«señor, ¿qué mandáis hacer de mí?» día del seminario · 2015-03-17 · una frase de santa...

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Revista anual del Seminario Diocesano de Osma-Soria «Santo Domingo de Guzmán» «Señor, ¿qué mandáis hacer de mí?» Día del Seminario 22 de marzo de 2015

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Revista anual del Seminario Diocesano de Osma-Soria «Santo Domingo de Guzmán»

«Señor, ¿qué mandáis hacer de mí?»

Día del Seminario22 de marzo de 2015

Carta del Sr. Obispo

“Señor, ¿qué mandáis hacer de mí?”

“¿Qué mandáis hacer de mí?” Una frase de Santa Te-resa de Jesús que resuena con una fuerza especial en esteAño Jubilar Teresiano y como lema del Día del Seminario deeste año, que celebraremos, D. m., el Domingo 22 de marzo.

“¿Qué mandáis hacer de mí?”: con esta frase, pronun-ciada después de otra muy significativa (“vuestra soy, paraVos nací”) la santa se preguntaba sobre el plan de Dios paraella, pues se sabe toda suya y ha nacido sólo para servirleentregándose a Él.

Es también la pregunta que debe hacerse todo jovencristiano que quiera hacer un verdadero discernimiento voca-cional y descubrir cuál es el camino y el plan que Dios tienesobre él. Esta pregunta se la debe plantear no sólo el chico o lachica que vea que su camino es el de la entrega a Dios y a loshermanos en radicalidad y exclusividad, sino todo el que quiereresponder con responsabilidad a lo que Dios tiene pensadopara él. Sí, quien desea conocer lavoluntad de Dios debe hacerse esapregunta en el momento de su vidade planteamiento y discernimientovocacional, que es la adolescenciay juventud, para descubrir que el ca-mino por el que Dios le llama es bienconcreto.

“¿Qué mandáis hacer demí?”: esta pregunta se la debe ha-cer, de modo muy especial, todo se-minarista que desde su vida y des-de la ayuda que recibe en el Semi-nario va descubriendo (o por lo me-nos intuyendo) que Dios le puede estar llamando por el cami-no del sacerdocio ordenado. Cuando alguien, a corazón abier-to, es capaz de preguntar a Dios “¿qué mandáis hacer demí?” está diciéndole que no busca su comodidad, ni su egoís-mo, ni se quiere dejar llevar por el materialismo reinante ennuestro mundo. Se está haciendo esa pregunta para respon-der de corazón a lo que el Señor le está sugiriendo.

Para responder con autenticidad, sin dejarse llevar porintereses personales y egoístas, para no dejar que las llama-das del mundo pesen más que las llamadas de Dios, estapregunta ha de hacerse teniendo en el corazón y en la vidauna serie de importantes actitudes.

La primera actitud es la de la búsqueda sincera delplan de Dios sobre cada uno. La llamada de Dios la descubresobre todo quien tiene un corazón inquieto, que busca real-mente aquello que más pueda llenar su vida, que no se con-forma con lo que recibe como llamada de una sociedad mate-rialista y sin Dios. Buscar sinceramente el plan de Dios no esbuscar lo cómodo, lo material, lo que va a pedir menos esfuer-zo y sacrificio, ni la vocación que tiene más prestigio o la quele va a proporcionar más dinero; se trata de buscar la verda-dera vocación, descubrir el camino por el que realmente Diosestá llamando.

Una segunda actitud es la apertura de corazón y dealma para responder al plan de Dios, aunque ese plan nocoincida con mis apetencias y planes personales. Se trata deir con el corazón abierto, dispuesto a seguir el camino por elque Dios llama. No vale el autoconvencerse a uno mismo deque Dios no le llama para una determinada vocación porqueparece demasiado comprometida y exigente. O autoconven-

cerse de que no se tienen cualidades para seguir ese camino.Se trata de estar dispuesto a seguir la llamada del Señor seala que sea.

Una tercera actitud es la disponibilidad personal , lamisma de Samuel cuando descubrió que era Dios quien lellamaba: “Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1 Sam 3, 10).No vale sólo descubrir que Dios llama personalmente por uncamino bien concreto y determinado; es necesario estar dis-puesto a responder positivamente, sea el que sea el caminopor el que Dios llame, porque Dios llama para que le respon-damos, no sólo para que descubramos un camino y lo vea-mos siempre bueno para los demás y nunca para uno mismo.

“¿Qué mandáis hacer de mí?”: es la pregunta que tie-nen que hacerse los padres a la hora de apoyar y acompañara los hijos en el discernimiento vocacional de los mismos. Deninguna manera los padres pueden manipular la respuestavocacional de sus hijos, orientándoles por otros caminos queno sean aquellos por los que Dios les puede llamar. Los pa-

dres han de tener muy presenteque los hijos serán realmente feli-ces no tanto porque tengan mucho,o gocen de mucho prestigio o per-sigan el pasarlo bien a costa de loque sea, sino porque acierten adescubrir su verdadera vocación.Cuando alguien encuentra, honra-da y sinceramente, el que cree quees su camino y lo sigue, en él va aencontrar la verdadera felicidadporque la vocación mejor para cadauno es la suya y ahí es donde lospadres tienen mucho que aportar.

Si uno acierta a descubrir y seguir su verdadera voca-ción, en ella será mucho más feliz que quien lucha por hacerde los criterios mundanos del tener, el poder y el gozar lamáxima aspiración de su vida, porque, al final, se va a sentirvacío y sin sentido, mientras que quien ha encontrado la quepuede ser su vocación y la sigue, aunque le pida renuncia ysacrificio, encontrará el gozo.

“¿Qué mandáis hacer de mí?”: es la pregunta que to-dos y cada uno debemos hacernos cuando ya hemos descu-bierto nuestra vocación y la estamos viviendo porque el Señornos va pidiendo que, en cada momento de nuestra existenciay de nuestra realización vocacional, actualicemos la preguntapara saber responderla con verdadera generosidad y auténti-co compromiso. Debemos preguntarle constantemente alSeñor lo que manda que nosotros hagamos porque estamosconvencidos de que el Señor no solamente llama sino quenos ayuda a responder; por eso, cuando vemos dificultadesen nuestro camino tenemos que pensar en lo que el Señornos dice como a San Pablo: “te basta mi gracia” (1 Co 12, 9),confiando en que Él está ahí acompañándonos y dándonoscuanto necesitamos para serle fieles.

Que el Señor conceda a nuestra Iglesia diocesana vo-caciones sacerdotales al servicio de nuestro pueblo y que susllamadas encuentren respuesta positiva en el corazón de jó-venes generosos que, como Samuel, quieran decirle al Señor:“Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1 Sam 3, 10); que hayaentre nosotros jóvenes sin miedos que sientan como Jere-mías: “No les tengas miedo, que estoy contigo para salvarte”(Je 1, 8) y sepan responderle con la generosidad de los após-toles quienes, dejando todo lo que era su vida, su profesión,su familia, se fueron con Él (cfr. Mc 1, 18).

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Saludo del Rector del Seminario

Las vocaciones sacerdotalesson el fruto sorprendente de la entre-ga de todos y cada uno de los que,cooperando con la gracia de Dios, per-manecen en Cristo por la fe y dan fru-to por la caridad. Esa caridad que,como el Papa emérito recordaba pocoantes de su retiro, consiste principal-mente en dar a Cristo: en efecto, ¿quémayor caridad podemos tener con al-guien que ayudarle a descubrir el sen-tido de su vida? La amistad con elSeñor es la respuesta a la preguntafundamental de la vida que tiene todapersona y, especialmente, cada joven.

Los corazones de muchos jóve-nes parece que duermen pero no esverdad; están con los ojos abiertos es-perando esas señales que procedendel otro lado de la orilla del Misterioporque entienden que sólo de allí pue-de venir la respuesta a sus preguntas,preguntas que todo ser humano en unmomento u otro de su vida acaba ha-ciéndose: ¿quién soy?, ¿para qué exis-to?, ¿cuál es mi misión en esta vida?

Los cristianos sabemos que esesentido de la vida se llama vocaciónporque coincide con la llamada(“vocare”, llamar) que Cristo hace acada hombre: Él ha querido llevarnos asu lado y nos implica en la salvaciónunos de otros, es decir, nos pide que leayudemos en su tarea salvadora. Ésaes la preciosa misión de todos los cris-tianos pero especialmente de los sa-cerdotes. Es verdad que el sacerdociono es lo único en la Iglesia, pero nodebemos engañarnos: sin sacerdociono es posible la Iglesia. La presencia yla misión del sacerdote son insustitui-bles, pues sin él no hay Eucaristía, nisacramento del perdón de los pecados,ni auténtica vida parroquial, ni cuidadopastoral del pueblo de Dios…

El que acepta la invitación delSeñor sabe que no encontrará descan-so, deberá decir adiós a su “vida pri-vada”, y carecerá de un lugar “dondereclinar la cabeza”. La promesa deobediencia y de celibato que los sa-cerdotes hacemos el día de nuestraordenación es expresión de una vidaexpropiada por el amor de Cristo quenos envía a la misión. Por esto, y apesar de no pocas campañas de des-crédito, los fieles aman a sus sacer-dotes y al Seminario donde son forja-dos para ser pastores según el Cora-zón de Cristo. Y por eso también apo-yan con sus recursos y oración losdesvelos del Seminario, acompañan alos llamados con su afecto y proponenla vocación a los jóvenes que ven másidóneos para esta misión: éste es, sinduda, el mejor favor que pueden ha-cer a ellos, al mundo y a la Iglesia.

Nuestra Diócesis necesita sacer-dotes para llevar adelante la misión que

el Señor le ha encomendado. Y tales sa-cerdotes han de salir de entre los niñosy jóvenes de nuestras familias. Cada vezmás, un nuevo sacerdote es un milagrode Dios porque responde a esa voca-ción en medio de mil dificultades. De ahíque debamos crear entre todos un cli-ma propicio para que se produzca esallamada y para que sea respondida congenerosidad y prontitud.

Sigamos pidiendo al Señor quenos envíe las vocaciones sacerdota-les que necesitamos y trabajemos conbuen ánimo para facilitarlo. En estesentido, es básico que los sacerdotesdemos testimonio de la maravilla deesta vocación y de la alegría de unavida entregada al servicio del Evan-gelio. Dejemos los miedos y propon-gamos sin complejos la vocación sa-cerdotal a los niños y jóvenes que seacercan a nuestras catequesis o queforman parte de los grupos juvenilesde las parroquias, fundamentalmenteen las parroquias de la ciudad perotambién en las pequeñas parroquiasrurales, en los grupos, movimientos ynuevas realidades eclesiales. Paraello, no es realista esperar a contar consituaciones ideales, sino que es pre-ciso abrazar con esperanza la situa-ción que nos ha tocado vivir.

Ante la próxima celebración delDía del Seminario, oremos con inten-sidad por las vocaciones y pidamos aDios, por intercesión de San José, pa-trono del Seminario y modelo de todocristiano por su obediencia y fidelidada Dios, que conceda a los sacerdotesy a quienes se preparan para serlo laverdadera alegría, absolutamente ne-cesaria para que el mundo crea enJesucristo como el enviado del Padre.

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Un año en la vida del Seminario

Con el inicio del nuevo año 2014,el Seminario inició los Jueves sacer-dotales , momentos de especial ora-ción por los llamados al ministerio or-denado. Los encuentros se celebran,desde entonces, cada jueves del cur-so escolar en la capilla de Santo Do-mingo y están abiertos a todos los fie-les que quieran participar en ellos.

Tras recorrer los arciprestazgosde Soria y Almazán, la Cruz y el Ico-no de la Misión diocesana “Desper-tar a la fe” peregrinaron por el arcipres-tazgo de El Burgo de Osma desde elviernes 21 hasta el sábado 28 de fe-brero. En la memoria litúrgica del bea-to Cardenal Sancha, el Seminario aco-gió estos dos símbolos que recorrie-ron toda la Diócesis para preparar es-piritualmente los trabajos finales de laMisión diocesana (la Asamblea del 17de mayo y la Feria de la fe “Tiempode...” que tuvieron lugar del 2 al 8 dejunio en la capital soriana).

Dios regalaba al Seminario (y atoda la Diócesis) la gracia de nuevasvocaciones . Así lo comunicó el equi-po de formadores del Seminario a lossacerdotes y religiosos de la Diócesispor medio de una carta en la cualanunciaban la incorporación de dosnuevos seminaristas mayores: JoséAntonio García y José María Cordero.Además, comunicaban que “ha llama-do a las puertas de nuestro Seminarioy de nuestra Diócesis otro joven, Jus-to, que ha completado los estudios sa-cerdotales y con el que hemos comen-zado un proceso de discernimiento”.

En vísperas del Día del Semina-rio, quince monaguillos participaron enel tercer encuentro de monaguillosque tuvo lugar en el Seminario el sá-bado 15 de marzo. Acólitos de las pa-rroquias de El Burgo de Osma, Osma,Langa de Duero, Navaleno y Soria(Santa Bárbara y El Salvador) disfru-taron de una jornada de convivencia,oración y juego en El Burgo de Osmajunto con los seminaristas menores ymayores. La catequesis sobre el sa-cerdocio y el Seminario, un paseo por

El Burgo, un tiempo de oración o unpartido de fútbol monaguillos-semina-ristas fueron algunos de los momen-tos de este día.

Al día siguiente, en el marco delII Domingo de Cuaresma, la Diócesiscelebró el Día del Seminario . En estajornada de gozo, los seminaristas, susfamilias y profesores se desplazaronhasta la capital soriana para celebrarla Santa Misa en la parroquia de San-ta Bárbara. En aquella comunidad pa-rroquial, junto con cientos de fieles asícomo con amigos del Seminario y al-gunos sacerdotes, Mons. Melgar Vicio-sa presidió la Eucaristía dentro de la

cual fue admitido como candidato a lasSagradas Órdenes el seminarista Pe-dro L. Andaluz Andrés. Al terminar lacelebración, algunas familias de laparroquia, el coro de niños y jóvenes,los seminaristas y la familia de PedroL., compartieron un vino español enlos salones parroquiales. Al términodel mismo, Mons. Melgar Viciosa qui-so compartir con la comunidad delSeminario, ya de vuelta a la Villa epis-copal, la comida en un día tan espe-cial para el centro vocacional y paratoda la Diócesis.

Por esos días, el Seminario aco-gió también la tanda de ejerciciosespirituales que, durante cinco días,mantuvieron catorce presbíteros dio-cesanos en la Casa de espiritualidad.Los ejercicios comenzaron el 10 demarzo por la mañana y fueron dirigi-dos por el sacerdote burgalés Ildefon-so Asenjo Quintana, secretario gene-ral del Arzobispado de Burgos, y quefuera secretario particular del Obispo

de Osma-Soria, Mons. Francisco Pé-rez González.

Del 28 al 30 de marzo, sesenta ysiete seminaristas, formadores, direc-tores espirituales y rectores de lasnueve Diócesis que forman la Regióndel Duero (juntamente con los semi-naristas y formadores de la Diócesisde Calahorra y La Calzada-Logroño,y el rector y seminaristas del“Redemptoris Mater” de Burgos) par-ticiparon en unas jornadas de forma-ción que acogió el Seminario.

Los participantes llegaron a laVilla episcopal el viernes 28 al final dela tarde; la primera jornada estuvodedicada a presentar el encuentro -que versó sobre la formación humanade los candidatos al sacerdocio- asícomo a visitar la Catedral de la Dióce-sis acompañados por el Vicario depatrimonio, Juan Carlos AtienzaBallano, quien, durante casi dos ho-ras, mostró la Seo burgense a los par-ticipantes. Durante la mañana del sá-bado 29, los asistentes, dirigidos porel rector del Seminario de la Diócesisde Córdoba, Antonio Prieto Lucena,reflexionaron sobre los fundamentosantropológicos y algunas orientacio-nes pedagógicas de la formación hu-mana de los jóvenes que aspiran a serordenados sacerdotes. Tras la comi-da, la tarde estuvo dedicada a visitarla Tierra de Berlanga: la ermita de SanBaudelio, la fortaleza califal de Gormazy la ermita de San Miguel.

La última ponencia (sobre la for-mación para el celibato), el trabajo porgrupos y la puesta en común tuvieronlugar en la mañana del domingo 30.

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Al final de la mañana, Mons. GerardoMelgar Viciosa, Obispo de Osma-So-ria, presidió la Santa Misa en la capi-lla mayor del Seminario; la comida detodos los asistentes puso el punto yfinal a estos tres días de reflexión.

Por cuarto año consecutivo, elSeminario acogió la convivencia dematrimonios con el Obispo, Mons.Gerardo Melgar Viciosa, el Domingo6 de abril. Más de sesenta personas(entre matrimonios e hijos) compartie-ron un día de convivencia, celebracióny revisión de vida en la Villa episco-pal. Por la mañana, los participantesse dedicaron a la oración, la reflexióny a la celebración del Sacramento delperdón; la tarde, tras la comida en loscomedores del Seminario, estuvoorientada a la revisión de la vida delmatrimonio y a la confección de unprograma de vida de la pareja. La jor-nada, hacia las siete de la tarde, fina-lizó con la celebración de la SantaMisa en la capilla mayor.

Cercana ya la celebración de laSemana Santa , la comunidad del Se-minario participó en la procesión delMartes Santo y en la Santa MisaCrismal. El Miércoles Santo los se-minaristas marcharon a sus casaspara celebrar la semana grande dela fe con sus familias y en sus parro-quias, y disfrutar de las vacacionesde Semana Santa.

Ya en el mes de mayo, algunosseminaristas con sus formadores par-ticiparon, junto con más de 130 jóve-nes de toda la Diócesis, en el en-cuentro de confirmandos que secelebró en la ermita de la Virgen deInodejo. Momentos de reflexión per-sonal, testimonios, oración, etc. jalo-naron la jornada en la que estuvo pre-sente el Obispo, Mons. Gerardo Mel-gar Viciosa

El 4 de mayo, el Seminario cele-bró el Día de las familias con los pa-dres y familiares de los seminaristasmayores y menores. A las siete de latarde, las familias, seminaristas, per-sonal del Seminario y amigos de la

Casa participaron en la celebración dela Santa Misa presidida por el Obispoy dentro de la cual cinco de los alum-nos del Seminario recibieron el Sacra-mento de la Confirmación. Pasadas lasocho de la tarde, todos los presentescompartieron un vino español en loscomedores del Centro.

El Seminario también quiso par-ticipar en uno de los días más impor-tantes del Curso pastoral para la Dió-cesis: la Asamblea diocesana que secelebró en el Colegio-Parroquia de losPP. Escolapios de la capital sorianacon la asistencia de más de mediomillar de fieles de Soria y decenas deparroquias de toda la geografía sori-ana (El Burgo de Osma, Osma, SanEsteban de Gormaz, San Leonardo,Ólvega, Ágreda, Arcos de Jalón, Me-dinaceli, Covaleda, etc.).

En la recta final del Curso aca-démico, los seminaristas de 2º a 4º deESO ofrecieron a los profesores y for-madores un concierto de órgano conalgunas piezas musicales interpreta-das por ellos en la capilla de SantoDomingo.

También por esos últimos días delCurso pastoral el Seminario se involu-cró con los últimos actos de la Mi-sión diocesana : los seminaristas ysus formadores visitaron las exposicio-

nes y casetas instaladas en Soria conmotivo de la Semana “Tiempo de…”,y participaron en la Santa Misa declausura de la Misión que presidióMons. Renzo Fratini, Nuncio Apostóli-co en España, el Domingo 8 de junioen las Plazas del Olivo y de San Este-ban, de la capital soriana.

Terminados los exámenes finalesdel Curso académico, la comunidaddel Seminario quiso visitar Ágreda el17 de junio. Allí pudieron saludar a lasMM. Concepcionistas, visitar y orarante el sepulcro de la Venerable SorMaría de Jesús, y conocer el pueblo yla parroquia de Ágreda de la mano deuno de sus párrocos, Alberto BlancoBlanco, junto al que recorrieron todoslos rincones de la Villa del Moncayo.La visita a Ágreda puso el broche deoro al Curso y al día siguiente comen-zaron las vacaciones de verano.

Del 28 al 30 julio el Seminarioacogió la convivencia de veranopara los seminaristas. Estos días deconvivencia, oración y diversión sir-vieron para el reencuentro de losalumnos así como para conocer a losnuevos seminaristas que habrían de

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Un año en la vida del Seminario

incorporarse al Seminario al comien-zo del nuevo Curso académico: el 14de septiembre fue la llegada y al díasiguiente comenzaron las actividadesacadémicas.

En los primeros compases delnuevo Curso, el Seminario acogió,como en otras ocasiones, una convi-vencia de comunidades del CaminoNeocatecumenal. Además, los semi-naristas realizaron un viaje cultural aMadrid para pasar el día visitando elPalacio Real así como la Catedral dela Almudena, entre otros lugares.

Como cada año, el 24 de sep-tiembre, el Seminario quiso celebrarcon el Obispo su cumpleaños . ConMons. Melgar Viciosa pasaron un ratode la tarde los seminaristas y sus for-madores para manifestarle sus mejo-res deseos y orar por él.

Ya en el mes de octubre, el sába-do 4, el Obispo presidió la inaugura-ción oficial del Curso académico2014/2015. El acto solemne de aper-tura del Curso dio comienzo a las oncede la mañana con la lección inauguraldel Dr. D. Jesús Alonso Romero en elAula Magna disertando sobre el tema“La universidad de Santa Catalina”.Acto seguido, a las doce de la maña-na, en la capilla de Santo Domingo, el

prelado oxomense-soriano presidió laSanta Misa. Después de la celebraciónde la Eucaristía todos los asistentescompartieron un vino español en loscomedores del Seminario y, al térmi-no, Mons. Melgar Viciosa comió conlos formadores y seminaristas.

En la tarde del miércoles 15 deoctubre, festividad de Santa Teresa deJesús, el Seminario viajó a Soria paraparticipar en la Santa Misa de apertu-ra del Año Jubilar Teresiano en tie-rras sorianas; la celebración fue presi-dida por el Obispo en la iglesia del Car-men. Junto al prelado concelebraron losformadores del Seminario y casi me-dio centenar de presbíteros, algunos deellos de la Orden carmelita; cientos defieles abarrotaron la iglesia del Carmen.En marzo de 2015 se ha cumplido el Vcentenario del nacimiento de SantaTeresa de Jesús, doctora de la Iglesia.Para conmemorar esta efeméride, laCEE solicitó la concesión de la graciade un Año Jubilar Teresiano para todaslas Diócesis de España que se desa-rrollará durante el periodo comprendi-do entre el 15 de octubre de 2014 y 15de octubre de 2015.

En noviembre tuvo lugar en elSeminario el primero de los encuen-tros de monaguillos de la Diócesisprogramados para este Curso pasto-

ral; en él participaron veintidós chava-les de las parroquias de El Salvador (dela ciudad de Soria) así como de ElBurgo de Osma, San Esteban de Gor-maz y Osma. Los chavales compartie-ron diversión, reflexión y oración conlos seminaristas menores de la Dióce-sis así como con los seminaristas ma-yores en una jornada que comenzó alas once de la mañana. La primera par-te de la mañana estuvo dedicada a lareflexión sobre el servicio de los mo-naguillos. A mediodía, el Obispo reci-bió a los monaguillos y seminaristas enla residencia episcopal donde charlóanimadamente con ellos, les explicó lavocación al sacerdocio y les planteóalgunos interrogantes vocacionales, yrezó con ellos en su capilla; antes demarchar, el Obispo les invitó a tomaralgunos dulces. Pasadas las dos delmediodía todos compartieron la comi-da junto con los formadores del Semi-nario. Al terminar, seminaristas y mo-naguillos disputaron un torneo de ping-pong y de futbolín, y participaron en uncine-fórum vocacional.

Unos días más tarde, la Casa deespiritualidad del Seminario acogía laprimera tanda de encuentros sacer-dotales del Curso pastoral los días24-25 de noviembre y 1-2 de diciem-bre. Más de cincuenta presbíteros to-maron parte en estos encuentros enlos que se reflexionó sobre la Cartapastoral del Obispo diocesano “Itine-rario para la evangelización de la fa-milia”; el propio Obispo fue el encar-gado de la formación y de coordinarla reflexión posterior.

A principios del mes de diciembre,los seminaristas y sus formadoresacompañaron a Pedro L., uno de losseminaristas mayores, en la entraña-ble ceremonia de juramento de fideli-dad y promesa de celibato que, enpresencia del Obispo, hizo en la capilladel Palacio episcopal. Unos días des-pués, el 8 de diciembre, la S. I. Conca-tedral (Soria) era testigo de su Orde-nación diaconal . Centenares de per-

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sonas quisieron acompañar al jovenneodiácono con su presencia y oraciónen la ceremonia que dio comienzo alas cinco de la tarde y que presidióMons. Melgar Viciosa. Con el Obispooxomense-soriano concelebraron, en-tre otros, los rectores de los Semina-rios de Osma-Soria, Burgos y Calaho-rra y La Calzada-Logroño, el directorespiritual de Pedro L. o el abad de laS. I. Concatedral. Medio centenar desacerdotes más participaron tambiénen la ceremonia de Ordenación.

Después de las lecturas de la Pa-labra de Dios, el rector del Seminariodiocesano llamó a Pedro y solicitó alObispo la Ordenación, expresando laidoneidad del candidato. A continua-ción, Mons. Melgar Viciosa dirigió lahomilía; tras unos momentos de silen-cio, Pedro se colocó ante el Obispo yemitió sus promesas como elegido alministerio diaconal; se entonaron lasletanías y el seminarista se postró enel suelo poniendo toda su vida en lasmanos de Dios y en la compañía delos santos.

Terminada la invocación a lossantos, el Obispo impuso sus manossobre la cabeza de Pedro; luego,Mons. Melgar Viciosa pronunció laoración de Ordenación diaconal. Ter-minada la oración, el neodiácono fuerevestido por dos sacerdotes con laestola al estilo diaconal y la dalmáti-ca. El rito de la Ordenación concluía,a continuación, con la entrega de losEvangelios y el abrazo de paz del pre-lado oxomense-soriano. A partir deeste momento, Pedro se colocó a la

derecha del Obispo para el resto dela Santa Misa. Antes de que Mons.Melgar Viciosa impartiese la bendi-ción con Indulgencia Plenaria ennombre del Santo Padre, tomó la pa-labra el ordenado para dirigirse a lospresentes. La Santa Misa concluyó ytodos los fieles y presbíteros pudie-ron saludar y felicitar a Pedro. A las19 h. los asistentes compartieron unvino español en el Colegio del Sagra-do Corazón.

Con la alegría de la Ordenaciónde Pedro y tras los exámenes de di-ciembre, los seminaristas marcharona sus hogares para disfrutar de lasvacaciones de Navidad. Unos díasantes, cercana ya la Natividad delSeñor, el Seminario ofreció el tradicio-

nal concierto de Navidad a cargo delas corales “Federico Olmeda” (de ElBurgo de Osma) y Berlanguesa (deBerlanga de Duero). Un día antes demarchar a sus hogares, los semina-ristas quisieron compartir la tarde conlos mayores que viven en la residen-cia “Santa Cristina”, atendida por lasHermanitas de los ancianos desampa-rados. Con las religiosas y los residen-tes compartieron tiempo, risas y villan-cicos haciendo de esa tarde el mejorpórtico preparatorio para la Navidad.

A la vuelta de las vacaciones na-

videñas, tras las últimas obras de me-jora llevadas a cabo en la Catedral ,los seminaristas y sus formadores pu-dieron acceder a la torre del templocatedralicio y visitar las nuevas zonasmusealizadas.

Y en los comienzos de la Cua-resma de este 2015, el Seminario seprepara para la solemnidad de la Pas-cua, fiesta de gozo y salvación, asícomo para la próxima campaña delDía del Seminario con los mismosdeseos de Santa Teresa de Jesús (dequien se ha tomado el lema para laJornada de este año): “¿qué mandáishacer de mí?”.

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Un nuevo diácono8

Testimonio

Mi nombre es José María, Che-ma para los amigos. Nací en Madriden 1981; por tanto, si las matemáticasno fallan, tengo 33 años. Los recuer-dos que me vienen de mi infancia sonlos de un niño de barrio que va al co-legio, juega con los amigos en la calley los Domingos va a Misa con su abue-la Carmen a la parroquia del barrio. Loque hacía el sacerdote en Misa me lla-maba la atención y lo que me llamabamás aún la atención era que la mayorparte de mis amigos iban allí a cate-quesis o a grupos de postcomunión.Ante esto yo me hacía la pregunta:“¿qué harán ahí?”. Insistía en casapara que me apuntaran a la parroquia,dado que allí estaban mis amigos y elpárroco me decía siempre: “baja contu madre para que te apunte a cate-quesis y hagas la comunión”.

Por fin llegó el gran día y, a prin-cipios de septiembre de 1991, mi ma-dre y yo fuimos a la parroquia paraapuntarme a catequesis (me acuerdohasta de la hora, las 18.30 h.); allí hicela catequesis, iba a Misa todos los Do-mingos y, en 1993, hice la primeracomunión. Después seguí en los gru-pos de postcomunión, confirmación,post confirmación y pasaba tardesenteras en la parroquia dando cate-quesis y hablando con el párroco.

El día de mi confirmación lo re-cuerdo con mucha alegría, dando unsí adulto al Señor; también lo recuer-do porque era el día del centenario delReal Madrid y me quedé sin ver elpartido. Anécdotas aparte, el Obispoauxiliar de Madrid, Mons. EugenioRomero Pose, en su homilía nos dijoa los que allí estábamos: “aquellos quedan un sí generoso al Señor, no que-dan defraudados”. Esta frase me calóhondo y puede ser que ese día fuera

“Vale la pena dedicarse a la causa de Cristo”

el momento en que el Señor empeza-ra a llamarme a ser sacerdote; no losé… yo no le di más importancia y eltiempo pasaba.

En el año 2003 el Papa San JuanPablo II visitó Madrid en mayo; uno delos dos días de estancia papal en Es-paña estaba previsto un encuentro conjóvenes en el aeródromo de CuatroVientos. Yo trabajaba por aquel enton-ces en El Corte Inglés; removí cielo ytierra para tener libre el día e ir al en-cuentro con el Papa; al final tuve la tar-de libre y allí fui con unos amigos. Re-cuerdo que el Santo Padre habló mu-cho en el encuentro pese a su mal esta-do de salud; yo estaba agotado de can-sancio, allí estábamos cerca de un mi-llón de personas y, a eso de las 21 h., alfinal de su discurso, el Papa dijo: “valela pena dedicarse a la causa de Cristoy, por amor a Él, consagrarse al servi-cio del hombre. ¡Merece la pena dar lavida por el Evangelio y por los herma-nos!”. Esas palabras resonaron con talfuerza dentro de mí que me tuve quesentar en el suelo… ¡no exagero! Elencuentro acabó y, al llegar a casa, mefui a la cama; sin embargo, esas pala-bras todavía resonaban dentro de mí yno dejaba de darles vueltas hasta quecaí en la cuenta de que lo que Diosquería era que fuera sacerdote. No melo podía creer pero así era: Dios conta-ba conmigo para servir a su Iglesia.Unos días más tarde bajé a ver a mipárroco y le dije que quería hablar conél; recuerdo que yo estaba temblandohasta que le solté de golpe: “creo queDios me llama a ser sacerdote”. Su res-puesta fue para caerse de espaldas: “yaera hora que te dieras cuenta”. Él medijo que hablaría con el Seminario deMadrid para concertarme una cita.

A los pocos días tuve una entre-vista en el Seminario con un formadory me dijo que podría entrar ese añoen el curso introductorio en octubre.Sin embargo, por miedo o por resis-

tencia, no fui en octubre; tuvieron quepasar dos años, es decir, hasta 2005para que otra vez volviera al Semina-rio dado que todo lo que hacía eranescapatorias para no escuchar alSeñor; eso sí, el Señor, que todo lopuede, se encargaba de dirigir mi vidahacia donde Él quería. En 2005 em-pecé en el Seminario de Madrid y allíestuve hasta 2009; ese año, tras unretiro en Pascua en el Monasterio be-nedictino de Leyre (Navarra), sentí queel Señor me pedía una entrega radi-cal a Él mediante el monacato. En elMonasterio hablé con el abad y meaconsejó que lo fuera meditando an-tes de dar pasos en falso; yo lo intuíacomo algo claro y decidí dejar el Se-minario, empezando una vida de clau-sura dedicada a la contemplación enel Monasterio. Pero a los pocos me-ses me marché porque me di cuentaque la clausura no era mi vocaciónpues todo lo que el Señor me estabadando era para llevarlo a los demás.

En 2011, un amigo del Semina-rio de Madrid me puso en contacto conel rector del Seminario de nuestra Dió-cesis de Osma-Soria. Hablé con él demi posible entrada en el Seminariopero no concretamos nada más. Trasuna experiencia en el Seminario“Redemptoris Mater” de Bruselas mehe incorporado a nuestro Seminariodiocesano este Curso.

Ahora que miro hacia atrás y re-flexiono sobre el camino recorrido medoy cuenta de que es cierto esa partede la Escritura que dice: “Tus pensa-mientos no son mis pensamientos ymis caminos no son tus caminos”. ElSeñor es dueño de la vocación, Él mela ha dado, yo le entregué mi vida enaquel encuentro con San Juan PabloII y, desde entonces, sólo puedo decirdos cosas: merece la pena dar la vidapor Cristo y aquí estoy para hacer suvoluntad.

José María Cordero De Sousa

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Santa Teresa de Jesús y los sacerdotes

En la vida y losescritos de Santa Tere-sa, los sacerdotes, tan-to seculares como reli-giosos, aparecen fre-cuentemente. En estebreve articulo me voy areferir a los sacerdotesseculares, que en losescritos teresianos apa-recen también con losnombres de clérigo (35veces), cura (12 veces),sacerdote (12 veces),capellán (27 veces); enalgún caso aparecetambién para secularesy regulares el sobrenombre de “capitanes”;escribe ella: “hermanas

mías, que lo que hemos de pedir a Dios es que en estecastillito que hay ya de buenos cristianos no se nos vayaninguno a los contrarios, y a los capitanes de este castillo ociudad los haga muy aventajados en el camino del Señor,que son los predicadores y teólogos” (C 3, 2).

En su infancia y adolescencia no aparecen sacerdo-tes con los que tuviera una cercanía, ni siquiera hace men-ción de un tío materno que era sacerdote; los que compare-cen en estos años son en función de los sacramentos, espe-cialmente de la penitencia, entonces frecuente, pero hastaaquí todos innominados. Comienzan a aparecer ya de mon-ja en la Encarnación y a intervenir en su vida muchos sacer-dotes de gran calidad, y alguno que otro menos recomenda-bles como el de Becedas. Este será el primero con que com-parece pero sin nombre propio; su perfil lo traza en el capítu-lo 5º del Libro de la Vida y al que logró transformar, despuésde una vida de pecado, en una persona piadosa y buena(Cfr. V 5, 3-6).

Sacerdotes seculares que cita en sus escritos: fue enlos comienzos de su vida mística, hacía 1554, cuando tienela suerte de conocer de cerca y consulta sus dudas espiri-tuales a un sacerdote ejemplar de Ávila, Gaspar Daza, per-sona “de bondad y buena vida…, hombre tan santo” (V 23,6.8), “espejo de todo el lugar” [de Ávila] (V 32, 18). GasparDaza era una persona de calidad; a él se debía, en granparte, el movimiento de renovación espiritual de la ciudad deÁvila. Parece que fue él quien aconsejó a la Santa recurrir alos recién llegados jesuitas, más acreditados en el discerni-miento de espíritu. Pero él seguirá fiel a la Madre Teresa hastael fin; incluso decidirá ser enterrado en la iglesia del primerconvento teresiano de San José. Al lado de Gaspar Dazaaparece el “caballero santo”, Francisco de Salcedo, que alquedarse viudo fue ordenado sacerdote.

Otros sacerdotes seculares que desfilan por el Librode la Vida son el inquisidor Francisco de Soto y Salazar, acuyo dictamen somete Santa Teresa sus experiencias místi-cas y el cual, a su vez, se atreve a pedirle que ella consulte aDios si le convendría “tomar un obispado” (V 40, 16; R 4, 3);o San Juan de Ávila. En Camino y en Moradas no hace men-ción de otros sacerdotes. En cambio, serán numerosos losque comparecerán en las Fundaciones y en las Cartas. Re-cordemos los más destacados: ante todo, Julián de Ávila,“muy siervo de Dios y desasido de todas las cosas del mun-do, y de mucha oración” (F 3, 2), que la acompañará en mu-

chos de sus viajes como capellán; el gobernador eclesiásti-co de Toledo, Gómez Tello de Girón (F 15, 5); el joven canó-nigo segoviano Juan de Orozco y Covarrubias, futuro Obis-po de Guadix; su antiguo confesor y amigo, el Obispo deOsma, Alonso Velázquez; o Álvaro de Mendoza (Obispo deÁvila y Palencia) y Teutonio de Braganza, Arzobispo de Évora(Portugal).

Idea y espiritualidad que refleja en sus escritos: paraella, el sacerdote no es sólo un “consagrado” con poderesespirituales recibidos en el sacramento del Orden sino quelo ve integrado en un estamento social que lo coloca porencima del pueblo. En el aspecto estrictamente religioso tuvola ocasión de leer, antes de hacerse monja, una especie decompendio de “espiritualidad sacerdotal” en las Cartas deSan Jerónimo, libro decisivo en la historia de su vocación (V3, 7); en él hay una extensa sección de cartas a los sacerdo-tes en el libro 2º en que trata del estado eclesiástico. No esinverosímil que algunas de sus tesis doctrinales sobre lasantidad sacerdotal las tomara Teresa de este libro.

El perfil espiritual que presenta sobre el sacerdote esel siguiente: debe ser un hombre de letras (sabio); conoce-dor e intérprete de la Palabra de Dios; responsable, en ciertomodo, de las personas a él confiadas; y, sobre todo, respon-sable de la Penitencia y la Eucaristía. Especialmente llamadoa la santidad. Escribirá ella tras una de sus experiencias mís-ticas: “Entendí bien cuán más obligados están los sacerdotesa ser [más] buenos que otros, y cuán recia cosa es tomar esteSantísimo Sacramento indignamente…” (V 38, 23).

Además, en la mente de Teresa, el sacerdote es uncreyente particularmente vinculado a la Iglesia; por ello, dentrode esta Iglesia, tiene que ser un ejemplo de santidad, entre-ga y servicio: “ser tales”. Ellos son los “capitanes”; por ello,en este contexto, traza los rasgos del sacerdote apóstol: “hande ser los que esfuercen a la gente flaca y pongan ánimo alos pequeños… han de vivir entre los hombres y tratar conlos hombres y estar en los palacios y aun hacerse algunasveces con ellos en lo exterior… Han de tratar con el mundo yvivir en el mundo y tratar negocios del mundo y hacerse,como he dicho, a la conversación del mundo, y ser en lointerior extraños al mundo y estar como quien está en des-tierro y, en fin, no ser hombres sino ángeles” (C 3, 3). Ade-más matiza: “no es ahora tiempo de ver imperfecciones enlos que han de enseñar”. Si en lo interior no están fortaleci-dos, desasidos de las cosas que se acaban y asidos a laseternas, será nula la eficacia de su palabra (Cfr. C 3, 4).

Es evidente que la madre de los espirituales exigecalidad especial en el sacerdote; ella intentó ya en su vidaconvertir a los espirituales en letrados y a éstos en espiritua-les; es decir, quería sacerdotes santos y sabios (una buenalista de estos nos presenta en la Relación 4ª que escribió en1575 para el inquisidor Francisco de Soto).

Concluyo con estas palabras de Teresa: “para estasdos cosas os pido yo procuréis ser tales que merezcamosalcanzarlas de Dios: la una, que haya muchos, de los muymuchos letrados y religiosos que hay, que tengan las partesque son menester para esto, como he dicho, y a los que noestán muy dispuestos, los disponga el Señor; que más haráuno perfecto que muchos que no lo estén. La otra, que des-pués de puestos en esta pelea, que -como digo- no es peque-ña, los tenga el Señor de su mano para que puedan librarsede tantos peligros como hay en el mundo y tapar los oídos, eneste peligroso mar, del canto de las sirenas” (C 3, 5).

P. Pedro Ortega ocd

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Queridos amigosdel Seminario: el año2014 ha sido, desdeel punto de vistaeconómico, un año

difícil para muchas personas. A pesar de todo, enmedio de estas dificultades, la generosidad de tan-tos que queréis de corazón a esta casa nos ha vueltoa sorprender.

Habéis sido muchos los que, quizá como la viudadel Evangelio (cfr. Mc 12) o quizá como el arrepentidoy generoso Zaqueo (cfr. Lc 19), habéis hecho posiblecon vuestra generosidad que el Seminario cumpla dig-namente con la tarea que le encomendaba el decretoOptatam totius (cfr. OT 3): “desarrollar una preciosa la-bor educativa, dirigida a custodiar y desarrollar los bro-tes de vocación sacerdotal, para que los alumnos lapuedan reconocer más fácilmente y se hagan más ca-paces de corresponder a ella”. Todos los que forma-mos la comunidad educativa del Seminario (formado-res, seminaristas, profesores, personal de servicio,padres) os lo agradecemos muy sinceramente.

Desde esta óptica, os invito a releer un breve pa-saje del Mensaje del Santo Padre para la Cuaresmade este 2015. Afirma el Papa: “¿Qué podemos hacer?Podemos orar en la comunión de la Iglesia terrenal ycelestial; no olvidemos la fuerza de la oración. Pode-mos ayudar con gestos de caridad […]. La Cuaresmaes un tiempo propicio para mostrar interés por el otro,con un signo concreto, aunque sea pequeño, de nues-tra participación en la misma humanidad”. Os pedimosque, por favor, no sólo nos ayudéis económicamentesino que sigáis rezando por todos nosotros con la se-guridad de que Dios escucha la voz de sus hijos; siga-mos suplicando que haya corazones jóvenes que res-pondan con un “sí” valiente, total, definitivo.

Dios no se deja ganar nunca en generosidad. QueDios, “que es muy buen pagador y paga muy sin tasa”como afirmaba Santa Teresa de Jesús (Camino deperfección 37, 3), os bendiga por vuestra generosidad.Por ella, y por todas las muestras de auténtico y since-ro afecto que nos ofrecéis a diario, nosotros pedimospor todos y cada uno de los amigos y bienhechores delSeminario. ¡Que Dios os lo pague!

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SEMINARIO DIOCESANO «SANTO DOMINGO DE GUZMÁN»C/ Rodrigo Yusto, 33 - 42300 EL BURGO DE OSMA (Soria) - Tfno. 975 34 00 00 - Fax 975 36 80 20

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DÍA DEL SEMINARIO 2015Vigilia de oración

Iglesia de Santo Domingo(HH. Clarisas, Soria)

Sábado, 21 de marzo - 19,00 h.

Santa Misapresidida por el Sr. Obispo

Parroquia de El Salvador (Soria)Domingo, 22 de marzo - 12,30 h.