revista empresa 196
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Nº 196 de la Revista EMPRESA de ACDE - Verano 2009TRANSCRIPT
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2010, un año para recuperar
Editorial
Ser empreSario hoy: una pulSeada
entre el deSencanto y la eSperanza
Ángel Rossi
criSiS y progreSo: el rol
de la dirigencia en latinoamérica
Natalio Botana Julio María Sanguineti
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EMPRESAVer ano 2009
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SUMARIOEMPRESA
Tarifa ReducidaConcesión Nº 1453
Franqueo PagadoConcesión Nº 1277
Número 196Verano 2009
Publicación de ACDE Buenos AiresAsociación Cristiana de Dirigentes de Empresa
Afiliada a la Federación ACDEUNIAPAC de Argentina
directorCarlos G. Garaventa
consejo de redacciónEduardo Aceiro
Celso Enrique ArabettiPablo Bevilacqua
Héctor Mario Rodríguez Gabriela Urey
consejo editorialLuis M. Bameule
Enrique Del CarrilHoracio Diez
Gabriel Mayor
editorEduardo Otsubo
asistente de direcciónPatricia D’Agostino
premio Santa clara de asís 2002
Los artículos reflejan el punto de vista del autor y no necesariamente
el de ACDE
Registro Propiedad Intelectual 731.023Precio del ejemplar: $12.- (S/envío postal)
Suscripción por 4 números(cuatro números, incluye envío postal) Buenos Aires, Interior: $ 80.- Países Limítrofes: U$S 60.- Resto de América: U$S 70.- Europa: U$S 80.- Suscripción estudiantes: $ 50.- Suscripción donación: $ 200.-
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Bolívar 425 - (C1066AAI) Buenos Aires
República ArgentinaTel./Fax: (54 11) 4331-0251
E-mail: [email protected]
3 Editorial 2010, un año para recuperar
6 Reportajes el respeto a las formalidades constitucionales
en un proyecto país Sergio Berenstein
13 Ética reflotar la ética económica Alejo José G. Sison
26 Institucional Visión de la rSe desde acde-uniapac José María Simone
28 Política crisis y progreso: el rol de la dirigencia
en latinoamérica Gabriel J. Zanotti • “Democracias consolidadas, mercados competitivos y
sociedades cohesionadas” Natalio Botana
• “El valor de la continuidad para un proyecto país” Julio María Sanguineti
•Algunas notas del diálogo
37 Empresa mercado laboral, conflicto y bienestar humano Marcos Gallacher
40 Organización la capacitación como descubrimiento Gustavo López Espinosa
42 Empresa Ser empresario hoy: una pulseada
entre el desencanto y la esperanza Ángel Rossi
47 Empresa el impacto ambiental
de las decisiones empresarias Eduardo R. Alsina
51 Institucional XViii Jornada anual grupo Joven acde ¿Quién querés ser? ¿Qué vas a hacer? Gabriela Urey
54 Desde España crimen y castigo Miguel Aranguren
56 Institucional reconocimiento revista empresa
57 Del archivo la necesidad de líderes en tiempos de crisis Egon S. Zehnder
63 Institucional Segunda Reunión Anual Interna de Socios 2009 “continuemos conociéndonos e
involucrándonos”
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2010, un año para recuperar
“Que en la acción no perdamos el silencio, en la cruz no perdamos la
alegría y en la lucha no perdamos la esperanza”.
(Cardenal Eduardo Francisco Pironio)
El 2009, lamentablemente, ha sido un año en el cual los argentinos perdimos muchas oportunidades. El Gobierno, de entender o aceptar el contundente mensaje de las urnas; la oposición y los líderes sociales, de dejar de lado individualismos para unirse detrás de una agenda común y re-encauzar la Nación, que sigue retrocediendo a ex-pensas de la pobreza física y moral de muchos. Un año donde el mundo esperaba de nosotros señales de unidad en el progreso y, en cambio, le trasmitimos mensajes de se-paración, falta de precisión en nuestros objetivos y, expresiones groseras pronunciadas por argentinos que, por su posición social o política, debieron dar el ejemplo.
Fue un año de peligrosa crispación, violencia social y desorden público. Los argentinos nos sumimos en un estado de agobio, falta de esperanza y nervios que se nota en los lugares públicos y en los ámbitos privados. El insulto y la descalificación del otro se encuentran a la orden del día. Necesitamos una voz como la de Catón el Joven en el Senado, cuando la República romana comenzaba a recorrer el camino de su decaden-cia que desembocó en el autoritarismo imperial. Dijo entonces: “Ha mucho que se han perdido en Roma los verdaderos nombres de las cosas, porque al derramar lo ajeno se llama liberalidad, al arrojarse insultos y maldades, fortaleza; a tal extremo ha llegado la república”. (Cayo Salustio, La conjuración de Catalina).
En nuestro país la ciudadanía asiste impotente a la mala utilización de cuantiosos fon-dos previsionales –que pertenecen a quienes han ahorrado toda la vida en pos de una digna vejez- para repartir subsidios y créditos blandos a sectores elegidos con criterios electorales o a solventar el clientelismo político disfrazándolo de programas asistencia-les. Así también se pone en peligro el objetivo de la necesaria asignación universal para la niñez y su financiación que se hace indebidamente con cargo a los fondos previsio-nales. El dinero de los jubilados se derrama en objetivos inmediatos y de acuerdo con criterios a corto plazo de manera discrecional y arbitraria.
También escuchamos descalificaciones e insultos que intercambian políticos, deportistas y personas públicas de diferentes sectores. No hemos comprendido que la democracia se construye con el respeto a quien piensa distinto. Vale la pena citar palabras recientes
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de la Presidente de Chile, no sólo por su investidura sino por su trágica historia pasada: “Podemos ser tremendamente distintos, podemos ser adversarios políticos, podemos discutir con pasión un argumento, pero sabemos que, en definitiva, somos capaces de construir una relación racional, sensata y democrática en la sociedad”. (La Nación del 8 de noviembre de 2009, sección “Enfoques”).
Hemos mencionado solo algunas de las causas principales de la crispación y la desespe-ranza que vivimos y que han impedido unirnos en el esfuerzo para restaurar la ética y la confianza, fortalecer las instituciones, combatir la pobreza y la exclusión, y crear las condiciones para el desarrollo económico y progreso social. Cada cual parece sumido en un “sálvese quien pueda”.
El año 2010, más allá del Bicentenario, nos desafía para ver si es posible generar nuevos liderazgos y templar una unión de ideas, conductas y políticas de Esta-do para la educación, el respeto, el fortalecimiento de nuestras instituciones, el combate racional y efectivo contra la pobreza, la inseguridad y otros problemas acuciantes que no es el caso enumerar aquí. Ese es el desafío y contamos con herramientas para ponernos a trabajar. Ya no basta con buscar el mal menor; se requieren soluciones genuinas a la decadencia argentina.
En el 2010 contaremos con un Parlamento integrado en forma plural que debe refun-dar el diálogo, el debate y cumplir con su misión de control del Poder Ejecutivo utilizan-do los resortes que la Constitución le otorga y la capacidad de iniciativa para instaurar una legislación progresista en el verdadero sentido de la palabra.
Ese Parlamento puede, entre otras cosas, afianzar la independencia del tercer Poder: el Judicial, si comprende que es imprescindible reformar el Consejo de la Magistratura para que asegure mecanismos de selección de jueces basados en la idoneidad, como también sistemas de remoción que tiendan a purificar la Justicia sin alterar su necesaria estabilidad.
Todos, ACDE también, debemos alzar la voz para la denuncia de aquellos actos o po-líticas que, directa o indirectamente, ataquen libertades esenciales como la de prensa o contribuyan a la crispación ciudadana mediante una forma de ejercer la política en las calles o el “apriete” de quienes detentan el poder formal o real.
Pero también deberemos aportar propuestas de políticas de Estado dejando de lado intereses corporativos para fijar el objetivo en el bien común. Solo podrá lograrse esa finalidad si las organizaciones de la sociedad encaran un trabajo serio y constante tendiente a construir puentes que unan la diversidad de objetivos y pensamientos que se manifiesta en la dirigencia argentina. Hoy esos puentes están quebrados y esa es la razón de las descalificaciones, insultos y cursos de acción individualistas que nos están sumiendo en un panorama cívico lamentable.
ACDE, formada por personas físicas plurales y no por empresas, y por ello sin intereses sectoriales, constituye y se ofrece como un espacio propicio de debate y articulación de consensos básicos, de una visión de país y de una agenda de políticas públicas, com-partidos por empresarios, dirigentes sociales y políticos
La cita de nuestro querido y recordado pastor que encabeza estas líneas debe
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ser, para nosotros empresarios cristianos, una guía útil de nuestro compromiso para el 2010 y más allá:
• “Que en la acción no perdamos el silencio…”: actuemos, hagamos, escuche-mos a otros, escuchemos a Dios y nuevamente, hagamos por el país.
• Que “en la cruz no perdamos la alegría”: porque la Cruz de Cristo es la cruz del esfuerzo, de la responsabilidad y del compromiso Y allí encontraremos la alegría que engrandece y repone fuerzas.
• Que “en la lucha no perdamos la esperanza”: seguramente no se han cum-plido las expectativas que teníamos al fi nalizar el 2008, pero no podemos darnos el lujo de resignarnos o dejarnos tentar por el odio o la violencia. Vivimos tiempos his-tóricos que requieren trabajo, silencio constructivo, alegría fortifi cante, dolores por el otro y por los propios, tiempos para confi rmar lo que es y debe ser un dirigente empresario, político o social en un país que quiera ser Nación.
Es hora para el espíritu del hombre y la mujer que escucha a su conciencia, al siempre vigente confl icto entre el querer, el deber y el poder para que triunfe el deber. Un país y un momento en el que ACDE aspira y se compromete a ser santuario y propuesta viva de valores, ideas, aportes, inteligencia al servicio de todos, solidaridad como ac-ción y como invitación a mirar a quienes nos miran esperando que no les fallemos. Es el espíritu la riqueza mayor del dirigente de empresa, sin excusas ni dobles discursos, con Cristo como modelo de unidad de conducta, pública y privada, declamada y vivida con coherencia. Será el triunfo del espíritu.
“Cristo da siempre al hombre luz y fuerza para responder
a la máxima vocación a la que ha sido llamado”
(Juan Pablo II)
presidente Adolfo Ablático
Vicepresidente 1º Mariano Bravo
Vicepresidente 2º Eduardo López Rivarola
Secretario Pablo Taussig
pro Secretario David Bertagni
tesorero Tomás Elewaut
pro tesorero Federico Quintana
asesor doctrinal Alejandro Llorente
director ejecutivo Alejandro Tonnelier
CONSEJO DIRECTIVO a c d e B u e n o s A i r e s 2 0 0 9
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r e p o r t a j e s
Sergio Berenstein
El respeto
a las formalidades constitucionales en un proyecto país
Licenciado en Historia (UBA).
PhD y Master en Ciencia Política,
(University of North Carolina at Chapel Hill). Profesor de la
Universidad Torcuato Di Tella y Andrew
Mellon Visiting Professor Duke
University. Director de Poliarquía Consultores.
“Entiendo que la gente esté enojada con la democracia y con este gobierno, pero no hay que perder de vista las cosas que la Argentina logró, al margen de la actual administración: democracia, libertad de expresión… No es perfecta ni mucho menos, pero lo que tenemos es importante; e insisto que hay que empezar a respetar las formalidades. Si respetáramos las formalidades constitucionales, estaríamos hablando de otro país”, señaló Sergio Berenstein, durante la entrevista concedida a EMPRESA.
Con él conversamos, para compartir su mirada acerca del rol del nuevo Parlamento y de la realidad política e institucional que vive nuestro país.
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Los resultados electorales de 2009 no han hecho más que confirmar la intención de voto que Poliarquía pronosticara previo al acto eleccionario; lo que ha prestigiado la seriedad, la metodología y el procesamien-to de la información de la consultora que Berenstein dirige. El disparador de este encuentro fue conocer su visión sobre el nuevo Congreso; a partir de allí la charla nos fue llevando hacia el sistema de repre-sentación política, la democracia y el hiper-presidencialismo, los partidos políticos, el Estado y el papel de los empresarios.
Con la renovación legislativa de diciembre el Parlamento presentará un nuevo mapa de representación política. ¿Qué lectura realiza de este nuevo escenario por venir?
Berenstein: - La conformación del nuevo
Parlamento va a traer algunos cambios. La
presencia de la oposición va a ser mucho
más nítida y más fuerte, y esto va a dar la
posibilidad de enfrentar algunos temas o
plantear algunas discusiones en algunas
cuestiones que el Gobierno claramente no
quiere debatir. Todavía hay una cuestión
pendiente sobre si la oposición va a recla-
mar la presidencia en la Cámara o no. Al
margen de que eso ocurra, esa especie de
vacío, que se evidenció luego de las eleccio-
nes, justamente por las diferencias perso-
nales y políticas entre los principales refe-
rentes de la oposición, no se va a solucionar
del todo; pero el clima parlamentario le va
a dar una presencia relativamente mayor.
Ahora bien, el sistema político argentino
es hiperpresidencialista. La presidencia
tiene muchas herramientas para mantener
el control de la agenda pública, indepen-
dientemente de las mayorías relativas del
Parlamento, con lo cual, honestamente,
yo no espero que, por lo menos hasta el
año próximo, haya muchas modificaciones
de fondo. En definitiva, hay una mayoría
relativamente mayor de la oposición, pero
no determinante. La Presidenta todavía va
a tener bastante terreno el año que viene
como para seguir manejando el control de
la política, a menos que el gobierno cometa
muchos errores.
¿Cuáles son las demandas y las expectativas que percibe en la sociedad frente a este nuevo Congreso?
- La verdad es que la sociedad no le exige al
Congreso en particular porque, justamente,
la visión presidencialista hace que las de-
mandas estén sobre todo orientadas hacia
el gobierno, hacia los Ejecutivos. Y esto se
reproduce no solamente a nivel nacional, sino
también a nivel provincial e incluso comunal.
Los representantes de pueblo son importan-
tes, pero el pueblo espera que las respuestas
las de la política. Y la política, para la gente,
son los Ejecutivos. Esta concepción hiperpre-
sidencialista a que hicimos referencia viene
desde la política y desde la sociedad.
Lo que se busca de la oposición, no del
Congreso, es que le ponga límites a los
Kirchner: que de alguna manera evite esta
especie de maximización del conflicto para
demostrar que todavía tiene poder. Pero no
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es una exigencia al Congreso, sino a la opo-
sición en particular. La bronca de la gente
hacia la oposición se resume de la siguiente
manera: “Te voté y, sin embargo, no pasa
nada, y estamos peor que antes”.
Los tiempos y el calendario político no son
muy entendidos por la sociedad, y da la
sensación de que la oposición no está pre-
parada para jugar con los Kirchner. Esa es la
dinámica…
Hace un tiempo se posicionó en el debate el concepto de democracia formal, tra-ducida en: “Mantengo un Parlamento, una oposición y a algunos medios funcionando. Todo ello cubre las formalidades de la de-mocracia; pero después, ya sea por medio de legislación o de la chequera, controlo esa oposición, a la prensa y a los resortes de la Legislatura de manera que de la democracia solo queda el nombre”. ¿Es esto tan así en la realidad política argentina?
- Estoy totalmen-
te en contra de
esta apreciación.
Primero, las cues-
tiones formales
de la democracia
son sustantivas y
espectacularmente
importantes. Sin
formalidad no hay
democracia. Sin las
reglas formales es
imposible jugar un
juego democrático.
No hay democra-
cia profundizada
o sólida sin una
formalidad respe-
tada a rajatabla.
La formalidad de la democracia no implica
únicamente el acto electoral, no se reduce
a eso; pero sin elecciones es imposible que
haya nada parecido a lo democrático. Si
no, pregúntenle a los cubanos si votar es
importante o no. O a los argentinos antes de
1982…
Vale decir, el voto sigue siendo el instru-
mento fundamental en la construcción
del poder político, lo cual no quiere decir
que uno esté tranquilo o que justifique los
intentos de manipulación del voto, las redes
clientelares, o los intentos de cooptar o
influir en los medios de comunicación o en
los empresarios.
Viejas usanzas en la historia política argentina…
- Este no es el primer gobierno que coopta
gente o que tiene redes clientelares, ni va
a ser el último. Uno no está de acuerdo,
pero esto siempre ocurrió tanto en gobier-
nos democráticos como autoritarios, de
izquierda o de derecha Tampoco diría que la
chequera compra todo, ni en la Argentina ni
en ningún lado. La chequera puede comprar
un voto en el margen, no más.
Entiendo que la gente esté enojada con la
democracia y con este gobierno, pero no hay
que perder de vista las cosas que la Argen-
tina logró, al margen de la actual adminis-
tración: democracia, libertad de expresión…
No es perfecta ni mucho menos, pero lo que
tenemos es importante; e insisto que hay
que empezar a respetar las formalidades. Si
respetáramos las formalidades constitucio-
nales, estaríamos hablando de otro país.
El kirchnerismo es algo mucho más sofisti-cado que eso, mucho más que la manipula-ción de las reglas y del dinero…
- Ciertamente. A uno le puede gustar o no,
pero decir eso es no entender la naturaleza
compleja del fenómeno y no entender que
fue muy popular durante mucho tiempo.
¿Fue por cuestiones populares o por cuestio-
nes vinculadas a la ausencia de poder pre-
via? Tal vez, pero no fue un fenómeno que
llegó de pronto ni que cayó sobre la Argenti-
na como si fuéramos marcianos. A Cristina
Kirchner, la gente la votó; libre y justamente.
Y tiene legitimidad hasta el 2011…
¿Y qué le aconsejaría, en concreto, a los nuevos parlamentarios para que, rápida-
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La verdad es que la sociedad no le
exige al Congreso en particular porque,
justamente, la visión presidencialista
hace que las demandas estén sobre
todo orientadas hacia el gobierno, hacia
los Ejecutivos. Y esto se reproduce no
solamente a nivel nacional, sino también
a nivel provincial e incluso comunal.
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mente, rescaten el valor de sus investiduras de Diputados y Senadores de la República Argentina?
- Es cierto que el papel de representante del
pueblo está bastante devaluado. Más, el de
Diputado que el de Senador. Y esto es bastan-
te complejo. En primer lugar, el Poder Legis-
lativo, en su conjunto, no va a tener un rol
más importante en la Argentina en la medida
que continuemos con esta estructura hiper-
presidencialista. Es decir, uno puede juntar
a los mejores parlamentaristas del mundo,
meterlos en el Congreso argentino, y no va a
mejorar demasiado. El consejo que les daría
es que hay que atenuar el presidencialismo.
En este sentido creo que vale la pena men-
cionar que los intentos válidos y honestos,
de los Constituyentes de 19’94, de mitigar el
presidencialismo fracasaron. Hoy este tema
se presenta como una asignatura pendiente
que debe corregirse en su estructura.
No vamos a poder recuperar la investidura o
el prestigio de los cargos electivos, en la me-
dida en que la política, como tal, no recupere,
a su vez, investidura y prestigio. Es muy difícil
que el Congreso tenga visibilidad y presencia
mientras que la política sea vista como parte
del problema y no como parte de la solución.
Me parece que eso merece un debate y una
reflexión más amplios, y son dos cuestiones
que pasan por fuera del Congreso.
Agregaría dos temas pendientes, relaciona-
dos con el funcionamiento del Cuerpo, que
ameritan una revisión: debería existir una
oficina de Presupuesto dentro del Congreso,
que tenga la capacidad para controlar cómo
el Ejecutivo gasta el dinero de los contri-
buyentes, y de este modo evitar desvíos
o discrecionalidades en el Gasto Público.
Además, hay que mejorar el staff de los
Diputados: las Comisiones deberían ser ele-
gidas por concursos, estar conformadas por
personas muy calificadas, que den continui-
dad a lo que hacen los senadores y los dipu-
tados. Lo único que no podemos cambiar es
lo que elige la gente porque eso es legítimo,
nos guste o no. Pero esto no impide darles
todo el entorno para que puedan hacer las
cosas bien.
¿Cómo cree que se puede mitigar ese hiperpresidencialismo?
- Los sistemas presidencialistas son poco
flexibles. Por ejemplo, hay cambios de
mayorías en el Congreso y esto no se refleja
automáticamente en las políticas públicas.
Por eso los sistemas semi presidencialistas
o, directamente, los sistemas parlamen-
tarios, pueden tener mayor flexibilidad
para hacer estos cambios sin que ocurran
situaciones inéditas como las que vivimos
hoy cuando contamos en la opinión pública
con una minoría aprobatoria de la tarea de
gobierno, y con un gobierno con poder so-
bredimensionado, a pesar de haber perdido
mucho apoyo popular.
¿Se pueden implementar cambios sin nece-sidad de modificar la Constitución?
- Sí, infinitos; por ejemplo, se puede regla-
mentar de una manera diferente la figura
del Jefe de Gabinete, que fue pensada como
un Primer Ministro hacia una obligada a dar
cuentas en audiencias y en conferencias de
prensa abiertas. Se puede tener una oficina
de presupuesto en el Congreso, a través de
un ente autónomo, totalmente indepen-
r e p o r t a j e s
El Poder Legislativo, en su conjunto, no va a tener un rol más importante
en la Argentina en la medida que continuemos
con esta estructura hiperpresidencialista.
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diente, conformado por profesionales, que
controle de manera efectiva y en tiempo
real cómo gasta el Ejecutivo. Se podría dar
autonomía a las provincias; más del 70%
del gasto público lo gasta el presidente de la
Nación. O cambiar la ley de coparticipación.
En la medida que uno otorgue autonomía a
otros actores políticos, los errores del Ejecu-
tivo van a tener un impacto mucho menor.
Los instrumentos se pueden discutir, pero lo
principal son los objetivos para mitigarlo.
Hablamos del Parlamento pero, en definitiva, el cuestionamiento que se plantea hace al sistema de representación en la Argentina…
- Los partidos en la
Argentina nunca
fueron fuertes como
organizaciones, pero
sí creando identida-
des políticas: socia-
listas, desarrollistas,
comunistas, etc. Los
partidos siempre
fueron endebles, en
parte, por la diná-
mica de la inesta-
bilidad política; en
parte, porque ningu-
na organización es
demasiado sólida
en la Argentina. Lo
cierto es que en este
contexto lo que se
ve es que no tene-
mos partidos políti-
cos, sino cadáveres de partidos políticos; en
realidad tenemos personas, políticos, pero
no partidos. Hay una crisis de representa-
ción muy profunda en la Argentina por la
debilidad estructural de estos partidos, y la
crisis de 2001 los pulverizó aún más.
Churchill señalaba la contradicción existente entre las enormes exigencias que hay para la democracia y lo poco que se practican esos recaudos en las estructuras de in-termediación de este sistema, que son los partidos políticos.
- Churchill estaba en una situación muy
distinta porque él tenía estructuras par-
tidarias que estaban oligarquizadas, en el
buen sentido de la palabra, y que no cum-
plían del todo su función de, básicamente,
identificar issues, seleccionarlos y ordenar
un poco las prioridades de la sociedad, muy
ligadas a intereses determinados que do-
minaban el debate. Eso es cierto. Me parece
que es inaplicable la expresión porque no
tenemos partidos, o los que tenemos están
muy fragmentados. Hay más de 700 for-
malmente, pero importantes, dos o uno y
medio…
No es la falta de calidad de los actores lo
que favorece que haya más hegemonía. Por
el contrario, es cómo uno pone causa-efec-
to: hay una política, básicamente cleptoma-
níaca, con muchísimos cazadores de rentas
a su alrededor: sindicalistas, piqueteros,
empresarios. Esa es la matriz del poder.
Los costos de ingreso son enormes porque
el que quiere entrar tiene que resignar, por
ejemplo, sus valores morales, si es que los
tiene. Tiene que estar dispuesto a que la
familia lo mire como si fuera parte de un
sistema corrupto. Es muy difícil. De he-
cho hay mucha gente que intenta entrar y
sale eyectado porque no transa, porque no
puede, y porque no convalida prácticas que
son, básicamente, mafiosas.
¿Qué nivel de corrupción uno debe estar dispuesto a tolerar?
- Esa es la pregunta que se tiene que hacer
uno si quiere entrar en política. Si uno
denuncia este sistema, está afuera; caso
contrario, es cómplice. Tanto quien entra
como quien sale son cómplices porque no
lo denuncian. Es un equilibrio muy difícil de
romper, y hasta puede no romperse nunca.
La pluralidad de movimientos sociales, algunos convertidos en agente de acción directa con el respaldo de fondos oficiales, ¿obstaculiza la consolidación de un sistema de representación más transparente?
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La presidencia tiene muchas
herramientas para mantener
el control de la agenda pública,
independientemente de las mayorías
relativas del Parlamento, con lo cual,
honestamente, yo no espero que, por
lo menos hasta el año próximo, haya
muchas modificaciones de fondo.
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r e p o r t a j e s
- Hasta ahora la experiencia
dice que el clientelismo es una
condición necesaria para que los
populismos sostengan su poder,
pero no suficiente. Ejemplos
abundan. Tal es el caso de Chi-
che Duhalde -y Las Manzane-
ras- que terminó perdiendo en
1997 contra Gabriela Fernández
Meijide, una profesora de fran-
cés que vivía en Barrio Norte y
que no era una líder popular ni
mucho menos. Cuando la gente
no te quiere votar, no te vota.
El clientelismo me parece una
perversidad absoluta y, efecti-
vamente, es un obstáculo, pero
tampoco es determinante.
El valor que preside el Estado constitucional debiera ser la legalidad. Si empezamos a ser irreverentes con la ley y no la respeta-mos, ¿no caemos en la fuerza? El auge de manifestaciones corporativas que avanzan de manera cada vez más violenta en calles y espacios públicos, ¿no da razón a esta afirmación?
- Nunca tuvimos un buen Estado y tampoco
lo tenemos ahora. Las manifestaciones de
esta ausencia de legalidad y de legitimi-
dad eran diferentes en el pasado, pero el
tendón de la coyuntura es el mismo: hay
un subdesarrollo institucional. Es decir, la
infraestructura institucional argentina es
inadecuada y se manifestaba antes, de una
manera más sesgada hacia la represión y
ahora, más sesgada hacia la tolerancia, a
acciones de rebeldía y hacia manifestacio-
nes callejeras.
Frente a una sociedad que manifiestamente
ha fracasado en generar mecanismos de
inclusión social y que, entre otras cosas,
no cumple con preceptos institucionales
(trabajo digno, vivienda), alguien que perdió
todo, ¿puede protestar? Sí. Si protesta por
métodos democráticos (va al Congreso, va al
debate, presenta un proyecto de ley, manda
una carta a un diario, debate con un políti-
co), ¿alguien puede argumentar que eso tie-
ne algún efecto?, no. Si corta la calle, ¿logra
algo? Entonces, el problema es que hay un
sistema que no funciona. El reclamo de esta
gente refleja un fracaso del Estado.
En nuestro país no hay registro de que los partidos llamados democráticos lograran, de manera consensuada y racional, modernizar y hacer eficiente el aparato del Estado. En el contexto actual de nuestro país, ¿cómo trabajar para revertir esta tendencia?
- ¡Qué buena pregunta! La verdad es que
hay que mirar a largo plazo y ponerse
objetivos realizables. En general, los ciclos
de modernización y de crecimiento se
disparan cuando uno promueve algunos
núcleos neurálgicos que, eventualmente,
son generadores de ciclos virtuosos. Ningún
ciclo es perfecto, pero cuando uno tiene
como building blocks, la cosa empieza a
funcionar. La Generación del 80 lo hizo, por
ejemplo, con el orden, la administración, la
educación, la infraestructura; y la verdad es
que funcionó.
Podemos trabajar en cinco o seis puntos,
pero, ¿garantiza esto supervivencia a largo
plazo? No. Aquel sistema, que funcionó
muy bien durante cuarenta o cincuenta
Berenstein: “No vamos a poder recuperar la
investidura o el prestigio de los cargos electivos,
en la medida en que la política, como tal, no recupere investidura y prestigio. Es muy difícil que el Congreso tenga visibilidad y presencia
mientras que la política sea vista como parte
del problema y no como parte de la solución. Me parece que eso merece
un debate y una reflexión más amplios y son dos
cuestiones que pasan por fuera del Congreso”.
Página 12 EMPRESA Nº196
años, derrapó porque siempre hay que estar
mirando lo qué está demandando la socie-
dad, etc. Creo que es un problema de infra-
estructura institucional. Lo interesante es
que hasta hace veinte años no eran muchos
los países que la habían construido.
Hoy es mayor el número de países que vi-
niendo de un estadio similar a la Argentina
fueron generando algo diferente. Países de
la región, como Chile, Uruguay, Brasil -de a
poco-, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Australia,
Canadá, algunos países del Este…
Entrar en la Unión Europea exige una serie
de reformas y de orden, políticas sociales y
legales, que implican cambios importantes
en la capacidad de los Estados. Podemos
tomar, como ejemplo, el caso de Hungría. El
país tuvo que crear un Poder Judicial, que
hasta ese momento no tenía: copió siste-
mas de información, capacitó personas,
armó una infraestructura, miró jurispru-
dencias…De ese modo se evita, al comienzo,
tener grandes dificultades y con el tiempo
se va generando la dinámica. Esos proyectos
salieron muy bien. Su motivación era entrar
en la Unión Europea.
¿Y la motivación de la Argentina?
- Debería ser salir de la decaden-
cia, por ejemplo. Pero, ¿por qué
no mejorar la calidad del aparato
estatal? Porque la incapacidad
del Estado es un recurso político
para estos políticos cleptómanos,
para hacer lo que quieren. Si uno
tiene un Estado lo suficiente-
mente fuerte, eso implica límites,
conlleva no poder poner una ta-
rifa con el precio antojadizo. Por
eso el Estado no mejora. Porque
un Estado incapaz y corrupto
es funcional a esta manera de
entender la política.
¿Cómo puede ayudar la visión y el compromiso empresario en estos objetivos?
- De múltiples maneras. Primero, formando
personas. Segundo, con un compromiso por
mejorar la calidad del debate. Hay múltiples
aspectos que son importantes y que se pue-
den complementar bien. Si mañana tuvié-
ramos la oportunidad de armar el gabinete
“Dream Team”, necesitaría gente en Política
Exterior, Seguridad Nacional, Educación, Sa-
lud, Medioambiente, Infraestructura. Y si me
acercara a una empresa a pedir este capital
humano, no lo conseguiría. Porque tiene gente
que sabe de bancos, de sus áreas de compe-
tencia pero sin experiencia de gestión pública.
El sector tiene la oportunidad de conformar
un plantel de gente pluralista, muy profe-
sional, con mucha experiencia y que tenga,
por lo menos, planes contingentes en caso
de que les pidan estas personas. Esto no lo
puede hacer la política porque no le conviene,
no lo pueden hacer las universidades por su
dinámica, y si no lo hace el sector privado, no
lo va a hacer nadie. El talento está, pero hay
que saber usarlo, hay que financiarlo, darle
recursos, traerlo del exterior. En definitiva, el
desafío es poder sumarlos.
Eduardo Otsubo
El voto sigue siendo el instrumento fundamental
en la construcción de poder político, lo cual
no quiere decir que uno esté tranquilo o que
justifique los intentos de manipulación del voto,
las redes clientelares, o los intentos de cooptar o
influir en los medios de comunicación o en los
empresarios.
r e p o r t a j e s
Verano 2009 Página 13
e m p r e s aé t i c a
reflotar la ética económica
alejo José g. Sison
“La ética de los negocios, que necesita este mundo globalizado, es la que promueva no sólo las virtudes de verdad y justicia, sino sobre todo la virtud de la caridad o del amor,
entendido como don de uno mismo”, sostiene Sison.
El autor profundiza en la línea doctrinal de la última encíclica Caritas in veritate, y subraya la claridad expuesta por Benedicto XVI al definir la verdadera jerarquía de las
instituciones, las disciplinas y los objetivos sociales, vinculándolos al orden y a la armonía de las virtudes, y nos invita a nutrirnos de los aportes que este documento ofrece hacia
un sistema moral de referencia en la economía.
Y concluye: “Lo que Benedicto XVI sugiere, esencialmente, es que cuando se discuta sobre ética en los negocios, y surja esta extraña pregunta: ‘¿Qué tiene el amor que ver
en esto?’, la respuesta inmediata sea: ‘¡Todo!’”.
Alejo José G. Sison es Profesor Titular de Filosofía en la Universidad de Navarra. Su último libro se titula Corporate Governance and Ethics: An Aristotelian Perspective (Edward Elgar, 2008). Reproducido de Aceprensa.
La actual crisis económica ha puesto de
relieve que el olvido de la ética en los ne-
gocios puede ser terriblemente destructivo.
Pero ¿qué ética necesitamos? La última en-
cíclica de Benedicto XVI, Caritas in veritate,
ofrece una perspectiva que va más allá de
los típicos enfoques que a menudo predo-
minan en este campo.
A lo largo de los últimos cuarenta años, la
ética de los negocios ha pasado de ser lo
que algunos consideraban una moda pasa-
jera a convertirse en una industria artesa-
nal global en la que todo el mundo quiere
meter baza. Resulta entonces tranquiliza-
dor leer que, si bien “se está extendiendo la
conciencia de la necesidad de una respon-
sabilidad social más amplia de la empresa”,
“no todos los planteamientos éticos que
guían hoy el debate sobre la responsabi-
lidad social de la empresa son aceptables
según la perspectiva de la doctrina social de
la Iglesia” (Caritas in veritate, en adelante
CIV, 40). “Conviene”, en consecuencia, “ela-
borar un criterio de discernimiento válido,
pues se nota un cierto abuso del adjetivo
‘ético’… hasta el punto de hacer pasar por
éticas decisiones y opciones contrarias a
la justicia y al verdadero bien del hombre”
(CIV, 45).
Enfoques de ética de los negocios
Desde el punto de vista de la Iglesia, ¿qué
sería un “sistema moral de referencia” para
los negocios? La encíclica propone los si-
guientes indicadores. Primero y principal,
tendría que ser compatible con el dato de
la creación del hombre “a imagen de Dios”
(Gen. 1,27), de lo que se deriva “la inviolable
dignidad de la persona humana, así como el
valor trascendente de las normas morales
naturales” (CIV, 45). ¿Cómo responden las
principales teorías sobre la ética empresa-
rial a este requisito?
El pensamiento utilitarista o consecuen-
cialista, que informa actualmente una
buena parte de la ética de los negocios, ig-
Página 14 EMPRESA Nº196
nora casi por igual “la inviolable dignidad
de la persona humana” y “el valor trascen-
dente de las normas morales naturales”
(CIV, 45). Según estas teorías, la justifi-
cación última de los negocios se hallaría
en que sus consecuencias resultaran de
probada “utilidad” para quien los hace, si
bien tal “utilidad” podría ser objeto de in-
terpretaciones.
Aunque normal-
mente se mide en
términos de benefi-
cio, poder o placer,
podría representar
asimismo “lo que
favorece al medio
ambiente” o “lo
que promueve mi
agenda social”, por
ejemplo. No hay
una “dignidad in-
violable” en otros
seres humanos,
que existen solo
en cuanto sirven a
un fin o a un propósito que hemos querido
asignarles. Tampoco es posible conferir
sentido al “valor trascendente de las nor-
mas morales”, puesto que no existe nada
éticamente relevante más allá de aquella
“utilidad”.
Por otro lado, los enfoques de tipo deonto-
lógico, o que tienen en cuenta los derechos
de las partes interesadas en una iniciativa
de negocio, aunque concuerdan en princi-
pio con la dignidad del ser humano y con
la trascendencia de las normas morales, no
tienen en cuenta sin embargo la premisa
principal de un hombre creado a imagen
de Dios. Por el contrario, se muestran es-
cépticos respecto a cualquier fundamento
posible para la dignidad humana, excepto
quizá por la presunción de racionalidad y
de autonomía. Esto explica la naturaleza
autorreferencial de la mayor parte de su
razonamiento –accesible y convincente solo
para quienes han sido antes conveniente-
mente iniciados–.
El beneficio como medio
Sorprende en un documento papal la fre-
cuente referencia al beneficio y a su función
precisa: “La ganancia es útil si, como medio,
se orienta a un fin que le dé un sentido,
tanto en el modo de adquirirla como de
utilizarla. El objetivo exclusivo del beneficio,
cuando es obtenido mal y sin el bien común
como fin último, corre el riesgo de destruir
riqueza y crear pobreza” (CIV, 21).
Ciertamente, la ganancia en sí no es despre-
ciable (CIV, 38), ni se excluye del ámbito de
los objetivos legítimos de los negocios (CIV,
46). Simplemente se nos previene contra el
hecho de procurarla como fin en sí misma,
en vez de como un medio para alcanzar
fines humanos y sociales. Más aún, se nos
advierte del riesgo de caer en la trampa de
la especulación financiera para una ganan-
cia a corto plazo (CIV, 40), y de creer que la
maximización del beneficio es la única ra-
zón de ser de los negocios (CIV, 71).
Si las ganancias están correctamente con-
cebidas como medios e instrumentos, ¿para
qué fin ulterior o propósito podrían servir?
La respuesta es el bien común: “un bien
relacionado con el vivir social de las perso-
nas”; “el bien de ese ‘todos nosotros’, forma-
do por individuos, familias y grupos inter-
medios que se unen en comunidad social”
(CIV, 7). Una expresión equivalente es el
“desarrollo humano integral” del que habló
Pablo VI en la Populorum progressio.
Una visión compleja del desarrollo
Como ha reconocido el propio Benedicto
XVI, la visión de Pablo VI sobre el desarrollo
humano es una visión compleja (cf. CIV, 21).
Como rechazo de lo negativo, consiste en
liberarse del hambre, de las privaciones, de
las enfermedades endémicas y del analfa-
betismo. En su dimensión positiva, requiere
de todas las personas una “participación
activa y en condiciones de igualdad en el
proceso económico internacional; desde el
e m p r e s aé t i c a
Lo que Benedicto XVI sugiere,
esencialmente, es que cuando se discuta
sobre ética en los negocios y surja esta
extraña pregunta: “¿Qué tiene el amor
que ver en esto?”, la respuesta inmediata
sea: “¡Todo!”.
Verano 2009 Página 15
punto de vista social, su evolu-
ción hacia sociedades solidarias
y con buen nivel de formación;
desde el punto de vista político,
la consolidación de regímenes
democráticos capaces de asegu-
rar libertad y paz” (CIV, 21).
En este esbozo se encuentra
implícito el desafío de articu-
lar esas múltiples esferas de
la acción humana y los bienes
específicos en un todo integral.
He ahí donde reside, según creo,
la esencia de lo que distingue la
contribución de Benedicto XVI a
esta discusión.
En Caritas in veritate, el Papa
define la verdadera jerarquía de las institu-
ciones, las disciplinas y los objetivos socia-
les vinculándolos al orden y a la armonía
de las virtudes. Si la verdad existe, no puede
entonces valer cualquier opinión o acuerdo
ético acerca de las diferentes esferas que se
solapan en la actividad humana. Sólo aque-
llos que respetan la verdad permitirán que
florezcan las virtudes de caridad y de justi-
cia, proporcionando a todas las personas un
desarrollo humano integral o bien común.
El mercado y el Estado
En la base de esta estructura social está el
mercado, la institución creadora de rique-
za y objeto de estudio de la Economía. A
pesar de su importancia, se nos recuerda
que el mercado no existe “en estado puro”
ni puede ser invocado para resolver todos
los problemas sociales (cf. CIV, 36). Sería
igualmente “equivocada la visión de quie-
nes piensan que la economía de mercado
tiene necesidad estructural de una cuota de
pobreza y de subdesarrollo para funcionar
mejor” (CIV, 35). Sin duda alguna las tran-
sacciones comerciales deben ser conformes
con la “lógica del intercambio”, con el “dar
para tener” (cf. CIV, 39), pero esa es sólo una
dimensión de la virtud de la justicia, de la
justicia conmutativa (cf. CIV, 37). Los inter-
cambios del mercado implican, ante todo,
“relaciones auténticamente humanas”, y
como tales deben estar abiertos a la “amis-
tad”, la “solidaridad” y la “reciprocidad”; no
son algo “éticamente neutro ni inhumano o
antisocial por naturaleza” (CIV, 36).
Superior al mercado es la comunidad polí-
tica o Estado, a quien se ha encomendado
la tarea de la redistribución de la riqueza y
de ser el centro de la política. Al contrario,
sin embargo, de la muy extendida visión
determinista de la globalización, según la
cual lo económico invade no sólo la sobe-
ranía y la autoridad del Estado, sino la pro-
pia voluntad humana, la encíclica se hace
eco de la opinión de Juan Pablo II acerca
de que “la globalización no es, a priori, ni
buena ni mala. Será lo que la gente haga
de ella” (CIV, 42).
La globalización, “si se gestiona mal, puede
incrementar la pobreza y la desigualdad,
contagiando además con una crisis a todo
el mundo”; pero al mismo tiempo, si su
proceso se desarrolla de un modo “adecua-
damente entendido y gestionado, ofrece la
posibilidad de una gran redistribución de la
riqueza a escala planetaria como nunca se
ha visto antes” (CIV, 42).
e m p r e s aé t i c a
Sólo aquellos que respetan la verdad
permitirán que florezcan las virtudes
de caridad y de justicia, proporcionando a todas
las personas un desarrollo humano integral o bien
común..
Página 16 EMPRESA Nº196
La acción del Estado debe guiarse por la “ló-
gica de obligación pública”, del “dar por de-
ber” (cf. CIV, 39), como corresponde a la alta
dimensión de la justicia social o distributi-
va. Sólo así podrá el Estado afrontar el reto
y “orientar la globalización de la humanidad
en términos de relacionalidad, comunión y
participación” (CIV, 42).
La lógica de la gratuidad
Benedicto XVI, que
dedicó una encíclica
previa a explicar
que “Dios es amor”
(Deus caritas est),
siguiendo la lógica
de la creación del
hombre a imagen y
semejanza de Dios,
enseña ahora que “el
ser humano está he-
cho para el don” -he-
cho para el amor-,
“el cual manifiesta y
desarrolla su dimen-
sión trascendente”
(CIV, 34). Como la
fe y la esperanza, el amor o caridad es “un
don absolutamente gratuito de Dios”, que
“irrumpe en nuestra vida como algo que no
es debido, que trasciende toda ley de justicia.
Por su naturaleza, el don supera el mérito, su
norma es sobreabundar” (CIV, 34).
La “economía de la gratuidad y de la fra-
ternidad”, la “lógica del don incondicional”,
encuentra su expresión institucional -según
señaló en su momento Juan Pablo II- en la
sociedad civil (CIV, 38). La sociedad civil no
se propone sustituir ni al mercado ni al Es-
tado en sus funciones respectivas, sino ele-
varse por encima de la perversa dialéctica
que infecta a menudo este modelo binario.
Los seres humanos encuentran en la socie-
dad civil un plano más alto en el que darse
gratuitamente a los demás, sin pedir nada
a cambio, y en donde aquella autodonación
puede ser recíproca.
Tras esta lógica del darse está un sentido de
fraternidad, el reconocimiento de pertene-
cer a la misma familia o de tener un origen
común, Dios mismo, y de solidaridad, de
modo “que todos se sientan responsables de
todos” (CIV, 38). En la “caridad en la verdad”,
encuentran por igual su perfección la justi-
cia conmutativa y la distributiva, la lógica
del intercambio y la lógica de la interven-
ción pública, el mercado y el Estado, la eco-
nomía y la política.
¿Qué tiene que ver el amor con esto?
La ética de los negocios que necesita este
mundo globalizado, entonces, es la que
promueva no sólo las virtudes de verdad y
justicia, sino sobre todo la virtud de la cari-
dad o del amor, entendido como don de uno
mismo. La encíclica quizá no desarrolla en
detalle la forma en que debería diseñarse e
implementarse esta ética de los negocios, si
bien indica con claridad las condiciones que
necesariamente han de satisfacerse para
ello.
En particular, llama nuestra atención so-
bre el significado humano de todo trabajo
-incluyendo, por supuesto, la actividad en
los negocios- como “acción personal” (actus
personae), previa a su función profesional
(CIV, 41). Se nos recuerda, desde esta pers-
pectiva, la prioridad del elemento subjetivo
del trabajo, el trabajador considerado en
sí mismo como ser libre y racional, por en-
cima del elemento objetivo, que abarca la
tecnología y todos los productos de la acti-
vidad humana (cf. CIV, 69).
Por ello, el documento insiste en los rasgos
esenciales del “trabajo decente”, aquél que
“sea expresión de la dignidad esencial de
todo hombre o mujer: un trabajo libremente
elegido, que asocie efectivamente a los traba-
jadores, hombres y mujeres, al desarrollo de
su comunidad; un trabajo que, de este modo,
haga que los trabajadores sean respetados,
evitando toda discriminación; un trabajo que
permita satisfacer las necesidades de las fa-
e m p r e s aé t i c a
La encíclica quizá no desarrolla
en detalle la forma en que debería
diseñarse e implementarse
esta ética de los negocios, si bien indica
con claridad las condiciones
que necesariamente han
de satisfacerse para ello.
Verano 2009 Página 17
milias y escolarizar a los hijos sin que se vean
obligados a trabajar; un trabajo que consienta
a los trabajadores organizarse libremente y
hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio
para reencontrarse adecuadamente con las
propias raíces en el ámbito personal, familiar
y espiritual; un trabajo que asegure una con-
dición digna a los trabajadores que llegan a la
jubilación” (CIV, 63).
Debemos advertir, sin embargo, que las
condiciones antes mencionadas para ca-
racterizar el “trabajo decente” sirven sobre
todo para permitir a los seres humanos
responder a la trascendente llamada o vo-
cación (cf. CIV, 16-18) de darse a sí mismos,
inspirados por el amor o la caridad de Dios.
Es aquí donde puede hallarse el significado
último del trabajo y de la actividad huma-
na. Finalmente, la encíclica también nos
proporciona una valiosa orientación en la
ética de los negocios para navegar por las
complejas interconexiones de la economía,
el derecho y la política con la tecnología, el
medio ambiente, etc.
Así pues, lo que Benedicto XVI sugiere,
esencialmente, es que cuando se discuta so-
bre ética en los negocios y surja esta extra-
ña pregunta: “¿Qué tiene el amor que ver en
esto?”, la respuesta inmediata sea: “¡Todo!”
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Se nos recuerda, desde esta perspectiva, la
prioridad del elemento subjetivo del trabajo, el
trabajador considerado en sí mismo como ser libre y
racional, por encima del elemento objetivo, que abarca la tecnología y
todos los productos de la actividad humana.
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Institucional
Durante los últimos quince años, las
empresas comenzaron a avizorar que la
producción y las finanzas por sí solas no
eran lo único por lo que los empresarios se
debían responsabilizar. Actualmente, esto
es una realidad. Esta conciencia de que
era necesario repensar los objetivos de la
empresa comenzaba a gestarse. La empre-
sa tenía y tiene una responsabilidad hacia
la sociedad en general y con los colabora-
dores directos en la misma, en particular.
Esto genera la oportunidad de promover
una economía más respetuosa de la hu-
manidad.
El empresario de hoy es sensible “a las tres
dimensiones” -económica, social y ambien-
tal- que deberían ser tomadas en cuenta en
cualquier negocio.
La pregunta es: ¿Quiénes son lo ejecuto-
res de las acciones para que este nuevo
enfoque sea desarrollado e implementa-
do? Los empresarios y las personas que
forman las empresas son los que deberían
llevar a cabo estas acciones. Son ellos
quienes en su ámbito laboral, familiar y
social implantan estos conceptos de res-
ponsabilidad social, además de la búsque-
da de resultados económicos.
¿Cómo están evolucionando estos concep-
tos en el empresariado argentino? ¿Cuál es
el nivel de ética empresarial que se requiere
para llegar a adoptar y practicar el nivel de
responsabilidad necesario para pensar en
el beneficio general en lugar del económico
particular?
José María Simone
Vicepresidente de Uniapac Latinoamericana. Ex Presidente de ACDE. Director de Solinfi –
Ingeniería en Finanzas SA.
Verano 2009 Página 27
Visión de la RSE desde ACDE-UniapacCada miembro de una empresa es una per-
sona que posee su propia esfera de autono-
mía, y por lo tanto de responsabilidad. Se
debe subrayar que la responsabilidad perso-
nal de los dirigentes de empresa, la calidad
de su liderazgo y la conducta ética que los
mueve, son los elementos fundamentales
para este cambio. Son ellos quienes deben
orientar a las empresas hacia los principios
y valores éticos específicos, llevar a cabo su
implementación y ayudar a las empresas a
preservar la conducta ética en el tiempo.
Por lo tanto, la RSE puede ser únicamente
comprendida como la responsabilidad de
todas las personas involucradas en las em-
presas (es decir, todos los grupos de interés
o stakeholders), especialmente aquellas que
ejercen la autoridad, es decir, los dirigentes.
Los ejecutivos son además responsables de
promover la cultura necesaria para favore-
cer en el lugar de trabajo un sentido mayor
de imparcialidad, humanidad y fraternidad.
La ética empresarial basada en principios
y virtudes morales son las que permitirán
acercarse a un modelo de negocios que
incorpore los conceptos básicos en el día a
día. En general, en el empresariado actual,
estos temas surgen a través del esfuerzo de
algunos empresarios y ejecutivos, pero no
en una forma sistemática y sostenida.
Comienza a percibirse que la sostenibilidad
de la empresa en el tiempo es consecuencia
de un cambio de paradigma en el modelo
de negocios: empresas económicamente
rentables, socialmente responsables y hu-
manas. Esto no se logra sin la aplicación de
una fuerte ética empresarial basada en los
principios y valores antes mencionados.
Todos estos conceptos y su fundamento es-
piritual lo podemos profundizar en el libro
La Rentabilidad de los Valores, publicado
por ACDE- Uniapac. Las asociaciones miem-
bro de Uniapac han dado un paso más en el
proceso de asistir en la implementación de
los conceptos descriptos y han publicado el
“Protocolo de la RSE” centrado en la persona
-Guía para una gestión empresarial inte-
gral-, que es una herramienta de aplicación
y medición que permite la creación de es-
trategias de RSE, para que esta herramienta
sea incorporada a la estrategia general de
negocios de la empresa, con la misma capa-
cidad de ser planificada, monitoreada y eva-
luada en forma cuantitativa y cualitativa.
Aspiramos a que siguiendo la línea de pen-
samiento y de acción, expuestos en forma
sistemática, cada una de las organizaciones
en las que actuamos, y la empresa en ge-
neral como institución, gane en valor de re-
ferencia social en el medio en el que actúe,
ubicándose entre las instituciones social-
mente legitimadas.
Página 28 EMPRESA Nº196
e m p r e s ap o l í t i c a
crisis y progreso: el rol de la dirigencia en latinoamérica
gabriel J. zanotti
El desafío de articular democracia política, libre mercado y desarrollo social en la región constituyó la temática central de este espacio de análisis y reflexión que nos propusieron, en el marco del Encuentro Anual de ACDE, el pensador y politólogo Natalio Botana y el ex presidente de la República Oriental del Uruguay, Don Julio María Sanguinetti.
En esta edición rescatamos parte de sus exposiciones iniciales y los apuntes del diálogo -dinámica utilizada para el panel- que ambos mantuvieron acerca de los partidos políticos, el populismo en América Latina, la ética del poder y los caminos de la Argentina.
natalio Botana
“Democracias consolidadas, mercados competitivos y sociedades cohesionadas”
Profesor emérito de la Universidad Torcuato Di Tella. Miembro de Número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas y de la Academia Nacional de la Historia Argentina. Miembro fundador del Círculo de Montevideo y del Comité de Dirección del Foro Iberoamericano. Es autor de numerosos libros y publicaciones. Versión periodística de la exposición realizada en el XII Encuentro Anual de ACDE “Argentina: de la crisis al progreso”. El desafío de lo dirigentes (25 de junio de 2009).
Inicio esta reflexión compartiendo una
experiencia de amistad, cívica y personal,
que desde hace muchos años tenemos con
el presidente Sanguinetti. Con un recuerdo
muy especial que se remonta a septiembre
de 1996, cuando viajé a Montevideo, por
él invitado, como miembro Fundador del
Círculo de Montevideo -grupo de reflexión
orientado a abrir nuevos caminos para la
gobernabilidad y el desarrollo humano en
América Latina-. Una mesa común que
reunió a políticos, intelectuales y gente
destacada de la sociedad civil como Felipe
González, Ricardo Lagos, Belisario Betan-
court, Michel Camdessus, Enrique Iglesias, y
muchos más.
La idea fundamental de este Círculo, vol-
cada en el acta de fundación, va a servir de
preámbulo a mis primeras palabras de este
diálogo: “Buscamos abrir nuevos caminos
que han de conducirnos a la consolidación
de las democracias, la creación de mercado
competitivos y abiertos, la construcción de
sociedades equitativas y cohesionadas, y al
reconocimiento de América latina como un
actor relevante de la nueva gobernabilidad
global”.
La característica de muchos de nuestros
países, y particularmente de la Argentina,
es que hemos vivido procesos históricos de
exclusión de valores o de tensa coexisten-
Verano 2009 Página 29
cia. En el texto a que hice referencia esta-
mos claramente tocando tres conjuntos de
valores muy difíciles de conjugar: la conso-
lidación de la democracia, la necesidad de
contar con mercados competitivos y abier-
tos, y la imperiosa exigencia de construir
sociedades equitativas y cohesionadas. Son
tres, no dos. No es la política al servicio del
mercado, tampoco es el mercado al servicio
de la política, ni tampoco es la política al
servicio exclusivo de crear cohesión social y
niveles más equitativos de vida cívica des-
conociendo la dinámica propia del proceso
económico.
La visión del mercado o la visión del Estado como protagonista
En el tormentoso siglo XX argentino, estos
valores han coexistido de una manera con-
flictiva y contrapuesta. Y esto tiene mucho
que ver con dos visiones que prácticamente
atraviesan la historia occidental, pero que
en definitiva tampoco logran reinar. Una es
la que ve a la sociedad económica, al mer-
cado, como gran protagonista de la historia.
Esta visión ha sido muy bien abonada por
el pensamiento que nació por el siglo XVIII
con la Ilustración Escocesa. El resultado
empírico de esta mirada es que muchas
veces la sociedad económica ha terminado
colonizando al Estado, transformándolo no
en marco general del bien universal sino en
instrumento al servicio de determinados
intereses particulares.
La otra visión es simétrica, y tomó también
extraordinario desarrollo en la historia oc-
cidental. Es la visión que concibe no a la
sociedad civil, sino al Estado como gran pro-
tagonista de la vida. Es el Estado el que va a
redimir a la sociedad civil. Por consiguiente,
es éste el que debe colonizar a la sociedad
civil, para conquistar determinados objeti-
vos. Y aquí también hemos tenido problemas
serios, porque este proceso, o bien ha termi-
nado en los totalitarismos que todos hemos
conocido, o, en la circunstancia actual, ha
terminado en prebendas y corrupciones.
p o l í t i c a
Página 30 EMPRESA Nº196
Recuerdo en aquella reunión del círculo
de Montevideo, la definición del gran in-
telectual francés Alain Touraine, miembro
del Círculo y allí presente: “En el fondo,
el arte de la democracia no solo es el
arte de la separación de poderes, como lo
entendemos, sino que es el arte de la se-
paración entre sociedad civil, en aquello
que le compete; el Estado, en aquello que
le compete; y las agencias de Justicia, en
aquello que les compete”. Y, nuevamente,
aquí estamos frente a un desafío gigan-
tesco.
La política, el mercado y lo social
Tengo la impresión de que la esfera po-
lítica, la esfera propia del mercado y la
esfera propia de lo social requieren cuali-
dades propias e intransferibles. Esto no se
resuelve solamente con buenos políticos,
con buenos empresarios o con buenos
agentes del desarrollo social. Se resuelve
con los tres. Algunos países se están acer-
cando a este proceso, y en el caso de la
Argentina, se visualiza un estancamiento.
Relativo por cierto, porque hemos tenido
momentos de mejor o peor aproximación
a este modelo ideal.
Julio maría Sanguineti
“El valor de la continuidad para un proyecto país”En la Argentina es mucho más importante la
sociedad que la institucionalidad. En mi país
es al revés, la sociedad tiene menos espíritu
de iniciativa, pero la institucionalidad es más
vasta. Esta apreciación puede servir como
disparador para realizar un cierto ejercicio
comparativo entre la Argentina y el Uruguay. Y
creo que es bueno hacerlo porque a nuestros
países se los ve muy homogéneos, pero no lo
son tanto. Responden a historias distintas.
Igual suerte corre querer comparar al Brasil
con el Río de la Plata. En este caso porque
respondemos a una historia de colonización
distinta. La colonización portuguesa, mucho
más comercial, fue muy distinta a la espa-
ñola; una empresa mucho más estatal, de la
monarquía, sus concesionarios y sus socios.
La presencia española fue mucho más mi-
sional: tenía un contenido religioso y educa-
tivo muy poderoso, por eso España llegó con
universidades mientras Portugal no abrió
una universidad en Brasil en trescientos
años de colonia. Parece absurdo, pero es así.
Brasil formó toda su elite en Portugal; los
funcionarios brasileño-portugueses iban a
Oporto a formarse. En consecuencia, cuan-
do uno ve a Brasil lo vemos muy distinto.
Con sus luces y sus sombras.
Ex Presidente de la República Oriental del Uruguay. (1985/ 1990 y 1995/ 2000). Actualmente es Secretario general del Partido Colorado y Senador de la República. Presidente del Consejo de la Universidad para la Paz en las Naciones Unidas. En 1996 propicia la creación del Círculo de Montevideo. Versión periodística de la exposición realizada en el XII Encuentro Anual de ACDE “Argentina: de la crisis al progreso” El desafío de lo dirigentes (25 de junio de 2009).
Botana: “Muchas veces la sociedad económica ha
terminado colonizando al Estado, transformándolo no en marco general del
bien universal, sino en instrumento al servicio de
determinados intereses particulares”.
p o l í t i c a
Verano 2009 Página 31
El sentido de continuidad institucional y el sentido rupturista
Cuando hace doscientos años, al invadir Na-
poleón la Península Ibérica, nosotros nos des-
pedazábamos y nos dividíamos en veintiuna
repúblicas, el Imperio Lusitano quedó unido.
Por la mudanza a asociar a los ingleses, nace
la Corte de Lisboa. A partir de allí se establece
la unidad del Portugal americano. Y ahí está
ese monster country, como dice nuestro ami-
go Celso Lafer, con una enorme diversidad,
que hubiera tenido inevitablemente el mismo
destino que nosotros de no haber ocurrido
esa instalación institucional.
La consecuencia es muy simple. El ejército
brasileño no fue un ejército popular, sino
un ejército regular; la primera imprenta
del Brasil fue la del ejército, la primera edi-
torial, la primera escuela de nivel terciario
fue también la del ejército, y funcionaba
una escuela de ingeniería que formaba a
los ingenieros militares. Este nacimiento
con instituciones muy articuladas sobrevi-
ve al golpe de Estado militar contra la mo-
Sanguinetti: “El problema de nuestros países es que
concebimos la política democrática en términos
épicos, de epopeya, y la democracia no es
épica sino artesanal; de construir pacientemente
y constantemente el desarrollo de las
instituciones”.
p o l í t i c a
Página 32 EMPRESA Nº196
narquía de fines del siglo XIX. De allí que
la historia brasileña sea de continuidad.
Siempre hay en el Brasil un claro sentido
de continuidad.
En cambio, toda la América española se ca-
racteriza por la ruptura permanente. Creo
que vuestro país es el mayor ejemplo de
ruptura. Siempre digo, un poco en broma,
un poco en serio, que “cada diez años llega
Garay y funda Buenos Aires de nuevo”.
Democracia política, libre mercado y desarrollo social
¿Cómo conciliamos democracia política,
libre mercado y desarrollo social? Europa
puede hacerlo. El liberalismo pasó a ser un
liberalismo social, incorporando a la matriz
histórica del Estado de Derecho y de la eco-
nomía de mercado un ingrediente social; la
democracia cristiana se hizo más liberal y
más laica dentro del Estado, y el socialismo
devino en socialdemocracia. Y allí se armó
un cuadro de pensamiento dirigido a articu-
lar estos tres valores.
El problema de nuestros países es que
concebimos la política democrática en tér-
minos épicos, de epopeya, y la democracia
no es épica sino artesanal. No es arriba del
caballo, como proclama el dogma. Es un
ejercicio artesanal, de construir paciente-
mente y constantemente el desarrollo de
las instituciones. Y eso requiere continui-
dad y requiere legalidad. Requiere códigos,
normas, y normas pragmáticas, pero que se
cumplan.
La Argentina tiene capacidades sobresa-
lientes en todos los órdenes de actividad.
Desde el deporte hasta la ciencia, desde el
ballet y la música hasta la empresa, desde
la oftalmología hasta la talabartería. Indi-
vidualidades brillantes a nivel mundial en
todos los órdenes de actividades. Creativi-
dad, iniciativa son características de esta
sociedad en constante ebullición. Pero, por
otro lado, conviven con una legalidad baja;
una estructura institucional aún nunca
definitivamente consolidada. Doscientos
años después todavía discutimos el Pacto
Federal, debate del que el Uruguay fue la
primera ruptura.
Todos sabemos que el tema está en la verte-
bración institucional, que está en el Estado
de Derecho, en la legalidad y que, en conse-
cuencia, está también en una política que
sirva a la legalidad, que no viva ese mito
adánico de nacer constantemente, agónica-
mente, ese eterno retorno que se presenta
cada tantos años. Y allí es donde viene el
ejercicio de la comparación.
Los casos de Chile y Brasil
Chile fue también un país ferozmente rup-
turista en el siglo XX, no tanto en el siglo
XIX. Hasta que luego vino la tragedia de
Allende, la dictadura y la gran lección. Pero
se entendió que, llegada la democracia, no
había que volver a borrar todo lo que había
hecho Pinochet más allá de que las trage-
dias estaban, y al preservar la continuidad
de una línea económica, nace un Chile nue-
vo. En el momento que redescubre, digamos
así, la continuidad.
Brasil, por su parte, ha sido siempre con-
tinuidad. Con un lastre social importante,
que son los trescientos años de esclavitud,
y una economía basada en este sistema. El
nacimiento de la burguesía, como la con-
cebimos nosotros, fue muy traumático en
Brasil, porque se enfrentó a una producción
aristocrática, basada en la esclavitud, en las
grandes explotaciones del azúcar y del café.
Es un mundo social muy distinto que aún
pesa extraordinariamente en la sociedad
brasileña.
Pero ese sentido de continuidad está entre
las experiencias que podríamos llamar más
exitosas, las que podemos ver no como
ejemplares, pero sí como de vanguardia.
p o l í t i c a
Verano 2009 Página 33
p o l í t i c a
Algunas notas del diálogo
La mediación y los partidos políticos
Botana: – Somos una sociedad muy vital,
pero sin forma. Y la prueba está en que
cuando hay un conflicto, surge un reclamo
o hay un interés escindido, invariablemente
se busca la calle, el espacio público, la ac-
ción directa sobre los poderes establecidos.
Esta realidad está mostrando con extraordi-
naria gravedad la ausencia de mediadores.
La Argentina ha perdido el arte de la me-
diación. Y en este punto no basta con tener
buenos sindicatos, buenas organizaciones
empresariales, o instituciones religiosas
activas y comprometidas con la realidad so-
cial. Ahora bien: ¿quién es el articulador de
todo esto? ¿Quién agrega intereses y quién
agrega valores?
El ejemplo uruguayo es muy claro. Si us-
tedes toman el desarrollo histórico del
Uruguay, a principios del siglo XX hay una
figura formidable que domina toda la esce-
na, que fue José Batlle y Ordóñez. El toma
la decisión de fundar un partido y, cuando
termina su período presidencial se va a su
casa. Después, cuando la Constitución le
permite volver, vuelve. Tuvo dos períodos de
ejercicio presidencial.
Sanguinetti habló de la continuidad. Los
brasileños no tuvieron partidos hasta hace
muy poco tiempo, pero por lo menos tuvie-
ron la continuidad del Estado. En 1943 hubo
un golpe militar en Argentina, y Perón no
existía como figura política. En 1946 el pero-
nismo era todo el país. Esto grafica el golpe
de magia de la improvisación, que se pre-
senta como una llamarada. De la noche a la
mañana cambiamos y replanteamos en la
Argentina todo el Estado y la cosa pública.
Esa marca ha quedado muy grabada en
nuestros usos y costumbres, y en la orienta-
ción de estos diferentes sectores sociales y
dirigencias sociales y económicas. Buscando
el gran articulador improvisado de carácter
personal, no de carácter institucional. Es
la apuesta a una solución personalista de
coyuntura. Y esto le cabe a la propia estruc-
tura de las organizaciones económicas en
el campo privado, que creo que tienen una
impronta personalista también muy grande.
Si las dirigencias económicas, sociales, de
inspiración religiosa, no cambian el punto
de vista y no se transforman ellas mismas
en fermentos de partidos políticos que
aporten a la continuidad, me parece muy
difícil entablar entre todos nosotros un diá-
logo de reconstrucción institucional. Porque
para que haya diálogo hacen falta actores
que dialoguen. Y lo que nosotros funda-
mentalmente necesitamos en la Argentina
es diálogo político entre partidos. Diálogo
Sanguinetti: “La seguridad jurídica, la seguridad política, la credibilidad, son las bases de la sociedad de confianza”.
Botana: “La Argentina ha perdido el arte de
la mediación. Y en este punto no basta con
tener buenos sindicatos, buenas organizaciones
empresariales o instituciones religiosas
activas y comprometidas con la realidad social”.
Página 34 EMPRESA Nº196
político en el Congreso, en la sociedad civil,
a través de los medios de comunicación.
Sanguinetti: – Cuando el Partido Socialista
alemán en Godesberg se transforma, insta-
lan una fórmula que basta señalarla para
que vean que ha sido en realidad la fuente
de inspiración de todos los movimientos
posteriores. Esa fórmula dice: “Tanto merca-
do como sea posible, tanto Estado como sea
imprescindible”. Esa fue la fórmula del socia-
lismo alemán, que luego se transformó, en
la realidad, en un lema para todos; para los
liberales y para los demócratas cristianos. Y
el Estado, obviamente, es el que asume el or-
den social, los equilibrios de la sociedad.
Cuando Jefferson planea la Constitución
americana no imaginó los partidos políti-
cos; están el Estado y el ciudadano. Sin em-
bargo, el devenir de la democracia demostró
que no ha habido ninguna democracia
activa sin partidos políticos. ¿Por qué par-
tidos? Para articular el vasto espacio de las
individualidades, para articular pensamien-
tos, para darles estabilidad a determinadas
ideas, para que no sea el cúmulo de indivi-
dualidades dispersas las que puedan orien-
tar la sociedad política y los países.
Los partidos son los que vertebran, son los
que estructuran, son los que consolidan,
son los que impiden la dispersión. Porque
tampoco la democracia puede funcionar
en anarquía. ¿Elegimos doscientos parla-
mentarios y tenemos doscientas ideas? No.
Eso así no funciona. Ese es el mérito de los
partidos. Su miseria ya sabemos cuál es:
cuando el partido siente la necesidad de ali-
mentarse a sí mismo, invade el presupuesto
y ese presupuesto es el lugar donde se ins-
talan las burocracias partidarias. La con-
ducción del partido es: o el líder mesiánico
o la burocracia partidaria.
Botana: – El Estado de Derecho es una con-
cepción abstracta. Son normas que derivan
de leyes generales, amparadas por la ley
suprema que es una Constitución. Esas
normas después se tienen que traducir en
instituciones. Entonces, necesitamos una
institución judicial que, si se confiscan
los fondos de jubilaciones, y los considera
confiscatorio, actuará en consecuencia. El
problema en la Argentina es quién da con-
tenido concreto al Estado de Derecho, quién
hace que el Estado de Derecho se transfor-
me de una cosa abstracta en una entidad
viviente. Y esto está directamente vinculado
con dos cosas. Primero con la orientación
institucional que tengan los partidos políti-
cos y los grupos sociales. Segundo, con que
esos partidos políticos y grupos sociales no
miren la satisfacción de sus intereses en el
corto plazo, sino que procuren avizorar por
lo menos el mediano plazo.
El populismo en América Latina
Sanguinetti: – Aristóteles hablaba de las
formas puras y de las formas impuras de
gobierno, la aristocracia versus la oligar-
quía, la monarquía versus la tiranía, y la
democracia versus la demagogia, que hoy
podríamos llamar democracia representa-
tiva versus populismo. Esa es hoy la forma
corrupta de la democracia, que tradicio-
nalmente se desarrolla en perjuicio de los
partidos como organizaciones estables de
pensamiento y de acción.
¿Qué es el populismo latinoamericano? Un
líder mesiánico que está más allá de su cargo
Botana: “Si las dirigencias económicas, sociales, de inspiración religiosa, no se transforman ellas mismas en fermentos de partidos políticos que aporten a la continuidad, me parece muy difícil entablar entre todos nosotros un diálogo de reconstrucción institucional”.
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Verano 2009 Página 35
institucional. No es un presidente, es un líder
de la patria misma. En segundo lugar, la re-
presentación no está asegurada por los cana-
les institucionales de la democracia, el Parla-
mento y los poderes representativos, sino por
el poder de la calle; es decir, la plaza vale más
que el Parlamento. Y el tercer ingrediente es
el presupuesto del Estado no manejado con
la objetividad necesaria a la impersonalidad
del Estado, que es un ente abstracto, sino al
servicio de la causa política de ese líder que
está más allá de las instituciones y le revela al
país su destino. Ese es el populismo que reco-
rre nuestra América latina y del cual tenemos
hoy sobrados ejemplos.
Botana: – Desde un mundo empresarial, con-
denar al populismo de Chávez es elemental.
Ahora, yo me pregunto: la experiencia de la
Argentina en la década del 90, ¿fue populista?
No en términos de la política económica, en
eso estoy de acuerdo. Pero, en términos de la
política institucional, fue populista, porque
sectores económicos, sectores empresariales
muy importantes del país, enajenaron su
comportamiento en base al corto plazo y a lo
que ofrecía Carlos Menem, en algunos casos
con políticas de privatizaciones altamente
cuestionables, no por la privatización en sí,
sino por cómo se hizo.
Con el populismo tenemos problemas muy
interesantes, que hacen a esta extraordinaria
capacidad para olvidar responsabilidades. “Yo
no lo voté”, es la frase de cabecera que queda-
rá en la historia de nuestros pueblos.
Sanguinetti: – El caso de Venezuela casi
es arquetípico, y no es raro en Venezuela,
que lo ha vivido desde siempre. Bolívar era
genial, pero también era un populista. Era
un populista genial, con una literatura de
un romanticismo fantástico, unos discursos
extraordinarios, pero extraordinariamente
contradictorio también; un día era monár-
quico y el otro republicano…, Ya se decía
entonces, en la colonia: “Quito es un mo-
nasterio, Bogotá una universidad y Caracas
un cuartel”. Y el cuartel sigue dominando a
Venezuela. Pero es un cuartel populista.
La ética del poder
Sanguinetti: – El tema de la ética apunta a un
tema esencial y que en el fondo es el núcleo
de ACDE. Esta institución no nació como una
defensa de intereses gremiales corporativos
que son legítimos en sus planos, sino como
una organización de valores éticos referida a
la vida empresarial. Esta fue la impronta que
le diera su primer presidente, Enrique Shaw.
Si aplaudimos al tramposo, si aplaudimos o
premiamos a la viveza criolla, el atajo fácil, la
cortadita para llegar más rápido al resultado,
bueno, naturalmente eso se va a reflejar en la
vida política. De qué valen las leyes si no tene-
mos el hábito. De qué valen las leyes fiscales si
no tenemos la disciplina de pagar y todo el in-
genio lo vamos a aplicar a tratar de sortear las
leyes. La vida política, normalmente, es el re-
flejo bastante aproximado de la sociedad, que
va generando sus líderes en función de eso.
Los caminos de la Argentina
Sanguinetti: – La Argentina se reencontrará
con un destino superior en la medida en
que logre estabilizar más su legalidad, su
Estado de Derecho, salga de este dogmatis-
mo de confrontación que vemos constante-
mente, con unos reclamos de ruptura, con
escasez de diálogo político y de diálogo so-
cial, con un cultivo no de los mejores valo-
Sanguinetti: “De qué valen las leyes si no tenemos el hábito. De qué valen las leyes fiscales si no
tenemos la disciplina de pagar y todo el ingenio
lo vamos a aplicar a tratar de sortear las
leyes. La vida política, normalmente, es el reflejo
bastante aproximado de la sociedad, que va
generando sus líderes en función de eso”.
p o l í t i c a
Página 36 EMPRESA Nº196
res de la extraordinaria creatividad que tie-
ne la sociedad argentina, sino desgraciada-
mente a veces esa premiación excesiva de
líderes que éticamente no la representan.
Creo que todo este cuestionamiento, la so-
ciedad argentina lo irá superando en la me-
dida en que vaya encontrando sus líderes
adecuados, consolidando sus partidos, es-
tableciendo más respeto a los derechos, va-
lorizando la justicia. El Poder Judicial hace
mucho al ejercicio de los poderes y tiene
que lucir más independiente de lo que luce.
La Argentina tiene un problema que es la
conciencia de su pasado. Tiene ese peso de
carga imaginaria y emotiva de que en algún
momento fue y que hoy ya no lo es. Y esto
es lo que tiene que superar también. Basta
ver sus capacidades individuales para ver
que eso es posible. Pero es posible en la me-
dida en que se rescaten esos valores esen-
ciales, dejar atrás ese sentido épico, mesiá-
nico, y ejercer esa modestia republicana del
decir menos y hacer más.
Botana: – Siguiendo el razonamiento de San-
guinetti en torno a la ética pública, esta no
responde exclusivamente a valores absolutos.
Hay que ser bueno y, como diría Rousseau,
hay que actuar como un ciudadano que se
sacrifica constantemente por el bien de todos
en la república. Responde también a cálculo
utilitario, porque si la clase empresarial no
piensa y no actúa sobre la base del bien de la
república, tarde o temprano esa mala repú-
blica se lo va a comer. Y le va a provocar que
termine vendiendo su empresa. Y para eso
siempre es bueno tener compradores.
Este es un punto muy importante: no sólo
son valores absolutos los que nos deben
llevar a este tipo de comportamiento. Son
también valores utilitarios. Por eso vivimos
a la intemperie. Tratamos de ser excelentes
empresarios, pero carecemos de protecto-
res, carecemos de garantías. Y esas garan-
tías son endebles porque no las hemos cui-
dado nosotros. Y esto vale tanto para una
empresa agropecuaria, para una empresa
comercial, para un medio de comunicación,
para profesores que están trabajando en
una universidad; vale para todos.
Tenemos que comenzar a recuperar esta
idea de la empresa común. Desearía que
fuésemos más uruguayos en cuanto a nues-
tra modestia. Desearía que fuésemos mu-
cho más modestos de lo que somos. No solo
modestos en el bolsillo, modestos también
en el discurso.
Sanguinetti: – Desearía que la sociedad uru-
guaya tuviera el brío, la calidad individual y
las instituciones sociales que tiene la Argenti-
na. Porque allá lo que no hace, no protege o no
bendice el Estado, difícilmente llegue a algo.
Tocqueville, ese genio del pensamiento po-
lítico, observó en La democracia en América
claramente el porvenir de los Estados Unidos;
sus afirmaciones, su fe, su sociedad de con-
fianza. Tiene un párrafo terrible, cuando habla
del hemisferio Sur; que por tener vastos terri-
torios y no vivir amenazas, por tener buenos
climas, estaría bendecido por la providencia.
Desgraciadamente, señala, sus habitantes
parecen ejercer con obstinación el empeño en
destruirse los unos a los otros.
Y ese es el gran tema: nuestra obstinación
en destruirnos los unos a los otros. Y ese es
espíritu no utópico de concordia civil, sino de
diálogo. Unanimidad no hay, no va haber nun-
ca ni debe haber. El tema es convivir dentro de
unas reglas de juego, discrepar dentro de ellas,
que todas esas normas sean respetadas y que
todos sepamos a qué atenernos. La seguridad
jurídica, la seguridad política, la credibilidad,
son las bases de la sociedad de confianza.
En la historia nunca se vio una gran civiliza-
ción que no se basara en una gran confianza.
Roma creyó en ella; si no, no hubiera construi-
do el imperio que levantó. Inglaterra creyó en
ella y plantó, hizo fábricas, sirvió al ejército, y
eso la hizo grande. Estados Unidos ha creído
en sí mismo. Desgraciadamente, nuestro espí-
ritu autocrítico nace acá. La leyenda negra de
la Argentina la construyó la propia Argentina.
p o l í t i c a
Verano 2009 Página 37
e m p r e s ae m p r e s a
mercado laboral, conflicto y bienestar
humano
marcos gallacher
“El conflicto se exacerba cuando el marco institucional (sea este derivado de legislación formal o de coerción política) impide o dificulta que actores individuales acuerden
intercambios mutuamente beneficiosos. A su vez, trabas en la concreción de acuerdos tienen como consecuencia reducción en las posibilidades de creación (y por ende
distribución) de riqueza de una sociedad”, apunta Gallacher.
El autor intenta en este artículo, responder a la constante del conflicto laboral, tendencia que para él tiene raíces en la legislación y la política pública, así como
también (y desgraciadamente) en el imaginario colectivo.
Marcos Gallacher es Profesor de Organización Empresaria en la Universidad del CEMA
Muchos observadores “progresistas” de
nuestra realidad apoyan de lleno la actual
política del gobierno en materia laboral.
Argumentan que esta política reemplazó la
“desregulación salvaje” de la década de los
noventa y vino además a limpiar la socie-
dad de los “escándalos” del gobierno de la
Alianza en materia de legislación laboral.
Estos mismos progresistas imaginan que
una hábil y firme conducción de parte del
Ministerio de Trabajo está en camino de (a)
sentar las bases para la cooperación armo-
niosa entre partes, (b) lograr el creciente
bienestar obrero y (c) permitir el acceso a
la felicidad por parte de la familia trabaja-
dora argentina.
Desgraciadamente, los deseos son una
cosa, y la realidad otra muy distinta. Al
respecto, el conflicto laboral ha sido una
constante en la economía argentina de los
últimos años. Este conflicto no es un evento
pasajero, que resulta de malos entendidos
puntuales entre alguna empresa y sus tra-
bajadores. Por el contrario, responde a una
inquietante tendencia creciente, tendencia
que tiene raíces en la legislación y la políti-
ca pública, así como también (y desgracia-
damente) en el imaginario colectivo.
¿Cuales son las raíces de conflictos como el
de la empresa Kraft, de los subterráneos, de
los empleados del Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires, de los docentes y de otros gru-
pos? ¿Por que se generalizan situaciones de
conflicto ahora, cuando este fue mucho me-
nos frecuente, por ejemplo, durante la odia-
da década del noventa? ¿Qué consecuencias
tiene este conflicto sobre la producción y
distribución de riqueza en Argentina?
Esta nota intenta responder –aún de modo
general- a algunas de las preguntas anteriores.
El foco del trabajo está puesto en un concep-
to simple: el conflicto se exacerba cuando el
marco institucional (sea este derivado de le-
gislación formal o de coerción política) impide
o dificulta que actores individuales acuerden
intercambios mutuamente beneficiosos. A su
vez, trabas en la concreción de acuerdos tie-
nen como consecuencia reducción en las posi-
bilidades de creación (y por ende distribución)
de riqueza de una sociedad.
Contrato laboral como intercambio voluntario
Una sociedad libre se caracteriza por acuer-
dos libres entre sus integrantes, sean estos
Página 38 EMPRESA Nº196
empleados, empre-
sarios, proveedores
o aportantes de
diversos factores
productivos. Los
acuerdos implican
obligaciones y dere-
chos a los cuales se
llega, en la mayor
medida de lo posi-
ble, a través de eva-
luación individual
de ventajas y des-
ventajas. Amartya
Sen, premio Nobel
de economía, en su
libro Development
as Freedom, argu-
menta justamente
que el desarrollo de
un país no puede
verse sólo desde el
punto de vista del crecimiento de métricas
como el producto bruto per cápita, sino que
debe considerar además la evolución de
libertades (de diverso tipo) al cual los indivi-
duos acceden.
En algunos casos existen razones que jus-
tifican que la política pública imponga lí-
mites a la libertad contractual entre partes.
Por ejemplo, muchos observadores opinarán
que el Estado debe participar en forma ac-
tiva en lo relativo a la “seguridad laboral”
(otros observadores, sin embargo, señala-
rían no sin razón que en Argentina por lejos
la principal fuente de muerte y accidentes
graves se debe al fracaso de política pública
en materia de seguridad vial y no, precisa-
mente, a la irresponsabilidad de los empre-
sarios dentro de sus plantas). El trabajo de
menores de edad, la legislación en materia
de maternidad y vacaciones, la indemniza-
ción por despido, así como también otros
aspectos son algunas de las restricciones
contractuales que -quien más, quien me-
nos- muchos consideran “razonables”.
Ahora bien: ¿Cual es el límite de lo “ra-
zonable” en materia de aspectos como la
decisión de la empresa de ofrecer, y del
trabajador de aceptar, una remuneración
dada? ¿Tiene la empresa derecho de decidir
la continuación o no de la relación laboral
con cierto empleado? ¿Tiene un sindicato
derecho a evitar –por la fuerza- que una
empresa contrate trabajadores tempora-
rios a fin de morigerar los impactos de una
huelga? ¿Puede un subconjunto de trabaja-
dores decidir aceptar condiciones que otro
subconjunto rechaza?
Algunas preguntas podrán ser respondi-
das usando argumentos de tipo legal. Por
ejemplo: “si la mayoría de los trabajadores
quieren seguir con la huelga, todos deben
hacerlo”. Sin embargo, ¿es consistente
este argumento con la existencia de una
sociedad libre? La respuesta es no. En una
sociedad genuinamente libre la decisión
de aceptar o no una oferta (en este caso
oferta laboral de una empresa) queda li-
brada a la decisión individual: si Juan y sus
seguidores consideran que (por ejemplo) el
sueldo ofrecido es “miserable”, pero Pedro
y sus compañeros consideran que -bueno o
malo- es mejor que sus otras alternativas,
estos últimos no deberían ser impedidos
por los primeros de aceptar un acuerdo.
Este argumento es especialmente pertinen-
te si se considera que las empresas –salvo
muy contadas excepciones- no tienen po-
der significativo sobre el mercado laboral
en el que operan.
Aun una empresa grande (automotriz, por
ejemplo) tiene una nómina de empleados
que representa una muy pequeña porción
de la nómina total de empleados de la
industria. Las posibilidades de colusión
en materia laboral entre empresas son,
en general, reducidas y de existir, en todo
caso, pueden ser motivo de regulación
pública.
La creciente conflictividad laboral en Ar-
gentina tiene su origen en la legislación
laboral y la práctica jurídica que desconoce
el vínculo entre libertad contractual por un
lado, y desarrollo y bienestar humano, por
Gallacher: “El bienestar de nuestros ciudadanos
–y en especial de los más desprotegidos–
requiere que este sistema de castas
sea paulatinamente reemplazado por un
sistema donde empresas y trabajadores cooperen
a través de acuerdos que sean mutuamente
beneficiosos.”.
e m p r e s ae m p r e s a
Verano 2009 Página 39
otro. La restricción a la libertad contractual
implica que se requieren “intermediarios”
entre los trabajadores y las empresas y
las organizaciones que los emplean. Estos
intermediarios, sean dirigentes gremiales,
líderes políticos o líderes universitarios,
capitalizan conflicto a su favor. Rentas que
deberían canalizarse a trabajadores y a las
empresas son canalizadas –de uno u otro
modo- a estos dirigentes políticos.
Consecuencias
El sector empresario argentino carece de
una ideología que le permita influenciar
los eventos que enfrenta. La economía de
mercado no es vista como un sistema de
organización de la sociedad que facilite
intercambios mutuamente beneficiosos y
desarrollo de capacidades crecientes. En
todo caso, alguna versión “criolla” de la
economía de mercado es lo que ha permi-
tido acceder a una nueva 4x4 o a una casa
en el country.
El chaleco de fuerza implícito en la legisla-
ción laboral y en la interpretación laboral
por parte de los jueces lleva a las empresas
a un comportamiento adaptativo, razona-
ble bajo el punto de vista de la empresa
individual, pero de dudosas consecuencias
bajo el punto de vista agregado. Abogados
laboralistas reciben rentas que deberían ir a
ingenieros quienes, en lugar de litigar, desa-
rrollan mejores (o más económicos) produc-
tos para el consumidor. Argentina exporta
pocas latas de arveja o madera terciada, no
porque el tipo de cambio sea desfavorable,
sino porque la cooperación humana es, en
las empresas, muy pobre.
Reducir las contingencias laborales lleva
a muchas empresas elegir un grado de in-
tegración vertical menor al óptimo: a fin
de protegerse contra contingencias, ceden
a contratistas externos procesos que les
convendría internamente. El uso de contra-
tistas puede parecer una solución “buena”
pues reduce riesgos por reclamos laborales,
sin embargo, puede también dificultar la
inversión por parte de los trabajadores en
know-how valioso para la organización. El
trabajador empleado por el contratista pue-
de no alcanzar el grado de especialización
del mismo trabajador que trabaja para la
empresa cliente de este. Como consecuen-
cia, se resignan ganancias potenciales de
productividad. Usando conceptos de Oliver
Williamson (laureado Nobel 2009) se dificul-
ta la inversión en capital humano específi-
co, y por lo tanto, se compromete el logro de
mayor eficiencia.
apartheid, sistema de castas y legislación laboral
El mundo entero
condenó el apar-
theid en Sudáfrica.
El sistema de castas
en la India también
ha sido objeto de
fuertes críticas.
En ambos casos,
restricciones a la
libertad individual
condenaban (y aún
condenan) a grupos
enteros a la miseria
y la exclusión.
Curiosamente, una parte importante de
la legislación laboral argentina también
segrega a los trabajadores en “castas” de
distinto grado de privilegio. Los que más
fuerza tienen logran victorias a costa del
resto de la sociedad, y aun incluso de los
trabajadores desempleados que gustosa-
mente aceptarían las condiciones que ellos
rechazan. La casta sindical argentina opera
en múltiples frentes, algunos de visos “le-
gales”, otros abiertamente coercitivos. El
bienestar de nuestros ciudadanos –y en es-
pecial de los más desprotegidos- requiere
que este sistema de castas sea paulatina-
mente reemplazado por un sistema donde
empresas y trabajadores cooperen a través
de acuerdos que sean mutuamente bene-
ficiosos.
Reducir las contingencias laborales lleva
a muchas empresas elegir un grado de
integración vertical menor al óptimo: a
fin de protegerse contra contingencias
ceden a contratistas externos procesos
que les convendría internamente.
e m p r e s ae m p r e s a
Página 40 EMPRESA Nº196
Organización
Un contador puede tomar una hoja
de cálculo de notable complejidad y
en minutos o incluso segundos en-
contrar un conjunto de información
significativa que le permite tomar una
decisión acertada. Pero difícilmente
pueda describir los libros de texto
que están registrados en su mente. La
mente es fantástica, es muy econó-
mica.
No es frecuente que un profesio-
nal que enfrenta un problema de
negociación, el lanzamiento de un
producto, un ajuste de costos o la
resolución de un conflicto de poder
entre sectores, opere recurriendo
primeramente a las ciencias básicas
estudiadas y luego deductivamente
pase por su saber aplicado y luego
extraiga luz de allí para iluminar y
resolver la cuestión. Frecuentemente
no estamos frente a un proceso tan
deductivo y ordenado. Más bien, diría
Schön, nuestro conocimiento de or-
dinario es tácito, está como implícito
en nuestra forma de actuar. En gran
medida nuestro conocimiento se da
desde la acción.
La reflexión se produce simultánea-
mente con la acción, no siempre de
un modo previo. Reflexiono y apren-
do mientras actúo; si no actúo, no
aprendo. ¿Por qué? Porque es cada
vez más frecuente, y muy especial-
mente en los negocios emergentes,
que el profesional actúe en un con-
texto de incertidumbre, inestabilidad,
carácter único y conflicto de valores.
Por ello el camino deductivo que
va del saber consagrado a la acción
–que algunos llaman el modelo de la
Racionalidad Técnica- no es el más
eficaz, toda vez que no hay saber
consagrado para lo inédito, complejo
y difuso.
Sin embargo, aún en este contexto, es
posible una acción inteligente. Una
acción inteligente no es necesaria-
mente la aplicación ortodoxa de la
teoría a lo instrumental, es una res-
puesta original que da resultado, que
soluciona el problema, que se adecua
a las exigencias particulares, tanto
técnicas como éticas, de este proble-
ma aquí y ahora.
Tres ideas que el lector puede com-
probar en su experiencia:
1. Hay acciones y decisiones que lle-
vamos a cabo espontáneamente;
no tenemos que “pensar” previa-
mente o durante la ejecución.
2. A menudo no somos conscientes
de haber aprendido a hacer esas
cosas; simplemente nos encontra-
mos haciéndolas. Se trata de lo que
los clásicos llamaban “hábito”.
3. Quizás, fuimos conscientes alguna
vez de las comprensiones que mas
tarde fueron internalizadas en la
Gustavo López Espinosa
Licenciado en Ciencias de la Educación (UBA). Actualmente prepara su tesis de Maestría en
Psicología Cognitiva. (UBA). Durante 15 años, perteneció al Centro de
Desarrollo Gerencial de Arthur Andersen & Co. (Actualmente
Ernst & Young) donde dirigió los programas de Mandos Medios,
Desarrollo Gerencial y el de Gestión de RRHH. Consultor de empresas. Dicta talleres para presidiarios en la
cárcel de Devoto
Verano 2009 Página 41
La capacitación como descubrimiento
acción misma. En otros casos podemos
no haber sido nunca conscientes de ellas.
No obstante, en ambos casos, normal-
mente somos incapaces de describir el
saber que nuestra acción revela.
¿Es entonces este “saber cómo” un mecanis-
mo oscuro o automático que nada tiene que
ver con nuestra inteligencia o voluntad? De
ninguna manera. Está la posibilidad de la
reflexión desde la acción o sobre la acción.
Mediante este proceso nos preguntamos
cuestiones tales como: ¿qué me llevó a en-
contrar la solución, cómo estoy analizando
este problema, porqué reaccioné así o dije
tal cosa? Todo ello ilumina la acción con la
inteligencia y nos permite aprender, es de-
cir, convertir nuestro saber tácito en saber
explícito, y por tanto transferible a una nue-
va situación con características análogas a
la anterior. Construimos “pequeñas teorías”
a partir de la práctica profesional, toda vez
que el ejercicio profesional enfrenta al es-
pecialista a una repetición de situaciones,
casos, pacientes, clientes, negocios, pro-
blemas semejantes. Esta exposición, si va
acompañada de reflexión lleva necesaria-
mente a un aprendizaje significativo.
Uno de los desafíos claves de nuestra prác-
tica profesional en educación empresaria
es la creación de contextos en el que este
proceso reflexión-acción se vea favorecido y
estimulado. Decimos que ello es clave por-
que es allí donde se produce, se identifica
y por tanto puede compartirse el conoci-
miento. Sin la reflexión en la acción el saber
se mantiene implícito, por tanto está en la
persona, pero ella no es poseedora cons-
cientemente del mismo, y menos aún lo es
la organización.
El reconocimiento de estos hechos debe
influir en las estrategias de desarrollo aún
demasiado orientadas a la pericia técnica.
La reflexión sobre la acción no siempre esta
valorada – aún entre quienes la practican-
como una forma legítima de saber profe-
sional. Aún identificamos con debilidad o
impericia, la inevitable duda, la perplejidad,
la incertidumbre, el reconocimiento del no
saber, el consultar fuentes o colegas, que se
dan siempre ligados al aprender.
Las modas en management son peligrosas.
Hay un estilo de capacitación lamentable-
mente muy difundido del tipo “parche”.
En la instrucción “parche” los instructores
intentan imponer nuevos y rutilantes mo-
delos de acción a los ignorantes participan-
tes dentro de un aula. ¡No hay derecho! En
nuestra experiencia descubrimos que la
gente sabe mucho mas de lo que cree que
sabe. Nuestro trabajo no es adoctrinarlos,
es confirmarlos en su saber, permitirles ha-
cerlo consciente para apropiárselo, crecer
en autoestima y compartirlo en la organiza-
ción. Nuestro mejor legado es dejar en ellos
los dispositivos cognitivos y actitudinales
para seguir aprendiendo en la acción.
Página 42 EMPRESA Nº196
e m p r e s ae m p r e s a
Ser empresario hoy: una pulseada entre el desencanto y la esperanza
Ángel rossi
Ángel Rossi es Sacerdote Jesuita. Licenciado en Espiritualidad (Universidad Gregoriana de Roma). Tuvo a su cargo la Iglesia del Salvador en Buenos Aires y abrió allí la Obra de San José al servicio de personas en situación de calle. Actualmente vive en Córdoba y dirige ejercicios espirituales en todo el país. Asesor espiritual de la Fundación Manos Abiertas. Versión periodística de la exposición realizada en el Foro almuerzo de ACDE (octubre 14 de 2009).
Juan Pablo II, y luego Benedicto XVI en la
encíclica La caridad en la verdad, afirman
que el empresario, antes de tener un sig-
nificado profesional, tiene un significado
humano; y hablar de empresario cristiano,
marca per se un rasgo distintivo. No es que
seamos mejores que nadie, pero en nues-
tros gestos debiera notarse este calificativo
que para nosotros es esencial, pues conlleva
un modo de proceder en cada uno de los
actos y de nuestras actividades. El cristiano
debiera ser aquel que en los distintos ámbi-
tos en que vive, y en que se mueve, sostiene
lo que piensa.
La actitud de desaliento o desencanto
El país de hoy nos obliga a una toma de
actitud o compromiso que no debiéramos
dilatar. Frente a estos tiempos, podríamos
hablar de tres actitudes generales. Una pri-
mera actitud posible es la del desaliento. En
una pulseada entre el desencanto y la espe-
ranza, el desencanto es la primera reacción.
Uno tiene la sensación de que ya no com-
prende nada; nos lamentamos, deploramos
a veces, cansados y resignados; frases como
“no hay nada que hacer”, “no hay salida”,
que a veces la realidad parecería confir-
mar, pero que no nos podemos conceder. Y
aunque el lenguaje siga siendo respetuoso,
el tono se vuelve derrotista, de rendición.
Ciertamente, es la opción más fácil; aunque
el cardenal Martini también advierte que
puede ser la opción más engañosa, porque
puede convivir con una notable rectitud
moral personal.
Nos encontramos bloqueados e impotentes
frente a los obstáculos insuperables del
mundo de hoy: violencia, sociedad permi-
siva, televisión sin protección en sus con-
tenidos, ambiente negativo, la corruptela
instalada, carencia de ideales…, y una larga
historia de frustraciones de una Argentina
que no sale adelante.
“La esperanza surge donde una situación negativa es leída con una mirada de amor que permite ver más allá del límite. El límite puede ser la pobreza, las dificultades socioeconómicas, puede ser la muerte. La esperanza expresa su poder, sobre todo, allí donde humanamente nosotros no la pondríamos”, señala el Padre Rossi.
El autor nos anima a vencer el desencanto en nuestra vida personal y social y en el mundo de la empresa, contagiando la esperanza cristiana que, según él, viola el espacio de la muerte y se adentra en el territorio de lo posible”.
Verano 2009 Página 43
La creación de una isla cultural y social
La segunda actitud o reacción es crear una
isla cultural y social. Ante situaciones que
nos desbordan, cada cual se construye una
situación personal en la cual poder sobre-
vivir con cierto equilibrio, prescindiendo de
lo que ocurra afuera. Es decir, uno “hace su
vida”.
A veces es necesario como un modo de de-
fensa personal o institucional, pero se corre
el riesgo de convertirse en gueto, en secta,
en un lugar donde uno se encuentra a gus-
to con unos pocos, con los suyos. Es una
actitud que no alcanza la seriedad y el co-
raje que se nos exige como cristianos: vivir
social, política, profesional, religiosamente
amurallados, cuidándonos entre nosotros.
Es una actitud defensiva que, sin ser mala,
queda a mitad de camino.
El desafío de animarse a vencer el desencanto
La tercera actitud que señala Martini, a la
que apostamos, es el coraje para no dejarse
hipnotizar por el desbarajuste cultural y
social y apelar, en cambio, a los puntos de
referencia para intentar el cambio.
Este es el desafío; es una tarea cultural,
social, espiritual, empresaria; no puramen-
te intelectual, sino que se mete en la vida
misma. No es otra cosa que animarse a ven-
cer el desencanto. Uno madura a partir de
desencantos que va reelaborando, pero una
cosa es experimentarlo y otra consentirlo.
Consentirlo significa que al desencanto lo
anidamos en el corazón. Entonces el desen-
canto comienza a convertirse en lenguaje,
en modo de juzgar a la gente y a nosotros
mismos, se vuelve transmisión a los hijos
con la docencia.
Víctor Frankl en El hombre en busca del
sentido decía que en el campo de concen-
tración (una situación límite) había des-
cubierto tres tipos de personas. Los que
se tiraban contra el alambrado: aquellos
que en la primera oportunidad que tenían
buscaban el alambrado para suicidarse.
Los que se fumaban los últimos cigarrillos:
al entender que el cigarrillo era la moneda
que se canjeaba por comida al guardia, el
que se fumaba los últimos cigarrillos no se
suicidaba, pero bajaba los brazos, se dejaba
estar. Y, finalmente, advertía: “Pero también
he encontrado en esas situaciones un grupo
menos numeroso, pero mucho más ‘moles-
to’ que recorría las barracas del campo de
concentración repartiendo los poquitos pa-
nes y los pocos alimentos que ellos mismos
necesitaban. Aquellos hombres me enseña-
ron que en las situaciones límite uno elige
cómo vivirlas”.
La esperanza ante lo negativo
Por lo tanto, a esta actitud del coraje, a
este animarse a buscar puntos de referen-
e m p r e s a
Rossi: “Es casi paradójico: la esperanza crece en
la caducidad, allí donde existe el sinsentido,
donde existe el desierto, donde existe un mundo que se sabe condenado
a muerte”.
cia para intentar el cambio, corresponde
la esperanza.
La esperanza surge donde una situación ne-
gativa es leída con una mirada de amor que
permite ver más allá del límite. El límite pue-
de ser la pobreza, las dificultades socioeco-
nómicas, puede ser la muerte. La esperanza
expresa su poder, sobre todo, allí donde hu-
manamente nosotros no la pondríamos.
Es casi paradójico:
la esperanza crece
en la caducidad, allí
donde existe el sin-
sentido, donde exis-
te el desierto, donde
existe un mundo
que se sabe con-
denado a muerte.
La esperanza no es
cerrar los ojos frente
a un fin inevitable,
para contentarse
con poco. No es no
querer mirar una
historia que se va degradando, pensar que
en el fondo yo estoy bastante bien o, como
decimos, “zafamos”.
La esperanza es volver los ojos a aquella
vida que está más allá y por encima de todo
lo que nos decepciona y se nos escapa de
las manos. En este sentido la esperanza es
un don de Dios; se pide humildemente y se
practica. Es mirar el futuro en un mar de
oscuridad. Nuestra esperanza viola el espa-
cio de la muerte y se adentra en el territorio
de lo posible. De lo contrario, no es esperan-
za cristiana.
Buela señala con profundidad: “La verda-
dera esperanza cristiana no tiene nada que
ver con la resignación pasiva. Es una virtud
viril, valerosa, se enfrenta con toda la rea-
lidad. Profesa que el hombre debe hacerlo
todo como si estuviera solo en el mundo,
pero profesa también que nuestros mejores
esfuerzos no son nada si Dios no cuida la
ciudad. En el seno de la esperanza y dedi-
cación activa de todo hombre que se sabe
servidor útil, responsable del talento que le
ha sido confiado. Pero hay también abando-
no de niño, de quien sabe que también es
servidor inútil”.
La vocación empresaria
El sacerdote estadounidense, Robert Siri-
co, afirma que a través de la historia las
personas han intentado construir insti-
tuciones para proveerse de la seguridad
perfecta, como lo hiciera en la parábola de
los talentos el sirviente fracasado, aquel
al que se le dio un solo talento y, en vez de
negociarlo, lo escondió. De vez en cuando
estos esfuerzos de proveer seguridad han
sido recibidos incluso como soluciones
cristianas a inseguridades futuras, pero en
la parábola aludida, la verdadera valentía
frente a un futuro incierto es remunerada
al primer sirviente, al que recibió la ma-
yor cantidad de dinero. Su fe en el amo le
permitió quedarse con lo que se le confió
y con la ganancia. Y además, el amo lo in-
vitó a regocijarse con él. Esto implica que
tenemos la obligación moral, dice Sirico,
de enfrentar la incertidumbre en forma
emprendedora. Y nadie hace esto mejor
que el empresario.
Mucho antes de saber si recibirá una re-
compensa por sus inversiones o sus ideas,
él arriesga su tiempo y propiedad. Tiene que
pagar salarios mucho antes de tener noción
de lo que sucederá luego. Él ve hacia el fu-
turo con valentía y con un sentido de opor-
tunidad. Al crear nuevas empresas descubre
alternativas dentro de las cuales los traba-
jadores pueden crecer y encuentran sitio los
olvidados al borde del camino.
La empresarialidad, digamos así, es una
vocación. La habilidad de tener éxito en los
negocios, el intercambio de bonos y accio-
nes, la banca de la inversión, son un talento,
y por lo tanto no deben desperdiciarse sino
que deben ser explotados al máximo para
gloria de Dios.
e m p r e s a
Es cierto, preferimos la seguridad al riesgo
del fracaso. Y sin embargo, lo sabemos
muy bien, al final de nuestras vidas el
veredicto será claro: preferimos mil veces
habernos equivocado por arrojo que
habernos equivocado por cobardía.
La naturaleza fundamental de la vocación
empresarial es enfocarse en la necesidad
de los clientes. Para tener éxito, el empre-
sario debe servir a otros. El que escondió
el talento es juzgado no por perverso,
perverso es el que hace cosas malas; es
juzgado por perezoso. Perezoso es el que
no hace algo bueno que debería haber he-
cho. Desde la visión empresaria, es aquel
que por temor al fracaso rehúsa tratar de
tener éxito.
Juan Pablo II decía a los empresarios ar-
gentinos: “En los momentos de dificultad
se pone a prueba vuestro espíritu empre-
sarial. Se precisan mayor esfuerzo y crea-
tividad, más sacrificio y tenacidad, para no
cejar en la búsqueda de vías de superación
de esas situaciones, poniendo todos los
medios legítimos a vuestro alcance, y mo-
vilizando todas las instancias oportunas.
Como vuestra actividad tiene siempre una
profunda dimensión de servicio a los indi-
viduos y a la sociedad -y de modo especial,
a los trabajadores de vuestras empresas
y a sus familias-, comprenderán que los
anime a ser especialmente magnánimos en
esas difíciles circunstancias. En efecto, la
supervivencia y el crecimiento de vuestros
negocios o inversiones interesan a la ente-
ra comunidad laboral que es la empresa, y
a toda la sociedad”.
El desafío de las crisis
Por eso, los tiempos de crisis suponen un
desafío no solo económico, sino sobre todo
ético, que todos han de afrontar, superando
egoísmos de personas, grupos o naciones.
Mostrando el rostro a los verdaderos peli-
gros que son las tentaciones que pueden
acechar su conciencia y su actividad. Y
ponía Juan Pablo II en la lista: “La sed in-
saciable de lucro, la ganancia fácil e inmo-
ral, el despilfarro, la tentación del poder y
del placer, las ambiciones desmedidas, el
egoísmo desenfrenado, la falta de honesti-
dad en los negocios y las injusticias hacia
vuestros obreros”.
Y concluía: “Guárdense cuidadosamente de
todas estas insidias. ¡No dobleguen nunca
su rodilla ante el becerro de oro y no aban-
donen jamás el estrecho seno de la honra-
dez empresarial!; el único que puede ofre-
ceros, junto a un merecido bienestar, paz y
serenidad a ustedes y a sus familias. Sean
hombres y mujeres de ideas dinámicas, de
iniciativas geniales, de sacrificios generosos,
de firme y segura esperanza...”.
“Recuerden que con la fuerza del amor
cristiano conseguirán importantes objeti-
vos”. Y entre estos objetivos, y aquí paso a
Bergoglio: “Anímense a buscarle la vuelta
para atender, para incorporar no solo a los
que caben en este sistema sino también a
los que sobran, que no caben, para los que
no hay trabajo ni pan ni dignidad. Para esos
que son el material de descarte, a los que se
los trata como mercadería”.
Comprometerse en la acción
Por lo tanto, ¡animarse! Es decir, salir de la
trinchera al debate. Comprometerse. Decía
San Alberto Hurtado: “El mundo está cansa-
do de palabras, y la injusticia causa inmen-
samente más males de lo que puede reme-
diar la caridad. Entonces no basta -dice- con
opinar o tapar goteras, no basta con ser
e m p r e s a
Los tiempos de crisis suponen un desafío no
solo económico, sino sobre todo ético, que todos han
de afrontar, superando egoísmos de personas,
grupos o naciones. Mostrando el rostro a
los verdaderos peligros que son las tentaciones que pueden acechar su
conciencia y su actividad.
Página 46 EMPRESA Nº196
bueno ni con ser soñador, no cambian las
cosas si nos quedamos todos en nuestro
refugio alternativo, en iniciativas puntua-
les”. Hay que animarse a entrar al debate, a
gestar opinión que ejerce influencia, a crear
procesos que cambien el curso de los acon-
tecimientos. Al menos intentarlo, poniendo
los medios. Sencillamente porque esta es
nuestra hora y no es justo presentar por
anticipado las renuncias. No es justo aban-
donar el sindicato, el partido político, el
gremio, el foro público, la empresa. Sencilla-
mente no es justo ni con nosotros mismos
ni con el país ni con nuestro Dios.
Es cierto, preferi-
mos la seguridad al
riesgo del fracaso. Y
sin embargo, lo sa-
bemos muy bien, al
final de nuestras vi-
das el veredicto será
claro: preferimos
mil veces habernos
equivocado por
arrojo que haber-
nos equivocado por
cobardía. Y en esto
vuelvo a Bergoglio,
que hace unos años
decía: “No espere-
mos ningún sal-
vador -el Salvador, con mayúscula sí, pero
no salvador con minúscula-, no esperemos
ninguna propuesta mágica para salir ade-
lante. Solo mediante una acción colectiva
de creación podremos cambiar nuestra his-
toria. La creatividad es la característica de
una esperanza activa, así como se dice que
la alegría es la explosión de la esperanza”.
Saber mirar más allá
Decía el director de Caritas Italia, hace
varios años: “Es necesario dar cuerpo a la
esperanza y volver a abrir el corazón a la
utopía, porque siempre es mejor morir de
utopía que de aburrimiento”. Y, a la vez,
hablando de la esperanza, subrayaba el
valor de saber mirar más allá. Que lo que
ves no es todo lo que hay; que siempre hay
otra posibilidad. Un horizonte abierto en el
corazón de la gente. Desconfiar del que ha-
bla de la única salida o del que dice no hay
salida. El desafío es ver más allá, es ver con
esperanzas.
Y termino citando los consejos de San Este-
ban, rey de Hungría, allá por el año 1000, a
su hijo, en su preparación para la asunción
de la corona. Imaginen ustedes el momento
de pasar la posta a los suyos en la empresa,
cuando le dice:
“En primer lugar te ordeno, te aconsejo, te
recomiendo, hijo amadísimo, que conserves
la fe para que sirvas de ejemplo a todos los
súbditos que Dios te ha dado. En nuestro
reino, la fe es algo joven y reciente; por esto
necesito una especial vigilancia y protec-
ción. Que este don no llegue a ser destruido
o aniquilado por tu desidia, por tu pereza o
por tu negligencia.
Te ruego además que siempre y en toda
ocasión, apoyado en tus buenos sentimien-
tos, seas benigno no solo con los hombres
de alcurnia ni con los jefes y los ricos, sino
con todos los que recurran a ti. Porque el
fruto de esa benignidad será la máxima fe-
licidad para ti. Sé compasivo con todos los
que sufren injustamente. Sé paciente con
todos, los poderosos y los que no lo son. Sé
fuerte; que no te ensoberbezca la prosperi-
dad ni te desanime la adversidad. Sé humil-
de, para que sea Dios y no tú mismo quien
te ensalce. Sé moderado y no te excedas en
el castigo o en la condena. Sé manso, sin
oponerte nunca a la justicia. Sé honesto, de
manera que nunca seas para nadie motivo
de vergüenza. Ten pudor, evitando la pesti-
lencia de la corrupción.
Todas estas cosas que te he indicado some-
ramente son las que componen la Corona
Real. Sin ellas nadie es capaz de reinar ni de
llegar al Reino Eterno”.
e m p r e s a
La esperanza es volver los ojos a aquella
vida que está más allá, y por encima de
todo lo que nos decepciona y se nos
escapa de las manos. En este sentido la
esperanza es un don de Dios; se pide
humildemente y se practica. Es mirar el
futuro en un mar de oscuridad.
Verano 2009 Página 47
el impacto ambiental de las decisiones
empresarias
eduardo r. alsina
Eduardo R. Alsina es licenciado en Organización de la Producción (UADE), realizó estudios de ingeniería industrial y administración de empresas en instituciones del país y del exterior. Fue profesor en el ITBA. Perteneció al Consejo Directivo de ACDE, dirigió la revista Empresa y fue miembro de su Consejo de Redacción y Editorial entre los años 1995 – 2006. Director de Algodonera San Nicolás S. A.
“No podemos resolver problemas pensando
de la misma manera que cuando los creamos”.
Albert Einstein
El pensamiento con el que prologamos es-
tas reflexiones nos habla de la necesidad de
encontrar nuevas formas de encarar situa-
ciones inéditas que requieren ideas origina-
les. Los problemas que se plantean dentro
del marco del uso racional de los recursos
son un ejemplo de cómo asumir el desafío
que nos propone la frase mencionada.
Sin duda en muchos casos, los impactos
ambientales se generan en los procesos in-
dustriales y en otras formas de la actividad
empresaria, pero para abarcar toda la ex-
tensión del problema no podemos dejar de
incorporar a otros actores en esto que hoy
podemos considerar como un drama.
Nadie puede hacerse el desentendido, ni
quién lidia con los recursos financieros, ni
el que comercializa o distribuye, a los ges-
tores del consumo -marketing y publicidad
mediante- menos los directivos de la orga-
nización, los funcionarios gubernamentales
y una amplia lista de involucrados que
incluye a los consumidores que miran el
problema con indiferencia.
Aquí el concepto de “obediencia debida” es
reemplazado por el de “no es de mi incum-
bencia” sin asumir el papel que podría ge-
nerar una corriente interna que busque un
desempeño socialmente aceptable.
“El desafío de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer las necesidades del futuro es complejo, considerando que el mismo progreso es un proceso desordenado y que en diversas ocasiones nos provee de enormes beneficios en el marco de emprendimientos
cuestionables”, señala Alsina, al compartir sus reflexiones sobre el impacto ambiental y cómo asumir este desafío dentro del marco del uso racional de los recursos.
Este tema fue desarrollado en una de las reuniones efectuadas en el PRODIEM, programa que ACDE lleva a cabo con el objetivo de crear un espacio y un método para
desarrollar la inteligencia ética.
El cuidado del medio ambiente, como un compromiso empresario asociado al concepto de lograr un desarrollo sustentable, forma parte de las responsabilidades ineludibles de la dirigencia para con la sociedad. El autor nos invita a desestimar la desconfianza que pueda causarnos algunos aspectos de la propuesta ecológica y buscar en ella el efecto
palanca que, sumando el compromiso de obtener un desarrollo sostenible, nos brinde la tranquilidad de espíritu de haber sido celosos y eficientes custodios del medio ambiente.
e m p r e s a
Página 48 EMPRESA Nº196
No se demandan
héroes ni mártires,
tan solo profesio-
nales conscientes
que ayuden a crear
una conciencia en
su organización
basada en la Res-
ponsabilidad Social
Empresaria, pero
más que como una
razón de valor agre-
gado al producto o
a la imagen pública
de la misma, como
un vínculo con una
escala de valores
que comienza a sus-
tentar la viabilidad
de nuestra vida en
comunidad y justi-
fica nuestra misión
empresaria.
El protagonismo de la ecología
Si nuestro objetivo es considerar los aspec-
tos principales del impacto ambiental y so-
cial de las decisiones empresarias en el con-
texto de la actividad económica, debemos
primero definir algunos conceptos previos.
En la segunda mitad del siglo pasado tomó
protagonismo todo aquello vinculado con la
ecología, como disciplina dedicada a estudiar
los componentes y los factores que intervienen
en el funcionamiento del sistema terrestre.
Este hecho no fue casual, se produce a par-
tir de la aceleración causada por la inter-
vención del hombre en el cambio global del
medio ambiente.
Desde la creación hasta la revolución indus-
trial los efectos de la acción humana fueron
limitados y focales; el proceso del desarrollo
humano basado en una economía sopor-
tada por la agricultura primitiva, la cría o
simple caza de animales para el sustento,
el transporte a sangre o por agua ayudados
por el viento o la fuerza de los remeros, no
eran equivalentes a ninguna de las agresio-
nes que comenzaron a generarse a partir
del nacimiento de la economía industrial.
Podemos decir sin equivocarnos que inun-
daciones, incendios forestales, epidemias
o terremotos eran cataclismos propios de
la naturaleza y que el mayor flagelo que el
hombre causaba era contra sí mismo y con-
sistía en la guerra, bajo sus diversas formas
y motivaciones.
El maquinismo asociado al estímulo que
provocaba la posibilidad de incrementar
la oferta de bienes y servicios, así como la
euforia provocada por una visión de progre-
so continuo, generó una conciencia entre
los países avanzados de poder disponer sin
rendir cuentas de todo aquello que la na-
turaleza le brindaba. Comenzó el hombre
entonces a vivir del capital del ecosistema
y no de sus intereses, suponiendo que este
podía absorber los efectos contaminantes y
brindar las materias primas necesarias.
Siempre existieron causas naturales que al-
teraron las condiciones del medio ambiente
sobre la tierra -que lo digan los dinosaurios,
si no- pero la acción sistemática que hoy
verificamos como consecuencia de la defo-
restación, el uso de combustibles fósiles y
de la imposibilidad de reciclar deshechos
por limitaciones en la biodegradación o eli-
minación total de los mismos, para dar un
ejemplo, no tiene precedentes.
Sabemos que un sistema “es un todo orgá-
nico, un conjunto cuyas partes están coor-
dinadas según una ley y contribuyen a un
determinado objeto”. La ventaja de analizar
los procesos que suceden en nuestro planeta
como un sistema, es poder verificar la interre-
lación existente entre la naturaleza, su propia
transformación y la obra del hombre en la
búsqueda de su supervivencia como especie.
El crecimiento de la ecología como forma
de conocer mejor y ayudar a conservar el
Alsina: “El mensaje del holocausto nuclear es que
el hombre no siempre hace el uso debido de
los talentos que le fueron conferidos. Su capacidad
de destrucción es casi infinita, de un golpe
puede borrar toda la vida sobre el planeta como ya fuera dicho o bien,
puede hacerlo de a poco, tomándose su tiempo,
desatendiendo el cuidado del sistema que soporta
la vida sobre la Tierra”.
e m p r e s a
Verano 2009 Página 49
hábitat fue en un principio privativo de es-
pecialistas en ciencias naturales, biólogos,
químicos, geólogos, antropólogos y oceanó-
grafos -entre otros- para luego incorporar a
profesionales de las ciencias sociales lo que
posibilitó una mayor apertura científica y
una visión interdisciplinaria más amplia.
El pensamiento ecologista comenzó a ad-
quirir una dimensión filosófica, a constituir
una nueva actitud social y terminó en algu-
nos casos conformando un espacio político.
Todo este proceso es sin duda positivo y no
debemos cerrarnos intelectualmente a ex-
plorar todo el aporte que estos conocimien-
tos pueden sumar a la mejor conservación
de aquello que nos fue dado por Dios, en
custodia y no como bien propio.
El desafío de satisfacer las necesidades del
presente sin comprometer las necesidades del
futuro es complejo, considerando que el mis-
mo progreso es un proceso desordenado y que
en diversas ocasiones nos provee de enormes
beneficios en el marco de emprendimientos
cuestionables. El uso pacífico de la energía
atómica es un buen ejemplo, por tratarse de
un subproducto de un demonio de la guerra.
Superando desconfianzas
La generalización puede provocar algunas
desconfianzas y podemos cuestionarnos:
• Cuando las personas comienzan a centrar
sus afanes en conceptos teóricos y propues-
tas divorciadas de las duras condiciones de
la vida real, aparecen las consignas sobre
cómo crear el “hombre nuevo” o las remeras
con inscripciones “Save the planet”. Podemos,
entonces, caer en la ingenuidad de preocu-
parnos intensamente por la conservación de
los osos pandas en tanto mueren por desnu-
trición millones de chicos en el mundo, sin
generar similar explosión de solidaridad.
A estas muestras de activismo ecológico
podríamos tildarlas de “románticas”, des-
provistas mu-
chas veces de
rigor científico,
con su prédica
centrada en
aspectos no
esenciales de
la cuestión,
que requieren
para su tra-
tamiento el
aporte técnico
y un compro-
miso social
que no vuelva
estériles las
soluciones
propuestas.
• La segunda luz
amarilla que
puede frenar
nuestro compromiso con la propuesta
ecológica es dudar que el hombre tenga
tanto poder como para alterar los ciclos
propios de la naturaleza, que se vienen
cumpliendo desde hace millones de años.
El tiempo transcurrido desde que se ini-
ciaron las actividades que puedan afectar
la vida en la Tierra es un instante en com-
paración al transcurrido desde el momen-
to de la creación.
Pero debemos recapacitar antes de caer en
la indiferencia, y es por eso que los invito
a desestimar la desconfianza que pueda
causarnos algunos aspectos de la propuesta
ecológica y buscar en ella el efecto palanca
que, sumando el compromiso de obtener
un desarrollo sostenible, nos brinde la tran-
quilidad de espíritu de haber sido celosos y
eficientes custodios de tan rica heredad.
Existieron precursores en el planteo moral
del tema; destacamos a Theodore Roosevelt
(1858-1919), quién fuera el primer presidente
de los Estados Unidos de América que se ocu-
para efectivamente de la conservación de los
espacios naturales y la fauna. En su mensaje
al Congreso, en noviembre de 1907, decía:
La falta de solidaridad en las
sociedades, en el seno de las
mismas o en su relación recíproca, la
materialización de las ambiciones que
buscan satisfacciones inmediatas y
lúdicas en lugar de desarrollar valores
espirituales permanentes, son el
combustible de este inconciente viaje
hacia un futuro comprometido.
e m p r e s a
Página 50 EMPRESA Nº196
“Desperdiciar, destruir nuestros recursos
naturales, socavar y extenuar la tierra en
lugar de usarla de manera que prospere,
significará que cuando llegue el momen-
to de entregarla, enriquecida y fecunda a
nuestros hijos, estará ya desvastada”.
hiroshima, mon amour
¿Por qué utilizamos como disparador el film
de Alain Resnais (Francia, 1959)? Recordado,
sin duda, por quienes tenemos edad sufi-
ciente para haberlo visto en nuestra juven-
tud o por cinéfilos que lo ubican en el naci-
miento de lo que se llamó la nouvelle vague
del cine francés de aquellos años.
El desarrollo está ba-
sado en la historia de
dos personajes cen-
trales que protagoni-
zan una breve, pero
intensa relación. Sin
embargo, el telón de
fondo de la película
es el peligro de una
guerra nuclear en
una época posterior,
pero cercana al fin,
de la que concluyó con la destrucción de las
ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki,
en agosto de 1945.
Cualquiera fuera el móvil que impulsó esta
acción, lograr el fin de la guerra o definir
escenarios futuros para la confrontación
este-oeste que se avizoraba, produjo que las
dos únicas armas nucleares utilizadas por
el hombre en su historia fueran lanzadas
contra objetivos civiles, causando muerte y
dolor en una magnitud no conocida hasta
ese entonces.
En la actualidad -Twin Towers de por me-
dio- vivimos sobresaltados por un mundo
con problemas que se resuelven con guerra
y violencia, por la aparición de nuevos juga-
dores que forman ejércitos irregulares con
posibilidad de acceso a sofisticados arma-
mentos, y sumidos en una desequilibrada
distribución de la riqueza.
¿Qué tiene que ver Hiroshima con la contami-
nación del ambiente, con la ecología, con los
ecosistemas? A nuestro entender, mucho.
El mensaje del holocausto nuclear es que el
hombre no siempre hace el uso debido de los
talentos que le fueron conferidos. Su capacidad
de destrucción es casi infinita, de un golpe pue-
de borrar toda la vida sobre el planeta como ya
fuera dicho o bien, puede hacerlo de a poco, to-
mándose su tiempo, desatendiendo el cuidado
del sistema que soporta la vida sobre la Tierra.
El ejemplo dramático de la devastación
violenta siempre causa escozor y alarma, la
degradación por desertización, deforesta-
ción y otras causas del agotamiento o dete-
rioro de los recursos naturales, es aparente-
mente más tolerable, se puede disimular.
La falta de solidaridad en las sociedades, en el
seno de las mismas o en su relación recíproca,
la materialización de las ambiciones que bus-
can satisfacciones inmediatas y lúdicas en lu-
gar de desarrollar valores espirituales perma-
nentes, son el combustible de este inconciente
viaje hacia un futuro comprometido.
Esperanza, pero soportada por la responsabilidad
Estamos a tiempo. Dios está con nosotros,
no nos mira indiferente; pero al darnos la
libertad de elegir entre el bien y el mal, nos
enfrenta a este duro dilema que excede con
creces la responsabilidad empresaria -sin
excluirla en modo alguno- para controlar
los efectos del daño ambiental.
Pero como cuando arrojamos una piedra al
agua, los círculos concéntricos que se forman
con el impacto nos recuerdan que los gran-
des acontecimientos se van desglosando en
hechos menores. En alguno de ellos estamos
ubicados y nadie puede relevarnos de la res-
ponsabilidad de trabajar por el bien común.
El mensaje del holocausto nuclear
es que el hombre no siempre
hace el uso debido de los talentos
que le fueron conferidos.
e m p r e s a
Verano 2009 Página 51
institucional
XVIII Jornada Anual Grupo Joven ACDE
¿Quién querés ser? ¿Qué vas a hacer?
gabriela urey
Miembro del Consejo Directivo del Grupo Joven ACDEhttp://www.jornadajovenacde.com.ar/
El 12 de septiembre pasado tuvo lugar la
XVIII Jornada Anual del Grupo Joven de
ACDE. Realizada por segundo año consecu-
tivo en el Campus de la Escuela de Nego-
cios del IAE, participaron 210 jóvenes que
promediaban la edad de 25 a 35 años. A la
importante presencia de socios y no socios
de Buenos Aires se sumaron jóvenes de
Rosario, Córdoba y una entusiasta represen-
tación de ACDE Paraguay. Todos reunidos
para escuchar a los más destacados expo-
sitores convocados por quienes tuvimos a
cargo la organización de la Jornada Anual,
equipo liderado por la presidente de ACDE
Joven, Rosario González Morón.
Bajo el título de “¿Quién querés ser? ¿Qué
vas a hacer?” intentamos inspirar, transmi-
tir, unir, multiplicar y generar compromiso,
como así también reflexionar acerca del
rol del joven en la sociedad y en las capa-
cidades para desarrollar en la dirigencia.
Buscamos que el joven sea protagonista de
un cambio importante en la sociedad actual
de nuestro país, motivándolo a trabajar en
conjunto en virtud del bien común para
construir una sociedad transparente.
La Jornada consistió en 4 paneles de ex-
posición haciendo foco en el diálogo, en la
cooperación y en el trabajo en equipo. Contó
adicionalmente con un taller en donde los
jóvenes asistentes tuvieron la oportunidad de
reflexionar, interactuar y compartir inquietu-
des coordinados de la mano de los profesores
del IAE. Y finalmente, dando lugar a ejemplos
reales, diez emprendedores contaron con “3
minutos” para presentar ante la audiencia
sus ideas y proyectos concretos actualmente
de participación en la sociedad.
Página 52 EMPRESA Nº196
“CON POCO SE PUEDE LOGRAR MUCHO”
En el segundo panel de la Jornada tuvi-
mos tres expositores que han emprendido
con gran vocación proyectos innovadores.
Estuvieron Evangelina Petrizza (Directora
Ejecutiva de RADIM), Santiago Pinto Escalier
(Fundador de Bumeran, Keegy) y Mariano
Rosenberg (Director de la Fundación Alegría
Intensiva). Se manifestó la necesidad de
poder poner en marcha las ideas de los em-
prendedores y el talento de cada uno: “Con
poco se puede lograr mucho”.
Evangelina Petrizza, como Directora de
RADIM, explicó como la gente de bajos
recursos económicos puede acceder a mi-
crocréditos no estando dentro del sistema
financiero. Santiago nos animó a perder el
miedo y a apostar por un sueño compar-
tido Y Mariano, desde Fundación Alegría
Intensiva, nos mostró de qué manera llevan
optimismo y felicidad a los niños y de cómo
profesionalmente capacitan a su personal.
“COOPERACIóN y DIÁLOGO A PESAR DE LAS DIFERENCIAS”
En este panel estuvieron reflexionando
Maria Eugenia Estenssoro (Senadora Nacio-
nal), Andrés Rodríguez (Secretario General
UPCN) y Guillermo Ceballos Serra (Director
de RRHH Gas Natural Ban) acerca de la
necesidad de acudir al diálogo para poder
convivir en un país.
Estenssoro nos comentó, entre otras cosas,
la vida de Mandela, de las diversidades que
tuvo que atravesar para poder lograr un
liderazgo. De las diferencias entre el lide-
razgo que une y el liderazgo que manipula.
Tenemos que llegar a un liderazgo integra-
dor, el que busca que unir.
Rodríguez manifestó la necesidad de reunir-
se con las personas para poder charlar, ya
que destaca que es el espíritu de todo gre-
mio buscar un diálogo, indispensable para
deliberar y debatir. Insiste en dar la posi-
bilidad de intercambio, de buscar la idea
personal y la forma de encarar una cosa,
pero mostrar la alternativa de enriquecer
la acción
dando un
estado de-
liberativo
para dar
una homo-
geneidad
de criterio.
institucional
“En todo momento tratamos de apuntar hacia un compromiso
de la juventud con la sociedad y para ello contactamos a
importantes e idóneos referentes para cada
tema”.
Verano 2009 Página 53
“TRABAJO EN EQUIPO: OTRA FORMA DE LIDERAzGO”
De la mano de Juan José Gómez Centurión
(Gte RRHH de Jumbo Retail, ex Combatiente
Malvinas) y Javier Methol (Sobreviviente del
accidente Uruguayo en los Andes 1972) nos
enseñaron el valor del trabajo en equipo
como otra forma de liderar.
El momento de mayor atención se vivió cuan-
do Javier Methol compartió la experiencia de
sus días como sobreviviente en Los Andes, de
cómo pudieron aceptarse unos con los otros,
donde el diálogo era constante y de cómo
confiar en el prójimo. La confianza en el nue-
vo líder fue un factor de motivación y aliento
para que sean rescatados.
Con Juan José Gómez Centurión entendi-
mos como el trabajo en equipo puede ser
aplicado en el mundo de los negocios y en
la vida diaria.
DANDO SIEMPRE UN PASO MÁS…
La Jornada Anual del Grupo Joven de ACDE
cada año está siendo más conocida en
los ámbitos empresariales y resulta espe-
ranzador que más de 200 jóvenes hayan
invertido todo un día sábado para asistir a
un evento de tal magnitud, permitiéndose
reflexionar acerca de la sociedad actual y
del país. Vemos que hay voluntad y gran
compromiso para lograr una realidad me-
jor. Los jóvenes de ACDE estamos más
que nunca dispuestos a dejar nuestra
huella y agregar
valor en nuestro
país, a trascender
y lograr una socie-
dad de la cual nos
sintamos orgullo-
sos día a día.
institucional
Página 54 EMPRESA Nº196
Desde España
A mis alumnos de Excelencia Literaria,
que sueñan convertirse en escritores, les
suelo decir que un novelista no precisa
conocimientos académicos precisos. Su
Universidad está en los libros (en los bue-
nos libros, se entiende).
Si quieren de verdad aprovechar el tiem-
po para hacer de su vida una aventura
que merezca la pena, deben hacerse con
un buen listado de títulos y dejarse llevar
por la magia de la lectura. Y sé que mi
consejo no es palabrería vana. De hecho,
estos tiempos de economías revueltas
nos dicen que muchos de los responsa-
bles de la debacle financiera –así como
sus peones, tan bien trajeados en tantos
chiringuitos a lo largo y ancho de Occi-
dente- no hubiesen caído el las redes de
la avaricia y demás Pecados Capitales si
conocieran un poco mejor el alma huma-
na. Alma que en ningún sitio está más
detalladamente explicada que en la his-
toria de la Literatura universal. Es decir,
en aquellos libros que han superado el
paso de los años por seguir interpelando
al lector con la misma fuerza con la que
lo hicieron en el momento de su edición.
Miguel Aranguren
Escritor y artista plástico español. Colaborador para El Mundo, Telva,
el Correo y Alba, entre otros medios europeos. La hija del Ministro es su reciente y última novela publicada.
www.miguelaranguren.com.
Verano 2009 Página 55
Crimen y castigoEn suma, ofrezco la literatura como anal-
gésico, como preventivo, como vacuna y
hasta antibiótico contra las necedades
del siglo. Los errores y los horrores del si-
glo XXI están ya descritos y hasta resuel-
tos por la pluma de los grandes autores.
Las bondades y maravillas del ser hu-
mano, también. Por ejemplo, otro gallo
nos cantaría a los cristianos si antes de
comenzar la jornada dedicásemos unos
minutos a conocer de primera mano lo
que fueron las jornadas de Jesucristo.
Esto es, a leer su biografía. Es decir, los
santos Evangelios. Tenemos la suerte de
que nuestra religión es una revelación
personal, la revelación del propio Cris-
to, que no es un mito sino un personaje
histórico bien detallado hasta por cuatro
testigos de sus primeros días. En ellos se
cuenta, por ejemplo, que en el cielo ten-
drán preferencia las meretrices. Lo dijo
porque entre sus primeros discípulos ha-
bría alguna. Convertida, eso sí. Y su con-
versión debió despertar el escándalo de
más de un puritano que, en el fondo y en
la forma, no creía en la capacidad de Dios
para perdonar.
Dostoievski hace una radiografía del
alma perturbada en “Crimen y castigo”.
Al joven Raskólnikov le persigue el peso
de la culpa después de haber asesinado
a una vieja prestamista y a su inocente
hermana. Y es precisamente una prosti-
tuta de aquel paupérrimo San Petesbur-
go, la miserable Sonia que compra con el
precio de su virtud el alimento para su
familia, quien le narra la resurrección de
Lázaro como muestra de que Dios es ca-
paz de vivificar hasta la carne podrida.
La piedad de una ramera conmueve el
alma enferma del asesino y el corazón
del lector, que descubre el sello indeleble
de la misericordia a través de las páginas
de una novela imperecedera.
Página 56 EMPRESA Nº196
reconocimiento revista empresaComo es ya casi una tradición, el pasado 22
de octubre entregamos el “Reconocimiento
Revista EMPRESA” a Roberto Martínez No-
gueira.
Para quienes integramos el grupo de so-
cios, que intenta periódicamente llegue a
los hombres de ACDE un nuevo número de
EMPRESA, es un momento de verdadera
satisfacción poder, cada año, reconocer a
quien durante mucho tiempo ha aportado
su creatividad e inteligencia en artículos,
columnas y opiniones, que hoy forman par-
te de la antología de nuestra revista.
No he de referirme a la extensa trayectoria
profesional y académica de Roberto Martí-
nez Nogueira por todos conocida, no solo en
el ámbito de nuestro país sino también en
el extranjero, tan o casi más valorada que
en el nuestro.
He querido darle una visión más testimo-
nial a este momento de encuentro, pues
ello refleja también con intimidad las ense-
ñanzas que nos ha dejado Roberto.
Su participación tanto en el Consejo de
Redacción, como en el Consejo Editorial,
forma parte también de sus permanentes
aportes: su palabra oportuna como sus elo-
cuentes silencios son una visión integrado-
ra de quien siempre ha estado dispuesto ha
darnos lo mejor de sí.
Si en más de una oportunidad, hemos
dicho, que ACDE ha tenido una actitud
anticipadora, es porque la providencia ha
querido que hombres como Roberto estén
presentes entre nuestros socios.
Pertenezco a una generación en la que Octa-
vio Gelinier, en su libro La Empresa creadora,
nos dio una renovada visión sobre la empresa
como actora para transformar la sociedad.
Creo rescatar, sin temor a equivocarme, de
que Roberto pertenece a esa generación de
hombres que supieron interpretar que los pro-
fundos cambios que se estaban produciendo
en la sociedad también generarían profundos
cambios en la vida de las empresas.
Releer hoy lo que Roberto escribía en EM-
PRESA, en la década del setenta, es una
muestra palpable de su talento y de cómo
avizoró las consecuencias que los procesos
sociales tendrían sobre las estructuras y el
funcionamiento de las empresas.
Tal vez ahora estemos en una etapa de
reflexión; por eso las palabras del evange-
lista: “Venid conmigo y descansad un poco”,
(Mat.6, 31), nos están diciendo que de la re-
flexión de ese descanso surja la savia nueva
para que EMPRESA siempre tenga hombres
como él.
Celso Enrique Arabetti
institucional
del archivo
egon S. zehnder
la necesidad de líderes en tiempos
de crisis“Los tiempos de crisis no demandan coordinadores talentosos o hábiles mediadores; los tiempos de crisis exigen líderes. Personas con la habilidad de identificar el curso
de acción que debe tomarse, que inspiren el coraje y la unidad necesaria para superar la emergencia. Individuos capaces de tomar las decisiones correctas y de
trabajar efectivamente con sus subordinados para alcanzar los objetivos deseados”.
Rescatamos en este número un artículo publicado por Egon Zehnder en nuestra revista EMPRESA 87 (diciembre1988 - marzo 1989). Su contenido mantiene plena actualidad en nuestros días y su reflexión no ayudará, sin duda, a fortalecer nuestra
visión crítica frente a la dirigencia social y dentro de nuestras propias organizaciones empresariales.
Selección y prólogo de Celso Enrique Arabetti.
Fundador de Egon zehnder International Inc.
Aun en tiempos menos traumáticos, por escasos que estos sean en el mundo contemporá-neo, hay una necesidad permanente de liderazgo.
En malos o en buenos tiempos, las compañías confían en expertos para encontrar aquellos líderes dotados, que pueden significar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Sin líderes efectivos, una comunidad o una organización pierden su habilidad de responder a los cambios en el entorno.
La necesidad de liderazgo es un hecho que debería ser evidente para todos. Sin embargo, hubo períodos, como en los años 60 y 70, en que otros puntos de vista tuvieron fuerte vi-gencia. En ese período, muchos intelectuales, artistas y formadores de opinión cayeron bajo la influencia de una fantasía anti elitista.
Según esta, la gente tiene una propensión innata a cooperar, y los conflictos de interés se resuelven naturalmente. El liderazgo es una intromisión en este orden natural, un culto a la personalidad, algo que impide a la gente alcanzar su desarrollo y su identidad, y en conse-cuencia, algo que hay que descartar. Todo lo que necesitas es amor…, decía la vieja canción de Los Vétales, resumiendo la utopía anti elitista.
En nuestra diaria actividad de consultores podemos ver como la popularidad de estos pen-samientos ha ido disminuyendo. Sin embargo, han sido tan influyentes en su momento que,
Verano 2009 Página 57
Página 58 EMPRESA Nº196
aun muchos de aquellos que rechazan estas ideas están todavía en una posición defensiva cuando hablan de liderazgo y autoridad, como si hubiera algo objetable.
Un cambio completo de actitud en cuanto a la legitimidad del liderazgo no ocurrirá rápida-mente ni espontáneamente, sino a partir de la misma acción de los líderes, quienes deben reconocer que la batalla debe ser librada en el terreno de la eficacia y en particular, en el de la ética y de la creatividad.
LIDERAzGO y EQUILIBRIO ENTRE INDIVIDUO y SOCIEDAD
Debemos reconocer y aceptar que el ser humano es a la vez individual y social, lo cual no refleja una contradicción, sino una interdependencia. Para manifestar nuestra individualidad necesitamos trabajar efectivamente con otros, en grupos organizados o en sociedad; pero
para que un grupo o sociedad se desarrolle, debe reconocer y esti-mular la individualidad de sus miembros.
Hay muchos caminos que posibilitan a hombres y mujeres desa-rrollar sus propios talentos e intereses (política, ciencia, negocios, artes, educación, etc.) beneficiando de igual modo a otros. Al mis-mo tiempo, la gente debe ser consciente de que su pertenencia a la sociedad, su ciudadanía, no solo le otorga derechos sino también responsabilidades hacia los demás y hacia el mantenimiento de ins-tituciones que les posibilitan expresar su individualidad.
En una sociedad saludable, lo individual y lo social existen en un equilibrio dinámico. Pero este equilibrio no se logra en forma espontánea: tiene que ser creado y alimentado. Es un trabajo duro y quienes lo realicen deben ser capaces, decididos y vigilantes.
Este es el trabajo que realizan los líderes, y esta es la razón por la cual los buenos líderes son indispensables.
Utilizo deliberadamente la palabra líderes en plural. La noción de que hay un solo líder y todo un resto de seguidores es tan peligrosa como la idea de que no debería haber ningún líder.
Si los líderes son débiles e indecisos, si carecen de fe en sí mismos, en lo que proclaman, y no actúan en consecuencia, las instituciones de las que depende la sociedad también se resienten.
Cuando la gente pierde la fe en sus instituciones y en sus líderes se vuelve cínica, pierde la visión de metas más amplias. Entonces, cada hombre se convierte en una isla, concentrán-dose en sus derechos e ignorando sus responsabilidades, olvidando que dichos derechos dependen absolutamente del funcionamiento de las instituciones.
Es bajo estas circunstancias que la gente, tratando de recobrar un sentido de dirección, se hace vulnerable a las perversiones del liderazgo: el despotismo y la tiranía.
Al desacreditarse la idea de una autoridad apropiada, lo único que puede volver a unir a la gente es el mero poder, el dominio de un tirano, y entonces una nueva unidad es impuesta,
Así como el artista extrae lo mejor
de los materiales con los que trabaja,
también un verdadero líder extrae lo
mejor de la gente
del archivo
Verano 2009 Página 59
pero a un costo inaceptable, a veces en vidas humanas y siempre en dignidad humana.
LA CREATIVIDAD DEL LIDERAzGO
Mantener el equilibrio entre lo individual y lo social es una tarea creativa. Los líderes son como los compositores, los directores de orquesta o los artistas. Así como el ar-tista extrae lo mejor de los materiales con los que trabaja, también un verdadero líder extrae lo mejor de la gente.
Sin duda, el buen liderazgo es el fundamen-to del que depende cualquier otra tarea creativa. Son los líderes políticos, empresarios y sociales quienes crean las condiciones que los científicos, artistas e inventores necesitan para trabajar libremente y para ser recompensados por sus esfuerzos.
En cada área de activad los líderes fijan los criterios de excelencia en base a los cuales se evalúa el trabajo de los individuos. A menos que dicha evaluación se realice, no habrá au-téntica creatividad dado que no habrá reconocimiento del talento.
Sin la evaluación de líderes, cuyo juicio sea respetado, habrá un caos cultural donde las obras de Shakespeare no se apreciarán más que los escritos de un casi analfabeto, donde las opiniones de un cantante de rock serán consideradas con la misma seriedad que las de un sabio. Esta es la última expresión de la fantasía anti elitista: un estado en donde a nadie le es permitido ser mejor que cualquier otro, donde el talento no es reconocido o es per-cibido como una amenaza.
Si la fantasía anti elitista tuviera éxito, podríamos imaginarnos la siguiente situación: -“Lo sentimos mucho Sr. Van Beethoven, pero debemos recomendar que su hijo Ludwing deje de asistir a clases de música: él hace que todos los demás chicos se sientan muy inferiores”.
LAS CARACTERíSTICAS DE LOS LíDERES
Ceo que hay tres características que son indispensables para un buen liderazgo: intuición, espíritu emprendedor y ética.
IntuiciónLa intuición juega un papel principal en la vida de cada uno de nosotros, aunque no siem-pre esto sea reconocido. La usamos cuando seleccionamos amigos, esposas y socios, cuan-do damos consejo, cuando educamos a nuestros hijos y, sin duda, como consultores de búsquedas de ejecutivos.
Sin embargo, parece que la intuición es una palabra que no corresponde al mundo moder-no de los negocios, inundado de profesionales que calculan la esperanza matemática y las probabilidades asociadas a cada curso de acción apoyados en sus computadoras. Se supo-ne que un gerente profesional no debe decir : yo siento, sino más bien: yo sé.
del archivo
Es la visión del líder la que aglutina a un grupo o a una organización, la
que mantiene el equilibrio esencial entre el individuo
y la sociedad.
De todos modos, nuestra vida sería imposible sin la intuición, dado que siempre tenemos que tomar decisiones en circunstancias donde no existen las condiciones para un razona-miento lineal y deductivo.
Por eso un líder debe ser capaz de confiar en su intuición y hacer que esta y sus habilidades analíticas trabajen en armonía. Las buenas decisiones intuitivas están basadas en una combi-nación de información sobre hechos y experiencia ganada a través de los años.
Obviamente, nadie está proponiendo el uso exclusivo de la intuición. Sería una excusa muy fácil acudir a la intuición cuando a uno se le acaban los argumentos. Solo estoy recomen-dando que la intuición sea reconocida y se le asigne un valor.
Espíritu emprendedorEsta característica crea cierto grado de ambivalencia: por un lado, el emprendedor es visto como un innovador, un visionario creativo que tiene el coraje de enfrentar los riesgos nece-sarios para alcanzar sus objetivos y la habilidad de transmitir a otros su entusiasmo.
Por otro lado, hay un aspecto negativo en la percepción popular : es la preocupación de que el emprendedor se convierta en un autócrata obsesivo, sólo confiado en su propio juicio y remiso a escuchar a cualquier otro.
Honradamente, no cualquiera con esta combinación de caracte-rísticas podría ser un líder. El verdadero emprendedor crea nuevos sistemas de organización, nuevas tradiciones pero, para hacerlo con éxito, debe haber una continuidad en su tarea creativa; trabaja para establecer algo que vaya a durar, está imbuido de una vitalidad que sus sucesores pueden nutrir y desarrollar.
Por la misma razón, también es incorrecto pintar a los emprendedores como jugadores; por definición, los jugadores pierden a largo plazo.
El verdadero emprendedor toma riesgos moderados y calculados; tiene la visión de lo que quiere alcanzar y la comprensión de los pasos que tiene que dar para lograrlo; usa intuición y razonamiento analítico para alcanzar sus objetivos, no fantasea.
La palabra emprendedor corresponde a la persona que tiene la habili-dad de crear cosas nuevas con recursos limitados, y que tiene el sentido de la oportunidad y la comprensión de la gente necesaria para dicha creación. Sabe como relacionar sus innovaciones con los objetivos a lar-go plazo de su grupo o de la organización. Podríamos dejar de hablar de emprendedor y, simplemente, hablar de líder de empresas.
Realmente no hay diferencias entre el líder de empresa y la clase constructiva del empren-dedor que he descrito. Son la misma persona con la misma tarea y cualidades. El líder de empresa y el emprendedor por igual deben ser capaces de iniciar nuevas actividades e inte-grar éstas a las actividades continuas de su organización.
El líder de empresa se asegura que haya una estrategia y constantemente refina esa estra-tegia a luz de las circunstancias cambiantes. Debe ser capaz de comunicar esta estrategia
Nada es más corrosivo al ideal de
liderazgo que la revelación de que
líderes, previamente respetados,
han quebrado los principios que
públicamente exhortaron a los demás
a respetar. La ética del liderazgo está
en el centro de las críticas de quienes
sostienen que no se puede llegar a la
cima sin actuar con deshonestidad
Página 60 EMPRESA Nº196
del archivo
a todos sus colaboradores de modo que sea intuitivamente comprendida y aceptada por cada uno. Debe crear un clima (cultura es la palabra moderna) que promueva el desarrollo de muchos otros como él.
Principios éticosIndependientemente del grado en que posee las otras dos características, intuición y espíri-tu emprendedor, sin una visión ética una persona no puede ser líder.
Un líder debe ser capaz de inspirar a otros la convicción de que su visión es la correcta. También debe ser capaz de convencer a la gente, con sus acciones y comportamiento, de que es la persona adecuada para expresar esta visión.
Nada es más corrosivo al ideal de liderazgo que la revelación de que líderes, previamente respetados, han quebrado los principios que públicamente exhortaron a los demás a res-petar. La ética del liderazgo está en el centro de las críticas de quienes sostienen que no se puede llegar a la cima sin actuar con deshonestidad. Creen que para tener éxito en nego-cios o en política, hay que hacer una especie de pacto con el diablo. Suponen que los líde-res están interesados exclusivamente en sus propios intereses y no en los de algún otro.
Es alarmante lo difundido de estas nociones, reforzadas por historias en la prensa sobre corrupción y venalidad en el gobierno y en los negocios. Por si la gente no hubiera recibido claramente este mensaje, además hay docenas de melodramas en televisión y en el cine al respecto.
Sobre este tema hay dos cuestiones a ser dilucidadas. La primera es si el interés individual es incompatible con un más amplio interés social. El segundo es si los líderes empresarios,
El líder de empresa se asegura que haya
una estrategia, y constantemente refina
esa estrategia a luz de las circunstancias
cambiantes. Debe ser capaz de comunicar esta
estrategia a todos sus colaboradores de modo que sea intuitivamente
comprendida y aceptada por cada uno. Debe crear
un clima (cultura es la palabra moderna) que
promueva el desarrollo de muchos otros como él.
Verano 2009 Página 61
del archivo
políticos, militares y otros, en sociedades democráticas, son realmente recompensados si actúan en forma no ética.
EL INTERéS INDIVIDUAL ES COMPATIBLE CON EL INTERéS SOCIAL
La primera cuestión se responde fácilmente: todo lo que tenemos que hacer es ver el enorme progreso social en términos de salud, bienes materiales y bienestar general que ha resultado de ganar dinero y de lograr algo para ellos mismos.
En una transacción económica, la ganancia para una persona no significa necesariamente la pérdida para otra. Los líderes de empresa dedican toda su energía en asegurar que ellos y sus empresas tengan éxito. La prosperidad de su comunidad y una comunidad próspera es realmente de su interés, dado que significa más negocio para ellos. Es obvio que los hom-bres de negocios no obtienen ningún beneficio de la pobreza. La pobreza va en contra de sus propios intereses.
Lo mismo, sin embargo, no puede ser dicho de ciertos políticos y otras personas que se be-nefician de la industria del bienestar social. Una reducción en el número de pobres afectaría las posibilidades de carrera.
LAS CHANCES DE TRIUNFAR y EL COMPORTAMIENTO éTICO
Sobre el segundo punto, creo que también hay una respuesta directa: en sociedades con instituciones democráticas abiertas y una prensa libre, las chances de triunfar con un com-portamiento no ético en negocios y en política son pequeñas. Una vez descubierto, los cos-tos son muy altos: desgracia social, pérdida financiera e, incluso, pérdida de libertad.
El éxito de las sociedades occidentales y de las economías capitalistas que ellas crearon fue construido a base de confianza y de un clima en el cual la gente pudiera creer que no serían estafados en la recompensa de su trabajo, ya sea en el mundo de los negocios, en la ciencia o en la tecnología. Una organización que adquiere una reputación dudosa se en-cuentra en una posición extremadamente vulnerable.
En las sociedades democráticas del mundo occidental, la recompensa que perdura es la de aquellos líderes que encarnan los estándares morales que la gente valora.
UNA CUESTIóN DE VISIóN
Si tuviera que elegir una palabra que incluyera las tres características vitales del liderazgo que he discutido, elegiría: visión.
Visión es la habilidad de formular objetivos que apronten el espíritu, que la gente percibe como valederos, y de demostrar cómo pueden ser cumplidos.
Es la visión del líder la que aglutina a un grupo o a una organización, la que mantiene el equilibrio esencial entre el individuo y la sociedad.
Página 62 EMPRESA Nº196
del archivo
Verano 2009 Página 63
Segunda reunión anual interna de Socios 2009
“continuemos conociéndonos e
involucrándonos”
El encuentro, del que participaron 64 socios,
se llevó a cabo el viernes 30 y el sábado 31
de octubre pasado, en El Cenáculo, Pilar.
La amistad, la camaradería y la alegría
fueron el clima que prevaleció durante los
intercambios de ideas y anécdotas. Tanto
en el amplio hall de recepción como en
las mesas de la cena, el desayuno y el al-
muerzo, al igual que en los momentos de
esparcimiento o en las animadas charlas
durante los paseos por las extensas galerías
del Cenáculo. No pudimos disfrutar de las
hermosas caminatas por el parque, como
el año pasado, debido a la lluvia, pero nos
deleitamos con ella y con las tormentas
eléctricas, espectáculos hermosos de la Na-
turaleza en tal lindo entorno..., con cortes
de luz incluidos.
Las cómodas instalaciones del Cenáculo
permitieron un trabajo intenso y focali-
zado de los ocho grupos en que nos divi-
dimos, con ocho participantes (incluidos
coordinador y secretario) en cada uno
de ellos. El debate fue, por momentos,
intenso, pero siempre respetuoso y orde-
nado, porque los temas planteados, en las
cuatro preguntas formuladas, suscitaron
mucho interés; y los coordinadores y se-
cretarios hicieron bien sus tareas. En el
plenario de cierre hubo varias interven-
ciones entusiastas, que aportaron valio-
sas opiniones adicionales.
Estos encuentros nos marcan que las gene-
raciones en ACDE están casi perfectamente
eslabonadas, la presencia de un Past Presi-
dente, como Jorge Aceiro, que tanto hizo por
institucional
Página 64 EMPRESA Nº196
nuestra Institución, junto jóvenes que ha-
cen sus primeras armas, no solo en el cam-
po empresarial sino también institucional
es señal que el camino que hemos elegido
y que comenzaron a transitar las genera-
ciones fundadoras es el que el Señor nos ha
indicado. No lo perdamos.
De los presentes surgió una casi unánime
opinión, que es de destacar, que nuestras
autoridades no solo han llevado a ACDE,
como un verdadero referente del campo
empresario, sino también de una sociedad
que no encuentra vías de expresión.
Revertir los procesos de decadencia, que
periódicamente vive nuestro país, re-
quiere, no solo testimonio, sino también
coraje. El empresario cristiano tiene que
redimir la actividad empresarial. Como
nos dijera Moledo, debemos ser: luz, sal y
fermento.
Debemos destacar especialmente el clima
de espiritualidad que vivimos. Para lograr-
lo, fue muy importante la participación de
nuestro asesor espiritual, el padre Alejandro
Llorente. Alejandro aportó mucho a la “C” de
ACDE, durante toda la reunión,
desde sus palabras de reflexión
y la oración iniciales, pasando
por sus siempre acertados co-
mentarios hasta la hermosa y
sobrecogedora misa final.
¿Cuál es la diferencia entre
los Encuentros y las Reunio-
nes, ambos anuales? En que
las Reuniones están reser-
vadas exclusivamente a los
socios, revitalizamos amista-
des, generamos nuevas y nos
contamos -en la intimidad de
sentirnos como en casa- qué
pensamos, cómo nos senti-
mos, qué queremos hacer.
Hubo importantes consensos
en los temas planteados, lo-
grando un conjunto de con-
clusiones, que por su fuerza, su brevedad,
su especificidad y el grado de compro-
miso demostrado por los participantes,
serán una herramienta muy importante
para el futuro inmediato.
Además de las Conclusiones Generales,
hubo interesantes ideas, iniciativas, pro-
puestas, que serán de utilidad para el pro-
ceso de mejora continua en que estamos
empeñados en ACDE.
Es de destacar el apoyo que suscitó entre
los asistentes la apertura hacia otras insti-
tuciones sobre temas trascendentes para el
bien común, que está acentuando la con-
ducción de ACDE, y el deseo generalizado
de perseverar y ampliar esas actividades,
señalándose el valor de la coherencia y los
ejemplos.
Sabemos lo difícil que es disponer de un día
y medio, pero todos comentamos al despe-
dirnos: ¡Qué bien que nos hizo!
Luis Outeiral
institucional