saber escuchar al perro
DESCRIPTION
Entender al perro no es complicado solo hay que mirarlo e interpretar su señalesTRANSCRIPT
SABER ESCUCHAR AL PERRO
SABER ESCUCHAR AL PERRO ContenidoPrlogo de Monty Roberts 9
Introduccin 11
1 El lenguaje perdido 17
2 Una vida rodeada de perros 23
3 Escuchar y aprender 32
4 Tomar el mando 39
5 El primer test 49
6 La Vinculacin Amichien: el establecimiento del liderazgo en la manada 55
7 Vidas separadas: la ansiedad por separacin 75
8 Mucho temperamento: cmo abordar la agresin por dominancia 82 9 El apaciguamiento: perros que muerden 8610 Los guardaespaldas: perros hiperprotectores 96
11 Cuando te tiene en el bote: perros que te saltan encima 103
12 Desafo total: perros que se desmandan al soltarles la correa 108
13 Prrez contra Prrez: cmo quitar hierro a los
enfrentamientos caninos 113 14 Relatos de lo inesperado: el miedo a los ruidos 122
15 Nuevos perros, los mismos collares: la introduccin
de los cachorros en la casa 129
16 Gremlins: cachorros problemticos 135
17 El rincn de Pup: perros que dejan huella 141
18 Puestos vacantes: Los problemas de ampliar la manada 147
19 El perro del hortelano: los problemas a la hora de la comida 151
20 Viajes de perros: el caos en los coches 15621 Perros al borde de un ataque de nervios: los problemas emocionales 160
22 El efecto yoo: los problemas de los perros adoptados 164
23 Juguetes y trofeos: el poder del juego 168
24 Cmo lo ha conseguido, seora? 172Prlogo
de Monty Roberts
Los perros han desempeado un papel importante en mi vida. Mi
mujer, Pat, mis hijos y yo hemos tenido varios con el correr de los
aos que fueron tiernos compaeros e importantes miembros de nuestra
familia. Sin embargo, ha sido otra maravillosa criatura la que ha
dominado mi carrera profesional. Me he pasado la vida desarrollando
-y a menudo defendiendo- el mtodo que he descubierto para comunicarme
con los caballos.
En todo este tiempo me ha resultado evidente el enorme inters que
tiene el mundo de los perros por mis ideas. En todas las partes del
mundo a las que voy, en mis demostraciones hay siempre cuatro veces
ms propietarios y adiestradores de perros que domadores de caballos.Casi sin excepcin, tienen comentarios firmes y positivos que hacer
sobre mi mtodo.
Si pudiera volver a empezar, disfrutara del reto de adaptar mis ideas
y trasladarlas al mundo del perro. Pero tal y como estn las cosas, tengo
ms que suficiente para mantenerme ocupado desarrollando mi propia
disciplina y compartindola con otras personas. Afortunadamente, en
los ltimos aos, he sabido de una adiestradora canina de gran talento
que, inspirada en mi mtodo, ya ha emprendido esta tarea.
Me sent profundamente emocionado cuando me enter del trabajo
que Jan Fennell ha venido haciendo en Inglaterra. He tenido la fortuna
de conocerla all y me ha contado muchas cosas que me recuerdan
mis propias primeras experiencias. Como a m, a Jan le parece profundamente
injusta la forma en que el hombre ha maltratado a veces a un
animal que afirma llamar "su amigo". Ella tambin cree apasionadamente
que la violencia no tiene lugar en nuestra relacin con los animales.
Asimismo, suea, como yo, con un mundo en el que todas las
especies puedan vivir en paz.
9
Igual que me sucedi a m, Jan ha tardado en armarse del coraje
necesario para contar su historia. Yo fui dando largas al asunto durante
aos antes de escribir mi primer libro, El hombre que escuchaba los
caballos! Jan ha sido igual de cuidadosa para esperar a publicar sus
ideas. Ahora siente la confianza que le da su experiencia y est preparada
para compartir su extraordinario trabajo. con un pblico ms
amplio.
En esta empresa, les deseo a ella y a sus ideas lo mejor. Estoy seguro
de que habr quienes la critiquen. Si la experiencia me ha enseado
algo, es que la naturaleza humana tiene una capacidad casi ilimitada
para la negatividad. Cada uno de nosotros debera tener presente que,
por cada grano de negativo dentro de la comunidad humana, hay una
montaa de positivo esperndonos entre los animales. Sin embargo,
tambin debemos mencionar que por cada persona negativa, hay literalmente
cientos que tienen sed de una mejor forma de tratar con los mejores amigos del hombre.
Me enorgullece pensar que aferrndome a mis creencias he ayudado
a hacer del mundo un mejor lugar para el caballo y espero que tambin
para las personas. Confo en que este libro pueda lograr lo mismo para
otra criatura muy especial: el perro.Monty Roberts1 El hombre que escucha a los caballos (Ed. Tutor, Madrid, 2002).
10
Introduccin
Creo firmemente en la importancia de aprender de los errores que
cometemos en la vida. Y con razn, porque yo misma he cometido
ms de la cuenta, tanto en mis relaciones con personas como con
perros. De todas las lecciones que stos me han enseado, ninguna fue
tan dolorosa como la que recib en el invierno de 1972. Me parece
oportuno empezar contndoles la tragedia de Purdey. Por razones que
pronto resultarn evidentes, su historia es inseparable de la ma propia.
Era la poca en que me haba casado y estaba criando a mis dos hijos
pequeos, mi hija, Ellie, nacida aquel febrero, y Tony, que entonces
tena dos aos y medio. Vivamos como una familia en Londres, pero
acabbamos de decidir trasladamos al campo, exactamente a una aldea
de Lincolnshire, un condado en pleno centro de Inglaterra. Como tantas
personas que se sienten atradas por la vida rural, todos nosotros
estbamos deseando dar largos paseos por el campo y decidimos que
nos gustara la compaa de un perro para llevado con nosotros. En vez
de comprarnos un cachorro que acabe de nacer, pensamos en acoger a
un perro ya crecido. Nos gustaba la idea de ofrecer un hogar a un animal
que hubiera recibido un trato injusto, as que all que nos fuimos
todos a la RSPCN y vimos a esta monada de perrita, un cruce de
Border collie y "Whippet, blanca y negra, que tena ya seis meses. Nos
la llevamos a casa, y decidimos llamada Purdey. '
No era el primer perro de mi vida. se haba sido Shane, un magnfico
Border collie tricolor que me haba regalado mi padre cuando era
una adolescente de 13 aos que creca en Fulham, al oeste de Londres.
Siempre me haban encantado los perros y de nia me haba inventado
una perrita imaginaria llamada Lady. Recuerdo a mi abuela siguindome
cariosamente la corriente y hablndole a mi amiga de ficcin con-
2 Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals, la Sociedad Protectora de Animales
britnica, lit. "Real Sociedad para la Prevencin de la Crueldad a los Animales". (N. d. T)
11migo. Creo que entonces ya vea a los perros, igual que ahora, como
modelos de amor incondicional y absoluta lealtad, cualidades que son
difciles de encontrar en los seres humanos. La llegada de Shane a
nuestra familia slo haba confirmado mis sentimientos.
Adiestr a Shane con mi padre, segn la tcnica que pap haba
empleado l mismo de joven para educar a sus perros. Pap era un
hombre bondadoso, pero tambin estaba decidido a que el perro hiciera
lo que se le ordenara. Si Shane haca algo mal, reciba un cachete
en la nariz o un azote en las nalgas. Pero yo tambin reciba un azote en
el trasero y pensaba que estaba bien, especialmente porque Shane era
una criatura extremadamente inteligente y pareca comprender lo que
. queramos. Todava puedo recordar el orgullo que yo senta al llevarlo
a los parques de Putney Heath y Wimbledon Common en el autobs
nmero74. Shane se sentaba a mi lado sin correa, comportndose
impecablemente todo el tiempo. Era un perro extraordinario.
Si algo funciona, seguimos hacindolo; como suele decirse, no se
remienda lo que no est roto. As que cuando cogimos a Purdey decid
aplicad e el mismo mtodo que haba empleado con Shane, ensendole
la diferencia entre lo que estaba bien y lo que no con una mezcla
de amor, afecto, y fuerza, cuando era necesario.
Al principio este mtodo pareca funcionar tambin con Purdey. Se
comportaba bien y congeni fcilmente con la familia en Londres.
Los problemas empezaron cuando finalmente nos trasladamos a Lincolnshire
aquel septiembre. Nuestro nuevo hogar no podra haber
ofrecido mayor contraste con el ruidoso y superpoblado Londres.
Vivamos en un pueblecito aislado. No haba farolas, los autobuses slo
pasaban dos veces por semana y haba que caminar seis kilmetros y
medio hasta la tienda ms prxima. Recuerdo que cuando era muy
pequea, me llevaron por primera vez al mar. Al vedo, hu de l despavorida
corriendo colina arriba. Mi expresin de nia de tres aos fue
"muy muy gande" y, si ella hubiera podido hablar, estoy segura de que
es lo que hubiera dicho Purdey sobre su nuevo hogar. Todo pareca
"muy muy grande".
A poco de llegar, Purdey empez a comportarse de un modo que en
aquel momento cre extrao y no poco preocupante. Se iba corriendo
al campo y desapareca durante horas; luego regresaba habindoselo
pasado obviamente en grande en algn sitio. Tambin estaba hiperactiva
y pareca que la mnima cosa o el ruido ms insignificante la ponan
12
en tensin. Me segua absolutamente adondequiera que yo fuera, lo
que resultaba molesto porque mis dos hijos eran pequeos. No me
gustaba nada que vagara as por el campo. Todos tenemos la responsabilidad
de asegurar que nuestros perros no pongan en peligro ni molesten
a otras personas. Pero decid que me haba hecho cargo de aquella
perra e iba a seguir con ella. Le deba una ayuda para que se asentara y
tena confianza en que lo conseguira. Los acontecimientos, sin embargo,
pronto me sobrepasaron.
El primer indicio que percib de que algo iba mal fue cuando un
granjero de la zona vino a verme. Me dijo en trminos inequvocos
que, si no mantena a aquella perra bajo control, tendra que pegarle un
tiro l mismo. Me qued anonadada, desde luego, pero tambin entend
las razones de aquel hombre porque tena ganado y Purdey evidentemente
corra tras los animales y les acosaba. As que la metimos en el
enorme jardn de ms de 60 metros que tenamos, pasamos una cuerda
por su collar y la atamos a la de tender la ropa, para que no pudiera
alejarse. Pero aun as se escapaba en cuanto poda.
Las cosas empeoraron una fra maana de invierno justo antes de
Navidad. Yo haba bajado con los nios y estaba siguiendo nuestra
habitual rutina para comenzar el da. Purdey corra por todos lados frenticamente,
que era lo que siempre haca a primera hora de la maana.
Recuerdo que Ellie estaba gateando en el suelo, mientras Tony
jugaba a ayudarme, clasificando una pila de ropa que yo tena en la sala
de estar. Al entrar en la cocina, que daba directamente a la sala de estar,
para recoger sus desayunos, o un fuerte estrpito. Nunca olvidar lo
que vi cuando me di la vuelta. La perra haba saltado sobre Tony y le
haba empujado a travs de uno de los vidrios de una puerta corredera
de cristal. Haba vidrios rotos por todas partes. Desde ese momento
fue como si todo sucediera a cmara lenta. Recuerdo a Tony mirndome
con aquella expresin atnita, helada, mientras la sangre manaba a
chorros de su carita. Recuerdo que corr hasta Tony, le cog en brazos
y agarr un paal afelpado limpio de una pila de ropa. Mis das como
voluntaria en St John Ambulance3 me haban enseado a comprobar,
en este tipo de accidentes, si haba fragmentos de cristales en las heridas. 3 La mayor institucin benfica de primeros auxilios, transporte y atencin humanitaria del
Reino Unido. Tambin est presente en otros pases. Entre sus diversas actividades, forma socorristas.
Cuenta en la actualidad con ms de 47.000 voluntarios, la mitad de los cuales son jvenes
menores de 18 aos. (N. d. T)
13
Cuando me qued convencida de que no haba ninguno, empec a
presionar el paal sobre su cara, aplicando tanta presin como poda
para detener el flujo de sangre. Luego me lo cargu en brazos y me
dirig hacia Ellie que estaba milagrosamente sentada y quieta en medio
de aquel mar de vidrios rotos. La recog con el brazo que tena libre y
me sent all de rodillas pidiendo ayuda. Mientras tanto Purdey correteaba
alrededor como una loca, ladrando y saltando en el aire como si
estuviera jugando a un juego formidable.
Era la pesadilla que ninguna madre desea tener. Cuando despus de
un cierto tiempo lleg la ayuda, los amigos y la familia fueron unni-
, mes. Las heridas de Tony eran espantosas y le quedaran marcas de por
vida. "Esta perra es mala, una fiera", decan. Pero yo todava me senta
responsable de Purdey, y estaba decidida a dar a la perra otra oportunidad.
Continu metindose en problemas de vez en cuando, pero por
lo menos durante un par de meses, todo se mantuvo relativamente en
calma.
y entonces, una soleada maana de invierno, justo antes del primer
cumpleaos de Ellie en febrero, me encontraba en otra parte de la casa
mientras Ellie estaba en el suelo jugando con sus juguetes, bajo la vigilancia
de mi madre. En cuanto o el chillido de mi madre, me di cuenta
de que algo haba sucedido. Cuando llegu a la sala de estar, mi
madre slo acert a gritar: "La perra la ha mordido, Ellie no ha hecho
nada y la perra la ha mordido. La perra se ha vuelto loca". No quera
creerlo. Pero cuando vi que Ellie tena un pequeo corte bastante feo
encima del ojo derecho, no me qued otra opcin. La cabeza me daba
vueltas. Por qu haba pasado esto? Qu haba hecho Ellie? Dnde
me haba equivocado en el adiestramiento? Pero yo saba que ya haba
pasado el momento de hacerse preguntas.
En cuanto se enter de la noticia, mi padre vino a verme. De nia le
haba odo hablar de uno de sus perros favoritos, un cruce de perro pastor
y Olde English bulldogge llamado Gyp, y de cmo se haba vuelto
"loco". Mi abuela haba estado intentando que se quitara de un sof y l
la haba intentado morder. Segn la manera de pensar de mi abuelo, si
un perro poda revolverse contra la mano que le daba de comer es que
estaba condenado, as que a Gyp se le sacrific. Mi padre no tena que
explicrmelo con ms detalle. "Hija, ya sabes lo que tienes que hacer:
cuando se les va la cabeza, se les va", dijo con tristeza. "No pierdas
,tiempo, hazlo cuanto antes." Aquella noche mi marido volvi del tra-
14
bajo. "Dnde est la perra?", me pregunt. "Ha muerto", le dije. La
haba llevado al veterinario aquella tarde y la haba hecho sacrificar.
Durante mucho tiempo, una parte de m estaba convencida de que
haba hecho lo correcto con Purdey; pero, al mismo tiempo, siempre
cre que le haba fallado, que era culpa ma, no suya. Incluso en el
momento de sacrificarla, senta que estaba abandonndola. Tard casi
veinte aos en confirmar mis sospechas. Lo que ahora s es que todo
el comportamiento de Purdey estaba causado por mi incapacidad para
comprender a aquella perra, para comunicarme con ella, para mostrarle
lo que yo quera verdaderamente. Para decirlo con la mayor claridad:
era una perra, un miembro de la familia canina, no de la humana, pero
yo estaba usando con ella un lenguaje humano.
< Durante los ltimos diez aos he aprendido a escuchar y a comprender
el lenguaje de los perros. A medida que ha ido creciendo esa
comprensin, he podido comunicarme con ellos, y ayudarles -a ellos y
a sus dueos- a superar sus problemas. En muchas ocasiones mi intervencin
ha evitado que un perro fuera sacrificado a causa de su comportamiento
aparentemente incorregible. El gozo que he sentido cada
vez que he salvado la vida de un perro de esta manera ha sido inmenso.
Mentira si no admitiese que est tambin teido del remordimiento de no haber aprendido estos principios a tiempo para salvar a
Purdey.
El objetivo de este libro es comunicar los conocimientos que he
adquirido. Explicar cmo llegu al mtodo que empleo actualmente.
Seguir despus esbozando cmo puede usted aprender este lenguaje
por s mismo. Igual que el aprendizaje de cualquier lengua, tiene que
tomarse en serio. Si lo aprende con desgana o sin poner en ello todo el
alma, slo conseguir confundirse a s mismo y al perro con el que est
intentando comunicarse. Si lo aprende bien, puedo asegurarle que su
animal le recompensar con su cooperacin, su lealtad y su amor. 15
Captulo 1
El lenguaje perdido
"El perro es un len en su propio hogar." Proverbio persa
La humanidad ha perdido muchos secretos en el curso de su historia.
Entre ellos se encuentra la verdadera naturaleza de nuestra
relacin con el perro. Como muchos millones de personas de todo el
mundo, siempre he sentido que existe una especial afinidad entre nuestras
dos especies. Va ms all de la mera admiracin por las capacidades
atlticas del perro, su inteligencia y su belleza. Hay en ello un
vnculo intangible, algo especial que nos conecta y que probablemente
ha existido desde los ms remotos comienzos.
Durante casi toda mi vida, esta sensacin se fundaba en poco ms
que el instinto, un acto de fe, si se quiere. Hoy, sin embargo, la relacin
del ser humano con el perro es el tema de un creciente conjunto
de datos cientficos fascinantes. Tales pruebas indican que el perro no
es slo el mejor amigo del hombre, sino tambin el ms antiguo.
Segn las investigaciones ms actualizadas que he ledo, las historias
de las dos especies se entrelazaron desde hace mucho tiempo: 100.000
aos a. C. Fue entonces cuando el hombre moderno, el Homo sapiens,
apareci a partir de sus antepasados los neandertales en frica y en el
Oriente Prximo. Fue tambin por esta poca cuando el perro, Canis
familiaris, empez a evolucionar a partir de su antepasado, el 1000,
Canis lupus. Hayal parecer pocas dudas de que los dos acontecimientos
estuvieron relacionados y de que el vnculo se estableci en los primeros
intentos del hombre por domesticado. Por supuesto, nuestros
antepasados fueron incorporando otros animales a sus comunidades;
los ms destacados: la vaca, la oveja, el cerdo y la cabra. Pero el perro,
no fue slo la primera, sino, con gran diferencia, la adicin ms exitosa
a nuestra familia extendida. .
Hay pruebas convincentes que sugieren que nuestros antepasados
valoraron a sus perros por encima de casi todo lo que formaba parte de
17
su vida. Una de las cosas ms conmovedoras que he visto en aos
recientes fue un documental sobre los descubrimientos llevados a cabo
en el antiguo yacimiento natufiense de Ein Mallah en el norte de
Israel. All, en aquel paisaje reseco y sin vida, los huesos de un perro
joven de una antigedad de 12.000 aos fueron encontrados descansando
bajo la mano izquierda de un esqueleto humano de la misma
poca. Los dos haban sido enterrados juntos. Da la impresin de que,
evidentemente, el hombre haba querido que su perro compartiese con
l su ltima morada. Descubrimientos similares, que se remontan al
ao 8500 a. C. han sido realizados en Amrica, en el yacimiento de
Koster, en Illinois (Estados Unidos).
La sensacin de que el hombre y el perro compartieron una singular
intimidad viene confirmado por el trabajo llevado a cabo por socilogos
en ciertas comunidades de Per y Paraguay. En ellas, incluso
actualmente, cuando un cachorro se queda hurfano es habitual que
una de las mujeres se ocupe de su crianza. La mujer cuida y alimenta al
perro hasta que est preparado para valerse por s mismo. Nadie sabe
con certeza a cuntos aos se remonta esta tradicin. Slo podemos
aventurar la intensidad de la relacin que los antepasados de estos pueblos
debieron de tener con sus perros.
Sin duda, nos quedan muchos ms hallazgos por descubrir, muchas
ms ideas reveladoras que llegar a comprender. Pero incluso con los
conocimientos de que disponemos actualmente, no debera sorprendemos
que la empata entre las dos especies fuera tan intensa. De hecho,
ms bien al contrario: las enormes similitudes entre los dos animales
los convertiran en compaeros naturales.
La profusin de estudios que han sido realizados en este campo nos
dice que tanto el antiguo lobo como el hombre de la Edad de Piedra
compartieron los mismos instintos impulsores y la misma organizacin
social. En pocas palabras, ambos era depredadores y vivan en grupos.
o manadas con una estructura muy marcada. Una de las mayores similitudes
que compartan era su inherente egosmo. La respuesta de un
perro ante cualquier situacin -como la de un ser humano- es "qu
gano yo con ello?". En este caso, es fcil ver que la relacin que desarrollaron
supuso para ambas especies un enorme beneficio mutuo.
A medida que el lobo menos receloso, ms confiado, se asentaba en
su nuevo medio junto al hombre, descubri que tena acceso a tcnicas
y herramientas de caza ms sofisticadas, como, por ejemplo, trampas y
18
flechas de piedra. Por la noche, poda encontrar calor al lado del fuego
del hombre y alimento en forma de sobras de comida desechadas.
Apenas sorprende que el lobo se adaptara con tanta facilidad a la
domesticacin que estaba a punto de empezar. Introduciendo al loboen su vida domstica, el hombre cosechaba los beneficios de un repertorio
de instintos superior. En pocas anteriores de su historia, la enorme
nariz del hombre de Neandertal le haba proporcionado un potente
sentido del olfato; su descendiente se dara cuenta de que, integrando
en la caza al recin domesticado lobo, poda volver a explotar aquella
facultad perdida. El perro se convirti en pieza esencial de la maquinaria
de caza, ayudando a levantar, aislar y, caso de ser necesario,
acabar con la presa. Desde luego, adems de todo esto, el hombre disfrutaba
de la compaa y la proteccin que el perro le brindaba dentro
del campamento.
Las dos especies se comprendieron instintiva y completamente. En
sus manadas separadas, tanto el hombre como el lobo saban que su
supervivencia dependa de la supervivencia de su comunidad. Cada elemento
de esta comunidad tena un papel que desempear y lo asuma.
Nada ms natural que las mismas reglas fueran aplicadas en las manadas
ampliadas. As, mientras los humanos se concentraban en tareas
como la recogida de combustible, la recoleccin de bayas, las reparaciones
en las viviendas, y la cocina, el principal papel de los perros consista
en salir con los cazadores para prestarles su vista y su odo.
Tambin desempearan un rol parecido una vez de vuelta en el campamento,
actuando como primera lnea de defensa, rechazando a los
atacantes y avisando a los humanos de su llegada. El grado de comprensin
entre el hombre y el perro estaba en su plenitud. Sin embargo,
en los siglos que han pasado desde entonces, el vnculo se ha roto.
No es difcil ver cmo las dos especies han seguido caminos separados. En los siglos transcurridos desde que el hombre se ha convertidoen la fuerza dominante de la Tierra, ha moldeado al perro -y a muchos
otros animales- de acuerdo exclusivamente con las reglas de la sociedad
humana. El hombre no tard mucho tiempo en descubrir que
poda ajustar, mejorar y especializar las capacidades de los perros aparendolos
selectivamente con propsitos de cra. Ya en el ao 7000 a.
c., en el Creciente Frtil de Mesopotamia, por ejemplo, alguien apreci
las impresionantes capacidades para la caza del lobo del desierto de
Arabia, una variedad ms ligera y rpida que su pariente del norte.
19
Lentamente el lobo evolucion convirtindose en un perro capaz de
perseguir y capturar presas en aquel clima extremado y, lo que era ms
importante, a hacerla siguiendo las rdenes del hombre. Este perro
-conocido por diversos nombres: Saluki, Lebrel o Galgo persa,
Cazador de gacelas- sigue actualmente sin alteraciones y bien podra
ser el primer ejemplo de perro de pura raza. No fue ciertamente el ltimo.
En el antiguo Egipto, el Perro de los faraones fue criado para la
caza. En Rusia, el Borzoi o galgo ruso fue criado para la caza de osos.
En Polinesia y Amrica Central, las comunidades desarrollaron incluso
razas de perros especficamente para la alimentacin.
El proceso ha continuado a travs de las pocas, ayudado por la
buena disposicin del perro a recibir nuestra impronta. Aqu en
Inglaterra, por ejemplo, la cultura cazadora de la aristocracia terrateniente
produjo una serie de perros hechos a medida para desempear
tareas especficas. En una hacienda rural decimonnica, una jaura tpica
inclua un Springer spaniel para levantar (spring)o sacar a la caza de
su refugio, un Pointer o un Setter para localizar y sealar o hacer la
muestra (point o set) de las aves, y un Retriever, para cobrar (Retrieve)las
piezas muertas o heridas y llevrselas al perrero.
En otras partes, diversas razas mantuvieron el vnculo histrico
entre el hombre y el perro incluso ms estrechamente. En ningn lugar
queda mejor ejemplificado que en el desarrollo de perros gua para los
ciegos. Fue al final de la Primera Guerra Mundial, en una enorme casa
de reposo en el campo, cerca de Potsdam (Alemania), cuando un mdico
que trabajaba con heridos de guerra not slo por casualidad que,
cuando los pacientes que haban perdido la vista se dirigan hacia un
tramo de escaleras, su Pastor alemn les cortaba el paso. El doctor
intuy que el perro les estaba apartando del peligro. Empez a adiestrar
a sus perros especficamente para usar esa capacidad natural de
, pastoreo con el fin de ayudar a seres humanos que ya no podan ver. El
perro lazarillo se desarroll a partir de all. Puede ser nuestra reversin
ms directa a aquella comunidad ms primitiva. Ah estaba un perro
poniendo a disposicin del hombre un sentido que haba perdido.
Desafortunadamente, es un raro ejemplo de cooperacin en el mundo
moderno.
En aos ms recientes nuestra relacin ha cambiado, desde mi punto
de vista, a menudo en detrimento del perro. Nuestros ex-compaeros
para la supervivencia se han convertido en una mezcla de acompaan-
20
tes y accesorios. La evolucin de los perros llamados falderos lo ilustra
perfectamente. Estas razas fueron probablemente iniciadas en los templos
budistas en las altas montaas del Himalaya. All, los monjes criaron
los robustos Spaniels tibetanos de modo que fueran hacindose
cada vez ms pequeos. Y luego los usaron como si fueran bolsas de
agua caliente, ensendoles a saltar sobre su regazo y a quedarse bajo
sus tnicas para defenderse del fro. .
En poca de Carlos TI de Inglaterra (1660-1685), la idea haba llegado
hasta este pas, donde el English toy spaniel (Spaniel enano
ingls) evolucion cruzando ejemplares de Setter cada vez ms pequeos.
Con el tiempo, estos minsculos perros de caza fueron mimados
por sus pudientes amos y cruzados con razas de perros enanos trados
de Oriente. La historia de la raza todava es apreciable hoy da en los
caractersticos rasgos de la cara achatada del King Charles spaniel
(Spaniel rey Carlos). ste fue, en mi opinin, un momento trascendentalde la historia de la relacin del hombre con el perro. Para el
perro nada haba cambiado, pero para su ex-compaero, la relacin era
enteramente nueva. El perro haba dejado de tener una funcin ms
all de la meramente decorativa. Era un preludio de lo que se avecinaba.
Hoy da, son escassimos los ejemplos de la antigua relacin que
hombre y perro disfrutaron. Nos vienen enseguida a la mente los perros
de trabajo, como los de caza, polica o granja, aparte de los perros
gua que ya he mencionado. No obstante, son las rarsimas excepciones.
En general, hoy tenemos una cultura y una sociedad en la cual
no se ha concedido consideracin al lugar del perro. La antigua lealtad
ha sido olvidada. Nuestra confianza ha llegado a dar asco y con
ello la comprensin instintiva que compartieron las dos especies se ha
perdido.
De nuevo, es fcil ver por qu ha habido un fallo en las comunicaciones:
las pequeas comunidades en las cuales comenz nuestra historia
han sido reemplazadas por una sociedad enorme y homognea,
una aldea global. Nuestras vidas en las grandes ciudades nos han
hecho annimos, y no reconocemos a la gente que nos rodea. Si nos
hemos divorciado de las necesidades de nuestros prjimos humanos,
con los perros hemos perdido completamente el contacto. Como nosotros
hemos aprendido a abordar todo lo que tenemos que afrontar en
nuestra sociedad, simplemente hemos supuesto que nuestros perros
han hecho lo mismo, La verdad es que no. Hoy, el concepto que el
21
hombre tiene del papel del perro y la idea que el perro tiene de su posicin
estn completamente enfrentadas. Pretendemos que esta sola especie
se atenga a nuestras normas de comportamiento, que viva segn
reglas que nunca impondramos a otro animal; una oveja o una vaca,
pongamos por caso. Hasta a los gatos se les permite que se rasquen
solos. Slo a los perros se les dice que no pueden hacer lo que quieran.
Es irnico -y en mi opinin, trgico- que del milln y medio de
especies conocidas de este planeta, la nica dotada de suficiente inteligencia
para apreciar la belleza de otros seres no sepa respetar a los
perros por lo que son. En consecuencia, el excepcional entendimiento
que existi entre nosotros y nuestros antiguos mejores amigos casi ha
desaparecido. No es de extraar que haya actualmente ms problemas
con los perros que nunca.
Por supuesto que hay mucha gente que vive perfectamente feliz con
sus perros. El antiguo vnculo sobrevive puro en alguna parte de nuestro
interior. Ningn otro animal evoca el mismo conjunto de emociones
o sirve de base para relaciones de tanta ternura. Pero sigue siendo
un hecho que la gente actual que vive en armona con sus perros ha llegado
a esta situacin por un accidente feliz ms que a travs del conocimiento.
Nuestra conciencia del lenguaje instintivo, sin palabras, que
compartimos con nuestros perros se ha perdido.
Durante la ltima dcada, he intentado superar esta divisin, restablecer
aquel vnculo que exista entre hombre y perro. Mi bsqueda de
este medio de comunicacin perdido ha sido larga y a veces frustrante.
Pero al final ha sido la empresa ms gratificante y emocionante que
haya emprendido jams.
22
Captulo 2
Una vida rodeada de perros
Ahora me cuesta imaginario, pero hubo una poca en la que no
poda afrontar la perspectiva de volver a establecer un lazo -de
amistad con otro perro. En el espantoso perodo que sigui a la muerte
de Purdey, me senta profundamente desilusionada. En un momento
dado, incluso creo que llegu a salir con la tpica frase: "Jams
volver a tener otro perro en esta casa". Pero la realidad era que mi
afecto por los perros era demasiado profundo. Y al ao, poco ms o
menos, de la muerte de Purdey, un pequeo perro de caza estaba
curando las cicatrices que me haba dejado mi trgica prdida.
A pesar de nuestro temprano revs, mi familia y yo nos habamos
adaptado bien a la vida de campo. Fue el inters de mi marido por la
caza lo que volvi a traer perros a nuestro hogar. Un da del otoo de
1973, regres de una partida de caza al salto lamentando carecer de un
buen perro. Haba visto un conejo herido escabullndose en el bosque
adonde ira a morir. "Si tuviera un perro, eso no habra pasado",
dijo con una mirada que dejaba pocas dudas sobre lo que estaba pensando.
As fue como aquel septiembre, el da de su cumpleaos, lleg a la
casa su primera perra de caza, una Springer spaniel a la que llamamos
Kelpie. Le encant la perrita tanto como a m. Iba a ser el comienzo de
mi duradera predileccin por esta maravillosa raza. .
Como supongo era de esperar, estbamos aterrorizados por la idea
de repetir la experiencia de Purdey e inmediatamente compr uno de
los habituales manuales sobre adiestramiento de perros de caza. Tengo
que confesar que nuestros primeros esfuerzos para moldearla no fueron
precisamente un xito clamoroso; ms bien al contrario.
Queramos adiestrar a Kelpie para cobrar piezas, tarea poco natural
para un perro de muestra especializado en levantar la caza.
Atenindonos rgidamente al libro, la iniciamos arrojndole objetos
para que los recogiera y nos los devolviera. El libro insista en la impor-
23
tancia de comenzar con algo muy ligero. La idea era ensear a la perra
a que mordiera "suavemente" los objetos que cobrara.
Decidimos usar uno de los antiguos baberos de Ellie, al que hicimos un
nudo. Una maana sacamos a Kelpie al aire libre, lanzamos el babero y
esperamos que nos lo trajera. Nos emocion mucho cuando ella dio un
brinco y fue a recoger el babero, pero nuestras expresiones pronto cambiaron
cuando pas corriendo por nuestro lado y se meti en casa.
Recuerdo a mi marido dirigindome una mirada perpleja: "Y ahora, qu
dice el libro que tenemos que hacer?", pregunt. En aquel momento creo
que todos nos partimos de risa. Cometimos un montn de errores con
Kelpie, pero tambin nos divertimos mucho. Siempre que hoy se me sube
a la cabeza mi talento o me siento demasiado segura sobre la capacidad
que tengo de controlar a los perros, me acuerdo de aquel momento.
Pero Kelpie era, al fin y al cabo, la perra de mi marido. Yo estaba tan
encantada con ella y con lo bien que haba encajado en nuestra vida que
poco despus decid tener mi propia perra. Me haba enamorado sin
remedio de la raza Spaniel y compr una cachorrita de nueve semanas,
una Springer spaniel con linaje de campeones. La llam Lady, por la
perra imaginaria que haba tenido de nia.
Estaba menos interesada en la caza que en la crianza de perros y en
las exposiciones caninas. Lady fue quien me inici en ese fascinante
mundo. A mediados de la dcada de 1970, viajaba con ella a exposiciones
por todo el pas. Era una perra encantadora y tena mucho xito
con los jueces adondequiera que bamos. En 1976, Lady se haba clasificado
para la exposicin canina ms prestigiosa, la de Cruft's, en
Londres. El da que viajamos hasta el famoso centro de exposiciones
Olympia fue un momento que me llen de orgullo.
Encontr el mundo de las exposiciones caninas gratificante y extraordinariamente
divertido. Ante todo, era una gran red social, una
forma de conocer gente que comparta los mismos gustos. Dos de los
mejores amigos que hice fueron Bert y Gwen Green, una pareja bien
conocida en el mundillo, cuya lnea de perros, con el afijo Springfayre,
era enormemente popular. Bert y Gwen conocan mi inters por iniciarme
en la cra de perros. Fueron ellos quienes me regalaron a
Donna, una perra de tres aos, que era la abuela de Lady. Donna tena
todo lo necesario para ser una buena perra de base y me ayud a empezar
mi propia lnea de cra. Pronto me haba dado mi primera camada,
y me qued uno de los siete perros, al que llam Chrissy.
24
Chrissy era un ejemplar de exposicin que se convirti en un perro
de caza de mucho xito. Gan uno de los certmenes en la categora de
cachorros a la edad de ocho meses y se clasific tambin para Cruft's.
El momento lgido de mi vida con l sucedi en octubre de 1977, cuando le llev al Show Spaniels Field Day (Jornada de Campo para Spaniels de Exposicin), una prestigiosa muestra de perros de caza que se hubiesen clasificado para Cruft's. El concurso juzgaba los perros slo por sus capacidades de trabajo. Como suele decirse, no caba en m cuando Chrissy gan el premio como Mejor Springer de la Jornada.
Recuerdo vivamente el momento en que el juez me entreg la escarapela de ganador. "Bienvenida a la elite", me dijo. Despus de aquello sent verdaderamente que haba llegado a ser alguien en el mundo del perro.
Animada por este xito, segu mejorando mi lnea de cra gracias a dos perras de buena raza y creo que gan una reputacin bastante considerable.
Durante esta poca, siguieron aadindose nuevos ejemplares
a la coleccin de perros de la familia. Trgicamente, Donna muri
de un tumor en 1979, con slo ocho aos de edad, pero en el perodo
posterior tambin compr para mi hija una Cocker spaniel llamada
Susie, y cri perros con su hija Sandy.
Sin embargo, fue Khan, uno de los English springer spaniels que yo
haba criado, quien me proporcion mi mayor xito, al ganar en su
categora en muchos concursos y el premio Best of Breed (el mejor de
su raza). Era un perro maravilloso de hermosos rasgos, en especial el
tipo de rostro clido pero masculino que siempre estaban buscando los
jueces. En 1983 se clasific para Cruft's, emulando la hazaa de seis de
mis anteriores perros. Me dio un enorme placer que ganase en su categora.
Tambin en este caso me llena de orgullo recordar el momento
en que recib el diploma de ganador.
Como ya he explicado, conoc a personas maravillosas y afables que
me ensearon mucho. Pero la ms sabia de todas ellas fue sin duda Bert
. Green. Recuerdo que sola decirme: "Dudo que le hagas ningn bien
a la raza; pero no le hagas ningn dao". Con esta frase quera decir
que tenamos la responsabilidad de mantenemos fieles a los principios
de la fraternidad de criadores de perros.
Para m, criar perros conllevaba su propia serie de responsabilidades,
en especial porque casi todos los pocos perros que cri iban encontrando
acomodo, con todas las precauciones debidas, en hogares de
25
diversas familias. Era responsabilidad ma asegurar que estos perros
tuvieran temperamentos que convirtieran su posesin en un placer. As
que inevitablemente me haba pasado mucho tiempo adiestrndolos,
trabajando en lo que todo el mundo sola llamar "clases de obediencia".
Fue aqu donde el malestar que yo haba sentido durante tanto tiempo
sobre nuestra actitud hacia los perros realmente aflor. El recuerdo
de Purdey era una nube constante en el fondo de mi alma. Estaba
siempre preguntndome lo que haba hecho mal, cuestionndome si de
alguna manera la haba adiestrado incorrectamente.
Mi creciente malestar se vio alimentado por la desconfianza que senta
acerca de los tradicionales mtodos de adiestramiento por imposicin.
En mis tcnicas de adiestramiento no haba entonces nada radical
ni revolucionario. Al contrario, en la mayora de los sentidos era tan
conservadora como todos los dems adiestradores. Pasaba por la rutina
de adiestrar al perro a sentarse y a quedarse quieto empujndole las
nalgas hacia el suelo, a que se pusiera a mi lado con un tirn del collar
de ahogo y a seguirme. E inculcaba estas formas de disciplina mediante
los mtodos consagrados par la tradicin.
Sin embargo, a medida que pasaba cada vez ms tiempo adiestrando
perros, empez a tomar forma una molesta duda sobre lo que estaba
haciendo. Era como si una voz en el fondo de mi alma estuviera dicindome constantemente: ests obligando al perro a hacer esto; pero el
perro no quiere hacerlo. En realidad, yo haba detestado siempre la
palabra "obediencia". Tena la misma connotacin que "domar" en el
mundo del caballo. Simplemente pona de relieve la realidad de la situacin,
que lo que estaba empleando era un tipo de imposicin, una
forma de contrariar la voluntad del animal. En mi opinin, es como la
palabra "obedecers" en los votos de matrimonio. Por qu no usar
trminos como "colaborars", "trabajars junto a", "cooperars"?
"Obedecer" me resulta demasiado emotivo. Pero qu poda hacer al
respecto? No haba libros sobre cmo obrar de otro modo. Y quin
era yo para poner las cosas en duda? No haba ms vuelta de hoja; tenas
que tener a tu perro bajo control, no podas permitir que fuera
corriendo por ah completamente descontrolado. Es responsabilidad
nuestra, como lo es con nuestros hijos, hacerles socialmente responsables.
No tena una verdadera alternativa.
No obstante, fue en esta poca cuando empec con mis tentativas
para que el proceso de adiestramiento resultara ms benvolo cuando
26
fuera posible. Con esta idea en mente comenc a introducir sutiles
cambios en mi tcnica. El primero no supona nada ms complicado
que un simple cambio de lenguaje. Como ya he explicado, estaba
empleando los mtodos tradicionales de imposicin, incluyendo el llamado
collar de ahogo. En mi opinin, el nombre estaba mal puesto.
Usado correctamente, el collar. no deba nunca ahogar al perro, sino
tan slo controlado. Segn lo entenda yo, no tena sentido empleado
para dar tirones del perro hacia atrs. As que intent suavizar la terminologa
para conseguir suavizar la actitud de las personas.
Como parte del adiestramiento, enseaba a la gente a emplear la
correa para hacer un ruido ligero, un chasquido, que el perro reconociera
como seal anticipatoria antes de adelantarse a su dueo. Cuando
oa la correa, reaccionaba para evitar el ahogo. As que para m y mis
alumnos, eran collares de control ms que de ahogo. Fue un cambio
menor, pero la diferencia de nfasis era fundamentalIntent hacer lo mismo en el adiestramiento de las pautas junto al
amo. No aprobaba el mtodo que empleaba la mayora de la gente, que
supona coger la correa y derribar al perro. Crea que era un error. Mi
forma original de conseguir que se echase era hacer que el perro se sentara
y luego inclinarle suavemente hacia un lado retirndole la pierna
ms cercana al adiestrador. Siempre que poda, buscaba un mtodo ms
suave dentro de los parmetros tradicionales del trabajo.
Mientras lo haca, tuve mucho xito enseando a otras personas a
trabajar con sus perros. Pero los cambios que yo estaba consiguiendo
suavizando el enfoque eran muy pequeos. La filosofa central segua
siendo la misma.. Estaba obligando al perro a hacerlo. Siempre senta
que estaba imponiendo mi voluntad al perro en vez de conseguir que
hiciera por propia voluntad lo que yo quera. E intua que el perro no
saba por qu lo estaba haciendo. Las ideas que cambiaron todo esto
comenzaron a tomar forma a finales de la dcada de 1980.
En aquella poca, mi vida haba cambiado considerablemente. Me
haba divorciado, y mis hijos haban crecido y estaban camino de la
universidad. Yo misma haba estudiado psicologa y conductismo como
parte de una licenciatura en 'literatura y ciencias sociales en la
Universidad de Humberside. Tuve que dejar las exposiciones caninas a
causa del divorcio. Justo cuando la gente estaba empezando a respetar,...
me y yo a tener xito, todo me fue arrebatado de repente: fue muy frustrante.
De mala gana, tuve que desprenderme de algunos de mis perros.
27
Mientras tanto, mantuve un grupo de seis ejemplares. En la poca en
que nos trasladamos a una nueva casa en el norte del condado de
Lincolnshire en 1984, me faltaba el tiempo necesario que requiere el
exigente mundo del perro de competicin. Yo estaba trabajando demasiado
para mantener a mis hijos como para poder permitirme el lujo de
competir o criar a tiempo completo. Aparte de mis propios perros, mi
contacto con ese mundo qued reducido al trabajo que haca en un
refugio para animales que haba cerca de casa, el Jay Gee Animal
Sanctuary, y a escribir una pgina dedicada a las mascotas para un
peridico local.
Mi pasin por los perros sigui siendo tan grande como siempre. La
nica diferencia entonces era que tena que encauzarse en otra direccin.
Mi inters por la psicologa y el conductismo haba continuado
desde la universidad. El conductismo en particular se haba convertido
ya entonces en parte de la corriente dominante. Haba ledo a Pavlov y
a Freud, a B. F. Skinner y a todos los expertos reconocidos en este
campo y, para ser sincera, encontr mucho con lo que poda estar de
acuerdo. La idea, por ejemplo, de que cuando un perro te salta encima
est intentando establecer una jerarqua, y se te est subiendo encima
para ponerte en tu sitio. O la idea de que un perro se abre paso para
ponerse por delante cuando te diriges a una puerta porque est comprobando
que no hay moros en la costa, protegiendo la guarida, y cree
ser el lder.
Tambin comprend y acept la idea de lo que se llamaba "ansiedad
por separacin". El punto de vista de los conductistas era que un perro
destroza los muebles a mordiscos o destruye la casa porque est separado
de su dueo y esa separacin le causa un enorme estrs. Todas
estas cosas tenan pleno sentido y me fueron de gran ayuda. Pero en mi
opinin faltaba algo. Lo que yo segua preguntndome era: por qu?
De dnde sacaba el perro esa informacin? En aquella poca yo me
preguntaba si no estara loca por llegar siguiera a plantearme cosas
como stas, pero por qu un perro es tan dependiente de su amo que
le resulta estresante estar separado de l? Entonces no lo saba, pero
estaba considerando la situacin desde el punto de vista equivocado.
No creo exagerado decir que mi actitud hacia los perros -y mi vida cambi
una tarde de 1990. En aquella poca, tambin trabajaba con
caballos. El ao anterior, una amiga ma Wendy Broughton, cuya
yegua China, que anteriormente haba sido de carreras, la haba estado
28
montando yo desde haca bastante tiempo, me haba preguntado si
estaba interesada en ir a ver a un vaquero norteamericano llamado
Monty Roberts. Le haba trado la Reina para demostrar sus innovadoras
tcnicas con los caballos. Wendy le haba visto dar una exhibicin
en la que haba conseguido que un caballo que nunca haba sido ensillado
aceptase la silla, la brida y el jinete en menos de treinta minutos.
Era, al menos a primera vista, muy impresionante, pero ella segua
siendo escptica. "Debe de haber trabajado antes con el caballo", pensaba.
Estaba convencida de que haba sido pura chiripa.
Sin embargo, en 1990, Wendy tuvo la oportunidad de cambiar de
opinin. Haba contestado a un anuncio que Monty Roberts haba
insertado en la revista Horse&Hound. Estaba organizando otra exhibicin
pblica y peda caballos de dos aos que no hubieran sido ni ensillados
ni montados nunca. l haba aceptado la oferta de Wendy para
aplicar su mtodo a Ginger Rogers, su yegua zaina pura sangre. En
realidad para Wendy era ms un reto que una oferta. Ginger Rogers
era una yegua extraordinariamente obstinada. En secreto, estbamos
convencidas de que Monty Roberts estaba a punto de encontrar la
horma de su zapato.
Mientras una tarde soleada de verano viajaba al refugio para animales
Wood Green cerca de St Ives (condado de Cambridgeshire), intent
mantener la mente abierta, en gran parte porque tengo inmenso
respeto por el conocimiento que la Reina posee sobre los animales, en
especial sobre sus caballos y perros. Yo pensaba que, si ella crea en este
tipo, tendra que merecer la pena vede actuar.
Supongo que cuando se oye la palabra "vaquero", inmediatamente
se evocan imgenes de John Wayne, personajes de leyenda con sombreros
tejanos y zahones de cuero, escupiendo y maldiciendo a su paso
por la vida. La figura que apareci ante el reducido pblico aquel da
no poda hallarse ms lejos de aquel clich. Vestido con una gorra de
yquey, una pulcra camisa azul marino y pantalones beige, pareca ms
un caballero rural. Y nada aparentaba en l ser ostentoso ni chilln. De
hecho era muy callado y modesto. Pero haba indudablemente algo
carismtico e inslito en l. Enseguida descubrira hasta qu punto.
ramos unas cincuenta personas sentadas alrededor del corral circular
que se haba montado en la zona ecuestre. Monty Roberts empez
haciendo algunos comentarios sobre su mtodo y lo que estaba a punto
de mostrar. Sin embargo, los primeros augurios no fueron buenos.
29
Monty no saba que Ginger Rogers se encontraba detrs de l. Mientras
hablaba, ella empez a cabecear lentamente, casi sarcsticamente,
como si asintiera a lo que estaba diciendo. Todo el mundo se parta de
risa.
Por supuesto, cuando Monty se dio la vuelta, Ginger se detuvo. Pero
en cuanto se volvi para dar la cara al pblico, ella volvi a comenzar.
Wendy y yo nos dirigimos una mirada de complicidad. Estoy segura de
que las dos estbamos pensando lo mismo: se est enfrentando con ms
de lo que puede soportar. Mientras Monty recoga una cincha y
comenzaba con los prolegmenos de su nmero, nos sentamos esperando
que se armara la marimorena.
Precisamente veintitrs minutos y medio ms tarde, estbamos listas
para tragamos nuestras palabras. Ese fue el tiempo que tard Monty
no slo en tranquilizar a Ginger, sino tambin en que aceptase un jinete,
y en que controlase con facilidad a una yegua que sabamos con total
certeza que no haba sido nunca ni ensillada ni montada en su vida.
Wendy y yo nos sentamos all en un atnito silencio. Cualquiera que
nos viera aquel da habra visto la incredulidad reflejada en nuestras
caras. Nos quedamos en un estado de shock durante mucho tiempo despus.
Hablamos sobre ello durante das y das. Wendy, que haba
hablado con Monty despus de su maravillosa demostracin, incluso
construy una rplica del corral circular de marca registrada de Monty
Roberts y empez a aplicar sus consejos.
Para m tambin era como si se hubiera encendido una luz. Haba
muchas cosas que me haban calado muy hondo. La tcnica de Monty,
como sabe hoy todo el mundo, consiste en conectar -"unirse", como l
dice- con el caballo. El tiempo que pasa en el corral circular lo emplea
estableciendo una compenetracin con el caballo, comunicndose de
hecho en el propio lenguaje del animal. Su mtodo se basa en el trabajo
de una vida con los caballos y, an ms importante, en observados
en su ambiente natural. Lo ms impresionante de todo es que en su
mtodo no hay lugar para el dolor ni el miedo. Cree que si no pones al
animal de tu parte, cualquier cosa que hagas ser como una violacin,
que estars imponiendo tu voluntad a un ser reacio a aceptada. Y el
hecho de que l estuviera logrando hacer las cosas de modo distinto lo
mostraba claramente la manera en que se ganaba la confianza del caballo.
Daba mucha importancia, por ejemplo, al hecho de que pudiera
tocar al caballo en su rea ms vulnerable, las ijadas. Aquel da, mientras le vea trabajando al unsono con el caballo, mirando y escuchando lo que el animal le estaba indicando, pens: "Ha dado con ello".
Haba conectado con el caballo hasta tal extremo que ste le dejaba
hacer lo que quisiera. Y no haba en ello ninguna imposicin, ni violencia,
ni presin: el caballo estaba hacindolo por voluntad propia.
Pens: "Cmo demonios puedo hacer esto con los perros?". Estaba
convencida de que deba ser posible dado que los perros son como
nosotros cazadores-cobradores con quienes tenemos una conexin
mucho mayor histricamente. La pregunta del milln era: CMO?
31Captulo 3
Escuchar y aprender
Me doy cuenta ahora de que la suerte me estaba sonriendo en esta
poca. Si no hubiera empezado a ampliar mi propio grupo de
perros, estoy segura de que nunca habra visto lo que vi. En aquel
momento mi manada se haba reducido a un cuarteto de perros: Khan,
Susie y Sandy, y una Beagle que haba recogido, llamada Kim. Eran
una pandilla divertida, una maravillosa mezcla de caracteres. Sin
embargo, en aquel entonces yo estaba entrando en otra nueva fase de
mi vida. No tena ataduras, los nios haban crecido y acababa de perder
a mis padres. Libre de pensar sobre lo que quera hacer, decid dar
la bienvenida a mi hogar a una preciosa cachorrita negra de Pastor alemn
llamada Sasha.
Siempre me haba gustado la idea de poseer un Pastor alemn, a
pesar de ser una raza que ha tenido mala prensa. La gente los ve como
perros polica, animales agresivos que estn siempre atacando a la
gente; por supuesto, nada ms lejos de la verdad. Estereotipamos a los
perros exactamente de la misma manera que encasillamos a las personas.
Todos los Pastores alemanes son agresivos; todos los Spaniels son
estpidos, o a todos los Beagles les gusta vagabundear: quin no ha
odo cosas de este estilo? Pero es igual de ignorante que decir que
todos los franceses llevan boina o que todos los mejicanos van por ah
con sombrero charro: son tonteras. Mi renuencia a tener un Pastor
alemn no tena nada que ver con esto. Sencillamente no me consideraba
suficientemente experta como para trabajar con este tipo de perro.
Haba odo hablar mucho de su inmensa inteligencia, sobre cmo tenas
que estimular su cerebro, darles algo en lo que pensar. Siempre me
haba parecido que no tena el tiempo, la paciencia ni, desde luego, los
conocimientos para encargarme de uno de ellos. Pero en aquel momento
quiz s.
La llegada de Sasha a mi hogar marc un hito realmente decisivo.
Despus de ver a Monty Roberts en accin, yo saba que tena que
32
seguir su ejemplo y observar muy atentamente lo que hacan mis
perros. Tema que dejar de pensar que yo saba lo que les convena y
empezar a observarlos con atencin. En cuanto empec a hacerla, los
resultados no tardaron mucho en presentarse. Sasha era una perra
joven e increblemente activa. Mis dems perros reaccionaron a esta
exuberante nueva presencia de maneras diferentes. La Beagle, Kim,
simplemente la ignoraba. Khan, en cambio, estaba muy satisfecho
jugando con la recin llegada. No le importaba en absoluto que Sasha
le siguiera a todas partes, pegada a l da y noche. Fue Sandy, la Cocker
spaniel de mi hijo Tony, quien tuvo los problemas.
Desde el momento en que Sasha lleg a la casa, Sandy dej bien
claro que detestaba a esta recin llegada. Sandy, en honor a la verdad,
estaba envejeciendo, ya tena doce aos y simplemente no quera que
esta cachorrilla le estuviera brincando alrededor. Al principio intent
ignorarla apartando la cabeza, lo que a veces no era fcil porque Sasha,
con sus diez semanas, era ya ms grande que Sandy. Cuando esto no
funcionaba empezaba a gruir por lo bajo y a ensearle los dientes curvando
el labio para que Sasha retrocediera.
Mientras me sentaba y ponderaba lo que estaba sucediendo all me
di cuenta de que era algo que haba visto antes en otra perra ma, una
de mis Springer spaniels originales, Donna, o La Duquesa, como se la
conoca. Como este sobrenombre sugiere, haba en Donna algo propio
de la realeza. Cuando paseaba por la casa todo el mundo tena que
apartarse de su camino. Recuerdo que en una ocasin mi madre lleg
y se sent en el silln que Donna utilizaba. Donna haba estado echada
all enroscada tan feliz. En cuanto mi madre se sent a su lado, se
alz, levant la vista indignada y la empuj fuera del borde. Mi madre
acab en el suelo. Cuando se levant y volvi a sentarse, sucedi lo
mismo. Donna volvi a echarla. En aquel momento, por supuesto, nos
hizo muchsima gracia.
Mientras miraba a Sasha y a Sandy me di cuenta de que estaba sucediendo
de nuevo algo similar delante de m. Lo haba visto en el pasado
sin darme cuenta de lo que estaba viendo; pero ahora era como si lo
estuviera presenciando por primera vez. Era evidente lo que estaba
sucediendo: Sandy, como Donna, estaba intentando demostrar quin
era la jefa; estaba relacionado de algn modo con la posicin jerrquica.
Lo siguiente que not fue la intenssima representacin que mis
perros realizaban siempre que se encontraban. Si, por ejemplo, llevaba
33
a Sasha al veterinario para ponerle una inyeccin, cada vez que ella volva
a casa, inmediatamente ejecutaba esta representacin. Yo no saba
cmo llamado en aquella poca, pero ahora dira que era un saludo
ritualizado. Lama mucho las caras de los dems perros con las orejas
recogidas hacia atrs: siempre suceda lo mismo.
Al principio no consegua aclararme. En el caso de Sasha, no saba si
atribuido a exuberancia juvenil, al hecho de ser nueva en el grupo o a
alguna costumbre que ella haba aprendido antes de llegar a mi casa.
Afortunadamente la inspiracin que Sasha me proporcionaba no quedaba
limitada a sus acciones. En su aspecto me recordaba mucho a un
lobo. Haba ledo algo sobre manadas de lobos en el pasado; pero ella
me hizo examinado ms atentamente.
Saqu algunos vdeos sobre lobos, dingos y perros salvajes y qued
impresionada cuando vi inmediatamente este mismo tipo de comportamiento.
Me fascin ver que, situacin tras situacin, ellos tambin
realizaban este mismo saludo ritualizado. Estaba segura de que era algo
que tena que ver con la posicin social. Esa intuicin fue consolidndose
a medida que investigaba ms sobre la dinmica de la manada de
lobos, una comunidad en la que todo gira en torno a los lderes, o pareja
Alfa.
Analizar la pareja Alfa con mayor detenimiento ms adelante. Por
ahora explicar simplemente que los dos lobos Alfa son los ms fuertes,
sanos, inteligentes y experimentados de la manada. Su posicin
social se mantiene por el hecho de que son los nicos miembros de la
manada que se reproducen, asegurando as que slo sobrevivan los
genes ms saludables. El punto clave aqu es que la pareja Alfa domina
y dicta cada aspecto de la vida de la manada. El resto de la manada
acepta el gobierno de la pareja Alfa y se someten a ellos sin cuestionar
nada. Por debajo de la pareja lder, cada subordinado se conforma con
conocer su propia posicin y funcin vital dentro de esta jerarqua.
Viendo documentales de lobos, era obvio que los saludos rituales
que estaba contemplando estaban todos relacionados con los lobos que
eran, al parecer, la pareja Alfa. Los lobos que parecan ser los que mandaban
no laman las caras de los dems lobos; todos los dems les laman
a ellos la cara. Estos lametones eran tambin de naturaleza muy
concreta: eran casi frenticos y se centraban en la cara. Haba otros
indicios tambin en el lenguaje corporal. Los Alfas tenan un mayor
nivel de confianza, una superior altivez y mantenan un porte distinto;
34
lo ms notable era que llevaban la cola mucho ms alta que los dems.
Los subordinados tambin emitan sus seales. Algunos simplemente
colocaban el cuerpo por debajo de sus lderes. Otros, se supone que los
subordinados ms jvenes y de menor rango, ni siquiera se adelantaban
tanto, simplemente se quedaban atrs. Era como si slo ciertos lobos
tuvieran derecho a lamer al lder, y otros no.
De nuevo, enseguida me di cuenta de que ya lo haba visto antes. La
Duquesa, mi perra Donna, se comportaba exactamente de la misma
forma autoritaria. Pero fue cuando volv a estudiar a mi manada cuando
las semejanzas se hicieron realmente obvias. Inmediatamente empec
a ver de nuevo lo mismo. Observ que era como si hubiera reyes,
caballeros y siervos. Estaba claro que los perros de menor nivel eran
colocados en su sitio por quienes estaban por encima de ellos, exactamente
igual que dentro de la manada de lobos. Nunca haba establecido
esta relacin. De repente, me di cuenta de que los perros eran
iguales. Represent para m un gran avance.
Tambin fue Sasha quien me proporcion la prueba ms poderosa.
Ya estaba claro para m, por ejemplo, que ella haba adquirido una posicin
ms alta dentro de la manada. Haba aumentado de tamao y de
confianza lo suficiente para ignorar las protestas de Sandy. Al mismo
tiempo, Sandy se haba vuelto ms resignada con la situacin. Apartaba
la cabeza, agachaba el porte y bajaba la cola.
El cambio de poder era ms evidente a la hora de jugar. Cuando yo
lanzaba la pelota o el juguete que estuviramos usando, le tocaba a
Sasha cobrado. Los dems lo perseguan y brincaban alrededor de l
cuando caa al suelo, pero no haba discusin sobre a quin corresponda
el papel de recoger la pelota. Y si otro perro se acercaba a ella una
vez que la haba recogido, Sasha le echaba una miradita, y todo su lenguaje
corporal gritaba: "Es ma, as que retrocede".
En comparacin, el lenguaje corporal de Sandy era sumiso; a medida
que esta interaccin continuaba, su cuerpo se agachaba cada vez
ms. De hecho, Sandy haba abandonado la lucha y permitido que
Sasha se impusiera como jefa de la manada. La perra ms joven haba
dado, si se quiere, un golpe de Estado incruento.
Por supuesto, mis perros no estaban exhibiendo siempre este fascinante
comportamiento. Haba veces en que estaban felices uno en
compaa de otro. Empec a comprender que esta jerarqua se reforzaba
slo en momentos especiales. As que el siguiente paso era averi-
35
guar exactamente cundo tena lugar esta comunicacin. Not que esto
suceda conmigo siempre que llegaba a casa. Pero observando a los
perros ms atentamente, vi que el mismo tipo de comportamiento se
repeta conmigo siempre que otra persona se presentaba en la puerta
de la calle. Cuando entraba el visitante, los perros se congregaban a mi
alrededor. Se ponan muy excitados, corran a la puerta, correteaban
frenticamente alrededor de los visitantes. Todo el tiempo que hacan
esto, estaban interaccionando, relacionndose, repitiendo este comportamiento
ritualizado. Vi que lo mismo volva a suceder cuando sacaba
las correas y nos preparbamos para dar un paseo. Todos ellos se
excitaban y agitaban, dando saltos y volviendo a interaccionar entre
ellos mientras nos preparbamos para salir de casa.
Una vez ms, estudi la manada de lobos y una vez ms volv a observar
lo mismo. En el caso de los lobos este comportamiento ocurra
mientras la manada se preparaba para salir de caza. Correteaban por
todos lados y competan para ocupar determinada posicin; pero al
final era la pareja Alfa la que mantena erguida la cabeza y alta la posicin
de la cola. Y eran siempre ellos quienes guiaban a la manada en
busca de la presa.
Me di cuenta de que los lobos estaban volviendo a establecer quin
era all el jefe. El lder recordaba a los dems que su papel era guiarles
y el de ellos seguirle. sta era la jerarqua y tenan que atenerse a ella
para sobrevivir. Mi manada estaba haciendo evidentemente lo mismo.
Pero lo que en realidad me interesaba en aquel momento era el hecho
de que me incluyeran a m. Por la forma en que mis perros reaccionaban
a mi alrededor estaba claro que yo formaba, de algn modo, parte
de este proceso. Y de todos mis perros, ninguno se inclinaba tanto a
implicarme en el proceso como Sasha.
Si salamos de casa, Sasha se pona siempre delante de m. Se me
atravesaba, cerrndome el paso. Aunque poda atrasarla con la correa,
siempre quera ir delante. Pareca creer que era natural que ella fuera
la primera. Igualmente, si haba un ruido fuerte u ocurra algn acontecimiento
inesperado mientras estbamos de paseo -la aparicin de un
perro delante de nosotros, por ejemplo-, ella se colocaba delante de m
en una postura muy protectora. Tambin ladraba con mayor furia que
los dems cuando se vea a alguien pasar junto a la casa o cuando el cartero
o el lechero se acercaban a la puerta. Y; a diferencia de los dems,
no pareca haber modo de que se calmase en estas situaciones.
36
Si soy sincera al respecto, estaba en parte preocupada por este comportamiento.
Me recordaba un poco a Purdey, que tambin tena este
hbito de corretear delante de m. Durante cierto tiempo una parte de
m tema que pudiera fallarle nuevamente a mi perra. Pero afortunadamente
esta vez percib lo que estaba sucediendo. De nuevo, los recuerdos
de Donna me dieron una primera pista. Record cmo se haba
comportado aos antes cuando haba acogido temporalmente a Shaun,
un nio pequeo. Siempre que l se echaba en una manta que yo le
pona en el suelo, Donna se echaba junto a l ponindole la pata encima
de una de sus piernecitas. Si l se la quitaba dando una patadita, ella
la volva a poner. Estaba actuando claramente como protectora suya,
vigilndolo en todo momento. Entonces me di cuenta de que, igual
que Donna haba sentido que el nio era responsabilidad suya, de
algn modo Sasha tambin deba estar sintiendo que ella tena un papel
que desempear cuidando de m. Por qu si no me daba un trato tan
particular cuando entraba por la puerta o cuando reciba visitas? Por
qu si no se volva tan hiperactiva cuando la sacaba de paseo?
Ahora me doy cuenta de que muchos de mis errores se deban al
condicionamiento que tenemos como seres humanos. Como casi todos
los dems habitantes humanos de este planeta, yo haba dado por
supuesto que el mundo giraba en torno a nuestra especie, y que las
dems especies de alguna manera encajaban en nuestro gran plan.
Haba dado por supuesto que, siendo yo el ama de los perros, tena que
ser tambin su lder. Ahora, por vez primera, empezaba a preguntarme
si era as verdaderamente. Empezaba a preguntarme si Sasha estaba
intentando cuidar de m.
Toda la informacin que reciba de mis perros era reveladora. Pero
ste fue para m el conocimiento ms sensacional de todos. Me oblig
a volver a evaluar por completo mi forma de pensar. Y fue entonces
cuando empec a caer en la cuenta. Pens: "Espera un momento, y si
yo estuviera estudiando esta situacin desde el lado equivocado? Y si
estuviera imponiendo a esta situacin un marco ms bien arrogante,
presuntuoso -y tpicamente humano-? Y si, en cambio, trato de imaginrmelo
desde el punto de vista del perro, y ste, en vez de pensar
que depende de nosotros, piensa exactamente lo contrario, que es responsable de nosotros? Y si cree ser el lder de una manada en la cual
nosotros somos tambin subordinados? Y si cree que su tarea consiste
en protegernos, en mantener nuestro bienestar, en vez de ser al
37
revs?". Pensando as, muchas cosas encajaron de repente. Record la
ansiedad por separacin. En vez de un perro preocupado dicindose
"Dnde est mam (o pap)?", tenamos a un perro intranquilo que se
deca" Dnde estn estos malditos nios?". Si usted tuviera un hijo de
dos aos y se diera cuenta de que no sabe dnde est, no se volvera
loco de preocupacin? Los perros no estaban destruyendo la casa por
aburrimiento: era por puro pnico. Cuando su perro le salta encima
cuando entra en casa, no es porque quiera jugar con usted, sino porque
est dndole la bienvenida a su vuelta a la manada de la que l se considera
el jefe.
En muchos sentidos me senta como una tonta. Haba cometido el
error que las personas cometemos tan a menudo en nuestro trato con
los animales. Haba dado por supuesto que mis perros no tenan su
propio lenguaje. Cmo iban a tenerlo? Vivan con nosotros... Haba
supuesto que ellos comprendan que estaban viviendo conmigo en una
casa. No se me haba ocurrido pensar que las reglas por las que se estaban
rigiendo les haban sido dictadas cuando eran salvajes. En pocas
palabras, les haba impuesto restricciones humanas: haba permitido
que la confianza diera asco. No puedo decir que la idea se me ocurriera
como un destello cegador, ninguna manzana cay de ningn rbol,
ni rasg el cielo rayo alguno, pero desde aquel momento cambi toda
mi forma de pensar.
38Captulo 4
Tomar el mando
En pocos meses haba conseguido aclararme ms de lo que hubiera
credo posible. Tomndome el tiempo necesario para ver a mis
perros relacionarse entre ellos, escuchando lo que me estaban diciendo,
haba adquirido algunos conocimientos convincentes. Comportamientos
que yo haba visto en el mundo salvaje los repetan a diario mis perros en
mi propio hogar. Haba empezado a ver cmo imponan a otros su
voluntad, cmo mostraban supremaca, cmo manifestaban predominio.
y no haba gritos, ni azotes, porque los perros ni gritan ni golpean.
A partir de la observacin de mis perros, haba conseguido establecer
tres claras ocasiones en las que interaccionaban entre s: en
momentos de peligro aparente, cuando iban de paseo y cuando se volvan
a reunir. En cada uno de estos momentos, observ que ciertos
perros eran puestos en su sitio, que el lder afirmaba su autoridad y los
subordinados la aceptaban. Lo que {quera saber entonces era: cmo
podra yo dar un paso ms?
En mi opinin, el aspecto ms inspirador del trabajo de Monty
Roberts era la forma en que era capaz de reproducir el comportamiento
de un caballo aunque l fuera un ser humano. Saba que tena que
intentar seguir su ejemplo e imitar el comportamiento de mis perros.
Quera ver en qu medida cambiara la situacin si yo tomaba el mando
del modo en que un lder lo hara en la naturaleza. Adems, y esto era
crucial, quera descubrir si era algo que convena hacer. Habra algn
efecto colateral? Cmo repercutira en el bienestar y en la calidad de
vida de los perros? Teniendo esto presente, saba que el reto ms
importante era desarrollar una forma para llevar a los perros a tomar
decisiones por su propio libre albedro. Como dice Monty, yo quera
una situacin en la que, si hubiera una reunin, yo seda elegida presidenta.
Era una tarea desalentadora.
Saba de antemano que dos elementos eran de suma importancia.
Pronto los llam "las dos Ces". Tena que ser coherente y tambin
39
tena que mantener la calma. Durante generaciones se nos ha enseado
a inculcar obediencia a nuestros perros 1adrndo1es las rdenes.
Todos hemos usado palabras como sitz, aus ,platz, ven. Yo misma las he
usado. Los perros las reconocen bien, pero no porque comprendan el
significado de las palabras. Simplemente aprenden a establecer asociaciones
con los sonidos si se emplean reiteradamente. En mi opinin, su
eficacia prueba slo el valor de la coherencia al dar informacin a tu
perro. En todos los dems sentidos, hablar a voz en grito es una forma
infalible de crear un perro neurtico.
Mientras me preparaba para dar el siguiente paso, 10 que suceda a
mi alrededor reforzaba esta sensacin. En el parque al que sola llevar
a mis perros a hacer ejercicio, recuerdo a un hombre que llevaba all a
su Dobermann con el mismo fin. Cualquier perro que se acercara al
Dobermann era recibido por los gritos del amo, que blanda al mismo
tiempo su bastn. Casi en cuanto empezaba a hacerla, su perro empezaba
tambin a gruir y a querer morder. Not que, en cambio, la
gente que estaba relajada y contenta con sus perros tenda a estar a
cargo de animales que permanecan relajados y contentos mientras
jugaban. Esto me llev a pensar en la naturaleza del 1iderazgo que
deba proporcionar, y enseguida me di cuenta de que la calma pareca
ser un requisito fundamental por todo tipo de razones.
Tanto en el mundo humano como en el de los perros, la forma ms
elevada de liderazgo es la de tipo silencioso, inspirador. Pinsese en los
grandes personajes de la historia: Gandhi, Toro Sentado, Mande1a...
todos ellos hombres enormemente carismticos, pero tranquilos.
Aquel famoso verso del poema "Si..." de Kip1ing siempre se me viene
a la cabeza cuando pienso en las cualidades del lder:
"Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila,
cuando todo a tu lado es cabeza perdida... "
Cuando te 1o piensas, resulta evidente. Un lder que parezca trastornado
o nervioso es un lder que no inspira confianza, un lder en el que
es ms difcil creer. Desde luego, es un principio que se reconoce en las
manadas de lobos: en ellas los lobos Alfa exhiben una serenidad que
raya a veces en el desdn.
Yo saba que si iba a empezar a comunicarme en e11enguaje de mis
perros y, an ms importante, si iba a ser elegida lder, tena que empe-
40
zar a comportarme del modo que los perros asociaran con el liderazgo.
No soy por naturaleza una persona ni fuerte ni silenciosa, as que
necesitaba adoptar un ligero cambio de personalidad en compaa de
los perros. Comparado con la transformacin que vera enseguida, se
trataba de un cambio menor.
Mis primeros intentos comenzaron una lluviosa maana de entre
semana. Recuerdo que estaba diluviando, y pensaba en lo fcil que sera
esperar un da de sol para empezar este radiante comienzo. Pero ya
estaba impaciente por empezar. Y me haba acostado la noche anterior
decidida a probar algo al da siguiente. Debo admitir que estaba llena
de dudas. No tena ni idea de si iba a funcionar. Me senta en parte
como una tonta. Me dije: "Espero que no venga nadie esta maana".
Pero segn bajaba las escaleras, supe que no tena nada que perder.
La gente se imagina que siempre he hecho que mis perros se comporten
exactamente como yo quera. Nada ms lejos de la verdad. En
aquella poca, mi manada ms bien daba mucho la lata, y lo que es
peor, no tenan modales. Cuando volva a casa, daban saltos y se me
suban igual que cualquier otro perro; poda llegar a ser increblemente
irritante. A veces iba cargada con la compra o llevaba puesto un conjunto
bonito y se me echaban encima a todo correr. Por eso, lo primero
que decid abordar fue la reconfiguracin de la manada.
Planendolo todo mentalmente la noche antes de empezar, haba
decidido imitar el comportamiento de los Alfa e ignorarles. No era,
claro est, la cosa ms fcil del mundo. Pero enseguida me di cuenta de
que tena a mi disposicin ms instrumentos de los que haba pensado.
Como somos criaturas dotadas de habla, usamos demasiado las palabras.
Olvidamos que tambin conocemos una enorme cantidad de lenguaje
corporal. Si alguien se aparta de ti, por ejemplo, sabes lo que
quiere decir. Igualmente, si entras en una habitacin atestada y alguien
aparta la vista, percibes directamente un claro mensaje. Los perros
emplean tambin este mismo lenguaje, en especial el contacto ocular.
Enseguida me di cuenta de que poda usarlo eficazmente. As que cuando
baj aquella maana y dej entrar a los perros en la cocina, comenc
a comportarme de modo diferente. Cuando empezaron a subrseme
dando saltos no les dije que se bajaran, cuando se portaban mal no les
castigaba haciendo que se fueran a echar a su rincn. Durante los primeros
pocos minutos de aquel da me asegur de no entrar ni siquiera
en contacto ocular con ellos. Simplemente los ignor.
41
Debo confesar que al principio era algo forzado. Estaba cortando
con una actitud arraigada que me haca querer interaccionar con los
perros siempre que poda. No estoy segura de cunto tiempo podra
haberlo mantenido si no hubiera obtenido resultados casi inmediatos.
El impacto fue evidente uno o dos das despus de comenzar este
nuevo rgimen. Para mi asombro, en poqusimo tiempo dejaron de saltarme
encima y de empujarme. A medida que repeta el procedimiento
cada vez que me reuna con ellos, se volvieron ms y ms
respetuosos. Segn fue avanzando la semana, empezaron a apartarse y
a dejarme entrar sin molestarme.
Estoy segura de que su aceptacin se increment por el hecho de
que hubo inmediatos beneficios para ellos. Dejndome el espacio corporal
que yo necesitaba, apreciaron un marcado cambio en el ambiente
durante las ocasiones en que yo estaba con ellos: estaba encantada de
verles. Los perros aprendieron que cuando quera estar con ellos, era
tiempo de calidad. El conductismo me haba enseado que se debe
ignorar el comportamiento indeseable y excesivo, pero al mismo tiempo
no se debe dejar de alabar el positivo, as que reforc esto deshacindome
en atenciones, pero con serenidad, cuando venan a m. En
poco tiempo, los perros slo se me acercaban cuando se lo peda, y no
cost mucho tiempo: sucedi en menos de una semana.
El primer paso de prueba se haba demostrado tan eficaz que saba
que haba dado con algo importante. Pero enseguida me di cuenta de que
una sola cosa no iba a transmitirles el mensaje. Decid abordar los momentos
de peligro aparente, y especficamente la llegada de extraos a
la manada. Igual que otros perros, los mos solan ladrar incesantemente
cuando alguien llamaba a la puerta. Cuando haca pasar al visitante,
inmediatamente quedaba rodeado de perros, subindosele por
todos lados y armando un escndalo terrible. Yo gritaba: "Quietos,
silencio". Pero ahora me daba cuenta de que en vez de aplacarlos, estaba
exacerbando la situacin. De nuevo, pens en Kipling; saba que
tena que "guardar en mi puesto la cabeza tranquila", mantenerme en
calma y ser coherente.
Esta vez decid decir a la gente que ignorase a los perros cuando
entrara por la puerta. A los perros que continuaban saltando a las visitas,
me los llevaba a otra habitacin. Por supuesto, algunas personas
pensaron que yo estaba loca. Para ellos, lo ms natural del mundo era
saludar al perro, especialmente si era muy bonito. Mis amigos y mi
42
familia haban estado acostumbrados, claro est, a hacer mimos a
Sasha, Khan, Sandy y Kim. Pero estaba decidida a tener la oportunidad
de verificar mis teoras e insist en que hicieran lo que yo les peda.
Los primeros signos fueron suficientes para convencerme de seguir
con ello. Nuevamente, en pocos das, las cosas empezaron a calmarse.
Pronto los perros se conformaban con ladrar en vez de correr hasta las
visitas, subrseles y arremolinarse a su alrededor. Una vez ms los
perros captaron lo que se les estaba pidiendo casi enseguida. Por supuesto,
no me poda creer que fuera tan sencillo; en parte lo atribua
al hecho de que tanto Sandy como Khan estuvieran envejeciendo.
Estaba segura de que era significativo el hecho de que el perro que me
daba mayores muestras de respuesta fuera Sasha, la ms joven de la
manada, y adems una Pastora alemana. Nunca pens: "Tengo razn,
tiene que haber motivos para que esto est funcionando". Me estaba
cuestionando cosas todo el santo da. Sin embargo, a pesar de todo esto,
no puedo negar que era una sensacin fantstica. Estaban transformados,
parecan ms contentos, ms tranquilos, y verlo era un placer.
Lo siguiente que quera abordar eran las salidas de paseo. La hora de
paseo era entonces, con toda sinceridad, bastante catica. Siempre que
salamos, los perros correteaban a mi alrededor, tirando de la correa.
En muchos sentidos, la situacin resuma a la perfeccin el error nefasto
en el adiestramiento tradicional. Creo que les haba inculcado
muchos buenos hbitos mediante el adiestramiento de obediencia,
pero si soy sincera conmigo misma, cuando salamos, o eran como
robots o hacan su santa voluntad: o todo o nada. No quera eso, y me
pareca que deba de haber una forma de conseguir un modo de cooperacin,
una situacin en la que pudiera hacerles acatar las normas
cuando quisiera y en la que ellos pudieran disfrutar de la libertad de
correr adonde quisieran cuando fuera posible. Saba que la mejor
forma de control era el auto control. Pero cmo inculcado?
En vez de ponerles la correa y dejarles dar saltos por todos lados
como locos, pens que volvera a calmar la situacin por completo.
Como ahora haca cada vez ms, me detuve a pensar en la analoga con
la manada de lobos. Observ cmo la pareja Alfa permita a sus subordinados
corretear a su alrededor durante un breve perodo, pero que
con el tiempo todos se calmaban y ellos podan guiar la cacera de
manera ordenada. As que la primera vez que reun a los perros para
dar un paseo, no intent impedir que se excitaran: todo lo contrario.
43
Pensando nuevamente en los principios de la manada de lobos, me di
cuenta de que los perros tienen que excitarse porque, para ellos, ste es
el preludio de una cacera y su cuerpo tiene que estar bombeando adrenalina.
Lo que estaba intentando hacer era no luchar contra su instinto,
sino seguirlo.
Pero la diferencia esta vez era que, despus de ponerles la correa, no
haca nada, slo me quedaba all, esperando impasiblemente, en calma
y en silencio, antes de salir por la puerta. De nuevo, el sereno liderazgo
que estaba yo mostrando daba resultado, y los perros se tranquilizaban
por completo. Luego descubr que, durante el paseo, tena que
seguir mostrndoles mis credenciales como lder. Antes, como a tantos
otros propietarios, los perros me arrastraban por la calle, experiencia
que nunca me result especialmente agradable. Sin embargo, descubr
que si, cuando empezaba el obligado tirn, yo me esperaba, los
resultados eran sorprendentes. Los perros enseguida se daban cuenta
de que no haba que apagar un incendio, que no haca falta correr, y
una tras otra todas sus correas se iban aflojando a medida que dejaban
de tirar y se volvan a mirarme. Era la primera vez que lo hacan, y me
dio el nimo que necesitaba para continuar de este tenor. Haba sido
una lucha de voluntades, y les haba convencido.
Entonces empec a preguntarme si el mismo procedimiento funcionara
cuando estuvieran sueltos, sin correa. Antes, mis perros se dispersaban
a los cuatro vientos y luego demostraban tener "odo
selectivo": acudan a mi llamada perfectamente bien en ciertas ocasiones,
pero si estaban distrados con un conejo o con otro perro, mis ftiles
intentos de congregarlos resonaban por los campos. En ocasiones,
he visto a perros volver pasado el rato, slo para ser golpeados por su
frustrado amo. Siempre pens que sta era una seal confusa para el
perro: no le hara a usted dudar de volver si supiera que iba a recibir
una paliza? Cualquiera que haya intentado coger a su perro para
ponerle la correa, sabr que a veces el perro puede traerle al retortero,
que espera que el amo se acerque y luego vuelve a echar a correr.
De nuevo, la observacin de la manada de lobos me dio la solucin
para el problema del odo selectivo. Sabiendo que el lobo Alfa conduce
a la manada en la cacera, consider la situacin desde el punto de
vista del perro. Si se crea que era el Alfa, supondra que estaba conduciendo
la cacera. En tal caso, la tarea del amo, como subordinado, no
sera llamar al perro para que volviera, sino seguirle como miembro
44
que era de la manada. Animada por la respuesta positiva que haba
obtenido trabajando con las correas, decid mostrar a mis perros que yo
conduca la cacera tambin sin correas.
No me entusiasmaba la idea de comprobar esta teora en campo
abierto, pero afortunadamente tena suficiente espacio en mi jardn para
empezar. Llamndoles a mi lado y recompensndoles por hacerla inmediatamente,
eliminaba la confusin que se produce cuando los amos castigan
a sus perros por tardar en acudir. De nuevo, los perros aprendieron
enseguida, todos excepto Kim, la Beagle. Una de las veces segua sin
responder a la llamada, prefiriendo olisquear por el jardn. Frustrada,
me di la vuelta y me dirig a la puerta de la casa, decidida a dejarla all
fuera. Cuando llegu a la puerta, mir atrs y vi a Kim corriendo a todo
correr para entrar. Qu descubrimiento! A partir de entonces, si Kim
no vena cuando se lo peda, me daba la vuelta y me encaminaba a la
casa; despus de lo cual, ella me segua. Los perros son, por naturaleza,
animales de manada, y si se les da la opcin de irse solos o volver a la
manada, eligen siempre la manada.
Era un gran adelanto. Era como si mantuviera sujetos a los perros
con correas invisibles. La diferencia era pasmosa: de nuevo, al cabo de
una semana, ms o menos, seguan disfrutando de su libertad, pero
ahora lo hacan sin alejarse nunca demasiado de m. Y cuando quera
congregar de nuevo la manada para volver a casa aceptaban al instante
las mnimas instrucciones que les daba. Debo admitir que no caba
en m.
No quisiera dar la impresin de que todo esto sucedi fcilmente, de
que todo encaj al instante: no fue as, puedo asegurrselo. Al intentar
desarrollar mis ideas, algunas cosas simplemente no funcionaban. En
especial, descubr que cualquier intento de combinar mis nuevas prcticas
con elementos del antiguo adiestramiento de obediencia hacan
ms mal que bien. Cuando pens en incorporar objetos como discos,
clickers y orejeras, me di cuenta de que "esto era simplemente confuso".
y si a m me pareca confuso, qu les parecera a mis perros?
Me doy cuenta ahora de que estaba actuando como solemos hacer
los seres humanos: estaba complicando en exceso las cosas. Pensaba
una y otra vez: "Tiene que haber algo ms, no puede ser tan sencillo",
y buscaba continuamente otras cosas. Per