sabaté mujer geografía y feminismo

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    Mu/en geografa yfeminismoAna SABAT MARTNEZ

    1. LAPARTICIPACINDE LAMUJER EN LASCIENCIASSOCIALES: POSICIN DELA GEOGRAFA HUMANA

    Desdehacealgn tiempono hepodidoevitarunacierta incomodidadal ver cmo la mayora de las ciencias sociales vienen realizando traba-

    jos deinvestigacin centrados en la mujer, mientras que la Geografa seha mantenido al margen de tal proceso. Lapregunta queesto plantea es

    porqu no ha ocurridoalgo semejanteen la Geografia Humana? exis-ten dificultades reales para profundizarenlos comportamientos espacia-lesespecficos de la mitad de la humanidad? Acaso la razn deesa au-sencia radica en la estructura del pensamiento geogrfico o por el con-trario en la organizacin acadmica? Elobjetivode estas pginasesbus-car respuesta a tales preguntas.

    La participacin de la mujeren el quehacer cientficoincluye dos as-pectos diferentes: su incorporacincomoagente de la ciencia, a travs dela Universidad, investigaciny enseanzaen general; y su presencia comoobjeto de investigacin cientfica. El camino recorrido por las restantes

    ciencias sociales ponede manifiestoque el segundoaspecto slocobra suautntica dimensin cuando la propia mujer se incorpora a las tareasinvestigadoras.

    La contradiccin surge cuandoen la geografa espaola se comparalaimportante participacin numrica de la mujer enla Universidad actual(Garca Ballesteros, 1982) con el vaco total de temas especficos deinvestigacin.

    M. A. Durn(1981) hapuesto de manifiesto el peligro de estas situa-ciones cuando afirma que

    e l acceso a las aulas nosignifica la incorporacin activa al conocimiento.., que...

    Anales de Geografa de la Universidad complutense, nm. 4. Ed. Univ. Complutense, 1984

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    puede convertirse en una nueva formade colonizacin, en un conocimiento sobre

    s y sobre los otros desde los otros (pg. 64).

    La mujer tiene dos alternativas ante el conocimiento cientfico acu-miado: el simple aprendizaje delmismo, sin someterlo a crticaalgunay reproduciendo las pautas ya creadas, o bien una segunda va msdif-cil que consiste en:

    recibir la herenciacultural corno lo que e s, como una herencia preciada pero par-cialmente ajena... En la bsqueda de nuevos conocimientos y en la recepcin cr-ticade los producidos anteriormente tendr que crear nuevos conceptos,nuevastcnicasd e investigacin, nuevos programas deestudio (pg. 65).

    Es evidenteque en la Geografa Humana se ha optado porla primerava, lo que a su vez explicael escaso desarrollo de investigacionescentra-dasen la mujer.

    Sin embargo, una revisin ms exhaustiva ha puesto de manifiestoque existe una larga serie de trabajos en la literatura anglosajona peroque, en general, han tenido muypoca difusiny nulas repercusiones so-bre la geografia espaola. Enconsecuencia se ha partido de analizar lostrabajosyarealizados para poder demostrar siesposible eincluso nece-sarioun planteamiento diferenteque seacapazdeinvestigar loscompor-tamientos espaciales especficos de hombres y mujeres.

    2. PENSAMIENTO GEOGRFICO YMUJER

    El anlisis de las investigaciones geogrficas sobre la mujer se inscri-be dentro de unas coordenadas muy claras en cuanto a cronologa, me-dios de difusin y tendencias conceptuales, por loque es degranintersdetenerse en cundo, cmo y dnde van apareciendo estos temas; no seanalizan sin embargo los contenidos concretosde la investigacin reali-zada, aspecto que se ha desarrollado con carcter monogrfico fuera deeste articulo (Sabat, 1984).

    Destacaen primer lugar el volumen dematerial publicado, queha re-sultadoms abundante de lo que se poda pensara priori, dadasu totalausenciadela geografia espaola y delmarco institucionalde los congre-sos internacionales y UGT; el material existe, pero est escasamente di-fundido y,sobretodo, los temas desarrollados nohan tenidoecoenla co-munidad cientfica de gegrafos, lo cual dista mucho de ser un hechocasual.

    En segundo lugar, la casi totalidad de trabajos se vinculan a la geo-grafa anglosajona, permaneciendo la escuela francesacasi porcompleto

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    al margen del proceso, lo cual tambin requiere alguna explicacin.Porlo que se refiere a la cronologa, los primeros artculos hacensu

    aparicin en 1973 (Bruegel, 1973; Burnett, 1973; Zelinsky, 1973, a y b)para irhacindose progresivamente ms abundantes afinalesdela dca-

    da delos setenta y principios de los ochenta;lasecuenciaconcretade apa-ricinde los trabajos recogidoses la siguiente:

    Ao de publicacin N. de trabajos % del total

    1973

    1974

    1975

    1976

    1977

    1978

    1979

    1980

    1981

    1982

    1983

    1

    1

    1

    1

    1

    15

    8

    7

    7

    21

    3

    5 , 9

    4 , 7

    3 , 5

    3 , 5

    1 0 , 6

    1 7, 6

    9 , 4

    8 , 2

    8 , 2

    2 4 , 7

    3 , 5

    85 1 0 0 , 0

    Estaevolucin debede relacionarse condoshechos: la repercusin de

    los movimientos feministas enel mbito cientficoya que,como afirmanBowlby, Foord yMackenzie(1982),las reivindicaciones y movimientos so-ciales de los aos sesenta cristalizaron durante los setenta en la exten-sin de unos temasde investigacin hastaentoncesinditos.

    Por otra parte se debe de inscribirenun proceso general de evolucindel pensamientogeogrfico, demodo que slo la aparicin de determina-das tendencias permiti dedicar una atencin especfica atemas relacio-nados con la mujer dentro de la geografa, como se ver ms adelante.

    Antes de desarrollar este puntoconviene hacer unas consideracionesacerca de los medios en que se han difundido la serie de trabajos

    analizados.Los artculos pioneros, entrelosque se incluyenalgunos de losque tie-nen una base conceptual ms slida (Bruegel, 1973; Burnett, 1973) apa-recen dentro de la revista Antipode (ver tambin Everitt, 1974; Hayford,1974; Helms, 1974); junto a estas colaboraciones estn las aparecidas en

    Como muestra de este escaso inters hay quesealar que en el Coloquiocelebrado enToulouse sobre Mujeres, Feminismo e Investigacin (diciembre de 1982) se presentaronun total de 137 comunicacionesagrupadas en diveresas categorias cientficasdelas queslocuatro estaban incluida en el grupo Mujer y Espacio (ver Actas del Coloquio).

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    la revista britnica Area que se destaca por el volumen total y la conti-nuidad en su aparicin, aun siendo ms tarda, con lo que se conviertedesde mediados delos setentaenelvehculo de difusindel pensamientoy actividades del grupo de trabajo Women andGeography que funcio-na dentrodet Instituto de Gegrafos Britnicos.

    Por el contrario, en la radical francesa Herodote no ha aparecidonun-caun artculodel tema analizado,que scvincula asenlosprimerosaosa las revistas radicales anglosajonas con carcter exclusivo.

    A finales delos aos setenta lostemas relacionados con la mujervancobrando progresiva importancia en revistas de ms amplia difusin:

    Jaurnal ofCeographydedica un nmeromonogrfico de 1978 (nc77, sep-tiembre-octubre) a losaspectos relacionados con la enseanza, incidien-do sobre todo en lanecesidad de crear unos curriculos geogrficosno se-xistas, ascomoenel desarrollo enla Universidadde cursosdegeografa

    que versen especialmente sobre la mujer.Por otra parte, The Professional Geographer, como rganode difusin

    de la Asociacinde Gegrafos Americanos seva incorporando a esta ten-dencia con aportaciones espordicas dedicadas a analizar la escasez depuestos acadmicos ocupadospor mujeresenlas universidades america-nas, lo que yahaba sido iniciado porZelinsky (1973, a yb), para conti-nuar despus con Berman(1977) y Rubin(1979); en 1982 dedica tambinun nmero monogrfico a temas de investigacin relacionados con lamujer.

    Se puede decirque en la dcada de los ochenta seva haciendo habi-

    tual la aparicin deestos temasen revistasde amplia difusin yprestigiocomo Progress inHuman Geography(Zelinsky, Monky Hanson, 1982),Mi-nals ofthe Association ofAmerican Geographers (Miller, 1982), Environ-mental Planning (Palm, 1981) e incluso Annales de Geographie (Fagnani,1977).

    En definitiva se observa una clara evolucin, ya que al principio laspublicaciones aparecen limitadas a las revistas radicales anglosajonas(aun tratndose de planteamientos que no tienen nada que ver concep-tualmente con la geografa radical: ver Everitt, 1974), para extendersedespus a medios de difusinmucho ms amplios dentro de la comuni-

    dad cientfica de gegrafos.No obstante,no se puede olvidarqueun volumen importante dela pro-duccingeogrfica acerca de la mujer est anclado enmedios de difcilacceso, comosonlas publicaciones aisladas (Papers)de distintos depar-tamentos de geografa de Gran Bretaa y Estados Unidos, con lo queenla orctica tales trabaios son asenuibles a un nmero muy reducido depersonas. Laproduccinde obrasde mayor envergadura es tambin muyescasa, habindose iniciado conel interesante librocolectivoWomenandSociety(Burnett, 1977), para continuarluego conlosdeRothblatt (1979)y Ardener ( 1 9 8 1 ) .

    En contraposicin, s onexcepcionales los artculos aparecidosen revis-

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    tas especializadas en temas feministas y dela mujeren general.Una vezconocidos los medios de difusin, nadaha resultado tan su-

    gestivo y clarificador como el anlisis de las corrientes del pensamientogeogrficoenque se insertan los trabajosde mujeres investigando sobresu propia realidad:sin excepcin alguna todala produccin cientfica seenglobaen el grupode reacciones contra el neopositivismo, desde las op-cionesdela geografa radical, del bienestar, percepcin y comportamien-to, humanstica y dimensin espacio-temporal. Se podacaer enla tenta-cin de explicareste hecho por razones estrictamente cronolgicas (desa-rrollo durante los setenta) perono hay que olvidarque durante este tiem-po la produccin de geografa cuantitativa y neopositivista siguesiendoabundante.

    La tesis que aqu defiendoes que el anlisis individualizado de unaparte de la humanidad no puede desarrollarse dentro del mbito positi-

    vista-economcsta y, adems, que la aportacinde la propiamujer comoagente dela produccin cientfica se adapta mejor alas corrientes no po-sitivistas; este ltimo aspecto implica que la mujer puede participar ac-tivamente en potenciar estas tendencias geogrficas y no simplementeaceptarelcuerpo conceptual y metodolgico heredado de una ciencia rea-lizada exclusivamente por gegrafos-varones. Ann Buttimer, que puedeser considerada como una de las representantes ms significativas de lageografa humanstica, no ha trabajado sobre el tema de la mujer ni seobserva en ella ningn planteamiento feminista, pese a locual incitabaa unos modos deanlisis ms femeninosy sensitivos (Buttimer, 1977).

    Un primer elemento conceptualenel quese inscribentodas estas obrasessu participacin en la idea de que la investigacin geogrfica debe sertil y aplicable para solucionar los principales problemas dela sociedad;ya en 1971, Eyles afirmaba que el objetivo de unainvestigacin aplicabledeberan serlas desigualdades sociales y espaciales en la sociedad, es-tudiando la distribucin del poder dentrode ella (Eyles, 1971).

    Frente a esta preocupacinpor suprimir las desigualdades, los gegra-fos no consideran ladiscriminacin porel sexocomo una dcellas, inclui-do el propioHarvey, a pesar dc su insistenciaenque la funcindelos cien-tficos es expulsarde su disciplina e racismo, etnocentrismo y paterna-

    lismo condescendiente (Harvey, 1974), quien como se ve, no mencionael sexismocomo ideologa discriminadora2.No es casual que en la revista Arco hayan coincidido la larga discu-

    sin en torno a la aplicabilidad de . la Geografa y la primera difusin sis-tematizada de escritos feministas; igualmente Antipode ofreca el cauceptimo yaque,en palabras de Peet, con la revista se pretenda investi-

    2 Recordemos quee l conceptode sexismo surge en Estados Unidos en los aos sesenta

    corno una derivacin del de racismo, donde la discriminacin se hace en funcin del sexo

    lugar de la raza,

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    ga r f o r m a s de cambio r a d i c a l para unas sociedades futuras ms j u s t a s ,

    siendo uno de los incentivos desu aparicin la aparente falta de preo-cupacindenuestradisciplina por lascuestiones sociales(Peet, 1972,encita recogida por Capel, 1981,p. 428).

    Por todoloanterior no puede extraar queensuscomienzos el nicocaucede expresinpara los temas planteados fuera la geografa radical,delo que esun ejemplo excelente la crtica profunda y slidaque Pat Bur-nett (1973) hacedelos modelos positivistas dedesarrollo urbano. Pese alinters queenestos momentos losgegrafos radicales sienten por los te-mas de discriminacin social enel espacio, las obras analizadas no estu-dian a la mujerexpresamentecomo una formade tal discriminacin,sinoque por el contrario se insiste enla necesidad deun anlisis individuali-zado de los distintos grupos depoblacin, de maneraque no se generali-cen a todos ellos los comportamientos espaciales del varn-adulto-pro-ductivo, que fue el centro de los enfoques positivistas (homo eco-nomicus>).

    En la misma lnea, las tendencias dela geografa del bienestar hansido un cauce excelente para la canalizacin de estas inquietudes, perouna vez ms los cientficos varones plantean los problemas en trminosgenerales, siendo las mujeres quienes introduzcan los temasdebienestarreferidos con carcter diferencial ala mujer; asSmith(1980,p.543) afir-ma que si los seres humanos son el objeto de nuestra curiosidad enGeo-grafia Humana, la calidad de susvidas es de mximo inters>. Bunge(1973) sugiere el intersdeanalizar diferenciasde calidad de vida en los

    niosde distintos mbitosespaciales, con indicadores tales como dispo-nibilidad de juguetes o parques; Coates, Johnston y Knox(1977) avanzanan msal llegara la conclusin dequelas principalescausas de las va-riaciones espaciales de calidadde vidasonla divisin del trabajo, acce-sibilidad a bienesy servicios y manipulacin poltica de los territorios,concluyendoqueladivisin del trabajo es el primer determinante delosniveles de bienestar. Sorprende que llegando a tal resultadolos autoresno se planteen que la principal divisin del trabajo se establece en fun-cin del sexo.

    Elresultado ha sido que, al insistir esta corriente geogrfica enque

    la calidad de vida no depende slo de indicadores econmicos se senta-banlasbases para profundizar enlas diferenciasenfuncindelsexo, sur-giendo as una serie de trabajos que se pueden englobargenricamentedentro de la geografa del bienestar aplicada a la mujer(Andrews, 1982;Lee y Schultz, 1982), y destacando en especial el articulode Helms (1974)dedicado a analizar los niveles de bienestar en grupos de mujeres ancia-nasen Estados Unidos, como grupo marginadopor edady sexo.

    Enotra lneade pensamiento las corrientes degeografade lapercep-cin y comportamiento han ofrecido tambin unos moldes filosficos ymetodolgicos especialmente apropiadosparaincluir temas relacionadoscon la mujer, puesto queenambos casosel inters se centra en loscom-

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    portamientos individuales y la interiorizacindel espacio exterior.El in-dividuo es el centrode su espacio personal, se desplaza aotros lugares,sigue rutas ms o menos habituales y utiliza medios de transporte tam-bin habituales (Goodey, 1973; Estbanez, 1982). El individuo percibe elespacio por el quese mueve segn sunivel deconocimientos y se despla-za segn las necesidades de trabajo, compras, ocio, relaciones sociales,etc.La deduccininmediata esqueloshombres ymujeres utilizan de for-ma distinta eseespacio exterior, segn la divisin sexual del trabajo, loque condiciona que sea la mujer quien realice la mayor parte de movi-mientos por comprasy servicios (como asistencia a centros sanitarios, lle-var alos nios a la escuela...), con locual la percepcin del espaciosermuy distinta para hombres y mujeres, con independencia inclusodequestas trabajen fuera del hogar o no. Si nofuera lohabitual debera sor-prender que un autor como Johnston se exprese de manera que parece

    que slolos varones realizan desplazamientos:

    los hombres son racionales al tomar decisiones; los hombres hacenelecciones...Rara vez puede reunir toda la informacin necesariapara su objetivo,y frecuen-

    temente /es incapaz de asimilar y utilizar todala que l tiene (Johnston, 1979,pp. 113-114).

    Laimportancia delos comportamientos individuales ydelosmicroes-tudios explica la extensa contribucin que desde la literatura geogrficade la mujer se ha hecho dentrode esta corriente conceptual; en algunos

    casos el tema se aborda expresamente desde la perspectiva de lapercep-cindel espacio urbano (Everitt, 1974) yenotros indirectamente a travsde estudiosde movilidad femenina (Fagnan, 1977; Lopata, 1980).

    La geografa humanstica tambinofrece un marco conceptual apro-piado, al contraponer el lugaren cuanto interiorizacin subjetiva frenteal espacio exterior (Tuan, 1977; Estbanez, 1982, a yb),por lo que existe,como erade esperar, una importante contribucin detemas relacionadoscon la mujerdentrode esta corriente geogrfica que,no obstante, carecede estudios decasos concretos para desarrollar el planteamiento de tipogeneral. En el tema quenos ocupa los trabajos secentran enel carcterdiferencialentre el hombre y lamujerdelos conceptos delugary espacio(Loyd, 1975; Foord, 1980; Mackenzie, 1980).

    Gran inters tienen tambin algunos estudios que han profundizadoen el impacto que el muy restringido espaciocotidiano vivido por lasamasde casa puede tener sobre sus comportamientos (Folguera, 1982),loque lleva a estudios no estrictamente geogrficos perode gran atractivoacerca de las relaciones entre tipodevivienda ybarrio y el espacio coti-diano utilizado por la mujer (Hayden, 1981).

    La tendencia espacio-temporal> (Time-geography) est resultando deinters muy especial, a pesardesu escasa difusinenotros mbitos y ca-rcter neopositivista; este enfoque, iniciado por Hgerstrand a fines de

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    los sesentay difundido fuera deSuecia enla dcada posterior(Anderson,1971;Pred, 1973, 1977 y 1981; Carstein, 1978;Parkes, 1980)incideenlaslimitaciones de movilidad que tienen los individuos en relacin con suedad, sexo, nivel socioeconmico, actividades, medios detransporte dis-

    ponibles, etc., y en definitiva en que la movilidad est condicionada noslopor elementos espaciales (distancia) sino tambin por el tiempo re-querido para los desplazamientos y otras actividades,

    Este planteamientose basaen unainvestigacin que desciende al com-portamiento individual, por lo que est resultando muy apropiado paraun anlisis diferencial hombres-mujeres, resaltando sobre todolas dife-rencias entre mujeres amasde casa y las que, adems, trabajan fuera delhogar. Destacan especialmente los trabajos dePalm (1981),Palm y Pred(1974 y 1978) y Miller (1982).

    A la vistade todolo anterior se pone de manifiesto queel encuadre

    conceptual eideolgico delaliteratura geogrfica sobre lamujer aparecesiempre ligado alas corrientes preocupadas porlos comportamientos in-dividuales y por las desigualdades sociales, englobadas bajo el epgrafecomn dereacciones antipositivistas3.

    Finalmente, los enfoques estructuralistas se han utilizado muypoco,aun incluyendoen ellos losde tipo marxista, pudiendocitarslolos tra-bajos de Bruegel (1973), Burnett (1973)oMackenzie(1980,b). No obstan-te, va tomando cuerpo la idea deque una interpretacin feminista puedeser de gran utilidad en la explicacin de lasrelaciones sociales en el es-pacio, locual no deja de serunenfoque estructuralista, como se ve en elapartado siguiente (Bowlby,Foord yMackenzie, 1982).

    3. GEoGRAFA DE LA MUJER Y FEMINISMO: UN DEBATEINTERNO

    Unavez analizadas las relacionesconel pensamiento geogrfico enge-neral, es necesario plantear la posible repercusin queel feminismo hayatenidoen la investigacin geogrfica.

    En primer lugarhay que resaltar el hechodequeen ninguna de lasobrasms recientes sobre el conceptodenuestra disciplina sellega a men-cionar la existencia del feminismocomo teora social ni de las situacio-

    nes de discriminacin que motivaron su aparicin, pese a que sera im-posible comprender muchos delos cambios delas sociedades occidenta-les actuales, quesehan logrado por la accin degrupos de presin femi-nistasy cuyo resultado final es que la tradicional divisin defuncionessegn el sexova perdiendo importancia progresivamente.

    El resultado de un mayor interspor gruposde poblacin distintos del varn-adulto-

    productivo est reflejndose en el anlisis geogrfico deotrosgrupos de edad, comonios,

    .!ovenes y ancianos: ver Golant (1979), Warnes(1932) y Herberty iohnston (1982), editores.

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    Algunosdelos autoresde las recientes y valiosasaportaciones a laevo-lucin del pensamiento geogrfico hacen referencia a procesos paralelos,sin llegara mencionar nunca el feminismo deforma expresa; as, Capel(1981) recorre la serie de transformaciones sociales de fines de los aos

    sesenta, entre lasque enumeralosmovimientos socialesurbanos, proble-masen el seno delas sociedades desarrolladas capitalistas, movimientosdecrtica dela vida urbana enunas ciudades concebidas como

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    no (Hayford, 1974).Aplicandoestoal mbito universitario hayun decidi-do inters por favorecerla cooperacin, msan enla prctica queenlateora. Resulta sorprendente en el contextodeuna universidad america-naque una autora escribalosiguiente enla revista Journal ofGeography,

    a propsito deunos cursosimpartidos por ella sobregeografa dela mu-jer(M. Deatherage-Newsom, 1978):

    A pesarde las advertencias de muchos colegas... he incluido mucha informa-cin... lo cual es deliberado. Nosotras no slo queremoscambiar los currculos,querernos tambin cambiar el mundoacadmico. Seriadeseable ms cooperacin

    acadmica y menos competitividad (p. 166).

    En todocaso, y aun suponiendo que se rechacen las diversas aporta-ciones tericasdelfeminismo,no sepuede olvidarnunca quehechos comola misma presencia dela mujerenla Universidad, la investigacin de te-

    mas relacionadoscon ella y los profundos cambios sociales derivadosdela ruptura de la tradicional divisindeltrabajo son el resultado del mo-vimiento feminista.

    4. EL POR QU DEUNA AUSENCIA

    Como resultado del recorrido a lo largo de la produccin geogrficaacerca dela mujer seperfila la respuesta a la pregunta-clave inicial: Por

    qu el retrasocon que la geografaha abordadoestos temas?Porqupa-rece que slo ha interesado a la geografa anglosajona, mientras que laespaolaseha mantenido totalmente al margen?

    A la vista del material analizado es evidente queun enfoque ms mi-nuciosode los diferentes comportamientos espacialessegn sexono sloes posible sino enriquecedor para la comprensin deuna serie de proce-sos que afectana la sociedad, puesto que la divisin del trabajo existenteimpone unas pautas muy contrastadas. Por tanto, las razones de la au-sencianohay que buscarlas en una dificultadde anlisis espacialdel temade [a mujer, sino en la doble coordenadadela evolucin del pensamiento

    geogrfico y dela estructura acadmica.Segn se vioms arriba, slo el desarrollo de tendencias antipositi-vistas ha facilitadola investigacin delos comportamientos individualesy delas desigualdades sociales, unodecuyos aspectos es laseparacindefunciones y consiguiente usodiferencial del espaciosegn el sexo.

    Un elemental anlisis de la produccin cientfica espaola de los l-timos aosnos muestra la mnima incidencia de tales tendencias, lo quepuede justificar enparte el vaco total de investigaciones sobre el temaque nos ocupa.

    Estaexplicacin, conser necesaria, resulta insuficiente, siendo conve-niente relacionar la aparicin deinnovaciones con el funcionamiento de

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    las comunidades cientficas ydel sistema acadmico en general. En la evo-lucin recientedelas ciencias sociales se ha ido generalizando la acepta-cin delconcepto deideologa desarrolladoporMannheim, segn el cual:

    las categoriasdel pensamiento son funcin de intereses, aspiraciones, valores yconcepciones del mundo divergentes, relacionadas a su vez con los estatutos, los

    roles y las posiciones sociales dejos sujetos (Capel, 1981, Pp. 414-415).

    Si se acepta la idea deque el cientfico social es parte del objetoqueinvestiga y est influidopor sus propiosvaloresen el anlisis dela socie-dad, es evidenteque una comunidad de cientficos-varones tendera pro-yectarsupropio orden de valores sobreel estudiode la sociedadsin lle-gara plantearse la problemtica del colectivofemenino.

    En otro orden decosas y centrando el anlisis enel caso espaol, seobserva que la participacin numrica de mujeresen los departamentos

    deGeografia es bastante abundante, aunque no se haya realizadoun es-tudioen profundidad4, con lo que sorprende an msqueun elevado n-mero de mujeres-agentes de la ciencia no se haya planteado la reflexinsobre su propia realidad. Merece la pena recordar con Johnston (1979,pp.6 a 12) que la promocin en el rango universitario depende en granmedida de la opinin y decisin deun nmero muy reducido de personas(hombres en concreto) que ejercen as unas relaciones de patronazgo>),lo quenofavoreceenmodo alguno la introduccin deinnovaciones cien-tficas, sino que incita a la repeticin e imitacinde las pautas estable-cidas por ese numero reducido de personas. Lasuperposicin de losas-

    pectos deideologa y funcionamiento acadmico puedeexplicar por qulas mujeres-investigadoras noshemos limitado normalmente a seguir laspautas ya establecidas por una comunidad cientfica integrada porvarones.

    La introduccin deuna perspectiva femenina es necesaria como com-plemento en el anlisis de la realidad social, siendo conscientes de que,en la prctica, el desarrollo de temas relacionados con la mujer tienenquerealizarlo ellas mismas (como ha ocurrido en otrasciencias sociales)si bien en unsegundo momentolos planteamientos son progresivamenteaceptados por e restode la comunidad.

    Destaca la aportacin de(larcia Ballesteros (1%2) comotrabajo pioneto en este tema;

    sera interesante profundizar en la misma lnea,analizandol a participacin de la mujer entrabajos geogrficos de investigacin, Tesis Doctotales, congresos, docencia a todos los ni-veles, etc.

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    5. CoNcLUsIN: HACIA UNAGEOGRAFA NO SEXISTA

    Como se puede deducir de todoloanterior, laopcinquedefiendo noes tanto una geografa de la mujer> sino el hacer una geografa no se-

    xista, que no establezca discriminacin algunasegn el sexo,que sea ca-paz deconsiderar los aspectos diferenciales yespecficosdeun sectorquerepresenta la mitad de la humanidad y queprocure interpretar la reali-daden funcin de la separacin derolessegnsexo(aspectos que varanen gran medida segn el medio cultural).

    Una mnimareflexin personal acerca de la herencia recibida de co-nocimientos geogrficos ponede manifiesto que se sabe mucho ms delhombre quede la mujer,porlo queen un primer momento es necesarioprofundizar ms en temas especficos, para llegar a un enfoque autnti-camente no sexista.

    Paraconcluir, nada mejorque esbozaralgunos de los planteamientosmetodolgicos y lneas de investigacin que ponen de manifiesto el des-conocimiento que los gegrafos tienen de una mitad de la poblacion:

    Fuentes:Necesidad de hacer una revisin crtica de las fuentes clsi-casdeinvestigacin e informacin, yaque cl gradodeveracidadrespectoa las mujeres es inferior al normal. Es clsico el margen de error de ladeclaracin del trabajo femenino (trabajos en e sector agrario, trabajosa tiempo parcial o espordicos, paro registrado, etc.). Es necesario cues-

    tionar la inclusin de las amasde casacomo poblacin no activa, puestoquesuaporte a la economafamiliar es imprescindible, y mucho ms en

    una situacin decrisis (retorno a labores artesanales para el consumo fa-miliar, venta del trabajo domstico a otras mujeres denivel socioccono-mico superior, etc.).

    Enseanza: Es necesario eliminar todoenfoque sexista en laensean-za de la Geografa tanto aniveles universitarios comodeenseanzas me-dias (ver nP 77 de la revista Jounial of Geography)5. Algunos autores in-sistenen la necesidad deque se separen claramente losvocablos hombrey humanidad, dejando el primero exclusivamente para los varones(Lan-more, 1978).Se debe dedar tanta informacin del hombre como dela mu-jer(trabajo, educacin, paro, movilidad, migraciones, bienestar, etc.).Es

    conveniente insistirenlasdiferentesfunciones desempeadasporel hom-bre y la mujerendiferentes culturas (participacin laboral y cultural de

    5 En un anlisis de varios textos de Geografia Humana y Econmicade segundo curso

    deB.U.P. se ha podido comprobar que algunos de ellos no mencionan a la mujeren ningu-na ocasin (J.Gutirrez Jimnez, 1976; Edelvives, Zaragoza);en otro s e habla de la mujeruna sola vez, para afirmar que en China es consideradacomoun elemento ms de produc-

    cin: por ellos e la privade las atenciones y dedicaciones familiares, desligndolade la edu-cacin yatencin a sus propios hijos (Plans Sanz de Bremond y Sancho Pinilla, i976. Ed.

    Magisterio Espaol, Madrid, p. 106).

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    50 Ana .Sabat Martnez

    la mujer en los pases socialistas, divisindel trabajoen culturas aleja-das del mbito europeo, etc.).

    Temas especficos de investigacin:

    Anlisisdel modoenque la divisin del trabajo y la estructura fa-miliar (nuclear y patriarcal) han influidoenlos aspectosespaciales de lasciudades occidentales.

    Diferencias espaciales y de funciones. Planteamiento de temas don-de las diferencias enfuncin del sexo son especialmente acusadas, comoson el trabajo y los niveles deeducacin. Sorprende quelosgegrafosdela poblacin apenas hayan intentado relacionar los niveles de educacincon los de fecundidad, cuando es evidentte que el control efectivo de lanatalidad se da cuando la mujer accede a unos determinados niveles deeducaciny trabajo, lo que explica el fracaso decampaas gubernamen-

    tales impuestas sobregrupos poco evolucionadoseneste sentido.Temasdepercepcindel espacio urbano y movilidad diferencial enfuncin de los roles desempeados por hombres y mujeres. Criterios deseleccin de vivienda, medios de transporte usados, servicios y puestosde trabajo, etc.

    Anlisis delasmigraciones femeninas,especialmente lasprocedentesdezonas rurales, cuandola mujer no haactuadocomomero elementopa-sivoen la emigracin familiar, sino protagonizando una emigracion es-pecfica y apenas conocida.

    El desconocimiento y desinters por stos y otros muchos temas pone

    de manifiestoquelas mujereshan permanecidoinvisibles desde e pun-todevistade la investigacin geogrfica, porlo que las mujeres agentesde la ciencia tienenunlargo caminoa recorrer que, como seala M. A. Du-rn(1981, p. 67):

    depende de nuestra propia accin; cada vez son ms las mujeres que aceptan

    este reto.,, e intentan inculcarlo en los contextos cientficos en losque trabajan,porque creen que noe s slo una tarea para ellassino tambin para los hombres.

    Octubre 1983

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    Mujer, geografa y feminismo 53

    RESUMEN

    El puntode partida es unareflexin acerca de la casi total ausencia de estudiosespeci-ficos de lamujer en Geografa Humana, englobada dentro deun tratamiento genrico detoda la poblacin. A partir deun anlisisde los trabajosexistentes, de procedencia anglo-sajona,s e detecta claramenteen todos ellos su relacincon las corrientes geogrficas nopo-sitivistas. La conclusin finale s quehay una amplia gama de temas que pueden ser inves-tigados, desarrollo que ha estado en gran parte limitado por el positivismo, ascomo porla propia estructura acadmica.

    RSUM

    Cetarticle sappuye sur lafaiblesse des travaux a legard des femmes dasis la Geograp-hie Humaine, parsque dhabitude elles sont etudis dasis lensemble detout la population.On a coasmenc paretudier tous les articles relativement de s femrnes, que sont presquetoujours lics a des revues anglaises et americaines considers dans laGeographie radical

    et non postiviste. Qn a demonstr queii-y-a beaucoup daspects qui estposible detudierds le point de vuespatial, mais le positivisme a difficult savolution, aussi bien que lstruc-

    ture acadeniique.

    ABSTRACT

    Thisarticle is based on the scarcity of literature about women inHuman Geography, as-pect which is osualiy included hito titestudy ofpopulation in generaJ. Itbegins with a re-visionof the literatureabout women, which isalways related with British and USA reviews,asid included into the non positivist Geography. Eventually itis demostrated that there isa wide range of spatial aspects about women that should be inquired, Uut Rs developinghasheen limited Uy positivismand, specially,by the academic structure.