revista vida eterna junio 2010

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Año 2 N˚ 19 • JUNIO DE 2010 • Revista Mensual Gratuita, Culiacán, Sin., Mex. El que respeta a su El que respeta a su padre obtiene el perdón padre obtiene el perdón de sus pecados de sus pecados Eclesiástico 3:3

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REVISTA PARA REFLEXIONAR

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Page 1: REVISTA VIDA ETERNA JUNIO 2010

Año 2 N˚ 19 • JUNIO DE 2010 • Revista Mensual Gratuita, Culiacán, Sin., Mex.

El que respeta a suEl que respeta a supadre obtiene el perdón padre obtiene el perdón

de sus pecados de sus pecados Eclesiástico 3:3

Page 2: REVISTA VIDA ETERNA JUNIO 2010

Pág 2 Vida Eterna

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¡ERES MI HEROE!Dichosos los que pueden presumir de tener un

Papá, honrados se deben de sentir el poder cui-darlos en su vejez, tal y como ellos lo hicieron con nosotros en nuestra niñez.Cada vez que puedan, abrázenlos con fuerza y

háganle sentir lo mucho que los quieren, y diganle quedito, !Papá eres mi héroe!, eso es un regalo tan maravilloso de un hijo a un Padre, porque cuando ya no esté desearán hacerlo y ya no será posible.Los Papás son los héroes más comunes, y que no

gozan de la popularidad merecida, hasta que les llega su turno de ser Papá y vives en carne propia el peso de su responsabilidad, y terminan por de-cir la masticada frase, ¡Qué razón tenías Papá!.Ser papá es la condición humana más hermosa

del mundo, saber que de tu amor nace una pe-queña porción de tí, y que tienes la obligación de formarlos como personas; es la tarea principal y más noble que un papá adquiere, al guiarlos por el angosto camino del Señor.Las riquezas, los bienes materiales, que les pue-

das dejar en tu partida, no son nada comparado con la fortaleza de espiritu, lleno de amor, com-pasión, humildad, sabiduría, la disciplina, la res-ponsabilidad, el temor a Dios, es la mejor heren-cia que pueden recibir, con esto están preparados para enfrentar y vivir la vida.No permitan que otras manos moldeen el desti-

no de tus hijos, es responsabilidad de cada Papá, generar buenos ciudadanos, buenos seres huma-nos, con sentimientos propios y decisiones acer-tadas al distinguir lo bueno de lo malo.Padre Santo gracias por prestarme a un Papá,

durante tantos años, mis hermanos y yo, nos lle-namos de orgullo y siempre lo recordaremos con el corazón. Señor mio, ya lo recogiste, ahora lléva-lo contigo y cuídalo hasta que yo llegue.Papá, gracias por darme la vida, la cuidaré como

tú lo hiciste, y ojalá pudiera tener la dicha de vivir lo mismo que tú. ¡Cuate, 105 años...ERES MI HÉROE!.

Sergio Abitia ReyesEn nombre de Vida Eterna.

Sabemos que si nuestra casa terrena o, mejor dicho, nuestra tienda de campaña, llega a desmontarse, Dios nos tienereservado un edifi cio no levantado por mano de hombres, una casa para siempre en los cielos.

Editorial

• Norberto Rafael Orozco Camacho, Director • Gerardo Daniel Orozco Alfaro, Director Comercial • María Del Carmen Alfaro Jiménez, Relaciones Públicas • Joszy Magnolia Orozco Alfaro, Coordinador Editorial • Ilmo. Mons. Manuel Silva Rodríguez, Colaborador • Diseño Editorial, Sergio Abitia Reyes. Vida Eterna Reserva de Derechos: 04-2009-111317530400-102. Anuncios y publicaciones contáctenos en: [email protected] o [email protected] al Tel: 754-0750, Cel: 6671 024171, 6677 785935 y 6671 034688 Nextel: 52*14*4777 y 52*14*55195. Si usted desea adquirir esta revista mensual-mente en su hogar o comercio lo puede hacer por medio de un solo donativo, el cual será valido por los 12 meses del año favor de contactarnos. Si usted tiene un testimonio de fe y desea publicarlo, envíelo a nuestros correos electrónicos para analizarlo y publicarlo si así creemos conveniente. Impreso en los talleres de El Debate de Culiacán. Cada articulo es solo responsabilidad de quien lo escribe.

Directorio

Carta de unpadre a su hijo

Padre,necesito Paz

Como educara un hijo

Sana mi dolor, Señor

Evangelio

Estoydeprimido

La humildad

Señor míoy Dios mío

La casa bonita

Necesito paciencia Tu diploma Papá

Señor, para ti toda la gloria

Carta a Diosito

Soy tufortaleza

1616

6

8877

109

1212

1313 1414

1515

2 corintio 5:12 corint

33

5

SUMARIO

44

Culiacán, Sinaloa, México, Junio de 2010.

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Page 3: REVISTA VIDA ETERNA JUNIO 2010

Pág 3Vida Eterna

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Soy tu fortaleza , no tengas miedo que te amo demasiado, no temas que siempre es-toy junto a ti, si confías en mi nada te pasa-ra, déjame abrazarte y llevarte de mi mano, cuanto llores de angustia yo seré tu consuelo y te animare llenándote de mi palabra y amor porque mis palabras dan vida, te fortaleceré y te consolare , cuando llores vendré a secar tus lagrimas y te colmare de amor infi nito, tu solo confía plenamente en mi y no temas nunca más porque SOY TU FORTALEZA, cuando lleguen a ti los problemas y difi culta-des no temas , cálmate, serénate y preséntalas ante mí, Yo sabré darte sabiduría y seguridad, te fortaleceré y te animare para que continúes adelante, sin miedos sin temores.

Si te sientes desilusionado y débil por el can-sancio , no te preocupes, SOY TU FORTA-LEZA, te enviare mi Espíritu Santo para que te renueve, te colme de consuelo y te llene de amor, en tu interior experimentaras la paz, el consuelo y el amor que solo Yo te puedo dar, vuélvete a mi y confía plenamente en que te fortaleceré y nunca te abandonare, siempre

permaneceré junto a ti y siempre le daré quie-tud y alegría a tu alma y a tu corazón, ten siempre fe en que yo te amo y te quiero como uno de mis hijos más importantes, abre las puertas de tu corazón permite que habitar en el, ahora mismo límpialo quita todo lo que le envenena y hace daño, hecha fuera de el, toda soberbia, maldad, orgullo, coraje, ren-cor, odio, envidia, mentira y llénalo de amor, de comprensión, de paz, de humildad, de es-peranza, de luz, para que yo pueda habitar en el en un corazón que esté limpio.

Búscame siempre porque SOY TU FOR-TALEZA, que tus raíces de fe sean profun-das para que cuando vengan los vientos, las tempestades permanezcas siempre fi rme y confíes plenamente en mi y que esperes con determinación y confi anza que siempre esta-ré a tu lado en cualquier momento o circuns-tancia de tu vida , ahí estaré para sostenerte y renovar tus fuerzas, mis manos y mis brazos siempre están atentos de ti porque tu confías en mi y SOY TU FORTALEZA, el que te cuida y te guía en todo momento en tu vida,

confía y cree en mi soy la luz permanente que alumbra tu camino de día y de noche para que no tropieces y caigas, te protejo de todo peligro, no tengas miedo que soy tu esperan-za, alimentare con mis palabras de sabiduría tu mente y tu corazón, ven recuesta tu cabe-za en mi hombro refúgiate en mi, confía en mí, soy tu escudo la muralla que te salva, Yo tengo el poder para mantenerte en pie y para que no vaciles nunca más, siempre te daré fuerzas cuando te sientas cansado y sin alien-to, cuando te encuentres fatigado alivianaré tu carga , ahí estaré Yo para ayudarte, para infundirte fuerzas y animo, te restaurare y te levantare con i mano poderosa y te colmare de confi anza y paz, te sostendré para que no temas y puedas resistir en los momentos de las pruebas.

El da la fuerza al que está cansado y ro-bustece al que está débil. Isaías 40:29

SOY TU FORTALEZA, cree y confía en i que siempre estaré a tu lado, siempre contigo ,junto a ti de tal forma que me puedas sentir que sepas que estoy ahí que sientas mi pre-

sencia para que no tengas miedo ni descon-fi anza te fortaleceré y te restaurare cuando te sientas decaído y desanimado, te ayudare a que superes cada una de las pruebas, solo confía y se fi el a mí, porque te amo con todo mi corazón, soy amoroso, compasivo, miseri-cordioso, soy tu amigo siempre fi el en quien puedes confi ar totalmente, soy tu Dios quien te da fortaleza, te llena de alegría , gozo y paz, soy la esperanza total de tu vida confía en mi, si los problemas vienen, la enfermedad, la tristeza, el dolor, la angustia, la depresión y desesperación porque no encuentras la salida ni la solución a ellos, te pido con todo mi corazón que me los entregues para darte for-taleza y sabiduría entrégame lo que te duele y daña y así te ayudare a alivianar tu carga, porque yo SOY TU FORTALEZA, quien te inspira paz confi anza y amor.

Yo te amo, Señor, mi fuerza, El Señor es mi roca y mi fortaleza; es mi libertador y es mi Dios, es la roca que me da seguridad; es mi escudo y me da la victoria.

Salmo 18: 2-3

Soy tu fortaleza

Fotos: Internet

No devuelvan a nadie mal por mal, y que todos puedan apreciar sus buenas disposiciones.Hagan todo lo posible para vivir en paz con todos. Romanos 12:17-18Romanos 12:1

Culiacán, Sinaloa, México, Junio de 2010.

Por Rafael Orozco

Page 4: REVISTA VIDA ETERNA JUNIO 2010

Pág 4 Vida Eterna

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Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor. Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar, te grité por-que no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta. Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté por los cabellos y te empujé violenta-mente para que fueras a cambiarte de inmediato.

Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te despediste de mí tímidamente y yo solo te advertí que no te portaras mal.

Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Lle-vabas puestos unos pantalones nuevos y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos, que parecía no interesarte mucho el sacrifi cio de tus padres para vestirte. Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marcha-bas delante de mí te indiqué que caminaras erguido.

Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa. A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre

la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soporta-ba más ese escándalo y subí a mi cuarto.

Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude. ¿Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido? Luego escuché unos golpecitos en la puerta. “Adelante” dije adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación. Te miré con seriedad y pregunté: ¿Te vas a dormir?, ¿vienes a despedirte? No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente. Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitas rodearon fuertemente mi cue-llo y me diste un beso suavemente en la mejilla. Sentí que mi alma se quebrantaba. “Hasta mañana, papito” me dijiste.

¿Qué es lo que estaba haciendo?, ¿por qué me desespe-raba tan fácilmente? Me había acostumbrado a tratarte

como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mí y ciertamente no eras igual. Tú tenías unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno y sobre todo, sabías demostrar amor. ¿Por qué me costaba tanto trabajo?, ¿porqué tenía el hábito de estar siempre enojado? ¿Qué es lo que me estaba abu-rriendo? Yo también fui niño. ¿Cuándo fue que comen-cé a contaminarme?

Después de un rato entré a tu habitación y encendí una lámpara con cuidado. Dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé. Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce. No pude contener el sollozo y cerré los ojos. Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste. Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio. Te cubrí cuidadosamente con las co-bijas y salí de la habitación.

Si Dios me escucha y te permite vivir muchos años, algún día sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo más que a mi vida.

Si eres predicador, sé capaz de animar a los demás; si te corresponde dar, da con la mano abierta;si eres dirigente, actúa con dedicación; si ayudas a los que sufren, muéstrate sonriente.

Carta de un padre a su hijo

Romanos 12:8

1. www.motivaciones.org http://es.catholic.net Fotos: Internet

1

Culiacán, Sinaloa, México, Junio de 2010.

Durante los duros años de la Revolu-ción, en un pueblo pequeño de Aguasca-lientes, México, solía parar en el almacén del Sr. Muro para comprar productos frescos. La comida y el dinero faltaban y el trueque se usaba mucho. Un día en particular, el Sr. Muro me estaba empa-quetando unas papas. De repente me fi jé en un niño pequeño, delicado de cuerpo y aspecto, con ropa roída pero limpia que miraba atentamente un cajón de peras fres-cas y maravillosas. Pagué mis papas pero también me sentí atraído por el aspecto de las peras. ¡Me encanta el dulce de pera y las papas frescas! Admirando las peras, no pude evitar escuchar la conversación entre el Sr. Muro y el niño.«Hola Toño, ¿cómo estás hoy?» «Hola Sr. Muro. Estoy bien, gracias..... solo ad-miraba las peras... se ven muy bien.» «Sí, son muy buenas. ¿Cómo está tu mamá?» «Bien. Cada vez más fuerte.» «Bien. ¿Hay algo en que te pueda ayudar?» «No Señor. Sólo admiraba las peras.» «¿Te gustaría lle-var algunas a casa?» «No Señor. No tengo con que pagarlas.»«Bueno, qué tienes para cambiar por ellas? «Lo único que tengo es esto, mi canica más valiosa.» «¿De veras? ¿Me la dejas ver?» «Acá está. ¡Es una joya!» «Ya lo veo. El úni-co problema es que ésta es azul y a mí me gustan las rojas. ¿Tienes alguna como esta, pero roja, en casa?» «No exactamente, pero

casi.» «Hagamos una cosa. Llévate esta bol-sa de peras a casa y la próxima vez que ven-gas muéstrame la canica roja que tienes.» «¡Claro!. Gracias Sr. Muro.»La Sra. de Muro se me acercó a atenderme y con una sonrisa me dijo: «Hay dos niños más como él en nuestra comunidad, todos en situación muy pobre. A Salvador le en-canta hacer trueque con ellos por peras, manzanas, tomates, o lo que sea. Cuando vuelven con las canicas rojas, y siempre lo hacen, él decide que en realidad no le gusta tanto el rojo, y los manda a casa con otra bolsa de mercadería y la promesa de traer una canica color naranja o verde tal vez.» Me fui del negocio sonriendo e impresio-nado con este hombre. Un tiempo después me mudé a Guadalajara pero nunca me olvidé de este hombre, los niños y los true-ques entre ellos. Varios años pasaron, cada uno más rápidamente que el anterior. Re-cientemente tuve la oportunidad de visitar unos amigos en esa comunidad en Aguas-calientes. Mientras estuve allí, me enteré que el Sr. Muro había muerto. Esa noche sería su velorio y sabiendo que mis amigos querían ir, acepté acompañarlos. Al llegar a la funeraria, nos pusimos en fi la para cono-cer a los parientes del difunto y para ofre-cer nuestro pésame. Delante nuestro, en la fi la, había tres hombres jóvenes. Uno te-nía puesto un uniforme militar y los otros dos unos lindos trajes oscuros con camisas

blancas. Parecían profesionales. Se acerca-ron a la Sra. Carmelita, quien se encontra-ba al lado de su difunto esposo, tranquila y sonriendo. Cada uno de los hombres la abrazó, la besó, conversó brevemente con ella y luego se acercaron al ataúd. Los ojos cafés llenos de lágrimas de la Sra. Carme-lita, los siguió uno por uno, mientras cada uno tocaba con su mano cálida, la mano fría dentro del ataúd. Cada uno se retiró de la funeraria limpiándose los ojos. Llegó nuestro turno y al acercarme a la Sra. De Muro le dije quién era y le recordé lo que me había contado años atrás sobre las cani-cas. Con los ojos brillando, me tomó de la mano y me condujo al ataúd. «Esos tres jó-venes que se acaban de ir son los tres chicos de los cuales te hablé. Me acaban de decir cuanto agradecían los «trueques» de Salva-dor. Ahora que Chava no podía cambiar de parecer sobre el tamaño o color de las canicas, vinieron a pagar su deuda. «Nunca hemos tenido riqueza» -me confi ó- «pero ahora Salvador se consideraría el hombre más rico del mundo.» Con una ternura amorosa levantó los dedos sin vida de su esposo. Debajo de ellos había tres canicas rojas exquisitamente brillantes. Moraleja:No seremos recordados por nuestras pa-labras, sino por nuestras acciones. La vida no se mide por cada aliento que tomamos, sino por las cosas que nos quitan el alien-

to. Hoy te deseo un día de milagros co-munes, como una cafetera de café fresco que tu compañero te preparó, una llamada inesperada de un viejo amigo, semáforos verdes camino al trabajo, una sonrisa de al-guien que atendiste o la sonrisa de tus hijos al llegar a casa. Te deseo un día de cosas pequeñas de las cuales estarás agradecido: la fi la más rápida en el supermercado, una canción favorita en la radio, encontrar tus llaves justo don-de buscas, el tierno abrazo de tu niño solo por ser su papá. Te deseo un día de felicidad y perfección; pequeños trozos de perfección que te ha-gan sentir que Dios te está sonriendo, sos-teniéndote tan tiernamente porque eres al-guien especial y único. Te deseo un día de paz, felicidad y dicha. Dicen que toma un minuto encontrar a una persona especial, una hora para apreciarla, un día para amar-la, pero una vida entera para olvidarla. Regálalo a personas que nunca olvidarás. A tus padres e hijos, a tu pareja, a tus ami-gos o a tus conocidos. Es un mensaje breve para dejarlos saber que nunca los olvidarás. Si no se lo regalas a nadie, es porque estás tan apurado en tu desgracia, en tu desdi-cha, en lamentarte de tu sufrimiento, que probablemente ya has olvidado a los que verdaderamente te aman y a tus verdaderos amigos. Esos que se miden por el corazón, no por el dinero.

Canicas rojas

Page 5: REVISTA VIDA ETERNA JUNIO 2010

Pág 5Vida Eterna

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Un profesionaldesemplaedo

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Padre, ayúdame a confi ar plenamente en ti, a bus-carte con un corazón sincero y humilde, que medite, refl exione y piense en tu palabra en todo momento, que las angustias y las tristezas solo sean pasajeras, nunca permitas que se aniden en mi corazón, que la fe y la esperanza estén siempre puestas en ti Señor, que confi é siempre en tu palabra para que me guardes siempre en paz, necesito de tu paz, Padre Celestial guía mis pasos por los senderos de luz y de amor, de luz para que tu luz me ilumine y no tropiece y de amor para amar a mi prójimo como tú me amas a mí, con un amor in-condicional, verdadero, un amor misericordioso y bon-dadoso, permite que la paz llegue a mi alma, mente y corazón, cuando me encuentre en oración contigo y presente mis peticiones, ilumína-me para que permanezca orando en todo momento, dándote gracias y que tu infi nita paz reine en mi alma, mente y corazón.

Antes bien, en toda ocasión presenten sus peticiones a Dios y junten la acción de gracias a la súplica. Y la paz de Dios, que es mayor de lo que se puede imagi-nar, les guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7

Padre , necesito de tu paz, esa paz que solo tú sabes y puedes dar, esa paz que comprende , entiende y guarda los corazones en quietud y serenidad, esa paz necesita mi alma, ven Padre a soco-rrerme y liberarme de todo lo que no me permite estar en paz, libérame de los malos pensamientos que tanto me molestan e incomodan, porque están retumbando en mi mente y no me dejan permanecer en paz, leván-tame Padre, con tu mano poderosa, no permites que mi cuerpo y mi mente, experimenten miedo y desespera-ción, ayúdame a conservar la paz, guía mis pasos por un camino silencioso para llegar hasta ti, toma mis manos con tus manos y no me sueltes, porque siento que si me sueltas, caeré en el precipicio de la desesperación, de la tristeza y de la angustia, me sentiré deprimido, angus-

tiado y mi corazón no encontrara la paz.Pero al Señor clamaron en su angustia y él los hizo

salir de su afl icción. Hizo que amainara la tormenta y las olas del mar enmudecieron. Se alegraron al ver calmado todo, y los llevó al puerto deseado. Salmo 107:28-30

Padre eterno, tú que eres el príncipe de paz, conduce mi alma y mi corazón en equilibrio, consérvame en serenidad y tranquilidad cuando lleguen los problemas, ayúdame a aprender a tener paz y que halla quietud en mi alma y mi corazón, no me desesperare, permaneceré y esperare siempre confi ando en que tú me asistirás en

que tu pronto vendrás, pues todo lo que soy, lo que tengo y lo que hago, todo viene y depende de ti, porque sin ti yo nada soy, no permitas que me atrapen las angustias y como una ma-rejada me arrastre al fondo de la deses-peración, que tu infi nita paz siempre reine en mi corazón, porque tú eres mi roca y salvación, en quien yo pongo mi confi anza, Padre Celestial envía-me tu Espíritu Santo para que me de fuerzas y aliento para seguir luchando, para encontrar el consuelo y los cami-nos de luz y de paz, derrama e inun-da de tu paz en mi corazón y alma, esa paz infi nita que solo tú me pue-des dar, ayúdame siempre a guiarme con la verdad y a practicar todo lo que me enseñas cada día, todo lo que me has dado con infi nita misericordia y

amor, gracias Padre por guardarme siempre en perfecta paz e iluminar mi vida para que nunca más tropiece y desespere, que desde ahora viva confi ando y esperando siempre en ti, se que tu nunca me dejaras y abandona-ras, que estarás conmigo todos los días de mi vida para cuidarme, protegerme y llenarme de tu infi nito amor misericordioso y de tu inmensa paz.

En Dios sólo descansa el alma mía, de él espero mi salvación. Sólo él es mi roca y mi salvador, si es mi fortaleza, no he de vacilar. Salmo 62:2-3

Un profesional desempleado despertó una mañana y revisó su bolsillo. Todo lo que le que-daba eran $10. Decidió utilizarlos para comprar comida y esperar así la hora de morir, ya que era demasiado orgulloso como para pedir limosna.

Estaba frustrado por no encontrar empleo y no tenía a nadie que pudiera ayudarle. Compró su comida y en cuanto se sentó a comer, un anciano y dos pequeños niños se le acercaron y le pidieron

que les diera comida, ya que no habían comido en casi una semana.

El profesional los miró. Estaban tan fl acos que se les notaban los huesos. Sus ojos se les habían hundido. Con el último pedazo de compasión que le quedaba, les dio su comida.

El anciano y los niños oraron para que Dios le diera bendiciones y prosperidad, y le dieron una moneda muy antigua. El joven profesional les dijo: “ustedes necesitan esa oración más que yo”.

Sin dinero, sin empleo y sin comida, el joven fue debajo de un puente a descansar y esperar la hora de su muerte.

Estaba a punto de quedarse dormido, cuando vio un Viejo periódico en el suelo. Lo levantó, y de repente leyó un anuncio para los que tuvieran monedas antiguas, las llevaran a cierta dirección.

Decidió ir a ese lugar con la moneda antigua que el anciano le había dado. Al llegar al lugar, le dio la moneda al propietario del lugar. El propie-tario gritó, sacó un gran libro y le mostró al joven graduado una foto.

Era la misma moneda, cuyo valor era de 3 mi-llones de dólares. El joven graduado estaba muy emocionado mientras el propietario le dio un cheque certifi cado por los 3 millones. El joven

cobró el dinero y se fue en búsqueda del anciano y los niños.

Para cuando llegó a donde los dejó comiendo, ya no estaban. Le preguntó al dueño de una can-tina cercana si los conocía. El dueño le dijo que no los conocía, pero que le habían dejado una nota. Rápidamente abrió la nota pensando que averiguaría donde encontrarlos.

Esto era lo que la nota decía: “Nos diste todo lo que tenías, y te hemos recompensado con la misma moneda. Firman: Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. 1 Reyes 17:10-16;

Mateo 11:28-30.

Padre, necesito paz

Textos Bíblicos Biblia Latinoamericana Foto: Internet

El hombre sin corazón denigra a su prójimo, el hombre prudente guarda silencio. Proverbios 11:12

Culiacán, Sinaloa, México, Junio de 2010.

Por Rafael Orozco

Page 6: REVISTA VIDA ETERNA JUNIO 2010

Pág 6 Vida Eterna

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Recuerda que un hijo es un regalo de Dios. La más rica de las bendiciones. No trates de amoldarlo a imagen tuya o de tu padre, de tu hermano o tu vecino. Cada niño es individual y tiene que permitírsele ser el mismo.

• No aplastes el espíritu de tu hijo cuando el falla. Y nunca lo compares con otros que lo hayan sobrepasado.

• Recuerde que el enojo y la hostilidad son emo-ciones naturales. Ayuda a tu hijo a encontrar una salida social aceptable para estos sentimientos normales o estos volverán hacia dentro y explotarán en forma de enfermedad física o mental.

• Disciplina a tu hijo de una manera justa y razo-nable. No dejes que TU enojo te saque de quicio. Si el sabe que tú eres jus-to, no perderás su respeto y amor. Porque aún el niño mas joven tiene un sentido muy agudo de justicia.

• Recuerda que cada niño necesita DOS padres presentes en un frente unido. Nunca te alíes con tu hijo en contra de tu esposo/a. Esto crea en tu hijo (como también en ti) confl ic-tos emocionales y sentimientos de culpabilidad, confusión, e inseguridad.

• No le des a tu hijo todo lo que su pequeño corazón pide. Permítele conocer la emoción de ganárselo y la alegría de con-seguirlo. Concédele la más grande de todas las satisfacciones,

el placer que viene con e logro personal. • No te pongas como lo máximo la perfección. Es un rol

muy difícil de jugar 24 horas al día. Tú te darás cuenta que es más fácil la comunicación con tu hijo si le dejas saber, que mamá y papá también pueden cometer errores.

• No le amenaces cuando estés enojado o le hagas promesas imposibles cuando estés ge-neroso. Hazle advertencias o promesas sólo cuando tú las puedes cumplir. Para un niño, la palabra de el padre signifi ca todo. El niño que ha perdido la fe en los padres tiene difi cultad de volver a creer en ninguna cosa.

• No sofoques a tu hijo con manifestaciones superfi ciales de ”amor “. El más pobre y saludable amor se expresa por si sólo en la educación día a día, la cual produce confi dencia e independencia

propia. • Enséñale a tu hijo que hay dignidad en el trabajo duro.

Aunque se desempeñe con unas manos callosas paleando car-bón o unos dedos hábiles manipulando instrumentos quirúr-gicos. Déjale saber que una vida útil es bendecida y una vida fácil y en busca de placeres es vacía e insignifi cante.

• No trates de proteger a tu hijo de cualquier pequeño gol-pe y decepción. La adversidad forma el carácter y nos hace compasivos. Los problemas son un gran igualador. Déjalo aprender.

Un hombre dormía en su cabaña cuando de repente una luz iluminó la habitación y apareció Dios.

El Señor le dijo que tenía un trabajo para él y le enseñó una gran roca frente a la cabaña. Le explicó que debía empujar la piedra con todas sus fuerzas. El hombre hizo lo que el Señor le pidió. Por muchos años, día a día, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuer-zas... y ésta no se movía. Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano. Como el hombre empezó a sentirse frustrado, Satanás decidió entrar en el juego trayendo pensamientos a su mente: Has estado empujando esa roca por mucho tiempo, y no se ha movido” Le dio al hombre la impresión que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar que él era un fracaso. Estos pensamientos incrementaron su sen-timiento de frustración y desilusión. Satanás le dijo: “¿Por qué esforzarte todo el día en esta tarea imposible? Sólo haz un mínimo esfuerzo y será sufi ciente” El hombre pensó en poner en práctica esto pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos: “Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aún así, no he podido mover la roca ni un milímetro ¿Qué pasa? ¿Por qué he fracasado? “

El Señor le respondió con compasión y ternura: “Querido amigo, cuando te pedí que me sirvieras y tú aceptaste, te dije que tu tarea era empujar contra la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras. Tu tarea era empujar. Ahora vienes a mí sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero, ¿en realidad fracasaste? Mírate ahora, tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y broncea-da, tus manos callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras. “A pesar de la adversidad has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez. Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era empujar y confi ar en mí. Eso lo has conseguido. Ahora, querido amigo, yo moveré la roca”

Algunas veces, cuando escuchamos la palabra del Señor, tra-tamos de utilizar nuestro intelecto para descifrar su voluntad, cuando en realidad Dios sólo nos pide confi anza en Él. Debe-mos ejercitar nuestra fe que mueve montañas, pero conscien-tes que es Dios quien al fi nal logra moverlas.

Cuando todo parezca ir mal... ¡SÓLO EMPUJA! Cuando estés agotado por el trabajo... ¡SÓLO EMPUJA! Cuando la gente no se comporte de la manera que te parece que debería... ¡SÓLO EMPUJA! Cuando no tienes más dinero para pagar tus cuentas... ¡SÓLO EMPUJA! Cuando la gente simplemen-te no te comprende... ¡SÓLO EMPUJA! Cuando te sientas agotado y sin fuerzas... ¡SÓLO EMPUJA!

En los momentos difíciles pide ayuda al Señor y eleva una oración a Jesús para que ilumine tu mente y guíe tus pasos. Entrega tus miedos al Señor y pídele con una oración que Jesús te ayude a encontrar el camino que te conduzca a Él.

PARA QUE REFLEXIONES: “YO SOY EL CAMINO, la VERDAD y la VIDA solamente por mí se puede llegar al padre” San Juan 14,6

En la calle están tres niños sentados en el auto de la familia, que está lleno de maletas y equipajes, aparentemente la fami-lia Montoya se va de viaje.

Mientras los niños esperan, a sus padres que han ido a cerrar y pegar con llave la casa, El profesor del colegio encuentra a los niños y al darse cuenta del viaje que están por iniciar les hace las siguientes preguntas:

-¿A dónde ustedes van? -No sabemos, -responden los niños. -¿Qué camino, por qué carretera van a ir? -ellos dicen que no

tienen ninguna idea por dónde irán -¿Dónde van a cenar esta noche? -Ni idea -responden nue-

vamente los niños- no sabemos nada. Entonces el profesor hace la gran pregunta: -¿Con quienes ustedes van a ir de viaje? Los ojos de los niños

brillan y responden muy seguros: -Nosotros VIAJAREMOS CON PAPÁ Y MAMÁ, por eso

no nos preocupamos ¿A DÓNDE VAMOS? ¿QUÉ CAMI-NO RECORREREMOS? Ellos saben a dónde iremos y cómo llegaremos”.

Los niños no sabían exactamente a dónde ellos iban, ellos no conocían el camino, ellos no sabían a dónde ellos comerían o dormirían, pero sí sabían con quién “iban y estaban seguros que les iría bien. Eso era todo lo que les importaba. Ellos irían con Mamá y Papá. Mamá y Papá los llevarían y cuidarían de ellos.

Cuando yo tenga que dejarte por un corto tiempo, por favor no te entristezcas, ni derrames lágrimas, ni abraces tu pena hacia tí por muchos años al contrario,

empieza con valentía y con una sonrisa. Y por mí me-moria y en mi nombre vive tu vida y haz todas las cosas igual o mejor que antes.

No alimentes tu soledad

con días vacíos, sino llena cada hora que estés despierto con actos útiles. Da tu mano para ayudar, consolar y ani-mar, y yo te ayudaré a tí, y viviré siempre cerca de tí. Y

nunca tengas miedo de mo-rir, pues yo estaré esperando y preparando tu lugar junto a mí aquí en el cielo. ¡Si me amas, no llores! ¡Mejor reza por mi!

Caminos de vida eternaCaminos de vida eterna

Cuando yo tenga que dejarteCuando yo tenga que dejarte

Como educar a un hijoLa Roca

Cada uno dé según lo que decidió personalmente, y no de mala gana o a la fuerza,pues Dios ama al que da con corazón alegre. 2 corintios 9:7

1. www.motivaciones.org http://es.catholic.net 2 y 3. Vol. 10 Fortalece tu mundo interior Jorge Amando Vázquez Rodríguez 3. Fotos: Internet

Culiacán, Sinaloa, México, Junio de 2010.

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Jesús te ayude a encontrar el camino que te conduzca a Él.

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Quiero, pues, que en todo lugar donde los hombres estén orando levanten al cielomanos limpias de todo enojo y discusión. 1 Timoteo 2:8

Señor, tu eres mi esperanza quien me da aliento y fuerza para resistir este dolor que lacera mi cuerpo y mi alma, ven pronto en mi auxilio que necesito mucho de ti Señor, el dolor que siento es demasiado pesado para llevarlo conmigo todo el tiempo, pero YO EN TI CONFIO SEÑOR, porque sé que me libraras de todo lo que me está lastimando, sé que me libraras de toda angustia, de toda enfermedad y dolor, a ti Señor me aferro agarrado de tu mano poderosa para que me le-vantes, para que me des animo y alivio en este dolor, en esta enfermedad, que mina mis fuerzas y mi alma, YO EN TI CONFIO SEÑOR, tu eres misericordioso, compasivo y bondadoso, sana mi dolor, Señor, ya sea a través de un milagro que tú me puedes conceder o a través de los médicos y las medicinas, tu Señor pon los medios para sanar.

YO CONFIO EN TI, SEÑOR y sé que todas tus pro-mesas se cumplen totalmente porque tu palabra me da vida, ayúdame siempre a pensar y meditar en ellas con-fi ando plenamente en ti, que piense menos en el dolor y más en la sanación que le darás a mi vida para que viva más confi ado y esperando que tú me sanaras ya sea de una forma o de otra.

Señor, necesito de tu consuelo y de tu amor misericor-dioso y bondadoso, ten compasión de mi y no permitas que mis pensamientos sean negativos, creo y confi ó ple-

namente en ti y en tu palabra que me da vida, se que el dolor desaparecerá de mi vida por tu infi nita misericor-dia y bondad, aleja el dolor de mi cuerpo y que cada día me sienta más fortalecido y agradecido contigo Señor, porque solo tú puedes sanarme, se que seré sanado por ti, te ruego Señor con todo mi corazón que limpies y borres de mi cuerpo y alma todo dolor en este momen-to, YO EN TI CONFIO, desaparece de mi mente todo pensamiento negativo, de angustia y tristeza, lléname de alegría de paz y salud, Señor devuelve a mi vida la salud y la paz te lo ruego con todo mi corazón y con toda mi alma, se que por tu gran compasión, bondad y misericordia es posible, porque para ti nada es im-posible Señor, sáname, sálvame, ayúdame, levántame, sostenme siempre en tus manos poderosas para que no caiga, tu eres mi esperanza en quien confi ó plenamente, tu eres mi roca, mi muralla y fortaleza.

SEÑOR, EN TI CONFIO, compadécete de mi ven pronto a consolarme, no me dejes solo y sumido en mis angustias y tristezas, permanece siempre a mi lado que necesito de ti, que mi vida está llena de esperanza y con-suelo al saber que tú me rescataras de este dolor y angus-tia, que tu cuidaras y vendaras mis heridas por el gran amor que me tienes, Señor tú que eres misericordioso y bondadoso, límpiame de mi pecado, borra de mi todo dolor, enfermedad, tristeza y angustia, ven pronto Señor a consolarme y a darme fortaleza, ayúdame para que yo también pueda consolar a los que están en sufrimiento y enfermedad, ayúdame a mitigar y olvidar mi dolor, borra en mi todo lo que me duele, ven pronto Señor y enjuga mis lagrimas y desaparece de mi ser todo llanto, enfermedad y dolor, que todo quede en el pasado y que nunca más el dolor, la enfermedad lleguen a mi vida , fortalece mi vida, mi alma y mi corazón, ayúdame a no tener miedo jamás, porque tú eres mi Dios, en quien yo pongo mi confi anza y esperanza, SEÑOR EN TI CONFIO.

No temas, pues yo estoy contigo; no mires con des-confi anza, pues yo soy tu Dios; yo te he dado fuerzas, he sido tu auxilio, y con mi diestra victoriosa te he sostenido. Isaías 41:10

Sana mi dolor, Señor

Culiacán, Sinaloa, México, Junio de 2010.

Por: Rafael Orozco

Textos Bíblicos Biblia Latinoamericana Foto: Internet

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La fi esta de “Corpus Christi,” ahora llamada más exactamente “del Cuerpo y la Sangre de Cristo”, ha arraiga-do hondamente en el pueblo cristiano, desde que se intro-dujo en el siglo XIII.

La Eucaristía tiene dos di-mensiones: su celebración (la misa) y su prolongación, con la reserva del Pan eucarístico en el sagrario y la consiguien-te veneración que le dedica la comunidad cristiana. La fi nalidad principal de la Eu-caristía es su celebración y la comunión con el Cuerpo y Sangre de Cristo, que Dios ha querido ser nuestro alimento para el camino de la vida. Pero desde que la comunidad cristiana empezó a guardar el Pan eucarístico, sobre todo para los enfermos y para el caso del Viático, fue desta-cándose el lugar de la reserva, ahora llamado, el sagrario, de signos de fe y adoración.

Las lecturas que hemos es-cuchado nos hacen entender que signifi ca la Eucaristía. En ella, Jesús, el Señor, pre-sente continuamente en su comunidad, nos ofrece su propio Cuerpo Sangre como alimento. Esto, en la celebra-ción, nos lleva a comulgar con él. Y en el sacramento

permanente del sagrario, 3 el que él prolonga su don, nos invita a continuar también nosotros la oración, la ala-banza y la atención gozosa a esta presencia.

El misterio de la Eucaristía tiene muchas evocaciones: es memorial de la pasión, es banquete de unidad, es an-ticipo de la vida divina que compartiremos con Cristo en el cielo. Es necesario valorar una vez más lo que creemos y celebramos: el cuerpo que se entrega, la Sangre que se derrama. Cristo, nuestro ali-mento.

Como Abraham vendría cansado de su expedición; como la multitud, al caer de la tarde, estaría cansada y hambrienta; así nosotros, en nuestra vida, necesitamos aliento. Cristo mismo ha querido ser nuestro “viático”, nuestro “alimento para el ca-mino”.

X DEL TIEMPO ORDI-NARIO

Las lecturas de hoy, nos muestran a Cristo que triun-fa sobre la muerte como me-

diador perfecto de nuestra salvación.

La escena de hoy la cuenta sólo S. Lucas, entre los evan-gelistas, y la cuenta con un lenguaje que es todo un sím-bolo: Jesús sale al encuentro de la humanidad que sufre, se compadece del dolor de la madre, manda detenerse a los que llevan el féretro y resucita al joven muerto.

En verdad, en Cristo Jesús, “Dios ha visitado a su pue-blo” y se ha acercado a nues-tros males, para remediarlos. Si anteriormente hemos visto a Jesús curando a un enfer-mo, hoy o admiramos en su victoria contra el mal último, la muerte.

La palabra de Jesús es hu-mana (“no llores, le dice a la adre”). Es palabra efi caz. Y puede dar vida a los demás porque El mismo ha vencido a la muerte en su Resurrec-ción, a Pascua que acabamos de celebrar.

La escena del evangelio ha sido preparada por la del AT. Elías, un “hombre de Dios”, hace suya la angustia de la viuda que lo hospeda, invoca a Dios y Dios por medio de su profeta, devuelve la vida al difunto.

En las dos escenas, Dios se nos muestra como un Dios de amor, cercano a nuestra historia, y sobre todo como un Dios de vida. La respuesta de Dios al misterio de nues-tra debilidad y de nuestra muerte es la vida; el destino que nos ha preparado, y que nos ha revelado su Hijo Jesús, es la vida para siempre.

Ese es nuestro futuro, aun-que no sepamos explicamos como sucederá ni podamos entender el misterio de la muerte, cuya seriedad no po-demos rehuir. Pero páginas como las de hoy y sobre todo la Pascua que hemos celebra-do, nos aseguran que Dios no quiere la muerte, sino que nos ha reservado un destino lleno de esperanza: la vida con Cristo.

XI DEL TIEMPO ORDI-NARIO

El pecado es una de las realidades huma¬nas que se relacionan en la Biblia con el amor de Dios. El Señor es conocido como el Dios de los perdones y de la misericor-dia. La frase del v.47, densa y difícil de traducir, expresa cómo el perdón de los peca-dos es signo-efecto del amor de Dios.

El adulterio de David y la muerte de Urías son críme-nes que escandalizan en el “ungido”: ha respondido vi-llanamente a la elección del Señor, ha demostrado que es

un hombre frágil, de carne y hueso. Pero la imagen de Da-vid se restablece gracias a su arrepentimiento profundo y sincero. Jesús, por ser la ma-nifestación plena del amor del Padre, es la plena comu-nicación del perdón de los

pecados. XII DEL TIEMPO ORDI-

NARIO

El NT cf. Jn 19,37;Ap 1,7 ha visto una refe¬rencia a Je-sús en este texto de Zacarías, donde ya se intenta penetrar en el misterio de la reacción de Díos ante el dolor del “pri-mogénito” (10 Lec).

Lucas resalta el aspecto do-loroso de la misión redentora de Cristo, que se extiende a todos s momentos de su vida. “Es necesario que” Esta = la voluntad de Dios. El cami-no del Maestro es también el del discípulo. A la pregunta “quien es jesús”, hay que dar una respuesta de adhesión o rechazo. El creyente la da con su vida (Ev).

XIII DEL TIEMPO OR-DINARIO

La vocación es un llama-do de Dios que implica una radical respuesta; el profeta debe sacri¬fi car sus animales y seguir al Dios fi el que lo lla-mó a una misión.

Pablo da testimonio de ha-ber sido llamado por Dios desde el seno materno, para anunciar fi elmente a Cristo en plena comunión con Pe-dro; ser consciente de una misión es llevar con fi delidad el evangelio en comunión con la Iglesia.

Jesús hace notar que sus seguidores, los apóstoles, de-ben sentirse libres frente a los compromisos con su familia y con su ambiente; hay que li-berarse de obligaciones socia-les que nos impiden 31 deber fundamental de cumplir las exigencias del evangelio.

El camino de Jesús hacia los hombres pasa por el hombre. El cristiano es hermano de todos los que buscan la paz, pero él sabe que el camino es Jesús.

Jesús abandonó los Cielos por amor a nosotros renun-ció a su ciudadanía celestial y, siendo rico, se hizo pobre por amor a nosotros, para que mediante su pobreza fuésemos enriquecidos. Jesús no sólo tuvo que venir a mezclarse con nosotros, sino que se personifi có, se hizo uno de nosotros. Tuvo que incorporarse a la sociedad humana, vino como criatura apacible, débil e indefensa. No solamente asumió nuestra forma corporal, sino que se adaptó a los hábitos hu-manos.

Era de carne y hueso, se cansaba, sentía hambre, se fati-gaba, todas esas cosas lo afectaban igual que a nosotros. La diferencia es que no cometió pecado. Participó de todo ello

con el fi n de ser un buen Sumo Sacerdote, compadecerse de nosotros, saber cómo nos sentimos, comprender cuando tenemos los pies doloridos y estamos agotados... ¡entender cuando ya no aguantamos más!

Dios envió a Jesús para que se encarnase en un ser huma-no y pudiera así transmitirnos mejor su amor, comunicarse con nosotros en el plano inferior de nuestro entendimiento humano y tratarnos con más misericordia y paciencia que el propio Dios. ¡Imagínate!

“Él conoce nuestra condición y se acuerda de que somos polvo” (Salmo103:14), porque Él mismo se puso en esa con-dición, la sufrió y murió en ella por amor a nosotros. Des-

cendió a nuestro nivel para poder elevarnos al Suyo. ¡Qué milagro, todo por amor a nosotros!

Te damos gracias, Señor, por haber nacido en la tierra, vi-viste y moriste por nosotros. Anduviste en el mundo como nosotros y pasaste por las mismas experiencias que tenemos que pasar.

Aun así, tu fe jamás titubeó. Te damos gracias por el mejor de los regalos: Tú mismo. Por encima de todo, te agradece-mos tu regalo de amor ¡te damos gracias por tu cumpleaños, por tu vida, por tu muerte y por todo lo que tuviste que hacer para darnos salvación y vida eterna! Amén.

1.-www.motivaciones .org 2. Agenda Litúrgica 2010 Fotos: Internet

Esto es bueno y agrada a Dios, nuestro Salvador, pues él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Dios es único, y único también es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús

Timoteo 2:3-5

Jesús abandonó los Cielos por amor a nosotros

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Cuando derrame comida sobre mi traje y tal vez olvide como atar mis zapatos, por favor se paciente y recuerdalas horas que pasé cuando eras niño, ense-ñándote a hacer esos mismos trabajos.

Te enseñé tantas cosas, a atarte los cordones, a ves-tirte por ti solito y también a peinarte y comer con cuidado.

Pasé horas preciosas enseñándote mucho y por eso te pido que si algún día llego a olvidar de que esta-mos hablando, te armes de paciencia y me des todo el tiempo que sea necesario hasta que yo recuerde; y si no puedo hacerlo, por favor no te burles de mi.

Si repito y repito siempre la misma historia y tu sa-bes de sobra como va a terminar, te ruego que seas paciente.

Cuando tu eras pequeño tuve que repetirte tal vez cientos de veces el mismo cuento, siempre con pa-ciencia y cariño, hasta que te dormías.

Cuando fallen mis piernas por estar muy cansadas de andar por esta vida, dame una mano tierna en que pueda apoyarme, como lo hice yo cuando empezaste a caminar con tus piernas de niño, guiando tu cami-no. Te ruego tu me guíes con amor y paciencia hasta el fi nal del mío.

Señor, las lágrimas no cesan en ningún momen-to, me siento débil y abatido de tanto llorar, me siento cansado y abandonado escúchame Señor, te pido ayuda porque sé que solo tú me puedes librar de esta depre-sión que no me deja vivir no me permite ser libre, me siento como sujetado, no puedo pensar, meditar y no refl exiono porque estoy lleno de angustias de problemas y malos pensamientos, ven Señor y líbrame de todo ello ayúdame a mantener una esperanza fi rme en ti que los pensamientos negativos no lleguen a mi vida y que el estado en que me encuentro en este momento cambie para siempre, porque yo en ti con-fío tengo la esperanza y la con-fi anza fi rme que tu mi señor me sanaras y me restauraras, que inicie emprendiendo nue-vas actitudes y me comience a sentir libre de toda opresión que en esa renovación mis pensamientos y actitudes sean positivos y llenos de amor al prójimo, ayúdame Señor a no apartarme nunca de ti, y ayú-dame a sanar mi corazón ese corazón que se siente herido y necesita de tu amor, necesita ser sanado y restaurado por ti, ese corazón que se encuentra en estado deprimente de sole-dad, de tristeza y angustia. Tu mi Señor que en tu palabra dijiste no teman, no tengas miedo, no se desanimen yo los ayudare y sostendré, ayúdame Señor.

Me siento débil y angustiado levántame con tu dies-tra poderosa, fortalece mis pensamientos y corazón que siempre este en oración permanente dándote gracias en todo tiempo y momento, que mi corazón ya no esté deprimido y triste sino lleno de gozo y alegría lleno de confi anza y esperanza porque tú eres mi rey , mi fortale-za, la roca en quien me refugio, ayúdame a poner punto fi nal a esta depresión y a meditar en oración inmedia-

tamente en tu palabra esa palabra que me da vida, que me llena de alegría, de esperanza y confi anza que esta depresión que tengo acabe para siempre, y solo tu Señor me puedes ayudar.

Señor, cuando estoy deprimido no tengo ganas de ha-cer ni decir nada, ni tan solo de mirar nada, deseo en esos momentos estar solo sumido en mis pensamientos y con muchas ganas de llorar, me pongo a gemir por días enteros y mi mente y mi cuerpo se empieza a debilitar y a desfallecer, Señor ya no permitas que me sienta de-

primido, como un abandonado, has que mi corazón siempre se sienta alegre, que sea bondadoso y humilde que sea misericordio-so con mi prójimo, enséñame Señor a permanecer en oración siempre sin desanimarme y per-severando en tus promesas eter-nas que no debo sentirme solo, triste ni abandonado, que no tenga miedo porque tú eres mi Dios, quien me sostiene y me levanta, ayúdame a no rendirme jamás que cada plegaria y ora-ción la haga confi ando siempre en que tu me atiendes y escu-chas, ayúdame a permanecer con un corazón confi ado , sereno en todo momento, que la quietud y la paz estén siempre en mi mente y corazón que no me turbe por nada, porque tu estas a mi lado ,

haz mi Señor que cuando me llegue el tiempo de sentir-me deprimido, primero antes que nada me acuerde de ti y tus promesas y que todo lo que me suceda lo ponga en tus manos, todos mis pensamientos y preocupaciones para que tu cuides siempre de mi.

Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que, llegado el momento, él los levante. Depo-siten en él todas sus preocupaciones, pues él cuida de ustedes. 1 PEDRO 5:6-7

Pero quiero recordarles que la cabeza de todo varón es Cristo, y la cabeza de la mujeres el varón, y la cabeza de Cristo es Dios. 1 Corintios 11:3

Estoy deprimido

Carta a mis Hijos

1. Textos Bíblicos Biblia Latinoamericana 2 www.motivaciones.org www.motivaciones.org http://es.catholic.net Fotos : Internet

Culiacán, Sinaloa, México, Junio de 2010.

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Por: Rafael Orozco

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En el Señor nosotros esperamos, él es nuestra defensa y nuestro escudo; en él se alegra nuestro corazón, en su santo nombretenemos confi anza. Venga, Señor, tu amor sobre nosotros, como en ti pusimos nuestra confi anza.

1,y 3 Vol. 11 Fortalece tu mundo interior Jorge Amando Vázquez Rodríguez 2. www.motivaciones.org http://es.catholic.net Fotos: Internet

Salmo 33:20-22

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EDUCACIÓN EN VALORES: HUMILDAD Se acercaba mi cumpleaños y quería ese año pedir un

deseo especial al apagar las velas de mi pastel. Caminando por el parque me senté al lado de un men-

digo que estaba sentado en uno de los bancos, el más retirado, viendo dos palomas revolotear cerca del estan-que y me pareció curioso ver a un hombre de aspecto abandonado, mirar las avecillas con una sonrisa en la cara que parecía eterna.

Me acerqué a él con la intención de preguntarle por qué estaba tan feliz.

Quise también sentirme afortuna-do al conversar con él para sentirme más orgulloso de mis bienes, porque yo era un hombre al que no le fal-taba nada, tenía mi trabajo que me producía mucho dinero, claro ¿cómo no iba a producírmelo trabajando tanto?, tenía mis hijos a los cuales gracias a mi esfuerzo tampoco les fal-taba nada y tenían los juguetes que quisiesen tener.

En fi n gracias a mis interminables horas de trabajo no les faltaba nada a mi familia.

Me acerqué entonces al hombre y le pregunté, ¿Caba-llero qué pediría usted como deseo en su cumpleaños?

Pensando yo que el hombre me contestaría que dinero y así de paso yo darle unos billetes que tenía y hacer la obra de caridad del año.

No sabe usted mi asombro cuando el hombre me con-testa lo siguiente con la misma sonrisa en su rostro que no se le había borrado y nunca se le borró:

-Amigo, si pidiese algo más de lo que tengo sería muy egoísta, yo ya he tenido de todo lo que necesita un hombre en la vida y más. Vivía con mis padres y mi hermano antes de perderlos una tarde de junio, hace mucho, conocí el amor de mi padre y mi madre que se desvivían por darme todo el amor que les era posible dentro de nuestras limitaciones económicas. Al perder-los, sufrí muchísimo pero entendí que hay otros que

nunca conocieron ese amor, yo sí y me sentí mejor. Cuando joven conocí una niña de la cual me enamoré

perdidamente, un día la besé y estalló en mí el amor hacia aquella joven tan bella que cuando luego se mar-chó, mi corazón sufría tanto. Recuerdo ese momento y pienso que hay personas que nunca han conocido el amor y me siento mejor.

Un día en este parque un niño corretean-do cayó al piso y comenzó a llorar, yo fui, lo ayudé a levantarse, le sequé las lágrimas con mis manos y jugué con él por unos ins-tantes más y aunque no era mi hijo me sen-tí padre, y me sentí feliz porque pensé que muchos no han conocido ese sentimiento.

Cuando siento frío y hambre en el in-vierno, recuerdo la comida de mi madre y el calor de nuestra pequeña casita y me siento mejor porque hay otros que nun-ca lo han sentido y tal vez no lo sentirán nunca. Cuando consigo dos piezas de pan comparto una con otro mendigo del cami-no y siento el placer que da compartir con

quien lo necesita, y recuerdo que hay unos que jamás sentirán esto.

Mi querido amigo, qué más puedo pedir a Dios o a la vida cuando lo he tenido todo, y lo más importante es que estoy consciente de ello.

Puedo ver la vida en su más simple expresión, como esas dos palomitas jugando, ¿qué necesitan ellas? lo mismo que yo, nada... Estamos agradecidos al Cielo de esto, y sé que usted pronto lo estará también.

Miré hacia el suelo un segundo como perdido en la grandeza de las palabras de aquel sabio que me había abierto los ojos en su sencillez, cuando miré a mi lado ya no estaba, sólo las palomitas y un arrepentimiento enorme de la forma en que había vivido sin haber cono-cido la vida. Jamás pensé que aquel mendigo, era tal vez un ángel enviado por el Señor, me daría el regalo más precioso que se le puede dar a un ser humano.

La Humildad. Claudia Chiaraviglio

1.- Tómate cada día dos minutos de tiempo para estar a solas y en paz. Relaja tu cuerpo, tu cabeza y tu corazón.

2.- Habla con Dios con sencillez y naturalidad, cuéntale todo lo que te preocupa. No hace falta que uses formulas ex-trañas. Háblale en tus propias palabras. él las entiende bien.

3.- Entra en diálogo con Dios cuando estás en tu trabajo diario. Cierra tus ojos un par de segundos donde estés, en el negocio, en el autobús, en tu mesa de trabajo.

4.- Convéncete de esta verdad: que Dios está contigo y te quiere ayudar. No es que tú estés siempre acosando a Dios para que te dé su bendición: es al revés, es Él el que quiere bendecirte.

5.- Ora con la seguridad de que tu oración es inmediata-mente efi caz, más allá de las tierras y los mares, y protege a tus personas queridas allí donde estén, y haz que también a ellas las alcance el amor de Dios.

6.- Cuando ores has de tener ideas positivas, no negativas.7.- Siempre tienes que constatar, cuando te pones a orar,

que estés dispuesto a aceptar la voluntad de Dios, cualquiera que sea.

8.- Cuando ores, déjalo todo en manos de Dios. Pide que te dé fuerzas para hacer todo lo que te sea posible, y lo demás, déjalo a Él.

9.- Di una palabra de intersección por aquellos que no te quieren bien o que te han tratado mal. Eso te dará fuerzas de un modo extraordinario.

10.-Cada día tendrías que decir una oración por tu país, por la paz.

El consejo más sencillo es éste: habla con Dios como si estu-viera sentado contigo en una silla, como si acabara de entrar en la habitación y dijera: ¿ Qué quieres que haga por ti?

EDUCACIÓN EN VALORES: COMPASIÓN Era una noche muy fría en el norte de Virginia, hace

muchos años. La barba del anciano estaba vidriada por la helada invernal, mientras esperaba que lo llevaran al otro lado del río. La espera parecía no tener fi n. Su cuerpo se entumeció y tensó debido al gélido viento del norte.

Escuchó el suave y continuo ritmo de los cascos que se acercaban galopando por el helado sendero. Observó con ansiedad cuando varios jinetes tomaron la curva. Dejó que pasara el primero, sin hacer esfuerzo alguno por atraer su atención. Después pasó otro y otro más. Finalmente, el último jinete se acercó al sitio donde se encontraba sentado el anciano, como si fuera una esta-tua de nieve. Cuando este hombre se acercó, el anciano lo miró a los ojos.

-Señor, ¿Le importaría llevar a un anciano al otro lado? -preguntó el anciano-, parece ser que no hay un camino para ir a pie.

El jinete detuvo a su caballo y respondió: -Seguro, monte. Al ver que el anciano no podía levantar su cuerpo me-

dio congelado del suelo, el jinete desmontó y lo ayudó a montar. Llevó al anciano no sólo al otro lado del río, sino hasta su destino, a unos kilómetros de distancia.

Cuando se aproximaron a la pequeña y acogedora ca-baña, la curiosidad del jinete lo obligó a preguntar:

-Señor, noté que dejó pasar a varios jinetes, sin es-forzarse por asegurar que lo llevaran. Cuando yo me acerqué, de inmediato me pidió que lo llevara. Siento curiosidad de saber por qué, en una noche invernal tan fría, esperó y se lo pidió al último jinete. ¿Y si me hu-biera negado y lo hubiera dejado allí?

El anciano desmontó con lentitud y miró al jinete di-rectamente a los ojos.

-He estado por aquí durante algún tiempo -respondió el anciano o Creo conocer muy bien a la

gente. Miré a los ojos a los otros jinetes y de inmediato noté que no les preocupaba mi situación. Hubiera sido inútil pedirles que me llevaran. Sin embargo, cuando lo miré a los ojos, su bondad y su compasión fueron evidentes. Supe que su espíritu amable aprovecharía la oportunidad para ayudarme en mi momento de nece-sidad.

Esos comentarios entusiastas conmovieron profunda-mente al jinete.

-Estoy muy agradecido por lo que dijo -comentó el jinete al anciano -. Espero nunca estar

demasiado ocupado en mis propios asuntos y no res-ponder a las necesidades de otras personas con amabi-lidad y compasión.

Después de pronunciar esas palabras, Th omas Jeff er-son hizo que su caballo diera la vuelta y regresó a la Casa Blanca.

Extraído De “Th e Wower’s Seeds”, de Brian Cavan-augh

PROGRAMACIÓN NEUROLINGÜISTICA: Si está en mis manos ayudaré a todo el que me lo

pida.

La humildad

Diez reglas para orar con sencillez

La compasión estáen los ojos

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Dios mío, estoy con-tento porque Tú me amas, no obstante mi indigni-dad.

Dios mío, estoy conten-to porque te amo, no obs-tante mi miseria.

Dios mío, estoy conten-to porque puedo alguna vez, no obstante mi nada, hacer que te amen.

Dios mío, estoy conten-to porque puedo sufrir algo por tu amor.

Dios mío, estoy conten-to porque Tú estás presen-te en la Eucaristía.

Dios mío, estoy conten-to porque eres mi Hués-ped divino.

Dios mío, estoy conten-to porque tu presencia

bendita en mi morada ilu-mina mi vida.

Dios mío, estoy conten-to porque eres mi fuerza en los desfallecimientos de mi alma.

Dios mío, estoy conten-to porque eres mi consue-lo en las angustias de mi corazón.

Dios mío, estoy conten-to porque Tú eres mi luz en las oscuridades de mi camino.

Dios mío, estoy contento porque Tú eres mi riqueza en mi pobreza.

Dios mío, estoy conten-to porque si me has quita-do mucho, me has dejado todavía mucho mas.

Dios mío, estoy contento porque Tú eres mi Padre, mi Esposo, mi Hermano, mi Amigo, mi Salvador, el Huésped divino de mi corazón, por medio de la gracia, la vida de mi vida, porque Tú eres mi todo.

Dios mío, estoy conten-to porque Tú eres la Belle-za, la Bondad, la Verdad resplandeciente de la que Dios mío, estoy contento porque tú eres la eterna fe-

licidad de aquellos que he perdido.

Dios mío, estoy contento porque creo que los he de ver y gozar en los esplen-dores de la vida eterna.

¡Oh mi buen Maestro! Te doy gracias de haberme hecho encontrar tantos corazones nobles y bue-nos.

¡Oh mi buen Maestro! Te doy gracias del perfume de las fl ores, de la hermosura de las almas, del refl ejo aquí debajo de todas las inmortales bellezas.

¡Oh mi buen Maestro! Te doy gracias de haberme permitido gozar de todas las maravillas de tu crea-ción.

¡Oh mi buen Maestro! Te doy gracias de todos los bienes que poseo todavía y de todos aquellos que espero de tu misericordia infi nita en este mundo y en el otro para mí y para todos aquellos que me son queridos. AMEN, AMEN, AMEN.

Señor mío y Dios mío

A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado: ¡tú que eres justo, ponme a salvo! Inclina tu oído hacia mí, date prisa en liberarme. Sé para mí una roca de refugio, el recinto amurallado que me salve. Salmo 31: 2-3

1. María Luz Campoy de Inzunza Foto: Internet

Culiacán, Sinaloa, México, Junio de 2010.

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Tú eres un refugio para mí, me guardas en la prueba, y me envuelves con tu salvación.

1. Vol. 14 Elogio al coraje Jorge Amando Vázquez Rodríguez 2. www.motivaciones.org http://es.catholic.net 3. Vol. 11 Fortalece tu mundo interior Jorge Amando Vázquez Rodríguez Fotos Internet

Salmo 32:7

Culiacán, Sinaloa, México, Junio de 2010.

Entre más humano te veo, papá ¡más te quiero! me gusta que tu risa me acompañe cuando río,me gusta ver que tú corres cuando corro, me gusta saber que tú eres mío porque así yo no sufro cuando lloro.

Me gusta oír tu risa cuando ríes, porque eso me da mucha confi anza; saber que tú eres tan humano como yo, eso para mí, si es de importan-cia. Sentirte como yo de carne y hueso,saber que eres capaz de levan-

tarte, sin importar la intensidad del tropiezo.

Quisiera verte como padre y ami-gopara ponerme a platicar contigo.

He logrado saber de tus desvelos y te he visto pensando en mi futuro, ahora sé que de tanto que me quie-res tú sufres más que yo cuando eres duro.

Papá...linda palabra Me enseñaste a decir cuando era niño y hoy me gusta decirla con cariño.

Papá querido

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EDUCACIÓN EN VALORES: FAMILIA Aquel era un sábado como cualquier otro: el trajín de

siempre: correr, comprar rápido y escapar del tumulto y el bullicio de la ciudad en un destartalado autobús... Me sentía cansada y ofuscada por el inmenso calor y toda la gente a mi alrededor transpiraba como si estu-vieran sumergidos en un mar de sudor.

Abordé el autobús y me senté en el primer asiento para refrescarme un poco con la brisa del camino.

Todo transcurrió normalmente hasta que a mitad del camino una mujer abordó el autobús. Vestía harapos, estaba sucia y sostenía un bebé de meses en sus bra-zos y a su lado llevaba un niño de no más de cuatro años. Ella se sentó a mi lado con el bebé, el otro niño se sentó en el asiento con-tiguo, al otro lado del pasillo. Obser-vé a aquella mujer discreta¬mente era delgada y podría de-cirse que había aún restos de juventud en su expresión; pude ver sus facciones: un rostro en el cual aún se vislumbraba unos rasgos bonitos, ojos claros, se notaba que aún era joven, sin embargo el peso del dolor podía verse a través de sus arrugas prematuras. El niño mayor se veía saludable, vivaracho y muy simpático.

El viaje se convirtió en una “excursión de silencio” en cuanto la señora abordó el bus, todos los pasajeros la observaban con preocupación e incluso con cierto des-precio e incomodidad por la suciedad de sus ropas. De pronto en medio del silencio una chispa de luz brilló en los ojos del niño, miró sonriente por la puerta del autobús y gritó:

-¡Mira, mami, qué casa tan bonita! Inconscientemente

todos los pasajeros del autobús miramos hacia donde el niño señalaba y sólo había un pequeño rancho con unas pocas tablas, con rendijas por todas partes, sin piso y con unas latas derrumbadas y rotas por techo.

-¡Mira, mami, qué bonita y hasta tiene luz! ¡Mira tiene un cable!

La mujer con ojos tristes le dijo: -Si, hijo, si. Y se volvió avergonzada hacia mí y se disculpó por su

pobreza diciendo: -No ve que como vivimos tan pobres y nos alumbra-

mos con candelas, él todo lo ve bonito. -E inclinó su rostro avergonzada. En aquel momento deseé que el asiento del bus se abriera y me ocultara, ¡Cómo podría

quejarme yo des-pués de esto!

Deseé quitarme las pocas cosas va-liosas que llevaba encima y dárselas para que cubrie-ra sus necesida-des básicas. ¡Qué vergüenza! ¡Qué derecho tengo yo a “colgarme” ador-nos y alhajas de oro cuando otros no tienen con qué cubrir sus cuerpos del frío!

En la siguiente parada la mujer bajó, pero todos en el autobús que-

damos con el corazón estrujado y un inmenso nudo en la garganta. Y los que nos llamamos” cristianos” con una sensación de culpa por no haber cumplido el man-dato:

“Lo que a uno de éstos hicieréis, a Mí me lo hacéis”. Descubrí que la pobreza te hace apreciar y valorar mu-

chas más cosas de las que a diario vemos y que la belleza está donde la encuentres.

Marisol Giménez.

La casa bonita

“Un Joven universitario viajaba en el mismo asiento del transporte con un venerable anciano que iba rezando su rosario. El joven se atrevió a decirle: “¿Por qué en vez de rezar el rosario no se dedica a aprender e instruirse un poco más?. Yo le puedo en-viar algún libro para que se instruya”

El anciano le dijo: “Le agradecería que me enviara el libro a esta dirección, y le entregó su tarjeta. En la tarjeta decía: Luis Pasteur, instituto de Ciencias de París. El universitario se quedó avergonzado. Había pretendido darle consejos al más famoso sabio de su tiempo, el inventor de las vacunas, estimado en todo el mundo y devoto del rosario”

De la oscuridad que no me deja ver la grandeza de la luz. De la incredulidad que no me permite dis-frutar de tu presencia.

De las dudas que me exigen pedirte pruebas de tu existencia. Del pecado que no me deja verte.

De los reproches por no haberte sentido conmigo De las situaciones que me impiden ser libre.

Del sinsentido de las muchas cosas que hago Del vacío de muchas palabras.

De la frialdad con la que te trato. De la desesperan-za que sale a mi encuentro. De la apatía por superar-me a mí mismo.

De las losas que no me dejan expresar lo que vivo y siento. De las personas que me quieren enterrar aún estando vivo.

De la falta de sentimientos que me impiden llorar contigo. De la muerte que me dice que es más fuerte que Tú mismo

Del maligno que me impide beber tu agua fresca. Del maligno que prefi ere que viva en la oscuridad a la luz.

Del maligno que me susurra sobre la necedad de la vida eterna.

Y cuando me desates, Señor, haz que nunca olvide que tú fuiste quien me gritó: ¡Ven fuera!

Una tarjeta sorpresaUna tarjeta sorpresa

Señor, desátameSeñor, desátame 1

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Señor, soy muy impaciente y desesperado, quiero que todo se haga al momento y rápido, eso me man-tiene muy impaciente y por la misma impaciencia me enojo por todo, la ira se anida en mi corazón y empiezo a regañar y a renegar por todo y todos, por esa mis-ma falta de paciencia tengo problemas con mi familia, en mi trabajo, con amigos, por qué no entiendo a los demás ni siquiera los comprendo, siempre pienso que todo debe hacerse muy rápido y al momento, no me preocupo por lo que les está pasando, ni siquiera pre-gunto si tienen necesidad de algo o si tienen algún pro-blema, la impaciencia me está agobiando y matando, me siento siempre desesperado y falto de paz, mi Señor dale paz a mi corazón porque no encuen-tro quietud en mi alma, no ten-go serenidad, mucho menos pa-ciencia, con facilidad pierdo la paciencia, porque me hace falta confi anza en mí mismo, pero so-bre todo tener siempre confi anza en ti Señor, por eso vengo hoy ante ti para pedirte ayuda, para que apartes de mi lado todo mal pensamiento, toda impaciencia, que me ilumines y que me ayu-des a entender y comprender a los demás con amor, paciencia y humildad, que apartes de mi el enojo y la ira que solo esta per-judicando mi interior y eso me está haciendo mucho daño.

Les dejo la paz, les doy mi paz. La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo. Juan 14:27

Necesito paciencia, ayúdame Señor a tener una fe fi r-me y a aprender que debo ser paciente y compasivo, que debo entender y comprender a los demás que el orgullo y la impaciencia deben de desaparecer de mi vida, que mi alma y mi corazón se deben de llenar de confi anza, esperanza y humildad, que entienda que la desesperación y la impaciencia solo me llevan a des-truirme a mí mismo y que las fuerzas de mi cuerpo se debilitan porque no tengo quietud en mi alma, no se es-

perar ayúdame Señor, a empezar a ser paciente y esperar el tiempo necesario para resolver cada situación que se presente en mi vida, si es en mi familia o mi trabajo que los entienda y los comprenda y los ayude a resolver los problemas sin enojarnos, sin perder el control de lo que decimos y hacemos, razonando cada circunstancia que se nos presenta, muchas veces herimos a las personas que están a nuestro lado porque somos impacientes no tenemos calma ni tampoco paz.

Esta puesta a prueba de la fe desarrolla la capacidad de soportar, y la capacidad de soportar debe llegar a ser perfecta, si queremos ser perfectos, completos,

sin que nos falte nada.Santiago 1:3-4Señor ayúdame a ser constante

en la esperanza, la fe, el consuelo y el amor, que siempre persevere con mucha dedicación y esfuer-zo, para alcanzar la armonía, la tranquilidad y la paz de los que viven y están a mi lado, ayúda-me a superar todas las pruebas y obstáculos que se me presen-tan cada día confi ando siempre en ti, y puesta la esperanza en que tú me llenaras de tu luz para ser paciente y saber esperar, para confi ar siempre en ti que tu mi Señor, me das la fuerza para superar cada problema y obstáculos que se me presentan,

que nunca defraude a los que confían en mí, llena Se-ñor mi corazón de tu amor y cólmalo de paciencia, paz y humildad, que la serenidad, la calma y la paciencia siempre permanezcan en mi corazón y que tu luz mi Señor, brille intensamente en mi interior, para que mi vida siempre se ilumine de tu inmensa paz.

Incluso no nos acobardamos en las tribulaciones, sabiendo que la prueba ejercita la paciencia, que la paciencia nos hace madurar y que la madurez aviva la esperanza, la cual no quedará frustrada, pues ya se nos ha dado el Espíritu Santo, y por él el amor de Dios se va derramando en nuestros corazones.

Romanos 5:3-5

Necesito paciencia

Envíame tu luz y tu verdad: que ellas sean mi guía y a tu santa montaña me conduzcan, al lugar donde habitas. Salmo 43:3

Culiacán, Sinaloa, México, Junio de 2010.

Una señora muy pobre telefoneó para un programa cristiano de radio pi-diendo ayuda.

Un brujo del mal que oía el programa consiguió su dirección, llamó a sus se-cretarios y ordenó que compraran ali-mentos y los llevaran hacia la mujer, con la siguiente instrucción: Cuando ella pregunte quien mandó estos alimentos,

respondan que fue el DIABLO!Cuando llegaron a la casa, la mujer los

recibió con alegría y fue inmediatamente guardando los alimentos que le llevaron los secretarios del brujo.

Al ver que ella no preguntaba nada, ellos le preguntaron: ¿señora no quiere saber quién le envió estas cosas?

La mujer, en la simplicidad de la fe,

respondió:- No, mi hijo.. No es preci-so. Cuando Dios manda, hasta el diablo obedece!

NO TE PREOCUPES DE QUÉ MANERA VENDRÁ SU VICTORIA, PERO CUANDO DIOS DETERMI-NA,

Ten paciencia y te sorprenderás.*DIOS te bendiga, y que tengas un

buen día. Dios ha visto tus Luchas. Dios dice que ellas están llegando al fi n. Una bendición está viniendo en tu dirección. Si tú crees en Dios, por favor envíe este mensaje para 20 amigos .No lo ignores, Si crees en Dios envía este mensaje la 20 personas, acuérdate Jesús dijo:”si me niegas entre los hombres, te negaré de-lante del padre”.

Cuando Dios quiere

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Textos Bíblicos Biblia Latinoamericana Foto: Internet

Por: Rafael Orozco

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EDUCACIÓN EN VALORES: OBEDIENCIA Un hombre muy rico tenía dos hijos. El hijo mayor, quien

se había graduado con honores en la universidad, constituía todo su orgullo. Éste se había casado con una joven muy linda y residía con sus hijos en la casa paterna. El hijo menor, sin embargo, había fracasado al ingresar a la universidad y el pa-dre le reprochaba constantemente sus fracasos. Lo comparaba todo el tiempo con aquel hermano mayor y le echaba en cara el éxito que éste había logrado en el ejercicio de su profesión. Este hijo menor era anteriormente un joven lleno de vida; pero ahora se le veía delgado, decaído y deprimido.

Una tarde el hijo menor le dijo a su padre: -Padre, dame la parte que me corresponde como herencia, pues me iré a trabajar al extranjero.

El padre le respondió: -Todavía no es el tiempo. Para poder disfrutar de mi heren-

cia tienes que esperar a que yo muera. Pocos días después, el

hijo menor reunió todas sus pertenencias y las empeñó en un monte de piedad, y con este dinero y con la ayuda de su ma-dre y de unos pocos ami-gos, logró comprar un boleto para marcharse a tierras extrañas. Allá no tuvo la dicha de encon-trar trabajo de una vez y, habiéndosele agotado el dinero, comenzó a pasar necesidad y su salud se resintió. Vivía en un viejo almacén y se alimentaba de mendrugos. Alguien le propuso vender drogas; pero él atinó a rechazar esa propuesta.

Caminó sin rumbo fi jo hasta las afueras de la ciudad y el único trabajo que encontró fue el de dar de comer a los ani-males de un granjero y recoger el estiércol de las vacas y los cerdos. ¡Cómo extrañaba los manjares exquisitos en la casa del padre! Su patrón, sin embargo, creyó ver en él a un diamante en bruto.

Una mañana se acercó al joven y le dijo: “¡NADIE PUEDE CREER EN TI MÁS QUE TÚ MISMO! Tú ERES EL RES-PONSABLE DE TU PROPIO DESTINO Y DEL RUMBO QUE VA A TOMAR TU VIDA. Tú ERES QUIEN DEBE TOMAR TU PROPIA DECISIÓN DE SUPERARTE y DE ALCANZAR TUS METAS; PERO PARA ESO DEBES TRAZARTE OBJETIVOS CONCRETOS Y LUCHAR CADA DÍA POR ALCANZARLOS y LOGRAR TODO LO

QUE TE PROPONGAS”. “Si quieres llegar a ser administra-dor de empresas conozco un amigo en la ciudad que te puede dar un mejor empleo que yo y, al mismo tiempo, puedes estu-diar en la universidad. Anda, ¡Confía en ti. Ve y supérate! Las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para ti.

Pasaron ocho largos años y el joven superó brillantemente sus estudios de Administración de Empresas, logró postgra-duarse con honores y, además, se casó con la hija de un rico industrial, quien al cabo de poco tiempo le cedió la dirección de sus empresas.

Tres años después decidió entonces visitar a sus padres en su lejano país natal.

Al llegar a su casa paterna, su padre, quien ya lo daba por muerto, lloroso y con unas grandes ojeras salió a recibirle.

-Hijo mío, gracias a Dios que has vuelto. Aquí han ocurrido grandes desgracias. Tu hermano mayor, poco tiempo después que tú te marchaste del hogar, comenzó a darse una vida de

lujos y a dilapidar nuestra fortu-na. Actualmente padece de leu-cemia y hemos gastado los pocos recursos económicos que me quedaban en el tratamiento de su enfermedad. Aún así, los mé-dicos consideran que sólo un im-plante de médula puede salvarle la vida, pero yo no tengo el valor de pedirte siquiera que lo ayudes, ya que te traté muy severamente cuando vivías aquí.

El hijo menor dijo entonces a su padre:

-¡No te preocupes, papá, que yo estoy dispuesto a ceder parte de mi médula para salvar la vida de mi hermano. Además, todo el tratamiento correrá a partir de estos momentos por mi cuenta. Yo solamente quería que conocieras a mi esposa y a mi pequeña hija, tu nieta. ¡Helas aquí! Y, aunque ya no vale la pena, te traía este diploma que obtuve en la universidad para que lo colgaras en la pared de la sala de la casa.

El padre le respondió: -Hijo, estoy muy contento de verte nuevamente, y tu madre,

que anda buscando unos resultados de análisis de tu hermano, se pondrá muy contenta y radiante de felicidad.

-Padre-dijo el hijo menor-, ¿Y dónde está la esposa de mi hermano?

-Ah, tu cuñada -respondió el padre muy triste ¬apenas supo que tu hermano había dilapidado nuestro patrimonio y saber-lo enfermo, se marchó con otro hombre”. Pero callemos por ahora, que ahí viene tu hermano, y se alegrará de verte”.

Te prestare por un tiempo unos pa-dres, para que los ames mientras vivan...Podrán ser 10, 20, 30 años o más, hasta que yo los llame.

Te pregunto: Podrás cuidarlos? Quie-ro que aprendas a vivir con ellos, les he buscado unos hijos y te he elegido a ti.

No te ofrezco que se quedaran contigo

para siempre; Solo te los presto.Ellos te darán ternura y te darán ale-

gría por tenerte. El día que yo los llame no lloraras ni me odiaras porque los re-grese a Mi!

Su ausencia corporal quedara compen-sada por el amor, y por los muchos agra-dables recuerdos.

Ten presente que si algo te entristece, que si el golpe del dolor te hiere algún día, la pena es mía, y así, con todo esto, tu luto será más llevadero y abran de de-cir con agradecida humildad....

HAGASE, SEÑOR TU VOLUN-TAD!

Quisiera cerrar los ojos y creer que todo fue un sue-ño... Que no eras tú a quién llorábamos...

Pero al abrirlos, todo fue distinto... Desperté y si, era cier-to...Todos te llorábamos, desde el más pequeños, hasta el más anciano...

Desde el más humilde, hasta el más extraño...¡ Y cómo no llorar por ti!

Tú, que nos diste siempre amor y sólo amor...Que velaste nuestros sueños, cuando estábamos enfermos y aún cuando no lo estábamos...

Que sabías como llamarnos la atención, siempre con pa-ciencia, sin malas palabras, con amor...

Que serviste al más sencillo, hasta el más engreído...Que siempre nos diste el buen ejemplo a seguir...Que diste todo sin recibir nada a cambio...De amar sin esperar a que fueras correspondido...De ver a Dios, en cada uno de nuestros hermanos...De servir, siempre servir y no ser servido...De ayudar al más necesitado, sin reprochar nada...De saber escuchar sin responder ni ofender al semejan-

te...De tener paciencia y sólo paciencia,Y sobre todo de dar amor y sólo amor...Hoy más que nunca te extraño papá...Es difícil estar sin ti, pero no imposible imitarte...Sé, que sigues estando con nosotros,Que nunca te irás, por que en cada acto bueno que haga-

mos, estás tu ahí presente...Gracias padre, por todo lo que hiciste de mi...Por todos

estos y por otros dones más que te caracterizaron, es que puedo decirte:

“” ME HACES FALTA PAPÁ””

EDUCACIÓN EN VALORES: HUMILDAD Un amigo le preguntó a Samuel B. Morse, el inven-

tor del telégrafo: -¿Qué hacías en los momentos de difi cultad? Le

contestó el inventor con toda sencillez: -Te voy a responder en confi anza, pues es algo que

nunca he revelado en público. Cuando no sabía qué camino tomar, me ponía de rodillas y le pedía a Dios luz y conocimiento.

-¿Y le venía la luz y el conocimiento? -le preguntó el amigo.

-SÍ -declaró Morse-. Y tengo que decirle que cuando me llegaron honores y alabanzas a cuenta del invento que lleva mi nombre, nunca creí que me las mere-cía. He dado una aplicación valiosa de la electricidad, no porque yo fuera superior a otros hombres, sino únicamente. Porque Dios, que quería concedérsela a la humanidad, tenía que descubrírsela a alguien, y le pareció bien descubrírmela a mí.

PROGRAMACIÓN NEUROLINGÜISTICA:Todo lo que tengo y lo que soy Dios me lo ha con-

cedido.

Prestar las manosa Dios

Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un fi rme espíritu.No me rechaces lejos de tu rostro ni me retires tu espíritu santo.

1 y 2. Vol. 11 Fortalece tu mundo interior Jorge Amando Vázquez Rodríguez 3, www.motivaciones.org http://es.catholic.net Fotos: Internet

Salmo 51:12-13

Tu Diploma, papá

Te prestaré unos papás, cuídalos

Me haces falta papá

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Culiacán, Sinaloa, México, Junio de 2010.

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Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor: después de casarnos, después de tener un hijo, y entonces después de tener otro... Entonces nos sentimos frustrados de que los hijos no son lo sufi cientemente grandes y que seremos más felices cuando lo sean. Después de eso nos frustramos por-que son adolescentes (difíciles de tratar). Ciertamente seremos más felices cuando salgan se esta etapa. Nos decimos que nuestra vida estará completa cuando a nuestro esposo/a le vaya mejor, cuando tengamos un mejor carro o una mejor casa, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando estemos retirados...

La verdad es que no hay mejor momento para ser felices que AHORA. Si no es ahora... cuando? Tu vida siempre estará llena de retos. Es mejor admitirlo y decidir ser felices de todas formas.

Una de mis frases favoritas es de Alfred D. Souza, El dijo: - “Por largo tiempo parecía para mi que la vida estaba a punto de comenzar La vida de verdad. Pero siempre había algun obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar, una deuda que pagar. Entonces la vida co-menzaría. Hasta que me di cuenta de que estos obtá-culos eran MI VIDA.”

Esta perspectiva me ha ayudado a ver que no hay un camino a la felicidad. La felicidad “es el camino”. Asi que, atesora cada momento que tienes, y ateso-ralo más cuando lo compartiste con ALGUIEN ES-PECIAL, lo sufi cientemente especial para compartir tu tiempo, y recuerda que el tiempo no espera por nadie...

Asi que deja de esperar hasta que termines la escue-la, hasta que vuelvas a la escuela, hasta que bajes 10 kilos, hasta que tengas hijos, hasta que tus hijos se vayan de casa, hasta que te cases, hasta que te divor-cies, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, el verano, el otoño o el invierno... o hasta que mueras, para decidir que no hay mejor momento que ESTE para ser feliz... la felicidad es un trayecto, no un Destino.

Dios, dame el dia de hoy fe para seguir adelante; Dame grandeza de espiritu para perdonar; Dame pa-ciencia para comprender y esperar; Dame voluntad para no caer; Dame fuerza para levantarme si caido estoy; Dame amor para dar; Dame lo que necesito y no lo que quiero; Dame elocuencia para decir lo que debo decir; Haz que yo sea el mejor ejemplo para mis hijos; Haz que yo sea el mejor amigo de mis amigos; Haz de mi un instrumento de tu voluntad; Hazme fuerte para recibir los golpes que me da la vida; De-jame saber que es lo que tu quieres de mi; Dejame tu paz para que la comparta con quien no la tenga. Por ultimo, anda conmigo y dejame saber que asi es.

Una vida mejor

Clamo a timi Dios

Señor, te alabo, te bendigo y te doy gracias por cada día de mi vida, porque me has dado la luz para vivir y has quitado de mi toda tiniebla, tu luz maravillosa brilla intensamente en mi interior y me llevas por caminos y senderos llenos de tu luz que me impiden tropezar, déjame Señor, que te alabe, que te honre y que ofrezca continuamente una alabanza hacia ti, porque para ti, es todo el honor toda la gloria y toda la adoración.

Quiero ser agradable, justo y que te alabe con toda digni-dad, que mi corazón se sienta agradecido por todo lo que me das mi Señor, que mi vida se llene de justicia y de paz, que mi oración se eleve hacia ti bendiciéndote, alabándote y agradeciendo cada momento maravilloso de mi vida que tú me das, que disfrute cada instante de todo lo que has creado para mi, que me alegre cuando salga el sol y se ponga la luna, que admire la noche y las estrellas, y que con la luz brillante de la luna pueda ver el cielo, que la lluvia limpie mi alma y mi corazón, que de gracias cuando respire el aire y me llene de tu infi nito amor en cada respirar.

Canten, canten a Dios; entonen salmos a nuestro rey; a Dios que es el rey de toda la tierra, cántenle un himno de

alabanza. Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su santo trono. Salmo 47: 7-9

Señor, tú que eres el Dios altísimo, déjame darte gracias y cantarte con todo mi corazón, que permanezca siempre fi el a ti, que mi corazón y mi alma siempre estén en perfecta paz en todo momento bendiciéndote y alabándote mi Señor, Que cuando me disponga a orar lo haga con todo el amor y la ple-na confi anza de que tu siempre me escucharas, cada vez que elevo mis manos hacia ti dándote gracias por todas tus ma-ravillas, que sepa esperar en silencio en cada oración, que así como te hablo y me dirijo hacia ti, también aprenda a guardar silencio y a esperar para escucharte, tú que eres grande, ma-ravilloso y lleno de bondad, que para ti sea toda la gloria, la honra y la adoración, que mis labios no se cansen de alabarte y bendecirte en todo momento, que cuando comience a orar mi corazón se encuentre en paz, que mi alma este tranquila y que mis pensamientos sean serenos, que siempre espere con-fi ado en que tu estas a mi lado, por todo eso y muchas otras cosas más te alabo y te bendigo, tú que siempre me llevas cargando en tus brazos.

Señor, que tu Espíritu Santo controle mi vida, que me llene de consuelo y amor, que arda mi corazón de alegría cuando te comience a adorar y alabar, que no desfallezca ni me desani-me para presentarte a ti siempre todo lo que pasa en mi vida, que cuando me disponga a orar, te presente con todo since-ridad todas mis peticiones, proyectos y problemas, Señor, te alabo, te bendigo y te doy gracias, por ser mi Rey Celestial, por amarme tanto, por ser tan compasivo y misericordioso conmigo, que mi corazón permanezca siempre en tu presen-cia y que tu luz me llene de brillo, humildad y amor, que siempre te cante en adoración y alabanza a ti Señor, mi rey celestial, que confíe y te ame con toda sinceridad y fi delidad todos los días de mi vida.

Escúchame, Señor, y ten piedad de mí; sé, Señor, mi socorro! Tú has cambiado mi duelo en una danza, me quitaste el luto y me ceñiste de alegría. Así mi corazón te cantará sin callarse jamás. ¡Señor, mi Dios, por siempre te alabaré! Salmo 30:11-13

A veces, se nos va el tiempo, en discusiones sin sentido... A veces, en vez de decir cuanto amas, te la pasas diciendo tonte-rías... A veces, pierdes a la persona que más amas, por no tratar de entenderla... A veces, es bueno decir te amo, en vez de decir otras cosas... A veces, es bueno pedir a Dios amarte más y que me entiendas mejor... A veces, las mañanas no son, como quisie-ras que fueran... A veces, el sol no brilla como quisieras y tus días son grises... A veces, la luna no la ves y tus noches son oscuras... A veces, hay que tener paciencia, con la persona que dices que amas... A veces, nos ciega la ira y ofendemos sin querer, a quien más amamos... A veces, es bueno pedir perdón, si sabes que has ofendido... A veces, es bueno dar gracias a Dios por tenerte... A veces, es bueno decir una plegaria a Dios, dando gracias... A veces, es bueno decirle a un amigo cuanto lo extrañas... A veces, es bueno ver los defectos tuyos antes que los ajenos. Por eso yo

hoy te digo... Que me perdones, por todos esos momentos, que no disfrute de ti, por andar en discusiones tontas. Que el sol hoy, esta alumbrando este día más que nunca. Que mi noche es clara, porque la luna esta dándome su luz. Que mi Dios escucha mis oraciones y esta conmigo... Por qué si la vida es tan corta, me la tengo que pasar peleándome con todos los que me rodean Por qué no disfrutar de estos momentos, que son tan pocos, que viven en ti y te dan esa energía que necesitas, para luchar en la vida por lo que quieres? Por qué no sonreírle a la vida? Por qué no rodearme de amor, así la vida la veo de otro color, y las penas son menos y los dolores se curan más rápido. Por eso hoy le abriré mis brazos a un amigo, sin ver sus defectos. A veces, lo más bueno de la vida, no es lo más bello: es lo que se ama. A veces, es bueno decir estas palabras. Hoy es un día que quiero decirte esas palabras.

Señor, para ti toda la gloria

A veces

¡Que Dios tenga piedad y nos bendiga, nos ponga bajo la luz de su rostro! Para que conozcan en la tierra tu camino, tu salvación en todas la naciones. Salmo 67:2-3

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Culiacán, Sinaloa, México, Junio de 2010.

1 Textos Bíblicos Biblia Latinoamericana 2 y 3. www.motivaciones.org http://es.catholic.net Foto: Internet

Por: Rafael Orozco

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En ti me apoyé desde mis primeros pasos, tú me atrajiste desde el senode mi madre, y para ti va siempre mi alabanza.

Salmo 71:6

Diosito, disculpa que te distraiga, ya sé que estás

muy ocupado cuidándonos, pero quiero hacerte una

pregunta muy importante para mí: ¿Cuánto tarda en

regresar un papito que se va al cielo?, déjame plati-

carte; hace muchos días mientras veía una película

en la televisión sonó el teléfono, mi mami contestó,

la vi muy angustiada, y sin darme explicación alguna

me llevó a casa de mi tía Rosa, ella es hermana de mi

mami y me quiere mucho, allí me dejó toda la noche.

Al otro día no me llevaron a la escuela, ¡qué alivio! A

propósito soy el más aplicado de la clase. Todos en la

familia lloraban y salían de la casa a cada rato, todos

excepto alguien, mi papito, a quien no veía por nin-

guna parte, ¡qué raro! La noche anterior no llegó a dormir y lo peor es que

esta vez no me avisó por teléfono.

Cuando pregunté a mi abuelita, ¿dónde está mi pa-

pito?, tan sólo me abrazó y se soltó llorando sin darme

respuesta alguna. Lo mismo ocurría cuando le pre-

guntaba a otro miembro de la familia, hasta que por

fi n, mi madre se decidió a darme la respuesta: ¡se fue

al cielo! ¿Al cielo?, ¿por eso lloran? No se preocupen,

él siempre regresa y cuando lo hace me colma de dul-

ces y juguetes y me promete que no nos volveremos a

separar, pero ya sé; lo vuelven a mandar de viaje en su

trabajo. Diosito, esta vez se ha tardado mucho en re-

gresar, todas las noches espero sentado en la sala a que

llegue, me asomo por la ventana y miro al cielo pen-

sando cuándo regresará, hasta que me vence el sueño

y mi mami me sube a la recámara. Disculpa, estoy

llorando. Al despertar lo primero que hago es correr a

su cama esperando verlo acostado. Apenas suena el te-

léfono y corro a contestar esperando sea él. Desde que

se fue ya no juego por las tardes, y aunque mi mami

me ayuda ya no me sale igual la tarea.

En el transcurso del día, por la mañana, se me olvida

un poco cuando estoy en la escuela. Por la tarde empie-

za el sufrimiento y ya entrada la noche es un tormen-

to. Cada vez lloro su ausencia y pregunto: ¿papi dónde

estás? Miro hacia el comedor y parece que lo veo sen-

tado tomando sus alimentos platicándome de su tra-

bajo del día. Dime Diosito: ¿tu papi alguna vez te dejó

por tantos días cuando tú estabas pequeñito para ir...,

bueno en tu caso, para ir a la tierra? ¿Alguna vez vivis-

te lo feo que se siente separarse del ser qué más quieres

y que porque deseas verlo no regresa? Ni te lo imagi-

nes, iES HORRENDO! Por eso te escribo esta carta

Diosito, para que se la entregues a mi papi y le digas

que regrese pronto porque siento que me muero. Dile

que regrese aunque no traiga juguetes ni dulces, ya no

lo es-toy espe-rando con un regalo.

Ahora mi mami me lleva al parque con

más frecuencia, pero sin mi

papito nada es divertido. Me di-

cen que cada día estoy más fl aquito, que

debo comer bien y, sin embargo, ya ni la

nieve me la puedo comer. Todos los días

miro sus fotografías. ¡Qué felices éra-

mos! No entiendo por qué no se pudo

regresar. Diosito, ayúdame y dile a mi

papi que regrese por favor; coméntale

que ya puedo manejar solo la bicicle-

ta, todos los días limpio su carro para

que esté bonito para cuando regrese;

por las tardes en lugar de ver la te-

levisión cepillo sus zapatos para que

luzcan bien; mi mami insiste en sacar

su ropa del closet y guardarla como si

nunca fuera a regresar mi papi, pero ape-

nas se descuida y nuevamente la cuelgo en

su lugar; -claro que, primero la limpio-, sobre

todo su traje azul el que más le gusta. Ayer me

puse sus lentes y una de sus corbatas porque así

quería ir a la escuela, -i claro!-, mi mami me lo impi-

dió. Cuando yo esté grande quiero ser como mi papi.

Por favor Diosito, dile a mi papi que prometo la-

varme los dientes, comer bien todos los días, dormir

temprano, pedirle menos que me lleve al parque,

no ensuciarme, no tocaré más sus cosas ni rallaré las

paredes, no le pediré mas para dulces, todo, todo lo

que sea, pero por favor le suplico que regrese. A veces

pienso que mi papi se fue porque me he portado mal

e inmediatamente le digo:” papi, donde quiera que

estés ¡perdóname!, apenas tengo 6 años”.

Diosito, tú también perdóname si me he portado

mal, pero no me castigues así, quiero jugar nueva-

mente con él en el parque, quiero sentir su mano que

me conduce cuando vamos de compras, quiero ayu-

darle cuando arregle su carro, quiero escuchar su voz,

quiero… quiero..., simplemente quiero verlo y decirle

cuánto lo amo, cuánto lo extraño, daría todos mis ju-

guetes a cambio de que por lo menos me hablara por

teléfono. Diosito, ya regrésalo a mi lado, me he porta-

do bien. Dime, ¿qué hice para merecer esto?

Diosito, la casa se siente vacía; ya no sé sonreír. Por fa-

vor Diosito, responde a mi pregunta porque al parecer

na-die lo sabe: ¿Cuán-to tarda en regresar un papito que se va al cielo?

P.D. Diosito, el domingo pasado fue día

del padre y mi papi no vino por su abrazo. Diosito,

si es muy difícil que regrese..., nada mas dímelo..., yo

puedo ir con él.

Carta a Diosito

Galerías ilumina tus díasGalerías ilumina tus días

Culiacán, Sinaloa, México, Junio de 2010.