santa margarita maria de alacoque y el corazón de jesús

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  • 8/9/2019 Santa Margarita Maria de Alacoque y el Corazn de Jess

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    P. NGEL PEA O.A.R.

    SANTA MARGARITA MARA DE ALACOQUEY EL CORAZN DE JESS

    LIMA PER

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    Nihil Obstat

    P. Ignacio ReinaresVicario Provincial del Per

    Agustino Recoleto

    Imprimatur

    Mons. Jos Carmelo Martnez

    Obispo de Cajamarca (Per)

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    NDICE GENERAL

    INTRODUCCIN .......................................................................................... 51. INFANCIA Y JUVENTUD .................................................................... 62. ENTRADA EN EL CONVENTO Y PROFESIN ............................ 143. VIDA RELIGIOSA .............................................................................. 184. MAESTRA DE PENSIONISTAS ........................................................ 205. MAESTRA DE NOVICIAS ................................................................. 226. EL DEMONIO ..................................................................................... 257. LA OBEDIENCIA................................................................................ 278. JESS EUCARISTA .......................................................................... 319. AMOR A MARA ................................................................................ 3510. LOS NGELES .................................................................................... 3611. LAS ALMAS DEL PURGATORIO .................................................... 4012. CONOCIMIENTO SOBRENATURAL ............................................. 4313. DON DE CURAR ................................................................................. 4514. EL PADRE CLAUDIO DE LA COLOMBIRE ............................... 4615. LAS REVELACIONES ....................................................................... 4916. PROMESAS DEL CORAZN DE JESS......................................... 5317. HEREDERA DEL CORAZN DE JESS ........................................ 5718. PROMESAS A LOS REYES DE LA TIERRA .................................. 5819. PREDILECCIN A SALESAS Y JESUITAS ................................... 6020. SU MUERTE Y MILAGROS .............................................................. 6121. PROCESO DE BEATIFICACIN Y CANONIZACIN ................. 64

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    22. DEVOCIN AL CORAZN DE JESS ........................................... 6623. CONSAGRACIN AL CORAZN DE JESS ................................ 72ORACIONES ............................................................................................... 73REFLEXIONES ........................................................................................... 77CONCLUSIN ............................................................................................. 79BIBLIOGRAFA .......................................................................................... 80

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    INTRODUCCIN

    Santa Margarita Mara de Alacoque es la santa por excelenciade la devocin al Corazn de Jess. En repetidas ocasiones se leapareci Jess con su Corazn ardiendo en llamas de amor, y

    descubrindole este divino Corazn, que tanto ha amado a loshombres, y que nos espera en la Eucarista. Le fue haciendo reve-laciones extraordinarias y promesas con el fin de que podamosasegurar nuestra salvacin y santificarnos con los tesoros de suamor.

    La promesa ms importante es la de los nueve primerosviernes de mes, pero tambin es importante la que habla de quedar paz a las familias y bendecir los lugares donde sea expuestay honrada la imagen de su Corazn.

    Veremos los principales apstoles de esta devocin a travsde los ltimos siglos. Y as podremos comprender la importancia deconsagrar a Jess nuestra vida y nuestra familia, ya que l haprometido que no perecer ninguno que se le consagre. Que suCorazn divino nos llene de su amor y nos haga caminar a grandespasos por el camino de la santidad, pues no hay mejor medio desantificacin que estar dentro de este divino Corazn, consagradosa l y dedicados a hacerlo amar en el mundo entero.

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    1. INFANCIA Y JUVENTUD

    Sus padres fueron Claudio Alacoque, juez y notario regio, yFiliberta Lamyn. Tuvieron siete hijos, cuatro hombres y tresmujeres. Slo tres de ellos aparecen en la vida de Margarita, pueslos otros murieron nios o jvenes. Los dos hermanos sobrevivien-tes fueron Crisstomo y Santiago. Crisstomo era dos aos mayorque ella y era abogado. Fue alcalde perpetuo del pueblo de Bois-Sainte-Marie. Se cas con Anglica Aumonier y tuvo once hijos. Almorir su esposa, se cas en segundas nupcias con Estefana

    Mayuzer con la que tambin tuvo once hijos.Su otro hermano, Santiago, fue prroco del mismo pueblo de

    Bois-Sainte-Marie. Era doctor en derecho civil, en derechocannico y en teologa. Muri en 1712 y fue enterrado como suhermano Crisstomo en la iglesia del pueblo, en la capilla delSagrado Corazn que Crisstomo haba construido en vida de suhermana Margarita Mara.

    En las Letras Decretales emitidas por el Papa Benedicto XV

    para su canonizacin se dice entre otras cosas: Naci MargaritaMara el 22 de julio de 1647, en Lhautecour, dicesis de Autun. Fuemadrina de bautismo Margarita de Saint-Amour; la cual, al llegar suahijada a los cuatro aos, quiso tenerla consigo en el castillollamado Corcheval. Encarg el cuidado y vigilancia de la nia a doscriadas de la casa. Una de ellas era amable y muy solcita, pero desta se apartaba Margarita; la otra era ms severa, pero la niita seserva de ella de buen grado: lo cual haca por haberle revelado elSeor que la una estaba en su divina gracia y la otra careca de

    ella. As pues, amaestrada por Dios, pudo librarse de los lazos quela mala armaba a su inocencia. Porque era muy grande su amor ala pureza que ya entonces infunda a Dios en el corazn de estainocente doncellita y, sin saber lo que deca, repeta muchas veces:Seor mo, yo te consagro mi pureza y hago voto de perpetuacastidad.

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    Pronto comenzaron a llover sobre ella las desgracias; porque,cuando apenas contaba con ocho aos de edad, muri su padre ysu madre, que tena que mirar por cinco hijos, llev a Margarita alas religiosas de santa Clara del pueblo de Charolles, en dondehizo su primera comunin a los nueve aos. Deseaba ardientemen-

    te quedarse para siempre entre las religiosas para llegar a lasantidad que ellas tenan, pero se vio atacada al poco tiempo detan pertinaz molestia que no tuvo ms remedio su buena madreque llevarse a casa a esta su hijita, y la nia pas cuatro aos sinpoder dar un paso1.

    En su vida escrita por sus contemporneas2 se dice: Siendonia de cuatro a ocho aos, su mayor deseo era pasar das enterosdelante del Santsimo Sacramento. Cuando no la encontraban encasa, saban que con ir a la iglesia estaban seguros de encontrarla

    all. Desde esa poca perdi el gusto por las oraciones vocales,que no poda rezar delante del Santsimo Sacramento, donde sesenta tan absorta que se hubiera quedado sin comer ni beber. Nose daba cuenta de lo que haca, pero experimentaba ardientesdeseos de consumirse en la presencia del Seor como un cirioardiente, pagndole amor por amor3.

    No poda quedarse a la entrada de la iglesia por mucha confu-sin que sintiese. Se acercaba cuanto poda al altar. Juzgaba

    felices y tena santa envidia de quienes comulgaban con frecuen-cia.

    Pero veamos los que nos dice ella misma en su Autobiografa:Tan pronto como tuve conciencia de m misma, Seor, me hicistever la fealdad del pecado y se imprimi tanto horror de l en micorazn que la ms leve mancha me era un tormento insoportable.Bastaba decirme que tal cosa era ofensa a Dios y eso me retena yme apartaba de lo que deseaba hacer.

    1 Decretales, Gauthey, Vida y obra de santa Margarita Mara, en tres tomos,Ed. Catlica, Madrid, 1921, vol. 3, pp. 660-661.

    2 La escribieron las hermanas Francisca Rosala Verchre y Petra Rosala deFarges, quienes tal como les haba profetizado la sostuvieron en susbrazos al morir.

    3 Vida escrita por sus contemporneas, Gauthey, vol. 1, p. 56.

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    Sin saber lo que significaban, me senta continuamente impul-sada a decir: Dios mo, te consagro mi pureza y te hago voto deperpetua castidad.

    La Santsima Virgen ha tenido siempre un cuidado muygrande de m, a ella recurra yo en todas mis necesidades y ella me

    ha librado de grandsimos peligros. No me atreva de ningn modoa dirigirme a su divino Hijo, sino que acuda siempre a ella y leofreca la corona del rosario con las rodillas desnudas sobre latierra.

    Perd a mi padre siendo muy nia y, como era la nica hija,hasta la edad de ocho aos y medio me criaron sin ms educacinque la de los criados y campesinos. Me llevaron a una casareligiosa donde me hicieron comulgar, cuando tena nueve aos.Esta comunin derram tanta amargura en todos los placeres ydiversiones que ya no poda encontrar gusto en ninguno. Cuandoquera tomar algn recreo con mis compaeros, senta siempre nos qu cosa que me apartaba de ellas y me arrastraba a algnrinconcito y no me dejaba reposar hasta que segua ese impulso,que me obligaba a ponerme en oracin, casi siempre postrada ocon las rodillas desnudas o haciendo genuflexiones, si no me veanadie, pues no haba mayor tormento para m que el que alguienme encontrase de ese modo.

    Pero ca en un estado de enfermedad tan deplorable queestuve casi cuatro aos sin poder andar. Los huesos me rasgabanla piel por todas partes, lo que fue causa de que no me dejasenms que dos aos en este convento. Nunca se pudo hallar ningnremedio a mis males hasta que me consagr a la Santsima Virgen,prometindole que, si me curaba, sera con el tiempo hija suya. Nobien hice este voto, cuando recib la salud con una nueva proteccin de la Santsima Virgen, la cual se hizo de tal mododuea de mi corazn que me consideraba y me guiaba como a

    cosa suya, reprendiendo mis faltas y ensendome a hacer lavoluntad de Dios4.

    Tan pronto como comenc a respirar el aire de la salud, meinclin a la vanidad y al afecto de las criaturas, presumiendo que el

    4 Autobiografa, Gauthey, vol. 2, pp. 30-31.

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    tierno amor que me profesaban mi madre y mis hermanos medejara en libertad para entregarme a algunas ligeras diversiones,dndome para ellas todo el tiempo que desease En casa notenamos autoridad alguna ni nos atrevamos a hacer nada sinpermiso. Era una guerra continua. Todo lo cerraban con llave de tal

    suerte que con frecuencia ni an hallaba con qu vestirme para ir amisa, teniendo que pedir prestados cofia y vestido. Comencentonces a sentir mi cautiverio que lleg a tal punto que no podahacer nada ni an salir de casa sin el consentimiento de trespersonas5.

    Desde ese tiempo dirig todos mis afectos a buscar mi gozo ymi consuelo en el Santsimo Sacramento del altar. Pero, estandoen una aldea alejada de la iglesia, no poda ir a ella sin el permisode esas tres personas y suceda que, cuando una lo quera, la otra

    me negaba su consentimiento... Estando as, sin saber dnderefugiarme, iba a algn rincn del huerto, al establo o a otro lugarsecreto, en donde poda ponerme de rodillas para derramar micorazn en amargas lgrimas delante de Dios por medio de laSantsima Virgen, mi buena madre, en quien haba puesto toda miconfianza, Y pasaba das enteros sin comer ni beber. Esto era loordinario; otras veces, algunas buenas almas del pueblo me dabanpor compasin un poco de leche o fruta por la tarde.

    Cuando volva a casa, era tal mi miedo y temblor que mepareca ser una criminal que iba a recibir la sentencia de condena-cin En llegando a casa, me pona enseguida a trabajar con loscriados. Despus pasaba las noches como haba pasado los das,derramando lgrimas a los pies del crucifijo, el cual me manifest,sin que yo lo comprendiese, que quera ser el dueo absoluto de micorazn y hacerme en todo conforme a su vida dolorosa; para locual quera constituirse en mi Maestro6.

    5 Ib. pp. 31-32. Las tres personas que le hacan la vida imposible eran suabuela paterna Juana Delaroche; su ta abuela paterna Benita de Meuliny Benita Alacoque, esposa de Santos Delaroche, ta paterna. La casadonde vivan perteneca a la familia Delaroche y por ello deban estar asu entera disposicin.

    6 Ib. pp. 32-33.

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    La cruz ms pesada era no poder suavizar las penas de mimadre para m cien veces ms duras que las propias. Cuando lavea enferma, mi dolor llegaba al sumo grado; ya que, como notena ms amparo que a m ni nadie ms que la sirviese, suframucho. Suceda adems no pocas veces que, por estar todo

    cerrado con llave, me vea obligada a mendigar hasta los huevos yotras cosas necesarias a lo enfermos. No era esto pequeotormento para mi natural tmido, teniendo que pedirlo en casas decampesinos que con frecuencia me decan ms de lo que hubieradeseado... En medio de las angustias en que constantemente mehallaba sumergida, no reciba sino burlas, injurias y acusaciones.

    El da de la circuncisin de Nuestro Seor, habiendo ido amisa para pedirle que fuese l mismo el mdico y el remedio de mipobre madre, que estaba con una gravsima erisipela en la cabeza

    y con gran hinchazn e inflamacin, el Seor se port tan miseri-cordiosamente que a mi vuelta encontr a mi madre con la mejillareventada, con una llaga casi tan ancha como la palma de la mano,de la cual sala un hedor insoportable sin que nadie se atreviera aacercarse a ella. A los pocos das, se cur contra el parecer detodos.

    Durante el tiempo de sus enfermedades, no me acostaba,dorma muy poco y casi no tomaba alimento, pasando con frecuen-

    cia das enteros sin comer. Pero mi divino Maestro me consolaba yme sostena, dndome conformidad perfecta con su santsimavoluntad7.

    Una vez, en tiempo de carnaval, estando con otras jvenes,me disfrac por vana complacencia. Lo que ha sido para mdurante toda la vida motivo de dolor y de lgrimas. Tambin usabavanos adornos por el mismo motivo de complacer vanamente a laspersonas de la casa8.

    A medida que creca en edad, se aumentaban mis cruces,

    porque el diablo suscitaba muchos buenos partidos segn elmundo, que me solicitaban para hacerme faltar al voto que habahecho (de castidad) Mis parientes y, sobre todo mi madre, me

    7 Ib. pp. 35-36.8 Ib. p. 37.

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    piensas al pretender ser religiosa? Vas a ser la irrisin de todo elmundo, porque de ningn modo vas a perseverar y qu vergenzadejar el hbito y salir del convento!... No saba qu partido tomar ymi divino maestro tuvo piedad de m.

    Un da, despus de la comunin, me hizo ver que era el ms

    hermoso, el ms rico, el ms poderoso, el ms perfecto y el mscumplido de todos los amantes y que, siendo su prometida desdehaca tantos aos, cmo es que pretenda romper con L yunirme con otro?11.

    Renov mi voto y le dije que, an cuando me hubiese decostar mil vidas, jams dejara de ser religiosa y as lo declarabiertamente, suplicando se despidiera a todos los pretendientespor muy ventajosos que me los presentasen12.

    Me llevaron a casa de uno de mis tos que tena una hijareligiosa, la cual, sabiendo que yo quera serlo, no omiti medioalguno para llevarme consigo, pero no sintiendo yo ningunainclinacin a la vida de las Ursulinas, le deca: Piensa que, si entroen vuestro convento, lo har nicamente por amor a ti y quiero ir aun lugar donde no tenga parientes ni conocidos a fin de serreligiosa por amor a Dios. No saba dnde podra ser ni qu Ordenabrazar, pues no conoca ninguna. Estuve a punto de consentir consus importunos deseos, tanto ms cuanto quera mucho a esta

    prima y ella se serva de la autoridad de mi to, a quien no meatreva a resistir, porque era mi tutor y me deca que me amabacomo a una de sus hijas, pero una voz secreta me deca: No tequiero ah, sino en Santa Mara13.

    No me dejaban ir a verlas, an cuando tena variasparientas Viendo un da un cuadro del fundador, san Franciscode Sales, me pareca que me diriga una mirada tan paternalmenteamorosa, llamndome hija, que, desde entonces, yo lo considerabami buen padre14.

    11 Ib. pp. 43-44.12 En este tiempo fue confirmada con 22 aos, alrededor del 1 de setiembre

    de 1669.13 Religiosas de la Visitacin de santa Mara.14 Autobiografa, pp. 45-46.

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    Durante el tiempo del jubileo vino a casa un religioso de sanFrancisco y pas en ella toda la noche para darnos tiempo dehacer nuestras confesiones generales Le dije que mi hermanome retena en el mundo, pues ya haca cuatro o cinco aos queinsista yo en ser religiosa. De ello le puso tan grande escrpulo

    que, despus, mi mismo hermano me pregunt si continuaba en mipropsito de ser religiosa. Como le respondiese que prefera morira mudar de parecer, prometi darme gusto en esto Le dije:Quiero ir a las de Santa Mara, a un convento distante donde notenga parientas ni conocidas. Deseo abandonar el mundo porcompleto, escondindome en cualquier rinconcito.

    Me propusieron varios monasterios, pero no me determinaba por ninguno. Slo, cuando nombraron el de Paray-le-Monial, sedilat mi corazn de alegra y consent en el acto

    Cuando entr de visita en el locutorio del convento de Paray,o una voz interior que me deca estas palabras: Aqu es donde tequiero. As que dije a mi hermano que arreglase mi entrada en l,porque jams ira a otro sitio. Se sorprendi de mi resolucin tantoms cuanto que no me haba llevado all ms que para que cono-ciese a las religiosas de Santa Mara

    Llegado el da tan deseado de dar el ltimo adis al mundo,sent tal gozo en el corazn que estaba como insensible, tanto al

    cario como al dolor que me demostraba, especialmente mi madre,y no derram ni una lgrima al dejarlos15.

    15 Ib. pp. 50-51.

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    2. ENTRADA EN EL CONVENTO Y PROFESIN

    Cuando Margarita Mara entr al convento de Paray el 20 dejunio de 1671, iba a cumplir 24 aos. Encontr en el monasterio 33hermanas de coro, cinco hermanas legas o conversas, trestorneras y tres novicias. Fue una buena eleccin. El convento deParay era uno de los ms fervorosos de la Orden.

    La Madre Margarita Jernima Hersant, que era la Superiora, larecibi con alegra. Su Maestra fue la madre Ana FranciscaThouvant.

    Margarita tena gran respeto a su Superiora y a su Maestra,mirndolas como representantes de Jesucristo en la tierra. Escu-chaba cuanto le decan como orculos y estaba encantada deverse sometida a la obediencia, queriendo depender de ellas entodo16.

    Tom el hbito religioso el 25 de agosto de 1671, fiesta de sanLuis rey de Francia, y entr en el noviciado. Desde ese da, comen-z a sentir extraordinarias dulzuras espirituales. Ella lo expresa as:

    Estando ya revestida de nuestro santo hbito mi divino Maestro medio a conocer que era ese el tiempo de nuestros desposorios, loscuales le daban un nuevo dominio sobre m, obligndome por doblecompromiso a amarle con amor de preferencia. Me dio a entenderque, como es costumbre entre los amantes ms apasionados, medara a gustar en este tiempo cuanto hay de ms dulce en lasuavidad de sus amorosas caricias, las que fueron en efecto tanexcesivas que con frecuencia me sacaban fuera de m(en xtasis)y me quitaban el tino para todo

    Por lo cual, me reprendieron, dndome a entender que ese noera el espritu de las hijas de Santa Mara, que no tena nada de

    16 Contemporneas, p. 75.

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    extraordinario, y que no me recibiran si no me apartaba de esascosas (extraordinarias).

    Me qued con gran desolacin de espritu y puse todos misesfuerzos para apartarme de ese camino (extraordinario), pero todofue intil. Nuestra buena Maestra me puso una oficiala que me

    haca trabajar durante la oracin. Despus iba a pedirle permisopara volverla a empezar y me reprenda, dicindome que la hiciesemientras trabajaba en mi labor y me ocupaba en los ejercicios delnoviciado. Lo haca y nada me poda distraer del suave gozo yconsuelo de mi alma, que iba siempre en aumento17.

    Aunque nada ocultaba a mi Maestra, tena sin embargointencin de dar a sus permisos ms amplitud de lo que ellapretenda en lo que tocaba a las penitencias. Como tomase esto acargo de conciencia, me reprendi mi santo fundador (SanFrancisco de Sales) speramente sin dejarme pasar adelante, demodo que no tuve jams valor para intentar hacer lo mismo.Porque me quedaron grabadas para siempre en mi corazn estassus palabras: Bien, hija ma, piensas agradar a Dios traspasandolos lmites de la obediencia, que es el principal sostn yfundamento de esta Congregacin y no las austeridades?18.

    Yo tena hambre insaciable de humillaciones y mortificaciones,aunque la naturaleza senta hacia ellas irresistible repugnancia...

    No hablar ms que de una sola que era superior a mis fuerzas(comer queso). Era algo hacia lo cual toda nuestra familia tena unagran aversin natural de modo que mi hermano exigi al firmar elcontrato de mi recepcin que no me obligaran jams (a comerqueso), lo que me concedieron sin dificultad, pues eso era algoindiferente. Pero en esto precisamente fue en lo que tuve queceder, porque me atacaron por todas partes con tal fuerza, que nosaba qu camino tomar; tanto ms que me pareca mil veces msfcil sacrificar mi propia vida y, si no hubiera amado la vocacin

    ms que mi propia existencia, habra preferido abandonarla antesque resolverme a hacer lo que en eso me pedan. En vano resista,

    17 Autobiografa, pp. 53-54.18 Ib. p. 53.

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    porque mi soberano quera este sacrificio del cual dependanmuchos otros.

    Estuve tres das luchando con tanta violencia que dabacompasin sobre todo a mi Maestra, en cuya presencia me hacaviolencia para cumplir lo que me mandaba, pero despus me

    faltaba el valor y me mora de pena, viendo que no poda vencer minatural repugnancia Por fin, dije: Es preciso vencer o morir. Mefui ante el Santsimo Sacramento y all permanec tres o cuatrohoras, llorando y gimiendo para obtener la fuerza de vencermeDespus fui a mi Maestra pidindole por piedad que me permitiesehacer lo que de m haba deseado (comer queso) y finalmente lohice, aunque jams he sentido tal repugnancia, la cual se renovabatodas las veces que deba hacerlo sin que por eso dejase de hacerlo mismo durante ocho aos19.

    Dicen sus hermanas de Comunidad: La penitencia de comerqueso fue tan agradable a Dios que desde ese momento aumentnotablemente sus gracias extraordinarias. La Madre Greyfi le pregunt un da desde cundo haban comenzado los grandesfavores del Seor, y ella le respondi: Desde el noviciado. Un daque servan queso a la mesa se lo ofrecieron por descuido y ellaoy en el acto la inspiracin divina que le sugiri la idea deaprovechar aquella ocasin para hacer un acto de mortificacin por

    amor a Nuestro Seor Jesucristo y por respeto a su divina provi-dencia, que le ofreca aquel medio de hacerla. Hizo el acto genero-so, aunque con gran violencia. Todo su ser se resista y tuvo elestmago mal durante aquel da hasta la noche. Entonces,entrando en oracin, el Seor le hizo mil caricias y la colm dedulzuras y consolaciones, demostrndole el contento que habarecibido de ella por la violencia que voluntariamente se habahecho por su amor20.

    Ella dice: Al acercarse el tiempo de la profesin, me decan

    que yo no era a propsito para alcanzar el espritu de la Visitacin,donde se miraba con recelo esos caminos extraordinarios. Corr almomento a darle cuenta a mi soberano Seor. Y me respondi:

    19 Ib. pp. 54-55.20 Contemporneas, p. 145.

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    Dile a tu Superiora que no tiene por qu temer en recibirte. Yorespondo de ti y ser tu fiador, si me juzga capaz de serlo. Comoyo le diese ese recado, mand ella que le pidiese como prueba deseguridad que me hiciera til a la Congregacin por la prcticaexacta de todas las observancias. A lo que respondi con amorosa

    bondad: Hija ma, todo eso te lo concedo, pues te har ms til delo que ella cree, pero de una manera que an no es conocida msque a M. En adelante ajustar mis gracias al espritu de la regla, ala voluntad de tus Superioras y a tu debilidad. Me contenta que prefieras la voluntad de tus Superioras a la ma. Cuando teprohban ejecutar lo que yo te hubiere mandado, djalas que hagande ti cuanto quieran. Ya encontrar yo el medio de que se lleven acabo mis designios

    Con esto nuestra Superiora y nuestra Maestra quedaron

    contentas y no podan dudar de que estas palabras procedan de laVerdad, pues no senta turbacin alguna en mi interior ni deseabams que cumplir con la obediencia21.

    Tuve que hacer los ejercicios de la profesin, guardando en el jardn una asnilla con su pollino; la cual me daba no poco trabajo, porque no me permitan atarla y queran que estuviese en unrinconcito que me sealaron para que no hiciese dao, pero losanimalitos no hacan ms que correr. No era posible tener descan-

    so alguno hasta el toque del Angelus de la tarde en que iba acenar, pero despus volva al establo donde pasaba parte deltiempo de Maitines, dndoles el pienso.

    Me hallaba tan contenta en esta ocupacin que no me habraimportado el que pudiera durar toda mi vida, porque mi Soberanome acompaaba tan fiel y constantemente que no me estorbabancosa alguna las carreras que era preciso dar; antes bien, all fuedonde recib tales favores cuales jams he experimentado en otraparte22.

    El 6 de noviembre de 1672 hizo su profesin religiosa parasiempre. Ese da escribi con su propia sangre sus propsitos deser una esposa digna de Jess para toda la vida. Escribi: Yo, ruin

    21 Autobiografa, p. 56.22 Ib. p. 61.

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    y miserable nada, quiero someterme y entregarme a todo lo que lpida de m, inmolando mi corazn al cumplimiento de su voluntadsin reservarme ms inters que el de su mayor gloria y su puroamor, al cual consagro y abandono todo mi ser. Soy para siemprede mi Amado, su esclava, su sierva y su criatura, puesto que es

    todo mo y yo soy su indigna esposa, sor Margarita Mara, muertaal mundo. Todo de Dios y nada mo, todo a Dios y nada a m, todopara Dios y nada para m23.

    El mismo da de mi profesin quiso mi divino Maestrorecibirme por su esposa, pero de una manera que no me es dadoexplicar. Solamente dir que me regalaba y trataba como a unaesposa del Tabor Desde entonces me favoreci con su divina presencia, pero de un modo cual jams lo haba experimentadohasta aquel momento, porque nunca haba recibido una gracia tan

    grande a juzgar por los efectos que ha obrado siempre en m desdeese da. Lo vea y lo senta cerca de m; y lo oa mejor que si lohubiese sentido con los sentidos corporales24.

    A veces, me honraba con sus conversaciones como un amigoo como el esposo ms apasionado de amor o como un padreherido de este mismo amor por su hijo nico25.

    3. VIDA RELIGIOSA

    Despus de su profesin, destac entre sus hermanas por sufervor ante el Santsimo Sacramento y por ser obediente en todo,cumpliendo fielmente sus obligaciones. La Superiora le encarg serayudante de la hermana enfermera y se dedic a este oficio conuna caridad sin lmites. Sin embargo, tuvo mucho que sufrir, ya quela enfermera casi nunca aprobaba lo que ella haca y, aunque

    Margarita pona todo su empeo en cumplir su oficio, nunca llegaba

    23 Contemporneas, p. 87.24 Autobiografa, p. 57.25 Ib. p. 58.

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    a contentarla a pesar de tomar para s los trabajos ms penosos ylo ms costoso a la naturaleza.

    Dice: Me emplearon en la enfermera y Dios slo puedeconocer lo que tuve que sufrir all. El demonio me haca caer confrecuencia y romper cuanto tena en las manos y, despus, se

    burlaba de m, rindose en mi misma cara, diciendo: Torpe, jamshars nada de provecho. Me quedaba con tal tristeza que no sabaqu hacer, ya que con frecuencia me quitaba hasta el poderdecrselo a nuestra Madre, porque la obediencia abata y disipabatodas sus fuerzas26.

    Por otra parte, como religiosa, era un modelo. En la despensase haca servir unas porciones que jams se hubiera atrevido apresentar a otra. Apenas oa la campana, lo dejaba todo para acu-dir a su oficio sin miramiento a su estado y sin permitirse el menoralivio.

    No se desdeaba de ocuparse en las cosas ms penosas, nidispensarse de nada y le suceda llevar pesos superiores a su fuer-zas, buscando en todo mortificacin. Recoga todos los pedazos depan mordidos y poco limpios que haban cado al suelo, llenos depolvo, y, ponindolos en una escudilla, los llevaba a la cocina paraque hiciesen con ellos su sopa. Sin reparar en ms, echaba as elcaldo hasta que una de las hermanas lo vio y qued muy sorpren-

    dida. Era muy ordinario en ella hacer cosas parecidas a sta paravencer su natural repugnancia, pues tena una gran aversin a todolo que fuese suciedad o poca limpieza27.

    Era siempre de las primeras en acudir a los trabajos comunesy se daba a ellos con tanta asiduidad que era preciso que intervi-niese la obediencia para retirarla de all. Estaba tan desprendida detodas las cosas que rehus una pensin vitalicia que sus parientesquisieron darle. Iba con frecuencia a ofrecer sus servicios a lashermanas de la cocina, ya fuera para llevar lea, ya para lavar la

    loza o para otra cosa cualquiera. En una ocasin, en que estabams ocupada que de ordinario, siendo asistente, fueron a rogarleque las ayudase. Haba comenzado a barrer el coro y lo dej para

    26 Autobiografa, p. 74.27 Contemporneas, p. 93.

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    ir a donde la caridad la llamaba y con esto se olvid de volver paraacabar el barrido. Estando as el coro, tocaron al oficio y hall enesto una sensible mortificacin. Esta era de ordinario su recompen-sa, porque Dios permita que tuviera frecuentes olvidos paraproporcionarle ocasiones de humillacin y mortificacin, que eran

    las virtudes queridas de su Corazn28

    .Cuando iba al coro a rezar el oficio divino, gozaba en extremo

    cantando las alabanzas a su Seor. En una oportunidad estabatriste por estar afnica y no poder cantar. Nos dice: La vspera de lafiesta de la Visitacin en Maitines, no pudiendo cantar, tena losbrazos cruzados dentro de las mangas. Vino a posarse en ellosuna luz divina bajo la figura de un niito, o ms bien de un solresplandeciente, que me hizo decir en un silencio profundo: Seormo y Dios mo, por qu exceso de amor abajas as tu grandeza

    infinita? Temiendo que fuese un ngel de Satans, le hice esta peticin: Si eres T, oh Dios mo, haz que cante ahora tusalabanzas. Y prosiguiendo el Te Deum con el coro sent la vozlibre y ms potente que nunca. Y as se pas lo que faltaba deMaitines sin que todas las caricias con que me honraba su bondad,me tuviesen menos atenta al Oficio29.

    4. MAESTRA DE PENSIONISTAS

    El ao 1674 la cambiaron de oficio y dej la enfermera al serelegida maestra de pensionistas, hermanitas de hbito pequeo.Eran unas jovencitas que haban estado de pequeas en elmonasterio para educarse en l y luego, al llegar a la edad corres-pondiente, podan entrar al noviciado. Ellas la amaban tiernamentey la veneraban mucho. Si conseguan algunos de sus cabellos, los

    guardaban como reliquias de los santos. Cuando alguna la

    28 Ib. p. 171.29 Escritos de la Madre Saumaise, Gauthey, vol. 2, p. 123.

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    sorprenda orando, llamaba a las otras para que viesen el modocomo haca su oracin30.

    Fue repetidas veces maestra de pensionistas. Procurabainsinuarse en sus almas y ganarse su amistad para hacerles amarcon ms fervor al Sagrado Corazn de Jesucristo, pensando siem-

    pre en infundirles buenos principios e inspirarles un gran horror al pecado y mucho amor a la virtud Les perdonaba siemprefcilmente las faltas que pudieran cometer a excepcin de lamentira y de los chismes, que correga fuertemente Lasorprendieron a menudo echando agua a la comida para quitarle elgusto. Notaron tambin que durante los grandes calores se servaagua muy caliente para mortificar el gusto que hubiera podido teneren beberla fresca31.

    Nunca se le oy una palabra de queja o de crtica contrapersona alguna, estando siempre dispuesta a servir a aquellas quele ocasionaban disgustos. Un da se le present Jess y, descu-brindole su Corazn, le hizo leer estas palabras: Mi amor reina enel sufrimiento, triunfa en la humildad y goza en la unidad32.

    La Madre Greyfi afirma: Recuerdo que un da, sacando aguade un pozo se escap el cubo que estaba lleno y, al volver a caerdentro del mismo, el brazo de hierro, que sirve para dar vuelta a larueda, le dio un golpe debajo de la mandbula con tal violencia que

    se llev con algunos dientes un pedazo de mejilla del interior de laboca, del tamao de medio dedo. En esos momentos se contentcon pedir a una de las educandas que le cortase aquel pedazo decarne. Las nias, asustadas de verla en aquel estado, no quisierontocarla. Acudi ella a suplir aquella falta y con las tijeras cort comopudo aquel pedazo, pero la llaga que le qued en la boca le diomuchas ocasiones de padecer al tomar alimento. Adems aquelgolpe le dej un dolor en la sien que, despus de la comida, leresultaba intolerable, muy parecido al dolor de muelas ms rabioso.

    Por todo alivio sala de las recreaciones con licencia para ir a

    30 Decretales, p. 672.31 Contemporneas, pp. 93-94.32 Contemporneas, pp. 94-95.

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    pasearse un poco hasta que se calmaba el exceso del dolor yvolva con las dems33.

    5. MAESTRA DE NOVICIAS

    El da de la Ascensin de 1684 la Madre Greyfi termin sutiempo de Superiora, siendo elegida en su lugar la Madre CristianMerlin, que conoca muy bien a Margarita Mara. Propuso a laComunidad, y lo consigui, que la sierva de Dios fuera elegida, ancontra su voluntad, para el puesto de asistente de la Priora. Apesar de este cargo importante, ella segua ocupndose de lostrabajos ms humildes, ayudando a las cocineras, cargando lea,

    ayudando a lavar los platos, etc.Dur poco en el cargo; pues, al terminar ese mismo ao 1684,

    fue nombrada maestra de novicias a peticin de ellas mismas.Estaba convencida de que la caridad y el amor de Dios son elfundamento de la vida religiosa y les enseaba que la voluntad deDios es la regla de todas nuestras acciones. Las iba iniciando en ladevocin y culto al Sagrado Corazn de Jess, y ellas reciban susexhortaciones con sumo afecto y extraordinaria diligencia.

    El da en que el mismo Jess haba determinado que secelebrase esta fiesta particular (del Corazn de Jess), el 20 de junio de 1685, la sierva de Dios pint a pluma una imagen delSagrado Corazn. Sus novicias, a quienes haba inflamado en elamor de Dios, se levantaron la vspera a media noche y, formandoun altarcito, colocaron en l dicha imagen y la adornaron del mejormodo que supieron. Al amanecer de ese da, cada una en particu-lar se consagr al Sacratsimo Corazn de Jess. Su Maestra lasllam bienaventuradas por haberlas elegido Nuestro Seor para

    dar principio a la devocin y culto de su divino Corazn Es fciladivinar el suavsimo deleite que proporcionara al corazn de

    33 Gauthey, vol. 1, p. 313.

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    Margarita Mara este primer triunfo del Santsimo Corazn deJesucristo34.

    Ella misma dice: La fiesta de santa Margarita (su patrona)cay en viernes y rogu a las novicias que todos los pequeosobsequios que tenan intencin de hacer para honrar mi santo, los

    hiciesen al Sagrado Corazn de Nuestro Seor Jesucristo. Lo quehicieron de buen grado, levantando un altarcito sobre el cualcolocaron una pequea imagen de papel del Sagrado Corazn,dibujada a pluma, a la cual procuramos rendir todos los homenajesque este divino Corazn nos sugiri. Esto atrajo sobre m y sobreellas muchas humillaciones, contradicciones y mortificaciones,acusndome de querer introducir una devocin nueva Me prohi-bieron volver a colocar en pblico imagen alguna de este SagradoCorazn y decan que lo ms que podan permitirme era tributarle

    algn homenaje en privado35.No faltaron algunas religiosas que reprendieron muy

    speramente a la Maestra y a las novicias por querer, por propiocapricho, sobrecargar a las novicias de nuevas oraciones y extraor-dinarias devociones; cosa, decan, prohibida por las Constitucio-nes. La Madre Merlin, llevada por el deseo de paz, prohibi que sevolviese a exponer en el noviciado ninguna de esas cosas a la vistade las hermanas, pero permita que las novicias en particular y

    ocultamente pudieran continuar con ellas.Sin embargo, al poco tiempo cambiaron las cosas. Leyeron enel comedor el libro Retiro espiritual, que el ao anterior haba sidoimpreso en Lyon y haba sido escrito por el padre Claudio de LaColombire, a quien todas tenan en gran estima y veneracin.Pronto llegaron al lugar del libro donde habla de una persona aquien haba pedido el mismo Dios que se instituyese una fiesta alSagrado Corazn de Jess. Entonces, cayeron en la cuenta que setrataba de una cosa sobrenatural y divina, que haba acontecido en

    su casa y dentro de los mismos muros de su clausura y que lahermana de que se hablaba era Margarita Mara

    34 Decretales, pp. 694-695.35 Autobiografa, p. 93.

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    Por este tiempo hubo de ser despedida una novicia, a quienno llamaba Dios a este Instituto religioso, y se levant contraMargarita Mara una muy tremenda tempestad36.

    Esta novicia, que fue despedida en 1686, era la seorita VichyChamron. Perteneca a una ilustre familia que tena mucha amistad

    con el cardenal Bouillon y contaba adems con tres tas religiosasen el mismo convento de Paray. Sor Margarita, como Maestra denovicias, consider que no tena vocacin. Esto fue causa degraves problemas, pues la amenazaron con sacarla del cargo ymandarla encarcelar. De hecho, se renovaron contra ella antiguasacusaciones: que estaba engaada, poseda por el demonio yescandalizaba a la Iglesia con sus pretendidas visiones. Ella leescribi a la Madre Saumaise y a la Madre Greyfi: Se me amena-za con la prisin y con hacerme comparecer ante un prncipe de la

    tierra (el cardenal Bouillon).El padre Rolin, que era en ese momento su director espiritual,

    la tranquiliz. Pero tuvo que comparecer ante el cardenal y justificarsu conducta con la novicia. No se le perdon humillacin alguna.Se la trat de visionaria, hipcrita y testaruda; y le impusieron comopenitencia pedirle perdn a la seorita despedida, lo que hizohumildemente.

    Ese mismo ao de 1686 la hermana Mara Magdalena

    Escures, que el ao anterior se haba opuesto tenazmente a ladevocin al Corazn de Jess, fue la primera en promoverla: Lepidi a Margarita Mara una imagen del divino Corazn y la puso enel altarcito a la misma entrada del coro de las religiosas. As, el 21de junio de 1686, todas las religiosas de la Comunidad, segn ibanentrando al coro, reparaban en la imagen y, conmovidas, se ponande rodillas adorando al divino Corazn. Ellas mismas pidieron quese hiciese pintar un bello cuadro del Corazn de Jess. La MadreMerlin por su parte decidi construir una capilla al divino Corazn37.

    En cuanto se estableci la devocin al Corazn de Jess en laComunidad, el Seor derram de un modo particularsimo susbendiciones sobre ella y en poco tiempo proporcion los medios

    36 Decretales, pp. 694-698.37 Decretales, p. 699.

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    para hacer construir una capilla muy hermosa, que nuestra venera-ble hermana tuvo la satisfaccin de ver bendecir algunos aosantes de su muerte, recibiendo en ello un gozo y placer inexplica-bles38.

    Tena tambin una pequea imagen de este divino Corazn

    que deseaba que todas la tuviesen por turno para mantener elfervor entre ellas. La llevaban todo el da puesta sobre el corazncomo un ramillete y la que la tena cuidaba de obsequiar a esteamable Corazn practicando muchos actos de virtud en su honordurante el da, guindose cada una por su fervor. Terminaban conun acto de desagravio y las letanas para pedir el acrecentamientode esta devocin en todos los corazones39.

    De Paray la devocin se propag a otros monasterios de laOrden, especialmente a los de Dijon, Moulin, Semur, Lyon, Paris,Nantes, Meaux, Besanon y Roma. Religiosos y religiosas de otrasrdenes como jesuitas, capuchinos, benedictinos, hijos del padreEudes, ursulinas y otros, se hicieron apstoles de esta devocin,que se fue extendiendo por el mundo entero por medio de losmisioneros.

    6. EL DEMONIO

    El diablo vea con malos ojos desde haca varios aos lasantidad de Margarita Mara y todo el bien que haca por lasalvacin de las almas; y procuraba con el permiso de Dios ponerledificultades en todos sus trabajos.

    Sor Claudia Margarita Billet declar en el Proceso que,estando en la sala comn con la venerable hermana Alacoque ycon otra, vieron tres veces durante el mismo recreo que quitaban el

    asiento a la venerable hermana, quien otras tantas veces cay entierra; lo que les hizo pensar que era el demonio que se burlaba de

    38 Fue inaugurada y bendecida el 7 de setiembre de 1688. Contemporneas,p. 224.

    39 Ib. p. 225.

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    ella, tanto ms cuanto que la declarante oy decir a la Comunidadque el maligno espritu la maltrat en una oportunidad, hacindolacaer desde lo alto de la escalera, cuando llevaba fuego en un horni-llo de barro, que no se rompi40.

    Las hermanas, al ver los sufrimientos terribles que padeca,

    pensaron que estaba poseda por el diablo. Ella dice: Me rociabancon mucha agua bendita, haciendo sobre m la seal de la cruz yrezando oraciones para arrojar al espritu maligno. Y Jess meestrechaba fuertemente y me deca: Me gusta el agua bendita yamo tanto la cruz que no puedo menos de unirme estrechamente alos que la llevan por mi amor41.

    En una ocasin, el Seor me advirti que Satans habapedido permiso para probarme en el crisol de las contradicciones,humillaciones, tentaciones y abandonos; y que se lo haba permi-tido todo, exceptuando las tentaciones de impureza... Despus deesto no tard mucho en or las amenazas de mi perseguidor. Sepresent delante de m en la forma de un moro horrible con los ojoscentellantes como dos carbones y, rechinando los dientes, me dijo:Maldita, yo me apoderar de ti y, si consigo tenerte una vez en mi poder, har que comprendas lo que yo s hacer y te daar entodo. Pero me senta fortalecida interiormente y me pareca que nohubiera temido a todos los furores del infierno por la gran fuerza

    que senta dentro de m y por la virtud de un pequeo crucifijo alcual mi soberano Libertador haba dado poder de alejar de mtodos los furores infernales. Lo llevaba siempre sobre mi corazn,de da y de noche, y reciba de l continuos auxilios42.

    A veces, el demonio me tentaba de desesperacin, hacindo-me ver que una criatura tan perversa como yo no poda pretendertener parte alguna en el cielo. Otras veces me atacaba de vanaglo-ria y despus de gula, hacindome sentir hambres espantosas.Luego me representaba todo cuanto es capaz de contentar el

    gusto; y esto en el tiempo de mis ejercicios espirituales, causndo-me un tormento extraordinario. Me duraba el hambre hasta que

    40 Gauthey, vol. 1, p. 462.41 Autobiografa, p. 80.42 Autobiografa, p. 73.

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    entraba en el comedor para tomar la comida, hacia la que sentasbitamente tal repugnancia que necesitaba hacerme suma violen-cia para tomar un poco de alimento. Y en cuanto me levantaba dela mesa, comenzaba de nuevo el hambre con ms violencia queantes43.

    No cesaba mi enemigo de atacarme de todas maneras,excepto de tentaciones de impureza, porque mi divino Maestro nole daba licencia para tentarme en esto. Una vez, sin embargo, mehizo sufrir penas terribles y fue as. Me dijo la Superiora: Vaya aocupar el puesto de nuestro rey(de Francia) delante del SantsimoSacramento. Estando all, me sent tan fuertemente atacada deabominables tentaciones de impureza que me pareca estar en elinfierno. Sostuve este espantoso ataque varias horas seguidas ydur hasta que la Superiora me hubo levantado aquella obediencia,

    dicindome que ya no volvera a representar la persona del reydelante del Santsimo Sacramento, sino la de una buena religiosade la Visitacin. Inmediatamente, cesaron mis penas en estamateria y me encontr anegada en un diluvio de consolaciones44.

    7. LA OBEDIENCIA

    La sierva de Dios aprendi por experiencia que la mejormanera de enfrentar al maligno espritu era con la obediencia, quetambin es el mejor medio de santificacin personal.

    Un da Jess le dijo: Hija ma, no hagas nada sin la aproba-cin de los que te dirigen a fin de que, teniendo autorizacin de laobediencia, no te pueda engaar el mal espritu, pues no tienepoder sobre los obedientes45.

    Todos los religiosos separados y desunidos de su Superior

    deben considerarse como vasos de reprobacin. Mi Corazn

    43 Ib. p. 89.44 Ib. pp. 89-90.45 Autobiografa, p. 67.

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    desecha de tal modo a estas almas que cuanto ms procuran acer-carse a l por medio de los sacramentos, oraciones y demsejercicios, ms me alejo yo de ellas, por el horror que me inspiran.Irn de infierno en infierno, porque esta desunin es la que haperdido ya a tantas almas y seguir perdindolas, puesto que todo

    Superior, sea bueno o malo, ocupa mi lugar. Y el inferior, cuantasveces quiere herirle a l, hace otras tantas heridas mortales en supropia alma; despus gemir en vano a la puerta de mi misericor-dia, pues no le escuchar si no oy la voz del Superior.

    Y ella dice: Vi entonces gran nmero de almas religiosas que, por haber tenido alguna desunin con sus Superiores, vironseprivadas del socorro de la Santsima Virgen y de los santos y de lavisita de sus ngeles custodios, en medio de las terribles llamas delpurgatorio, donde algunas permanecern hasta el da del juicio46.

    El Seor no puede sufrir en el alma religiosa la ms insignifi-cante muestra de repugnancia a los Superiores. Me deca: Teengaas pensando agradarme con ciertas acciones y mortificacio-nes elegidas por tu propia voluntad, haciendo antes torcer la de losSuperiores que rendir a ellos tu juicio y voluntad. Debes saber quedeshecho todo eso como fruto corrompido por la propia voluntad, locual me causa horror en la vida religiosa. Ms me agrada que setome algunos regalos y comodidades por obediencia que verla

    oprimida por austeridades y ayunos de su propia voluntad Unda, al darme la disciplina y terminar el Ave maris stella, en eltiempo que se me haba concedido, me dijo: Esto es para m. Ycomo prosiguiese, aadi; Ahora, con lo que haces, das participa-cin al demonio. Por lo cual, lo dej al momento. En otra ocasin,en que ofreca la disciplina por las benditas almas del purgatorio,cuando me adelant a hacer ms de lo que me haban permitido,aquellas almas me rodearon quejndose de que las golpeaba. Estome hizo tomar la firme resolucin de morir antes de quebrantar en

    lo ms mnimo las insinuaciones de la obediencia47

    .Una vez en que estaba muy enferma y casi no se me entendalo que hablaba, nuestra Madre me entreg un papel en el que

    46 Fragmentos, Gauthey, vol. 2, pp. 156-157.47 Autobiografa, pp. 62-63.

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    deca que quera asegurarse si cuanto en m pasaba proceda delEspritu de Dios. Que, si era as, me diese el Seor perfecta saluddurante cinco meses sin que en ellos hubiese necesidad de tomarremedio alguno. Pero que si, por el contrario, vena del espritu deldemonio o de la naturaleza, permaneciera siempre en el mismo

    estado. No es posible decir lo que esto me hizo sufrir. Me hicieronsalir de la enfermera con palabras tales como que Nuestro Seorse las inspiraba para hacerlas ms sensibles y mortificantes a lanaturaleza.

    Present el papel a mi Soberano el cual no ignoraba sucontenido, y me respondi: Te aseguro, hija ma, que para pruebadel buen Espritu que te gua, hubiera concedido a tu Superioratantos aos de tu salud como meses me ha pedido y adems todascuantas seguridades hubiera querido pedirme. Y en el momento

    de la elevacin del Santsimo Sacramento, sent, de un modo muyperceptible, que se me quitaron todas mis enfermedades como sime despojaran de una vestidura, la cual hubiera quedado suspen-dida. Y me encontr con la fuerza y salud de una persona muyrobusta, que por largo tiempo no hubiera estado enferma y as pas el tiempo deseado, despus del cual volv al estado prece-dente.

    En otra ocasin, estando con fiebre, mi Superiora me hizo salir

    de la enfermera para hacer los ejercicios, pues era mi turno y medijo: Id, os entrego al cuidado de Nuestro Seor Jesucristo. Que los dirija, gobierne y cure segn su voluntad. Y aunque esto mesorprendi un poco, porque estaba entonces con el temblor de lafiebre, me fui sin embargo muy contenta de practicar esta obedien-cia, ya por verme enteramente abandonada al cuidado de mi buenMaestro, ya por tener ocasin de sufrir por su amor, sindomeindiferente el modo que tuviera de hacerme pasar mi retiro, yafuera en el sufrimiento, ya en el gozo. Apenas me hall encerrada

    con l solo, cuando se present a m, estando yo tendida en tierra,enteramente transida de dolor y de fro. Me hizo levantar prodign-dome mil caricias y me dijo: En fin, aqu estas toda ma y toda a micuidado; por esto quiero devolverte sana a los te han puesto en mismanos enferma. Y me restituy tan perfecta de salud que nopareca haber estado mala, de lo cual se admiraron mucho, espe-cialmente mi Superiora que saba todo lo sucedido.

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    Jams pas un retiro con tanto gozo y delicias; creame en el paraso por los continuos favores, caricias y trato familiar con miSeor Jesucristo, su Santsima Madre, mi santo ngel y mibienaventurado Padre san Francisco de Sales48.

    Otra vez, sintiendo un deseo ardiente de hacer un retiro, para

    prepararme a l, quise por segunda vez grabar el santo nombre deJess sobre mi corazn. Pero lo hice de una manera que abr en lvarias llagas. Habindoselo dicho a mi Superiora la vspera del daen que haba de empezar mi retiro, me respondi que quera sepusiese algn remedio, por temor de que no degenerase en algnmal peligroso. Esto me hizo quejarme a Nuestro Seor: Oh, nicoamor mo! Permitirs que otros vean el mal que me he hecho poramor tuyo? No eres bastante poderoso para curarme, T que eresel soberano remedio de todos mis males?. En fin, conmovido por

    la pena que senta en manifestar mi mal, me prometi que al dasiguiente estara curada; y en efecto as fue, como me lo habaprometido. Mas no habiendo podido decrselo a nuestra Madre porno haberla encontrado, me envi una esquelita, en la cual me decaque ensease mi mal a la hermana enfermera para que ellaaplicara algn remedio.

    Pero, estando ya curada, cre hallarme dispensada de cumplirtal obediencia, hasta que se lo hubiese dicho a nuestra Madre, a la

    que fui a buscar con este objeto y le dije que no haba hecho lo queme indicaba en la esquela por estar ya curada. Dios mo!, con quseveridad me trataron por esta falta de prontitud en la obediencia.Tanto ella como mi soberano Maestro. Permanec cinco das apro-ximadamente en que no hice otra cosa ms que llorar mi desobe-diencia, pidindole perdn con penitencias continuas. En cuanto ami Superiora, me trat en aquel caso sin remisin, como NuestroSeor se lo inspiraba, porque me hizo perder la sagrada comunin,lo cual era para m el ms cruel suplicio que pudiera sufrir en la

    vida; hubiera preferido mil veces que se me condenara a muerte. Adems me oblig a mostrar mi mal a la hermana; la cual,hallndolo curado, nada quiso hacer; pero no dej de recibir coneso muy grande confusin.

    48 Autobiografa, pp. 98-101.

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    Pero todo esto era nada para m, pues no hay gnero desuplicio que no hubiera querido sufrir, por el dolor que tena dehaber desagradado a mi Soberano. Por fin, despus de habermehecho conocer cunto le desagrada la ms pequea falta deobediencia en un alma religiosa y sufrir la pena correspondiente,

    vino l mismo en los ltimos das de mi retiro a enjugar mis lgri-mas y devolver la vida a mi alma. De tal modo me hizo comprenderlo que era la obediencia en un alma religiosa, que confieso nohaberlo comprendido hasta entonces, pero me alargara demasiadosi quisiera explicarlo. Me dijo que, en castigo de mi falta, no sloeste sagrado nombre, cuya inscripcin tanto me haba costado, nosera ya visible, sino tampoco los precedentes, los cuales antesaparecan muy bien marcados49.

    8. JESS EUCARISTA

    Jess Eucarista era el centro de su vida, pues all se lemanifestaba Jess con su Corazn, ardiendo en llamas de amor. Yera tan grande su deseo de unirse a l en la comunin que erapara ella un verdadero tormento no poder recibirlo todos los das.

    Nos dice: La vspera de la comunin me senta tan abismadaen tan profundo silencio que no poda hablar sin hacerme granviolencia, preocupada en la grandeza del acto que iba a ejecutar; y,cuando ya lo haba realizado, no hubiera querido beber, ni comer,ni ver, ni hablar; tan grandes eran la consolacin y la paz quesenta50.

    Yendo una vez a comulgar me pareci la sagrada hostia comoun sol cuyo brillo no poda soportar y vi a Nuestro Seor en mediode ella con una corona de espinas, la cual puso sobre mi cabeza

    poco despus de haberle recibido, dicindome: Recibe, hija ma,

    49 Autobiografa, pp. 98-99.50 Autobiografa, p. 47.

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    esta corona en prenda de la que muy pronto te ser dada para tuconformidad conmigo51.

    Para Margarita Mara era poco la misa cotidiana y hubieraquerido asistir a todas las misas que se celebraban en el mundoentero. Por ello, se una en espritu a todas las misas del da y les

    deca a sus novicias: Ofrezcan a Dios todas las misas que se cele-bran en la Iglesia. Rueguen a sus santos ngeles que las oigan ylas ofrezcan en su lugar para reparar tantas ofensas que NuestroSeor recibe de los pecadores en el mundo entero52.

    Era uso en el convento de Paray que cada da comulgara unareligiosa en nombre de la Comunidad. Cuando alguna hermana nopoda comulgar siguiendo el turno, dicen sus compaeras que laSuperiora siempre la reemplazaba por la hermana Margarita, puessaba que siempre estaba dispuesta a comulgar53.

    Ella misma nos dice sobre su amor a Jess Eucarista: Nopoda rezar oraciones vocales delante del Santsimo Sacramento,donde me senta tan absorta que nunca me cansaba. Y hubierapasado all los das y las noches sin beber ni comer y sin saber loque haca, si no era consumirme en su presencia como un cirioardiente para pagarle amor por amor. No poda quedarme en laparte baja de la iglesia y, por mucha confusin que sintiera en mmisma, no dejaba de ponerme lo ms cerca posible del Santsimo

    Sacramento54

    .A veces mi divino Maestro me descubra su amor y entonces

    hubiera deseado recibirlo en la sagrada comunin, aunque paraello hubiera tenido que andar con los pies descalzos por un caminode llamas. Semejante trabajo habra sido muy poca cosa compara-da con la pena que me causaba aquella privacin. Un da, durantemi enfermedad, me sent muy impulsada a ir al coro para comulgar.Me pareca que nunca acabara la noche. Sin embargo, nopudiendo sostenerme en pie, comprend que era pretender lo impo-

    51 Ib. p. 102.52 Aviso 53.53 Declaracin de la hermana Ana Alejo de Marchele en Luis Ortiz, vol. 1, p.

    275.54 Autobiografa, pp. 36-37.

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    sible. Entonces l vino a socorrerme y, tocndome la mano, medijo: Qu temes, hija de poca fe? Levntate y ven a buscarme. Ysent tan eficazmente los efectos de esto que me pareci no tenerya mal alguno. Habindome levantado contra el parecer de laenfermera, sta me hizo acostar de nuevo a pesar de la seguridad

    que le di de hallarme bien, y nuestra Madre me reprendi por elapego que tena a mi propia voluntad. No le dije el motivo que mehaba impulsado a hacerlo por temor de que fuese una imaginaciny ella lo tomase por cierto55.

    Una vez, que ardientemente deseaba comulgar, se me pusodelante mi divino Maestro, cuando iba cargada con las barreduras,y me dijo: Hija ma, he odo tus gemidos, y los deseos de tu cora-zn me son tan agradables, que si no hubiera instituido mi divinosacramento de amor, lo hara por amor tuyo, para tener el placer de

    alojarme en tu alma y tomar un reposo de amor en tu corazn.Con lo cual me sent penetrada de tan vivo ardor, que toda mi almaqued transportada, y no poda explicarme sino con estas palabras:Oh, amor! Oh, exceso del amor de un Dios hacia una miserablecriatura!. Y durante toda mi vida me ha servido esto de poderosoaguijn para excitarme al reconocimiento de amor tan puro56.

    Cuando me despierto, me parece hallar a mi Dios presente, alcual se une mi corazn como a su principio y plenitud. Esto produ-

    ce en m tan ardiente sed de estar ante el Santsimo Sacramentoque los momentos que empleo en vestirme me parecen horas.Siento un dolor tan vivo y agudo que me parece estar atada y apre-tada con tal fuerza que me es imposible resistir. Y voy all comouna enferma lnguida a presentarme al mdico omnipotente, fueradel cual no puedo encontrar reposo ni alivio al dolor que tengo en ellado izquierdo y en el pecho. Estoy a sus pies como una hostia vivaque no tiene ms deseo que el de inmolarse y sacrificarse paraconsumirme como un holocausto en las puras llamas de su amor

    Empleo entonces todas mis fuerzas en abrazar al Amado de mi

    55 Escritos de la Madre Saumaise, Gauthey, vol. 2, p. 133.56 Autobiografa, p. 94.

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    alma; pero, no con los brazos del cuerpo, sino con los interiores,que son las potencias del alma57.

    Mi mayor contento es estar en presencia del SantsimoSacramento donde mi corazn se halla como en su centro. Yo ledigo: Jess mo y amor mo, toma cuanto tengo y cuanto soy y

    poseme segn tu beneplcito, puesto que todo lo que tengo estuyo sin reserva. Transfrmame por completo en Ti a fin de que nopueda separarme de Ti ni un solo instante, ni obre sino impulsadapor tu puro amor58.

    Tengo tan gran deseo de la santa comunin que, an cuandotuviera que pasar por un campo de llamas con los pies desnudos,me parece que nada me costara este trabajo, comparado con laprivacin de aquel bien. Nada es capaz de darme gozo tan grandecomo este pan de amor59.

    Un viernes, despus de recibir a mi Salvador(en comunin), puso mi boca sobre su sagrado Costado, y me tuvo fuertementeabrazada por espacio de tres o cuatro horas, sintiendo yo talesdelicias que no me es dado explicarlo. Oa continuamente estas palabras: Ahora ves que nada se pierde en manos del Omnipo-tente y que se halla todo gozando de M. Yo le deca: Oh amormo!, dejo de buen grado estos placeres extraordinarios paraamarte por amor de Ti mismo, oh Dios mo!. Y se las repeta

    tantas veces cuantas renovaba l estas divinas caricias60

    .

    57 Escritos de la Madre Saumaise, Gauthey, vol. 2, p. 118.58 Ib. p. 121.59 Contemporneas, p. 95.60 Fragmentos, Gauthey, vol. 2, p. 156.

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    9. AMOR A MARA

    La sierva de Dios amaba entraablemente a Mara, como auna madre. Ya hemos anotado cmo cuando era nia cay gra-vemente enferma y ella dice: No se pudo hallar ningn remedio amis males hasta que me consagr a la Santsima Virgen, prome-tindole que, si me curaba, sera con el tiempo hija suya. No bienhube hecho este voto, cuando recib la salud con una nueva protec-cin de la Santsima Virgen61.

    Siendo ya religiosa, me ordenaron que pidiese a NuestroSeor la salud. Queran conocer claramente si cuanto pasaba en

    m proceda del Espritu de Dios. Segn esto, me permitirandespus hacer cuanto l me haba mandado ya con respecto a lacomunin de los primeros viernes, ya en cuanto a la hora de velaque peda hacer en la noche del jueves al viernes. Habiendopresentado todo esto a Nuestro Seor por obediencia, recobr alpunto la salud. La Santsima Virgen, mi buena madre, me favorecicon su presencia, me hizo grandes caricias y me dijo despus deun coloquio bastante largo: Toma nimo, mi querida hija, te doy lasalud de parte de mi divino Hijo; an te queda por andar un largo ypenoso camino sobre la cruz, traspasada por los clavos y espinas,y desgarrada por los azotes, pero nada temas. Yo no te abando-nar y te prometo mi proteccin. Promesa cuyo cumplimiento meha hecho experimentar en las grandes necesidades que de ella hetenido despus62.

    Mara siempre ha sido para m una buena madre, jams meha negado su socorro y a ella recurra en todas mis penas y necesi-dades con tal confianza que me pareca no tener nada que temer

    bajo su maternal proteccin. Hice tambin entones el voto deayunar todos los sbados, de rezar el Oficio de su InmaculadaConcepcin y de hacer siete genuflexiones todos los das de mi

    61 Autobiografa, p. 31.62 Autobiografa, p. 68.

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    vida, rezando siete avemaras en honra de sus siete dolores; y meofreca despus a ser perpetuamente su esclava, suplicndole queno me rehusase este ttulo. Le hablaba con la sencillez de unania, como a mi buena madre63.

    Un da mi santa libertadora (la Virgen Mara) me favoreci con

    su visita. Traa a su divino Hijo en sus brazos y, ponindolo en losmos, me dijo: He aqu el que viene a ensearte lo que debeshacer. Me sent penetrada de vivsimo gozo y ardiente deseo deacariciarle y l me dej hacer cuanto quise. Y habindome cansa-do hasta no poder ms, me dijo: Ests contenta ya? Que esto tesirva para siempre, porque quiero que ests abandonada a mipoder como has visto que lo he hecho yo. Ya sea que te acaricie ote atormente, no has de tener otros sentimientos, sino los que yo ted. Desde entonces me hallo en una dichosa impotencia para

    resistirlo.Otro da, Jess uni su Corazn con el de Margarita y el de

    Mara. Dice ella: En la fiesta del Corazn de la Santsima Virgen,despus de comulgar, me mostr Nuestro Seor tres corazones. Elque estaba en medio era pequesimo y casi imperceptible. Losotros dos eran luminosos y resplandecientes, sobrepujando el unoal otro de modo incomparable y o estas palabras: As es como mipuro amor une estos tres corazones para siempre. Y los tres se

    fundieron en UNO

    64

    .

    10. LOS NGELES

    Fueron parte muy importante de su vida espiritual. Ellaasegura: Vi a los ngeles custodios de las hermanas, que se meacercaron para presentar los corazones que ellos tenan, los

    cuales, al contacto con la llaga sagrada (del Corazn de Jess), setornaban hermosos y resplandecientes como estrellas. A ellos lesfue dicho: En este abismo de amor est vuestra mansin y reposo

    63 Autobiografa, p. 43.64 Escritos de la Madre Saumaise, Gauthey, vol. 2, p. 146.

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    para siempre. Y eran los corazones de los que ms han trabajadopor darle a conocer y hacerle amar65.

    Me parece que este divino Corazn deseara que tuviramosuna particular unin y devocin a los santos ngeles, que estnespecialmente destinados a amarle, honrarle y alabarle en este

    divino sacramento del amor a fin de que, estando unidos y asocia-dos con ellos, puedan suplirnos a nosotros en su divina presenciatanto para rendirle nuestros homenajes como para amarle pornosotros y por todos aquellos que no le aman; y para reparar lasirreverencias que cometemos en su santa presencia66.

    Un da, estando ocupadas en una labor comn me retir a unrinconcito para estar ms cerca del Santsimo Sacramento. NuestroSeor acostumbraba a hacerme all muy sealadas gracias. Y,como desaprobasen el que fuera a aquel lugar, respond por impru-dencia que no volvera a l. Sin embargo, me sent apremiada ahacerlo, no pude resistir. Y, apenada por ello, fui a contrselo a laSuperiora, la cual me respondi que no dejase de ir. Habiendovuelto, vi una multitud de espritus bienaventurados, los cuales medijeron que estaban destinados a honrar a Jesucristo en el Sant-simo Sacramento y que, si quera asociarme a ellos, me recibiran.Para esto era preciso comenzar a vivir su misma vida. Ellos meayudaran cuanto pudiesen y supliran mi impotencia en rendir a

    Nuestro Seor los homenajes de amor que desea de m y que, encambio, era preciso que en el sufrimiento supliese yo suimpotencia. As uniramos el amor paciente y el amor gozoso. Y mehicieron leer nuestro pacto escrito en el Sagrado Corazn deJesucristo67.

    Ella nos cuenta as en su Autobiografa: Se me present elamable Corazn de mi adorable Jess, ms brillante que un sol.Estaba rodeado de serafines, que cantaban con admirable concier-to:

    65 Carta a la Madre Saumaise de julio de 1688.66 Carta al Padre Croiset del 10 de agosto de 1689.67 Escritos de la Madre Saumaise, Gauthey, vol. 2, pp. 146-147.

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    El amor triunfa, goza el amor,

    Nos regocija su Corazn.

    Y como estos espritus bienaventurados me invitasen a unirmecon ellos en las alabanzas del divino Corazn, yo no me atreva ahacerlo. Me reprendieron, dicindome que haban venido con el finde asociarse a m para tributarle un contino homenaje de amor, deadoracin y de alabanza; y a este fin ocuparan mi lugar delante delSantsimo Sacramento, para que pudiese yo por su medio amarlesin interrupcin, y ellos a su vez participaran de mi amor, sufriendoen mi persona como yo gozara en la suya. Escribieron al mismotiempo esta asociacin en el Sagrado Corazn con letras de oro ycon los caracteres indelebles del amor.

    Dur esto de dos a tres horas, pero he sentido sus efectosdurante toda mi vida, ya por los socorros recibidos, ya por lasdulzuras que haba producido y produca en m, dejndome todallena de confusin. Al dirigirles mis ruegos, ya no les daba otronombre que el de mis queridos asociados. Me inspir esta graciatal deseo de pureza de intencin, y me hizo concebir una idea tanalta de la pureza que se debe tener para conversar con Dios, quetodas las dems cosas me parecan impuras para este objeto68.

    Otro da vino Nuestro Seor a consolarme diciendo: Hija ma,

    no te aflijas, pues quiero darte un custodio fiel que te acompae atodas partes y te asista en todas tus necesidades. Me parece queno tengo ya nada de temer, porque este fiel custodio de mi almame asiste con tanto amor, que me libra de todas las penas. Pero nolo vea ms que cuando mi Seor me ocultaba su presencia sensi-ble, para abismarme en los dolores rigurossimos de su santidad de justicia. Entonces era cuando me consolaba con su trato msfamiliar, dicindome en una ocasin: Quiero decirte quin soy, miquerida hermana, a fin de que conozcas el amor que te tiene tuEsposo. Soy uno de los siete espritus que estn ms prximos altrono de Dios y que ms participan de los ardores del SagradoCorazn de Jesucristo.

    68 Autobiografa, p. 97.

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    Otra vez me dijo: Cuida mucho que ninguna de las gracias ysingulares caricias que recibes de nuestro Dios te hagan olvidar loque l es y lo que eres tu; pues de otro modo yo mismo procuraraanonadarte. En otra ocasin, en que quisieron hacerme interveniren el arreglo de un matrimonio, lo vi en el acto postrado con el

    rostro en tierra, lo que fue causa de que no pudiera contestar a loque me decan, y habindole preguntado el motivo de aquello medijo que esta clase de cosas eran aborrecibles en el corazn deuna esposa de Jesucristo, y l las detestaba de tal modo que sepostr en su presencia para pedirle perdn. Cuando mi Seor mehonraba con su divina presencia, no vea ya a mi santo ngel. Le pregunt cul era la causa de esto, y me dijo que, durante todoaquel tiempo, estaba postrado con profundo respeto, rindiendohomenaje a la grandeza infinita, que se abajaba hasta mi peque-

    ez; y, en efecto, lo vea as cuando mi divino esposo me favorecacon sus amorosas caricias. Siempre lo encuentro dispuesto aasistirme en mis necesidades, y nunca me ha rehusado cosa que lehaya pedido69.

    Una vez el diablo me arroj desde lo alto de una escalera,cuando llevaba en las manos un hornillo lleno de fuego, sin queste se derramase. Me encontr abajo sin recibir dao alguno,aunque cuantos lo presenciaron creyeron que me haba roto laspiernas. Sent que me sostuvo mi fiel ngel custodio, pues tena ladicha de gozar a menudo de su presencia y de ser frecuentementecorregida y reprendida por l. No poda tolerar la menor inmodestiao falta de respeto en presencia de mi soberano Maestro, ante elcual lo vea postrado en tierra y quera que yo hiciese lo mismo70.

    Por la noche le peda con frecuencia a mi ngel custodio queme despertase para ir a conversar con mi Amado (al sagrario).Senta entonces mi corazn lleno de Dios. La conversacin conJess era para m tan suave que a menudo pasaba en ella dos y

    tres horas sin ms afectos que los del amor; sin que estuviese enmi poder volverme a dormir71.

    69 Escritos de la Madre Saumaise, Gauthey, vol. 2, pp. 140-141.70 Autobiografa, pp. 74-75.71 Escritos de la Madre Saumaise, Gauthey, vol. 2, p. 117.

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    11. LAS ALMAS DEL PURGATORIO

    Eran sus amigas pacientes por quienes oraba frecuentementepara aliviarlas y liberarlas del purgatorio. Nos dice: Una vez vi ensueos a una religiosa fallecida mucho tiempo antes, y me dijo que padeca extremadamente en el purgatorio, pero que Dios leacababa de hacer sufrir una pena incomparable, que haba sido lavista de una de sus parientas precipitada en el infierno. Me decasin cesar: Ruega a Dios por m, ofrcele tus sufrimientos, unidos alos de Jesucristo, para aliviar los mos. Cdeme todo cuanto hagashasta el primer viernes de mayo, en que comulgues por m. Y as

    lo hice con licencia de mi Superiora. Pero mi sufrimiento se aumen-t de tal modo que me abrumaba, sin poder hallar alivio ni reposo, porque habindome retirado por obediencia para descansar, nobien estuve en la cama cuando, me pareci que estaba a mi lado,dicindome estas palabras: T ests ah en tu cama muy a gusto ymrame a m acostada en un lecho de llamas, en donde sufropenas intolerables. Y me mostr aquel horrible lecho que me haceestremecer cuantas veces pienso en l.

    Me dijo: Ahora me desgarran el corazn los pensamientos de

    crtica y de desaprobacin contra mis Superioras. Mi lengua estcomida por los gusanos en castigo de las palabras que he dichocontra la caridad. Tengo la boca toda ulcerada por mi falta desilencio. Ah, cunto deseara que todas las almas consagradas aDios pudieran verme en tan terrible tormento! Si pudiera hacerlessentir la magnitud de mis dolores y de los que estn preparados alas que viven con negligencia su vocacin, sin duda que camina-ran con ms fervor por el camino de la exacta observancia ycuidaran de no caer en las faltas que a m me producen tan

    horribles tormentos!.Me deshaca en lgrimas al or todo esto. Quisieron darme

    algunos remedios y ella me dijo: Mucho piensan en aliviar tusmales, pero nadie piensa en aligerar los mos! Un da de exactitudal silencio en toda la Comunidad curara mi boca ulcerada. Otropasado en la prctica de la caridad, sin hacer ninguna falta contraella, curara mi lengua; y otro en que no se dijese ninguna palabra

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    de crtica, ni de desaprobacin contra la Superiora, curara micorazn desgarrado. Despus de haberle aplicado la comuninque me peda, me dijo que sus horribles tormentos haban dismi-nuido mucho, pero que estara an por mucho tiempo en el purga-torio, donde sufra las penas debidas a las almas tibias en el

    servicio de Dios. Yo me vi libre de las mas, las cuales me habadicho que no disminuiran hasta que ella recibiese alivio72.

    En otra ocasin, estando en presencia del SantsimoSacramento el da de su fiesta, se present delante de m unapersona hecha toda fuego, cuyos ardores me penetraron tanto queme pareca abrasarme con ella. El deplorable estado en que sehallaba en el purgatorio, me hizo derramar abundantes lgrimas.Me dijo que era el religioso benedictino que me haba confesadouna vez y me haba mandado recibir la sagrada comunin, en

    premio de lo cual Dios le haba permitido dirigirse a m para que lealcanzase algn alivio en sus penas. Me pidi que ofreciese por ltodo lo que pudiera hacer y sufrir durante tres meses.Habindoselo prometido, despus de haber obtenido para esto el permiso de mi Superiora, me dijo que la causa de sus grandessufrimientos era ante todo que haba preferido el inters propio a lagloria Dios, por demasiado apego a su reputacin; lo segundo porla falta de caridad con sus hermanos, y lo tercero por el exceso deafecto natural que haba tenido a las criaturas, y las desmedidas pruebas que de l les haba dado en las conversacionesespirituales, lo que desagradaba mucho a Dios.

    Muy difcil sera poder explicar cunto tuve que sufrir en estostres meses, porque no me abandonaba ni un momento y el ladodonde l se pona me pareca tenerlo todo abrasado, y con tanvivos dolores que gema y lloraba casi continuamente. Movida acompasin, mi Superiora me orden que hiciera grandes peniten-cias.

    Al cabo de tres meses lo vi de muy diferente manera; colmadode gozo y de gloria, iba a gozar de su eterna dicha, y dndome lasgracias me dijo que me protegera en la presencia de Dios73.

    72 Escritos de la Madre Saumaise, Gauthey, vol. 2, p. 142-143.73 Autobiografa, pp. 94-95.

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    Recib una gran alegra en la maana del domingo del BuenPastor(2 de mayo de 1683), dos de mis buenas amigas pacienteshan venido a decirme adis en el momento de despertarme, y queera ste el da en que el soberano Pastor las reciba en su redileterno, con ms de un milln de otras almas, en cuya compaa

    marchaban con cnticos de alegra inexplicables. Una es la buenaMadre de Monthoux, la otra mi Hermana Juana Catalina Gascn,que me repeta sin cesar estas palabras:

    El amor triunfa, el amor goza.

    El amor de Dios se regocija.

    La otra deca: Bienaventurados son los muertos que mueren

    el Seor, y las religiosas que viven y mueren en la exacta obser-vancia de su regla!. Quieren que yo le diga de su parte que lamuerte puede separar a los amigos, pero no desunirlos.

    Si supiera cun trasportada est mi alma de alegra! Cuandoles hablaba me pareca que las vea poco a poco abismadas ycomo sumergidas en la gloria. Le piden que rece, en accin degracias a la Santsima Trinidad, un Te Deum, un Laudate, ycinco Gloria Patri. Yo les rogu que se acordasen de nosotras yme han dicho por ltimas palabras que la ingratitud jams ha entra-do en el cielo74.

    Nuestra Madre me permiti en favor de las almas del purgatorio pasar la noche del Jueves Santo (15 de abril de 1683)delante del Santsimo Sacramento y en donde una parte del tiempoestuve rodeada de estas pobres almas con las que he contradouna estrecha amistad. Nuestro Seor me dijo que l me pona adisposicin de ellas durante este ao para que les hiciera todo elbien que pudiese. Estn frecuentemente conmigo y las llamo mis

    amigas pacientes. Hay una que me hace sufrir mucho y no la puedo aliviar todo lo que deseara. No puedo decirle su nombre,pero s pedirle socorro para ella, que no ser desagradecida75.

    74 Carta a la Madre Saumaise del 2 de mayo de 1683.75 Carta a la Madre Saumaise de abril de 1683.

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    12. CONOCIMIENTO SOBRENATURAL

    Santa Margarita Mara tena conocimiento de cosas yacontecimientos que slo poda conocer por revelacin especial de

    Dios. Veamos algunos ejemplos:Vino a Paray el padre La Pereuse y habl con la venerable

    hermana. Algunos das despus de la entrevista, vino a dar graciasa la Superiora, asegurndole que sin haber dicho nada a la santahermana de sus disposiciones, ella le haba hablado como si leyerasu interior76.

    Otro da la llamaron al locutorio para hablar con una personaconocida suya, pero, al llegar a la puerta, se detuvo y dijo que no

    poda entrar, retirndose de all. Se quejaron de su proceder a laSuperiora, que le pregunt por qu motivo haba hecho aquello, yle respondi que Nuestro Seor le haba dado a conocer que en elmismo locutorio estaba otra persona que llevaba mala vida, lo queresult ser cierto77.

    Una tarde se acerc una hermana que se hallaba haca variosmeses en una penosa disposicin sin resolverse a hablar de ello nial confesor ni a la Superiora. Ella le dijo en pocas palabras todo loque le haca sufrir, aadiendo que no encontrara alivio a sus penas

    hasta que no hiciese tal o cual cosa. Por el resultado se vio cuncierto era lo que nuestra venerable hermana le haba dicho ycomprendi que aquello vena de Dios, puesto que ella no lo habarevelado a nadie78.

    La hermana Claudia Rosala de Farges declar en el Proceso:Le consultaron varias veces sobre el estado de los enfermos queencomendaban a sus oraciones y, despus de haberlas hecho enpresencia de Dios, contestaba a unos con seguridad que se cura-

    76 Contemporneas, p. 265.77 Ibdem.78 Ib. p. 264.

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    ran; y a otros que moriran de aquella enfermedad, lo que deordinario suceda como ella lo haba predicho79.

    La hermana Catalina Billet declar: La sierva de Dios dijo que,de las catorce pensionistas que haba entonces, slo dos sequedaran en la casa para ser religiosas, como sucedi en efecto80.

    Su hermano Crisstomo testific en el Proceso que, estandogravemente enfermo su hermano Santiago, cura de Bois-Sainte-Marie, haba sido desahuciado por tres mdicos. Ya no vea, ni oa,ni conoca, ni poda comer nada. Entonces l envi un mensajeropara comunicrselo a su hermana Margarita Mara al convento deParay. Ella, al recibir la noticia, se fue ante el Santsimo Sacramen-to donde permaneci algn tiempo y despus volvi con airetranquilo, diciendo que no morira de aquella enfermedad, lo que secumpli a la letra, porque se repuso en menos de ocho das contralo que todos crean81.

    Sor Juana Dremire, de 54 aos, religiosa hospitalaria deParay, dio testimonio que, habiendo entrado en el hospital de Parayuna seorita para servir a los pobres por todo el tiempo de su vida,algn tiempo despus se cans y sali. En el acto dieron cuenta deello a la venerable hermana Margarita Mara, que dijo: Se va, perohar cuanto pueda por volver a entrar sin conseguirlo. Y, dehecho, ha practicado desde entonces todos lo medios imaginables

    para alcanzar su entrada sin lograrlo82

    .Sor Juan Mara Contoi, de 77 aos declar que entr al

    convento una sobrina suya y tom el hbito con gran contento yconsentimiento de toda la Comunidad. Slo la hermana MargaritaMara dijo, desde que entr en casa, que esta sobrina tomara elhbito, pero no profesara, como en efecto sucedi. Aadi que secasara, pero no vivira mucho tiempo en ese estado. Y as fue,

    79 Gauthey, vol. 1, p. 476.80 Gauthey, vol. 1, p. 493.81 Gauthey, vol. 1, p. 440.82 Gauthey, vol. 1, p. 446.

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    pues slo vivi dos aos casada y eso que el matrimonio se verificapenas salida de la religin83.

    13. DON DE CURAR

    La sierva de Dios, como heredera de los tesoros del SagradoCorazn, poda pedirle la salud para algunas personas y Jess sela conceda. Entre ellas para su hermano Santiago, prroco deBois-Sainte-Marie, que estaba ya desahuciado. Ella le escribidiciendo: He prometido (a Jess) que tomaras durante nueve dasen ayunas los papelitos que te envo, cada da uno, y que celebrar-as o mandaras celebrar nueve misas durante nueve sbados enhonor de la Inmaculada Concepcin de la Santsima Virgen Mara yotras tantas misas de la Pasin en nueve viernes en honor delSagrado Corazn de Nuestro Seor Jesucristo84.

    Ella misma le cuenta a la Madre Saumaise lo que peda a losenfermos para sanarse. Dice: Varias personas que se hallaban enel ltimo extremo han sido curadas de un modo milagroso, mihermano sacerdote es uno de ellos. Se da a los enfermos cinco

    papelitos para que los traguen por las maanas; en los cuales seescribe de un lado: El Sagrado Corazn de Jess te cure, y por elotro: Alabada sea para siempre la Pursima Inmaculada Concep-cin de Mara, Madre de Dios. Todo ello en abreviatura, si sequiere85.

    Otro caso concreto de curacin extraordinaria sucedi as:Una de nuestras hermanas (Ana Mara Aumonier), el primer daque entr en la Congregacin, queriendo cortar lea con un hacha,se hiri gravemente en una pierna, lo que no se atrevi a decir,

    temiendo que la despidieran. Aguant su herida durante tres sema-

    83 Gauthey, vol. 1, p. 454.84 Carta a su hermano sacerdote del 22 de enero de 1687.85 Carta a la Madre Saumaise de mayo de 1688.

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    nas, sufriendo fuertes dolores que se aumentaron con un golpe quese dio que le volvi a abrir la llaga, lo que la afligi en extremo.Como tuviera en gran estima la virtud de nuestra venerablehermana (Margarita Mara de Alacoque), a la que tena en opininde muy gran santa, se le ocurri la idea de que, si pudiera

    acercarse a ella para que le tocase la pierna herida con su hbito,quizs se curara; lo que hizo con xito, quedando curada al dasiguiente86.

    14. EL PADRE CLAUDIO DE LA COLOMBIRE

    San Claudio de la Colombire fue el gran director espiritual de

    la sierva de Dios. Naci el 2 de febrero de 1641 en SaintSimphorien, un pueblito del delfinado francs. A los 17 aos entren la Compaa de Jess. Despus de sus estudios y ordenadosacerdote, fue enviado en 1675 como Superior de la Residencia deParay.

    Un da fue a visitar por cumplimiento la Comunidad dereligiosas de la Visitacin de Paray. Dice la sierva de Dios:Mientras hablaba a la Comunidad, o interiormente estas palabras:

    He aqu al que te envo. Y lo reconoc al instante en la primeraconfesin; porque, sin habernos jams visto ni hablado, me detuvolargo tiempo y me habl como si hubiera comprendido cuantopasaba en m Me dijo que, si lo tena a bien, volvera a vermeotra vez para hablarme en aquel mismo sitio... Regres y le abr micorazn, descubrindole el fondo de mi alma, as lo malo como lobueno. Sobre lo cual me consol en extremo, asegurndome queno haba nada que temer en la direccin del Espritu, tanto mscuanto que en nada me separaba de la obediencia... l me ense

    a estimar los dones de Dios87

    .

    86 Gauthey, vol. 3, p. 79.87 Autobiografa, p. 83.

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    En otras entrevistas con este santo director qued aseguradade que iba por buen camino a pesar de las habladuras de muchagente que la consideraba visionaria e hipcrita.

    El mismo Jess quiso unirlos espiritualmente en su propioCorazn para que fuesen para siempre hermano y hermana. As lo

    cuenta ella: Un da en que vino a celebrar misa a nuestra iglesia elpadre La Colombire, le concedi Nuestro Seor, y a m tambin,grandsimas gracias. Al aproximarme a recibirle en la sagradacomunin, me mostr su Corazn como un horno ardiente y otrosdos corazones que iban a unirse y abismarse en l, dicindome:As es como mi puro amor une estos tres corazones para siem- pre. Despus me dio a entender que esta unin eraexclusivamente para la gloria de su Sagrado Corazn, cuyostesoros quera que descubriese yo al padre para que l los diera a

    conocer y as publicase todo su valor y utilidad. Para esto, queraque fusemos como hermano y hermana, participantes de losmismos bienes espirituales.

    Presentndole yo entonces mi pobreza y la desigualdad quehaba entre un hombre de tan elevada virtud y mrito, y una pobremiserable pecadora como yo, me dijo: Las riquezas infinitas de miCorazn suplirn e igualarn todo. Hblale sin temor88.

    El padre Claudio y Margarita Mara fueron los primeros en

    celebrar la fiesta del divino Corazn de Jess el 21 de junio de1675. Ese da se consagraron enteramente a l y se ofrecieron arecibir y sufrir todas las cosas para cumplir su voluntad89.

    Los Superiores enviaron al padre Claudio a Londres comocapelln de la duquesa de York, futura reina de Inglaterra. Lleg aLondres el 17 de octubre de 1676 y comenz su apostolado,fomentando en todas partes la devocin al Sagrado Corazn deJess y consiguiendo grandes conversiones. Pero esto dur poco,porque los enemigos de la fe catlica dieron un golpe de Estado y

    derrocaron al rey Jacobo II, esposo de la duquesa de York. Ambosfueron desterrados a Francia. Al padre Claudio lo metieron en lacrcel, acusado de conjuracin, el 24 de noviembre de 1678. All

    88 Autobiografa, pp. 84-85.89 Decretales, p. 680.

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    vio morir a varios de sus compaeros jesuitas. Se prepar para lamuerte, pero lo liberaron, por intercesin del rey de Francia LuisXIV, con la condicin de salir de inmediato del pas. El tiempo quepas en la crcel lo enferm gravemente. Al regresar a Francia aprincipios de enero de 1679, estaba muy mal. Estuvo ao y medio

    tratando de mejorar, pero no lo consigui.Volvi a Paray en agosto de 1681 a ver si se curaba de su

    grave enfermedad. Antes de comenzar el invierno pudo llegarsealgunas veces al monasterio de la Visitacin y hablar a la hermanaMargarita Mara y a las otras hijas espirituales que en l tena. Perono le dur mucho este estado de relativa salud. Los Superiorestrataron de mandarlo a su pueblo para que pudiera respirar losaires natales. Andaban muy adelantados los preparativos del viaje,cuando se lo comunicaron a la sierva de Dios. Ella le envi un

    encargo, dicindole que, si lo permita la obediencia, no empren-diese tal viaje. En el papel que le envi deca: Me ha dicho quequiere aqu el sacrifico de su vida. Con lo cual se suspendi elviaje. El padre de La Colombire muri en Paray el 15 de febrerode 1682. Al enterarse Margarita Mara, dijo: Rueguen por l yprocuren que se pida por su alma en todas partes. A las once, lamisma hermana habl ya de este modo: Dejen de entristecerse,invquenlo, no teman nada. Nunca como ahora est en mejordisposicin de pedir por nosotros y ayudarnos Ahora no necesitanada, por la bondad y misericordia del Sagrado Corazn deNuestro Seor, disfruta ya en el cielo de un hermossimo trono.Desde que muri hasta que se enterr, su cuerpo tuvo quesatisfacer a Dios de alguna negligencia que tuvo en amarle en latierra90.

    Fue beatificado en 1929 y canonizado por el Papa Juan PabloII el 31 de mayo de 1992. Su fiesta se celebra el 15 de febrero.

    90 Decretales, pp. 690-691.

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    15. LAS REVELACIONES

    Consideremos ahora las principales revelaciones del Coraznde Jess a santa Margarita Mara de Alacoque.

    Primera Revelacin principal (27 diciembre 1673):

    Un da, estando delante del Santsimo Sacramento, me encon-tr toda penetrada por esta divina presencia, pero tan fuertementeque me olvid de mi misma y del lugar donde estaba, y meabandon a este