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motricidad orofacialTRANSCRIPT
RevMOf 2014 Nov-Feb; 5(1):438-475 e-mail: [email protected]
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C o m i t é E d i t o r i a l
Director / Editor:
Mg. B. David Parra Reyes Especialista en Motricidad Orofacial – Magister en Neurociencias Docente de la Universidad Nacional Federico Villarreal Hospital Nacional Guillermo Almenara I. [email protected]
Equipo de Gestión:
Fgo. Franklin Susanibar Ch. (Coord. Académica) Docente de la Universidad Peruana Cayetano Heredia Centro de Rehabilitación del Policlínico Peruano-Japonés [email protected]
Mg. Ivan Ramos Gutarra (Coord. Científica) Maestría en Pedagogía y Didáctica Universitaria Docente de la Universidad Nacional Federico Villarreal y UNIFE [email protected]
Equipo de Revisión:
Dra. Irene Queiroz Marchesan (Evaluación MO y Habla) Doctora en Educación Directora Clínica y Formadora en MO de CEFAC - Brasil [email protected]
Dra. Laura Villegas (Deglución) Doctora en Fonoaudiología Docente de la Universidad Museo Social Argentino [email protected]
Mg. Midori Hanayama (Fisuras NLAPs) Magister en Fonoaudiología Especialista en Fisura Labiopalatina: Evaluación y Tratamiento [email protected]
Fga. Patricia Cedeño O. (Fonoarticulación) Especialista en Motricidad Orofacial y Terapia Miofuncional Coordinadora del CEFAC - Colombia [email protected]
Mg. Ruth Espinosa Estupiñan (Foniatría) Magister en Lingüística Especializada en Análisis Espectrales de Voz con Enfoque Judicial [email protected]
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Mg. Omar Alarcon Palacios (Ortodoncia) Magister en Estomatología con Mención en Ortodoncia Docente de la Universidad Peruana Cayetano Heredia [email protected] C.D. Elmer Acevedo Ruiz (Odontología) Cirujano Dentista UNFV Post-Grado Rehabilitación Oral UCSUR [email protected]
Lic. Luis Aliaga Valverde (Respiración- Fisioterapia) Post-Grado en Rehabilitación Cardio-Respiratoria Hospital Nacional Guillermo Almenara I. [email protected]
Lic. Nora Ruiz Valverde (Alt. Craneofaciales) Especialista en FNLAPs Centro ARMONIZAR [email protected]
Equipo de Redacción:
Mg. Alejandro Dioses Chocano Magíster en Psicología con mención en Psicología Educativa Centro de Rehabilitación del Policlínico Peruano-Japonés [email protected]
Equipo de Difusión: Lic. Antonio Macedo Cornejo Maestría en Administración y Gerencia Social Gerente Comercial de la Red Terapéutica Perú [email protected]
Equipo de Traducción:
Lucero Espinoza Lévano (del Portugués) Terapia de Lenguaje UNFV [email protected]
Lic. Claudia Juarez Escobar (del Inglés) Doctorado en Salud Pública Docente de la Universidad Nacional Federico Villarreal [email protected]
Lic. Giannina Gamarra (del Inglés) Especialidad de Motricidad Orofacial Instituto Médico de Lenguaje y Aprendizaje [email protected]
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Equipo de Apoyo Externo:
Dra. Irene Queiroz Marchesan (Brasil) Doctora en Educación Director Clínico y formadora en MO de CEFAC - Brasil [email protected]
Dra. Laura Villegas (Argentina) Doctora en Fonoaudiología Docente de la Universidad Museo Social Argentino [email protected]
Lic. Norma Chiavaro (Argentina) Presidenta de la ALDE Docente de la Universidad del Salvador [email protected]
Fga. Patricia Cedeño O. (Colombia) Especialista en Motricidad Orofacial y Terapia Miofuncional Coordinadora del CEFAC Colombia [email protected]
Lic. Yolanda Aybar Orellana (Chile) Fundadora del Área de la Fonoaudiología Oncológica en Chile Instituto Nacional del Cáncer y Clínica Oncológica Arturo López Pérez [email protected]
Lic. Gisella Curioso (E.E.U.U.) Bilingual speech-language pathologist Candidate of Master in Arts [email protected]
Lic. Rosa Bustamante M. (E.E.U.U.)
Bilingual speech-language pathologist [email protected]
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C o n t e n i d o s
E D I T O R I A L Pag. 442
A R T Í C U L O D E I N V E S T I G A C I Ó N
ALTERACIÓN DEL FRENILLO DE LA LENGUA E INTERFERENCIA EN LA MASTICACIÓN
Fga. Irene QueirozMarchesan y cols.
Pag. 443-450
A R T Í C U L O C I E N T Í F I C O
EVALUACIÓN Y MANEJO INTEGRAL DE LA DISFAGIA OROFARÍNGEA Dr. Andrés Ortega T.
Pag. 451-460
A R T Í C U L O R E C O P I L A D O
UN ENFOQUE SENSORIO-MOTRIZ A LA ALIMENTACIÓN Lori Overland.
Pag. 461-465
A R T Í C U L O R E C O P I L A D O
CARACTERIZACIÓN TERAPÉUTICA DE PACIENTES CON MALFORMACIONES LABIOPALATINAS
MsC. Grethel Cisneros Domínguez y Cols.
Pag. 466-471
N O R M A S
NORMAS PARA LA PUBLICACIÓN DE ARTÍCULOS EN LA REVISTA DE MOTRICIDAD OROFACIAL (RevMOf)
Pag. 472-475
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E d i t o r i a l
Estimados lectores:
Una vez más nuestra querida revista electrónica (RevMOf) se complace en presentar su
último número dedicado a compartir, con todos nuestros suscriptores y seguidores,
información actualizada y avances científicos. El propósito de la RevMOf continúa siendo,
llevar una propuesta accesible a la información en temas de motricidad Orofacial y áreas
relacionadas con ese campo de actuación, como es el estilo característico de la RevMOf.
La estructuración de la Revista Digital de Motricidad Orofacial tiene como objetivo brindar
la oportunidad para que nuevos y experimentados investigadores presenten sus trabajos
de investigación científica básica o aplicada partiendo del hecho que la primera persigue la
búsqueda de conocimiento por el conocimiento mismo por la importancia que este tiene
desde el punto de vista científico para nuestra especialización, la Motricidad Orofacial. La
investigación aplicada persigue objetivos concretos y sus resultados sirven para resolver
problemas prácticos que conducen a la mejora de la calidad de vida del ser humano.
Con esta herramienta científica una vez más nos proponemos contribuir al impulso
científico-académico de la distintas regiones del país y de Latinoamérica presentando
propuestas que permitan aumentar las posibilidades de su crecimiento actualizado de
conceptos, combinando la ecuación “Desarrollo Científico –Aplicabilidad Tecnológica” a
partir de estudios que conduzcan a la concreción de resultados que aporten beneficios
tangible para nuestra área común de actuación.
Un gran agradecimiento a los autores y revistas colaboradoras, que hacen posible el
contenido selecto del presente nuevo número de la RevMOf, que cada trimestre llega a
ustedes con una búsqueda completa en temas de importancia y utilidad para nuestros
lectores y colaboradores que se comprometieron desde el comienzo de esta innovación
científica, en el área de especialización denominada Motricidad Orofacial.
El Director
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ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
ALTERACIÓN DEL FRENILLO DE LA LENGUA E INTERFERENCIA EN LA MASTICACIÓN
LINGUAL FRENULUM ALTERATION AND CHEWING INTERFERENCE
Fga. Margaret Cross Silva Clínica Fonoaudiológica Cross, São Paulo; Especialista en Motricidad Orofacial, Brasil
Fga. Maria Lucia Venceslau Carvalho Martins da Costa
Instituto CEFAC, São Paulo; Especialista en Motricidad Orofacial, Brasil Fga. KátiaNemr
Docente de la Universidad de São Paulo,USP; Doctora en Psicologia Social por la Universidad de São Paulo, Brasil Fga. Irene QueirozMarchesan
Diretora do CEFAC- São Paulo; Doctora en Educación pela Universidad Estatal de Campinas.Brasil
Resumen
Objetivo: verificar si los individuos con alteración de frenillo lingual presentan alteraciones en la movilidad de la
lengua y masticación. Métodos: la casuística de esta investigación fue compuesta por dos grupos, un objetivo
y otro control, cada uno de ellos con 10 individuos. El grupo objetivo presentaba alteración del frenillo lingual.
Todos fueron sometidos a los protocolos de evaluación del frenillo lingual y de la masticación. Las pruebas de
la movilidad de la lengua y de la masticación fueron filmadas. Todos los frenillos linguales fueron fotografiados.
Resultados: los datos recogidos mostraron que los individuos con alteración del frenillo tienen 5,447 veces
más chance de presentar alteraciones en la movilidad de la lengua que individuos con frenillo normal. Los
individuos con alteraciones de la movilidad de la lengua no mantuvieron constancia en cuanto al tiempo
masticatorio. En cuanto a la masticación en el modo de trituración, el 100% de los individuos del grupo de
control utilizaron los dientes posteriores. Entre los individuos con alteración de frenillo lingual, 47% masticaron
usando los dientes posteriores y 53% utilizaron los dientes anteriores y/o hicieron amasamiento con la lengua.
Con relación a las atipias musculares, los individuos con alteración del frenillo poseen 5,714 veces más
oportunidad de presentarlas durante la masticación que los individuos del grupo de control. Conclusión: los
individuos con alteraciones de frenillo lingual presentaron alteraciones de los movimientos de la lengua y
alteraciones en la masticación.
Palabras clave: Frenillo lingual; masticación; Sistema estomatognático; Limitación de la movilidad; evaluación.
Abstract
Purpose: to check if individuals with lingual frenulum alteration demonstrate chewing interference. Methods:
the casuistry of this research was carried out with two groups, a target and a control group, each one with ten individuals. The target group had lingual frenulum alteration. All subjects were submitted to lingual frenulum and chewing evaluation protocols. This procedure was recorded. Results: the collected samples showed that
individuals with lingual frenulum alteration have 5.447 times more chances of show tongue mobility alteration than individuals with normal frenulum. Subjects with tongue mobility alteration haven’t kept regularity when it comes to mastication period. As for the chewing, on the grinding mode, 100% of the control group used the back teeth. Among the subjects with frenulum alteration, 47% used the back teeth and 53% chewed with the front teeth and/or mashing with the tongue. Regarding muscle atypical movements, individuals with frenulum alterationhave 5.714 times more chances to show them during the chewing than individuals from the control group. Conclusion: individuals with lingual frenulum alteration showed tongue mobility alteration and mastication alterations. Keywords: Lingual Frenum; Mastication; Stomatognathic System; Mobility Limitation; Evaluation.
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Introducción
Las funciones orofaciales son realizadas
por las mismas estructuras, cuando se
encuentra alteración en una de ellas,
difícilmente las otras están alteradas1-3.
Siendo así, el fonoaudiólogo, en su
evaluación se debe estar atento a todos los
músculos y funciones orofaciales,
independientemente de la queja inicial.
Una de las principales funciones del
sistema estomatognático es la masticación,
para que esa función se desarrolle con
eficiencia es importante que todas las
estructuras envueltas en esa actividad sean
integradas.
La lengua es un músculo fundamental para
todas las funciones orales, incluyendo la
masticación. Ella conduce el alimento en la
cavidad oral, propiciando la masticación
bilateral y alternada1-4. El frenillo lingual va de
la mitad de la cara inferior de la lengua (cara
sublingual) hasta el piso de la boca. Sus
alteraciones pueden ser relativas a la de su
fijación, que puede estar anteriorizada en
cuanto a su extensión, cuando es corto. De
estas dos situaciones se puede deducir una
disminución de la movilidad de la lengua.5-8.
Estando la lengua con su movilidad limitada,
las funciones que ella ejerce pueden ser
perjudicadas. Existen muchos trabajos sobre
la interferencia de esta limitación en el
amamantamiento y en la succión9. El bebé
que tenga el frenillo lingual alterado tendrá
problemas en la toma del pezón de la mama
dificultando retirar la leche, interfiriendo
inclusive en la ganancia de peso. La
liberación quirúrgica del frenillo es
indispensablemente indicada cuando se
busca una mejoría de esa función8-13.
Otros archivos analizan sobre la influencia
de las alteraciones del frenillo en la
producción del habla, siendo que los sonidos
más alterados son las licuantes laterales,
principalmente el vibrante alveolar simple13-15.
En la clínica fonoaudiológica se observa
que algunos individuos, cuyo frenillo lingual es
alterado, parecen tener la masticación
perjudicada. Distintos trabajos necesitaran
conocer diferentes aspectos de la
masticación, como el tiempo de masticación
con diferentes alimentos, eficiencia
masticatoria, fuerza de la musculatura
elevadora, dietas alimenticias y masticación 16-19, Sin embargo, no fueron encontradas
investigaciones estableciendo relaciones
entre problemas de frenillo y la interferencia
en la masticación. La literatura apenas
sugiere que las personas con alteraciones del
frenillo y/o con dificultad en la movilidad de la
lengua pueden presentar alteraciones en la
masticación 5,7,8,13,20. Fue encontrado un único
estudio que hacía referencia a las
alteraciones de la masticación en sujetos con
alteraciones del frenillo lingual 21.
Siendo así, el objetivo de este trabajo fue
verificar si las personas con alteración del
frenillo lingual presentan alteración en la
movilidad de la lengua y alteración en la
masticación, identificando estas alteraciones.
Métodos
El estudio transversal con el que fueron
evaluados dos grupos con 10 personas cada
una, el grupo objetivo y el grupo control. El
grupo objetivo estuvo compuesto por
personas con alteraciones del frenillo lingual.
Los dos grupos fueron evaluados utilizándose
los criterios de evaluación de la movilidad de
la lengua, de la masticación y del frenillo,
normal o alterado, propuestos por
Marchesan6,7. Tanto el grupo objetivo, como
el grupo control, fueron compuestos por
pacientes del Instituto CEFAC. La edad varió
de 12 años y 9 meses a 25 años y 5 meses,
con la media de 16,9 años.
Fueron considerados como criterios de
exclusión, sujetos que presentasen: mordida
abierta anterior, mordida cruzada unilateral o
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bilateral, Clase III de Angle, ausencia de
hasta dos piezas dentarias contiguas,
respiración oral y/o que hayan sido sometidos
a una frenilectomía o a terapia de lenguaje
para la reeducación de las funciones
orofaciales.
Los criterios de inclusión fueron: personas
mayores de 12 años de edad, de cualquier
sexo que frecuentasen la clínica del Instituto
CEFAC.
Todas las personas fueron filmadas y
fotografiadas durante todas las pruebas de
movilidad lingual, y apenas filmados durante
las pruebas de masticación. Los frenillos de
las 20 personas también fueron fotografiados.
La cámara utilizada para las filmaciones fue
Panasonic color viewfinder 23 optical zoom
lenscolocado en un trípode, respetándose la
distancia de 1 metro, y la cámara utilizada
para las fotos fue un Lumix Mega O.I.I./28mm
Wide.
Para la evaluación de la movilidad lingual
se solicitaron de forma verbal los siguientes
movimientos, los cuales debieron ser
realizados con la boca abierta: lengua hacia
afuera y hacia dentro de la boca; lengua hacia
arriba y hacia abajo, tocando el labio
correspondiente; y la lengua a los costados
tocando las comisuras de la boca.
Para la realización de la foto del frenillo
lingual fue dado un modelo, y se solicitó que
el individuo mantuviese la boca totalmente
abierta con la lengua hacia arriba, dentro de
la boca, no tocando ninguna estructura.
Para las pruebas de masticación se utilizó
pan con queso. Este alimento fue escogido
por ser consistente, por la formación del bolo
alimenticio bastante pegajoso. Es también de
fácil división, permitiendo obtener porciones
de tamaños iguales o muy próximos. Además
de eso, este alimento también permite una
buena observación de los movimientos
masticatorios realizados, tanto frontalmente
como de perfil. La lateralización del bolo
alimenticio también es fácilmente visualizable.
Cada individuo comió 8 mitades de pan con
queso. Los sujetos estaban sentados y fueron
orientados para llevar a la boca, una mitad
por cada vez, antes de iniciar la masticación.
Para las cuatro primeras porciones, la
instrucción fue que después que el alimento
sea introducido a la boca, fuese masticado a
gusto. En las dos primeras partes, los sujetos
fueron filmados de frente. En seguida, fue
solicitado que se sentasen al lado, para que
pudiesen ser filmados de perfil durante la
masticación, siendo escogido siempre el perfil
derecho.
Para los cuatro últimos pedazos, los
sujetos fueron instruidos a masticar dos
partes del lado izquierdo, siendo una por cada
vez, y dos del lado derecho. Esas cuatro
últimas acciones fueron filmadas solamente
de frente.
Después de las evaluaciones, las
filmaciones y las fotos fueron analizadas
individualmente por cinco fonoaudiólogos con
experiencia de por lo menos siete años en el
área de Motricidad Orofacial. Cuando había
discordancia en algún ítem, el video o la foto
eran revisados para la obtención del
consenso sobre los resultados.
La velocidad con que la masticación es
realizada fue uno de los ítems evaluados, que
generó más divergencia entre los
evaluadores, una vez que ese aspecto fue
bastante subjetivo. Siendo así, se optó por el
conteo de número de ciclos masticatorios en
cada porción masticada, así como, se utilizó
un cronometro, contabilizándose el tiempo de
cada masticación.
La presente investigación fue evaluada y
aprobada por el Comité de Ética en
Investigación de CEFAC –Post- Graduación
en Salud y Educación, sobre el n°132/07, ha
sido considerada como sin riesgo y con
necesidad del consentimiento libre
esclarecido.
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Los datos obtenidos fueron sometidos al
tratamiento estadístico, buscando establecer
si había interferencia del frenillo alterado, en
los movimientos de la lengua y en la función
masticatoria. Fueron realizados análisis
descriptivos y análisis inferenciales, utilizando
la técnica de regresión logística y la de
regresión para variables Gama) modelos
lineales generalizados). El nivel de
significancia (p) fue de 5%.
Resultados
En cuanto a la movilidad de la lengua se encontró que el 35% de las personas con frenillo alterado (N=21) tuvieron la movilidad alterada, mientras que apenas el 15% de los individuos con frenillo normal (N=9) tuvieron alteración en la movilidad. Durante la masticación, el 42% de las personas con frenillo normal (N=25) no presentaron atipias musculares mientras que en los individuos con frenillo alterado, el 27% (N=16) presentaron atipias musculares (tabla 1).
En la verificación del aspecto de trituración durante la masticación, el 100% de las personas con frenillo normal hicieron la trituración con los dientes posteriores. Ya entre los individuos con alteración del frenillo, 47% (N=14) presentaron este modo y el 53% presentaron otros modos, siendo que: 43% (N=13) utilizaron dientes posteriores y amasamiento con la lengua; 7% (N=2) utilizaron también los dientes anteriores (incisivos) y el 3% solamente los dientes anteriores (tabla 2).
Observando la variable de tiempo de la masticación con la movilidad de la lengua, se ve que la mediana en el grupo de la movilidad alterada es un poco superior al del otro grupo (tabla 3).
Para la variable de tiempo de la masticación, los dos grupos – frenillo normal y frenillo alterado – aparentemente gastaron el mismo tiempo (tabla 4).
Observando la variable de los ciclos masticatorios en cada porción, en los dos
grupos de frenillos – alterados y normales – se ve que los valores de la mediana son muy próximos y parece no haber diferencias (tabla 5).
Analizando la variable de la movilidad lingual (tabla 6), se observa que la razón de oportunidades para la variable de frenillo fue de 5,447 esto es, una persona que tenga el frenillo alterado tiene 5,447 veces más oportunidades de tener la movilidad de la lengua también alterada (p- valor = 0,003).
Para la variable de atipias musculares durante la masticación (tabla 7), la razón de oportunidades para la variable frenillo fue de 5,714, esto es, una persona que tenga el frenillo alterado tiene, 5,714 veces más oportunidades de tener atipias durante la masticación (p- valor = 0,004).
En relación a la variable de ciclos masticatorios en cada porción (tabla 8), se ve que la media para las veces en que los sujetos fueron instruidos a masticar de la forma como quisiesen, fue de 28,57 ciclos/ segundo (igual a 1/0,035). Para las veces en que fueron instruidos a masticar solamente por la izquierda o la derecha, por solicitud del fonoaudiólogo, la media fue de 33,3 ciclos/segundo (igual a 1/0,03). Esta diferencia de 4,73 fue considerada significante, p-valor =0,004.
No hubo diferencia significativa entre los
dos grupos de patrón masticatorio bilateral o unilateral, así como, con relación al “cierre labial” durante el acto de masticar.
Tabla 1. Movilidad lingual ya tipias usculares durante
la masticación, en los individuos con frenillos
normales y alterados.
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Tabla 2 – lugar de trituración del alimento en los individuos con frenillos normales y alterados.
Trituración
Frenillo Posterior Anterior Posterior + lengua
Posterior+lengua+ anterior
Normal 30 (100%) 0 (0%) 0 (0%) 0 (0%) Alterado 14 (47%) 1 (3%) 13 (43%) 2 (7%)
Tabla 3 – tiempo de masticación y movilidad de la lengua alterada y normal
Movilidad Mínimo 1º Quartil
Mediana 3º Quartil
Máximo Media Patrón desvío
Alterada 13 20 26 36 63 28,37 10,95 No alterada
11 18 21 27 46 22,98 8,2
Tabla 4 – tiempo de masticación en los individuos con frenillos normales y alterados
Frenillo Mínimo 1º Quartil
Mediana 3º Quartil
Máximo Media Patrón desvío
Alterado 11 18 22 31 53 25,25 Normal 12 19 24,5 30,25 63
Tabla 5 – Ciclos masticatorios por porción en los individuos con frenillos normales y alterados
Frenillo Mínimo 1º Quartil Mediana 3º Quartil
Máximo Media Patrón desvío
Alterado 12 25,75 31 36,25 77 32,14 11,4 Normal 15 23,75 28 34 71 29,92 10,12
Tabla 6 – Movilidad de la lengua y frenillo
Parámetro Estimativa Error Estándar P- valor IC
Frenillo 5,447 0,564 0,003 (1,866 - 17,241)
Tabla 7 – Atipias musculares durante la masticación y frenillo
Parámetro Estimativa Error Estándar P- valor IC
Frenillo 5,714 0,611 0,004 (1,818 – 20,659)
Tabla 8 – Ciclos masticatorios por porción con masticación espontánea o dirigida
Parámetro Estimativa Error Estándar P- valor IC
Masticación espontánea
28,570 0,001 0,000 (27,06 – 30,27)
Masticación dirigida 33,330 0,002 0,004 (29,48 - 38,34)
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Discusión
De acuerdo a las investigaciones
realizadas, los números relativos a la
incidencia de alteraciones del frenillo varían
entre 0,2 a 12% de la población5,7-15,20,21. La
diferencia o dificultad en establecer estos
números está relacionada con la falta de
estandarización en el diagnóstico de esta
alteración5,7,14 y a los pocos estudios sobre la
prevalencia en la población 20. El número de
sujetos con alteraciones dentarias, junto con
la falta de incidencia de las alteraciones de
frenillos no son altos, dificultó la obtención de
un gran número de sujetos para componer el
grupo objetivo.
En la literatura se encontró datos en
cuanto a la interferencia de la alteración del
frenillo en la movilidad lingual7,8,13,20, siendo
así que la movilidad alterada es uno de los
criterios utilizados para indicar una posible
alteración del frenillo lingual7,14. Las
conclusiones de esta investigación
concuerdan con la literatura, la cual apunta
que los individuos con alteración de frenillo
poseen mayores oportunidades de presentar
alteraciones en la movilidad de la lengua 5,7-
15,20.
Existen muchos estudios sobre los
diferentes aspectos de la masticación en la
tentativa de comprender, por ejemplo, como
los músculos funcionan1,17, las diferentes
fases de la masticación 2, el tiempo de
masticación con diferentes alimentos16, de
qué forma ocurre la masticación en los que
utilizan prótesis dentales, o en los que
presentan alteraciones dentarias oclusales, o
incluso disfunciones de la articulación
temporomandibular3,22,23, o diferencias entre
niños y adultos4,24. Sin embargo, fue
encontrado solamente un trabajo, que
analiza sobre la posible relación entre la
masticación y las alteraciones del frenillo21.
Se observa que muchos artículos refieren
que la limitación de los movimientos de la
lengua, posiblemente causada por la
interferencia del frenillo alterado, pueda
influenciar de forma negativa en el proceso
de la masticación5,7,8,13,14. El trabajo aquí
realizado mostró que, la movilidad de la
lengua así como la masticación, fue peor en
los individuos con alteración del frenillo
evidenciando que la hipótesis inicial de los
autores fue confirmada.
En la literatura se encontró que el patrón
masticatorio debe ser bilateral y alternado,
pues esto posibilita la distribución de la
fuerza masticatoria, intercalando periodos de
trabajo y reposos musculares y articulares,
llevando a la sincronía y equilibrio muscular y
funcional1-4. Estudios demostraron que a
veces hay un lado preferencial sin que eso,
traiga prejuicio al sistema masticatorio17,23,24,
ese hecho comúnmente presenciado en la
rutina de la clínica. En el presente estudio, a
pesar de que los grupos se diferencian, por
ser o no portadores de la alteración del
frenillo, también no fueron observadas las
diferencias significativas entre los grupos en
cuanto al patrón masticatorio.
La fase de trituración ocurre
preferencialmente con los dientes pre-
molares y la pulverización en molares 25. En
el trabajo realizado por Casas, Kenny y
Macmillan24, fue puesto un transductor en la
primera molar permanente y los autores
comprobaron ser este el lugar donde el
alimento es aplastado, durante la
masticación. Se considera como parámetro
de normalidad la masticación realizada con
los dientes posteriores (pre-molares y
molares)25. Los hallados del presente estudio
mostraron que el 100% de los individuos sin
alteración del frenillo utilizaron los dientes
posteriores en la masticación. Y entre los
individuos con alteración del frenillo,
solamente 43% presentaron ese patrón, y el
57% utilizaron otros patrones, que implica
dientes anteriores y/o amasamiento con la
lengua. En vista que la alteración del frenillo
trajo limitaciones al movimiento de la lengua,
se puede imaginar que la manutención del
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alimento entre los dientes posteriores se
vuelve más difícil. Siendo así, el uso del
amasamiento con la lengua y el uso de los
dientes situados en la porción anterior de la
cavidad oral posibilitan la ejecución de la
masticación.
No hay diferencia en el cierre labial,
durante el acto de masticar, entre los dos
grupos. Sin embargo, el grupo con alteración
del frenillo presentó un número
significativamente mayor de atipias
musculares durante la masticación. La atipia
más presente fue la contracción exagerada
del músculo del mentón y de los labios, que
pudo ser justificada por el mayor esfuerzo
para mantener los labios cerrados, una vez
que ese grupo también presentó la
masticación más anteriorizada. No fueron
encontrados en la literatura investigaciones
sobre esta variable.
Lo que se puede desprender es que
cuando haya algún desequilibrio en el
sistema estomatognático, otras fuerzas
musculares pueden concurrir para alcanzar
una adaptación que permita llevar a cabo la
función pretendida.
La buena amplitud del ciclo masticatorio
como el número de ciclos requeridos a la
degradación del alimento, depende, además
de las condiciones intrínsecas del individuo,
del tamaño y consistencia del alimento. El
número de ciclos necesarios para preparar el
alimento para la deglución es constante en
un mismo individuo para una misma porción
de un mismo alimento. Entre diferentes
individuos ese número es variable, esto es,
individuos que utilizan un determinado
número de ciclos para un tipo de
consistencia mantendrá proporcionalmente el
número de ciclos para otras consistencias.
Esto quiere decir que mantendrá la misma
velocidad, en rápido o lento para todas las
situaciones25,26.
Se observó que en los individuos con
alteración de la movilidad lingual hay
variación en cuanto al tiempo de masticación
entre las dos primeras mitades del pan
trituradas en la primera prueba. Esos
individuos no mantuvieron la constancia del
tiempo de velocidad descrita en la literatura.
La lengua, cuyo papel es fundamental en la
masticación, cuando presenta movilidad
alterada se puede mover de forma
inadecuada, provocando esa variación en el
tiempo de masticación.
No hubo diferencia estadísticamente
significante entre los dos grupos en cuanto a
la amplitud, tiempo y número de ciclos
masticatorios. Se observó que en los dos
grupos evaluados hubo diferencia del
número de ciclos masticatorios entre las
cuatro primeras porciones masticadas de
forma espontánea, cuando son comparadas
con las cuatro últimas, las cuales fueron
masticadas solamente a la izquierda o a la
derecha. En la situación dirigida, fue
necesario un mayor número de ciclos
masticatorios. Esto parece ocurrir por
tratarse de un patrón artificial, el cual se dio
bajo instrucción y no de forma automática.
Nuevas investigaciones deben ser
desarrolladas con el número mayor de
sujetos. También deberá ser considerada las
variaciones de tipo y de grado de la
alteración del frenillo durante la masticación.
Como las funciones orofaciales interfieren en
el buen desenvolvimiento músculo-
esquelético, nutricional, emocional y social,
ese trabajo apunta para la posible
interferencia del frenillo lingual alterado en la
masticación, ese es un ítem más que debe
ser siempre observado en las evaluaciones
de motricidad orofacial.
Conclusión
Individuos con alteración del frenillo
lingual presentan más oportunidades de
alteración y la masticación. Los sujetos con
alteración del frenillo presentaron: mayor
dificultad en los movimientos realizados con
la lengua; modificaciones en el modo de
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trituración de los alimentos y más atipias de
la musculatura perioral durante la
masticación.
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ARTÍCULO CIENTÍFICO
EVALUACIÓN Y MANEJO INTEGRAL DE LA DISFAGIA OROFARÍNGEA
OROPHARYNGEAL DYSPHAGIA: ASSESMENT AND MANAGEMENT
Dr. Andrés Ortega T. Departamento de Otorrinolaringología. Clínica Las Condes.
Inés Fuentealba M. Fonoaudióloga. Departamento de Otorrinolaringología. Clínica Las Condes
Resumen
La disfagia corresponde a una “sensación de dificultad en el avance de la comida desde la boca al estómago” dada por una alteración en alguna de las cuatro etapas de la deglución. Su prevalencia en la población general es de un 6-9% y se asocia a complicaciones como neumonía aspirativa, desnutrición, deshidratación y obstrucción de la vía aérea. La disfagia orofaríngea es especialmente prevalente en mayores de 75 años, en portadores de cuadros neurológicos (p.ej. accidente vascular encefálico) y en pacientes que han requerido una instrumentación de su vía aérea (intubación orotraqueal y/o traqueostomía). El estudio de la disfagia orofaríngea puede realizarse mediante evaluación clínica, videofluoroscopía, estudio endoscópico con y sin evaluación sensitiva y en el laboratorio de señales de la deglución. El manejo de los pacientes con trastornos de la deglución orofaríngea es multidisciplinario: médico otorrinolaringólogo, fonoaudiólogo, nutricionista, médico fisiatra, radiólogo, KNT, terapeuta ocupacional y enfermera
Palabras claves: Deglución orofaríngea, disfagia, diagnóstico, rehabilitación.
Summary
The term dysphagia refers to a “feeling of difficulty in the advance of food from the mouth to the
stomach” caused by an alteration in any of the four stages of swallowing. The prevalence of dysphagia
rises to 6-9% of the general population and is associated to complications like aspirative pneumonia,
malnutrition, dehydration, and airway obstruction. Oropharyngeal dysphagia is specially frequent in
patients older than 75 years, individuals with neurologic diseases (i.e. stroke), and patients who have
required intervention of their airways (endotracheal tubes or tracheostomy). Oropharyngeal dysphagia can
be examined through clinical evaluation, modified barium swallow, functional endoscopic evaluation of
swallowing with or without sensory testing, and in the laboratory of swallowing signals. The management
of patients with oropharyngeal swallowing disorders is multidisciplinary: otolaryngologist, speech-language
pathologist, nutritionist, physiatrist, radiologist, physical therapist, occupational therapist, and nurse.
Key words: Oropharyngeal swallowing; dysphagia; diagnosis; rehabilitation.
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Concepto de disfagia
La disfagia se define como una “sensación
de dificultad en el avance de la comida desde la boca al estómago”. Su prevalencia en la población general es de un 6-9% y aumenta progresivamente con la edad, llegando a afectar a un 60% de los pacientes añosos que viven en casas de reposo. La disfagia tiene consecuencias sociales, económicas y una significativa morbimortalidad. Los frecuentes atoros e incluso episodios de asfixia que pueden presentar estos pacientes hacen que se aíslen y eviten alimentarse en presencia de otras personas. Más grave aún, la disfagia aumenta el riesgo de desarrollar una neumonía aspirativa, la que tiene un 40% de mortalidad y sería la 4ª causa de muerte más frecuente en adultos mayores (1).
Fisiología de la deglución La deglución se desarrolla en cuatro fases: 1) Etapa de preparación oral: Tiene una duración variable y es voluntaria. En ella se prepara el bolo alimenticio, a través de la masticación y de su mezcla con saliva (Figura 1A). 2) Etapa oral: Dura un segundo y también es de control voluntario. Aquí se produce una elevación de lengua y el bolo es propulsado hacia posterior (Figura 1B). 3) Etapa faríngea: Es involuntaria y dura hasta un segundo. En esta etapa se producen una serie de modificaciones: Elevación de velo paladar (cierre de rinofaringe), apertura del esfínter esofágico superior (EES), cierre de la glotis y ascenso laríngeo, propulsión lingual y contracción faríngea. Todas estas acciones deben estar perfectamente coordinadas para guiar el bolo alimenticio desde la boca hacia el esófago superior, atravesando la faringe y evitando su desvío hacia las fosas nasales o la vía aérea (Figura 1C). 4) Etapa esofágica: Dura entre 6 y 8 segundos y también es involuntaria. Las ondas peristálticas y la apertura del esfínter esofágico inferior (EEI) permiten que el bolo alcance el estómago (Figura 1D).
Figura 1. Etapas de la deglución. A) Etapa de preparación oral. B) Etapa oral. C) Etapa faríngea. D) Etapa esofágica.
Semiología de la disfagia Tomando en cuenta la fisiología de la
deglución, la disfagia corresponde a un “Trastorno para tragar alimentos sólidos, semisólidos y/o líquidos por una deficiencia en cualquiera de las cuatro etapas de la deglución y que puede desencadenar neumonia, desnutrición, deshidratación y obstrucción de la vía aérea” (2).
La disfagia puede clasificarse desde un punto de vista topográfico en disfagia orofaríngea o esofágica. Son características de la disfagia orofaríngea la salivación excesiva, lentitud en iniciar la deglución, regurgitación nasal, tos al deglutir (eventualmente con sensación de ahogo), degluciones repetidas, disfonía y disartria, pudiendo asociarse a otros síntomas neurológicos. La disfagia esofágica suele presentar sensación de obstrucción retroesternal o epigástrica, dolor toráxico,
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regurgitación tardía y puede asociarse a otros síntomas reumatológicos. Por otro lado, la disfagia también puede clasificarse respecto de su fisiopatología en funcional (o motora) y mecánica (u obstructiva). La disfagia funcional en general es variable, puede presentarse tanto con sólidos como con líquidos, el tránsito de la comida puede favorecerse mediante algunas maniobras (por ejemplo degluciones repetidas y/o elevar los brazos) y, en algunos casos, existe una clara sensibilidad a alimentos fríos y calientes. La disfagia mecánica, en cambio, es persistente (y muchas veces progresiva), más marcada con los sólidos, la comida impactada lleva a regurgitación y no hay relación con la temperatura de los alimentos. En general, la anamnesis es crucial en orientar acerca del nivel en que se está produciendo la disfagia (orofaríngea vs. esofágica) y sobre el mecanismo subyacente (funcional vs. mecánica). En el presente artículo nos enfocaremos en la problemática de la disfagia orofaríngea, en especial aquella de tipo funcional secundaria a trastornos neuromusculares.
Fisiopatología de la disfagia orofaríngea
La parte alta del tubo digestivo está
constituida por músculo estriado (labios, lengua, orofaringe, EES y 5% superior de esófago), músculo liso (50-60% distal de esófago y EEI) y zonas de transición con ambos tipos de musculatura (35-40% de esófago superior). Por lo tanto, la disfagia orofaríngea funcional se produce por una alteración en la vía que controla la acción de la musculatura estriada a este nivel. Así, patologías del sistema nervioso central (Parkinson, accidente cerebrovascular, esclerosis múltiple) pueden afectar, entre otras áreas, al núcleo ambiguo, mientras que las enfermedades de motoneurona (esclerosis lateral amiotrófica, poliomielitis bulbar, polineuropatías) pueden impedir el correcto funcionamiento de los pares craneanos involucrados en la deglución (V, VII, IX, X, XII). Tanto las alteraciones de la unión neuromuscular (miastenia gravis), que bloquean la placa motora, como la patología muscular propiamente tal (polimiositis, distrofia muscular), disminuyen la fuerza y la
coordinación del músculo estriado y pueden provocar disfagia.
También existe la disfagia por déficit sensitivos, en los que falla la vía aferente que incluye a los pares craneanos V, VII (por su rama sensitiva cuerda del tímpano), IX y X. En este caso los núcleos centrales quedan sin la información que permita coordinar una respuesta deglutoria oportuna con adecuada protección de la vía aérea (Figura 2).
Figura 2. Esquema del control neurológico de la deglución orofaríngea. Los estímulos sensitivos son transmitidos por vías aferentes a través de los pares craneanos V, VII, IX y X hacia el núcleo del tracto solitario y núcleo ambiguo del tronco cerebral. Aquí se coordinará una respuesta motora eferente que viajará por los pares craneanos V, VII, IX, X y XII, controlando la actividad muscular de la cavidad oral y faringe. Cabe destacar que las etapas de preparación oral y oral propiamente tal de la deglución son voluntarias, controladas por la corteza frontal.
Condiciones que se asocian a disfagia
Con el paso de los años, se producen una serie de cambios fisiológicos que pueden afectar la deglución orofaríngea, en especial a nivel de la etapa oral como son la pérdida de la dentición, el deterioro muscular y la xerostomía. Además, en los pacientes mayores existe una mayor incidencia de patologías que pueden entorpecer la deglución, como son los accidentes vasculares encefálicos (AVE), la enfermedad de Parkinson, enfermedades degenerativas y las neoplasias, entre otras. Lo anterior explica, al menos en parte, el aumento en la incidencia de aspiración e infecciones
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respiratorias que se asocia al envejecimiento, siendo el riesgo de desarrollar una neumonía 6 veces mayor en pacientes mayores de 75 años que en menores de 60 años (3). Esto es especialmente relevante, si consideramos el proceso de envejecimiento poblacional que está experimentando nuestro país: las personas mayores de 65 años representan al 7,9% de la población en la actualidad y se proyecta que hacia el año 2050 corresponderán al 21,6% de la población total (4). El accidente vascular encefálico (AVE) es una patología neurológica frecuente que suele asociarse a trastornos de la deglución. Su incidencia se ha estimado en 47 casos por cada 1.000 habitantes mayores de 55 años y, dependiendo del método de estudio utilizado, la prevalencia de disfagia oscila entre el 43 y el 80% de los pacientes (5). La disfagia constituye un factor de mal pronóstico en pacientes con AVE, al aumentar el riesgo de infecciones respiratorias, desnutrición, estadía hospitalaria prolongada y mortalidad. Aproximadamente la mitad de los pacientes con AVE y disfagia aspiran, de los cuales un 37% desarrollaría neumonía (6). Los trastornos de la deglución se recuperan en más del 80% de los casos en las primeras 2 a 4 semanas post-accidente vascular (7). Sin embargo, cuando es el hemisferio derecho el afectado, la recuperación es más lenta, habiéndose descrito que el 78-89% de pacientes que aspiran a las 3-4 semanas tienen lesiones derechas (5). La instrumentación de la vía aérea también se asocia a trastornos de la deglución. En pacientes sometidos a una intubación orotraqueal por más de 48 horas, se ha reportado la presencia de disfagia post-extubación en aproximadamente la mitad de los casos. Sin embargo, en algunas series con intubaciones prolongadas la incidencia de trastornos deglutorios es de casi un 100%. La disfagia post-extubación dura unas 96 horas, asociándose a aspiración silenciosa y a neumonía en el 20% y 10% de los pacientes, respectivamente. Desde un punto de vista fisiopatológico, la disfagia post-extubación se debería a dos fenómenos que ocurren a nivel faringo-laríngeo durante la intubación. Primero, existiría un “congelamiento muscular” por inactividad; en segundo lugar, se produciría una alteración sensitiva por compresión de receptores, inflamación y
aparición de lesiones mucosas (8). Por otro lado, está ampliamente descrito el efecto deletéreo que tiene la traqueostomía sobre la fisiología de la deglución, al impedir una adecuada elevación laringotraqueal y aumentar el riesgo de aspiración (9). El reflujo gastro-esofágico (RGE) afecta negativamente la sensibilidad faringolaríngea, con lo cual podría producir trastornos en la deglución. Phua y colaboradores (10) demostraron que los pacientes con RGE y tos crónica tienen un umbral sensitivo laríngeo elevado, en comparación con los controles sanos.
Disfagia y aspiración
La aspiración corresponde al paso de alimento o secreciones a la vía respiratoria, por debajo del nivel de las cuerdas vocales. Si bien la disfagia eleva el riesgo de presentar eventos de aspiración alimentaria, no todo paciente con disfagia aspira. El riesgo de aspiración dependerá básica mente de la severidad del trastorno en la deglución, pero también puede aumentar en la presencia de patrones respiratorios alterados, como inspiración rápida, ritmo respiratorio caótico, entre otros (11).
La aspiración silenciosa se define como una aspiración que no gatilla tos ni dificultad respiratoria. Al ser asintomática, este tipo de aspiración no puede ser detectada clínicamente y su diagnóstico se basa en la evaluación endoscópica o radiológica de la deglución. Su prevalencia es de un 20 a 30% en pacientes con disfagia, pudiendo elevarse hasta un 39% en los pacientes con trastornos de deglución post-AVE. Este fenómeno tiene gran relevancia clínica: Holas (12) estimó que los pacientes con AVE en los que se pesquisaba la presencia de aspiración silenciosa tenían un riesgo relativo de desarrollar una neumonía 5,57 mayor que los sujetos no-aspiradores o que los pacientes aspiradores que tosen. Se ha descrito la presencia de aspiración silenciosa asociada a diversos cuadros: TEC complicado, intubación prolongada, traqueostomía, cirugía cardiotorácica o abdominal, cáncer de cabeza y cuello tratado, miastenia gravis, Enfermedad de Parkinson, Sindrome de Down, parálisis recurrencial y transplante pulmonar. No obstante lo anterior, la aspiración silenciosa
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también estaría presente, como evento fisiológico durante el sueño, en casi la mitad de los sujetos sanos. Se plantea que este fenómeno estaría causado por una incoordinación de la musculatura faringo-laríngea, por una hipoestesia faringo-laríngea y por una alteración en el reflejo de la tos (13).
No todo evento de aspiración lleva a una neumonía aspirativa; dicho de otra forma, es una condición necesaria, pero no suficiente. La aspiración de contenido faríngeo puede pasar inadvertida por una limpieza traqueobronquial eficaz, pero en otros casos puede tener un importante impacto respiratorio: laringoespasmo, neumonitis química o neumonía bacteriana (14). Se han descrito una serie de factores predisponentes para el desarrollo de una neumonia aspirativa, que incluyen tanto características del material aspirado (volumen, pH, carga bacteriana) como características del huésped (eficacia de la tos, clearance mucociliar, estado de inmunidad celular y humoral) (5).
Evaluación de la disfagia orofaríngea Los objetivos de la evaluación de un
paciente portador de una disfagia orofaríngea son:
1) Evaluar la integridad funcional de la deglución orofaríngea. 2) Identificar la presencia de causas
estructurales o mecánicas de disfagia. 3) Evaluar el riesgo de aspiración y la seguridad de alimentar al paciente por vía oral. 4) Determinar si el patrón de disfagia es tratable y, de ser así, evaluar la eficacia de los tratamientos. Existen una serie de técnicas de estudio de
la deglución orofaríngea, que van desde la evaluación clínica no instrumental hasta el análisis de señales de la deglución en un laboratorio de disfagia.
a) Evaluación clínica de la disfagia: Es
una exploración clínica de las etapas pre-oral, oral y faríngea de la deglución. Relaciona el riesgo de penetración laríngea y aspiración con signos que se presentan al deglutir líquidos en pequeños volúmenes, como son la
disfonía, voz húmeda, tos débil o deglución enlentecida (7). Habitualmente es realizada por un fonoaudiólogo y su sensibilidad aumenta al asociarla a una saturometría continua de O2. Este examen es inaplicable en el 13- 19% de los pacientes, principalmente por compromiso de conciencia, y no permite evaluar la presencia de aspiración silenciosa, la que por definición es asintomática. Es un examen muy operador dependiente, con gran variación inter-observador y con sensibilidad y especificidad variable en distintas series (5).
b) Videofluoroscopía (VFC): Es una
exploración radiológica dinámica de la deglución de bario en distintas consistencias y volúmenes. Permite estudiar en tiempo real todas las estructuras que participan en las cuatro etapas de la deglución, tanto desde el plano lateral como el plano antero-posterior (Figura 3). Es un examen objetivo, altamente sensible que ha sido considerado el gold standard en el estudio de la disfagia.
Sin embargo, presenta una serie de limitaciones, como son la exposición a radiación, la necesidad de desplazar al paciente a la unidad de radiología, la capacidad del paciente de seguir órdenes simples y el tiempo requerido en realizarse. La VFC no replica las condiciones fisiológicas en que se encuentra rutinariamente el paciente, por lo cual se considera que su representatividad es limitada.
Figura 3. Imagen de videofluoroscopía, visión lateral. Se puede apreciar el normal paso del bolo con contraste (bario) a través de la faringe y esófago superior.
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c) Evaluación endoscópica: También llamada FEES por sus siglas en inglés (Fiberoptic Endoscopic Evaluation of Swallowing), se realiza con un nasofaringolaringoscopio flexible y fue descrita por Langmore en 1988 (15). Es un procedimiento portátil, seguro, bien tolerado, ampliamente disponible y que puede realizarse junto a la cama del paciente con una duración aproximada de 20 minutos. A diferencia de la VFC, permite evaluar la presencia de secreciones faríngeas, lo que se correlaciona con el riesgo de aspiración (16). El paciente es estudiado con diversas consistencias de alimentos en volúmenes progresivos, debiendo realizarse evaluaciones repetidas para comprobar la presencia de aspiración y para determinar el efecto de la fatiga en la deglución (17). Los principales parámetros a ser evaluados son la presencia de derrame (paso precoz del bolo a la hipofaringe), residuos faríngeos, penetración laríngea, aspiración, reflujo y capacidad de limpieza (Figura 4). Penetración y aspiración alimentaria se definen como la entrada de secreciones o alimento a la vía aérea por sobre y por debajo de las cuerdas vocales, respectivamente. Debe determinarse si la aspiración ocurre antes, durante y después de la deglución, lo que tiene diferentes implicancias fisiopatológicas. Se ha establecido una gran concordancia entre los resultados de la FEES y la VFC (18), habiéndose reportado incluso una superioridad de la FEES en la evaluación de algunos parámetros deglutorios (19). La evaluación con FEES ha permitido prevenir la aspiración y desarrollo de neuropatía aspirativa en pacientes añosos con disfagia (6) y en pacientes recientemente extubados (20). Tiene un bajo riesgo de complicaciones: epistaxis (0,3-0,6%), reacciones vaso-vagales (0,06%) y laringoespasmos (0,03%). Entre sus principales limitaciones está el que la etapa faríngea es ciega, al blanquearse la imagen endoscópica con la elevación del paladar. Por otro lado, las etapas oral y esofágica no pueden ser evaluadas mediante la FEES (tabla 1).
d) Evaluación endoscópica con estudio
sensorial: Un defecto tanto de la VFC como de la FEES es que no evalúan la sensibilidad de la faringe-laringe, lo que es muy relevante dado que las alteraciones sensoriales se
asocian a disfagia y riesgo de aspirar. Jonathan Aviv (21) desarrolló un método no invasivo para determinar la sensibilidad en la supraglotis e hipofaringe: a través de un canal de trabajo de un nasofaringolaringoscopio flexible se emiten pulsos de aire, controlados tanto en duración como en presión, que evocan el reflejo aductor laríngeo (RAL). El RAL es una medialización corta, rápida e involuntaria de la cuerda vocal ipsilateral al estímulo que permite determinar el umbral sensitivo faringe-laríngeo. Este examen, llamado FEESST (Fiberoptic Endoscopic Evaluation of Swallowing with Sensory Testing), ha permitido establecer rangos de sensibilidad normal, déficit moderado y déficit severo (22) y ha mostrado una efectividad similar a la VF en orientar el manejo de la disfagia, aportar información pronóstica y minimizar la incidencia de neumonias (23).
e) Laboratorio de señales de la
deglución: Es una combinación de hardware y software especializados para mostrar señales fisiológicas relacionadas con la deglución en tiempo real y formato almacenable (Figura 5). Incluye mediciones de electromiografía de superficie (sEMG), de control de ciclo respiratorio y de auscultación cervical deglutoria. La sEMG de la musculatura submandibular suprahioídea (vientre anterior del digástrico, milohioídeo y geniohioídeo) permite estudiar la fase faríngea de la deglución. El control del ciclo respiratorio se mide a través de una cánula
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nasal, permitiendo graficar la presencia de la apnea fisiológica que ocurre durante la deglución faríngea así como también detectar patrones respiratorios aberrantes asociados. La auscultación cervical mediante un micrófono permite detectar el momento preciso de la deglución y determinar patrones de sonido normales y patológicos. El laboratorio de señales de la deglución es especialmente útil en los procesos de rehabilitación, al aportar al paciente una instancia de biofeedback (retroalimentación) para evaluar las alteraciones y sus progresos con la terapia.
Figura 4. Evaluación endoscópica de la deglución. El alimento es teñido con un colorante azul vegetal para aumentar el contraste con la mucosa de faringe y laringe. Estas imágenes endoscópicas demuestran: A) Escasos residuos alimentarios en vallécula y senos piriformes, B) Penetración del bolo al vestíbulo laríngeo y C) Aspiración alimentaria.
Todas estas técnicas de estudio están disponibles en Clínica Las Condes, permitiendo evaluar en forma exhaustiva a los pacientes que presentan alguna alteración en su deglución orofaríngea. Cuando se desea estudiar específicamente la fase esofágica de la deglución, la evaluación puede complementarse con otros exámenes: endoscopía digestiva alta (una alternativa es la esofagoscopía trans-nasal), pHmetría de 24 horas, manometría esofágica e impedanciometría transnasal.
Figura 5. Pantalla del computador del laboratorio de señales de la deglución. El registro superior corresponde a una electromiografía de superficie, el registro del medio al ciclo respiratorio (cánula nasal) y el registro inferior a la auscultación cervical deglutoria. Nótese la coincidencia, durante la deglución faríngea, de la actividad muscular supraglótica, la apnea fisiológica y el ruido laríngeo.
Tratamiento de la disfagia orofaríngea
Como se señaló anteriormente, uno de los principales objetivos del estudio de los pacientes con disfagia es determinar la eficacia y seguridad de la deglución, evaluando el riesgo de presentar aspiración alimentaria. En pacientes aptos para alimentación por vía oral, ésta puede ser total, parcial o terapéutica, es decir con estricta supervisión y apoyo fonoaudiológico. Por el contrario, los pacientes con alto riesgo de aspiración debe ser dejados en régimen 0 por boca, satisfaciéndose sus necesidades nutricionales a través de alimentación parenteral o, más frecuentemente, alimentación enteral. Existe una serie de alternativas de alimentación enteral: sondas nasogástrica, sonda nasoyeyunal o gastrostomía. La técnica de gastrostomía percutánea o PEG (por Percutaneous
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Endoscopic Gastrostomy) es simple, rápida, de baja morbilidad y no requiere de un pabellón quirúrgico. Sin embargo, aunque el uso de tubos enterales de alimentación está muy difundido, no hay datos claros que demuestren que reducen el riesgo de neumonia aspirativa en pacientes con disfagia; más bien hay datos al contrario, que muestran que aumentan el reflujo gastroesofágico y la aspiración (24). Por lo tanto, la conducta más adecuada en todo paciente disfágico es favorecer al máximo la alimentación por vía oral, ya sea en forma parcial o completa, reservando la alimentación enteral por sondas para pacientes con disfagia severa intratable y para pacientes comprometidos de conciencia.
Cuando se autoriza la alimentación por vía oral de un paciente con disfagia, el equipo de manejo de disfagia debe establecer las medidas terapeúticas en forma personalizada con el fin de minimizar el riesgo de aspiración alimentaria:
a) Cambios posturales: La posición más fisiológica para deglutir es con el tronco vertical, es decir sentado en 90° (o lo más cercano a ello posible). Dependiendo de la alteración deglutoria encontrada, se recomendarán diferentes posiciones de la cabeza al tragar para aumentar la eficacia y seguridad de este proceso. Por ejemplo, en pacientes con un retraso en el inicio de la fase faríngea de la deglución se les enseña a tragar con el mentón descendido para prevenir el derrame del bolo en la hipofaringe y supraglotis.
b) Cambios en la consistencia de la dieta: Existen alternativas de dieta que
ofrecen una menor dificultad para los sujetos con disfagia. El paciente puede deglutir mejor con una determinada consistencia, lo cual debe ser evaluado en forma individual. Habitualmente, las preparaciones más homogéneas y espesas son las más seguras al no dejar residuos y escurrir lentamente, dando tiempo para que se inicie la deglución faríngea. En Clínica Las Condes está establecida una amplia gama de regímenes con un rango de consistencias que van desde la papilla espesa normal hasta el régimen entero, pasando por diferentes tipos de papillas, régimen tipo puré, molido y blando,
entre otros. En caso de existir disfagia para líquidos, existe la alternativa de administrarlos con espesantes, reduciéndose gradualmente su viscosidad en la medida que el paciente vaya mejorando la coordinación de su deglución.
c) Cambios en los volúmenes de los bolos: Pacientes con una disfagia significativa tolerarán en principio pequeñas cantidades de alimento por vía oral, aumentándose los volúmenes según la rehabilitación vaya progresando.
En los casos de disfagia de origen mecánico, los esfuerzos terapéuticos deben enfocarse en corregir la causa de la obstrucción faríngea. De este modo, si la disfagia se debe a un carcinoma de laringe o faringe, el tratamiento oncológico ayudará a recuperar, al menos en parte, una deglución fisiológica. Un divertículo de Zenker se manejará quirúrgicamente con una miotomía del cricofaríngeo y diverticulectomía, pudiendo realizarse ambos procedimientos en forma endoscópica. Una tiroidectomía será curativa en el caso de una disfagia secundaria a un gran bocio compresivo.
Sin embargo, la gran mayoría de los pacientes con disfagia orofaríngea presentan alteraciones funcionales de origen neurológico y/o muscular, las que requerirán una rehabilitación además de la terapia de la patología de base. La rehabilitación de la disfagia es realizada principalmente por el equipo de fonoaudiología, contando con el apoyo de fisiatras, nutricionistas, kinesiólogos y terapeutas ocupacionales.
La rehabilitación fonoaudiológica de la deglución se divide en:
a) Tratamiento indirecto: Se realiza sin alimentos y consiste en ejercicios para mejorar motricidad oral, faríngea y laríngea. Se realiza deglución de saliva y estimulación termal y con sabores. Se enseñan maniobras que previenen la aspiración, como es la doble deglución.
b) Tratamiento directo: Con alimento,
incluye ejercicios motores orales, técnicas posturales compensatorias, maniobras de deglución y modificación de la dieta. En algunos casos puede ser necesario el uso de
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dispositivos que faciliten la alimentación, como cucharas de goma, pocillos hondos, vasos que prevengan el derrame de líquidos, etc. Las maniobras de deglución consisten en combinaciones de cambios posturales, ejercicios musculares y técnicas respiratorias que permiten realizar una deglución más segura al compensar las alteraciones presentes en el proceso. Un ejemplo es la deglución supraglótica, en la cual el paciente deglute con una apnea forzada tras inspirar profundamente, manteniendo las cuerdas vocales cerradas durante el tránsito del bolo hacia el esófago.
Cuando un paciente ha estado en régimen 0 durante algún período, el reinicio de la alimentación oral constituye un momento crítico para evaluar tanto la eficacia de la rehabilitación como el riesgo de aspiración.
En esta circunstancia se indica una ingesta terapéutica, que corresponde a la administración de alimento asistida por el fonoaudiólogo y con estricto control de saturación de O2, aumento de secreciones y signología aspirativa. Según la tolerancia del paciente y las dificultades que se detecten, se podrá aumentar progresivamente la ingesta oral o bien solicitar una reevaluación endoscópica o videofluoroscópica. La meta que se persigue en todo paciente con disfagia es lograr recuperar una alimentación exclusiva, o al menos parcial, por vía oral. Si la respuesta a la rehabilitación es satisfactoria, se evaluará un eventual retiro de las sondas de alimentación.
En algunos casos puede ser necesaria la utilización de medicamentos como terapia adyuvante. Los medicamentos sialogogos y anticolinérgicos permitirán regular el flujo salival. Para prevenir el reflujo gastroesofágico se utilizan inhibidores de la bomba de protones (omeprazol y derivados). Muchos de los pacientes con disfagia orofaríngea tienen indicación de farmacoterapia neurológica: anticonvulsivantes, antiparkinsonianos, activadores centrales, etc.
La terapia protésica puede ser de gran utilidad en pacientes con alteraciones anatómicas de la vía digestiva superior. Así, defectos dentales, linguales, maxilares y
palatinos pueden compensarse en forma eficaz sin necesidad de recurrir a complejas reconstrucciones quirúrgicas.
Es fundamental el entrenamiento de familiares y cuidadores sobre las técnicas a incorporar durante la alimentación del paciente, para así mantener controlado el riesgo de eventos aspirativos una vez que el paciente regrese a su hogar. Deben dejarse indicaciones generales por escrito, que sean visibles para todo el equipo de salud durante la hospitalización. Al ser dado de alta, al paciente y su familia se le entregan por escrito una serie de consejos de alimentación: consistencia de sólidos y líquidos, posición de la cabeza y del cuerpo, necesidad de ayuda y/o supervisión, etc.
Rol de la cirugía en la disfagia orofaríngea
La gran mayoría de los pacientes con trastornos de deglución faríngea puede ser manejados exitosamente con la rehabilitación fonoaudiológica, siendo más bien excepcionales los casos que requerirán de algún tipo de procedimiento quirúrgico.
En casos severos de disfagia orofaríngea, con aspiración inmanejable y neumopatías a repetición, puede ser necesario realizar cirugías paliativas de salvataje: traqueostomía asociada a una desfuncionalización laríngea (sutura de cuerdas vocales) o a una separación laringotraqueal. Sin embargo, la mayoría de las terapias quirúrgicas en disfagia buscan apoyar el proceso de rehabilitación, corrigiendo trastornos funcionales y favoreciendo el reestablecimiento de la ingesta oral. Estos procedimientos se clasifican en:
a) Técnicas que controlan la insuficiencia velo-faríngea: La palatopexia está indicada para evitar el reflujo faringe-nasal en pacientes con paladar parético o francamente paralizado y consiste en fijar la mitad afectada del paladar blando a la pared posterior faríngea.
b) Técnicas que previenen la aspiración: En casos de parálisis laríngea con cuerda vocal fija en abducción, se puede cerrar el
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hiatus glótico y prevenir la aspiración mediante una inyección cordal (25) o una tiroplastía de medialización (26). La tiroplastía es una cirugía realizada sobre el esqueleto laríngeo, en la cual la cuerda vocal paralítica es medializada mediante la colocación de un injerto. La suspensión laríngea es otro procedimiento que reduce el riesgo de aspiración, al elevar y adelantar la laringe y así dejarla menos expuesta a una aspiración por derrame del bolo o por residuos hipofaríngeos.
c) Permeabilización del EES (o esfínter cricofaríngeo): En pacientes que sufren una
hipertonía persistente el EES, en forma similar a una acalasia, éste puede ser permeabilizado mediante diferentes técnicas: dilatación mecánica, miotomía del esfínter cricofaríngeo e inyección de toxina botulínica. La dilatación mecánica es un procedimiento de bajo riesgo, relativamente bien tolerado que puede realizarse en una sala de procedimientos, pero tiene una efectividad limitada al largo plazo. La miotomía del cricofaríngeo, si bien es una opción más agresiva, logra una permeabilización más persistente del EES, pudiendo ser realizada en forma abierta o endoscópica con el uso de láser de CO2 (27). La toxina botulínica (Botox ®) es producida por la bacteria Clostridium botulinum y provoca un bloqueo transitorio de la placa motora, al inhibir la liberación de acetilcolina a este nivel. Su aplicación puede efectuarse con anestesia general o local y requiere de una guía electromiográfica. La inyección de Botox en el EES ha demostrado aliviar la calidad de vida de pacientes con disfunción del cricofaríngeo y permite seleccionar pacientes que pudieran beneficiarse de una miotomía como procedimiento más definitivo (28).
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Agradecimientos a: REV. MED. CLIN. CONDES - 2009; 20(4) 449 - 457
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ARTÍCULO RECOPILADO
UN ENFOQUE SENSORIO-MOTRIZ A LA ALIMENTACIÓN
SENSORIMOTOR APPROACH TO FOOD
Lori Overland
Alphabet Soup Pediatric Oral Motor, Feeding, and Speech and Language Services Talk Tools Norwalk, CT
Katherine Parra Acosta Fonoaudiologa
Directora de FonoLatin Advantage Services Traductora del artículo
Resumen Los patólogos del habla y del lenguaje
(SLP) juegan un papel cada vez más importante en el tratamiento de los niños con trastornos de alimentación (American Speech-Language-Hearing Association, 2009). Los médicos a menudo refieren a terapia de alimentación a los niños con aparentes problemas de conducta, éste diagnóstico lo suponen, debido a la negación que presentan los niños para comer, además, de una dieta auto limitada que se basa en el sabor, la textura y la apariencia (cómo se ve); o la dificultad para realizar la transición del pecho o biberón a los alimentos semisólidos o sólidos. Teniendo en cuenta también que al revisar la historia clínica se evidencia ciertos incidentes como nauseas, ahogo o vómitos al ingerir los alimentos en dichas consistencias (semisólidos/sólidos), además, de posibles problemas médicos y alteraciones del desarrollo. La preocupación ante el rechazo de los alimentos unido a la dificultad motora del niño para manejar el alimento en cavidad oral, puede resultar una reacción sensorial descrita como "Miedo, lucha, huida" (Overland, 2010). La relación entre los sistemas motor y sensorial no pueden ser ignorados (Fisher, Murray, y Bundy, 1991). El uso de un enfoque puramente conductual para el tratamiento de estos niños, niega el impacto de las cuestiones sensoriomotoras durante la fase oral de la alimentación. Pese a los problemas conductuales secundarios que se pueden desarrollar al tener una alteración
sensoriomotriz oral, se debe de tener en cuenta, la negación del niño para adaptarse, como una respuesta comunicativa ante una experiencia negativa previa y no como la principal problemática a abordar. La evaluación y tratamiento de los problemas sensorio-motrices, en muchos casos, preceden intervenciones de comportamiento.
Introducción
Cuando un bebé o un niño es referido a un patólogo del habla-lenguaje (SLP) para cuestiones de alimentación, el SLP debe realizar una evaluación integral de la alimentación, que incluya una revisión del estado de salud del niño, el desarrollo en general, el estado nutricional, y el procesamiento sensorial (Arvedson y Brodsky, 2001). Cuestiones que afectan la seguridad, eficacia y nutrición durante la alimentación pueden ser secundarias a la disfagia oral, faríngea o esofágica. Este artículo se centrará en la fase oral de la alimentación.
La fase oral de la alimentación incluye la ingesta de alimentos en la cavidad oral y la preparación del bolo para ser deglutido. Los bebés nacen con reflejos que apoyan a la fase oral de la alimentación. Estos reflejos maduran de acuerdo a las experiencias motrices del niño con el medio ambiente y el proceso de alimentación (Morris y Klein, 2000). Problemas médicos, como anomalías craneofaciales, trastornos gastrointestinales,
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problemas respiratorios, y alergias, pueden interferir con la alimentación; de igual manera, los retrasos o trastornos en el desarrollo motor, como una reducción de estabilidad postural o control cefálico, puede interferir con la integración de las habilidades motoras orales, además, los problemas de procesamiento sensorial, como trastornos de la regulación o la discriminación sensorial pueden contribuir a los trastornos de alimentación.
Los niños con problemas de regulación sensorial pueden no ser capaces de organizarse para la alimentación. Las personas con problemas sensoriales orales pueden no sentir la comida en la boca, o pueden ser demasiado sensibles al tener la comida en cavidad oral, o puede que no sientan hambre o saciedad. Los Problemas de procesamiento sensorial pueden causar trastornos de alimentación, como rechazo y dietas auto limitadas (Twachtman-Reilly, Amaral, y Zebrowski, 2008).
Es importante para el clínico conocer el desarrollo típico de las habilidades motoras que apoyan a la alimentación con el fin de realizar una evaluación durante la fase oral. A los 2 años de edad, el niño con desarrollo típico tiene la capacidad de comer una gran variedad de texturas de los alimentos y por lo general ha sido expuesto a una variedad de gustos alimenticios (Bahr, 2010). La Evaluación de las habilidades motoras orales debe incluir el análisis de los movimientos típicos que se observan dentro del desarrollo normal de habilidades.
También debemos considerar el impacto de los sistemas sensoriales en la fase oral al deglutir. Piense en las habilidades motoras de un niño de dos años para alimentarse con cuchara. La mandíbula desciende lo suficiente para recibir la cuchara. El labio superior baja y remueve el alimento de la cuchara, mientras que el labio inferior proporciona estabilidad (Morris & Klein, 2000). El selle labial, la retracción lingual y la contracción de las mejillas brindan soporte para transportar el bolo. El sabor, la textura, la temperatura, y el tamaño del bolo proporcionan información sensorial.
Los niños con cuestiones musculares de base que afectan a la alimentación, suelen utilizar movimientos compensatorios como inestabilidad mandibular, protrusión de la lengua, labios o mandíbula, morder la cuchara
y/o retraer la cabeza para remover la comida de la cuchara. El tiempo de tránsito oral se puede retrasar, y la retroalimentación sensorial que facilita la deglución puede ser inhibida (Overland, 2010).
Para administrar los alimentos sólidos, el niño de 2 años de edad, necesita un conjunto diferente de habilidades motoras. En un desarrollo normal infantil, estas habilidades se desarrollan cuando aprende a manejar líquidos, purés y juguetes para la boca. Un niño 2 años de edad, tiene la capacidad de morder una textura, como la de una galleta dura. El ápex de la lengua y los bordes laterales llevan el alimento hacia los molares para ser masticados. El bolo se recoge, se organiza y se ingiere. La fuerza mandibular debe ser gradual y adecuada para triturar el bolo (Bahr, 2001).
Dependiendo del tamaño y la textura del bolo, el niño puede transferir de derecha a izquierda sobre los molares en conjunto a un patrón de masticación rotatorio. El selle labial y la contracción de mejillas sirven para controlar el bolo y apoyar la masticación. El sabor, la textura, el tamaño y la forma del bolo proporcionan la información sensorial. Si el niño no tiene las habilidades motoras para masticar adecuadamente un bolo sólido, puede desarrollar estrategias compensatorias.
Las habilidades motoras compensatorias pueden incluir el no disociar al masticar, agrupar el alimento en la parte anterior de la lengua o por delante/atrás de los incisivos centrales, además, de prolongar el tiempo del alimento en cavidad oral o ingerirlo antes de ser triturado adecuadamente. Ambos problemas pueden estar relacionados con alteración en la percepción sensorial y/o registro.
Cualquier interrupción en el desarrollo sensoriomotor oral, puede generar náuseas, ahogo, vómitos y rechazo a la comida (Twachtman-Reilly et al., 2008). Las propiedades sensoriales de los alimentos afectan la facilidad con la que son masticados. Un Cheerios® o Gerber Puff® puede ser manejados con un patrón de masticación o succión, mientras que estas tempranas habilidades motoras no pueden triturar efectivamente un trozo de carne o una verdura cruda (Overland, 2010). Para algunos niños, esto da como resultado una dieta auto limitada que puede incluir alimentos fáciles de disolver o sólidos fundibles.
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Los niños que sólo aceptan pequeñas cantidades de comida por ser más difíciles de masticar, suelen cansarse fácilmente o perder el interés. El valor nutritivo de los sólidos fundibles es menor que el de las carnes y verduras que son más difíciles de masticar. Esto afecta la capacidad del niño para crecer y ganar peso (Gisel, 1994).
Estas dietas o cantidades auto limitadas son a menudo vistas como problemas de conducta, cuando en realidad son las respuestas de adaptación a los principales trastornos orales durante la alimentación (Overland, 2010).
Los programas de alimentación puramente de comportamiento utilizan los alimentos preferidos, juguetes, libros o la televisión para reforzar a los niños a que coman alimentos difíciles. Ellos no tienen en cuenta las dificultades sensoriomotoras orales que puede estar experimentando el niño, además, muchos se resisten a la terapia con alimentos debido a experiencias negativas en el pasado. Estos programas pueden animar al niño que tiene comprometidas las habilidades motoras a deglutir un puré, sin embargo, son estos niños los que a menudo corren el riesgo de asfixiarse al introducir los solidos en cavidad oral. Los programas puramente sensoriales basados en alentar al niño a explorar el olfato, el tacto y el sabor de los alimentos; no ayudan a un niño con habilidades sensoriomotoras orales limitadas para desarrollar la capacidad de manejar con seguridad los alimentos. Es esencial incorporar los componentes conductuales y sensoriales en un programa de alimentación, donde se implemente en conjunto con una base motora y un enfoque de pre – alimentación.
El objetivo de un programa de pre-alimentación es desarrollar las habilidades motoras para la alimentación. Seguido del análisis/evaluación de los sistemas motor y sensorial, además, de diseñar un programa clínico para ayudar al niño a que desarrolle las habilidades necesarias para una alimentación segura y nutritiva (Overland, 2010).
La planificación motora requiere de tareas específicas para la alimentación, como el comer con cuchara y masticar, se puede abordar con actividades sensoriomotoras orales y ejercicios antes de introducir alimentos solidos. El masaje oral apropiado y las tareas de planificación oral con
herramientas sensoriales, pueden facilitar el desarrollo de los movimientos motores necesarios para la fase oral en la alimentación (Beckman et al., 2004).
El masaje oral puede ayudar al registro sensorial y la regulación. Con cuidado se selecciona en la planificación motora tareas que puedan ayudar con aproximaciones sucesivas que son necesarias en las habilidades motrices usadas para la alimentación.
Después que el niño mejore la regulación sensorial y algunos pre-requisitos de habilidades motoras orales, se podrá diseñar un programa terapéutico de alimentación. Esto incluye la elección de utensilios adaptados, vasos y popotes terapéuticos (Rosenfeld-Johnson, 2009).
Otra de las decisiones del terapeuta es considerar cuando diseñar el programa terapéutico de alimentación, el poder elegir los alimentos, el tamaño, la forma y la colocación del bolo en cavidad oral (Overland, 2010).
El siguiente caso ilustra el uso de la pre-alimentación y las técnicas terapéuticas con un niño de 2 años de edad, quien tiene un diagnóstico de síndrome de Down.
Caso clínico Allison fue referida a mi consultorio por su
médico, secundario a las preocupaciones con respecto a la nutrición y un diagnóstico de síndrome de Down, Allison tenía una complicada historia clínica que incluye la prematurez, displasia bronquiopulmonar (BPD), y neutropenia. Allison había tenido problemas de alimentación desde el nacimiento. Ella fue alimentada inicialmente por vía intravenosa, luego la transición a sonda orogastica (SOG), seguido de sonda nasogástrica (SNG). Por último, una sonda de gastrostomía (G - Tube) la cual se colocó antes que fuera dada de alta de la Unidad de cuidados Intensivos Neonatales (UCIN). La familia de Allison trabajó duro para hacer la transición del biberón y purés. Según los informes "en realidad nunca disfrutó comer purés" y la mayoría de su nutrición fue proporcionada por la formula hasta los dos años. Sus padres habían intentado introducir alimentos sólidos a un año de edad. Allison amordazada y asfixiada en numerosas
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ocasiones, se negó con el tiempo a abrir su boca, solo lo hacía para comer galletas de arroz, Veggie Stix ®, y las galletas Goldfish ®. La familia de Allison había sido aconsejada por la patóloga de habla y de lenguaje que “sigue dándole variedad de alimentos para que los explore y los comerá con el tiempo” Notas de evaluación
Durante la evaluación, Allison exploró una galleta de arroz. Mordió un pedazo pequeño sin disociar los movimientos cabeza – mandíbula. Era evidente que disfrutaba el sabor salado de primer momento. La galleta la llevo al primer tercio de la lengua, y uso un patrón de succión para deshacerla. Durante los tres ensayos consecutivos se hicieron las siguientes observaciones:
Allison rompió parcialmente la galleta y usó un patrón de succión para facilitar el transporte oral del bolo mal masticado, seguido de una deglución fuerte.
En la siguiente “mordida” el trozo de la galleta fue un poco más grande y Allison realizó una protrusión lingual para expulsar el bolo.
En el último bocado, la galleta quedo “atrapada” en el medio de la lengua, posteriormente se atraganto, vómito y se negó categóricamente a comer otro pedazo.
Un análisis de las habilidades motoras orales de Allison reveló que no tenía la fuerza mandibular adecuada o el plan motor para
masticar. Ella también fue incapaz de recoger el bolo de las crestas de los molares con los bordes laterales y el ápice lingual. Tras los episodios de náuseas, atragantamiento, y vómitos, el sistema sensorial de Allison fue de "miedo, lucha, huir." Ella ha autolimitado su dieta a los alimentos que podrían deshacerse fácilmente con las habilidades motoras existentes.
Plan de tratamiento
El primer plan de pre – alimentación que se estableció fue la dirección y graduación de la fuerza mandibular y el plan motor para masticar. Debido a que Allison era renuente a
probar nuevos movimientos con alimentos y tolerar el rebote firme en el balón terapéutico, el movimiento de todo el cuerpo emparejado inicialmente facilitó los movimientos de apertura y cierre mandibular. Una vez que ella tolero los movimientos de facilitación de apertura y cierre mandibular, se colocó un Chewy Tube® mientras estaba sentada, perpendicular a las crestas de los molares o donde erupcionará su primer molar. El “mascar” el tubo de masticación fue usado para facilitar el soporte mandibular. Allison estuvo lista para avanzar hacia la alimentación terapéutica. El Chewy Tube® se llenó con Veggie Stix® y se repitió la secuencia. En este punto Allison fue capaz de morder el Chewy Tube® con el soporte impuesto, fue capaz de triturar los Veggie Stix® y deglutir el bolo; por último el Chewy Tube® fue remplazado por los Veggie Stix®; y para facilitarle la masticación se ubicó los Veggie Stix® perpendicular a la encía por donde están o irán los primeros molares, asegurando que solo mordería lo que iba a aplastar con la encía. Una vez más, Allison tuvo éxito con el manejo del bolo al triturarlo en cavidad oral. El uso de actividades y ejercicios de pre – alimentación cuidadosamente seleccionados, le permitió a Allison desarrollar un plan motor para masticar, además, de seguridad y una retroalimentación sensorial positiva. Al ubicar el bolo donde irán los molares, le permitirá a Allison triturar el trozo del alimento, incluso si aún no tiene la movilidad lingual para moverlo. Los objetivos futuros incluyen el desarrollo de la movilidad lingual y los patrones motores para la lateralización de la lengua.
Conclusiones
Los niños, como Allison, que presentan retrasos en las habilidades motoras para la alimentación, pueden haber tenido experiencias negativas sensoriales con los alimentos. Si un niño se resiste a comer, se combina con técnicas terapéuticas de alimentación, un programa de pre-alimentación sensoriomotor que podría llevarse a cabo con actividades seleccionadas sensoriomotices orales. Esto le permite al niño desarrollar un plan para una alimentación
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segura y nutritiva. Una vez que se han adquirido las habilidades motoras orales como pre requisito, las técnicas de exploración sensorial y refuerzos comportamentales, de ser necesario y adecuado, se pueden usar eficazmente para expandir la dieta y aumentar la cantidad de los alimentos.
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Artículo recopilado.
Agradecimientos a: TalkTools
TM
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ARTÍCULO RECOPILADO
CARACTERIZACIÓN TERAPÉUTICA DE PACIENTES CON MALFORMACIONES LABIOPALATINAS
THERAPEUTIC CHARACTERIZATION OF PATIENTS WITH LIP AND PALATE
MALFORMATIONS
MsC. Grethel Cisneros Domínguez Universidad de Ciencias Médicas, Facultad de Estomatología.
Santiago de Cuba, Cuba. MsC. Betania Castellanos Ortiz
Hospital Infantil Sur, Santiago de Cuba, Cuba. Lázaro Ibrahím Romero García
Dra. Carmen María Cisneros Domínguez Hospital Provincial Docente Clinicoquirúrgico “Saturnino Lora Torres”,
Santiago de Cuba, Cuba.
Resumen
Se realizó un estudio observacional, descriptivo y transversal de 98 pacientes con malformaciones labiopalatinas, atendidos por el equipo multidisciplinario del Hospital Infantil Sur de Santiago de Cuba, desde enero del 2000 hasta igual mes del 2009, a fin de caracterizarles desde el punto de vista terapéutico. En la casuística prevalecieron las bandas elásticas como terapéutica ortopédica prequirúrgica (43,4 %). Asimismo, las palatorrafias seguidas de las queilonasorrafias estuvieron en correspondencia con el tipo de malformación y el tiempo establecido. La maloclusión posoperatoria predominó en los tipos de moderado (53,4 %) a severo (28,6 %), asociada a una mayor cantidad de estructuras anatómicas involucradas. El tratamiento ortodóncico posquirúrgico fue a expensa, mayoritariamente, de la aparatología removible (81,9 %) y estuvo relacionado con la edad de los pacientes tratados.. Palabras claves: malformación labiopalatina, terapéutica ortopédica prequirúrgica, tratamiento
ortodóncico posquirúrgico, maloclusión posoperatoria, palatorrafia, queilonasorrafia, equipo multidisciplinario, atención secundaria de salud.
Summary
An observational, descriptive and cross-sectional study was carried out in 98 patients with lip and palate malformations, attended by the multidisciplinary team of Southern Children Hospital in Santiago de Cuba, from January 2000 to the same month of 2009, in order to characterize them from the therapeutic point of view. Elastic bandages as presurgical orthopedic therapy (43.4%) prevailed in the case material. Likewise, palatorrhaphies followed by cheilonasorraphies were in correspondence with the type of malformation and the set time. The postoperative malocclusion prevailed in moderate (53.4%) to severe (28.6%) forms, associated with a greater number of anatomical structures involved. In the postoperative orthodontic treatment removable appliances (81.9%) were mainly used and it was related to the age of patients treated.. Key Words: lip and palate malformation, presurgical orthopedic therapy, postoperative orthodontic treatment, postoperative malocclusion, palatorraphy, cheilonasorraphy multidisciplinary team, secondary health care.
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Introducción La fisura labiopalatina ocupa el primer
lugar entre las que afectan la cabeza y el cuello; es la única malformación congénita que puede verse, oírse y palparse. Interfiere en el mecanismo respiratorio, la deglución, la articulación de la palabra, la audición y la oclusión dental. Junto con las alteraciones estéticas se compromete el estado afectivo y social del paciente, lo cual provoca, además, un problema económico, debido a lo costoso y prolongado de su tratamiento que comienza desde el momento del nacimiento y se prolonga hasta la adolescencia.1
Los pacientes con labio leporino y paladar hendido deben recibir un tratamiento integral por un equipo multidisciplinario, pues en esta afección intervienen varios factores íntimamente relacionados con el defecto de crecimiento y desarrollo, que si son tratados a tiempo, se evitarán secuelas que afecten tanto el funcionamiento, como el crecimiento y desarrollo físico, emocional, así como social del afectado.2
El ejercicio de la ortodoncia incluye el diagnóstico, prevención, intercepción y tratamiento de todas las formas clínicas de maloclusión y anomalías óseas circundantes; el diseño, aplicación y control de la aparatología terapéutica, así como el cuidado y guía de la dentición y estructuras de soporte, con el fin de obtener y mantener unas relaciones dentoesqueléticas óptimas en equilibrio funcional y estético con las estructuras craneofaciales. Los pacientes con fisuras labiopalatinas no solo presentan alteraciones de las estructuras anatómicas propias de su enfermedad, sino también desviaciones desde el punto de vista oclusivo, que pudieran llegar a constituir alteraciones oclusales severas si no son diagnosticadas y tratadas precozmente; es en la corrección de estas desviaciones anatómicas y funcionales que el ortodoncista juega un papel primordial.3-7
La presencia de un defecto en la forma como la fisura de labio leporino y paladar hendido, trae como consecuencia un desequilibrio funcional en los músculos relacionados con esta imperfección y en las estructuras óseas vecinas; por tanto, resulta importante la rehabilitación del paciente para el correcto funcionamiento,crecimiento y
desarrollo, por lo cual su tratamiento debe de ser lo más funcional y biológico posible, para que una vez adquirido este equilibrio con aparatología de ortopedia dentofacial y miofuncional, se mantenga la forma natural.8
De hecho, la ortopedia funcional no es nada más que una “gimnasia” para la boca, mediante la cual se corrigen todas las anomalías del macizo facial, de las arcadas dentarias, de la deglución y del proceso respiratorio; pero la ortopedia prequirúrgica es la única técnica que corrige anomalías desde el nacimiento, por lo cual no se debe esperar hasta la adolescencia o la adultez para iniciar el tratamiento.7
El objetivo principal es atender al paciente fisurado inmediatamente después de su nacimiento para colaborar con el pediatra en la solución del problema de la alimentación y el proceso respiratorio, en el momento en que se divide la cavidad nasal de la bucal mediante la colocación de una placa estimuladora.
Asimismo, con la ortopedia prequirúrgica se pretende provocar el crecimiento del maxilar mediante la estimulación osteogénica que posibilita, en un período aproximado de 9 meses, cerrar la fisura palatina y, por tanto, la reconstrucción del arco anterior del maxilar superior. El cierre de la fisura se realiza hasta la unión de sus bordes, con el objetivo de asegurar el éxito total de la palatoplastia en una única etapa. Con la reconstrucción del arco anterior se logra el éxito de la queiloplastia, una vez que se restaura el hueso de soporte del cartílago nasal y se proporcionan las condiciones para una estética facial segura.2,8
Con la ortopedia maxilar se normaliza la presión aérea intrabucal, lo cual provoca durante la deglución del lactante, la compresión de aire a través de la trompa de Eustaquio, que evita la otitis, afección muy común en estos pacientes. Además, con la normalización del proceso respiratorio por vía nasal se aumenta la oxigenación sanguínea en el niño.2,8
La misión final consiste en que el paciente con este trastorno, a los 3 años de edad, pueda iniciar su etapa escolar sin que sea objeto de sufrir humillación por su defecto estético o funcional, principalmente en cuanto a su comunicación verbal.9
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Toda anomalía que empeore el aspecto estético de un niño, altera su imagen y afecta su desarrollo en el medio que lo rodea. Solo si se realiza un plan de tratamiento ortodóncico ordenado con la ayuda del equipo multidisciplinario, se podrán obtener resultados satisfactorios en el paciente, pues mejorará tanto su imagen estética como las funciones del organismo y su buen desenvolvimiento en el entorno social.10
El equipo multidisciplinario de atención se propone un esquema general de tratamiento, en el cual por un período de 3 a 6 meses se debe lograr el cierre del labio (queilorrafia) y a los 18 meses se lleva a cabo el cierre del paladar (palatorrafia). Esta cirugía se realiza siempre bajo anestesia general y de forma electiva; además, se considera como urgencia relativa si no ha sido programada su intervención quirúrgica después de los 6 meses de edad.
Por otra parte, en algunas ocasiones se valoran el cierre del labio y el paladar blando al mismo tiempo, en dependencia del estado general del niño y del tipo de fisura, lo cual arroja buenos resultados previa estimulación ortopédica funcional de los hemimaxilares para su alineación, esta intervención terapéutica es realizada por el ortodoncista. De esta manera se han logrado resultados funcionales altamente satisfactorios, los que a su vez repercuten en la morfología y estética facial. También, como parte del tratamiento ortodóncico desde el nacimiento y durante toda la etapa del plan terapéutico, puede que se necesite usar algún dispositivo ortodóncico dentro o fuera de la boca, así como otros para estimular o controlar algunos centros de crecimiento. Ante estos pacientes, el ortodoncista valorará y decidirá la necesidad del uso de aparatología ortopédica previa o preoperatoria.
Otra actividad importante que realiza el especialista en la etapa de la niñez es el tratamiento posquirúrgico, el cual tiene un enfoque fundamentalmente rehabilitador. También, en ocasiones, durante la adolescencia se necesita tener interconsultas con la especialidad de prótesis, específicamente en los casos en que falten uno o más dientes desde el nacimiento en la zona de la fisura o en otro lugar.11
Toda la actividad individual del grupo multidisciplinario va dirigida al cuidado integral del paciente, el cual debe estar en un estado
general óptimo que garantice el éxito del cumplimiento del esquema de tratamiento propuesto.
Métodos
Se efectuó un estudio observacional, descriptivo y transversal de 98 pacientes con malformaciones labiopalatinas, atendidos por el Equipo Multidisciplinario del Hospital Infantil Sur de Santiago de Cuba, desde enero del 2000 hasta igual mes del 2009, a fin de caracterizarles desde el punto de vista terapéutico.
En el estudio se incluyeron los afectados con residencia permanente en la provincia Santiago de Cuba y los que habían recibido tratamiento quirúrgico para la corrección del defecto congénito. Fueron excluidos aquellos pacientes cuyas historias clínicas no aportaban todos los datos necesarios para esta investigación.
Entre las variables analizadas figuraron: tratamiento ortopédico prequirúrgico, tipo de tratamiento ortopédico prequirúrgico, tiempo de tratamiento ortopédico prequirúrgico, tratamiento ortodóncico posquirúrgico y tipo de maloclusión posquirúrgica.
La información se obtuvo del Departamento de Registros Médicos de la Dirección Provincial de Salud y del Departamento de Estadística del Hospital Infantil Sur de la citada provincia.
Para el procesamiento de los datos se calcularon valores promedios e indicadores de dispersión (desviación estándar) como medidas de resumen para variables cuantitativas y los porcentajes para variables cualitativas. Para identificar la asociación estadísticamente significativa entre los criterios de interés se empleó la prueba de Ji al cuadrado de independencia.
Resultados
En la tabla 1 se muestra una preponderancia en la realización del tratamiento prequirúrgico para todos los tipos de fisuras estudiadas (84,7 %), con mayor valor porcentual para las fisuras del labio (92,3%), seguidas de las labioalveolopalatinas (89,5%) y, en menor cuantía, las del paladar (71,4%).
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Tabla 1. Pacientes según tratamiento ortopédico
prequirúrgico y tipo de malformación congénita Respecto al tipo de tratamiento
prequirúrgico realizado y el tiempo de duración (tabla 2) se halló que las bandas elásticas o capelinas fueron la modalidad más empleada en 43,4% de los pacientes, seguidas de las técnicas combinadas (32,5%) y los dispositivos intraorales (24,1%). El tiempo de duración en 51,8% de los casos fue menor de 3 meses y en solo 19,2% se mantuvo por más de 6 meses.
Tabla 2. Pacientes según tipo de tratamiento
prequirúrgico y tiempo de duración del mismo
Resulta oportuno señalar que a 11
afectados no se les aplicó tratamiento posquirúrgico, debido a su mejoría evolutiva con la terapéutica prequirúrgica y la cirugía practicada posterior a la misma.
Hubo un predominio de las maloclusiones leves que se correspondieron con las fisuras del labio (5 afectados para 83,3%). Tanto las fisuras labioalveolopalatinas como las que implicaron afectación solo del paladar, estimaron los mayores porcentajes de maloclusiones severas, con 53,4% y 28,6%; respectivamente (tabla 3).
Tabla 3. Pacientes según tipo maloclusión posquirúrgica
y tipo de malformación
Al analizar la tabla 4 se aprecia que la
aparatología removible preponderó en 81,9%
de los casos, seguida en orden de frecuencia por la ortopédica (11,2%) que consistió en 2 máscaras ortopédicas y 6 mentoneras (instalada en pacientes con malformaciones de mayor complejidad y número de estructuras involucradas). La aparatología fija fue la menos utilizada, solo en 6,6 % de los pacientes con fisura labioalveolopalatina y en 9,5 % de los que presentaron fisura del paladar aislada. En las lesiones labiales (6 casos), solo se utilizó aparatología removible, puesto que los afectados no presentaban maloclusiones severas.
Tabla 4. Pacientes según tratamiento ortodóncico
posquirúrgico y tipo de malformación al inicio del seguimiento
En cuanto a los diferentes tipos de tratamiento posquirúrgicos y su relación con la edad promedio (tabla 5) se encontró que esta última al inicio del seguimiento fue de 9,1 años para los aparatos fijos; 6,5 años para los removibles y 5,9 años para la aparatología ortopédica.
Cabe agregar que en 18 pacientes fue necesario realizar cambios en la aparatología durante el proceso de evolución de las correcciones ortodóncicas, con variaciones de ortopédicos a removibles (5 niños), de ortopédicos a fijos (2 afectados) y de removibles a fijos (11 pacientes).
Tabla 5. Pacientes según edad promedio de imposición
del tratamiento posquirúrgico al inicio del seguimiento
Discusión En esta serie, la decisión y necesidad de realizar el tratamiento ortopédico prequirúrgico se correspondió con las características particulares y con relación a los maxilares, se mantuvo la evaluación de la alineación de la premaxila y el prolabio; sin
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embargo, otros estudios7,9,12,13 comentan sobre la evaluación, durante los primeros días de nacido, del ancho de la fisura, el grado de acortamiento, la definición de la columela y del philtrum, la asimetría nasal, la protrusión de la premaxila; así como de las condiciones biológicas, sociales y culturales tanto del paciente como de su familia, que han influido en la adhesión al tratamiento.
Vila et al,13 hacen referencia al actuar por
parte del ortodoncista, la imposición de tratamientos prequirúrgicos y la evolución satisfactoria en sus pacientes; todo lo cual guarda similitud con las técnicas indicadas y los resultados obtenidos en este trabajo.
Estudios realizados por Grayson et al14,15
en la última década, demuestran los beneficios que se persiguen con la ortopedia prequirúrgica, los cuales se corresponden en cuanto a:
1. Buena estética nasal a largo plazo, mediante la corrección de la malposición de los cartílagos nasales y la base alar en el lado afectado, para alargar la columela.
2. Menor número de procedimientos quirúrgicos en la nariz.
3. Acercar los segmentos maxilares y modelar los tejidos blandos, para disminuir la tensión de las partes blandas, así como favorecer la reparación del labio y la nariz.
4. Obtener una plataforma maxilar estable. 5. Si en el protocolo se incluye la
gingivoperiosteoplastia, se espera reducir la necesidad de injertos óseos en la mayoría de los pacientes.
6. Crecimiento sin mayores alteraciones en comparación con los pacientes tratados tradicionalmente.
7. Ahorro para el paciente y la sociedad, debido a la menor implementación de los procedimientos quirúrgicos.
Pudo apreciarse en esta casuística, que
aunque no se utilizó la ortopedia prequirúrgica tipo Grayson tal y como la describe este autor, el servicio sí cumplió con los principios de tratamiento referidos, pues se valió de recursos propios que permitieron alcanzar similares beneficios a los ofrecidos por el citado investigador.
La clasificación expuesta anteriormente sobre los tipos de maloclusiones coincide con la referida por Estrada et al12 y a la vez constituye el marco metodológico referencial implementado por los profesionales del servicio multidisciplinario de especialistas que laboran en el Hospital Pediátrico Docente Sur de Santiago de Cuba, para el
tratamiento de los afectados con estas malformaciones congénitas.
Por su parte, Kerr et al16
y Rey et al17
describen, durante la etapa posquirúrgica, la utilización de aparatología para la corrección del colapso de la bóveda palatina, con el uso de expansores palatinos, los cuales son bien aceptados por los pacientes y no interfieren en la alimentación y el lenguaje. Además, hacen referencia al uso de aparatología miofuncional con resultados satisfactorios en cuanto a la modificación de la oclusión anteroposterior entre las 2 arcadas dentarias y demuestran la acción sobre la musculatura facial y maxilar, lo que provoca la inducción de cambios sobre el maxilar, la mandíbula, así como la fosa glenoidea. Entre los aparatos más indicados mencionan el Frankel tipo III; en esta serie se empleó este tipo de aparatología removible funcional, tal como indican dichos autores.
Sánchez et al,18
refieren que el tratamiento ortopédico secundario se debe iniciar a partir de los 4 años de edad y con esto, la regularización del maxilar se conseguirá en un año; también sugieren que en la mayoría de los casos se puede prescindir de la ortopedia prequirúrgica. Las aseveraciones anteriores coinciden con los resultados del presente estudio, referentes al tratamiento ortopédico posquirúrgico.
Es de vital importancia tratar oportuna y adecuadamente a estos pacientes, lo cual ayuda enormemente al cuidado de su salud, orientado hacia el fomento del desarrollo normal desde la infancia hasta la edad adulta, y aunque se considere un tratamiento a largo plazo, existen evidencias de que puede devolverle al afectado
mejoras desde los puntos de vista físico, emocional e intelectual.
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16. Kerr WJ, Miller S, Dawber JE. Class III malocclusion: surgery or orthodontics? Br J Orthod. 1992;19(1):21-4.
17. Rey D, Gómez DF, Correa ID. Perspectivas de diagnóstico y tratamiento ortodóncico para asimetrías faciales. Parte I. Rev Iberoamericana Ortod. 2000;19(1):39-51.
18. Sánchez MS, Domínguez N, Rodríguez EE, Cassa R. Tracción asimétrica con máscara facial. Su utilización en problemas de lábio y paladar fisurado. Visión Dent@l (México). 2005;1(5):53-6.
Agradecimientos a:
MEDISAN 2013; 17(9):5018. Cuba
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NORMAS NORMAS PARA LA PUBLICACIÓN DE ARTÍCULOS EN LA REVISTA DE MOTRICIDAD OROFACIAL (RevMOf) RULES FOR THE PUBLICATION OF ARTICLES IN JOURNAL MOTOR OROFACIAL (JouMOf)
La Revista de Motricidad Orofacial es una publicación académica y científica, dirigida a
la comunidad Fonoaudiológica en la especialidad de Motricidad Orofacial y disciplinas
relacionadas a ella, que incluye reportes de investigación, casos clínicos, revisiones
bibliográficas y cualquier otro artículo vinculado a la comunidad de Motricidad
Orofacial.
Tipos de trabajos
1. Informes de investigación científica: Artículos que presenten los resultados de una investigación científica, las cuales deben incluir sustento teórico, demostración empírica, resultados y discusión de estas.
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Reporte que resume un caso clínico, considerando una revisión bibliográfica del cuadro clínico, método de diagnóstico y tratamiento efectuado.
3. Revisión Bibliográfica:
Estudio teórico de un tema de interés, estableciendo su relevancia y aporte para la Motricidad Orofacial.
4. Otros:
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Estilo de redacción
Se recomiendan que los artículos sean redactados atendiendo a las normas generales de lenguaje científico privilegiando la formalidad, objetividad, brevedad, precisión y claridad.
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Organización general
1. Página de Título:
Presenta, en primer lugar, el título de trabajo que debe ser conciso, pero informativo, sobre el contenido central de la publicación. En segundo lugar, incorpora el nombre del autor(es) o autora(as) del artículo, identificándolos con su nombre de pila, apellido paterno e inicial del materno; al termino de cada nombre del autor debe indicarse con un número en superíndice: el título profesional, el nombre de o las secciones, servicio o programa a las que perteneció durante la ejecución del trabajo y mail de contacto. Por último, debe incluir un título breve que se utilizará como encabezamiento de las páginas en la edición definitiva.
2. Resumen (Summary o Abstract):
Es un párrafo que resume el contenido de la investigación, cuya extensión máxima será de 250 palabras. Debe precisar una contextualización del tema en estudio, establecer los objetivos y procedimientos empleados, y determinar los resultados y conclusiones obtenidas. El abstracto debe ser escrito en español y en inglés.
3. Palabras claves (Key words):
Listado de palabras claves o frases cortas que describan los principales tópicos del artículo y que se hallen contenidos en el título. (5 como máximo).
4. Introducción:
Explica y presenta brevemente el problema y la debida fundamentación del propósito del estudio. En el caso de aquellos trabajos que presenten la revisión bibliográfica de un tema, la introducción incorporará la contextualización del tema, el propósito y la justificación del estudio.
5. Metodología:
Describe las características de los procedimientos empleados en el trabajo, el análisis estadístico y la aprobación del comité de ética correspondiente.
6. Resultados:
Contiene el análisis de los datos obtenidos y la presentación estadística de éstas; deben exponerse en forma ordenada y coherente, admitiendo figuras y tablas.
7. Discusión:
Expone los resultados en relación con las hipótesis del trabajo, la bibliografía especializada, las posibles limitaciones del estudio, así como sus implicaciones en investigaciones futuras.
8. Conclusiones:
Se resumen los aspectos más relevantes, principales hallazgos y la nueva información que aporta el estudio, así también, pueden destacarse las limitaciones con se hallaron los investigadores durante el trabajo y las proyecciones que la investigación pueda ofrecer a otros campos o al mismo, indicando las áreas en las que se podría incursionar.
9. Referencias Bibliográficas:
La bibliografía se citará en secuencia numérica consecutiva de acuerdo con su orden de aparición. Se sugiere la utilización de una media de 10 referencias para cada artículo, considerando al menos el 70% de las publicaciones de los últimos cinco años. Para la referencia de revistas médicas se utilizarán las abreviaturas que aparecen en el Index Medicus: List of Journals Indexed, que se encuentra disponible en: www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/citmatch_help.html#Journalists.
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Guía de Referencias Bibliográficas o Referenciales
Debe presentarse en orden alfabético por
apellido del autor(a) y se incluye con las iniciales de sus nombres de pila. Los apellidos se escriben en mayúsculo.
En cuanto a los títulos de revistas o de libros, se ponen en letra itálica o cursiva; así, en el caso de las revistas, la letra cursiva o itálica comprende desde el título hasta el número de volumen (incluye las comas antes y después del número del volumen y se deja un solo espacio después de cada signo de puntuación).
El nombre de los artículos se escribe en letra molde y con comillas.
El nombre de los editores, cuando se cita el libro editado en forma completa, se escribe de la misma manera que el autor: apellido, una coma y la inicial del nombre y un punto: Palacios, M. en el caso de cita de un artículo de un libro, el orden se invierte al escribir el nombre: en M. Palacios (Ed.). A continuación, se presentan algunos ejemplos:
o Publicaciones no periódicas
Libros: PARODI, G. (Ed.) (2002). Lingüística e interdisciplinariedad. Desafíos para el nuevo milenio: ensayos en honor a Marianne Peronard. Valparaiso: Ediciones Universitarias de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
o Publicaciones Periódicas Artículos de Revistas: PERONARD, M.; VELASQUEZ, M.; CRESPO, N. y VIRAMONTE, M. (2002). “Un instrumento para medir la metacomprensión lectora”. Revista Infancia y Aprendizaje, 25 (2), 131 – 145.
o Documentos electrónicos: Apellido de
autor, inicial de nombre (año y/o fecha). Título del artículo [En línea]. Disponible o from, sitio www: GAMBA, A. y GÓMEZ, M. (2003). Sobre el discurso científico y las relaciones de género: una revisión
histórica [En línea]. Disponible en: http//www.mujereslibres.hypermat.net, visitado el 30 de marzo de 2006.
Formato de texto. Recomendamos usar formato Word (u otro compatible), tipo de letra Arial, tamaño 12, interlineado 1,5 y márgenes de 2,5 cm. a cada lado. La extensión máxima del trabajo no será, en general, mayor de 10 hojas incluyendo tablas y figuras. Es recomendable evitar el uso indiscriminado de los formatos en negrita, cursiva y subrayado. Numeración de páginas. Las páginas estarán numeradas consecutivamente. Cada sección o apartado se iniciará en hoja aparte. Primera página. Figurará el título del trabajo, nombre y apellidos de cada uno de los autores con el rango académico más elevado y su centro de trabajo, así como las señas de contacto del primer autor y la fecha de envío. Se deben evitar las abreviaturas. Segunda página. Se presentará un resumen que no excederá de 250 palabras. En el caso de artículos originales, el resumen deberá estar estructurado en cuatro apartados, que son: introducción u objetivos, material y métodos, resultados y conclusiones. Además, se complementarán con tres a seis palabras claves. A continuación, título, resumen y
palabras clave, traducidos al inglés. Texto principal. El contenido de los trabajos referidos a investigaciones originales se
ordenarán: introducción y objetivos, material o pacientes y métodos, resultados, discusión y conclusiones. Cada apartado comenzará en una hoja nueva. En el apartado “material o pacientes y métodos” se mencionará que los pacientes han participado tras la obtención del correspondiente consentimiento informado de ellos o de sus tutores. Las notas clínicas tendrán una extensión máxima de seis hojas, una o dos tablas/figuras y citas bibliográficas en número no superior de diez. Las abreviaturas figurarán siempre inmediatamente detrás de la palabra o frase a la que se refieran cuando se mencionen por
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primera vez. Se recomienda usar el menor número de abreviaturas posibles. Tablas y figuras. Cualquier tipo de gráficos, dibujos y fotografías serán denominados Figuras. Tanto éstas como las tablas estarán impresas cada una en una hoja independiente. Deberán estar numeradas correlativamente según el orden de aparición en el texto, con números romanos las tablas y números arábigos las figuras. En cada una constará un título conciso pero suficientemente aclaratorio, cuya lectura haga que la figura o tabla sea entendible por sí misma sin necesidad de leer el texto del artículo. Debe evitarse presentar los mismos datos simultáneamente en tablas, figuras y texto. Fotos. Si se considera necesario se retocarán para que no puedan ser identificados los pacientes. En caso de no poder evitar la identificación, deberá obtenerse (y en este caso acompañarse una copia) autorización escrita del paciente o de su representante legal. Referencias Bibliográficas. En general seguirán las recomendaciones del International Committee of Medical Journal Editors (ICMJE,www.icmje.org/) recogidas en el documento Uniform Requirements for Manuscripts Submitted to Biomedical Journals. Traducción al español de la última versiónhttp://www.metodo.uab.es/enlaces/2006%20Requisitos%20de%20Uniformidad.pdf Envío de Manuscritos Digitales. Los
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