revista de la semana

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\ r i i i | . i l'BKcm D F . L . I sisc.RicioN.—MAintiii, par m i m r m s ,,., > - , r. P R O V I N C I A S . T r o s m e s e s 2 8 rs.; sois m e s e s '¡0 rs. , .¿-., , T , ¥ ilUlVl.il. sueltos á 4 rs.; tres meses 2i rs.; seis misos MADIUI) l'O DE MARZO DL 1 8ÜO un ¡uní !W rs.-Ci'BA, I'I-KRTO-UICO Y KSTRANJERO, AISO\]I. ii rs.; un año SU rs. " " ' un ¡IÍII) 7 [tesos.—AMKHIO.A Y ASIA , 10 á lo pesos. REVISTA DE LA SEMANA. o hemos tonillo nuevas va- riaciones ministeriales des- do, la entrada del marqués de Miradores en la presi- dencia del consejo. Él no- ble marqués consiguió in- sacular á los que parecía que no cabían juntos en un saco. Las cortes reanuda- rán sus interrumpidas ta- reas después de Pascua, luego que todos hayamos tUn iplido i " luego que todos Inmunos ünanaip con la Iglesia. Con la conciencia limpia como DO hay di' C cual al V(llar Illilani I""' su alma > >' reunión « i ^ ue se oljtondrán opimos frutos de una laizde „ i í ncnlaria celebrada, digámoslo asi, á la la enniienfi v de corazo » Y «1° •>" propósito (irme de su Puestn« • se anun cia "que se castigarán lospre- forsusrí' "} 1 P on 'éiidose esta mortificación á los que si *cutíni aüüs merezcan mayor penitencia. Veremos U fem Pleel Propósito. ' de 'a Justa a f CaU - Sa dcl asfisinal ° cometido en la calle "tente falh',1 ' V P n " c 'I l ' Oíi de la semana delinilíva- •nuerte S ., 1 r ll -', U Í3 ( '" 10 1-opez Montero, condenado á Por eafermerl" f 11 , 00 " 1 ' 1 ' 1111 ''» ( 'l sitio de costumbre. ^SasdoVni. i , el , Vl ' rilll go ríe Madrid vinieron sus dice un T, • ? v ^'leneía, el primero de los cua- !s U enmñ - °' ( 1'"' 'eclanió cuino mas antiguo a del deTr"-'" (:1 l l n n T l 1 " ll(! ejercer su profesión á ha rie' p n i?', 1 '' ¡ M ""Klruosa profesión , resto de la des.'iw . illl(J1 ".':y. 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Sa- tanás posee una especie de infernal belleza que cautiva al mismo tiempo que causa pavor, l.os gobiernos de- bieran evitar estos espectáculos de atractivo satánico; los legisladores debieran suprimirlos. En cuanto á don Gerónimo Gener, esposo de la víc- tima doña Carlota l'ereirajCl tribunal leba absuelto de la instancia. Esto quiere decir que los jueces lian consi- derado que no está ni demostrado legalmente el delito que se le atribuye, ni plenamente puesta en claro su ino- cencia. Tal es la distinción establecida entre la absolu- ción de lu instancia y la absolución libre. El acusado en ambos casos es puesto en libertad; mas en .el primero puede abrirse otra vez la causa si surgen nuevos inci- dentes, mientras que en el segundo la causa queda de- j Unitivamente cerrada, sin que pueda volver á exami- narse. Continúa la insurrección de Polonia tomando cuer- po, y el ¡efe de los insurgentes Langievicz aumenta considerablemente sus huestes. En todas las naciones de Europa ha habido manifestaciones públicas en favor de la causa polaca, y se abren suscriciones para apoyar esta causa tan justa y noble. En nuestro pais el coro- nel polaco don Eelix Orodisky, encargado por el comi- té de París para recoger suscriciones en lavor de los heridos, ha publicado que las admite en su casa, calle Ancha de San Heñíanlo, núm. 2í, cuarto 2.° El rigor desplegado por el despotismo ruso para ahogar en san- gre, el movimiento de independencia, no ha servido mas que para estendeilo y propagarlo. Si los insurrectos pueden resistir hasta ¡a primavera, puede fundarse una "rail esperanza de que lograrán triunfal' de todos los obsláculos. I,a Polonia merece ser libre, y estamos per- suadidos de que lo será. La unidad de la raza eslava no puede hacerse bajo la esclavitud que impone la Ru- sia: se hará á la sombra de una libertad federativa, qué sin menoscabar la independencia de cada pueblo, los reúna á todos en un lazo comiin. ¡ La Rusia al fren- te" rio la raza eslava! ¿Qué mayor peligro para el Occi- dente de Europa? A los intereses de la Europa occi- dental conviene la resurrección de la Polonia, y debemos i dar gracias al cielo de que esos intereses estén tan cla- ramente enlazados con el derecho y la justicia. La epidemia ha cesado del (odo en las Canarias, ha- biéndose ya cantado el Te Deum en Tenerife. Aboia las autoridades deben vigilar para que se hagan lodas las operaciones de saneamiento y purificación que la ciencia aconseja, á liu ríe que en el otoño no se repro- duzca la enfermedad. Ite Santa Cruz de la Palma en aquella provincia, nos '. escribe don Antonio Rodríguez López, autor de la oda que verán nuestros lectores en este número. El señor ¡ Rodríguez López, además de esa orla que tiene muy be- ; líos pensamientos, ha escrito dos dramas, uno titulado ] Miseria y otro Juan Gutenherg, que ha remitido á la , censura. Este escritor desea que hagamos público que : escribió su drama Miseria en 1857 y por consiguiente ' seis años antes de que se escribiese por Mr. Carlos Hu- go el que lleva por título los Miserables, y cinco antes de que Mr. Víctor Hugo diese á luz su novela. Nosotros nos apresuramos á complacer al señor Rodríguez López, aunque creemos firmemente que no habrá mas seme- janza que la de los títulos entre su drama yol del autor francés. El señor Rodríguez López dice que no ha leido la novela Los Miserables: Los señores Hugo tampoco han leído cl drama Miseria. Es pues muy dilicil que se ha- yan encontrado en el argumento. Anuncia un periódico que por rlisposicion del direc- tor del Museo Nacional se han colocado en los claustros de la Trinidad algunos de los cuadros premiados en la última esposicion y que los demás permanecen en de- pósito en la Casa de Moneda por no haber donde colo- carlos. Esto prueba, en concepto del periódico que nos da la anterior noticia, cuan urgente es proceder á la construcción de un edificio destinado á Museo Nacional. Permítasenos cslrañar que haya un director del Musco Nacional y no haya un Musco Nacional. Esta estrañeza so resume y condensa en las siguientes preguntas: el Museo de Pinturas, esc grande edificio que es uno de ios mas bellos, artísticos y elegantes riel Prado ¿no os na- cional? ¿es de propiedad particular? ¿Lo son torios los objetos que contiene? ¿No se pueden poner en él los cuadros premiados y de mérito, ni se pueden abrir sus salones para esposieiones públicas? Abramos uno do esos libros preciosos que se llaman•presupuestosacnc- rales del listado. Veamos: «ministerio de Fomento: Museo Nacional de Pinturas. Gastos: un director de restauración y conservador con 15,000 reales; tres res- tauradores , con sueldos de 9 á 12,000 ; un forrador Siguiente

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\ r i i i | . i l ' B K c m D F . L . I s i s c . R i c i o N . — M A i n t i i i , p a r m i m r m s , , . , • > • - • • , r . P R O V I N C I A S . — T r o s m e s e s 2 8 r s . ; s o i s m e s e s ' ¡ 0 r s . , . ¿ - . , , T , ¥ilUlVl.il. sueltos á 4 rs.; tres meses 2i rs.; seis misos M A D I U I ) l'O D E M A R Z O D L 1 8ÜO un ¡uní !W rs.-Ci'BA, I'I-KRTO-UICO Y KSTRANJERO, A I S O \ ] I .

ii rs.; un año SU rs. " " 'un ¡IÍII) 7 [tesos.—AMKHIO.A Y ASIA , 10 á lo pesos.

REVISTA DE LA SEMANA.

o hemos tonillo nuevas va-riaciones ministeriales des-do, la entrada del marquésde Miradores en la presi-dencia del consejo. Él no-ble marqués consiguió in-sacular á los que parecíaque no cabían juntos en unsaco. Las cortes reanuda-rán sus interrumpidas ta-reas después de Pascua,luego que todos hayamostUniplido i " luego que todos Inmunos

ünanaip con la Iglesia. Con la conciencia limpia comoDO hay d i ' C c u a l a l V( l la r I l l i l a n i I""' s u a lma> >'reunión « i ^ue se oljtondrán opimos frutos de unalaizde „ i ín c n l a r i a celebrada, digámoslo asi, á lala enniienfi v d e c o r a z o» Y «1° •>" propósito (irme desuPuestn« • s e anuncia "que se castigarán lospre-forsusrí' "}1Pon'éiidose esta mortificación á los quesi*cutíniaüüs merezcan mayor penitencia. Veremos

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llevado ;i cabo en Madrid. Ksla novedad a t ra jo una con-c u r r e n c i a e s l r ao rd ina r i a al sitio de la e jecución . Kem'i-nieno cur ioso r[iie se obsiu'va en los países civil izados:cuanto mas horrible es el espectáculo, mayor es la asis-tencia de curiosos que acuden en busca de fuertesemociones. I,o horrible,lo terrorífico, tiene una singu-lar fuerza de atracción ; lo espanloso mi solo nos con-nnieve, sino que parece que nos airastra y seduce. Sa-tanás posee una especie de infernal belleza que cautivaal mismo tiempo que causa pavor, l.os gobiernos de-bieran evitar estos espectáculos de atractivo satánico;los legisladores debieran suprimirlos.

En cuanto á don Gerónimo Gener, esposo de la víc-tima doña Carlota l'ereirajCl tribunal leba absuelto dela instancia. Esto quiere decir que los jueces lian consi-derado que no está ni demostrado legalmente el delitoque se le atribuye, ni plenamente puesta en claro su ino-cencia. Tal es la distinción establecida entre la absolu-ción de lu instancia y la absolución libre. El acusado enambos casos es puesto en libertad; mas en .el primeropuede abrirse otra vez la causa si surgen nuevos inci-dentes, mientras que en el segundo la causa queda de- jUnitivamente cerrada, sin que pueda volver á exami-narse.

Continúa la insurrección de Polonia tomando cuer-po, y el ¡efe de los insurgentes Langievicz aumentaconsiderablemente sus huestes. En todas las nacionesde Europa ha habido manifestaciones públicas en favorde la causa polaca, y se abren suscriciones para apoyaresta causa tan justa y noble. En nuestro pais el coro-nel polaco don Eelix Orodisky, encargado por el comi-té de París para recoger suscriciones en lavor de losheridos, ha publicado que las admite en su casa, calleAncha de San Heñíanlo, núm. 2í, cuarto 2.° El rigordesplegado por el despotismo ruso para ahogar en san-gre, el movimiento de independencia, no ha servido masque para estendeilo y propagarlo. Si los insurrectospueden resistir hasta ¡a primavera, puede fundarse una"rail esperanza de que lograrán triunfal' de todos losobsláculos. I,a Polonia merece ser libre, y estamos per-suadidos de que lo será. La unidad de la raza eslavano puede hacerse bajo la esclavitud que impone la Ru-sia: se hará á la sombra de una libertad federativa,qué sin menoscabar la independencia de cada pueblo,los reúna á todos en un lazo comiin. ¡ La Rusia al fren-te" rio la raza eslava! ¿Qué mayor peligro para el Occi-dente de Europa? A los intereses de la Europa occi-dental conviene la resurrección de la Polonia, y debemos

i dar gracias al cielo de que esos intereses estén tan cla-ramente enlazados con el derecho y la justicia.

La epidemia ha cesado del (odo en las Canarias, ha-biéndose ya cantado el Te Deum en Tenerife. Aboialas autoridades deben vigilar para que se hagan lodaslas operaciones de saneamiento y purificación que laciencia aconseja, á liu ríe que en el otoño no se repro-duzca la enfermedad.

Ite Santa Cruz de la Palma en aquella provincia, nos'. escribe don Antonio Rodríguez López, autor de la oda

que verán nuestros lectores en este número. El señor¡ Rodríguez López, además de esa orla que tiene muy be-; líos pensamientos, ha escrito dos dramas, uno titulado] Miseria y otro Juan Gutenherg, que ha remitido á la, censura. Este escritor desea que hagamos público que: escribió su drama Miseria en 1857 y por consiguiente' seis años antes de que se escribiese por Mr. Carlos Hu-

go el que lleva por título los Miserables, y cinco antesde que Mr. Víctor Hugo diese á luz su novela. Nosotrosnos apresuramos á complacer al señor Rodríguez López,aunque creemos firmemente que no habrá mas seme-janza que la de los títulos entre su drama yol del autorfrancés. El señor Rodríguez López dice que no ha leidola novela Los Miserables: Los señores Hugo tampoco hanleído cl drama Miseria. Es pues muy dilicil que se ha-yan encontrado en el argumento.

Anuncia un periódico que por rlisposicion del direc-tor del Museo Nacional se han colocado en los claustrosde la Trinidad algunos de los cuadros premiados en laúltima esposicion y que los demás permanecen en de-pósito en la Casa de Moneda por no haber donde colo-carlos. Esto prueba, en concepto del periódico que nosda la anterior noticia, cuan urgente es proceder á laconstrucción de un edificio destinado á Museo Nacional.Permítasenos cslrañar que haya un director del MuscoNacional y no haya un Musco Nacional. Esta estrañezaso resume y condensa en las siguientes preguntas: elMuseo de Pinturas, esc grande edificio que es uno de iosmas bellos, artísticos y elegantes riel Prado ¿no os na-cional? ¿es de propiedad particular? ¿Lo son torios losobjetos que contiene? ¿No se pueden poner en él loscuadros premiados y de mérito, ni se pueden abrir sussalones para esposieiones públicas? Abramos uno doesos libros preciosos que se llaman •presupuestos acnc-rales del listado. Veamos: «ministerio de Fomento:Museo Nacional de Pinturas. Gastos: un director derestauración y conservador con 15,000 reales; tres res-tauradores , con sueldos de 9 á 12,000 ; un forrador

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Page 2: REVISTA DE LA SEMANA

EL MUSEO UNIVERSAL.

con ü,000: dos porteros y uno vigilante con i y o,000reales. ¡ Dónde están los cuadros que oso conservadortiene que conservar y esos restauradores restaurar?; A que puerta pertenece ese portero? ¿Oué salas vigi-la ese vigilante? ¿Hay edilicio ó no hay edilicio nacional?Si le hay ¿por que no van á él los cuadros premiados?Si no le hay. ¿por qué se pagan empleados públicos paras'.i custodia ordenamiento do cuadros y conservación?Nosotros teníamos 'iilondido que en tiempo de Carlos IIIso fabricó, por supuesto con fondos del Estado, osohermoso edilicio llamado Museo de Pinturas, agregán-dole ol jardín Botánico, como se fabricaron el de laAduana, el de la Academia de Nobles arles, y otros mu-chos. Y entre estos edificios ¿hay alguno que no sea delEstado.' Creemos que no: sin embargo personas mascompetentes podrán ilustrar la cuestión. Por lo demásnosotros no nos oponemos á que se construya un gran-de edilicio que sea un verdadero monumento elevado álas arlos y á las ciencias y on el cual haya departamen-tos (tara museo de pintura y escultura , para gabinetedo historia natural, para bibliotecas públicas para sesio-nes de academias, etc., etc.

En el teatro del Circo se ha estrenado con buen éxitoen la última semana la comedia on tres actos tituladaMentiras nrav• s. Su autor el señor Gome/. Trigo ha sa-bido dar vida á un argumento sencillo, ordenando connaturalidad y maestría las escenas y presentando uncuadro acabado, moral y en que el interés va siemprecreciendo. El público que en ol primor acto se mostróun tanto frió, en el segundo pareció conmovido y en oltercero se entusiasmó y llamó al autor alas tablas. Nosaerada mucho este género de producciones. La ejecu-ción fue esmerada. También se ha estrenado en este toa-tro una pieza en un acto titulada ¡El Autor] traducidadel francés. Esta pieza gustó, y es buena como lindefiesta, aunque susceptible de grandes mejoras.

En la Zarzuela se ha puesto en escena Matilde y Mo-lek-Adel letra del señor Fronlaura, y música de ios se-ñores Oudrid y Gaztambide. Es una de las mejores pro-ducciones de aquel festivo escritor, y el público la aplau-de todas las noches haciendo repetir un coro del primeracto y algunostrozosde música por estremo agradables.En esta zarzuela ha bocho su primera salida la señoritaAguado, que obtuvo del público una lisonjera acogida.Esperamos verla en papeles de mas importancia que elque desempeña en esta pieza.

El jugador de manos Mr. l'eyres entretiene al públi-co en el (arco de Paul con varías suertes ingeniosas deprestidigita!1 irn. magia egipcia, combinaciones sorpren-dentes y otros eseesos. Merece verso el espectáculo.

So habla mucho de un bailo do trajes que se disponepara el domingo de Pascua en casa do los condes de Fer-l ' l l l l l < 1 • I I ' l i l i | | _ , i r 1 | T , I 1 1 . ^ 1 l i l i . V 1 1 1 . ( l i T H I L I J V F . ' V ' V ' l I I I < I

1* ! ' H i 1

lian Nuñoz. Cuéntase que el marqués de Molins preparapara este baile una gran comparsa que represente a Isa-bel la Católica y su corle. En estos trajes dicen que seva á desplegar un lujo oslraorihnarío. i n afamado sas-tre de París, hombre especial para esto de trajes decapricho, ha oslado on Madrid y recibido multitud deencargos. La duquesa de Modinacoli parece que irá ves-tida do perla y la de Cuaqui de pájaro del paraíso. Ha-brá también trajes mitológicos, históricos, fantásticos,simpáticos, diabólicos, ingeniosos, caprichosos, mara-villosos. Ya nos dirán las trompetas de la lama lo queha pasillo y daremos cuenta puntualmente á los lec-tores.

I'or esla revista y la parle no firmada de este nú-mero,

NKMKSIO FKHISAMH-:/ CIT.STA.

TOIUtE Y CASA SENOUlALDr; LOS LUANES.I.

Hace algunos meses que anunciaron los diarios poli -l:cos que el gobierno habia pedido informe á los cuer-pos artísticos y literarios sobro la signiíicaeion históri-ca , la antigüedad é importancia del monumrnto quelleva en Madrid los títulos que liemos puesto al frentede estas líneas. Manifestaban ios periódicos que lasreales academias de la Historia y do Nobles arlos deSan Fernando habían opinado favorablemente á la con-servación do la indicada Totre, y daban como cosa yaacordada que seria osla convenientemente restaurada,á lili do que ofreciera á las generaciones futuras dignotestimonio del respeto tributado por la actual á las glo-rias que aquel monumento simboliza.

¿Pero qué glorias son estas? ; En qué época o porcual .suceso se hizo la Torre de los lAijanes merecedo-ra de eso respeto basta exigir los sacrilieios que so hanmenester para restaurarla?... Tradición umversalmen-te recibida osen Madrid que so halla unido ,-i la his-toria de esto monuinoulo el recuerdo de uno de los masgloriosos triunfos de las armas españolas en el suelo¡lustrado con las altas proezas do Alfonso V de Aragóny Gonzalo Fernandez, de Córdoba, triunfo en que ha-bían ganado inmarcesibles lámelos mi Hernando lléna-los y un Antonio doLeiva. Las fértiles campiñas ilr Pa-vía habían contemplado al comenzar el año de l,'íá.:¡(i.-* de febrero) una de las mas reñidas y formidablesuatallas en que habían disputado el lauro'de la victoria

el ardor generoso do los franceses y ol noble esfuerzode los españoles; la estrella de Carlos V había brilladosobre el astro de Francisco I; y osle bizarro rey y ca-pitán , destrozadas sus huestes , abandonado de suspróceros fugitivos y derribado en tierra bajo su propiocaballo , había caído en poder de los soldados de Espa-ña. Conducido á la península Ibérica bajo la guarda de.Hernando de Alarcon , Francisco I, era aposentado enMadrid y custodiado en la r o m ; de los Lujanes.

He aquí, pues , la general creencia del pueblo ma-drileño, v la tradición que movía sm iluda el ánimo delgobierno' á consultar á las reales academias de la His-toria y de San Fernando, según anunciaron los perió-dicos." Y no otra os la razón que nos pone hoy la plumaen la mano, deseosos do contribuir por nuestra partoá ilustrar un punto de la historia nacional , que tan es-trechamente se, liga con la de la corte do las Españas.El gobierno, movido del deseo del acierto, juzgó opor-tuno consultar la crítica histórica y la crítica artística;la investigación gira en efecto dentro de esas dos esfe-ras , y á ollas dirigiremos por tanto nuestras observa-ciones.

¿(Jué fundamentos tiene la tradición que pone áFrancisco, rey de Francia, prisionero en la Torre delos Lujanes? En materia de hechos históricos, y cuan-do se trata do épocas en que pueden sor consultadosasi los escritores coetáneos como los documentos que álos mismos hechos se refieren, desacuerdo notable, yaun reprensible incuria seria olvidar estas inequívo-cas fuentes, ya dejando á la tradición correr vaga ysin correctivo hasta estraviarse del todo, ya negán-dole aquel legítimo apoyo que puede y debe recibir delos misinos historiadores)'documentos. Ni fuera lícito,al pensarse en asegurar de una manera digna y conve-niente al decoro de la patria, la existencia de un mo-numento al cual se halla adherida la memoria de sucesotan importante en los anales de la nación española,consentir sin examen en la perpetuidad de una tradi-ción que careciera de sólida baso, ni parecería en modo

i alguno justilicado ol que reconocida esta, se miraseI aquella con menosprecio, condenando á la destrucción

que han padecido otros mil monumentos históricos, elque por ventura todavía la representa.

Los historiadores coetáneos á la gloriosa jornada dePavía , á la entrada do Francisco 1 en Madrid y á su

I prisión en la futura corte de las Españas, hasta la fa-mosa concordia que lleva su nombre , son por cierto,sino abiertamente contrarias á la tradición, que le ponoen la Torre ds los Lujanes. poco favorables á la mis-ma. Es el primero el insigne Gonzalo Fernandez deOviedo, nacido en Madrid en I ío'í, mozo de la cámara

! del príncipe don Juan, que le prodigó su confianza y! su cariño, y morador i\r Madrid a la sazón en que! Francisco 1 era conducido á la futura corlo de las Es-

pañas. Oviedo, que desdo su primera ¡ii\ciit.ud so ha-bia distinguido on la de los Heves Católicos por la sin-gular diligencia con que recogía on sus memoriales loshechos notables , que produjeron con el tiempo susaplaudidos libros de hix /¡alalias y Quinquagcnas, asicomo aquel noble anhelo del saber daba por resultadoal pasar al Nuevo Mundo, la Historia general de las In-dias, amigo predilecto de los pajes y criados que asignool emperador al rey de Francia, recogía diariamente,en sus libros las anécdotas y demás acaecimientos queal regio prisionero se referían, formando al lili la inte-resante Retar ion de lo sucedido en la ¡tristón del reyI'raneisco de /•'rancia desde que fue traído á España ypor todo el tiempo epte estuvo en ella hasta que el em-perador le dio libertad. El antiguo criado de la reinaCatólica, que asistía do continuo á la prisión de Fran-cisco 1, y para quien toda circunstancia relativa á esteglorioso hecho ora de sumo precio y trascendencia, niuna voz sola indica on su Relación que verá en brevela luz pública (1), la idea de que ocupaba ol rey laTorre de los Lujanes, manifestando una y otra vez quemoraba en el rigió alcázar, albergue digno en verdadde un príncipe, y en el cual habían residido los reyes doCastilla durante su permanencia , harto frecuento, enla villa del Manzanares. En sus reales alcázares visitóel emperador don Cirios al prisionero de Pavía , cuandoaquejado esto de peligrosa dolencia, temieron perderlelos próceros franceses que en la prisión lo acompaña-ban; allí se celebraron por ambos soberanos las caba-llerescas conferencias, que el mismo Oviedo supo con-signar con puntualidad eslremada: allí recibió el rey<\c España, dando muestras de refinada galantería, aladiscreta Margarita de Valois , duquesa de Alenzon,hermana do Francisco, quehahia pasado los Pirineos alruido de la enfermedad que al augusto prisionero aque-jaba; y de allí por último partió á pobre hora el mismoemperador, á fin de esquivar como político los empe-ños á que podia aventurarse como caballero.— Nadahay, pues, on la verídica y minuciosa Relarion delmadrileño Gonzalo Fernandez do Oviedo, que favorez-ca la tradición de la Torre de. los I.njanes.

Poro si el diligente autor de las /¡alalias y Quinqua-ijcnas nada dijo relativo:! estos monumentos, pasandopor alio la entrada i\>' Francisco I on Madrid, otro es-critor no menos digno de crédito y do respeto, ol mag-nífico caballero Podro de Mexia, que habia hecho ya

(1) IIsloria ile la rilla y corle de ihulrid, t. I I , A p ó n d i c o s .

célebre su nombro on la república de las lelnsorudüa Silra de viria lección y su lfíílor¡a de« n W escribiéndola Vida del invictísimodon (arlos \ , no parecía dejar dud-i en

. d d ( F l , á . i l t Ur U d ^e aposentado en ol alcázar y casa real de nlh t 'iendo la guarda do su persona ol dicho Alarcon m

¡ando) con las compañías d ñ l /b.an venido de liaba... La

g p a ol dicho Alarcon m¡.ando) con las compañías do españoles que con é l , / "b.an venido de liaba La p i i ñade) ¿2).a:i ye,,,,!,, ,le ItaUa... La pr,s,on (añade) era con t Il:l s o l l u r a y J r l : " ' (I'1(1 ''I <Ii"'na; y dejabásele saliral campo y a caza cada vez que le placía y e n t ^ 'ora hecho el placer y buen tratamiento posible» m

I",M;l ri'l",'IV '•" ' s m » : » ™ ¡"«los los hechos apnn-lados arriba, como acaecidos dentro del alcázar v™mis por lo tan to á la Torre de los ¡.ufanes "

V lo mismo acontece al respetable historiador de(.arlos \. . Iray Prudencio de Sandoval, celoso investígador que casi alcanza los mismos sucesos de, quetratamos, y que- acostumbrado á fundar la relación déloshechos en la exhibición de los documentos que losiluslian ó los conlirman, nada escribió al trazar el arancuadro del reinado de Carlos I, sin que lo comprobasecon auténticos testimonios, ni aun siquiera mostró va-cilación al determinar el edilicio que habia servido deprisión al rey do Francia: uDe Guadalajara (escribe)pasó á Madrid, y aposentáronle en el alcázar, dondeestuvo hasta que se le dio libertad') (2). No otra es tam-bién la relación do cuantos escritores tocan en el si-glo XVI oslo interesante punto, contándose entre elfosel muy erudito don Podro Salazar de Mendoza en suestimable libro Del origen de las dignidades seglares deCasulla y de L"on (.'!), y entre los poetas mas renom-brados de aquella edad, ol muy estimado en la corte donLuis Zapata, quien on su Carolo Famoso, poema na-cido para lisongear la grandeza del César, y sacado ¡iluz en l.'itili, declaraba que Francisco I fue aposentadoen el alcázar real, como lo aseguraban los historia-dores ( í ) .

¿En qué fundamentos, repetimos, estriba pues, latradición que ha rodeado del respeto popular á la Tor-re de los Lujanes?... Los historiadores do aquella edadno autorizan por cierto su defensa. ¿Se apoyará tal vezen los documentos diplomáticos?... Los testimoniosmas dignos do respeto en ol particular, serán sin dudalos que mas directamente se refieran á los principalespersonajes que en hechos de tal magnitud intervinie-ron : y entro todos los que pudieran alegarse merece-rán en verdad la preferencia los que provengan delemperador que disponía el hospedaje del rey prisio-nero. En cédula, dirigida al marqués de Elche, dán-dole el especial v cargo de recibir á Francisco 1, ledecía desde Toledo en ¿I! do julio, después de anun-ciar la llegada de aquel príncipe: «Yo he acordado que elcristianísimo rey de Francia sea trasladado y aposen-tado en osa fortaleza ; y mi visorev del reino de .Ñapólesva por mí mandado á mandar hacer y proveer lo quefuere necesario.') Habiendo mencionado el emperadorterinínantenieiile en las líneas que preceden á las tras-critas, los reales alcázares de Madrid, no cabe dudaque hablaba únicamente de esla fortaleza, por demásrenombrada en los reinados anteriores. Y como porotra parle os un bocho de todo el mundo conocido queol nieto de Isabel la Católica se hallaba on Madrid, con-valeciendo de penosas cuartanas, cuando recibió lafausta nueva de la victoria do Pavía, circunstancia queno sin alguna vanagloria hacia constar poco tiempodespués el ayuntamiento de la Villa parece fundadoel suponer que elogia el César esta localidad V sl

fortaleza como la mas sana y segura, siendo t a m »verosímil que atendiese á que la preparación del nlc*"zar ofreciera menos inconvenientes, por la mi¡imaj1'l._zon que. ora con frecuencia habitado, como lo fue (te -pues por la emperatriz doña Isabel con predileccioeslremada. ,fl

Poro no solamente tropezamos con este dociimen>cuyo origen lo da toda autoridad en la invesfigaciihistórica, alejando do la famosa Torre de los Luja'la posibilidadde babor sido prisión de Francisco tDisponiendo este inoirnva que su propio sccretanu-tendiese cierta información sobro ol trato rccilJi"»'1t d e s e cierta información sobro ol trado que se firmó la Concordia de Madrid hasta .qw

vio restituido en su reino, narrada la postrer entreentre ambos soberanos, so decía: «Al otro c l i a ' , e S ,nos 10 do febrero (|:¡2(¡) el emperador y el rey se _pidieron, y ol rey so vino bajo la guarda del capAlarcon y oirás gentes de á pie y á caballo y m ' ^(lucido y restituido al dicho alcázar (Cliastcau),' ^de habia estallo KII<:MI>III<: riinso (:>).»—&' cin"¡oJjerodon Carlos disponía por tanto que el augusto prj> ^do Pavía fuese albergado on sus reales alcazau ^Madrid, y el regio cautivo declaraba , por , " ¡ |,ajb¡ansecretario, que los reales alcázares (le MaiH" ,¡'¡prOnsido siempre morada de Francisco I, l" (""°.1

nJenla

repetidamente los historiadores que le a ' ( ; ; i n .z a .n |0 X^'prisión y los que on la segunda mitad del s'r,¡tí|lOaIhablaron do la misma. El emperador repitiólo o u J .marqués de Elche, on otros documentos, entre

(1) Villa del inrieñsimo emperador Carlos V. lili- ' " • C 3 P '(-2) Historia de Curtos V, l i b . X I I I , p á r r a f o W.( 5 | I . i l ) . I V , r a p . I I I . •.(i) Carolo fumoso, cunto XXVI , ocl. 7." nnlivilé d" n

(íi) Dommenls iuedils sur f hlsloire de Francc , u iFrancois 1, p. 503.

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Page 3: REVISTA DE LA SEMANA

EL MUSEO UNIVERSAL.

•a la carta que envió á la villa de Madrid , man-•-, j-]e que proveyese de ropas á la comitiva del rey def ncia. l'arece, pues, cobrar toda la evidencia de unaj'mostracioii histórica que la Torre y casa señorial de¡, Imanes no sirvió, como la tradición popular ase-

de prisión al generoso y valiente émulo de Car-is V cabiendo aquella honra, si tal fue. al antiguoIca'zar, honrado ya desde la época de los Alfonsos con

la presencia de los reyes de Castilla , y asiento predi-iecto en dias no muy lejanos de Isabel la Católica.

•Quésignifica, pues, esta popular tradición? ¿DóndeTCÓmo nace, se arraiga y se enseñorea de las creenciasvn|»ares hasta ser recibida sin contradicción por loshombres doctos y una y otra vez consignadas por losescritores mas eruditos?... ¿Oue hay en la Turre )/casa señorial de los Lujunes. que si no alcanza á jus-tificar del todo tan s ingular tradición la disculpe a lo

menos?... , - , , , ,Puntos son eslos dignos de llamar la a tención , indi-

cada ya la necesidad de i lustrar cuan to al monumen toeacuestion se relien1 , dada la iniciativa que ha tomadoacertadamente el g o b i e r n o , pero que examinados yalos historiadores y los documen tos que mas directa re-lación ofrecen con el hecho p r inc ipa l , piden ser t ra ta-dos separadamente : á verificarlo consagra remos puesotro artículo.

Josi: A.M.vnoii u t LOS R Í O S .

LA BOTÁNICA DK LA SUPERSIICION.

La primavera se aproxima; al lado del verde perpe-tuo de los pinos y de las malezas aparecí'» revestidossuevamente de los colores de la vida el campo y laspraderas; la naturaleza vuelve á tener animación yaroma, y las plantas empiezan á echar tallos y hojas.Éntrelas hojas caídas lucha por levantarse el pequeñoarbusto con sus hojas de un verde claro, impulsadopor el viento vivificador y aspirando á recibir la luz delsol que tifie sus llores con su bello color. La violeta yla prímula, y después la campanilla blanca, MUÍ lasprimeras que aparecen ; otro mes trae consigo otrasllores y plantas del bosque y del campo, hasta que eltercero las reúne todas. Entonces es cuando se presen-ta la ciencia con sus aparatos de examen para hacersus conquistas; á su lado camina también por los mon-tes y los valles con igual celo aunque con distinto lin,la superstición popular que va ¡i hacer sus colecciones.De esta botánica popular y supersticiosa es de laquewmosá ocuparnos para conocer las llamadas ¡llantasmágicas que penetrando en la noche de la vida se opo-nen ó favorecen ;i los malos poderes según las virtudesque las ha atribuido la ignorancia.

La antigüedad conocía ya el uso de las plantas para™soperaciones mágicas. Como prueba de esle conoci-miento citaremos á la terrible Medea de la fábula de los«fgonautas y á la Circe homérica; posteriormente á las«cbiceras de la Tesalia, que por medio de bálsamos y«dos jugos de ciertas plantas trasformaban á los honí-I i en aves y en asnos, y por íiltimo la rica literatura««periodo alejandrino acerca de las maravillas de la«uraleza, á las que se suponía como dotadas de una

• | magica. En la edad media, las mandragoras yos iielechos represenlaban un papel muy importante';y e s i o n llevaba en sí la fortuna en todas las ein-? sas> llI|!l fuerza corporal inusitada y el don de po-a|m a c c r '"visible. Aun en el dia'se conserva enríos °1S P l?ntos l a creencia en la virtud mágica y miste-

a de cierto número de plantas, de las que nos ocu-"s nías detalladamente.' Estas [llantas se dividen

su | s ' ' ; l s LII1as que libran del mal y son plan-cons i o r a s 'I '"' sh'ven de amuletos, y lasque traenMZ

S? la felicidad; ambas clases se subdividcn aun enotras i . Je"culail; ambas clases se subdivnlen aun ent r a j ' ' s plantas que sirven de amúlelo protegen cou-IfOcicM V ü ' " n l ! " ' ' ' ' ' i o s hombres y contra los ma-briln j 'as brujas , ó resguardan de los rayos y li-árboles ie-Slfin'''líl'' ! l l e " r l l r ! i s :i l ü S campos y a losven bie P'antas que llevan consigo la felicidad sir-desc,,|.

I!Pj"'a ( ' a r la fortuna á su poseedor, ó bien para• "•"• los enemigos v los tesoros.

saS;

tócea|]ctoda lil

lingos y los tesors que sirven de amuleto son muy IIIIIIIITII->argo, en el día ya no se cree en su virtudaquellos puntos muy apartados á los que

odavía el sol de la civilización. A estaiiTlenece la slucliis riela , planta her-de las labiáceas, que se encuentra en„ . . •- " i i i . i i u I M I H . i u ^ , i i i r M ' i n i , l ( ( 1 1 1 1 i l ' i i

¡lltnl ! n i " " a > Y « I " " c u a n d o s e I; t i e r r a d e b a j oia ( le n i a l ' 1

¡ u e u ni c i o s a la c a s a e n —/ c i a d a c o n el a l i -•nento"S ( ; ! " ' " " " muíala, q u e m e z c l a d a c o n el a l i -

e n f e r m o . < la p r i n c i p a l m e n t e á l o s c e r d o s <|i s t ; ' ní e m « ¡ ( l v' f ' ' " - " ' " " ' S(l ! l l l ' i l > u \ e á n i a l e l i c i o s ; la nr-la t ' eue , . " - / o r ' f < > «I"»' a l e j a a l d i a b l o d e la p e í s o l í a q i op q

ien que debajo de lasb b l

r a i c e s d e "',' C i l s ; i ; Sl' ( l ' T l a l l l n l 1 ' i • - " i " ••• ••••'ia í e s - m i P l a l l l a Sl ' encon t raban carbones en el

c¡as esnoe . , " a " ' l o s « n a l e s , bajo c ier tas c i r c u n s t a n -CÍS(1 se crp- ' S(" C(I I1V(!I ' l 'iiii en oro. La scabiusa mc-

«9 debaioY'T1 '1""1 ' ' '1 l l e l a s l i n i i a s , pero que echa-"°éspe,i¿ , e a mesa producía querellas entre los* atribuíi L a ' l e ( / e r a '<-' restris es una planta á la que

" «na virtud curativa, y que como las ante-

riores, libraba de hechizos y maleficios. Además eloriganum vulg iré y el antirrliinum ahuyentaban á los(lucillos y á los íii.co.s- ó espíritus de las aguas en Ale-mania; la Ofioíiís spinosa, que llevándola suspendidadel cuello protegía contra los malhechores y ladrones,asi como la relama y el enebro libraban al que las lle-vaba de ser herido por acero. Entre los árboles el sau-ce, el abedul, el aliso y el tejo, servían de amuleto,pues su madera llevada sobre la piel era el mejor pre-servativo contra lodos las hechizos; las ramas del ser-bal puestas al lado de la casa servían para protegerlacontra loda clase de monstruos y contra las tempesta-des, pero sobre lodo el tilo era el árbol cuya madera seconsideraba como sagrada, y el favorito de los dioses yd(> los hombres en los tiempos antiguos. La corteza deltilo libraba de todo género de hechizos, y la cenizahecha de su madera y esparcida por el campo servía !para ahuyentar los insectos. Cuando á una res que. eslá ;embrujada se la pega con una vaia de tilo, decía la su-perstición popular, los golpes que so la dan los recibeal mismo tiempo la bruja; las [llantas medicinales a r -rancadas con un instrumento de madera de tilo se su-ponían ser particularmente eficaces.

A estas plantas consideradas como amuletos hay queañadir las que servían de párannos vegetales muchoantes di1! descubrimiento de Erauklin y de la creaciónde sociedades é institutos meteorológicos ; la creenciaen su virtud era general, y aun en el dia hay puntosen donde todavía se las atribuye un poder especial. Aeste número pertenecen la buiba Jor,s {semper cirumlectorum de Linneo), que plantada en el tejado libra átoda ia casa de ser herida por el rayo, por lo cual se lave con frecuencia en las casas de algunos pueblos deAlemania; el espino blanco, la ogiacaula, la bryoniaalba, que es usada aun por las mujeres en algunospuntos para lograr el amor de los hombres, pero antetodas el hipérico» ó corazoncillo (hijpiricuni parfura-lum). Esta planta es cogida por San Juan, que es cuan-do llorece, y colgada en las ventanas de las casas; lagente baja de toda la Stiria la considera aun en el diacomo el mejor preservativo contra los rayos. Ea tradi-ción cristiana supone que tiene un jugo de sangre, yve en sus cinco hojas un símbolo de las cinco llagas deCristo crucilicado. Se cree también que libra de las en-fermedades producidas por hechizos, y que llevada alcuello escita simpatías y ayuda á descubrir tesoros.Debe citarse después el beleño, que según los serbos ylos griegos, siendo arrancado con el dedo pequeño dela mano derecha y atado al dedo pequeño del pie dere-cho de una joven completamente descalza, sirve paratraer la lluvia después de una larga sequía; á la jovená ([(lien si1 la alaba la planta se la echaba agua por en -cima con gran ceremonia ; esta costumbre exislia lam-inen antes en Alemania, principalmente á orillas delKhili. l'or último , á esta clase pertenecían también lasagallas, que se empleaban en diferentes paises para li-brar de desgracias á la casa , y que se colgaban en lasvigas de la cocina , y el muérdago, principalmente elque crecí1 entre los avellanos, la ¡tuda hclenium , eli/alium t v n / m , e l exijmtnrium canabinmn , e t c . , e t c . .que. forman los matorrales que se encuentran en lascercanías del bajo Hbin, y que se suponía (pie librabande los rayos y del granizo. En West ¡alia y en el país deIlesse se 'veían antes las llamadas palmas , puestas conesle objeto en los sembrados; estas palmas eran ramaslloroeienles de sauce, de acebo, enebro, etc., etc.

Entre las plantas que llevan consigo la felicidad, des-pués de la mandragora y del helécho, ocupa el primerlugar la verbena. Esta planta era considerada como do-tada de virtudes curativas y mágicas, no solo en algu-nos puntos de Europa, sino en el estremo Oriente, enl'ersia y en la Arabia. Según la tradición cristiana,debe arrancarse con un instrumento de oro ó de platael viernes santo ó el dia de San Pedro y San Pablo.Para los germanos era un talismán en las declaracionesde guerra y en los tratados de paz. A esta clase perte-necí) también el Allium viclorialis, planta de monte ála que en algunos puntos la han dado el nombre de«coraza de guerrero» por la forma de la corteza de laparte bulbosa de su raiz. Según la opinioirpopular, unaparte tan bien guardada podia pasar por símbolo de laiiivuliierabilidad en el combale, y de ser símbolo llegoá ser talismán. De aquí provino el suponer que librabade heridas, desgracias, hechizos, malos espíritus, etc.,y por último, el suponer que ejercía una inlluencia po-sitivamente favorable. Según los griegos el apio, la ce -bolla y el api, son plantas que (.raen la fortuna, porcuya razón las ponen en las Inhibiciones y las cuelgansobre las puertas. La valeriana es también muy pode-rosa ; da valor v fortuna , v según la creencia cristiana,brotó debajo de la cruz de nuestro liedenlor. La raizile azucena da el carino de las mujeres; el jugo de lamisma llor conserva la frescura de ja .juventud, l .an/-ilieniill i viilanrix era empleada por los alquimistas parabacer oro. (lira multitud de plantas cuya enumeraciónseria enojosa, servia según la superstición para atraerel amor de las mujeres, para producir sueño, para ha-cer fortuna en el comercio, etc. , , . ,

Además de las plantas mencionadas, había las queeran verdaderamente mágicas que servían para abrirlas puertas, para descubrir tesoros y para dar riquezas.En primer lugar, estaba la llamada noli me tangerc

planta misteriosa conocida solamente por el dichosopico, pájaro que. representa cierto papel tanto en lamitología alemana como en la romana. Para obteneresta planta era preciso clavar el nido de un pico quetuviera cria ; viendo el pájaro clavado su nido, echabaá volar y traía la raíz deseada en el pico para hacer sal-tar el clavo; entonces una persona que estuviera enacecho espantaba al pájaro que dejaba caer al suelo laprecios;! raiz. Esta planta era sumamente útil á los quebuscan tesoros y á los ladrones, los cuales podían rom-per con ella los hierros y cadenas en que se hallaban yabrir las puertas de las casas y las arcas por cerradasque estuvieran. La creencia en la elicacia de esta raizera tan grande, que aun en el día se ve en las cárcelesantiguas de la Suiza, una especie de tablado en dondecolocaban á los criminales encerrados, para impedir quetocaran con los pies en el suelo, pues la creencia popu-lar suponía que era preciso locarle con ellos para quela raíz ejerciera su virtud mágica. En la Suiza se creíaque la plai.la que suministraba esta raíz era la euphor-bia lathyris . por lo cual era tenida en grande estima-ción. La superstición de muchas gentes atribuía tam-bién á la prímula la virtud de descubrir tesoros. Lastradiciones populares citan también muchas veces unallor maravillosa que conducía á los afortunados que lahallaban á un monte lleno de riquezas que se abría á sullegada y donde se llenaban los bolsillos de oro y pie-dras preciosas; al salir del monte se olvidaban de llevarconsigo la flor, pero una voz desconocida les gritaba:; no olvides lo mejor ! y entonces la cogían porque sinella no hubieran podido salir del monte. Es posible que,esta llor sea la llamada No me olvides y que su nombrevenga de esta superstición, porque la tierna historia áque se le atribuye es muy posterior.

Pero si vamos á examinar todos los detalles relativosá las plantas de que nos hemos ocupado, encontrare-mos que la mayor parte de ellas debían su virtud mara-villosa mas bien á las circunstancias en que habían sidocreadas y á la i poca en que habían crecido ó las habíanarrancado, que á una propiedad especial de que lashubiera ilutado la naturaleza. Los días en que se arran-caba una planta mágica, los instrumentos con que sehacia y otra multitud de precauciones que había queobservar, contribuían á darla su deseada eficacia; otrotanto sucedía con las plantas medicinales.

La base de toda la magia es la idea de una vivifica-ción de la naturaleza de un dominio de las fuerzas físi-cas de la misma por la inteligencia. La magia eslá fun-dada en esta supuesta dominación de las fuerzas de lanaturaleza que producen cierto resultado, el cual no esláprecisamente en la naturaleza de las cosas sino en la vo-luntad de la persona que obra ó que da lugar á (pie lanaturaleza manifieste las fuerzas superiores que existenen ella. Asi, pues, el hechicero procede bien por un po-der propio elevado sobre la naturaleza física y moral, ósolo como representante de un ser mas elevado, en nom-bre de la divinidad omnipotente que se lo presenta deun modo espontáneo gobernando y rigiendo el orden delas cosas. La inclinación innata en el hombre de ele-varse sobre, sí mismo y el deseo de la dedicación, lehace aquí igualarse con la divinidad ó elevarse hastaella y le permite mediata ó inmediatamente influir enel curso de la naturaleza y en la suerte del génerohumano.

Otro género de magia es el conocimiento de los su-cesos venideros y de la suerte d", los hombres; esto eslo llamado adivinación. La contemplación profunda éinsólita, aunque no completamente clara de los suce-sos del mundo, el presentimiento de una cierta regu-laridad en ellos unido al deseo irresistible, de manifes-tar los pensamientos que hay en el interior de nuestroser, es lo que ha dado origen á la adivinación. Se com-prende bien que tanto la adivinación como la magia soloha podido formarse cuando el pueblo se hallaba en unestado que corresponde al de la juventud de un seraislado.

Si el hombre en su estado natural aspira á tener elpoder de la divinidad y á inlluir en el curso de los acon-tecimientos, se comprende fácilmente que tenga undeseo igual con respecto al conocimiento de su suertefutura para poder dominar de antemano los sucesos yoponerse á los que le sea» contrarios; la magia y la adi-vinación parecen ayudarle en esta empresa, pero nin-guna de las dos podría obrar sin medios especiales. Asu modo de ver nadie puede suministrarle estos mediosinejjr que las plantas; la razón de eslo '?slá tanto enlas particularidades de la naturaleza de las (llantas,como en el modo de considerarlas. Entre (odas las co-sas que nos rodean , las plantas se, distinguen para elhombre pensador por la variación sucesiva de su ligui aque va cambiando de una manera imperceptible bastael punto de que aun para el mas ignorante y comúndebe aparecer como un desarrollo regular y progresivode un principio sujeto á reglas determinadas, ¿yuécosa, pues, hay mas natural que atribuir la causa deeste fenómeno á una unidad interior, á una especie dealma y considerar ¡i la misma únicamente como el r e -sultado de una actividad oculta, como la manifestaciónde una vida oculta y profunda?

El hombro se halla siempre dispuesto á reconocer sunaturaleza fuera de sí y á identificarse con la que sediferencia de ella. Por esta razón le vemos que trata de

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Page 4: REVISTA DE LA SEMANA

8 i EL MUSEO UNIVERSAL.

graciadamente oozi alguna frecuencia, llesde lo alto delas nubes donde me encontraba , veia yo cómo se en -cendían sucesivamente las ventanas t\c ludas las ca-sas , como si fueran constelaciones, y después vi , que

por esto pudiera penetrar en las : so apagaban una por una . asi cuino se apagan las e s -desconocido. 1.a época actual ha trollas a los primeros fulgores del día. 1.a población se

iba sumergiendo en el sueño y el misterio, y entonces

penetrar en la parlo (trulla do la vida sirviéndose paraello del mundo verdal que lan necesario le es y queestá relacionado de lanías y de tan diversas manerascon su villa, y empleándolas plantas mágicas para lograrsu designio como si por esto pudiera penetral" en lasprofundidades de lo desconocido. 1.a épdestruido en mayor ó menor escala esta estéril <|ui-niera ; en voz de las ar-tes mágicas ha apareci-do la ciencia árnica de, laverdad ; conocer su ca-bala es la misión delhombre de los tiemposmodernos.

A.

UN DÍA DE CAZA.

Una tarde que meencontraba de caza enSegura, pequeño pueblode la provincia de Gui-púzcoa, hacia un calortan intenso, que ni losperros podían seguirpista alguna, ni a mi meera posible resistir pormas tiempo los a n u e n -tes y abrasadores rayosdel sol. La caza me ha-l.i i a conducido ;i un bos-que que se halla á me-dia legua de unos case-ríos cercanos á la po-blación , y fue tal lafrescura y el bienestarque sentí al penetrar enaquellos lugares, quedejé la escopeta á unlado, llamé á los perrosy me senté al borde deuna riquísima fuente deagua mineral que naceal pie de las rocas quese hallan á alguna d is -tancia. El silencio eraprofundo; parecía que lanaturaleza toda se halla-ba en la mayor quietud.Hacia ¡locos días quellegaba do una gran po-blación, población querecordaba mis penas ymis alegrías, mis tristesafanes y mis crueles de-cepciones, y así es queinsensiblemente mi ima-ginación me trasladabaa aquellos sitios, recor-dando á los amigos queallí habían quedado, ylas afecciones que allíbabia dejado. La inmen-sa soledad que me ro-deaba, los tristes r e -cuerdos que ;í mi ima-ginación se aglomera-ban, todo me convidabaA pensar en cosas queyo quería olvidar. Klcansancio que adquirídurante toda la maña-na, la hermosa frescura

que despedían los árboles que del sol me guarecían, ycierta misteriosa voluptuosidad, me hicieron sin dudacerrar los ojos, trasladándome en sueños, por un m o -mento , á países que no me eran del todo desconocidosy soñé una cosa r a r a , escénlrica, original.

Soñé que el destino habia dispuesto que como en eltérmino de ocho días encontrase dos personas que soamasen real y verdaderamente, llegaría á la inmortali-dad , pero que si no encontraba lo que se me exigía an-tes que trascurrieran por completo los ocho «lias, aquelseria el último día de mi existencia é iría á tener pormorada el palacio sombrío de l'lulon. Yo aspiraba a lainmortalidad, yo deseaba visitar las Morillas campiñasdel tillen y gozar de la compañía y do la presencia delnoble Júpiter. Creí al principio que no era una misióntan dilícil la que me habían encomendado, que fácil-mente podría hallar lo (pie buscaba; poro conforme ibatrascurriendo el tiempo vi cuan difícil era la comisión«pío se me había conferido. Pasaba el tiempo y todavíano habia encontrado lo que. tanto ansiaba y veia venircon espantosa \ elucidad, el octavo dia , término delplazo que so me habia concedido. Vi con horror que yano mu quedaba mas que muy poco tieinpo;y palpitante,anheloso, sin saber lo que nie hacia, empecí''! á volar en-vuelto en una densa atmósfera y á dirigirme hacia unacalle donde el autor de estas líneas, solía ir antes des-

i:si'i:i'i(:i(i> C I I : V H I I C A AI. P A C Í F I C O . — C . U . I . E DK I.AS P A L M K I U S R E . U . K S E N KL J A R D Í N B O T Á N I C O nr: m o

l'Oll Kl. LADO OPl KSTO Á SU ENTRAMA. (FOTOGRAFÍA MIC CASTRO.)

líense, que osla callo silenciosa estaría llena de aman-tes y de amores, que en cada uno de Jos cuartos enque se apagaban las luces, se amaban y se lo decían á lasombra de la noche y del misterio, y furioso, desespe-r a d o , viendo con terror cada minuto que pasaba, mepuse á correr de casa en casa, de cuarto en cuar to , e s -cuchando todos los suspiros, entreabriendo todas lascortinas. Hacia ya una hora que recorría inútilmentetodas las casas de la citada calle sin encontrar lo quetanto deseaba, pues si bien había visto á una joven ha-blando muy animada con su novio desde el ventanillode la puerta mientras sus panas estaban entregados enbrazos de Morfeo , á una criada leyendo una carta do uncabo do granaderos , primo suyo, según ella misma de-cia , á dos maridos que roncaban muy armoniosamentedándolas espaldas á sus muy caras esposas , nada deesto llenaba lo que de mí se exigía ; necesitaba dos so-ros que so amasen porque se amaban, dos seres buenos,honrados y virtuosos, y ¡i causa de la doble vista, de lacual oslahá yo e n t o n e s provMo, bahía oído la conver-sación de la" joven , leído la carta del soldado, y adivi-nado los sueños que aguaban las mentes de aquellosmaridos, y podía asegurar sin la menor vacilación que.ninguna de aquellas personas eran las que yo necesi-taba. Iba ya á dirigir nú vuelo hacia otra par te , cuandoel ruido que^produjoun halcón al abrirse, mo hizo volver

la cabe/.a y contemplar en un cuarto tercero unaven que parecía querer abarcar con su miradado lo (pie podía pasar por la calle. En aquelinstante , como si la Providencia tomara parte en m'difíciles investigaciones, desaparecieron las nubeso.u'S

hasta entonces habían ocultado á la luna, y fuejL!á herir sus rayos el rostro de nuestra desconocida

Era una joven como de'unos 19 anos, alta, es-belta y bien formada-su color mas bien mo-reno , iluminado por lospálidos rayos de la lunasu boca fresca encerra-

-~~ da por dos labios de co- 'r a l , húmedos como lashojas de las rosas en lasmañanas de abril, sufrente serena y espa-ciosa, su mirada dulcey apacible, esparcían ensu derredor un encantoinesplicable. Al ver áuna joven tan bella, tanhermosa y que tan bue-na parecía, no pudemenos de regocijarme,de alegrarme y de creerque ya todas mis fati-gas se habían concluido,pues que en ella encon-traría , no solo la belle-za del cuerpo, sino ladel alma, no solo la her-mosura , sino la bondady la virtud. Conformehacia estas reflexionesvi que la joven, despuésde dirigir una miradaen todos sentidos, incli-nó su calwza hacia lacalle y pronunció estaspalabras : « Antoñito,; estás ahí?» En el mis-mo instante aparecióuna sombra de entre lastinieblas de la noche, yfue á coger una cosa quecolgaba de una cuerda.Era una llave. Cogerla,aplicarla á la cerraduray subir las escalerascuatro á cuatro, todofue cosa de un momento.Hila le esperaba á lapuerta. Apliqué el oídoporque á poder ser noquería perder ni unasola sílaba de la con-versación que sin dudaiba á haber y escuche.—«Gracias á Dios queestás aquí Antomto,')dijo la joven, «te espe-raba con la mayor im-paciencia, pues esta no-che ha de decidirse rfe-finilivamcnte nuestrasuerte. »-«Bien sabeElisa cuánto te amo ysiestaré dispuesto a hacerlo que tú quieres, .respondió Antomto, peroLtanhorribleloqueme

propones, queencuentro con

para ello. ¿No puedes esperar algún tiempo?»sihle,» esclanió Elisa—«es preciso que eso semañana , hoy mismo ¡í poder s o r : "~ r" P

n ° n ¡ " mientos,iones, nada de m u ; ( " c t e r

tú conoces mi situación y conoces también mi ^ ^g

y sabes que no me dejaré dominar por nada. ¿ er_io i(iio. me bahías ofrecido antes de e n s a ñ a r m e j r jg_derme para siempre.»—«Perdóname Elisa, p osa^,,—noraba al estreino á que habían de llegar las^c

;nn ; ) r. esVa te lo he dicho, iio hay tiempo de . r e nr 'n i n Oun¡i

menester tomar este partido sin vacilación (je ^ " ^ sespecie; existe un medio, ya te lo he ( ¡ ' c ¡°^Jpo r D¡*s

un cobarde y no te atreves á emplearlo-»'

lo qul i l i l í I » -

lílisa, cállale.»—«¿Encuentras alguno otro. "^ a ' ¡nf j i -o que tú quieres os que. cómela un ('l''""'n..'., ,-nfaníii!t'

«¿Yeroeslú que no esun o non y 'roU-, q u e no es un ITII J

el dejar on la miseria y en la desesperación a¡er qii,! (.,. ha sacrificad!» lodo? Yo no quiero " ^ q seg t lr0

i d l h fid r t í P c r ° n e s * *¡ qpintura do lo qu he sufrido por t í , Pc

Esiconsig

teque yo no quiero vivir en osla situación ...que. te decidas, porque yo ya lo ™W<V

0T"L míe

ó le echas á tu lio en oí té mañana el vcm-i. i ^llevaste, en cuyo caso la felicidad nos esp n 0

que tú eres su heredero universal, o me u ^ &,tienes valor para ello y en este mismo insta» l a b r a Srojo del balcón á la calle.» Al pronunciar estas, i-

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EL MUSEO UNIVERSAL.

de l i l i ,le esalo que

jtirió el balcón para llevar afpcto la amenaza que ha-

ba hecho, pero Anlc >,nálido, desencajado y cona frente bañada en sudorse abrazó á sus rodillas so-llozando y esclamó. oKlisa,Elisa, ten piedadno me amenacesmanera, pues bardeseas.»

Elisa le levanto, le estre-chó entre sus brazos, le cu-brió de besos y caricias exa-minándole al mismo tiemposu fisonomía con una pro-fanóla mirada.—Pocos mo-mentos después estaba Kli-saescribiendo á la clara luzde una bujía, una carta endonde pude leer estas pa-labras.—«Querida amiga:para cuando recibas esta, sehabrá consumado el sacrili-ciodeque te hablaba. Nece-sito oro, mucho oro, y lotendré; mi vida será unacontinua fiesta de placeresy embriaguez, que compar-tida con el que sabes ó cual-quier otro, era el sueño yla dicha de toda mi exis-lenci....» Aparté mi vistacon miedo y con horror deaquella mujer tan suma-mente hermosa en su físicoy tan depravada y de instin-tos tan feroces, de aque'hmujer, que con la mayorcalma é impasibilidad eracapaz de cometer un crimentan horrendo, de aquellamujer, en fin, que con tantadulzura é ironía se reía delasjnstasvacilacionesdesuamante.

Entonces yo, desconsola-do y desanimado al ver estehorroroso cuadro que á mi™ta se desplegaba , y alcontemplar lo imposilile'que"je seria el encontrar dos«masque so amaran, volví'elevarme á la negra at-mosfera que rodeaba á laPwlacion y me puse á esela-Dlar'«¡Dios mío! ¡Dios mió! con que todas estas per-sonas no se aman ; con que el amor no existe para nada"suscaricias; con que yo no he podido ni podré «MI—

wntrar dos seres que se "amen realmente ! ¡Ks posiblejstosenor, y y a estoy en ,-1 último .lia del plazo , y ya

«Toraparece que rompe en el horizonte!» ¿Con "que

I

I

inm uao VI:I\M:T.

es cicrlo, iiñadi después il \ una p"queíia pausa , conque, in hay reme,lio? Apenas pronuncié eslas pala-bras, cuando al través de la densa niebla que mi; rn-ilealci, vi un espectáculo que nv llenó de júbilo y deenternecimiento. lOn una inis"iable buhardilla de unacalle estrecha y sucia, u m mujer eslaba espi'i'amlo

85á alguno con visibles mué:-Iras de inquietud, lira jó-ven y herniosa, pero lossufrimientos habian dejadotristes huellas en su liso-noinia.

Kl interior de la habita-ción demostraba la pobrezade los que la habitaban y latriste y pálida luz que des-pedía una vela de sebo pues-ta sobre una media botellarota, inspiraba una especiede. compasión y simpatíahacia los moradores de os-la lúgubre vivienda. No se,veían en el cuarto mas mue-bles que \in pequeño espejoroto, un par de sillas mediociijas y un mal jergón so-bre el suelo, donde dormíancon la inocencia propia desu edad dos lindos y her-mosos niños. Me acerqué áaiuolla vivienda, asilo s nduda del llanto y del dolor.Dieron las tres en el relojde una parroquia vecina ylas vibraciones del sonido dela campana fueron á per-derse lentamente en la? in-mensas repiones del vacío.Apenas se perdieron en lon-tananza las úllimas vibra-ciones, cuando toi'a !a fiso-nomía de la joven so alteró

iiinplelnmontf 'ovaíha, volvía á sentarse, se pa-seaba con agitación . abríala única ventana de !a habi-tación y respiraba con an-siedad el glacial y húmedoaire déla noche. Otras vecesse la veia acercarse en si-lencio al miserable lechodonde dormían los dos infe-lices niños , y estrechandolas manos contra su pecho,parecía implorar al cielo enfavor de estas tiernas cria-turas.—,.¡Cuanlo tarda Diosmío! decía la pobre mu-jer.»— «¿Cuándo conclui-rán nuestros sufrimientos.»«'Después de una tenaz en-fermedad que. lia tenido pos-

hado en cama seis meses ú mí pobre Juan ; después dehaber gastado lodo lo que, teníamos , de haber empeña-do hasta nuestras cosas mas necesarias, nos encontra-mos hace ya dos meses en la mas profunda indigencia.Mi marido sin trabajo y sin poder encontrar quienquiera dárselo, yo debdilada por las fatigas y sin poder

MKJICO.—SUBIDA DE (.A CCCimLEUA 1>E C'IIQUIIIUITE,

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Page 6: REVISTA DE LA SEMANA

80abandonar mis niños; III>\ también nuesini comida haconsistido cu li l i |ian que nos |o lia liailo el tahonero,; pero y mañana v pasado, no podran ni querrán l iar-nos siempre! ¡ l lorr ih le siliiacion ! Me MCII IO desfallecer,cono/eo i¡ue NON pri dicndu ims luei/as de ilia en día,pelo no i ¡uii ' io mor i r . ; !>¡o> 111:0! ¿ |u>i'i[U(' (|iié seríade él? ¿ qué seria de ellos? ; . \ l i ! ¿que mal habremoscausado para Mi lnr de esla ii;¡uiei ,1?^—ul.as l ies Aei iar lo . " - -dijo después de un momento de silencio.—y lodaviano ha venido Juan. ,',se I lustraran nuestrasl i l i unas espeían/as? Ksla noche saln'i porque le ofrecie-ron darle trabajo desde niaiíana, pero debía eslardevuelta. ¿Y sí e>a< promesas lio eran mas que vanaspalabra-? ¿ -i ha tenido una nueva decepción? ¡ ;ih ! locono/co. qui/.a desespera*io y habiendo perdido coni-plelaiuenle su ra/.on . habrá pensado en suicidarse. Sí.s í . continuó desesperada \ toniando cada ve/ nías enn-sislencia esla creencia.-.iSi tal hiciera, perdonadle Diosmió y dadme Inerzas pina sobrelleva]1 esle último golpe.»

— lie re|M'iite se sintieron unos pasos acelerados en laescalera y una voz que ̂ ri laba .-; María! ; María!»— ii.luau.M contestó la pobre mujer corriendo ¡i su en-cuentro y estrechándole entre sus brazos.- - "Al luí yaoslas en casa. ; qué felicidad ! cuánto me has hecho su-f r i r con tu tardanza.'—.,(.Jue buena eres María \ cuán-to te amo.» contestó J ran .— i.pero ya se han acabadotodos nuestros niales.' — ; Oü<- dices !>•—- ul.Jlle ya des-de mañana lenizo liahajo y me han pa-iado 1:11a -emanaadelantada.'—u¿Ser,í p.-i ! i !r?.. - »Si. e-cucha .Varia,fui esla noche . cuino tu >;d"'-. a casa de aquel desco-nocido, (pie parecía se tonnba laido inicios por nues-tra desgracia, y no t>' quiero ocultar. c|ue aunipie siem-pre me ha inspirado las mus uvas simpatías, creí quesería uno de tantos viaje- inútiles como ]os que llevohechos en (oda e>t;i temporada, Como he sufrido yatantos desengaños y decepciones, oslaba ya i r r i tado, ylisies que debo confesarte, aunque ahora me arrepientomuy de veías, que estaba decidido á quitarme la vida,si es que- oiía ve/, -alian frustradas tus esperanzas,porque 110 tenia valor para verte á tí sufr ir juntamentecon estas do< infelices criaturas. • > —ulngi ato. murn iu ióMaría.»—<<>í. muíalo, tienes razón.»—continuó Juan,—u¿pero que ( mores? id hoiubie á veces se vuelve 111—jusloá fuerza i e sufriniíentos. y como yo le veía jiade-cer á t i , tan buena, tan honrada . y carecer del pan áe-ios pobre.- angelitos, rstu me Uceaba al a lma, y aun-que no decía nada. me hacia pasar muy malísimos r a -los. Al l i l i llegué á casa de nuestro bien hechor , y ape-nas me divisó. me dijo : que de-de maña na I cudria vatrabajo en su taller . \ que como una débil prueba delo que me apreciaba, lomase el jornal do una semanaadelantado. Ya puedes honrarle lo que sentiría al oírestas palabras. Yo no lo puedo esphear: lo limen que sedecir es. que lloré de gozo como un niño, \ que en se-guida me puse en camino para darle esta buena no t i -cia y mitigar en lo posible los pesares que sufres pormi causa.»—«No hables asi Juan , pues MI sabes que átu lado desaparecen Imlos mis dolores; pero ¿cuántono debemos á nuestro bienhechor , á ese ángel tutelarque lia venido á saUarnns tan oportunamente? ¡ A l i !amigo uno, ¡cuan cierto es que nunca deja Dios de sumano á los que imploran su misericordia ! Démosle,pues, gracias á Dios y pidamos en nuestras oracionespor nuestro s;d\ador.>>- -e.S¡. María, y que nuestros fu-fos sea su nombro la primer palabia que lleguen á pro-nunciar »

«¡Oh poderoso Júpiter !>, me puse á o-clamar al presen-ciar tan Liorna y consoladora escena, ueslos si que sondignos de habitar tus elevadas regiones; gracias lo doyuna y mil veces, porque con tu sabiduría sin límites,me bayas conducido ¡i conocer la v i r t u d , en un mun-do en donde tanto se habla (\r ella y tan peco se prac-tica.

»¡Oh Hoy! |.u sublime magostad sabrá recompensar,ya que no mis trabajos, mis nobles afanes . véspero,¡oh gran Key ! que me será permitido visitar ¡as risue-ñas riberas del Olimpo.»

Aquí llegué en mis esclauíaeiones ; cuando desperté,un brusco movimiento de uno de mis perros me hizoabr i r los ojos , y dos loriándome, hacerme ver que elOlimpo, Júpiter y |o< as las demás cosas, 110 oran níasque. visiones que había señado durante aquel instante.

1 i 1: MC.NO DE R I : a STA.

A LA I W K N C I O N l)l<: I,A I 'OIAOIIA.

¿Iv-oucliais lo- lamentos^ la si Hueros lie [ules (| ue¡ idos,

Oue en ecos doloridosHe eoiiv,o(a mortal pueblan los \ ionios?

¿O, uiéii el amado espesoArrebató á las miseras viudas,

(luyo dolor penosoConmoviera á piedad las peñas ruda-?

Alligiilas doncellas.Une dais, ajando á vuestra faz las llores,

EL MUSEO UNIVERSAL.Kn dolientes querellas

Adiós a la e-poran/a y [os amores:

¿O, uién an aneo inhumanoAquel placer al cora/011 tranquilo.

Y solo os da I ¡rano1 .as la minias \ e 11 idas hilo a I ido ?

Huérfanos sin consuelo:Madres que enloquecéis con el quebranto...

1 ú que lo \ es ¡ oh cielo !¿Ouit'n las fuentes ahí ió do lauto llanto?

Ksoi.el.ad... ¿ Oué sonidoAcompaña tan lúgubres clamores?...

Ks e¡ clarín , y hondoKl parcho de gi:on eres alambores.

Mirad.. . el sol presiento .I'or el líero rumor que el aire puebla,

Kl esliago... y su frenteK--conde con dolor enl ie la niebla...

Ya avanzan... c; ( l i :en a ! ; " j ier i a !»M lad. . . de heiniaros van miles \ nulos...

Solo ahunbia la tierraKl brillo que despiden los ( I M ' V V . . .

I.¡ ( iueria ! ; un,orlo !• ¡ KoilandoI'or !as haiauas o escarpadas breñas

Se ai iastran resonando1.a- niuerles conducidas en cureña--!

dallad . tri.-tos doncellas...N indas... huérfanos... ¡ ali I ¿que hacéis gimiendo.

Si apaga esas querellasHe la ¡nl!ani;;da ; óleura oí estruendo?

Mirad. . . ¿lüsus millaresPe hombres do están que \ ucstii s ojos vieron ?...

¡Olio corra el llanto á mares!¡t.ouio po[\o las btiUts los barrieron !

¡Ouien -ni orden huyendoKscaparde la muerte se imagina,

I lorre al estiago horrendolie la inllaiuada subterránea mina'.

; (luerra ! ; muerte ! .. Lamentos,Ayos, y gri to- de vicíiria suenan. . .

M¡ (¡nerra ! ¡ muerte !» en los vientosI» 11 ge n los bronces que luí mea lulo ti uonan...

¡ Sangre ! ¡ sangre ! ¡la l ionaA sorberla no basta . va empapada !

¡ Sangro ! ¡ -angre ! ¡la gi ien aCrece en furor, de sangro embriagada!

¡ Lágrimas ! Ouieii aun tengaI.ligrimas que verter, sobre esa pila

lie cadáveres vengaA unirlas con la sangre que destila.

¡ Cráneos en dos partidos...Hotos miembros... esh añas palp:lan|es...

.Mil aillos esparcidosA la luz. de las máquinas ti olíanlos.

¿Oue falla ? ¿quien pregoneA la invención inlanda v 01111 nosa

Himnos que al son entonel íe la innaniada/.ó/eoív/ intrusa?...

Ya llegan prestamente.Con sus tendidas alas enlutando

Kl nebuloso ambiento,Los negros cuervos en siniestro bando...

¡ \ a los roncos graznidosliesuenan de sus lenguas agoreras...

Ya al son de mil gemidosCantan oiUis las aves carniceras!

A V I O M O üoonua i:z Kuw-iz.

IIOHAÜO YKI'.NhT.

I a muerte ha arrebatado á Krane'a un gran pintor(jilo había logrado ad(|uirir fama ouriqiea como m u -chos de sus ascendientes.

Kinil io Juan Horacio V e n i d , nació en París el .'10 dejunio de I7N!I, de una familia ya ilustre en las arles.Su bisabuela Antonia \ e i n e l , gozó cierta reputaciónartística en Avíñon ; su abuelo fue el famoso José Yer-nel , rival de Claudio y do liaekbuysen , en los cuadrosque se hicieron para Kuis.YV, y su paiho Cir ios Yer-i io l , i|ue murió en IN.'Hi, fue un famoso pintor de caba-llos y de batallas, algunas de las cuales se ven aun enla Calería did Louvro. Desde muy temprano HoracioYernel , manifestó la inclinación á las arlos que era IK>-redilaria en su familia y esludió con diferentes maes-tros, el j ir iucipal de los cuales lúe su padre. Su primercuadro id.a loma de un fuello» presentado en INU!), seilisl ingiiió por una originalidad , que desde entonces hacaracterizado casi todas sus obras, y que puede decirseque ha formado la escuela actual de juntura francesa,mas especialmente en cuanto á asuntos militares. Susprimeros cuadros fueron ejecutados en completa oposi-

1 cion con las lecciones de la aun con el, iv-ii i v- i i n i . , ! • v,. i i p u i , ' n i ni v |nn_n , n u i l ^;u[i gj g i o t ^ - t

de su padre. David y sus discípulos de la escuelai cíaoa, se hallaban enloncosen su apogeo; cualquier asna"lo, aunque fuera de la vida contemporánea, era reírsentado de un modo que tuviera una semejanza conveneional con a antigüedad y principalmente con elimperio romano, l loiacio Yernel , desde, un princinipiuló exactamente lo que veía. Sirvió en el ejército»fue sargento en Moni mirad : habiendo [lasado su inventinl en osle periodo guenoro , concluyó por hacerse elpintor histórico i[c las batallas de los franceses des-de \~'M. Todos los grandes hechos militaros de suépoca han sido ilustrados por su pincel do un modo tansuperior, que sus cuadros . grabados por numerosos;artistas, lian llegado á sor conocidos en todo el mundoA ules do t> l i .su «Porro del regimiento» y «El caballadel trompeta.» le i l ición celebridad y le valieron l icruz de la Legión de Honor que .Napoleón 1 le concedióKn ISIü j i in l i i la Matanza de les mamelucos, cuadroque existe aluna en el Luxeinhurgo . pero que noes.históricamente exacto. Sus liatallas de JemniappesY'almy. l lanau. Moiitniiraíl y un número considerablede cuadios importantes. fueron pintados de 1820á IS'-!:¡. Todos estos cuadros de las grandes accionesdel primer imperio, no fueron admitidos en las esposi-ciones del tiempo de la Restauración, porque el juradolos rechazó, pero Yerno! abrió una i sposicion ])nvadaensu estudio, el cual lúe muy frecuentado por los délaoposición. Kl gobierno de Carlos X lo atrajo sin embar-go poco después, dándo!o algunas comisiones públicas.Kn 18".!ii y 1S2C espuso los dos cuadros ele Mazepa,delpoema de I i y ron ; v e n 1827 solo permitió esponerai«Puenlo de Arcólo.»

Habiendo sido nombrado director de la academiafiancesa en Ruina, marchó á dicha ciudad , y el resul-tado de su estudio de los maestros italianos del si-

• glo X V I . se conoce en el nuevo carácter y cu laclase-de asuntos do varias obras . algunas de las cuales son

i bien conocidas do los grabadores, como <• La pelea de los! dragones pontificios cun los salteadores,» uLa confesióni do un bandido.» «Kl arrosto de la princesa en el pala-| ció imperial.» (estos dos últimos destruidos en Keuilly! en 1848), la famosa (.Escuela Ue Rafael» y otros. Cuan-

do la revolución francesa en 1830, Vernet fue nom-brado representante en la c u l o del Papa , porque lalogacii n fiancesa que estala antes, había dejado aRoma, y se cuenta que cumplió sus deberes con tantoacierto, como lo había hecho* Rubens cuando fue em-bajador. Kn IS3H volvió á Krancia y presentó cuatroepisodios de las batallas do .lena. Kriódland, WagramyKontcnoy. Luis Felipe le encargó que pintara los in-mensos 'ciiados de la galería Conslantina, que tantoasombran á los viajeros en Yersalles. listas obras esta-ban destinadas á i lustrar las victorias navales y milita-res de los franceses bajo la dinastía de Orleuns.Losasnillos principales son Iros episodios del sitio de Cons-tanl ina,el ataque do la cindadela t\<- Amberes, la ton»del Teniah , etc. Kslas grandes obras le ocuparon seisaíios, y cuando las hubo concluido, Luis Felipe le otre-ció hacerle par i)o Krancia, pero Y'ernet lo rehuso )sus relaciones con el rey fueron monos íntimas acaude oslo. Para pintar con' fidelidad sus cuadros de Argti,Vernet so fue jior algún tiempo ¡í la Argelia; en aqu"

¡ tiempo visitó también la Tierra Santa y su Judit ! »¡ lofernos, Rebeca en la fuente, Agar echada por AW*

ham y otros varios asuntos bíblicos, fueron el íeswdo dé sus estudios; á la misma época pertenecen -Caza del león y su madre árabe salvando a su lujo u

poder do un león. Se dice que. la repentina Iriaiaaiiylo mostró Luis Felipe, fue debida á que. no q" " l s o a " e ' l t 0

la historia y representar á Luis XIV subiendo.al aa»de Valciicieiines; porque como os sabido, Luis Aora personalmente, cobarde, no lo había M e c l K ' a s ú . r n o

Vernet hizo también una visita á San Peterwi rdonde el emperador Nicolás lo recibió con a\en": iemuy marcadas. Después de la muerte del iiuqi .Orleans volvió á Francia y so restablecieron susguas relaciones con las fu l ler ías. Kn 184.) I111"" ' ^ 1Yersalles (en ocho meses) su gran cuadro déla lu í -Smalah, do Abdol-Kadorquo es uno do k l s nlí¡v ' |fa dehay en el mundo; al año siguiente pintó la nal ^Islv. Para el actual eniperailor pintó} ' \ t i»" '1 . L.^ depor el general ( Indino! , y en la osposinou mirv • ^ ^Francia en l*.-¡:¡, presento su cuadro del Colera > | |a

do la Melpómenc y otros, y recibió por ellos una mde oro. La Cuerr'a de la Crimea le díó tainliien « (a,para varios cuadros como el de un Kpisodio dej < . eS

lia de Alma, que présenlo en la osposicion do ̂ ^Además de las obras que liemos citado y de oiu ^_chas, Yerne! piuló un gran número de re!li!'0-"'chas, Yerne! piuló un gran número de ron.»»•> 0 en

que en esla clase de pintura no era tan lelj/j , ¡a JeI''*. n í s ; |««-«. s u . r«. . ; . i i i< l i . l i . . l «« «•« ' ' ' ' l ' - ' . r i í ' ^ r ' te á 8 0

-m n i M i i i i i - i n > . • • i n r t G *•' '

. . . . . , . „ . - , . .-,„ celibridad os debida en gran l"es.ca]aenexacti tud, ;í la elección de Mis asuntos y •' "* "_ ,,r; ~que los ejecutaba. Koscrílicos franceses no liat o

\ y . i . kLlt.<nitll l i l i * L

Rubens. Sua elección de Mis asuntos y a maba. Loscrílicos franceses no musu arle, pero sus obras poseen o

nif > .MÍO ¡gradan inuclio, el movi 'ido y •' """rr l l ío-La carrera do Vernet lia sido un curso no in» ...

do aprecio de su arle, pero sus obras poseen i' j ¡(j8d.dados que. agradan inuclio, el mov '» l ü > ''.' tprrui0-

La carrera do Yernet lia sido un curso no l u varjas

pido do celebridad y de honores; ora .•ahnllei"1 dad,

órdenes oslranjeras, y (luíanle su ullimii eim- ,oresel emperador Napoleón (que ora uno de s l '6 ,¡cia| deadmirailüies), le envió las insignias de gran

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Page 7: REVISTA DE LA SEMANA

EL MUSEO UNIVERSAL. 87lóoion de Honor. Yernel habia hecho una gran l'or-

' ron s " pincel. Su niuerle ha acaecido el sáha-I" de,enero del año corriente y aunque so temía ya.ítina dolorosa sensación en la multitud do susad-

"•"adores- L-i familia de Yernel se eslmgue en o l .po r -no tenia hijo alguno ; su luja única que estuvo c a -

1", »Q[i el pinioi1 Pablo Delaroche . murió en ISÍ'i .Sr | pijipprador ¡Napoleón se hizo representar en el(«eral de Venid por el mariscal Yaillanl y por un aliomnle'ado de su palacio que se colocaron á los pies del

Iretro junto á los dos huérfanos del pintor Delaroche,nietos de Venid, y á la cabeza de la larga hilera de los

pliacian ,q duelo y siguieron con osla modesta cu-ltiva hasta el cementerio, lista fue ia única distinciónilicial heclui al difunto que habia manifestado el deseoJeque en su enl ierro no hubiera la pompa militar quehay siempre en los de los oficiales de la Legión de Ho-nor En su fuñera i era tal el número de artistas . do l i -teratos}1 <le gente do toda clase (pie bahía acudido á laHesia, qno no cabían dentro de ella."Vernet era hospitalario, generoso y muy querido desus amigos; como artista y como particular habia sa-bido merecer el cariño de sus conocidos y las simpatíasdf todos sus conciudadanos.

A.

El vapor pairee des t inado, en ciprio modo, á p r o -longar la vida humana, economizando el tiempo y quin-tuplicando por lo menos las fuerzas del hombre, ó lo quefslo mismo, produciendo iguales electos que el moví-laimto de población. En ISoíi se contaban en Ernn-tia6,6i|0 máquinas de vapor, con una fuerza de 350.Olionlallos, cuyo trabajo equivale , á razón de 5 hombrespor caballo, al de 1.730,000 liomliies. Y en cuanto á la«momia de t iempo, bastará con minear que en 17(K!empleaban los viajeros lü días paia ir de Edimburgo ;íLondres por camino de herradura ; en 1 .*3ü , solamen-te 48 horas, merced á las carreteras y á las diligencias;hoy se emplean nada mas que 10 horas por el caminodehierro.—lüi I (¡72 se tardaba un mes en trasladarsedeMarsella á París ; en 1828 solamente 00 horas ; enliactualidad I (i.

En un camino frecuentado por ¡>00.0oo viajeros, laWnomííide una sola hora de tiempo porcada uno pro-te un ahorro ile ;¡0,000 jornales de 10 horas , que'(presentan el trabajo anual de híí! hombres , sin a u -mentaren un solo maravedí los pastos de alimentación¡mera]. Estos mismos liOO.Ol/O viajeros ahorrarían hoynmparativ»nioriIn á 17 72 al trasladarse de Marsella aflrís, 3b.2(10/ ni) ¡órnales, ó sea el trabajo de I I7,:<:U•nbres en un aím; lo que equivale al que puede ha -Wiwa geneíacam enleía de una población de !i,777atantes, calculando 12 años de trabajo útil por in-"iilno de todos sexos, edades y condiciones.

. LAS I'AIIIIK IACIIAISK.

i.fis H'.VKYI unios H : r.wtis.

(jj e s de desplegar e| cuadro á que se refiere id pre-r e 5 e epígiale , parece oportuno hacer una sencillaI "shistórica de esos vastos y pintorescos asilos den'oiJ ' " ' "'"'lados con poca propiedad los Ccmenlc-

v¡i . "oHs, entre los cuales sobresale como un pri-¿° . a r | s t i ic rá t ico ,e l tan celebro titulado de] l'udre

i,r¡ a s m o radas fúnebres, á semejanza de los pueblos

H a n / ' m a s ( l ' " ' cementerios parecen verdaderas•tecor \

% r P c r t ' ( J i deleitosos jardines artísticamentetastr i "lonumentales grupos de mármol , ala-i¡Ve J bronce, representando estatuas en actitudesrico, s

1 ' l l I ' " l l s l 'nnerarias, elegantes nichos y alegií-

««Dcen l m a S : "''!'' l a i l l s P " a n " " | | H K(1|li() l ] a <"I'('a'(l"''Dale • < S ' a " ' ' ' s l l ( 1 ' l s

i prodigios sublimes que pres-tara v°11 ' '1",1 '" ';i ilusión de un vasto museo de escul-ütaJPoc.s ' i l alfombrado de llores . entre hosuues de

''Dale • < S ' a " ' ' í s l l ( 1 ' l s i prodigios sublimes que pres-

tara ..""•I1",1'" la ilusión de un vasto museo de esoul-üloros|'P

ocsíi> alfombrado de llores , en t re bosques de¡afj arbustos y arboladura , bajo u m b r o s a s bóvedas""repi " ambiente por emanaciones pur ís imas

Sobrl a tn ' in" I M l ( ' J"K" ( l |" l l ; l l » - ' ^ -Cuadro <¡ '• ' ' " l ; i s i l l l l l s I "" ' ; I S ' ' ' ' l;l noche ose misinopiativ0 ' ' l ( ' ¡ld<|H¡ere un encan to gravo y conleiii^ S D o r T 1 " ' " i l m i l i l l : i ( 1 ; l s aquellas prolongadas ala-pUg'Vdf S I l l v " s '!' ' una luna límpida y por las lam-bas,,,,. a s <I«"* suelen arder delante de a lgunas luiu-'Wí "'"' l ói

íci°Si l

Nto p*br¡¿ ,T ,í*0 V

S í ,• ü s rayos do una luna límpida y por las láin-e s . , a s '[He suelen ardor ilelaiile de algunas lum-iasI ' , " ' " ' ' " ' l e r r e d o r una aureola melancólica;4n ii i" ' I S ' ' ' ' M" s l"rioso rocoginiienlo y de languioSa I.","'entes , cuando en nII'Ilio del profundo siito' o a ' l a l'or la religión y la muerte , óyese allá'fisas l"° " " S ( I P ( I" ' 'cu agitado entre el suspiro dei V '''.""or incesante de la capital del mundo

n i e l a r ' 'í '"° f e r " "'" llis "('"lm"s ll(- la micl"' > ''''de M n i L'° ' ' e l ] ' l l l s i 'ñor en fii espesura , como elU n " n a l l » < \ errante al ti'av*'>s de las a u r a s , que

llegaría tristísima en ese lenguaje inconi-

prensible para el hombre que solo le in te rpre ta comouna nota art íst ica perdida en el espac io , sin importan-cia a lguna . . . ¡ o h ! todo esto tiene el inapreciable donde un lascíiiailor encanto que co imiue \e el alma v lacompr ime bajóla presión del mister io.

Mas de una vez la amis tad , bien sea por inspiraciónii por c a p r i c h o , ros ha dado una cita paia esos sitioslunebrcs y á los cuales no nos lia | l e \ado p i n a s l i ravana curiosidad frivola , que l'ueia una indiu'iia profa-nación en su c a s o ; é impresionados hondamente porese mismo mis t e r io , el cuia/.on se ha sentido oprimidopor un secreto h o r r o r , pagando asi un jus to I r i lm'o ála naturaleza misma y ¡i las proféticas inspiraciones dela conciencia v del dehoi- unidos.

C u a t r o , o por mejor decir , t res son los cementer ioscatólicos de l ' a r i s . á los cuales relego la revoluciónhiera de sus u n i r o s : an tes de ella en t e r r ábanse losmuer to s den t ro de su c i r c u i t o , y esa gran plaza ti tu-lada el Murado de lus laúcenles, s i tuada en medio dela cuidad m o d e r n a , no oía an t i guamen te m a s q u e unvasto cemente r io que cambió este dest ino por el actualen v i r tud de una resolución del Consejo de iCstado, fun-dada en el r iesgo inevitable de una con t inua ;-rofana-nacion in te rpre tada por la burlesca indiferencia de losvivos Inicia los m u e r t o s .

Como hemos d i c h o , son t res los cementer ios públicosde P a r í s ; el de M o n t m a i l r e . el mas an t iguo de todosellos y que se esl iendo en t re las ba r re ras Hlancas y deClicliy: el de Monte l ' a rnaso . si tuado j u n i o á la har'reíai l e e s l e n o i n b r e é inaugurado en el año 1821 y el delPadre L¡:chaise . re t i rado a un es l remo de París y j u n t oa la barreí a de A ulna y. por ú l t imo , inmediato á la bar-rera del Trono hay otro cemente r io p r ivado , llamadode l ' i ep i i s . pero no se halla abier to al púb l i co , c o n t e -niendo ún icamen te las cenizas de a lgunas víct imas delas catástrofes revolucionar ias en I7H3.

Presc ind iendo por ahora d é l o s d e m á s , t r a t a remosún icamente de el del célebre Padre I . ' ichaisse. que sepresenta con todo el fastuoso lujo oriental de que sonsusceptibles en Europa estas venerables mans iones ycuya historia r eseñaremos ráp idamente an te lodo.

An t iguamen te el l e r i e n o que ocupa era i na especiede pradera cult ivada en par le y que llevaba el nombrede Campo di I Oinspn. Nías la rde un rico parisiensellamado Hegnaull loa i lqu i r ióá tí tulo cnl i leul ico . c o n s -t ruyendo en I un palacio inagnilico y oon\ ¡i I ieinloa i j u e l l e i r e l i o . p o c o a u l e s s e l \ a t i c : i \ e a < i e s t é r i l , e l )u n a s u n t u o s a m o r a d a q u e m e r e c i ó e | l i l u l o d c l . n l u -

ruru lle¡/n :ul!.

D e s p u é s d e a l g u n a s v i c i s i t u d e s p o s t e r i o r e s , los lu josd e l.i i \ o la r e c i b í o i mi c o m o d o n a c i ó n gi a I <f ila e s t a p o s e -s ión en el a n o 17<'->, c a m b i a n d o s u d e n o m i n a c i ó n p o rla d e M o u l e - l . u i s \ o s l a b l e c i e n d o allí el c e n t r o c a p i t a lile la s o c i e d a d d e . l e s ú s , c u y o s u p e r i o r e r a a la s a z ó n elP a d r e l . a c h a í s s e , c o n f e s o í 1 de l r e y \ el c u a l i i n i r l . i óc u a n t i o s a s s u m a s e n m e j o r a r a q u e l l a p r o p i e d a d t a n p i n -t o r e s c a .

M o n l e - I . u i s , á la o s p u l - i o n d e los j e s u í t a s e n 17(iilde los dominios franceses, fue vendido en subasta pú-blica , destinándose su producto á la estincion de partede los débitos contraídos por su anterior dueño; pormanera q u e , en una transición frecuente y sucesiva,la linca fue pasando de mano en m a n o , si b.en conser-vando siempre su nombre del Padre l.achaise, hastaque por último Mr. Frochol , prefecto del Sena, la ad-quirió por orden de Napoleón I , y con destino á su aetual uso de cementerio público, en virtud de un de-creto imperial.

Eos trabajos dieron principio inmediatamente bajola dirección y cargo de Mr. l i rougniar t , por maliciaq u e , merced á la celeridad y perseverancia que se des-plegaron en la empresa , el cementerio estuvo xa endisposición d e q u e el 21 do mayo del propio año pudie-nui trasladarse á sus respectivos nichos monumentales!os restos de Eafontaine, Iteaiiinarehais , Moliere, llus-sey, l l i i goThe ian , Mlle. Cebiay y de oíros personiqesilustres.

IV.

III cementerio propiamente dicho se divide en liesgrandes departamentos. El de la izquierda se halla des-tinado á la plebe, conteniendo la losa común \ xariassenes de luchos de un orden ínfimo : el de la derecha,cu\ a puerta da l'i culo á la calle de San Andrés , y queseparado del centro por una espesa tapia , pertenece alos israelitas; j el t e r ce ro , en lio, que ocupa el puniócentral , está destinado á las notabilidades sociales,como un asilo privilegiado de lodo mortal que se hahecho célebre en esta vida, por sus r iquezas , por suposición por su virtud ó por su ciencia, estableciendoasi una especie do, pacto aristocrático entre las condi-ciones de. la escala social, sellado con ese testimoniosupremo de. ultra-tumba.

Por lo demás , observado á primera vista y sin miras

(ilosólieas , el Padre I.achaise eslá muy lejos de conlr's"lar la vista ; y como ya dijimos . mejor que eomeurorioparece un vasto jardin artísticamente decorado por mo-numentales grupos de mármol ; y en medio de osle la-berinto do lunillas cubiertas de arrayan y rosales, dejazmín en llor y de cleniálidas. de bosquecillos de llo-ros , ile naranjos, de olmos y ciproses de murta capri-chosamente recortados, abísmase el pensamiento, elcorazón parece, dilatarse en un circulo do consideraciónprofunda, y ospláyase el alma, lomando aquel lugarliinebre por- un sil ¡o de puro recreo y esparcimiento.

Paseáis por magníficas calles esmeradamente enare-nadas de menuda grava , entro bílei as doblemente ali-neadas de acacias, piálanos y lerebinlos, que conducená una pla/.olela rodeada Ac lieslos de llores en for-ma de jarrones elriiscos, y desdo cuyo punto descúbre-se el vaslo horizonte y oí bollo panorama que le ame-niza.

Do una parle la gran ciudad . inmenso laboratorio decr ímenes , agitada por mil [asiónos, como un prolon-gado rugido delirante y freno! e o ; do otra la vasta yondulante campiña , mu ia . solitaria como el desierto,con sus castillos ar ru inados , sus quintas pintorescascomo villas romanas , sus blancos caseríos, sus pobla-ciones y alquerías entre bosques de olivos y frutales,como bordadoras en relieve, bañado lodo por el sol óenvuelto en las nieblas como un sudario dotante; enlontananza las colinas do Moudoii y de Saint-Cloud cier-ran en perspectiva el hor izonte , donde proyectan susvagos recortes , diseñando los vatios perfiles do los api-zarrados tochos inclinados de sus campanarios y cúpu-l a s , cuyas agujas so hunden , perdiéndes.1 en e.1 pro-fundo cén i t , mientras que hacia la izquierda las torresde Yincennes dibujan sus denegridos espectros, comoun recuerdo de la edad inedia y en opuesto contraste álas dos columnas monumentales de la barrera del Tro-no . que marcan hacía la derecha los límites del Parísmoderno.

Y.

Y si de este hor izonte poético desciende ia vista paraf i j a r s " d e n u e v o e n osa v a s t a n e c r ó p o l i s , al t r a v é s <\r

a q u e l l a b e r i n t o s e l v á t i c o q u e á t a n d i v e i s a s c o n s i d e r a -c i o n e s so p r e s t a . . . ¡ o h ! j c ó n i n se a b i s m a el e s p í r i t u ene s e c u a d r o d e s o l e m n e e l o c u e n c i a !

Allí y a c e l o d o c u a n t o d o gi a n d o . p o d e r o s o y r i c o I,ae x i s t i d o d u r a n t e m e d i o s ig lo e n F r a n c i a y o t r o s p u n t o s ;las m a s b r i l l a n t e s g l o r i a s de l i m p e í lo d u e r m e n el s u e n oe t e r n o p i n t o á las m a s i n s i g n e s c e l e b r i d a d e s d o l a s r e s -t a u r a c i o n e s ; los u i a v o r i ' s c a m p e o n e s d e las r e p ú b l i c a sc o n las m a s a l i a s o i i n n e n c í a s d e s p ó t i c a s : u n i i i o u i m i e i i -I O L ' Ó I Í O O t r a s p o r t a d o de l P a r a c l e t o e n c i e r r a las c e n i z a s' le r . lo i sa v A b e l a r d o . e sa a r d i e n t e o p o p e \ a de l a m o rc o n t r a r i a d o e n v ida . p u r i f i c a d o p o r el m a r t i r i o y s a n t i -ficado p o r la m u e r t o p o r u n a I r i s l e c o m p e n s a c i ó n p r o -v i d e n c i a l de l d e s t i n o .

t n s i m p l e m o n u m e n t o c o n u n a e s c u l t u r a q u e r e p r é -s e n l a u n z o r r o , co i i l : o n e los re si o-- d e L a l o n l a m e , c e r -ca de l c u a l el g r a n M o l i e r e . i n l o m i a d o s in p o m p a a m e -dia n o c h e , i o p o s a e n t i e r r a s a n t a , a s i c o m o ( a m b l e nl i e m a r d i n o d e S a i n l - P í e r i e , P a r v y . l l e u l l e , l .a l l a r p e ,.1. C . l i e n i e r , M i l e s . D u c l i e s n o i s , M u í s y l ' . l a i r o n , l o s a r -l i s t a s ' t a i m a y l ' o l i e r , l os p o d a s l i e r a n g e r , P i e c a r d ,l l e s a u g i e r s , l l e a u n i a r o h a i s y el n o v e l i s t a F e d e r i c o S o n -lié , sobre cuya huesa solo se alza una humilde cruz doencina.

lín otra sección sigue la piéyada de los compositoresy músicos, tales como (¡relry, Méliul, licllini , Ilerold,i ionlieu, C.horubini, Chopin y YVMhclin, etc. A conti-nuación liguian los filósofos jíenjaiiiin Constan! , Des-tul I-Traey y lioyor-Collard ; los diplomáticos. Casimirol'erier y Canil 'aceros, con otros nombres i lustres, etc.

Mas lejos se. alzan las lunillas de I.aplace, Mongo,Foureroy , Jorge Cuvier el iialuiahsla , Chapla! , La-voisier, Francisco Aragu, Labedoyere, el mariscal Noy,rodeada osla de una verja de hierro: el almirante in-glés Sidney Sinith , que defendió á San Juan de Acrecontra la invasión francesa . reposa asimismo junto álos genera les del Imperio; y en toda esta mescolanzalúnelire, apagado relíelo de eclipsadas glorias, no siem-pre va unida la magnificencia artística al mérito querepresenta: el pintor David solo tiene, un simple nie-dailon sobre el sepulcro, Duloiig, esa gran celebridadquímica, Poissim, el gran matemático, Siccard , el be-nélico inventor de la enseñanza do sordo-inudos , eldoctor Cali y el mismo l !a lzae ,ese terrible intérpreteile las pasiones y que lia disecado el corazón humanocon un escalpelo siempre opor tuno; todas oslas insig-nes notabilidades, entre otras muchas, solo tienen unapiedra tumularia toscamente labrada , como hilo fúne-bre do su mansión suprema en osla tierra de vanidady lucha.

Sin embargo , no es decir que so nulo allí la ausen-cia del buen guslo arlíslico , pues que aun en mediode la sencillez que predomina en aquel vasto sistemafunerario, el enlusiasnio y el aféelo, mas bien que lavanidad, han estampado allí su huel la , estableciendocierta competencia, cuyos rasgos no dejan do aparecerena l to giado sensibles: obras de primer orden en es-cultura , elévanse sobre algunos monumentos sober-bios, parto sublimo do la vanidad humana y que revé.

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Page 8: REVISTA DE LA SEMANA

88 EL MUSEO UNIVERSAL.

LA ALONDRA. LAMINAS !)!•; LOS MlSLTUIiLKS. IX SEÑOR GII.I.F.NOMAIU).

lan al propio tiempo la inspiración del artista : modeloscu su clase son principalmente los del mariscal de Saint-C.yr, por David d'Angers, de Sucliet y del general Foy,costeado este, á espensag de una suscricion nacional;sobre el sepulcro del escultor Caslclier, nótase un pre-cioso genio alegórico , ([lie es la obra maestra deMr. Ilude, y por último, si sentís un verdadero entu-siasmo por las glorias artísticas, reparad ese grupo queguarda los restos del poeta alemán Luilovico lioern \en el cual el cincel feliz, de. David d'Angers ya cilailo,lia esculpido un llainaiuienlo elocuente á la fraterni-dad de los pueblos cultos.

VI.

Junto á ese fastuoso lujo que disfraza una realidadtan triste, última ilusión dé la locura biimana , otrasmuchas tumbas de aspecto superficialmente magnílico<[ue sorprenden las miradas del vulgo, están muy lejos(le merecer la atención del verdadero artista, y de evo-car recuerdo alguno memorable; y si entre e.-a mullí! tu Ide monumentos fúnebres, si entre esa inmensa colec-ción de nombres oscuros y desconocidos en los analesdpi mundo, que han atravesado, cual raudas y fugiti-vas sonibias que apenas dejaron huella de su tránsito,observáis algún epitalio estiavagante ó necio, respetadá ese pasajero errante, cuya intención ha sido pura aldictarlo su corazón sincero y que acaso ha ido á orarsobre la tumba de su padre ó de otro ser querido.

¡ Ay! ¡cuanta elocuencia revelan esos mismos sepul-cros sin nombre ! La gloria solo es un simple accidenteen la'vida humana; y ¿es preciso acaso que ese huecofantasma nos preceda liasta el último estrenio con suspahuas con sus coronas y sus estatuas?

No , los laureles petrificados por la muerte no hacenrebrotar la savia vital, ni pueden reverdecer de nuevo,mustios poi' el soplo mefítico del sepulcro; el destinoha paralizado el curso de esa misma vida, operando unarestitución lógica y providencial, que es el débito de lanaturaleza hacia su elemento, y ese tropel de lautasmas vanos no alcanza á esclarecer un solo pliegue deese tenebroso sudario, bajo el cual se eclipsa ese agitadoaccidente de la vida humana, terminado por una esce-na trágica en su desenlace.

Una capilla se alza en medio del cementerio, alia-yendo como un punto central y consolador las miradascontristadas del viajero, I,a religión es allí , como en-lodas partes el iris benélico del ¡dina del creyente, que

| respondiendo á sus inspiraciones, la invoca. ¿Uno fue-ra del hombre sin esa esliella que brilla fulgente ypura en el horizonte de su esperan/a, como un laroluminoso que concentra las mas gratas aspiraciones dela criatura y las encamina al ciclo, del que se consti-tuye intermedio?...

VIL

Tales sim , pues , bis cenienleiios de l 'aris; tal es elPadre l.achaisse.

l'or lo ibüiiás, observados bajo cierto punió de vista,con sus bosques, sus obras de eseuílura y eslaluaria, \su armónico conjunto tan admirablemente combinado,esos sitios amenizados por lanío accesorio, oslan muylejos de inspirar la terrible impresión que ordinaria-mente suelen revelar los de su clase, como consecuen-cia inmediata de ese profundo honor de que la lilurgiacatólica rodea siempre á la muerte. Sobre lodo, el del l'a-dre Laehaisse , repelimos, mas que cementerio , se pa-rece á un laberinto de arboladura y llores, decorado deestatuas y escul tura , como un museo, y en el cual,como para hacer resaltar mas las bellezas naturales yartíst icas, alguna humilde, tumba alza su pobre cruzsobre la piedra tumularia , como una triste ironía pre-parada por una mano atrevida, como una profanaciónsacrilega y burlesca en aquel sitio santilicado por lareligión y por la muerte .

Josii I'ASTOII id-: i. v IÍOCA.

LOS MISERABLESVÍCTOR IICC-JO.

Continúa publicándose esla imporlanlísi-nia obra. Se lian repartido II) entregas ydentro de pocas «lias quedará concluido elprimer lomo de esta edición que contienedos de la edición francesa.

Toda la obra constará de "> lomos.Las láminas que la ilustran son de lo me- |

jor que se lia bcclio en madera, impresasaparte del testo. En esla página van dos demuestra.

El retrato del autor grabado enacerósepublicará en esle primer lomo.

Continúa abierta la suscricion en los pun-ios mismos que al MISKO UNIVKHSAL.

AVISO.—Según las condiciones establéenlas»suscritores áli i . Mrsi:o IMVKUSAI. que optai 01 v .{Año Cristiano, se les remitió con el número vel lomo :j.° . J se

A los suseriíores á las Obras de Chateaubriand,

les remitió el tomo ¡t." . ,rafc3fl,A los suseriíores á Los Tres reinos de la «<""

se les remitió el tomo 4." , r,paií0,A los suseriíores de la Historia general <". b í -

se l e s remitió el lomo .'I." pmiti | 'e 'A los suseriíores á La Santa lliblia, se lc»ie

lomó :i." | g s r e m¡ 'A los suseriíores á las Cansas Celebres, s

lili el lomo 3 ." mnle'" ^Los suserilores que i|uieran recibir el con 1

las obras pueden hacerlo abonando su impon»-DIRECTOR, D. J. GASPAR.

KllITHR llESPONSADI.E I). JOSK ÜOIG.—I»P- »* ( l

EiMTonts. MADRID: PIIINCIPI!, *•

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