sábado 08 de diciembre de 2012

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Areíto Zona de la Cultura y de las ideas www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Carla González SÁBADO 8.12.2012 LA TAMBORA No es africana… ¡es aborigen! Pág 8 El ethos que ama Pág 2 La libertad de leer y escribir Hay quienes leen por simple distracción y quienes leen por inmenso placer. Hay quienes leen por interés profesional y quienes lo hacen por aventura lúdica. Hay quienes leen por diletantismo... Pá g i n a 3 Entre músicos Basta callar, escuchar y tratar de entender. Al momento de expresar gustos o disgustos se detiene el proceso de asimilación, de entendimiento total. Ese es el único sentido del arte musical, no hay más. Pá g i n a 6 Un panel sobre crímenes de Trujillo En el Archivo General de la Nación el período de Trujillo es el que tiene los materiales más interesantes y que develan en mejores condiciones lo que ocurría en el país en ese momento. Pá g i n a 7

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Como referencia nacional en el área, Areíto es el suplemento cultural por excelencia. Cada sábado, Areíto circula como un regalo del periódico HOY.

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Page 1: Sábado 08 de diciembre de 2012

A re í t o Zona de laCultura y de

las ideas

w w w. h oy.co m .d oEditor: BavegadoDiseño: Carla GonzálezS Á BA D O 8.12 .2 012

LA TAMBORANo es africana…¡es aborigen! Pág 8

El ethos que ama Pág 2

La libertad de leery escribirHay quienes leen porsimple distracción yquienes leen porinmenso placer. Hayquienes leen porinterés profesional yquienes lo hacen poraventura lúdica. Hayquienes leen pord i l e t a n t i s m o. . . Pá g i n a 3

E nt rem ú s ico sBasta callar, escuchar ytratar de entender. Almomento de expresargustos o disgustos sedetiene el proceso deasimilación, deentendimiento total.Ese es el único sentidodel arte musical, nohay más. Pá g i n a 6

Un panel sobrecrímenes de TrujilloEn el Archivo Generalde la Nación el períodode Trujillo es el quetiene los materialesmás interesantes y quedevelan en mejorescondiciones lo queocurría en el país enese momento.Pá g i n a 7

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2 Sábado 8 de d i ci e m b rede 2 012H OY A RE Í TO

Zona

Are

itoZo

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reíto

Ernesto Cardenal (Sacerdote y poeta de Nicaragua)Yo que he tenido la mala suerte de que Dios seenamorara de mí. He quedado fuera del juego erótico

LI B RO S

LA GUÍA

UN TEMA CANDENTE

El autor de este libro, OquendoMedina, es un dirigente históricodel Partido de la Liberación, enel poder desde el 2004. Esteperíodo ha coincidido coninformes negativos sobre la pocatransparencia en el Estado. Ellibro de Medina, empero, va porotro camino. Este dice en laintroducción que “lo queverdaderamente pretendemos esnavegar sobre reflexiones críticasy verosímiles tanto de lacorrupción como de latransparencia en un área tanimportante como lo es laAdministración Pública...” El librotiene 190 páginas. Fue impresoen Impresora Soto Castillo._ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

UN APORTE NECESARIO

El sociólogo Franklin Franco haaportado, desde su “Clas e s,crisis y comandos”, importantesinvestigaciones en los camposde la sociología y la historiadominicanas. Este libro, “Lapoblación dominicana: razas,clases, mestizaje y migraciones”,no lo es menos. En 20 capítuloshace un recorrido sobre losmovimientos poblacionales de laisla, desde los aborígenes hasta1844. En algunos temas lluevesobre mojado pero en otros,como en los inicios de lahomosexualidad masculina yfemenina en la isla, hacecontribuciones necesarias yesperadas. La obra, de 445páginas, fue impresa en laEditora Universitaria de laUniversidad Autónoma de SantoDoming o.

UN POEMARIO PREMIADO

“Lenguaje del mar” es el librode poesías que ganó el XIIPremio Casa de América dePoesía Americana. Es otro textode José Mármol, un texto que,como todos los suyos, es cocidocon cuidado artesanal con supensamiento y palabras de granpoeta dominicano, del poeta delos ochenta. Es este un texto depoesías puras --54 en total--, unlibro donde sobresale el mar deintranquilas aguas caribeñastransformado en metáforas, ytambién todo lo que le rodea.Un libro para leer en voz alta y,si es posible, con los piesbañados por espumas y arenasblancas, espumas y arenasmarinas. El libro tiene 68páginas. Forma parte de laColección Visor de Poesía.

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STIGLITZ, SIEMPRE BRILLANTE

Se encuentra en las librerías delpaís el último libro de Joseph E.Stiglitz que Taurus, del GrupoSantillana, entrega a los lectoresde habla hispana. Se trata de unaobra tan brillante como su autor,“El Precio de la Desigualdad”.Este texto de 500 páginas nosofrece, otra vez, la visión deStiglitz sobre el tema que haocupado su vida profesionaldurante casi 50 años, el origen ylas consecuencias de ladesigualdad. Su intención es,como él mismo lo dice, esclarecerla relación que hay entre lapolítica y la economía. Y parte deesta afirmación desgarradora: El1% de la población tiene lo queel 99% necesita”. Stiglitz no soloes un economista brillante,Premio Nobel de Economía, sinoun escritor de calidad, unpensador sistemático y unexpositor didáctico.

El ethos que ama

Cuando la razón buscahasta el final, encuen-tra en su propia raíz elafecto que se expresapor el amor, y sobreella, el espíritu que se

manifiesta por la espiritualidad. Yal término de su búsqueda encuen-tra el misterio. Misterio no es el lí-mite de la razón sino lo ilimitado dela razón. Por eso, el misterio con-tinúa siendo misterio en todo co-nocimiento que se siente desafiadoa conocer siempre más. La razóncientífica nos ratifica este recorri-do. Ella comenzó con la materia,llegó a los átomos, descendió más,a los elementos subatómicos, a laenergía y a los campos energéticos,al campo de Higgs, origen de todoslos campos, al big-ban, hace 15 bi-llones de años… para terminar enel vacío cuántico, que es el estadode energía de fondo del universo,aquella fuente alimentadora de to-do lo que existe, misteriosa e in-nombrable, que el conocido cos-mólogo Brian Swimme identificacomo presencia de Dios.

Concretamente, el misterio es elotro. Por más que se quiera cono-cerlo y encuadrarlo, siempre se re-trae para más allá. Es misterio de-safiador que nos obliga a salir denosotros mismos y a posicionarnosante él. Cuando el otro irrumpe de-lante de mí, nace la ética. Porque elotro me exige una actitud práctica,o de acogida, de indiferencia o derechazo. El otro significa una pro-puesta que pide una res-puestacon res-ponsa-bilidad.

El límite fatal del ethos que bus-ca estriba en haberle reservado po-co lugar al otro. El paradigma oc-cidental siempre tuvo dificultadescon el otro. Por eso, lo incorporó, losometió o lo destruyó. Negando alotro perdió la posibilidad de laalianza, del diálogo y de un mutuoaprendizaje con él. Triunfó el pa-radigma de la identidad sin la di-

ferencia, en la línea del presocrá-tico Parménides.

El otro hace surgir el ethos queama. Paradigma de este etos es elcristianismo de los orígenes, el pa-leocristianismo. Este se diferenciadel cristianismo oficial y de susiglesias, porque en ética fue más in-fluenciado por los maestros griegosque por el mensaje y la práctica deJesús. El paleocristianismo, al con-trario, da absoluta centralidad alamor del otro, que para Jesús es in-déntico al amor a Dios. El amor estan central que quien tiene amor lotiene todo. El testimonia esta sagra-da convicción de que Dios es amor(1Jn 4,8), y el amor no morirá jamás(1 Cor 13,8). Y ese amor es incon-dicional y universal, pues incluyetambién al enemigo (Lc 6, 35). Elethos que ama se expresa en la re-gla de oro, testimoniada por todaslas tradiciones de la humanidad:“ama al prójimo como a ti mismo”;“no hagas al otro lo que no quieresque te hagan a ti”.

El ethos que ama fundamentaun nuevo sentido de vivir. Amar alotro es darle razón de existir. Elexistir es pura gratuidad. No hay ra-zón para existir. Amar al otro esquerer que exista porque el amorhace al otro importante. “Amar auna persona es decirle: tú no mo-rirás jamás (G. Marcel), tú debesexistir, tú no puedes morir”. Cuan-do alguien o alguna causa se hacenimportantes para el otro, nace unvalor que moviliza todas las ener-gías vitales. Es por eso que cuandoalguien ama rejuvenece y tiene lasensación de comenzar la vida denuevo. El amor es fuente perennede valores.

Solamente ese ethos que amaestá a la altura de los desafíos ac-tuales porque incluye a todos. Hacede los distantes, próximos, y de lospróximos, hermanos y hermanas.Todo lo que amamos, lo cuidamos.Se abre así al ethos que cuida.

LA HISTORIA/Fuente: Portal de Bibliófilo Enmascarado

1608 NACIÓ EL 9 DE DICIEMBRE. JohnMilton, poeta y ensayista inglés,

conocido especialmente por su poema épico “ElParaíso Perdido”._

1905 NACIÓ EL 9 DE DICIEMBRE.Dalton Trumbo, escritor, guionista y

realizador estadounidense. Fue perseguido por elmacarthismo por actividades políticas deizquerdas. Entre sus trabajos destaca el libro“Johnny cogió su fusil”, por el que consiguió elpreciado galardón National Book Award, del queluego adaptaría para el cine y dirigiría él mismo,y el guión de “E s p a r t a co”.

1902 NACIÓ EL 10 DE DICIEMBRE. D u l ceMaría Loynaz, poetisa cubana. Miembro

de la Real Academia Españolay presidenta de su filial enCuba. Recibió innumerablespremios y honores, entre otrosel Premio Cervantes 1992, laCruz de Alfonso X, el Sabio, yel Premio Isabel la Católica deperiodismo, en España y laorden cultural Félix Varela y elPremio Nacional de Literaturay el premio González Lanuza,en Cuba.

1970 N A CI ÓEL 8 DE

D I CI E M B RE . JuanManuel de Prada,novelista español degran audaciaimaginativa ycuidado uso dellenguaje. Ha sido

galardonado con diversos premios, entre los quedestacan el Premio Planeta, el Premio deNarrativa Ojo Crítico y el González Ruano deperiodismo. Su obra “El séptimo velo” recibió elPremio Biblioteca Breve 2007.

Leonardo Boff

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A RE Í TO 3Sábado 8 de d i ci e m b rede 2 012 H OY

La libertad deleer y escribirH

ay quienes leen por simpledistracción y quienes leen porinmenso placer. Hay quienesleen por interés profesional yquienes lo hacen por aventu-ra lúdica. Hay quienes leen

por diletantismo y quienes leen para enri-quecer su espíritu, que rebosa de sapiencia yhumildad. Hay quienes leen con suspicaciay sospecha, más en procura de yerros delautor que de aciertos o hallazgos en la ima-ginación y el lenguaje. Todo eso está bien.Pero, hay quienes leen por una apasionantee irrefrenable necesidad vital y porque lesmantiene en vilo el apetito de comentar,comparar o reflexionar en forma escritaacerca de esa última lectura. Esos son, paramí, los imprescindibles de la cultura, desdelos orígenes de la escritura hasta hoy.

Con la publicación de la obra Soberaníade la pasión. Ensayos literarios (EditorialSantuario, Santo Domingo, RD, 2012), el po-lígrafo y gestor literario Basilio Belliard se haganado un lugar relevante en esa estirpe delos imprescindibles de la cultura, por su in-tenso y profundo interés en pensar acerca delo que lee y, mediante la escritura ensayís-tica, compartir esa experiencia individualcon comunidades de cultivadores y amantesde la literatura, la filosofía y las artes de nues-tro país y allende los mares.

El estilo es el hombre, nos enseñó Buffon.Belliard tiene un estilo con el que marca suforma de leer, de interpretar, de pensar loleído y de escribir acerca de ello en diferentesdirecciones y con un solo propósito: hacerde su experiencia como lector, traducida altexto crítico, un acto de comunión con suhipotético lector, con su alter ego; es decir,con cada uno de nosotros.

Ese estilo está caracterizado por un sin-gular halo de autenticidad, de búsquedapropia, de intelección personal de lo leídoque, eventualmente, se apoya en algunasfuentes y autoridades del saber, lejos, muylejos de la doxa apodíctica, del método pan-teísta y sentencioso, del academicismo es-téril o de la arrogancia narcisística, tan al usoen estos tiempos aciagos de falsos liderazgosy cultos fatuos a la personalidad.

Es un estilo que refleja el goce apasionadopor la consagración de la libertad en la lec-tura y la escritura inventivas, que se desplazapor la página a lomos de una sintaxis clara,sin complicaciones ni ambages. El del en-sayo es el modelo de escritura que alberga,con mayor acierto y redondo placer, la li-bertad de pensamiento y de sentimiento.

En Criticar al crítico (1961), T. S. Eliot es-tablece cuatro categorías de críticos. Primero,el crítico profesional o Súper Reseñista, dadosu trabajo oficial en revistas o periódicos. Se-gundo, el crítico de gusto, que queda exento dela condición de juez y funge, más bien, comoabogado de los autores, especialmente, aque-llos olvidados. Tercero, el académico y el teó-rico, que, según el autor de Tierra baldía (1922)y Cuatro cuartetos (1943), se solapan y, en oca-siones, son, además autores de escritura crea-tiva; y cuarto, el crítico que es también poeta, y“cuya obra puede caracterizarse como un de-rivado de su actividad creativa” (Andreu Jau-me, T.S. Eliot, La aventura sin fin, 2011). A estaúltima clasificación, creo yo, pertenece BasilioBe l l i a rd .

Belliard se nos presenta como un ensa-yista laico, sin mancuernas preceptivas o rí-gidos paradigmas conceptuales que puedanenclaustrar su sensibilidad o el discurrir desus ideas. Basilio lee y escribe con laicidad.Porque, como afirmó acertadamente el des-tacado intelectual italiano Claudio Magris,en su obra La historia no ha terminado(2008): “Laico es quien sabe abrazar una ideasin someterse a ella, quien sabe comprome-terse políticamente conservando la inde-pendencia crítica, reírse y sonreír de lo queama sin dejar por ello de amarlo; quien estálibre de la necesidad de idolatrar y de de-sacralizar, quien no se hace trampas a sí mis-mo encontrando mil justificaciones ideoló-gicas para sus propias faltas, quien está libre

del culto de sí mismo”.Esta laicidad de Belliard es un bálsamo

para un ambiente intelectual, académico ycultural que, como el nuestro, evidencia, enocasiones, demasiada genuflexión ante cier-tos fundamentalismos teóricos o metódicoso mesiánicos, que se agotan sin remedio ensu propia esterilidad. Sin embargo, diría, atono con Jordi Gracia y su genial y breve en-sayo El intelectual melancólico. Un panfleto(2011), que sería un fraude melancólico eimperdonable pretender denunciar la po-breza de la cultura actual mediante el des-crédito de sus desmanes y alienaciones,cuando de lo que debe tratarse, más bien, esde “transformar esa percepción descorazo-nadora en razones para el coraje estimulan-t e”. Es coraje estimulante lo que necesitamoshoy para defender a cal y canto la raciona-lidad humanística contra la avasalladora ra-cionalidad tecnocrática actual.

Por ello, y a pesar de mis reservas en tornoa ciertos enfoques sobre determinados pen-sadores contemporáneos y sobre la cultura,coincido con el gran novelista y ensayistaMario Vargas Llosa, cuando sostiene que “sise piensa que la función de la literatura essólo contribuir a la inflación retórica de undominio especializado del conocimiento, yque los poemas, las novelas, los dramas pro-liferan con el único objeto de producir cier-tos desordenamientos formales en el cuerpolingüístico, el crítico puede, a la manera detantos posmodernos, entregarse impune-mente a los placeres del desatino conceptualy la tiniebla expresiva” (La civilización del es-pectáculo, 2012).

Así resalta el premio Nobel de Literatura2010 la concepción de la crítica literaria quelleva parejos valores como la responsabili-dad, a la hora de emitir juicios o ideas, y lainteligiblidad, a la hora de expresarlos o es-cribirlos. Son esos valores los que la conver-

tirán, en cuanto que experiencia humana,en un patrimonio de todos. Una crítica convocación y poder de orientación al lector.

El libro de Belliard está estructurado encuatro grandes partes, a saber: a) la primera,que titula Nuestra orilla. Letras y hombres dela isla, donde detiene su mirada reflexiva so-bre autores dominicanos, desde Pedro Hen-ríquez Ureña, Juan Bosch y Moreno Jimenes,hasta Lupo Hernández Rueda, EnriquilloSánchez, José Rafael Lantigua y Plinio Cha-hín, entre otros; b) la segunda, Retórica de lavisión, en la que discurre su escalpelo críticosobre el lenguaje plástico de connotados ytambién jóvenes artistas del país como Dio-nisio Blanco, Hilario Olivo y Juan Mayí, entreotros; c) la tercera, Retórica verbal. Teoría,crítica y poética, en la que predominan lasreflexiones y atisbos teóricos, antes que re-tóricos, en torno al fenómeno mismo de laescritura y sus modalidades o géneros, asícomo la estrechísima relación entre palabray silencio, arte y vida, realidad e imagina-ción, espacio urbano y creación poética, artey melancolía, entre otros tópicos, y final-mente, d) la parte conceptualmente másdensa de la obra, que denomina el autor Re-señas de otras orillas, donde la recensión, elabordaje crítico y las conferencias sobre te-mas humanísticos conviven armónicamen-te, para configurar un vasto mosaico de re-flexiones, anotaciones y zambullidas de agu-deza crítica por un mar de autores y obrasque dejan claramente establecida la inde-tenible pasión de Belliard por la lectura y eloficio de pensar y escribir sobre cuanto lee.

Se duele el poeta y ensayista de lo queasume como ausencia de una tradición crí-tica en nuestra cultura. Acusa una carenciade entusiasmo en los críticos de método yacademia.

JOSÉ

MÁR

MO

LL i

t e ra

t u ra

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4 Sábado 8 de d i ci e m b rede 2 012H OY A RE Í TO

¡ PO B R EPATRIA MIA! (1)

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Soy el que regresó cuando todoslo creían políticamente muerto. Elque ganó una y otra vez laselecciones. El que tuvo quereelegirse una y otra vez para biende su pueblo. Soy el viejocarpintero, el anciano que tuvoque irse del país, el inmemorialpatriarca que murió lejos delsuelo que quiso. Murió mi carne,porque yo sigo aquí, insepulto. Sinsosiego. Soy la calma. Soy elorden. Soy el único que ha podidoentretener a la bestia ciega y ferozque se llama México. El único quepudo mantener la paz. Y sí, claro,costó sangre. La sangre de pocospor la tranquilidad de muchos.Soy el ferrocarril y el petróleo, soyla riqueza y la tranquilidad, soy elacero y la modernidad...PedroÁngel Palou, Pobre Patria Mía. Lanovela de Porfirio Díaz.[i]

CÁPSUL ASG E N E A L Ó G I CAS

w w w. i d g.o rg.d o /Mario Jáquez y Blas Caba

Antiguas familiasde Moca(5 de 7)

GÓMEZ: Juan Francisco Gómez, nacidohacia 1720, casado con María FranciscaGarcía. Padre, entre otros, de Antonio Gó-mez, casado con Eugenia Olivares Caba.

GUZMÁN: Es uno de los apellidos másantiguos en Moca y posiblemente el másextenso. El tronco de este apellido en Mocafue Carlos de Guzmán, nacido hacia 1720 ycasado con Elena García Caba. Sus padres,de acuerdo a la única dispensa donde susnombres son referidos, fueron Isidro Guz-mán y Juana Núñez. Este dato es contro-versial, pues siempre se ha pensado que erahermano del Barón de la Atalaya, José deGuzmán. Si fue hermano, entonces fue me-diohermano, ya que los apellidos del barónfueron Guzmán Meléndez.

Mario Concepción, en “Geografía delapellido dominicano”, dice que los Guz-mán de Moca descienden de Diego Guz-mán, hijo de Ramiro Guzmán, y fue pri-mer alcalde de la fortaleza de La Vega.

GRULLÓN: Juan Basilio Grullón, naci-do hacia 1730, casado con Manuela Inoa.Tatarabuelo del prócer Máximo GrullónSalcedo. Pedro Grullón, nacido hacia1750, casado con María Josefa Araujo, de-bió ser hijo del primero.

INOA: Sebastián Inoa nacido hacia1750, casado con Juana Joaquín; padre,entre otros, de Manuela, casada con Ba-silio Grullón, y de Simón Inoa.

JIMÉNEZ: Simón Jiménez, nacido ha-cia 1740, casado con Rosa de León. Fue-ron padres de María y Lucía Ximénez. Ma-nuel Jiménez, nacido hacia 1775, casadocon Juana Sánchez.

LARA: El tronco de este apellido es JoséRamón de Lara, casado Francisca AntoniaRojas Guzmán. Fue padre, entre otros, deFernando de Lara, casado con Emilia Vi-ñas en 1888, y de Jacobo de Lara, casadocon Elena Cabrera y padre de Jacobo deLara Cabrera (Jacobito), ajusticiador delpresidente Ulises Heureaux (Lilís).

LIZ: Originalmente De Li, luego Lis yfinalmente Liz. También figura como Ly.El tronco más antiguo encontrado es Joséde Li, nacido hacia 1770, hijo natural deMaría de Li. Se desconoce la esposa. Padrede Dionisio de Li, casado con Dionisia deVargas. Otro tronco importante es JuanAntonio o José Antonio de Liz, casado conCatalina González, padre, entre otros, deJosé de Li, casado con Altagracia Paulino.

LIZARDO: Hasta ahora, el tronco másantiguo de los Lizardo de Moca es JoséLizardo Guzmán, nacido hacia 1765, hijode un señor apellido Lizardo y Rosa Guz-mán. Casado con Antonia Caba, fue padrede José Luis (o Luis José), Juan y MaríaLizardo. Esta última, después de enviudarde Pedro Comprés, casó con Ramón Vás-quez, siendo la abuela de Horacio Vás-quez. Según Julio G. Campillo Pérez, esteapellido podría ser muy antiguo; en undocumento que reposa en el Archivo Ge-neral de Indias figura un Juan Lizardo, po-seedor de ganado hacia 1742.

LÓPEZ: El capitán Gregorio López, na-cido hacia 1720, casado con Juana Fer-nández de Barrios, fue padre, entre otros,del sacerdote Juan López, primer cura deMoca. Manuel López, nacido hacia 1740,casó con Lorenza Fernández, y José Ló-pez, nacido hacia 1735, casó con MaríaHernández Gil. Deben ser todos descen-dientes de un mismo linaje.

LUNA: Benito de Luna, nacido hacia1735, casado con Encarnación Frías, fuepadre, entre otros, de Antonio Luna, fa-llecido en 1833 en Moca y casado con Pe-tronila Camacho Fernández.

MÉNDEZ: Jacinto Méndez, nacido ha-cia 1786 y casado con Tomasina MuñozGonzález. Entre sus hijos podemos men-cionar a José María Méndez, casado conPetronila Burgos Gómez.

MENDOZA: José Mendoza, nacido ha-cia 1790 y casado con Ana Ceballos; PedroMendoza, nacido hacia 1790 y casado conIsabel de los Santos.

Instituto Dominicano de Genealogía

No crean que voy a hablar deesta patria nuestra que com-prende 48,000 kilómetroscuadrados, de la isla de SantoDomingo, situada en el cora-zón del Caribe. Una patria

maltratada por una inmisericorde e intermi-nable ola de violencia e impunidad. No, novoy a hablar de nuestro pequeño terruño,por lo menos por ahora. Estuve tentada detitular un artículo con este título tan atra-yente, pero preferí presentarles mis reflexio-nes a partir de la lectura de esta magnífican ove l a .

Vi a mi cuñado Julio con este libro en susmanos. Se lo arrebaté. Me prometió que melo entregaría una vez finalizara su lectura. Asílo hizo. Cuando lo recibí, fue mi libro de ca-becera por varias noches. Me fascinó. El au-tor, Pedro Ángel Palou, utilizó los archivos dePorfirio Díaz que se encuentran en la Uni-versidad de Puebla, México, pero muy es-pecialmente las memorias de Porfirio Díazque entregó solo a sus amigos. Después devarios largos meses de investigación, decidióescribir la novela que se inicia con el des-tierro del caudillo dictador. Está escrito enprimera persona. Con una prosa sencilla ycautivante, retrata con maestría los últimosaños de vida de este fundamental, amado ycuestionado hombre en la historia republi-cana de México de inicios del siglo XX.

La novela comienza con una autorrefle-xión sobre su agitada vida, siendo jovenenérgico que se convertía en el líder de ma-sas que lo llevó a la cima de la vida políticamexicana, y luego a su vida de penumbrapermeada por el destierro y el olvido. Se de-nomina a sí mismo como “el fantasma depiedra, una roca invisible, aunque maciza...Soy polvo y vengo del polvo....Soy para midesgracia, eterno. Porque soy también un la-mento, una rabia negra y pegajosa, una bilispestilente, una guerra que no termina...”

Se presenta como el hijo de Petronila Mo-ri, una mujer del pueblo, tan fuerte comouna roca, y dura e impenetrable como lo erael mismo Porfirio. Habla de su niñez y la re-cuerda como la del niño huérfano y pobreque para sobrevivir tuvo que convertirse encarpintero y cazador. Se autodefine duro eimpenetrable, “de hierro como las armas”,pero débil al mismo tiempo. “De noche lloro.Entonces pienso en mi madre huérfana...que casó casi niña con mi padre. Mi padreque también fue un fantasma para mí.” Po reso se define como un ser que recibió lasinfluencias de todo el mundo que lo rodea-ba: el cura, el tendero, el carpintero, el car-nicero, y por supuesto, y sobre todo, de Pe-tronila su madre.

A partir de entonces, hace un balance desu vida política. Se reía cuando le decían queera el líder pragmático y liberal. Reconoceque fue fuerte y represivo: “Tuve la manodura. La mano de pedernal. La mano de hie-rro. Si, es cierto, hice polvo con esa mano aquien se interpuso en el camino. Orden y

Progreso no se logran fácilmente. No es tareade pusilánimes.”

Pero el camino hacia el triunfo político dePorfirio Díaz y la mayoría de los políticos estáplagado de fracasados intentos por arribar alpoder. De ensayos y errores, de alianzas in-fructuosas, de discursos no escuchados ybatallas, muchas batallas perdidas. Por esose define como el prófugo, el tránsfuga, “elque no pudo llegar a la presidencia, el queperdió con su primer levantamiento, el quese escondió en Veracruz y se puso a hacerm u e b l e s”. Pero como él mismo lo dice, fue elque regresó y triunfó y se reeligió una y otravez, haciendo uso de todos los artificios. Perola vida política es cambiante. Y después deaños creyéndose el poderoso Porfirio, tuvoque salir al destierro en un barco. Huyó co-mo un bandido. “Cuando estás en el poder tesobran amigos, abrazos, regalos, adulacio-nes. Cuando lo dejas... te das cuenta de todoslos enemigos que has hecho. En casi cuatrodécadas he sido intocable, omnipresente.Hoy tengo que salir en un barco alemán pormiedo a que uno de mis compatriotas meacuchille por la espalda... No tengo miedo....Tengo dolor. Un dolor en el pecho, que esuna mezcla de rabia e impotencia...”

A partir de ese momento, la novela se de-sarrolla en la travesía del viaje obligado, en elcual el otrora gran y poderoso señor PorfirioDíaz, sentado en la cubierta rememoraba suvida de fracasos, derrotas, triunfos, muchostriunfos, alianzas exitosas y la estrepitosacaída. Renunció al poder cuando se diocuenta que ya no era amado ni respetado;más aún cuando no confiaba ni en sus máscercanos colaboradores. Mirando hacia elmar, sentado en la proa del barco, rememoralas turbas despavoridas que salieron a las ca-lles a destruir con saña sus estatuas y a que-mar con violencia todas y cada una de suscasas. Por eso tuvo que salir escabullido, co-mo un ladrón, como un don nadie. Por pie-dad del capitán de un barco de carga alemánpudo escapar con su familia el 31 de mayo de1911. Seguimos en la próxima. El espacio seha agotado. Nos vemos.

Pedro Ángel Palou, Pobre patria mía. La novelade Porfirio Díaz, México, Editorial Planeta Me-xicana, SA, 2010. (185 pp)

m u - k ie n s a n g @ ho t ma i l .co m

m u - k ie n s a n g @ puc m m .ed u .do

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A RE Í TO 5Sábado 8 de d i ci e m b rede 2 012 H OY

El Dr. Lino Romerocompara la violencia

7. Esa violencia está en todas las clases so-c ia les

En el capítulo 19, el Dr. Romerorealiza un breve estudio compa-rativo entre la violencia en losEstados Unidos y la RepúblicaDominicana. Lo más importan-te que debe retenerse es que

Norteamérica es el país más violento delmundo. No sé si el nuestro está cerca de dis-putarle ese título.

Luego, el segundo aspecto importante esque en nuestro país, al igual que en Nor-teamérica, se creyó siempre que la violenciaintrafamiliar era un caso que solamenteocurría en las clases bajas. Las investigacio-nes científicas en los dos países han esta-blecido que la violencia doméstica ocurre entodas las clases sociales.

Pero sucede que en las clases media alta yalta, la violencia intrafamiliar se queda en elarmario por las razones siguientes, según elDr. Romero: “En esta última clase social, [laoligárquico-burguesa, pero también en lamedia alta o pequeña burguesía, DC] lasmujeres eran renuentes a revelar los maltra-tos conyugales por miedo a: 1) la ‘ve rg ü e n z as o c i a l’, 2) dañar la carrera de su esposo, y 3)producir daños a sus hijos. Por esa ‘renuen -cia social’, la mayor referencia bibliográficaacerca de la violencia intrafamiliar procedede estudios realizados a familias pertene-cientes a las clases socio-económicas bajas,ya que estas familias son más accesibles a lasagencias gubernamentales y comunitarias,así como a los centros de investigación uni-versitar ios.” (p. 202)

Sin embargo, otra explicación radica enque por razones de vecindad, hacinamientoe igualación de todos en la pobreza, en lasclases bajas (proletariado y afines) nadieguarda secretos y todo se sabe. Las clasespobres ventilan en el patio de la vecindad susproblemas y no se avergüenzan de hacerlo.Esa es la mejor terapia para los pobres.

De que existe una gran violencia intrafa-miliar entre los hogares del frente oligárqui-co-burgués y la pequeña burguesía alta, nohay duda, pero por el enorme poder eco-nómico, político y el prestigio social de quegozan sus miembros, los problemas de vio-lencia doméstica se resuelven de otra ma-nera: con puestos diplomáticos en el exte-rior, con becas en universidades extranjeras,con labores sociales en organizaciones o ins-tituciones prestigiosas para las damas y se-ñoritas abusadas, con el establecimiento de“b o u t i q u e s”, joyerías o comercios lucrativospara los miembros abusados, y en casos ex-tremos con la entrada a la curia eclesiásticaen calidad de monjas o sacerdotes, amén deotras vías secretas conocidas históricamentepor la clase alta para librarse de esos pro-

blemas, como el amancebamiento de lujo.En el inicio de este siglo comienza a verse

ya a algunos miembros jóvenes del frenteoligárquico (hembras y varones) ingresar alclub del arte (cine, pintura, música clásica,actuación teatral), antiguamente reservadoa las clases media y baja. Pero ni por asomose ve a ningún miembro del frente oligár-quico coquetear con la quemante ficción.

Lo que difícilmente se produce en los casosde violencia intrafamiliar entre los miembrosdel frente oligárquico es el asesinato o el di-vorcio. Hay demasiado millones de pesos, dó-lares y bienes muebles e inmuebles envueltosen esos matrimonios endogámicos o de con-veniencia para que se produzca una tragediade ese tipo. Además, si se produjera un crimen,quedaría sepultado en las profundidades se-cretas de esa misma clase, pues esta no toleralos escándalos públicos por perjudiciales a susempresas y a la división de las fortunas porcausa de divorcio.

El oligarca y el burgués tienen los mediosa su alcance para ahogar el escándalo en supropia cuna. Vigilan con los medios econó-micos, políticos, sociales y mediáticos, o conel pago a detectives privados o públicos, conla intervención de teléfonos o con micrófo-nos ocultos, la conducta de la esposa y loshijos. Si se produjera una infidelidad conyu-gal de parte de la esposa, esta quedaría apar-tada y confinada a determinados roles co-dificados en el mundo empresarial y social y,a no dudarlo, con un porciento elevado deprobabilidades, ya antes el esposo se habríabuscado a una amante.

Cada cual continúa su vida sin necesidadde partir bienes, pues eso atentaría contra lasupervivencia de las empresas familiares. Aveces, los hijos de oligarcas que tienen per-sonalidad rebelde, se casan con parejas declase social más baja. Estas parejas sufrenmucho, sobre todo si son mujeres, pues sonmarginadas y quedan reducidas a una so-ledad espantosa y se ven inclinadas a refu-giarse, casi siempre, en el alcohol, las drogaso los juegos.

Luego de un divorcio, si se produce, la re-partición de los bienes acumulados por lafamilia oligárquico-burguesa solamente be-neficia a la mujer, quien devendría radical-mente independiente por primera vez en suvida. En segundo lugar, a los hijos, que go-zarían de un estatuto más libertario e inde-pendiente. Pero ahí están prestos a mediar,ideólogos, juristas y sacerdotes para persua-dir “por las buenas” a la esposa de que, segúnDios, no le conviene divorciarse a causa de lavergüenza social. Si la mujer insiste en el di-vorcio y la repartición de los bienes acumu-lados dentro del matrimonio, pueden ocu-rrir dos situaciones, 1) que haya amenazasde muerte en su contra, y 2) que el poderfamiliar de la esposa sea tan grande que el

marido se vea forzado a divorciarse y aco-gerse, jurídicamente, al reparto de las rique-zas acumuladas, lo cual significaría, si no suruina, al menos la disminución o merma delos dividendos de su ahora disminuidas em-presas y de su prestigio y poder social.

En cambio, en las clases bajas la gente semata por otros motivos (pasionales, bruje-ría, deudas, afrenta al honor). No hay nadaque repartir. En la clase media se suscita devez en cuando alguna que otra tragedia, perocomo sus miembros aspiran a ascender eimitar a los burgueses y oligarcas, tratan atoda costa de evitar los asesinatos de parejaso el divorcio, aunque a veces no se logre y elescándalo salpique la prensa. El oligarcacontrola la prensa. Cero escándalo, pues.

Cuando estuvo centrada en el campesi-nado, la narrativa dominicana se llenó de ca-sos de asesinatos y violencia por causas pa-sionales, deudas, juego, brujería, supersti-ciones, afrenta al honor y otras ideologíasprecapitalistas. Hay muchos cuentos deJuan Bosch con estos temas. Estos ejemplosbastan para cubrirlos: “La mujer”, “El res-g u a rd o”, “La pulpería”, “La pájara”, “El cuchi-l l o”, “Cu n d i t o”, “La sangre”, “Lu c e ro”, “Sa nA n d r é s”, “La negación”, “La Nochebuena deEncarnación Mendoza”, “El indio Manuel Si-cur i”, “Todo un hombre”, “Ro s a”, “Rumbo alpuerto de origen”, “La desgracia”, y “Lamuerte no se equivoca dos veces”.

Los artistas y escritores de raza, antes deque lo descubran los profesionales de la sa-lud mental, ven el abismo antes de vivirlo, esdecir, lo que de tenebroso y violento ocurreen la sociedad.

El Dr. Romero aborda en el capítulo 20 eltema del valor del divorcio. La lección másimportante que se puede sacar de esa sec-ción es que el divorcio no tiene que ser unproceso doloroso donde esposos e hijos, silos hay, queden destrozados y traumatiza-dos para siempre.

Cierto es que tanto la religión, si es de Es-tado, y el Estado mismo, así como la socie-dad en su conjunto, condenan el divorcio ycastigan y discriminan a los divorciados, pe-ro realizan todo lo que esté a su alcance paraque las parejas no se divorcien. Estas ins-tituciones prefieren que las parejas con pro-blemas insolubles vivan infelices toda la vidacon tal de que no se divorcien. Esta políticaobedece a la estrategia mayor de esas ins-tituciones: lograr, aunque solo sea una fic-ción, la unidad-verdad-totalidad del Estado,la Iglesia y la familia.

El Dr. Romero concluye con estas pala-bras: “Mi experiencia como psicoterapeutaes que el divorcio puede ser, y a menudo loes, una experiencia plenamente liberadora yp o s i t i va .” (p. 305)

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ENTRE MUSICOSF

reddy Beras contaba una vez en-tre risas y lágrimas la historia deun compatriota nuestro que fuea Madrid con la idea de parti-cipar en un curso de aprecia-ción musical. Cualquier día, en

medio de una de las sesiones llamó el do-minicano la atención del maestro con la si-guiente salida: “usted sabe una cosa, pro-fesor, que a mí nunca me ha gustado Beet-h ove n”. Ante la insólita declaración, el espa-ñol, casi perdiendo la compostura y con sutípica “curva intonativa”, irónica a la vez, lerespondió: “¡Ah caramba, no me diga!, …en -tonces, se fastidió Beethoven”. Esta simplehistoria, si bien hilarante, revive en mí unaperenne reflexión.

Perenne, sí, aunque inútil la idea de tratarde remontar la mirada a través de los innu-merables siglos transcurridos desde la apa-rición de la música en las manos de los sereshumanos. De antaño, asignarle gustos, pre-ferencias y diferentes sabores para amenizardeleites y goces, ha sido para los músicos,sus seguidores y hasta el mismo arte mu-sical, un colosal desvío de las razones de suexistencia, sin excluir la culpabilidad de lospropios músicos. Cuando se cambia el sen-tido único y profundo de este arte, por elrecreo de los sentidos, en procura de pla-ceres sutiles o mundanos, se desvía la pers-pectiva de los orígenes.

La música no existe para satisfacer los di-ferentes gustos de quienes la escuchan, no esun simple sorbete de limón ni el rostro bellode la chica del bar que nos gusta o no. Lamúsica es un idioma de abundante voca-bulario, de gramática y sintaxis compleja, unmedio de comunicación que trasmite ver-dades del alma, profundas e imposibles deexpresar con el lenguaje común. El artista,en sentido general, no hace otra cosa quenarrar sus propias emociones, su respuestaal entorno en que se desarrolla, las acumu-ladas percepciones del mundo en que vive,—es en esencia un ser autobiográfico. Es-cuchar el más breve poema musical requiereun estado de reposo mental, de compresióny silencio absoluto, el momento cuando sóloreina el sonido que nos trae el mensaje en-viado por el compositor desde las profun-didades de su ser, envuelto en melodías yarmónicas arabescas tejidas sobre rítmicosacentos. Las salas de concierto semejan ver-daderos templos consagrados a deidadessupremas donde se congrega una feligresíadevota y cautiva ante tanta magnificencia.La música transcurre serena por los recintossilenciosos del espíritu, y que se sepa, el es-píritu no alberga papilas gustativas; nos llegael mensaje y se asimila a través de las neu-ronas del cerebro hasta vibrar en nuestroscorazones y luego reposar en nuestra com-pleta estructura.

No se trata, comprendámoslo, de juzgarni emitir opiniones de gustos o rechazos. Essemejante a cuando un amigo nos cuenta desus cuitas, sus devaneos o el triunfo de unlogrado empeño, en tal momento no esperaél opiniones de agrado o rechazos ante suhistoria, sólo busca compartir al tiempo queespera compresión de quien le escucha.

Basta callar, escuchar y tratar de entender.Al momento de expresar gustos o disgustosse detiene el proceso de asimilación, de en-tendimiento total. Ese es el único sentido delarte musical, no hay más. Esta confusión delos valores se remonta quizás a tiempos an-teriores al período medieval con la apariciónde los llamados mecenas, patrocinadores deartistas, no sólo de músicos, sino de pintoresy escultores.

La ambición o la misma ausencia de ellavino a doblegar la mentalidad de los can-tores, juglares, también los músicos de lascortes como fueron llamados más tarde,hasta desembocar en la actual tortuosa y tor-turadora industria de la música, marcadapor el degradante lema de producir “lo quele gusta a la gente”. Todo el entramado de lamúsica popular está impregnado de estaubicua sentencia y evangelio del comercia-lismo: lo que se vende, nada más importa. Sumeta fija es llegar hasta conquistar aquelgusto de la gente, un paladar que está a suvez hartomanipulado.

El lector se preguntará, ¿de qué, entoncesvivirán los artistas, haciendo caso omiso detodas estas utópicas sugestiones? La res-puesta no se vislumbra a flor de labios; perode seguro no se mantendrá in aeternum estestatus quo, que ya data de tan in illo tempore,sujeto únicamente a los caprichos de cual-

quier audaz comerciante de talentos.Lo anterior, estoy bien consciente, no al-

canza a ser más que etéreas reflexiones, bientardías. Esto pudo haber sido escrito en elaño 750 a.C., no ahora cuando la humanidadse torna rebelde sobre sí misma, cuando laya cotidiana violencia de géneros y subgé-neros se acrecienta hasta superar todas lasaritméticas, y el impulso hacia la destruc-ción sustituye lo más preciado que puedealbergar el ser humano: el amor, traducidoen una constante conducta y actitud de bon-

dad y compasión hacia todo lo que existe.Luego, cómo hablar de música, pensamien-to y espíritu, en este presente siglo sin el ries-go de procurarse un merecido...¡VAYASE US-TED, MI

COMPADRE, CON SU MUSICA A OTRAPA RT E !

Acorde final ——Qué pena!

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A RE Í TO 7Sábado 8 de d i ci e m b rede 2 012 H OY

Un panel sobrecrímenes de Trujillo

Desde los inicios de la décadade 1930 se construyó en muypoco tiempo un aparato in-fernal de dominio y opresiónterrible sobre la poblacióndominicana, demostrando

cómo el aparato gubernamental trujillistaadquirió con prontitud una eficacia senci-llamente inédita en el curso de la historianacional que no tenía nada que ver con el“Conchopr imismo”, “esta apología implícitadel trujillismo para denostar la época ante-rior de atraso en que se desenvolvía el Estadohasta la ocupación de los Estados Unidos”.

Roberto Cassá, quien hizo la considera-ción, agregó que detrás de esa herencia, eldictador logró construir un aparato estataltremendamente opresivo y eficiente que seinmiscuyó en los aspectos más variados dela vida social, y sobre una base del control delos espacios micros “se logró ese reciclaje dela dictadura que permitió su duración in-definida y la necesidad, como lo previeronalgunos antitrujillistas lúcidos, de que la úni-ca forma de su caída resultase de la elimi-nación física del propio tirano”.

Los conceptos del laureado historiadorfueron emitidos en un panel en el que nohubo un solo reconocimiento al sátrapa y sulargo gobierno. Estuvieron ausentes los ca-lificativos rimbombantes y solo se mencionóel título de “Je f e” para ridiculizarlo. Lo hizoEliades Acosta Matos cuando dijo que Tru-jillo proclamó en una ocasión que su ma-quinaria no se detendría “porque nosotroshemos trabajado con sentido de eternidad”.

“Entre todos tenemos que demostrarle al‘Je f e’ que no tenía ninguna razón”, significóAcosta aclarando que utilizaba el términoentre comillas.

Eliades Acosta es el cronista que ha hechomejor uso del “Fondo Presidencia” en el Ar-chivo General de la Nación, del cual ha pu-blicado cinco libros que se analizaban esanoche en que se ponderó ese acervo que, ajuicio del escritor cubano, es la mejor res-puesta a opiniones de Ramfis DomínguezTrujillo quien el pasado 24 de octubre, enhomenaje póstumo a su abuelo, dijo: “Ha yque estudiar la historia, hablar con hechosfehacientes y colocar las cosas en su justamedida para que el pueblo pueda apreciarlas grandes hazañas durante ese periodo –eltrujillato- que fue el más fructífero de la Re-pública Dominicana… ”.

“Como el señor Domínguez nos remitía ala idea de la verdadera historia, creo que serácomplacido por parte del AGN al hacer uncompendio de seis tomos con la verdaderahistoria que él nos remite a leer. ¡La verda-dera historia está aquí! En estos libros no hayni un solo documento de los opositores, nide los exiliados, ni de Bosch, Jimenes Gru-llón, Dato Pagán ni militantes que hicieronmanifiestos; no hay nada de Galíndez ni deAlmoina: ¡Aquí está, solamente, la docu-mentación del Gobierno, por tanto, estaríaahí una buena parte de la verdad que se pi-de!”, replicó Acosta, el último expositor del

panel que integraron, además, RaymundoGonzález de Peña y Alejandro Paulino Ra-mos, quienes analizaron el papel de los in-telectuales y la utilización del Estado en be-neficio personal.

El lugar se rebozó con representantes defundaciones patrióticas, investigadores, po-líticos, escritores y otro público en el que lapresencia trujillista fue mínima. Con circu-lares, memorándums, informes, recogidosen las obras, los disertantes desmontaron re-conocimientos reiterados a supuestas accio-nes positivas de aquel régimen, recordadaspor el nieto en su más reciente embestida detributos a su antepasado, entre ellas que nomoría nadie de enfermedades curables y hoyla gente muere de dengue y que Trujillo creóel desayuno escolar y el de hoy envenena alos niños.

El autor declaró cuánto costaba entoncesla medicina, qué se pagaba a una lavandera,qué comían los presos, de qué morían losrasos y clases inferiores del Ejército y enu-meró las que definió como “enfer medadesde la miseria” que extinguían vidas: tuber-culosis, parálisis, neumonías, venéreas. Esosrasos, dijo, eran el mismo pueblo llevado areprimir, que no podían pedir licencia por-que ello conllevaba pasar hambre. “Aquí haycartas desgarradoras, mujeres reclamandopensiones para sus hijos de un peso”, excla-mó y aclaró que no se justifique con cuantorepresentaba entonces esa suma porque ha-bría que compararla con el precio de pro-ductos y servicios.

“¿Que no había corrupción cuando Truji-llo?”, preguntó Acosta. “Aquí están las pruebasdocumentales de por qué razón hubo una éliteque se enriqueció alrededor de las obras queTrujillo siempre asignaba como un donativop e r s o n a l”. Se refirió al interrogatorio a AnselmoPaulino cuando cayó en desgracia y comentóasombrado: “Uno no tiene noción de cómo unhombre tan cercano a Trujillo pudo montar unaparato de corrupción, de cobrar por contratoen el Estado, lo que entraba a su cuenta, a la desu hermano Cristóbal Paulino, capitán delEj é rc i t o … ”.

Habló de los arrestos ciudadanos, someti-mientos a jornaleros, mortalidad infantil, ni-ños que nacieron sin reconocimiento filial, “y

mientras todo esto ocurría, no solo el clan vivíala dolce vita; mientras el pueblo tenía que ro-garle al Partido Dominicano una cama en unhospital, se derrochaban miles de pesos en os-t e n t a c i ó n”, enfatizó e hizo recuento de encar-gos para manufacturas caprichosas y ridículasde Trujillo y su familia en establecimientos co-merciales extranjeros.

Cuarenta mil cajas. Roberto Cassá, quientrató los mecanismos de control, adoctrina-miento a campesinos y pobres, intromisiónen la vida íntima de las familias, ejercicio delterror, complicidad del clero y la intelectua-lidad trujillista con el régimen, reveló que enel AGN el periodo de Trujillo es el que tienelos materiales más interesantes y que deve-lan en mejores condiciones lo que ocurría enel país en ese momento.

“No podemos escribir de la época colo-nial sin acudir a los archivos de Indias, ni deinicios de las primeras décadas del siglo XIXsin ver la correspondencia de los agentes dediversas potencias. Hay un vacío de produc-ción documental, pero del periodo de Tru-jillo se puede decir prácticamente todo a ba-se de la documentación que solamente seguarda en el AGN y que tiene alrededor de 40mil cajas. Es un fondo gigantesco”.

Eliades Acosta expresó que aunque en de-terminado momento una parte de estos do-cumentos fueron expurgados, “en el sentidodocumental no hay un crimen perfecto: siem-pre hay un rinconcito donde puede aparecerun pedacito de papel aparentemente inocenteque nos abre un camino de investigación y nospermite entender sucesos”.

Paulino Ramos dio cuenta de la maneraen que se enriqueció Trujillo y cómo invirtiólos recursos y controlaba sus empresas. “Re -sulta alarmante la forma en que los Trujillose apropiaban de las propiedades ajenas,encubriendo sus acciones con el nombre det e s t a f e r ro s”, comentó. Raymundo Gonzálezconsideró que “las trayectorias intelectualesbajo la dictadura de Trujillo es un trabajo queya se ha iniciado pero que todavía requierede mejores esfuerzos”.

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“No hay crimen perfecto”, afirmó Eliades Acosta.

Alejandro Paulino: Alarmantecomo Trujillo se enriqueció”.

Roberto Cassá: El FondoPresidencial es gigantesco”.

Raymundo González: Requierede mejores esfuerzos”.

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8 Sábado 8 de d i ci e m b rede 2 012H OY A RE Í TO

LA TAMBORAno es africana…¡es aborigen! (I)

España perdió un continente…¡La Iglesia… ganó su alma!.. En-sartados entre ronqueras aristo-télicas y equívocos de un Uni-verso geocéntrico, el impactoinesperado de un “s e r” y un

“m u n d o” innominado desquició las confun-didas bases filosóficas del viejo continente.El español que llega con el Descubrimientodesde aquel pretensioso “m u n d o” de abe-rraciones lamentables viene aturdido en esaviscosa maraña de prejuicios culturales y ce-rrazón religiosa, donde moraban solo “se -l e c t o s” antediluvianos descendientes deAdán y Eva. La aparición súbita de un con-tinente inconocido trastornó los equívocosepocales y desarmó sus arcaicos argumen-tos. ¿De cuál “Ed é n” surge aquel “b a s t a rd o”ser americano?

Hay más equilibrio espiritual en la for-mación tranquila del indio que en el des-concierto del español aventurero. De ahíel comportamiento socialmente inteli-gente y educado de Guacanagarix y la in-diada, para quienes aquellos eran, sen-cillamente, seres humanos similares aellos. El indio nunca tuvo dudas. La con-fusión española termina planteando elabsurdo de que el indio fuese un animal,carente de alma. Es lo que induce a tomarcon ligereza, memorias, expresiones, cos-tumbres y rasgos culturales del primercontacto en nuestra Española. Hemos re-cibido una historia acomodada y prejui-ciosa, que España ha pretendido impu-dorosamente imponer. Como la mentiravergonzosa de Sevilla y sus falsos “re s t o sde Colón”, o el absurdo irrespetuoso deuna virgen “a p a re c i d a” en mitad de unabatalla para desfavorecer a los infelicesindios. ¿Cuál justicia divina encarnaría?…Nacionalizando la maternidad bíblica,lastiman, sin rubores, la sensibilidad obli-gadamente honesta de la historia… y alrespeto debido a la inteligencia del hom-b re … si es higiénica…. papel de lija.

Es el independentismo victorioso deEnriquillo y sus 14 años de guerra, lo quealarma y pone un punto y aparte a la con-quista, ante temores ciertos de conatosimitativos de sublevación en tierra firme.Enriquillo desconoce, irrespeta y humillala banalidad y estrategia de las autorida-des locales, desarmando al pragmáticoemperador Carlos V, forzándole a asumir,inevitablemente, la dimensión categóricadel cacique; al igual que él, un genial ypoderoso monarca, con quien hubo quetratar soluciones de igual a igual, so penade continuar haciendo el ridículo. El en-vío directo del documento de paz desdeEspaña en manos de Barrionuevo, y sufirma y acuerdo entre ambos “m o n a rc a s”cambia y redimensiona la valoraciónirrespetuosa del indio de La Española,obligando al conquistador a reformular afondo sus conceptos retrasados con res-pecto al aborigen nuestro. Indudable-mente, un fenómeno que obligó a Españaa redefinir los aspectos de relación bási-cos de la conquista, beneficiando al indioen tierra firme.

La tambora no es africana, viene ya in-sertada en la cultura aborigen. Su presenciahistórica es remotamente anterior a la apa-rición de las negritudes en América. De ha-berlo sido, tendría que haber estado presen-te en la cultura instrumental haitiana o cu-bana, por citar, dada la desproporcionadaincidencia africanoide en ambas. No haytambora en el merengue haitiano y es casidesconocida en Cuba. Ambas sociedades ig-noran su cultura funcional de toque orgá-nico; el cómo, técnicamente, recrear, repicarel instrumento; y más distante aun, su tra-dicional y emblemático ritual de construc-ción. Su rigor cuasi-religioso, místico, en ladiferenciación respetuosa del encorado se-gún el género (chiva hembra, que no hayaparido, para garantizar la extensión y evitardestemplanza en un lado, y chivo macho dellado opuesto), resultante en dos sonidos vis-cerales de intensidad y colores diferentes. Elhoyuelo en su cuerpo para que los sonidos“re s p i re n” y trasciendan. El ajuste de los cue-ros bajo presión de un aro de bejuco grueso,que calibra los sonidos y aporta a su vez unenriquecedor y distinto repique, se estable-

ce, según el manual tradicional de afinación,estirando los cueros, utilizando cuerdas ade-cuadas de cabuya insertadas en los bordesrasgados, decorativamente abrazadas, en-tretejidas alrededor del cuerpo del instru-mento, de modo que, particularmente, la ti-pifican y son parte de su rostro decorativotradicional. El respeto costumbrista al arcai-co sistema, cuyas raíces laten en nuestrastradiciones rituales taínas y criollas, es man-tenido entre los artesanos de antigua tradi-ción, evidentemente, muy distante de la me-todología africanoide.

Los tambores en la cultura negra, gene-ralmente encorados de un solo lado, soste-nido por un aro metálico, no por cuerdasdecorativas estiradas, son usualmente afina-dos con aplicación de fuego desde abajo, in-ducido dentro del espacio interior tubulardel cuerpo del instrumento. Generalmenteasentados sobre el piso, son percutidos conlas manos, sin “p a l i t o”. Desconocemos quehaya ritual alguno en su construcción, comoperdura en nuestra tambora.

Es la poderosa cultura taína la que pe-netró la cultura y ritualidad esclavista. Elvuduismo, emblemática y estridente ex-presión de ritualidad negroide, es la másnotoria entre estas incisivas influencias.El vudú, en sus pretensiones espiritistasy teatralidad, luce calcada en el ritualaborigen de la “c o h o b a”. Delata en sus“m o n t a j e s” rituales, aun hoy, el uso del“t u b a n o” de tabaco, la utilización de ma-racas y la ingestión de brebajes en sus“transpor tes” de teatral “e l e va c i ó n”. Es-tos clásicos símbolos culturales son ban-deras históricas de la raza. “Ta b a c o” y“m a ra c a s” constituyen objetos vibrantesde identidad y significación taína. “Ta -b a c o” y “m a ra c a s” fueron aportes cono-cidos en “La Española” y asimilados porlas negritudes, luego del contacto con lainfluencia ritualística de la “c o h o b a”abor igen.

La historia afirma: “Sus instrumentosmusicos, eran flautas hecha de caña, cara-coles, bosinas, y unos higuerillos que desianmaracas, y pequeños tamborillos, que ha-

sian de un calabaso largo entre dos pieles dejutias, y otros sin pieles mayores de solo unmadero hueco; cuya desigualdad de sonidosconsertavan con algun jenero de consonan-c i a”. (“Hist. de la Conq. de la Isla Española, L.J. Peguero, t. I, Trasumptada de Hist. Gral. deIndias de Antonio de Herrera Coronista Ma-yor de su Majestad, y de las Indias, y de Cas-t i l l a”. (p.115).

Tan categórica como trascendental afir-mación salva del olvido y establece para lahistoria dominicana la presencia objetiva deun virginal antecedente básico en el arsenalinstrumental aborigen en el origen de nues-tra emblemática tambora, culturalmenteinobviable. El dato determina e inserta eledénico instrumento, en sus orígenes, a laestructura básica del traspatio cultural taíno,traspasado luego a nuestras ancestrales he-rencias criollas.

Los flujos que alimentaron y sintetizaronsus raíces culturales se remontan a gruposremotamente antecedentes ubicados en Su-ramérica, que fueron diseminando su sínte-sis y gracia taína hacia las Antillas. El dato queconfirma históricamente la ignorada refe-rencia aparece inserto en “Décadas del Nue-vo Mundo” de Pedro Martyr (T. II, p. 701).Refiriéndose a los grupos Chiribichenses delDarién, no solo alude al curioso fenotipo, an-tecedente lógico de nuestra “t a m b o ra”, sino,igualmente, confirma la presencia coinci-dente de nuestro aborigen Mayohuacán:

“También fabrican pequeños tamboresadornados con variadas pinturas, vaciandoel contenido de una calabaza o ahuecandoincluso un trozo de madera mayor que elbrazo de un hombre”.

¿Qué cosa era denominada: “c a l a b a s o”?Pedro Martyr apunta en sus Décadas (T. I, p.136, Lb. III), experiencias que pone en bocade Cristóbal Colón:

“Tienen todas esta islas una cierta cla-se de árbol, que alcanza la altura de losolmos, y que produce por fruto calaba-zas; beben el líquido que produce, perono comen su pulpa, la cual es más amar-ga que la hiel; la corteza es tan dura comola de una tortuga”.

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