modelo parece resentirse porque, si bien es ineludible pensar que

“patrón” y “cliente” son ordenadores simbólicos que coadyuvan al mantenimiento de

posiciones de poder, sus efectos -ver las cosas como recíprocas y justas y no como injustaexplotación- nunca son unívocos ni están asegurados; la “ideología" del clientelismo

no siempre desencadena el alineamiento con el dominador. Y constituye una de sus

“paradojas” la que se la encuentre asociada a movimientos de “rebeldes primitivos”.Scott y Gilsenan convergen en un punto. Reservan a los aspectos normativos

(llámense “cultura”, “cciones" del sentido común, “clima moral” o “ideología" de la

reciprocidad) una coherencia y eciencia superlativas sobre el comportamiento de los

agentes sociales. Muchos otros autores (como por ejemplo Leach) destacan que la genteno piensa con tanta unidad y coherencia como parecerían remarcar los modelos

17

Page 10: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

antropológicos. De hecho la moralidad de la reciprocidad es manipulada por patrones

y clientes. En cada situación de clientelismo existe la posibilidad de que los agentes

“reínterpreten" con sus prácticas qué entienden por reciprocidad y justicia en el

patronazgo. Esta misma posibilidad supone que en el devenir de la acción existen visos

de incertidumbre que se intentan controlar mediante diferentes estrategias. Evidencias

indirectas de esto último las sugieren las prácticas del “emboletamiento” y del fraude

en contextos de clientelismo electoral. La instrumentación de estos recursos nos dice

que, por lo menos, algunos no están demasiado comprometidos con la idea del

intercambio recíproco entre votos y promesas. Y eso parece requerir la puesta en acción

de mecanismos compulsivos.Se nos presenta así la cuestión del poder. El patronazgo está generalmente

conceptualizado como una forma de organizar las relaciones de poder ya sea en

sociedades campesinas o industriales. No nos detendremos en la discusión acerca de

si existe algún “rasgo especíco” que sirva para diagnosticar cuándo y dónde estamos

frente al poder clientelístico, el poder clasista, el poder feudal o el poder del parentesco.Queremos puntualizarbajo que premisas teóricas y metodológicas entra la consideración

del poder en los estudios antropológicos del patronazgo.

Repasando las deniciones ya enunciadas, encontramos que el poder estátácitamente referido en las frases “relaciones asimétricas”, “relaciones desiguales”,“inuencia”. La explicación de la simetría y la desigualdad entre los patrones y clientes

se centra en que ambos grupos controlan “diferencialmente” el acceso a recursos

estratégicos.Ahora bien, el control no es siempre monopólico, no siempre está en manos de

los patrones y brokers. La inuencia, la búsqueda del apoyo son acciones que evidencian

que los clientes también “pueden"; de lo contrario, ¿porque se los controlaría,reclutándolos política y socialmente?

Conviene, entonces, imaginamos el poder como aquella capacidad de poner en

juego _vde propiciar relaciones entre individuos y grupos, y de accionar sobre la acción

propia y ajena. Capacidad ésta que se diversica ydispersa “microfïsicamente”a travésde la sociedad. Michael Foucaultamta que esto signica que no existiría “unprincipiode Poder primero y fundamental que domine hasta el menor elemento de la sociedad,sino que las formas múltiples de disparidad individual,de objetivos, de instrumentaciones

dadas sobre nosotros y a los otros, y de organización más o menos pensada, definen

fomias diferentes de poder a partir de la posibilidad de acción sobre la acción de los

demás. que es extensiva a toda relación social" (1985513).La corriente principal de los estudios de patronazgo se aleja de esta concepción

de las relaciones de poder. Si el diagnóstico de Alex Weingrod (1986) es correcto,

entonces la mayoria de los análisis se han preocupado por diagramar la estructura de

poder del clientelismo. Han prestado atención a “quien controla qué, cuándo y cómo".Su objetivo ha sido establecer prioritariamente el sistema de condiciones que afecta al

18

Page 11: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

Cuademos de ANTROPOLOGlA SOCIAL N’ 7

uso del poder. De ahí su interés en la legitimidad. En otro orden, aquellos estudios más

ligados a una noción de poder como toma de decisiones han descrito la utilización del

poder pero descontextuándola de los procesos sociales más generales que la determinan.

Para salvar las limitaciones de los modelos estructuralistas y decisionistas.

\Neingrod propone un enfoque que permita el seguimiento de un acontecimiento

concreto abstra yendo simultáneamente “los procesos sociales subyacentes que emergen

de las interacciones de las personas que se unen o coinciden en la persecución de unos

nes o intereses propios. Dicho de otro modo, esta perspectiva se concentra en una

especie de ‘micropolítica’ en la que, a lo largo del tiempo se puedan percibir procesos

sociales recurrentes o característicos” (op.cit.:73—4_‘¡.Desde esta postura. el estudio de

las relaciones clientelísticas mostraría cómo el poderes un instrumento compartido por

patrones y clientes (“está disperso”) proveyendo, consecuentemente, la posibilidad de

analizar la vulnerabilidad de la norma de la reciprocidad, la reorientación de las

alianzas y las lealtades y la redenición de los limites de los grupos y de la institución.Tal vez sea un tanto arriesgado marcar acercamientos entre el procesualis mo de

Weingrod y el comportamentalismo de Foucault, pero sus enfoques coinciden al

reconocer que lo más relevante a la hora de aproximarse al clientelismo es el estudio

de “cómo se ejerce el poder”.Al examinar el peso teórico que le correspondía a la reciprocidad en el estudio

de las relaciones patrón- cliente señalamos que, en tanto esquema normativo, ethos,

cultura, valor o ideología, solía concebírsela como proceso simbólico que“mecánicamente” propiciaba la legitimidad, o en su defecto, como “pretensión” de

legitimar tal institución.

Aunque Scott y Gilsenan podían diferir en el énfasis otorgado a estas dos

opciones, ambos nos rernitíana un modelo de clientelismo -sea “moral” o “ideológico”-que ordenaba, organizaba y controlaba los conocimientos y afectos de aquellos queentraban bajo su órbita (3).

Lo que estaba presente en aquella discusión puede ser analizado ahora desde la

problemática de la constitución de identidades sociales, de la provisión de esquemassimbólicos que intentan solídarizar, aglutinar e integrar a los agentes sociales.

¿Qué entendemos por identidad? El “principio de identidad” nos dice que éstaexiste siempre que algo “es y no- no es”. Identidad es toda relación que puede amiarseentre una cosa y ella misma y se simboliza lógicamente como “p entonces p". Por

extensión, esto da la idea de permanencia, inmutabilidad. constancia, etc.

Ahora bien, cuando este principio se define en ténninos sociológicos, la

identidad adquiere otro sentido. La atención a lo que “es y no- no es" se desplaza a lo

que “es, puede ser, parece ser. fue o será". De acuerdo a Niklas Luhman (1973:43-7,95-100) pensar las cosas de esta manera supone renunciara la búsqueda de las esencias

verdaderas (que pretendía la metafísica ontológica) e inclinarse por una “técnicaalienante" del conocimiento, que vea en la cosa "posibilidades de verdad del ser”.

19

Page 12: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

[Observa r, porejemplo, en el clientelismo algo más que “clientelismo”, i.e. “explotación”,es un buen ejemplo de esta técnica comúnmente llamada crítica].

Pa ra el pensamiento cientíco modemo en esas “posibilidades de verdad” puederastrearse, empero, un orden sistemático que las determina. [Así también, para

continuar con el ejemplo, suele plantearse la existencia de nexos causales entre lo que

parece ser (“clientelismo") y lo que es (“explotación")]. Esta vocación de conocimiento

por los órdenes y los sistemas que busca y encuentra visos de permanencia y continuidad

en el objeto, se ve justificada en isomorsmos fundamentales entre ambos.

De acuerdo a esta perspectiva, preguntarse en qué punto el clientelismo deja de

ser lo que es para transformarse en otra cosa quizá sea ocioso porque siempre podríaencontrase su “verdad” en otras “posibilidades de ser”.

El signicado último de esta epistemología es claro. Lo social abarca un

conjunto de transformaciones que contribuyen a su propia reproducción como sistema

(la unidad en la multiplicidad). Es sintomático que se distingan transformaciones y no

rupturas. Sigue vigente la premisa ontológica de la identidad de los sistemas sociales;

y ante ella se explica la dependencia teórica en que sitúa al cambio con respecto de la

continuidad (Vásquez, 199029-12).El consenso académico acerca del patronazgo nos revela en el manejo de los

conceptos de “grupo”, “institución”, “relación” y “vínculo”, los mencionados

presupuestos de estabilidad y pemtanencia. Nos dice que esa cosa llamada clientelismo

conserva cierta identidad.

Pero, y éste el sentido que ahora enfatizamos, también predica que dichas

prácticas mantienen o pretenden mantener “identicados” a quienes las ejecutan. La

constitución de la identidad se explica como la participación en esquemas simbólicos

que llevan a los agentes a asumir pertenencias y oposiciones respecto a grupos e

historias sociales específicas (Pizzomo, 1985:9). La identidad social clientelística se

constituye entonces a través de aquellos procesos de socialización en los que la

reciprocidad tiende a nomiativizarse instalándose en el “orden natural” de las cosas.

En la antropología política del clientelismo el contenido de la reciprocidad es

descrito como una serie de obligaciones extensibles a patrones y clientes que se percibenpor parte de ambos grupos como justas y equivalentes. La equivalencia de estos

imperativos no debe ser confundida con la igualdad; lo que implica esta equivalenciaes que existe una homogénea -y no igual- valoración de los “derechos y deberes” y de

los términos del intercambio. De esta manera, se puede comprender que la noción de

reciprocidad clientelística presuponga, en la homogénea valoración de la prácticas quela sostienen, sentidos jerárquicos.

La identidad jerárquica se sostiene en una imagen de sociedad ordenada a panirdel reconocimiento de “diferencias" y “valores”. En esta tipicación simbólica (hayquienes relativizan el encuadra miento “simbólico" de la jerarquía) tenemos posicionessocioculturales clara mente dema rcadas y no pe rrnutables (menores y mayores, hombres

20

Page 13: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

Cuademos de ANTROPOLOGIA SOCIAL N9 7

y mujeres, “los de arriba" y “los de abajo”, ricos y pobres, etc.). Desde esas “diferencias”

podria comprende rse el signicado especíco de los dones ycontradones del patronazgo.Pensar las relaciones patrón- cliente como el desarrollo de identicaciones

jerárquicas condiciona, en gran medida, las imágenes teóricas que nosotros, que

estamos socializados mayormente en el igualitarismo, podamos construir de ellas.

Nuevamente nos enfrentamos a la tensión entre critica y relativismo...

En otro lugar hemos discutido sobre la participación de lo jerárquico en el orden

democrático contemporáneo. Decíamos que “la construcción clientelistica de

solidaridades. los agrupamientos organizados en base a la jerarquía, constituyen ante

todo una forma de sociabi-lidad que en la litera tu ra antropológica aparece generalmentebajo el nombre de “relaciones personalizadas”. Que este concepto se fomiule

originalmente ante las “sociedades complejas”, y por tanto en el marco histórico de

sistemas políticos democráticos formales, nos obliga a redoblar nuestros esfuerzos para

desligarlo de toda carga de ilegitimidad. Ahora bien, no es nuestra intención planteara partirde aquíuna discusión acerca de las “formas no democráticas” de representacióny participación políticas. Al contrario, intentamos abrir los sentidos de lo jerárquico-clientelístico (y por lo tanto suspender el juicio de inmoralidad que sobre el pesa) puesconsidera mos que el generalizado prejuicio anti-clientelístico y anti-personalista suele

manifestar la presencia de una ideología igualitarista e individualista. Así, muchos

autores, asumiendo como propios los patrones de autolegitimación de los procesos de

representación de intereses políticos en democracias, ca racterizan al clientelismo como

distinto de las formas propiamente “politicas” de representación y participación. Pero

si entendemos tal patrón de legitimación democrático como un efecto de la determinaciónde “áreas de homogeneidad social" en la inmediata constitución del proceso de división

social del trabajo, debemos admitir entonces que lo jerárquico, aunque escotornizado

y suplantado por lo igualitario, es constitutivo de las condiciones de producción de la

legitimidad democrática”.“Esto -continuábamos- no conduce a ver en el clientelismo una ‘anti-ideología

que resuelve el problema de la adecuación entre conciencia subjetiva (estructurada en

tal caso en base a la jerarquización social) y realidad (objetivamentejerarquizada). La

cuestión no es determinar si el modelo del contrato democrático es hipócrita o el del

clientelismo es cínico, sino más bien explorar cómo y bajo qué condiciones ambos

modelos ideológicos se entrecruzan para contribuira la producción de sentidos de orden

en lo politico".De aquí se concluía que el patronazgo “es, teóricamente, un proceso de

socialización en el que se construyen identidades como pertenencia u oposición a dos

procesos institucionales primordiales: los vinculos patrón- cliente y los vinculos

Estado- ciudadano. No obstante, si hablamos de control y hegemonía, hay que asumir

la posibilidad teórica de identicar formas de sociabilidad no institucionalizadas querefieran a solidaridades primordiales (en el sentido de Alavi). Pero en este punto hay

21

Page 14: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

que romper el esquema de interpretación que liga “naturalmente” la verticalidad del

vínculo a lojerárquico, la horizontalidad a lo igualitario. Una vez hecha esta tarea nada

nos autoriza a presuponer, y de aquí la importancia de indagar en los sentidos y en las

prácticas clientelísticas, que estas solidaridades primordiales deban vestir los ropajesdel igualitarismo y no los de la jerarquía. En todo caso, ésta es una cuestión a analizar

y decidir históricamente (Lazzari, 19922205-206).'

Resumiendo los fragmentos dispersos del debate acerca de los focos teóricos de

la Reciprocidad, el Poder, la Identidad y la Jerarquía, podemos precisar mínimamenteel “Qué” y el “Cómo” del clientelismo: el problemático transcurrir de una institución

social que pretende sostenerse en base al agrupamiento identifica nte de todos aquellosque pueden comprometerse moralmente con la norma de la reciprocidadjerarquizada.

Nos preguntamos ahora por el “Por qué”, es decir por las causas genéticas o

funcionales que hacen a su pervivencia. Como adelantáramos, buena parte de las

precondiciones que generaron la “necesidad” académica de dar sentido al patronazgo,estaba constituida por las preocupaciones ante los efectos potencialmente disruptivosde la modemización social, entendida ésta como diferenciación y movilidad social.

Todo análisis del clientelismo, no importa que liación teórica ostente, ha

encontrado en él aspectos disfuncionales y funcionales (recordemos las nociones de

sistema y de “posibilidades de verdad del ser”). Como no podría ser de otra manera sus

conclusiones derivan del principio de comparación con lo que se conoce y con lo quese está relativamente comprometido; es decir, los va lores del igualitarismo democrático.Por esta razón es posible deslindar en cada interpretación un juicio más o menos

coherente sobre lo que debería ser el objeto.Hasta fines de los cincuenta, el clientelismo y las relaciones personalizadas eran

estudiados como ilustraciones negativas de los principios de organización de las

macrosociedades. O era un fenómeno desviado de las corporaciones de parentesco, o

bien era irreconciliable con los arrnazones institucionales y burocráticos del mercado

y el Estado modemo. Esto se describía en términos de sistema como “disfuncionalidad”.Se suponía, entonces, que el patronazgo sufriría un ineluctable proceso de contracción

social ante la dinámica modemizadora. Y esa contracción dependería de la ampliacióndel dominio administrativo, militar e ideológico del Estado por sobre los hinterlands

que aún conservaban relativa autonomía. Esta armación teórica venía acompañadapor una sincera conanza (y adhesión ideológica) a la modemización.

Poco tiempo pasó para que suplieran a estos modelos otros que consideraban las

relaciones de patronazgo como algo que existia con cierta especicidad, no directamente

reductible a un paradigma racionalista. Fueron estas mismas interpretaciones las que

plantearon que, contra lo que se creía, el clientelismo no desaparecía frente a la

modemización sino que, al contrario, se reinstitucionalizaba.

Por ejemplo, Luis Roniger explica la pervivencia actual del clientelismo

asociado al “coronelismo” en la política brasileña, como el resultado funcional del

22

Page 15: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

Cuademos de ANTROPOLOGIA SOCIAL N9 7

desfasaje cronológico entre el proceso de estatización y la expansión de los partidos

politicos. Esta hipótesis apunta que el proceso de legitimación del Estado-nación

transitó por un camino de negociaciones con los mandantes locales a n de garantizarmínimamente la agregación de intereses y la identicación de las masas con las élites

nacionales. Cuando se instituyó denitiva mente el sistema parlamentario, las realidades

culturales y de poder de estos personajes no pudieron ser eludidas y, por lo tanto, las

prácticas que implicaban fueron incorporadas al sistema político partidario nacional

(1987:74-6).El patronazgo funciona en la sociedad capitalista democrática. En este punto es

de menor importancia el hecho de que se parta del modelo de estratificación o del

modelo clasista. Ya sea concibiendo los vinculos patrón- cliente como redes verticales

(Weingrod, 1986, Mitchell, 1980; Scott, 1986; Wolf, 1980; Zuckerman, 1986 y muchos

otros más), como cuasi grupos (Mayer, 1980) o como “cortes” en la horizontalidad de

las clases o etnias (Gilsena n, 1986; Alavi, 1976), siempre se plantean hipótesis respectoa los efectos coadyuvantes de dichos vínculos en los marcos de dominación del Estado

modemo.

Gómez Buendía nos dice que el clientelismo “tiendea imposibilitar el desarrollo

de los valores e intereses valorativos (en la acepción weberiana); él inhibe la expresiónpolitica de solidaridades categoriales u horizontales, incluida la ‘conciencia de clase’

(en la acepción marxista): resta transparencia al sistema politico respecto de la

infraestructura social; constituye un sobrecosto en témrinos económicos y un agudofactor de ineciencia dentro de la administración pública \xA0n\x97�y cohonesta la corrupciónde pequeña y de gran escala” (1984295). En este sentido, el clientelismo es uno de los

pila res sobre los cuales se asienta la legitimidad de regímenes formalmente democráticos

ya que pemtite controlar el procesamiento del statuo-quo macrosocietal. Se dirá que es

funcional a los intereses de la clase dominante y disfuncional respecto al proyecto de

institucionalización (i.e. impersonalización) de la democracia. Por esto último,concluye el autor, el patronazgo es inmoral y patológico.

Es signicativo notar que cuando se expide este diagnóstico ético- cientico se

advierte que se habla de “clientelismo politico” (cfr. González Bombal y Palermo,

1987). Como era de esperar, el mismo Gómez Buendía -cuyo ensayo lleva por titulo “Lo

patológico y lo democrático en el clientelismo"- reserva un espacio especial al

“clientelismo cultural”. Cuando la discusión se presenta en esos términos, se suele

expresar tácitanrente que existe una fuerte prerrogativa tradicional de los principiosparticularistas y jerárquicos del patronazgo por sobre el universalismo igualitario de

la democracia; y que ello debería advertimos para una másjusta ponderación del tema.

En tales circunstancias la reflexión tipo es la siguiente: “si el clientelismo cultural sigueexistiendo es porque la democracia aún no ha cumplido sus promesas". El clientelismo

pasa entonces a ser considerado como un mal menor ya que seria uno de los tantos

medios (junto a la “corrupción”, el “nepotismo" y el “amiguismo”) que “acortan la

23

Page 16: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

brecha entre el Estado remoto y las necesidades populares de la vida diaria. Es un

mecanismo patológico pero relativamente eficaz para mediar entre la ideologíaproclamada de igualdad de oportunidades y la realidad de una dramática escasez de

oportunidades objetivas. Podría llarnarsele la versión subdesa rrollada del (inexistente)‘Estado Benefactor”’ (íbidem). Desde esta óptica sería posible concordar con Gómez

Buendía en que el clientelismo es “democrático en su propio estilo, al reejar las

demandas populares efectivas y al hacer que los dirigentes tengan que ‘responder’ ante

sus bases” (íbidem). Agregaríamos que lo democrático en el clientelismo también

podría entenderse como un tipo de gestión que pone en evidencia la real diversidad

económica, política y cultural de una sociedad.

ESTRUCTURAS, ACTORES Y ESTRUCTURACION: ANTROPOLOGIA

POLITICA DEL CLIENTELISMO Y TEORLA SOCIAL

¿En qué sentidos el corpus principal de las teorías del patronazgo expresa las

disputas epistemológicas y metodológicas respecto al privilegio de las “estructuras” o

de las “acciones” en una imagen teórica de lo social?

Hemos indicado cómo el clima intelectual de la antropología social de mediados

de los ‘50 encontraba y conrmaba “evidencias” acerca de que la naturaleza de los

sistemas sociales no podía pensarse sin la consideración del tiempo (procesualistas),ni podía entenderse sin dar lugar a la acción de los individuos que persiguen sus nes

mentados (interaccionismo).La antropología política del clientelismo iba a arrastar ciertos rasgos diacríticos

que la emparentaría n, en primerluga r, conla revitalización de la noción malinowskiana

de “hombre manipulador”; en segundo lugar y en términos más generales, con el

individualismo metodológico.Respecto a lo primero, sabemos que la preocupación de Malinowski por los

“imponderables de la vida real" -las variaciones en los comportamientos individuales

no deducibles del modelo estadístico de la costumbre-, pasó a un segundo plano ante

el embate del estructuralismo de Oxford. A ello se debió que gran parte de la escuela

africanista quedara predominantemente abocada al “análisis de la sociedad como un

ensamblaje de roles, estando los detentadores de los roles sometidos a coacciones

morales y jurídicas para que los cumplan" (Kuper, op. cit.:194).El potencial normalizador que se le atribuía a las sociedades etnográcas

resultó, cuanto menos, exagerado. Las limitaciones beurísticas de tal enfoque fueron

puestas de manifiesto por Edmund Leach, entre otros. “Las divergencias del

comportamiento individual con respecto a cualquier nomia estándar no son, pues, el

resultado de un error moral ni de un autointerés ignorante, sino que simplemente se

producen porque los distintos individuos, de fomta bastante legítima, cumplen los

24

Page 17: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

Cuademos de ANTROPOLOGIA SOCIAL N9 7

detalles del esquema ideal de distintas maneras” (Leacb apud Kuper, op. cit.:195). El

interés de este autor estribaba en recuperar el lugar del actor y su acción (el “hombre

manipulador") frentea las estructuras. Los roles, en los que el estructural- funcionalismo

no veía más que el epítome del determinismo social, constituían para Leach un “planesbozado” para la acción, un programa abierto que no agotaba sus “instrucciones" sino

en la puesta en práctica, por parte de los actores, de los comportamientos que regulaba.La recuperación de la acción social es también la de los actores que la

protagonizan y por tanto la recuperación de la gama de signicaciones particulares (ypotencialmente divergentes) que se procesan en el mundo cotidiano. Decía Ma linowski

en su introducción a Los Argonautas: “La meta es. en resumen, llegar a captar ei pu mn

de vista del indígena, su posición ante la vida, comprender su visión de su mundo.

Tenemos que estudiar al hombre y debemos estudiarlo en lo que más íntimamente ie

concieme, es decir, en aquello que le une a la vida. \xE0\xB0��Estudiar estas instituciones,costumbres o códigos, o estudiar el comportamiento y la mentalidad del hombre, sin

tomar conciencia de por qué el hombre vive y en qué reside su felicidad es, en mi

opinión, desdeñar la recompensa más grande que podemos esperar obtener del estudio

del hombre”. Y continúa: “Veremos al salvaje luchando para satisfacer ciertos deseos,

para alcanzar cierto tipo de valores, para seguir el camino de su ambición social. Lo

veremos entregado a peligrosas y diciles empresas, consecuencia de una tradición de

proezas mágicas y heroicas. Le veremos siguiendo el reclamo de sus propias leyendas”(Malinowski, 1986:41-2; énfasis del autor).Quizá estas líneas nos ayuden a comprender el por qué del adjetivo “humanista”

que a veces se le cuelga a la antropología. Ese “humanismo” se enraiza en la consabida

atención que se le presta a la perspectiva del actor y eclosiona doctrinariamente en el

llarrtado individualismo metodológico.En efecto, el individualismo metodológico supone “la tesis de que las proposiciones

que se reeren a colectividades pueden solamente en principio ser expresadas como la

conducta de individuos concretos” (Giddens, 1989:73). Las estrategias individualistas

metodológicas que irrumpieron en el soporífero terreno del estructuralismo inglésredescubrieron que los signicados de lo social debían abarcar los sentidos mentados

por los actores en sus comportamientos recíprocos.Así, el señero aporte de Marc Swartz, Arthur Tuden y Victor Tumer en el campo

de la antropología política, indicaba que “la institucionalización de las relaciones

políticas algunas veces puede llegar a imponer al observador la apariencia ilusoria de

fenómenos mecánicos u orgánicos, pero ellos son solo meras analogías que nos cierran

el paso a algunos de las cualidades más importantes de la conducta política. Para

entender tal conducta, tenemos que saber como las ‘unidades’ políticas piensan.sienten, y desean en relación a su comprensión de las cuestiones que generan y por las

que confrontan. [...] El factor de intencionalidad (purposiveness) es analíticamentccrucial al concepto de acción política” (1966:8 trad. mía).

Page 18: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

En el ámbito de la antropología política del clientelismo, muchos autores

enfatizan para construir sus modelos las razones argüidas por los actores involucrados

en aquellas prácticas. En cierto modo, esto se entiende como la necesidad de

distanciarse del postulado estructuralista de que toda práctica social debe explicarseprimariamente en términos de su sentido objetivo, latente y no manifiesto. Asimismo,el movimiento hacia aspectos fenoménicos puede rastrearse en el hecho de que, para

nosotros, lo político es el dominio de las “estratagemas" que hombres y mujereselucubran intencionalmente para obtener “benecios y recompensas” en una arena de

conflicto; ¿cómo no sentirse metodológica mente atraído a describir y comprender esas

manipulaciones y tácticas, centrándose en los dilemas y decisiones que enfrentan los

propios actores? (este razonamiento es simétricamente inverso al que ve en el dominio

del parentesco uno de los ámbitos más codificables de la acción social).Por ejemplo, Sydel Silvemian en su artículo “El patronazgo como mito” aborda

las prácticas clientelísticas en un pueblo italiano desde la combinatoria metodológica“intención valorativa- normatividad provisional- estrategia”. La autora reconoce queen muchos análisis no se presta suciente atención al problema de las valoraciones

individuales. En general, tal cual el modelo estructural-funcionalista, se da pordescontada la congruencia entre comportamiento y rol. Esto cierra la posibilidad de

descubrir instancias de comportamientos que no estén validadas por la ideología del

clientelismo. AJ estudiarel ujo de bienes y servicios propio del patronazgo Silverman

notó que éste era algo inaprehensible. “No podía cuanticar fácilmente los intercambios,

pero lo que me parecía claro es que cualquiera hubiera sido la ‘realidad’ de la relación

patrón- cliente en Colleverde, el patronazgo había sido también un ‘mito’ -un conjuntode valoraciones ysuposiciones empleadas por la gente misma-. Esto no quiere decirquela gente no fuera consciente de las discrepancias entre el mito y la realidad del

patronazgo: por el contrario, el lenguaje del patronazgo era empleado con frecuencia

en sentido irónico para resaltar aquellas discrepancias. Lo que todo esto me sugirió fue

que el mito (o la ideología, o el valor) del patronazgo era un fenómeno distinto a la

estructura de las relaciones; que sería incorrecto interpretar uno de estos fenómenosaislado del otro; y que el mito también era ‘real’ y debía ser explicado” (1986:19).

Vale decir, Silverman destaca que el estudio del clientelismo debe estar

orientado metodológicame nte a resaltarel grado en que los distintos agentes involucrados

pueden manipular el mito público para sus propios fines. En este sentido, la acción de

los individuos se vuelve estratégica. Ytal vez la mejor estrategia sea aquella que consigaimponer obligaciones “inmorales” sin arrojar la máscara de la moral reciprocitaria del

patronazgo.Este tipo de análisis suelen contrabandear una ontología voluntarista que

reserva para los actores tal densidad de conciencia y reexividad que los hace dueños,mediante sabias y justas decisiones, de sus propio destinos. Por ello, el estudio del

clientelismo necesita proveerse de un modelo teórico que establezca las mediaciones

26

Page 19: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

Cuademos de ANTROPOLOGIA SOCIAL N9 7

peninentes entre los aspectos detemiinistas (estructuras) e indetemiinados (acción.actores) de lo social. Un modelo que avance algo más en las heredadas concepcionesdel clientelismo como “clima moral”ocomo articio retórico de estrategias individuales.

Anthony Giddens con su Teoría de la Estructuración nos puede aproximar la pista de

ese modelo al afimtar que “la producción o constitución de la sociedad es una obra

práctica de sus miembros, pero que no se verifica en condiciones que están entera mente

dentro de su intención o comprensión. La clave para entender el orden social no está

en la ‘interiorización de los valores’, sino en las relaciones cambiantes entre la

producción y la reproducción de la vida social por sus actores constituyentes. Toda

reproducción es necesariamente producción" (19872104).El concepto teórico que describe las mediaciones entre la producción (acción)

y la reproducción (estructura) es la “dualidad de estructura”, el cual implica el hecho

de que las estructuras sociales son constituidas por la actividad humana y a la vez son

el medio mismo de esa constitución. Así, la institucionalización de las prácticasclientelísticas debería ser entendida como el despliegue de acciones que los individuos

orientan a otros, configurando así un contexto de expectativas que, “al mismo tiempo”,vuelve sobre ellos imponiéndoles límites y constricciones. El resultado de cada una de

esas prácticas contextuadas no es la replicación del estado anterior, sino una (mayor o

menor) variación respecto a aquel. Es en este sentido que el clientelismo implica una

modalidad de estructuración social; las prácticas clientelísticas tienden a

institueionalizarse o a desinstitueionalizarse; expanden ocontraen su papel conguradorde la sociedad.

EPILOGO: CRITICA POSITIVA Y RELATIVISMO MORAL.

Nos hemos referido a teorías, a una compleja multiplicidad de desarrollos

interpretativos que crecen bajo una misma incitación intelectual: el clientelismo. En

honora la verdad, el consenso que en última instancia pueda trazarse entre los modelos

es un acto de arrojo cuando no de simplicación. No obstante, coneedamos que todos

estas teorías evolucionan en torno a una identificación original, una expectativafundante: des-cubrir un misterio.

Emest Gellner reexiona que el clientelismo “nos intriga, en parte, porque nos

desagrada. ¿Por qué? Ofende nuestro igualitarismo y nuestro universalismo. En

general, patronos y clientes son desiguales. No se adecuan al principio de que las

situaciones que son iguales deben ser tratadas en términos de igualdad” (1986:9).Gellner no es ajeno a las implicancias epistemológicas, políticas _vde valor de cualquierintento de identicar las coordenadas biográficas y sociohistóricas (“nos", “nuestro")en las que se enrieda un conocimiento que se presenta con pretensiones dc verdad

universal. En pocas palabras, lo que está enjuego en su amiación es la legitimidad

37

Page 20: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

del conocimiento antropológico sobre “mundos”, “realidades” y “visiones” que

aparentemente no cuadran dentro de los esquemas cognitivos recibidos por los

antropólogos y por su público. Más específicamente lo que está en entredicho es la

licitud de establecerjuicios de valor sobre el clientelismo en base a criterios como, por

ejemplo, la igualdad democrática.Los argumentos radicalmente relativistas que pretendan sugerir que es ilícito

juzgar/entenderlo desconocido sobre la base de lo conocido son un tanto ciegos al hecho

de que “relativismo” es una figura de pensamiento conocida a través de nuestras

prácticas culturales y proclamada como universalmente válida a partir de ellas. El

principio del “vale todo” o el “a cada cultura o época, su verdad” no es peligroso porqueamenace la verdad sostenida por el proceso civilizador occidental sino porque, al

contrario, santifica pragmaticamente una equivalencia de inconmensurabilidades

culturales que está desmentida por la misma posibilidad de la comunicación ydominación a escala planetaria.

Entonces debemos retomarla cuestión de la validez de la práctica antropológicaen el punto al cual termina retomando la estrategia del relativismo radical: el viejopostulado de que todo acto humano está mediado cultural e históricamente. Es

justamente porque nos imaginamos que existe este marco de constricciones y limites,

que el entender/juzgar deviene un problema para la acción.

En un trabajo reciente (1989) Gellner propone una descripción de lo que, segúnél. son las dos estrategias losócas que afrontan esta cuestión de la posibilidad del

conocimiento y del juicio transcultural y transhistórico. Una primera precisión nos

enfrenta al hecho evidente de que estas filosofías tienen un origen llamésmoleaccidental/occidental. Este es su límite original... y definitivo, pero en sus marcos es

posible que conozcamos, que nosotros conozcamos.

Cada una de estas losofías crea sus propias “imágenes del mundo” de cuyasentrañas brotan los criterios para entender/juzgara “mundos distintos”. Gellner llama

a la primera de ellas “positivista”. Ésta se imagina al mundo de una forma “granular;aquí los granos, como en el arroz bien prepa rado, están separados los unos de los otros

y son fácilmente separables; tienen la cualidad de lo dado o de la dureza y simplementeestán presentes por ninguna razón general y nada hay que los modique mentalmente”.Tenemos aquí atomismo, datos. “Las teorías que losaba rca nodescribenson simplementeresúmenes de las estructuras de los granos y no tienen con ellos ninguna ligazón íntima.[...] Las teorías pueden muy bien fonnularse en lenguaje técnico y ser contraintuitivas

e ininteligibles; son moralmente indiferentes. no entrañan ninguna lección moral, no

formulan ningún juicio implícito sobre la conducta de los hombres o las sociedades.

También son, por así decirlo, indiferentes a la identidad; sostener o rechazar algunasde estas doctrinas rara veztiene que ver con la identidad, con la autodenición de las

personas que las sostiene o las rechaza." (op.cit.:187). Agreguemos análisis,distanciamiento del sentido común y neutralidad valorativa y obtendremos algo muy

28

Page 21: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

Cuademos de ANTROPOLOGIA SOCIAL N9 7

similar a una descripción de lo que comúnmente llamamos “objetivismo". Si debemos

caracterizarla, esta losoa no respeta a nada ni a nadie: a través del expediente de la

objetivación, despliega su instrumental quirúrgico para desentrañar la Verdad.

En cambio, la losofía que Gellner designa como “hegeliana" concibe mundos

"profundamente interdependientes, íntimamente entretejidos con un gran sentido de

unidad y ta ntbiénpenetrados por una ‘significación’: los elementos interconexos tie nen

signicación los unos para los otros, puesto que inuyen en su suene y en los planesmás amplios de que forman parte. La ‘significación’ entra en juego por lo menos. dos

veces. como la significación dada por los participantes y como la significación dades por

el observador, y cada una de ellas es legítima, además de estar conectada la. una a ia otra.

[...] La relación que guarda la teoría con los hechos es más personal e intima. La teoría

conere vida, legitimidad y vigor al hecho, no es ajena a él, ni es un resumen

taquigráco de él. [...] Son cualquier cosa (las teorías) antes que moralmente neutras

y la actitud que un personaje humano adopta frente a ellas modica profundamente la

identidad de ese ser humano. El territorio neutral de esta clase de visión es por supuestola historia y la sociedad.” (op.cit.:187-8). Esta losoa implica holismo, privilegio del

significado mentado, identidad entre sujeto y objeto. Al contrario del ethos positivista.es más sensible a captar las cosas en su interdependencia, y por lo tanto a respetar la

identidad y unidad con que se nos presentan. Es más, siguiendo estas recomendaciones

hasta puede llegarse a hablarde “culturas", “racionalidades” y “verdades" particulares;aunque bien pensadas serían más bien “momentos” de la Cultura Racional Verdadera.

Desestimada, entonces, la opción del relativismo radical, tenemos otras dos

estrategias para validar el conocimiento transcultural; la “positivista”, que hace tabla

rasa de la historia y la sociedad descomponiéndolas en datos interpretables y juzgables“desde afuera”, y la “hegeliana” que hace contomear al juicio entre las sinuosidades

históricas y culturales a fin de descubrir cuál de ellas es la más meritoria. Los criterios

para decidir sobre los méritos relativos de dos mundos distintos son sospechosos en

ambos casos; tanto la neutralidad valorativa como el juicio hegeliano son, la una

imposible y etnocéntrica, y el otro, etnocéntrico y posible (de hecho, la estrategia“hegeliana” transfomta en datos -en “granos de arroz”- a su propia visión de la Historia

y la Sociedad, y pretende paradójicamente que sean ellas las que le susurren al oído la

Verdad esencial, no interpretada).Entender/juzgar el clientelismo “desde afuera" o “desde nosotros" no es una

cuestión fácilmente dirirnible. Por un lado, la estrategia “positivista" nos da la

oportunidad de poner entre paréntesis y objetivar todo aquello que se nos presente con

pretensiones imperialistas de verdad; en el caso del clientelismo: la moral reciprocita ria,

jerárquica y personalizada. Al conocer/juzgar de. esta manera habremos hecho mucho

en favorde una crítica ideológica pero muy poco en cuanto a saber porqué algo que nos

parece inadecuado sigue existiendo vigorosamente. Por otra parte. la perspectiva“hegeliana” nos permitirá concebir globalmente una situación y estar abiertos a sus

Page 22: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

significaciones particulares. Así lajerarquía, la desigualdad. el honor no nos parecerán“falsos", sino en todo caso “funcionales”, ‘organizacionales’. ¿Es esto una vuelta al

relativismo radical? Más bien es una reafinnación de los límites sociohistóricos del

conocer: la estrategia “hegeliana” no deja de referira la Historia y a la Sociedad -i.e.

Occidente- las sig-nificaciones que otorga a lo excéntrico.

Conocer desde nosotros “como si" estuviésemos afuera. Esto permitiría una

suerte de crítica de las realidades históricas y culturales contextuadas por e] marco de

la identidad (conflictiva) de la cultura occidental. La critica, diríamos nosotros, surgedel entrecruzamiento conictivo en cada investigador de estas estrategias para

entender/juzgar. Recordemos cual es la instancia metodológica relevante en la que se

configura la crítica: el desfasaje entre “lo que se hace y lo que se dice”. En la aplicaciónpráctica de este principio generalmente procedemos positivamente al “observar” los

hechos de una determinada situación, y begelianamente, al atender a su signicaciónsocial (punto de vista del actor y del antropólogo).¿Y qué del clientelismo? La carga de inmoralidad e ilicitud producto de una

crítica positiva debe ser reenviada, a n de resignificarla, a nuestro propio sistema de

creencias... que es de donde sale. Tal vez el misterio a des-cubrir por aquellas teoríasdel clientelismo que tomen en cuenta los aspectos losócos y prácticos que implicansea el de la circularidad de su propio conocimiento y actitudes valorativas.

NOTAS

(1) En el ámbito de la antropología argentina y latinoamericana. los ensayos recopilados en

el libro “Procesos de articulación social” (1977) ilustran las diferidas resonancias locales del

giro teórico de la “nueva antropología”. Según Esther Hermitte y Leopoldo Bartolomé, el

sumario de los artículos incluidos demuestran que “la mayoría de las investigaciones se

centraban sobre aspectos que hacían a las relaciones conectivas entre unidades sociales de

diversa índole ymagnitud dentro del marcode una sociedad compleja” (op.cit.:lO).Destaquemosque conjuntamente con las preocupaciones por la “articulación interétnica” y la “articulacióncultural" aparece un estudio de Sidney Greeneld sobre el clientelismo en el signicativo marco

de la "articulación regional” (“El cabo eleltoral y la articulación de la comunidad local y la

sociedad nacional brasileñas anteriores a 1968").

(2) Según Gouldner, la norma de la reciprocidad “en su forma transcultural, plantea dos

exigencias mínimas reladonadas entre si: l) la gente debe ayudar a quienes la ayudan, y 2) la

gente no debe perjudicar a quienes la han ayudado." (op. cit.;245).

(3) Como vimos, Michael Gilsenan supone pretensiones de dominación “tras” la norma de

reciprocidad. No obstante,según su punto de vista, estas pretensiones son más bien estructurales;

ya vienen dadas por la estructura objetiva de poder, y poco le debena las metas especicas quelos agentes sociales ponen en juego.

30

Page 23: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

Cuademos de ANTROPOLOGIA SOCIAL N9 7

BIBLIOGRAFIA

AA.VV.: 1985. Los límites de la democracia. Volumen 2. CLACSO. Buenos Aires.

ALAVI, H.: 1976. Las clases campesinas y las lealtades primordiales. Anagrama.Barcelona.

BALANDIER, G.: 1969. “Construcción de la Antropología política”. En ídem.:

Antropología política. Península. Barcelona.

BANT ON, M. (comp.): 1980. Antropología de las sociedades complejas. Alianza

Editorial. Barcelona.

BERBEGLIA, C. (comp.): 1990. Propuestas para una antropología argentina. Biblos.

Buenos Aires.

BOISSEVAIN, J .: 1986. “When the saints go matching out (cuando los santos salen

de procesión): Reexiones sobre la decadencia del patronazgo en Malta”. En

Gellner, E. et al.: Patrones y clientes en las sociedades mediterráneas.Ediciones Júcar. Gijón.

DELFENDAHL, B.: 1986. “On Givingand Being Given to”. En C urrentAnt/¡ropology.26 (5). Diciembre.

EIS ENSTADT, E. y L. RONIGER: 1984. Patrons, clients and friends. interpersonalrelations and the structure of trust in society. Cambridge University Press.

Cambridge.

FOUCAULT, M.: 1985. “El sujeto y el poder”. En Saber 3. Mayo/Junio. Barcelona.

FRAN KENBERG, R.: 1980. “Estudios sobre comunidades británicas. Problemas de

síntesis”. En Baton, M. (comp.): Antropología de las sociedades complejas.Alianza Editorial. Barcelona.

GELLNER, E. et al.: 1986. Patrones y clientes en las sociedades mediterráneas.

Ediciones Júcar. Gijón.

GELLNER, E.: 1986. “Patronos y clientes". En Gellner, E. et al.: Patrones y clientes

en las sociedades mediterráneas. Ediciones Júcar. Gijón.

31

Page 24: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

GELLNER, E.: 1989. “Tractatus Sociológico-Philosophicus”. En ídem.: Cultura,identidad y política. El nacionalismo y los nuevos cambios sociales. Gedisa.

Barcelona.

GIDDENS, A.: 1987. Las nuevas reglas del método sociológico. Crítica positiva de

las sociologías interpretativas. Amorrortu. Buenos Aires.

GIDDENS, A.: 1989. “Herrneneutica, etnometodología y problemas del análisis

interpretativo”. En Cuadernos deAntropología Social 2 (1). ICA-FFyL. UBA.

Buenos Aires.

GILSENAN, M.: 1986. “Contra las relaciones patrón-cliente”. En Gellner, E. et al.:

Patrones y clientes en las sociedades mediterráneas. Ediciones Júcar. Gijón.

GOMEZ BUENDIA, H.: 1984. “Lo patológico y lo democrático en el clientelismo”. En

Nueva Sociedad 74. Sep/Oct. Caracas.

GONZALEZ BOMBAL, M. y V. PALERMO: 1987. “La política local”. En Jelin, E

(comp.): Movimientos sociales y democracia emergente. Tomo 1. CEAL.

Buenos Aires.

GOULDNER, A: 1973. “La norma de la reciprocidad: formulación preliminar". En

ídem.: La sociología actual. Renovación y crítica. Alianza Editorial. Madrid.

GREENFIELD,S.: 1977. “El cabo eleitoral y la articulación de la comunidad local yla sociedad nacional brasileñas anteriores a 1968”. En Herrnitte, E. y L.

Bartolome (comps.): Procesos de articulación social. Amorronu. Buenos

Aires.

HERMITTE, E. y L. BARTOLOME (comps.): 1977. Procesos de articulación social.

Amorrortu. Buenos Aires.

J ELIN, E. (comp.): 1987. Movimientos sociales y democracia emergente. Tomo 1.

CEA]... Buenos Aires.

KUPER, A.: 1973. Antropología y antropólogos. La escuela británica: 1922-1972.

Anagrama. Barcelona.

LAZZARI, A.: 1989a. “Teorías del clientelismo y teoría social: aspectos instructivos”.

Informe de Avance UBACyT. Mimeo.

32

Page 25: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

Cuademos de ANTROPOLOGIA SOCIAL N9 7

LAZZARI, A.: 1989b. “La estructuración de un modelo clientelístico enla política local

de la ciudad de La Paz: representación y control politico". Informe deAvance

UBACyT. Mimeo.

LAZZARI, A.: 1992. “El clientelismo en sectores populares de La Paz (Entre Ríos):Estrategias y control político”. En Cuadernos deAntropoIogía Social. Número

6. lCA-FFyL. UBA. Buenos Aires.

LEWELLEN, T.: 1985.Inrroduccióna Ia antropología política. Bellaterra. Barcelona.

LUHMAN, N .: 1973. Ilustración sociológica y otros ensayos. Sur. Buenos Aires.

MALINOWSKI, B.: 1986. Los Argonautas del Pacico Occidental. Tomo I. Obras

Maestras del Pensamiento Contemporáneo. Planeta- Agostini. Barcelona.

MAYER, A.: 1980. “Cuasi grupos”. En Baton, M. (comp.): Antropología de las

sociedades complejas. Alianza Editorial. Barcelona.

MITCHELL, J .C.: 1980. “Orientaciones teóricas de los estudios urbanos en Africa”.

En Banton, M. (comp.):Antropología de las sociedades complejas. Alianza

Editorial. Barcelona.

PITT-RIVERS, 1.: 1979. “Antropología del honor”. En ídem.: Antropología del honor

"o política de los sexos. Ensayos de antropología mediterránea. Editorial

Crítica. Barcelona.

PIZZORNO, A.: 1985. "Sobre la racionalidad de la opción democrática”. En AA.VV.:

Los límites de la democracia. Volumen 2. CLACSO. Buenos Aires.

ROMERO-MAURAJ; 1986. “El caciquismo como sistema político". En Gellncr, E.

el al.: Patrones y clientes en Ias sociedades mediterráneas. Ediciones Júcar.

Gijón.

RONIGER, L.: 1987. “Caciquismoand Coronelismo: Contextual dimensions ofPatron

Brokera ge in Mexico an Brazil". En Latin American Reserclz Review XXII (2).University of New Mexico. Albuquerque.

SAYARI, S.: 1986. “El patronazgo político en Turquía". En Gellner, E. et al.: Patrones

y clientes en las sociedades mediterráneas. Ediciones Júcar. Gijón.

Page 26: signi cantes. indagación párrafos impaciencia prescriptiva … · 2019. 11. 4. · cuestiones que másrevelan la impaciencia prescriptiva de los teóricosdel clientelismo, i.e

SCOTT, J.: 1986. “¿Patronazgo o explotación”. En Gellner, E. et al.: Patrones y

clientes en las sociedades mediterráneas. Ediciones Júcar. Gijón.

SCHUTZ, A.: 1974. “La igualdad y la estructura de sentido del mundo social”. En

ídem.: Estudios sobre teoría social. Amorrortu. Buenos Aires.

SILVERMAN, S.: 1986. “El patronazgo como mito”. En Gellner, E. et al.: Patrones

y clientes en las sociedades mediterraneas. Ediciones Júcar. Gijón.

SWARTZ, M., A. TUDEN y V. TURNER: 1966. “Introduction”. En ídem. Political

Anthropology. Aldine Publishing Co. Chicago.

TISCORNIA, S., M.G. SCOTTO y A. LAZZARI: 1988. ¿Patrón-peón:la relatividad

de una categoría”. Informe de avance CONICET. Mimeo.

VAZQUEZ, H.: 1990. “Identidad y cognición en un campo de interacción socio-étnico:

un abordaje histórico-crítico”. En Berbeglia, C. (comp.): Propuestas para una

antropología argentina. Biblos. Buenos Aires.

WEINGROD, A.: 1986. “Patrona zgo y poder”. En Gellner, E. et a 1.: Patrones y clientes

en las sociedades mediterráneas. Ediciones Júcar. Gijón.

WOLF, E.: 1980. “Relaciones de parentesco, de amistad y patronazgo en las sociedades

complejas”. En Banton, M. (comp.):AntropoIogía de lassociedades complejas.Alianza Editorial. Barcelona.

ZUCKERMAN, A.: 1986. “La política de clientelas en Italia”. En Gellner, E. et al.:

Patrones y clientes en las sociedades mediterráneas. Ediciones Júcar. Gijón.

34