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Mitos y Leyendas 1 1 1

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Revista juvenil

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JUVENIA CREA DESARROLLA PROGRESA

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Contenido

Epilogo.Introducción.

Algunas nociones sobre lo joven.Reflexión en torno al concepto

y práctica de la legitimidad.Vida publica y vida privada

Notas sobre <la vida política >Consejos locales de juventud-problemas de

inestabilidad, relaciones publico-privado.

Presentación Juvenia es un grupo de trabajo de la Universidad Nacional de Colombia, que le ha apostado a la interdisciplinariedad como presupuesto metodológico básico para abordar uno de sus objetos de in-vestigación: El estado actual de la rela-ciones políticas de convivencia, en una sociedad pluricultural, y diversa, donde los antiguos paradigmas sociales y aun los contemporáneos no parecen dar una explicación aceptable a nivel general y especialmente en Colombia.

Pero, como estudiantes, que compar-timos una etapa especial de la vida, nos interesa particularmente, la situación de la juventud. En todo caso, al tiempo que procuramos entender las relaciones so-ciales objetivas desde las diferentes disci-plinas, el propósito final termina siendo, saber quienes somos nosotros, y como es-tamos inmiscuidos en dicha vida social, que arrebata nuestras fuerzas y nuestros sentimientos.

Por tal razón, como parte del método que lleva a cabo nuestro grupo, en la Fa-cultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universi dad, se especializo un grupo de estudiante bajo el nombre: “Política, Derecho y Juvenia”. Con miras a trabajar uno de los cinco ejes que provisionalmen-te hemos considerado, para orientar sis-temáticamiras a trabajar uno de los cinco ejes que provisionalmente hemos consi-derado, para orientar sistemáticamente nuestro trabajo, ellos son: participación,

finanzas públicas, salud, educación y <ciencia y tecnología>. El núcleo de participación, es una etique-ta que recoge, todo lo relacionado a vida activa social, pero generalmente se le asi-mila a la participación política, es decir, la relación de los sujetos con las instituciones políticas, a través de grupos de presión o individualmente. Hemos dedicado nues-tra atención durante dos años de forma sencilla a la experiencia Distrital, relacio-nada con la participación de los jóvenes en lo que se conoce como consejos locales de juventud. Nuestro interés en ellos nace gradualmente, debido a varias interaccio-nes con sus integrantes, logrando poco a poco entender el sistema general de arti-culación de los consejos; de cierta forma, el órgano colegiado que dirige y armoni-za la dirección de los consejos locales es el consejo Distrital, con su co-presidencia procuramos iniciar una investigación que buscara aportar a las dinámicas intelectua-les de los consejos y la política de juventud en general.

El resultado es otra apertura de la uni-versidad hacia el trabajo social, una vin-culación del trabajo académico con el tra-bajo social que cada día muchos se ven abocados, por poseer un gran interés en cambiar un gran estado de cosas, por que al tiempo en Juvenia hemos creído que los universitarios, especialmente aquellos que estudian en la universidad pública, tienen un compromiso social y político con las comunidades a las que se deben.

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Pag.

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Epilogo

La participación, es una exclamación, un llamado y una premisa, hecha por la ma-yoría de partidos políticos, en una gran plu-ralidad de Estados, donde se proclama como forma organizativa una república democráti-ca. Especialmente en Colombia, los partidos que dicen ser de base siempre están haciendo un llamado constate a “participar”; luego, la pregunta de inferencia lógica es: ¿Cuál es la causa, para estar llamando constantemente a participar? Y consecuentemente: ¿Que es la participación y cuanta participación es ne-cesaria para la obtención de los fines de los grupos políticos?

Este es el marco o contexto, al que cons-tantmente puede hacerse referencia, so pre-texto de estudiar algún tipo de órgano cole-giado que dice ser elegido por la voluntad general; en particular, para nuestra reflexión nos interesa los consejos de juventud, como una experiencia relativamente nueva en el campo distrital y en general, nivel nacional.

Introducción Por una parte este estilo de análisis se enfocan hacia la observación de la interacción de los sujetos políticos con los entes institu-cionales; este paso es el que hace referencia al estudio orgánico, analizando al sujeto de la mano con los límites de la configuración jurídica, fáctica y social del organizaciones públicas, además en este tipo de análisis se busca resolver cuestiones relativas al campo de la normalidad1. Por otra parte tenemos el estudio crítico; el enfoque de éste, es supra-institucional, pues no está circunscrito por ninguna prescripción legal, el único límite de tal análisis es la imaginación, puesto que, no se queda en el ser de las cosas, sino que busca configurar el deber ser, que <poten-cialmente> las cosas pueden llegar a ser: Los consejos de juventud tienen como potencia llegar a ser los órganos institucionales capa-ces de generar nuevas formas culturales2

1 El campo de la normalidad es el conjunto de las funciones, los procesos, y atribuciones que son reconocidos directamente por los otros implicados en las relaciones sociales, los cuales generan unas expectativas de acuerdo a la operación lógica de cálculo y sentido mentado. Weber, Máx. Economía y Sociedad. Fondo de Cultura Económica. México. 2000

2 Las formas culturales en la sociedad moderna están relacio-nadas a la concepción del mundo, a la interacción del sujeto con los medios de producción, y la vida secular, reglada indirecta-

de hacer la vida publica. Sin embargo, una cosa es la potencia y otra efectivamente, la realidad: El campo de ac-ción de los consejos de juventud se ha visto muy limitado, por una parte no cuentan con las dinámicas de conocimiento suficiente-mente fuertes para saber a que se enfrentan, y por otro lado, el objeto de transformación, que es la población joven, esta profundamen-te alienado, enajenado, debido a una socie-dad de consumo y perversión. La participación, por ahora de forma a prio-ri, se ha planteado como el medio idóneo para vencer estos dos problemas simultánea-mente; por una parte la potencia de articu-lar masas al trabajo elimina las limitaciones institucionales del número de personas, los recursos y el acceso al conocimiento; por otra parte, unos suponen que las dinámicas y las lógicas de participación deliberativa, en la medida que, generen capacidad para el aná-lisis del discurso, y los vicios de la hegemo-nía cultural sean vencidos, la masificación externa puede ser vencida. No obstante, la ambigüedad no deja de estar presente en éste “proyecto político”,

mente por los propósitos varios convenientes; la complejidad de cada discurso va desde la filosofía-como el más complejo- hasta el folklore-como el menos elaborado- La educación y la forma como se transmite el conocimiento es determinante para la com-prensión de la alienación.

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a causa de las siguientes tres razones: 1) La configuración de un proyecto poblacio-nal unido es bastante difícil, debido a la divi-sión, que le precede al asunto generacional, en la comunidad política en partidos y movi-mientos que luchan por la dirección del Esta-do; 2) la orientación de una propuesta políti-ca autónoma sin considerar los otros sistemas de la sociedad, especialmente el económico, siempre suelen ser un completo fracaso de error de ideología; un proyecto político de renovación implica la configuración y una determinada contemplación respecto a la di-rección de las fuerzas productivas y a la con-templación de las relaciones de producción; 3) El respeto por las facetas múltiples del ser humano es un ideal que nunca encuentra una realización cabal, por lo general todo proyec-to de renovación involucra la eliminación o la exclusión de un sector social, por tanto quien en su discurso se escuda, bajo los principios de la igualdad, por lo general suele ser un hi-pócrita, que solo usa esta bella palabra para atender la admiración del público.

El acatamiento de este tipo de leyes, pro-bablemente no nos va a llevar a una sociedad perfecta, seguramente, ese tipo de socieda-des utópicas son imposibles, a causa de la en-trañable naturaleza, siempre excepcional, de la maldad, la envidia y la ambición. No por ello, este tipo de banderas esquematizadas en un proceso intelectual racional, han servido para demandar una injusticia que es sensible, aun, en los ámbitos de la estética de la carne: la injusticia mas grande se comente cada día, cuando toda una sociedad soporta una for-ma de apropiación de lujos por unos pocos, mientras que la gran mayoría, es el colchón

que resiste el crimen, la miseria y la frustra-ción. Lo peor es que muchos, conociendo el engaño, han soportado cínicamente aceptar esa vida, porque esta les trae tranquilidad y levedad, mientras la academia trae peso, es una carga dolorosa enfrentarse a la investiga-ción y acción política hoy en día, porque ella resiste las intuiciones, aquellas que presume el joven comunitario cuando se enfrenta a la extraña vida política actual, relaciona con el Estado y gobierno.

Nuestra intención es de seguir aportando a la crítica del esclarecimiento de este campo oscuro, mediante la publicación y la sociali-zación del pensamiento. Propiciar reflexio-nes, profundas y complejas, porque, aunque queramos hacer la realidad simple, la ver-dad es que lo complejo, complejo permane-ce, y este campo, en el presente contexto es el más oscuro, complejo y tergiversado, por eso no buscamos meditaciones de bolsillo, le apostamos a un cambio intelectual, y luego material, para seguir demandando la gran injusticia y si es posible, participar en proce-sos de mediación entre la actual crisis de in-certidumbre social y un futuro extraño, pero modificado por la voluntad de los que a bien hemos venido a parar en un mismo espacio, en mismo tiempo.

Sería inútil decir que siempre ha habido jó-venes, pero no lo es indicar que no siempre los jóvenes han tenido conciencia de serlo, de formar parte de un grupo, y que no siem-pre los adultos han mirado a los jóvenes como un problema (Víctor Alba. 1975

Algunas nociones sobre el joven

Antes de analizar la legitimidad de una instancia de participación formal de los jóvenes, como lo es el consejo local de juven-tud (CLJ), ejercicio que haremos en los dos capítulos posteriores a este capitulo, debe-mos dar una mirada exploratoria al concepto del joven, revisión que deberá ser social, es decir, que tenga en cuenta como los jóvenes han pensado y sentido sobre ellos mismos y lo que los adultos piensan y sienten acerca de los jóvenes de su época. Para ello explo-raremos algunas de las vastas nociones, que pueden ser construidas por el humanista in-teresado en revisar el aspecto sociológico o antropológico de los jóvenes con fines acadé-micos, por el miembro de una corporación publica interesado en sustentar teóricamente un proyecto social que necesita para mostrar un informe de gestión, por el aspirante a al-guna corporación publica en época de cam-paña, ò por un joven que de forma existen-cial se pregunta cual es su papel y su lugar dentro de la sociedad.

Noción 1: todo el mundo tiene algo que de-cir sobre los jóvenes Los estudios sobre el concepto de la ju-ventud presentan dos connotaciones básicas, la primera es que todas las personas sin im-portar su edad, pueden hacer una aprecia-ción sobre dicha etapa social debido a que la viven actualmente (jóvenes), la acabaron de vivir (adultos maduros), o es un recuerdo lejano de una persona en edad de longevi-dad (adulto mayor); es una etapa que todos han vivido sin importar si han sido obreros, campesinos, burgueses o nobles; no existe un adulto que nunca haya sido joven, y por lo tanto cualquier persona, independiente de su edad; siempre tendrá una posición ya sea producto de una reflexión sobre vivencias, o intereses teóricos sobre esta etapa de la vida del ser humano.

La segunda connotación, es que cualquier intento de definición que sobre la juventud se haya realizado, nunca ha tenido una con-notación imparcial y objetiva; por el contra-rio, dichas conceptualizaciones han tenido

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un sesgo según la edad de la persona, bien sea joven o adulto. La juventud es ante todo, lo que ella se siente ser y también lo que los no jóvenes consideran que es. Las conceptua-lizaciones que los adultos realizan sobre los jóvenes manifiestan todo tipo de actitudes, a veces contradictorias; y se pueden mencionar algunas como la nostálgica, la divinización, la juvenilización y la descalificadora.

La visión nostálgica que los jóvenes han despertado en los adultos, es producida por el reconocimiento de las bondades de la ju-ventud que los adultos ya no tienen, como la fuerza, su vigor, su agilidad, su facilidad para aprender y adecuarse a las nuevas tec-nologías y conocimientos, esta nostalgia ha despertado una divinización que genera en ciertos adultos, el asumir comportamientos, formas de hablar y vestir propios de los jóve-nes en lo que se conoce como juvenilización.

El anterior fenómeno de la divinización y ju-venilización, ha llevado a observar de forma esperanzadora el papel de los jóvenes frente a las diferentes coyunturas sociopolíticas, en un futuro mediano y largo a plazo, lo cual los lleva a ser reconocidos y ubicados desde diferentes discursos, como los llamados a li-derar las revoluciones y cambios sociales del futuro3

3 La noción de joven como actor de cambio social, es una vi-

sión de los jóvenes como depositarios de las esperanzas de

transformación, y quienes tienen a sus espaldas la responsa-

bilidad de seguir reproduciendo el modelo de producción de

consumo, esta es una visión centralizada en la definición del

joven a partir de su inserción o no al aparato productivo y

oculta la incapacidad estatal para solucionar problemas socia-

les y económicas de larga data.. Escobar C. Manuel y Mendo-

Paralelamente a los anteriores discursos de los adultos, también se presenta una noción de degradación de la juventud debido no solo a la envidia que sienten por las carac-terísticas ausentes de la juventud que como adultos ya no poseen, sino que dichas carac-terísticas del joven son vistas como un riesgo que coloca en peligro la posición, el respeto social, el dominio y el control del poder que ostentan los adultos, a través del discurso descalificador. Dentro de esta postura, se acusa a los jóve-nes de no tener la suficiente experiencia para asumir el liderazgo en el sector económico, social o político; dos muestras de ésta diná-mica son, la sanción negativa de un proyecto de acuerdo distrital que buscaba darles a los jóvenes mayores de 18 años, la oportunidad de acceder como representantes a una corpo-ración pública, por considerar que no esta-ban preparados. Otro ejemplo de la actitud descalificadora de los adultos hacia los jóve-nes en el plano político, se vislumbra en el carácter consultivo otorgando a los CLJ, más no decisorio en los aspectos locales del Dis-trito, en cuanto a temas de juventud.

Ante la visión descalificadora de los adul-tos, los jóvenes no se han quedado atrás, y han presentado contrapropuestas y movili-zaciones en donde de forma argumentativa, menoscaban a los adultos, al considerarlos responsables de los antivalores causantes de coyunturas como el problema ambiental, la desigualdad social, el deterioro de la parti-cipación política, y de todos los aspectos del

za Nydia. Jóvenes Contemporáneos: Entre la heterogeneidad

y las desigualdades. Instituto de Estudios Sociales Contempo-

ráneos- Universidad Central – Octubre 2005. No. 23

mundo que le desagradan al joven, y en nom-bre de su breve experiencia echan de lado la experiencia ajena más prolongada y diversa.

Noción 2: joven homogéneo “vs” joven heterogéneo La juventud puede verse simultáneamen-te desde dos aristas; se puede definir a la ju-ventud de forma homogénea si se denomina como joven a toda persona por el simple he-cho de tener un rango de edad entre los 14 y 26 años, tal y como lo hace la Ley de Juven-tud4, sin importar sus condiciones socioeco-nómicas, sus gustos lúdicos, su posición polí-tica, si trabaja o no. También se puede ubicar como un conjunto heterogéneo, si se recono-cen las deferencias significativas que hay en-tre una joven de 19 años que vive en el barrio la Victoria de la localidad 3 de San Cristobal, frente a una joven de la UPZ Santa Bárbara de la localidad 1 de Usaquen, en aspectos como el numero de comidas diarias, el presupuesto económico diario, el nivel educativo que ten-ga, el sistema de salud al que este afiliado, y el numero de hijos que haya fecundado.

Noción 3: El joven, conflicto entre lo salvaje y lo civilizado A nivel histórico la primera referencia teó-rico moderna sobre la juventud se remonta a 1762 con Rousseau, quien separa al niño y adolescente del adulto a través de varias óp-ticas de análisis: la óptica social es un punto de inicio para construir una visión de la ju-ventud, separada de la familia y colocada en la escuela, que para algunos es el inicio de la operación encierro de la juventud, al con-signarlos a una institución que los formará, moldeará y agrupará en un espacio definido, 4 La ley 375 de 1997

debido a una connotación de inmadurez que los adultos le asignan al joven. Otra óptica esta fundamentada en la psicología clásica5, creada a partir de la noción social de ado-lescencia; en ella Rousseau establece una equivalencia entre el desarrollo de la especie humana y el individuo: ambos pasan por tres estadios: el niño es salvaje sin interiorización de las costumbres de convivencia que hay que socializar (infancia), el individuo es un bárbaro con un conflicto interno, como pro-ducto del debate que se da entre su naturale-za salvaje asocial y los efectos socializantes normativos de la sociedad (adolescencia); y la noción de un individuo que ha logrado inte-riorizar los paradigmas y reglas normativas, y ya puede convivir de forma civilizada con sus semejantes (adulto); de ésta forma la ado-lescencia sería un segundo nacimiento entre los 15 y 20 años donde el joven vivirá un pe-ríodo turbulento en cada una de las esferas de su vida, ante el cual el tutor del joven debe permanecer en constante alerta.

5 La psicología clásica ha presentado dos tipos de radicalis-

mos extremos, el primero es el solipsismo biológico y se sus-

tenta en corrientes de reflexología, el cual conceptualiza los

fenómenos psicológicos del ser humano superiores a partir de

reglas estrictamente biológicas; el segundo tipo es el radi-

calismo cultural que denota de forma separada los aspectos

sociales de las funciones psicológicas del ser humano; radica-

lismo que es fruto de una escasa visión global e interdiscipli-

naria de diferentes fenómenos humanos, que ha llevado a la

crisis a las ciencias sociales, entre ellas la psicología y la de-

finición del ser humano aislado del contexto social. Vygotski

L. 1979. El desarrollo de los procesos psicológicos superiores.

Editorial Crítica. Barcelona.

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Noción 4: la longevidad del joven En esta época contemporánea, la gran ma-yoría de los países han sido atravesados por los adelantos tecnológicos (salud, avances científicos, etc.), lo que ha llevado a ampliar el margen de vida de sus habitantes con re-lación a las épocas anteriores; es así como una persona en la antigua Grecia tenia un periodo de vida promedio hasta los 38 o 40 años, mientras que actualmente el periodo de vida para un ser humano promedio esta en los 65-70 años. Esta ampliación de la longe-vidad humana ha sido directamente propor-cional al aumento del rango de la juventud; por ejemplo, el intervalo etario para los jóve-nes que vivieron en el siglo XVIII durante la época de Rousseau (15-20 años), es mucho menor al intervalo de los jóvenes contempo-ráneos de finales del siglo XX e inicios del siglo XXI, que se inicia a los 14 y se posterga hasta los 26 años, según la Política Publica de Juventud6, o 30 años como suele ocurrir en ciertos partidos políticos para organizar sus huestes electorales juveniles.

Noción 5: Joven, tecnología y consumo Una mirada más contemporánea nos re-vela como la nación de joven tradicional, moldeado y controlado por las instituciones ideológicas tradicionales como la escuela y la familia, ha perdido vigencia, debido en-tre otras cosas a las transformaciones políti-cas, económicas, culturales y simbólicas de la sociedad contemporánea, ocurridas a partir del desarrollo tecnológico de los diferentes instrumentos y sistemas de información y comunicación masivos (TV, Internet, Audio, etc.). Los logros tecnológicos de este perio-

6 La Política Publica de Juventud le permite elegir y ser elegido a toda persona ubicada entre los 14 y los 26 años.

do han producido una alteración radical en el ser humano, y en el joven particularmente, a partir de un incremento de estímulos con-sumistas de tipo visual, sensitivo y auditivo que ha generado enormes cambios en las for-mas de comunicación e interacción entre el joven con los d emás individuos de la socie-dad7. Un claro ejemplo es como el gusto que los jóvenes tenían por los juegos de actividad física tradicionales, ha sido desplazado por los juegos de video y de Internet; también es notable como la forma de comunicación fiscas han sido reemplazadas por los instru-mentos y ritos de comunicación virtuales como el chat, el teléfono celular; o han ge-nerado una individualidad entre los jóvenes, a partir de rutinas de deleite personalizadas como el Ipood, entre otros.

Noción 6: Las movilizaciones del joven no siempre son revolucionarias Es frecuente considerar que los jóvenes son, por naturaleza rebeldes; esto es así en unas épocas, y en otras no lo es. Como además suele equipararse rebeldía con aspiraciones revolucionarias, se dice que los jóvenes han sido siempre revolucionarios, sin embargo hubo épocas en que los jóvenes fueron con-siderados como conservadores. Se ha con-siderado que las causas defendidas por los jóvenes, se les puede considerar como revo-lucionarias, simplemente por que son defen-didas por los ellos; sin embargo, la historia nos muestra claros ejemplos, en donde no fueron los viejos, sino los jóvenes los que de-fendieron con más ahínco la esclavitud en el sur de los Estados Unidos; y quienes más ve-hementemente apoyaron a Hitler.

Noción 7: Generalidades del joven latinoamericano Durante el siglo XX la historia de los jó-venes nos muestra un común denominador interesante en la década de los veinte y los sesenta, es el de un joven que se construye como un sujeto critico que devela las contra-dicciones y vicisitudes del modelo urbano-industrial impuesto en Latinoamérica, ésta es una visión de un joven con una actitud política y crítica que denuncia un problema y que integra la gran mayoría de los movi-mientos estudiantiles presentes en los países latinoamericanos durante los años 20 y los años 60. En los años 80, dentro del contexto histó-rico de las contradicciones sociales que afec-taron a la población en general, y con ello a los jóvenes tanto en el contexto urbano como rural, se construye una categoría que si bien no representa la totalidad de formas de iden-tidad de los jóvenes, sí expresa la angustia y la prioridad de las agendas políticas de los diferentes gobiernos latinoamericanos, ante las grandes olas de violencia e inseguridad presentes en las diferentes ciudades; en don-de se define al joven como actor central de los fenómenos de violencia y caos social8. Algunos de estos grupos como los cholos en México, los maras en Guatemala, los sicarios en Colombia, los landros en Venezuela y los favelados en Brasil, son solo una muestra de jóvenes pertenecientes a condiciones de clase baja, para quienes no existieron las condicio-nes de educación9, salud y opciones de tra-8 Para la mayor parte de la juventud contemporánea Latinoamericana antes de la crisis financiera, y para la mayoría de la juventud mundial, el progreso económico y social ya no constituye la promesa legítima que fue para anteriores generaciones. Las señales de desesperación juvenil se encuentran por doquier9 A mediados del siglo XX, Latinoamérica adopta el modelo de desarro-llo urbano-industrial, con una determinada cobertura educativa para la población, con el objetivo de que esta población acceda a los privilegios

bajo legal, que si tuvieron los jóvenes de clase media y alta, lo cual refleja la incapacidad de inclusión, justicia y prosperidad del modelo socioeconómico imperante en los diferentes gobiernos de América Latina10. Conclusión Las discursos descalificadores de los adul-tos hacia un joven definido como homogéneo y problemática presentan un factor subyacen-te de importancia primordial presente en la historia de la humanidad, mucho antes de la invención de la escritura, la rueda o el fuego mismo; dicho factor desencadena la contra-propuesta discursiva, critica y descalificado-ra del joven hacia los adultos, partiendo de una autoconcepción heterogénea que denun-cia las inconsistencias sociales de su entorno y que supera la visión adultocentristas del joven como individuo problemático y salva-je. Este factor es el poder, el desencadenante que lleva a los adultos a temer que los jóvenes traten de desplazarlos de sus posiciones de autoridad (en la familia, en la política, en la economía), y los jóvenes temen que los adul-tos les cierren las puertas del poder y les ha-gan esperara hasta su desaparición (muerte o jubilación) para disfrutar de las cosas que ven como privilegios de la edad adulta. Ante lo anterior Bourdieu11 plantea que las relaciones entre la edad social y la biológi-ca son muy complejas y por lo tanto, suelen estar sujetas a manipulación de poder, sobre todo en el sentido de concebir a los jóvenes sociales que el modelo de sociedad industrial tenía para las personas que cursaran el respectivo ciclo educativo. Sin embargo, se cuestiona y se menciona a la vez las fallas estructurales de este modelo; y se coloca en tela de juicio que este modelo educativo sea suficiente para que la juventud entre al proceso social de progreso industrial10 Arango C. Ana Maria. Temporalidades sociales y jóvenes: Futuro y No-Futuro. Tomado de Revista Nómadas. Instituto de Estudios Con-temporáneos- Universidad Central- Octubre 2005 – No. 23

11 Bordieu. Pierre. 2002. La juventud no es más que palabra. En Sociología y Cultura (pp. 163-173). México Grijalbo. Conaculta.

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como una unidad social con intereses comu-nes, por el único hecho de compartir un ran-go de edad. Sin embargo las relaciones entre edad social y biológica sobre el joven no son las únicas, se presentan otro tipo de configu-raciones sobre el joven que no están exentas de manipulación, como la visión longeva y consumista del joven, que es disfrazado con la mascara de inclusión Entonces, la intención de esta introducción es resaltar como las dinámicas de poder ex-plican las diferentes mediaciones simbólicas del joven con su respectivo entorno socio-his-tórico. Con este primer paso en la compren-sión de la arquitectura social del ser humano, podemos pasar a explorar y comprender de forma más constructiva el concepto de legiti-midad y de vida publica-privada, en los con-sejos locales de juventud.

…Pensar que puede acotarse un espacio de análisis, de problematización y de articula-ción interna de la disciplina al margen de las corrientes del pensamiento contemporáneo es un puro engaño…(Ignasi de Solà-Morales)

Reflexión en torno al concepto y práctica de la legitimidad

¿Hasta qué punto la preocupación por la legitimidad es o no un problema? Acaso po-dría ser más bien una falsa percepción, que se transforma en una psicosis en quienes no han tenido la posibilidad de trabajar el tema, y llevados por comentarios de terceros con autoridad o aun sin ella, caen en una pre-ocupación que no les corresponde. Este tipo de inquietud y angustia puede racionalizar-se haciéndonos la siguiente pregunta: ¿Qué quiere decir que un consejo de juventud sea legítimo? En virtud de esta premisa, convie-ne iniciar un análisis desde lo sencillo, esto es aclarando el alcance del concepto “legiti-midad”.

Para esto, reflexionemos sobre dos casos: 1) Un taxista recoge una pareja en el centro de la ciudad, a altas horas de la noche, esta pareja le solicita al conductor que los lleve a un destino específico, al llegar, uno de ellos saca un arma y apuntando al taxista, le orde-nan entregar todo el dinero que posea, luego le exigen bajarse del carro y caminar en una determinada dirección, sin volver la mirada hacia atrás a riesgo de recibir un disparo. De aquí deviene una pregunta natural ¿Por qué tendrá que obedecer el taxista tales órdenes? y dada la oportunidad ¿podría proteger su vida asesinando a sus pasajeros?

Ahora, pensemos desde el otro lado de la moneda, ¿Cuál es la facultad o el medio que

en esta situación, quien está dando la orden, puede usar para exigir del sujeto, objeto de la orden, el comportamiento o acción que le es exigido?

Pensemos en un segundo caso, Un policía de tránsito ordena que alguien se detenga mien-tras este alguien conduce su vehículo y va tarde a su trabajo. Especifiquemos un poco; El policía, le ordena parar, para una eventual revisión, por el contrario, el conductor lleva un afán y piensa que éste no va a explicar en la empresa su retardo; así que decide aumen-tar la velocidad, mostrando clara intención de escapar al policía. Luego, esta reacción del conductor lleva al policía a pensar que huye de algo ¿Qué hará el policía como última ra-zón para exigir obediencia? probablemente, usará el medio más objetivo y contundente; el policía también acelerará, en cumplimien-to de su función para detenerlo, utilizará su arma de forma preventiva; ante esto ¿por qué tendría que obedecer el conductor al policía y detener su apresurado camino? Y si fuese el caso ¿No tendría derecho a defenderse el conductor en caso de que el policía le dispa-rará, y quitarle la vida al agente de tránsito primero, si tuviéramos la oportunidad? Pro-fundicemos en ello, para exponer con mayor claridad nuestra intención.

En ambos casos existe la exigencia de una conducta, también una relación entre una vo-luntad desguarnecida y otra imperante; como podemos observar en el análisis de estructu-ra la relación que existe es de dominación: Hay un poder expresado en la fuerza física, el policía como los ladrones tienen fuerza y la usan como última o principal razón para

exigir la obediencia, y esto es poder. El po-licía como el ladrón dirige una orden y el taxista como el conductor procura dejarse di-rigir. Sin embargo, y con temor a ser objetada la falsedad de esta premisa, quizás atacando la palabra dirección, ¿Qué implica dirigir? y además ¿será correcto afirmar que los ladro-nes dirigen al taxista?

Ahora bien, el policía representa la fuerza pública y como misión general de ésta, es ve-lar por los intereses del Estado y la paz de la República por lo tanto el conductor del ve-hículo es parte de esa república democrática. La diferencia entre la orden del ladrón y del policía es la convicción que tiene el afecta-do de obedecer, una convicción diferente al riesgo de perder su vida o por lo menos con un valor agregado, es decir, la fuente de la exigencia de uno o del otro.

La convicción de obedecer una orden y aceptarla, -explicada aquí a partir de los dos casos- sin llegar al extremo del uso de la fuer-za, pero reconociendo que la trasgresión de la orden acarrearía reprensión física, es lo que en ciencia política se suele llamar legi-timidad.

Precisemos entonces, la discusión en cien-cia política sobre el concepto de legitimidad, lleva directamente al problema del poder y el derecho. Pues conforme lo afirma Guiller-mo Ferrero12, los principios de legitimidad tienen la función de transformar una rela-ción de fuerza en una relación de derecho; esta configuración puede ser vista también de otra manera, la perspectiva del poder le-gitimo, es decir, este poder se diferencia, en 12 Citado por Norberto Bobbio en “El Poder y el Derecho”.

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cuanto un poder de hecho, porque es un po-der regulado por normas13. El problema mu-chas veces se da en el proceso de obediencia de los sujetos pasivos frente a un orden legal, además, otro dilema en teoría jurídica es la definición, o, lo que se puede entender por Derecho, solo como ejemplo de lo relativo a la formación de un orden jurídico es muy in-teresante observar el caso que presenta Boa-ventura de Sousa Santos, en un libro titulado, “Estado, Derecho y Luchas Sociales14”

El entramado del asunto que se manifiesta con el concepto de derecho, es como veremos, el problema de la convicción interna (lo que puede pensar el taxista o el conductor fren-te a la situación) y la exigibilidad externa (lo que se ven obligados a hacer por la situación) de la realización de una conducta. Debe exis-tir una ecuación balanceada entre estas dos, para predicar que existe una relación legiti-ma, siempre que se exige a alguien una deter-minada conducta, de dar hacer o no hacer (la orden de los ladrones como del policía), en el momento que hay una desproporcionalidad entre dicha ecuación, estamos en los campos de los poderes del hecho (+exigibilidad ex-terna, -convicción interna) o en la campos de la moral (-exigibilidad externa, +convicción interna)

Las formas para estar convencido son taxa-tivas y específicas; en el caso del ladrón, el taxista no tiene ninguna convicción para obedecer la orden, más que, el simple miedo de verse afectado por una fuerza “inmoral”

13 Para Bobbio, esta es la conclusión a la que llegan de forma diversa Weber y Kelsen.

14 Santos, Boaventura de Sousa. Estado, derecho y luchas socia-les. Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos. Bogotá. Colombia. 1991

cuya capacidad es la pérdida de su vida, en el primer instante que el taxista pueda escapar a los efectos de esa fuerza abusiva no temerá en rebelarse, pues su ley natural de super-vivencia así obrará; mientras en el caso del policía, el conductor debe saber que vive en un Estado de Derecho y que las leyes como los órganos que ésta ha creado, ejemplo: la policía, son fruto de un proceso democráti-co en el cual, el conductor participa, ya sea transmitiendo su poder al legislador o esco-giendo el gobierno de turno en el ejecutivo, esto hace que el conductor se vincule a las órdenes establecidas por la razón legal -fru-to del consenso-, así pues, tenemos el ideal tipo de la legitimidad legal15, siendo este tipo de legitimidad uno de los tres tipos descritos por Max Weber16.

Los Consejos de Juventud y la legitimidad

Como lo hemos observado, la legitimidad es un concepto que se predica de un órgano de poder, de saber si éste es obedecido o no, por la mera fuerza, o por la convicción espíritu-racional de quienes obedecen. La convicción es ante todo una condición valorativa, que significa en términos prácticos, en aquello que es capaz “la gente” creer para obedecer, un ejemplo: si la población cree en un deter-minado dios, y luego alguien aparece dando órdenes, con su respectiva prueba, con base en aquel dios, por aquel vinculo obedecerán al sujeto que proclamo tal situación, y la obe-diencia legitima dejará de existir cuando la

15 En Colombia este proceso esta aun en proceso, pero supon-gamos que no estamos haciendo referencia al caso explicito co-lombiano, sino a un estado abstracto.

16 Para mayor información véase: Weber, Max. Economía y So-ciedad, Esbozo de sociología comprensiva. Fondo de cultura eco-nómica. Pág. 171.

población perciba que el vinculo entre sus dirigentes y sus convicciones religiosas ha roto; queda entonces, en las sociedades don-de se desarrolla un aparato opresor interno, la legitimidad de la clase dirigente en el ejer-cicio de la dictadura17.

En el caso de Colombia donde hay un Es-tado democrático, y la democracia como la pensaba Rousseau tiene un sustento en el hecho que los individuos abandonaron su li-bertad propia del estado de naturaleza para poder entrar en la sociedad civil, regidos en aquella forma de organización pacífica lla-mada: voluntad popular, expresada en leyes. En Colombia, en teoría, se obedece al Estado como fruto de aquel “libre consenso”, por-que se tiene la convicción18 de ser parte de éste y por tanto se aceptan las leyes, porque éstas defienden la libertad.

En este orden de ideas y en concordancia con la expresión de la voluntad popular, de-tengámonos en los Consejos Locales de Ju-ventud (CLJ) y observemos su relación con la legitimidad y por qué quizá, sus repre-sentantes allí abogan la carencia de ella. Los consejos son legítimos, de manera técnica, porque están consagrados en norma y esta norma tiene una manifestación objetiva; la

17 Véase para más información Antonio Gramsci y Carl Schmitt. Como hemos dicho, la garantía del poder político depende de un equilibrio entre exigibilidad externa y convicción interna, algo que Gramsci traduce en los siguientes términos, para un sociedad moderna: dictadura + convicción. El problema de la legitimidad debe predicarse solo del órgano soberano, es por eso que Schmitt aporta a este teoría analizando el estado de cosas entre legalidad, como el poder real del soberano de hacer leyes, y legitimidad y haciendo énfasis, en que muchas veces hay distancias entre esto dos, en lo que se conoce como Estados de excepción, pues en ellos, la legitimidad es presupuesta por el órgano soberano.

18 Este libre consentimiento está, en parte determinado, por la formación del sujeto dentro de una comunidad cultural, por tan-to los valores y objetos de valoración, como las relaciones objeti-vas (cuerpo, cosas y con los otros) difieren según los casos.

ley 375 de 1997; mientras no sea derogada y un grupo de personas siga acudiendo a los procesos de elección y participación juvenil que funcionan en torno al tema de los conse-jos, ellos están vinculados al sistema jurídico siendo legítimos y la administración tiene el deber de reconocerlos es una condición opo-nible a su desaparición por argumentos de praxis política.

Sin embargo, al ser órganos consultivos, los acuerdos de los CLJ, no tienen fuerza vincu-lante al sistema jurídico, el cual es el medio que respetamos o la forma como el Estado formaliza la relación de obediencia con la so-ciedad civil, por tanto al no producir normas vinculantes, no está en la naturaleza de éste órgano hacerse obedecer, porque su natura-leza jurídica no le otorga aquello19. Para ser precisos, el consejero es desalentado por la familia, la comunidad, el líder comunitario y otros líderes; que junto con los administra-dores públicos manejan un imaginario social con relación a los CLJ desde tres ópticas: a) es un espacio que no mueve dinero, b) es un es-pacio que no maneja poder, c) es un espacio que no tiene influencia política. A los jóvenes no les importa, ni conocen el tema, debido a que tienen en mente otras cosas20.

No obstante, esto atañe un problema que es “legalismo”, el cual consta que la actitud de los sujetos se ve limitada por un parámetro normativo, y que suele generarse la ilusión que cambiando las normas, se puede cambiar

19 O en todo caso quienes deseen entender mejor el asunto pue-den hacerse la siguiente pregunta: ¿necesariamente debe hacerse obedecer o su naturaleza fue creada históricamente con otras pre-tensiones las cuales se llevan a cabo?

20 Esto último es tomado de las opiniones de algunos consejeros de juventud, entrevistados para este documento.

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la realidad; lo anterior en que sentido: los CLJ no están limitados a convocar e invitar al de-bate, no están limitados a gestionar, el hecho que algo no sea taxativo, no significada de in-mediato –contrario sensu- que esté prohibido. De la fortaleza de un debate político, donde resulten argumentos brillantes que excedan las trabas de la administración es posible el posicionamiento, que en el trabajo de los con-sejeros se percibe como un anhelo frustrado. Pues consideran ellos mismos no poseer una formación adecuada para manejar las diná-micas de debate; generando tensiones entre sus opiniones, no logrando diferenciar el aspecto político del aspecto humano, frus-trando así las intenciones del consejo y más aún si lo que se pretende es imitar al órgano legislativo.

En otras palabras, los CLJ no poseen la fa-cultad de realizar leyes o acuerdos, pero no por ello son negados a gestionar y a su vez posicionarse frente a consideraciones a bien de la población que éstos representan; siendo esto mismo lo que les otorga una legitimidad sujeta a su función veedora de los intereses de la juventud; generando entonces procesos argumentativos para imponerse en dicha ma-teria en toda localidad y porque no, a nivel Distrital, de tal forma que por la fuerza del trabajo físico-intelectual la administración no tenga otra opción que gestionar las consultas hechas por los consejos.

Seguidamente, si llegamos al alcance de este desarrollo encontraremos una derivada del concepto de legitimidad en ésta situa-ción: a modo de órgano consultivo, como su nombre lo expresa, existe en la medida

que los entes jurídicos de la administración consultan con eficacia al CLJ, los asuntos en cuanto a juventud se refiere, contando esta tarea con la presunción de buena fe que la-información de la fuente –los consejos- es contundente y verídica.

Pero la realidad dista de dicho plantea-miento, debido a diferentes factores los con-sejos de juventud no pueden llevar a cabo esta tarea: la deserción, la ausencia de inte-rés, la poca articulación, el poco esmero en los proyectos futuros, en medio de una so-ciedad juvenil altamente dispersa hace difícil pensar que las cosas se puedan llevar de esa manera; en consecuencia el consejero llega al espacio a pronunciarse sobre temas del cual no tienen competencias, como por ejemplo: derogar el servicio militar, buscar algún tipo de dividendos económicos. Otro ejemplo es que los consejeros participan en otros espa-cios que no eran acordes y/o prioritarios.

Esto se agrava si tenemos en cuenta que existe el consejo Distrital de Juventud que debería ser un reflejo de los proceso locales, y pese a las iniciativas de ciertos procesos para propiciar la investigación respecto al tema de juventud, procurando generar incentivos para una verdadera eficacia local, si no hay un trabajo mancomunado entre el local y el Distrital es imposible el real cumplimiento de lo poco o mucho gestionado por este úl-timo. La regla general es, que al cabo de un año los sujetos que participan en los consejos locales pierden su entusiasmo, su interés y sus fuerzas para trabajar en lo público. Su-mando a ello los incentivos que otorga la Ad-ministración. No cumplen con la expectativa

ni los desafíos de los Consejeros, pues al ser momentáneos no generan un beneficio a las necesidades de éstos ; un ejemplo claro es la capacitación realizada con la Escuela Galán en donde se enseñaron aspectos teóricos y operativos innecesarios y obsoletos para la realidad y los retos de los Consejos Locales de Juventud; otro ejemplo claro es que en al-gunas ocasiones, los boletos de los conciertos y las obras de teatro dirigidos a los Conseje-ros, no llegaban a sus manos.

Luego de ser así, encontrando que hay un problema estructural en la vida pública y pri-vada de los jóvenes, hemos decidido abordar el tema, que se reflejará en el siguiente apar-tado, para aportar teóricamente, a la supera-ción del complejo de inferioridad del actuar administrativo de los consejos.

En síntesis, la legitimidad de la que aquí se habla en cuanto a su existencia jurídica ante la administración y la sociedad, depende de un trabajo de conquista, es decir, ser admi-rados por la aceptación y el respaldo que da la razón bien trabajada y el esfuerzo que se hace en los proceso de campo. Pero para ello, es necesario un trabajo investigativo más allá de la generación del debate.

En este punto, la preocupación por la legi-timidad, es antes que nada un reflejo de la certeza que pueden tener los consejeros de su trabajo social e investigativo bien hecho, es el único punto por el cual los consejeros debe-rían perder el sueño y seria entendible, den-tro de un marco referencial aceptable a su na-turaleza, pero preocuparse por otros asuntos fuera de éste puede llegar a transformarse en

una psicosis, pues el respaldo de la comuni-dad se gana con un adecuado trabajo.

En otras palabras, la verdadera legitimi-dad deviene de la garantía del trabajo que se realiza con la comunidad, pues desde ella y para ella está la labor del consejero; de aquí que el primer nivel de trabajo que debe ser desplegado por un Consejo es la articulación más no la riña entre los integrantes, ni con las agrupaciones independientes, todos de-ben tener un sólo objetivo en torno a su co-munidad: aportar a la transformación de las condiciones materiales de la juventud en pos de una vida social digna. En conclusión, si los CLJ no tienen un pro-ceso organizativo y de investigación, segui-rá ocurriendo que el distrito siga confiando en informaciones y datos suministrados por otros departamentos y/o instituciones, por tal razón antes de pensar en si hay o no una legitimidad, relacionada con el número de votantes, con la cantidad de consejeros que asisten a las reuniones, entre otras falencias que se ponen en consideración, debe centrar su atención en una trabajo veraz con una me-todología investigativa de la situación juve-nil que pueda responder eficazmente tanto a la comunidad como a la administración. Finalmente cabe resaltar que la búsqueda de esta meta no sólo va a generar impacto en un sector poblacional, sino que busca un cambio en la estructura de la acción de los CLJ que a largo plazo, se pueda pensar, desde éste, un nuevo proyecto de sociedad; que hasta el mo-mento ningún consejo ha sido capaz de sis-tematizarlo, creemos por ahora, porque las

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condiciones de división del trabajo no habían sido suficientes para ello.

Vida pública y vida privadaNotas sobre <la vida política> Desde ésta perspectiva se dará un trata-miento inicial a varios problemas que presen-tan y recalcan los consejeros: Falta de apoyo y compromiso, baja participación juvenil, no permanencia de los CLJ y falta de remune-ración económica. ¿Cuál es la causa de estos problemas? Es la pregunta del investigador, ¿cómo se puede cambiar? Es la meta del po-lítico, como se darán cuenta, el político no es coherente si intenta cambiar el estado de co-sas sin conocer.

“Comencé a comprender que no habría fuerza capaz de modificaresa imagen de mi persona que está en algún sitio de la más alta cámara de decisiones sobre los destinos humanos; comprendí que aquella imagen(aunque no se parezca a mi) es mucho más real que yo mismo; que no es ella la mía sino yo su sombra; que no es a ella a quien se puede acusar de no parecérse-me, sino que esa desemejanza es culpa mía; y que esa desemejanza de mi cruz, que no se la puedo endilgar a nadie y que debo cargar con ella”Milán Kundera, La Broma.

Insumos teóricos- problematización y contexto

Todos somos seres visibles, los unos entre los otros, nuestro cuerpo e imagen gozan de una existencia objetiva independiente de quererlo o no, nuestra cara, nuestro cuerpo, está expuesto a los otros, más que nosotros mismos, nuestra presencia en el mundo de la acción es inevitable; claro que hay excepcio-nes y limites al alcance de esta afirmación, para empezar, existe la posibilidad relativa de cambiar nuestra imagen, lo cual implica la negación de una determinación ineludible. Presumiendo así las relaciones mentales, par-timos de la siguiente premisa: la relación psí-quica que se forma con este cuerpo de carne en parte va a influir en lo que se conoce como “identidad”; En todo tipo de colectivos ba-sado en normas costumbristas o ya jurídicas, el sujeto que vive y crece en dicha comuni-dad es afectado en su existencia externa por reglas, por parámetros de comportamiento, por condiciones de necesidad y accidentes; con el tiempo, la relación psicológica que se genera con el cuerpo está impregnada de todo un mundo de sensaciones propiciadas y significantes por un sistema de convivencia.

Consideremos por unos momentos, el vín-culo que relaciona las circunstancias de un mundo material objetivo en común con un mundo interior propio y ajeno a los otros, algo, que científicamente hemos llamado re-lación psíquica y que influye en la formación de los procesos de identidad. En primer lugar postulo a la conciencia. Marx en su ideología alemana le otorgaba a posteriori, este bien al hombre, como fruto del trabajo y del entendi-miento lógico que hace el ser de sus situacio-nes y relaciones con la naturaleza, es decir, el hombre primitivo, aquel que no ha estado subsumido por un sistema social previo, va creando de acuerdo con sus experiencias un sistema simbólico que organiza el trabajo de acuerdo a las mejores formas que se le van presentado para hacerlo, luego, procura ex-tender ese conocimiento a la siguiente de ge-neración y sobre ese saber, que es el garante de la existencia y reproducción de la vida, se edifica el conjunto de relaciones sociales que se vive en el grupo. En síntesis, lo que interesa resaltar aquí, en este orden de ideas es; que la conciencia es la certeza del sentido que tiene una deter-minada actuación en la sociedad, pero esen-cialmente viendo al ser como un sujeto pro-ductivo.

Lo anterior, en realidad, sirve como pre-texto, para mostrar un trasfondo muy par-ticular, una dualidad existencial no necesa-riamente dialéctica, pero si posible en el ser humano: Por una parte está aquello que es visible, esto es el cuerpo y su objetivación en el trabajo, y por otro lado hay algo no visi-ble, este algo, que funciona como receptor de las experiencias del cuerpo y crea una identi-

dad particular, esto bien, puede ser al tiempo uno de los siguientes conceptos o todos a la vez: el alma, el espíritu, la mente, las ideas, los sentimientos. La existencia de esta dualidad tiene un efec-to determinante en la relación que llevan los sujetos entre ellos: hay una vida exhibida y otra oculta a los ojos que la naturaleza nos ha dado, así, hay dominios que pertenece a cada vida, y la confusión del análisis de ciertos do-minios genera problemas de comunicación y estabilidad en las relaciones sociales. Ahora, aquello que está oculto, que no es accesible y que no ha sido enunciado pare-ciera ser para el sujeto conocedor como si no existiera, porque en parte no ha presentado una atención objetiva, vamos a suponer un ejemplo por ahora sencillo: En un contrato de compraventa A negocia con B para poder adquirir un arma, al señor B no le es posible acceder a las intenciones reales del señor A, por tanto aunque hay una interacción públi-ca de cuerpos y movimientos físicos, hay un régimen de intención del cual esta excluido el señor B. Pero lo que la experiencia nos mues-tra como probable, es que aun con la incer-tidumbre de no poder entrar en la psiquis de las personas, es posible conocer la intención privada de acuerdo a ciertos síntomas, expre-siones o manifestaciones accesorias del cuer-po primario de actuación. Devolviéndonos en el tiempo y los relatos, tenemos un caso interesante que puede ayu-dar a discernir elementos de lo que podre-mos ir llamando el prematuro umbral entre la vida pública y la vida privada: Adán y Eva en

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el paraíso exhibían sus cuerpos sin miedo, al parecer también tal cuales eran sus pensa-mientos hablaba su boca, pero al haber con-sumido el fruto prohibido y de repente sentir la cercanía de la presencia de Dios, la prime-ra reacción de Adán y Eva fue <esconderse>. Nótese ésta particular reacción, sus cuerpos desnudos, de los que antes no tenían ver-güenza se convierten debido al “conocimien-to” del bien y del mal (según relato bíblico) en objetos de pudor. El nacimiento de la es-pecie humana, que es seguido a éste aconte-cimiento, se revela cuando el hombre físico siente deseo de ocultar, de ocultar del mundo externo, información que el sujeto que lleva a cabo dicho proceso considera sólo le com-pete a sí mismo, de la mano a éste desarrollo psicológico, o como efecto, de no exhibir, de ocultar: nace así uno de los soporte de la no-ción de “propiedad”21.

Sobre la noción de propiedad, en sus di-ferentes ámbitos es que proponemos iniciar y sustentar la primera fase de estudio sobre la vida pública y la vida privada, para en-contrar su particular relación con los CLJ, a través de la determinación de campos de do-minio y de auto-definición. Pues más allá de la consideración de la propiedad, entendida en su sentido popular, lo que pretendemos es encontrar elementos objetivos para explicar las relaciones que el hombre establece fuera de si con las cosas que le rodean, con lo que le compone, y con los otros. Y nos parece que las relaciones que el ser genera con sus ob-jetos de deseo y que le atribuye calidad de Derecho, son una poderosa pista, además de ser el tipo de circunstancia más frecuente y

21 La disposición psicológica de dominio sobre una cosa, apa-rentemente externa, en oposición de uso y goce frente a otros.

constante a la que diariamente se ve someti-do un sujeto de nuestra sociedad.

No obstante, los avances en la compresión de la dualidad publica-privada, desarrollada por Arendt han orientado y aportado a es-tudios tan importante como la “critica de la economía política”. Arendt tiene como objeto específico entender qué era y cómo funcio-naba la dinámica de la vida pública y la vida privada en Grecia y Roma, luego, abstrayen-do una definición de carácter general, la con-trastaba con los tiempos modernos, en los que específicamente hay un fenómeno que le interesa mucho: la sociedad de masas. Di-cha sociedad de masas, surge al tiempo con lo que la autora denomina: la esfera social, la cual convierte al mundo y todos sus ac-tores en un espacio de relación predominan-te de productores y trabajadores. Bajo este desarrollo pretende demostrar que la consi-deración de la riqueza, la pobreza y la par-ticipación no estaban atadas al fundamento de la propiedad privada, y que, en cambio la propiedad privada era una variable deter-minada por la construcción significativa del poder público. Lo magnífico de este esfuerzo es destruir la idea, que la propiedad privada ha sido <una sola> desde el principio hasta el fin, por el contrario, la autora demuestra que la propiedad privada adquiere su sig-nificado, su grado de importancia y culto de valoración religiosa, por medio de la defini-ción política.22

Por otra parte, y por una perspectiva si-milar a la tomada por Hannah, tenemos los trabajos que relacionan el cuerpo y la ciudad,

22 Arendt, Hannah. La condición humana. Paidos. Barcelona, España. 1996

especialmente en Grecia. Estas ciudades-Es-tados por ser la piedra angular política y fi-losófica de occidente se convierte siempre en una fuente de investigación para aquel que desea encontrar la genealogía de muchas ra-zones y conceptos del hoy, así pues, Richard Sennet, busca a través de la realización espa-cio-corporal, entender la psiquis social de un pueblo, algo que terminara llamándose mo-ral social23. Pues, un tipo de relación supre-mamente importante con las cosas, es el que tiene que ver con la tierra, y la organización espacial de la población; por lo general, así sea a fortiori, termina adquiriendo un lengua-je simbólico, ese es el caso de los indígenas que luchan por la tierra. La suerte de investi-gaciones que toman siempre como punto de partida una referencia, ya sea a Grecia o otra civilización contienen, en su singularidad, una potencia, que no alcanza a ser completa, por la dificultad del tema, pero que aporta poderosas pistas de análisis teórico y porque no, histórico, al objeto de estudio presente, en relación de la vida pública y privado de los consejos locales de juventud.

Se puede concluir entonces, según la tesis de Arendt, que la propiedad es la entrada a un estudio inductivo, sobre las formaciones políticas, y los espacios que permitían en co-mún.

Desde esta perspectiva, es desde el principio del derecho de propiedad, que se define lo público, más o menos como algunos perciben hoy en día: lo que se tiene en común. Y es aquí don-de surge uno de los problemas del Estado a los que se ve enfrentados los jóvenes perte-

23 Sennet, Richard. Carne y Piedra. Alianza. Madrid, España. 1997

necientes al CLJ, en cuestión del problema político publico-privado contemporáneo, ca-bría preguntar ¿Es el Estado moderno algo que tengamos todos los ciudadanos en co-mún? Para algunos autores la forma-Estado y el aparato de Estado capitalista, son esen-cialmente excluyentes de la clase desposeí-da de los medios de producción, y que por medio de la ficción permiten la expectativa de tenencia de bienes a dicha clase, y así, por medio de la potencia legitimar el orden de explo-tación, poniendo a trabajar la ambición, que se ha vendido previamente por medio de un asentamiento cultural24. Las manifestaciones practicas de esta forma-Estado son regular-mente: el privilegio que tienen los bancos y la grandes empresas, en la lista de priorida-des del Estado; la formación de un aparato judicial y policivo que garantiza la seguridad de la propiedad; la realidad excluyente de los bienes públicos a una gran parte de la pobla-ción, y en general por la mercantilización de la vida en todos sus aspectos.

La pasividad, ya haya sido inducida o no, en la que se encuentran los ciudadanos, res-pecto a sus relaciones público-políticas, nos preocupa de una manera particular. Aunque por el instante no nos detenemos hacer una diferencia clara entre lo individual, lo intimo, lo privado y en general el dominio del yo, y especialmente las configuraciones que ha te-nido durante el paso del siglo XVII, XVIII, XIX y XX, si nos añadimos a la corriente que cree la notable y progresiva desfiguración del equilibrio público-privado en pos del de-trimento de la democracia, y de la seguridad

24 Rojas, Fernando. Forma-Estado y Regímenes Políticos. CI-NEP.

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del sujeto, ya que, poco a poco se ha quedado sin un lugar en el mundo25. En la medida que los sujetos se adaptan a una sociedad de masas, donde la mayoría de relaciones publicas26 se ven enmarcadas en los procesos de producción y reproducción de la vida, y donde los objetos en común, cada vez más se ven desfigurados, por el apoderamien-to de la forma política organizativa estatal, por una clase; parece verse imposibilitada la fuerza de la cons-trucción de un mundo en común en igualdad. No obstante, al verse en un desorden tan inmenso la esfera pública, en los términos de relación de pro-piedad colecti-va, y ser ésta tan solo un ficción, el resultado en el ámbito de la vida privada ha sido la total desprotección de in-dividuo respecto a la conciencia de su identi-dad, siendo así una hoja del viento expuesta, a los mecanismo de articulación y control de la poderosa sociedad disciplinaria, de la cual nos habla Foucault27.

Este, es nuestro contexto, un mundo huma-

25 Arendt, Hannah. La condición humana. Paidos. Barcelona, España. 1996

26 Afirmar o predicar del sustantivo “relación” el adje-tivo publico o publica, es una redundancia, porque desde nues-tra perspectiva toda relación con otros implica la publicidad del cuerpo objetivamente o por lo menos exteriorización de nuestras existencia desde varios medios.

27 Foucault, Michel. Defender la Sociedad. fondo de Cul-tura Económica. Buenos Aires Argentina. 2000

no desdibujado y confuso. No así, en el de-bate público, suele usarse las expresiones “lo público” y “asunto privado”, con toda certe-za, o como conviene a ciertas situaciones y usos comunes de un lenguaje específico de una ciencia; pero, lo que se pretende mostrar, es que aún el uso común del lenguaje de estos términos está viciado de errores y ambigüe-dades, que no son insanables, en estas lógicas es que vemos inmersos a los CLJ en relación

con la constante legitimi-dad que pretenden tener entre su vida privada y su función en lo públi-co. Pero si requiere para su superación un trabajo y esfuerzo colectivo que incentive dinámicas de comprensión y reflexión constante de sus activida-des, desde las relaciones de propiedad privada e identidad y las relaciones de propiedad colectiva y conciencia de conviven-

cia, como reflejo de conocimiento de existen-cia externa y capaz de afectar a otros.

“Como vemos, ninguno de los derechos hu-manos del hombre va más allá del hombre egoísta, del hombre considerado como miem-bro de la sociedad burguesa; es decir, del in-dividuo replegado en sí mismo, en su interés privado y en arbitrio individual y disociado de la comunidad. Muy lejos de concebir al hombre como ser genérico, estos derechos ha-cen, por el contrario, de la sociedad un marco externo a los individuos, una limitación im-puesta a su independencia originaria. El úni-

co nexo que los mantiene en cohesión es la necesidad natural, la necesidad y el interés privado, la conservación de la propiedad y de su egoísta persona(Marx. Sobre la cuestión judía)

Consejos Locales de juventud - problemas de inestabilidad, relaciones publico-privado

Tras el ejercicio que se realizó con algu-nos consejeros, que procuraba focalizar algu-nos problemas, hay un grupo especial de es-tos, que son tanto urgentes como prioritarios, de los cuales sus causas y sus efectos, llaman mucho nuestra atención; estos problemas se entremezclan entre la organización interna de los consejos y su trabajo externo, uno de los primeros es la ausencia y el abandono del cargo, otro relacionado con el segundo es la falta de participación juvenil local; no obs-tante relacionamos las declaraciones de los consejeros que tienen alguna relación con el marco del problema planteado para efectos de las reflexiones, advirtiendo una posible confusión, pues en los resultados del ejerci-cio los siguientes factores son considerados por algunos consejeros como problemas, mientras que por otros son causas de los pro-blemas, por el momento no concurriremos a distinguir lo que es cada cosa, simplemente relacionamos, lo que de forma simple y co-mún se puede denominar un problema, y argumentaremos su “porque” de forma más detenida, en lo sucesivo del trabajo: 1. Falta de tiempo de los consejeros

2. Una sociedad enajenada sin comunidad participativa3. personas no preparadas 4. Desconocimiento del por qué, para qué y cómo-5. Desinterés6. falta de incentivos7. muchas responsabilidades8. que los jóvenes no suplan sus expectativas 9. Falta de distribución de dineros del Estado10. Desconocimiento y cobertura 11. Otras prioridades12. Inasistencia- deserción

1. Falta de tiempo de los consejeros

Caso genérico: El consejero tiene que es-tudiar y trabajar, cuando es elegido es una persona que en el instante no estudia carre-ra universitaria, ni tiene trabajo; pero con el tiempo adquiere la escasa oportunidad de iniciar proyectos laborales o de educación superior, lo cual hace que el consejero eli-ja esta “lotería” laboral o académica como prioridad y deje de asistir a las sesiones de los consejos.

Este es un problema elemental y común en el desarrollo de toda actividad pública que por si misma no garantiza esencialmente una entrada económica relevante. Habíamos di-cho que en los tiempos presentes la mayo-ría de nuestras relaciones objetivas, estaban orientadas a la producción, y no es gratis tal situación. Debido a un proceso constante de mercantilización de la vida, el tiempo, en tér-minos de “fabricación” se ha convertido en el principal factor de costo en la elaboración de

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mercancías; antes de la edad moderna, a con-trario sunsu de la opinión general, el tiempo y la extensión del trabajo en este, no tenía por si el mismo objeto de valoración, la reducción eficientista en la elaboración de bienes es un concepto que trae la revolución industrial, y que se extiende a todos los niveles de la vi-da28. La eliminación de los parámetros cultu-rales en la ciudad, que permite la maquina es poderoso, pues a diferencia del hombre, la maquina no necesita descanso, rompe la barrera de la noche, la maquina supera las li-mitaciones humanas y está presta a ser usada constantemente. La frase que el tiempo es oro, es propia de una edad que atraviesa el descu-brimiento de la posibilidad de una produc-ción infinita y constante. Así pues, hoy en día, la mano de obra en proceso de preparación se ve abocada a aprovechar el tiempo de su juventud y por eso existe la exigencia social de la educación técnica y acelerada. Además, el patrón cultural en nuestro sentido común y folclore, las fuertes condiciones materiales y la ideología predominante, llevan a cabo su obra en la población y justifican como prime-ra y más importante instancia el tiempo para la producción de la vida laboral, dejando en plano secundario toda actividad que no re-presenta directamente solvencia económica.

Ha aquí el argumento: la inestabilidad y au-sencia de recursos de las personas no propie-tarias, las ubica en una aparente situación de desventaja, frente a la persona propietaria, y se presenta la posibilidad de interpretar, que, la solvencia en la vida económica, que signi-fica tiempo de oportunidad para laborar en

28 Para saber más al respecto véase: Hobsbawm, Eric J. En torno a los orígenes de la revolución industrial y Federico Engels. La Situación de la clase obrera en Inglaterra

un espacio público sin contraprestación con mayor facilidad, se puede convertir en un requi-sito tácito para la elaboración plena de determina-das funciones. No así, los participes de estos espacios suelen ser jóvenes en condiciones económicas estándar, tendientes a estar en el conjunto de los no propietarios. La falta de tiempo, como declaración notoria de los consejeros, hace (denotar) el desequilibrio general de una época, en la cual todo sujeto se ve enfrentado a una avalancha de domi-nio y control social por todas partes; la falta de tiempo es el síntoma, que la vida pública es una vida que no representa agrado o está estigmatizada para las personas subsumidas en sus cargas cotidianas; (que es subsidiaria, que de no presentarse las condiciones de faci-lidad, no merece el respectivo coste de opor-tunidad). En cierta manera se puede realizar un reproche al consejero que alega por aban-dono de sus funciones la ausencia de tiempo, no así, este problema no solo es interpretable en pos de los consejeros, la participación de una comunidad joven en cualquier proceso demanda tiempo, pero a menos que se ven-da como una actividad recreativa o lúdica, el joven común y corriente, incapaz de una reflexión crítica de su situación en la vida so-cial , no ira a prestar su cuerpo, para algo que no dispone, como prioridad.

2. Una sociedad enajenada sin comunidad participativa

Caso genérico: El consejero es desalentado por la familia, la comunidad, el líder comuni-tario y otros líderes; junto con os administra-dores públicos manejan un imaginario social con relación a los CLJ desde tres ópticas: a) es

un espacio que no mueve dinero, b) es un es-pacio que no maneja poder, c) es un espacio que no tiene influencia política. A los jóvenes no les importa, ni conocen el tema, debido a que tienen en mente otras cosas. Este, a la verdad, es el reclamo más intere-sante que llama mucho la atención, tal sig-nifica que hay sinceridad en por lo menos un consejero. Las prácticas sociales, en esta ciudad siempre están llenas de todo tipo de ambigüedad, respecto a su fin, pues muchas veces no se sabe que pretende una determi-nada actividad o programa, y parten de fal-saos presupuestos, que la gente legitima por su pasividad. Y la relación Distrital, sociedad civil-administración se ha caracterizado por cada vez mas fortalecer el dicho lazo de pa-sividad. La razón de este lazo cada vez más fuerte, es el bloqueo procedimental que se ha generado para crear un mensaje de violencia simbólica29, en el ciudadano de no pertenen-cia a la máquina burocrática, pero sí, de ne-cesaria sumisión. Este problema tiene varas causas, especialmente la trayectoria política y social del Estado, caracterizada por una fuerte violencia y lucha sectaria por un con-trol de privilegios y beneficios burocráticos. Tal historia ha discriminado y hacha deudora de un gran caos de inestabilidad a la pobla-ción, que bien podremos llamar los sencillos, ellos, que no hacen otra cosas sino desarrollar su existencia aquí, son tan solo observadores pasivos, de un conflicto de grupos sectarios que siempre procuran hacerse el control de la administración con propósitos poco, altruis-tas y comunitarios. Es por ello, el sentido de la política contemporánea que nuevos secto-

29 Respecto a la violencia simbólica en la sociedad véase la obra de Pierre Bourdieu

res predican: la política para servir.

No así, dicha política, que en el país tendría un gran efecto, deberá contar en su progra-ma con una reflexión clara de los problemas e insumos del Estado, de aquello que se es capaz de cambiar, y de aquello otro, que solo puede tomar la comunidad en su manos, y para eso, aunque parezca un imposible lógi-co, es necesario empezar a mover el cambio de la cultura social, pues la enajenación no se produce por la fuerza física, lo que produ-ce la enajenación es el símbolo de la fuerza física, eso en primera instancia; el otro tipo de enajenación se da en la neutralización de la atención en los asuntos de interés común, una técnica vista por todas las aristas posi-bles de la comunicación social, es la publici-dad30, lo que se le vende constantemente de forma explícita e implícita al sujeto es: ganar dinero rápido, gastarlo en las necesidades na-turales y manipuladas por el sistema, la idea de un proyecto de vida pequeño-burgués, etc. La enajenación consiste en la orientación de sujetos a una determinada aceptación de relación psíquica con el Estado de despren-dimiento, retribuyendo ese robo, con la pro-mesa de placeres y experiencias más intensas y edificantes en los campos de la sociedad de consumo.

3. Personas no preparadas

Caso genérico: Los jóvenes elegidos no tienen idea sobre la forma de desarrollar las competen-cias que les son propias de los CLJ; presentan fa-lencias sobre aspectos normativos, elaboración y gestión de proyectos, generalidades sobre las di-

30 Para saber más respecto al tema, véase: Habermas, Jur-guen. Historia y Critica de la Opinión Pública.

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námicas sociológicas juveniles, expresión escrita y oral, entre otras.

El ámbito de la educación es el que puede revolucionar los males del desequilibrio oca-sionado, no así, los consejeros opinan que la presencia de personas no preparadas es un problema presente en los consejos, esta afir-mación es una notable paradoja del órgano desde donde se predica. Actualmente, por sentido común, la juventud es una época de preparación, no así es innata; la idea de edu-cación del joven adulto desde cierta etapa de conciencia de la niñez aparece en la Edad media, cuando en previsión al futuro del or-den político de un feudo los nobles querían o sentían el deseo que después de ellos, sus herederos, continuaran su obra, de igual o mejor forma, es así que concentraban la aten-ción del joven en el aprendizaje de cultura, maneras y usos, para que su vida pública como dirigente fuera digna, admirable y tu-viera respeto por sus pares internacionales y elogio por el Pueblo31. Hoy los consejos de juventud se presentan en cierta medida como un espacio para “entrenar” la democracia, por parte de aquellos que serán los futuros ciudadanos32.

Aunque, el argumento que la juventud se encuentra en un periodo de aprendiza-je, sirve muchas veces para favorecer en su discurso a algunos, que tales espacios no deberían tener un efecto administrativo, es

31 Estas son las primeras preocupaciones de la política moderna, sobre el control del poder a término indefinido véase la obra de Maquiavelo: El príncipe.

32 Nótese que no afirmamos futuros gobernantes, porque el objeto de una política democrática debe ser la eliminación de la tradicional barrera entre Gobernantes y Gobernados. Véase la

obra de Antonio Gramsci.

decir, un efecto decisorio; por otra parte de-bido a la corrupción que permea el aparato administrativo, dar un lugar donde el ensa-yo de error, genere ciudadanos tolerantes, y propositivos, es mucho mas valioso, que a través de razones conservadoras, perpe-tuar las practicas lentas y corruptas que solo configuran la pasividad social, mediante “el asistencialismo caritativo”.

Aunque la pregunta notablemente proble-mática en este espacio es: ¿qué clase de pre-paración ofrece éste espacio y qué clase de formación educativa exige, para una debida ejecución de la labor? Quiero resaltar que la pregunta es capciosa y nos lleva a una re-flexión general sobre un sistema democrá-tico: por tipo ideal, todo aquel que llegue a un espacio de participación debería tener un conocimiento básico en ciencia política, en Derecho, en Economía y Administración, no así la práctica nos revela lo contrario. Pero con todo ello es notorio un problema, este trasciende a los consejos, y pasa a ser parte esencial de toda teoría de participación. Por-que de ser así el conocimiento se establecería como barrera para poder ejercer un Derecho, entonces, la configuración del vinculo psí-quico es imperfecto, ya que no se puede pre-dicar la relación de derecho en la medida que hayan condiciones y vicios de conocimiento para predicar una atadura de tipo propiedad; siendo así imperfecta tal relación, la convoca-toria a participar, solo se convierte en pretex-to de quienes saben manipular el saber públi-co, para, en la incertidumbre, guiar el actuar público hacia un fin, que es vendido falsamente a los ciudadanos. Observamos a diario que la tendencia ideal es convocar a

que toda la comunidad participe, el panade-ro, el profesor, el estudiante, la ama de casa, etc. Pero ¿por no estar capacitados entonces diremos que serán un problema y tendrán que ser excluidos de la toma de cualquier de-cisión? O en el caso electoral

¿Es culpable la gente por votar y elegir un candidato que no está “capacitado”, pero que representa un sentir político de una pobla-ción? Hay que tener mucho cuidado con los limites de estas afirmaciones, si predicamos una democracia popular, como base del Esta-do Social de Derecho, aceptamos que hasta el indigente, si goza de un momento de lucidez, tiene derecho a participar, pero la participa-ción tiene un objeto especifico de medio en nuestra sociedad, como objeto de discusión, el medio es el lenguaje, y el fin es “lo público” quizás, y para proponer un principio al deba-te y no fin, el único saber o saberes mínimos para intervenir en cualquier espacio de par-ticipación, es el conocimiento sobre un uso del lenguaje oral o escrito –mínimo-, y una relativa claridad sobre los objetos públicos.

4. Desconocimiento del por qué para qué y como10. Desconocimiento y cobertura

Caso genérico: El Consejero llega al espacio a pronunciarse sobre temas del cual no tienen com-petencias, por ejemplo: pedir que los policías no usen el casco, derogar el servicio militar. Otro ejemplo es como los consejeros llegan a los espa-cios para buscar la forma de presionar para bus-car algún tipo de dividendos económicos.

Esta es una perspectiva especifica del pro-blema anterior, que exige un análisis dete-nido, pero esta vez, como ha sido fruto de las investigaciones, queremos realizar la re-flexión en torno a la relación de los consejos con los grupos y colectivos de participación juvenil, esto pesado por el impacto, discusión y problema general de la política pública de juventud. La “política pública de juventud” ha sido una etiqueta bajo la cual se han escudado las demandas juveniles de los últimos 16 años frente al distrito. Por parte de los grupos

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juveniles de entonces, fue una lucha por el reconocimiento de un espacio, no privilegia-do, pero si propicio y respetuoso de la discu-siones y formaciones juveniles33; luego, todo aquel que no entienda el trabajo que implicó para los grupos de aquel entonces, la posibi-lidad de sentar a la administración, publicar y contar con un proceso de base, naturalmen-te solo verá en ese librito un compendio de normas más. Este proceso fue mediado, y en parte llevado a éxito por la insistencia de los consejos de juventud del distrito, en ese caso actuaron como mediadores directos de todo un proceso, y llevando en orden los intereses de los pocos grupos que hasta entonces re-sistían. El logro final de la política de Juven-tud fue la posibilidad de la elaboración de un plan de acción, que debe ser entregado por el consejo distrital. Así, parece curioso, que se desaten discursos que rechazan y cuestionan la legitimidad de Consejo de Juventud, res-pecto a ser el verdadero representante de la juventud, cuando ellos son fruto de una lu-cha llevada a cabo por otra juventud.

Igualmente, se podría predicar del Congre-so, en el caso que, la formación de órganos colegiados, no se hace idealmente, sino que por medio de procesos electorales, son esco-gidos, los que mejor han ofrecido su imagen y compromiso a los electores interesados, aunque cabe aclarar que hay una diferencia enorme entre la elección del Congreso y cual-quier otro órgano colegiado: el congreso es el cuerpo político que formalmente representa la Voluntad popular, por tanto solo él cuenta

33 Durante las últimas cuatro décadas “lo joven” toma en el contexto nacional un carácter problemático aparentemente autó-nomo, pero que en realidad, gracias a las fuerzas del mercado y la aparición de la clase media universitaria permiten la emancipa-ción de los patrones culturales de la antigua generación

con el poder soberano de hacer leyes, mien-tras que un órgano diferente a él, aunque sea de elección popular, no puede contar con atribuciones de legitimidad soberana, sim-plemente se hace un proceso electoral para que la gente se sienta vinculada a las decisio-nes de gobierno, ejecutadas por actos admi-nistrativos, que solo existen en la medida que desarrollen las leyes del Congreso, pero ese siquiera es el caso de los consejos.

Los consejos, son órganos consultivos, que como hace intuir el decreto 033 y la ley 375, busca ser una escuela de formación de ciuda-danos, que tomen conciencia de la realidad, es decir, la existencia de los consejos está sustentada en la ley, y la ley en la voluntad popular, por tanto, no hay forma de predicar que ellos no son legítimos, son si se quiere ver de una forma sencilla, un espacio que al legislador le pareció bien crear, para ir avan-zando en tema de las desigualdades de gé-nero, población y raza, y a los cuales, para efectos administrativos les atribuyó unas determinadas funciones. La existencia de otros grupos juveniles, aun mas grandes en términos de concurrencia, no impide ni son necesariamente antitéticos a la acción de los consejos, por el contrario, es por medio de los consejos que sus demandas pueden ser más fuertes ante la administración, solo que como hay un conflicto en cuanto a la apropiación de lo común, y un recelo por el merito propio (cosa natural a nuestro tiempos: la adoración de la propiedad privada y el merito propio) cada quien quiere brillar por sus medios, el cual trae un tipo de lucro llamado elogio, y no invertir en un espacio formalmente sin dueño, pero cuyo propietario es la voluntad

popular34.

Quizás, nos presentamos ante un choque generacional: lo que una generación anterior consideró como triunfo, hoy se levantan otros procesos, alegando ser más representativos, o intentando vender categorías de análisis a favor propio, y así desmeritando los triun-fos pasados. Pero no es notorio que mas allá que los consejos hayan sido una idea de una antigua generación, hoy ellos son un espacio público, la propiedad y sentido de vinculo con ellos, debe trascender a la concepción limitada de lo mío, o del merito individual, la propiedad pública tiene una característi-ca, y es que se desprende de sus creadores primigenios y su vocación es la eternidad, ella se desprenda de los elementos que pre-configuran una propiedad individual y está condicionada a la constante redefinición de los sujetos colectivos, que tiene que ver con ella. Por tanto los atributos que hoy le da la ley, las causas, las razones, que hoy todas se encuentran en la ley, no son una limitante, pues las generaciones cambian, y parte del proceso democrático es la reconfiguración de los sentido en el consenso continuo, que como nos vemos abocados al vivir en socie-dad, bajo este requisito, no podemos andar destruyendo los bienes y ficciones que ponen en común nuestras relaciones de vida, o de lo contrario caeríamos en otra edad media,

34 Este es el conflicto general que se presenta, la aparente para-doja: la voluntad general es de todos, pero un particular no es la voluntad general. Durante siglos este espacio de ambigüedad fue usado por una gran cantidad de discursos, el error, es que nunca se interpreto debidamente en espacios estrictos de significado, lo que en realidad quiere decir o hace referencia este espacio, es que los frutos del trabajo público y del esfuerzo colectivo, no puede ser atribuidos a nadie excepto a todos, porque aun el sujeto pa-sivo legitimo la aparición de ese hecho social colectivo. De lo contrario habría una disensión tacita del consenso y se rompería el Contrato Social. Al respecto véase la obra de J-J Rousseau. El contrato Social.

donde constantemente quisiéramos negar lo público-democrático e imponer lo indivi-dual35, pues lo público, por encima de todo, requiere un acto sumamente difícil para el sujeto moderno: el despojo por la riqueza y al ánimo de lucro excluyente.

El problema del ánimo de lucro es diferente conforme pasan los tiempos, en Grecia la ri-queza era pública, dicho concepto no era en-tendido en el ámbito de la familia, pero hoy la riqueza y el deseo de lucro es aceptado so-cialmente hace parte de la vida individual y privada, por tanto, tras este cambio bilateral del concepto, los bienes en común no alcan-zan a generar un vinculo psíquico completo, por la ausencia del ánimo de lucro directo36.

El Estado desde hace mucho tiempo, dice Arendt, salió de la esfera de lo público, pues, se ha convertido solo en una maquina em-pleada por una clase o grupo oligarca para administrar sus negocios, y para ello procura reivindicar a los sencillos con la prestación de ciertos servicio, y vendiendo la idea del interés general y el bien común. En tal contexto, los consejos presentan una posibilidad de dinamizar y abolir la viejas formas privatizadas de Estado y los nichos clásicos de control de los partido políticos, ya que, para empezar a participar en ellos-en los consejos-, en primera instancia, no implica

35 Teóricamente el estado de cosas se presenta así, pero en Co-lombia lo público democrático ha sido una etiqueta para imponer intereses individuales de tipo elitista, diríamos capitalista, pero las relaciones producción de este estilo nunca importaron a las elites, solo hasta cuando el Régimen Internacional lo exigió así, y aun con ello, hoy en día podemos ver como hay una gran tipo de relaciones feudales, en las economías regionales de base.

el lucro no solo es entendido como dinerario, también encaja el concepto de lucro en lo sentimental, por ejemplo, en ul-timas sería: obtención de beneficio utilitario

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un lucro directo, hay quienes si procuran ha-cerlo con la intención de iniciar una vida po-lítica para ser ediles, lo cual no tiene nada de raro, porque hasta el momento no ha sido la regla; por otra parte contamos con que la for-mación de este órgano procura la imparciali-dad, lo cual es necesario reconocerlo, porque los partidos políticos apoyan o le apuestan a movimientos juveniles, luego cualquiera que quiera participar en dicho movimiento se ve-ría condicionado a la ideología del partido directa o indirectamente, pero los consejos como instancia formal, garantizan que las in-vestigaciones y direcciones de política públi-cas, sean en nombre de la voluntad popular, la cual representa al final los valores, por los que en occidente se ha luchado tanto en el campo político: la libertad y la igualdad.

Finalmente, dejando de lado el análisis dog-mático de las normas que orientan los conse-jos, porque ese no es el propósito de esta crí-tica, “el por qué” de los consejos, “el cómo” y “el para qué” -sociológico- tiene una variante de respuestas, pero la que nos interesa aquí es resaltar es que son un proceso lento de re-estructuración de la política, sostenidos en la actual forma de administración, porque no podría ser de otra forma37 su “para que”, “él como”: es aprendizaje, así que aun llegando la persona mas ignorante del mundo, el objeto de ella es aprender-sostenemos nuestra pre-misa inicial- y el conocimiento básico, es más una disposición del animus, para apropiarse de lo común Haciendo, un salvamente ini-cial: constantemente estamos aprendiendo, estos procesos, no son los de una enseñanza o capacitación, hacen parte, mas bien, a la in-

37 Segunda ley del cambio estructural de la sociedades: Marx, Critica de la economía política, Introducción.

formación intensa de todos los niveles de la vida, el gran reto en la juventud.

5. Desinterés 8 que los jóvenes no suplan sus expectativas El interés puede ser definido como el fruto, pero en el caso de las relaciones sociales, es la expectativa de fruto. Si se afirma que no hay expectativa de fruto, en el trabajo de los consejeros, debe ser porque no hay vinculo de atadura entre ellos y su trabajo, y como hemos dicho, eso es imposible solucionar ca-balmente sin una transformación o critica in-tegral a la razón de la vida social, individual, y la riqueza, que hoy hace parte del ámbito privado, en todo caso como solución inme-diata debe mediar el altruismo de conciencia en el consejero, que aquello que hace solo es un grano de arena en el mar de un posible sueño de cambio.

6. Falta de incentivos

Consideración genérica: Incentivos n o idóneos para la realización de la acción, ni para el mante-nimiento de la vida material que tiene que sopor-tar cada sujeto económico por su cuentaEn todo caso, sabemos lo imposible del cam-bio inmediato en una sociedad enajenada, por tanto hay que aprovechar la cultura presente para motivar algunos resultados. El proble-ma no está en los incentivos, el problema a nuestro modo de ver, está la oscuridad de las metas. Metas, que, a carencia del compromi-so de administración, ella misma ha sido un impedimento, pues no se trata de solucionar los problemas, se trata de construir y poner

a disposición de los individuos y colec-tivos las herramien-tas primarias para que puedan tomar sus vidas, este tipo de incentivos des-aparecen en medio de oscuras contrata-ciones que no apor-tan en gran manera a la construcción de conciencia, ni gene-ra empoderamiento de las comunidades de sus realidades materiales inmedia-tas.

7. Muchas responsabilidades

Consideración genérica: Un consejero que se empoderé verdaderamente del espacio, necesita para asistir y preparar el tema de las respectivas sesiones, un promedio de 4 horas diarias. Sumado a lo anterior, orgánicamente el decreto 033 del 2001, que regula lo relacio-nado con los consejeros, les asigna más res-ponsabilidades a la preparación y asistencia a las sesiones; lo que sobrepasa la oferta de tiempo con la cual cuenta el joven que parti-cipa en los espacios. La confusión entre la vida pública y la pri-vada trae como consecuencia la eliminación de prioridades según el campo. Toda activi-dad y tarea entra de forma desorganizada en la agenda de cumplimiento de cada suje-to. Esta es la situación actual: el proyecto de vida, como ha sido definido, siempre se en-

marca en un campo de triunfo personal, como hemos dicho, aquello referido al “I am” o común-mente conocido: “el Ego” La responsabili-dad en su sentido común es satisfac-toria, cuando in-cumbe a asuntos a los que el sujeto ha valorado como en-riquecedores o al menos necesarios; de forma contraria,

cuando las responsabilidades se ven como cargas gravosas o al menos exigidas, sin nin-gún fruto aparente, es cuando generan en sujetos un desencantamiento de sus activida-des, esto es tan solo una consecuencia del ar-gumento esgrimido hasta aquí: el desencanto de la vida pública, como un proceso milena-rio, del cual nosotros somos meros resulta-dos. Es por ello que subjetivamente el deber de responder nace en la libertad de obligarse, y se supone que son las personas en su libre autonomía de la voluntad, que deciden obli-garse, luego, qua hayan muchas responsabi-lidades parece ser una consecuencia natural del sujeto que debió haber previsto la capa-cidad natural de sus fuerzas para responder. Pareciendo lógico lo anterior, hay un reparo: el sistema social lanza a todos sus partici-pantes a labores y oficios, que en realidad no son producto de su libre decisión, no obstan-te, hemos aprendido a vivir tolerando dicha carga, en un proceso de construcción de lo público y es espacios masivos de participa-

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ción, que generen encanto a sus participes, es necesario ir encontrando un equilibrio entre los deberes sociales a los que nos hemos vis-to constreñidos y las aspiraciones colectivas. De ir realizando poco a poco éste esquema de diferenciación es posible no considerar nuestras obligaciones y deberes como una suerte que nos tocó vivir, sino como algo que logremos imputar juiciosamente al su-jeto actor, mientras tanto, es necesario creer que podemos superar los afanes de la vida presente, para en el seno de las inconsisten-cias de ésta sociedad crear los parámetros para una mejor.