semilleros de investigaciÓn en educaciÓn superior: un
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SEMILLEROS DE INVESTIGACIÓN EN
EDUCACIÓN SUPERIOR:
UN PROCESO DE APRENDIZAJE
CONJUNTO PARA EL
FORTALECIMIENTO DE HABILIDADES
SOCIALES ARTÍCULO - REFLEXIVO (OPCIÓN DE GRADO) ASESORA TRABAJO DE GRADO: PROF.DULFAY ASTRID GONZÁLEZ JIMENEZ AUTOR: BRYAN CAMILO HERNÁNDEZ MONTOYA Estudiante de Psicología X semestre Facultad de Psicología Universidad San Buenaventura – Cali 2010
2
INTRODUCCIÓN
En el presente artículo el lector encontrará tres apartados, que
comprenden reflexiones sobre la importancia que tiene para la
sociedad y para el estudiante en pregrado los semilleros de
investigación, por los aportes formativos que hace en él en
cuanto a la mejora de sus competencias académicas por medio
de la práctica investigativa, de la cual se espera que el
estudiante genere reflexiones de las problemáticas sociales.
Se resalta igualmente lo importante que es el apoyo
económico, emocional y ambiental que necesitan los
estudiantes por parte de las IES y los docentes en las
investigaciones que vayan a desarrollar, pues éstos son los
actores principales para favorecer el proceso formativo del
estudiante.
Así mismo, se acudirá a algunas de las definiciones de lo que
es un semillero de investigación partiendo de las diferentes
instituciones universitarias del Valle del Cauca
específicamente Cali, como también de departamentos
gubernamentales como COLCIENCIAS que han abordado el
tema de los semilleros de investigación.
Finalmente se mostrará las habilidades que el estudiante desde
la dinámica de un aprendizaje conjunto entre pares y docentes
emprende en el proceso investigativo, que de alguna manera
incentivan y aportan un plus de gran valía a la formación a
nivel profesional.
3
Resumen
El surgimiento de los semilleros de investigación en
Colombia es relativamente nuevo, finales de los noventa se
reúnen pequeños grupos de estudiantes y docentes de
diferentes Instituciones universitarias para generar nuevos
conocimientos a partir de discusiones de diversas
problemáticas planteadas alrededor de los intereses
académicos particulares. Sin embargo, estos intereses
requieren de apoyo por parte de los docentes y de las
Instituciones de Educación Superior que puedan garantizar
condiciones óptimas para el trabajo de los estudiantes, los
docentes y las IES con el apoyo respectivo “abonaría” para
que el estudiante siembre la duda, la curiosidad, la pregunta a
la realidad que enfrenta y a la que está inmerso, así mismo al
desarrollo de competencias investigativas y sociales en el
trabajo conjunto que establece con los participantes del
semillero; la argumentación, la proposición, la interpretación,
la experiencia académica y la forma de poder conectar su
emocionalidad e intereses en el semillero, hacen que el
estudiante se forje como sujeto de aprendizaje y pueda ser en
cierta medida competente para mundo laboral de hoy.
ABSTRACT
The emergence of hotbeds of research in Colombia is
relatively new, late nineties gather small groups of students
and teachers from various academic institutions to generate
new knowledge from discussions of various issues raised
about particular academic interests. However, these interests
require support from teachers and higher education
institutions that can ensure optimal conditions for the work of
students, teachers and HEIs to support respective "would pay"
4
for the student to sowdoubt, curiosity, the question facing the
reality and which is engaged, likewise the development of
investigative and social skills in working together with the
participants provided the seedbed, the argument, the
proposition, interpretation, experienceacademic and how to
connect their emotionality and interest in the nursery, make
the student becomes a subject of learning and may be
somewhat responsible for today's working world.
PALABRAS CLAVE
Competencias académicas, aprendizaje conjunto, habilidades sociales, semillero, abono,
frutos.
5
Los semilleros requieren “tierra abonada”
La investigación en la Educación Superior colombiana está de moda. Las recientes
normatividades en materia de calidad, el paso de COLCIENCIAS a Departamento y el
reconocimiento de que investigar “paga” al ser rentable económica y socialmente, ha
conllevado a que esta función sustantiva olvidada pase a un primer plano y ha favorecido la
creación de políticas institucionales para promover y apoyar procesos investigativos en el
nivel técnico, tecnológico y profesionalizante. Como estrategias de apoyo, visibilidad y
“captura” de recursos, las IES en Colombia cada vez más le apuestan a los denominados
semilleros de investigación, cada vez más promueven en
los estudiantes el espíritu investigativo y apoyan
propuestas económica y logísticamente.
Esta dinámica en nuestro país en buena medida se está
dando de manera espontánea y poco sistemática, pues
pese a existir políticas, apoyos económicos y de
recursos humanos y pese a existir la red de semilleros
de investigación, el terreno sobre las cuales las
semillas van germinando y cultivándose no es en la
mayoría de las IES del país suficiente para abonarlos y
nutrirlos.
La itínerancia de jóvenes que participan en investigación, la falta de apoyo continuo, la
desarticulación entre lo curricular formal y lo investigativo, la fragilidad de los
Departamentos de investigación, la falta de capacitación, los escasos recursos para apoyar
intercambios y pasantías, la falta de recurso humano calificado para acompañar a los
jóvenes investigadores y la ausencia de reconocimiento económico para quienes
contribuyen desde la investigación al prestigio de las instituciones, hace árido el terreno
sobre el cual las semillas pueden crecer fuertes y puedan cultivarse para otro tipo de
“sujetos sociales”.
Cuando se escucha la frase semilleros de investigación, la asociación habitual está
relacionada con un grupo de jóvenes que trabaja en el campo investigativo; se piensa en un
6
conjunto de personas que a temprana edad incursiona en un camino largo, de dedicación, de
gran esfuerzo y de trasegar lento. Para hacerse entonces una idea un poco más amplia de lo
que esta frase puede representar en el ámbito académico, se acude en primera instancia, y a
manera de contextualización, a la etiología técnica del concepto de semillero.
Para esto se toman algunos referentes de la biología y la agroindustria, lo que permite una
comprensión del por qué la “importación” de este término al contexto de la labor
investigativa. Así mismo se subraya la importancia y pertinencia de aquellos procesos
investigativos que involucran a jóvenes que un día la investigación les permitió leer el uso
del conocimiento de otra manera.
Un semillero, en la ciencia agroindustria, es aquel escenario que en condiciones
ambientales adecuadas (temperatura, humedad, luz, suelo y abono)
contribuye a la germinación1 de la semilla. Landazábal y otros
(2007) manifiestan, el semillero es: “[Un] sitio donde se siembra y
crían las semillas, donde se guardan y se conservan”. Por su parte
la semilla, vendría siendo la unidad y materia prima de toda
estructura botánica destinada a la propagación de una especie.
Continuando con esta idea y aplicándola al contexto universitario e
investigativo, las semillas estarían representadas por estudiantes
que avanzan en la formación técnica, tecnológica o profesional, siendo el espacio
académico: semillero, donde se “cultivan” los intereses y sueños investigativos.
Como ya se sabe, toda semilla necesita “abono” para un adecuado proceso de desarrollo y
crecimiento. En el campo educativo, podría decirse que el abono correspondería en primera
instancia a los estímulos, y al acompañamiento que el estudiante recibe por parte de la
institución, así, resulta de gran importancia la ejecución de trabajo en equipo, la escucha a
inquietudes, la resolución de problemas, el incentivo para la duda, la sospecha y el error.
Igualmente, debido a las características propias de la investigación, su quehacer forja un
conocimiento de orden analítico, descriptivo, propositivo y con ello “un conocimiento
1 Es el proceso mediante el cual una semilla colocada en un medio ambiente se convierte en una nueva planta.
7
sobre el conocimiento, conocimiento cada vez más nuevo que genera en el investigador un
proceso de formación permanente” Landazábal (2007), lo que sugiere que
pedagógicamente y a través de la investigación, el estudiante-investigador es un individuo
de características muy particulares que está desarrollando continuamente habilidades y
actitudes que en un contexto de formación tradicional sería menos probable cultivar o
favorecer. De esta manera el nivel académico del estudiante se fortalece sin depender
únicamente del contenido aprendido en el aula la clase, alcanzando un cierto grado de
competitividad con sus pares y aportando con los aprendizajes obtenidos conocimientos
valiosos a los mismos.
En esta vía, el estudiante no individualiza lo aprendido, por el contrario lo comparte, lo
socializa y lo divulga, poniendo al servicio de la comunidad académica las riquezas de los
saberes logrados en el semillero de investigación. Esto muestra cómo este proceso
proporciona frutos de la mano de un acompañamiento adecuado, que “abonaría” a los
estudiantes en su trayecto profesional.
Por lo anterior, se esperaría que las Instituciones de Educación Superior abonen a estos
frutos desde la comprensión de la utilidad pedagógica y social de los semilleros para otras
formas de aprender y transferir conocimiento, generando una plataforma de apoyo solida,
sostenible y constante para el óptimo desarrollo de su labor.
La tierra abonada implica como mínimo2:
- Que exista una temática que sea escogida por el interés de los participantes del semillero y
se pueda propiciar un espacio de encuentro y reflexión en torno a la temática y a su
quehacer investigativo.
- Nombre de los integrantes del grupo y la especialidad que ejercen3.
2 Son algunos mínimos que contribuyen en el sostenimiento de un semillero de investigación o para su
conformación si es el caso, que de igual forma son abonos para la semilla. 3 Tener conocimiento de las carreras a las que pertenecen los estudiantes.
8
- Determinar cómo trabajaría el grupo.
- Que tipo de liderazgo ejerce o va ejercer el grupo.
- Identificar el grado de compromiso y responsabilidad de los semilleristas.
- Sus intereses y expectativas frente a la investigación y al grupo.
- Estrategias para trabajar la investigación formativa respecto a su a la temática de interés.
- Formalizar el semillero con la institución y contar con su compromiso y apoyo, como del
docente representante.
Si bien estos puntos son algunos abonos que necesita la tierra para el fortalecimiento y
crecimiento de los semilleros, se precisa interrogar como operan las dinámicas de
configuración de éstos en las universidades y sus primeros pasos en Colombia, logrando
evidenciar como la semilla pueden de acuerdo con el cultivo brindar otros frutos.
Las semillas crecen y dan frutos de acuerdo con el cultivo. Concepción de semillero,
acompañamiento y trabajo en RED permitan otros frutos.
Los semilleros de investigación se formaron como un
movimiento social en 1996, apareciendo en Colombia con el
fenómeno globalizante y los nuevos pedidos educativos
expuestos por los países de primer mundo como un supuesto
de progreso al atraso en la educación superior con el que
contaba en ese entonces el país. De esta manera la Universidad
de Antioquia inicio la formación de semilleros de investigación como una estrategia
extracurricular para el fomento de la investigación, Sánchez (2010).
9
La Red Colombiana de Semilleros de
Investigación4 casi 15 años después cuenta con una
solida red nacional en Colombia, conferida a través
de la figura de fundación y cuenta con una línea de
desarrollo en COLCIENCIAS: línea infantil y
juvenil de la cual hace parte el proyecto ONDAS y
que incentiva el desarrollo del espíritu investigativo
en la escuela.
De acuerdo con la información divulgada por RedCOLSI 2010 el semillero de
investigación se concibe como:
Un grupo de dos o más personas vinculadas a una Institución de Educación básica,
media o superior, o a un organismo de investigación público o privado del país o fuera
de él y que manifiestan su intención de funcionar como semillero, por medio de un acta
de constitución y la estructuración de un plan de desarrollo. Los semilleros de
investigación se clasifican de la siguiente manera:
a. Semilleros en formación: Aquellos recién conformados, que no tienen aún un
proyecto de investigación y se encuentran en una fase exploratoria, pero tienen un Plan
de Desarrollo.
b. Semilleros consolidados: Aquellos ya cuentan con por lo menos, un Proyecto de
Investigación y trabajan para desarrollarlo.
4 RedCOLSI, (2010, 01 Junio). Recuperado el 02 de junio de 2010, de
http://www.fundacionredcolsi.org/portal/
La Red Colombiana de Semilleros de Investigación, RedCOLSI, es una organización no gubernamental,
expresión de un movimiento científico de cobertura nacional integrado principalmente por estudiantes de
educación superior organizados en semilleros de investigación que tratan de dar cuerpo al proceso de
formación de una cultura científica para todo el país. A este proceso también se han venido vinculando
estudiantes y docentes provenientes de la educación básica.
10
Una Red Institucional, está formada al menos por dos semilleros de Investigación que
pertenecen a una misma institución educativa.
Un Nodo, está conformado al menos por cinco semilleros se investigación de un mismo
Departamento, tienen un coordinador y están representados en la Comisión
Coordinadora Nacional. Actualmente existen Nodos en los siguientes departamentos:
Atlántico, Antioquia, Bogotá, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cesar, Córdoba, Eje cafetero,
Guajira, Huila, Magdalena, Orinoquia, Nariño, Santander, Sucre, Tolima y Valle del
Cauca5.
A su vez COLCIENCIAS concibe el desarrollo del espíritu
investigativo como un espíritu de aprendizaje en el hacer
investigativo, científico e innovador, a través de una
vinculación activa por parte de un estudiante a un grupo de
investigación o de desarrollo. Donde exponga sus expectativas
de continuar en la formación pos gradual para aportes sociales
significativos Gutiérrez (2009).
RedCOLSi, notifica que hasta el 2008 hay 2.500 semilleros de investigación ubicados en
295 universidades del país, tienen 1.900 proyectos en desarrollo y 8.000 integrantes entre
docentes y estudiantes.
Esta cifra indica un posicionamiento fuerte de los semilleros en el contexto de la Educación
Superior en Colombia, al punto de ir resonando y despertando cada vez más el interés en
las universidades a nivel nacional, visibilizando en la Web el recorrido y los productos en
las páginas institucionales.
Por ejemplo la Universidad San Buenaventura Cali 2008 define a los semilleros de
5 RedCOLSI, (2010, 01 Junio). Recuperado el 02 de junio de 2010, de
http://www.fundacionredcolsi.org/portal/index.php?option=com_content&view=article&id=59&Itemid=73
11
investigación de la siguiente manera:
“El semillero es un espacio para el cultivo de los desempeños básicos propios de la
actividad investigativa, conformado por mínimo tres estudiantes. Consiste en una
propuesta de formación a largo plazo donde surgen candidatos idóneos, comprometidos,
y motivados para posteriores procesos”.
Universidad ICESI 2007:
“Los semilleros son escenarios de interacción entre profesores y estudiantes, articulados
a un proyecto (potencial y en curso), línea o grupo de investigación. Este espacio
colectivo de investigación con pares y el acompañamiento de un profesor permite iniciar
desde los primeros semestres de programa de pregrado el proceso de formación de los
futuros jóvenes investigadores y profesores-investigadores de la Universidad”.
Universidad Javeriana 2006: “Comunidades de aprendizaje donde confluyen estudiantes y
profesores de diferentes profesiones y disciplinas con el propósito de buscar una formación
integral”.
Así, las definiciones anteriores convergen en 3 características. La primera es que el
semillero de investigación por sus características puede ser un espacio o escenario
académico con valor curricular; aunque es muy común que esta sea una actividad autónoma
de estudiante y de algunos docentes que se da por fuera del contexto académico Chávez
(2006). La segunda es que el semillero se conforma con dos actores principales (estudiante
y docente). La tercera es que ambos generan en ese espacio procesos de investigación que
contribuyen de manera novedosa y pertinente a la formación profesional.
Ahora bien, con las definiciones mencionadas anteriormente, se concibe un semillero
investigación como una dinámica formativa que implicaría la participación tanto del
estudiante cómo del docente en un apoyo conjunto, en donde se pone en juego los intereses,
interrogantes, opiniones que por medio del debate nutre y enriquece el trabajo en equipo.
12
Por otra parte, surgen los siguientes interrogantes: ¿Es común encontrar semilleros de
investigación que no se encuentran articulados curricularmente a un curso de un programa
determinado en una universidad, y sí su labor es de carácter autónomo, entonces es posible
encontrar un semillero de investigación en otros escenarios, como por ejemplo los
colegios?, y si es así, ¿Por qué los semilleros que pertenecen a la Educación Superior en
Colombia parecieran ser más reconocidos?, ¿Cuál sería la diferencia entre estos
semilleros?, ¿Qué tipos de saberes se juegan en los dos contextos?.
En Colombia el avance en materia de investigación en las últimas décadas ha sido más bien
escaso, sin embargo, las reestructuraciones realizadas por el último gobierno prometen un
futuro más enriquecedor; el nuevo Departamento Administrativo de Ciencia Tecnología
Innovación - CTI - COLCIENCIAS6, ha propuesto un innovador programa llamado
“Jóvenes Investigadores” dirigido a profesionales recién egresados y con excelencia
académica para que continúen su formación pos-gradual. Se espera que el estudiante se
interese por fortalecer su quehacer investigativo a través de la vinculación activa al
desarrollo de proyectos y grupos de investigación; el programa pretende entre otras cosas,
inculcar y multiplicar novedosos procesos pedagógicos de formación continua que
propicien el crecimiento del número de investigadores colombianos.
Este tipo de apoyo a jóvenes profesionales por parte del ente gubernamental a través de
COLCIENCIAS, es una clara señal de la importancia y pertinencia de apoyar los semilleros
de investigación, pues así se contribuye a generar una cultura investigativa en las IES que
resulta indispensable para el surgimiento de nuevo conocimiento, conocimiento que
probablemente será utilizado para el desarrollo y el planteamiento de soluciones a las
necesidades de un país inmerso cada vez más en un mercado del mundo globalizado, y que
de no tener las herramientas adecuadas, no podrá formar profesionales con un perfil idóneo
para afrontar los retos sociales que presenta Colombia en la actualidad.
Todo lo descrito anteriormente, refleja un acompañamiento de gran importancia para los
estudiantes pertenecientes a semilleros, RedCOLSI, COLCIENCIAS y el reconocimiento
6 Es la entidad que promueve las políticas públicas para fomentar la CTI en Colombia y fomenta la
producción de conocimientos para el desarrollo integral del país y el bienestar de los colombianos.
COLCIENCIAS (2010, 12 de Junio). Recuperado el 12 de junio de 2010, de
http://www.colciencias.gov.co/web/investigadores/home
13
de algunas IES a estos grupos, vislumbran otro camino de formar a los futuros
profesionales, y están logrando que éstos a su vez puedan generar una Red académica con
otras instituciones; los encuentros institucionales, las ponencias, la divulgación de
productos, el proceder investigativo constante son herramientas que construyen Red, y ésta
por su característica cooperativa y grupal teje relaciones de comunicación asertiva con el
estudiante y recíprocamente el estudiante con la Red. Lo generado en este espacio se
traduce en habilidades sociales7, por el diálogo constante con otras disciplinas que dan
diferentes miradas y sentidos al proceso investigativo, implicando que el estudiante tenga
un discurso más amplio y fluido, que tenga prospectiva de sus metas; y en el desarrollo de
estas habilidades coseche frutos que representen en un futuro rutas de empleo en su
desempeño profesional.
Estos son algunos de los frutos que pueden dar estos cultivos institucionales, y que
introduce al siguiente apartado, el cual manifestará el aprendizaje que se genera a partir de
las relaciones en trabajo de equipo o en conjunto.
El mayor abono: aprendizaje colaborativo, comunidad de aprendizaje y trabajo por
proyectos: aportes para otro trasegar formativo
Antes de abordar los términos de: “aprendizaje colaborativo”, “comunidades de
aprendizaje”, “trabajo en equipo” y “trabajo por proyectos” (conceptos claves y
anudados a la labor de los semilleros de investigación) se hace necesario aclarar el término
aprender, según Johnson (1999):
Es un proceso amplio, integral y continuo en el cual los sujetos
desarrollan o adquieren conocimientos, habilidades y actitudes para
7 Son aquellas relaciones sociales que el estudiante establece con los demás (por ejemplo, habilidades para
escuchar, habilidad para trabajar en equipo, para llevarse bien con los demás, para comunicarse
asertivamente, comprensión de lo que se le comunica). Estas habilidades sociales se relacionan de igual forma
a las habilidades sociales profesionales que “facilitan la interacción interpersonal entre individuos o en un
entorno grupal” (Sleigh Merry, R.D, 2004. P.1 ).
14
sobrevivir y responder creativamente a los cambios en el medio, evolucionar,
transformar y progresar. Además, es un proceso de socialización en el cual los modelos
mentales se van estructurando coherentemente para determinar la manera de pensar,
sentir y actuar. (p. 1)
Agrega el autor que el proceso de aprendizaje se da en el sujeto, cuando se establecen de
manera adecuada tres características; la primera hace referencia a un saber, que está
relacionado con el conocimiento, la comprensión del mundo y la información; una segunda
característica es el saber hacer, que pone en práctica el conocimiento y hace posible la
formación integral y el desarrollo de habilidades y destrezas (comunicarse, argumentar y
autoevaluarse críticamente).
Por último está el saber ser, relacionado con la expresión de sentimientos, intereses y
valores, con la capacidad de dar cuenta de los actos, aludiría esta tercera característica, a la
manera como el estudiante comunica a los demás su sentir, por ejemplo cuando le transmite
a un docente la incomodidad que le genera algunas prácticas pedagógicas que utiliza en el
salón de clase, la forma de transmitir el estudiante esa impresión deberá generar en lo
posible un acuerdo mutuo entre las dos partes, permitiendo en lo posible una negociación
política que beneficiaría en términos académicos y de aprendizaje a estos dos actores.
Ahora bien, estas tres características, son los primeros pilares para incursionar en el mayor
abono denominado aprendizaje colaborativo, pues dentro del semillero se requiere que los
estudiantes en un primer momento adquieran un conocimiento disciplinar mínimo
(psicología, sociología, ingeniería, etc.)
Una de las formas en que este abono se llevaría a la práctica en un saber hacer es en el
trabajo por proyectos que fomenta de igual manera el espíritu investigativo del estudiante,
ya que en su desarrollo fortalece competencias escriturales, habilidad de adelantar análisis
de contextos (virtual y real), a elaborar una mirada crítica8 y profesional en la formulación
de diagnósticos y a generar nuevas expectativas y preguntas de acuerdo a lo encontrado en
8 Refiere a que el estudiante pueda desde su disciplina y desde la investigación problematizar los hallazgos investigativos.
15
el desarrollo del proyecto, entre otras. Sentando las bases de un verdadero saber hacer con
responsabilidad (técnica y social), lo que configura los pilares de un saber ser. La semilla
con este abono aprendería bajo la premisa que investigar se aprende investigando.
Esta última característica del proceso de
aprendizaje (específicamente del aprendizaje
colaborativo), según Johnson (1999), el saber
ser hace referencia a valores e intereses
individuales de los estudiantes, el aspecto
humano estrechamente ligado a la formación
disciplinar, así los participantes de los
semilleros de investigación cuentan con
mayores posibilidades de mejorar el tipo de
relación que llevarán no solo con la forma de
acceder y utilizar el conocimiento, sino también
de constituir relaciones más sanas en su entorno social, pues la interacción y el
compañerismo que se teje con los demás integrantes del semillero, podría ser concebido
como un “pequeño laboratorio de relaciones humanas”, en donde se ponen en juego valores
como el respeto, la tolerancia, la confianza y la cooperación entre otros.
Una relación comprendida de esta manera despierta en el estudiante una sensibilidad
emocional consigo mismo y con los demás, manifestando no sólo en el semillero su
argumentación conceptual o sus propuestas investigativas, sino también sus dificultades
personales, sus metas a futuro, su situación (alegría y tristeza) en las relaciones personales,
su historia de vida y sus padecimientos existenciales. Al comunicar el estudiante esta
emocionalidad a los participantes del semillero, éstos realizan un acompañamiento desde el
sentido común y desde sus disciplinas, discursos que permitan “abonar” reflexiones que
resignifiquen las problemáticas o temáticas expresadas por el sujeto.
El semillero es tanto un escenario investigativo para la formación académica del estudiante,
como un escenario que reconoce al sujeto en su condición humana, donde el sujeto
16
construye constantemente su sentido de vida y su existencia a partir de la relación
interpersonal con los otros.
Añadido a esto y un factor clave del aprendizaje colaborativo es el reconocimiento del
otro, el otro como aquel que también posee un saber, una palabra que debe ser escuchada y
que lo ubica en un lugar; así mismo, esto permite al estudiante poco apoco construir sentido
de pertenencia a un grupo que abre la posibilidad al diálogo, al debate, al encuentro con
posiciones diferentes pero fructíferas, pues es tenido en cuenta en la planeación de
actividades y en la toma de decisiones; este tipo de dinámicas posibilita a los estudiantes
evaluar y autoevaluarse, lo que puede ayudar a fortalecer sus capacidades y trabajar en
aquellos aspectos a mejorar, apostándole de este modo a otro trasegar en la formación
académica.
De esta manera se puede prevenir posibles rivalidades (común entre estudiantes con buen
desempeño académico), porque el estudiante en vez de asumir un rol omnipotente en el
grupo9, hace uso de su conciencia y del saber que posee para convertirse en un actor y
productor de un nuevo saber colectivo. La tolerancia y la modestia en el trabajo de equipo
ayudan a blindar a los integrantes de experimentar niveles de ansiedad y tensión. Es por eso
que los estudiantes al realizar juntos una labor específica en la que cada uno promueve el
logro del otro, no solo alcanza objetivos que benefician al equipo en general, sino que
individualmente se crea una sana atmósfera de crecimiento académico y personal.
Como lo indica el párrafo anterior el aprendizaje colaborativo es aquel que se construye
con el otro a partir de las características personales y de relación que se tejen dentro del
semillero, el semillero debe ser un espacio social10
de aprendizaje donde el ambiente de
trabajo sea en lo posible armonioso, en donde los participantes tienen claro que sus
esfuerzos no sólo los benefician a nivel individual, sino que también a nivel grupal. El
9 Por lo general los participantes del semillero tienden a tener un rendimiento académico alto, esto lo coloca
en una posición de auto exigencia y en algunas ocasiones en una posición egocéntrica.
10 Gonzales (2006), todo espacio social es un espacio de aprendizaje, en la medida en que reconocemos,
compartimos, creamos, erráramos, desistimos, en la relación con otros para aprender. De este modo, para que
exista una comunidad de aprendizaje es necesario que los actores (docentes y estudiantes) implicados se
muestren tal y como son “sin caretas” como diría que tengan además compromiso y colaboración con los
participantes del semillero, con el fin de propiciar un ambiente ameno que permita el diálogo abierto.
17
semillero ofrece la posibilidad de sentirse reconocidos, apreciados, es un lugar en el que se
les respeta como individuos, allí el esfuerzo que hace cada estudiante por aprender y
estimular el interés en los demás por el conocimiento, es altamente valorado.
Sin duda, este abono hace que la semilla siga su proceso de desarrollo y evolución, los
valores y el aprendizaje formado con el otro constituirán un tallo de crecimiento personal y
profesional en el estudiante, se espera que el progreso de éste continúe con el constante
compromiso y responsabilidad de las tareas y actividades a realizar, para el alcance de los
objetivos propuestos en el ejercicio investigativo del proyecto.
Es por tanto que el rol del estudiante debe ser un rol activo
y participativo que le permita actuar rápidamente y
sortear obstáculos y retos propios de su que hacer
académico, se espera también que sea organizado y
estratégico, que sepa como acoplarse a las funciones
encomendadas y se articule a las actividades del grupo,
permitiendo no solo el éxito investigativo sino también potencializar las habilidades
sociales del estudiante.
Por lo general estas características del joven investigador, están guiadas por un
representante que se encarga del adecuado funcionamiento, del engranaje y de las funciones
que cada integrante debe cumplir al interior del grupo, es en ese ejercicio en que el docente
aparece acompañando las acciones de los estudiantes, motivándolos y apoyándolos ante las
dificultades que se presenten.
El docente en el semillero es aquella persona que escucha los aportes, cuestionamientos e
incertidumbres de sus estudiantes, y quien media y pone a dialogar los saberes producidos
en el grupo, es aquel que toma en cuenta las respuestas creativas de los estudiantes y las
refina para que conjuntamente se construya un aprendizaje.
El rol del docente mencionado anteriormente es antagónico al rol que puede desempeñar
muchos docentes en sus salones de clases, partiendo desde la relación que establece con los
18
estudiantes, pues en algunas ocasiones se evidencia una “incomunicación” entre profesor y
estudiante, la labor del profesor se convierte en un monologo en el que él se sitúa como
poseedor del “verdadero conocimiento”; en este sombrío escenario el estudiante sólo en
algunas ocasiones tiene la oportunidad de abrir su boca para perpetuar y repetir el discurso
y las opiniones del docente, éste es concebido como un sujeto que no genera o gestiona el
conocimiento. De acuerdo con esto se generan los siguientes interrogantes: ¿cómo se podría
potenciar las habilidades sociales en este contexto, si el estudiante anula en ocasiones su yo,
y más cuando el docente sólo le da un lugar de pasividad?, ¿Qué tipo de abono se piensa el
docente para formar al estudiante?.
Es evidente que con este tipo de supuesto el estudiante se piense y establezca una relación
distante con el docente, que se limite por los aspectos académicos y pedagógicos
(presentaciones de trabajos, parciales, etc.), así las notas por ejemplo se vuelven un factor y
una herramienta disciplinaria y correctiva. Por el contrario el semillero no cuenta con este
tipo de lógicas de control, pero sí, con la motivación y compromiso de los estudiantes, sus
ganas de aprender y educarse desde las temáticas que son de su interés, estableciéndose una
responsabilidad sin mecanismos de control, pues se autoperciben como los protagonistas de
su formación profesional. En este sentido, el semillero de investigación como comunidad
de aprendizaje es el resultado de la construcción decidida y voluntaria de los involucrados,
brinda la oportunidad según de liberarse de las “opresiones” que crean las jerarquías de
poder11
y facilitaría el espacio donde se puede ser, hacer y crecer. Quintero (2006).
Es por lo anterior que la relación de Poder – Sobre12
, que se manifiesta en el aula de clase y
que cuenta con herramientas de presión y represión legitimadas (como la evaluación), no
han dado los resultados esperados. En esta histórica forma de “educar” es el docente quien
trasmite conocimiento, lo que genera una relación de Poder - Para13
, en la que la
obediencia es objetivo a alcanzar.
11 Jerarquía entendiéndose como el posicionamiento del profesor hacia el estudiante, que por lo regular es una
posición de poder. 12
Se busca el dominio del otro. 13
Qué es la relación que surge de la necesidad de un trabajo colectivo para alcanzar un objetivo o llevar cabo
alguna actividad en colaboración mutua.
19
Por el contrario se deben propiciar espacios que faciliten la comunicación mutua de los
actores que participan en los procesos de enseñanza y así brindar seguridad, confianza y
respaldo de forma reciproca (estudiante y docente), de esta manera se transmite
información mucho más rica, clara y precisa que ayuda a formar al estudiante.
Ahora bien, independientemente de la relación y la dinámica pedagógica que se establece
en el semillero de investigación, se hace necesario una vez más resaltar la importancia de
las actividades que fortalecen algunas competencias que los estudiantes desarrollan dentro
de él. Ortiz (2008) afirma que a través de la investigación el estudiante comienza a manejar
aspectos conceptuales y metodológicos que implicarían para él, realizar un proceso de
búsqueda de información, análisis y una visión prospectiva que en otros contextos resulta
difícil de conseguir. Esta actividad investigativa es constante durante todos los semestres en
el semillero, le daría al estudiante en su decimo semestre herramientas suficientes para el
desarrollo de su opción de grado (tesis), eliminado de igual manera el supuesto de que la
tesis es sinónimo de “suplicio”.
Estas características que hacen parte de las habilidades sociales que el estudiante desarrolla
en su trasegar investigativo, el cual cada vez más abre otras posibles rutas formativas en la
preparación profesional.
Adicionalmente y apropósito de las habilidades
sociales el autor propone que los eventos
institucionales, regionales y nacionales como la
realización de encuentros o jornadas de investigación,
son actividades que también favorecen el desarrollo
de destrezas argumentativas en el estudiante; que
consigue expresarse de forma clara y precisa, con
seguridad y posicionamiento propio. Otro plus de gran valía que
el estudiante obtiene en estos encuentros, son los aportes de las concepciones que tienen
algunas disciplinas con respecto al objeto de estudio y las metodologías que el estudiante
aborda y utiliza, porque posibilitan otras miradas a la investigación y reflexiones
alternativas a tener en cuenta para nutrir el trabajo académico e intelectual.
20
El estudiante en el semillero desarrolla una actitud más abierta ante la situación del
contexto en el que vive, una mayor sensibilidad social, como también capacidad
comunicativa adecuada en la relación con otras personas de diferentes disciplinas, no se
conforma con lo que le dan, tiene más iniciativa, pensamiento crítico, sabe trabajar en
equipo, aprende mucho y crece profesional e integralmente.
Además todas las experiencias adquiridas por el estudiante de las actividades mencionadas,
van a ayudar a cualificar su hoja de vida para su futuro laboral, ya que se va registrando el
recorrido que el estudiante ha alcanzado dentro del semillero; significa que su
competitividad puede ser mayor con relación a otros estudiantes que no han tenido estas
experiencias y destrezas en las habilidades sociales alcanzadas.
Se esperaría entonces como lo refiere Trujillo (2007) que el recorrido de pregrado del
estudiante no se traduzca en desencanto frente a las perspectivas de desarrollo profesional
que el entorno es capaz de ofrecerles, bien por la implicación económica de abordar en un
principio labores con remuneraciones muy bajas o por las reducidas oportunidades de
participar en roles, retos, responsabilidades que enriquezcan y nutran la formación;
adicionalmente complementa que la iniciativa de formación de semilleros de investigación,
tal como ha sido concebida desde la vivencia al interior de la vida universitaria, busca
afrontar los desafíos antes mencionados, en términos de proveer a los jóvenes estudiantes
imaginarios de futuro, que faciliten la construcción de visiones, articuladas posteriormente
en proyectos.
De este modo las competencias podrán ser herramientas que nutran en situaciones
especificas al estudiante en su actuar y en su desempeño en los diferentes ámbitos laborales
de su vida. Por lo tanto, las oportunidades que tienen hoy las instituciones, el país y los
jóvenes por medio del desarrollo del espíritu científico desde los semilleros son valiosas
en términos de pertinencia social.
Es sin lugar a duda otro ambiente de aprendizaje en donde las cargas académicas, el
cumplimiento de horarios, la realización de tareas y las notas que dan un calificativo al
21
estudiante no tienen cabida, por el contrario las responsabilidades que se asignan en el
semillero se cumplen por el compromiso, voluntad y ganas de aprender14
.
Esta iniciativa está impulsada por la pregunta, la exploración y el descubrimiento de
saberes que den nuevas respuestas e interrogantes y a las problemáticas que el estudiante se
aventura hacer desde su área de conocimiento y desde su mismidad, interrogantes que van
promoviendo la formación personal integral del profesional.
De esta manera la psicología acude a preguntarse por aquel sujeto que está en proceso de
construcción de nuevos conocimientos, conocimientos que se supone lo transforman y
enriquecen, pero sobre todo, pregunta por cómo se posiciona ante la nueva información
suministrada y construida. Así la psicología puede aborda el ejercicio investigativo cómo
un espacio de construcción de sujeto, de re-significación y descubrimiento de sí mismo.
Para finalizar, se hace necesario que las disciplinas o las áreas de conocimiento que estén
interesadas en los semilleros de investigación, produzcan investigaciones que puedan
explorar y describir las experiencias de vida de los semilleristas, para lograr reflexiones
sobre el crecimiento personal del estudiante que se cultiva y se desarrolla en el semillero de
investigación.
14 Se resalta también como el semillero de investigación atraviesa el contexto académico con una ruptura en la
dinámica pedagógica, ya que este espacio se posiciona como una alternativa diferente a las apuestas de los
currículos institucionales. Esta situación hace que el estudiante se enfrente a dos actividades paralelas
(académica e investigativa), ampliando su conocimiento profesional en estos dos espacios formativos y
ganando el semillero de investigación un espacio de mayor reconocimiento en el contexto académico.
22
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