si dios no existe...' edipo y el parricidio en el seminario xvii de jacques lacan

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Jerry Espinoza Rivera "Si Dios no existe ... " Edipo y el parricidio en el Seminario XVII de Jacques Lacan Abstraet. This paper studies some remarks that the French psychoanalyst Jacques Lacan, in The Seminar, Book XVII, L'envers de la psychoanalyse (The other side of psychoanalysis), gives concerning the Freudian formulation of the Oedipus complex. First, it lays out some of his ideas regarding the relationship between this complex and the desire for the mother. Then it addresses the questioning Lacan does of some of Freud's ideas concerning the implications of parricide for the constitution of culture. Finally, it formulates the Lacanian interrogation of the existing relationship between atheism and psychoanalysis. Key words: Lacan, pyschoanalysis, Oedipus complex, atheism. Resumen. El texto analiza algunas consideraciones que el psicoanalista francés Jacques Lacan, en su Seminario XVII, El reverso del psicoanálisis, hace acerca de la formulación freudiana del complejo de Edipo. Primero se plantean algunas de sus ideas acerca de este complejo y su relación con el deseo de la madre. Luego se hace referencia al cuestionamiento que hace Lacan de algunas de las tesis de Freud sobre las implicaciones del parricidio en la constitución de la cultura. Finalmente, se plantea la interrogante lacaniana sobre la relación existente entre el ateísmo y el psicoanálisis. Palabras clave: Lacan, psicoanálisis, complejo de Edipo, ateísmo. Introducción Ciertamente, cualquiera que conozca los fundamentos de la teoría psicoanalítica conoce la importancia que Freud le otorgaba al complejo de Edipo. No es casual que, en repetidas ocasio- nes, Freud subrayara que el complejo de Edipo fue uno de los más importantes descubrimientos del psicoanálisis, y que constituía uno de sus principales fundamentos: El supuesto de que existen procesos anímicos incons- cientes; la admisión de la doctrina de la resistencia y de la represión; la apreciación de la sexualidad y del complejo de Edipo: he ahí los principales contenidos del psicoanálisis y las bases de su teoría, y quien no pueda admitirlos todos no debería contarse entre los psicoanalistas. (Freud, 1923, 243). Considerando esta importancia, en esta ponencia analizamos algunas ideas que propone el psicoanalista francés Jacques Lacan en su Seminario XVII, denominado El reverso del psicoanálisis, acerca de la formulación freu- diana del complejo de Edipo. En primer lugar, planteamos la relación que Lacan establece entre el complejo de Edipo y el deseo de la madre. Luego, nos referimos al cuestionamiento que hace Lacan de algunas de las tesis planteadas por Freud en Tótem y tabú y en Moisés y la religión monoteísta, en especial, acerca de las implicaciones del parricidio en la constitución de la cultura. Más adelante, exponemos algunas consideraciones sobre la relación entre sociedad Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLII (106-107), 47-53, Mayo-Diciembre 2004

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Seminario XVII de Jacques Lacan

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  • Jerry Espinoza Rivera

    "Si Dios no existe ... "Edipo y el parricidio en el Seminario XVII

    de Jacques Lacan

    Abstraet. This paper studies some remarksthat the French psychoanalyst Jacques Lacan,in The Seminar, Book XVII, L'envers de lapsychoanalyse (The other side of psychoanalysis),gives concerning the Freudian formulation ofthe Oedipus complex. First, it lays out some ofhis ideas regarding the relationship between thiscomplex and the desire for the mother. Then itaddresses the questioning Lacan does of someof Freud's ideas concerning the implications ofparricide for the constitution of culture. Finally,it formulates the Lacanian interrogation ofthe existing relationship between atheism andpsychoanalysis.

    Key words: Lacan, pyschoanalysis, Oedipuscomplex, atheism.

    Resumen. El texto analiza algunasconsideraciones que el psicoanalista francsJacques Lacan, en su Seminario XVII, El reversodel psicoanlisis, hace acerca de la formulacinfreudiana del complejo de Edipo. Primero seplantean algunas de sus ideas acerca de estecomplejo y su relacin con el deseo de la madre.Luego se hace referencia al cuestionamientoque hace Lacan de algunas de las tesis de Freudsobre las implicaciones del parricidio en laconstitucin de la cultura. Finalmente, se planteala interrogante lacaniana sobre la relacinexistente entre el atesmo y el psicoanlisis.

    Palabras clave: Lacan, psicoanlisis,complejo de Edipo, atesmo.

    Introduccin

    Ciertamente, cualquiera que conozca losfundamentos de la teora psicoanaltica conocela importancia que Freud le otorgaba al complejode Edipo. No es casual que, en repetidas ocasio-nes, Freud subrayara que el complejo de Edipofue uno de los ms importantes descubrimientosdel psicoanlisis, y que constitua uno de susprincipales fundamentos:

    El supuesto de que existen procesos anmicos incons-cientes; la admisin de la doctrina de la resistencia yde la represin; la apreciacin de la sexualidad y delcomplejo de Edipo: he ah los principales contenidosdel psicoanlisis y las bases de su teora, y quien nopueda admitirlos todos no debera contarse entre lospsicoanalistas. (Freud, 1923, 243).

    Considerando esta importancia, en estaponencia analizamos algunas ideas que proponeel psicoanalista francs Jacques Lacan en suSeminario XVII, denominado El reverso delpsicoanlisis, acerca de la formulacin freu-diana del complejo de Edipo. En primer lugar,planteamos la relacin que Lacan establece entreel complejo de Edipo y el deseo de la madre.Luego, nos referimos al cuestionamiento quehace Lacan de algunas de las tesis planteadaspor Freud en Ttem y tab y en Moiss y lareligin monotesta, en especial, acerca de lasimplicaciones del parricidio en la constitucinde la cultura. Ms adelante, exponemos algunasconsideraciones sobre la relacin entre sociedad

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    y Ley. Finalmente, planteamos la interrogantelacaniana sobre la relacin existente entre ates-mo y psicoanlisis.

    El complejo de Edipoy el deseo de la madre

    Lo primero que nos dice Lacan en esteseminario acerca del complejo de Edipo es queestrictamente hablando es inservible, excepto enla medida en que nos muestra las implicacionesdel deseo de la madre en el deseo del nio:

    En efecto, quin utiliza, qu lugar tiene en un anli-sis, la referencia a ese famoso complejo de Edipo? (...)Sin duda eso no tiene ningn efecto, el resultado es elmismo que para los otros. Es algo estrictamente inser-vible, salvo porque recuerda de forma grosera el valorde obstculo de la madre para toda investidura de unobjeto como causa de deseo. (1999, 104)1

    Lacan dice que el deseo de la madre no esalgo ante lo cual podamos simplemente ser indi-ferentes. Si algo nos ensea el complejo de Edipoes precisamente que el deseo de la madre es unobstculo para el deseo del nio. Para explicarlomejor, Lacan hace uso de una ominosa compara-cin. El deseo de la madre, dice, es como estardentro de la boca de un cocodrilo: "No se sabequ mosca puede llegar a picarle de repente yva y cierra la boca. Eso es el deseo de la madre"(1999, 118).

    Sin embargo, de seguido Lacan tranquiliza asu auditorio diciendo que, a pesar de todo, tene-mos algo con lo cual podemos protegemos ante laamenaza de ser devorados, existe algo as comoun palo de piedra que nos protege si, de repente,la boca de ese enorme reptil se cierra (118). Esepalo es el falo simblico, es decir, el significanteintroducido por la Ley paterna que le pone unfreno a ese deseo materno, nos remite a la dife-rencia sexual y nos inserta en la cultura.

    Partiendo de los hallazgos de la antropolo-ga estructural de Lvi-Strauss, Lacan dice quelos mitos aparecen como grupos o paquetes derelaciones contradictorias entre s, pero que sonidnticas en la medida en que "cada una es, aligual que la otra, contradictoria consigo misma"(1999, 117).

    Lvi-Strauss (1953) haba propuesto la exis-tencia de leyes que regularan las relaciones deparentesco y el intercambio de bienes en toda cul-tura. A partir de los planteamientos estructuralis-tas de la nueva antropologa, Lacan se replantepor completo el sentido del complejo de Edipoplanteado por Freud. Lacan llega incluso a decirque, gracias a Lvi-Strauss, hoy sabemos que enel complejo de Edipo no se trata simplementede "saber si se va a follar o no uno a su mam"(Lacan, 1999, 117).

    El Edipo de Sfoclesy el Edipo de Freud

    Lacan afirma que en todo mito existe unaverdad a "medio decir" (1999, 117). Se trataentonces de descubrir cul es la verdad del mitode Edipo. Sin embargo, Lacan plantea una curio-sa interrogante: cuando hablamos del mito deSfocles y de la interpretacin freudiana, habla-mos acaso del mismo mito?

    Lacan cuestiona la pretensin freudiana deexplicar el origen de la cultura a partir del com-plejo de Edipo. Considera a Ttem y tab como"una de las cosas ms retorcidas que se puedanimaginar" (1999, 117), aunque luego aclara que siFreud escribi un texto tan retorcido, "eso debetener alguna razn de ser" (117)3.

    Por lo dems, para Lacan el hecho deser "retorcido" no descalifica ni disminuyela importancia de Ttem y tab como textoescrito por Freud. Por el contrario, este texto,al igual que Moiss y la religin monoteista, leinteresa a Lacan porque le permite trabajar, nocon el mito de Edipo en Sfocles, sino con elmito de Edipo en Freud, es decir, con el "mitode Freud".

    Lacan advierte que al comparar la tragediade Sfocles con el relato freudiano en Ttem ytab y Moiss y la religin monoteista, lo prime-ro que salta a la vista es que, contrario a lo queasegura Freud, las implicaciones del parricidioson completamente diferentes en ambos casos,ms an, son opuestas entre s.

    En la versin de Freud, al asesinar a supadre, Edipo accede al goce de su madre Yocasta:"Segn Freud, lo que revela la obra de Sfocles es

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  • "SI DIOS NO EXISTE ... " EDIPO y EL PARRICIDIO

    que cuando uno mata a su padre se acuesta con sumadre" (Lacan, 1999, 120).4

    Sin embargo, las consecuencias del asesinatodel padre son muy diferentes en Ttem y tab:El asesinato del padre de la horda primitivarelatado por Freud no posibilita el acceso al gocede las mujeres. Sorprendentemente, ms bienprovoca que los mismos hermanos se prohbana s mismos el acceso sexual a las mujeres dela horda, aun cuando ni siquiera tienen que serforzosamente hijos o hermanos de ellas -puedeque sean simplemente sus madrastras o herma-nastras- (Lacan, 1999, 120). Cmo explicarentonces esta clara contradiccin?

    La relacin entre Edipo Rey y Moiss y lareligin monotesta le parece a Lacan ms extra-a an. Las consecuencias que Freud deduce delsupuesto asesinato de Moiss no son nada claras.Si en realidad Moiss fue asesinado, tal como loplantea Sellin ', las implicaciones de este crimenno parecen tener mucha relacin con el mito deEdipo ni con el parricidio en Ttem y tab. Adiferencia de lo que ocurre tras el asesinato delpadre primordial, despus de la muerte de Moissno se da un retorno de lo reprimido en los hijos,sino slo de forma indirecta por mediacin de losprofetas, a travs de una oscuramente explicada"herencia arcaica".

    Lo nico que queda entonces claro de Moissy la religin monotesta es que el resultado deeste magnicidio no es, ni el goce de la madre,ni el goce de ningn otro objeto prohibido. Dehecho, en el retorno de la figura de Moiss, diceLacan, "no se trata de nada que tenga que ver conel goce" (1999, 122).

    Inclusive, Lacan dice que el texto de Oseasal que hace referencia Sellin no acusa al pueblode Israel del asesinato de Moiss, sino ms bien,de haber cado en la prostitucin (znunim, enhebreo): "Cuando se dirige a Oseas, se trata deesto nada ms; su pueblo se ha prostituido irre-misiblemente. La prostitucin es ms o menostodo lo que le rodea, todo el contexto" (Lacan,1999, 122). Lacan supone que lo que Yahvcondena como prostitucin en el texto bblicose refiere a su creencia de que existe un lugaren donde supuestamente "la relacin sexual sexiste" (123).6

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    Peor an, contrario a lo que afirma Freud,los profetas, subraya Lacan, ni siquiera hablande Moiss! Adems, cuando hacen referencia alDios de Israel, nunca dicen que este sea un Diosnico, como se insista en el culto del dios egip-cio Atn. Lo que dicen es que el pueblo de Israelno deba relacionarse con otros dioses ni rendir-les culto -lo cual de hecho es muy diferente queafirmar que no existan-: "( ...) el Dios de Moissdice simplemente, de los otros dioses, que no hayque tener relaciones con ellos, pero no dicen queno existan" (Lacan, 1999, 123).

    Lo que cuenta Freud en Ttem y tab y enMoiss y la religin monotesta, no es entoncesuna versin diferente del Edipo Rey. Es algomuy distinto. Lacan se cuestiona por qu Freudse empea en hablar de este inverosmil padreprimordial que supuestamente posea a todas lasmujeres y, ms extrao an, de Moiss, comosi fueran variantes de la misma tragedia grie-ga: "Qu tiene que ver Moiss, carajo de Dios-viene al caso decirlo-, qu tiene que ver conEdipo y con el padre de la horda primitiva?"(Lacan, 1999, 124).

    No obstante, al mismo tiempo Lacan subra-ya que nunca debemos subestimar la importanciade lo que nos quiere decir Freud en sus textos.En ltima instancia, dice, lo que nos ensea lahiptesis freudiana del asesinato del padre dela horda primitiva y de Moiss, es fundamental.Nos dice que el acceso al goce de la madre noes simplemente algo que se alcance cuando seasesina al padre: "Lo que es indudable es que elburdo esquema asesinato del padre-goce de lamadre elide por completo el mecanismo trgico"(Lacan, 1999, 123)7. Lacan plantea entonces unaseria interrogante para la discusin: Qu es loque sucede cuando se asesina al padre? Acasoel asesinato del padre posibilita una liberacinde la Ley?8

    El parricidio yel cuestionamiento de la Ley

    En ese momento, la discusin no poda serms pertinente. La posibilidad de imaginar unasociedad utpica sin Ley y sin restricciones deningn tipo era un tema de candente discusin

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    en Europa y Estados Unidos en el momentoen el que Lacan dictaba este seminario, a finesde la dcada de los 60.9 La controversia eraaumentada por la aparicin de obras tales comoEros y civilizacion y El hombre unidimensionalde Herbert Marcuse, en las cuales, el filsofojudeo-alemn, partiendo de una original lectu-ra de los textos de Marx y Freud, planteaba lanecesidad de construir una sociedad no represiva,en donde la sexualidad no estuviera constreidaa una genitalidad compulsiva (Marcuse, 1973 y1989).10Mientras tanto, en Inglaterra, la corrienteantisiquitrica de David Cooper y Ronald Laingllamaba a liquidar la estructura familiar mismapara alcanzar la anhelada liberacin del ordenexistente, percibido como inhumano y alienante(Laing, 1986 y Cooper, 1981).

    Ahora bien, frente a todas estas posturascontestatarias, Lacan toma una posicin diferen-te. Contrario a los planteamientos del freudomar-xismo y la antisiquiatra, dice que no puede exis-tir una sociedad sin Ley, en primer lugar, porqueLey y deseo son inseparables. La Ley no se oponeal deseo, sino que es constitutiva de ste.'!

    Lacan comenta, a propsito del tema, unartculo de Marie-Claire Boons sobre la pater-nidad, especficamente sobre las implicacionesdel asesinato del padre en Freud. Lacan destacala importancia que Freud le otorga al tema de lamuerte del padre para el psicoanlisis. Esto no esgratuito. De hecho, lo considera como la cuestinfundamental, el "punto culminante" del psicoa-nlisis (Lacan, 1999, 126).

    Lo que planteara el artculo en cuestin,segn Lacan, es que mediante la muerte del padreplanteada por Freud se alcanzara la liberacin dela Ley. El psicoanlisis sera entonces un discursorevolucionario, en la medida en que implicara uncuestionamiento de la Ley.

    Sin embargo, lo que propone Lacan es pre-cisamente lo contrario. Si algo sabemos sobre lamuerte del padre, es, justamente, que nunca noslibera de la Ley:

    La muerte del padre, en tanto se hace eco de este enun-ciado que tiene un centro de gravedad nietzscheano, deeste anuncio, de esta buena nueva, que Dios ha muerto,no me parece, ni mucho menos, de naturaleza tal quedeba liberamos. (Lacan, 1999, 126)12

    Incluso, segn Lacan, en Ttem y tab y enMoiss y la religin monotesta, Freud reconocaen el amor al padre -o, ms bien, en el reconoci-miento de que ste es "merecedor de amor"> elfundamento de la religin. La figura del padreprimordial asesinado retorna en la forma de unDios omnipotente, misericordioso y, al mismotiempo, castigador. Lo curioso en este caso esque Freud, acrrimo enemigo de la religin,termina por reconocer el carcter aparentementeinevitable de la creencia religiosa. Aparece aquentonces otra interrogante: Es el psicoanlisisun atesmo?

    Conclusiones:Psicoanlisis y atesmo

    Es conocido el profundo rechazo que mostrFreud durante toda su vida frente a toda creenciareligiosa. As por ejemplo, en Acciones obsesivasy prcticas religiosas, califica a la religin comouna especie de "neurosis obsesiva universal"(Freud, 1907). En Ttem y tab y en El porvenirde una ilusin, ve en la idea de Dios, por un lado,el retorno deformado de la figura del padre dela horda primitiva despus de asesinado, y porotro, la expresin de un anhelo infantil de poseerun padre protector (Freud, 1913 y 1927). Porltimo, en El malestar en la cultura, consideraa la religin como un intento de protegerse delsufrimiento mediante una refundicin delirantede la realidad (Freud, 1930).'3

    Aunque Lacan tambin se consideraba unpensador ateo, y comparta el escepticismo freu-diano frente a la religin, sin embargo dudabade que la tradicional identificacin entre psicoa-nlisis y atesmo fuera tan clara. Y crea que elpsicoanlisis no era inmune a lo religioso: Lacansita tanto a la ciencia como a la religin den-tro del discurso universitario, es decir, aquellavariante del vnculo social en la que se aspira aalcanzar el objeto de deseo mediante un saberque aparece como una totalidad organizada ytrasparente, y que est garantizado por un amoincuestionable (Marx dijo ..., Freud dijo ...).

    De ah la dificultad que encuentra Lacanpara afirmar que el psicoanlisis es un atesmo.El psicoanlisis es un atesmo que, al mismo

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    tiempo, afirma la inevitabilidad de la Ley: "Escierto que el punto extremo del psicoanlisis esel atesmo, a condicin de dar a este trminootro sentido que el de Dios ha muerto, del quetodo indica que, lejos de poner en cuestin loque est en juego, es decir la Ley, ms bien laconsolida" (Lacan, 1999, 127). Parafraseandoa Ivn Karamazov, el atormentado personaje deDostoievsky que sostiene la tesis de que "si Diosno existe, todo est permitido", afirma que, a lafrase "Dios ha muerto", le correspondera comocontinuacin "ya nada est permitido" (Lacan,1999, 127).14

    Lacan sostiene que el mito de Edipo muestrajustamente la imposibilidad de acceder al goce dela madre negando la Ley. Si Edipo logra accederal goce de su madre no es por haber asesinadoa su padre, sino por haber enfrentado y resueltoexitosamente el enigma de la Esfinge y superadoas la prueba de la verdad:

    Lo obtiene (el goce de la madre) en calidad de alguienque ha liberado al pueblo de una pregunta que lo estdiezmando de sus mejores, que quisieron responder alo que se presenta como enigma, es decir, lo que serepresenta mediante el soporte de ese ser ambiguo quees la esfinge. (Lacan, 1999, 127)

    Inevitablemente, esto trae secuelas paraEdipo. Por eso, Edipo como dice Lacan, "acabatan mal" (1999, 127). Borrar la pregunta de laverdad y acceder al goce de la madre es algo quese paga caro, que se paga con la castracin. Peoran, Edipo no slo se descubre como castrado,sino que se convierte en la castracin misma, enresto desechable (Lacan, 1999, 128).

    Si el goce de la madre es prohibido, esosignificara que es alcanzable, y por tanto, debeser sancionado. Sin embargo, Lacan deduce delmito freudiano del asesinato del padre de la hordaprimitiva que el goce de la madre es del orden delo real y, por tanto, de lo imposible:

    Que el padre muerto sea el goce es algo que se nospresenta como el signo de lo imposible mismo. Y aquvolvemos a encontrarnos con estos trminos que defi-no como los que fijan la categora de lo real -en tantose distingue radicalmente, en lo que articulo, de losimblico y de lo imaginario- lo real es lo imposible.(1999, 131).

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    La muerte del padre no conduce entonces algoce de la madre ni a la liberacin de la Ley. Porel contrario, el parricidio nos enfrenta a la omi-nosa sensacin de quedar atrapados en un deseomaterno desenfrenado, de ser devorados por ese"enorme cocodrilo" del que hablaba Lacan, esdecir, en el horror de la psicosis. El trgico desti-no de Edipo y de Ivn Karamazov no es entoncesgratuito. Este es el costoso precio que se paga porpretender vivir "ms all" de la Ley ...

    Notas1. En este caso utilizaremos la versin autorizada

    del texto establecida por Jacques-Alain Miller deEl seminario de Jacques Lacan.

    2. "La renuncia por ambos sexos a la identificacincon el falo imaginario pavimenta el camino a unarelacin con el falo simblico, diferente para unoy otro sexo; el hombre tiene el falo simblico (...)pero la mujer no. Esto se complica por el hechode que el hombre slo puede reclamar el falosimblico con la condicin de que hayas asumidosu propia castracin (ha renunciado a ser el faloimaginario)" (Evans, 2000, 88).

    3. Lacan va an ms all cuando dice que la hipte-sis freudiana del asesinato del padre de la hordaprimitiva, como si hubiera sido un aconteci-miento histrico real, no es ms que una "paya-sada darwiniana" (1999, 119), y ms adelantedice: "El padre de la horda, como si alguna vezhubiera habido el menor indicio del padre de lahorda. Se han visto orangutanes. Pero del padrede la horda humana, nadie vio nunca el menorindicio" (119).

    4. El concepto de goce como opuesto al placer esuno de los aportes fundamentales de Lacan a lateora psicoanaltica, ya que complementa la tesispropuesta por Freud en Ms all del principiodel placer, en donde planteaba la existencia deuna pulsin de muerte inherente a la vida queest en estrecha relacin con la compulsin a larepeticin, evidente en las neurosis traumticas,y que explicara la ganancia que parecen obtenerlos pacientes neurticos de sus sntomas (Freud,1920). El goce es precisamente ese disfrute quese obtendra "ms all del principio del placer":"El principio de placer funciona como un lmiteal goce. Es una ley que le ordena al sujeto 'gozarlo menos posible'. Al mismo tiempo, el sujetointenta constantemente transgredir las prohibi-ciones impuestas a su goce, e ir 'ms all del

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    principio del placer'. No obstante, el resultadode transgredir el principio de placer no es msplacer sino dolor, puesto que el sujeto slo puedesoportar una cierta cantidad de placer. Ms allde este lmite, el placer se convierte en dolor, yeste 'placer doloroso' es lo que Lacan denominagoce." (Evans, 2000, 103)

    5. En Moiss y la religin monotesta, Freud, basn-dose en un estudio de Ernst Sellin sobre el profetaOseas, planteaba que en mltiples pasajes de laBiblia existen indicios que hacen sospechar queMoiss habra sido asesinado por su propio pue-blo durante una revuelta, y su religin repudiadapor ste: "En 1922, Ernst Sellin ha hecho un des-cubrimiento que cobra un decisivo influjo sobrenuestro problema. En el profeta Oseas (segundamitad del siglo VIII AC) encontr los indiciosinequvocos de una tradicin, cuyo contenidoes que Moiss, el fundador de la religin, hallviolento fin en una revuelta de su pueblo, dscoloy contumaz, que al mismo tiempo repudi lareligin por l fundada" (Freud, 1939, 33). Estesupuesto acontecimiento histrico es de vitalimportancia porque le permite a Freud ligar elorigen de la religin juda -y posteriormente delcristianismo-, con su teora del parricidio origi-nal. Este hecho habra sido ocultado y su recuer-do sofocado por las generaciones posteriores,quienes convirtieron su figura en la de su grancaudillo y libertador.

    6. Sobre la famosa frase de Lacan, "il n'y a pasdurapport sexuel", escribe Evans: "Esta frmulasuele traducirse como 'no hay relacin sexual',10 que resulta engaoso, puesto que, por cierto,Lacan no niega que la gente tenga sexo. La frmu-la podra traducirse mejor como 'no hay ningunarelacin entre los sexos', subrayando de este modoque Lacan no se est refiriendo primordialmen-te al acto de la cpula, sino a la cuestin de larelacin entre la posicin sexual masculina y laposicin sexual femenina" (Evans, 2000, 166).

    7. Como veremos ms adelante, Lacan sostieneque 10 mismo sucede en la tragedia de Sfocles.Edipo no accede sexual mente al goce de su madrepor haber asesinado a su padre, sino por haberresuelto el enigma de la Esfinge, es decir, "porquehaba triunfado en la prueba de la verdad" (Lacan,1999, 123).

    8. "Como en Lvi-Strauss, la Ley no es en Lacanun fragmento de legislacin particular, sino losprincipios fundamentales que subyacen en todaslas relaciones sociales. La Leyes el conjuntode principios universales que hacen posible la

    existencia social, las estructuras que gobiernantodas las formas de intercambio social, sea el actode regular, las relaciones de parentesco, o las deformacin de pactos. Puesto que la forma bsicade intercambio es la comunicacin en s, la Leyes fundamentalmente una entidad lingstica: esla Ley del significante" (Evans, 2000, 119).

    9. Recordemos que Lacan dict este seminario en1969, poco despus de los acontecimientos de"mayo del 68". Las furiosas protestas de cientosde miles de jvenes estudiantes en las calles dePars enfrentndose a la polica, inspiradas en elejemplo de la recientemente triunfante revolucincubana y en la revolucin cultural de Mao enChina, expresaban un cuestiona miento radical delcarcter alienante y deshumanizante de la nuevasociedad de confort y consumo. Los sucesos de"mayo del 68" marcaron el pensamiento de estapoca. Lacan no poda ser ajeno a esta polmica(vase al respecto -entre la numerosa literaturasobre el tema-: Britto, 1991 y Prez, 1969).

    10. De hecho, estrictamente hablando, Marcuse dis-tingue entre 10 que l llama represin bsica,necesaria para la perpetuacin de la civilizacin,y la represin excedente o sobrerrepresin, quesera la base de la dominacin y la explotacinde una clase por otra: "Las modificaciones y des-viaciones de la energa instintiva necesaria parala preservacin de la familia patriarcal monog-mica, o para la divisin jerrquica del trabajo, opara el control pblico sobre la existencia privadadel individuo son ejemplos de represin excedenteque pertenecen a las instituciones de un principiode realidad particular." (Marcuse, 1989, 48)

    11. En la Historia de la sexualidad, Foucault reco-noce el aporte de Lacan a la discusin sobre elpoder, al superar la ingenua oposicin entre ley ydeseo: "( ...) no habra que imaginar que el deseoest reprimido, por la buena razn de que la leyes constitutiva del deseo y de la carencia que10 instaura. La relacin de poder ya estara alldonde est el deseo: ilusorio, pues, denunciarlaen una represin que se ejercera a posteriori;pero, tambin, vanidoso partir a la busca de undeseo al margen del poder." (1996, 99-100). Sinembargo, al mismo tiempo, Foucault le criticaa Lacan el mantenerse an dentro de una con-cepcin "negativa" del poder como sinnimo decoercin (104).

    12. No es casual que Lacan haga alusin precisa-mente a la famosa frase del As habl Zaratustrade Nietzsche. De hecho, numerosos autoreshan subrayado que, al proclamar la muerte de

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    Dios, Nietzsche est muy lejos de defender elnihilismo o la negaci6n de todo valor (vaseFink, 1966). Por el contrario, para Nietzsche,la muerte de Dios implica la transmutaci6n delos valores y la aparici6n del superhombre, esdecir, un estadio superior en el que el hombrese ha superado a s mismo, ha renunciado a todaesperanza en los trasmundos y ha asumido laexistencia como una experiencia trgica y comouna experiencia esttica antes que tica. Por estaraz6n, no es de extraar que en Ms all del bieny el mal, Nietzsche ataque con implacable fuerzaa los defensores del atesmo racionalista y las"ideas modernas", quienes habran sustituido lacreencia en Dios por un nihilismo decadente eigualador (Nietzsche, 1983).

    13. Vase al respecto Marlasca, 1990.14. Sealemos que por cierto Lacan se equivoca al

    atribuir la frase al "anciano padre Karamazov".

    BibliografaBritto Garca, Luis. (1991) El imperio contracultural:

    Del rock a la postmodernidad. Caracas: Nuevasociedad.

    Cooper, David. (1981) La muerte de la familia (Trad.Javier Alfaya, 4" reimpresi6n). Barcelona: Ariel,1981.

    Evans, Dylan. (2000) Diccionario introductorio depsicoanlisis lacaniano (Trad. Jorge Piatigorsky).Buenos Aires: Paid6s.

    Fink, Eugen. (1966) La filosofa de Nietzsche (Trad.Andrs Snchez Pascual). Madrid: Alianza.

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